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Mariah Carey sirve a medias en ‘Type Dangerous’

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Mariah Carey ha lanzado ‘Type Dangerous’, su primera canción original desde 2019 y el primer adelanto de su próximo disco de estudio, aún por anunciar. La diva consigue presentar un tema divertido y juguetón, pero nada que no hayamos oído antes.

Producida por Carey junto a N.W.I y Daniel Moore, ‘Type Dangerous’ sample el clásico de Eric B. y Rakim, ‘Eric B. Is President’, y muestra a la cantante en su faceta más seductora. Esta asegura que su tipo son los chicos «peligrosos» y empieza la canción por todo lo alto y sin ningún tipo de filtro: «Voy a la habitación de las chicas a empolvarme la nariz / Luego llegaron tres putas odiosas / No conocen el significado de agua o jabón».

La canción mejora en el estribillo, al que se unen unas sensuales guitarras, o en los divertidos versos en los que describe a sus ligues: «Chico juguete de ordenador, fue divertido durante un rato / Hasta que le pillé hackeando a otras chicas».

El último disco de Mariah Carey, ‘Caution’, se publicó en 2018 y ahora la estadounidense está preparada para desvelar otra etapa de su carrera. «He estado encerrada en el estudio durante bastante tiempo trabajando en nueva música, y estoy emocionada para revelársela a mis fans», declaró la cantante en un comunicado de prensa.

Alex G vuelve a ser un niño en la brillante ‘Afterlife’

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Alex Giannascoli, más conocido como Alex G, regresa con un nuevo disco. El sucesor de ‘God Save The Animals’ se titula ‘Headlights’ y estará disponible el próximo 18 de julio. El primer adelanto es otra joya en la discografía del artista estadounidense. ‘Afterlife’ es la Canción del Día.

Coproducida por el propio Giannascoli junto a Jacob Portrait de Unknown Mortal Orchestra, ‘Afterlife’ presenta una estructura sencilla con una melodía perfecta. Un deslumbrante riff de guitarras abre la canción, que resulta otra composición del artista tan efectiva como pegadiza. También es uno de los temas destacados de Lorde en este último viernes de novedades, junto a los lanzamientos de Sabrina Carpenter, Addison Rae y Big Thief.

Giannascoli canta sobre tener «diecisiete», ser «limpios como el queroseno», «caramelos» y «revistas porno». Una nostálgica letra que casa a la perfección con el sentimiento juvenil de la canción. Este también habla sobre otras posibles vidas. En una fue «un ruiseñor» y, en otra, «tu hombre»: «Cuando la luz llegó / Grande y brillante / Comencé otra vida», canta en el estribillo.

Shura / I Got Too Sad For My Friends

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“Era el faro y ya no estaba, ha sido raro / sentirse tan inútil mientras ellos / pedían el trozo de mí que me faltaba”, cantaba Zahara en el corte que abría ‘PUTA’, Disco del Año en 2021 para nuestra redacción, y que tiene alguna que otra cosa en común con este tercer disco de Shura. Ambos trabajos se originaron en la pandemia, cuando el aislamiento y el quedarse en casa consigo mismas empezó a hacer mella en sus autoras. Ambas artistas pensaron que su pasión por la música había desaparecido, enfrentaban un bloqueo creativo y no encontraban consuelo en esos ‘conciertos por instagram’ que parecían animar a muchos artistas. En el caso de Shura, recuperar esa pasión vino de la mano de conocer el repertorio de Cassandra Jenkins, por cuya música dice sentirse abrazada. Empezó a trabajar más y más en este ‘I Got Too Sad For My Friends’ que ahora ve la luz y que, aunque queda lejos de ‘PUTA’, es un buen trabajo que demuestra que Shura todavía tiene mucho que aportar a la música.

Porque recordaba mi compañero Jordi esos momentos en que Shura parecía “the next big thing” allá por 2016, y cómo eso se fue desdibujando a lo largo de los años. En esos años, la cantante fue despedida primero de Polydor y luego de Secretly Canadian, su segundo álbum ‘Forevher’ tuvo un recibimiento bastante flojo que ella sigue considerando injusto, y su gira, junto a todos sus planes musicales, se volatilizó con el COVID. Estos mimbres se trasladan a unas letras reflexivas que no son lo más alegre del mundo precisamente, pese a alguna pincelada de humor (‘World’s Worst Girlfriend’ es un buen ejemplo de esto último), pero que encajan muy bien con una paleta de sonidos que empuja hacia arriba pese a ser bastante downtempo.

“’Nothing’s Real’ es los 80s, ‘Forevher’ fue más 70s y éste es más 60s, lo siguiente que haga será canto gregoriano”, bromea Shura en una entrevista con The Guardian donde también explica que la armadura de su portada representa cómo “durante la pandemia descubrí que muchas cosas que hacía y que pensaba que me protegían del dolor y de la tristeza, realmente estaban haciéndome sentir peor. Me aislaba de mis amigos y del mundo cada vez más. Así que en esta portada estoy envuelta en una armadura pero, ¿exactamente de qué me está protegiendo?”. Así, a lo largo de este disco, escuchamos a Alexandra Lilah Denton decir cosas como “right now I’m the oldest I’ve ever been / and lately I’ve been having trouble breathing” (‘Bad Kid’), “walked down Richardson, I think just to feel the air move across my face / they say it’s easy / but when you’re broke, it don’t come easily” (‘Richardson’) o “it’s such a big bad world out there / there’s so much shit, I heard, out there” (‘Ringpull’).

Pero esa asfixia no llega a inundarnos por unos arreglos que, como decimos, van en otra dirección. Shura vuelve a unirse en la producción a Joel Pott, y esta vez suma a Luke Smith (a quien conocemos sobre todo por su trabajo con Foals), y en general ofrece algo más cercano al pop de cámara, con protagonismo de cuerdas, percusión y órgano, solo con más presencia quizás de sintes en ‘World’s Worst Girlfriend’ y ‘Recognise’ (y, más tímidamente, ‘Online’). Aunque el resultado puede hacerse un poco monótono, es cierto que también consigue lo que ella misma explicaba que le hacían sentir las canciones de Cassandra Jenkins (que de hecho colabora aquí, junto a Helado Negro y Becca Mancari). Porque el disco, en cierta manera, te acoge. Tiene mérito conseguir eso sabiendo cuál es el origen de este álbum, y que todo ello se trata dentro de él.

Timbaland se rinde a la inteligencia artificial y presenta a TaTa

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Timbaland, reconocido productor de artistas como Nelly Furtado o Missy Elliott, ha fundado su propia compañía de entretenimiento con IA y ya está firmando nuevos artistas. Virtuales, claro. TaTa es la primera en unirse a Stage Zero y está totalmente creada por inteligencia artificial.

Impulsada por Suno AI, TaTa será la primera artista pop de la compañía y la mayoría de las producciones llegarán de la mano del propio Timbaland. Este ya ha acuñado un nuevo término para definir a TaTa, describiéndolo como la «siguiente evolución cultural»: A-Pop.

«Ya no estoy produciendo canciones. Estoy produciendo sistemas, historias, y estrellas de la nada. TaTa no es un avatar. No es un personaje. Es una artista musical autónoma, viviente y capaz de aprender construida con IA. Es la primera de una nueva generación», ha declarado el reputado productor. Rocky Mudaliar, cofundador de Stage Zero, ha aclarado que los artistas que están construyendo «serán IP, código y robótica» y funcionarán de forma «totalmente autónoma».

Por su parte, Timbaland ha declarado que no va a dejar de trabajar con «artistas reales», que no entrena a la IA a partir de la música de otros artistas y que esto «solo significa más creatividad para los creadores».

Sen Senra vuelve a sus inicios guitarreros en ‘Eternamente Joven’

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Sen Senra ha completado el ambicioso proyecto de tres partes que comenzó en 2023 con ‘PO2054AZ Vol. I’. Si aquel se trataba de una declaración de experimentación y el segundo volumen representaba su álbum más pop hasta la fecha, este tercer volumen es un regreso a los orígenes, tanto conceptual como musicalmente. ‘Eternamente Joven’ es la pieza más representativa y la Canción del Día de hoy.

Una guitarra acústica abre el disco a la vez que marca todo su tono. Este instrumento, el favorito del gallego, vuelve a estar en el frente mientras este pronuncia la frase que define la canción: «Dicen que el tiempo vuela, pues yo vuelo más».

Senra, que no llega ni a los 30 años, desecha los límites de la edad («¿Qué más dan los dieciséis, los treinta y seis, ochenta y seis?») y deja grabada en el estribillo su propia ley de vida: «Las reglas son para romperlas / Los límites solo ilusiones / Esta vida es para vivirla / Eternamente joven».

El focus track de ‘PO2054AZ Vol. III’ es también un nostálgico regreso al sonido más garage de sus primeros discos en inglés, ‘Permanent Vacation’ y ‘The Art Of Self-Pressure’. Esto es más claro en el estribillo, en el que la guitarra adquiere un tono pesado, llegando a recordar a algo salido de los Pixies.

Los 10 nombres imprescindibles de Mallorca Live

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Mallorca Live acaba de desvelar los horarios de su octava edición, que se celebra los días 12, 13 y 14 de junio en el Recinto Mallorca Live de Calvià. Por otro lado, están disponibles los puntos y horarios de recogida de pulseras en Palma y Part Forana. Agotados los abonos de 3 días, quedan los últimos abonos de 2 días y entradas de día desde 63 euros en la web de Mallorca Live.

JENESAISPOP será medio colaborador y, en este artículo, repasa los 10 nombres imprescindibles del cartel, los 10 artistas clave que nadie se puede perder. Nombres tanto nacionales (Bad Gyal) como internacionales (Massive Attack) que configuran otro cartel de Mallorca Live ineludible.

Nathy Peluso
Nathy Peluso llega a Mallorca para presentar su segundo disco, ‘GRASA‘, ganador de tres Grammy Latinos. Peluso se ha ganado la reputación de ser una fiera en directo, pero eso cualquiera que la siguiera en sus inicios lo sabe de sobra. Recientemente, Peluso ha ampliado repertorio con colaboraciones junto a Conociendo Rusia, Tokischa y Villano Antillano.

Massive Attack
Reconocidos por su activismo en favor del medio ambiente y la causa palestina, Massive Attack recientemente canceló su concierto en Coachella por no cumplir con sus estándares medioambientales. No es el caso de Mallorca Live, donde el dúo formado por Robert «3D» Del Naja, Grant «Daddy G» Marshall es uno de los principales reclamos internacionales de la edición. Su influyente sonido sigue inspirando a generaciones. Será fecha única en España.

Rigoberta Bandini
Con la gira de ‘Jesucrista Superstar‘ ya en marcha -se ha estrenado en Sevilla dejando imágenes espectaculares de su puesta de escena y vestuario-, Rigoberta Bandini vuelve a visitar Mallorca para desgranar el contenido de su ambicioso, divertido y fascinante segundo disco, que se mantiene entre los 60 discos más exitosos en España 10 semanas después de su publicación.

Iggy Pop
El ‘Raw Power’ de Iggy Pop aterriza en Mallorca después de haber inspirado carreras enteras tanto en solitario como en su etapa en los Stooges. Iggy Pop, uno de los pioneros del punk, arribará a la isla para repasar su larga trayectoria de canciones y discos icónicos, de ‘Lust for Life‘ a ‘The Idiot’, y seguramente dejará a todo el público boquiabierto gracias a su presencia escénica.

Bad Gyal
Después de publicar ‘La Joia‘, su esperado debut multinacional, Bad Gyal ha emprendido su gira Bikini Badness Tour. De cara al inicio de este tour, Alba Farelo ha lanzado durante 2025 una serie de colaboraciones con Trueno (‘Angelito’), 8belial (‘Orilla’) u Omar Courtz (‘Comernos’) que han dejado su paso por las listas españolas. Seguramente se añadirán a su repertorio de hits conocidos por todos: ‘Fiebre’, ‘Chulo’, ‘Alocao’… Ya son caben todos en una mano.

Suede
Cuando Mallorca Live anunció a Suede en su cartel de esta edición, el grupo de Brett Anderson todavía no había compartido los detalles de su próximo disco, ‘Antidepressants‘, que se pone a la venta en septiembre. Es de esperar que el repertorio de ‘Antidepressants’ vertebre el concierto de Suede en Mallorca, aunque seguro que uno de los grupos insignia del brit-pop no olvidará su ramillete de clásicos atemporales.

Antònia Font
Antònia Font se encuentra en plena gira de regreso. De hecho, ahora mismo desarrolla la segunda parte de esta reunión que comenzó en 2022, tras su reaparición en el Primavera Sound de Barcelona. Antes, la banda mallorquina había publicado su primer disco en 9 años, ‘Un minut estroboscòpica‘ (2021). Tras haberse presentado en diferentes salas y teatros de la península, Antònia Font cierra gira en Mallorca Live: una ocasión para verlos… ¿hasta nuevo aviso?

Dorian
No tantos grupos pueden presumir de la consistencia artística de Dorian y ‘Futuros imposibles‘ (2024), su último álbum, ha vuelto a ser uno de los mejores. A ‘La tormenta de arena’, ‘A cualquier otra parte’ o ‘Duele’ se suman al repertorio ahora auténticos hitazos como ‘Algo especial’, ‘Lo que recuerdo de ti’ con Viva Suecia o ese ‘Materia Oscura’ relanzado junto a Miranda!

Judeline
La gira de ‘Bodhiria‘ (2024) continúa en Mallorca, nueva ocasión para ver el precioso directo de Judeline, igualmente conceptual. Judeline, una de las artistas españolas con mayor proyección internacional de los últimos años -ahí está su reciente colaboración con MC Moreno o su papel de telonera de J Balvin-, es también una de esas artistas que han logrado popularizar un producto delicatessen, cuidado al máximo y cargado de «lore», y aún afiliado a las sensibilidades urbanas de hoy.

Alcalá Norte
Ganadores del Premio Ruido 2024, grandes ganadores también de los últimos Premios MIN, y ganadores de la conversación social en el indie de 2024, Alcalá Norte básicamente viven «la vida cañón». En 2025 su gira de verano sigue paseando por toda España el material de su debut, para muchos -incluidos nosotros- el mejor disco nacional del año pasado. ‘La vida cañón’ o ‘La calle Elfo’ ya son himnos que cantar en sus conciertos a pleno pulmón. Como todo el disco.

Stereolab sirve en Primavera Sound café para muy cafeteros

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Sergio Albert

El viernes del Primavera, la “Comarca” (la zona que agrupa los escenarios que no son los dos principales) apareció holgada de público, en contraste con el gentío de verde que la colapsó el jueves. Lo que me lleva a pensar que a) todes les fans de Sabrina Carpenter ya estaban en Mordor b) les fans de Sabrina Carpenter no son de madrugar y van a llegar para la media noche, que es cuando toca su ídola. Por los reportes que me llegan, parece ser que la opción ganadora es la A: mis contactos me explican que Mordor lleva abarrotado desde primera hora.

Abro la jornada a las seis de la tarde en el escenario Schwarzkopf con Tramhaus, otros neerlandeses jóvenes y fascinados por los 90 ruidosos y los Idles. Su cantante, flaco, alto y desgarbado, tiene toda la pinta de haber ido ayer con la camiseta de Brat, pero ahora lo vibra mucho como líder de combo ruidoso. La juventud de la banda contrasta con la del público: a esta hora y aquí, pocos bajan de los 40. Pero hay incluso un pequeño pogo hacia el final. Eficaces (tocan muy bien) y entretenidos, pero aún no muy destacables.

Waxahatchee venció en el Cupra, a pesar del chunda-chunda que llega del escenario adyacente. Sin embargo, su sonido es exquisito. Tras el arranque en acústico de ‘3 sisters’, el concierto eleva los corazones con su country-folk animado. Lleva una gran banda, steel guitar y banjo incluidos. Y Spencer Tweddy, el hijo de Jeff, a la batería. Suena de fábula. ‘Ice Cold’ destila entusiasmo vital, aunque algo de frío necesitamos: estamos a pleno solazo, pero por Waxahatchee no se mueve nadie. Y mejor no moverse, porque para ‘Right Back to It’ aparece nada menos que el propio MJ Lenderman, ante el griterío del respetable. Y se queda también para ‘Burns Out a Midnight’. Empieza a soplar una ligera brisa, el sol se apiada un poco de nosotros, y Waxahatchee va dejando la imagen de aplicada guitarrista para irse soltando, hasta dejarnos en una bola de sonido apasionado en ‘Fire’.

Sharon Lopez

The Hard Quartet son un súper grupo indie, liderado por Stephen Malkmus (Pavement), con Matt Sweeney y Jim White de Dirty Three y Emmett Kelly. Señores haciendo ruidaco noventero, para mayor placer de los que estamos allí, fans de Pavement en una gran mayoría. Aunque el tiempo no parece que pase para Stephen Malkmus: siempre luce igual. El sonido hace un poca de bola, pero es un placer verles intercambiarse los roles, se nota la camadería. A ratos aparcan el rock alternativo para dedicarse a la americana. Pero cuando Stephen canta en ‘Hey’, no puedes evitar escuchar a Pavement, aunque él sea solo uno más. Las canciones caen morosas, se está a gusto, sin perturbar. “¿Estáis esperando a Stereolab? Nosotros también”, antes de sacudirnos la modorra con algo de ruido en ‘Chrome Mess’, pero vuelven a sus tonos más dulces y tranquilos para cerrar con ‘Advice to the Graduate’ de Silver Jews.

Sergio Albert

A Zaho de Sagazan vengan por la versión de ‘Modern Love’, pero quédense por su synth-pop sofisticado y melodramático, a la Mylène Farmer. Su escenario está asépticamente decorado como un estudio fotográfico. Zaho nos regala una performance muy teatral, histriónica. Se pone trance en ‘Tristesse’ o italo en ‘Ô travers’. Nos exige que BAILEMOS, aunque yo estoy muy a gustito sentada en las gradas. Zaho nos explica que la siguiente canción es una balada: “soy una persona muy sensible y lloro mucho. Hasta que dejé de llorar en casa y lo hice sobre el piano”. Sus discursos rompen un poco el ritmo de su fenomenal concierto. Pero son muy bien recibidos en las primeras filas, repletas de fans fervorosos. De hecho, Zaho se lanza al foso, les abraza, canta con ellos una preciosa ‘La symphonie des éclairs’. Después de llorar… “¡es hora de bailar!, nos dice y se queda en mono negro deportivo. “Mi manera de evitar la tristeza es moviendo mi cuerpo”. Y aquí se desata la locura entre flashes, ritmos marciales, happy hardcore, Zaho moviéndose, corriendo, bailando. Una buena rave. Me pierdo su célebre versión de ‘Modern Love’ con mucha pena, pero he de ir a coger sitio a Stereolab.

“Esteu tots aquí?” nos pregunta en catalán Laetia Sadier. El comando viejuno-nacional del Primavera Sound seguro que está todo aquí. Incluso un montón de extranjeros jóvenes fans de la banda. Basan su repertorio en su nuevo disco ‘Instant Holograms On Metal Film’: 6 canciones de las 12. Nada de concesiones, café para muy cafeteros… Pero funcionó muy bien. La conjunción y la complicidad de los músicos, la inconfundible voz de Laetitia Sadier, ejerciendo hoy de gélida maestra de ceremonias, ese funk con lounge de los 60 que, a la vez, parece que venga del futuro… Suenan muy bien, la pena es que hay demasiadas cotorras en primeras filas. ‘Miss Modular’ es una de las pocas concesiones, antes de dedicarse un buen rato a desgranar la instrumental ‘Electrified Teenyboop!’. Pero lo mejor es para el final, su inmortal ‘Cybele’s Reverie’, la mejor canción que voy a escuchar esta noche. La versión es bastante fiel a la original. Es gracioso ver a Laetita marcar los golpes del puente “Les pierres, les arbres, les murs, racontent”. Al final hasta se saca el trombón de baras y todo y todo es magia y felicidad. Lo único que les puedo reprochar es algo bastante personal: que un grupo con posicionamiento político tan claro de izquierdas no haga ni una sola mención a Palestina.

Los que no se posicionan explícitamente, pero sí implícitamente son TV on the Radio, con sus pañuelos palestinos al cuello. El combo de Brooklyn ha regresado tras una pausa de 11 años. En el Cupra tiene un público muy nutrido. El sonido del escenario les sienta muy bien, suenan más expansivos. Su rock alternativo dosmilero entra y suena como un tiro, a Tunde Adebimpe se le ve pletórico. Su concierto es fiero, pero más fiero es el final con su clásico ‘Staring at the Sun’.

Sabrina Carpenter inunda el Primavera de fantasía pop y nostalgia

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Sharon Lopez

Si en las horas previas al concierto de Charli xcx en Primavera Sound inunda el Fòrum un mar de camisetas ‘brat’ o de prendas verdes, en la antesala a la presentación de Sabrina Carpenter se avistan Sabrinas por doquier; nunca se habían visto tantas blusas campesinas en el Primavera, ni tanto look coquette por metro cuadrado. A mi lado, una chica va de Sabrina y su amigo, travestido, de Dolly Parton. Pero la verdadera Sabrina aguarda y trae un aspecto evolucionado, aunque aún propio de otro tiempo.

El elaborado espectáculo de Carpenter se inspira en los programas de variedades estadounidenses de los años 50 y 60. El montaje incluye plataformas a distintos niveles, escaleras y un ejército de bailarines que entra y sale como si se tratara de un plató de televisión. En la parte inferior frontal del escenario, dos grandes luces con las siglas «SC», unidas por un corazoncito, coronan el escenario. En otras palabras, el concierto de Sabrina Carpenter es una fantasía pop con todas las letras.

El concierto incluye continuos guiños a anuncios publicitarios de la época, incluso se parodia el aviso «Son las 10 de la noche. ¿Sabes dónde están tus hijos?», y el intermedio del show recrea una competición de baile como ‘Soul Train’. Varias parejas de bailarines compiten, y la ganadora danza la balada ‘Couldn’t Make it Harder’ como si estuviera en el baile de graduación (aunque la interpretación de Carpenter lleva, más bien, a Factor X).

Carpenter, desde el principio con ‘Busy Woman’, luce entregada al papel de vedette moderna y de maestra de ceremonias un poco torpe que se bebe un chupito más cargado de lo que espera, o que actúa circunscrita a un guion blanco aunque ligeramente subversivo. Solo una broma escatológica, que lleva a la literalidad la expresión «comer mierda» porque Carpenter casi se estampa contra el suelo durante la primera actuación, remite a la época en que Carpenter era censurada en la radio británica por apelar a las «pollas negras». Eso es el pasado.

Sharon Lopez

Carpenter ha podido llamar la atención del público gracias a sus declaraciones o acciones ligeramente provocadoras, pero el show de ‘Short n’ Sweet‘ propone una experiencia de nostalgia inofensiva solo transgresora (más o menos) por su señalamiento de la masculinidad tóxica en canciones como ‘Slim Pickins’ o ‘Please Please Please‘. Sus experiencias con el amor, y su humor pícaro («el suelo resbala porque no podéis estar más buenos») vertebran narrativamente el show, y una innecesaria versión de ‘It’s Raining Men’ de las Weather Girls lleva este concepto al límite.

De las supernenas del Primavera, Sabrina parece la más complaciente y menos radical, y la que, de manera más evidente, apela a la nostalgia de un público que necesita certezas y símbolos familiares en un mundo incierto. Su propuesta asemeja la de Bruno Mars, también en la manera en que el repertorio conecta con diversos públicos. ‘Bed Chem’, interpretada desde una cama sexy enfocada con una cámara en picado, o la folk ‘Coincidence’, que incita el «sing along», presentan dos facetas diferentes de una misma artista. El show, que incluye el estreno de ‘Manchild‘, concluye con el falso final de ‘Juno’ y cierra con el furor de ‘Espresso’.

No se le pueden poner técnicamente peros a un show diseñado al milímetro, tan entretenido que se pasa volando, en el que Carpenter se preocupa no solo de interactuar directamente con su público (intenta pronunciar «t’estimo», te quiero en catalán, y después declara su amor a un fan seleccionado de la primera fila, que se convierte en el «main character» de la noche durante unos minutos), sino también de ofrecer una propuesta musical y visual a la altura de su estatus. Sin embargo, el repertorio aún carece de peso y la dirección creativa del espectáculo podría ser menos evidente en su recreación nostálgica e idealizada del pasado.

La jornada del viernes: de HAIM a Wolf Alice

En uno de los escenarios nuevos de la edición actúa FADES, la última sensación del pop en catalán. El trío mallorquín, compuesto por Vicenç Calafell, Ferran Pi y Àngel Exojo, presenta su tecnopop vocoderizado y (auto)reivindicativo en la pequeña Aperol Island of Joy, el escenario más próximo al mar, pero la asistencia es mayor de la esperada. El concierto es breve -ellos lo llaman «intervención»- pero sus desenfadadas canciones divierten a un público que comulga con sus dos principales ideales: la identidad queer y la defensa del catalán. ‘Mon Cheri Go Home’, su crítica al turismo masificado da pie a una de sus reivindicaciones: piden que Mallorca deje de ser un «parque de atracciones».

El turismo masivo afecta también a Barcelona y a Primavera Sound y es válido criticarlo. Sin embargo, se ha viralizado en redes la imagen de una asistente de Primavera Sound que porta una camiseta que parodia la portada del disco de remixes de ‘brat’, con la frase: «Es Primavera Sound pero está lleno de guiris así que no lo es». ¿Realmente queremos un Primavera menos globalizado? ¿Sería el Primavera lo que es hoy, y sería capaz de traer ciertos cabeza de cartel, sin la asistencia internacional?

Eric Pàmies

Uno de los puntos fuertes del Primavera es su contratación de artistas internacionales de nicho que de otra manera sería muy difícil, o directamente imposible, ver en España. YOASOBI es uno de esos artistas. Grupo japonés conocido por componer canciones a través de historias de ficción publicadas en internet, su música ha sido usada también en animes como ‘Beastars’ o ‘Idol’.

Las canciones de YOASOBI, que devanean entre el j-pop, el electropop y el pop-rock y acumulan cifras en Spotify similares a las de Drake o Billie Eilish, evocan las intros de muchas series de anime que recuerdas, y su montaje escénico es un delirio animado protagonizado por un simpático tiburón de aspecto surrealista. No se verá nada igual en todo el festival. La cantante Lilas Ikuta directamente parece un personaje de videojuego con su mochila de espinas y pantalones cargo.

Sergio Albert

Uno de los platos fuertes de la tarde es Wolf Alice, que presenta nuevo disco, aún inédito, ‘The Clearing’. Ellie Roswell juega el papel de vocalista entregada pero ligeramente distante, y el bajista Theo Ellis se encarga de incitar el furor del público. La voz de Roswell en vivo es un portento, como deja claro el loco single ‘Boom Baby Bloom’, que solo ahora estamos consiguiendo digerir (en el buen sentido, la canción no es precisamente fácil); su elegante vibrato y sus poderosos agudos suenan nacidos en los años 70, y el público corea tanto sus temas más pop (‘How Can I Make it OK?’) como los más punkarras (‘Play the Greatest Hits’). En el final de ‘Giant Peach’ tocan los acordes de ‘Seven Nation Army’ de los White Stripes, un añadido innecesario.

Gisela Jané

Da igual cuántas veces veas a HAIM en directo, las hermanas siempre darán el mejor concierto del festival. Músicos de 10, compositoras de 10, performers de 10, lo tienen absolutamente todo y, encima, son carismáticas y divertidas. Las HAIM presentan ‘I Quit’, su nuevo disco, y la escenografía lo refleja con un letrero luminoso de LED instalado en la parte superior del escenario, que proyecta frases como «Dejo el aislarme» o «Dejo de pensar que soy el problema». Durante la presentación de ‘Relationships’, su oda a la soltería, proyectan historias de exes manipuladores o aprovechados que generan abucheos en el público, de manera muy graciosa, mientras paralelamente la gente corea la canción. Por alguna razón, el letrero es apagado en mitad del concierto. ¿Para qué molestarse en instalarlo entonces? El repertorio incluye muchas de sus mejores canciones, desde éxitos como ‘The Wire’ a favorítisimas de los fans como ‘Gasoline’. De ‘I Quit’ se presentan todos los singles menos el último. El mejor momento de la velada, el solo de su saxofonista que da paso a ‘Summer Girl’. El tarareo de ‘Walk On The Wild Side’ no puede entrar mejor.

Beach House tocan prácticamente el mismo repertorio que el miércoles en Razzmatazz, pero incluyen temas que no tocaron ese día, como ‘Once Twice Melody’ o ‘Beyond Love’ y descartan ‘Levitation’. No tenía intención de escribir una reseña sobre este concierto para no repetirme, pero quiero mencionar que 1) sonaron muy bien y 2) el inicio de ‘Space Song’ consiguió que toda la asistencia que se encontraba sentada esperando a Sabrina Carpenter, se pusiera de pie y alzara sus móviles hacia su escenario para grabar el momento. De repente, la pista de convirtió en un océano de celulares captando la magia de ‘Space Song’ como si fuera un concierto de Coldplay. Insisto: se levantó, de repente, absolutamente todo el mundo, provocando seguramente, además, un efecto cadena. Este es el efecto de lograr un megaviral en TikTok, aunque seas una banda de dream-pop independiente y elusiva. Tan elusiva que actúas a oscuras, hasta el punto de que el escenario, por momentos, parece completamente vacío. Pero da igual porque la música lo envuelve todo.

Irlanda se lleva el televoto gracias a CMAT, en Primavera Sound

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Sergio Albert

Empiezo la primera jornada del Primavera en uno de los escenarios pequeños, el Schwarzkopf, con Frente Abierto, un combo de músicos andaluces que mezclan flamenco, jazz, post-rock y sonidos duros. En esta ocasión les acompañan los cantaores Israel Fernández y Lela Soto. Y es una pena verlos al aire libre, eran una propuesta digna del Auditori. Proyectan imágenes de muertos de la Guerra Civil española, de restos bombardeados. Israel aparece el primero para una pieza que se preocupa más por el jazz. Cuando sale Lela la música se torna mucho más heavy. Ya no hay muertos en la pantalla, solo pueblos abandonados. Frente Abierto se quedan practicando ese deje más pesado, hasta que el retorno de Israel los devuelve a la bulería, en un momento de intensidad que les acerca tanto al ‘Omega’ de Lagartija Nick y Morente o al proyecto Exquirla, pero fluye menos natural. Se nota que aún es un proyecto nuevo y que le falta rodaje.

Vamos a julie, la prometedora banda de shoegaze, con buenas expectativas. Pero al solazo del escenario Trainline aquello es bastante fiasco. Son un poco batiburrillo de cosas molonas de los 90: hardcore, punkpop, shoegaze, grunge… Un poco Lush, un poco Sonic Youth. Pero en vez de tener algo parecido a un repertorio, se dedican a tocar fragmentos de canciones. Como si fueran metiendo efectos y cosas que les molan pero sin concretar nada.

Gisela Jané

Que este Primavera Sound va a ser el de las mujeres no es solo mérito de las “supernenas” Charli xcx, Sabrina Carpenter y Chappell Roan (no lo digo yo: en la entrada del Fòrum luce una estatua de los míticos personajes representando a las tres heroínas del pop). La segunda línea es un derroche de talento femenino. Así, en el escenario Amazon, Cassandra Jenkins, elegantísima, protagonista el primer gran concierto de la jornada. El aire es fresco, Cassandra lleva una banda magnífica, coronada por un saxofón. Su voz es algo más aniñada que en disco, también a ratos se dedica más a su rol de cantautora de americana. ¡Y qué bonito canta! En ‘Omakase’, ofrece una versión tan recogida como elegante. Qué hermoso suena, como fluyen los versos “Oh my lover, my light, my destroyer…”. Alguien le grita “¡te amo!”. Casandra recupera el registro sintético en ‘Delphinum Blue’, se le va un momento el micro en ‘Petco’… Es una delicia ver oír cómo su voz se desliza entre los instrumentos, sobre todo el saxo. Es tremenda la textura que le dan a las canciones. El último tema es ‘New Bikini’: “es un placer estar al lado del océano, así que una canción antigua que habla del océano”, nos explica Cassandra. Y suben la intensidad de su blue eyed soul y liquidan cualquier conato de languidez. Magia de tarde.

La comodidad con la que he visto a Cassandra Jenkins no me hace sospechar la que se me viene encima. Inocentemente voy hacia el escenario Cupra a ver a la sensación irlandesa CMAT y casi soy arrollada por una riada de camisetas verde Brat. Está el Cupra hasta la bandera, es demencial. Tengo suerte que localizo un hueco en los asientos del anfiteatro y allí me planto. En platea no cabe más gente y muchos están parados en las escaleras, que dejan de ejercer su función de sitio de paso.

Todo es una marea de camisetas verdes y extranjeros jovencísimos. De lejos, parece que los chicos de la banda de CMAT vayan de animadoras. Las chicas no. Que va a ser un concierto descarado y divertido se ve venir a la legua, y CMAT lo certifica enseñándonos el culo y tirándose al suelo a las primeras de cambio. Sale a por todas con su “Eurocountry” burro y divertidísimo. Se pavonea, hace el mono… “¿Os gusta el country?”, nos pregunta antes de empezar a cantar ‘I Don’t Really Care for You’, que la canta tan arrebatada que casi parece de broma, se ponen a hacer line dancing… CMAT pregunta por los irlandeses que hay viéndola y juro que levantan la mano ¾ de la audiencia.

Sergio Albert

El show es un dechado de actitudes desvergonzadas, con bien de queer: chicos morreándose y metiéndose mano, palmeadas de culos, CMAT actuando un poco de vedette de revista… Pero todo este afán payaso no distrae de lo importante, que son sus temazos. Y muchos son melancólicos, tristes. Una lucha con humor y cierta amargura contra la vilezas de la vida. La interpretación de ‘Whatever’s Inconvenient’ lo certifica. CMAT lo sabe y canta de manera sentida, con su voz versátil y poderosa. Lástima de ciertos parones que bajan el ritmo ciclónico de su actuación.

CMAT recupera el humor reivindicativo cuando nos explica que “olvidé mis sujetadores”. Y se echa agua encima, para convertirse en “camiseta mojada”, mientras habla de “body positivity”: en su anterior gira le hicieron comentarios horribles sobre su físico. “Lo que es extraño, porque soy muy sexy”. Y, claro, canta la estupenda -y viral en TikTok- ‘Take a Sexy Picture of Me’. Y es difícil de describir la devoción, el clamor y el calor que despierta entre su público. ‘Running/Planning’ es de esas canciones tristes en que se deja la voz, entre gritos del público: “CMAT! CMAT!”. Pero se pone a hacer el tonto otra vez con otro line dancing en ‘I Wanna Be a Cowboy, Baby’. Y el Cupra es un océano de brazos moviéndose como una ola.

Salgo del Cupra antes de que acabe la última canción de CMAT porque toda esa gente que hay abajo ha de salir y no quiero volver a ser atropellada por la marea verde. Los baños están imposibles de la cantidad de gente que hay y me pierdo una parte de Magdalena Bay en el Amazon. Están tocando el disco ‘Imaginal Disk’ al completo y en orden. Mica Tenenbaum está desatada, como poseída por Kate Bush, alternando máscaras y disfraces. El batería es un crack. Montan una gran fiesta de synth-pop sofisticado y ochentero, pero confieso que tras el despliegue emocional de Cassandra y CMAT se me quedan un poco cortos, a pesar de toda su parafernalia.

Gisela Jané

Para despliegues emocionales, Jason Pierce. Spiritualized vienen a tocar ‘Pure Phase’ (1995), su segundo álbum, al completo. Es el único no cabeza de cartel que tiene un slot de 90 minutos. No tiene pantallas. Solo luces que dejan paradójicamente a él y a su augusta banda en penumbra. Distingo coristas, sección de metales, teclados, un violín… Jason, en un lateral de pie, inicia su liturgia a volumen hiriente con ‘Medication’. La andanada sónica es tremenda, hipnótica. Los graves golpean tan duro que debo cerciorarme varias veces que llevo puestos los tapones. Tengo momentos que luces y música parece que me vayan a absorber. La voz de Pierce, nasal, que parece que se vaya a romper nos guía. Nos lleva del góspel al ruido blanco. Y me quito los tapones. Si me tengo que quedar sorda, que sea por san Jason Pierce.

Hay un pequeño valle en que la música es algo derivativa, menos emocionante. Pero Jason nos despierta con la fanfarria de ‘Lay Back in the Sun’, que nos lleva a la gloria entre redobles y góspel. “Take me somewhere”, canta Jason, para después atacarnos con gospel-billy rechulón en ‘Good Times’. La pega es que hay tremendo cotorrerío en las gradas que fastidian las partes más sosegadas, así que nos metemos en pista, a inundarnos del todo de luz. Y Jason cierra con ‘Feel Like Goin’ Home’. Y me encuentro levitando a ritmo de vals.

El efecto Brat se deja notar en toda la “comarca”. El escenario Schwarzkopf tiene un aspecto holgadísimo para Kelly Lee Owens. Aun así, distingo fans despistados de Charli que ya deberían estar en Mordor. Kelly sola, a dos teclados y unas pocas proyecciones llena todo el escenario. Su actuación gira sobre su disco ‘Dreamstate’, es trance con bien de zapatilla. Ella lo vive muchísimo, lo goza, se agita: estaría en la pista bailando su propio concierto si pudiera. Está instalada en un subidón perpetuo, disfrutamos simplemente viéndola disfrutar tanto. También hay algún breve momento calmo y espiritual, como ‘On’, repesca de ‘Inner Song’. Pero poco le dura la calma. Sale de detrás de los teclados a ejercer de sacerdotisa del trance. En ‘Night’, otra gran recuperación de ‘Inner Song’, casi se transmuta en Björk. Kelly se endurece, se ensimisma y nos arrastra a su celebración. Hechizo vigorizante.

Funk, samba y jotas en el fin de ciclo de GPS: Calequi y Las Panteras, con Drexler, y el nido

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Rodrigo Mena Ruiz

Después de 15 años apoyando el talento emergente de este país, Girando Por Salas ha celebrado el final de otra edición con una noche totalmente mágica gracias a las actuaciones de Calequi y Las Panteras y el nido. Desde el inicio de la última convocatoria, el pasado septiembre, han tenido lugar 150 conciertos en los que no solo se han celebrado las escenas de los diferentes territorios, sino también las salas que lo hacen todo posible. Tal y como mencionó Alex Gara, que hizo de maestra de ceremonias, ellas son «el verdadero corazón de la música».

Así, la Sala Clamores demostró ser el lugar perfecto para celebrar el evento gracias a su perfecto sonido. Jorge Drexler, que se encontraba entre el público preparándose para su intervención junto a Calequi y Las Panteras y que no tenía ni idea de que había un periodista a su lado, no pudo evitar comentar el gran trabajo del técnico de sonido: «Es un genio», le dijo a su acompañante.

Rodrigo Mena Ruiz

Con esta claridad se escuchaba la revitalización del folk castellano que proponían el nido, directos desde Burgos. Si te gusta La M.O.D.A. es casi imposible que ellos no. Desde el principio consiguieron atraer la atención del público, buscando su interacción y contagiando su visible euforia y disfrute en el escenario. También partían con algo de ventaja, con bastantes asistentes vistiendo camisetas suyas. El mayor logro de la banda burgalesa fue convertir la Clamores en una revolucionada plaza de pueblo. Al son de la jota ‘El castañero’, los cinco integrantes se bajaron a la pista con sus cucharas y campanas y animaron a cantar al público con su inigualable energía. No estaba claro cuántos les conocían y cuántos no, pero poco importaba en un momento colectivo como este.

Así fue también el fiestón comunitario de Calequi y Las Panteras. Estos comenzaron diciendo que venían de girar durante 35 días por Latinoamérica y estaban decididos a recordar muchos de esos países en la Clamores. Lo hicieron con funk, afropop y diversos ritmos latinos, dependiendo del lugar homenajeado. Canciones como ‘SANDÍA’ o ‘Sin Control’, en honor a México, adelantaron lo que se venía: una celebración de la vida a través de la psicodelia y el baile. También hubo hueco para momentos más solemnes, protagonizados por Lauri Revuelta y Luisa Corral, más conocidas como Las Panteras.

Al principio, creía que Jorge Drexler estaba ahí simplemente disfrutando del espectáculo. Y en cierta parte, así era. Cuando el frontman del grupo, Javier Calequi, mencionó que la próxima canción estaba dedicada a la ciudad de Montevideo, ya entendí lo que estaba pasando. Fue después del show cuando me enteré de que Calequi también es el director musical de Jorge Drexler. El urugayo se quedó para la preciosa ‘Los Gatos’, una de las canciones más memorables de la noche gracias a ese lema que tanto repite: «Amor hay, pero no es para nosotros».

El final del show fue un inolvidable recorrido por las ciudades más juerguistas de Latinoamérica, Santo Domingo y São Paulo, pero en el corazón de Madrid. Todo un lujo. La guinda del evento fue el junte de ambos grupos en el escenario para la última canción, apropiadamente titulada ‘Adiós’. La cantidad de instrumentos diferentes que había en ese espacio tan pequeño no era normal y la alegría que se desprendía, tampoco. La sensación al salir fue de haber presenciado una improbable joya de concierto. Una de esas raras ocasiones en las que todo sale perfecto.

Rodrigo Mena Ruiz

Maren, en «Desafía los Miércoles» con Royal Bliss

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Hace tiempo que «los jueves son los nuevos viernes» es el lema de supervivencia de cada semana. Como según el termómetro ya estamos en verano, es obligatorio que ese lema se traslade a los miércoles de mano de Royal Bliss. La marca de «mixers premium» te propone un plan llamado «Desafía los Miércoles» en el que cada semana de este mes de junio podrás empaparte de música, moda y otras formas de arte en distintos puntos de Madrid.

Son originales ideas desarrolladas en colaboración con Cultura Inquieta, en las que te invitan a romper con lo cotidiano y la inercia de la semana, además sin gastar ni un euro. Tan sólo tendrás que descargar la APP de Coca-Cola, registrarte en el apartado Royal Bliss y solicitar entradas gratuitas para cada uno de los eventos.

El plato fuerte para los amantes del pop será un concierto de Maren el 25 de junio en el Mercado Vallehermoso (Calle de Vallehermoso, 36), una fiesta a partir de las 18.00 horas, en la que podrás ver la actuación de una de nuestras artistas favoritas del pop nacional.

Maren sabe mucho de «mixers premium» porque ha colaborado con artistas tan dispares como Malmö 040, Bulego o Anabel Lee, aunque su fuerte continúa siendo un espectacular repertorio en solitario que incluye temazos como «Amaiera», ‘La estación espacial de Teruel’ o su single más reciente, ‘Nunca me parece suficiente’. Pocas veces sus melodías han sonado tan cerca de los Smiths. Apunta a ser una de esas canciones alternativas, distintas, de este verano.

Quizá recuerdes que Maren debutó con un disco llamado ‘Margaritas y lavanda’ y justo las notas afrutadas florales y herbales son una de las características de Royal Bliss. Quizá por eso, otra de las actividades tendrá lugar en una floristería. Será el 11 de junio en El Invernadero (C/ San Lorenzo 11). Los asistentes podrán crear su propio bouquet de flores, guiados por el equipo de Hip&Love. También habrá un taller de rotulación creativa con Ira Senatos y un set de DJ Color. Adivinamos que el photocall inmersivo rodeado de flores que se está preparando será en este caso el «greatest hit» de Instagram y TikToks.

El 18 de junio será el turno del DJ set de Bego Martín y un live painting de una obra creada por el artista internacional Nicolás Villamizar. Esto sucederá en el ESPACIO AMÉN de la Calle San Andrés 3. La idea de colaborar con este artista es crear un entorno inmersivo con sus obras para fusionar arte, música y creatividad.

El reto «Desafía los Miércoles» ha tenido como pistoletazo de salida el 4 de junio en varios espacios de Malasaña: La Gamberra Vintage, una tienda de segunda mano con un DJ set de Toni Aparisi y la presencia del artista Emmanuel Carvajal transformando las prendas de los asistentes con intervenciones artísticas en vivo; NIM Salón, con DJ Betty Bunny y Valium Gem customizando al público nada menos que a través de grillz; y la Barbería Malayerba, en este caso con grandes éxitos de piano bar a cargo de Beca Laud y las viñetas exprés del ilustrador Vic Panc. Como en todas las citas, con la compañía de los cócteles de Royal Bliss. Recuerda: tan sólo tienes que bajar la APP de Coca-Cola y solicitar tu entrada.

Sabrina Carpenter apunta a otra canción del verano con ‘Manchild’

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Justo a tiempo para su actuación en Primavera Sound, Sabrina Carpenter dispara su tiro para conseguir la canción del verano por segunda vez. ‘Manchild’ no es tan pegajosa como ‘Espresso’, pero sí tiene los mismos ingredientes que los mayores éxitos de la artista: una letra riéndose de los hombres, una base juguetona y un estribillo memorable. Es la Canción del Día.

De hecho, si ‘Manchild’ se parece a alguna otra canción de Carpenter, es a ‘Please Please Please’. Aquella se rendía totalmente al synthpop, pero este nuevo lanzamiento va añadiendo elementos de country al mix a medida que avanza. Y sí, ‘Manchild’ es otra producción de Jack Antonoff.

«¡Esta va sobre ti!», publicó Carpenter en Instagram antes de la salida de la canción. No está claro si se refiere a su ex, Barry Keoghan, o a cualquier otro hombre, pero desde luego que a quien sea que vaya dirigida no le habrá sentado bien. Para el resto de nosotros, es pura diversión: «Dijiste que tu móvil estaba roto / Solo se te olvidó cargarlo», canta Sabrina en las primeras líneas.

La estadounidense claramente escribe algunas frases con la intención de convertirlas en icónicas. A veces funciona y otras no. En este caso, acierta con la mayoría: «Si yo no estoy, no haces nada / Elijo culpar a tu madre» o «Juro que me eligen ellos a mí, yo a ellos no» son dos de las más efectivas.

El desmadre de Charli y Troye se impone al apagado show de FKA twigs

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Clara Orozco

La jornada del jueves de Primavera Sound empieza al mediodía, con la actuación de Kali Malone programada a la una. Anteriormente, el Auditori habría acogido su show de ambient, pero este año los conciertos en este formato de Primavera Sound se han trasladado a la Sala Apolo y a Paral·el 62. En el caso de Malone, aparece en el segundo recinto y debe retrasar su espectáculo media hora debido a las largas e interminables colas que recorren varias calles.

Kali Malone es uno de los iconos actuales del minimalismo. Conocida por tocar órganos históricos de siglos pasados, Malone crea auténticos laberintos sonoros que difuminan los límites entre drone y música sacra. Su música es profunda y emocional. Sin embargo, Malone actúa en Paral·el 62 simplemente armada con su ordenador y una mesa de mezclas. Esta ni siquiera es una presentación de su último disco, ‘All Life Long’ (2024), sino un pase de puro «Deep Listening» como lo entendía Pauline Oliveiros: drones expandidos hasta el infinito, intervalos hipnóticos y frecuencias extremas. Malone pulsa botones extasiada. Desde el público, quizá esperábamos otra cosa. Aunque Primavera Sound no mentía cuando anunciaba que Malone «desplegaría su paleta de sonidos más electrónicos».

Llama la atención en el concierto de beabadoobee la completa ausencia en el repertorio de ‘Coffee’, su mayor éxito comercial (gracias al remix de Powfu). Ni siquiera recupera la versión original, sino que dedica el show a desgranar el repertorio de sus tres discos largos publicados, con más o menos tino. El buen single ‘Take a Bite’, los destellos de bossa de ‘The Perfect Pair’, la contundencia guitarrera de ‘Care’ o la pesadumbre indie de ‘I Wish I Was Stephen Malkmus’ animan un recital de puro pop-rock alternativo noventero que apasiona a los fans de las primeras filas, pero que sabe demasiado a tributo. Solo su dulce voz dota de personalidad unas composiciones que se terminan convirtiendo en una masa homogénea de un sonido guitarrero que recuerdas, pero que no logras ubicar en un momento concreto.

Sharon Lopez

Había ganas de FKA twigs -que venía de cancelar en Primavera Sound dos años seguidos- y las bromas sobre sus problemas de visado son recurrentes. Ella, sobre el escenario, juega sus mejores cartas y recurre al baile atlético, al pole dancing y a la performance. La estructura metálica del escenario, y el vestuario plateado de sus bailarines, evocan una sensación de futuro. El homenaje a la cultura ball es continuo en la puesta de peluca, baile y vestuario. ‘Vogue’ de Madonna suena a modo de interludio. FKA se esconde tras una tela roja, baila en una silla, empuña una espada.

La manera fácil -e irreflexiva- de describir el show de FKA twigs es que es una mezcla entre las propuestas de Björk y Madonna. De la islandesa recrea el vanguardismo pop de sus primeras canciones. De la estadounidense, su fórmula de show erotizado/coreografiado. Tahliah, con pelo corto y cuerpo de acero, parece la Madonna del Girlie Show, pero su repertorio es menos masivo.

FKA twigs no tendría que ser alternativa sino una superestrella. Su último disco, ‘EUSEXUA‘, es pop refinado del bueno. Antes, los beats bailables de ‘Perfect Stranger’ o ‘Room of Fools’, el éxtasis de ‘Eusexua’ o el glitchcore de ‘Drums of Death’ proponen un equilibrio entre delicatessen pop y cabaret moderno.

Sin embargo, no es suficiente. El show de ‘EUSEXUA’ falla por varios motivos, entre ellos el repertorio, que no logra sostener un espectáculo aparentemente tan ambicioso. Dividido en tres actos, el último se entrega completamente a las baladas y provoca su propio -y lento- hundimiento. «Vaya muermo» no es una expresión que esperaba oír en un concierto de FKA twigs.

Se produce un desajuste entre propuesta artística y contexto, pues el show habría funcionado mejor en un espacio íntimo. El sonido y volumen son irregulares -sobre todo al principio- y el repertorio (‘Oh My Love’, ‘Striptease’) apela exclusivamente a los seguidores de la cantante. En un festival masificado, el show de ‘EUSEXUA’ no logra sumar nuevos fans.

El SWEAT Tour de Charli y Troye

Henry Redcliffe

La «magia» de un concierto conjunto se disipa analizando sus incentivos económicos y estratégicos: el SWEAT Tour de Charli xcx y Troye Sivan no solo es un «evento pop» memorable, también es una colaboración entre dos sellos discográficos intentando maximizar el impacto mediático y cultural de dos artistas reduciendo costes de producción. Los fans de Troye y Charli se solapan, así que tiene sentido que estos artistas actúen para un mismo público, la misma noche.

El SWEAT Tour ha sido un evento exclusivo de Norteamérica, pero Primavera Sound ha conseguido transferirlo al Parc del Fòrum para una única fecha en Europa. El show, de dos horas de duración, intercala actuaciones de ambos artistas y evita a toda costa que Troye parezca el telonero de Charli. Aunque el desequilibrio es evidente: el poder de convocatoria de uno y otra no es el mismo -aunque sí equiparable- y lo sabemos porque tanto Troye como Charli actuaron en este mismo festival por separado el año pasado.

Sin embargo, juntos suman y construyen una gran experiencia pop que funciona gracias al star power, al repertorio y a la simbiosis entre ambos artistas y sus fans, y también al contraste entre ambos shows, pues Troye y Charli traen propuestas muy diferentes que ni cohesionan ni lo pretende. El único punto común se llama ‘1999’ y no es una canción representativa ni de un show ni de otro.

Troye presenta ‘Something to Give Each Other‘ (2023) -en su cumpleaños- y Charli ‘brat‘ (2024). El primer desajuste es evidente: solo uno de estos discos ha captado el espíritu de su tiempo y no trae firma australiana. El show de Troye se basa en una unión de coreografía y erótica gay, a veces llevada tan lejos que, durante una actuación, Troye posa con un pissgag en la boca, sujetado por sus bailarines. Charli lo juega todo al hairflip, la pose, el pasareleo y los juegos efectistas de luz y cámara porque ‘brat’ no pide orden ni disciplina, sino rave y caos. Este contraste aporta dinamismo, si bien no coherencia, a un concierto que presenta una consecución de hits asombrosa. Son tantos que algunos, como ‘Guess’, parecen llegar demasiado pronto, cuando los esperabas al final.

En medio, la apertura con ‘Got Me Started‘ de Sivan hace justicia a esta gran canción, y luego el australiano recupera ‘In My Room’ vestido con la camiseta de ‘Full time papi’ de su amigo y colaborador, Guitarricadelafuente. Aunque es un gozo ver a Troye ejecutar coreografías complejas -que evocan los shows clásicos de Madonna o Michael Jackson-, sus constantes referencias sexuales (el micrófono-pene, el morreo a un bailarín) o queer (el travestismo de ‘One of Your Girls’) impresionan menos.

Charli, por su parte, despluma ‘brat’ sin piedad y, a pesar de alguna canción menos vitoreada (‘Spring Breakers’) o antigua (‘Unlock It’), defiende con garra un disco que el público se sabe de memoria. De la tralla de ‘Von Dutch‘, que, en directo, recrea su videoclip, al sentimiento de ‘Everything is romantic’, es en todo momento evidente la manera en que Charli ha convertido cada canción -insisto, cada canción- de ‘brat’ en un hit icónico, haya sido single o no.

‘Apple’ regala el momentazo de la noche con la aparición estelar de Chappell Roan, que baila el «apple dance» desde un alejado palco con el entusiasmo de una fan. Su melena pelirroja es inconfundible, aunque algunos no se percatan de que es ella al principio, porque parece una bailarina más. Tan predecible es el clímax de ‘I Love It’ que el show se cierra en realidad con ‘Rush’ y ‘Talk Talk’, aunque, después de dos horas, a las 3 de la noche de un jueves, el «subidón» ya no es el mismo.

Nathy Peluso, Amaia y Rozalén triunfan en los Premios de la Música

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Celine Centurion

Nathy Peluso, Amaia y Rozalén fueron las protagonistas de la segunda edición de los premios de la Academia de la Música de España. La argentina se convirtió en la artista más premiada gracias a cuatro galardones, mientras que Amaia y Rozalén se llevaron algunos de los premios más importantes: Canción del Año y Artista del Año, respectivamente. Compitiendo con Carolina Durante, ‘La Jauría’ de Dani Fernández acabó ganando el título de Álbum del Año.

El Palacio Municipal de IFEMA fue el lugar elegido para celebrar esta segunda gala de premios, con la novedad de ser retransmitida en televisión (La 2) por primera vez. Anni B Sweet y Derby Motoreta Burrito Kachimba compartieron escenario con Alcalá Norte, que dieron comienzo a la ceremonia sin preámbulos, y acompañados de Noni de Lori Meyers, interpretando ‘La Vida Cañón’. Esta estaba nominada a Canción del Año, pero ‘Tengo un Pensamiento’ de Amaia (que confundieron en la pantalla con ‘Tengo un Sentimiento’) acabó llevándose el reconocimiento.

María Peláez y Rodrigo Cuevas fueron dos anfitriones a la altura, con una naturalidad y un humor que eran de agradecer: «Nos hemos quedado con el sobaco repeinado después de estas actuaciones», comentó Cuevas. Las circunstancias también contribuyeron a que sacasen su lado más divertido, viéndose obligados a improvisar en numerosas ocasiones mientras se acababa de despejar el escenario.

Celine Centurion

Interactuaron con las celebridades que tenían a sus alrededores, como Chanel, Nathy Peluso o Estopa. Los hermanos Muñoz empezaron la gala llevándose el premio a Mejor Gira y la terminaron con el galardón a Mejor Álbum de Pop, compitiendo con Edurne, Ruslana, Marlena y Abraham Mateo. Leire Martínez se encargó de presentar el premio junto a Nil Moliner y se alegró con creces de la victoria del dúo catalán. Ellos, felices de recibir algo aunque no tuviesen muy claro qué categoría estaban ganando. David, con el arte de siempre: «Siempre he querido decir esto. Gracias a la Academia».

Sole Giménez, presidenta de la Academia de la Música de España, comentó en su discurso que «de todo el colectivo de profesionales de la industria, solo el 30% son mujeres». Esto hizo que la siguiente actuación tuviese todavía más impacto: Zahara, Natalia Lacunza y Delaporte cantando ‘Yo solo quería escribir una canción de amor’ junto a Martí Perarnau, Ale Acosta y Baiuca, que se centraron en los ritmos.

Justo cuando Amaia se hace viral cantando una versión flamenca de ‘Las de la intuición’, protagoniza la última actuación de la gala interpretando ‘Zorongo Gitano’ junto a Silvia Pérez Cruz. Sin duda, el mejor número de la noche. Cerca se quedó el brillante dueto entre vozarrones de Rozalén y Valeria Castro. La artista canaria partía como la más nominada, con siete menciones, de las cuales acabó ganando tres.

Celine Centurion

En la última parte de la gala, Miguel Ríos salió a presentar el premio más importante, a Artista del Año. No sin antes denunciar la masacre que está viviendo el pueblo palestino, aunque sin nombrar detalles: «Hay mucha gente sufriendo un genocidio». Rozalén, entre lágrimas, recibe el premio con mucho respeto para sus compañeros: «Llevo unos años en los que me han pasado cosas increíbles y ahora creo que esto lo merece otra gente, pero estoy aquí», comentó.

Rosario, Sandra Carrasco y David de Arahal despidieron con una celebración del flamenco una gala que había resultado amena, divertida y que representaba un paso hacia delante para el objetivo de conseguir unos Grammy marca española. Todas las actuaciones de la gala, al final del artículo.

Palmarés de los Premios de la Academia de la Música de España 2025
Artista del Año: Rozalén
Álbum del Año: La jauría de Dani Fernández
Canción del Año: Tengo un pensamiento de Amaia
Mejor Nuevo Artista: Alcalá Norte
Compositor del Año: Amaia
Mejor Ingenieria de Grabación para Álbum o Canción: José Nortes, Pablo Pulido por Hasta el final de Coque Malla ft Leiva
Productor del Año: Carlos Raya por la La Torre Picasso de Arde Bogotá
Mejor Álbum de Pop: Estopía de Estopa
Mejor Álbum de Pop Tradicional: El Abrazo de Rozalén
Mejor Canción Pop: Tengo un pensamiento de Amaia
Mejor Fusión Interpretación Urbana: Todo Roto de Nathy Peluso y Ca7riel & Paco Amoroso
Mejor Álbum de Música Urbana: Grasa de Nathy Peluso
Mejor Canción Rap/Hip Hop: Aprender amar de Nathy Peluso
Mejor Canción Urbana: Manhattan de Nathy Peluso
Mejor Álbum de Música Electrónica: Aquí y ahora de Delaporte
Mejor Canción de Música Electrónica: La Ceniza de Ale Acosta ft Valeria Castro
Mejor Álbum de Rock: Ahora de Biznaga
Mejor Canción de Rock: Gigante de Leiva
Mejor Álbum de Pop Rock: Un lugar perfecto de DePedro
Mejor Canción de Pop Rock: El Hombre del Tiempo de LaLa Love You
Mejor Álbum de Música Alternativa: La Caleta de La Plazuela
Mejor Canción Alternativa: Rumba de los bajos de La Plazuela
Mejor Álbum de Flamenco: Pepito y Paquito de Paco de Lucía y Pepe de Lucía
Mejor Tema de Flamenco: Pasodoble a José Tomás de Vicente Amigo
Mejor Álbum Cantautor: El Abrazo de Rozalén
Mejor Canción de Cantautor: La Soledad de Valeria Castro
Mejor Álbum Folklórico: La Serrana de Karmento
Mejor Álbum de Jazz: Spain Forecer Again de Michel Camilo y Tomatito
Mejor Álbum de BSO, series, publicidad: La Habitación de al lado de Alberto Iglesias
Mejor Canción/ Tema de BSO, series, publicidad: El Borde del Mundo de Valeria Castro (El 47)
Mejor Álbum Instrumental: Spain Forever Again de Michel Camilo y Tomatito
Mejor Álbum de Música Clásica: Lorquiana
Mejor Obra Composición Contemporánea: Torre de la Calahorra
Mejor Arreglo: Víctor Martínez por Tengo un pensamiento (La Revuelta)
Mejor Diseño de Álbum: Bego Martín por El último día de nuestras vidas de Dani Martín
Mejor Videoclip Musical: Gigante de Leiva
Mejor Vídeo Versión Larga: La Guitarra Flamenca de Yerai Cortés de Antón Álvarez
Mejor Gira: Estopa
Mejor Evento Musical del Año: Noches del Botánico
Mejor Canción en Catalán: Sort De Tu de Oques Grasses
Mejor Canción en Euskera: Etxe Bat de Gorka Urbizu
Mejor Canción Gallego/Asturiano/Bable: Catro Cousas de Caamño & Ameixeiras, Rodrigo Cuevas
Mejor Álbum de Música para Niños: Cuatro de Yo soy ratón

Smerz / Big city life

El nuevo disco de Smerz es una especie de trabajo conceptual sobre la vida emocional de una mujer en la gran ciudad. Esa gran ciudad puede ser Oslo -de donde procede el dúo compuesto por Catharina Stoltenberg y Henriette Motzfeldt- pero podría ser también Madrid, Londres, Barcelona o Berlín. El personaje principal, que tiene el «cociente intelectual bajo» pero los «tacones altos», sale de fiesta, coquetea, liga, pero, a medida que avanza el álbum, siente una profunda soledad, una necesidad de conectar con alguien más allá de una interacción superficial.

El disco empieza con las risas irónicas de ‘Big City Life’, y acaba con el paseo melancólico de ‘Easy’. Entre ambas canciones, Smerz despliegan un trabajo musical lleno de ideas interesantes, creativas, peculiares, llenas de encanto pero no siempre agradables y/o cómodas de escuchar. Músicos de conservatorio, la influencia de la música clásica convive en ‘Big City Life’ con un abanico de beats de hip-hop esqueléticos, raps a duras penas rapeados, paisajes electrónicos abstractos, interpretaciones secas y voces dislocadas. La sensación es la de escuchar una colección de canciones emocionalmente distantes, desubicadas en tiempo y espacio, como la persona que las protagoniza.

La pista central es ‘A Thousand Lies’, una preciosa balada basada en un diálogo de piano y (lo que parece) un arpa o celesta. ‘A Thousand Lies’ representa el momento en que la protagonista de ‘Big City Life’ se da de bruces con su propia vulnerabilidad. Sin embargo, su sentimiento es de entumecimiento emocional. Smerz transmiten esta disociación con una composición que, sin embargo, conmueve: «Últimamente me he dado cuenta, de que ya no voy a sentirme así nunca más», cantan las noruegas.

Antes, a Catharina y Henriette les da tiempo de salir de fiesta en la simpática ‘Feisty’, que, en su combinación de beat uptempo y cuerdas orquestales, pasa del ligoteo en una discoteca a un sentimiento de «confusión y soledad». ‘Roll the Dice’ retrata a una chica en la gran ciudad incapaz de conectar emocionalmente con alguien; se aburre demasiado de cualquier situación. Los pianos aporreados de ‘Roll the Dice’, que amenazan con resquebrajar la anoréxica base, conforman la producción más cool del año.

La frialdad emocional de ‘Big city life’ se refleja en una serie de creaciones musicales tremendamente originales, aunque a veces demasiado abstractas (‘Imagine This’) o deudoras de sus influencias (‘Dreams’ parece de la primera Arca) como para cuajar el álbum en una obra maestra. Sin embargo, cuando Smerz exploran esa vulnerabilidad antes citada, producen maravillas como ‘You Got Time and I Got Money‘, probablemente el mejor intento de recrear ‘Bitter Sweet Symphony’ de The Verve jamás escuchado. Un entrañable retrato del amor honesto que muestra a unas compositoras asombrosas creando arreglos de cuerda memorables. Sin embargo, la pausa con que se desarrolla la canción es hipnotizante; casi distorsiona el tiempo, lo retuerce.

Ese es otro de los puntos fuertes de ‘Big City Life’, la manera en que arreglos instrumentales y vocales, e ideas de producción, a veces parecen ir a lo suyo, como la protagonista del disco, desorientados. Este recurso artístico se hace evidente en el trip-hop de ‘But I Do’, una canción marcada por la incomodidad social. Y vuelve a brillar en la final ‘Easy’, que, en un estilo muy propio de Tirzah, intenta calmar su ansiedad social paseando por la gran ciudad. Acompañada de un fondo musical misterioso y confuso, es un paseo tan borroso como la portada del disco. Un paseo lleno de personas solas, igual de confundidas y perdidas.

Madonna anuncia ‘Veronica Electronica’, lleno de remixes de ‘Ray of Light’

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Madonna por fin convertirá en realidad los rumores de ‘Veronica Electronica’, que originalmente iba a acompañar la salida de ‘Ray of Light’. De esta forma, el disco lleno de «remixes inéditos» estará disponible a partir del 25 de julio.

Allá por 1998, Madonna concibió ‘Veronica Electronica’ como un disco de acompañamiento para ‘Ray of Light’ formado por 8 remixes de aquellas canciones. Sin embargo, el apabullante éxito de los sencillos del disco principal hizo que el proyecto se archivara hasta ahora.

El disco también formará parte de la ‘Silver Collection’, una serie de reediciones de vinilos de edición limitada que Madonna ha mantenido durante toda su carrera. En su momento, ‘Ray of Light’ llegó a vender más de 16 millones de copias alrededor del mundo y fue galardonado con 4 premios Grammy.


Tracklist:

Side A
1. “Drowned World/Substitute For Love” – BT & Sasha Bucklodge Ashram New Edit
2. “Ray Of Light” – Sasha Twilo Mix Edit
3. “Skin” – The Collaboration Remix Edit
4. “Nothing Really Matters” – Club 69 Speed Mix Meets The Dub

Side B
1. “Sky Fits Heaven” – Victor Calderone Future New Edit
2. “Frozen” – Widescreen Mix and Drums
3. “The Power Of Good-Bye” – Fabien’s Good God Mix Edit
4. “Gone, Gone, Gone” – Original Demo Version *

Pulp: «El viejo estilo de política ha quedado obsoleto»

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Madrid, 1 de abril de 2025, 12 del mediodía. Estoy en un hotel esperando para poder entrevistar a Jarvis Cocker y Nick Banks, cantante y batería de Pulp. Pulp van a sacar nuevo disco, ‘More’, el 6 de junio. Han pasado 24 años desde ‘We Love Life’ (2001). En la gira de regreso en la que se embarcaron en 2023, Pulp estrenaron varias canciones nuevas. Eso disparó los rumores. Sin embargo, este 1 de abril, el lanzamiento de ‘More’ es secreto. Secretísimo. Ni siquiera está anunciado, así que no le puedo decir a nadie que estoy aquí. Mientras aguardo mi turno en el bar del hotel, me llegan varios «wasaps». Hoy es el cumpleaños de un amigo y nos envía fotos de las camisetas que le han regalado. Una de ellas es de Pulp. Desde la barra veo a Jarvis y a Nick en la terraza. Me tengo que morder los nudillos para no escribirle “ADIVINA DÓNDE ESTOY”.

Pulp es uno de los grupos más importantes de los 90. Fueron abanderados del brit-pop, aunque nunca ejercieron como tales realmente. Lo suyo era un pop barroco, bailable y personalísimo, conducido por el extraño carisma de su líder, Jarvis Cocker, y donde brillaban sus letras costumbristas y ácidas. Esto no ha cambiado mucho en ‘More’. Musicalmente es bastante continuista respecto ‘We Love Life’. Quizás Pulp se hayan dulcificado un poco, eso sí: Jarvis y los suyos parecen más preocupados por explicar(se) su mundo interior que el exterior.

Jarvis y Nick se muestran divertidos y locuaces. Incluso demasiado. En la media hora que tengo (que al final se queda en 25 minutos) no consigo preguntar ni la mitad de lo que quería. Nick se pasa casi toda la entrevista partiéndose de risa, aunque no hablemos de cosas divertidas muchas veces. De hecho, la actualidad centra una parte de la entrevista. Desde el 1 de abril han sucedido muchas cosas: Trump impuso, retiró, volvió a impulsar y le volvieron a retirar aranceles económicos a todo el mundo. En España vivimos un extraño y largo apagón. La invasión de Ucrania sigue su curso, a pesar de los intentos de negociaciones de paz. Israel continúa masacrando a los palestinos. Pero este 1 de abril hace un bonito día en Madrid, bastante caluroso.

Mi primera pregunta es sobre el lapso transcurrido entre ‘We Love Life’ (2001) y este ‘More’. Quizás sea el más largo de la historia entre disco y disco…
Jarvis: Quizás. ¡Quizás estábamos buscando otro récord mundial! De hecho, ostentamos el récord mundial del mayor intervalo entre la primera y la segunda sesión con John Peel, que creo que son 14 años o algo así. Así que ya nos hemos dormido en los laureles bastante tiempo. 
Nick: Ya era hora de espabilar. 
J: Es curioso porque, simplemente, decidimos hacerlo [el disco]. Y el tema del intervalo de tiempo no era algo que tuviéramos en mente. Es decir, nos dimos cuenta de que hacía mucho tiempo que no grabábamos un disco. Pero creo que una de las cosas buenas que descubrimos fue que, cuando nos pusimos a componer, fue bastante fácil. Tuvimos tres tandas de ensayos. En una éramos Nick, Mark [Webber], Candida [Doyle] y yo. Estuvimos tres días. Luego estuvimos otros tres días con los nuevos integrantes de la banda: Emma [Smith], ​​Andrew [McKinney], Adam [Betts] y Richard [Jones]. Hicimos algunas cosas. Luego nos reunimos todos, tocamos todo lo que se nos ocurrió, lo grabamos y se lo dimos a nuestra mánager, Jeanette Lee, para ver si creía que teníamos algo que valiera la pena grabar. Porque podríamos escribir canciones y tocarlas en vivo sólo, pero ella pensó que eran lo suficientemente buenas como para formar un disco. Así que… no digo que la obedeciéramos, pero… 
N: …Pero es buena idea tener siempre ese tercer oído, para que nos diga «vale la pena seguir con esto». Si ella lo cree… Hace mucho que conocemos a Jeanette, nos fiamos de su criterio. Y si ella nos hubiera dicho «Humm, no estoy segura» le habríamos contestado: «Entendido. Nos volvemos a esconder debajo de una piedra». 
J: Pero es cierto: hay cosas que no he hecho porque [ella] me lo ha dicho. La primera que siempre me viene a la cabeza es cuando, durante el Brexit y el referéndum, la gente intentaba revocarlo y yo participé en bastantes campañas que se hicieron durante los dos años siguientes. Había una marcha en Londres y me pidieron que participara. Y por alguna razón, se me ocurrió pintarme de azul, el azul de la bandera de la UE… (aquí Nick estalla en carcajadas).
N: Desnudo no, ¿¿no??
J: No. Desnudo no. Y cantar la canción ‘Blue’ de Eiffel 65 [se arranca a cantar el soniquete de marras]. Pues de hecho me pinté de azul, la grabé y se la envié. Y me dijo que no podía hacer eso. Que iba a ser el fin de mi carrera. Así que a veces me salva de mí mismo.
N: Tener ese tipo de control es beneficioso. Así no haces el ridículo y… Aunque ahora tengo una imagen mental de ti desnudo, pintado de azul. 
J: ¡Pero que no estaba desnudo! 
N: …con las estrellas amarillas… 
J: ¡Y tampoco llevaba las estrellas! Iba de azul sólo.
N: Vale, vale. Lo pillo.
J: Nadie va a ver ese vídeo. Nunca. Aunque me lo pidas de manera extremadamente educada.
N: Estás con la guardia baja.
J: No debería haberlo mencionado.

Aunque hayan pasado 24 años, para mí este disco tiene una conexión con ‘We Love Life’, quizás porque me suena, musicalmente, a continuación. ¿Lo creéis así también? Porque es muy orgánico.
J: Sí. En ‘We Love Life’ tomamos una decisión muy consciente de intentar hacer algo más orgánico, después de la pesadilla de ‘This Is Hardcore’. Fue como decir: «Volvamos a la naturaleza y escapemos». Pero creo que fue un poco forzado. La idea principal en este disco ha sido intentar no tener muchas ideas previas, aparte de si algo suena bien y parece una buena idea, pues lo hacemos. Pero no le hemos dado muchas vueltas. La idea era “hagámoslo” y ya lo repensaríamos luego, si queríamos. Lo grabamos en octubre. Fue muy rápido. Todos estábamos en estado de shock, pensando: «Vaya, esperábamos que íbamos a necesitar más tiempo o que sería más traumático», porque era a lo que estábamos acostumbrados (risas).
N: Sí, siempre había algún tipo de obstáculo. Nos topábamos con obstáculos y pensábamos cómo sortearlos para encontrar la manera de llegar al producto final. [Con ‘More’] No hubo ninguno, ya sea porque hemos madurado, ya sea porque tuvimos la guía de James Ford. Quién sabe si las experiencias previas nos han protegido de pensar demasiado y exagerar las cosas.

He leído que muchas canciones o eran antiguas, o estaban pensadas para JARV IS. ¿Qué os empujó a unirlas? ¿Qué creéis que les dio el “el carácter de álbum”?
J: Bueno, ya habíamos compuesto ‘The Hymn of the North’, la tocamos y fue bien. Fue bueno trabajar en algo nuevo mientras estábamos de gira. Nos dimos cuenta de que podíamos hacerlo. Todos aportamos ideas y yo repasé algunas canciones. Por ejemplo, ‘Slow Jam’. Esa es una canción que con JARV IS la toqué una vez, pero era muy deprimente porque no tenía ritmo. Sabía que era buena, así que se la puse a Chilly Gonzales y le dije: «Me gusta mucho esta canción, pero es demasiado deprimente y no quiero que sea así». Porque el mensaje de la canción es que no sientas que las cosas van lentamente hacia la muerte. En vez de eso, toca una jam lentamente. Eso está bien. Un concepto es bueno, el otro es terrible. Entonces él sugirió: «¿has probado el Jersey Beat?». Contesté: «¿Jersey Beat? ¿Qué es el Jersey Beat?”. Y él lo tocó en el piano y… [se dirige a Nick, que se está partiendo de risa otra vez] Hay una cinta grabada de eso. Quizás quieras escucharla. Así que él lo hizo con su voz [uh-uh-uh, imita Jarvis] mientras yo tocaba los acordes. Una versión fantástica. Y pensé: «vale, esto podría funcionar». Y entonces lo hicimos en el ensayo. [a Nick] ¿Cómo lo hiciste? O sea, Nick lo hizo casi de inmediato. Fue como si hubieras nacido para hacer Jersey beat.
N: Talento, simplemente [risas]. Bueno, tú intentabas orientarnos con el sintetizador y luego hubo mucho de “ajustemos esto un poco así o de esta otra manera”.
J: Fue así. Recogimos cosas de todas partes y las probamos. Y las que sonaban bien, las grabamos. Luego íbamos a comer. Y después de comer nos sentábamos, poníamos las canciones y luego todos les poníamos notas.
N: Sí, tuvimos una sesión de calificaciones. 
J: Entonces sumábamos las notas y veíamos cuál había obtenido las mejores puntuaciones. Recuerdo que ‘My Sex’ obtuvo la puntuación más alta. 
N: Un poco como Eurovisión.
J: Pero esa fue la manera de decidir qué funcionaba y qué no.

Ahora voy a continuar con preguntas deprimentes, lo siento. ‘We Love life’ se iba a llamar ‘Pulp Love Life’, creo que lo cambiasteis tras los atentados del 11S. Este nuevo disco se titula ‘More’. ¿Tenéis miedo a que suceda algo que os vuelva a hacer cambiar el titulo?
J: Ya te digo. Me preocupa mucho que algo horrible pueda suceder. La guerra puede estallar. No me gustaría nada. ¿Tú crees que puede pasar?

Yo sufro de lo que llamo “ansiedad apocalíptica”. O sea que te entiendo.
N: Hemos hablado antes sobre optimismo, así que tratemos de ser optimistas. Las cosas más horribles no van a pasar.

Pregunto esto porque Estados Unidos en 2001 tenía un presidente horrible. Y ahora tiene un presidente aún peor. Hay otras cosas que no imaginábamos en 2001: el auge del fascismo, el Brexit, el regreso de la Guerra Fría… Mi pregunta es: ¿os sentís pesimistas? Sin embargo, en el disco habláis de convertir el pesimismo en optimismo. Entonces, a pesar de todo el entorno, ¿crees que, como músicos, como ciudadanos, podemos cambiar este mundo? ¿Desacelerar hacia algo mejor?
J: Eso espero. Tenemos que intentarlo, ¿no? Creo que, como decíamos antes, no hay mucha oposición a lo que está pasando. Existe la sensación de que así son las cosas. ¿No es horrible? ¿Qué podemos hacer al respecto? Ese ha sido el sentimiento en política durante mucho tiempo: la gente no siente que tenga ningún poder (pausa). Pero si te das cuenta de que puedes marcar la diferencia y cambiar la manera en que vives tu vida, entonces tienes poder. Espero que eso suceda. El viejo estilo de política ha quedado obsoleto. En el Reino Unido tenemos a los Conservadores y al Laborismo, y el Laborismo se creó para dar derechos a quienes trabajaban en condiciones terribles, pero que hacían que el país funcionara. Ya sabes, los conservadores simplemente decían: dejémoslo como está, gente.
N: Y dadnos el dinero.
J: Pero el capitalismo ha evolucionado hacia una forma diferente de trabajar. Básicamente se traslada la explotación a otro país. A, no sé, Indonesia o donde sea. Así que se hacen acuerdos para que todo lo fabriquen otros en otra parte. Y eso pone a la clase trabajadora del Reino Unido en una posición extraña porque están como abandonados a su suerte…
N: Y se empiezan a tomar decisiones equivocadas.
J: En cierto modo, se vuelven nostálgicos. Voy a participar en una charla cuando regrese al Reino Unido mañana en la Tate Modern, con un tipo llamado Craig Oldham que escribió un libro titulado ‘In Loving Memory of Work’ [“En amoroso recuerdo del trabajo”], que trata sobre la huelga minera. La huelga minera fue un fenómeno considerable, especialmente en nuestra parte del mundo. La pérdida de las minas y las acerías destrozó profundamente las comunidades de Sheffield y South Yorkshire. Pero, como sabes, esas industrias eran lugares horribles para trabajar. Se respiraba humo, uno se quedaba sordo por el ruido. Pero la gente lo añora porque había sensación de unión. Y creo que ese es el desafío: no se puede, no se quiere que vuelvan las industrias contaminantes y que todos se mueran de nuevo a los 40.
N: Pero queremos esa sensación de comunidad.
J: Así que encontrar algo que haga que las personas se sientan unidas y parte del mismo equipo, en lugar de que todos quieran ser el papá o lo que sea, creo que es el gran desafío ahora.
N: Y todo se vuelve tan divisivo, ¿no? Hay como 2000 canales de televisión. Todos miran sus móviles y todos miran algo diferente. Es muy raro que haya una cosa que una a mucha gente. Además, a la gente se le ha dicho que ya no tiene ningún poder, ese tipo de cosas, durante años y años, cosas así, y la gente lo cree. Pero cuando piensan que tienen algo como una comunidad que los une, se dan cuenta de que sí tienen poder. Y espero que eso sea algo que salga a partir de lo que sucede en EEUU. Ha hecho que Europa ahora piense más como una. Somos estados pequeños semi pegados entre sí, aunque los británicos se han apartado de una manera absolutamente ridícula. Pero quizás esté haciendo que la gente del Reino Unido se dé cuenta del desastre descomunal que fue el Brexit, y que si te plantas [solo] ante Estados Unidos, simplemente te engullirá así de rápido. Pero si te das cuenta de que Europa es nuestra comunidad, entonces te dará un sentido de comunidad, de que todos estamos juntos y de que puedes tener el poder de no ser absorbido por el horrible capitalismo americano.
J: Es como intentar preservar la civilización, básicamente, lo cual es importante.
N: O podría ser que Europa se convirtiera en el último bastión de algún tipo de sociedad democrática. Y si no tenemos cuidado, eso también podría desaparecer. Pero… ¡tiempos felices! (risas)
J: Creo que la creatividad es una parte importante de eso. Porque la creatividad no solo se consume. Todos consumimos el mundo que nos rodea. Pero si puedes convertir eso en algo propio que te devuelva algo de poder, sabes que no eres solo un cliente.
N: Y de nuevo, quizás la música pueda contribuir en gran medida a salvar a todos. Ir a un concierto, sin importar si es más grande o pequeño, puede dar a la gente ese sentido de comunidad y decir: tienes el poder si te unes para hacer algo, incluso si solo estás pasando un muy buen rato viendo a algunos músicos tocar música que te gusta mucho. [Esto] podría impulsar la unión de la comunidad, llevarla más allá en los demás aspectos de nuestras vidas y darnos cuenta de que… ¡podemos salvar el mundo ahora! (risas).

«Jarvis: Crecí en un entorno dominado por mujeres. Aprendí sobre sexo escuchando a escondidas a mi madre y a sus amigas. Y era raro que, al intentar tener relaciones, siempre las criticara desde una perspectiva femenina, como: «¿Qué haces ahí?»»

Volviendo al disco, habla sobre todo de sentimientos, ¿no? De hecho, leo en la hoja promocional que una de las bases del álbum fueron los problemas de Jarvis para hablar de ellos: “Estaba poniendo cosas en canciones en lugar de hablar realmente con las personas involucradas”.
J: ¡Culpable!
N: ¿No lo somos todos?
J: ¿Todos? No. Eso es algo que yo siempre he tenido. Este disco se lo puse a mi mujer la primera. Bueno, mientras lo grabábamos le iba poniendo trozos. Y luego, cuando estuvo prácticamente terminado, se lo puse entero. Suena muy obvio, la verdad, pero si vives con alguien debería saber lo que haces. Pero yo nunca lo explicaba. Era como un secreto. Creo que porque cuando empecé en un grupo estaba en casa y tenía que hacerlo en la habitación. No quería que mi madre lo oyera, es como si te pillaran masturbándote o algo así. Es como “no quiero que lo oigas”. Estaba intentando hacer algo propio, solo para mí. Y así empezó todo. Así que fue difícil deshacerse de esa sensación de que era algo que interpretaría para otras personas que no conocía y les contaría todo lo que pensaba, pero no se lo diría a las personas cercanas a mí. Y obviamente esa es una forma un poco psicótica de vivir tu vida. Pero comencé así y así seguí haciéndolo. Se lo puse a Kim y le gustó, y eso fue un alivio. La única con la que me miró raro fue con ‘My Sex’. Me dijo: «¿estás tratando de decirme que eres gay?». Todavía me mira un poco raro cuando la escucha.

¿Por el verso “I haven’t got an agenda/I haven’t even got a gender” (No tengo un plan secreto/Ni siquiera tengo un género)? Precisamente mi si siguiente pregunta es sobre esa canción. Es un poco “Jarvis contra la masculinidad tóxica”, ¿no?
J: Sí. Crecí en un entorno dominado por mujeres. Aprendí sobre sexo cuando, ya sabes, necesitaba averiguar algo, escuchando a escondidas a mi madre y a sus amigas. Y era raro que, al intentar tener relaciones, siempre las criticara desde una perspectiva femenina, como: «¿Qué haces ahí?». No me criaron con una visión muy positiva, así que, bueno, terminé con una visión del sexo… (pausa) un poco complicada.

Recuerdo la nota interior de ‘This Is Hardcore’. Rezaba: “It’s OK to grow up – just as long as you don’t grow old. Face it… you are Young” (Está bien hacerse mayor, siempre y cuando no te hagas viejo. Acéptalo… eres joven). ¿Aún opinas igual? Hacerse mayor es otro de los temas principales de este disco…
J: Sí. Creo, que lo más positivo es que uno crece, aprende un poco sobre el mundo y sobre sí mismo, pero tiene que seguir interesado en el mundo. Para mí, envejecer significa creer que ya está todo hecho. Que lo has visto todo. ¿Para qué molestarse? Y eso es muy negativo. Mientras mantengas la curiosidad y quieras descubrir cómo funciona todo, todo está bien.
N: Mentalidad positiva.
J: Eso.
N: Me gusta considerarme una persona positiva. Me encanta aprender cosas. No sé qué he aprendido en los últimos días, pero he aprendido algo. La curiosidad y el interés nos mantiene jóvenes.
J: Lo difícil es recordar las cosas. Apunto cosas en mi móvil todo el rato.

En ‘Spike Island’ hay un verso que te define: “I was born to perform. It’s a calling. I exist to do this”… (“Nací para actuar. Es una llamada. Existo para hacer esto”)
J: “Shouting and pointing”(“gritando y señalando”).

Sí. Leí tus memorias, ‘Buen pop, mal pop’ ([editado en España por Reservoir Books, ndr]. ¿Tuviste alguna vez un “plan B”?
J: No (tajante). O sea, nunca un tuve un trabajo ni nada por el estilo. Ese verso, «Nací para interpretar», empecé a decirlo al final de los conciertos, y luego Jeanette me dijo que no lo hiciera. Ese es otro ejemplo [de su perspectiva]. Dijo que sonaba un poco creído o algo así y que dejara de hacerlo. Así que dije, vale, está bien. Me alegro de que terminara en una canción (pausa). No nací para actuar, es decir, no nací en una familia de artistas o intérpretes. Mi padre había cantado, pero se fue antes de que yo fuera consciente de eso. Y mi madre no podía cantar ni para salvar su vida. Eso no le frenó para hacerlo muy fuerte en cualquier evento familiar. Era muy doloroso estar cerca. Así que no nací para convertirme en esto. No nací en una dinastía de artistas. Pero siempre quise estar en un grupo desde que tenía siete años, más o menos. Probablemente por los Beatles. Mucha gente los nombra porque era un grupo que venía como de la clase trabajadora y se convirtieron en la banda más grande y mejor del mundo, lo que animó a millones de personas a decir: «nosotros también podemos hacerlo».
N: Nunca tuve a nadie en la familia que fuera musical de ninguna manera. Cuando empecé a tocar, no había ningún tipo de apoyo entusiasta. Había un ánimo benévolo, en plan dejarte solo para que tiraras adelante, ¿sabes? Pero no había ese «¡Sí! ¡Vamos a pagarte unas clases! ¡Te vamos a acompañar a comprarte un instrumento!». No. Era simplemente «haz lo que haces, ponte manos a la obra». Así que simplemente lo hacías sin pensarlo: si es divertido, adelante.

Beach House hipnotizan en sala, pese a algún fallo técnico

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Sharon Lopez

Desde la última vez que Beach House tocaron en salas españolas, allá por 2018, al dúo compuesto por Victoria Legrand y Alex Scally ha publicado su disco más ambicioso, ‘Once Twice Melody‘ (2022) y, sobre todo, ha popularizado masivamente su single de 2015, ‘Space Song’, que supera los mil millones de reproducciones en Spotify. Por eso, un encuentro con Beach House en la sala Razzmatazz -en el marco de Primavera a la Ciutat- sabía a privilegio, a premio para los muy fans.

Esos fans se han topado con un setlist excelente que ha tirado de éxitos y maravillas ocultas. La consecución de joyas (de ‘On the Sea’ a ‘Lemon Glow’, de esa a ‘Somewhere Tonight’, favorita de Taylor Swift; de ahí a ‘Girl of the Year’, y de ahí a ‘Myth’) ha sido para quitarse el sombrero durante toda la actuación. Ha llamado la atención, eso sí, el olvido de su último disco: apenas se recupera ‘Over and Over’ en el cierre, y ni siquiera es de las más populares (alguien en el público pide la pista titular, pero no hay suerte).

Como de costumbre, las canciones tocadas reproducen idénticamente, sin sorpresas ni sobresaltos, el sonido de las grabaciones originales, porque Beach House sabe que eso busca su audiencia, escuchar sus canciones en directo exactamente como lo hace en la intimidad de su hogar. Los integrantes de Beach House, y el batería que les acompaña en los conciertos, James Barone, tocan escondidos en la oscuridad; muy rara vez la luz ilumina sus rostros. Las pantallas proyectan imágenes vagamente psicodélicas y luces tenues, amables a la vista, que evocan la estética de sus discos.

Sharon Lopez

La protagonista es la música. Un asistente lo vive como si estuviera en un concierto de Imagine Dragons. Aunque, a veces, Beach House obligan a los presentes a despertar de su sueño dream-pop. El concierto, pese a la claridad de los instrumentos, deja puntualmente cierta sensación de improvisación. Victoria, Alex y James salen al escenario con media hora de retraso y se ganan algunos abucheos. Cuando emergen, no parecen preparados para comenzar la actuación: ‘Levitation’, la primera canción del repertorio, es abortada dos veces por problemas técnicos. Sumad el retraso y este fallido inicio, y la emoción se convierte en desconcierto.

Los fallos técnicos de Beach House, aunque ínfimos, o quizá por eso, resaltan en medio de la oscuridad. A Legrand -al teclado- se le escapa pulsar el botón de la base programada equivocada en al menos un par de ocasiones. Claro, ¿quién ve algo ahí? Por momentos parecía que Beach House ofrecían su primer concierto. De hecho, en la primera canción del bis, recuperan ‘Saltwater‘, «la primera canción que escribimos». Estos descuidos serían entrañables si no fuera por la seriedad que proyectan los músicos desde el escenario: no hace falta decir que Victoria y Alex interactúan con el público muy parca y tímidamente. Tampoco queremos otra cosa.

El sonido de Razzmatazz, por otro lado, provoca reacciones dispares en el público. Algunos dicen que la música sonó de maravilla, otros que el sonido fue muy mejorable y que no hizo justicia al grupo. Personalmente, el sonido no me pareció tan envolvente como en otros conciertos de Beach House en los que he estado, incluidos festivales. Lo compensa haber podido ver en vivo, en la intimidad de una sala, por primera vez en mucho tiempo, a uno de las mejores grupos de nuestra época.

El enésimo triunfo de La Casa Azul, en la jornada inaugural de Primavera Sound

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Christian Bertrand

Nada más llegar al recinto del Fòrum, me topo con “Unsilence Gaza”, una especie de túnel negro que reproduce el sonido de la guerra (bombas, aviones) de Gaza en su interior. Es un proyecto de las oenegés Casa Nostra, Casa Vostra y de Novact, ideado por el ingeniero palestino Oussama Rima. Y me genera estupefacción. ¿Es una instalación necesaria para concienciar a la gente del horror de Gaza? ¿O es una atracción morbosa, frívola y ventajista al filo de la actualidad? Todavía lo estoy decidiendo.

Hinds abren con ‘Story of an Artist’ de Daniel Johnston. Y su primera canción es, claro, ‘Hi, How Are You?’ Están bien arropadas por una bajista y una batería. Me ponen un poco nerviosa cuando se dirigen al público… ¡en inglés! Lo divertido es que a esa hora apenas se ven asistentes extranjeros. Su esforzado pop-punk va discurriendo alegre y saltarín, con Perrote y Cossials mostrando desparpajo y mohínes continuamente.

Christian Bertrand

Hay puntos álgidos como una coreada ‘Boom Boom Back’, sin Beck: la magia del Primavera no llega a tanto. Se preguntan por la cantidad de ex que tenemos en el Primavera y dedican su “única canción de amor”, ‘Good Bad Times’, a las amigas «porque cuantos más ex tenemos, más las queremos». Celebran que las cabezas de cartel sean mujeres, y lo certifican haciendo una versión “a la Hinds” de ‘Girl, So Confusing’ (ft Lorde) de Charli xcx. No será la única: también cae ‘Spanish Bombs’ de los Clash, con morcillas sobre Barcelona y el Primavera. Perrote nos explica que lo pasaron putas durante la pandemia, que estuvo “a punto de destruirlas”. Pero que de ahí han sacado a su bajista y batería, una amistad más fuerte y una canción, la sensible y referencial ‘Superstar’. Acaban con ‘En forma’, haciendo posturitas de culturista. Son tan divertidas como a veces repelentes, pero hay que reconocerles que no pierden ni la frescura ni los ánimos.

Christian Bertrand

Guille Milkyway es el gran vencedor de la jornada, a pesar de que a su hora apenas hay asistentes foráneos. Pero sí un nutrido público de autóctonos dispuestos a corear la última coma. La Casa Azul es ahora una máquina de hits y de conciertos espectaculares, aunque la hora temprana (aún es de día) amortigua su propuesta visual. Guille lleva dos tarimas enormes que también funcionan como pantallas con sendos programadores encima, una batería estándar y otra electrónica y una enorme pantalla trasera. Abre con ‘No hay futuro’ y empieza la fiesta. ¡Y confeti! ¡Y fuegos artificiales! ¡Y exitazos a cascoporro! ¡’No más Myolastán’! ¡’Los chicos hoy saltarán a la pista’!

Guille es a día de hoy un maestro de ceremonias bastante apasionado. Esta noche está desatado con su teclado-guitarra. Hay euforia, hay más fuegos, hay ‘ATARAXIA’. También hay, claro, ratos para sus canciones doméstico-melancólicas, como ‘El momento’. Pero la fiesta vuelve con ‘Esta noche sólo cantan para mí’ y el desfile de imágenes de ídolas de la música de todos los tiempos: aparecen Beyoncé y las Ronettes, Nina Simone y Lorde. Un temazo, si me preguntan, que además enlaza con ‘Podría ser peor’, cima de la tristeza de La Casa Azul y hit incontestable, porque el público se desmanda más, hay más fuego y más confeti. Y rematan con ‘Cerca de Shibuya’ y el himno que escribió sobre “la gente que se reía de nosotros”, en palabras de Guille, ‘La fiesta universal’. Pero el jolgorio máximo llega con ‘La revolución sexual’. La alarga, presenta a la banda y mete el sample de Chi-Lites ‘Are You My Woman?’ (el de ‘Crazy in Love’). Cierra con ‘Nunca nadie pudo volar’, entre house machacón, euforia, más fuego y más confeti. Guille y la banda se quedan un rato saludando al público mientras suena un remix de ‘Podría ser peor’ y la gente se queda bailando y cantando. Un gran baño de masas. Se lo merece.

Christian Bertrand

Para la hora de Caribou aparece absolutamente todo el mundo. El recinto que hasta hacía un momento era manejable, se convierte en incómodo: baños imposibles, amigos que se quejan de que no pueden ni pillar comida… Suena ‘Pump up the Volume’, porque Caribou arranca con ‘Volume’. Volumen que está algo bajo: hemos salido un momento del gentío y a ver quién es el guapo que regresa. Y en la parte de atrás del escenario el sonido no acaba de llegar.

Ya es de noche y eso ayuda a los espectaculares juegos de luces que trae Dan Snaith. Ellos son los protagonistas, mientras Snaith se dedica, aplicado y algo taciturno, a la batería electrónica, a las programaciones y a cantar ocasionalmente. Todo es muy atmosférico, contemplativo. Y ¡pam! cae ‘Odessa’ a las primeras de cambio. Una maravilla de canción que baña en rojo, pero se sigue oyendo flojo. Entre el gentío moviéndose, hablando y el volumen algo escaso, cuesta meterse en el concierto. Así que emprendemos un acercamiento lateral. Sabia decisión. Mejor sonido, mejor visión, menos gente molesta. Encima, aquí se acaba lo contemplativo y arranca la zapatilla, muy bien recibida. El batería se luce a redobles entre vitoreos del público. Hay pausas, subidones, derivas de house trotón y una estupenda ‘Broke my Heart’ que sube de luces e intensidad. Lo mejor es sumergirse, bailar, dejarse llevar. Cada vez la música y los audiovisuales son más ruidosos, machacones… Hasta que culmina en el himno ‘Can’t Do Without You’. Hay palmas entre el público, es un bonito momento de celebración comunal. Dan se levanta, el público bota, todos cantamos. Un gran cierre.

Melody en El Hormiguero: «Mis letras hablan de ayudar a los niños»

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Melody ha acudido a El Hormiguero para hablar de su paso por Eurovisión. Ha sido su primera entrevista en televisión tras su actuación en Basilea, la primera tras la polémica cancelación de su entrevista en La Revuelta, y la primera tras su aún más polémica rueda de prensa.

Pablo Motos no ha eludido la cuestión que todo el mundo esperaba y ha preguntado a Melody directamente por el conflicto de Israel y Palestina. Le ha preguntado si no se ha manifestado sobre el tema porque no se ha sentido cómoda, y Melody ha vuelto a aclarar que está «en contra de las guerras» y de que «mueran niños y gente inocente», pero también ha señalado que la política se le «va de las manos» y que hay ciertas «palabras técnicas» que desconoce.

De manera extraña, Melody ha apelado a su pasado como estrella infantil para explicar que ella siempre «ha estado dispuesta a ayudar, desde chiquitita», y que las letras de sus canciones «hablaban de los niños, de que había que cuidarlos». A continuación, se defiende de las «desagradables» críticas que ha recibido por parte de gente que «no la conoce», y asegura que, el que la conoce en persona, sabe que «yo no puedo ver la tele y ver esas cosas porque me ponen fatal».

A continuación, Melody reconoce su desconocimiento en materia política: «Yo no puedo hablar de ciertos temas porque no soy política, soy cantante, y hay cosas que se van de las manos; hay palabras técnicas que no las utilizo en mi día a día». Melody, sin embargo, vuelve a señalar su posición «en contra de las guerras» y razona que «en el mundo no se debería permitir que mueran niños y gente inocente».

La intervención de Melody en El Hormiguero ha arrancado con una actuación musical, en la que ha interpretado ‘Esa Diva’ y su nuevo single, ‘El Apagón’. Para el inicio de ‘Esa Diva’, Melody ha aparecido colgada de unas cortinas rojas.

‘Born This Way’ es el mejor himno LGTBIQ+ de la historia para Billboard

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Billboard ha actualizado su lista con su selección de los 100 mejores himnos LGTBIQ+ de la historia. En ella están todos los artistas que te puedes imaginar y muchos más, ya que el medio estadounidense solo ha permitido una canción por cada artista. Lady Gaga lidera la lista con ‘Born this Way’, mientras que en el top 10 también aparecen Chappell Roan, Frank Ocean y Madonna.

Uno de los puestos más polémicos es justamente el décimo, ocupado por ‘Good Luck, Babe!’. Sin embargo, llama la atención que uno de los himnos más reconocidos de la historia, como es ‘I Will Survive’ de Gloria Gaynor, se quede justamente un puesto por detrás. Elton John, con ‘I’m Still Standing’, y Donna Summer, con ‘I Feel Love’, se quedan fuera del top 10.

En este sí encontramos el ‘True Colors’ de Cyndi Lauper (#9) o el ‘Vogue’ de Madonna (#7). También se ha cuidado que haya un equilibrio entre los clásicos, como ‘I’m Coming Out’ de Diana Ross (#3) o ‘You Make Me Feel (Mighty Real)’ de Sylvester (#2), y los himnos de las nuevas generaciones, tal y como ‘Immaterial’ de SOPHIE (#4) o ‘Chanel’ de Frank Ocean (#6).

Top 10 de los mejores himnos LGTBIQ+, según Billboard:
1. Lady Gaga – ‘Born This Way’
2. Sylvester – ‘You Make Me Feel (Mighty Real)’
3. Diana Ross – ‘I’m Coming Out’
4. SOPHIE – ‘Immaterial’
5. Brandi Carlile – ‘The Joke’
6. Frank Ocean – ‘Chanel’
7. Madonna – ‘Vogue’
8. Against Me! – ‘True Trans Soul Rebel’
9. Cyndi Lauper – ‘True Colors’
10. Chappell Roan – ‘Good Luck, Babe!’

Amaia convierte ‘Las de la intuición’ de Shakira en cante jondo

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Amaia ha vuelto a protagonizar una actuación viral en el programa ‘That’s My Jam’. Esta vez, reimaginando cómo sonaría uno de los mayores éxitos de Shakira al estilo del cante jondo y deslumbrando con su voz flamenca, lo cual no es muy habitual.

Cuando el programa de Arturo Valls se emitía en Movistar Plus+, Amaia sorprendió con una versión flamenca de ‘Ni tú ni nadie’ de Alaska y Dinarama que se hizo viral en redes y que recibió los elogios de la propia autora. Anoche, en una de las diversas pruebas en las que participan los equipos de celebridades, Amaia volvió a brillar.

«Yo no canto flamenco, lo voy a hacer como pueda», contó Amaia antes de arrancarse a cantar. La versión de ‘Las de la intuición’ comenzó con unas palmas a las que enseguida se unen unos arreglos de guitarra. Es en el estribillo cuando Amaia libera todo el vozarrón que lleva dentro. Durante la ovación unánime del plató, Amaia tampoco dejó de ser ella misma: «Madre mía, qué vergüenza me da esto», soltó.

Ed Sheeran se enamora del humor de La Revuelta

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Con motivo de sus dos conciertos en el Estadio Metropolitano de Madrid, Ed Sheeran rompió una de sus propias reglas para visitar el programa de David Broncano: «Conozco el programa y esto es nuevo para mí porque normalmente no voy a programas si estoy de gira», comentó el británico.

Es por esto mismo que lo que se emitió ayer por la noche fue grabado el sábado por la mañana, para aprovechar que Sheeran solo tenía ese rato para hacer la entrevista. Como de costumbre con los invitados internacionales, Broncano fue traduciendo la conversación en directo para el público, pero en esta ocasión también pusieron subtítulos.

Después de una deliciosamente absurda conversación sobre rinocerontes, hámsters y pelos púbicos en los espaguetis, Sheeran destacó el humor del programa y lo comparó con lo que hay en los programas de su país: «En Inglaterra no podrías hacer esas preguntas de qué prefieres. Me gusta que podáis llevar al límite el humor», confesó.

El cantautor británico presentó en directo las canciones ‘Azizam’ y ‘Old Phone’, pero el momentazo del encuentro fue la actuación conjunta con Grison, que con su pedalera, su guitarra y su habilidad con el beatbox ayudó a Sheeran a improvisar sobre la canción ‘Don’t’.

Cruïlla 2025 revela sus horarios

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La próxima edición del festival Cruïlla, que se celebra los días 9, 10, 11 y 12 de julio en el Parc del Fòrum de Barcelona, ha revelado hoy sus horarios. Gracie Abrams, Sex Pistols con Frank Carter, Alanis Morissette y Thirty Seconds To Mars son los cabezas del cartel, que cuenta con más de 50 artistas.

Cruïlla ha confirmado también que contará un año más con cuatro grandes escenarios dedicados a la música: Estrella Damm, Occident, Vueling y Vichy Catalan, además del escenario Vallformosa, donde tendrá lugar una nueva edición del Cruïlla Comèdia con grandes cómicos locales e internacionales.

De esta forma, el miércoles 9 de julio gavina.mp3 (Estrella Damm) y Modelo (Vichy Catalan) se encargarán de inaugurar el evento a las 17h, mientras que Gracie Abrams finalizará la noche a las 21:30h. El jueves, Sex Pistols feat. Frank Carter harán lo mismo a las 23h en el escenario Estrella Damm.

El viernes 11 y el sábado 12 la programación ya se extenderá hasta las 5 de la madrugada. Thirty Seconds To Mars comenzarán a tocar a las 23:20h del viernes, que terminará con la fiesta de Vive La Fête a las 03:35h. El sábado, por otro lado, Alanis Morissette saldrá al escenario Damm a las 23h. Elyella despedirán el festival a las 03:30h. Entradas disponibles en la página web oficial del evento.