Que dice Maluma que ya cansa el «reggaetón de siempre», ¿así que quiénes somos nosotros para ponerlo en duda? Su nuevo disco ‘Papi Juancho’ nos presenta supuestamente la versión «madura» de un alter ego que ya se había dejado caer en su discografía, en concreto el «Dirty Boy» de su segundo disco ‘Pretty Boy Dirty Boy’. Tanto por sus mismas intenciones como porque Bad Bunny ha revolucionado el mercado resistiéndose a anclarse en la caja de ritmos del reggaetón para jugar con estilos como la bossa y las estructuras de temas menos convencionales, hay que exigir algo más a Juan Luis.
‘Papi Juancho’ se jacta de volver a contar con sus productores de siempre, The Rude Boyz, con los que ha trabajado desde el principio, y lo cierto es que el dúo ha sabido renovarse a lo largo de los años: no es lo mismo la base de ‘Borró Cassette’ y su par de notas de piano que lo oído en ‘Chantaje’ y ‘Trap’. Por algo en los últimos años han reclamado sus servicios C. Tangana y Lola Indigo. ‘Papi Juancho’ es mejor cuanto más se aleja del reggaetón convencional para intentar ofrecer otra cosa. Lo malo es que Maluma no siempre se decide.
El álbum parece comenzar con un tema que alterna la salsa con el «trap» (así lo sigue llamando Londoño Arias) y también el slang que se utiliza en Envigado, Medellín, donde se crió el artista, como indica una nota de prensa que nos ha remitido su equipo en inglés (?). Por ahí parece que nos vamos a encontrar una fusión de géneros como la vista en los últimos discos de Benito, pero es el propio Maluma quien decide sacrificar la atemporalidad de este ‘Medallo City’ para soltarnos una perorata infumable sobre lo durísimo que está resultando 2020. «No veo la hora de montarme en una tarima y poder cantar», se lamenta, ajeno a que no tendrá ningún sentido volver a escuchar esto en unos años (o eso esperamos todos).
Maluma es más de vivir en el presente, por supuesto, y ‘Papi Juancho’ es la entrega al hedonismo hasta el extremo del «Dirty Boy». También hasta el punto de que no se percibe demasiada «evolución» por su parte. Si entendiste su gran oda al poliamor al margen de celos y amor posesivo ‘Felices los 4’ como una llamada a la modernidad, este álbum es una regresión en muchos sentidos. En ‘La cura’ vuelve la figura de mujer sumisa («Me encanta verla arrodillada y eso que no reza»). En ‘Cuidau’ el problema de primer mundo es averiguar de dónde procede un culo («Con ese culo tú eres colombiana, dominicana o africana / Tal vez tú eres de La Habana). En ‘Parce’ se rima sin rubor «hija de puta» con «astuta», como si ser «astuta» pudiera ser algo malo («Todo fue tu culpa, me saliste hija de puta / Me saliste media actriz / No sabía que eras astuta»). Y Maluma, tras haberse echado tierra encima al negar su homosexualidad de muy mala manera, consiente a Ñejo esta perla en ‘Vete, vete’: «pero me cansé de que me vieras siempre cara de marica».
No caben en mi corazón ni en ninguna parte de mi cuerpo más canciones llamadas ‘Booty’, y menos si es con citas a Cardi B con tan poquita salsa («está más dura que Cardi B dándole al twerkeo»). Y «Dame la opportunity, que aquí hay quality» parece una rima de Chico y Chica, por cierto esta semana de regreso. Sin embargo, en el plano estrictamente musical, es indiscutible que Maluma conserva su «flow», y el álbum es más que generoso en hits: ‘Hawái’ va rumbo a ser ni más ni menos que la canción más importante de su vida (¡top 2 en el global de Spotify!); está gustando mucho entre su público ‘Bella-K’, y ‘ADMV’, publicada hace unos meses, le mostraba muy cómodo en la versión baladesca y romántica.
The Rude Boyz se lucen especialmente en una producción envolvente y atmosférica como es la de ‘Mai Mai’, algo que podría haber cantado Kali Uchis o producido Bad Gyal; y también en los teclados deprimentes que emergen en ‘Ansiedad’. Después, es Nyal quien en verdad se ha encargado de la ambientación diferente de ‘Salida de escape’, que no será la canción que más streamings acumule, pero ofrece otra visión, rica, entre el synth-pop y Jamaica; y Tezzel quien se ha puesto morado a añadir distorsiones vocales en ‘Boy Toy’. Gracias a cosas como estas, ya no podemos comparar a Maluma con Luis Miguel como hace dos discos.
Entre aciertos en lo comercial y un sensual arsenal de teclados y sintes, ‘Papi Juancho’ podría ser el mejor disco de Maluma, un pequeño peldaño por encima de ‘11:11‘ y ‘F.A.M.E.’… si es que él hubiera querido hacer algo conciso y breve. Cuando ‘Copas de vino’, la pista 20 de 22, incorpora una percusión tropical y una outro turbia, eso ya no es suficiente para justificar estos 73 minutos de música, una duración más adecuada para un disco doble conceptual de música progresiva que para unas producciones de reggaetón que no se deciden ante la disyuntiva de evolucionar o ir a lo seguro.
Calificación: 6,5/10
Lo mejor: ‘Mai Mai’, ‘Ansiedad’, ‘Salida de escape’, ‘ADMV’, ‘Hawái’
Te gustará si te gustan: J Balvin, Becky G, Bad Gyal
Escúchalo: Mai Mai