Dice Damon Albarn que ‘Humanz’, el nuevo disco de Gorillaz, proyecto audiovisual compartido con el artista gráfico Jamie Hewlett, surgió en 2015 con la premisa argumental de ser la «banda sonora de una fiesta en una oscura fantasía apocalíptica», en un mundo que se hubiera vuelto lo suficientemente loco como para aupar a la Presidencia de Estados Unidos a un personaje como Donald Trump. Y hastaluegomaricarmen.
En cierto modo, tiene bastante sentido que un grupo formado por cuatro personajes animados como 2D, Noodle, Murdoc Niccals y Russel Hoobs sean estrellas del pop en nuestro tiempo, una suerte de Archies del siglo XXI. Al fin y al cabo, cuando buena parte de nuestra vida transcurre en una pantalla, ¿quién puede decir que no es tan real lo que ocurre dentro como fuera de ella? En todo caso, este mensaje que subyace desde el inicio del grupo y que no hace sino alimentarse cada vez más, no es el eje de ‘Humanz’. Tampoco es un disco de estricto compromiso político ni revolucionario, por más que adelantos como ‘Hallelujah Money’ (con Benjamin Clementine, presentado con motivo de la toma de posesión de Trump y que crece con las escuchas) o ‘We Got The Power’ (un canto al amor y la solidaridad entre el pueblo como salida al callejón sin salida de la Humanidad) tengan ese cariz.
En realidad, ‘Humanz’ es casi literalmente lo que pretendían sus autores: la sintonía de una fiesta en un mundo que se ha salido del eje. Así, parece de lo más coherente su estructura extensa a la que parece no haberse puesto demasiada contención: 20 cortes, 26 en la edición Deluxe, en las que caben muchísimos estilos y aún más invitados. Tantos que parece inevitable que el disco logre tener un mínimo de coherencia y sentido. Escuchado al completo, parece evidente que en algún momento se les ha ido la mano con los colaboradores, que no solo ocupan los featurings destacados: en la letra pequeña del disco encontramos a otros participantes tan destacables como Jean-Michel Jarre o Graham Coxon, guitarrista de Blur.
Es cierto que en ‘Plastic Beach’ ya comenzaba a parecer un poco demasiado, pero es que ‘Humanz’ va aún más allá, contando con featurings en todas sus canciones salvo en los interludios (aunque, ojo, son narraciones del actor Ben Mendelsohn –villano de ‘Rogue One’, por ejemplo–) y la preciosa balada –un sosiego melancólico necesario– ‘Busted and Blue’. A menudo, también, esos grandes nombres se quedan en poca cosa: no parece que hubiera cambiado mucho ‘Charger’ de no tener a Grace Jones soltando su non-sense (aunque su crescendo resulta bastante atractivo a la postre), ni hay ningún rastro distintivo de Gorillaz en temas de R&B-funk contemporáneo random como ‘Strobelite’ (con Peven Everett), ‘Carnival’ (con Anthony Hamilton) o ‘Let Me Out’ (con Mavis Staples y Pusha T).
Ahora bien, asumiendo ese caos de estructura y nombres, ‘Humanz’ puede ser muy disfrutable si uno se limita a escucharlo fuera de la estructura de álbum y como lo que pretende ser: la música que podría sonar en una fantasía futurista en la que los estilos se diluyen. House, hip hop, R&B, funk y pop sintetizado metidos en una batidora que deglute números llenos de detalles y de producción brillante, tan atractivos como ‘Submission’, el fabuloso tema que comparten Kelela y Danny Brown, ‘She’s My Collar’ (con Kali Uchis, que repite en el descarte ‘Ticker Tape’ –con nada menos que Carly Simon–), la asfixiante y adictiva ‘Sex Murder Party’ (con Zebra Katz y el veterano del house Jamie Principle) o el future funk de ‘The Apprentice’ (recado directo, aquí sí, a Trump). De nuevo, no llega a comprenderse muy bien por qué un tema tan sugerente, que cuenta con Rag’n’Bone Man, de nuevo Zebra Katz y la prometedora Ray BLK, queda relegado al disco extra.
Y, por descontado, en esa buena línea también está el cuarteto presentado como anticipo: ‘Ascension’, ‘Saturn Barz’, ‘We Got The Power’ (aunque al final lo de Gallagher sea más testimonial que la participación de Jarre) y, sobre todo, ‘Andromeda’, la joya del disco con las preciosas voces de D.R.A.M. Un tema que, además, tiene una doble inspiración emocionante: primero, es un homenaje a su suegra fallecida en los últimos tiempos, que era gran aficionada a la astronomía; y segundo, Andromeda era el nombre de un club de funk y soul en Essex, al que Albarn solía acudir en su mocedad, en los 80. Un oasis de hedonismo en una mierda de mundo, un recuerdo reconfortante cuando las cosas van mal: “Haces de luz atrapados en tus ojos, regresan; lo hacen por el mejor de los tiempos; dolor creciente, buenos tiempos; (…) Llévalos en tu corazón, cuando todo se desmorone”.
‘Humanz’ es, por tanto y a la postre, todo ese caos de buenas canciones mezcladas con decisiones cuestionables, colaboraciones aparentemente poco aprovechadas y una duración exagerada. Pero, quizá porque pretende augurar un futuro catastrófico, tan cercano que casi parece presente, lleno de confusión y dolor en el que solo las relaciones humanas y las manifestaciones culturales parecen ser el único asidero de la humanidad, cumple con su meta.
Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘Andromeda’, ‘Submission’, ‘We Got The Power’, ‘Ascension’, ‘Busted and Blue’
Te gustará si te gusta: Gnarls Barkley, The Avalanches, Damon Albarn
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