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Ariana Grande estrena en directo ‘The Light Is Coming’ y sí, es un «banger»

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Una de las decepciones de este viernes 1 de junio fue encontrar que ‘The Light Is Coming’ no llegaba a las plataformas digitales y streaming, pese a que su intérprete, Ariana Grande, había mostrado un snippet en redes sociales días atrás, sin especificar cuándo llegaría. Pero la fecha de publicación de este nuevo single de ‘Sweetener’ ha sido revelada este fin de semana por la propia artista durante un concierto.

Ha ocurrido en Wango Tango, una fiesta anual de la popular emisora de radio californiana iHeartRadio. Allí Grande realizó un set de casi 40 minutos en directo. En él, además de sus grandes éxitos, la intérprete de ‘Dangerous Woman’ habló de su próximo álbum, que se publica en el mes de agosto se pondrá en preventa el 20 de junio. Ese día, precisamente, se lanzará ‘The Light Is Coming’. Sin embargo, hoy podemos saber cómo es esa canción, puesto que tras hablar de ella en el concierto, la interpretó.

Esta nueva colaboración con “su hermana mayor” Nicki Minaj que, en este caso, no la acompañó en persona. Aunque sí sonó su voz pregrabada en la intro de una canción que pretende reeditar el éxito de su anterior dueto, ‘Side to Side’. A tenor de lo escuchado –en el clip o en el minuto 25:30 de la actuación completa–, podría lograrlo perfectamente, puesto que tiene toda la apariencia de ser un banger. Esta producción de Pharrell Williams, tras un inicio marcial, tiene un ritmo vertiginoso y un gran gancho. Ahora sólo nos queda esperar tres largas semanas hasta que llegue su versión de estudio.

‘Sweetener’, el cuarto álbum de Ariana Grande, fue presentado semanas atrás con ‘No Tears Left To Cry’, que ya se ha convertido en un nuevo éxito de la artista norteamericana. Un tema uptempo con trasfondo triste, en parte por su ruptura con el rapero Mac Miller, en parte por la muerte de su abuelo y, también, por la tragedia del atentado de Manchester tras un concierto suyo que acabó con la vida de 22 personas.

Tracyanne & Danny / Tracyanne & Danny

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«Todas las canciones escritas por Tracyanne Campbell». Este es el rótulo referido a música y letra que puede leerse en los discos de Camera Obscura o en su defecto en la web de Elefant, los créditos de Spotify o la Wikipedia. Por mucho que entendiéramos a Camera Obscura como un grupo o que incluso alguien diera créditos de más a Stuart Murdoch de Belle & Sebastian, que se limitó a producir y tocar la guitarra en el single ‘Eighties Fan’ y a añadir arreglos de cuerda al primer disco, en lo que podemos establecer como otro ejemplo más del machismo en la asunción de créditos en todo su esplendor, Tracyanne era, es y esperemos que sea siempre Camera Obscura.

Y sin embargo la temprana muerte de Carey Lander, teclista y corista de la banda desde el segundo disco, ha dejado indudablemente tocada la carrera del grupo. Tracyanne, aun siendo la única autora de música y letras y la única por tanto que podía hablar de la temática de las canciones con total conocimiento de causa, permitía que otros miembros como Carey concedieran entrevistas a los medios en solitario en nombre de Camera Obscura. Una familia, más que una banda de Glasgow más, con gusto por el pop sesentero, la estética yeyé y las melodías atemporales.

Para Campbell ha tenido que ser, en parte, una liberación, entregarse a un disco como este. La carrera de Camera Obscura está en modo hiato tras la muerte de Carey, y también hay que decir que ‘Desire Lines‘ en 2013 no es que fuera su mejor creación (en verdad fue abandonar Elefant y perder algo de fuelle o, cuando menos, algo de efecto sorpresa). Sin estar nada mal, pues la banda jamás entregó nada parecido a un disco malo o mediocre, es pertinente que la autora de ‘Tears for Affairs’ se haya desquitado de toda presión con un disco escrito junto a otra persona por primera vez, en este caso Danny Coughlan de Crybaby. Además de servirle para quitar peso al que ha de ser el gran regreso de Camera Obscura, lo cierto es que siempre le ha pegado, por voz, estética y estilo compositivo, hacer un disco de dúo entre voz masculina y femenina como los de Nancy & Lee, Sonny & Cher, She & Him o Isobel Campbell y Mark Lanegan.

Escuchar ‘Tracyanne & Danny’ es por tanto un bonito y esperado reencuentro con una de las voces más bonitas, dulces y queridas del pop independiente de este siglo, ahora acompañada de Danny, apegado a un timbre de crooner que roza el de un Richard Hawley en algunos momentos, como sucede en ‘Celophane Girl’. El triunfo de ‘Tracyanne & Danny’ es el de las canciones que nunca pasarán de moda, y así, sucumbimos ante singles de adelanto como ‘Alabama’ y sus suculentos piano tipo Motown, slide-guitar y cuerdas («sí, me gusta Alabama y me gusta viajar (…) pero no consigo recordar un día en el que estuviera sin ti», dedican a la desaparecida Carey); ‘It Can’t Be Love Unless It Hurts’, cuyo título pesimista lo dice todo y su teoría de que el amor «solo puede ir de mal en peor» también; o ‘Home & Dry’, que ejerce de apertura. A la altura encontramos temas como la balada cincuentera ‘Jacqueline’, que de nuevo con ese piano tan doo-wop habría pegado tanto en The Roadhouse, o ese ‘Anybody Else’ que parece un single del disco póstumo de Roy Orbison, todas ayudadas por la producción del queridísimo Edwyn Collins en colaboración con Sean Red de Dexys Midnight Runner.

Es cierto que a veces el álbum cae en los clichés románticos, a los que no estaría mal desafiar en 2018 incluso musicalmente. Cuando uno escucha un «This is a fantasy» casi adivina que va a rimar con un «Baby it’s you and me», y, desde el punto de vista de la producción, es algo inaudito que todo el mundo copie a Nancy & Lee sin la menor intención de emular una canción tan loca como ‘Some Velvet Morning’. Por eso se agradecen los ligeros experimentos, como ese sample o modo obsesivo -no sé qué es mejor- de Danny de cantar «don’t» en la mirada a un amor del pasado que resulta ‘2006’; o las incursiones jazzies. En ‘Deep In the Night’ el saxo nos trae la misma «luz», el «mismo confort», la misma «cuna» de la que nos habla la letra; y la final ‘O’Keefee’ demuestra -pese a que su letra mencione Mexico y Santa Fe- que, como probó el galo Benjamin Biolay, Francia y Argentina están deliciosamente relacionadas.

Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘Alabama’, ‘2006’, ‘It Can’t Be Love Unless It Hurts’, ‘O’Keeffe’
Te gustará si te gustan: She & Him, Nancy & Lee, La Buena Vida, la voz de Tracyanne Campbell
Escúchalo: Spotify

La canción del día: Kanye West y amigos retuercen el soul clásico en la cálida y delirante ‘Ghost Town’

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La gran noticia en el mundo de la música de esta semana ha sido la publicación de ‘ye’, el nuevo álbum de Kanye West tras lanzar en 2016 ‘The Life of Pablo’ y caer en una espiral de problemas de salud que le obligaron a retirarse y recuperarse. Tras hacerlo, ha vuelto con más energía que nunca, produciendo un disco completo al rapero Pusha T, otro para Nas y uno más para Teayana Taylor. Aparte de este ‘ye’ y ‘Kids See Ghost’, junto a Kid Cudi.

Precisamente Cudi es uno de los invitados en ‘Ghost Town’ que, a todas luces por su título y su participación, parecía destinada a ese otro disco. Pero, por lo que sea, ha terminado cayendo en ‘ye’, un disco de 23 minutos y con una portada de mensaje cuñadil (la boba broma “Odio ser bipolar me encanta”; pero tranqui, puedes cambiarla tú mismo en esta web). Y no sólo eso, sino siendo uno de los cortes más inmediatos y destacados.

‘Ghost Town’ parece una reunión de amigos. Y es que además de Kid Cudi (que canta en modo seductor el gancho) y West (que también retoma su faceta de cantante), aparecen John Legend (él retoma el sample de un blues de Shirley Ann Lee, ‘Someday’, cantando de forma, digamos, “desaseada” sobre otro sample, esta vez de ‘Take Me For A Little While’ de Vanilla Fudge) y 070 Shake, una artista que Kanye firmó el pasado año para su sello G.O.O.D. Music. Ella entona el verso final, tan emocionado como delirante en su trasfondo lírico: “aún somos los niños que solíamos ser / pongo mi mano en una estufa para ver si aún sangro / Y nada me duele ya, me siento como libre”. En uno de esos trucos tan propios de Kanye, la propia 070 Shake canta la introducción del siguiente tema del disco, la balada sobre la mujer y la paternindad ‘Violent Crimes’.

La audaz y alocada estructura de ‘Ghost Town’ también es un ejercicio colaborativo de West con más socios habituales, como Mike Dean y Francis and The Lights, y uno nuevo, Benny Blanco –el ganador de 4 Grammys por sus trabajos recientes para Ed Sheeran y Bruno Mars y pasados para Rihanna, se ha mostrado entusiasmado por poder trabajar con Kanye–. Una retahíla que, en realidad, se resume en un medio tiempo soul que, pese a sus hechuras clásicas, es retorcida constantemente con efectos delirantes, instrumentaciones que aparecen y desaparecen, y cierta querencia lo-fi (una producción vocal que, inesperadamente, evita Autotune y filtros). Una nueva joya de Kanye West que se eleva como un hito de ‘ye’.

Spiritualized anuncian algo llamado ‘A Perfect Miracle’ tras su glorioso concierto en Primavera Sound

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El pasado miércoles, Jason Pierce y su proyecto musical Spiritualized ofrecían un esperado concierto en Primavera Sound 2018. Un show en el que el británico y su banda se acompañaban de una orquesta y un coro gospel, para interpretar sus grandes éxitos y cuya crónica –que no publicamos en su momento por cuestiones editoriales– recuperamos más abajo. Y muchos se preguntarán “¿pero qué hay de aquel nuevo álbum que estaban terminando y publicarían en 2017, 20 años después del gran ‘Ladies and Gentlemen We Are Floating In Space’ y que nunca llegó?”

Pues bien, cuatro días después de ese show, Spiritualized han inagurado una cuenta en Twitter cuya primer publicación es un tanto extraña: un vídeo que reproduce en sonidos un código morse escrito sobre fondo rojizo. La web yanqui Stereogum ha descifrado el código y recoge las palabras “A Perfect Miracle”, a todas luces el título de lo que, deseamos, sea esa nueva música que prometió. Sea un álbum, un single o ambas cosas, apostamos por que no tardaremos mucho en saberlo.

Jason Pierce contaba en 2016 a NME que estaba ultimando su octavo disco de estudio, que había grabado junto al ex-Killing Joke Martin “Youth” Glover –que ya hablaba de esa grabación a inicios de 2015– y que se editaría exactamente el 16 de junio de 2017, lo cual no ocurrió, como bien sabemos. De confirmarse que es su nombre, ‘A Perfect Miracle’ será el octavo disco de estudio –el primero desde que en 2012 se editara ‘Sweet Heart Sweet Light‘– del proyecto de Pierce, iniciado tras la disolución de los cruciales Spacemen 3. Más abajo encontraréis la citada crónica de su concierto en Primavera Sound 2018.


Foto de Mireia Pería

Spiritualized ofrecen un concierto que pasa los anales del Primavera Sound: La expectación ante el concierto de Spiritualized con orquesta y coro desbordó todas las previsiones. Si los tickets de reserva se ponían a la venta a las 15h, a las 14h la cola ya era considerable, pantagruélica cuando empezaron a repartirse. Se agotaron antes de las cinco. El aroma de evento único animó el sold out un miércoles. Aún estaba entrando gente cuando arrancaron con ‘If I Were with Her Now’. Jason Pierce sentado en un taburete en un rincón del escenario, con camiseta blanca, que contrastaba con el negro de la orquesta y el coro –mayoritariamente femenino–, mientras la banda ocupaba el centro del escenario. El respeto del público era reverencial; fue curioso comprobar que asomaban muy pocos móviles sacando fotos en proporción a lo que viene siendo habitual. El volumen atronador, las guitarras distorsionadas que no desentonaban nada con las cuerdas, aunque su delicadeza se vio en muchas ocasiones devorada por la furia de las guitarras. Si todo el concierto fue un viaje maravilloso, los puntos álgidos fueron una definitiva y emocionantísima ‘Ladies and Gentlemen We Are Floating in Space’, especialmente cuando el coro rompió a cantar ‘I Can’t Help Falling in Love’. Y el tramo final en que cayeron, como martillos de Dios ‘I Think I’m in Love’, ‘Soul on Fire’ y ‘So Long You Pretty Thing’. El chico sentado al lado de mí se derrumbó cuando Pierce empezó a entonar “Help Me Lord, Help Me Jesus”. No fue para menos. La única frustración llegó al final. Pierce y la banda se retiraron, dejando a la orquesta y el coro. Se saboreaba el gran bis final. Pero sorprendentemente, se retiraron todos del escenario y el sueño se interrumpió ahí tras hora y media. Parece ser que ‘Come Together’ estaba programada, pero no sabemos por qué no se tocó al final. Igualmente, un concierto que pasará a los anales del Primavera. Mireia Pería.

Arctic Monkeys ofrecen un buen concierto de rock recibido con tibieza en Primavera Sound

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Foto Arctic Monkeys: Sergio Albert.

Crónica de la última jornada de Primavera Sound 2018 en el Parc del Fòrum, con los conciertos de Arctic Monkeys, Lykke Li, Lorde, Jane Birkin, Lift To Experience, Car Seat Headrest, The Blaze…

El sábado, Montero inició este último día añadiendo energía positiva, entregándose al completo presentando su nuevo trabajo con singles como ‘Vibrations’. Poco a poco, el australiano fue creando un ambiente festivo y cañero que estalló con ‘Talking the Night Away’ en la que el registro de voz de Benny Montero llega hasta los guturales dando lugar al tema más rockero de su show. Fue de menos a más: al principio costó arrancar, pero finalmente dejó un buen sabor de boca. Fernando García.

Car Seat Headrest han reeditado ‘Twin Fantasy’ siete años después de que el original (grabado con pocos medios) viera la luz. Esta vuelta, sin embargo, no ha sido un paso atrás, sino más bien al contrario. Cada vez gozan de mayor prestigio y el número de gente que comienza a escucharlos a raíz de este «nuevo» trabajo, no deja de aumentar. A pesar de no ser ni siquiera las 7 de la tarde, uno de los dos principales estaba bastante lleno, y no simplemente de curiosos que se acercan a ver qué tal hasta que llegase su banda favorita, sino de muchísimos fans que coreaban todas las canciones con entusiasmo. Es posible que estemos ante el principio del gran éxito de una banda que parece lanzada y dispuesta a conseguirlo. Fue un concierto que, sin duda, mereció la pena: sonaron con decisión y fuerza. Fernando García.

Gabriel Garzón Montano es pura música, la lleva en las venas, le sale por los poros de la piel y presenta los temas de su debut con una pasión desbordante, totalmente entregado a su energía y sensualidad, hasta el punto que por momentos parece que Prince canta a través de él (y no solo porque el cantante vistiera un traje blanco de torera y pantalones largos que podría haber llevado perfectamente el de Minneapolis). La confianza que desprende Garzón Montano en el concierto y su comando del escenario son dignos de una verdadera estrella. Temas como ‘Sour Mango’, ‘Bombo Fabrika’ y sobre todo ‘Crawl’ brillan, y el músico decide terminar su set con un arrebatador a capela de ‘La candela viva’ de Totó la Mamposina, incitando al público a hacer los coros. Un gustazo ver a este hombre en directo. Jordi Bardají

Josh T. Pearson hizo doblete. Si el viernes tocó su proyecto en solitario, el sábado recuperó a sus míticos Lift To Experience. La bandera de Texas, el aspecto de rednecks y el blanco sombrero de cowboy podían llevar a la confusión sobre lo que íbamos a encontrar. Pero aquello no tuvo nada de country y sí todo de post-rock melodramático, con la banda tocando sus largos temas, de crescendos intensos y calmas tortuosas. Josh olvidó completamente su faceta de humorista (excepto cuando nos hizo una foto para enviársela a su madre). Cantó con devoción de predicador, ora rogando, ora rezando, ora exigiendo. Una experiencia extática, de auténtica catarsis emocional. La única pega fue que la gente no paraba de charlar. ¡Pero como podían, cuando Pearson se estaba dejando el alma en cada canción! Mireia Pería.

Jane Birkin, acompañada de la gran orquesta sinfónica del Vallès, homenajeó al que fue su pareja y padre de su hija Charlotte, Serge Gainsbourg. Cantó sus canciones apoyada de las melodías de la orquesta. Pese a que no había demasiada gente, Birkin se sintió muy arropada por el público; emocionada y agradecida de estar cantando esas canciones de Serge y de poder haberlo hecho en las óptimas condiciones. Sonó precioso –pese a algún ruido molesto ocasional en uno de los altavoces–, aunque algo más corto (hubiese servido con terminar a su tiempo, ya que se excedió unos cuantos minutos) se hubiera agradecido al final. En cualquier caso, es insólito ver algo como lo de Jane Birkin en cualquier otro festival. Fernando García / foto: Eric Pàmies.

Justo después vino Lykke Li, a punto de sacar su nuevo disco ‘so sad so sexy’, que arrancó precisamente con uno de los primeros singles de este, ‘deep end’, y también hubo espacio para la canción que da título al disco (todavía inédita por unos días). Estuvo acompañada de una puesta en escena sencilla y misteriosa, pero la recepción del público no fue algo destacable, aunque algunos temas se celebraron mucho como ‘Gunshot’ o la muy reciente ‘two nights’ (un temazo en toda regla). En cambio, indudablemente lo que hizo que todo el mundo sacara sus teléfonos móviles para grabar fue ‘I Follow Rivers’, su único megahit que defendió a la perfección gracias a su brillante control vocal. Resultó extraño, sin embargo, que no fuese su última canción y sí la penúltima. Cerró con ‘Utopia’, un gran grower que además en directo mejora una barbaridad, pero no fue una buena elección como final. El resto del setlist no iba en esa línea, y tras ‘I Follow Rivers’ la gente comenzó a dispersarse y a dejar de prestar atención. Fernando García / foto: Sergio Albert.

Es indescriptible la sensación de júbilo que produce un concierto de Lorde. En cuanto la neozelandesa sale al escenario, ataviada con un vaporoso vestido blanco azulado, y empieza a sonar ‘Sober’, se crea en el lugar una magia muy especial, como son las canciones de Ella, que el público se sabe de pe a pa y que nunca dejarán de asombrar en su expresión del talento más inteligente y honesto. En un concierto de Lorde no se baila si no se llora al mismo tiempo y aunque ‘Magnets’ es una adición clubera muy bienvenida, son canciones como ‘Homemade Dynamite’, ‘Perfect Places’, ‘Buzzcut Season’ o ‘Ribs’ las que elevan el alma del público, llevándolo al éxtasis en la final ‘Green Light’. Hay cover sorpresa de ‘Lost’ de Frank Ocean el día después de que Jorja Smith versionara esta misma canción en el festival, pero el momento más bonito de la noche lo produce ‘Liability’, a través de la cual Lorde se reconforta en su público, y este con ella. Amor puro. Jordi Bardají / foto: Eric Pàmies

La de Arctic Monkeys era la actuación más esperada de todo el festival, la que congregó más multitudes. Instantes antes de que arrancara, parecía imposible encontrar un sitio que asegurara un mínimo de visibilidad y comodidad. Afortunadamente, conseguí una buena ubicación y pude seguir el show razonablemente bien. Impresiones generales del concierto: Alex Turner está infinitamente mejor ahora que cuando lo vi con The Last Shadow Puppets en 2016. Si entonces se le veía desnortado y pasado de vueltas, anoche fue el amo y señor de la situación. Protagonista absoluto, dirigiendo el cotarro con precisión, chulo pero contenido, con el histrionismo bajo control… ¡y qué voz! Él cantó maravillosamente, el grupo ejerció de banda de rock madura y ajustada, tocaron perfecto y el sonido fue buenísimo. Y, aunque las fotos promocionales nos hacían temer lo peor, el aspecto de la banda era muy sobrio, el look de Alex, entre Lennon y Bono. En cuanto el repertorio, confieso que me temía que iba a ser un tostón (efectivamente, soy de las que no les gusta ‘Tranquility Base Hotel & Casino’). Pero no, por suerte. Resultó equilibradísimo. Sin embargo, me dio la sensación de que el público estaba ligeramente decepcionado, que esperaba algo más desatado.

Arrancaron con una de las nuevas, ‘Four Out of Five’, pero en nada soltaron la artillería: ‘Brianstorm’ y ‘I Bet You Look Good on the Dancefloor’, que desataron la locura del personal. A partir de aquí, el asunto fue algo más calmado. Los Monkeys parecieron escoger de su repertorio antiguo los temas que más se ajustaban al sonido de su último álbum. El público, por su parte, respondía con tibieza a las nuevas. Se recuperó en ‘Do Me a Favor’ y un ‘Cornerstone’ en el que Alex se ufanó todo chulo. Sin embargo, cuando los Monkeys retornaban a las canciones con base de piano, cuando adquirían texturas de banda de lounge en sala de fiestas de hotel decadente, la multitud parecía caer en cierta apatía y, de nuevo, se levantaban los ánimos cuando atacaban piezas como ‘Knee Socks’. Pero la mejor pieza fue ‘Pretty Visitors’; Alex se quitó al fin la chaqueta y las hechuras de crooner que llevaba rato vistiendo y se dejó llevar por el histrionismo, que ya no abandonó ni en ‘Crying Lighting’ ni en ‘Do I Wanna Know’, celebradísimo. ‘Batphone’ marcó el regreso para los bises. Escuché a unos muchachos comentar “si la próxima no es animada, nos vamos”. No se fueron, no. Porque fue ‘The View From The Afternoon’ (abismal diferencia de recibimiento con la anterior) y remataron con ‘R U Mine’, recuperando el fervor del público. Al final no llegaron a los 90 minutos, pero el de los Arctic Monkeys fue un muy buen concierto de rock. Mireia Pería.

Siempre agradecidos de actuar en Primavera Sound ante un público que “ama de verdad la música”, como indica Bradford Cox durante un punto del concierto, y en este caso maravillados por haber podido ver a Jane Birkin unas horas antes, Deerhunter llenan su escenario y desgranan varios clásicos de su repertorio, como ‘Agoraphobia’, ‘Helicopter’ o una ‘Desire Lines’ cuyo final guitarrero nunca dejará de ser evocador y enorme. El grupo, que saca disco este año, tampoco deja de presentar algunos temas nuevos, entre los que destaca uno titulado ‘Futurism’ que parece ir en la onda de su anterior álbum. Jordi Bardají

En el poco concurrido Primavera Bits, Oneohtrix Point Never se marcó un gran show con su atmosférico ambient. Todo tipo de impresiones y sensaciones transmiten los sofisticados sonidos, ensalzados por unos visuales de lo más sugerentes. El concierto fue hipnótico y oscuro, como si durante una hora uno fuese abducido por algún alien de otra galaxia. Fernando García.

Llego tarde al concierto de Beach House, pero no tardo en caer rendido en la arrebatadora atmósfera creada por el grupo de Brooklyn, que más que canciones presentan conjuras con las que deja al público hipnotizado y subyugado desde el segundo cero. Presentan Victoria Legrand -qué portento de voz- y Alex Scally su disco más oscuro y denso hasta la fecha, ‘7’, y el poder en directo de temas como ‘Dive’, ‘Black Car’ o ‘Lemon Glow’ es tal que uno se pregunta si Beach House no lleva años componiendo solo para llegar a ellos. Por otro lado, es impresionante el magnetismo que desprenden siempre clásicos de su repertorio como ‘Myth’ y ‘Lazuli’ y más impresionante todavía lo que sigue creciéndose ‘Elegy to the Void’ en directo. Jordi Bardají

The Blaze no han hecho más que arrasar allá por donde pasan. El año pasado recién estrenado su excelente EP, estuvieron en el FIB (en el cartel en letra minúscula) y este, en el Primavera Sound, a la misma altura que nombres como Slowdive. No puede decirse que el prestigio haya sido cuestión de suerte, ya que en directo son excelentes. Los mejores momentos vinieron con Territory y Juvenile, sus dos grandes temas hasta ahora. La escenografía es inteligente a la hora de realzar la música: sitúa al dúo en el centro mientras a ambos laterales y al fondo, se proyectan difefentes imágenes. Fernando García.

C. Tangana insulta al Rey al ser preguntado sobre Valtonyc

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El festival Primavera Sound 2018 fue uno de los pocos festivales que se solidarizaron de manera expresa con el rapero Valtonyc tras su condena por insultos al Rey, emitiendo un comunicado primero y programándole en la edición que precisamente este fin de semana está teniendo lugar en Barcelona. El rapero mallorquín, como sabemos, no ha actuado porque optó por huir del país –presuntamente a Bélgica– antes de que cumpliera el plazo para que entrara en prisión.

Y precisamente en Primavera Sound ha sucedido lo que hoy contamos: una de las numerosas ruedas de prensa y coloquios que organiza el festival en torno a la industria musical, reunía ayer a C. Tangana, Yung Beef y Bad Gyal, a modo de declaración de intenciones de su compromiso con las nuevas músicas urbanas nacionales –los tres actuaban en este evento a lo largo del fin de semana–. Una entrevista de una hora de duración sobre música e industria, entre otras cosas, que puede verse en el canal de Youtube del festival.

Como destaca hoy en El Diario en base a un tuit, en un momento dado del encuentro, alguien preguntó su opinión a los tres artistas sobre la condena a Valtonyc. En el citado tuit que se acompaña de un vídeo, destaca la escueta pero incisiva declaración de C. Tangana al respecto, insultando al Rey en solidaridad con el rapero: «El rey soy yo, el rey es un gilipollas, la madre del rey me come los cojones. La que ahora llaman reina es una presentadora de televisión y es lo que sigue siendo para mí. Y que me metan a mí también en la cárcel, que me voy a ir a Bélgica a hablarles desde allí». Antes que él, Yung Beef decía sobre este mismo tema que cree que «la ley en España es una mierda», y también mostró su total apoyo al rapero condenado.

Niño de Elche confirma disco conjunto con Los Planetas

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Sorpresa, sorpresa… ¿O no tanto? El cantaor heterodoxo Francisco Contreras, conocido como Niño de Elche, ha confirmado hoy en Facebook que planea un disco conjunto con Los Planetas. No es tan sorprendente, decíamos, si tenemos en cuenta que, por un lado, el grupo de Granada se ha caracterizado por retorcer los palos del flamenco y llevárselos a su terreno, el del indie pop o indie rock; por el otro, Niño de Elche –que publicaba hace unas semanas ‘Antología del cante flamenco heterodoxo’– gusta de hacer algo similar, ya sea en solitario o colaborando con Los Voluble, Toundra o Raül Fernández Refree.

La noticia la desvelaba ayer el portal chileno de música alternativa POTQ. Firmada por Bárbara Carvacho, el medio sudamericano titulaba la noticia «Los Planetas anuncia nuevo disco con Niño de Elche», si bien el anuncio no se ha producido en realidad –al menos en JENESAISPOP no hemos recibido nota de prensa alguna, ni lo hemos visto en las redes sociales del grupo u otros medios españoles–. La publicación del enlace a la noticia en su muro de Facebook por parte de Contreras, con el mensaje «Una idea, un encuentro, un disco, otro sueño», por lo que no podemos sino dar por cierto todo lo que dice la noticia, que cita al mismo Jota como fuente.

En la misma noticia, Carvacho asegura que el 20º aniversario de ‘Una semana en el motor del autobús’ que vienen insinuando Los Planetas últimamente, consistirá en una serie de conciertos en las que Jota, Florent, Banin, Eric y Julián interpretarán íntegramente el disco acompañados por la Orquesta Sinfónica de Granada, nada menos. Curiosamente, esta noticia llegaba el mismo día en que Los Planetas sustituían in extremis a Migos en Primavera Sound 2018, y la damos por confirmada una semana después de que actuaran en Tomavistas Festival. No será, además, el único festival nacional que lideren este año: Los Planetas también son cabeza de cartel en Vida Festival 2018.

Fusa Nocta y Poupie, grandes esperanzas de Factor X; la eliminación de Daniela DiCostas, la gran decepción

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Revitalizado por el éxito de Operación Triunfo –por el momento, parece que las audiencias no están acompañando a Mediaset, aunque hay que recordar que OT fue de menos a más–, Telecinco ha comenzado a emitir una nueva edición de Factor X. La misma en la que, desgraciadamente para el espectáculo televisivo y el lado más desenfadado del pop, desechaba a Glitch Gyals a pesar de ‘Cómeme el Donut’ y ‘Muslona’.

Anoche en el programa el jurado decidía quiénes serían los 12 concursantes que accedían a la fase final, la de actuaciones en directo. La mayor decepción en las decisiones tomadas por el jurado, como también las alegrías, vino de mano de Risto Mejide. El publicista descartó a Daniela Di Costas, una joven viguesa que había destacado por la dulzura y profundidad de su voz, que maravilló al público con el sempiterno ‘Moon River’.

Animados por la recomendación de Carlos Hernández Nombela (productor de Triángulo de Amor Bizarro) y el grupo Presumido en Facebook, indagamos en sus canciones propias y, además de sus versiones acústicas de ‘Bizarre Love Triangle’ o ‘Black Hole’ (She & Him), nos sorprendía sobre todo con ‘Staring At You’, un gran tema propio de pop de perfil electrónico. Anoche en Factor X se la jugaba con un tema escrito por ella, ‘Invierno frío’, bastante mono, un poco early Christina Rosenvinge. Sin embargo, Risto terminó por desecharla en favor de Elena, una valenciana que interpretaba ‘Valerie’ de Amy Winehouse. En todo caso, Daniela DiCostas apunta maneras fuera del programa y, sin duda, la seguiremos.

Por contra, entre las posibles esperanzas que quedan dentro del programa (junto a cantautores cómicos como Oscárboles, Ramil –eliminado antes de la fase final de OT 2017–, o Gema, que entró versionando ‘Diamonds’ de Rihanna) están Fusa Nocta y Poupie. La primera es una joven aspirante a trapqueen madrileña de la que ya habíamos escuchado temas como ‘No Gyals’ –que esta semana era top 14 en los virales de Spotify España–, ‘Khaleesi’ o ‘Biebi’, en los que, sorpresa, rapea sin autotune y con una voz soulera rasgada que se acerca a la propuesta de la primera Nathy Peluso. Tras alcanzar esta fase del programa con sus temas propios, anoche estuvo a un tris de quedarse fuera: a Risto le decepcionó que optara por hacer una versión –nada menos que ‘Redbone’ de Childish Gambino–. Más tarde, Fusa confesó que se sintió presionada por lo que hacían sus compañeras, y quería mostrarse más versátil. Mejide, finalmente, confió en ella.

Por último, en el equipo de Mejide se incluyó otra chica que también promete. Poupie es una joven de origen francés que llegó a esta fase cantando ‘Havana’ de Camila Cabello, aunque lo que hemos encontrado en Internet sobre ella es mucho más sugerente: ‘Play Bad’, un single del productor galo Ruca que cuenta con su voz, es un buen tema de electrofunkpop. Sin embargo, en su presentación de anoche, Poupie optó por algo muy distinto: tras entrar en escena mientras sonaba ‘Comme Un Enfant’ de Yelle, interpretó al piano el gran ‘Blue (Da Ba Dee)’ de Eiffel 65, transformándola en una balada estupenda, sentida y, quizá, algo sobrecargada de gorgoritos. Aún así, posee una voz estupenda y una espontaneidad y carisma lo bastante diferentes como para encandilar a Risto e India Martínez, que era su asistente en el programa. Veremos cómo evolucionan en el programa.

Stephen Malkmus & The Jicks / Sparkle Hard

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Las viejas glorias del alternativo norteamericano –con la pequeña excepción de Pixies– últimamente no hacen más que darme alegrías. Tras los discazos de Breeders y Dinosaur Jr, ahora toca Stephen Malkmus. Me acerqué a este ‘Sparkle Hard’ sin ninguna expectación. Y estoy entusiasmada con él. Muy probablemente, el principal motivo es la gozosa sensación de familiaridad que desprende el álbum. Porque recuerda a los mejores Pavement… pero también a los mejores Wilco. ‘Sparkle Hard’ es un disco de canciones recias, que incluye un par de joyas de puro pop maravilloso.

Ya ‘Cast Off’, la primera canción, resulta reconfortante y excitante; el piano, la manera en que la voz de Malkmus irrumpe, los redobles de batería, el leve momento de desfase distorsionado… es puramente Pavement (y un poquito los Beatles del álbum blanco). ‘Future Suite’ también hace salivar, con su guitarra tan fina y juguetona. Pero es ‘Solid Silk’ la que nos certifica que este es un gran disco. Una melodía casi perfecta conducida por el recitado –con voz doblada– de Malkmus. Y cuando piensas que ya no pude ser mejor… ¡Zas! Llegan unos arreglos de cuerda adorables y unos puentes instrumentales deliciosos.

La banda de Jeff Tweedy asoma en ‘Bike Lane’, gracias a su distorsión guitarrera y batería contundente. Y si esto no es suficiente, la dulzura de ‘Middle America’ (joya número 2) y su estribillo arrebatador, no deja otra opción que admitir que ‘Sparkle Hard’ genera montones de felicidad. De hecho, la primera mitad es tan rutilante que, en comparación, la segunda decae un poco. Pero un poco sólo. Porque también está ‘Shiggy’, la más clásicamente Pavement, en que la voz de Malkmus, con ese punto flemático tan propio, se enfrenta a la furia instrumental y cierta suciedad sónica. ‘Kite’ conjuga preciosismo folkie (al principio) con pegadiza psicodelia (al final). O ‘Bethren’, pop saltarín con vocoder (o autotune) incluido y deliciosos toques de cuerda. O la divertidísima ‘Refute’, una parodia de la clásica canción acerca del tema “cásate-y-verás” a dúo con Kim Gordon (¡qué Nico suena ella aquí!); una pieza casi country, simple pero cautivadora. ‘Sparkle Hard’ se pega de manera inmediata y apetece volverlo a escuchar en cuanto acaba. Tanto el título (“brilla fuerte”), como la foto de su portada –una pareja de ancianos desnudos en un velero en la playa de Cadaqués- reflejan joie de vivre.

Pero el disco va más allá de la sensación de felicidad sonora que transmite. Si la apariencia musical es brillante, su contenido lírico es oscuro. El disco está cargado de un buen baño de amarga realidad, tanto reflexiones ásperas sobre la fama en ‘Future Suite’ (“Qué es el dinero, sino potencial bienestar/prensado en forma material/pero si viajas hacia esa órbita desquiciada/querrás más y más”) como críticas feroces a la realidad social en Estados Unidos en ‘Bike Lane’, cuyos versos son un homenaje a Freddy Gray, asesinado por la policía en Baltimore; un contundente alegato que condena de la situación de los afroamericanos (“los policías que mataron a Freddie/el dulce y joven Freddie Gray/fueron tras él con las porras/y lo asfixiaron hasta dejarlo sin vida/su expectativa de vida era de máximo 25”). Una obra para descubrir, redescubrir o reconciliarse con Malkmus si, como yo, lo habías dejado un poco de lado.

Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Cast Off’, ‘Solid Silk’, ‘Bike Lane’, ‘Middle American’, ‘Refute’
Te gustará si te gustan: Pavement, Wilco
Escúchalo: Spotify

La canción del día: Grimes colabora con las surcoreanas LOOΠΔ yyxy en la chuchería pop ‘love4eva’

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Grimes trabaja estos días en su nuevo disco, pero mientras este llega, participa en otros proyectos, el último de los cuales la asocia con el grupo surcoreano LOOΠΔ (Loona). Como suele caso en el k-pop, el grupo –femenino en su totalidad– se compone de varias subdivisiones que, en este caso, se están presentando por “fascículos” hasta completar, a finales de año, un grupo de 12 integrantes.

De momento, la tercera de estas subdivisiones, yyxy (ellas son Yves, Chuu, Go Won y Olivia Hye), acaba de publicar su EP, ‘Beauty & the Beat’, y este incluye una colaboración con la autora de ‘Art Angels’, suponiendo un interesante “crossover” entre el pop estadounidense y el coreano precisamente en la semana en que la boyband BTS ha conseguido su primer álbum número uno en Estados Unidos.

La canción que une a Grimes y a LOONA es una absoluta chuchería pop titulada ‘love4eva’ que si recuerda a PC Music, y también al trabajo de la misma Grimes, es porque tanto PC Music como Grimes siempre se han inspirado enormemente en los sonidos artificiales y ultra-pop del pop comercial coreano y japonés. Eso sí, la colaboración de Grimes se limita a una presentación inicial: “hola, al fin os presento a LOONA, chicas, ¿estáis listas? ¡Vamos allá!”. Suficiente para adentrarnos en el mundo híper-azucarado de la canción.

El Hit: ‘Accelerate’ molaba mucho más y no lograba mucho menos que ‘Fall In Line’

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Durante las últimas 3 semanas, la canción favorita de nuestros lectores ha sido ‘Accelerate‘ de Christina Aguilera, y como tal, ocupa el número 1 de nuestro top 40 semanal por tercera semana consecutiva. Resultaba no ser el verdadero single de ‘Liberation’, el muy próximo disco de la cantante, pero en muchos sentidos el verdadero sencillo del disco, ‘Fall In Line’, ha sido un jarro de agua fría.

En primer lugar, porque este ha conseguido, pese a incluir a Demi Lovato, incluso después de lanzar su vídeo, incluso después de una presentación en vivo de la canción convertida en un «a ver quién grita más», un resultado comercial muy modesto para Christina Aguilera. ‘Fall In Line‘ no ha logrado entrar en el top 100 español publicado esta semana, es tan solo número 99 en Reino Unido (qué por los pelos), número 97 en Canadá… y en Estados Unidos, tras una semana en que sus fans han estado mordiéndose las uñas por ver si el tema llegaba al número 1 de iTunes (esa lista tan relevante ahora mismo), se ha quedado en el puesto 1… del Bubbling Under. Es decir, no llega a entrar al top 100 pero es la canción que más cerca se ha quedado de lograrlo. Podríamos decir que es nº101 pero ni eso, pues sería impreciso. Muy bien… ¿puede haber posición más odiada?

Es verdad que ‘Accelerate’ no lograba tampoco entrar en listas. Apurando incluso, podemos decir que su afán experimental incluso pudo espantar a alguien. Pero, en segundo lugar, había despertado la curiosidad por el álbum de algunos seguidores que habían dado a Aguilera por perdida, y había abierto la posibilidad de que la cantante se viniera con un álbum realmente indiferente y despreocupado por el hit inmediato… teoría que caía por su propio peso cuando oíamos ‘Fall In Line’ convertido en «single oficial» merced a su vídeo de más o menos buena factura y mayor presupuesto.

Además, llegados a este punto de números 97 y números 102, cabe preguntarse qué habría pasado con ‘Accelerate’ si hubiera tenido un vídeo más caro, más propiamente «videoclip» en sí, en el que aparecieran sus colaboradores Ty Dolla Sign y 2 Chainz, o una buena presentación en los Premios Billboard, sin concurso de griterío. Christina no ha querido darle la oportunidad de promocionarla y, al contrario, ha presentado otros adelantos que más que despertar curiosidad por el álbum, la apagan.

Pero al margen de lo que sea el conjunto de ‘Liberation’ y de los resultados comerciales del disco y sus partes, ‘Accelerate’ no será por ello nunca un tema peor, y un mes después de su lanzamiento, continúa resultando tan excitante para nuestros oídos como lo fue el primer día. Una canción de tintes jazz, urban, muy de Nueva York (de diferentes épocas) que ha de ser para siempre una favorita entre sus seguidores.

Como ya hemos comentado, la producción corresponde a Kanye West, que acaba de reaparecer con ‘ye‘, pero no la ha llevado a cabo en solitario. Ha recurrido a dos colaboradores frecuentes en su carrera, uno de más largo recorrido, como es el caso de Mike Dean (que trabaja con él desde los tiempos de ‘The College Dropout’ y que es una referencia ineludible en el rap contemporáneo), y otro más reciente, como es Cheb Pope. Pope es un experto en percusiones que colabora habitualmente con West desde que trabajara en su disco junto a Jay Z, ‘Watch The Throne’. Entre sus trabajos más llamativos están la producción de baterías para ‘Do You Like The Way’ de Santana, tema de ‘Supernatural’ en el que colaboraba Lauryn Hill. Por entonces, Pope venía de trabajar con ella en ‘When It Hurts So Bad’, canción de su álbum que cumple 20 años, ‘The Misseducation of Lauryn Hill’.

The National, Ibeyi, Arca y Father John Misty, memorables en Primavera Sound 2018; Rhye y John Maus, olvidables

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Foto de La Bien Querida: Eric Pàmies

Crónicas de la jornada del viernes en el Parc del Fòrum barcelonés, con The National, Ibeyi, Charlotte Gainsbourg, Father John Misty, The Breeders, La Bien Querida, Josh T. Pearson o Confidence Man.

El viernes se encargaba de estrenar el escenario principal La Bien Querida, que con sus melodías pop y su delicada voz consiguió animar rápidamente el ambiente. Sobre todo desde en ‘De momento abril’. Algunas canciones funcionaron mejor que otras en un setlist de lo más variado. Sin embargo el electropop con ‘7 dias juntos’ como broche final no termina de ajustarse al resto y no llega a ser convincente. Fernando García.

Radiante, la maliense Oumou Sangaré actuó ante un público particularmente agradecido por su presencia, con ganas de empezar la jornada del viernes en Primavera Sound bailando sin parar, y ofreció un jocoso set centrado en su último disco, ‘Mogoya’. Quien no bailara ni un dedo en su concierto directamente no tiene alma. Sangaré se acompañó de sus instrumentistas habituales, a destacar el adorable Aboud Dialli, que interpretó el kamele ngoni pero además se marcó unos curiosos bailes a la vez que sonreía al público de oreja a oreja, y las coristas Kandy Guira y Emma Lamadji, exultantes y capaces de robar la atención de Sangaré debido a su innegable carisma. Un concierto rico y alegre que podía haber durado mucho más. Jordi Bardají.

Había curiosidad por ver el concierto de John Maus en Primavera Sound ahora que asegura que su anterior experiencia en Primavera Club -y la experiencia de su público- le hizo replantearse sus directos y enfocarlos de manera más convencional. Eso es exactamente lo que hizo para presentar sus nuevas canciones, pero como era de esperar, las interpretó haciendo gala del teatro que le caracteriza, vistiendo una formal camisa azul y unos pantalones negros, el profesor de filosofía se mostró completamente desatado ante el micrófono, berreando cada vez que podía, sudando todo el agua de su cuerpo y a menudo golpeándose la cabeza con el puño, cual desgraciado. Un set apasionado, que no apasionante: no es tan interesante el “personaje” que plantea Maus en cada canción y al final ver una es casi como haberlas visto todas. Jordi Bardají.

Mira que ya iba avisada del cambio de look de Josh T. Pearson pero, aun así, verle en el Hidden remedando las pintas de Springsteen en ‘Born in the USA’ y el pelo teñido de amarillo pollo fue un pasmo. Él mismo nos lo aclaró “recordaréis que era un tipo guapo con barba. Ahora me la afeité y soy aún más guapo”. Entre chistes desgranó canciones de su nuevo disco, ‘The Straight Hits!’, puro rock pegadizo. Pero el asunto se puso serio cuando decidió que iba a tocar “algunas de las canciones jodidamente tristes” de ‘The Last of the Country Gentleman’. Escuchar con banda bombas de relojería emocional como ‘Sweetheart I Ain’t Your Christ’, coronada con un final brutal gracias a la furia de la batería o esa barbaridad que es ‘Woman, When I’ve Raised Hell’ resultó apabullante. Con dolor, lo abandoné porque me esperaban las Breeders. Mireia Pería.

Por más que tengas ya controlado el recinto del Primavera, siempre lleva su tiempo cubrir las distancias entre escenarios, así que me perdí el primer tema de The Breeders. Las gemelas Deal están en un estado de forma estupendo, físico y musical, certificado por la alta presencia de temas de ‘All Nerve’, que reprodujeron casi a la perfección (¡qué bien tocaron!) y a los que les dieron todo el empaque que merecían. La gente, por eso, estaba más por la labor de celebrar ‘No Aloha’ o ‘Divine Hammer’, que sonó como un tiro, aunque personalmente me emocionaron más ‘Drivin’ on 9’, con Kelley bordando unos coros maravillosos en sustitución del violín que –según Kim– solían usar para tocarla, o una ‘Off You’ (única concesión a ‘Title K’) conmovedora. Kelley copó su cota de protagonismo con una potente ‘I Just Wanna Get Along’, uno de sus clásicos. Un montón de público abandonó tras un ‘Cannonball’ canónico y terso, coreado y botado masivamente. Craso error. Porque tras ‘Metagoth’ –olé por ellas, por no dejar su mayor hit como cierre– cayó ‘Gigantic’ de Pixies. Pelos como escarpias. Mireia Pería.

Casi pasando inadvertidos, los brasileños Metá Metá, que con su ultimo disco se consolidaron como una banda a tener en cuenta, salieron al escenario con una energía contagiosa. Su propuesta sonora abarca gran cantidad de géneros, desde el rock hasta el jazz. La peculiar voz de su cantante y la instrumentación sonaron realmente bien. Una pena que no hayan recibido la atención que se merecen, aunque esperemos que en un futuro vayan logrando más estatus. Fernando García.

Hay grupos que no están hechos para brillar en festivales y me da la sensación que Rhye es uno de ellos. Toda la exquisitez de sus sensuales canciones de R&B romántico se diluyó en la inmensidad del Fòrum, y casi tuvo más gracia el sweater de colorines de Mike Milosh que ninguno de los temas que presentaron, entre los cuales se contaron ‘The Fall’ y ‘Last Dance’ y varias canciones de su nuevo disco ‘Blood’. La sensación que dio el set de Rhye es la de estar ocupando un espacio de relleno en el festival: mala señal, sobre todo teniendo en cuenta que, el año pasado, sobre la misma hora, Sampha dio un concierto marvilloso, y que la música de Rhye, en un espacio adecuado, puede resultar muy emocionante. Jordi Bardají.


Foto de Father John Misty: Eric Pàmies

Vi a Father John Misty en Razzmatazz en noviembre y me pareció una señora actuación. Pues en el escenario principal del Primavera Sound, a pesar de la lejanía, el gentío y el polvo, me gustó aún más. El hecho de que, aparte de la banda habitual, le acompañara un grupo de cuerdas y metales clásicos, elevó el concierto a grandes alturas, a lo que hay que añadir que el sonido llegaba diáfano a casi cualquier rincón. Con una actitud cada vez menos mojabragas, pero aún así chula y de dominio del escenario, Josh Tillman se salió. Estrenó temas de su nuevo disco, recién salido del horno (quizás la que más me llamó la atención fue ‘Mr. Tillman’) y me rompió el corazón casi a las primeras de cambio con ‘Chateau Lobby #4 (in C for Two Virgins)’, que por fin pude escuchar en directo con toda su maravillosa fanfarria. Aunque lo mejor fue un ‘Pure Comedy’ soberbio (qué bien y bonito la cantó) y un cierre casi perfecto con ‘I Love You, Honeybear’ (me derritió) y ‘The Ideal Husband’ con todo el ruido necesario. Amo y señor. Mireia Pería.


Foto The National: Sergi Albert

The National eran los cabezas de cartel del día, añadiendo en este Primavera Sound un episodio más a su gira con su último trabajo ‘Sleep Well Beast’. Desde los primeros acordes de ‘Nobody Else Will Be There’ los americanos ya se acomodaron con una seguridad y una fuerza escénica memorables. Y la reacción del público fue muy receptiva. Matt Berninger a menudo recorría el escenario de un extremo a otro en busca de la conexión con sus fans. Su seductora voz grave llenaba el espacio de la manera más hermosa posible. Hubo lugar para dar pinceladas de casi todos los discos a excepción de su infravalorado álbum homónimo. Así, en uno de los momentos más altos, encadenaron ‘Guilty Party’, ‘Bloodbuzz Ohio’, ‘I Need My Girl’ y ‘Day I Die’, que fue un autentico lujo escucharla y más dada la ascendente entrega de un público que cantaba todas las canciones. Tampoco faltó la emocionante ‘Fake Empire’ en un setlist muy completo, repleto de grandes éxitos y confirmando a buena parte de las canciones de ‘Sleep Well Beast’ como himnos. Fernando García.

Superorganism tocaron anoche ante el mayor público de su carrera, en palabras de su cantante Orono Noguchi, que no se podía contener de la emoción, asegurando todo el rato que no se creía lo que estaba viendo (“this is fucked up guys, THIS IS SERIOUSLY FUCKED UP!”) o alzando la voz en momentos totalmente random de sus canciones por culpa de la emoción. Al final, extasiada, pegó un par de chillidos sin venir a cuento antes de retirarse el grupo del escenario. Pero es que por supuesto que había gente en el concierto, Superorganism ofrece un espectáculo divertidísimo con coreografías y proyecciones de videojuegos y sus canciones ultra pegadizas y llenas de “samples” y ritmos crujientes, como ‘Something on Your M.I.N.D.’, ‘Everybody Wants to Be Famous’ y ‘Night Time’, no podrían ser más contemporáneas y apetecibles. El grupo es puro 2018 y su show es prueba de ello. Jordi Bardají.

De una elegancia suprema fue el concierto de Jorja Smith, que actuó vestida de largo, frente a una pantalla con fondo rojo pasión (¿no parecía una cortina?) y su nombre escrito en grande, como buscando simular la atmósfera de un concierto de jazz clásico. Presentó ‘Lost & Found’, su próximo álbum, en un concierto en el que demostró, gracias a temas como ‘Teenage Fantasy’, ‘February 3rd’ o ‘Blue Light’, por qué es una de las mayores promesas del soul británico actualmente, y en el que no dejó de interpretar su conocida versión de ‘Lost’ de Frank Ocean e incluso un cover de ‘No Scrubs’ de TLC que todo el mundo cantó a pleno pulmón. Pero ojo, las canciones de Smith también fueron muy coreadas: ya forman parte de la vida de mucha gente, y si algo demostró su set anoche, es que ese es precisamente el destino de Smith. Jordi Bardají.


Foto The National: Paco Amate

Ibeyi fueron la tercera pareja de gemelos que vi en la jornada de viernes, tras las Deal y los Dessner de The National. Todos, además, bordando conciertazos. Pero a pesar de la dura competencia, en mi corazón el de las hermanas Diaz fue el mejor de los tres. Las expectativas eran grandes, el escenario Pitchfork estaba lleno a rebosar. Arrasaron. Solas, con sus percusiones, sus programaciones y sus teclados, derrocharon pura energía, simpatía, activismo y feminismo, la conexión con el público fue total desde el primer segundo. La furia con la que atacaba las percusiones Noemí, la intensidad con la que cantaba Lisa (una voz bellísima), contrastaba con la elegancia natural de su música. El repertorio se centró prácticamente en el fantástico ‘Ashes’, que no solo defendieron musicalmente, sino verbalmente, comentándonos la naturaleza de cada tema. Por ejemplo, Lisa nos explicó que ‘I Wanna Be Like You’ la escribió en homenaje a Ney (Noemi), porque quería ser como ella (“mala como ella, twerkear como ella”, aclaraba admirativamente), que compusieron ‘No Man Is Big Enough for My Arms’ durante la campaña electoral de EEUU, tras las infames declaraciones de Trump sobre “agarrar mujeres por el coño” y cómo Michelle Obama les dio permiso para usar su discurso en la canción… ¡y con que nivel de afirmación entonaban su estribillo! Pero lo apoteósico llegó en ‘Deathless’, que presentaron como “una canción para levantarte fuerte por la mañana”. La alargaron en una coda emocionante, cantando a capella, bailando y marcando cada “Deathless!” con sus pisadas, haciéndonos cantar hasta estar satisfechas del volumen que alcanzamos. Si esto ya no fue los suficientemente arrebatador, ya lo dinamitaron todo con la presencia de Mala Rodríguez en ‘Me voy’. Y como colofón, cerraron cantando ‘Deathless’, y gritándonos “You are deathless!”. Un absoluto derroche. Mireia Pería.


Foto Charlotte Gainsbourg: Garbiñe Irízar

Quienes vimos a Charlotte Gainsbourg, alguien que no suele realizar demasiadas giras, tuvimos el privilegio de escuchar una canción nueva que nunca antes había tocado ‘Remarkable Day’. Aunque el setlist se basó en su mayoría en su último álbum, ‘Rest’, dedicado al completo a su hermana Kate, que falleció. El halo oscuro y misterioso lo creaban una puesta en escena tan sencilla como potente -había cuadrados de luces fluorescentes situados en diferentes partes del escenario, y en el centro el más grande de ellos «encerrando» a ella y a su teclado-, las maquinas de humo y el fuerte contenido electrónico. ‘Ring-a-Ring o’ Roses’ o ‘Kate’ fueron algunos de los mejores momentos del concierto. Como también lo fue la presencia magnética de Gainsbourg y su voz triste llena de sentimiento. Fernando García.

Siempre es un gustazo ver a Haim, viejas conocidas del Primavera, en acción, sobre todo porque su repertorio está lleno de hits, pero también porque su pasión en el escenario es innegable. No tocan una canción sin que parezca la mejor. Las hermanas interpretaron todas las canciones que se esperaba de ellas (‘The Wire’, ‘Falling’, ‘Forever’, ‘Want You Back’, ‘Don’t Save Me’, ‘Nothing’s Wrong’) y aún les faltaron canciones (‘If I Could Change Your Mind’), por lo que su show incluso se hizo corto. No fue ‘Right Now’ la canción más celebrada de la noche (¿se la sabe alguien?), pero por lo menos supuso un buen cierre cuando las hermanas la alargaron hacia una épica coda tamborilera. Jordi Bardají

El de Cigarettes After Sex como cabía esperar, fue un concierto bonito. Quizá no sea un grupo «de festival», ya que probablemente en una sala la experiencia sería aún más especial. El escenario ideal hubiese sido alguno de los principales, mejor que el anfiteatro descubierto, un espacio demasiado abierto, que impedía su limpieza acústica característica. Pero aun así dieron la talla y capturaron una atmósfera inmersiva con sus melodías oníricas. No hubo ninguna canción que destacara por encima de la otra, manteniendo un tono regular pero nunca monótono. Aunque por gusto personal, siento más predilección por temas del álbum como ‘Sweet’ o ‘Apocalypse’ que su mayor éxito del EP, ‘Nothing’s Gonna Hurt You Baby’. Fernando García.

Arca no presentó su disco, pero para las horas que eran, pasadas las 2.00, hizo algo mejor, ofrecer un DJ set delirante en el mejor de los sentidos. Arca alternaba la mesa de mezclas con su uso del escenario a modo de pasarela, en el que exhibía su cuerpo semi desnudo -solo tapado por un crop top, una cortísima falda de tubo y unos tacones- con la elegancia y el saber hacer de una verdadera estrella. Arca ofreció un DJ set distinto en el que solo pinchaba música (de flamenco a ‘Hollywood’ de Madonna pasando por frenéticos ritmos latinos e incluso metal o ‘Anna Wintour’ de Azealia Banks) para deformarla y destruirla con su brutalismo electrónico, dando lugar a una sesión de baile casi imposible de bailar, turbia y sumida en incertidumbre. Un show fascinante que cumplió su cometido, hacernos olvidar la “realidad que diariamente nos acribilla”, como dijo el mismo Arca, que en mi opinión se encuentra entre los mejores espectáculos que ha producido el festival este año. Jordi Bardají.

Confidence Man aportaron todo lo que se puede esperar de un buen cierre de jornada. Diversión, entretenimiento y buen rollo en un espectáculo electrónico en el que las coreografías e indumentaria del dúo (hombreras con luces él, y sujetador con luces ella) conseguían hacer reír y bailar. Un show desenfadado y más que correcto. Fernando García.

Thalía y Natti Natasha se escudan en la resaca para negar unos cuernos en ‘No me acuerdo’

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Hoy se ha estrenado un nuevo single de Thalía. Sí, la Thalía que en el crepúsculo del siglo XX y los albores del XXI arrasaba con ‘Amor a la mexicana’ y –ejem– ‘Arrasando’. Aunque pueda parecer que, al no tener mucha presencia radiofónica y televisiva en España desde los primeros 00s, haya desaparecido y quedado para dar noticias freaks. Pero ella ha continuado su carrera musical incesante. Y no sólo eso, sino que lo ha sobrevivido con bastante dignidad e incluso éxito, al menos en Latinoamérica. Hasta el punto que su mayor éxito en Spotify en estos momentos es ‘Desde esa noche’, un dueto con Maluma de su álbum ‘Latina’, publicado hace nada, en 2016.

Por tanto, no es tan extraño que ahora se una a una de las artistas más relevantes en el panorama latinoamericano en estos momentos, Natti Natasha. La intérprete de ‘Criminal’, mientras camina hacia otro número 1 en nuestro país junto a Becky G, ‘Sin pijama’, no pierde el viaje y se suma también a este ‘No me acuerdo’ que, o mucho nos equivocamos, o se va a bailar mucho a ambos lados del Atlántico en los próximos meses.

Con cierta reminiscencia en su melodía de ‘Amor Amor Amor’ de ‘JLo, este ‘No me acuerdo’ es un reggaetón tan plano como instantáneo, en el que lo más simpaticón está en su letra: Natti y Thalía se enfrentan con un resacón de dos pares de narices a sus parejas, que les echan en cara lo que supuestamente hicieron la noche anterior. Ellas, como no se acuerdan, dicen que eso de que “te monté los cuernos no pasó”. Como acostumbra, la dominicana brilla con barras como “toa la noche perrié (sic)-aé-aé / con la mano en la paré-aé-aé / y no sé qué lo que pasó después / puede que de tragos me pasé”. Su vídeo, en el que ambas lucen unos bodies que emulan bolas de espejos, está ascendiendo sin parar en la lista de tendencias de Youtube, y acumula casi 300.000 visualizaciones en unas horas. ¿Hit?

Migos cancelan en Primavera Sound 2018 y Los Planetas se suman a última hora

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Según ha informado en nota de prensa la organización de Primavera Sound 2018, el trío de trap por antonomasia, Migos, ha cancelado su actuación prevista en el festival para la noche de hoy. El grupo de Atlanta formado por Offset, Quavo y Takeoff, que venía a presentar las canciones de sus últimos álbumes, ‘Culture‘ y ‘Culture II‘, ha perdido su vuelo y no ha podido llegar a tiempo para actuar. Su lugar en uno de los escenarios principales del festival en torno a la medianoche de hoy lo ocupará Skepta, el más célebre representantes del grime británico, que en 2016 obtuviera el Mercury Price por el excelente ‘Konnichiwa‘.

«Lamentamos comunicar que Migos no actuarán en Primavera Sound. Los miembros del grupo han perdido el vuelo que debía llevarlos hasta Barcelona, y pese a los esfuerzos de sus representantes y la organización del festival no ha sido posible encontrar una solución a tiempo.

En su lugar tenemos el placer de anunciar la incorporación de Skepta, el rey del grime británico, al que agradecemos su predisposición y compromiso con el festival. El autor de Konnichiwa descargará su reguero de beats y rimas ultraveloces en el escenario SEAT a las 23:45h».

Actualización: Hace escasos minutos, Primavera Sound ha vuelto a actualizar sus horarios tras la cancelación de Migos y, esta vez, seguro que será para alegría de muchos. Los Planetas se incorporan al cartel y actuarán en la ubicación y horario previstos para el combo americano. En cambio, Skepta, «por motivos totalmente ajenos al artista y al festival», desplazará su actuación a mañana sábado, 2 de junio.

Ready for the Weekend: Kanye West, Rosalía, Father John Misty, Lykke Li, Mazzy Star, Amaia Montero…

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Claramente, este primer viernes del mes de junio de 2018 está capitalizado por el lanzamiento del nuevo álbum, un disco de 7 cortes y 23 minutos, de Kanye West. Pero hoy hay otros largos interesantes e importantes, como son los de Father John Misty, Neko Case, Amaia Montero, Natalie Prass, Oneohtrix Point Never, Sage, nuevos miniálbums de Rufus T. Firefly y Scarlett Johansson& Pete Yorn o los debuts de Albin Lee Meldau y LUMP (proyecto de Laura Marling y Mike Lindsay). También se lanza un EP con nuevas canciones y la recuperación de un tema conocido de los ya míticos Mazzy Star; y, lo mismo, de BMX Bandits. También recuperamos un par de lanzamientos nacionales que se nos escaparon el pasado viernes, como son los de Vulk y Sticky M.A.

Los últimos 7 días han estado llenos de nuevos singles bien llamativos, como son los de Drake, Rosalía, The 1975, Lykke Li, Gorillaz, Charli XCX, C. Tangana, HAERTS, All Saints o el ‘Muslona’ de LaPili & Beauty Brain. Y hoy añadimos los de Lily Allen, MNEK, Ilegales, Kamasi Washington, Death Grips, Juanes, Underworld & Iggy Pop (!), Johnny Marr, Uffie, Los Vinagres, Bob Moses, Pimp Flaco, Lady Leshurr, Ben Khan, Tommy Cash, Meg Myers, Polo & Pan, MNDR, Gabriella Cohen, The Internet, Thalía & Natti Natasha, Allie X, James Arthur y la presentación en sociedad del trío femenino Cariño.

Tampoco está nada mal la jornada en cuanto a curiosidades, que van desde la colaboración de Grimes en un EP del grupo de K-Pop LOONA/yyxy a la primera parte de un grandes éxitos de The Flaming Lips, pasando por un EP de descartes de Juan Perro, Beth Orton & The Chemical Brothers junto de nuevo para versionar a Tim Buckley, la ansiada versión de ‘Africa’ de Toto a cargo de Weezer, el joven británico Rex Orange County haciendo lo mismo con la enorme ‘You’ve Got A Friend’ de Randy Newman (¡junto a Randy Newman!), uno de los temas inéditos de la edición vinilo del último largo de Viva Suecia o la versión bailable de ‘Slow Disco’, incluido en el último álbum de St Vincent.

Ir de festival en festival podrá ser una ocupación remunerada este verano

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¿Alguna vez te has imaginado haciendo eso que tanto te flipa, ir de festival en festival, divirtiéndote mientras ves a tus artistas favoritos, y que encima te paguen por ello? Parece la típica fantasía que te podría venir a la mente mientras imaginas qué podrías hacer para vivir todos esos eventos veraniegos repletos de música y buena onda, y cuyo mayor impedimento es tu economía. Sin embargo, este verano de 2018 ese sueño puede convertirse en una realidad para algunos jóvenes. Así lo propone la marca de ron dominicano Brugal, que lanza la iniciativa “Festivaleando con Brugal”. En ella, y tras un proceso selectivo, se escogerá a 60 ganadores que a lo largo de los meses de julio y agosto tendrán el privilegio de ir de festival en festival y, lo que es mejor, sin que les afecte lo más mínimo al bolsillo. «¿¡¿Cómo?!?», pensaréis. Lo explicamos.

El trabajo del Fest Master de Brugal será reunir lo mejor de cada festival: representará un puesto de trabajo para los que trabajan (al desempeñarse en fin de semana) y para los que no. Para poder serlo, es necesario registrarse y cumplimentar la solicitud en la web de Festivaleando con Brugal. Allí, además de indicar tu perfil en Instagram y Twitter para demostrar tu tirón en redes sociales, tendrás que pronunciarte sobre qué tipo de festival es tu favorito (los que te queden cerca de casa, los más raros e inesperados o los que cuentan con un cartel más atractivo), cómo te gusta ir vestido (si llevas en la maleta un look pensado para cada hora del día, si lo tuyo es la comodidad o si lo tuyo es ponértelo todo encima, a lo Coachella) y con quién prefieres ir (con tu inseparable amigo festivalero, con tu grupo de colegas o solo, porque lo que más te importa es la música).

Tras esa solicitud, Brugal hará una primera selección de posibles Fest Masters de Brugal a lo largo del mes de mayo. Los elegidos tendrán que acudir a una entrevista –al fin y al cabo, es un trabajo, ¿no?–. Los cástings tendrán lugar en Madrid el 31 de mayo y Málaga el 14 de junio. En esas entrevistas, que Ron Brugal ya avanza que serán muy especiales, alejadas de la clásica interviú laboral, los aspirantes tendrán que mostrar sus capacidades y disposición para ser uno de los 60 elegidos que se pasarán el verano yendo de evento en evento, sin más estrés que pasarlo lo mejor posible, ver los mejores festivales y mostrarlo con los mejores fotos y vídeos. Una ocupación envidiable que, además, no estará reñida con tu trabajo habitual, tus estudios o incluso tus vacaciones, si ya las tienes planeadas.

Al final, la misión de cada Fest Master de Brugal será vivir a tope cada uno de los festivales a los que acuda y mostrar en sus redes sociales sus experiencias en ellos y, como decíamos, supondrá además un trabajo remunerado: cada uno de los elegidos recibirá 1.500 euros y tendrá totalmente cubiertos tanto los desplazamientos, como los alojamientos y, por supuesto, las entradas VIP a los festivales. Todo un planazo que mezcla vacaciones, trabajo y diversión, un sueño para muchos de los que seguís esta web y vivís intensamente la música. Nunca imaginaste que el mejor verano de tu vida lo pasarías trabajando. Festivaleando no es normal, es Brugal.

Pedro Sánchez, primer presidente indie y “fiber” de la Historia de España

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Esta mañana Pedro Sánchez Castejón, el actual secretarío general del PSOE, se ha convertido en nuevo presidente del Gobierno español al prosperar la moción de censura contra el ya ex-presidente Mariano Rajoy originada por la sentencia del “Caso Gurtel”, que condenaba al Partido Popular por “corrupción institucional”. La moción se ha votado esta mañana y Sánchez ha obtenido el apoyo de los 180 escaños de Unidos Podemos y las confluencias, ERC, PDeCAT, PNV y EH Bildu.

Pedro Sánchez retomó el año pasado el liderazgo del Partido Socialista tras vencer en primarias a la líder andaluza Susana Sánchez, después de verse forzado a dimitir tras los descalabros socialistas en las Elecciones Generales del año 2015 y su reedición de 2016. Y ahora, de manera inesperada hace apenas un par de semanas, es el nuevo líder del gobierno español. Desde que fuera elegido secretario general del PSOE en 2014, si algo ha llamado la atención de él en nuestra web han sido sus gustos musicales.

Si el ex-lehendakari Patxi López, uno de los varones de su partido, destacó por su interés por la música indie, Pedro Sánchez lo demostraba con más ahínco aún, presentándose en una edición del Festival de Benicássim, la de 2016, donde además se encontró con su rival política, Andrea Levy. Podemos decir, por tanto, que Pedro Sánchez es el primer presidente “fiber” (como se conoce a los asistentes al festival) de la Historia de España.

Sus gustos musicales no están nada mal, la verdad: en plena campaña de 2016, hacía una playlist de Spotify para Tentaciones en la que citaba a Tame Impala, Black Keys o Kate Boy entre sus favoritos, salpicada con “guilty pleasures” como Miguel Bosé. Y antes de las citadas primarias socialistas, lanzaba otra lista de reproducción con canciones de los últimos discos de Bowie, Blur, Iggy Pop y, sobre todo, indie nacional: Lori Meyers, Izal, Supersubmarina, Los Planetas, León Benavente, Vetusta Morla, La Habitación Roja, Mucho o Second le hacen vibrar.

Algo de lo que, además, no tiene la exclusiva en su familia. Tal y como se ha hecho eco nuestro compañero Arturo Paniagua en Twitter, la nueva “primera dama” de la política española, Begoña Gómez es la que parece estar detrás del gusto musical de Sánchez: ella tiene una fantástica playlist en la que encontramos artistas y grupos como David Byrne, Ride, Eels o Courtney Barnett, y hasta cosas mucho menos obvias como Car Seat Head Rest o King Gizzard and The Lizard Wizard. ¿Entendéis la importancia de esto? ¡Esa música va a sonar en el Palacio de la Moncloa! Ahora, ya en serio, lo que hace falta es que esto se traduzca en mejores políticas educativas y culturales para el arte alternativo e independiente.

Cepeda busca el dramatismo “over the top” en su single de debut ‘Esta vez’

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Luis Cepeda fue el eterno nominado de Operación Triunfo 2017 pero, desde el principio, fue también uno de los concursantes con más posibilidades de desarrollar una carrera más allá del concurso, debido a la emotividad de su voz rota y a su inclinación por la canción pop-rock dramática en el estilo de Antonio Orozco o Malú.

A estos artistas precisamente suena Cepeda en su single de debut, ‘Esta vez’, ya disponible y que lleva el elemento dramático de Orozco y compañía a niveles directamente estratosféricos. El drama de ‘Esta vez’ es tal que es casi más fácil imaginarse a David Bisbal -un intérprete melódico con enorme fuerza vocal- y a la mencionada Malú interpretando esta canción antes que a Orozco, sobre todo ese huracanado estribillo “esta vez, esta vez confesaría, que no duele la caída, y todo es por ti” hecho para romper ventanas y unos cuantos corazones.

Y para añadir más intensidad a la historia, ‘Esta vez’ se presenta con un videoclip protagonizado por dos bailarines de danza interpretativa que buscan trasladar en movimiento físico el drama “over the top” de la canción. Sí, también aparece Cepeda, en este caso, interpretando este tema posiblemente dedicado a Aitana en un bosque o en un puente.

Jessie J / R.O.S.E.

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Hace unos meses a todos nos sorprendió no que ganara, sino que Jessie J se prestara a participar en un talent show chino llamado ‘Singer 2018’. Abrirse al mercado asiático es una estrategia mercadotécnica que cualquier artista occidental en horas bajas tendría que tener muy presente teniendo en cuenta la cantidad de personas que ahí viven. Su último álbum de 2014, ‘Sweet Talker’, aguantó el tipo básicamente por el éxito de ‘Bang Bang’ con Ariana Grande y Nicki Minaj, por lo que se entiende que durante unos meses agarrara su maleta y se fuera a China porque en realidad no tenía absolutamente nada que perder en estos momentos.

En ella se ha repetido el mismo patrón que, por ejemplo, Rita Ora: durante cierto tiempo apuntaban maneras, pero por varias cuestiones el público les dio la espalda. Ya sea por falta de carisma (de voz no precisamente, porque de eso va sobrada), el lanzamiento de canciones intrascendentes o erróneas decisiones de su equipo de management y su discográfica, lo que queda claro es que Jessie J no lo ha pasado realmente bien en estos últimos cuatro años. O, al menos, eso es lo que se desprende de varios temas de ‘R.O.S.E.’, el cual funciona como cuatro EP’s independientes siguiendo la estela de los ‘Body Talk’ de Robyn.

Aunque eso sí, quien esperara que la británica volviera con una colección de temas puramente pop sobrados de agudos de aspirante a diva se va a llevar una sorpresa. Y bastante grata, por cierto, ya que por mucho que haya alguna pieza como ‘Play’ de carácter más pop (tanto que samplea sin disimular el ‘Got To Be Real’ de Cheryl Lynn), la gran mayoría de ‘R.O.S.E.’ se mueve por las aguas del R&B, un género que le sienta como un guante. Y más ahora que su contención vocal es ya una realidad a celebrar.

El primero de los EP’s, ‘Realisations’, sin duda, cuenta con las letras más sinceras de todo el lote y le sirve para vomitar todas las inseguridades artísticas que ha vivido en sus carnes durante estos últimos cuatro años. En ‘Oh Lord’, sin ir más lejos, le pide al Todopoderoso que le dé fuerzas para seguir adelante tras haber tenido que superar un sinfín de obstáculos que le han hecho replantearse si el mundo de la música es lo suyo; en la estupenda ‘Think About That’ lanza unos descarados dardos envenenados a Disturbing London, la empresa de management propiedad de Tinie Tempah con la que rompió su contrato en 2015, y en ‘Easy On Me’ nuestra protagonista afirma (con la ayuda de su fallecido abuelo en un audio que puede escucharse al final de la canción) que quiere crecer artísticamente a su manera, sin que absolutamente nada ni nadie le presione. Más no puede mojarse, como en esa ‘Dopamine’ de aires noventeros en la que critica la manipulación de los medios de comunicación y cómo la población se come con patatas todo lo que le cuentan sin cuestionarlo. Por algo, siempre que ha podido se ha posicionado totalmente en contra del Brexit.

El segundo EP, ‘Obsessions’, mantiene el mismo buen nivel que el primero. La ya conocida ‘Real Deal’ es uno de los temas más efectivos que aquí pueden encontrarse; en ‘Petty’ ataca a esas amigas falsas del pasado que no le han aportado nada bueno; en la soulera ‘Not My Ex’ deja claro a su próxima pareja que no lo va a tener nada fácil para conquistarla porque la sombra de su ex es demasiado alargada, mientras que en ‘Four Letter Word’ nos habla de sus ganas de convertirse en madre (esa palabra de cuatro letras a la que apela su título no es otra que ‘baby’).

El tercer EP, ‘Sex’, abre con una estupenda ‘Queen’ que lanza un mensaje igual de necesario que poderoso: seas como seas, y por mucho que no te guste lo que ves en el espejo, ámate por encima de todas las cosas. Tras ese ejercicio de empoderamiento femenino Jessie J literalmente nos cuenta en ‘One Night Lover’ que ella sirve para mucho más que un polvo de una noche y, en ‘Dangerous’ (una de las más flojas de todas), por el contrario, pide a gritos que alguien le dé un buen meneo emulando al Prince más 80s.

El cuarto y último EP, ‘Empowerment’, cuenta con las letras menos inspiradas, sí, pero no por ello fracasa gracias al buen rollo de la funky ‘Glory’, la bonita y delicada balada ‘Someone’s Lady’ (su mejor momento vocal para quien esto escribe) o esa carta abierta al amor en la muy noventas ‘I Believe in Love’. Sin duda, contar con el productor estadounidense Dj Camper para producir los cuatro EP’s ha sido todo un acierto, ya que de principio a fin estas dieciséis nuevas canciones mantienen una coherencia sonora que no se vislumbraba en ninguno de sus tres anteriores largos.

¿La suerte de Jessie J va a cambiar gracias a ‘R.O.S.E.’? Lo dudamos mucho, para qué engañarse. No obstante, en conjunto los cuatro EP’s funcionan más que notablemente y aquellos que le echaban en cara que sólo gritaba, aquí se llevarán una gratísima sorpresa. Sea cual sea su futuro, aquí o en la China, tiene que sentirse satisfecha de este trabajo.

Calificación: 7,6/10

Lo mejor: ‘Think About You’, ‘Real Deal’, ‘Queen’, ‘Play’

Te gustará si te gusta: la Jessie J menos gritona y el R&B

Escúchalo: en Spotify (EP 1 – Realisations; EP 2 – Obsessions; EP 3 – Sex; EP 4 – Empowerment)

Nick Cave, Björk, Sparks y Amaia Romero no decepcionan en Primavera Sound 2018, The War on Drugs y Kelela sí

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La primera jornada de Primavera Sound 2018, la del jueves, destacó por las esperadas actuaciones de Nick Cave & the Bad Seeds, Björk, Amaia Romero y The War on Drugs. También deslumbraron Sparks, Fever Ray y Chvrches, aunque Kelela, así como la banda de Adam Granduciel, no lograron convencer al 100%. Foto Kelela: Paco Amate

La jornada del jueves comenzaba con Vagabon, una de las propuestas más singulares dentro de las nuevas promesas del rock indie. Es el proyecto de Laetitia Tanko, procedente de Camerún y actual residente en Nueva York. Su voz quebrada se mezcla con algunos toques étnicos y guitarras eléctricas creando un sonido curioso, y a menudo, potente. Presentaba ‘Infinite Worlds’, su álbum debut, que aunque ofrece sonidos interesantes, aun no ha conseguido ninguna canción para el recuerdo. Es por ello que su directo, pese a su original registro vocal y el buen hacer de sus músicos, dejó algo indiferente. Probablemente en el futuro, consiga elevar su estilo y conseguir la chispa que necesita para conectar mucho más con el público. Fernando García

En uno de los escenarios principales actuó por la tarde (Sandy) Alex G, antes conocido como Alex G a secas y por canciones tan bonitas como ‘Brite Boy’. El chaval de Havertown presentó su aclamado álbum ‘Rocket’ arropado por un sol muy agradable, que conformaba el clima ideal para disfrutar de canciones de pop-rock tan relajadas y despreocupadas -aunque llenas en sus letras de angustia adolescente- como ‘Proud’, ‘Bobby’ o ‘Soaker’. Jordi Bardají

En uno de los escenarios principales, las chicas de Warpaint se encargaron sobre las 8 de la tarde de crear una atmósfera casi onírica con su sofisticado dream pop. Hicieron un setlist con las canciones más relevantes de la banda pero prestando especial atención a su álbum homónimo, del que tocaron cinco canciones. ‘Disco//Very’ sonó especialmente mágica y supuso un cierre perfecto a un concierto accidentado, ya que durante una de las canciones, uno de los altavoces dejó de funcionar (provocando un fuerte ruido). Pese a todo, se lo tomaron con humor, y sobre todo, con suma profesionalidad. Continuaron la canción de forma tan convincente, que uno no se acordaba del incidente hasta que se restauró el sonido. La gente bailaba y cantaba las canciones, y ellas no podían sentirse más cómodas en el escenario, disfrutando al máximo de esa conexión entre banda y público. Combinaron la dulzura y calma de baladas como Billie Holiday, de su primer EP ‘Exquisite Corpse’, con otros temas más cañeros y bailables como ‘New Song’. El resultado fue toda una demostración del talento y seguridad que transmiten con cada canción. Fernando García

Confirmado en Operación Triunfo el impresionante talento de Amaia Romero, su debut en solitario en Primavera Sound iba a servir para que descubriéramos si la navarra era capaz también de liderar una banda como The Free Fall Band… y no del todo: la timidez y modestia elevada al cubo de Romero produjeron durante su actuación escenas un tanto incómodas de ver, como ese final con ‘Miedo’ supuestamente “improvisado” que pareció más bien una sorpresa mal disimulada. En eso sí se notó que a Amaia le faltan tablas. Sin embargo, la artista resultó magnética desde la primera canción hasta la última, ofreciendo un repertorio de versiones que ya le conocíamos y otras nuevas con el que demostró su versatilidad y sobre todo su imponente musicalidad, en temas como el exquisito ‘Basin Street Blues’ de Louis Armstrong (no se puede tener más buen gusto que empezar con esta canción) o su original fusión (por eso de que es propia) del ‘Zorongo popular gitano’ de Lorca con ‘La Malagueña’ de Albéniz, que fue para ponerle un altar. Amaia se merendó el escenario sobre todo al piano, brillando en su conocida interpretación de ‘Alfonsina y el mar’ de Mercedes Sosa, y sorprendió con su rendición de ‘She’s Leaving Home’ de los Beatles, ‘Tuyo’ de Rodrigo Amarante y ‘Reflektor’ de Arcade Fire. Durante el set, Amaia se mostró incrédula, si bien agradecida, ante su presencia en el Primavera, asegurando que “hace cinco meses no me hubiera imaginado estar aquí” y que es “un privilegio empezar en Primavera Sound, significa mucho para mí”. Pero el verdadero privilegio fue atender, tan de cerca, un talento tan asombroso como el suyo, que va a ser una maravilla ver crecer en los próximos años, siga actuando o no en el festival “indie” por antonomasia. Jordi Bardají / foto: Sergio Albert

El show de Sparks fue, de lejos, mi preferido de la jornada (y probablemente, de todo el festival). Ron y Russell mostraron su faceta más enérgica y glam-rock en un concierto en que conjugaron con absoluta maestría presente (el estupendo ‘Hippopotamus’) y pasado (hits por un tubo). Con una banda soberbia, cuyos miembros apenas debían llegar a la treintena, todos vestidos con chaquetas de color rosa… excepto Ron, que lo lucía en su corbata, impertérrito tras sus teclados. Russell, en contraste, exudaba energía, chorrazo de voz (increíble comprobar cómo sigue llegando a todos los tonos y canta como quiere). ‘What the Hell in This Time’ sonó como un tiro, ‘The Missionary Position’ e ‘Hippopotamus’, tan deliciosamente repetitiva como la original, se corearon como clásicos. Pero para despiporre absoluto, ‘The Number One Song in Heaven’ en que, de repente, el impávido Ron (sólo lo vi sonreír fugazmente una vez) se levanta de detrás del teclado, se planta en medio del escenario, nos mira desafiante, se quita la corbata, la lanza al público… y rompe a bailar a saltos ante el alborozo general. Jefazo. Y claro, la apoteosis llega con ‘This Town Ain’t Big Enough for Both of Us’, ejecutada (y cantada) a la perfección. La sonrisa de Russell cada vez es más ancha y el cierre con ‘Amateur Hour’ es ya una locura. A Russell y Ron se les nota claramente emocionados por la recepción, nosotros no podemos ser más felices. Una gozada comprobar que el carisma de los hermanos Mael continúa intacto. Mireia Pería / foto: Paco Amate

Kelela aparece en el escenario Ray Ban bellísima, con un espectacular vestido blanco. Su presencia escénica es delicada pero fiera, elegante, y a la vez sensual. Lástima que su concierto no esté a la altura de su carisma, ya que resulta soso y su R’n’B satinado parece demasiado plano, excesivamente cadencioso. Una pena, porque el inicio con ‘LMK’ promete mucho. Ella y sus dos coristas, de blanco también, ejecutan una exquisita coreografía, remedando un poco las de Solange del año pasado, mientras un único DJ va lanzando las bases y la música. Los graves retumban demasiado y tampoco ayuda. La cosa parece animarse un poco hacia el final; ‘Take Me Apart’ es contestada con júbilo por parte del público y el cierre con ‘Rewind’ logra remontar el vuelo. Mireia Pería

Presentando su último y estupendo disco ‘A Deeper Understanding’, los americanos The War On Drugs comenzaron con ‘In Chains’ y continuaron con ‘Pain’, que para quien escribe esto, es una de las mejores canciones del pasado año. Sin embargo, y pese a la evidente calidad musical, algo impedía que la emoción que nos transmiten en estudio se repitiera en directo. La voz de Adam Granduciel no siempre estaba a la altura. De hecho, los momentos únicamente instrumentales funcionaron muchísimo mejor, y la clara evidencia era que la mayoría del público se animaba de repente, después de llevar unos cuantos minutos hablando sin prestar mucha atención o simplemente aburridos. Solo sonaron temas del último álbum y de ‘Lost in the Dream’, donde la que más brilló fue ‘Red Eyes’. La ausencia de ‘Holding On’ -por ejemplo-, uno de sus temas claves, no se entiende. Fue un setlist extraño y poco acertado. Y un concierto que pese a la impecable técnica, se sintió monótono y plano. Una decepción. Fernando García

Es una pena la brevedad de la gira de ‘Utopia’ de Björk, porque el espectáculo que ha diseñado la islandesa en presentación de este trabajo es digno de ver no, lo siguiente. Es, sin duda, uno de los shows más sofisticados y teatrales que ha realizado en su larga carrera, si no el que más. Asombra, en primer lugar, una puesta en escena que simula ese mundo extraño y utópico ideado por Björk, lleno de grandes flores, arbustos y el ufano cantar de los pájaros y ambientado en parte por la música de Viibra, su grupo de flautistas-ninfas, con las que Björk realiza a menudo extrañas coreografías, y un arpa. Y en el centro de todo, claro, una Björk en estupenda forma vocal que desgrana la mayor parte de ‘Utopia’ con autoridad y sobre todo una pasión desbordante y arrolladora en temas como ‘Arisen My Senses, ‘The Gate’, ‘Blissing Me’ o la conmovedora ‘Tabula Rasa’. No sorprende, por otro lado, la selección de clásicos para este show: ‘Human Behavior’ (recuperada 11 años después) e ‘Isobel’ ya tenían un punto selvático, y encajan en el repertorio de ‘Utopia’, eso sí, destacando por su carácter cien por cien pop. La única pega es que, en lugar de repasar ‘Utopia’ casi en su plenitud, Björk no prefiriera interpretar otros clásicos (sí cayeron ‘Pleasure is All Mine’ y ‘Wanderlust’) que hubiera sido un gusto escuchar con los nuevos arreglos de esta gira, como ha sucedido en conciertos previos en los que, por ejemplo, ha sonado una versión con flautas de la eterna ‘Anchor Song’. Jordi Bardají / foto: Santiago Felipe

Karin Dreijer, Fever Ray, nos demuestra que puedes montar un gran espectáculo con un palo y una caña, siempre que te acompañen toneladas de imaginación. El show es impactante a nivel visual, simplemente gracias a la interacción entre ella y las coristas (coreografías y magreos incluídos) y los disfraces que usan. Karin va de Harley Quinn de frenopático, las cantantes de apoyo, una de culturista hipertrofiada y otra de superheroína demente. La banda (completamente femenina), programaciones y dos baterías, no van a la zaga. Si ya en ‘An Itch’ se arrancan con pasos de zumba, el ‘When I Grow Up’ en clave samba es divertidísimo a la par que siniestro. Porque esa es la tónica del concierto; tropicalismo enfermizo pero jovial y alegría queer erótico-festiva. En ‘Falling’ hay tocamientos y lascivia, bailes estupendos en ‘Wanna Sip’, conato de sevillanas chungas en ‘To the Moon and Back’, que desata los bailes del personal (y acabamos coreando lo de “I want to run my fingers up your pussy” como si no hubiera un mañana), batucada aceleradísima en ‘IDK about You’… Karin retorna un momento a los aires de su debut en ‘Red Trails’, mientras una de las coristas ejecuta bailes alados y, sobre todo, en un ‘If I Had a Heart’ simple y subyugante. Pero enseguida retornan a la cumbia y el calor en ‘Mama’s Hand’ y ‘I’m Not Done’. Un concierto divertidísimo y liberador. Mireia Pería

Nick Cave & the Bad Seeds inician gira en el Primavera Sound con un setlist plagado de algunos de sus hits más representativos de todas las épocas. Habrá que ver si continúa en esta línea en los próximos conciertos y ver en qué variará (si es que lo hace). Con una puesta en escena sobria, Nick Cave entró en el escenario inciando su espectáculo con una canción tan oscura y desgarradora como ‘Jesus Alone’, de su último álbum Skeleton Tree, en el que el cantante está en pleno duelo por la muerte de su hijo. El silencio se apoderó del público, y solo podíamos escuchar la música y la siempre sugerente e hipnótica voz de Nick creando un clima tan trágico como poderoso. Poco después de esta lúgubre (y preciosa) presentación, vinieron ‘Do You Love Me?’, ‘From Here to Eternity’ o ‘Come into My Sleep’, que llevaba sin tocar desde 2005 y que forma parte de su recopilatorio de caras B. Nadie diría que tiene 60 años porque su forma física es como la de alguien de 20. Continuamente se mostraba agradecido a sus fans, acercándose a ellos e incluso lanzándose al público. Pero sin duda lo que más marcó y lo que hizo que fuera un concierto inolvidable -más allá del excelente sonido de la banda- fue que esa entrega al público, en las últimas tres canciones se elevó a la máxima potencia. Así, en ‘Deanna’ nos guiaba cuando teníamos que aplaudir o cuando teníamos que guardar silencio. Y si Nick Cave te dice que te calles, te callas sin rechistar. Después de esta calma en lo que había sido hasta ahora un concierto tremendamente enérgico, volvió a serlo cuando comenzó a decirle a la gente que se subiera al escenario con él. Los fans emocionados, le daban abrazos y se hacían fotos con él mientras lo daba todo. Con ‘Stagger Lee’ les mandó sentarse, pero después volvió a invitar a más personas al escenario a bailar y cantar con él. En un momento, Nick Cave le pone la mano en el pecho a un chaval emocionado. Las cámaras lo emiten por las pantallas… espera, ¿es Alfred de OT? Pues sí, ahí estaba casi en estado de shock a su lado. Poco después de esto, el concierto llegó a su fin, pero los que lo vivimos difícilmente podremos olvidarlo. De aquí a la eternidad. Fernando García / foto: Eric Pàmies

El alemán Nils Frahm, con motivo de su nuevo álbum de estudio, ‘All Melody’, trajo al Primavera Sound su particular electrónica. Su registro va desde el ambient más delicado a la electrónica experimental. Verle actuar rodeado de teclados y de instrumentos de todo tipo y moviéndose de un lado a otro es digno de admiración, pero lo es aun más escucharlo. En todos sus temas consigue sonidos sofisticados, elegantes y evocadores. Su ‘All Melody’ fue algo realmente espectacular, una pieza de 9 minutos en la que podría resumirse toda su música. Es un verdadero privilegio ver cómo la electrónica es capaz de reinventarse una y otra vez, porque las posibilidades son infinitas. Y Nils Frahm es uno de esos nombres imprescindibles que no dejan de sorprender con cada nuevo trabajo. Fernando García

Chvrches agradecieron a su público que se quedara en el festival hasta pasadas las 2 de la madrugada para verles, pero como para no: menudo conciertazo se marcaron los escoceses presentando su nuevo disco, ‘Love is Dead’, elevados sobre todo por el carisma de una Lauren Mayberry que a cada concierto se confirma como un icono generacional absoluto a la altura de una Dolores O’Riordan, de una Shirley Manson o de una Karen O. Sin duda, anoche nadie pudo quitarle los ojos de encima a Mayberry mientras cantaba ‘Grafitti’, ‘Recover’, ‘Leave a Trace’ o ‘The Mother We Share’ porque toda la pasión presente en estas canciones la encarnaba ella en el escenario. La fuerza y energía de estas sofisticadas canciones de synth-pop generó uno de los conciertos más vibrantes del festival, culminando, por supuesto, en ‘Clearest Blue’ y un espectacular subidón capaz de resucitar a un muerto. Jordi Bardají / foto: Sergio Albert

Aquejado de algún que otro problema técnico -a menudo su voz se oía demasiado baja, como ahogada-, Vince Staples presentó en Primavera Sound su disco ‘Big Fish Theory’, reafirmándose como una de las presencias más carismáticas y autoritarias del hip-hop actual. Es impresionante simplemente verle rapear, imponente, unas canciones que se elevan en directo como pocas y cuyas vibrantes y modernas producciones hacen bailar al personal a la vez que lo sumen en una atmósfera de tensión y amenaza. Una atmósfera reforzada, a su vez, por una puesta en escena compuesta por una proyección que muestra varios televisores encendidos y apagados, aportando un tono distópico al show. Jordi Bardají

Al contrario que en su último show en Madrid, esta vez no hubo problemas técnicos en el concierto de Bad Gyal, que con su micro de diadema funcionando perfectamente pareció anoche Christina Aguilera circa 2000 aunque, cada vez que hablaba con el autotune puesto, a quien se parecía era a Stephen Hawking. Alba Farelo presentó ‘Worldwide Angel’ y sorprendió por un show coreografiado de principio a fin, porque Bad Gyal podrá gustar más o menos, pero la tía no para en el escenario y, junto a sus bailarinas y MCs, se pega unas coreografías dignas de una clase de Zumba, cuando no de una fiesta de dancehall o de twerking. A menudo, todos estos movimientos suceden al mismo tiempo y cabe preguntarse cómo puede ser que esa “blonde weave” que llevaba Farelo no terminara volando por los aires en algún momento. Fue un espectáculo, en una palabra, atlético, ideal para la presentación de las calurosas canciones que conforman el repertorio de Bad Gyal, entre las que destacaron ‘Jacaranda’, ‘Blink’, ‘Tra’ y por supuesto la final ‘Fiebre’, ya un clásico. Jordi Bardají

Polanski se copia a sí mismo en ‘Basada en hechos reales’

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Da la impresión de que Roman Polanski ha dirigido su última película como quien pone la mesa antes de cenar: colocando los mismos cubiertos de siempre y con la cabeza puesta en otra parte. Ya lo sugirió él mismo en la rueda de prensa del festival de Cannes: “Encontré en la novela [‘Basada en hechos reales’, de Delphine de Vigan, publicada hace un par de años por Anagrama] ecos de mis primeros trabajos. Me hizo sentir como en casa”. En realidad, Polanski no quería sentirse “como en casa”. El director lleva desde 2013 intentando levantar un proyecto muy personal, una película sobre el caso Dreyfus, el célebre escándalo antisemita que conmocionó a la sociedad francesa de finales del siglo XIX. A la espera de conseguirlo -le está costando-, aceptó “poner la mesa” a su señora. Emmanuelle Seigner le sugirió el libro porque quería que lo adaptara con ella de protagonista.

La novela, cuya trama recuerda a la de ‘Misery’ (la relación entre una escritora de best sellers y una fan demasiado encantadora), tiene muchos de los elementos temáticos que han caracterizado a buena parte de la filmografía del cineasta franco-polaco: espacios cerrados, pocos personajes, y un duelo psicólogo planteado como un retorcido juego de dominación-sumisión. Los “ecos” de los que hablaba el director saltan a la vista: ‘Repulsión’, ‘El quimérico inquilino’, ‘La muerte y la doncella’, ‘La Venus de las pieles’ e, incluso, ‘El escritor’, con la que comparte la profesión de uno de los personajes protagonistas.

El problema de ‘Basada en hechos reales’ es que todos esos elementos están colocados en la película con la habitual eficacia narrativa del director, pero sin su estilo y fuerza evocadora. Haciendo un paralelismo con la situación que vive la protagonista del filme -una exitosa escritora en crisis creativa (Emmanuelle Seigner) que se deja ayudar por una admiradora que trabaja como negra literaria (una algo sobreactuada Eva Green)-, es como si el cineasta hubiera reaccionado ante la falta de inspiración (¿y de estímulos?) echando mano de fórmulas muy reconocibles que le han servido en el pasado. Éstas siguen funcionando, claro, pero no consiguen que la película vaya más allá del entretenimiento ligero.

El vacío creativo del escritor (“Unos días después de la aparición de mi último libro, dejé de escribir”, así comienza de Vigan la novela), su soledad, su papel en el ecosistema cultural actual, el fenómeno fan, la vampirización del otro, la esquizoide relación entre la realidad y la ficción… Polanski pone sobre la mesa muchos temas, pero no parece importarle demasiado ninguno. ‘Basada en hechos reales’ se puede disfrutar como un divertido pasatiempo, una obra menor de un cineasta mayúsculo. ¡Qué alguien le produzca la de Dreyfus! 6.

Tyler, the Creator / Flower Boy

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Asumido el mal timing por nuestra parte, la actuación de Tyler, the Creator en el Primavera Sound este viernes 1 de junio parece el momento apropiado para rescatar ‘Flower Boy’, el notable cuarto álbum del artista californiano publicado el pasado año. Es, sencillamente, su mejor disco hasta la fecha: el más completo, el de más calado emocional y generacional, el que le presenta como un artista total. Porque Tyler Okonma es mucho más que un MC carismático e ingenioso, y estas canciones certifican que, además de un ingenioso artista visual, es un gran productor.

‘Flower Boy’ consuma todas las buenas ideas que había venido apuntado de manera algo caótica en discos como ‘Cherry Bomb’, ‘Wolf’ o ‘Goblin’ y las ordena con sentido y emoción. Sorprendentemente (o no, puesto que al fin y al cabo ambos se han criado juntos y se han nutrido de los mismos referentes como miembros primordiales de OFWGKTA), buena parte de ellas se centran en una faceta post-soul en sintonía con las obras de Frank Ocean. ‘Blond’ es un referente claro para ‘Flower Boy’ y no directamente en los cortes en los que colabora Ocean, sino en las que para mí son el punto culminante de este disco, la dupla (porque se unen) formada por ‘Garden Shed’ –con una estructura y sonoridad arriesgadas– y ‘Boredom’ –una montaña rusa que desemboca en una outro flipante–, unidas por las guitarras de Austin Feinstein (sus seis cuerdas copaban el sonido de la última obra de Ocean) y por un Tyler que, al fin, se suelta como cantante. No es que sea su fuerte, está claro –sonar arropado por Rex Orange County, Estelle, Anna Of The North y Corinne Bailey Rae disimula bastante–, pero lo hace lo bastante bien como para que el carácter confesional y personal de ambos temas suenen aún más honestos.

Y es que ambos abordan dos temáticas primordiales en este álbum y, probablemente, en su carrera venidera. Primero, su manera de abordar el desencanto de la fama, la soledad y la falta de autoconfianza, en el citado ‘Boredom’ –y de manera aún más sombría en ‘Foreword’, ’November’ y ‘Glitter’–. Algo que, quizá, ya abordaron mejor tanto su hermano Frank en el citado ‘Blond’ como Kendrick Lamar en ‘To Pimp A Butterfly’, pero que no parece ser una pose, sino un drama real; y segundo, y más importante, el outting que supone la letra de ‘Garden Shed’, con Tyler siendo bastante diáfano sobre su no heterosexualidad (algo que ya había deslizado en alguna ocasión); aunque, más importante que el hecho de que lo revele, es el mensaje que lanza no sólo en ese “no mates una rosa antes de que florezca / vuela, cariño, vuela, fuera del cascarón” de esta canción, sino también en ese “dile a esos chicos negros que pueden ser lo que quieran / teñíos el pelo de azul, coño, yo lo haré también” (‘When This Flower Blooms’). Las constantes metáforas sobre el florecer del “Chico Flor” son bastante evidentes y, ojalá, inspiradoras para quien no sienta la libertad de mostrarse como sea en realidad.

En todo caso, ‘Flower Boy’ es un disco variado que, aunque en general es su obra más luminosa, no rechaza otras facetas mostradas anteriormente por Okonma. Su lado más G-Funk reaparece en ‘Pothole’, esa oda a los baches de la vida entonada junto a Jaden Smith (bastante solvente en el gancho) o en ‘911/ Lonely Boy’, un tema doble repleto de invitados famosos (Schoolboy Q, Steve Lacy…) que equilibra dos caras –la humorística y la depresiva–. Su faceta más oscura y agresiva, a lo ‘Yonkers’, toma forma aquí en la apabullante ‘Who Dat Boy’, dueto con A$AP Rocky cuyo inquietante videoclip que aborda el tema del clasismo de manera espeluznante, y ‘I Ain’t Got Time’, de extraño arreglo cañí, que aportan riqueza al discurso del disco y aportan un punto de acidez y violencia entre el aparente brillo predominante. Sin embargo, la mayor parte de ‘Flower Boy’ parece inmerso en ese espíritu de soul funk psicodélico setentero de las obras recientes de Lamar y Ocean –también Thundercat y Flying Lotus, por los arreglos de piano y cuerdas, podrían servir como pistas–.

En esa tesitura llegan otros de los grandes momentos del álbum, como es una de las colaboraciones de Ocean, ‘When This Flower Blooms’, las de la joven promesa británica Rex Orange County, protagonista en ‘Foreword’ y la citada ‘Boredom’, y la visita recurrente de Kali Uchis. La artista de origen colombiano da lustre soul a ‘See You Again’, un cálido y exuberante número que Tyler escribió para ZAYN y que el ex-One Direction no quiso para sí. Ambos lo convierten en un hito del disco, una canción de amor virtual y rendido, para asqueo del propio protagonista (con ese “¡Yeugh!” que lanza tras cantar algo tan cursi como “abandonaría mi panadería por un pedazo de tu pastel”). Con semejante cantidad de puntos a favor (la personalidad rotunda de su flow como reverso de la ambiguedad de sus estilos y lírica es otro más), ‘Flower Boy’ es –pese a que su recta final es más divagante que su abrumadora primera parte– un evidente paso adelante de Tyler, the Creator como eso, creador. Y confiamos que apenas la primera de las muchas grandes obras que, ya consolidado, esperamos de él.

Calificación: 8,2/10
Lo mejor: la dupla ‘Garden Shed’/’Boredom’, ‘See You Again’, ‘Who Dat Boy’, ‘November’
Te gustará si te gustan: Frank Ocean, Kendrick Lamar, Kanye West.
Escúchalo: Spotify

La canción del día: Lily Allen enternece con su asunción de la infidelidad en ‘Lost My Mind’

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Esta semana Lily Allen era noticia por asegurar que fue obligada por su discográfica a grabar la versión navideña de un tema de Keane. Pero, a una semana del lanzamiento de ‘No Shame’, su nuevo álbum, es más interesante el hecho de que la artista británica sigue presentándonos su nuevo sonido. Tras haber ido revelando ‘Trigger Bang’, junto al rapero Giggs, y el doble lanzamiento de ‘Three’ y ‘Higher’, hoy nos presenta otras de sus canciones que, además, destacamos como nuestra Canción del Día.

Se trata de ‘Lost My Mind’, un medio tiempo en el que aborda, de manera bastante directa, alguna infidelidad de su ex-marido, Sam Cooper, del que se divorció en 2016. Ya avanzó que el fin de su matrimonio sería abordado en este disco, como también lo será de su inminente libro de memorias. La canción ha sido compuesta por Allen junto a Tim Rice-Oxley que, curiosamente, es teclista y compositor en los antes citados Keane. La producción, repleta de percusiones de inspiración africana, es obra de Emre Ramazanoglu (partícipe en los últimos discos de Kylie Minogue, Carly Rae Jepsen, Noel Gallagher’s High Flying Birds, Paloma Faith, Ghostpoet…) y Seb Chew (Scissor Sisters, Rufus Wainwright, Kindness).

El resultado es, decíamos, un medio tiempo cálido y delicado, aunque con un punto bailable, en el que Lily enternece cantando sobre la monotonía en su pareja (“algo precioso se ha evaporado / Te dejé entrar y luego desapareciste / como otro día que se muere”), la soledad (“Ahora estoy atrapada en una rutina, pateando piedras, mirando mi móvil toda noche / A lo mejor he perdido la cabeza”) y, más tarde, la infidelidad (“sé que han habido otras chicas, y me gusta el riesgo / Un par de veces he visto tu alma, no siempre fuimos extraños”). Una letra emotiva y confesional que Lily aborda dolida, pero con la ternura y calma que dan la perspectiva.