Es uno de los grandes lugares comunes del audiovisual musical: el rapero multimillonario que hace un vídeo rodeado de “su gente”, dándose un baño de multitudes callejero porque “no olvida de dónde viene”. Benito Antonio Martínez Ocasio viene de una familia de clase obrera de Puerto Rico. Y así empieza ‘Tití me preguntó’: con una evocación de su infancia, cuando su “tití” (tita) le preguntaba cuántas novias tenía.
Bad Bunny tiene muchas. O de eso presume en el vídeo. También de que no se le caen los anillos por ir al súper Juanitos a comprar algo de beber (en taxi, eso sí), o a cortarse el pelo en una pelu de barrio (ya le arreglará el estropicio su estilista) rodeado de simbología portorriqueña y con una señora medio desnuda amenizando la espera de los presentes.
Por medio de un montaje muy dinámico, con mucho corte brusco y mezclando todo tipo de recursos formales –barridos, acelerones, vídeo en baja definición, foto fija, selfies-, el cantante perrea-perrea con sus fans por las calles de Nueva York, como si fuera un portorriqueño de barrio más.
La última parte del vídeo es la más narrativa. A Bad Bunny lo secuestran. Pero no para pedir un rescate millonario, sino para que deje de mariposear y se case como dios manda: en el altar y con su novia, la mocatriz Gabriela Berlingeri, que baja de los cielos cual Inmaculada Concepción. Aunque también admite otra lectura: Benito, deja de hacerte el chico de barrio, que te vas a casar en una mansión señorial vestido con un traje de firma. Como diría su tití: “¡que te doy chancletazo!”.
El fenómeno K-Pop de BLACKPINK se acaba de convertir en el primer acto musical en llegar a la marca de los 75 millones de suscriptores en YouTube. Ya en septiembre de 2021, la agrupación de Jisoo, Jennie, Rosé y Lisa superó a Justin Bieber como artista con más suscriptores de la plataforma, superando la marca de los 65,5 millones y destronando al canadiense.
Por aquel entonces, BLACKPINK dieron las gracias a sus fans por ayudarles a conseguir ese logro y prometieron continuar trayendo «positividad y energía a través de los vídeos». En estos momentos, Bieber sigue en segunda posición con 69,3 millones de suscriptores acumulados. En tercer lugar BTS le pisa los talones con unos 68,7 millones. En el resto del Top 5 están Marshmello y Eminem, con 55,4 y 52,5 millones de seguidores respectivamente.
Tras su debut en 2016, BLACKPINK se convirtió en el primer proyecto de K-Pop en llegar a los 20 millones de suscriptores en marzo de 2019. Un poco más de un año después, en julio de 2020, se convirtieron en el sexto acto musical en llegar a los 40 millones, para llegar a lo más alto del ranking en septiembre del año siguiente. Otro sorprendente récord del que pueden fardar es que en noviembre de 2019 se coronaron como el primer grupo de K-Pop en llegar a los millones de reproducciones en un videoclip, en el de ‘DDU-DU DDU-DU’, ahora cerca de los 2 mil millones.
La tercera y última jornada de Mallorca Live cae en domingo, lo cual supone que pierda la noción del tiempo pues rara vez un festival termina en el día de descanso. Estoy seguro que mucha gente se quedó hasta el final del evento… pero también que mucha gente abandonó barco sin disfrutar del DJ set de Justice, ni mucho menos del de The Blessed Madonna, esa persona a la que solo llaman para que pinche en torno a las 4 o 5 de la mañana. No estoy seguro, lo sé: después del concierto de Muse salió mucha más gente del festival que cualquiera de los dos días previos.
A la «peña resacosa de domingo» dedicaron Biznaga una de sus canciones, ‘Domingo especialmente triste’. Desconozco cuán cansada estaba la audiencia que se había plantado en Mallorca Live a eso de las 20.00 de la tarde para disfrutar de la última jornada de festival, pero los autores de ‘Bremen no existe‘ lo dieron todo, especialmente su cantante Álvaro García, que bramaba al micrófono con la fuerza de un auténtico líder generacional… aunque, por alguna razón, sospecho que él no se identificaría con esta denominación. García no cantaba las canciones de Biznaga, las sentía en lo más hondo de su ser, y canciones como ‘La escuela nocturna’ de repente cobraban nueva vida. Con varios integrantes vestidos de blanco, el grupo bromeó con que los «Backstreet Boys nunca defraudan» y, siguiendo con la línea popera capitalista, García agradeció al público haberse pasado por su concierto «entre tanta oferta a la carta». Finalmente animó a la gente a «juntar sus cuerpos sudaditos» antes de los conciertos que se avecinaban.
Otro de los reclamos del día fue Guitarricadelafuente, que trajo a Mallorca Live su propuesta folclórica millennial. Sobre el escenario los músicos de Álvaro tocaban contrabajo, cajas de percusión, guitarras… mientras el autor de ‘La cantera‘ devaneaba entre cantar de pie o sentadico en un taburete pequeño de esos que has solido ver acumulando polvo en el patio de la casa de tu pueblo. A Álvaro Lafuente no le vino grande el escenario principal del festival mientras interpretaba canciones como ‘La Filipina’ o ‘Agua y mezcal’ para un público ensimismado con su voz y melodías de guitarra. Vestido con una camiseta azul de Adidas ajustada y un pantalón tejano de campana de tiro alto, Guitarricadelafuente no dudó en pedir ánimos del público y supo aunar presente y pasado en un set que logró poner los pelos de punta con ‘El conticinio’, que sonó incluso más emotiva al ser coreada por los presentes.
Xavi Torrent
Muchísima más timidez sobre las tablas transmitió Sen Senra, a quien rara vez -o nunca- le verás interactuar con el público… o siquiera mirarlo de frente. Cuando Cristian Senra apunta la mirada hacia la audiencia se nota (o es mi impresión) que no está mirando a nada ni a nadie en concreto. El destino de su mirada es el horizonte. Eso sí, sus canciones llegan al corazón -cromado o no- aunque al concierto le cueste arrancar motores. El público recibe mucho mejor sus canciones más recientes que las incluidas en su primer disco largo, aunque a Senra le toca en Mallorca un público complicadillo, al menos, desde mi posición, que no puede dejar de mantener conversaciones súper importantes ni siquiera desde las primeras filas cuando el artista ya está tocando.
El set arranca simbólicamente con ‘Nos dará alas’, la canción que «dio alas» a la carrera de Sen Senra hace unos años. El gallego visita ‘Sensaciones’ varias veces durante el show -para algo es su primer disco- pero es a partir de ‘Tumbado en el jardín viendo amanecer‘ -su composición más épica y ambiciosa- cuando la audiencia empieza a responder con verdadero entusiasmo. Un entusiasmo que se mantiene en ‘Globo‘ y ‘Perfecto’ y que llega a su clímax con la interpretación de ‘Ya no te hago falta’, tristemente enturbiada por el sonido del concierto que Metronomy están ofreciendo en el escenario de al lado. Una pena porque es su canción más popular y también la más íntima: merecía algo mejor. Mallorca deberá, en el futuro, mejorar el problema de sus solapes de sonido.
Quienes no tienen en absoluto ningún problema de sonido precisamente son Metronomy. Los de Joseph Mount suenan crespos y nítidos como de costumbre, mejor que cualquier otra banda que haya visto, a excepción, quizá, de LCD Soundsystem. Tan nítidos suenan que ciertas líneas de piano o sintetizador incluso las puedes visualizar en la mente. Vuelve a ser espectacular verlos en acción, ocupando todo el escenario, que es enorme, y llenando el festival con sus alegres temas de pop electrónico, como ‘Everything Goes My Way’ o la pegadiza ‘Right on Time’. En algunos casos suenan a los The Cure de ‘Head on the Door’ actualizados, por lo que no me extraña toparme con varias camisetas de The Cure durante el show de Metronomy, casualmente. Vivir ‘The Look’ en directo, con tan buen sonido, con unos músicos tan contentos de estar ahí, es una de las experiencias más agradecidas del festival. También lo es ver mareas de gente cantando y bailando sus canciones en la pista, muestra de que un mundo mejor es posible.
Xavi TorrentAsistir a un concierto de Muse es esperar un espectáculo ambicioso e impresionante que no va a dejar indiferente. Los de Matt Bellamy son conscientes de que su audiencia exige espectacularidad, un montaje inolvidable, y eso es exactamente lo que los británicos llevan ofreciendo desde hace varios años. Aún tengo clavado en la memoria el arranque de su gira de 2009 con ‘Uprising’, durante el cual los integrantes de Muse emergían desde tres torres que proyectaban imágenes del concierto.
Más de una década después debe ser una locura presentarse a las reuniones donde se decide qué va a pasar en el próximo concierto de Muse. No me quiero ni imaginar las ideas que se han descartado. Las que sí han llegado a flote son varias y muy buenas, aunque quizá no estén tan bien aprovechas como quepa esperar. Preside el escenario una corona de fuego que reproduce las siglas de ‘Will of the People‘ y que es espectacular, pero que es retirada enseguida del escenario. Los integrantes de Muse aparecen vestidos como en el vídeo de la citada canción, con máscara y capucha, pero no tardan en descubrir sus rostros ya en la siguiente. Y solo en el tramo final del concierto emerge una efigie gigante que reproduce esa misma cabeza enmascarada y encapuchada que vemos por doquier en el vídeo de ‘Will of the People’. La estatua se mueve de un lado a otro e impresiona, pero da la sensación que sale demasiado tarde.
De un punto al otro del concierto suceden varias cosas. Las pantallas reproducen los esperados visuales de ese Matt Bellamy convertido en un Ozymandias moderno que emerge desde las arenas del desierto varios siglos después. Desde el escenario una lona gigante reproduce la imagen de esas mismas arenas, delante de la cual tocan Muse canciones de toda su discografía. Es un concierto largo pero Muse lo dinamizan de diversas maneras. Por ejemplo, hacen repetido uso de los típicos lanzallamas y, en un momento que no se repetirá, salen disparados desde el escenario chorros y chorros de tiras kilométricas de papel de colores que parecen sacados de la portada de ‘The 2nd Law‘. Es tan inesperado este disparo de confeti que casi me da un infarto, pero me calmo cuando observo, desde la pista, a una mujer usándolos para bailar gimnasia rítmica, completamente sumida en su mundo.
Matt Bellamy, una persona por la que no parecen pasar los años, actúa varias veces desde la pasarela, y él mismo vuelve a convertirse en un personaje de ficción cuando aparece en el escenario con una especie de teclado/sintetizador que le abraza el antebrazo (como si fuera un brazo biónico), y una chaqueta que emite luz. Llama mucho la atención el outfit de Matt, tanto que cuando devuelves la mirada a la estatua gigante instalada en el escenario descubres que, de repente, su gigante mano sostiene un explosivo de dinamita casi igual de grande.
En cuanto al repertorio, además de los clásicos esperados, Muse consiguen que suenen a hit otros temas como ‘Compliance’ o ‘Won’t Stand Down’, recuperan ‘Nishe’ de su EP de 2000 ‘Unintented’, refrescan al personal con la electrónica de ‘Madness’, y no hacen nada de caso a su próximo disco, que sale en agosto. Claro, la gente no está familiarizada con él aún. Por tanto, Muse se entregan a la «voluntad del pueblo» y le da exactamente lo que quiere.
‘Tití Me Preguntó’ sigue liderando la lista de singles semanal de nuestro país. El hit de ‘Un Verano Sin Ti’ hace que Bad Bunny lidere el ranking por séptima semana consecutiva.
Polimá Westcoast y Pailita protagonizan la mayor subida de la lista respecto a la semana anterior, ascendiendo desde el puesto 17 al número 9 con ‘ULTRA SOLO’ tras estar ocho semanas en lista. En el Top 10, ‘Tarot’, la colaboración de Bad Bunny y Jhay Cortez que tanto recuerda a ‘DÁKITI’, sube al puesto 6, desplazando a ‘PROVENZA’, de Karol G, al séptimo puesto.
El single que ha entrado con más fuerza en la lista es ‘Las 12’, la anticipada colaboración electro-pop entre Ana Mena y Belinda. La versión en español de ‘Mezzanotte’ se ha quedado a las puertas de debutar en el Top 20, apareciendo en el puesto 21.
Pasando la mitad de la lista, en el número 59 ha entrado ‘NASA’, de Camilo y Alejandro Sanz. El último single debutante es ‘Tremendo Culón’, el dembow de Bad Gyal, que se ha posicionado en el número 92 de la clasificación. Por otro lado, vuelven a entrar en lista ‘La Inocente’, de Mora y Feid, y el exitazo de Duki y KHEA de 2017, ‘She Don’t Give a Fo’. Revisitan la lista en los puestos 73 y 95, respectivamente.
Bad Bunny se mantiene en el número 1 de álbumes en España con ‘Un verano sin ti’, en el que promete ser el disco más popular del año salvo sorpresa esta Navidad.
El disco deja en el puesto 2 ‘Mimétika’ de Mónica Naranjo, que en este caso no puede repetir el número 1 logrado por la artista en numerosas ocasiones. Mónica ha sido número 1 en España con ‘Minage’, ‘Tarántula’, ‘Lubna’, ‘4.0’ o ‘Mes Excentricités vol. 1‘. Este nuevo número 2 sabe a ‘Palabra de mujer’ que quedó en dicha posición retenido por ‘Más’ de Alejandro Sanz durante meses, pero al menos puede decir que fue un sleeper de proporciones bíblicas. Además, Mónica sí ha arañado el número 1 en vinilos con ‘Mimétika’.
En nuestro país, Drake queda en el puesto 6 con ‘Honestly, Nevermind’, una posición exacta a la conseguida en las vecinas Francia e Italia y alejada del número 1 logrado en Estados Unidos. El disco ha sido top 2 en Reino Unido.
Otra entrada interesante es la de ‘A Light for Attracting Attention’ de The Smile, la nueva banda de Radiohead, que llega al puesto 16 en España coincidiendo con su edición física. De hecho, es número 4 en vinilos. Este lanzamiento ha sido número 3 en Holanda, número 5 en Reino Unido, número 6 en Alemania y número 19 en Estados Unidos.
Otras entradas en la lista son ‘El grito del hambre’ de Parabellum en el 17, ‘En una sola palabra’ de Demarco Flamenco en el 21 y ‘Life Is Yours’ de Foals en el número 74 (número 24 en vinilos).
En cuanto a la subida más fuerte, corresponde a Luz Casal. Su concierto con La Real Filharmonía… pasa del 48 al 11 gracias a su edición en vinilo. En su momento, llegó a ser número 5 por la edición CD.
Kase.O ha anunciado que dejará los escenarios por un tiempo indefinido a partir de marzo de 2023, cuando concluye su actual gira con Jazz Magnetism (la página web del rapero solo incluye fechas hasta noviembre de 2022), la cual le acaba de traer a Mallorca Live.
En Twitter, el zaragozano ha comunicado: «Aunque es súper bonita la energía que me dáis, acuso un gran agotamiento físico, mental y espiritual. Por ello he decidido que a partir de Marzo, cuando acabe la presente gira, me retiraré un tiempo indefinido de los escenarios. Lo necesito». El artista da las gracias «a tod@s los que ya habéis traído vuestro amor y disfrutado con nosotros esta gira».
Kase.O había dado pistas sobre su parón, aunque entonces no las supiéramos ver. Durante su recital en Mallorca Live, el autor de ‘El círculo’ confesó a la audiencia no encontrarse en su «mejor momento a nivel personal». Sin embargo, el artista se enfrentó su concierto con intención de «rapear mejor que nunca», y agradeció el entusiasmo de su público.
Javier Ibarra Ramos lleva casi 30 años en activo. Se dio a conocer en 1998 al formar parte de Violadores del Verso, con la que publicó siete discos, y después emprendió su carrera en solitario. ‘El círculo’, su disco de 2015, obtuvo un Disco de Oro y fue nominado a un GRAMMY Latino. En 2021 lanzó con SFDK una de las mejores canciones del año, la divertida ‘Ringui Dingui‘.
Javiera Mena ha publicado este mes un anticipo del nuevo álbum que sacará el próximo mes de septiembre. Se llama ‘La isla de Lesbos’, lo cual seguramente pienses que era una canción que ya existía en la carrera de Javiera, si bien el nombre de aquella canción no era ‘La isla de Lesbos’ en realidad sino ‘Espada’.
Bromas aparte, esperar que Javiera Mena solo tenga un himno lésbico en su carrera es como pedirle a Bad Bunny o a Drake que sólo tengan uno hetero, es decir, lesbofobia. Motivo por el cual aprovechamos hoy el aniversario de las revueltas de Stonewall para reivindicar la existencia de esta grabación. Es nuestra «Canción del Día» hoy.
Javiera Mena ha explicado el tema de la siguiente manera: «Quisimos estrenar este video en luna llena para estar bajo esta energía con la que las mujeres nos sentimos tan conectadas. Somos influenciadas por la luna, personas intuitivas y en línea con el cosmos”. En cuanto al sensual videoclip, Javiera explica: “La isla de Lesbos es una experiencia premium que pocas veces se ve asociada al mundo lésbico. Quisimos presentar a las lesbianas como un grupo de profesionales de alta calidad. La idea no era ponerlas en una gruta, con telas, mientras se tocan entre ellas. Es algo más real: una fiesta de lesbianas donde todas se conocen”.
Es además una llamada a la diversidad en toda su realidad, como explica la directora Michelle Gualda, que ha querido reunir aquí a mujeres muy diferentes, no hegemónicas: “Las lesbianas para el consumo son mujeres jóvenes y hegemónicas; para nosotras fue importante poder mostrar diversidad. Mujeres más grandes, mujeres bisexuales. Es como reapropiarse del término lesbiana y ensalzarlo. Decir «somos lesbianas, mira qué buena está ‘La isla de Lesbos’, una fiesta en la que también te gustaría estar”.
‘La isla de Lesbos’ es una producción de carácter tropical de Javiera Mena. Más que una continuación de la noventera ‘Culpa’ con que se presentaba a Eurovisión por España en el Benidorm Fest, o uno de sus temas más electro, supone un regreso a los ambientes y percusiones de sus temas más playeros, como ‘Sufrir’ o ‘Luz de piedra de Luna’. No habría factor sorpresa, pues, en esta canción que grita «obvia» por todos lados… de no ser porque realmente no se había hecho antes. Busca «Isla de Lesbos» en Spotify… y Spotify te sugerirá escuchar una canción de Enrique Iglesias con Juan Luis Guerra (???)
Conocimos a Cristina Quesada entre ukeleles y casiotones en un EP y posterior LP debut editados por Elefant y ya descatalogados. Su tercer disco, ‘Dentro Al Tuo Sogno’, continúa el camino del segundo ‘Think I Heard A Rumour’, que ya grabó junto al autor y productor Joe Moore, muy querido por estos lares por su proyecto de culto The Yearning.
‘Dancing Tonight’ del álbum anterior apareció en la banda sonora de ‘Élite‘ y por tanto en las correspondientes playlists, lo que ha dado a Cristina Quesada su pequeño hit. Este nuevo álbum continúa esa misma senda italodisco, pero sin sobresalto alguno, ni siquiera necesidad de desperezar. Las composiciones son tranquilas y no llegan a explotar, aunque por momentos alguna como ‘Take Me In’ parezca que vaya a hacerlo en clave HI-NRG. Estamos ante un italodisco quedo y lineal que no tiene tanto que ver con los guiños sintéticos en los últimos años de un The Weeknd, sino más bien con conceptualistas tan ajenos a la comercialidad como Sally Shapiro.
En este nuevo álbum no hay composiciones de La Bien Querida ni Single como en el anterior, sino que son todas de Joe Moore y la propia Cristina Quesada, lo cual produce una obra mejor unificada y concisa. ‘Estar a tu lado’ -muy BienQue- y la popi ‘Bailar conmigo’ fueron dos curiosidades en la carrera de Cristina. Sin embargo, ‘Dentro Al Tuo Sogno’ opta por un ejercicio más puramente italo, con guiños constantes a Moroder y Cerrone, desde la intro instrumental; tanto, que hasta hay temas en italiano y una canción con forma de declaración de amor a Italia, idónea para los fans de este país que queden tras el éxito de la derrumbadora novela ‘La ciudad de los vivos’.
Cristina Quesada continúa entregando eficientes composiciones en inglés, como es el caso de ‘Why Don’t You Call Me?’, ‘The Only One’ y ‘Take Me In (To Let Me Go)’, alguna de las cuales podría haber sido un hit en la época dorada de Saint Etienne, si bien su registro resulta más original y encantador en su idioma materno. Así lo prueban ‘Ya nada es igual’ y sobre todo ‘Primavera’. Extendiéndose sin ninguna prisa hasta casi los 5 minutos de duración, es una preciosa recreación en el género musical al que aluden, en la que la belleza de pianos y sintetizadores está por encima de cualquier urgencia. Un himno primaveral que utiliza su propia calma para escapar de la «oscuridad» y la «ansiedad», como se propone.
El sábado el madrileño Paraíso Festival, centrado en la música electrónica, celebró su 2ª y última jornada. Sumando viernes y sábado se contaron 16.200 asistencias, adivinamos que unas 6.000 o 7.000 el viernes y 9.000 o 10.000 el sábado, cuando se percibió el festival mucho más lleno sin que se registrasen más incidencias que la inexistencia de tinto de verano desde primera hora del primer día. Alguien debió de repartir una botella por barra y ya. Que todo sea eso, en cualquier caso, pues algo ha debido de hacerse bien cuando no se nos ocurre otra pega que ponerle a la logística del festival, bien nutrido de áreas de descanso y barras. ¿Quizá algún baño más para las chicas?
El cartel del sábado nos trajo la variedad que habíamos demandado el viernes, comenzando por lo que pudo ser el concierto más rupturista de las dos jornadas. Natalia Lacunza está segura de que las producciones derusowsky son el futuro y después de ver su actuación, podemos entender por qué lo piensa, con su punto bueno y su punto malo. Para mal porque escondido tras un pañuelo atado a la cabeza, tipo Doña Rogelia, rusowsky no desplegó tanto carisma sobre las tablas. Solo la presencia de Ralphie Choo y en algunos temas de un animadísimo Barry B mantuvo el show arriba, llevando al público a bailar, a agacharse y saltar, etcétera. Para bien, porque los miles de personas que se desplazaron a la Complu tan pronto como a las 7 de la tarde para ver a rusowsky, seguramente comulguen con la idea de que ese carácter retraído y tímido es parte de la gracia, el adecuado para su música, de alguna forma vinculada con el bedroom pop y el DIY. Aunque decir eso es quedarse corto.
El DJ de rusowsky no fue el mejor técnicamente, ni calificaría su música como «futurista» exactametne, pero sí hay algo diferente e inquieto en su capacidad para atravesar géneros musicales de una canción a otra o incluso muy a menudo dentro de la misma canción. No faltan piezas maravillosas en su clasicismo, como la mágica ‘Dolores’; tampoco la que considera su grabación favorita, ‘Mwah :3’, con un pequeño beat de reggaetón. Pero lo que realmente puede marcar la música de 2030 es su falta de prejuicios y entrega a un repertorio que tan pronto contiene drum&bass como hyperpop, como R&B, como funky, resultando en una especie de post-todo en el que cabe cualquier cosa excepto rock’n roll. También se desafían los tempos y las estructuras: algunas pistas apenas parecen sumar 1 minuto de largo, lo cual significa que nunca tienes tiempo de aburrirte en un show en el que hacia el final ‘VALENTINO’ ejerce de gran celebración.
Chico Blanco, junto a su DJ, quien también se animó a hacer algunas tomas vocales, apareció mucho más concentrado en los beats 90’s, y eso que también sonaron los ritmos latinos de su ‘Bachata’ junto a Soto Asa. Pero en verdad su concierto sonó como una celebración de los ritmos house, que habría ido mejor adentrada la noche. La imposibilidad de seguir las letras -demasiado interpretadas hacia dentro o en un volumen demasiado bajo- nos hace intuir que de momento lo de Chico Blanco lucirá mejor en un club tipo Razzmatazz o Apolo, que en el escenario más grande que había en todo el festival, lo cual es lógico pues este es uno de los artistas que no ha podido desarrollarse en vivo aún al haber surgido casi a la vez que la pandemia. Mención especial para la gran cantidad de público LGTB+, no binarix, etcétera, vista en estos 2 primeros conciertos de la tarde, generando un ambiente similar al del «finde marica» del Primavera Sound.
Todo lo contrario de lo que le ocurrió a Baiuca, con graves problemas de visibilidad en el Escenario Jardín, más bien pensado en principio para las sesiones de DJ’s. En su caso, la visibilidad nula de lo que estaba aconteciendo en el escenario dificultó la conexión con el repertorio del artista, que contaba con sus momentos puros, aderezados por dos cantantes en representación de la tradición gallega, y otros más bailables que nos recuerdan que sí, lo suyo es un set de música electrónica también, en concreto uno en la línea de la folktrónica primigenia de Four Tet. Las primeras filas parecieron comulgar; para las últimas fue muy difícil.
Mientras Bradley Zero, inmediatamente antes de Baiuca, había decidido terminar su set en ese mismo Escenario Jardín con una gran fiesta de samba y ritmos brasileños, Kamma & Masalo convirtieron el mismo espacio en una gran fiesta disco en la que no faltó el clásico ‘I Feel Love’ de Donna Summer ligeramente adulterado. Fue la cumbre de un fin de semana que había recogido numerosos clásicos de finales de los 70 y principios de los 80 en el mismo escenario que ni el Shazam quiso reconocer. Es la gracia de una sesión, que sea capaz de producir momentos únicos e irrepetibles (cuando no se suben las sesiones tipo Boiler Room al correspondiente canal de Youtube).
Si fue habitual escuchar música disco en las sesiones del Escenario Jardín, el Escenario Club mantuvo su gusto por el techno y el house durante todo el fin de semana, y también con el set de John Talabot B2B Pional. Dos de los talentos más internacionales de nuestro país -uno de Barcelona y otro de Madrid, para mayor gracia- que aportaron un poquito de variedad introduciendo sutiles notas de clásicos del pop, sin dejarlos apabullar en todo su esplendor. ¿Lo mejor? Ese cruce de unas pocas notas de ‘Papa Don’t Preach’ de Madonna con unas pocas notas de ‘Billie Jean’ de Michael Jackson. Una actuación muy comentada en las redes oficiales del festival, que lo defiende como un B2B histórico, con sus haters en busca de más tralla por un lado o sutileza por el otro, y sus fans pidiendo que la sesión sea compartida en Soundcloud.
Había pedido variedad en las sesiones de última hora, y Flaca nos la dio pinchando todo el latineo procedente de las calles durante los últimos tiempos. Tras una sobredosis de techno, house y música disco, ya se echaba de menos un poco de perreo, y la noche y el festi lo cerramos hasta que nos echaron, con su divertidísima selección de Bad Gyal, Bad Bunny, Daddy Yankee, Lorna…
Los Premios BET 2022 se entregaron este domingo y estuvieron marcados por la reciente decisión de la Corte Suprema en Estados Unidos sobre el aborto, con varios presentadores referenciándolo en sus discursos, y por la celebración de la carrera de uno de los artistas más importantes de la historia del hip hop, Puff Daddy. Lizzo abrió la velada con su hit ochentero, ‘About Damn Time’, y de esta manera dio comienzo la celebración anual de la excelencia negra en música, cultura y deporte.
El premio a Mejor Artista Femenina en R&B/Pop se lo llevó Jazmine Sullivan, autora de la mixtape ‘Heaux Tales’, lanzada el año pasado. En la versión masculina del mismo premio el ganador, no de forma sorprendente, fue The Weeknd. Los ganadores a Mejor Artista de Hip Hop fueron Megan Thee Stallion y Kendrick Lamar, cada uno con su respectiva versión del premio.
Bruno Mars y Anderson .Paak han triunfado totalmente como Silk Sonic, recibiendo el premio a Mejor Grupo, gracias a su último proyecto colaborativo, ‘An Evening With Silk Sonic’, el cual también fue galardonado como Álbum del Año. Estos también se llevaron a casa el reconocimiento a Mejor Vídeo del Año, por ‘Smokin Out The Window’, y .Paak también fue nombrado Mejor Director de Vídeos del Año. Una noche de estrellas para el nuevo dúo.
Finalmente, ‘Essence’ de Wizkid, Justin Bieber y Tems se llevó el premio a Mejor Colaboración y Latto salió de la gala como Mejor Nueva Artista. Para los más cinéfilos, Will Smith y Zendaya fueron nombrados Mejor Actor y Mejor Actriz, por ‘King Richard’ y ‘Spiderman: No Way Home’ respectivamente.
El público de la velada pudo disfrutar también de las actuaciones de Fireboy DML, Giveon, Muni Long, Chance The Rapper (con Joey Badass), Ella Mai (con Babyface y Roddy Ricch), Chlöe Bailey, Doechii, Kirk Franklin & Maverick City Music, Latto (con Young Dirty Bastard y Mariah Carey) y Jack Harlow (con Brandy y Lil Wayne). Antes de recibir el premio por toda una carrera de éxito, Sean ‘Diddy’ Combs protagonizó un medley de más de 10 minutos con sus mayores canciones y con invitados de la talla de Mary J. Blige, Lil’ Kim y Busta Rhymes.
Coincidiendo con la Semana del Orgullo, el Gobierno de España da luz verde a la ley trans. Entre los logros está la autodeterminación de género, una victoria para las personas trans, que ya no tendrán que declararse enfermas para cambiar su sexo legal.
Sin embargo, Jedet, conocida por su interpretación de ‘Veneno’, ha sido muy dura en sus críticas hacia Irene Montero, ministra de Igualdad, y su partido Unidas Podemos, por su supuesto oportunismo. Ha sido en el programa de entrevistas llamado Las Uñas, que se puede ver en Atresmedia Premium. Ha indicado, como recoge 20 Minutos: «Ley Trans ya, pero, una con coherencia, porque aquí me vienen cuatro tontos de mierda… […] Mira, no me voy a censurar. Me vienen aquí los del colorcito este (morado) del partido, me vienen de hipermodernos, y lo que no se da cuenta mi colectivo es que les están usando como borregos para llegar al poder. No les importan nuestros derechos una puta basura, les importan una mierda».
Sobre Irene Montero ha dicho: «lo único que quiere ponerse es el pin de progre, quiere ir de guay, quiere ir de: «mira qué moderna y qué inclusiva», y lo que me estás haciendo a mí y a mi colectivo es una putada».
En otro momento de la entrevista, ha realizado este comentario: «Existen las mujeres y las mujeres trans. Tú no sabrás nunca las cosas por las que yo he pasado, como mirarme a un espejo y echarme a llorar porque veía una barba. En algunas cosas hay que luchar de la mano y en otras cada una tiene una lucha».
Este comentario que ha sido criticado por trans-excluyente ha propiciado que Jedet sea «trending topic» durante el fin de semana. Con motivo de la polémica, Jedet ha colgado un comunicado en Instagram indicando que cancela su aparición en el Orgullo de Granada, por «el acoso» sufrido durante las últimas horas.
Glastonbury 2022 acaba de terminar y ha sido tan grande como cabría de esperar. Leyendas, colaboraciones inesperadas y récords de edad son las palabras resumen más apropiadas para esta edición del festival de Worthy Farm. Desde Paul McCartney hasta Kendrick Lamar, y pasando por Diana Ross, te traemos 10 de los momentos más destacados del festival:
Paul McCartney con el Boss y Dave Grohl
Paul McCartney es el artista mayor en ser headliner de Glastonbury. 80 añazos y un set de 36 canciones, 21 de ellas de los Beatles, en el que compartió escenario con Bruce Springsteen, Dave Grohl y, aunque sea virtualmente, John Lennon. Simplemente legendario.
Olivia Rodrigo con Lily Allen
La autora de ‘drivers license’ invitó a Lily Allen al escenario y juntas cantaron ‘Fuck You’, el himno anti-intolerancia de Allen de 2009, dedicando estas dos palabras a la Corte Suprema de EE. UU. por su decisión de derogar el derecho al aborto.
Phoebe Bridgers con Jesus and Mary Chain y Arlo Parks
Phoebe Bridgers se ha subido al escenario con The Jesus and Mary Chain para interpretar ‘Just Like Honey’, y en su propio set, Bridgers invitó a Arlo Parks a cantar un tema de su propia cosecha, ‘I Know The End’.
Lorde invita a Arlo Parks y a Clairo
La química entre las tres artistas es innegable durante ‘Stoned at the Nail Salon’ y Lorde consigue traer un momento de paz al típico caos de los festivales.
Mel C se une a Blossoms
La «Sporty Spice» compartió el escenario con Blossoms para realizar una genial cover del mítico tema de las Spice Girls ‘Spice Up Your Life’.
Greta Thunberg se sube al Pyramid Stage
La activista de 19 años se subió al escenario principal del festival para recordar a los asistentes que nos enfrentamos a una «catástrofe natural total».
Billie Eilish consigue récord de edad y un set lleno de hits
Eilish se ha convertido en la artista más joven de la historia de Glastonbury en encabezar el cartel. Desde ‘bury a friend’ hasta ‘bad guy’, los éxitos no han parado de sonar.
Kendrick Lamar sangra (literalmente)
Con diamantes incrustados en una corona de espinas y una camisa blanca manchada de sangre, Kendrick Lamar está cada vez más cerca de ser nuestro salvador, aunque él diga que no. Lo demuestra en una de las actuaciones más poderosas del festival, la de ‘Saviour’.
Diana Ross se pone el traje de «legend» y le queda genial
Con un brillantísimo kimono, a sus 78 años Diana Ross se subió al escenario Pyramid y regaló al público una velada llena de hits nostálgicos.
Jack White realizó un show sorpresa que no estaba anunciado, pero en el que todo el mundo sabía qué iba a hacer. Eso no evitó que conquistase a los seguidores del viejo rock’n’roll.
Las campañas de verano de la Dirección General de Tráfico han sido siempre durísimas en su intento de sensibilizar al público con la realidad de los malos datos de muerte en carretera en nuestro país. En 2021, 1.004 personas perdieron la vida en carretera en España, lo cual se considera un dato alto pese a ser el segundo mejor dato de la serie, como informaba Moncloa.
Para continuar en el camino de la concienciación, este año se ha contratado a Amaia y al actor Eduard Fernández para unos anuncios que os advertimos que pueden herir la sensibilidad. En ambos, tanto la cantante como el actor recuerdan que más de 100 personas murieron atropelladas el año pasado en España, y explican que a nadie parece importarle hasta que se trata de un familiar o un famoso, momento en el cual, ambos son víctimas de un atropellamiento. Una de esas campañas arriesgadas que como decimos han caracterizado durante décadas la línea estilística de la DGT.
En 2021 la DGT informaba de que España pasaba a ser el 4º país de Europa con menor tasa de siniestralidad vial, con 29 muertos por millón de habitantes. Solo tenían mejores datos Suecia (18), Malta (21) y Dinamarca (27) y por primera vez en la historia España tenía mejor dato que Holanda (31), Alemania (33) y Francia (39). Al referirse los datos al año de la pandemia, la DGT parece querer consolidar esa línea este año, llegada la ansiada «nueva normalidad».
Cada año más de personas fallecen al ser atropelladas en carretera
Ya han transcurrido cinco años de ‘Ara i Res’, el anterior álbum de Mishima. Sin embargo, el tiempo apenas parece haber pasado para ellos, tan fieles son a su fórmula, a su pop indie adulto de guitarras. David Carabén y los suyos vuelven a confiar en Peter Deimel y en el estudio francés Black Box, en Angers, para darnos otros bonitos 38 minutos y 11 temas de clásicos mishimos.
Pero algo sí que ha cambiado, en realidad. Si ‘Ara i Res’ era un disco bastante zumbón, este ‘L’aigua clara’ se mueve por territorios mucho más melancólicos. Sin hacer nunca referencia a la pandemia, se les nota un ánimo más quedo, menos expansivo, hacen gala de una cierta adustez a lo The National. El grupo también parece más interesado en las texturas de la música, en hacer desarrollos instrumentales algo más largos de lo habitual y en mostrar aún más mimo para con las atmósferas, que dejan de ser tan cristalinas como solían, para dotarse de un aura más onírica. Sólo hay que escuchar su soberbio arranque ‘El gran lladre’, para comprobar por dónde van los derroteros: anhelo amoroso en medio tiempo, pleno de nostalgia y cierta sensación de derrota. “Una altra cançó d’amor”, canta con cierto sarcasmo dulce Carabén, como riéndose de su propia insistencia en los mismos temas, como diciéndonos que, efectivamente, esos mismos temas son sobre los que va a cantar siempre.
Su perpetuo retrato de la búsqueda amorosa vira entre lo turbio y lo triste en ‘Por de mi’, una epopeya de desamor que bebe en parte de la pesadumbre post rockera de los 90. El tono del disco no levanta mucho la cabeza hasta el estribillo épico de ‘Sé que ets tu’, la canción más Planetas. O ese recuerdo a The War on Drugs de ‘Un lloc que no recordi’, la primera pieza más o menos animada del conjunto.
Otro cambio, en el que no se cae a la primera, es que en este álbum hay muy poco espacio para el costumbrismo. Apenas unas gotas para enmarcar el tema de la lucha del individuo contra la alienación social. Ya sea tecnológica, como ‘God’s Move (Lee Sedol)’, dedicado al jugador de go que se retiró, aduciendo que ya era imposible vencer a la inteligencia artificial. O laboral (y sentimental) en ‘Mia Khalifa’, que parte de la historia de esta actriz porno que abandonó su meteórica carrera tras sólo tres meses. Carabén aprovecha para trazar un paralelismo entre la industria musical y la del cine porno y las necesidades emocionales, entre delicadas cuerdas de guitarras y breves arreglos.
Y si Mishima versionan ‘The Book of Love’ de The Magnetics Fields, poco antes aprovechan para usar algunas de las inflexiones de Merritt (y algo de Pixies) en ‘Cotó’, hasta alcanzar una suerte de pequeño musical con simpáticos arranques (castañuelas, panderetas, coros), el tema más alegre y directo de este álbum. Entre tanta melancolía, sorprende la canción de cierre, ‘Vapor’, que parece talmente una cara B de los Pixies de la época clásica. Una manera muy personal de rendir pleitesía al rock alternativo de los 90, de decirnos que, a pesar de todo, de aquí vienen.
Ankli es una de las claras revelaciones de los últimos tiempos como se ha visto por las cifras de ‘Poca suerte’ y también en nuestra preferida ‘roncola’. Si la primera pedía «una pastilla que me suba» y la segunda se dedicaba a un combinado que en principio tampoco le gustaba tanto, ‘Colocao’ mantiene ese espíritu hedonista. Es hoy nuestra «Canción del Día».
Tal vez recuerdes que el carácter etilíco bastante «destroyer» es lo que caracterizó el primer single de Lady Gaga, ‘Just Dance’, y también el primer single de Kesha, ‘Tik Tok’. Eso mismo aparece en ‘Colocao’, cuyo estribillo repite insaciable “No sé si me he colocao, y no me he enterao”, incluyendo frases como “estoy enganchada, me siento rara”, entre referencias a Xanax, Gucci y Prada, esta última marca rimada con “ya no siento nada”. También eso de «esta puta cabeza a ver si se calla» podría ser una letra escrita por Alizzz.
La nota de prensa nos confirma que la estancia en Estados Unidos de Ankli ha inspirado este sonido, aunque es la noche madrileña lo que ha nutrido este tema en el que no ha querido censurarse sino apelar “a un público joven y con ansias de sentirse identificado fuera de lo bonito y considerado moralmente correcto”. Su huida del «all things nice» se retrata en esa letra que habla de «pupilas dilatadas», planteando si estamos ante una canción divertida sin más -que lo es-… o ante un nuevo retrato de un desencanto generacional.
Durante las últimas semanas del año pasado llegaba al mercado ‘El Olimpo’, el 2º disco del sevillano Riverboy (The Milkyway Express) que os hemos venido presentando a través de diversas playlists. La banda alterna la psicodelia sesentera anglosajona con el pop de aquellos tiempos en España, como Los Brincos y Los Ángeles, albergando en su paleta de influencias a gente como The Zombies y también más reciente como Jacco Gardner y Weyes Blood.
Ahora JENESAISPOP te invita a ver un concierto de Riverboy este martes 28 de junio en la Sala Koko de Sevilla. Se trata de uno de los últimos conciertos del ciclo #KeepWalking con el que la marca Johnnie Walker apoya al talento emergente. Conseguirán una entrada doble los primeros en escribir a jenesaispop@gmail.com hasta fin de existencias.
Es ‘El Olimpo’ un disco inmerso en la recreación de texturas y ambientes sesenteros, para lo cual Riverboy se toma su tiempo: casi 40 minutos suman las 8 pistas. ‘La fuente’ y ‘Delirio’ estaban entre los singles promocionales aunque llama la atención cómo el álbum se entrega al pop después de producciones tan viajeras y experimentales como ‘Venus’, parecida a aquellas canciones con que solían cerrar sus álbumes Oasis, a su vez inspirados en los Beatles.
Tras ella, como decimos, la segunda mitad del álbum ofrece canciones tan pop e inmediatas como ‘La juventud’ y ‘Fénix’, al margen del cierre con ‘Nunca fuiste’ y una exquisita sección de vientos que despide en fade-out. Prueba de lo bien que ha sentado el castellano a Riverboy, en un camino que no parece tener vuelta atrás.
‘Honestly, Nevermind’ de Drake es el nuevo número 1 del Billboard 200, tras haber conseguido lo equivalente a 204.000 copias vendidas durante su primera semana. El 94% de sus puntos vienen del streaming masivo de sus 14 pistas.
Se trata del 11º número 1 en álbumes para Drake en Estados Unidos, pues cuentan varias de sus muchas mixtapes. Esto significa que se transforma en el 5º artista en superar los 10 álbumes número 1 en Estados Unidos. A la cabeza de todos están los Beatles con 19 álbumes número 1, Jay-Z lleva 14 y tanto Bruce Springsteen como Barbara Streisand llevan 11.
En Europa el disco de Drake ha seguido una suerte más desigual, quedando en el puesto 6 en Francia e Italia, en el número 3 en Alemania y en el número 2 en Irlanda, Noruega y Suecia. Sí ha sido número 1 en Holanda. La posición española se conocerá este martes, pero no parece tener ninguna opción de ser número 1 debido al huracán Bad Bunny.
En Reino Unido, otro de sus bastiones como país angloparlante, ‘Honestly, Nevermind’ ha quedado en el puesto 2 por detrás de ‘Harry’s House’ de Harry Styles. Tras lo que parecía una dura batalla entre Foals -apoyados en el físico- y Drake -apoyados en el streaming-, Styles adelantaba por la izquierda en las islas británicas.
En cuanto a singles, finalmente está siendo la pista final del álbum de Drake, ‘Jimmy Cooks’ con 21 Savage, la que se está llevando el gato al agua, ya con 39 millones de reproducciones en Spotify frente a los 27 millones del single ‘Falling Back’, la del vídeo de la boda con 23 modelos.
Ahora se entiende todo. Después de ver el vídeo del tour por el set de filmación de ‘Te felicito’, ya sabemos por qué el videoclip parece idea de un niño de siete años. ¡Porque es idea de un niño de siete años! Concretamente de Sasha, el hijo pequeño de Shakira y Piqué. “Mami, un robot”, cuenta la cantante que le sugirió su hijo para el vídeo. “Y fuego verde”, añadió Milan, su hermano mayor. ¿Y qué hizo mami? Llamar al director del clip, Jaume de Laiguana, y decirle que quería un robot y fuego verde. Apáñatelas.
El resultado está a la vista. Hay un robot, tipo cíborg, con un diseño a medio camino entre Pixar, Star Wars y el ASIMO de Honda. Y hay fuego verde, como si fuera una lata de Burn de manzana. También hay mucho colorinchi de neón, sobre todo lila, “porque el lila es un color que no se ha usado mucho en los vídeos”, según Shakira. Y mucha coreografía robótica, mucho baile tiktokero con ansias de viralización.
Y luego está la historia. ‘Te felicito’ narra un romance robótico más trillado que la aventura espacial de ‘Lightyear’. Un relato en tono de comedia del tipo me-construyo-un-hombre-perfecto-para-olvidar-al-embustero-de-mi-pareja, aderezado con muchas referencias pop: Shakira vestida como Starfire de los Teen Titans, llevando una máscara de soldar como la de ‘Flashdance’, enviando una tarjeta que parece evocar al personaje de Harley Quinn…
Y luego está Ibai Llanos, que parece que nunca dice que no a nada. Shakira le pidió un cameo y ahí está: la voz que se escucha al principio, diciendo no sé qué sobre El diario de Patricia, es suya. ¿Se lo habrán pedido también Sasha y Milan?
A Steve Lacy le encanta vivir su vida tranquilamente. Al igual que artistas como Frank Ocean, Lacy no disfruta mucho del spotlight. Por esto es que cada lanzamiento suyo es una ocasión especial, y siendo una especie de mezcla entre Tyler, The Creator y Frank Ocean, no da la impresión de que sea tan conocido como estos en nuestro país.
Se dio a conocer en 2015 como guitarrista y productor del grupo The Internet, con el álbum ‘Ego Death’, nominado al Grammy a Mejor Álbum de R&B Progresivo. Con tan solo 24 años, Steve Lacy ha trabajado y producido para artistas como J. Cole, Blood Orange, Vampire Weekend, Solange, Kali Uchis, Mac Miller y Kendrick Lamar, además de ocuparse de su carrera en solitario. Lanzó su primer EP, ‘Steve Lacy’s Demo’, en 2017, elaborado de forma íntegra en su iPhone, y en 2019 lanzó su álbum debut, ‘Apollo XXI’. Ahora, ha lanzado su primer single desde 2019, ‘Mercury’, y nosotros la hemos elegido como canción del día.
Compuesta, escrita y producida por él mismo, ‘Mercury’ es un soplo de aire fresco, y una canción verdaderamente inusual. Una mezcla de influencias entre las que se encuentran la bossa nova, el funk, el R&B contemporáneo y el horóscopo. El concepto del que parte el tema es que Lacy es un géminis buscando el amor, y eso le trae problemas, tal y como expresa en el puente de la canción («My layers / All these sides / Could you stick by for the ride?»).
De ahí salen las letras contradictorias, como en el estribillo («Little of heaven / Little unpleasant / I don’t know»), y las referencias a todas las caras que su personalidad esconde («You say I’m two-faced / I can name twenty-three»). Los que saben del horóscopo estarán al tanto de que estas son las características que se dice que tienen los géminis, al ser el signo de los gemelos. Las dos caras. Esto también enlaza directamente con el nombre del álbum al que pertenece este single, ‘Gemini Rights’, del cual solo se sabe que saldrá este verano.
En el estribillo podemos escuchar vocals adicionales por parte de Fousheé, autora del éxito viral en Tik Tok ‘Deep End’. Además, la outro está reservada totalmente para ella y su singular voz.
Lidia Damunt continúa buscando nuevos caminos dentro de su universo. ‘EX’, su nuevo trabajo, es otro de esos discos hijos de la pandemia. La murciana lo empezó a componer en un periodo de crisis que vivió a causa del aislamiento social, momento en el cual llegó a llamarse a sí misma «ex-artista», de ahí el título.
En el confinamiento, Damunt se planteó «cómo enfocar la creación» y, por ello, quizá, el ‘Nacer en Marte’ es un trabajo especialmente luminoso dentro de su discografía. Como Tori Amos, ella también ha buscado la luz dentro de la oscuridad. El single ‘Olvídate de mí’ es surfero e incluye referencias a palmeras y a un «lago salado». ‘EX’, por otro lado, remite a los R.E.M. de los 80, mientras Damunt canta sobre un amor que le deja sin palabras.
A lo largo del viaje que propone ‘EX’ las baterías adoptan más ritmillos surferos (‘Malestar’), latinos (‘Cuenta los latidos’) o hawaianos (‘La pregunta’), y las guitarras proyectan una luz cegadora sobre las canciones. Damunt las dota de una personalidad inconfundible gracias a su voz de hipo pero, sobre todo, trae a la mente influencias tan insospechadas como Radio Futura, Danza Invisible, Aztec Camera o XTC. Con la producción de Sergio Pérez, la autora de ‘Telepatía’ asimila los códigos del guitar pop de los 80 y 90 y los hace sonar a ella.
Así, ‘El amor es’ compara el amor con una «llama encendida en tu cabeza» que «al despertar se acaba», y termina a golpe de martillo (los cambios de ritmo con constantes en el álbum). ‘Tres’ es otro tema de Damunt en el que confluyen cambios de ritmo y un solo de guitarra que desaparece con un «fade out» (sí, todavía se siguen haciendo). Y ‘La pregunta’ empieza con el citado ritmo hawaiano para desviarse hacia el indie-rock de los 90, desde el cual despega hacia uno de los crescendos más logrados del disco.
En un trabajo que versa sobre el amor, pero también sobre necesitar apoyo emocional (‘Malestar’) o sobre el arte o la vida en general (‘En silencio’), Damunt entrega su faceta más luminosa, más «British», menos americana y menos enrevesada. Ni siquiera cuando los temas incorporan sintetizadores, como es el caso de ‘El silencio’ y del final ‘Todo el oro’, una balada muy Talking Heads, Damunt difumina el sonido general del álbum. Se centra en ofrecer su versión más liviana, quizá la que más apetecía tras la pandemia, y le sale estupendamente bien.
Dedicamos el nuevo episodio de Revelación o Timo, el podcast de JENESAISPOP, a hablar de la discografía de Alaska. En la primera parte de un especial que tendrá dos partes, nos concentramos en la primera parte de su carrera: Kaka de Luxe, Alaska y los Pegamoides y Alaska y Dinarama. Nos esforzamos particularmente en hablar de las canciones y los álbumes, y no tanto de la Movida, dada la saturación mediática de la misma durante las últimas décadas. Orden del día:
-Los inicios en el Rastro. La música anecdótica de Kaka de Luxe, grupo seminal, pese a todo.
-Las citas más divertidas de la Alaska más deslenguada.
-Los primeros singles de Pegamoides: ‘Horror en el hipermercado’, la peculiaridad de sus letras, su influencia en gente como Los Punsetes.
-La ruptura que supusieron los arreglos de ‘Bailando’ y el disco de estudio ‘Grandes Éxitos’.
-El paso a Dinarama. Por qué Alaska dudó de entrar en la banda.
-El amor/odio hacia la fama de Carlos Berlanga. La co-autoría de Nacho Canut.
-La variedad siniestra/disco/»world music» de ‘Canciones profanas’.
-‘Deseo carnal’: su otra maestra, la crítica de Rockdelux.
-El flop comercial de ‘No es pecado’: por qué Fangoria odian un disco tan bueno.
-La desintegración con ‘Fan Fatal’, el primer disco de Fangoria.
Aunque Christina Aguilera era el plato fuerte de la jornada del sábado en Mallorca Live, aunque fuera por lo que tenía de raro verla tocar en España, o en cualquier lado que no sea Estados Unidos, realmente no representó lo mejor del día por las razones expuestas. Fueron Franz Ferdinand, por contra y pese a las veces que los hemos podido ver en directo, quienes se llevaron el gato al agua.
El sábado mejoró la organización de Mallorca Live, pero también asistió menos gente, y además se instalaron más puestos de comida y otros puestos de ropa, complementos, tatuajes… incluso la tienda de discos Runaway volvió al recinto con cajas de CD’s y camisetas colgadas. Parecía una feria. Irónicamente, es la primera vez que me topo con una tienda de discos dentro de un festival.
El escenario «GNV» de Mallorca Live acoge propuestas especialmente interesantes, como la de Paco Moreno, rumbero «outsider» (aunque seguramente no se identifique con esta etiqueta) que se ha hecho un nombre gracias a sus lanzamientos limitados en formato casete, y que está empezando a dar sus primeros conciertos. Sus canciones enrarecen la rumba clásica con voces autotuneadas y apitufadas, y eso es lo que encontramos en su concierto, para alegría de un público encantado con la actitud «canalla» que pasea sobre el escenario. Moreno actúa con guitarra eléctrica y un ordenador portátil, y en absoluto ofrece uno de los «peores conciertos que verás en tu vida», como expresa irónicamente.
Andrés IglesiasSi por algo se caracteriza el cartel de Mallorca Live, también, es por dar plataforma a artistas o grupos que ya no gozan necesariamente de un gran «hype», pero que siguen al pie del cañón. Temples hace rato que dejaron de ser uno de los nuevos grupos favoritos de las revistas especializadas, pero siguen teniendo su público precisamente porque sus canciones, basadas en el sonido del rock psicodélico de los 70, suenan totalmente atemporales, como ‘The Golden Truth’, ‘Hot Motion’ o incluso esa cara b llamada ‘Ankh’ que los ingleses decidieron recuperar como regalo a sus seguidores. El falsete de ‘You’re Either on Something’ habría funcionado hace 40 años y lo hace ahora. Eso sí, los integrantes de Temples tampoco renuncian a cierto componente anacrónico en sus looks que apela claramente a la nostalgia.
Quienes están realmente en su «prime» son Rufus T. Firefly. Victor Cabezuelo dice que está «flipando» por compartir cartel con artistas tan importantes, pero para la multitud de gente congregada en su concierto está claro que el concierto importante de Mallorca Live es el de ellos. Los de Aranjuez ofrecen un emocionante set pese a los problemas previos que viven con el equipo de Supergrass, que se apodera de la batería que estaban usando para ensayar e incluso llega a colocar a cuatro personas para custodiarla, cuando ambos grupos habían acordado previamente compartir el «backline» (baterías, teclados, amplificadores, etc.) de la organización. Rufus T. Firefly tocaron finalmente con otra batería, sonaron diferente a lo que esperaban, pero lo pasaron «muy bien» y Julia -batería de la banda- «les dijo todo lo que les tenia que decir con las baquetas».
Xavi Torrent
Y también, claro, con sus emotivas canciones. El show arrancó con ‘Sé dónde van los patos cuando se congela el lago’ y siguió sin silencios con la disco ‘Un breve e insignificante momento en la breve e insignificante historia de la humanidad’. Victor sonó pletórico al micrófono y demostró una pasión desbordante sobre el escenario y gratitud por los vitoreos de la audiencia. Evidentemente, ‘El largo mañana‘ fue el protagonista de un show en el que el público celebró especialmente ‘Polvo de diamantes’ y ‘Lafayette’. El grupo presentó una versión actualizada (a su nuevo sonido, más funky) de ‘Nebulosa Jade’ antes de finalizar el concierto con ‘Río Wolf’, aparentemente antes de lo previsto.
Es redundante decirlo pero sí, Franz Ferdinand dieron un concierto lleno de hits, todos lo que les cupieron en una hora y media de show que no dio tregua. Obviamente presentaron su nuevo recopilatorio ‘Hits to the Head’ y fueron capaces de hacer saltar a cuantiosas filas de gente con los divertidísimos estribillos de ‘No You Girls’, ‘Do You Wanna’ o, por supuesto, ‘Take Me Out’. Esta, por cierto, ni siquiera la tocaron en un bis: aún quedaba la apoteosis de ‘This Fire’. Alex Kapranos, que no paraba de saltar como poseído por el espíritu de Chuck Berry, agradeció la energía del público y felicitó a España por haber «ganado nuevos derechos» seguramente en alusión a la nueva ley del «solo sí es sí».
Mallorca Live se ha apuntado uno de los tantazos festivaleros del verano al confirmar en su cartel de este año a Christina Aguilera. Hacía casi 2 décadas que la intérprete de ‘Beautiful’ no aterrizaba en España para actuar, y la sensación de encontrarse en una situación privilegiada por verla prácticamente antes que nadie se palpaba en el ambiente. Ya desde el jueves pululaban por el recinto fans de Christina que vestían la camiseta de ‘Stripped’. Otros optaban por la de ‘The X Tour’. Desde primera hora del viernes los seguidores más fieles de Christina aguardaban su llegada en las primeras filas del escenario. Había que asegurarse verla en condiciones por si tardaba otros 20 años en volver (aunque en España aún quedan dos oportunidades).
También se palpaba en el ambiente cierta inquietud durante los primeros 15 minutos… o 20 o 30 en los que Aguilera no salió al escenario. A la cantante le dio tiempo de ganarse tanto los vitoreos como los abucheos del público. Finalmente el show empezó con visuales que advertían de la llegada de Christina y de su canción más guarra: «are you ready to get dirrty?» Christina emergió en las tablas con un body rojo con transparencias, un abrigo y gafas de sol. ‘Can’t Hold Us Down’ llegó después, y nada preparaba a la audiencia para el extraño concierto que se avecinaba. Divertido, sí, pero extraño.
El show de Christina fueron varios en uno. En ningún momento pareció un concierto dedicado a sus epés en español, lo cual, quizá, tampoco nadie esperaba; sino que la cantante optó por realizar un repaso exhaustivo y atropellado de toda su carrera sin comerse demasiado la cabeza para dar algún tipo de unidad a las canciones. En algunos casos ni siquiera se encontraba en el escenario para interpretarlas, y en otros las acortaba sin ton ni son.
Tras los dos primeros singles de ‘Stripped’ sonaron ‘Bionic’ y ‘Vanity’, llevándonos de repente a 2010… o a las fiestas el Pride. A continuación pareció que el show volvía a empezar con una versión en reggaetón de ‘Genie in a Bottle‘ que sí nos llevó al breve acto latino… solo para dar paso a más decisiones erráticas que generaban desconcierto.
Andrés Iglesias
Una de ellas fue la introducción de Christina de ‘Pa Mis Muchachas‘. Parecía que iba a cantar una balada cuando, acompañada por unos acordes de guitarra, empezó a hablar sobre la ilusión que le hacía recibir el amor del público en un momento en que están sucediendo cosas especialmente negativas en el mundo (aludió indirectamente a la derogación de la ley del aborto). Pero no. Era el turno del single principal de ‘La Fuerza’, el cual a Aguilera le gustó grabar porque lo hizo con Nathy Peluso, Nicki Nicole y Becky G y ella «siempre había querido sentirse parte de un grupo». Irónicamente, Christina solo se acordó de nombrar a Nathy y, además, la parte de ellas ni siquiera sonó. La canción se acortó de mala manera, robándole su clímax.
En un show en que no sabías dónde empezaban o acababan los diferentes actos, si es que los había, y en el que el cultivo de una atmósfera, de un ambiente cohesivo, era inexistente, Christina nos llevó de vuelta al Pride con ‘Feel this Moment’ y el primer tsunami de confeti salió disparado desde el escenario amenazando con sepultar a toda Mallorca. Pareció el final del show, que dio paso a un interludio en el que sonaron ‘Titi me preguntó’ de Bad Bunny y ‘Pepas’ de Farruko. Si ya nada parecía tener sentido, Aguilera volvió al escenario para cantar ‘Ain’t No Other Man’… y lo volvió a abandonar mientras los bailarines danzaban al ritmo de las canciones de ‘Burlesque’. ¿Bionic? Más bien chaotic.
Dentro de este caos hay que decir que hubo mucho hit, por lo que cualquiera que estuviera familiarizado con el repertorio de Christina se lo iba a pasar bien. ‘Lady Marmalade’ se hizo esperar y enloqueció al público con más toneladas de confeti disparados de la nada, y la interpretación de Christina de ‘Beautiful’, con variaciones de ritmo en la melodía, fue preciosa. ‘Fighter’ protagonizó el momento de euforia de la noche, y ‘Let There Be Love’ concluyó el espectáculo con un mensaje dedicado al amor y a la unión, en el que Christina sí hizo referencia explícita a la «libertad de decidir».
No me interesa lo más mínimo el debate sobre el playback en los conciertos de pop. Sí, Christina recurrió a él en varios puntos del espectáculo, hasta el punto que ni siquiera le preocupaba que fuera evidente, como cuando en ‘Santo‘ se ponía a hacer «adlibs» encima de su propio «lead vocal» pregrabado. Probablemente, hacer playback le permite preservar su voz para que pueda seguir con la gira. Especialmente en ‘Beautiful’ quedó claro que Christina sigue siendo una vocalista impresionante. Por desgracia no pareció demasiado interesada en ofrecer un espectáculo que tuviera sentido, que contara una historia o, simplemente, que tuviera un mínimo de unión.
Ayer por la tarde en la primera jornada de Mallorca Live acudí a un «food truck» de comida tailandesa a pedir una oferta de pad thai con un plato aparte de patatas bravas por 10 euros. La empleada, entonces, me comunicó que la aplicación de la oferta no era posible por un «fallo en el sistema» y empecé a disociar. En mi cabeza, la frase sonó ralentizada y expresada con voz diabólica, como si se refiriera a un «glitch» que ha tenido lugar en el espacio tiempo. Después de leer las duras noticias que está dejando el mundo últimamente… la frase cuadraba totalmente en mi cabeza. Tiene que haber habido un fallo en el sistema.
Por un lado, agradecí el contratiempo porque creo que esquivé una combinación explosiva… y no en el buen sentido. Por otro, la historia me sirve para abordar los problemas acontecidos ayer en la organización de Mallorca Live. El festival acaba de anunciar mejoras en su logística tras enfrentarse a numerosas críticas por falta de personal, largas colas en puestos de bebida y de recarga de pulseras, dificultades para la recogida de dichas pulseras, servicio precario de lanzaderas hasta el punto que la gente cuenta haber esperado dos horas por un bus y solo haber visto el sol… Problemas que pueden explicarse en el aumento de las asistencias al festival: este año, doblan las de 2019, la última vez que el festival se celebró. Mallorca Live promete mejoras para su segunda jornada.
Al margen de incidencias, Mallorca Live es uno de esos festivales a los que da gusto ir por varias razones. El recinto es el antiguo Aquapark de Calvià, por lo que asistir a Mallorca Live significa pasear por un antiguo parque de atracciones. No, el tobogán acuático no está a pie de festival, pero se ve de lejos. Eso sí, las dimensiones del recinto no pueden ser más cómodas, el parque es bonito, tiene sus parcelas con árboles y arbustos, un mural para pintar y dibujar, un área de descanso compuesta por puffs de color blanco, sombrillas gigantes para quien desee resguardarse del sol, variedad gastronómica que va de churros a comida asiática… A mí me recuerda a una versión «pocket» del Parc del Fòrum, lo cual solo puede ser bueno.
Entre los primeros conciertos de la jornada se encuentra el de unos Go Cactus que actúan demasiado sobrados de volumen. Tanto que su sonido se solapa con el del concierto que Shinova están ofreciendo en el escenario de al lado. Es un problema que se repetirá a lo largo de la jornada pero que dependerá de la ubicación de cada uno. Eso sí, Gabriel de la Rosa mantiene en todo momento la «sonrisa intacta»… y su carisma. Mientras, en el escenario de música electrónica, VIK.T pincha elegantes temas de house que hacen anhelar un Brunch in the Park mallorquín.
Andrés IglesiasQuien derrochó carisma sobre el escenario también fue Queralt Lahoz, que presentó las canciones de su disco ‘Pureza‘. La catalana interpretó temas como ‘Ya no’ o ‘De la cueva a los olivos’, también su éxito ‘Dame doblones’, y demostró que le da lo mismo sonar a Bebe que a Gata Cattana, a flamenco que a afrobeat. El momento más emotivo llegó después. Queralt salió al escenario vestida con camiseta y tejanos pero, durante el solo de teclado de su tecladista, se ausentó para cambiarse de vestuario, y regresó con un vestido plateado de brillantes. Queralt expresó que es importante para ella recordar sus orígenes humildes y se remontó a la época en que los «caciques» se lo quitaron todo a su familia. De ahí que dedicara un tema a la memoria histórica con el que se ganó los aplausos del publico.
Uno de los solapes más dolorosos de la jornada fue el de Rigoberta Bandini y Alizzz. Ella empezó un poco antes y tuvo oportunidad de probar la pasarela de C. Tangana, ya instalada, pues El Madrileño actuaba un par de horas después. «¡Qué maravilla la pasarela de Pucho, la voy a usar mucho!», rimó probablemente sin querer, y antes de desgañitarse con la parte «Mónica Naranjo» de ‘In Spain We Call It Soledad’.
En otro de los escenarios el público aguardaba la aparición de Cristian Quirante, que tardó 10 minutos en salir quizá a espera de que llegase más gente… ya que todo el mundo estaba viendo a Rigoberta. Era un poco desolador el panorama al principio, pero la gente efectivamente fue llegando, y Alizzz emergió en las tablas con sus habituales gafas de sol y cerveza en mano. «Nos han hecho coincidir con Rigoberta, que somos colegas, eso no se hace», expresó el barcelonés, que no ofreció el mismo show de siempre… básicamente porque después de preguntar a la gente si pensaba quedarse hasta el «amanecer«, tropezó y cayó de culo antes de cantar la citada canción. «Estoy bien», comunicó, y el concierto siguió sin incidencias, con la hermosa ‘Luces de emergencia’ poniendo una inmejorable banda sonora al atardecer.
El grupo revelación granadino Niños Luchando actuó en la hora rara de Mallorca Live, después de Rigoberta y Alizzz y justo antes de C. Tangana, esto es, a la hora de cenar, por lo que el público estaba muy disperso delante de su escenario. Lo que no significa que no hubiera fans en primeras filas y curiosos dispersos en varios puntos de la pista. Con todos ellos, Javier Bolívar se mostró agradecido y, a medida que llegaba más público, el cantante volvía a presentar a su grupo, con toda la humildad del mundo. Entró muy bien su mezcla de guitarras eléctricas y acústicas y sus canciones, como ‘Segunda lengua’ o ‘La tormenta’, que suenan a los primeros Radiohead recubiertos con una capa de post-punk, o algo así, son cautivadoras.
Andrés IglesiasA un lado la actuación de Niños Luchando y, al otro, el «making of» de El Madrileño. Era casi igual de entretenido presenciar un concierto que atender a la preparación del show de C. Tangana, ver cómo se iban instalando mesas, botellas, vasos, atestiguar el levantamiento de las cortinas que después volverán a precipitarse… Ver los preparativos de la fantasía cinematográfica que se avecina resulta fascinante.
Pucho ofreció otro buen show de El Madrileño, pero menos satisfactorio que los vistos en Madrid o en el Sónar básicamente porque no estaban ni La Húngara ni Antonio Carmona, pero sí Niño de Elche, Yeray Cortés y, por supuesto, Javier Dichas, quien interpreta al personaje del camarero que va y viene del escenario, y que es la verdadera estrella de la gira, sobre todo cuando suena ‘Llorando en la limo’ y el barista se vuelve completamente loco y empieza a saltar, a brincar y a bailar de manera sabrosona o como un descosido en la pasarela o en el escenario principal, a veces con una silla cogida en la mano, y siempre dándolo todo.
Sigo pensando que el arranque de ‘Sin cantar ni afinar’ con ‘Still Rapping’ decepciona por mucho que Antón lo considere algún tipo de «statement». Por suerte, en esta ocasión sí le cupieron canciones que no cantó en el Sónar como ‘Párteme la cara‘ o ‘CAMBIA!’. Sin embargo, lo mejor del concierto de El Madrileño es el calor y la intensidad que va cogiendo a medida que avanza, hasta llegar a un claro punto de apoteosis no en ‘Demasiadas mujeres’ a pesar del subidón final, no en ‘Tú me cambiaste de querer’ a pesar de su popularidad, sino en ‘Los tontos’ y en las diversas participaciones de cantantes y músicos que tienen lugar a lo largo de la canción. Otro de los momentos álgidos llega en la presentación de ‘Muriendo de envidia’, cuando los numerosos integrantes de la orquesta de vientos empiezan a desfilar la pasarela, y cuando el músico a las percusiones vive su momento de gloria.
El acto dedicado a la nostalgia españoleta de ‘Sin cantar ni afinar’, cuando se escuchan versiones de ‘Corazón partío’ o una ‘Noches de bohemia’ genialmente vocoderizada, también destaca en el show de C. Tangana, pero yo tiro una lanza a favor por su interpretación de ‘Tranquilísimo’ subido a la mesa. No vi venir este hit, pero tiene las mismas escuchas que ‘Los tontos’, y en el concierto aporta un punto de oscuridad muy agradecido, en el que Antón nos recuerda, sí, que él «sigue rapeando»…
Después de C. Tangana es turno de dejarse caer por el concierto de The Parrots, durante el cual vivo un momento surrealista cuando literalmente aparece delante de mí el barista de C. Tangana corriendo como un loco hacia el backstage. Actúa junto al grupo madrileño Ade Martín de Hinds, a la que se percibe algo desubicada pues, de hecho, parece no saberse algunas canciones. El rock garajero de The Parrots funciona, sobre todo, gracias a Diego García, un frontman de lo más carismático y entregado. Me llama la atención la posición en segundo plano que adopta Álex de Lucas, quien, de los tres (o cuatro), es el más famoso de todos, pero sus momentos de protagonismo son escasos.
Medio festival, o todo el festival entero, se plantó en el concierto de Kase.O. Se nota que el rapero sigue teniendo tirón entre los fans de Violadores del Verso, grupo del que rescató canciones, además de las de Jazz Magnetism y ‘El círculo‘. El zaragozano salió vestido de chándal y volvió a encandilar al público con sus bailecitos libres y fluidos, pelambre de pecho al aire, y con sus ágiles raps, que tocan asuntos como el arte o el amor. El artista estaba «concentrado en rapear mejor que nunca» y agradeció especialmente los aplausos del público porque no se encuentra en su mejor momento a nivel personal, en sus propias palabras. A continuación cantó aquello de «cuanto más amor dar mejor estás» y aludió a lo difícil que es salir de una relación larga porque después «no quieres estar con nadie», aunque sabes que al amor de tu vida puede esconderse en cualquier parte. Quizás, en este mismo festival…