M. Night Shyamalan ha sido durante años uno de los cineastas más polémicos, asentado en un constante «Revelación o Timo» que él mismo parece gozar como un enano. El director tan premiado por ‘El sexto sentido’ se ha embarcado en películas siempre prestas al debate, como ‘La joven del agua’ o ‘Múltiple‘, fiascos como ‘After Earth’, algún acierto como ‘La visita‘ o recientemente la serie ‘Servant’…
La cinta que ha estrenado este verano es 100% Shyamalan, dejando que la gran pregunta que quepa hacernos en 2021 sea: ¿tenemos ganas de continuar debatiendo sobre sus idas y venidas, aciertos y desaciertos, siendo todos ellos a menudo los mismos?
‘Tiempo’ parte, como es usual, de una gran idea por la que imaginas matar en los estudios de Hollywood, esta inspirada en la novela gráfica ‘Castillo de Arena’ de Pierre Oscar Levy y Frederik Peeters, en España editada por Astiberri. Unos veraneantes en una playa se enfrentan a un misterio inexplicable que les lleva a la muerte con la rapidez de un «slasher», produciendo graves conflictos entre ellos. Algo pasa con el «tiempo» en este misterioso «marco incomparable», además en una cinta que se estrena en un verano todavía dominado por el miedo, por cierta sensación de inseguridad en todos nuestros destinos vacacionales. ¿Estaremos realmente a salvo y nos relajaremos de vacaciones… o era mejor idea quedarnos en nuestra santa casa?
Lamentablemente, y como también es demasiado usual, Shyamalan no profundiza en los personajes presentados, ni siquiera a través del carisma de Gael García Bernal y Vicky Krieps, y el espectador no tiene -ejem- tiempo ni lugar para empatizar realmente con ellos antes de que se vean al límite. El director, que hace unos años en entrevista con JENESAISPOP hablaba con naturalidad sobre el humor en sus películas («siempre me ha gustado tener humor en ellas, es algo con lo que siempre he jugado»), no logra dejar claro cuándo va en serio y cuándo hay un poco de humor involuntario, en una resolución de conflictos que implica desde partos, raperos a contorsionismo, pasando por los obligados «plot twists».
Concebible también como un «escape room» ahora que están tan de moda, y por tanto adaptable a teatros mainstream y experimentales, ‘Tiempo’ es otra película entretenida y palomitera de Shyamalan, con su final lleno de sorpresas y subrayados. Tras su visionado, eso sí, la cuestión más inquietante es: ¿sabrá Shyamalan que podría realzar los diálogos de sus guiones con ayuda de otra persona? Por supuesto que lo sabe. Simplemente no quiere.
Pese a la pandemia y a la inacción de las administraciones, la música en directo no se detiene en España y el circuito AIEnRUTa Artistas presenta la programación de su ciclo de conciertos de 2021, conformado por más de 100 conciertos confirmados de septiembre a diciembre.
El ciclo de septiembre ya ha arrancado con el concierto de la artista revelación Tiburona en La Lata de Bombillas de Zaragoza, el pasado 4 de septiembre, pero la artista volverá a actuar el 11 de septiembre en el Urban Fest de Getafe, en cuyo escenario se subirán también Machete en Boca, Spin Offs y Zetak (foto), que tocarán el mismo día; y ORTIGA, que ha publicado una de las canciones más divertidas de la pasada primavera, acaba de lanzar su segundo disco y actuará el 12.
Más allá del mencionado festival, Magali Saré se subirá al escenario el 10 de septiembre en el Octubre de Valencia y el 30 en la Cochera Cabaret de Málaga, Los Mejillones Tigres el 11 de septiembre en la calle El Pozo de Madrid y, más adelante, el 30 de septiembre en La Fábrica de Choco de Vigo o Beselch Rodríguez el 17 de septiembre en el Clavicémbalo de Lugo y el 18 en Patio del Corsario de Valladolid.
Por otro lado, Víctor Coyote tocará el 17 en la calle Lazaro Carreter de Madrid y el 23 en la Cochera Cabaret de Málaga, Ferran Palau presentará ‘Parc‘ el 19 de septiembre en el Teatro Jovellanos de Gijón y María de Juan actuará el 24 de septiembre en la calle Valderbernardo de Madrid y el 25 en La Chica de Ayer de Salamanca.
MAGALI SARÉ 10/09/2021
OCTUBRE, VALENCIA
LOS MEJILLONES TIGRES 11/09/2021
CC EL POZO, MADRID
MACHETE EN BOCA 11/09/2021
URBAN FESTIVAL, GETAFE, MADRID
SPIN OFFS 11/09/2021
URBAN FESTIVAL, GETAFE, MADRID
ZETAK 11/09/2021
URBAN FESTIVAL, GETAFE, MADRID
ORTIGA 12/09/2021
URBAN FESTIVAL, GETAFE, MADRID
BESELCH RODRIGUEZ 17/09/2021
CLAVICEMBALO, LUGO
VICTOR COYOTE 17/09/2021
CC. LAZARO CARRETER, MADRID
BESELCH RODRIGUEZ 18/09/2021
PATIO DEL CORSARIO, VALLADOLID
FERRAN PALAU 19/09/2021
TEATRO JOVELLANOS, GIJON
VICTOR COYOTE 23/09/2021
COCHERA CABARET, MALAGA
MARIA DE JUAN 24/09/2021
CC VALDEBERNARDO, MADRID
MARIA DE JUAN 25/09/2021
LA CHICA DE AYER, SALAMANCA
LOS MEJILLONES TIGRES 30/09/2021
LA FABRICA DE CHOCO, VIGO
Yebba es una estrella sin disco. ‘Dawn’, su debut oficial, sale el 10 de septiembre, pero la cantante de Arkansas ya está más curtida que muchos. En los últimos años ha aparecido como artista invitada en el último disco de Mark Ronson, donde ha cantado hasta tres canciones; Ed Sheeran, con quien comparte el macrohit ‘Best Part of Me’, o Drake, en cuyo nuevo disco recién salido del horno Yebba protagoniza su propio interludio, ‘Yebba’s Heartbreak’. Además, Yebba ha realizado cameos en ‘We got it from here… Thank you 4 your service‘ de A Tribe Called Quest, ‘Heavy is the Head‘ de Stormzy, ‘The Thrill of it All‘ de Sam Smith, ‘Fuck Yo Feelings’ de Robert Glasper o ‘Toast to Our Differences‘ de Rudimental y ha cantado con Chance the Rapper en Saturday Night Live. Por cierto, ya tiene un Grammy por su versión de ‘How Deep is Your Love’ de los Bee Gees grabada junto a PJ Morton. Y solo tiene 26 años.
La razón principal por la que Abbey Smith (Yebba es su nombre de pila escrito al revés) es tan querida en la industria es su voz, un instrumento emotivo y elástico con el que la artista hace lo que quiere, como queda plasmado en su estupendo single de soul-pop atmosférico ‘Distance’ o en el funky western de ‘Boomerang’, hoy la Canción Del Día. El timbre de Yebba puede recordar al de Aretha Franklin tanto como al de Jess Glynne y le permite adaptarse a diversos estilos, desde el R&B-jazz de ‘Louie Bag’ con Smino, el pop atmosférico de ‘Where Do You Go’ a la balada folk-soul de ‘October Sky’, probablemente la canción más importante de su carrera hasta la fecha por lo que significa para ella.
En octubre de 2016, la madre de Yebba se suicidó, cambiando para siempre la vida de la artista. En aquel momento Yebba había protagonizado una memorable actuación en directo en Nueva York, pero no fue hasta que su madre se quitó la vida cuando decidió definitivamente dedicarse a la música. Empezó a cantar en bares de jazz, en 2017 lanzó su primer single ‘Evergreen’ y, a partir de este momento, escaló posiciones hasta empezar a colaborar con algunos de los nombres más importantes en el pop de hoy. En ‘Dawn’, un disco producido por Mark Ronson, Yebba reflexiona sobre la pérdida de su madre y «narra el trauma con una intimidad cautivadora» a la vez que busca «el primer rayo de luz en el cielo después de (vivir) en la oscuridad de la noche».
Little Boots ha sorprendido a sus seguidores anunciando que tocará con ABBA en los conciertos de ‘Voyage’. La noticia no es poco de pavo, pues el regreso de ABBA es una de las noticias musicales del año, si no LA noticia, y su regreso a los escenarios (vía hologramas) será un enorme éxito. De hecho, las entradas para el primero de varios conciertos que el grupo dará el Parque Olímpico Queen Elizabeth en Londres a partir de mayo de 2022 ya están agotadas.
En Instagram, Little Boots ha expresado su felicidad por formar parte de la gira de ‘Voyage’: «Mi amor por las canciones de ABBA es grande y profundo. Son las canciones que más me han inspirado a lo largo de mi carrera, en mi opinión representan la música pop más vital, conmovedora, eufórica, liberadora y poderosa del planeta. Ha sido un sueño compartir ya tiempo en el estudio con mis héroes musicales y estoy enormemente emocionada de tener el privilegio de tocar con algunos de los mejores músicos con los que he tocado nunca. El sonido de esta banda os va a dar escalofríos.
La gira de ‘Voyage’ contará con los avatares de ABBA, que «actuarán» junto a una banda en vivo compuesta por 10 músicos, entre ellos Victoria Christina Hesketh, que tocará «teclados y sintetizadores» y también proporcionará coros.
Little Boots no publica disco de 2015, año en que salió al mercado ‘Working Girl‘, y las noticias musicales relacionadas con ella han sido escasas en los últimos años. En 2019 sí lanzó el electrónico EP ‘Jump‘, en 2018 otro EP llamado ‘Burn’ en el que colaboró con artistas como Planningtorock (de actualidad por su aparición en el álbum de remixes de Lady Gaga) o Cora Novoa y el año pasado apareció en un tema de LP Giobbi, ‘Meet Again’.
En las últimas semanas, Little Boots ha confirmado que trabaja en un nuevo álbum, que financiará con la ayuda de Patreon, y ha puesto fecha al primer single, ‘Silver Balloons’, un tema compuesto y producido por ella que podrá escucharse a partir del 24 de septiembre.
Jean-Paul Belmondo, uno de los actores más icónicos y carismáticos del cine francés, estrechamente asociado a la nouvelle vague de los años 60, ha fallecido este lunes en su casa de París a los 88 años de edad, ha confirmado su abogado, quien ha señalado que el actor se ha ido «apagándose tranquilamente».
Conocido por su aspecto de «caradura», como recuerda El País, y hasta el punto de que, en los 80, protagonizo una película llamada ‘Simpático y caradura’ que le vino como un guante, Belmondo trabajó con algunos de los directores más reputados del cine francés, como Jean-Luc Godard, François Truffaut, Alain Resnais, Claude Chabrol o Jean-Pierre Melville, antes de dar el salto del cine de autor al cine comercial, decisión que él siempre defendió a capa y espada a pesar de las críticas.
Especialmente querido fue el trabajo de Belmondo con Godard, a quien conoció cuando se lo cruzó por la calle de casualidad. Belmondo aceptó trabajar con él a regañadientes porque «dudaba de sus intenciones» y el cine «no le interesaba nada», pero después de rodar el corto ‘Charlotte et son Jules’ volvió a ponerse a los mandos de Godard para protagonizar ‘Al final de la escapada’, que fue un enorme éxito de crítica, ganó el Oso de Plata a la mejor dirección en la edición de 1960 del Festival Internacional de Cine de Berlín y hoy es una película de cabecera para cualquiera que desee iniciarse en el cine europeo.
Interpretando a un delincuente llamado Michel, ‘Al final de la escapada’ convirtió a Belmondo en una estrella del cine francés a principios de los 60, lo cual le permitió aparecer en otras conocidas cintas como ‘A todo riesgo’ de Claude Sautet, ‘Moderato cantabile’ de Peter Brook, ‘Dos mujeres’ de Vittorio de Sica junto a Sophia Loren o ‘La sirena del Misisipi’ de Truffaut.
Muy pronto, en 1962, protagonizó ‘Cartouche’, su primera película comercial, a la que siguieron otras como ‘¿Arde París?’ o ‘Casino Royale’, si bien el actor declinó otras muchas ofertas para trabajar en Hollywood porque prefería trabajar en Francia. En los 90 volvió al teatro, llegando a abrir su propia sala. Su última película fue ‘Un hombre y su perro’, de 2008.
Hoy 6 de septiembre se cumplen 20 años desde que Britney Spears interpretó ‘I’m a Slave 4 U’ en la gala de los MTV VMA de 2001. Britney estrenó en dicha gala el primer single de su tercer disco, ‘Britney‘, que saldría al mercado unos meses después, e hizo historia con una de esas actuaciones musicales televisadas que han seguido en boca de todos con el paso de las décadas.
En 2001, Britney está en el pico de su carrera: viene de publicar dos álbumes superventas, es la estrella pop más relevante del momento y su talento se ha refinado aunque la crítica del momento no lo sepa apreciar: sus coreografías son más sofisticadas que nunca, su voz adquiere matices más maduros, la cantante presume un estómago-tableta capaz de partir una roca por la mitad y, en lo musical, el contenido de ‘Britney’ lleva el sonido teen-pop de antaño al futuro. En una época sin redes sociales en la que la televisión y los tabloides son las principales fuentes de cultura pop, ver a Britney en acción es ver a una superheroína en control absoluto de sus poderes. Y su actuación de ‘I’m a Slave 4 U’ en los MTV VMA la convierte en una grande del espectáculo.
Ambientada en una «jungla tecno distópica futurista», la «performance» de ‘I’m a Slave 4 U’ en los MTV VMA de 2001 supone el estreno de la canción, lanzada oficialmente a finales de ese mismo mes. El equipo de arquitectos Stufish diseña la producción junto a Britney y elogia la visión de esta, quien, en sus palabras, «mostró un alto nivel de conocimiento y sofisticación en lo que a producciones teatrales se refiere y en cuanto al espacio en que se debía alojar esta actuación». La propia Britney idea el concepto de la performance buscando crear «una versión abstracta del mundo natural», mientras «las jaulas y el resto del atrezzo pretenden evocar sensaciones de cautividad, tentación y sexualidad». Aunque la idea de usar animales exóticos -una serpiente y varios tigres- en la actuación procede de su coreógrafo Wade Robson (el mismo cuyo testimonio aparece en el documental ‘Leaving Neverland‘).
Por supuesto, la idea de usar serpientes en el mundo del entretenimiento no es nueva. En 1996, Salma Hayek se convierte en el mito erótico de toda una generación gracias a su famosa escena con una serpiente en ‘Abierto hasta el amanecer’ de Quentin Tarantino. Y, en abril de 2001, unos meses antes que Spears, Aaliyah aparece con una pitón en el videoclip de ‘We Need a Resolution’. Sin embargo, el concepto de posar o bailar con animales exóticos se remonta a siglos atrás, a la época dorada de los circo; especialmente las mujeres artistas de circo de la época que se codean con animales exóticos como serpientes atraen a las masas como la miel a las abejas. Como recuerda este interesante artículo sobre la actuación que nos ocupa publicado en 2016, la portada de una conocida revista circense de 1946 muestra a una artista posando con un tigre encima de los hombros: casi parece Britney con la pitón encima… y con un «outfit» muy parecido.
Unas cuantas décadas después, Britney llevó este concepto circense, exhibido, por otro lado, en su atuendo de inspiración «danza del vientre», a su terreno. Integró una serpiente pitón en una coreografía de alto nivel en el contexto de unos premios televisados, logrando que la actuación se volviera, desde el primer momento, inseparable de la canción. Spears aparece en escena dentro de una jaula acompañada de un tigre blanco, sujetado, por cierto, por Doc Antle, a quien recordarás si has visto ‘Tiger King‘; y procede a ejecutar una coreografía salvaje, valga la redundancia; llena de movimientos sensuales y agresivos que se convierte en icónica desde el segundo cero. Cuando es momento de coger a la pitón, Britney no duda y realiza con ella parte de la coreografía, dando unas cuentas vueltas, antes de devolvérsela a una bailarina, terminar el baile y proceder a subir por las escaleras de una plataforma, desde donde regala al público una mirada desafiante.
En la época, la actuación de Britney es aplaudida por la prensa pero también provoca críticas negativas desde el sector más mojigato de la población estadounidense, que cuestiona su rol como «modelo a seguir». Ante la imagen cada vez más sexualizada de Britney, la esposa de un gobernador declara en televisión que «dispararía a Britney si pudiera». La cantante, que apenas cuenta 19 años, hace gala de una madurez insólita para su edad y afirma que no ve «por qué tiene que pedir perdón» y que, simplemente, es «una chica de 20 años que está creciendo y no hay nada de malo en ello». Es un momento en el que Britney se debate entre ofrecer una imagen virginal y entregarse plenamente a la expresión de su sexualidad, una dicotomía que marcará el inicio de la crisis de identidad que mostrará solo seis años más tarde, cuando será capaz de entregar su disco más importante pero no de reavivar, como performer, el fuego de antaño.
Tampoco se puede pasar por alto que la histórica actuación de ‘I’m a Slave 4 U’ en los MTV VMA probablemente no sería posible hoy. La performance ha seguido dando de qué hablar no porque Britney baile como nadie o porque la canción, una joya de funk producida por los Neptunes, sea buena, sino por el morbo que supone ver a una persona tan joven enfrentarse al peligro de actuar con animales exóticos. Hoy este concepto nunca sería aprobado por respeto al bienestar de los animales (en la actuación estaban probablemente sedados) y aunque Banana, la pitón, vivió unos cuantos más años después de la actuación, hoy se optaría por recurrir a la tecnología en lugar de animales reales. Sin embargo, lo que pasó en 2001 es una fantasía cuya visualización sigue poniendo los pelos de punta, protagonizada por una Britney que se muestra poderosa, indomable y decidida a hacer historia. Aunque Britney siempre separó a su yo performer de su yo «real», aquí nos entregó una pieza de ficción que, 20 años después, nadie ha olvidado.
Ricci Nostra es el alias del cantautor argentino Santiago Cayrol, que acaba de lanzar su nuevo single ‘Y ya’ con el apoyo de la comunidad musical Acqustic. Residente en Barcelona, Cayrol publicó su primer disco en 2018, un trabajo llamado ‘Jinete de conejos’, autoeditado, que puso sobre la mesa su gusto por la canción pop-rock de autor, esa construida con la guitarra acústica como instrumento principal.
En aquel debut encontrábamos canciones tan pegadizas como ‘Hola mar’, ecos vals (‘Medicina de amor’), un rap (‘Boig’), baladas (‘Si todo fuera amar’) y letras que eran puro romanticismo «cheesy» como la de ‘Bonita’, que incluía rimas como «bonita, tienes algo que me incita, tu mirada y tu boquita y esa forma de pensar». Voz y música remitían a la obra de Jorge Drexler o, en menor medida, a los Vetusta Morla del debut.
Este año, Ricci Nostra publicará su segundo trabajo largo. ‘La Maldición del Amarre’ representará una evolución en su sonido al incluir guitarras eléctricas y sintetizadores, los cuales abrirán sus canciones a nuevos lugares. ‘Soltémonos’, donde los teclados se hacen más patentes, es prácticamente new wave, ‘Fugaces’ se arrastra con las cadenas de una canción de blues-rock y ‘Vestida de sal’, por lo bien que equilibra al viejo y al nuevo Ricci Nostra al servicio de un estribillo casi perfecto, es probablemente su mejor canción hasta la fecha.
‘Y ya’, el último single de Ricci Nostra, refuerza la intensidad de las guitarras en un corte de ecos británicos y vagamente tropicales (los punteos, ciertos ritmos) que nos habla sobre un «enamoramiento que se vive a flor de piel». Las influencias pueden ir de los 80 de Talking Heads hasta los dosmiles de los Kooks o Babasónicos, si bien en el estribillo prevalece cierto regusto a la canción clásica.
El primer episodio del documental de Lola Flores, ‘LOLA’, se acaba de estrenar en exclusiva en FesTVal, el festival de TV de Vitoria. El público y en especial los fans de la cantante tendrán que esperar hasta el 28 de octubre, cuando se estrenará en Movistar +.
La docuserie ha sido dirigida por Israel del Santo. A lo largo de sus cuatro capítulos se visualizarán un total de 44 entrevistas a familiares, amigos, periodistas e investigadores que hablarán de la trayectoria de la artista y de su vida personal. Sus hijas, Lolita y Rosario, así como su tía Carmen Flores, tendrán un papel muy importante a lo largo del documental, ya que contarán secretos y anécdotas y desvelarán documentos familiares desconocidos hasta la fecha.
«No tenía miedo por el documental de mi madre porque no tengo nada que esconder de mi familia», afirma Rosario. «Se han contado muchas mentiras», dice Lolita refiriéndose a su madre, quien espera mostrar la verdad en este documental a través de diferentes opiniones de la historia. El trailer también ha mostrado algunas de sus secuencias: «Ella decía: «yo soy extraterrestre», y realmente es que era extraterrestre porque no era como los demás», señala su hija Rosario. «Si me queréis, irse», repite Lolita las palabras de su madre.
Además, a lo largo de la docuserie, también podremos escuchar a un gran conjunto de artistas hablar sobre ‘La Faraona’, tanto conocidos de la cantante como artistas actuales de nivel nacional e internacional. Alaska («hacer un documental sobre Lola Flores tiene sentido siempre»), el Golosina, Javier Gurruchaga y Tomasito («todo lo que hablaba era arte») están entre los conocidos. Y entre los que han crecido y desarrollado su carrera con su influencia, Rosalía («sigue todo el mundo enamorado de ella»), Nathy Peluso, C. Tangana, Mala Rodríguez («una tía que le da igual todo, que hace lo que le da la gana»), María Peláe o Miguel Poveda. Foto: Instagram.
La noticia buena y la mala acerca del nuevo disco de Drake son exactamente la misma, que no ofrece nada nuevo. El canadiense corre cero riesgos en ‘Certified Lover Boy’ y, a su vez, entrega una serie de canciones que solo podría haber hecho él, a menudo en el buen sentido. Curiosamente lo peor de ‘Certified Lover Boy’ son su título, que solo sirve para recordarnos la tendencia del cantante de coquetear con famosas menores de edad; y su portada, signo de que, por lo menos, su contenido es mejor.
‘Certified Lover Boy’ vuelve a ser un disco largo, como todos los que publica Drake, en el que encontramos temas rescatables y otros que no lo son tanto. En el segundo grupo entraría una serie de pistas de trap totalmente irrelevantes como ‘Girls Want Girls’, que no ofrece mucho más que una letra semi polémica en la que Drake fetichiza (otra vez) a las lesbianas (no, su éxito en las plataformas de streaming no significa que sea una buena canción); ‘In the Bible’, que presenta menos incentivos todavía; ‘Way 2 Sexy’, que puede ser de hecho la canción menos sexy del año, o ‘No Friends In the Industry’, que reincide en un tema que Drake aborda cada vez que saca disco.
Dentro de que Drake se conforma en ‘Certified Lover Boy’ con entregar, en su mayor parte, una serie de canciones solventes que se dejan escuchar, algunas funcionan mejor que otras, exactamente lo que sucedía con ‘Scorpion‘. ‘Papi’s Home’ es una producción de trap-soul muy típica de su repertorio, pero tiene gracia más allá del cameo no acreditado de Nicki Minaj; ‘Fair Trade’ convence gracias a su lema «he estado perdiendo amigos y encontrando la paz, pero honestamente esto me parece un negocio justo»; ‘Love All’ insiste en el R&B minimalista de siempre con una aparición carismática de Jay-Z y ‘N 2 Deep’, en la que Drake se va de juerga con Future, es una digna composición dividida en dos partes.
Centrado en los temas de siempre, del sexo a las mujeres pasando por la complicada relación de Drake con la fama, su amor hacia su hijo Adonis, su gusto por «follarse a la fans» o los «beefs» de turno (aquí sale Kanye mal parado), ‘Certified Lover Boy’ continúa efectivamente la tendencia de Drake de no evolucionar en absoluto. No hace tanto que entregó una obra maestra como fue ‘In My Feelings‘, una de las mejores canciones de la pasada década para quien esto escribe y eso que su viralización me impidió totalmente verla de esta manera; pero ‘Certified Lover Boy’ no tiene intención de explorar nuevos lugares ni de elevar el sonido del canadiense de ninguna manera. Si hubiera sido presentado como una «mixtape» en lugar de un disco de estudio oficial, nadie lo habría cuestionado.
Visto de otra manera, Drake sabe cuáles son sus cualidades y decide no renunciar a ellas en otro disco que suma otros buenos momentos a su carrera. Los cinco minutos de ‘Champagne Poetry‘ hacen un uso estupendo de la melodía de ‘Michelle’ de los Beatles en la producción más experimental e interesando del largo, en la que además caben menciones a la terapia, la pandemia o la soledad; el R&B-hop a cámara lenta de ‘TSU’ es igual de cautivador que el de ‘God’s Plan’ y suena mejor ahora que el rol de R. Kelly en ella ha sido aclarado (es solo un sample); ‘Fountaines’ con Tems es otra buena aproximación de Drake al afrobeat y ‘Get Along Better’ el corte más soul de todos, una balada casi Motown.
Hay un momento en ‘Love All’ en el que Drake rapea que la «lealtad lo es todo para mí, y solo veo gente perdida a mi alrededor». No sé si Drake se siente perdido o no pero, desde luego, hace rato que dejó de ser ese artista innovador que fue capaz de entregar una obra capital del hip-hop de nuestros tiempos como ‘Take Care’. ‘Certified Lover Boy’ es el trabajo de un artista que no parece demasiado interesado en buscar nuevos caminos, en explorar su talento más allá de lo conocido, en hacer arte en definitiva. También es el trabajo de un artista que no necesita hacer nada de eso porque sabe que va a triunfar igualmente. Ojalá algún día le cambie el «chip» y escuchar un nuevo disco de Drake vuelva a ser una experiencia tan emocionante como lo fue la de escuchar aquel disco por primera vez.
Little Simz ha publicado este viernes ‘Sometimes I Might Be an Introvert’, su cuarto álbum de estudio. Presentado por el apoteósico single ‘Introvert’, ‘Sometimes I Might Be an Introvert’ parte del sonido explorado por la rapera británica en su anterior disco, el premiado ‘GRAY Area‘, para crecerse en un trabajo más ambicioso en cuanto a letras, secuencia y arreglos. Es el Disco de la Semana.
Entre las canciones que llaman más la atención durante la escucha de ‘Sometimes I Might Be an Introvert’ hay que contar la clásica ‘Two Worlds Apart’, la funky ‘Speed’, la electrónica ‘Protect My Energy’ o la preciosa pista final, ‘Miss Understood’. Vuelven a venir a la mente como referencias Ms. Lauryn Hill por el poso R&B de las canciones, Kendrick Lamar por su elegancia hip-hop y también Marvin Gaye por los arreglos de cuerda, en un trabajo nuevamente producido con sumo gusto por Inflo, ganador del Mercury por su trabajo en el último disco de Michael Kiwanuka.
El productor es, en parte, responsable del nacimiento de una de las composiciones más impactantes de ‘Sometimes I Might Be an Introvert’. Cuando trabajaba en un beat de hip-hop, Inflo sugirió a Little Simz que rapeara sobre algo que «ames y odies a la vez» y el resultado de esta sugerencia es ‘I Love You, I Hate You’, en la que Little Simz relata su complicada relación con su padre.
Sujeta a un beat de hip-hop de los clásicos, agresivo pero sin pasarse, ‘I Love You, I Hate You’ es, musicalmente, una de las pistas más enriquecedoras de ‘Sometimes I Might Be an Introvert’. La canción contiene un arreglo de cuerdas espectacular que vibra con intensidad a lo largo de la canción y su instrumentación incorpora arpas e incluso el sonido de unos metales que dibujan una melodía tan dramática que parece sacada de un musical de Broadway.
En este contexto musical, Little Simz se abre en canal rapeando sobre su padre, con quien actualmente no se habla. En The Guardian ha declarado que «al principio no quería (escribir esta canción) porque no quería darle protagonismo a mi padre, pero después de pensarlo mucho me he dado cuenta de que no va sobre él, sino sobre mí y mis sentimientos». Y en ‘I Love You, I Hate You’ deja claro que su tranquilidad es más importante que cualquier otra cosa.
En ‘I Love You, I Hate You’, Little Simz pasa por dos estados. Por un lado reconoce que «mi ego no me permitirá decir que te echo de menos» porque «soy una mujer que todavía no ha afrontado todos sus daddy issues», y señala que «llegará el día en que encuentres las respuestas a todos tus pecados». Sin embargo, el rencor se transforma en aceptación más adelante cuando la artista rapea que «te mantendré en mis oraciones porque la vida es corta y cada error que cometemos contribuye a nuestro crecimiento», concluyendo: «aquello de lo que decides escapar te perseguirá en tus sueños, yo no perdono por ti, yo perdono por mí». El latido de las cuerdas parece anunciar ese cambio.
Entre los programas que se estrenan hay uno con Niño de Elche, los sábados a las 17.00, llamado eXtrañas heterodoXias. De lunes a jueves a las 22.00 se emitirá Que parezca un accidente, con José Manuel Sebastián, con la colaboración de Aníbal Gómez, Rocío Saiz, Julia de Castro y Jimena Marcos. Gustavo Iglesias presentará Bandeja de Entrada los sábados y domingos a las 12. Y también se estrena Los Ultrasónicos los domingos a las 19.00 con Jesús Bombín, Kiko Helguera y el Doctor Soul. Por otro lado, amplían sus horarios los programa de ecología (El bosque habitado), videojuegos y ciencia (Fallo de Sistema), grupos emergentes (Capitán Demo), cine en Tres en la Carretera y Territorio 9, dedicado a cómics, ilustración y tatuajes.
Pero era el sustituto de Siglo 21, por lo que ha significado para la cadena, el que más curiosidad había despertado, y el marrón ha caído en manos de María Taosa (a la derecha en la foto superior). El formato se llama Generación Ya, hoy ha sido su primera emisión, de 12 a 14 horas, y ha comenzado con un tema de la cantante Priya Ragu titulado ‘Lockdown’. Después, un amplio mix entre underground, rap y también espacio para el pop mainstream. Han sonado Little Mix, Charli XCX, Princesa Alba, Kim Petras, Drake y rojuu, entre otros. Tras pinchar a Drake, Taosa ha afirmado con mucho tino que el disco de hip hop que hay que escuchar esta semana es en verdad el de Little Simz.
El programa ha incluido una entrevista con shego, uno de los grupos revelación nacionales ahora mismo, pero ha recibido críticas en redes por su pequeña dedicación al fútbol, por pinchar algo de mainstream y por primar lo que alguien ha llamado «la tertulia» sobre las canciones. Efectivamente, se dedicarán 5 minutos a repasar las noticias del día (hoy sobre la vuelta al cole, Afganistán, el precio de la luz, la contaminación en el Mar Menor y los deportes); en la segunda hora de programa ha habido un especial sobre salud mental, y parece que las entrevistas serán importantes en ‘Generación Ya’. Puedes escuchar el programa online.
Enrique Iglesias dio a conocer la noticia en una charla por vía telemática que mantuvo con Ricky Martin y Sebastián Yatra, con quienes comienza la gira ‘Unforgettable Tour’ a finales de este mes en Norteamérica. El disco llegará el próximo 17 de septiembre y «podría» ser el último.
«¿Cómo estás, Enrique? ¿Próximo álbum?», le preguntó Sebastián Yatra, y fue entonces cuando Iglesias lo confirmó. Su siguiente álbum se titulará ‘Final’, y a pesar de que el nombre no da lugar a rodeos ni a dobles sentidos, el cantante ha afirmado que «tiene mucho significado». Esto llevó a sus compañeros a preguntarle qué significaba, y parece que Iglesias se confundió al insistir en la palabra «final», provocando la sorpresa.
«Intento deciros que podría ser mi último álbum», afirmó Iglesias para no generar confusión, ya que es algo que lleva pensando «los últimos años», concretamente desde el 2015. Y aunque este nuevo disco podría ser el último, también afirmó que nunca dejaría de escribir canciones, algo que le «encanta», tan solo lo haría «de otra forma, no necesariamente empaquetado como un álbum». Sin embargo, en palabras del cantante: «Estoy en esa etapa de mi vida, ese capítulo de mi vida, en el que creo que es el momento adecuado de parar».
‘Final’ tendrá Volumen 1 y Volumen 2, y aunque Iglesias insistió en que «sería el último», no especificó si ambos volúmenes llegarán el 17 de septiembre o si el segundo volumen se lanzará en otra fecha. El tracklist tampoco se ha confirmado.
En la avalancha de críticas sobre (y a) ‘Solar Power’, el nuevo disco de Lorde, se está hablando recurrentemente -y con razón- de una de sus características más definitorias: el ritmo que sostiene buena parte de sus canciones (hasta seis) es lo que se suele definir como «baggy pop». El término proviene de los 90, en asociación con el sonido baggy o Madchester que arrasó en las listas británicas desde finales de los 80 hasta prácticamente mediados de los 90, pero el ritmo data de más atrás. Es básicamente un «beat» de estilo funk, género que se gestó en la forma que lo conocemos en los años 60 de la mano de James Brown, aunque provenía originalmente de Nueva Orleans.
En los 70 se volvió un estilo importantísimo, y su onda expansiva se replicó a finales de los 80 con la llegada de la nueva simbiosis entre pop de guitarras y música de baile que nació de bandas de Manchester como Happy Mondays, Inspiral Carpets o The Stone Roses. Coincidiendo con un revival de lo hippy, las nuevas bandas absorbieron el ritmo, entre otras fuentes, de canciones de grupos de los 60 psicodélicos pioneros en incorporar ritmos funk a su música, entre ellos los Beatles o los Rolling Stones. ‘Strawberry Fields Forever’ y su excitante ritmo de batería rodeado de elementos psicodélicos es el arquetipo de este ritmo, pero el recientemente fallecido Charlie Watts lo introdujo en cantidad de canciones excelentes y seminales: el gran ejemplo es ‘Sympathy For The Devil’, pero canciones como ‘Monkey Man’ también lo usaban. Igual que Candy Flip actualizaban con rollo baggy el ‘Strawberry Fields Forever’ en 1989, otras bandas de la escena hicieron excelentes revisiones de temas de los Stones: el ‘She’s A Rainbow’ de World of Twist o el ‘I’m Free’ de los Soup Dragons.
Volviendo a las críticas de Lorde, casi la única referencia que mayoritariamente se está usando para encuadrar su ascendente rítmico (y en concreto la canción ‘Solar’) es ‘Loaded’ de Primal Scream. Muy pocas menciones a ‘Sympathy for the Devil’ y algunas a ‘Freedom’ de George Michael. En cuanto al resto de canciones pop de ritmo baggy de ‘Solar Power’, ‘Torn’ de Natalie Imbruglia parece ser la única y raquítica referencia, cuando el ritmo baggy se extendió durante años a lo largo y ancho del pop y el rock (desde lo más indie -The Cure, The Jesus and Mary Chain- hasta lo más mainstream -U2, Bon Jovi), llegando prácticamente a definir el estilo de artistas como Alanis Morisette (‘Ironic’). Como consecuencia, durante todos los 90 los hits en listas con ese ritmo fueron constantes: algunos mejor no recordarlos por espantosos (vale, ok), pero otros son deliciosas perlas de pop, en ocasiones ‘one hit wonders’ como el ‘Stay’ de Lisa Loeb, ‘These Are Days’ de 10,000 Maniacs o la comercial pero preciosa ‘Sleeping Satellite’:
El mítico estribillo (‘I blame you for the moonlit sky / And the dream that died’) no es lo que parece: el sueño que murió no es un desengaño amoroso, sino la fracasada era espacial, que no llevó a un conocimiento mejor de la Tierra para evitar su lenta destrucción. No es de extrañar que el sello EMI fichara a Tasmin Archer (trabajando en equipo con su pareja John Hughes) basado casi exclusivamente en la fuerza de la melodía de ‘Sleeping Satellite’. Casi 30 años después sigue teniendo un gancho irresistible, y Tasmin la interpreta magníficamente.
Los hechos confirmarían la apuesta: ‘Sleeping Satellite’ sería número 1 en UK, top 40 en los EEUU, y éxito en múltiples países a lo largo del mundo. Y es también uno de los éxitos baggy que mejor siguen sonando en la actualidad. ¿Significa el disco de Lorde que este ritmo va a experimentar un revival? Otras propuestas pop de este año parecen apuntar una cierta tendencia: ‘Last Day on Earth’ de Beebadoobee, ‘Playing Next’ de Arlo Parks, lo nuevo de Kacey Musgraves, o la sensacional ‘Television’ de Lula Wiles.
Tasmin no lograría más números uno pero su legado sigue vigente gracias a una cuidada recopilación en CD triple que el sello Cherry Red lanzó hace ahora justo un año (Tasmin Archer – Sweet Little Truths (The EMI Years 1992-1996)).
Escucha el especial «baggy pop» de Popcasting, el podcast de Jaime Cristóbal, disponible en este enlace.
El pasado jueves el mundo atendió atónito al regreso musical de ABBA tras un parón de 40 años, los que han pasado desde el lanzamiento de su último álbum de estudio ‘The Visitors’ en 1981 hasta la actualidad. Cuando ABBA se separaron al año siguiente seguramente nadie imaginaba que se reunirían cuatro décadas después, pero la idea de un «comeback» de ABBA ha sido incluso más impensable con el paso de los años, especialmente cuando el exitazo obtenido por las películas inspiradas en su música ‘Mamma Mia!’ (2008) y ‘Mamma Mia! Here We Go Again‘ (2018) debe haber reportado a los cuatro integrantes de la formación sueca unos cuantos millones.
El tiempo ha marcado a fuego el legado de ABBA en la imaginería popular hasta el punto de que nadie ha podido echarlos de menos en absoluto: sus grandes clásicos siguen siendo igual de escuchados hoy que ayer y solo hay que atender a sus espectaculares cifras en Spotify para comprobarlo: ‘Dancing Queen’, la canción más escuchada, está a punto de alcanzar los 600 millones de reproducciones como si de un hit de The Weeknd o Dua Lipa se tratase. Nadie jamás ha dejado de escuchar a ABBA y este es un hito al alcance de poquísimos artistas. Por este motivo resulta surrealista su regreso, porque nadie realmente lo necesitaba y, aún así, Agnetha Fältskog, Björn Ulvaeus, Benny Andersson y Anni-Frid Lyngstad han querido añadir un nuevo capítulo a su carrera: ‘Voyage’, su nuevo disco, sale el 5 de noviembre.
Acompañado de una gira con hologramas que promete ser revolucionaria (tiene pinta de que este tipo de tours se normalizarán en el futuro), ‘Voyage’ se ha presentado con 2 sencillos muy diferentes entre sí y, a su vez, muy ABBA en todos los sentidos. Por un lado, ‘I Still Have Faith in You’ es una balada sentimental similar a ‘My Love, My Life’ que ABBA podrían presentar en Eurovisión de haber surgido hoy; pues sus arreglos de piano y cuerdas, a las que luego se añaden unas guitarras eléctricas que anuncian la explosión de la canción en uno de esos estribillos eufóricos que caracterizan a la banda; y su mensaje edificante y de superación no puede pegar más en el festival; y ‘Don’t Shut Me Down’ es su respuesta disco, hasta el punto de que contiene un «glissando» de piano que remite directamente al inicio de ‘Dancing Queen’.
Para entender la influencia de ABBA basta con escuchar el pop de hoy. Si ‘I Still Have Faith in You’ parece, como hemos dicho, una balada de Eurovisión y ‘Don’t Shut Me Down’ logra sonar extrañamente actual cuando, si te despistas, te parece estar escuchando una canción de U.S. Girls (ABBA es una de sus mayores influencias) o, como ha señalado un usuario de nuestros foros, de La Roux. No, ni ‘I Still Have Faith in You’ ni ‘Don’t Shut Me Down’ suenan actuales, pero si la intención de ABBA era reproducir el «sonido ABBA», desde luego funcionan. Aunque se echen en falta algunas cosas.
Autores de algunas de las melodías pop más colosales de la historia, ABBA no se muestran en plenísima forma en ‘I Still Have Faith in You’ y ‘Don’t Shut Me Down’ de la misma manera que, también en edades veteranas, David Bowie y Leonard Cohen pudieron publicar sendas obras maestras. La emoción de ‘I Still Have Faith in You’ suena demasiado calculada y ‘Don’t Shut Me Down’ demasiado deudora del pasado. Reconozco que, por un breve segundo, imaginé que ABBA podrían estar interesados en actualizar su sonido en 2021 de la misma manera que han actualizado su imagen con los hologramas que veremos en la gira. ¿Pueden haber llamado a Max Martin? ¿A Ian Kirkpatrick? Al final han preferido guisárselo ellos solos como han hecho siempre pero, si ABBA han vuelto, no era tan descabellada la idea de que pudieran publicar nueva música que sonara relevante en el año en que nos encontramos. Aún así, thank you for the music. Poco más se puede decir.
Sarah Harding, integrante de Girls Aloud, ha fallecido a los 39 años a causa de un cáncer de mama. En agosto del año pasado, la cantante informó a través de sus redes sociales de que el cáncer había «avanzado a otras partes de mi cuerpo» y que se estaba sometiendo a quimioterapia.
La madre de Sarah, Marie, ha dado a conocer la noticia a través de la cuenta de Instagram de la cantante: «Muchos de vosotros conoceréis la lucha de Sarah contra el cáncer y sabréis que batalló con fuerza desde su diagnóstico hasta su último día. Sarah se ha ido en paz esta mañana».
El texto continúa: «Quiero agradeceros a todos por vuestras muestras de apoyo durante este último año. Para Sarah fue muy importante saber que era querida y eso le proporcionó mucha fuerza. Sé que ella no querría ser recordada por su batalla contra esta terrible enfermedad, ella fue una estrella brillante y espero que sea recordada de esta manera».
Conocida por ser la «rockera» de Girls Aloud, Harding no desarrolló una carrera musical en solitario tras la disolución de la banda como sí lo ha hecho Cheryl Cole o, en menor medida, Nicola Roberts, pero sí publicó un EP en 2015 y este mismo año ha lanzado un último single llamado ‘Wear it Like a Crown’. Esta misma primavera, Hardings publicó sus memorias, ‘Hear Me Out’, que terminó de redactar durante el tratamiento.
Las guitarras noventeras han seguido de plena actualidad en los últimos tiempos gracias a la repercusión de artistas como girl in red, beabadoobee, Soccer Mommy o, en España, Confeti de Odio. Entre las promesas que miran abiertamente a los años 90 del rock alternativo y el grunge se encuentra Indigo De Souza, una cantante y compositora de Asheville, Carolina del Norte que ha dado que hablar en la prensa indie anglosajona con su debut ‘I Love My Mom‘ y que, este año, seguirá en boca de muchos gracias a su segundo trabajo, ‘Any Shape You Take’, su primera referencia para el sello Saddle Creek (Big Thief, Bright Eyes, Black Lips).
En ‘Any Shape You Take’, las influencias dance-rock, folk o country presentes en ‘I Love My Mom’ ya no tienen cabida en un trabajo mucho más centrado en la intensidad de las melodías y las guitarras, aplicada a su vez a unas letras vulnerables y honestas que nos hablan sobre la dificultad de abandonar una relación tóxica o de lealtad ante la persona amada, pero que también pueden estar salpicadas de ansiedad e incertidumbre, derivadas de la crisis existencial que supone hallarse en una relación que no ha funcionado como esperabas.
Las guitarras grunge destacan especialmente en el urgente single ‘Kill Me’ y en la balada ‘Pretty Pictures’ y rugen con contundencia en ‘Darker than Death’, tres de los temas destacados por su sólida composición; mientras admiten gritos de terror muy bien incorporados en ‘Real Pain’ o se rinden a la desesperación en ‘Bad Dream’, un tema en el que, vocalmente, Indigo hace las veces de Alanis y Dolores O’Riordan. Co-producido por Brad Cook, que ha trabajado con Waxahatchee, ‘Any Shape You Take’ cumple todos los requisitos de lo que supone que debe ser un disco actual inspirado en el rock alternativo de los 90… aunque hay excepciones.
Cuenta Indigo De Souza que el título de ‘Any Shape You Take’ se debe a que no se siente identificada con un único género musical y que su música «cambia de forma» tanto como ella. A decir verdad, ‘Any Shape You Take’ no es un disco tan ecléctico como puede parecer, pues se centra demasiado en el sonido ya descrito sin realmente aportar nada demasiado original, algo que queda claro más o menos a partir de la pista 7, ‘Late Night Crawler’, que promete convertirse en el momento más íntimo del álbum… pero se pierde otra vez en las guitarras de siempre.
Sin embargo, ‘Any Shape You Take’ sí incluye dos notables momentos en los que Indigo y su compañero de banda Owen Stone podrían haber profundizado para dotarlo de mayor personalidad o para darle un matiz distinto. Por un lado, ’17’, el tema de apertura, aparte de ser melódicamente estupendo, hace un uso hermoso de los vocoders, recordando a la obra de Poliça; y, por el otro, ‘Hold U’ vuelve a poner sobre la mesa que la influencia de Fleetwood Mac está lejos de apagarse. Si Indigo de Souza es una artista camaleónica, desde luego ‘Any Shape You Take’ no es el disco que lo demuestra, pero no puede decirse que vaya por mal camino.
Mientras en España el sector de la música en vivo sufre por sobrevivir otro mes más a pesar de la mejora de los datos sobre contagios y vacunación, en otros lugares del mundo reanuda su actividad. Hemos comentado el concierto abarrotado de gente de Sigrid en Reading, en las últimas horas se ha viralizado una imagen de un concierto de IDLES que parece de antes de la pandemia y ahora Harry Styles ha iniciado la gira de ‘Fine Line‘ en Las Vegas, la misma que anunció en noviembre de 2019 cuando nadie sabía lo que se avecinaba.
Como se puede apreciar en los vídeos del concierto disponibles en la red, la gira de ‘Love On Tour’ ha empezado sin necesidad de reducir el aforo a la mitad: en el MGM Grand Garden Arena caben 17.000 personas y las entradas del concierto estaban agotadas. Eso sí, el recinto ha cumplido a rajatabla las medidas anti-covid necesarias para que un concierto de este tipo pueda tener lugar. En sus palabras, «el artista requiere que todos los asistentes a este evento deben estar completamente vacunados contra COVID-19 (14 días después de la última vacuna) o haber recibido una prueba de diagnóstico de COVID-19 negativa dentro de las 48 horas antes de ingresar al lugar». Nadie en el concierto de Harry Styles ha podido acceder al recinto sin mascarilla ni los documentos pertinentes.
El mismo Harry ha recitado las medidas anti-covid antes de subirse al escenario: «Quiero daros las gracias por haberos vacunado o haber obtenido una prueba negativa antes de venir esta noche. Todo el equipo de ‘Love on Tour’ ha hecho lo mismo y hemos tomando todas las precauciones para asegurarnos que los conciertos se pueden llevar a cabo de manera segura. Sé que las cosas son un poco diferentes ahora, pero para protegernos los unos a los otros os pido que no os quitéis la mascarilla durante el show. De todas formas siempre he pensado que es a través de los ojos donde más se conoce a una persona».
La gira de Harry Styles pasaba por Madrid en mayo de 2020, pero toda la rama europea de dicha gira ha sido pospuesta hasta nuevo aviso. De momento, Harry actuará en Estados Unidos hasta noviembre y ya se puede observar que el cantante ha mimado la secuencia de ‘Fine Line’ en este primer concierto, sin olvidarse de su debut ni de algún que otro guiño a su etapa en One Direction.
1. ‘Golden’
2. ‘Carolina’
3. ‘Adore You’
4. ‘Only Angel’
5. ‘She’
6. ‘Two Ghosts/Falling’
7. ‘Sunflower Vol. 6’
8. ‘Woman’
9. ‘Cherry’
10. ‘Lights Up’
11. ‘Canyon Moon’
12. ‘Treat People With Kindness’
13. ‘What Makes You Beautiful’ (One Direction solo version)
14. ‘Fine Line’
15. ‘Sign Of The Times’
16. ‘Watermelon Sugar’
17. ‘Kiwi’
‘Sky Rojo‘ es la serie que peca de banalizar algunos aspectos de un tema tan crudo y perjudicial como es la trata de mujeres, pero que triunfa en acción y en conseguir que la audiencia no despegue la vista de la pantalla. Nunca ha sido definida así oficialmente, pero es lo que ha venido sucediendo: su primera temporada recibió críticas en España en ese sentido que la dejaron al borde de la cancelación, mientras en el New York Times acaban de incluirla en un top 50 de recomendaciones, siendo la única representación española del reportaje.
Es cierto que el perfil que se muestra de las mujeres, sobre todo de las protagonistas, no representa el de una víctima de trata: mujeres con la autoestima destrozada por sus proxenetas para que, entre otras cosas, no sienten que tienen la capacidad de abandonar ese mundo. Pero también es cierto que no habría sido posible contar una historia llena de acción como esta si las protagonistas no hubiesen tenido un perfil tan fantasioso. Tal vez su mayor error fue el humor con tintes negros que muchas veces se colaba con calzador en la historia: te sacaba de contexto y enviaba a un segundo plano la estructura de cómo está montando ese «negocio», algo que en síntesis parecía definirse como «mujeres engañadas y secuestradas que son obligadas a ofrecer sus cuerpos como objetos para pagar una deuda que nunca deja de crecer».
Sin embargo, estas dosis de humor negro fueron reduciéndose a lo largo de los últimos episodios de la primera temporada para centrarse principalmente en la idea de las tres mujeres que quieren escapar y empezar una nueva vida, pero no sin antes destruir las de sus captores. Y con todo ello, el final de la T1 prometía un arranque adrenalínico para la segunda, muy al estilo de lo que pasó con la tercera de ‘La Casa de Papel’ después de que Nairobi (Alba Flores) recibiera un disparo, pero en esta ocasión no llegó a estar a la altura de lo que se esperaba.
Aun así, el hilo de acción de esos últimos episodios se ha seguido con bastante fidelidad en esta nueva temporada, mutando además a una mezcla muy interesante entre los atracos de ‘La Casa De Papel’ y la búsqueda del tesoro de ‘Outer Banks’. Pues en estos ocho nuevos capítulos, las chicas ya no se centran solo en el atraco a sus proxenetas, sino que todo se convierte en una cuestión de venganza y supervivencia, una guerra que solo puede terminar con la victoria de un bando y la destrucción del otro. Y la única forma de ganar, no importa el bando, es rompiendo de una vez por todas las cadenas ya muy podridas que entrelazan siniestra y tóxicamente a ambos bandos.
En resumen, esta nueva temporada es una especie de ‘Alicia En El País De las Maravillas’ en la que caes sin parar por la madriguera del conejo desde el primer capítulo. Y cuando crees que ya has caído, te das cuenta de que aún queda mucho para llegar al fondo, un fondo del que probablemente no se salga ileso, al contrario que Alicia.
Y una última reflexión con alerta previa de SPOILER. Ahora que la historia se ha cerrado, que las buenas han ganado, que son libres para vivir su vida sin ser esclavas ni objetos de vejaciones y que los malos han recibido el castigo que merecían… ¿es necesario prolongarlo, en el mejor de los casos, una temporada más?
Por fin se concretan detalles acerca del nuevo disco de Lana Del Rey, ‘Blue Banisters’. O debería decir un único detalle porque Lana no ha compartido más información nueva sobre el proyecto que su (nueva) portada y que saldrá en algún momento de los próximos meses, pero sí acaba de anunciar que un nuevo adelanto del mismo sale este miércoles 8 de septiembre: sí, Lana sigue yendo a su bola.
El nuevo single de Lana se titula ‘Arcadia’ y, en Instagram, la cantante comenta que quiere que lo escuchemos «como escuchasteis ‘Video Games'», es decir… sin parar, en bucle y suponemos que porque también vendrá con temática inspirada en los videojuegos, a tenor de su título. En esta misma red social, Lana ha compartido un supuesto adelanto del videoclip de ‘Arcadia’, en el que aparece moviéndose sensualmente en una habitación, pero el vídeo no contiene audio, por lo que es imposible saber cómo suena el tema de momento.
Se desconoce si ‘Arcadia’ será el primer single oficial de ‘Blue Banisters’ o si ejercerá de cuarto adelanto tras los ya publicados ‘Text Book’, ‘Wildflower Wildfire’ y ‘Blue Banisters’, los cuales, no en vano, llegaron a las plataformas con la portada que al final no es la oficial, por lo que posiblemente no pasen de esa «etapa» y queden relegados a singles sueltos. Dado el desconcierto y la confusión que provocan constantemente los discos de Lana, cualquier cosa puede pasar.
A espera de que ‘Arcadia’ llegue a las plataformas de streaming en unos días, los rumores apuntan que ‘Blue Banisters’ contendrá un total de 15 pistas. Esta información procede de un «insider» que ha dicho tal cosa en un foro de Lana Del Rey. De confirmarse este dato, ‘Blue Banisters’ será el álbum de Lana más extenso después de ‘Lust for Life‘ (2017). ‘Chemtrails Over the Country Club‘, su último álbum, publicado hace unos meses, contiene una secuencia de 11 pistas.
Lana ha sido noticia estos días tras revelar que no aprueba la publicación de su música de manera póstuma. La declaración de Lana parece una respuesta contraria a los lanzamientos de esta naturaleza que este año ha habido de artistas como Prince o Pop Smoke, o al posible nuevo disco póstumo de Amy Winehouse que estaría cociéndose ahora mismo.
La virgen galactrotofusa o “de la leche” es una de las representaciones marianas más populares del Medievo. Su origen es bizantino, aunque probablemente tenga una relación sincrética con las representaciones de la diosa madre del mundo antiguo. Este concepto de “diosa madre” es el que parece recoger Halsey en la iconografía que acompaña su nuevo disco -‘If I Can’t Have Love, I Want Power’- y, en concreto, en el título de la canción ‘I am not a woman, I’m a god’, hoy la Canción Del Día.
El videoclip, realizado por el prolífico Colin Tilley (autor de los últimos clips de Justin Bieber o J Balvin), comienza con Halsey dándose un baño en un escenario que tiene más de grecolatino, de terma romana, que de medieval. Limpia y fresca como la rosa que tiene tatuada en el hombro, la cantante es depositada por sus doncellas en el trono. La silla real remite a la portada del disco, y esta a su vez a una de las pinturas de la virgen más célebres del tardogótico francés: la tabla derecha del díptico de Melun, de Jean Fouquet.
A partir de esas dos largas escenas, el montaje se acelera. Tilley se tira definitivamente a la piscina del anacronismo pop, mezclando peinados y vestidos de diferentes épocas como si estuviera en un baile de disfraces. En la secuencia final aparece Halsey como una oscura Cersei Lannister, asomada a la tribuna de una iglesia gótica engalanada con pendones, presta a asistir a algún tipo de ceremonia. El clip es como un esqueje de ‘If I Can’t Have Love, I Want Power’, la película que acompaña el nuevo disco de Halsey.
El abatimiento con el que Natalie Prass canta «each day I hide / the extent of my mind» en ‘Violently‘. Las pequeñas variaciones melódicas que animan el estribillo de ‘The Body that Loves You‘ de Janet Jackson. El hilillo de voz con el que Björk canta «unravel» al final de ‘Undo‘. El pliegue barnizado de autotune contenido en el «allowed» que Madonna canta al inicio de ‘Medellín‘. La profunda tristeza que transmite la voz de Brian Wilson en ‘Caroline, No’. Lo aterciopelada y escalofriante que suena la voz de Alizée cuando canta «visage» en ‘Hey! Amigo!‘…
La música pop está llena de pequeños momentos estéticos que nos conquistan y nos hacen volver a ciertas canciones una y otra vez. A menudo lo que digan las letras da igual porque lo importante es lo que transmiten las melodías, las voces o incluso ciertos efectos de producción elegidos para hacer resaltar emociones o incluso contradecirlas. Una onomatopeya a veces transmite más que un verso o una historia y hay ciertos artistas que escuchamos no por lo que nos cuentan sino por el placer que sus timbres o las texturas de sus voces producen en nuestros oídos. La autora Lesley Chow ha escrito un libro sobre este fenómeno en el que analiza la obra y, sobre todo, las voces de las que considera las «12 artistas más peculiares de la música».
En este ‘You’re History: The 12 Strangest Women in Music’ editado por Repeater Books el pasado mes de mayo, Chow analiza la obra de Chaka Khan, Rihanna, Neneh Cherry, Sade, Shakespears Sister, Azealia Banks, Janet Jackson, Kate Bush, Chinawoman, TLC, Taylor Swift y Nicki Minaj, doce mujeres que considera infravaloradas en el ámbito de la crítica musical no solo por ser mujeres, sino también por hacer música pop. En el libro, Chow expone que las voces de estas artistas y, sobre todo, las maneras en las que deciden interpretar algunas de sus canciones esconden mil significados, mucho más de los que los críticos de rock, tan obsesionados con el virtuosismo lírico, son capaces de identificar. Chow opina que, en la crítica musical, hacen falta más análisis centrados en la magia de un «ooh» (el libro concluye con un apéndice en el que lista sus «oohs» favoritos y la autora dedica varios párrafos a los «ella ella ella» de ‘Umbrella’ de Rihanna) o la de un timbre o de un tono concretos y defiende que «en las canciones más bobas es posible encontrar un sinfín de significados implicados que las hacen complejas».
Sin que realmente nunca quede claro por qué ‘You’re History’ se dedica exclusivamente a mujeres, como si Taylor Swift, Rihanna o Kate Bush no recibieran buenísimas críticas (Chow da a entender que la presencia exclusiva de mujeres en el libro se debe a una simple casualidad), el libro despierta menos interés cuando se enfoca menos en palabras concretas dentro de una canción que fascinan a Chow, como «road» y «hill» en ‘Running Up that Hill (A Deal with God)’ de Kate Bush, o los «oh oh oh ohs» que preceden al estribillo de ‘Ain’t Nobody’ de Chaka Khan, y más cuando desgrana con detalle el estilo de cada una de las artistas implicadas. De Janet Jackson destaca, por ejemplo, la complejidad de canciones como ‘Nasty’ o ‘If’; de Kate Bush su capacidad para escribir canciones que son tan enigmáticas como pegadizas; de Shakespears Sister la diferencia de personalidades de sus dos vocalistas y de Sade la calidez de su voz «sin aristas, que suena como «meterse en un baño caliente». Por otro lado, de TLC considera «anárquica» la manera en que sus canciones se debaten entre lo infantil y lo maduro y sexualizado y de Chaka Khan la explosiva energía de su voz.
Aunque ‘You’re History’ defiende con mucha razón la necesidad de que exista una crítica musical que se tome el pop tan en serio como lo hace con el rock, lo que significa tener en cuenta que las letras no siempre son lo más importante en una canción, este tipo de libros suelen ser demasiado esclavos de los gustos particulares de sus autores, por lo que no siempre lo que se cuenta en los textos será recibido con la misma fascinación. Ni Lesley Chow ni Repeater esconden que ‘You’re History’ rinde «tributo» a estas 12 artistas y ese es el objetivo, pero cuando lees el capítulo sobre Taylor Swift, por ejemplo, no terminas de entender por qué forma parte del libro, pues que sus canciones escondan cierta malicia no es ninguna sorpresa ni el texto dedicado a ella analiza su voz de manera especialmente profunda. Puedes llegar a entender que Chow compare a Shakespears Sister con Joan Crowford por el romanticismo «creepy» que desprenden sus canciones o incluso a Kate Bush con Nicki Minaj por el interés de ambas en «apropiarse» de varias culturas (‘Babooshka’, los acentos británicos de Nicki) pero algunos textos no parecen ir más allá del simple tributo.
La autora sí hace un trabajo especialmente acertado cuando escribe sobre Azealia Banks, Rihanna y Nicki Minaj. Curiosamente las tres aparecen agrupadas en el mismo capítulo, al contrario que el resto de las artistas analizadas y a pesar de que las razones por las que Chow admira a cada una de ellas son muy diferentes. Pero si necesitabas que por fin alguien reivindicara la verborrea de Azealia Banks y su gusto por regodearse en la sonoridad de las palabras, las cuales se merienda «como si fueran comida»; si echabas en falta que alguien valorara la robusta y cruda voz de Rihanna como merece porque siempre te ha parecido una de las más interesantes del pop, y si deseabas que alguien se detuviera a reseñar las diversas personalidades y acentos contenidos en la voz de Nicki Minaj, ‘You’re History’ es un libro que harás bien en tener entre manos. No tantos textos intentan desgranar con tanto esmero los ingredientes que hacen que el pop sea tan mágico, y Lesley Chow lo consigue.
‘Line of Duty’ llegó tarde a España. Fue en 2016, cuando la serie ya tenía tres temporadas y Movistar se llamaba Canal+. En Gran Bretaña había sido un enorme éxito, un “sleeper” que alcanzó audiencias millonarias (la emitió la BBC en abierto) y un porrón de nominaciones a los Bafta. Paradójicamente, su reconocimiento internacional le llegó a través de otra serie. El éxito de ‘Bodyguard’ (Netflix) hizo que muchos repasáramos el currículum de su creador, Jed Mercurio. Y encontramos esta joya.
Finalizadas grandes series policiacas como ‘Homeland’ (8 temporadas), ‘Bosch’ (7 temporadas) o ‘Mindhunter’ (2 temporadas), ‘Line of Duty’ (Netflix, Movistar) es la mejor de este género que sigue en antena (la séptima temporada no está confirmada pero se da por hecho). La sexta temporada, estrenada este año, ha seguido manteniendo el nivelazo. ¿Qué es lo que hace a este serie tan especial?
1. Su premisa argumental. ‘Line of Duty’ es una serie de policías que persiguen a otros policías. Sigue las andanzas del AC-12, la unidad anticorrupción (“asuntos internos” en otros países) de la policía británica. Esta particularidad hace que las tramas sean intrincadas, complejas y con múltiples sospechosos. Ya lo dice el superintendente Hastings: “Si ya es difícil atrapar criminales, más aún cuando estos son policías”.
2. Su estructura narrativa. La serie combina de forma ejemplar las secuencias de acción (hay un par de tiroteos, en la tercera y sexta, impresionantes), con las de investigación, muy meticulosas y no aptas para espectadores con déficit de atención. De hecho, las escenas culminantes son los interrogatorios. Tras el pitido del aparato de grabación -convertido en una de las señas de identidad de la serie-, comienzan una serie de tiroteos verbales tan intensos que dan ganas de ponerse a cubierto.
3. Los personajes. El trío protagonista es fabuloso. No son los típicos héroes. Tienen flaquezas, son vulnerables y muy poco simpáticos. Pero da gusto verlos trabajar juntos. Además, cada temporada incorpora a un antagonista extraordinario, todos ellos interpretados por grandes nombres de la escena británica: Kelly Macdonald (‘Trainspotting’, ‘Boardwalk Empire’), Stephen Graham (‘Snatch. Cerdos y diamantes’, ‘The Virtues’), Keeley Hawes (‘Bodyguard’, ‘Los Durrell’)… Esta última interpreta al que quizás sea el personaje más inolvidable de la serie: la inspectora Lindsay Denton.
4. Los giros de guión. Jed Mercurio manipula al espectador como un trilero en la Gran Vía de los 80. Aunque hay algunas elipsis algo tramposas, donde se nos escamotea información de forma poco sutil, en general las piruetas narrativas y los golpes de efecto dramático están muy bien integrados en la trama. De hecho, hay algunos antológicos. El final del primer episodio de la segunda temporada es de los que te deja la mandíbula en el suelo.
5. Su elogio del papeleo. Es el rasgo más insólito de esta serie. Allí donde otros guionistas prefieren meter tijera por temor a aburrir/abrumar al espectador con datos y más datos, Mercurio se recrea en describir los procedimientos de las investigaciones y en explicar cómo se van uniendo poco a poco las piezas del rompecabezas. De hecho, la mayor parte de las interacciones entre los personajes suceden en la oficina, y tienen que ver con documentos, informes y resultados de análisis. No es fácil que algo así funcione, pero lo consigue. La burocracia elevada a categoría de espectáculo televisivo.
Confesión: Big Red Machine me provocaban mucha pereza. Por fan que fuera de Bon Iver y The National, la música del súper dúo no lograba motivarme. Pero ‘How Long Do You Think It’s Gonna Last?’ me ha hecho levantarles el veto. Porque Vernon y Dessner ya no se dedican a jugar con la electrónica y la experimentación como hicieron en su homónimo disco de debut (con desiguales resultados). Esta vez quieren darnos canciones a las que asirnos. El título ‘How Long Do You Think It’s Gonna Last?’ parece que bromee sobre la larga duración del disco (más de una hora), pero realmente es la pregunta que todos nos hacemos durante el desasosiego pandémico: ¿cuánto va a durar esto?
Para lograr ese disco-refugio, aquí suena todo familiar: el piano de Dessner, que es indisociable del sonido de The National; los falsetes, el autotune y quiebros melódicos de Justin… Esta vez, pero, Vernon ha tomado un papel más secundario, aunque ponga la voz en la mayoría de los temas. La impronta de Aaron Dessner es mucho más prominente. Durante los años que van desde el anterior disco (2018) hasta el parón obligado por el confinamiento, Dessner bosquejó muchas composiciones, que ahora emergen como temas de corte folkie, intimistas y sensibles.
Un disco intimista, sí, pero no rácano. ‘How Long…’ es desbordante en lo instrumental. De hecho, adquiere la categoría de disco colectivo, pues gran parte de los instrumentistas provienen del 37d03d musical collective que capitanea Dessner. Tanta profusión otorga al álbum un sonido vívido y una atmósfera muy cálida. En bastantes temas son las voces invitadas las protagonistas. El elenco es bastante impresionante: Fleet Foxes, Anaïs Mitchell, Sharon Van Etten, Kate Stables de This is the Kit… Aunque la gran estrella es, claro, Taylor Swift. Porque el disco recuerda muchísimo a las obras pandémicas de Taylor, ‘folklore‘ y ‘evermore‘. Y no sólo porque Swift sea voz de dos de las canciones. Se ha hablado mucho de la presencia de Dessner (y secundariamente, de Vernon) en los discos de Taylor, pero quizás sea el momento de incidir en que ‘folklore’ no fue un viaje unidireccional; que Taylor influyó tanto a estos dos como estos dos influyeron a Taylor.
Anaïs Mitchell canta la inicial ‘Latter Days’, un resumen perfecto de lo que es el álbum. El piano de Dessner es tan, tan reconocible, tan asociable a The National, que choca no suene la voz de Matt Berninger. La canción es bonita, sosegada y suena terriblemente familiar. El piano reaparece en ‘Reese’, pieza en que Justin por un momento casi vuelve a la cabaña, aunque con el acompañamiento de un elenco de músicos estupendos y un crescendo emocionante. Y todo es tan bonito, tan sofisticado, que chocan esos versos finales, tan dulcemente cantados: «no voy a insistir sobre eso, pero te arrearé en la cabeza». Otra preciosidad balsámica es ‘Phoenix’, desde que irrumpe la muy reconocible voz de Robin Pecknold de Fleet Foxes.
En ‘Birch’, la primera colaboración de Taylor, el milagro se encuentra en la combinación entre el piano de Aaron, la voz tan vulnerable de Justin y los coros de Swift. Tres maestros en lo de lo despertar sentimientos, aunando fuerzas en una de las piezas más emotivas del disco, coronada por unos vientos leves pero evocadores. Taylor enseguida sube los ánimos en la tan suya y tan inspiradora ‘Renegade’, un tema en que se habla a sí misma de la necesidad de no rechazar el apoyo y el cariño en los momentos malos.
También es un gustazo oír a Kate Stables de This Is the Kit acompañando a Ben Howard en la notable y melancólica ‘June’s a River’, una de esas canciones «sobre-una-nota» que tan bien le suelen salir a Taylor, que se va despojando de todo hasta quedar solo con voces y cajas de ritmos. Sin embargo, bastante decepcionante es ‘Hutch’, la pieza con Sharon Van Etten, demasiado dependiente de la fórmula Dessner/The National y donde la voz de Sharon se pierde en un marasmo de coros.
Pero lo más destacable de ‘How Long’ es que Aaron Dessner se anima, por primera vez en su carrera, a ejercer de vocalista. En ‘The Gost of Cincinatti’, se aproxima en espíritu a Nick Drake. Su voz es susurrante, fina y cálida. Y es especialmente emotiva en la preciosa ‘Bricey’, una declaración de amor sentidísima a su hermano Bryce, colgada sobre una repetida línea de guitarra y sintetizadores y en que Aaron entona versos tan desarmantes como: «I’m sleeping sound when you’re in the room» («duermo profundamente cuando estás en la habitación»).
Quizás en ‘How Long Do You Think It’s Gonna Last?’ puede empachar un poco tanta «bonitez» reconcentrada, tanto piano de Aaron, tanto aspecto de canción de ‘folklore’. Probablemente suene todo algo manido. Pero Aaron y Justin en vez de querer epatarnos, han preferido hacernos llegar su magisterio en temas que nos arropen.
Después de meses de espera, este viernes ha llegado a las plataformas de streaming ‘Certified Lover Boy’, el nuevo disco de Drake. El cantante y rapero canadiense publicó una colección de descartes durante la pandemia, ‘Dark Lane Demo Tapes‘, que también funcionó muy bien en las plataformas, y especialmente el single ‘Toosie Slide’, pensado específicamente para TikTok, fue aquel año un éxito mastodóntico en Estados Unidos.
Por supuesto, Estados Unidos es el mercado principal de Drake, además de Canadá, y es en ese país donde los números que está registrando ‘Certified Lover Boy’ en sus primeras horas de estreno son especialmente espectaculares. En Spotify USA, la totalidad de ‘Certified Lover Boy’ ocupa los primeros 21 puestos del top 50 de éxitos, y ya es el disco más escuchado en su primer día de salida de toda la historia de Spotify. El mismo récord sostiene Drake en Apple Music. Y lo mejor es que el cantante solo se está superando a sí mismo, pues antes ese título pertenecía a ‘Scorpion‘, su álbum de 2018.
A falta de que comprobemos exactamente qué pista de ‘Certified Lover Boy’ arrasa en las listas de éxito, las más escuchadas de momento son ‘Girls Want Girls’ (en la que Drake se autoproclama «lesbiana»), ‘Champagne Poetry’, ‘Fair Trade’ y ‘Papi’s Home’, todas ellas rondando los 6 millones de reproducciones on incluso superándolos, como es el caso de la primera. Otra de las más escuchadas es ‘Way 2 Sexy’, la del sample de Right Said Fred, que Drake está promocionando con un videoclip inusual en su carrera.
Dirigido por Dave Meyers, quien, en los últimos tiempos ha firmado superproducciones para Ariana Grande o Coldplay, el vídeo de ‘Way 2 Sexy’ es un desfile de personajes en el que vemos a Drake sacudiendo la cadera en el gimnasio, paseando por la playa con barrigón como un verdadero vividor, haciendo la vez de Rambo, presentando su propio perfume o transformándose en un integrante de los Backstreet Boys junto a sus colegas Future y Young Thug. ¿Divertido o un quiero y no puedo? Pasen y juzguen ustedes mismos…