Por más que la Internet borre fronteras, no vivir su realidad limita un poco a la hora de ponderar el peso real de Cardi B como artista –como celebrity, desde luego, ya lleva tiempo demostrando su carisma gracias al reality ‘Love & Hip Hop: New York’–. Por eso una de las preguntas que deja en el aire este ‘Invasion of Privacy’ es si su discurso, el de una chica pobre, hija de padres migrantes, que a base de carisma, esfuerzo y los contactos apropiados se ha convertido en una de las mayores estrellas del pop reciente en Estados Unidos, tendrá recorrido más allá de este exitoso debut que ya está haciendo historia. ¿Aguantará el público un segundo round de guiños autobiográficos sobre pandillas callejeras del Bronx –perteneció a los Blood en su adolescencia–, sus inicios como bailarina de striptease, las pilladas de cuernos a sus novios o ex-novios y lo atrás que deja a las que dijeron que nunca llegaría a la cima o se burlan de ella?
La verdad es que algo nos dice que será difícil, pero por otra parte, ¿a quién le importa eso teniendo entre manos un material tan caliente, picante y poderoso como ‘Invasion of Privacy’? Sin aportar un sonido claramente propio –quizá la estupenda ‘I Like It’, sacando a relucir sus orígenes dominicanos y tirando apropiadamente del hilo de lo latino, sea lo más genuino del conjunto–, la personalidad de Belcalis Almanzar se infiltra tanto y tan bien en estos 13 números de rap contemporáneo, muy escorado al trap (la nómina de productores es más sólida que espectacular: apenas Benny Blanco –‘Thru Your Phone’– sorprende entre los Southside, Murda Beatz, Boi-1da…) que el estilo es casi lo de menos.
Una duración muy medida –menos de 50 minutos– y el hecho de que no haya el más mínimo relleno, refuerzan el sentido de obra completa y cohesionada. Algo que puede parecer poco meritorio, pero que, por ejemplo, le cuesta hacer a alguien tan consolidado como su ahora-no-tan-amiga Nicki Minaj, con cuyo flow tiene innegables similitudes (‘Bickenhead’, ‘Thru Your Phone’). Y es que, en cuanto a sonido, ’Invasion of Privacy’ tiene poco que ver con la faceta más popera del hip hop y mucho más con la obra del proyecto de su futuro marido, Offset: más allá del hit ‘Bodak Yellow’ –epítome de su sonido– y la brutal ‘Drip’ en la que colaboran sus Migos, el sonido de Atlanta impregna el conjunto, con un bloque (valga la expresión de manera casi literal) vertebrado por ’Money Bag’, ‘Bartier Cardi’ (junto a 21 Savage) y ‘She Bad’ (con YG), cortes tan áridos y afilados como pegadizos a base de la repetición obsesiva.
Pero Cardi parece una hábil ejecutiva musical, y su debut, sin caer nunca en la patochada o el circo, resulta lo bastante variado como para gustar a públicos diversos. Los seguidores del hip hop más colorista y luminoso, tienen su dosis con la exuberante ‘Best Life’ junto a Chance The Rapper; los fans de la escuela Jay-Z pueden quedar boquiabiertos con la espectacular obertura ‘Get Up 10’; el R&B contemporáneo está estupendamente representado no sólo por dos de sus grandes estandartes, Kehlani y SZA (‘Ring’ y ‘I Do’, respectivamente), sino que la propia Cardi se muestra como una cantante solvente en el estribillo de ‘Thru Your Phone’; exactamente igual que en el seductor rap-pop a lo Drake de ‘Be Careful’.
En este abanico de sonidos urbanos contemporáneos, asumido el olfato del que presume Cardi B para rodearse de los artistas adecuados sin que en ningún caso ella se amilane -más bien al contrario, se crece tanto sola como en compañía–, también destaca su lírica, absolutamente noqueante en muchas ocasiones. Más que de una pluma afilada, sus versos nacen de una bola de demolición que convierten en realidad la auto-acuñada etiqueta “gangsta bitch”. Sin filtros aparentes que contengan sus barbaridades, Almanzar maneja con gran habilidad los códigos de la calle –la de asfalto y la virtual– («mis 15 minutos [de fama] se han hecho la hostia de largos, ¿eh?» –’I Do‘–; «no entiendo a qué viene tanto odio / ¿cómo vas a chupar la polla de tu hombre con mi nombre en la boca?» –’Money Bag’–), el estilo de vida ostentoso de la mayoría de estrellas del rap –constante–, la cultura popular («Beyoncé en mi estéreo / ‘Resentment‘ en bucle» –’I Do’–) y, muy especialmente, el humor y el sexo: entre coqueteos con su bisexualidad (en ‘She Bad’ propone hacer un trío a Chrissy Teigen –modelo, celebrity y esposa de John Legend– y Rihanna), es capaz de dejar barras que compiten en chispa («Mi coño es tan bueno [que] digo mi propio nombre durante el sexo» –’I Do’–) y explicitud (“Fumando maría, coño mandón, chupo su polla a través de su calzoncillo / lamo sus huevos porque sí, yo como los huevos, soy un monstruo, boca abierta al máximo como si fuera una ópera” –’She Bad’–) con las de cupcakKe. En suma, más que lo que dice sobre cómo está llena de diamantes, conduce coches de lujo y viste las marcas más asquerosamente caras, lo bueno es cómo lo dice.
Puestos fuera de toda duda su ingenio como escritora y su talento como performer (incluso embarazada ha ofrecido actuaciones meritorias), volvemos al principio de este texto: no queda claro si ‘Invasion of Privacy’, como rabioso hijo de su tiempo, es a la vez primer y último hito en la carrera musical de Almanzar. Para bien y para mal, la irrupción de Cardi B es un reflejo de lo que demanda la sociedad en este momento –en su 1ª semana a la venta, ha entrado directa al número 1 de álbumes más vendidos de Billboard–, icono de una superficialidad tan exacerbada que se aproxima al nihilismo. Pero al fin y al cabo, estamos ante un personaje universal: narcisismo, ambición, celos, lujuria, violencia… ¿De verdad dista esto tanto de la temática de la obra de Shakespeare? En todo caso, el valor como documento cultural y social del hoy y el ahora de ‘Invasion of Privacy’ es certero, crudo y, sobre todo, muy divertido. Y eso tiene un grandísimo valor.
Calificación: 8,1/10
Lo mejor: ‘I Like It’, ‘Drip’, ‘Ring’, ‘Best Life’, ‘I Do’, ‘She Bad’
Te gustará si te gustan: Nicki Minaj, Migos, Rae Sremmurd
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