Dedicamos el nuevo episodio del podcast REVELACIÓN O TIMO a analizar la carrera de Klaus&Kinski. Siempre venerado en esta web, el dúo murciano anunciaba su separación en 2013, hace casi 10 años. Celebrando más bien los 15 años que este 2023 cumplirá su debut ‘Tu hoguera está ardiendo‘, recordamos una trayectoria inmaculada de 3 discos formidables, capaces de sumergirse en la influencia noise pop de «My Bloody» y Los Planetas, pero también en el folclore. Pasodobles, boleros, habaneras y flamenco-antes-de-Rosalía pasaron por un repertorio en el que también cupieron la música disco o el country. En este episodio analizamos también sus letras mordaces y debatimos sobre los más y los menos que el grupo tuvo con nuestra web y, sobre todo, nuestra sección de comentarios.
Alejandro Martínez y Marina Gómez Carruthers han podido participar en el podcast desde la distancia respondiendo a nuestras preguntas mediante WhatsApp de voz, gracias a lo cual hemos podido conocer su visión de aquellos años. Marina nos ha revelado que su disco favorito es ‘Herreros y fatigas’ porque en él tuvieron la oportunidad de crecer, por mucho que la gente siempre se aferre al primer álbum de un grupo. Alejandro coincide: «El primero al fin y al cabo fue una recopilación de lo que íbamos haciendo en maquetas, mezclado un poco mejor, pero no se hizo pensando en hacer un disco. Ocurrió de casualidad a base de recopilar el material que habíamos ido almacenando. Con el segundo había conciencia de hacer un disco y recuerdo pensar “voy a intentar hacerlo bien de verdad” porque como con el primero nos fue relativamente bien… Tampoco ocurrió demasiado (risas) Tuvimos nuestro éxito indie, pero tampoco pasó mucho más».
Recordando aquellos años, Alejandro Martínez habla de una «mezcla de añoranza y descorazonamiento. Hay algo que recuerdas con afecto y mucha intensidad. Ocurrieron muchas cosas durante los años que estuvimos en activo, pasaba todo muy rápido». Apela a unos años especiales en que estás en la madurez, pero aún eres muy joven. Curiosamente, quita hierro al carácter pionero del dúo en su aproximación al folclore español, y recuerda que por aquella época ya estaba en activo Lorena Álvarez: «Es cierto que teníamos cierta querencia folclórica, que podía llamar la atención, y luego se ha puesto de moda inspirarse en el folclore, un poco más ortodoxamente y luego también de manera superficial, aunque no lo digo de manera peyorativa. Tampoco es que nosotros nos inspiráramos en el folclore, lo veíamos de manera bastante lúdica, que nos divirtiera. Tampoco había tanto de folclore estrictamente. Lo único realmente folclórico que hicimos fue un homenaje al Súper 8 de Los Planetas, una versión de ‘Qué puedo hacer’, como si fuera unas parrandas murcianas».
Marina nos ha contado que se reconcilió con la música de Klaus&Kinski el verano pasado: «Durante mucho tiempo había sentido pudor respecto a los discos y no los había escuchado desde que los ensayaba. Hasta el verano pasado que me reconcilié, a nivel técnico e interpretativo. No puedo ser objetiva, estuve ahí cuando se compusieron y conozco todos los detalles, pero creo que sí que puedo decir que muchísimas canciones me siguen pareciendo preciosas, como ‘Autovía de Albacete’, mi favorita desde siempre. De otras me siento orgullosa a nivel técnico, como ‘Sacrificio’. En otras no me gusta cómo lo hice o cómo quedó la producción, aunque la canción sea chulísima, como ‘Flash-back al revés’. Ahora la oigo y pienso que no está bien».
Alejandro recuerda que «Autovía» era favorita de Marina, aunque él tiene otras preferidas: «‘Mengele y el amor’, por la letra, por ser una canción de amor retorcido y tener elementos que luego fueron constantes: la historia, el humor negro, el amor y la pasión, pero desde el polo opuesto de lo que suele ser convencional. También ‘Nunca estás a la altura’ me gustaba mucho aunque Marina la odiaba. Como éramos pareja me decía «esto me lo estás diciendo a mí» (risas) Era complicado distanciarse de eso, por mucho que le expliques que cuando escribes hay una parte de ficción. Si te ciñeras solo a la realidad serías un psicópata. Y si te ciñeras solo a la ficción, pues todo estaría vacío, porque no habría nada. Marina se lo tomaba muy personal, pero por otro lado es normal».
Continúa seleccionando favoritas: «Rey del Mambo», por el rollo coplero: a Marina también le gustaba, nos parecía muy entrañable. ‘Ojo por Diente’ pretendía ser de amor sincero. ‘In the Goethe’, por el mundo literario que hay detrás de ella, un romanticismo sarcástico pero que no dejaba de ser honesto… Aunque siempre me escondo en un muro de humor negro, me considero romántico, pero no de Antena 3 por la tarde, sino del siglo XIX».
Alejandro: «Aunque siempre me escondo en un muro de humor negro, me considero romántico»
Martínez también recuerda el éxito de ‘Mamá, no quiero ir al colegio’ aunque no la seleccionaron como single. «Es la más escuchada en streaming. Tampoco elegíamos los singles con mucho criterio. Es representativa de mezclar la ternura con el catastrofismo y la angustia existencial». Finalmente, reivindica su último EP ‘A cuatro reinas moras’, por su punto coplero y de música de cámara. «Se alejaba un pelín de lo más obvio y comercial, y pasó desapercibido». Curiosamente, en ese abarcar estilos y géneros musicales, Alejandro no cree que se hubieran adentrado en el reggaeton o en el trap, de haber continuado en 2015 o 2020. «No lo creo. Aunque a Marina algo más sí le habría podido tirar. No creo que hubiera salido jamás, no por aversión a lo latino, todo lo contrario. Me interesa lo latino pero lo más antiguo. Me ha pasado toda la vida, no es que me pase ahora porque sea un «carlanco». Ya nací viejo, me interesaba lo antiguo y tenía cierta distancia con el presente».
Con Marina hemos recordado el día en que anunció, improvisadamente, la separación del grupo durante un concierto en Moby Dick: «Sobre el día que dije que ya se había acabado, Alex y yo ya teníamos hablado que no íbamos a hacer más discos, que terminaríamos la gira que teníamos a medias, pero que no íbamos a seguir. No recuerdo si se lo habíamos contado a alguien o era una cosa que sabíamos nosotros, pero estaba claro. Aquellos días sentía que ya no podía más, lo dije y ya estaba. Alejandro siempre me ha apoyado y conté con su cariño y comprensión. No estoy arrepentida, fue el final de una etapa de mi vida y no recuerdo ese hecho concreto como algo muy traumático».
En aquella decisión tuvieron mucho que ver los comentarios negativos recibidos en webs como la nuestra y redes, pese a las excelentes críticas que acumulaba la banda. Gómez no ha esquivado el tema: «Con respecto a -no sé cómo llamarlo- «acoso» de entonces, igual es que yo era muy confiada. Compartía demasiado de mí en mi Facebook y el Facebook del grupo. Y eso trascendía a sitios que yo no me esperaba, y me sentía muy mal. A veces las cosas se malinterpretaban. Me sentía muy mal cuando la gente decía que yo caía fatal, gente que yo no sabía ni cómo se llamaba, con la que ni siquiera había hablado nunca. ¿Cómo te puedo caer mal? Eso me generaba inseguridad. Por otra parte, no es ningún secreto que las críticas, especialmente en JENESAISPOP, las llevaba muy mal. No las críticas de los conciertos, sino lo que iba más allá de lo profesional. Me refiero más a ataques personales. Me sentía muy sola porque cuando yo me desesperaba por esto, la gente me decía: “no leas los comentarios”. Y yo pensaba: “es que aunque no los lea, están ahí” y pensar que cualquiera podía verlos, me hacía sufrir bastante. Habría agradecido un montón que esos comentarios los moderara a alguien o incluso que se baneara a gente que insultaba o amenazaba”.
Marina: «No es ningún secreto que las críticas las llevaba muy mal, no las de los conciertos, sino las que iban más allá de lo profesional»
Preguntada sobre si cree que sufrió machismo cuando no se hablaba tanto ni de este tema ni tampoco de salud mental, respondía: «En su momento yo no percibía que las críticas estuvieran centradas en mí por ser mujer, sino en mi falta de talento musical o mi físico, mi manera de ser o de vestir. Me comparaba con otras artistas del momento y, para mí misma, yo siempre era peor. Sin embargo, los comentarios me dolían un montón. Igual estaba pasando por alto que ninguno de mis compañeros solían sufrir este tipo de ataques y que las otras chicas con las que me comparaba, pues sí. Esto puedo percibirlo ahora que el mundo ha cambiado para mejor».
Sin embargo, se queda con lo positivo y no descarta alguna reunión futura de la banda: «Claro que sí que pienso en juntarnos, pero lo que más echo de menos es extramusical: la furgo, las bromas, el tiempo que pasaba con Pili (violinista del grupo), vivir aventuras y alguna que otra desventura. Ahora me siento más responsable y creo que no podría subirme a un escenario sin haber ensayado todo muchísimo y estar más segura de lo que hago. Creo que estamos mayores para hacer esas cosas. No sé si tiene sentido ya la música en directo o igual es una percepción que tengo yo. Ya no me apetece tanto ir a conciertos».
Por último compartimos una playlist de mejores canciones de Klaus&Kinski llamada «This Is Klaus&Kinski» aprovechando que no hay ninguna todavía llamada así, para todos aquellos que no los conocíais o que os equivocasteis y no os rendisteis a su talento.














‘Drive My Car’, estrenada en España a principios de 2022, fue una de las películas más premiadas de 2021: Cannes, Globos de Oro, Bafta, Oscar y prácticamente todos los premios de la crítica de Estados Unidos. Como en la obra de Chéjov en la que se basa, la profusión de diálogos sirve en ‘Drive My Car’ para ocultar lo que no se dice, para esconder los sentimientos. Es más importante lo que los personajes callan, los silencios que se van acumulando en su interior y amenazan con desbordarse. Una sedimentación emocional que necesita su tiempo. Por eso la película dura tres horas, para que el depósito sentimental de los personajes se vaya llenando poco a poco mientras se vacía el del Saab 900 Turbo, un icono del automovilismo (es uno de los coches de James Bond) que le sirve a Hamaguchi como metáfora de la aceptación y la confianza, de ser capaz de dejar en manos de otra persona la conducción de tu coche/existencia.
La adaptación de la novela homónima de Joyce Carol Oates es un despliegue continuo de ideas visuales y narrativas, donde algunos elementos funcionan mejor que otros, pero siempre sorprende por su valentía y su falta de pudor. Es un trabajo temerario, arriesgado y dispuesto a abrir debates. Vemos a Marilyn Monroe haciendo cosas que cualquier otra película no hubiera mostrado, o ni siquiera sugerido. Tras varias acusaciones de que ‘Blonde’ es irrespetuosa con ella, surgen preguntas: ¿la está deshumanizando, o todo lo contrario? ¿Es cruel mostrar con detalle el infierno que vivió o es la única manera de hacerle justicia? Dominik cree lo segundo. Ana de Armas también. La dimensión de su colosal encarnación en Norma Jean es mucho más que física, también psicológica. La actriz, poseída por el espíritu de Marilyn, se deja la piel en una interpretación que hechiza, que deslumbra a todos los niveles imaginables. La película es suya.
Un histórico Oso de Oro encumbró el pasado febrero a Carla Simón, quien ya había triunfado en Berlín en 2017 con la prometedora ‘Verano 1993’. En ella, la directora catalana hacía gala de una sensibilidad especial para retratar la infancia, y, haciendo de cómplice con el espectador, presentaba los conflictos a través de pequeñas conversaciones entre los adultos, tomando el punto de vista de los niños. Hacía mucho que el cine español no presenciaba el talento de una cineasta de este calibre triunfar internacionalmente. Ver cómo una película tan puramente de autor y de esta calidad está consiguiendo que la gente vaya al cine y que haya ganado uno de los festivales de cine más importantes del mundo, es algo digno de celebración. Así, Carla Simón se consagra como una cineasta de referencia, y ‘Alcarràs’ como una de las cimas del cine español de las últimas dos décadas.
Brett Morgen, responsable de cintas como ‘Kurt Cobain: Montage of Heck‘ (2015), mantiene su particular estilo. Tras contar con el apoyo de la familia de Bowie, ha pasado 4 años sumergiéndose en material no tan visto ni oído. El director se ha servido de grabaciones de giras y actuaciones de David Bowie durante los años 70, 80 y 90, así como de extractos de entrevistas y declaraciones usados a modo de narración para contarnos quién era el artista y cuáles eran sus inquietudes como conceptualista. ‘Moonage Daydream’, a diferencia de otros documentales sobre artistas de música pop, se complementa con todo un festival de ráfagas de obras pictóricas, cinematográficas y de otras disciplinas, en relación con la propia obra del artista. Morgen dice que quien quiera saber de la vida de Bowie, se mire una biografía; que él ha preferido utilizar el lenguaje cinematográfico en todo su esplendor para transmitir otra cosa. Y vaya si lo ha conseguido.
Lo que hace Apichatpong en ‘Memoria’ es básicamente inventar un tipo de cine. Si la singularidad de sus obras anteriores nos dejaba claro que el cineasta es un auténtico visionario, ‘Memoria’ se encumbra como el más impresionante despliegue de imaginación, coherencia y audacia narrativa que se ha visto en tiempo. La pantalla respira con la misma fuerza con la que el estruendo sobresalta repentinamente a la protagonista. Es una de esas películas capaces de parar el tiempo, de transportarnos a un lugar mágico y desconocido del que saldremos siendo distintos. La intensidad con la que sacude su excelente tramo final nos recuerda que no solo hemos presenciado una obra maestra sino que su impacto nos va a acompañar durante semanas. ‘Memoria’ es cine eterno, cuyas cualidades cinematográficas apelan directamente a nuestros sentidos. Dejarse llevar por su ritmo pausado y ser recompensado con sus bellísimas imágenes y sus sugerentes sonidos es uno de los mejores regalos que nos ha dado el cine actual.
La dirección de la debutante Alauda Ruiz de Azúa destaca especialmente en su tratamiento del día a día y los sentimiento de esta familia entre ellos, mostrándolo sin maquillaje y sin edulcorar nada, pero a la vez comprendiéndolos, tanto en la visión de la maternidad (no hace falta que la peli sea un dramón con madre drogadicta para que en una escena se le caiga el bebé -ni mucho menos para que no le apetezca dar el pecho) como en la que ya hemos comentado de la familia, la experiencia y el legado. Es muy interesante el viaje de Amaia, que poco a poco irá entendiendo a su madre, y que pasa de pedir ayuda a sus aitas para que la cuiden como cuando era pequeña, a descubrirse cuidándolos y continuando el “ciclo sin fin” de Simba. Además de la labor de su directora, destacar las fantásticas interpretaciones de su reparto: Laia Costa y Susi Sánchez están sencillamente maravillosas.
‘La peor persona del mundo’ es la primera comedia (aunque tenga muchos elementos de drama) en la carrera de Joachim Trier. La película, dividida en 12 capítulos, un prólogo y un epílogo, se puede ver como una mezcla entre los filmes de treintañeros en crisis tipo ‘Frances Ha’ (2012), las comedias sentimentales de Woody Allen, el romanticismo indie (la película está llena de fugas líricas a ritmo de una variada selección de temazos: Caribou, Harry Nilsson, Turbonegro, Billie Holiday….), y los dramones de pareja a lo Ingmar Bergman. Gracias a la fabulosa interpretación -premiada en Cannes- de la enormemente versátil Renate Reinsve, la película transmite, con sensibilidad, estilo y mucho humor, la desorientación –laboral, sentimental, vital- de una joven que no sabe qué hacer con su vida a pesar de que puede hacer lo que quiera (de ahí lo de sentirse como “la peor persona del mundo”).
Isaki Lacuesta salta con maestría entre lo íntimo y lo histórico, lo personal y lo universal, y lo hace con la ayuda de las excelentes interpretaciones de sus protagonistas, muy basadas en la contención y que te arrastran cuando salen a flote y lo hacen a borbotones. Lo demuestra, por ejemplo, la larga escena de la discusión en su domicilio de París, que directamente contiene uno de los mejores planos vistos en 2022. Curiosamente, Lacuesta introduce pequeños toques de humor incluso en los momentos más intensos, como puede verse sobre todo en la visita española, o en los momentos de discusión sobre política de la pareja, que de alguna manera recuerdan a ‘Antes del anochecer’ y a ese vacío que conseguía vencer a la esperanza en Jesse y Céline. El relativismo moral que trae consigo el individualismo salvaje de nuestro tiempo.
Basándose en la novela homónima de Camille DeAngelis, Guadagnino sigue la tradición del cine independiente estadounidense de los años 70 y 80, y traza una alegoría queer mediante un emocionante drama romántico. La atmosférica música de Trent Reznor y Atticus Ross, capaz de sonar tan bucólica como amenazante, adorna esta travesía por la América profunda, realzando con inteligencia la intensidad dramática de la cinta. Guadagnino se mueve con soltura entre los diferentes tonos que exige la narración, mostrando tanto su habilidad para crear una tensión aterradora como para plasmar con ternura la intimidad del romance. Así, ‘Bones and All’ logra ser un cóctel explosivo y muy romántico, mezclando los códigos del cine de terror con una relevante metáfora sobre la auto-aceptación. Bajo las vísceras y la sangre, también se halla una conmovedora celebración sobre la preciosa temeridad que supone amar a alguien y entregarse hasta los huesos.
Una de las grandes favoritas para ganar el Oscar a la mejor película de habla no inglesa (ya se ha llevado el Globo de Oro). Santiago Mitre (‘La cordillera’, ‘Paulina’) reconstruye uno de los episodios más trascendentales de la historia reciente de Argentina: el juicio a las Juntas Militares celebrado en Buenos Aires en 1985. Siguiendo los esquemas narrativos del cine judicial de Hollywood (para lo bueno y lo malo), ‘Argentina, 1985’ describe los esfuerzos del equipo jurídico capitaneado por Julio Strassera (excelente Ricardo Darín) para sentar en el banquillo a los responsables de los crímenes de la dictadura argentina. La película rinde un emotivo homenaje a estos letrados, quienes lucharon contra viento y marea para que se hiciera justicia solo dos años después de que el gobierno militar hubiera caído, cuando la tensión política amenazaba con transformarse nuevamente en violencia.
Del cine de artes marciales o Pixar, al de Terry Gilliam o Wong Kar-wai. Del ruido y la velocidad desenfrenada, al silencio y la quietud de un universo mineral. Del duelo cómico entre dos grandes señoras de la pantalla (fabulosas Michelle Yeoh y Jamie Lee Curtis), a la aparición, 37 años después (y con riñonera), de Jonathan Ke Quan, el entrañable Tapón de ‘Indiana Jones y el templo maldito’ y Data de ‘Los Goonies’. Como la lavandería de la familia protagonista, los Daniels ponen en marcha una lavadora de imágenes, estilos, formatos, referentes… y consiguen que no destiñan. Todo sale con su color y tonalidad. Aunque eligen el programa largo (dura dos horas y veinte), y eso acaba notándose (la catarsis familiar final se hace un poco pesada), la película es una centrifugadora de ideas, una arrolladora sucesión de gags, coreografías de acción y pinceladas de emoción, a cada cual más ingeniosa y sorprendente.
Después de hacer una de las mejores películas españolas de los últimos años, ‘El Reino’, y de hacer lo propio en su salto a las series con ‘Antidisturbios‘, el tándem formado por Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña nos entrega una película en principio bastante alejada del tono de esos dos trabajos. ‘As Bestas’ mantiene la tensión y el gusto de su director por los largos planos secuencia pero, desde un punto de vista genérico, casi que se acerca más al western. Un tenso western en un pueblo de la Galicia profunda. Inspirándose en un suceso real de 2010 (que no detallaremos para no hacer spoilers), Sorogoyen y Peña han ideado un guión que plantea muchas preguntas al espectador. Entre ellas, de parte de quién está. Porque lo que en principio parece claro se da la vuelta en una larga conversación firmada en plano secuencia que es, desde ya, uno de los mejores momentos de su cine y del año.
‘El acontecimiento’ es una adaptación de la novela homónima de la premio Nobel Annie Ernaux, una autora que imprime un fuerte carácter autobiográfico a sus obras. El “acontecimiento” al que se refiere el título es un embarazo no deseado. La película, situada en la Francia de provincias de los años 60, narra los intentos de una estudiante para abortar clandestinamente (el aborto no se despenalizó en Francia hasta 1975). Una lucha contra el sistema planteada por la directora como una crudísima odisea física y mental llena de dolor, humillación y angustia. ‘El acontecimiento’ se puede considerar desde ya como una de las mejores películas sobre el aborto junto a títulos como ‘Un asunto de mujeres’ (1988), ‘El secreto de Vera Drake’ (2004), ‘4 meses, 3 semanas, 2 días’ (2007), con la que tiene más de un punto en común en su tratamiento del tema casi como un relato de terror, y la reciente y muy reivindicable ‘Nunca, casi nunca, a veces, siempre’ (2020).
Ni remake ni secuela ni “universo extendido”. El éxito de ‘Nop’ es la demostración de que Hollywood puede seguir produciendo blockbuster hiperrentables sin necesidad de ir continuamente a lo seguro, de poner en el cucurucho los mismos sabores de siempre: la nostalgia (‘Top Gun: Maverick’), el universo superheroico (‘Thor: Love and Thunder’) o las mínimas variantes de éxitos previos (‘Minions: El origen de Gru’). En la asombrosa ‘Nop’ conviven el terror absoluto (la historia del chimpancé daría para hacer otra película) con el humor negro, el suspense a lo Hitchcock (hay ecos de ‘Los pájaros’ en el tratamiento de la amenaza extraterrestre) con la parábola sociopolítica, el American gothic (la casa de los protagonistas) con el western, los ovnis con los cowboys, las motos con los caballos, Oprah con Herzog… Una combinación muy heterogénea, con muchas ideas, que funciona de maravilla.
‘The Batman’ -la más oscura, en términos visuales, de las películas del murciélago, de una evocadora estética gótica- está más cerca de ‘Seven’ o ‘Zodiac’ que de ‘Spider-Man: No Way Home’ o ‘Morbius’, por citar los dos últimos éxitos del cine de superhéroes. La primera hora y media es una tenebrosa y cautivadora historia de detectives con elementos de terror que podría haber firmado el propio David Fincher. Importa más la atmósfera y la narración (está inspirada en ‘Batman: El largo Halloween’), que la coreografía de las escenas de acción. A este respecto, tiene dos grandes secuencias: una extraordinaria persecución de coches y un clímax final no demasiado relevante. Más que una película de acción de superhéroes, ‘The Batman’ es un thriller con personajes muy bien perfilados. Uno de los mejores del año.
Después de cortos como ‘Pueblo’ o ‘Los que desean’, a sus 40 años (este es otro melón) Elena López Riera ha estrenado su primer largometraje, y lo ha hecho por todo lo alto: en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, como le ocurrió a ‘Carmen y Lola’, pasando después por el Festival de Toronto y el Festival de San Sebastián. La directora sitúa la acción en su Orihuela natal, donde “el agua” representa muchas cosas. Puede ser un milagro en tanto que es imprescindible para las cosechas, y puede ser una maldición con las desastrosas riadas (la de 2019 les pilló a ella y al coguionista Philippe Azoury en pleno proceso de escritura, influyendo en el resultado final). Te puede poner un plato en la mesa y te puede dejar sin casa y hasta sin vida. ‘El Agua’ tiene lo que pocas veces se ve tan claro en una ópera prima: una visión propia y una pasión por retratar la realidad sin limitarse a la realidad.
‘X’ es un caramelo para los aficionados al género, una juguetona escabechina de referentes que van del american gothic al porno setentero (la protagonista, Mia Goth, tiene algo de la Linda Lovelace de ‘Garganta profunda’), del slasher más salvaje (con gore artesanal a lo Tom Savini) al humor granguiñolesco, de la exploitation más chusca al terror con mensaje (la presencia de un telepredicador es constante), de guiños a clásicos como ‘El resplandor’ o ‘Psicosis’ a otros homenajes menos obvios (y más divertidos) como Lucio Fulci (la escena del ojo) o el Tobe Hooper de ‘Trampa mortal’ (1976) (el caimán en el lago). Ti West no se avergüenza de sus referentes. A pesar ser una producción de A24, esto no es terror elevado. ‘X’ es pura diversión.
‘Flee’ recrea la biografía de Amin combinando las imágenes documentales de archivo, que ayudan a contextualizar históricamente el relato, con los dibujos animados. Estos a su vez se dividen en dos, según su estilo: una línea clara para narrar la vida del protagonista a través de sus testimonios (la voz que escuchamos es la suya) y otra más expresionista para reflejar sus sentimientos, su visión subjetiva del drama que vivió. Es una visión del drama de los refugiados que huye de la sensiblería y los lugares comunes. Abraza la experiencia íntima, el testimonio en primera persona, el viaje interior, como forma de expresar una realidad exterior, una enorme tragedia humana, a la vez que denunciar una vergonzosa injusticia social. ‘Flee’ es un ejemplo notable de las posibilidades expresivas y dramáticas existentes en los documentales de animación.
El cine de Hong Sang-soo es un universo en sí mismo. El cineasta coreano lleva ya dos décadas puliendo un estilo personalísimo, cada vez más despojado de artificio, en el que solamente hace uso de los elementos más básicos para narrar: un guion y algunos actores. Lo que a priori puede parecer un cine muy rudimentario, esconde en realidad una riqueza y control de los medios fílmicos admirables. Como siempre, es la sencillez y la falta de pretensiones lo que engrandece a ‘Delante de ti’. Su épica reside en todos esos detalles que no se ven y que invitan a reflexiones profundas sobre la vida desde la más absoluta cotidianidad. Temáticamente es posible que se trate de una de los filmes más tristes de su filmografía, aunque no renuncia a ciertos toques de humor. ‘Delante de ti’ es, como toda película de Hong Sang-soo, un ejercicio de cine discreto y lleno de corazón, que no necesita grandes medios para erigirse como una obra relevante e intelectualmente estimulante.
‘Softie’ venía avalada por su buena acogida en el festival de Cannes del año pasado, donde participó en la sección Semana de la crítica (compartió lugar con ‘Libertad’ de Clara Roquet) y en el reciente D’A Film Festival de Barcelona, donde fue la ganadora. La película es el debut en solitario de Samuel Theis, quien había codirigido la premiada ‘Mil noches, una boda’ (también disponible en Filmin). La película es un doloroso camino vital, una búsqueda intuitiva de uno mismo, que tendrá su revelación final: una epifanía a ritmo del ‘Child in Time’ de Deep Purple que funciona como brillante metáfora del deseo de emancipación del niño, de su férrea voluntad para intentar forjar su propio destino. ‘Softie’, junto a ‘Petite maman’ (2021) y ‘Un pequeño mundo’ (2021), forman la trilogía perfecta sobre la infancia en el cine actual. 









