Alba Reche / Quimera

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Alba Reche / Quimera

Parecía que Alba Reche, finalista de Operación Triunfo 2018, se había esforzado por mostrarse como una de las intérpretes más personales emergidas no solo de esta edición, sino también de toda la historia del talent-show. Eso invitaba a pensar ‘Medusa’, un corte próximo al UK-garage producido por LOWLIGHT, tándem conocido por su trabajo con Yung Beef y Bad Gyal. Sin ser la caraba, al menos sí parecía mostrar una faceta ambiciosa y poco transitada no sólo por otros concursantes del programa sino, en general, por ningún artista nacional. Pues bien: no solo era un espejismo, sino un poco trampantojo, porque ‘Quimera’, su álbum debut, es en realidad un disco de baladas casi en su totalidad.

Si entendemos bien la pretensión de la ilicitana y su equipo, ‘Quimera’ arranca con una primera mitad más ortodoxa en cuanto a producción, a cargo de Ismael Guijarro (habitual colaborador de Rozalén) y representada por el que fue segunda avance, la soporífera ‘Caronte’; y una segunda en la que participan artistas con una visión más contemporánea. Es ahí donde cabe ‘Medusa’, claro. Y también algunos de los momentos más interesantes del disco: sobre todo ‘Inanna’, un sensual número de soul moderno á là Rihanna, co-escrito y producido por InnerCut y Vic Mirallas; pero también la popera ‘Eco’ (produce Mon Dvy, proyecto en solitario del batería de Yawners).

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Que esto no se entienda como que lo teóricamente moderno mola y lo a priori menos audaz no. Hay auténticos tostones que no transmiten nada en ambas caras: ‘Hestia’ y ‘Ares’ –dueto con Pol Granch que cierra el disco– lo son, por más que aludan a un gastado trip-hop; y al contrario, en la primera parte hay números como ‘Asteria’ y ‘Aura’ que despiertan (es un decir) tantos bostezos como ‘Caronte’. Pero también hay cosas interesantes en su equilibrio de sonidos acústicos y producciones más elaboradas y arriesgadas que la media: por ejemplo la propia ‘Quimera’, que abre el disco, con una electrónica cuca combinada con percusiones y coros sutiles, el buen ejercicio de blues contemporáneo que supone ‘Niña’ o el interesante post-bolero ‘Lux’, que por momentos recuerda al enfoque artístico de la belga Angèle. Se ve beneficiada, además, por cierta sobriedad interpretativa, tras haber aprendido a controlar los gorgoritos de su voz mucho mejor que en el concurso.

Y si en lo musical ‘Quimera’ se sostiene razonablemente bien con ese equilibrio, peor parado sale en el aspecto lírico. Reche –se percibe y agradece que haya hecho un esfuerzo por contener esa vocalización que en TV resultaba muchas veces ininteligible– emplea una curiosa mezcla de lugares comunes (‘Hestia’; el sampler de ‘Desayuno con diamantes’ de ‘Quimera’ es de eye-rolling) con frases tan pomposas y delirantes (“pensaba levantarme, hacerte un trono y quemarlo como a todos”) que acaban siendo tan divertidas como el empleo de lenguaje popular (esos “pa”, esos “ojicos”, decir «äffäïres» –!–). Mejor cuanto más honesta y directa (“a mí lo romántico me hace sufrir”), la mascarada de disfrazar cada tema con una referencia a la mitología griega (quizá buscando resaltar, de manera algo innecesaria, su formación en Bellas Artes) termina pareciendo caprichosa y hueca. Aunque las comparaciones sean odiosas, hay que decir que por el momento queda a la sombra de su compañera y amiga Natalia Lacunza como la artista a seguir del último OT.

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Calificación: 5,7/10
Lo mejor: ‘Medusa’, ‘Inanna’, ‘Lux’, ‘Quimera’, ‘Niña’
Te gustará si te gustan: Natalia Lacunza, Jessie Reyez, Sabrina Claudio, India Martínez
Escúchalo: Spotify

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