El portorriqueño Myke Towers no ha logrado el número 1 directo en la lista española de álbumes, quedando en el top 2 con ‘La pantera negra’. Eso sí, logra colocar más de la mitad de su álbum, que tiene 20 pistas, en la lista de singles de nuestro país. Myke Towers aparece hasta en 17 de las posiciones del top 100 oficial en España. En 13 de los casos son temas que forman parte de su disco, subiendo o entrando. Estas son las 17 canciones, incluyendo novedades y viejos hits, a destacar los 5 platinos de ‘La Falda’ y los 8 de ‘La La’. Ninguna forma parte de este nuevo álbum.
10 (33) Otra noche, ft Darell
13 (13) La Falda
20 (25) Adivino, ft Bad Bunny
42 (41) La Capi
44 (E) Diablita, ft Yovngchimi
45 (36) Lala
49 (E) Se te nota, ft Peso Pluma
51 (E) Competencia
57 (E) También
63 (E) Aunque llegue otro, ft Jay Wheeler
76 (RE) La primera vez, ft NTG
80 (E) Otra oportunidad
88 (E) Dinero y fama, ft Omar Montes
92 (E) Mejor así
93 (54) Sport + RMX, de Clarent
94 (E) Hasta la vista
96 (E) Frío
El top 100, en cambio, sigue dominado por ‘Si antes de hubiera conocido’ de Karol G, que mantiene el número 1 y ya es cuádruple platino. Oficialmente es la Canción del Verano en España.
La subida más fuerte en puntos es la de Kapo con ‘Uwaie’, que pasa del número 10 al número 3 en su segunda semana. La entrada más fuerte es para Maisak y Feid con ‘Se me olvida’, que entra al puesto 18.
Sabrina Carpenter, que es número 1 en álbumes, sitúa 3 temas de su álbum ‘Short n Sweet’ en el top 100 español. ‘Taste’ aparece en el puesto 38, mientras ‘Espresso’ sube al 43 (tras haber llegado al 26) y ‘Please Please Please’ reentra en el 60 (tras haber llegado al 23). ‘Espresso’ tiene una certificación de platino en España y ‘Please Please Please’, de oro.
Las entradas se completan con ‘Me has invitado a bailar’ de Dani Fernández en el puesto 62.
Érase una vez un dúo compuesto por dos amigas que cantaban al desamor, la vida y los recuerdos, usando nada más que sus propias voces, armonías y guitarras. Con este enfoque minimalista, The Softies grabaron tres álbumes entre mediados de los 90 y principios de los 2000, creando el sonido más puro de aquello que se llamó twee pop (o “cuddlecore” dependiendo de la banda). Canciones como ‘Sleep Away Your Troubles’ o ‘Hello Rain’ se quedarían clavadas para siempre en los corazones de todos aquellos que las escucharon.
Muy pocos habrían apostado por un regreso de The Softies en 2024, exactamente 24 años después de su último disco y de su último concierto. Pero así es, el dúo formado por Rose Melberg y Jen Sbraglia publica disco, ‘The Bed I Made’, a tiempo para el inicio del otoño y del -voy a decir la palabra- recogimiento al que invitan sus canciones.
Las nuevas canciones de The Softies siguen hablando de su tema favorito, “los crushes que van mal”, en sus propias palabras, pero lo hacen desde la tranquilidad y la sabiduría ganada con los años. Las guitarras puntean con un brillo tenue y sus armonías suenan más cálidas que nunca. 24 años después, The Softies publican el disco con el que iniciarse en su discografía.
A esta observación lleva ‘I Said What I Said’, ya un clásico de The Softies. Sobre un río de guitarras sereno y luminoso, Melberg canta sobre el arte de retirarse a tiempo de una relación que no funciona: “Tiene que haber más en el amor que el descontento”. En la canción de hoguera ‘Tiny Flame’ suenan contentas y satisfechas: “Empezó con una pequeña llama, terminó bien, sabes que, de alguna manera, siempre te querré”. Y en la delicada ‘Go Back in Time’ el recuerdo de un amor pasado les reconforta como un abrazo.
Atraviesa las canciones de The Softies una sensación constante de melancolía, pero a ellas nunca les puede la ira o la frustración: sus composiciones siempre suenan cálidas y reconfortantes. En ‘California Highway 99’ la ruptura es amistosa: “Has sido amable y justo, no puedes fingir sentimientos que no están ahí”. Y en ‘The Bed I Made’ se refugian en casa y en la amistad: “Aquí he llorado, pero todo lo que necesito está aquí, cuando estás cerca”. ‘When I Started Loving You’, de aires bossa, alude a la ansiedad, pero solo porque esta forma parte del pasado: “Mi mente solía ser un nido de abejas, pero ya estoy bien”.
La filosofía de The Softies es “twee pop” en su apuesta por la sencillez absoluta; sus letras y melodías son preciosas y claras a partes iguales. Los textos proyectan una inocencia inmensa, pero no son ingenuos. Y, a veces, ellas recurren a la metatextualidad, por ejemplo, cuando escriben canciones que hablan de canciones, como ‘California Highway 99’, donde escuchan la radio country; o cuando utilizan ciertas alegorías. En ‘Don’t Fall Apart’ representan una “casa” que ningún obstáculo -amoroso, se entiende- ha podido derrumbar. En ‘The Bed I Made’, The Softies demuestran que, el que es más vulnerable, también es más fuerte.
Crazy P, la banda de house y disco de Nottingham, Reino Unido, ha comunicado el fallecimiento de su vocalista, Danielle Moore, en circunstancias «repentinas y trágicas». No ha se ha desvelado la causa de la muerte de Moore, que tenía 52 años.
En un comunicado, Crazy P ha compartido que «no se puede creer la noticia», y ha destacado que Danielle Moore «vivió una vida movida por el amor, la compasión, la comunidad y la música».
Moore, que descubrió su pasión por la música bailando en The Haçienda, la famosa discoteca de Mánchester, se integró a Crazy P -antes Crazy Penis- en 2002 junto al bajista Tim Davis y el percusionista Mav Kendricks. Sus dos miembros originales, Chris Todd y Jim Baron, habían fundado Crazy P a mediados de los noventa, firmando con el sello de Mánchester Paper Recordings.
La elegante y excitante mezcla de house y disco de Crazy P, que ha producido siete álbumes de estudio, ha dejado hits considerables como ‘Like a Fool’ o ‘Heartbreaker’, cada uno superando los 40 millones de reproducciones en Spotify. ‘Cruel Mistress’, ‘Eruption’, ‘The Come On’ o ‘Scrap the Book’ se cuentan también entre los mayores éxitos de la banda.
Es un sonido que ha podido inspirar por ejemplo el de Róisín Murphy, una de las personas que han lamentado el fallecimiento de Moore: «Una de las almas más bellas nos ha dejado, y con ella su luz». También DJ Twitch y Sister Bliss han despedido a Moore en redes.
La serie de conciertos de Sala Apolo, Be My Guest, vuelve a Barcelona, esta vez para -en sus palabras- «mirarse el ombligo». Porque, aunque Be My Guest nace con el objetivo de acercar a las salas de Barcelona diferentes e interesantes propuestas de otras partes del mundo, esta vez el evento opta por potenciar la «escena que tenemos más cerca», la barcelonesa o catalanoparlante. Y lo hace, de nuevo, de la mano de la plataforma paneuropea Liveurope, de la que Apolo es miembro desde 2014, y que este año celebra su 10º aniversario.
La nueva edición de Be My Guest se celebrará los días 12 y 13 de septiembre y cada fecha cuenta con una programación diferenciada; la primera dedicada a la experimentación y la segunda, a una propuesta más clásica y pop. Además, en cada fecha participará un artista invitado no español.
Las entradas anticipadas están disponibles aquí a un precio de 10 euros + gastos. El abono de dos días se puede adquirir a un coste de 16 euros + gastos.
El 12 sobresalen propuestas tan locas como la de electro ma non troppo, dúo formado por el productor Ignasi Bosch y la soprano Neus Llorens que practica un estilo acuñado «chumba chumba medieval» uniendo la música barroca con la electrónica contemporánea. Desde un punto de vista similar, Los Sara Fontán, el también dúo compuesto por Sara Fontán y Edi Pou (él forma parte de Za!), teje una fantasía de sonido mezclando violín, teclado, batería, efectos de pedal y electrónica.
También está confirmado ese día C.O.U., proyecto de electrónica experimental integrado por El Petit de Cal Eril, Esperit! y la banda de Ferran Palau que, este año, ha debutado en el Sónar. Se trata de un «centro de experimentación musical y visual» que combina psicodelia, jazz o dub. El artista invitado es Cushla, colectivo radicado entre Barcelona e Irlanda cuyo postulado es la fusión de melodías tradicionales irlandesas y electrónica de vanguardia.
El segundo día de Be My Guest, el 13, el perfil cantautor impera, por ejemplo con la propuesta notable, ya bastante conocida, de Maria Jaume, que desde Mallorca ha triunfado con singles como ‘Me desplom’ y sobre todo con su reinvención pop en su disco ‘Nostàlgia Airlines’, representada en el exitoso single ‘Ressaca a sa platja’. Más inclinada al indie-rock y al sonido Courtney Barnett es la de apuesta de Marta Knight mientras Yaunest se ha diferenciado por su sonido inspirado en el pop vocal de los años 50. El artista invitado en este día es el eslovaco Dominik Prok, al que no se pueden perder fans de Mount Eerie / los Microphones.
Inaugurará el evento Be My Guest ese año, previamente a la programación de conciertos del día 12, Raül Refree con una charla llamada “Folklore has a match with new genres” en la que se reflexionará sobre la influencia de la música folclórica en las producciones musicales de hoy, un rumbo en el que ha tenido mucho que ver el productor de Rosalía, Rodrigo Cuevas o ahora Maestro Espada. La charla se impartirá en inglés y será de libre acceso con la entrada a cualquiera de los dos días.
Lisa y Rosalía mantienen el número 1 de JENESAISPOP con ‘New Woman‘. Obtienen el 39% de los votos frente al 28% de la balada de Lady Gaga con Bruno Mars. Sabrina Carpenter es lo menos votado de la final de X, por lo que ‘Taste’ queda en el puesto 4 por detrás de Pet Shop Boys. De momento, ‘Espresso’ sigue siendo el único número 1 de la artista en JENESAISPOP.
La segunda entrada más fuerte de la semana es la Taylor Swift con su nuevo single, directa al top 10. También entran Fontaines DC, uno de los temas country de Post Malone y FLO, por los pelos, en el mismísimo número 40.
Persona es el nombre artístico de Pau García Ruiz, artista, músico y productor de 22 años que lanzó su single de debut hace un par de años. En ‘TANMATEIX’ Persona exploraba la profundidad del vocoder, en el estilo de las baladas más desnudas de Bon Iver. Pero el sonido de Persona ha evolucionado en este último par de años en que el artista residente en Barcelona ha sido fichado por el sello Foehn Records, casa de Oso Leone, Maria Coma o B1N0.
Por ejemplo, Persona ha abrazado el indie-pop en una de sus mejores composiciones, ‘Contradiccions’, incluida en su EP de 2023 ‘Naïf’. También la «prom ballad» de los ochenta se le da bien y el equilibrio de atmósfera y melodía de ‘La cançó dels nostres ulls’ -bonito título- es muy elevado.
Sobre todo, la experimentación forma parte del modus operandi de Persona. Ese artista que empezó pasando su voz por un filtro de vocoder no ha dejado de adulterar su voz de otras maneras, por ejemplo, en ‘PLORAR+++BALLAR’, en la que suena irreconocible… tanto como una producción que mezcla guitarras jangle-pop con una base de carioca deconstruido. O algo parecido.
La fusión indiscriminada de sonidos ha continuado en ‘Pena’, donde las baterías remiten a Radiohead y la voz alienígena, a Frank Ocean. Esa experimentación libre está presente en el nuevo single de Persona publicado hace unos días.
‘Irte a buscar’, la Canción Del Día de hoy, sabe llamar la atención de diversas maneras, sobre todo, al usar una marcada base rítmica que sitúa la canción en un punto indefinible, entre el R&B y la electrónica. La textura de la producción es un valor añadido, y las guitarras de blues -filtradas o no- siguen fijadas en ese estilo que una vez llamamos -y creo que seguimos llamando- «bedroom pop». Y tiene sentido porque, en esta colaboración con la cantante de Costa Brava Claudia Allmang, Persona busca esconderse «en un rinconcito de (su) habitación», refugiarse de un enamoramiento que empieza a florecer… y que es recíproco. Si las mariposas en el estómago sonaran a algo, se parecería mucho a esto.
Entre los artistas que han publicado nueva música estos días se encuentra Amaral, que sigue desgranando el contenido de su próximo disco, que aún no ha sido formalmente anunciado. Según CadenaDial, saldrá «antes de que acabe 2024».
Después del sorprendente primer single, ‘Rompehielos‘, que destaca por su influencia reggae y por su uso de metales, Amaral ha lanzado ‘Ahí estás’, en realidad el primero de esos temas nuevos que se estrenaron en vivo, hace un año.
En ‘Ahí estás’ Amaral exhibe su faceta más Americana; se trata de una composición muy influenciada por el sonido heartland rock típico de Estados Unidos. ‘Ahí estás’ empieza con un acorde de piano que remite a ‘Clocks’ de Coldplay, pero pronto emprende un largo viaje por carretera. De la paz de las guitarras acústicas, ‘Ahí estás’ pasa a la energía de las guitarras eléctricas, en su emotivo crescendo.
En este viaje, acompaña a Eva y Juan el personaje al que se dedica la letra, una mujer «despampanante» a la par que «inquebrantable» a la que Amaral busca proteger «de la gente y de su estúpida manera de juzgar». Una persona, también, inclasificable, al que Amaral compara con grandes personajes de la historia como la Princesa Leia a Karl Marx.
En palabras de la nota de prensa, ‘Ahí estás’ es «una declaración de amor inclasificable» y también «una confesión a corazón abierto: allí donde estés, paraíso o infierno, nuestros vínculos siempre vivirán más allá, en lo más profundo de mi mente».
Oasis ha agotado este 31 de agosto todas las entradas para las 17 fechas de su gira de regreso, OASIS ’25, que recorrerá varias ciudades de Reino Unido e Irlanda en el verano de 2025. La compra de entradas ha estado marcada por las largas colas, que se han podido alargar horas, por los errores técnicos de los portales de venta, ya un clásico, y por denuncias hacia la práctica de los «precios dinámicos». Oasis ha confirmado que no aceptará entradas de reventa salvo que se vendan desde Ticketmaster o Twickets a precio oficial.
En medio de la alegría de quienes han logrado conseguir entradas y la decepción de aquellos que se han quedado con las manos vacías, incluido Louis Tomlinson, ex integrante de One Direction, al que han grabado contando su derrota; algunos han optado por tomarse el asunto con humor, creando memes que capturan la histeria generalizada por el regreso de Oasis después de quince años.
La fiebre por la vuelta de Oasis se constata también en las listas de éxitos. Oasis ha tomado Spotify UK colocando hasta 14 de sus éxitos dentro de los 50 primeros puestos y, dos días después del anuncio de su gira, ‘Live Forever’ ocupa el puesto 2 solo por detrás de ‘Taste’ de Sabrina Carpenter, actual número 1 oficial de singles en las islas. Dentro del top 10 aparecen ‘Don’t Look Back in Anger’ en el 5, ‘Wonderwall’ en el 8 y ‘Champagne Supernova’ en el 10.
A continuación, ‘Supersonic’ sale en el puesto 11, ‘She’s Electric’ en el 14, ‘Stop Crying Your Heart Out’ en el 21, ‘Half the World Away’ en el 26, ‘Slide Away’ en el 30, ‘Rock ‘N Roll Star’ en el 31, ‘Stand By Me’ en el 32, ‘Roll with It’ en el 35, ‘Cigarettes and Alcohol’ en el 36, ‘Married with Children’ en el 46. ‘Wonderwall’ se cuela además en el global de Spotify, subiendo al puesto 26.
Las fechas de Oasis en Reino Unido e Irlanda serán las únicas en Europa de 2025; el rumor de Glastonbury ha sido desmentido. Sin embargo, una gira en Estados Unidos está en el aire.
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La portada del último disco de The Libertines no puede ser más británica: una típica calle de barrio repleta de personajes sórdidos y entrañables, pero donde hay lugar también para la elegancia y cierto lirismo. Y sí, eso es, una vez más, el re-regreso de The Libertines: entrañable, sórdido, lleno de lirismo herrumbroso… y muy británico. Sin novedad en el frente, vamos. Pero en lo referente a Pete Doherty y Carl Barât, ¿quién quiere novedad?
‘All Quiet on the Eastern Esplanade’ es algo melancólico, tiene cierta aura de disco-reflexión sobre el paso del tiempo. Pero también recupera ese espíritu más de jolgorio que se echaba de menos en el último disco (del que ya han pasado casi nueve añazos) ‘Anthems for Doomed Youth’. Porque más jolgorio no puede caber en la inicial ‘Run Run Run’; es un buen pildorazo de punk pop garajero y trotón. Las guitarras suenan con su punto justo de suciedad, la melodía es clara y precisa, la batería contundente, Barât y Doherty entonan con la suficiente convicción. Y la letra es socarrona y un tanto ambigua. No se sabe muy bien si huyen de su pasado: “Run, run, boy, faster than the past” (“Corre, corre chico/más rápido que tu pasado”) o si se burlan de su presente: “He can «eat mor chikin» any man in the land” (“Él puede “comé má pollo” que cualquier hombre del país”).
Pasado (musical) y presente (histórico) sí se conjugan en ‘I Have a Friend’, clásica tonada energética del dúo, que trata sobre la guerra en Ucrania. El presente también asoma, aunque el título haga presumir otra cosa, en ‘Merry Old England’. Doherty entona estupendamente esta historia sobre sueños de inmigrantes que se estrellan en los blancos acantilados de esa “vieja y alegre Inglaterra”, entre coros soul y bonitos arreglos de cuerda nada ostentosos. La pieza más melancólica, junto con la muy beatlianna ‘Man with the Melody’.
La literatura y lo social se dan la mano en ‘Night Of The Hunter’, donde se fusila ‘El lago de los cisnes’ a lo Ennio Morricone, para construir una “Murder Ballad” sobre un delincuente de poca monta que busca venganza, a pesar de que sabe que le va a llevar a la perdición. Y cuando piensas que se les empieza a ir la mano con lo tristón, vuelven con una de esas canciones pizpiretas a dúo que tan bien les sale, ‘Oh Shit’. ‘Shiver’ es todo brit-pop para lo bueno: gran melodía, buenos arreglos, gran estribillo y una historia donde aparece hasta la reina. ‘Songs They Never Play On The Radio’ es un poco esa canción de señores mayores que gruñen que antes todo esto eran campos… pero que se lo perdonas porque ay, gruñen tan bien: es irónica, tierna y pegadiza.
En ‘All Quiet on the Eastern Esplanade’ The Libertines juegan por un lado con la nostalgia, pero, por otro lado, se les nota encantadísimos de haber vuelto. Y es una alegría verles tan bien, tan sobrios (en varios sentidos: Carl Barât no permitió que se bebiera alcohol en toda la grabación del álbum) y tan contentos.
Tras alguna cancelación desafortunada y una meteorología incierta, la primera edición de Kalorama cerraba anoche con un dato positivo. La nueva cita madrileña logró reunir a 41.500 asistentes sumando los tres días, siendo la de anoche la jornada más multitudinaria: por primera vez se vieron colas para pedir en las barras. Tiene sentido ya que estuvo cargada de nombres importantes y de estilos muy diversos.
Massive Attack era el principal atractivo del cartel y uno de los conciertos más multitudinarios. La banda británica, con su buen hacer de siempre y sus más que demostradas tablas sobre el escenario, indujo a los asistentes a un profundo estado de hipnosis con su característico show político. Continuas proyecciones sobre conflictos bélicos, tanto pasados como actuales, llenaban la gran pantalla que se erigía detrás de ellos. El protagonismo recaía en esas imágenes críticas a las que el público respondía con abucheos y gritos de denuncia cuando aparecían figuras como Putin o Netanyahu.
Sergio Albert
Este espectáculo audiovisual también estaba plagado de referencias a la sobreinformación -que acaba siendo desinformación- constante en la que vivimos, como cuando titulares aleatorios sobre distintas celebrities aparecían sin cesar en pantalla; o de la presión de consumir y de trabajar para poder ser alguien, representado con cientos de profesiones que brotaban y desaparecían de las proyecciones. En su concierto, Massive Attack nos recordaban que estamos todos atascados en los engranajes del capitalismo voraz y agresivo por el que se rigen las grandes potencias. Pero la gravedad del mensaje social que transmiten se adapta perfectamente a la fuerza de las enigmáticas composiciones por las que se les conocen (‘Karmakoma’, ‘Teardrop’, ‘Safe from Harm’, etc.) para evitar que su set se convierta en un sermón político y elevarlo a una experiencia sensorial irrepetible (gracias, por supuesto, a un sonido magnífico). Gran parte del mérito lo tienen invitados especiales como Young Fathers, que irrumpieron en el escenario para una pequeña sección en mitad del espectáculo en la que destacó su interpretación de ‘Vodoo In My Blood’; la ex Cocteau Twins Elizabeth Fraser, quien los acompaña en la gira europea y que prestó su voz en numerosas canciones, incluyendo ‘Black Milk’ y ‘Teardrop’; o Deborah Miller, enamorándonos con su preciosa voz en ‘Unfinished Sympathy’ o ‘Safe from Harm’.
Ainhoa Laucirica
Otro de los grandes nombres era Sam Smith, que volvía a Madrid tan solo un año después de su actuación en el Mad Cool en el que era uno de los últimos conciertos de su gira. Sobre el escenario yacía una figura gigante acostada que servía como plataforma en la que se movían tanto el artista como sus bailarines, coristas y músicos.
Smith dejó claro nada más comenzar que su set trataba sobre libertad: la libertad de hacer lo que uno quiera, de amar a quien quiera y vestir como a cada uno le apetezca. Repasó los temas más importantes de su carrera, inaugurando la noche con ‘Stay with Me’ y ‘I’m Not the Only One’, haciendo gala de su portentosa voz.
Para aquellos con el corazón roto, Smith dedicó ‘Dancing with a Stranger’, una canción que compuso tras una ruptura. Esos momentos más bailables fueron donde más se disfrutó su show y no tanto en las baladas, que en alguna que otra vez, rompían un poco el ritmo. Los que presenciamos su concierto en Villaverde hace un año, nos dimos cuenta de que el magnetismo que ofreció allí no brilló con la misma intensidad en esta ocasión. Se nota que la energía en el fin de la gira no es la misma que al comienzo, pero justo es reconocer que Smith se esforzó por conectar con el público, y que defiende bien canciones como ‘Unholy’ o ‘How Do You Sleep?’, que fueron muy coreadas.
Ainhoa Laucirica
En el Escenario Dos, Jungle eran recibidos con una gran ovación. En el ambiente general se podía palpar la alta expectación que había por ver a los británicos. Envueltos en una escenografía protagonizada por un efectivo juego de luces y sombras, ofrecieron todo lo que el público esperaba de ellos: un constante buen rollo, un sonido muy sólido y una colección de canciones que construyeron una atmósfera animada y divertida. El público lo dio todo con temas como ‘Back on ‘74’, ‘I’ve Been In Love’ o ‘Us Against the World’. Lo mejor del concierto, y algo que la banda parece conseguir sin ningún esfuerzo, es la agilidad con la que las canciones fluyen entre sí. Casi sin notarlo, hacia la mitad del set uno se encontraba absolutamente atrapado en un set que te arrastra, te contagia y no te suelta hasta la última nota de ‘Keep Moving’.
En el mismo escenario unas horas más tarde, la superestrella de la electrónica Peggy Gou inauguraba con honores la labor de cerrar el festival. El merecido éxito de ‘(It Goes Like) Nanana’ le ha hecho escalar a lo más alto del panorama fiestero internacional, y anoche en Madrid volvió a demostrar una vez más su habilidad para meterse al público en el bolsillo. Además de un show dinámico, cañero y muy divertido donde sonó desde ‘Linda’ de Rosalía y Tokischa mezclada con ‘Butterflies’ de Skrillex y Four Tet a temas suyos como ‘Lobster Telephone’ o la mencionada ‘Nanana’ (un momentazo de euforia colectiva), Peggy interactuaba constantemente con sus fans, sonriéndolos, señalando a aquellos que llevaban ropa de su marca Peggy Goods o firmando vinilos y sudaderas. También, durante un momento del set, recibió una bolsa de parte de un fan con varios regalos para ella.
Ainhoa Laucirica
Antes de que el sol se pusiera, a las 19:30 comenzó Olivia Dean, que aparecía en el escenario rodeada de músicos (saxofón, trompeta, batería, bajo, guitarra eléctrica…) y comenzaba con una energía arrolladora. Muy sobrada de voz y de desparpajo en el escenario, la artista londinense no tardó en crear una gran conexión con el público en la que era su primera vez actuando en España. Canciones como ‘Echo’, ‘Danger’ o su más reciente single ‘Time’, destacaron en un show agradable al que quizá le hubiera beneficiado alguna balada de menos. Con todo, Dean dejó muestras evidentes de su talento como performer y la sensación de que en un futuro no muy lejano, vamos a escuchar bastante su nombre.
Nathy Peluso ha publicado este año su segundo disco, ‘Grasa‘, que ha presentado primero con el single ‘Aprender a amar‘, de sonido 100% Kanye West, y después, con una película que reúne videoclips para todas y cada una de las pistas incluidas en el álbum. En la película de ‘Grasa’ vemos a Peluso interpretar los temas del disco sola (‘Legendario‘, ‘Envidia’) o junto a sus colaboradores (‘Manhattan’ con Duki, ‘Todo roto’ con CA7RIEL & Paco Amoroso).
Aunque en algunos videoclips de ‘Grasa’ no aparece Nathy Peluso por ningún lado. Es el caso de una de las joyas escondidas del disco, ‘El día que perdí mi juventud’, la Canción Del Día de hoy.
‘El día que perdí mi juventud’ une a Peluso con Blood Orange, uno de los artistas imprescindibles del pop alternativo de la última década. ‘Champagne Baby’, ‘You’re Not Good Enough‘ o ‘Charcoal Baby’ se encuentran entre sus mayores éxitos. Con su nombre de pila, Devonté Hynes, ha trabajado en producciones del calibre de ‘Losing You’ de Solange o ‘Everything is Embarassing’ de Sky Ferreira.
Sin embargo, ‘El día que perdí mi juventud’ no se parece a ninguna de esas canciones, pues presenta una forma acústica. Blood Orange toca la guitarra en ‘El día que perdí mi juventud’ y presumiblemente también el teclado/órgano que entra en torno al minuto 0.50. Nathy, por su lado, entrega una de sus composiciones más tiernas y nostálgicas, una canción abiertamente dedicada a este concepto -el de nostalgia- desde su mismo título, que es un poco engañoso. Nathy no está hablando de la «juventud» exactamente, sino de la inocencia. Echa de menos su ingenuidad, la sensación de creer que el mundo es maravilloso y no cruel.
En una entrevista con Los 40 Principales, Peluso ha contado el significado de ‘El día que perdí mi juventud’: «Va más allá de ser algo literal, es una canción que tuve que hacer porque uno se da cuenta de la pérdida de la inocencia, la ingenuidad y el impulso. Cuando vives determinadas experiencias repetidas veces, empiezas a ser más mental; situaciones que antes eran mágicas, ahora te queman. Ojalá poder recuperar esa inocencia de cuando uno todavía es muy virgen en la vida».
En la letra, Peluso recorre sus recuerdos de infancia, fantasea con una «máquina» que le devuelva esa inocencia perdida, incluso con una «inyección», e incluso visita su vieja escuela, pero se da cuenta de que no es como la recordaba. De alguna manera, cuando canta «soñé que era una niña y que volaba / y jugando me escondía entre la multitud», vuelve a conectar con esa Nathy Peluso del pasado. En el final de la canción, invoca el regreso de su inocencia con una «profecía».
Sobre unos acordes de guitarra acústica que suenan flotantes, Nathy Peluso construye en ‘El día que perdí mi juventud’ una melodía preciosa, cargada de esa inocencia que lamenta haber perdido, pero también de una nostalgia que desarma. ‘Solo se trata de vivir‘ (1982), el clásico de Litto Nebbia, parece una referencia obvia en melodía y acordes, y ‘El día que perdí mi juventud’ es una canción digna de tamaña inspiración.
Adele ha ofrecido este 31 de agosto la última de las 10 fechas de su residencia de conciertos en Múnich. En este último concierto, Atkins ha reiterado que, una vez complete su agenda de conciertos en Las Vegas, se tomará un largo descanso de los escenarios. Y ha hecho énfasis en que su retirada será larga, «increíblemente larga», en concreto.
Desde el escenario, Adele ha expresado su gratitud por el éxito de su residencia en Múnich, pero ha señalado que necesita parar. Sin poder aguantarse las lágrimas, y hablando con la voz rota, ha declarado: «Necesito descansar. Llevo siete años construyendo una nueva vida, y quiero vivirla». Adele puede referirse -entre otras cosas- a su compromiso con el agente deportivo Rich Paul, confirmado por ella misma durante uno de sus recientes conciertos.
En la misma intervención, Adele ha asegurado que recordará sus conciertos en Múnich «por toda la eternidad» y que «fantaseará» con ellos durante su largo descanso, pero ha indicado que probablemente no volverá nunca a afrontar una agenda de conciertos tan extensa. Sus últimos 10 conciertos en Las Vegas abarcan desde el 25 de octubre hasta el 23 de noviembre. Después de este último concierto, el público no volverá a ver a Adele sobre un escenario en mucho tiempo.
“but after that [10 shows in Vegas], i will not see you for an incredibly long time… i just need a rest. i’ve spent the last 7 years building the life for myself, I want to live it now. I want to live my new life I’ve been building” — Adele pic.twitter.com/LwviKRcVAe
Fatman Scoop, rapero de Estados Unidos conocido por su éxito de 1999 ‘Be Faithful’ y por sus diversas colaboraciones con artistas como Missy Elliott o Mariah Carey, ha muerto horas después de desmayarse durante un concierto en Hamden, Connecticut.
Tras colapsar en pleno concierto, este viernes 30 de agosto, Scoop -cuyo nombre real era Isaac Freeman III- ha sido trasladado con urgencia al hospital, pero no se ha podido salvar su vida.
Conocido por su animosa y gutural voz, curtida en las fiestas de hip-hop de Nueva York en las que había ejercido de «hype man», Fatman Scoop se dio a conocer a un público masivo con el relanzamiento de ‘Be Faithful’ en 2003. Ese año, ‘Be Faithful’ alcanzó el número 1 de singles en Reino Unido e Irlanda, irrumpió en los top 5 de Australia y Dinamarca y fue un éxito también en países como Francia o Alemania, aunque no en España y tampoco, de manera extraña, en Estados Unidos.
‘Be Faithful’, un clásico de las discotecas de hip-hop, producido junto al Crooklyn Clan, es famosa por contener samples de hasta 6 canciones diferentes, entre ellas ‘Love Like This’ (1998) de Faith Evans y ‘Can I Get A…’ (1998) de Jay-Z.
Al margen de ‘Be Faithful’, Fatman Scoop era conocido sobre todo por sus colaboraciones. Scoop era uno de los artistas invitados en ‘Lose Control’, uno de los mayores éxitos de Missy Elliott, de 2005, en el que también aparecía Ciara; y también era el rapero invitado en el single de Mariah Carey de ese mismo año ‘It’s Like That’.
En las últimas semanas se ha sabido que Fatman Scoop aparecerá en el nuevo disco de A$AP Rocky, ‘Don’t Be Dumb’, nada menos que junto a Morrissey -entre otros artistas- en un tema llamado ‘Hood Happy’. El disco, tras ser aplazado, saldrá este otoño.
King Gizzard & The Lizard Wizard no paran de tomar riesgos, y de salir airosos. En ‘Flight b741’, su primer (y ya veremos si único) disco de 2024, los australianos se adentran de lleno en el rock clásico a la vez que crean uno de sus proyectos más buenrolleros. ‘Le Risque’ es uno de sus temas más adictivos. Es la Canción del Día.
‘Le Risque’ es única en todo el repertorio de King Gizzard, que no es pequeño. La razón es simple: es el único tema en el que todos los integrantes cantan. Hablando de riesgos… En concreto, la sorpresa la ha dado el batería del grupo, Michael Cavanagh, que tiene su spotlight hacia la mitad del tema. Es más bien una letra hablada, pero sirve. En los comentarios del videoclip se puede leer que «ya son oficialmente una boy band».
Un rítmico bajo nos introduce a una de las melodías más infecciosas que haya creado el grupo, entre constantes riffs sacados directamente de la old school del rock. Dan ganas de llevarla a un karaoke desde el primer minuto. Sin embargo, lo que más brilla en ‘Le Risque’ es el humor.
La letra es tan exagerada («Soy el puto retroceso de una pistola en el infierno»), y auto humillante por momentos («El riesgo, se sienta, en la punta de mi pequeña polla»), que es imposible aguantarse la sonrisa durante los 3 minutos y medio de canción. El videoclip acompaña perfectamente el sentimiento juguetón de la canción, con la banda básicamente pasándose el micro y haciendo el canelo en un pequeño aeródromo.
¿Cuánto tiempo de tu vida has pasado mirando la previsión del tiempo en la tele o en tu teléfono móvil? Horas de vida tiradas a la basura. Si el jueves el chubasquero había salvado a muchos el ratito que llovió en Kalorama Madrid, y hasta llegamos a pronunciar la frase «yo no vuelvo sin un chubasquero a un festival en mi vida, porque total, ocupa poquísimo en una mochilita», este viernes algunos lumbreras decidimos dejarlo en casa, mirando la aplicación Tiempo.
La jornada en Kalorama comenzaba tranquila. La buena disposición de barras o baños hacía pensar que todo iría sobre ruedas. Una vez incorporada Judeline a las 18.00 y trasladado Yves Tumor al espacio que iba a ocupar más o menos Fever Ray, el viernes lucía apetecible.
Gossip actuaban hacia las ocho de la tarde con el aliciente de presentar un disco que está bastante bien, ‘Real Power‘, con algún tema con la pegada de sus clásicos. Inexplicablemente, no siempre tocan su tema titular, lo mejor que han hecho en muchos años. Pero no faltan sus grandes hits del pasado. Beth Ditto conserva el carisma de siempre, y ‘Standing In the Way of Control’ continúa siendo un torbellino de canción, que ahora aúnan con unas notas de ‘Smells Like Teen Spirit’ de Nirvana. El show se cierra con otro de sus mejores éxitos, ‘Heavy Cross’.
Ainhoa Laucirica
A continuación, Yves Tumor se beneficiaba de actuar a primera hora de la noche: su show con tonalidades en rojo profundo en cuanto a iluminación, agradecía la oscuridad. Su banda de pop-rock contiene ecos de David Bowie y Jesus & Mary Chain, con temas con un decidido toque ochentero -como ‘Jackie’- y un perenne sabor deliberado a decadencia. De repente, y aunque el tiempo parecía tranquilo, es decir, no hacía viento, sino más bien calor, un sinfín de rayos y truenos empezaron a aparecer en el horizonte. Hasta cierto punto parecían atrezo, parte del show de Yves Tumor. Qué poderío de luces, ¿no? ¿O tan imponente era el ensayo de RAYE? ¿Pero qué demonios preparaba esta buena mujer tras arrasar en los Brits? Tenían que ser más bien luces del aeropuerto. O la primera prueba de las luces de Navidad proyectadas desde Vigo.
A escasos instantes de que terminara Yves Tumor, a muy pocos minutos de las 22.00, que es cuando empezaba RAYE en el escenario contiguo y principal, el agua empezó a caer muy decidida. En pocos segundos empezó a caer muy gorda. Repito: muy gorda. Parte de la gente abandonó a Yves Tumor -parte aguantó hasta que paró-, algunos corrían hacia la nada, otros hacia el metro -a 10 minutos-, se refugiaban en la zona de comida o trataban de resguardarse cerca de las barras, lo cual era absurdo porque las barras no aportaban refugio ninguno. Nosotros optamos por quedarnos bajo el agua, sin más. Let it wash all over me.
Ainhoa Laucirica
En principio se impidió la entrada de los asistentes a los pabellones, cuando lo único que hay en IFEMA son pabellones, pabellones y más pabellones inmensos y vacíos, pero la organización reaccionó y en muy pocos minutos se habilitó uno en el que cabían de sobra todos los asistentes de Kalorama. Las condiciones de calcetines y ropa interior era dramática. Nunca había visto tal cantidad de agua saliendo de unos zapatos. Algunos aprovecharon para exhibir los resultados de su gimnasio y sus preciosos tatuajes, en muchos casos de motivos musicales. Otros subieron vídeos divertidísimos a las redes sociales, con conversaciones reales que ya son parte de la historia de la música en directo de este país:
-¿Sabes qué no sería mala idea, Alejandro?
-¿Irnos al coche?
-¡No! Meternos en un policlean.
-Ya lo he pensado, pero están todos ocupados.
Su aventura continúa debajo de un cubo de basura, no os perdáis el tuit de estos kaloramers, muy ilustrativo de lo que sucedió.
— Alex play África by Toto (@AlexBellamyLeto) August 30, 2024
Desde las redes, empezó a llegar la noticia de que Festival Gigante, que se celebra a pocos kilómetros en Guadalajara, se había cancelado. Una palabra en sus comunicados ponía los pelos de punta: cámping. Por suerte, se habilitó un espacio en el que acoger a sus asistentes. Kalorama comunicó que el show de RAYE se suspendía porque todo su equipo estaba mojado. Mientras buscábamos refugio, se había visto a varias personas sacando agua de ese escenario como si no hubiera mañana, por si el cielo se despejaba. Lo hizo poco después.
La buena noticia de ir hasta el IFEMA es que no se produce barro. El suelo es todo asfalto y un poco de césped. Se pudieron reprogramar los shows de Prodigy (eran el cabeza de cartel, había gente disfrazada de ellos) y Overmono, pero no a Soulwax. Para cuando Prodigy salvaban el día (los conciertos post-apocalipsis suelen ser los más divertidos), algunos ya estábamos yéndonos a casa, empapados hasta el punto de que se estaba mucho mejor, lo más desnudo posible. El taxista te preguntaba: «¿pero no habéis visto que estaba tronando?». Ya, pero el FOMO. 10 kilómetros después, el suelo en el centro de la ciudad estaba completamente seco. Ni un simpático charquito. En lo que tú entiendes por Madrid, no había caído ni una gota. ¿Qué decíamos ayer del gafe en la comunidad con los festivales?
¿Tenía que ser Nick Cave, uno de los más macabros de los autores que conoces, quien te despertara más curiosidad por la Biblia? Le fascinó en un formato de cuero que tenía su abuela cuando descubrió el libro a los 9 años, se encaprichó del Antiguo Testamento, después le recomendaron el Evangelio según San Marcos, y actualmente es difícil imaginar un disco suyo sin esta referencia. El autor que hizo un llamamiento a la «misericordia» en la era de la cancelación ha barajado como posibles títulos de su 18º álbum junto a los Bad Seeds cosas como ‘Joy’ y ‘Conversion’, decantándose finalmente por ‘Wild God’.
La aproximación de Nick Cave a la religión trasciende iglesias, ortodoxias y frases manidas sobre ser o no «practicante». Le atrae la belleza de los rituales, las rarezas del cristianismo, su devenir. El personaje del «Dios salvaje» de la canción titular de este álbum es un Dios que sufre, no uno «omnipotente y omnisciente que esté fuera del mundo», sino uno que lo recorre buscando desesperadamente a alguien que crea en él.
Por eso esta canción, ‘Wild God’, culmina elevada buscando fe «en la cuna de África, en Rusia, en China y en Estados Unidos», al tiempo que emerge uno de los muchos gospels de este disco. Pero el personaje tiene matices, de nuevo inspirados en los tiempos que corren. «Hubo violaciones y saqueos en el pueblo de los retirados / pero en su mente él era un hombre de gran virtud y coraje». De este modo, cualquiera buscando por aquí un disco espiritual inspirado en la muerte de los dos hijos de Nick Cave, en un plazo de 7 años -Arthur Cave a los 15 en un acantilado y Jethro Lazenby a los 31- se estará quedando en la superficie.
Algo de eso hay, por supuesto. Ni Nick Cave ni ningún padre podrá superar nunca algo así. En tu primer acercamiento al disco es posible que te preguntes qué hace un spoken word como pista 4, pero esta canción, la llamada ‘Joy’, con un final digno de Sufjan Stevens, es una de las que más estremece cuando aparece un niño en forma de fantasma para afirmar: «Ya hemos tenido pena suficiente, ahora es el momento de la felicidad». «Niños en el cielo saltan por la felicidad» dice otra de las canciones, ‘Frogs’.
No son los únicos «fantasmas» que aparecen. ‘O Wow O Wow (How Wonderful She Is)’, una canción con un Autotune en la estela de Bon Iver, está inspirada en la muerte de su ex amante y colaboradora Anita Lane, y se cierra con una grabación de voz suya. Se equipara su belleza con la de Dios, y el relato de Anita logra arrancarnos una sonrisa: «¿Recuerdas que nos lo pasábamos realmente, realmente bien? Porque éramos nosotros mismos, haciendo el tonto, relajados, sin presión. Por eso supongo que hacíamos buenas canciones (…) y ni siquiera me daba cuenta».
La mención a los «panties» está llena de humor, por no hablar de la que se hace de Kris Kristofferson en ‘Frogs’ portando «una camiseta que no ha lavado en días». Por algo ya se está hablando de ‘Wild God’ como un disco alegre, especialmente en contraste con cosas como ‘Skeleton Tree‘ o ‘Ghosteen‘, el álbum que parecía hablar de la muerte de Arthur y el que hablaba sobre aquella horrible caída, de hecho. Lo que no quiere decir que ‘Wild God’ no esté plagado de lamentos y arreglos inspirados en la hecatombe.
‘Final Rescue Attempt’ se arrastra entre pianos y sintetizadores en busca de una salvación para «no ser herido más», mientras plantea: «¿Quiénes son esos Dioses que ahora defiendes / Y qué propósito tienen ahora al final de los tiempos?». ‘Conversion’ también es reptante en su aproximación al blues. Esto es un disco de Nick Cave & The Bad Seeds. Uno con guiños a diversas épocas, de ‘No More Shall We Part’ a sus austeros últimos álbumes, pasando por ‘Abattoir Blues’.
Y sin embargo, en muchos sentidos, es uno de sus discos más inmediatos. Que Kanye West no llegue hasta la última pista, ‘As the Waters Cover The Sea’, la de «paz y buenas nuevas para la Tierra», porque querrá samplearla para uno de sus discos. Por supuesto, sin permiso. ‘Song of the Lake’ abre con unos arreglos más propios de Mercury Rev y Flaming Lips, a lo que contribuye la mezcla de Dave Fridmann (la producción es de Warren Ellis, en verdad). En ella, un hombre observa a una mujer bañarse en el lago en una de esas imágenes tan Nick Cave, tan poéticas como problemáticas, a sabiendas de que se disolverá si la sigue, y si no, también.
Y luego está ‘Long Dark Night’. La canción de Nick Cave más ‘Into My Arms’ desde ‘Into My Arms’, reflexionando sobre la búsqueda del amor, se inspira en el poema ‘Noche oscura del alma’ de San Juan de la Cruz. Hay una persecución de la belleza en este disco; la teoría de que el amor es aún posible en este mundo sobrevuela todas estas canciones tan dispares como enriquecedoras.
Anuel AA y Justin Quiles, dos de los artistas más influyentes de la música latina, procedentes ambos de Puerto Rico, han apoyado públicamente la candidatura de Donald Trump en Estados Unidos, apareciendo junto a Trump en un mítin celebrado en Johnstown, Pensilvania, este viernes 30 de agosto.
No tantos artistas latinos han dado el paso de apoyar a Trump; Anuel AA y Justin Quiles son los artistas de mayor perfil que lo han hecho.
En su intervención, Anuel AA ha declarado que Trump es el «mejor presidente que el mundo ha visto, que este país ha visto», y ha prometido que Trump «quiere ayudar a Puerto Rico a crecer y triunfar como país». Por su lado, Quiles ha abogado por «decir las cosas como son, no como crees que la gente quiere oír» (sic), y ha afirmado que «muchos latinos nos mantenemos firmes junto al presidente Trump».
Anuel AA y Justin Quiles, dos nombres muy conocidos en España, pues con mucha frecuencia aparecen en las listas de éxitos de nuestro país, se suman a la lista de artistas de pop que han dado su apoyo a la candidatura republicana en Estados Unidos, entre los que se encuentran no solo Kanye West, sino también la estrella del country Jason Aldean, M.I.A. o Azealia Banks.
En el otro lado de la moneda, artistas como Beyoncé, Céline Dion, Foo Fighters o, últimamente, ABBA y los White Stripes, han denunciado el uso de su música en las campañas de Trump y amenazado con tomar acciones legales contra el ex-presidente, por usar su música sin autorización. Beyoncé y Foo Fighters, en concreto, han apoyado públicamente a Kamala Harris.
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Anuel AA: "A todos mis puertorriqueños, mantengámonos unidos y votemos por Trump". pic.twitter.com/IYAslAeP3f
Charli xcx ha sido confirmada en el reparto de ‘I Want Your Sex’, la nueva película de Gregg Araki. Se desconoce el papel que Charli desarrollará en la película, pero se sabe que Olivia Wilde y Cooper Hoffman asumirán los papeles protagonistas y que la cinta se empezará a rodar en octubre.
En palabras de Variety, ‘I Want Your Sex’ es un «thriller erótico» que explorará temas relacionados con «el sexo, la obsesión, el poder, la traición y el asesinato». La película incluirá «personajes estrambóticos» y usará un tono cómico irreverente.
En la cinta, Hoffman interpretará a un joven llamado Elliot que consigue un trabajo junto a la «prestigiosa artista, provocadora e icono» Erika Tracy, encarnada por Wilde. «Pronto sus fantasías se convierten en realidad cuando Erika se propone ser su musa sexual», indica la sinopsis.
Araki es uno de los cineastas que definieron el movimiento «New queer cinema» durante los años 90, gracias por ejemplo a su «Trilogía del Apocalipsis». Durante el siglo actual, Araki ha dirigido películas tan aclamadas como ‘Mysterious Skin’ (2004) o ‘Kaboom’ (2010). Entre sus últimas obras, la comedia lisérgica ‘Smiley Face‘ (2007) pasó injustamente desapercibida.
‘I Want Your Sex’ da a Charli xcx su segundo papel en la gran pantalla, pues la cantante de ‘Club classics’ ya estaba confirmada en el reparto ‘Faces of Death’, el próximo largometraje de Daniel Goldhaber, un remake de la película de culto de 1978.
En unas semanas, el 14 de septiembre, arranca la gira conjunta de Charli xcx y Troye Sivan, ‘SWEAT’, que recorrerá Estados Unidos y Canadá hasta el 23 de octubre.
Sabrina Carpenter -como se anticipaba- entra en el número 1 de álbumes de Reino Unido con ‘Short n’ Sweet‘, su sexto álbum de estudio. UK Official Charts cifra las ventas totales de ‘Short n’ Sweet’ en 89.000 copias vendidas en su primera semana.
En Reino Unido, es el segundo mejor debut de 2024 solo por detrás de Taylor Swift con su ‘The Tortured Poets Department‘ (270.000 unidades).
Sabrina, además, hace historia al tomar los tres primeros puestos de la lista de singles británica: ‘Taste‘ es top 1, ‘Please Please Please‘ top 2 y ‘Espresso‘ top 3. Solo Ed Sheeran y Harry Styles antes que ella habían logrado marcar un número 1 de álbumes y, simultáneamente, ocupar los tres primeros puestos de la lista de singles. Carpenter es la primera mujer que lo logra, en Reino Unido.
Además de Reino Unido, ‘Short n’ Sweet’ debuta en el número 1 de Francia, Australia, Finlandia, Irlanda, Nueva Zelanda, Noruega y Escocia. También abre en el puesto 3 de Alemania y Suecia, y en el 9 en Italia. Los datos de Estados Unidos y España se conocerán la semana que viene. En Estados Unidos, Carpenter se disputa el número 1 con Travis Scott.
Por otro lado, el público parece haber elegido el cuarto hit oficial de ‘Short n’ Sweet’: ‘Bed Chem’ acaba de irrumpir en el número 9 de la tabla global de Spotify. Con este, ya son cuatro los singles de Carpenter dentro del top 10 global.
Por un lado, Ana Mena, pop star a la que debemos dos de los mayores hitazos del pop hecho en España de los últimos años, ‘Madrid City‘ y ‘Las 12’. Por otro, Emilia, así, a secas, superestrella argentina que últimamente ha sido artífice de éxitos globales como ‘La Original’ o ‘No se ve’.
Juntas, Ana Mena y Emilia entregan hoy su segundo single conjunto, ‘Carita triste’. Ambas ya habían colaborado en ‘El chisme’ junto a Nio Garcia, pero ‘Carita triste’ las une a ellas dos y a nadie más.
‘Carita triste’ es una canción hermana de ‘Las 12’ y ‘Madrid City’; el piano trance sacado del playbook de Robert Miles vuelve a estar presente en esta producción firmada por Andrés Torres y Mauricio Rengifo, productores de esos otros dos éxitos de Ana Mena.
Sin embargo, esta vez el estribillo de ‘Carita triste’ no se lo queda el «drop» instrumental, como era el caso de ‘Madrid City’ y ‘Las 12’, sino que se lo agencian Ana Mena y Emilia, que expresan su mal de amores sobre una base de puro dance-pop: van «pintando caritas tristes» y avisan de que «ayer lloré pero no me viste». Un estribillazo escrito para cantarlo a pleno pulmón allá donde suene.
En el videoclip de ‘Carita triste’, rodado en un castillo, Ana Mena y Emilia vengan haber sido traicionadas arruinando una pedida de mano. Dirige The Panda Bear Show, que no tiene nada que ver con el artista Panda Bear.
Desde que en 2021 publicara su primer single, ‘105Freestyle’, Young Miko no ha parado de subir como la espuma. Mientras lanzaba palo tras palo, habiendo colaborado con artistas como Bad Bunny, Feid o Bizarrap, Miko se ha ido convirtiendo en un icono del género gracias a su personalidad e inquietudes sociales como parte del colectivo LGTBIQ+. Young Miko estará en Coca-Cola Music Experience y actuará el 14 de septiembre.
El festival culminará el verano con dos días llenos de música y fiesta en el recinto John Lennon de Getafe (Madrid). Young Miko se une a un cartel encabezado por Rauw Alejandro, Myke Towers, Arde Bogotá, y Manuel Turizo, entre otros, y además de una lista de los mejores artistas emergentes. Donnie Sunshine y Loco Escrito son los últimos confirmados. Como novedad en nuestro país, Young Miko también será la cara oficial de Sprite Limelight.
El formato se lanzará en España por primera vez y nace de una propuesta para unir a la Gen Z con la música para combatir como sea el calor veraniego. Bajo el lema de ‘Heat Happens’, Sprite ya ha lanzado el formato en Norteamérica, Europa, China, Latinoamérica y Brasil, con representantes de la talla de Fireboy DML, Doechii, Blxckie, XAMA, Lay Zhang y Mahalia.
Miko empezó trabajando como tatuadora en Puerto Rico y usó el dinero para propulsar su carrera musical con la compra de su primer micrófono. Ahora tiene la certeza de que todo mereció la pena. Desde el lanzamiento de ‘105Freestyle’, Miko ha hecho sold outs alrededor del globo, sus canciones han recibido millones de reproducciones y hasta ha sido galardonada con un premio Impacto en los Billboard Women in Music Awards. Así son las historias de superación que se compartirán gracias a Sprite Limelight.
En colaboración con Sprite, Miko lanzará este año un vídeo musical para la canción ‘rookie of the year’, incluida en el último disco de la puertorriqueña, ‘att.’. El objetivo del vídeo es ofrecer una mirada más profunda a la historia de la canción, que es una de éxito en toda regla. Este vídeo explora en detalle la trayectoria personal de la artista y ofrece un contexto adicional que ayuda a comprender la intensidad emocional de su música. Es un material imprescindible para cualquier fan que desee descubrir más sobre la historia que inspira a la artista. Miko fluye como el agua sobre el minimalista beat de trap, cortesía de los productores Mauro y Jota Rosa.
Young Miko, Arde Bogotá, Donnie Sunshine y Loco Escrito, que son las últimas confirmaciones de Coca-Cola Music Experience, se unen a un cartel que ya cuenta con Rauw Alejandro, Myke Towers, Manuel Turizo, Dimitri Vegas, Chanel, Íñigo Quintero, Paul Thin, Ruslana, Chiara, Violeta, Denna, Judeline, Niña Polaca, Veintiuno, Azahriah, Michenlo, Besmaya, Almacor, Mar Lucas, Polo Nández y Vilu Gontero.
Los abonos generales de «tramo 2» están disponibles hasta agotar existencias a un precio de 60 euros más gastos de gestión, y pueden encontrarse en la web oficial del festival.
Eurovisión ha confirmado la sede de su edición de 2025, que tendrá lugar en Suiza tras la victoria de Nemo este año, con ‘The Code’.
Basilea, la tercera ciudad más grande de Suiza por detrás de Zürich y Ginebra, acogerá la próxima edición de Eurovisión, ha confirmado el festival. En un comunicado, Martin Österdahl, supervisor ejecutivo de Eurovisión, ha expresado la «emoción» de la Unión Europea de Radiodifusión por la elección de sede, sobre todo porque fue en Suiza donde se celebró la primera edición de Eurovisión en el año 1956, concretamente en la ciudad de Lugano.
Eurovisión ha confirmado también el recinto acogerá la edición de Eurovisión del año que viene, que será el St. Jakobshalle, un estadio situado en Münchenstein, cerca de Basilea, con capacidad para albergar a 12.400 personas.
Por otro lado, se han confirmado las fechas de las dos semifinales y de la final de Eurovisión 2025: la primera semifinal se celebrará el 13 de mayo y la segunda el 15 de mayo, mientras la Gran Final tendrá lugar el sábado 17 de mayo.
En una entrevista con JENESAISPOP, Nemo habló de ‘The Code’, de Eurovisión y de la visibilidad no binaria, entre otros temas.
Mientras el mundo sigue esperando noticias sobre ‘Songs of a Lost World’, el nuevo disco de The Cure, que supuestamente sale en 2024, aunque a estas alturas del año no ponemos la mano en el fuego; el grupo anuncia el lanzamiento de un doble single de propósito benéfico.
‘Novembre: Live in France 2022’ se compondrá de dos canciones nuevas de The Cure grabadas en directo, las ya conocidas ‘And Nothing Is Forever’ y ‘I Can Never Say Goodbye’. La primera se grabó en Montpellier el 8 de noviembre y la segunda en Toulouse el 13 de ese mismo mes. The Cure lleva tocando estos dos temas en directo desde octubre de 2022.
El vinilo se pondrá a la venta el 1 de octubre y será el primer lanzamiento de nueva música de The Cure en 16 años. Fabricado con materiales ecológicos, los beneficios netos de ‘Novembre: Live in France 2022’ serán destinados a la organización benéfica climática de Brian Eno, Earth Percent. Se pondrán a la venta 5.000 copias, y las 100 primeras vendrán firmadas por Robert Smith. Más info, en la web del sello NAKED Record Club, que edita el single.
Un 29 de agosto a las 5 de la madrugada, decidió ponerse a llover en Madrid como si no hubiera mañana. El tormentón despertó a todos aquellos que tenemos el sueño ligero y uno no podía evitar preguntarse: ¿los festivales en Madrid están gafados, verdad? A Summercase, me remito. O a aquel año en que diluvió en Mad Cool todos los días en pleno mes de julio. O a aquel año en que diluvió en Paraíso, influyendo seguramente en su deriva y cancelación. O a la desaparición de Festimad. O a la de Rock In Rio. O a la “bienvenida” que le dimos al Primavera Sound. O a que este año no hay Dcode. O a los cambios de recinto que ha tenido que ir afrontando Tomavistas por las quejas de los vecinos en el Parque Tierno Galván.
Un jueves a las 2 de la tarde, poco más que 24 horas antes de actuar, Fever Ray tuvo que cancelar su actuación en Kalorama, a causa de una neumonía. Tan “cool” es el personaje que se ha creado, que posteó vídeos suyos desde el hospital, utilizando los tubos de oxígeno como comba. Supongo que algún día nos reiremos con ellos, porque los seguidores del festival no estaban para muchas bromas tras la previa cancelación de The Smile. Eso y que una plataforma vendiera 300 abonos rebajados a 70 euros a última hora cabreaba a algunos usuarios, y con razón. Más o menos.
Kalorama es un festival arriesgado, en tanto que no ha invitado a Arde Bogotá ni a Viva Suecia, ni a ninguno de esos grupos nacionales, que son los que más público arrastran en este momento. Sí, en 2024 traer a ciertos artistas internacionales es un alto riesgo. Además, este festi se celebra en Madrid de rebote. En realidad es un desdoble de un festival gemelo portugués, organizado por Lastur, con toda la pinta de estar aprovechando la contratación que se había acordado para Cala Mijas, que ha tenido que ser cancelado por impagos de las instituciones. El nivel. El cartel es exquisito, espectacular en su reivindicación de la música underground de los 2000. Porque los 2000 no solo fueron Britney, Beyoncé y Christina Aguilera, que por supuesto. También fueron LCD Soundsystem, The Knife, Radiohead y The Postal Service. Ciertamente, Kalorama recuerda al extinto Summercase.
Y desde luego es una fantasía para todo negacionista de la música latina y urbana, entre los que no me encuentro, pero es que no hay ni rastro en su cartel. Creo que estaba predispuesto a su favor porque salvo alguna excepción como Raye o Sam Smith, todos los artistas del cartel estaban en activo en 2006, cuando esta web nació. Muchas de las canciones que escuché anoche me recordaron muy fuerte a aquella época. Leyendo ciertos comentarios en redes, no sé si habrá segunda edición de Kalorama Madrid. Entonces yo concluiré que los madrileños tendremos una vez más lo que nos merecemos: a Isabel Díaz Ayuso, una sartén humana en la Puerta del Sol y una comunidad sin festivales, o casi.
Entre cierta sensación agridulce -al final llovió, pero solo durante la sesión de piano house y cosas así de Folamour-, por supuesto la música nos salvó. Sobre todo la del show de Postal Service, de lo más mágico que han presenciado estos oídos y estos ojos. Sin ser yo el más firme defensor de la nostalgia, la idea de realizar una gira de 20º aniversario de ‘Give Up’, con el grupo principal de Ben Gibbard, Death Cab for Cutie, como telonero interpretando ‘Transatlanticism’, es original, brillante y entrañable a partes iguales. Es como si Last Shadow Puppets tocaran su primer disco como teloneros de Arctic Monkeys tocando ‘AM’, solo que no tendría sentido porque no salieron el mismo año. Es como si Morrissey tocara ‘You Are the Quarry’ como telonero de los Smiths tocando ‘The Queen Is Dead’, solo que Johnny Marr no quiere.
Aunque en otro momento probablemente habría sido de otra manera, Death Cab for Cutie salieron primero, rigurosamente vestidos de negro. ‘The New Year’ es un arranque de concierto infalible y Ben Gibbard se mantiene en un estado de forma excelente, tanto física como vocalmente. ¿Cuándo ha sido tan guapo este hombre? ¿No os reíais en los comentarios sobre qué hacía casado con Zooey Deschanel? El último ríe mejor, y ahora parece un vampiro sexy de una película de Tom Cruise. Gibbard conserva una voz dulce absolutamente preciosa, y sostuvo sabiamente crescendos como el de la titular ‘Transatlanticism’: un claro “highlight” de la noche fue la subida de los “I need you so much closer”. Ben recordó que ‘We Looked Like Giants’ habla sobre “fornicar” en contraste con el “puritanismo de América” y se despidió a lo grande con la querida balada ‘A Lack of Color’. De manera poética, unas pocas gotas de lluvia cayeron en ese preciso instante. Gibbard explicó que volverían en 15 minutos y, pasado ese tiempo, comenzó el gran concierto de la noche, el de Postal Service.
‘Give Up’ es un disco que tiene todas sus mejores canciones en la primera mitad y The Postal Service, rigurosamente vestidos de blanco, lo interpretaron también en orden. El inicio apoteósico estaba garantizado. ‘The District Sleeps Alone Tonight’, seguida de ‘Such Great Heights’ (la mejor canción de 2003, sorry, Beyoncé), seguida de ‘Sleeping In’ levantaron los brazos del público. Con algo de aplomo de más, Gibbard dejó que Jimmy Tamborello tuviera su momento de protagonismo en esta última, y llamó a Jenny Lewis “reina” por su protagonismo vocal en canciones como ‘Nothing Better’.
La batería aguardaba a Ben Gibbard al final de la trepidante ‘Clark Gable’ y también en la destacada ‘We Will Become Silhouettes’, lo que dinamizó la segunda parte del concierto, mucho más de lo esperado. Jenny Lewis brilló a la guitarra de la balada ‘This Place Is a Prison’ y el grupo intentó por todos los medios que el público coreara el “everything will change” de ‘Brand New Colony’, que no pudo sonar más esperanzadora en un día que venía exento de esperanza. ‘Natural Anthem’ tenía que ser el cierre con su sabor a banda sonora de cine clásico y a final en general, aunque el grupo se reservó como sorpresa una versión de ‘Enjoy the Silence’ de Depeche Mode que por mi parte deberían haber llevado más hacia la indietrónica y por consiguiente haberse ahorrado. Pero nada podía ya estropear la que está siendo la mejor gira de Postal Service, mucho mejor que aquella que pasó por Primavera Sound hace unos años.
La tarde había empezado, en verdad, bajo tremenda solanera (en Madrid no hay término medio, o te cueces o te congelas, igual por eso la gente a veces parece desconocer los grises opinando), con el concierto de Nation of Language. De lejos el trío sonaba a Morrissey, de cerca más a Kraftwerk. Richard Devaney se ganó nuestro cariño dándolo todo a media tarde, con cierta chulería -pero la justa- en tono vocal, cierta grandiosidad -pero la justa, también- en actitud, y con temas como ‘On Division St’ o ‘Weak In Your Light’ que recuerdan el movimiento synth-pop y neo-romántico de los 80 en su versión más evocadora y elegante.
Sharon López
El único show que dejó ciertas dudas sobre su ubicación fue el de The Kills, con un repertorio algo más olvidable. Si se trataba de poner una dosis de rock, quizá una banda con una tonelada de pregrabados tampoco era la mejor idea para rugir. Aun así, Alison Mosshart mantuvo cierta actitud y carisma, portando una camiseta “suck my dick”.
La noche se cerró con LCD Soundsystem, un grupo al que tengo algo cruzado desde su separación-estafa: estuvieron más tiempo celebrando su separación que separados de facto. Aun así, anoche presentaron un sonido completamente brillante y detallado. Pocas veces han hecho vibrar y con tal claridad los teclados o los cencerros por encima de una melodía. Salvo por la toma vocal de James Murphy -especialmente asfixiado en ‘Tribulations’, y no me extraña, la canción va a toda hostia-, parecían estar sonando las versiones de estudio, aunque era evidente que no.
Como ironizando sobre ‘You Wanted A Hit’, que abre su show, LCD Soundsystem abusaron de los medios tiempos. Hubiera venido mejor un poquito más de ‘Yeah’ y de ‘Losing My Edge’ y un poco menos de ‘New York, I Love You but You’re Bringing Me Down’, teniendo en cuenta que eran la 1.30 de la madrugada y que nos estábamos quedando sin metro. Pero hay que reconocer que la recuperación de ‘Someone Great’ acompañada de sus visuales difuminados, como en homenaje a los que ya no están, fue bonita de llorar.
El grupo sí interpretó algún hit bailable, como ‘Daft Punk Is Playing At My House’, una versión de ‘I Can Change’ que incorpora-elementos-de ‘Radioactivity’ de Kraftwerk y continúa cerrando, como está mandado, su obra maestra ‘All My Friends’. El público aguantó y respondió. En especial Harry Styles, que acudió de incógnito y se lo pasó mejor que muchos.