León Benavente / Vamos a volvernos locos

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León Benavente / Vamos a volvernos locos

Si tuviera que elegir a la banda española que mejor ha asimilado la música alternativa de los años 70, 80 y 90 seguro que elegiría a León Benavente. Les gusta el kraut, les gusta el synth-pop, les gusta el indie español, seguramente el grunge aunque no procede que se note mucho ahora mismo y también un poquito el hip-hop, como se percibe en algún fraseo o ritmo. Aseguran que no han sampleado a Beastie Boys en ‘Volando alto’ aunque lo parezca, y entre los referentes del disco conviven lo mismo Gil Scott-Heron que Peret.

La peculiar idiosincrasia de la banda ha permitido que con sus dos primeros discos sean uno de los grupos que mejor ha conectado con el público festivalero español. Su experiencia musical anterior, que no fueran precisamente unos panolis en directo. La consecuencia es que León Benavente han aprovechado mejor la conexión de ‘Toro’ con el público que sus mismísimos autores, El Columpio Asesino. Como aquella, en ‘Tipo D’ o ‘Gloria’ dieron con la frase adecuada sobre una medio austera base kraut, y ahora ofrecen más himnos casi populistas en un par de las canciones de su nuevo disco, ‘Vamos a volvernos locos’.

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Se trata de ‘Amo’, una canción un tanto sadomasoquista en la que Eva Amaral se ha atrevido a hacer coros (aquí suena un “amo cómo me follas” que no visualizo en la discografía de ella, aunque es verdad que es Abraham Boba quien lo canta); y también del tercer single, sobre una resaca, ‘Ayer salí’. Escuchas frases de ambas como «amo tu lado más tierno / también el más hijo de puta» o «suma una eternidad todo el tiempo que perdí y aun así AYER SALÍ»; y son tan de concierto de León Benavente que es como si las hubieras vivido. De la misma manera que la galopante ‘Disparando a los caballos’, con su discurso politico («no cambia el poder, solo cambia de manos») es otro triunfo asegurado en los conciertos inminentes.

Todas estas canciones son destacables y/o divertidas y/o eficientes, pero resultan más interesantes otras menos dirigidas a petarlo a la primera. Es el caso del primer sencillo de este álbum, ‘Como la piedra que flota’, un medio tiempo sobre una crisis existencial («paso la tarde a solas / hago cortinas de humo» comienza diciendo) que han arreglado como siempre con excelente gusto y en la que aparece la música como posible salvación en medio de esa angustia, de esa necesidad «de aprovechar el tiempo que nos quede hasta la muerte». «Bailo con todas mis fuerzas», repite Boba, desafiante. En pocas palabras, su mejor canción.

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Si en ‘Como la piedra que flota’ aparecen los coros de Maria Arnal, en la canción de amor ‘Mano de santo’ la voz femenina invitada es la de Miren Iza de Tulsa, un retrato costumbrista en pasado, tan cargado de nostalgia como de cierta suciedad. La letra menciona a Nancy and Lee pero a veces parece estarse retratando la tortuosa relación entre Nick Cave y PJ Harvey. «Sigamos manteniendo el secreto que los dos hemos ido guardando porque es mano de santo». E igualmente sobresaliente son ‘La canción del daño’, que comienza como una evocadora producción de Klaus&Kinski, y continúa como una asequible canción de La Habitación Roja, pero se desarrolla como un tema de Pixies; y la final ‘Tu vida en directo’, que sobre una melodía un tanto Perales apela a la muerte de otro «icono musical de nuestros tiempos». Cantando sobre la vida, el amor o la música con variados matices musicales, estos «cuatro monos» se aseguran una plaza entre las mejores bandas del país, una temporada más.

Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Como la piedra que flota’, ‘Ayer salí’, ‘La canción del daño’, ‘Mano de santo’
Te gustará si te gustan: TV On the Radio, Yeah Yeah Yeahs, los anteriores
Escúchalo: Spotify

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