Pensábamos que no iba a haber peor año que 2020 pero, en lo musical, 2021 no está siendo el año de las emociones. Más bien al contrario. Estamos a 28 de abril y no ha habido ningún ‘Anti‘, ningún ‘Lemonade‘, ningún ‘Blonde‘, ningún ‘Everything Now‘, ningún ‘Scorpio‘, ningún ‘25‘, ningún ‘El mal querer‘ (con alguna excepción en la música española que veremos más adelante). Ahora que la industria de la música está más o menos ajustada a las necesidades de la situación actual, los artistas grandes parecen resignados a esperar a que todo esto pase para tener al público de su lado. La vacunación sigue su curso y hasta que todo el mundo no esté vacunado, la asistencia a las giras no está garantizada. Qué digo la asistencia, la compra de entradas. Y sin giras, en muchos casos, tampoco hay discos.
¿Alguien se acuerda de cuando Drake iba a sacar disco… en enero? Después anunció que lo aplazaba, sin aventurarse a dar una fecha, pero a día de hoy el proyecto parece haberse quedado en un limbo. Y eso que el canadiense acaba de sacar un single que ha arrasado. Otro disco que sigue sin salir es el de Adele: los rumores lo dan por terminadísimo, pero la cantante ha dejado pasar la Navidad de 2020 y sigue sin mover ficha a día de hoy: su aparición en Saturday Night Live no pudo ser más random. Se oye hablar desde hace tiempo de los discos de Rihanna (existe un rumor según el cual sale este viernes 30 de abril), Lorde y Kendrick Lamar, pero ninguno ha considerado el primer trimestre de 2021 como idóneo para publicar sus respectivos lanzamientos por ahora. Ed Sheeran ha sido visto rodando un videoclip nuevo disfrazado de vampiro, lo que significa que en las próximas semanas puede anunciar algo, pero este mes ya no va a ser.
En comparación con 2020, los macrolanzamientos de 2021 están siendo más bien escasos. El año pasado, a estas alturas, ya habían salido los discos de Dua Lipa, The Weeknd y Lady Gaga, en plena pandemia o casi, y antes era Selena Gomez quien se adelantaba a ellas publicando ‘Rare‘ un 10 de enero. El mismo día que Halsey sacaba el suyo, un 17 de enero, Eminem decidía joderle el día con un disco sorpresa. Justin Bieber publicaba su disco -el primero desde ‘Purpose‘ nada menos- el Día de San Valentín, como Tame Impala. El primero de los tres discos publicados por Bad Bunny salió a finales de febrero y, más adelante, The 1975 editaron el suyo por fin después de mil aplazamientos. Eran los tiempos en que no se sabía que la pandemia iba a cambiar nuestras vidas y los artistas sacaban discos programados desde hacía meses para cuadrarlos con sus giras. Pero Dua y Gaga corrieron el riesgo: sus giras aún no han empezado, pero por lo menos han dejado escuchar sus discos. Ahora, parece que los artistas se lo piensan un poco más antes de darles salida.
Esto no quiere decir que no hayan salido discos importantes este año, pero da la sensación de que su repercusión está siendo menos significativa que en otras ocasiones. Justin Bieber se ha esperado un año para sacar ‘Justice‘, es decir, no ha dado tiempo para generar «hype», pero el disco es malo, ha vuelto a no ser ‘Purpose’ y su portada grita «no me compres, gracias» por los cuatro costados. Exactamente lo mismo que el de Lana Del Rey, un trabajo que sí ha gustado a la crítica, pero que ha pasado muchísimo más desapercibido que el anterior. Casi parece un pie de página de aquel. El nuevo -porque sí, hay nuevo- tiene pinta de que va a ser incluso peor. Nick Cave también ha publicado disco este año aunque algunos ya lo hayan olvidado, ¿pero dónde están los aplausos que recibió ‘Ghosteen‘? Se podría decir que la ausencia de giras hace que estos álbumes se olviden rápido, sobre todo si representan lanzamientos menores en las discografías de un artista.
De hecho, no solo de macrolanzamientos va la cosa. Ni siquiera parece haber demasiados discazos que llevarse a la boca a nivel de calidad. En España, por suerte, esto no es así: C. Tangana ha publicado un disco histórico que ha sido el más vendido del país durante semanas y semanas y lo seguirá siendo durante meses, Maria Arnal i Marcel Bagès se han consolidado con una obra notable que ha sido top 3 de ventas, y Zahara -ya os adelantamos ahora- lo ha vuelto a hacer. Pero Rosalía sigue sin mover ficha y la sensación general que da esta situación es que los discos gordos que han salido hasta ahora no son buenos y que los discos buenos de verdad todavía no están saliendo. Por ejemplo, los «Best New Music» recientes de Pitchfork realmente no están descubriendo a gente tipo The National, The Knife, Arcade Fire o Sufjan Stevens, artistas medio alternativos capaces de merendarse a la crítica con una obra maravillosa, sino que son más bien trabajos de rock, jazz o música experimental bastante extraños, como el de Floating Points con Pharoah Sanders, que pueden estar bien pero no son tan transversales como los de los artistas mencionados. ¿Y en serio el mejor disco de R&B del año es el de Jazmine Sullivan? ¿Dónde están Frank Ocean o Janet Jackson para arreglar este desaguisado?
La noticia de la semana en cuanto a lanzamientos, claro, la ha dado Billie Eilish: ha anunciado su disco. Vamos bien. Pero sale ¡¡el 30 de julio!! ¡¡Dentro de más de 3 meses!! Obviamente no se iba a pisar con el álbum de Olivia Rodrigo, que sale a finales de mayo, ¿pero era necesario colocarlo tan tarde? ¿Qué va a salir en los 14 viernes anteriores a esa fecha? Desde luego, el lanzamiento tardío de Billie da espacio de sobra para que Adele, Drake, Rihanna, Lorde, Kendrick o Beyoncé muevan ficha de una vez por todas. No sabemos qué decisiones se están tomando entre bambalinas y la fecha de Billie puede estar indicando que es ahora cuando vienen los lanzamientos gordos que hemos estado esperando. No obstante, esta demora de la industria puede provocar un apelotonamiento de lanzamientos en el segundo semestre que, quizá, deje poco espacio para que artistas más nuevos como Rosalía o Lorde puedan lanzar sus respectivos trabajos sin miedo a que un huracán Adele, un huracán Beyoncé o un huracán Ed Sheeran las embista. Veremos qué pasa en los próximos meses.