Jonas Brothers anuncian hoy su nuevo disco, ‘Happiness Begins’, que saldrá el día 7 de junio a través de Republic Records. De momento no hay pre-pedido ni tracklist disponibles, pero desde su sello lo llaman «el mayor comeback del año haciéndose cada vez más grande».
Y es que por si alguien quedaba por enterarse, ‘Sucker’ es casi desde su salida, el mayor hit de la carrera de Jonas Brothers. Con 210 millones de reproducciones en Spotify, pulveriza cualquier logro pasado en esta plataforma; mientras que en Youtube, con 111 millones de reproducciones, acaba de superar a su vídeo más visto, ‘SOS’, con 110 millones. Su compañía sitúa en 380 millones las reproducciones totales, por lo que, de camino, adivinamos que Youtube y Spotify suman más del 80% del mercado de streaming al menos en su caso.
Mientras ‘Sucker’ se suma el mérito de ser el primer número 1 en radio de Jonas Brothers, el grupo también ha sacado un single llamado ‘Cool’ ya menos exitoso, pues simplemente ha sido top 40 en Reino Unido y top 30 en Estados Unidos, donde ‘Sucker’ fue número 1. El grupo actuará en los Premios Billboard el 1 de mayo y en Saturday Night Live el día 11 del mismo mes.
El último proyecto de Kanye West son una serie de conciertos llamados «Sunday Services» en la que se ayuda de varias iglesias para dar conciertos con un coro góspel. Como informa Billboard en un imperdible ránking de sus mejores momentos y bazas, se trata de una recopilación de hits de su carrera y versiones con algún tema nuevo que ha ido cayendo desde que la serie de shows comenzara el pasado 6 de enero, en principio en lugares pequeños y privados.
En pasados shows se han escuchado temas inéditos que han recibido nombres como ‘Stormy Night’ y ‘We Have Everything We Need’, junto a otros propios reinventados, temas tradicionales y muchísimas versiones de gente como Stevie Wonder. Pero a su paso por Coachella ha habido otra novedad. El concierto se ha realizado en público, en lo alto de una colina, haciendo alarde de un gran poder visual, y se ha interpretado otro corte nuevo llamado ‘Water’ con muy buena pinta.
Una base minimalista casi de música ambient sirve para dejar el sustento en la melodía de la canción, que no puede tener una temática más religiosa y por tanto apta para la inclusión del coro. “Somos agua, la forma más pura del agua, como tu hija”, “la tormenta vendrá pero la superaremos con el poder del amor” o “sé que no soy tan perfecto como Cristo pero somos 90% de agua” son algunas de sus espirituales frases en esta aventura, en el que le acompañan Ant Clemons y Ty Dolla Sign.
Esta nueva idea de Kanye West logrará ponerte los dientes largos por aquello que nunca podrás ver porque jamás pasará por tu país, lo cual por otro lado es lógico cuando lees que el plan de West es viajar con toda esta cantidad de personas en jet privado. Inviable. Pero también sus ganas de seguir estrenando temas nuevos cuando no se sabe nada de su próximo disco, tras la cancelación de un álbum anunciado hace unos meses que concretamente se llamaba ‘Yandhi’, deja lugar a la esperanza, pues significa que no ha dejado de hacer cosas nuevas.
Su nuevo álbum ‘Yandhi’ fue fechado el 29 de septiembre, luego el 23 de noviembre y luego pospuesto de nuevo, con el artista concluyendo que saldría «cuando estuviera listo». Su mujer, Kim Khardasian, también le sirve de portavoz de vez en cuando para defender su retraso, pero de momento seguimos sin informaciones al respecto y solo podemos tener interrogantes, pues hay quien incluso habla de que ‘Yandhi’ está aparcado de manera indefinida y lo que saldrá será otra cosa que no tiene nada que ver.
¿No es un poco raro que le esté llevando 6 meses acabar un disco que tenía a punto? ¿Significa esta presentación a lo grande y en público de ‘Water’ que se acerca ‘Yandhi’ con esta canción en él? ¿Que estamos a punto de conocer un nuevo proyecto que no tiene nada que ver con el ‘Yandhi’ original? ¿Puede, esa cabeza malvada, atreverse a lanzar algo nuevo este viernes 26 de abril coincidiendo con el nuevo lanzamiento de Taylor Swift, con la que ha tenido sonados «beefs», como retrató en ‘Famous’? La verdad es que a nadie le apetece reavivar esto esta semana, pero la idea de que ‘Water’ se quede en un cajón y durante meses sigamos sin saber de nueva música de Kanye, tampoco es que sea muy apetecible en este momento.
Florence + the Machine apareció anoche en los créditos de ‘Juego de Tronos’ interpretando un tema nuevo llamado ‘Jenny of Oldstones’. La canción ha aparecido inmediatamente en las plataformas de streaming y la serie ha subido incluso un “lyric video” a su canal, en el que se comprueba enseguida que el estilo de Florence + the Machine y la estética de la serie casan a la perfección.
Siempre ha habido algo visceral y pasional en las interpretaciones, en las producciones y en las puestas escénicas de Welch. Temas de su repertorio como ‘Howl’ o ‘St Jude’ habrían sido perfectos para la banda sonora de la serie quizá por su punto oscuro y post-apocalíptico. Florence ha dicho que es una gran seguidora de la serie y por eso a nadie le ha sorprendido que se haya prestado a interpretar este tema que no ha escrito ella pero que le pega por completo.
El tema ‘Jenny of Oldstones’ se inspira en el personaje creado por George R.R. Martin, contiene referencias a sus libros, la música ha sido escrita por Ramin Djawadi y la letra ha sido completada por los creadores de la serie Dan Weiss y David Benioff, que figuran como co-autores. “Jenny baila con sus fantasmas, los que ha perdido, los que ha encontrado y los que más quiso” sobre una base tenebrosa y minimalista, conduciendo hacia un estribillo precioso que nos recuerda que “ella nunca quiso marchar”. Una gran canción en que la ambientación trágica, el gusto por lo ancestral e incluso lo étnico y casi new-age de artista y serie confluyen. Dada la visibilidad que ‘Jenny of Oldstones’ va a darle a Florence y no solo hoy, sino cuando la gente vaya viendo la serie en los próximos días, semanas o meses, ¿podría ser un pequeño hito en su carrera?
Justin Bieber ha salido de su retiro, en el que ha decidido sumirse para dedicarse a su familia tras los problemas sufridos durante la última parte de la gira de ‘Purpose’, para hacer una breve aparición en Coachella. Ha sido durante la última de las dos presentaciones de Ariana Grande (una por fin de semana, como todos los demás artistas). En un momento del show, casi al final, entre ‘Break Free’ y ‘No Tears Left to Cry’, Justin Bieber ha saltado al escenario no para hacer un dúo de uno de los hits de Ariana, sino para improvisar una versión de uno de sus mayores hits, ‘Sorry’.
Es él mismo quien en un momento dado explica que llevaba 2 años sin subirse a un escenario. “He salido aquí y no tenía ni idea de lo que iba a pasar. He salido con esta ropa tan guay sin saber que iba a estar sobre el escenario. Tenía que recuperar mi groove y mi swag”. También dijo que su nuevo disco saldría “pronto” como informa Variety, a pesar de que la noticia de su retiro momentáneo no tiene un mes.
Tanto Justin Bieber como Ariana Grande han sido noticia este fin de semana porque han participado en uno de los últimos virales en Estados Unidos, el extraño tema ecologista ‘Earth’, en el que ella canta que es una cebra “que no sabe si es blanca o negra” y él que es un babuino con un “ano gigante”. El tema lleva 24 millones de reproducciones en unos 4 días.
Nueva edición de la sección Meister of the Week, auspiciada por Jägermusic, en la que nos acercamos a Baywaves. Este cuarteto de Madrid, con apenas un par de EPs (el primero, ‘Only For Uz‘, con gran repercusión en UK) y varios singles, ha logrado captar de manera insólita la atención de medios y público internacional incluso más que en nuestro propio país. La clave parece ser unas letras bien cantadas en inglés y, sobre todo, un muy bien edificado sonido de guitarras, imaginativas y frescas, inspiradas en la psicodelia y en el jazz de los años 80, con Mac DeMarco y Pond como referentes estéticos próximos. «Hipnopop», lo llaman ellos.
Recién aterrizados de un tour por Estados Unidos que incluyó varias fechas en Nueva York y aún más en el festival texano South By Southwest (es el 2º año consecutivo que acuden allí), hemos hablado con Marco Lobera (batería) para esta sección a cuenta de su gran pasión al margen de la música: el baloncesto norteamericano. Marco es un auténtico fanático de la NBA que sigue con pasión esta liga norteamericana pese a desarrollarse en horarios intempestivos para estas latitudes. Nos cuenta cómo se introdujo en el mundo del basket, por qué le atrae infinitamente más que el baloncesto europeo, qué tipo de locuras ha hecho para poder seguir los partidos desde España y su experiencia como cronista en una revista deportiva y visitando las canchas de EEUU.
Cuéntanos de dónde te viene esta obsesión por la NBA…
Creo que como gran parte de mi generación me acerqué a la NBA en 2001 o por ahí con la llegada de Pau Gasol a los Memphis Grizzlies, equipo al que empecé a apoyar por aquel entonces y que sigo bancando, aunque ya quedemos pocos. Tenía familiares que seguían la liga desde la época de Magic, Jordan y tal y que me pasaban cintas de vídeo con partidos grabados, ya que en abierto sólo se podía ver uno a la semana. Pero justo Gasol llegó en una época de muchísimo talento: Iverson, Kobe, Duncan, Garnett, Carter, McGrady, Billups… como para no engancharse.
¿Y cómo la canalizaste? ¿Qué tipo de cosas frikis has sido capaz de hacer por esta pasión?
(Risas) De esa época adolescente recuerdo ponerme la alarma a las 4 de la mañana para escuchar partidos por la radio, porque no había ni streaming ni ná. Pero creo que lo más friki coincidió en un viaje de Baywaves a Portugal hace un par de años. Tocábamos en un festi en un pueblo y Memphis jugaba partido de Playoff esa noche, con lo que mi plan era irme al hotel a verlo después de tocar, pero llegamos al hotel por la tarde y no había wifi. Luego nos llevaron a cenar a un restaurante y vi que ahí el wifi iba perfecto… así que nada, a las 2 o así cuando empezó el partido nos fuimos a la placita de fuera del restaurante con el móvil y ahí nos lo vimos. Carlitos se animó a acompañarme, con lo cual nos montamos ahí el planazo. Además el partido tuvo dos prórrogas así que nos dieron las tantas tiraos en la calle. (Risas)
Según nos han contado, has vivido eso que muchos ansían, que es poder dedicarte a tu pasión: escribir sobre la NBA en una revista nacional. ¿No es así? ¿Qué sentiste cuando surgió esa oportunidad?
Bueno, ya no estoy trabajando ahí y realmente escribí un porcentaje bajo de contenido NBA, pero la verdad que lo disfruté bastante. Siempre escribes más y mejor cuando es sobre algo que te apasiona y a mí sólo me sale con la música y el baloncesto.
«Recuerdo ponerme la alarma a las 4 de la mañana para escuchar partidos por la radio, porque no había ni streaming ni ná”.
Dado que mencionaste específicamente la liga norteamericana, entiendo que lo prefieres al baloncesto en general, incluido el europeo. Siempre hay ahí un debate sobre la calidad, en términos deportivos, de un basket frente al otro. ¿Por qué prefieres el yanqui, en tu caso?
En mi caso el baloncesto europeo no me interesa nada. Por un lado está la cuestión obvia, que es que los mejores jugadores del mundo están en la NBA y no en la Euroliga, y que el juego es completamente distinto. Pero luego es que como competición, la NBA está muy bien organizada. En Europa está montado como el fútbol y los equipos ganan más o menos en función del presupuesto que tengan.
Por eso son potentes los equipos asociados a clubs de fútbol: Madrid, Barça, Panathinaikos, Olympiacos, CSKA Moscú y todos estos. En cambio, en la NBA hay varias normas que regulan que juegues una competición en igualdad de condiciones: existe un límite salarial, que determina lo que las franquicias pueden pagar a todos los jugadores de su plantilla, evitando que haya acumulación de estrellas súper desequilibrantes a base de pasta. Y luego está el Draft, donde los peores equipos clasificados de cada año tienen más posibilidades de escoger a los mejores jugadores universitarios que llegan nuevos a la liga. Así que es muy difícil mantenerse muchos años en la élite, un equipo puede pasar de abajo a arriba en muy poco tiempo y además le da una importancia extra a la estrategia y planificación desde los despachos, no sólo vale el soltar los billetes a lo Florentino.
«En Europa (el baloncesto) está montado como el fútbol y los equipos ganan más o menos en función del presupuesto que tengan. (…) En cambio, en la NBA hay varias normas que regulan que juegues una competición en igualdad de condiciones”.
Mi impresión es que, al menos aquí en España, antes había más devoción por los equipos que por los jugadores, que raramente cambiaban de franquicia, al contrario que ahora. ¿Es así?
Sí, probablemente en la época sobre la que hablas la gente se aficionó a Lakers, Bulls, Celtics, etc, porque fueron proyectos muy reconocibles con Magic, Jordan o Bird como ejemplos de jugadores fieles a su franquicia. Es verdad que los jugadores cambian más ahora de equipo y hay fans que los siguen a ellos a todos lados, pero aún así creo que seguimos siendo más los que seguimos a un equipo concreto.
Y si es así, ¿tú qué prefieres?
La verdad es que me da igual, conozco a gente que sigue a un jugador, gente que sigue a un equipo o gente que sigue a varios equipos… Como he dicho sigo a los Grizzlies, que pese a que hemos tenido una racha de 7 años o así bastante buenos, también ha caído nuestra buena cuota de ser perdedores. Por lo general siento más debilidad por equipos de mercados pequeños, pero siempre depende del proyecto deportivo que haya: ahora disfruto bastante viendo a Milwaukee, Boston, Denver, Brooklyn, Sacramento, Utah o Philadelphia.
«Los Spurs me han resultado un equipo muy odioso históricamente, pero en las Finales de 2014 contra LeBron hicieron el mejor baloncesto que haya visto yo en mi vida”.
¿Y alguno al que tengas especial tirria, por muy bien que juegue?
Los Spurs me han resultado un equipo muy odioso históricamente, pero en las Finales de 2014 contra LeBron hicieron el mejor baloncesto que haya visto yo en mi vida, así que no me quedó otra que rendirme a ellos.
Y si hablamos de jugadores, ¿quiénes serían tus favoritos en activo?
Ufff… Pues de las estrellas actuales me gustan mucho Giannis, Embiid, Jokic, Irving, y luego secundarios como Jrue Holiday, Conley, Cousins, Tatum, Mitchell, Middleton, Ingles, Siakam, D-White, Dinwiddie, Draymond, Smart, Butler…
A todo esto, ¿practicas el basket en algún equipo o con regularidad? ¿O tu caso es como el mío con la música, que te pasas el día pensando y escribiendo sobre ello pero luego no rascas bola?
Jugué en categoría cadete y juvenil en Santander, pero luego lo dejé salvo algunas pachangas con colegas, aunque da la casualidad de que este año he estado jugando más a menudo en una liga de la federación madrileña.
«Una final entre Milwaukee o Boston contra Golden State me parecería atractiva a niveles históricos”.
Imagínate alguien a quien le guste el deporte pero no siente especial interés por el baloncesto en general y la NBA en particular. ¿Cuál sería, para ti, el mejor partido para hacerle cambiar de opinión?
Acaban de comenzar los Playoffs, así que prácticamente cualquiera de los que se están jugando ahora. Una final entre Milwaukee o Boston contra Golden State me parecería atractiva a niveles históricos.
Dado que hay partidos cada día y tienen unos horarios bastante complicadillos para España, ¿cómo te las arreglas para seguirlos? ¿Llevas una vida tipo vampiro?
Sí, no queda otra, pero al final hasta crea una subcultura alrededor del horario. Yo he tenido suerte porque he tenido curros de tarde que me permitían compaginarlo bien, pero ahora me tengo que conformar con verlos en diferido, salvo los findes.
¿Qué es más duro, dentro de que sean dos cosas que te apasionen: seguir la NBA o ir de gira con Baywaves?
No diría que ninguna sea dura, salvo porque ambas traen problemas de sueño…
Y este fanatismo, ¿te ha supuesto alguna vez algún conflicto con el resto del grupo? ¿O ellos están también por la labor?
Para nada, de hecho no somos de salir mucho cuando estamos de gira así que muchas veces después de tocar nos vamos pronto a la habitación, los chicos se quedan con la Switch, leyendo o viendo una peli y yo me pongo a ver NBA.
«Este año tocamos antes en NY y pillamos unos días libres, así que me escapé a Philadelphia a ver un Sixers-Pacers guapísimo”.
Este es el segundo año consecutivo que Baywaves habéis estado en el SXSW de Austin. No me dirás que no te has podido escapar a San Antonio o Dallas a ver algún partidillo…
Pues me habría flipado, pero el SXSW es demasiado estresante, hemos tocado unas 20 veces entre los dos años y no hemos tenido casi ratos libres. Pero este año tocamos antes en NY y pillamos unos días libres, así que me escapé a Philadelphia a ver un Sixers-Pacers guapísimo, ver a Embiid, Simmons o Marjanovic de cerca me impactó mucho.
Aparte de tus visitas con el grupo, ¿has tenido otras ocasiones de ver en directo algún partido de la NBA? ¿Cómo es? ¿Ha sido tal y como lo esperabas?
Sí, hace unos años fui con mi novia a NY y vimos un partido de los Knicks y otro de los Nets, por eso este año quise cambiar y viajé a Philly. La verdad es que es una experiencia muy divertida aunque no te interese el baloncesto, montan muy bien el show alrededor y te quedas hipnotizado viendo a los yanquis devorar perritos.
«Damian Lillard AKA Dame Dolla tiene algún buen tema, y Victor Oladipo tiene un vozarrón curioso para
el R&B”.
Algún que otro jugador ha hecho sus pinitos en el mundo de la música (de hecho, acabo de enterarme de que Tony Parker grabó un disco completo). ¿Hay algo decente que sacar de ahí o es pura anécdota?
Te sorprendería la cantidad de jugadores en activo o retirados que se han animado a grabarse unos temas. De los actuales, Damian Lillard AKA Dame Dolla tiene algún buen tema, y Victor Oladipo tiene un vozarrón curioso para
el R&B. Aparte de Tony Parker, Shaquille O’Neal creo que llegó a publicar varios discos, y desde Iverson hasta Kobe o actuales como Lonzo y Lance de Lakers han sacado cosas.
La NBA ha inspirado películas y canciones, casi siempre ligadas a la cultura callejera y al hip hop. ¿En algún modo eso te ha influido a ti musicalmente?
A tope. Todo lo que rodea a la NBA es muy musical: canciones en las presentaciones de equipos, en los tiempos muertos y descansos, anuncios, ahora jugadores recomendando temas desde redes sociales, artistas apareciendo en primera fila de partidos… he llegado a mucha cultura y música pop, hip-hop y r&b desde que era pequeño gracias a eso.
¿Dirías que, de alguna manera, eso se ha reflejado en Baywaves o incluso inspirado alguna canción?
Supongo que escuchar eso me influirá a la hora de tocar la batería, pero de una manera u otra a todos en el grupo nos interesa bastante la música y cultura afroamericana así que es algo que nos inspira a todos.
La que fuera la mitad de The Dresden Dolls, Amanda Palmer, nunca ha destacado por ser una de esas artistas que se autocensuran por el temido qué dirán. Pero en este ‘There Will Be No Intermission’ deja clara una cosa, incluso, desde su propia portada: como nunca, en estos diez temas (a los que hay que incluir otros diez interludios) se desnuda ante sus numerosos fans con la ayuda del productor John Congleton. Del mismo modo que en su anterior LP en solitario, ‘Theatre Is Evil’, este nuevo disco es una realidad gracias a una campaña de crowdfunding. Pero si bien su anterior largo destacaba por su eclecticismo teatral, en esta ocasión la estadounidense focaliza prácticamente todas sus fuerzas en baladas al piano o al ukelele que sorprenden por su brutal honestidad.
En ‘The Ride’ o ‘A Mother’s Confession’ se pasa de los diez minutos de duración, pero no por ello resultan piezas cansinas o innecesariamente estiradas porque sí. Amanda tiene muchas, muchísimas cosas que contarnos en unas letras que lo focalizan todo. Este es un trabajo que hay que degustar con calma y, si es posible, con el libreto abierto para que no se nos escapen las historias que plasma. En ‘Drowning in the Sound’, en la que sobrevuela la sombra de Kate Bush, critica la hipocresía de las redes sociales y lanza unos buenos dardos al gobierno estadounidense por su ineficacia a la hora de abordar un cambio climático que pasará mucha factura a futuras generaciones. ‘Judy Blume’, por su parte, se la dedica a la escritora del mismo nombre, quien fuera su mayor compañía en casa durante su dura adolescencia.
Hay mucho que rascar a lo largo de esta más de una hora de intensidad y psicoanálisis musical. En ‘The Thing About Things’ no tiene problema alguno en contarnos que mantenía una muy mala relación con su abuelo gay pero que, una vez fallecido, empezó a aprender a amarle. Aunque si una pieza destaca esa es la folkie ‘Bigger on the Inside’, donde narra cómo en 2013 pasó uno de los peores años de su vida. Entre otras vicisitudes perdió a un amigo de cáncer, tuvo que batallar con las críticas que su anterior campaña de crowdfunding generó y, además, hace mención a un muy discutido poema que hizo público tras el atentado del maratón de Boston dedicado a Dzojar Tsarnaév, uno de los perpetradores de la masacre. De esto va precisamente ‘There Will Be No Intermission’, de vulnerabilidad y rendir cuentas con el pasado.
Los fans del debut de Marina and the Diamonds seguro que estarán encantados con ‘Machete’. No obstante, otro tema a reseñar es ‘Voicemail for Jill’, una canción que critica con muchísimo tino la incomprensión que padecen las mujeres que se han visto obligadas alguna vez en su vida a abortar y cómo únicamente ellas, lejos de cuestionar esta siempre dolorosa decisión, deberían unirse y apoyarse en una realidad que la mayoría de las ocasiones es silenciada socialmente.
Sonoramente ‘There Will Be No Intermission’ no es un disco revolucionario ni pretende serlo porque parte de un mismo patrón, pero eso no ensombrece su poderoso mensaje. Amanda, sin necesidad de colarnos metáforas carentes de sentido, aprovecha la ocasión para escupir verdades de esas que duelen. Por mucho que públicamente ella se muestre siempre como una mujer fuertísima, estas canciones nos hacen comprender la otra cara de una artista de lo más atípica.
Calificación: 7,2/10 Lo mejor: ‘The Ride’, ‘Drowning in the Sound’, ‘Bigger on the Inside’, ‘Voicemail for Jill’ Te gustará si te gustan: los discos muy intensos, Kate Bush, y las baladas al piano Escúchalo: Spotify
La nueva idea de C. Tangana ha sido aprovechar el nuevo fenómeno viral ‘Ontas’ para publicar un tema así llamado, que ha redondeado comprándose el dominio tepagoeluber.com para acompañarlo.
«Ontás» es una expresión nacida en México asociada a la búsqueda de sexo esporádico, que en los últimos días ha sido comentada en redes sociales por Aitana o Alejandro Sanz. Como contracción de la pregunta «dónde estás», en caso de química con la otra persona recibe la respuesta «te pago el Uber» y eso es lo que nos cuenta Antón en esta canción improvisada que de momento no ha aparecido en las plataformas de streaming, tan solo en Youtube. El tema se ha viralizado sumando ya 1 millón de reproducciones y situándose en el puesto 3 de la lista «trending» española.
La canción de C. Tangana es expresa con el viral, indicando: «¿Dónde estás que te mando un coche? / Móntate en el Uber y te hago la noche»; y después contiene una referencia al ex futbolista del Real Madrid Raúl González Blanco, más conocido como Raúl.
Como veis, Puchito ha tenido entretenimiento esta semana pese a que el cantante ha estado entre los damnificados de la cancelación por el temporal de San San Festival, pues era de los artistas que se iban a dejar caer por allí junto a Izal, Rozalén o Miss Caffeina.
Algo olía mal en Dinamarca cuando, después de presentarse con la resultona ‘Genius’ hace ahora un año, ese proyecto conjunto del cantante y productor británico Labrinth, la esquiva pero exitosa artista pop Sia y el productor todoterreno norteamericano Diplo alargaba demasiado el lanzamiento del álbum prometido bajo el nombre de LSD, envuelto en un chulo concepto estético, entre la imaginería infantil (la bailarina adolescente Maddie Ziegler, habitual en los últimos trabajos de Sia, cobraba un inusual protagonismo como una suerte de Dorothy/Chihiro) y la psicodelia. El interesante single pop ‘Audio’ y, sobre todo, el magnético soul pop de ‘Thunderclouds’ hacían albergar algo de esperanza en que de este supertrío pudiera salir un buen trabajo de pop. Pero la demora, más allá del tiempo que les hayan robado los proyectos individuales de estas dispares estrellas, parecía esconder una realidad: un repertorio totalmente inconsistente.
Eso es lo que trasluce este trabajo, haciéndose evidente que aquellos tres primeros adelantos eran, con mucho, lo mejor del disco. Hasta el remix de ‘Genius’ con Lil Wayne, situado al final como un bonus track, deja mejores sensaciones que la mayor parte de este largo. Si ya el cuarto single, ‘Mountains’, era una amalgama bastante irritante de canto lírico (no llega a opereta) y pop electrónico de modita, esa línea la perpetúan ‘Angel In Your Eyes’ (que malgasta una buena melodía de los versos con un estribillo pobre, construido con alaridos de la australiana y trompetillas al más puro estilo del impulsor de Major Lazer), la boba ‘No New Friends‘ y la peor y más plúmbea canción del grupo, ‘It’s Time’, que malogra con histrionismo exagerado las buenas intenciones del planteamiento de Labrinth (el único de los tres artistas que sale algo reforzado de este invento, al mostrar buenas ideas y carácter interpretativo). Todas ellas suenan como si un grupo de macacos intentaran ejecutar una sinfonía de Verdi: un quiero y no puedo.
‘LSD’ se salva por los pelos de la quema por lo que decía al principio: tres buenas canciones (‘Heaven Can Wait’ es algo resultona, pero, de nuevo, Sia vuelve a arrasar todo con su napalm vocal) y un bonito ideario estético. Más allá, no extraña nada que lo que se anunciaba como un grupo haya pasado a etiquetarse como la suma de sus tres individualidades. Porque no quedará más que como una simple anécdota en sus carreras.
Calificación: 4,5/10 Lo mejor: ‘Thundercloud’, ‘Genius’, ‘Audio’… y el remix de ‘Genius’, de nuevo. Te gustará si te gusta: la Sia más histriónica, el Diplo más cutre, el Labrinth más pomposo. Escúchalo:Spotify
Lo que en Estados Unidos se conoció como el #MeToo a finales de 2017 derivó en los países francófonos en el hashtag #BalanceTonPorc, con el que muchas mujeres airearon casos de acoso y abuso sexual en el ámbito laboral, principalmente. Ese movimiento, imposible ya de parar pese a ser denigrado más tarde por parte de la sociedad aún consumida por el heteropatriarcado, inspiró una de las mejores canciones de ‘Brol‘, el álbum debut de la joven belga Angèle.
La canción equilibra maravillosamente las dos grandes fuentes musicales que parecen alimentar la música de esta joven cuyo talento comenzó explotando en vídeos domésticos de Instagram. Por un lado, su melodía tiene un fuerte peso de la tradición de la chanson franco-belga –George Brassens o Dick Anegarn forman parte de su formación musical–, mientras que por otro el pop con componentes de R&B y hip hop nutre la estructura rítmica de la canción, en una suerte de poderosa electrochanson. Mención aparte al equlibrio (de nuevo) de lo serio y lo divertido en su letra, un ataque del sexismo que en ese «quoi» expande la acusación no sólo a los «cerdos» sino a cualquier tipo de… animal.
Esta semana, de manera muy necesaria, la joven Van Laeken ha dedicado a ‘Balance ton quoi’ uno de sus trabajadísimos y memorablesvideoclips. Una vez más, la fotógrafa y realizadora Charlotte Abramow dirige para ella una pieza absolutamente despiporrante donde despliega toda la acidez de su discurso anti-misoginia en imágenes delirantes: ella misma preside un jurado que juzga a hombres y mujeres por sus agresiones machistas y les condena a una loca academia de anti-sexismo, donde se les instruye sobre comportamientos básicos de respeto a la mujer (no violar y esas pequeñeces, ya sabéis) y se les hace padecer en sus carnes el sufrimiento diario del sexo femenino.
Angèle está completamente inmersa en un extenso tour –que por el momento se limita a países francófonos– que está siendo un completo éxito, a tenor de los vídeos que ella misma difunde en sus redes sociales. Y está tan ocupada con que parece ser que no ha podido devolver el favor a su hermano Roméo Elvis (el rapero que cantaba con ella en ‘Tout Oublier’) y aparecer en su nuevo disco, ‘Chocolat’, publicado la pasada semana. Un disco en el que sí figuran el supergrupo -M- y Damon Albarn, nada menos.
La Casa Azul ha vuelto a entregar uno de los discos del año, pese a lo que parecían 8 años de sequía creativa. Aprovechando el éxito de crítica, ventas y streaming (el álbum se mantiene en ambas listas en su 3ª semana) de ‘La gran esfera’, la redacción de JENESAISPOP ha desempolvado su discografía anterior para comprobar qué lugar ocupa en ella. Lo primero que llama la atención es lo elevado de todas las notas dadas por los distintos redactores, con tan solo un par de discos puntuados con una media muy ligeramente inferior a 8 sobre 10 (y son 7,80 y 7,84). Foto: Javier Marquerie.
El ganador en cuanto a media, porque después hay divergencias, es ‘La revolución sexual’, el álbum que contenía el que ha resultado el mayor hit de Guille Milkyway. Ya lo era antes de que Operación Triunfo lo adoptara pero ahora lo es más. Así justifica Jordi Bardají el 10 sobre 10 que le ha dado: «Todo artista tiene un disco emblemático, que le representa más que ningún otro, y en el caso de La Casa Azul ese es ‘La revolución sexual’. En su tercer álbum, Guille Milkyway lleva su proyecto a su cumbre con una canción titular que ha pasado a la historia, pero también con un disco que si no es perfecto, se aproxima mucho a ese estado. En ‘La revolución sexual’, Milkyway entrega unas canciones espectaculares, como siempre llenas de historias enternecedoras y algún plot twist (‘Chico malo’); en las que conjuga mejor que nunca su particular visión de la inocencia y la madurez, siendo ‘El momento más feliz’ una pista destacada, y ‘Esta noche solo cantan para mí’ quizá la más emocionante por su euforia y a la vez intimidad. En ‘La revolución sexual’, Milkyway potencia arreglos electrónicos y trae las influencias del pop japonés y el 8-bit que siempre habían estado presentes más al frente, hallando un sonido concreto e inimitable en la historia del pop español, incluso para el propio Milkyway. Además, fue el disco que me descubrió a Yma Sumac, algo por lo que siempre estaré agradecido a Guille».
Nuestro colaborador Carlos Úbeda coincide en que ‘La revolución sexual’ es el mejor: «El aumento de popularidad del proyecto de Guille Milkyway en este periodo fue espectacular. Los conciertos siempre se quedaban pequeños y las personas más insospechadas resultaban estar subyugadas ante todas sus canciones. Además, Guille se lanzó a la aventura de intentar representar a España en Eurovisión y estuvo cerca de conseguirlo. De repente, abandonó la imagen del grupo y apareció con un casco (demasiado) a lo Daft Punk y un acercamiento más discotequero. ¿A que suena mal? Pues no, ‘La revolución sexual’ es otro discazo repleto de canciones alucinantes, alocadísimas, casi japonesas, que coquetea lo mismo con la escena de los 8-bits que con easy listening que con sus primeras maquetas. Y, además, cuenta quizá con mi favorita personal (‘Esta noche sólo cantan para mí’). Años más tarde se completaría con ‘Lo que nos dejó la Revolución’, con versiones, colaboraciones y demás curiosidades (adaptación del Helen Love incluida) que reflejan una época realmente prolífica».
Menos entusiasmo muestra el co-director de JENESAISPOP Sebas E. Alonso: «Obviamente los dos singles principales están entre lo mejor de su cancionero, pero ‘La revolución sexual’ me parece uno de sus discos más desequilibrados. Sin necesidad de recurrir a ‘Un mundo mejor’; ‘Triple salto mortal’, ‘La gran mentira’, ‘Mis nostálgicas manías’ y ‘La nueva Yma Sumac’ están entre sus canciones que menos he escuchado. ‘La polinesia meridional’ al menos se crecía en sus momentos finales, pero este álbum, no».
Sebas se queda aún con el primer disco, ‘El sonido efervescente de La Casa Azul’, que ha quedado 2º en nuestro ránking: «No está tan bien producido como sus álbumes posteriores, y en todos los sentidos, suena más naïf; pero el nivelazo de cambios melódicos, pre-estribillos, estribillos y demás a lo largo de las 6 o 7 canciones es para llorar de felicidad. Mientras alguna gente, despistadísima, se empeñaba en llamarlo tonti-pop, muchos adolescentes de la época alucinamos con la lista de influencias de La Casa Azul que en su momento había colgada en MySpace. Ya no la recuerdo, pero seguro que estaban Electric Light Orchestra, las Shangri-Las, Burt Bacharach, Carole King, Beach Boys… Mientras el indie de la época se empeñaba en ser una cosa triste y gris, a muchos se nos abría un universo de posibilidades».
Carlos Úbeda añade: «Para mí es un disco muy asociado a una época muy concreta. Recuerdo perfectamente escuchar por primera vez a La Casa Azul en aquel recopilatorio del sello Elefant -Elefantdiez- con la versión demo de ‘Cerca de Shibuya’, bajarme las maquetas de Audiogalaxy, ir a aquella Fiesta Polar en la sala Aqualung… El disco, tan cortito en su versión original, salió poco después pero no lo recuerdo como un gran acontecimiento, eran solo esas canciones que había estado escuchando tanto meses atrás. Sin embargo, visto desde 2019, el debut de La Casa Azul me parece una pasada. Media docena de canciones con una inspiración melódica absolutamente extraordinaria con la que el genio de Guille Milkyway -viva imagen del genio pop introvertido- se situaba a años luz de sus contemporáneos».
Jordi lo considera en cambio su peor álbum: «El primer disco de La Casa Azul es una buena introducción al proyecto pop de Guille Milkyway, pero como tal está lejos de ser su mejor trabajo. Ni tan completo como ‘Tan simple como el amor’ ni tan icónico como ‘La revolución sexual’, además de peor producido que estos dos álbumes como es natural, pues hablamos de un debut, ‘El sonido efervescente de La Casa Azul’ sienta las bases de lo que serán las obras maestras de Milkyway, pero no es una obra definitiva en tanto que su edición original incluye solo 8 pistas, una de ellas una maqueta sin titular. Y no todas ellas molan. El álbum incluye algunas de las canciones más conocidas y espectaculares de La Casa Azul, como ‘Galletas’ y ‘Cerca de Shibuya’, pero también dos que a mí particularmente me suenan demasiado a jingle, como son ‘Hoy me has dicho hola por primera vez’ y ‘Me gustas’. En general, la estética ultra inocente de melodías y letras de La Casa Azul en esta época me interesa más bien poco. Es en los dos discos siguientes donde creo que Milkyway perfecciona su estilo más que en ninguna otra de sus obras».
En tercer lugar ha quedado ‘Tan simple como el amor’, que ha sido excelentemente valorado por el co-director del site Raúl Guillén: «Entendiendo ‘El sonido efervescente de La Casa Azul’ como una primera aproximación a ese sonido de pop retrofuturista que filtraba la herencia de ABBA, Joe Meek y Brian Wilson por un tamiz J-pop, ‘Tan simple como el amor’ es la sublimación de esa propuesta, con canciones mucho más elaboradas y complejas. Aunque hoy suenen técnicamente muy amateur, resultan igualmente henchidas de emoción que sus primeras canciones y levemente más maduras. Aquellos Monkees, aquellos Archies que fueron el primer germen del proyecto en la cabeza de Guille, no pudieron tener un epitafio más perfecto». Carlos Úbeda opina algo similar: «Con este disco Guille Milkyway se escondió más que nunca tras la imagen de un grupo imaginario. A mí, que siempre he valorado mucho su valor como compositor y, en general, autor me desconcertó un poco. Además, una duración más amplia que la su debut dejaba a la vista algunos temas ligeramente más anodinos. Sin embargo, valoré otro nuevo puñado de canciones realmente fabulosas, ahora algo más sofisticadas y con detalles de producción más grandilocuentes. Recuerdo cómo Guille defendía en su día su concepción como álbum, con su single principal (‘Superguay’) destacado incluso a nivel de producción. Como tal me parece una de las cimas de La Casa Azul».
En 4º lugar ha quedado el nuevo, ‘La gran esfera‘, que fue reseñado en el site por Jordi Bardají, apuntando a ‘Podría ser peor’ como una de las mejores canciones de su carrera: «El álbum suena bien acabado pese a surgir de varios proyectos distintos y cierra esa trilogía de álbumes de la que ha hablado Milkyway en las entrevistas con firmeza. No es redondo como esa “esfera” representada en la portada del disco, pero se le acerca mucho». El álbum ha entusiasmado especialmente a Sebas: «Al fin vuelve a haber 6 singles claros en un disco de La Casa Azul (más de la mitad del álbum), y lo mejor es que son muy diferentes entre sí: algunos son clásicos como ‘Podría ser peor’, otros son la evolución de la estética robótica de ‘La revolución sexual’ (‘El momento’) y otros le muestran totalmente renovado (‘Ataraxia’, por la vía del urban), cuando no más clásico o raphaelesco que nunca (‘Hasta perder el control’). La verdad es que no puedo esperar más por esos singles sueltos que dice que va a sacar. Estoy emocionado como el primer día».
Por su parte, Carlos Úbeda lo considera «un álbum de decadencia», aunque, ojo, no lo dice del todo para mal: «Un disco de decadencia en todos los sentidos. Decadencia a nivel artística en tanto que es un disco atragantado, vuelto a empezar, reconstruido y, en general, en las antípodas de la «efervesvecencia» natural de sus inicios. Eso se nota en muchos momentos donde el disco puede llegar a aburrir y en ciertos intentos un tanto desesperados de apuntarse a sonidos de moda (en vez de reivindicar lo insospechado, como tantas veces ha hecho). Pero también es un disco de decadencia a nivel personal y ahí creo que Guille encuentra un filón creativo. Bastantes canciones (como ‘El Momento’) consiguen alejarse con éxito del imaginario original del proyecto logrando cierta reinvención que, junto con las ganas de escuchar un nuevo disco de La Casa Azul tras tantos años, me hacen recuperar el interés».
Y en último lugar, queda ‘La Polinesia Meridional’, que abiertamente decepcionó a Úbeda: «Tras sorprenderme disco tras disco evitando la decepción por fin llegó el bajonazo. Creo que en parte injustamente: lo escucho hoy y me resulta un disco cuanto menos agradable que quizá debería escuchar más. Pero en 2011 estaba definitivamente a otra cosa y ‘La Polinesia Meridional’ me sonaba falto de inspiración, como una colección de canciones que no habían acabado de cuajar, con ningún tema que me enganchara de verdad. Desde luego, incluso hoy, comparado con los anteriores discos, me parece más preocupado por los arreglos y el concepto que por las canciones».
Sin embargo, el álbum es defendido con furor por nuestro colaborador Pablo N. Tocino, para quien incluso es su mejor disco: «En nuestra reseña de ‘La Polinesia Meridional’, mi compañero Lolo destacaba «la desaparición de los chicos, los androides y de todos los demás envoltorios tras los que (Guille Milkyway) solía esconderse». ‘La Polinesia Meridional’ es quizás su disco más honesto, con versos que pocos estarían dispuestos a escribir, desde el «quiero que todos me adoren aunque diga que todo me da igual (…) mientras tanto me odio como un niño mimado odia su fragilidad» de ‘Terry, Peter y yo’, a la parte de Silvia Niza en ‘La vida tranquila’. Las letras agridulces y temáticas recurrentes de LCA brillan con especial estilo en ‘Qué se siente…’, ‘Colisión inminente’ o la canción homónima, la producción en temas como ‘Sucumbir’ o ‘Todas tus amigas’ es maravillosa y cabe también el optimismo (‘Los chicos hoy saltarán a la pista’). Los temas más flojos palidecen, vale, pero precisamente palidecen porque la mayoría son muy buenos, algunos de los mejores que han salido de Guille. Para mí, éste es su álbum más logrado: consiguió crear con esa Polinesia un espacio donde puedes autocompadecerte sin darle explicaciones a nadie, revolcarte en la nostalgia y, a la vez, sentirte poderoso y coger impulso para afrontar el presente. No queda más remedio que asumir la realidad, pero así resulta más fácil».
Adele y su marido Simon Konecki se han separado según ha hecho oficial la propia cantante en un comunicado a través de sus representantes. El texto indica secamente: “Adele y su compañero se han separado. Ambos se han comprometido a criar a su hijo en el amor. Como siempre, piden respeto hacia su privacidad. No habrá más comentarios”.
Ambos han estado juntos durante 7 años, llegándose a casar en 2017, un par de años después de la edición del tercer álbum de Adele, ’25’, en noviembre de 2015. La artista siempre ha protegido su vida privada y se supo del matrimonio únicamente porque al recoger premios Grammy por ’25’ utilizó la palabra «marido» durante la dedicatoria.
Ya van por tanto para 4 los años que llevamos sin disco de la cantante más vendedora de la actualidad. Tras destacar con su debut ’19’ en 2008, Adele vendió 30 millones de copias de ’21’ y 20 millones de su sucesor ’25’. Antes de salir con Konecki, en algún momento entre su primer y su segundo disco llegó a decir que necesitaba que le rompieran el corazón para inspirarse. Suponemos que esta ruptura aparecerá de alguna manera reflejada en sus próximas canciones, sobre las que no se sabe más que la idea era lanzarlas en la Navidad de 2019, siendo además la fuente un tabloide, The Sun. ¿Pasaremos un invierno más sin nuevas composiciones de Adkins?
Como cada 20 de abril, el gran hit de la nostalgia del pop español junto a ‘Chica de ayer’ es “trending topic”. Pero esta vez lo es por razones más novedosas: Celtas Cortos han decidido realizar al fin un vídeo para la canción que acompaña a una nueva grabación. Sale 28 años tarde.
El nuevo vídeo, de formato cinematográfico, parte de una carta recibida con retraso y está protagonizado por cuatro jóvenes actores de Jaca, entre los 11 y los 13 años: Juan Fernández, Álex Hernández, Oli Vel Lyons y Miguel Vivas. Al fin, los fans de la canción pueden ver cómo deja la recepción de la conocida carta a su destinataria.
Hace un año podíamos hablar con Cifu de Celtas Cortos sobre el éxito de ’20 de abril’. Respondía a nuestro análisis sobre el mismo: «La disección yo no la he practicado, pero lo que ocurre es que la emoción que transmite, el paso del tiempo, que la gente ha cambiado, es algo por lo que todos en algún momento, tarde o temprano, pasamos, por lo que es muy fácil reconocerse. Pero cuando se hizo esa canción, como todas, se hizo con mucha carga emocional, pero sin… Cuando yo escribo no pienso en la gente o “voy a cocinar los ingredientes que le gustan a la peña”. Hay canciones más crudas, otras más alegres, pero todas tienen que tener honestidad y verdad. Como no salgan de la entraña más profunda, no son verdad. Jugar a la mentira… no soy capaz de hacerlo.
Me consta –porque me lo ha dicho en persona uno de los implicados, Cruz Cafuné– que ni Don Patricio ni su equipo se imaginaban que podría pasar la barbaridad que está pasando con ‘Contando lunares’. Una verdadera heroicidad que, habida cuenta de que se trata de un lanzamiento totalmente autogestionado, trasciende los logros de compañeros de escena y generación de C. Tangana o Rosalía, que, sin restarles mérito, al fin y al cabo han contado con el respaldo de una multinacional. Temas como ‘Los tenis en casa’, ‘Caribe Mix 93’ o ‘La papaya’ ya habían abundado años atrás con idéntico tino (o incluso mayor) en ese hip hop old skool con base funk y fondo salsero que caracteriza a Patricio Martín y sus colegas del combo Locoplaya, Bejo y Uge.
Entonces, ¿’Contando lunares’ es poco más que un accidente casual? Pues no. Es obvio que tiene algo especial, arrebatador (para mí es fundamental, curiosamente, el brutal primer verso que canta Cruz Cafuné), y que no por nada está alcanzando a públicos de lo más diverso, no necesariamente habituados a la nueva escena del rap en español. Más allá de la paradoja de que su título –‘La dura vida del joven rapero’ esboza un retrato honesto y humilde de un chaval con los pies en la tierra, apegado a su tierra y su gente de siempre, para el que el éxito parece coyuntural–, el debut largo oficial de Don Patricio es bastante más melancólico y oscuro de lo que cabía esperar de su colorida estética habitual y su carácter hedonista y festivo. Y más teniendo en cuenta el hit que le precedía.
Presentadas meses atrás, canciones tristonas como los 5 minutos “santaneros” de ‘Porrito en París’ y el otro gran pelotazo del disco, una ‘Enchochado de ti’ que Drake sólo podría soñar si hubiera nacido en El Hierro, se muestran anhelantes de una relación sentimental frustrada aunque no cerrada del todo. Lejos de ser la excepción, ese perfil incluso predomina sobre la cara más celebratoria de “Donpa”. Pero no cabe la decepción, porque lo desarrolla de manera brillante y contagiosa: ‘No ves que es un sueño?’, ‘Gírate otra vez’, ‘Todo va a estar bien’ y, con un punto más tragicómico, ‘Bonsái’, ‘La culpa’ y ‘Te vuelvo a ver’ (ft. Kuko) presentan esa cara “emo” de una manera contagiosa con la que es imposible no empatizar. Sobre todo porque, y hay que destacarlo, sus letras son mayoritariamente respetuosas con el sexo femenino. Un rap que canta a la vida y al amor, sin “putas” y sin fardar de cuenta corriente, es posible.
Como ocurre con su amigo y colega Bejo –aunque el estilo de cada cual es palpablemente distinto y reconocible–, la frescura y el sentido del humor son imprescindibles en la propuesta de Don Patricio (artista total, aunque cuente con bases de Encore o Choclock, él mismo produce también varios de estos temas). Y eso es fundamental en ‘La dura vida del joven rapero’, porque ejerce de hilo conductor entre las dos facciones musicales que se desarrollan de manera absolutamente natural (especialmente cachonda es la broma metamusical de ‘Otra lluvia’, que alude a cómo parte del público le pide que no cambie de rollo), alternando el punto triste antes descrito con un rap colorido y positivo como el de ‘La guagua’, ‘Carita de guiño’ o ‘Me gusta’. Pero lo que más sorprende a la postre es cómo, sin grandes estridencias ni reinvenciones, ‘La dura vida del joven rapero’ es un disco enormemente consistente, que se degusta con gusto de cabo a rabo y que, sin rellenos, hace vibrar prácticamente en cada uno de sus 15 cortes. Todo un triunfo –¿quizá un hito irrepetible?– de la cada vez más sólida nueva escena del rap español.
Calificación: 8/10 Lo mejor: ‘Enchochado de ti’, ‘Contando lunares’, ‘Porrito en París’, ‘Carita de guiño’, ‘Gírate otra vez’ Te gustará si te gusta: Bejo, De La Soul, si fantaseabas con la idea de que Drake hubiera nacido en Canarias Escúchalo:Spotify
Madonna ha anunciado a través de Instagram que presentará ‘Medellín’ en directo en la ceremonia de los Premios Billboard del próximo 1 de mayo, y allí estará Maluma para acompañarla, mejorando ya lo que fue la promoción de su single ‘4 Minutes’ con Justin Timberlake, que nunca se llevó a la tele.
A su vez, según ha aparecido en iTunes, se ha desvelado la fecha de los siguientes singles promocionales de ‘Madame X‘, el nuevo álbum que la cantante sacará el día 14 de junio. Tras el estreno del vídeo de ‘Medellín’ el día 24 de abril, pasaremos del primer al último tema del álbum el 3 de mayo, ‘I Rise’, que su sello ha descrito como «épico». ‘Crave (feat. Swae Lee)’ llegará el 10 de mayo, ‘Future’ (el tema con Quavo producido por Diplo y de corte jamaicano) el 17 de mayo y ‘Dark Ballet’, la que parece la gran apuesta de Mirwais en esta ocasión, el 7 de junio. No hay fecha de lanzamiento para el que se suponía el otro sencillo del álbum, ‘Killers Who Are Partying’, que sus fans creen el vídeo político que ha rodado recientemente, pero que no ha sido confirmado.
De momento ‘Medellín’ está funcionando mejor en los países latinos que en los anglosajones: todos los países en que ha logrado llegar al top 200 de Spotify son hispanohablantes, excepto Brasil y Grecia. El lugar en que mejor se ha posicionado la canción ha sido, obviamente, Colombia, donde ronda el top 30.
Por mucho que a algunos les esté costando verlo, el reggaeton no es ajeno a la máxima de una buena canción. Abba no grababan nada que se les hubiera ocurrido si no lograban retenerlo inmediatamente y como consecuencia su carrera se llenó de melodías estampadas en la memoria de varias generaciones.
El gusto de Becky G por lo melódico ya lo hemos visto en canciones tan pegadizas como ‘Mayores’ o ‘Sin pijama’ y aquí el cometido de ‘La respuesta‘ es el mismo que el de Benny y Björn: instalarse en tu cerebro desde el minuto 1. Una sola escucha vale para que te aprendas el post-estribillo de memoria y te pases el día canturreando que «la respuesta a tu pregunta es no, que no, que no». No cabe duda de que su mensaje feminista y de empoderamiento, enriquecido con un vídeo que parodia el concepto de familia feliz de los años 50 en América, quedará bien claro después de este hallazgo, pues su sentencia no puede ser más machacona.
Pero es que hay más cosas que han llevado esto directamente al top 1 de Youtube España con 7 millones de reproducciones en un día a nivel global: el estribillo propiamente dicho, el pre-coro que no se vuelve a repetir aunque parezca que sí y el añadido de Maluma, aquí quizá demasiado cerca de ‘Despacito’. «Siempre quise alguien como tú-tú / Que tenga funda y que le sobre la actitu’-tu’» es básicamente Daddy Yankee haciendo «bang-bang»; pero en cualquier caso su contribución también funciona en un tema tan bien resuelto que apenas cuenta con algún truco de producción en la voz de Becky G, en un par de momentos cerca de Jamaica. Por lo demás, apostaría a que la maqueta era básicamente lo que estamos escuchando ahora. ¿Para qué añadir cosas cuando no se necesita?
«¿Pero qué puta mierda de diarios son estos que no tienen carnaza?», bromea Christina Rosenvinge en un momento dado de su libro ‘Debut. Cuadernos y canciones’ para quitar peso a aquello que no se ha atrevido a contar sobre su vida personal. Es verdad que no era el cometido de este lanzamiento, pero se agradece que añada algo de su habitual sentido del humor porque a veces «Debut» (sí, como aquella canción que no, tampoco fue su «debut») se mueve en una frontera algo incómoda.
Poner los textos de Christina Rosenvinge sobre el papel era muy necesario, pues temas como el que ella misma considera su obra maestra -y explica con detalle y tino por qué- ‘Canción del eco’, ‘Nadie como tú’, ‘Negro cinturón’ o ‘Eva enamorada’ siempre los he sabido dignos de aparecer en aquellas estanterías que había en la Casa del Libro con los cancioneros de Bob Dylan o Leonard Cohen. Incluso en los tiempos de Genius tiene sentido presentarlos aquí en orden cronológico para que compruebes cómo, cuánto y cuándo ha evolucionado Rosenvinge como letrista; cómo temas como el feminismo y la sororidad o también la sordidez y la decadencia urbana han estado en sus letras desde los años 90; y de qué manera los más pretéritos han ido alimentando a los últimos.
Más insatisfactorios son los «cuadernos», los comentarios antes de las letras de cada disco, en ocasiones seleccionadas o cuidadosamente desordenadas, que equivaldrían a las anotaciones de Genius. Desde luego que son más ricos que las letras verificadas por los artistas de la plataforma de letras. Rosenvinge exhibe la mordacidad que le hemos visto en las entrevistas y, con un muy buen sentido del ritmo, va dando detalles no tanto sobre la grabación de las canciones, que dice no interesarle, como sobre las historias o los lugares que han terminado alimentando cada disco.
Las aproximaciones son interesantes y así sus seguidores podrán comprender mejor quiénes son los Teresa y Jorge que aparecen en sus canciones, cómo sus temas sobre el divorcio fueron premonitorios o cómo se reconcilió con la figura paterna en el premiado ‘Un hombre rubio’. El problema es que el libro se hace demasiado corto. Y no porque necesitemos «carnaza» sobre dónde se metía Nacho Vegas cada vez que se daba la vuelta, sino porque es una pena que alguien con su capacidad de observación, análisis y autocrítica, no haya desarrollado más sus opiniones sobre la industria musical, sus entradas y salidas en sellos, o su vivencia en Nueva York, 11-S incluido. Rosenvinge compartió ciudad con Bowie, realizó pequeñas giras por aquel país, y afrontó problemas económicos cada vez que su hijo se ponía malo al no contar con seguro médico. Me leería un libro entero bien gordo solo con lo que le pasaba por la cabeza cada vez que paseaba su carrito de bebé por Central Park durante aquellos años, y no solo por la caída de las Torres Gemelas.
Pese a que te quedas con ganas de una ‘Autobiografía’ propiamente dicha, el libro se reserva un as en la manga para el final: una especie de ensayo de Christina Rosenvinge en el que habla sobre el arte de escribir letras y el arte en general. Tras afirmar que «ninguna forma de arte penetra el alma tan profundamente como la música», la artista se adentra en un (auto)análisis en el que cuenta cómo se ha desarrollado como letrista a través de varios epígrafes: rima, sonoridad, métrica, acentos, fraseo, estilo… Gracias a sus explicaciones averiguas por qué algunas canciones suyas o de otros te gustan tanto y aquel letrista te parecía tan malo o tan grandilocuente. Ahí es donde te das cuenta de cuánto trabajo hay o debería haber en una carrera, y de que la suerte no existe. 8. Disponible en Amazon.
El rapero y cómico Lil Dicky, conocido en los últimos tiempos por su colaboración junto a Chris Brown ‘Freaky Friday’, ha sacado un nuevo tema llamado ‘Earth’ de carácter ecologista, para luchar contra el cambio climático. El tema se suponía una colaboración con Justin Bieber, pero en realidad ha contado con las voces invitadas de un sinfín de artistas del mundo del pop, como Ariana Grande, Sia, Katy Perry, Halsey, Rita Ora, Adam Levine o Snoop Dogg. Leonardo di Caprio también aparece haciendo un homenaje a ‘Titanic’.
Pese al carácter blanco de la canción, una especie de tropical house como realizado para una película de Disney, el punto freak de Lil Dicky no se ha ido a ningún lado y las partes tanto de Ariana Grande como de Justin Bieber son inauditas. Mientras la primera dice que es «una cebra» y no sabe si es “blanca o negra”, Bieber hace de babuino y no se ha cortado un pelo para decir que su “ano es gigante”.
Más allá aún, la canción incluye la estrofa: «Tíos, ¿no os encanta correros cuando tenéis sexo? He oído que los orgasmos de las mujeres son mejores que los de una polla / Así que para qué estamos en este planeta? ¿Qué causa defendemos? Amamos la Tierra». El vídeo ha logrado 12 millones de reproducciones en dos días, siendo ahora mismo uno de los más vistos en todo el mundo.
Menos de un año después de haberse casado en secreto, el hombre detrás de Mount Eerie, Phil Elverum, y la actriz Michelle Williams han decidido separarse de manera amistosa, como aseguran medios como The Hollywood Reporter o People y reproduce Pitchfork. La separación se ha producido «a principios de este año», por lo que parece que el matrimonio duró en realidad poco más de seis meses.
La vida de Phil Elverum suele tener reflejo en lo que compone, por lo que quizá en su próximo álbum reflexionará sobre este bache en lo personal, como en otros momentos algunas obras de Bob Dylan, Andrés Calamaro, Coldplay, Christina Rosenvinge o Björk han relatado un proceso de divorcio. Los dos últimos discos de Mount Eeerie, ‘A Crow Looked at Me‘ (2017) y ‘Now Only‘ (2018), trataban la muerte por cáncer de páncreas de la primera esposa del artista, Geneviève Castrée, fallecida en el año 2016.
Mount Eeerie ha dado un único concierto este año, durante el mes de febrero, según recoge Setlist.fm, y no tiene más shows en agenda. En ese único set de 2019 interpretó un par de temas desconocidos, por lo que el artista podría estar preparando la continuación de ‘Now Only’ de cara a las próximas temporadas.
En 2014, millones de personas se engancharon al podcast ‘Serial’. Las dos primeras temporadas se descargaron 340 millones de veces (según datos de Variety), estableciendo un récord a nivel mundial. El enorme impacto mediático del podcast, que investigaba el crimen de una adolescente ocurrido en Maryland en 1999, consiguió que el condenado -el ex novio de la chica asesinada- pudiera interponer un recurso de apelación para reabrir el caso. La documentalista Amy Berg, conocida por la biografía de Janis Joplin (‘Janis’, 2015) y el escalofriante y pionero ‘Líbranos del mal’ (2006), que narraba la historia del cura pederasta Oliver O’Grady, revisita el caso en esta serie documental de cuatro capítulos. Pero ‘El caso contra Adnan Syed’ no es una simple adaptación del podcast. La directora, a través de una narración muy fluida, un exhaustivo trabajo documental (en el que a veces es fácil perderse) y un fabuloso tratamiento audiovisual, completa el enfoque de ‘Serial’: otorga más protagonismo a la víctima (la gran olvidada de los true crime), investiga la relación entre la pareja protagonista (él, de familia paquistaní, y ella coreana), y examina minuciosamente un proceso judicial lleno de irregularidades.
Disponible: HBO
Fyre (Chris Smith)
El superlujoso Fyre Festival ha sido uno de los grandes fiascos de los últimos tiempos, una chapuza monumental que ha terminado con la encarcelación durante seis años de su principal responsable, el joven empresario Billy McFarland. ‘Fyre’ reconstruye los hechos poniendo el acento en dos aspectos. Primero, en el retrato del empresario organizador: una especie de “cachorro de Wall Street” capaz de manipular y estafar a cientos de personas –inversores, trabajadores, clientes- con una falta de escrúpulos repugnante pero, al mismo tiempo, con una inconsciencia sorprendente (el fraude es tan chapucero como la organización del evento). Y, segundo, alimentando nuestro placer morboso de ver a tanto influencer, celebrity y millonario millennial pagar un pastizal para comer y dormir como si estuvieran en la primera edición del Viñarock. Aunque el documental recurre a una retórica algo sensacionalista y le falta amplitud reflexiva, consigue su objetivo principal: indignarnos, conmovernos (con las declaraciones de los trabajadores) y sacarnos una sonrisa maliciosa mientras asistimos en primera fila a la debacle.
Disponible: Netflix
‘Free Solo’ (Jimmy Chin, Elizabeth Chai Vasarhelyi)
El documental que ha ganado el Oscar este año es uno de las relatos de suspense más impresionantes vistos en mucho tiempo. Si no sabes nada sobre el especialista en escalada solo integral Alex Honnold, lo que hizo y le ocurrió, prepárate a vivir una experiencia con un nivel de tensión casi insoportable. ‘Free Solo’ documenta la preparación de Honnold para escalar sin cuerdas el Capitán, la mítica formación rocosa de 1000 metros casi verticales del parque de Yosemite. Mientras le vemos entrenar, vamos conociendo su singular personalidad, y la relación que mantiene con su novia y amigos. A través de este acercamiento, el documental desliza un interesante discurso sobre las dificultades de compaginar un modo de vida casi suicida con una relación amorosa, y ofrece una posible explicación, entre psicológica y neurológica, a su temeraria pasión por la escalada extrema. Esta vertiente reflexiva es uno de los aspectos que diferencia a ‘Free Solo’ de otros documentales deportivos más convencionales. El otro, además del asombroso reto que documenta, visualmente impactante, es su decisión de ofrecer el contraplano del rodaje: la tensión y el vértigo que experimenta un equipo de grabación ante la posibilidad, muy cercana, de filmar la muerte de un deportista.
Disponible: Movistar+
RBG (Julie Cohen, Betsy West)
La octogenaria Ruth Bader Ginsburg es una conocida jueza y activista feminista estadounidense. Su avanzada edad, su infatigable labor en el Tribunal Supremo desde 1993 (verla trabajar le hace a uno sentirse culpable por estar sentado viéndola en el sofá), su característica figura (coleta, grandes gafas, cuellos de encaje), su arrolladora personalidad y su tardía afición al deporte, la han convertido en un icono pop, en una heroína para miles de jóvenes de la América anti-Trump. Fruto de esta fama, impulsada por las redes sociales, es este documental biográfico. ‘RBG’, que compitió con ‘Free Solo’ en los Oscar (también estuvo nominada la canción, ‘I’ll Fight’, de Jennifer Hudson), hace un recorrido cronológico por la vida de la abogada, haciendo especial énfasis en su vida personal y sus conquistas profesionales. El documental no esconde su tono didáctico y laudatorio: es un retrato inteligente, cariñoso e inspirador sobre una mujer excepcional que bien merece este homenaje.
Disponible: Filmin, Movistar+
Caras y lugares (Agnès Varda)
Y para terminar, el último documental de la gran directora francesa recientemente fallecida. ‘Caras y lugares’, que también estuvo nominado al Oscar, es una lúdica y jovial road movie protagonizada por una pareja singular: la anciana Agnès Varda y el treintañero fotógrafo y muralista JR. Juntos emprenden un viaje por la Francia rural e industrial retratando con un gran fotomatón las “caras y lugares” que se van encontrando. Un trayecto marcado por el azar (la estructura del documental es de una enorme libertad), el humor (son casi una pareja cómica), la urgencia (Varda comenta que está perdiendo la visión), el espíritu de aventura (que no es hacer rafting en el río de tu pueblo sino abrazar lo inesperado) y la nostalgia proletaria, que se materializa en una serie de fabulosas instalaciones muralistas de arte efímero. Una reflexión luminosa, cálida y muy lúcida, sobre el paso del tiempo, la vejez y la cercanía de la muerte.
Disponible: Filmin
Hasta hace poco, al menos para mí, Bea Miller pasaba por ser otra joven artista que se esfuerza por destacar entre la ingente competencia del pop contemporáneo fuertemente inspirado en el R&B. En su caso, su espaldarazo llegó con la participación, cuando contaba con apenas 13 años, en la edición yanqui de The X-Factor. Tras quedar novena, selló un acuerdo con Syco –el sello de Simon Cowell– para lanzar su carrera profesional. Así, lanzó su debut ‘Not an Apology’ en 2015, con canciones de pop grandilocuente pero bastante estándar (con tintes rockerillos) como ‘Young Blood‘ y ‘Fire N Gold‘.
Ya desvinculada de Syco y bajo el paraguas de Hollywood Records (la filial discográfica de Disney), publicaba un segundo trabajo titulado ‘aurora‘, en el que, ya con 19 años, mostraba cierta madurez al dejar de sonar tan adolescente. ‘Like That‘, ‘S.L.U.T.‘ y ‘Song Like You’ le reportaba cierta repercusión, con un cariz de soul contemporáneo al estilo Alessia Cara. Paralelamente, lograba su gran éxito cantando el single ‘I Wanna Know‘ para el dúo de productores NOTD. Pero ninguna de esas canciones la hacía brillar ni mostraba una personalidad tan particular como lo hace ‘It’s Not U It’s Me’, adelanto de un nuevo álbum que ya ha anunciado.
Y es que esta producción de Mike Sabath (presente en el último disco de Little Mix y co-autor de ‘Familiar’ de Liam Payne & J Balvin, entre otros trabajos) co-escrita por Miller junto al exitoso Justin Tranter contiene toda la audacia y capacidad de sorprender que esta joven californiana no había mostrado hasta el momento: si el primer verso, casi susurrado sobre un discreto teclado, no parece gran cosa, el buen pre-coro cantado en falsete (ojo a los vibrantes cortes antes del segundo estribillo) sobre un bajo gravísimo parece conducirnos hacia cierta grandilocuencia que no llega.
Porque lo mejor está en esa caída libre que ejecuta el estribillo, reducido a una guitarra apenas esbozada sobre una miniatura de caja de ritmo, mientras Bea entona como si nos cantara al oído esos «it’s not you it’s me» reforzados con demoledores «uuuuuuh»s y su último giro. El verso del rapero 6LACK abunda en la oda al autoamor de la letra, que retuerce el tópico «no eres tú, soy yo»: «soy la única que necesito», aclara Miller.
Este poderoso giro artístico se apuntala con un fantástico vídeo repleto de freaks y una estética falsamente naif, y en el que una Bea Miller prácticamente irreconocible respecto a sus primeras imágenes promocionales. Alegóricamente presentado como una realidad virtual, Miller explica que el clip quiere mostrar que «aprender a respetarse a una misma y darte prioridad llega por ensayo y error, pero también que para lograrlo no puedes tomarte a ti misma muy en serio. Es difícil ser autocrítico si no puedes reírte de tus propios errores», remata. Desde luego, ese método está funcionando a Bea para ser mejor.
La fiebre latina en el pop anglosajón no tiene fin. Un par de días después de que Madonna haya lanzado ‘Medellín‘ junto a Maluma, este ha presentado un single junto a Becky G. Vale, ella no cuenta del todo porque al fin y al cabo tiene raíces mexicanas y lleva años trabajando ritmos reggaetoneros. Pero tiene poco de casualidad que, justo el mismo día, se haya lanzado un remix de ‘Con calma‘. Se trata del actual hit de Daddy Yankee basado en el célebre ‘Informer’ de Snow, con la participación de nada menos que Katy Perry.
Es cuestionable llamarlo remix, porque es básicamente el mismo tema con algunos versos y el gancho cantados por Perry. Pero lo cierto es que con la parte vocal de Katheryn Hudson el nuevo ‘Con calma’ está evidentemente orientado a potenciar la canción en el mercado anglosajón. No en vano Perry, salvo algún «ay papi», canta su parte en estricto inglés.
Pero es que no es la única norteamericana que participa hoy en un remix de un tema original de un artista hispanohablante. Hoy también se ha presentado una nueva versión de ‘Calma‘ del puertorriqueño Pedro Capó y Farruko, ya un hit en mercados latinoamericanos, que cuenta con la voz de Alicia Keys. Esta también se ha prestado a filmar un nuevo vídeo para este calentito y suave tema de inspiración caribeña. No parece probable que Lady Gaga se arrime al calor del pop latino, habida cuenta la deriva «seria» que tan bien le está funcionando, pero se está quedando sola en esto.
Fiel a esa imagen de follarín que vende en sus letras, Maluma no ha dejado ni que se enfríe el cuerpo de Madonna con su colaboración ‘Medellín‘ para ponerle unos cuernos artísticos con una cantante más joven. Se trata de Becky G, que ha contado con él en un nuevo single disfrutón que muy mal se tendría que dar para que no reedite el pelotazo comercial que daba hace cosa de un año con ‘Sin pijama’.
Se trata de ‘La respuesta’, un tema producido por Edgar «Edge» Barrera, autor de la base musical de éxitos del colombiano como ‘Clandestino‘ (con Shakira), ‘El préstamo’, ‘Marinero’ o ‘Mala mía‘, cuyo remix supuso la primera colaboración conocida entre Becky y el mismo Maluma. Es un tema de reggaeton pop que tiene un tremendo gancho en la combinación de su pre-coro y el estribillo en el que la norteamericana repite una y otra vez que «la respuesta a tu pregunta es no».
Una pregunta que no es otra que la solicitud de un escarceo sexual por parte del chico, rotundamente rechazada por la chica, que se muestra totalmente autosuficiente («yo no necesito un hombre que me joda») y que no está dispuesta a caer en el estereotipo machista. Maluma se muestra aparentemente comprensivo con que sea así, pero asegura (y la caga) que «si está buscando un hombre que no joda, eso no existe, te vas a quedar sola». El vídeo, ambientado en colores sepias y estética 50s, escenifica de manera cómica ese enfrentamiento.
Este fin de semana se celebra el segundo fin de semana del festival de Coachella 2019, en el que actúan como cabezas de cartel Childish Gambino, Tame Impala o Ariana Grande, y en el que brillaba Rosalía. Sin embargo, este sábado el evento no podrá contar con la presencia de Héloïse Letissier, la joven artista francesa tras el alias Christine and The Queens. Según ha comunicado en un escueto tuit para el que apenas «encontraba las palabras», ha regresado precipitadamente a Nantes por la muerte repentina de su madre. «He perdido a mi madre la noche del martes. He regresado para superar este trance junto a los míos – no podré cantar este sábado. Un beso», concluía.
De hecho, esto explica por qué su anunciada aparición en el popular late-night de Jimmy Kimmel prevista precisamente para el martes fue cancelada a última hora. Además de Coachella, Letissier también ha cancelado un concierto junto a Blood Orange. En principio, este duro trance personal no amenaza futuras fechas en directo, entre las que se incluyen festivales de nuestro país como Primavera Sound, a finales de mayo, y Doctor Music Festival, en julio.
Casualmente hace una semana que Christine and The Queens estrenaba un nuevo clip oficial para una de las canciones de su último y notable álbum, ‘Chris‘. Es el que corresponde a la canción que lo abre, ‘Comme si’, una potente pieza visual rodada en Tailandia por David Wilson (Arctic Monkeys, Tame Impala, Arcade Fire) que pretende ser una recreación de la célebre Ofelia de Millais, revisando además su trágico final en ‘Hamlet’, con connotaciones espeluznantes tras la noticia de hoy: «Deshagamos ese final trágico, engañemos a la muerte, por así decir. Devolvamos a Ofelia a la vida para expresar su deseo y locura con regocijo, como algo que la eleva, en vez de empujarla a las orillas de la muerte. Con ese fantástico «¿y si?» todo se hizo posible. ¿Y si Ofelia rezuma un poder extraño, el suyo propio? ¿Y si lo expresamos por algo extremadamente moderno, como el estilo de danza krump? ¿Y si contamos una nueva historia, una que nos emocione más que la que nos suelen contar?»
Je n’arrive qu’à écrire des phrases très simples. J’ai perdu ma mère dans la nuit de mardi. Je suis rentrée pour traverser cette épreuve avec mes proches – je ne pourrai pas chanter ce samedi. Je vous embrasse.
En algún momento del año pasado, el rapero californiano Anderson .Paak indicó que la continuación de su celebrado disco de 2016, ‘Malibu’, se llamaría ‘Oxnard Ventura’. Esa idea ha dado lugar a dos álbumes finalmente, estando ‘Oxnard‘ más centrado en el hip hop con un toque soul y ‘Ventura’ justo al revés. Estamos ahora ante un disco más conciso en el que además su productor ejecutivo, nada menos que Dr. Dre, le ha dejado más libertad para desarrollar una vena «más experimental». Eso le ha permitido realizar una parte central de este breve álbum más rara, con pistas como ‘Reachin’ 2 Much’, dividida en dos partes muy diferenciadas; esa ‘Good Heels’ de apenas minuto y medio en la que Jazmine Sullivan es una amante de Anderson .Paak que se «olvida las llaves y la ropa» y no sabe muy bien para dónde tirar («¿va tu novia hacia tu casa?», pregunta); o ‘Winners Circle’, que suma a un sample de ‘Una historia del Bronx’ (sobre el número de mujeres que hay en tu vida) un bajo muy funk y unos arreglos de easy-listening.
Pero el artista nunca llega a crear en esa vena experimental un mundo tan rico e interesante como los de Janelle Monáe, y lo mejor que puede decirse de ‘Ventura’ es que se abre y se cierra en plan clásico, muy lejos de lo zafio que resultaba ‘Oxnard’ en ocasiones. No, aquí no escucharás felación ni similar, sino un fondo musical muy vinculable con el Stevie Wonder de mediados de los 70. Ahí están ‘Come Home’ con André 3000 y su delicioso «te lo estoy suplicando aunque ya nadie suplica nada»; ‘Make It Better’ con Smokey Robinson, que podrían haber cantado indistintamente Curtis Mayfield o Leon Bridges; o la trotona ‘Twilight’, realizada en solitario junto a Pharrell Williams y realmente muy inspirada.
El ritmo jazzy de ‘Twilight’ encajaría sin problemas en aquel disco que Matthew Herbert hizo con Róisín Murphy, y la comparación puede resultar muy peregrina, pero sirve para poner de relieve que Anderson .Paak ha recuperado en ‘Ventura’ su capacidad crossover. El álbum se cierra con la estupenda ‘What Can We Do?’, en la que han podido rescatarse unos versos de Nate Dogg, fallecido hace 8 años, y lo mejor es que los arreglos van a encantar tanto a los seguidores de la psicodelia sesentera como a los de Burt Bacharach. Igualmente, ‘Jet Black’ con Brandy es un tema de funk lleno de «groove» que podríamos haber bailado en los 70, en los 90 o ahora; y ‘King James’ el necesario tema reivindicativo dedicado al jugador de basket Lebron James con pulla al muro de Trump. De nuevo en el equipo titular, Brandon…
Calificación: 7,5/10 Lo mejor: ‘Make It Better’, ‘Come Home’, ‘Twilight’, ‘Jet Black’, ‘King James’ Te gustará si te gustan: Prince, Stevie Wonder, Kendrick Lamar, Kanye West Escúchalo: Spotify