Los Mejores Discos de 2024 (de momento)

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Los Mejores Discos de 2024 (de momento)

Seguimos repasando la cosecha musical del ecuador de 2024 destacando los mejores discos que ha dejado el año de momento. El pop ha estado especialmente sembrado produciendo obras maestras de Billie Eilish, Beyoncé o Charli XCX. El verano de 2024 será recordado como el verano BRAT como el de 2023 fue el verano Barbie. Entre los primeros discazos del año en este estilo, el de Empress Of. Después, a caballo entre España y Argentina, Nathy Peluso se ha superado.

En un órbita experimental el álbum de Julia Holter puede ser el mejor de su carrera. La gran sorpresa del año la ha dado Cindy Lee publicando un disco mastodóntico que no está disponible casi en ningún sitio. Beth Gibbons ha demostrado que la espera por su disco ha valido la pena. Y en el terreno del country y raíces norteamericanas tanto Waxahatchee como Cassandra Jenkins han publicado grandes obras.

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Las guitarras han seguido vivas gracias a SPRINTS o St. Vincent, pero sobre todo 2024 ha sido en este sentido el año de Alcalá Norte, que han publicado uno de los mejores debuts que España ha visto en los últimos tiempos. En la playlist de Mejores canciones de 2024 (de momento) escucharéis muchos de los temas incluidos en estos excelentes discos.

Billie Eilish / Hit Me Hard and Soft

En apariencia estamos ante un disco de estilo indefinido, casi inconexo, capaz de pasar de lo acústico a lo ravero en tan sólo un cambio de pista, o incluso dentro de la misma. Parecen los golpes «fuertes» y «suaves» mencionados en el mismo título del disco. O mejor: los estilos del álbum fluyen como la propia sexualidad de Billie Eilish, quien sale del armario durante la promoción del disco, afirmando: «¿no era obvio?». En números, el single principal, el punki ‘Lunch‘, es superado por el segundo, ‘Birds of a Feather‘, una canción de amor perfecta. Con otras sorpresas asombrosas como el cambio de tercio de ‘L’amour de ma vie’ o la profunda ‘Blue’, ‘HIT ME HARD AND SOFT’ es un álbum rico, profundo a la vez que ligero, al tiempo que comprensible por cualquiera, de la adolescencia a la vejez, que haya recibido tantos golpes… que haya terminado dando algunos a su vez.

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Beyoncé / Cowboy Carter

Experta en obras conceptuales mastodónticas desde el álbum audiovisual ‘Beyoncé’ y el perfecto ‘Lemonade’, Beyoncé vuelve a entregar un disco-enciclopedia rico, complejo, abierto a las interpretaciones y al debate. No es un «disco de country», sino un «disco de Beyoncé», como ella misma comunica en sus redes sociales. En ‘Cowboy Carter‘, Beyoncé samplea a artistas afroamericanos pioneros del género desde el siglo XIX, reivindica a Linda Martell, reúne samples de Sister Rosetta Tharpe o Chuck Berry y te descubre el Chitlin’ Circuit, todo mediante canciones divertidas y emocionantes que no se ciñen al country clásico, colaboraciones con Dolly Parton, Miley Cyrus o Post Malone y transiciones que lo elevan, siendo uno de esos pocos discos en los que el interludio suma, nunca resta.

Charli XCX / brat

En ‘brat‘, Charli XCX vuelve a tratar sus dilemas entre el underground y el mainstream. Sobre todo, ‘brat’ es un disco que vuelve a ser muy divertido. Como ya mostró en ‘1999’ junto a Troye Sivan, lo meta le funciona muy bien y en este largo lleno de bangers como ‘Von dutch‘, ‘360‘, ‘Talk Talk’ o ‘Apple’, la artista nos está contando qué música le gusta bailar, facturando un homenaje evidente al sonido Ministry of Sound, Republica y al electroclash de los 2000. En cuanto a producción, Charli XCX se sitúa en el punto medio perfecto: ni copia demasiado, ni se reinventa por completo. La campaña promocional, además, consigue que se hable de Charli más que nunca en su carrera: la estética de la portada se pone de moda, inspirando a Kamala Harris, y el remix de ‘Girl, so confusing‘ de Lorde desata la locura.

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Vampire Weekend / Only God Was Above Us

Vampire Weekend no han sacado ni un solo disco decepcionante en sus 15 años de historia. Cada álbum ha sido un paso adelante en lo sonoro, siempre con multitud de historias e interpretaciones que debatir y ‘Only God Was Above Us’ no es ninguna excepción. La premisa para la continuación de ‘Father of the Bride‘ es zambullirse en el Nueva York del siglo XX. No obstante, si algo llama la atención de los textos es su riqueza y también su universalidad. Pero lo realmente excitante de ‘Only God Was Above Us’ es que puede disfrutarse sin prestar atención a nada de esto, simplemente como una hermosísima obra de pop, cuidada al milímetro. La producción es un tsunami de ideas impredecible y no, a Rostam no se le echa de menos en absoluto: su breve aportación al disco es de las menos inspiradas.

Alcalá Norte / Alcalá Norte

Las canciones de Alcalá Norte son capaces de sonar 100% generacionales… y a la vez podrían ser perfectamente de una banda ficticia que Carlos Alcántara va a ver en un capítulo de los 80 de ‘Cuéntame’. Es impresionante la personalidad que destilan casi todas las composiciones. ‘La vida cañón‘, el gran himno de Alcalá Norte, recomendado por Rosalía, se convierte en una expresión que usaremos para siempre. Y la mejor prueba de que Alcalá Norte no son un hype es que se puede escribir una crítica de su disco sin ni siquiera mencionar la que es una de las canciones más potentes, ‘420N’. Es imposible confundir una canción de Alcalá Norte con otra y esa es la gran baza que juega este nada sobrevalorado disco: la manera en que fácilmente identificamos sus 11 piezas.

Julia Holter / Something in the Room She Moves

Que Julia Holter no está interesada en apelar a las masas se vuelve a confirmar en ‘Something in the Room She Moves’, un trabajo abstracto y misterioso donde su vocación experimental y exploratoria permanece intacta, proponiendo un viaje sensorial al interior del cuerpo, a aquello que se esconde bajo la piel. En sus canciones siempre hay cientos de detalles en los que perderse, sonidos no siempre identificables que se entremezclan entre sí y cobran vida propia, creando momentos de belleza estremecedora. Julia Holter ha creado una aventura que seguir destapando en cada escucha, rebosante de creatividad e imaginación.

Cindy Lee / Diamond Jubilee

Cindy Lee, el proyecto drag y lo-fi del músico canadiense Patrick Flegel, ex integrante de Women, ha facturado una obra inmensa en forma y fondo que se atreve a ir más lejos y a sumergirse más hondo que muchas obras de su estilo. En ‘Diamond Jubilee’, que es un disco doble, las influencias reconocidas de Cindy Lee, especialmente de las girl group de los 60, como las Supremes o las Ronettes, pero también de vocalistas como Patsy Cline o Karen Carpenter, son exploradas hasta sus últimas consecuencias. A la vez, en 32 pistas a Cindy Lee le da tiempo de introducir en su imaginario otro puñado de referencias de diferentes décadas de pop y rock n’ roll a cada cual más dispar. Mientras, la estética garajera de Cindy Lee enturbia hasta la más familiar y reconfortante de las melodías, convirtiendo ‘Diamond Jubilee’ en uno de esos trabajos que nos recuerdan que el “indie” sigue vivo.

Adrianne Lenker / Bright Future

En ‘Bright Future’ vuelve a brillar la sensible poesía de Adrianne Lenker, capaz de transmitir un mar de emociones revueltas de la manera más simple. Sus característicos juegos de palabras y su honestidad a flor de piel junto a su preciosa voz elevan cada minuto del álbum. Más ambicioso que ‘songs‘, es también en un trabajo, al contrario que aquel, intencionalmente rústico. Sin pretensiones y grabado con cuatro amigos en mitad del bosque, ‘Bright Future’ muestra a una cantautora con un talento descomunal para componer melodías bellísimas y para escribir versos cuya vulnerabilidad, sabiduría y sensibilidad encogen el corazón.

Beth Gibbons / Lives Outgrown

El segundo disco de Beth Gibbons en solitario está marcado por el adiós a amigos y familiares, e incluso a su viejo yo. El paso del tiempo es el tema más importante del álbum, en el que aparece un tema dedicado a la menopausia, ‘Oceans’. El single ‘Floating on a Moment’ la encuentra «flotando en ese instante que nadie sabe cuánto va a durar, y en el que nadie se puede quedar». La muy Leonard Cohen ‘Burden of Life’ habla de «todo el amor de las generaciones que se han marchado». En ‘Lives Outgrown’ Gibbons no ofrece respuestas, pero sí nos da es otra producción exquisita con la garantía de calidad de la casa, en la que, además de su voz, brillan la docena de instrumentos utilizados.

Jessica Pratt / Here in the Pitch

Con la salvedad del single ‘Life Is‘, que recuerda a Jefferson Airplane, el nuevo disco de Jessica Pratt tira del hilo de ese folk taciturno que ya exploraba en su trabajo interior y ahonda más que nunca en los misterios de la bossa nova. En ‘Better Hate’ “aguarda tiernamente un amor” esculpiendo una melodía que vale oro. Desde esas coordenadas Pratt suma un nuevo clásico a su repertorio llamado ‘World on a String’, otra canción de Pratt preocupada por el paso del tiempo y la trascendencia que, irónicamente, logra detener el presente. Aunque parece una extensión del disco anterior, melodías tan bellas como la de ‘Get Your Head Out’ o ‘The Last Year’ sigue dándonos lo que queremos.

Nathy Peluso / Grasa

Nathy Peluso ha ido cimentando un estatus a base de hits que ya quisieran muchos, y ‘Grasa‘ vuelve a ser un disco lleno de temazos que, además, es un disco visual, pues se ha lanzado una película con videoclips de todos los temas. ‘Grasa’ es un disco muy bien atado, que empieza diciendo “esta ambición me está matando” en el bolero ‘Corleone’ y se cierra con la belleza costumbrista de ‘Mamá’. El temazo del disco puede ser ‘Legendario‘, pero ‘Grasa’ está a la altura pasando del R&B (‘Real’) a la balada (‘Envidia’) o del hip-hop (‘Todo roto’) a la salsa (‘La presa’). La garra, la emoción, la experimentación, la versatilidad, el exceso y el punto de folclórica de Nathy Peluso llevan a la artista a superarse y publicar su mejor disco.

Viva Belgrado / Cancionero de los cielos

Uno de los temas principales de ‘Cancionero de los cielos’ es el amor/odio por la música. Su aversión hacia la industria y hacia la dinámica de la misma es palpable en el primer tema del álbum, ‘Vernissage’. Paradójicamente, «Saturno» es una canción capaz de hacerte llorar. Pero el grupo no se ha conformado con seguir a pies juntillas los mandamientos de la escena post-hardcore y, en su mejor disco, amplía su paleta sonora con nuevas influencias y referencias complicadas que van de Miguel Hernández a Chéjov. En algún momento entre ‘Nana de la Luna Pena’ y ‘Ranchera de la Mina’, Viva Belgrado nos están hablando sobre lo lamentable que es tener que excavar en lo peor de sí mismos para hacer buenas canciones.

Alizzz / Conducción temeraria

En ‘Conducción temeraria‘, Alizzz sigue la máxima «si no está roto, no lo arregles», solo que ahora dotando de mayor protagonismo a las guitarras eléctricas de Ferran Gisbert. Son un tipo de guitarras que no empujan el disco hacia el noise, hacia el metal o hacia el grunge, como en los últimos tiempos han hecho Grimes, Poppy u Olivia Rodrigo. Distorsionadas, adulteradas y tratadas hasta la extenuación, se confunden con sintetizadores. La cohesión la hallamos también en unas letras totalmente pasionales y coloquiales. «Me cago en todo» y «me fumo uno y después me enciendo otro» son algunos de los ganchos de la muy Strokes ‘Mirando al techo’. En ‘Vuelve a disparar’ le oímos suplicar «Vuelve a disparar y remátame», como si fuera un cervatillo atropellado. Alizzz sí que sabe cómo 1) conectar con la gente y 2) redondear un buen disco.

Guillem Gisbert / Balla la masurca!

Gisbert -conocido por ser vocalista de Manel- es un compositor demasiado curioso como para no explorar a fondo todos los caminos que se le ponen por delante. Y ‘Balla la masurca!’ es, en este sentido, un trabajo tremendamente ambicioso, que no le hace ascos a casi nada ni a nadie: este no es un disco producido entre dos o tres personas, sino entre muchas más. Aunque en ‘Balla la masurca!’ desborda sobre todo la imaginación de Gisbert a la hora de contar historias y arreglarlas. El costumbrismo de Manel sigue formando parte del imaginario de Gisbert, pero en ‘Balla la masurca!’ demuestra que no existe mezcla ni camino que Gisbert tema recorrer.

Arooj Aftab / Night Reign

En ‘Night Reign’ la dedicación de Arooj a la noche es explícita, pero diferente a la del álbum anterior. ‘Vulture Prince’ se inspiraba en la muerte del hermano de Aftab y era un trabajo marcado por el duelo. Tres años después, Arooj está saliendo del hoyo. Dice que empieza a sentirse contenta e incluso sensual, y la noche que retrata ‘Night Reign’ no es emocional, no es depresiva ni de tristeza; es ociosa y calurosa, excitante como el principio de algo nuevo. El concepto nocturno a Arooj le sirve para seguir estableciendo diálogos entre pasado, presente y futuro, y también entre diferentes culturas. Su sobrecogedora voz sigue siendo difícil de creer.

Waxahatchee / Tigers Blood

Los discos indie-rock de Waxahatchee ya vislumbraban su talento, pero ha sido su acercamiento al country lo que le ha hecho encontrar su verdadera voz. ‘Tigers Blood’ no tiene una narrativa lineal. No se trata de un álbum conceptual o uno que orbite continuamente sobre los mismos temas. Más bien, ofrece un amplio abanico de experiencias y sentimientos que Waxahatchee narra desde una perspectiva más madura y segura que nunca. Si ‘Saint Cloud’ era un perfecto giro de guion, ‘Tigers Blood’ es la confirmación de que hay potencial para muchas más temporadas.

Empress Of / For Your Consideration

El último disco de Empress Of es el mejor de toda su carrera. Estamos ante un disco bastante divertido, con sus momentos melancólicos, sí, como la preciosa melodía de ‘Kiss Me’ junto a Rina Sawayama, a piano, pero también tan chanantes como ‘Femenine’. Como Rosalía en ‘MOTOMAMI’, Empress Of hace funcionar momentos un tanto «cheesy» con producciones excelentes que en sus puntos más creativos suenan influidas por Björk o M.I.A. La artista, además, se beneficia de sus orígenes latinos para integrar las diferentes influencias con plena naturalidad. For Your Consideration’ es un disco constantemente en Spanglish con un gran carácter rítmico, muy ágil, puntualmente amparado en lo que podríamos llamar post-reggaeton.

St Vincent / All Born Screaming

En ‘All Born Screaming’ ya no hay tonos pastel ni chillones. Al contrario, la oscuridad se impone: Annie aparece en la cubierta quemándose viva. Las canciones sospechan que el “infierno está cerca” y que vivimos “tiempos violentos” y hablan de amores que «chupan la sangre» y de gente que «se tira de un tren». La música, a su vez, es un asalto a los sentidos. El paralelismo de la portada de ‘All Born Screaming’ con la autoinmolación de Aaron Bushnell insufla poder a un disco que suena tan agresivo y atormentado como la época en la que nos encontramos.

Ariana Grande / eternal sunshine

El cuidado de las melodías y la producción siguen presentes en un disco de Ariana Grande, como lo ha estado desde su debut. El ritmo disco a lo Donna Summer de ‘bye’ da pie a una canción realmente pletórica que Ariana canta como nadie. Y solo su voz convierte ‘supernatural’ en algo grande. Max Martin e Ilya se encargan de producir la mayoría ‘eternal sunshine’ y el sonido es inmaculado. El disco se presenta con un single inspirado en ‘Vogue’, ‘yes, and?‘, superado en listas por el Robynesco ‘we can’t be friends (wait for your love)‘. Se edita un tercer single, ‘the boy is mine’, pero podría haber un cuarto o un quinto o un sexto.

SPRINTS / Letter to Self

Editado tan pronto como un 5 de enero, ‘Letter to Self‘ es uno de los debuts más prometedores del año. Como dejando las ganas de revolucionar esquemas y estructuras para primavera o verano, SPRINTS nos hacen plantearnos más bien por qué a principios de 2024 tantísimas cuestiones planteadas en los tiempos del post-grunge continúan vigentes. Por qué sigue siendo común esa rabia interior. Por qué tenemos que aparentar que somos felices cuando el sistema no nos lo permite. Desde luego no habrían sobrevivido a la crítica de aquellos señoros que tanto se reían de autoras directas y sencillas de los 90, mientras rendían pleitesía a rimas tipo «Feeling supersonic / give me gin and tonic». Pero los tiempos han cambiado. Y ‘Letter to Self’ da lo que quiere a un público víctima de sus inseguridades.

The Last Dinner Party / Prelude to Ecstasy

En ‘Prelude to Ecstasy’ convergen los diferentes intereses de The Last Dinner Party. Por un lado, el barroquismo de los arreglos. Por otro, el rock melódico de los 60 y 70, de Bowie a Queen. Por otro, las armonías a lo ABBA. Todos ellos empaquetados en un producto de amable pop. En ‘Prelude to Ectasy’, el sonido de The Last Dinner Party suena totalmente decidido y construido, tan pronto como en su primer disco. Y las canciones son inolvidables a primera escucha, especialmente los singles ‘Nothing Matters’, ‘Caesar on a TV Screen’ o ‘The Feminine Urge’; pero todo el disco está bien rematado, atado con un lazo.

MGMT / Loss of Life

En ‘Loss of Life’, su primer lanzamiento independiente, MGMT buscan no solo complacerse a sí mismos, sino también contentar a sus distintos tipos de fans. Porque en el disco hay pop, pero también canciones que, como un cubo de Rubik sigues escuchando, atrapado por ellas, hasta que por fin encajan en tu cabeza. Junto al productor Patrick Wimberly (ex-integrante de Chairlift, justamente), MGMT siguen envolviendo de una pátina psicodélica todo lo que tocan. Y esto puede sonar tan a britpop como el single principal, ‘Mother Nature’, deliberadamente inspirado en Oasis, o tan ochentas como ‘Dancing in Babylon’, que con la participación de Christine and the Queens. ‘Loss of Life’ suena a los MGMT de siempre y, a la vez, a unos MGMT nuevos.

Cassandra Jenkins / My Light, My Destroyer

My Light, My Destroyer’ es continuista de aquel sonido sofisticado y elegante con el que Cassandra Jenkins nos enamoró, pero también expande sus horizontes hacia diferentes estilos. En el frágil y existencial documento que es ‘My Light, My Destroyer’, Cassandra Jenkins lucha contra la monotonía y por encontrar el significado de la vida en un mundo en el que nada es para siempre y donde todo cambia muy deprisa. La muerte, la pérdida o la soledad forman parte de la experiencia humana, y todo lo que podemos hacer es aceptarlo y celebrar la intermitente belleza del mundo que nos rodea. Salir de nosotros mismos, mirar al cielo y dejarnos cegar por la luz de la esperanza.

Fabiana Palladino / Fabiana Palladino

El disco de Fabiana Palladino, desarrollado a lo largo de diez años junto al enigmático productor británico Jai Paul, es a la vez nostálgico y actual: basándose fielmente en el sonido del pop de los años 80, en concreto el de Janet Jackson y Prince, Palladino le pasa un paño y lo hace sonar completamente nuevo y reluciente. No está de más que Fabiana viene cargada con una serie de canciones estupendas que ningún pero merecen. Destacan el baladón de ‘I Care’, ‘Stay With Me Through the Night’ y la inicial ‘Closer’. El debut de Palladino es, desde el principio hasta el final, un ejercicio de elegancia y virtuosismo musical de los que no sobran.

Bad Gyal / La joia

Ajena a quienes opinan que en el camino a ‘La Joia’ ha perdido su “esencia”, Bad Gyal presenta su faceta “más elevada y reafirmada” en un disco que suena mucho mejor producido que los otros reuniendo otro surtido de hits que solo Alba Farelo podría haber firmado. A éxitos conocidos como ‘Chulo’, ‘Sin carné’ o ‘Sexy’, Bad Gyal suma nuevos pepinazos marca de la casa como ‘Perdió este culo’, ‘Mi lova’, ‘Bota niña’ o ‘La que no se mueva’. Joyas escondidas como ‘Así soy’ también valen la pena. Manteniéndose absolutamente fiel a sí misma, Bad Gyal va poco a poco apretando tuercas, dando un paso por delante sin que nadie se dé cuenta. Hasta que le cogen el ritmo, claro.

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