El último álbum de Billie Eilish, ‘Happier than Ever’, consigue llegar al número 1 de la lista de álbumes española después de que la artista haya ganado su segundo número 1 en Reino Unido con dicho álbum y con 238.000 unidades de discos vendidos en la semana que termina el 5 de agosto en Estados Unidos, según Billboard. De esa cifra, 73.000 copias pertenecen a las ventas del vinilo, y Soundscan estima que ‘Happier than Ever’ es el vinilo más vendido en Estados Unidos desde el año 91: hace 30 años.
Además de Rauw Alejandro, que ha bajado al puesto número 2 con su último álbum ‘VICE VERSA’, otros artistas como Camilo, C. Tangana u Olivia Rodrigo también bajan posiciones ligeramente con sus álbumes respecto a la semana pasada, quedando en los puestos tres, cuatro y cinco, respectivamente.
El mayor incremento en la lista ha sido para el álbum de Maneskin, ‘Teatro d’ira – Vol. I‘, que ha subido hasta llegar al puesto número 14. Esta semana hay muy pocas nuevas entradas y ninguna ha conseguido llegar a una posición relevante, como suele ocurrir. Por una parte tenemos la entrada de Prince en el puesto número 7 con su álbum ‘Welcome 2 America‘ y, por otra parte, a Foo Fighters en el 61 con ‘Dee Gees/Hail Satin’.
Y en cuanto a los artistas que vuelven a entrar en la lista, esta semana han sido David Bustamante en el puesto número 24 con ‘Veinte años y un desierto’; El Arrebato en el 88 con ‘Abrazos’; Zahara con ‘Puta’ en el puesto 92; Oques Grasses en el puesto 96 con ‘Fans del Sol’ y por último Hens en el último puesto, el 100, con su último álbum, ‘Hensito’.
El pop coreano está de moda y el cine, o mejor dicho, Hollywood no va a dejar pasar el tren de contar una historia sobre este fenómeno musical. Variety confirma que Lynda Obst, productora de ‘Interstellar’, y Miky Lee, productor ejecutivo de ‘Parásitos‘, ganadora del Oscar a Mejor película en 2019, producirán una nueva «road movie» con el k-pop como eje central.
La película se titulará ‘K-Pop: Lost in America’ y narrará la historia de una boyband surcoreana que pretende volar a Nueva York para realizar su debut internacional pero se encuentra con que su avión ha aterrizado en Texas por error, dos días antes de su gran puesta de largo. El grupo intentará llegar a Nueva York «con poco dinero y poco tiempo».
La dirección de ‘K-Pop: Lost in America’, cuyo estreno se espera para 2023, correrá a cargo de JK Youn, director de dos taquillazos coreanos como fueron ‘Haeundae’ (2009) y ‘Oda a mi padre’ (2014). El director ha explicado que el casting de ‘K-Pop: Lost in America’ contará con «estrellas del k-pop y también con iconos de la industria del pop para apelar a una audiencia global».
Actualmente se encuentra en producción otro largometraje centrado en el k-pop, una película musical sobre una girl group de k-pop cazademonios. Dirigirán la cinta Maggie Kang (The Lego Ninjago Movie) y el ilustrador Chris Appelhans (‘La princesa y el sapo’) y están involucrado también en la producción Aron Warner (‘Shrek’), entre otros.
PinkPantheress es el alias de otra de esas artistas misteriosas de las que no existe demasiada información en la red. Sin embargo, la artista británica (sí se sabe que es procedente de la ciudad de Bath) es conocida por el público tiktoker gracias a sus canciones popularizadas en dicha plataforma, gracias a la cual han amasado ya decenas de millones de reproducciones en Spotify.
La joven de 20 años tiene una voz apta para la escuela PC Music, pues suena a medio camino entre Hannah Diamond y Tirzah, pero su música apunta a un pasado retrofuturista, eso sí, sin salir de las islas británicas. Uno de sus mayores éxitos, ‘Break it Off’, que se ha hecho viral gracias a su estribillo “One day I just wanna hear to say, ‘I like you’ / What’s stopping you?», y hoy es la Canción Del Día, utiliza una base de jungle (no, Tinashe no lo hizo antes); y ‘Passion’, otro de sus temas más escuchados, de breakbeat, lo cual los diferencia radicalmente de muchísimos otros éxitos recientes generados en el underground. En este estilo, ‘Pain’, en realidad su single más escuchado, samplea la ‘Gimnopédie’ de Erik Satie.
Pero PinkPantheress no se limita solo a estos estilos asociados a los años 90. La artista cuenta entre sus ídolos a Lily Allen, Imogen Heap y Charli XCX, a quien ha pedido colaborar a través de TikTok, mientras su tema ‘Just a Waste’ es disco y samplea ‘Off the Wall’ de Michael Jackson. En este estilo se enmarca también el sonido de ‘Attracted to You’ que, a la moda actual, apenas dura 1 minuto. ‘Evian’, su colaboración con GoldLink, se sumerge en el deep-house, estilo que sienta a su voz como un guante. En Spotify, PinkPantheress comparte una playlist con música de Gwen Stefani, Paramore, Ashanti, beabadoobee, Rina Sawayama, Blink 182, Kelela o Good Charlotte, entre otros.
Inspirada también por la estética de las películas de terror, como ‘Saw’ o los «vídeos emo de Linkin Park o Papa Roach», PinkPantheress ya ha conseguido el sueño de muchos artistas indies que se promocionan (o no) en TikTok: fichar por una multinacional. En este caso, es Parlophone el sello que ha echado el ojo a esta artista cuya popularidad pronto podría trascender la pantalla del smartphone para darse a conocer a un público más amplio. Ya prepara un primer lanzamiento con todas sus canciones.
A partir de ahora, la banda alternativa de rock inglesa de los hermanos Yan y Hamilton Wilkinson, Martin Noble, Mathew Wood, Abi Fry y Phil Sumner, conocida como British Sea Power, pasará a llamarse simplemente Sea Power. Así lo han comunicado junto a la presentación de su nuevo tema, ‘Two Fingers’.
«Ha quedado claro que es posible malinterpretar el nombre British Sea Power como indicativo de nacionalismo», se explica en un comunicado de prensa. «El nuevo nombre de la banda es un modesto gesto de separación de la ola de nacionalismo grosero que ha atravesado nuestro mundo recientemente», continúa explicando.
En los últimos tiempos, esta clase de decisiones son muy frecuentes, dadas las polémicas que desatan. Por ejemplo, el grupo femenino Dixie Chicks cambió su nombre el año pasado por The Chicks para no aludir con el término «dixie» a los estados sureños que en la Guerra de Secesión defendían la esclavitud. El mismo hecho hizo que la banda antes llamada Lady Antebellum pasara a llamarse Lady A, también el año pasado.
Sea como sea, parece que este cambio de nombre no se debe solo a cuestiones políticas, sino que también ha sido una gran oportunidad para promocionar el nuevo tema de la recién rebautizada banda británica y también su próximo disco, ‘Everything Was Forever’, que saldrá el próximo 11 de febrero con el siguiente tracklist:
Es difícil situar en el tiempo cuál fue exactamente el último disco bueno de Prince. Algunos dirían que la llama de la inspiración se le apagó en los 80, después de ‘Sign o’ The Times’; otros que en los 90, después de ‘The Gold Experience’; otros que en los 2000, después de lo que fuera que sacara en esa época (estoy de broma, ‘3121’ y ‘ART OFFICIAL AGE‘ no estaban mal). La calidad de la obra de Prince fue inversamente proporcional a su envergadura, absolutamente inabarcable por cualquiera, pero él siguió produciendo discos a cascoporro, a su bola. Ahora llega al mercado un disco de material inédito que dejó grabado en 2010 pero que nunca publicó a pesar de que pensaba llamar una gira en su nombre.
El primer álbum de estudio póstumo de Prince propiamente dicho, compuesto de canciones hasta entonces jamás escuchadas por el público, a excepción de una pista que apareció en el último álbum que publicó antes de morir, ‘Welcome 2 America’ es otro disco ajeno a las modas y a los sonidos contemporáneos en general, hecho por un artista estancado en el tiempo. Hay un momento irónico en ‘Welcome 2 America’, la canción, en el que Prince cuestiona la perdurabilidad de la música contemporánea, irónico porque precisamente sus últimos trabajos discográficos no han perdurado en absoluto: más bien se conformaban con ser vendidos en internet o a través de periódicos. Claro que nadie tiene a su alcance grabar otro ‘Purple Rain‘, pero cuando te pasas 30 años sin hacer un disco relevante, quizá es momento de hacer un poco de autocrítica.
En ‘Welcome 2 America’ no hay autocrítica. Si la hubiera habido, Prince no se habría conformado con hacer las canciones de R&B-soul más genéricas posible (‘1000 Light Years Away from Here’; en ‘Born 2 Die’ busca hacer una canción de Curtis Mayfield y se queda corto), con darle al funk-rock más insípido imaginable (‘Running Game’) o con dotar a las grabaciones de una producción e instrumentación tan rancias, pasadas de rosca y tan poco interesantes a nivel musical o sonoro que te hacen alucinar un poco con el nivel de agotamiento creativo que demostraba Prince en esta época. En general, las composiciones son formalmente correctas pero es todo lo bueno que se puede decir de ellas. Tan correctas, de hecho, como las habría hecho cualquier músico de sesión que solo sueña con vender 100 millones de discos.
El spoken-word de ‘Welcome 2 America‘ tiene cierta gracia porque menciona a Google, los iPads y los iPhones y una supuesta «escuela para las celebridades», pero la letra no es tan polémica como para que Prince decidiera no editarla: este mismo año, M.I.A. lanza un disco mucho más controvertido en el que se atreve a acusar a Google de asociarse con el gobierno (lo cual se demuestra más tarde). La canción deja claro una vez más que Prince no estaba interesado en vivir en la actualidad, que la modernidad le parecía un timo. Bueno, menos TIDAL. Lo más interesante que ‘Welcome 2 America’ tiene que ofrecer son dos cosas: por un lado, ‘Hot Summer’, el corte más uptempo del largo, que parece de los B-52s, y ‘Check the Record’, un tema que prácticamente predice el sonido de Yves Tumor. Sí, en serio.
Hay un verdadero abismo cognitivo entre lo que Prince cree que está haciendo y lo que está haciendo en realidad. En 2010 no se puede decir que canciones sobre el racismo como ‘1000 Light Years from Here’ sean visionarias ni mucho menos que ‘Hot Summer’ presente un «sonido futurístico». Si Prince fue un visionario lo fue por su complicada relación con la industria de la música, a la que vuelve a dedicar otra canción, ‘Running Game (Son of a Slave Master)’. Prince siempre anheló ser un artista independiente y hoy en día la idea de «pop star» independiente no nos suena extraña en absoluto, y ahí está Tinashe para demostrarlo. Es una pena que Prince perdiera el interés por innovar en lo musical porque, si en ‘Welcome 2 America’ tuvo algo interesante que contar, desde luego la música no vale tanto la pena como para haber esperado 11 años para escucharla.
Dennis Thomas, conocido como «Dee Tee», saxofonista y uno de los miembros fundadores del grupo Kool & the Gang falleció a los 70 años de edad el pasado sábado según un comunicado de su propio grupo.
«Esposo, padre y cofundador de Kool & the Gang, falleció mientras dormía a los 70 años en Nueva Jersey», escribían en Facebook sus compañeros de banda hace dos días en un extenso homenaje para Thomas. «Era conocido como el gato genial por excelencia en el grupo, amado por su ropa y sombreros y su comportamiento relajado», prosigue el texto. Es la segunda despedida del grupo en dos años, puesto que en el 2020 también falleció a los 68 años Ronald Bell, uno de sus líderes en los inicios de la banda junto con Robert Bell, Spike Mickens, Ricky Westfield, George Brown, Charles Smith y el propio Dennis Thomas. En sus inicios se hacían llamar los Jazziacs.
Como también señala este homenaje, Dennis nació el 9 de febrero de 1951 en Orlando, Florida, y fue residente de Montcalir, Nueva Jersey, donde estuvo casado con su esposa Phynjuar Saunders Thomas. Thomas fue uno de los miembros originales de Kool & the Gang, que combinaba estilos como el funk, el soul, R&B y el pop, características que los convirtió en una de las bandas más influyentes en la música. Dennis no fue solo saxofonista, también fue el flautista, el percusionista y el maestro de ceremonias en los shows del grupo. Foto: Instagram.
El cantante británico Ed Sheeran vuelve a los escenarios el próximo mes encabezando el concierto que iniciará la próxima temporada de la NFL, la Liga Nacional de Fútbol Americano. Supone el primer paso para convertirse en la estrella de la Super Bowl.
La propia liga lo confirmó en sus redes sociales hace tres días. «¡Nos vemos en Tampa el 9 de septiembre, Ed Sheeran!», escribían en un reel publicado en Instagram donde podemos ver al cantante tocando la guitarra y con las camisas de los Dallas Cowboys y de los Tampa Bay a sus espaldas, que son los que abrirán el campeonato. El mismo vídeo aparece publicado en el perfil del artista.
A pesar de la posible decisión del cantante de retirarse de la música explicada en una entrevista concedida a SiriusXM, dentro de exactamente un mes volveremos a ver a Ed Sheeran en el escenario del Julen B. Lane Riverfront Park en Tampa, Florida, Estados Unidos. Podremos ver parte de la actuación del artista en los programas previos al partido en la NBC y en el canal de la NFL. La actuación completa podrá verse en streaming desde la web de la NFL, además de en su página de Facebook y en su app.
En cuanto a la Super Bowl, todavía se desconoce quién será la estrella de este año para el partido final de la NFL, pero Ed Sheeran ya ha presentado su candidatura y para entonces ya estará de promoción con su próximo trabajo musical tras el lanzamiento de su éxito ‘Bad Habits‘. Foto: Nic Minns.
El rapero Nas ha publicado estos días su nuevo disco, ‘King’s Disease II’, la secuela de su disco de 2020 que incluye colaboraciones de Eminem, YG y Ms. Lauryn Hill. La autora de ‘The Miseducation of Lauryn Hill‘ aporta un rap a la grabación, algo no tan habitual estos días.
En los últimos tiempos, a Lauryn la hemos podido escuchar cantar en ‘Guarding the Gates’, canción de la banda sonora de ‘Queen & Slim’; en ‘Coming Home’ de Pusha T o en aquel disco tributo a Nina Simone que vio la luz en 2015, además de, por supuesto, en sus directos, pues Lauryn nunca ha dejado de tocar en vivo, pero pocas veces se la ha vuelto a escuchar espetar versos como hace en ‘Nobody’, llevándonos a los gloriosos tiempos de su debut. Lauryn pasa más tiempo llegando tarde a sus conciertos que sacando música pero, por lo menos, nos regala algún tema de vez en cuando.
‘Nobody’ no es, por lo tanto, exactamente una continuación de ‘If I Ruled the World (Imagine That)’, la primera colaboración de Ms. Lauryn Hil con Nas, publicada en 1996 y en la que se limitaba a cantar el estribillo y a hacer coros. ‘Nobody’ es una elegante y sutil producción de neo-soul y hip-hop con tintes jazzy que empieza como una producción de Pharrell pero en realidad es de Hit-Boy, y en la que Lauryn tiene a bien de reírse en sí misma cuando rapea que su «consciencia es como la de Keanu en ‘Matrix’ y que ella «está salvando vidas» mientras los demás «os quejáis de mi poca puntualidad».
La voz de Lauryn al rapear suena desinteresada, despreocupada, como si supiera que ‘Nobody’ no va a cambiar su vida pero, a la vez, la artista deja un verso lleno de confianza en sí misma, empoderado incluso, cuando espeta: «deja que te lo dé con claridad, no necesito convertirme en una parodia de mí misma, yo no estoy en esta mierda por la popularidad». Nadie pensaba lo contrario pero qué bien tenerla de vuelta, aunque sea por un instante.
‘333’ de Tinashe es el Disco de la Semana. Es el octavo álbum de la cantante estadounidense en total, lo que incluye sus tres primeras mixtapes, ‘In Case We Die’ (2012), ‘Reverie’ (2012) y ‘Black Water’ (2013), además del EP ‘Amethyst’ (2015), que no están disponibles en las plataformas de streaming; y ‘Nightride‘ (2016), editado durante la ardua espera de ‘Joyride‘ (2018). Tinashe solo edita oficialmente dos trabajos a través de la multinacional RCA, su debut oficial ‘Aquarius‘ (2014) y el mencionado ‘Joyride’, y tanto ‘Songs for You‘ (2019) como ‘333’ son lanzamientos independientes.
La extraña discografía de Tinashe da buena cuenta de lo tumultuosa que ha sido su trayectoria. En la época de sus mixtapes parecía que se avecinaba la nueva The Weeknd porque sus canciones, enmarcadas en una categoría de R&B alternativo que más adelante Tinashe rechazará, abogando por la abolición de los géneros musicales, presentan un componente experimental y semi avanzado que llama la atención de la crítica. Pero las aspiraciones de Tinashe siempre serán mucho mayores de lo que su música indica. Dispuesta a convertirse en la nueva gran diva del pop, la artista cita entre sus mayores influencias a Janet Jackson y Britney Spears; sus videoclips y actuaciones en directo enfatizan las coreografías como si permanecieran en la época de TRL y MTV, y además canta como una verdadera superestrella. Tinashe lo tiene todo pero… no es suficiente y la industria nunca termina de acogerla como su talento merece.
Tinashe no logra dominar el mundo como espera, culpa al colorismo de no haber sido aceptada por el público afroamericano porque «en el R&B, o eres Beyoncé o eres Rihanna» y, durante un breve periodo de tiempo, su carrera parece abocada al fracaso con el lanzamiento de una serie de singles irrelevantes (‘Flame‘) que culminan con la publicación de ‘Joyride’, un álbum medio digno pero a todas luces decepcionante en lo musical, que su sello apoya con videoclips de gran factura pero que termina olvidado con el tiempo. A partir de este momento, Tinashe vuelve a la independencia y su carrera vive una segunda vida. Está inspiradísima en ‘Songs for You’, un trabajo generoso en estilos y excepcional en lo vocal que conforma uno de los mejores discos de 2019, y vuelve a estarlo en ‘333’, un disco a la vez más experimental y accesible por raro que parezca, en el que Tinashe sigue resistiéndose a ser encasillada en un solo género.
Es algo que hace a lo largo de toda su carrera, como expone la playlist con sus 30 mejores canciones que ya podéis escuchar en Spotify. Su canción insignia, ‘2 On’, marca el camino para que Tinashe siga explorando su sonido de R&B atmosférico en otras grabaciones como ‘Cold Sweat’, de espectacular final con ecos a James Blake; la hipnótica ‘Soul Glitch’ o la adictiva ‘I Can See the Future’, pero la voz de Tinashe se adapta a muchas otras cosas. La artista demuestra que es capaz de darle al synth-pop de ‘Save Room for Us’, al house de ‘Just Say’ de KDA, al funk de ‘Die a Little Bit’ o al hyper-pop de ‘Bouncin’ e incluso entrega un tema súper-pop llamado ‘Superlove’ que es un «grower» inesperado. A Kachingwe le sienta como el guante el trap-pop de ‘Cash Race’ y ‘X’ tanto como el electropop de ‘Perfect Crime’ o ‘Undo (Back to My Heart)’, hoy Canción Del Día; los ritmos caribeños de ‘Me So Bad’ y el R&B-hop de ‘Throw a Fit’ y ‘Link Up’, es pura sensualidad en ‘So Much Better’ y como baladista se crece especialmente en ‘Bated Breath’, una de sus composiciones más finas.
Componente de la banda adolescente The Stunners entre 2007 y 2011, Tinashe se convertirá con el tiempo en una de las artistas de R&B más importantes de las últimas décadas. Ariana Grande y Lil Nas X se cuentan entre sus seguidores, colabora con su ídolo Britney Spears en una nueva versión de ‘Slumber Party’ que es una de las mejores canciones de 2016; y es este mismo año cuando logra su primer Grammy gracias a su colaboración con Kaytranada en ‘The Worst in Me’. A Tinashe siempre le perseguirá el sambenito de estar «infravalorada» pero no se puede describir de otra manera a una artista con tanto talento y a la vez tan poco reconocida por el gran público. Como otras artistas antes que ella, a Tinashe le ha pesado ser a la vez «demasiado» mainstream y «demasiado» alternativa, pero quienes tienen en estima su obra saben que ya es una leyenda.
Lo recuerdo como si fuera antesdeayer: es verano de 2006 y entro en el MySpace de Christina Aguilera por curiosidad. Lo primero que veo es una imagen de Christina que nunca había visto antes, la de ella de rubio platino, sentada en el suelo escuchando viejos discos de vinilo. Se supone que un nuevo álbum se acerca, han pasado eones desde el lanzamiento de ‘Stripped’ y ya toca. Cuando me quiero dar cuenta ha aterrizado en las emisoras de radio, o como fuera que me enterara de las novedades musicales entonces, ‘Ain’t No Other Man’. Christina presenta un nuevo sonido que tiene todo el sentido del mundo.
2006 es un año interesante para la música, de cambios. James Blunt firma el disco más vendido del año. Justin Timberlake y Nelly Furtado arrasan con sus álbumes producidos por Timbaland. Aparecen unas tales Pussycat Dolls. Kelly Clarkson triunfa con su segundo disco. Es el año de ‘Hips Don’t Lie’ de Shakira y ‘Crazy’ de Gnarls Barkley. Evanescence aún son capaces de colarse entre lo más vendido del año. Beyoncé no es ni de lejos la prestigiosa artista que es hoy. Rihanna nos suena de algo. iTunes se afianza. MySpace, una red social, convierte en estrellas a Arctic Monkeys y Lily Allen. Y Christina se reinventa, dando lugar a probablemente el mejor disco de su carrera.
Tres años después de ‘Stripped’, un album ambicioso en el que Christina nos presenta una versión más auténtica de ella, menos encorsetada por las necesidades de una industria que ya se ha cansado de buscar nuevas Britneys en todas partes, y a la vez menos exitoso que su debut, la artista vuelve con un trabajo más ambicioso todavía. ‘Back to Basics‘ es un disco doble de concepto retro, inspirado en la música que escuchaba de pequeña de los años 30, 40, 50, 60 y 70, y tan basado en samples como un disco de Kanye West, que trabajará más tarde con Aguilera en ‘Liberation‘ (2018). Faltan meses para que vea la luz un disco parecido en título y concepto, ‘Back to Black’ de Amy Winehouse, y su productor principal Mark Ronson aparece aquí en uno de los cortes, ‘Slow Down Baby’, que llega a ser single aunque nadie se acuerde. La reinvención va más allá de lo musical: Christina presenta nuevo alter ego, Baby Jane, basado en la película de 1962, y se muestra en las imágenes promocionales como una verdadera diva del Hollywood clásico.
En varios sentidos, ‘Back to Basics’ es la era más completa de Aguilera: el disco produce tres hits como son ‘Ain’t No Other Man’, ‘Hurt’ y ‘Candyman’, que suenan todo el día en MTV y similares, pero sin parar; el álbum es sólido como un diamante, la gira es un gran éxito (en 2007, la más exitosa protagonizada por una artista femenina). La estética retro, que se nutre de la era del jazz, el circo, el cabaret, el burlesque, etc. no puede sentar mejor a la artista, que parece haber nacido para encarnarla. Christina, que se pasa la vida declarando su admiración a Etta James, Aretha, Billie Holiday y compañía, por fin se convierte en la diva que siempre había deseado ser, hasta el punto de que la portada de ‘Back to Basics’ incluye un aviso de «grabación en alta fidelidad» que pide a gritos una edición en vinilo (que más tarde recibe). ‘Back to Basics’ es el ejemplo de una artista en la cima, en la mejor forma de su vida.
Por supuesto, Christina Aguilera no es la primera artista que reviste la música pop de épocas pasadas con una pátina contemporánea. Sin ir más lejos, el debut de las Pipettes sale unas semanas antes que ‘Back to Basics’. Pero pocos lo hacen de una manera tan ambiciosa y sofisticada. El disco es doble pero vale la pena en su totalidad: el primer CD se centra en un sonido hip-hopero y el segundo más jazz y todas las canciones están mimadas. En el primero producen DJ Premier (su single ‘Jazz Thing‘ inspira todo el proyecto), Rich Harrison, Kwamé o el mencionado Mark Ronson, mientras del segundo se encarga al 100& Linda Perry, su mano amiga en ‘Beautiful’. En ambos discos se respeta una conseguida sonoridad vintage gracias a los micrófonos usados y a la producción. ‘Back to Basics’ no presenta un concepto mucho más refinado que el de ser un homenaje a la música con la que Christina ha crecido, pero poco más se le puede pedir a una vocalista de talento sobrenatural capaz de unificar todas estas canciones solo con su voz, y que nunca sonará mejor. En ‘Back to Basics’ está simplemente esplendorosa y su voz deja un momento icónico en los 20 segundos de nota sostenida de ‘Candyman’.
Cuenta Christina en la época que ‘Back to Basics’ busca volver a la época en que la «música tenía alma» porque la tecnología del momento «permite ser cantante a todo el mundo», una afirmación conservadora con la que hoy no estarían de acuerdo artistas como Charli XCX capaces de hallar el alma dentro del autotune. Pero es 2006, la nueva moda retro abanderada por Amy Winehouse, Duffy y Adele está aún por venir y Christina se come entera el pastel de la estética «old-timey» entregando toda su alma a estas grabaciones. ‘Ain’t No Other Man’, el primer single, es en realidad de los temas más esqueléticos del disco, un tema de funk puro y duro con ecos a James Brown, a quien Christina homenajea más adelante tras su muerte dejando una de sus actuaciones históricas. ‘Ain’t No Other Man’ no tiene tantas capas como el góspel de ‘Makes Me Wanna Pray’, el R&B-collage de ‘Back in the Day’ o las texturas más atmosféricas, nostálgicas y neo-R&B de la escalofriante ‘Understand’ o la bonita ‘Without You’. ‘Oh Mother’, el último single del álbum, es el baladón del primer CD y la pícara ‘Still Dirrty’, con ese tímido saxofón que asoma entre tonos telefónicos y su base de old-school hip-hop, una de las joyas desconocidas.
Sin ser, en mi opinión, el mejor de los dos discos, el segundo CD de ‘Back to Basics’ dejará los otros dos mayores éxitos de esta era, por un lado, el baladón ‘Hurt’, que pone los pelos de punta como el primer día, apoyado en un videoclip circense de lo más dramático que has visto en tu vida, y ‘Candyman’, un divertidísimo homenaje a la era swing que samplea, al mismo tiempo, a las Andrew Sisters y al Cuerpo de Marines de los Estados Unidos. El CD2, más retro incluso que el primero, incluye un épico tema de soft-rock llamado ‘Welcome’ que extrañamente no es usado para abrir la gira; un sexy tema de blues primigenio titulado ‘I Got Trouble’ que es comparado con la obra de Bessie Smith, pues incluso la grabación vocal reproduce la fidelidad de un vinilo de la época, al contrario que la instrumentación (?); y la heroica ‘Mercy on Me’, que presenta probablemente la actuación vocal más impactante que ha dejado Christina hasta la fecha, capaz de dejarte petrificado en el asiento. En este caso es difícil llegar hasta el tema de cierre, ‘The Right Man’, ya menos inspirado, cuando en el primer CD hasta temas menores como ‘On Our Way’ o ‘Here to Stay’ molan, pero cualquier fan de las voces grandes y potentes no debería perderse ni un segundo de este disco (ni su tema más contenido en este aspecto, ‘Save Me From Myself’).
Aunque fue uno de los 20 discos más vendidos de 2006, el impacto de ‘Back to Basics’ parece haberse diluido con el tiempo. El lanzamiento de ‘Back to Basics’ se produce entre los de ‘Stripped’ y ‘Bionic’, dos álbumes polémicos por cuenta propia, de los que se suele hablar más y más a menudo. Hace poco, Juan Sanguino repasó el impacto de ‘Dirrty‘ para estas páginas, e inolvidables son los días en que se debatía si ‘Bionic’ era un disco bueno o malo, si su secuencia era estupenda o un desastre, si era un disco adelantado a su tiempo o nada más lejos de la realidad. Curiosamente, a mí siempre me ha parecido que ‘Back to Basics’ estaba más adelantado, empezando por su conexión con la obra maestra de Amy Winehouse. Da la sensación de que ‘Back to Basics’ no provoca tanto furor en redes a día de hoy, pero a su 15 aniversario merece toda la atención del mundo.
Nunca sabremos qué habría pasado con las carreras de ciertos artistas de no haber habido una pandemia que lo ha trastocado todo. La cantante Yolanda Quartey, que había hecho sus pinitos como corista de Massive Attack, entre otros grupos, a mediados de la década pasada, se enfrentaba a varias nominaciones en los premios Grammy por su debut y al estreno del biopic de Elvis Presley dirigido por Baz Luhrmann, en el que interpreta a la pionera del rock ‘n roll Sister Rosetta Tharpe, cuando el mundo paró. Las estrellas parecían alinearse para Yola pero de repente el virus nos dio un portazo a todos.
Yola, que es británica pero vive en Nashville, ha sufrido otros baches en su vida, como la muerte de su madre o el incendio de su casa, y estas circunstancias son las que le empujan a liderar su propio proyecto musical para combatir el racismo que desgraciadamente experimenta en la industria de la música, donde siente que se la utiliza para cumplir la cuota de personas negras dentro de los espacios blancos. En Nashville se hace un nombre y llega a la vida de Dan Auerbach de The Black Keys, que produce su primer disco y también el segundo, este ‘Stand for Myself’ de sonido clásico por los cuatro costados.
Grabado en el estudio Easy Eye Sound de Auerbach, ‘Stand for Myself’ no busca otra cosa que ser un álbum retro que se nutre de la música soul, el R&B, el pop, la música disco o el primer rock ‘n roll de los años 50, 60 y 70. Yola posee una voz potentísima que la hace sonar como un cruce entre Aretha Franklin y Etta James y con la que es capaz de adaptarse a todos estos estilos sin esfuerzo. En ‘Stand for Myself’ pasamos de la ternura pop-soul de ‘Like a Photograph’ a los berreos del tema titular, que concluye el disco con todo el empoderamiento que Yola es capaz de reunir en su interior.
Sin que busque sonar contemporáneo en absoluto, ‘Stand for Myself’ es un buen ejercicio retro desde el principio hasta el final. El sonido Motown inspira el tema de apertura, ‘Barely Alive’, un baladón sobre aprender a lidiar con la vida, mientras los ritmos disco vintage de ‘Dancing Away the Tears’ conforman probablemente el mejor single de la carrera de Yola, uno de esos temas de ruptura «te deseo lo mejor» totalmente atemporales que no pasan de moda. ‘Diamond Studded Shoes’, otro de los cortes destacados, usa la fórmula del rock ‘n roll para emitir un mensaje de protesta contra el racismo y ‘Now You’re Here’ enternece como una balada de Al Green o Dusty Springfield.
Si se le puede poner alguna pega a ‘Stand for Myself’ es su fidelidad a la estética vintage de las épocas mencionadas. Yola puede ser una cantante espectacular, pero realmente ‘Stand for Myself’ no deja de ser una colección de canciones que imitan al dedilllo sonidos ya mil veces imitados, lo cual se nota especialmente en cortes menores como la balada ‘Great Divide’ o ‘Whatever You Want’, que suena calcada a los Rolling Stones. Es difícil dejar de parecer una «cantante de sesión» cuando tus canciones tienen tan poca personalidad, pero la técnica a Yola no se la quita nadie.
‘Happier than Ever‘ de Billie Eilish es el Disco de la Semana en el site. El disco será número 1 directo en Estados Unidos, ya lo es en Reino Unido y lo será también en muchos otros países como -probablemente- España y ha sido excelentemente acogido por la crítica, que está valorando especialmente la honestidad de las letras de Billie y la interesante producción de las canciones.
También es notable la variedad estilística de ‘Happier than Ever’, la cual es obvia a partir de las impresionantes tres primeras pistas. ‘I Didn’t Change My Number’, hoy la Canción Del Día, aparece emparedada entre la hipnótica ‘Getting Older’ y la conmovedora ‘Billie Bossa Nova‘ pero no podría ocupar una mejor posición en la secuencia.
Después de contarnos Billie, en ‘Getting Older’, que se ha dado cuenta de que «anhela que sientan pena» por ella, que «exagera las historias para que suenen peor» y que «miente para recibir atención», pero que está madurando, a la vez que nos cobija en una burbuja de introspección gracias a la pulsante producción de FINNEAS, ‘I Didn’t Change My Number’ arranca con los gruñidos de su perro Shark y una contundente base de trip-hop que nos comunica que Billie está lista para matar.
Desde el primer «okay» con el que inicia la grabación queda claro que ‘I Didn’t Change My Number’ será una canción llena de actitud y mala baba. Empezando por la misma producción de FINNEAS, que suena amenazante y malvada y que alcanza un nivel superior de malicia al final, cuando se entrega al delirio de unos zumbidos electrónicos hechos para volarte la cabeza. Se ha comparado esta canción con ‘Frank‘ de Amy Winehouse pero, si en algo se parece, desde luego no es en la producción, que a mí me recuerda más a algo que probablemente habría hecho Björk en los 90.
Sí hay ecos a Amy en la base hip-hop de ‘I Didn’t Change My Number’ y en la parte vocal de la canción, especialmente cuando Billie canta ese «voy a ser mala contigo, y también con tu mejor amigo» tan pícaro. Billie usa su registro más arrastrado y despreocupado en esta grabación en la que pasa página de un chico desde la hostilidad. «No lo pagues conmigo, se me han acabado las buenas maneras» es su sentencia; «quizás deberías irte antes de que sea demasiado mala». Por si no quedaba claro que Billie no es alguien con quien meterse, la artista te lo deja claro: «Me entraste por la vista, pero las apariencias engañan, no te mereces sentirte tan dolido, vaya puta cara que tienes». Y no, no va a «cambiar su número» por ti. No eres tan importante.
Ya debe existir un nuevo género, la «literatura de pandemia». Y deberíamos ir bautizando otro subgénero: la «literatura musical de pandemia». Un ejemplo es ‘Un viaje por 200 discos clave del S XXI’ del director de este site Sebas E. Alonso. Este ‘Under covers. Historias en cubiertas. Una guía de viaje por las portadas de discos’ de Julio Le Marchand sería otra muestra. En mi cabeza estos dos libros están hermanados: ambos han sido escritos durante el confinamiento, espoleados precisamente por la imposibilidad de salir, de ejercer la vida normal tal como la conocíamos, y con el ansia por viajar como premisa. Pero si uno es un trayecto por los álbumes más relevantes del s. XXI, ‘Under Covers’ vuela a través de portadas, desde los años 60 a 2020; de ‘Surfin’ Safari’ de los Beach Boys (1962) a ‘Women in Music Pt. III’ de Haim (2020).
Julio Le Marchand, pues, en plena pandemia, se dedicó a soñar con las geografías de las portadas de discos amados y decidió recopilarlas. Desde su ordenador, con la ayuda de Google Maps y una vasta bibliografía y webgrafía, rastreó, exploró… y halló. En la introducción se lamenta de que no haya tenido a mano previamente una guía de viajes por portadas. Pues bien, este libro que ha escrito lo es: una fantástica guía a través de imágenes, espacios y claro, músicas. El diseño es exquisito, eminentemente visual. A las portadas les acompaña un texto bilingüe. Con estilo bastante sucinto, casi telegráfico, pero a la vez muy ágil, Julio explica genealogías, historias y anécdotas, en un festival para los que amen los detalles y quieran añadir más capas al conocimiento de obras icónicas, acompañadas muchas veces de fotos actuales que muestran ora ruinas, ora edificios y espacios aún magníficos. Julio presta especial atención a artistas, diseñadores gráficos y fotógrafos.
Más que por un afán historicista, Le Marchand se ha dejado llevar por su instinto, por su gusto. Las portadas son presentadas, como él mismo dice en la introducción, en orden alfabético de artistas a su manera. El libro no rehuye lo obvio. De hecho, lo asume plenamente. Le Marchand confiesa que la icónica foto de ‘Abbey Road‘ de los Beatles fue el disparo de salida de la obra. También hay otras muchas portadas celebérrimas; esas en que pensaríamos inmediatamente si alguien nos preguntara por espacios carismáticos del rock: el callejón de ‘Ziggy Stardust‘, la Battersea Power Station en ‘Animals’ de Pink Floyd, el Beverly Hills Hotel de ‘Hotel California’ de Eagles… Aunque, más que por el rock más clásico, el libro se decanta principalmente por universo indie-alternativo.
El paseo por la geografía sentimental incluye portadas sorprendentes. Quizás porque las creía ilocalizables, como la piscina de ‘Nevermind’ de Nirvana. Quizás porque ignoraba que estaban basadas en un espacio real, como la de ‘OK Computer’ de Radiohead. Hay sitios que ya no existen: la casa donde pasó su infancia Eminem que preside las dos partes de ‘The Marshall Matters’. Otros que han sido mutilados, como el mural que aparece tras Elliot Smith en ‘Figure 8’. Hay anécdotas tronchantes, como la historia de la mítica portada de ‘Different Class’ de Pulp. Curiosidades como la existencia de un fenómeno llamado «Manhattanhenge»; para averiguar qué es, vean el ‘The Chemistry of Common Life’ de Fucked Up (2008). También hay detalles emotivos. Le Marchand nos explica por qué aparece tan risueña Amy Winehouse en la portada de ‘Frank‘. Y por qué esa sonrisa ya no se iba a repetir. Pero si tengo que destacar alguna favorita, me quedo con las dos referencias de R.E.M., en primer lugar, el pantano de la portada de ‘Murmur’, que tanto contemplé a los 16 años, y en segundo, la estrella de ‘Automatic for the People’: toda mi vida creyendo que era una imagen generada por ordenador… cuando es el remate de la fachada del restaurante que tituló el álbum.
Cierran el libro una reflexión sobre el machismo en la música pop-rock, ese que ha negado la relación con el espacio a las artistas mujeres al tenerlas como meros objetos deslocalizados. Y un estupendo epílogo de Music Radar Clan narrando su búsqueda del lugar exacto de una portada de Joy Division que le obsesionaba. Lo único que se echa de menos en ‘Under covers’ son más portadas fuera del ámbito anglosajón. Sólo aparecen el ‘Doble vida’ de Soda Stereo, el ‘Cosa Nuestra’ de Willie Colón y Héctor Lavoe y un único representante español: ‘El patio’ de Triana. Sin duda, son muchas más las portadas y geografías que faltan. Pero dejarse llevar por la imaginería de todos estos vinilos de 12″, degustar la lectura a poquito, ya son suficientes alicientes para soñar con futuros viajes y desear una segunda parte.
Justo cuando Frank Ocean acaba de ser noticia por un motivo musical, pues ha sido confirmado como cabeza de cartel en la edición de Coachella de 2023 (sí, en serio), el artista anuncia otra novedad en su carrera que no tiene que ver con ningún nuevo single ni ningún nuevo disco. El autor de ‘blonde‘ presenta su propia marca de productos de lujo, Homer.
El nombre de Homer significa «tallar historia en piedra», no es ningún homenaje a Los Simpson, y los productos, que son diseñados en Nueva York y manufacturados en Italia, estarán inspirados en las «obsesiones de niño» de Ocean, así como en el concepto de «herencia como fantasía». De moment se puede hojear el catálogo en la página web de la marca. Los primeros productos que saldrán a la venta son bufandas de seda y joyería, y la primera tienda abrirá en Nueva York el lunes 9 de agosto.
En Instagram, Ocean ha contado que este nuevo proyecto «ha mantenido activa mi imaginación después de todo lo que ha pasado». El músico se refiere, por supuesto, al trágico fallecimiento de su hermano pequeño el año pasado, a causa de un accidente. El cantante ha dicho que, a partir de ahora, dedicará todo su trabajo a su familia. «Mi esperanza es hacer cosas que perduren, que sean difíciles de destruir» (gracias a Slavin por la captura de pantalla de los stories en nuestros foros).
‘Bang Bang‘ de Jessie J, Ariana Grande y Nicki Minaj fue uno de los mayores éxitos de 2014. Este 28 de julio se han cumplido 7 años de su lanzamiento y Jessie J ha hablado sobre ella en una entrevista, desatando una extraña polémica con una de las artistas invitadas.
En Glamour, Jessie J ha dicho que ‘Bang Bang’ es el mayor éxito cantado por varias artistas femeninas desde ‘Lady Marmalade’, y ha reconocido que, sin Nicki ni Ariana, «no hubiera sido el éxito que fue». También cuenta que Max Martin escribió la canción, la cual le llegó hecha, y asegura que Nicki Minaj pidió colaborar en ella después de escucharla. Y aquí es cuando las cosas se tuercen.
Nicki Minaj ha contestado a las declaraciones de Jessie en Twitter, dirigiéndose a ella directamente para desmentir que pidiera participar en la canción. «El sello me lo propuso, yo acepté y me pagaron por ella», ha declarado. Nicki quiere desmontar la idea de que va «por ahí fisgoneando canciones» cuando es ella la artista a la que reclaman en todas partes.
Pero la cosa no acaba aquí. En Instagram, Jessie J se ha disculpado con Nicki por haber contado una historia errónea de ‘Bang Bang’ y ha dicho que «alguien en el sello me debió tomar el pelo porque me dijeron que querías colaborar en ella». También ha recibido un DM de Ariana Grande en el que la cantante le aclara que fue ella quien escribió la canción y no Max Martin.
En el mismo post, Jessie aboga por no tomarse las cosas tan en serio, aludiendo al mensaje de Nicki, y le pregunta «dónde empezó esta extraña energía que hay entre nosotras». Jessie acompaña su mensaje con varios memes y un vídeo en el que aparece Nicki «usándome como si fuera una barandilla» durante una actuación.
Curiosamente, con Ariana ya había hablado previamente, tal y como cuenta en la entrevista de Glamour. Jessie le propone colaborar de nuevo y Ariana contesta: «si lo hacemos tiene que ser mejor que ‘Bang Bang'», a lo que Jessie replica: «no sé». ¿Ariana no cree que ‘Bang Bang’ sea un hit? ¿La considera una composición de segunda? Desde luego, las tres artistas involucradas parecen recordarla de manera completamente diferente…
Camila Cabello se mantiene en el número 1 de lo más votado de JENESAISPOP, mientras Shakira, Lil Nas X y Billie Eilish mantienen sus posiciones dentro del top 5. AURORA vuelve a subir con la que es otra de las grandes favoritas en el site ahora mismo: ‘Cure for Me’.
Entre las entradas, bastante variedad. Saint Etienne llegan al top 10 con el extraño single en que samplean a Natalie Imbruglia, El Buen Hijo logran arañar un número 13 con una de las excelentes canciones de su álbum ‘Pan pan pan’, mientras más modestas son las llegadas de Silk Sonic, Ariana and the Rose y Sleigh Bells.
Medianoche es una artista valenciana cuyo nombre verdadero es Sandra Rapulp y que algunos conoceréis desde hace un lustro bajo el nombre de Salfumán, con el que se ha paseado por festivales tan trendsetters como Primavera Sound y Monkey Week. Hace unos días ha cambiado su nombre por Medianoche, bastante más recordable y sugerente, y se ha estrenado con este nuevo alias con una canción tan contundente como ‘Pobrecito corazón’, que la nota de prensa de su agencia Ground Control vincula con Astrud Gilberto, Chromatics y, más recientemente y en nuestro país, Simona.
Ya en canciones como ‘Blanco’ y ‘Tentación’ habíamos asistido a una mezcla de R&B, synth-pop ochentero, funky y ambientaciones balearic, tan cerca de Linda Mirada como de Susana Estrada, y ahora la artista ha decidido rebautizarse porque «todas estas nuevas canciones no podían contenerse dentro de una etiqueta tan corrosiva como Salfumán».
‘Pobrecito corazón’, hoy nuestra «Canción del Día», es el primer adelanto de un EP que verá la luz en otoño de 2021. Se trata de una sencilla canción de desamor («Tú sabes lo que siento yo / No te portes tan mal por favor / No es necesario») que se ve fuertemente enriquecida por su producción. A cargo de VESSE, podríamos emparentarla con el sonido-batidora de Cupido, sumando a unos beats actuales bastante latinos, una guitarra funky, cierto aroma R&B elegante a lo Sade, y una trompeta que ni Burt Bacharach.
Taylor Swift ha dado los detalles de ‘Red (Taylor’s Version)’, la versión regrabada de su cuarto álbum de estudio, lanzado originalmente en el año 2012. Portada y fecha de lanzamiento se conocen desde el mes pasado, pero faltaba por revelarse el tracklist, que contendrá hasta 30 pistas y más de una sorpresa. Y no nos referimos únicamente a la «versión de 10 minutos» de ‘All Too Well’, una de las canciones de Taylor históricamente favoritas de los fans, sino a la presencia en el tracklist de varios artistas invitados.
Phoebe Bridgers, uno de los mayores iconos del rock alternativo de la actualidad gracias al reconocimiento obtenido por su disco ‘Punisher’, aparecerá en uno de los bonus tracks, ‘Nothing New’, mientras Ed Sheeran, que ya cantaba con Taylor la balada ‘Everything Has Changed’, volverá a acompañarla no versionando ‘…Baby One More Time’, sino cantando a dueto con ella otro bonus llamado ‘Run’. Chris Stapleton es el último artista invitado en la versión regrabada de ‘Red’: aparece en ‘I Bet You Think About Me’.
Red (Taylor’s Version):
01 State of Grace
02 Red
03 Treacherous
04 I Knew You Were Trouble
05 All Too Well
06 22
07 I Almost Do
08 We Are Never Getting Back Together
09 Stay Stay Stay
10 The Last Time [ft. Gary Lightbody]
11 Holy Ground
12 Sad Beautiful Tragic
13 The Lucky One
14 Everything Has Changed [ft. Ed Sheeran]
15 Starlight
16 Begin Again
17 The Moment I Knew
18 Come Back… Be Here
19 Girl at Home
20 State of Grace (Acoustic Version)
21 Ronan
22 Better Man
23 Nothing New [ft. Phoebe Bridgers]
24 Babe
25 Message in a Bottle
26 I Bet You Think About Me [ft. Chris Stapleton]
27 Forever Winter
28 Run [ft. Ed Sheeran]
29 The Very First Night
30 All Too Well (Ten Minute Version)
Érase una vez un mundo en el que no existía el reggaetón ni el trap, ni siquiera el hip-hop primigenio; un cuento de hadas en el que sólo suena Popcasting y las canciones se arreglan con un suave punteo de guitarra que suena como un soplo de viento, con una guitarra «pedal steel», con una discretísima trompeta. Las canciones de Faye Webster nos remiten a los tiempos en que ‘Tapestry’ era el disco del año, arrasaban los Carpenters, el único Drake se llamaba Nick y Burt Bacharach era una de las personas más influyentes del mundo.
Hubo un momento en su disco anterior, ‘Atlanta Millionaires Club’, en concreto, ‘Flowers’ featuring Father, en el que parecía que Faye Webster podía adentrarse en sonidos actuales, cercanos al rap. No ha sido así, y hay que agradecerlo porque no es lo que se le daba mejor, y su nuevo álbum ha tomado el camino de lo clásico, sonando mucho de nuevo -quizá demasiado- a Natalie Prass.
Sin embargo, hay detalles que nos indican que Faye Webster pertenece a la generación Z por mucho que vaya por su cuarto álbum y se sitúe más a principios los 70 todavía que Adele, tanto como Rumer. La cantante, que cumplía 24 años hace muy pocas semanas, justo el día en que se lanzaba al mercado este mismo disco, ha llenado la portada de este de «hahas», reforzando la teoría de que el título del álbum ‘I Know I’m Funny haha’ está más cerca de ser un meme que una contraposición a «funny peculiar».
Paradójicamente, muchas de sus letras son «raras» antes que divertidas, como la misma pista titular, en la que el humor es más torpe que brillante, más Sandra Bullock que Woody Allen o, si se prefiere, más Phoebe Bridgers que Fran Lebowitz: «creo que tus hermanas son muy guapas / se emborracharon y se olvidaron de que me habían conocido / Una vez hice reír a una en la cena / dijo que era divertida y le di las gracias / pero sé que soy divertida, haha». En ‘Kind Of’ asegura no «haber escrito esta canción en un minuto» pese a repetir «I don’t feel this kind of type of way» cerca de 30 veces. Y casi siempre se regodea en el anhelo amoroso más básico: «¿qué hay en Berlín? ¿qué hay allí que no esté aquí y necesites? / quiero un bebé que se parezca a ti y a mí» (‘Sometimes’), «me haces llorar para bien, me haces llorar para bien, me haces llorar para bien, me haces llorar para bien» (‘In a Good Way’), «me pregunto si me casaré antes que mis hermanos» (‘Cheers’).
Lo mejor de ‘I Know I’m Funny haha’ no es tratar de averiguar dónde empieza y termina la autoparodia de los textos, sino unas melodías que transcienden tiempos y fronteras, con una producción exquisita a cargo de la propia Faye Webster y de Drew Vandenberg. El álbum de 11 canciones incluye hasta 6 sencillos que se han venido presentando a lo largo de los últimos 2 años, entre ellos la estupenda ‘Better Distractions’, que no en vano Faye Webster reconoce como lo mejor que ha sonado como banda jamás; el punto de rock crudo que aporta ‘Cheers’ hacia la mitad de la secuencia; o más recientemente la sensual ‘A Dream with a Baseball Player’, en la que Faye se pregunta cómo se ha podido enamorar de un hombre que no conoce, mientras el ritmo R&B y la sección metal acompañan.
El álbum está muy mimado en ese sentido, incluso en las canciones pequeñas. ‘Sometimes’ incorpora todo un vaivén de cuerdas, percusiones ricas y teclados exquisitos, la combinación de country y cuerdas da lugar a creaciones tan hermosas como ‘A Stranger’, y el disco se cierra con un tema llamado ‘Half of Me’ cuya melodía podría inspirar una película Disney. Justo antes de esta aparece una colaboración con mei ehara, a la que Webster considera su «versión japonesa», una tranquilísima ‘Overslept’ que se toma su tiempo para cerrarse con un «fade out», casi un tercio de canción. Sobre soledad, aburrimiento y pereza nos hablan unas canciones que saben huir de ello con musicalidad y buen gusto.
Tinashe publica hoy su nuevo disco ‘333’, el primero desde 2019 y el segundo desde que emprendiera su carrera independiente tras varios arduos años en una multinacional. El disco parte de lo explorado en ‘Songs for You’ pero es probablemente más experimental en tanto coquetea no solo con el R&B, el pop y el synth-pop sino también con el drum ‘n bass (‘Shy Girl’), el rock (‘The Chase’) o directamente con la estructura libre (‘333’).
Tras los adelantos de ‘Pasadena‘ y ‘Bouncin‘, los cuales han sido «Canción Del Día» en las últimas semanas; y ‘I Can See the Future’, en el día de salida del álbum destacamos en la playlist de novedades «Ready for the Weekend» no el tema que ha sido escogido como «focus track» de hoy viernes, un ‘Undo (Back to My Heart)’ que te gustará si te gustó ‘Save Room for Us’, sino ‘X’ con Jeremih. Da para un titular mejor, pero también tiene miga en otros sentidos.
‘X’ es una producción ligera de trap-pop de Hitmaka, Crishan y Mari Bitz que destaca por incorporar soniditos de tipo videojuego de Nintendo. En las estrofas, Tinashe alterna entre el mumble rap y la melodía cantada y surfea la base vocalmente como si le costara lo mismo que respirar (ese «can I feel? can I taste? can I chew?» seguido del «she looks fly, she does it»), mientras Jeremih deja un verso adictivo entre «yeah yeah yeahs» y «beep beeps» en el que nos cuenta que tiene a Tinashe con las «piernas tocando las estrellas».
Queda claro de qué va ‘X’, pero por si hace falta explicarlo, el título alude a ese «punto» de placer que ambos se buscan mutuamente durante un encuentro sexual. Jeremih incluso rapea que quiere «follarle el punto G mientras busca el X» y Tinashe, encantada, se entretiene «sintiendo, «saboreando» y «sorbiendo» de aquí y de allá.
Ya está en camino el que será el tercer álbum de estudio de la rapera Iggy Azalea, cuyo nombre será ‘End of an Era’ y que será lanzado el próximo 13 de agosto, menos de dos semanas. Será su primer y puede que último álbum desde 2019 con ‘In My Defense’.
Azalea hizo un primer anuncio a través de su cuenta de Twitter hace casi dos meses con un escueto «mi álbum saldrá en agosto». Al mes siguiente, en julio, llegaría un tema del que se ha hablado tanto para bien como para mal, ‘Iam The Stripclub’, debido a una polémica relacionada con lo que se conoce como «blackfishing», que es una tendencia de algunos artistas «blancos» que muestran que pertenecen a la cultura negra.
Dejando a un lado las polémicas, lo más llamativo es que la rapera también ha confirmado a través de sus redes sociales que este será su último trabajo relacionado con la música hasta después de un tiempo: «Voy a tomar unos años para concentrarme en otros procesos creativos y cosas de las que me siento muy apasionada e inspirada, más allá de la música», escribía en su cuenta de Twitter. Tal vez por eso este nuevo álbum «tan especial» para ella ha recibido este nombre, ‘End of an Era’.
El contenido del disco va estar dividido en cuatro partes de manera cronológica para mostrar en cada una de ellas los diferentes tipos de sonidos y estilos que la artista ha abordado desde sus inicios en la música hasta este final, que podría ser temporal. Escucharemos sonidos electrónicos, convencionales, urbanos… Todo lo que ha mostrado Iggy Azalea desde sus inicios a los 24 años hasta los 31 que cumplió el pasado 7 de junio. De momento ya se puede escuchar otro adelanto, ‘Sex on the Beach’.
Hoy salen nuevos discos de Tinashe, Liars, Abstract Mindstate (producido por Kanye West), Lingua Ignota, Nas o IDER, a los que ya se había sumado el nuevo trabajo de Ty Segall publicado estos días por sorpresa. Hablando de Kanye West, no, ‘DONDA’ no ha salido aún.
En cuanto a singles sueltos, aparte de lo nuevo de The Weeknd, Guns ‘N Roses presentan ‘ABSUЯD’, Natti Nattasha sueña con «Noches en Miami», Black Eyed Peas vuelven con otro posible hit acompañados de Saweetie y Lele Pons; Victoria Mónet sigue presumiendo de elegancia en ‘Coastin’ y Måneskin invitan a Iggy Pop en un remix de ‘I WANNA BE YOUR SLAVE’,
En la playlist de novedades puedes escuchar también nuevos temas de Deafheaven, Mark Ronson con Paul McCartney y Gary Numan, Big Red Machine con Ilsey, Weezer y su versión de Metallica, blackbear, Nation of Language, Ásgeir, The World is a Beautiful Place & I Am No Longer Afraid to Die, The Vaccines, Princesa Alba con Ms. Nina, Public Service Broadcasting, Noga Erez, Fred again.. con Baxter Dury o marmi, entre otros.
Al contrario que Kanye West, The Weeknd sí cumple con lo que promete y ha estrenado ‘Take My Breath’, el primer single de su próximo disco (que podría tiularse ‘The Dawn’ a tenor de los posts que está subiendo Abel Tesfaye a redes estos días). Es, por supuesto, el gran lanzamiento internacional de hoy viernes 6 de agosto que puedes escuchar desde ya en nuestra playlist de novedades actualizada.
Sin que a nadie le pueda sorprender en absoluto, ‘Take My Breath’ es una producción a tres manos compartida con Max Martin, Oscar Holter y The Weeknd, es decir, exactamente los responsables de ‘Blinding Lights’, ‘In Your Eyes’ y ‘Save Your Tears’, los mayores éxitos de la era ‘After Hours‘. En la autoría de composición encontramos también a Ahmad Balshe, más conocido como Belly, presente también en los mencionados temas.
Tampoco choca especialmente el sonido de ‘Take My Breath’, que vuelve a apoyarse en el italo disco pero se inclina también en un estilo más cercano al «space disco» de mediados de los 70, con ecos a Donna Summer o a cosas como ‘Time Machine’ de Mathusalen. Eso sí, melódicamente la inspiración parecen haber sido los Bee Gees aunque la perspectiva sea mucho más oscura, pues el tema parece hacer referencia a unas fantasías BDSM, finalmente representadas en el videoclip, en el que Abel y su ligue no resisten la «tentación».
Lo que se anuncia como un chiste o una metáfora inofensiva muestra en realidad un mensaje lleno de homofobia en el que ha participado el influencer Aless Gibaja, que siempre se ha mostrado como un abanderado de los derechos LGTB.
El spot muestra cómo un camarero repasa las consumiciones que han pedido sus clientes y cuando menciona el «sexy zumo de naranja» podemos ver al influencer confirmarlo con ese estilo infantil y extravagante que le caracteriza: «Con vitaminas A, B y C. Abracitos, besitos y caricias». Mientras habla, su compañero de mesa y el camarero intercambian alguna que otra mirada de desconcierto. Entonces, el camarero le mira con gesto serio y con un tono bastante condescendiente y le dice: «ANDA, toma uno de snickers».
Al darle un solo bocado a la barrita, Gibaja se transforma en todo un macho man, de voz grave y sin mariconadas. Y para asegurarse de que se le ha quitado del todo la pluma su acompañante le pregunta: «¿Mejor?», y él responde que sí. ¿Por qué? Porque, según el anuncio, «no eres tú cuando tienes hambre». En otras palabras, cualquier actitud por parte de un hombre que se salga de la masculinidad hegemónica hay que corregirlo para volver a la normalidad.
El perfil oficial de Snickers España en Instagram ha emitido un comunicado hace poco más de una hora en el que piden disculpas por el «malentendido» afirmando lo siguiente: «Nos tomamos los derechos de igualdad e inclusión muy en serio y creemos que cualquier persona tiene el derecho de mostrarse tal y como es». «En ningún momento se ha pretendido estigmatizar ni ofender a ninguna persona ni colectivo. En esta compaña en concreto se buscaba transmitir de una manera simpática y desenfadada que el hambre puede hacer cambiar tu carácter», añadían.
«Se acabó snickers… a comer huesitos», «no les creemos NADA», «arruga un papel y ahora intenta alisarlo. Pues eso», dicen algunos comentarios en la publicación. El anuncio será retirado y, aunque el vídeo ha sido eliminado de YouTube, lo cierto es que ya se ha dejado constancia de lo presente que sigue la homofobia en todos los aspectos de la sociedad y que falta mucha formación al respecto para evitar que cosas así vuelvan a suceder.