Entre las novedades que ha dejado la semana en el ámbito de los singles se encuentra ‘Coconuts’, el nuevo single de Kim Petras. Se trata de uno de los temas que la alemana presentó en directo en la gala de los MTV Europe Music Awards junto a otro llamado ‘Hit it From the Back’ y que después se ha logrado viralizar en TikTok. De hecho, a raíz de su éxito en la plataforma, ‘Coconuts’ ha salido antes de lo previsto.
Los «cocos» a los que se refiere Kim Petras en ‘Coconuts’ son por supuesto sus pechos y la canción es tan chorra como promete su estribillo viralizado «mis cocos, te los puedes meter en la boca, mira cómo rebotan arriba y abajo». En la letra, Kim canta que «las mejores cosas en la vida vienen en pares» y que «a todo el mundo le gustan las gemelas», te pide que les «des un achuchón» y revela que sus «cocos» responden al nombre de «Mary-Kate y Ashley» o al de «Cartier y Tiffany». ¿Alguien ha dicho Katy Perry?
En lo musical, ‘Coconuts’ es a todas luces una propuesta veraniega pese a editarse en diciembre, pues su letra incluye referencias a las margaritas, la piña colada y el helado, y el simpático sonido disco-pop de la canción emparenta claramente con el de ‘Malibu’ o con el de ‘Say So’, pues hay que recordar que Doja Cat y Kim Petras comparten productor, Dr. Luke.
No obstante, la producción de ‘Coconuts’ no suena tan refinada como la de la épica ‘Future Starts Now’: se nota que se ha querido acabar rápido con ella para aprovechar el momento viral. Así, hoy por hoy es difícil imaginar estas dos canciones en el mismo disco, el cual, por cierto, recibiría el nombre de ‘Problématique’; pero seguro que Kim sabe lo que se hace: su disco de 2019 ‘Clarity‘ fue uno de los mejores de su año.
Entre las recomendaciones nacionales que os hemos venido dando durante los últimos meses en Sesión de Control o de cara la Monkey Week, se ha quedado con nosotros el almeriense afincado en Granada Paco Moreno, responsable de lo que él mismo llama «la auténtica rumba de ahora», si bien también le pega a otros géneros.
Su trabajo puede enmarcarse dentro de esa corriente que está insuflando de nueva vida los ritmos más devotos de la tradición, incorporando cajas de ritmo, teclados y un nuevo lenguaje, como están siendo los casos de Bauica y Califato 3/4. En una entrevista con DodMagazine decía: «Quisiera hacer un disco de esos que te guste ponerte cuando seas viejo mientras planchas». Y lo cierto es que lo consigue.
Tras militar en varios proyectos como Los Sacrificio y Los Tesoros, y compartir su música en Bandcamp y en formato cassette, hace un par de temporadas llegaba un disco llamado ‘Rumbitas’ que incluía su pequeño hit hasta la fecha ‘Algo bello‘. En los últimos tiempos nos ha entregado un álbum titulado ‘Rumba deluxe’ y otro titulado ‘Rumba o nada’, en el cual se incluye un corte irresistible llamado ‘Eterno balanseo’ que hoy seleccionamos como «Canción del Día».
La canción se construye sobre un contagioso riff de teclado que, muy divertido, se pega más que el estribillo EDM más pintado, mientras la melodía grita Kiko Veneno por todos lados. También su guasa, pues la letra no puede concentrar más amor y odio al unísono, ni más referencias animales: «eres una rata gorda», «eres un conejo sucio» y «eres una rana tonta que no vale para nada». El estribillo apunta al amor («resbalo en la bañera cada vez que pienso en ti, si algún día me quisieras ya podría sonreír»), mientras el puente va en la dirección opuesta: «te veo y me mareo, de cerca eres tan feo que quiero vomitar»). ¿Quién da más?
Nos cuenta el propio Paco Moreno: «Este tema lo compuse hace ya años mientras me duchaba una mañana con un resacón terrible. Estuve varios meses sin salir de casa viviendo solo en un pueblo del extrarradio de Madrid. En los ratos libres hacía rumbitas y las subía a Soundcloud. ‘Eterno balanseo’ forma parte de una serie de temas que hice con Vocaloid como ‘Paquita de las penas’. Las originales todavía se pueden encontrar por internet y es de lo poco de aquella época que sigue online».
Paco Moreno forma parte del festival RELEVO, que se celebra el día 18 de diciembre en Madrid, presentando a 20 artistas noveles en 5 salas de la ciudad, con JENESAISPOP como medio colaborador. También actuarán Valdivia, Marta Movidas, Judeline, La Élite, y un largo etcétera. Más información, aquí, y entradas a 20 euros, en WeGow.
ABBA han protagonizado la noticia musical más sorprendente de 2021 al entregarnos su álbum de regreso 40 años después de ‘The Visitors‘. Dedicamos el nuevo episodio de «Revelación o Timo: el podcast de JENESAISPOP» a analizar ese ‘Voyage’ que desde hace un mes ya está en nuestras estanterías. Se trata de un álbum de corte navideño que se está beneficiando del factor nostalgia, como también se ha beneficiado del secretismo en torno a su grabación, a pesar de que las muchas noticias que se escribieron sobre su hipotético regreso en el último lustro, sí, tenían sentido.
Además de analizar las canciones que componen ‘Voyage’, apuntando nuestras favoritas y menos favoritas, recordamos la carrera de ABBA a través de sus mejores discos; sus influencias, que incluían el muro de sonido, los Beatles o Fleetwood Mac; repasamos algunas curiosidades de su biografía, como su paso por Eurovisión o previamente por varios Melodifestivalen; o los diferentes revivals de su música, como la banda sonora de ‘Las aventuras de Priscilla, reina del desierto’, el fenómeno ‘Gold’ y el musical ‘Mamma Mia’.
Entre las curiosidades, Claudio recuerda la versión de Klaus&Kinski de ABBA, escuchamos a Agnetha cantar un número 1 local en Suecia previo al grupo y Guille Mostaza nos cuenta sus aventuras visitando el Museo de ABBA en Estocolmo o conociendo a Björn hace unos días a su paso por Madrid.
Ana Mena es una de las 22 artistas que participarán en la edición número 72 del Festival de la Canción de San Remo, muy prestigioso desde hace décadas, y por el que han pasado artistas como Laura Pausini o los recientes ganadores de Eurovisión Måneskin. Otra de las artistas confirmadas es La Rappresentante di Lista que, gracias a su sonido electropop, es una de las más interesantes en el pop italiano actual. La edición de San Remo de este año comenzará el próximo 1 de febrero de 2022 y el sábado 5 se proclamará al ganador.
A los gritos (en bromi) de «Ana Mena traidora» hay que recordar que la cantante y actriz malagueña, que ha triunfado en España gracias a éxitos como ‘Solo’ con Omar Montes, goza de un enorme éxito en Italia desde hace rato. De hecho, Milán y Roma son dos de las ciudades que más escuchan a Ana Mena en Spotify, junto a Madrid, Barcelona y París.
En 2018, cuando Ana Mena aún no dominaba el italiano a pesar de que había crecido escuchando música del país gracias a su padre, Mena lanzó un single en italiano con Fred de Palma llamado ‘D’estate non vale’ que resultó ser el primero de varios éxitos interpretados en este idioma. Le siguieron ‘Una volta ancora’ y ‘A un passo dalla luna’ con Rocco Hunt, adaptados al español en ‘Se iluminaba’ y ‘A un paso de la luna’, respectivamente, y este verano la artista ha triunfado gracias a ‘Un bacio all’improvviso’ de nuevo con Rocco Hunt, ‘Un beso de improviso’ en español.
Estos días, como si hubiera anticipado la noticia de su confirmación en el Festival de la Canción de San Remo y su posible candidatura a Eurovisión para representar a Italia, Ana Mena ha estrenado una versión de ‘Musica leggerissima’ de Colapesce y Dimartino, una canción 100% clásica e italiana, eso sí, interpretada en español.
En redes, Mena ha agradecido su confirmación en el festival. «Italia es mi segundo hogar. La cultura, la historia, la belleza, la gente me fascina cada vez más. Han pasado cuatro años desde que canté en italiano por primera vez y desde entonces mi amor por Italia no ha hecho más que crecer. He trabajado muy duro, y dedico este hito tan importante a mi familia y a todas las personas que me apoyan en España e Italia, dos países maravillosos, unidos por una tradición musical única en el mundo». La cantante asegura que participar en San Remo es «un sueño hecho realidad».
El nuevo álbum de Lindsey Buckingham llega tras dos crisis personales cruciales: su divorcio de Kristen Messner tras 21 años juntos y un infarto seguido de triple bypass. Es tentador por tanto escuchar las canciones de este homónimo LP desde el prisma de un artista golpeado por la fortuna a sus 71 años, que medita sobre la futilidad del tiempo y la fragilidad del amor. Pero no es tan sencillo: el grueso de este trabajo lo inició mientras terminaba su anterior lanzamiento discográfico, a dúo con Christine McVie, y lo terminó a lo largo de 2018, es decir, antes de esos turbulentos sucesos. Y sin embargo, aun y todo… el disco no deja de tener algo de ese tono contemplativo. Algunas canciones anticipan -previsiblemente- la crisis de pareja, y otras abordan esa otra movida gorda que sí ocurrió anteriormente: la que tuvo con Stevie Nicks, y que acabó con su salida de Fleetwood Mac.
Si el álbum con McVie era puro Fleetwood Mac, este se acerca más a su obra en solitario: se trata de una producción menos pulida, de sonido menos comercial, similar a aquellas maravillas que sacó en 1982 y 84 (‘Law and Order’ y ‘Go Insane’), que eran producto de exploraciones en su estudio doméstico armado de cajas de ritmos, sus guitarras y algún sintetizador. Grabado también domésticamente, en su analógica y “modesta” grabadora Sony de 48 pistas, ‘Lindsey Buckingham’ no tiene el nervio nuevaolero de aquellos álbumes, pero en el apartado de melodías no tiene nada que envidiarlos. Hasta me atrevería a decir que los supera en majestuosidad pop.
Los tres temas que abren el disco son tres verdaderos pepinazos: ‘Scream’ y ‘I Don’t Mind’ son inspiradas secuencias de estrofas con mucho gancho que conducen a estribillos totalmente placenteros, arreglados con la maestría artesana de quien sabe usar la armonía adecuada, el tempo justo y el arreglo perfecto para inyectar intensidad en el momento del clímax (por ejemplo esos inconfundibles «ostinatos» de guitarra tan característicos de Lindsey durante los estribillos). ‘On the Wrong Side’ ve la apuesta y la sube: a un estribillo igualmente explosivo se le añade un ritmo trepidante y dos solos de guitarra perfectos. Buckingham es, junto a Prince, quien mejor ha sabido siempre usar el “solo incendiario” dentro de un contexto pop sin parecer onanístico y fuera de lugar. De hecho existe un interesante paralelismo entre la forma de trabajar de Prince y Lindsey en los primeros 80: estudio propio, cajas de ritmo Linndrum, sintetizadores analógicos, excelentes armonías vocales grabadas por ellos solos, guitarras eléctricas salvajes cuando era necesario, y búsqueda de la perfección pop con espíritu new wave.
Pero que nadie se equivoque respecto a este disco: el factor Fleetwood asoma a pesar de todo por los cuatro costados (de hecho la intersección entre Lindsey en solitario y el grupo es conocida, y se hizo patente en ‘Tango in the Night’, que se inició como un disco suyo). Quiero decir que lo mejor de este LP (que es mucho) hará sin duda felices a los fans del grupo: ‘Blue Light’ recuerda (para bien) a ‘Don’t Stop’, y ‘Blind Love’ podría haber aparecido como precioso medio tiempo en un hipotético álbum de la banda. Y además de la evidente compatibilidad estilística, en ambas canciones (en realidad, a lo largo de todo el disco) los tratamientos vocales son totalmente marca de la casa. Debido a la peculiar tesitura de Lindsey y su pericia armónica, a veces podrías jurar que estás oyendo a Stevie o a Christine en los coros.
Convencen quizá menos sus exploraciones con ritmos más actuales en canciones como ‘Swan Song’ o ‘Power Down’, donde los loops suenan un poco anticuados. Buckingham siempre estuvo interesado en experimentar rítmicamente pero quizá no acierta del todo esta vez, a pesar de ser ambas canciones muy sólidas, e interesantes a nivel de letras. ‘Power Down’ describe ese momento en una relación en el que el hay un cambio en la dinámica de poder, y contiene algunos versos bien pesimistas (“Lies, lies are the only thing that keeps us alive / Time isn’t the one that’s on your side”) que el músico ha admitido que eran “proféticos”. En cuanto a ‘Swan Song’, en esas referencias a la “reina” que “apaga la luz” y al hecho de que “es demasiado tarde ya, el destino decidirá, todo acaba siempre siendo blanco y negro” no es difícil reconocer su viejo conflicto con Stevie Nicks.
Otra faceta que hace especialmente interesante este álbum es el tratamiento de las voces: al estilo de pasadas exploraciones (como en ‘Big Love’), en muchos momentos aparecen detalles vocales que parecen procesados digitalmente, como voces pasadas por un ligero vocoder o sampleadas y transpuestas a otro tono. Sin embargo, son producto de un proceso artesanal que Buckingham denomina “vocal cubism”: consiste en grabar pequeños fragmentos de una línea vocal en trozos separados, y juntarlos después en la mezcla. Según el músico, empezó a usarlo profusamente en su disco ‘Out of the Cradle’. El efecto es muy singular, y crea algo verdaderamente único, con un timbre atractivamente artificial. Se aprecia especialmente en el estribillo de ‘I Don’t Mind’.
Ese aspecto da a ‘Lindsey Buckingham’ una pátina de interesante experimentación, es decir, no estamos ante un disco puramente retro. Aunque si fuese así tampoco significaría algo necesariamente negativo: una multitud de artistas 30 años más jóvenes que él siguen felizmente manteniendo la tradición de pop de la Costa Oeste que Lindsey ayudó a construir: hay canciones aquí que no parecerían fuera de lugar en un disco de M. Ward o Pearl Charles. ‘Santa Rosa’ podría ser perfectamente una canción grabada por Jenny Lewis en uno de sus últimos discos.
Fleetwood Mac habían funcionado desde finales de los 60 con tal macedonia de formaciones que daría para una serie de Netflix o dos. El núcleo duro de la banda, por nombre, era el del batería Mick Fleetwood y el bajista John McVie, pero habían sido tan tontos que ni siquiera lo habían registrado, perdiendo su derecho de uso durante unos interminables momentos de 1974. En principio el líder Peter Green y el guitarrista Jeremy Spencer completaban el grupo orientado al blues, logrando ya pequeños hits como ‘Albatross‘ -con el añadido de un joven guitarrista llamado Danny Kirwan- y ‘Black Magic Woman’, que Santana convertiría en éxito en 1970.
El mismo año en que Peter Green, por aquellos tiempos autor principal de la banda, tuvo un viaje muy malo con el LSD en Munich y «nunca volvió a ser el mismo» según su mánager, abandonando la banda poco después, si bien sobreviviendo hasta 2020. Christine McVie, que ya había editado en solitario y tocaba en ocasiones con ellos, no siempre acreditada, pasó a tener mayor protagonismo, pero la deriva de Fleetwood Mac durante aquellos primeros 70’s era errática. Publicaban religiosamente disco cada año -en 1973 dos-, pero eran un hervidero de alcohol, drogas y malos rollos que provocó que en 1974 colapsaran.
Lindsey Buckingham y Stevie Nicks se conocieron en un instituto de Palo Alto y empezaron a flirtear pese a que ella era un año mayor, con todo lo que eso puede conllevar cuando se tienen 15 años. Él estaba en una banda de rock psicodélico llamada Fritz y le pidió a Stevie que se sumara. Finalmente ambos abandonaron el grupo y se mudaron a Los Ángeles en 1972. Su biógrafo Stephen Davis los definía así: «Enseguida se les percibió como una pareja sexy y con estrella. La gente que los conocía veía un aura en ellos, un brillo. Eran el Sr y la Sra Intensos, él con sus ricitos en bucle y ojos de azul glacial, y ella con su pelo largo y liso y su mirada penetrante cuando te hablaba».
Llegaron a sacar un álbum de folk-rock homónimo como Buckingham Nicks -con portada un poco porno-, un grave fracaso comercial que les dejó sin discográfica. Pero, necesitado de nuevos músicos, alguien le puso a Mick Fleetwood una canción de aquel álbum llamada ‘Frozen Love‘ que le encantó, y Mick terminó pidiendo a Lindsey Buckingham que se uniera a su grupo. Este tenía sus dudas dado el historial profundamente inestable que tenían Fleetwood Mac, pero aceptó con la condición de que su novia pudiera acompañarle como miembro oficial. No salió mal teniendo en cuenta que sería Stevie Nicks quien escribiría dos de las canciones principales del disco homónimo de los remozados Fleetwood Mac (1975). Nicks aportó ahí nada menos que ‘Rhiannon’ y ‘Landslide’. A la postre serán las dos composiciones más importantes del álbum pese a que el single principal fue el también notable ‘Over My Head’ de Christine McVie.
El todo en el núcleo compositivo se estaba convirtiendo ya en algo más que la mera suma de las partes, produciendo por competitividad o alineación de los astros que el talento de los tres autores principales se disparara. Y digo esto último sin confiar demasiado en la suerte, pero lo cierto es que durante la grabación de ‘Rumours’ (1977) se estaba produciendo o se había producido la ruptura sin vuelta atrás entre John y Christine McVie, entre Lindsey Buckingham y Stevie Nicks, y entre Mick Fleetwood y su esposa Jenny, en este último caso con un pequeño intento de reconciliación que duró un suspiro. Lo habitual es que en un grupo haya un compositor principal, a lo sumo dos brillantes, muy rara vez tres. Por eso es lo habitual que un álbum se presente con una obra maestra de single principal, a lo sumo dos, muy rara vez tres. Aquí Stevie Nicks, Lindsey Buckingham y Christine McVie dejaron muy corta cualquier expresión del tipo «estado de gracia» con tres canciones sobresalientes entre las que hubo de ser muy difícil elegir cuál era realmente el sencillo principal.
La ganadora inicial fue ‘Go Your Own Way‘, publicada en un diciembre como este, pero de 1976, después de que el álbum previsto para aquel otoño, hubiera de ser retrasado numerosas veces por problemas en su mezcla. Lindsey Buckingham quería expandir el sonido de Fleetwood Mac y construir un disco de música pop muy alejado de los inicios blues de la formación original, y esta canción es un buen camino para ello. Las estrofas apenas contienen cuatro frases cada una, el estribillo tiene literalmente dos, es decir, la letra al completo no puede ser más fácil de recordar; los punteos no pueden ser más embriagadores, ni la sección rítmica apelar más a que acompañes con un pie. Estaba inspirada en la deliberadamente caótica ‘Street Fighting Man’ de los Rolling y hay quien vaticinó que no sonaría en la radio precisamente por emplear un patrón de batería tan particular. El coproductor Ken Caillat, que trabajó mano a mano con la banda y con Richard Dashut, no la vio venir, al menos en formato demo. Le pareció «no musical» y tenía dudas de que «pudiera ir hacia algún sitio».
‘Go Your Own Way’ ha de aparecer con letras grandes en todo libro de las grandes canciones de ruptura, con la peculiaridad de que incluye a los dos ex cantando a la vez. La canción está liderada por Lindsey Buckingham, siendo su primera aportación al álbum y marcando toda su línea artística con la primera frase «quererte no es lo más correcto que puedo hacer». El guitarrista reta a Stevie Nicks a que se quede «sola» tras haber sido abandonado, pero la invita a hacerle los coros a su vez, creando un trauma en ella muy especialmente en la frase «hacer las maletas y rehacer tu vida es todo lo que quieres hacer».
Ella, a quien de manera misógina llamaban «bruja», condición de la que supo reírse en su cameo en ‘American Horror Story’, pidió sin éxito que esa frase fuera retirada del tema, y confesaría más tarde en Rolling Stone: «Me enfadé muchísimo con él por decirle al mundo que «rehacer mi vida» con diferentes hombres era todo lo que quería hacer. Él sabía que no fue así. Lo escribió por el enfado del momento. Cada vez que esas palabras aparecían sobre el escenario, quería acercarme a él y matarle. Él lo sabía y de verdad me apretó las tuercas con eso. Se le ocurrió algo así como «te voy a hacer sufrir por haberme abandonado». Y lo consiguió de verdad». Las desavenencias entre los dos han llegado hasta nuestros tiempos, cuando Lindsey Buckingham fue expulsado de Fleetwood Mac en 2018 por una «sonrisa de superioridad» a destiempo mientras ella presentaba ‘Rhiannon’ durante un concierto.
El segundo single fue ‘Dreams‘ de Stevie Nicks, últimamente revitalizada por un viral de TikTok, pero desde siempre asentada en la imaginería popular, pues fue realmente el único número 1 de singles en Estados Unidos de Fleetwood Mac, como grupo de rock, más bien una banda de álbumes. No es exactamente una canción respuesta para ‘Go Your Own Way’, pues ofrece una visión más calmada y abstracta del amor. El texto es mucho más poético y está más abierto a las interpretaciones. Aquí no está tan claro que sea ella quien se ha ido, y toma la posición de burlarse de la «soledad» a la que apelaba él. El estribillo es realmente mágico y evocador en sus referencias a tormentas, «mujeres que vienen y van» y «jugadores» que solo te quieren cuando quieren jugar, si bien no contiene la palabra ‘Dreams’, que proviene de la segunda estrofa, una rara avis en la música pop.
Stevie Nicks, a diferencia de otros miembros del grupo, solo tocaba la pandereta. En un momento en que sus servicios no hacían falta, se fue a otro estudio próximo que pertenecía a Sly Stone, se sentó en una cama con un teclado, y escribió ‘Dreams’ en 10 minutos. Emocionada, le mostró el tema a sus compañeros y les pidió por favor que lo grabasen, pese a su reticencia inicial, incluida la de Christine McVie, que despreció la canción por tener «solo tres acordes y una nota a la izquierda», siendo quizá esta última el cambio melódico en el que finalmente aparece la palabra «Dreams». La canción se grabó con un ritmo completamente hipnótico de puro repetitivo, sobre el que Ken Calliat bromeó en Music Radar: «hicimos un loop de 8 compases de la percusión de Mick (…) Es divertido que la gente ponga como ejemplo esta canción para hablar de la sección rítmica de Mick Fleetwood y John McVie, porque están hablando de un loop de batería».
Unas vibraciones parecidas tiene el último sencillo tras ‘Don’t Stop’, ‘You Make Loving Fun’, ambos de Christine McVie, siendo esta última su gran obra maestra. Interpretada con un clavinet con un pedal wah-wah, suena jazzy y es una canción más celebratoria del amor. Christine ya se ha divorciado de John, con el que venía años arrastrando problemas en torno a sus excesos con el alcohol, y mira aquí hacia una nueva relación en la que todo vuelve a ser bonito. La guitarra de Lindsey Buckingham lleva ‘You Make Loving Fun’ a otro nivel cuando emerge en la segunda mitad, elevándola definitivamente dos palmos por encima del suelo, aunque la anécdota está en los coros que grabaron Lindsey Buckingham y Stevie Nicks entre insulto e insulto. «Se estaban llamando «cabrón», «puto bastardo» y cosas así. Empezaba la grabación y se ponían a cantar «Yoooooou make loving fun» como dos pequeños ángeles, era precioso. Paraba la grabación y empezaban a insultarse otra vez. No perdían el viaje», relata Ken.
Que Christine McVie pensara que su tema ‘Don’t Stop’ funcionaría mejor a modo de dueto con Lindsey daba buena cuenta de que la formación de la banda y su conciencia como tal se estaba asentando pese a lo tumultuoso de una grabación que se solía realizar de madrugada, entre una tonelada de drogas y alcohol, aún influida por el movimiento hippie californiano. El coproductor del álbum cuenta que fue paradójicamente durante ‘Rumours’ cuando Fleetwood Mac dejaron de ser tres británicos y dos americanos para convertirse en una banda de verdad. El grupo escribía in situ en el estudio, presentando sus ideas a los demás, en lugar de introducir ideas cerradas, y pese a que los temas van firmados en solitario. Pero es que ya hay una excepción, un ‘The Chain’ que firmado por los cinco terminará también convertido en un gran éxito incluso en la era streaming, representando el carácter conjunto de la banda con todas sus personalidades a rebosar. Lindsey recicló la intro de un tema suyo antiguo, Stevie aportó la letra, se incluyó una idea melódica de otro tema viejo de Christine, y John y Mick introdujeron el cambio rítmico final que hace a la canción cabalgar.
También está entre las favoritas del público una ‘Songbird’ que Christine McVie construyó a piano y que se quiso registrar con un gran ramo de flores y 15 micrófonos en un teatro, siguiendo los pasos de una grabación de Joni Mitchell en el Berkeley Community Theatre, siendo esta composición otra cúspide en el tratamiento de la ruptura que tiene todo el disco ‘Rumours’. «Por ti no lloraré más», comienza diciendo, tratando de representar un mensaje para la esperanza. «Te deseo todo el amor del mundo, y sobre todo, me lo deseo a mí misma», proponía llevando a las lágrimas a su destinatario, John McVie.
Como ‘Songbird’, podrían haber sido singles la tremebunda ‘Never Going Back’ y la alegre canción de apertura, tan liberada, ‘Second Hand News’, ambas con el sello de Lindsey Buckingham. Al final, el álbum se va apagando, en pequeño, virando hacia territorios country. ‘I Don’t Wanna Know’, una vieja composición de Stevie Nicks, fue escogida porque su aportación ‘Silver Springs’ no terminaba de encajar. Les parecía demasiado larga, pues era habitual que la artista presentara tomas de hasta 10 y 12 minutos sobre las que el resto tenía que trabajar y editar. A la postre puede encontrarse en el disco en diversas ediciones como «bonus track».
Y por último, ‘Oh Daddy’ está dedicada por Christine a la ruptura de Mick y su novia y la final ‘Gold Dust Woman’ habla sobre cocaína, como reveló Stevie Nicks a Courtney Love -a quién si no- durante una entrevista en 1997. Puede ser la grabación que mejor representa esa sensación de estar despierto a las 4 de la madrugada, trabajando, tanto por el color que va adquiriendo la toma vocal de Stevie Nicks como por ese olor desértico de los detalles de producción.
‘Rumours’ vendió 10 millones de copias en un mes y más de 40 millones a la larga, siendo uno de los discos más vendidos de todos los tiempos. Estuvo en el número 1 del Billboard 200 exactamente 31 semanas y ganó el Grammy a Álbum del Año. A día de hoy continúa en las listas, acumulando 452 semanas de permanencia en el caso de Estados Unidos y 916 semanas de permanencia (casi 18 años) en el caso de Reino Unido, donde ahora mismo ronda el top 40 como si hubiera salido hace dos meses. Tendrán que renovar mucho el sistema de elaboración de las listas para sacarlo alguna vez de ahí.
Hayden Thorpe, ex integrante de Wild Beasts, ha publicado este año un segundo disco en solitario que ha pasado desapercibido, pero que contiene al menos tres canciones que se pueden contar entre lo mejor de su carrera, Wild Beasts incluidos.
‘Moondust for My Diamonds‘ era un trabajo modesto, centrado en el sonido del synth-pop de los 80 -la producción es de Nathan Jenkins y Richard Formby-, minimalista en diseño de sonido y ejecución, tanto que a veces parecía más un ensayo de ese sonido que un álbum propiamente dicho. En las letras, el británico buscaba «un punto de encuentro entre la ciencia y la religión, esa gran lucha por la realidad que caracteriza a nuestra época».
‘Material World’, que inexplicablemente no ha sido single, abría el disco a lo grande. La canción se sitúa precisamente en ese punto medio entre la realidad y el sueño, entre el «mundo material» y el imaginado, el cual «solo es real si yo lo hago». En ese cruce entre realidad y fantasía, Thorpe canta sobre la luna, la «vida etérea» y sobre «palabras» que son «joyas» en su mente, sobre un «alma atrapada dentro de una calavera» o sobre una «maquinaria de milagros».
A Thorpe, de hecho, la canción le llegó de milagro. Cuenta en Apple Music que él no buscó la canción, sino que esperó a que llegara a él. «Vivimos en una cultura del control en la que nos consideramos a nosotros mismos los arquitectos de todo lo que queremos, y yo no quería que sucediera lo mismo con esta canción. Me agarré a la fe de que llegaría a mí y, al hacer eso, la letra me vino».
‘Material World’ es otra de esas composiciones que solo podría haber firmado Hayden Thorpe. Su interés por el misticismo queda plasmado en una melodía emocionante y sobrecogedora que, en torno al minuto 3, alza el vuelo hasta tocar el cielo, poniendo los pelos de punta. La producción de ‘Material World’ es austera pero elegante hasta decir basta. Para acercarse al «new age», suena artesana.
Paco León ha pedido disculpas en Instagram por haber «romantizado» una violación en su película de 2016 ‘Kiki, el amor se hace‘. La cinta fue aquel año un éxito de crítica y público e incluso obtuvo cuatro nominaciones a los premios Goya, entre ellas la de Mejor guion adaptado, pues se trata de una adaptación españolizada de la película australiana de 2014 ‘The Little Death’ de Josh Lawson.
La trama de ‘Kiki, el amor se hace’ gira en torno a una serie de parejas y sus parafilias sexuales. Una de las subtramas está protagonizada por un matrimonio en el que el hombre droga a la mujer de manera diaria para mantener sexo con ella. La mujer, en todo momento, permanece dormida y no es consciente de lo que está sucediendo. Una violación en toda regla.
En 2016 quedaba un año para que surgiera el movimiento #MeToo y, en el contexto actual de mayor concienciación en torno a las violaciones y la representación, Paco León ha considerado oportuno pedir disculpas por aquella escena. «»KIKI” es una película que dirigí en el 2016. Un remake de una película Australiana con diferentes historias donde se intenta normalizar diferentes filias sexuales y tratar la diversidad de las prácticas eróticas. Creo que es muy divertida e interesante y general me siento muy orgulloso de ella. Pero hay una de las historias donde un hombre droga a su mujer para practicar sexo con ella, por supuesto sin su consentimiento».
El actor y director apunta: «Aunque tratamos de darle motivaciones a los personajes es imperdonable haber romantizado una violación sistemática. Siento mucho no haber tenido en ese momento la sensibilidad para tratar el tema y haber frivolizado con él. No es fácil reconocer que metiste la pata en el pasado ahora que no viene a cuento. Pero creo que sí viene a cuento. Que todos tenemos una responsabilidad con lo que hacemos y los valores que transmitimos, y que con la mejor de las intenciones te das cuenta de que tú también estás colaborando en la cultura de la violación».
Al final de su comunicado, León, que está a punto de estrenar dos películas, ‘Mamá o papá’ -en la que aparece como actor protagonista- y ‘Rainbow’, que contará con Dora Postigo en el elenco y se estrena en 2022, apunta que se «avergüenza» por haber dirigido dicha escena, agradece a las personas cercanas que se «lo han hecho ver» y promete «seguir trabajando y aprendiendo».
Amaia es el nuevo número 1 de JENESAISPOP gracias a su colaboración con Rojuu, ‘Quiero pero no‘. Es la primera incursión de Rojuu en el top 40 aunque no es la primera vez que le proponemos. Para Amaia, es el 6º número 1 en la humilde serie histórica de nuestra lista. Los anteriores fueron ‘Un nuevo lugar’, ‘El relámpago’, ‘Quedará en nuestra mente’, ‘Quiero que vengas’ y ‘El encuentro’. En total, ha sumado 23 semanas como lo más votado de nuestro site.
Entra en el puesto 2 Soleá Morente, mientras llega al puesto 6 nuestro tema favorito de ‘Abril’, el nuevo EP de Delaporte. Nacho Vegas, Vega, Lorena Álvarez y Tahiti 80 entran en la zona media de la tabla, mientras ‘Too Good’ de Arlo Parks llega al top 40 por los pelos.
Rolling Stone ha publicado su lista de los mejores discos de 2021. La lista de Rolling Stone llega unos días después que la de NPR, que ha coronado ‘Heaux Tales’ de Jazmine Sullivan con el título de disco del año y colocado ‘El Madrileño’ en el número 5.
El mejor disco de 2021 para Rolling Stone ha sido ‘SOUR‘ de Olivia Rodrigo, la artista revelación del año sin duda; seguido por ‘30‘ de Adele y ‘Vice Versa’ de Rauw Alejandro. El top 5 lo completan los discos de Tyler, the Creator y Lucy Dacus y el resto del top 10 está compuesto por los trabajos de Lil Nas X, Jazmine Sullivan, Turnstile, El Madrileño C. Tangana y Japanese Breakfast.
En el 11, Rolling Stone destaca el álbum que Playboi Carti publicó la pasada Navidad, a las puertas de 2021; y en el resto del top 20 es posible encontrar títulos que parecen obvios, como los firmados por Billie Eilish, LOW, Halsey o Arlo Parks, con otros que no lo parecen tanto, como los de Morgan Wade, Polo G, Tems o Leon Bridges. La revelación PinkPantheress coloca su mixtape en el 12.
Otros de los álbumes destacados del año para Rolling Stone son los de Doja Cat (21), Carly Pearce (25), The Weather Station (27), Adult Mom (34), Silk Sonic (35), Little Simz (36), Foo Fighters (40), Iron Maiden (44), Drake (48) o St. Vincent (50).
Entre los discos que han quedado fuera de la selección, pero sí aspiran curiosamente a ganar el Grammy a Álbum del año, se encuentran los de Kanye West, Jan Batiste, Lady Gaga & Tony Bennett o Justin Bieber.
Parece una noticia de 1939 pero no, es de hoy. Las Ketchup actuarán este domingo en la frontera de Polonia con Bielorrusia para apoyar a las tropas polacas desplazadas a causa de la crisis migratoria que vive el territorio. El concierto tendrá lugar el domingo en una base aérea situada a 40 kilómetros al este de Varsovia, y será retransmitido en la televisión pública polaca, que emite bajo «influencia del gobierno».
«El Ministerio de Defensa de Polonia y la emisora estatal TVP celebrarán este fin de semana un concierto para mostrar su apoyo a las tropas que defienden la frontera oriental, donde decenas de miles de migrantes, en su mayoría del Medio Oriente, han tratado de cruzar desde Bielorrusia», comunica hoy Notes from Poland en un artículo que sido reproducido por medios como El Mundo o 20 Minutos.
El grupo de Córdoba, conocido por su macrohit ‘Aserejé (The Ketchup Song)’, no es el único grupo internacional confirmado en el evento. Actuarán también el alemán Lou Bega, conocido por su éxito ‘Mambo No. 5’; la ex-vocalista de Ace of Base Jenny Berggren, la banda de pop de Miami No Mercy, conocida por su éxito de 1996 ‘Where Do You Go?’, la girl group coreana LOONA y el grupo alemán de eurodance Captain Jack, conocido por su single homónimo de 1995.
Entre las estrellas polacas que participarán en este concierto llamado “Murem za polskim mundurem” (Apoyo a los servicios uniformados polacos) se encuentran Edyta Górniak, Jan Pietrzak, Halina Frąckowiak y Viki Gabor.
En un comunicado trasladado a El Español, la agencia de representación de Las Ketchup ha confirmado que el grupo actuará en el evento pero solo «por trabajo» y en ningún caso «para hacer comentarios políticos o apoyar a los militares» ya que «Las Ketchup no se pronuncian políticamente ni dentro ni fuera de España».
Doja Cat acaba de publicar el vídeo oficial de ‘Woman‘, uno de sus grandes éxitos junto a ‘Need To Know’, ‘Ain’t Shit’ o ‘Kiss Me More’ incluidos en su ‘Planet Her‘, que pelea como Álbum del Año en la próxima edición de los GRAMMYs.
El vídeo de ‘Woman’ comienza con la estadounidense interrumpiendo en una mesa llena de hombres pero liderada por una mujer, que es quien la invoca. Dentro de una estética egipcia/tribal sensualidad, deseo y poderío toman el control personificados en Doja Cat, quien reivindica la feminidad, volviéndose toda una divinidad a la que adorar. Junto a su cuerpo de baile, muestra de qué pasta esta hecha y todo lo que puede ofrecer. Y tal como aparece de la nada, se desvanece frente a un árbol, una metáfora de la naturaleza, que al igual que ella es venerada.
En el vídeo de ‘Say So’, estrenado a principios de 2020, Doja Cat incluyó los pasos del baile creados por usuarios de TikTok, que sin duda han ayudado a volverla viral. Y a pesar del estupendo vídeo que se ha marcado, se echa de menos aunque sea un guiño al challenge de ‘Woman’, que por cierto, no es nada fácil.
Como mencionábamos al principio, Doja Cat está nominada en los premios GRAMMYs a Álbum del Año y a Mejor Álbum Vocal Pop con ‘Planet Her’. ‘Kiss Me More‘ está nominada a Grabación y Canción del Año, además de Mejor Actuación de Dúo/Grupo Pop. Por su parte ‘Need To Know‘ competirá por el premio a Mejor Actuación Melódica Rap. Por último, Doja Cat podría alzarse con el GRAMMY a Mejor Canción de Rap con el tema ‘Best Friend’ de Saweetie.
Aitana protagonizó una reciente polémica en Twitter al responder a un periodista que se había quejado de su exceso de colaboraciones. Según ella, no se cuestiona el mismo procedimiendo de los artistas masculinos.
Mientras continúa fuerte en listas con el remix de ‘Mon Amour’ y ‘Berlín’ (no así con ‘Coldplay’), la cantante no para y lanza otra canción que no va a pasar desapercibida, vaticinamos.
‘Formentera’ parece creada a imagen y semejanza del éxito de recientes hits orientados a la pista de baile como ‘Todo de ti’ de Rauw Alejandro y muy especialmente ‘Bad Habits’ de Ed Sheeran. Sus productores no son otros que los de ‘Despacito’, Andres Torres y Mauricio Rengifo, habituales por otro lado de la discografía de Aitana.
Esta es co-autora del tema junto a Nicki Nicole, que aporta la segunda estrofa a la canción. El tema es bastante tiro y muy fácil de recordar en su anhelo de volver a “tenerte sin ropa”, pensamiento que «no deja dormir», ofreciendo ganchos desde su primera frase «madre mía, cómo se hace para tanta conexión» hasta esas trompetillas que ni ‘Hits Don’t Lie’ que aparecen en los últimos compases.
Según Universal, ‘Formentera’ «nace con clara ambición de hit global de los próximos meses» y sus primeros datos apuntan en esa línea. Medio millón de visitas en menos de un día y puesto 4 en la codiciada playlist Éxitos España. Aitana lo ha vuelto a hacer, en otras palabras.
Elton John y Ed Sheeran han estrenado una nueva canción para añadir a las listas de temas navideños y es ‘Merry Christmas’. Sí, así tal cual, un título muy «original» que marca el inicio de estas fiestas.
En el vídeo de la canción, ambientado completamente en esta época tan especial, un divertido Ed Sheeran nos invita a colarnos en su celebración de Nochebuena. Hace referencia a este año tan duro que llevamos (“I know there’s been pain this year, but it’s time to let it go”) pero también anima a celebrar estas navidades y a amar (“We’ve both known love, but this love we got is the bеst of all”).
Elton John desea “feliz Navidad a todo el mundo” mientras toca el piano y comparte un paseo en trineo con Ed para acabar rodeados de amigos cantando y celebrando estas fiestas a lo grande.
‘Merry Christmas’, cuya portada parece la de ‘TEO conoce la Navidad’, es un tema alegre y hogareño que invita a reencontrase con la familia, amigos y a contagiarse del espíritu navideño. Aunque aún es pronto para saber si será trascendental para las próximas Navidades, es sin duda una buena colaboración.
A través de sus redes sociales, el autor de ‘Bad Habits’ ha señalado que las ganancias de este periodo navideño irán destinadas a su fundación ‘Ed Sheeran Suffolk Music Foundation’, que tiene como objetivo ayudar a los jóvenes menores de 18 años que viven en Suffolk (Reino Unido), con pequeñas subvenciones para ayudar a estudiar o tocar música, y también a ‘Elton John AIDS Foundation’, que lucha contra el sida.
Cada generación, cada comunidad, necesita sus referentes. Eso explica en parte el éxito de la valenciana Jimena Amarillo, cuyas canciones han venido acumulando cientos de miles de escuchas durante el último par de años. Seguramente sin proponérselo, ha servido de portavoz a muchas mujeres lesbianas, pues por marciano que parezca en 2021, no tantos éxitos a día de hoy nos hablan con tal naturalidad, sin pensarlo, del amor entre chicas.
Su hit ‘Cafeliko’ incluye cierto componente autoparódico («Solo un día y ya estoy enamorada de ti»), ‘Jugando a los Sims’ no se corta en su retrato de una intimidad («Quiero ir en bragas por tu habitación y que me tapes con el edredón»), ‘Solo te miro’ es pura devoción hacia su chica («Eres tan guapa que a tu lao son feos hasta los colores pastel») y ‘Cositas’ incluye una fotografía de un encuentro sexual («tu ropa desperdigada / esta noche no hemos dormido nada»).
La lectura LGTB+ es la fácil, y es necesaria, si bien lo bueno de verdad comienza cuando Jimena Amarillo disfraza sus inseguridades y momentos de duda con un componente poético universal. «Hay más dolor que pitis apagaos en este cenicero» es una gran frase para resumir la canción de ruptura ‘Resaca sentimental’, mientras en ‘Mandarinas en la cocina’ afirma: «No sé qué duele más, si mirarte o pensar».
Esas mandarinas apelan a las cosas del día a día que nos importan y afectan, como el «cafeliko», qué búsquedas nos sugiere Instagram, quién nos hace las fotos para el feed o a quién se las hacemos. A veces, las canciones están prestas para el psicoanálisis por lo que pueden tener de autoengaño, como es el caso de ‘Sólo te miro’. Ahí van tres ejemplos: «Nos abrazamos sabiendo que lo nuestro siempre será pasajero», «sólo te miro, no quiero nada contigo», «duerme conmigo aunque luego no hablemos por WhatsApp».
Por ese apego a la cotidianidad, espontaneidad y ternura, los temas de Jimena Amarillo recuerdan a los días en que Lily Allen enamoraba al mundo a través de MySpace, gracias a cucadas también influidas por el hip hop como ‘Littlest Things’. Aquí Jamaica aparece muy tímidamente en ‘Tu cepillo de dientes’, mientras el disco se entrega en última instancia un poquito al funky (‘Tremenda suerte’) y un poquito al rap español de los últimos 90 y primeros 2000 (‘Cositas’).
Su Mark Ronson particular han sido un par de componentes de La Habitación Roja (Pau Roca y Marc Greenwood), y para los arreglos de cuerdas se ha podido fichar a Chris Carmichael, quien ha trabajado en ‘Nashville’ de Josh Rouse y ‘Speak Now’ de Taylor Swift. Las dos grandes canciones al respecto son ‘Resaca sentimental’ y ‘Cuando ya no me quieras’, esta en principio entregada a un punteo muy 50’s, y conteniendo el título del disco; aunque nada como la progresión de ‘Cafeliko’ con el añadido de teclados, la subida de tono al repetir las mismas palabras y el modo en que se interpola ‘Catalina’.
Jimena Amarillo actúa este sábado 4 de diciembre en Barcelona como parte del ciclo ELLES, dedicado a artistas femeninas y de género no binario.
“Si olvido lo divino, llamad a Sorrentino”, canta Rigoberta Bandini en ‘Julio Iglesias‘, su último tema. Hay un par de cosas que se pueden comentar de aquí: por un lado, el estilo tan personal de Paolo Sorrentino, del que más adelante hablaremos, y por otro, la fascinación que despierta entre distintas personalidades del mundo cultural de nuestro país. Sin ir más lejos, el propio C. Tangana estuvo presente en la proyección de la película que se hizo en el pasado Festival de San Sebastián: admirador declarado del italiano, Antón no quiso perderse la oportunidad de charlar con él tras ver su nueva película. Y podemos parafrasear aquel anuncio de Antena 3 sobre ‘Pulseras Rojas’ de “la serie que emocionó a Spielberg”, pero invirtiendo el significado, a la hora de hablar de una película que, como este titular, no se toma demasiado en serio. Salvo cuando sí lo hace.
‘Fue la mano de Dios’ supone el regreso triunfal de Paolo Sorrentino a los cines -aunque un poco a medias, porque a Netflix llega una semana después- desde 2015, si obviamos el discreto impacto mundial de ‘Loro (Silvio y los demás)’ por su naturaleza a medio camino entre miniserie y bilogía. Y en esta ocasión, la historia que cuenta no es la de un Papa, ni la de Berlusconi, ni la de exclusivas esferas, sino la suya propia: cómo decidió dedicarse al cine y de qué manera estuvo eso relacionado con una tragedia familiar que hasta ahora había preferido no explorar y que puede sorprender si tenemos en cuenta el nivel de humor, exceso y surrealismo presente en su cine.
O quizás no. Quizás precisamente lo explique. Porque, como queda claro en la secuencia con Antonio Capuano, el cine se convierte en una alternativa a esa vida aburrida o directamente cruel que el joven Fabietto (álter ego de Paolo) es incapaz de disfrutar –en contraste con la fiesta y alegría constante que era la vida antes. “Durante muchos años hablaba conmigo mismo sobre mis dolores y he mejorado muy poco en estos 17 años”, contaba el director italiano a Irene Crespo recientemente, “pensé que si lo intentaba de otra manera, si lo compartía… cuando se hace una película sobre uno mismo ocurre esto, tienes que hablar de ella durante muchos meses y, en un momento determinado, te acabas aburriendo. Espero que, al final, después de todas estas entrevistas, acabe aburriéndome de mis dolores, y así olvidarlos”.
La mención a los dolores puede recordaros a algo que la película en sí agita: el fantasma de ‘Dolor y Gloria‘. Aunque a ambas se les pueda sacar el precedente de ‘Ocho y medio’ de Fellini, está claro que la película de Almodóvar está más cercana en el tiempo, y probablemente en la mente de los espectadores. Por tanto, puede que haya quienes vean ‘Fue la mano de Dios’ como un “’Dolor y Gloria’ hetero”, y en cierto modo tienen razón; aunque son muy distintos, ambos cineastas comparten muchas inquietudes, y el deseo está muy presente en las dos películas, seguramente de forma menos sutil y más obvia en ésta – muy comentados los (¿gratuitos?) pezones para rayar cristales de la primera secuencia. Personalmente, ‘Dolor y Gloria’ me parece superior, pero hay campos en los que sale ganando una, en otros la otra, y en otros sencillamente no tiene sentido la comparación. Desde luego es más arriesgado el no tener a un Banderas de protagonista, sino situar el relato en la adolescencia del director… y, a pesar de ello, Sorrentino acierta porque el desconocido Filippo Scotti está fenomenal, haciéndonos sentir su personaje risas, lástima, rabia, alegría e incluso morbo (no funcionaría cierta escena si no) a lo largo de su viaje.
El mencionado estilo tan particular de Sorrentino se puede encontrar también en ‘Fue la mano de Dios’, pero es probablemente su cinta más contenida al respecto, especialmente a partir del punto de inflexión de la historia. Porque aquí ya no sirve como estilo marca de la casa, sino además como recurso estilístico; es a esa primera mitad de su vida, a esos recuerdos tan felices (y probablemente salpicados de idealización melancólica), a los que Fabietto, AKA Paolo, querrá volver una y otra vez a través del exceso, la fiesta y los personajes caricaturescos pero entrañables de su cine. Sorrentino parece reconocer esa idealización incluyendo detalles que su memoria podría anular en pos de esa fiesta perfecta, pero que están ahí, como las infidelidades o incluso el maltrato hacia su tía.
“Los hechos no son todos reales. Las emociones, sí”, aclaraba el director de ‘La Gran Belleza‘ sobre esta película, y es interesante ese comentario. Porque, aunque no conectes nada con los símiles futboleros (y a pesar de lo awkward de Maradona como salvador), la historia te llega, el personaje te llega, ese “¡fue la mano de Dios!” te llega, y desde luego también te llega ese plano final que inevitablemente recuerda a ‘Call Me by Your Name‘ (la combinación twink melancólico reflexionando + Italia pasada e idealizada + música evocadora, que hace mucho). Y quizás te llega porque, como dice él, las emociones son reales. Una de las claves del cine, realmente.
Marilyn Manson ha perdido la nominación a la Mejor Canción de Rap por ‘Jail’, tema en el que colabora con Kanye West y Jay – Z en la próxima edición de los GRAMMY .
El cantante fue borrado de lista actualizada de nominados en la página web de la Academia. Aunque no se cita el motivo, fuentes cercanas han declarado para el diario The Hollywood Reporter que esta eliminación tiene que ver con Manson no es el compositor de la canción por la que está nominado.
Además de esta nominación que ha perdido, Manson también había recibido la nominación a Mejor Álbum del Año con ‘Donda’, en el que aparece como colaborador y compositor y que por ahora sigue vigente.
Recientemente el CEO de la Academia, Harvey Manson Jr. se defendía de la polémica por haber nominado a Marilyn Manson y a Louis CK, acusado de acoso sexual con las siguientes declaraciones: “No restringiremos a las personas que pueden enviar su material para su consideración. No miraremos hacia atrás en la historia de las personas, no veremos sus antecedentes penales.”
Marilyn Manson está siendo investigado por las autoridades de Los Ángeles por numerosas acusaciones de agresión sexual y violencia machista. La primera en denunciarlo fue una mujer anónima, a esta le siguió en febrero Evan Rochel Wood, quien fuera novia de Manson entre 2007 y 2010. La actriz de ‘Juego de Tronos’, Esmé Bianco, presentó una denuncia contra él y aseguró haber sido encerrada en una habitación durante cuatro días donde fue golpeada con un látigo y recibió descargas eléctricas.
Esta semana el Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles buscó pruebas de estos delitos en casa del artista, que no se encontraba en esos momentos en el domicilio. De esta revisión acabaron incautando varios discos duros que serán investigados, según ha informado la agencia Associated Press.
Arca acaba de publicar cuatro discos de golpe, las partes 2, 3, 4 y 5 de su serie de álbumes ‘KICK’ que inició el año pasado con el lanzamiento de ‘KiCk i‘. Cada uno de ellos ofrece una visión distinta de su música y ‘KICK iii’ es el más agresivo y rítmico de todos y, por lo tanto, el que más posibilidades alberga de ser machacado por sus fans.
De hecho, de entre todos los discos publicados hoy por Arca, el «focus track» que se ha elegido para presentarlos pertenece a ‘KICK iii’. ‘Señorita’ es uno de varios cortes del álbum en los que a Alejandra Ghersi se le va completamente la olla en el mejor de los sentidos, y hoy es la Canción Del Día.
‘Señorita’ es una colaboración de Arca con el productor estadounidense Machinedrum, que suele manejar bastante elegantes y atmosféricos, como los expuestos en ‘Only 1 Way 2 Know’. En ‘Señorita’ queda completamente subyugado a la cacerolada y al bombardeo sónico de Arca, mientras la productora rapea sobre escupir «flema» encima del «ano» de su amante «antes de correrme en él», y de hecho, en un momento, escupe.
Después de un verso en el que Arca insiste que «sacude sus puños» vete tú a saber para qué, ‘Señorita’ de repente es invadida por el sonido de lo que parece una sierra que pretende destruirla desde dentro. La producción, en sí, recuerda a las locuras de hip-hop de Mykki Blanco, pero solo Arca podría convertir la frase «qué susto, qué gusto, qué susto, qué gusto, qué susto» en un gancho infalible.
Ana Torroja ha solicitado heredar el título nobiliario que Francisco Franco otorgó a su abuelo de manera póstuma en 1961 y que heredó el padre de la cantante, fallecido este verano. Era el título de Marqués de Torroja y la cantante de Mecano podría, por tanto, convertirse en marquesa de serle concedida la solicitud, pues es la mayor de seis hermanos (Ana, Celia, Yago, Laura, Javier y Carlos).
Se hacen eco de la noticia hoy varios medios como 20 Minutos o Vanitatis, que cita la información publicada por el BOE del 19 de noviembre: «La sucesión como Marquesa de Torroja ha sido solicitada por doña Ana Torroja Fungairiño, por fallecimiento de su padre, don José Antonio Torroja Cavanillas, lo que se anuncia por el plazo de treinta días (…) para que puedan solicitar lo conveniente los que se consideren con derecho al referido título».
Francó otorgó el título de marqués a Eduardo Torroja Miret, abuelo de la cantante, en 1961 y de manera póstuma, en reconocimiento a los méritos de su trayectoria profesional, y después fue su hijo José Antonio Torroja quien lo heredó. En los 80, el padre de Ana Torroja dirigió la Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid, mientras Mecano vivían el punto álgido de su carrera musical.
Ana Torroja no obtendría ningún beneficio fiscal con la posesión de su título nobiliario. De hecho, tendrá que pagar impuestos por heredarlo, cerca de 3.000 euros. Solo se vería afectado su estatus social. Como informa Herald, «más allá de esta distinción en el tratamiento, actualmente la posesión de un título nobiliario no otorga ningún privilegio, al tratarse de una distinción meramente honorífica, según establece la Ley de 2006 sobre igualdad del hombre y la mujer en el orden de sucesión de los títulos nobiliarios».
Grimes publicó uno de los últimos discos previos a la llegada de la pandemia, un ‘Miss Anthropocene‘ que efectivamente parecía predecir el fin del mundo y que contenía ‘Delete Forever’, una de las mejores canciones de 2020, y otras destacadas como ‘4ÆD’ o ‘Violence’ que descansan merecidamente entre las 10 canciones más escuchadas de la artista en Spotify.
Lejos de la unanimidad suscitada por ‘Art Angels‘ o ‘Visions‘ en la crítica especializada, que aupó ambos trabajos por la creatividad y originalidad de sus producciones, ‘Miss Anthropocene’ generaba más dudas, apareciendo en varias listas de lo mejor del año… pero ausentándose de muchas otras. Un disco de remixes publicado meses después lo hacía parecer peor incluso, y Pitchfork tenía la ocurrencia de bajarle la nota en su absurdo artículo de revisiones.
Cuando no ha pasado ni un año desde que ‘Miss Anthropocene’ llegara al mercado, Grimes pasa página e inicia nueva era con el lanzamiento de ‘Player of Games’, el primer single de un proyecto llamado ‘BOOK 1’ que es la primera parte de un álbum más ambicioso incluso en concepto. Será una «ópera espacial» protagonizada por Claire de Lune, una «cortesana» que vive en «una simulación implantada en el cerebro de un ingeniero de inteligencia artificial» que «desea revivir su vida y descubrir si la chica perfecta le puede enseñar a amar» para así no volver a llevar el mundo a su destrucción.
Si el concepto del nuevo disco de Grimes te parece rebuscado, traemos buenas noticias: el primer single no lo es tanto. ‘Player of Games’ no es ningún derroche de creatividad como lo fue ‘Art Angels’, sino que más bien se contenta con rendir homenaje al tecno más basicote de los 90. Por un lado se podría esperar más de Grimes pero, por el otro, ¿quién mejor que ella para traer de vuelta este sonido que nos devuelve a los polígonos industriales de la época? Eso sí, quien espere que ‘Player of Games’ le haga flipar como lo hizo la producción de ‘Oblivion’, que pase de largo.
Y si te estás preguntando dónde está ‘100% Tragedy’, el single que Grimes había adelantado en TikTok, la respuesta la da la letra de ‘Player of Games’, que puede estar interpretada por «Claire de Lune» o por la propia Claire Boucher porque parece hablar sobre su reciente ruptura con el magnate Elon Musk, el padre de su hijo. En ‘Player of Games’, la narradora se dirige a su amante para ordenarle que se «vaya a navegar a través del frío espacio» y le recrimina que «ni siquiera el amor haya podido mantenerte en tu lugar». En el estribillo reflexiona: «aunque le amara menos haría que se quedara, pero él tiene que ser el mejor».
Hoy salen tres nuevos discos de Arca, más los dos que ya habían salido durante la semana. También se editan el nuevo álbum de Leiva compuesto únicamente de colaboraciones femeninas como las de Zahara o Natalia Lacunza y los nuevos trabajos largos de Khalid, Yung Beef, Estrella Morente y Ferran Palau.
Desde hoy pueden escucharse nuevos singles de Javiera Mena, Kim Petras, Bad Gyal o Grimes o el villancico de Ed Sheeran y Elton John. Esta semana hemos asistido a los regresos de Dorian y Cupido, así como al lanzamiento del primer single post-ruptura de Shawn Mendes, y hemos escuchado la versión reggaetonera de ‘BELLA CIAO’ que necesitábamos por parte de Becky G. Siguen avanzando sus próximos proyectos Tears for Fears o AURORA.
Salen también nuevos temas de SZA, 5 Seconds of Summer, Tierra Whack, Cruz Cafuné, Silvana Estrada o SIMONA y colaboraciones de Tokischa con Yomel El Meloso, Ariana Grande con Kid Cudi (para la película de Netflix ‘Don’t Look Up’), Álvaro de Luna con Lola Indigo, Aitana con Nicki Nicole o Angèle con Damso.
En la playlist de novedades escucharás también temas recién salidos del horno de MARINA (un inédito de su último disco), Hidrogenesse (remix de ‘La cita’), Casero, el nuevo single de la revelación nigeriana CKay, Ferla Megia o el remix para TikTok de ‘Frozen’ de Madonna.
Para la presentación de su nuevo disco ‘Cable a Tierra‘, suponemos que inminente número 1 en España, Vetusta Morla han convocado a la prensa en el Museo de Artes y Tradiciones Populares de Madrid. Un espacio muy adecuado para albergar una pequeña exposición con las 10 miniaturas que la artista Laura Millán ha creado en torno a las 10 canciones del álbum, apegado al folclore de diversas tierras.
El grupo, siempre tan serio y formal, un tanto impenetrable pero amable, se divide para atender a la prensa. A mí me toca Pucho, como todo el mundo sabe a las voces; Guille Galván, co-autor principal de las canciones junto a Juanma Latorre; y el percusionista Jorge González. La deriva del mundo en los últimos años, la sonoridad de un disco de nuevo masterizado por Dave Fridmann y su banda sonora para ‘La hija’ -pocos días después de esta charla excluida de la carrera de los Goya– son los temas de una conversación que también vira hacia los Beatles cuando faltan horas para que se estrene su documental, y Radiohead. Curiosamente, hoy jueves 2 de diciembre Pucho cantará en Madrid con una «big band» que hace versiones de la banda de Thom Yorke. Será en la Sala MON y aquí va un anticipo. Foto: Jerónimo Álvarez.
’23 de junio’ no fue uno de los singles principales de vuestro disco anterior, pero al final sí ha sido un gran éxito en plan «sleeper». Siendo de vuestras canciones más influidas por el folclore, ¿ha marcado el camino de este nuevo álbum?
Guille: A lo largo de los discos siempre ha habido canciones que se salían de la parte más rockera, como ‘Alto’ o ‘Maldita dulzura’. Cuando nos juntamos después de la pandemia a ver qué idea de instrumentación teníamos, al cambiar de lugar de composición porque no podíamos ir al local de la pandemia, y al trabajar en la banda sonora, compusimos de otra manera. David tenía un pandero cuadrado de los acústicos, nos habían regalado un guitarro, que es un instrumento de Castilla la Mancha y Valencia… Cosas que no llevas al local porque no los amplificas. Nos dimos cuenta de que ahí había un camino.
Jorge, ¿tú cómo has llevado esta intromisión, como músico?
Jorge: No lo veo como una intromisión. Ha formado parte de nosotros siempre, empiezas con una guitarra de nylon, empiezas con unos cajones… Lo que viene de la música popular es con lo que empiezas a tocar, lo que hace que la música se transmita de padres a hijos, entre generaciones. Ha sido un proceso de aprendizaje personal. Tenemos mucho que aprender de dónde venimos para saber dónde estamos.
El disco habla del folclore atlántico, pero habéis dicho una cosa muy interesante y es que también consideráis a los Beatles parte de vuestro folclore.
Pucho: Nuestro folclore bebe de todas esas fuentes. Estamos de uñas con las apropiaciones culturales, y nos expresamos a través de un fandango o una saeta porque son cosas que has vivido. A lo mejor no has tenido un contacto directo, pero lo has oído, forma parte de una tradición. No vamos a convertirnos en una banda de folk, ya hay bandas maravillosas que se dedican a eso y no tienen reconocimiento. No hemos dicho «vamos a hacer este palo». Hemos explorado ritmos como el 7×8, el 5×4, y luego, al tocar con otros músicos de distintas bandas en esta gira ‘Finisterre’, le han dado distintos toques según dónde se tocara. Incluso gente de Latinoamérica dice que les lleva al norte de Argentina. El folclore tiene hilos muy finos por todo el mundo. El flamenco viene desde la India al este de Europa, hasta llegar a Andalucía. Pensamos que la salsa es colombiana, de Venezuela o de Cuba… y es de Nueva York, de Spanish Harlem.
A veces me da la sensación de que nadie habla de los Beatles, casi ningún grupo novel los cita como influencia.
Pucho: Es verdad que en los 90 con el Brit Pop estaban en boga. Nosotros pensamos que son seminales, claro.
Guille: Con el docu de Peter Jackson volverán otra vez. Un amigo lleva años diciendo que cada día escucha algo que tenga que ver con los Beatles. Si no es el aniversario de algo, esta canción recuerda a la psicodelia, a su estancia en Hamburgo… Están tan dentro de la cultura popular… No puedo hablar de folclore localista porque no sé de dónde soy. El folclore es sentimental y seguro que no tengo nada que ver con el Liverpool de los años 50, pero pienso en mi infancia y me lleva a eso.
No puedo hablar de folclore localista porque no sé de dónde soy
Este es un disco combativo, muchas canciones suenan a novela distópica: a ‘1984’, a ‘Un mundo feliz’, a ‘Blade Runner’…
Guille: Lo empezamos a compartir entre nosotros en mitad de Filomena, después de una pandemia. Vivíamos como una realidad distópica: por primera vez en esta Europa feliz y cuidada, la naturaleza podía hacer que todo se fuera a la mierda. En México hay tornados, en Argentina una devaluación económica, en Colombia terremotos, pero aquí no estamos acostumbrados. Esto nos ha dado una colleja, esto te recuerda que eres frágil. Hay 3 canciones que están menos enraizadas en lo popular: «Palabras», ‘La Diana’ y ‘No seré yo’. Son muy actuales en el sentido de defender la inocencia de quien es señalado. Queríamos alejarnos del señalamiento constante del prójimo, del último contra el penúltimo. «Palabras» tiene que ver con la libertad de expresión, con la necesidad de decir lo que pensamos sin tener miedo a ser censurados o directamente encarcelados.
Incluso ‘Finisterre’ parece hablar de los problemas sociales, siendo una canción de amor.
Guille: Es un disco que tiene más que ver con la fragilidad y con los cuidados. Pero no sé, si lo has visto así… Ha sido un año bisagra: acaba una etapa y empieza otra. Hay una sensación de refugiarnos en la cultura. Las canciones son esa aguja que te va acompañando. Las canciones te sobreviven. Hacemos algo que tiene trascendencia, que es capaz de trascendernos a nosotros mismos, como dice ‘Puñalada trapera’. O como la última, ‘Al final de la escapada’, que dice que sobrevivirán las canciones. Como en ‘La vieja escuela’, nos sentimos parte de ese transmitir de generación en generación, que sirve para que tengamos una relación, para formar parte de una comunidad.
Queríamos alejarnos del señalamiento constante del prójimo, del último contra el penúltimo
‘La Diana’ retrata como decías a una persona señalada, hablas de un abogado, de un psicólogo… Y me ha llamado la atención lo del psicólogo. Ahora que tanto se habla de salud mental, un psicólogo debería ser visto como una ayuda, ¿no? No como un agobio.
Guille: Quería meterlo en la misma frase porque a veces pensamos que todo se arregla tomándonos las cosas mejor, pero si trabajas 16 horas igual tienes que ir a un abogado para arreglar las cosas. Si tuviéramos unas condiciones de vida y de convivencia mejores, tendríamos mucha mejor salud mental. No es que una cosa prime sobre la otra, es que ambas son necesarias: la salud mental y la dignidad de todos.
Si trabajas 16 horas igual tienes que ir a un abogado para arreglar las cosas. Ambas cosas son necesarias, la salud mental y la dignidad
Habladme de la producción del disco. Tengo la sensación de que no necesitabais que Dave Fridmann produjera esto.
Pucho: La grabación se hizo en Estudio 1, en Colmenar Viejo, al final estábamos hablando de cercanía, de cultura, y había cierta intención de hacer un disco de kilómetro 0. Pero luego no teníamos claro quién iba a mezclar. Campi (productor) propuso que lo mezclara (Dave) Fridmann porque es ajeno a este acerbo popular. Hay cuestiones que hemos tenido que explicarle de las letras, como ‘Virgen de la Humanidad’, ‘Puñalada Trapera’ que está tan apegada a los bandoleros, a Lorca… Pero Campi dijo que en ‘Échate un cantecito’ de Kiko Veneno habían tocado músicos extranjeros y se había mezclado fuera, así que dijimos: «Tiremos con el experimento». Fridmann, que es tan parco en palabras, cuando recibió las canciones dijo: «next level!». Respondió que no iba a intervenir tanto como en ‘Mismo Sitio, Distinto Lugar’. Estaba muy claro todo desde el origen, y simplemente potenció todos los temas.
¿De qué producción estáis más orgullosos?
Jorge: ‘No seré yo’ es la que más hostias me da en la cabeza. Está despegada del concepto por la forma de cantar, la melodía… es muy diferente. Ese desarrollo de guitarras eléctricas, el día que lo escuchamos, Pucho se tiró por los suelos. Al escucharlo mezclado, en Estudio 1, oyes el espacio, suena la sala, a nivel producción técnica está a un nivel brutal.
Me ha recordado un poco a la mezcla de rock y electrónica de Radiohead en ‘OK Computer’. Otra banda de la que casi nadie habla últimamente.
Jorge: Evidentemente es una banda que ha trascendido, forma parte de nuestro folclore, hay puntos en común.
Pucho: Radiohead han mezclado cosas de la música popular, de la India, de Brasil… a Jonny Greenwood le gusta el dub y el rock steady de Jamaica. Reino Unido es una isla con mucha inmigración, han bebido de eso y es también su folclore. Las canciones de Nick Drake han estado en discos de Radiohead.
Guille: En ‘No seré yo’ hay una guitarra española bajada de octava a lo Nick Drake, y cuando entra la eléctrica es un cañón, la parte C tiene un ritmo cortado con un toque, una melodía, que parece un tumbado.
Pucho: Podría ser una trompeta de salsa.
‘No seré yo’ y ‘La diana’ tienen una guitarra que suena diferente. Justo te iba a preguntar por ellas. Me recordaba a Depeche Mode haciendo country.
Guille: Es una afinación en Do abierto. También te puede recordar a Beck al principio.
Suena a que algo malo va a pasar.
(risas)
Pucho: Esto lo hace mucho Manu de Havalina, él afinaba en Re.
En ‘Al final de la escapada’ decís que «ojalá que a tu banda favorita le queden muchos años». ¿Quién sería esa banda para vosotros?
Pucho: Yo La Tengo, que no se separen nunca. Voy a recibir lo que hagan.
¿Los discos de versiones también?
Pucho: ¡Sí! (risas)
Yo ya no me hago fan de los grupos que contienen una pareja después de Stereolab, Sonic Youth…
Pucho: ¡Son los que pueden durar más!
Y luego está esta frase de «No me aplaudan más en los palcos, aquí está mi chistera», que me ha recordado a los sanitarios, que al final parece que a la gente le importan una mierda…
Guille: En el disco hay celebración, pero también muerte, entierros… hemos vivido la muerte de manera muy cercana. Un entierro lo puedes celebrar de manera triste, o como en Nueva Orleans con ‘When the Saints Go Marching In’. Es triste pero hay esperanza, como qué te gustaría poner en tu epitafio, por qué te gustaría ser recordado. Pues por las canciones, no los premios. Y lo de los médicos es lo mismo: no me llames héroe y ponme condiciones dignas de trabajo. La canción está contada como músico, pero también como fan de una banda. Como músico te gustaría durar mucho tiempo, pero como fan qué maravilla estar esperando la canción de tu grupo favorito.
Cada canción tiene un dibujo en el disco físico, que es una pequeña escultura que habéis exhibido. ¿Cuál os ha gustado más?
Pucho: El arte me flipa. Laura Millán hace estas miniaturas, su proyecto matriz son lo que llama «miniencuadros». Es amiga, es gaditana, tiene muchos códigos de la cultura popular integrados y juega con ellos con sarcasmo e ironía. Al salir los elementos populares, pensé en ella. Apela a muchas cuestiones de la cultura popular, pero a su manera. El fieltro está presente en los trajes, pero luego a la vez forman como tramas de terrazo, que es algo muy presente en nuestra cultura. Está mucho en segundas residencias, hay hasta mesas con terrazo por encima. Nos gustaba jugar con esos elementos. Ha hecho una interpretación sobre las notas de Juanma y Guille. Igual que a ti algunas canciones te estaban sugiriendo ‘Blade Runner’, ella se lo llevaba a cuestiones personales.
¿Cuál es vuestra ilustración o miniescultura favorita?
Pucho: Me encanta ‘Virgen de la Humanidad’, ese ente superior que te está mirando para bien, para mal. Llevamos un par de días que cada vez que pasamos por aquí, los ojos parecen estar observándote. La portada es curiosa porque en principio estaba del revés. Ella lo giró y adquirió otra dimensión, no sabes si implota o explota.
Jorge: Costó llegar al título del disco, y la portada reúne todo lo que está pasando en él.
Propulsada por algunas playlists, pero también exitosa de manera orgánica, ‘Oh My God’ apunta a ser el segundo single más popular de ‘30‘ pese al caos generalizado que apuntaba más bien a ‘I Drink Wine’. ‘Oh My God’ ha sido ya top 2 en Reino Unido y top 5 en Estados Unidos, además de top 40 en Alemania y España y top 75 en Francia e Italia.
Pasan los días y el tema no pierde fuelle, sumando 50 millones de streamings en menos de 2 semanas… ¿pero es una de las mejores canciones de Adele? Ofrecemos una opinión a favor del tema y otra en contra.
«Se dice que las canciones pop de Adele suenan forzadas… ¿más forzadas que ‘Someone Like You’? ¿Más forzadas que ‘Hello’, la balada más forzada de la historia? «Hello from the other siiiiiiiiiiiiiide!!!». ‘Oh My God’, una de las canciones más pop de ’30’, sienta a Adele como un guante, y no solo por ese título tan inglés que no le puede pegar más.
La base rítmica de la canción, compuesta por un «boom clap» clásico pero reverberizado a la manera de la música post-disco, proporciona un fondo elegante y semi bailable para la voz de Adele, que no puede sonar más cómoda y relajada en este contexto, sobre todo en el estribillo, y la letra captura el espíritu de ’30’ como pocas canciones en el disco lo logran: la artista se acaba de divorciar, ha conocido a un hombre nuevo al que desea y, aunque se siente culpable por perseguir sus necesidades e incluso reconoce estar «aterrorizada», es consciente de que está haciendo lo correcto: «no tengo que darte explicaciones, soy una mujer adulta y voy a hacer lo que me dé la gana». Así se habla». Jordi Bardají.
«Se suponía que Adele estaba en este mundo para recordarnos el valor de las melodías clásicas y atemporales, como la histórica ‘Hello’. Su cometido en ’30’ está logrado al 200% en esa preciosidad llamada ‘Easy On Me’ o en esa maravilla que cierra el disco y que recuerda a los grandes musicales de Broadway, ‘Love Is a Game’. ‘Oh My God’ no ofrece nada de eso, en cambio se entrega a los soniditos «cool» por aquí y por allá: creo que no estaba preparado para decir que lo mejor de una canción de Adele era la producción.
Hay una incómoda desconexión entre las estrofas de la grabación, que parecen buscar el nuevo ‘Rolling in the Deep’, y ese estribillo absolutamente imposible de recordar en el que Adele por alguna razón adopta un tono melodramático que misteriosamente da título a la composición. No termino de enterarme de qué va todo ese drama de OMG en un tema que iba sobre pasarlo bien, pero sí sé que el pre-estribillo «mmmm… yeah» es más holgazán y no sale. Seguimos aguardando ese temazo de disco clásico por parte de Adele que este tema tampoco es». Sebas E. Alonso.
Las listas de lo más escuchado del año cada mes de diciembre, lo que se conoce en la plataforma de streaming líder como #SpotifyWrapped, parece traer muchísimas alegrías a los músicos: todo el mundo comparte sus listas citando a los artistas, los artistas se sienten reconocidos porque sus fans los han escuchado compulsivamente y están orgullosos de ello, todo el mundo parece quererse muchísimo porque la Navidad se acerca, y hasta los podcasters compartimos con orgullo e ilusión los tops de lo más escuchado en que aparecemos. Foto: Iris Banegas.
En medio de todo este amor, las declaraciones de Víctor Cabezuelo de Rufus T. Firefly, uno de los grupos más exitosos surgidos del underground madrileño en los últimos años, han supuesto todo un baño de realidad que devuelve nuestros pies a la tierra. El artista ha acudido a Twitter para afirmar lo siguiente: «Muchas gracias por escucharnos, de la manera que sea y mantener viva nuestra música. Sí me gustaría que supierais, como dato, que con la venta del vinilo de nuestro último disco, ingresamos en un día el equivalente a 12 años de ingresos de streaming. Así están las cosas».
Rufus T Firefly han publicado esta semana su nuevo disco llamado ‘El largo mañana’ y es muy fácil que, efectivamente, la preventa o venta de vinilos del primer día haya equivalido en ingresos a lo que 12 años de streaming, pese a que las escuchas de su tema ‘Nebulosa Jade’ se cuentan por millones, y la banda cuenta con 150.000 oyentes mensuales en la plataforma sueca.
El tuit se ha viralizado en tanto que vuelve a sacar los colores a las plataformas de streaming por su poco reconocimiento a los artistas a través del escaso margen de beneficios que presenta para los mismos entre todos los intermediarios (discográficas, el propio Spotify, etcétera). Las declaraciones están en la línea de lo expuesto por Christina Rosenvinge en una columna de opinión para El País el año pasado: «En la presente era digital y ante el advenimiento del 5G, paradójicamente es la venta de vinilos y cd aún la que garantiza un próximo disco –con los ingresos de Spotify, un artista no puede pagarse ni la subscripción de Spotify-. Con el directo en suspenso (decía en 2020), estos nuevos agentes tendrán que tomar el relevo y comprometerse con la creación de la que se benefician aportando algo más que exposición pública».
Nada nuevo bajo el sol, por tanto, salvo el hecho de que en un año en que el consumo de streaming ha vuelto a aumentar, las cosas no hayan terminado de moverse en la dirección correcta. El año pasado, eran los mismos Rufus T. Firefly quienes revelaban que un disco como ‘Magnolia’, que supera los 8 millones de escuchas logrados durante 3 años, les habían supuesto a cada uno de los miembros únicamente unos ingresos de 80 euros al mes.
Muchas gracias por escucharnos, de la manera que sea y mantener viva nuestra música. Sí me gustaría que supierais, cómo dato, que con la venta del vinilo de nuestro último disco, ingresamos en un día el equivalente a 12 años de ingresos de streaming. Así están las cosas.
Pues Magnolia tiene unos 8000000 de reproducciones. Con la antigua tarifa eso da unos 20000€ en 3 años. De ahí se descuenta el porcentaje de la distribuidora que dependerá de cada artista. En nuestro caso, a cada miembro le llegan unos 80€ al mes,y somos un grupo muy afortunado