A 2 semanas de que tengamos en nuestras manos la primera parte del nuevo disco de Beyoncé, en España no parece haber demasiado expectación en torno al mismo. España es uno de los pocos países occidentales donde el single ‘Break My Soul’, pese a ser una de las mejores canciones de 2022, no ha aparecido siquiera por el top 100. El tema sube al top 4 en Reino Unido y ha llegado al puesto 7 en Estados Unidos, pero también ha aparecido en posiciones más modestas en Alemania (42), Francia (49) e Italia (67). En la vecina Portugal ha sido puesto 28.
No ha sido el caso de España, donde el tema no entró al top 100 en su primera oportunidad ni tampoco lo hace esta semana asistido por su protagonismo en el Orgullo o en algunas sesiones de festivales.
Es cierto que el top 100 español es especialmente hostil para todo aquello que no sea latino ni música en español. También que, basado en beats 90’s, incluso puede estar teniendo ciertas dificultades para conectar con ciertos fans de la Beyoncé más R&B, la que suena en radio, la de ‘Halo’. Pero también lo es que habría cabido esperar un poco de fidelidad por parte de su base de fans, la que acudió a verla al Estadi Olimpic de Barcelona, por ejemplo.
Algunos temas difíciles para nuestras listas que al menos lograron una posición en España fueron ‘cardigan’ de Taylor Swift, que llegó al puesto 66; y ‘Stupid Love’ de Lady Gaga, que llegó al puesto 50 durante 1 semana. De momento, Beyoncé no logra entrar en listas españolas: veremos si eso puede cambiar al lanzamiento del disco, del vídeo o con su inclusión en alguna playlist española. Algo complicado si contamos las canciones en inglés que hay ahora mismo en “Éxitos en España” de Spotify.
La lista española de singles continúa dominada una semana más por ‘Tití me preguntó’ de Bad Bunny, mientras la entrada más fuerte es la sesión de Bizarrap con Quevedo. Esta última, directa al 8 con solo unas horas de conteo, podría ser número 1 la semana que viene, pues domina Spotify España desde su salida.
La subida más fuerte es ‘La Bachata’, que pasa del número 17 al número 11, mientras las únicas entradas aparte de Bizarrap con Quevedo son ‘Luces’ de Paulo Londra en el puesto 59 y ‘Si te preguntan…’ de Prince Royce, Nicky Kam y Jay Wheeler en el 96.
Young Fathers, el trío de hip-hop experimental de Edimburgo, ha vuelto con nuevo single. ‘Geronimo’ es su primer lanzamiento suelto en 4 años, dado que ‘Cocoa Sugar‘, su último álbum publicado hasta la fecha, vio la luz en el año 2018.
‘Geronimo’ es un tema oscuro pero edificante, en el que el grupo formado por Alloysious Massaquoi, Kayus Bankole y ‘G’ Hastings dice encontrarse «en el borde de algo divino» que le va a «mantener vivo». El tema emerge edificante y luminoso desde la oscuridad a través de intrigantes percusiones y coros, mientras el trío se identifica con «el hijo, el hermano, el tío o la figura paterna» que debe «sobrevivir» y «proporcionar» (se entiende que a su familia).
Dice Young Fathers en un comunicado que ‘Geronimo’ representa los «contrastes» que se dan en la vida, como «tirar hacia adelante, rendirse, quererlo todo y nada a la vez». El tema «representa el lugar en que nos encontramos en este momento, en el que estamos intentando acordarnos de cómo volver hacer todo esto otra vez, cómo volver a hacer música y todo lo que esta conlleva, a la vez que intentamos olvidar las partes malas y tratamos de llegar hacia algún lado».
Young Fathers no ha olvidado literalmente cómo hacer música y ‘Geronimo’ es una composición apañada, marcada por un camino lleno de percusiones, pianos y coros celestiales, que culmina en un clímax sutil y nada estruendoso. Sin embargo, es evidente que, como single de presentación de un hipotético nuevo disco, no es tan potente como se espera del grupo. Más bien suena a pista de clausura o incluso a descarte. Realmente parece que el trío trata de llegar «a algún lado»… sin conseguirlo del todo.
Young Fathers se dio a conocer en 2014 con su notable debut ‘Dead‘, a la postre ganador del prestigioso Mercury Prize. El trío lanzó su segundo álbum, ‘White Men are Black Men Too‘, tan solo cinco meses después para entonces desaparecer unos cuantos años. ‘Cocoa Sugar’ vio la luz en 2018.
The Goon Sax ha anunciado su separación. En un comunicado, el trío australiano confirma que se disuelve tras nueve años de carrera y que su gira por Estados Unidos (la cual incluye fechas con Pavement y Spoon) queda cancelada. No obstante, el grupo indica que dará «uno o dos» conciertos en Australia antes de «dar las buenas noches» a su público.
En el comunicado, The Goon Sax expresa: «Después de nueve años de darlo todo es momento de cerrar la cortina a esta banda que a tantos lugares nos ha llevado. Unos lugares más hermosos, extraños y lejanos de lo que jamás hubiéramos sido capaces de imaginar, y que nos ha llevado a trabajar con gente realmente inspiradora e increíble. Nuestra gratitud hacia todas las personas con las que hemos trabajado, y que nos ha permitido vivir la locura que han sido para nosotros los últimos nueve años, es imposible expresar con palabras».
The Goon Sax es el grupo formado por Riley Jones, Louis Forster y James Harrison que debutó en 2016 con el notable ‘Up to Anything’ y que se ha convertido en referencia del indie-pop anglosajón gracias a la calidad de canciones como ‘Boyfriend’, ‘In the Stone’, ‘Sometimes Accidentally’ o ‘Make Time 4 Love’. Una calidad que hacía olvidar a cualquiera que Forster es hijo de Robert de los Go-Betweens.
A lo largo de su carrera, el trío solo ha sabido hacer discos notables y ahí quedan también los fantásticos ‘We’re Not Talking’ y ‘Mirror II’, el último de los cuales veía la luz tan solo hace unos meses.
Nicki Minaj, en pleno divertimento sobre la confirmación y el desmentido de su nuevo embarazo, tuvo ayer la feliz idea de improvisar un meet & greet en Londres. Aprovechando que estaba en Reino Unido para actuar en Wireless Festival este finde pasado, convocó el lunes a sus fans en torno a la hora de comer en Camden.
Pero la rapera no se presentó hasta las 6 de la tarde, por lo que la multitud a esa hora no había dejado de crecer y crecer, además bajo una ola de calor que en Londres se traducía en 33º C, como informa el NME.
Para cuando llegó Nicki, los nervios estaban ya a flor de piel y las masas rodearon su coche, impidiéndole salir. Nicki Minaj llegó a tuitear a las 18.19 que si la gente no se alejaba de su coche, no la iban a dejar salir a la calle. Pedía que la gente hiciera una fila india.
Finalmente, la policía de Camden decidía cancelar el evento y obligar a la gente a que se fuera a sus casas, tras recibir una llamada del Koko Café, donde estaban preocupados por la enorme cantidad de personas agolpada a sus puertas. El comunicado de la polícia no incluye el nombre de Nicki Minaj, pero sí los detalles de la operación: “En pos de la seguridad, los responsables del evento tomaron la decisión de que el evento no seguiría adelante”.
En las redes han aparecido vídeos en los que las masas corren detrás del coche de Nicki, esta incluso empuja a una fan o saluda desde el coche.
When I went out to the UK, there was like a mini riot. And we thought it was like Michael Jackson… cuz the people was just going crazy… And I turn around… That's Nicki Minaj. https://t.co/TBwT46CvU6
Diversity Valencia Festival comunica su cancelación a través de Facebook. El texto recuerda que “el festival se creó como evento internacional con una clara apuesta por la cultura como herramienta de transformación social”. Con la “diversidad como eje”, aseguran llevar esforzándose “desde 2019 para hacer realidad un sueño en un recinto espectacular y una ciudad inclusiva como Valencia”.
Sin embargo, indican que “estos últimos años han sido difíciles de afrontar y nos hemos topado con la compleja situación que el sector de la cultura y más concretamente la música está atravesando a nivel global”. Por ello “lamentan comunicar que no pueden garantizar la realización del Festival bajo las condiciones necesarias para el buen desarrollo del mismo”.
La organización indica que “en breve se comunicará el procedimiento para la devolución íntegra de las entradas desde las plataformas desde que se han adquirido”.
El festival estaba encabezado por Iggy Pop y Måneskin el día 21 de julio; Christina Aguilera y Martin Garrix el 22 de julio; y Black Eyed Peas y Karol G el día 23 de julio. También aparecían por el cartel nombres ciertamente tan diversos como Ezra Furman, Kelis, Sevdaliza, Ozuna, Rag’n’Bone Man y LP.
“Sueño con un mundo anárquico, todo parece desértico”. Esto decía uno de los estribillos más populares de Gata Cattana antes de que la rapera nos dejara para siempre. Pintadas en su honor inundan las paredes de varios barrios de Madrid porque sus “sueños” frustrados siguen inspirando a una generación perdida que ahora vemos retratada en ‘Cómo mandarlo todo a la mierda’, la serie que desde el 1 de julio se puede ver en HBO Max.
En pocas series la música es tan importante como en esta. Además de ‘Desértico’ de Gata Cattana, escuchamos temas de las raperas Anier o Santa Salut, también a Judeline, Ptazeta, Goa, Miranda con Acción Sánchez… o Malva Vela, que además tiene un enorme protagonismo en la serie como actriz. Voces de su generación que sirven para profundizar en el sentir de los jóvenes protagonistas, un grupo de adolescentes que, tras cancelarse su viaje de fin de curso, decide robar una furgoneta y emprender su propia huida sin rumbo fijo.
El viaje sin destino es una metáfora de una generación sin posibilidades, ahogada por la enorme tasa de paro juvenil o el alto índice de suicidios adolescentes. Cuestiones como la aceptación social, la autoafirmación o la necesidad de pertenencia aparecen en ‘Cómo mandarlo todo a la mierda’: no parece casualidad su estreno en la semana del Orgullo LGTB+. Sus protagonistas viven presionados por mantras de autoayuda que generan más frustración que alivio, tales como “tienes que ser feliz” o “tienes que encontrar el camino”. ¿Pero qué pasa cuando no tienes ni idea de cómo lograrlo?
La protagonista principal de ‘Cómo mandarlo todo a la mierda’ es Alba que, interpretada por Naira Lleó, es una joven huérfana con graves problemas en casa. Su hermano mayor, Juan Carlos, más que su protector, será su mártir. Alba suplica a sus compañeros de clase que la acepten en su viaje improvisado en una furgoneta de mala muerte porque su vida no plantea ninguna opción mejor. A partir de aquí cada uno de los 6 episodios de 20 minutos escasos de duración será una impredecible aventura.
Con un ritmo trepidante -no faltan los obligados cliffhangers-, hasta el punto de que toda la serie se ve de una sentada, ‘Cómo mandarlo todo a la mierda’ trata temas como la libertad, la amistad y la importancia de la familia elegida en la llamada generación Z, en la mal llamada generación de cristal. Sus creadores Jaime Olías y Pablo Sanhermelando han buscado realizar un «retrato veraz, fiel y naturalista de la juventud a la que representamos» y el resultado es una serie entretenida, con sus tramas de acción, pero también tierna, con cuyos personajes protagonistas es muy fácil empatizar. De alguna manera traen las inquietudes de Bollaín y León de Aranoa a 2022, a los jóvenes que han terminado sus estudios justo durante estos primeros días de verano.
Ciara ha vuelto. ‘Jump’ es el primer single que da a conocer después de haber firmado sendos acuerdos con Republic Records y Uptown Records, acuerdos con los que no deja atrás la gestión de su propio sello, Beauty Marks Entertainment. Es decir, Ciara ya no es independiente y se nota, porque el videoclip de ‘Jump’ es de alto presupuesto.
Empezamos por la música. ‘Jump’, hoy la Canción Del Día, es otro single de Ciara tremendamente rítmico diseñado para su lucimiento en el baile. Animado por gritos deportivos de «jump», el tema combina elementos de pop, hip-hop, R&B y Miami bass con gracia y cuenta con la colaboración del grupo de hip-hop de Los Ángeles Coast Contra. No suena novedoso e incluso puede parecer que Ciara ya ha hecho el mismo tema varias veces, pero en ‘Jump’ lo vuelve a hacer muy bien. Tras ‘Level Up‘, que dio a la de Texas un inesperado éxito en las plataformas de streaming, ‘Jump’ también guarda posibilidades comerciales, a las que no deja de apuntar su facilona letra llena de dobles sentidos entre el baile y el sexo.
Dave Meyers, director conocido por sus caros y espectaculares videoclips llenos de efectos especiales, a veces de manera tan exagerada como en el de ‘Sweetest Pie‘ de Dua Lipa y Megan Thee Stallion, que causaba verdadera repulsión, se ha aliado con Ciara en este proyecto. En ‘Jump’ los coches literalmente saltan y la basura flota por los aires como si estuviera en el espacio exterior. Lo mejor, sin embargo, es que el vídeo representa un excelente equilibrio entre ambos talentos, tanto que se puede considerar el mejor que Ciara ha estrenado en mucho tiempo.
En el vídeo de ‘Jump’, Ciara hace de animadora de instituto, baila con los mismos pasos y expresiones que sus admirados Michael y Janet Jackson, desafía a la gravedad bailando sobre cables como si fuera Missy Elliott y se marca unos pasos subida en el remolque de un camión en marcha que recorre la carretera a una velocidad potencialmente mortal. Nada que CiCi no arregle con una sonrisa cómplice. Por otro lado, los cambios de escenario y vestuario son muchos: de lo callejero pasa a lo glamuroso, de lo playero a lo urbano de nuevo. Ni cabe decir que en todos los «looks» no se ve otra cosa que a una absoluta superestrella.
Por ahora no se conocen demasiados detalles acerca del nuevo álbum de Ciara. Sí se sabe que está «terminado» y que Diane Warren ha escrito una de las canciones, la cual, por cierto, no será una balada.
Este domingo se cumplieron 10 años desde el lanzamiento de ‘Channel Orange’ y Frank Ocean no dejó pasar la oportunidad para lanzar dos nuevos episodios de ‘blonded Radio’, su programa de radio en Apple Music 1, y mostrar en ellos nueva música instrumental compuesta por él mismo. De momento, estos dos nuevos episodios no están disponibles en Apple Music España.
El primer episodio, llamado ‘blonded Lucy in the Sky with Diamonds’ o ‘blonded LSD’, giraba en torno a una conversación con el doctor James Fadiman sobre las famosas microdosis de sustancias psicodélicas, lo que se refiere al uso de psicodélicos en pequeñas cantidades y que está ahora mismo en el centro de un debate sobre los beneficios que podría o no aportar.
La conversación estaba acompañada por 35 minutos de música original compuesta por Ocean, tirando al drum & bass con mucho sintetizador. Además, Ocean reveló que había estado trabajando en algo en su estudio de Malibú. Pese a que no se sabe en qué ha estado trabajando exactamente, que haya mencionado la palabra «estudio» es buena señal.
El segundo episodio estaba titulado ‘blonded ENERGY!’ y en él Frank conversaba con Mingtong Gu, quien difunde y enseña los beneficios de la práctica china del Qigong, basada en el aprovechamiento de la energía corporal. Este capítulo también iba acompañado por música instrumental original, formada en su mayor parte por sintetizador y piano, cambiando a unas agradables y calmadas guitarras hacia el final.
Frank Ocean también puso a la venta nuevas camisetas de ‘blonded Radio’ en su página web, junto con un póster de dos caras de ‘Channel Orange’. Además, el artista estadounidense cambió la imagen de su banner de Spotify, sustituyendo la anterior por un collage de fotografías suyas sonriendo.
La jornada del sábado en Bilbao BBK Live fue la más multitudinaria. Y pese a que el jueves parecía no haber demasiado movimiento de taxis ni buses en las primeras horas de la tarde, aunque a lo largo de la noche el recinto sí se fue llenando aunque sin nunca rozar el estado “como sardinas en lata”, el festival confirma haber registrado récord de asistencia, el cual se notó especialmente el viernes y, sobre todo, como digo, el sábado. 115.000 personas asistieron al festival a lo largo de tres días, batiendo el récord de la última edición, y «rozando el lleno» en palabras de la organización.
Echaba de menos alguna novedad en el concierto de Rigoberta Bandini tras haberla visto en directo hasta en dos ocasiones a lo largo del mes de junio, sobre todo porque, durante este mismo mes y principios del siguiente, ha estrenado hasta dos canciones. Por suerte, esas novedades llegaron. Rigo cantó ‘A todos mis amantes’ y, a continuación, Amaia, que había actuado previamente en el concierto de Mainline Magic Orchestra en la programación callejera de Bilbao, apareció pletórica en el escenario para interpretar ‘Así bailaba’ por segunda vez, después que ambas estrenasen la canción en directo en el Cruílla de Barcelona. Entre palmas y bailoteos les quedó una coreografía deliberadamente infantil, graciosa, tanto que, al final, las bailarinas se pusieron a saltar a la comba. Un puntazo. El estribillo de ‘Así bailaba’ lleva clavado en mi cerebro desde entonces.
A continuación, Nathy Peluso pareció congregar a todo el festival en su actuación, en la que volvió a transmitir una entrega y pasión sobre el escenario solo comparable a las de las más grandes estrellas. Sinceramente, el formato “concierto con banda” que presenta Nathy se me queda corto ante su talento y opino que ella es capaz de ofrecer un espectáculo mucho más espectacular. Sin embargo, nadie puede negar su carisma ni mucho menos la pegada de canciones como ‘Delito’, ‘Ateo’ o ‘Mafiosa’.
El gran concierto de la velada lo dieron los Pet Shop Boys. Como venidos de otro planeta, Neil Tennant y Chris Lowe aparecieron estáticos uno al lado del otro, vestidos con gabardina y una extraña máscara con dos tubos que cubría completamente sus rostros. A su lado, dos viejos faros emitían luz como si iluminaran una fría calle de Londres por la noche, como si el OVNI les hubiera dejado justo en ese punto.
Hubo más cambios de montaje, iluminación y vestuario durante el set de Pet Shop Boys. Rejas negras, gabardinas de diferentes colores, paneles de luces, visuales galácticos y geométricos… En el concierto de los británicos chocaron pasado y futuro. Sus canciones llegaron directamente desde los 80, sin cambios, pero lo que sucedía en el escenario solo podía tener lugar en el siglo XXI. Fue un set largo, de unas dos horas, al que se presentó probablemente todo el festival porque no se solapaba con nada. ‘Suburbia’, ‘Let’s Make Lots of Money’, la épica ‘Heart’, ‘Always on My Mind’… Pet Shop Boys metieron a la audiencia en su nave espacial y emprendieron un maravilloso viaje a través de una época.
Viaje que invitaba, también, a reflexión. Ante el éxito descomunal que está viviendo ‘Running Up that Hill (A Deal with God’ de Kate Bush 37 años después, ¿cuál será el futuro del pop a lo largo del siglo XXI? Ahora que la música vieja se vende mejor que la nueva, ahora que artistas del tamaño de Bob Dylan y Bruce Springsteen están vendiendo sus catálogos, y dado que nos encontramos ante los primeros años del siglo, da la impresión que a la música publicada años atrás que ha logrado sostenerse en el tiempo le queda mucho más camino por recorrer del que parece. ‘West End Girls’, por ejemplo, me parece una de esas canciones históricas capaces de atravesar todo un siglo sin deteriorarse. Puede que, incluso, vuelva a las listas de éxitos en algún momento. Por eso, presenciar hoy a Pet Shop Boys en directo se puede considerar un privilegio, porque es posible que sus clásicos vuelvan a ser relevantes en un futuro muy lejano.
BBK Live 2022
Especial ilusión me hizo ver en directo a Nilüfer Yanya, quien ha publicado uno de los mejores discos de rock del año para quien esto escribe. La británica y su banda tocaron algunas de las canciones destacadas del álbum, como la inaugural ‘midnight sun’, ‘chase me’ o la favorita del público ‘stabilise’, y cerró con la gran ‘Heavyweight Champion of the World’, si bien su fuerza palideció ante la versión grabada. Nilüfer se mostró muy tímida, hasta el punto que cada interacción con el público parecía un dolor para ella. Por eso me sorprendió que versionara ‘Rid of Me’ de PJ Harvey. Siempre he comparado a ambas porque me parecen dos autoras de rock muy singulares, pero Nilüfer no se parece nada a esa PJ Harvey tan salvaje y sexual que conocimos en los 90. En realidad, es tan reservada como ella misma dice ser.
Alba Ruperez
La decepción de la noche la dio J Balvin. Y no solo porque el colorido montaje de su gira anterior ya sea cosa del pasado, en pos de uno mucho más sobrio y amenazante en el que priman los colores rojo y negro. Simplemente el repertorio me resultó pobre. Empezó fuerte con ‘Mi gente’ y Nicky Jam estaba por ahí haciendo coros. Por supuesto, se unió a Balvin en ‘X’, una de mis canciones de reggaetón favoritas de los últimos tiempos. Sin embargo, el concierto entró pronto en un estado de linealidad casi insoportable. ‘Raggetón’, ‘Bonita’, ‘Nivel de perreo’, ‘Mojaíta’, ‘Qué pretendes’… sonaron casi seguidas sin que fuera posible reconocer en ellas una sola canción mínimamente trascendente. Pasado el tiempo hasta ‘Con altura’ me resultó paupérrima. Y vale que el reggaetón está para bailar y pasarlo bien, pero seguro que J Balvin es capaz de más. Por otro lado, en uno de sus momentos de interacción con la audiencia, Balvin se dirigió a los hombres de la audiencia para pedir que «respeten por las mujeres». ¿A nadie más le sonó un poco viejuno? Aunque seguro que habrá quien necesite escucharlo…
Quien sí vino a Bilbao BBK Live a transgredir fue Peaches. La artista canadiense basó su actuación en el concepto de cuerpo femenino. Ella mismas y sus bailarina se desnudaron por completo en varios puntos de la actuación (aunque Peaches llevaba los pezones cubiertos con cinta de color carne) y las coreografías estaban diseñadas no solo para exhibir el cuerpo femenino, sino también para representarlo: en una de ellas, Peaches y sus bailarinas dibujaban la forma de una vagina. Peaches dio un entretenido y decadente show de punk y electroclash en el que no dejó ni de reivindicar el derecho al aborto (llevó una camiseta con la frase «gracias a Dios por el aborto»), ni de surfear en el público, ni de ponerse vestidos extravagantes, ni de cantar ‘Fuck the Pain Away’, coreada por la audiencia.
Llegadas las cuatro de la mañana fue el turno de Romy, que ofreció una apañada sesión de house y tecno perfecta para esa hora. La cantante de The xx sorprendió pinchando un remix de ‘BREAK MY SOUL’ de Beyoncé, el primero que he escuchado, y confirmó que los DJs pueden contribuir enormemente a que esta canción se convierta en otro clásico de la artista.
Por increíble que pueda parecer, Andrew Bird vive un momento de popularidad estupendo. Como vaticinamos en la reseña del que era su último disco hasta ahora, ‘My Finest Work Yet’, ‘Sisyphus’ ha terminado siendo la canción más popular de toda su carrera. No hay nada de sus célebres álbumes de los 2000 entre sus pistas más escuchadas, todas pertenecen a sus últimos lanzamientos. ¿Cuántos artistas en torno a los 50 años pueden decir lo mismo?
Tras haber aparecido en la cuarta temporada de ‘Fargo’, donde interpretaba un personaje específicamente diseñado para él, Andrew Bird publica un álbum alejado del carácter político del anterior. En ‘Inside Problems’ ya no nos habla de «guerras inciviles» sino de mundo interior. El disco se pregunta «qué hay debajo de la superficie, ya sea la tierra, el mar, nuestra piel», versando sobre la membrana que separa los problemas externos de los internos.
La primera canción, ‘Underlands’, se pregunta «qué pasaría si el mundo se sale de su eje, si la luna empezara a menguar antes de crecer». Tan trascendentales cuestiones llegan del exterior hacia uno mismo en el tema titular, que partiendo del hecho de la metamorfosis que sufren muchos animales, asume con convencimiento que los humanos mutamos también, aunque solo sea psicológicamente: «No me hables ahora, estoy mudando / No me digas que es repugnante / Cada centímetro de nosotros es un milagro andante». En esta ‘Inside Problems’ el paso del estribillo «acabo de nacer» a «ella acaba de nacer» es igualmente hermoso.
Andrew Bird se inspira aquí en un par de ocasiones en Joan Didion. Es el caso obviamente de ‘Lone Didion’, que recuerda cómo la escritora perdió a su pareja y a su hija en un plazo de año y medio; y también de ‘Atomized’. Es esta una compleja composición inspirada por Beethoven, que reflexiona sobre la tecnología y se inspira en la cita de Joan, a su vez inspirada en Yeats, «fue la primera vez que lidié directa y rotundamente con la evidencia de la atomización, la prueba de que todo se desmorona».
Todo este poso intelectual no impide que ‘Inside Problems’ sea un álbum bastante accesible. ‘Lone Didion’ por ejemplo no deja de ser simplemente una composición costumbrista sobre una persona que vemos asistiendo a un restaurante, primero con su familia y luego sola; y ‘Atomized’ incluye una rima tan pizpireta como «¿soy como una isla o soy más bien como Finlandia?», logrando arrancarnos una sonrisa.
‘Make A Picture’ acerca hacia la mitad el álbum al pop, mientras el conocido violín de Andrew Bird vuelve a construir maravillas, sobre todo en los minutos finales de ‘Eight’, en verdad la pista 9, porque ya sabéis que el mundo puede llegar a ser un lugar absurdo. A veces continuamos escuchando demasiado a Lou Reed (‘The Night Before Your Birthday’), y la producción africanista y colorida de ‘Stop ‘N Shop’ parece algo descolgada del resto, sin que en ningún momento lleguemos a pensar -eso sí- que han empezado a desdibujarse los encantos del bueno de Andrew Bird.
José Guirao, quien fuera Ministro de Cultura entre los años 2018 y 2020, ha fallecido esta madrugada en su domicilio a causa de un cáncer que le fue diagnosticado el año pasado. Pedro Sánchez ha lamentado su pérdida en redes y ha recordado que fue un «hombre noble y brillante» y «todo un referente de la gestión cultural que puso con gran virtud su amor por la cultura al servicio de nuestro país».
Nacido en Almería, Guirao fue nombrado Ministro de Cultura en 2018 tras la dimisión de Màxim Huerta, y en 2020 entregó su cartera a José Manuel Rodríguez Uribes. Tras su marcha del Gobierno, Guirao regresó a la dirección de la Fundación Montemadrid y, últimamente, le ocupaba el proyecto de recuperación del madrileño Palacio de la Música.
El vínculo de Guirao con la gestión cultural viene de lejos. De 1983 a 1987 fue responsable de Cultura en la Diputación de Almería, en 1994 fue nombrado director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, cargo que ocupó hasta 2012, y entre 2002 y 2014 dirigió La Casa Encendida, uno de los espacios culturales más importantes de Madrid. Todos estos son solo cuatro de los numerosos cargos relacionados con la cultura que Guirao desempeñó a lo largo de su carrera política.
Foals han tocado este fin de semana en el festival TRNSMT de Glasgow. Después de ellos han actuado los Strokes. En un punto de la noche, Iannis Philipakkis acudía a Twitter para publicar un mensaje que daba a entender que ambas bandas habían vivido un pequeño encontronazo: «A uno de los cinco mánagers innecesarios de los Strokes, ven al cátering y cómeme el culo».
En Twitter, un usuario apuntaba que Yannis había intentado acceder al lateral del escenario de los Strokes y que el tour mánager de estos le había denegado la entrada por negarse a presentar su pase. La historia daba a entender que Yannis se consideraba demasiado famoso para tener que identificarse ante un agente de seguridad. Sin embargo, Yannis ha desmentido esta información.
En la misma red social, Yannis ha explicado que los Strokes invitaron a Foals «arriba del escenario» y que él sí mostró su pase al agente de seguridad para acceder a él, pero que, cuando se encontró en el área con el tour mánager de los Strokes, este le regañó por no tenerlo a mano en ese momento, «dentro de ese mismo minuto». Según Yannis, el tour mánager de los Strokes fue «deliberadamente grosero e irrespetuoso» y, en concreto, también, un «imbécil».
Aunque se desconoce cuál de los cinco mánagers de los Strokes regañó a Yannis de Foals, una de ellas ha respondido en Instagram a la invitación del cantante. En los stories, Rylee Elizabeth Kellogg ha sugerido a Yannis que «primero tienes que invitarme a comer». El propio Yannis ha confirmado que finalmente nadie vino a comerle el culo, a pesar que se quedó un rato esperando en el «bufé de ensaladas». Como bien nos enseñó Nicki Minaj, en inglés «remover la ensalada» a alguien significa… pues eso.
En cuanto a noticias estrictamente musicales, Foals se encuentran de gira presentando su nuevo disco, ‘Life is Yours‘, su trabajo «más pop y colorido».
Isabel Pantoja ha actuado esta noche en las fiestas del Orgullo de Madrid, donde ha recogido el premio Mister Gay y ha realizado unas declaraciones que están siendo comparadas con las de María del Monte, su amiga de toda la vida. «Yo soy una más de ustedes, que lo sepáis» es la frase que ha salido de su boca durante su comparecencia en la plaza de España.
Las palabras de Pantoja están siendo interpretadas como su salida del armario aunque hayan sido más escuetas que las de María del Monte, quien apelaba directamente a su «pareja» y a la libertad, y pese que han resultado igualmente ambiguas que las de su amiga, pues ni del Monte ni Pantoja se han declarado abiertamente ni bisexuales ni lesbianas, sino que han optado por usar palabras vagas con las que no ha quedado claro si se reconocen como miembros del colectivo o no.
Pese a que tanto las declaraciones de del Monte como las de Pantoja pueden interpretarse de una manera o de otra, a no todo el mundo le parecen tan «valientes» como se ve en medios. «Evitando hablar abiertamente de lo que eres haces un flaco favor a los que precisamente llamando a las cosas por su nombre y exponiéndose consiguieron todo lo que disfrutamos ahora», opina un usuario de Instagram. «Ese discursito amable casa muy bien con los que son «tolerantes» y no tienen nada en contra de las bolleras y maricones pero… que lo hagan en su casa». No obstante, una persona comenta que valora el paso dado por María del Monte porque ha generado una conversación entre ella y su madre, y eso «siempre es positivo».
Pantoja, muy querida por el público LGBT desde tiempos inmemoriales, ha explicado en su discurso que, sin el colectivo, no sería la artista que es hoy. «Vuestro Orgullo es mi Orgullo porque sin vosotros, los de todo el mundo, esta que está aquí no estaría aquí de pie», ha señalado. «Os agradezco con todo corazón a este colectivo que llevo en mi alma, pero en mi alma desde que comencé a cantar, y que gracias a ustedes hemos podido ser artistas y de las grandes, de las que no se olvidan. » si no se olvidan esas artistas grandes, es por ustedes, porque lo dais todos por esas artistas. Las artistas necesitamos a este colectivo maravilloso y único que es el colectivo LGTBI. Por y para siempre».
Las palabras de Pantoja han hecho resurgir unas declaraciones de la artista mucho más antiguas, realizadas en 2004 en el programa de Jesús Quintero, en las que daba a entender que no se consideraba estrictamente heterosexual. «Yo no me tengo que poner ningún cartel», sentenciaba, a la vez que explicaba metafóricamente que la vida «tiene un camino trazado para ti y tú tienes que aceptarlo».
Isabel Pantoja acaba de salir del armario en el Orgullo así que después de esto y lo de María del Monte el look oficial se bolleras es peineta y traje de cola chicas. https://t.co/VjJXGNQxN1
Este sábado 9 de julio el Cruïlla se sumó un gran tanto reuniendo en una sola jornada a dos figuras tan legendarias como Juan Luis Guerra y a Rubén Blades. El Festival cerró su edición con 72.000 espectadores totales, 25.000 durante su última jornada. Y todos los 25.000 estábamos en Juan Luis Guerra y 4.40. Nunca había visto a tanto público en el festival, ni tan transversal, con una destacada presencia de la comunidad latina de Barcelona de todas las edades. Ya se notaba en el tranvía, repleto 90 minutos antes del inicio del concierto. La organización prácticamente le hizo a Guerra un Neil Young: léase cuando en un festival se quiere destacar tanto a un artista mítico que no programa otros conciertos a la vez.
La banda 4.40 es de aúpa: contamos quince músicos en el escenario, y nos enamoramos de la teclista-vocalista que lo da todo, y baila y goza. A Juan Luis se le ve algo encogido, pero de voz está estupendo. La única pega es que el sonido de su micro es un pelín bajo. Poco más que objetar. La ubicación del escenario permite ver bien incluso en la lejanía, las pantallas y la realización son prácticamente perfectas y llegan donde no llegan nuestros ojos. Todo pensado para una hora y media de puro goce.
Arrancan con ‘Rosalía’, coreadísima, como coreadísimas son ‘Nadie como tú’ o ‘Como yo’: bailoteo y felicidad máxima. A Juan Luis Guerra no le hacen falta alharacas ni exhibiciones. Se mueve pausado, pero qué bien canta. “¿Cuántos vinieron a bailar salsa?”, nos pregunta. Y arranca un primer medley salsero, que incluye la archiconocida ‘Carta de amor’. Todas las canciones son recibidas como grandes éxitos, todas son celebraciones jubilosas. En ‘El Niágara en bicicleta’ se disparan fuentes de fuegos artificiales. En ‘Para ti’, se lanza confeti.
Hace mucho calor y el sol no acaba de bajar. La bachata más tierna también tiene su medley, que incluye ‘Frío, frío’. Y nos da para cantar, claro, los “frío, frío” y los “tibio, tibio”. Y cuando tocan ‘Burbujas de amor’ también cantamos el estribillo. Hasta la música prácticamente se detiene para que nos podamos oír entonando a pleno pulmón lo de “Quisiera ser un pez…”. ‘Como abeja al panal’ la cede a los 4:40 para que la canten con nuestra amada teclista.
Roger Zayas-Bazán, el segundo de a bordo y miembro fundador de 4.40, presenta la banda. Hay frenesí rítmico, palmas y desde la pantalla vemos a Juan Luis firmando discos. Pero para apoteosis ‘Visa para un sueño’. Y la cámara enfoca al chaval que le ha dado los discos a Juan Luis para que se los firme. Está llorando. Le ovacionamos. ‘El costo de la vida’ es buena recuperación a día de hoy: suena más actual que cuando se editó en 1992. Para ‘Ojalá que llueva café’ se olvidan del baile y nos ofrecen una versión lenta, y a piano, lo que aprovechan algunos pelmazos para dar por saco. Afortunadamente, los charlatanes pesados son minoría en el concierto.
El sol ya baja y Juan Luis se despide y se retira. El público aullamos, los músicos bailan, somos cada vez más fans de la teclista que lo da todo… Pero es todo trampa, ¡porque ya los propios audiovisuales nos exigen que pidamos otra! Y claro, Juan Luis vuelve. Con ‘A pedir su mano’ hay despiporre a ritmo rápido. Y ‘Bachata rosa’, que la cantamos nosotros. Los audiovisuales son de lo más kitsch, salen muchos Juan Luis Guerra pidiendo que movamos los brazos para aquí y para allá. Y terminamos, claro, con la ‘Bilirrubina’, y nos acabamos de descoyuntar bailando y cantando. Y chorreamos sudor y felicidad.
Cruïlla
Hay una cantidad bastante importante de personas dando vueltas por el recinto. Abandonamos a Rozalén para descansar, abrevarnos en Joan Dausa y ver qué se cuece en el Cruïlla Comedy. Nos despistamos un poco y llegamos justos para Rubén Blades con Roberto Delgado & Orquesta de Panamá. Estamos bastante atrás, pero la buena disposición del escenario, la calidad de las pantallas y la potencia de sonido hace que la distancia no sea problema.
Rubén ofreció una gira en 2017 anunciada como su “despedida de la salsa”. Afortunadamente, ha incumplido su promesa. Y aunque su proyecto lleve como nombre “Salswing”, hay un 95% de salsa y un 5% de swing. En lo que cumple es en darnos un concierto tan estratosférico como el que ofreció hace cinco años en el Poble Espanyol. Todo tiene cabida en Blades: discurso social, compromiso, baile, diversión, emoción y reflexión.
Nada menos que 21 músicos acompañan a Rubén. Él luce guapísimo, con su traje y su sombrero. Y antes de arrancar ofrece un recordatorio a los artistas que han compartido cartel con él en el Cruïlla: a Guerra, a Rozalén, a Residente. También a Serrat y a la Orquesta Plateria, a los que agradece su introducción en Catalunya. De hecho, todos los catalanes presentes nos hicimos fans de Blades a través de las versiones de la Plateria.
Blades arranca con ‘Mambo Gil’, versión de Tito Puente, y su voz no puede sonar más esplendorosa. Toda su carga social se desparrama con ‘Decisiones’, también con su discurso dedicado a todos los que vienen del sector popular, a nuestros barrios y a nuestros padres que no tuvieron vacaciones, antes de tocar ‘Las calles’. Pero mi corazoncito sufre el primer paro con ‘Ligia Elena’, una de esas canciones mitificadas por la Plateria que, por supuesto, me sé de memoria, con impresionante exhibición de la trompeta. También lloramos con ‘Amor y control’, que dedica a todos los que tienen gente enferma, con ese inicio tan desgarrador: “Saliendo del hospital / después de ver a mi mamá / luchando contra un cáncer / que no se puede curar”, y sus versos dedicados al amor de la familia: “cuánto control y cuánto amor / tiene que haber en una casa / mucho control y mucho amor / para enfrentar a la desgracia”.
El 5% del swing llega en recordatorio a Tony Benett y Michel Legrand en ‘Watch What Happens’ y a Sinatra en una muy bonita relectura de ‘The Way You Look Tonight’, en que Blades se aparta un momento de su papel de gran maestro salsero para ir al de crooner, con también estupendos resultados. Pero para estupendo y emocionante, ‘El cantante’, un tema que, nos recuerda, aunque escribió él, se hizo suyo Héctor Lavoe, a quién rememora en los audiovisuales. Como conmovedora es la repesca de ‘El padre Antonio y el monaguillo Andrés’ de ‘Buscando América’, su mítico álbum con Seis del Solar, con morcilla incluida dedicada a Messi, air guitar y un homenaje al asesinado monseñor Óscar Romero. La canción homónima ’Buscando America’ también es emocionante y depara tremenda descarga por parte de la banda. Pero para momento celebrado e inevitable, ‘Pedro Navaja’, por supuesto. ¡Y cómo cantamos todos: “La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”.! Y cuando Rubén nos deja, vemos que su impecable traje está empapado, como empapados estamos nosotros, de sudor, de emoción. De saber que nada va a ser mejor.
Nicki Minaj ha respondido oficialmente, aunque de una forma un tanto confusa, a los rumores sobre su segundo embarazo con su marido Kenneth Petty en un Instagram Live en el que un fan le preguntó directamente por el asunto.
Pareciendo bastante sorprendida al ser preguntada por esto, exclamó: «¡¿Estoy embarazada?!». Después, soltó una sonrisilla y movió los ojos como queriendo esconder algo. Finalmente, la artista de Trinidad y Tobago hizo realidad la gran revelación: «Tenía pensado tuitear esto. No estoy gorda, gente, estoy embarazada.» Tras reírse brevemente, aclaró que «quería contároslo, pero me olvidé».
Sin embargo, aquí es cuando el asunto se pone extraño. Apenas 30 segundos tras confirmar su supuesto embarazo, Nicki se puso seria y exclamó esto en una especie de acento británico improvisado: «Oh espera, ¿lo he dicho mal? Lo siento, creo que lo he dicho mal. Quería decir que… no estoy embarazada, estoy gorda». Tras soltar una gran carcajada al decir esto, dio las gracias a todos los presentes en el Live por «todos los mensajes congratulatorios». Y no volvió a hablar del asunto.
Nicki Minaj recibió a su primer hijo, cuyo nombre no ha sido revelado todavía públicamente, en septiembre de 2020. En cuanto a su segundo hijo, cada uno puede sacar sus propias conclusiones al ver el vídeo del Live de la artista. Lo que está claro es que ahora estamos más confundidos que antes.
Tyler, The Creator ha usado su plataforma de Twitter, en la que cuenta con más de 9 millones de seguidores, para acusar a excolaboradores suyos por haber vendido su vieja música en la red. Tyler señaló a Brandun Deshay y Tyler Major como culpables de haber robado y vendido parte de su música no publicada. El autor de ‘IGOR’ no ha dado detalles sobre las canciones que se han difundido, pero sí ha aclarado que Deshay y Major estaban usando Discord para compartir la música.
«B Deshay y Tyler Major vendiendo mis canciones viejas es salvaje, ha!», así comenzaba Tyler su serie de tweets sobre el asunto, en los que también criticaba a «los niños de Discord» por comprar la música robada, describiéndolos como «sedientos al máximo». En otro tweet el artista estadounidense se refiere a las canciones robadas como «cosas realmente personales» y ha sugerido tanto a Deshay y Major como a los compradores de las piezas robadas que piensen en lo que hacen: «Controlaos, colegas».
El mal rollo entre Tyler, The Creator y Brandun Deshay se remonta a los tiempos de Odd Future, el colectivo de hip-hop alternativo del que también formaban parte Frank Ocean y Earl Sweatshirt, entre otros. Supuestamente, todo empezó cuando Deshay se empezó a intentar aprovechar de la fama del colectivo para su propio beneficio. En un tweet de 2010, Tyler ya se refería abiertamente a este beef: «Lo juro, cuando vea a Brandun Deshay, LO VOY A MATAR. Enseñad esto a la policía como prueba.»
b deshay and tyler major selling old songs of mine is wild ha, all them discordd kids are sus especially 3D glass pacifist whatever the hell he called, copping stolen shit is like damnnnn u thirsty as hell ok
Hot Chip, que estos días han estado actuando en Cruïlla y en septiembre volverán a nuestro país para dejarse caer por Cala Mijas (el mismo día que Kraftwerk, Chemical Brothers, Nick Cave, Bomba Estéreo…), sacarán su 8º disco entre un concierto y otro. En concreto será el 19 de agosto bajo el nombre de ‘Freakout/Release’. Y tras ‘Down’ es el turno de conocer el segundo single ‘Eleanor’, que os hemos presentado este viernes en la playlist de novedades «Ready for the Weekend».
‘Boy from School’ después de ‘Over and Over’, ‘Ready for the Floor’ después de ’Shake a Fist’, ‘I Feel Better’ después de ‘One Life Stand’, ‘Night and Day’ después de ‘Flutes’, ‘Need You Now’ después de ‘Huarache Lights’… son muchas las ocasiones en que hemos debatido si el segundo single de un disco de Hot Chip era mejor que el primero. En ocasiones, incluso estaba claro. Y vuelve a ser el caso de este ‘Eleanor’ que hoy ejerce de «Canción del Día».
Según su sello en España Music As Usual, Hot Chip hablan en esta canción de la «resiliencia de las personas y los recuerdos que quedan», lo que se manifiesta en textos como “Incluso si crees que no hay nada más / Siento que el cielo llama a nuestra puerta / Eleanor, para siempre”.
Alexis Taylor dice de la canción: “Se trata del mundo que se estrella contra ti, de las olas que chocan contra ti, del dolor que todo lo abarca, y de cómo tienes que atravesarlo. Los versos tratan sobre la separación cuando las familias se dividen en contra de su voluntad. Se trata de amigos fuertes. También se trata de Samuel Beckett llevando a Andre The Giant a la escuela, y de cómo Beckett debe haber aprendido mucho de la sabiduría de Andre”. El cantante del grupo se refiere al autor de ‘Esperando a Godot’ y al actor y luchador fallecido en 1993.
‘Eleanor’ es una de las grabaciones más inmediatas de Hot Chip, sin pretenderlo, pues Joe Goddard explica que esto se produce únicamente debido a su experiencia como escritores de pop. Contiene una cierta melancolía que nos hace pensar que este podría ser su pequeño «Girl from School» en respuesta a «I was a boy from school», pero también hay en ella cierta tranquilidad, calma y sentido del humor, palpable en rimas como «You’re like Andre the Giant / On his way to school / Beckett gave him a ride /Before there was carpool». ¿Es un juego de palabras entre el hecho de compartir coche y el carpool karaoke? Hot Chip conjugan aquí en cualquier caso la melancolía con la pista de baile, logrando que ‘Eleanor’ no desentone nada entre sus hits de sonido más hedonista.
En estos días de celebración del Orgullo en Madrid, hemos grabado un podcast para Revelación o Timo en compañía de Rocío Sáiz. La cantante, que este verano estará presentando ‘Amor Amargo’ en festivales como Santander Music y Sonorama, tras haber pasado por Mad Cool, Vida Festival, y muchos otros, nos habla sobre la existencia de la música LGTB+ o todo lo contrario.
Entre los temas a debate, hablamos sobre la pertinencia de que casi todas las cantantes de las playlists sobre el Pride de Spotify sean tan heterosexuales como Dua Lipa. También sobre visibilidad lésbica, artistas como Jimena Amarillo, Javiera Mena o Chocolate Remix. Sobre la apropiación de artistas LGTB+ como Queen y y canciones como ‘I Will Survive’ por parte del público generalista. Sobre los casos de Pablo Alborán y Blas Cantó, pero la ausencia aún de un macrohit de un hombre gay para otro hombre gay, pese al avance que han supuesto artistas como Sam Smith, Perfume Genius o Ricky Martin. Hablamos también de MUNA, Arca, Sophie y artistas de nueva hornada como Marianita Precaria.
En un momento del podcast, hablamos sobre la invisibilidad de los interesexuales. Aunque no lo mencionamos con micro abierto, aprovechamos este espacio para recomendar la obra de Gabriel J. Martín, cuyos libros ‘Quiérete mucho, maricón’, ‘Gay Sex’, etcétera, han cambiado la vida de mucha gente en la comunidad, por ejemplo en sus capítulos sobre cómo Grindr se parece mucho a un refuerzo de la autoestima, y muchas veces termina resultando todo lo contrario.
Con este capítulo terminamos la temporada de Revelación o Timo, aunque es posible que publiquemos capítulos de manera quincenal u ocasional a lo largo del verano. El formato semanal volverá -si todo va bien- en septiembre. ¡Gracias por acompañarnos durante este primer año!
Este viernes, en un acto de las fiestas madrileñas del Orgullo, Isabel Pantoja pronunció un discurso en el que, entre mucha ambigüedad, parecía reconocerse públicamente como persona LGBT, tras décadas de rumores sobre sus relaciones con Encarna Sánchez o María del Monte (mucho más clara al respecto en su pregón de hace unas semanas). En un acto de homofobia sin precedentes, Mad Cool contraprogramaba este momento con un grupo (y un bolo) tan hetero como Muse, pero de eso hablaremos luego, porque, aunque doliese, ése no era el peor solape del viernes. Para mí, el solape más doloroso, no ya del viernes, sino de todo el festival, era el que involucraba a Phoebe Bridgers y The War On Drugs, en distintos escenarios a la vez.
Yo elegí Phoebe Bridgers, aunque fui corriendo nada más terminar para ver la traca final de The War On Drugs. Pero no me arrepentí en absoluto: la de Phoebe era una propuesta muy distinta a la de la mayoría de shows del festival, ya fuesen rockeros o poperos. Quien no conectase podía decir que era un concierto aburrido o incluso deprimente comparado con el resto, y no le culpo, pero para quienes disfrutamos de su música, lo que consiguió la californiana fue una atmósfera grupal todo el tiempo que duró su directo.
Las filas más cercanas seguían de pie el recorrido que su cautivadora voz (más aún en vivo) hizo por ‘Punisher’ y ‘Stranger In The Alps’, a la vez que un gran número de personas decidía disfrutarla sentadas tranquilamente (algunos, porro en mano, muy tranquilamente). Unos y otros se levantaron para saltar con ‘Kyoto’ (“ésta va para los padres que haya aquí”, comentó), y para flipar con el cierre catártico de ‘I Know The End’, en el que una casa proyectada iba incendiándose cada vez más y más.
No era la única cinemática cuidada del bolo, en el que las pantallas encajaban a la perfección con la atmósfera creada por Phoebe Bridgers y su banda, y no era el único aspecto de imagen que llamaba la atención. La banda en sí llevaba los trajes de esqueleto con los que identificamos a la autora de ‘Chinese Satellite’, y ella, guitarra en mano, se sumaba a lo darks yendo de negro completo, pantalones, blusa y chaqueta, y dejando ver luego que la blusa se componía de lentejuelas cuya figura asemejaba la del esqueleto. Igual que en el concierto de Bilbao recogido por mi compañero Jordi, Bridgers se acordó aquí también de lo ocurrido con el Tribunal Supremo de EEUU y el aborto, alegrándose de estar “lejos de mi país ahora mismo, porque es todo una mierda”.
David Moya
Con la esencia de ‘I Know The End’ aún en el aire, llegó el momento de correr si queríamos ver algo de The War On Drugs, a los que se les había permitido algo más de tiempo. Adam Granduciel y compañía tuvieron algo en común con Bridgers además del horario: el suyo también era un concierto a fuego lento donde no importaban tanto los temazos puntuales sino la atmósfera creada durante hora y pico. Aunque solo pudimos ver el tramo final (concretamente llegamos a la mitad de ‘Under The Pressure’), era algo bastante palpable. The War On Drugs es una de las grandes bandas de rock de la actualidad, aunque no tengan la popularidad mainstream de otras, y anoche fue otra ocasión más en la que demostraron por qué.
Mientras Granduciel daba las gracias y presentaba a sus compañeros a ritmo de la intro (alargada para la ocasión) de ‘I Don’t Live Here Anymore‘, se podía ver cómo no necesitaban de grandes estridencias. Bastaba con sus fantásticas melodías, el buen hacer de sus músicos y la prodigiosa voz de Granduciel, que nunca ha ocultado su inspiración en Dylan y Springsteen. Ni falta que hace. Cuando los estadounidenses se despedían con ‘Occasional Rain’ -justo la canción que cierra también su último trabajo-, quedaba la pena por no haber disfrutado del concierto entero, pero también la sensación de que esas tres canciones valían como un concierto entero de grupos más codiciados.
Pero, antes de todo eso, tuvimos la oportunidad de ver a la casi-nominada al Oscar por ‘Licorice Pizza‘ y sus dos hermanas. Coñas aparte, el de HAIM fue otro de los grandes conciertos del día. Las autoras de ‘Women In Music Pt. III’ prescindieron de las colaboraciones que más streams les han dado (‘no body no crime’ de Taylor y ‘Pray to God’ de Calvin Harris) y ofrecieron solo canciones propias. Y pa qué más: solo con una selección de su repertorio les quedó un concierto de lo más apañado. Los momentos vocalmente rarunos -que los hubo- se compensaban de sobra con el talento para los instrumentos de las tres hermanas y, ojo, con su humor y buen rollo.
Porque para sobrevivir a las altas temperaturas viene súper bien tocar en sujetador, pero sobre todo echar mano de las coñas, como cuando fingieron la llamada en directo de un fuckboy que respondía al nombre de “Federico” (juraría que ése fue el nombre). Alana, Este y Danielle se despidieron con el tremendo combo de ‘Summer Girl’ (cómo no), ‘The Wire’ y ‘The Steps’, y probablemente nada más salir del escenario se diesen un agüilla y fuesen a ver también a Phoebe Bridgers.
David Moya
En ese mismo escenario, pero con un mood completamente distinto, actuaron luego Incubus. La banda californiana no tenía el humor de las HAIM, pero tampoco la presencia y la labia de unos Imagine Dragons/Dan Reynolds y, más allá de algún “thank you, Madrid”, no hubo mucha interacción. Hicieron religiosamente, eso sí, un recorrido por su discografía, sobre todo por los exitosos ‘Make Yourself’ y ‘Morning View’, aunque también hubo espacio para la más reciente ‘Karma Come Back’.
Aunque se animaron un poco más hacia el final, daba la sensación de que, más allá de los fans en las primeras filas, la gran cantidad de público presente estaba allí más por ir esperando a Muse que por verles a ellos, a juzgar por su reacción. Lo contrario le ocurrió a Alt-J: si Incubus pudo beneficiarse (que lo hicieran o no es otro tema) de ser teloneros de Muse, la banda de Joe Newman y Thom Sonny Green tuvo que hacer frente a la absoluta estampida de gente en cuanto terminó ‘Knights of Cydonia’. Teniendo en cuenta además que quizás su estilo no era el mejor para ser programado a las 2 de la mañana, demasiado bien les fue en cuanto a público.
Después del escarmiento vivido el día anterior con gente llegando a su casa 3 horas después de salir de IFEMA debido al caos del transporte, pocos se quedaron hasta el final, pero los que nos quisimos quedar al menos hasta la mitad pudimos escuchar algunas de sus mejores canciones, como ‘Every Other Freckle’ o ‘Tessellate’.
David Moya
Y llegamos al plato fuerte del día y casi que, con el permiso de Metallica, del festival, porque es posible que Muse sea responsable de un gran porcentaje de las entradas vendidas de este Mad Cool 2022, incluyendo en ello a caras conocidas como la presentadora Mónica Carrillo, las cantantes María Escarmiento y Natalia Lacunza, las actrices Megan Montaner y Silvia Marty y -esto fue especialmente lindo al verle pudiendo disfrutar de conciertos- Chino de Supersubmarina. Volviendo a Muse, siguiendo la épica que siempre les ha caracterizado, y el punto de narrativa distópica especialmente presente en sus últimos discos, la banda salió al escenario con unas máscaras que parecían sacadas de ‘El Juego del Calamar’. Tras ellos, una gran A anarquista en llamas… que luego pasaba a ser W, O, T y P. ‘Will Of The People’, que así se llama su nuevo trabajo, y también la canción con la que abrieron el bolo.
Pero el “más es más” no acababa ahí y, poco después de quitarse las caretas para cantar ‘Hysteria’, aparecía una máscara gigante y fuego que acompañaba a ‘Won’t Stand Down’, el lead single de este disco. La máscara se quedaría en el escenario el resto del tiempo, moviéndose y haciéndonos pensar cómo se las apañan para llevarla de un país a otro en el tour. ¿Tendrán una en cada puerto? ¿Tendrán unas instrucciones de IKEA? No había mucho tiempo para intentar responderte porque, a poco que te descuidabas preguntándote algo de esto, la banda de Matt Bellamy te soltaba otro juego de luces y otro riff excesivo de los que tanto gustan a sus fans y tanto odian sus haters.
No dudaron en dar protagonismo al nuevo disco, aunque aún no esté en la calle, y, además de sus tres singles (los dos mencionados y ‘Compilance’), tocaron ‘Kill Or Be Killed’, inédita pero presente en lo que llevan de gira. Por supuesto no se olvidaron de clásicos como ‘Time Is Running Out’ y, aunque éstas ya no las vimos porque quisimos ver cómo se las apañaban las contraprogramadas Parcels y Rocío Saiz, pudimos saber que por supuesto ‘Uprising’, ‘Supermassive Black Hole’ o ‘Starlight’ también tuvieron su lugar. Con un horario maldito en contra, y sin la oportunidad de ganarse a un target anti-Muse que se había refugiado en Parcels, Rocío Saiz demostró una vez más su madera de superviviente en el precarizado underground nacional.
Agradeciendo una y mil veces a los poquitos allí congregados que asistiésemos a su bolo (“también a los que no me conozcan de nada y hayan entrado al pasar por aquí y pensar ‘pero qué circo es éste’”), Rocío recordó el desigual reparto para las artistas femeninas que ya comentamos por aquí, y reivindicó la importancia para los artistas LGBT de que no solo les llamen para el Orgullo (en nuestro último podcast habla de ello). La madrileña repasó bops de su EP ‘Amor Amargo’ como ‘Si me muero, te habré dicho que te quiero’, ‘La Juventud’ o ‘Nietas del Ruido’, rescató temas de su etapa en Monterrosa como ‘Última Conexión’, y se marcó impagables versiones como la que mezclaba ‘Freed from desire’ con el ‘Atrévete’ de Chenoa, o la final ‘Sobreviviré’ de Mónica Naranjo en la que se colaba ‘Estoy llorando por ti’, y que culminaba con ella lanzándose al público. Habría cuatro, pero allí estaban para cogerla. Y, para una artista que se abre cada vez que se sube al escenario, ese apoyo y esa pasión compartida es esencial.
“¡Seguro que a Muse no les hace tanta ilusión como a mí poder tocar aquí!” bromeó Rocío en un momento, y seguramente a Parcels les pasaría lo mismo. De hecho, dentro de que sus bolos no están pensados para interactuar demasiado con el público, los australianos exudaban alegría al ver a tantas personas bailando sus temas, conscientes de que a pocos metros estaba Matt Bellamy. Louie Swain y compañía parecían estar en la misma rave que su público, y el electropop de temas como ‘Tieduprightnow’ acompañó a los allí presentes como fiesta colorida alternativa a Muse, incluso como lugar donde tomarse un respiro y comer algo antes de volver a meterse en The Loop, como también pudimos ver.
Brent Faiyaz ha tenido un buen año en 2021. Mientras preparaba su nuevo álbum, lanzado este viernes con el nombre de ‘WASTELAND’, tres de sus singles entraron en el Billboard Hot 100. Dos de estos, ‘Wasting Time’ y ‘Gravity’, con invitados de muy alto calibre, sobre todo en el primero de estos, con Drake y The Neptunes.
Faiyaz, que significa «artista» en árabe, ya no es el mismo que cuando lanzó ‘Fuck The World’ en 2020. Ha alcanzado un nuevo nivel de fama y lo cuenta en su único single de 2022, ‘PRICE OF FAME’, la Canción del Día de hoy.
‘PRICE OF FAME’ se puede dividir en dos partes, bien marcadas por un cambio de beat. A su vez, la primera de estas partes puede dividirse en otras dos, que en realidad son idénticas, pero con distinta velocidad, usando el característico truco de Brent de ralentizar el track para que su voz suene más grave. El resultado es una disección de la fama a tres velocidades.
Musicalmente, la primera parte es una especie de balada R&B con un potente bajo y una melodía de xilófono ascendente y descendente. Líricamente, Brent no nos cuenta nada que no sepamos sobre la fama: ser famoso no lo es todo y no está tan guapo. Pero aun así, la melodía vocal en ambas velocidades no falla y consigue sacarse algunas líneas que destacan («I can’t fake a smile, it’s hard to wear / And I can’t show no love, that shit too rare»).
En la dulce y onírica segunda parte de la canción, alrededor del minuto 3, la percusión y el bajo desaparecen, siendo sustituidos por una guitarra acústica y unas campanillas. Aparentemente, también desaparece el tema de la fama, con Faiyaz serenando a una chica a la que quiere enamorar. En realidad, esta parte sirve como contraste a la primera, en la que niega las ventajas de la fama en un tono de superioridad, y muestra a un Brent vulnerable y buscando lo que más importa, que ya os podéis imaginar lo que es («If you feel what I feel / You know that I’m real»).
La primera jornada grande de Cruïlla -con 21.000 asistentes- fue la jornada del pop, lo alternativo y los solapes. Entre las nueve y la una de la madrugada todo coincidía en mayor o menor medida, con lo que la noche se convirtió en un buffet libre en que se hacían extraños maridajes.
Travis Birds inauguró el escenario grande a las seis de la tarde con una banda de acompañamiento bastante tradicional y unos cuantos fans talluditos de Duran Duran observando desde primera fila. Pero unos fans muy respetuosos e implicados, que siguieron el concierto con atención y daban palmas cuando se les pedía. Travis, de voz sedosa y rasposa a la vez, desarrolló su pop mestizo hispánico, y las comparaciones con Bebe se hacen inevitables. Empezó adusta, pero a medida que se iba desarrollando su show se iba mostrando cada vez más suelta, risueña y habladora. “Esta canción se la dedico a los nostálgicos que hay por aquí”, nos dice, y se convierte en un guiño involuntario a los fans de Duran Duran, antes de tocar ‘La chica del tren’. Alguien entre el público saca un cartel que reza ”Travis Birds 1 Rafa Nadal 0”, y Travis ríe. Toca ‘Soy rebelde’ a ritmo de blues moroso, que mezcla con una sentida reinterpretación de ‘Todo es mentira’ de Albert Pla que acaba con una jam bastante furiosa de la banda.
‘Senza fine’ de Gino Paoli, que debe ser la mejor canción del mundo, nos recibe antes de que arranque el concierto de Delafé y Las Flores Azules. Al reencuentro de Helena Miquel y Oscar D’Aniello se les suma una bandaza con tres vientos, y parece que estemos en 2010 otra vez. Delafé y las Flores Azules derrochan su hip hop mediterráneo en un show enérgico, pletórico de buen rollo. Tan pletórico, que Oscar deja empapado su polo Fred Perry mostaza y se tiene que acabar cambiando, mientras Helena aparentemente aguanta el tipo con su delicado vestido de color celeste. Caen hits a mansalva, claro: ‘Mar el poder del mar’, ‘Río por no llorar’, ‘1984’, ‘Espíritu Santo’… Auténtico calor veraniego.
Pero para hits, los que nos esperan en Duran Duran. Estamos llegando desde el escenario donde justo han terminado Delafé y las Flores Azules y nos recibe nada menos que ‘Wild Boys’. El grupo tiene bastante buen aspecto. Simon Le Bon lleva un look ‘Corrupción en Miami’ meets Studio 54: pantalones ajustados plateados, camiseta y chaqueta blanca de lino. Por Nick Rhodes parece que no pasa el tiempo, directamente. Casi tiene la misma pinta que gastaba en los 80, con su pelo platino y su palidez espectral tras los teclados. Los Taylors bien, gracias.
Al grupo se le suman dos coristas que se implican enormemente en el show. La banda suena potentísima. Simon está algo justo de voz, algo ronco, pero lo que no llega de garganta lo suple con carisma. El show lo sustentan ellos, básicamente. Las proyecciones de apoyo muestran portadas o imágenes que retrotraen a los momentos más representativos del grupo. Enseguida caen éxitos como ‘A View to Kill’, precedida por la fanfarria de James Bond o ‘Notorious’. Pero también tienen peso sus éxitos de los 90, como ‘Come Undone’, donde se lucen especialmente, o un tanto desafinado pero emocionante ‘Ordinary World’, que Simon dedica a los “hermanos y hermanas de Ucrania”. Pero, claro, el cierre se guarda para los mayores éxitos de los ochenta: ‘Girls on Film’, ‘Save a Prayer’ y ‘Rio’.
Durante la segunda parte del concierto de Duran Duran cada vez se han ido viendo más huecos. Porque coincide con la puta rave de Zahara (primer solape doloroso, snif) y porque a las diez empieza Rigoberta Bandini, y son muchas las que quieren coger buen sitio. El gentío que se atisba es espectacular y aún hay riadas de público hacia su escenario. Empieza nada menos que con ‘In Spain We Called It Soledad’ y de tercera ya cae ‘Ay mamá’. Pero a mí en ese momento lo que me llama es Joe Crepúsculo desde la carpa. “Bona nit Barcelona! Voleu bacallà?”, nos grita Crepus. Y eso es lo que nos da: bakalao junto a su inseparable Aaron Rux. Entre la gente y el humo apenas los distingo, pero los bailo lo más grande. “¡Esas manos arriba!”, nos pide cada dos por tres. Dedica ‘Pisciburguer’ “a todos los que no tienen piscina”. Nos mete 170 bpm, nos canta muchas de ‘Trovador tecno’, nos pide mecheros (¡mecheros! ¡En 2022!)… El sonido es algo opaco, pero da igual, porque nos lo estamos pasando en grande. Nos toca una fantástica ‘Música para adultos’, irrumpe con un no sé si irónico “¡Viva tecnocasa!” en, claro, ‘Tecnocasa’, llega una apoteosis espectacular en la maravillosa ‘La canción de tu vida’…
La cuestión es que Joe Crepúsculo tiene un slot larguísimo: noventa minutos. Y se solapa en gran parte con nada menos que Jack White. Así que con todo el dolor de mi corazón lo abandono. Hay una cola larguísima para acceder a su concierto. Sin embargo en la carpa hemos estado bastante holgados. La organización de Cruïlla es muy escrupulosa con el aforo, lo cual genera comodidad para los de dentro… y cierto nerviosismo para los que esperan.
Jack White cada vez está más azul. A su atuendo se le suma un cabello más celeste que el vestido de Helena Miquel. Y ya nos dice a la primera lo que vamos a tener: jams y exhibiciones guitarrísticas. La inauguración le toca a su último disco, ‘Fear of the Dawn’: ‘Taking Me Back’ y la homónima ‘Fear of the Dawn’ son pura exhibición. Caerán unos cuantos clásicos de The White Stripes durante la noche… Pero yo lo que tengo ganas realmente es ver a mis dos hooligans favoritos, Sleaford Mods, así que, una vez más, tengo que volver a abandonar un concierto para acudir a otro.
Xavi Torrent
El escenario donde tocan Sleaford Mods coincide con el añorado ATP del Primavera Sound. Y también es donde se desarrolla el Comedy, actuaciones de monólogos de comedia, lo que nos depara unos momentos un tanto surrealistas. No se puede acceder al escenario todavía porque los operarios están retirando las sillas con un toro. Los allí congregados metemos prisa, jaleamos, animamos y aplaudimos al conductor a gritos de “¡torero-torero!”. Mientras, en el escenario Jason Williamson y Andrew Fearn prueban sonido y deben estar viendo la escena con bastante incredulidad.
En cuanto nos dejan entrar, asaltamos la barra como buenos borrachos. Corre la cerveza… no así en el escenario. Andrew Fearn ha abandonado su habitual gesto de beber latas, y ahora se dedica solo a darle el play y bailar cual poseso. Jason Williamson lleva todo el peso del concierto, para variar. Sus mohínes, sus gestos, sus payasadas y, sobre todo, sus palabras son la base de sus shows. Sus filípicas anti-tories ‘The New Brick’ y ‘Shortcummings’ abren el setlist aunque, curiosamente, no dice ni una sola palabra sobre su “amado” Boris Johnson. Jason habla poco entre canción y canción. Solo hace chanzas acerca del calor (hace una noche realmente tropical en el Fòrum) y el mal olor (otro gran clásico veraniego del recinto). Otro clásico son los pogos, que empiezan con ‘Face to Faces’, pero a los que ni me acerco, porque hoy he traído las gafas. Sleaford Mods no tienen vergüenza ninguna. Si toda la música es grabada, también aparecen enlatadas las voces de Billy Nomates y Amy Taylor en ‘Mork n Mindy’ y ‘Nudge It’. Se pegan una divertida versión del ‘Don’t Go’ de Yazoo. Una amiga intenta arrastrarme al pogo, pero me niego otra vez. Cierran con ‘Tweet, Tweet, Tweet’. Editors ya han empezado y luego tocan Hot Chip… Pero mis piernas deciden que ya han tenido suficiente festival, así que prefieren llevarme hacia casa antes que a los próximos conciertos. Mañana, más.
Cardi B vuelve a liarla. Este viernes, la neoyorquina se vio envuelta en una especie de disputa o altercado con un fan durante su set en el Wireless Festival de Londres. Los vídeos muestran a Cardi B en el escenario inclinándose hacia sus fans, que están muy cerca de ella, hasta que uno de ellos se pasa de la raya.
En una de las grabaciones se ve cómo alguien del público intenta quitarle el micrófono a la artista, sin éxito, tras lo que esta sigue rapeando como si nada. Segundos más tarde, no queda muy claro si la misma persona le coge del pelo o si simplemente Cardi se acuerda de lo del micro y no se puede aguantar. Independientemente de lo que sea, la artista de ‘WAP’ procede a pegar con el micrófono al fan repetidamente, hasta que la pantalla del festival se apaga y el público comienza a corear: «Cardi! Cardi! Cardi!».
Cardi no ha hablado sobre el incidente, pero sí ha compartido algunos clips de la actuación en su perfil de Instagram. En la caption del post habla de la gran longitud del escenario del Wireless y menciona que «se necesita mucha resistencia». Además, ha dado las gracias a Megan Thee Stallion y a su marido, Offset, por acompañarla en el escenario.
El viernes en Bilbao BBK Live atrae a una cifra de asistentes considerablemente mayor que el jueves. Cero unidades de noticia detectadas pero se hubiera agradecido más espacio y menos colapsos en los baños, puestos de comida y frente al escenario principal a la hora en que tocaban Bomba Estéreo. Por otro lado, la imposibilidad de contactar con alguien por teléfono -llamada o mensaje- deteriora la experiencia. Los problemas de cobertura no son únicos de Bilbao BBK Live, pero creo que pocas veces he tenido tantas dificultades para enviar o recibir un simple mensaje. En cualquier caso, la jornada del viernes dejó buen sabor de boca gracias a los conciertos.
Uno de los primeros conciertos de la jornada lo ofreció Inhaler. Aparte de confirmar que efectivamente los nombres de grupo se han acabado, el cuarteto de Dublín demostró por qué es una de las nuevas sensaciones del rock anglosajón, después que su debut ‘It Won’t Always Be Like This’ alcanzara el número 1 de álbumes en Reino Unido y en su Irlanda natal. Su pop-rock maximalista trae “power” suficiente para cargar los móviles de todos los asistente del festival, la banda no teme coquetear con otros sonidos como el funk o el country y, dicho sea de paso, su cantante Elijah tiene potencial de rompecorazones adolescente. El sonido de Inhaler ya no tiene tanto tirón fuera de las islas (o eso parece) y, a veces, sus referencias (de Interpol a Two Door Cinema Club) resultan demasiado obvias. Sin embargo, el grupo puede dar una sorpresa en algún momento.
La variedad estilística de Bilbao BBK Live implica que de las guitarras indie se pase al spoken word de Laura Som y Juan Escribano sin que a nadie le parezca extraño. El dúo actúa en la carpa frente a un público disperso pero atento a las palabras que salen de la boca de Laura, quien logra captar la atención gracias a su elegante y cristalina locución, a su sutil manera de agregar pequeñas dosis de melodía por aquí y por allá y a su suave pero dinámico fraseo. Mientras, Juan toca la guitarra y pone bases atmosféricas que envuelven los recitados de Laura, que tanto apelan a una serie de generaciones marcadas por la incertidumbre y la esclavitud a la tecnología, y que están necesitadas de apoyo, como el que ofrece Laura en el tema final, en el que clama “joder, resiste”. Como curiosidad, Laura se atreve a hablar en euskera pese a ser de Murcia y le sale bien.
Después del concierto de Lori Meyers tuve que comprobar que el grupo no era uno de los cabezas de cartel principales del festival. Su nombre sí aparece al lado de los de Bomba Estéreo y Supergrass, pero el grupo demostró estar convencido de merecer algo mejor incluso . La cantidad de hits que se sucedieron en el concierto, el tramo final con ‘Siempre brilla el sol’, ‘Mi realidad’ y ‘Alta fidelidad’, el vocerío ensordecedor de las decenas y decenas y decenas de fans congregados que cantaban dichos hits al unísono, y la fuerza de Noni sobre el escenario, más que un simple líder, un “showman” con todas letras; contribuyeron a crear un espectáculo muy agradecido.
Tan entregado estaba Noni en su papel de rockstar enloquecido, (casi) descamisado y empapado en sudor que, en ‘Alta fidelidad’, bajó hacia el público, se dio un baño de masas que terminó con él cantando tendido en el suelo, volvió al escenario y, en el golpe de batería final, dio una patada al pie de micrófono que casi sale volando por los aires.
Quien sí salió al escenario durante el concierto de Lori Meyers fue un Jordi Évole completamente eufórico. Un “crossover” de lo más inesperado que debió extrañar a quienes desconocieran que Évole no solo es amigo de los Lori, sino que además ha actuado en el festival con su grupo de versiones Los Niños de Jesús, en el marco de la programación gratuita que tiene lugar en el centro de la ciudad. Por esa actuación, el propio Noni se dejó caer.
De vuelta a la carpa esperaba Planningtorock para ofrecer uno de los shows más interesantes y divertidos de todo el festival. Es verdad que Jam se limitó, en el escenario, a cantar y tocar su mesa de mezclas sin moverse demasiado y que, cuando presentaba las canciones entre los silencios, parecía que estaba “pinchando” una sesión de Spotify. Pero también es verdad que sus tímidos movimientos eran adorables y su sonrisa más todavía cuando recibía los aplausos del público. Pero, sobre todo, era fascinante verla en acción modulando su voz en directo, llevándola a varios grados de grave según la canción, hasta el punto que llegaba a sonar como Cher en varios puntos, con el mismo timbre y el mismo vibrato. Sus canciones están tan dedicadas a la comunidad LGBT+ que sus letras se pueden limitar a repetir títulos como “non binary femme” desde el principio hasta el final, pero Jam hace de esa repetición una de sus mayores virtudes porque sus melodías son preciosas, como las de ‘Girl You Got My Heart’ o ‘Gay Dreams Do Come True’, dos de sus producciones más recientes y también dos de las mejores. Entre otras igualmente queridas como ‘Transome’, Jam recuperó ‘The Breaks’, incluida en su disco de 2011. Más atmosférica y synth-pop, fantástica de todos modos.
Al escenario de Bomba Estéreo era absolutamente imposible acercarse debido a la cantidad de gente que había delante del segundo de los escenarios principales. Sin embargo, la energía que transmitía la banda colombiana atravesaba todos los rincones del festival. Li Saumet, que llevaba alas de pájaro, y Simón Mejía no decepcionaron en su misión de hacer bailar hasta la última persona presente en el recinto con su apasionante mezcla de ritmos latinos y electrónica. Hasta el personal de los food trucks no podía hacer otra cosa que dejarse llevar y bailar con los brazos arriba a la vez que salteaba fideos. ‘Amanecer’ y, sobre todo, ‘Fuego’ y ‘To My Love’ volvieron a resultar himnos universales.
Poco que agregar a lo dicho ya por mi compañero Pablo en su crónica de The Killers desde Mad Cool. Brandon Flowers es el frontman que todo los frontmans aspiran a ser. Se come el escenario y se merienda al público con una confianza y una fuerza absolutamente pasmosas, tiene el sex appeal de una estrella del glam y la elegancia de un rey, su voz suena de lujo y el repertorio de The Killers es un frenesí de estribillos coreables e himnos. Brandon intenta hablar en euskera ante la atónita mirada de mi colega vasca, aunque parece que no le sale tan mal; y varias veces presenta al grupo y comenta su procedencia (Las Vegas) como si nadie lo supiera, The Killers es el cabeza de cartel por antonomasia de Bilbao BBK Live hasta el punto que el espacio está todo lleno hasta donde me alcanza la vista. De hecho, hay tanta gente que, de repente, el recinto se encoge. Por supuesto, nadie quiere perderse presenciar en directo ‘Human’ ni muchos menos ‘Mr. Brightside’, ese clásico que se resiste a abandonar las listas británicas. Con la de fans que es capaz de congregar el grupo, a nadie le puede extrañar.
Sharon Lopez
Tenía mis dudas con el concierto de Stromae porque los singles de su último disco han dado una imagen de él un tanto seria y solemne. El concierto es otra cosa completamente diferente en el mejor de los sentidos. Paul Van Haver no solo se lo pasa pipa sobre el escenario sino que su enorme sonrisa es capaz de iluminar el recinto entero. Es una sonrisa satisfecha y orgullosa, pero también ilusionada, por parte de un “entertainer” consumado que ofrece un concierto inolvidable.
Haciendo honor al título de su disco ‘Multitude’, el concierto de Stromae contiene eso, “multitudes”. Para cada canción, Paul van Haver prepara una actuación diferente. Acompañado de sus músicos, que proceden de varios lugares del mundo (de Grecia a Japón) y que tocan frente a teclados de diseño futurista, el belga se muestra serio en ‘Invaincu’, baila voguing más divina que nadie en ‘Tous le même’, saca una mesa de micrófonos en ‘Papaoutai’ como si diera una rueda de prensa, en ‘Mouvaise journée’ introduce en el escenario un sillón viejuno que se desliza de un lado al otro del escenario. A continuación da la bienvenida a un perro robot capaz de hacer realidad tus pesadillas influidas por ‘Black Mirror’. En ‘L’enfer’ canta sentado a oscuras, pero en la canción siguiente da instrucciones para bailar con él una boba coreografía. El final con ‘Alors on dance’ lleva obviamente a la discoteca.
El show de Stromae está hilvanado por una serie de animaciones que narran una historia, y también protagonismo en él una serie de pantallas que bajan del techo muy cerca del escenario y que transmiten esa misma sensación de encontrarse ante un evento del futuro. Sin embargo, es Stromae y su presencia escénica, su carisma, su manera de bailar, de mirar y de interpelar a la audiencia, así como su fascinante fusión de melodías francesas con instrumentos andinos y sonidos electrónicos, los que logran meterse a todo el mundo en el bolsillo sin necesidad de nada más.
Alrededor de 5000 personas se amontonaron este viernes, bajo el calor abrasador, en una plaza del Matadero de Madrid para escuchar a Yolanda Díaz hablar de su nuevo proyecto, la plataforma Sumar, descrita por Díaz como un movimiento ciudadano que busca «un nuevo contrato social, en el que los hiperricos tienen que aportar como todo el mundo», tal y como ha recogido El País. Además, también han apoyado el proyecto diversas celebridades, entre las que se cuenta el artista Kiko Veneno.
Esta nueva iniciativa de Díaz ha probado ser todo un éxito, pese a lo poco que se sabe de ella. A Díaz le acompañaban siete personas desconocidas para el público, pero relevantes en la propuesta de Sumar, como una activista climática y un rider, entre otros. Además, se proyectaron algunos vídeos en los que diversas personalidades apoyaban la causa. Entre estos, el actor Antonio de la Torre, los escritores Bernardo Atxaga y Manuel Rivas y el cantante Kiko Veneno, quien resumió el evento con una frase: «Llegó la hora de hablar y de escuchar».
También han acompañado a la vicepresidenta segunda el pianista James Rhodes, las escritoras Elvira Sastre, Belén Gopegui y Elizabeth Duval, y algunos excargos políticos. El actor Luis Tosar y el escritor Bob Pop también iban a aparecer, pero el COVID se lo ha impedido.