Mondo Sonoro celebra estos días su 20º aniversario. Como te contamos, hoy 10 de octubre habrá un concierto en Razzmatazz en el que tocarán Dorian, Love of Lesbian, Standstill y Sidonie. Las entradas están agotadas. Hace unas semanas, pudimos hablar con Joan S. Luna, jefe de redacción, sobre estos veinte años de historia. Joan nos habla por teléfono sobre cómo se confeccionan las listas del año, las divergencias editoriales o la organización de sus redacciones locales.
¿Cómo ha sido la preparación de la fiesta 20º aniversario?
Fue más complicado el trabajo previo, sobre todo que los grupos pudieran coincidir, porque son bandas que giran bastante. Tenerles en el cartel fue sencillo: los grupos han estado abiertos. Su relación con la revista es de años, les hemos apoyado bastante, les hemos ido a ver desde el principio…
Serán varias horas de conciertos, los grupos no harán el set completo pero habrá colaboraciones. Y como se hace en Razzmatazz, Amable y Gato harán una sesión especial resumiendo los 20 años de la escena indie. Yo creo que será sencillo para ellos porque ellos y la gente ha coincidido con nosotros en gustos a lo largo del tiempo.
1994 fue un año importante para la música indie, ¿es casualidad que nacierais en ese momento?
No me lo he planteado de manera muy seria. En Barcelona, después de las Olimpiadas, la ciudad cambió bastante y la gente que hasta entonces sólo veía el reflujo de lo que llegaba de fuera, vio que era posible hacer cosas de manera más minoritaria. Antes había muchos conciertos de hardcore, de punk, pero salieron más promotoras, más sellos, apareció el fanzine Boletín Universitario Musical, el embrión de Mondo Sonoro, en el que coincidían colaboradores, el tipo de música… Fue un ejemplo que nos marcó bastante, como lo que se hacía fuera o La Barna, lo que luego fue el aB. Quisimos hacer algo como un fanzine pero un poco más serio. Si ves los primeros Mondos y lo ves ahora, se mantiene el tono de fan, pero ahora la revista es obviamente más sólida y más profesional.
«Costó que los anunciantes se fijaran en unos chicos de Barcelona un poco gualtrapas»
¿Qué os motivó más? ¿Tener vuestro espacio o que no os convencía lo que había?
Éramos muy jóvenes y queríamos tener nuestro propio espacio. Habíamos estado en programas de radio, revistas… No sé si aportábamos demasiado pero sí queríamos mostrar nuestro punto de vista personal, que es lo mismo que ahora pasa con los blogs. Queríamos hablar de otra música que no era la que salía en los medios principales. Cuando empezamos tampoco pensamos en ser una alternativa a revistas de pago o a la radio. Era un modelo arriesgado porque la revista era gratuita y no estábamos acostumbrados, costaba que los anunciantes se fijaran en unos chicos de Barcelona un poco gualtrapas. También hubo rechazo por parte de la prensa musical más establecida porque nos veían como el enemigo que iba a prostituir el sector de la publicidad. Esa idea no duró mucho y el tiempo ha demostrado que no es así.
En principio la revista era un poco más rockera de lo que a mí me suele gustar, pero creo que hubo un punto de inflexión cuando Astrud y Jimmy Eat World fueron vuestros mejores discos de 2001. ¿Lo vivisteis así?
Sí, cuando Mondo Sonoro empezó era más rock, no porque nos lo planteáramos o porque hubiera muchas revistas de pop o de electrónica. Las personas decidiendo contenidos hemos sido entre 3 y 5. Ha dependido de nuestros gustos musicales, de que fuéramos más rock, o más hip hop estatal en ese momento… Conforme han ido cambiando nuestros gustos, la revista ha ido mutando de especialización. Al principio era más hardcoreta, que aún escucho hardcore, pero eso se reflejaba. Si alguien oía más nu metal, más mestizaje, eso se reflejaba.
Cuando Astrud fueron disco del año creo recordar que lo compartieron con Standstill. Eso reflejaba lo que era la revista y lo que continúa siendo. Y lo curioso es que en mi caso soy muy fan de ambas bandas, no es que unos fueran muy fans de unos y otros de otros.
«Quizá cuando más divergencia hubo en la redacción fue en los años del mestizaje: Ojos de brujo, Amparanoia… fue la época en que estábamos más divididos»
¿Ha habido graves divergencias entre vosotros para elegir discos del año, por ejemplo?
Sí, sí, sí. Es un problema que nos pasa a todos. Como en JENESAISPOP, aunque en digital es un poco distinto… Los medios digitales tienen la posibilidad de ofrecer cosas nuevas cada día y no se distingue tanto. Aunque en JENESAISPOP se sabe qué artistas apoyáis a base de que aparecen mucho y se les da un trato preferencial. Pero en papel la portada siempre ha pesado mucho. En un número pueden ser portada Mastodon y la siguiente entrevista importante ser Sleaford Mods. alt-J pueden ser portada pero la otra entrevista principal ser Caribou. A lo largo de los años, la gente se va haciendo una idea de qué es una revista por las portadas. Hemos sacado a artistas indie-rock en portada y se nos ha relacionado mucho con el indie de este país, aunque hubiera muchas entrevistas de black metal.
¿Sobre qué bandas no habéis estado de acuerdo entre vosotros?
Más con los grupos españoles, yo creo. Quizá cuando más divergencia hubo fue en los años del mestizaje: Ojos de brujo, Amparanoia… fue la época en que estábamos más divididos.
¿De qué decisión editorial estáis más orgullosos?
Internacionalmente estamos muy contentos de haber estado con grupos que ya se veía desde fuera que iban a funcionar pero que aún no habían sido portada de revistas inglesas: pasó con Franz Ferdinand. Decidimos su portada antes de que saliera el álbum, al verles de teloneros de Death in Vegas con muy poca gente. Y Arctic Monkeys, que coincidimos todas las revistas británicas y nosotros. Y fue porque les pude ver fuera de España.
En cuanto a españoles, estamos muy contentos de ver que los grupos que elegimos para las Demoscópicas llegan muy arriba con el paso del tiempo. Hay un montón de grupos que hemos visto como teloneros que no le interesaban ni al Tato y ahora están en el 60% de los festivales de este país. Eso nos llena más de orgullo que haber dedicado una portada a un grupo en un momento determinante de su carrera. Vosotros también hay artistas que vais apoyando desde el principio y yo creo que eso es lo que más interesa a un medio.
¿Por qué decidisteis empezar a puntuar los discos? En un principio no había notas.
No recuerdo el momento exacto. Es posible que lo hiciéramos en papel cuando desarrollamos la segunda web. En internet era como más necesario. En papel solíamos pensar que las críticas ya puntuaban el disco, pero en internet se usaba más, la gente entraba a la crítica viendo la puntuación del disco. Y sobre todo es que teníamos mogollón de colaboradores de géneros distintos. Hemos sido una revista muy todoterreno, con grupos de mundos muy distintos. Y lo de puntuar fue para equilibrar un disco entre géneros, ya que hablamos de cosas tan diferentes.
¿Hay libertad total entre los colaboradores para puntuar los discos o los que dirigís subís y bajáis notas?
Tenemos reuniones con la gente que lleva las franquicias, que intentamos que sea más o menos afín, y obviamente las críticas de las ediciones locales no las discutimos. En la edición nacional estamos más encima. Al principio la sección de discos era más anárquica, nos llegaban mogollón de críticas y las sacábamos, ahora tenemos más claro las críticas que salen. Es cierto que se bajan puntuaciones hablando con los colaboradores. Subirlas yo creo que no se ha hecho nunca. Esta mañana estaba discutiendo con un colaborador que le ponía un 9 a un disco -no voy a decir cuál- y no sacamos muchos 9 ni muchos 10. Él convenciéndome y yo «¿estás seguro?». Ya veremos con qué puntuación sale… Luis desde la redacción de Madrid habló de hacer un top 10 en el que él, yo, Don Disturbios y un colaborador valoráramos varios discos destacados del mes y así se ve cómo distintos críticos puntúan discos diferentes.
Me gusta mucho esa sección. Siempre se ha hecho en cine y no sé por qué no se hace en todos los medios.
Es complicado porque hay muchos casos en los que un colaborador necesita dos meses para escuchar un disco y tienes que obligarle a oír 10 discos y entonces empiezan los «no lo tienes», «esto no está en Spotify». Requiere de mucho trabajo, pero está bien que se incluya.
En cuanto a las listas del año, ¿cómo os organizáis? ¿La pensáis durante todo el año?
No trabajamos en ello a lo largo del año. Hay diversos medios que hacen los mejores discos de la mitad del año, pero nosotros esperamos a finales. Ha habido dos momentos importantes en esto. En principio eran 40 los mejores discos del año y digamos que aparecían en enero de cada año los mejores discos nacionales y los internacionales. Como siempre hemos escrito mucho de grupos españoles, en un momento determinado decidimos dedicar el número de diciembre a discos internacionales y el de enero a nacionales para poder llegar a escuchar el mayor número de discos posibles.
El otro momento es cuando decidimos incluir listas de géneros, que yo creo que es muy importante. Se hace en muchas revistas de fuera, aquí no se hace. Obviamente, a la hora de hacer las listas había géneros que les era muy difícil entrar porque no son los más masivos y decidimos que había que destacar, por ejemplo, discos de metal. Suelen votar entre 50 y 60 personas distintas en nuestras listas. Hay géneros que tienen más seguidores que otros…
Al final sobre el esbozo los 5 que te decía recolocamos los discos en su lugar por línea editorial. Los votos son muy importantes pero la lista final se gestiona desde aquí.
«Se ha sido muy duro y muy bruto con la escena española en las redes sociales»
¿Por qué si en Reino Unido, EE UU, Francia, Alemania… no se separan las listas nacionales de las internacionales, aquí sí se sigue haciendo?
Totalmente. Supongo que es fruto de que en un momento nos veíamos muy a la cola de todo. Durante los 80 veíamos que los artistas de fuera estaban bien y que aquí estaba todo muy mal. Yo creo que se sigue haciendo porque hemos sido muy malos exportando música. Está claro que en Latinoamérica sí, hay artistas que tienen repercusión en Europa… Pero durante varios años he ido a Eurosonic, a festivales que son mercadillos de promotores para bandas nuevas y siempre me ha sorprendido -ahora ha cambiado, me refiero a hace 7 años- y nunca había artistas españoles. No entiendo que en Rennes hubiera grupos de pop-rock belgas a montones y no españoles estando igual de cerca.
Sobre Alemania ni idea porque no entiendo ni papa, pero en Francia, donde sí leo Les Inrocks o Magic sí han tenido ese orgullo de exportar fuera. Esto tiene algo del carácter de nuestro país: se es muy duro y muy bruto con la escena española en las redes sociales. Ahora mismo sí que hay gente que la disfruta igual y se ha demostrado que muchas veces los reclamos de muchos festivales son bandas de aquí. Es un legado de algo que ha pasado antes y espero que vaya cambiando. Nosotros le hemos dado una importancia distinta separando las listas por lo que te decía de la cantidad de discos que aparecen que valen la pena. Hay grandes discos en este país que si salieran fuera obtendrían buenas o mejores críticas que muchos que nos tragamos de fuera. Pero no sé si estamos preparados para eso. Ojalá lo estemos pronto.
Foto: Maybe Silvia.