Pedro Almodóvar ya ha empezado el rodaje de su nueva película, ‘Amarga Navidad’. Esta llega después de ‘La habitación de al lado’, se está haciendo entre Madrid y Lanzarote, y se estrenará en cines en 2026 de la mano de Warner Bros. Pictures Spain. Visita aquí el foro de JENESAISPOP para discutir sobre lo nuevo del director manchego.
‘Amarga Navidad’ es la historia de tres personajes, pero empieza a partir de Elsa. Esta es una directora de publicidad cuya madre fallece durante el puente de diciembre. Tras encontrar refugio en el trabajo, se da cuenta de que no ha guardado el duelo necesario tras lo ocurrido. Después de una crisis de pánico, decide darse un descanso y viajar a Lanzarote acompañada de su amiga Patricia. Bonifacio, el mayor apoyo de Elsa en los malos momentos, se queda en Madrid.
La cinta está protagonizada por Bárbara Lennie, Leonardo Sbaraglia, Aitana Sánchez-Gijón, Victoria Luengo, Patrick Criado, Milena Smit y Quim Gutiérrez. El comunicado de prensa detalla que las historias de los personajes protagonistas «se narran paralelamente a la del guionista y director de cine Raúl Durán, entremezclando ficción y realidad». Así, la película trasta de «cómo la vida y la ficción están unidas de un modo indisoluble, y hasta doloroso en ocasiones».
Sly Stone, líder de Sly & The Family Stone y pionero en el campo del pop, el funk y el soul, ha fallecido a los 82 años en Los Ángeles. En un comunicado publicado por su familia, se detalla que Stone ha estado librando «una prolongada lucha contra una enfermedad pulmonar crónica y otros problemas de salud asociados». Este falleció «rodeado de su tres hijos, su mejor amiga y su familia».
Antes de fundar la banda con la que alcanzaría el reconocimiento y la fama, Sylvester Stewart había nacido en Denton (Texas) en 1943, pero pronto se mudó con su familia a Vallejo, cerca de San Francisco. Stone actuó como locutor en una radio musical y dio clases de trompeta, composición y teoría musical en el Vallejo Junior College, lo que le daría la base para convertirse posteriormente en el gran multiinstrumentista que fue.
En 1966, reclutó a su hermano Freddie, a su hermana Rose y a otros miembros de su familia para que formasen parte de su nuevo grupo: Sly & The Family Stone. Los discos ‘Life’ (1968), ‘Stand!’ (1969) y ‘There’s A Riot Goin’ On’ (1971) fueron clave para difuminar la línea entre el funk, el soul, el rock y la música psicodélica. Durante su breve recorrido, Stone se convirtió tanto en un icono de la música negra como en un referente para futuras generaciones.
Las adicciones y la fama cambiaron de rumbo su carrera y Stone desapareció progresivamente de la vida pública. A lo largo de los años, fue detenido en más de una ocasión por posesión de estupefacientes y nunca consiguió volver a los escenarios. En 2011, el New York Post lo encontró viviendo en una furgoneta en Los Ángeles. Sin embargo, desde entonces su figura se ha visto redescubierta gracias a Questlove.
Este dirigió ‘Summer of Soul’ (2001), cinta ganadora del Óscar a Mejor Documental en la que se mostraba unos de los conciertos más eléctricos de la carrera de The Family Stone, y ‘Sly Lives!’, centrada totalmente en la figura del artista. Questlove también le homenajea hoy:»Vivió lo suficiente para sobrevivir a muchos de sus discípulos y sentir las ondas de su genialidad volver en forma de samples de hip hop, documentales y memorias. Aun así, nada de eso reemplazará la cruda belleza de su trabajo original».
Miley Cyrus se encuentra en medio de la promoción de ‘Something Beautiful’, su nuevo álbum, y ha aprovechado tanto para aclarar como para revelar algunos asuntos del pasado en relación a su colaboración con Dua Lipa, ‘Prisoner’, y a la fallida aparición de la Reina del Pop en uno de sus videoclips: «Madonna estaba dispuesta a luchar en el barro con Miranda Kerr», ha declarado Cyrus.
Durante su aparición en el podcast ‘Every Single Album’, Miley habló sobre la canción ‘Prisoner’ y cómo en un principio no planeaba incluir la canción en ‘Plastic Hearts’: «No fue idea mía. Sin criticar a Dua Lipa, es que no es cohesiva con el disco. Habría estado mucho mejor en ‘Endless Summer Vacation’, con ‘Wildcard’ o ‘River’ habría estado perfecta», comentó la cantante.
Cyrus explicó que su equipo estaba intentando «salvar una carrera que se hundía» y que por eso decidieron incluir la colaboración con Dua Lipa en el disco. En el mismo podcast, la estadounidense también habló de un videoclip para la canción ‘4×4’ en el que iba a participar Madonna, pero que su sello no permitió. El tema estaba en el álbum ‘Bangerz’.
«Tenía a todas preparadas. Nelly Furtado, Miranda Cosgrove… Madonna había dicho que sí. Esto era antes de que Taylor tuviese gente famosa en su vídeo [de ‘Bad Blood’]. Yo me hice amiga de famosos antes que ella», bromea. «Tenía todo un escuadrón y era muy, muy guay». A la postre, la colaboración de Miley Cyrus y Madonna que sí se materializó en aquella época fue un «medley» de ‘Don’t Tell Me’ y ‘We Can’t Stop’.
Aitana entra al número 1 de Discos en España con ‘Cuarto azul‘, como no podía ser de otra forma dada su popularidad durante los últimos años, y también una excelente promoción que ha incluido una «listening party» multitudinaria con la artista en el Movistar Arena.
Todos los álbumes de Aitana han sido número 1 en nuestro país, pero también lo fue el EP ‘Tráiler’, por lo que acumula 5 números 1 en la lista de discos española, pese a tener técnicamente 4. Además, ‘Cuarto azul’ ha sido certificado directamente como Disco de Oro por la distribución de 20.000 copias en estos primeros días. ‘Cuarto azul’ es también número 1 en vinilos.
Pero es que además, Aitana sitúa hasta 20 temas en el top 100 de singles oficial de nuestro país. ¿Cómo puede tener 20 temas en el top 100 si su disco tiene 19 canciones? Porque aún permanece en la lista su colaboración con Quevedo, lógicamente no incluida en ‘Cuarto azul’. Por lo demás, Aitana ha metido en el top 100 hasta el interludio del álbum, destacando la aceptación de ‘Cuando hables con él’ o el escaso entusiasmo por singles pasados como ‘Segundo intento’ o ‘Sentimiento natural’. La gente está escuchando más ‘Conexión psíquica’, ‘Superestrella’ o incluso la canción con Fangoria:
4.-Cuando hables con él
8.-6 de febrero
15.-Duele un montón despedirme de ti, con Jay Wheeler
20.-Conexión psíquica
22.-Superestrella
24.-La chica perfecta, con Fangoria
28.-Gran Vía, de Quevedo
31.-Ex Ex Ex, con Kenia OS
32.-Cuarto azul
33.-Segundo intento
36.-Desde que ya no hablamos
38.-¿Para qué volver?, con Ela Taubert
44.-Trankis, con Barry B
48.-Sentimiento natural, con Myke Towers
53.-En el centro de la cama
56.-De 1 beso a 2 besos
58.-Música en el cielo
59.-Lía
62.-Hoy es tu cumpleaños, con Danny Ocean
81.-Luz de la mañana (interlude)
Volviendo a la lista de álbumes en España, además de Aitana; llega al top 10 Miley Cyrus con ‘Something Beautiful‘. El número 1 se le ha resistido a Cyrus en todos los territorios, y en España queda en un modesto puesto número 6. A las puertas del top 10, ‘Pórtate bien!’ de MVRK.
Otras entradas de la semana han sido ‘Amor de barrio’ de FernandoCosta (puesto 21), ‘Trinidad Bendita’ de Blessd (puesto 32), ‘Corazón negro’ de Luis Cortés (puesto 50), ‘Sendé’ de Ryan Castro (puesto 57), ‘T’estimo es te quiero’ de Alfred García (puesto 59), ‘Seventeen 5th Album» de Seventeen (puesto 63), ‘Una ópera egipcia’ de Los Planetas (puesto 64), ‘Dolor en efectivo’ de Ergo Pro (puesto 66), ‘125 km’ de Serko (puesto 77), ‘Aguachile’ de India Martinez (puesto 79), ‘Let All that We Imagine Be the Light‘ de Garbage (puesto 84) y ‘Raíces’ de Gloria Estefan (puesto 87).
Desde mediados de este mes y hasta mediados del que viene se celebra una nueva edición de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA. Se trata de una competición que lleva dando tumbos desde el año 2000 y que acaba de cambiar de formato: 32 clubs en lugar de 8 competirán a nivel mundial cada 4 años. Este 2025 desde España se enfrentarán a otros clubs el Real Madrid y el Atlético de Madrid.
Para contribuir a la universalidad del evento, la FIFA acaba de anunciar que habrá un show en el intermedio por primera vez, al modo del que organiza la Super Bowl. Y los artistas invitados son Doja Cat, que ha estado dando pistas sobre su álbum, supuestamente inminente; J Balvin y la nigeriana Tems, conocida sobre todo por una colaboración con Future y Drake, ‘WAIT FOR U’, pero también por su disco de R&B y afrobeat de 2024, ‘Born in the Wild’.
El evento, que tendrá lugar el 13 de julio en Nueva Jersey, ha sido comisariado por Chris Martin de Coldplay, que está recaudando fondos para la Fundación Educacional «Global Citizen» de la FIFA, que busca destinar 100 millones de dólares a la educación de niños y programas de fútbol por todo el globo. Se desconoce si Doja Cat, Tems y J Balvin llevan meses preparando este espectáculo, como ocurre con la Super Bowl, o si improvisarán algo estas 4 semanas que tienen de tiempo.
Garbage son uno de los grupos más cabreados con la deriva del mundo, en especial la de Estados Unidos. A este tema dedican la práctica totalidad de su octavo álbum, el más político de su carrera. ‘Let All That We Imagine Be The Light’ trata de sacar fuerzas para luchar aunque las condiciones sean adversas. El primer single ‘There’s No Future In Optimism‘ se sitúa en una «noche oscura» y «llena de terror», mientras el segundo ‘Get Out My Face AKA Bad Kitty’ nace de la idea de no poderse creer el modo en que se está persiguiendo a las mujeres en Estados Unidos en los últimos tiempos. Sin duda se refiere al insólito resurgir de un personaje como Trump.
El álbum trata de hacer una llamada a la resistencia, y este último sencillo, que contrapone a un tipo con «la polla grande» con la vocalista Shirley Manson, recuerda que «toda ola pasará».
El edadismo que ha sufrido Manson como mujer a punto de cumplir 59 años es un tema absolutamente primordial también en el álbum, pues las letras son tan explícitas como la de ‘Chinese Fire Horse’: «dices que mi tiempo se ha acabado, que me he hecho vieja, que ya no puedo dedicarme a esto (…) que debería retirarme». La edad aparece también en ‘Love to Give’, aunque en otro sentido: «Crees que soy egoísta, pero solo es que me he hecho mayor / no tengo tiempo para sus juegos / Siento mucho que no siento nada / y citar la Biblia no nos va a salvar».
A veces próximo al sonido de rock electrónico de su icónico debut, pero no al de sus hits sino más bien al de temas perdidos como ‘As Heaven Is Wide’, ‘Let All That We Imagine Be The Light’ es el disco más feo de Garbage porque retrata un mundo más feo cada vez. No tenía por qué ser lo mismo, pero eventualmente también es el peor.
Aunque se agradecen las buenas intenciones y su implicación en el lado correcto de la historia, la repetición eterna de «Future, future, love, love, future» y de «if you’re ready for love» en la pista 1; y de «wait a minute, wait a fucking minute» en la pista 2, paradójicamente, no produce dos de sus canciones más pegadizas. También suenan exentas de garbo alguno ‘Love to Give’ y ‘Radical’, que al menos explica lo poco «radical» que suena porque su título es medio irónico: «no hay nada radical en salvar una vida», viene a decir un estribillo tan válido para Palestina como para el movimiento Black Lives Matter.
‘Have We Met (The Void)’ tiene una intro electrónica, suculenta, que durante unos segundos parece que va a llevar el disco por territorios excitantes… pero no. Las mejores pistas hay que rebuscarlas. ‘Hold’ es una de las canciones que mejor equilibra estrofas con un estribillo que le pegue; ‘Sisyphus’ sí logra cautivar gracias a una espléndida actuación vocal de Shirley Manson en conjunción con los teclados y la caja de ritmos; y ‘The Day That I Met God’ cierra el álbum con la dignidad de siempre, hablando con cierta sorna de una operación de cadera de la artista que le hizo reflexionar sobre la muerte. Shirley Manson «encuentra a Dios en el Tramadol», un analgésico. Desde luego no es que esperáramos que se asomara por ningún otro lado.
El Primavera Sound cerró el domingo con la traca final del Primavera a la Ciutat. Una vez más, varias salas y más artistas de los que puedes llegar a ver. Así que me decidí por la Paral·lel 62, donde tocaba rock noventero y público talludito (yo incluida). Pero no era la nostalgia lo que me empujó allí, sino el presente rutilante de una de las máximas representantes de los 90: Kim Deal.
Porque Kim se merendó todo. Antes, la banda de emocore Cap’n Jazz ofreció una actuación bastante cuestionable pero divertida. Parecía que tocaban las canciones a cachos, su cantante Tim Kinsella iba como las Grecas y acabó en tetas. Incluso ofrecieron una versión acelerada y cacharrera del ‘Take on Me’ de A-Ha.
The Jesus Lizard cerraron la noche con una buena y efectiva actuación de rock distorsionado que alcanzó los 90 minutos, aunque en la sala solo quedara la mitad del aforo. David Yow parecía un viejo y fiero chamán dispuesto a hechizar a todos los presentes. Se lanzó a hacer crowd surfing en el segundo 0, y no dudó en bajarse varias veces a pista. La banda se negó a vivir solo de su pasado, ya que gran parte de su repertorio se basó en su último disco, ‘Rack’, de 2024.
Pero la reina absoluta fue Kim Deal. Lucía pletórica, con una sonrisa oceánica que iluminaba la sala. Y, detalle emocionante, con una camiseta con el nombre “Albini”, que simulaba el escudo de los Raiders. Le acompañaba una nutrida banda que incluía vientos y cuerdas. El repertorio era prácticamente el mismo que tocó en uno de los escenarios grandes el sábado, pero con la ventaja que da la cercanía de la sala. Así, la primera mitad de su actuación fue para desgranar ‘Nobody Loves You More’, empezando por la titular. No pudo resultar más encantadora, como encantadora es ‘Coast’. Los arrebatos de rock alternativo como ‘Crystal Breath’ o ‘Disobedience’, sonaron más llenos aún que en disco, y se ganaron aún más empaque de clásicos. Sólo eché de menos ‘Are You Mine?’, una particular favorita mía.
Pero claro, la locura llega en la segunda parte de la actuación, dedicada a sus canciones con Breeders, empezando con una breve y torrencial ‘No Aloha’, y con una traca final de infarto: ‘Cannonball’ con vientos a todo trapo y el público enloquecido: ¡aún tuve fuerzas para botarla entera! O la estupenda versión de ‘Happiness Is a Warm Gun’, con papel estelar para su corista; la bonita ‘Drivin’ on Nine’ con los violines incorporados. Y claro, cuando al final agarra el bajo y dice que va a tocar una de los Pixies, la sala se viene abajo para cantarse un ‘Gigantic’ apoteósico, repleto de trompetas, cuerdas y la locura de los que allí estábamos. La más grande. Gisela Jané
Han pasado más de cinco años desde ‘The Slow Rush’, el último álbum de Tame Impala, y parece que la maquinaria de un nuevo disco se ha vuelto a poner en marcha. Kevin Parker tocó un DJ set sorpresa este fin de semana en Barcelona, con motivo del Primavera Sound, en el que enseñó una nueva canción de Tame Impala. La influencia del house es evidente.
El sábado por la noche, Parker apareció en el club Nitsa de Barcelona y regaló a los presentes la exclusiva de una nueva canción de Tame Impala. «¿Queréis escuchar una nueva canción? ¿Una nueva de Tame Impala? Vais a ser los primeros en escucharla. Ya no hay vuelta atrás. Vamos allá», exclamó el artista australiano.
Los elementos de todas las canciones de Tame Impala están ahí: unas atmosféricas teclas, la etérea voz de Parker y una contundente percusión. La novedad está en este último apartado, compuesto principalmente por un duro beat de electro house que se suaviza con la entrada del teclado.
rusowsky ha lanzado unos de los proyectos más singulares del año y con el que oficialmente da comienzo a su conquista al otro lado del Atlántico. ‘DAISY’ sirve a la vez como una carta de amor a la música latina de principios de los 2000 y como una revitalización de la misma pasada por el ecléctico filtro de Rusia-IDK.
‘malibU’ no fue en principio elegida como single, pero es la canción alternativa del verano por excelencia. En ella, el artista madrileño construye el perfecto equilibrio entre experimentación y sensibilidad club. Las teclas a lo electrolatino son interrumpidas por un fragmentado acordeón mientras rusowsky le canta a su amor y a su «estilito Malibú»: «Quise guardar, todas mis caricias / Niña mía, dónde estás».
Cuando el tema parecía otra etérea obra pop de rusowsky, se convierte inesperadamente en todo un bop veraniego a ritmo de merengue. Esta parte está llena de frases tan simples como efectivas («Ella es mi Tatiana, ella es mi Daisy / Ella es mi mundo, ella es mi baby»), referenciando incluso canciones pasadas: «Y le doy besos si me llora / Qué bonita que es mi gata».
En una entrevista con el medio estadounidense Pigeons & Planes, rusowsky discute sobre su amor por la música latina, la cual describe como la que «más me hace sentir», y la facilidad para descubrir nuevos sonidos hoy en día: «Ahora puedo llegar a cualquier tipo de folk siberiano, pero la falta de elementos físicos reales y la sobrecarga de información y fácil acceso es tan grande que hace que estos descubrimientos sean menos especiales».
JENESAISPOP será testigo y medio oficial de su debut en el Movistar Arena, que se celebrará el próximo 25 de septiembre. Entradas ya disponibles desde los 28 euros.
Wolf Alice, una de las bandas más versátiles de los últimos años, tan válidas para el rock 90’s como para registros más atemporales y retro, está de vuelta. Recientemente han estrenado el single ‘Bloom Baby Bloom’, entregado a un desquiciado riff de piano, de cierto sabor jazz e incluso latino.
La canción versa sobre la identidad, sobre intentar demasiado fuerte ser alguien y sobre la necesidad de pasar por la «suciedad» antes de convertirte en «flor». Ellie Roswell ha indicado sobre este tema: «Queríamos hacer una canción rock con el elemento interpretativo en el centro, cantar como Axl Rose pero sobre ser mujer. Me apetecía centrarme en mi voz como instrumento y ha sido liberador dejar la guitarra y no tener que demostrar que soy músico».
‘Bloom Baby Bloom’ es el primer adelanto y corte 2 del próximo disco de Wolf Alice, que llegará a las tiendas el día 29 de agosto bajo el nombre de ‘The Clearing’. Y en breve lo van a presentar en Madrid mediante un showcase especial en el Teatro Barceló. Será el miércoles 11 de junio a partir de las 20.00 horas. Y JENESAISPOP te va a invitar junto a un acompañante.
A través de nuestro foro de Wolf Alice, estamos regalando 5 entradas dobles para aquellos que se registren y dejen un mensaje respondiendo a la pregunta POR QUÉ TE GUSTAN WOLF ALICE. Para participar, tenéis que estar registrados: el mail de confirmación suele llegar a la bandeja de spam.
Las 3 primeras entradas se han regalado entre nuestros foreros más fieles y las 2 restantes serán para los autores de las respuestas más divertidas, ocurrentes o curradas dejadas en el foro antes de hoy lunes a las 23.59 horas. La redacción las escogerá siguiendo criterio propio, aunque se valorarán también las más «likeadas» y comentadas. Los ganadores se comunicarán este martes en el foro de Wolf Alice, y los mismos tendréis que darnos vuestros datos personales (nombre, apellidos, DNI, mail) para que podamos poneros en lista de puerta.
Primavera Sound no tiene suficiente con el centenar de conciertos programados en el Fórum y las decenas de actuaciones repartidas en salas de Barcelona de manera paralela. También hay conciertos gratuitos en el CCCB entre las jornadas de miércoles y viernes, enmarcados en el entorno del Primavera Pro. Mientras distintos agentes de la industria debaten en las salas del museo sobre IA, el devenir de la música grabada y en directo, o los derechos de autor; el público local y visitante puede ver varios conciertos sin pagar «en un marco incomparable».
JENESAISPOP, como media partner de Primavera Pro, ha estado allí para contarte quién puede dar un salto de popularidad en el futuro. La apuesta es clara por artistas noveles, de lugares ajenos al consabido binomio UK/USA, por ejemplo a través de los lituanos Mélyna, y por una diversidad estilística de no dar crédito. De los más de 20 shows programados, ni uno solo se pareció a ningún otro.
La variedad fue tal que por ejemplo Sofi Paez ofrecía el jueves un recital a piano, con largos pasajes o incluso pistas enteras instrumentales. Nada que ver con lo que el mismo día vimos a han gaiden (en la imagen bajo estas líneas), cercanos en misticismo a la electrónica de Enigma, solo que con un desenlace más espídico y bailable. Poco después disfrutamos del jazz y del reggae de NEONE The Wonderer, más abstracto que el set de LEMFRECK, quien con una camiseta del Barça incluyó guiños al trip-hop, el rap y la bossa. El miércoles el líder del dúo coreano Hypnosis Therapy apareció con unas orejas gigantescas, sonando a medio camino entre el rap y el rock -por la vía de Rage Against the Machine- y lanzando un agua muy necesaria entre el respetable. Fue por su energía uno de los shows más comentados. Hara Amorós
Los grupos guitarreros tampoco se parecían. Francis of Delirium practican un rock noventero un tanto emo, y su cantante estuvo divertidísima recordando cómo una vez sus músicos perdieron, uno la ropa y el otro la ropa interior, durante su anterior visita a España. También dejó como declaración de impacto «me llamo Jana y vivo con mis padres», arrancando una carcajada a todo el mundo. Sus canciones son coreables; todo lo contrario que las del trío irlandés Bucket, entregados de lleno al ruidismo y al screamo, con una sección rítmica potentísima. Los búlgaros Hayes & Y, en pantalones de pinzas, apostaron por el math-rock, mientras desde Indonesia Milledenials lo hicieron por el noise rock. Por su parte, la catalana Guineu desplegó melancolía indie pop, con ‘Puto any’ como destacado hit, y terminando con una canción nueva que abrirá era.
Hablando de Cataluña, la primera jornada, la del miércoles, la más multitudinaria en el CCCB al no coincidir con el Primavera Sound de lleno, sino tan solo con su jornada inaugural gratuita (la de Caribou y La Casa Azul), incluyó la actuación de cuatro artistas catalanes. Tras Guineu, el cambio fue radical con okdw, que rapeó sobre ritmos R&B y reggaeton, pero siempre desde una perspectiva muy pop y queer. Nada que ver con xicu, que comenzaron con una timidez y un ensimismamiento propios de The xx o La Plata, pero después fueron abriéndose a diferentes ritmos, urbanos incluidos. Quienes más público congregaron fueron Remei de Ca la Fresca, que destacamos entre los 6 mejores shows de Primavera Pro, a continuación.
Oska: el encanto de una guitarra
Primavera Pro abrió el miércoles con el encantador show acústico de Oska. Pese a actuar a solas con su guitarra, logró conectar con el público al interesarse en todo momento por cuáles de sus canciones estaban gustando más, al dedicar un tema a la muerte de su perra -‘Mona Lisa, a girl’s best friend’- o al bromear sobre la tristeza de sus canciones. «Se pueden cantar aunque sean tristes», indicaba sonriente, aparte de advertir: «molan más con producción». ‘April May July’ está entre las que claramente nos conquistaron incluso «sin producción». Hara Amorós
Jenys: arte trans con 3 copas de vino
Jenys ofreció el primer concierto realmente apoteósico de Primavera Pro. Nada más salir, se presentó como «una persona trans de Rusia»; su show empezó titubeante, con ciertas muestras de indecisión sobre las tablas, quizá por una cuestión de contexto: no dejaban de ser las cinco de la tarde, ni tampoco de hacer 30 grados centígrados. Pero ayudada por las tres copas de vino blanco que había situado estratégicamente sobre la mesa de DJ, empezó a presentar sus canciones «para los mentalmente enfermos», a explicar términos insultantes para la comunidad trans, a contonearse con su minúsculo vestido o a bailar tirada por el suelo, mientras sonaba el techno roto de temas como ‘Claim that Dress’ -que presentó como su canción más difícil- o su adaptación muy libre de ‘Like a Virgin’. «Me encantan los gays y las chicas porque me entendéis», indicó, provocando que tanto los unos como las otras se fueran acercando a las primeras filas. Tras haber perdido a SOPHIE, qué bien poder la bienvenida a JENYS. Hara Amorós
«Remei»: la gran promesa
Si el éxito alguna vez se midió por número de asistentes, hay que hablar de lo de Remei de Ca la Fresca, que congregaron a un par de centenares de personas cuando caía el sol el miércoles por la tarde. Con cada vez más asistentes y todos ellos cada vez más cerca del escenario, dejaron la sensación de que algo está a punto de explotar con ellos. Sus canciones pueden tener un toque kraut o de melodía flamenca, pero sobre todas ellas despunta el carisma de su cantante, que sacó una bandera de Palestina y se merendó a todo el mundo con su adaptación de M.I.A., ‘Tot el que volem és okupar-te el xalet’.
Juana Aguirre: electrónica de ensueño
Argentina estuvo representada por el rock melódico de Isla Mujeres y por el espléndido show de Juana Aguirre. A nadie se le había ocurrido usar las pantallas de proyecciones y las de Aguirre, abstractas, contribuyeron a crear un ambiente de ensoñación a una hora tan improbable como las tres de la tarde (quiero decir, sin caer en la tentación de la siesta). Empezó en plan ambient, tuvo toques de indietrónica, pero sobre todo trasladó una sensación de calma y espiritualidad hermosísima, a través de temas como ‘Fuego’. No confundir, por cierto, en redes, a Juana Aguirre con Juan Aguirre: nos pasó en las Stories de Instagram, aunque esperamos que el guitarrista de Amaral haya descubierto en ella a otro de esos artistas de electrónica intimista que tanto le gustan. Hara Amorós
Naaz
Naaz se vendía en su biografía como una artista holandesa de ascendencia kurda, conocida por divulgar esta última cultura por Europa. Lo que nos encontramos no fue tanto eso sino a una vocalista excelente con un vozarrón precioso, perfectamente capaz de arrastrarse por el suelo interpretando una «torch song» tipo Lana del Rey, como de representar la alegría de la huerta al frente de un tema más bien pop. Un show estupendo y muy entretenido por parte de una de las «performers» más arrolladoras que hemos visto estos días. Fue la más «Pro» de Primavera Pro. Hara Amorós
Aleksiah: rock con algodón de azúcar
El viernes fue el día de menos afluencia en el CCCB, quizá porque la gente ya estaba agotada tras haber pasado por el Fórum y haber echado el resto con los apoteósicos conciertos de Charli XCX y Troye Sivan o CMAT demasiadas pocas horas antes. Aun así, se pudieron ver propuestas como el folk de Niamh Bury o el jazz de Yoni Mayraz. Entre quienes encierran mayor potencial comercial, la australiana aleksiah, que sí actuó con banda, con melodías próximas a las de la Taylor Swift y las HAIM más pop. Es el caso de temas desenfadados como ’24’, uno sobre «estar estresada» que repite «I should stop» o ‘Clothes Off’, que presentó como una canción «sobre no tener sexo». Su guitarra tenía forma de corazón, recordando también al rock-algodón de azúcar de Olivia Rodrigo.
‘Something Beautiful’ de Miley Cyrus no ha conseguido liderar las listas de álbumes en ningún territorio clave, pese a que la artista viene de un éxito tan certero como ‘Flowers’ en la era anterior. Aquel tema suma ya 2.500 millones de streams solo en Spotify. Está claro que los singles de este año, con ‘End of the World’ a la cabeza, no han alcanzado ni una décima parte de lo que ‘Flowers’ y el nuevo álbum se está resintiendo de ello.
Pese a liderar las midweeks de UK durante el primer fin de semana de salida, ‘Something Beautiful’ ha terminado en el puesto 3 de las listas británicas. Miley no suma así su tercer disco número 1 en las islas, ni ninguno en ningún territorio.
El resultado en Estados Unidos es similar: un puesto 4, con 44.000 copias vendidas. De ellas, solo 27.000 han sido ventas reales. También un puesto 4 es el resultado obtenido en Alemania o Australia, pero a medida que nos alejamos del mundo anglosajón los resultados son peores: puesto 13 entre los discos internacionales de Japón, puesto 23 en Italia. En España el álbum ha sido top 6.
Por contraste, el anterior ‘Endless Summer Vacation‘ sí fue número 1 en Reino Unido, Irlanda, Noruega, Holanda, Austria o Australia.
Al margen de los resultados de la primera semana, las cosas no pintan demasiado bien en las venideras, debido a la ausencia del nuevo single ‘Easy Lover’ de las listas de éxito. El tema ha obtenido una raquítica entrada en el puesto 64 en Reino Unido y su bajo stream apunta a que esa podría ser su cima. Todo ello a pesar de estar recibiendo el apoyo de playlists como Today’s Top Hits.
Pese al clima generalizado, hay quien entiende que ‘Something Beautiful’ será un disco de culto, como defienden algunas personas en nuestro foro de Miley Cyrus.
Primavera Sound ha celebrado este sábado la última jornada de su edición de 2025. Se estima que unas 293.000 personas han asistido al festival en total (unas 71.000 por día durante los tres días principales), según datos de RTVE. El 65% de la asistencia ha sido internacional, mayoritariamente de Estados Unidos, Reino Unido e Italia, y solo el 25% de la presencia en el evento ha sido barcelonesa. El festival ha ganado comodidad gracias a la nueva organización de uno de sus escenarios, el Auditori, que se ha externalizado a la Sala Apolo y la Paral·el 62, y el tiempo primaveral ha acompañado: al contrario que otros años, no ha caído una gota. Primavera Sound 2026 se celebra los días 4, 5 y 6 de junio.
¿Puede ser el directo de Raya Diplomática más obvio que su nombre? Sí. El objetivo es recrear una actuación de punk desquiciada y de apariencia antisistema, como las de la Movida, y Javier Calvo da el pego cantando sudado, con el torso desnudo y los ojos desorbitados. ¿Es posible hacer esta crítica sin señalar que toda la propuesta de Raya Diplomática -que incluye a miembros de El buen hijo y The Parrots en sus filas- parece una pose contracultural no muy creíble? ¿Nos estamos pasando de puretas? Ciñéndonos a lo estrictamente musical, las canciones son graciosas -en especial ‘Todo Rosa’-, no parecen simplemente parodias, y Raya Diplomática se adelantan al público adaptando al punk la canción de ‘Física o química’. El pequeño escenario de Aperol Island of Joy está bastante abarrotado para lo que acostumbra y, entre los asistentes, advierto a varios personajes amigos: Juanjo Bona, Martin Urrutia, Ruslana, Jimena Amarillo o hasta Gigi Goode andan por aquí apoyando el nuevo proyecto musical del co-director de ‘Paquita Salas’.
Me acerco a Amazon para presenciar brevemente el concierto de Black Country, New Road, probablemente los mejores músicos del festival. Pocas bandas traen, además de guitarras, batería y teclados, mandolina, banjo, saxofón y flauta, y menos aún saben integrar estos sonidos tan bien dentro de una misma canción. Además, cada integrante del grupo está ampliamente distribuido en el escenario, dejando a cada instrumento su espacio. El directo de ‘Forever Howlong‘ es elegantísimo y rico, pop barroco de una calidad suprema y, aunque la banda no cuenta con vocalista líder (Isaac Wood abandonó la formación en 2022), Tyler Hyde y -sobre todo- May Kershaw, con su voz casi lírica, suplen esa función con creces. El breve set, que empieza pasado de «sentimentalidad», como expresa Tyler, pero se va alegrando, es imperdible para todo aquel que busque pop hecho con buen gusto.
Gisela Jané
El concierto de ‘Si abro los ojos no es real‘ no deja grandes sorpresas para el que ya haya tenido la suerte de presenciarlo. La riqueza instrumental del disco se transmite muy bien en directo -suena potente el piano de ‘C’est la vie’- y Amaia capta toda la atención solo con su voz o sus pasos de baile, que en ‘Despedida’ se convierten en flamenco. Aunque ‘Tengo un pensamiento’ deja el clímax del concierto, interpretada junto a un coro, el momento más comentado ha de ser ‘Ya está’ porque Amaia logra callar a todo el público mientras toca el arpa con suma concentración. Claro, ella lo ha pedido antes, asegurando que, si hablamos mientras toca el instrumento, la «jodemos viva». Pero nos habríamos quedado mudos igualmente simplemente porque lo que hace es único.
El reino de Chappell Roan
¿Cuán grande puedes ser en tu debut? Se me ocurren pocos casos. Chappell Roan se ha hecho popular, en parte, gracias a los festivales. Y, cuanto más festivales ha tocado, más grande se ha hecho. A cinco minutos de empezar el show, a unas puntuales 22.05 de la noche, con toda la pista inundada de gorros de cowboy, botas y vestuario rosa, queda claro que el fandom de Chappell ya es enorme y no hay quien quiera quedarse fuera de la fiesta.
El show de Chappell es coherente con su propuesta, aunque no lo parezca. El montaje, inspirado en un castillo gótico, parece propio de un concierto de hard-rock europeo y no de una estrella del pop estadounidense. Pero Chappell tiene tablas para ser lo que quiera, de voz va sobrada y de actitud también, y el contraste entre sus pegadizas canciones y la escenografía funciona porque Chappell es una performer nata muy próxima a las estrellas del rock que ha crecido escuchando. A nadie puede sorprender que el show de repente incluya una versión de ‘Barracuda’ de Heart, grupo que Chappell no se cansa de reivindicar.
Clara Orozco
Es verdad que las producciones de ‘The Rise and Fall of a Midwest Princess‘ (2023) no son las más rompedoras que se han oído. También que algunos conceptos (‘Hot to Go’) parecen demasiado juveniles para cierto público. Sin embargo, Roan toca el disco prácticamente íntegro y logra que parezca un «greatest hits»: es ensordecedor el coreo de la pista inicial, ‘Super Graphic Ultra Modern Girl’, que introduce a Chappell en el escenario vestida con capa de bandas y un tocado de mariposa. Esta primera canción pone sobre la mesa la estética de fantasía medieval del show, que después incluirá chorros de fuego o piezas de atrezzo tan llamativas como un trono gótico cubierto de hojas. Chappell cantará ahí la balada ‘Coffee’ acompañada de su «mascota», un dragón bebé.
Menos dada a interactuar con su público que Sabrina Carpenter, quizá porque el show lo pide menos, Chappell suple cualquier límite gracias a su enorme presencia escénica. Con el poderío que transmite sobre el escenario nadie puede quitarle los ojos de encima. Chappell se luce especialmente en los números más apasionados, como ‘Naked in Manhattan’, ‘My Kink is Karma’ o la aún inédita ‘The Subway‘, que incluye un final propio de Roxette. Pero también encandila con la desnudez de ‘Kaleidoscope’ o la diversión camp de ‘The Giver’, que en directo no parece un flop en absoluto, sino un clásico. En este número, Chappell lee mensajes de fans dirigidos a ex parejas que les han complicado la vida, y ofrece un segmento cómico que recuerda que Chappell también viene del mundo del drag y que ha podido aprender el arte de entretener gracias a las reinas que allanaron el camino.
Cuando arrancan los acordes de ‘Good Luck Babe!‘, la pista se viene abajo. Es curiosamente una canción difícil de corear debido a su alto tono, y en el público básicamente la gritamos a pleno pulmón, arriesgando la voz con la certeza de que habrá valido la pena. Por suerte, aún quedan cuerdas vocales para vociferar la final ‘Pink Pony Club’, que avisa de su llegada con el relincho de un caballo. Con el público a mi espalda ya completamente enloquecido, gritan el estribillo como si fuera un reto de ‘El juego del calamar’, a vida o muerte. Terminado el show, durante el lento despeje de Mordor, aún hay quien conserva ganas de seguir cantando ‘Pink Pony Club’. Es imposible no querer quedarse a vivir en el mundo de fantasía de Chappell Roan.
Aminé presenta por primera vez en España su nuevo disco, ’13 Months of Sunshine’, que efectivamente habría agradecido un horario más temprano, y no nocturno, porque las canciones de Aminé juegan con el house y su estilo es liviano y, sí, veraniego (de hecho, Aminé sustituye «verano» por su nombre en una lista de las estaciones del año proyectada en pantalla). El show arranca con un set del DJ MadisonLST que parece durar más de lo que debería. Pincha, entre otras, ‘NUEVAYOL‘ de Bad Bunny para calentar motores. Pronto, Aminé sale escopetado al escenario y empieza a tirar sus barras sobre bases de hip-hop clásico, house o de beat deconstruido, algunos firmados por su colega KAYTRANADA. Los hits se van sucediendo, como ‘Caroline’ o la simpática ‘Spice Girls’, y la recuperación de un alegre beat de los Streets en ‘Arc de Triomfe’ da al público lo que quiere: marcha, buen rollo y mecha adicional para el resto de la noche.
Hace un par de temporadas Troye Sivan fue muy criticado por incluir solo cuerpos delgados y fibrados en su fantasía sexual para ‘Rush’, y su amigo Guitarricadelafuente ha cometido exactamente los mismos errores en la promoción de su disco, el por otro lado muy notable ‘Spanish Leather‘. Enrique Aparicio escribía un interesante artículo llamado «Caben los cuerpos gordos en la utopía» para Público -también ha escrito otro sobre el Ozempic-, y por eso le hemos vuelto a invitar al podcast Revelación o Timo para debatir sobre ello.
Aparicio, también conocido como Esnórquel, reflexiona sobre el estigma: «Todo cuerpo gordo, da igual a qué nos dediquemos, qué talentos tengamos porque dan igual: nuestra meta, lo que está esperando el mundo que hagamos es adelgazar. Cuando adelgacé por segunda vez, la cara de ilusión de la gente… Si gano un premio, la cara de ilusión de la gente no va a ser como si yo aparezco mañana con 20 kilos menos».
El periodista y escritor reflexiona sobre cómo la «gordofobia» es una de las fobias permitidas en la sociedad; critica el IMC, un parámetro que considera «obesas» incluso a personas musculadas, y considera culpable a la industria alimentaria de crear malos hábitos y generar una mala alimentación. Enrique nos cuenta, muy generosamente, que ha superado su TCA, algo que consideraba imposible en su momento, pues pensaba que siempre tendría una relación tóxica con la comida, y denuncia: «pesar la comida es la receta de un trastorno en la conducta alimentaria».
Tras una primera mitad más didáctica en la que se recomiendan ensayos como ‘Gordofobia’ de Adriana Torres, analizamos algunos casos que se han dado en la cultura pop, como el palmario de Rosa López, cuyo «triunfo fue adelgazar. Cuando se convirtió en una más, ya no nos interesó», indica Aparicio. Hablamos de cómo se criticó a Adele por estar gorda y también por adelgazar, al dejar de representar a un colectivo; o de cómo Lizzo ha enarbolado la bandera «me gusta estar gorda». ¿Es obligatorio que sus cuerpos sean objeto del debate público?
No pasamos por alto el beef entre Malú y Amaia Montero «me ha llamado gorda y punto»; ni tampoco las insólitas declaraciones recientes de Eva Amaral, que también lo ha pasado mal por cómo se ha opinado sobre su cuerpo. Sam Smith, Robbie Williams o Geri Halliwell salen también en el debate, por haber sido sometidos a absurdos escrutinios.
En esta edición del Primavera Sound de 2025 ha sido imposible usar el Auditori y muchos de sus conciertos han sido ubicados en las salas Paral·lel 62 y Apolo en horarios tempranos. El sábado inauguramos la jornada en Paral·lel 62 con Música Esporádica. Un proyecto de Suzo Sáiz, la Orquesta de las Nubes y varios músicos que en 1985 lanzaron un disco de ambient. Leo en la web del Primavera que es la primera vez que este disco se traslada al directo. A las 13h hay mucho más público en los asientos del anfiteatro que en platea. En el escenario hay una marimba, un vibráfono, timbales… Los músicos desgranan un ambient muy orgánico, marítimo y algo africanista, con una voz que deja ir mantras sin texto. No todo es tan plácido, hay momentos en que la percusión se hace contundente, viaja a Asia, pero sin perder el elemento acuático.
Pero tenemos que dejar a Música Esporádica porque en el Apolo a las 14h nos espera una de las grandes joyas de esta edición: Salif Keïta. Su entrada al escenario lleva a engaño: parece algo frágil, desmejorado. Pero en cuanto se sienta, agarra la guitarra y rompe a cantar, aparece el verdadero Salif, fuerte y poderoso. Fuerte y poderosa es su voz, dulce y clara su guitarra. Toca dos canciones delicadas de folk solo. Luego van incorporándose poco a poco el resto de los músicos: otro guitarra que adquiere a ratos tintes aflamencados, percusiones, y un n’goni. Se sientan y van tocando morosamente, Salif desgrana sus historias. El concierto es acústico, de ambiente primaveral, de ver la vida pasar… hasta que empiezan a subir las revoluciones para que bailemos. Salif nos pide unas palmas así, el guitarrista vuelve a sonar aflamencado y se arrancan fuertes, con un blues. El de las percusiones se hace el amo, entre las sonrisas de los músicos. Se les ve muy joviales, aunque Salif no abandona su gesto de concentración. Hay más palmas, empiezan una melodía alegre y trotona que va subiendo, se hace western, elevan el ritmo, los ánimos y los corazones. El del n’goni se arrodilla ante el maestro a tocar, el de la percusión se desmanda. Es una fiesta y nos han invitado. Puro placer y privilegio ver a la leyenda de Mali en acción.
Eric Pàmies
A las 16h volvemos a la Paral·lel 62, porque nos espera otro de los platos fuertes de la jornada: Destroyer. Dan Bejar tiene disco nuevo, ‘Dan’s Boogie’. Buena parte del setlist se basa en él. Dan lleva una buena banda para poder tocar su particular visión del blue-eyed soul, trompeta incluida, aunque, ay, ninguna voz femenina para hacerle el contrapunto, y se va a echar un poco de menos. Dan es fiel a su imagen de pelos alborotados, elegante y desastrado a la vez. Y ejerce de crooner ensimismado, como también es habitual en él. Las canciones nuevas suenan soberbias (el sonido en la sala es atronador), pero caen en una cierta indiferencia. No así clásicos como ‘Times Square’ o ‘Tinseltown Swimming in Blood’. Se bajan las luces en ‘Bologna’ y es la única nueva que se lleva aplauso de clásico, aunque no incorpore la voz femenina.
Pero las nuevas suenan muy bien, por eso: se arma una buena con ‘Sun Meet Snow’: tropical, casi un vals, ruidosa, con Dan salmodiando… Pero claro, llega el momento culminante, que es ‘Kaputt’. Se vuelve a echar de menos el coro femenino, le da una trepidación diferente… pero ese final con la trompeta es tan cautivador como siempre. Como cautivadora es el viaje al pasado ‘European’s Oils’, con toda su fanfarria final. Pero Dan deja el honor de cerrar el concierto a dos canciones de ‘Dan’s Boggie’, entre una buena vorágine de ruido.
Ya en el Fòrum, arranco la jornada con las Horsegirl algo empezadas en el Trainline, que se ve bastante atestado. Son jovencísimas, parece que vengan de otra era y bordan su pop-lofi a lo Marine Girls: en directo suenan muy bien, especialmente una batería seca y primitiva y un bajo tan básico como efectivo. Y bordan la saltarina y reconcentrada ‘2468’. Justo después, Los Campesinos! vienen dispuestos a dar una alegre fiesta en el escenario Schwarzkopf: hay saltitos, felicidad, parecen encantados de estar allí… Pero mis colegas me agarran para llevarme a los Fontaines DC, que no sabemos qué nos vamos a encontrar en Mordor.
Eric Pàmies
Pues lo que encuentro es un sitio la mar de cómodo donde veo y escucho bien el que va a ser uno de los mejores conciertos del festival. Y el más politizado. Llevan la bandera palestina, la camiseta de su club de fútbol también la lleva y denuncian el genocidio que está perpetrando Israel. Los Fontaines tienen un look muy de los 90: Carlos O’Connell con pelos rosas, Conor Curley parece sacado de Suede y el propio Grian Chatten luce como Liam Gallagher… si Liam Gallagher se dignara a moverse e interactuar con su público, claro. Pero ellos suenan a rock de aquí y ahora y sus canciones son clásicos actuales por derecho propio, por más referencias que tengan.
El escenario Revolut suena estupendo: alto (sin pasarse) y claro. Como altos y claros se suceden los himnos. El primero, ‘Romance’, con Grian devolviéndonos los “yeaaahhh”. Desbordan energía. Y aunque casi todo el repertorio está basado en ‘Romance’, también caen alguna pretérita como una apasionante ‘Jackie Down the Line’, ‘Televised Mind’, con Grian a la pandereta, o ‘Roman Holiday’. Un gran momento es ‘Sundowner’ cantada por Conor, hipnótica, atmosférica. O la sincopa acelerada que le dan a ‘Big’, otra repesca de ‘Dogrel’. Hay un pequeño momento valle que se recupera con una acelerada ‘Boys in the Betterland’, celebradísima, con bien de palmas y pandereta, y que enganchan con mi favorita que es, claro ‘Favourite’, en una versión casi mimética.
Pero el momento álgido es cuando tocan ‘I Love You’, concentrados. Y ahí, en las pantallas, en verde, bien claro, se proyecta Free Palestine. Y suben la intensidad y la enajenación, sin necesidad de que Grian se mueva del sitio. El público aplaude rabioso. Y lo acaban con un enorme cartel que reza ISRAEL IS COMITTING GENOCIDE USE YOUR VOICE. El final, con ‘Starbuster’, los muestra bañados en luces de colores que replican la bandera palestina. Un concierto emocionante, potente, valiente y necesario.
Sergio Albert
Chappell Roan está ofreciendo otro de los grandes conciertos del festival: una fantasía en que cada tema suena a hit. Pero, snif, la tengo que dejar, porque me espera otra diosa en el Amazon: ANOHNI and the Johnsons. Y es otro de los grandes conciertos de la edición. Y de fuerte conciencia también, ecológica en este caso. ANOHNI salpica su concierto de entrevistas con científicos activistas que alertan de la desaparición de la gran barrera de coral, en un proyecto que se titula “Mourning the great barrier”. Y lo que cuentan es tan descorazonador que, en un momento dado, escucho una voz suplicando a mis espaldas: “por favor, basta ya”. Pero para ANOHNI no, no basta.
Todo esto sin perder la elegancia suprema. El sonido es exquisito y en las primeras filas no se oye ni una mosca. La banda es portentosa, incluye cuerdas y vientos. ANOHNI luce como una pretérita estrella de cine, toda de blanco. La pantalla posterior proyecta imágenes marinas, de corales maltrechos. ‘Why I Am Alive Now’ cae sedosa, jazz levemente lounge y tropical. Pero lo que es un escándalo es ‘4 Degrees’, se te lleva como una ola, cómo canta esos “degreees”, con qué intensidad, que enlaza con el primer testimonio de un científico. Te encoge el alma la canción, te encoge el alma el mensaje. Todo el concierto es eso, una congoja que exige atención, y nos da belleza a pesar de la catástrofe. ANOHNI cada vez se retira más en el escenario, y parece que nos juzgue.
El concierto está creado para apabullar. Desde el crescendo de ‘Hopelessness’, o la barbaridad de versión de ‘Motherless Child’, cinematográfica, cabaretera, con blues a lo Billie Holliday, dramática hasta el paroxismo: un despliegue absoluto de emoción, voz y ejecución. Nos deja tan exhaustos que el clásico ‘You Are My Sister’ casi palidece. ‘It Must Change’, dedicada a su madre, es muy bien recibida, especialmente cuando espeta con rabia contenida “Im not going to your heaven!”. La intensidad no la abandona, aunque ‘Another World’ suena leve. Y la final ‘Drone Bomb Me’ muestra un leve sonido optimista, a pesar de que ANOHNI luce una especie de velo negro. Quizás ese leve optimismo, ese rayo de luz final, se lo que nos ayude a soportar tanto dolor y destrucción.
Mariah Carey ha lanzado ‘Type Dangerous’, su primera canción original desde 2019 y el primer adelanto de su próximo disco de estudio, aún por anunciar. La diva consigue presentar un tema divertido y juguetón, pero nada que no hayamos oído antes.
Producida por Carey junto a N.W.I y Daniel Moore, ‘Type Dangerous’ sample el clásico de Eric B. y Rakim, ‘Eric B. Is President’, y muestra a la cantante en su faceta más seductora. Esta asegura que su tipo son los chicos «peligrosos» y empieza la canción por todo lo alto y sin ningún tipo de filtro: «Voy a la habitación de las chicas a empolvarme la nariz / Luego llegaron tres putas odiosas / No conocen el significado de agua o jabón».
La canción mejora en el estribillo, al que se unen unas sensuales guitarras, o en los divertidos versos en los que describe a sus ligues: «Chico juguete de ordenador, fue divertido durante un rato / Hasta que le pillé hackeando a otras chicas».
El último disco de Mariah Carey, ‘Caution’, se publicó en 2018 y ahora la estadounidense está preparada para desvelar otra etapa de su carrera. «He estado encerrada en el estudio durante bastante tiempo trabajando en nueva música, y estoy emocionada para revelársela a mis fans», declaró la cantante en un comunicado de prensa.
Alex Giannascoli, más conocido como Alex G, regresa con un nuevo disco. El sucesor de ‘God Save The Animals’ se titula ‘Headlights’ y estará disponible el próximo 18 de julio. El primer adelanto es otra joya en la discografía del artista estadounidense. ‘Afterlife’ es la Canción del Día.
Coproducida por el propio Giannascoli junto a Jacob Portrait de Unknown Mortal Orchestra, ‘Afterlife’ presenta una estructura sencilla con una melodía perfecta. Un deslumbrante riff de guitarras abre la canción, que resulta otra composición del artista tan efectiva como pegadiza. También es uno de los temas destacados de Lorde en este último viernes de novedades, junto a los lanzamientos de Sabrina Carpenter, Addison Rae y Big Thief.
Giannascoli canta sobre tener «diecisiete», ser «limpios como el queroseno», «caramelos» y «revistas porno». Una nostálgica letra que casa a la perfección con el sentimiento juvenil de la canción. Este también habla sobre otras posibles vidas. En una fue «un ruiseñor» y, en otra, «tu hombre»: «Cuando la luz llegó / Grande y brillante / Comencé otra vida», canta en el estribillo.
Lorde shares her excitement for new music Friday including Addison Rae, Sabrina Carpenter, Big Thief & Alex G:
“Era el faro y ya no estaba, ha sido raro / sentirse tan inútil mientras ellos / pedían el trozo de mí que me faltaba”, cantaba Zahara en el corte que abría ‘PUTA’, Disco del Año en 2021 para nuestra redacción, y que tiene alguna que otra cosa en común con este tercer disco de Shura. Ambos trabajos se originaron en la pandemia, cuando el aislamiento y el quedarse en casa consigo mismas empezó a hacer mella en sus autoras. Ambas artistas pensaron que su pasión por la música había desaparecido, enfrentaban un bloqueo creativo y no encontraban consuelo en esos ‘conciertos por instagram’ que parecían animar a muchos artistas. En el caso de Shura, recuperar esa pasión vino de la mano de conocer el repertorio de Cassandra Jenkins, por cuya música dice sentirse abrazada. Empezó a trabajar más y más en este ‘I Got Too Sad For My Friends’ que ahora ve la luz y que, aunque queda lejos de ‘PUTA’, es un buen trabajo que demuestra que Shura todavía tiene mucho que aportar a la música.
Porque recordaba mi compañero Jordi esos momentos en que Shura parecía “the next big thing” allá por 2016, y cómo eso se fue desdibujando a lo largo de los años. En esos años, la cantante fue despedida primero de Polydor y luego de Secretly Canadian, su segundo álbum ‘Forevher’ tuvo un recibimiento bastante flojo que ella sigue considerando injusto, y su gira, junto a todos sus planes musicales, se volatilizó con el COVID. Estos mimbres se trasladan a unas letras reflexivas que no son lo más alegre del mundo precisamente, pese a alguna pincelada de humor (‘World’s Worst Girlfriend’ es un buen ejemplo de esto último), pero que encajan muy bien con una paleta de sonidos que empuja hacia arriba pese a ser bastante downtempo.
“’Nothing’s Real’ es los 80s, ‘Forevher’ fue más 70s y éste es más 60s, lo siguiente que haga será canto gregoriano”, bromea Shura en una entrevista con The Guardian donde también explica que la armadura de su portada representa cómo “durante la pandemia descubrí que muchas cosas que hacía y que pensaba que me protegían del dolor y de la tristeza, realmente estaban haciéndome sentir peor. Me aislaba de mis amigos y del mundo cada vez más. Así que en esta portada estoy envuelta en una armadura pero, ¿exactamente de qué me está protegiendo?”. Así, a lo largo de este disco, escuchamos a Alexandra Lilah Denton decir cosas como “right now I’m the oldest I’ve ever been / and lately I’ve been having trouble breathing” (‘Bad Kid’), “walked down Richardson, I think just to feel the air move across my face / they say it’s easy / but when you’re broke, it don’t come easily” (‘Richardson’) o “it’s such a big bad world out there / there’s so much shit, I heard, out there” (‘Ringpull’).
Pero esa asfixia no llega a inundarnos por unos arreglos que, como decimos, van en otra dirección. Shura vuelve a unirse en la producción a Joel Pott, y esta vez suma a Luke Smith (a quien conocemos sobre todo por su trabajo con Foals), y en general ofrece algo más cercano al pop de cámara, con protagonismo de cuerdas, percusión y órgano, solo con más presencia quizás de sintes en ‘World’s Worst Girlfriend’ y ‘Recognise’ (y, más tímidamente, ‘Online’). Aunque el resultado puede hacerse un poco monótono, es cierto que también consigue lo que ella misma explicaba que le hacían sentir las canciones de Cassandra Jenkins (que de hecho colabora aquí, junto a Helado Negro y Becca Mancari). Porque el disco, en cierta manera, te acoge. Tiene mérito conseguir eso sabiendo cuál es el origen de este álbum, y que todo ello se trata dentro de él.
Timbaland, reconocido productor de artistas como Nelly Furtado o Missy Elliott, ha fundado su propia compañía de entretenimiento con IA y ya está firmando nuevos artistas. Virtuales, claro. TaTa es la primera en unirse a Stage Zero y está totalmente creada por inteligencia artificial.
Impulsada por Suno AI, TaTa será la primera artista pop de la compañía y la mayoría de las producciones llegarán de la mano del propio Timbaland. Este ya ha acuñado un nuevo término para definir a TaTa, describiéndolo como la «siguiente evolución cultural»: A-Pop.
«Ya no estoy produciendo canciones. Estoy produciendo sistemas, historias, y estrellas de la nada. TaTa no es un avatar. No es un personaje. Es una artista musical autónoma, viviente y capaz de aprender construida con IA. Es la primera de una nueva generación», ha declarado el reputado productor. Rocky Mudaliar, cofundador de Stage Zero, ha aclarado que los artistas que están construyendo «serán IP, código y robótica» y funcionarán de forma «totalmente autónoma».
Por su parte, Timbaland ha declarado que no va a dejar de trabajar con «artistas reales», que no entrena a la IA a partir de la música de otros artistas y que esto «solo significa más creatividad para los creadores».
Sen Senra ha completado el ambicioso proyecto de tres partes que comenzó en 2023 con ‘PO2054AZ Vol. I’. Si aquel se trataba de una declaración de experimentación y el segundo volumen representaba su álbum más pop hasta la fecha, este tercer volumen es un regreso a los orígenes, tanto conceptual como musicalmente. ‘Eternamente Joven’ es la pieza más representativa y la Canción del Día de hoy.
Una guitarra acústica abre el disco a la vez que marca todo su tono. Este instrumento, el favorito del gallego, vuelve a estar en el frente mientras este pronuncia la frase que define la canción: «Dicen que el tiempo vuela, pues yo vuelo más».
Senra, que no llega ni a los 30 años, desecha los límites de la edad («¿Qué más dan los dieciséis, los treinta y seis, ochenta y seis?») y deja grabada en el estribillo su propia ley de vida: «Las reglas son para romperlas / Los límites solo ilusiones / Esta vida es para vivirla / Eternamente joven».
El focus track de ‘PO2054AZ Vol. III’ es también un nostálgico regreso al sonido más garage de sus primeros discos en inglés, ‘Permanent Vacation’ y ‘The Art Of Self-Pressure’. Esto es más claro en el estribillo, en el que la guitarra adquiere un tono pesado, llegando a recordar a algo salido de los Pixies.
Mallorca Live acaba de desvelar los horarios de su octava edición, que se celebra los días 12, 13 y 14 de junio en el Recinto Mallorca Live de Calvià. Por otro lado, están disponibles los puntos y horarios de recogida de pulseras en Palma y Part Forana. Agotados los abonos de 3 días, quedan los últimos abonos de 2 días y entradas de día desde 63 euros en la web de Mallorca Live.
JENESAISPOP será medio colaborador y, en este artículo, repasa los 10 nombres imprescindibles del cartel, los 10 artistas clave que nadie se puede perder. Nombres tanto nacionales (Bad Gyal) como internacionales (Massive Attack) que configuran otro cartel de Mallorca Live ineludible.
Nathy Peluso
Nathy Peluso llega a Mallorca para presentar su segundo disco, ‘GRASA‘, ganador de tres Grammy Latinos. Peluso se ha ganado la reputación de ser una fiera en directo, pero eso cualquiera que la siguiera en sus inicios lo sabe de sobra. Recientemente, Peluso ha ampliado repertorio con colaboraciones junto a Conociendo Rusia, Tokischa y Villano Antillano.
Massive Attack
Reconocidos por su activismo en favor del medio ambiente y la causa palestina, Massive Attack recientemente canceló su concierto en Coachella por no cumplir con sus estándares medioambientales. No es el caso de Mallorca Live, donde el dúo formado por Robert «3D» Del Naja, Grant «Daddy G» Marshall es uno de los principales reclamos internacionales de la edición. Su influyente sonido sigue inspirando a generaciones. Será fecha única en España.
Rigoberta Bandini
Con la gira de ‘Jesucrista Superstar‘ ya en marcha -se ha estrenado en Sevilla dejando imágenes espectaculares de su puesta de escena y vestuario-, Rigoberta Bandini vuelve a visitar Mallorca para desgranar el contenido de su ambicioso, divertido y fascinante segundo disco, que se mantiene entre los 60 discos más exitosos en España 10 semanas después de su publicación.
Iggy Pop
El ‘Raw Power’ de Iggy Pop aterriza en Mallorca después de haber inspirado carreras enteras tanto en solitario como en su etapa en los Stooges. Iggy Pop, uno de los pioneros del punk, arribará a la isla para repasar su larga trayectoria de canciones y discos icónicos, de ‘Lust for Life‘ a ‘The Idiot’, y seguramente dejará a todo el público boquiabierto gracias a su presencia escénica.
Bad Gyal
Después de publicar ‘La Joia‘, su esperado debut multinacional, Bad Gyal ha emprendido su gira Bikini Badness Tour. De cara al inicio de este tour, Alba Farelo ha lanzado durante 2025 una serie de colaboraciones con Trueno (‘Angelito’), 8belial (‘Orilla’) u Omar Courtz (‘Comernos’) que han dejado su paso por las listas españolas. Seguramente se añadirán a su repertorio de hits conocidos por todos: ‘Fiebre’, ‘Chulo’, ‘Alocao’… Ya son caben todos en una mano.
Suede
Cuando Mallorca Live anunció a Suede en su cartel de esta edición, el grupo de Brett Anderson todavía no había compartido los detalles de su próximo disco, ‘Antidepressants‘, que se pone a la venta en septiembre. Es de esperar que el repertorio de ‘Antidepressants’ vertebre el concierto de Suede en Mallorca, aunque seguro que uno de los grupos insignia del brit-pop no olvidará su ramillete de clásicos atemporales.
Antònia Font
Antònia Font se encuentra en plena gira de regreso. De hecho, ahora mismo desarrolla la segunda parte de esta reunión que comenzó en 2022, tras su reaparición en el Primavera Sound de Barcelona. Antes, la banda mallorquina había publicado su primer disco en 9 años, ‘Un minut estroboscòpica‘ (2021). Tras haberse presentado en diferentes salas y teatros de la península, Antònia Font cierra gira en Mallorca Live: una ocasión para verlos… ¿hasta nuevo aviso?
Dorian
No tantos grupos pueden presumir de la consistencia artística de Dorian y ‘Futuros imposibles‘ (2024), su último álbum, ha vuelto a ser uno de los mejores. A ‘La tormenta de arena’, ‘A cualquier otra parte’ o ‘Duele’ se suman al repertorio ahora auténticos hitazos como ‘Algo especial’, ‘Lo que recuerdo de ti’ con Viva Suecia o ese ‘Materia Oscura’ relanzado junto a Miranda!
Judeline
La gira de ‘Bodhiria‘ (2024) continúa en Mallorca, nueva ocasión para ver el precioso directo de Judeline, igualmente conceptual. Judeline, una de las artistas españolas con mayor proyección internacional de los últimos años -ahí está su reciente colaboración con MC Moreno o su papel de telonera de J Balvin-, es también una de esas artistas que han logrado popularizar un producto delicatessen, cuidado al máximo y cargado de «lore», y aún afiliado a las sensibilidades urbanas de hoy.
Alcalá Norte
Ganadores del Premio Ruido 2024, grandes ganadores también de los últimos Premios MIN, y ganadores de la conversación social en el indie de 2024, Alcalá Norte básicamente viven «la vida cañón». En 2025 su gira de verano sigue paseando por toda España el material de su debut, para muchos -incluidos nosotros- el mejor disco nacional del año pasado. ‘La vida cañón’ o ‘La calle Elfo’ ya son himnos que cantar en sus conciertos a pleno pulmón. Como todo el disco.
El viernes del Primavera, la “Comarca” (la zona que agrupa los escenarios que no son los dos principales) apareció holgada de público, en contraste con el gentío de verde que la colapsó el jueves. Lo que me lleva a pensar que a) todes les fans de Sabrina Carpenter ya estaban en Mordor b) les fans de Sabrina Carpenter no son de madrugar y van a llegar para la media noche, que es cuando toca su ídola. Por los reportes que me llegan, parece ser que la opción ganadora es la A: mis contactos me explican que Mordor lleva abarrotado desde primera hora.
Abro la jornada a las seis de la tarde en el escenario Schwarzkopf con Tramhaus, otros neerlandeses jóvenes y fascinados por los 90 ruidosos y los Idles. Su cantante, flaco, alto y desgarbado, tiene toda la pinta de haber ido ayer con la camiseta de Brat, pero ahora lo vibra mucho como líder de combo ruidoso. La juventud de la banda contrasta con la del público: a esta hora y aquí, pocos bajan de los 40. Pero hay incluso un pequeño pogo hacia el final. Eficaces (tocan muy bien) y entretenidos, pero aún no muy destacables.
Waxahatchee venció en el Cupra, a pesar del chunda-chunda que llega del escenario adyacente. Sin embargo, su sonido es exquisito. Tras el arranque en acústico de ‘3 sisters’, el concierto eleva los corazones con su country-folk animado. Lleva una gran banda, steel guitar y banjo incluidos. Y Spencer Tweddy, el hijo de Jeff, a la batería. Suena de fábula. ‘Ice Cold’ destila entusiasmo vital, aunque algo de frío necesitamos: estamos a pleno solazo, pero por Waxahatchee no se mueve nadie. Y mejor no moverse, porque para ‘Right Back to It’ aparece nada menos que el propio MJ Lenderman, ante el griterío del respetable. Y se queda también para ‘Burns Out a Midnight’. Empieza a soplar una ligera brisa, el sol se apiada un poco de nosotros, y Waxahatchee va dejando la imagen de aplicada guitarrista para irse soltando, hasta dejarnos en una bola de sonido apasionado en ‘Fire’.
Sharon Lopez
The Hard Quartet son un súper grupo indie, liderado por Stephen Malkmus (Pavement), con Matt Sweeney y Jim White de Dirty Three y Emmett Kelly. Señores haciendo ruidaco noventero, para mayor placer de los que estamos allí, fans de Pavement en una gran mayoría. Aunque el tiempo no parece que pase para Stephen Malkmus: siempre luce igual. El sonido hace un poca de bola, pero es un placer verles intercambiarse los roles, se nota la camadería. A ratos aparcan el rock alternativo para dedicarse a la americana. Pero cuando Stephen canta en ‘Hey’, no puedes evitar escuchar a Pavement, aunque él sea solo uno más. Las canciones caen morosas, se está a gusto, sin perturbar. “¿Estáis esperando a Stereolab? Nosotros también”, antes de sacudirnos la modorra con algo de ruido en ‘Chrome Mess’, pero vuelven a sus tonos más dulces y tranquilos para cerrar con ‘Advice to the Graduate’ de Silver Jews.
Sergio Albert
A Zaho de Sagazan vengan por la versión de ‘Modern Love’, pero quédense por su synth-pop sofisticado y melodramático, a la Mylène Farmer. Su escenario está asépticamente decorado como un estudio fotográfico. Zaho nos regala una performance muy teatral, histriónica. Se pone trance en ‘Tristesse’ o italo en ‘Ô travers’. Nos exige que BAILEMOS, aunque yo estoy muy a gustito sentada en las gradas. Zaho nos explica que la siguiente canción es una balada: “soy una persona muy sensible y lloro mucho. Hasta que dejé de llorar en casa y lo hice sobre el piano”. Sus discursos rompen un poco el ritmo de su fenomenal concierto. Pero son muy bien recibidos en las primeras filas, repletas de fans fervorosos. De hecho, Zaho se lanza al foso, les abraza, canta con ellos una preciosa ‘La symphonie des éclairs’. Después de llorar… “¡es hora de bailar!, nos dice y se queda en mono negro deportivo. “Mi manera de evitar la tristeza es moviendo mi cuerpo”. Y aquí se desata la locura entre flashes, ritmos marciales, happy hardcore, Zaho moviéndose, corriendo, bailando. Una buena rave. Me pierdo su célebre versión de ‘Modern Love’ con mucha pena, pero he de ir a coger sitio a Stereolab.
“Esteu tots aquí?” nos pregunta en catalán Laetia Sadier. El comando viejuno-nacional del Primavera Sound seguro que está todo aquí. Incluso un montón de extranjeros jóvenes fans de la banda. Basan su repertorio en su nuevo disco ‘Instant Holograms On Metal Film’: 6 canciones de las 12. Nada de concesiones, café para muy cafeteros… Pero funcionó muy bien. La conjunción y la complicidad de los músicos, la inconfundible voz de Laetitia Sadier, ejerciendo hoy de gélida maestra de ceremonias, ese funk con lounge de los 60 que, a la vez, parece que venga del futuro… Suenan muy bien, la pena es que hay demasiadas cotorras en primeras filas. ‘Miss Modular’ es una de las pocas concesiones, antes de dedicarse un buen rato a desgranar la instrumental ‘Electrified Teenyboop!’. Pero lo mejor es para el final, su inmortal ‘Cybele’s Reverie’, la mejor canción que voy a escuchar esta noche. La versión es bastante fiel a la original. Es gracioso ver a Laetita marcar los golpes del puente “Les pierres, les arbres, les murs, racontent”. Al final hasta se saca el trombón de baras y todo y todo es magia y felicidad. Lo único que les puedo reprochar es algo bastante personal: que un grupo con posicionamiento político tan claro de izquierdas no haga ni una sola mención a Palestina.
Los que no se posicionan explícitamente, pero sí implícitamente son TV on the Radio, con sus pañuelos palestinos al cuello. El combo de Brooklyn ha regresado tras una pausa de 11 años. En el Cupra tiene un público muy nutrido. El sonido del escenario les sienta muy bien, suenan más expansivos. Su rock alternativo dosmilero entra y suena como un tiro, a Tunde Adebimpe se le ve pletórico. Su concierto es fiero, pero más fiero es el final con su clásico ‘Staring at the Sun’.
Si en las horas previas al concierto de Charli xcx en Primavera Sound inunda el Fòrum un mar de camisetas ‘brat’ o de prendas verdes, en la antesala a la presentación de Sabrina Carpenter se avistan Sabrinas por doquier; nunca se habían visto tantas blusas campesinas en el Primavera, ni tanto look coquette por metro cuadrado. A mi lado, una chica va de Sabrina y su amigo, travestido, de Dolly Parton. Pero la verdadera Sabrina aguarda y trae un aspecto evolucionado, aunque aún propio de otro tiempo.
El elaborado espectáculo de Carpenter se inspira en los programas de variedades estadounidenses de los años 50 y 60. El montaje incluye plataformas a distintos niveles, escaleras y un ejército de bailarines que entra y sale como si se tratara de un plató de televisión. En la parte inferior frontal del escenario, dos grandes luces con las siglas «SC», unidas por un corazoncito, coronan el escenario. En otras palabras, el concierto de Sabrina Carpenter es una fantasía pop con todas las letras.
El concierto incluye continuos guiños a anuncios publicitarios de la época, incluso se parodia el aviso «Son las 10 de la noche. ¿Sabes dónde están tus hijos?», y el intermedio del show recrea una competición de baile como ‘Soul Train’. Varias parejas de bailarines compiten, y la ganadora danza la balada ‘Couldn’t Make it Harder’ como si estuviera en el baile de graduación (aunque la interpretación de Carpenter lleva, más bien, a Factor X).
Carpenter, desde el principio con ‘Busy Woman’, luce entregada al papel de vedette moderna y de maestra de ceremonias un poco torpe que se bebe un chupito más cargado de lo que espera, o que actúa circunscrita a un guion blanco aunque ligeramente subversivo. Solo una broma escatológica, que lleva a la literalidad la expresión «comer mierda» porque Carpenter casi se estampa contra el suelo durante la primera actuación, remite a la época en que Carpenter era censurada en la radio británica por apelar a las «pollas negras». Eso es el pasado.
Sharon Lopez
Carpenter ha podido llamar la atención del público gracias a sus declaraciones o acciones ligeramente provocadoras, pero el show de ‘Short n’ Sweet‘ propone una experiencia de nostalgia inofensiva solo transgresora (más o menos) por su señalamiento de la masculinidad tóxica en canciones como ‘Slim Pickins’ o ‘Please Please Please‘. Sus experiencias con el amor, y su humor pícaro («el suelo resbala porque no podéis estar más buenos») vertebran narrativamente el show, y una innecesaria versión de ‘It’s Raining Men’ de las Weather Girls lleva este concepto al límite.
De las supernenas del Primavera, Sabrina parece la más complaciente y menos radical, y la que, de manera más evidente, apela a la nostalgia de un público que necesita certezas y símbolos familiares en un mundo incierto. Su propuesta asemeja la de Bruno Mars, también en la manera en que el repertorio conecta con diversos públicos. ‘Bed Chem’, interpretada desde una cama sexy enfocada con una cámara en picado, o la folk ‘Coincidence’, que incita el «sing along», presentan dos facetas diferentes de una misma artista. El show, que incluye el estreno de ‘Manchild‘, concluye con el falso final de ‘Juno’ y cierra con el furor de ‘Espresso’.
No se le pueden poner técnicamente peros a un show diseñado al milímetro, tan entretenido que se pasa volando, en el que Carpenter se preocupa no solo de interactuar directamente con su público (intenta pronunciar «t’estimo», te quiero en catalán, y después declara su amor a un fan seleccionado de la primera fila, que se convierte en el «main character» de la noche durante unos minutos), sino también de ofrecer una propuesta musical y visual a la altura de su estatus. Sin embargo, el repertorio aún carece de peso y la dirección creativa del espectáculo podría ser menos evidente en su recreación nostálgica e idealizada del pasado.
La jornada del viernes: de HAIM a Wolf Alice
En uno de los escenarios nuevos de la edición actúa FADES, la última sensación del pop en catalán. El trío mallorquín, compuesto por Vicenç Calafell, Ferran Pi y Àngel Exojo, presenta su tecnopop vocoderizado y (auto)reivindicativo en la pequeña Aperol Island of Joy, el escenario más próximo al mar, pero la asistencia es mayor de la esperada. El concierto es breve -ellos lo llaman «intervención»- pero sus desenfadadas canciones divierten a un público que comulga con sus dos principales ideales: la identidad queer y la defensa del catalán. ‘Mon Cheri Go Home’, su crítica al turismo masificado da pie a una de sus reivindicaciones: piden que Mallorca deje de ser un «parque de atracciones».
El turismo masivo afecta también a Barcelona y a Primavera Sound y es válido criticarlo. Sin embargo, se ha viralizado en redes la imagen de una asistente de Primavera Sound que porta una camiseta que parodia la portada del disco de remixes de ‘brat’, con la frase: «Es Primavera Sound pero está lleno de guiris así que no lo es». ¿Realmente queremos un Primavera menos globalizado? ¿Sería el Primavera lo que es hoy, y sería capaz de traer ciertos cabeza de cartel, sin la asistencia internacional?
Eric Pàmies
Uno de los puntos fuertes del Primavera es su contratación de artistas internacionales de nicho que de otra manera sería muy difícil, o directamente imposible, ver en España. YOASOBI es uno de esos artistas. Grupo japonés conocido por componer canciones a través de historias de ficción publicadas en internet, su música ha sido usada también en animes como ‘Beastars’ o ‘Idol’.
Las canciones de YOASOBI, que devanean entre el j-pop, el electropop y el pop-rock y acumulan cifras en Spotify similares a las de Drake o Billie Eilish, evocan las intros de muchas series de anime que recuerdas, y su montaje escénico es un delirio animado protagonizado por un simpático tiburón de aspecto surrealista. No se verá nada igual en todo el festival. La cantante Lilas Ikuta directamente parece un personaje de videojuego con su mochila de espinas y pantalones cargo.
Sergio Albert
Uno de los platos fuertes de la tarde es Wolf Alice, que presenta nuevo disco, aún inédito, ‘The Clearing’. Ellie Roswell juega el papel de vocalista entregada pero ligeramente distante, y el bajista Theo Ellis se encarga de incitar el furor del público. La voz de Roswell en vivo es un portento, como deja claro el loco single ‘Boom Baby Bloom’, que solo ahora estamos consiguiendo digerir (en el buen sentido, la canción no es precisamente fácil); su elegante vibrato y sus poderosos agudos suenan nacidos en los años 70, y el público corea tanto sus temas más pop (‘How Can I Make it OK?’) como los más punkarras (‘Play the Greatest Hits’). En el final de ‘Giant Peach’ tocan los acordes de ‘Seven Nation Army’ de los White Stripes, un añadido innecesario.
Gisela Jané
Da igual cuántas veces veas a HAIM en directo, las hermanas siempre darán el mejor concierto del festival. Músicos de 10, compositoras de 10, performers de 10, lo tienen absolutamente todo y, encima, son carismáticas y divertidas. Las HAIM presentan ‘I Quit’, su nuevo disco, y la escenografía lo refleja con un letrero luminoso de LED instalado en la parte superior del escenario, que proyecta frases como «Dejo el aislarme» o «Dejo de pensar que soy el problema». Durante la presentación de ‘Relationships’, su oda a la soltería, proyectan historias de exes manipuladores o aprovechados que generan abucheos en el público, de manera muy graciosa, mientras paralelamente la gente corea la canción. Por alguna razón, el letrero es apagado en mitad del concierto. ¿Para qué molestarse en instalarlo entonces? El repertorio incluye muchas de sus mejores canciones, desde éxitos como ‘The Wire’ a favorítisimas de los fans como ‘Gasoline’. De ‘I Quit’ se presentan todos los singles menos el último. El mejor momento de la velada, el solo de su saxofonista que da paso a ‘Summer Girl’. El tarareo de ‘Walk On The Wild Side’ no puede entrar mejor.
Beach House tocan prácticamente el mismo repertorio que el miércoles en Razzmatazz, pero incluyen temas que no tocaron ese día, como ‘Once Twice Melody’ o ‘Beyond Love’ y descartan ‘Levitation’. No tenía intención de escribir una reseña sobre este concierto para no repetirme, pero quiero mencionar que 1) sonaron muy bien y 2) el inicio de ‘Space Song’ consiguió que toda la asistencia que se encontraba sentada esperando a Sabrina Carpenter, se pusiera de pie y alzara sus móviles hacia su escenario para grabar el momento. De repente, la pista de convirtió en un océano de celulares captando la magia de ‘Space Song’ como si fuera un concierto de Coldplay. Insisto: se levantó, de repente, absolutamente todo el mundo, provocando seguramente, además, un efecto cadena. Este es el efecto de lograr un megaviral en TikTok, aunque seas una banda de dream-pop independiente y elusiva. Tan elusiva que actúas a oscuras, hasta el punto de que el escenario, por momentos, parece completamente vacío. Pero da igual porque la música lo envuelve todo.
Empiezo la primera jornada del Primavera en uno de los escenarios pequeños, el Schwarzkopf, con Frente Abierto, un combo de músicos andaluces que mezclan flamenco, jazz, post-rock y sonidos duros. En esta ocasión les acompañan los cantaores Israel Fernández y Lela Soto. Y es una pena verlos al aire libre, eran una propuesta digna del Auditori. Proyectan imágenes de muertos de la Guerra Civil española, de restos bombardeados. Israel aparece el primero para una pieza que se preocupa más por el jazz. Cuando sale Lela la música se torna mucho más heavy. Ya no hay muertos en la pantalla, solo pueblos abandonados. Frente Abierto se quedan practicando ese deje más pesado, hasta que el retorno de Israel los devuelve a la bulería, en un momento de intensidad que les acerca tanto al ‘Omega’ de Lagartija Nick y Morente o al proyecto Exquirla, pero fluye menos natural. Se nota que aún es un proyecto nuevo y que le falta rodaje.
Vamos a julie, la prometedora banda de shoegaze, con buenas expectativas. Pero al solazo del escenario Trainline aquello es bastante fiasco. Son un poco batiburrillo de cosas molonas de los 90: hardcore, punkpop, shoegaze, grunge… Un poco Lush, un poco Sonic Youth. Pero en vez de tener algo parecido a un repertorio, se dedican a tocar fragmentos de canciones. Como si fueran metiendo efectos y cosas que les molan pero sin concretar nada.
Gisela Jané
Que este Primavera Sound va a ser el de las mujeres no es solo mérito de las “supernenas” Charli xcx, Sabrina Carpenter y Chappell Roan (no lo digo yo: en la entrada del Fòrum luce una estatua de los míticos personajes representando a las tres heroínas del pop). La segunda línea es un derroche de talento femenino. Así, en el escenario Amazon, Cassandra Jenkins, elegantísima, protagonista el primer gran concierto de la jornada. El aire es fresco, Cassandra lleva una banda magnífica, coronada por un saxofón. Su voz es algo más aniñada que en disco, también a ratos se dedica más a su rol de cantautora de americana. ¡Y qué bonito canta! En ‘Omakase’, ofrece una versión tan recogida como elegante. Qué hermoso suena, como fluyen los versos “Oh my lover, my light, my destroyer…”. Alguien le grita “¡te amo!”. Casandra recupera el registro sintético en ‘Delphinum Blue’, se le va un momento el micro en ‘Petco’… Es una delicia ver oír cómo su voz se desliza entre los instrumentos, sobre todo el saxo. Es tremenda la textura que le dan a las canciones. El último tema es ‘New Bikini’: “es un placer estar al lado del océano, así que una canción antigua que habla del océano”, nos explica Cassandra. Y suben la intensidad de su blue eyed soul y liquidan cualquier conato de languidez. Magia de tarde.
La comodidad con la que he visto a Cassandra Jenkins no me hace sospechar la que se me viene encima. Inocentemente voy hacia el escenario Cupra a ver a la sensación irlandesa CMAT y casi soy arrollada por una riada de camisetas verde Brat. Está el Cupra hasta la bandera, es demencial. Tengo suerte que localizo un hueco en los asientos del anfiteatro y allí me planto. En platea no cabe más gente y muchos están parados en las escaleras, que dejan de ejercer su función de sitio de paso.
Todo es una marea de camisetas verdes y extranjeros jovencísimos. De lejos, parece que los chicos de la banda de CMAT vayan de animadoras. Las chicas no. Que va a ser un concierto descarado y divertido se ve venir a la legua, y CMAT lo certifica enseñándonos el culo y tirándose al suelo a las primeras de cambio. Sale a por todas con su “Eurocountry” burro y divertidísimo. Se pavonea, hace el mono… “¿Os gusta el country?”, nos pregunta antes de empezar a cantar ‘I Don’t Really Care for You’, que la canta tan arrebatada que casi parece de broma, se ponen a hacer line dancing… CMAT pregunta por los irlandeses que hay viéndola y juro que levantan la mano ¾ de la audiencia.
Sergio Albert
El show es un dechado de actitudes desvergonzadas, con bien de queer: chicos morreándose y metiéndose mano, palmeadas de culos, CMAT actuando un poco de vedette de revista… Pero todo este afán payaso no distrae de lo importante, que son sus temazos. Y muchos son melancólicos, tristes. Una lucha con humor y cierta amargura contra la vilezas de la vida. La interpretación de ‘Whatever’s Inconvenient’ lo certifica. CMAT lo sabe y canta de manera sentida, con su voz versátil y poderosa. Lástima de ciertos parones que bajan el ritmo ciclónico de su actuación.
CMAT recupera el humor reivindicativo cuando nos explica que “olvidé mis sujetadores”. Y se echa agua encima, para convertirse en “camiseta mojada”, mientras habla de “body positivity”: en su anterior gira le hicieron comentarios horribles sobre su físico. “Lo que es extraño, porque soy muy sexy”. Y, claro, canta la estupenda -y viral en TikTok- ‘Take a Sexy Picture of Me’. Y es difícil de describir la devoción, el clamor y el calor que despierta entre su público. ‘Running/Planning’ es de esas canciones tristes en que se deja la voz, entre gritos del público: “CMAT! CMAT!”. Pero se pone a hacer el tonto otra vez con otro line dancing en ‘I Wanna Be a Cowboy, Baby’. Y el Cupra es un océano de brazos moviéndose como una ola.
Salgo del Cupra antes de que acabe la última canción de CMAT porque toda esa gente que hay abajo ha de salir y no quiero volver a ser atropellada por la marea verde. Los baños están imposibles de la cantidad de gente que hay y me pierdo una parte de Magdalena Bay en el Amazon. Están tocando el disco ‘Imaginal Disk’ al completo y en orden. Mica Tenenbaum está desatada, como poseída por Kate Bush, alternando máscaras y disfraces. El batería es un crack. Montan una gran fiesta de synth-pop sofisticado y ochentero, pero confieso que tras el despliegue emocional de Cassandra y CMAT se me quedan un poco cortos, a pesar de toda su parafernalia.
Gisela Jané
Para despliegues emocionales, Jason Pierce. Spiritualized vienen a tocar ‘Pure Phase’ (1995), su segundo álbum, al completo. Es el único no cabeza de cartel que tiene un slot de 90 minutos. No tiene pantallas. Solo luces que dejan paradójicamente a él y a su augusta banda en penumbra. Distingo coristas, sección de metales, teclados, un violín… Jason, en un lateral de pie, inicia su liturgia a volumen hiriente con ‘Medication’. La andanada sónica es tremenda, hipnótica. Los graves golpean tan duro que debo cerciorarme varias veces que llevo puestos los tapones. Tengo momentos que luces y música parece que me vayan a absorber. La voz de Pierce, nasal, que parece que se vaya a romper nos guía. Nos lleva del góspel al ruido blanco. Y me quito los tapones. Si me tengo que quedar sorda, que sea por san Jason Pierce.
Hay un pequeño valle en que la música es algo derivativa, menos emocionante. Pero Jason nos despierta con la fanfarria de ‘Lay Back in the Sun’, que nos lleva a la gloria entre redobles y góspel. “Take me somewhere”, canta Jason, para después atacarnos con gospel-billy rechulón en ‘Good Times’. La pega es que hay tremendo cotorrerío en las gradas que fastidian las partes más sosegadas, así que nos metemos en pista, a inundarnos del todo de luz. Y Jason cierra con ‘Feel Like Goin’ Home’. Y me encuentro levitando a ritmo de vals.
El efecto Brat se deja notar en toda la “comarca”. El escenario Schwarzkopf tiene un aspecto holgadísimo para Kelly Lee Owens. Aun así, distingo fans despistados de Charli que ya deberían estar en Mordor. Kelly sola, a dos teclados y unas pocas proyecciones llena todo el escenario. Su actuación gira sobre su disco ‘Dreamstate’, es trance con bien de zapatilla. Ella lo vive muchísimo, lo goza, se agita: estaría en la pista bailando su propio concierto si pudiera. Está instalada en un subidón perpetuo, disfrutamos simplemente viéndola disfrutar tanto. También hay algún breve momento calmo y espiritual, como ‘On’, repesca de ‘Inner Song’. Pero poco le dura la calma. Sale de detrás de los teclados a ejercer de sacerdotisa del trance. En ‘Night’, otra gran recuperación de ‘Inner Song’, casi se transmuta en Björk. Kelly se endurece, se ensimisma y nos arrastra a su celebración. Hechizo vigorizante.