Pet Shop Boys / Hotspot

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Pet Shop Boys / Hotspot

Han pasado más de 10 años desde el último top 40 en Reino Unido de Pet Shop Boys. Más o menos el mismo tiempo que desde la marcha de una cosa que se llamaba CD single. Durante este decenio hemos seguido defendiendo que canciones como ‘Love Is a Bourgeois Construct’, ‘Vocal’, ‘Leaving’ y por supuesto su enésima concesión latina, la muy bien traída ‘Twenty-Something’, merecían la atención del público. ¿Tanta como ‘It’s a Sin’ o ‘Being Boring’? Igual no, pero sí muchísima más de la que tuvieron: todas sumaron a su incuestionable imagen de artistas de pop de culto. Qué bien que muchos no tuviéramos que perder a Pet Shop Boys para apreciar a Pet Shop Boys.

En ‘Hotspot’, en cambio, es la primera vez que se percibe que el dúo se ha rendido. Neil Tennant puede asegurar en las entrevistas que este es «uno de sus mejores álbumes», pero entonces… ¿por qué lo promocionan con una gira de «greatest hits»? ¿Están tan desganados que no pueden hacer una presentación en toda Europa, primero de estas canciones, toque en los recintos que toque, y luego la gira de festivales propiamente dicha? Algo pintaba mal desde el principio y el single ‘Dreamland’ junto a Olly Alexander fue una decepción incluso para los que nos comimos con patatas ‘Thursday’ con Example: este otro tema llega tarde, cuando pocos recuerdan ya el segundo de Years & Years, y su melodía y mensaje político se mueven entre lo obligado y lo obvio.

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No sé si puedo dejar de lado la tradición de que el primer single de un disco de Pet Shop Boys del siglo XXI no sea la mejor canción del disco (‘The Pop Kids’), e incluso a veces roce ser de las peores (‘Winner’), puesto que en los tiempos que corren, si no conquistas al público con el tema de salida, es muy difícil que lo consigas con algún otro. Posible es, y a todos se nos ocurren casos, pero es que Neil y Chris ni siquiera han lanzado sus mejores bazas como segundo y tercer sencillos. Como dando por supuesto que la gente se va a acercar a su álbum, sí han decidido al menos abrir con ‘Will O The Whisp’. En este caso sí estamos ante una canción inmediata, bailable y pegadiza que podría aparecer en su gira de «greatest hits», como el año pasado ‘On Social Media‘ de su EP ‘Agenda’. Y está medio simpática ‘I Don’t Wanna’, que no en vano abre la cara B. Como producción electro es un poco básica, pues todos sabemos que es momento de jubilar a Stuart Price, pero su bajo tratado es tan resultón como su sencilla letra sobre un chico «con la cabeza en las nubes», que por alguna razón «no quiere salir a bailar».

Abrir cara con estas canciones es un acierto, pero por lo demás la secuencia deja la sensación de estar tan improvisada como en ‘Super’, solo que aquí con menos canciones en número y en calidad. No sé si considerar una «canción» la final ‘Wedding in Berlin’, en cuya base irrumpe la marcha nupcial de Mendelssohn, pues es un artefacto kitsch que sólo tendría gracia como complemento a un álbum mejor: aquí sobresale demasiado para lo que es. Curiosamente, aunque el graciosillo disco-funky de ‘Monkey Business’ funcionaría mejor en la primera parte del álbum, y ‘You Are the One’ no pega mucho como pista 2; en este disco hay que romper una lanza a favor de las baladas, pues todas crecen con las escuchas. ‘Hoping for a Miracle’ se retuerce en el deseo de buscar la fama, ‘Only the Dark’ se hace muy corta, y el single ‘Burning the Heather’, con la colaboración de Bernard Butler, se viene arriba cuanto más se acerca a lo bucólico.

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Entre acierto y tropiezo, nunca queda claro cuál es el objetivo de un conjunto que no se decide a gritar «quiero ser un hit» ni tampoco «no me importa no ser un hit». ‘Hotspot’ no es, como pretenden, un disco «con un sonido distinto», no parece especialmente «analógico», y no puede ser su «disco berlinés» si a veces suena a Nueva York, por mucho que en parte lo hayan grabado en los estudios Hansa y hayan llenado las letras de referencias a la U-Bahn y o lugares tan sobados como Warschauerstraße o Mitte. El ingenio lírico ha salvado al dúo en muchos de los discos más discutidos de su carrera -por ejemplo ‘Invisible’ en ‘Elysyum‘ hizo historia- pero ni a eso podemos agarrarnos en este caso cuando toda la letra de un tema es «nos casamos / un montón de gente lo hace / no importa que sea hetero o gay». No encontramos aquí precisamente un ‘Where Are We Now’, aunque también es cierto que tampoco hecatombe: el álbum es breve y entretenido, y ahí está ‘Happy People’, sobre un «affair en las afueras», para subrayarlo. Hay quien considerará esta pista «noventera», pero ‘Left to My Own Devices’ es del 88, y ‘What Have I Done to Deserve This?’ del 87. Qué tiempos aquellos.

Calificación: 6/10
Lo mejor: ‘Will O The Whisp’, ‘Happy People’, ‘Burning the Heather’
Te gustará si eres: fan fatal

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