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Nine Inch Nails arrasan con todo y también triunfan en el último día de Mad Cool Depeche Mode, Richie Hawtin y Dua Lipa

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La última noche de Mad Cool (y de todo el festival, me atrevería a decir) estuvo dominada por unas bestias llamadas Nine Inch Nails. Trent Reznor, Atticus Ross y compañía comenzaron haciendo vibrar a decenas de miles de personas con el mismo patrón de ‘The Fragile’, encandenando ‘Somewhat Damaged’ y ‘The Day the World Went Away’ -como si fuese un guiño al apocalíptico ‘Bad Witch’ que presentaban-, y no dieron tregua hasta el final, desfilando en el repertorio clásicos de la banda como ‘March of the Piggs’, ‘Piggy’, ‘The Hand That Feeds’, ‘Ahead of Ourselves’, ‘Head like a hole’ y, claro, ‘Closer’. Esta última fue una experiencia casi orgásmica (y sobra el “casi”), con Reznor contoneándose mientras lanzaba las maravillosas guarradas existenciales de la letra, el público coreándolas, las pantallas aportando su punto en el ritmo y, por supuesto, el rock industrial con grandes dosis de electrónica de los autores de ‘The Downward Spiral’ inundándolo todo. Fotos: Andrés Iglesias.

Ensordecedores si les apetecía, íntimos si les apetecía, marcándose una versión DE BOWIE (‘I’m Afraid of the Americans’) si les apetecía, Nine Inch Nails demostraron por qué llevan casi treinta años en esto, hasta el punto de que ya solo por su espectáculo merecía la pena todo el festival. Decíamos antes que eran unas bestias y, como los mejores monstruos, Trent fue capaz de mostrarse tan perturbador como vulnerable, como se pudo comprobar con el magnífico final con ‘Hurt’, que llegó a dejar en silencio hasta a la persona más ebria, poniendo la piel de gallina a los mismos a los que antes habían llenado de furia, de alegría y de lujuria – podría decirse que son unos maestros provocando emociones, emociones lo más viscerales posibles. Espectacular.

Como dato menos intenso, comentar que los dos miembros de Jenesaispop presentes en el festival coincidimos en confirmar, tras el concierto, que ansiamos una reunión entre Lady Gaga y Reznor para producir el gran disco de rock y electrónica que (esto totalmente en serio, ahí están sus aproximaciones con ‘Government Hooker’ y ‘Electric Chapel’, o su colaboración con Metallica) la neoyorquina es capaz de hacer. Pablo N. Tocino.

Junto a Dua Lipa, la líder de Wolf Alice Ellie Rowsell fue la única mujer en tener su concierto en uno de los escenarios principales del Mad Cool; a pesar de tener un porcentaje mayor que otros festivales, se sigue notando la falta de chicas, sobre todo entre los cabezas de cartel. Cada vez que escribimos algo de esto sale alguien diciendo que no es cuestión de género, que lo que debe primar es la calidad en los directos, como dando a entender “si no hay tantas chicas cabeza de cartel, es porque no hay tantas chicas lo suficientemente buenas”. Luego ves un concierto como el de Wolf Alice o como el de LP (éste ya en el escenario Koko) y el rolling eyes es inevitable… sobre todo porque hay muchísimas “Wolf Alices” y muchísimas “LPs” por ahí. La banda londinense presentó el estupendo ‘Visions of a Life’ (no faltaron ‘Don’t delete the kisses’ o ‘Beautifully Unconventional’) con alguna del anterior ‘My Love Is Cool’ como ‘Your Loves Whore’ o por supuesto ‘Moaning Lisa Smile’, llevándonos de viaje por su ida y venida entre grunge y pop electrónico. Por su parte, Laura Pergolizzi deleitó a los presentes con un repaso a su discografía, deteniéndose especialmente en su último trabajo, ‘Lost on You’, al que pertenece su mayor éxito: la canción homónima, que sirvió de cierre. Antes, LP había animado al público a disfrutar del concierto, del día y hasta del verano, y se los había metido en el bolsillo con su simpatía (llegó a decir que eran “el público más sexy jamás visto”) y su entrega en las canciones. Pablo N. Tocino.

Guapísimo y encantador, Jack Johnson (parece la versión sexy de Adam Sandler) ofreció uno de los conciertos más agradables de la tarde, haciendo alarde de un folk amable y apto para todos los públicos para escuchar con una sonrisa de oreja a oreja, y a ‘Mudfootball’ me remito. El concierto se cerró con la dulcísima pero no empalagosa ‘Better Together’ y el público entonando la letra en modo susurro creó un efecto muy bonito. Sebas E. Alonso.

No decepcionaban inmediatamente antes de Nine Inch Nails los otros cabezas de cartel, Queens of the Stone Age y Depeche Mode. Los primeros salieron agradeciendo tocar al atardecer (la verdad es que es el mejor horario) poco después del inicio de su tradicional concierto stoner de sonido apabullante, guitarras desafiantes y baterías sentenciando frases y canciones enteras. Además, pegaba con una de las canciones que sonaban hacia el inicio del set, ‘My God Is The Sun’. No hacía falta que Homme animara a bailar porque los pies se iban solos con canciones como la rockera ‘The Way You Used to Do’. Pero si por algo gustó el set del grupo no fue solo por su profesionalidad, agresividad buen hacer, sino por la variedad que son capaces de introducir, gracias a la electrónica ide algunos temas o a ‘Make It Wit Chu’, que sonó completamente sensual, enriquecida con la participación popular. Un fan les entregó un cartel que leía «sois mi vida», no hace falta decir nada más. Josh Homme también fue noticia, como Franz Ferdinand el día anterior, por pedir al equipo de seguridad que dejara pasar a sus fans a la desierta zona VIP («let’em in!!!!» repitió hasta la extenuación, saliéndose con la suya). Sebas E. Alonso.

Tan solo un poco de cuerpo faltó al sonido de Depeche Mode para que pudiéramos afirmar que dieron un concierto sobresaliente. Por lo demás, un excelente repertorio con los guiños justos a su último disco ‘Spirit’, por el que se pasearon -agárrense- ‘It’s No Good’, ‘Precious’, ‘World In My Eyes’, ‘In Your Room’ con vídeo alternativo proyectado, ‘Stripped’, ‘Personal Jesus’, ‘Never Let Me Down’, o, ya en los bises, ‘Walking On My Shoes’ o ‘Enjoy the Silence’. Cuando el grupo salió con ‘Going Backwards’ proyectando una obra de vanguardia en lugar de al propio grupo, parecía que se les iba a ir la mano con el punto arty, pero al final quedó como una intro elegante y curiosa para poner al público en situación, cosa que consiguieron con los mencionados hits, si bien añadiría un par de peros: si la gente no se sabe la letra de ‘Everything Counts’ (si la gente no ha escuchado ni ‘101’ ni siquiera el ‘Greatest Hits 1986-1998’) tenemos un problema, y quizá ‘Just Can’t Enough’ como cierre no era lo más fino que podían atinar, sonando demasiado nostálgica y un poco kitsch en ese momento de la noche. Desgraciadamente no tocaron ‘Home’, pero al menos nos libramos de ‘Where’s the Revolution’. También hay que romper una lanza a favor del maquillaje de Dave Gahan, dramático, sin disimular su edad ni tonterías, y los bonitos coros de Martin L Gore, que sí interpretó en solitario la teatral ‘Somebody’. Sebas E. Alonso.

Como representante del rap español, la organización elegió un peso pesado como Kase.O, y no se equivocaron: la experiencia y talento al respecto de Javier Ibarra está sobradamente demostrada, y en el concierto la edad media de los asistentes era bastante inferior a la de, por ejemplo, Queens Of The Stone Age, que tocaban en otro escenario a la vez. Sonaron, entre otras, ‘Billete de ida hacia la tristeza’, ‘Repartiendo Arte’ de su último trabajo ‘El Círculo’ o la colaboración con Najwa ‘Mitad y mitad’. En un momento destacado, Ibarra pidió a los presentes que, a la de tres, se concentrasen para mandar su energía positiva a los pueblos de Palestina y Afganistán. Pablo N. Tocino.

Menos conseguido que el de Kase.O fue el concierto de Rag’n’Bone Man, sobre todo por una acústica que no le acompañó, aunque tiene mérito que, con el sol todavía abrasando, tantísima gente se quedase a escucharle cantando soul. En cualquier caso, Rory Graham se entregó a su público, presentando canciones de su álbum de debut ‘Human’ como ‘Life in her Yet’ y, claro, el tema homónimo, que se ha convertido en un megahit. Más tarde, en el escenario Radio Station, pudimos ver a Frankie Cosmos: Greta Kline y su banda presentaban su tercer álbum de estudio, ‘Vessel’, dando un concierto que sería como si metemos en una batidora a Regina Spektor con toques psicodélicos, Leftover Cuties y un poquito de Belle & Sebastian. Y sí, esta mezcla acabó siendo algo bastante interesante de ver en directo. Pablo N. Tocino.

Tuvieron la mala suerte de coincidir con el pedazo de show que estaban dando Nine Inch Nails Friendly Fires y Future Islands, pero allí había público para casi todo el mundo y ambas formaciones llenaron sus respectivos escenarios, especialmente los segundos, en un escenario Koko en el que no cabía ni un alfiler. Samuel T. Herring no dejó al público sin sus bailes ni sin su característico sonido de épica ochentera, despidiéndose entre saltos con la electrónica ‘Spirit’. También alguien debería convertir en estrella invitándolo a su late-show multimillonario al líder de Friendly Fires, Ed Macfarlane, una de las personas más cool del planeta merced a sus característicos bailes friquis, imposibles. Pasan los años pero Ed sigue sin perder la energía por su propuesta llena de ritmos bailables, balearic, tropicales y synth-poperos. Un set en el que no faltaron canciones como ‘Kiss of Life’ y que en este caso sí que se vio perjudicado por la coincidencia sonora con Future Islands. En este caso la solapación de sonido sí fue bastante molesta. Sebas E. Alonso.

Durante el concierto de Dua Lipa pensé cómo se las apañaría para los múltiples “fuck” de su último single dada la cantidad de niñas pequeñas que, acompañadas por sus madres, asistían a su concierto. Su decisión implicó alejarse de la imagen de popstar para todos los públicos a lo Katy Perry: justo antes de interpretar ‘IDGAF’, unas pantallas nos advertían de que a continuación se mostraría lenguaje explícito, que tuviésemos cuidado… y que “this is for all those fuckboys who have done you wrong” – tras lo cual aparecieron Dua y sus bailarinas haciendo un corte de mangas. Una buena idea que, junto a otras, favoreció el show de la inglesa, que no acusaba así tanto la falta de hits (no es lo mismo unos minutos en la Champions que una hora donde acaban entrando temas de relleno de tu único álbum). Así las cosas, destacaron también el número para ‘Be The One’, con acercamiento al público, para la balada ‘No Goodbyes’ (de especial mérito esto), para el inicio con la pegadiza ‘Blow Your Mind’, para ‘One Kiss’, con Lipa y sus bailarinas poniendo a prueba sus espaldas en la característica coreo (en esta canción vimos bailar también a varias de las madres que iban acompañando a sus hijas) y, por supuesto, para ‘New Rules’. El megahit funcionó de maravilla como cierre, y la dosis de pop mainstream y juvenil de la inglesa le vino estupendamente al festival. Pablo N. Tocino.

Mientras Dua Lipa ofrecía ese ultra orgánico (!) y excelente concierto con banda, similar al del FIB el año pasado, ahora con ‘New Rules’ y ‘IDGAF’ convertidas en macrohits, en una llenísima carpa The Loop Richie Hawtin mostraba que el público que asiste a Mad Cool, el que ha pagado casi 200 euros por ver a Pearl Jam o Jack White, también está interesado en la electrónica. Después de tantísimo rock y tantísima guitarra sobre el escenario como si no hubiera ningún instrumento más, era una gozada asistir a una nueva presentación de su espectáculo Close, con el que explora la relación entre la creatividad humana y la tecnología. Como muestra de ella, tras él se proyectaban en aparente directo imágenes de su mesa de operaciones, pero en efectos negros y rojos que recordaban a la robotización de unos Kraftwerk. El público se entregó a su finísimo techno minimalista, con contados momentos para el desboque, siempre sin perder el norte, y con algún guiño a otros estilos como el acid. Como único pero, ciertas idas y venidas de unos altavoces que parecían encenderse y apagarse sin que pareciera un efecto buscado. De hecho, hubo alguna tímida pitada al respecto. Por lo demás, excelente elección para contrarrestar un cartel en el que el día anterior, tras la cancelación de Massive Attack, te encontrabas actuando a La M.O.D.A. Sí, a las 3 de la madrugada. Sebas E. Alonso.

Cerraron la noche Underworld, en un considerable gran fin de fiesta en el que, como siempre, Karl Hyde ejerció de peculiar gogó. El grupo cerraba con la histórica ‘Born Slippy’ popularizada en ‘Trainspotting’ y pocos finales de festivales mejores se me pueden ocurrir. Además de animar al público con sus proyecciones y el desfile de coreografías personales de Hyde, que son puro amor, Underworld fueron indicando a través de las pantallas qué canción estaban tocando en todo momento. Una manera de reivindicar la canción en una sesión de electrónica, y de subrayar el valor de pistas como ‘Two Months Off’, ‘Low Burn’ o su single con Iggy Pop. Una pena que no hayan incorporado a su repertorio para siempre ‘Always Loved a Film’. Parece ser que solo me gusta a mí. Sebas E. Alonso.

Queens of the Stone Age obligaron a abrir la zona VIP al resto del público en Mad Cool

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Pudimos verlo anoche en directo (en el festival, y también en La 2 de RTVE), y hoy está ocupando portadas de medios internacionales como NME: Queens of the Stone Age obligaron al equipo de seguridad que trabajaba en el foso de su escenario a abrir la zona VIP a todo el resto de público durante su actuación en la última jornada de Mad Cool, como había sucedido el día anterior con Franz Ferdinand. Cuando, a la mitad de su set, interpretaban el célebre ‘No One Knows’, Josh Homme interrumpió la canción y habló en tono desafiante, digno de un diálogo de western: “Seguridad, será mejor que dejéis entrar a esa gente. No voy a tocar hasta que les dejéis entrar… Dejadles entrar porque esta noche trabajáis para mí”.

Acto seguido, Homme invitó al púbico a entonar “Let them in! Let them in!”, y mientras el equipo de seguridad cedía a su petición y abría la zona acotada a las primeras filas, el artista sentenciaba “esto es un concierto de Queens of the Stone Age y podéis hacer lo que queráis”, asegurando que si no quitaban las vallas bajaría él mismo a hacerlo. El rifirrafe de Homme con los “seguratas” no quedó ahí, puesto que más tarde, imaginamos que debido a algún tipo de contención que aquellos hicieran sobre el público, insistió: “Seguridad, portaos bien con esos chicos. Echaré a toda la seguridad y toda la zona será salvaje. Sed amables u os largáis”. El set de QOTSA estuvo dedicado a presentar su notable álbum del pasado año, ‘Villains’, y dedicaron un par de canciones a Depeche Mode y Nine Inch Nails (‘Make It With Chu’ y ‘A Song For The Dead’, respectivamente), compañeros de cartel en la noche de ayer en Mad Cool. Otro artista que también se pronunció en contra de la zona VIP en primera fila de Mad Cool fue Alex Kapranos de Franz Ferdinand. Hoy, cuestionado por un tuitero por el asunto, respondía «me encantó Mad Cool, pero de verdad odio las zonas VIP o «golden circle» en la zona frente al escenario. El tipo de «gente» que se considera a sí misma «muy importante» tiende a preocuparse más por los selfies que por enloquecer con un grupo. No digo que no haya sitio para ellos. Lo hay. Está al fondo».

La última jornada del festival madrileño concluyó con un último incidente que hoy destaca El País: un autobús de la EMT dedicado al transporte de público desde el recinto de Valdebebas hasta el centro de la capital tuvo un accidente, quedando colgado de un puente, habiendo de ser rescatado con una grúa. Afortunadamente, el bus iba vacío en ese momento y el conductor sólo resultó herido leve.

“Nostalgia ninguna”: el batería de Dover habla de lo mal que acabó el grupo entre sí

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Hace un par de días la veterana revista Ruta 66 dedicaba un espacio a entrevistar a Jesús Antúnez, el que fuera batería del grupo Dover durante toda su existencia, desde su nacimiento en 1992 hasta su disolución medio de tapadillo en 2015. Lo hace para hablar de su nuevo proyecto, un dúo formado junto al guitarrista y cantante Edu de la Mata llamado Diavlo y que, por formación y sonido, recuerda a grupos como Royal Blood. También citan como evidente influencia a Queens of the Stone Age, Band of Skulls o Eagles of Death Metal, y lo demuestran en canciones de buen stoner rock como ‘Diablo’ –en cuyo vídeo han colaborado Sexy Zebras– o ‘Paraíso’,

En dicha entrevista, además de anunciar su intención de publicar un EP en octubre, Alejandro Zambudio cuestiona inevitablemente a Antúnez sobre el fin de Dover: “Los últimos años con Dover fueron muy complicados y desagradables en muchos aspectos. Nostalgia ninguna. La relación es inexistente desde septiembre de 2015. Diavlo es otro mundo totalmente distinto: nos divertimos mucho creando canciones y además no sentimos ningún tipo de presión o de cortapisa a la hora de crear”.

Tras la separación de Dover, que en realidad nunca llegaron a comunicar de manera oficial, Amparo Llanos y Samuel Titos formaron el grupo New Day, que ha tenido una repercusión discreta, mientras que nada se sabe de Cristina Llanos. Recomendamos leer la «necrológica» del grupo que nuestra colaboradora Elena Rosillo dedicó al grupo cuando se constató la disolución de los autores de ‘Devil Came To Me’.

Gracias a aMENzing por su llamada de atención sobre esta noticia en Twitter.

Pedro Sánchez celebra el mensaje de Pearl Jam, Tosar y Bardem contra las agresiones sexuales

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Como os contamos en nuestra crónica sobre la primera jornada de Mad Cool 2018, los triunfadores de la noche, Pearl Jam, interrumpieron su actuación un momento para que en las pantallas se emitiera un vídeo en el que los actores Luis Tosar y Javier Bardem (sus “amigos”, dijo Eddie Vedder) pedían respeto a la libertad de las mujeres: “aunque hayáis estado toda la noche bailando juntos, aunque os hayáis ido juntos a casa, si te dice que no, es no. Si no te dice que sí, es que no”, decían en el vídeo.

Esta mañana el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, celebraba en Twitter esta iniciativa del grupo norteamericano y los actores, dedicada a concienciar contra las agresiones sexuales a mujeres en festivales y otras fiestas populares (estos días sigue celebrándose San Fermín, donde el pasado año tuvo lugar el conocido caso de “La Manada”). “»Si te dice no, es NO. Si no te dice sí, es que NO». Bravo por @PearlJam, Bardem y Tosar en el #MadCool2018. Unidos por el #respeto a las mujeres. #NOesNO», dice el tuit de Sánchez, enlazando una noticia de El País sobre esta iniciativa.

Como ya hemos contado, Pedro Sánchez ha demostrado ser muy aficionado a la música de corte alternativo, siendo el único presidente del Gobierno (que sepamos) que ha acudido en calidad de fan a un festival tan popular como el FIB de Benicássim. Imaginamos que su agenda le impedirá repetir, al menos mientras siga al frente del Gobierno.

La canción del día: ‘Summer Games’ vuelve a mostrar lo bien que se le da a Drake el pop

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Superada la humareda del llamado «Drakegate», con un aluvión de críticas por parte de muchos usuarios ante el aluvión publicitario de Drake en Spotify, lo que quedará de ‘Scorpion’ serán sus récords de ventas/streaming y un buen puñado de canciones que destacan entre sus 25, a todas luces repletas de relleno innecesario, como desmenuzaba mi compañero Jordi Bardají en su crítica. Una de las que brillan claramente es ‘Summer Games’, el corte 2 del segundo disco de ‘Scorpion’, el más próximo a sonidos R&B y neosoul de cadencia lenta. Pero, en su caso, supone una nueva muestra del gran manejo de Drake, muy superior al de otros raperos, de los códigos del pop. No, su éxito no es casual ni es fruto, únicamente, de más o menos ingeniosas maniobras de márketing.

Y es que ‘Passionfruit’, ‘One Dance’, ‘Hold On, We’re Going Home’ o ‘Take Care’, con sus accesorios caribeños, soul o R&B, no son otra cosa que canciones pop tan certeras como este ‘Summer Games’ que, quizá, no llegue a triunfar al nivel de aquellas por carecer de un gancho muy claro, de esos que se clavan sin remisión. Pero sí es una gran canción pop que, además, tiene el morbo añadido de evocar un amor de verano que, en este caso, fue incluso más breve que la propia estación (“Dijiste “te quiero” demasiado rápido, el verano acaba de empezar y nosotros ya casi hemos terminado”).

Hay quien dice que la mujer señalada (veladamente, eso sí: “Me mantuve decente, incluso (guardé) los secretos”) es Rihanna, dado que su amistad no terminó de muy buena manera. Sin embargo, los primeros versos, tras hablar de cómo ella quería esconder su relación de sus amigos (“I follow one of your friends, you unfollowed me”), apuntan a una mujer con un estatus y un origen distinto al suyo (“dijiste que querías una vida sencilla y ese no soy yo”). ¿Serán ciertos los rumores que apuntan a una relación con la británica Jorja Smith, suponemos que coincidiendo con su colaboración en ‘More Time’? En cualquier caso, es lo de menos en esta sinuosa producción de su amigo fiel Noah “40” Shebib y No. I.D. (Jay Z, Kanye West) que arranca con unos sintetizadores propios del tecnopop ochentero, a los que van sumándose unas seductoras percusiones tribales que explotan en el punto culminante, ese orgiástico puente que juega a entrecortar los “breaking my heart” y “tearing me apart” para reconducir al estribillo.

Florence + The Machine dará conciertos en Madrid y Barcelona en 2019

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Florence + The Machine volverá a presentar ‘High as Hope’, su notable nuevo álbum, en nuestro país. El anuncio oficial de estos conciertos se realizará este próximo lunes, 16 de julio, pero anoche, como informan los compañeros de Crazy Minds, fue anticipado en las pantallas de uno de los escenarios de Mad Cool 2018.

Las fechas serán el 20 y el 21 de marzo, y sus respectivos recintos son el Palau Sant Jordi de Barcelona (donde ya actuó en 2016, en la gira de ‘How Big How Blue How Beautiful’) y el WiZink Center de Madrid (en su anterior gira el recinto fue el Palacio Vistalegre, en cambio). El lunes facilitaremos toda la información relativa a la venta de entradas para ambos conciertos. Las entradas para los días 20 y 21 de marzo de 2019 salen a la venta el miércoles 18 de julio a las 10 de la mañana. Este es el desglose de opciones de entrada para ambos días, disponible en la web de Live Nation:

Barcelona, 20 de marzo de 2019:

– PL1 Golden Ring 80€ + 1€ donativo + 9.5€ gastos
– PL2 Grada 60€ + 1€ donativo + 7.5€ gastos
– PL3 Pista 60€ + 1€ donativo + 7.5€ gastos
– PL4 Grada 50€ + 1€ donativo + 6€ gastos

Madrid, 21 de marzo de 2019.

– PL1 Golden Ring 80€ + 1€ donativo + 9.5€ gastos
– PL2 Grada 60€ + 1€ donativo + 7.5€ gastos
– PL3 Pista 60€ + 1€ donativo + 7.5€ gastos
– PL4 Grada 50€ + 1€ donativo + 6€ gastos
– PL5 Grada 40€ + 1€ donativo + 5€ gastos

https://www.livenation.es/artist/florence-the-machine-tickets

Este anuncio llegaba apenas un día después de que la británica Florence Welch y su grupo deslumbraran con su actuación en Bilbao BBK Live, donde mi compañero Jordi Bardají destacaba el ímpetu de la artista y su capacidad para ganarse la adoración del público.

Kygo decepciona y cede el título de «Reina de la noche» a Li Saumet de Bomba Estéreo en Cruïlla

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Fotos de Bomba Estéreo y Kygo tomadas del perfil en Facebook de Festival Cruïlla, sin acreditar.

Segunda jornada de Festival Cruïlla en el Parc del Fòrum de Barcelona, tras el suculento aperitivo inaugural del jueves con Jack White y Bunbury. Un viernes en el que Camille embelesó, Pharrell se lució al frente de N.E.R.D y Tom Morello se apropió del todo de Prophets of Rage.

Camille ofreció un espectacular despliegue escénico en azul marítimo para abrir la jornada del viernes. Su show estuvo basado en el color, el baile y la interacción de la cantante y su banda: un trío de coristas-bailarinas, un teclista y dos percusionistas. Era impresionante el arsenal de timbales y el gong que presidían el set. Y el concierto fue una pequeña maravilla plagada de momentazos. Un show exquisito, vibrante. Camille empezó con su tema más conocido, ‘Fontaine de lait’ y una de las pocas concesiones a la calma, porque enseguida viraron a su faceta más enérgica, entre lo tribal y lo mediterráneo. La franc actuó como si de la gran hechicera se tratara, divertida y colérica a la vez, mientras el resto de la banda cantaba, tocaba y bailaba. Sobre todo bailaba, sencillas pero poderosas coreografías. Podía combinar una sentida introducción góspel con el arrebato de furia en ‘Twix’ o hacer alarde de una sexualidad sin cortapisas en su versión mambo-rock de Dead Kennedys, ‘Too Drunk to Fuck’. El momento más divertido sin duda fue cuando pidió subir a dos personas del público para acompañarles en los bailes. Las dos elegidas mostraron tal desparpajo que casi parecían formar parte del elenco. Excesiva, a ratos extenuante… pero fue una gran manera de empezar el viernes.

Los N.E.R.D saltaron en formato deportivo, aunque Chad Hugo se quedó atrás, a los mandos instrumentales, embozado como el resto de los músicos. Les acompañaba un cuerpo de baile mixto (tres chicos y tres chicas) muy atlético. Como atlético se mostró Pharrell. Que sea mayor que yo y pareciera mi hijo daba un poco de rabia, especialmente cuando se arrancaba a bailar (que fue prácticamente todo el rato). Eso sí, lucía una funda de oro recubriendo sus dientes horrorosa. A su lado, Hay Haley asumía un rol secundario, a pesar de que la mitad de las rimas corrían de su parte. Los graves cortaban la respiración, al menos en las primeras filas. Se llevaron al público al bolsillo gracias un show muy dinámico, basado principalmente en las coreografías y todo el movimiento que ofrecieron en el escenario. Williams se lucía y hasta parecía posar cada vez que veía a alguien de las primeras filas sacando el móvil. Pero también ofreció pinceladas de emotividad (Pharrell alegrándose de ver “a tanta gente de todas las edades”) y cierto compromiso social (la letra de ‘Deep Down Body Thurst’), acompañado con animación ad hoc (“¡agachaos!” o “¡arriba!”). Pharrell incluso nos obligó a hacer un corro y nos animó a empujarnos (“si quieres fiesta, empuja a alguien!”) en ‘Spaz’. ‘1000’ la adornaron con imágenes de los disturbios de Woodstock del 1999 (¿dando ideas?), pero resultó de lo más efectivo para jalear al público. Quizás el momento más coreado (y también el más discutible) llegó cuando Pharrell entonó un popurrí de sus colaboraciones más famosas, ‘Blurred Lines’ y ‘Get Lucky’, que duró poco. Y la verbena hip-hopera ya se llevó al desbarre cuando atacaron el riff de ‘Seven Nation Army’. Quizás pecaron de superficiales, pero resultaron muy entretenidos.

De vuelta al escenario secundario para ver a Gilberto Gil y amigos, celebrando el 40 aniversario de su álbum ‘Refavela’, que Gil compuso y grabó en Nigeria. Me encuentro sólo a los amigos (y familia: entre la banda está su hijo Bem), pero no a Gilberto Gil. Justo cuando llego cantaban un tema que parece incluir un fragmento del ‘Doo Wop’ de Lauryn Hill. Todos los que están en el escenario eran bastantes jóvenes. Incluso hay una niña de unos 8 años haciendo los coros. Tocan muy bien, y entonan un reportorio muy dulce, confeccionado a base de reggae, bossa, tropicalia… pero me entra la zozobra porque ni rastro de Gilberto. ¿Me habré equivocado de escenario? ¿Le habrá sucedido algo a Gilberto? Finalmente, a la media hora, emerge el maestro, todo vestido de blanco. El suyo es, simplemente, un gesto para que disfrutemos de sus jóvenes acompañantes, sin ensombrecerles. Pero esta pequeña anécdota me hace pensar en lo mitómano que podemos llegar a ser, en la necesidad que tenemos de ver al ídolo, cómo nuestra percepción de la música cambia para mal cuando no está en escena, por buena que sea la banda.

Reflexiones aparte, el suyo es un concierto hermoso, hermandad de sonoridades africanas y brasileñas. Gilberto nos explica la génesis de ‘Refavela’, se muestra en una forma espléndida, se mostró ágil y su voz brilla clara. El momento más bonito es la interpretación de ‘Aquí e agora’. La delicada interpretación, con el atardecer y la brisa de mar corriendo, lo convirtieron en algo casi mágico: “O melhor lugar do mundo é aquí”. El maestro se retira también a hacer coros para dejar lucirse a su teclista y vocalista, Ana Lomelino y a su corista caboverdiana Mayra Andrade, que interpreta un tema de su país mientras él se limita a las percusiones. Incluso recuerda a Bob Marley homenajeando el ‘Three Little Birds’. Humanismo y belleza.

Prophets of Rage abren con sonidos de alarmas. Puños en alto. Camisetas del Barça. Tom Morello nos enseña la parte posterior de su guitarra, donde está escrito “Catalunya Lliure”. Nos pasan por encima sin miramientos con su apisonadora de izquierdas y la gente empieza ya animada a iniciar pogos, lo que me invita a la prudente retirada de las primeras filas. Aunque el supergrupo esté formado también por Chuck D de Public Enemy y B-Real de Cypress Hill, el peso de Rage Against the Machine (Morello, Commerford y Wilk) es demasiado grande. Especialmente las guitarras de Morello, cuya portentosa y reconocible personalidad a la guitarra hace que todo el set list acabe en su terreno. El problema del show, pues, es precisamente cierto exceso de homogeneidad, no en vano ‘Testify’ cae a la segunda. Lo suyo es, ciertamente, una animalada de potencia (esos guitarrazos y esas baterías), pero apenas logro entrar en el concierto, quizás porque nunca fui muy fan de RATM. Pero atacan ‘Fight the Power’ y retorno, pero la versión pierde la riqueza sampleadelica de la original. También cae ‘Insane in the Brain’, coreadísima y muy respetuosa. Pena que la corten… aunque sea con ‘Bring the Noise’. El medley queda un poco raro y echo de menos escuchar los temas en su totalidad. Aun así, el momento hiphopero, con Chuck D y B-Real reinando, es el que más me gusta, aunque poco tarda Morello envolver a hacerse dueño de todo. El calor va haciendo desaparecer las camisetas del Barça, el regreso a la dinámica RATM me despista un poco, hasta que B-Real se arranca con su ‘Yo quiero fumar’. Incluso tocan ‘Jump Around’ de House of Pain. Pero claro, la fiesta mayor viene con los misilazos de RATM; ‘Bulls on Parade’ y el cierre con ‘Killing in the Name’, premio al tema más cantado, bailado y saltado de la jornada, aunque se eche de menos la voz de Zach de la Rocha. Prophets of Rage todos unos músicos portentosos, especialmente Morello, que hace literalmente lo que quiere con la guitarra, y se agradece su discurso social (Chuck D tuvo un recuerdo para Valtonyc), pero quizás van demasiado a tiro pegado.

Tras la ira de Prophets of Rage, todos tenemos la misma idea: ir al césped a escuchar a Damian Marley. El hijo de Bob empieza con quince minutos de retraso, pero el público parece tomárselo con calma. La explanada frente al escenario Cruïlla enamora está a rebosar, y Marley abre con dance-hall bastante duro, suavizado por las voces femeninas que le acompañan y la base rítmica erigiéndose en ama y señora. También hay un tipo cuyo único cometido es agitar la bandera rastafari durante absolutamente todo el concierto. A medida que avanza, por eso, va suavizando su discurso, hasta acabar con temas señeros de si padre: un ‘Is this Love’ muy respetuoso y un acelerado ‘Could You Be Loved’. Incluso hay un exceso de azúcar cuando aparece su hijo, un chavalín de apenas seis años, a cantar un fragmento de ‘I Just Called to Say I Love You’.

Kygo es el cabeza de cartel, pero me resulta una gran decepción. Bien es cierto que su EDM melosa no es santo de mi devoción, pero esperaba algo más trabajado. Vocalistas, músicos para vestir sus temas… Sin embargo, el DJ sueco está arriba del todo de una plataforma con su laptop, lleva las voces pregrabadas, se dedica a mover la boca y a confiar el poderío del show en los audiovisuales (muy buenos, la verdad), los juegos de luces, el humo, el confeti y el brilli brilli. Pero aquello no logra atraparme para nada.

El título de los reyes de la madrugada se lo merecen, sin duda, Bomba Estéreo. El suyo es el chute de energía necesario para esas horas de la madrugada (empiezan nada menos que a las 3.30h), un show de color y calor, con una Li Saumet enorme, ejerciendo de suma sacerdotisa, en amarillo chillón,mezcla de Frida Kalho y santera. Y unos audiovisuales de corales submarinos y tonos psicodélicos, muy a tono con la esencia de la banda. ¡Y qué bien entra su cumbia-trap a esas horas! La suya es una máquina de salsa, cumbia, mambo y dance hall, pensada para el goce de pies y mente. Todo huele a clásico; ‘Qué bonito’, ‘Soy yo’, que Li nos introduce como un tema sobre aceptarse a una misma… Rebajan los bpm en ‘Somos dos’, tan espumosa, fresca y veraniega, estupendísima. Se tornan más oscuros en ‘Duele’, que suena a hit absoluto, y recuperan la alegría ‘To My Love’. El público no deja de bailar y todos se saben sus canciones. Broche de oro.

Nine Inch Nails / Bad Witch

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Trent Reznor y Atticus Ross, compartiendo ahora liderazgo creativo en Nine Inch Nails tras su fructífera alianza en el campo de las bandas sonoras, se esfuerzan en que se considere ‘Bad Witch’ como un álbum, a diferencia de los EPs previos que conforman esta trilogía (‘Not The Actual Events’ –2016– y ‘Add Violence’ –2017–), cuando en todos los casos se trata de discos de pocas canciones (6 tiene este, por las 5 de aquellos) y corta duración (30 minutos dura ‘Bad Witch’, ante los 21 y 27 de ambos discos anteriores). Quizá se deba al cerrado discurso apocalíptico de esta obra, que considera conceptos científicos como la Teoría de Cuerdas o la física cuántica como cuentos chinos similares a la idea de Dios, y a la especie humana y sus avances como una anomalía, una mutación accidental y fallida de unas bestias. Una idea interesante, planteada con la habilidad visual que el dúo, como muestran sus premiadas BSOs, posee. Pero que no alcanza una altura similar en lo musical, alternando momentos fabulosos con otros que dejan ver cierta aura de vendedores de humo.

Entre lo mejor, sin duda, está esa vena post-jazz digna del último Bowie que, apuntalada por ambientes sucios, bajos musculosos y saxos extraterrestres, mostraban en el apabullante avance ‘God Break Down The Door’, una de las canciones más valientes y sorprendentes de Reznor en mucho tiempo. Una faceta interesante en la que redundan también en la instrumental ‘Play The Goddamn Part’ y que, ojalá, sea una base de crecimiento futuro. Tan vibrante como estas es ‘Shit Mirror’, la canción más “fácil” de NiN en años, una suerte de vampirización de los Primal Scream más desbocados, unos MC5 zombies.

Al lado de estas, ‘Ahead of Ourselves’, aunque vertiginosa, ofrece la versión más reconocible (y previsible) del proyecto, aunque lo peor de ella no es que no sorprenda sino lo corta de ideas que parece. En una tesitura distinta, la ambiental-instrumental, ‘I’m Not from This World’ también parece un relleno prescindible, aún logrando algún momento de tensión. Algo parecido a lo que sucede en ‘Over and Out’: aunque satisface gracias a su melodía pegadiza (una suerte de bucle en el que Reznor canta que el tiempo se agota y no sabe a qué espera para prenderle fuego a la mentira de la sociedad supuestamente evolucionada et al) y parezca que algo importante va a ocurrir con esa hipnótica línea de bajo en torno a la que van y vienen sintetizadores ambientales, xilófonos free-jazz y guitarras o saxos rebosantes de feedback, cuando terminan sus casi 8 minutos la sensación de mascarada, de grandilocuencia sin fondo, es palpable. Mezcla de sensaciones encontradas, en fin, en este “álbum” de Nine Inch Nails que, si bien no llega todo lo alto que podría, al menos sí da suficientes señales de que el proyecto está lejos de haberse agotado. Y, desde luego, hace pensar que si en lugar de esta ambiciosa trilogía se hubiera concentrado en crear un gran álbum, hubiera sido factible. Mimbres había.

Nine Inch Nails actúan este sábado, 14 de julio, en Mad Cool 2018.

Calificación: 6,6/10
Lo mejor: ‘God Break Down The Door’, ‘Shit Mirror’, ‘Play The Goddamed Part’
Te gustará si te gusta: el último Bowie, los Primal Scream más salvajes y las BSOs de Reznor & Ross.
Escúchalo: Spotify

La comunión de The xx y la energía de David Byrne superan a la técnica y la lluvia en Bilbao BBK Live

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Tras una notable jornada de jueves, con Florence + The Machine y Childish Gambino a la cabeza, el viernes en Bilbao BBK Live se anticipaba igual de suculento con la presencia de The xx, The Chemical Brothers, My Bloody Valentione, David Byrne… La lluvia, muy persistente a ciertas horas, dificultó en parte el disfrute de la jornada. Pero la música, en este caso, logró minimizar lños efectos de la meteorología.

King Gizzard & the Lizard Wizard, de gira por sus últimos cinco discos (!) que sacaron el año pasado, se encargaron de crear una atmósfera psicodélica y envolvente justo mientras atardecía. ‘Murder of the Universe’ y ‘Polygondwanaland’ fueron los dos álbumes que más se escucharon, especialmente el primero. Su directo es impecable gracias a los cuidadísimos instrumentales (algunos guitarreos realmente mágicos) y a la sugerente voz de Stu Mackenzie. Sonaron todo el tiempo con una fuerza contagiosa. Uno de los mejores momentos fue ‘Rattlesnake’, de las más cantadas y vividas por el público, en torno al final del concierto. Fernando García.

El muro de ruido y distorsión de My Bloody Valentine me sirvió de arranque para un viernes que se avecinaba complicado debido a la lluvia y el grupo de Kevin Shields se beneficio de tocar pronto, pues el mal tiempo no llegaría hasta pasado el concierto de The xx. El grupo armó un concierto de shoegaze tan hipnótico como las visuales psicodélicas que lo acompañaban, aunque yo esperaba dos cosas: que las guitarras fueran más apabullantes, más brutales, y también que las canciones se reconocieran un poco mejor. Sobre todo al principio, los temas se diluían en una masa de guitarras distorsionadas que cuesta imaginar fascinando a alguien que se topa por primera vez con el grupo. ¿Quizás la esencia del arte de My Bloody Valentine se encuentre sobre todo en los discos? ¿Quizás el escenario exterior del BBK no les hizo demasiada justicia? En cualquier caso, fue un placer ver en directo –en mi caso por primera vez– a estos tótems del indie cuya influencia se sigue alargando hasta nuestros días. Jordi Bardají.

El de David Byrne fue uno de los conciertos más sorprendentes del festival. No había demasiada gente en el escenario Heineken, lo más probable es que fuese debido a la lluvia que no dejaba de caer constantemente, pero aún así, quienes quedaban estaban entregados por completo a su show. La escenografía era de lo más sencilla, pero también una apuesta bastante radical: simplemente había una suerte de cortina gris que cubría el fondo y los laterales del escenario, encerrando así a Byrne y su banda (orquesta, bailarines, coristas) -todos trajeados- en un espacio casi lynchiano. El setlist incluyó una perfecta mezcla entre canciones de Talking Heads (‘Blind’, ‘I, Zimbra’, ‘Slippery People, etc) y las suyas en solitario, prestando especial atención a su último disco ‘American Utopia‘, del que sonaron temas como ‘I Dance Like This’ o ‘Everybody’s Coming to My House’. Además hubo covers como la reivindicativa ‘Hell You Talmbout’ de Janelle Monáe y, se acordó de rescatar ‘I Should Watch TV’, de su disco junto a St. Vincent. El concierto fue divertidísimo. A sus 66 años, Byrne transmite una energía brutal. Estuvo todo el tiempo sin parar de bailar, y eso que tenía una coreografía específica para cada canción. Además, instrumentalmente también sonó perfecto, puro buen rollo. Fernando García

¿Abucheos en un concierto de The xx? ¿Me he equivocado de concierto? Pero pasó. Debido a unos problemas técnicos relacionados con la iluminación y pantallas del escenario, The xx salieron media hora más tarde de lo previsto. No fue culpa suya, pero la espera mató un poco el “mood” inicial, que por suerte se restauró en cuanto Jamie, Romy y Oliver -quien tuvo el detalle de disculparse por la demora- salieron al escenario para presentar ‘I See You‘ y el resto de grandes temas de su repertorio. Curiosamente ‘Intro’ sirvió de cierre, una decisión casi tan absurda como que esta sea prácticamente su canción más famosa, sobre todo porque ‘On Hold’ sonó inmediatamente antes y hubiera sido una mejor clausura. En cualquier caso, clásicos como ‘Crystallize’, ‘Islands’ y ‘Say Something Loving’ emocionaron como siempre, y el grupo alternó momentos intimistas (esa ‘Performance’ interpretada únicamente por Romy) con el baile desbocado de Jamie xx, que convirtió el concierto del grupo en un vibrante DJ set. Hubo canción dedicada a la comunidad LGTBI+ –’Fiction’–, debido a que Oliver contó haberse perdido el Pride, uno de sus días favoritos, en Bilbao, y sobre todo una gran comunión con el publico. The xx se mostró agradecido por la semana que ha pasado en la ciudad y, pese a algún contratiempo –los problemas técnicos, la lluvia–, quedó claro que el público compartía ese agradecimiento. Jordi Bardají.

The Chemical Brothers, volvieron a ofrecer un espectáculo audiovisual de primera categoría, como siempre nos tienen acostumbrados. Afortunadamente, no fue exactamente el mismo que el de la gira de ‘Born in the Echoes’, hace ya dos años. Los visuales en su mayoría cambiaron aunque hubo ideas e imágenes recicladas. Muy oscuros en la primera parte del concierto, donde se podía ver a personas dentro de una bañera, intentando liberarse mientras sonaba ‘Free Yourself’, o un fotograma de la cara de un payaso diabólico colándose entre la representación de siluetas anónimas con luces. El setlist incluyó los grandes temas de los Chemical como ‘Hey Boy, Hey Girl’, ‘Do It Again’, ‘Galvanize’ y se puede meter ya en esta categoría, ‘Go’. Y cerraron con su habitual mix de ‘C-H-E-M-I-C-A-L’ y ‘Block Rockin’ Beats’. Sin duda, un show digno de ver y escuchar, donde cualquiera que les vea por primera vez va a quedarse impresionado, y quienes ya les hayan visto más veces, encontrarán nuevos motivos para querer repetir otra vez. Fernando García

Foto de David Byrne, Tom Hagen; foto de The xx, Jordi Vidal; ambas cedidas por Bilbao BBK Live; foto de The Chemical Brothers, tomada del perfil de Bilbao BBK Live en Facebook, sin acreditar

Massive Attack cancelan, Arctic Monkeys reafirman su tiro en el pie y los noveles sorprenden en Mad Cool

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Foto de Andrés Iglesias para Mad Cool Festival

La segunda jornada de Mad Cool se desarrollaba con total normalidad, incluso dejando atrás las colas en las barras de bebida más o menos hacia las 22.00 (¿cuando los guiris ya no pueden más, quizá?). Sin embargo, algo terminaba ensombreciendo la noche del viernes. Massive Attack, que tenían que salir a escena a las 1.45 en coincidencia con Franz Ferdinand, no aparecían en el escenario que les correspondía, la carpa cubierta The Loop, de pequeño tamaño, donde el día anterior nos había extrañado ver a Justice. El grupo no salía ni a su hora, ni un cuarto de hora después, ni media hora después, ni una hora después. No hay 3G, ni 4G en el recinto de Mad Cool, por lo que nadie sabía lo que pasaba, pero a eso de las 3.00 en la zona de prensa sorprendía ver que tampoco había ningún tipo de información en redes.

Finalmente se proyectaba un mensaje sobre la cancelación pasadas las 3 de la mañana y se enviaba un comunicado a la prensa: «Massive Attack ha cancelado su concierto en Mad Cool Festival, programado para celebrarse en The Loop, achacando que el sonido del escenario donde en ese momento actuaba Franz Ferdinand molestaba para la realización de su show. Desde la Organización hemos hecho todo lo posible para retrasar horarios a otras bandas y buscar una franja horaria donde Massive Attack estuviesen cómodos, pero la decisión unilateral de la banda ha sido cancelar su show. Desde Mad Cool pedimos disculpas a todos los asistentes por las molestias que esto haya podido causarles».

Era raro, ciertamente, ver a Massive Attack en ese espacio tan reducido y cubierto cuando hace tiempo que en festivales suelen actuar en grandes espacios, pero también hay que decir que el volumen de Franz Ferdinand, que hacían su típico show arrancado y terminado por hits (de ‘Do You Want To’ y «Matinée» a ‘This Fire’) tampoco estaba siendo precisamente atronador. Sí muy festivo y celebrado, similar al visto el año pasado en Dcode, donde ya interpretaban unas 4 canciones del notable ‘Always Ascending’, con el añadido de que Alex Kapranos invitó a la gente a ocupar la desierta, siempre absurda, zona VIP.

Tras la cancelación de Massive Attack, el regusto que dejaba la jornada finalmente era agridulce, pues Arctic Monkeys también habían decepcionado. Ignoro cómo sonó su show en La 2 en directo, que convertía en TT «Artic Monkeys» (sic, así aparecía en la programación de RTVE), porque una cosa es el sonido de la mesa y otro el que oye el público. Y el que escuchamos nosotros fue mucho más descafeinado que en otras ocasiones, lejos de los conciertazos que en potencia sonora se han marcado otros años. Sí puede decirse que su show de proyecciones en blanco y negro era elegante, y que Alex Turner se comportó, pero tampoco su repertorio fue nada brillante. Ni ‘Four Out Of Five’ funcionó como «opener» ni consiguieron terminar de levantar al público ni ‘Brianstorm’ ni la fantástica ‘Crying Lightning’, que sonó como desganada. Por cada temazo como ‘Do I Wanna Know?’ sonaba un tostón y ni los bises con ‘I Bet You Look Good on the Dancefloor’ y ‘R U Mine?’ lograron arrasar como se esperaba. Los «Monkeys», como se leía en las pantallas, saben hacerlo mejor, pero a su disco difícil han querido que suceda un directo también difícil… sin que hubiera necesidad. Por cierto, ¿fue idea mía o Alex Turner se dirigió a la audiencia en alemán?

La tarde, eso sí, había dejado grandes shows. Comenzamos hacia las siete con Real Estate, que hicieron el esperable concierto mono, centrado en los deliciosos punteos de indie pop ochentero que los caracterizan. El grupo tuvo sus momentos coreables, como ‘It’s Real’ y varios de los integrantes se molestaron en preguntar a la audiencia si estaba pasando un buen fin de semana o si había «disfrutado de Tame Impala o Pearl Jam». Entre los momentos más mágicos, los “impatiently” de ‘Darling’, casi tan bailables como una canción de Phoenix; y el cierre con ‘Talking Backwards’.

Fue uno de los conciertos más divertidos del festival, si no el que más: Sofi Tukker conquistaron con sus batucadas electro a todo aquel que no les conociese (y reafirmaron a quienes ya les conocían). Desde ‘Drinkee’ y los temas de su EP ‘Soft Animals’ a la presentación de su largo ‘Treehouse’ con ‘Batshit’ (movimientos sexuales nada sutiles de Tucker incluidos), y el añadido de temas inéditos que, según la propia Sophie, “acabamos de componer en la carretera”. Teníamos dudas sobre la efectividad de un show de electrónica en la carpa The Loop en mitad de la tarde, y no a altas horas de la noche, pero nada más lejos de la realidad: la diversión y sensualidad de los neoyorquinos funcionaban de maravilla contra el asfixiante calor. Abusaron de pregrabados, sí, pero su objetivo lo consiguieron de sobra.

Tras ellos cambiamos de tercio radicalmente al desplazarnos al escenario Mondo Sonoro para ver a Núria Graham. La cantautora catalana comenzó con un público mucho más humilde, a los que agradeció su presencia, pero a éstos se fueron sumando más personas al terminar el show de Sofi Tukker, a las que deleitó, a pesar de algún problema de acústica, con los temas de ‘Bird Eyes’ y ‘Does it ring a bell?’, como ‘Cloud Fifteen’. No pudimos quedarnos mucho tiempo debido al solape con Snow Patrol, pero sí lo suficiente para verla brillar especialmente en ‘Marianne’, la mejor interpretación vocal que ofreció en el ratito que pudimos quedarnos con ella.

En el escenario principal esperaban Snow Patrol, ya frente a una cantidad de público inmensamente superior. Los irlandeses tienen nuevo disco, ‘Wildness’, y aprovecharon para presentar temas de él, a la vez que repasaban temas queridos por sus fans como ‘Crack the Shutters’ o ‘You’re all I have’. El concierto se hizo por momentos algo tedioso, aunque su frontman, Gary Lightbody, conseguía de vez en cuando arrancarnos una sonrisa en sus intentos por chapurrear el español y mostrarse cercano al público… especialmente cuando, al presentar el single principal de su disco nuevo (‘Don’t Give In’) le falló la guitarra: lejos de disimular, Lightbody hizo partícipies a sus fans. “¿Habéis tenido alguna vez esa típica pesadilla en la que… empezáis a cantar vuestro nuevo single y la guitarra no va? ¿Y tenéis que parar? ¿Enfrente de 60.000 personas?”, bromeó. En cualquier caso, mala suerte y aburrimiento aparte, el ánimo de los presentes se levantó en cuanto comenzaron a sonar los primeros acordes de la infalible ‘Chasing Cars’: Lightbody tuvo a esas decenas de miles de los que hablaba coreando su estribillo.

Hacia las ocho actuaba en el escenario Koko el exitoso James Bay, que alternó momentos de gran energía con alguna balada más folk. Su show tuvo más gancho del que se esperaba y era difícil abandonarlo, ganándose nuestro corazón definitivamente al versionar a Tina Turner, ya que es evidente que faltan referentes rockeros femeninos en Mad Cool. Este año la organización ha vuelto a colgar los cuadros de sus discos favoritos y casi solo hay de músicos masculinos, con alguna excepción como The xx y Arcade Fire. Pues bien: allí todo Dios cantó ‘The Best’.

Goat Girl ofrecieron un concierto de rock medio garajero al término de Núria Graham en el escenario de enfrente de esa carpa pequeña, algo perjudicado por algún acople y por cierta monotonía en el repertorio pese a algún número de trotón bajo bailable. Mientras, la banda de Ben Howard mimaba cada punteo en un show delicado y preciso, quizá más disfrutable en sala pequeña. En busca de un poco de baile, la verdadera reina del atardecer fue Jain con sus canciones apelando al baile o a ser una estrella. En solitario creando samples de voz y guitarra, la artista montó un verdadero fiestón de tintes africanistas en las voces, con una sencilla pero efectiva puesta en escena en la que destacaron singles como ‘Alright’ o ‘Come’. Más minoría que ser mujer en un festival: ser francés. Más artistas del país vecino como Jain, por favor.

A continuación fue el turno de Jack White, cuyo concierto «en azul» (iluminación, proyecciones, motivos) dejando atrás definitivamente el rojo, el blanco, el negro de su vieja banda ya reseñamos el día anterior en Cruïlla. Su show volvió a alternar lógicamente los desvaríos histriónicos de su último disco con los hits de White Stripes y en Mad Cool su sonido y voz fueron centrándose poco a poco, tras un inicio titubeante, para dejar brillar canciones tan divertidas como ‘Connected by Love’.

La importancia del tiempo en el concierto de Perfume Genius fue paradójica: empezó con retraso (no tanto como el «retraso» posterior de Massive Attack) y una sola hora de concierto sabía a poco… pero, por otro lado, el tiempo poco sentido parecía tener en su concierto. No es que se hiciese corto (que también), es que te llevaba a otro mundo, lleno de magia, arte, belleza y sensibilidad. Se suele pensar que se puede ser sensual y elegante, pero no sexual y elegante; Mike Hadreas tira eso a la basura siendo ambas, con movimientos sutiles y a la vez super explícitos en los que puede restregarse el micro por la entrepierna y el culo sin dejar de inspirar delicadeza y, en ciertos momentos, grandiosidad y épica. Desde temas más dramáticos y más íntimos como ‘Valley’, ‘Otherside’, la versión de Mary Margaret O’Hara ‘Body’s in Trouble’, hasta los dos bombazos para cerrar (el single ‘Slip Away’ y la bestial ‘Queen’), el estadounidense se ganó no solo a los que habíamos ido expresamente a verle a él, sino también el respeto del sector duro que fue a hacer sitio para Alice in Chains. Que Perfume Genius es un ídem quedó claro en el que acabó siendo uno de los mejores conciertos del festival.

Mientras Perfume Genius hacía exhibición de su delicadeza, Sampha, también conocido por su buen gusto y sutileza, tiraba más por lo rítmico acompañado por 3 percusionistas (4 con él). El artista ganador del Mercury optó por lo bailable, tirando de los sonidos del underground británico para mover al público, pero también reservó un hueco para interpretar ‘No One Knows Me Like the Piano’ en solitario con un teclado, haciendo totalmente alarde de su voz. Textos: Pablo Tocino, Sebas Alonso.

MØ anuncia nuevo álbum con la popera ‘Sun In Our Eyes’, producida por Diplo

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Cuatro añazos han transcurrido desde que la danesa Karen Marie Ørsted, en el universo del pop, publicara su álbum de debut ‘No Mythologies to Follow’, cuando ya la conocíamos pero aún no se había convertido en la cantante de uno de los bangers más importantes del último lustro, ‘Lean On’ de Major Lazer. El éxito de esa canción, imitada hasta la saciedad, ha influido muchísimo en toda la música de baile desde 2015 hasta ahora. También supuso un espaldarazo para MØ, evidentemente, pero también podría haber sido en cierto modo una losa, puesto que desde entonces se ha hehco omnipresente en incontables singles, colaboraciones y hasta algún EP, pero su carrera como solista se antojaba algo desenfocada.

Ahora parece haber recuperado esa faceta y anuncia su segundo álbum de estudio. Se titula ‘Forever Neverland’ y se publicará el día 19 de octubre. Y, a tenor de su primer single oficial, ‘Sun In Our Eyes’, parece alejarse un poco de la escena de la música dance y sonar abiertamente pop, con unos coros femeninos luminosos como ese “sol en los ojos” que deslumbra a la cantante en su estribillo. Si no nos equivocamos, parece un canto al hedonismo y el amor apasionado como asidero para sobrevivir a la parte amarga de la vida.

Lo más sorprendente de la canción termina siendo el papel de Diplo en la producción –con el que no ha dejado de trabajar desde sus inicios, por otra parte–, puesto que se aleja de moombahton y otros ritmos contemporáneos que suele manejar y realiza un trabajo abiertamente pop que, en todo caso, remite a los temas más accesibles de Santigold. Lo que aún no sabemos, puesto que no se ha anunciado el tracklist, es si los singles publicados por MØ a lo largo de los últimos meses –‘Final Song’ y ‘Nights With You’ en 2017; ‘Nostalgia’ en 2018– tendrán cabida o no en el álbum.

L Kan se debaten entre Rocío Jurado y la “lucha contra el patriarcado” en el reggaeton ‘Yo quiero follar’

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Este viernes L Kan han estrenado una desconcertante canción que, más que eso, es una especie de broma musical de 1 minutos y medio, como bien aclara la coletilla “(canción gag)” que acompaña su sonoro título. ‘Yo quiero follar’, se llama, y es un pseudo-reggaetón con toques dub, en el que Bkan y Okan cantan exactamente eso y un poco más: “yo quiero follar y hacer contigo todo lo romántico”. ¿Ein? Esta frase tan desconcertante tiene una historia detrás aún más desconcertante: al parecer, fue lo que encontró escrito una amiga profesora de Bkan en un ejercicio de una alumna de 6 años en el que debía dedicar un mensaje de amor o amistad hacia otra persona.

“La frase fascinó a L Kan”, dice su nota de prensa, “que andaban a la vez reflexionando sobre si es posible escapar de todo lo que nos han metido en nuestros cerebros sin renunciar a algunas cosas de la cultura popular que molan mucho”. Se refiere a la segunda parte de la canción, la que dice “¿cómo combino la lucha contra el patriarcado con mi devoción por Rocío Jurado?” El vídeo, dirigido por Eli Martín de ProduccionesYPunto, tiene un (forzado) cameo final de entre los muertos.

Después de que nosotros mismos estrenáramos ‘Animal en extinción’, otro nuevo single del ya veterano grupo madrileño, hace pensar que, quizá, estén planeando publicar un nuevo disco próximamente. El próximo 20 de julio, en Contempopránea 2018, quizá presenten alguna de esas nuevas canciones junto a sus temas más conocidos.

«Yo adoro la locura»: Eddie Vedder resume sin saberlo la primera jornada de Mad Cool 2018

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Foto: Andrés Iglesias (Mad Cool).

Mad Cool se enfrenta a su tercera edición con un gran reto: ser el festival más grande del país, con 80.000 asistencias diarias, 30.000 más que el tope de Primavera Sound, dirigido a los más veteranos; o Arenal Sound, dirigido a la muchachada. Su cartel aglutina un sinfín de grandes nombres: Pearl Jam, Nine Inch Nails, Depeche Mode, Massive Attack, Arctic Monkeys, Queens of the Stone Age… y también a última hora se añadieron otros pensados para el público más joven como Post Malone y Dua Lipa. El cartel ha sido reconocido por la prensa europea como «el mejor del año» y el resultado ha sido un sold-out histórico en una ciudad que hace una década apenas podía convocar a 15.000 personas con el magnífico «line-up» de Summercase. Textos: Sebas E. Alonso, Pablo N. Tocino.

Tras los graves problemas de organización vividos en las ediciones de 2016 y 2017 en La Caja Mágica, el traspaso a un nuevo recinto casi el doble de grande parecía venir eso, grande, a Mad Cool… et voilà, el festival se convertía en «trending topic» en el segundo cero debido a las colas kilométricas en los accesos. La desinformación más absoluta campaba a sus anchas a las puertas del IFEMA con una marabunta de gente esperando una cola sin saber qué significaba la misma. Después, tras 20 minutos de caminata, hacia las 19.00 otra cola de más de una hora bajo la solana esperaba a las personas que aún no tenían su pulsera. Hacia las 20.00 la cola era ya interminable y desesperante tanto para la gente que tenía pulsera como para la que no. Tenía gracia que horas después Eddie Vedder, líder de Pearl Jam, se dirigiera al público indicando, leyendo una hoja de papel en castellano: «Un amigo me dijo que en Madrid la gente está loca. Yo adoro la locura. Un abrazo para mis amigos los locos». Desde luego hay que estar un poco loco para volver sistemáticamente a un festival en el que sabes que no te lo vas a pasar bien. Pero no se preocupen. El año que viene traerán, qué sé yo, el holograma de Bowie o a Alex Turner haciendo las canciones de ‘Abbey Road’ con Paul McCartney con motivo de su 50ª aniversario, y allí que estaremos.

La organización ha enviado esta madrugada el siguiente comunicado: «Debido a un problema con la red en todo el recinto, el acceso al Espacio Mad Cool se ha producido con más incidencias de las esperadas en la primera jornada del festival. Lamentamos profundamente las esperas y las largas colas a todos los asistentes. Agradecemos a todo el público la comprensión ante los imprevistos. Estamos seguros de que las dos siguientes jornadas se desarrollarán con total normalidad». Sin embargo, los problemas no terminaban en «el acceso». Como ya es tradición en Mad Cool, era imposible pedir cualquier tipo de bebida o comida durante la hora punta del festival (hasta Pearl Jam, que actuaban de 23.20 a 1.20) sin esperar unos 15 minutos, lo equivalente a 4 canciones. Como patrocinado por Alcohólicos Anónimos, el festival prefiere optar por pocas barras, pocos grifos y camareros totalmente carentes de experiencia que, por mucha voluntad que pongan, no pueden aprender a tirar cervezas con brío en pocos minutos y con la presión de decenas de miles de personas agolpadas en las barras esperando.

A favor del festival hay que aplaudir que el metro abriera toda la noche y pasara cada poquísimos minutos, aunque te llevara únicamente a Nuevos Ministerios, que no es centro, pero es algo. Y muy especialmente la disposición del recinto, cuadrado, no tan alargado como el de Primavera Sound, de manera que no se producían avalanchas ni agobios y presentaba una gran facilidad para cambiar de un escenario a otro muy rápido pese a las decenas de miles de personas convocadas.

Una vez dentro, además, el festival, musicalmente, sí respondió, con buen volumen en los escenarios principales y tan solo las solapaciones que parecen inevitables cuando hay tal coincidencia de grupos tocando a la vez. Pearl Jam han cumplido completamente como cabezas de cartel desde el inicio con ‘Release’, asomando a través de una guitarra solitaria y la inconfundible, preciosa, voz de Vedder, y ‘Elderly Woman Behind the Counter in a Small Town’; hasta el cierre en los bises con la coreada ‘Alive’ y la versión de ‘Rockin’ in the Free World’.

Como para suplir la falta de canciones reconocibles para una parte del público (recordemos que rechazaban hacer vídeos para muchos de sus singles, por lo que no tienen un chorreo de sencillos asociables a la generación MTV como, por decir alguien, Red Hot Chili Peppers), Eddie Vedder se comportó como un líder totalmente cercano y afable, consciente de que es todo un superviviente. Durante ‘Even Flow’ recordó el día en que tocaron esa canción en la Sala Revólver de la ciudad, cuando no eran famosos; usó el castellano para brindar, pero el inglés para decir las cosas importantes con seriedad («el racismo y el sexismo van a morir con nuestra generación»); mostró un vídeo de sus amigos «Luis y Javier» (Tosar y Bardem) contra el acoso; y el espectáculo también estuvo a la altura, primero con las pantallas en un sobrio blanco y negro, para ceder al color al final. Muy complicado contener la emoción en ‘Jeremy’. Qué pronto hablaron Pearl Jam sobre acoso escolar, y mierda, qué vigente sigue su mensaje.

Como queriendo mandar un mensaje sobre la diversidad del cartel, Pearl Jam coincidían casi de pleno -pero no en los últimos 15 minutos- con Post Malone. Cuando se anunció a este en cartel las entradas estaban agotadas, por lo que su público, más joven, con menos poder adquisitivo y menos posibilidades de gastarse 200 euros en un abono, se tuvo que quedar en casa. Era algo extraño ver a tamaño número 1 mundial actualmente actuar para tan pocos miles de personas, pero lo cierto es que tampoco había mucho que ver u oír. Como para quedarse todo el caché él solo, Post Malone vino sin músicos, MC’s, bailarines, ni montaje, le dio a los pregrabados, cantó algo sobre ellos de vez en cuando, habló un poquito de ser uno mismo, tocó un poquito una guitarra acústica, y andando. El artista se mueve mucho, pero se han visto montajes más caros en La Riviera, ¿verdad, C. Tangana? Eso sí, la reacción ante canciones como ‘rockstar’ o ‘Congratulations’ fue colosal. No se puede negar que es «la voz de una generación».

A primera hora de la tarde, Eels ofrecían un buen concierto de rock ‘n’ roll, materializado en canciones nuevas, como ‘Bone Dry’, y viejas, como ‘Flyswatter’. Bailando ese rock de manera deliberadamente torpe, no se sabía si Mark Everett era una revelación que había envejecido demasiado pronto o una vieja gloria que aparentaba 30 años menos, pero esa primera parte del show fue muy entretenida, con el artista pidiendo permiso para estrenar sus nuevas castañuelas y bromeando sobre la pérdida de la virginidad de uno de sus músicos. La presentación de los mismos se hizo algo tediosa, pero la cosa volvió a remontar con el reciente single ‘Today Is the Day’. Quizá hubo demasiados altibajos en la interposición de baladas (incluso acabó con una de ellas), pero alguna fue muy de agradecer como la preciosa ‘That Look You Give That Guy’.

Menos multitudinario pero con más encanto, el concierto de Lali Puna hacia las 20.00, a los que hacía unos 15 años que no podía ver en directo. El grupo alemán no ha perdido su magia. Sus conciertos, como sus discos, arrancan fríos, pero poco a poco van tornándose celestiales gracias a los sutiles crescendos que van conformando la batería junto al juego de sintetizadores. La interpretación de ‘Micronomic’ fue realmente cautivadora, y también funcionaron muy bien inmediatamente después ‘Scary World Theory’ (no, el escenario trasero no molestó tanto como anunció Valerie) y esa versión tan improbable de ‘The Bucket’. Al final el grupo se llevó una considerable ovación del público asistente a la carpa cubierta The Loop y se fue con una sonrisa de oreja a oreja. Alegría.

Hacia las 21.00, Leon Bridges llenaba uno de los escenarios medianos de público, asistido por una banda de unos 5 músicos más un par de coristas con bastante protagonismo para sus canciones clásicas de soul, sin que allí nadie le desluciera. Siendo el único vestido de blanco, bailando y sobre un letrero en el que se leía con tipografía enorme «LEON BRIDGES», el cantante se mostró inquieto y cómodo sobre las tablas, si bien tampoco se termina de ver ese torbellino sobre el escenario que eran referentes como James Brown. La gente se dedicó a bailar rock’n’roll clásico durante su bonito set, que decidió cerrar con una versión intimista de ‘River’ en la que su guitarra eléctrica resultó casi inaudible. Aroma a clásico y cercanía en todo momento, y muy pocos guiños a la modernidad que ha dejado caer en su segundo disco.

El caos organizativo para entrar nos impidió ver el concierto de Fleet Foxes como pensábamos, pero pudimos llegar para los últimos minutos. Se notaba eso también en la cantidad de gente que estaba disfrutando del folk de la banda de Seattle, bastante menos de lo esperado para un grupo de estas características; gran parte del público seguía atascado en los accesos. En cualquier caso, los autores de ‘Mykonos’ se mostraron entregados aún con un público menor.

Mis pies acabaron molidos anoche después de tantas caminatas, esperas eternas y odisea para volver a casa, pero no sé si los pies de Diego Ibáñez terminaron mejor: el cantante de Carolina Durante no paró de saltar durante el tiempo que duró el concierto, transmitiendo su pasión al público. “Es nuestro primer festival grande”, comentaban ilusionados. Los madrileños presentaron en el escenario Mondo Sonoro sus dos EPs, ‘Necromántico’ y ‘Examiga’, además de la reciente canción sobre el mundial ‘El Himno Titular’ -“que sepáis que hoy ha versionado esta canción Amaia de España” comentaron- y de varios temas inéditos. Uno de estos inéditos parece ser ‘Cuídame como a tu perro’ (“quiero que me mires como miras los desastres que se emiten por la tele y que finges que te importan”: queremos versión de estudio YA) y otro es sobre Instagram, con la repetición de “fiesta de disfraces en las pantallas” y la curiosa frase “hola, soy Mikel, sí, el otro día vi una foto tuya de tu perro y…” (no tenemos ni idea de quién puede ser ese Mikel, seguro que vosotros tampoco). Por supuesto, no faltaron ‘En verano, Ornitofilia’, ‘Niña de Hielo’ (la mejor del EP según Martín, y estoy de acuerdo), ‘300 Golpes’, y con ‘Cayetano’ optaron por una estrategia arriesgada: no cerraron con el que es su mayor hit por el momento, pero no hubo una desbandada de gente al acabar la canción. Los asistentes se quedaron a despedirles en condiciones y darlo todo con los “ya va siendo hora de volver a casa” de la fantástica ‘La Noche de los Muertos Vivientes’. Lo cual supone una bofetada a todo el que piense que Carolina Durante van a ser unos one-hit-wonder: su proyección es enorme, y quedó claro que necesitan un escenario mayor porque anoche sencillamente se lo comieron.

Lo de Tame Impala no son pantallas, es un viaje a otro espacio-tiempo. Un montaje de cabeza de cartel de proyecciones coloridas y psicodélicas, pero optimistas, celestiales, en un repertorio en el que enseguida aparece uno de sus mayores hits, ‘Let It Happen’. Es su primer concierto en casi un año, el máximo tiempo que han estado sin tocar, según explicaba el propio Kevin Parker. “Lo sentimos, no volverá a pasar”, indicaba. Aunque hubo hueco para temas anteriores como ‘Alter Ego’, el álbum estrella del setlist fue sin duda ese ‘Currents’ del que esperamos que haya pronto una continuación, con tiempo para, entre otras, ‘Eventually’, ‘New Person Same Old Mistakes’ y probablemente la más celebrada: ‘The Less I Know the Better’, que puso a bailar a todos los asistentes, incluso a los que disfrutaban del show más relajados (había más hierba en ese concierto que en todo el césped del Mad Cool). Parker tuvo también palabras para MGMT, a los que animó a ver más tarde. Y no tenía que decirlo dos veces: cuando nos despedimos de sus riffs psicodélicos (y, de nuevo, de esas geniales pantallas), ya estábamos salivando con la psicodelia que nos esperaría después con los autores de ‘Flash Delirium’.

Yo La Tengo, en coincidencia absoluta con Tame Impala, contentaron a sus miles de seguidores en el Koko Stage, quizá relegados por lo difícil del disco que han sacado este año, quizá porque hace tiempo que no son la banda más hypeada del momento. Pero siguen siendo tan monos y enérgicos como siempre y el grupo lo dio todo, dando prioridad a los bucles infinitos de ruido y tensión, extendiendo las pistas hasta la extenuación sobre todo en el tramo final. Lo bueno es que lograron meter en sus loops a todo el público, al que podría haber dado por echar de menos la interpretación de un número mayor de canciones en lugar de tanta recreación en las guitarras, pero no hubo lugar. Lo que sí hubo fue adorables momentos para los ritmos kraut de ‘Autumn Sweater’ y para el protagonismo vocal de Georgia Hubley en ‘Shades of Blue’, aunque el protagonista total fue un Ira Kaplan que incluso se tiró al público a sus 61 años. Es una gozada saber que siguen siendo los mismos.

Hay una carpa electrónica en Mad Cool y a todas luces fue un error programar en ella a Justice a la 1.35 de la madrugada. Aquello estaba petado, a duras penas conseguimos ver la mítica cruz del grupo y de lejos, aunque la fiesta de EDM con lo de “We are your friends” y ‘D.A.N.C.E.’ estaba asegurada. Suponemos que el grupo tocó donde y cuando pidió, pero habría sido lo ideal que actuaran a las 4.30 y en un escenario gigante, dando tiempo a que abrieran todas las líneas de metro. ¿Por qué no abrir hasta las 6 cuando estás en medio de la absoluta nada?

El último concierto digno de destacar fue el de MGMT, definitivamente reconciliados con su estatus de grupo masivo con la inclusión en su repertorio en el primer tercio de ‘Time to Pretend’, hacia el final de ‘Kids’, pero también otras canciones muy queridas de su repertorio como el reciente hit ‘Me and Michael’, ‘Electric Feel’ o ‘When You Die’. Temíamos que, a las 3 de la mañana, durmieran a las vacas si hacían uno de sus setlists caprichosos, pero en absoluto: hubo electro, hubo mucho color en las proyecciones entre el pop y la psicodelia, hubo una puesta en escena simpática, hubo buen sonido y al final casi que salimos quejándonos más bien de lo contrario: de la ausencia de ‘Congratulations’ (una canción acústica). Ya lo dice Eddie Vedder, en Madrid, todos locos.

Ready for the Weekend: Ariana Grande, Suede, MØ & Diplo, Yung Beef, Dirty Projectors, L Kan…

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Tras una pasada semana un tanto extraña, con pocos álbumes nuevos y sorprendentemente pocos singles realmente relevantes, parece que este viernes se normaliza en cuanto a lanzamientos. Sin duda, el lanzamiento más importante del día es el segundo single oficial de ‘Sweetener’, el próximo álbum de Ariana Grande, que se suma a otros singles importantes lanzados en los últimos 7 días, como son los de Childish Gambino, John Grant, Twenty One Pilots, The Lemon Twigs, Prophets of Rage, Beak>, Tom Petty o Pi Ja Ma.

Y hoy nos hemos despertado con novedades de Suede, MØ & Diplo (se trata del primer single del nuevo disco de la danesa), Tinashe, L-Kan, Dominique A (adelanto del segundo disco, el acústico, que publicará este año), Yung Beef, Cigarettes After Sex, Mary J. Blige, Benny Blanco (con Khalid y Halsey), Norah Jones, Mudhoney, Alessia Cara, Capital Cities, Metric, Cruz Cafuné, The Black Eyed Peas, All Saints, Totally Enormous Extinct Dinosaurs, Madeleine Peyroux, Alejandro Escovedo, Bejo, Meg Myers, The Internet, Rich The Kid, LOWLIGHT (junto a Kaydy Cain y D’Valentina), Jupiter Lion, Alex Da Kid junto a Jorja Smith, H.E.R. y Rapsody, One Path, Parcels o Dillon Francis & De La Ghetto. También incluimos otra de las varias canciones que estrenaron hace 7 días Big Red Machine, el grupo de Bon Iver con Aaron Dessner de The National, y el atractivo nuevo single del interesantísimo grupo cuasi-infantil Honey Hahs.

La semana no es precisamente coja en cuanto a nuevos álbumes: hay unos cuantos y de bastante interés. Están los nuevos álbumes de Dirty Projectors, Deafheaven, The Jayhawks, Rick Astley, Luluc, Wet, Not3s, Body/Head (proyecto de Kim Gordon, ex-Sonic Youth) y Fraser A. Gorman, además del debut largo del canadiense Black Atlass y EPs de joan y Sigrid. Y, por último, la jornada va bien servida además de rarezas y curiosidades: comenzando por la reedición del debut de los franceses Polo & Pan (incluyendo un remix de Superorganism), y siguiendo por los remixes de ‘Mi cama’ de Karol G junto a J Balvin y Nicki Jam o el de Cassius sobre ‘Always Ascending’ de Franz Ferdinand, la aportación del imponente Jacob Banks para la BSO de la película ‘The Equalizer 2’, y concluyendo por dos versiones fantásticas: la de ‘A Whiter Shade of Pale’ a cargo de Rhye, y la de ‘Running Up That Hill’ por parte de First Aid Kit, ambas exclusivas de Spotify.

Amaia, ganadora de OT 2017, da un empujón a ‘El himno titular’ de Carolina Durante

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Ayer por la noche comprobamos cómo nuestro artículo sobre la cachonda ‘El himno titular‘ de Carolina Durante recibía un número inusitado de visitas. ¿A qué se debía, si España fue patéticamente eliminada del Mundial de Rusia en octavos de final ante los anfitriones? ¿Sería que al fin Álvaro Odriozola, anti-héroe señalado en el estribillo de la canción, estaba siendo presentado como nuevo jugador del Real Madrid? Nada que ver.

La razón era que Amaia Romero, Amaia de España, Amaia de OT –llegará un día en que sea Amaia sin más, ya lo veréis– había interpretado una versión de este single del grupo madrileño en su Stories de Instagram. Apenas 15 segundos en los que la escuchamos cantar dulcemente su estribillo sobre los acordes arpegiados por una guitarra acústica y que, a buen seguro, habrán impulsado las escuchas en streaming y visualizaciones de su vídeo en Youtube. Aún así, aún le queda mucho para acercarse no ya a su mayor hit, la gran ‘Cayetano‘ (con casi medio millón de streams), sino a su siguiente tema más escuchado, ‘La noche de los muertos vivientes‘ (con más de 126.000 escuchas).

Tras haber actuado en el pasado Primavera Sound junto a The Free Fall Band, un buen show en el que desgranó descomplejadamente canciones de M-Clan, Beatles, Mercedes Sosa o Arcade Fire, se anunció que hará un nuevo concierto de las mismas características en Madrid. Será el 28 de julio en el Teatro Real de Madrid, y las entradas se agotaron del todo en apenas unas pocas horas.

Jack White brilla en azul en la jornada inaugural de Cruïlla 2018

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Fotos de Jack White y Bunbury, de las redes sociales de Cruïlla (sin acreditar)

La primera jornada del Cruïlla 2018 fue de calentamiento, con sólo tres conciertos. Aún así el recinto mostró una buena entrada. Arrancó Seasick Steve, que mostró una imaginería americano-sureña de lo más cañí; en formato trío, con pintas de camioneros red necks y él sentado en la clásica mecedora del porche. La música que desplegó le iba a la zaga; hard-blues tosco y pantanoso, con la batería aporreada. Steve iba trajinando una botella de vino y haciéndose traer las guitarras. Sólo se levantó para acercarse al foso y subirse una muchacha al escenario para que le hiciera de apoyo moral en el único tema que rompió el ritmo, ‘Walkin Man’, una sentida balada de amor muy en la línea de M. Ward. La cara de la chica eras de pasmo aunque, en favor de Steve, diremos que al menos no se mostró baboso. Tras devolverá de nuevo al foso, reemprendió el blues rocoso hasta el final. Un concierto divertido, aunque muy uniforme.

La estrella de la noche, claro, era Jack White. El suyo fue show en azules; la vestimenta de White y la mayoría de juegos de luces y proyecciones eran de ese color, en la línea de la portada de su último disco. Y aunque ‘Boarding House Reach’ parece un desvarío de retazos y sonoridades, su concierto fue recio, de puro y clásico rock, con su guitarra presidiendo y la batería dominando, muy por encima de los dos teclistas que le acompañaban y un repertorio que picoteó en sus diferentes etapas. Tras una intro de puros redobles ledzeppelinianos, ruido y distorsión, abrió con ‘Over and Over and Over’ para, enseguida, pasar a los White Stripes de ‘Hotel Yorba’, muy poco reconocible, endurecida pero igualmente dicharachera. De hecho, estiró las canciones, jugó con ellas y las iba usando para sus demostraciones sónicas y sus virguerías a la guitarra. Otras las hacía breves y las finalizaba abruptamente. Sólo hubo un pequeño momento de ruptura cuando sonó una caja de ritmos muy de los ochenta antes de tocar ‘That Black Bat Licorice’, que supuso el rápido regreso al stoner rock. La multitud, por eso, enloqueció con otro clásico de The White Stripes, ‘The Hardest Button to Button’ y la acompañó con palmas. Quizás mi momento favorito fue ‘We’re Going to Be Friends’, en que Jack abandonó la guitarra y rompió la dinámica hardrockera para interpretarla. Un breve respiro, porque enseguida retornó a los solos. ‘Connected By Love’ sonó algo menos histriónica, bien ejecutada, sin alcanzar del todo el gracioso desvarío de la original (se echaron de menos los coros) aunque la pausa confesional y el retorno desatado resultaron la mar de divertidos. Hubo muchos cambios de guitarra y mucha furia rock de protagonistas… excepto en ‘Would You Fight for My Love?’, en que los reyes fueron unos magníficos audiovisuales de estatuas en 3D, una de las pocas concesiones al concepto de show más allá de los riffs. Y para riff, claro, el de ‘Seven Nation Army’, con el que cerró el concierto, en una versión menos bruta , más psicodélica y larga. Festival de “lolololos” entre el público, las pantallas mimetizando los efectos de su famoso videoclip, Jack White dándonos lo que esperábamos de él. Todos contentos.

El que podría dar lecciones de frontman a casi todo el mundo (Jack White incluido) es Bunbury. Juncal, enérgico, todo un dandy, acompañado por una portentosa banda que lucía aspecto de homeless bohemios. Tras abrir con ‘La ceremonia de la confusión’, nos anunció que haría un recorrido por todo su repertorio. ‘Actitud correcta’, con rebordes prog, fue recibida ya como si uno de sus clásicos se tratara. ‘Expectativas’ tuvo un inmejorable trato de favor, aunque personalmente me quedo con la relectura a lo Waterboys’ de ‘Mar adentro’. Enrique la sigue cantando con las mismas inflexiones, la misma potencia. Absolutamente pletórico.

‘Mary Shelley’, un biopic con más costurones que el monstruo de Frankenstein

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Mary Wollstonecraft Shelley empezó a escribir ‘Frankenstein’ en Villa Diodati con dieciocho años. Su futuro marido, Percy B. Shelley, tenía veintitrés. John Polidori, el otro de los invitados que escribió su “historia de fantasmas” (‘El vampiro’) en la célebre velada, tenía veinte. Lord Byron, el anfitrión, veintiocho. Esta reunión, tantas veces representada en el cine (‘La novia de Frankenstein’, ‘Remando al viento’, ‘Gothic’…), alumbró dos mitos del género de terror: el monstruo de Frankenstein y el vampiro. Pero también tuvo mucho de fiesta veraniega de adolescentes adinerados.

Haifaa al Manssur, la directora saudita que se dio a conocer hace cuatro años con ‘La bicicleta verde’, la primera película dirigida por una mujer en su país, acierta en desmitificar esta reunión, en quitarle pompa decimonónica e insuflarle energía adolescente. Sus protagonistas están retratados como posiblemente fueron: veinteañeros apasionados que, en aquel verano “sin verano” de 1816, entre tragos de alcohol y gotas de láudano, hablaron sobre sentimientos, emociones y, de vez en cuando, poesía.

Sin embargo, la directora se queda corta en su empeño. ‘Mary Shelley’ parece enunciar una relectura en clave pop y feminista de la creadora de Frankenstein y del movimiento romántico inglés. La sensibilidad contemporánea con la que están caracterizados los personajes, desde la lánguida y empoderada Mary (Elle Fanning) a un Shelley con pose de instagrammer y un Byron casi como estrella del rock del siglo XIX, parecen apuntar en esa dirección. Pero no. Más que un biopic tipo ‘María Antonieta’, de Sofia Coppola, ‘Mary Shelley’ se acaba pareciendo a una de esas muchas biografías femeninas que se han estrenado últimamente. A retratos muy convencionales sobre figuras excepcionales como ‘Paula’, ‘Marie Curie’ o ‘Lou Andreas-Salome’.

Como el monstruo de Frankenstein, este biopic necesita varios calambrazos que le insuflen vida. Ni su preciosista ambientación, su elegante escritura visual o su loable discurso reivindicativo lo consiguen. Las enormes carencias del reparto (más que una competición a ver quién escribe el mejor cuento de terror, parece una a ver quién actúa peor), una música que parece un rotulador fosforito (de tanto subrayar), y un afán didáctico de Wikipedia, hacen que queramos que aparezca Igor y entierre esta película en un cementerio decimonónico. 5.

Weezer, primeros confirmados para Bilbao BBK Live 2019

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Cuando apenas acababa de dar comienzo el festival, en las primeras horas de la edición 2018, Bilbao BBK Live anunciaba el primer gran nombre confirmado en su cartel del año 2019. Se trata de Weezer, que además se encargaban de informar ellos mismos a través de un tuit.

“España, os vemos en Bilbao BBK Live el próximo julio 😎”, refiriéndose no al corriente, obviamente, sino al mismo mes del año que viene. En principio, Weezer presentarán ‘Pacific Dream’, el disco que publicaban a principios de este mismo año. Sin embargo, habida cuenta de su frecuencia creativa (‘The White Album’ data del verano de 2016) quién sabe si no tendrán ya nuevas canciones entre manos.

Lo que sí tendrán, seguro, es un nuevo éxito bajo el brazo, aunque no sea de su propia firma. Como hemos contado recientemente, Weezer se han anotado su primera entrada en 9 años en la lista de singles Billboard Hot 100 con ‘Africa’, la versión del grupo AOR Toto que comenzó siendo una broma de Twitter pero que, tras prestarse a seguir el juego, ha supuesto un nuevo e inesperado hit para el grupo comandado por Rivers Cuomo.

Netta: «Posicionarme políticamente sería arruinar algo puro que está libre de propaganda»

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Netta se convertía el pasado mes de mayo en la ganadora del Festival de Eurovisión por Israel, gracias a un ‘Toy’ que se ha viralizado sobre todo a través de Youtube, donde suma más de 80 millones de reproducciones (más 20 en Spotify). Coincidiendo con su paso por el Orgullo de Madrid pude entrevistar a la artista de «looping» en su hotel, donde ante la propuesta de hacerle una foto, rápidamente me arrebotó el móvil y se puso a hacer selfies. Divertida y contundente en sus opiniones (alguna vez incluso golpeando la mesa que nos separa), Netta nos habla sin tapujos de su paso por el festival, su futuro, política o las comparaciones de ‘Toy’ con ‘Seven Nation Army’ de White Stripes.

¿Cómo sienta ganar un concurso tan gigantesco como Eurovisión?
Es como una tormenta. Cuando gané sentí como si tuviera una emergencia en casa, como si algo se quemara, y tuvieras que actuar por instinto: «¡he ganado! ¡tengo que actuar otra vez! ¡tengo que decir algo! ¡tengo que estar concentrada!». No tienes la oportunidad de celebrarlo, aunque sabes que todo el mundo está de celebración en Israel. Estás trabajando para un montón de gente de tu país, y enseguida pensé que podía hacer algo bueno para mucha gente. Antes de clasificarme, viajaba con mi looper, no tenía dinero, dependía de mi madre. Entonces decidí ir a un reality para intentar hacer algo. Hasta entonces hacía bodas y tocaba en la escena underground, pero en el underground no hay dinero, no podía pagar el alquiler, ni la comida. Me dijeron que por mi look no iba a triunfar, ni por el tipo de música. Que era muy rara. Y de repente todo explotó, no sabía que iba a ganar (el reality), pero tuve una victoria muy clara y me di cuenta de que podía hacer algo bueno para mucha gente.

«Al ganar, enseguida pensé que podía hacer algo bueno para mucha gente»

Has mencionado a tu madre. ¿Cómo se lo tomaba ella? ¿Te decía cosas tipo: «hija mía, haz algo con tu vida»?
Mi madre es una de las personas más increíbles que puede haber. Se preocupa, como todas las madres, por su hija de 25 años sin trabajo. No quieres ver a tu hijo así. Yo quería estudiar, trabajar, dejar de depender de ella económicamente… Siempre me cuidó. Decidí dejar de tener miedo e hice el reality-show, aunque la gente no pensó que pudiera resultar.

Háblame de cómo fue la noche de la victoria en Eurovisión, ¿qué hiciste después? ¿A qué hora te acostaste?
¿Esa noche? Como a las 5 de la mañana. No podíamos dormir. Fui al hotel, todo el mundo vino, cientos de fans de Israel. Fue electrizante, era como la energía de una bomba cayendo. Todo el mundo quiere verte y no puedes contener eso. Es como una bomba.

¿Realmente te apetece, al ganar, volver a repetir la canción, como es costumbre en Eurovisión?
Como te he dicho, vives como en una situación de emergencia. Te comportas como un robot. Es como una montaña rusa cayendo. Abres los ojos y los tienes que cerrar de repente. Esa ha sido mi experiencia. Mi segunda performance no fue muy buena, pero tampoco se supone que tenga que serlo. Estás ahí intentando pasarlo bien con tu gente. Es emocionante verla.

«La victoria de Conchita fue muy revolucionaria, me recordó a nuestra Dana ganando»

¿Cuándo viste Eurovisión por primera vez?
No me acuerdo. Recuerdo verlo en años recientes. Cuando Shiri, Nadav Guedj… Recuerdo muy bien el año de ‘Euphoria’. Y la victoria de Conchita fue muy revolucionaria, me recordó a nuestra Dana ganando.

¿De pequeña no lo veías?
Sí, pero nunca me imaginé ahí… Incluso estando en la selección (nacional), en el reality, que dura 6 meses. No crees que vas a ganar, piensas más en la exposición que vas a recibir. Mi sueño era hacer festivales indies, que alguien me lo consiguiera. Y entonces mi vida cambió muy rápidamente. No me di cuenta, pero van pasando las cosas, y me encanta estar viviendo este sueño.

«Mi sueño era hacer festivales indies, que alguien me lo consiguiera»

¿Qué tipo de festivales querías hacer?
Como inDnegev, electro-rock, hip-hop indie… ese tipo de gente. Quería pertenecer a esa escena, con mi looper y eso, porque no es demasiado comercial. No hay un artista con looper que sea famoso. Bueno, Ed Sheeran, pero yo lo que uso es mi voz. No es muy parecido.

¿Cómo empezaste a trabajar con el looper?
Cuando tenía 19 años, estaba en el ejército, y actuaba en bares. En uno de ellos, cada domingo había una jam session de blues, en la que la gente improvisaba con instrumentos. No se permitía improvisación con la voz, por lo que me dijeron que no podía interpretar canciones. Intenté improvisar y lo que hice fue trabajar con la palabra «love» repetida como 47 veces. Me di cuenta de que era divertido improvisar y aprender cómo funciona una banda. Después de eso empecé a tocar, y notaba que cuanto más raro era lo que hacía, más entusiasta era el público, incluso inventando palabras. Después de eso me di cuenta de que yo quería ser la banda: el guitarrista, el batería, el bajista… todo, así que me compré el looper que me daba la libertad para hacer lo que quería.

«Empecé a notar que cuanto más raro era lo que hacía, más entusiasta era el público»

¿Cómo fue estar en el ejército?
Es la ley en Israel. Todo el mundo tiene que ir. Lo que yo hice fue cantar para la comunidad. Es un servicio comunitario.

No sé si te están preguntando mucho por política en Madrid. Me fascina un poco que el mundo espere que una cantante de pop resuelva conflictos que no resuelven los políticos o los politólogos. ¿Cómo lo ves tú?
Exactamente como lo has dicho. Creo que mi trabajo es llevar la luz y la felicidad donde hay oscuridad. Y creo que hice un trabajo fabuloso al respecto. Y quiero seguir haciéndolo. No quiero expresar mis opiniones políticas, porque no creo que sea mi lugar. Hay políticos que han estudiado para ello y no es uno de mis intereses. Creo que posicionarme sería arruinar lo que hago, lo que creo para la gente, algo puro, algo que está libre de agendas y libre de propaganda. ¿Por qué convertirlo en algo que no es?

Hay quien puede decir que posar con el primer ministro israelí es un posicionamiento político.
Lo que dije después de ganar Eurovisión es que si algún político o alguna persona pública quería conocerme para felicitarme, les diría que sí.

«‘Toy’ es todo lo que yo soy frente a la gente diciéndome lo que debo hacer, lo que no debo hacer, lo que tengo que ser…»

‘Toy’ es una canción sobre feminismo y empoderamiento, pero está escrita por dos hombres…
En el reality, mucha gente pudo verme y dos hombres maravillosos, Doron Medalie y Stav Beger, uno de ellos de hecho gay, decidieron hacerme una canción. Doron Medalie es uno de los más increíbles expertos de Israel en Eurovisión. Escribió ‘Golden Boy’ y ‘Made of Stars’ (NdE: las canciones representantes de otros años). Ambos decidieron escribir una canción para mí y me pareció de lo más increíble. Era tan yo… Decidí usarla porque escribieron mi esencia. ‘Toy’ es todo lo que yo soy frente a la gente diciéndome lo que debo hacer, lo que no debo hacer, lo que tengo que ser…

¿De qué se habla ahora mismo en la comunidad gay de Israel? ¿Cuáles han sido las reivindicaciones de este año?
Hay mucho de lo que hablar en la comunidad gay, la visibilidad de la gente transgénero, la igualdad para el matrimonio gay… Hay mucho que promocionar, pero no es a mí a quien compete. Me encanta la comunidad gay, creo que es el mejor despliegue de poder y festividad. Por eso me encanta el Orgullo. Es también el feminismo que me gusta, no sentarme en casa y quejarme.

¿Por qué crees que los participantes de Eurovisión actúan en el Orgullo? ¿Cuál crees que es la relación?
No sé, mola, es divertido, es un festival de diversidad. Es como decir «¿por qué a los gays les gustan los helados?». (se ríe) A todo el mundo le gustan los helados, y a mi entender, a todo el mundo le gusta el Orgullo.

‘Toy’ es una canción muy particular, ¿qué es para ti más importante, la melodía o la producción?
Tener un beat fuerte. Sin duda. ¡Sin duda!

¿Quizá porque eres una artista de «looping»?
Sí, lo soy. El ritmo me lleva a sitios, lleva mi corazón a otros lugares. Necesito algo que me haga moverme, que haga magia dentro de mí. ‘Toy’ tiene eso. Medalie es un gran beatmaker.

Hemos hecho un artículo defendiendo a ‘Toy’ de las comparaciones con White Stripes, ¿conocías tú su canción?
Cuando oí que estaban acusando ‘Toy’ de ser «robada» o como lo llamen… Para mí ‘Toy’ sonaba como algo que no había oído nunca. Hay un montón de canciones que se parecen, y no creo que este sea el caso. Creo que esta canción es fresca y nueva. Cuando una canción triunfa, la gente quiere un pedazo y este es el problema.

Parece una cosa más de editores que del autor…
Te prometo que los autores de la canción no pensaron en esa canción.

Aunque es muy famosa, incluso está asociada al fútbol…
Supongo… Yo la conocía, pero ni se me ocurrió la comparación.

«Me va a llevar mucho tiempo hacer un disco, nunca ha sido mi sueño (…) Es difícil hacer algo revolucionario, colorido, fresco»

¿Qué podemos esperar del futuro de Netta? ¿Un disco o canciones sueltas?
Singles. Me va a llevar mucho tiempo hacer un disco, nunca ha sido mi sueño. Quiero producir canciones, y no las quiero hacer rápidamente. Puedo producir canciones y luego ponerlas en un álbum. Me encanta hacer música y voy a trabajar duro en ello pero me va a llevar tiempo, porque me preocupa mucho la calidad. Es difícil encontrar el camino, el «momentum» para hacer algo revolucionario, único, colorido, fresco… hay que trabajar duro para ello.

¿Trabajarías con los mismos autores o con otra gente?
Me encantan los autores con los que trabajo, y también me gustaría trabajar con otra gente. Tengo mi propio productor y es una de las personas más increíbles del mundo. Ha trabajado conmigo en las versiones y es revolucionario, abierto y no se levanta de la silla hasta que hacemos algo divertido, algo genuino, algo con significado, algo único, aunque nos lleve 14 horas. Eso es lo auténtico de verdad.

¿Entonces no hay single listo como para el mes que viene o después de verano?
(niega con la cabeza)

«Me gusta trabajar duro, no me gusta soñar, no me gusta esperar cosas»

Has mencionado ‘Euphoria’. ¿Alguna vez has pensado si ‘Toy’ podía ser tan grande?
No, no sabía. Me gusta trabajar duro, no me gusta soñar, no me gusta esperar cosas. Cuando trabajas, las cosas vienen solas, simplemente haces lo que tienes que hacer.

¿Mantienes contacto con otros concursantes del festival, de otros países?
(piensa)

Parece que no.
No. Me encanta Jessica Mauboy, de Australia, es una buena amiga. Y Surie de Reino Unido. Pero aparte de ellas, no mucho.

«Eurovisión es un entorno muy estresante. No tienes la oportunidad de conectar con los demás»

¿Y eso?
Eurovisión es un entorno muy estresante. Tienes que trabajar muy duro no solo para hacer una performance y no joderla, sino para mantener a tu equipo unido y muchas otras cosas. No tienes la oportunidad de conectar con los demás. No tienes tiempo. No estás en el mismo hotel. No hay tiempo para pasar juntos. En un autobús conocí a Jessica, fue muy amable conmigo y nos mandamos mensajes a veces.

Creo que hay fiestas en las que alternáis, pero no sé si habrás querido ir.
Sí, vas y tocas, pero cuando tocas, todo el mundo está nervioso, que si las apuestas, que si nosequién va a ganar, es un entorno muy estresante, y tienes que trabajar, romper la ecuación… Convertir Eurovisión en un bar local es muy difícil.

Quizá fue diferente para ti, que eras la número 1 en las apuestas…
Sí, durante mucho tiempo, y luego llegó la última semana y Eleni ocupó el primer lugar (NdE: con ‘Fuego’).

El año pasado al final no ganó el favorito. Supongo que lo tenías presente. Creo que era Francia (NdE: me confundo con la edición 2016).
No, Italia, la canción del mono. No estaba estresada sobre ser la número 1 o no serlo. Estaba estresada sobre hacer un trabajo alucinante. La actuación va a durar para siempre, tienes que hacer un trabajo alucinante, y el puesto me da igual.

Drake / Scorpion

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La mayor sorpresa de ‘Scorpion’, el exitosísimo nuevo disco de Drake, no es que el canadiense revele en él su paternidad, que había estado escondiendo (su hijo, Adonis, nació en 2017), sino que sea un disco más o menos digno cuando es doble y llega a las 25 pistas. Claramente sobran en ‘Scorpion’ al menos unas 10, pero por lo menos estas están mejor repartidas en la secuencia o simplemente son mediocres, lo cual por cierto incluye una colaboración con Jay-Z que samplea ‘Dopeman’ de N.W.A. La fórmula parece perfecta, pero el resultado es la anodina ‘Talk Up’.

Se percibe en las composiciones de Drake cierto desgaste y conformismo desde hace tiempo, y aunque el enorme éxito de ‘God’s Plan’ me parece un verdadero misterio, claramente su estribillo “it’s a lot of bad things that they wishin’, they wishin’, they wishin’ on me” ha calado y se ha convertido en uno de los más emblemáticos de su carrera. ‘God’s Plan’ es tan representativa del estilo “chill” de Drake como ‘Hotline Bling’, pero hablándonos -cómo no- de su éxito, consigue un single bastante carismático que sin duda destaca muy por encima del grueso del primer CD de ‘Scorpion’, centrado en el rap y en el que brillan otros temas que hablan de lo mismo como ‘Emotionless’, que samplea a Mariah Carey e incluye la bonita reflexión sobre la fama “tengo todos estos seguidores, ¿pero quién me seguirá de verdad hasta el final?”, o la durilla ‘Nonstop’, el mayor éxito del álbum al margen de los singles.

Gracias a samples excelentemente integrados como el de Nas en la intrigante ‘Mob Ties’ y el de Detroit Emeralds en la “old skool” ‘8 out of 10’, Drake logra un primer CD de ‘Scorpion’ digno, mientras la rica producción de temas como ‘Survival’ o ‘Sandra’s Rose’, cuya melodía recuerda improbablemente a ‘Feel You’ de Julia Holter y que Drake dedica a su madre (a la suya, no a la de Holter), lo refuerzan. Peor es el CD2, centrado en el R&B y donde encontramos la mayoría de los peores temas, como ‘That’s How You Feel’, que utiliza un sample espantoso de un directo de Nicki Minaj (?), la risible ‘Ratchet Happy Birthday’ (¿quién ha aprobado esta canción?) o el rancio homenaje al R&B de 2005 de ‘After Dark’, pero donde también están el hitazo ‘Nice for What’, que está untando en oro a Ms. Lauryn Hill, y la ensoñadora ‘Don’t Matter to Me’, la del dichoso sample de Michael Jackson que parece The Weeknd.

Ensoñadoras son, de hecho, las mejores canciones de ese CD2: la ingrávida ‘Peak’ es una pequeña exquisitez R&B de ritmo aletargado, que Drake dedica probablemente a su rumoreada relación sentimental con Jorja Smith, con quien ha colaborado (atención a las referencias a la cultura británica de la letra), y ‘Summer Games’, sobre un amor de verano que ha “roto el corazón” a Drake, aúna sintetizadores cósmicos con percusiones tribales de manera elegante e hipnótica. Por su parte, ‘Jaded’ cuenta con una producción especialmente gustosa e ‘In My Feelings’ constituye la mayor sorpresa del CD2 al ser su tema más instantáneo (ayuda que utilice una melodía parecida a ‘God’s Plan’) y gracias también a su coda tribal. Así las cosas, ‘Scorpion’ sigue sin darnos ese gran disco de Drake que el mundo no ve desde ‘Take Care’, pero su colección de aciertos es innegable, y haciendo un poco de tijera, que para eso estamos en la época del streaming, queda un disco bastante bueno.

Calificación: 6,4/10
Lo mejor: ‘God’s Plan’, ‘Nice for What’, ‘Emotionless’, ‘Nonstop’, ‘Peak’, ‘Summer Games’, ‘In My Feelings’
Te gustará si te gusta: Frank Ocean, Beyoncé, The Weeknd
Escúchalo: Spotify

Florence + The Machine, arrebatadora, y Childish Gambino, estelar, en la primera jornada de Bilbao BBK Live

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Foto Let’s Eat Grandma: Óscar L. Tejeda para Bilbao BBK Live

Let’s Eat Grandma actuaron en uno de los escenarios pequeños del BBK Live presentando ‘I’m All Ears‘, su segundo y maravilloso álbum. El dúo formado por las jovencísimas Rosa Walton y Jenny Hollingworth, estuvieron a la altura defendiendo los temas principales de su nuevo trabajo, al cual le dedicaron todo el concierto. Comenzaron siendo fieles al tracklist encadenando la intro ‘Whitewater’, ‘Hot Pink’, ‘It’s Not Just Me’ y ‘Falling into Me’. Después también hubo espacio para la genial ‘I Will Be Waiting’, que sonó tan sugerente como en estudio; ‘Ava’ y, finalmente, el viaje casi psicodélico de ‘Donnie Darko’, donde capturan toda la esencia del grupo gracias a una interpretación desenfadada y a la vez sentida. Teniendo como principal recurso sonoro un teclado cada una (y sus voces, claro), añaden nuevos sonidos tocando diversos instrumentos como la guitarra eléctrica, la flauta o la trompeta. Se hubieran merecido un escenario más grande, porque son puro talento y un soplo de aire fresco necesario en el pop más experimental. Fernando García.

Gaz Coombes retomaba la gira europea de su tercer disco en solitario, ‘World’s Strongest Man‘, tras una serie de conciertos en Reino Unido. Él y su banda estuvieron más que correctos, ya que su experiencia sobre los escenarios es palpable. Sin embargo, la carpa donde les tocó actuar no fue una buena opción. El sonido se oía algo distorsionado, las voces de la gente del público rebotaban y ensuciaban los esfuerzos del ex-Supergrass por buscar un sonido más limpio. Debido a esto, no fue todo lo disfrutable que cabría esperar. Hubo algunos buenos momentos, especialmente durante las primeras canciones y en las partes instrumentales, pero desgraciadamente no fue un concierto memorable. No terminó de establecerse una conexión con el público, por lo que todo resultó algo frío pese a la profesionalidad de Gaz y los esfuerzos su banda. Quizá en una sala sea mejor opción para verle que en un festival. Fernando García.

alt-J traen a su concierto la precisión de su trabajo de estudio, y son varias las voces que oigo que concuerdan su directo mola igual que sus discos. Yo diría que más, puesto que además el grupo lleva una puesta escena compuesta por un brutal diseño de luces. Tocan por supuesto sus temas más conocidos, entre ellos un ‘In Cold Blood’ que presentan mediante español chapurreado (“es genial estar de vuelta con ustedes”), aunque a mí me conquistan sobre todo con su apasionada ‘Matilda’, con ese “this is wrong Matilda” coreado en multitud. Jordi Bardají.


Foto Childish Gambino: Twitter de Bilbao BBK Live, no acreditada

Ayer se daba a conocer que Donald Glover está nominado a dos premios en la próxima edición de los Emmy (por ‘Atlanta’ y ‘Saturday Night Live’) poco antes de su actuación en Bilbao bajo el pseudónimo de Childish Gambino. Era uno de los platos fuertes de la jornada, así que varios minutos antes de que empezara, ya estaba repleto el escenario principal, adornado con una escenografía sencilla que lo decoraba con luces que cambiaban de color. Acompañado de una gran banda, Glover apareció con una fuerza tremenda, haciendo que el público se entregara desde el primer minuto. No hay demasiados artistas a los que podamos llamar estrellas, pero sin duda, se puede decir que él es uno de ellos. El carisma que desprende, su forma de bailar, de actuar, y, sobre todo, su amplísimo registro vocal (algo realmente impresionante y digno de escuchar) consiguen hechizar a cualquiera, incluso a quienes no disfrutan particularmente de su música en estudio. El setlist acertó equilibrando temas más raperos con otros más melódicos y veraniegos como ‘California’. Además, aprovechó para presentar una de sus dos nuevas canciones del EP ‘Summer Pack‘ (que salió hace tan solo un par de días). Era la primera vez que Childish Gambino actuaba en España, por lo que había bastante expectación, y más viendo el éxito que han tenido sus singles recientes. Así, en los últimos temas que tocó –’Redbone’ y ‘This is America‘– el público directamente enloqueció, y no fue para menos, ya que sonaron perfectos, poniendo el broche de oro a un show enérgico y divertido, que confirma al cantante como un artista ecléctico, y capaz de defender cualquier tema, sea cual sea el género. Fernando García.


Foto Florence + the Machine: Óscar L. Tejeda para Bilbao BBK Live

La extraordinaria presencia de Florence + the Machine arrebató al público desde el principio, con una emotiva ‘Queen of Peace’ que en directo no puede ser más épica, a la que siguió una coreada ‘Only for the Night’. Emocionadísima por el calor del público, Florence lloró varias veces, como cuando presentó una ‘Hunger’ que considera una de las canciones más importantes que ha escrito. Y buscando una conexión mayor con su audiencia, en ‘Dog Days Are Over’ nos pidió que guardáramos nuestros teléfonos móviles y expresáramos todo aquello que nos preocupaba a través de la fuerza de esta canción. Se producen de hecho varios momentos de apoteosis durante el concierto, mientras Florence salta y brinca por el escenario, presenta la potente ‘100 Years’ o se deja llevar –y nosotros con ella– por el éxtasis de ‘What Kind of Man’. Pero sin duda el mayor de todos es el momento en que Florence baja hacia el público y se mete entre la marabunta, dejándose elevar por manos anónimas cual Mesías. Pareció Florence eso, un “gran Dios” venido para hacernos saber que el amor es la cosa más importante del mundo, y vaya si nos dimos por enterados. Jordi Bardají.

Bomba Estéreo es uno de esos grupos que definitivamente se benefician de la primera impresión. Visto un concierto, ya los has visto todos. Está bien: Li Saumet tiene una gran presencia escénica, su batín amarillo le da un gran porte, y los temazos se suceden uno tras otro. Curiosamente todo el mundo canta ‘To My Love’ en el cámping, y cuando llega en el concierto, como es de esperar, es de las más coreadas. ‘Soy yo’ y ‘Fuego’ elevarían el espíritu de un muerto, sobre todo en directo. Pero no hay mucho más que contar: un concierto divertido… como todos los que hace Bomba Estéreo.

La canción del día: Ariana Grande relata las delicias del sexo en ‘God Is A Woman’

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Aunque estaba anunciado para el 20 de julio, Ariana Grande ha dado la sorpresa y ha adelantado a hoy, viernes 13 de julio, el lanzamiento de ‘God Is A Woman’, segundo single oficial de su nuevo disco ‘Sweetener’. Se trata de una canción en cuya composición ha contado con Max Martin e Ilya (que también firma la producción) y que tiene una cadencia de medio tiempo hip hop, con trucos que remiten al trap (incluso tiene algunos fraseos rapeados por ella misma), pero que de nuevo sirve a Grande para mostrar sus dotes vocales como intérprete de soul y R&B. En tanto se lanza el vídeo oficial a lo largo del día de hoy, se ha estrenado con un lyric video de ambientación celestial y galáctica (en el sentido astrofísico de la palabra), que alude a la elevada aspiración de su título.

En todo caso, la letra de la canción no tiene que ver exactamente con lo místico ni o espiritual. Más bien al contrario, Grande dedica esta canción a algo tan terrenal como el sexo, al goce del mismo por parte de una pareja compenetrada, con líneas tan claritas como “cuando él viene a mí yo sigo floreciendo” [ese “come to me” también puede relacionarse en este caso con la eyaculación] o “él ve el universo cuando estoy en compañía” (¿estamos hablando de sexo en grupo?).

Cuestionada en Twitter por una fan si ‘God Is A Woman’ era una canción sobre empoderamiento femenino, Grande ha sido muy clara: “El sexo es empoderamiento. Es fuente de vida. El coño es un privilegio”. De hecho, en alguna imagen que suponemos procede del clip oficial, vemos Ariana con el suyo plantado justo en todo lo alto del globo terráqueo. ‘Sweetener’ se publica el 17 de agosto y, según ha revelado Grande en las últimas horas, además del tema junto a Nicki Minaj y Pharrell que ya conocemos, ‘The Light Is Coming’, también cuenta en él con colaboraciones de Imogen Heap y… ¡Madonna!

Actualización: A media tarde Ariana Grande lanzaba al fin el vídeo oficial para ‘God Is A Woman’. Se trata, como el de ‘No Tears Left To Cry‘, de una obra dirigida por Dave Meyers, una absoluta maravilla en la que, al contrario de lo que sugería la letra y sus tutis de la pasada noche, sí está dedicado al empoderamiento de la mujer. Una sucesión de planos realmente espectacular (destacan los símbolos vaginales por doquier y esa escena en la que una Ariana gigante soporta sin inmutarse los insultos de unos hombres) que, muy probablemente, disputará con el clip de ‘This Is America’ el título oficioso de Vídeo del Año.

Mad Cool atribuye a «un problema con la red del recinto» las largas colas y atascos en su acceso

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Mad Cool 2018, el gran evento musical de Madrid que congrega este año a bandas del calibre de Pearl Jam, Depeche Mode, Arctic Monkeys, Massive Attack o Nine Inch Nails, es trending topic en Twitter desde última hora de la tarde… pero no por las razones que cabría esperar.

Según se desprenden de las numerosas quejas de asistentes en Twitter (curiosamente, bastantes de ellos eran de origen anglosajón), el acceso al recinto del festival ha sido muy complicado, con un recorrido de unos 20 minutos a pie desde el metro y larguísimas colas para acceder (especialmente para los usuarios que debían recoger su pulsera; existía la opción de que la enviaran a domicilio) desde primera hora de la tarde, a pleno sol y sin sombra. Además, las puertas de acceso a los escenarios se han abierto apenas 15 minutos antes del inicio de los primeros conciertos.

Una situación que, según nos cuentan nuestros redactores desplazados al festival, no sólo persiste a esta hora de la noche sino que incluso se ha complicado por la llegada masiva de público tras la jornada laboral, creando también colas en los accesos con pulsera. Lo que sí ha confirmado el presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, es que la línea 8 de metro funcionará durante las tres noches completas del festival, con convoys cada 5 minutos.

[Actualización, viernes 13 de julio, 09.30h]: En las primeras horas del viernes, en un comunicado de Mad Cool Festival en el que ofrecen una crónica de los conciertos ofrecidos a lo largo del jueves, la organización dedica un párrafo a explicar lo que, según ellos, complicó los accesos al recinto: al parecer, un fallo en «la red» (suponemos que se refieren a la de comunicaciones, puesto que nuestros redactores constatan que durante toda la tarde no hubo apenas cobertura en todo el área) derivó en esos incidentes, que dan por resueltos y confían en que no se repetirán en las jornadas de viernes y sábado. Este es su texto completo:

«Sobre las incidencias de la primera jornada

Debido a un problema con la red en todo el recinto, el acceso al Espacio Mad Cool se ha producido con más incidencias de las esperadas en la primera jornada del festival. Lamentamos profundamente las esperas y las largas colas a todos los asistentes. Agradecemos a todo el público la comprensión ante los imprevistos. Estamos seguros de que las dos siguientes jornadas se desarrollarán con total normalidad».

Glass Animals cancelan todos sus conciertos por un grave accidente de tráfico de su batería

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Hace una semana Mad Cool comunicaba que el grupo británico Glass Animals cancelaba su actuación en la edición que precisamente da comienzo en estos momentos en Valdebebas (Madrid), indicando que sería el grupo quién comunicaría la razón de esa cancelación. Pues bien, según ha explicado el grupo en un comunicado publicado en redes sociales hace un par de horas, la razón es bastante grave.

Al parecer, Joe Seaward, batería del grupo (segundo por la izquierda), sufrió el lunes de la pasada semana un grave accidente de tráfico: fue arrollado por un camión mientras circulaba en bicicleta por la ciudad de Dublín, quedando su cuerpo atrapado en el remolque y sufriendo una compleja rotura de cráneo, además de romperse una de sus piernas. «Por fortuna y milagrosamente, está vivo», dice el escrito firmado por Dave Bayley que, asegura, «tras varias largas operaciones, está en el camino de la recuperación». También da detalles de la gravedad de los daños, puesto que su cerebro ha sufrido daños en una zona que afecta al habla –aunque poco a poco puede decir más vocablos– y puede mover los dedos de sus manos, si bien los neurocirujanos aún no pueden determinar las posibles secuelas. En el conmovedor texto, Bayley se disculpa con sus fans por cancelar sus conciertos y espera que entiendan sus razones: «la vida nos ha arrojado algo terriblemente triste e inesperado, pero necesitamos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para superarlo y hacer que Joe se recupere».

Además del concierto de Mad Cool (este lunes se anunciaba que los encargados de sustituirles en serían sus compatriotas Friendly Fires), Glass Animals han cancelado todos sus compromisos para este año, que además de varios festivales incluían varias fechas teloneando a Beck.

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