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Addison Rae debuta en el top 13 de la lista de discos española

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La lista de discos española sigue liderada por Aitana y su ‘Cuarto Azul’, en la primera posición desde la semana pasada. Por otro lado, Quevedo protagoniza la mayor subida de la semana gracias a los vinilos de ‘Buenas Noches’, pasando del número 7 al segundo puesto. Además, tiene el primer puesto en la lista de vinilos.

La entrada más fuerte de la semana es ‘Ferxxo Vol. X: Sagrado’ de Feid, que debuta en el número 12 de la lista. Muy cerca se ha quedado el nuevo disco de Addison Rae, ‘Addison’, que aparece por primera vez en la lista de discos española en una gran posición (#13).

En esta primera mitad también encontramos ‘More’ de Pulp (#25), ‘Desire: Unleash’ de Enhypen (#27), ‘PO2054AZ Vol. III’ de Sen Senra (#30), ‘El efecto Nyno… Fin’ de Nyno Vargas (#38) y ‘God Of Angels Trust’ de Volbeat (#50).

A partir del top 50, las entradas en lista se reducen drásticamente. Es aquí donde encontramos los últimos discos de Turnstile y MARINA. ‘Never Enough’ se ha colocado en el número 63 de la tabla, mientras que ‘Princess Of Power’ se ha quedado bastante cerca, entrando en el número 65.

Justin Bieber admite estar «roto» y tener «problemas de ira»

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Justin Bieber está viviendo una de sus etapas más difíciles en el ojo de todos. En una de sus últimas publicaciones en Instagram, el cantante ha abordado los comentarios de apoyo de sus fans y ha respondido admitiendo que está «roto» y que sufre de «problemas de ira».

Después de publicar las conversaciones derivadas de una incómoda ruptura con un amigo, el cual acusaba a Bieber de haberlo atacado verbalmente, el artista canadiense subía un post dirigido exclusivamente a sus fans: «La gente no para de decirme que sane. ¿No creéis que si pudiese ya lo habría hecho?», comienza.

Bieber cuenta que toda su vida ha intentando ser «como la gente que me decía que necesitaba ser como ellos» y que eso solo le ha hecho «estar más cansado y más enfadado»: «Cuanto más me esfuerzo en crecer, más enfocado estoy en mí mismo».

Asegura que Jesús es «la única persona que hace que quiera que mi vida también sea sobre otros». En el último mensaje, Justin admite que quiere cambiar: «Últimamente estoy cansado de pensar sobre mí mismo, ¿vosotros?».

VIOLETA / VIOLETA

Violeta Hódar lanza su primer disco largo un año y medio después de su marcha de Operación Triunfo 2023 (fue la sexta expulsada). Su primer single, ‘el x venir‘, no forma parte del tracklist, como tampoco el reciente ‘Palmas y desamores‘, porque la propuesta de ‘Violeta’ es conceptual. Y, esta vez, de verdad.

‘Violeta’ parte de una premisa muy original, ya que se inspira en ‘La Traviata’ (1853) de Giuseppe Verdi. La protagonista de aquella ópera se llamaba Violetta Valéry, y los padres de Violeta Hódar le pusieron ese nombre en su honor. El disco, como ‘La Traviata’, se divide en tres actos y el padre de Violeta, Juan Carlos, aficionado a la ópera, escribe la ‘Overture’ (sí, en inglés), que adelanta los temas de amor, desamor, libertad, sacrificio y renacer presentes en el disco. ‘Violeta’ cuenta la historia de Violetta Valéry desde su única perspectiva -y no de otros personajes- porque Hódar ha querido reivindicar un personaje enormemente «adelantado a su tiempo» por motivos que explica en una entrevista con JENESAISPOP que publicaremos próximamente.

El contenido que sigue a la «obertura» es una consecución de canciones pop, producidas en un estilo muy actual por nombres como KUINVI o RYO, pero que no conforman esa «gran ópera pop moderna» que describe Universal Music, ni ningún «relato largo», pues esta «ópera» apenas dura 28 minutos. Las correctas y cuidadas composiciones recuerdan que, a pesar de su ambición, este es simplemente el primer disco de Hódar. Pero Violeta tiene las ideas claras y buen gusto para llevarlas a cabo.

Violeta, quien en Operación Triunfo exhibió su gusto por el jazz y el R&B, por ejemplo, versionando ‘Blue Lights‘ de Jorja Smith, no recurre tanto a estos sonidos en su debut como a una mezcla de ritmos de club, latinos y tradicionales. El reggaeton de ‘Cruz y delicia’ o ‘Delirio’ hila fino como el cancionero de Judeline, ‘Ay’ evoca la «flor divina» de Valéry con un apetecible surtido de ritmos afrobeat, y ’17:17′ -y no el single ‘Ojalá’- es la mejor de las pistas bailables, una delicia de latin house que «embelesa» como la luna citada en la letra.

La sorpresa de ‘Violeta’ la deja ‘Sabor de anhelo’, un tierno «bolerito» de desamor que apela a los «pájaros cantores que no paran de llorar». La entrada del coro pone los pelos de punta en esta rica pieza que cuenta entre sus compositores a un ex integrante de Da Souza, Lluís Cabot. Otros nombres menos conocidos como Jesús José Ortega Bermúdez (Carlota Urdiales) o Nuria Sagalés Carbonell (DEVA) participan en la composición de este disco que refleja el modus operandi de los lanzamientos internacionales.

Las canciones se suceden con un evidente sentido de cohesión. La inicial ‘Corazón mande’, que avisa del destino de la protagonista con bien de vocoder, es otra de las producciones influidas por los ritmos de club. Otra piezas son más discretas, en especial las baladas, como la pop ‘Me pelea’ o la pianística ‘Contigo’, necesarias en el trayecto, pero menos memorables. Aunque las composiciones suenan esmeradas, no transmiten la misma originalidad que el concepto del álbum. Tamaña ambición merece un material igual de atrevido.

Lo que sí consiguen todas estas canciones juntas es construir una experiencia sonora coherente y muy cuidada a nivel de producción. Quizá no podía ser de otra manera dada la inspiración operística del álbum. Puede que ‘Violeta’ no alcance las cotas de popularidad y universalidad de ‘La Traviata’, pero como obra «inmersiva» (otra palabra usada por Universal) cumple su cometido, a la vez que presenta a una Violeta con ganas de aportar cosas diferentes en la industria musical.

Mad Cool 2025 revela horarios y solapes: Weezer, Alanis, Justice…

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Mad Cool ha publicado los horarios oficiales de su próxima edición, que se celebrará del 10 al 13 de julio en el Recinto Iberdrola Music de Madrid. Los horarios, y todos sus solapes, ya están disponibles en la app oficial del evento. Además, si te apellidas «solape», puedes recibir una mejora para convertir tu abono normal en uno VIP.

Mother Mother y Blondhsell inaugurarán la primera jornada del evento, comenzando ambos alrededor de las 18h. En este primer día, Leon Bridges y Royel Otis coincidirán alrededor de las 19h en los escenarios Orange y Ouigo, respectivamente.

Iggy Pop (21:35h) y The Backseat Lovers (21:55h) coincidirán parcialmente, igual que Muse (23h) y Refused (23:25h). Por otro lado, Weezer y The Wombats podrían protagonizar el solape más importante del día, con los primeros empezando a las 00:40h y los segundos a las 00:55h.

El viernes 11 de julio tendremos los solapes de Natalia Lacunza y Hermanos Gutiérrez (18h), Benson Boone y Future Islands (19h), y Alanis Morissette y Alcalá Norte (20:20h). El show de Nine Inch Nails comenzará a las 00:25h y coincidirá parcialmente con el de Foster The People, programado a la 1 de la mañana.

La tercera jornada está prácticamente libre de solapes, excepto por el de Arde Bogotá y Glass Animals, con ambas agrupaciones comenzando a las 21:45h. No es hasta el final de la noche cuando se produce otra coincidencia de cartel: Justice (00:45h) y Bloc Party (01:00h). Por último, también están disponibles los horarios de la jornada Brunch Electronic, con Macarena Hoffmann (15h), Mau P (17h), el DJ set de Jungle (19h) y Peggy Gou (21h).

Olivia Rodrigo (23:10h), Muse, Gracie Abrams (20:15h), Nine Inch Nails, Alanis Morissette y Noah Kahan (23h) son algunos de los nombres más destacados de esta edición de Mad Cool. Las entradas todavía están disponibles en la página web oficial.

Shakira se pronuncia contra la política migratoria de Trump

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Jaume de Laiguana

Shakira ha pospuesto su concierto en el SoFi Stadium de Los Ángeles, programado para el 20 de junio, en respuesta a las crecientes redadas migratorias que está sufriendo la ciudad a raíz de las últimas políticas de Donald Trump. El show ha sido movido al 4 de agosto, mientras que la artista ha mostrado su apoyo a la población inmigrante en una nueva entrevista con la BBC.

La artista colombiana así ha afirmado que la política migratoria de Trump «significa vivir con miedo constante»: «Es doloroso de ver», asegura. Las manifestaciones bajo el lema de «No kings» cada vez son más comunes y, en este contexto, Shakira manda un mensaje de unión: «Ahora, más que nunca, tenemos que mantenernos unidos».

Esta también compara lo que está ocurriendo con sus primeros años en el país, asegurando que «como muchos otros inmigrantes colombianos, vine buscando un futuro mejor». «Tenemos que alzar nuestras voces y dejar muy claro que un país puede cambiar sus políticas migratorias, pero el trato a las personas debe ser siempre humano”, ha declarado la artista.

KATSEYE es el «girl group global» que triunfa con ‘Gnarly’

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KATSEYE es un nuevo girl group creado en Los Ángeles que se compone de seis integrantes de cuatro países diferentes: Filipinas, Corea del Sur, Suiza y Estados Unidos. Dos sellos discográficos, HYBE y Geffen Records, se encuentran detrás de este «girl group global» que ya amasa cientos de millones de reproducciones en streaming.

Su ‘Debut’ de 2024 dio paso en agosto de ese año al lanzamiento de ‘Touch’, un tema de influencias británicas similares a los de las disueltas NewJeans. En 2025, el gran éxito de KATSEYE está siendo ‘Gnarly’, la Canción Del Día de hoy.

‘Gnarly’ llama la atención por su beat electrónico y corrosivo, que remite -salvando las distancias- a la obra de SOPHIE, en concreto, a la producción de ‘Faceshopping’. La influencia puede venir de la compositora de la canción, la también cantante y DJ china afincada en Los Ángeles Alice Longyu Gao, artista asociada al hyperpop.

Sobre esta dura base de estilo urbano, Manon, Sophia, Daniela, Lara, Megan y Yoonchae enumeran todas las cosas que se pueden describir con la palabra «gnarly», que procede de la jerga estadounidense y significa algo así como «brutal». Lo que tienen ellas claro es que están «tan calientes como una bolsa de Takis», que son «la hostia» y que esta canción, en concreto, lo «mola todo» («it’s so lit» en la letra original). El videoclip es la sobrada visual esperada.

Billie Eilish aguanta el tipo en Barcelona pese al delirio colectivo

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Henry Hwu

A la vez que Sónar y su festival paralelo no oficial, Off Sónar, ha llegado esta semana a Barcelona la gira de ‘Hit Me Hard and Soft‘ (2024) de Billie Eilish. El primer pase, el sábado 14 de junio, se ha celebrado en el Palau Sant Jordi a la vez que la última jornada de Sónar. El segundo ha tenido lugar este domingo 15 de junio, mientras el tecno del Off Sónar retumbaba desde el recinto del Poble Espanyol.

En Barcelona este domingo se ha respirado un curioso ambiente a raíz de ambos eventos: por un lado, en las paredes del metro de Plaza España se han visto papeles colgados de «Buidem el Sónar, Palestina Lliure». Por otro, un músico del metro ha tocado la melodía de ‘When The Party’s Over’ al saxófono.

Billie Eilish ha compartido breves palabras sobre el estado actual del mundo durante su segundo concierto consecutivo en Barcelona, si bien se ha centrado -de manera vaga- en los «retos» que vive actualmente Estados Unidos. Estas palabras le han servido para introducir ‘Your Power’, su canción más política, en la que incita a aquellos que ostentan el poder, a no «abusar» de él. Antes y después, el concierto de ‘Hit Me Hard and Soft’ ha alternado momentos igual de íntimos con otros grandes y épicos, haciendo honor al título del disco.

Entre los primeros, una interpretación de ‘When The Party’s Over’ preciosa -aunque sin el saxofonista del metro- que Billie canta acompañada de una armonía vocal grabada en directo y «loopeada», y para cuyo registro pide máximo silencio al público. Es un raro momento de paz en un concierto en que el griterío fan es absolutamente ensordecedor desde el inicio con ‘Chihiro’ hasta el final con ‘Birds of a Feather‘, que un grupo de personas, en el lado derecho de la pista, baila tomados de la mano y saltando en círculos. «Pogo en Midsommar», nos dicen en comentarios.

La consecución de canciones «hard» y canciones «soft» en el show de Billie Eilish se potencia con una producción escénica que recurre a las columnas de fuego en ‘Bury a Friend’, a la recreación de MTV Unplugged en ‘Skinny’ o a los efectos especiales tipo láser en varias canciones, vistosos aunque predecibles.

El elemento visual principal de la gira de Billie Eilish es el espectacular escenario de 360 grados, situado en medio del recinto, que más que un escenario, por momentos, por su forma rectangular y gran envergadura, parece una pista de carreras. Encima del escenario, una estructura de pantallas suspendidas y ocho columnas de luz dispuestas rodeando el escenario conforman una escenografía muy vistosa y moderna. Lo más llamativo, sin embargo, es que la banda de Billie no se sitúa sobre una tarima elevada, sino todo lo contrario: los músicos están colocados en dos fosas hundidas en el propio escenario, lo que refuerza el protagonismo escénico de Eilish. Además, emerge en el escenario una plataforma flotante que se convierte en cubo de pantallas sin que te des cuenta. El escenario está aprovechado de punta a punta, e incluso una pequeña tarima situada a varios metros del escenario principal sirve a Eilish para cantar su parte de ‘Guess’ y ‘Everything I Wanted’ y de ahí bajar al foso a saludar al público. El movimiento del concierto es constante y abarca todo el recinto.

Este movimiento favorece a un concierto más desigual en cuanto a repertorio, que funciona mejor cuando respeta la duración original de las canciones. ‘L’Amour de Ma Vie’ se convierte en uno de los puntos álgidos del show gracias a su épico final synth-pop. Por contra, ‘Happier than Ever‘ suena atronadora, pero es recortada de manera innecesaria. ‘NDA’ y ‘Everything i Wanted’ se recuperen de manera tan breve que su inclusión en el setlist parece forzada. Este intento de abarcar demasiado desluce piezas como ‘Lovely’, ‘Blue’ y ‘Ocean Eyes’, tocadas juntas en un extraño mash-up, mientras canciones menores como ‘The Diner’ u ‘Oxytocin’ gozan de mayor protagonismo.

Henry Hwu

El formato de arena tampoco hace brillar las canciones más íntimas de Billie -que son mayoría- porque el intenso clamor del público convierte cada canción en una masa homogénea de gritos que ahoga la propia voz de Eilish, tanto que a veces escuchar melodía y letra resulta imposible. El furor se convierte en delirio cuando cada gesto de Billie proyectado en pantalla -por mínimo que sea- provoca una reacción ensordecedora. Ya no importa tanto la propuesta musical como la expresión de una exaltación masiva. ¿Soy yo o también Billie alucina cuando el público estalla solo por verla hacer cualquier cosa, como beber agua?

Este nivel de idolatría, sumado a la extensión de una gira que empezó el año pasado y que entra ya en su tramo final (quedan 14 fechas), y al hecho de que Eilish actuó en Barcelona la noche anterior, se traduce en una artista que parece algo fatigada sobre el escenario, no solo físicamente sino también y, sobre todo, emocionalmente. Porque Eilish puede pegarse todas las carreras que desee en esa plataforma rectangular, pero las pantallas la delatan cuando enfocan su rostro. No debe ser fácil aguantar el ritmo de una gira tan maratoniana, y menos aún asimilar tal nivel de enardecimiento popular noche tras noche. Pero Billie aguanta el tipo. Sobre todo, este fenómeno fan absoluto sabe a triunfo cuando canciones como ‘ilomilo’ parecen tan grandes como los clásicos. Es el triunfo de un tipo de pop alternativo que ya es masivo.

Iggy Pop y Bad Gyal conviven felizmente en un Mallorca Live de «loco prodigioso»

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Andrés Iglesias

60.000 personas han asistido este fin de semana a la octava edición de Mallorca Live, que el sábado ha celebrado su tercera y última jornada con los conciertos destacados de Iggy Pop y Bad Gyal. Aunque parece -a simple vista- que el poder de convocatoria de Aitana el año pasado no se ha repetido (me dicen que el recinto estaba a reventar), el ambiente ha vuelto a ser indiscutible, y seguro que la novena edición volverá a ser un éxito. ¿Qué cabeza de cartel inesperado aguardará entonces?

Arrancamos la tarde divididos entre Repion y Judeline. Decidimos acudir a ambos conciertos. Repion, el dúo de las hermanas cántabras María y Teresa Iñesta, presentan su efectivo punk-rock por segunda vez en el festival. Repion lanzan sus guitarrazos potentes, también armonizan como Ella Baila Sola en una rara canción acústica y, además, regalan al público una canción inédita, ‘El sueño dura una semana’, que formará parte de su próximo álbum, ya grabado.

De Judeline poco hay que decir que no hayamos dicho ya. Su show en Mallorca Live prescinde del montaje visto en presentaciones anteriores, lo cual le resta impacto. El «Canijo» -en el concierto interpretado por un bailarín- sigue atormentando la vida de Lara Fernández y, antes de cantar ‘Zarcillos de plata’, la de Cádiz aconseja a sus fans, escarmentada, que «se salten la fase de enamorarse de un chico que vende droga». Las bases de ‘Zahara’ o la misma ‘Canijo’ siguen sonando de lujo, aunque se habría agradecido en esta presentación mucho menos ruido saliendo de los altavoces. El nuevo single, ‘Chica de cristal’, suena también en el set.

Cuando ya anochece, El Kanka presenta su poesía cotidiana en el escenario Es Jardí y alegra el ambiente con sus contentas canciones. ‘Querría’, en clave gypsy jazz, o la cálida rumba bossa de ‘Guapos y guapas’, se suceden en un repertorio hábilmente interpretado junto a una banda de cinco músicos, incluido un trompetista. El Kanka -alias de Juan Gómez Canca- dedica además unas palabras a la ecléctica programación de Mallorca Live: dice que hay que ser un «loco prodigioso» para mezclar a Iggy Pop, Bad Gyal, El Kanka y Judeline. Él lo celebra y nosotros también.

Andrés Iglesias

Iggy Pop, el primer plato fuerte de la noche, entra como un torpedo en el escenario Estrella Damm y repasa sin tregua su histórica discografía junto a los Stooges y en solitario. Iggy Pop por supuesto actúa descamisado -de otra manera no le habríamos reconocido- y se merienda ‘T.V. Eye’, ‘Raw Power’, ‘I Got a Right’ y ‘Gimme Danger’ -todas de los Stooges- una detrás de otra. Su banda de siete músicos -incluidos dos trompetistas- proyecta un sonido espectacular, soberbio, perfectamente engrasado, que brinda una capa de elegancia al urgente punk-rock de Iggy Pop.

En ‘The Passenger’, la primera concesión a su carrera como solista, James Newell Osterberg, Jr, exhibe su ronca voz. Después, la sucesión de ‘Lust for Life’ y ‘I Wanna Be Your Dog’ lleva el concierto a un primer punto álgido cuando acaba de empezar. Antes, en ‘Death Trip’, Iggy habla sobre la muerte. Reconoce que a veces quiere morir y otras no, pero añade que «pase lo que pase», seguirá al pie del cañón.

‘Search and Destroy’ o ‘Down in the Street’ se encadenan en un repertorio de desatado punk-rock que no baja el ritmo. Acaso cuando Iggy Pop se sienta en un altavoz para descansar. Pero pronto Iggy baja al foso y actúa cerca del público, aunque se encuentra con un grupo de fans de Bad Gyal situadas en primera fila que le observan completamente desconcertadas. Pero nada -tampoco su visible escoliosis- impide a Iggy Pop entregar la energía que la audiencia espera de él.

Andrés Iglesias

El concierto de punk de Biznaga lo tiene todo: temazos, mensaje y un vozarrón, el de Álvaro García, que transmite las letras con un poder descomunal. El grupo madrileño presenta su disco ‘¡AHORA’!, dedicado a la crisis inmobiliaria, y luce absolutamente entregado a su papel de profesionales del entretenimiento: animan a su público a darlo todo, a bailar con sus amigos y, en definitiva, a ser feliz cuanto se pueda. Sus letras hablan de precariedad y gentrificación, pero sus canciones invitan al desahogo colectivo. El guitarrista Álvaro «Torete» Casado toca con tanta pasión que quitarle los ojos de encima es imposible. El grupo hace honor a su canción ‘El Entusiasmo’, que cierra el bolo, y ofrece un set de punk que provoca esa misma emoción.

Andrés Iglesias

Bad Gyal trae nuevo show en su Bikini Badness Tour, que congrega al público más joven del festival en esta última jornada. Alba Farelo, en su papel de diva total, trae un show de reggaeton y dancehall coreografiado de principio a fin que no prescinde ni de los chorros de fuego, ni del generoso cuerpo de baile que la acompaña en casi todo momento, ni de un formato de concierto que encadena una canción tras otra en ocasiones de forma atropellada. Aunque la estrella sigue siendo ella y su actitud deliberadamente desganada y «cool», pero que borda el twerk y que, con un cambio de vestuario, causa furor.

La sucesión de hits (‘Bota Niña’, ‘SexeSexy’, ‘Duro de verdad’) no deja momento para respirar, excepto en los largos descansos que separan los diferentes actos del show, en los que, de manera extraña, reina la oscuridad y el silencio. Al menos en tres ocasiones parece que el concierto ha acabado de repente, cuando se prepara para la siguiente fase.

Pero cuando las luces brillan, Bad Gyal y su equipo de bailarines ofrecen una auténtica bacanal de ritmos urbanos y sensualidad femenina con gusto caro y olor a «aceite de coco». Esa sensualidad es central en el show y, en uno de los momentos más memorables, Bad Gyal se deja restregar un cubo de hielo por una pierna por parte de unos de sus bailarines. En otro, Farelo versiona ‘Stars Are Blind’ de Paris Hilton, aunque la abandona demasiado pronto.

La segunda parte del set se reserva los hits más hits de Bad Gyal: ‘Chulo’, ‘Blin Blin’, ‘Sin carné’, ‘Flow 2000’ o ‘Zorra’ se encadenan sin tregua. De ‘La joia‘ se recuperan unos cuantos cortes, como ‘Mi lova’, ‘La que no se mueva’ o el hit que mereció serlo más ‘Perdió este culo’. El vestuario de Bad Gyal, puro «Flow 2000», deja en todo momento visibles sus abdominales de acero, y constata que Bad Gyal sigue dando pasos hacia adelante como artista y performer. Cada show que trae es mejor y este no es una excepción.

Sudan Archives no está «muerta» ni remotamente

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Un par de años después del relevante ‘Natural Brown Prom Queen‘, Sudan Archives ha vuelto este mes con una canción llamada ‘DEAD’. La nota de prensa de PIAS indica que si ‘Natural Brown Prom Queen’ narraba la mudanza de Sudan de Cincinnati a Los Ángeles y su paso a la adultez como artista y como mujer, la artista quiso luego «imaginar una versión nueva y más evolucionada de sí misma». Llevó todo lo aprendido en el escenario y en la carretera de vuelta al estudio y ‘DEAD’ es el resultado.

Nuestra Canción del Día comienza como una grabación de trip hop en cierta medida: incluso parece arreglada por Craig Armstrong o alguien así, pero luego es pura pista de baile, pero nada de las más vulgares ni desesperadas.

Grabada en Los Ángeles, Chicago y Detroit, ‘DEAD’ busca explorar las posibilidades de la música dance orquestal negra. Oficialmente quiere ser una representación de la «Black Music». La voz ha sido varias veces adulterada con objeto narrativo, en concreto el de unir su yo «humano» y su yo «máquina». Una de las canciones más inmediatas de Sudan Archives, esperemos que anticipo de un nuevo trabajo que al menos por el momento no se ha anunciado.

El Sònar bate récord de asistencia a pesar del boicot

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Carlota Serarols

El Sònar ha cerrado 2025 con un récord de asistencia a pesar del boicot por su venta al fondo proisraelí KKR. La organización ha contado 161.000 espectadores, frente a los 154.000 de 2024. Pero, ojo, el aumento se debe a la subida de espectadores del Off Sònar y el Sònar Week (42.000 en 2025, 34.000 en 2024). Sin embargo, hay que indicar que el Sònar de Noche ha aumentado poco (de 66.000 a 66.500 asistentes en esta edición), y que la asistencia al Sònar de Día ha bajado: de 54.000 asistentes en 2024 a 52.500.

En conclusión: el boicot ha calado más entre les artistas que entre el público. Ayer canceló en último momento Samantha Hudson, que tenía que presentar el sábado su espectáculo ‘Casa de muñecas’. En un Stories de su Instagram explica: “Después de una larga y profunda reflexión, he tomado la decisión de cancelar mi participación en el festival. No encontraba sentido llevar a cabo mi espectáculo en un contexto tan doloroso y complejo. Seguir adelante me resulta imposible por no ser fiel a lo que siento. No pretendo hacer un juicio moral, pues valoro profundamente los cambios que el equipo de Sónar ha realizado (…) y considero que la postura de continuar en el cartel es válida (…) Condeno el genocidio y la limpieza étnica que el gobierno de Israel está llevando a cabo en Palestina y manifiesto mi rechazo hacia KKR”. La artista también ha cancelado su presencia en el FIB.

Este sábado 14 hay convocadas concentraciones en 125 ciudades españolas bajo el lema «¡Basta! Paremos el genocidio en Palestina». La de Barcelona comienza a las 18h y ha de transcurrir entre Plaça Universitat y Plaça Sant Jaume. De camino a la Fira, cambio de idea y decido unirme a la manifestación. A pesar del calor infame, se congregan más de 18.000 manifestantes según la Guàrdia Urbana, 25.000 según los organizadores. Hay montones de familias, asociaciones y gente de diverso pelaje, incluidos asistentes al Sònar (alguno detecto). Hay tanta gente que, a las 18:45, el grueso de los manifestantes aún no ha salido de Universitat. Y la manifestación tendrá que acabar en la plaça de la Catedral ante la imposibilidad de poder entrar en la Plaça Sant Jaume.

Cuando llego al recinto de Plaça Espanya, Yerai Cortés está ya en el último tramo de su concierto ‘Guitarra Coral’ y el Hall está a rebosar. Así que lo sacrifico. Mis contactos me explican que ha sido muy emotivo, que hay gente que ha llorado. Que en un momento han apagado la luz y han vuelto todos los artistas con pañuelos palestinos. Al menos, logré ver este mismo espectáculo en el pasado Monkey Week. Aprovecho para visitar la instalación ‘Lux Mundi’, que muestra una experiencia inmersiva de las pinturas del ábside de Sant Climent de Taüll con música de Tarta Relena. Y la casualidad me regala uno de esos raros momentos mágicos que te reconcilia con el festival: al poco de entrar yo aparecen las Tarta Relena. Durante 10 minutos serán sus hermosas voces en directo, y no la grabación, las que nos acompañen en este viaje audiovisual al románico catalán. Embelesador. Y, me reitero, mágico.

La gran cita de la jornada, quizás del festival, es el encuentro en la cumbre entre Suzanne Ciani, la histórica pionera de los sintetizadores y Actress, el productor de techno británico. Dos generaciones, dos modelos de entender la electrónica, que logran empastarse de manera increíble en su proyecto ‘Concrète Waves’. Sentados frente a frente en una gran mesa, actúan como aplicados orfebres del ruido. Su único adorno, los rayos de luz que acompasan su música. No se sabe quién propone qué: si Actress los ritmos y bpm, si Ciani el ambiente sonoro. Aquí hay latidos de animal tenso, peligro y paisajes sonoros, que me remiten al metro o a la selva. A paisaje urbano que vira a febril oficina con derrapes de guitarras hasta acabar convertido en la BSO de ‘Metrópolis’. Cada vez van subiendo el volumen, los latidos. A Suzanne se la ve exultante, sonriente. Actress está más serio y concentrado. Hay ritmo de bombardeo, los haces de luces bombardean también. Se calman un poco, como una nana con los bpm desbocados. Acaban rítmicos. Bailables. Marchan agradecidos, y tan aplicados como aparecieron.

Enseguida tomo el bus para ir a Sònar de Noche y ver qué se cuece. Parece que entre el público hay mucho menos activismo por aquí. También hay que decir que entre la marea humana y la semipenumbra que reina muchas veces en el recinto, es más difícil hacer valoraciones generales. Además, la rama nocturna del festival siempre ha cargado la fama de arrastrar a un público hedonista, dispuesto a la fiesta, pero indiferente a las propuestas concretas y a las preocupaciones. A las 22h horas el escenario Club espera holgado la presencia de Nathy Peluso. Pero a medida que transcurre el concierto, se pone a reventar. Nathy no hace ninguna declaración fuera de lo que son las expresiones normales de un concierto. A no ser que entendamos llevar una camiseta que luce un gigantesco “Christian Dior” como proclama política, claro.

Su show es el mismo que se pudo disfrutar en Mallorca Live, sólo que aquí la cortina es roja en vez de azul. Y que a Nathy se le ve un plus de motivación extra por jugar en casa. El espectáculo es ella. Los audiovisuales que representan una película o los tres bailarines que van apareciendo en algunas canciones no la opacan. Juega su papel de diva triunfadora que se muestra solvente en el bolero tirada por el suelo (‘Envidia’), pero que brilla en la salsa de ‘Mafiosa’ y ‘Puro veneno’. También juega al hip-hop en su coreadísima sesión de BZRP #36. Nos dice qué bonito el amor y la energía, antes de sonar a lo Miami Sound Machine con ‘Buenos Aires’, mientras luce bien de divaza con melena al viento. El cierre es con ‘Vivir así es morir de amor’, un tanto descafeinada, aunque esta nos la sabemos todes. Peluso es una ganadora y está claro que la única bandera que está dispuesta a ondear es la suya, la de ‘Grasa’.

Los que no se cortan son los españoles T.Modet & Carlotto Rose en Sonar Pub. Su set de breakbeat acaba con una pegadiza coda como de videojuegos, mientras se suceden los mensajes en pantalla: Fuck all the politicians. Fuck Colonialism. Fuck capitalism. Fuck KKR. Y sobre todos, uno que se repite una y otra vez: Free Palestine. En comparación, los franceses Polo & Pan dan espumita, como si estuviéramos en verano de 2001 y todo fuera bien. Los dos van guapos, trajeados de blanco, repartiendo french touch liviano, pero que entra suavísimo. Las luces y las proyecciones son muy bonitas y sugerentes. Para acabar de aliñar, se les une una cantante-bailarina retrofuturista. Ellos están manipulando muchos teclados y botoncitos de manera diligente, que siempre da mucho juego. Acaban cantando ‘Ani Kuni’ y dirigiéndose al público como animadores de un resort. Ligeros e intrascendentes.

Veintiuno / La balada de Delirio y Equilibrio

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La historia de Veintiuno es una de esas que se cuecen a fuego lento en el mundo del pop-rock. Muchos les han conocido por ‘La Vida Moderna’, de su anterior disco ‘El arte de perder’ (2023), pero ya llevaban varios álbumes a sus espaldas. ‘Dopamina’ fue también un hit, pero realmente su primer EP es de 2013, ellos vienen de la autoedición antes de fichar por Warner, y para muestra de este camino largo, un botón: esta curiosa interacción con la cuenta de Twitter/X de Jenesaispop allá por 2011.

“Veintiuno ha sido una banda pequeña mucho más tiempo que una banda asentada, y hemos tenido que aprender a hacer muchas cosas que queríamos hacer”, aseguraba su vocalista Diego hace poco en entrevista con Mondosonoro. De hecho, en dicha charla revelan que el propio frontman ha diseñado la portada y todos los elementos de este disco, y que entre todos han configurado incluso el diseño de luces de los conciertos. “Nunca he dejado que la idea artística de un disco la tuviera otra persona, porque es para lo que me metí a hacer esto”, comentaba Diego, “nadie te va a dar el storytelling de tu disco y, si te lo da, vale mucho dinero y te hipoteca a que toda la vida tengas que externalizar lo que es más natural de la profesión, que es la creatividad”.

Dentro de esta libertad creativa, la idea de ‘La balada de Delirio y Equilibrio’ es otro ejemplo. ‘Delirio y Equilibrio’ era un tema de su disco de 2018 ‘Gourmet’, que con sus “deja ya de mirarme, deja ya de buscarme” apuntaba a una historia que podía dar para más. Y eso es precisamente lo que viene a hacer este álbum, ampliar el universo de esos dos personajes, y narrar la historia/historias de ellos, en una ambición que no puede evitar recordarnos a la de ‘1999’.

Más allá de la colaboración del grupo con Love of Lesbian, desconocemos si han tenido la que quizás es su obra maestra como referente a la hora de crear este disco, pero es imposible no acordarse de ese taxi en el que dos personas subieron juntas y se bajaron por separado. De hecho, el “me gustaría que alguna vez contaras realmente cómo fue” de la intro no puede apuntar más a esa dirección. La cosa es que, en algún momento, ‘La balada de Delirio y Equilibrio’ llega a acercarse a esa magia, y a prender la suya propia… pero, por lo general, se queda en mejor idea que ejecución.

De la producción se ocupa la propia banda junto a Santos & Fluren y Tato Latorre, con quienes ya han trabajado en el pasado, sumándose Mapache en ‘Acantilado’. Y, aunque aquí la producción no es especialmente destacable, tampoco es el apartado que diríamos imprescindible dentro del cometido de este trabajo. Sí afecta más que la magia que esperaríamos encontrar aquí no la hallemos luego a nivel de melodías, estructuras, y sobre todo de letras. Los featurings son quizás la parte más floja y más alejada de esto, aunque al menos hay que decir que no resulta una selección obvia, sino una mezcla curiosa: Malena Villa (la mejor colaboración), Sebastián Llosa, Siloé, Enol y el mismísimo Iván Ferreiro en el cierre (a la espera del tema extra) del álbum.

Pero hay excepciones. El disco empieza muy bien con la mencionada intro y ‘Perder los modales’, cuya letra hace referencias a la falsa meritocracia y a fiestas que no pueden dar más pereza, en contraposición con los mil colores que tiene el aura de esa otra persona. ‘Puñalada’ también funciona genial en tono, y el outro supone uno de los highlights del disco, como ocurre también con el minimalismo de ‘Suspiria’. Y ya solo por el guiño a ‘There’s a Light that Never Goes Out’, hay que destacar también ‘Mitología’, que huele a temazo de festivales que seguro defenderán con creces, puesto que el directo es uno de los puntos fuertes de la banda de Diego Arroyo, Pepe Narváez, Álvaro Velasco y Yago Maister. En definitiva, ‘La balada de Delirio y Equilibrio’ es un disco irregular, pero donde los buenos momentos son muy buenos, y esto, sumado al hecho de arriesgarse con la idea de este trabajo, apunta a que pueden sorprendernos positivamente en lo siguiente que hagan.

Tarta Relena y Maria Arnal, reinas del Sònar en otra jornada de reivindicaciones

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Leaf Hopper (Sónar)

El viernes en el Sònar de Día, entre el público aumentaron las muestras de apoyo a Palestina con respecto a las que ya vimos el jueves. Y las actuaciones se sucedían, por no decir que se atropellaban. Hay una buena cola para ver a Raül Refree y Niño De Elche presentando su espectáculo ‘cru+es’. Entre destellos azules, Refree y Niño de Elche se mantienen a oscuras. Refree pone los sonidos, muy drone, Niño canta quedo o emite ecolalias, hace piruetas vocales y el público conversa, hasta que alguien manda callar. Hasta el quinto tema no se ilumina a los artistas, vestidos en mono de mecánico. Se sientan, Refree coge la guitarra… y no veo el final del espectáculo, porque me estoy quedando frita y tengo que ir al Hall.

Allí, Alva Noto & Fennesz interpretan ‘Continuum’, su homenaje a Ryuichi Sakamoto. Fennesz a la guitarra y programaciones, Alva Noto también a las programaciones, concentradísimos ambos. En la pantalla de atrás se proyectan ondas. Desarrollan un ambient sostenido, calmo pero algo amenazante a la vez. Hasta que nos despiertan a ritmo de corazón y quirófano. Muy interesante, pero es música que requiere concentración y hay demasiada gente charlando en el Hall. Quizás no es un sitio que invite a la introspección que nos ofrecen Noto y Fennesz. Y yo tengo que dejar otro concierto inacabado porque me esperan las Tarta Relena presentando ‘És pregunta’ en el Còmplex.

El espectáculo es un señor espectáculo, trabajadísimo en sonido, luces y vestuario. Con otro pequeño retraso, Tarta Relena entran por el patio de butacas cual vestales plateadas. Despliegan sus voces sobrenaturales, efectos basados en la naturaleza, idiomas varios. Entra la banda de percusión para la divertida ‘Mano décima’ (aka “Juan el Romano”), que en directo es avasalladora. Como avasalladora y triunfal suena ‘El suïcidi i el cant’.

Para ‘Tamarindo’ son muy graciosas cuando empiezan a hablar raro, reproducen lo dicho al revés… y escuchamos cómo presentan el disco. Pero ahora se ponen serias, porque empiezan a hablar. La cita no es literal y está incompleta. No las pude grabar y anoté como pude: “estamos viviendo con dolor el genocidio que el estado de Israel está haciendo en Palestina. Vivimos con dolor que un fondo buitre como KKR se esté quedando con nuestros espacios cuando la cultura les importa una mierda. También es un buen momento para hacer autocrítica”. Después del discurso, vuelve la música. Es pura magia cómo empastan las voces en ‘Cant premonitori’, cómo se tiñe todo de rojo y se llena de extrañamiento. Cierran con ‘La font’, con agua y todo se baña de luz. Una barbaridad de concierto, lo mejor del festival.

Es tan magnífico el concierto de Tarta Relena que esta vez no corro, y eso que a continuación toca otro de los conciertos más esperados del día: Maria Arnal con su ‘Ama’ en el Hall, que no sé si acabará siendo un nuevo disco. Es un poco dolor de muelas que dos artistas que comparten instintos artísticos y público casi se solapen. De hecho, las Tarta Relena eran las voces invitadas en la gira de ‘Clamor’. Por suerte entramos solo diez minutos tarde y enseguida tengo un flashback de la presentación de ‘El mal querer’ de Rosalía en esa misma sala en 2018. De hecho, la propuesta es similar en ambición y en las ganas de convertir a Arnal en una de las grandes. También me recuerda a los conciertos que Arnal ofrece para Navidad sobre ‘El cant de la Sibil.a’. ‘Ama’ es la versión mejorada.

Lamentablemente, no puedo apreciar bien el espectáculo: estoy algo lejos, no veo apenas el escenario y no hay pantallas que repliquen el concierto para bajitas. Maria va con un cuerpo de baile, desarrollan coreografías, en la pantalla posterior se suceden imágenes y los títulos de las canciones. Para ‘Espejo’ medio veo una coreografía tipo Bollywood. En ‘Por tus penas’ saca un órgano, suena eclesiástica. La pena es que el Hall está lleno de cotorras. Da igual dónde intentes ir, siempre hay dos (o más) personas charlando a pleno volumen.
Lo mejor es cuando aparece nada menos que Yerai Cortés para tocar la guitarra en ‘Xiqueta meua’, que se perfila como gran canción señera. También le acompaña La Tania a las voces. Es una bonita balada tradicional coronada por la preciosa guitarra de Yerai. Y, al menos por una vez, el público se mantiene callado para escuchar tamaño derroche. Poco dura el silencio, aunque se escuche chistar todo el rato. Hay efectos de luces espectaculares. Y momentos que son puro hedonismo. ‘Suspiro’ es synth-pop dulce. ‘Tic Tac’ es sincopada, bailable, próxima al Sufjan Stevens electrónico. A Arnal se la ve feliz y suelta en esta etapa de popstar. Para cerrar, la pantalla posterior proyecta “Free Palestine” y Maria y su equipo despliegan una pancarta que reza “Palestina=Lliure”.

Judeline, Xoel, Marilia Monzón… con Pedro Sánchez y Felipe VI

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El pasado jueves, Pedro Sánchez ofreció en Ferraz la comparecencia más difícil de su tumultuosa carrera. Visiblemente demacrado, acaso pintado como una puerta, pidió perdón hasta en 8 ocasiones a la ciudadanía por haber confiado en Santos Cerdán, a quien había ratificado como secretario de organización del PSOE recientemente, y ha resultado estar envuelto en una trama de corrupción y mordidas, supuestamente, según un informe de la UCO cargado de audios. Hasta esa misma mañana, cuando Cerdán le «mintió a la cara», el presidente del gobierno había confiado en él.

Sánchez respondió preguntas de la prensa por primera vez en 44 días, pero una vez le formularon la correspondiente a las primarias en que derrotó a Eduardo Madina, también objeto del informe, y contestó, dijo que se tenía que marchar. ¿Adónde?

Efectivamente, figuraba desde antes de la obligatoriedad de esta comparecencia, un acto de conmemoración de los 40 años de la adhesión de España a la Comunidad Económica Europea. Se celebraba en el Palacio Real con el Rey Felipe VI, aunque sin PP, ni VOX, ni los ministros de Sumar, pues todos ellos cancelaron su presencia dada la gravedad de la situación.

Por las instantáneas y vídeos que han ido apareciendo en la red el día después, hemos ido averiguando que el acto contó con numerosas personalidades relacionadas con el mundo de la cultura. Judeline interpretó un tema, como ha podido saber JENESAISPOP, y también Xoel López y Marilia Monzón. Esta última ha colgado la actuación de ‘Tierra’, un tema extraído del disco ‘Atlántico’ de Xoel. En el montaje aparecen escuchando más y menos atentamente Felipe VI, las ministra y ex ministra de Transición Ecológica y, finalmente, Pedro Sánchez.

Instagram Manuela Villa

Solo Sánchez sabe qué puede estar pensando mientras suenan frases como «espero cada vez más próximo al final», «no me da la gana de pensar que nada es para siempre», «si esta canción se acaba que acabe el mundo para todos», «hace tiempo que yo ya me fui, yo siempre me estoy yendo», «reyes que perdieron todo, todo lo que tanto amaban por quererlo demasiado» o «me encuentro que la vida siempre tiene algo preparado que supera cualquiera de mis fantasías, nada comparado con lo que realmente sucedía».

Rigoberta Bandini se autoparodia con temazos y humor, en la gira de ‘Jesucrista Superstar’

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Xavi Torrent

La presentación destacada de la segunda jornada de Mallorca Live no ha sido la de Massive Attack haciendo lo mismo de siempre, ni la de Suede haciendo lo mismo de siempre, sino la de Rigoberta Bandini arriesgando con un colorido y extraño espectáculo que provoca sonrisas y desconcierto a partes iguales. Una reacción parecida genera su último disco, ‘Jesucrista Superstar‘, que lógicamente vertebra el show, pues este no es todavía un concierto de «grandes éxitos» aunque al final lo parezca.

El concierto de ‘Jesucrista Superstar’ -que arranca con unos desesperantes 20 minutos de retraso debido al cambio de escenario, arrancando abucheos del público- funciona porque responde al propio mito de Rigoberta Bandini. Construido en formato de musical retrofuturista, con un montaje que recrea un plató de televisión de los años 60, el show parodia la idea misma del estrellato pop y coloca a Paula Ribó en el centro de una competición musical televisiva parecida a Benidorm Fest, presentada por una anfitriona presuntamente italiana que reiteradamente la llama de todos los nombres menos el que le corresponde, y que insiste en que Bandini haga bailar al público «pero no pensar». ¿Como nos hacía pensar ‘Ay mamá’ y no ‘SloMo‘?

El vestuario -y los diferentes cambios del mismo- sugiere que Rigoberta encarna diferentes «muñecas» o personajes, subrayando la artificialidad del mundo en que se encuentra «atrapada». Uno de los intervalos visuales del show muestra un episodio (real) en que Rigoberta se hunde emocionalmente en la habitación de un hotel. Su corista y prima, Belén Barenys, justifica que toda pop star vive su «breakdown» (documentado, le faltó añadir). La ironía y la conciencia propia marcan el camino. Como esa frase de ‘Soy mayor’ que reza «no me dejarán ser pop star sin saber bailar», el concierto explora qué otras opciones le quedan a Rigoberta Bandini en este papel.

El concepto del concierto de ‘Jesucrista Superstar’ se ejecuta con la mezcla de profundidad y humor chorra esperado de Rigoberta y de su equipo de músicos y bailarines, entre los cuales se encuentra su marido, cómico y ex integrante de Venga Monjas Esteban Navarro. Rigoberta actúa con sonrisa falsa en ‘JAJAJA’, toca la «guitarra de cantautora» de rigor en ‘Enamorados’ y actúa con micro de oreja y de mano a la vez (el de mano es falso). El compromiso con el personaje es tal que Rigoberta no interactúa con el público hasta después de la divertida actuación de ‘Pamela Anderson‘, más o menos la 13ª canción. Dice que «Pamela somos todas», pero que el público le hace sentir que Rigoberta también.

El concierto de ‘Jesucrista Superstar’ deja una mezcla de sorpresa y perplejidad que invita a la reflexión y no al veredicto inmediato. El concierto convence por su compromiso con el personaje y el concepto y porque la ejecución es tan peculiar y personal que solo Rigoberta Bandini podría haberla ideado. Además, canciones como ‘Vuela’ o la balada ‘Aprenderás’ -el momento vulnerable del show- van construyendo un set muy entretenido y ameno, aunque demasiado ambicioso al internar abarcar demasiado contenido del disco en poco tiempo. La actuación de ‘Amore Amore Amore’, que involucra directamente al público, que bebe chupitos repartidos por la propia Rigoberta, es uno de los momentos destacados. Y la traca final con ‘Too Many Drugs’, el despelote de ‘Ay, Mamá’ o la euforia de ‘Busco un centro de gravedad permanente’ demuestran las tablas de Bandini en ese papel de pop star que tanto examina en el concierto.

Pero no todo funciona en el show, ni la torpe versión de ‘El Amor’ de Massiel, que nunca me ha gustado porque me parece que el beat electropop no encaja con la melodía de la canción (me quedo con la adaptación guitarrera de Confeti de Odio); ni mucho menos un humor que se pasa de vueltas cuando Belén Barenys rapea de la peor manera sobre un beat de reggaeton, o cuando imita burlonamente un acento colombiano que parece cubano durante el final de ‘Too Many Drugs’, como marcada por el día en que vio a Lucrecia en televisión por primera vez y le pareció la única persona negra del mundo. Los delirios de Esteban Navarro forzando la comedia del show parecen eso, forzados. Supongo que simplemente el humor de Rigoberta Bandini hay que entenderlo y que no es para todo el mundo. Me quedo con las señoras mayores bailando ‘Kaiman‘ ya pasadas las 2 de la mañana. Ahí sí veo a la mejor Rigoberta.

Massive Attack: el show más político

Llego sobre las 20.00 a Mallorca Live para no perderme el pase de la mallorquina Maika Makovski, en una edición -por cierto- marcada por un despliegue de seguridad en el exterior del recinto para mí inaudita: nunca había visto tanto policía armado con fusiles en un festival. Makovski trae calidad de banda en un show de base jazz que incluye instrumentos como la viola, la trompa o un piano vintage tocado por la propia Maika, además de trombón, teclado, guitarra eléctrica, etcétera. Ataviada con la peluca tipo María Antonieta que marca la estética de su último disco, ‘Bunker Rococo’, a la que añade un pequeño globo rosa colgado de una oreja, Maika añade una dosis de fantasía a su blues-rock teñido de jazz y distorsión guitarrera, recorriendo temas de su repertorio propio como ‘Just a Boy’ o la electrificada ‘Reaching Out to You’.

Xavi Torrent

Una parte del público del Mallorca Live parece acercarse a los conciertos con la curiosidad de quien visita un museo para contemplar un cuadro; observa con interés, pero sin efusividad. En el concierto de Alcalá Norte, este rol se invierte, porque es el cantante Álvaro Rivas el que observa al público con la misma fascinación con la que el público le observa, absorto, a él. Durante segundos instrumentales de una canción, se queda de pie, embobado, mirando al público, como sujeto a una performance.

Al menos, la primera parte del concierto, en la que se suceden temas como ‘Superman’ o ‘El guerrero marroquí’, se desarrolla de esa manera, en un simple intercambio de música y atención. Jaime Barbosa, batería, ejerce de gracioso maestro de ceremonias y, de hecho, él da inicio el concierto sacando una bota de vino al escenario. Después, introduce los diferentes segmentos del show, como el que da paso a la versión de «jevi metal bailable» de ‘Icare’, de la banda de heavy metal Fils de Lucifer.

El pase de Alcalá Norte gana energía progresivamente y despega definitivamente en la consecución de ‘El rey de los judíos’ y ‘La Calle Elfo’; esta segunda canción, Rivas la interpreta ya descamisado, descalzo y con una corona de hojas en la cabeza. Después vuelve a desvestirse para la tralla final de ‘Westminster’ y la coreada ‘La vida cañón’, con Rivas entregado ya al «crowd-surfing» y al baño de masas.

Andrés Iglesias

Uno de los principales reclamos internacionales de Mallorca Live ofrece también el espectáculo más político del festival. Massive Attack es un grupo absolutamente comprometido con la causa palestina y su denuncia de las guerras y de la catástrofe del cambio climático es central en el desarrollo de su concierto, capitaneado por unos Robert del Naja y Daddy G que dejan que el mensaje hable por sí mismo.

Unas imágenes iniciales del genocida Netanyahu provocan abucheos ensordecedores del público, en un show que alterna imágenes de este tipo con otras de estética hacker/digital. Massive Attack repasan su repertorio histórico sin novedades aparentes pero con un sonido inmejorable que envuelve el recinto.

La fusión de electrónica, soul y sonoridades orientales de Massive Attack no conoce rival equiparable a su lista de clásicos, y canciones como ‘Angel’ o, sobre todo, la final ‘Teardrop’ son recibidas tan calurosamente como esperabas, en un concierto que cuenta con la participación de colaboradores históricos de la banda como Horace Andy y Elizabeth Fraser de Cocteau Twins, y derrapes inesperados como el segmento punk de ‘Rockwrok’ de Ultravox. Desgraciadamente, la versión de ‘Levels’ de Avicii no cabe en el setlist esta vez.

La dark wave de otra época vuelve con Línea Maginot

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Esta noche de sábado, 14 de junio, actúan en la Sala Wurlitzer de la capital tres bandas salidas del underground como parte de la programación Escenarios Madrid de Vibra Mahou. Son bien diferentes entre sí: Calatrava y su noise punk; Melliza -un gallego, un murciano, un francés y un alicantino entregados al rock-; y Línea Maginot.

Línea Maginot son una propuesta diferente surgida en Castellón, y entregada al dark wave como si estuviéramos a principios de los años 80. Parálisis Permanente y Aviador Dro -ahora que hemos vuelto a hablar de la Movida- vienen a la mente ya solo a través de títulos como ‘Danzas en la oscuridad’, apegada a un bajo de post-punk y a sus teclados, o ‘Sombras de Hiroshima’.

‘Adicción cruzada’, que escogemos como Canción del Día, es una de esas canciones capaces de llevarte a otro tiempo. En absoluto parece haberse editado esta primavera de 2025. Comienza con un tarareo del vocalista Carlos Bonet, que después nos hablará de «besos de despedida» y confesará: «a veces pienso que te quiero, y sé que todo es mentira», con el típico tormento de la época de Eduardo Benavente. Completan el grupo Andrea Calvo al bajo y Nicolás Carque «al aparato», en este tema esto último, con un protagonismo especial.

Pulp, top 1 en UK, dejan a Addison Rae en el nº2

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‘More’ de Pulp ha sido un nuevo éxito comercial para la banda, sobre todo en su principal mercado, Reino Unido. En este país llegan al puesto 1 con unas 30.000 unidades vendidas durante su primera semana.

Se trata del tercer número 1 de Pulp en Reino Unido, pues ‘Different Class’ en 1995 y ‘This Is Hardcore’ en 1998 también lo lograron. En cambio, ‘We Love Life’ quedó en el puesto 6 en el año 2001.

‘Different Class’ es, por mucho, el disco más vendido de Pulp en Reino Unido, pues es 4 veces platino por encima de los 1,2 millones de copias. En cambio, ‘His’N’Hers’ y ‘This Is Hardcore’ fueron simplemente Disco de Oro (en algún punto entre 100.000 y 300.000).

Este nuevo y notable ‘More’ ha sido número 5 en Austria, número 6 en Irlanda y número 9 en Alemania, además de número 33 en Australia.

La buena entrada de Pulp en UK ha dejado sin opciones ‘Addison’ de Addison Rae, que ha tenido que conformarse con el puesto 2. Tampoco está mal para un debut. Peor le ha ido al nuevo trabajo de MARINA, ‘Princess of Power‘, que queda en el top 7. ‘Electra Heart’ fue número 1 en las islas, pero al menos MARINA mejora el dato de ‘Ancient Dreams in a Modern Land’ (2021), que quedó en el puesto 17.

‘The Last of Us 2’ mantiene el nivel pero su interrupción es una chapuza

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‘The Last of Us 2’ en realidad debería haberse titulado ‘The Last of Us 2. Parte 1’, ya que está incompleta, solo se narra la primera mitad de la secuela del videojuego. A medida que avanzaban los episodios, emitidos semana a semana, ya se veía venir: no iba a dar tiempo a contar toda la historia en solo siete capítulos. Entonces, ¿por qué no la rodaron entera antes de emitirla?

Obviamente, es una decisión comercial. Sus razones tendrán. Pero, desde un punto de vista creativo, es un desastre. Es como estar viendo una película en el cine y que la proyección se corte a la mitad: “Hala, pa casa. Volved dentro dos años”. No hay resolución. No hay clímax. Solo un cliffhanger más facilón que un chiste de Leo Harlem.

Valorar una serie cuyo arco dramático está hecho trizas no es fácil. Si juzgamos únicamente lo que nos han dejado ver, sin tener en cuenta que buena parte de la historia se ha quedado colgando y muchos aspectos sin desarrollar, ‘The Last of Us 2’ resulta narrativamente desequilibrada. Alcanza un clímax espectacular en el segundo capítulo -tremendamente impactante si no sabes nada-, y luego va avanzando hasta un segundo punto álgido que…. no llega. No lo vemos. Fundido en negro.

Como espectador (y más aún si conoces el videojuego), la experiencia es frustrante. Algo que parece haberse traducido en una caída de audiencia respecto a la primera temporada (un 55 % menos vieron el final, según datos de Variety). Sin embargo, si la serie hubiera continuado, su desarrollo dramático tenía todos los visos de ser perfecto, con un giro narrativo estratégicamente situado para dejar a los espectadores (ajenos al videojuego) con la boca abierta. Un impacto que se pierde completamente con esta interrupción.

Y es una pena porque, en los demás aspectos, la serie mantiene las virtudes de la original. Visualmente es una maravilla, con un diseño de producción extraordinario, tanto en la recreación de la comunidad de Jackson como, sobre todo, la de un Seattle posapocalíptico en plena guerra civil. Los personajes funcionan muy bien, destacando la aparición de Abby Anderson, que, aunque físicamente no es tan imponente como en el videojuego (ni de lejos), la interpretación de Kaitlyn Dever hace que te olvides de esa diferencia.

Además, incluye un episodio -el sexto, ‘The Price’, dirigido por el propio creador del videojuego, Neil Druckmann- que conecta simbólicamente con el famoso tercer capítulo de la primera entrega. Una fuga narrativa en forma de flashback que explica muy bien, con una estructura ingeniosa y gran carga emotiva y psicológica, el desarrollo de una relación paternofilial. De hecho, esta forma de profundizar en los sentimientos de los personajes es la gran novedad de esta secuela. ‘The Last of Us 2’ tiene una dimensión moral, un discurso sobre la venganza, enormemente potente. Dentro de dos añazos sabremos más…

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  • Oleada de apoyos a Palestina en Sónar 2025

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    Ayer jueves 12 de junio arrancó la edición del Sònar más polémica y complicada. El pasado 15 de mayo, El Salto Diario publicó que Superstruct Entertainment, propietaria del Sònar y varios festivales españoles más (el FIB, Viña Rock, Resurrection Fest, entre otros), había sido adquirido en 2024 por KKR, un fondo buitre de origen estadounidense que opera en los territorios ocupados ilegalmente por Israel en Palestina y tiene participación en empresas de inteligencia militar israelí. En cuanto se pidió explicaciones al festival, este contestó con un comunicado genérico y decepcionante, que aún empeoró la situación.

    Luego ha habido nuevos comunicados en que el Sònar ha acabado condenando el genocidio en Palestina. Incluso ha acatado una serie de propuestas por BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) y la Campaña Palestina por el Boicot Académico y Cultural a Israel (PACBI), como renunciar a algunos patrocinadores. Pero eso no impidió que bastantes artistas, entre elles Arca, cancelaran en el festival, aparte de numerosos llamados al boicot.

    A pesar de que los rumores sugerían que el festival se podría llegar a cancelar, ha seguido adelante. Sin rastro publicitario de los patrocinadores polémicos y con menos actuaciones. Pero aparentemente, sin merma de público. A título personal, yo no quería acudir de entrada. Pero después de todos los movimientos, a título informativo sí que me interesaba ver qué sucedía en el festival: si iba a haber un claro posicionamiento del festival, artistas y público. Justo ayer además fue un día de actualidad bastante infausta, a nivel nacional e internacional.

    ¿El balance? Entre el público había una presencia sutil y constante de elementos reivindicativos: camisetas pro-Palestina, pañuelos, insignias, pegatinas condenando el genocidio… Aunque también mucho del público habitual que viene a lucirse o a pasarlo bien, lo cual tampoco implica no posicionamiento: las proclamas pro-palestinas y condenando el genocidio israelí fueron muy jaleadas. Con respecto a les artistes, hubo mucha reivindicación en los escenarios medianos, pero no vi entre los que pincharon en el Sònar Village. Al menos, durante los momentos que estuve allí. Obviamente, no pude estar en todas las actuaciones, así que algo se me escaparía. Y tampoco conviene convertir esto en un señalamiento de “este sí, este no”.

    Llego a las 14.30, para ver ambiente. Está todo muy tranquilo. A esta hora hay poquita gente. Se atisban camisetas de Unsilence Gaza en la zona de prensa y algún pañuelo palestino en el Sònar Village. La primera reivindicación llega tan temprano como a las 15.30. En el Sònar Hall, Niña Emocional proyecta durante cinco minutos antes de su actuación un cartel firmado por le artista en catalán, castellano e inglés que reza “este es un señalamiento directo a la ocupación, el apartheid y la violencia ejercida por el estado genocida de Israel contra el Pueblo Palestino. (…) Tanto les artistas que se han sumado al boicot como les que hemos decidido mantenernos en el line-up nos hemos reunido con PACBI, BDS y la organización de este evento para conseguir que se cumplan las demandas (…). No hay una única vía, todes luchamos desde lo que nos permite nuestra capacidad de acción y de impacto. Esta lucha no comienza ni acaba aquí. EXIGIMOS UN ALTO AL FUEGO INMEDIATO Y DEFINITIVO. Exigimos justicia reparativa para el territorio de Palestina y todos sus habitantes. Animamos a la audiencia a que haga lo mismo desde toda su capacidad de acción”.

    Un mensaje claro, que a esas horas no llega todavía a mucho público. El espectáculo “Niña Emocional presenta FDM” es más una performance que un concierto al uso. Acompañade de tres bailarines de ocre, vestide dieciochesca futurista, despliega su pop sintético acolchado, dramático, entre flashes de luz blanca. Un homenaje a Arca y Sophie, pero con bastante de Judeline y Rosalía también. Un espectáculo interesante y trabajado.

    Las dos actuaciones que más me interesan se solapan. En el Hall, Chano Domínguez + Bronquio, arrancan en modo progresivo-jazz-flamenco sin más dilaciones ni carteles, ni anuncios en el Hall. Llevan una buena banda que incluye trompeta y una cantaora. Pero solo estoy diez minutos, porque quiero ver cómo arranca Alizzz en el Park, presentando ‘Conducción temeraria’. El espacio luce bastante holgado, claro que apenas son las 17:15. Su show es muy básico: él, la banda y pocas proyecciones, que tardarán en aparecer. Arranca con ‘Carretera perdida’. Cristian y el ambiente están algo sosos, lo que no quita que haya un núcleo duro en el público coreándose todas, especialmente ‘Ya no vales’ o ‘Amanecer’. A mitad de la actuación, por eso, para y habla en catalán: “aunque ya me he expresado en redes sociales (…) ya sabemos lo del fondo de inversión. Sólo quiero decir que: libertad para Palestina’. Y luce una proyección que reza “Aturem el genocidi” (paremos el genocidio). Y a continuación nos dice: “el Sònar también es nuestro. Viva el Sònar, viva el Baix Llobregat”. Y arranca, claro, con su himno al Baix, ‘Que pasa nen’. A partir de este momento, como si se hubiera quitado un peso de encima, a Christian se le nota más animado, más suelto, y caen su versión synth-pop de ‘Antes de morirme’ o ‘El encuentro’. Y el público responde con más calor.

    A continuación, NOIA, DJ portuguesa, no está para sutilezas. Luce una bandera Palestina en la mesa y viste una camiseta de la selección palestina. Pincha duro y a velocidad endiablada. Entre el ya nutrido público se ven camisetas de fútbol palestinas o atuendos más sutiles: camiseta roja, combinada con falda verde, botas negras, sandías… La abandono un rato porque ha aparecido sorpresivamente Todd Terry en la programación y pincha en el Village. Pero la suya es una sesión funcionarial: pincha sus propios remixes, hay varios hits… Todo es clásico, confortable. Y entre el público el ambiente es totalmente relajado. Vuelvo a NOIA para comprobar que tiene aún más público. Cierra con locuciones de “free, free, Palestine!” entre los aplausos de la gente.

    MCR-T en el Park, es el primero en que veo más foráneos que autóctonos. No se lo ha currado mucho con los audiovisuales, ya que aparece el anuncio genérico del Sònar con las excavadoras. Se le ve simpático y sus ritmos ghetto son bastante duros, pero lo dejo para volver a Todd Terry y ver que no hay novedad en el frente. A continuación, Fafi Abdel Nour pincha house más atmosférico, menos cortado, fluye mejor. A estas horas, la cantidad de público es ingente para ser jueves. No parece que el llamado al boicot haya calado mucho entre los asistentes. Me da la sensación que, cuanto más tarde, más grande y más gente, menos reivindicación.

    Pero Sarra Wild desde Glasgow viene a decirme que no en el Park. Grita “Free Palestine!” nada más empezar. Su camiseta luce “free Congo”. Su sesión es fresca, queer y vigorizante: hay ritmos árabes, hip-hop, africanos. Va dejando pequeños discursos. De repente, en la pantalla empiezan a aparecer carteles en que sucede el siguiente mensaje en inglés: “Sònar es propiedad de Superstruct. Superstruct es propiedad de KKR (…) KKR financia el genocidio israelí en Gaza. (…) KKR se basa en la destrucción. Todos somos cómplices. Pero no somos impotentes. Nuestro dinero no es neutral. Elegimos quién se beneficia. Elegimos quién sobrevive. Solidaridad con los trabajadores de Sònar. Solidaridad con quienes boicotearon. Financia artistas de clase trabajadora. Financia espacios DIY. Mantén viva la cultura underground. ¡Alza la voz! Palestina libre, Congo libre, Sudán libre”.

    Sarra Wild muestra la alegría de la lucha. La abandono un momento para poder ver el final de Blawan, pero me encuentro un buen tapón en el Hall, así que vuelvo con Sarra, que está con graves gordísimos, que cambia a ritmos de Bollywood. Wild transmite una alegría contagiosa, a pesar de todo. Pincha ‘Born Slippy’ de Underworld, como diciendo “de aquí vengo” y el Park se viene un poco abajo. Acaba con locuciones de “Free free Palestine!” a ritmo de metralleta y música árabe. “Independence one day”, nos dice. El numeroso público congregado está bastante entregado, aparecen algunas banderas y bufandas palestinas. Hoy en el Sònar les artistes que se han expresado no han sido tibies en absoluto.

    Nathy Peluso da ‘Grasa’ en un Mallorca Live coronado por la despedida de Antònia Font

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    Xavi Torrent

    Ocho ediciones han consolidado a Mallorca Live como el principal evento cultural de las Islas Baleares. Su manejable tamaño -el recinto de Calvià no puede ser más cómodo de pasear- y la línea artística del cartel es tan completa que incluye leyendas absolutas, iconos juveniles, queridas bandas nacionales o artistas emergentes, amén de -por supuesto- la interesante oferta local. Solo el año pasado, el cartel de Mallorca Live contó con artistas tan dispares como Blondie, Aitana, Pet Shop Boys, Milli Vanilli o Michael Kiwanuka. Un vistazo al cartel de este año recuerda igualmente a la ecléctica selección de una playlist de canciones «en bucle» de Spotify.

    Agraciada con mejor clima que el año pasado (no solo no ha llovido sino que el sol ha pegado fuerte, sobre todo a primera hora de la tarde; en la playa de Magaluf la mañana parecía mediodía), la primera jornada de Mallorca Live ha acogido a 17.000 personas, según datos oficiales del festival. Los conciertos destacados han sido los de Nathy Peluso y Antònia Font, por montaje y sonido, respectivamente.

    Un formato íntimo -de sala- favorece el show de Natalia Lacunza, pero no el de festival. Sus canciones y su voz susurrada reúnen a un grupo de fans en las primeras filas, pero el grueso de la asistencia parece componerse de festivaleros curiosos y, a pesar de su prudente horario (las 20.00), el concierto se siente apagado. Lacunza exhibe sus tablas sobre el escenario (no se nota que esa mañana se ha levantado con faringitis), pero el repertorio, basado principalmente en ‘Tiene que ser para mí‘, su disco de 2022, y en ‘DURO‘, su EP de 2023, exige una renovación. Solo ‘Un castigo’, primer adelanto de su próximo trabajo, y una curiosa versión de ‘Ojitos tristes’ de Jeanette mezclada con ‘Hot’ de Inna, aportan novedades a un concierto que cumple su horario con Natalia y su banda ya fuera del escenario y una canción, ‘SIMELLAMA’, sonando de fondo.

    Delgao da un show de hip-hop de formato clásico acompañado de su DJ, D3llano, en la mesa de mezclas. Cuanto más «kinky» es su música, mejor es y, por eso, la bruta distorsión de ‘El alma de la fiesta’ se roba el show, que no puede sonar más actual en su recorrido de bases de trap, house o favela funk. Las cuidadas bases de ‘SINVERGÜENZA’ o ‘Amor Kinky’ (la de «no eres toxic, pero luces como Britney») llenan el escenario y el público aplaude con ganas la aparición de María Escarmiento, que interpreta ‘MIAU’ junto a Delgao y se va… hasta dentro de unas horas.

    Xavi Torrent

    El concierto de ‘GRASA‘ de Nathy Peluso presenta el mejor montaje del festival hasta el momento, realzado por la mejor intérprete y performer. Con un decorado de cortinas y alfombra en azul eléctrico que recrea la estética del disco, el montaje encarna la propuesta artística de Peluso, una fusión de tradición y modernidad. El concierto gira en torno a una historia dramatizada a través de una película proyectada en pantalla (Peluso ha robado un misterioso maletín) y, sobre el escenario, Peluso narra esa historia ayudada de bailarines y elementos decorativos.

    Aunque Peluso se basta y se sobra para llenar el escenario, pues es una fiera escénica como pocas, las actuaciones destacadas del show son las más dramatizadas. En especial, la sección dedicada a la salsa, que culmina con ‘La Presa’ presentada delante de una pieza de reja carcelaria como la de su videoclip, o las que se valen de disparos, como ‘Real’. A veces los bailarines actúan, se besan (‘Ateo’) o boxean (‘Ideas Radicales’), y el estilo teatral del show realza la fuerza interpretativa de una Peluso que gesticula y sacude cuerpo y melena como si su vida dependiera de ello.

    Capaz tanto de prender el escenario con ‘Todo roto’ (la aparición virtual de CA7RIEL & Paco Amoroso causa furor) como de enmudecer al presente con ‘Envidia’, Peluso es generosa interactuando con su público, al que regala «amores y bendiciones» mientras reiteradamente celebra el importante papel que el amor y la música juegan en su vida. Aunque la sorpresa es la manera en que ‘Emergencia’, con su ritmo house, se ha convertido en el punto álgido de un concierto de Nathy Peluso en festival. El show concluye con la oda a la perseverancia de ‘Remedio’: «yo siempre fui así, no me permito rendirme».

    Mientras Dorian tocan en uno de los escenarios principales -abarrotado de público-, y ofrecen la calidad esperada de un grupo que acumula décadas de trayectoria a sus espaldas, un concierto más modesto pero igualmente necesario se desarrolla en el pequeño escenario Mallorca. María Escarmiento ha encontrado un filón en el hyperpop, los ritmos makineros y las voces apitufadas, y su set atrae a un público ávido de ritmos disfrutones y despreocupados. Escarmiento le pone pocas, muy pocas ganas al escenario -encarna aquello de «go girl, give us nothing»- pero la diversión está asegurada con su temas propios (‘La vida que elegí’) y su famosa versión de La Oreja de Van Gogh, a la que ahora se suma una de ‘6 de febrero’ graciosamente adaptada al tecno. Un comentario de Instagram nos dice que esta, y no la de Aitana, es la mejor versión.

    Andrés Iglesias

    El concierto más esperado de la jornada lo ofrece Antònia Font, uno de los grupos mallorquines más reconocidos fuera de las islas, si no el que más. Es asombrosa la pasión que suscitan en el público local, pues en Mallorca sus canciones, más que canciones, son himnos. La ‘Alegria’ que provoca su catálogo en los presentes es inmensa, y esa alegría hace el concierto aún mejor.

    Pau Debon, vocalista, actúa pletórico, crecido, feliz porque el concierto final de su gira de reunión -que comenzó en 2022- puede ser también uno de los mejores de su carrera. El concierto es espectacular en repertorio pero sobre todo sonido. El tímido arranque con canciones como ‘Un minut estroboscòpica’ -una de las recientes- va dando lugar, poco a poco, a un set cada vez más virtuoso y épico que deja la boca abierta con el desarrollo de sus espectaculares y arrasadores muros de sonido construidos con guitarras y sintetizadores. Debon, vocalmente en excelente forma, pone la cara y el cuerpo, pero el sonido construido en equipo rebasa los límites del recinto en el mejor de los sentidos.

    Junto a Pau, Joan Miquel Oliver, Jaume Manresa, Joan Roca y Pere Debon alternan himnos populares y odiseas progresivas con la naturalidad de una banda que se encuentra, tantos años después, en su mejor estado de forma. Si este es el último concierto que dan en toda su carrera, es de los que seguiremos recordando.

    Judeline, en plan Jeanette en ‘chica de cristal’

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    Justo después de anunciar que su gira acabará en Movistar Arena a principios de 2026 (las entradas están a la venta), Judeline estrena nuevo tema. Se llama ‘chica de cristal’ y presenta una sensibilidad diferente a la escuchada en ‘BODHIRIA‘, su álbum del año pasado.

    Nuestra Canción del Día hoy ha sido grabada entre Madrid y París bajo la producción de LILCHICK, Sacha Rudy y sus personas habituales de confianza Tuiste y Gese Da O. Quizá por la presencia de artistas galos (LILCHICK y Sacha Rudy) es que recuerda un poquito a Jeanette, mientras retrata «la melancolía por la pérdida de un amor».

    Judeline canta en este bonito tema que se siente tan mal que apenas puede salir de la cama: «me siento triste, intento levantarme y admirar y ver desde el cristal», lamentando «mi chica ya no está». Sencillez y sensibilidad algo alejada de los sonidos R&B por los que la conocimos, pero aún cerca de su identidad. Son esas atmósferas para el recogimiento las que siguen creando en las producciones de Judeline un lugar en el que sentirnos en casa.

    Sen Senra / PO2054AZ (Vol.III)

    En la última edición de SanSan, Sen Senra sorprendió apareciendo en solitario con una guitarra y un pedal, actuando sin banda. Le dio caña a algunas canciones metiéndoles bien de beats, pero en general fue un concierto acústico que defendió gracias a su elegancia escénica, a su porte y sobre todo a la intimidad que sabe generar su voz, incluso en escenarios grandes. El volumen III de su proyecto autobiográfico «PO2054AZ» va por ahí: es un disco eminentemente acústico, salvo excepciones.

    ‘Padiante’, en gallego, la desértica ‘Idea loca’, ‘Si yo no supe cuidarte’ y ‘No sé hacerlo ya de otra manera’ son canciones acústicas llevadas por la guitarra, mientras el piano manda en la familiar ‘Se ve muy claro desde aquí’. Sin embargo, esto no implica que todo el disco sea algo parecido a folk. Muchas pistas abrazan una filosofía deliberadamente pop. ‘Por si vuelve’ tiene la cadencia de los Fleetwood Mac de ‘Rumours’. ‘R O M E O’ brinca un pelín incluso siendo prima hermana de Lana del Rey.

    La canción más chula de esta era es ‘Eternamente joven‘. Sen Senra comienza aporreando de mala manera una guitarra acústica, jurando que dan igual «los 16, los 36 u 86». «Dicen que el tiempo vuela, pues yo vuelo más», promete muy crecido. «Las reglas son para romperlas» es el lema de un estribillo que sí incorpora numerosos instrumentos.

    Su reverso podría ser ‘La belleza’, en la que Senra se pregunta «si ves que estoy cayendo, ¿por qué te agarras?». Sin embargo, el tarareo del estribillo vuelve a volar, dejando otro de los momentos más recordables de este volumen III.

    El grado de intimidad tampoco conlleva que sea una obra intensa y atormentada. Hay algo de eso en la lúgubre ‘Hasta el fondo’, que cuenta con una oscura sección de cuerdas: «¿Cómo puede ser que anoche me sintiera un rey y hoy como un cigarro pisado en el suelo?». En contraste, la coral ‘Espantando palomas’ tiene una idea tabernera y desenfadada, bastante graciosa, aligerando el proyecto tanto o más que su faceta más pop. El disco suena agridulce, como la vida misma.

    Con la ya obligada intro con audios de familiares preguntando dónde está Cristian y el outro entre campanas, a capella, de nuevo, no sé si se ha entendido todo esto de ‘PO2054AZ’. Mucha gente opina que se ha quedado corto en cuanto a relevancia o hits, Aitana incluida, más cuando se ha terminado de viralizar en México algo tan viejo ya como ‘Ya no te hago falta’. Personalmente, estoy satisfecho, salvo en cuanto a los tempos: lo primero que se dijo es que la trilogía estaría completada hace más de un año. A cambio, tenemos más de 50 canciones de Sen Senra, muchos temazos como ‘Uno de eses gatos’, ‘Ataúd’ o ‘Eternamente joven’, la posibilidad de conocerle mejor y la certeza de lo bien que se defiende en distintos terrenos, incluso solo.

    RFTW: M.I.A., Patrick Wolf, Violeta, Martin…

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    Hoy viernes 13 de junio se publican los nuevos discos de Buscabulla, AJ Tracey, King Gizzard & the Lizard Wizard o Violeta. Podéis escuchar un pedacito de todos ellos en nuestra playlist de novedades de cada viernes «Ready for the Weekend».

    Una que completa su nuevo disco ‘NAVE DRAGÓN‘ cuando está a punto de actuar finalmente en el Wanda Metropolitano es Lola Indigo, que estrena ‘Mojaíta’.

    Hay nuevos singles de grandes como Bruce Springsteen, Mavis Staples, David Byrne, M.I.A., Kehlani o Leon Bridges. Mark Ronson estrena tema con RAYE, y el mundo del pop también nos entrega canciones de Zara Larsson, Kehlani, TSHA o DEBBY FRIDAY.

    En cuanto a pop español, es el día de Depresión Sonora, Raül Refree con Niño de Elche, Tórtel con Daga Voladora o Cecilio G, que ha sacado un tema titulado nada menos que ‘Kase O’.

    Brian Wilson: Trauma, talento y la invención del pop californiano

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    Pido disculpas de antemano por empezar tan crudamente, pero demasiada poca gente sabe todavía que Brian Wilson se quedó sordo de un oído por una hostia de su padre. Una de muchas, en una sucesión de abusos físicos infantiles que se ensañaron especialmente en el hermano más débil y sensible de entre los Wilson. También, por supuesto, el más talentoso a nivel musical.

    Quiero decir con esto que la legendaria etiqueta de Brian como “genio atormentado” ha tenido siempre unas connotaciones siniestras y con cierto mal gusto: ¡un genio de la innovación en las grabaciones a pesar de no poder oír la música en estéreo! ¡Un loco genial encerrado en el estudio tocando en un piano metido en una enorme caja de arena! OK, pero… no dejemos de tener en cuenta que el origen de todas esas dificultades y excentricidades estaba en la violencia doméstica, el abuso y el trauma.

    Además del caro precio personal que pagó el artista por todo ello –arrastrando terribles dificultades en su salud mental el resto de su vida– su música fue la otra gran víctima: sobre la figura de Brian Wilson ha flotado siempre la sombra de lo que pudo ser, de un potencial que no llegó a realizarse completamente.

    Los Beach Boys comenzaron como grupo bajo la tutela de ese abusivo padre –Murry Wilson– en 1961, e inicialmente hacían música inspirada en sus héroes musicales. En un paralelismo/rivalidad que se mantendría durante toda la década, de la misma manera que los Beatles partieron imitando el sonido de las «girl groups», la música negra y el rock and roll de los 50 para dar un inesperado y cuántico salto artístico a mitad de década; los Beach Boys comenzaron haciendo una curiosa (casi inofensiva) mezcla de rock and roll al estilo de Chuck Berry con armonías vocales calcadas del grupo vocal de los 50 The Four Freshmen.

    Pero pronto –como sus “primos” trasatlánticos– la cosa empezaría a mutar en algo muchísimo más trascendente. Todo comenzó con la primera producción de Brian, ‘Surfer Girl’: sus complejas armonías vocales y sofisticados acordes –más propios del jazz o de las composiciones de Burt Bacharach– apuntaban a algo nuevo e increíblemente excitante. Era 1963 y los Beach Boys acababan de crear un género nuevo: la música surf vocal.

    Los siguientes dos años supusieron la “fase imperial” de los Beach Boys en las listas de éxito: ‘I Get Around’, ‘Help Me Rhonda’ o ‘In My Room’ son ya clásicos indiscutibles de la obra de Brian Wilson & co, pero destacan especialmente otras dos piezas clave de esa época: en ‘Don’t Worry Baby’ (1964) Brian se convirtió en el aprendiz de productor que superaba al maestro Phil Spector, en una canción inspirada en las Ronettes, pero con una de las primeras letras de melancolía y arrepentimiento que tanto revisitaría su autor. La brillante ‘California Girls’ (1965) sonaba a sencillo «hit», pero Brian la compuso tras consumir LSD por primera vez, por lo que supone la apertura del artista a una nueva consciencia musical y una sofisticación creciente: su inusual baile de acordes mayores y menores, lleno de modulaciones de tono y un preludio orquestal inaudito en el pop, sonaba a algo cercano a la psicodelia y abriría la puerta a ‘Pet Sounds’.

    Pero a diferencia de otros artistas con una salud mental más robusta (como los Beatles) el LSD no le traería nada bueno a Brian: en 1965 sufrió una crisis nerviosa a la que tampoco ayudó la insoportable carga de las actuaciones en directo. Sin embargo, una sabia decisión (la de mantenerse al margen de las giras a partir de entonces para centrarse en componer para el grupo y avanzar en el estudio) acarrearía el mayor período de esplendor e inspiración de la carrera de Brian Wilson: sus progresos elevando la música pop a una nueva dimensión se juntaron sinérgicamente con el impacto que le causó el ‘Rubber Soul’ de los Beatles (“nunca había oído un LP en el que todas las canciones son buenas”, dijo Brian) y de ahí nació el legendario álbum ‘Pet Sounds’ (1966).

    La idea fue recibida por el resto del grupo con reservas por su aire “arty”, pero finalmente tanto ellos como la crítica se rendiría ante su combinación única de de arte elevado y popular, esa amalgama que aunaba orquestaciones casi sinfónicas con música pop y folk, elementos de exótica con arreglos vocales de doo-wop, cancionero norteamericano al estilo de Gershwin con sintetizadores, y experimentos psicodélicos con producciones a lo Phil Spector. Todo ello estaba además combinado fabulosamente con más estructuras y armonías inusuales, y con las letras coescritas por Brian con el letrista Tony Asher, en las que vertió su tristeza y frustraciones tras el paso de la temprana juventud, una muerte de la alegría que reflejaba su creciente depresión. Agridulces letras que en contraste con la belleza inmensa de la música produciría una reacción química responsable no ya del ‘Sgt Pepper’ de los Beatles (respuesta desde UK a su respuesta al ‘Rubber Soul’) sino casi de la aparición de un modo nuevo de hacer pop, un nuevo lenguaje musical. Brian Wilson es el fundador del pop californiano. Igual que «lynchiano» se volvió hace ya años un concepto que todo el mundo comprende, todos entendemos exactamente qué significa decir que un disco suena a Brian Wilson, esté firmado por Fleet Foxes, Weyes Blood o Father John Misty.

    Lo mejor del ‘Pet Sounds’, canciones como ‘God Only Knows’, ‘Wouldn’t It Be Nice’ o ‘Caroline, No’ pasarían instantáneamente a la historia del pop, coronadas pocos meses después por una continuación en forma de disco sencillo: ‘Good Vibrations’ está considerada por muchos la cúspide de la obra de Brian Wilson, una “sinfonía de bolsillo” grabada durante seis meses y dividida en mini-secciones con producción radical, exquisitez vocal y melódica y sonidos bizarros brillantemente reciclados (el Theremin pasó de elemento novelty de las películas de ciencia ficción a recurso recurrente en el mundo del pop).

    Por desgracia los meses siguientes –en los que Brian se enfrascó en el proyecto ‘Smile’, la continuación de ‘Pet Sounds’– llegó una nueva crisis: junto a la creciente suspicacia de sus compañeros de grupo ante las cada vez más excéntricas ideas de su líder (la mítica frase de Mike Love “don’t fuck with the formula” data de esos meses), el abuso de sustancias psicotrópicas que había impulsado la creatividad de Brian durante año y medio se cobró finalmente su factura y el músico se vio cada vez más presa de la psicosis, la depresión crónica y la paranoia, problemas mentales que le costaría décadas superar.

    ‘Smile’ se complicó de tal manera que el proyecto acabó archivado, alimentando una leyenda que no se dilucidaría hasta la salida de aquel postrero ‘Brian Wilson Presents Smile’ en 2004. Para finales de los 60 la caída en desgracia de los Beach Boys era evidente: Bruce Johnston contaba que hubo una actuación en Nueva York en 1968 a la que sólo acudieron 200 personas. Aunque fuese injusto, la banda seguía grabando discos verdaderamente brillantes pero no parecía apreciarlo mucha gente: la mayoría de ellos cosechó mediocres resultados comerciales y abocó al grupo al temible circuito de la nostalgia, que se prolongaría en los 70.

    Especular sobre cómo habría podido encauzar Brian su vida y su carrera de haber tenido un pasado menos traumático quizá sea una pérdida de tiempo, pero cuesta esfuerzo no imaginar que la historia podría haber sido muy diferente si miramos a músicos de similar talento como Paul McCartney y su obra a partir de 1966 con los Beatles y más adelante con Wings. Sin duda la experiencia traumática de Wilson nos robó (y más importante, le robó a él) muchas satisfacciones artísticas.

    Con todo, en discos como ‘Friends’ (1968), ‘20/20’ (1969) o ‘Holland’ (1973) se encontraban canciones maravillosas, comandadas por los ocasionales flashazos de inspiración de Brian, y a menudo con sus hermanos Carl y Dennis también encargados de componer y producir. Uno de los mayores placeres de sumergirse en la larga discografía de esos Beach Boys caídos en desgracia es descubrir tesoros como ‘Break Away’, ‘Do It Again’ o ‘Meant for You’. Entre esas joyas perdidas de Brian Wilson se encuentra también el disco que produjo para Spring (un proyecto de su mujer Marilyn junto a su hermana Diane Rovell). Si hoy vas a hacer clic solamente en un enlace, que sea este. La magia melódica y sónica de ‘Falling In Love’ está a la altura de lo mejor y más conocido de Wilson.

    El progresivo alejamiento entre los Beach Boys y Brian –agrandado por las muertes de Dennis y Carl– se acrecentó en los 80, década en la que con la ayuda del controvertido terapeuta Eugene Landy Brian inició su carrera en solitario en 1988. ‘Love and Mercy’ era una de las joyas de ese disco, que daría también nombre a la muy recomendable biopic de 2014 con Paul Dano y John Cusack interpretando el papel de Brian. Y como contaba la peli, la verdadera salvación de Wilson llegaría de la mano de su segunda mujer, Melinda, quien le apartó de Landy y le ayudó a someterse a una exitosa terapia para el trastorno esquizoafectivo, coincidiendo felizmente con la rehabilitación artística de la obra de los Beach Boys que tuvo lugar en los 90 por parte de la crítica musical (porque no, ‘Pet Sounds’ no siempre coronó las listas de los mejores álbumes de la historia).

    Ese renacimiento coincidió con una nueva generación de artistas de pop que reivindicaban su obra (de Saint Etienne a los High Llamas o Teenage Fanclub), y propició que Brian pudiera volver a crear e incluso salir de gira y recibir el amor del público. Discos como ‘Orange Crate Art’ (1995) o especialmente ‘That Lucky Old Sun’ (2008) son sólidos álbumes con todavía muestras de sobra de la genialidad del artista, intacta en pleno siglo XXI. No es una hipérbole: la pieza ‘Midnight’s Another Day’ es una de mis favoritas de toda la obra de Wilson, una agridulce balada sobre la depresión, que brilla como un refulgente sol californiano.

    En 2015 Wilson sacaría su último disco con composiciones originales, ‘No Pier Pressure’. Además de M. Ward o Kacey Musgraves, el disco casi incluyó colaboraciones de Lana del Rey o Frank Ocean (aunque finalmente se frustrasen). Un dato que sirve como nueva muestra de la larguísima sombra que ha arrojado la obra de Brian Wilson en las últimas siete décadas, y que continuará por los siglos de los siglos.

    Algo cambió… la Movida, con Ana Curra y Sabino Méndez

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    Con motivo de una nueva exposición sobre la Movida que se acaba de inaugurar en Madrid y que durará hasta el 20 de julio, invitamos a nuestro podcast con Fundación SGAE «ALGO CAMBIÓ…» a dos de sus personajes más célebres. Son Sabino Méndez, autor de muchos de los grandes éxitos de Loquillo y los Trogloditas, como ‘Cadillac solitario’ o ‘Quiero un camión’; y Ana Curra, miembro y co-autora de Alaska y los Pegamoides, Parálisis Permanente, Seres vacíos y también artista en solitario.

    Méndez ha comisariado la exposición y nos habla largo y tendido sobre sus orígenes y delimitación. El fin de la dictadura de Franco y la llegada de discos a España de artistas como Rolling Stones o David Bowie produjeron una ebullición, una efervescencia cultural entre jóvenes que a duras penas llegaban a los 20 años. También la vuelta a Madrid de muchos talentos que se habían ido a Barcelona y que son enumerados en este podcast.

    Tanto Méndez como Curra elogian la diversidad de lo que en principio se llamó «El Rollo». Poco tenían que ver entre sí Antonio Vega de Nacha Pop, Décima Víctima, Radio Futura o los Pegamoides. Pero también defienden la diversidad de lugares. Ana Curra niega que la Movida se ciñera al entorno de Alaska. «Olvido es muy de hablar de lo suyo, pero no solo estaba la casa de las Costus. Había muchas otras casas». De hecho, habla también de la escena vasca, de la andaluza o la mallorquina, con motivo de un documental que se acaba de realizar, ‘Mallorca 1983. Signos en la arena’.

    También es honesta sobre la pertenencia o no de Mecano a la Movida: «no estaban», sentencia entre risas.

    Sabino ha tenido que delimitar cuándo terminaba la Movida en 1986 de cara al nombre de la exposición (aunque hay una pieza posterior), pero los dos invitados coinciden en que en 1984, cuando muchos grupos eran masivos ya y los políticos «se los empezaron a apropiar», «El rollo» empezó a decaer.

    En la última parte del podcast, Maribel Sausor, responsable deActividades Complementarias de SGAE, nos detalla cuáles son las más de 200 piezas que pueden verse en la sede de la Fundación SGAE de Madrid. No se ha conseguido a la Bruja Avería de La Bola de Cristal, pero sí a los electroduendes, donados por RTVE. También hay vestuario de Tino Casal, proyecciones de películas y muchas otras sorpresas. No dejéis de visitarla. Detalles, aquí.