Lana Del Rey da por concluida su gira ‘LA To the Moon’ esta semana en España, y por tanto una etapa histórica para su carrera en la que se ha consolidado como una de las grandes. Hoy 20 de abril, la cantante neoyorquina toca en el Palacio Vistalegre de Madrid y anoche lo hizo en el Palau Sant Jordi de Barcelona, donde ofreció un concierto fascinante y extraño que os resumimos en 4 puntos +1.
La telonera, Cat Power
Los fans de Lana sabrán que Cat Power es una de sus mayores influencias, y es un gusto que Lana haya decidido reconocer su “deuda” con ella trayéndosela de gira, y posiblemente presentándosela a miles de fans que hasta anoche nunca habían oído una canción suya. Chan Marshall no presentó sus grandes clásicos, ni mucho menos rindió homenaje a ese ‘Moon Pix’ que en 2018 cumple 20 años, pero sí dio un mini set cálido y acogedor en el que se mostró bastante segura de su repertorio, y en el que demostró que su voz ha madurado como el vino, en canciones como ‘Good Woman’ o ‘Song to Bobby’.
El extraño setlist
Como los de sus amigos Radiohead, los setlist de Lana Del Rey nunca son el mismo en cada concierto, aunque los cambios a los que lo somete sean ínfimos. Sin embargo, hay que resaltar el ninguneo del setlist al último disco de la cantante, ‘Lust for Life’, del que apenas rescata cuatro canciones -depende del concierto- pese a ser el disco que supuestamente está presentando por todo el mundo. La intro de Mancini mola, las conmovedoras interpretaciones de ‘Terrence Loves You’ y, sobre todo, ‘Yayo’, una canción que nunca será lo suficientemente reconocida, valen oro; Lana agradeciendo a sus fans por disfrutar de su “periodo triste”, también, pero el final con ‘Off to the Races’ directamente no tiene sentido.
El dinamismo del set
El escenario de Lana replica una piscina exterior. Hay plantas, rocas, arbustos, un piano de oro, por supuesto proyecciones de agua en el suelo, una tumbona, columpios… Y Lana Del Rey le saca provecho a todo. Porque la música de Lana no da lugar a parafernalias, pero en su concierto siempre pasa algo, u ocurre algún cambio que evita que todo parezca lo mismo. Cuando Lana no canta de pie, lo hace en el suelo o sentada en las escaleras y cuando no, tumbada en una tumbona o encima de un piano, y mientras ella canta, la actividad no cesa: las bailarinas aparecen, se van, luego vuelven con unas sombrillas, y mientras ellas bailan emergen dos columpios del cielo, en uno de los cuales se balancea Lana después para cantar una canción (‘Video Games’). Y cuando Lana se aburre del escenario se sienta en las escaleras o baja a las primeras filas a saludar a sus fans… He visto conciertos con grandes alardes técnicos mucho menos dinámicos, quizás por ser también menos espontáneos.
El “y ahora qué canto” del tramo final
Resulta cuanto menos surrealista atender a una artista del nivel de Lana Del Rey, instalada en un pabellón como el Sant Jordi, tocar delante de decenas de miles de fans y consultarles qué canción quieren oír como si estuviera en el último bar del barrio de Gràcia. Hubo al menos cuatro peticiones de sus seguidores satisfechas, entre ellas ‘Carmen’, una canción “difícil” de tocar, como indicó Lana en español, y sobre todo una especial ‘Old Money’ que Lana ha vuelto a recuperar en Barcelona, cinco años después de interprearla, de nuevo a petición de los fans, y a capella, en el festival VIDA, cuando presentaba ‘Ultraviolence’. Parece que la experiencia le marcó, y de nuevo la canción le quedó totalmente preciosa. Sin embargo, cabe preguntarse si vale la pena, por ejemplo, rescatar ‘Gods and Monsters’ cuando ‘Love’ queda fuera.
La conexión espiritual con sus fans
Hubo momentos en que Lana no parecía totalmente comprometida con el concierto. Se le olvidó parte de ‘Lust for Life’ y pasaba de disimular los pregrabados o directamente de cantar versos enteros. Parecía cansada y es normal, la gira termina y Lana lleva cuatro meses de viaje por todo el mundo, ha de estar exhausta. Pero de lo que no está cansada es de sus fans. Lana parecía ansiosa de acercarse a ellos durante todo el concierto, y durante el momento álgido de ‘West Coast’, bajó al escenario para saludarles, firmarles discos y hacerse fotos con ellos. La sinergia entre la parte final de la canción y el contacto apasionado con sus fans fue brutal. Con los ojos cerrados, Lana se acostaba suavemente en los brazos de sus seguidores, derritiéndose en su calor, y escuchaba atentamente todo lo que tenían que decirle. Se produjo entre Lana y sus fans una verdadera conexión espiritual y fue hipnótico atenderla desde las gradas, mientras sonaba una música inquietante de fondo (ya hacía rato que ‘West Coast’ había terminado). Antes de irse, agradeció a sus fans por inspirarle con su “energía”.
Cuatro años después de ‘El gran hotel Budapest‘, su película más exitosa hasta la fecha, Wes Anderson inauguraba por segunda vez el pasado Festival de Berlín con su nueva película: ‘Isla de Perros’, que acabó alzándose con el premio a la mejor dirección. En ella, regresa a la animación stop-motion, como ya hizo con la estupenda ‘Fantástico Sr. Fox’ en 2009. En esta ocasión se sitúa en Japón, en la ficticia ciudad de Megasaki, donde el gobierno debido a una epidemia de gripe canina, decide enviar a todos los perros a Trash Island, una isla-vertedero. Allí tratan de sobrevivir como pueden en condiciones muy precarias. La llegada de un niño de 12 años a la isla en busca de su mascota, alterará el futuro del grupo de perros protagonistas.
Anderson hace un uso inteligente del lenguaje y propone un divertido juego con el espectador. Los ladridos de los perros son en inglés, y los humanos hablan en japonés, pero hay un personaje que nos hace una traducción simultánea al inglés. El reparto de voces está repleto de nombres conocidos, como Bryan Cranston, Edward Norton, Frances McDormand, Greta Gerwig, Bill Murray, Tilda Swinton, Ken Watanabe, Scarlett Johansson, Yoko Ono y un largo etcétera; algunos de ellos habituales en el cine de su director. Como lo son también Roman Coppola, Jason Schwartzman y Kunichi Nomura, co-escritores del guion junto con el propio Anderson. Queda claro que para él, tener un equipo formado por amigos de confianza es la clave para conseguir buenos resultados con sus películas. Algo que suele ser esencial para cualquier cineasta, pero si además tienes un estilo tan peculiar como el suyo, es crucial que todo el equipo entienda a la perfección lo que se quiere lograr.
‘Isla de perros’ es un episodio más en una filmografía coherente, creadora de un universo absolutamente particular e influyente. Sin embargo, Wes Anderson también se nutre del estilo de otros autores, y no tiene ninguna intención de ocultarlo. De hecho, su nuevo trabajo se entiende como una carta de amor al cine japonés, y más concretamente a Akira Kurosawa y Hayao Miyazaki. Un perfecto homenaje a dos cineastas que siempre han fascinado al realizador texano, sin perder un ápice de personalidad propia: esto solo puede estar dirigido por Anderson. Su sello permanece inconfundible en cada mínimo detalle, en cada composición simétrica, en sus habituales planos cenitales… El tono cómico de la película, presente a lo largo de toda ella, no evita que se traten temas profundos, ya que en su subtexto, hay un fuerte mensaje político. Wes Anderson cuenta que la intención en un principio no era que lo hubiese, sin embargo, conforme iban trabajando en el proyecto y desarrollándolo, la situación del mundo cambiaba –la elección de Trump como presidente de Estados Unidos quizá sea lo más evidente-, por lo tanto el tema surgió de manera orgánica.
Lo que hace grande a ‘Isla de perros’ es que siempre aporta mucho más de lo que a simple vista pueda parecer. Evidentemente no es la típica película infantil protagonizada por animales animados, pero tampoco está dirigida en exclusiva a una audiencia adulta. Hay un punto intermedio que la hará accesible a ambas partes, ya que sabe ofrecer lo necesario para satisfacer a todo tipo de público.
Visualmente es un prodigio, como ya es habitual en todas sus películas. Ya no es solo que demuestre un dominio total de la técnica del stop-motion, sino que logra una expresividad rara vez alcanzada en el cine de animación. La paleta de colores escogida es otro de los grandes aciertos que ayudan a ello junto con otra excelente banda sonora de Alexandre Desplat (habitual en todas las películas del cineasta desde su primera colaboración en 2009 con ‘Fantástico Sr. Fox’). ‘Isla de perros’ se corona como uno de los trabajos más inspirados, divertidos y completos que nos ha dado Wes Anderson (y su dream team) hasta la fecha. Una suerte de fábula política rebosante de la característica gracia y sensibilidad marca de la casa. 8.
A sus 30 años, el parisino Flavien Berger se ha convertido en uno de los mayores valores del pop francés, uno de los nombres que pueden perdurar en el marasmo de referentes que van y vienen. Dice su biografía que aprendió a componer música electrónica de manera autodidacta, usando un juego de la primera Playstation llamado ‘Music 2000’, que no deja de ser una caja de ritmos con sintetizadores virtuales. Como consecuencia lógica de esa “economía” de medios, sus primeras canciones, las incluidas en su primer EP ‘Glitter Gaze’ (2014), son largas progresiones de electrónica primigenia, tecno de escuela Kraftwerk y Jean-Michel Jarre.
Poco después llegaría un ‘Mars balnéaire’ en el que por primera vez introducía voces y guiños a ritmos funky algo robóticos, aunque temas como ‘Radio Rover’ se adentraban en territorios ambient, con paisajes dibujados a piano y voz. Eran el preámbulo a ‘Léviathan’, un álbum publicado en 2015 en el que parte de presupuestos similares, ya cantando –principalmente al amor– en cada canción, pero introduciendo nuevos referentes como Suicide (clarísimo en ‘La Fête Noire’, su mayor éxito hasta el momento), la psicodelia decadente a lo Sébastien Tellier (‘Vendredi’) o post-chanson al estilo Katerine (‘Rue de la Victoire’).
Desde entonces, su figura se ha ido acrecentando y se ha situado al frente de ese batallón de nuevos nombres llamados a marcar una época en la escena gala, como L’Impératrice, Polo & Pan, Agar Agar o Vendredi sur Mer. Este 2018, tras un par de temporadas sin publicar novedades, parece que será el año de su consolidación total, puede que también en un plano internacional: semanas atrás mostraba ‘Arco Iris’, un fabuloso tema a medio camino de la electrónica vintage y los sonidos orgánicos de saxos y clarinetes, cantado en español y firmado junto al miembro de Zombie Zombie Etienne Jaumet. Y el pasado viernes lanzaba ‘Brutalisme’, otro magnético medio tiempo con un ambiente misterioso y también romántico, pero realmente cautivador, ilustrado con un vídeo fascinante que retrata la relación de una mujer y un hombre, digamos… hermético.
Dice la bio que presenta a Flavien Berger que para él “la música es como un monstruo. Hemos estado conviviendo con ella durante años y ha ido creciendo y creciendo, tomando una forma que el ojo humano no puede alcanzar. Yo me siento como un diminuto explorador en ella”. Una imagen preciosa que también muestra la capacidad lírica de un artista que, por suerte, podremos ver en breve por aquí. Su gira española comienza el próximo 24 de abril en Barcelona, en Caprichos de Apolo, prosigue el 26 en Dabadaba de Donosti y culmina el 27 en la Sala 0 de Madrid, abriendo precisamente para Zombie Zombie.
En ‘Avida Dollars’, la nueva mixtape que C. Tangana edita hoy, aparece con la cara magullada. Esta portada, que ha empapelado como mínimo el centro de Madrid durante los últimos días, solo podría tener sentido tras el éxito de ‘Ídolo‘, y en muchos sentidos parece la respuesta a la cumbre de su fama, el disco que contiene su hit ‘Mala mujer’. Difícilmente, ‘Avida Dollars’ habría tenido el mismo sentido en ningún otro momento que este.
Como ‘Llorando en la limo’, ‘Na de na’ lidia con la fama, pero lo hace de manera menos divertida, más amarga y brumosa, quizá gracias a la colaboración de Royce Rolo (también está Danni Ble), por tanto más en sintonía con esta portada que va a pasar a los anales por mucho que él se empeñe en renunciar a las ediciones físicas. Puchito aparece aquí narcotizado por la fama («ya no siento na’ de na'» es la frase más repetida) y a todas luces confundido por la misma.
«No sé separar el bien del mal / No sé si me dice la verdad» y «quiero tirar mi vida / ahora que estoy en la cima» son algunos de sus versos, si bien en contraposición a la agresividad de su posición de poder («Ya no siento na’ si mientes (¡no!) / Sólo quiero oro en los dientes»), sobre todo manifestada en la referencia aparente a un BMW («Quiero un beema / Pasarte por encima»).
Hay debate sobre nuevas letras machistas (no creo que lo sea querer una mamada, pero… ay… esos gritos de «puta» suenan mejor en boca de Mala Rodríguez), pero también debería haber otro debate sobre el enorme número de ganchos que pueden caber en 2 minutos -casi todas estas 10 nuevas canciones lo duran- tras el excelente grower que ha supuesto ‘Llorando en la limo’, ya una de sus mejores canciones. Y eso es mucho decir, ¿os acordáis de la playlist de 15 hits de C. Tangana que hicimos ANTES de ‘Mala mujer’?
Ariana Grande ha estrenado, después de varias semanas de rumores, que incluso apuntaban a un dúo con Dua Lipa, su nuevo single. La canción ‘No Tears Left to Cry’ no ha resultado finalmente una balada como parecían dejar entrever los teasers. Al menos no exactamente: por el principio y por la melodía vocal principal sí podría serlo, pero el ritmo que entra enseguida se sitúa más bien en el medio tiempo, llaman la atención sus teclados funky y los acelerados fraseos de Grande incitan igualmente a la remezcla para la pista de baile. El tema es una co-producción de Max Martin junto a Ilya Salmanzadeh. Ariana es co-autora de la composición.
Al mismo tiempo que se ha subido el tema a las plataformas de streaming, se ha compartido un vídeo de Dave Meyers que también vemos en parte, como las imágenes promocionales del single, “al revés”. Desde techos y paredes, desde azoteas y cornisas en medio de una gran ciudad, Ariana Grande lucha contra la ley de la gravedad, antes de un final ambiguo en el que la cantante se quita la máscara.
Este es el primer lanzamiento de Ariana Grande después de que una veintena de sus fans fallecieran en un atentado terrorista al término del concierto de su última gira en Manchester. El tema no es la balada que muchos esperaban relacionada con estos hechos, pero sí habla sobre pasar página cuando no te “quedan lágrimas que llorar” y sobre no concentrarse “en todo este odio”. Este fin de semana publicaremos nuestro veredicto, con opiniones a favor y en contra de la canción.
Dorian publicaban recientemente un libro en el que comentaban las letras de algunas de sus canciones más populares o significativas. El punto más interesante que se abordaba era cómo ‘El futuro no es de nadie’, editado en 2006, recogía ya el ambiente de la crisis económica que explotaría a nivel mundial dos años después. Foto promocional: Sergi Margalef.
El grupo nunca ha abandonado su vena combativa, y para muestra el nuevo single que estrenan hoy, ‘Justicia universal’, como adelanto de su nuevo disco, que se edita el próximo 25 de mayo llamándose igual que esta canción y que también incluirá ‘Hasta que caiga el sol’ y ‘Noches blancas’. Abiertamente, «la incapacidad de la clase política para solucionar problemas como la corrupción y el cambio climático» está entre los temas de este nuevo corte, que presenta novedades sonoras, aun siendo muy Aviador Dro.
En él, Marc se entrega al «spoken word» cuasi rapeado, reclamando «un mundo con justicia universal» porque no hay “nada que esperar de un mundo neoliberal”. Apela seguramente a banqueros y políticos en «sobran argumentos para condenaros juntos» y de hecho, hay varias referencias a los males del capitalismo comenzando por “firma con el banco tu futuro decadente» y terminando con «las putas navidades». El gancho principal del tema es: “estamos cerca del final, esto es la última señal”.
¿Su parte más desconcertante? Quizá esta: “tengo grabaciones que podrían arruinarte / como me cabrees voy a poder humillarte / no me importa nada si te hundes o te salvas / porque esto se acaba, vamos a tomar las armas”.
Con motivo del Record Store Day que se celebra este fin de semana, ‘Justicia universal’ también va a ser editada en un single de vinilo de 7”, cuya cara B la ocupará ‘Armas para volar’, que permanecía inédita en formato físico. El pack se completa con un par de postales, una de ellas firmada por el grupo, que llevan impresas las letras de las canciones en el reverso.
Cultura Quente, que se celebra en Caldas de Reis (Pontevedra) entre el 5 el 7 de julio, acogerá en su Carballeira los 3 días de Festival PortAmérica. El festival confirma ahora a Vetusta Morla, Miranda!, Los Caligaris, Imelda May, Pussy Riot, Iseo & Dodosound with The Mousehunters, Los Coronas, Mitú, ElyElla, Azul Violeta, Arturo Paniagua Dj, Carlos Méndez, Luis Brea y el miedo, Pardo y Habitación Vudú.
Previamente se habían anunciado otros nombres como Izal, El Columpio Asesino, Viva Suecia, Shinova, Neuman, We Are Standard o We the Lion, además de La Habitación Roja, que pese a haber tenido que cancelar su gira de esta semana por enfermedad de Jorge Martí, continúan apareciendo en el cartel. Esperemos que sea buena señal.
Los conciertos tendrán lugar en tres escenarios y se destaca que habrá Zona Gastronómica -ShowRocking-, Acampada (abre a las 17h. del miércoles 4 de julio y cierra a las 16h. del domingo 8 de julio), Mercado de Talentos y Ciclos de Debate y Reflexiones en torno al medio ambiente. También se ha compartido un corto documental de Zinqin y Esmerarte que pretende realzar «El valor de las personas». El festival está volcado más que nunca con el medio ambiente tras los incendios de Galicia en otoño. El vídeo muestra 3 historias, «las de 3 iniciativas que mejoran nuestro entorno y las personas que están detrás de ellas».
En cuanto a la gastronomía, habrá varios chefs con Estrellas Michelin y Soles Repsol, que, comisionados por Pepe Solla, harán las delicias del público con sus tapas gourmet elaboradas con productos gallegos. Está a la venta un número limitado de abonos a precio de lanzamiento en Ticketea a 50€ + gastos de distribución (los 3 anteriores cupos de ofera se han agotado). Una vez se termine este otro cupo, el precio de los abonos pasará por diferentes tramos según se vayan acabando las entradas disponibles para cada uno de ellos.
Con ‘Lo malo’, tema que adaptó al castellano, situado en el número 1 en España por segunda semana desde que se editara, Brisa Fenoy estrena nuevo single. En ‘Flores de colores’ encontramos parte de la esencia de la autora gaditana, aquí próxima tanto a ‘Lo malo’ como a su hit anterior ‘Ella’, ahora con un toque mucho más decidido de tropical house.
‘Flores de colores’ presenta también algunos de los rasgos identificativos de Brisa Fenoy que pueden atraer a los fans de ‘Lo malo’: el gancho «yo no quiero flores que son de colores» está empapado del mismo feminismo de «yo no quiero rosas / soy el león que se comió las mariposas», las frases de las estrofas casi parecen pensadas para el formato dúo, y hay lugar también para el Spanglish. Como himno de independencia queda ratificado en ese «yo no quiero nadie que me subvencione».
Fenoy ha estrenado poco después otro tema, ‘Tres minutos’, una canción, según nota de prensa, “mindfulness” (sic) que invita a “la pausa y la tranquilidad y nos aleja del caos diario”. Esta descripción como sacada de una clase de yoga esconde en realidad una canción con ritmo de trap que canta a la felicidad plena, en frases como “me cansé de la rutina, eso ya no va conmigo, ahora vivo mi utopía de lunes hasta domingo”.
Cuando entrevistamos a Brisa Fenoy nos hablaba de cómo quería lanzar singles de varios estilos, y de hecho ‘Jerico’ era bien diferente. De momento, parece que el paso lógico era tratar de aprovechar el buen momento de ‘Lo malo’.
En cualquier caso, estas eran sus palabras exactas en febrero: «Seguro que haré más canciones así, pero quiero hacer muchas más cosas, cosas diferentes, y estoy segura de que a medida que crezca como artista iré mezclando incluso más cosas. Me gustaría hacer algo más atmosférico, más lento, más R&B. Me gusta experimentar, pero siempre dentro del pop, porque quiero hacer cosas que le lleguen a la gente, con letras muy naif para que el público entienda bien el mensaje. Ya te avanzo que lo que viene ahora no va a ser una nueva ‘Jericó’. Quiero sorprender con cada single que saco».
Dani Martín publica hoy en las plataformas digitales su nuevo sencillo, ‘Dieciocho’, de portada nostálgica tipo «Yo fui a EGB» y acompañada de un texto ilustrativo que comienza diciendo: «Hace dieciocho años salía mi primer disco / Hace dieciocho años cambió mi vida». El tema sirve para presentar su gira retrospectiva «Grandes éxitos y pequeños desastres» y viene acompañado de un vídeo tipo collage retrospectivo. La letra incluye referencias al día que llenó el Calderón con El Canto del Loco o a la muerte de su hermana.
Musicalmente, Martín está aquí clarísimamente inspirado por los Coldplay de ‘Viva la Vida’ en esas cuerdas que sirven de leit motiv y también en los coros épicos del estribillo. Para lograr este sonido, le ha ayudado de hecho un productor británico, Guy Chambers, conocido por ser la mano derecha de Robbie Williams, pues estuvo detrás de ‘Angels’, ‘Let Me Entertain You’, ‘No Regrets’ o ‘Millenium’. Con todo, estamos claramente ante una de sus composiciones pop más certeras, si bien perjudicada por algún verso algo ñoño rollo «verás qué bonita la vida».
Este es el texto completo de Dani, en el que caben grupis, discos, vida de lujo y familia: «Si me volvieran a llamar para decirme que querían ficharme para grabar un disco volvería a decir que sí, y repetiría absolutamente todo, el Calderón, las desilusiones, los días dorados, las personas, los Ladrones, los sinceros, los sueños, tú, vosotros, las tres plazas de toros, los parkings de campos de fútbol vacíos, los hoteles, los amores, el sexo, las noches, la carretera, el canto, mi inquietud, darme el permiso para parar lo que 9 años antes me había inventado y había querido toda mi vida, tener una banda, dejar la banda, hacer Pequeño, hacer Cero, Abbey Road, mi banda de ahora, montar mi oficina para dirigir mi carrera, mi Montaña Rusa, invertir, escuchar mi corazón, tener cerca a mis padres y amigos, el vino, la gente cantando…. volvería a vivir todo porque me ha traído hasta aquí, hasta el estudio de Guy Chambers, en Londres (productor de Robbie Williams, Annie Lenox, INXS…) a atreverme otra vez a hacer algo diferente fuera de mi lugar de confort, sin mi banda, sin mi productor de siempre, y me ha hecho mucho bien volver a darme ese permiso. Aquí está la canción que me salió de dentro, gracias a ese camino recorrido que resume toda esta etapa y que hemos producido con GUY, mezclado con Richard Flack (Robbie, Take That, Tina Turner..) y masterizado con Ted Jensen. Será la banda sonora de esta gira que arranca el próximo 28 de abril en Madrid (Wizink Center/ entradas agotadas) y que nos hará recorrer toda España, Mexico y Perú. Madrid 3 noches en el Wizink, Barcelona, Valencia 2 noches, Murcia…y un montón de fechas que puedes elegir. Voy a seguir el camino que esto acaba de empezar. Nos vemos. Salud».
Chenta Tsai, Putochinomaricón, se ha revelado como uno de los grandes personajes de la primera generación de artistas españoles que no conocen un mundo (o ya no lo recuerdan) sin Internet, WiFi y teléfonos móviles. Su música parece consecuencia directa del bombardeo directo y masivo de información, sea de la calidad, el signo o la intención que sea. Chenta actúa como un filtro que deglute una amalgama que atraviesa nuestro cerebro dejando restos de colores ácidos, luces LED, estética glam, hip hop, raver y kitsch, una masa resplandeciente que podíamos acercarnos a definir como una molécula palpitante en la que La Casa Azul, Pet Shop Boys, Charli XCX, Eiffel 65, A.G. Cook, Unicorn Kid, Bom Bom Chip, Lil Yachty, Perfume, La Prohibida e Hidrogenesse permanecen en perfecto equilibrio.
Esta cosa tan aparentemente enrevesada se traduce, en una colección de tiros pop como pocas: desde los ya conocidos intrahits ‘Gente de mierda’, ‘Tú no eres activista’, ‘Tu puta vida nos da (un poco) igual’ (con colaboración del músico y productor chileno Ignacio Redard) y una ‘No tengo wifi’ –que, con unos cuantos puntos más de pitch, se vuelve furiosa y gana enteros–, a las nuevas y resplandecientes ‘El test de la Bravo y la Superpop’, ‘No quiero salir’ –sí, Chenta: tu admirada Charli podría cantar esto perfectamente– o el emocionante medio tiempo ochentero ‘Remedio casero’. Todo interpretado, producido y mezclado por él mismo, de una manera rabiosa y efervescente, con un ímpetu que quizá le traiciona (especialmente en el apartado técnico y de producción, aún puede mejorar mucho), pero que se contagia.
Y eso no es todo lo que da de sí Putochinomaricón. Una parte muy importante de su propuesta en este ‘Corazón de cerdo con ginseng al vapor’ –hasta el título, como su portada/bodegón con pasaporte español y productos tópicos de restaurante chino, viene cargado de retranca– está en el trasfondo lírico. La solo aparente frivolidad de su estética esconde una furia millenial que se conjuga con una infancia, adolescencia y juventud de tormentos por su condición de migrante y homosexual. Eso, digerido por una persona culta –es arquitecto y violinista de conservatorio, recordemos–, se traduce en una kame hame ha (onda vital, más apropiadamente dado el contexto) contra los bullies (y no bullies, pero sí racistas y homófobos) que trataban de joderle la vida con sus ofensas y agresiones (la intro ‘Puto Chino Maricón’ no lo puede decir más claro). ‘Corazón de cerdo con ginseng al vapor’ es su venganza, su quisisteis-acabar-conmigo-pero-sigo-aquí-y-ahora-soy-más-fuerte en toda la cara a esa gentuza (de mierda).
Pero hay más: crítica al capitalismo (al “rosa”, en torno a la perversión del Orgullo LGTBIQ+, y al otro), al feminismo impostado o inexistente de las revistas de tendencias y series como ‘Friends’ o ‘Sexo en Nueva York’, al hedonismo sin sentido, al activismo de postal, a la esclavitud de la tecnología y las redes sociales, al pensamiento único… Pocos artistas se han atrevido a (o han podido) condensar tanta crítica ácida, con una visión rabiosamente contemporánea y fresca, y de una manera tan atractiva en un solo disco ¡de 18 minutos! Sus letras, desde luego, no son perfectas, no –en ocasiones, ha tenido que tirar de calzador para meter según qué palabras, pese a que emplea un lenguaje muy coloquial–, pero el fin, sin duda, justifica los medios. En suma, esto es sólo (y lo digo yo, como si fuera fácil) un EP con varias canciones ya bien conocidas, y su margen de crecimiento en varios niveles es grande. Pero sin duda, Putochinomaricón es una de las cosas más relevantes, excitantes e importantes que le ha pasado al pop nacional en mucho tiempo, y eso es algo digno de celebrar y difundir.
Calificación: 8,1/10 Lo mejor: ‘Gente de mierda’, ‘No tengo wifi’, ‘Remedio casero’, ‘No quiero salir’ Te gustará si te gusta: Charli XCX, La Casa Azul, La Prohibida y Bom Bom Chip Escúchalo:Spotify
La argentina afincada en Madrid Nathy Peluso se ha convertido en una de las mayores promesas de los últimos tiempos en España gracias a canciones como ‘Corashe‘, ‘Alabame’ o ‘La Sandunguera‘ que, moviéndose entre el hip-hop, el neo-soul, y más recientemente, la música latina, y sobre todo gracias a unas letras y una voz muy personales, están definiendo el estilo de una artista ultra carismática, segura de sí misma al 200%, con las ideas muy claras y sin pelos en la lengua. Nos hemos sentado con Peluso, que acaba de volver de realizar una gira por América Latina y Europa, en un bar de Barcelona para hablar sobre su propuesta y sobre su nuevo EP, que presenta este viernes 20 de abril en Sala Apolo de Barcelona, por cierto, con todo agotado, como me informa Peluso nada más sentarnos en la mesa.
Una de tus grandes influencias es Celia Cruz. El año pasado, NPR publicó una lista de los mejores discos de la historia hechos por mujeres e incluyó ‘Son con Guaguanca’. Aunque Cruz es muy conocida, no es tan habitual que sus discos se reconozcan, al menos en los medios anglosajones. ¿Qué te inspira de ella?
Celia Cruz me inspira como icono por su actitud, carácter y por la inspiración artística en general. Es un icono latino muy necesario que ha marcado un antes y un después en la salsa. Siempre ha contado con músicos de mucha calidad, y ha llevado la salsa a muchos lugares. No digo que haya sido fundadora de la salsa, pero fue un icono mundial de la salsa y la ha representado alrededor del mundo. Yo no soy música de salsa pero la salsa me identifica mucho en mi manera de sentir y concebir los ritmos. Cruz, por su sabrosura y naturalidad, es como Lola Flores. Esas mujeres no eran iconos de belleza como la concebimos hoy en día, eran ejemplos de mujer natural, feliz y que se dedicaba a lo que quería ser.
«Me interesa ser icono pero no por mí, sino por lo que yo puedo causar en la sociedad»
Has dicho que buscas hacer música de calidad y al mismo tiempo ser un icono. Es algo que tienes muy claro.
Es una cosa muy inmensa, pero son retos que yo me pongo a mí misma y por los que creo que yo he venido al mundo. Cada uno tiene su misión.
¿Ser icono se busca o te ocurre?
Es relativo. No se puede buscar ser un icono. Cuando uno va con una pretensión ya está metiendo la pata. Yo nunca planeé lo que me está pasando ni hice música pretendiendo ser un icono. Una vez me encuentro en esto me planteo que quiero hacer música de calidad porque quiero rendir culto a la música, pero también ser un icono. Ser un icono puede ayudar a muchas personas en este mundo, y yo sé lo que voy a promover y es algo muy sano. Me interesa ser icono pero no por mí, sino por lo que yo puedo causar en la sociedad. Me lo propongo como un reto pero ya no porque yo quiera ser una estrella, que también, todos queremos sobresalir y ser protagonistas de algo, sino porque yo lo que quiero es hacer buena música y que la gente me escuche. Y creo que soy un personaje bastante peculiar como para crear influencia.
Buscas representar algo, y por ejemplo se habla de ti como icono feminista, aunque tú te has desmarcado de la etiqueta, entiendo porque, al fin y al cabo, las etiquetas causan rechazo y tú buscas hablar a todo el mundo.
Yo no quiero ser una etiqueta. Con mis actos demuestro mi opinión ante esta posición. Mis letras y mi posicionamiento como música, como mujer en el mercado, como businesswoman, lo dice todo. Apoyo a full a la mujer, pero también al hombre. Yo lo que quiero es ya dejar de diferenciarnos, esa es la evolución. Evidentemente apoyo a todas esas mujeres a las que han hecho sentir menores o incapaces de algo, para mí todos somos capaces de lo que nos propongamos porque la fuerza está en el interior, no en lo que tengamos entre las piernas. Esa es mi etiqueta y es algo muy largo de relatar, no lo puedes definir en una palabra.
Por eso los hombres también pueden identificarse contigo, no solo las mujeres.
Si te soy sincera, yo no he estudiado el feminismo, y a mí me da respeto etiquetarme de algo en lo que no me he especializado. Creo que lo que yo promuevo se acerca a una persona feminista. Yo halago a la mujer, hablo por ella y hablo por el hombre. Hablo por el respeto y el amor, que es lo más importante.
¿Cómo llegas a Guayaba Records, antes de Everlasting?
Yo hice un concierto con Big Menu, recién estaba empezando, y tocaban FANSO, que están unidos con Guayaba Records desde el primer momento. Era un grupo muy majo, nos caímos muy bien y ellos confiaron en mí, vieron potencial y me quisieron ayudar desde el amor a la música. Hicimos una crew bonita e hicimos vídeos. Sobre todo CraneoMedia fue un impulso muy importante porque hicieron las visuales de ‘Esmeralda’ y ‘Alabame’. Los visuales hoy en día ayudan mucho.
«‘La Sandunguera’ define otro comienzo porque es la presentación de mi personaje»
¿Y a Everlasting?
Everlasting se interesó por mí, en un punto en que yo ya estaba más arriba. Y fue un acuerdo clásico, que me gusta, porque con él puedo dirigir toda mi movida, nadie me dice cómo tengo que hacer las cosas. Me aconsejan y me ayudan. Es un equipo my grande de gente que es Nathy Peluso, muy necesario a estas alturas porque yo sola no lo puedo llevar todo. Si estás de gira por el mundo no puedes mover tu disco por las discográficas, hay un momento que necesitas un equipo que te ayude y gracias a Dios he dado con una discográfica que me trata muy bien y confía mucho en mí.
‘La Sandunguera’ es una canción de las que hacen carrera, un punto de inflexión total… ¿La ves así?
Sí porque es el single de mi primer mini disco, porque es un EP pero para mí es un álbum por el trabajo que ha conllevado… Para mí TODO es importante, por ejemplo ‘Corashe’ marcó un antes y un después, se ha convertido en un himno para mis fans. ‘La Sandunguera’ define otro comienzo porque es la presentación de mi personaje, que soy yo misma, pero define un punto estético y sonoro más concreto.
Escuchando ‘La Sandunguera’, sorprende la línea más neo-soul y R&B del resto del EP. Son unos estilos que no se hacen tanto en España.
Yo pretendo despegar mas allá de España. Quiero demostrar que no solo hago hip-hop, que soy capaz de hacer lo que me proponga. Yo no concibo la música como un género, yo la vivo y la adapto desde mi punto de vista. Hay veces que una se levanta con ganas de escuchar bossa nova y otras [NdE: empieza a sonar Queen] de escuchar Queen. Si hiciera siempre hip-hop llegaría un momento que me aburriría.
«La tristeza es algo positivo, si no estamos tristes, ¿cómo detectamos la felicidad? Para mí llorar es una muestra de valentía y de fortaleza»
‘Estoy triste’ es curiosa. Tiene partes muy diferenciadas. Empieza con una salsa, que, por cierto, ¿de dónde ha salido? Parece un sample…
Es nuestra. Es una composición que hicieron unos colegas de la salsa, que se dedican al latin y al jazz, y de buenas a primeras, con Peter Party, mi productor, se la marcaron, la grabaron y me la mandaron. Para mí fue una sorpresa, fue un regalo para la intro del disco.
En la canción, después ya apareces tú, llorando, gritando “la concha de su madre”… y entonces empieza la canción. Es muy impredecible.
Es un cóctel. Todo empieza por la portada. La Sandunguera es un personaje que uno se imagina todo el tiempo despampanante, de risas y buen rollo… y me parece injusto que un ser público y expuesto como somos los músicos o cualquier personaje medio famoso que pueda ser reconocido tenga que estar siempre bien y contento. Es esa contradicción de reclamar nuestra condición de humanos, concebirnos como lo que somos, personas que también sufrimos, como todos, y concebir la tristeza como algo positivo, porque si no estamos tristes, ¿cómo detectamos la felicidad? Para mí llorar es una muestra de valentía y de fortaleza. Yo estoy en un proceso muy complicado, yo llevo sin pisar mi casa 4 meses, no tengo armario, vivo en una maleta, estoy un poco cansada… y también estoy muy feliz y pletórica, pero esto cuesta y también lloro y me siento perdida. Y me siento orgullosa de reconocer que en algunos momentos La Sandunguera reconoce su condición de humana y muestras las preguntas existenciales que se ha planteado toda la vida el ser humano, la tristeza… Hay un montón de estados anímicos en el disco, ‘Hot Butter’ es vacilona, ‘Gimme Some Pizza’ muestra otra contradicción: ¿por qué el comer no es sexy? Es una reflexión de un montón de estados de los que no solemos hablar.
Un artista no suele explotar esa vulnerabilidad a menos que sea en una canción o en un videoclip. Tú buscas que eso forme parte de tu personaje.
Para mí, Nathy Peluso, el personaje, puede ser un reclamo de naturalidad, y la gente que me admire puede sentirse orgullosa de eso y de no tener miedo a mostrarse tal y como es. Todos estamos tristes en algún momento de nuestra vida y no tiene ni por qué haber una razón. Sentirnos perdidos es bonito, sentirnos devastados es algo que hay que saber sentir, hay que saber disfrutar de eso también porque, cuando desaparece, se disfruta de otra manera. Si siempre estuviéramos felices sería muy aburrido. Es necesario ver un poco de oscuridad para que luego el sol brille más.
«Para mí una buena margarita te define si la pizzería es buena o no»
‘Gimme Some Pizza’ es probablemente la canción más romántica jamás dedicada a una pizza. ¿La concibes como una broma o va totalmente en serio?
No es nada cómica. Sé que puede dar lugar a pensar que es graciosa porque es una tía cantándole a una pizza, pero es una ironía. Si la canción concibe una risa es porque yo me río del oyente que se piensa que es graciosa. ¡Todos amamos la puta pizza!
Bueno… yo no. [NdE: Nathy Peluso alucina]. ¡Yo detesto el queso!
¡Qué pena! Te pierdes uno de los grandes placeres de la vida.
Me lo han dicho.
Pero también evitas estar muy gordo, porque eso engorda muchísimo. Evitas un gran vicio. Yo no tengo vicios, pero el queso… oh shit. La pizza es un gusto universal. ‘Gimme Some Pizza’ es un reclamo a una mujer siendo sexy pidiendo comida. Es algo serio. ¿Tú has visto a las mujeres que están poniendo en las revistas? Siempre es la misma historia. Así no vamos a ningún lado. Solo vas a provocar frustración en la gente, porque no es real. Qué menos que, si yo tengo una voz popular, poder reclamar la naturalidad de la que te hablaba. Y la canción tiene también ese punto de hacer yo lo que me sale del coño. Me encanta cantar romántico diciendo esto. ¿Cómo te la clavas diciendo todo el tiempo la misma frase sin aburrir a la gente?
Cómo hago para que la palabra pepperoni suene romántica…
Es muy interpretable. Es un abanico de posibilidades. Yo la he hecho para que cada uno la conciba como quiera.
¿Cuál es tu pizza favorita?
Para mí una buena margarita te define si la pizzería es buena o no. Si tu pones una base de pizza con tomate, queso y orégano, si la pizza es buena, no hay más que discutir, porque no tiene nada. Una pizza margarita es la clave.
«Se ha perdido la noción de lo que es el trap. El trap, la palabra, ha sido una moda que los medios se han apoderado para crear audiencia»
Hablando de cosas que crean adicción, ¿estás harta de que te pregunten por el trap?
Me estoy alejando de esa pregunta porque con el disco lo he dejado bastante claro [que no hago trap]. Llegó un momento que estuve muy harta, pero pienso que, poquito a poco, la gente se va a ir dando cuenta de lo que hago y de que está muy lejos del trap. Ya se ha perdido la noción de lo que es el trap. Yo escucho trap, pero yo no hago trap. El trap exige unas condiciones de vida que yo no tengo, sino es paripé. El trapero es un chaval que vive en el ghetto y tiene movidas de las que hablar. Yo soy una tía muy tranqui, no tengo esa clase de vivencias.
En los medios se utiliza mucho la palabra trap para definir el sonido de ciertos artistas, pero la gente en la calle parece que pasa un poco de diferenciar qué es trap y qué no.
El trap, la palabra, ha sido una moda que los medios se han apoderado para crear audiencia, y han recopilado a una serie de artistas con una determinada estética y los han metido dentro del trap. Pero los medios no tienen la sabiduría máxima para dictar el estilo de un artista. La música dicta por sí sola.
¿Cómo va tu disco? ¿Qué visión tienes de él? ¿Cómo va a ser?
Irá saliendo sobre la marcha, yo voy creando canciones y eso va determinando lo que va a ser. De momento llevo unas pocas y no sabría decirte, pero sí sé que va a ser un discazo. Además hecho con muy buenos músicos. Yo concibo la calidad musical como música hecha con amor, con la pretensión de hacer sentir algo y rendir respeto a la música. De ahí salen las cosas más grandes. Yo no persigo la fama ni ser mainstream. Eso viene solo si haces buena música. La clave no está en perseguir la guita, eso son polleces, que son efímeras.
Esta semana se ha producido un auténtico hito, cuando el comité que otorga los prestigiosos premios Pulitzer entregaba su galardón musical de 2018 a ‘DAMN.’, el último disco del rapero californiano Kendrick Lamar. Ha sido la primera vez en su historia que el premio no era para un álbum de jazz o música clásica, símbolo inequívoco de que el género, observado incluso hoy por según quien como un estilo marginal y poco noble, se ha convertido ya en un estilo respetable y admirable desde el punto de vista artístico, más allá de su prolongada y creciente preponderancia comercial.
Desde luego, la elección es más que acertada y, de hecho, uno se pregunta cómo fue posible que un disco como su predecesor, ‘To Pimp A Butterfly’, no lo ganara antes. Era una obra más compleja desde el punto de vista lírico y, curiosamente, más profusa en arreglos jazzísticos que bien podrían encandilar a esos mismos jueces. Pero ‘DAMN.’ es una obra igualmente descomunal, más contemporánea, y que, sin duda, se vio beneficiada por publicarse en un momento de especial sensibilidad social por la victoria de Trump, la creciente violencia policial hacia la comunidad afroamericana, la política (o la ausencia de, más bien) sobre el control de armas de fuego…
Por eso, pese a tratarse de un premio musical –aspecto en el que desde luego ‘DAMN.’ es enorme, tanto en lo creativo como en lo popular–, hemos querido señalar algunos de los momentos más poderosos desde el punto de vista literario y narrativo –faceta a la que comúnmente se liga el Pulitzer–. Y es que ‘DAMN.’ es un disco igualmente fascinante y profundo, en ese sentido: un álbum que se vertebra en distintas temáticas como “el Amor” vs “la Lujuria”, “el Orgullo” vs “la Humildad”, “la Sangre” vs “el ADN”… Temáticas que se contraponen, marcando las profundas contradicciones intrínsecas de la sociedad norteamericana (y, por extensión, como frecuente modelo para el resto del mundo, de la occidental) en materias de racismo, narcotráfico, política, economía, integración social o clasismo, y que se proyectan a la esfera de la Humanidad contemporánea (dos palabras que, en el contexto, también suponen una contradicción). Una complejidad que, de manera totalmente literaria, puede interpretarse de manera inversa (de hecho, en Spotify puede escucharse el disco de principio a fin y de fin a principio), como dos líneas argumentales distintas, una especie de ‘Rayuela’ del rap.
“”Hola, señora. ¿Puedo ser de su ayuda? Me parece que ha perdido algo, me gustaría ayudarle a encontrarlo”. Ella respondió: “Oh, sí, TÚ has perdido algo… Has perdido… tu vida” [Suena el disparo de un arma]” [‘BLOOD.’]
La alegoría que abre ‘DAMN.’ muestra a la anciana ciega (¿la justicia?) que deambula buscando algo pero que dispara sobre un hombre (el propio Kendrick, como representante de su comunidad) que se acerca a ofrecerle su ayuda, como si su aspecto, su raza, fuera una maldición. Esta intro abre la lata de la violencia policial en América del Norte que se cobra la vida de muchas personas allí, en su gran mayoría de etnias no caucásicas, y que ha provocado numerosas protestas, muchas de ellas violentas, por parte de la comunidad afroamericana.
“Tengo lealtad, realeza en mi ADN; [tengo] un cuarto de cocaína, guerra y paz en mi ADN; Tengo poder, veneno, dolor y placer en mi ADN; pero me lo faeno, la ambición fluye en mi ADN” [Primer verso de ‘DNA.’]
Tras ‘BLOOD.’, Lamar ahonda en esa brecha racial empleando las críticas contra él del comentarista televisivo Geraldo Rivera por su actuación en los BET Awards de 2015 en los que se destrozaba en directo un vehículo policial. En sus poderosas primeras líneas, Lamar alude las contradicciones que envuelven a su raza y su clase social, un tema que vertebraba todo su anterior álbum, ‘To Pimp A Butterfly’.
“Estoy deseando morir por esta mierda, he llorado por esta mierda, podría tomar una vida por esta mierda / Cerraría la Biblia y daría ojo por ojo, por esta mierda, (…) / Me han dado una paliza delante de mi mamá, la cuenta del economato [penintenciario] de mi padre acumula muchos ceros / Puta, todas mis abuelas están muertas, ¿quién va a rezar por mí?” [‘ELEMENT.]
A lo largo de todo el álbum, como en toda su discografía, Lamar alude a su propia biografía, una infancia y adolescencia muy difíciles en el conflictivo Compton, envueltas en la pobreza y la delincuencia de algunos de sus propios familiares, como su propio padre o sus tíos (a los que se alude en su segundo álbum, ‘good kid, m.A.A.d. city’). En ese sentido, como él mismo ha dicho, no habla de su comunidad, él “es” su comunidad. Él es el epítome de cualquier chico negro de su barrio. Porque sí, podría ser una estrella del hip hop muerta en una guerra de bandas –como su héroe 2Pac, como Notorious B.I.G.–, pero con mayor probabilidad podría haber muerto ya de la misma manera y siendo alguien anónimo, siendo un Trayvon Martin, un Alton Sterling, un Tamir Rice…
“Siento la desesperanza, la sensación de la mala [de calidad] droga, un cuarto de onza adulterado con jabón; el sentimiento de la falsa libertad, como si les forzara [a tomar] el veneno que les dan en prisión” [FEEL.]
En esta canción en la que Kendrick libera sentimientos de depresión personal, expresando su desconfianza incluso hacia sus amigos y familia (las autorreferencias son constantes en la obra de Lamar: aquí recurre a ese “nadie reza por mí” que antes citaba), el rapero extiende sus dudas hacia toda la sociedad. En este caso, alude a la famosa Guerra a las Drogas de la era Reagan y la documentada teoría de que la propia CIA contribuyó a extender el narcotráfico entre la comunidad afroamericana como una medida de control supremacista tras los incipientes movimientos sociales afroamericanos de los 60 y 70. Algo que atacó de manera directa en la explícita ‘Ronald Reagan Era (His Evils)’ de su debut ‘Section.80’.
“Pero, en un mundo perfecto, probablemente no sería insensible, frío como un diciembre que nunca recuerda lo que trae el invierno, no te culparía por errores que yo cometí o las camas en las que yací / (…) Mira, en un mundo perfecto, elegiría la fe sobre la riqueza, elegiría el trabajo sobre las putas, convertiría las prisiones en escuelas, cogería todas las religiones y las reuniría en un solo oficio, [no] solo para decirles que no somos una mierda, sino que Él es perfecto, mundo”. [‘PRIDE.]
Lamar ya ha explicado en varias entrevistas sus inquietudes espirituales: él cree que existe un Dios, pero no cree en las religiones. En todo caso, esta canción es una especie de nexo entre ‘FEEL.’, en la que observa la depresión como un síntoma de su propio egoísmo, la soberbia que le hace tan imperfecto como a cualquier humano. Un pecado capital cuya antítesis es la humildad que titula el éxito ‘HUMBLE.’, corte siguiente, y que contradictoriamente dedica a elogiarse como el mayor rapero del momento: “¡Espera, zorra! ¡Siéntate! ¡Muestra humildad!”
“Todos nos despertamos, pendientes de las noticias / Buscando una confirmación, esperando que la elección no fuera real / Todos nos preocupamos, todos nos vimos enterrados con nuestros sentimientos / (…) Se lo dijimos al vecino, apostando a que estaban de acuerdo, desfilando por las calles, protestando orgullosamente / El tiempo pasa, las cosas cambian, volvemos a los programas de siempre, atascados en nuestros caminos” [‘LUST.’]
Tras unos episodios introspectivos –aunque ofrece lecturas globales–, en la segunda mitad de ‘DAMN.’ Kendrick pone el foco sobre la política y la sociedad. La elección de Donald Trump dejó en shock a la sociedad norteamericana y pareció despertar una conciencia social sin precedentes. Pero Lamar, atinado observador, alude aquí a cómo esa falsa revolución y conciencia social se adormece con el paso de los tiempos, convirtiendo en cómplices de los votantes de Trump a todo el resto de la sociedad. ¿Acaso no es el magnate, contrastado vago e inepto, un reflejo de la sociedad que lo eligió para dirigirla?
“Ave María, Jesús y José, la gran bandera americana disfraza los explosivos, desórdenes compulsivos, hijos e hijas, edificios y fronteras con barricadas / Hay asesinatos en mi calle, tu calle, la calle de atrás, en Wall Street, oficinas corporativas, bancos, empleados y jefes con pensamientos homicidas; Donald Trump está a cargo / Perdimos a Barack [Obama] y prometimos no volver a dudar de él, pero, ¿es América sincera o disfrutamos pecando?” [XXX.]
Uno de los momentos más apasionantes de ‘DAMN.’ es esta canción en la que colaboran U2, que aportan un pequeño fraseo que ejerce de estribillo y dice “no es un lugar: este país es para mí el sonido de un bajo y una batería, cierras tus ojos para mirar alrededor”. Lamar, retomando ese interés por exponer las contradicciones intrínsecas a la sociedad estadounidense, comienza evocando un discurso de Martin L. King en el que decía que un hombre le llamó contándole que había disparado a su hijo. Kendrick es quien se pone al teléfono esta vez y dice, abiertamente y enfurecido, que debería dejar que alguien matara al asesino. ¿Sorprendente? Cuando llega al final de ese verso dice “deberías matar al negro, dejar la pistola a su lado… Lo cual me recuerda que estoy a punto de hablar de este tópico, te llamo luego”. Y da pie al verso siguiente, el que contiene la frase arriba recogida, diciendo “Vale, chicos, voy a hablar del control de armas. ¡Maldita sea!”.
“Te patearé el culo si entras en esta casa con lágrimas en los ojos, huyendo de Poo Poo y Prentice; vuelve fuera o te pateo el culo, pequeño negro” (…) “Probablemente moriré volviendo a casa del puesto de chucherías, probablemente moriré porque estos colores destacan, probablemente moriré porque unos testigos me acusarán en falso, probablemente moriré porque pensé que tu barrio y el mío estaban en paz” (…) “Hablo de miedo, miedo a perder la creatividad / Hablo de miedo, miedo a olvidarme de ti y de mí / Hablo de miedo, miedo a perder la lealtad por orgullo, porque mi ADN no me permitirá envolverme en la luz de Dios / Hablo de miedo, miedo a que mi humildad se haya ido” [‘FEAR.’]
Dice Kendrick que los versos de ‘FEAR.’, una canción con trasfondo jazz y gospel, son los mejores que haya escrito nunca. Se trata de un tema en el que habla de eso, del miedo, desde su perspectiva cuando tenía 7, 17 y 27 años. Cuando era niño, temía a los bullies (esos “Poo Poo” y “Prentice”) y, sobre todo, temía a su estricta madre que le empujaba, mediante sus amenazas, a ser un chico supuestamente duro para resistir en las calles. Calles que, efectivamente, le amenazaban en diferentes maneras cuando era un adolescente por su desatada e incontrolable violencia, viniera de los enfrentamientos entre bandas, el narcotráfico o la propia policía. Ya convertido en una incipiente estrella del rap en su juventud, los temores son otros. Resulta particularmente poderoso y definitorio de la maestría lírica de Lamar cómo alude a varios de los títulos y temáticas de las canciones de este disco en esos versos finales, arriba referenciado.
“La vida es una divertida cabrona, una auténtica comedia, tienes que quererla, tienes que confiar en ella / [Ahora] podría estar molestando, [viendo] infomerciales y sin dormir, absorto en mis pensamientos; niños, escuchad, va a peor / Verás, érase una vez el proyecto de Nickerson Garden [Nde: una ciudad dormitorio próxima a Compton]… Su propósito era procesar y digerir el dialecto de la pobreza / La adaptación inevitable: violencia con armas de fuego y un centro de distribución de crack” (…) “Ducky estaba sobre aviso / Habían robado al encargado y disparado a un cliente el año anterior / Creyó que alcanzaría el lado bueno de aquellos negros / Pollo gratis cada vez que Anthony se pusiera en la cola / Dos galletas gratis; a Anthony le gustó aquel tipo y le dejó escabullirse / No le mataron; de hecho, parece que ellos fueron los últimos supervivientes / Pon atención, aquella decisión cambió la vida de ambos” [‘DUCKWORTH.’]
El corte final de ‘DAMN.’ es una historia real que Kendrick no había contado hasta este momento y que Top Dawg, su amigo, socio y director de su sello, el Anthony que protagoniza la historia, no sabía que contaría. Porque él era aquel joven delincuente a mediados de los 80 que trataba de atracar un Kentucky Fried Chicken de su barrio, y Ducky, diminutivo de Duckworth, era el padre de Kendrick Lamar que convenció a aquellos chavales de no cometer una locura que hubiera arruinado (si no acabado) las vidas de ambos. Una pirueta del destino que ha hecho posible que exista el “más grande rapero”, “porque si Anthony hubiera matado a Ducky, Top Dawg podría haber pasado su vida preso, mientras que yo hubiera crecido sin un padre y haber muerto en un tiroteo”.
Anoche, aprovechando el lapso en la gira de Operación Triunfo 2017 por la participación de Amaia y Alfred en Eurovisión, TVE no nos permitía olvidarnos de la existencia del talent-show (como si tuviéramos opción) emitiendo el primer concierto de su gira oficial que ofrecieron el pasado 3 de marzo en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Lo que vemos, correspondientemente editado y realizado (un poco de aquella manera: algunos planos del público bailando baladas delataban el corta-pega un poco aleatorio), viene a ser como una megagala del programa (incluido el vestuario imposible, los bailarines y las proyecciones), con música en directo (músicos solventes pero grises, dirigidos por el piano de Manu Güix) y un popurrí de concursantes que entran y salen, en una especie de «Live-Aid» con ánimo de lucro por los aspirantes a ser alguien en la música pop.
Ver el concierto televisado tiene sus ventajas, comenzando por los testimonios entre bambalinas de los propios triunfitos comentando (y en los casos de Ana Guerra, Raoul y Mimi, soltando alguna lagrimilla) sus sensaciones al actuar, por primera vez, ante más de 16.000 personas, nada menos. Esa emoción pura era otro de los puntos fuertes de esta emisión: el hecho de que fuera su primer concierto de esta gira que se prolongará todo el verano por un porrón de ciudades, percibir ese escalofrío de unos chicos que vivían esa sensación aparentemente embriagante por primera vez. A riesgo de tener que padecer algún gallo, desafine y salida de tempo –como el de Thalía, sobrepasada en ‘Cenizas’–, mereció la pena ese aspecto más documental. Quizá a día de hoy están más sueltos y confiados y eso les hará interpretar mejor –solo quizá–, pero ya no será lo mismo. Lo que sí se palpa en todo el show es que sentirse liberados del yugo de los jueces y las votaciones del público, les sienta bien a todos.
A ese gazpacho de emociones se suma un público, en su mayoría adolescentes acompañados de sus padres, eufórico, que canta cada canción de memoria y jalea a sus favoritos con claridad. En ese sentido, es todo un puntazo ver a niños y niñas emocionarse cantando ‘Con las ganas’ de Zahara (el dueto de Amaia y Aitana), el ‘I’m Still Standing’ de Elton John con el que se abre el espectáculo, la tensión sexual no resuelta entre Aitana y Cepeda (pese a su nula expresividad y escaso carisma, se le notaba que, como a muchos de sus compañeros, le va mejor cantar ante decenas de miles de personas que en un plató de televisión) o viviendo como un triunfo –valga el epíteto– el beso (“por el amor, la libertad y la visibilidad”) entre Raoul y Agoney. Eso es muy bonito y también muy importante.
A cambio, hay que sacrificarse y padecer el sopor (en cantidades considerables) de los números absolutamente random y prescindibles de Juan Antonio y Mireya cantando por Jesse & Joy, Marina por Christina Aguilera, Thalía por Malú… Y es que este ‘Operación Triunfo en concierto’ también deja una clara polarización entre los participantes que obviamente tienen un futuro en la música y el espectáculo y los que, presumiblemente, pasarán a vivir una realidad distinta y más cruda que esta más pronto que tarde. Básicamente, coincide bastante con el juicio de jurado y público a lo largo de esta edición: viéndoles aquí (aunque un juicio basado en un único concierto, y encima el primero, no es fiable), es evidente que Amaia –su talento resplandece, sigue deslumbrando incluso cuando se dosifica, da igual las veces que hayamos vistos sus vídeos de ‘Shake It Out’ o ‘Miedo’–, Aitana y Ana Guerra, han nacido para vivir sobre un escenario, mientras que la tibieza o escaso punch de buena parte de los primeros eliminados les pesa.
Pero hay sorpresas, en distintos sentidos: en un extremo, con Agoney, Miriam (emocionada e intensa de más, descontrolada) y Alfred, decepcionantes y algo fríos; en el contrario, con Mimi –la primera eliminada– y Raoul, bastante más carismáticos de lo que pudiera preverse pese a sus limitaciones técnicas. Curiosamente, ambos interpretaron en solitario canciones de Lady Gaga. Yo, ahí dejo el dato…
Otra cosa que sorprende es que, consintiendo esta emisión, la promotora se pegue un tiro en el pie al revelar el setlist y las sorpresillas del show antes de tiempo (que imaginamos que apenas diferirán de un concierto a otro). Supongo que va en cada cual, pero personalmente odio los spoilers de los conciertos que quiero ver. De hecho, esos detallitos son casi lo único que podría añadir chispa a este espectáculo hiperproducido y mecánico, a la altura de muchos shows de artistas consolidados. Lo apuesta todo a la química entre artistas y público, en un previsible crescendo que se dispara con la mayor presencia de Amaia, Aitana, Ana Guerra y Alfred en las tablas, y números míticos de esta edición como ‘La Bikina’, ‘City of Stars‘ o ‘Chandelier’.
Es cierto que, con esta emisión, TVE está sobrepasando los límites de saturación del talent-show, aun con Eurovisión por delante y con su próxima edición a la vuelta del verano. Sin embargo, no parece un problema teniendo en cuenta que uno de sus números culminantes es ‘Lo malo’, el actual número 1 de singles en nuestro país: el tema de AitanaWar desata la traca final, que continuaba con ‘Camina’, ‘Tu canción‘ y, atención, ‘La revolución sexual‘ como número final. En todo caso, pasar este concierto en prime-time suena a despedida y cierre –no queremos DVD, no-no-no–. O debería.
Por eso, a modo de panegírico, voy a romper una lanza por este OT, a riesgo de estar sobreanalizando algo que no es sino un espectáculo televisivo, un entretenimiento. Es verdad. Pero es importante recordar que con su emisión se ha obrado algún que otro milagro televisivo, sobre todo, en el público al que se dirige, incluso aunque buena parte de él sea paradójicamente, como dice Antonio Luque, gente que no escucha música regularmente. Lo que está causando en ellos, que puedan ver y emocionarse con música en directo en televisión o en un pabellón, no es una chorrada. ¿Cuántas chavalas y chavales estarán deseando aprender a entonar, a tocar una guitarra o un piano, por OT 2017?
Kylie anunciaba esta semana que este viernes 20 de abril conoceríamos la nueva versión de ‘Stop Me From Falling’. El segundo single de ‘Golden‘ cuenta con un remix a cargo de Gente de Zona, como se rumoreaba desde hace unos meses cuando se filtraron las imágenes de rodaje del videoclip.
El vídeo ha aparecido en la red, y es uno de los más divertidos y con más «replay value» que ha hecho Kylie recientemente (saludos a ‘Dancing’, ‘Into the Blue’, largo etcétera). Pese a que el clip arranca pareciendo un spot amateur sin que parezca deliberado, pronto todo se convierte en una fiesta callejera latina como manda la moda ‘Despacito’, pero con Kylie brillando como la auténtica protagonista de todos los escenarios: el chicos contra chicas, el momento serenata y por supuesto ese baile con lentejuelas a mediodía que grita con orgullo «soy una guiri dándolo todo a deshora en Cuba».
Como advertía la filtración previa de la canción, la cantante vuelve a chapurrear español como ya sucediera en ‘Los Amores’ (versión en nuestro idioma de ‘All the Lovers’ realizada para el Orgullo de Madrid). Aquí «yo quiero mi vida contigo» y «por ti muero yo» son algunas de sus frases.
El lanzamiento de este remix coincidirá con la promoción del disco ‘Golden’ en Estados Unidos, donde el álbum solo ha sido puesto 64 (rara vez ha sido buen mercado para Kylie). En principio, parece difícil imaginar esto convertirse en un macrohit, pero desde luego su mezcla de country y latino tiene más opciones que ‘Dancing’. Parece complicado, pero ojo porque Minogue parece en racha: ‘Golden’ ha sido muy holgadamente número 1 en Reino Unido con 48.000 unidades vendidas en una semana y en la segunda semana tan solo caerá al puesto 4. Son sus mejores datos, de momento, desde ‘Aphrodite’ (2010).
Se rumoreaba que Kanye West tendría pronto disco nuevo en el mercado… et voilà. El artista, que últimamente había sido noticia más bien por haber anunciado un libro de fotografía con ínfulas filosóficas, ha acudido a Twitter para anunciar que en junio sacará dos discos.
El primero de ellos saldrá el 1 de junio y contendrá tan solo 7 canciones, representando el álbum con menos pistas de su discografía, si bien no necesariamente el más corto. Por si te sabe a poco, el 8 de junio llegará un álbum colaborativo junto a Kid Cudi bajo el nombre de Kids See Ghost (es el nombre del dúo, no del disco). Kid Cudi y Kanye West han colaborado antes en multitud de ocasiones como podéis oír más abajo, si bien han tenido sus beefs a través de internet. No hay palabra alguna sobre si estos nuevos álbumes saldrán en edición física a diferencia del último, pero es llamativo que se anuncien con tanta antelación.
Estos serán los primeros discos de Kanye desde ‘The Life of Pablo‘, un álbum que llegaba en 2016, y cuya gira de presentación hubo de ser cancelada debido a los problemas mentales del artista. Pese a la ausencia de singles en las listas de éxitos y su arranque titubeante en muchos territorios, el álbum terminó siendo un gran éxito de largo recorrido en los países anglosajones y de hecho a día de hoy continúa en el Billboard 200, exactamente en el puesto 131.
‘Look What You Made Me Do’, el tema de Taylor Swift para sus «haters» más famosos, Kanye West, Kim Kardashian, Katy Perry, etcétera, fue uno de los cortes más controvertidos de 2017. Y este 2018 otra frase muy similar copa ya unos cuantos titulares. Según revela NME el nuevo álbum de Arctic Monkeys, ‘Tranquility Base Hotel & Casino‘, comienza con un tema llamado ‘Star Treatment’ en el que lo primero que se oye es: «I just wanted to be one of the Strokes, now look at the mess you made me make / Hitchhiking with a monogrammed suitcase, miles away from any half-useful imaginary highway». Algo así como «Simplemente quería ser uno de los Strokes / y ahora mira el desastre que me has hecho hacer… autoestop con una maleta con monogramas, a kilómetros de cualquier autopista imaginada y medio útil».
Parece, pues, que la letra va dirigida en realidad a una chica y no a ninguna rivalidad con The Strokes, quienes hace más de una década que no tienen un disco con la relevancia de ‘AM’. Alex Turner ha dicho en una entrevista con Mojo que esa línea es sobre «escribir sobre escribir». «¿Es esa línea demasiado personal? Sí, por supuesto. Pero no puedes dejar que eso te haga detenerte», se sincera.
Aclarado todo, la pregunta que todo el mundo se hace es DÓNDE ESTÁ EL SINGLE, si todo lo que podemos saber sobre el disco de Arctic Monkeys cuando solo quedan 3 semanas para su publicación, el 11 de mayo, es que tiene «mucho piano e influencia de ritmos hip-hop». Es verdad que los tiempos han cambiado y ya no son siempre necesarias 6 u 8 semanas para promocionar un álbum. Mixtapes y nuevo pop aparte, no hay más que recordar el caso de ‘In Rainbows’ de Radiohead, editado en 2007. Y aun así, algo huele raro en el universo Monkeys… ¿Estamos ante un disco sin single, que funciona como un todo? ¿Ante un álbum no-tan-bueno que se va a guardar en un cajón hasta el último momento? ¿Ante un disco tan bueno como ‘Beyoncé’ que esperan que se viralice el día de lanzamiento sin adelanto previo? ¿Encontraremos sorpresa en nuestra plataforma digital favorita esta misma noche? Seguiremos informando.
Difícilmente podríamos estar más excitados por el nuevo disco de Let’s Eat Grandma, jovencísimo dúo femenino de Reino Unido que debutara en 2016 con un disco imaginativo, magnético aunque algo desconcertante como ‘I, Gemini’. Lo que habíamos podido escuchar de ‘I’m All Ears’, ese segundo disco que se publica –con portadón– el 29 de junio, nos dejó ya muy expectantes: primero ‘Hot Pink’, con una producción marca de la casa SOPHIE (Faris Badwan de The Horrors también está inmiscuido), resultaba una suerte de adaptación del concepto Shampoo a nuestros días; luego, ‘Falling Into Me’ resultaba más expansiva, concretamente hacia el espacio.
Y ahora, con su tercer adelanto, nos convencen de forma definitiva de que 2018 podría ser el año definitivo para la gran explosión de Let’s Eat Grama. Se trata de ‘It’s Just Me’, un auténtico temazo de pop poderoso, con gran potencial comercial pero, a la vez, personal. De nuevo producida por SOPHIE y Faris Badwan y compuesta por las propias Rosa Walton y Jenny Hollingworth, se trata de una canción repleta de ganchos, que recuerda a las mejores composiciones de Chvrches, está interpretada con la garra y ese extra de emoción post-adolescente que tan bien captura Lorde, y que suena, por momentos, como si los (algo desaparecidos, por cierto) noruegos Röyksopp estuvieran en el ajo.
El tema ha sido presentado con un vídeo tan sencillo que casi parece amateur –irradia cierto encanto naif que encaja muy bien con la incipiente adolescencia del dúo–, aunque el efecto de la pantalla dividida en sectores que componen la imagen con décimas de segundos de diferencia, es bastante ingenioso. Let’s Eat Grandma tendrán ocasión de presentar este nuevo álbum –se dice que su directo es bastante impresionante y que su pericia instrumental es notable pese a su juventud– en la próxima edición de Bilbao BBK Live 2018.
Este viernes 20 de abril, debido a la proximidad del Día del Libro, se celebra en Madrid La Noche de los Libros, incluyendo una serie de lecturas, conciertos, conferencias, talleres, performances, exposiciones y un largo etcétera que puedes consultar en madrid.org/lanochedeloslibros, con las actividades siendo gratis hasta completar aforo. Entre los eventos, una conversación al piano entre James Rhodes y Buenafuente, una conferencia de Almudena Grandes y decenas y decenas de actividades extensibles no solo a la capital sino a toda la comunidad.
Entre las actividades musicales, despunta en Plaza del Rey a partir de las 21.00 y con acceso libre, el concierto llamado «Con un libro en la mano» protagonizado por Christina Rosenvinge, Tulsa y La Bien Querida. En él, interpretarán sus canciones pero también habrá lectura de fragmentos de sus libros favoritos, según indica el programa.
Se da la circunstancia de que este viernes 20 de abril Lana del Rey actuará también en la ciudad, pero no en la «Plaza del Rey», claro, sino en Vistalegre. Esto supondrá que sea totalmente imposible para Ana Fernández-Villaverde acudir a verla en la ciudad en que reside. Y tiene gracia porque La Bien Querida es una hardcore fan reconocida de Lana del Rey. Así suele decirlo en las entrevistas (en la nuestra se antojaba especialmente como una influencia específica en ‘Dinamita’) y además Ana llegó a realizar una playlist para Mondosonoro solo con canciones favoritas de Lana del Rey porque en ese momento «no escuchaba otra cosa». Con la playlist, fechada en 2016, os dejamos.
Se acerca el segundo aniversario de la muerte de Prince y son varias las noticias que sacuden la red. La musical es la nota de prensa que envía hoy Warner en asociación con Rhino sobre la versión original e inédita de Prince interpretando ‘Nothing Compares 2U’ junto a su videoclip. Como todo el mundo sabe, el tema fue popularizado por Sinéad O’Connor, siendo una versión grabada en 1985 por uno de los proyectos paralelos de Prince, The Family, pero hasta ahora no se había conocido la versión del artista de manera oficial.
Según la nota de prensa enviada por Warner España, «esta versión original fue grabada en julio de 1984 en Flying Cloud Drive Warehouse (Eden Prairie, Minnesota) y fue escrita, arreglada, interpretada y producida por Prince». Cuenta con la colaboración del saxofonista Eric Leeds y los coros de Susannah Melvoin y Paul Peterson, además de su ingeniero habitual Susan Rogers. El texto incluye las declaraciones recientes de Michael Howe, experto en Prince y archivista de su legado: «Me encontré con un carrete multipista de 2″ en el archivo hace unas semanas, mientras que hacía inventario de la época de 1984. Analizamos el carrete, lo pusimos en el reproductor Studer 24 y lo digitalizamos a 24/192. La mezcla en bruto era lo suficientemente irresistible como para darnos cuenta de que estábamos ante algo muy especial». Howe asegura: «Ninguna canción compuesta por Prince ha alcanzado tanto éxito y ha tenido un impacto cultural tan grande como la grabación de 1990 de Sinead O’Connor, Escuchar la canción en su contexto original, e interpretada íntegramente por el autor, le da una notoriedad particular».
El vídeo son imágenes inéditas de unos ensayos grabados en el verano de 1984, en el mismo almacén donde se grabó la canción, y ha sido grabado por Andrea Gelardin y Ruth Hogben.
Pese al valor del documento era habitual ver a Prince cantar la canción en directo. Según los archivos de Setlist.fm, de hecho la cantó bastantes veces más que Sinéad O’Connor, siendo la última una semana antes de morir.
Por otro lado, hoy era el día en que la fiscalía de Carver en Minnesota anunciaba si presentaba cargos criminales por su muerte, por sobredosis de fentanilo, o la consideraba accidental. Se ha determinado que Prince murió por tomar vicodina sin saber que llevaba fentanilo, pero no habrá cargos porque la investigación no ha sido capaz de determinar cómo Prince obtuvo la vicodina. «No tenemos evidencias suficientes para culpar a nadie de la muerte de Prince», ha dicho el fiscal. Respecto a su médico Michael Schulenberg, el médico que le recetó Percocet días antes de su muerte, se ha llegado a un acuerdo por el que este ha de pagar 30.000 dólares por violar la ley de control de sustancias. Al parecer le dio la receta bajo el nombre de Kirk Jonson, nombre del guardaespaldas de Prince.
Por último, hoy también ha aparecido en prensa la posibilidad de que en Navidad se publiquen unas memorias de Prince en las que él habría trabajado junto a tres editores. Contendrían cartas y más de 50 páginas que él habría escrito. Las reuniones con esos editores se habrían producido solo días antes de su fallecimiento.
Aitana Ocaña, la mitad intérprete del número 1 en España ahora mismo, ‘Lo malo’, ha revelado a través de su Instagram que está trabajando en el estudio con «Mauricio y Andrés». «Preparando la producción de cositas y creando cosas nuevas. Yo estoy muy feliz. Cada día aprendo con alguien nuevo», indica acompañada de ambos desde Los Ángeles.
¿Quiénes son «Mauricio y Andrés»? Se trata de Mauricio Rengifo y Andrés Torres, los productores colombianos de ‘Despacito’ de Luis Fonsi con Daddy Yankee, y acto seguido de la también triunfal ‘Échame la culpa’. Mauricio es miembro de Cali & El Dandee, autores de un sinfín de hits latinos como ‘Lumbra’ y ‘Por fin te encontré’. El segundo ha trabajado con gente como David Bisbal, Thalía y Ricky Martin, entre otros, como podéis comprobar en Discogs.
La primera impresión, por tanto, es que, si bien Aitana no se sentía cómoda con el reggaetón, quizá se le ha abierto un universo de posibilidades que desde luego no tiene como baladista en ‘Arde’, que recientemente presentaba su mezcla definitiva. De hecho cuando entrevistamos a Aitana Ocaña y le preguntamos directamente si cantaría más reggaetón, su respuesta fue: «Yo no lo creo. El reggaetón me encanta, pero otra cosa es lo que quieras cantar. Me gusta más el pop».
Sin embargo, Mauricio y Andrés no solo han producido reggaetón, sino también a Morat (su hitazo ‘Cómo te atreves’, entre otras) y han trabajado con OneRepublic (eso sí, en la versión latina de ‘No Vacancy’), como indicaba hace unos meses Billboard. De hecho, el dúo de productores dejaba a finales de 2017 esta interesante declaración en El País: «Morat no tiene nada que ver con el reguetón, y a las niñas jóvenes que oyen a Maluma y a J Balvin también les encanta Morat. Las reglas son mentira. Después viene otra canción y cambia el mundo. Lo hizo Adele, dos veces. De pronto, todo el mundo a hacer música sin beats y a volver a la balada. Luego viene otra canción y lo vuelve a cambiar. Y así vivimos nosotros, tratando de seguir y crear esa tendencia».
Tras la muerte de George Michael el día de Navidad de 2016, el drama que enfrenta a su familia y a la que fuera su pareja, el británico de origen libanés Fadi Fawaz -quien encontró el cadáver del cantante-, por su herencia, valorada en 105 millones de euros, es tal que El País ha tenido a bien de recopilar toda o casi toda la información conocida al respecto en un artículo publicado esta semana.
Las familia de Michael busca vender varias propiedades del cantante, entre ellas una casa situada en Regent’s Park, donde Michael convivía con Fawaz y donde de hecho falleció. Por eso, la familia invitó a Fawaz a marcharse del inmueble a principios de 2017. Sin embargo, Fawaz se ha negado a irse, defendiendo su “derecho” a quedarse en la casa ya que es lo que acordó con Michael antes de su muerte, y pretende seguir ocupándola a pesar que no puede hacer frente a los pagos que requiere la propiedad. De hecho, Fawaz, que ha afirmado estar sufriendo para siquiera poder comprar “leche y agua”, se enfrenta a un embargo al no poder pagar una multa de 513 libras. Además, Fawaz todavía tiene que demostrar que aquel acuerdo exista, ya que al parecer se produjo durante una conversación, como informa Forbes, y al no haber documento que lo corrobore, no tiene valor legal.
La noticia última es que Fawaz ha acudido a Twitter para vender a sus seguidores posesiones de George Michael. “Es una manera de sobrevivir mientras se solucionan los problemas con su familia y el abogado”, ha escrito. Fawaz ha expresado que se ha “cansado de ser respetuoso con George Michael y con el resto de personas” y que se ofrece incluso a vender “cualquier historia”, se entiende que con tal de conseguir dinero. Un turbio episodio más en este feo y triste embrollo legal que esperemos termine pronto.
Goerge Micheal Items for sale if you interested please let me know. It’s a way so I can survive till we solve the problems with his family and lawyer. Since I’m left with no help and since no one is human anymore.
TIME ha publicado su lista de las 100 personas más influyentes de 2018. Como siempre, la selección incluye varios músicos, y en la lista recién publicada encontramos nombres como los de Jennifer Lopez (con texto de Kerry Washington), Kesha (con texto de Cyndi Lauper), Shawn Mendes (con texto de John Mayer) y Rihanna.
El texto para esta última lo firma nada menos que Adele, que empieza su homenaje asegurando que no recuerda el día que conoció a Rihanna, ya que seguramente “estaba ida del shock” que le produjo verla por primera vez. La británica indica que Rihanna es un año mayor que ella, pero que “parece haber estado con nosotros toda la vida”, debido a lo temprano de su debut, que se produjo a los 17 años con el “absoluto rompepistas” que es ‘Pon de Replay’. Sin embargo, Adele apunta que fue con ‘Umbrella’ cuando Rihanna “hizo a todo el mundo levantarse de la silla”. “La sensación que dio es que Rihanna había llegado definitivamente, y no ha parado desde entonces. Más aún, ha creado y conquistado una liga toda para ella sola, ese mundo innovador y rompedor de Rihanna en el que nadie estará nunca seguro y que nadie, si lo copia, saldrá impune. Ella hace sus normas y pliega las nuestras”.
Entusiasta, Adele termina su texto así: “Cada vez que la he visto, Rihanna sido el icono más elegante, leal y divertido. Ella brilla como cuando alguien ha sacado una foto con flash y te quedas aturdida durante unos minutos. Pero, en ese resplandor, también está muy claro que a ella realmente le importa una mierda: ella es valiente y está llena de la actitud adecuada para ser todo lo que es y lo que siempre será”.
Cinco años después del recomendable ‘Seasons of Your Day‘, el mundo todavía ha de asistir al lanzamiento de un nuevo álbum de Mazzy Star. Hemos oído un single suelto del grupo en 2014, ‘I’m Less Here’, y a Hope Sandoval por separado recientemente en su proyecto paralelo junto a Colm Ó Cíosóig de My Bloody Valentine, Hope Sandoval and the Warm Inventions, pero la banda autora de una de las mejores canciones de dream-pop de la historia, ‘Fade into You’, sigue sin reunirse para un quinto largo.
De momento, Mazzy Star da una alegría a sus fans y vuelve con un nuevo EP de tres canciones. ‘Still’ se publica el 1 de junio y se compone de tres temas inéditos y una versión actualizada -ellos la llaman “versión ascensión”- de ‘So Tonight that I Might See’, el tema que titulaba (y cerraba) el segundo álbum del grupo, editado en 1993. Los cortes nuevos reciben los títulos de ‘Quiet, the Winter Harbor’, ‘That Way Again’ y ‘Still’.
‘Quiet, the Winter Harbor’ ha sido el tema escogido por Mazzy Star para presentar este EP. Una balada oscura, compuesta por un piano solemne, que evoluciona hacia un “twang” propio del country, y en la que Sandoval expresa frases melancólicas como “eres como un villano, en una película antigua, caminas, en la oscuridad, por la habitación de alguien” o “sálvame, porque me sigo hundiendo, y tenemos un puerto cerca de la orilla”.
Aluvión de entradas en la lista española de ventas en los días posteriores a Semana Santa. Si bien Manolo García continúa en el número 1 por cuarta semana consecutiva con ‘Geometría del rayo’, CNCO logran colarse en el top 3 con su disco homónimo. Son la entrada más fuerte pero, como decimos, hay muchísimas más.
Kylie mejora
Kylie Minogue logra asomarse por el top 8 en ventas con ‘Golden’, lo cual representa un resultado peor que los de Reino Unido y Australia (número 1) o Alemania (número 3), pero sí mejor que los de Italia (top 14), Holanda (top 18) o Francia (top 33). En España ‘Kiss Me Once’ fue número 9, por lo que se mejora un puesto el dato del disco anterior, aunque el top 3 de ‘Aphrodite’ queda lejos. ¿Le servirá de algo a Minogue en nuestro país su remix latino?
Gran éxito internacional de Thirty Seconds to Mars
‘America’ es top 9 en ventas en España y top 14 en streaming álbumes, todo un dato para ellos. Por increíble que pueda parecer, Thirty Seconds to Mars logran el mejor top de su historia en Estados Unidos, un número 2, y en Reino Unido, un número 4. Desde luego no se van a alcanzar las ventas millonarias de ‘A Beautiful Lie’ y ‘This Is War’, pero mal no les va…
Nathy Peluso, top 30
La buena aceptación y la fidelidad de los fans de la argentina asentada en España Nathy Peluso queda patente en su entrada en el nº28 con ‘La sandunguera’. El disco no aparece en la lista de streaming, sino que sus seguidores se han gastado la pasta en comprárselo. Su concierto en la Sala Apolo de Barcelona este 20 de abril será un éxito seguro.
Hinds entran más alto en España que en Reino Unido
Cambio de tornas en el universo Hinds. Si su debut en Reino Unido se situaba en el número 47 en su semana de salida, el segundo ha tenido que conformarse con el puesto 77. En España el primero no llegaba al top 100 y ‘I Don’t Run’ sí ha sido número 31. Eso sí, no puede afirmarse que “Hinds vendan más en España que en Reino Unido” pues las ventas de la primera semana en las islas las estimamos por este foro en torno a las 1.300 unidades, y esta cifra suele ser suficiente para un top 5 en nuestro país.
Por tanto, donde más han vendido ha sido esta vez en Estados Unidos: ‘I Don’t Run’ no entra al Billboard 200 por el streaming, pero en ventas son puesto 142 con 1.659 unidades vendidas en su primera semana. En su primera semana, ‘Leave Me Alone’ vendía 1.935 copias siendo puesto 169 en esta misma lista estadounidense.
Eels logran otro top 40 en España
Eels logran el 4º top 10 de su carrera en Reino Unido con ‘The Deconstruction’. Teniendo e cuenta que van 12 discos, no está nada mal. Curiosamente el top 33 alcanzado en España es exactamente el mismo que el logrado en 2014 con ‘The Cautionary Tales of Mark Oliver Everett’. Empata, por tanto, su mejor dato. Sin embargo, en su propio país, el álbum no es capaz de llegar al top 200 entre la presión del streaming y la de Pitchfork.
Sr Chinarro logra otra entrada en el top 100
Sr Chinarro logra otra entrada en el top 100 español de ventas, si bien no iguala sus mejores resultados: ‘Presidente’ (2011) fue número 17, ‘Enhorabuena a los cuatro’ (2013) número 25 y el último álbum hasta ahora, ‘El progreso’, quedaba en el puesto 45. El nuevo ‘Asunción’ aparece por el puesto 57.
Ele llega al top 100
La madrileña Ele, inspirada por el folk, el soul o el country, llega al puesto 72 con ‘What Night Hides’, un segundo disco que se ha presentado con una sesión grabada en vivo en los bosques. Con su primer disco dio más de 70 conciertos, incluido su paso por el SXSW.
Egon Soda llegan al top 100
Egon Soda, la banda de Ricky Falkner y Charlie Bautista, entre otros músicos muy conocidos del panorama español, aparece por primera vez por el top 100. ‘El rojo y el negro’ consigue asomarse por el número 97.
Lisa Stansfield y otras entradas
Otras entradas en ventas son Maria Parrado de La Voz Kids con ‘Alas’ (número 6), La Pegatina con ‘Ahora o nunca’ (nº14), Carlos Rivera con ‘Yo vivo en vivo’ (nº22), Marlon con ‘Cosas que no se pagan’ (nº56), los rockeros Blackberry Smoke con ‘Find a Light’ (nº58), Quimi Portet con ‘Festa major d’hivern’ (nº60), Vuelo 505 con ‘No hay historias de fracaso’ (nº64), Kamelot con ‘The Shadow Theory’ (nº91), Lisa Stansfield con ‘Deeper’ (º93) y The Dead Daisies con ‘Burn It Down’ (nº100).