Tras la polémica, más pronto que tarde, siempre viene la calma disfrazada de “reinvención”. La historia del pop está plagada de artistas que, en nombre de su libertad y su credibilidad creativa, acaban dando un brusco giro a su carrera por motivos que, no nos engañemos, responden únicamente a una lavada de imagen orquestada por sus equipos de marketing. Pasó con Madonna tras el ‘Sex’ y ‘Erotica’ (ahí está ‘Bedtime Stories’ o su participación en ‘Evita’ antes de sorprendernos realmente a todos con ‘Ray of Light’), recientemente ha pasado lo mismo con Lady Gaga (quien después de ‘Artpop’ se agarró a su disco con Tony Bennett y a ‘Joanne’ como una vía de escape para desvincularse de la extravagancia de sus primeros años), y volverá a pasar en un futuro con cualquier otra. Renegar en mayor o menor grado de lo que fuiste es algo demasiado común, por lo que el cambio a la larga sólo se justifica si suena sincero y realmente aporta algo novedoso a su currículum.
No hace ni diez años de la defunción de Hannah Montana y, otra cosa no, pero Miley Cyrus ha aprovechado al máximo este tiempo. Su era ‘Bangerz’ de 2013, vista ahora desde la barrera, fue una estratagema inteligentísima tanto por parte de Miley como de su equipo. La hipersexualidad que vendió por entonces le hizo conectar con un target del público que, hasta entonces, no le había prestado la atención que se merecía. Y ya no digamos con aquella ida de olla psicotrópica que fue ‘Miley Cyrus & Her Dead Petz’ junto a los Flaming Lips, que provocó que muchos por mera curiosidad escucharan el disco (pese a su innecesaria duración) y se dieran cuenta de que, más allá de posados sobrados de carne para Terry Richardson y mover el culo en plan twerk al lado de Robin Thickle, en realidad, Miley es una artista a la que no le tiembla el pulso cuando tiene que arriesgar y que vocalmente se defiende muchísimo mejor que la media.
La búsqueda de ese reconocimiento social por parte de las mentes más conservadoras es lo que ha movido a la estadounidense a alejarse de cualquier atisbo de polémica y renacer en nuestros días como un producto apto para todos los públicos. Sin ir más lejos, aquellas ‘The Backyard Sessions’ que compartió en Youtube (con su versión de ‘Jolene’ al frente) no fueron más que un preámbulo de lo que ha acabado siendo ‘Younger Now’ La coartada country, teniendo en cuenta que es hija de Billy Ray Cyrus y que Dolly Parton es su madrina, estaba más que justificada a primeras. Si ella no se atreve a hacer algo así, ¿quién tendría crédito para hacerlo?
Sí, sobre el papel todo eran buenas intenciones, pero no hay que engañarse: ‘Younger Now’ no es un disco estrictamente country ni que recupere el sonido Nashville, sino un álbum estrictamente pop en el que sí que se vislumbran algunos ramalazos country. Lo más auténtico sonoramente hablando, por decirlo de alguna, está en esa canción de campamento a favor de los derechos LGTB llamada ‘Rainbowland’ junto a la Parton o en esa preciosa ‘I Would Die for You’ que, prescindiendo de artificios, encandilará a los fans de su padre.
Pese a ello, lo que hay que preguntarse es si realmente estas nuevas canciones pueden luchar frente a frente con lo mejor de su repertorio. Y aquí es donde la cosa flaquea un poco. Ese alegato contra el ageism y a favor del derecho a cambiar las riendas de tu vida que en realidad es el tema titular, al igual que ‘Malibu’, son indiscutibles growers y están entre lo mejor del lote junto a ‘Week Without You’, esa ‘Bad Mood’ con ecos de spaghetti-western y una ‘Thinkin’’ que, pese a sonar algo repetitiva, bien podría colar como nuevo single. No obstante, más allá de eso, el resto se mueve entre baladas bonitas pero realmente intrascendentales que bien podrían ser interpretadas por las Dixie Chicks (‘Miss You So Much’ o ‘She’s Not Him’) y algún que otro tema como ‘Love Someone’ que no justifica en realidad que ahora se haya encasquetado el gorro vaquero.
‘Inspired’, el tema que cierra el disco, deja buen sabor de boca y probablemente es la mejor actuación vocal de estas once canciones. Pero escuchando ‘Younger Now’ se echa en falta un mayor riesgo, que Miley realmente se hubiera aprovechado de sus raíces para facturar un disco sorprendente que trazase una potente nueva hoja de ruta para sus aspiraciones. Tristemente se queda a medias, pero eso no le resta méritos a una artista ya impredecible, que está por ver con qué nos puede salir en un futuro. Pase lo que pase, tranquilos: estando más que capacitada para hacerlo, el mejor disco de Miley Cyrus seguramente vendrá cuando menos nos lo esperemos.
Calificación: 6,8/10
Lo mejor: ‘Younger Now’, ‘Malibu’, ‘I Would Die for You’, ‘Inspired’
Te gustará si te gusta: el pop con ramalazos country, aunque pop al fin y al cabo
Escúchalo: Spotify