Corridas salvajes, monjas yonquis y fantasmas manchegos: 10 películas vistas en Gijón 2024

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Corridas salvajes, monjas yonquis y fantasmas manchegos: 10 películas vistas en Gijón 2024

Tras la marejada política del año pasado, con Vox queriendo instrumentalizar el Festival Internacional de Cine de Gijón/Xixón (FICX) para convertirlo en un certamen de “valores” para “todos los públicos”, las aguas de la edición de 2024 han estado en calma. Solo el pase del documental taurino ‘Tardes de soledad’ levantó alguna que otra ola de indignación extracinematográfica. La estabilidad ha sido tanta que hasta se ha reflejado en el palmarés: ha ganado el de casi siempre, Hong Sang-soo, con ‘By the Stream’. El tercer galardón en nueve años para el prolífico director coreano.

A continuación reseñamos 10 de las películas más destacadas del festival, a las que habría que añadir dos más: las extraordinarias ‘Bird’ y ‘Emilia Pérez’, que reseñaremos coincidiendo con su estreno en salas en las próximas semanas.

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‘Tardes de soledad’: ¡ole tus huevos, maestro!

Fue uno de los momentos cumbre del festival. Un teatro Jovellanos a rebosar, antitaurinos recogiendo firmas a la entrada y una parte del público de la sala con pinta de haber ido más veces a Las Ventas que a un festival de cine. Y en medio, Albert Serra, presentando la película y toreando la polémica con bastante gracia. Vista la película, no creo que los taurinos se sientan muy satisfechos. ‘Tardes de soledad’ tiene algo de shockumentary a lo ‘La sangre de las bestias’ (1949). Una mirada frontal, en primer plano, a un espectáculo brutal y completamente anacrónico.

La primera hora es impresionante, tan espectacular como espeluznante. Serra nos coloca como espectadores dentro del ruedo, cara a cara con el toro y el torero (no aparece nadie del público en todo el filme). Es una experiencia inmersiva, visual y sonora, brutal, muy diferente a una retrasmisión televisiva, donde todo se dulcifica. Luego, entre corrida y corrida (que a la quinta ya se hace un poco pesada), vemos la intimidad del torero y su cuadrilla. Lejos de embellecerla, Serra la muestra también en toda su crudeza. Esto es: un grupo de señores diciendo una y otra vez “¡maestro!” y “¡ole tus huevos!” a otro señor vestido con un camisón de hospital tras haber estado a punto de morir. Un sinsentido todo, vamos. 7,5.

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‘Mother Vera’: en busca de la redención

Ha sido uno de los grandes descubrimientos de esta edición del festival. ‘Mother Vera’ es un documental muy especial que nace de un libro de fotografías, ‘Ex-Voto’, con el que la británica Alys Tomlinson ganó el Sony World Photography Awards. Una de las fotos que componen el volumen es un bello retrato en blanco y negro de la madre Vera, una monja ortodoxa recluida en un convento de Bielorrusia. A partir de esta imagen, la cineasta Cécile Embleton contactó con Tomlinson para intentar rodar un cortometraje documental sobre esta mujer. La fascinación por la monja fue tal que el corto se transformó en un largometraje.

‘Mother Vera’ sigue el día a día de la monja en el convento y fuera de él, cuando decidió abandonarlo para dedicarse a su pasión: los caballos. Al mismo tiempo que observamos su vida cotidiana, filmada en un estilizado y riguroso blanco y negro que enfatiza la atmósfera y la sensación de espiritualidad que parece emanar del entorno, tanto de los interiores del monasterio iluminados con velas como del paisaje nevado exterior, escuchamos, a modo de confesión, el relato de su pasado, una existencia marcada por los desengaños amorosos, las adicciones, la enfermedad y la criminalidad. Una historia de redención bella y tremenda. 8.

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‘Bodegón con fantasmas’: relatos de ultratumba y ganchillo

El costumbrismo manchego de Almodóvar, el surrealismo rural de José Luis Cuerda, la cotidianeidad paranormal de Chema García Ibarra, la caligrafía visual de Kaurismäki, el humor de Juan Cavestany (uno de los productores de la película)… El espíritu de estos cineastas sobrevuela las imágenes del debut en el largometraje de Enrique Buleo.

‘Bodegón con fantasmas’ es una tragicomedia con elementos fantásticos, dividida en cinco episodios independientes pero con elementos –escenarios, personajes- en común. Con un tono a medio camino entre el humor negro, la sátira esperpéntica y el costumbrismo más pintoresco y amable, la película es un divertido, tierno y punzante retrato de la España rural, donde los fantasmas que dan miedo no son los de ultratumba, sino los terrenales: la soledad, la precariedad, la vejez, el desarraigo y el más absoluto aburrimiento. 7,5.

‘When the Light Breaks’: bailar llorando para alejar el dolor

Rúnar Rúnarsson se dio a conocer internacionalmente con ‘Gorriones’ (2015), Concha de Oro en el festival de San Sebastián y cabeza visible de esa explosión del cine islandés que se produjo hace una década con películas como ‘Rams’, ‘De caballos y hombres’, ‘La mujer de la montaña’, ‘Un blanco, blanco día’… Tras haber dirigido el videoclip ‘Glóo’ de Sigur Ros, el director islandés regresa con una nueva película.

‘When the Light Breaks’ es un emotivo drama sobre el duelo y el sufrimiento, sobre cómo se enfrenta un grupo de jóvenes a la inesperada muerte de un amigo y, en el caso de dos chicas, de su pareja y amante secreta. Rúnarsson saca mucho partido dramático de ese conflicto sentimental, ese triángulo amoroso cercenado, pero siguiendo caminos narrativos muy poco convencionales. A destacar la utilización del ‘Odi et Amo’ de Johann Johannsson y la secuencia del baile como forma de exorcizar el dolor con la eurovisiva ‘Hatrid mun sigra’ de Hatari. 7,9.

‘Cuando cae el otoño’: el venenoso talento de Ozon

François Ozon sigue con su ritmo de rodaje de una película al año. En esta ocasión presenta un encantador thriller rural protagonizado por una entrañable abuela septuagenaria (una magnífica Helene Vincent) de un pueblecito de Borgoña. Bajo su apariencia de agradable cozy crime, ‘Cuando cae el otoño’ resulta más retorcida y transgresora de lo que aparenta a simple vista.

Gracias a un guion tan sutil como la caída de una hoja, un brillante uso de la elipsis -con una gestión muy hábil de la información- y unos personajes muy bien dibujados, llenos de capas de ambigüedad, el director francés consigue armar una deliciosa intriga, rebosante de humor muy fino y perverso, que recuerda a los policiacos rurales de Claude Chabrol. Una muestra de la capacidad de Ozon para manejar las expectativas del espectador y llevarle por los caminos menos trillados y moralmente más inesperados. 8,2.

‘Good One’: una caminata incómoda

Una de las películas indies del año. Pero independiente de verdad, no como etiqueta comercial. ‘Good One’, debut en el largometraje de India Donaldson, es un filme minúsculo, modesto en presupuesto (está filmado en 12 días durante una caminata por el bosque con un equipo mínimo) pero gigante en resultados. No en vano se presentó en Sundance, fue seleccionada para Cannes y ha sido nominada en los premios Gotham como Mejor dirección novel y Mejor intérprete revelación.

Siguiendo los pasos de Kelly Reichardt, Donaldson narra una excursión por las montañas de Catskill, en Nueva York, protagonizada por una chica de 17 años, su padre y un amigo de este en plena crisis post divorcio. Narrada desde el punto de vista de ella, la película extrae toda su fuerza dramática de la tensión existente entre el deseo de pasar un buen fin de semana y la creciente incomodidad que surge por el comportamiento de los dos adultos. Un conflicto narrado con sutileza y discreción, en voz baja, pero que resuena tan fuerte como un roble cayendo en el bosque. 8.

‘La luz que imaginamos’: un debut deslumbrante

Fue la gran sorpresa del festival de Cannes de este año. Rodeada del brillo de los cineastas estrella del cine mundial -Coppola, Cronenberg, Lanthimos, Sorrentino– la tímida luz de la debutante (en el largometraje de ficción) Payal Kapadia terminó por deslumbrar a toda la Croisette y acabó llevándose el Gran Premio del Jurado, el segundo en importancia.

Producción mayoritariamente francesa (por eso no compite en los Oscar, ya que Francia ha elegido la extraordinaria ‘Emilia Perez’), pero completamente india desde un punto de vista creativo (esta película es impensable dentro de la industria del cine indio dada su rígida censura), ‘La luz que imaginamos’ es un filme de una delicadeza y una riqueza expresiva asombrosa. Kapadia mezcla el melancólico romanticismo y el poético esteticismo urbano de Wong Kar-wai (gran parte de la historia transcurre en Mumbai) con la crudeza y el verismo de la imagen documental. El resultado es una preciosa historia de amistad femenina, tan punzante en su dimensión sociopolítica como emotiva en la sentimental. Uno de los peliculones del año. 8,5.

‘Una ballena’: fallido noir fantástico a lo ‘Under the Skin’

Había bastante expectación para ver la nueva película en solitario de Pablo Hernando (fue uno de los tres directores de ‘Esa sensación’) tras las buenísimas sensaciones que había dejado, hace ya casi una década, la magnífica ‘Berserker’ (2015). Programada en “prime time” (el sábado en el Jovellanos a las diez), ‘Una ballena’ me dejó tan frío como el ambiente portuario norteño donde se sitúa la historia del filme.

La premisa prometía mucho: una trama criminal con referencias al cine de Jean-Pierre Melville, enmarcada en unas coordenadas estilísticas que remiten al ‘Under the Skin’ de Jonathan Glazer y con elementos fantásticos extraídos de las leyendas marinas. Pero el resultado es bastante irregular. Visualmente es muy atractiva. No hay duda de que Hernando es un cineasta con una mirada muy singular, capaz de componer imágenes muy poderosas desde un punto de vista estético. Sin embargo, dramáticamente no funciona tan bien. A la película le cuesta transmitir todo ese misterio, inquietud y horror cósmico que pretende, así como generar interés por un relato criminal, con contrabandistas (Ramón Barea) y asesinas a sueldo (Ingrid García Jonsson), con poca fuerza. Una pena. 6.

‘Vermiglio’: drama familiar con guerra al fondo

Fue la competidora más dura e inesperada de ‘La habitación de al lado’ en el último festival de Venecia. ‘Vermiglio’ ganó el Leon de Plata y ha sido seleccionada por Italia para los Oscar, por encima de la favorita, ‘Parthenope’, del oscarizado Paolo Sorrentino. Dirigida por la argentina afincada en Italia Maura Delpero, ‘Vermiglio’ parece una película de otro tiempo, una aproximación a la historia de Italia en la tradición de clásicos italianos de los setenta como ‘Novecento’ (1976), ‘Padre padrone’ (1977) y, particularmente, ‘El árbol de los zuecos’ (1978), la obra maestra de Ermanno Olmi.

La película funciona como recreación histórica y antropológica. Por un lado, narra la llegada de un desertor siciliano a una aldea de montaña del Trentino a finales de la Segunda Guerra Mundial y cómo su presencia alterará la existencia de una pequeña comunidad. Por otro, reconstruye la vida de esa comunidad campesina, poniendo el acento en la realidad social y cultural (el filme está hablado en dialecto trentino mezclando actores y lugareños) y adoptando un punto de vista femenino. El resultado es un hermoso y delicado retrato de familia que captura muy bien la intimidad de los personajes a través del uso de la elipsis y el fuera de campo. 8.

‘Generación Xixón Sound’: cuando Gijón era la Seattle española

Nacho Vegas, Pauline en la Playa, Petit Pop, Francisco Nixon, Nosoträsh, Elle Belga, Doctor Explosion, el productor Paco Loco… Cuando uno repasa la nómina de músicos en activo surgidos hace 30 años bajo la etiqueta Xixón Sound, de bandas como Manta Ray, Undershakers o Australian Blonde, es inevitable sorprenderse. ¿Cómo es posible que surgiera este movimiento en una ciudad con apenas un cuarto de millón de habitantes, en una época donde todavía humeaban las calles por los disturbios contra la reconversión industrial?

‘Generación Xixón Sound’ ofrece varias respuestas. Articulado por medio de entrevistas a los protagonistas del fenómeno, así como a periodistas, productores y discográficas que ayudaron a difundirlo y comercializarlo, el documental hace un repaso del movimiento desde diversos puntos de vista, proporcionando varias claves para interpretarlo, contextualizarlo y valorarlo. Aunque sus formas son más televisivas que cinematográficas (de hecho se va a emitir ampliado en forma de docuserie en la televisión del Principado) funciona bastante bien como divulgación histórico-musical y nostálgico retrato generacional. 7.

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