No ha habido actuación histórica, ni un poco polémica, este año en los MTV Video Music Awards, que se han celebrado esta noche en Nueva York, dando como gran ganadora de la noche a Camila Cabello y en los que han actuado también Ariana Grande, Nicki Minaj, Shawn Mendes, Post Malone o Jennifer Lopez, quien ha recibido el Video Vanguard Award por sus contribuciones al mundo del videoclip.
Pero no hay ceremonia musical que no produzca memes y los MTV Video Music Awards no han sido una excepción, empezando por varios que destacan la ausencia en la gala de artistas tan importantes como Beyoncé y Jay-Z, que estaban nominados y han ganado un par de premios (Mejor cinematografía, Mejor dirección artística) o Taylor Swift, que estaba nominada pero no ha ganado nada.
El extraño discurso centrado en sí misma de Madonna sobre Aretha Franklin también ha generado bromas en la red, así como la mirada miope de Ariana Grande. Ella misma aparece contando algo a Nicki Minaj en un GIF que se ha hecho viral por la reacción de la rapera, que parece dispuesta a repartir tortazos, y también ayudándole con el vestido cuando Minaj sube al escenario para recoger una estatuilla.
Uno de los inesperados protagonistas de la noche ha sido Max, el hijo de Jennifer Lopez, cuya reacción ante la mención de su madre durante su discurso de agradecimiento por el Video Vanguard Award es imperdible. La propia J Lo es protagonista de bromas por su premio, como la que ilustra este post.
Más sobre los VMA y sus protagonistas, en nuestros foros.
Esta noche ha tenido lugar en el Radio City Music Hall de Nueva York una nueva entrega de los MTV Video Music Awards. El premio más importante de la ceremonia, el de Vídeo del año, ha ido a parar a Camila Cabello por ‘Havana’. Se lo ha entregado Madonna, quien previamente ha realizado un discurso en recuerdo a la recientemente fallecida Aretha Franklin que ha sido duramente criticado en las redes sociales. En su discurso, Madonna ha explicado cómo una fallida actuación de ‘(You Make Me Feel Like) A Natual Woman’ en los albores de su carrera cambió el curso de su vida, haciendo escasa mención a la propia Aretha, hasta el punto que hay quien opina en Twitter que Madonna ha convertido la muerte de Aretha en una nueva oportunidad para hablar de sí misma.
People are upset about Madonna's Aretha Franklin tribute at the VMA's 'cos it was basically all about her and not Aretha. Whatchu think? Here's a snippet
Otra de las grandes protagonistas de la noche ha sido Jennifer Lopez, quien ha recibido el Video Vanguard Award y ha realizado una actuación de 10 minutos en la que ha metido todo lo que ha podido, desde ‘Waiting for Tonight’ a ‘All I Have’ pasando por ‘On the Floor’, ‘Get Right’, ‘Love Don’t Cost a Thing’, ‘I’m Real’ e incluso ‘Ain’t Your Mama’. Aunque, tras su actuación, el mundo se debe haber quedado preguntando “¿E ‘If You Had My Love’ pa cuándo?”
Entre las actuaciones destacadas de la noche se encuentran la de Ariana Grande, que ha montado una especie de “última cena” con sus bailarinas para ‘God is a Woman’, y Travis Scott, que ha sacado al mismísimo James Blake (!!!) a los VMA para cantar ‘Stargazing’ y ‘Trying to Be God’. Por su parte, Nicki Minaj ha hecho un “medley” de su disco ‘Queen’, Shawn Mendes ha cantado ‘In My Blood’, Maluma ‘Felices los 4’, Logic y Ryan Tedder se han acompañado en ‘One Day’ de familias inmigrantes y Post Malone ha compartido escenario con Aerosmith (?) para cantar ‘Rockstar’ y ‘Dream On’, entre otras.
Precisamente ‘Rockstar’ se ha llevado el premio a Canción del año, mientras Cardi B, que ha inaugurado la gala haciendo como que daba de mamar a su bebé (no era su bebé), haciendo su primera aparición pública tras dar a luz, ha ganado el premio a Mejor artista nuevo y también el de Mejor colaboración por ‘Dinero’ junto a J Lo y DJ Khaled y Canción del verano por ‘I Like It’ con J Balvin y Bad Bunny. ‘No Tears Left to Cry’ de Ariana Grande ha sido el Mejor vídeo pop, ‘Chun Li’ de Nicki Minaj el Mejor vídeo de hip-hop, ‘APESHIT’ de The Carters Mejor cinematografía
y Dirección de arte, ‘Mi gente’ de J Balvin y Willy William el Mejor vídeo latino, ‘All the Stars’ de Kendrick Lamar y SZA el vídeo con Mejores efectos visuales, ‘Lemon’ de N.E.R.D. y Rihanna Mejor montaje, y ‘This is America’ de Childish Gambino el Mejor vídeo con mensaje y Mejor coreografía. La prometedora Hailey Kiyoko se ha llevado a casa el Premio “Push”.
Aquellos muy metidos en el universo de influencers e instagrammers, esa estirpe, conocerán sobradamente a Lele Pons, una joven venezolana afincada en Miami que comenzó a ser popular por sus vídeos –pequeños gags cómicos– en Vine (R.I.P.), que la llevó a ser calificada por Time como una de las jóvenes latinas más influyentes del mundo. De ahí, trasladó su base de fans a Youtube, donde la siguen más de 11 millones de personas, y sobre todo a Instagram, red social en la que, además de acumular 26 millones de seguidores, ostenta una marca que no es ninguna broma: sus Stories acumulan más visualizaciones al año que los de Kim Kardashian, Maluma o Ariana Grande, por ejemplo.
Con esos méritos, no sorprende (bueno, un poco sí, pero no mucho) que La Voz México la haya elegido para presentar su próxima edición, ni que Universal le haya ofrecido un contrato discográfico sin haber publicado aún ningún single. Aunque sí que había hecho sus pinitos en el mundo del pop: si recordáis (seguro que sí) el clip de ‘Havana’ de Camila Cabello, Lele hacía de “hermana” de la cubana; y también hacía una aparición en el clip de ‘Downtown’, el single conjunto de Anitta y J Balvin lanzado el pasado año.
Con estos antecedentes, la pasada primavera Lele debutaba en ‘Dicen’, un dueto con un cantante neoyorquino adolescente llamado Matt Hunter. Si Hunter se estaba haciendo famosillo en su país por sus canciones de urban pop en español, su espaldarazo definitivo ha llegado con esta canción con Pons que, con más de 35 millones de reproducciones en Spotify, prácticamente triplica su mayor éxito anterior. ¡Y su vídeo suma ya 114 millones de streamings! La multinacional tenía que estar muy ciega para no ver el filón, y ahora Lele ha publicado su primer single en solitario, ‘Celoso’.
Se trata de una canción producida por DVLP –que recientemente trabajaba con C. Tangana en ‘Bien duro’, por ejemplo– que parece ir de cabeza a por el hallazgo del pop disfrutón con coartada empoderada y feminista á là ‘Lo malo’ –“te pones celoso si me ves con otro (…) yo no soy de ellos ni tuya tampoco (…) hago lo que quiero, sólo me la gozo”–. Y funciona: desde que se lanzara su clip oficial el viernes, ya acumula más de 22 millones de visitas –por acotar el orden de magnitud, el clip de Janet Jackson estrenado el mismo día suma algo más de 12–. Su tirón en redes sociales tendrá su parte de responsabilidad, es evidente, pero la verdad es que ese “rom-popom-popopom” es bastante magnético.
Tras un aparente paroncillo que siguió a la edición de ‘Hipi Hapa Vacilanduki’, su álbum debut oficioso, el rapero canario Bejo ha pasado este año lanzando singles en su línea a medio camino de lo surrealista, lo humorístico y lo lisérgico, como ‘Onomeatropella’, ‘Helarte’, ‘Una papa pal kilo’ o ‘Perogrullo’. Y este fin de semana, manteniendo una frecuencia de lanzamientos de un single cada dos semanas, ha llegado un nuevo episodio titulado ‘El tupperware’.
Tras varios trabajos con horror.vacui, Nico Miseria o Lativo, ‘El tupperware’ está producida por DJ Pimp, con el que se ha compenetrado tras convertirse en su escudero instrumental más fiel en los directos que ha venido ofreciendo en el último año. Una base abiertamente funk, colorida y muy bailable, en la que, anticipándose a lo efímera que puede resultar su relación con alguna de sus conquistas, le pide “al menos déjame una teta en un tupper”.
Esto deriva en el principal gancho de la canción, que nace de la segunda parte del nombre de ese contenedor de plástico, que Bejo repite con la melodía del hit ‘Work’ de Rihanna, dejándonos uno de sus momentos más chorras/hilarantes. Como no podía ser de otra manera, un imaginativo clip del habitual Cachi Richi que, protagonizado por jirafas tricéfalas, peces-gallo y, claro, tetas en tápers, redondea la obra y lo sitúa, como es frecuente en ellos, en la lista de tendencias de Youtube (el número 15, en este momento). Bejo acometerá el próximo septiembre un nuevo tour por América Latina, con shows ya confirmados en México y Argentina.
Hace unos días destacábamos el regreso de la canadiense Kiesza, la delirante y cómica ‘Phantom of the Dance Floor’. Un single que, como advertíamos, supone su regreso a la independencia tras su paso por Island Records, subsello de Universal Music (en el que, por ejemplo, publican artistas y grupos como U2, Justin Bieber, Shawn Mendes, Demi Lovato…). Un paso que sólo puede calificarse de fracaso y sobre el que la artista pelirroja da ahora buena cuenta en una entrevista para Music Business Worldwide, en la que no se guarda, aparentemente, nada.
En ella, Kiesza destaca que ‘Hideaway’, su monster-hit del año 2014 (en estos momentos suma más de 700 millones de streamings entre Spotify y Youtube) fue creado íntegramente desde la independencia, incluido aquel memorable clip en una solo plano-secuencia, escrita por ella junto a su productor Rami Samir Afuni que, además, era A&R de Island. La canción creció por el boca a oreja de blogs y su vídeo se hizo viral, lo cual, aprovechando a fuerza promocional de Universal, la llevó a ser número 1 en Reino Unido, donde fue disco de platino (igual que en Alemania, mientras que en Italia y su país fue incluso multi-platino), y llegando a ser disco de oro en EE UU. “A partir de ahí, todo cambió”, cuenta Kiesza: “cuando tienes éxito en este negocio, la gente empieza a cambiar –hay codazos, y empiezan a mostrar su verdadero yo. (…) Vi gente en la que realmente confiaba transformarse en monstruos, prácticamente de la noche a la mañana. Toda la experiencia fue muy estresante y aterradora”.
Habla particularmente de cómo “todo el mundo se quedó aterrorizado” cuando, tras firmar un acuerdo millonario por un EP y dos álbumes, presentó su segundo single tras ‘Hideaway’, ‘Giant In My Heart’. Mientras que ella apostaba por un crecimiento más “orgánico”, más paulatino, la compañía deseaba un single que sonara de inmediato en las radios norteamericanas. La canción obviamente fracasó en ese propósito y, de inmediato, “tan rápido como empezó”, comenzó a comprobar cómo el apoyo se esfumaba. Kiesza detalla cómo ella y su coreógrafo se embarcaron por su cuenta en la tarea de promocionar ‘Giant In My Heart’ en clubs de Londres y Nueva York, apoyándose en ‘Hideaway’. “Cuando alcanzó el nº 4 en Reino Unido, todos en el sello querían llevarse la gloria por el éxito”, revela.
Pero los sinsabores continuaron cuando se publicó ‘Sound of a Woman’, con Island negándose a aceptar la balada que daba título al disco como single y, luego, a promocionar el álbum, con el consiguiente batacazo comercial. Después de que sustituyeran a su A&R, Kiesza dice que un día, en el estudio, recibió el mensaje definitivo: “no creemos que tu visión de ti misma concuerde con la nuestra”, que la rompió el corazón. La artista también hace después un interesante análisis sobre cómo los empleados de la compañía no actúan por maldad, sino por simple miedo cuando había incertidumbre, y cómo sentía que la trataban como una muñeca o una niña pequeña, porque “también tienen miedo de ti. Por suerte para ella, la salida del ya ex-director director de Island, David Massey, hacia Arista, ha propiciado su desvinculación del contrato y le da al fin la posibilidad de volver a trabajar con libertad. Tras cambiar también de manager, Kiesza revela que Massey le presentó a Stuart Price y que actualmente está trabajando con él en su nuevo material, incluido su reciente single house-operístico.
Ese tour de ensueño para los amantes del metal más teatral que es ‘Twins of Evil: The Second Coming’ y que reúne a Rob Zombie y Marilyn Manson, está resultando más pesadillesco, incluso, de lo que sus fans querrían. Si hace unas semanas Manson cancelaba su actuación poco antes de celebrarse, poniendo a los seguidores en el brete de quedarse para ver únicamente a Rob Zombie y su banda, o marcharse para tener derecho a reclamar el abono de la entrada, el show que se celebraba anoche en Houston fue cancelado después de su comienzo.
La razón fue que Manson sufrió un desvanecimiento mientras interpretaba con su banda su versión del hit de ‘Eurhythmics ‘Sweet Dreams (Are Made Of This)’, tal y como se puede ver en un vídeo difundido por The Guardian. No fue, en todo caso, una sorpresa, puesto que Zombie ya había alertado de la indisposición del autor de ‘Heaven Upside Down‘ cuando comenzaba su concierto (“Ahora mismo debe estar en su autobús sintiéndose hecho una mierda”, dijo Zombie según el diario británico).
Sin embargo, Marilyn salió a actuar según lo previsto aunque confirmó que no se encontraba bien por lo que él llamó un “envenenamiento por calor” (“heat poisoning”, literalmente; lo que aquí se conoce comúnmente como “golpe de calor” o tabardillo), aunque no tomó medidas como, por ejemplo, quitarse la camiseta. La indisposición le hizo estar algo errático durante su actuación, como puede verse en otros vídeos, hasta hincar la rodilla en el momento antes narrado. Más tarde volvió a escena para interpretar desde su célebre atril ‘Antichrist Superstar’ para luego dar por finalizado el concierto definitivamente. Por el momento, parece que este incidente no afectará a las seis fechas que restan para finalizar esta gira por Norteamérica.
En 2015, La Asociación de la Industria de la Grabación de Estados Unidos (RIAA) anunció que ‘Thriller’ de Michael Jackson había alcanzado las 30 millones de copias vendidas en Estados Unidos, un hito al alcance solo de Eagles, cuyo ‘Their Greatest Hits 1971-1975’ ocupaba la segunda posición con ventas muy cercanas, en torno a los 29 millones.
Gracias a la combinación de ventas y streaming, como explica la RIAA a The Associated Press, los Eagles superan ahora a ‘Thriller’ y ‘Their Greatest Hits 1971-1975’, su famoso recopilatorio de éxitos, se posiciona como el disco más vendido de la historia en Estados Unidos, sumando un total de 38 millones de copias vendidas (es 38 veces Disco de Platino). ‘Thriller’ es el segundo con 33 Discos de Platino. Pero que no os engañen los titulares “Eagles tienen el disco más vendidos de todos los tiempos” que se están leyendo por medios anglosajones (probablemente americanos), ya que ‘Thriller’ sigue siendo el disco más vendido de la historia, pues sus ventas globales se estiman en torno a los 100 millones de copias. Eso sí, Eagles firman a su vez el tercer disco más vendido en Estados Unidos con ‘Hotel California’, que es 26 veces platino.
Eagles han agradecido el éxito en un comunicado, expresando gratitud a su familia, equipo, la “gente en la radio” y a sus fans, “que han estado con nosotros en lo bueno y en lo malo durante 46 años”.
En un comunicado, el grupo británico Teenage Fanclub anuncia que Gerard Love, su bajista original, abandona la formación. La marcha de Love se debe a diferencias entre Teenage Fanclub y él en relación a los planes de gira de la banda, y se efectuará una vez esta haya terminado su próxima gira en Reino Unido el próximo mes de noviembre.
Este es el comunicado: “Después de varios meses hablándolo entre el grupo, existe una diferencia de opinión entre nosotros, lamentablemente irresoluble, en cuanto a si el grupo debería proceder con sus planes de gira propuestos, de modo que después del concierto en Londres, Gerry abandonará la banda, y Teenage Fanclub seguirá sin él. La banda desea a Gerry todo lo mejor en sus aventuras musicales futuras”. Los primeros conciertos de Teenage Fanclub sin Love tendrán lugar en Asia y Oceanía.
Love fue, en 1989, uno de los miembros fundadores de Teenage Fanclub, y como Norman Blake y Raymond McGinley, contribuyó numerosas canciones al grupo, entre ellas su canción más popular en las plataformas de streaming, ‘Sparky’s Dream’, incluida en su quinto álbum, ‘Grand Prix’ (1995), además de su mayor éxito comercial en Reino Unido, ‘Ain’t that Enough’, que fue top 17 y el single principal de ‘Songs for Northern Britain’ (1997). Love compuso también ‘Star Sign’ del disco ‘Bandwagonesque’ (1991), ‘Hang On’ y ‘Radio’ de ‘Thirteen’ (1993), ‘Don’t Look Back’ del mencionado ‘Grand Prix’ y ‘I Need Direction’ de ‘Howdy!’ (2000), entre otras.
Hoy, cuando la paciencia y el interés son bienes virtuales escasísimos para el mundo de la cultura y la satisfacción debe ser tirando a inmediata, las primeras impresiones –a menudo las más certeras– suelen ser cruciales. En ese sentido, ‘Sweetener’ ha llegado al mundo con mal pie: las primeras reseñas y reacciones del público general están siendo relativamente negativas, con la palabra “decepción” a modo de mantra. Y la culpa, en este caso, la podría tener las altísimas expectativas despertadas por dos singles sobresalientes como ‘No Tears Left To Cry’ y ‘God Is A Woman’, de largo las dos mejores canciones del cuarto largo de Ariana Grande.
¿Hizo bien Ariana en presentar el álbum con la crema? Sí, sin duda: en no pocas ocasiones hemos visto cómo una mala elección en los primeros indicios de un disco pop pueden hacer que el público dé la espalda a obras que, a posteriori, se han revelado mejores de lo que anticipaban. Sin embargo, el “mal” que aquellas dos canciones han hecho a ‘Sweetener’ es que no eran representativas de su sonido. Porque, en realidad, Max Martin y sus estrechos colaboradores Ilya Salmanzadeh y Savan Kotecha, productores y co-autores de aquellas, apenas están presentes en dos canciones más, que, a todas luces, conforman lo mejor del largo: el sensual –amargo en lo lírico– mediotiempo trap-pop ‘Everytime’, y ‘Breathin’, un banger al estilo ‘Into You’ –un clip a la altura y quizá un buen remix, podrían hacer de ella un hit– en el que Grande envía un mensaje bonito y positivo sobre superar la ansiedad.
El resto del disco, con excepción de un par de concesiones al equipo de TBHits –capaz de cosas tan monas como ‘Better Off’, y también tan prescindibles como ‘Goodnight N Go’ –que no es ni la mitad de chula que el original de Imogen Heap– o la bromilla ‘Pete Davidson’–, se caracteriza casi al completo por contar con el traicionero “sello Pharrell”, convertido en el Timbaland de esta era: su sonido es tan reconocible como predecible, confundiendo el minimalismo con la cutrez y lo rácano. Williams consigue que la vocalmente sobrenatural Ariana resulte no ya inane –como en ’Get Well Soon’– sino también irritante, como en ’Blazed’, ‘The Light Is Coming’ –curioso cómo, al contrario que ‘Bed‘, se ha hecho pequeña con los días, quedando en nadería en esta secuencia– o ‘Borderline’. Curiosamente, estas tres coinciden en ser los tres únicos featurings de ‘Sweetener’: el primero, con la innecesaria intervención del productor, y las otras con dos raperas como Nicki Minaj y Missy Elliott, que generalmente dan lustre y magnetismo a lo que tocan y en este caso suenan impersonales y marciales, como meras funcionarias del rap.
Sin embargo, agrupar todo lo que ha tocado Pharrell en ‘Sweetener’ bajo esa visión sería simplista: las escuchas hacen que brille ostensiblemente una “clase media” de canciones como ‘R.E.M.’ –aparentemente dedicada a su actual pareja, el ya citado Davidson, con explícitos “tú sabes como comerlo”–, ‘Sweetener’ –con un estribillo que, de nuevo, parece aludir simpáticamente al sexo oral femenino–, o la juguetona ‘Succesful’ –un aparente autohomenaje a la par que un himno de sororidad–, en las que el tratamiento feo/bonito, dulce/salado, cándido/picante que Williams aplica al pop R&B de la cantante resulta tremendamente adictivo. Es en estas donde este tándem cobra sentido, y revela una faceta versátil de Grande, capaz de equilibrar gorgoritos y swag, que la aproxima a eso que tan buenos réditos da a Bruno Mars, por ejemplo.
Ese trío, a la postre, hace que la balanza se incline hacia el lado positivo y que ‘Sweetener’, aunque no llegue a superar el que es, hasta hoy, el mejor disco de Grande, ‘Dangerous Woman’, sea un más que aceptable paso hacia la consolidación de su talento. Si los fans y la industria resisten esas prisas inherentes a esta época, parece indudable que Ariana Grande llegará a publicar discos a la altura de su inconmensurable talento.
Calificación: 6,8/10 Lo mejor: ‘No Tears Left To Cry’, ‘God Is A Woman’, ‘Breathin’, ‘Everytime’, ‘Sweetener’ Te gustará si te gustan: Christina Aguilera, Bruno Mars, Beyoncé Escúchalo:Spotify
Tres años después de ‘Lucid Dreaming‘, que dejó temas estelares como ‘Everything We Touch’, ‘Games for Girls’ con Lindstrøm o ‘Julian’, las gemelas Miranda Anna y Elektra June Kilbey-Jansson, Say Lou Lou, vuelven el 21 de septiembre con un nuevo álbum -el segundo de su carrera- llamado ‘Immortelle’.
El primer adelanto de ‘Immortelle’ ha sido ‘Ana’, un tema sorprendente por su fiel recreación del sonido trip-hop que triunfaba a finales de los 90 -más Hooverphonic que Portishead- y entorno a ese periodo se halla el sonido del nuevo single de las hermanas, ‘Golden Child’. Sin absolutamente nada que ver en realidad con ‘Ana’, ‘Golden Child’ se sirve de guitarras acústicas, cuerdas, la presencia testimonial de unos sintetizadores y sobre todo una melodía como un sol de brillante para armar un emotivo medio tiempo que recuerda al pop melancólico de Richard Ashcroft (The Verve) o Natalie Imbruglia. Es también una canción que perfectamente podían haber escrito The Last Shadow Puppets.
Say Lou Lou explican que ‘Golden Child’ es “una oda a nuestras hermanas menores, y a nosotras mismas de jóvenes, explicando cuán complicadas pueden ser las estructuras culturales y patriarcales en el proceso de auto-descubrimiento, tan contradictorias y duras de navegar”. “En la canción”, continúan las hermanas, “les imploramos que se liberen de las ataduras invisibles y de todo aquello que se espera de una mujer joven, y que vean el mundo y la vida que hay frente a ellas desde el otro lado”. “Es como una nana de empoderamiento”, apuntan.
Asia Argento, actriz y quien fuera pareja del fallecido chef Anthony Bourdain, fue una de las voces principales en las acusaciones por abuso sexual vertidas contra el productor Harvey Weinstein el pasado mes de octubre, y que daban pie más tarde al nacimiento del movimiento #MeToo.
Lamentablemente, ahora es la propia Argento quien se encuentra en el foco de los abusos sexuales después que The New York Times haya publicado un artículo en el que detalla que la actriz intentó parar, mediante pacto legal y pago de 380.000 dólares, un aviso de demanda por parte del joven actor Jimmy Bennett, quien acusa a Argento de haber abusado sexualmente de él cuando era menor de edad (Argento y Bennett se conocen desde 2004, cuando aparecieron ambos en la película ‘El corazón es mentiroso’). El actor sostiene que Argento abusó de él en 2013, en una habitación de hotel en California, cuando ella tenía 37 años y él 17.
Según las informaciones de The New York Times, el encuentro entre Argento y Bennett transcurrió de manera que ella fue a visitarle al hotel en el que se encontraba y, al llegar, “le dio de beber alcohol y le enseñó una serie de notas que le había escrito”. Entonces “le besó, le empujó a la cama, bajó sus pantalones y le realizó sexo oral. Luego se puso encima de él y tuvieron sexo”. Parece que el impacto del movimiento #MeToo habría hecho mella en Bennett, cuyo abogado asegura que las consecuencia de aquel encuentro le han costado al actor el deterioro de su salud mental y por tanto el de su carrera profesional.
Con apenas 20 años, Jade Bird se está convirtiendo en una sensación en el panorama alternativo de Estados Unidos. Y eso tiene mérito, considerando que Jade –sí, esos son su nombre y apellido reales– procede de Hexham, una pequeña ciudad del norte de Inglaterra. Puede que tenga que ver en ello que sus mentores artísticos son dos conocedores de la idiosincrasia musical yanqui como Simon Felice, de The Felice Brothers, y su colaborador David Baron, que ha colaborado en trabajos de artistas tan variopintos como Michael Jackson, Lenny Kravitz, Meghan Trainor, Bat For Lashes o The Lumineers.
Desde la producción, ambos están moldeando la carrera de Bird, trabajando el sonido de unas canciones de corte folk pero con potencial pop. Canciones que, dice Bird, le han servido como terapia para superar una adolescencia complicada por sus circunstanias familiares (su padre, militar, se divorció de su madre y ambas se fueron a vivir a Gales con su abuela). Su primera demostración fue el EP ‘Something American’, un ejercicio “cantautoril” cercano a unas First Aid Kit austeras o compatriotas como la primera Laura Marling o Lucy Rose. Aunque ya en ‘Good Woman’ revelaba un punto aguerrido, casi punk, que afilaba un tanto ese perfil folkie.
Tras estar entre los finalistas del BBC Sound of 2018 junto a Sigrid, Billie Eilish, Khalid o Superorganism, este año Jade Bird ha seguido avanzando en su evolución con canciones encantadoras como ‘Lottery’, que ha logrado ser número 1 en la lista Adult Alternative Songs de Billboard, poca broma, alternándola con la acongojante delicadeza de ‘Furious’ –donde revela un timbre enormemente parecido al de Feist–. El recién estrenado ‘Uh Huh’ reviva ese espíritu rockero que ya había mostrado, especialmente en la versión en directo que está promocionando Vevo en su serie “DSCVR”. Buenos mimbres que la han valido comparaciones con Alanis Morissette (“Mini Morisette, en todo caso”, bromeaba ella) que, quizá, no vengan al caso, aunque valga la pena emplearlos para llamar la atención hacia su talento.
Ni añadiendo ‘FEFE’ a último minuto a la secuencia de ‘Queen‘ ha conseguido Nicki Minaj que su nuevo disco debute en el top 1 de Estados Unidos, quedando un puesto por debajo de ‘Astroworld’ de Travis Scott, un dato más humillante si cabe teniendo en cuenta que el disco de Scott lleva dos semanas en el mercado, mientras el de Minaj solo uno. La rapera ha registrado con ‘Queen’ cerca de 189.000 unidades entre ventas tradicionales y streaming, pero está bastante enfadada por este número 2 y no se ha mordido la lengua en Twitter.
En primer lugar, Minaj culpa la política de “bundles” de Billboard por el éxito de ‘Astroworld’ (con los “bundles” los artistas mueven discos aunándolos con entradas para conciertos o productos de merchandising). Minaj, quien también ha empleado esta táctica para mover copias de ‘Queen’ junto a las entradas de su próxima gira junto a Future, asegura que Travis Scott vendió “200.000 unidades” de su disco la semana pasada únicamente gracias a las sudaderas que vende en su página web, y 50.000 esta semana gracias a un “tour bundle” promocionado por su novia, la famosa Kylie Jenner, pertenecientes a una gira para la que todavía no hay fechas anunciadas (una práctica normal en la industria). Minaj escribe que ha hablado con el rapero y que este “sabe que no tiene el disco número en América esta semana”.
Además, Minaj acusa a Spotify (donde ‘Queen’ se estrenó con varias horas de retraso) de “castigarla” tras estrenar su disco primero en su programa de Apple Music. “Spotify puso la cara de Drake en todas las playlists pero me dijo que me iba a dar una lección por haber reproducido mi música 10 minutos antes [en QueenRadio]”. En el pasado, Spotify ha negado las acusaciones de que castigue a los artistas que estrenan música primero en plataformas rivales como Apple Music o Tidal colocándolos por debajo de los resultados de búsqueda o eliminándolos de las playlists, explicando que eso sería contraproducente para la empresa, ya que daría más motivo a los usuarios para cambiar de servicio.
Tampoco está claro a qué se refiere Minaj con que Travis Scott es número uno “solo habiendo vendido ropa”. Normalmente estos “bundles” únicamente funcionan cuando el comprador ha canjeado el disco del artista en cuestión ya sea a través de una descarga digital o de la compra de un CD, y las sudaderas de Scott no vienen con el disco incluido. Es cuanto menos difícil creer que Billboard haya sumado 200.000 unidades de ‘Astroworld’ al recuento solo en forma de sudaderas, aunque según Minaj Billboard está “buscando cambiar las reglas” debido a esta norma. En cualquier caso, la realidad es que ‘Astroworld’ está arrasando en streaming, mientras ‘Queen’… no. Solo hay que comparar las cifras de ambos en Spotify para comprobarlo.
JENESAISPOP ha contactado con Gary Trust, presidente del Billboard Hot 100, en relación a las declaraciones de Nicki Minaj.
Esta mismo fin de semana, Minaj ha sido noticia al criticar un artículo de Pitchfork que cuestionaba su colaboración con el polémico rapero 6ix9ine.
Travis sold over 50K of these. With no requirement of redeeming the album! With no dates for a tour, etc. I spoke to him. He knows he doesn’t have the #1 album this week. I love my fans for the #1 album in AMERICA! I’ll explain on #QueenRadio 4 albums in, #1 in 86 countries ♥️ pic.twitter.com/CiYEuczgm3
My first album sold 400K. No one is doing that with debut albums now. So I’m so grateful. I lost out on 12 hours of sales and did 200K in one week after I was supposedly cancelled. I bit my tongue last #QueenRadio but I won’t On Tuesday. I love you guys so much
I looked at the numbers the Carters, Kanye, Nas, etc recently did. Travis sold 200K in his first week of clothes alone. I spoke to him last night & he said he’s been selling clothes b4 the music. Billboard says they’ll change the rules cuz of this, so it should be changed now!
I put my blood sweat & tears in writing a dope album only for Travis Scott to have Kylie Jenner post a tour pass telling ppl to come see her & Stormi. lol. Im actually laughing. #Queen broke the record of being number 1 in 86 countries. Thank Jesus & thank you to my fans.
Spotify put drake’s face on every playlist but told me they’d have to teach me a lesson for playing my music 10 mins early on #QueenRadio. Even tho they’ve been giving away my music for free for years & I am one of the top Spotify artists of all time.
Spotify had to teach me a lesson but rewarded the man who has had an Apple radio show the longest; inadvertently helping the Apple platform the most. Oh I can’t wait for #QueenRadio on Tuesday. They took away my promotion they had promised for the 1st cpl days b/c of this. #Queen
Un artista vuelve a estar en el ojo del huracán tras confirmar una actuación en Israel. Después de la polémica suscitada por Lorde, que finalmente decidió cancelar su concierto en el país, ahora es Lana Del Rey quien ha tenido que acudir a Twitter para explicar su decisión de actuar, el próximo mes de septiembre, en el festival Meteor de Tel Aviv, donde también están confirmadas artistas como Ariel Pink, Battles, Mura Masa, A$AP Ferg, Faust o DJ Koze.
“Creo que la música es universal y que debería unirnos”, afirma Del Rey. “Hemos aceptado actuar en el festival con la intención de tocar para los chavales de allí y mi plan era hacerlo con una energía cariñosa y un énfasis temático en la paz. Si no estás de acuerdo, lo entiendo. Veo ambas partes. Pero mi banda y yo llevamos meses tocando alrededor del mundo dentro de los casi 10 años que llevamos juntos. Y vamos a viajar a un lugar al que muchas grandes bandas van a tocar, y en este mismo festival. No siempre estamos de acuerdo con la política de los lugares en los que tocamos, incluso dentro de nuestro propio país. A veces ni siquiera nos sentimos seguros, depende de cuán lejos estemos, pero seguimos viajando. Somos músicos y hemos dedicado nuestras vidas a la carretera”.
La artista continúa: “Tocar en Tel Aviv no es una declaración política ni un compromiso para con la política de allí, de igual manera que cantar en California no significa que esté de acuerdo con las opiniones de mi gobierno actual, o con acciones a veces inhumanas. O que apoye a mi presidente, quien se burla públicamente de la gente discapacitada en los mitines. No estoy comparando la gravedad de ciertas desgracias que han ocurrido en Israel con los problemas actuales a las que nos enfrentamos aquí, lo único que digo es que yo solo soy una cantante, y estoy haciendo lo mejor que puedo para navegar las aguas de las constantes y tumultuosos obstáculos en los países azotados por la guerra que visito cada mes. Mis intenciones son mejores que las de mucha gente que conozco”.
Finalmente no son tantas las canciones de Max Martin (Katy Perry, Britney, Taylor) incluidas en ‘Sweetener’, el nuevo álbum de Ariana Grande. El compositor y productor sueco, co-autor también de canciones para Grande como ‘Problem’, ‘Love Me Harder’ o ‘Dangerous Woman’, firma en ‘Sweetener’ no más de cuatro canciones, dos de las cuales han sido sencillo, ‘No Tears Left to Cry’ y ‘God is a Woman’. Otra de ellas es la pista 8 y se llama ‘Everytime’, mientras el resto del disco es sobre todo obra de Pharrell Williams.
Como el éxito de Britney de 2003, el título de ‘Everytime’ convierte en palabra compuesta el sintagma “every time” (“cada vez”), que si bien es de uso común, gramaticalmente es incorrecta. Pero en su caso, ‘Everytime’ no es una tierna balada al piano sino una canción más dramática, con ritmos trap y atmósferas brumosas, que con la ayuda también de Ilya y Savan Kotecha (manos derecha de Max Martin) conforma una de las canciones más bellas jamás cantadas por Grande.
Se especula que ‘Everytime’ trata sobre la ruptura de Grande y el rapero Mac Miller. Aunque en realidad la letra es más universal, con una Grande “harta de luchar contra la energía” que le une a su amante (“cada vez que pienso que soy libro, vuelvo a caer ante ti”, canta), hay en ella referencias a “llamadas” en medio de un colocón que apuntan a Mac Miller y a sus adicciones, sobre las que Grande habló en su importante carta sobre las relaciones tóxicas.
Curiosamente, ‘Everytime’ incluye la frase “soy tan diferente cuando no estás aquí, es como algo sacado de Shakespeare, porque realmente no estoy aquí cuando tú no estás ahí”. Esta es una referencia a ‘Otelo’, la famosa tragedia de William Shakespeare de 1603.
Por cierto, las risas de Grande captadas en la canción proceden de las sesiones de grabación de la artista con Max Martin. En un vídeo de las sesiones colgado por Grande en Instagram puede verse a la artista grabando varias florituras vocales (por cierto impresionantes) en el estudio, ante las que una persona, probablemente Martin, clama “what the fuck”.
Mientras en España Rosalía se está convirtiendo en la mayor representante de un nuevo flamenco -un fenómeno que en su estupendo artículo sobre ella, Jesús Jurado identifica con una “reclamación y dignificación de la identidad cultural andaluza” y con la “emergencia de un nuevo andalucismo”-, en Estados Unidos son otros quien buscan renovar el góspel desde los cimientos. Josiah Wise se crió en Baltimore, Maryland en el seno de una familia cristiana, y en su álbum debut como serpentwithfeet, ‘soil’, ha buscado informar la tradición de la música evangélica afroamericana con la realidad de su identidad como hombre negro queer, con el objetivo de “ofrecer a la gente negra y queer un folclore futurista y hecho desde el corazón”.
El resultado es un disco rico, experimental y orgánico, en el que destaca la trémula voz de Wise (hecha, dice él, más para la ópera que para el soul) y su gusto por letras dramáticas y un poco “over the top” como las incluidas en la mejor canción del disco, la emotiva -y por momentos escalofriante- ‘bless ur heart’: “contigo puedo vaciarme de todos mis ríos y convertirme en un increíble cielo” es una de las magnánimas frases que gusta Wise, y que presenta un ‘soil’ en el que el músico expresa su amor por un hombre con la intensidad con la que lo haría Björk -con quien ha colaborado-, por ejemplo en una espiritual ‘cherubim’ cuyo lema dice: “voy a dedicar mi vida a él”, o en una ‘wrong tree’ que, mediante palmas muy neo-soul, compara la búsqueda de un amor con escalar montañas y cruzar ríos.
En otros puntos de ‘soil’, en el que por cierto caben colaboraciones de Clams Casino, The Haxan Cloak e incluso Paul Epworth (Adele), ese drama no niega el sentido del humor. En ‘fragrant’, que suena como una canción de FKA twigs producida por Oneohtrix Point Never, Wise cuenta la historia del “amor ilegal” entre él y los otros hombres a los que su ex ha dejado, en líneas tan descaradas como “cariño, mientras los cuerpos de tus amantes se enroscaban en el mío, todos cantábamos tu nombre en armonía”, mientras en la deliciosa ‘mourning song’, que aúna texturas granulares con un órgano y un ritmillo de marcha, el artista reconoce: “estoy seguro que mis amigos están cansados de oírme hablar de ti, ¿pero qué clase de amante sería si no rindiera luto de manera apropiada?”
Con una mano bajo tierra y la otra apuntando al cosmos, tocando esa luna que aparece en la cubierta del disco, serpentwithfeet crea en ‘soil’ una música poética, dramática y jugosa que insufla nuevo oxígeno a la música espiritual de la “iglesia negra”, y demuestra que, entrelazando influencias que van, como él mismo ha reconocido, de Björk a Antonín Dvořák pasando por Brandy, se puede hacer arte de una idea en apariencia imposible. Algo con lo que seguramente Rosalía se sienta identificada.
Calificación: 7,8/10 Lo mejor: ‘bless ur heart’, ‘wrong tree’, ‘cherubim’, ‘mourning song’ Te gustará si te gusta: Björk, FKA twigs, Kelela Escúchalo:Spotify
El próximo 7 de octubre, Thom Yorke cumple 50 años. Es una buena oportunidad para hacer un repaso a su carrera en Radiohead y también a sus pasos al margen de su grupo principal. Una carrera que puede contarse entre las más influyentes de la historia del rock y que ha dejado canciones históricas desde los tiempos de ‘Pablo Honey’ hasta los del reciente ‘A Moon Shaped Pool’. Con motivo del 50 cumpleaños de Thom Yorke, recordamos sus 50 mejores canciones a través de una cuenta atrás.
1
Paranoid Android
1997
Creo que la impresión de escuchar por primera vez ‘Paranoid Android’ allá por 1997 es una de esas sensaciones relacionadas con la música que difícilmente podré olvidar. Veníamos de ‘The Bends’, un sólido paso adelante post-‘Creep’ por parte de Radiohead. Pero nada nos había preparado para aquello, una especie de suite-rock en cuatro movimientos muy diferenciados entre sí, que algunos calificaron como un ‘Bohemian Rhapsody’ de los 90 aunque en realidad el grupo de Oxford se inspiró más en The Beatles. Concretamente en la manera en que los Fab Four perpetraron canciones como ‘Magical Mistery Tour’, ‘A Day In The Life’ o ‘Happiness Is A Warm Gun’: fundiendo diferentes retazos de canciones sin acabar, según confesaba Thom Yorke en una entrevista para Select de 1997, firmada por nadie menos que Caitlin Moran. Cuenta la leyenda que una de las primeras versiones de la canción alcanzaba los 14 minutos, con un extensísimo interludio de órgano tocado por Jonny Greenwood, que incluso llegaron a tocar en directo en 1996, pero incluso a ellos les daba la risa.
La versión final, pese a contar “tan sólo” con 6 minutos y medio, no es sencilla en absoluto. La primera parte comienza con un ritmo cercano a la bossa nova, aunque la melodía y los arpegios de guitarra resulten melancólicos, con Thom cantando sobre una experiencia amarga en un bar de Los Ángeles, donde todo el mundo a su alrededor parecía puesto de coca. Decía que el recuerdo de la inenarrable cara de una mujer furiosa a la que tiraron una copa sobre sus zapatos (esa “gritona cerdita Gucci” a la que se alude en un verso) no se le iba de la cabeza (una escena que se reproduce en su vídeo oficial animado). Los estribillos, en los que se alude al título de la canción (una coña de Yorke sobre cómo la gente le veía como un tipo depresivo, citando a un personaje robótico de ‘Guía del autoestopista galáctico’ de Douglas Adams), ejercen de nexo entre las diferentes secciones de la canción y, después del segundo, hacia el minuto dos, la línea del bajo de Colin muta hacia un territorio más juguetón, menos solemne, incitando al Hammond y dando un giro total en el minuto 2:45h, con un guitarrazo que nos hace percatarnos de que estamos en otro lugar, un vendaval de rock alternativo típicamente 90s que cae al vacío un minuto después. En esa caída, una especie de marcha fúnebre con coros celestiales de Yorke, que evoca la muerte… aunque la referencia a los yuppies, “el pánico”, “el vómito”, podría hablar de la muerte en vida, la muerte espiritual de los acólitos del capitalismo extremo. Finalmente, ‘Paranoid Android’ vuelve a la furia del “2º movimiento”, en un “tour de force” de guitarras desquiciadas y ruido con el que la canción se estrella abruptamente contra el suelo.
La épica y la valentía de ‘Paranoid Android’ marcó drásticamente la percepción de todo ‘OK Computer’ y anticipaba, como primer single, el salto al vacío que Radiohead daban en aquel disco (aunque inicialmente ni pudiéramos sospechar cuánto). Pero también cambió la música rock para siempre: diría que su complejidad, la montaña rusa de estilos que tan pronto evocaban a Pixies como a Pink Floyd, fue posiblemente uno de las primeras señales de que los géneros musicales (y las tribus, aún muy presentes en aquellos tiempos) estaban abocados a disiparse, a fundirse y a amalgamarse en una unidad que nos ha servido el fluido en el que el pop contemporáneo se ha convertido. Y quizá la mejor muestra de ello es que ‘Paranoid Android’ ha sido versionada por respetados artistas de lo más variopinto: desde Sia al vanguardista músico de jazz Brad Mehldau, pasando por el violinista clásico Ara Mahlikian, dando una idea de la dimensión universal de ‘Paranoid Android’. Raúl Guillén.
2
Idioteque
2000
Radiohead hicieron un gran trabajo con ‘Idioteque’ en muchos sentidos. Si ‘OK Computer’ lo habían promocionado con un single que duraba 6 minutos, el siguiente disco ‘Kid A’ ni siquiera tuvo singles. La radio adoptó ‘Optimistic’, pero sus seguidores rápidamente adoptaron ‘Idioteque’ como nueva favorita. El grupo, que siempre se había especializado en transmitir sensaciones apocalípticas, se superaba aquí con una canción completamente electrónica, cuya base no puede generar más desasosiego, mientras la letra está recién sacada de un holocausto, con frases catastrofistas soltadas como al azar como “¿quién está en el búnker?”, “esto no es alarmismo, está pasando de verdad”, “¡las mujeres y los niños primero!” o «coge el dinero y corre»; junto a otras más reflexivas como “déjame oír las dos versiones”.
La canción empezó con una grabación de 50 minutos de improvisación de ritmos que tenía Jonny Greenwood. Thom Yorke dijo que había partes en plan “¿qué es esto?”, pero le gustó una sección de 40 segundos que había en medio. Greenwood tuvo dificultades para recordar cuál era el origen de esa parte, y resultó pertenecer a una pieza electrónica de Paul Lansky de 1973 llamada ‘Mild und Leise’ (también hay otro sample de ‘Short Piece’ de Arthur Kreiger de 1976). Lansky autorizó el sample al recibir una copia de ‘Idioteque’ y así se labró una de las producciones de Radiohead más claustrofóbicas, que además se puede bailar. Sí, ‘Idioteque’ ha llegado a sonar en Berghain, en mitad de una sesión de techno, a las 11 de la mañana de un sábado. ¿Acaso estábamos en una “Idioteque”? Sebas E. Alonso.
3
No Surprises
1997
Radiohead han hecho grandes canciones sobre la depresión, sobre la ansiedad, sobre la alienación… pero es más llamativo aún cómo pudieron hacer una canción social, una canción protesta, bonita, deprimente y a la par superviviente. La canción social suele tener un punto enfadado para llamar a la acción (‘Sunday Bloody Sunday’, ‘Zombie’, ‘A desalambrar’), y en ‘No Surprises’ lo percibimos también (el final en “such a pretty house” es un crescendo), pero lo raro es cómo se concentra en lo preciosista. Lo mejor es que tiene su sentido: el bucle de notas con que comienza sugiere rutina laboral, el timbre de los instrumentos de percusión escogidos, debilidad y fragilidad. El bajo, tensión. La guitarra, la reconocían deliberadamente como “infantil”. Y es claro lo que quieren retratar: la vulnerabilidad de las personas en un sistema en el que los políticos “no hablan para nosotros” y “los trabajos nos matan poco a poco”. ¿A alguien le suena? En relación, el vídeo dirigido por Grant Gee, mostrado al revés, en slow-motion y con mucho de lyric video, muestra a Thom Yorke al borde del ahogamiento mientras desarrolla un trabajo para la nación, en concreto el de astronauta. Más claro, el agua.
‘No Surprises’ fue la primera canción que se grabó para ‘OK Computer’ tras haber sido escrita durante una gira con R.E.M. y ha sido una de las que ha llevado a Radiohead más alto en las listas británicas: un número 4. Yorke explicó que le dieron mil vueltas a la producción, solo para volver a la versión primigenia que habían preparado. Con cuatro frases y mucho menos texto que un ‘The Times They Are A-Changin’’, pues la canción ni siquiera tiene una segunda estrofa propiamente dicha, Radiohead consiguieron un himno que desgraciadamente no ha perdido vigencia 20 años después. Todo lo que espero cuando abro las noticias es que “no haya sorpresas” y… Sebas E. Alonso.
4
Street Spirit (Fade Out)
1995
En muchas ocasiones he defendido el carácter vitalista de muchos temas de Radiohead frente al empeño de muchos en catalogarles como «grupo depresivo», pero evidentemente hay temas donde no hay optimismo posible: es el caso de ‘Creep’, de ‘Bullet Proof… I Wish I Was’, de ‘All I Need’, de (a su manera) ‘Idioteque’, de ‘Fake Plastic Trees’ y, sobre todo, es el caso de ‘Street Spirit’. Todos ellos temas reivindicables, pero solo uno de ellos tiene absolutamente cero unidades de esperanza, como, según cuenta la leyenda reconoce el propio Yorke, a quien le cuesta cantarla: «es sobre mirar al Diablo a sus ojos y saber que, hagas lo que hagas, siempre se reirá el último, y no puedo permitirme pensar en eso durante mucho tiempo». Se asombra de ver cómo sus fans no terminan de entender su significado, argumentando que cuando les ve sonriendo en los conciertos mientras la toca, le recuerda «a cuando llevas a tu perro para sacrificarlo y ves cómo sigue alegre y moviendo el rabo». «Yo no la escribí, se escribió sola», parece que dijo, «nosotros solo fuimos sus mensajeros, y ojalá esa canción no nos hubiese elegido como sus catalizadores… yo no escribí esa canción». También ofreció una explicación menos tenebrosa, sobre que la canción está inspirada en el libro ‘El camino hambriento’ y en la música de R.E.M. Pero lo cierto es que, viendo el vídeo dirigido por Jonathan Glazer (que comienza y termina con un aparente suicidio, ofreciendo entre medias distintas imágenes en blanco y negro aparentemente incoherentes) y leyendo la letra, especialmente la tercera estrofa («cracked eggs, dead birds, scream as they fight for life / I can feel death, can see its beady eyes / all these things into position / all these things we’ll one day swallow whole»)… parece bastante más probable lo primero. ‘Street Spirit’ no es solo una historia triste; es la futilidad, la carencia de sentido, el «perro negro» hecho canción.
Pensé en poner un ejemplo real para explicar esto, y tras dudar porque no quería que pareciese morbo gratuito, finalmente me decido a hacerlo (espero no haberme equivocado), porque me parece que un ejemplo real siempre ayuda a entender algo teórico; en este caso, todo lo teórico que podamos decir sobre el significado de la canción. El caso es que recuerdo un día concreto en que la escuché, el día de la masacre de Orlando. Ese día estaba especialmente sensible por otras razones, y lo ocurrido en Pulse me llegó especialmente. Después de ver la noticia de todos los que fueron allí a sentirse libres y alegres por unas horas sin saber lo que ocurriría, de leer los mensajes que uno de esos chicos se intercambió con su madre antes de morir, y de imaginar la historia de homofobia interiorizada del asesino, que le llevó a acabar con toda esa gente «como él», pensé en el sinsentido que había en todo eso. En esa noticia y en tantas otras que vemos por la tele o por Twitter mientras seguimos con nuestra rutina. Me hizo acordarme de ‘Street Spirit’, y recuerdo que decidí escucharla. Y me quedé un rato mirando al techo. Creo que la sensación que tuve cuando la canción acabó y yo seguía mirando al techo es un poco parecida a aquello de lo que hablaba Thom. «Inmerse your soul in love» se dice dos veces, la primera implorando la única esperanza posible, la segunda con un derrotista sarcasmo (ese «diablo riéndose» que decía Yorke). ‘Street Spirit’ no es una canción triste, es sencillamente uno de los temas más oscuros que he escuchado jamás, es esa canción que, a pesar de maravillarme, quito la mayor parte de las veces que escucho ‘The Bends’ (y eso que ese disco se las trae de por sí). Es esa atracción y a la vez horror por lo oscuro. Ese «cuando miras al abismo, el abismo también te mira a ti». Y por supuesto es -a estas alturas tenéis claro que lo voy a decir- una obra maestra. Pablo N. Tocino.
5
Creep
1992
Sí, da un poco de rabia comprobar día tras día que ‘Creep’ es la canción más popular de Radiohead, pero no por ello la canción ha dejado de ser grande, un clásico, ni mucho menos buena canción, en ningún momento a lo largo de los 26 años que hace que se editó. No todos los grupos pueden presumir de tener un single de debut tan sólido y contundente, tan icónico y original, pese a tratar un tema tan manido y universal como el sentirse “raro” o incluso patético en un mundo al que sientes que “no perteneces” y que a veces se nos antoja perfecto (“no me importa si duele / quiero tener el control / quiero un cuerpo perfecto / y un alma perfecta / que te des cuenta / de cuando estoy”). Thom Yorke tenía escrita esta declaración tan tristona desde finales de los 80 aunque no vería la luz hasta los 90, y Jonny Greenwood ha dicho que se inspiró en una chica que le gustaba y que por sorpresa fue a uno de sus conciertos. Aunque sin duda lo mejor que hizo Jonny al respecto fue tratar de “joder” la canción porque no le gustaba, añadiendo esos golpes de ruido antes de la explosión del estribillo, aporreando las cuerdas de la guitarra sin estar tocando ninguna nota en particular.
Thom Yorke, por su parte, realizó unas declaraciones sobre ‘Creep’ que son bastante interesantes para estar hechas en 1993: “Tengo un problema real siendo hombre en los 90. Cualquier hombre con un mínimo de sensibilidad o conciencia sobre el sexo opuesto debería tener este problema. Afirmarse uno mismo en su masculinidad sin parecer que estás en una banda de hard-rock es muy difícil. Es como la música que escribimos, no es afeminada, pero no es brutal en su arrogancia. Es algo que intento hacer: afirmar a una persona sexual pero por otro lado tratar de negarla desesperadamente”. Un himno, pues, sobre aquello que quieres ser y aquello que quieres evitar ser por mucho que te guste alguien, para todos aquellos que se han sentido diferentes alguna vez y con el que el grupo, después de varios desencuentros, se ha reconciliado, incluyéndolo ahora alguna vez suelta en su repertorio. ¿Y a quién le extraña? ¿A quién no le mueve un pelo? Sebas E. Alonso.
6
Karma Police
1997
Si alguna vez te has aproximado a una guitarra acústica para intentar tocar ‘Karma Police’ en plan amateur te habrás dado cuenta enseguida de que no podías recrear su sonido como tú querías. Dicen que las buenas canciones lo siguen siendo cuando se reducen a guitarra o a piano, pero ‘Karma Police’ se sostiene en las dos. Unos sencillos acordes a la acústica pero también una línea de piano casi lennoniana suenan a la vez, perfectamente encajadas, sin siempre parecerlo, en esta canción que fue el segundo single del disco definitivamente electrónico de Radiohead. Iban apareciendo las virguerías a medida que avanzaba (un sintetizador de Greenwood imitando el sonido de un coro, una guitarra con un delay que se retuerce casi ad eternum), pero la base de la composición no podía ser más clásica.
Radiohead pidieron que la gente no se tomara la letra completamente en serio, pues fue escrita a partir de una broma (llamar a la «policía del karma» cuando hicieran una canción o algo realmente malo), pero en realidad trata un tema serio. Es una amenaza contra los explotadores (“esto es lo que tendrás cuando te metas con nosotros”) y contra las explotadoras (“her Hitler hairdo is making me feel ill”) en lo que se ha interpretado como una canción que cuestiona el capitalismo (“estoy dando todo lo que puedo y nunca es suficiente / pero todavía estoy en nómina”). La canción contiene una coda final que suena a la vez desamparada (“for a minute there, I lost myself”) y aliviada (“phew, for a minute there, I lost myself”), pero que en cualquier caso no puede sonar más intensa. Radiohead incluyeron las letras de ‘OK Computer’ en el libreto “por gentileza del editor aunque nosotros las escribimos” y la de ‘Karma Police’ es una de las más ambiguas. El claustrofóbico vídeo dirigido por Jonathan Glazer, uno de los más importantes rodados por Radiohead, en esa persecución al actor húngaro Lajos Kovács desde un coche en el que viaja Yorke pero que él no conduce, no deja muy claro ni quién era el verdugo ni quién acaba ganando. Sebas E. Alonso.
7
Let Down
1997
Tras la desolación lírica y sonora de ‘Exit Music (For a Film)’, ‘Ok Computer’ recuperaba altura con ‘Let Down’, una canción que se llegó a plantear como segundo single del tercer largo de Radiohead pero que fue desestimada (lo cual no le impidió entrar en algún chart –el de Rock Moderno– de Billboard) por un videoclip fallido (aún inédito), dejando paso a ‘Karma Police’. Pero ‘Let Down’ es uno de los puntos álgidos no ya de aquel álbum sino de la carrera de Radiohead. No en vano, en 2016 la canción volvía a los setlists del grupo tras más de una década ausente (y parece que para quedarse). Un medio tiempo redondo, de construcción delicada y preciosista –a base de capas de guitarras y el riff de piano eléctrico con los que se dice que querían emular el “muro de sonido” de Phil Spector– para elevarse hacia lo épico. La instrumentación en ‘Let Down’ teje una especie de manto de ensueño, de ensimismamiento que evoca la sensación de alienación, de extravío, que uno siente cuando viaja –da igual la distancia– en un medio de transporte público, que, en una triste paradoja del mundo moderno, nos mantiene rodeados de semejantes sin que se establezca ningún tipo de vínculo entre nosotros, aumentando incluso nuestro aislamiento. Esa idea alimenta esta canción que, sí, muchos hemos escuchado en alguno de esos tránsitos y nos ha emocionado al ver lo pequeños e insignificantes que podemos ser, como “bichos aplastados contra el asfalto”. Aún así, ‘Let Down’ es una canción más emotiva que triste, y alberga una luz cegadora en una melodía vocal tan sencilla como descomunal, jugando con la intensidad y soñando con ese día en el que “una reacción química” permita que nos salgan alas y volemos libres. Como ese vigoroso precoro al que la batería de Selway insufla vida, como el regreso de un tercer verso y un nuevo estribillo cuando un enmarañado puente (en el que Thom canta “let down again”) parece abocarnos al (falso) final, ‘Let Down’ parece que sólo nos deja caer para poder agarrarnos y levantarnos de nuevo. Raúl Guillén.
8
Exit Music (for a Film)
1997
‘Exit Music (for a Film)’ fue realmente una canción para una película, en concreto la versión de ‘Romeo y Julieta’ de mediados de los 90 de Baz Luhrmann. Permitieron a Radiohead ver algunas escenas para escribirla y la imagen de Claire Danes décadas antes de ser Carrie de ‘Homeland’ con la pistola en la sien les inspiró esta composición. Sin embargo, ‘Exit Music’ es una canción que no es precisamente un pegote tipo bonus track en ‘OK Computer’ sino que está perfectamente integrada, resultando una de sus cumbres y sobrecogiendo desde que suena el primer acorde de la acústica.
La composición retrata efectivamente la huida de una pareja de su familia hasta convertirse ambos «en uno solo, en paz eterna», evolucionando desde el dolor hasta la explosión de la furia, representada por el crescendo que conforman sintetizadores, batería y por supuesto la voz de Thom Yorke. De su inicio en clave de canción de hoguera (Johnny Cash fue una influencia expresa en el tema) a la rabia contenida en el asfixiante y vengativo «we hope that you choke», con esas tomas vocales grabadas en medio de una escalera de piedra para tratar de capturar su reverberación. Yorke terminó increíblemente orgulloso del tema, hasta el punto de que dijo que era de lo poco que había hecho que podía escuchar a un volumen muy alto sin «avergonzarse» de ninguno de sus pasajes. Y no nos extraña, pues pese a no haber sido nunca single, es una de las grandes obras maestras de Radiohead. Sebas E. Alonso.
9
Fake Plastic Trees
1995
La sensación de vivir en un mundo “falso” con gente “falsa” y de no “encajar” en él ha estado siempre en las canciones de Radiohead. Una de las canciones a las que se lo debemos es ‘Fake Plastic Trees’. Su sello quería que repitieran un tema rockero a lo ‘Creep’ y de hecho intentaron que se lanzara como single una mezcla de esta canción a cargo de Bob Clearmountain, pero el grupo se negó naturalmente, pese a que ha tenido el humor suficiente para reconocer que esta composición les sonaba en principio como “una broma que no era una broma” y tan “pomposa y bombástica” como ‘November Rain’ de Guns N’ Roses.
‘Fake Plastic Trees’ puede acumular una serie de tópicos post-adolescentes propios de los jóvenes de veintitantos que la perpetraron, pero está tan bien hecha que a día continúa siendo una de las composiciones más mimadas y delicadas de su repertorio. La grabación se debate entre la delicadeza de las guitarras acústicas de un mundo que se muestra real y precioso y la rabia de las guitarras eléctricas que nos recuerdan que no lo es. La “cirugía estética de las chicas de los 80” que no puede luchar contra “la gravedad” porque esta “siempre gana” y un amor que también es de “plástico falso” están entre las cosas que nos “debilitan” o “agotan”… aunque no tanto como ese final en el que Thom Yorke, que ya había hecho una interpretación vocal espectacular, se pregunta, patéticamente: “si pudiera ser quien tú quisieras… todo el tiempo”. Es el grupo en el lodo, el mismo en el que nos sentimos muchos una vez y los artistas que la versionaron, tan variados como Alanis, Amanda Palmer o Marillion, entre muchos otros. Sebas E. Alonso.
10
This Mess We’re In
2000
2000 fue un año enorme para Thom Yorke, una cumbre absoluta entre la edición de ‘Kid A’ de Radiohead y las colaboraciones con Björk y PJ Harvey. Esta última había rodado una pequeña película en Nueva York en 1998 y en 1999 decidió pasar unos meses en la ciudad. Aunque insistía en que ‘Stories from the City Stories from the Sea’ no era su disco de Nueva York, porque algunas canciones fueron escritas en Londres, el 11-S un año después terminaría de darle un sabor diferente al disco, especialmente a este ‘This Mess We’re In’ que menciona la ciudad en la letra nada más arrancar, y habla de amaneceres entre rascacielos.
Si alguna vez has sentido que algo especial surgía con un dúo interpretando a una pareja, ‘This Mess We’re In’ es uno de los más desgarrados de la historia, y el encuentro de los personajes tiene todo el sabor de la inminente ruptura (“no necesitamos hablar / nos sentamos en silencio”) aunque uno de los dos siente algo aún (“noche y día, sueño con hacerte el amor”). Pero esto es sin duda un adiós, como queda patente en la desolada estrofa final en la que PJ Harvey aparece para repetir las mismas frases que Yorke, que ejerce de voz principal, pero enseguida adelantándose a él. Es como si él empezara a hablar, pero terminara ella: “¿Qué es lo que querías? / Solo quiero decir / No cambies nunca / Y gracias / No creo que vayamos a vernos nunca más / Y ahora debes irte / antes de que el sol se eleve sobre los rascacielos / y el paisaje de la ciudad surja / para hacerme sudar”.
¿Quién lo está dejando? ¿Él o ella? ¿Quién se precipita? ¿Por qué ese adelanto a las palabras de él? PJ Harvey es la única autora de la canción, y probablemente suyas sean todas las voces, pues en lugar de proponerse un dúo pimpinelesco, asegura que invitó a cantar a Yorke porque nunca nadie había cantado un tema suyo entero y le parecía que la grabación podría ir «a otra dimensión». Tanto se le fue la mano, tanto se puede llorar escuchando esta somera producción de guitarra eléctrica, teclados y algo de percusión, que inmediatamente después en la secuencia hubo que poner la ligera ‘You Said Something’. Cualquier otra alternativa (‘We Float’, por ejemplo) hubiera sido insoportable.
Pitchfork ha publicado esta semana un artículo llamado “Nicki Minaj, 6ix9ine y la alarmante normalización del comportamiento depredador”, en el que la periodista Shanita Hubbard cuestiona que Nicki Minaj haya “colaborado” y “otorgado una plataforma” al joven rapero 6ix9ine (nombre real Daniel Hernández), quien ha reconocido ante los tribunales haber “usado” a una chica menor de edad durante una práctica sexual en 2015, cuando él tenía 18 años y ella 13. La asociación entre Minaj y 6ix9ine ha decepcionado a los fans de la rapera, quienes remarcan el tufo a pedofilia que desprende la historia de Hernández y recuerdan que el propio hermano de Minaj se encuentra preso actualmente tras violar, también en 2015, a una niña de 11 años.
Minaj se ha topado con el artículo de Pitchfork después de leer un tuit, luego suscrito por ella misma, según el cual Pitchfork ha usado un “doble rasero” para criticarla, ya que no escribió artículo alguno analizando el comportamiento de Kendrick Lamar cuando este amenazó con retirar su música de Spotify si el gigante del streaming no devolvía a sus playlists la música de XXXTENTACION, describiendo la política anti-odio de Spotify como una forma de “censura” (el fallecido rapero estaba acusado de violencia doméstica, entre otras cosas). Además, según el tuit J Cole también se ha posicionado a favor a 6ix9ine (no es exactamente cierto), y la propia Minaj añade que Pitchfork ha alabado ‘Do What U Want’ de Lady Gaga en varias ocasiones, tratándose de una colaboración con R. Kelly, quien está acusado de abusos sexuales.
En unos tuits posteriores, la autora de ‘Queen‘ se muestra incrédula ante el hecho que “a la gente le paguen por escribir estas cosas”, y concluye que “esto es lo que pasa cuando lanzas un gran trabajo después que se hayan gastado millones en destruirte”. “4 discos y sigo rompiendo récords. Soy número uno en 86 países después de que dijeran que era el fin para mí. Alabado sea Dios. Los va a poner a todos en evidencia. Escriben sobre 69 porque ‘Queen’ es impecable”.
Si bien Minaj tiene razón cuando apunta que Pitchfork puede haber utilizado un doble rasero (quizá motivado por la misoginia, como de hecho indica el tuit que suscribe) a la hora de analizar su colaboración con un artista problemático, cuando sobre Kendrick no escribió nada, la rapera también se equivoca en destacar las buenas críticas de Pitchfork a ‘Do What U Want’ de Lady Gaga, en primer lugar porque la canción salió en 2013, cuando el tema de los abusos sexuales no era tan candente como ahora (y aún entonces la colaboración fue duramente criticada), y en segundo, porque como todo fan de Gaga sabe, la artista terminó retirando el videoclip (para colmo, dirigido por el también polémico Terry Richardson) y desentendiéndose de cualquier relación con R. Kelly. Mientras, Minaj no solo ha colaborado con 6ix9ine sino que lo ha apoyado reiteradamente, se lo va a llevar de gira y además ha añadido ‘FEFE’ a su disco para empujarlo al número uno, incluso después de toda la polémica. Además, ¿realmente una cosa justifica la otra? Cuando Minaj defiende no ser la única artista que ha colaborado con artistas problemáticos, se le parece escapar que, a su vez, está reconociendo haber tomado una decisión cuestionable. De hecho, la rapera ha borrado su tuit sobre Gaga, ¿quizás se ha dado cuenta de algo?
Por otro lado, es sesgada la declaración de que ‘Queen’ ha “sido número uno en 86 países”, ya que Minaj se refiere únicamente a iTunes, que dejó de ser relevante hace rato en favor del streaming. De momento, ‘Queen’ no ha sido número uno en ningún mercado oficial y en Estados Unidos, el mercado principal de Minaj, se espera que sea top 2 por culpa de Travis Scott (quien también ha sumado “tour bundles” a las ventas del disco) con ventas inferiores a aquel. En Reino Unido ‘Queen’ ha sido top 5, una posición muy superior a la lograda por ‘The Pinkprint‘ en este mismo territorio (22), aunque no está claro con qué ventas.
Por su parte, Shanita Hubbard, la redactora del artículo de Pitchfork, se ha defendido en Twitter, escribiendo que no es su estilo armar “guerras de Twitter” y que si Nicki quiere contactarla para hablar el artículo, lo puede hacer.
Framing this around Nicki is unfair, and a cheap way to profit from the general Nicki Minaj backlash
J Cole cosigned 6ix9ine, too
Kendrick cosigned XXXTENTACION
The whole rap game is behind NBA Youngboy and Kodak
When I was told they were being paid to write these things I didn’t believe it, now I know it’s true #Queen bitch!!!! ♥️ I got the proof on that too. Loving my life. They so bothered by this lil south side Jamaica QUEEN
This is what happens when you release a great body of work after they spent millions to ruin you. Lol. 4 albums later still breaking records. #1 in 86 countries after they said it was a wrap. Praise God. He’s about to expose them. They writing about 69 cuz #Queen is flawless.
1)PSA: My opinion is not for sale. I am paid to write JUST like artists are paid to perform. I select my content and form my own position. My position has ALWAYS been ant-abusers. I have always called out abusive artists and those who support them.
2) If you align yourself w/ an abuser and a person holds a mirror up 2 you, taking shots at the person instead of looking in the mirror is a tempting route. Yet it produces no growth. I will NOT be bullied or intimidated for choosing to speak against empowering abusers.
3) Finally, I see the tweets from Nicki. It's not my style to do messy twitter feuds. It's also never been my style to run from an issue. If she ( and not her supporters) want to reach out to me, I'm around.
Sigue dando sorpresas la historia más surrealista del año, un culebrón “crossover” entre dos iconos de la tecnología y la música, respectivamente, que ha llegado hasta medios generalistas como The New York Times o El País. El supuesto encuentro entre Elon Musk, jefe de Tesla, SpaceX y varias otras empresas, y la rapera Azealia Banks, quien asegura se encontraba en casa de Musk hace unas semanas con la intención de empezar una sesión de grabación con la novia del magnate, la cantante Grimes, pero que esta no apareció, se confirma ahora por el propio Musk.
Aunque en un primer lugar, Musk sostuvo en declaraciones a Business Insider no “conocer a Azealia Banks ni haberse comunicado con ella de ninguna manera”, dando a entender que la rapera jamás había estado en su casa (que es en realidad un complejo de cinco mansiones), o al menos que ambos no coincidieron, en una entrevista con The New York Times reconoce que vio a Banks delante de su casa el viernes por la mañana “durante dos segundos”, cuando él salía del gimnasio y ella se marchaba. Musk afirma que Banks se encontraba demasiado lejos para que ambos pudieran oírse, por lo que no confirma que Banks estuviera dentro de su apartamento ni mucho menos que se pasara ahí dentro “días” esperando a Grimes, como la rapera sostiene. Sin embargo, fuentes cercanas a Musk confirman a The New York Times que Grimes efectivamente había invitado a Banks a casa de Musk, pero que hubo un malentendido con los planes y que justo ese día Musk y Grimes viajaban fuera de la ciudad. Musk niega “absolutamente” el uso drogas que le atribuye Banks.
La historia hace aguas por ambas partes. Por un lado, Banks afirma no solo haber estado dentro de casa de Musk, sino haberle visto “en la cocina” hablando por teléfono, “estresado, con la cara roja y hurgando en busca de inversores, con la cola entre las piernas” tras anunciar en Twitter que se planteaba privatizar Tesla. Además, según Banks, el empresario estaba emocionado por conocerla pues “es un gran fan de ‘Anna Wintour’”. Sin embargo, Musk sostiene que apenas vio a Banks durante unos segundos delante de su casa, nunca dentro, y que a duras penas la reconoció (de forma hilarante, la rapera apuntó que haber estado dentro de la casa de Musk había sido como “vivir un episodio real de ‘Déjame salir‘”). La tercera parte implicada en la historia, Grimes, no ha hecho declaración alguna por ahora, si bien varias personas en Twitter aseguran que Musk y Grimes ya no se siguen en Instagram.
Mientras, esta noche El País ha publicado un artículo sobre las últimas noticias de Elon Musk en el que cabe una mención a “una rapera llamada Azealia Banks” cuya credibilidad es “nula” pues la artista es “tan grosera que le han suspendido la cuenta de Twitter”. Eso sí, en el texto se apunta que la explicación dada por Musk originalmente tampoco es “del todo convincente”.
No se puede decir que el talento de Richard Swift no fue reconocido en vida, aunque sí, quizá minusvalorado. Su carrera en solitario, pese a contar con álbumes sublimes como ‘The Novelist’ o ‘Dressed Up For The Letdown’ –también con otros no tan brillantes, aunque aprovechables, como ‘The Atlantic Ocean’–, no contó con el predicamento que probablemente merecía. Y su último disco de estudio en solitario y en vida, ‘Walt Wolfman’ –un delirio, imaginando al gran poeta norteamericano como un hombre lobo, emparentado con los Eels más sucios–, data de 2010. A la espera de ese álbum final que preparaba y que su familia asegura que publicará, no parece un bagaje del calibre como para insistir en reivindicar su figura, ¿verdad?
Sin embargo, su visión de la música, a menudo ligada a un perfil tradicionalista del rock and roll, convenció a muchos, especialmente a otros artistas, que deseaban en ponerse en sus manos para grabar sus obras, dentro o fuera de sus estudios en un pueblo de Oregon, los llamados National Freedom. Desde 2010 en adelante, precisamente, Swift fue haciéndose con un nombre como productor, instrumentista o compositor, registrando trabajos y prestando colaboraciones a grupos y artistas muy distintos –más o menos populares, como Pretenders, Laetitia Sadier, Damien Jurado, Foxygen, Valerie June o Tennis, y menos conocidos, como The Mynabirds, Tahiti 80, Cayucas, Fruit Bats, Guster, Born Ruffians, Jessie Baylin o el mallorquín L.A.–. Pero en todos ellos permanece una constante: un gusto exquisito por lograr el “toque Swift”, esa tesitura de mágica atemporalidad que hace sonar a clásico y, a la vez, fresco, ya se tratara de soul, rock, pop o electrónica.
La reputación de Swift por su imaginación y riqueza como músico también le llevó a formar parte de bandas como The Shins, The Arcs o Nathaniel Rateliff & The Night Sweats, a asistir en grabaciones y giras a Hamilton Leithauser o Dan Auerbach, para los que fue un apoyo y un referente frecuente. Una contribución fundamental al pop contemporáneo –podríamos decir, sin rubor, que Swift fue el equivalente underground a Mark Ronson o Greg Kurstin– que hemos reunido en una playlist de 50 canciones de obras propias o ajenas y en orden cronológico, para degustar con calma y deleite, que dan cuenta del profundo calado de la figura de Richard Swift en el panorama alternativo (y no tanto) de lo que llevamos de siglo.
Rihanna y Childish Gambino (el actor Donald Glover más allá de los escenarios) están rodando algo juntos en La Habana, como han mostrado unas imágenes de ellos juntos que han trascendido esta semana en las redes sociales. Curiosamente, las fotos han llegado poco después que se anunciara que Glover actuará en el evento anual Diamond Ball organizado por Rihanna, y que tiene lugar el 13 de septiembre.
Según el medio cubano Vistar, Rihanna y Donald Glover están rodando una película junto a Hiro Murai, director del videoclip de ‘This is America’ del propio Childish Gambino, también de varios episodios de ‘Atlanta’, la serie de Glover, y de otros vídeos como ‘Black Man in a White World’ de Michael Kiwanuka y ‘Cheerleader’ de St. Vincent. El filme se llamaría ‘Guava Island’ e incluiría en su reparto también a Letitia Wright (‘Black Panther’) y Nonso Anozie (‘Juego de tronos’).
Por supuesto, los fans de Rihanna y Glover ya están especulando con la posibilidad que ambos artistas estén colaborando en algún tipo de proyecto musical. Rihanna ultima actualmente su noveno álbum, que al parecer se centrará en el reggae, y Childish Gambino aún ha de anunciar el suyo tras lanzar ‘This is America’ el pasado mes de mayo y las canciones ‘Summertime Magic’ y ‘Feels Like Summer’ a principios de julio.
No estoy seguro de que podamos calificar de acertada la decisión de ponerse “TT” como nombre artístico, al menos en lo que a lo 2.0 se refiere, teniendo en cuenta que prácticamente nunca vas a ser la primera opción que aparezca cuando te busquen. Es, eso sí, llamativa, pero tampoco es esa la razón por la que Theresa Wayman quiso usarlo, sino una anécdota familiar que cuenta en Vice, lo que se traslada también a lo que podemos ver ‘Lovelaws’: una colección de canciones que le ha apetecido hacer, sin búsqueda de éxito comercial y sin más motivo que la propia inspiración que le llevó a escribir cada una de ellas. No hay presiones al respecto, solo una muestra de lo que es capaz de hacer ella sola, y lo cierto es que sale bien parada. El disco supone el debut en solitario de la vocalista y guitarrista de Warpaint, que no es nueva en esto de hacer algo externo a su grupo: ya estuvo en la banda de Vicent Gallo o en BOSS (con Sarah de Hot Chip y Guro de All We Are). En cuanto a la banda de Los Ángeles, podéis estar tranquilos, no se han separado; de hecho, fueron las teloneras de Depeche Mode el año pasado, de Harry Styles este año, y actualmente están escribiendo su nuevo álbum.
De un carácter marcademente downtempo, ‘Lovelaws’ es mucho más intimista que las canciones del grupo junto a sus colegas Emily Kokal, Jenny Lee y Stella Mozgawa. La mezcla entre dream pop y rock experimental de Warpaint sigue aquí, pero tirando muchísimo más hacia lo primero, y añadiendo una generosa capa de trip-hop (una buena muestra de esto es ‘The Dream’), con algún toque industrial (‘Mykki’) y huellas de la influencia que, como ha dicho en más de una ocasión, para ella supone Björk (‘Dram’), además de curiosidades como el uso de elementos de ‘La Ventana Indiscreta’ en ‘Safe’ o el interludio acústico de Ludivine, la hija de Cedric LeMoyne (su manager), en ‘Sassafras’. Para armar todo esto, Theresa se ha rodeado en la producción de gente con talento pero no ceñidos a un único aspecto: Hal Ritson (MNEK, Jorja Smith, Clean Bandit, Charli XCX), Dan Carey (Sia, Bat for Lashes, Franz Ferdinand, La Roux o ¡Kylie!), Money Mark (Red Hot Chilli Peppers, Eagles of Death Metal, Beastie Boys) o hasta su hermano Ivan Wayman.
En una entrevista con Mondosonoro, la natural de Oregón comentaba su visión del amor (“soy una persona romántica en un mundo en que una relación es difícil, pero también necesito estar sola y no forzar el hecho de tener una relación”), ya que es un tema muy presente en el disco, pero no solo del amor romántico, sino también a amigos o familiares. Y es que, aunque en la composición musical del álbum lleva desde 2010, de las letras se ha ocupado durante los dos últimos años, donde las giras y su hijo no le han dejado mucho tiempo para citas y romances, y menos para la forma en que a ella le gustaría tenerlos. “Breathe for me, break down my wall? / If I feel in trouble and go dark / I want your open arms / Whatever I need, whatever I want / You’ll give it a try” canta en ‘The Dream’. Dice Theresa que este disco es ese tipo de música que puedes poner de fondo mientras haces otra cosa, pero que a la vez es ese tipo en el que, si te pones auriculares, te puedes adentrar totalmente. Lo cual no es necesariamente bueno, porque puede significar que esa música es genérica o intrascendente, y es cierto que en algunos momentos del disco se llega a rozar esto, pero, por fortuna, son mayoría los momentos en los que no, y pasajes tan conseguidos como el sensual “tell me you’re alive / make it feel right / make it feel right / you’ve got tonight” de ‘Mykki’ o “cause I feel like I’m falling / inside your eyes” de ‘Dram’ son lo contrario a intrascendente. ‘LoveLaws’, por tanto, aprueba con nota su misión como carta de presentación en solitario.
Nota: 7,3/10 Lo mejor: ‘Mykki’, ‘The Dream’, ‘Love Leaks’, ‘Dram’ Te gustará si te gusta: Warpaint, Banks, Portishead, Lana del Rey, Beach House, Let’s Eat Grandma, Escúchalo:Spotify
¿Qué está pasando en Estados Unidos? ¿Por qué de repente sus artistas buscan plasmar sus orígenes en su nueva música? ¿Tiene algo que ver Donald Trump? Miley Cyrus y Justin Timberlake, entre otros, han disfrazado de country sus últimos trabajos; Rihanna prepara ahora su disco reggae y Beyoncé ha conseguido las mejores críticas y ventas de su carrera bañándose en cultura africana en ‘Lemonade‘.
La influencia de Beyoncé se percibe en lo nuevo de Janet Jackson y también en el vibrante single que, hace unas semanas, publicaba Ciara. Si ya el desbocado ritmo “New Jersey” de ‘Level Up’ denotaba cierto punto “africanista”, ‘Freak Me’ es directamente una colaboración con el nigeriano Tekno, y un tema de clara inspiración africana en su acelerado ritmo y en su combinación de vientos metal, marimbas y los prominentes tambores que marcan el estribillo. JR Rotem se encuentra tras la producción, embadurnando la base con una pátina ultra digital que corta como un rayo láser.
Para completar esta reinvención, Ciara y sus bailarinas no se han ido a Nigeria pero sí a Sudáfrica (sí, sabemos que Solange lo hizo antes) para grabar un vídeo bailando esta canción en las calles de Soweto. El vídeo dura apenas 1 minuto y medio, pero sirve para convencernos de que la reivindicación de sus orígenes de Ciara va en serio. Como bonus, un vídeo de Ciara en el estudio, embarazada, bailando la maqueta de ‘Freak Me’.
¿Sabes esa sensación cuando alguien te cuenta algo en serio y tú crees que te están tomando el pelo? A un servidor le ha pasado al escuchar ‘TOOTIMETOOTIMETOOTIME’ –así, en mayúscula, tres veces y juntito–, el nuevo single de los británicos The 1975. Una canción que nos remite a la reciente conversión al moderneo (o algo así) de ex-emopunks (whatever) como 5 Seconds of Summer o Tokio Hotel, con un ritmo post-dancehall (co-produce No Rome, un joven fichado por el sello Dirty Records a instancias de Matt Healy, precisamente) casi calcado a numerosas producciones de pop contemporáneo y cuya melodía resulta terriblemente simplona. Como toda buena canción absurdamente pegadiza necesita, claro.
Los fans de The 1975, famosos por defenderles a capa y espada sin importar qué hagan, están encantados. Quizá se identifican –cosa que lamentablemente no podemos hacer muchos– con la caterva de mozalbetes de todo tipo de morfología y etnia que acompañan a un Healy con el pelo oxigenado en el vídeo oficial de ‘TOOTIMETOOTIMETOOTIME’, únicamente disponible en Spotify. Y posiblemente ellos son el público al que va dirigida este tema y su letra sobre infidelidad en la era de la tecnología, que nos dirige directamente al título del álbum en el que se incluye, ‘A Brief Inquiry Into Online Relationships’.
Pero es evidente que este nuevo single del tercer disco del grupo de Manchester, convertidos ya en indiscutibles superestrellas internacionales del pop, es confuso, en cuanto a lo mucho que difiere de sus dos adelantos previos. ‘Love It If We Made It’ y su sorprendente reflexión sobre la modernidad tenían un aura de stadium pop épico, con cierta reminiscencia de Simple Minds, y ‘Give Yourself A Try’ sorprendía con su nervioso riff a lo Strokes. Pero ambas, a su manera, conectaban con el pop rock chulesco a lo INXS del exitoso ‘I Like it When You Sleep, for You Are so Beautiful Yet so Unaware of It’.
En cambio ‘TOOTIMETOOTIMETOOTIME’, aunque Healy advierte que es el momento más divertido del álbum que publican el próximo octubre, parece algo desconectado –en el plano artístico, no tanto en el lírico– de lo que ‘A Brief Inquiry Into Online Relationships’ prometía. Y, sobre todo, resulta pobre ante cualquiera de sus anteriores canciones, incluso aunque se trate de una burla –que no lo parece, ojo– de la modernidad. ¿Dónde narices quieren ir, exactamente, The 1975 con esta canción?