Dani Mateo se ha negado a declarar por sonarse los mocos con la bandera española durante un gag de El Intermedio emitido el pasado 31 de octubre en LaSexta. El humorista y presentador ha acudido esta mañana a las 11.30 al Juzgado de Instrucción Nº 47 de Madrid como se esperaba, pero según FórmulaTV dentro del juzgado “ha durado 5 minutos” y no ha realizado declaraciones.
Mateo sí ha hablado con la prensa a la salida del juzgado y mostrado su disconformidad ante su imputación, declarando que “estamos llevando ante la justicia a un payaso”. Sus palabras han sido: “Todos hemos hablado muchísimo ya, se ha dicho todo lo que se tenía que decir y hemos discutido mucho sobre los límites del humor porque estábamos en el terreno de las opiniones. Ahora entramos en el terreno de la justicia y lo hay que hacer es callar y escuchar. Yo solo diré que como ciudadano de este país, estoy preocupado porque estamos llevando a un payaso frente a un juez por hacer su trabajo, y me preocupa por la imagen que eso da de mi país y de mi bandera”.
El humorista había sido llamado a declarar ante los presuntos delitos de odio y ultraje a símbolos nacionales o a sus Comunidades por los que, a principios de noviembre, le demandaba la Alternativa Sindical de Policía. Mateo y El Gran Wyoming se llegaron a disculpar por el gag al comprobar que “en lugar de provocar risa ha generado crispación social”. En cualquier caso, Mateo sí ha seguido usando el humor para reírse de la polémica, por ejemplo subiendo una imagen de Los Simpson en Instagram en referencia a su imputación.
Mariah Carey ha publicado esta semana su nuevo disco, ‘Caution‘. La previsión de ventas no es la mejor -en Estados Unidos parece que debutará dentro del top 10, pero en Reino Unido, donde Carey no es tan famosa, ha entrado en el número 40- pero las críticas están siendo tan buenas que el disco ya aparece entre los mejores valorados de 2018 para Metacritic. Y una de las razones de esta positiva recepción es su pista 6, ‘Giving Me Life’.
‘Giving Me Life’ reúne a dos colaboradores como son el rapero Slick Rick, muy conocido en los 80 por singles como ‘Children’s Story’, y con quien Carey ha intentado colaborar “durante años” sin éxito; y Dev Hynes, que firma la producción con su sobrenombre Blood Orange. El músico ha confirmado en Instagram que toca “todos los instrumentos” en ‘Giving Me Life’ y que la canción ha sido escrita por “Mariah y él” y producida por “él y Mariah”, lo que parece claramente atribuir a Carey sobre todo melodía y letra y a él sobre todo instrumentos y producción. De hecho, Carey es autora de todas o casi todas sus canciones -de hecho siempre se ha considerado compositora antes que cantante- y la producción de ‘Giving Me Life’ no podría ser más propia de Blood Orange, sobre todo de su último disco, ‘Negro Swan‘, y en concreto de temas como ‘Charcoal Baby’, ‘Orlando’ o ‘Chewing Gum’.
Blood Orange se especializa en temas de R&B y funk de sonido ochentero, con arreglos minimalistas y atmosféricos y con un punto “weird” que, en este caso, se deba a la presencia de una confusa línea de sintetizador que despega como de la nada (una fórmula usada con frecuencia en ‘Negro Swan’) y serpentea a lo largo de toda la canción por encima del ritmo. Carey ha declarado que es una de sus favoritas de ‘Caution’ porque “no intenta ser un single o una canción pop” sino que “tiene su propio “vibe””, y los fans la han comparado con ‘The Roof’, una de las canciones más queridas del álbum de Carey de 1997, ‘Butterfly’. Tanto ‘Giving Me Life’ como ‘The Roof’ desprenden un halo oscuro, pero donde ‘The Roof’ buscaba el romanticismo, ‘Giving Me Life’ apunta a la nostalgia, hasta el punto que se permite samplear voces de la película de 1983, ‘Entre pillos anda el juego’. La canción concluye con una coda instrumental, protagonizada por un solo de guitarra eléctrica que dialoga con los coros fantasmales de Carey.
Todos estos elementos podrían haber dado lugar a una canción batiburrillo, pero ‘Giving Me Life’ hace un buen uso de sus 6 minutos y 8 segundos de duración, desprendiendo una sensación de espacio y grandiosidad que contrasta con el intimismo de su letra, en la que Carey recuerda (y este verbo aparece varias veces a lo largo de la canción) aquellos días en que “tenía 17 años” y se sentía “como Norma Jean” (el nombre real de Marilyn Monroe), al tiempo que no deja de incluir frases tan carismáticas y propias de ella como “mi filosofía no se aplica del todo a tú y yo”. En este aspecto, ‘Giving Me Life’ es un “viaje” hacia esos tiempos sencillos en los que Carey tonteaba con chicos e intentaba hacerse un hueco en la música . En definitiva, a Carey le “da la vida” recordar sus días de juventud y en ‘Giving Me Life’ ha encontrado una manera muy especial de compartirlos con su público.
Dead Can Dance volvieron en 2012 tras 16 años con ‘Anastasis’, un nuevo capitulo fascinante en su discografía llena de espiritualidad y fusión tanto de épocas como de géneros e instrumentos de casi todas partes del mundo. Por suerte, esta vez Brendan Perry y Lisa Gerrard no han dejado pasar tantísimo tiempo entre disco y disco y su nuevo álbum, ‘Dionysus’, llegaba el pasado 2 de noviembre dando un poco de miedo, pues se anunciaba como un álbum conceptual sobre el dios griego dividido en “dos actos y siete movimientos que representan las distintas facetas del mito de Dionisio y su culto, tal y como se han creado obras seculares y religiosas desde el siglo XVI”.
Vista la elección del personaje al que Dead Can Dance han dedicado un álbum, no era pertinente esperar de Perry y Gerrard un álbum aburrido o intenso de más y no han decepcionado. Al margen de que no dure ni 40 minutos y se pase volando, ‘Dionysus’ es un álbum realmente divertido y entretenido, tan colorido como su cubierta (que representa una máscara de los Huichol) en el que la abundancia de instrumentos no demasiado conocidos por el público occidental, lejos de abrumar, resulta natural y fascinante, más teniendo en cuenta que son ellos y no Perry y Gerrard los absolutos protagonistas de las canciones. De hecho, el disco es mayormente instrumental, hasta el punto que Perry no canta hasta el segundo acto y la contribución de Gerrard se limita a unos pocos coros.
En ‘Dyonisus’, Dead Can Dance han buscado reflejar musicalmente no solo las fiestas y rituales paganos que se atribuyen a Dionisio sino también sus famosos viajes por Arabia y Asia en los que propagaba su culto, y lo han hecho con una visión cinematográfica de su música, tamaño superproducción. La llegada del dios bacán en ‘Sea Borne’, acompañada de la llamada de una zourna, grandes percusiones y cuerdas, es cuanto menos apoteósica, mientras la balada ‘Liberator of Minds’ suena como un baile sensual alrededor de Dionisio e incluye alaridos y suntuosas cuerdas orientales (parecen turcas) que evocan una sensación de “embrujo”. Esta sensualidad se transforma en una gran fiesta en ‘Dance of the Bacchantes’, que incorpora unas cuerdas y el diálogo entre los aullidos de las bailarinas griegas (las bacantes) y el canto de los pájaros.
Si el acto primero de ‘Dionysus’ está marcado por la emoción y la fiesta, el segundo lo está por la oscuridad, pero aunque Dead Can Dance siempre han sido oscuros, no pueden dejar de sorprender en las canciones más melódicas del álbum, especialmente ‘The Invocation’, en la que además predominan las voces femeninas y los sonidos del oriente mediterráneo. Sin embargo, la voz en ‘The Mountain’ y ‘The Forest’ de Perry, que canta en un idioma inventado, no es la más atractiva de todos los instrumentos habidos en el álbum, especialmente en la segunda, que puede ser la canción más intrigante del conjunto. De hecho, se echa más de menos a Gerrard, cuya presencia es demasiado anecdótica en el disco teniendo en cuenta que canta mucho mejor que él. Ella habría hecho un mejor trabajo como vocalista principal que él en la travesía hacia lugares frondosos e inhóspitos que cierra el álbum, ‘Psychopomp’.
Toda esta música funciona además al margen de las posibles interpretaciones políticas que se le pueda atribuir, ya que no puede pasarse por el alto que, en su primer álbum post-Fergie, post-Trump, post-Brexit y post-Bolsonaro, Dead Can Dance no vuelven celebrando a cualquier Dios sino a Dionisio, una figura sinónima de progreso y de aperturismo que a la vez siempre ha tenido muchísimo que ver con la aproximación a la música “global” del dúo. Pero el grupo ha conseguido hacer simplemente un álbum divertido y lleno de música en el sentido más amplio del término, lo cual puede ser una declaración política mucho más potente que cualquier canción protesta. Ese “peso” político, desde luego, no lo tiene este disco.
Calificación: 8/10 Lo mejor: ‘Sea Borne’, ‘The Invocation’, ‘The Forest’ Te gustará si te gusta: la música que fusiona géneros Escúchalo:Spotify
Tras el intento de Leticia Sabater por hacer la canción del verano de 2018 con ‘Tukutú‘, que se quedó lejos de repetir el éxito viral de ‘La salchipapa’ y, en menor medida, ‘Toma pepinazo’, la cantante aprovecha otra festividad importante para estrenar tema nuevo e intentar resurgir de sus cenizas.
‘El polvorrón’ es el nuevo villancico de Sabater para la próxima Navidad y se presenta con un vídeo lleno de cromas imposibles, con la presencia destacada de Sabater vestida de Mamá Noel bailando al todavía más imposible ritmo de la canción (aunque no deja de vestir un bikini en otra escena del vídeo). El tema no tiene nada que ver con ‘All I Want for Christmas is You’ y es electro-latino, aunque debe ser una variación de este género porque por momentos (o en todos los momentos) suena bastante experimental, por no decir cacofónica y a destiempo.
Las frases estrella de ‘El polvorrón’, cuyo título es evidentemente una imaginativa variación de “polvorón” y fusiona el deseo de Sabater por un “polvo” y por beber “ron” en Navidad con su amado, son por ejemplo “papi, vamos al turrón”, “ya llegan los camellos, porrompompón” o “tú tocas la zambomba, yo le pego al polvorrón”. Si ya estás flipando en colores, espera a ver el vídeo.
El festival Monkey Week ha celebrado este año su 10º aniversario, 3º desde que se mudara a Sevilla desde el Puerto de Santa María, y lo ha hecho superando todas las cifras anteriores, y uniéndose a la red europea de festivales INES, lo que ha traído profesionales del resto de Europa, y asistentes que venían de Latinoamérica y distintas partes del globo. La organización cifra la asistencia en más de 12.000 personas, y eso que este año tenían a la lluvia como principal enemiga. Evidentemente no hemos podido asistir a todos los conciertos, sí hemos querido reseñar algunos. Las actuaciones se ubicaron en lugares repartidos por distintos puntos de la ciudad, pero siempre alrededor de la Alameda, donde se podían ver de forma gratuita actuaciones en el Escenario Ron Contrabando y en el característico Jägermusic (sí, el de los coches de choque). El lema del festival es «descubre hoy a las bandas del mañana» y es cierto que los dos nombres que destaqué especialmente el año pasado (Princess Nokia y Mueveloreina) han aumentado su público y alcance considerablemente. No sé si acertaré con las tres promesas que destaco de esta edición pero, de cualquier forma, tanto ellos como otros son nombres muy poco conocidos -de momento- en la burbuja de festivales, teniendo esto una relación inversamente proporcional en lo que respecta a su calidad. [Fotos de Maria Arnal i Marcel Bagés y Derby Motoreta’s Burrito Kachimba obra de Javier Rosa, cedidas por Monkey Week.]
No era el primer concierto, pero sí el concierto inaugural del festival y a su vez cierre de gira (lo que son las cosas) para Maria Arnal i Marcel Bagés, que ponen así punto y final al aclamadísimo ‘45 cerebros y 1 corazón‘. Las expectativas eran altísimas, y el dúo no decepcionó en absoluto: Bagés estuvo impecable, y Arnal entregó en directo la misma (o más) pasión que en el estudio, demostrando que en ella se unen voz, cadencia, movimientos y dominio del escenario… dominio del escenario con tan solo un par de sillas y juegos de focos. No hacía falta nada más para poner los pelos de punta como en ‘Ball del vetlatori’ o la canción homónima, o para simplemente poner como en ‘No he desitjat mai cap cos com el teu’ o ‘Tú que vienes a rondarme’. Una maravilla de concierto, y un dúo al que hay que marcar para no perderse cada vez que vuelva.
Muy esperado también era el concierto de La Plata. La banda valenciana viene de ser anunciada como uno de los nominados a los Premios Ruido, junto a Zahara, Rosalía, Putochinomaricón, Christina Rosenvinge, Belako, Nacho Vegas, Niño de Elche, Rufus T. Firefly, Toundra, Morgan y La Habitación Roja. Sin duda eran uno de los menos conocidos de ese grupo de artistas, pero no son pocos los que los ven como unos de los favoritos para llevárselo, y el por qué pudo verse en su concierto del viernes por la noche en Fun Club (ese mismo día también ofrecieron otro, el aplazado por la lluvia del jueves). Es verdad que el grupo se encarga de asegurar que no hacen punk sino pop («puede resultar insultante para los grupos de la escena hardcore punk», dicen), pero se entiende el empeño en adjudicarles la etiqueta cuando los ves en un directo que prácticamente no tiene descanso y sí tiene una fuerza arrolladora. La sala a reventar no impidió que se formaran pogos al ritmo de las canciones de ‘Desorden‘. Y pogos (pero sobre todo perreo) hubo también en los coches de choque durante el concierto de Albany, a la que, si no la conoces pero te gustan Bea Pelea, Pedro LaDroga o La Favi, tienes que ir dándole una escucha.
Por problemas de aforo no pudimos ver a Novedades Carminha, pero sí a Terry vs Tori, cuyo bolo en la Sala Even fue especialmente destacable. Erica y compañía entregaron a sus fieles exactamente lo que querían: dreampop del bueno con aroma al Guadalquivir. Un día antes también habían actuado poco después de los más «nuevos» Vera Fauna, que con su mezcla entre psicodelia y surf, y con su forma de relacionarse con el público, se llevaron la atención de muchos de los allí presentes. También sevillanos son Los Reyes Magos, otra de las jóvenes promesas del festival, y que el sábado en el Vinilo Rock Bar presentaron en sociedad con éxito su debut ‘Guay!’ (ocho canciones fuertemente influenciadas por el pop sesentero) y Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, un nombre imposible tras el que se esconde una banda muy recomendable que bautiza su propio estilo («kinkidelia») mientras se declara fan de Triana y Bowie a la vez, y hasta del trap (en este último caso la mitad de la banda sí y la mitad no, según aclararon). Mi compañero Raúl los definía como «es lo que hubiera pasado si Triángulo de Amor Bizarro se hubiesen criado escuchando ‘La leyenda del tiempo'», y no le falta razón; un conciertazo, en cualquier caso.
En el Vinilo actuaron también las Melenas, responsables de uno de los grandes shows del festival. Repletas de energía y con un dominio brutal de los instrumentos (especialmente Leire con el bajo), demostraron que de «Hinds de provincias» como ellas comentaban, nada de nada (en primer lugar porque la comparación sólo por ser chicas es absurda, pero en segundo lugar porque ga-nas tie-nen lasJa-inds, que diría Paulina). Y desde luego, si hablamos de grupos que poco se parecen a otros, tenemos que hablar de Dreyma. Cris, malagueña, y Mel, francesa de corazón y andaluza de adopción, tienen un personal sonido y un cuidado manejo del concepto y la estética en sus videoclips, donde el dream core les lleva de momentos pausados a otros oscuros y a otros casi de éxtasis. Aunque no les dio tiempo a cantar ‘Fuego’ (un temazo que empieza como una canción de Alt-J, sigue como una mezcla entre Massive Attack y La Mala, y cambia mínimo tres veces de sonido e idioma), el dúo llamó la atención con un show distinto que destacaba entre otros muy parecidos entre sí, citando entre sus influencias a Massive Attack, King Krule… ¡y Zahara! Como curiosidad, la autora de ‘Astronauta’ fue profesora de Mel, «y sabemos que cuando dudemos podemos acudir a ella y preguntarle, para nosotras es un ejemplo de mujer en la industria», contaron las chicas.
En el Espacio Santa Clara pudimos ver conciertos tan distintos como el de la llamada «Björk gallega», Mounqup (que ya me cautivó en el Carballo Interplay y aquí volvió a encandilar a los presentes con los temas nuevos de ‘Castro Verdi’), y el de un grupo que, si tuviésemos que apostar, diría que de aquí a un tiempo no muy grande van a estar petándolo: Poolshake. Los murcianos ya me habían llamado la atención cuando los vi casi por casualidad en el Warm Up, y evolucionan favorablemente en un sonido y estética cada vez más cuidados. Con unas influencias que mezclan a Pale Waves y Billie Eilish con Britney, y un frontman que suelta cosas como «hacemos pop porque el pop es lo único bueno que ha habido en el mundo» o «es mentira que no se pueda hacer música con sentimiento desde el mainstream», estos cuatro chicos tienen las cosas muy claras. Y ojito porque, con solo diecinueve años de edad y ni dos de trayectoria, en su próximo EP están involucrados Hans Kruger y Montreal Studios, Guille Mostaza y Robin Schmidt. Otros que también sorprendieron pese a su -de momento- breve recorrido fueron Sun Orphans. Los cordobeses actuaron en uno de los escenarios menos agradecidos, a ras del suelo en la Sala Ítaca, pero su vocalista Pedro Castro supo convertir esta desventaja en una ventaja acercándose al público en una ‘Take Care of the Orphans’ que cantó exudando un aura a lo Alex Turner que, en contra de lo que suele ocurrir, no le sentaba mal, para finalizar de rodillas y bailando sin perder el control de la voz. La entrega del batería Ismael Cobacho es el otro gran punto que nos hizo interesarnos por esta formación y estar atentos al EP que publicarán a finales de año. Las jienenses Uniforms completan nuestra recomendación de grupos que seguramente-no-conocías-pero-deberías: Annie, Natalia y Pan presentaron en la Sala Fun Club el recién salido del horno ‘Polara’, y la respuesta del público no pudo ser más positiva.
Pony Bravo eran el plato fuerte del sábado, y no decepcionaron: soltaron ya en el segundo corte su hit ‘El Político Neoliberal’, se despidieron con la locura de ‘Mi DNI’, versionaron a Las Grecas e hicieron que todos los presentes coreasen ‘Turista ven a Sevilla’. El Teatro Alameda hasta arriba mientras el inclasificable sonido de los Bravo se abría paso entre las cervezas y daba fuerza a los asistentes para, nada más terminar, no salir corriendo ante la lluvia sino continuar la fiesta en «las salas de madrugada»: X, La Calle y Even. En esta última repitieron, tras el Monkey del año pasado, los ya conocidos Yawners: a Elena y Martín poco les importó que la hora del concierto fuese tan intempestiva, y con su skatepunk se metieron en el bolsillo al público. Poco después, en la Sala X, Sierra recogían el testigo de mantener despiertos a los presentes mientras daban buena cuenta de los temas su disco del año anterior, ‘A Ninguna Parte’. Los «hijos» de Sonido Muchacho continuaron allí con Mujeres encargados de cerrar, DJs aparte, el festival. El grupo, que recibió estupendas críticas el pasado año por ‘Un sentimiento importante’, fue muy bien recibido como broche final de un festival al que el cambio de la fecha, a pesar de traer lluvia, le había sentado de maravilla. ¡A por la 11ª edición!
Rosalía ha publicado esta noche unos stories en los que afirma haber visto al fin el análisis musical de ‘El mal querer‘ publicado hace unas semanas por el youtuber y divulgador Jaime Altozano, celebrando que al fin una persona haya analizado el disco desde un punto de vista más teórico que crítico. Altozano, por su parte, ha retuiteado un mensaje de la cantaora en el que invita a sus seguidores a ver los stories en cuestión.
El vídeo de Altozano sirve a Rosalía para compartir interesantes detalles sobre ‘El mal querer’, como que el ritmo original de ‘Malamente’ iba a ser una zambra, pero que no terminaba de cuajar. Cuenta Rosalía que entonces dio con la estrofa de la canción, inspirada en las canciones de copla que ha escuchado toda su vida, y que El Guincho propuso que el estribillo se compusiera de “adlibs”. Aunque Altozano atribuye esos gritos o expresiones en ‘Malamente’ a la influencia del trap, donde “cada tres frases hay alguien de fondo diciendo algo”, Rosalía asegura que esta idea ha estado presente en el flamenco siempre en forma de jaleos. Además, la artista indica que el sonido de “sirena” de la canción que tanto fascina a Altozano es un sample de su propia voz hablada que El Guincho grabó mientras ella improvisaba, y que luego “pitcheó para abajo”.
Aunque Rosalía no está de acuerdo con Altozano con que ‘Malamente’ contenga elementos de trap, sí lo está en otras cosas, como con que el youtuber hable de ‘Pienso en tu mirá’ en términos de una canción pop pese a su inusual composición y sonido inspirado en los ritmos tradicionales flamencos y africanos, ya que esa ha sido la intención de Rosalía, hacer una canción “con un gran alcance”. Sobre ‘Que no salga la luna’, dice que está inspirada en las bulerías y en su amor por las palmas en el flamenco, pero sobre todo en la electrónica. De hecho, Rosalía afirma que la canción es tan hipnótica porque está basada en un “loop” y que usa un “recurso muy recurrente” en el género, el “hecho de filtrar frecuencias” que hace que a veces la “guitarra esté más escondida y otras no”. También defiende el autotune presente en el ‘El mal querer’ y dice que no es tan fácil usarlo como parece, e incluso que ella tuvo que aprender a usarlo antes de grabar el álbum.
Entra ya en INSTAGRAM y abre mi storisssss ❤️ estoy haciendo videos hablando de todo el disco de EL MAL QUERER 🙈 hiiihi Mi cuenta en ig es: @ rosalia.vt pic.twitter.com/VKAiLZPdRn
Aunque aún no había llegado a publicar su primer single tras su participación en el exitoso Operación Triunfo 2017, Ricky Merino ha sido uno de los participantes en aquella edición del talent-show más populares, siendo invitado a co-presentar el post-programa ‘El Chat’ que se emite desde la academia después de cada gala en la actual edición del concurso. Pero esta madrugada al fin ha debutado, con ‘Miénteme’.
Se trata de una canción pop de inspiración R&B con producción modernilla pero no demasiado, que, tras una intro de guitarra, sube de intensidad con un ritmo funk y cierta querencia oscurilla, hacia el The Weeknd más comercial –bien podría estar interpretada por un Blas Cantó, por ejemplo–. Pero que más está dando que hablar es el clip oficial y un pelín NSFW con el que se ha presentado el tema: dirigido por Javier Giner, representa una orgía sexual en la que Ricky es el protagonista y que cuenta con todo tipo de géneros y morfotipos humanos.
Envuelto en tonos dorados, Ricky ejerce de guía en una mansión en la que encontramos a invitados de excepción como Itziar Castro, la profesora de interpretación despedida con polémica por la actual edición del concurso de talentos, y un par de compañeros de esa edición de programa como Raoul Vázquez (uno de los que, como Amaia Romero y Alfred García, aún no han debutado en solitario) y Nerea Rodríguez, que ya hizo sus pinitos interpretativos como parte del elenco de ‘La llamada’.
Que feliz me hace que podáis ver la maravilla de videoclip y canción que se ha marcado @rickymerino ♥️
Estoy tan feliz por ti… Poca gente sabe lo que has trabajado para que todo saliera así de bien. Gracias por querer compartir tu aventura conmigo😊https://t.co/y8zA6DfWWj
Este año se han cumplido 50 años desde que España ganara Eurovisión con ‘La, la, la’, interpretada por Massiel. La canción era una composición de Dúo Dinámico, en la primera y única vez que Ramón Arcusa y Manuel de la Calva han participado en el festival. Y ahora quieren que eso cambie, o eso parece según las últimas declaraciones de Arcusa en El Provincial.
Arcusa afirma que el dúo ha compuesto una canción para la próxima edición de Eurovisión, que se celebra en Israel, y quieren que la cante una de las expulsadas recientes del concurso, Noelia, una “cantante con mucha garra y una fuerza enorme”. Dicen que es “una canción muy bonita y sorprendente”, pero no aún no saben “si va a ser la elegida para representar a España en ese festival porque hay mucha competencia”. Además, indican que la temática de la canción es “femenina” ya que son “admiradores de las mujeres y siempre las hemos respetado mucho”, y que Noelia sería la intérprete ideal ya que la canción “canción necesita a alguien que la defienda con energía”.
Es difícil adivinar cómo sonaría una canción de Dúo Dinámico en 2018, ya que desde 1972 el grupo se ha dedicado sobre todo a producir a otros artistas (notablemente a Julio Iglesias) y los discos que ha solido publicar entre los 80 y 90 se han compuesto de temas viejos. Además, el grupo es emblemático del pop de los 60, con influencia del doo-wop y el rock ‘n roll, estilos ya totalmente anacrónicos. Sin embargo, canciones como ‘Piensa en mí’ pueden dar una pista de por dónde podrían ir los tiros.
Cinco años después de ‘Random Access Memories’ de Daft Punk, tan imitado por numerosos artistas, la música disco ha vuelto a pasar a un segundo plano sólo apto para nostálgicos, mientras ritmos latinos mezclados con hip hop dominan el panorama pop. Sin embargo, ese género bailable nutrido de funk y soul difícilmente morirá gracias a los movimientos cíclicos de las modas y, también, a algunos nostálgicos que conservan prendida la llama de las bolas de espejo y los pantalones de campana. Es el caso de Corine.
Esta artista francesa, esgrimiendo un palpable sentido del humor y una estética esmeradamente kitsch (con esa melenaza de rizos rubios que le confiere un look a medio camino de Donna Summer, Goldfrapp y Bonnie Tyler), se ha propuesto animar el panorama pop francés a base de revival de bajos funky, ganchos pop entonados con sensualidad y ritmos que empujan a bailar. Nada nuevo, no, pero sí refrescante. Corine –que es en realidad la cara visible de un proyecto en el que ella canta las letras que escribe sobre el colchón musical que crean Marc Collins, de los populares revisionistas Nouvelle Vague, y el especialista en bandas sonoras Dorion Fiszel– debutaba en 2016 con una canción que ya recogía todas esas características antes descritas, ‘Pourquoi Pourquoi’, una oda al chocolate, la crema solar, el ceviche, a los chulos sudorosos envueltos en toallas y, por encima de todo, la disco music.
Aquella canción anticipaba ‘Fille de ta région’, un EP debut que fue después reforzado con remixes, una versión en italiano de aquel primer hit (Giorgio Moroder es, como no podía ser de otra manera, una obvia influencia en ella) y nuevas canciones como ‘Il fait chaud’, ‘Cocktail’ o ‘Épopée Solaire‘ –dueto con Juliette Armanet–, formando ‘Fille de ta région Vol. 2’, publicado a principios de este año. Era, en realidad, una especie de reedición multinacional de su primer EP, que servía de anticipo de ‘Un air de fête‘, álbum de debut publicado días atrás que debería consolidar a esta especie de remedo de Les Rita Mitsuoko, Chromeo y Lio en el que sus desacomplejados y coloridos videoclips son imperdible parte fundamental.
Según ha publicado hace unos minutos el diario italiano La Repubblica, hoy ha fallecido en Roma el director Bernardo Bertolucci. Tenía 77 años y padecía una enfermedad que nunca trascendió pero que le impedía caminar y le postró en una silla de ruedas, algo que le torturó en sus últimos años y le sumió en una depresión que se tradujo en una escasa producción fílmica, apenas 3 películas en lo que llevamos de siglo.
Hijo del poeta Attilio Bertolucci, comenzó a dirigir sus propios cortometrajes a inicios de los años 60, aunque lo que le marcó sin duda fue su trabajo de ayudante de dirección con Pier Paolo Passolini, con el que trabó una gran amistad. Compaginando la realización con la labor de guionista –suyo fue el guión de ‘Hasta que llegó su hora’ de Sergio Leone, considerado uno de los mejores westerns de la historia del cine–, en 1972 le llegó el gran espaldarazo de Hollywood al ser nominado al Oscar al mejor guión adaptado por ‘El conformista’. Esto sin duda contribuyó a que se le ofreciera su primera gran producción, la controvertida ‘El último tango en París’, protagonizada por Marlon Brando y María Schneider y que aún hoy sigue siendo objeto de polémicas por sus escenas de violencia sexual que, según algunas revelaciones recientes, se improvisaron en el rodaje sin previo aviso a la actriz protagonista.
No excesivamente prolífico, Bertolucci dirigió menos de 20 largometrajes en casi 40 años de carrera. Tras ‘El último tango en París’ (1972), su siguiente film fue la superproducción ‘Novecento’ (1976). Una década después, en 1987, llegaría ‘El último emperador’ (1987), con la que conquistó 9 premios Oscar, incluidos los de mejor película y mejor director. Su último gran éxito de taquilla fue ‘Soñadores’ (2003), inspirada en el mayo del 68 francés, mientras que su último trabajo en la dirección fue la película ‘Tú y yo‘ (2012), una película que empleaba música de Arcade Fire, The Cure o Bowie interpretado en italiano.
En verano trascendían algunas imágenes de Rihanna y Donald Glover, Childish Gambino, aparentemente en una filmación juntos en la isla de Cuba. Aunque se podía suponer que se trataba de algún videoclip de una colaboración musical entre ambos, algunos medios apuntaban ya que se trabata de una película dirigida por Hiro Murai -director del impactante y viral vídeo de Gambino ‘This Is America‘-. Pero no ha sido hasta este pasado fin de seamana que se ha confirmado que, efectivamente, ambos protagonizan el film ‘Guava Island’.
Se trata de una película protagonizada por ambos cuyo tráiler ha sido revelado en un festival de Nueva Zelanda, Pharos, y aunque sí tiene un trasfondo musical que casi se da por hecho, en realidad se trata de un thriller. El citado tráiler revela en sus casi dos minutos de duración su argumento, en elque Rihanna es la pareja de un cantante-buscavidas, Glover, que, en medio de una especie de fiesta local similar al carnaval, se mete en problemas con un capo mafioso (Nonso Anozie, de ‘Juego de tronos’) de la isla caribeña en la que se desarrolla la acción -«Isla Guayaba», como algunos medios han traducido el título, no existe como tal, pero sí Isla Guayabo, perteneciente a Costa Rica y protegido como Reserva Biológica-.
Aunque no se trate de la colaboración musical entre ambos que cabía esperar, tampoco se descarta de momento que el film incluya alguna canción conjunta o, al menos, de uno de los dos artistas. Childish Gambino ha lanzado este año dos singles tan potentes como ‘This Is America’ y ‘Feels Like Summer‘, mientras que Rihanna lleva algún tiempo insinuando que publicaría un álbum a lo largo de este año, al parecer inspirado en ritmos caribeños y jamaicanos. Aunque no parece tener prisa, habida cuenta de lo bien que le va en su faceta de empresaria al frente de la marca de cosmética Fenty y la línea de lencería adherida a la misma marca.
Alejado de ruido o polémicas importantes, Jorge Escorial, más conocido como Recycled J, se está afianzando como uno de los artistas más interesantes de la diversa y rica camada del pop-surgido-del-rap que ha alumbrado nuestro país. El autor de ‘Oro rosa’ se dispone a publicar en breve la continuación de aquella mixtape que lanzó con un engaño bastante ingenioso. Se titula ‘City Pop’, aparentemente abrazando con decisión la etiqueta de “urban pop” que no todos comparten y que se nutre tanto del hip hop, del R&B, del trap o de la electrónica como de las melodías más redondas y adictivas.
Este nuevo trabajo está firmado con el interesante productor Selecta, y tanto este como el artista de Carabanchel no tienen el más mínimo complejo en buscar buenas melodías en sus composiciones, sin conformarse con ganchos que funcionen por simple repetición. Lo demostraron en la fantástica ‘Aunque digan que yo’, y repitieron con ‘Tiempo’ primero y ‘Kids’ –con guiños sonoros al pop de los 80 y 90– después. Y ahora han vuelto a entregar otra fabulosa muestra de lo que intuimos que buscan –una versión colorista y brillante de lo que se mal entiende por trap español– en ‘Bambino’:
Se trata de otra canción de pop contemporáneo que contiene una melodía que va de lo dulce a lo rabioso, con la dosis justa de AutoTune, cuya ágil letra (con barras tan chulas como “soy un hijoputa pero ahora es lo que toca / no quedan caretas pa’ mi carita rota”) tiene, curiosamente, ciertos puntos de conexión con la de ‘Un veneno’ de C. Tangana: la de un artista que se ha esforzado en ser grande con la complicidad de una pareja que luego le ha abandonado a pesar de sus logros (“baby, ni con flush puedo tenerte”) y de haberse implicado en sus trabajos (“quisiste un llorón y te tragaste ‘Oro rosa’”).
El lanzamiento se complementa con un vídeo muy potente en lo simbólico, donde Jorge se atavía como un clásico “nerd”, que asegura que es como se siente dentro de la escena nacional de los nuevos raperos. Según el clip dirigido por Eneko Fernández y con una producción bastante espectacular para ser autogestionada, esa imagen de pardillo es una de esas caretas que Recycled J parece haber adoptado de manera impostada (él mismo se “dirige” en un metavídeo) y que ya no está dispuesto a seguir manteniendo. Así, ‘City Pop’ se convierte en uno de los lanzamientos que más esperamos de las próximas semanas, imperdible para los que disfruten con los trabajos recientes de Rels B, One Path o incluso Post Malone.
Tommi Musturi ha renovado el lenguaje con diálogos escasos y dibujos sencillos, logrando conectar con el lector de una audiencia globalizada, sin atarse a un estilo propio. El despliegue estético del autor es irreconocible (salvo contadas ocasiones) y siempre variable, lo que le beneficia en cuanto a internacionalización pero le perjudica en cuanto a fidelización del público, por no marcar un aspecto diferenciador respecto a otros autores. Las numerosas historias que componen ‘Antología del alma’, un trabajo de dos décadas dedicadas a la investigación, afrontan el desafío de huir del arraigo.
Para Musturi, como bien explica en el capítulo titulado ‘La prisión del estilo’, este es el mayor enemigo de todo artista, pues distorsiona la experiencia: su única premisa válida es que el arte sea capaz de conmover y conmoverse. La libertad de estilos, formatos y narraciones puede descolocar por la ausencia de hilo conductor alguno, entre propuestas tan dispares como el alcoholismo, el uso de armas, el automovilismo, la caza de animales o el acoso sexual, pero el conjunto funciona. 8.
Daria Bogdanska / Esclavos del trabajo
El primer trabajo de la polaca Daria Bogdanska nos abre los ojos del mundo laboral en la idealizada Europa del Norte. Tras una estancia en Barcelona decide trasladarse a la ciudad sueca de Malmö, donde quiere emprender una vida que incluye una beca en la escuela de cómic, un trabajo por horas para sobrevivir, y los papeleos administrativos para regularizar su situación aun siendo europea. Como es evidente intuir, no lo tendrá fácil, jugando también en su contra los percances de un par de fracasos sentimentales.
Son innegables las buenas intenciones de Bogdanska por poner sobre la mesa un problema actual que va en aumento -aunque poco dista de los jóvenes de hace sesenta años como comprobamos en ‘Nieve en los bolsillos de Kim‘- y afrontarlo con rebeldía gracias a su afición a la música punk. Las dudas nos las deja el contraste de un dibujo crudo, en blanco y negro, de trazo espontáneo e improvisado, con un relato que, pese a los intentos, poco tiene de optimista aunque pretenda serlo. 7,8. Disponible en Amazon.
Matt Furie / Coleguis
«No es país para cómics de humor» podría ser el titular para anunciar esta recopilación de cuatro entregas entre 2006 y 2011 bajo el nombre de ‘Boy’s Club’, del norteamericano Matt Furie. A tenor de la piel tan fina de las noticias, o lo políticamente correctos que nos hemos vuelto, ‘Coleguis’ no es recomendable para todos los públicos. No lo es por el detalle de bromas que se gastan estos cuatro amigos que comparten su existencia entre drogas, comida basura y videojuegos, de tinte fecal y fluidos corporales en gran parte de los sucesos.
También hay que contar que Matt Furie lo pasó mal con el nefasto uso que se ha hecho de la rana Pepe, uno de los protagonistas de ‘Coleguis’, a raíz de que Donald Trump la twitteara (a la rana Pepe) con tupé platino, desatando la euforia en las filas de la extrema derecha, que se apoderaron del personaje. Su fama en verdad ya se venía gestando mucho antes de que existieran los memes, llamando la atención de Nicki Minaj o Katy Perry. 7,8. Disponible en Amazon.
Marc Bell / Stroppy
No es tarea fácil describir el afán que Stroppy tiene por ganar un concurso musical con premios en metálico. Con el relato de Marc Bell al respecto se respira humor sin llegar a la carcajada, tocando de soslayo por el camino cuestiones como los modelos de trabajo que se imponen, la jerarquía del poder, la corrupción o el neoliberalismo del capital. Elementos que el canadiense utiliza con maestría porque nos introduce en el terreno sin echarnos la habitual serenata que acompaña estas cuestiones sociales, políticas o económicas.
El estilo de Bell conecta nuestra memoria al instante con Robert Crumb y EC Segar. Llaman la atención los personajes secundarios pequeños frente a los principales de mayor tamaño, los colores suaves casi pastel, las formas redondeadas y las viñetas plagadas de detalles minuciosos. Una apuesta que además juega a enmarañar acontecimientos unos con otros en un mismo plano, sin apenas guardar relación, dando un toque surrealista a los devaneos de Stroppy. Un clímax para tomar las cuestiones que trata, en serio… lo justo. 8. Disponible en Amazon.
Con la temeridad que inevitablemente requiere la osadía, Hazte Lapón echan el cierre marcándose una pirueta final: un disco dividido en tres partes, recogido en un formato físico inédito (su disco-libro-juego, que pronto diseccionaremos, va mucho más allá que el estético tarot de ‘El mal querer’) y que sólo tiene, que recordemos, un precedente en ‘Los diarios del petróleo’ de Chucho. Después del interludio veraniego que reunía la divertida ‘Amas la playa / Odias la playa’ y la revisión dub de ‘El desencanto’, semanas atrás, coincidiendo con la venta del falso vinilo, se presentaba la parte 2, subtitulada ‘Tú y yo (y todos los demás)’, que Lolo Lapón nos explicó que pretendía hacer extensiva a los múltiples músicos que han formado parte del grupo en esta década la temática centrada en la relación sentimental de él y Saray Botella, la otra miembro permanente de Hazte Lapón.
Esta última parte supone una extensión de lo que ya era “La vida adulta (instrucciones de uso)”: un compendio de pop de arreglos exquisitos que no pocas veces obligan a mentar a Belle & Sebastian y que, en sintonía con proyectos como The Magnetic Fields (la bonita guitarra distorsionada en ‘Todas las fiestas’ nos traslada del todo a ‘The Charm of the Highway Strip’) o Klaus & Kinski, encuentran refrescantes remansos de variedad de estilos. Indistintamente pueden ir de ritmos clásicos, como el vals de ‘Catalizadores de amor y ‘Maravillas de la insuficiencia’, la fanfarria de ‘Sorprendido del truco’ o los toques doo wop de ‘Trompe-l’oeil’, hasta el indie rock enérgico –a lo The Wedding Present– de ‘Vidas de santos’ o el kraut pop a medio camino de Pulp y LCD Soundsystem –pero en orgánico– del enorme final ‘Yo los he visto’.
Un conjunto que, en esta ocasión, contiene muchos más cortes reposados y que, quizá a causa de su secuencia, se revela algo más “difícil” que su primer volumen. Pero que, como aquella, va creciendo con las escuchas, especialmente cuando se va prestando atención a las numerosísimas y no evidentes referencias a personajes y obras tan variopintos como Andy Warhol y The Velvet Underground, Leopold y Molly Bloom, Wes Craven y Werner Heisenberg o William Masters y Virginia Johnson. El malagueño se vale de todos ellos para crear pequeños relatos y paradojas que en realidad reflexionan sobre su propia relación con Saray, sobre su hijo, sobre la muerte, sobre la creación artística en estricta oposición a una vida normal, el ego, el sexo… Cuestiones filosóficas que, convertidas en cuidadas piezas de pop atemporal (el trabajo de Ferrán Resines y Cristian Pallejà en los Estudios Caballo Grande, fieles escuderos y productores en este último lanzamiento, sigue siendo fantástico), ayudan a tragar la píldora e invitan a tomar nuestra propia posición. A bote pronto, no logro recordar que haya ningún otro proyecto de la escena indie –la que los acogió e hizo crece y que, vista su deriva, han decidido dejar marchar– que haya sabido manejar su adiós así de bien y poner cierre a una etapa con tanta dignidad y clase como Hazte Lapón. Sólo por ello se merecen una ovación cerrada y un recuerdo eterno.
Calificación: 7,8/10 Lo mejor: ‘Yo los he visto’, ‘Vidas de santos’, ‘Todas las fiestas’, ‘Tú siempre ganas’ Te gustará si te gustan: Klaus & Kinski, The Magnetic Fields, Belle and Sebastian, Pulp Escúchalo: Spotify
Parcels es uno de los grupos revelación de 2018. Tras colaborar con Daft Punk en el single ‘Overnight’, algo no al alcance de muchas personas en el mundo -el dúo francés no es muy dado a colaborar en proyectos ajenos, como saben muy bien The Weeknd y Pharrell Williams-, el quinteto australiano ha publicado su álbum debut, que no incluye esta canción (no en vano, su mayor éxito en las plataformas de streaming) pero sí otras joyas de pop retro como los singles ‘Tieduprightnow’, ‘Lightenup’ o ‘Withorwithout’ o temas menos conocidos pero fascinantes como ‘Closetowhy’ o ‘Everyroad’. Estas canciones y el resto de las que conforman su disco han demostrado con creces que Parcels es muchísimo más que ‘Overnight’. Hablamos con el bajista del grupo, Noah Hill, sobre su colaboración con Daft Punk, su disco o su experiencia en Berlín, donde residen sus integrantes.
¿Trabajasteis mano a mano con los dos miembros de Daft Punk en ‘Overnight’? ¿Cómo fue la experiencia? ¿Qué creéis que vieron en vosotros?
La experiencia fue muy surrealista. En el momento no entendíamos qué estaba pasando. Cada día que estábamos en el estudio, no nos parecía real. Íbamos al estudio y ellos estaban ahí pero no nos lo creíamos. Fue una locura.
¿Cuál fue la dinámica trabajando con ellos?
Muy casual y agradable. Llegábamos al estudio, hablábamos, trabajábamos en la canción… Fue fácil y natural.
¿Mantenéis contacto con ellos? ¿Sabéis qué les ha parecido el disco?
No estoy seguro si han escuchado el álbum. Tampoco hemos estado en contacto con ellos desde hace tiempo.
«Queríamos que nuestro debut estuviera producido por nosotros mismos»
‘Overnight’ no está en el disco y realmente el álbum es bastante diferente. Da la impresión de que no habéis querido seguir esa línea estilística. ¿Teníais miedo de que el “single de Daft Punk” tuviera demasiado protagonismo?
Siempre supimos que era un single suelto y que no estaría en el disco porque era otro tiempo, otro lugar. Las canciones del álbum las grabamos en París, en otro estudio y por nuestra cuenta, y queríamos que nuestro debut estuviera producido por nosotros mismos. Los lugares eran diferentes y también los sonidos.
En vuestra presentación oficial (Louie Swain (teclados), Patrick Hetherington (teclados), Noah Hill (bajo), Anatole Serret (percusión) y Jules Crommelin (lead, guitarra), no se especifica quién canta, ¿no le dais importancia o acaso cantáis todos a la vez en el momento coros?
Jules canta la mayoría de canciones, Pat unas pocas… pero depende de quién escribe la canción. No existe realmente una voz principal, canta la canción quien la escribe.
«No tengo ni idea de cómo va a sonar el siguiente álbum, pero sí sé que será un disco de pop, porque nos encanta el pop»
¿Qué os ha inspirado en la portada del disco? Recuerda un poco a las comedias de enredo de los años 60, pero también un poco a los Beatles, esas imágenes famosas de ellos saliendo de aviones…
La inspiración de los Beatles en la portada estaba muy presente. Pero también tiene que ver con nuestra historia, nosotros siempre estamos viajando, y además viajamos grandes distancias sobre todo desde Australia. La portada conecta además con la de nuestro segundo EP [‘Hideout’, 2017], en la que aparecen unas maletas.
El disco presenta influencias muy diversas. Es muy disco, muy Chic, pero también muy soft-rock, tiene puntos muy folk a lo Simon & Garfunkel, 60s pop, melodías de sintetizador muy cósmicas, incluso un final dubstep… ¿Sois todos nerds de la música? ¿El interés por el pop de antaño os viene de familia?
Supongo que somos “nerds” pero no tanto… Simplemente nos gusta la música, no tenemos ningún tipo de prejuicio, escuchamos de todo y todo nos inspira. Hemos buscado no encasillarnos, y cuando haces música es inspirador hacer otro tipo de sonidos. Para mí eso es lo emocionante de la música, nos gusta ser abiertos con ella. No tengo ni idea de cómo va a sonar el siguiente álbum, pero sí sé que será un disco de pop, porque nos encanta el pop.
¿Alguna vez trabajaríais con un productor para un posible disco o no sacrificarías la libertad que os da produciros a vosotros mismos?
Estamos abiertos para ello, sin embargo, para este disco sentíamos que teníamos que hacerlo nosotros porque es el primero. Ahora que el disco está hecho, creo que sería emocionante colaborar con alguien.
¿Tienes alguna idea de con quién te gustaría trabajar?
Realmente no, es solo la idea…
Se nota que cuidáis vuestras canciones, tanto los arreglos como las melodías suenan cuidados, mimados, madurados. Entendéis el concepto del espacio en las canciones, no las saturáis, no os dais prisa en desarrollarlas. ¿Cuánto tiempo habéis llegado a estar ultimando todos los detalles de una canción?
Algunas canciones las hacemos rápido, otras nos toman incluso años. En ‘Bemyself’ trabajamos durante un año. La grabamos a principios de 2017, intentamos hacer cosas diferentes con la grabación, sobre todo que funcionara la segunda sección, pero al final la eliminamos y nos quedamos con la primera. Podemos estar horas, meses o todo un año trabajando en una sola canción.
¿Qué tal Halloween? ¿Habéis hecho algo?
[ríe] Realmente no… No soy muy fan de Halloween. De todas formas, no es un evento muy famoso en Berlín, lo es mucho más en Estados Unidos. La gente allí se vuelve loca con Halloween.
Te lo pregunto porque vuestro vídeo para ‘Withorwithout’ da bastante miedo. Lo habéis descrito como un “slasher”, pero no es exactamente un “slasher”…
Es como un slasher, ¿no? Tiene cosas diferentes pero la inspiración fue esa.
«Australia es un país muy aislado, la escena musical está muy centralizada»
¿Seguís viviendo en Berlín? ¿De qué manera creéis que ha influido el disco?
Berlín ha influido el álbum de manera que nos ha dado el tiempo y la libertad de pasar todo el tiempo que queremos haciendo música, ya que cuando llegamos a Berlín, en los inicios del grupo, aceptamos trabajos muy duros [para subsistir]. Ahora podemos pasarnos todo el día escribiendo y grabando música porque… supongo que es muy barato y fácil. Y la atmósfera de la ciudad, la escena musical… está muy bien.
No es tan común que una banda australiana migre y construya una carrera en otro país. De Australia o Nueva Zelanda conocemos a Lorde, Nick Cave, Kylie… pero todos ellos desarrollaron sus carreras en casa. ¿Por qué decidisteis mudaros? Supongo que en Australia es difícil hacerse famoso por lo lejos que está…
Sí, esa es una de las razones, Australia es un país muy aislado, la escena musical está muy centralizada, solo se basa en lo que suena en la radio. En Australia hay muchas bandas famosas que no dan el salto internacional. Pero también nos apetecía ir a Europa, cambiar de aires y tener una experiencia emocionante. Ha sido una decisión de vida, algo divertido.
¿Cómo es vuestra vida en la ciudad? ¿Salís mucho?
Ahora mismo no mucho. Cuando llegamos salíamos mucho de fiesta, pero nos gusta llegar a casa y levantarnos frescos. Tener esa sensación de estar en casa, en contrario al caos que es viajar. Pero la vida mola.
Durante al composición del álbum, ¿qué es lo más importante que habéis aprendido como banda?
Hemos aprendido a creer y confiar en nosotros mismos y a deshacernos de esa idea de lo que se supone que está bien o mal, y de la influencia que la opinión de terceras personas sobre lo que puedes hacer o no puede ejercer en nosotros.
Nicolas Roeg ha fallecido a los 90 años según ha informado su familia y recoge The Guardian. El director británico dirigió a David Bowie en la película de ciencia ficción de 1976, ‘El hombre que vino de las estrellas’ (de la que se extrajo la imagen de Bowie que aparece en la cubierta de su álbum ‘Low’), y antes a Mick Jagger en ‘Performance’ y después a Art Garfunkel en ‘Bad Timing’.
Conocido por sus películas de estilo desconcertante, que buscan la confusión del espectador, Roeg empezó en el cine como cinematógrafo, llegando a trabajar en películas como ‘Lawrence de Arabia’ y ‘Doctor Zhivago’ de David Lean (aunque diferencias entre el director y él propiciaron después su despido) o ‘Fahrenheit 451’ de François Truffaut, entre otras. La primera película de Roeg, ‘Performance’, protagonizada por Mick Jagger y estrenada en 1970 dos años después de su grabación por la reticencia de Warner Bros. a distribuirla debido a sus imágenes sexuales y violentas, es considerada una de las más innovadoras del cine independiente británico de los 70.
Autor también de aclamadas cintas de culto como ‘Walkabout’ (1970), Roeg firmó en 1973 su película más emblemática, ‘Amenaza en la sombra’, un thriller psicológico protagonizado por Julie Christie y Donald Sutherland sobre una pareja que viaja a Venecia tras la muerte de su hija, y cuyas escenas de sexo causaron controversia en la época. Por otro lado, las innovaciones técnicas y de estilo de la película han influido a directores como David Cronenberg, Paul Thomas Anderson, Danny Boyle, Christopher Nolan, Lars von Trier o Ryan Murphy.
Mientras un grupo de críticos musicales decide que la EDM es un cadáver, en un mundo paralelo, o mejor dicho, en el mundo real, Rita Ora se lo pasa en grande melena al viento, irrumpiendo en restaurantes para bailar entre los comensales o cortando el tráfico en Nueva York. Y resulta que al final lo que hace lo hace muy bien. ‘Phoenix’ llega al mercado 6 años después de su debut tras una traumática salida del sello de Jay-Z, del que se libró con un acuerdo en 2016 y que justifica el nombre del álbum. Pero en todo este tiempo, la cantante no ha dejado de sacar hits y este segundo álbum, de 12 pistas en su edición normal, llega al mercado con 5 singles previamente editados que ya han sido top 10 y un sexto tema que no triunfó lo esperado envuelto en una polémica por su extraño tratamiento de un beso lésbico, pero que no obstante también fue top 40.
‘Phoenix’ es un disco divertido desde el segundo cero, pues ha decidido ir a lo seguro desde el principio, abriéndose con un tiro como fue ‘Anywhere’, una de las mejores canciones del año pasado, en base al hilarante uso que hace de las voces tratadas en su estribillo. No nos hemos hecho inmunes a él todavía: aún puede arrancar unas cuantas carcajadas la tontería que decidieron hacer Alesso, Andrew Watt y Sir Nolan a los mandos de la producción. Sucede la también divertida ‘Let You Love Me’, poco después llegarán ‘Lonely Together’ -su hit con Avicii, pero también con Cashmere Cat y Benny Blanco- y ‘Your Song’, más tarde ‘For You’ junto a Liam Payne de la banda sonora de ’50 sombras liberadas’ y hacia el final de la secuencia, aquella ‘Girls’ con Cardi B, Bebe Rexha y Charli XCX que no entusiasma pero tampoco molesta. El mensaje es claro: «aquí una de cada dos canciones ya es un hit y os lo vamos a demostrar desperdigando los singles a lo largo de todo el tracklist».
¿Qué pasa con el resto? Que cumple su función. ‘New Look’ hace un buen sándwich entre singles al principio, el atrevido título de ‘First Time High’ se sitúa a medio camino entre la EDM, la new-age y el neo-soul, ‘Summer Love’ junto a los Rudimental más drum&bass queda particularmente bien después de ‘For You’, y Julia Michaels deja su impronta para bien en la minimalista ‘Keep Talking’. Incluso podemos rescatar ese bonus track llamado ‘Velvet Rope’, situado a medio camino entre Lou Reed, Michael Jackson y los metales de Burt Bacharach. Es verdad que ‘Only Want You’ es demasiado Sia y ‘Hell of a Life’ ya no añade mucho como supuesto final de la edición normal, pero la verdad es que no me puedo sacar de la cabeza la idea principal de ‘Your Song’, co-autoría de Ed Sheeran: «ya no quiero oír más canciones tristes / solo quiero oír canciones de amor».
Calificación: 7,1/10 Lo mejor: ‘Anywhere’, ‘Your Song’, ‘Let You Love Me’, ‘Lonely Together’ Te gustará si te gustó: el disco de Zara Larsson el año pasado. Escúchalo: Spotify
En nuestra playlist con las mejores canciones del mes hemos seleccionado ‘Baby’, lo nuevo de Clean Bandit. Parece que Marina Diamandis está un poco gafada y este no va a ser uno de los grandes éxitos de la banda británica como sí lo fueron ‘Rather Be’, ‘Rockabye’, ‘Solo’ o ‘Symphony’, pues de momento tan solo ronda el top 30 en Reino Unido, pero eso no le quita méritos artísticos a una melodía preciosa cuyo origen está presto al debate.
Billboard ha decidido que la melodía de esta canción colaborativa tiene una inyección «flamenca». En realidad, a mí me suena un poco más a la canción melódica mediterránea de los años 60 y 70. Más que un tema de Moloko de house ibicenco y con guitarra española, es como si Marina se hubiera dejado influir por sus raíces griegas para entregarse al catálogo de una Vicky Leandros. Algunos de mis compañeros intuyen en ‘Baby’ también el poso latino «fake» de algunas viejas bandas sonoras de la época dorada de Hollywood, algo así como Elvis Presley jugando a ser flamenco pero terminando sonando entre español y mexicano; pero lo seguro es que en el momento «Guess I had my last chance / And now this is our last dance», esto parece una canción que podría haber sido editada por Elefant, de The School a Papa Topo pasando por La Casa Azul.
Después está lo de Luis Fonsi. Tiene todo el sentido su invitación, para terminar de dar al tema ese toque latino deliberadamente buscado, pero aquí suena demasiado cortado y pegado, y con muy poca química con Marina. De la misma manera que Justin Bieber sobraba en ‘Despacito’, porque lo mejor de ‘Despacito’ eran Fonsi y Daddy Yankee, él y su cuenta atrás no añaden tanto en una grabación que por suerte existe en acústico.
‘Contigo’ de Nos Miran es una de las 30 canciones que hemos seleccionado para nuestra playlist «Las Mejores Canciones del Momento», a la que puedes suscribirte aquí. La canción pertenece al buen EP que el dúo fichado por Elefant acaba de publicar y ha sido esta semana la pista más votada por nuestros lectores, convirtiéndose en nuestro top 1 semanal. Hablamos con ellos, Sergio Rodríguez y Marta Quintana, sobre este fascinante tema. Foto: Antonio Máiquez.
Vuestro anterior EP era más variado, este tiene un estilo más definido. ¿Podemos decir que con canciones como ‘Contigo’ estáis más cerca de tener vuestro estilo o seguiréis explorando nuevas vías?
Nos encanta cómo ha quedado ‘Contigo’. Es más, en el disco hay otras 2 canciones que siguen la misma línea de esta canción, como ‘Mientras bailo’ y ‘El planeta’. Son canciones para la pista de baile y nos gusta ese camino.
La canción es bastante italo, ¿cómo y cuándo descubristeis este estilo y cuáles son vuestras canciones favoritas del género?
Es un estilo que nos encanta y siempre ha estado muy presente en nuestras vidas. Podemos nombrar a Savage y su ‘Only You’ ¡Qué canción! O la magnífica ‘Fantasy’ de Lian Ross. Si nos vamos a los 90, destacar, por poner un ejemplo, a Haddaway y su tema comercial ‘What is Love’, aunque ya estaríamos hablando de eurodance, y también podemos nombrar a la archiconocida ‘Blue’ de Eifeel 65. También tenemos que hablar de Sally Shapiro, ya que el grupo tiene ciertas similitudes: música dance con bajos puramente electrónicos, arpegios, colchones atmosféricos, arreglos preciosistas y canciones comandadas por una voz dulce. ‘I’ll Be By Your Side’ es tan bonita, y el estribillo es tan fantástico… Digamos que Sally Shapiro es un referente para nosotros y para muchos.
Por otro lado, hay un poco de melodía clásica o casi folclórica, no sé por qué veo a Soleá Morente haciendo una versión de este tema. ¿A qué creéis que se debe?
Sí, es verdad. Pues puede deberse a que primero teníamos la música, sin letra, ni melodía de voz. Tras probar algunas cosas, pensamos que le podría pegar una melodía de ese estilo, fue un poco intencionado, pese a que la progresión de acordes, aunque esté en una tonalidad menor, es muy pop y no pensamos en el flamenco ni nada parecido. A lo mejor fueron esos sonidos de la canción los que nos recordaron un poco a Camela y de ahí fuimos tirando hacia una melodía más folclórica.
La letra parece hablar de una relación de larga duración en dudas, ¿de qué va exactamente y cómo surgió?
Sí, es más o menos eso, de cómo no es fácil a veces estar en una relación y de cómo se le puede hacer daño a la otra persona sin querer. También de esa sensación de que todo se repite constantemente y que no te apetece volver a vivir con nadie más lo mismo. Así que surgió así, de ese sentimiento que alguna vez se puede tener.
El vídeo se dio a conocer antes de que ‘Contigo’ se subiera a Spotify, ¿por qué fue? ¿Queríais que todo el mundo asociara vídeo y canción, para vosotros era un tema muy visual?
Se hizo así por temas de organización. Lo visual es importante pero no se hizo así a propósito.
¿Qué creéis que ha aportado a la canción el vídeo y su situación en torno a las caravanas?
En nuestra opinión el vídeo le va genial, porque no queda muy claro dónde estamos, o por qué estamos ahí, sólo hay muchas caravanas vacías y parece una pesadilla, y también es un poco laberíntico y agobiante, creemos que le va bien a la letra por la sensación que teníamos al hacerla.
¿Qué podemos esperar del futuro de Nos miran después de esto? ¿Tenéis muchas más canciones compuestas y grabadas para un hipotético disco o seguiréis escribiendo?
Pues seguimos haciendo canciones que, poco a poco van cogiendo forma y, cuando estemos conformes con el resultado, las grabaremos. No sabemos si saldrán como ‘Contigo’, aunque desde luego es el estilo que nos gusta y queremos continuar en esa línea, aunque también nos gustan las canciones más lentas y envolventes. Sin embargo, vemos que no nos atrae hacer canciones más punk como por ejemplo en el EP anterior. Ya vamos entendiéndonos mejor y concretando las cosas que nos gustan a ambos, ¡así que a ver cómo queda!
El “éxtasis” de Rosalía, C. Tangana convertido en San Sebastián por Eduardo Casanova, las fantasías de Travis Scott, Milla Jovovich acosada por Parcels, y los Stories de Miss Caffeina. Analizamos los referentes estéticos y narrativos de cinco de los videoclips más destacados de las últimas semanas.
Di mi nombre (Rosalía)
Santo Domingo de Guzmán fundó la orden de los dominicos en el siglo XIII. Cuentan las hagiografías que en su lecho de muerte dio gracias a Dios por haberle permitido guardar la castidad. Esa es la razón por la que habitualmente se le representa con un ramo de azucenas en la mano, símbolo de la virginidad. El retrato del santo aparece en la pared de la habitación principal del vídeo ‘Di mi nombre’. No es la única referencia iconográfica a la pintura, el catolicismo y la virginidad. El vídeo se abre y cierra con Rosalía en una cama donde hay un rosario (a quien Domingo le otorgó un propósito evangelizador), ataviada con un vestido blanco “virginal” e imitando la pose (y parte de la vestimenta) de ‘La maja vestida’ de Goya. La letra de la canción -que por mucho que Rosalía diga que no dice “yeli, yeli», suena a “yeli, yeli”-, unida a la orgásmica secuencia del “éxtasis” en la cama, nos proporciona suficientes pistas: ‘Di mi nombre’ se podría interpretar como la representación de la primera relación sexual de una adolescente gitana o, siguiendo el argumento de la novela en la que está inspirado el disco ‘El mal querer’, ‘Flamenca’ (curiosamente también del siglo XIII), de la pérdida de la “pureza” marital por una relación adúltera. El vídeo, rodado casi todo en continuidad, destaca por el expresivo uso de la cámara que acompaña en todo momento a la cantante e incluso imita sus movimientos.
Cuando me miras (C. Tangana)
Y seguimos con iconografía religiosa. ‘La Virgen y el Niño en un cuadro rodeado de flores y frutas’, de Brueghel y Rubens (que se puede ver en el Prado) o ‘La Piedad’ de Miguel Ángel aparecen reinterpretados en clave iconoclasta y homoerótica por Eduardo Casanova en el nuevo vídeo de C. Tangana. Con ecos (chillidos, más bien) del universo visual de Pierre et Gilles y David LaChapelle, ‘Cuando me miras’ parece un padrastro arrancado de ‘Pieles’, el debut en el largometraje de Casanova. El estilo visual, los personajes y el efecto dramático que persigue es el mismo: un teatral roce entre lo cuqui y lo deforme, lo bello y lo sórdido, la luminosidad pop y la oscuridad de lo siniestro, capaces de generar rasposas metáforas sobre el concepto de monstruosidad física y moral. El director utiliza la cámara lenta para inyectar dramatismo y solemnidad a las imágenes y componer un relato sobre la iconografía del ídolo pop marcado por el simbolismo pictórico. Los protagonistas son el rosa, y la rosa: una flor con espinas que se clavan en la piel del cantante como las fechas en el cuerpo de San Sebastián.
Sicko Mode (Travis Scott)
En sintonía con la variedad vocal y musical de la canción, el director Dave Meyers (conocido por sus fabulosos trabajos para Ariana Grande o Kendrick Lamar) ha ilustrado ‘Sicko Mode’ haciendo gala de una apabullante inventiva estilística. El vídeo comienza con unos planos cenitales de un barrio de Houston (Texas) “pintados” como un cuadro de Andy Warhol. La aparición de Drake, paseando al perro entre botes de humo como un ultrasur, abre la puerta a un chorreo de efectos digitales, ópticos y de montaje capaces de dejarte con la boca más abierta que la cabeza gigante de Travis. Hay de todo. Desde vistosas transiciones en forma de barridos o efectos lumínicos, juegos de perspectivas, grafitis animados, zooms hiperbólicos o puzzles anatómicos, hasta un homenaje al célebre “anti-gravity lean” del ‘Smooth Criminal’ de Michael Jackson. Un vídeo que visualmente parece rodado a ritmo de twerk y que sirve para ilustrar una recurrente fantasía rapera: joyazas, cochazos y culazos. Solo falta Drake repartiendo panoja.
Withorwithout (Parcels)
Desde que en 1978 John Carpenter clavara con un cuchillo de cocina los principios del slasher en ‘La noche de Halloween’, el popular subgénero de terror ha sido doblado, retorcido y escurrido más veces que una toalla de playa. ‘Withorwithout’ es un modesto homenaje al slasher con Milla Jovovich, fan de Parcels, como protagonista. Desde el cartel, obra de Laurent Melki (autor de afiches de VHS tan emblemáticos como ‘Creepshow’, ‘Videodrome’ o ‘Ghoulies’), hasta la tipografía del nombre del grupo, con letras rojas sangrantes, todos los elementos del vídeo están dispuestos para hacer una festiva ola al subgénero: un prólogo amenazante con scream queen de protagonista, un desarrollo clásico de “invasión del hogar” y un desenlace con sorpresa a lo ‘El club de la lucha’, muy trillado pero eficaz. El director Benjamin Howdeshell mezcla la crudeza del relato de terror con la música amable del grupo, y la narrativa del slasher ochentero con la estética de títulos más recientes como ‘Los extraños’ o la saga ‘The Purge’, con los miembros de Parcels como acosadores nocturnos.
Merlí (Miss Caffeina)
Aunque las funcionalidades sean nuevas los conceptos son antiguos. Los Stories de Instagram o Snapchat hubieran hecho babear de gusto a dadaístas, surrealistas, Fluxus o artistas del videoarte efímero. Basándose en esos Stories, el realizador Jesús NYSU ha creado en ‘Merlí’ algo así como una cadena de clips inacabados, de recortes visuales que se relacionan entre sí como un cadáver exquisito. La idea, aunque atractiva, no está conseguida del todo, ya que, si no lees la explicación que el mismo autor da en el sumario de Youtube, lo que ves es una sucesión de escenas que componen un videoclip como los de toda la vida. En esas Stories cabe de todo. Hay explícitos homenajes al “payaso asesino” John Wayne Gacy o a los fantasmas de ‘Finisterrae’ y el de ‘A Ghost Story’, metáforas surrealistas como las de las cabezas-ojo o las axilas dentadas, un plano de un hombre huyendo que recuerda a la hipnótica estética setentera del cine de Peter Strickland (‘Berberian Sound Studio’, ‘The Duke of Burgundy’), varias secuencias de homoerotismo naturalista, y mucha parodia-tributo a la música disco con los miembros del grupo “replicados” en versiones femeninas e infantiles.
Dani Mateo ha sido imputado por sonarse los mocos con la bandera española durante un gag de El Intermedio emitido el pasado 31 de octubre. Así, el humorista tendrá que acudir el próximo lunes 26 de noviembre a las 11.30 al Juzgado de Instrucción Nº 47 de Madrid para declarar tras admitirse la denuncia de la Alternativa Sindical de Policía por los presuntos delitos de odio y ultraje a símbolos nacionales o sus Comunidades. No será la primera vez que declare, pues ya tuvo que hacerlo por un gag sobre el Valle de los Caídos, siendo finalmente absuelto.
Así lo confirma Vertele, donde se recuerda que el sindicato policial interpuso la denuncia en el juzgado de guardia de Madrid a principios de este mes de noviembre. Se habrían vulnerado los artículos 543 y 510 del Código Penal, el primero de los cuales indica que «las ofensas o ultrajes de palabra, por escrito o de hecho a España, a sus Comunidades Autónomas o a sus símbolos o emblemas, efectuados con publicidad, se castigarán con la pena de multa de siete a doce meses».
El Intermedio pidió perdón por el gag indicando que «no había intencionalidad política ni ningún posicionamiento editorial detrás», pero no ha servido para calmar las aguas. Por otro lado, La Plataforma en Defensa de la Libertad de Información ha tachado de «despropósito» esta nueva imputación contra Dani Mateo. “Quien persigue a un cómico por ejercer la libertad de expresión se esta sonando las narices con nuestra Constitución», ha afirmado el director legal de esta organización. La reacción de Mateo en Twitter ha sido subir un payaso.
Chris Martin de Coldplay tiene otras cosas que “celebrar” aparte de la boda de la hija de Amancio Ortega, por ejemplo, el nuevo recopilatorio de éxitos de Take That, ‘Odyssey’, que se ha lanzado hoy y conmemora el 30 aniversario de la formación del grupo en 1989 (aunque su primer single no salió hasta 1992).
Con motivo de este aniversario, colegas de Take That han enviado mensajes de felicitación al grupo, y el de Martin es el más “especial” de todos. Vestido con unas gafas de sol, una gorra con la visera del revés, un chaleco de cuero y unos leggings, Martin satisface o destruye tus deseos homoeróticos bailando al ritmo de ‘Do What You Like’ en su jardín con la intención de ser un Take That.
Martin, entonces, se dirige a cámara para anunciar: “Han pasado 30 años y todavía estoy haciendo audiciones y quiero saber sobre mi banda favorita, Take That. Ellos nunca me llaman, ¡pero yo nunca me rendiré!”, clama antes de cantar la canción equivocada. “Volveré de verdad, porque espero que me queráis en vuestra banda algún día”.
Twitter flagged the first upload for copyright as the cover was so good 😱 Here it is again… thank you Chris @Coldplay! #TT30 pic.twitter.com/gWb3SAcepZ
Alondra Bentley no para de mostrar que es un espíritu inquieto. Su voz, preciosa y aguda, es idónea para lo que ha venido haciendo en los primeros años de carrera: canciones folkies e intimistas, discos de nanas… que la podrían haber convertido en algo así como la Marissa Nadler de nuestro país. Pero no. ‘Resolutions’ en 2015 ya mostró un poso decididamente electrónico redondeado por la producción de Matthew E. White y ‘Solar System’ es un paso más en cuanto a estilo.
El nuevo álbum de Bentley está ahora inspirado por la electrónica de los años 70, con algún poso de psicodelia sesentera, como se aprecia muy bien en la segunda parte de ‘Tiny Portion of the Sun’, que puede gustar mucho a los seguidores de Tame Impala. Esta mención al «sol» o a la «luz» no es la única en los títulos o las letras del álbum (de ‘Burning Sun’ a ‘Before Sunset’), y en sintonía, los textos hablan a menudo de «cielos» y «baños de sol» (‘Priority’). Así se conjuga este «sistema solar», muy diferente por cierto al que ha dibujado después Zahara, pero solo para narrar historias personales tan bonitas y asequibles como las de la mencionada ‘Before Sunset’. Un reencuentro entre amantes parisinos 14 años después en Barcelona, que constituye la mejor canción del álbum cuando este estaba ya acabando.
Las letras de Alondra Bentley son cristalinas, y es de agradecer que sea una buena narradora de historias en un mundo del pop que en España, a menudo, se esfuerza demasiado en los versos, haciendo estos por momentos incomprensibles. ‘Mixtapes‘ habla sobre una relación pasada de la que se recuerdan con nostalgia los paseos en motocicleta y ‘My Projection of You’ sobre imaginar a alguien de quien no sabes nada en realidad. Por eso es una pena que, quizá en su deseo de huir de lo que se espera de Alondra, algunas canciones se hayan ido a volar por el espacio demasiado lejos de nuestro alcance, como es el caso de ‘My Projection of You’, que solo destaca por su letra pese a abrir cara; o ‘Prism’, demasiado arisca tras su prometedor principio. ‘Mixtapes’ y ‘45 Hours‘ tienen su pegada, pero no tanta como ‘What Will You Dream’. Bentley actúa este sábado 24 de noviembre en Barcelona y el 25 en Madrid. Más fechas y detalles, aquí.
Calificación: 6/10 Lo mejor: ‘Before Sunset’, ‘Mixtapes’, ’45 Hours’, ‘Sleep, Breathe and Run’ Te gustará si te gustan: Stereolab, el último de Russian Red, Marissa Nadler Escúchalo:Spotify
Bob Dylan ha sido noticia en los últimos tiempos por ganar el Nobel de Literatura -aunque también por supuestamente plagiar el discurso de recepción del premio- y por grabar al fin su “canción gay”.
Lo que ya no espera demasiada gente que haga Bob Dylan es salir en la tele, pero eso es precisamente lo que ha hecho en la noche del jueves. El músico, que acaba de lanzar al mercado su propio whisky, se ha pasado por el programa de Jimmy Fallon para grabar una secuencia en la que acompaña al presentador a un circo. Ambos atienden al espectáculo a su manera, Fallon embelesado y Dylan… pues como si nada, pero el final con “plot twist” sugiere que la “aparición” de Dylan es más fantasmal de lo que parecía.
El whisky de Dylan, que está disponible desde mayo, se llama, apropiadamente, ‘Heaven’s Door’. Como explica Todo Whisky, se trata de una línea de licores con tres “expresiones”, “un bourbon de Tennessee, un whisky envejecido en doble barrica y un straight rye”.
Dylan, que en 2019 cumple 78 años, publicaba en 2017 su último disco de versiones, ‘Triplicate‘, que, sí, era triple. El músico lo ha presentado este año en varios conciertos por España.