La Academia de Cine de España ha anunciado a los presentadores de la 38 edición de los Premios Goya, que se celebrará en Valladolid el próximo 10 de febrero. En esta ocasión, serán la actriz y cantante Ana Belén y los directores Javier Calvo y Javier Ambrossi.
«De pequeño miraba la gala de los Goya y era un sueño formar parte de ello. He visto a Ana Belén de niño, sus películas… es una inspiración. Presentarla con una musa como ella es un sueño», afirmó Ambrossi. «Lo hacemos desde el amor y el respeto a una profesión que se merece un homenaje cada año. Ojalá podamos transmitir eso», añadió Calvo.
Ana Belén, por su parte, destacó: «En esta profesión continuamente te estás tirando a la piscina. Este año tenemos una cosecha de cine español buenísima, con un discurso tan personal cada película… qué maravilla poder estar presentando eso». Además, los tres han confesado que preparan una ceremonia divertida y con una marca diferente.
La nueva edición de los Premios Goya 2024 se llevará a cabo el 10 de febrero en Valladolid. Sin embargo, no es el único proyecto en el que Los Javis están trabajando. Los directores han desvelado en exclusiva en el podcast de La Pija y la Quinqui que habrá cuarta temporada de Paquita Salas pero que la prioridad es, de momento, un posible spin-off de Noemí.
Los Javis diciendo que en algún momento habrá cuarta temporada de Paquita Salas, pero que tienen idea de hacer en un spin off de Noemí Argüelles.
Hoy han sido anunciados los 22 grupos y solistas seleccionados para la edición 14 de Girando Por Salas, iniciativa del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) del Ministerio de Cultura y Deporte.
En la lista destacan nombres como Melenas, Chica Sobresalto, Lisasinson u Ortiga. Los 22 seleccionados recibirán ayudas para la celebración de conciertos dentro de un circuito de salas que actualmente roza las 200 por toda España. Con esto se pretende fomentar la música popular en los distintos territorios del país.
Por otro lado, cada artista deberá realizar sus conciertos fuera de la Comunidad Autónoma en la que resida, tratando de difundir la música de cada uno de ellos más allá de su ámbito de influencia natural. Además, también recibirán una ayuda para la producción y promoción discográfica de sus trabajos, potenciando con ello tanto la producción discográfica como la estabilidad del circuito de salas de música en directo.
Los artistas han sido elegidos, aparte de por un jurado, por el público, que votó a sus bandas y solistas preferidos a través de la web de Girando por las Salas. Los 20 más votados contaron con un voto extra a sumar a los que puede otorgarle el comité de selección. De los 22 seleccionados, 3 han contado con apoyo del voto popular.
Estos son los 22 artistas seleccionados:
ALBA ARMENGOU TRÍO
BEN YART
CHICA SOBRESALTO
DIEGO GUERRERO
ELANE
FERNANDO RUBIO
FRANVVI
FROM
GILIPOJAZZ
LADY BANANA
LISASINSON
LOS 300
MARILIA MONZÓN
MELENAS
MERITXELL NEDDERMANN
MONTANA
ORTIGA
SABELA
SHARON BATES
SIENNA
THE SON OF WOOD
TRES CALADAS
‘1989’ es uno de los discos más queridos de Taylor Swift. Fue el proyecto con el que dejaba atrás definitivamente el country y se erigía como una auténtica estrella del pop, por lo que hizo que su número de fans incrementara aún más. El éxito de la cantante parece no tener techo, pues con cada sencillo, cada nuevo álbum y, ahora, con cada regrabación, logra unas cifras que no están al alcance de prácticamente nadie.
Si de algo están sirviendo las “Taylor’s Versions” es para acercar su música antigua al público que la ha descubierto más tarde, haciendo que así los deberes swifties sean mucho más llevaderos y emocionantes. Esta misión tan ambiciosa de recuperar los másteres de todo su catálogo tiene mucho de hazaña épica pero también algo de farragoso. En el nuevo ‘Speak Now’ se notaba cierto agotamiento de la idea, por el contrario, ‘Fearless’ y ‘Red’ salieron victoriosos expandiendo sus universos. Aun así, si valoramos un disco al completo, siempre son las versiones originales de estos las que ofrecen la mejor experiencia en general. Es inevitable que la concepción de la idea inicial, con un número restringido de canciones, funcione mejor como conjunto que agregándole una colección extra de composiciones descartadas, pero no deja de ser todo un regalo para los aficionados revisitar junto a Taylor esas eras con las que tanta gente ha crecido.
En esta vuelta al pasado, ‘1989’ no juega con el factor sorpresa, pero sí llega con una suerte de estatus de culto. Algunos de los éxitos de este disco aún suenan todos los fines de semana en discotecas de todo el mundo como ‘Shake it Off’ o ‘Blank Space’ y otros, como ‘Style’ o ‘Out of the Woods’, han ido con el paso de los años haciéndose un merecido hueco entre lo más reputado del repertorio swiftie. Aun así, lo más llamativo de las regrabaciones son, por supuesto, las canciones “From the Vault”, es decir, aquellas que no lograron entrar en el disco en su momento.
En esta ocasión, hay cinco nuevos temas y, en palabras de la propia Taylor, son sus favoritas de todos los descartes de cualquiera de sus discos. Una opinión que suena un pelín exagerada teniendo en cuenta que las de ‘Red’ son mucho más interesantes, pero respetable teniendo en cuenta que son bastante dignas. Algunas de ellas pecan de tener una producción donde se hace demasiado evidente el efecto ‘Midnights’, como la simpática ‘Now That We Don’t Talk’ y, especialmente, ‘Suburban Legends’, el corte más flojo de los cinco.
En ‘«Slut!»‘, la influencia de este último álbum también está presente, pero encaja más en el universo ‘1989’ recordando a alguno de sus medio-tiempos como ‘Clean’ o ‘This Love’. Mucho más destacables son ‘Say Don’t Go’, que cuenta con un gran estribillo y está llena de esa poesía romántica y dramática suya tan característica (“¿Por qué quieres hacerme que te desee? / ¿Por qué tienes que no darme nada a cambio? / ¿Por qué tienes que hacer que te quiera?”); e ‘Is It Over Now?’, una luminosa composición con centelleantes sintetizadores y una melodía contagiosa que cierra el disco en un punto álgido.
En cuanto a las ya conocidas, como siempre sucede con las regrabaciones, algunas pierden parte de la frescura de la original. Precisamente, el synthpop de ‘Style’ sale perjudicado con respecto a su sobresaliente versión anterior, ya que ni la voz ni la instrumentación poseen la fuerza que poseía aquella. Algo similar ocurre con ‘Welcome to New York’, que ahora da una bienvenida a ‘1989’ mucho más tímida que en 2014. Por suerte, hay muchos cortes que suenan igual de bien o incluso mejor, como el macrohit ‘Blank Space’, ‘All You Had to Do Was Stay’, ‘Wildest Dreams’ o ese himno millennial que es ‘New Romantics’.
En términos generales, ‘1989’ continúa siendo un gran disco pop eufórico y divertido, producido con mimo y con una visión y sensibilidad notables. A diferencia de mucho del pop comercial de principios de los 2010s, aguanta el paso del tiempo sin ninguna dificultad. No es un álbum perfecto, pues nunca lo fue: ahí están las horteradas ‘Shake it Off’ y ‘Bad Blood’ para impedirlo, pero tampoco se puede negar que resultan hasta simpáticas. Con sus defectos y virtudes, es un placer volver a él en 2023 con un par de estupendas “bonus tracks” y disfrutar de su energía alegre como si fuera la primera vez.
Se acerca Halloween y las celebridades empiezan a emerger públicamente disfrazadas de sus personajes favoritos. Heidi Klum -no temáis- revelará su disfraz el martes 31 de octubre, fecha oficial de Halloween, aunque le será difícil, por no decir imposible, superar el del año pasado.
De momento, este fin de semana los famosos se han dejado ver con diferentes pintas acudiendo a las fiestas privadas de sus colegas también famosos, o posando en redes sociales, solos o acompañados. Rosalía, por ejemplo, ha recuperado un clásico, el vestido de cisne de Björk, aprovechando que publica single con la islandesa en las próximas semanas. Aunque para clásico el homenaje a Los Picapiedra de Justin y Hailey Bieber. Ellos, siempre conjuntados (o no siempre).
Algunas celebridades han debido rezar para no coincidir en el mismo evento. Paris Hilton se ha disfrazado de la Britney Spears azafata del videoclip de ‘Toxic’, y el mismo atuendo ha elegido Zara Larsson. Por suerte para Jessica Alba, ella ha optado por el mono de diamantes.
Paris no se ha conformado con disfrazarse de una sola pop star, y también se ha puesto en la piel de Katy Perry, la de Las Vegas. Y no es la única que ha hecho doblete: Billie Eilish ha encarnado a la Jane Fonda de ‘La ingenua explosiva’, pero también se ha dejado ver convertida en la gemela metalera de Phoebe Bridgers, acompañada de la susodicha.
Por supuesto, en los últimos días han abundado los disfraces cinematográficos. Demi Lovato se ha vestido de Blancanieves, Machine Gun Kelly y Megan Fox de ‘Kill Bill’, Saweetie de ‘Eduardo Manostijeras’, Adele de Morticia Addams o Halle Balley de Janet Jackson en ‘Justicia poética’. Entre los atuendos musicales, Lizzo ha recordado a Tina Turner y FLETCHER se ha puesto el chándal de J Lo.
Otros disfraces vistos en los últimos días son los de Ice Spice de Betty Boop, Lana Del Rey de bruja, Anitta de viuda ensangrentada o Kacey Musgraves de ‘Bambi’. No podemos dejar de comentar el extraño disfraz de Leonardo DiCaprio, de patito de bañera.
On my favorite day of the year it's only right to turn back time and tribute the OG trailblazer @cher
Cher's message through her music and style has left a permanent mark on the world and to this day, I still can't believe I had the opportunity to work with such a legend!!!!… pic.twitter.com/l7HcieK4OI
Delaporte están ultimando su nuevo disco. Lo presentarán, entre otros lugares, en La Riviera de Madrid a lo largo de dos noches NO consecutivas. Tras agotar las entradas para el 9 de febrero en tan sólo unas semanas, el dúo anuncia un segundo concierto para el 17 de febrero, para el que ya están las entradas a la venta a través de planetevents.es, Ticketmaster y El Corte Inglés.
Si el primer sencillo que conocimos de ese próximo trabajo era la macarra ‘Me la pegué’, el nuevo ‘Ángel caído’ es su respuesta más fina. Aunque es tan sólo la otra cara de la misma moneda, pues la obsesión de Sandra y Sergio continúa siendo entregarse al directo, a la gente, como modo de refugio, de huida del amor tóxico. El nuevo disco de Delaporte va de que «todas las formas de amor romántico que nos han enseñado terminan siempre en fracaso».
De eso versa, con todas sus contradicciones, ‘Ángel caído’, nuestra Canción del Día hoy. El tema, una colaboración con Alice Wonder, empieza en pequeño, para luego explorar los recursos de hard techno a los que alude. Como dice la letra, «naces en la oscuridad / Me tengo que arrastrar para encontrarte / Ahora quiero despertarme». Quizá la fuerza del bombo represente ese «despertar».
Dice la letra de ‘Ángel caído’ una cosa y la contraria a la vez: «Soy un ángel caído y por eso me quieres» y también «por eso no me quieres». La situación de tira y afloja se retrata en la estrofa «Dices que te atreves / Que soy lo que quieres / Pero te arrepientes». Detalla Sandra: “hablamos de algo muy común y poco sano que nos pasa mucho a Alice y a mí, y es que parece que no somos capaces de valorar lo que la vida da y trae y es real. La persona que tienes delante y que quiere estar contigo y te corresponde y, en cambio, nos perdemos más en fantasías e ideales que aún no son o que igual nunca serán».
En sintonía con la idea de que lo importante de esta era serán los directos y el público, el videoclip de ‘Ángel caído’ muestra a un montón de parejas besándose entre el público de un espectáculo. Continúa Sandra: «Quiero estar de fiesta con la gente, hacer más comunidad. Sergio y yo nos hemos dado cuenta de que el protagonista es el público y que la mejor forma de disfrutar de él es viviendo el momento. Esa energía nos cura y nos hace volar. Es un feeling mutuo, que solo sucede aquí y ahora».
Antes de volver a Madrid y Barcelona el próximo mes de marzo, Depeche Mode continúan de gira por América. Si en semanas pasadas han pasado por México, Houston, Washington… durante noviembre y diciembre les aguardan plazas como Toronto, San Diego, Los Ángeles… y un largo etcétera.
A mitad del camino, Dave Gahan y Martin Gore han tenido tiempo de pasar por el prestigioso programa de Jimmy Fallon. Allí, han vuelto a elegir su single ‘Wagging Tongue’ para reivindicarlo frente al público.
Se trata del segundo single oficial de ‘Memento Mori’, que además se publicó con remezclas muy curiosas de gente como Richie Hawtin, Daniel Avery, los españoles Imbermind o Wet Leg. Además, como informan algunas páginas de fans de Depeche Mode, esta noche de Halloween se emitirá otro tema que grabaron en la misma sesión junto a Jimmy Fallon. El martes 31 de octubre será momento de disfrutar de su último sencillo, ‘My Favourite Stranger‘.
Depeche Mode to appear again on The Tonight Show Starring Jimmy Fallon on Tuesday, October 31 with a recorded performance of “My Favourite Stranger” #DepecheModepic.twitter.com/Kg2z9FjiiG
Llegados a su sexto disco, Bombay Bicycle Club han perdido el miedo a ciertas cosas. Lo mejor de ‘My Big Day’ no es finalmente su esperada lista de colaboraciones de lujo, sino el modo en que toma ciertos riesgos. Por ejemplo, comenzar con un tema con apenas una frase de letra, y que usa ciertos trucos de la grandilocuencia del hip hop. Esa canción, ‘Just a Little More Time’, es sucedida por otro pequeño experimento: ‘I Want to Be Your Only Pet’ es una producción in crescendo, que pasa del susurro al grito de autoconvicción. Repite unas 20 veces la frase «I want to let go and forget» y casi las mismas su título.
En otras canciones tampoco han sido esclavos de hacer música indie o alternativa al uso. El primer nombre del single ‘My Big Day’ fue «Enimem meets Smash Mouth», por alguna razón haciéndome pensar en R.E.M. Y otro de los momentos arriesgados del disco es el paso de ‘Meditate’, una maqueta viejísima remozada junto a Nilüfer Yanya, al instrumental ‘Rural Radio Predicts The Rapture’, basado en un sample del ballet ‘La Péri’ del francés Paul Dukas.
Es gracioso el modo en que el disco pasa de sonar a Blur, como sucede en una ‘Sleepless’ en verdad inspirada por una banda sonora japonesa de los 70 y los 80 y co-escrita junto a beabadoobee, a contar con el mismísimo Damon Albarn, que canta un fragmento de ‘Heaven’.
Además de aparecer en la pieza más ambiental y paradisíaca del álbum, el líder de Blur fue quien sugirió el nombre de Chaka Khan para ‘Tekken 2’. Esta fue sorprendentemente accesible, elogió el trabajo del grupo, pidió su dinero y grabó su cosa, quedando tan sólo la duda de si tanta colaboración (Jay Som, Holly Humberstone…) ha hecho de ‘My Big Day’ un disco muchísimo mejor. No hay mucha diferencia entre los «Bombay» que graban en casa, y los que se recorren todo el mundo para grabar unas líneas con Chaka.
Con o sin colaboradores, Bombay Bicycle Club continúan siendo exactamente lo mismo: un grupo inquieto, pero sin pasarse. Hay cierta convencionalidad en el modo en que terminan el álbum con un tema como ‘Onward’. Es uno de los más bonitos y resultones del conjunto, sí, y también uno de los más predecibles en su paso de lo acústico a lo explosivo. En todo caso, un cierre adecuado para un álbum optimista, como marcan melodías dulces como ‘Turn the World On’, indirectamente influido por la paternidad de algunos miembros, y con frases tan sonoras como «el cielo es un riesgo que podré tomar».
Bombay Bicycle Club actúan el 13 de noviembre en La Riviera de Madrid y el 14 de noviembre en la Sala Apolo de Barcelona. Entradas aquí..
Taylor Swift publicó el pasado viernes ‘1989 (Taylor’s Version)’, la regrabación de su primer disco puramente pop, ‘1989’. En acompañamiento a las canciones que ya conocemos, la artista ha sacado del baúl cinco canciones inéditas que no pasaron el corte del álbum en aquel momento. Y ‘Say Don’t Go’ es, posiblemente, una de las más interesantes que hemos descubierto hasta ahora.
«Lo supe desde el principio, somos un disparo en la oscuridad más oscura», canta Swift en un inicio dramático y sombrío. «Estoy desarmada», continúa a la vez que el ritmo de la canción va ascendiendo. Casi como si tratara de representar el proceso de asimilación que sufre una persona que está perdiendo a su pareja, la confusión va dando paso a la impotencia, que desata con rabia en el estribillo.
Deshaciéndose del sonido más triste de las primeras estrofas, el tema rompe en el estribillo bajo la alegre característica producción de algunas canciones de ‘1989’. «¿Por qué susurraste en la oscuridad solo para dejarme en la noche? Ahora tu silencio me tiene gritando, gritando», canta con anhelo a un amante que ya no está con ella.
Taylor Swift comenzó a escribir canciones desde diferentes perspectivas en los álbumes ‘folklore’ y ‘evermore’; sin embargo, este podría haber sido uno de sus primeros intentos. ‘Say Don’t Go’ es líricamente muy similar a ‘All You Had To Do Was Stay’, y ambos temas se pueden analizar desde el punto de vista de los dos integrantes de la relación. Quieren continuar juntos, pero uno se aleja y el otro es demasiado orgulloso como para decirle que se quede.
Esta supone la primera colaboración entre Taylor Swift y la compositora Diane Warren. Funcionando como balada en algunos momentos y tornándose en un hit bailable durante otros, ambas logran que una de las mejores canciones del baúl de ‘1989 (Taylor’s Version)’ incluya todas las idas y venidas del propio álbum.
Los ochenta fueron complicados para los Stones. El comienzo fue bueno, con ‘Emotional Rescue’ (1980) y sobre todo ‘Tattoo You’ (increíble que un disco basado en descartes previos contuviese maravillas como ‘Start Me Up’ o ‘Waiting on a Friend’). Pero en ‘Undercover’ (1983) la cosa empezó a agriarse con la aparición de diferencias artísticas entre Mick (partidario de seguir explorando sonidos modernos) y Keith (que abogaba por un retorno a las raíces). El disco se resintió muchísimo y crearía un cisma que incluso imposibilitó que hicieran giras durante prácticamente el resto de la década (de 1982 a 1989).
Frustrado, Mick Jagger decidió probar suerte en solitario con su notable ‘She’s the Boss’ (1985), de manera que cuando decidieron reunirse para grabar ‘Dirty Work’ en el 86 los ánimos estaban aún más caldeados. Más preocupado por promocionar su disco que por grabar, el cantante tuvo largas ausencias en el estudio y el resultado fue especialmente mediocre por su falta de implicación. Si las sospechas de que Jagger se había guardado sus mejores canciones para ‘She’s the Boss’ eran quizá ciertas, no fue desde luego el caso cuando se negó a hacer gira promocional de ‘Dirty Work’ para concentrarse en grabar su segundo y abominable ‘Primitive Cool’ (1987), que consigue la rara hazaña de haber producido la peor portada, canción y vídeo de la historia de su carrera.
Escaldado por el batacazo de crítica y público, y por la reacción de Richards de grabar el año siguiente su primer (y también excelente) primer disco en solitario (‘Talk is Cheap’), Jagger iniciaría un inevitable acercamiento a su viejo compañero, a pesar de los frecuentes ataques y críticas (a veces cruelmente divertidas) con las que Keith se despachó durante toda la promoción de su disco. El resultado de la reconciliación sería ‘Steel Wheels’ (1989), en el que los Stones volvían a centrarse en un sonido clásico y a montar la primera de esas giras mundiales verdaderamente bestias (casi 120 conciertos) con las que asociaríamos al grupo a partir de entonces.
En esa tesitura, y tras sacar dos respectivos discos en solitario más en 1992 y 1993 -esta vez sin piques- en julio de 1994 llegaría ‘Voodoo Lounge’, un disco cuyo mayor mal es directamente achacable al límite de 74 minutos del formato rey de entonces, el CD. Pocos artistas de la época se salvan de aquella nefasta moda en la que la habitual decena o docena de canciones aumentaba en número, en perjuicio de la calidad global. El caso de los Stones es de libro: quince temas que superan la hora de duración y deslucen lo que podría haber sido un disco mucho más redondo.
Por suerte todo lo bueno está al principio, así que siempre queda la opción de escuchar las diez primeras canciones como si ‘Voodoo Lounge’ fuera eso (que es lo que yo personalmente hacía en los 90). Reimaginado así queda un disco apañadísimo, con la estructura clásica de álbum de los Rollings Stones: cara A con tres estallidos de rock and roll para empezar, balada acústica cantada por Keith, y curiosidad pop con ribetes barrocos. Cara B con un curioso tema experimental, balada de Jagger al piano, dos potentes medios tiempos rockeros, y un delicioso cierre de aires fronterizos.
39 minutos que habrían elevado bastante la valoración global de este álbum, porque sin alcanzar la gloria e inspiración de ninguno de sus discos pre-‘Some Girls‘, contiene momentos muy excitantes y bastante inspirados. ‘Love is Strong’ sigue sonando muy bien treinta años después (a pesar de tics sonoros de la época como ese muy noventero sonido de caja de batería con armónico) y la dulce agresividad melódica de ‘You Got Me Rocking’ se acerca mucho a sus “rockers” clásicos, con Daryl Jones haciendo un competente papel sustituyendo a Bill Wyman (retirado ya de la banda a partir de este disco). ‘Sparks Will Fly’ eleva esa primera andanada con tempo vertiginoso y una melodía memorable.
Es cierto que todo ello va emparejado a letras quizá más genéricas que nunca, pero con esos grooves tan logrados, sonido excelente de guitarras, y Mick Jagger cantando exactamente igual de bien que en los 60 y 70, tampoco es para quejarse. Y nunca sobra mencionar que el sutil “swing” de Watts siempre que toca rock and roll -que hace tan único al sonido de la banda- permanece gloriosamente intacto aquí.
Keith canta ‘The Worst’ con mucho estilo, y la bonita melodía crece con esos ribetes country de la guitarra pedal steel de Ronnie Wood, junto a un precioso “fiddle”. Ayuda una letra de claudicación que en su voz agrietada suena especialmente sincera: “Échame la culpa a mí / Pasa de mí / Afuera, en alguna parte, arrojé el amor fuera de mi vida / Y ahora es una tragedia / Lo dije desde el principio, soy lo peor”. Un nivel letrístico que se mantiene en el siguiente corte, ‘New Faces’, la descripción de un “nuevo joven en la ciudad / es la imagen misma de la juventud / y sus ojos son tan azules y te miran a ti”. El antaño irresistible Jagger expresa aquí sus temores de mediana edad ante la presencia de alguien más atractivo que él, en una descripción entre homoerótica y deudora de la poesía isabelina (y sus referencias a la “piel clara” y “pelo brillante”), aspecto que encaja muy bien con su arreglo de clavicordio. Personalmente no es mi favorita, pero se agradece el guiño al sonido de pop barroco que solía aportar Brian Jones (quien era ya poco más que una sombra en el recuerdo en 1994).
La cuota de experimentación se cumple con ‘Moon is Up’, un curioso tema que Charlie Watts grabó en las escaleras del estudio golpeando un cubo de basura vacío, Keith tocó con una acústica con psicodélico efecto de altavoz Leslie, y Jagger cantó distorsionando la voz por el micro de su armónica, con efecto Leslie añadido también. Una canción correcta convertida en algo un poco más interesante, y que da paso a la balada más convincente del grupo en mucho tiempo, conducida con sutileza por el piano de Chuck Leavell (que desde entonces sería su teclista en la sombra en el estudio y los directos, y actualmente ejerce de director musical de sus giras) hasta llegar a su emocionante estribillo (“No lloraré cuando te vayas / No me quedan lágrimas”). Una digna sucesora de otras joyas de temática lacrimógena de su repertorio como “Angie” o “Fool to Cry”.
‘I Go Wild’ es el único tema producido por Bob Clearmountain (el resto fue obra de Don Was), y recarga la pilas guitarreras del disco con eficiencia, preparando el terreno para la curiosísima ‘Brand New Car’: una canción que no disimula su descarado intento de copiar ‘Cream’ de Prince. Lo hace en cuanto a tipo de canción, producción, arreglos (esas guitarras con wah-wah) y algunos segmentos en los que Jagger directamente imita el estilo vocal del genio púrpura. Incluso coinciden en sus letras con doble sentido sexual (en este caso, “chica-coche”). Sin embargo sería justo conceder a los Stones cierto margen de reapropiación, porque los aires glam rock y rock and roll de ‘Cream’ no venían de la nada, y los Stones llevaban décadas cantando este tipo de canciones, incluidos blues con dobles y triples sentidos.
Aires tex-mex adornan ‘Sweethearts Together’, la décima canción del disco, con acordeón de Flaco Jiménez incluido. Su letra parece revelarnos a un Jagger cantando las virtudes de la vida en pareja estable (“Todo el mundo necesita alguien a quien contarle sus problemas / Para compartir el dolor y la risa en un mundo plagado de idiotas / Alguien que cure tus heridas”), pero una vez más hay un subtexto directamente relacionado con Keith: la canción suena a un simbólico sellado definitivo de su reconciliación. Para sorpresa de toda la banda y equipo técnico, la canción (de preciosa melodía) la grabaron juntos en el estudio, armonizando sus voces estilo Everly Brothers alrededor de un micrófono, a pocos centímetros el uno del otro, mirándose a los ojos. “Somos dos enamorados juntos / Nuestros corazones laten como uno solo / Enamorados juntos, y esto sólo acaba de empezar”.
Después de esto, ¿quién necesita cinco canciones más que muy generosamente podrían haber colado como bonus tracks? El acercamiento de ‘Suck on the Jugular’ al sonido Manchester les queda peor de talla todavía que la adopción de Primal Scream del sonido Stones aquel mismo año. Las baladas ‘Blinded By Rainbows’ (Jagger) y ‘Thru and Thru’ (Richards) evidentemente sobran al ser ‘Out of Tears’ y ‘The Worst’ manifiestamente mejores. Y en cuanto a ‘Baby Break it Down’ y ‘Mean Disposition’, no pasan de ser correctos grooves sin verdadero contenido melódico de interés.
La mitad de los 90 fue el último momento en el que los Stones generaron todavía algo de interés en su propuesta artística, antes de pasar a ser un “legacy act” (de proporciones legendarias, eso sí). Pero incluso en aquel lejano 1994-5 ya había cierto tufillo de ansiedad por no perder relevancia cultural, como en el caso mencionado de los guiños al sonido de baile, (que continuarían con parecida poca fortuna con la participación de los Dust Brothers en ‘Bridges to Babylon’ a rebufo de ‘Odelay’) o en episodios tan surrealistas como su inclusión con calzador en un capítulo de ‘Sensación de Vivir’ que giraba por completo alrededor de la gira de ‘Voodoo Lounge’.
Pero es indudable que el legado musical de los Stones seguiría en buen estado de salud todavía durante unos años: su relevancia entre una nueva generación de músicos había reverdecido desde el revival de su sonido por los Black Crowes en 1990 (quienes les telonearon en la gira ‘Voodoo Lounge’ precisamente), con el fetichismo retro de Lenny Kravitz, con la reivindicación de Primal Scream antes mencionada, o gracias a bandas del underground como la Jon Spencer Blues Explosion. Incluso a partir del nuevo milenio se ha podido percibir su influjo en artistas como Wilco, Ryan Adams, los White Stripes, The Black Keys o Kings of Leon. Sin embargo, con el retroceso del rock en la última década se puede decir que la influencia de la banda en la siguiente generación de artistas parece más insignificante que nunca, limitada en todo caso al difuso concepto de “iconos culturales” a nivel casi más estético que musical. Que por otra parte parece lo normal en una banda que el año pasado cumplió su 60 aniversario.
Matthew Perry ha fallecido a los 54 años. El actor ha sido hallado muerto a las cuatro de la tarde de este sábado 28 de octubre (hora local de Los Ángeles). El actor era muy querido sobre todo por su participación en ‘Friends’, sitcom en la que interpretó a Chandler Bing durante una década, entre los años 1994 y 2004.
Según informa TMZ, Matthew Perry habría salido por la mañana a realizar algún tipo de actividad física. Al volver, mandó a su asistente a hacer un recado, y cuando esta persona volvió a casa 2 horas más tarde, le encontró inconsciente. Su asistente llamó a Urgencias, pero no se pudo hacer nada por salvar su vida.
Según este mismo medio, el actor podría haberse ahogado en una bañera con hidromasaje. No se han encontrado drogas en el lugar de los hechos, ni tampoco se tratará su muerte como sospechosa.
Matthew Perry también había aparecido en otros shows televisivos como ‘Sensación de vivir’, ‘Ally McBeal’ o ‘The Good Wife’, así como en películas como’The Whole Nine Yards’, su secuela ‘The Whole Ten Yards’ y ’17 Again’. El año pasado había publicado una biografía llamada ‘Amigos, amantes y aquello tan terrible’, en la que habló de sus problemas con las drogas, sus cambios de peso, y una enfermedad en el colon que le llevó a estar en coma durante dos semanas. En una de sus últimas actualizaciones de Instagram, se muestra preparando la noche de Halloween.
Después de su flojo ‘Black and Blue’ -que fue recibido muy tibiamente en 1976- los Rolling Stones se encontraban a finales de los 70 sumidos en una crisis creativa a la que se sumaba otra existencial: los booms respectivos de la música disco y del punk habían sacudido la escena musical mundial y ponían en entredicho la existencia de bandas como la suya.
Debido a los serios problemas legales de Keith Richards, durante 1977 Jagger tomaría las riendas artísticas del grupo, y en un año en el que apenas hicieron conciertos se concentró en componer, intentando recoger algo de ese “zeitgeist” de final de década para rejuvenecer sus canciones. El resultado más evidente de esos nuevos aires fue la fabulosa ‘Miss You’, con la que se inicia ‘Some Girls’. Los Stones no serían los únicos músicos veteranos en incorporar música disco a su nuevo repertorio, pero sí los primeros: a finales del 78 les seguiría ‘Do Ya Think I’m Sexy?’ de Rod Stewart, y ya en 1979 el ‘Victim of Love‘ de Elton John, ‘Another Brick in the Wall’ de Pink Floyd o ’Don’t Say Goodnight Tonight’ de Paul McCartney. Se puede afirmar también que el cóctel disco+rock de ‘Miss You’ es de lejos el más convincente e interesante. Algo que seguramente tiene que ver con esa habilidad de la banda con los “grooves”, que les hizo adaptarse a ese género sin gran esfuerzo…
Legendariamente fiesteros, los Stones frecuentaban discotecas y por tanto conocían de sobra el estilo, el propio Bill Wyman sacó su después-muy-imitada línea descendente de bajo tras asistir a una fiesta. En cuanto a Charlie Watts, no renunció completamente a su clásico patrón 4×4, pero abriendo un poco el chaston en el ritmo entreabría simbólicamente las puertas del grupo a una discoteca imaginaria en la que Richards y Ron Wood dialogaban en un curioso funk-rock perfecto para el tema. La guinda es el poco elogiado piano Wurlitzer de Ian McLagan de los Faces, que rellena los huecos con burbujeante magia.
Mención especial también a lo bien que se integra en la canción un instrumento tan poco disco a priori como la armónica, así como las disfrutonas voces de Jagger, cantando sobre ahogar su desamor de fiesta en Nueva York con chicas portorriqueñas, pero a la vez sumido en una dolorosa contradicción: “No voy a echarte de menos / Pero supongo que me estoy engañando / Eres tú y nadie más / Dios, te voy a echar de menos”.
‘Some Girls’ es también el primer disco en el que Ron Wood pasa a ser miembro oficial de la banda, después de haber aparecido en los dos anteriores como simple colaborador. Y algo de esa frescura de un nuevo comienzo se percibe desde luego en la eufórica andanada de rock de ‘When the Whip Comes Down’ y ‘Just My Imagination’. En ellas las guitarras suenan perfectas juntas, formando esa maravillosa simbiosis de tono crujiente, un ruido celestial en estéreo, con Keith y Ron repartidos en cada altavoz. Sólo ellos son capaces de sostener estas dos canciones básicamente de dos acordes, una uptempo y la otra midtempo, y permitirse ponerlas seguidas en el disco, y que suene a gloria.
Sobre este excitante lienzo (completado con un Charlie Watts gloriosamente exaltado) ‘When the Whip Comes Down’ retrata a un joven gay que se muda a Nueva York en busca de fortuna, huyendo de la supuestamente más homofóbica Los Angeles (“Yeah, Mama and Papa told me I was crazy to stay / I was gay in New York, which is a fag in L.A.”). Por otro lado ‘Just My Imagination’ es una preciosa reconstrucción rockista de una balada soul original de los Temptations, que describe una historia de amor imaginaria de ambientación también neoyorquina. Los Stones transponen con enorme habilidad la imaginería romántica e inocente de la original a un escenario más grasiento, indudablemente más setentas, que completa esta especie de trilogía neoyorkina que abre el disco.
La cancion ‘Some Girls’ está muy influenciada por el Dylan del ‘Rolling Thunder Revue’ en composición e interpretación vocal, pero también encierra mucho de los Stones más controvertidos: si ya el hecho de catalogar a las chicas por nacionalidades explicando cómo son y qué les gusta suena increíblemente “cringe” en la actualidad (y para mentes despiertas también en 1978), el verso “Black girls just wanna get fucked all night / I just don’t have that much jam” es directamente racista y machista, por más que la banda lo justificara diciendo que era “una parodia de alguien que tiene esas opiniones sobre las mujeres”. Una clásica excusa masculina a estas alturas tan familiar (“era broma, hombre”) que los propios Stones en realidad no compraban, porque en años posteriores se han encargado de omitir ese verso, o cambiarlo cuando la han interpretado en directo. Evidentemente la canción causó indignación y diversas organizaciones feministas llamaron al boicot. Hasta Jessee Jackson se pronunció en contra calificándola de “obscena y un insulto a la gente negra”.
Pasado ese problemático momento, ‘Lies’ parece simplemente otro número de rock musculoso, pero su tempo inusualmente rápido lo acerca a un sonido muy new wave. Entre las “mentiras” contra las que Jagger protesta en la canción supuestamente había una queja por las críticas de los punks contra dinosaurios de rock como ellos. Por eso quizá decidieron demostrar que ellos también podían tocar rápido (“Lies, lies, lies I catch on way too fast”), y pedir que dejaran de criticarles y les dejaran disfrutar (“Fire, fire upon your wicked tongue / Lies, lies, lies you’re trying to spoil my fun”). Ese veloz ritmo sumado al hecho de que en este disco Keith y Ron empezaron a usar por primera vez amplis Mesa Boogie (de sonido más agresivo) rejuvenecía muy convincentemente a estos “viejos”… que entonces en realidad sólo tenían treinta y tantos años. Por todo esto ‘Lies’ supone un cierre de cara tan perfecto, en bella sintonía con una rama del punk y la nueva ola que de hecho bebía directamente de ellos, de los New York Dolls a Mink DeVille.
La cara B parece plantear un serio cambio de tercio con el country de ‘Far Away Eyes’, que prácticamente recicla los acordes de ‘Sweet Virginia’ pero sin la misma magia. Un regreso al sonido campestre con un toque de humor que no acaba de dar en la diana, especialmente en esas estrofas en las que Jagger recita con exagerado acento.
Pero las cosas se encauzan con ‘Respectable’, otro pepinazo de rock and roll que tanto mira a su viejo maestro Chuck Berry como lo actualiza con un sonido más power pop. Solo de guitarra de Keith, y Jagger comentando acerca del cambio en la opinión pública sobre los Stones: “somos respetados en la sociedad / ya no nos preocupan las cosas de antes” y se mofa diciendo que hasta se meten “heroína con el Presidente” de los EE.UU. Droga que por cierto está también en el origen de la siguiente canción (‘Before They Make Me Run’). Se trata de un grito frustrado de Keith Richards por su situación legal del momento, que se prolongó hasta la misma grabación del disco, sobre la que flotaba aún la incertidumbre de si le caerían siete años de cárcel en Canadá por posesión de heroína o se libraría (finalmente salvaría el culo por ser, efectivamente, “respetable”).
Pero durante ese largo año la posibilidad de la condena fue real y ‘Some Girls’ se grabó con la ansiedad de que podía haber sido su último disco… algo de esa urgencia corre también, pues, por sus surcos. Desde luego en ‘Before They Make Me Run’ Richards puso mucho de sí mismo, cantando esta estupenda melodía y sus versos de posible despedida de manera íntegra: “Así que cuando todo esté decidido / habrá que moverse mientras siga siendo divertido / Déjame caminar antes de que me hagan correr / cuando todo esté decidido”.
El susto fue tan grande que ese fue el año en el que el guitarrista dejó la heroína para siempre, una droga de la que los Rolling Stones siempre hicieron gala para provocar y perpetuar su imagen de (millonarios) indeseables, otro de sus legados estéticos probablemente más nocivos, que irónicamente influiría pésimamente al mundo del rock en general, y en particular a esa generación de punks que en teoría les despreciaba: Sid Vicious o Johnny Thunders acabarían muriendo mientras Keith salvaba el cuello a tiempo.
El siguiente corte de ‘Some Girls’ enlaza muy bien temáticamente. Porque por más que ‘Beast of Burden’ (que fue otro excelente single extraído del disco) parezca simplemente otra letanía de versos dirigidos por Jagger a una mujer, rascando la superficie se descubre que en realidad ese “no quiero ser tu bestia de carga” se lo canta a Keith Richards en una entrañable doble lectura: la canción la escribió el propio Keith, con la idea de reconectar con Jagger para volver a tripular la banda juntos después de haber estado tan fuera de onda. Incluye referencias a su adicción: “Toda tu enfermedad, puedo soportarla / Échamelo todo encima, puedo con ello”.
Haciéndole cantar esos versos dirigidos a él mismo Keith logra una brillante pieza metatextual y firma otra de las grandes canciones de la banda, una pieza de excelente pop y guitarras con efecto “phaser” deliciosamente setenteras.
Que conectan magistralmente con el final de ‘Shattered’, canción que retorna a la suciedad rockera de buena parte del disco. De nuevo imágenes callejeras de Mick en la gran Manzana, fascinado por la imaginería preochentera y cachondo perdido: “La vida es una fiesta con cócteles en la calle / La Gran Manzana / Gente vestida con bolsas de plástico dirigiendo el tráfico / Es algún tipo de moda / Risas, alegría, soledad / Y sexo, y sexo, y sexo, y sexo.”
‘Some Girls’ es el último gran disco de los Rolling Stones. ‘Miss You’ sería, de hecho, su último nº 1. Un último gran logro en el que asimilaron tendencias modernas sin perder ni su esencia ni su musa, aun a costa de alienar a parte de su fanbase más rancia (“disco”, ya se sabe, “sucks”). También sería su último gran disco en cuanto a sonido, antes de que los 80 les hicieran perderse un poco en busca de producciones que les perjudicarían, algo que han arrastrado mal que bien hasta pleno 2023.
“He matado a tu perro” es una frase que absolutamente nadie espera escuchar, de nadie. Mucho menos de un amigo. L’Rain juega al despiste con el título de su nuevo disco: “¿es una expresión de arrepentimiento… o de venganza?” En ‘I Killed Your Dog’, Taja Cheek investiga esa contradicción que se da cuando “haces daño a quien amas”, aunque esta afirmación es reducir lo que pasa en el disco a una de sus partes.
Curtida en la escena experimental de Brooklyn, L’Rain se ha convertido en una de las artistas estadounidenses más prestigiosas del momento. ‘Fatigue’, su último álbum, publicado en 2021, fue declarado el mejor del año por la revista The Wire, y las críticas especializadas se han derretido en alabanzas hacia el sonido de L’Rain, que sabe ser experimental y tremendamente accesible como pocos.
En ‘Fatigue’, influencias del rock psicodélico, el soul y la música concreta se difuminaban en un mundo onírico irresistible. Algo parecido ocurre en ‘I Killed Your Dog’, un trabajo todavía más asequible que el anterior. La voz de Taja se adhiere a la escuela soul, pero sobre todo sus melodías son realmente cautivadoras, y anclan unas composiciones grabadas junto a su banda de músicos de sesión, en las que pasan muchas cosas todo el rato, y que esconden incluso más capas de lo que parece.
L’Rain cuenta que en ‘I Killed Your Dog’ interroga su propia madurez, su feminidad y las expectativas musicales que los demás tienen de ella. En la fantasía barroca de ‘5 to 8 Hours a Day (WWwaG)’, Cheek se ríe de quienes de manera holgazana aseguran que hace música “inspirada en el jazz” (aunque sea cierto), pero la canción también cuestiona la cultura de la productividad. ‘Pet Rock’ se inspira en la historia del fantasma de una mujer vista en un tren, pero su sonido de indie-rock deliberadamente inspirado en el de los Strokes (aunque incorporando influencias de la psicodelia) pretende ser un comentario sobre el borrado de las personas negras de la historia del rock.
A pesar de que los temas que explora L’Rain en sus canciones parecen algo densos, ella sabe quitarles hierro gracias al humor. El largo se abre con la representación de un anuncio televisivo, incluye un interludio llamado ‘I Hate My Best Friends’ (de nuevo, jugando al despiste y a la contradicción) y otro en el que Taja y su banda tratan de recordar una famosa canción de jazz “porque todas suenan igual”… antes de proceder a tocar dicha canción en cuestión, una escrita por ellos.
Y tiene enjundia ‘New Year’s Un-Resolution’, y no solo por su curioso título. Si, en ‘I Killed Your Dog’, L’Rain indaga en otro tema que aún no hemos mencionado, el de la ruptura, resulta que ella dice que el disco es un “anti-disco de rupturas”. En la canción citada, que cierra el álbum, vuelven las capas: no solo es la más pop del elepé, sino que, además, está escrita a lo largo de diferentes fases del duelo de L’Rain, desde que emerge el dolor, hasta que este se disipa, convirtiendo a la persona antes amada en un extraño.
“Quizá algún día me olvidaré de ti” es precisamente el mantra de ‘r(EMOTE)’, una hermosa pieza que remite a lo Solange de ‘When I Get Home’ (2019), y que imagina que esa emoción un día será “remota”. La de Solange es una referencia que ayuda a entender el poder de ‘I Killed Your Dog’, un trabajo experimental que pretende (y consigue) ser accesible. La belleza de piezas como la etérea ‘Our Funeral’ o la gracia de las palmas góspel de ‘Sometimes’, abren recovecos dentro de un disco que consigue ser hermoso, confuso, fascinante, emocionante y contradictorio, todo al mismo tiempo.
‘Madres’, el esperado debut de la artista de música electrónica Sofia Kourtesis, peruana residente en Berlín, será nuestro próximo Álbum de la Semana cuando finalicemos nuestro recorrido por la carrera de los Rolling Stones. Ya nos cautivaron singles como ‘Si te portas bonito’ y ‘Vajkoczy’, y el largo está a la altura.
El álbum es una historia densa sobre familia, muerte o la amenaza de la misma, pero como indican desde PIAS España, el single publicado hace unas semanas ‘How Music Makes You Feel Better’ es «solamente sobre la música». Se trata de nuestra Canción del Día para este sábado.
Cabe preguntarse si Sofia Kourtesis realiza música para los fines de semana. Sin embargo, el factor reconstituyente que busca este ‘How Music Makes You Feel Better’ vale para cualquier momento. A lo largo de la historia, han sido varias las canciones que han tratado de expresar con palabras «cómo la música te hace sentirte mejor». O «cómo te hace perder el control». O «cómo suena mejor contigo». O «cómo une a la gente, construyendo al burgués y al rebelde». No existe la canción que te diga que la música te hará sentir peor, que la música puede hundirte, y Sofia Kourtesis también se beneficia de ese poder sanador.
Como los clásicos de Les Rythmes Digitales, Stardust o Madonna, ‘How Music Makes You Feel Better’ es pura euforia. A través de un desarrollo que no es instrumental pero lo parece, asistimos a sentimientos de pura positividad y optimismo. No hay una letra dirigida, las palabras son puro balbuceo, es el arte de Kourtesis el que conduce la grabación hacia el éxtasis, hacia la comunión total que estamos deseando experimentar en un directo suyo.
Troye Sivan se mantiene como vuestro artista favorito del momento. Pese a competir contra sí mismo, ‘One of Your Girls’ obtiene el 48% de los votos en X. Además, sube al top 11 en Reino Unido y podría ascender en breve al top 10.
La entrada más fuerte es ‘In the City’ de Charli XCX y Sam Smith, que queda en el puesto 3. Siguen Polachek y Saiz con Chica Sobresalto, también en el top 10. Más abajo encontramos a PinkPantheress y en el puesto 23, una de nuestras favoritas de Joe Crepúsculo, ‘El tren de la bruja’.
‘La mujer que soy’, el libro con las memorias de Britney, ha llegado a las tiendas esta semana. Por supuesto, lo ha hecho dejando un buen número de titulares. Su mala relación con su familia, lo poco preparada que se siente en este momento para volver a la música… o Justin Timberlake.
Uno de los primeros fragmentos que se pasó a la prensa en exclusiva fue que el autor de ‘Cry Me a River’ la obligó a abortar. Además, la habría engañado con otra famosa durante su relación entre 1999 y 2001. Si ya Justin Timberlake era cuestionado por su actitud hacia Britney o con Janet Jackson tras su polémica conjunta en la Super Bowl, en los últimos días esta cuestión se ha agravado. Pagesix publica que Justin Timberlake no va a contestar nada de lo encontrado en las memorias, que no ha contactado con Britney para hablar del tema, pero que «no está contento con lo que está saliendo a la luz en el libro». Ahora, ha tenido que cerrar los comentarios de Instagram.
Efectivamente, no se pueden dejar comentarios en el Instagram de Justin Timberlake, aunque los fans de Britney siguen posteando al respecto en Twitter, por ejemplo recordando reportajes sobre los momentos más oscuros de Justin, como cuando solía usar la palabra «nigger» en privado.
Incluso un tabloide publica que Justin Timberlake tenía programado un gran comeback musical, que habría pospuesto debido al lanzamiento de Britney. Este extremo no se ha confirmado, pero desde luego no parece el momento propicio para que Justin publique un nuevo single. Al menos hasta que pase este chaparrón… si es que pasa en absoluto.
Alberto Iglesias publica hoy sus primeros discos de estudio en 33 años. Se trata de dos álbumes independientes que se editan también en un pack de manera conjunta. Basado en textos de gente como Samuel Beckett o Georges Bataille, ‘Asalto al castillo’ habla de un lugar con estancias de difícil acceso, como metáfora de nuestra mente. Y ‘Phantom Songs’ musica igualmente varios poemas, con sus interludios, en este caso en torno a John Ashbery, René Char, Pasolini y Wallace Stevens.
Ganador de 11 Goyas a la Mejor Música Original, desde los tiempos de las primeras de Médem hasta las últimas de Almodóvar; y nominado hasta a 4 Oscar, Alberto Iglesias me recibe con tiempo, tranquilamente, en las oficinas de Quartet Records. Alguien me advierte de que su timidez no consentirá el formato podcast, pero él prefiere definirse como «pudoroso». Cuando le digo que vengo del mundo del pop, por si se asusta de mis preguntas, exclama «¡Tampoco soy un carcamal!». «Si lo fueras, no estaría aquí», es lo único que se me ocurre como respuesta. Con todo el respeto del mundo, escucho a una persona dispuesta a hablar de psicología, poesía, y por supuesto, música y cine.
Sacas dos discos a la vez. ¿Son como tus dos propias películas? ¿Qué relación tienen entre sí para ir dentro del mismo pack?
Son dos obras distintas, pero unidas por la voz lírica. Ambas tienen textos, hay poemas. Cada uno es una obra de 9 o 10 tracks. Tienen la idea de ir a un lugar, de un viaje. El primero es ‘Asalto al Castillo’, como el castillo de Kafka: un lugar raro, impenetrable. Pienso que todos tenemos ese castillo impenetrable en la cabeza. Mucha música, no solo la clásica, ha tratado de ir a esos lugares donde no entiendes bien las cosas. El disco va pasando por varias estancias: la crueldad, el instinto sexual… Y ‘Phantom Songs’ es otro lugar en el que hay fantasmas, que están representados por un coro. Los fantasmas tienen problemas con el lenguaje. Es una escritura más impenetrable y por eso salen los poetas, que son los que saben qué es la palabra. Hacen canciones, son los que tienen la luz.
Empezando por el «Castillo», hay una sensación de claustrofobia en ‘Aquí no hay nadie’ o en las voces de ‘Double Meaning’. Pienso en alguien encerrado en un «Castillo», pero tú hablas de «Asalto». ¿Qué es el «Asalto» para ti?
«Asalto» es desentrañar, abrirte paso entre algo complejo. La metáfora última del castillo es tu propio cerebro, cómo entrar en tus propios lugares. Tendemos a pensar que el inconsciente es una capa profunda y yo creo que es muy superficial. Está no solo en el sueño, sino en las cosas que relacionamos involuntariamente, en las reacciones que no medimos. El inconsciente está ahí, latiendo con sus memorias, con las heridas. La idea es asaltar algo para entenderlo mejor, pero no es todo sufrimiento, también está vinculado al hedonismo. Asaltar al placer, a algo que te haga mejor.
¿Dónde encontramos en el disco esa parte más hedonista?
En los textos de Bataille. Son poemas eróticos. Hablan directamente del placer, son muy literales. Están en francés, y el francés suaviza las cosas, por lo menos a los que no somos franceses (risas). He compuesto la música para que lo que puede parecer soez sea espiritual. Por otro lado, la primera pieza, que son textos de Beckett sobre el «no sentido», me parece muy hedonista porque juega con el ritmo. Aunque las palabras no tengan sentido, me transportan, que es algo que pasa también en el mundo del pop.
En el pop el sexo a veces aún es un tabú. Rosalía y artistas de reggaeton son cuestionados por hablar de sexo. En el mundo de la música clásica será aún peor…
Es un mundo secreto y aquí también es una pieza secreta. No está hecha para buscar discordia sino para hablar de la intimidad máxima. El sexo como la parte más espiritual, no como una cosa que ofende. Los poemas de Georges Bataille son crudos en su literatura, pero contienen esa idea de trascendencia que tiene el sexo y que te une con lo mejor del espíritu. Salir de ti. El sexo es pasar a ser otro, o un estado de máximo placer, o salir de ti mismo.
En este disco hay también un juego de realidad e irrealidad, ¿verdad?
La poesía, aunque habla de la realidad, se pone en un lugar que es una frontera entre lo comprensible y lo no comprensible. Tiene dobles sentidos, metáforas ocultas. Está en ese borde de la realidad que cada lector asume a su manera. Cada uno lo interpreta libremente. Y luego está la música, que es completamente irreal, está en otro mundo, con otro lenguaje y se relaciona con el mundo de las palabras de manera extraña, intentando rodear, seducir. En esos dos polos me muevo y se mueve siempre la canción. La canción juega siempre con el significado y con algo más. No es lo mismo leer la letra o el verso, que que ese verso esté cantado.
Hay un fragmento que me llama la atención en ‘Antífona 3’, en que la composición se agita y la voz dice: «yo siempre usé las palabras de otros diciendo que me pertenecían». ¿Qué significa para ti?
Ese fragmento está escrito por mí. Al coger textos de los poetas y hacerlos míos parece que yo he escrito esos textos. Aunque he cogido estos poemas, no me pertenecen. Lo que dicen es de ellos. En todos están pedidos los derechos y no hay ningún problema, pero no es una cuestión de derechos. Al poner música a un poema de Wallace parece que hago mías sus palabras, y no son mías. Hay un respeto a los poetas.
«La música es completamente irreal, está en otro mundo, con otro lenguaje y se relaciona con el mundo de las palabras de manera extraña, intentando rodear, seducir»
Me da la sensación de que ahí estás hablando desde tu propio ego. Normalmente musicas películas, supongo que tras ver un montaje o leer un guión, pero aquí te conocemos como autor. Hay más de tu ego. No partes de un guión ni un montaje. Es una manera de conocer tu pensar. Hay mucho de ti.
Hay mucho de mí y de mí inconscientemente. No es una obra confesional. No es mi ‘Dolor y gloria’. Es un experimento, es una aventura. Quedan muchas cosas de mí. ‘Antífona 3’ es la que más tiene de mí. El hecho de haber escogido esos poemas sí que significa algo. Porque, ¿qué hay de mí en las películas? Es una huella blanca la que dejo. Es mi aportación a una narración. No hablo tanto de mi intimidad. Aquí sí. Diciendo «esto es el castillo, voy a entrar», estoy haciendo una historia. El poema te somete a narrar. Se revelan cosas mías, por supuesto.
¿Hay una narrativa: presentación, nudo y desenlace? ¿O son más bien fotos de estancias, como decías?
Un cineasta clásico se quejó una vez a Godard de sus estructuras. Le dijo: «por lo menos pon presentación, nudo y desenlace». Y Godard respondió: «¡Sí, pero no en ese orden!» (risas). Hay una cosa más oblicua. No es narrativa. A lo mejor hay un poema donde se cumple: el de Pasolini es más narrativo. Habla de su vida, tiene una estructura, que puede ser un cuento. Pero hay otros que por la atomización de coger frases, no tienen una estructura clásica.
¿Ves este proyecto como un disco? Porque hay poemas, obviamente te veo como autor de bandas sonoras y eso da un toque narrativo, y no sé si imaginas una presentación en directo. A su vez, es tu primer disco desde los años 90. ¿Para ti es un disco o es una obra más transversal?
Es música que me acompaña continuamente, que va evolucionando. Hay fragmentos que han pasado a ser algo como de una película, no literalmente, pero sí está muy mezclado. No dejo de ser un compositor de bandas sonoras en este proyecto, pero es una música secreta que voy componiendo. Tengo esta doble vida (risas) entre un autor al que le dan dos meses para hacer un proyecto, y otro con más tiempo que se extiende. Lo que me ocurre en el cine repercute de muchas maneras.
En ‘Los amantes del círculo polar’ trabajaste con una especie de oboe de estepas siberianas, en ‘Todo sobre mi madre’ con un vibráfono por los tangos, porque Manuela era argentina. ¿En este caso hay instrumentación relacionada con fantasmas o castillos?
Hay varias. En ‘Phantom Songs’ hay un sho, un instrumento japonés. Es un órgano de boca que produce un efecto especial, como de venir de otro mundo. Esa era la idea. Mezclado con las voces trata de sugerir algo fantasmático. Pero no es un fantasma aterrador. Es un fantasma hedonista. Es una tiniebla iluminada. Trabajé muchos episodios para ese instrumento tan mágico. Alternado con las voces, te acerca a esa idea de «no tiempo», de estar suspendido en el tiempo.
En ‘Something There’ hay elementos electrónicos. También en ‘Antífona 3’. ¿Cuál es tu relación con la electrónica, con los sintetizadores?
La he practicado desde que se hicieron los primeros sintetizadores. No estrictamente, pero en el 78 en Barcelona estaba estudiando en un laboratorio de música electrónica, con un sintetizador todavía monofónico, cuando la música electrónica trataba de ampliar el espectro sonoro, cuando era un experimento, cuando las vanguardias de la música clásica la estaban usando. Me gusta muchísimo. Decir «me gusta la música electrónica» es como decir «me gusta la música»: hay muchas músicas electrónicas. El valor de la repetición para mí es muy importante. Me ha gustado siempre la música repetitiva. También tiene asociación con el secuenciador, que apareció en los 70. Las posibilidades de la secuenciación son muchas.
¿Qué autores u obras de música electrónica te gustan?
La primera de Stockhausen, Kraftwerk… he tenido mucho contacto con la música electrónica. Sigo experimentando y jugando. En el cine he usado muchos elementos así.
Hablando de repetición, ‘Late Echo’ va de eso. Se basa en un poema de John Ashbery y dice algo así como «no queda nada sobre lo que escribir (…) es necesario escribir sobre las mismas cosas (…) repetir las mismas cosas una y otra vez para que el amor perdure». ¿Por qué has escogido este poema?
Me gusta la repetición en sí misma, como un objeto. Ashbery dice que para que el amor funcione tenemos que repetir. Es modestia. Es sencillez. Pero si lo aplicas, da una energía muy especial. Abre la pieza una batería, pero podría haber sido una secuencia electrónica, tuve esa idea. Quería evocar en un mínimo tiempo algo que se repite, y al final es como un swing. También habla de las hormigas mirando la naturaleza.
Hemos visto a Morricone y a Hans Zimmer actuar en espacio grandes. ¿Te ves en un Teatro Real interpretando estos discos o tus bandas sonoras?
Sí. Sería muy interesante. Algunas cosas hemos hecho o han hecho. Me gustó mucho una interpretación que dirigió Carlos Mena, el contratenor de este disco, de la suite de ‘La piel que habito’ con la Orquesta de Granada. Que además recoge elementos de ‘Cautiva’. La suite no es nada conocida, pero si pusiéramos esa suite y un trozo de ‘Phantom Songs’, no dirías que son géneros diferentes.
Cristina Hortigüela
De hecho, ‘Los vestidos desgarrados’ de ‘La piel que habito’ me suena conectada a piezas de ‘Asalto al castillo’ como ‘Aquí no hay nadie’ y «Naturaleza muerta». Por la sensación de nervio y agitación…
Sí. Hay un arrebato. Es un contraste que me gusta mucho. Como si tuviera en mi castillo una parte tranquila y de repente entra lo otro. El deseo de ir a otro lado. O incluso la vergüenza de haber hecho algo.
La palabra «arrebato» me parece muy potente, pero por Zulueta te pregunto otro día porque si no, no nos vamos…
Ya…
En este disco hay una pieza llamada ‘Early Music’. ¿Cómo recuerdas tus primeros trabajos? ¿Los recuerdas con la misma vergüenza que normalmente los artistas pop sus primeras maquetas?
No lo sé (risas) No he llegado a una perfección de espíritu tal que mire atrás y diga «qué maravilla, qué ingenuo, qué frescura, qué bueno era antes». No miro mucho atrás. Este ‘Early Music’ mira un poco atrás y trata de recrear una música primaria, sobre todo en la última parte, que hay un dúo a dos voces, sin texto, lo imaginé como un dúo amoroso, pero en un lenguaje distinto, casi de murmullo. De querer decir algo pero no saber cómo. Podría ser un canto primitivo de cortesía o cortejo.
«‘La mala educación’ me gusta mucho. Cuando vuelvo hacia atrás no me parece que la haya hecho yo y me parece una sensación muy interesante»
¿Hay alguna obra tuya que entiendas infravalorada?
No sé… No me fijo mucho. No tengo resquemor. De verdad, no es por hacerme el bueno. A veces no hubiera esperado un premio de ninguna manera. He tenido mucha suerte.
¡La suerte no existe! Odio que me digan que he tenido mucha suerte con mi trabajo…
Me lo he currado mucho. Es un día bueno y otro no es tan bueno. Para no escaparme de tu pregunta… ‘La mala educación’ me gusta mucho. Cuando vuelvo hacia atrás no me parece que la haya hecho yo y me parece una sensación muy interesante. Creo que no tuvo ningún premio, pero a Pedro le gustó mucho. Hay otras partituras más valoradas, pero esa me gustó mucho.
En el cine de Almodóvar hay dos películas en una a veces, distintos tiempos o distintas narrativas. ¿Te condiciona para cómo trabajas la música?
No recuerdo haber hecho algo en que la música sea tan determinante para diferenciar tiempos distintos. No ha sido una categoría esencial.
¿Cómo recuerdas tu primer encuentro con Almodóvar?
Estaba un poco acojonado porque era una figura muy importante. Tiene un estilo muy personal, propio, pero también si aguantas que te digan la verdad… Sabía que me iba a decir si algo le gustaba o no. Siempre ha sido muy frontal. Una cualidad muy suya es arriesgarse, decir la verdad. Es un artista con una moral muy fuerte. Es un ejemplo moral. Aplicado al arte me parece muy valioso.
¿Cuándo te ha dicho «no me gusta» o «no me encaja»?
Muchas veces he hecho algo que no era lo más adecuado. Siempre que pasa con él o con otros cuesta reaccionar. «¿Y ahora qué hago?». Pero también son momentos que si sabes reconvertirlos, son muy valiosos. Pasar por una cuerda que se tambaleaba. Otras veces, en general, ha sido muy fluido, y la música ha conectado con lo que decía la película.
¿Vives en Donosti?
Voy mucho, pero vivo en Madrid.
«Nunca me ha gustado Hollywood. Se nota que eres parte de un mecanismo»
Te preguntaba porque has trabajado con muchos cineastas de Estados Unidos, has trabajado con directores súper importantes. ¿No te ha tentado irte allí y ser uno más?
Nunca me he visto en ese mundo, no me convenía. Es un lugar efervescente, una industria muy poderosa. He pasado temporadas, mi novia -ahora mi mujer- estudiaba allí. Iba, pero no me gustaba el modelo. Se nota mucho que es algo muy industrial, que eres parte de un mecanismo. No digo que aquí no te sientas parte de un mecanismo, pero hay cosas que te hacen sentir en un medio más amable. Puedo conectar con algo que me deja vivir mejor.
¿Te reconocen por la calle?
No. Alguna vez alguien me saluda…
¿Te gusta pasar desapercibido?
Sí. Nunca pienso que soy conocido, voy tan tranquilo…
«Estar pendiente de premios te puede llevar a recibir muchos golpes. La fama no me importa mucho»
¿Nunca te pasa que vas con alguien del mundo del cine y a esa persona le piden una foto y a ti no, y tú tienes muchos más premios?
Los músicos no tenemos tanta exposición y eso es muy bueno. Estar tan pendiente de premios y progresión es una putada, te puedes llevar muchos golpes, tener muchas esperanzas con algo y que no ocurra. Me gusta ser atrevido pero hay una parte en la que tengo que protegerme. Hay cosas que no quiero desear, para ser más fuerte. He dirigido mis deseos hacia otro lado. Es algo complejo. Recibimos sacudidas de la realidad por todas partes. La fama no me importa mucho.
Finalmente, se dice que un montaje puede salvar una mala película, ¿pero y una banda sonora?
Yo creo que no. La puede hacer más digerible, pero si es un hueso, el hueso aparece y duele. Puede hacerla más amable; o que a algo que no está conseguido, que no le prestes atención. A mí no me ha pasado, tener que trabajar para engatusar… Sí creo que la música actúa sobre muchos resortes, y uno es la duración. A lo mejor es el primero. La música sí puede ayudar a la vivacidad o al apaciguamiento. En esos valores temporales sí actúa muy bien. Y en la identificación de los personajes.
Taylor Swift continúa en pleno proceso de regrabaciones para ser dueña de su música. De esta forma, la artista está revisitando la música de su pasado y volviendo a recorrer aquellas eras. Hoy, la artista ha escrito una nueva página con el lanzamiento de ‘1989 (Taylor’s Version)’, el álbum que la catapultó a la fama. Y ha aprovechado para sincerarse sobre lo que sentía cuando salió el disco original en 2014.
En un extenso prólogo al inicio del libreto de letras que viene con el disco físico, Taylor Swift ha explicado la importancia de ‘1989’ en su carrera musical cuando tan solo tenía 24 años: «Decidí reinventarme por completo». Sin embargo, la artista explica que aquella época no fue fácil para ella y también reflexiona sobre la sexualización que sufrió por parte de los medios de comunicación.
«En los años anteriores me convertí en el blanco del «slut shaming» (tildada de puta), cuya intensidad y ejecución serían criticadas y denunciadas hoy en día. Las bromas sobre mi cantidad de novios, el menosprecio a mi composición como si fuera un acto depredador de una psicópata que estaba loca por los chicos, los medios alimentando esa narrativa. Tenía que detenerlo porque estaba empezando a doler», confiesa.
Además, añade que «quedó claro para mí que no podía tener citas casuales o incluso tener un amigo con el que salir». «Si me veían con él, se daba por hecho que me acostaba con él. Así que renuncié a salir con chicos, a tener citas, a flirtear o a cualquier cosa que pudiera ser utilizada como arma contra mí por una cultura que afirmaba creer en la libertad de la mujer, pero que me trataba constantemente con los duros códigos morales de la época victoriana», continúa.
Como respuesta a aquella situación, Taylor Swift escribió ‘Blank Space’, una sátira en la que interpreta al personaje que sentió que los medios habían escrito para ella. Casi una década después de su lanzamiento, hoy la artista publica ‘Slut!’, un descarte del disco que no sacó en su momento porque se decantó en su lugar por ‘Blank Space’.
El nuevo tema, que finalmente ve la luz, presenta a Swift asumiendo el rol de «puta» que parte de la sociedad le había asignado en aquel entonces. «Y si me dicen puta, sabes que podría valer la pena por una vez», canta descaradamente, dispuesta a ser llamada de esa forma siempre que sea por salir con el indicado.
Pese a ello, la artista recuerda con cariño ese momento de su vida: «Había mucho que no sabía, y mirando atrás veo las cosas buenas. Esa época estuvo marcada por el tipo correcto de ingenuidad, hambre de aventuras y libertad que no había saboreado antes».
Miguel Bosé ha aparecido esta mañana en la presentación de la readaptación de ‘Bosé’, una serie sobre el cantante que se estrenó en marzo en la plataforma SkyShowtime y que en noviembre llegará a Telecinco. Allí, ha confirmado que está trabajando en un musical, un disco y una gira.
La noticia de los proyectos en los que se encuentra sumergido actualmente el artista ha venido acompañada de una fecha: 2024. Miguel Bosé confirma que, debido a la pandemia, tenía todo muy adelantado. Ha trabajado durante “muchos años en los que no se sabía de mí y que se sumaron a estos parones terribles en todas las profesiones”.
El cantante no ha querido dar más detalles acerca de los proyectos, por lo que todavía habrá que esperar para conocer cómo será su próximo trabajo discográfico o el musical que pretende sacar adelante.
Uno de los principales temas del verano en nuestro país fue el beso no consentido de Luis Rubiales a Jennifer Hermoso. La futbolista, que acababa de ganar con la Selección Española el Mundial de Fútbol, recibió un beso del que en ese momento era el presidente de la RFEF. El suceso ensombreció la victoria de España y sirvió para concienciar sobre el machismo en todo el mundo.
El beso no consentido de Rubiales a Jenni acabó acaparando los titulares de los principales medios internacionales. Y, hoy, también llega a Países Bajos. Within Temptation ha recreado dicho beso en el videoclip de ‘Ritual’, single de su recién publicado álbum ‘Bleed Out’.
El videoclip, alejándose completamente de la letra de la canción, trata de lanzar un mensaje feminista a medida que expone diferentes situaciones machistas. En cada una de ellas, es la mujer, convertida en bestia, la que acaba derrotando al hombre que la acosa.
Aparte de por la representación del lamentable beso de Rubiales, el videoclip también ha destacado por el uso de la inteligencia artificial, aunque obteniendo críticas mayoritariamente negativas por ello. Todas las imágenes animadas del vídeo fueron creadas a partir de IA.
El Low Festival arranca ya su temporada 2024 con los ocho primeros nombres del cartel de su próxima edición: Mikel Izal, Ginebras, Shinova, Hidrogenesse, Repion, Shego, Sienna y Vatacholo encienden la mecha de un line-up que promete volver a posicionar al festival como un referente en las citas musicales del verano.
Una de las confirmaciones más interesantes son Hidrogenesse, justo junto son noticia por estar detrás de ‘la Mesías’ y por haber publicado el disco “Ciutat de Sorra”, con la música creada para la exposición de David Bestué del mismo título.
Los abonos generales, VIP y VIP POOL, ya están disponibles. Los abonos para Low 2023 vuelven a estar disponibles desde 59,99 solo hasta agotar cupo en www.lowfestival.es o en www.entradas.com. El precio irá subiendo conforme se agoten los cupos. Low Festival 2024 volverá a la ciudad de Benidorm el viernes 26, sábado 27 y domingo 28 de julio.
Los espacios claustrofóbicos, como representación de esa mente que no encuentra la paz, que anhela en el mismo grado conexión y soledad, además de manera simultánea, son recurrentes en la obra de Holly Humberstone. ‘Falling Asleep at the Wheel’ era su primer éxito. Después, el single ‘Haunted House’ y el EP ‘These Walls Are Way Too Thin’ hablaban de otros lugares que han inspirado las letras de Humberstone para bien o para mal.
Una casa infestada de ratas en Londres, el hogar familiar que ya es tan solo un recuerdo, ahora los hoteles desoladores perdidos de la mano de Dios en algún pueblo de América, en los que tiene que dormir durante las giras, han ido dando forma a un repertorio preocupado por la imposibilidad de asentarse en un lugar, físico o mental.
Holly Humberstone, que se ha ido de gira con Olivia Rodrigo y girl in red, sabe lo que significa estar lejos de sus seres queridos. Pero, además, ella vive atormentada por no poder darles la atención que merecen. Como cuando eres feliz pero no lo disfrutas porque sabes que va a durar poco, también ‘Paint My Bedroom Black’ se divide entre esos dos estados, uno “feliz y extrovertido” y otro introvertido, “en que quiero que el mundo pare y encerrarme en mí misma”.
El debut oficial de Humberstone (antes llegó el minidisco ‘Can You Afford to Lose Me?’, que reunía muchos de sus singles publicados hasta la fecha) sabe representar ese limbo emocional a través de canciones que suenan melodramáticas e introspectivas al mismo tiempo. La culpa marca ‘Antichrist’, hija del sonido de ‘Midnights’ de Taylor Swift y no solo porque contenga la frase “yo soy el problema”; y también ‘Into Your Room’, que, virando hacia el estilo influido por los ochenta de The 1975, contiene frases como “odio lo mal que te he tratado”. Holly incluso dedica una canción a una amiga con la que perdió el contacto por culpa de la vorágina de las giras. A ‘Lauren’ expresa que, “en mi defensa, nunca deberías confiar en una chica que duerme con un colchón en el suelo y tiene mil mensajes sin leer”. Al final, concluye: “espero no me odies”.
El estilo de Humberstone es conversacional, íntimo, y por tanto tiene sentido que sus canciones se inspiren en la música de raíces americana, aunque ella sea británica. Sin embargo, Holly no tiene miedo de exhibirse, textualmente, “patética” en sus propias canciones, lo cual le abre a mostrarse especialmente vulnerable. En la animada ‘Cocoon’, de influencias country, declara que se ha convertido “en una taxidermia de mí misma”, afectada por la depresión, que solo puede aliviar mirando episodios de ‘The OC’, y en el folk-rock ‘Ghost Me’ “llora toda la noche” y busca sus síntomas en Google “aunque sé que no es buena idea”.
Esta gracia contando sus propios miserias ayudan a relativizar el peso de un disco en realidad bastante oscuro, en el que los efectos electrónicos, hipnóticos y turbios, tratan de representar esa claustrofobia que vive Humberstone en su mente. Así, algunas canciones pueden recordar a los Red House Painters, como la ensoñadora ‘Kissing in Swimming Pools’, explorar la intimidad de un vocoder en ‘Baby Blues’ o sonar tan R&B como ‘Girl’. Pero al final es la preciosa ‘Room Service’, en toda su sencillez, la que nos convence de que ‘Paint My Bedroom Black’ es un buen sitio en el que estar, al menos, durante un rato.
Este jueves se ha compartido en Movistar+ el impresionante cuarto capítulo de ‘la Mesías‘… tras el trauma que supuso el tercero. El retrato de una España devota hasta los extremos duele como el cine social más descarnado que se ha hecho en Europa.
La nota de humor la continúa poniendo la música, como esa incursión de ‘Baladas en español’ de Roxette, probablemente el álbum más kitsch de la historia, o el cameo que en el mismo episodio han protagonizado PAPA TOPO. Encantado de participar, el grupo hace más o menos de sí mismo.
Tocan en un festival que aparece en la serie su tema disco ‘Sangre en los zapatos‘… solo que la letra se ha transformado en una experiencia religiosa. Ahora el tema se llama ‘Tengo estigmas en las manos (Señor)’. La letra está completamente renovada, pero no la producción original de La Casa Azul.
Para ponerse en la piel de este grupo en un universo paralelo, PAPA TOPO imaginaron que «la ultraderecha había ganado las pasadas elecciones generales, teniendo que abandonar el mariconeo y el rojerío para convertirse en LOS PAPA MOVILS, una banda de pop católico que alaba los milagros del Señor en macrofestivales religiosos».
La nueva letra indica que “La gente admira las llagas que el Señor me ha dado / Una endeble señal de unión con el amado / Dios me ha marcado como a una oveja del rebaño / Soy viva imagen de Cristo Rey crucificado”. Desde Elefant aseguran que pronto habrá novedades discográficas de PAPA TOPO.
Por otro lado, os recordamos que la música original que estáis escuchando estas semanas en ‘la Mesías’ es de Refree, pero las canciones del grupo imaginario Stella Maris las han compuesto Hidrogenesse.
María José Llergo publica hoy su primer disco, tras haber captado la atención de crítica y público con ‘Sanación’. ‘Ultrabelleza’ viene presentado por singles como ‘Rueda, rueda’ y ‘Superpoder’ y el “focus track” que se ha escogido para las novedades del viernes es el corte titular.
Pero son especialmente llamativos los dos últimos temas del álbum: ‘Lo que siento’, que habla de su relación con el escenario, y ‘Lucha’, que habla de feminismo. Esta última es nuestra Canción del Día para este viernes.
Estamos ante uno de los temas más rítmicos de ‘Ultrabelleza’, y también uno de los más tarareables. Como Tracey Thorn en su tema ‘Sister’ -aunque en otro estilo-, María José Llergo se pregunta qué demonios es el concepto de “pelear como una chica” o “correr como una niña”. También se burla de quien parece no haber visto nunca una mujer: “¿es que no has visto nunca una mujer? Pero naciste de una mujer. ¡Aquí tienes una!”, desafía.
María José Llergo se reconoce influida por Beyoncé en entrevista con JENESAISPOP, y en concreto por ‘Formation’, que justo aglutinaba lucha racial con componente feminista y LGTB+. De hecho, la libertad sexual es otro de los temas principales de ‘Ultrabelleza’, como se refleja en temas como ‘Novix’.
Sobre este temma de ‘Lucha’, nos cuenta: “Le preguntas a los chicos cómo corren las chicas y responden como con debilidad. Casi con una forma cómica. Una caricatura de nosotras. Y sin embargo, todo el mundo nace de una mujer, y parir es el mayor acto de fortaleza. ¡Para que luego nos definan como el sexo débil en los diccionarios! O como para que censuren nuestros pezones y no los de los hombres, siendo exactamente iguales”.
Cada tema del disco tiene unos visuales distintos para Youtube. Os dejamos con el correspondiente a ‘Lucha’, relacionado con la «madre» naturaleza.
Hoy 27 de octubre se edita el esperado nuevo disco de Sofia Kourtesis que llevamos hypeando todo el verano. También es el turno de la “Taylor Version” de ‘1989’, el álbum más popular de Taylor Swift, presentada por la inédita “Slut”.
Entre los discos que se publican en nuestro país, hay grandes lanzamientos como Alberto Iglesias, María José Llergo, Sidonie, PUTOCHINOMARICÓN, El Buen Hijo, The New Raemon, Remate, Niña Polaca, airu o Nil Moliner. Entre los discos internacionales, OMD, Duran Duran, King Gizzard & The Lizard Wizard, James Blunt y un EP de Sigrid.
Puede que el lanzamiento de Swift haya desanimado a otras popstars, así que las novedades internacionales son más bien de corte medio underground, como Azealia Banks, Poppy o ashnikko. También hay nuevos temas de gente como Future Islands, Yard Act o The Big Moon.
En nuestro país hay nuevos singles de Delaporte con Alice Wonder, Paula Cendejas, TRISTÁN! o trashi, así como de Miss Caffeina, que presentan el bonus track de su último EP, que sale en vinilo. Además, Javiera Mena y Depresión Sonora continúan con el juego de versiones mutuas de artistas gestionados por Sonido Muchacho, y Triángulo de Amor Bizarro lanzan nuevo single de su disco ‘SED’.