Cuando un presidente de Gobierno puede hablar de cultura pop

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Cuando un presidente de Gobierno puede hablar de cultura pop

La relación de Pedro Sánchez con la música dio bastante que hablar desde antes de que fuera presidente del gobierno. Sus playlists eran eminentemente indies y hasta contenían pullas para sus adversarios, hasta el punto de que hay quien decía que estaban hechas por asesores. Desde que llegó al cargo, se dejó de hablar del tema, como también ocurrió con Patxi López y su fanatismo por Los Punsetes, mientras fue lehendakari. Lo único que hemos sabido sobre Sánchez y la música durante esta legislatura es que había ido al FIB en Falcon, aprovechando una visita institucional a Castellón.

Con una pandemia primero, y una guerra en Ucrania después que aún dura, no parecía el momento de que el presidente del gobierno nos hablara de cultura pop. Para empezar porque por desgracia no es precisamente la mejor considerada de las artes, pese a ser una de las más importantes y constantes en nuestro desarrollo como personas. Sin embargo, algunos nunca dejamos de preguntarnos qué música sonaba en Moncloa. Por sorpresa, Pedro Sánchez ha decidido retomar esa faceta en campaña, mediante dos hitos.

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El primero ha sido una invitación a Jota de Los Planetas a Moncloa. Sucedió el pasado mayo, en celebración del 25º aniversario de ‘Una semana en el motor de un autobús’, pero la fotografía se reveló durante la pre-campaña a finales de junio. Y ahora, la entrevista en el podcast de La Pija y La Quinqui, que no sé si habrá sido un hito decisivo de campaña o no, pero sí una gozada que perdurará en la retina de cualquier aficionado al pop.

La entrevista supone un acercamiento a un target diferente y especialmente castigado por el sistema. El paro juvenil y el suicidio entre los menores de 30 años son dos graves problemas de nuestra sociedad. Uno podía pensar que Sánchez aprovecharía esta visita para introducir ciertos mensajes sobre la ley de vivienda, el bono cultural, la transición ecológica como fuente de empleo, o la importancia de la salud mental. Sorprendentemente, no ha mencionado nada de todo esto, apenas pasando por encima de la polémica de Doñana como parque «que algunos se quieren cargar», centrándose casi exclusivamente en hablar de cultura pop, saliéndose por completo del guión de los actos de estos días.

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Antes de verlo, un colega de Europa FM, Alejandro Alcaraz, bromeaba en redes sobre la influencia de La Pija y La Quinqui. «Tienen en sus manos el futuro progresista de nuestro país», escribía en un Stories. Ignoro el alcance de este programa y su influencia en el voto, pero sabemos que Pedro Sánchez se ha preparado esta entrevista tanto como la concedida a Ana Rosa Quintana. Solo que de otra manera.

Se la ha preparado tanto como para denominar a La Pija como «una swiftie», así, en femenino. Se la ha preparado tanto como para entregarle a él un foulard de la presidencia española de la UE, en lugar de dárselo a La Quinqui, la chica del dúo. Se la ha preparado tanto como para recomendar Radio 3, Siglo 21 y NPR, ante lo cual los jóvenes no saben ni qué decir, conectando en ese momento con un target más talludito. Se la ha preparado tanto como para vincular los memes sobre Perro Sanxe, que afronta con bastante deportividad, con ‘Perra’ de Rigoberta Bandini. «Soy muy fan de Rigoberta», afirma el presidente de la nación, como uno más, y medio confirmando que aquel «In Spain we say «A las duras y a las maduras»» estaba inspirado en ella.

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Se la ha preparado tanto como para decir que le gustan más las artistas chicas, que los artistas chicos, cuando en 2015 llegó a compartir una playlist de artistas exclusivamente masculinos. «A Pedro Sánchez no le gustan las cantantes femeninas», llegamos a titular, tras haber publicado una playlist de 19 temas en que solo aparecía una artista femenina (la cantante de Kate Boy).

Pero hay algo que no te puedes preparar en una tarde, y es la naturalidad con que se ponen sobre la mesa nombres como Caroline Polachek, Alvvays, Beach House, Hinds, Carolina Durante, Miley Cyrus, Menta o Amaia. Hay periodistas musicales que no sabrían explicar quiénes son Menta. Es evidente que, por primera vez en España, un presidente del gobierno tiene una cultura musical por encima de la media. Y el misterio de las playlists se ha resuelto: algunas de las de este perfil son de sus hijas, pero esta a continuación en concreto, llamada 2023, sí es suya.

El juego de recomendaciones es entusiasta. La Pija y La Quinqui le recomiendan a La Plata (le van a encantar, ciertamente), y dejan caer nombres como Belén Aguilera, Marta Movidas o Natalia Lacunza. Pedro Sánchez, que les escucha con atención y sin paternalismos, les recomienda a su vez a Bronquio, definiéndolo de manera muy acertada como una mezcla entre «techno, indie y flamenco», y también a Kae Tempest, a quien tiene más problemas para describir. «Es una…» y decide no seguir, quizá recordando que lx conocimos como una artista de spoken word y rapera pero ahora es une artista de spoken word y rap. La conversación fluye especialmente espectacular cuando La Pija plantea que Pedro Sánchez tiene el gusto musical de un «homosexual deprimido» -y sois muchos quienes nos habéis comentado por redes que os representa esta definición en todos los sentidos-, pero el presidente sabe defenderse de esto mejor que de las mentiras en el Cara a Cara con Feijóo. «¿Fred again es triste?», rebate sin que nadie entre los asesores del PSOE, del PP, de Sumar, ni mucho menos de VOX, vaya a salir a argumentar que un poco melancólico, Fred Again.. sí que es.

Pedro sí comete algún fallo por el camino. Hablando de ‘Paquita Salas’, afirma haber visto algunos capítulos, pero se nota que no sabe cuántas temporadas tiene la serie. «Me imagino que sí» es su respuesta cuando le preguntan si ha escuchado ‘Por España’ de Samantha Hudson, cuando todos sabemos que esa canción o la has oído, o no la has oído, porque es de las que no se pueden olvidar ni confundir con otra. Asegura que le gustan «algunas canciones que ha hecho Taylor Swift con Lana del Rey», como si fueran muchas. Dice que Taylor «ha compuesto sus canciones de nuevo», y La Pija ha de corregirle («las ha regrabado»), para empezar, porque su frase no tenía ningún sentido en absoluto.

Y sin embargo, los swifties están encantados con la entrevista, pues no hay más que ver el cuasi desmayo que sufren La Pija y La Quinqui cuando el presidente afirma que ha visto el documental ‘Miss Americana’. Son las swifties quienes han dejado algunos de los mejores memes, como ese que rebautiza al PSOE como Partido Swiftie Obrero Español.

Que Pedro Sánchez pudiera hacer algo por una segunda fecha de Taylor en España, que pueda pedir una nueva temporada de ‘Paquita Salas’ o que pueda conseguir que vuelva Sálvame son algunos de los puntos más hilarantes de una entrevista distendida y divertida que deja varios momentos cumbre. Como ese en que La Pija le cuenta a Sánchez que un ligue que trabaja en su partido le ocultó que tenía novio. «¿Tú le podrías echar del PSOE?», plantea, mientras el público reza por que conteste de veras «veré qué puedo hacer». Y de hecho, dice algo así («luego me lo dices, y vemos»). Hasta 2 veces, Pedro ningunea a Albert Rivera cuando La Quinqui le cuenta que le conoció. «¿QUIÉN?», repite, por si no ha quedado claro. En otro momento, remata el presidente: «¿Veis ese programa, El Hormiguero?». «No». Risa malvada.

Pero entre todos los highlights, el que más perdurará será ese en que para hablar de la música de la época del presidente, de 51 años, La Pija y La Quinqui le confunden con la generación anterior y le mencionan a Serrat y a Perales. Crueles, rematan con Beethoven. Sánchez se llega a dar un cabezazo contra la mesa, antes de reivindicar a Midnight Oil y a Los Ronaldos. Yo en ese momento me habría bebido de un solo trago su copa de vino blanco, y la de La Pija, también.

Resuelve el programa, por cierto, y sin darse cuenta, la duda de la que parte: si Sánchez es más pija o más quinqui. Gana lo primero, por mucho que haya nacido en Aluche y presuma de usar alpargatas. Se queja de que sus perros son «un coñazo» en tanto que demasiado cariñosos. Se come con cara de circunstancia esa pizza fría que le sirven, solo da dos tragos a esa copa de vino blanco que, a tenor del calor que desprenden sus axilas, debe de ser un auténtico caldo de pollo a medida que avanza la charla. No se atreve a decir que el «centro adscrito a la Complutense» en que estudió Económicas, era privado. Pero en general el show cumple su cometido de mostrar a un presidente cercano, bromista, y más interesado por la cultura que el mismísimo ministro de cultura y deporte. Y curiosamente, la misma conclusión se había extraído de una entrevista en el Marca el día anterior. «Para hablar de deporte, ya está el presidente del gobierno», había respondido en el diario deportivo. «Y para hablar de cultura, ya estoy yo aquí también» parecía el añadido inevitable frente al que ha sido uno de los ministros más invisibles de la legislatura, Miquel Iceta.

Obama sembró un enorme precedente como dirigente internacional que apoyaba la música pop, y por todos es conocida su amistad con Beyoncé y Jay Z; tradicionales son sus playlists. Pero esta entrevista ha sido más que una playlist. «La pena que tiene» Pedro de no haber podido ir a ver a Rosalía, lo «mucho que le gustan los festivales», en especial el FIB (cuenta que llegó a conocer a sus creadores, los hermanos Morán) o el modo en que elogia «las letras provocadoras de Menta» cuando algunas de ellas son sociales; denotan verdadera pasión hacia la cultura pop, como pocas veces se ve en un dirigente político. Ni en Yolanda Díaz podemos imaginar algo así. Pablo Iglesias… recordemos el feo que hizo a la sintonía de Podemos que creó Joe Crepúsculo. Cuando en El Hormiguero preguntaron a Feijóo si colgaría un poster de Madonna en la Moncloa (supongo que porque Maluma acababa de visitar el programa, hablando largo y tendido de la cantante), respondió con desprecio que no, que prefería algo del Museo del Prado.

Me niego a pasar por alto el enorme valor para la dignidad de la cultura pop que tiene esta entrevista, pero hay algo más. Esta charla con La Pija y La Quinqui ha aparecido en la prensa como anécdota. Nadie ha podido resistir la tentación de comentarla porque su choque generacional es un auténtico caramelito mediático. En El País han llegado a decir incluso que sabe «a despedida» a tenor de lo que dicen todas las encuestas menos el CIS (LOL). El propio Sánchez dice que suele consolar a su familia, sufridora de bulos flagrantes, como toda su legislatura, indicando que estará en Moncloa «un periodo de tiempo de la vida», nada más.

Pero dice también El País, en otro artículo, que aún hay esperanza para la izquierda, porque falta un debate el miércoles y la mayoría de indecisos, aquellos que deciden su voto casi que el mismo domingo, se sitúan a la izquierda ideológicamente. Son hasta 3,5 millones de personas que todavía pueden dar el vuelco. Y viendo esta entrevista, tan bien resuelta en su acercamiento al público joven, es inevitable preguntarse por qué Pedro Sánchez se va, si es que se va. Felipe González perdió en última instancia, entre escándalos de corrupción y crisis económica. El PP de Aznar nos dejó entre otro montón de mentiras por el 11-M. Zapatero, por los recortes en una histórica crisis económica. Rajoy, por la acumulación de casos de corrupción. Entre gritos de «Que te vote, Txapote», en referencia a un terrorista con quien Sánchez nunca ha tenido ninguna vinculación; con una economía en evidente mejor estado de lo que la encontró, a pesar de la pandemia y de la guerra; y una situación territorial (Cataluña) mucho más apaciguada que en los tiempos del 1-O; puede que dentro de unos años no logremos explicar muy bien nada de lo que ha pasado durante esta campaña o la del 28-M.

No tengo mucha fe en que el pop ocupe en el debate público el lugar que merece. Ojalá. Así que quizá si el país estuviera tan patas arriba como algunos plantean en cuanto a economía, terrorismo (?) y territorialidad, una entrevista como esta en torno a Paquita Salas, Taylor Swift y Caroline Polachek no habría tenido sentido, ni lugar.

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