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Death Cab for Cutie se reinventan con ‘Roman Candles’

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Death Cab for Cutie son uno de los grupos indies más importantes de los 2000, pero su sonido en los últimos años parecía haberse quedado algo estancado, por mucho que intentaran ofrecer algo nuevo. No es que ‘Kintsugi’ o ‘Thank You for Today’ fuesen totalmente desdeñables, pero no suponían nada particularmente memorable ni nada que no hubiésemos escuchado ya en la banda.

‘Roman Candles’, el primer single de su nuevo disco ‘Asphalt Meadows’, parece dispuesto a cambiar esta narrativa. En él, abrazan su sonido más “noise”, donde la voz de Ben Gibbard se envuelve en una percusión agresiva y una frenética y adictiva melodía de guitarras eléctricas y bajo. Durante solamente dos minutos la canción consigue crear un gran clímax gracias a la progresión de la instrumentación que transmite urgencia y deja con ganas de más. Tanto que es difícil no volver a reproducirla inmediatamente después de terminarla.

Aún quedan cuatro meses para saber cómo sonará su nuevo disco al completo, pero esta nueva dirección, a priori, supone un bienvenido soplo de aire fresco y es lo más interesante y refrescante que han sacado Death Cab for Cutie en años. El álbum estará a la venta el día 16 de septiembre y contendrá 11 pistas como puede apreciarse en Bandcamp.

Britney Spears sufre un aborto

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Britney Spears, que había anunciado recientemente su embarazo, comunica a través de las redes sociales que ha perdido a su bebé. El padre era su pareja, el actor Sam Asghari. El comunicado dice: «Con enorme tristeza anunciamos que hemos perdido a nuestro milagroso bebé en la primera etapa del embarazo».

Continúa el texto: «este es un momento devastador para cualquier padre. Quizá deberíamos haber esperado para anunciarlo a que estuviéramos en una etapa más avanzada. Sin embargo, estábamos más que excitados de compartir las buenas noticias. Pedimos privacidad en este momento tan duro».

La noticia del embarazo de Britney estaba llena de simbología, pues aunque ya tiene dos hijos de una relación anterior, fue obligada a tener un DIU durante su tutela, de la que se ha deshecho tan sólo recientemente. La cantante trabaja actualmente en su autobiografía tras haber firmado un contrato de 15 millones de dólares por la misma.

Podcast: la discografía de Britney Spears

España en Eurovisión: las 31 mejores actuaciones

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Actualizamos el ránking en el que valoramos todas las canciones y actuaciones que hemos enviado al Festival de Eurovisión. En esta parte final aparecen las 31 mejores, es decir, los puestos entre el 31 y el 1. Situamos a Blanca Paloma y resituamos a Chanel, que pasa del puesto 14 al 4 tras su éxito en la final. Aquí, las peores actuaciones que España ha mandado a Eurovisión.

31. Europe’s Living a Celebration, de Rosa (2002, puesto 7 de 24)
Despojar esta canción del factor emocional es imposible. E inapropiado, porque la música es emoción y la música eurovisiva más todavía. Dicho esto, si despojamos a «Europe’s» del amor que despierta en cualquiera que estuviera vivo en 2002, de la ternura que provoca Rosa, del cariño que sentimos por esos cinco coristas que siguen siendo de la familia y del recuerdo de quiénes éramos en 2002, lo único que queda es una canción chocarrera, estridente y vulgar con una letra que no significa nada y un sonrojante mensaje de peloteo hacia Europa. Un año después del 6º puesto de ‘Dile que la quiero’, ‘Corazón latino’ habría garantizado un top 3, pero España es un país testarudo y había elegido a su reina del pueblo. Rosa estaba aterrorizada en la actuación. Chenoa, Bisbal, Geno, Gisela y Bustamante, sencillamente, no sabían hacer coros porque eran cinco cantantes solistas. Y aun así hay algo mágico en esos tres minutos. Quizá sea la ilusión de que el futuro parecía precioso entonces, aquella euforia de entrar en el siglo XXI en pleno auge de prosperidad económica, social y cultural. Sea lo que sea, es una emoción tan innegable que casi se puede agarrar con las manos al mirar el vídeo.

30. Hablemos del amor, de Raphael (1967, puesto 6 de 17)
La segunda participación consecutiva de Raphael en Eurovisión le dio más peso a la canción que a la interpretación. Era de Manuel Alejandro, el compositor fetiche de Raphael y autor de clásicos como ‘Como yo te amo’, ‘Soy rebelde’, ‘Se nos rompió el amor’, ‘Señora’ o ‘Procuro olvidarte’. Raphael se mostró más sonriente que en ‘Yo soy aquel’, coqueteaba con la cámara sin pudor y apenas alejaba los brazos de su torso (lo cual sorprende: estamos hablando del primer hombre en España que levantó los brazos y giró las muñecas en televisión), como si temiese que su “fracaso” del año anterior se hubiera debido a su interpretación melodramática. Una actuación de Raphael siempre es mejor que una que no sea de Raphael, pero en esta su barroquismo está bastante diluido.

29. Enséñame a cantar, de Micky (1977, puesto 9 de 18)
John Lennon decía que en Estados Unidos había jóvenes, mientras que en el resto del mundo solo había gente. Y lo cierto es que, mientras ‘Fiebre del sábado noche’ decretaba el inicio de una nueva modernidad, Eurovision se iba quedando más obsoleta cada año. ‘Enséñame a cantar’ es una canción adorable, demasiado parecida a ‘Congratulations’ de Cliff Richard y quizá influida por el éxito que tenían en entonces los payasos Miliki, Gaby y Fofó en TVE. Micky se presentó en aquel escenario con unas piernas larguísimas (subrayadas por unos botines de tacón) y un jersey enorme que lo convertía en un cruce entre un dibujo animado y ese señor que te ofrecía chucherías a la salida del colegio. Las coristas se marcaron la primera coreografía española en Eurovisión y la chica rubia que tocaba el banjo aportó originalidad a la actuación. Pero nada tan sorprendente como el señor de bigote, calvo y con melena, que soplaba en una garrafa de arcilla. Puro camp.

28. Para llenarme de ti, de Ramón (2004, puesto 10 de 24)
Este descarte de David Bisbal (no es una forma de hablar) demostró que cuando España apuesta por los sonidos latinos siempre acierta. Está compuesta por Kike Santander, responsable de los primeros discos de Bisbal, y rezuma ese erotismo supuestamente poético pero realmente rijoso que caracterizaba las canciones de la época (“Mi refugio será tu cuerpo y mi tierra tu vientre de trigo en flor”), pero también la energía de verbena que tan bien se nos ha dado siempre con un excelente uso de la percusión. Ramón empezaba agarrando una guitarra y moviendo las caderas como Elvis o George Michael, pero enseguida se ponía a emular a los reyes de los sábados españoles de la época, como Chayanne o Carlos Baute. Su voz tenía ganas de follar y cada vez que levantaba la mano diciendo “Te voy a dar” subía un puestecito más en la tabla. Así hasta el 10. Si las bailarinas le llegan a arrancar la americana antes conseguimos el top 5.

27. Vivo cantando, de Salomé (1969, puesto 1 de 16)
Las reglas de Eurovisión estipulan que ninguna canción puede durar más de tres minutos. Pues a esta le sobraron 45 segundos. Tras la gloriosa victoria de ‘La la la’, TVE albergó el festival en el Teatro Real de Madrid. El gobierno tuvo el detalle de suspender el estado de excepción (declarado unas semanas antes con motivo de las protestas) que suspendía la libertad de expresión, de residencia y de reunión para que los europeos no se fuesen a creer que esto era una dictadura. Austria fue el único país que se negó a participar para mostrar su rechazo por el régimen franquista. Todo lo demás fue una fiesta. El decorado lo diseñó Salvador Dalí: era una boca sujetando la Luna, convertida en un reloj, y con unas tribus africanas correteando por debajo (la prensa española de la época se refería a esas criaturas como “conguitos”). Alguien robó aquel decorado y nunca más se supo. Quien también robó la noche fue Salomé, con un legendario mono de Pertegaz compuesto de 14 kilos de barritas de cerámica que ella movía con mucho garbo (aunque su cara y su chepa denotan cuánto está sufriendo por mantenerse en pie siquiera). ‘Vivo cantando’ empieza como una chanson francesa genérica para estallar en un estribillo que calca la fórmula de dos ganadoras recientes, ‘Poupée de cire, poupée de son’ de France Gall y ‘Puppet On A String’ de Sandie Shaw. A partir de ahí, la estrofa no reaparece y sencillamente el estribillo se repite una y otra vez, en cada ocasión más acelerado hasta entrar en el terreno de la alegría desquiciada. Quizá la canción dura 2 minutos y 15 segundos porque un estribillo más habría fulminado a la cantante.

26. Quédate esta noche, de Trigo Limpio (1980, puesto 12 de 19)
España inauguró la década más experimental de Eurovisión con una propuesta más vanguardista de lo que parecería a simple vista: se arriesgan al empezar por el estribillo, que además cantan casi susurrando mientras las estrofas van a plena potencia, y genera una atmósfera opresiva y angustiosa que convierte su mensaje (“Suelta las llaves y pon la maleta en su sitio”) no en una declaración de amor sino en un secuestro.

25. Gwendolyne, de Julio Iglesias (1970, puesto 4 de 12)
Acompañado por el “trío lalalá”, Iglesias se presentó en Eurovisión como una versión acartonada de sí mismo. Su voz melosa tenía ese calor característico suyo, que suena viril incluso en los agudos más temblorosos, y su aspecto era un estereotipo del latin lover mediterráneo, pero su actitud no estaba ahí. La canción es extrañamente plana, excepto por ese puente inmenso (“Aún recuerdo aquel ayer, etc”) que solo dura 18 segundos y que a día de hoy la mayoría de la gente cree que es el estribillo, y a la interpretación de Iglesias le falta dolor, sexo o rencor. Al terminar, el cantante camina hacia atrás y se tropieza mostrando el nerviosismo que sin duda ha castrado su actuación. No volvería a pasarle algo así nunca.

24. Su canción, de Betty Missiego (1979, puesto 2 de 19)
Hay algo muy sincero en la mirada de Betty Missiego que hace que ‘Su canción’, una de las cosas más cursis que han ocurrido en nuestra civilización, no resulte empalagosa sino que dé ganas de ser mejor persona. Hay algo puro en su mensaje, en esos niños con repipis que la acompañaban y en esa túnica que la convertía en un hada azul. Hay algo en ‘Su canción’, qué duda cabe, que conmueve a las personas: de ahí su 2º puesto, que Missiego considera una victoria. “En mi mente gané”, asegura en el libro ‘Yo tampoco gané Eurovisión’, “en 1979 no existía internet ni el televoto, estoy segura de que hubiese tenido el voto del público”. Más de cuatro décadas después de Betty sigue dándonos lecciones vitales: cuando las cosas no salgan como deseas, que no te dé reparo recurrir al autoengaño.

23. No estás solo, de Patricia Kraus (1987, puesto 19 de 22)
Kraus es una de las artistas más originales que España ha enviado al festival. Sus inflexiones vocales, claramente inspiradas por Kate Bush, chirriaron a muchos espectadores, que no estaban acostumbrados a que el pop pudiese ser también rupturista. A simple escucha ‘No estás solo’ parece una canción convencional, algo facilona, un poco ‘We Are The World’, pero si se le dan más oportunidades se aprecian cambios de ritmo, arreglos de viento muy elegantes y una clara influencia de las óperas rock de Andrew Lloyd Weber. Patricia Kraus no tuvo miedo de ser barroca de manera literal muchísimos años antes de que el barroquismo fuese tendencia en Eurovisión de manera irónica y posmoderna.

22. Dancing In The Rain, de Ruth Lorenzo (2014, puesto 10 de 26)
Una de las mejores apuestas visuales de TVE, si no la mejor. Los efectos de lluvia, la planificación dinámica y el pelo mojado de la cantante crearon una actuación muy cinematográfica. ‘Dancing In The Rain’ es una preciosa balada de fórmula que se parece mucho a ‘Halo’ de Beyoncé, pero Ruth Lorenzo, siempre a medio camino entre Paloma San Basilio y Anabel Pantoja, la trajo a su terreno. Ella es más diva y más popstar que Pastora Soler y sabe que a Eurovisión no se puede ir con un moño. Hay que dar pelo y ella no dejó que la espuma Georgi efecto mojado la detuviese: sus golpes de cabeza demostraron que estaba dispuesta a descoyuntarse por España.

21. Estando contigo, de Conchita Bautista (1961, puesto 9 de 16)
La primera participación de España en Eurovisión apostó por una pieza folclórica, pero actualizada gracias a unos arreglos de cuerdas muy a lo Hollywood y una cantante muy chisposa. Sí, Conchita Bautista llevaba un vestido de cola de volantes, pero era tan ajustado por arriba que TVE la obligó a ponerse una mantilla para cubrirse los brazos y el escote. Ella, muy espabilada, utilizó esa mantilla para remarcar su sensualidad mientras su cara fingía que no se estaba dando cuenta. Su voz sonaba muy a tonadillera de la época, pero Bautista supo jugar con ella y pellizcarla para que resultase más moderna. En la actuación, chasqueaba los dedos con mucho garbo y sonreía a la cámara como máxima representante de esa mujer española de los 60 cuyo look hacía imposible adivinar su edad: podría tener 15 años o 45. (Tenía 24). ‘Estando contigo’, compuesta por Augusto Algueró, se hizo famosa aquel mismo año porque la interpretó Marisol en el blockbuster ‘Ha llegado un ángel’. Era una versión calcada de la de Bautista excepto por un detalle: el estribillo no arranca con la nota sostenida (“Eeeestando”), lo cual hace que suene más pop, más efervescente y, por tanto, más eurovisiva. Una de tantas paradojas de España en el festival.

20. La fiesta terminó, de Paloma San Basilio (1985, puesto 14 de 19)
Tres años después de arrasar con ‘Juntos’, San Basilio era la máxima diva de la canción española gracias al éxito de ‘Evita’ en Madrid. Pero en aquella época el concepto estaba desfasado: Barbra estaba retirada, Whitney había debutado unas semanas antes y Celine y Mariah no habían llegado todavía. Cualquiera de ellas, por cierto, habría matado por tener ‘La fiesta terminó’ en su repertorio. Paloma San Basilio es de esas artistas que siempre ha sido hortera y nunca se ha planteado siquiera qué es ser hortera. Jamás le ha importado no ser moderna porque ella opera en otro nivel. Su actuación es de lo mejor que ha llevado España al festival, a ratos minimalista y a ratos sobreactuada. Atención a los dos momentos que dice “Perdón por lo de amor”: ¿Cómo se puede ser ochentera con una manera de colocar las manos?

19. La chica que yo quiero, de La década prodigiosa (1988, puesto 11 de 21)
La actuación abrazó los tópicos españoles que siempre salían en los vídeos de introducción de nuestros representantes (ellos llevan corte de torero, ellas van de flamencas y sacan abanicos) pero les daba una pátina irónica, posmoderna y casi cartoon, con esos colores eléctricos y esas actitudes sexys. ‘La chica que yo quiero’ es la canción más pop que hemos llevado a Eurovisión. Y ningún representante español se lo ha pasado tan bien sobre el escenario como La década prodigiosa. De hecho ese buen rollo es lo que les catapultó al festival: Pilar Miró, entonces directora de RTVE, los descubrió en una fiesta y se la pasó bailando como una loca. Había rumores, cuenta Carmelo Martínez en ‘Yo tampoco gané Eurovisión’, de que ‘La chica que yo quiero’ era la favorita de la reina de Inglaterra. No nos extraña.

18. Eaea, de Blanca Paloma (2023)
Vamoh allá la Blanca Paloma. España ha tenido una relación difícil con su folclore en Eurovisión. Por un lado, es algo que solo sabemos hacer nosotros y a priori debería beneficiarnos; por otro, el complejo nacional llevó a la Generación X y a muchos millennials a sentir cierta vergüenza por el folclore y los cero puntos de Remedios Amaya en 1982 parecían confirmar ese sentimiento de inferioridad. Pero este año es distinto. Este año, tras el triunfo de Chanel, España viaja a Liverpool con el pecho lleno de orgullo. ‘Eaea’ combina palmas flamencas con cánticos que salen desde las entrañas y sintetizadores psicodélicos. La puesta en escena es, con diferencia, la más ambiciosa de nuestras 62 participaciones: una parálisis del sueño protagonizada por seis amazonas poseídas que evoca a David Lynch, Jean Cocteau y Carlos Saura. Blanca Paloma, además de una folclórica con patillas, parece una criatura mágica, como si un centauro tuviera una hija con una corista de Robert Palmer en ‘Simply Irresistible’. En un momento dado, ella parece coger humo en la palma de su mano. Esto parece imposible, pero no tanto como España aterrizando en Eurovisión con la cabeza tan alta como lo va a hacer esta noche.

17. Quédate conmigo, de Pastora Soler (2012, puesto 10 de 26)
Parece una balada pop de fórmula (porque es lo que es), pero hay algo más. Empieza misteriosa, no se sabe hacia dónde va y se va revelando muy poco a poco. El final, por el contrario, recurre a todos los clichés posibles de la balada pop: notas estratosféricas, unas chispas que parecía que las había creado Pastora con su voz y un ventilador a plena potencia, aunque deslucido por ese moño que, además de hacerle cara de villana, impidió el momento melena al viento que el estribillo desquiciado pedía literalmente a gritos. A pesar de la escala del clímax, Soler no gritó en ningún momento y tenía claro cuál era su personaje en esta canción: una mujer desesperada que se siente culpable porque, por encima de todo, se odia a sí misma y no le queda ninguna autoestima. Una canción sencilla en la forma, pero con un dramatismo psicológico enorme en el fondo.

16. Hombres, de Eva Santamaría (1993, puesto 11 de 25)
La España de los primeros 90 es un país inexplicable, surrealista y al que todo le parecía bien en pos de la diversión. Uno de sus mejores souvenirs es ‘Hombres’, una canción que hoy no suena feminista sino misándrica pero que sí representa el empoderamiento femenino de aquella época: perpetuar la guerra de sexos, asumir que ellos son de Marte y ellas son de Venus y quejarse de los hombres con resignación aunque con un algún que otro guiño coquetuelo. ¡No podemos vivir con ellos ni sin ellos! La actuación es un esperpento hipnótico. Eva Santamaría, con un moño que grita Natalia Estrada, ofrece una interpretación vocal espléndida mientras a su alrededor ocurren muchísimas cosas: tres bailarines que no saben bailar (dos de ellos con esmoquin y gorra) se mueven como si les estuvieran dando descargas eléctricas y hacen posturas de hip hop. La canción es la bomba, pero la actuación la destrozó tomándosela a cachondeo porque en los 90 solo sabíamos hacer las cosas en broma para superar la vergüenza.

15. Canta y sé feliz, de Peret (1974, puesto 9 de 17)
Una de las pocas representantes españolas que han sabido aprovechar el folclore local no solo sin avergonzarse de él sino sacando pecho. Aquellos seis cantaores convirtieron el escenario de Eurovisión en una juerga con una canción que, detrás de esa melodía histérica que parece estar en todo momento a punto de descontrolarse, esconde un humor muy mordaz: “Si al sol no puedes tumbarte y en paz tomar una copa, decir que estás en Europa no sirve de na”.

14. Nacida para amar, de Nina (1989, puesto 6 de 22)
Cuatro años después del decepcionante resultado de ‘La fiesta terminó’, Juan Carlos Calderón repitió baladón pero ahora en un panorama más fértil: Whitney Houston era una superestrella mundial y Celine Dion había ganado Eurovisión el año anterior representando a Suiza. ‘Nacida para amar’ se parece al tema de Dion, de hecho, aunque apuesta por una orquestación mucho más desnuda. También iba más desnuda Nina, con un minivestido rosa que contrastaba con su maxipeinado negro. Precisamente ‘Nacida para amar’ funciona por la tensión que generan sus contrastes: es romántica pero sexual, íntima pero grandilocuente, frágil pero contundente. Y esas sensaciones tan primarias, que tan bien se le daba provocar a Calderón, se perciben en cualquier país.

13. La, la, la, de Massiel (1968, puesto 1 de 17)
Enviar a una fuerza de la naturaleza como Raphael dos años consecutivos dejaba claro que TVE quería ganar. Eurovisión suponía un escaparate espléndido para demostrarle a Europa que sí, vale, técnicamente España no era un país democrático, pero que ni estaba atrasado ni sus habitantes eran salvajes, miserables o infelices. De ahí que se haya especulado siempre con que Franco compró la victoria de ‘La la la’. Pero aquel triunfo hizo más por España dentro de sus fronteras que fuera de ellas. Los españoles se sintieron entusiasmados ante un éxito tan épico que se ha convertido en un mito: 53 años después se sigue hablando de aquello, siguen descubriéndose anécdotas nuevas y siguen surgiendo interpretaciones socioculturales alrededor de ‘La la la’. Más allá del relato canónico (que Serrat iba a cantarla pero le prohibieron hacerlo en catalán, que Massiel llevaba un vestido de Courreges de 49000 pesetas cuando el salario mínimo interprofesional español era de 3500, que las coristas, “el trío La la la”, se compraron los suyos en Galerías Preciados), la actuación de Massiel desborda felicidad, como si ella ya se supiese ganadora. El contraste entre su voz (casi masculina) y su look y postura (que la hacían parecer una muñeca gigante) genera una intriga en las primeras estrofas que la canción, sobre el papel, no tiene: ¿De dónde ha salido esta chica? ¿Hacia dónde va esta canción? La explosión de júbilo del estribillo, con tres sílabas que se pueden entender en cualquier país del mundo, deja claro el mensaje: es una canción sobre tener motivos para cantar. Massiel los tenía, desde luego, y afronta la subida de tono final sabiendo que ese es el preciso instante que le va a dar la victoria. España, incluso bajo la opresión de una dictadura, empezaba a abrir los ojos tras varias décadas de letargo. Y ‘La la la’ puso banda sonora a aquel despertar.

12. En un mundo nuevo, de Karina (1971, puesto 2 de 18)
Sonaba a las it-girls de la época como Petula Clark o François Hardy y su melodía evocaba esa nostalgia por la infancia tan hermosa que provoca tristeza, pero la actuación de Karina no estuvo a la altura de la canción. Empezó mal, porque no cantó el primer verso y se enganchó a la melodía en el segundo, y además su interpretación casi en trance místico chocaba con la alegría de la canción. Aun así, quedó segunda porque es una canción maravillosa: esas palmas, esos arreglos de viento elegantísimos de Waldo de los Ríos y ese falso final con una coda de marcha militar añaden capas y atrapan la atención de quien la escucha.

11. Él, de Lucía (1982, puesto 10 de 18)
Es ya un cliché decir que fue una mala idea enviar un tango a Eurovisión en plena guerra de Reino Unido contra Argentina por las Malvinas, pero 40 años después ‘Él’ sigue siendo de lo más audaz que se ha escuchado en el festival. TVE dijo que Lucía tenía 18 años, pero en realidad tenía 17, y cantaba sin tabúes sobre serle infiel a su novio con otro hombre. Las referencias sexuales eran obvias, lo cual demuestra que la imagen de la mujer en la cultura popular empezaba a transformarse tras la segunda ola feminista de los 70. El desparpajo de Lucía, el protagonismo de las castañuelas y frases como “Ven, tengo libre de ocho a diez, luego tengo que estudiar y pensar quién me interesa” aportan algo que siempre le ha faltado a España en Eurovisión: sentido del humor. ‘Él’ fue una canción atrevida, guasona y con una puesta en escena que rompía con el vocalista estático de casi todas nuestras representantes previas. Él es un puntazo.

10. Vuelve conmigo, de Anabel Conde (1995, puesto 2 de 23)
A mediados de los 90 Whitney, Mariah y Celine vendían más discos que nadie en toda la historia exclusivamente gracias a sus baladas con baterías con eco. TVE acertó al subirse a la moda enviando a una chica de 19 años con una voz prodigiosa (tanto, que todo el mundo pasó por alto que apenas interpretase la canción) y unos arreglos de cuerdas tan intensos que parecían de película de terror. Conde contó que cuando empezó a escalar posiciones, llegando a estar primera por momentos, la delegación de TVE se puso a hacer llamadas muy nerviosa, lo cual desencadenó teorías de que la cadena no quiere ganar. Eso explicaría muchísimas candidatas.

9. Dile que la quiero, de David Civera (2001, puesto 6 de 23)
Esta canción es perfecta. Mima la melodía en las estrofas, apuesta por un lamento muy pegadizo en el estribillo y estalla en una percusión casi tribal en el puente que hacía que la gente perdiera la cabeza en las discotecas hace 20 años. Civera estaba como un niño el Día de Reyes y en todo momento se puso al servicio de la canción, no de su lucimiento personal. En 2001 Ricky Martin, Enrique Iglesias y Shakira arrasaban en todo el mundo. Una rumba con trompetas latinas y guitarra española es el tipo de canción que en Europa solo sabemos hacer bien los españoles pero, por alguna razón, TVE no ha aprovechado esa baza casi nunca. Aquí sí lo hizo y de qué manera: ‘Dile que la quiero’ sigue dando ganas de comer salchipapas, la sonrisa de Civera sigue iluminando el escenario entero y ahora emociona como un souvenir del pasado. Esa camisa negra, esa gomina, esas bailarinas delgadísimas. Y esa Vale Music, organizadora de la preselección (también estuvieron Raúl o Sonia y Selena), que provocaría un terremoto en el ecosistema de la música comercial española: en un par de años todo pasó de ser pop-rock a latino.

8. Bailar pegados, de Sergio Dalma (1991, puesto 4 de 22)
Llevar una balada italianísima el año que el festival se celebraba en los estudios Cinecittà de Roma es una idea magnífica. Que esa canción fuese ‘Bailar pegados’ es lo mejor que ha hecho TVE desde que contrató a Chicho Ibáñez-Serrador. Es una canción tan arrebatada, tan melodramática y tan cinematográfica que su dimensión casi no cabía en los Cinecittà. Y es imposible escuchar lo de “abrazadísimos los dos” y no sentir ganas de casarse con alguien en una finca de Toledo. El público parece haber olvidado que Sergio Dalma tenía la mejor sonrisa de España en 1991 y el clasicismo de su canción choca con su voz rota de rockero a lo Rod Stewart igual que las olas chocan contra las rocas. O igual que baila el mar con los delfines.

7. ¿Quién maneja mi barca?, de Remedios Amaya (1982, puesto 20 de 20)
No fue la única en recibir cero puntos, pero sí la más infame. La vergüenza nacional, la actitud del comentarista de TVE (“No lloren, señores”) y la ridiculización que sufrió Amaya, la primera artista gitana en participar en Eurovisión, trascendían el mal resultado: perder con una canción de flamenco cantada por una gitana descalza desempolvó viejos complejos de inferioridad españoles. Mientras las ciudades se llenaban de modernos y La Movida iba despertando, este fracaso parecía querer recordarnos que éramos la aldea de Europa. Que nunca dejaríamos de ser Paco Martínez Soria cargando con las gallinas. Hasta TVE movió el festival a la segunda cadena, donde permaneció varios años. Lo paradójico es que, visto con carácter retroactivo, ‘¿Quién maneja mi barca?’ es lo más moderno que ha enviado España a Eurovisión jamás. Suena a tradición pero también al rock andaluz de Triana o Medina Azahara que causaba furor en las barriadas de clases populares y que la crítica y parte del público despreciaban con un elitismo virulento. Y suena al flamenco psicodélico con el que Las Grecas, Veneno o Camarón arrasaban. Ya lo decía Lola Flores, una de las pocas defensoras en público de Remedios Amaya: “Si a Remedios le hubieran puesto cuatro guitarras y unos palmeros hubiese dejado a toda Europa con la boca abierta”.

6. Lady, Lady, de Bravo (1984, puesto 3 de 19)
Tras el descalabro de ‘¿Quién maneja mi barca?’, TVE apostó por una canción sencilla, limpia e irresistible. El compositor e integrante de Bravo Miguel Blasco asegura en ‘Yo tampoco gané Eurovisión’ que pretendían sonar como The Mama’s And The Papa’s, pero lo cierto es que ‘Lady Lady’ es la canción más ABBA que ABBA no ha grabado jamás. Al igual que los mejores clásicos del grupo sueco, Lady Lady evoca una melancolía en la que confluyen la alegría y la amargura y, además, iba acorde con la letra: es una de las pocas canciones españolas en Eurovisión que cuenta una historia. En el escenario Amaya Saizar, peinada precisamente como Agnetha de ABBA, la interpretó como una cuentacuentos con una voz luminosa que mejoró la grabación de estudio. Más allá de Eurovisión, ‘Lady Lady’ es una de las canciones más bonitas que se han hecho en España.

5. Dime, de Beth (2003, puesto 8 de 26)
Beth no había sido la ganadora de OT, pero en el programa de preselección ‘Dime’ fue la elegida aproximadamente a los siete segundos de empezar: el público estalló en un rugido de júbilo en cuanto entró la base dance. ‘Dime’ representa el pop comercial de aquel momento. Era dance, era latino y un poco flamenco. Era todo lo que Beth odiaba. “No me hizo especial ilusión”, recuerda la cantante en ‘Yo tampoco gané Eurovisión’. “Dime no es una canción que me represente para nada ni como persona ni como artista. Para nada quería enfocar mi carrera hacia esto”. ¿Hacia dónde, Beth? ¿Hacia los temazos alucinantes? ‘Dime’ es una canción que atraviesa a la gente en la pista de baile no tanto gracias a su base como a un sentido del drama muy humano. A lo largo de los tres minutos, la desesperación de la canción va aumentando de manera orgánica: es una rendición de la dignidad que empieza con un mar en calma y acaba suplicando a gritos. Por desgracia, Beth sencillamente no quería estar ahí. No supo ni quiso vender una canción que tenía madera de ganadora. Si logró un 8º puesto con esa actuación imaginaos dónde habría llegado con un poco de ganas.

4. SloMo, de Chanel (2022, puesto 3 de 26)
Llego la mami. Este puesto tan alto, claro, no se debe a la canción. Chanel no necesitaba ‘SloMo’ para, como dicen los jóvenes de hoy en día, servir coño como lo hizo. Podía haberse movido al ritmo de una pandereta y la performance sería igual de electrizante. Me vais a permitir una confesión personal: nada me hace sentir como esta actuación. Hay cosas en la vida que me importan más, que me hacen más feliz y que me dan más placer, pero ver este vídeo me revoluciona el sistema nervioso como ninguna otra cosa. No sé lo que es. Quizá sean la cantidad de instantes de euforia que se concentran en solo tres minutos: la trompetilla española inicial acompañada de los tacones caminando a lo Beyoncé; la primera figura con Chanel levantando la pierna al cielo por detrás; los gritos del público ante la caída de luces del primer estribillo; el levantamiento en plan vedette que demuestra que Beyoncé es un referente pero Norma Duval también; el ardor con el que ella hace lo de “ra-pa-pa-pa-pa”, tan rabioso que ni siquiera el espantoso tiro de cámara puede eclipsarlo; el clímax del último estribillo en el que Chanel desafía las leyes de la gravedad y levita sobre sus propios tacones; el abanico de chula; y, por supuesto, el grito triunfal de “¡Agua!”. Esa palabra nunca había expresado tanta alegría desde que Moisés llegó a la Tierra Prometida tras cuarenta años atravesando el desierto. La letra no significa nada, la actuación lo significa todo. La precisión de las luces. La sonrisa de Pol, el bailarín principal. El diseño torero de Palomo Spain, tan kitsch bien entendido. La gente que no ve Eurovisión cree que todas las canciones consisten en tres minutos de histerismo, pero la gente que quiere ganar Eurovisión (es decir, todas y cada una de las personas involucradas en ‘SloMo’) sabe que el secreto está en modular: la actuación de Chanel está constantemente subiendo y bajando, apretando y soltando, tensando y relajando. En el segundo pre-estribillo, por ejemplo, no ocurre nada, porque a esas alturas el show se lo puede permitir. Aquello ni siquiera parecía una coreografía, era como si Chanel irradiase energía y cada uno de sus movimientos provocase un campo magnético entre los bailarines. ‘SloMo’, en cierto modo, condensa la complicada relación entre los maricas y sus divas: ella va a tener que darles todo, pero a cambio ellos la elevarán hasta un lugar que ningún hetero podría elevarlas. La votación arrancó con tres países consecutivos dándonos 12 puntos y todos los maricas de España, de repente, lo entendieron todo: por qué los heteros se emocionan con el fútbol, por qué los patriotas defienden tanto su bandera y qué se siente al estar, durante unos minutos, en la cima del mundo. Fue como si toda una vida siendo maricón hubiera conducido a ese momento. Ese tercer puesto que todos celebramos como una victoria supuso el apogeo de un fenómeno que lleva una década creciendo: la mariconización de la cultura (yasssificación, lo llaman algunos) que está canibalizando el mainstream y que, por primera vez, no tiene en cuenta los códigos la cultura heterosexual. La cultura gay ya no se forja en contraposición a la heterosexual. Ahora hace como si no existiera. Un año después, ‘SloMo’ es la actuación de aquella noche más vista en YouTube. Chanel no ha tenido la carrera que cabría esperar, pero al fin y al cabo no hay nada tan español como no saber qué hacer ante el éxito, porque este es un país que tradicionalmente se ha sentido más cómodo con el fracaso. Un acierto de Chanel ha sido no cantar la canción en platós iluminados como un supermercado. Ella sabe que fueron las particularidades técnicas y visuales de la performance lo que nos hizo volar hace un año y al no intentar recrearlo aquella actuación ha quedado grabada en nuestra memoria como un mito. Difícil de explicar, fácil de entender.

3. Yo soy aquel, de Raphael (1966, puesto 7 de 18)
Raphael cantaba ‘Yo soy aquel’ con un sentido trágico y urgente, casi obsesivo. No es romántica, es enfermiza. Y ya se presentaba, a los 25 años, como una fuerza de la naturaleza. Sonaba como si tuviera lágrimas en la voz y nunca dejaba de mirar a la cámara, a la que parecía controlar en cada cambio de plano, como si la cámara cambiase porque él quiere y no al revés. Si abría los brazos el plano se abría con él, si cerraba los ojos la cámara se acercaba a su cara intrigada. Y esas cuerdas finales, que volverían locos a los Arcade Fire, revelan de repente que todo el rato había una orquesta ahí al lado pero se nos había olvidado porque Raphael conseguía que pareciera que estábamos a solas con él. Su 7º puesto supo a derrota y, al aterrizar en Madrid, Rapha inauguró la cantinela de “nosotros contra ellos”: “Mientras no nos dejen cantar en francés” se quejó, “no podremos ganar”.

2. Eres tú, de Mocedades (1973, puesto 2 de 17)
Juan Carlos Calderón compuso una de las canciones españolas más famosas del mundo. ‘Eres tú’ acabaría alcanzado el puesto 9 en las listas estadounidenses y a menudo aparece entre las mejores canciones de la historia de Eurovisión, lo cual hace que ese segundo puesto resulte algo amargo. Aunque los números sean un baremo impersonal, la ganadora de aquel año ‘Tu te reconnaitres’ de Anne Marie David acumula unos 5 millones de reproducciones en YouTube mientras que Eres tú bordea los 100 millones. Uno de los ámbitos en los que más ha triunfado es en las iglesias de Estados Unidos, donde se interpretan versiones gospel, y tiene sentido: ‘Eres tú’ es una canción sobre el amor en términos que se elevan de lo mundano. Parece una canción que existe desde hace cientos de años. Se trata de un poema en el que se suceden imágenes que evocan calma y que conectan al ser humano con una existencia superior al individuo, porque esas imágenes estaban ahí antes que nosotros y seguirán ahí después de que nos vayamos: el agua de la fuente, el fuego de la hoguera, el trigo de mi pan. La voz de Amaya Uranga despierta unos sentimientos en quien la escucha que, sencillamente, solo se pueden sentir escuchando a Amaya Uranga. Por todo eso, Eres tú ha adquirido con los años la textura de himno con la capacidad de unir a todos los seres humanos. ¿No te lo crees? Prueba a escucharla acompañado de gente. A a la llegada del segundo estribillo, sentirás un amor inédito hacia todos los que te rodean.

1. Bandido, de Azúcar Moreno (1990, puesto 5 de 22)
Aquellas dos “gitanas Armani”, como las bautizó el comentarista de la BBC, salieron al escenario de Zagreb con la intención de prenderle fuego. Su actuación abría la gala y el mítico fallo de sonido inicial funcionó como carta de presentación: lejos de quedarse ahí a intentar salvar el desaguisado como habría hecho cualquier otra pánfila, Toñi le hace una señal a su hermana en plan “vámonos, Encarna” y ambas se largan del escenario. Habían demostrado su temperamento y todavía no habían empezado a actuar. Pero es que luego empieza la canción. ‘Bandido’ es una catedral electro-flamenco-pop con unas cuerdas que levantarían a Wagner de su tumba. Las hermanas Salazar no cantan hasta el segundo 43 y lo hacen como dos panteras en celo: ‘Bandido’ empieza arriba y acaba aún más arriba. Es una canción salvaje, asfixiante, peligrosa. Y también divertidísima. En 2011, cuando en Gran hermano hicieron una coreografía de ‘A-Ba-Ni-Bi’ (la ganadora israelí de 1978), en el Big Brother de Israel devolvieron el guiño bailando ‘Bandido’. Desde entonces, la canción de Azúcar Moreno suena en todas las discotecas gays de Israel cada noche. Porque hay algo en ‘Bandido’ que remueve las entrañas de todo ser humano que la escuche. Y con su gitanidad visceral, Toñi y Encarna no solo le pegaron un revolcón a Europa entera sino que vengaron a Remedios Amaya. A la mierda los complejos.

La primera parte de este artículo, las 31 peores actuaciones de España en Eurovisión, aquí. Juan Sanguino es autor de 3 libros sobre cultura pop que podéis comprar en la tienda de JENESAISPOP.

España, 3ª en Eurovisión gracias al enorme show de Chanel; el televoto da la victoria a Ucrania

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España ha quedado 3ª en el Festival de Eurovisión gracias a la potentísima actuación de Chanel, que ha bordado su interpretación de ‘SloMo’ en coreografía, montaje, iluminación y efectos. El tema ha sido respaldado igualmente por el jurado europeo y el televoto, a diferencia de lo que sucedió en el Benidorm Fest, donde el televoto le dio la espalda.

Sin embargo, como vaticinaban las casas de apuestas, Ucrania ha sido la ganadora al ser respaldada por el televoto, de donde ha sacado más de 400 arrasadores puntos. Reino Unido, que ha ganado el favor del jurado superando a España en lo que parecía la noche del nuevo Måneskin, ha de conformarse con el segundo lugar.

Chanel partía como 5ª en las apuestas, pero su vibrante actuación dejaba la sensación de que por primera vez en años, RTVE iba a por todas. Como os comentábamos esta tarde sin ningún rubor: podíamos ganar, y hemos estado cerca, recibiendo una cantidad de 12’s ante la que no sabíamos qué cara poner por falta de costumbre. La ilusión eurofán ha vuelto a RTVE y esperemos que esté aquí para quedarse. El año que viene habrá Benidorm Fest: esto ha sido un éxito inimaginable hace un año o hace dos. Estaremos encantados de beber del jugo de mengo este verano y más allá.

Os dejamos con nuestro «minuto a minuto» y con el seguimiento en nuestro foro de Eurovisión, donde a nuestros usuarios jamás se les escapa una.

21.03 Eurovisión 2022 comienza con una petición de paz por la vía de John Lennon, ‘Give Peace a Chance’. Abre la gala esa persona que le cae bien a todo el mundo llamada Laura Pausini, en clave de popurrí, ‘La soledad’ incluida. Un gran espectáculo que ha incluido una corte de bailarines y «hands performance». Si han visto, han visto.

21.15 Italia se está llevando críticas horribles por la realización de Eurovisión durante las semifinales y ya se ha visto hoy alguna que otra chapuza. La realización del flag parade no ha gustado nada en nuestros foros. marcecar comenta: «¿Es idea mía o es la peor flag parade de los últimos años? Nunca había pasado que los participantes estuvieran tan juntos y se hubieran acumulado a la salida del año, ¿o sí?»

21.18 We Are Domi, la Katy B de República Checa, ha abierto la final de Eurovisión con un buen tema de EDM llamado ‘Lights Off’. Precisamente, el «apagado de las luces» hacía temer que la realización italiana hubiera vuelto a liarla. Pero no: era así. Una correcta producción que podría haber sido un hit en Radio One, algo deslucida por una presentación algo insulsa.

21.21 Nuestro podcaster Claudiopiscu tenía razón: la fantasía mariquita de Rumanía, que iba penúltima en las apuestas, es muy necesaria en esta final. No hay mal rollo entre WRS y Chanel, pese a lo parecido de la propuesta, incluso en vestuario. ‘Llámame’ es un tema más mediterráneo y menos reggaetonero, y ambas delegaciones se han hecho amiguis hasta el punto de integrarse en algún vídeo visto en las redes sociales.

21.28 Preciosa la propuesta de Maro, que no solo es 200% Portugal desde su mismo título ‘Saudade, Saudade’, sino que puede conectar con los seguidores del penúltimo R&B de gente como Rhye. Tan sólo podían haber exprimido más esa puesta en escena comunal y circular.

21.31 Lo mejor de la propuesta de The Rasmus es ese primer plano en el que Lauri Ylönen mira a cámara con cara de loco, globo amarillo en mano. Da más miedo que el payaso de ‘It’. Después, ‘Jezebel’ es un cúmulo de clichés rockeros que va cayendo en picado.

21.35 La cursilería del corazón roto de Suiza ha hecho parecer entretenida la actuación inmediatamente anterior de Finlandia. Por un momento parece que Marius Bear puede quebrarse como un Loius Armstrong, pero no termina de pasar en absoluto.

21.37 Oído en la sala: «cada vez veo más guapo a Mika, a medida que pasan las copas».

21.41 Francia presenta una canción en bretón que ha sido harto comparada con ‘Terra’ de Tanxugueiras por alternar lo tribal con lo moderno. Puede darnos una idea de dónde habría terminado esta, aunque ‘Fulenn’ ha estado muy marcada por un verdadero calvario de «zoom ins» y «zoom outs». Un montaje supuestamente trepidante que parecía realmente aleatorio.

21.45 En la era TikTok, Noruega es el único país que este año ha querido apostar por un posible viral de baile como lo fue en Youtube PSY o, en Eurovisión, Netta. ‘Give That Wolf a Banana’ es una divertida propuesta medio EDM que da al público casual todo lo que necesita: disfraces de lobitos, beats y coreografía.

21.50 A Rosa Linn por Armenia se le ha atascado hoy menos el papel de pared que en la semifinal de antes de ayer. ‘Snap’ es una bonita propuesta de bedroom pop con solo un problema: el gran número de baladas con que a lo largo de la noche tendrá que competir. Hasta aquí, diríamos que puede llevarse el voto de los seguidores de Billie Eilish.

21.59 Arrebatos de pasión latina en la balada italiana ‘Brividi’ y también otros momentos más bajos que, desde el punto de la realización sobre todo, se podían haber aprovechado más para exaltar la supuesta historia de amor de Mahmood y Blanco. Más de lo de Pimpinela, por favor.

22.03 Impresionante actuación de España, en la estela de grandes divas como Jennifer Lopez (por melodía), Madonna (esa torera que se quita), sobre todo Beyoncé (esos movimientos) y en Eurovisión Helena Paparizou. Una impresionante ovación se ha oído en Turín para cada efecto medido al milímetro en iluminación, coreografía, montaje y coordinación en ese sobresaliente cuerpo de baile. Pocas veces hemos estado tan orgullosos de España: ha hecho bien hasta el uso de los pregrabados, que apenas se notaban. ¡Gracias, Chanel!

22.07 Destacable la propuesta medio acústica de S10 para Holanda, algo afeada por su lugar en la final, donde hay varias propuestas similares, y una actuación vocal falta de potencia en varios momentos.

22.12 Ucrania alterna el folclore patrio con las danzas urbanas en su canción para las madres, ‘Stefania’. Miembros de la Kalush Orchestra se han implicado en la lucha contra Rusia en Kiev o realizando labores humanitarias, si bien no han parecido utilizar ni siquiera sutilmente esa baza durante su puesta en escena. ¿Responderá el público?

22.16 No está tan mal como para ir en la cola de las apuestas el medio tiempo alemán de Malik Harris. Está a medio camino entre Eminem, The Streets y el punto acústico de Ed Sheeran. Su problema es que entre lobos y chanelazo, nadie le recordará cuando termine la noche.

22.19 España sube en las apuestas y supera a Italia. Ahora somos 4ª.

22.21 Sutil actuación de Monika Liu para Lituania, en la estela de Goldfrapp, que adivinamos que va a correr la misma suerte que Hooverphonic¨: algún voto del jurado, ninguno del público.

22.26 Primer vídeo de Chanel tras actuar: «estoy llorando pero de emoción».

22.29 Resultona actuación de Azerbaiyán en cuanto a puesta en escena con las escalinatas, si bien ‘Fade to Black’ tiene pinta de morir sepultada entre todas las baladas de la segunda mitad. Por ejemplo, la de Bélgica, que no termina de explotar su gusto por el soul o el góspel. Curioso que Jérémie Makiese haya ganado ‘La Voz’ de su país, pues no es su fuerte en los momentos álgidos de ‘Miss You’.

22.36 De todas las canciones de bedroom pop, sin duda la puesta en escena más chula es la de Grecia. La producción tiene su puntito trip hop en la orquesta, Amanda Georgiadi Tenfjord parece recién salida de un drama vampírico y todas esas sillas rotas tiradas sobre el escenario parecen emular el estado de su vida durante un tema que se llama ‘Die Together’.

22.39 Systur, desde Islandia, no han conseguido hacer un montaje tan chulo como el folkie de Common Linnets hace unos años por Holanda, ni siquiera -sobre todo- en ese triste plano a tres. Con todo, ‘Með hækkandi sól’ es una buena propuesta, entre lo más digno, melódicamente, de la velada.

22.44 Moldavia, una de las inesperadas clasificadas de las semifinales, puede arañar voto a su vecina Ucrania, pues se basa también en el folclore y la modernidad, solo que cambiando el rap por los Ramones.

22.48 ‘Hold Me Closer’ no tiene una puesta en escena tan vistosa como ‘Euphoria’, pero como canción sí contiene su elegancia en producción. Un medio tiempo made in Sweden con la preciosa interpretación ronca y afectada de Cornelia Jakobs, en la estela de Bonnie Tyler. Suecia, hacia la cima otra vez.

22.53 Sheldon Riley, también actor, presenta la actuación más teatral de la noche para Australia. En representación de su lucha LGTB+, el artista se quita la máscara sobre una escalinata en el momento cumbre de su desgarrada balada, ‘Not the Same’. No es nuestra cup of tea, pero le deseamos muchísima suerte.

23.00 No puede decirse que Sam Rayder se haya tomado Eurovisión a la ligera como muchos de sus compatriotas de Reino Unido. En el momento en que coge su guitarra eléctrica parece estar entrando en los cielos de Freddie Mercury, su traje medio galáctico tiene las ambiciones de los ABBA que ganaron el certamen con ‘Waterloo’… Parece que una buena posición para Reino Unido, al fin, está también garantizada.

23.06 ¿En qué puesto quedarían Hurts en Eurovisión, en su faceta más próxima a su coetánea Lana del Rey? El baladón de Polonia podría dar la respuesta.

23.10 Se agradece enormemente la originalidad de la propuesta performativa de Serbia, con muchas lecturas sobre lo que significan la letra de la canción y su ocurrencia de poner subtítulos en inglés. ‘In corpore sano’ es una valiente propuesta que será recordada por su crítica al sistema sanitario público o su concienciación sobre la salud mental. No admitimos más ganadores esta noche que Chanel, Cornelia o Konstrakta, a la que han llamado la Marina Abramović de Eurovisión.

23.14 La noche se cierra con el «Son» de los Mumfords de Estonia. AH-OH es su ocurrente grito de guerra para cautivar a la audiencia, con una puesta en escena que deposita demasiada responsabilidad en el saltito de Stefan de una plataforma a otra.

23.27 Måneskin cierran un año redondo presentando en Eurovisión 2022 un resultón nuevo single, ‘Supermodel’. Pocas veces un ganador del festival sacó semejante partido. Damiano, que está cojo, ha bromeado en su consejo a los artistas: «No os acerquéis a la mesa», en referencia a su supuesta raya de coca del año pasado. Hasta un test se hizo.

23.33 ¿Quién demonios ha editado el resumen de la actuación suiza? No parece ni que haya actuado. ¿Su delegación ha aprobado eso?

23.34 Rumanía sube en las apuestas… ¡Ya son top 20!

0.03 España empieza con 5 puntos de Holanda. Los primeros 12 van para Grecia.

0.04 España se lleva los 12 puntos de Macedonia del Norte, Malta y San Marino, seguidos. Os recordamos que al final se suma todo el televoto. Llamamos a la calma y la paciencia.

0.12 Reino Unido va 1ª y España 2ª, ¿de verdad esto es Eurovisión?

0.15 Nefasta valoración del jurado de Islandia, Noruega y Rumanía, al menos de momento.

0.21 ¿El jurado español vota por Azerbaiyán porque no era un peligro para Chanel? Pues sí que queremos ganar.

0.37 Reino Unido se distancia de España, que ha ido casi toda la votación 3ª. Suecia va 2ª. Suecia y Australia nos dan otros 12… Estamos tan poco acostumbrados a recibir 12 que no sabemos ni cómo reaccionar.

0.40 España es 3ª para el voto del jurado. Reino Unido y Suecia van 1ª y 2ª, y Ucrania 4ª. Portugal cierra el top 5 con un excelente resultado.

0.47 Moldavia y Noruega, entre los beneficiados por el televoto.

0.50 La audiencia entiende a Serbia mejor que el jurado… Chúpate esa.

0.55 Ucrania, cerca de proclamarse ganadora al sumar más de 400 puntos por parte del televoto.

1.03 España queda 3ª en Eurovisión por detrás de Ucrania y Reino Unido. Una final trepidante. !Enhorabuena, Chanel!

10.38 La gran final de Eurovisión 2022 fue seguida por 6.835.000 personas en La 1, obtniendo el 50.8% de la audiencia. Es la mejor cuota para el festival desde Chikilicuatre.

La Zowi abandona un show en Jaén, por los vasazos del público

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La Zowi actuaba anoche en Jaén junto a Rojuu, pero no pudo terminar su concierto, si bien una crónica local no recoge incidente alguno. Hay quien piensa que ofreció su set entero.

Sin embargo, en unos vídeos que han aparecido en internet se ve cómo el público lanza varios objetos a la cantante. Ella se queja de que el público esté tirando «mecheros y bolis». Asegura que «lleva muchos años de trote y nunca le ha pasado nada así» y se pregunta a «qué tipo de animales» se ha permitido el acceso. En ese momento, recibe una oleada de vasazos, ella misma decide tirar un pie de micro al foso, y a continuación abandona el escenario.

Según ha podido saber JENESAISPOP, la cantante ofreció más de la mitad del set previsto, pero no terminó el show. Adivinábamos a la red dividida ante estas imágenes, pero lo cierto es que la mayoría de tuiteros le está mostrando su apoyo.

Hay varios mensajes en la línea de este: «No fui a ver a La Zowi, pero realmente siento vergüenza ajena por la gente de Jaén y el mal trato hacia los artistas. Luego nos quejamos de que nadie viene a Jaén y que nos hacen vacío respecto al resto de Andalucía, con actos así nadie quiere venir».

Otra persona escribe: «La Zowi no se lo merecía de ninguna manera, creo que lo ha hecho como una reina y se ha ido con la cabeza alta». Un usuario en cambio ha opinado: «Entiendo lo de La Zowi, pero tía, no sabes quiénes eran y le puedes dar a alguien que no estaba haciendo nada».

Warpaint / Radiate Like This

A Warpaint siempre les ha gustado la música “oscura y triste”. Pero también estética. Sus canciones, atmosféricas y atractivas, no podían evitar exhalar una cualidad un tanto impostada. Sin embargo, en ‘Radiate Like This’ se han despojado de esa sensación: sin renunciar a su carácter, esta vez suenan más verídicas que nunca.

Muy probablemente, la accidentada construcción de ‘Radiate Like This’ tenga algo que ver. Warpaint se juntaron en 2019, tras un par de años de descanso, para empezar a preparar el disco. La pandemia las separó forzosamente de nuevo, lo que obligó a que cada una grabara su parte por su cuenta. Y se les ha colado en el álbum una genuina añoranza, tan queda como palpitante. Este es un disco sosegado, sin tensión. Pero esto no se ha de leer como algo peyorativo; al contrario. Warpaint han capturado perfectamente esa resignación que es signo de los tiempos.

El aire tan atmosférico, algo ochentero, que les es tan propio, estalla en pleno en el primer single, ‘Champion’, un ejemplo perfecto de la maestría que tienen Warpaint para fabricar canciones con carisma, capaces de quedarse a la primera, como ‘Love Is to Die’. Pero esta vez, lejos del drama, cantan a ser corajosas y unirnos. La voz de Emily Kokal se arrastra con su modorra habitual, pero la base rítmica va subiendo a medida que la canción avanza, hasta convertirla en un himno prácticamente.

La oscuridad, por eso, atenaza en ‘Hips’, que recuerda a PJ Harvey y a los grupos de la onda 4AD, merced tanto al ambiente que crean, como a los juegos de voces y un estribillo que bebe del pop alternativo de los 90. La tristona ‘Hard to Tell You’ remonta gracias a su gran estribillo y ‘Stevie’ logra ser tierna y sensual: una pieza que se acerca al R&B de alcoba, tamizado por el particular estilo de la banda.

El sentimiento de nostalgia brilla en los “You’re not alone” que entonan en ‘Like Sweetness’ o en ‘Trouble’, que remite a los R.E.M. del 92. A partir de aquí, aun bonitas y encantadoras, el exceso de homogeneidad de las canciones se hace patente y la escucha acusa cierta languidez. Por eso es tan excitante la irrupción final de la deliciosa ‘Send Nudes’, voluptuosa, pizpireta y acústica, con un estribillo gozoso, que la convierten en el momento más puramente pop del disco.

‘Radiate Like This’ es un pequeño triunfo, dadas las circunstancias de su grabación. Logra escapar de la amenaza de ser un artefacto blando y formulario gracias a su carácter melancólico y, a la vez, por las ganas que han puesto Warpaint en hacer un disco esperanzador.

Serbia en Eurovisión 2022: crítica social, imaginación y vanguardia

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¿Es la representación Serbia “avant-garde” como dicen por ahí? Desde luego lo es en un contexto eurovisivo. ‘In corpore sano’ dejó anonadada a Europa el pasado jueves en la segunda semifinal de Eurovisión, logrando la clasificación para la final de esta noche. Es hoy nuestra “Canción del Día”.

Con casi 3 millones de visualizaciones en estos 2 días, esta performance -pues no puede llamarse de otra forma-, es la actuación de Eurovisión más vista de la semana, superando incluso a esa bestia escénica llamada Chanel. ¿Qué nos está contando Konstrakta cuando aparece sobre el escenario lavándose las manos?

‘In corpore sano’ se entiende como una crítica al sistema sanitario serbio en la crisis del coronavirus. De ahí la variedad de mensajes que podemos extraer de ese lavar de manos, desde los políticos que ignoran las necesidades más básicas de la gente, a la desesperación de la parte más vulnerable de la población tratando de huir de la muerte… lavándose las manos y poco más en los primeros días de la pandemia.

Un temor expresado perfectamente con una producción sobria, con unas cuerdas graves que acentúan el contenido de la canción. La letra repite «in corpore sano, in corpore sano», la música denuncia que no lo está en absoluto.

Aparte de la extrañeza que generan algunos planos de Konstrakta y ese falso error que supone la parada a los pocos segundos de comenzar la grabación, hay un uso excelente de los subtítulos en el montaje. Serbia no ha querido entregarse al inglés, pero se han encargado de que no quede una sola persona en Europa sin comprender su mensaje: “Dios nos da salud, pero yo soy dejada a mi suerte”.

Una idea excelente que termina con todas las conocidas dificultades lingüísticas de Europa, con la disyuntiva entre inglés e idioma propio, y en la que, de manera absurda, nadie había caído. Desde ya, pertenece a la historia del festival.

UK puede pasar del «bottom 5» al «top 5» en Eurovisión gracias a Sam Ryder

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Reino Unido es uno de los países menos queridos en Eurovisión. Es de los pocos que España no puede envidiar. Sus posiciones en los últimos años dan mucha pena: han sido últimos durante este siglo hasta 5 veces, y también saben lo que es ser penúltimos y antepenúltimos. Mientras Italia y Alemania se han agenciado alguna victoria más o menos recientemente como Big Five, y Francia ha peleado muy duro por ello con Amir y Barbara Pravi, Reino Unido está a verlas venir.

No quedan en el top 10 desde 2009, cuando fueron 5º con Jade Ewen. Algo que se podría repetir esta noche con la histriónica actuación de Sam Ryder. Incluye hasta una carcajada.

’SPACE MAN’ es una balada de rock ahijada de Queen que puede beneficiarse de 2 cosas: el éxito de ‘Bohemian Rhapsody’, que continúa dando a la banda de Freddie Mercury unos streamings realmente millonarios, y la victoria de Måneskin del año pasado.

Sin copiar ‘ZITTI E BUONI’ de manera descarada como ha hecho San Marino, que ha quedado eliminada en semifinales, ‘SPACE MAN’ se va creciendo en su pulso guitarrero, hasta el punto de ofrecer un solo de guitarra en última instancia, en riguroso playback y sin que se note. Puede cautivar al mismo público que votó por Måneskin, pues se diferencia claramente de las doscientas baladas que la precederán.

Sam Ryder, que se popularizó en TikTok durante la pandemia a sus 30 años, cita entre sus influencias a David Bowie (sí, le gusta el espacio), Elton John (sí, también recuerda) y Queen (es muy evidente). Ha incluso versionado a Måneskin y ha asegurado que le encantaría cambiar la imagen que tiene el público británico de Eurovisión. Es lo más importante si Reino Unido quiere volver a triunfar: tomarse el festival en serio.

Además, actúa en la posición 22, lo que sin duda está beneficiando la escalada de UK en las casas de apuestas. Ya son 2º tan solo por detrás de Ucrania.

Camila Cabello y Maria Becerra, «hasta los dientes» de fantasía pop

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Camila Cabello ha convertido en un hit mundial ‘Bam Bam’ con Ed Sheeran: pasan las semanas y no hay manera de que se apee de las listas de éxitos.

Sin embargo, no ha logrado llevar a ese público a asomarse por su disco ‘Familia’. Después de que el público haya ignorado por completo la excelente ‘Psychofreak’ con WILLOW, sobre sus problemas de salud mental, Camila Cabello mueve ficha. Y apuesta por una de las canciones que más ha gustado entre el público latino.

‘Hasta los dientes’ con Maria Becerra va a la caza de aquellos que gozaron de ‘Don’t Go Yet‘, aunque esta vez el asunto no es salsero sino que vira hacia el synth-pop que tan buenos resultados ha dado a The Weeknd o Rauw Alejandro.

Este fin de semana se ha estrenado el videoclip para ‘Hasta los dientes’ bajo la dirección de Charlotte Rutherford, y esto es una nueva fiesta de referencias pop. Por un momento parece que van a hacer un homenaje a Marilyn Monroe en ‘Ellos las prefieren rubias’, o lo que es lo mismo a ‘Material Girl’ de Madonna.

Por otro lado, los colores son tan vivos e influidos por las vanguardias que aquello parece un cuadro de Romero Britto. Pero ellas han querido hacer de todo esto una aventura galáctica, al tiempo que intercambian pelucas y coronas hasta el punto de mimetizarse como Ariana y Gaga en el vídeo feliz de ‘Rain on Me’. ¿Funcionará? Al menos no puede decirse que Camilo Cabello haya abandonado su álbum. No como otras

Tove Lo, Biznaga, The Knocks, Röyksopp y Adiós Amores entran al top 40 de JNSP

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‘Free’ de Florence + the Machine se mantiene como lo más votado de JENESAISPOP por tercera semana consecutiva, justo cuando ‘Dance Fever’ ha sido nombrado nuestro “Disco de la Semana”. La entrada más fuerte es la de Tove Lo con ‘No One Dies from Love’, mientras Biznaga llegan también al top 10 con su single junto a Triángulo de Amor Bizarro. Pertenece a su último disco, ‘Bremen no existe’.

Otra entrada en el top 10 es la colaboración de The Knocks con Dragonette y queda a las puertas del mismo la colaboración de Röyksopp con Astrid S. Adiós Amores llegan al puesto 26 con ‘Noche iluminada’.

Recordad que podéis escuchar la playlist con las 40 canciones del top y las 10 candidatas a entrar de cada semana, así como por supuesto votar por vuestras canciones favoritas, aquí. Los votos son sometidos a una fórmula matemática que beneficia a las novedades y perjudica a las canciones a medida que pasan las semanas.

Top Ant. Peak Sem. Canción Artista
1 1 1 3 Free Florence + the Machine Vota
2 2 2 3 Used to Know Me Charli XCX Vota
3 3 1 No One Dies from Love Tove Lo Vota
4 8 4 2 I Love You Fontaines D.C. Vota
5 7 5 2 Daytona Sand Orville Peck Vota
6 6 1 Domingo especialmente triste Biznaga, Triángulo de Amor Bizarro Vota
7 9 7 3 llorando en la acera Cariño Vota
8 13 5 5 No hay futuro La Casa Azul Vota
9 9 1 Slow Song The Knocks, Dragonette Vota
10 4 1 8 Candy Rosalía Vota
11 15 8 5 psychofreak Camilo Cabello, WILLOW Vota
12 14 12 3 The Curse of the Blackened Eye Orville Peck Vota
13 6 3 6 As It Was Harry Styles Vota
14 14 1 Breathe Röyksopp, Astrid S Vota
15 21 6 5 Carreteras de pasión Joe Crepúsculo, Aaron Rux Vota
16 12 3 8 The Lightning II Arcade Fire Vota
17 39 17 4 Cut Sondre Lerche Vota
18 22 1 14 SAOKO Rosalía Vota
19 23 9 7 Muchas cosas Natalia Lacunza Vota
20 5 4 5 Out of Time The Weeknd Vota
21 16 7 4 Let’s Do It Again Jamie xx Vota
22 17 17 4 Angelica Wet Leg Vota
23 26 13 6 Una daixona de pols Antònia Font Vota
24 30 1 6 Marchar Vicente Navarro, Rodrigo Cuevas Vota
25 32 18 6 Hold Me Closer Cornelia Jakobs Vota
26 26 1 Noche iluminada Adiós Amores Vota
27 10 1 9 My Love Florence + the Machine Vota
28 34 15 5 Hiedra verde VVV [Trippin’you] Vota
29 3 3 4 About Damn Time Lizzo Vota
30 35 21 4 I Left a Light On Teenage Fanclub Vota
31 11 11 3 Tamagotchi PUTOCHINOMARICÓN Vota
32 28 20 3 Energía rara Dorian Vota
33 18 11 7 Skinty Fia Fontaines DC Vota
34 29 1 29 Yo invito Amaia Vota
35 38 16 4 No Prizes Kae Tempest, Lianne La Havas Vota
36 31 1 20 Ay Mama Rigoberta Bandini Vota
37 20 1 11 King Florence + the Machine Vota
38 27 3 14 Beg for You Charli XCX, Rina Sawayama Vota
39 37 2 44 Please Jessie Ware Vota
40 25 22 4 Save Me Empress Of Vota
Candidatos Canción Artista
La canción que no quiero cantarte Amaia, Aitana Vota
Talk to Me, Talk to Me Belle & Sebastian Vota
N95 Kendrick Lamar Vota
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España en Eurovisión: las 31 peores actuaciones

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Ránking en el que valoramos todas las canciones y actuaciones que hemos enviado al Festival de Eurovisión. En esta primera parte aparecen las 31 peores, es decir, los puestos entre el 62 y el 32.
Actualización: El ránking ha sido actualizado el 13 de mayo de 2023 con la incorporación de Blanca Paloma y la subida de Chanel.

62. Bloody Mary, de Las Ketchup (2006, puesto 21 de 24)
Un año después de enviar a Son de Sol para aprovechar el tirón internacional de Las Ketchup y ‘Aserejé’, TVE decidió enviar directamente a Las Ketchup. Y lo hicieron, Dios sabe por qué, con una canción que no se parecía en absoluto a ‘Aserejé’. ‘Bloody Mary’ es una composición sugerente, con una estructura intrincada y unos arreglos de bossanova, lo cual construye un ambiente intrigante pero es nefasto para Eurovisión, donde solo sonó plana y cero memorable. La actuación de Las Ketchup es, probablemente, lo peor que ha hecho España en el festival. Pilar arrancó con la frase “Un bloody mary, por favor”, que en el disco es susurrada, sexy y evocadora pero aquí sonó como si estuviera en la barra libre de la comunión de su prima. La coreografía era digna de una función de fin de curso: parecía que no habían ensayado y se la estaban inventando sobre la marcha. Una canción interesante, aunque inapropiada para Eurovisión, arruinada por una actuación bochornosa, desganada y mal preparada.

61. Algo prodigioso, de José Guardiola (1963, puesto 12 de 16)
Los primeros acordes de esta canción casi suenan a Bond, pero enseguida se convierte en lo más aburrido que España ha enviado jamás a Eurovisión. Trata sobre un niño que duerme la siesta (la letra la compuso Carlos Murillo, el señor que hacía la quiniela en el periódico ABC) y la interpretación de Guardiola, con su bigotito clásico de galán del franquismo, demuestra que era un cantante de otra época. Él venía de los teatros, donde la expresividad debía ser exacerbada, los ojos vidriosos miraban al infinito y la mandíbula se tensaba hasta la desfiguración para proyectar la voz hasta la última fila. Pero esto era televisión, un medio recién nacido para el cual Guardiola no estaba preparado. Sus primeros planos por momentos parecen una parálisis del sueño.

60. Y solo tú, de Bacchelli (1981, puesto 14 de 20)
En los 80 el festival permitió llevar pistas grabadas para reproducir sonidos que la orquesta no pudiera crear, lo cual benefició a este medio tiempo con base de disco calipso, pero Bachelli era un galán romántico y no supo darle a la canción el carisma y la energía que necesitaba.

59. Colgado de un sueño, de Serafín Zubiri (2000, puesto 18 de 24)
Por alguna razón, TVE repitió con Zubiri tras su mediocre participación de 1992. Y lo hizo con una canción aún más sosa. Llegaba el siglo XXI, la gente se conectaba a la red y Eurovisión pasaba de celebrarse en teatros a llenar estadios, pero TVE todavía se negaba a adaptarse. ‘Colgado de un sueño’ es una canción similar a otras cinco con las que España había fracasado a lo largo de la década anterior: predecible, árida, olvidable, sin gancho, sin vida. Cuesta creer que sea de 2000.

58. Amanece, de Jaime Morey (1972, puesto 10 de 18)
‘Amanece’ es una obra menor del genio Augusto Algueró, uno de los compositores con un repertorio más emblemático de España: es autor de ‘Penélope’, ‘La chica ye-ye’, ‘Noelia’, ‘Te quiero’, ‘Mamá, quiero ser artista’ o ‘Tómbola’. Es una mezcla genérica de varios éxitos previos de España en el festival (‘Yo soy aquel’, ‘La la la’ y ‘En un mundo nuevo’) que Jaime Morey cantó sin sangre en las venas. A partir de la segunda estrofa se le ve ausente y distraído mirando al público. La razón es que alguien había tirado bombas fétidas en el patio de butacas y la gente estaba levantándose alertada. A pesar de su evidente cara de cabreo, Morey se crece en el estribillo final, se transforma en Tom Jones y hace volar la canción. Pero ya es tarde.

57. ¡Ay, qué deseo!, de Antonio Carbonell (1996, puesto 14 de 29)
Estaba compuesta por los Ketama, que en aquella época arrasaban con su flamenquito fusión. Pero en ese éxito también influía el carisma sensual de su cantante, Antonio Carmona. Su sonrisa, su calma y su cool. Y Antonio Carbonell no era Antonio Carmona.

56. Sobran las palabras, de Braulio (1976, puesto 16 de 18)
‘Sobran las palabras’ recurría a una fórmula, la canción melódica de gran orquesta, que ya estaba pasada de moda a mediados de los 70. Los jóvenes preferían a los cantautores protesta y Braulio era un señor con traje cuya idea de romance era cantar “Si ves que no me gusta conversar aprende a interpretar mi ausencia” o “Amar es algo más que hacer reír”. Su voz parecía el resultado de mezclar la de Iglesias, la de Serrat y la de Raphael. Aunque en realidad a quien más se parecía era a Cliff Richard, la superestrella del pop británico que había estado a punto de ganar en dos ocasiones y que en 2008 seguía exigiéndole a Massiel que le diera el premio a él.

55. Valentino, de Cadillac (1986, puesto 10 de 20)
Por fin TVE se animó a enviar algo que representase la modernidad musical de la década. Cadillac sonaba en las radios de jóvenes de la época y llevaron a Eurovisión ‘Valentino’, una canción sin estribillo. Eurovisión en los 80 está llena de experimentos como ese: el festival había caído en la irrelevancia y todos los países iban como pollo sin cabeza probando cosas curiosas. Aunque se aprecia la intención, ‘Valentino’ es lo último que debe ser una canción eurovisiva: imposible de recordar.

54. ¿Qué voy a hacer sin ti?, de Mikel Herzog (1998, puesto 16 de 25)
Aquella edición supuso un antes y un después en la trayectoria del festival. Ante la sangrante pérdida de audiencia, interés y relevancia, el festival se propuso reconquistar al público involucrándole en el festival a través del televoto. Esta modernización era necesaria porque a lo largo de los 90 la desconfianza del pueblo en las instituciones ya estaba asentada y la idea de que un puñado de supuestos expertos eligiesen las cosas a dedo resultaba muy antigua. La ganadora de 1998 no pudo ser más rupturista con la tradición: el público eligió ‘Diva’ de Dana International, una canción dance de una artista trans. Esa era la Eurovisión que queríamos. Por alguna razón, TVE decidió que este año era idóneo para llevar a un señor vestido como un niño de comunión con una balada sin personalidad que parece que dura seis minutos en vez de tres. Herzog carecía de presencia, carisma o pasión, lo cual sorprende porque es el productor de ‘El tractor amarillo’ de Zapato Veloz.

53. Baila el chiki-chiki, de Rodolfo Chikilicuatre (2008, puesto 16 de 25)
¿Os acordáis cuando en el colegio un chaval sacaba un balón dentro de clase, se ponía a darle patadas y cuando te daba un balonazo en la cara te decía “oye, que ha sido sin querer”? Pues eso es lo que hizo esta canción con Eurovisión. Al final ni quedó en un buen puesto, ni la broma tuvo tanta gracia, ni suena hoy en las discotecas de la gente básica, que fueron los que la votaron por las risas.

52. Contigo hasta el final, de El sueño de Morfeo (2013, puesto 25 de 26)
Lo mejor de la actuación es, curiosamente, lo que la hundió hasta el penúltimo puesto: esa evocadora gaita inicial y la aparición de Raquel del Rosario fundiendo su voz con ella en un in crescendo prometían un número musical glorioso, poético y grandilocuente. Pero de repente empieza la primera estrofa, el estribillo tarda 90 segundos en llegar y Del Rosario canta a punto de dar las notas pero no exactamente (lo que se llama “calar las notas”), visiblemente nerviosa. Es una canción, a medio camino entre The Corrs y La Oreja de Van Gogh, que en todo momento parece que va a ser mejor de lo que realmente es. Y luego se acaba. No es que la olvides al terminar, es que la olvidas conforme la estás escuchando.

51. Do It For Your Lover, de Manel (2017, puesto 26 de 26)
Se habló tanto del gallo que nadie pareció prestarle atención a la actuación. Y casi mejor. Manel es un cantantautor con talento, pero una elección nefasta para Eurovisión. Ese rollo soft rock playero a lo Jason Mraz, tan de anuncio de Estrella Damm, le gusta al público generalista (ese que colecciona Funko Pops, va a Escape Rooms y nunca se pierde La Resistencia) pero repele al público eurovisivo. Además, ese buen rollo sobre el escenario resultaba muy forzado y se volvía incómodo.

50. Voy a quedarme, de Blas Cantó (2021, puesto 24 de 26)
Un uptempo genérico puede quedar bien en Eurovisión si el cantante sabe venderlo, pero las baladas necesitan ser alucinantes para destacar. Y ‘Voy a quedarme’, por decirlo en pocas palabras, no es alucinante. Tiene una melodía demasiado enrevesada para resultar memorable y Cantó, un vocalista prodigioso tal y como demostró en Tu cara me suena, abusó demasiado del falsete. La canción suena a mil canciones que ya existen y, de nuevo, esto es una ventaja para las rítmicas pero un hándicap para las baladas: la canción perfecta para Eurovisión debe sonar familiar y a la vez sorprender. Pero también debe ser una gran canción. Y ‘Voy a quedarme’ no logra ninguna de esas cosas.

49. Llámame, de Víctor Balaguer (1962, puesto 16 de 16)
La primera canción de la historia de Eurovisión en acabar el festival con 0 puntos fue, inevitablemente, española. Este hito inauguró la relación que este país ha tenido siempre con el certamen: somos unos perdedores empedernidos, que parecemos sentirnos más cómodos con el pitorreo de la derrota que con la ilusión de ganar. ‘Llámame’ es una canción de estructura atípica: empieza con una introducción engolada, relamida y llena de florituras que evoca a Gene Kelly o Luis Mariano (ambos pasados de moda en 1962), pero luego pasa a la verdadera canción, que pertenece al género que entonces se llamaba “canción mediterránea” dentro del music-hall. Aparte de su asombroso parecido con ‘Luna de miel’ de Gloria Lasso, compuesta tres años antes, ‘Llámame’ no tiene nada destacable, aunque es curioso que solo tenga una estrofa al principio y luego se limite a repetir el estribillo hasta el final. Balaguer era un intento de crooner mediterráneo, pero es que en 1962 ya estaba Elvis petándolo por ahí.

48. La venda, de Miki (2019, puesto 22 de 26)
La venda era probablemente la peor de todas las candidatas en la preselección de OT, pero como las demás concursantes sabotearon sus actuaciones para evitar tener que ir a Eurovisión, el público apostó por Miki, el único que se mostraba profesional e ilusionado. Gracias a él la canción quedó en el puesto 22 y no en el 26, porque el rollo ska, loroloro y de flashmob no pinta nada por allí. La actuación era tan heteruza que al final Miki sacaba una GoPro y, por supuesto, no hacía absolutamente nada con ella. Solo quería fardar.

47. Ella no es ella, de Alejandro Abad (1994, puesto 18 de 25)
Existe un concepto en el argot televisivo llamado “el efecto Collins”. El origen es que en los 90, cada vez que actuaba en la televisión española Phil Collins, una estrella a la que costaba un dineral traer, la audiencia caía en picado. Había algo en él que provocaba el desinterés inmediato. La actuación de Abad sufre el efecto Collins. ‘Ella no es ella’ es una buena canción, aunque le falta garra en las estrofas, y sus referentes (Bryan Adams, Eros Ramazzotti) funcionan, pero Abad parecía venir directamente de 1966. Excepto porque en aquel año enviamos a Raphael, que es inmensamente más moderno que Alejandro Abad. El cantante (que años después compondría ‘Mi música es tu voz’) arriesgó demasiado con la voz, se pasó en la nasalidad y provocaba cierta incomodidad cuando cantaba “la que me excita” con una lascivia sobreactuada. Enviar una balada pop-rock cuando en el mundo real la gente escuchaba britpop, grunge o eurodance demuestra hasta qué punto el festival estuvo desconectado del público en los 90, sin duda su década de mayor irrelevancia.

46. Que me quiten lo bailao, de Lucía Pérez (2011, puesto 23 de 27)
Es un fenómeno extraño el de esta canción: según la escuchas te resulta simpática, pero al acabar no volverás a pensar en ella jamás. Pérez le ponía ganas, pero ni las gaitas pintaban nada ni las bengalas daban espectáculo. Parecían más las bengalas que encienden unos náufragos tras hundirse su barco. En este caso, el barco era España. Luego la cantante confesó que la canción no le encantaba. Ni a ella ni a nadie. ‘Que me quiten lo bailao’ olía a desesperación. Y eso es lo peor que se puede enviar a Eurovisión.

45. Todo esto es la música, de Serafín Zubiri (1992, puesto 14 de 23)
Una actuación atractiva visualmente, desde el director de la orquesta Javier Losada (productor de Tino Casal y Mecano) con su mullet y su esmoquin rojo hasta el propio Zubiri, un hombre guapísimo que parecía un modelo de Don Algodón con el que probablemente sea el mejor pelo que España ha llevado a Eurovisión en competencia con Miki y Blas Cantó. Zubiri, que es invidente, tocó el piano en directo delante del decorado de un barco vikingo (?), pero perpetró la peor interpretación vocal de España en Eurovisión. La canción, una balada genérica a lo Elton John con arreglos sin alma, tampoco ayudó. TVE ni siquiera se molestó en enviar a Malmö a los autores de la canción, que son los que recogerían el premio en caso de victoria.

44. Brujería, de Son de sol (2005, puesto 21 de 24)
Esta canción inauguró una racha infame de 11 «bottom 5» en 16 años. Pero un puesto tan malo para una canción tan apañada solo puede significar que los europeos, sencillamente, no la entendieron: Son de sol eran un remedo de Las Ketchup, pero iban vestidas de princesas árabes (con trajes que parecían sacados de Disfraces Toñi), pero cantaban un twist con influencia surf rock, pero su coreografía era es pop, pero sus voces eran flamencas, pero de repente aparecía un señor rapeando con la energía de un espontáneo borracho que se ha subido al escenario. ‘Brujería’ quería ser demasiadas cosas. Acababa fracasando en todas.

43. Say Yay, de Barei (2016, puesto 22 de 26)
Una canción festiva y pegadiza, una cantante que quiere ganar, un momento sorprendente con una (falsa) caída. Y sin embargo… ‘Say Yay’ es todo teoría y poca práctica. Barei es una de las representantes españolas que más trabajó para defender su canción y, quizá precisamente por eso, transmitía cierta energía de delegada de la clase. De estar pensando demasiado cada cosa que hacía. Y eso jugó en contra de su carisma. Cuando hacía el juego de pies en el estribillo era un poco la adaptación en movimiento del meme de “She’s so crazzzzzy… love her!!”. Barei demostró que existe el concepto “intentarlo demasiado fuerte”. Y eso hacía difícil disfrutar de su actuación.

42. Sin rencor, de Marcos Llunas (1997, puesto 6 de 25)
Una balada blanda, una actuación intrascendente, una TVE al que le daba completamente igual el festival y resulta que quedamos sextos. Llunas pertenecía a la escuela de Alejandro Sanz (que aquel año lanzaría Más), de baladistas que, a diferencia de sus antecesores, estaban más influidos por la música romántica latinoamericana que por la francesa y la italiana.

41. I Love You Mi Vida, de D’Nash (2007, puesto 20 de 24)
En las últimas cuatro décadas solo ha habido cinco años durante los cuales las boy bands estuvieron pasadas de moda: los que transcurrieron entre la separación de Backstreet Boys y la irrupción de One Direction. Adivinad qué país envió una boy band a Eurovisión durante esos cinco años. Además de ser un concepto desfasado (llevaban ropa blanca ocho años después de que BSB lo convirtieran en un cliché en ‘I Want It That Way’), D’Nash no era particularmente una buena boy band. Sus voces empastaban bien (aunque la recta final de su actuación fue un caos vocal), pero sus coreografías no eran tanto bailes como posturas y les faltaba esa energía disfrutona que le sobraba, por ejemplo, a los chicos de Auryn. La canción era una horterada increíble a medio camino entre ‘Dime’ de Beth, ‘My Number One’ de Elena Paparizou (ganadora dos años atrás) y ‘Can You Feel It’ de los Jackson 5. Hoy solo sirve para comprobar que los 2000 fue la peor década de nuestra civilización a nivel capilar, con esas mechas rubias, esos alisados japoneses y esas puntas hacia afuera.

40. Caracola, de TNT (1964, puesto 12 de 16)
Se quedó con 1 punto, pero merecía más. ‘Caracola’ es un hermoso homenaje a la canción ligera italiana y de hecho casi casi puede confundirse con clásicos como ‘Sapore di sale’ o ‘Abbronzatisima’, ambas lanzadas el año anterior a ‘Caracola’. Durante la actuación de TNT un activista irrumpió en el escenario con una pancarta que pedía el boicot a Franco y a Salazar, el dictador portugués, y la cámara enfocó al panel de votaciones mientras lo expulsaban del escenario. Aquel incidente no era aceptable en un festival precisamente creado para celebrar la armoniosa convivencia en la Europa de posguerra. Años después del festival un incendio en la televisión danesa destruyó las cintas, de manera que el de Copenhague de 1964 es el único certamen de Eurovisión del que no se conservan vídeos. Qué cosas.

39. Tu canción, de Amaia y Alfred (2018, puesto 23 de 26)
La cultura del “¡Son mis hijos!” alcanzó su cenit cuando España decidió enviar ‘Tu canción’ a Eurovisión porque a Aitana no le gustaba ‘Lo malo’, un más que garantizado top 5, y había que “protegerla a toda costa”. Amaia y Alfred, por el contrario, tuvieron que joderse e ir a Eurovisión con una canción cursi, aburrida y predecible, lastrada por una producción pobre, que solo funcionaba en base a una historia de amor que solo le parecía preciosa a los fans de OT y a Alfred, pero que evidentemente a Europa le daba igual. Ambos hicieron su papel, eso sí, y estuvieron adorables.

38. Tú volverás, de Sergio y Estibaliz (1975, puesto 10 de 19)
Dos años después del éxito de ‘Eres tú’, TVE repetía la fórmula con dos de sus integrantes y el compositor Juan Carlos Calderón. ‘Tú volverás’ pertenece a ese subgénero estrella del pop español del tardofranquismo, el de canciones sobre personas que cogían su mochila y se encaminaban hacia la aventura de la vida, en una metáfora del inminente futuro de libertad que España tenía por delante. Pero se parece demasiado a ‘Eres tú’, pasada por el filtro de Simon & Garfunkel, para resultar destacable.

37. Amanecer, de Edurne (2015, puesto 21 de 27)
Una de las actuaciones más frustrantes que España ha tenido en el festival. Todas las intenciones estaban ahí: la popstar, el maromo sin camiseta, los juegos de luces en plan diva sobrenatural… Pero nada funcionaba. La actitud de Edurne es demasiado vainilla para una canción tan angustiosa y se paseó demasiado cuando la canción pedía estarse quieta y dejar que el dinamismo lo aportasen el ventilador y los brazos. ‘Amanecer’ se parecía demasiado a ‘Euphoria’, la ganadora tres años atrás, y sonaba más a Azerbaiyan 2005 que a España. La puesta en escena confió demasiado en el reveal, pero llegaba demasiado tarde, no coincidió en ritmo con la canción y rompía la primera regla de los reveals: nunca, jamás, el segundo look puede ser más cutre que el primero. Una capucha preciosa dio lugar a un vestido de Pronovias y para cuando entró Giuseppe Di Bella, con una coreografía aparatosa y bastante poco grácil u original, ‘Amanecer’ ya estaba sentenciada.

36. Bailemos un vals, de José Vélez (1978, puesto 9 de 20)
El Dúo Dinámico, compositores de ‘La la la’, repetían con una canción bastante arriesgada. Este vals ya sonaba hortera en el contexto musical de finales de los 70 pero seguía encajando dentro de Eurovisión, que se iba quedando obsoleto conforme se acercaban los 80. El hermano de Vélez había fallecido en un accidente de tráfico cuatro meses antes, lo cual obligó al cantante a forzar una sonrisa que resulta algo perturbadora. Su traje blanco, su piel morena y sus dientes perfectos hacen que, cuando la cámara le enfoca solo a él, parezca una retransmisión en blanco y negro. Vélez perpetuó el estereotipo de que los canarios tienen más dientes que el resto de españoles y fue víctima de una leyenda urbana, la de que tenía mal fario, que se extendió tanto que Alfonso Arús convirtió su parodia, Pepe Gáfez, en uno de los mayores iconos televisivos de la década de los 90. Vélez, por cierto, cuenta en el libro ‘Yo tampoco gané Eurovisión’ que la orquesta tocó la canción más rápido sin avisarle. ¿Excusa, boicot o simplemente gafe?

35. Qué bueno, de Conchita Bautista (1965, puesto 18 de 18)
Una canción prometedora que no alcanza todo su potencial. Por un lado, los arreglos de la orquesta eran algo aparatosos y ahogaron la voz de Bautista. Por otro, la melodía de pop puro, pedía una voz más juvenil y ella sonaba como una señora folclórica con un cardado que no cabía en el plano, más interesada en apabullar con su talento escénico (que lo tiene a raudales, atención al grito de “¡Ea!”, al guiño furtivo al director de orquesta o a cómo se asegura de lucir su espalda desnuda) que en presentar la canción en cuestión.

34. No quiero escuchar, de Lydia (puesto 23 de 23)
El año post-Dana International es interesante porque cada país iba como vaca sin cencerro. Las reglas habían cambiado y, poco a poco, el festival iba recuperando su relevancia al abrazar su condición de espectáculo kitsch. Pero la única conclusión que TVE sacó de la victoria de ‘Diva’ es que a los maricones había que darles colorines, así que le encargaron el look a Agatha Ruiz de la Prada, que enrolló a la pobre Lydia en una de las toallas de playa más feas que han existido jamás. La humillación fue para la cantante cuando debería haber sido para la diseñadora, quien al ver las caras largas de la delegación exclamó “A mí me da igual la niña, ¿qué tal el vestido?”. Pues mal, Agatha. Lydia tenía 19 años y un par de hits en su currículum (‘100 veces al día’, dedicada a su ídolo Alejandro Sanz), pero sus cero puntos y su vestido la convirtieron en un chiste nacional. Si una canción tan compacta, directa y atmosférica como ‘No quiero escuchar’ recibe cero puntos no es porque no haya gustado, es porque nadie la ha escuchado. Todos los europeos se pasaron esos tres minutos comentando el vestido con sus amigos y familiares.

33. Algo pequeñito, de Daniel Diges (2010, puesto 15 de 25)
Tanto la canción como Diges y los arreglos de acordeón parecían sacados de un festival de Eurovisión de los 60. Es una melodía infantil cantada con la grandilocuencia de los musicales. El acompañamiento de bailarines disfrazados de juguetes demostraba que TVE quería hacer algo simple pero digno: en aquel momento el único objetivo era dejar de hacer el ridículo. El espontáneo Jimmy Jump irrumpió en el escenario y se puso a hacer el imbécil con tanta convicción que muchos creyeron que se trataba de parte del espectáculo. Volved a ver ese momento porque es conmovedor. En cuanto le echan, la cara de Daniel Diges registra una mezcla de confusión, angustia y rabia que solo dura un segundo: enseguida se crece y eleva la canción a una épica que, curiosamente, no habría tenido de no ser por Jimmy Jump. Le permitieron repetirla, lo cual sin duda ayudó a que se colase en el top 15, pero era el puesto que merecían una canción muy bonita y un cantante extraordinario.

32. La noche es para mí, de Soraya (2009, puesto 24 de 25)
Lo más emocionante de esta edición fue la mano negra que boicoteó a Melody, a quien Los Vivancos dejaron tirada, con aquel trallazo que era ‘Amante de la luna’. ‘La noche es para mí’ es la canción de un país acomplejado, que recurre a compositores extranjeros de fórmula para recrear una mezcla de todas las ganadoras anteriores. Pero Soraya no tenía ningún complejo y la defendió dándolo absolutamente todo. No fue suficiente. El truco de desaparición no se entendió y la realización que montó TVE confundía dinamismo con mover la cámara todo el rato, convirtiendo una actuación espléndida en un caos. Aun así, aquel penúltimo puesto es una de las mayores injusticias que ha sufrido España en el festival. A ver si va a ser verdad que nos tienen manía.

La segunda parte de este artículo, las 31 mejores actuaciones de España en Eurovisión, la podéis consultar aquí. Juan Sanguino es autor de 3 libros sobre cultura pop que podéis comprar en la tienda de JENESAISPOP.

Así suena lo nuevo de Kendrick Lamar, con Beth Gibbons, Florence, Sampha…

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Kendrick Lamar ha publicado esta noche su esperado nuevo álbum ‘Mr. Morale & The Big Steppers’. El rapero, como Bad Bunny, no ha avanzado el álbum con ningún single de presentación (la parte 5 de ‘The Heart’ no formaba parte de la secuencia), pero entre los «focus tracks» incluidos en las playlists se encuentran ‘N95’ y ‘Die Hard’.

El álbum es doble, como el artista había dando a entender, y se compone de 18 pistas. La colaboración sorpresa la da claramente Beth Gibbons de Portishead, que aparece en la solemne balada a piano ‘Mother I Sober’. Por otro lado, Florence Welch, que también publica disco hoy, aparece en forma de sample en la discusión de pareja de ‘We Cry Together’. ‘June’ es la canción sampleada.

Otro artista inesperado que asoma en el tracklist de ‘Mr. Morale & The Big Steppers’ es Sampha. El cantante británico no publica disco desde 2017, como Kendrick, pero su caso es especial ya que ‘Process’ es solo su debut. El artista sí ha colaborado últimamente con varios artistas como Actress. ‘Father Time’ es la canción que une a los papás Kendrick y Sampha.

Summer Walker, Pharrell Williams, Kodak Black, Thundercat o el primo de Kendrick Baby Keem son otros de los artistas invitados que revelan los créditos de ‘Mr. Morale & The Big Steppers’, que será el último álbum que publicará Kendrick en el sello TDA Entertainment. Antes llegaron los aclamados ‘DAMN.’ (2017), ‘To Pimp a Butterfly’ (2015) y ‘good kid, m.A.A.d city’ (2012).

En lo musical, ‘Mr. Morale & The Big Steppers’ destaca por su fijación en los ritmos trap y hip-hop contemporáneos y también por la presencia del piano en varias pistas, como en ‘Crown’. Esta vez, Kendrick no parece haber atiborrado su disco de samples ni las canciones suenan especialmente ambiciosas a nivel de producción. Hay elementos funky en ‘Die Hard’ y electro en ‘Mr. Morale’, mientras las baterías del hip-hop clásico asoman en ‘Father Time’ o ‘Purple Hearts’, ‘Mirror’ recuerda a la etapa ‘Graduation’ de Kanye y ‘Auntie Diaries’ incluye incorpora orquestales.



Planningtorock: «Hacer un remix para Lady Gaga fue un placer absoluto»

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No todo es Eurovisión y el sábado 14 de mayo también será el día en que Planningtorock ofrecerá un DJ set en la sala Razzmatazz de Barcelona. La productora no binarie de Bolton residente en Estonia ha sorprendido recientemente con el lanzamiento de ‘Gay Dreams Do Come True’, uno de los temas más cachondos de su carrera, y también por producir uno de los mejores remixes de ‘Down of Chromatica‘ de Lady Gaga. Mientras Jam Rahuoja Rostron prepara nuevo álbum, en Razz ofrecerá una pinchada llena de ritmos 90s, en sus propias palabras.

¿Qué significa para ti ‘Gay Dreams Do Come True’?
Escribí la canción en dedicatoria a mi mujer, Riinu, por haber hecho mis sueños gays realidad.

‘Girl You Got My Heart’ te hace bailar con un mensaje muy sencillo. ¿Es esto lo que significa para ti la música dance?
‘Girl You Got My Heart’ cuenta la historia de cómo conocí a mi mujer y de cómo ella hizo que me sintiera queride otra vez. Sentirse así de amade es un sentimiento maravilloso y, para mí, poder cantar y bailar esta historia es lo más.

Tu último disco, ‘Powerhouse‘, salió en 2018. ¿Qué proyectos preparas actualmente?
Bueno, saqué una banda sonora en 2020 que grabé para Chanel, pero el EP que acabo de sacar definitivamente está allanando el camino hacia un nuevo álbum. Estoy muy ocupade grabando nuevas canciones.

Has remezclado ‘100 Doves’ para el disco de remixes de Lady Gaga. ¿De qué manera la experiencia te ha inspirado como productore?
¡Fue muy divertido! La voz de Lady Gaga es increíble y poderosa. Fue un placer absoluto poder crear la canción alrededor de su voz.

Let’s Talk About Gender‘ se ha convertido en un himno. ¿Cómo ves la representación del género en la industria una década después de su lanzamiento?
¡Gracias! Buena pregunta. Las cosas definitivamente han cambiado pero todavía queda mucho por hacer. Todavía hay muchas personas conservadoras, machistas y patriarcales dentro de la industria que deberían ahuecar el ala.

¿Qué podemos esperar de tu DJ set en Barcelona?
Tengo muchas ganas de pinchar el sábado, hace tiempo que no toco en Razzmatazz. Traigo remixes nuevos que seguramente voy a pinchar, y también pondré canciones nuevas de amigos y clásicos de club de los años 90 que son muy importantes para mí. Además, mi mujer va a venir conmigo así que bailaré mucho!



RTVE emprenderá acciones contra VOX por su uso de ‘SloMo’

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‘SloMo’, la canción de Chanel para Eurovisión, es muy española. Tanto que en la gran actuación que se prepara para el Festival de Eurovisión de este sábado se han añadido cornetas, toreras y abanicos. Macarena Olona de VOX la ha sentido tan suya que ha decidido promocionarse con un vídeo del tema aprovechando que MO son también sus iniciales. Lo había realizado un seguidor de VOX en las redes sociales.

Como Trump y otros políticos de su nivel intelectual, desconoce que las canciones tienen derechos de autor y que no puede utilizarlas a su conveniencia. Además, se da la circunstancia de que Chanel, que nació en La Habana y a los 3 años migró a España, antes de ser famosa, llegó a escribir en Twitter escuetamente: «NO. VOX no es España», junto a un emoticono de enfado.

A falta de conocer la opinión de su sello BMG, de los varios autores del tema, y de la editorial de la canción con los derechos, Bluper ha contactado con RTVE para conocer su opinión.

La radiotelevisión pública ha afirmado que «no recibió ninguna petición de este partido ni de ningún otro para el uso de la canción que representará a España en el Festival de Eurovisión». Por tanto, la radiotelevisión pública ya «ha emprendido las acciones pertinentes para la defensa de sus intereses».

Y es que el uso de este tema por parte de VOX ha indignado a muchos eurofans, muchos homosexuales. Hay que recordar que, inmediatamente antes de la pandemia, la cuenta oficial de Twitter de VOX fue cerrada por la red social por su negativa a borrar un tuit abiertamente homófobo. VOX solo reabrió su Twitter varias semanas después, debido a la gravedad de la pandemia. La cuenta de VOX en Twitter también fue cerrada por la misma Twitter en otras ocasiones por sus incitaciones al odio y al racismo, por ejemplo contra los musulmanes.

RFTW: My Chemical Romance, Robyn, La Bien Querida…

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Hoy viernes 13 de mayo es uno de los días de lanzamientos discográficos más importantes de todo 2022. Ven la luz nuevos álbumes de Kendrick Lamar, Florence + the Machine, Moderat, Becky G, Amaia, The Smile (el nuevo grupo de Thom Yorke) y The Black Keys. También se editan nuevos discos de Kevin Morby, Ethel Cain, Mallrat, CHILL CHICOS, Paco Moreno o The Chainsmokers.

BAILÉ CON MI EX‘ de Becky G es hoy la Canción Del Día, y «otro tema de EX» presenta Lidia Damunt en ‘Olvídate de mí’. También lanzan singles destacados Måneskin con un ‘SUPERMODEL’ co-escrito por Max Martin (autor de hits de Britney, Taylor o Katy), La Bien Querida con ‘La perra del hortelano’ o My Chemical Romance, que estrenan su primer sencillo en ocho años.

En la semana de Eurovisión, Tanxugueiras publican una de sus canciones más cuidadas a nivel de producción, ‘Pano corado’, que ya cantaron en SanSan, mientras Loreen presenta ‘Neon Nights’ y Mika, co-presentador de Eurovisión en Turín, entrega single de inspiración house-pop. Es el primer avance de su próximo álbum.

Por otro lado, esta semana hemos presenciado regresos esperados como los de Death Cab for Cutie (próximamente comentaremos su canción), black midi con su nueva chifladura prog/trashy, y Post Malone con el nuevo adelanto del álbum que publica en dos semanas. Además, Paolo Nutini ha vuelto con dos temas nuevos. Entre los singles que te dejarán con el curo torcío, ‘El Teke Teke’ de Carlos Vives y Black Eyed Peas.

En una onda ochentera sigue también tanto Mark Ronson con Lucky Daye, mientras Shygirl o Pale Waves siguen a lo suyo. Robyn se suma a un tema de Mr. Tophat, y también Bearoid, Burna Boy, Niños Mutantes o la islandesa Glowie, rusowsky o Noah Cyrus entregan hoy temas nuevos.

La Bien Querida, Bronquio, Morreo, Amistades Peligrosas… competirán con Eurovisión en San Isidro

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Este domingo es San Isidro, el festivo se pasa al lunes 16 en Madrid, y por tanto se celebran en la ciudad eventos culturales durante toda la semana. Esta noche de viernes 13 de mayo se podrá ver por ejemplo a OBK en el Parque de San Isidro y también a Belako en Las Vistillas, entre otros muchos actos que puedes consultar en la web oficial.

Alguien, en cambio, no se ha dado cuenta de que este sábado es la final de Eurovisión y ha programado todo el pop agolpado en horario coincidente o casi. La Bien Querida, Arkano y Bronquio estarán en el Matadero a partir de las 20.00 horas este sábado 14. Amistades Peligrosas y Rita Payés estarán en la Plaza Mayor. Rusowsky estará en los Jardines de las Vistillas, donde también actúan este sábado Morreo, al haber ganado el concurso Rock Villa de Madrid.

En la pradera en la misma noche de sábado actúan Derby Motoreta’s Burrito Kacumba, lo cual nos da una idea: ¿quizá habría sido lo suyo mantener esa línea rockera en otros espacios, presumiendo al fanático del rock más ajeno al mundo Eurovisión que el fan de Amistades Peligrosas? Un dato: David Rodríguez, productor de La Bien Querida, nos contaba hace poco que le gusta hacer fiestas en torno a Eurovisión, incluso imprimiendo tablas.

Este año, además, el certamen será un éxito seguro en audiencia, pues hay perspectivas de un posible top 5 para España dada la apoteósica actuación que ha preparado Chanel. Lo nunca visto en años.

En cualquier caso, el domingo 15 todavía quedarán ganas de fiesta con actuaciones como la de Rojuu en el Parque San Isidro; o Nena Daconte, Tam Tam Go, Nacha Pop y un concierto homenaje a The Clash en la Plaza Mayor; mientras El Cuerpo del Disco pincharán en el Matadero. Repasad la programación y los horarios, «sujetos a cambios», en la web de San Isidro.

Becky G «baila con su ex» en una de sus mejores canciones

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Becky G firma hoy otro de los grandes lanzamientos internacionales de la semana con ‘ESQUEMAS’, su segundo álbum de estudio. El disco incluye el éxito con Karol G ‘MAMIII’, así como los singles anteriores ‘FULANITO’ con El Alfa y ‘RAM PAM PAM’ con Natti Natasha.

‘ESQUEMAS’ resulta ser un trabajo variado en estilos, como demuestra el sonido cubano de ‘TAJIN’, el trap-pop jazzy de ‘DOLORES’ o el afrobeat de ‘BORRACHA’. En este sentido, la producción más llamativa es la de ‘BAILÉ CON MI EX’. El «focus track» de ‘ESQUEMAS’ en las playlists de hoy viernes es la Canción Del Día.

Si Daddy Yankee, Rauw Alejandro o la propia Natti Natasha se han aproximado a las discotecas de los años 80 con algunos de sus recientes singles, a través de la recuperación nostálgica del synth-pop en ‘Todo de ti’ o ‘AGUA’, Becky G hace lo mismo sumándose al sonido post-disco y funky, con mucho acierto.

‘BAILÉ CON MI EX’ es inmediatamente una de las mejores canciones de la carrera de Becky G, y la letra es de las que se escuchan pocas veces en el pop. Becky le cuenta a su pareja que se ha encontrado a su ex en una fiesta y que ha bailado con él, pero aclara que «si te lo cuento es porque tengo claro lo que siento». Sin embargo, Becky G deja claro que sus sentimientos son más complicados de lo que parece, cuando parece revivir maravillada aquellos viejos tiempos. La letra aún tiene tiempo de incorporar posibles referencias a ‘Sin pijama’ y ‘No me acuerdo’.

El vídeo de ‘BAILÉ CON MI EX’ complica más las cosas. Dirigido por el asturiano Pedro Artola, Becky G hace más cosas con su ex que bailar con él. La «Mala Santa» vive un romance a escondidas, mientras su pareja duerme en la casa de al lado. Aunque, al final, todo vuelve a su cauce…

Disco de la Semana: Florence + the Machine / Dance Fever

Atención: el disco de baile de Florence + the Machine no es exactamente lo que se considera un disco de baile en 2022. Inspirado en la coreomanía hasta el punto de que se considera ‘Choreomania’ de alguna manera la canción titular de este álbum, ‘Dance Fever’ remite a lo que se conoció como «la epidemia del baile». Un extraño fenómeno que se produjo en Europa entre los siglos XIV y XVI, según el cual miles de personas se reunían para bailar, en algunos casos hasta caer exhaustos o incluso fenecer.

Escrita en parte antes de la pandemia con temas que parecen premonitorios, y en parte después, esta obra conecta aquellos hechos con el coronavirus, la salud mental durante el confinamiento y de qué manera el baile nos sirve a todos los que dedicamos nuestro tiempo a escribir y leer sobre música como forma de liberación y recomposición. Ahí apunta muy directamente el single ‘Free’, construido con una agitada caja de ritmos, hablando de cómo nos domina la ansiedad; o el beat de ‘My Love‘, que ya ha consentido alguna que otra remezcla para la pista.

‘My Love’ es una de las mejores canciones que Florence Welch haya escrito jamás. Contiene el punto de intensidad y desesperación justo, al tiempo que una secuencia de acordes al piano con la que The Rapture habrían construido un pelotazo en 2006. No es tan indicativa del resto del álbum, lo que se compensa con una «extended version» que incluye una intro diferente, prueba de una secuencia que funciona de manera excelsa.

Y es que puede que este no sea la «fiebre dance» que esperabas, pero sí lo es a la manera de Florence. La artista ha hablado mucho sobre cuánto ha echado de menos hacer conciertos porque suponen su «sentido de la espiritualidad». De lo que para ella es Dios a través de unas canciones que siguen referenciando a ángeles y demonios. «Conocí al Diablo y me dio una opción: o un corazón de oro o una voz de oro», dice ‘Girls Against God’. Pero mi declaración favorita de esta era es aquella en la que presenta este disco como «una mezcla de los otros 3», lo cual significa que odia su debut ‘Lungs’ más de lo que incluso creías.

Fue a partir de ‘Ceremonials‘, su segundo álbum, con el clímax que supuso su tercer álbum ‘How Big, How Blue, How Beautiful‘, cuando Florence + the Machine se convirtió en una especie de ánima en el purgatorio, de hada de los bosques o incluso de Diosa para sus fieles, como ha podido comprobarse en sus directos, donde ha mostrado el carisma de los grandes. A nadie extraña que su concepto en este disco nos lleve a la Baja Edad Media, y la producción realizada junto a Jack Antonoff y Dave Bayley es más visceral, más ancestral, más tribal… que actual. Hay un aura de blues en el grueso del álbum, incluso de jazz, y no es de extrañar que el disco se cierre con un tema dedicado a Elvis ni que su título contenga la palabra «Fever». ‘Fever’ parece una referencia clara en canciones como la jadeante ‘Prayer Factory’.

El modo en que se susurran pistas como ‘Back in Town’ o en que los Primal Scream más puretas parecen una referencia a menudo, hace despuntar aún más algunas grabaciones como ‘Dream Girl Evil’; ‘Cassandra’, de catárquico final con una de las muchas menciones a su superada adicción al alcohol; o la vampírica ‘Daffodil’ («No hay mal ni bien, me bebí toda la sangre que pude»).

Después de todo esto, ya casi ni te acuerdas de que el disco se presentó con una canción sobre el papel de la mujer y de ella misma en la industria llamada ‘King’. Para empezar, porque el cierre del álbum va a ser una debilidad para los que crecimos en los años 90. Sin parecerse demasiado, Florence + the Machine siempre me ha conectado con ídolos de aquella década como Dolores O’Riordan, Sinéad O’Connor o Linda Perry. Será su vulnerabilidad, su sensibilidad, su dependencia del alcohol en el momento más álgido de su fama, o los gorgoritos. Pero no se me ocurre mejor cierre para ‘Dance Fever’ que la dulce ‘The Bomb’ -desesperada en su «que no esté disponible es lo único que te pone»- y ‘Morning Elvis’, una delicia de guitarras surferas y coros aventureros, con una de sus humanas contradicciones: «si consigo llegar al escenario, te enseñaré lo que es estar triste».

Orden de actuaciones de Eurovisión 2022; España irá 10ª

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Eurovisión ha desvelado el orden en el que actuarán los países clasificados a la final del 14 mayo, tras la celebración de la primera y de la segunda semifinales. El país que ha actuado último en la segunda semi, Chequia, será encargado de romper el hielo en la final, y en última posición presentará su apuesta Estonia. España actuará en décimo lugar.

El orden de actuaciones coloca la sorpresa de Rumanía en segunda posición (la canción es viral en Twitter y cuenta entre sus fans a Olly Alexander o Pastora Soler) y el segundo tramo está repleto de baladas como las de Azerbaiyán, Reino Unido, Polonia o Australia. La favorita Serbia actuará en penúltimo lugar con su teatral performance, la más vista en Youtube de todas las de la segunda semifinal, seguida por las de Chanel y Rumanía.

De cara a la final de Eurovisión, hoy repasamos en portada las 31 peores actuaciones de España en el festival. Pronto repasaremos las mejores. Te invitamos a comentar las noticias de Eurovisión en nuestros foros.

01 Chequia
02 Rumanía
03 Portugal
04 Finlandia
05 Suiza
06 Francia
07 Noruega
08 Alemania
09 Italia
10 España
11 Países Bajos
12 Ucrania
13 Alemania
14 Lituania
15 Azerbaiyán
16 Bélgica
17 Grecia
18 Islandia
19 Moldavia
20 Suecia
21 Australia
22 Reino Unido
23 Polonia
24 Serbia
25 Estonia

Serbia y Rumanía, entre los clasificados para la final de Eurovisión 2022

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Esta noche a las 21.00 se ha celebrado la segunda semifinal de Eurovisión. Rumanía ha dado la sorpresa al clasificarse en la final con ‘Llámame bebé’, que estaba en el «bottom» en las apuestas. Se han clasificado también las favoritas Suecia, Polonia y Serbia, así como Bélgica, Chequia, Azerbaiyán, Finlandia, Estonia y Australia. Han quedado fuera de la final Israel, Georgia, Malta, San Marino, Chipre, Irlanda, Macedonia del Norte y Montenegro.

En la primera semifinal del festival celebrada el pasado martes se clasificaron a la final Suiza, Armenia, Islandia, Lituania, Portugal, Noruega, Grecia, Ucrania, Moldavia y Países Bajos, mientras quedaron eliminados Albania, Letonia, Eslovenia, Bulgaria, Croacia, Dinamarca y Austria.

21.05 Alessandro Cattelan abre la ceremonia con una simpática actuación coreografiada, antes que Mika y Laura Pausini nos den la bienvenida al festival.

21.10 Alguien ha olvidado activar el volumen del locutor que introducía a The Rasmus. Tampoco es que necesiten muchísima presentación… ¿o quizá sí? En cualquier caso, la representación de Finlandia ha hecho una actuación decente, animada por un atrezzo de globos amarillos… y por el descamise posterior de Lauri Ylönen. Si bien vocalmente el cantante no ha estado en su mejor momento. Como siga forzando la voz tanto terminará como Bon Jovi.

21.14 Tras el susto inicial, Israel ha podido actuar en Eurovisión. La actuación de Michael Ben David ha sido de las que han hecho uso de los visuales proyectados debajo del escenario: lo que se ha solido ver en la última década.

21.18 Serbia se lava las manos en un cubo porque sabe que seguramente pasa a la final. La canción de Konstrakta mola y la performance teatral evidentemente llama mucho la atención por su componente rural, con la artista acompañada de un grupo de monjes. Parece una performance de Meredith Monk o algo así.

21.22 El crooner de Azerbaiyán ha cantado su baladón encima de una escalera que después se ha desdoblado en dos. Bonita actuación de ‘Fade to Black’ aunque la dramática canción es de las menos favoritas quizás porque no se diferencia demasiado de otras.

21.26 Fantástica actuación de Georgia con la canción ‘Lock Me In’ de Circus Mircus. La canción es divertida pero la actuación la lleva a otro nivel: los outfits de Circus Mircus parecen sacados de un delirio de los Beatles y la entrada de esa especie de caja sorpresa colgada en el pecho de uno de los integrantes está perfectamente solucionada, casi a la manera de un videoclip.

21.30 La cantante de Malta, primero al piano y después de pie, ha hecho una actuación que ha parecido sacada de un X Factor de 2010.

21.36 San Marino ha venido a Turín a comerse el pastel de sus vecinos Måneskin, que para algo ganaron el año pasado. Lo voy a decir: la canción de Achille Lauro mola un poco más que la de Måneskin, y el show también ha tenido cosas a destacar: besito homo y un toro mecánico. El glam-rock está de vuelta.

21.43 La balada rompecristales de Australia tiene pocas posibilidades, como auguran las casas de apuestas. Sin embargo, Sheldon Riley iba divino con su vestidazo blanco y su máscara en plan Björk. Lástima que el «reveal» haya quedado bastante «anticlimático», como se suele decir. No ha quedado tan emocionante como se esperaba.

21.47 La cantante de Chipre no ha sido la más acertada vocalmente de la noche. De hecho, ha sido de las artistas que más claramente han desafinado. Una pena porque su puesta en escena tipo «nacimiento de Venus» tampoco ha dado muchísimo juego.

21.53 Irlanda trae la propuesta más puramente pop de la noche. Vestida de azul eléctrico, y sus bailarinas de fucsia, Brooke ha precido una Marta Sango renacida con la actuación de ‘That’s Rich’. Nosotros decimos sí. Las apuestas dicen no.

21.56 Andrea ha representado a Macedonia del Norte completamente sola encima del escenario. ‘Circles’ es otro baladón con el drama subido de las que se estilan tanto en Eurovisión, pero no es lo suficientemente buena como para funcionar por sí sola.

21.59 También ha actuado solo Stefan con ‘Esperanza’ en representación de Estonia. El trovador estonio, a una guitarra pegado, ha levantado a la audiencia con una canción que recupera ya -con bastante acierto- el sonido dance-folk de Avicii. Va 19º en las apuestas.

22.07 Entrada algo chusca de Rumanía en el escenario, como mal ensayada, pero que me aspen si la actuación de WRS no es de las más diferentes y llamativas de Eurovisión por esa mezcla entre ‘Déjate llevar’ de Antonio Banderas, el sonido Chueca 1997 y las fiestas del Orgullo. ¡Y con reveal sorpresa! Tienen que estar en la final.

22.13 Elegante performance de Ochman con ‘River’ representando a Polonia. Él y sus bailarinas vestidas con trapos se han bastado para presentar una canción llena de falsetes y tonos operísticos que se encuentra entre las absolutas favoritas en las apuestas.

22.16 La cantante de Montenegro tiene vozarrón pero su actuación animada con ventilador es de las que utilizas para retirarte e ir al baño. Por otro lado, la canción de Vladana presenta un desarrollo emocionante -en nuestros foros tiene fans- pero no termina de crecerse del todo.

22.20 Entre el look Justin Bieber, la inclinación anti-gravedad de Michael Jackson y la balada R&B de los 2010, el representante de Bélgica no ha ofrecido demasiados argumentos a su favor para pasar a la final. De hecho, Jerémie Makiesse parecía algo desubicado encima del escenario.

22.23 Seguro que Cornelia Jakobs ha hecho mejores interpretaciones de ‘Hold Me Closer’ que la de esta noche, en la que se la notaba algo nerviosa. La realización, sobre todo al principio, con ella sentada en el suelo, tampoco le ha hecho especial favor. Sin embargo, la canción sigue siendo probablemente la mejor de todo el festival y la dramática actuación sirve incluso como videoclip.

22.28 La canción de Chequia es la típica que la usan por doquier en todos los anuncios de televisión. Temazo de We Are Domi que podría ser de Sofi Tukker perfectamente, y que no ha necesitado más que unos visuales tipo vaporwave para destacar.

22.38 Laura Pausini y Mika han cantado juntos dos canciones ajenas, ‘Fragile’ de Sting y ‘People Have the Power’ de Patti Smith.

22.50 Francamente espantosa actuación de Il Volo con esa mezcla de canto lírico y metal sinfónico que por alguna razón gusta y mucho en Italia: ‘Grande amore’ suma 33 millones de streamings en Spotify y además el grupo representó a Italia en Eurovisión en 2015, quedando nada menos que terceros.

Orden de actuaciones de la segunda semifinal:
1.- Finlandia: The Rasmus – Jezabel
2.- Israel: Michael Ben David – MI
3.- Serbia: Konstrakta – In Corpore Sano
4.- Azerbaiyán: Nadir Rustamli – Fade To Black
5.- Georgia: Circus Mircus – Enciérrame
6.- Malta: Emma Muscat – Soy lo que soy
7.- San Marino: Achille Lauro – Stripper
8.- Australia: Sheldon Riley – No es lo mismo
9.- Chipre: Andrómaca – Ela
10.- Irlanda: Brooke – That’s Rich
11.- Macedonia del Norte: Andrea – Círculos
12.- Estonia: Stefan – Esperanza
13.- Rumanía: WRS – Llámame
14.- Polonia: Ochman – River
15.- Montenegro: Vladana – Respira
16. -Bélgica: Jérémie Makiese – Miss
17.- Suecia: Cornelia Jakobs – Hold Me Closer
18.- República Checa: We Are Domi – Luces apagadas

La apoteósica actuación de Chanel para Eurovisión, al completo

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RTVE ha emitido esta noche un trozo de la actuación que ofrecerá Chanel en Eurovisión el próximo 14 de mayo. Su set de 3 minutos se ha subido ipso facto completo a Youtube, presentando ligeros cambios en arreglos, coreografía y atrezo.

Vestida con la torera que le ha diseñado Palomo Spain, Chanel ha ofrecido una actuación de ‘SloMo’ que ha diferido ligeramente de la vista en Benidorm Fest. En el tramo final de la actuación, la cantante ha sacado un enorme abanico de color rojo y, en el último estribillo, ha agregado «runs» vocales nuevos y pasos de baile inspirados en el tango que no aparecían en la actuación original.

La performance, dentro de que es espectacular, admitiría algún tímido cambio. En el momento en que Chanel se recuesta sobre uno de sus bailarines al final de la actuación, sus pies quedan levitando del suelo, pero la cámara no enfoca el movimiento para que se vea bien. Además, al paso en el suelo tipo ‘Flashdance’ le falta la fuerza que se vio en Benidorm.

España se clasifica directamente en la final por formar parte del Big Five, por lo que no ha actuado en la segunda semifinal. Sin embargo, se sube un ensayo de los países del Big Five para que el público se vaya familiarizando con ellas, tras haber visto a los países de las semifinales.

Tras la actuación de los italianos Il Volo, Chanel ha aparecido en el escenario para presentar su actuación acompañada de Laura Pausini. La cantante italiana ha comentado que hacía tiempo que no se vivía tanta expectación en torno a una actuación de España en el festival, y Chanel ha recordado que España no gana Eurovisión desde los años 60.

Bono publicará sus memorias, ‘Surrender: 40 Songs, One Story’

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Coincidiendo con su 62 cumpleaños el día 10 de mayo, Bono de U2 ha anunciado el lanzamiento de su primer libro de memorias. ‘Surrender: 40 Songs, One Story’ saldrá en España el 3 de noviembre a través de Reservoir Books e incluirá ilustraciones originales dibujadas por el propio cantante.

Como su título indica, ‘Surrender: 40 Songs, One Story’ repasará la vida de Bono a través de 40 canciones que han marcado la trayectoria de U2. El texto transcurrirá «desde sus primeros días creciendo en Dublín, incluida la repentina pérdida de su madre cuando tenía 14 años, hasta el improbable viaje de U2 para convertirse en una de las bandas de rock más influyentes del mundo, pasando por sus 20 años de activismo dedicados a la lucha contra el sida y la pobreza extrema».

Cada capítulo de ‘Surrender: 40 Songs, One Story’ llevará el título de una canción de U2, y el primero se llama naturalmente ‘Out of Control’, el primer single de U2, que se editó en el año 1979. Las memorias se editarán también en formato audiolibro, y Bono ha compartido un adelanto narrado de este primer capítulo, en el que recuerda que escribió ‘Out of Control’ precisamente el día de su 18 cumpleaños.

En nota de prensa, Bon ha explicado: «Cuando empecé a escribir este libro, esperaba dibujar con detalle lo que antes sólo había esbozado en las canciones. La gente, los lugares y las posibilidades de mi vida. «Surrender» es una palabra cargada de significado para mí. Al crecer en Irlanda en los años setenta con los puños en alto (musicalmente hablando), no era un concepto natural».

Recientemente, Bono ha sido noticia después de ofrecer junto a The Edge un concierto en el metro de Kiev, para sorpresa de los transeúntes.

‘Escorial’ lleva a keezyporta a otro nivel

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Keezyporta, Kike para los colegas, es un chico de 24 años nacido en El Puig de Santa María, un pequeño pueblo a 15 minutos de Valencia. A los 14 años comenzó a tocar la guitarra imitando vídeos de los Rolling y los Beatles que su padre le enseñaba. Después empezó a hacer versiones de gente como Ed Sheeran y Leiva, siendo Frank Ocean quien cambiaría su visión de la música y le animaría a autoproducir.

Se ha viralizado su versión de ‘Ven a pudrirte conmigo’ de Prefijo 91 (el trío de Cool, es decir, RecycledJ). La versión de keezyporta ya está por encima de las 500.000 reproducciones en Spotify, superando a la original. Su sonoridad es eminentemente acústica, frente a la voluntad hip hop de la original. Sí, Sen Senra está en el rádar de este nuevo artista.

Recientemente Kike ha publicado un EP llamado ‘BONITO’, también de carácter acústico, en el que ‘Vértices’ se está llevando la atención, pero es ‘Escorial’ la grabación que más ha llamado nuestra atención. Es nuestra “Canción del Día” hoy. ‘Escorial’ comienza a piano, como una bonita grabación de pop de cámara que hasta podría ejercer de banda sonora para un pequeño drama. Sin embargo, a media que la “soga” de la letra que nos “aprieta el cuello” y “no nos deja soñar” se hace más fuerte, la canción pelea duro por elevarse.

En última instancia, ‘Escorial’, que incluye una mención a Paco de Lucía (y una guitarra ad hoc), termina convertida en una especie de producción tipo trance, en clara relación con la voluntad huidiza del texto. Si son “coger a mi banda y salir a tocar” y “follar contigo en el asiento de atrás” las cosas que insuflan vida a keezyporta, el final es directamente “escapar”, “a otro lugar”, una “vuelta a empezar”, aunque sea con “xanax y aderall”. Y su música es justo eso…

Carly Rae Jepsen sopla con viento débil en su single de regreso

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Carly Rae Jepsen ha vuelto estos días con un nuevo single llamado ‘Western Wind’ que no suena a lo que -quizás- esperabas. La canadiense se ha reinventado y ha dejado a un lado los pepinazos ochenteros por los que es conocida -la fórmula se empezaba a agotar un poco- para explorar un sonido más orgánico y relajado que remite al de su primer disco. Más o menos.

El título de ‘Western Wind’ alude ya a un «viento del oeste» que se augura amable. Y las hipnóticas notas de sintetizador con las que abre la canción, tocadas con todo el gusto que caracteriza a su productor Rostam Batmanglij, así lo confirman: estamos ante una pieza de pop «chill» que busca hacer poco ruido. A veces la idea funciona. No es del todo el caso.

‘Western Wind’ es otra interpretación de la música de los años 2000. En su caso no caben ecos al teen-pop a lo Rina Sawayama, sino efectivamente al chill-out y al trip-hop comercialoide de la época. Las percusiones de ‘Western Wind’ parecen sacadas de las de ‘Thank You’ de Dido, mientras la energía «hippy» de la producción hacen parecer a Lorde una pionera.

Carly podría haber lanzado una canción importante en la recuperación de este sonido. Quizá lo sea y no nos hayamos dando cuenta. De momento, ‘Western Wind’ es el equivalente a ese viento sereno que te sopla en la cara cuando te relajas en el campo: es agradable al momento, pero pronto olvidas que estaba ahí. ‘Western Wind’ se pasa de serena para pasar desapercibida.

Al igual que artistas como Lana Del Rey o Lorde, Carly Rae Jepsen ha situado su nuevo sonido en California. En el estado soleado halla la artista un nuevo amor que le hacer sentir «júbilo» y felicidad en los pequeños momentos. Una canción iluminada por el sol de primavera, que quizá con las sucesivas escuchas desvele su verdadera grandeza. O no.