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Nacho Vegas defiende a Pau Donés por sus declaraciones sobre presos políticos… pero no todos le entienden

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El Diario publicaba el pasado martes una entrevista con Pau Donés, conocido por su proyecto musical Jarabe de Palo y hits como ‘La flaca’ o ‘Depende’, que ha dado mucho que hablar. Sobre todo por su opinión sobre la situación política en Cataluña, muy especialmente por el titular que la web ha optado por destacar: «No soy independentista, pero que haya presos políticos en el siglo XXI es de vergüenza”. Su crítica al independentismo –en la misma entrevista dice “Yo no soy independentista porque no creo en el individualismo” o “Los políticos han utilizado el independentismo como arma política, tanto los del PP como los de Catalunya, y eso es lo que ha hecho a la gente polarizarse”– ha quedado en un segundo plano para muchos tuiteros que se centran en su opinión sobre los presos políticos para insultarle a él y a su música –aquí podéis encontrar algunos, si es que merecen algún interés– y, aún peor, sacar a colación el cáncer de colon que padece y por el que está siendo tratado desde hace unos años.

Muchos se han indignado ante esos repulsivos mensajes –casualmente, esta semana se ha encausado a tres tuiteros por mensajes similares hacia un niño enfermo de cáncer amante del toreo–, entre ellos Nacho Vegas. El cantante, que recientemente publicaba el excelente ‘Violética’, escribía en Twitter un mensaje en asturiano que dice “El presidente corrupto del partido al que acaban de echar del gobierno por corrupto demostrando su racismo de mierda: no problem” –en referencia a las declaraciones de Pablo Casado contra la inmigración–. Y sigue “Pau Donés avergonzándose de que haya presos políticos: que se muera ya de cáncer. No sé si me produce más cabreo Twitter o España. Yo creo que ambos”.

Sin embargo, como muestra algún tuit aquí reflejado, algunos tuiteros no se esforzaron mucho por leer el mensaje completo y entendieron que era Nacho el que deseaba la muerte a Donés. Por eso Vegas ha escrito esta mañana un nuevo mensaje, ya en castellano (no vaya a ser…), aclaraba que su intención era solidarizarse con Pau Donés “ante los insultos y las barbaridades que está recibiendo por parte de un sector del facherío españolista, valga la redundancia”. Imaginamos que así ya sí se ha captado la idea, ¿verdad?

Mimi aparca Lola Indigo para medirse a Brays Efe o Soraya Arnelas en ‘Tu cara me suena’

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Visto y no visto. Tras dar la campanada con ‘Ya no quiero ná’, su single de debut al frente de la girl-band Lola Índigo, la granadina Mimi Doblas tendrá que aparcar ese proyecto personal. Si no por completo, al menos sí en parte, puesto que según Vertele se ha anunciado su nombre como el que cierra el elenco de celebrities que participan en la nueva edición de ‘Tu cara me suena’, que comienza en unas semanas. Como sabe todo perry dado el gran éxito del formato a medio camino del talent-show y el espectáculo de variedades, los concursantes encarnan a un cantante famoso en cada programa y deben imitarle a la perfección, para ser valorados por el jurado.

La artista conocida por ser la primera expulsada de la última edición de Operación Triunfo se medirá en esta nueva temporada del programa a otros cantantes profesionales, como Carlos Baute, Soraya Arnelas o María Villalón (ganadora de la primera edición de Factor X España, allá por 2007). Junto a estos estarán los actores Anabel Alonso, José Corbacho, Jordi Coll (‘El secreto de Puenteviejo’), el humorista Manu Sánchez y Brays Efe, el ahora popular intérprete de Paquita Salas en la serie de Netflix.

Dado el ascendente pop de Doblas, damos por seguro que la veremos interpretar a su admirada Lady Gaga, además de otros artistas del pop contemporáneo. Adele, Beyoncé, Dua Lipa, Rihanna, y Katy Perry han “pasado” por el programa de Antena 3 presentado por Manel Fuentes. Ahora queda ver si esto ralentiza la ascensión de Lola Indigo, debido a los constantes ensayos que requiere el programa, o si la potencia, vete a saber.

Daddy Yankee denuncia el robo de joyas por valor de 2 millones en su hotel de Valencia

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Según informa el diario Las Provincias, el exitoso artista de reggaetón Daddy Yankee habría sufrido un robo por valor de más de 2 millones de euros durante su estancia el pasado fin de semana en Valencia. Al parecer, un ladrón se hizo pasar por el artista puertorriqueño y logró que uno de los empleados del hotel le abriera la caja fuerte de sus dos habitaciones, lo que aprovechó para llevarse diamantes, colgantes de oro y dinero efectivo que portaba el rapero y su séquito. Estos denunciaron el robo y el Grupo de Robos de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Valencia  ya está investigando el caso, interrogando al personal del hotel y recabando pistas de las grabaciones de las cámaras de seguridad, que están ayudando a reconstruir el robo.

El autor de ‘Gasolina’ vive uno de los mejores momentos de popularidad de su carrera, después de la campanada que diera el pasado año junto a Luis Fonsi con ‘Despacito’ y lanzar, este mismo año, ‘Dura’, cuyo vídeo alcanzaba días atrás los 1.000 millones de reproducciones. Con este estatus de estrella internacional, Daddy Yankee está de gira por Europa en estas fechas: hoy mismo, 9 de agosto, actúa en París y mañana en Londres, antes de regresar a nuestro país de nuevo para actuar en El Puerto de Santa María (Cádiz) el próximo día 14 de agosto. Apostamos a que será mucho más cuidadoso con sus objetos personales esta vez.

Os dejamos con ‘Buena Vida’, su nueva colaboración con Natti Natasha en la que se alejan del reggaetón puro y duro y se aproximan al pop rock latino más ortodoxo y que forma parte de la BSO de la telenovela ‘La piloto 2’.

¿Se equivocan los Oscar al incluir un premio a la película más popular?

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Según ha anunciado la Academia de Cine de Hollywood en un escueto y algo confuso (por su falta de detalle, sobre todo) comunicado, la próxima edición de los Oscar –que se celebra el 24 de febrero de 2019– incluirá un nuevo premio otorgado a la “película más popular”. “Los requerimientos de la elección (para este premio) y otros detalles clave serán revelados próximamente”, dice en una carta John Bailey, reelegido como presidente de la Academia.

Esta decisión tiene un único e innegable propósito: hacer que el público se interese de nuevo por la gala de los Oscar, que han visto cómo su audiencia se reducía drásticamente en los últimos años (el número de televidentes que siguió la gala de este año cayó en un 19% con respecto a la de 2017, siendo la gala con menor cuota de pantalla desde que se miden audiencias). Parte de esos malos resultados podrían deberse a la decisión de ampliar su duración hasta más de cuatro horas. Algo que será enmendado de inmediato por la Academia, puesto que en la misma carta Bailey anuncia que la gala volverá a contar con un máximo de 3 horas, obligando a entregar algunos premios –presumiblemente los técnicos– durante las pausas publicitarias.

Pero, ¿será suficiente? Ahí es donde entra este nuevo premio. Tras la fallida estratagema de ampliar los nominados a Mejor Película hasta a 10 títulos para que taquillazos como ‘Avatar’, ‘Mad Max: Furia en la carretera’ u ‘Origen’ pudieran optar al premio no ha colado… básicamente porque esas películas siempre han quedado fuera de los grandes premios, en los que la Academia se ha inclinado claramente por un criterio más próximo al de la crítica, con premios para ‘Moonlight’, ‘Spotlight’ y ‘La forma del agua’. Una manera de premiar e impulsar el buen –a su juicio– cine como forma de arte, al margen del entretenimiento.

A priori y a falta de conocer en base a qué se entregará ese premio que, muy probablemente, contaría entre sus nominados con películas como ‘Black Panther’ o ‘Vengadores: Infinity War’, parece una buena decisión para suscitar interés en el público masivo y, de hecho, no habría mejor fórmula para determinar este galardón que ponerlo en manos de una votación popular, aunque resulta más que dudoso pensar que vayan a correr tal riesgo. El mayor problema de esa decisión es que abre otra crisis: una de identidad. ¿Deben los Oscar premiar el arte, como ya esgrimen muchos críticos, o la caja? En todo caso, hay una tercera vía que, quizá, no sea descabellada: retroceder 20 años y premiar masivamente a las películas más populares, como sucediera con ‘Titanic’, ‘Gladiator’ o ‘El Señor de los Anillos’. Prestigio o popularidad, esa es la cuestión.

Alberto Montero / La catedral sumergida

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Cuando se publicó la crítica de ‘Arco mediterráneo’, me llamó mucho la atención uno de los comentarios. Víctor Vilà nos escribía que “el autor estuvo la semana pasada en la radio y comentó que para él, Serrat no es una influencia. Que a él le va un rollo más oscuro, no tan luminoso”. En gran parte de mi texto yo trazaba una relación, que para mí era clara, entre Serrat y Alberto Montero. También me extrañó lo de oscuridad. ¿Cómo, en alguien capaz de componer un disco tan luminoso?

La respuesta a mis dudas se encuentra en esta ‘Catedral Sumergida’. Esa oscuridad de la que hace gala Alberto se ha materializado en un disco difícil, con pocos asideros. Resulta interesantísimo leer los artículos que el propio Montero escribió para la Fonoteca sobre la génesis y materialización de este álbum. “Mi nuevo disco iba a ser un ritual (…) una misa de autoconocimiento, donde pueda llegar a ver quien soy, con todas mis miserias y mis virtudes, y aceptarme”, escribe, esclarecedor. Es curioso que Alberto nos confiese ahí su miedo ante el juicio ajeno y, sin embargo, nos ofrezca un disco tan complicado, tan deliberadamente alejado de esa pulsión pop, ejemplificada en ‘Madera muerta’, que lo tenía atrapado según él (¿y por qué creer que un álbum pop sería peor recibido?). ‘La catedral sumergida’ es un disco muy ambicioso pero… ¿fallido? Más que atraer al oyente, parece querer retarlo; huye de lo fácil y de lo ligero, lo suntuoso se ha apoderado del minutaje. Alberto exprime hasta el final la vena más ceremoniosa de su música, la cadencia morosa se convierte en exasperantemente lenta. Parece que haya querido borrar todo rastro de luz marítima, dejarnos solo con lo antipático del mar y lo severo de su música. Si el título ‘Arco Mediterráneo’ remitía directamente a lo que sonaba el álbum, ‘La catedral sumergida’ también se ajusta completamente al contenido. Pero yo diría que más bien suena a catedral sepultada, donde cada vez falta más el aire, donde todo se torna sofocante y cada movimiento es pesado. Los títulos de las canciones indican claramente la temática religiosa: ‘Confesión’, ‘Oración’, ‘Credo’, etc. Como si Alberto fuera el sacerdote de un culto antiguo y olvidado, del que nos faltan las claves para poder participar.

Musicalmente, el álbum roza el manierismo instrumental. “Es la primera vez que en un disco mío el protagonismo lo tiene el piano y un cuarteto de cuerdas”, explica también Montero en los artículos. La guitarra, tan propia del cantautor, se margina a favor de estos instrumentos más solemnes, mientras la voz se engola, pierde naturalidad, llegando casi a la tesitura del abad que canta misa. Suena antiguo, a liturgia y a prog setentero. Para hacerse una idea, es como si se dedicara a hacer una reinterpretación, ceremoniosa, del ‘Famous Blue Raincoat’ de Leonard Cohen, pero sin el gancho de los estribillos o las melodías reconocibles.

El principio es bastante prometedor. ‘La llamada’, muy acid-folk, con inicio a chelo, piano y coros eclesiásticos, deja paso a la guitarra y la voz en falsete de Alberto. Pero a partir de aquí empieza lo más cargante. La acumulación de canciones muy similares y sonoridades homogéneas (litúrgicas, lentas) hace que su conjunto resulte pesado. Por ejemplo, en ‘Confesión’, construida con cuerdas y voz, entonado de modo ritual. Alberto abusa de su garganta, quizás no tan presta a esos malabarismos vocales y añade una coda final que se hace interminable. Parece que recupera la gracia del mar en ‘Poseidón’, una dulce romanza con guitarra, aunque enseguida resbala hacia la gravedad.

De este marasmo tan severo se salvan y se agradecen ‘Credo’, gracias a su onirismo, a su piano conjugado con teclados espaciales y sus requiebros dramáticos; la brevísima y marcial ‘Intención’, complemento de la anterior. También hay chispazos en el corazón de otras canciones; en el desvarío sinfónico de la también escueta ‘Devoción’; en el tramo final de ‘Te veo Alberto’, el momento más pop y luminoso, alternado con otra ración de solemnidad pastoral. O ‘La catedral sumergida’, todo un momento de puro prog hispánico. Quizás el tema que mejor resume la dualidad de este álbum (oscuridad vs ráfagas de luz) es ‘Transfiguración’, la pieza más ambiciosa, que sube en espiral y alterna hermosura y gravedad, momentos emocionantes, casi místicos (el acordeón), con otros plúmbeos (la avalancha de voces enfáticas).

Uno de mis mayores temores al escribir críticas es resultar injusta. No valorar adecuadamente el trabajo del artista, no entenderlo. O peor aún, malinterpretarlo. Sospecho que es lo que me está sucediendo con ‘La catedral sumergida’. No me ha gustado. No es un mal disco y no dudo que ha sido fruto de un esfuerzo descomunal. Hay que agradecerle a Alberto Montero que sea capaz de construir un discurso tan personal, tan alejado de modas y tan fuera del tiempo. Pero, tristemente, ‘La catedral sumergida’ me ha resultado imposible.

Calificación: 6/10
Lo mejor: ‘La llamada’, ‘Credo’, ‘Devoción’, ‘Te veo Alberto’
Te gustará si te gusta: Luis Eduardo Aute, Leonard Cohen, Sant Miquel
Escúchalo: Spotify

La canción del día: Francisca Valenzuela vuelve con el toque Prince de la ultrasexual ‘Tómame’

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De haberse publicado un mes antes de su lanzamiento oficial –que fue el pasado 20 de julio–, no me cabe la menor duda de que el nuevo single de la chilena Francisca Valenzuela hubiera tenido cabida en nuestra selección anual ‘Lo + Sabrosón’, con canciones que representan una alternativa jugosa a las canciones del verano más radiadas. Y es que ‘Tómame’ es, en sí misma, la esencia misma de ese concepto, lo sabrosón.

En ella Valenzuela apuesta por un sonido que, aún perfectamente contemporáneo, condensa influencias de la edad dorada de Prince (es palpable cierto deje ‘Kiss’) y también recurre a la tradición latinoamericana (algo hay de ella en los “uy ayayay” algo asincopados del estribillo, como si cierto espíritu cumbiero se entrelazara en su funk pop. Casi igual de llamativa que lo musical es, en este caso, lo lírico, que juguetea con ese “tómame” (aquí en España lo entendemos como “bébeme”) que podía leerse en los frascos que Alicia encontraba en la madriguera del conejo.

Sólo que en este caso la que desea ser bebida y tomada (sí, ambas cosas) es la propia artista, en una sucesión de imágenes ultrasexuales, unas más poéticas (“quiero ser el espacio entre tu piel y tu ropa”) y otras que se andan mucho menos por las ramas (“(quiero) que me tires del pelo y que me chupes las tetas”). Esta auténtica chuchería pop está redondeada por un estupendo y colorido vídeo que, al margen de algún recurso demasiado recurrente (la papaya como metáfora visual y frutal del coño), es una auténtica delicia. ‘Tómame’ supone el regreso de Valenzuela al pop tras sorprender muy gratamente con la sofisticación de ‘Tajo abierto’, un disco que contaba con varias colaboraciones de David Sitek (Yeah Yeah Yeahs, TV On The Radio) en temas como ‘Almost Superstars‘.

Hit de ayer: el sorprendente origen de ‘The Warmth of the Sun’ (1963) de The Beach Boys

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Que me perdonen los lectores si la ola de calor de estos días sigue torturándonos cuando este artículo salga publicado: lo de “La calidez del sol” no va con segundas, y a fin de cuentas ¿qué mejor mes para recuperar este clásico de Brian Wilson y Mike Love que agosto?

No hace mucho me encontré una vieja cinta con un programa de ‘Flor de Pasión’ de 1996 (un documento histórico convenientemente subido a Youtube aquí). En ella Juan de Pablos celebraba el comienzo del verano como solía por aquella época, con una andanada de maravillas veraniegas como el ‘Here Comes Summer’ de Jerry Keller, el ‘El bello verano’ de Family, ‘A Swingin’ Summer’ de Carol Connors o la imponente ‘La Madrague’ de Brigitte Bardot. Pero como casi todos los años, la joya de la corona era esa piedra preciosa de pop titulada ‘The Warmth of the Sun’: los Beach Boys en la cumbre, con una balada veraniega melancólica de sonido surf pero que eleva su habitual formato de simples y previsibles acordes a una complejidad sublime de modulaciones y armonías, conducidas por el fenomenal falsete de Brian Wilson, que canta la voz principal.

“¿De que sirve el amanecer que se convierte en día? / ¿El ocaso por la noche o vivir de esta manera / Si tengo el calor del solo conmigo por las noches? / El amor de mi vida me dejó un día / Llore cuando dijo “no siento lo mismo” / Sin embargo tengo el calor del sol conmigo esta noche…” A pesar de esa letra de desamor veraniego, el origen de su profunda melancolía es sorprendente: según Brian Wilson, la compuso junto a Mike Love el mismo día que el presidente Kennedy fue asesinado, y musicalmente era una elegía dedicada a él.

La fórmula musical de los Beach Boys era combinar sonidos surf con armonías vocales a lo Four Freshmen y acordes jazz-pop un poco al estilo de Burt Bacharach. La enorme capacidad musical de Brian Wilson unida a su habilidad en el estudio haría que refinase dicha fórmula hasta momentos cumbre como el álbum ‘Pet Sounds’ o canciones aisladas como ésta. En un programa de la BBC emitido precisamente hace diez veranos –titulado ‘The Producers’ y dedicado a algunos de los productores más destacados de la historia del pop– dedicaron dos episodios a su obra. En uno de ellos el vocalista Jeffrey Foskett (colaborador habitual de Wilson) diseccionaba magistralmente las cinco voces de la armonía de ‘The Warmth of the Sun’. El fragmento, que no tiene desperdicio se puede escuchar aquí, y sirve como ejemplo de lo bello y complejo que era cada detalle en las grabaciones de los Beach Boys de su época dorada.

No toca hoy entrar en detalles sobre los “villanos” de la historia vital de Brian Wilson: Mike Love es uno de ellos, pero después de todo ayudó a Wilson a componer este clásico. El otro es Murry, padre de los hermanos Wilson, quien los manejó y manipuló, dejó sordo a Brian de un golpe y malvendió los derechos del repertorio del grupo. Y sin embargo hay que hacer notar que en su disco orquestal de 1967 (otro de sus intentos de reivindicar un supuesto talento musical que en realidad tenían sus hijos) hizo una preciosa versión instrumental de ‘The Warmth of the Sun’.

‘The Warmth of the Sun’ sonó en Popcasting #075 de Jaime Cristóbal, un especial de música veraniega disponible en este enlace.

La canción del día: ‘Perogrullo’ enmarca en clave reggae la poesía absurda de Bejo

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Choriqueso. Gurififlai. Onomeatropella. A Bejo le gustan las palabras raras (como demuestran también sus letras). A ellas se ha sumado ‘Perogrullo’, uno de los varios singles que el rapero canario ha publicado en 2018 y, tras ‘Sirope’ con el rapero venezolano Akapellah, el segundo producido por Nico Miseria, conocido por su trabajo en ‘Golden Boy‘ de Sandro Jeeawock y sobre todo en ‘Banzai‘, el debut de la tristemente fallecida Gata Cattana.

Miseria ofrece a Bejo una elegante base que se aproxima al reggae, y en la que se va intuyendo un elemento bailable -en el modo en que el ritmo se acentúa en puntos concretos de la canción- que se confirma entorno al minuto 1.46. El rapero canario aprovecha este sofisticado beat para construir una bonita canción de amor (“tú me miraste con esos ojitos lindos”, dice el gancho principal) como solo puede hacerla él, y en la que se suceden rimas tan características como “si te me empegostas me escabullo, pero si arrancas la caña voy detrás tuyo, esto a mí me pasa por perogrullo” o “déjalo en calma, tú eres como aceite de palma, me gusta pero me dañas, qué bonitas pestañas”.

Hipnotiza como siempre en ‘Perogrullo’ el magistral “flow” de un Bejo que domina como nadie el arte de rapear en castellano, y de hecho, como sucede en mi opinión también con C. Tangana y Nathy Peluso, el personalísimo vocabulario y el carisma vocal de Bejo es tal que en su voz el español suena siempre como nuevo, como cuando en ‘Perogrullo’ rapea eso de “ahueca el ala, yo no soy un parrala, yo no me chupo el dedo, soy noticias malas”. Las palabras de Bejo, por muy absurdas que parezcan (“fumando raggamuffin, catafinfunflin”), se clavan en el cerebro con un único disparo, y en ‘Perogrullo’ la belleza de la base y la personalidad de las líneas construyen una canción cómica y a la vez extrañamente poética, realzada por cierto por un surrealista videoclip dirigido por Cachi Richi que tampoco os podéis perder.

Fantasmamidi / Fantasmamidi

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Discos de Kirlian ha publicado este verano el debut de Fantasmamidi, un trío de power-pop y post-punk afincado en Murcia y compuesto por Borja Martínez Cebrián, vocalista y letrista del grupo y conocido por otro lado por su trabajo como ilustrador (él es naturalmente autor de la portada del disco que nos ocupa); Carmen Espín, conocida por haber formado parte de Iluminados (publicados por Jabalina allá por finales de los 90), que toca el bajo, la guitarra y el sintetizador, y Pedro Bayona, que se ocupa de los teclados.

El debut del grupo se abre con ‘Mortal’, el enternecedor retrato de Cebrián de un hombre que vaga por los bares de la ciudad en busca de droga, y que “entre la vida y la muerte siempre va”, dibujando en su letra una viñeta urbana desoladora pero también dotada de cierto carácter cómico, que representa perfectamente el estilo del grupo. En ‘De estrellas y neones’, en la que destacan unos teclados centelleantes, Cebrián canta con confianza pero también con cierto abatimiento, evocando en la letra imágenes de un “pinchadiscos de provincias en la inmensidad”, mientras en ‘Un cirio gigante’ ataca “¿no veis que estoy muerto? Venid a mi entierro”, y en la fanstasmal ‘La instrucción’, que presenta lo que parece el sonido de una guitarra española, eso sí, como si procediera del más allá, menciona “máscaras de gas” y “correas”. ¿A alguien le extraña el nombre del grupo?

Caracterizado por un sonido que recuerda al de Golpes Bajos y Parálisis Permanente en los 80 -si bien Cebrián reconoce más bien la influencia de bandas anglosajonas como Television Personalities o Pulp-, la secuencia del disco se mueve entre la melancolía de su canción estrella, ‘Conventos Afterhours’ -ojo a ese órgano que se incorpora en el primer minuto- y la oscuridad de temas como ‘Persona’, sumando dinamismo con guiños a la música disco (‘La belleza de la langosta’) o incluso al pop mediterráneo (¿no son muy italianos los rasgueos de guitarra de ‘Delicias de mar’?). Con alguna letra un tanto boba -adivinad de qué es metáfora ‘La belleza de la langosta’- y alguna fallida incursión en la electrónica (‘Mitad ideología’), el debut de Fantasmamidi enriquecerá los 20 minutos de tu vida que dura, y presenta a un grupo con promesa que, de momento, ya tiene lo que tantos grupos pasan años buscando, canciones y estilo.

Calificación: 6,5/10
Lo mejor: ‘Mortal’, ‘Conventos Afterhours’, ‘La instrucción’
Te gustará si te gusta: Pan Total, Nuevos Hobbies, Perapertú, Caliza
Escúchalo: Spotify

Rosalía alcanza una nueva cumbre con ‘Los ángeles’ en la lista de álbumes

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Pocas novedades esta semana en la lista de álbumes española, que sigue coronada por ‘Principios’, el debut de Cepeda, por cierto también un éxito en streaming (top 6). La entrada más fuerte en la tabla de álbumes clásica la protagoniza ‘Vicious’ de la banda estadounidense de hard rock Halestorm ya en el puesto 63, mientras en streaming es Bryant Meyers quien registra la entrada más fuerte con ‘La oscuridad’, en el puesto 52, y Aitana la subida más fuerte con su recopilatorio de canciones para Operación Triunfo (29).

Si bien la subida más fuerte en la tabla de álbumes es ‘Stereo’, el nuevo disco de Gemeliers (sube del 10 al 4, aunque el disco está ausente en la lista de streaming), hay que destacar la nueva cumbre alcanzada por Rosalía con ‘Los ángeles‘, que sube del 16 al 13, acercándose más que nunca al top 10 y confirmándose como el mayor “sleeper” del año 2017-2018. ¿Habrá efecto cadena para ‘Los ángeles’ tras la publicación del próximo álbum de Rosalía, ‘El mal querer’, llevándolo finalmente al top 10?

El resto de novedades en la lista está plagado de re-entradas. Destaca la de ‘Tell Me You Love Me’ de Demi Lovato, que vuelve a la lista desde el top 75 tras la hospitalización de la cantante. El resto de re-ingresos son ‘Esencial Estopa’ de Estopa (81), ‘OT 2017 Sus canciones’ de Miriam Rodríguez (86), ‘?’ de XXXTENTACION (91), ‘0T 2017 Sus canciones’ de Amaia Romero (93), ‘Hijos del mar’ de David Bisbal (95), ‘Keep Me Singing Caroline’ de Van Morrison (96), ‘Hardwired to Self Destruct’ de Metallica (97) y ‘Cuerpo y alma’ de Beatriz Luengo (99).

Aitana, top 1 directo en España con ‘Teléfono’

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Como se esperaba, Aitana es número uno directo en la lista de singles española con su primer single oficial, ‘Teléfono’, que ha registrado una cifra brutal de reproducciones en streaming desde su lanzamiento el pasado 26 de julio, y supera actualmente las 20 millones de escuchas solo entre Spotify y Youtube.

Destacable también es la subida más fuerte de la semana en la tabla, que protagoniza Rosalía con ‘Pienso en tu mirá’. El tema debutó la semana pasada en el número 21 de la lista y en su segunda semana asciende directamente al top 5. ‘Malamente’ llegó a ser top 4. La cantaora además protagoniza una importante subida en la lista de álbumes con su debut ‘Los ángeles’, que sube del 16 al 13 y alcanza por tanto una una nueva cumbre, más de un año después de su lanzamiento.

La entrada más fuerte de la semana es ‘No Brainer’ de DJ Khaled con Justin Bieber y Quavo, eso sí, ya en el número 69. Le siguen un puesto por debajo Bryant Myers y Bad Bunny con ‘Triste’. ‘Fefe’, el éxito de 6ix9ine (quien por cierto acaba de colaborar con Yung Beef) junto a Nicki Minaj y Murda Beatz entra en el top 79. El resto de entradas son ‘Que tienes tú’ de DVicio, Jesus Reik y Mau y Ricky (94) y ‘Toda (Remix) de Alex Rose, Rauw Alejandro, Cazzu, Lenny Távarez y Lyanno (97).

Las mejores canciones del momento: agosto 2018

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Rosalía / Pienso en tu mirá: Segundo single de ‘El mal querer’, el segundo disco de Rosalía que está siendo tremendo éxito comercial casi desde antes de llegar al mercado.
Bad Gyal, Cadenza / Más raro: Tema suelto de Bad Gyal, de nuevo ultra contagioso, esta vez gracias a sus sensuales teclados.
Charli XCX / Girls Night Out: También single suelto, otro de los muchos que ha lanzado este año, de una gran admiradora de Bad Gyal, Charli XCX.
Mura Masa, Nao / Complicated: Mura Masa y Nao vuelven a colaborar en un tema bailable, de producción impecable, y nada “complicado”, con guiños al funk y a los ritmos tropicales de moda.
Robyn / Missing U: Regreso oficial, al fin en solitario, de Robyn, que vuelve al electropop como si no hubieran pasado 8 años.
Phosphorescent / New Birth In New Englang: Gran tema para el autor de ‘Song for Zula’, a través del cual nos introduce su cambio de vida, que ha incluido una reciente paternidad.
Yves Tumor / Noid: El artista experimental Yves Tumor llama al 911 a través de esta canción que se sitúa entre Madchester y el soul.
Moses Sumney / Rank & File: Impresionante tema de Moses Sumney que nos introduce en su nuevo EP.
Ciara & Missy Elliott / Level Up: Missy Elliott es la invitada de lujo en este tiro que se ha sacado de la manga Ciara.
Childish Gambino / Summertime Magic: Puede que Childish Gambino no vaya a igualar el éxito de ‘This Is America’ pero al menos nos ha alegrado el verano con este onírico tema que lo dice todo con su título.

Allie X / Not So Bad In LA: En el estilo de Lana Del Rey, Allie X ha publicado un single decadente sobre Los Ángeles, en el que destaca una distorsión lo-fi poco habitual en el pop.
Maggie Rogers / Give A Little: Alegre nuevo tema de la revelación Maggie Rogers, con ecos de Haim, Delorean y Fleetwood Mac.
Teyana Taylor / Gonna Love Me: Gran tema entre Amy Winehouse y el primer Kanye West -que ejerce de productor- extraído del Disco Recomendado que ha hecho Teyana Taylor.
Jungle / Heavy, California: Sugerente tema de regreso de Jungle, uno de los muchos que ya conocemos de su segundo álbum, anunciado recientemente.
Blood Orange / Charcoal Baby: Lo nuevo de Blood Orange hablará sobre «ser queer y de color» y se presenta con dos temas, uno de los cuales es este notable ‘Charcoal Baby’.
Summer Spree / La hora más fría: Infravalorado talento en el panorama pop, ajeno a cifras y streaming, que podemos vincular con Parade o Linda Mirada.
The New Raemon / Charlestón (flores y dolores): Además de haber producido el inminente disco de Javier Álvarez, The New Raemon tiene un álbum preparado para septiembre del que ha adelantado este tema que referencia un clásico popularizado por Marujita Díaz (y Enrique y Ana).
Wet / There’s a Reason: Agradable canción entre el pop clásico y el R&B de los 90, entre Tennis y Rhye, de Wet, desde Brooklyn. Ya tienen nuevo disco en el mercado.
Chelsea Boots / This Roof Is Burning: El pop francés, pero también un poquito el grunge sobre todo en cuanto a voz, es la inspiración para este grupo madrileño, autor de ‘Dreams Die On The Road’.
Aleks Syntek / Insomnio: El mexicano ganador de varios Grammy latinos entrega a una telenovela una canción que no pueden perderse los fans de Varry Brava o Miss Caffeina.

The 1975 / Love It If We Made It: Segundo single del próximo disco de The 1975, en el que referencian a Trump y hablan del fracaso de la modernidad.
Tim Hecker / This Life: Tema de 9 minutos, pero brillante, asfixiante, con el que Tim Hecker presenta su nuevo disco, influido por el Gagaku.
Fucked Up / Raise Your Voice Joyce: Enérgica canción en contraste con la anterior, que supone el regreso de Fucked Up, con el disco que según su colaborador Owen Pallett podría ser su ‘Screamadelica’.
Lola Indigo / Ya no quiero na: Mimi ha sorprendido con un rítmico tema de una girl group compuesta por su cuerpo de baile, próximo a ‘El anillo’ de Jennifer Lopez.
Bebe / Corazón: JENESAISPOP ha estrenado este nuevo temazo de Bebe -que curiosamente no ha escrito ella- acompañado de su vídeo mega popero.
Gepe / El volcán: Gepe dedica su próximo disco a Margot Loyola, gran investigadora de la canción popular en Chile y del resto de América Latina.
Alberto Montero, Tórtel / La casa dibujada: Canción llena de magia -y teclados- del pequeño disco colaborativo entre estos dos artistas del panorama nacional, también con novedades por su propia cuenta
Snail Mail / Pristine: El rock no ha muerto, en contra de lo que dice Juan Magán, y para muestra las excelentes críticas cosechadas por esta joven de 19 años.
Billie Eilish / you should see me in a crown: Hace poco hablábamos con Billie Eilish y después ha vuelto con un corte que podemos considerar cercano a la antigua Lorde.
Ella Mai / Boo’d Up: La británica ha sorprendido este año triunfando en EE UU antes que en Reino Unido con este single de R&B romántico en la estela de ‘We Belong Together’ de Mariah Carey.

La canción del día: Jake Shears quiere que te dejes bigote como Josh Homme en ‘Big Bushy Mustache’

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Este viernes 10 de agosto se publica al fin el debut en solitario de Jake Shears al margen de Scissors Sisters, con los que el artista norteamericano no publica disco desde 2012. Del disco se conocían los rockeros singles ‘Creep City’ y ‘Sad Song Backwards’, a los que se ha sumado ahora la igualmente rockera ‘Big Bushy Mustache’.

Como su propio título indica, ‘Big Bushy Mustache’, que aúna el pegadizo falsete de Shears con guitarras sucias y distorsionadas, en el estilo de Queens of the Stone Age o el último Ezra Furman, es una declaración de amor hacia los “bigotes frondosos”. En el videoclip de la canción, rodado en las calles Nueva Orleans, Shears inspira a una serie de hombres a que se dejen bigote, y al final todos ellos están encantados con él, representando, como se indica en el vídeo, en francés, una nueva “ternura, poder masculino, gracia y sexualidad”.

El propio Josh Homme de Queens of the Stone Age, amigo y héroe de Shears, aparece en el vídeo presumiendo de bigote. Sobre Homme, Shears ha asegurado a Rolling Stone que es “como un hermano” para él, además de un “hombre increíble” y musicalmente “uno de los mejores músicos vivos” de la actualidad. Está claro que también es una inspiración musical, si bien las canciones de Shears, como esta ‘Big Bushy Mustache’, presentan un carácter menos agresivo y más amable y divertido que las canciones de “Queens”.

C. Tangana confirma colaboración con Becky G en Billboard

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C. Tangana, que sigue triunfando en España con ‘Bien duro’, actual top 11 en la lista de éxitos de nuestro país, está en Los Ángeles y desde la ciudad de las estrellas, a la que recientemente ha dedicado una canción Allie X, el rapero madrileño ha confirmado a Billboard su colaboración con Becky G, intérprete de la canción del verano, ‘Sin pijama’ junto a Natti Natasha, y de otros éxitos como ‘Mayores’ o ‘Ya es hora’.

Becky G ya había declarado en alguna entrevista reciente su deseo de colaborar con C. Tangana y, de hecho, en diciembre de 2017 Los 40 informaba sobre una canción en “spanglish” en la que ambos habían trabajado supuestamente titulada ‘Madrieley’. Según Billboard, sin embargo, la colaboración de C. Tangana con Becky G no tiene aún título oficial, si bien su videoclip ya se habría rodado en Los Ángeles.

Durante la entrevista, Tangana no suelta prenda sobre la canción, aunque sí se la pone al entrevistador desde su teléfono móvil. De la canción se dice en el texto que cuenta con una base de “ritmos ajustados”, que aúna los raps de C. Tangana con la voz de Becky G (increíble) y que tiene un “punto sensual y R&B”. Se entiende que sale pronto… ¿durante el mes que queda del verano?

Maria Rodés / Eclíptica

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Maria Rodés es una artista que parece habitar otra dimensión, situada fuera del tiempo y las modas. En los últimos años, además, se mueve por fijaciones temáticas sumamente personales y extemporáneas. Si su interés por la copla construyó el fabuloso ‘Maria canta copla’, ‘Eclíptica’ -que no elíptica, ojo-, debe su existencia a la figura de un tío-bisabuelo astrónomo de Maria, Lluís Rodés. El descubrimiento de este antepasado, que fue director del Observatori de l’Ebre entre 1920 y 1939, fascinó a Maria. Claro que, leyendo someramente su biografía, difícil no sentirse deslumbrada por él. Lluís Rodés era jesuita y un científico reconocido internacionalmente. Publicó obra divulgativa, escribió varios dietarios y vivió la Guerra Civil en el observatorio. Evitó la prisión y la muerte merced a su infinito interés por los astros, que lograba transmitir a los militares que por allí se acercaban; acababan tan maravillados por sus palabras que dejaban en paz al mossén.

El disco, por eso, homenajea a Lluís Rodés indirectamente, sin nombrarlo -aunque sus vivencias sí aparecen de manera velada-, a través de canciones que, más que tratar de ciencia, rebosan de la poética de la astronomía, de la fascinación que, desde tiempos remotos, hemos sentido los humanos por el cielo nocturno, las estrellas, constelaciones y sus significados; de todas las fabulaciones azuzadas por las luces del cosmos. Por eso los protagonistas de sus historias son astros, estrellas antropomorfas y las sensaciones que despierta el cosmos. De ahí, el aire de rimas y leyendas de ‘Eclíptica’. Toda esta temática astral y fantástica queda perfectamente plasmada gracias a la sonoridad opulenta de Maria, a su refinamiento melódico, su voz levemente arrastrada, plácida y hermosa y su preciosismo instrumental, con una producción cautivadora, pero contenida, alejada de la exuberancia mostrada en su EP con Refree.

Aquí Maria prueba diferentes palos pero acaba prevaleciendo la canción mediterránea aletargada, que nos sumerge en una atmósfera de duermevela. Este es un disco breve, que no alcanza la media hora, pero, curiosamente, su misma naturaleza morosa, intimista y onírica hace más larga, subjetivamente, su escucha. ‘Fui a buscar el sol’, su primer single, en colaboración con Ramón Rodríguez, The New Raemon, es una bonita muestra de pop soñador, a base de ritmos creados por guitarra. A continuación pasa al brío de una Tori Amos, con leves ecos celtas, para narrar la leyenda de ‘Pléyades’, también acompañada de Rodríguez. La copla retorna, aunque en una composición original de Maria, en ‘Luciérnagas en el suelo’; un romance de recia oscuridad hispana, adornado con teclados de flamenco sinfónico. También hay samba espacial en ‘Chocará conmigo’, en compañía de Ximena Sariñana; una pista pizpireta y repleta de sorna, con pequeña referencia a David Bisbal incluida. O bondad acústica, en la línea intimista de Ferran Palau, en ‘Luna no hay’, donde destaca su deliciosa aceleración final en forma de bossa nova. En ‘Sirena’, un track de épica cadenciosa, Maria imposta una entonación más dramática para cantar a un suceso apocalíptico. Aunque al principio parece regodearse con sentido del humor maligno, poco a poco va venciendo la sensación de amenaza, que vagamente remite a las penurias que vivió Lluís Rodés durante la guerra. ‘Noche serena’ muestra su reverso onírico más luminoso, con un conato de delirio de arpas. En esa misma tesitura de nana narcótica juegan los dos temas en catalán, ‘Nana negra’ y ‘Eclipsi’, que también reseñan de soslayo las vicisitudes bélicas de Rodés, hasta llegar al folk mediterráneo telúrico en ‘Niña de párpados negros’, basada en un poema de Lluís Rodés y en un extraño sueño de Maria, en que vio “a una niña de párpados negros bailando sobre una tumba de hielo”.

Y es que Maria explica muy bien en su facebook la intrahistoria de cada canción. La lectura de estas pequeñas notas, más la profundización en las leyendas astrales y la vida de Lluís Rodés, pueden ser un complemento perfecto a la escucha de este disco. Aunque tampoco es absolutamente necesario tener ningún tipo de dato previo para gozarlo sin más, la información ayuda a aumentar aún más el interés. Especialmente, a todos aquellos que miran al cielo hechizados, buscan afanosamente estrellas fugaces o se quedan colgado con las fotos del cosmos.


Calificación:
7,5/10
Lo mejor: ‘Fui a buscar el sol’, ‘Luciérnagas en el suelo’, ‘Chocará conmigo’, ‘Luna no hay’
Te gustará si te gusta: The New Raemon, Ferran Palau, Tori Amos, Alberto Montero
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Las claves visuales de los vídeos de Rosalía, Twenty One Pilots, Lola Índigo, Miles Kane y The Prodigy.

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La “mirá” de Rosalía, la distopía teen de Twenty One Pilots, el debut chandalero de Lola Índigo, la bronca en blanco y negro de Miles Kane y la descarga anfetamínica de The Prodigy. Abrimos las costuras narrativas y estéticas a cinco de los videoclips más destacados que se han publicado estas últimas semanas.

‘Pienso en tu mirá’, Rosalía
El capítulo tres de la serie de vídeos ‘El mal querer’ amplía el discurso estilístico iniciado en el capítulo uno, ‘Malamente’. El director Nico Méndez (CANADA) continúa moviendo la cámara como un capote en torno a los tópicos ibéricos y la iconografía del extrarradio. Pero esta vez, en sintonía con la letra de la canción, pinta sus imágenes de un negro lorquiano. El comienzo no puede ser más elocuente. Un plano fijo muestra la cabina de un camión en el que “baila” la figura de una flamenca mecida por el exceso de velocidad del vehículo. Tras el impacto de éste, que conecta narrativamente con la última secuencia del vídeo -un accidente-liberación con guiño final (el camionero es El Guincho)-, comienza lo que podría ser un flashback: la historia de una chica de barrio encerrada en su casa de Bernarda Alba por su posesiva pareja. Por medio de un formato cuadrado (4:3 con los bordes redondeados), que amplifica la sensación de acoso y opresión del relato, vemos un despliegue de símbolos que van desde lo más obvio –la esclava con el nombre de Varon Dandy, la rotura de la flamenca figurita de Lladró con un bate de béisbol- a lo más sugerente, a la riqueza metafórica que contienen secuencias como la del dormitorio (una manera muy visual y eficaz de representar una prisión marital), las de la mancha en el pecho como símbolo de la perpetuación de la cultura machista, o ese juego semántico de la España negra que se establece entre la aceituna, el perdigón y el ojo de “tu mirá”.

‘Jumpsuit’, Twenty One Pilots
‘Jumpsuit’ comienza donde terminó el anterior ‘Heavydirtysoul’: con la imagen de un coche incendiado. El protagonista del vídeo se sube al capó y, dirigiéndose a la cámara, nos dice que “es hora de despertar”. El coche se vuelve a incendiar y el cantante Tyler Joseph “despierta” en medio de un río como si fuera Bear Grylls en ‘El último superviviente’. A partir de ahí, comienza una historia llena de elementos simbólicos que parece sacada de un relato de distopía adolescente. Por medio de dos líneas narrativas vemos al cantante remontando el río mientras es vigilado desde lo alto por un grupo de encapuchados y, paralelamente, a un monstruoso jinete, con reminiscencias de los Nazgûl de ‘El señor de los anillos’, que se acerca galopando. El encuentro entre ambos tiene un carácter alegórico. El jinete deja unas marcas negras en el cuello del cantante, que son las mismas que lleva en sus conciertos y que remiten a Blurryface, el personaje simbólico que da título al anterior álbum del dúo. Joseph sigue al jinete -¿hacia su pasado?- hasta que logra huir de él con la ayuda de los encapuchados -¿hacia su futuro?-. El giro final lleva la historia hasta el siguiente capítulo, el vídeo ‘Nico And The Niners’.

‘Ya no quiero ná’, Lola Indigo
El vídeo que ilustra el debut de Lola Índigo está tan cronometrado como una prueba de triatlón. Tres minutos, tres partes diferenciadas, cada una de un minuto de duración. La primera está protagonizada por una Mimi reivindicativa (lleva un top con un lema asociado a la campaña feminista Free the Nipple) que exhibe sus dotes para el baile en un entorno (sub)urbano, una coreografía cuyos movimientos están subrayados por un expresivo uso de la cámara lenta en momentos estratégicamente escogidos. La segunda, compuesta por un montaje de imágenes con Mimi en plan sexy y Mimi con trenzas en plan Frozen de extrarradio, sirve como desahogo sentimental (un minuto de reproches lanzados directamente a la cámara) y como descanso entre coreografías. La tercera es una mezcla de las dos anteriores. Una combinación de baile y regañina (mucho “no, no” moviendo el dedo índice), que termina con un simbólico plano contrapicado, entre feminista y reunión de latin queens, con el grupo mirándonos desafiantes desde arriba: “ya no quiero ná”.

‘Cry On My Guitar’, Miles Kane
En el videoclip ‘Loaded’, Miles Kane aparecía con el rostro más abollado que Edward Norton en ‘El club de la lucha’. ‘Cry On My Guitar’ es su precuela. ¿Quién le había dejado la cara como un ecce homo al cantante de The Last Shadow Puppets? Su nombre es Finn Bálor, el famoso luchador irlandés de WWA. Juntos protagonizan una pelea inspirada, según el director Brook Linder (autor también de ‘Loaded’), en las películas de James Bond. Sin embargo, visualmente el realizador opta por otro enfoque. La contrastada fotografía en blanco y negro recuerda a la del cine indie de los noventa, a películas como ‘Pi’, ‘Clerks’, ‘In the Soup’, ‘Mala noche’ o los primeros filmes de Jim Jarmusch. Y la puesta en escena, con mucha cámara al hombro y movimientos bruscos, remite a las peleas coreografiadas por Paul Greengrass para la saga Bourne. En el último tercio del clip, cuando salen de la habitación, la escritura visual cambia. A través del uso de la cámara lenta, la luz estroboscópica y la inserción, a modo de flashes, de planos en color que remiten a ‘Loaded’, el director transforma la fisicidad del enfrentamiento inicial en algo mucho más estilizado, elíptico y hasta onírico.

‘Need Some1’, The Prodigy
El director filipino Paco Raterta parece haber traducido a imágenes el nuevo tema de The Prodigy casi de forma literal, acompañando al pie de la “letra” la descarga sonora del grupo británico. Ambientado en Manila, el vídeo comienza con el despertar de un guitarrista al que la música de The Prodigy le provoca los mismos afectos estimulantes que la “droga caníbal”. Entre espasmos y espumarajos, persecuciones y encontronazos, el protagonista avanza por los bajos fondos de la ciudad, llena de yonquis y pandilleros, hasta llegar a una sala de conciertos junto a los demás miembros del grupo. Este desbocado recorrido nocturno, cuyos ambientes degradados recuerdan a los del también filipino Brillante Mendoza (‘Serbis’, ‘Kinatay’), está narrado por Paco por medio de una nerviosa cámara al hombro y un vertiginoso montaje en el que combina planos con diferentes texturas fotográficas, cromáticas, rítmicas (imágenes ralentizadas y aceleradas) y de formato, cambiando del cuadrado al panorámico casi a golpe de headbanging. El final, con la imagen del guitarrista en el mismo cuarto donde se despertó, parece sugerir que todo este agitado viaje ha sido más mental que físico, más efecto colateral de la flakka que verdadero ejemplo de épica callejera.

Jonston / Los sentimientos

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Jose Ignacio Martorell, alias Jonston, llevaba ya seis años sin sacar material nuevo, desde que publicó ‘Veo visiones’ en 2012. Un espacio de tiempo inmenso que ha llenado con un disco igualmente inmenso, a pesar de su brevedad (ocho temas) y su apariencia simple.

‘Los sentimientos’ es menos exuberante, menos Burt Bacharach y menos psicodélico, que ‘Veo visiones’. Esta es una obra de cantautor pop prácticamente autosuficiente, construida a base de guitarra, unos arreglos sencillísimos pero cruciales y, sobre todo, su voz y unas letras donde priman lo naïve, lo cotidiano y lo sentimental. Lejos queda el universo surrealista que se extendía a lo largo de su anterior álbum. Esta sencillez es una victoria, porque convierte ‘Los sentimientos’ en una joya de pop acústico, de canciones que conmueven por su simplicidad y, precisamente, por los sentimientos que desprenden. ‘Tres dimensiones’, con requiebros de puro pop beatleniano, emociona por su discurso de hombre enamorado y unos versos que, de puro cursi, encandilan: “tampoco necesito ir al Museo del Prado, que paisajes más bonitos ya los tengo yo a mi lado”. Y esos “más bonitos” te rompen, de la manera tan trémula en que los entona. ‘La guitarra’ es una rumba-declaración de amor a su guitarra y a Vainica Doble, ‘Hablando del tiempo’ es una fanfarria irresistible, un tanto desafinada, con el ritmo marcado a golpes y palmas y letra encantadoramente tonta, de resultado arrollador. Recuerda a La Estrella de David; no en vano David Rodríguez es el encargado de la caja de ritmos. Imposible no pasarse todo el rato canturreando “yeah, yeah, yeah, yeaaahh / Llevo todo el día hablando del tiempo”. Pura alegría a base de meteorología (y rimas consonantes).

Pero el júbilo, de repente, se esfuma. Me chivan mis fuentes -aunque no lo he podido corroborar- que ‘Los sentimientos’ es un disco sobre el fin de una relación amorosa. Y, de hecho, toda la segunda parte del álbum relata la extrema añoranza que genera que te abandone el ser amado. ‘Los sentimientos’, la canción, habla sobre el momento de dejar de vivir juntos, hacer la mudanza y separar cada uno sus cosas, mientras Jonston, en queda resignación, afirma que sus sentimientos son eternos. Y es probable que esa fatalidad tan asumida vuelva a arrear otro pellizco al estómago, tras el que pega el amor incondicional de ‘Tres dimensiones’. ‘Podría ser’ es una confesión de soledad y nostalgia, con la cadencia de los Magnetic Fields de la primera época. ‘Canción de autoayuda’ también va en la línea de Stephin Merritt, pero a ritmo trotón y con una ironía dulce. Pero la melancolía, doliente, reaparece y se apodera de ‘El río’; las guitarras y las panderetas marcan la letanía, mientras la voz casi llorosa de Martorell va desgranando: “Donde crecía un árbol, ahora pasa un río y no sé muy bien dónde me llevará. Ojalá me arrastre a un sitio más tranquilo, donde esté mejor y no sufra más”. El cierre es una versión de ‘Tarde’ de Eduardo Gatti, tan bien escogida que parece talmente pensada para este álbum, tanto en letra como en melodía. Y deja un poso de esperanza para encarar un futuro agridulce. ‘Los sentimientos’ es una muleta donde apoyar el alma en momentos de añoranzas, pérdidas y… en cualquier momento. Porque no hace falta ninguna de estas premisas para sentirte arropado por los sentimientos de Jonston.

Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Tres dimensiones’, ‘La guitarra’, ‘Hablando del tiempo’, ‘Los sentimientos’, ‘Podría ser’, ‘Canción de autoayuda’
Te gustará si te gusta: Vainica Doble, The Magnetic Fields, La Estrella de David, Francisco Nixon
Escúchalo: Bandcamp, Spotify

La canción del día: ‘Boo’d Up’ de Ella Mai es el ‘We Belong Together’ de 2018

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No es fácil para un artista británico triunfar en EE UU y gigantes como Adele, cuyo éxito en el país fue progresivo y solo a partir de su segundo disco; Ed Sheeran o Florence + the Machine triunfaron antes en Reino Unido que en América. Pero la joven de Londres Ella Mai, como ya os hemos contado, lo ha logrado con su primer single, ‘Boo’d Up’, que ha sido top 5 (!!!) en Billboard mientras en Reino Unido todavía no ha olido ni el top 40. ¿Cómo lo ha hecho Ella Mai?

Rolling Stone se ha adelantado a nosotros en apuntar el parecido de ‘Boo’d Up’ con ‘We Belong Together’, uno de los mayores éxitos de Mariah Carey, recalcando lo diferente que suena la canción respecto al resto de temas que pueblan el top 10 americano. Entre éxitos a la moda del hip-hop y el trap de Cardi B, Drake y Post Malone, ‘Boo’d Up’ logra destacar recordando al R&B romántico que triunfaba en Estados Unidos durante la pasada década, gracias a canciones como la mencionada ‘We Belong Together’, ‘U Remind Me’ de Usher o ‘Irrepleacable’ de Beyoncé, que a su vez remitían al R&B de los 90 de gente como Toni Braxton o Boyz II Men.

De darse en Estados Unidos un nuevo auge del R&B contemporáneo más romanticón, ‘Boo’d Up’ sería un buen representante pionero de este fenómeno. Es una canción de melodía preciosa, anhelante, llena de esa “ansiedad”, de la que habla la letra, que produce la llegada inesperada de un amor nuevo a nuestras vidas (“no quiero apegarme, pero creo que ya lo estoy”, recita Ella en el “spoken word” final), pero que debido a su temática, suena también cálida y reconfortante. Hay remix con Nicki Minaj y Quavo, pero la canción es suficientemente buena como para que el público haya preferido la versión original.

Björk: no eres tú, soy yo

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Este 30 de julio ha finalizado el Utopia Tour de Björk en Roma. Y, tras cotillear los setlists posteriores a su paso por el Primavera Sound, hay que decir que esta gira ha brillado especialmente por la falta de sorpresas, porque allá donde se ha presentado ha seguido estrictamente el mismo guión de principio a fin como si tuviera activado el piloto automático o le diera pereza a la islandesa hacer cualquier tipo de variación.

Lo siento de corazón, de veras, pero a estas alturas no me queda otra que devolver el carné de fan hasta nuevo aviso. Sabemos que ella no está precisamente por la labor desde hace años de ponerlo fácil (musicalmente hablando), pero uno sigue acudiendo a sus conciertos con la esperanza, en vano, de que algún día rebaje su dosis de intensidad y vuelva a reivindicar ese repertorio primigenio del que parece que quiere olvidarse y por el que, para que engañarse, la mayoría pasa por caja.

Hace ya semanas, a su paso por el Primavera Sound para presentar ‘Utopia’, los únicos regalos a los nostálgicos pasaron por ‘Human Behaviour’ (que hacía once años que no recuperaba en directo) e ‘Isobel’, porque ya me dirán si existe alguien sobre la faz de la Tierra que se deje los dineros para reescuchar ‘Wanderlust’ del criticado ‘Volta’ o aquella ‘Pleasure Is All Mine’ del ‘Medúlla’ con el que empezaron a mutar sus aspiraciones artísticas en 2004. Y como al principio indicaba no nos hemos perdido nada en las fechas posteriores a Barcelona porque el único guiño al pasado que sí ha interpretado en los conciertos siguientes ha sido esa ‘The Anchor Song’ que ya pudimos disfrutar desde la comodidad de casa cuando acudió al programa de Jools Holland. Hay que tenerlos muy grandes para pasar olímpicamente de ‘Homogenic’ y de cualquier otro atisbo de single con cara y ojos cuando tienes a muchos fans aburridos hasta la extenuación y los bostezos se manifiestan entre el público incluso en las primeras filas.

Releyendo la crónica que Jordi Bardají escribió de su paso por el Primavera Sound parece que estuvimos en lugares diametralmente distintos. El show que estos meses ha paseado tiene como único aliciente a esas flautistas-ninfas que se mueven por el escenario. Pero de memorable, más allá de los primeros minutos iniciales y el factor sorpresa (que se va al traste pasados los primeros diez minutos), tiene más bien poco porque su repertorio más reciente cae en la reiteración de sonidos y beats escurridizos sin personalidad alguna y, en cuanto a los visuales, son prácticamente calcados a los que ya se pudieron ver en 2015 en aquel Vulnicura Tour que recaló en el Poble Espanyol de Barcelona. Hablando en plata: desde que fichó a Arca como productor todo lo que hace suena igual, menos memorable y muchísimo más tedioso por mucho que nos lo quiera vender de otra manera.

Memorable fue su actuación en el Liceu en 2001 acompañada de Matmos, un coro de niñas groenlandesas, la arpista Zeena Parkins y una orquesta sinfónica con motivo de ‘Vespertine’; para quien esto escribe su último álbum memorable. Así como aquella gira de grandes éxitos que le llevó al Sónar, Madrid y Valencia en 2003 o, incluso, la gira del ‘Volta’ entre 2007 y 2008, que finalizó en aquel Ola Festival de El Ejido (marcando la defunción de Sinnamon como promotor festivalero), porque supo aglutinar su pasado y su por entonces presente a sabiendas de las tibias críticas que ‘Volta’ recibió por parte de la crítica y el público.

Anticipándome a los comentarios que florecerán bajo estas líneas imagino que muchos afirmarán “qué haga lo que quiera”, “me parece lógico que no quiera reivindicar su pasado” e, incluso, alguien tendrá la osadía de pensar que tanto ‘Vulnicura’ como ‘Utopia’ son los dos mejores discos de su discografía. Cualquiera es libre de opinar lo que le plazca, faltaría más, pero en mi caso no he conectado con esta reiterativa Björk de los últimos años que se pasa por el forro las estructuras melódicas y que, pese a momentos reivindicables (‘Sue Me’ en vivo me pareció estupenda, así como ‘Stonemilker’ o ‘Black Lake’ en el Vulnicura Tour), no consigue ni emocionarme ni dejarme sin habla como años atrás. Puede quedar muy de abuelo cebolleta eso de cualquier tiempo pasado siempre fue mejor, lo sé, pero en estos momentos es lo que me sale del alma escribir. Y como yo, soy más que consciente de que muchísimos fans opinan exactamente lo mismo por mucho que no se atrevan a verbalizarlo. Aunque sea una “intocable” no hay que tragárselo todo.

Ella aún no ha hecho ninguna declaración al respecto, pero me sorprende mucho también que desde la gira de ‘Vulnicura’ se presente sobre el escenario literalmente cubriendo su cara. Desconocemos si ahora que ha sobrepasado los 50 años ve este recurso como una manera de no envejecer de cara al público. No obstante, lo que aconteció el pasado año en ese Dj set especial que ofreció en el marco de Sónar fue más que surrealista: apareció vestida como una momia (como si fuera un híbrido del Marlon Brando de ‘La Isla del Dr. Moureau’ y aquella Loli Álvarez que reapareció en ‘Crónicas Marcianas’ tras someterse a incontables operaciones de estética) y llenó el escenario con tantas plantas (reutilizadas ahora para la tournée de ‘Utopia’, porque nunca está de más ahorrarse unos euros) que imposibilitó que cualquiera pudiera verla. Una cosa es ser excéntrica y otra muy distinta querer huir del contacto visual con tus seguidores.

A sabiendas de cómo son sus conciertos desde los últimos años, hay una cosa que tengo clara: a no ser que cambien las tornas, voy a dejar de acudir a verla porque sus desganados setlists no me hacen el peso. Vocalmente está mejor que nunca, por supuestísimo, pero no me compensa aguantar un concierto de hora y cuarto (lo que duró este último) si sé que el cabreo que voy a pillar después no me lo quita nadie. Ojalá más pronto que tarde tenga que arrepentirme de haber escrito esto.

Demi Lovato asegura que “seguirá luchando” para superar sus adicciones

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Demi Lovato ha publicado sus primeras declaraciones tras ser ingresada la semana pasada en un hospital de Los Ángeles debido a una sobredosis. La cantante apunta que tras el incidente ha aprendido que la adicción no es una enfermedad que “desaparezca con el tiempo” sino que su tratamiento es constante, y agradece a sus familia, a sus fans, a su equipo y al personal médico del hospital el apoyo recibido en la última semana.

Estas son sus palabras: “Siempre he sido sincera en relación a mi experiencia con la adicción. Lo que he aprendido es que esta enfermedad no es algo que desaparezca o se diluya con el tiempo. Es algo que debo seguir superando y todavía no lo he hecho. Agradezco a Dios por mantenerme viva y en buena salud. A mis fans, os estoy eternamente agradecida por todo el amor y el apoyo que he recibido esta última semana, y siempre. Vuestros pensamientos positivos y plegarias me han ayudado a navegar estos difíciles momentos. Quiero agradecer a mi familia, a mi equipo y al personal de Cedars-Sinai, quienes han estado a mi lado durante todo este tiempo. Sin ellos no estaría aquí escribiendo esta carta para vosotros. Ahora necesito tiempo para sanarme y concentrarme en mi sobriedad y en mi camino hacia la recuperación. Nunca olvidaré el amor que todos vosotros me habéis mostrado, y espero con ansia el día que pueda decir que he visto la luz al final del túnel. Seguiré luchando”.

Aphex Twin comparte ‘T69 Collapse’, el primer avance de su nuevo EP

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Hace unas semanas, varios graffitis del logo de Aphex Twin en 3D aparecían en el metro de Londres y también en Turín, Hollywood y Manhattan. El sello del músico, Warp, confirmaba poco después a The Guardian que los logos pertenecen a una campaña publicitaria oficial del sello, dando a entender que nueva música del autor de ‘Selected Ambient Works 85-92’ se acerca.

Warp publica hoy en Twitter una hoja informativa con información de un posible EP nuevo de Aphex Twin titulado ‘Collapse’. Se percibe en la imagen un texto distorsionado por su diseño en 3D, aunque sí son legibles el mismo titulo del EP y lo que parecen varios títulos como ‘T69 Interruption’, además de una extraña frase en la parte inferior de la imagen que parece describir el EP como “una serie de movimientos que igualan la velocidad y ritmo de la tarta”. También puede leerse un “poema” que hace referencia al barong, un tipo de baile tradicional de Bali.

Aphex Twin publicó su último disco largo, ‘Syro‘, en 2014, si bien en 2015 publicó la colección ‘Computer Controlled Acoustic Instruments pt2’, en 2016 editó el EP ‘Cheetah’ y en 2017 lanzó varios temas sueltos desde su página web o a través de Soundcloud, entre ellos ‘korg funk 5’.

Actualización: Aphex Twin ha anunciado su EP ‘Collapse’, a la venta el 14 de septiembre. El primer adelanto es ‘T69 Collapse’:

Sábado en Santander Music: sí, hubo conciertos antes y después de Izal

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Tras una «Vermú Session» durante el día que incluyó un buen concierto de Modelo de Respuesta Polar a pleno sol, la edición 2018 de Santander Music vivió anoche su jornada más multitudinaria. Lo normal es que todo festival acumule más público durante el sábado y si a eso le sumas a Izal, el pelotazo en asistencia está asegurado. La banda asentada en Madrid tiene muchísimo público femenino (se nota mucho, por ejemplo, en el corear colectivo de las canciones) y por primera vez en todo el fin de semana se vieron largas colas en los baños de mujeres. Terminado Izal, gran parte de su público se volvió al centro o se fue a sus casas. Tal cual.

El grupo, en cambio, ofreció un concierto menos apoteósico de lo que habría cabido esperar a tenor de su experiencia en la carretera. La M.O.D.A., inmediatamente antes, habían sonado más alto, más nítidos y mejor definidos, si bien es cierto que Izal tiraron solo un poquito menos de subidones efectistas y épica y aun así por supuesto arrasaron. Hubo alguna virguería en cuanto a proyecciones, del tipo adaptaciones de la toma de directo con figuras geométricas y repeticiones de su propia figura, pero sobre todo se basaron en su repertorio y en cómo su público lo conoce. ‘Copacabana’ hacia el principio del set, la coreada ‘Pánico práctico’ (tienen una canción llamada así) hacia la mitad, ‘El pozo’ hacia el final… y el público se lo cantó casi todo. Entre varios llamamientos a la ciudad de Santander, Mikel animó: “¿y por qué no? Follemos todo lo que podamos”.

La M.O.D.A. habían hecho inmediatamente antes el esperable concierto lleno de subidas y bajadas, voces afectadas y coros prestos para el engorilamiento del público. Sí se parecen a Celtas Cortos, aunque no tienen canciones tan buenas o icónicas como ‘20 de abril’ o ‘El emigrante’, aunque hay que decir en su defensa que son bastante entretenidos de ver. Son ciento y la madre sobre el escenario, su técnico de sonido es un hacha ecualizando acordeones et al y tiene bastante gracia que salgan uniformados con camisetas blancas de tirantes como si estuvieran cortando leña en ‘7 novias para 7 hermanos’. Es un poco como… ¿sexy? El grupo recordó que ha llegado a donde está (lo más alto después de Izal) “sin que nadie les regalara nada” y lo cierto es que es verdad. Se despidieron en sábado tocando ‘Héroes del sábado’ y la gente la recibió como cuando en un concierto de Suede tocaban en sábado ‘Saturday Night’. Bueno, muchísimo mejor…

Después de Izal tocaron Grises, siendo la apuesta perfecta para allanar el camino hacia la tecno-rumba de Joe Crepúsculo. Su pop sintético, no solo apegado a los 80 sino más bien atemporal, es puro vitalismo y joie de vivre y canciones como ‘Comida para insectos’ o ‘Avestruz’ 1) levantan a un muerto y 2) merecen mucho más reconocimiento y popularidad. Programadores de eventos y festivales: más conciertos de Grises a las dos de la mañana. De nada.

La jornada de sábado empezó y terminó de manera muy parecida: con Soleá Morente y su crew, que incluye a Lorena Álvarez como una de sus dos coristas y a Alonso de Napoleón Solo, subida al escenario. A primera hora había presentado las canciones de su último disco ‘Ole lorelei’, o como quiera el rey del país que este disco se llame, con algún recuerdo a su pasado, como ‘Todavía’, que escribió La Bien Querida, o alguna versión como la del gran hit de Las Grecas, bastante salá. Fue un concierto muy orgánico pese a los teclados y el momento deliberadamente Camela de ‘Baila conmigo’, penúltima en el set, justo antes de que Soleá espetara: “Nos despedimos con ‘Ole lorelei’, pero antes dame un traguito, Alonso”. Tontería que encantó al respetable, cómo no.

Ambos subieron al escenario al final de Joe Crepúsculo para sumarse al tradicional fin de fiesta de ‘A fuego’, siempre tan necesitada de palmeros y coristas, de jaleo; y ‘Mi fabrica de baile’. Es mi segundo concierto de Crepus en 7 días (y de milagro no ha sido el tercero, saludos a las Fiestas San Cayetano), pero da igual: uno se pasa medio festival deseando que llegue el momento de bailar ‘Tus cosas buenas’, ‘Pisciburguer’, ‘Suena brillante’ o ‘Música para adultos’. Esta vez en formato dúo con Aaron Rux, el set no escondió sorpresas pero no por ello fue decepcionante. Una fiesta siempre asegurada a la que no se puede poner pega alguna.

Modelo de Respuesta Polar en las vermú sessions de #santandermusic2018 #santandermusic

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Now, Now / Saved

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El portadón de ‘Saved’ me sorprendió. Cuando fui a buscar en Spotify el último disco de Now, Now después de que un amigo me los recomendara, la portada me recordó a la del debut de Harry Styles, pero pronto me di cuenta de que esa chica no estaba bañada en agua, sino recubierta por plástico (y del disco de Harry Styles pasamos al póster de la temporada final de ‘Dexter’). Pero la cosa es que ‘Saved’ tiene mucha capacidad de ser una sorpresa, tanto para personas que ya siguiesen la trayectoria de Now, Now, como para los que, como yo, se acercasen por primera vez. A los del segundo grupo nos puede producir un “¿cómo no había descubierto yo a esta gente antes?”, y los del primer grupo no se esperarían el giro musical de la banda, con un sonido muchísimo más pop (el inicio de ‘Set It Free’ llega a parecer una versión ralentizada del inicio de ‘Scream & Shout’) en este álbum, en comparación con sus trabajos anteriores -a los cuales también recomiendo echar un ojo/oído-.

La banda de Blaine (Minnesota) publicó su primer disco en 2008 y, tras respectivos cambios en la formación (ahora es solo un dúo: KC Dalager en voz, guitarra y teclados y Brad Hale de batería y coros, encargándose también de la producción) y hasta en el nombre (antes eran Now, Now Every Children), se marcan un Xtina y vuelven tras seis años de silencio musical. Comentaban en Stereogum que el estrés tras una gira de dos años fue una de las razones del hiato, pero que también influyó el bloqueo artístico para las letras, resuelto con una nueva forma de escribirlas, menos metáforas y más simplicidad: “siempre me ha dado miedo decir exactamente lo que siento o pienso, pero llegó un punto en el que ya no”, comentaba KC. ‘Holy Water’, seguramente la gran joya del disco, presenta ambas vertientes, tanto esas letras más directas (“con todo a tu alrededor cambiando, yo quiero ser la única cosa que se mantenga / me arriesgaré porque sé que tienes un corazón salvaje / pero te he amado desde el principio”) con el punto emo que tenían, y que es especialmente profuso en vocabulario religioso, alcanzando aquí su cúspide con el precioso “you treat me like an angel but you kiss me like a sinner”.

Las referencias religiosas se repiten en distintas canciones del disco, que no en vano se llama ‘Saved’. Y es curioso cómo esa misma idea de la salvación se usa en dos momentos tan contrarios como el “You let my love go to waste / You left me fucked up baby, in a fucked up place / Oh my God, I’m saved” del tema titular y en ‘Powder’, el que lo cierra (“I’ve been drinking baby, won’t you come and save me? / Like an angel waiting, I let you surround me”), pero que a la vez tratan un romanticismo intenso, que puede llegar a ser autodestructivo y tóxico, pero también realista con la historia que nos quiere contar.

Muchas veces, una prueba para testear la calidad de un disco es ver si resiste más allá de sus singles; en el caso de ‘Saved’, los singles han sido ‘SGL’, ‘Yours’, ‘MJ’ (en el que, ojo, le hablan de su fracaso amoroso a Michael Jackson (?)) y ‘AZ’. Cuatro buenas canciones que, no obstante, no dejan como relleno al resto de album tracks, pudiendo encontrar propuestas tan interesantes como la ya mencionada ‘Holy Water’, el protagonismo de la electrónica en ‘Knowme’ (¡y ese post-estribillo!) o el coqueteo a ratos con el dream pop de ‘Drive’. En resumen, Now, Now no son precisamente nuevos pero si, como yo, no los conocías, no es tarde para acercarse a ellos, y menos aún tras esta “carta de presentación 2.0” tras sus seis años de ausencia: el álbum trae motivos de sobra para enganchar nuevos fans, y para recordar a los antiguos por qué lo eran.

Calificación: 7,5/10
Te gustará si te gusta: Tegan & Sara, HAIM, Cigarettes After Sex, Christine and The Queens, Paramore, The Postal Service, los Dover de ‘Follow The City Lights’
Lo mejor: ‘Holy Water’, ‘SGL’, ‘AZ’, ‘Knowme’, ‘Drive’
Escúchalo: Spotify

La canción del día: ‘Not So Bad in L.A.’ de Allie X es un homenaje a una ciudad llena de “estrellas muertas” y “fantasmas de los 90”

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Allie X, una de las artistas de pop comercial más interesantes de la actualidad, autora del notable ‘Collxtion II‘, que incluía la fantástica ‘Casanova’, una de las mejores canciones de 2017, vuelve en otoño de 2018 con un nuevo EP titulado ‘Super Sunset’, del que revelará un tema nuevo cada mes. Tras ‘Focus’, el segundo en darse a conocer ha sido ‘Not So Bad in L.A.’.

En tiempos grotescos para Estados Unidos, que en el pop se están documentado de manera especialmente deprimente en temas como ‘Chained to the Rhythm’ de Katy Perry, ‘We Are…’ de Noah Cyrus con MØ y, más recientemente, ‘Love It if We Made It’ de The 1975, ‘Not So Bad in L.A.’ ofrece un retrato igualmente inquietante de una ciudad que “vive mientras sus brillantes estrellas mueren”, y en la que “empiezas a hacerte mayor en cuanto cumples 25”. “¿Adónde más puedes ir cuando tienes esa ambición?”, se pregunta Allie X, consciente no obstante de que Hollywood es incapaz ya de disimular su decadencia con el humo y el espejismo que ofrece la más importante industria del entretenimiento.

Este oscuro análisis de Los Ángeles, en la que Allie X observa a los “fantasmas de los noventa caminando por las calles” y a “las chicas de la playa de Venice mordiéndose los labios en busca de un polvo rápido”, se traduce en una canción intencionadamente inexpresiva en su interpretación, en la que una frase como “angels all left, but we’ll stay, it’s not so bad in L.A.” suena a una mezcla entre autoengaño y conformismo ante el fracaso. La producción del tema sirve a un ritmo cercano al trap y actúa en correspondencia con la letra, presentando su sonido una fusión de vocoders y distorsión lo-fi muy poco habituales en canciones pop. Una distorsión que contribuye a realzar la oscuridad de la letra de ‘Not So Bad in L.A.’ y por tanto a potenciar su retrato de esa ciudad en la que no es oro todo lo que reluce. Tras la que hay mucha más mierda de la que nadie pueda reconocer.