A Paloma Mami le gusta mucho el surrealismo. Su primer disco se llamó ‘Sueños de Dalí‘ y su portada estaba inspirada en el pintor. Ahora en el segundo menciona a Picasso, como el cubista nunca habría imaginado: «No es Pablo Picasso y me pinta las titties». Este interés por la vanguardia de hace un siglo no se plasma tanto en una música que tiene bastante de convencional. Más de lo que ella cree.
Si ‘Sueños de Dalí’ era de alguna manera un disco arriesgado en estructuras y estilos, que ella misma dijo que se entendería mejor en el futuro, ‘CÓDIGOS DE MUÑEKA’ pretende ser más bien un regreso a sus primeros singles. Es «más light y más liviano«, más «dancehall y trap soul», los géneros con que se dio a conocer.
Este regreso a los inicios supone redundar en un género demasiado exprimido en el mercado durante los últimos 10 años, y no lo hace entregando los hits más certeros y evidentes que escucharemos este verano. Al menos fuera de Chile, pues aunque Paloma Mami es neoyorquina, es el país de sus padres donde suele obtener mejores datos, dado que casi siempre canta en castellano.
Da igual «dembow» que «trap soul», los mejores resultados de este disco se producen en lo que podríamos catalogar como baladas. Al primer género pertenece la envolvente ‘iGO’, que atrapa con su súplica «no me hagas daño». Y en producciones más ambientales como ‘iMAGiNA’ se encuentra plenamente en su salsa, cantando siempre del amor anhelado con su voz gatuna.
Por el contrario, la parte más reggaeton está demasiado sorteada de «featurings», algunos de los cuales funcionan bien y otros no tanto. ‘SÍNTOMAS DE SOLTERA’ con El Jordan 23 y Pailita es una reivindicación de la escena chilena, llena de rap, con su flow, uno preguntando «que tú quieres que te coma» y otro hablando de un «amor de novela». La combinación con Rauw Alejandro también surte efecto, con el portorriqueño buscando rimas insaciable sobre «echar uno más». «Baby, tú me pones en el mood», cantan juntos en el estribillo de ‘LA FREAK’, consiguiendo eso mismo.
El sexo es el tema principal de ‘CÓDIGOS DE MUÑEKA’, por mucho, con frases como «quiero sentir ese pistolón, papi chill» y rimas como «quiero que en la cama me acosi, mientras fumo nofi» (‘DOSIS’) o temas incluso llamados ‘MI KAMA’, con barras como «te cumplo todas las fantasías, soy tu anime» o «quítame el orgullo y yo te quito todo lo que llevas puesto». No hay nadie que no quiera follar en verano y este disco te puede acompañar en tal cometido este 2025. Otra cosa es cuánta gente lo recordará en 2026.
Hoy se han dado a conocer los nominados a los Emmys para las mejores series y los mejores programas estrenados entre el 1 de junio de 2024 y el 31 de mayo de 2025. Los ganadores se conocerán el domingo 15 de septiembre. Entre los mayores nominados están, pese a todo, ‘Severance’, la serie de Apple TV+ que aglutina 27 candidaturas; y ‘El Pingüino’ de HBO Max, sobre uno de los personajes de Batman, que llega a 24.
Según informa Vertele, ‘The Studio’ y ‘The White Lotus‘ acumulan 23 nominaciones, y también vuelve a haber reconocimiento para ya clásicos como ‘The Bear’ y nuestra favorita ‘Hacks’ o la que ha sido la gran revelación este año, ‘Adolescencia‘.
En España es noticia que Javier Bardem ha logrado su primera candidatura a los Emmy, tras haber obtenido previamente 6 candidaturas al Globo de Oro y 4 a los Oscar. Su papel en ‘Monstruos’ le ha valido este reconocimiento. Compite con dos actores de ‘Adolescencia’, otros dos de ‘Presunta inocencia’ y Rob Delaney por ‘Dying for Sex’.
Además, encontramos a Kendrick Lamar y Beyoncé compitiendo entre sí por sus espectáculos televisivos en los intermedios de la Super Bowl y la Super Bowl navideña. En la categoría de Especial de Variedades, competirán con los mismísimos Oscar y dos especiales de Saturday Night Live:
• The Apple Music Super Bowl LIX Halftime Show Starring Kendrick Lamar
• Beyoncé Bowl
• The Oscars
• SNL50: The Anniversary Special
• SNL50: The Homecoming Concert
Os dejamos con los nominados de las categorías principales:
Mejor serie dramática
The last of us (HBO Max)
Severance (Apple TV+)
The White Lotus (HBO Max)
The Pitt (HBO Max)
Andor (Disney+)
The Diplomat (Netflix)
Paradise (Disney+)
Slow Horses (Apple TV+)
Mejor actor principal en serie dramática
Gary Oldman (Slow Horses)
Sterling K. Brown (Paradise)
Pedro Pascal (The Last of Us)
Adam Scott, (Severance)
Noah Wyle (The Pitt)
Mejo actriz principal en serie dramática
Kathy Bates (Matlock)
Sharon Horgan (Bad Sisters)
Britt Lower (Severance)
Bella Ramsey (The Last of Us)
Keri Russell (The Diplomat)
Mejor actor de reparto en serie dramática
Zach Cherry (Severance)
Walton Goggins (The White Lotus)
Jason Isaacs (The White Lotus)
James Marsden (Paradise)
Sam Rockwell (The White Lotus)
Tramell Tillman, (Severance)
John Turturro (Severance)
Mejor actriz de reparto en serie dramática
Patricia Arquette (Severance)
Carrie Coon (The White Lotus)
Katherine LaNasa (El Pitt)
Julianne Nicholson (Paradise)
Parker Posey (The White Lotus)
Natasha Rothwell (The White Lotus)
Aimee Lou Wood (The White Lotus)
Mejor serie de comedia
The Bear (FX)
Hacks (HBO Max)
The Studio (Apple TV+)
Colegio Abbot (ABC)
Nadie quiere esto (Netflix)
Solo Asesinatos en el edificio (Disney+)
Shrinking (Apple TV+)
Lo que hacemos en las sombras (HBO Max)
Mejor actriz de comedia
Uzo Aduba (La Residencia)
Ayo Edebiri (The Bear)
Kristen Bell (Nadie quiere esto)
Quinta Brunson (Colegio Abbot)
Jean Smart (Hacks)
Mejor actor de comedia
Adam Brody (Nadie quiere esto)
Seth Rogen (The Studio)
Jason Segel (Shrinking)
Martin Short (Solo asesinatos en el edificio)
Jeremy Allen White (The Bear)
Mejor actriz de reparto en una serie de comedia
Liza Colón-Zayas (The Bear)
Hannah Einbinder (Hacks)
Kathryn Hahn (The Studio)
Janelle James (Colegio Abbot)
Catherine O’Hara (The Studio)
Sheryl Lee Ralph (Colegio Abbot)
Jessica Williams (Shrinking)
Mejor actor secundario en comedia
Ike Barinholtz (The Studio)
Colman Domingo (The Four Seasons)
Harrison Ford (Shrinking)
Jeff Hiller (Somebody Somewhere)
Ebon Moss-Bachrach (The Bear)
Michael Urie (Shrinking)
Bowen Yang, (Saturday Night Live)
Mejor miniserie
Adolescencia (Netflix)
El Pingüino (HBO Max)
Black Mirror (Netflix)
Dying for sex (Disney+)
Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez (Netflix)
Mejor actriz en una miniserie o película para televisión
Cristin Milioti (El Pingüino)
Cate Blanchett (Disclaimer)
Megann Fahy (Sirenas)
Rashida Jones (Black Mirror)
Michelle Williams (Dying for sex)
Mejor actor en una miniserie o película para televisión
Colin Farrell (El Pingüino)
Stephen Graham (Adolescencia)
Jake Gyllenhaaal (Presenunta inocencia)
Brian Tyree Henry (Dope Thief: Ladrones de drogas)
Cooper Koch (Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez)
Mejor actriz de reparto en una miniserie o película para televisión
Erin Doherty (Adolescencia)
Ruth Negga (Presunta inocencia)
Deirdre O’Connell (El Pingüino)
Chloë Sevigny (Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez)
Jenny Slate (Dying for Sex)
Christine Tremarco (Adolescencia)
Mejor actor de reparto en una miniserie o película para televisión
Javier Bardem (Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez)
Bill Camp (Presunta inocencia)
Owen Cooper (Adolescencia)
Rob Delaney (Dying for Sex)
Peter Sarsgaard (Presunta inocencia)
Ashley Walters (Adolescencia)
A su salida, ‘JUMP’ de Blackpink tenían que conformarse con el número 2 del Global de Spotify, por detrás de la irregular ‘DAISIES’ de Justin Bieber. Pero quien ríe el último, ríe mejor.
La banda surcoreana ascendía al número 1 del Global de Spotify el segundo día de salir al mercado, el pasado sábado, y permanece en esta misma posición en los datos del lunes. Es decir, ya lleva 3 jornadas en el número 1 Global (sábado, domingo y lunes), por lo que está perfectamente asentada como un nuevo hit mundial para BLACKPINK.
Malasia, Taiwan, Vietnam y Hong Kong son algunos de los mercados donde más está gustando ‘JUMP’, pues en estos territorios ha rondado el top 2. Pero también ha tenido grandes resultados en Alemania (#12 en Spotify) o Estados Unidos (#25). En España se ha movido todos estos días en torno al puesto 55, por lo que su entrada en Promusicae, al menos, está garantizada.
En Reino Unido, siempre un mercado tan competitivo, ‘JUMP’ está en el puesto 21 de las midweeks. Es decir, no veréis este tema en el primer puesto de los mercados anglosajones o latinos, pero como es habitual en el caso del k-pop, la suma de cierto interés en todos los rincones del globo está haciendo la fuerza.
Ólafur Arnalds es uno de los compositores más reclamados de la electrónica actual. Es la mitad del dúo de música electrónica Kiasmos, pero las bandas sonoras, la música clásica y el punk hardcore, que practica a través de la batería, tampoco se le resisten.
El artista islandés presenta el nuevo ‘A Dawning’. Un proyecto que comenzó como una amistosa colaboración con el músico irlandés Talos (Eoin French), y que a raíz del prematuro fallecimiento de este después de una corta enfermedad, a los 37 años, se convirtió en algo mucho más importante. Así, los paisajes electrónicos de Arnalds se fusionan con la evocadora voz de French.
Hablamos con Arnalds sobre el sentido de la música, sus orígenes, las dificultades de terminar un álbum sin la persona con la que ha sido creado y la importancia de honrar el legado de aquellos que amas en una charla tan profunda como inspiradora.
Hace poco te vi en Tomavistas, en Madrid, con Kiasmos. Se sintió como la rave más pacífica en la que había estado. Fue la primera vez que sentí realmente el sentido de comunidad y libertad que es capaz de transmitir la música electrónica. ¿Tú recuerdas alguna experiencia similar?
Sí, creo que mi primera gran experiencia real fue cuando tenía 18 o 19 años, fui a Londres porque no teníamos eso en Islandia, a Fabric, un club muy famoso en la ciudad. Había un ambiente increíble. Fue la primera vez que sentí la magia de la cultura de club, la cultura de la rave. Esto fue en 2006.
¿Qué te hizo enamorarte de ello? ¿De dónde crees que viene esa sensación de libertad en ese tipo de música? Creo que empecé a hacer música electrónica poco después de eso. No lo sé. Creo que no es sólo la música. También es la cultura, el ambiente… Creo que es una combinación de todas estas cosas. Porque si pongo música electrónica de baile en mi coche, no siento lo mismo. Se trata de estar allí. Hay una especie de rebelión pacífica. Es una salida para cosas que no tienen salida en ningún otro sitio.
Para mí, es como si fuera el único tipo de música en el que puedes ser tú mismo mientras la bailas. No sé si tiene sentido, pero no creo que nadie vaya a juzgarte por tu forma de bailar en ese tipo de ambiente…
Estoy de acuerdo. Sin embargo, no creo que sea el único lugar donde puede ocurrir, porque yo crecí en una escena punk y me sentía igual. Nadie te juzga en la escena punk. Creo que ambas escenas tienen mucho en común. El punk es también una especie de rebelión contra las normas y la forma en que se supone que debes ser.
«‘A Dawning’ es un homenaje a la comunidad. Un recordatorio de lo importante que es atender tu comunidad, llamar a tus amigos y a tu abuela»
Este sentimiento de comunidad y libertad se refleja en tu álbum, ‘A Dawning’.
‘A Dawning’ parece casi un homenaje a la comunidad. Un recordatorio de lo importante que es atender a esa comunidad, asegurarte de que la tienes cuando la necesitas, en cierto modo. Llama a tus amigos, llama a tu abuela… Para no olvidar lo importantes que son.
No eres nuevo en esto de trabajar con otras personas. Antes de empezar a hablar del núcleo del álbum, quiero preguntarte qué encuentras en la colaboración que no encuentres al hacer las cosas tú solo.
En cierto modo, es una forma de desafiarte a ti mismo. Puedes llamarlo espejo o como quieras. Pero es una forma de dirigir tu producción creativa de una manera nueva que no harías de otro modo. Y a menudo encuentro que el mero hecho de tener a otra persona en la habitación ya te sitúa en una perspectiva diferente cuando escribes música o creas cualquier cosa. Con sólo tener a otra persona a mi lado, empiezo a meterme en su cabeza y empiezo a ver lo que estoy haciendo desde su perspectiva. Y creo que esa es la clave de la colaboración en cierto modo, forzar la perspectiva. Esta es la parte más importante.
Creo que también hay que ser generoso, ¿no? Estás trabajando con la creatividad de otra persona, que es algo muy personal en realidad.
Es vulnerable, diría yo. Y para mí es muy importante estar en la misma habitación cuando haces música con alguien. Nunca me ha interesado colaborar a través de Internet o algo así. Lo he hecho, por supuesto, pero nunca me ha interesado tanto como hacerlo presencialmente. Cuando estás en la sala con alguien, no hay filtros. No puedo elegir mis grandes ideas y enviarles sólo esas. Ellos las verán todas y yo veré todas sus ideas. Y siempre hay malas ideas. Todos las tenemos. Así que creo que hay un elemento de llevar a la otra persona con mucho cuidado y tienes que tratar sus creaciones como si fueran un poco frágiles en esos momentos, ¿sabes?
«Antes no se escribía la música. Los historiadores escribieron la música. Algunos cabrones con doctorados en musicología dijeron que así era cómo Chopin escribió su música. No: la tocaba diferente cada noche»
Has dicho que colaborar tiene mucho que ver con los orígenes de la música. Quería preguntarte qué querías decir con eso.
La música ha sido un esfuerzo comunitario a través de la historia. Era un servicio a la comunidad. Sólo en los últimos, no sé, 100 años, la música se ha convertido en un producto, un objeto, algo que se puede decir, algo que se pone en un estante de una tienda. Es un poco surrealista cuando piensas en ello. Antes de eso, tienes que retroceder otros cientos de años para ver la música como algo que puede ser incluso terminado. En Japón, en el 1700-1800, no escribían la música… Los historiadores escribieron la música cuando todo era improvisación. Después, algunos cabrones con doctorados en musicología dijeron que así era cómo Chopin escribió su música. No, la tocaba diferente cada noche. La clave es que la música no existía como algo que se hace, se termina y se vende. No era una cosa de ego. Era una forma de servir a tu comunidad, ya fuera tocando en el pub, como hacía Chopin, o tocando en la iglesia, como hacía Bach.
Claro, para unir a la gente.
Era para unir a la gente y elevar un poco su conciencia, o propósito, ¿sabes? Cuando hay música en un funeral, es para acercarnos a ese estado mental que nos pone en el espacio adecuado para hacer lo que tenemos que hacer en ese momento. No siento que ser un artista como yo, sea lo que originó la música, ¿sabes? Y siempre busco la manera de volver a eso. A que la música vuelva a ser un servicio a la comunidad.
Este proyecto empezó con Talos y tú, que os hicisteis amigos, haciendo música por pura conexión. Luego se convirtió en algo mucho más importante y profundo para cada uno de vosotros. Quería preguntarte cómo fue esa primera chispa cuando os conocisteis.
La primera vez que nos reunimos en una habitación para componer, fue como si ocurriera algo mágico. Escribimos una canción en los primeros 45 minutos, creo. Tomamos un café y almorzamos, volvimos y escribimos otra canción. Había algo entre nosotros que es muy raro y muy especial. Es algo que buscas en cualquier colaboración y tienes mucha suerte cuando lo encuentras porque es muy poco frecuente.
«La comunicación con Talos no se producía a través de palabras. Ocurre en otro espacio. Pasa a través de la música, pasa a través de la improvisación»
¿Se puede explicar con palabras?
Él y yo nunca hablamos de ello, realmente, ¿sabes? La comunicación no se producía a través de palabras. Ocurre en otro espacio. Pasa a través de la música, pasa a través de la improvisación. Y no creo que deba expresarse con palabras. Ese es el sentido de la música. Es sobre conexión y amistad. Lo que pienso en general, si colaboro con alguien, es si quiero pasar 10 horas en una habitación con esta persona. Y si la respuesta es sí, podemos hacer música.
¿Cómo continuó este proceso?
En ese primer par de días, hicimos tres canciones del disco. Son parte de esa fase de experimentación. Un par de meses más tarde estábamos de vuelta trabajando juntos. Y eso es más o menos cuando empezó a estar enfermo. En ese momento, creo que el enfoque realmente cambió y se convirtió en algo muy preciso. El enfoque, ya sabes, no es que supiéramos lo que era, pero creo que toda la música que escribimos después de ese punto tiene un sonido especial porque el foco para nosotros no era sólo musical. A través de todo este tiempo, que se hizo un poco difícil en ocasiones, siempre podíamos esperar con ganas el reunirnos y hacer música. Eso se convirtió en el foco. A partir de ese momento, siempre empezamos a hablar de esto como un álbum. En este punto nos habíamos convertido en amigos muy cercanos. A los pocos meses de nuestra amistad, ya le llamaba uno de mis mejores amigos.
Eso es precioso.
Habíamos terminado la mayoría de las canciones cuando falleció, pero no todas. Se convirtió en un lugar en el que aún podía pasar el rato con él y en el que aún podía trabajar con él.
Aun así, supongo que fue una tarea difícil. Terminar un álbum que has hecho con otra persona, pero sin su presencia. ¿Cómo te enfrentaste a ello?
Las partes difíciles son las obvias, como echar de menos a una persona que ha fallecido. Es tomar decisiones en su nombre. Creo que esas son las partes que me afectaron y aún me afectan. Como ahora, que estoy hablándote en nuestro nombre, no sólo en el mío, ¿sabes? Así que tienes que pensar cuidadosamente todo lo que haces y si él estaría contento con ello. Creo que esa es la parte difícil. Tomas decisiones musicales que a veces sabes que no son la primera elección de nadie. Como en todo, a menudo hay que arriesgarse. Y esas fueron las partes difíciles del álbum, porque podría terminarlo de la forma más predecible y sería fácil, pero creo que también sería aburrido para mí, para él y para quien lo escuchara. Es muy difícil asumir un riesgo creativo cuando la otra persona no está ahí para estar de acuerdo.
Anna MaggyÌ_
¿Simplemente confiaste en ti mismo y en lo que pensabas que él haría?
Cada vez que dudaba de mí mismo, recordaba cuando trabajábamos juntos. Y cada vez que lo hacía, sabía con total confianza lo que él pensaría de lo que estábamos haciendo. Solo tenía que dejar a un lado mi ego, dejar a un lado mi nerviosismo y recordar cómo era escribir juntos.
¿Qué tan orgulloso estás de poder ser parte de esto? Al final, es su último trabajo, y tú fuiste una parte clave en ello.
Después de que él falleciera, me tocó este papel y mi trabajo es continuar con su legado de la mejor manera posible. Eso también es parte del mensaje del álbum: no se trata solo de nosotros mismos. Vivimos a través de nuestra comunidad. Vivimos a través de nuestros hijos, a través de nuestras familias. Y quería reflejar eso en el álbum. Durante mucho tiempo, el álbum trató solo de él y de mí, pero al final somos todos nosotros. Somos todos quienes lo hacemos. Yo lo hago de una forma muy tangible. Lo hago con un objeto que puedes comprar, llevarte a casa, tenerlo contigo, escucharlo. Pero todos los demás también lo hacen a su manera, de formas diferentes. Así que, aunque me siento muy honrado de tener este papel, no quiero atribuirme todo el mérito.
Es como lo que comentamos al principio, sobre cómo ha cambiado el producto musical con el tiempo y los orígenes de la música. Al fin y al cabo, supongo que esto es un álbum, es decir, un producto, pero representa algo mucho más grande que eso y seguirá existiendo para siempre.
Lo reformularía ligeramente. Diría que es algo más grande que la vida misma. Es algo que fluye, refluye y cambia constantemente. Y también es un álbum. El álbum es como un síntoma de eso. Es una rama de ese árbol, pero el árbol no es el álbum, ¿sabes? El gran tronco del árbol es la comunidad y todo lo demás. El álbum es una rama. Y habrá otras ramas. Habrá otras formas en las que esta música se presentará a la gente. Para mí, es muy importante encontrarlas.
Lola Indigo ha vendido más de 120.000 entradas a lo largo de las tres fechas de su gira La Bruja, La Niña y El Dragón, acorde con la información facilitada por su equipo de prensa. La «gira» se ha compuesto de tres fechas: en el Metropolitano de Madrid el 14 de junio, La Cartuja de Sevilla el 21 de junio y el Estadi Olímpic de Barcelona el 10 de julio.
El concierto se describe como un despliegue de medios inaudito en la historia del pop español, al haber contado, por ejemplo, con una torre audiovisual de 28 metros, la más alta jamás montada por un artista español. Dotado también con 1.200 metros cuadrados de pantalla LED y 800 dispositivos de iluminación inteligente, el show «ha redefinido los estándares de producción en el país». Aunque para muchos asistentes el sonido fue mejorable, como han expresado nuestros lectores.
La Bruja, La Niña y El Dragón, un concierto dedicado a los tres discos de la cantante, ‘Akelarre‘ (2019), ‘La Niña‘ (2021) y ‘El Dragón‘ (2023), así como al excelente EP ‘GRX‘ (2023), que se presentó mediante el montaje de un tablao flamenco, contó con varios artistas invitados a lo largo de sus tres fechas, como David Bisbal y Estopa (en la foto) en Barcelona, Quevedo en Madrid, Nena Daconte en Sevilla o Cali y El Dandee, que cantaron con Mimi Doblas ‘Yo te esperaré’ también en Madrid, una actuación que ha sido subida a YouTube.
Ferdous es el alias del cantante, compositor y productor neerlandés Osman Ferdaus Dezhad, al que probablemente conozcas por ser miembro del dúo de pop electrónico Klyne, autores del éxito ‘Water Flow‘, tema que supera los 100 millones de reproducciones en Spotify. Klyne, que han teloneado a Metronomy o Christine and the Queens, publicaron un único disco en 2017, pero en 2025 se espera que lancen nuevo material.
En solitario, Ferdous -que es hijo de refugiados afganos- publica música desde 2019 y en 2023 editó su disco de debut, ‘Cool Party’, una culminación de su estilo, que fusiona pop, R&B, hip-hop y electrónica experimental.
Algunos de sus sencillos iniciales, como ‘Wish the Times Were Better’, han podido acercarse al R&B de manera más o menos convencional, pero el material de ‘Cool Party‘, como los singles ‘Deal with It’ y ‘Sad Nebula’, presentan una óptica más colorida y atmosférica. Después, en 2024, llegó el EP ‘Dreamland’, que contenía producciones de house alienígena como ‘Celestial Kiss’ y otras tan synthwave como ‘Summer Nights’.
Después de un lapso de un año y medio, Ferdous ha vuelto este año con nueva música. ‘Wolves’ es el tema que ha marcado su retorno -en un estilo de nuevo muy sintético, casi orientado al club- y ‘Carousel’ es la Canción Del Día de hoy.
‘Carousel’ se basa en un hook melódico similar a la melodía de los tiovivos, y en torno a ella construye un efectivo tema de house-pop que evoca el sonido bailable, eufórico y veraniego de artistas como Empire of the Sun. ‘Carousel’ también es un tema lleno de anhelo por un momento de tranquilidad y aire en medio de una vida que no se detiene ni un segundo.
«Puede que la vida sea un carrusel, siempre con prisa, quiero creer en los conjuros mágicos y olvidar todos mis problemas», canta Ferdous. En ‘Carousel’, el artista anhela una mano amiga que le guíe y le recuerde «cómo volver a mirar el cielo». ¿En qué momento dejamos de contemplar las estrellas?
‘DAISIES’ es el regreso diferente de Justin Bieber, single principal de un álbum llamado ‘SWAG’ que ha sido lanzado esta semana por sorpresa, y que se caracteriza por ser más acústico y guitarrero. Más crudo. El tema ha alcanzado el número 1 Global en Spotify, aunque en su tercer día, ya baja al puesto 5.
Desde JENESAISPOP os ofrecemos una opinión a favor y otra en contra, así como la posibilidad de votar en una encuesta.
«‘DAISIES’ es una sencilla canción de anhelo por la persona amada, y esa simplicidad sienta bien a Justin Bieber. También le favorece el cambio de registro hacia un sonido pseudo-lo-fi y guitarrero. Concebida junto a un plantel de colaboradores que incluye a Carter Lang (SZA, Guitarricadelafuente) y a Tobias Jesso Jr, ‘DAISIES’ explora un agradable contraste entre la dulzura de la melodía (entonada por Bieber en un registro cómodo, no demasiado nasal) y la «fealdad» intencionada de un arreglo instrumental de guitarras amortiguadas y baterías chafadas y crudas.
Suena inspirada en el pop indie actual: Omar Apollo, Ravyn Lenae o Rex Orange County han podido estar en el «moodboard» de Bieber en este caso. Buen gusto». Jordi Bardají
«Comportamiento errático aparte, la posición de Justin Bieber en las listas de éxitos no es la misma que en su peak, ni siquiera es la misma que a principios de esta década… y no parece que ‘DAISIES’ vaya a cambiar eso. Se trata de una composición inofensiva, donde no se nota especialmente la presencia de Mk.gee, y que no molesta ni chirría, pero tampoco tiene nada de especial y, por supuesto, está lejos de temazos de antaño como ‘Sorry’ o ‘What Do You Mean’.
Parece que la producción y el propio cantante se animan un poco en el estribillo, pero aquello no se desarrolla, y todo se va encadenando hasta que, de repente, se ha acabado la canción». Pablo Tocino.
Medios como CNN informan esta semana de un incidente ocurrido el pasado 8 de julio durante la gira de ‘Cowboy Carter‘ de Beyoncé en Atlanta, relacionado con el robo de varias pertenencias sustraídas de un vehículo alquilado por su coreógrafo, Christopher Grant, quien llegó a la ciudad dos días antes para preparar los conciertos.
Entre los objetos robados se encuentran dos maletas, una de Grant y otra del bailarín Diandre Blue, que contenían dos portátiles y discos duros con música inédita de Beyoncé, así como planes de escenografía y grabación en vídeo y listas de canciones para futuros conciertos. También han sido robados varios artículos de ropa, tecnología y complementos valorados en cientos o miles de dólares.
El Departamento de Policía de Atlanta se está encargando de investigar lo ocurrido. De momento, se ha emitido una orden de arresto contra un sospechoso, cuyo nombre no ha sido revelado.
sombr, el artista neoyorquino, recientemente número 1 global de singles en Spotify con ‘back to friends‘, ha anunciado que su gira The Late Nights & Young Romance Tour pasará por primera vez por España en 2026. sombr actuará el 24 de febrero en La Riviera de Madrid y el 25 de febrero en la sala Razzmatazz 1 de Barcelona. *Debido a la alta demanda, este último show ha pasado al Sant Jordi Club.
Las entradas para el evento salen en diferentes fases. La preventa, el jueves 17 de julio a las 10.00 horas a través de Live Nation – S.SMusic y Live Nation. Posteriormente, la venta general se abre el viernes 18 de julio a las 10.00 horas y se podrán adquirir entradas a través de Livenation.es y Ticketmaster. Los precios parten desde 35 euros + gastos de distribución.
sombr -alias de Shane Michael Boose- se ha convertido en la nueva superestrella de la balada trágica anglosajona. Debutó en 2021, a raíz de la pandemia y, desde entonces, ha publicado varios epés y no ha parado de sumar oyentes. Sus mayores éxitos, ‘undressed’ y el mencionado ‘back to friends’, siguen posicionados entre los más escuchados a nivel global.
Isabella Lovestory es una de las innovadoras del reggaeton actual. Si el top 50 de éxitos de España se pareciera un poco a su música, sería mucho menos soporífero. ¿Por qué ‘Fresa Metal’ aún no es un hitazo en España? Esta producción «sticky como la fresa» pero dura como el «metal» debería estar sonando en todas partes.
‘Fresa Metal’ es uno de los cortes destacados de ‘Vanity’, el nuevo álbum de la artista hondureña radicada en Montreal. El disco se basa en un personaje ficticio, Vanity, que personaliza la propia «vanidad» de la cantante. Isabella cuenta que, cuando cumplió 30 años, sufrió un brote de acné quístico y se hizo una «permanente horrible», y explica que ambas experiencias le llevaron a «obsesionarse con controlar» su imagen. Para Isabella «hay un lado oscuro en la belleza que literalmente puede matarte como mujer artista: la presión de ser hermosa, de ser perfecta, aunque nadie sepa qué demonios significa eso».
Isabella se ha inspirado en Lizzy McGuire para la creación de su personaje, aunque la música de ‘Vanity’ se parece más a la de Ivy Queen, La Zowi o la Kali Uchis más reggaetonera. Su objetivo es crear un tipo de reggaeton «hiperfemenino», y no solo porque su música, como la de su anterior álbum, ‘Amor Hardcore‘ (2022), fusione ritmos boricuas y sonidos de hyperpop. El divertido perreo de ‘Telenovela’ habla de «malas perras como Barbarella», y club tracks como ‘V.I.P’ («very important pussy») o ‘Putita Boutique’ están cargadas de sexualidad y descaro femeninos.
Las producciones, además, con creatividad emplean sonidos del electro de los 80, un préstamo evidente en la intro o en el chulo neoperreo de ‘Puchica’. Isabella dice que ‘Vanity’ suena como un «funeral robótico» y lo describe como una mezcla de «‘Ghost in the Shell’, punk-pop y reggaeton con un lado ultrafemenino». Ahí se sitúan el electro-trap de ‘Eurotrash’ o la bomba de cierre ‘Perfecta’.
Por el camino quedan pistas que revelan una gran curiosidad musical y que se empapan de post-punk y new wave en ‘Vanity’, R&B dosmilero en ‘Gorgeous’ o reggaeton y vocoder en ‘Bling’. Mi favorita personal es ‘Pill’, que parece una canción de Doja Cat producida por Jimmy Jam & Terry Lewis. Solo un dato: Death Grips quieren colaborar con ella. Isabella Lovestory debería ser Isabella Superstar.
Si has ido a un concierto en los últimos meses es muy probable que hayas escuchado el ya omnipresente cántico: «¡Y guapa y guapa, y reina y reina!» Ahora mismo es imposible de escapar. En los últimos meses se han viralizado vídeos de conciertos de Sabrina Carpenter, Billie Eilish, Tate McRae o Dua Lipa en los que las cantantes reciben este cántico confundidas, al no entender qué les está gritando el público. Solo la argentina Emilia se entera, al compartir idioma. Bueno, y Sabrina Carpenter, porque se lo traducen. Y contesta: «Eso es mucha responsabilidad». «No sé lo que estáis diciendo, pero yo también os quiero», responde Eilish desconcertada. Como ella, todas. Porque, sí, las destinatarias de este canto suelen ser mujeres. «Y guapo y guapo, y rey y rey» no suena ni fluye igual de bien.
El origen de este grito se encuentra en los vítores populares que la gente lanza durante las procesiones a la Virgen en Andalucía, aunque seguramente la forma actual del cántico sea una evolución espontánea de uno anterior. Probablemente, un «y guapa y guapa» simple y sencillo.
La popularidad del grito por supuesto es anterior a la era de internet y las plataformas de streaming. El ya mítico vídeo viral de la «Virgen de Almatosa», en el que un devoto grita con fervor “¡y guapa y guapa, y reina y reina!”, además de otros alaridos geniales (el público aún duda si es una parodia o no), se subió a Youtube hace 18 años, en 2006 o 2007. Es decir, en los inicios de Youtube. Pero que ese canto llegara a internet en esa época no significa que no existiera desde mucho antes.
Las nuevas plataformas, por supuesto, han revitalizado el grito y lo han popularizado para una nueva generación. Uno de los ejemplos más virales es el vídeo de un joven, visiblemente emocionado, gritando “¡y guapa y guapa, y reina y reina!” durante la procesión de la Virgen de la Asunción en Cantillana, Sevilla. El vídeo circula por internet desde 2017. Otro vídeo viral, de 2023, es el de una chica vitoreando desde el balcón a la Asunción Gloriosa, durante la Semana Santa de Sevilla.
Kylie Minogue ha sido la última superestrella en recibir el clásico «Y guapa y guapa, y reina y reina» durante su concierto en el Bilbao BBK Live de este sábado. «Sois increíbles», responde la australiana. Una persona en los comentarios del perfil de Instagram de JENESAISPOP bromea con que el popular grito, adaptado al contexto de los conciertos, representa una forma de «apropiación cultural». Y, en cierto modo, no le falta razón, porque de las procesiones el público se lo ha llevado a los conciertos. ¿Pero qué son los conciertos si no rituales devocionales hacia una imagen, un icono?
Aunque el origen de la frase es religioso, es evidente que su uso en conciertos de música responde a una necesidad compartida, entre devotos y fans, de expresar admiración, devoción y pertenencia colectiva. En su traslado a los conciertos, la frase pierde parte de su carga religiosa y se convierte en una expresión divertida, lúdica, de admiración hacia el artista pop. Lo que no cambia es esa necesidad de devoción. Las fans adolescentes de Gracie Abrams la ven como a una Diosa en la tierra y lloran ante su presencia. Es un comportamiento ancestral, pero ahora canalizado en una expresión que se ha puesto de moda.
Entre las novedades de la semana se encuentra el nuevo single de Sigrid, ‘Jellyfish’, el primero de la artista noruega en dos años. De su último disco largo, ‘How to Let Go‘ (2022), se cumplen tres temporadas.
‘Jellyfish’ representa un cambio de dirección musical para Sigrid, ya que el tema deja de lado los beats electropop y abraza un sonido más minimalista e indie-pop. El groove de batería, bajo y maracas de ‘Jellyfish’ recuerda enormemente al de ‘Young Folks’, el éxito de Peter Bjorn & John de 2006.
La reinvención sienta de lujo a Sigrid, que en ‘Jellyfish’ vuelve a firmar una melodía pop maravillosa de mano de su colaborador habitual, Askjell Solstrand. El concepto, para Sigrid, ha sido escribir un tema que sonara «libre y alegre» como el «verano escandinavo». Y desde luego lo consigue, gracias a la melodía de «ah ah ahs» y ese mágico glissando de piano que recorren la canción, casi paralelamente.
‘Jellyfish’ habla sobre el coqueteo entre dos personas que se atraen a pesar de sus peculiaridades, o gracias a ellas. El escenario de ‘Jellyfish’ es una fiesta llena de gente en la que Sigrid y la persona que le interesa bailan torpemente, como dos «medusas» perdidas en una discoteca. Para Sigrid, la «química» entre ambos está por las nubes. «Si tú bailas, yo también, si tú eres un loser, yo soy igual que tú», canta, cómplice.
Lorde mantiene el número 1 de JENESAISPOP, muy cómodamente, al haber obtenido más del 40% de los votos en la final de las Stories de Instagram, frente al 28% de Hidrogenesse, que ojo, alcanzan el top 2 con ‘Imaginado es todo’. La entrada más fuerte es la de Zara Larsson.
The Knocks y Dragonette, Wet Leg, Nourished by Time, Kate Nash y underscores quedan en la parte baja de la tabla.
Monkey Week SON Estrella Galicia ha compartido la primera tanda de confirmaciones de su 17ª edición, que contará con Destroyer, Dame Area o Teo Planell, entre otros. El festival se celebra del 20 al 22 de noviembre en El Puerto de Santa María, en Cádiz.
Aiko el grupo, Le Parody, trashi o la revelación tiktokera L0rna se encuentran también entre los nombres confirmados, junto a Dharmacide, Dalila, nusar3000, Dulzaro, Sofia Gabanna y Rizha.
Monkey Week SON Estrella Galicia volverá a contar un año más con una programación de interesantes showcases con sus habituales jornadas profesionales: conferencias, mesas redondas, talleres, sesiones de networking, encuentros y otras actividades destinadas a los agentes del sector.
Ya están disponibles a precio promocional de lanzamiento los primeros abonos para público general, que permiten el acceso a conciertos y showcases, y los primeros abonos profesionales, que facilitan también el acceso a las jornadas Monkey PRO.
Kanye West -o Ye- ha ofrecido un concierto en el estadio Shanghái, China, que ha estado marcado por varios contratiempos, entre ellos problemas técnicos, mal tiempo y su habitual impuntualidad. El espectáculo ha comenzado con 40 minutos de retraso respecto a la hora prevista, según The Hollywood Reporter.
Con el público en el estadio exigiendo reembolsos, Kanye ha logrado completar el que ha sido su primer concierto desde diciembre de 2023, cuando actuó en Miami Beach, como se puede comprobar en Setlist.fm. Durante 2024, Kanye celebró varias sesiones de escucha pública de su álbum ‘Vultures 2’ en China -la última en septiembre de ese año-, pero esos eventos no fueron conciertos convencionales.
Las crónicas describen una actuación por parte de Kanye que ha oscilado entre la energía desbordada en ‘On Sight’ y una actitud aparentemente abatida en ‘Losing Your Mind’, uno de los varios temas inéditos presentados en directo por primera vez. Junto a este, sonaron también ‘Preacher Man’, ‘Damn’, ‘Alive’ o ‘WW3’, todos agolpados al final del set.
El concierto de Kanye West en China es atípico, ya que el rapero apenas se presenta en directo ya, debido a su dificultad para encontrar patrocinadores que se asocien con él, como relata The Hollywood Reporter. De hecho, el festival Rubicon de Bratislava, Eslovaquia, en el que Kanye era cabeza de cartel, ha tenido que ser cancelado por las críticas. Las continuas controversias de West relacionadas con el nazismo, el racismo y otros temas polémicos le han convertido en un paria de la industria musical. Su anunciado nuevo disco, ‘Bully‘, sigue inédito.
Este domingo 13 de julio se ha celebrado en el MetLife Stadium de Nueva Jersey la final de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA, que se ha saldado con la victoria del Chelsea frente al Paris Saint-Germain por 3-0.
El evento ha contado con varias actuaciones musicales. La principal ha sido la que ha unido a J Balvin, Tems y Doja Cat para inaugurar el primer «Half Time Show» de la historia de la FIFA, en un intento por recrear el enorme éxito musical de la Super Bowl sobre césped futbolero. Coldplay ha aparecido por sorpresa para cantar ‘A Sky Full of Stars’ junto a Emmanuel Kelly.
Antes del pitazo inicial de la final en el MetLife Stadium, Laura Pausini se ha unido a Robbie Williams para interpretar en directo ‘Desire’, el nuevo himno oficial de la FIFA, durante la ceremonia previa al partido.
El sábado fue el día de mayor afluencia en Bilbao BBK Live 2025 y se debió en gran medida a Kylie Minogue. Si no fue el concierto más multitudinario del festival, se quedó cerca. Durante esa hora y media, la artista australiana demostró de lo que es capaz una verdadera reina del pop a través de un recorrido por sus 40 años de carrera que terminó siendo, en esencia, una celebración del amor.
La primera vez de Kylie en Bilbao comenzó con unos potentes láseres y terminó de la misma forma. Entremedias, un espectáculo de absoluta superestrella con diferentes sets, outfits (siete, para ser exactos), temáticas y coreografías, pero con todo el foco puesto en apilar la mayor cantidad de bangers posible. Cuando los bailarines toman el protagonismo, llenan el escenario por la artista. Todo está medido y estudiado, pero Minogue se muestra suelta y disfrutona en todo momento. Después de devorar ‘Get Outta My Way’, se le ve realmente emocionada con la recepción de su Tension Tour en Kobetamendi.
El concierto se presta al baile en todo momento, pero la variedad dentro de este enfoque es abrumadora. Después de un «reina y guapa» masivo, llega el momento country de la noche con ‘Dancing’, que parece inundarlo todo de alegría. Poco después, toca la espectacular sección ochentera del set con ‘The Loco-Motion’ a la vez que Minogue suelta una verdad como un templo: «Muchos no sabéis cuándo nació mi viaje». ‘Say Something’ es el único instante acústico de la noche, pero enseguida se presta a otra sesión más de baile, con bola de espejos y todo.
Las transiciones entre las diferentes partes del set también son de un nivelazo. La que precede a ‘Slow’ es un vídeo de Minogue en el papel de una detective de cine noir. «¿Sintiéndote solo en Bilbao?», se lee en un cartel. El dramatismo es fuerte en esta parte, hasta que la artista se desprende de su vestido negro y desvela las lentejuelas rosas en el clímax de la canción. Icónica. Tanto como el finalazo del show: la inmortal ‘Can’t Get You Out Of My Head’, con todo el mundo botando por su vida, y la emocionante ‘All The Lovers’. Abrazos, besos, pompas de jabón… Y un concierto involvidable que llega a su fin. Si no fuera por ‘Padam Padam’ y ‘Love at First Sight’ en el bis, claro.
Sara Irazabal
Nathy Peluso fue la otra gran diva de la jornada. La argentina presentó un espectáculo con temática mafiosa, que ya sabemos que le encanta, y dividido en tres partes diferenciadas musicalmente en salsa, hip hop y… ¿romantiqueo? La «trama», desarrollada en vídeo, gira en torno a un maletín y es presentada como «La verdad de la milanesa». Al llegar al final del show, se revela que lo que hay dentro es un bote con el logo de ‘GRASA’. Peluso entonces toma una cucharada y lo esparce sobre una milanesa. Es una sustancia blanca. ¿Eso significa que su disco se podría haber llamado ‘MAYONESA’?
La argentina también se come el escenario, sobrada de carisma y actitud, con ‘APRENDER A AMARTE’ y ‘LEGENDARIO’. No le hace falta nadie más. Tampoco tarda en deslumbrar con su vozarrón en ‘ATEO’ y, sobre todo, ‘ENVIDIA’. Cada «grrr», «prrr» y «rrra» dejan claro que estamos viendo a Nathy Peluso. Es su marca y es parte de lo que le hace tan especial. La primera parte del concierto termina con ‘MAFIOSA’, en la que asesina metafóricamente a un bailarín, y ‘LA PRESA’, en la que llama a la policía, hiladas de forma magistral.
La parte de hip hop aumenta las revoluciones del concierto. ‘TODO ROTO’, con unos hilarantes visuales que imaginan a Paco Amoroso y Ca7riel con gráficos de Playstation 2 y culos descomunales, es el principio de una sección en la que también suenan la sesión de Bizarrap de la argentina, con un nuevo toque de G-funk, y ‘MENINA’, con una breve e intensa aparición de Lua de Santana.
Sergio Albert
‘BUENOS AIRES’ y la impecable versión de ‘VIVIR ASÍ ES MORIR DE AMOR’ despiden el concierto de Nathy Peluso. Quien también murió de amor, pero en otro sentido, fue Damiano David. Que en el mismo set estén dos canciones tituladas ‘Nothing Breaks Like a Heart’ y ‘Born With a Broken Heart’, la estrella del show, debería ser prueba suficiente de que el vocalista de Måneskin va en serio con su transición al pop. El final de ‘Tango’, sin embargo, con ese «shubidubidu», deja dudas sobre si ha sido una buena decisión. Una de cal y otra de arena, porque la versión de ‘Too Sweet’, el último hit mundial de Hozier, sí le sienta realmente bien. Lo mismo con ‘Angel’, elevada totalmente por sus coristas.
No elevados, pero sí flotando nos quedamos con el tierno concierto de Alice Phoebe Lou, que demostró que con poca cosa se puede conseguir algo muy mágico. No era la primera vez de la artista sudafricana en Bilbao. El año pasado colgaba el cartel de sold out como parte del festival Art & Music en el Guggenheim, pero en aquella ocasión se presentó por su cuenta. Para el BBK Live, se aseguró de traerse a la banda.
Es la prueba de que en los festivales también hay hueco para artista más tranquilos, como fue el caso de Jessica Pratt. Todo es cuestión de quién esté escuchando. “Sé que esto es un festival, pero vamos a tocar una suave”, justifica Lou. Al público, desde luego, no le molestaron los temas más calmados. Así se sucedieron ‘Open My Door’ y ‘Dusk’, con los presentes inmersos en el reverb y la atmósfera onírica de lo que estaba sonando.
Sergio Albert
El ritmo empezó a subir con ‘Only When I’ y ‘Lose My Head’, totalmente juguetona. Cuando no está tocando la guitarra, la artista resulta magnética, gracias a sus movimientos y apasionada interpretación. Antes de terminar con ‘Dirty Mouth’ y ‘Witches’, con la que sí se bailó, Lou dio un gran consejo a los festivaleros que comenzaban la jornada: “Echad un ojo a vuestros amigos y cuidaos”, soltó con una sonrisa.
La paz que se respiraba en el recinto al principio de la tarde no tenía nada que ver con lo ocurrido el día anterior. El desastre de barro había sido tapado con kilos y kilos de paja, como si nada hubiera pasado. No sé cómo habría quedado la cosa después del concierto de Carolina Durante, claro. El grupo madrileño gozó de una gran anticipación, con un mar de gente esperándoles con paciencia. Con Sparks no ocurrió lo mismo, pero quien estaba ahí no quería estar en otro lugar en el mundo que no fuese ese.
Los hermanos Mael fueron recibidos como un grupo de culto. Lo que son, básicamente. Son como el día y la noche. Mientras que Russell va con un colorido traje adornado con un estampado de flores y se encarga de conversar con el público, Ron se presenta entero de negro y con cara de pocos amigos. Esta le cambia al escuchar las guitarras de ‘So May We Start’, la perfecta introducción.
Russell se pasó todo el set pidiendo las palmas del público y saltando en los drops de batería. No solo por esto, pero parece mentira que tenga 76 años y más de 50 años de carrera a sus espaldas. Se nota (en el caso de Ron, no tanto) que mantienen la ilusión del primer día. Pocos grupos pueden decir esto que suelta Russell al poco de comenzar: “Hace tiempo hicimos un disco que estaba producido por Giorgio Moroder”, contó antes de ’Beat The Clock’.
Sara Irazabal
‘Running Up a Tab at the Hotel for the Fab’ y ‘Drowned In A Sea Of Tears’, ambas de su último disco, se sucedieron antes de la parte clásica del set. ‘The Number One Song in Heaven’ hizo que el público se volviese completamente loco y que se mantuviera así hasta el final de la cita. Todo por el momentazo de Ron Mael, capaz de mantenerse serio durante todo el concierto para dinamitar el personaje colocándose su boina favorita y dedicando un desinhibido baile a los presentes. Justo después, estos le dedican varias reverencias. Por otro lado, Russell demostró que su falsetto sigue fuerte con ‘This Town Ain’t Big Enough for Both Of Us’. Este mismo dejó claro que la última canción no la suelen hacer en su gira mundial, pero que era necesara: “Queríamos terminar con esta porque creemos que es apropiada para los tiempos que vivimos”, cuenta antes de ‘Please Don’t Fuck Up My World’. Se explica por sí sola.
La organización del festival asegura que más de 115.000 personas disfrutaron de la programación de estos tres días, en los que ha habido de todo. Clásicos en plena forma como Pulp, tormentones capaces de convertir el recinto en un barrizal y divas del pop han sido parte de otra edición de Bilbao BBK Live que ha funcionado a la perfección.
Más de 50.000 personas pasaron por Mad Cool 2025 en cada uno de sus tres días. Todo un éxito, ya que, pese a los fallos de sonido del primer día, el festival celebró la que es su mejor edición hasta la fecha en cuanto a experiencia festivalera se refiere. Una gran organización hizo que el recinto resultara comodísimo para ver cualquier concierto, y haciendo que la vuelta a casa (o al menos, al centro de la ciudad) no fuese una gran odisea como suele ser habitual en este tipo de eventos.
El gran concierto de la jornada del sábado, fue sin lugar a duda el de Olivia Rodrigo. Una enorme marea de asistentes (sobre todo adolescentes, y particularmente chicas) cubría el recinto a ambos lados del escenario. Antes de empezar ya se palpaba el nerviosismo. Varios asistentes tuvieron que ser atendidos por mareos, mientras que a otros se les entregaron botellas de agua para evitar desfallecimientos. Estábamos ante el gran fenómeno fan del festival. Ainhoa Laucirica
La pantalla central proyectaba a Olivia Rodrigo caminando sobre una cuerda. Tras unos segundos, perdía el equilibrio y se precipitaba lentamente hacia el vacío. El escenario rugía cuando salían las integrantes de su banda formada completamente por mujeres, y cuando lo hizo Olivia, parecía que se fuese a caer. La artista comienza con ‘Obsessed’, una “bonus track” de la versión deluxe de ‘Guts’, que se celebró como si fuese su canción más popular. En realidad, todas lo parecían. La versión en directo de ‘Vampire’ consolidó su posición en la parte alta de su discografía. Su estribillo parece estar diseñado para desgañitarse hasta quedarse sin voz, y hay algo muy satisfactorio en gritar junto a miles de personas “bloodsucker, fame-fucker, bleeding me dry like a goddamn vampire!!!!”.
Tras ella, la cantante se dirige al público y saluda con un enérgico “¿Qué pasa, Madrid?”. Agradece el amor incondicional de sus fans y se ríe con las pancartas que muchos levantan. La respuesta de ellos no es otra que un coreado “Y guapa y guapa y guapa, y reina y reina”… La artista se empapa de todo ese cariño mientras se sienta al piano para interpretar ‘drivers license’, el que fue su primer gran éxito, y que sigue coronándose como un enorme himno sobre el final del primer amor adolescente. En consecuencia, las cámaras enfocaron a las primeras filas, repletas de chicas jovencísimas llorando mientras cantaban cada palabra a pleno pulmón.
La artista no solo va sobrada de voz, sino que su carisma en el escenario es arrollador. Pese a su corta carrera, es ya toda una superestella, con una presencia que recuerda a grandes iconos de otros tiempos. En parte se debe a que en tan solo dos discos ha recopilado un arsenal de temazos que resuenan en todo tipo de público. Sus letras son muy adolescentes, pero están llenas de verdad, de sentimientos tan sinceros que por muy lejos que te encuentres de esas primeras experiencias amorosas, te recuerdan vívidamente lo que sentiste en aquellos momentos. Baladas despechadas como ’traitor’, ‘enough for you’ o ‘happier’ (acompañada de linternas arriba y brazos zarandeándose en el aire) funcionan mejor en directo que en la grabación de estudio. Y si lo hacen es precisamente porque sus versos tienen una capacidad para conectar con la audiencia que transciende de las experiencias de la propia artista.
Aunque Olivia encadenó quizá demasiadas baladas, la fuerza y pasión con la que las interpretaba (y con la que la gente respondía a ellas) hizo que el espectáculo nunca llegase a decaer. Una de ellas fue ‘All I Want’, una canción de su época en High School Musical que no había cantado hasta ahora en su gira por festivales.
‘Deja Vu’ fue la última que sonó antes de irse del escenario. Poco después, regresaba para la parte final, que comenzaba con la intro de ‘brutal’ y con una proyección de la cantante rodeada de un círculo de fuego. Para el final de ‘all american bitch’, pedía al público que pensasen en alguien a quien odiaran para gritar con ella. En esa misma línea de teen-angst llegaba ‘good 4 u’, ya convertida en todo un himno y en una de las mejores canciones del revival pop-punk contemporáneo. Como era de esperar, no quedó ni un alma que no la cantase con ella a viva voz. Para rematar, Olivia se subió a un andamio, cogió un megáfono e interpretó ‘get him back!’, cerrando su gran show con confeti y luces doradas.
Ainhoa Laucirica
Mucho antes, a las 19:35, Finneas salía a uno de los escenarios principales con una camisa de leopardo y luciendo una media melena. Rodeado de una banda formada por teclado, batería y guitarra (la misma con la que grabó su último disco ‘For Cryin’ Out Loud’), ofreció un concierto, a menudo con cierto aire setentero, muy disfrutable. El sonido era impecable y su voz siempre estuvo a la altura, tanto en canciones más animadas como ‘Sweet Cherries’, como en las baladas. En este segundo grupo, sonó especialmente conmovedora ‘Angel’, que el artista interpretó sentado al teclado mientras la gente levantaba los brazos y los zarandeaba de un lado a otro.
Otro gran momento vino de la mano de ‘What’s It Gonna Take to Break Your Heart’, donde le acompañó la voz femenina de la teclista haciendo los coros. Finneas sacó el móvil para grabarse con el público durante ‘2001’, y señaló estar muy contento con estar de vuelta en Madrid, ciudad a la que no volvía desde la gira de su hermana Billie Eillish en 2019.
Ainhoa Laucirica
En el escenario Ouigo, St. Vincent apareció moviéndose con extrañeza, interpretando un papel de mujer misteriosa ideado para esta gira. ‘Broken Men’ hizo los honores inaugurando el set, donde la artista cantaba retorciendo su cuerpo con cada golpe de batería. A las 20:15h el sol todavía no había caído y le deslumbraba al cantar. «¡Odio el sol! ¡Deberíamos ser todos vampiros!», exclamó. Poco después alguien de su equipo le dio una gorra, que posteriormente cambiaría por unas gafas de sol.
La mayoría del set estuvo dedicado a su último disco, ‘All Born Screaming’ (nos olvidamos de su versión en español, de la que solo canta algún verso suelto en alguna canción), pero no se olvidó de éxitos de la era de ‘Masseduction’ como ‘Los Ageless’ o ‘New York’. Esta última la describía como «una canción sobre una canción sobre una ciudad sobre un amor». Fue uno de los grandes momentos del concierto. Annie Clark, sin salirse del todo de su personaje, se bajó a interactuar con el público, hablando con ellos, llamándoles «my love» y cosas similares mientras la interpretaba.
Su show fue totalmente de menos a más, y no porque empezase mal, sino porque terminó por todo lo alto. Clark dio toda una lección de presencia y experiencia sobre los escenarios. Lo suyo es profesionalidad máxima sin olvidarse nunca del puro espectáculo.
Al ver el set completo de St. Vincent, hubo que sacrificar parte del de 30 Seconds to Mars, aunque llegamos para las últimas cinco canciones. El concierto, al parecer, comenzó unos veinte minutos tarde. Cuenta la banda que para ir desde Barcelona a Madrid les cancelaron tres vuelos diferentes debido a fuertes tormentas. Tras ello, fueron a la estación a coger un tren que también acabaron cancelando. Volvieron al aeropuerto y su nuevo vuelo iba con retraso, así que llegaron con el tiempo justo para hacer acto de presencia en el festival y no decepcionar del todo a sus fans.
Cuando llegamos al escenario principal, los de Jared Leto lanzaban globos negros y llamaradas por doquier dando paso a ‘This Is War’. El líder de la banda dejaba que el público cantase la mitad del estribillo y parecía bastante cansado a nivel vocal en ese punto del show. Los temas más antiguos como ese han envejecido mal, o seguramente nunca fueron demasiado buenos, pero respondían a la moda emo de su tiempo. Aun así, son mucho mejores que otros más recientes como esa horterada histórica llamada ‘Stuck’, cuya presencia en el set es difícil comprender (o más bien su mera existencia). Cerraron su espectáculo como siempre lo hacen, invitando a sus fans a subir al escenario con ellos mientras tocaban ‘Closer to the Edge’.
Ainhoa Laucirica
Por otro lado, los ingleses Glass Animals se vieron algo perjudicados por el sonido deficiente del escenario (a la altura de la torre de sonido, donde nos encontrábamos, se escuchaba bajo y enmarañado), pero supieron aportar ligereza a la jornada con su música festiva. Abrieron con la simpática ‘Life Itself’, con la que pronto se metieron al público en el bolsillo. La banda llevaba dos sintetizadores, guitarra eléctrica y percusión, y su líder se movía con gracia sobre el escenario. Canciones como ‘The Other Side of Paradise’ o ‘Space Ghost Coast to Coast’ aportaron frescura a un set entretenido que culminó, como no podía ser de otra manera, con el gran éxito del grupo: ‘Heat Waves’.
Cerraron el festival el dúo francés Justice, muy asiduos a los festivales de nuestro país. Esta vez presentaban su más reciente álbum de estudio, ‘Hyperdrama’. Como siempre, el sonido de sus beats y sus sintetizadores futuristas se te meten dentro la piel, como si te estuvieran poseyendo. Ocultos en su habitual oscuridad, relegados a simples siluetas, ofrecieron un espectáculo de luces y láseres que acompañaban satisfactoriamente a sus ritmos dance y electro. Nada particularmente nuevo, pero no puede negarse que los parisinos han encontrado una fórmula efectiva que no deja nunca a nadie sin bailar.
Una alerta meteorológica enviada a teléfonos móviles de toda Cataluña pasadas las 14:00 alteró significativamente el desarrollo de la jornada del sábado de Cruïlla. El aviso recomendaba evitar desplazamientos hasta las 21:00 de la noche, aunque un segundo aviso enviado a las 19:30 desactivó la alerta inicial; de manera que Cruïlla se vio forzado a posponer la apertura de sus puertas hasta esa hora y a retrasar el inicio de sus conciertos.
Los horarios actualizados revelaron cancelaciones dramáticas como las de Hermanos Gutiérrez -que tocaban esa misma noche en Casa Montjuïc; en Cruïlla estaban programados a las 18:30- y uno de los platos fuertes, Kaiser Chiefs. Finalmente, los británicos pudieron actuar a las 4:30.
En Instagram, muchos lamentaban la falta de información llegadas las 21:00 de la noche, mientras otros pedían masivamente el reembolso de sus entradas, o incluso la cancelación del evento (!!), al no poder desplazarse desde fuera de Barcelona debido a la suspensión del servicio de trenes, que se prolongó durante tres horas. No es fácil reprogramar una jornada entera de festival en horas, y estoy seguro de que Cruïlla hizo todo lo que pudo en tiempo récord.
A pesar de los contratiempos, los datos finales hablan de éxito: 82.000 personas han asistido a los cuatro días de Cruïlla, 25.000 a su última jornada, encabezada por los conciertos de Alanis Morissette y Love of Lesbian + Amics.
Xavi Torrent
El Parc del Fòrum estaba visiblemente más lleno que los tres días anteriores las 21:30 de la noche. León Benavente presentaron su ‘Nueva sinfonía sobre el caos‘ en un escenario Occident abarrotado que recibía con entusiasmo sus canciones llenas de energía eléctrica y letras existencialistas. Abraham Boba, arreglado para el apocalipsis, clamaba ‘Qué cruel’ ante el micrófono como si fuera su última oportunidad, se arrodillaba en el suelo o se fundía con el público en ‘Ayer salí’, y siempre era imposible retirarle la mirada. ‘Ser Brigada’ fue uno de los temas más coreados.
Xavi Torrent
El plato fuerte de toda la edición de Cruïlla 2025 se llama Alanis Morissette. Ella mantuvo su horario original -las 23:00- aunque el concierto empezó cinco minutos antes para que se proyectara en pantalla ese vídeo de homenaje a sí misma que describe mi compañero Fernando García en su crónica de Mad Cool. Un vídeo que parece subido por un fan en YouTube con el título «Alanis Being Iconic for 5 Minutes» o que parece un tributo de la MTV. ¿Su único sentido? Recordar a la juventud de Cruïlla que, antes de Olivia Rodrigo y Taylor Swift (que salen en el vídeo), estuvo Alanis.
Alanis empezó a cantar ‘Hand in My Pocket’ desde fuera del escenario y, cuando emergió, fue como presenciar a Dios en la Tierra. Junto a su banda, Morissette cantó sin descanso, enlazando una canción con otra instrumentalmente o a través de fragmentos de otras canciones (¿en serio recuperó ‘A Man’, aunque fuera brevemente?) e interactuó con el público lo justo para expresar que estaba encantada de volver a Barcelona o para devolver a los fans los «te quieros» que le enviaban desde el escenario.
Alanis transmitió una energía desbordante durante todo el set, física y vocal. Física porque correteaba de un extremo a otro del escenario, daba vueltas sobre sí misma como una centrifugadora o se postraba en el suelo, dependiendo de la canción. Ya fuera al principio con ‘Hands Clean’ o después con ‘Ironic’, la energía de Alanis reflejaba la de sus inicios en los 90. Sin embargo, también hablaba de hoy: Alanis cantó con una camiseta que llevaba impresa la palabra «Perimenopausal».
Pero la potencia vocal de Alanis me dejó realmente boquiabierto. Durante todo su set me pregunté cómo era capaz de mantener ese nivel vocal durante tanto rato. Ella es una atleta vocal y lo demostró en la parte acústica del set, mi favorita por la manera en que dejó lucir su voz en toda su potencia. Deslumbró cantando al piano la jazzy ‘Rest’ y en ‘Mary Jane’ dejó salir a la bestia vocal que lleva dentro, sosteniendo una nota alta durante largos segundos. Seguro que soy de los pocos que prefieren esta Alanis a la guitarrera. Por eso, eché de menos que interpretara ‘That I Would Be Good’. Otra vez será.
El concierto continuó con ‘All I Really Want’, con Alanis entregada soplando la armónica, y con ‘You Oughta Know’ llegó el siguiente punto álgido. Sobre todo ‘Jagged Little Pill’, pero en menor parte también ‘Supposed Former Infatuation Junkie’ (1998) y ‘Under Rug Swept’ (2002), formaron la base de un set nostálgico, noventero hasta la médula, pero que aún incluyó algún que otro —y merecido— capricho. ‘Thank You’ cerró acompañada de imágenes y tuits expresando gratitud por diversos motivos.
Victor Parreño
El escenario de Viva Suecia estaba asombrosamente lleno, tanto como el de Alanis o más. El tipo de concierto de rock llenaestadios de Viva Suecia, sostenido por una escenografía compuesta por bloques lumínicos y coloridos visuales, simplemente conecta con un público que se siente atraído por la épica bonita que transmiten sus canciones.
El grupo murciano, que más tarde participará en el concierto especial de Love of Lesbian, ofrece en Cruïlla la dosis de pop-rock heroico esperada, incluyendo algún que otro acento synth-pop o de saxofón ochentero. El repertorio recorre todos sus éxitos, com ‘El bien’, ‘El rey desnudo’ o ‘Todo lo que importa’ (ELLYELLA también salvarán su set en Cruïlla después de la cancelación inicial) y la reciente ‘Sangre’ suena como una canción destinada a permanecer en su setlist durante mucho tiempo.
Xavi Torrent
Muchos se siguen preguntando por qué Love of Lesbian han tocado dos veces seguidas en el Cruïlla. La razón es que Cruïlla ha querido darse un homenaje por su 15 aniversario, poniendo en valor a una de las bandas barcelonesas más populares a nivel estatal, una banda que ha crecido paralelamente al festival. La pregunta era si el concepto de concierto con amigos se traduciría en un show digno de ver o si, simplemente, sería un desfile de artistas sin mucho sentido.
Teniendo en cuenta lo complicado que tuvo que ser organizar un concierto especial con invitados procedentes de diversos puntos de España, en una jornada marcada por la alerta temporal, el concierto de Love of Lesbian fue un éxito. Maika Makovski no pudo cantar ‘Tesis’ con ellos (el de Maika fue uno de los pases cancelados), pero la mayoría de los artistas confirmados sí pudieron participar. Marc Dorian salió en ‘Cuando no me ves’, Valeria Castro en ‘Allí donde solíamos gritar’ y Alizzz en ‘Club de fans de John Boy’.
Las mejores versiones se ajustaron al estilo de los artistas invitados, simplemente por aportar algo diferente a las composiciones ya conocidas. Maria Hein se lució vocalmente en ‘Lucha de gigantes’, aunque pareció algo nerviosa sobre el escenario; Cala Vento tradujeron ‘La niña imantada’ a su estilo punk-rock y Maruja Limón convirtieron ‘Incendios de nieve’ en una divertida fiesta de flamenco rumba.
Otras actuaciones no convencieron tanto, como la de Valeria Castro en ‘Allí donde solíamos gritar’, quizá porque su trémula voz, tan apta para el folk, no acaba de casar con el tipo de canción de Love of Lesbian. Alizzz, escondido detrás de sus gafas de sol, defendió ‘Club de fans de John Boy’ todo lo bien que pudo, pero dio la impresión de que no es un tipo de canción en la que se sienta vocalmente cómodo.
La entrada en el escenario de una enorme tarta amarilla por el 15 aniversario de Cruïlla marcó el final de un show que volvió a ser una lección de euforia, solo que, esta vez, la euforia parecía un pelín más apagada de lo habitual debido a las circunstancias. Balmes, que explicó que el grupo había pasado todo el día en el recinto, tuvo palabras de apoyo para el Cruïlla por su excelente organización de una crisis inédita en su historia. También celebró haber evitado un «Mazón 2». Seguro que las 28.000 personas que asistieron al festival este sábado, concuerdan.
Solo una cosa impide que el colectivo Rusia IDK sea el más guay del país: les falta una chica. Lo más parecido que les podemos asociar sería algo tan lejano como Rosalía por su colaboración, amistad y parecido con Ralphie Choo. Jamás será precisamente un miembro. El proyecto de la veinteañera Marina Montesano Castellanos bien podría haber solucionado esa falta, pues es muy próximo en estilo, por ejemplo, al de rusowsky, como ya se vio en su debut ‘PURGATORIO’, que fue uno de los mejores discos de 2023.
Su sucesor, ‘HABLANDO EN PLATA’, con un marcado reconocimiento en los créditos a curtice en la producción, es continuista, si bien ya exento de hyper pop. Las canciones prefieren devanear entre los beats del reggaeton y el trap, solo que sorteadas de pianos y guitarras acústicas.
«En mi mente pasan muchas cosas» es una frase del tema llamado ‘5+’ que, si bien está hablando de amor y desamor, los temas favoritos de Espineli, resume todo su concepto musical. En este corte de poco más de 1 minuto de duración cabe un piano de intenciones jazz lo mismo que un beat roto, mientras Espineli nos habla sobre tener «en la tripa mariposas».
Todas las canciones son mutantes: ‘DRiP DONA’ incluye más beats reggaeton, pero con palmas flamencas, guitarras y ambientación trap. En el sencillo principal, ‘PENROSE’, «todo se transforma», a merced de una letra que nos dice que «todo era tangible y se disipó, se derrumbaron las fichas del dominó». El folclore da color a un par de temas también, en concreto a ‘SHiBARiii’ -con la voz invitada de d.dramático-, y a ‘SMINT’ -con las voces invitadas de Korashe y Kfé’-.
Los géneros, pues, también se «derrumban» en este mini álbum de 17 minutos, empapado de la sensibilidad de una Judeline (‘MUDA’, por ejemplo), y en el que se habla con devoción de la chica soñada. «Cuando ella pasa, ha iluminado toda la avenida», dice ‘DRiP DONA’. «Ella es la Capilla Sixtina de Miguel Ángel», continúa ‘PENROSE’; mientras la acústica ‘cuando vienes tú’, una de las canciones más narrativas, es puro costumbrismo desde el encanto y la intimidad de una habitación. «Mi cuarto ahora tiene otro color cuando vienes tú», asegura.
‘cAARE’ cierra, primero autodestruyéndose en producción, luego volviendo al redil acústico. Es paradójico que algo llamado ‘HABLANDO EN PLATA’ suene más tristón que algo que se tituló ‘PURGATORIO’. Un tiro como ‘VENIER’ le habría venido tan bien como un single más decidido. Quizá por eso Marina está explicando que necesitaba cambiar: “Tener autenticidad no significa quedarse quieta. Cambiar no es traicionarse, es crecer. Mi música evoluciona porque yo también lo hago».
Sobre todo desde ‘Marchita‘ (2022), Silvana Estrada se ha convertido en una de las voces indispensables del nuevo folk iberoamericano. Unos cuantos años después de cautivar al público con su voz y sus letras, y canciones como ‘Te guardo’ o ‘Sabré olvidar’, un nuevo disco de Estrada llega este año, en octubre.
Los detalles aún se mantienen en secreto, pero dos adelantos de ese disco ya están disponibles. ‘Como un pájaro’ y ‘Lila Alelí’ son dos suaves golpes de brisa folk como solo Estrada los sabe hacer.
‘Lila Alelí’, el segundo adelanto, convierte el desamor en alegría y es la Canción Del Día de este domingo. Sirviéndose de un inventario de guitarra acústica, piano, percusiones y trompetas, ‘Lila Alelí’ narra el «momento en el que te das cuenta de que esa persona que quieres tanto no te quiere de vuelta». «La reciprocidad es una suerte muy grande, por eso el espacio que queda en la soledad de un amor no correspondido siempre es hermoso de explorar», comenta Estrada. «Lila Alelí es justo el final de ese momento de idealización y por eso es casi un alivio».
Para contar esta historia, Estrada utiliza la imagen de la lila alelí, una flor silvestre imaginaria «capaz de darle fuerza a quién sueñe con ella».
‘Lila Alelí’ marcha con el ánimo de las palabras no dichas, las flores no dadas, las miradas no devueltas… El amor no consumado, en definitiva. Pero marcha con el corazón contento de la que sabe que, por fin, puede seguir adelante. «Baila un suspiro en mi pecho», canta la artista mexicana en este agridulce poema. Por eso, al final, las felices trompetas acompañan a Estrada en su camino de «la la las» particular.
Justin Bieber ha sorprendido con los excelentes datos de streaming de su disco sorpresa, el extraño ‘SWAG’, que ha contado con colaboradores como Dijon o nada menos que Mk.gee. Rolling Stone asegura que este es el trabajo que Bieber quería realizar, tras romper con su mánager Scooter Braun. Se ha anunciado que su «verdadero álbum de pop» saldrá a finales de año o principios de 2026, pero este ha sido igualmente acogido por sus seguidores.
La totalidad de las 21 canciones del álbum aparece entre las 120 más escuchadas del mundo en Spotify. Además, el single ‘DAISIES’ ha superado por más de un millón de streams ‘Jump’ de Blackpink, que ha de conformarse con entrar en el top 2 del Global de Spotify.
Justin Bieber ha sumado 8,3 millones de streams en solo un día en Spotify, y ‘Jump’ de BLACKPINK ha logrado 7 millones. Estamos hablando del 2º mejor debut de todo 2025 en Spotify, tan solo por detrás de ‘Evil Jordan’ de Playboi Carti, que llegó a los 9,5 millones de plays.
Además, otro tema de Justin Bieber les pisa los talones: ‘ALL I CAN TAKE’, con 6,6 millones, en el puesto 3. A falta de comprobar cómo evoluciona este disco más «experimental», de momento Bieber ha ganado la batalla. Así ha quedado el disco en el top 200 Global:
1.-DAISIES
3.-ALL I CAN TAKE
6.-GO BABY
7.-YUKON
9.-THINGS YOU DO
11.-BUTTERFLIES
12.-WAY IT IS
19.-WALKING AWAY
22.-FIRST PLACE
26.-DEVOTION
30.-SOULFUL
33.-SWAG
35.-SWEET SPOT
39.-DADZ LOVE
42.-GLORY VOICE MEMO
53.-405
56.-STANDING ON BUSINESS
57.-THERAPY SESSION
58.-TOO LONG
76.-ZUMA HOUSE
120.-FORGIVENESS
Ciñéndonos a España, ‘DAISIES’ de Bieber también ha ganado a ‘Jump’ de Blackpink por la mínima, al aparecer en el puesto 52, frente al top 53 de la banda surcoreana en Spotify España. Ambas canciones pelearán por llegar oficialmente al top 100 de Promusicae.
Cuando me levanté ayer y leí la predicción de «tormenta severa» para la segunda jornada de Bilbao BBK Live, no le di mucha importancia. Unas horas más tarde, después de la cancelación de Amaia, me reía viendo los rayos golpear el cielo de Kobetamendi. Fue una jornada de fallos técnicos, barrizales y chubasqueros, pero también de conciertos espectaculares. Al final, mereció la pena.
La experiencia de ver a Jessica Pratt y a KNEECAP seguidos es totalmente extrema. El concierto de la cantautora norteamericana desprende paz y serenidad. Su mágica voz es lo más llamativo de un set que no pretende ser espectacular, sino reconfortante. Acompañada de tres músicos (teclado, bajo, saxofón) y un percusionista que habría hecho sonreír al mismísimo Brian Wilson, Pratt se mostró con una calma contagiosa, como si estuviese tocando en el porche de su casa. Si escuchaba con la suficiente atención, podía notar como mi pulso se ralentizaba. Sus acompañantes, igual de relajados.
La preciosísima ‘The Last Year’, con los instrumentos uniéndose poco a poco a la mezcla, provocó que los pocos que estábamos allí explotásemos en aplausos y vítores. Realmente este fue el caso con cada canción, pero con esta nos lucimos. Mientras que el público se deshacía en elogios hacia Pratt, como «¡Brava!» o «¡Reina!», ella se limitaba a dar las gracias de forma tímida. Y por eso la queremos. Por eso, y por ‘Life Is’. Con esta armonía interior fui a ver a KNEECAP. Poco me duró. Podría describir el concierto en dos palabras: hype merecido.
Sergio Albert
El grupo irlandés llegaba a Bilbao después de que uno de sus miembros, Mo Chara, fuese acusado de terrorismo tras presuntamente exhibir una bandera de Hezbolá durante un concierto en Londres y de que el primer ministro británico calificase su actuación en Glastonbury como «inapropiada». Las polémicas, sin duda, dieron sus frutos. Los rayos ya se vislumbraban en el horizonte, por lo que el set prometía ser un épico concierto bajo la lluvia. El primero de la jornada, pero no el último, gracias a RAYE.
Antes de salir al escenario, la denuncia al genocidio en Gaza ya está servida en las pantallas y entre el público, con decenas de banderas palestinas. DJ Próvai es el primero en aparecer, con la bandera de Euskal Herria por delante y la de Irlanda en el pasamontañas. Una imagen que vale más que mil palabras. De hecho, abordaron el tema más avanzado el set: «Crecimos aprendiendo sobre la lucha vasca y el reto de salvar el euskera. Siempre nos hemos sentido identificados. Por eso en Irlanda y Euskal Herria apoyamos a Palestina», denunció Móglaí Bap en un discurso en el que también se mencionó el catalán. Mo Chara sube la apuesta: «Sabemos lo que es estar en manos del colonialismo y aun así ser los malos en los medios de comunicación». No dejaron títere con cabeza, dirigiéndose también a aquellos que les critican por supuestamente aprovecharse del genocidio palestino para ganar fama: «La historia no es KNEECAP, sino Gaza. El resto es una distracción».
KNEECAP debe ser el grupo actual más volcado con la causa palestina, remitiéndose a los valores originales del rap. Al poco de comenzar, pararon el show e invitaron a tres personas nacidas en Gaza para que hablasen (y cantasen) por sí mismas. Un momento necesario en un set que fue, en esencia, diversión del más alto nivel. Es convertir la rabia existencial en pogos enormes. Tampoco es común ver a raperos tan jóvenes prescindir de hypeman y resulta una refrescante sorpresa. No se saltan una palabra.
Sergio Albert
‘Sick In The Head’ y ‘I’m Flush’ fueron el calentamiento. Mo Chara y Móglaí Bap no tardaron en señalar los lugares de la pista en los que faltaban pogos. ‘Fine Art’ y ‘Rhino Ket’, que provocó uno de los moshpits más grande que yo haya visto, lo remediaron enseguida. Era algo totalmente inescapable, con todos los círculos que se habían formado en el centro de la pista juntándose en uno solo. Es un concierto agresivo, por la propia naturaleza de la música, pero está lejos de ser algo destructivo. Móglaí Bap se preocupa de recordar a la gente que si alguien se cae, hay que levantarlo. Es gracioso que poco después el mismo exclame la frase «¡Que le jodan a seguridad!» al pedirle al público que se suban a los hombros de sus colegas para ‘Get Your Brits Out’.
Adrenalina, activismo y hermandad fueron los ingredientes principales de un concierto totalmente necesario. Hoy en día, más que nunca. Dicho esto, lo que necesitaba después era un respiro. De momento, la jornada se sentía como un viaje en el tiempo constante, pasando de los cantautores de los 60 al rap más actual y de vuelta a la década de los 70 con el dulce soul de Jalen Ngonda. Viendo cómo se desenvolvía el artista de Maryland en el escenario, unido a lo atemporal de su voz, lo único que se me venía a la cabeza eran los grandes: Marvin, Stevie, Mayfield… Sé que son palabras mayores, pero había que estar allí. ‘Anyone In Love’ y ‘Come Around and Love Me’ se sucedieron ante el disfrute absoluto y visible de una audiencia que demostró tener groove de sobra. Pocas veces un público mayoritariamente blanco ha acertado con tanto éxito dónde van las palmas sin que se lo indiquen. Eso sí que es conexión.
Al otro lado del recinto, Amyl and the Sniffers estaban dando caña para los que se habían quedado con ganas de más después de KNEECAP. Amy Taylor es el alma y el foco de atención indiscutible de una banda que coquetea con el punk y el hard rock, pero que tampoco descuida una melodía pegadiza. Bajo la lluvia todo cobra un aura especial, y esto mismo ocurrió en los momentos finales del concierto, con ‘Hertz’ o ‘U Should Not Be Doing That’. Puede que le metiesen demasiado caña, porque desataron una durísima tormenta que afectó especialmente a los sets de Amaia y RAYE.
Sara Irazabal
La lluvia pegaba fuerte en Kobetamendi, pero los fans de la pamplonesa no la iban a dejar colgada. Con rayos y diluvio, su público era enorme. Yo me animé a bajar a la pista, pero me arrepentí después de unos pocos minutos. El retumbar de los truenos se escuchaba más que el propio concierto. Amaia no perdió su humor en ningún momento: «Mal día para alisarme el pelo». Pasados los 15 minutos, el viento se levantó y la situación se volvió impracticable. La programación se detuvo hasta nuevo aviso. ¿Dónde va la gente que no tiene acceso VIP en esta situación? Donde pillen. El escenario Johnnie Walker era claramente el refugio más cotizado, al combinar techo y música.
Más de una hora después, el viento se había relajado, pero la lluvía seguía cayendo con fuerza. Muchos fans de Amaia se habían quedado todo este tiempo bajo las horribles condiciones metereológicas esperando el regreso de la cantante, que nunca llegó. En su lugar, y sin previo aviso, RAYE dio comienzo a su set 10 minutos después de la hora programada. Esperanza. El escenario era una fantasía sacada de la época dorada de Hollywood, emulando las cortinas rojas de un lujoso teatro y con el nombre de la cantante plasmado en unas resplandecientes y enormes letras. Toda la banda, que bien podría ser una orquesta, vestida de traje fue el toque perfecto.
Maitane Campos
Desde el primer momento y todavía jarreando, la artista británica se muestra tan carismática como elocuente, adelantando un largo set que finalmente no se pudo dar: «Soy una drama queen y, musicalmente, amo el drama», suelta. Lo demuestra luciendo su perfecta voz en cualquier oportunidad posible. En una de estas, en pleno a cappella, se da cuenta de que algo está saliendo mal, pero sigue devorando: «Hay algo raro con mi auricular, no puedo escuchar la puta canción», improvisa de forma impresionante e hilarante a la vez. Quería drama y lo tuvo. Avisaron de que el concierto tenía que pararse 5 minutos por un fallo en el equipamiento. Más de 15 minutos después, empezaba el espectáculo de verdad.
RAYE dio una increíble lección de profesionalidad, talento y resistencia ante la adversidad. Después de agradecer a los presentes de corazón que no se fuesen, la británica nos regaló el momento más peliculero que yo haya vivido en un concierto. «Voy abrazar esto», dijo antes de dejarse empapar por la lluvia. A continuación, la interpretación más épica posible de ‘I Know You’re Hurting’. RAYE se convirtió, literalmente, en la gata bajo la lluvia. Los que sufrieron su cancelación en el diluvio de Kalorama el año pasado estarán dándose de cabezazos ahora mismo.
Sergio Albert
Después de este momentazo, el público no podía defraudar, desprendiendo una energía pasmosa hasta el final del set. Por supuesto, todo gracias a la apasionada naturalidad de RAYE: «Esto empezó como un desastre, pero se está convirtiendo en algo realmente precioso», exclamó mientras el rímel caía por sus mejillas. Yo no lo podría haber dicho mejor. El resto del concierto asentó la idea de que se trataba de algo digno de tener grabado para revisitarlo una y otra vez. Nunca me habían hecho spoiler de un clímax musical de forma tan explícita («Dentro de 10 segundos va a ocurrir») y es una sensación increíble.
RAYE desafió a la tormenta y ganó, enamorando y asombrando a la vez a todos los que tuvimos la gran idea de acercarnos al encharcado barrizal que antes llamábamos escenario principal. También demostró tener un corazón enorme: «Cuando me ofrecieron ser cabeza de cartel, no estaba segura de si iba a conectar con el público», admitió. ¿Habría estado bien experimentar el concierto completo sin alteraciones? Sí. ¿Lo hubiera preferido? No, porque lo de ayer es irrepetible.
Sergio Albert
Bad Gyal salió al escenario 20 minutos más tarde de lo previsto, aunque la lluvia ya había parado hace rato. Todos teníamos la esperanza de que un buen perreo del infierno nos quitara los males del resto de la jornada, pero lo que recibimos fue un poco cuadro. Los días de tirar hacia delante con un micrófono y algunos bailarines se quedaron muy atrás. En su lugar, Alba Farelo presenta un show de superestrella, con set pieces, grandes coreografías y mucha preparación. De hecho, puede que esté demasiado medido. Da la sensación de estar viendo un concierto por fascículos, con mini pausas cada 2 o 3 canciones. Al mismo tiempo, hay un total de cero espontaneidad.
La primera parte está centrada en la faceta dancehall de la artista y, aunque parezca sarcasmo, se nota que Bad Gyal ha mejorado vocalmente. El icónico autotune sigue ahí, pero es muchísimo más sutil que en el pasado. Por otro lado, la segunda mitad saca a relucir los temazos de reggaetón de la catalana, que no son precisamente pocos. Una pena que esta empiece de forma atropellada, con el micrófono pillándose por momentos durante ‘Flow 2000’. Ayer nadie podía tener el día tranquilo, al parecer. Antes de terminar, Farelo protagonizó un momento extraño: «Durante el concierto me he dado cuenta de que tengo una pierna un poco rara y no me he movido como me gustaría», admitió. Yo no había notado nada. Lo mejor del concierto fue ‘Fiebre’, y no hizo falta ni bailarines ni nada. Solo Bad Gyal y su poderío natural.
De nuevo más de 49.000 personas asistieron a Mad Cool este viernes ya sin incidentes técnicos, en una jornada a la que solo se le pudo poner una pega: las largas colas en todos los puestos de comida en el largo lapso entre el fin de Alanis Morissette (21.30 horas) y el principio de Nine Inch Nails (0.25 h). Todo lo demás funcionó a pedir de boca: barras, baños, carpas con actuaciones tan pintorescas como la de los metaleros Battlesnake… El recinto es muy práctico, pues al ser cuadrado, todos los escenarios quedan cerca; y a su vez el centro de la ciudad no dista muchísimo más de media hora, aunque estemos hablando de Villaverde Alto. Mad Cool ha costeado que el Metro abra hasta las 3 de la madrugada, parando solo en Legazpi y Sol, y la organización a las puertas y andenes fue excelente.
Artísticamente, contar con dos cabezas de cartel como Nine Inch Nails y Alanis Morissette fue todo un viaje a, pongamos, 1998, el año en el que ya habían salido los dos primeros álbumes internacionales de la artista, en los que se centró casi de forma exclusiva. Y también una fecha en la que ya conocíamos muchas de las que siguen siendo las canciones de NiN más coreadas: ‘Head Like a Hole’, ‘Closer’ o ‘The Perfect Drug’, el tema de ‘Carretera perdida’ que sigue entusiasmando al respetable, ahora más que nunca.
Si preguntas a un asistente habitual a Mad Cool cuál ha sido el mejor concierto de su historia, seguramente muchos responderán que el ofrecido por Nine Inch Nails en 2018, cuando el festival aún tenía lugar en Valdebebas. Esta vez no se repitió tal apisonadora de sonido -aunque fue excelente- y se perdió algo de factor sorpresa, pues la filosofía del set fue muy parecida, pero sigue siendo uno de los más currados del mundo.
Una cámara sigue a Trent Reznor y los suyos por el escenario, a modo de plano secuencia, y la proyección de sus imágenes en blanco y negro inquieta como una película de terror. Una parecida a las bandas sonoras que han escrito estos últimos años de manera paralela y la misma a la que apelan los clásicos industriales y tremendos de la banda. Canciones que dicen cosas como «I want to fuck you like an animal» o «You let me violate you, You let me desecrate you». Sí, el grupo se ha hartado de explicar que ‘Closer’ es un tema de autodesprecio dedicado a uno mismo, jamás sobre lujuria. Sí, sigue impresionando.
Reznor mantiene una actitud y voz impecables, ha ensayado su pose al micro agarrado como los artistas más carismáticos, y la fuerza que desprende la banda durante cosas como ‘March of the Pigs’ es incuestionable. Es verdad que los conciertos de Nine Inch Nails se siguen cerrando de idéntica forma: el hit ‘The Hand that Feeds’, seguido de mi favorita ‘Head Like a Hole’, y para terminar un ‘Hurt’ minimalista, de menos a más, en el que la mayoría guarda silencio. Pero por el camino quedan varios momentos mágicos, como los teclados de ‘Find My Way’, la batería de ‘The Perfect Drug’ o esas frases tan sencillas y sonoras, repetidas hasta hacer cicatriz, como «I don’t feel anything» al término de ‘1,000,000’. Entre las proyecciones en formato vertical, y la actitud, Nine Inch Nails volvieron a hipnotizar. Sebas E. Alonso. Mad Cool
Alanis Morissette era uno de los grandes reclamos del cartel. Su música, sobre todo sus mayores éxitos, tiene un espacio privilegiado en el imaginario popular de varias generaciones. ¿Quién no ha berreado alguna vez el estribillo de ‘Ironic’? Muy consciente de su estatus ya casi de culto, Alanis, antes de aparecer en el escenario con su banda, comenzó su concierto con una proyección de varios vídeos de y sobre ella a lo largo de los años: entrevistas suyas, late night shows donde apareció, o declaraciones de famosos (como Olivia Rodrigo) hablando de la importancia de su legado. Es una introducción bonita, que mezcla la nostalgia de lo vivido con la épica de haber conseguido llegar tan lejos, pero también un poco osada de más. Quizá no hace falta decirte a ti misma que eres un icono cuando ya tienes a miles de personas celebrándote a casi 6.000 kilómetros de donde has nacido. Se lo perdonamos, en cualquier caso.
Ya en el escenario con sus músicos, la canadiense comenzó con uno de los platos fuertes de su repertorio, ‘Hand In My Pocket’. Durante la siguiente, ‘Right Through You’, aparecieron en pantalla varios datos sobre la discriminación y la violencia a la que se siguen enfrentando las mujeres en todo el mundo. Y terminaba con una pregunta: ¿por qué tenemos miedo de la divinidad femenina?
Alanis no volvió a insistir en este tema, sino que a lo largo del show, las proyecciones que se veían en pantalla eran de lo más variadas, desde animaciones psicodélicas, hasta conciertos suyos en los 90. Es precisamente esta década la más protagonista de su set, dedicando 7 canciones a su disco de 1995 ‘Jagged Little Pill’, y 5 de ‘Supposed Former Infatuation Junkie’ de 1998. No todas ellas las cantó enteras, pero dadas las limitaciones que imponen los horarios de los festivales, fue un acierto que repasase aunque fuera brevemente varias de las favoritas de sus fans, como ‘Are You Still Mad?’, en lugar de tener que recortar algunas de ellas al completo. Además, la artista interpretó todas ellas con mucho sentimiento, haciendo gala de su buena voz e imprimiendo una gran energía rockera de principio a fin. Hay momentos en los que daba vueltas sobre sí misma, como al final de ‘Smiling’; o donde se tiraba al suelo y cantaba de rodillas, como en la muy sentida ‘I Remain’.
El público estaba encantado con cada uno de sus movimientos, y la cantante se mostraba -no tanto verbalmente, sino que se le veía en la cara- entusiasmada de estar allí. Previsiblemente, en ‘Ironic’ casi no le hacía falta ni cantar, ya que no quedó nadie que no la corease. A lo largo de la canción, aparecían detrás de ella fotos suyas con diferentes artistas como Taylor Swift, Avril Lavigne o Demi Lovato. Por supuesto, ‘You Oughta Know’ también despertó el furor entre los asistentes.
Para terminar, la canadiense optó por un recurso precioso. En la pantalla, aparecían tuits en diferentes idiomas sobre algo de lo que sus fans estaban agradecidos de tener en sus vidas. Fue al ritmo de ‘Thank You’, una canción que se eleva inmensamente en directo y que, mientras el sol caía, puso el broche de oro a una velada empapada de nostalgia y donde la cantante nos abrió la puerta a su mundo artístico. Gracias a ti, Alanis.
Ainhoa Laucirica
En torno a las 7 de la tarde, miles de personas se acercaban al recinto para ver a otro de los cabezas de cartel, Benson Boone. El joven estadounidense ha experimentado un ascenso meteórico a la fama pese a no llevar demasiado tiempo en el ojo público, siendo capaz de congregar a un abundante número de asistentes en pleno calor de verano madrileño. Sus canciones ya pueblan las listas de éxitos y hacen números espectaculares allá donde va.
Hablando en ocasiones en un español macarrónico, el artista se mostró muy charlatán y simpático con el público desde el comienzo de su espectáculo. En una de sus primeras interacciones, para animar el ambiente, Boone gritaba cosas como “Heeeelloooo”, “How’re you dooooooing”, “Hoooooooooula”… y animaba a la gente a repetirlas después de él. Una gran manera de llevar a números rojos todos los niveles de “cringe”. Aunque tras observar entre sus fans, uno se da cuenta de que un gran porcentaje de ellos son niños de aproximadamente diez años. Tiene sentido.
Boone tiene una gran voz y una digna presencia en el escenario, pero lo que falla -y estrepitosamente- son las canciones. Por mucho que el cantante intente tirar de carisma y se esfuerce en entretener al personal con piruetas y volteretas varias, es incapaz de defenderlas (nadie podría). Una de ellas, ‘The Momma Song’ se la dedicó a sus padres, que estaban entre el público; otra, ‘Mr. Electric Blue’, solo a su padre, su gran ídolo e inspiración. Más tarde, presentó la que es su canción favorita de todo su repertorio, ‘In the Stars’, que escribió tras el fallecimiento de un ser querido. En sus palabras, le encanta porque todo el mundo puede empatizar con este tema sin importar fronteras culturales. Boone invitó al público a guardar los móviles en el bolsillo y conectar directamente con él, pero ni siquiera el sentimentalismo facilón de esa balada consiguió aportar una emoción genuina. Para terminar, “la canción que cambió su vida”. El recinto rugía y varias personas se acercaban desde detrás corriendo para cantar con él ese gran fenómeno de masas que es ‘Beautiful Things’, una firme candidata a peor canción de la década para quien escribe esto.
Ainhoa Laucirica
También, a lo largo del día, nos dio tiempo de pasarnos brevemente por la carpa The Loop, dedicada a la electrónica, para escuchar a la productora británica TSHA, dueña de varias canciones pop muy frescas y veraniegas. Sin embargo, lo que pudimos ver de su set, fue atmosférico y rítmico, dando mucho protagonismo a las repeticiones y evitando grandes drops que desataran la euforia. Al mismo tiempo que ella, tocaba la banda de rock australiana Jet, de la que pudimos ver una pequeña parte. Sonaron solventes con su sonido de rock clásico, recordando por momentos a ACDC, a quienes versionaron con ‘Long Way to the Top’, una canción que dedicaron a sus fans australianos.
Ainhoa Laucirica
En el escenario Ouigo, el tercero en importancia, aparecieron Kaiser Chiefs, quienes están totalmente estancados, sin ningún complejo, en 2005. De hecho, su set estuvo dedicado principalmente a su disco ‘Employment’ de ese mismo año, como bien indicaba la gran oficina de empleo que se proyectaba detrás de ellos. El concierto formaba parte de la gira por el vigésimo aniversario de ese álbum que los consagró, por lo que no faltaron ninguno de sus grandes éxitos como ‘Everyday I Love You Less And Less’, ‘I Predict A Riot’, ‘Modern Way’ o ‘Na Na Na Na Naa’. El sonido desde lejos, dejaba un poco que desear, aunque era más culpa del espacio que de los británicos, que sonaron tan efectivos como siempre e hicieron las delicias -también como siempre- del público guiri. Fernando García.