En las últimas semanas decenas de artistas han presentado en Estados Unidos una petición para que se corrija una ley de copyright que permite que Youtube se beneficie económicamente de que los usuarios suban música con copyright a esta red. Consideran que la ley estadounidense, de 1998, ha quedado obsoleta (Youtube se creó sólo en 2005, aunque parezca mentira).
Ahora, Paul McCartney, Abba, Coldplay y Lady Gaga están entre los artistas que han llevado la petición a algunos líderes europeos y a Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea. Entre ellos están Bruno Mars, Carole King, Tove Lo, Max Martin, Robert Planet, Ed Sheeran Calvin Harris, Duran Duran, David Guetta, Christina Aguilera o Paul Weller.
La carta, coordinada por los grupos institucionales IFPI e Impala, esto es, tanto los grandes sectores de la industria como los independientes, pide «tomar acción para crear un campo de juego justo para artistas y propietarios de copyright». Hace unas semanas Youtube contestaba que tenía acuerdos con todas las grandes discográficas para contar con su música y negaba que los contenidos con copyright circulasen por su red a su libre albedrío. El batería de Black Keys, en respuesta, se ofrecía a localizar «250 canciones sin acreditar en Youtube en 5 minutos».
Tras el vodevilesco y bullicioso ‘One Day I’m Going to Soar‘, el mejor retorno posible de Kevin Rowland, no pude sentirme más que excitada ante el anuncio de este disco. Los propios Dexys se encargaron de ponernos la miel en la boca: «Teníamos la idea de hacer este disco en 1984 o 1985 (…) Se iba a llamar ‘Irish’ e iba a constar de canciones como ‘Carrickfergus’, ‘Curragh of Kildare’ y ‘Women Of Ireland'». Para más inri, en su web aclaraban que este no iba a ser ni un álbum «de relleno», ni un «disco de versiones». Y que tampoco íbamos a encontrar instrumentos celtas, porque Dexys no iban a jugar a ser irlandeses, sino que su pretensión era llevar esas canciones a su terreno.
¿Y han conseguido otorgar su sonido a este material? Sí y no. Han logrado darle un tono muy homogéneo a todo el conjunto, que no solo está nutrido de canciones irlandesas (seis) y algún clásico soul; también hay temas de Rod Stewart, Bee Gees o Joni Mitchell. Del country del título, por eso, apenas hay rastro. Este es un disco de soul adulto, algo retro, lleno de maderas (pianos, cuerdas), tocado como si se tratara de una actuación en vivo; es muy reseñable la calidez que emanan los instrumentos. Encontramos el mimo habitual de Rowland. Está su elegancia de dandy, su fantástica voz (lo mejor del disco, por supuesto), pero falta una de las grandes características de los Dexys: la pasión. Les ha quedado un álbum muy cuco, muy pulcro, agradable de escuchar… pero aburrido. Rowland no acaba de hacer suyas las canciones, como si le infundieran demasiado respeto, le pesaran y, en vez de cantarlas, tratara de sobrellevarlas.
Esto redunda en encorsetamiento y una cierta monotonía, palpables en un arrastrado ‘To Love Somebody’ de Bee Gees, más recitado que cantado o en un ‘Smoke Gets in Your Eyes’ casi masticado, excesivamente pegado al original. Incluso el ‘You Wear it Well’ de Rod Stewart, un tema que parecía idóneo para el descaro de Rowland, acaba resultando un poco raquítico.
Las tonadas irlandesas, despojadas de su celtismo», demandan un plus de dramatismo que parece que les dé reparo ofrecer. Aun así, hay temas para solazarse: ‘How Do I Live’ (la única remotamente country) rebaja el exceso de almíbar de la original de Leann Rimes y rebosa poderío soul; la salerosa ‘Grazing in the Grass’ o la versión de ‘Both Sides Now’ de Joni Mitchell que, sin ser una relectura brillante, es muy gozosa. De las irlandesas, consigue hacer suya la sobreactuada pero tierna ‘Curragh of Kildare’ o conmover en el cierre con ‘Carrickfergus’. No es mal bagaje, pero de alguien que fue capaz de llevar más allá del cielo el ‘Jackie Wilson Said’ de Van Morrison y después de habernos puesto los dientes tan largos, esto se antoja insuficiente.
Calificación: 6/10 Lo mejor: ‘Curragh of Kildare’, ‘How Do I Live’, ‘Both Sides Now’, ‘Grazing in the Grass’ Te gustará si te gusta: el soul con clase. Escúchalo: Spotify Cómpralo: Amazon
La primera escena de ‘Todos queremos algo’, la nueva película de Richard Linklater, es toda una declaración de intenciones. El director obsesionado con el retrato en tiempo real del paso de los años (‘Antes del amanecer’, ‘Antes del atardecer’, ‘Antes del anochecer‘ y ‘Boyhood‘, de una forma o de otra rodadas con los mismos actores a lo largo de décadas) lo está también con la captura de un momento concreto de la vida (‘Dazed and Confused’), y en esta nueva cinta sigue esta última línea. Un joven viaja en coche camino hacia la universidad. Suena el hitazo ‘My Sherona’ de The Knack en la radio. Sube el volumen. Quedan 3 días para que empiece el curso.
En apenas unos segundos, Linklater nos ha situado en un momento muy concreto del tiempo y/o de nuestras vidas. Si ‘Dazed and Confused’ nos hablaba de un fin de curso, esta secuela oficiosa nos habla del inicio de la vida adulta, representada por la universidad a la que Jake (Blake Jenner) llega cargado de vinilos, y al que le esperan «días demasiado largos» (por la resaca del alcohol y las drogas, las novatadas tipo ‘Porky’s’, la competitividad con los compañeros, los estudios, las responsabilidades), pero también «años muy buenos» (por el desenfreno, la fiesta, el éxito en el mundo del béisbol, el placer de descubrir a Kerouac y la música, y por supuesto las chicas).
Richard Linklater ha planteado ‘Todos queremos algo’ casi como una autobiografía, queriendo recordar además que «los 80 no llegaron hasta 1982 o 1983». La película se sitúa durante el último fin de semana de agosto de 1980, rezuma en realidad un considerable aroma 70’s desde bigotes y campanas a versatilidad musical, y uno de sus hallazgos es mostrar a una juventud que en pleno Texas un día disfruta de una fiesta de música disco (justo antes del «disco sucks»), al siguiente de una country y al siguiente de una punkie. «Creo que tengo una crisis de identidad», dice el protagonista al respecto, ignorando que su posmodernismo/chaqueterismo en breve será tendencia.
Situada diez años antes de ‘Sensación de vivir’ y treinta años después de ‘Grease’, ‘Todos queremos algo’ funciona como retrato generacional de un período entre décadas y, a pesar de lo rebajado del componente romántico -casi de más durante la mayor parte del metraje- también como retrato de un sentir que no parece cambiar mucho con las generaciones: el del salto del instituto a la universidad, la lucha por la pertenencia a un grupo social, la ambición y la consecución de cosas que nunca nadie haya logrado antes, el éxito, la afirmación de la individualidad, la conquista del amor… y el placer de la buena música, aquí representada por Blondie, Parliament, Van Halen, citas a Devo o un breve discurso sobre qué es de verdad el rock’n roll. En sus momentos más universales, la vigencia de la película da miedo. Y con la llegada de las últimas horas de esa cuenta atrás, tras haber evitado lo mismo dramones que carcajadas, Linklater, con la tontería, vuelve a resultar asfixiante. 8.
Hoy comienza en Vilanova i la Geltrú el Vida Festival, que cuenta en su cartel con bandas como Wilco, !!!, Kula Shaker o Triángulo de amor bizarro, junto a muchas otras propuestas, y con los abonos agotados. También actúa en él The Divine Comedy, que además fue el primer nombre que se dio a conocer de esta edición, en el único concierto que ofrecerá este verano en nuestro país. Al hilo de esta visita y de la próxima publicación de su nuevo álbum, ‘Foreverland‘, pudimos hablar con el mismo Neil Hannon por teléfono, revelándose como un tipo amable, modesto, divertido y mordaz, un gran conversador. Aunque en unas semanas publicaremos la entrevista íntegra, incluyendo la parte relacionada con su nuevo álbum, hoy os mostramos otra parte de la charla en la que hablamos con Neil de lo que ha estado haciendo en estos 6 largos años transcurridos desde su último disco, sobre los mejores y peores momentos de sus ya 25 años de carrera e, incluso, ¡del nombre de nuestro site!
En primer lugar, quiero darte mis condolencias por la pérdida de Miggy Barradas, que fue batería de tu banda durante varios años y que ha fallecido hace algunos días. Lo lamento mucho.
Muchas gracias, ha sido un shock y la verdad es que aún no sé muy bien qué ha pasado.
Estás a punto de publicar ‘Foreverland’, en un par de meses, tu duodécimo álbum de estudio. He podido escucharlo y es magnífico, pero no voy a desvelar nada de momento. ¿Qué puedes contarnos sobre él y su trasfondo?
¡Gracias! Bueno… Es magnífico, como has dicho. [Risas] ¿Qué puedo decirles? Básicamente, que llevó mucho tiempo. Decidí, en este punto de mi vida, que no había razón para hacer las cosas rápidamente, sino que era mejor tomarme mi tiempo y hacer las cosas bien, y eso es lo que intenté hacer para este álbum. Aún así, obviamente, no lo he logrado del todo, pero lo hice lo mejor que pude. Puede que la próxima vez sea perfecto… [Risas]
Han pasado 6 años desde tu último álbum de estudio, ’Bang Goes The Knighthood’, el lapso más largo en toda tu carrera, si no me equivoco.
Ya, me siento fatal. Lo siento… [Risas]
Te hemos echado de menos, sí. Pero no has estado en absoluto inactivo. Cuéntanos, por favor, qué has estado haciendo en este tiempo. Creo que escribiste una ópera, publicaste otro álbum de The Duckworth Lewis Method e, incluso, un musical infantil…
‘Swallows and Amazons’, sí… Pero aunque ha sido interpretada en ese lapso de tiempo, en realidad fue escrita antes, así que no cuenta.
Pero sí, hice otro álbum con Thomas de The Duckworth Lewis Method, que no es poca cosa, porque llevó un año. Y probablemente será el último disco de este proyecto, suficiente cricket…
También hice una ópera corta para una serie que promueve la Royal Opera House de Londres, en la que dejan participar músicos y compositores que escriben ópera por primera vez. Era una pieza de media hora basada en ‘Sebástopol’ de León Tolstoi, con la que me divertí mucho, pero no creo que estuviera acertado en absoluto…
¿Por qué?
¿Por qué? ¡Porque escribir óperas es muy difícil! [Risas] Intenté hacer algo muy clásico, orquestal, mientras que otros autores fueron más listos y se limitaron a trasladarlo a la música pop. Pero bueno, me gustan los desafíos…
También compuse ‘In May’, una ópera para orquesta de cámara, basada en los textos de mi amigo Frank Alva Buecheler. Fue algo muy intenso, porque es bastante depresivo, trata sobre un joven enfermo de cáncer y su relación con su padre ausente a través de una serie de cartas. Estoy tan orgulloso de ella que, de hecho, estará incluida en la edición limitada de ‘Foreverland’ como un segundo CD. Espero que a la gente no le dé mucho bajón.
«Ya sabes, haría cualquier cosa que se llame Royal-lo-que-sea»
¿Qué más he hecho? ¡Ah, sí! Hice aquello del comité del órgano, para el Royal Festival Hall… [Ndr: se refiere a la pieza para órgano y coro ‘To Our Fathers in Distress’] Ya sabes, haría cualquier cosa que se llame Royal-lo-que-sea… [Risas] Estuvo muy bien, era un pieza para órgano de 25 minutos, lo pasé muy bien.
También se ha publicado un libro compilando tus letras, ¿verdad?
Sí, sí, pero yo he tenido poco que ver con eso, me temo. Me limité a comprobar que los textos eran los correctos. Por cierto, alguien me ha dicho que se quedó fuera ‘A Lady of A Certain Age’, y creo que es extraordinaria. ¿Lo tienes a mano?
No, en realidad, pero se lo regalé a alguien, hace no mucho…
Bueno, pues si no le gusta mucho ya sabes por qué es… [Risas] No puedo creerlo, no sé bien cómo pudimos olvidarla. Pero bueno… Es divertido leer las letras sin música, en un libro. Es algo desconcertante, te hace darte cuenta de lo importante que es la música…
«-¿Puedo felicitarte por el nombre de vuestro website? ¡Me encanta!»
«-(…) Nadie lo recuerda ni sabe pronunciarlo»
«-¡Entonces es una basura de nombre!»
Se me acaba el tiempo, así que tengo que ir acabando…
¡Oh, vaya! ¿Puedo felicitarte por el nombre de vuestro website? ¡Me encanta! ¿A quién se le ocurrió?
No lo recuerdo bien, salió de una lluvia de ideas. En España somos la web musical más visitada, pero en realidad casi nadie sabe escribirlo o pronunciarlo, así que…
[Se parte de risa] ¿De verdad? ¡Entonces es una basura de nombre! [Risas] Es como Les Inrockuptibles, en Francia, que nadie sabe muy bien de qué va… ¡Y son franceses! [Risas]
Ya has cumplido más de 25 años de carrera musical. ¡Madre mía!
¡Sí! ¡Madre mía!
¿Serías capaz de hacer balance y decirme cuáles han sido los momentos más altos y más bajos para ti en todos estos años?
[Piensa un rato] Me vienen más los peores. [Sigue dudando] Bueno, creo que lo peor llegó después de publicar ‘Regeneration’. Aunque pienso que, artísticamente, es un éxito como obra, en lo que intenta ser. Pero se convirtió en un cul-de-sac, después de eso no sabía muy bien hacia donde ir musicalmente. Y por eso tuve que deshacer la banda, empezar de nuevo, en realidad. Pensé que sabía lo que estaba haciendo y… ¡me di cuenta de que no tenía ni idea!
En ‘Absent Friends’ intenté recordar por qué estaba en esto, qué era lo que disfrutaba de hacer música. Musicalmente, creo que los más puros son los primeros. Cuando hice ‘Liberation’ y ’Promenade’ no tenía un público, no podía imaginar a nadie escuchándolos, así que solo componía para mi propia satisfacción. Y disfrutaba pensando “si alguien quiere escuchar esto, maravilloso”, pero no tenía ni idea de quién sería. En cambio, todos los álbumes después de ‘Casanova’ eran como “sé que hay mucha gente escuchando”, así que no podía evitar pensar en qué querrían escuchar. Aunque siempre intentas liberarte de eso y, simplemente, escribir para ti mismo.
En cuanto al mejor momento… Ufff… [Piensa más]
«Recuerdo muy vivamente ir en un taxi por París y recibir una llamada diciéndome que ‘Something For The Weekend’ había entrado en los charts (…) Fue una revolución para mí»
Puedo imaginar unos cuantos…
Bueno, por supuesto, recuerdo muy vivamente ir en un taxi por París y recibir una llamada diciéndome que ‘Something For The Weekend’ había entrado en los charts de Reino Unido, en el 15, el 25… no recuerdo. Pero saber que había tenido algo parecido a un hit fue una revolución para mí, porque era lo que siempre había soñado cuando era un chaval. Y todo lo demás a partir de ahí ha sido un extra, la verdad… [Risas] Nunca conseguí un número 1 y nunca lo haré.
No porque no lo merezcas…
Eres muy amable, pero… ya no va a pasaaar… [Canturrea]
Bueno, ‘Bang Goes The Knighthood’ no funcionó mal en listas…
No, bueno, pero he tocado techo. Llegas a un cierto nivel y luego… Tenemos una increíble base de fans por toda Europa, estoy muy feliz de tenerles, porque sé que puedo seguir haciendo este trabajo y seguir sacando discos gracias a que ellos están ahí y quieren escucharlos. ¡Ese es un punto álgido de mi carrera! [Risas]
En unos días, actúas en Vida Festival. ¿Cómo va a ser el concierto? ¿Será con banda o un show sólo al piano?
Será con banda, muy parecido a un concierto que hicimos en París recientemente. Si quieres verlo, seguro que podrás encontrarlo entero en algún lugar de Internet… [Risas]
Bueno, la verdad es que prefiero descubrirlo allí por mí mismo. ¿Tocarás canciones nuevas?
Lo intentaremos, pero no hemos tenido mucho tiempo de ensayarlas, estarán un poco verdes aún. Mejorarán con el tiempo.
Rita Ora ha sido hospitalizada por agotamiento. La cantante, que no saca álbum desde 2012, aunque sí ha editado varios singles sueltos, se liberaba recientemente de su sello para firmar otro contrato discográfico, supuestamente con Warner, para dar al fin continuidad a su obra ‘Ora’.
La cantante ha posado en la cama de un hospital para Twitter, diciendo que el día ha sido «duro» pero que está «saliendo adelante».
Rita Ora también ha sido noticia esta semana porque un hombre que entró en su casa a robar el pasado 28 de noviembre ha sido declarado culpable por un tribunal. Rita se encontraba durmiendo cuando sucedió, a diferencia de su hermana, y el hombre se llevó joyas y otras pertenencias por valor de 200.000 libras.
Today was pretty tough but I'm getting through it thank you all my fans and friends for the support! I love you!❤️❤️ pic.twitter.com/kmn9Qr7IvZ
El Orgullo Gay tomaba ayer la Puerta del Sol y las calles adyacentes de Madrid como si fuera sábado. Cómo se nota el cambio de Ayuntamiento y también que el PP finge que no existió el recurso de inconstitucionalidad contra el matrimonio gay hace muy pocos años, para poner a una presidenta gay-friendly al mando de la Comunidad, Cristina Cifuentes. Tras la matanza de Orlando enseguida ondeaban en el edificio de la Comunidad dos banderas del arco iris con un lazo negro.
El caso es que, como epicentro de esa guía de conciertos imposible que reúne a Leticia Sabater con Hinds, el sábado 2 de julio se celebrará la tradicional cabalgata del Orgullo por el Paseo del Prado y JENESAISPOP dj’s (en este caso Lolo Rodríguez, Claudio M. de Prado) volverán a animar con canciones que NO serán ‘A quién le importa’. Si la cosa sale tan bien como el año pasado, lograrán que ‘Historia del Arte’ suene bien cerca del Museo del Prado.
No podemos prometer que sonarán todas estas pistas de este año que deberían por su implicación LGTB porque la improvisación manda, pero sí que nuestros compañeros lo harán lo mejor que puedan para encajar Years & Years con Javiera Mena, Shura, etcétera.
La carroza de JENESAISPOP dj’s volverá a ser la de Red Bull y el horario aproximado, de 19.00 a 20.30. Antes, Tacita de Rubí (Araceli de Les Biscuits Salés). Después, El Cuerpo del Disco.
Aunque Diez Minutos había adelantado la noticia a principios de este mes, no queríamos creerlo. Pero es cierto: los más genuinos triunfitos, los que dieron origen a una saga que nunca alcanzó semejantes de cotas de… audiencia, se reúnen. Coincidiendo con el 15 aniversario de la primera edición de ‘Operación Triunfo’, sus 16 participantes volverán a actuar juntos en un macroconcierto que se celebrará el día 27 de octubre en el Palau Sant Jordi de Barcelona. RTVE, en nota de prensa, ha confirmado hoy que grabará y emitirá el concierto, así como tres programas documentales especiales que mostrarán la entrada a la academia de los concursantes, su paso por la misma, y sus vidas posteriores a ella, lo que anticipamos que será como una especie de trilogía de ‘Qué tiempo tan feliz’ pero a lo bestia. Temblemos. Lo que parece seguro, estimando las fechas previstas para el evento, es que nos vamos a tragar una navidades muy triunfitas.
Estarán producidos por Gestmusic y dirigidos por Tinet Rovira, productora y director del programa original. Más allá de este trabajo, Rovira siempre será recordado por algunos de nosotros por ser co-presentador de un programa que cambió nuestras vidas para siempre llamado ‘Plàstic‘.
Como es una realidad que algunos de nuestros lectores eran aún tiernos infantes en la época, cabe recordar que ‘Operación Triunfo’, lanzado en el otoño de 2001, fue un concurso presentado por Carlos Lozano (sí, amigas, el finalista de ‘Gran Hermano VIP‘ fue una estrella televisiva una vez) cuyo premio era representar a España en Eurovisión. La fórmula arrasó en audiencia y aupó al estrellato a 16 jóvenes anónimos aficionados a la canción, llevándoles a realizar multitudinarias giras por todo el país y a vender discos como rosquillas. Rosa López resultó ganadora y, el momento culminante de todo, fue su actuación en la final de Eurovisión 2002 cantando ‘Europe’s Living a Celebration’. El resto es historia. A día de hoy, Reino Unido quiere abandonar la UE. Ahí lo dejo.
Durante largos meses (la cosa se alargó con diversas reentradas y nuevas incorporaciones para aprovechar el filón), vimos llorar, sufrir, amar y cantar en la Academia (el centro formativo dirigido por la cantante Nina) a Manu Tenorio, David Bisbal, Bustamante, Chenoa, Rosa López, Nuria Fergó, Verónica, Gisela, Alejandro Parreño, Naím Thomas, Natalia, Javián, Juan Camus, Álex Casademunt, Geno Machado y Mireia Montávez. Muchos no te suenan, lo sabemos, pero algunos de ellos aún persisten hoy como figuras de la canción melódica y/o celebrities de diversa entidad. Y otros, han sobrevivido como maravillosos memes o iconos de la historia del pop de este país. ‘Operación Trunfo’ feneció en Telecinco y de mala manera, varias ediciones después. A día de hoy continúa siendo un misterio cuántas cepas de la gripe española o de carbunclo empapando fotos de Natalia de Operación Triunfo hay en el vertedero de Sao Paulo.
Sigue todas las novedades de tan histórico momento en el hilo de ‘Operación Triunfo: El reencuentro’ en nuestros foros.
Adele dijo entre su primer disco y el segundo, el masivo ’21’, que necesitaba que le rompieran el corazón para componer. Así fue. Y de hecho, de cara al también multiplatino en todo el mundo ’25’, también se centró más en el desamor que en el amor de su nueva pareja y de su hijo. Ahora la revista People se ha puesto en contacto con ella para averiguar cuáles son sus canciones favoritas post-ruptura.
Antes de dar la lista la cantante reconoce lo que le apasiona este tema, llegando a recrearse en él, siempre con su sentido del humor habitual. «Me aferro al hecho de que me han roto el corazón. No paso página rápidamente. No sé si es porque parece que sólo soy creativa de verdad cuando estoy un poco y momentáneamente deprimida».
La lista de canciones de ruptura favoritas de Adele es mucho más moderna de lo que cabría esperar y pasa olímpicamente de esos años 70 que tanto parecen haber inspirado su composición propia favorita, ‘When We Were Young’. Por el contrario, cita temas de Bonnie Raitt (‘I Can’t Make You Love Me’) o David Gray (‘This Year’s Love’) y cosas tan modernas como Mumford & Sons (‘After the Storm’), Florence and the Machine (‘Cosmic Love’) o incluso Katy Perry (‘Not Like the Movies’). La única antigualla es ‘All I Could Do Is Cry’ de Etta James. Podéis oír todos los temas en la revista People.
Tras una filtración de la que nuestros foreros se han hecho eco en el hilo de Years & Years, el grupo ha estrenado oficialmente el vídeo de su nuevo single, ‘Worship’. Se trata de otra de las canciones incluidas en su disco del año pasado ‘Communion‘, uno de los mejores de 2015. Del vídeo se ha encargado Matt Lambert, quien ha trabajado previamente con Patrick Wolf y Hercules and Love Affair.
Si a esto último le sumamos que Years & Years aprovechaban su actuación en Glastonbury para pedir al público que fuera al Orgullo tras los sucesos de Orlando, y la semana en que estamos, está claro que el vídeo es de temática LGTB, aunque esta vez más amoroso-promiscua que reivindicativa. Eso sí, Olly Alexander, actor por cierto, antes que cantante, ha dicho en una nota recogida por NME que «esto es un vídeo para una canción de pop. Sin embargo, dar visibilidad al colectivo queer es ahora más importante que nunca». Os recordamos que Years & Years actúan la semana que viene en Bilbao BBK Live.
Como anunciábamos, Rihanna iba a presentar hoy un videoclip promocional para ‘Sledgehammer‘, el tema inédito que la intérprete de ‘Work’ lanzaba hace escasos días y que sirve para la promoción del nuevo film de la franquicia Star Trek, ‘Star Trek: Beyond’, que se estrena en todo el mundo el próximo día 22 de julio. La película, dirigida por Justin Lin (cuyos dudosos méritos son la producción y dirección de algunas pelis de la saga ‘Fast & Furious’), cuenta en su reparto con Chris Pine, Zoe Saldana y el recientemente fallecido Anton Yelchin.
El colorido clip de ‘Sledgehammer’, muy sci-fi, está dirigido por Floria Sigismondi (en serio, no nos lo hemos inventado) y nos muestra a Riri en el personaje de una alienígena, ataviada a medio camino de un preso de Guantánamo y una tribu del África profundo, que demuestra sus poderes telequinéticos. Entre el peinado a lo Pebbles Picapiedra y los movimientos que realiza para hacerse la rara (en la línea de aquellos bailecitos de ‘Hotline Bling’ de su amigo Drake), auguramos que pronto veremos unos cuantos memes con la de Barbados como protagonista.
Como decíamos estos días, ‘Sledgehammer’ suena más Sia que la propia Sia (que también anda presentando canciones sueltas para bandas sonoras, por cierto). Parece lógico cuando esta canción está firmada… ¡por la propia Sia! Los co-autores del tema son Sia Furler, su colaborador Jesse Satkin y la propia Rihanna. Satkin ha sido el productor de la canción. Suyo es el dudoso mérito de la producción de ‘Alive‘, el flop que Sia publicó como single de ‘This Is Acting‘, pero también produjo y coescribió la mismísima ‘Chandelier’. También ha trabajado para One Direction, Ricky Martin o Kylie Minogue y, más recientemente, para Tegan And Sara, Charlie Puth o Fitz And The Tantrums.
A White Lies les ha pesado bastante la comparación con Joy Division. Ahora, en su nuevo single editado esta semana, se acercan descaradamente a los Killers más electrónicos, que a su vez recibían su nombre del vídeo de ‘Crystal’ de New Order. Como veis, no se han alejado demasiado del redil.
El tema se llama ‘Take It Out On Me’ y presenta un nuevo álbum de la banda que se llamará ‘Friends’ y saldrá el 7 de octubre. No inventa la rueda pero quizá podría hacerles recuperar algo de público tras el patinazo de ‘Big TV‘. La canción está inspirada en un loco de Instagram que comentaba fotos a un amigo del bajista Charles Cave con versos de la Biblia. De nuevo, una historia muy Brandon Flowers.
White Lies, acompañados de The Ramona Flowers, nos visitarán en el mes de noviembre como parte de su nueva gira europea. Los veremos el 16 de noviembre en la sala Razzmatazz de Barcelona y el día 17 en la sala Arena de Madrid. Las entradas salen mañana 1 de julio en los puntos habituales.
of Montreal han estrenado un vídeo muy comprometido con el travestismo en la Semana del Orgullo. La divertida ‘It’s Different for Girls’, que tanto nos conquistara hace unas semanas, es ahora una fiesta más clara y más colorida todavía gracias a los globitos, a las pieles de leopardo y al desparpajo del líder Kevin Barnes, que tan buena conversación nos dejaba hace poco. El tema también reflexiona sobre los géneros, como es obvio desde su título. El nuevo álbum de of Montreal sale el 12 de agosto.
Como anuncia Mariskal Rock («El portal del rock más heavy», versión digital del mítico programa de radio de El Mariskal), la banda madrileña de rock duro Mägo de Oz te ofrecen la posibilidad de convertirte en «Superpolla», un ¿superhéroe? que se ha convertido en mascota oficial del grupo y que viene siendo lo que es un falo con traje azul y capa roja. He aquí el artefacto.
Al parecer, como guiño a sus seguidores, los Mago han organizado una curiosa iniciativa, invitando a participar a cualquier que desee convertirse en este personaje en sus próximos conciertos. Para ello, deben enviar un mail al grupo indicando en el asunto «Superpolla» y el nombre de la ciudad donde se celebre el show. El fan ganador, será el afortunado en enfundarse dentro de tamaña verga y cubrirse de espuma de poliuretano, látex y gloria durante unos minutos, los que dura su hit ‘Fiesta pagana’, ejerciendo de «Superpolla» en el escenario. He aquí las próximas fechas de su gira, por si os animáis.
Mägo de Oz son una de las escasas bandas de hard rock nacionales que resisten en activo desde finales de los 80. El declive del rock urbano no ha podido con ellos, que han seguido publicando álbumes desde que debutaran en 1996 con ‘Jesús de Chamberí’ y que, precisamente en la década de los 00s, quizá la menos propicia para su música, lograron triunfar con la serie ‘Gaia’, acumulando unas ventas de todos sus álbumes próximas a los 2.000.000 de copias. Ni siquiera los problemas legales con su anterior compañía discográfica ni un cambio de vocalista (algo tan delicado para un grupo heavy) han logrado mermar su popularidad, siendo frecuente que cada uno de sus nuevos lanzamientos cope la lista de ventas española. Quizá tenga algo que ver con su falta de complejos.
La segunda jornada musical de Mulafest en Madrid se desarrolló sin grandes aglomeraciones como la primera, lo cual puede entenderse como una desventaja para las cuentas del festival, que esperamos pueda sobrevivir dado el buen gusto de su organización; o como una gran ventaja, ya que todos los valientes que fueron hasta el IFEMA, disfrutaron de conciertos y dj sets donde pudieron entrar y salir de la primera fila con mucha tranquilidad.
La tarde-noche comenzó con el directo de John Grvy. Si hace un par de semanas ofrecía un concierto en el escenario SónarDome del Sónar de Día de Barcelona, en esta ocasión lo hacía en el Isla. Al tener este escenario una playa de arena delante de él, parecía algo difícil que alguien pudiera llamar la atención de los espectadores para que dejaran de estar sentados con su mini de cerveza en la mano, pero Grvy lo consiguió. Sobre el escenario tan sólo estaba él y sus dos productores, Lowlight, y gracias a cómo animaba al público para que se acercara y no tuviera miedo de ponerse en primera fila, dio un directo que animó hasta al más escéptico de Mulafest. Los grandes aciertos de este concierto consistieron en que John Grvy se bajó del escenario a cantar y a bailar ‘Skit’ y, después, ofreció a todo aquel que quisiera, subir al escenario con ellos. El momento kitsch lo aportó con la versión johngrvyzada de ‘Everybody’ de los Backstreet Boys. Talento, fuerza y energía es lo que rezumó el «Black Julio Iglesias», como él mismo se autodenominó.
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Dentro del escenario principal, SBTRKT vino, pinchó y triunfó con su dj set. Durante más de una hora hizo bailar a un público que combinaba a los skaters que estaban dentro del pabellón de arte urbano con la gente que empezaba a llegar al festival. Abrió el setlist con su versión de ‘Burn The Witch’ de Radiohead. Además, alternó canciones suyas con otras versiones de gente como James Blake y Little Dragon. La única pega, que quizá fue demasiado pronto para un muy buen dj set y él debería haber cerrado la noche, porque Troyboi, que fue el último que tocó en este escenario Mulafest, dejó a la gente un poco aturdida con su extraña mezcla de freestyle y rollo Bollywood hiphopero.
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Llegó el turno del rapero español C.Tangana, que salió a cantar con Agorazein al completo. Si en SBTRKT el público era variado, desde gente que quería bailar a modernas, skaters y pijos a los que les gusta la electrónica, con Puchito parecía otro público completamente distinto: skaters y chicos que visten como raperos y chicas que visten como ratchets o raperas incipientes llenaron el escenario principal. Con la copa en la mano y unos visuales que mostraban dibujos animados y fragmentos de películas de los años ’80, cantó ‘Drama’, ‘Nada’ o ‘Chikos de Madriz’ de C.Tangana, mientras alternaba canciones de AGZ como ‘Epokhe’ o ‘100k pasos’. El colectivo de raperos fue lo más potente patrio de toda la noche.
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Tras ellos, vino el dúo Sleaford Mods, que consiguió el mismo efecto de cambio de SBTRKT a C.Tangana. De nuevo, el escenario Mulafest se transformó completamente. Sin visuales y con mucho menos público, dieron un gran directo. No había mucha gente pero no por ello esta estaba menos entregada: los fans siguieron a Jason Williamson, que parecía que tenía Tourette en el escenario sin parar quieto ni un momento. Su carisma y fuerza contrastaban con la calma, cerveza en mano, de Andrew Robert, que parecía que estaba pinchando en una fiesta en el salón de unos amigos. No faltó el comentario sobre el Brexit, propio de un grupo que más que cantar suelta frases casi rapeadas sobre las clases sociales y trabajadoras.
El cierre de la noche estuvo a cargo de Undermad en el escenario Isla y Troyboi en el escenario Mulafest. Los primeros se centraron más en la música disco de los 70 y el reggaetón. Los que estaban en este escenario fueron los más osados porque al aire libre, hacía bastante frío. Troyboi, que la última vez que tocó en nuestro país fue hace dos semanas en el SónarVillage del Sónar de Día, sin embargo, no ofreció un directo tan contundente como el del festival barcelonés. Su dubstep freestyle lo combinó con música a lo Bollywood –es importante recordar que esta edición de Mulafest estaba dedicada ala India– por lo que de repente, veías a las cinco de la mañana a chicos patinando sobre una tabla de skate, a mujeres con saris o a gente muy pasada bailando la extraña combinación musical del rapero londinense.
¿Lo mejor de la noche? Los directos de C.Tangana, John Grvy y Sleaford Mods. ¿Lo peor? Que SBTRKT pinchara tan pronto y el aparente pasotismo de Troyboi en el cierre.
Fermín Muguruza vuelve a tocar esta noche en Madrid como parte del festival Cultura Inquieta de Madrid, después de 12 años de veto por su postura política. Aprovechando que su gira continúa en el País Vasco (1, 2 y 6 de julio) y Barcelona (8 de julio), y que esta se realiza con la New Orleans Basque Orkestra, que pretende unir Euskadi con la Nueva Orleans post-Katrina, 20 Minutos publica una entrevista en la que habla sobre esta gira, su nuevo proyecto (una peli de animación) o el veto que ha sufrido en la capital del estado.
Esta es su respuesta cuando le preguntan: «He estado doce años sin poder tocar con mi banda, pero sí que he hecho acciones de guerrilla, apoyando distintas causas. Ya toqué en el Cultura Inquieta hace dos años acompañando a Manu Chao y el director del festival me dijo que querían contar conmigo. Estoy realmente encantado. ¿Quiere decir esto que esa ‘santa inquisición’ va a desaparecer? No lo creo, viendo la Ley Mordaza o los resultados de las últimas elecciones… Me da mucha pena que siga ocurriendo y que haya listas negras de artistas. Espero que algún día se acabe la censura y esta etapa sea recordada como una época negra en el sentido de la censura».
Bilbao BBK Live, que se celebra la semana que viene con las actuaciones de Arcade Fire, M83, New Order, Pixies, Grimes, largo etcétera, completa la programación de Bereziak, «ciclo con el que el festival se acerca cada año al centro de la ciudad y extiende el ambiente festivalero más allá de Kobetamendi». Se trata de una tanda de conciertos que tendrán lugar los días 7, 8 y 9 de julio.
El 7 de julio, tal y como se ha hecho en los últimos años, tendrá lugar un concierto sorpresa a las 13.30h en el exterior de la Sala BBK. El viernes 8 y el sábado 9, actuarán 4 bandas cada día. De estas ocho bandas, seis forman parte del cartel del festival y las otras ofrecerán sendos conciertos en formato acústico.
Así, el 8 de julio, la ciudad podrá disfrutar de las actuaciones de Nudozurdo (La Ribera); John Berkhout (El Arenal); y Soleá Morente (Jardines de Albia). El acústico de este día correrá a cargo de Havoc y tendrá lugar en la sala Residence.
El sábado 9 será el turno de McEnroe (La Ribera); León Benavente (El Arenal) y Juventud Juché (Jardines de Albia). Santi Campos, ex miembro de Amigos Imaginarios, será el encargado del acústico y éste tendrá en el Bar Singular.
Os recordamos que estos conciertos serán gratis. El festival normal va aparte y sus abonos y entradas de día siguen a la venta aquí.
Peaches, que este verano estará en el Low Festival de Benidorm, anuncia concierto en Madrid. Será el viernes 2 de diciembre a partir de las 20h en el Teatro Barceló. Las entradas anticipadas valen 23 euros y se comprarán en tiendas pequeñas tipo El Almacén de Discos, Bajo El Volcán, La Integral o peSeta. Hay un 50% de descuento para menores de 18 años.
La nota de prensa revela que no hay sorpresa discográfica de momento: «Peaches llega a España, para finalizar el año tras una larga gira por Europa y Norte Ámerica, donde ha parado en festivales como Primavera Sound o Roskilde Festival. Estará presentando su último trabajo ‘Rub‘, álbum en el que colaboran Kim Gordon y Feist».
En ese ‘Rub’ encontrábamos verdaderas fiestas de pollas y coños (ver vídeos bajo estas líneas), si bien Peaches no ha estado quieta desde que su álbum salió hace casi un año. Ha colaborado en el disco de Jean Michel Jarre y ha declarado que si Donald Trump gana las elecciones abandonará Estados Unidos. Estamos seguros de que Europa la acogerá mejor, si procede.
Tras dar a conocer un primer adelanto en forma de balada ingrávida, ‘Intern’, que la situaba a medio camino entre Hope Sandoval y la banda sonora de ‘Twin Peaks’, Angel Olsen ha estrenado el que parece el primer sencillo oficial de su nuevo disco, ‘My Woman’, a la venta el 2 de septiembre. Y tiene toda la pinta de serlo porque es un hitazo incontestable. Os presentamos ‘Shut Up Kiss Me’.
El nuevo single de Olsen se aleja definitivamente de las exploraciones acústicas que la dieron a conocer, especialmente gracias a su excelente segundo disco, ‘Burn Your Fire for No Witness‘, para entregar su sonido de lleno al rock guitarrero de los 90 tipo Dinosaur Jr. El vídeo oficial, por su parte, es una americanada que encuentra a la artista con su nueva peluca favorita lamentando la ausencia de su amado en un bar o una pista de patinaje totalmente solitarios.
Olsen es una de las cantautoras más queridas por crítica y público ahora mismo en Estados Unidos y, en general, en todo el mundo tras la salida de su segundo disco, el mencionado «Burn Your Fire», que recibió unas críticas excelentes e incluso llegó a reeditarse. Su álbum debut, ‘Half Way Home’, más folki que el anterior incluso, salió en 2012.
No empezamos la cuarta temporada de ‘Masterchef’ demasiado emocionados. El cásting no prometía mucho y la señalización «este programa acaba antes de medianoche» había durado un suspiro en el reality estrella de TVE, culminando ahora incluso más allá de la 1 de la madrugada. La final de anoche se extendió incluso más de la anunciado, más tarde de la 1 y media, y se me ocurren bastantes cosas mejores que hacer a estas horas que ver televisión.
Aun así, ‘Masterchef 4’ fue avanzando a mejor, como muestra la evolución de la audiencia, pese a la aparentemente inevitable casta/caspa que suele ser invitada. Y no me refiero a los cocineros con estrellas Michelín, de los que tanto estamos aprendiendo sobre la gastronomía, que ejercen una inequívoca labor didáctica sobre nuestra cultura. No, nadie aprende a cocinar viendo Masterchef, pero sí despierta interés y curiosidad sobre un arte que permanecía misteriosamente oculto. La alta cocina no está al alcance de cualquiera, y menos en tiempos de crisis, pero he visto mileuristas gastarse casi 150 euros en un jersey de Sportivo, así que ya no me resulta tan escandaloso gastar lo mismo en un restaurante con estrella Michelín. ¿Cuánto decías que vale el último iPhone?
Me refiero más bien a esa retahíla de invitados de la jet set -o algo así- que suele aparecer en la prueba de exteriores. Gente tostada de rayos uva hasta la fealdad, con un aura bastante alejada de la realidad que da verdadero mal rollo. No fue lo peor, pero el equivalente entre alta cocina y lo mejor de la música de nuestro país da una pista. Apenas José Merce se salvaba de la quema el día que decidieron llevar a Manuel Carrasco, Pablo López o Antonio Orozco, mientras algunos tratábamos de adivinar cuál era cuál.
Y sin embargo, a pesar de esto y de lo cansino de los piques entre Jordi y Pepe, el cásting nos fue conquistando. Pese a que no sabían cocinar mucho, los nervios de Aniuska, la locura de Esmeralda, el desparpajo de Emilia o el encanto de David sumaban. Desde el punto de vista culinario, Natalia, Pablo y Reichel parecían favoritos, mientras Ángel y esa cabra loca llamada Jose Luis sorprendían con su evolución. Con las eliminaciones de Natalia, Pablo y Reichel y la permanencia de las insoportables gemelas (al parecer la ganadora quiere llenar su libro de cocina de recetas de la perdedora, ¿venderá alguna copia?), el programa lograba convencernos de que había hecho los deberes: cada vez que se iba uno de ellos, ‘Masterchef 4’ perdía un componente importante para el desarrollo del concurso. Todos tenían personalidad y algunos incluso dotes. La audiencia subía a los 3,5 millones. Oficialmente nos enganchábamos.
Y justo cuando te estabas convenciendo de que el cásting molaba, zasca. El programa precipita su final terminando en junio cuando suele hacerlo a mediados de julio, con una gala final a cuatro de tres horazas que perfectamente se podía haber dividido en dos, y una semifinal con ciento y la madre en la que no te daba tiempo ni de acudir a la final con claro favorito: quien ganara era lo mismo.
El éxito de audiencia ha sido muy claro, dejando tocada y hundida ‘Vis a Vis’, una de las grandes apuestas de Antena 3, y ya se prepara ‘Masterchef VIP’. Igual el truco era no cansar a la audiencia para exprimir el nuevo formato hermano que se avecina.
¿Qué diferencia a Rihanna de Taylor Swift, aparte de lo obvio? Que la segunda utiliza pizzas para vender discos y la otra para cuidar a sus fans. Es lo que hizo ayer en Manchester, donde presentó su gira actual, mientras sus fans esperaban impacientes en una cola bajo la lluvia. La cantante, según informa NME, envió a la cola 20 cajas de pizza, algunas de ellas firmadas (las cajas, no los bordes de pan), y toallas para sus seguidores y seguidoras mojados. Además, se disculpó por la lluvia. ¡Como si fuera culpa tuya, Rih!
Rihanna ha sido noticia esta semana por compartir en Instagram un vídeo de un fan que grababa su entrepierna caribeña desde la parte inferior de la pasarela de su escenario, desde donde la cantante interpretaba la apta ‘Sex with Me’, una de las canciones de regalo incluidas en su último disco y una de las mejores a pesar del tracklist oficial.
La cantante acaba de estrenar sencillo, ‘Sledgehammer’, perteneciente a la banda sonora de ‘Beyond’, la nueva película de ‘Star Trek’, que se estrena el 8 de julio. Hoy mismo se estrena el videoclip para esta épica canción en la que Rihanna suena más Sia que la propia Sia, si es que eso es posible.
Que alguien avise a Kate Bush, Björk, Ratatat o M.Ward porque el infierno de los teléfonos móviles en los conciertos podría llegar a su fin gracias a Apple. Según informa 9to5Mac, vía Consequence of Sound, la empresa ha recibido esta semana aprobación para el desarrollo de una patente presentada en 2011 que lucharía contra la epidemia de los teléfonos móviles en los conciertos de manera totalmente segura y legal.
Esta patente consiste en una especie de cámara situada en salas de conciertos que transmitiría información codificada a los dispositivos móviles presentes en un concierto que ordenaría a estos la inhabilitación automática de la función de grabación de sus cámaras. «Un dispositivo electrónico puede recibir estas señales, descodificar la información e inhabilitar temporalmente la función de grabación del dispositivo móvil en función de la orden recibida», escribe el texto original.
Hace unos días conocíamos la idea de otra empresa, Yondr, para luchar contra este problema del que tantos artistas y asistentes por igual se quejan constantemente. Por lo que apostaba Yondr era por acordar con los artistas que no quisieran ser grabados o filmados durante sus conciertos que durante sus conciertos pudiesen ofrecerse bolsitas a la entrada de los mismos en las que la gente introduciría sus dispositivos móviles hasta el final de los mismos.
Título: ‘The Jazz Age’
Artist: Jack
Sello: Too Pure (1998)
A finales de los 90 el sello inglés Too Pure contaba con PJ Harvey y Stereolab a la cabeza de su catálogo de artistas, pero al fondo del mismo se encontraba este grupo de bellos perdedores que habría merecido mejor suerte, tanto entonces como ahora en retrospectiva. Discos como este ‘The Jazz Age’ se recuerdan demasiado poco. Ahora que han pasado más de 20 años desde la explosión del Britpop no cuesta entender por qué Jack no se beneficiaron en nada de dicha escena, ni con su primer disco (‘Pioneer Soundtracks’, 1996) ni con éste. En realidad sería suficiente con un vistazo a la portada (una foto color sepia de Richard Adderley -guitarrista del grupo- con guisa de escritor de los años 20). Porque lo que evidencia se extendía a toda la estética del grupo más allá de lo visual. Es verdad que simplificar ahora diciendo que el Britpop fue la expresión definitiva de la «lad culture» (algo así como «cultura machocéntrica», piensa en un fan inglés medio de Oasis) es tremendamente incorrecto: ahí están los nada hooligans discos de Pulp, Blur, o todo el lado electrónico de la escena que inexplicablemente casi siempre olvidamos. Pero también es verdad que las ensoñaciones poéticas y neorrománticas de Anthony Reynolds y sus compinches de Cardiff, sus referencias y citas culturales, pegaban bien poco en el clima reinante de aquellos años. O quizá en realidad nunca es del todo el momento de un grupo si su planteamiento es tan retro e intelectual. Jack, como Reynolds ha comentado en entrevistas posteriores, no aspiraban a «competir con Shed Seven». Querían «competir con Bowie, Nina Simone, Lennon, Roxy». Para más señas sobre cuán a destiempo se encontraban basta recordar que el NME iniciaba su crítica de ‘The Jazz Age’ en 1998 con la burlona frase «buenas noticias para los que les gusta llevar zapatos puntiagudos de ante negro y poner cara de estar un poco de mala hostia».
‘The Jazz Age’ es un ejemplar inusual en el pop de los 90. ‘Pioneer Soundtracks’ había resultado muy prometedor, pero no hacía sospechar el salto en calidad que se avecinaba con este segundo álbum. Y entonces salió el single ‘Cinemático’, publicado por el sello español Elefant en 1997, una canción maravillosa con referencias en las letras a John Fante y Bukowski, a Woody Allen, que parecía anticipar lo que la salida del disco meses después confirmó: un clásico… que nunca lo fue. El álbum se inicia con preciosa sección de cuerda, una pieza escrita por la arreglista Ruth Goettlieb, cuya solemne aportación aparece intermitentemente a lo largo de él. Una introducción que funciona como una especie de declaración de voluntad de neoclasicismo, que no se oculta para nada en todo el disco. Es quizá uno de los aspectos más instantáneamente atractivos de este grupo (lo fue entonces, cuando oí el disco por primera vez): su amor por lo viejo, sin tapujos o ironías. Ese es pues el punto de partida para ‘3 O’clock In The Morning’, una espléndida pieza de pop orquestado que nos lleva en un paseo de madrugada junto a Reynolds, borracho y nostálgico. La banda abre con el dúo de guitarras Adderley-Scott, dulce rasgueo y twang y, ecos de The Divine Comedy en la voz, cuyas raíces no cuesta situar en la capa geológica inmediatamente anterior, la de Scott Walker. Una tesitura perfecta para letras que hablan de un amor perdido y de la sensación de romanticismo autoconsciente que supone caminar por las calles de noche («Holloway Road / Camden Road…»), a ratos compadeciéndose de uno mismo, a ratos excitado por la añoranza, pasando del «all-night garage» al (oh, tan noventas) «7-Eleven» y persiguiendo paradas de autobús sin fin.
Sigue ‘Pablo’, una pieza «uptempo» que recuerda quizá demasiado al ‘Rocks’ de Primal Scream, y que para mi gusto es la que menos pega en el conjunto del disco (sin embargo parece que hubo hasta un vídeo, a pesar de no ser lanzada como sencillo). Sólo la letra mantiene el vínculo con las demás canciones, un atribulado discurso sobre el dilema de sentar la cabeza o lanzarse al vacío del alcohol y las drogas, con menciones en el estribillo a un Pablo que seguramente es Picasso («tengo celos de Pablo y tú / Nunca me pintará a mí / Y ni todo el dinero del mundo podría convertirme en una chica guapa»). Tras sus escasos tres minutos aparece la maravillosa ‘My World Versus Your World‘, enérgica pieza con una letra que es básicamente una lista de yuxtaposiciones con las que Reynolds reflexiona sobre una relación, con algunos encuentros («my mouth versus your mouth») y muchos más desencuentros («my drugs versus your drugs / my songs versus your songs / my silly lies versus your silly lies») para llegar a una sangrante conclusión: «eres historia / quédate atrás / ahora y para siempre». Le sienta muy bien a la canción y al propio grupo ese ritmo casi de baile, singular en el conjunto del disco pero muy revelador del potencial que Jack tenían para hacer canciones pegadizas y con posibilidades comerciales. Es seguramente lo que Too Pure vio en Jack inicialmente, y que al no ver realizado poco después de la publicación de este disco les haría deshacerse de ellos, como veremos luego.
Después de dos canciones de impetuoso ritmo, el final de la cara A nos devuelve a unos Jack de melancólica belleza. Primero, con ‘Saturday’s Plan’, una lenta balada orquestada, un bello poema sobre una noche de sábado pasada en casa. «El plan del sábado es que no salimos / Alquilar una película, fumar droga, comer y beber / El plan del sábado es que no trabajamos / Para encontrarnos el uno al otro y pasar del mundo». Los líquidos arpegios de guitarra de Matthew Scott y el colchón de orquesta sirven de lienzo ideal para los trazos vocales de Anthony Reynolds, que en su día se compararon mucho a los de Brett Anderson, pero que en piezas como esta especialmente se aprecian con mucho más empaque y drama contenido que el cantante de Suede. Y entonces llega el estribillo, con un conmovedor acorde menor perfecto para sus dos simples versos («We don’t care about the rent / And even less about where it went»).
La canción describe una escena que se narra en presente, poco antes de que el final dé un giro inesperado: «Ahora noches como esas pervivirán en las habitaciones de otros amantes / Porque noches como esas han desaparecido para mí y para ti». Romanticismo al estilo del pop pre-noventas y de la poesía clásica de la que tan fan era Reynolds.
La cara A se cierra con ‘Nico’s Children‘, que musicalmente abunda en la quietud de la pieza anterior y en los textos insiste en imágenes de la frugal vida bohemia en los 90 ingleses: si en ‘Saturday’s Plan’ se trataba de no pensar en el alquiler, esta canción se inicia en la cola para cobrar los «housing benefits». Reynolds reflexiona sobre el crudo coste de elegir esta forma de vida y lo expresa con fenomenal ingenio: «Cuando la luz del sol se convierta en nieve / Cuando todas estas luces se apaguen / Todo esto no será poesía / Sólo será pobreza» («poetry…. poverty»). Un bello lamento por los «hijos de Nico», nueva referencia cultural que convierte a la cantante de la Velvet en una suerte de madre simbólica de los rockeros yonkis de los primeros noventa en Londres. Instrumentalmente la canción asciende a una placentera cima en cada estribillo, con dramatismo de guitarras eléctricas y un fondo orquestal que resulta ser exactamente el motivo de cuerda que iniciaba el disco a modo de introducción. Círculo hermosamente cerrado y tiempo para dar la vuelta al disco.
Guitarras acústicas y un trémulo órgano introducen la canción que abre la cara B, una de las obras maestras de Jack. Se trata de ‘Lolita Elle’, seguramente su clásico más reconocible (entre los conocedores). Entretejida, de nuevo, con preciosos arpegios de Matthew Scott que aun siendo más clásicos que los de un Johnny Marr o un Bernard Butler merecen un reconocimiento especial. Sobre ellos Scott Reynolds echa el resto en un texto que es casi como un microrrelato, más allá de la referencia nabokoviana del título (en las notas interiores del disco recomendaban al oyente «ampliar» por su cuenta con obras de John Fante, Nabokov y, curiosamente, del poeta inglés Rupert Brooke). Se inicia con la pareja conduciendo por puertos de montaña, disfrutando del inicio de su romance, pero admitiendo que el destino está en su contra («ella sonrió y dijo «ya sabes, un amor como el nuestro / está condenado, y es sucio como la nieve»»). Reynolds admite su fascinación por «conducir por las carreteras de sus muslos color oliva / hacia los mares detrás de su ojos / nuestra piel en llamas / cegados por las estrellas cuando nos corríamos».
Sin embargo da la razón a su amante en el estribillo: «oh, mi Lolita Elle / cualquier cosa que no sea el cielo tiene que ser una especie de infierno / Sé que las reglas que se imponen a los de nuestra clase son duras / acarrean maldición pero también belleza / Pero es la única vía si queremos volver a tocar el cielo». Un estribillo en el que el combo Reynolds – Scott roza la cumbre de su obra, con una secuencia de acordes emocionante, perfecta, y una melodía que está entre las mejores de todo el pop británico de los 90. El aire ensoñador del acorde jazzy que lo concluye coincide a la perfección con ese verso final «if we’re to get to heaven again», con orquesta y teclados haciendo una exquisita melodía de conclusión, y un precioso saxofón en la segunda vuelta.
‘Cinemático’ es el siguiente corte, canción aparecida como comentábamos en el single de Elefant, pero regrabada para la ocasión. Tempo de pop, clásico riff de acordes, y letras que no pueden ser más Jack: «veo a Cocteau cenando con Picasso / veo a Warhol fotografiando a Nico», pero con una sincera confesión de fan («pero nunca estuve allí / sólo leí el libro, sólo vi la película»). En los estribillos intenta explicar que, aun siendo así, su amor le hace sentir que él y su chica son como especiales también. «Tú y yo somos una especie de estrellas / En una especie de película, en una especie de romance / Y el escenario está hecho de estas calles por las que corremos / y de las camas sobre las que amamos / Recuérdalo cuando lleguen los malos tiempos / Porque los tiempos son malos». Envuelto en una melodía magistral, rodeado de los arreglos de cuerda antes mencionados, el mensaje sencillo de esos versos suena a pura verdad, como todo el que recuerde el invencible comienzo de un romance sabe. La guinda, un precioso motivo de guitarra twang tras cada estribillo. En el resto de la canción sigue explorando el contraste vidas de estrellas / vidas estrelladas: «¿Así que crees que Pasolini estaba enamorado de Fellini? Vale, pues cuéntaselo al casero mientras trata de tirar la puerta abajo / Y sí, es tan chic ser pobre, y deberíamos hablar en francés más / Y haré citas de poesía cuando finalmente me sentencien». Como se puede ver, mucha ironía y reírse de uno mismo, un punto de vista bastante más interesante que lo que quería dar a entender la simplista frase del NME antes citada.
‘Steamin» cambia el tono diletante en camino del final del disco: un festival del riff de guitarra con arreglos de orquesta algo ahogados y la voz de Reynolds en su plano más rock, pero sin perder el timbre scottwalkeriano o cierto drama que recuerda al Marc Almond más épico. Los coros masculinos respaldando completan su canción definitivamente más Britpop, una composición sólida pero algo menos representativa de su sonido. El hecho de que Too Pure la eligiese para un segundo single parece indicativa de que esperaba un tipo de «pop bangers» que Jack producía anecdóticamente. ‘Love and Death in the Afternoon’ recupera el equilibrio, otra canción «uptempo» pero en este caso con guitarras haciendo elegantes arpegios, orquestas perfectamente engarzadas con el resto, guitarras de preciosos acordes menores y una melodía de voz memorable y de nuevo muy Marc Almond, que canta sobre los restos de un naufragio sentimental/doméstico: cubertería, agua caliente, una cama sin hacer… (¿no fue también Almond quien primero cantó sobre la romántica decadencia de los objetos cotidianos en ‘Bedsitter’?).
‘Half Cut ,Wholly Yours’ acaba el disco en el más puro espíritu de la banda. Los graves tonos de voz del comienzo, el piano, hacen casi pensar en sus coetáneos Tindersticks. Es una balada majestuosa que completa el cuadro costumbrista londinense: «cámbiate de ropa otra vez, besa el billete de metro / donde viajarás y dormirás durante millas y millas / hasta que tú y ella volváis a estar en casa de nuevo». Una excelente composición que termina de convertir al disco en un clásico no reivindicado de la era Britpop. Mientras el arreglo se va completando con bellas guitarras con trémolo y un ritmo funerario de timbales, Reynolds expone la romántica tesis del título («partido por la mitad, completamente tuyo») con algunos versos que dan en punzantes dianas: «estábamos borrachos de vino / tomando speed como locos / pasando las tardes y viendo películas tan tristes / que sólo las echan cuando el país está trabajando». En versos como estos se entreveía sin duda su futuro como poeta (Les Disques Du Crépuscule publicó su primera antología, ‘These Roses Taste Like Ashes’, en 2002).
Tras un intenso pasaje de orquesta y guitarras de bello tono casi cinematográfico, los últimos compases vuelven a la quietud del comienzo, en una despedida al menos medio optimista: «así que renací, medio dormido en un vagón de metro / abajo, donde el sol no brilla / dirección sur, en la Northern Line».
Como anticipábamos antes, tras la gira de promoción de ‘The Jazz Age’, que no consiguió movilizar a demasiado público Too Pure echó al grupo por discrepancias sobre el presupuesto de su siguiente disco. Jack tardó casi cuatro años en reorganizarse y poder sacar su siguiente disco (destacable que el sello español Acuarela les publicó un EP durante la espera, el excelente ‘La belle et la discothèque’ de 2000, grabado junto a Simon Raymonde de los Cocteau Twins). Tras él, el grupo se disolvió definitivamente y desde entonces Reynolds ha alternado sus discos en solitario (muy notable ‘British Ballads’, con la participación de Vashti Bunyan) con su trabajo como excelente biógrafo musical (cuatro libros publicados sobre los Walker Brothers, Jeff Buckley, Leonard Cohen y Japan).
‘Pioneer Soundtracks’ fue reeditado en 2007 pero el resto de su gran discografía, incluyendo este ‘The Jazz Age’ ha corrido peor suerte que la de otros coetáneos, en una época en la que hasta la obra de grupos verdaderamente menores (como Gene, por ejemplo) ha sido reeditada al completo. Quizá en el futuro la historia se acuerde un poco más de este grupo que nosotros no olvidamos.
Esta semana, Lady Gaga ha participado en la Conferencia de Alcaldes de Indiana, Estados Unidos, para ofrecer una charla sobre compasión, bondad y derechos humanos junto al Dalai Lama. Antes de la conferencia, la cantante se sentó con el líder espiritual tibetano para una entrevista de 19 minutos donde se habló de materialismo, meditación y salud mental, entre otros asuntos.
Como era de esperar, a las autoridades de China y a una gran parte de sus habitantes no le ha hecho ninguna gracia esta reunión entre Gaga y el Dalai Lama y el departamento de propaganda del partido comunista del país habría emitido, según ha informado el periódico pro-democrático de Hong Kong, Apple Daily, una «orden importante» por la cual prohibiría que la música de Gaga suene en territorio chino. A Gaga esto ya le suena, pues fue la principal víctima de la censura que el Ministerio de Cultura de China llevó a cabo en 2011 contra canciones que ponían en riesgo la seguridad cultural del país.
Sin embargo, medios como El País informan de que los periódicos oficiales de China no han informado sobre este encuentro a pesar de que la cantante es «ampliamente conocida» en el país y que la música de Lady Gaga sigue perfectamente disponible en las plataformas de descarga legal de China al contrario de lo que aseguran otras publicaciones.
Las autoridades chinas no han dejado de criticar al Dalai Lama por su reunión con Gaga y el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ha descrito al Dalai Lama como un «lobo con piel de monje» [sic] cuyo único interés en cuanto a sus viajes internacionales es promocionar la independencia del Tíbet. Es el mismo Dalai Lama que visitó Glastonbury el año pasado.
Como cada año por estas fechas, la redacción y sus colaboradores habituales y puntuales escogen lo que para ellos es lo mejor del año de momento. David Bowie, Beyoncé, Pet Shop Boys y Triángulo de amor bizarro son los nombres que más se repiten y por lo tanto los que suenan como los nombres clave de momento para las listas de final de año.
Después, hay de todo: desde el underground de Solletico y Fasenuova a la revelación de Shura pasando por la consolidación de Andy Shauf o las bellas entregas de Jessy Lanza, The Goon Sax, Andrew Bird, Junior Boys y Radiohead; o los temas de El Guincho, Kaytranada, Flume, Porches y Kanye West, que tan bien definen el curso estilístico de este año. Este último nos llega con mensaje de la propia redactora que lo escoge: «él me cae como un patada en la tripa, el tema es misógino y contiene un mensaje desagradable, pero voto ‘Famous'». También aparecen The Last Shadow Puppets, Adam Green con su proyecto cinematográfico, una canción de Fangoria, Angel Olsen y una de las canciones de ANOHNI que sí defendimos en la polémica crítica de su último disco.
A continuación, cada redactor escoge su 1) disco del año y 2) canción del año.