Ava Max ha publicado este año su primer disco después de triunfar con singles como ‘Sweet but Psycho’, ‘So Am I’, ‘Kings & Queens’ o, en menor medida, ‘Who’s Laughing Now’. ¿Cuál puede ser el as en la manga de Ava para evitar que ‘Heaven & Hell‘ siga bajando posiciones en las listas de éxitos (el álbum ha pasado del top 2 al top 35 en Reino Unido en su quinta semana, y en Estados Unidos ya bordea la salida del Billboard, siendo top 118)?
‘Naked’, el single de ‘Heaven & Hell’ que salía a la vez que el disco junto a un memorable videoclip más noventas que los propios años noventa, es una pequeña joya de pop new-wave que está funcionando bien por su cuenta sin tampoco haber entrado en ninguna lista oficial relevante de momento (solo ha sido top 38 en Nueva Zelanda), pero no es el más inmediato que ofrece un trabajo lleno de temas de «pop puro» como ‘Tattoo’, que sigue dando por buenas las comparaciones que Ava está recibiendo con todas esas «pop stars» que triunfaron a principios de la década pasada: la Katy Perry de ‘Teenage Dream‘, la Lady Gaga de ‘The Fame‘ y la Kesha de ‘Cannibal‘ parecen las referencias de esta composición que, no por nada, está producida por Cirkut, cuyo nombre aparece en los créditos de éxitos como ‘Part of Me’ o ‘Blow’.
Por sonido, ‘Tattoo’ remite efectivamente a las tres artistas mencionadas, pero la producción es más refinada sin dejar de ser absolutamente electrónica. Entre sus autores, además de a Ava, encontramos a Charlie Puth, lo cual puede ser una buena noticia (‘Harley’s in Hawaii‘ para Katy, su propia ‘Girlfriend‘) o no (‘I Warned Myself’). En este caso lo es al margen de que la melodía de ‘Tattoo’ ya la tuviera Ava enfilada antes de que Charlie aportara su parte. Ava empezó a escribir ‘Tattoo’ en Suecia, pero la canción se titulaba originalmente ‘Black Shoes’ porque hablaba sobre la afición de Ava de llevar «zapatos negros», lo cual «no hace tanta gente» (?). Más adelante, Ava y Charlie transformaron ‘Black Shoes’ en ‘Tattoo’ y el segundo «aportó unas melodías increíbles». Ella le considera a él un «genio creativo».
¿Y a quién recuerda Ava con tanta pasión en ‘Tattoo’ como si ese amor hubiera quedado «tatuado» en su corazón? De hecho, en ‘Tattoo’ es ella quien ha impresionado a otra persona hasta ese punto y quien interpreta una letra que plasma ese sentimiento de no poder dejar de pensar en una persona, llegando a la obsesión. Ella es «la típica amante que se queda en tu cabeza», a la que «ves allá por donde vas» y que deja «una marca permanente que no se borrará», y también un «tatuaje que está debajo de tu piel». La artista canta: «escribe mi nombre en cursiva porque no lo vas a olvidar». Y este hit en ciernes, tampoco.
Este jueves 15 de octubre comienza ‘Banana Split’, un programa de cocina y música que sólo podía presentar Mikel López Iturriaga, en los tiempos de Tentaciones muy conocido por su labor en el periodismo musical, y en los últimos años por el pelotazo dado por ‘El Comidista’: varios libros de enorme éxito avalan lo que comenzara como un pequeño blog gastronómico en El País. Tras una breve experiencia en laSexta, donde se intentó lanzar ‘El Comidista’ como programa televisivo, La 2 apuesta por un formato nuevo en el que varios artistas hablarán de música y cocina. Amaia, Javiera Mena, Miss Caffeina y Carolina Durante están entre los invitados que veremos desde este jueves.
¿Qué podemos esperar del programa? Por ejemplo, ¿qué tipo de invitados podremos ver? ¿Se ha seguido una línea editorial definida para elegirlos? Lo pregunto sobre todo por el programa de Broncano: se ha convertido en una referencia, contando con un montón de gente del underground o semi-underground que de otra manera nunca habría salido en TV. Y resulta que ha sido un éxito.
En cada programa me propongo hacer una playlist con un concepto determinado, y me voy encontrando con diferentes músicos y cocineros que me sugieren canciones suyas y de otros para incluirlos en ella. Casi siempre los encuentros tienen un contexto más o menos gastronómico: vamos a un restaurante que les guste, cocinamos algún plato juntos, probamos productos… Los artistas y chefs se han elegido en función de varios factores: que encajaran en el concepto de cada programa, que se prestaran al juego con la comida, y también que nos parecieran interesantes y divertidos como personajes. En cuanto a estilos y edades, el abanico no puede ser más amplio: lo mismo caben Hidrogenesse, Carolina Durante, Javiera Mena, Los Punsetes y Amaia que Camela, Betty Missiego, Omar Montes y Barón Rojo.
«Si el programa fuera para mí, lo habría llenado de indies, de modernas y de mariconeo, porque es lo que más me tira, pero Banana Split aspira a llegar a un público más amplio que yo y mis amigas»
De momento te hemos visto por redes con La Habitación Roja y Miss Caffeina, lo cual está guay, ¿pero hay alguien que te hubiera gustado llevar pero no ha sido posible porque no pegaba en este caso, por razones «televisivas»?
Si el programa fuera para mí, lo habría llenado de indies, de modernas y de mariconeo, porque es lo que más me tira. Pero Banana Split aspira a llegar a un público más amplio que yo y mis amigas, y por eso en esta primera temporada -soy muy optimista pensando que va a haber más- también hay artistas muy mainstream. Al final creo que ha quedado bastante equilibrado, pero sí, mucha gente que me habría gustado sacar por un motivo u otro no sale: La Bien Querida, Monterrosa, Cupido, Chico y Chica, Zahara, Rigoberta Bandini, Luna Ki, Chico Blanco, Nacho Canut, que me dijo que le horrorizaba que le entrevistaran en la tele, o la mismísima Raffaella Carrá, a la que intentamos visitar en Italia pero al final no cuajó.
¿El espectador aprenderá algo de cocina o de restaurantes o es más un programa de entretenimiento?
Siendo realistas, no creo que aprenda mucha cocina, pero sí descubrirá restaurantes, platos o productos que quizá no conozca. El objetivo del programa no es enseñar a guisar, sino mostrar lados poco conocidos de los músicos y los chefs llevando a unos al terreno de los otros. Y que el espectador se lo pase bien viéndolo, claro.
¿Qué programa o programas os han servido de referencia? Personalmente pensé enseguida en ‘Con Las Manos en la Masa’, que a veces te salta en Youtube o algún canal de estos de nostalgia o zapping y te quedas embobado viéndolo. No sé si recuerdas algún episodio en particular, pero hay varios que son para verlos: Alaska, Gran Wyoming…
Soy un gran fan de ‘Con las manos en la masa’, y como soy más vieja que el fax hay episodios que no me hace falta ver en YouTube porque me acuerdo de cuando se emitieron. Si alguien me dice que le recuerdo a Elena Santonja me hará el más grande de los piropos, pero la verdad es que ‘Banana Split’ no se parece mucho a su programa. Quizá en algunos momentos sí, cuando cocino a cuatro manos con un músico -un ketchup casero con Rebeca, por ejemplo-, pero son situaciones muy puntuales.
«En una televisión pública, por un lado, tienes que atender a cosas más minoritarias que no encuentran hueco en las cadenas privadas, y por otro, tampoco puedes hacer una programación pagada por todos que vean sólo cuatro friquis»
¿Qué opinas de la última oleada de programas musicales en La 2? Hay iniciativas que están guay, aunque percibo cierta presión a cagarla en cuanto a audiencias, incluso desde una TV tan pequeña: parece que se tiene cierto miedo a hacer algo underground o arriesgado, cuando la audiencia de la cadena es testimonial. En otras palabras, echo de menos un programa de culto de verdad. Creo que se ha avanzado algo desde que por ejemplo en Mapasonoro cortaban actuaciones en directo, no sé si por miedo al zapping, pero no sé…
¿Me estás pidiendo que critique a la cadena que me ha contratado? ¿Que me juegue el pan de mis hijos? Bueno, pues como no tengo hijos diré que sí, que me parecería fenomenal que La 2 apostara lo más posible por lo arriesgado. Para ser justos, me parece que ya se la están jugando un poco con un programa como ‘Banana Split’, sobre todo con un presentador tan amateur como yo. Supongo que no debe ser fácil llevar una televisión pública: por un lado, tienes que atender a cosas más minoritarias que no encuentran hueco en las cadenas privadas, y por otro, tampoco puedes hacer una programación pagada por todos que vean sólo cuatro friquis. Pero vamos, que sí: es bueno que haya un espacio para la cultura más independiente y underground en la tele, históricamente La 2 ha sido ese santuario, y en mi nada humilde opinión creo que debería seguir siéndolo. Si ‘Banana Split’ sigue, yo desde luego voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que no solo salgan los de siempre, y demos cabida a músicos jóvenes con propuestas interesantes aunque sean menos conocidos.
¿Qué te parece el día y hora de emisión elegidos? ¿Tenías alguna preferencia? ¿Cuál ha sido la referencia al respecto?
Sinceramente, no tengo ni idea de si el horario es bueno o malo. En esto hay opiniones para todos los gustos: unos dicen que es tarde; otros, pronto, y otros, que está bien. Lo que sí me gusta muchísimo es la gente que me pide en redes sociales que se emita a otra hora porque las 11 de la noche ya se han metido a la cama, están haciéndose las uñas o cepillando al gato. ¡Hijas mías, que yo soy el presentador, no el director de RTVE! Además, el programa se podrá ver online a la hora que te salga del níspero.
Os preguntarán mucho por el nombre del programa y las múltiples referencias a la música pop que pueda contener, ¿es por algo tan improbable como la canción de Lio? ¿De quién fue la idea del nombre?
La idea del nombre es mía. ‘Banana Split’ de Lio es una de mis canciones favoritas sobre comida y habla de un postre más pop imposible, así que me vino rápidamente a la cabeza como título del programa. Además es un tema que juega con el doble sentido, un poco en la misma línea guarrilla que ‘Les sucettes’ de France Gall y Serge Gainsbourg, y eso es algo que también hacemos con los títulos de las playlists que vamos construyendo en el programa.
«‘El Comidista TV’ se emitió en pleno verano y en prime-time, y quizá ése no era su sitio»
El programa de laSexta no duró mucho, ¿qué errores has aprendido de aquello de cara al nuevo programa?
Sigo creyendo que El Comidista TV era un buen programa, y que a la larga podría haber funcionado. Pero se emitió en pleno verano y en prime-time, y quizá ése no era su sitio. Tampoco es que fuera un fiasco: no cumplió las expectativas de audiencia que tenía laSexta, que eran altas, pero lo vio mucha gente. Dicho esto, si lo volviera a hacer cambiaría muchas cosas, claro: le daría un ritmo más pausado y no metería tanta información.
Dado el pelotazo que has dado como El Comidista, mucha gente no sabe que dirigiste o fuiste redactor jefe en Tentaciones, o sea que fuiste un pez gordo del periodismo musical. Hay algunas cosas que nosotros hemos copiado de Tentaciones, pero recuerdo críticas espantosas de discos como La Casa Azul, Cardigans, Garbage… normalmente cosas de música pop, inspirando indirectamente JNSP como reacción. ¿Cuál crees que fue la labor del suplemento y qué recuerdas con más cariño?
Bueno, tanto como redactor jefe… llevé la sección de música del suplemento durante 7 años, pero no era más que redactor. El suplemento fue un éxito porque ningún periódico había hecho nada parecido a una revista de tendencias más o menos modernilla para jóvenes. Recuerdo con mucho cariño la incomprensión que causaba en muchos dinosaurios del periódico, que no entendían nada. No conocían a la gente que salía y desaprobaban el tipo de lenguaje que usábamos, que no era el del periodismo clásico y canónico de El País de aquel entonces. Fue una etapa muy divertida, bastante loca tanto en lo profesional como en lo personal, pero tampoco la añoro tanto. Soy antinostálgico por naturaleza, me carga la gente que suspira por los ochenta o los noventa y cree que ahora todo es peor, simplemente porque no se entera de lo que está pasando ahora mismo y lo desprecia por pura ignorancia. La música española, en concreto, ha sido mil veces más rica en los últimos 10 o 15 años que en aquellos tiempos. Stop «Añorar la EGB» y Stop idealización del pasado, de verdad. En cuanto a las críticas, pues dependía un poco de a qué crítico le tocara cada disco. Yo muchas veces no estaba de acuerdo, pero siempre respetábamos escrupulosamente las opiniones de los que firmaban.
«Recuerdo con mucho cariño la incomprensión que causaba Tentaciones en muchos dinosaurios de El País, que no entendían nada»
También estuviste en Lo Que Sea, o sea que de repente tuviste una oportunidad de ahondar en la cultura trash, ¿fue más divertido aquello que el periodismo estrictamente musical?
Fue diferente. Yo estaba hasta el toto del periodismo musical y de las entrevistas promocionales a gente que no tenía nada que decir, y me revivió meterme en internet a hacer cosas un poco delirantes como Loquesea.com. Aquello sí que era un desmadre en el que apenas había filtro, muy diferente a El País: publicábamos todas las majaradas que se nos ocurrían, y recuerdo con gran cariño artículos de la sección de sexo como “Los huevos, esos desconocidos” o uno que sacamos sobre ligar con extranjeros cuyo titular era “Fuck me, please”. Era como el Nuevo Vale pero más desmadrado y en internet. Además fue muy interesante porque técnicamente todo estaba en pañales: cuando empecé no había ni sistemas de publicación, teníamos que mandar los textos a un montador que hacía el HTML en plan artesanal y lo publicaba. Fue un poco pena que el pinchazo de la burbuja de internet acabara con el proyecto: estábamos desarrollando cosas como Linkeados, que fue una especie de Facebook antes de Facebook.
¿Qué te parece la deriva del periodismo musical desde que lo abandonaste? ¿Alguna vez lo has echado de menos?
No lo echo mucho de menos, estoy encantado haciendo periodismo gastronómico. El periodismo musical ha sufrido la crisis general del periodismo, con unos niveles de precariedad cercanos a lo insoportable, y también se ha visto afectado, creo, por la pérdida de relevancia social de la música en general. No hay más que comparar el espacio que se le prestaba en los grandes medios a este ámbito hace 30 años y el que tiene ahora. Pero insisto, me niego a ser nostálgico: por suerte ahora hay otros canales, y sigue habiendo buena música y buena información musical.
Echo un poco de menos la frescura y el desenfado de El Comidista en el periodismo musical. Pero por otro lado, la gente no te ve como algo medio «serio» si tomas cierto rumbo como aquella genialidad de las entrevistas falsas con platos viejunos. ¿Pasa lo mismo en la cocina, que hay gente que no te toma en serio si haces cierto tipo de cosas?
Pasa MUCHO. Si te descuidas, más que en la música. Ya puedes ser el periodista más riguroso del mundo, que si sales haciendo una broma, hay “entendidos” que te consideran automáticamente un cantamañanas. Pero qué quieres que te diga, a mí me la bufa. La solemnidad me parece un coñazo, y considero que el sentido del humor es un vehículo fantástico para conectar con el lector o el espectador, y que usarlo no implica por fuerza una pérdida de rigor. A ver, si es que no estamos inventando la pólvora: lo de “enseñar divirtiendo” es más viejo que la tos, y se puede aplicar perfectamente al mundo de la información. Vosotros mismos en Jenesaispop sois un ejemplo: a mí como lector me encanta cuando os ponéis perras y hacéis titulares y textos ácidos y divertidos.
«Ya puedes ser el periodista más riguroso del mundo, que si sales haciendo una broma, hay “entendidos” que te consideran automáticamente un cantamañanas. Me la bufa»
¿Cuál fue tu mejor momento o «highlight» como periodista musical? ¿Alguna entrevista que recuerdes con cariño o cualquier otra cosa?
Ser periodista musical en los noventa me permitió vivir bastantes momentos inolvidables: un concierto de Suede en la sala Revolver cuando sacaron su segundo disco, un encuentro con Donna Summer en Los Ángeles, una entrevista a medias con Alaska a los Pet Shop Boys, otra a George Michael después de su famosa detención en los retretes… más un montón de backstages de festivales en los que vi de todo. Ah, y al principio de mi carrera, cuando trabajaba en Canal +, entrevisté a Mecano después del último concierto que dieron en Madrid, en Las Ventas. Nunca volví a ver un mal rollazo semejante dentro de un grupo, y eso que me he enfrentado a Oasis: caras kilométricas, tensión máxima en el ambiente… ni se miraban entre ellos, y Jose y Nacho sólo se dirigieron la palabra para discutir porque Nacho estaba haciendo el tonto con una botellita de agua. Mientras tanto, Ana Torroja en medio como una esfinge, sin mover ni medio músculo de la cara, y encima yo allí haciéndoles preguntas estúpidas de principiante. Un cuadro flamenco.
«Entrevisté a Mecano después del último concierto que dieron en Madrid, en Las Ventas. Nunca volví a ver un mal rollazo semejante dentro de un grupo, y eso que me he enfrentado a Oasis»
¿Y alguno de los peores o más estrambóticos?
Creo que los peores entrevistados con los que me cruce fueron Joe Jackson, un absoluto y completo gilipollas, y Dave Gahan, de Depeche Mode, que no debía de tener su mejor día y estuvo megaborde conmigo. Aunque quizá mis preguntas no fueron las más apropiadas, también lo reconozco, porque me puse un poco María Patiño con él. Noel Gallagher también fue un hueso duro de roer, pero al final es un tipo que da titulares (y que tiene bastante más cerebro que su hermano Liam, cosa que tampoco es muy difícil).
Creo que muy pocos de nuestros lectores sabrán que fuiste mi primer jefe cuando estaba en 5º de Periodismo. Una de las frases que te recuerdo mucho decir, sobre cierta crisis que hubo es «las ratas son las primeras en abandonar el barco». ¿Cuál es tu consejo ahora mismo para los medios musicales teniendo en cuenta la crisis que vive el sector debido a la covid-19?
Es cierto que fui tu jefe, y aprovecho la ocasión para decir a todos los lectores de Jenesaispop lo magnánimo y benevolente que fui contigo cuando eras becario: nunca te humillé, ni te azoté, ni te pedí favores sexuales, ni te obligué a que me trajeras café con bollería industrial de la máquina. Supongo que eso de las ratas lo dije por mí mismo, que yo he sido muy de largarme de los sitios cuando las cosas se ponen feas… No sé, soy reacio a dar consejos a gente que las está pasando putas, porque quizá lo que menos necesitas en esos momentos es que te venga un chapas a dar sermones. Lo más que puedo ofrecer son mis ánimos y mi esperanza de que logremos resistir y capear este marrón y las cosas mejoren después. Ésa ha sido mi experiencia en crisis anteriores… pero bueno, tampoco puedo garantizar que ésta acabe convirtiendo el mundo en un asco en el que no valga la pena vivir. Qué mensaje tan alentador para acabar una entrevista, ¿verdad?
María Isabel es noticia después de denunciar públicamente el uso de su canción ‘Antes muerta que sencilla’ en una parodia de inclinación derechista. La parodia en cuestión se compone de una versión de dicha canción titulada ‘Antes facha que chavista’ en la que se expresan frases como «nos llaman fachas, como un insulto, y yo lo llevo a mucha honra, con orgullo» o «antes facha que chavista, que socialista, que marxista, que femiloca».
En Twitter, María Isabel ha dicho: «Tengo que deciros que estoy sorprendida por el uso de mi canción ‘Antes muerta que sencilla’ en una parodia musical ‘Antes facha que chavista’ que han realizado Los Meconios, InfoVlogger y Liuisvaya sin mi autorización. No sabía nada y por supuesto yo no tengo nada que ver con este asunto. Los que me conocéis, sabéis que respeto la libertad de expresión, por supuesto, pero no comparto el mensaje político con el que se ha instrumentalizado mi canción». Además, la cantante informa que ha recurrido a la SGAE para posiblemente denunciar la parodia: «He comunicado a la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) este hecho para que estudien el caso y tomen las medidas legales contra la difusión de este vídeo sin mi autorización».
En Instagram, Los Meconios, autores de canciones originales como ‘Somos españoles’ o ‘El machista no soy yo’, han respondido al mensaje de María Isabel: «Resulta que María Isabel ha emprendido acciones legales contra nuestra canción «Antes Facha que Chavista» (parodia de «Antes Muerta que Sencilla»). En el comunicado dice respetar la libertad de expresión, sin embargo, tengo serias dudas de si hubiese hecho lo mismo en el caso de que la canción se hubiese titulado «Antes Rojo que Fachita». Traducido al cristiano: «Respeto la libertad de expresión pero no la tuya».
¿Quién tiene razón? En su sección sobre derechos de autor, Youtube explica que «los creadores deben subir únicamente vídeos de su propia cosecha, salvo que estén autorizados a usar contenido de terceros» y que, a su vez, «no deben subir vídeos que no hayan creado ellos mismos ni utilizar contenido cuyos derechos de autor pertenezcan a otra persona si no cuentan con la autorización pertinente». Youtube señala que, en ciertas ocasiones, es posible hacer un «uso legítimo» de una composición concreta sin necesidad de reclamar autorización al autor, pero no indica si este uso permite la publicación de versiones o parodias, como es este caso. Las parodias suelen estar exentas de infracción, de la misma manera que Youtube no penaliza absolutamente todas las infracciones que detecta su rastreador automático, ya que estas se realizan en clave de burla o de crítica y suelen estar exentas de fines comerciales. Es improbable que la versión de Los Meconios esté monetizada, pues de hecho no existe como single en ninguna plataforma.
La parodia de ‘Antes muerta que sencilla’ se ha viralizado estos días en la red y sus autores quieren con ella denunciar la «corrección política» y el «uso inadecuado de la palabra «facha»». Por su parte, María Isabel ha publicado este verano ‘Esa carita’, un single con Juan Magán que suma a día de hoy cerca de 10 millones de streamings entre varias plataformas.
Ser el padre que nunca tuvo ha sido la prioridad para Fran Healy durante los últimos 14 años. Travis han continuado sacando álbumes cada 3, 4 o 5 años, e incluso Healy ha tenido ocasión de desarrollar una pequeña carrera en solitario, pero ha sido su propio hijo quien ha animado al artista a ir a por todas esta vez, con un nuevo álbum publicado en un sello nuevo, BMG. Simplemente titulado ’10 Songs’, busca ofrecer las mejores «canciones» posibles en este nuevo punto de partida, y la mejora respecto a ‘Everything At Once‘ (2016) es noticiable.
Cada composición viene acompañada de una pequeña historia en el «canción por canción» de Apple Music y estas notas a pie de página del propio Fran Healy sirven para hacernos llegar donde sus sencillos textos no siempre pueden. Así, nos vamos adentrando en un álbum que relata diferentes historias de su vida: ‘Butterflies’ trata sobre un tío suyo que se ahogó cazando mariposas; el buen single ‘A Ghost’ está dedicada al «fantasma» de Mickie Most, el productor de ‘House of the Rising Sun’ de The Animals y ‘You Sexy Thing’ de Hot Chocolate, que falleció en 2003 pero sigue en espíritu en su despacho de RAK Studios, de donde no se ha cambiado de sitio ni una silla; ‘Nina’s Song’ es una canción tan personal del cantante que por pudor casi no llega ni a sacarla, rememorando el día que le preguntó a su madre por qué no había tiendas de padres para comprarse uno; y así sucesivamente.
Excepto alguna canción del tramo medio que pasa más desapercibida, como ‘All Fall Down’, y cuando ‘A Million Hearts’ nos deja muchas ganas de recuperar ‘Stay’ de Rihanna, ’10 Songs’ logra ser un álbum sólido con varias pistas que -esta vez sí- podrán ser escuchadas dentro de 10 años con agrado: ‘The Only Thing’ incorpora a Susanna Hoffs de las Bangles, donde esta canta con maldad «eres el disco de la tienda de discos que nadie quiere comprar»; en ‘Valentine’ intuimos la vena rock de los autores de ‘All I Wanna Do Is Rock’ (Healy dice que Led Zeppelin y AC/DC han sido influencias muy importantes en Travis); el disco se cierra con una buena balada a piano, como está mandado; y hay que destacar que ’10 Songs’ ha sido presentado por varios singles durante los pasados meses y ninguno fue la mejor composición del álbum, que se ha reservado para la semana de salida. A veces basta un riff de piano para adentrarte en un disco y eso es lo que consiguen los autores de ‘Flowers In The Window’ con ‘Waving At The Window’, una canción que recuerda que la vida nunca va a dar una segunda oportunidad. Consciente de que nunca harán un disco con el impacto y la solidez de ‘The Man Who’, ’10 Songs’ consigue ser uno de sus más dignos herederos.
Calificación: 7/10 Lo mejor: ‘Waving at the Window’, ‘A Ghost’, ‘Nina’s Song’, ‘The Only Thing’ Te gustará si te gustan: La Buena Vida, los primeros Coldplay, el último de Cranberries, ellos mismos Youtube:vídeo de ‘Waving at the Window’
El festival Monkey Week de Sevilla celebrará una serie de conciertos presenciales en el Teatro Alameda entre el 17 y el 22 de noviembre. La programación es la siguiente: Maria Rodés actuará el día 17, Zulu Zulu el 18, Raúl Cantizano + Los Volubles el 19, Rebe y MOURN el 20, Dani (foto) y Lorena Álvarez el 21, e Isabel Do Diego el 22.
El mismo día domingo 22 tendrá lugar un segundo concierto llamado ‘Cruzando el charco: cantes de ida y vuelta’ cuyo propósito es «evidenciar la peculiar relación entre el Viejo y el Nuevo Mundo en el ideario flamenco». Los artistas que participarán en este concierto lo harán en parejas: por un lado, Álvaro Romero actuará junto a Bronquio: por el otro, Rosario La Tremendita lo hará junto al coreógrafo y músico Juan Luis Matilla «Mopa», y por el otro, Dandy Piranha de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba) junto al músico chileno Sebastián Orellana. Todas estas actuaciones serán retransmitidas también a través de Youtube.
Además de estos conciertos, Monkey Week ofrecerá a través de su programación online casi medio centenar de showcases exclusivos, entre los que ya han confirmado su presencia Adiós Amores, Ama Befana, Bronquio, Calva Louise, Chaqueta de Chándal, Colectivo Da Silva, El Lobo en tu Puerta, Fusion Bomb, Lasole, Laura LaMontagne & Pico Amperio, Los Mejillones Tigre, Lost Twin, Plágaros, Red Passenger, RomeroMartín, Shekuza, Sketches On Duality y Verde Prato. Pronto se sumarán nuevos nombres a esta lista y también se anunciarán los contenidos de las habituales jornadas profesionales, que contarán un año más con mesas redondas, conferencias, speed meetings y otras actividades destinadas a la industria musical. Las entradas para estos conciertos, en aforo reducido dadas las circunstancias actuales, ya están disponibles.
Nuestro «Disco de la Semana» será ‘American Head‘, uno de los álbumes más convencionales -para bien- de Flaming Lips, como comentaba nuestra compañera Mireia Pería en su crítica. En los próximos días publicaremos la entrevista que Pería realizaba a Wayne Coyne vía telefónica, pero mientras recomendamos una de las composiciones más cercanas de dicho álbum. ‘American Head’ se presentaba a lo largo de este año con temas como ‘My Religion Is You‘ o ‘Flowers of Neptune 6’; también circulaba bastante su colaboración con Kacey Musgraves, ‘God and the Policemen’, tras haberse hecho ella con el Grammy a Mejor Álbum en 2019, pero ‘Mother Please Don’t Be Sad’ es una canción perfecta para aproximarte al álbum, pues es una de las canciones más accesibles y comprensibles de Flaming Lips de los últimos años.
Publicada a finales de verano como 6º adelanto del álbum, ‘Mother Please Don’t Be Sad’ nos remite musicalmente a los Beatles de ‘Let It Be’ en cuanto a melodía, y a «Sgt. Pepper’s» en cuanto a arreglos. A nadie se le puede escapar el detalle después de que la banda de Wayne Coyne haya versionado ‘Lucy In The Sky With Diamonds’ junto al mismísimo hijo de John Lennon, Sean Lennon; por no hablar del día que de hecho versionaron ‘Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band’ enterito en compañía de gente como Miley Cyrus o Phantogram.
En el contexto social de ‘American Head’, ‘Mother Please Don’t Be Sad’ es una canción relevante, pues se pone en boca de un hijo disculpándose con su madre por haber muerto. Además, la anima a salir adelante. La canción narra una pelea con unos «ladrones que fueron demasiado rápido» e iban armados. La espectacular sección de cuerdas que se suma sobre todo en el estribillo recuerda a la maravillosa ‘Eleanor Rigby’ mientras Wayne Coyne nos continúa cantando sobre la muerte en una producción en la que caben ligerísimos toques de country y unos perros ladrando cuando se les llama («recuerda dejar salir a los perros, porque yo ya no estaré ahí»). Al final, la producción se une a la siguiente pista del disco, la casi instrumental ‘When We Die When We’re High’.
Aunque la temática suena algo a ‘In the Ghetto’, Wayne Coyne ha contado en Apple Music que la canción se inspira en un atraco que él mismo sufrió a los 17 años en un restaurante en el que trabajaba y pensó que iba a ser asesinado «pero seguro». En la canción muere, aunque en la vida real pudo escapar ileso de tan horrible situación. «Estaba tirado en el suelo y pensé lo horrible que iba a ser para mi madre. Era yo quien iba a morir, pero pensé que estaría muerto en solo un segundo y en lo horrible que sería para ella. Quería que supiera que no había hecho nada peligroso o no es que estuviera haciendo el tonto. Solo estaba en el trabajo y esto pasó, así que quería transmitirle que no se preocupara. Este es el caos del mundo. A veces no hay nada que puedas hacer, simplemente estás en el lugar equivocado en el momento equivocado».
Desde la primera escucha ‘In Spain We Call It Soledad‘ se ha transformado en una de las canciones del año. Antes, vinieron otras pistas como ‘Too Many Drugs’, ganadora de una de las ediciones del JNSP Song Contest, el concurso cazatalentos de nuestros foros. Con apenas 4 canciones en el mercado, se hacía urgente mantener una breve charla con Rigoberta Bandini, el proyecto de la barcelonesa Paula Ribó, que también ha trabajado como actriz de doblaje y es escritora. De dónde viene su toque folclórico o cuáles son sus siguientes pasos son algunas de las cuestiones que tratamos con ella.
Tus canciones están teniendo muy buena acogida, tienes un montón de streamings sin el apoyo de ni una sola de las playlists de moda en Spotify. Por favor, ¡dinos que al menos 2020 ha sido bueno para alguien! ¿Cómo lo estás viviendo?
Sí, ¡para mí está siendo un año muy bonito! Peculiar, pero muy bonito. He tenido un hijo y, de alguna manera, también he parido a Rigoberta Bandini. Es cierto que siento que la energía colectiva está por los suelos y me hace feliz que mi música esté llegando a tanta gente porque, si a través de ella puedo conseguir que estén un poco más contentos, pues al final de eso se trata.
En tus canciones hay una mezcla de electrónica y folclore, esto último se ve en el tipo de palabras y campos semánticos que introduces, como «amargura» o «muy poco espíritu», que es una cosa que dicen mucho nuestros padres y abuelos. ¿Lo podemos considerar parte de tu idiosincrasia? ¿Te parece indicativo de lo que está por venir?
Ya, es que creo que igual tengo un alma un poco viejuna (risas). No sé, me gusta expresar las cosas de la manera más natural posible y me vienen esas palabras a la cabeza. Creo que es bastante interesante apoyarse en la cotidianidad para generar mensajes universales. Supongo que sí que formará parte de mi identidad siempre, pero tampoco lo hago de manera consciente. Me gusta que cada canción tenga su propio ecosistema léxico y musical según la emoción que quiera expresar con cada una.
Una de mis canciones favoritas es ‘Fiesta’, ¿qué nos puedes contar sobre esta canción? Desde el modo en que surgió, hasta el cuándo, pasando por si el synth-pop o el italo ha sido para ti un estilo de cabecera.
Pues recuerdo perfectamente el momento en que la compuse. La compuse el 2 de abril, lo acabo de chequear en las notas de voz del móvil. Estábamos confinados y habíamos estado viendo la tele en el salón y estaba inquieta, lo típico que ya no sabes qué hacer. De repente me encerré en el estudio un rato con el piano. Hacía muchos meses que no componía y salió como si nada. Fue como si alguien me dijera «ahora ve, compón esta canción y vuelve al comedor» porque ¡es que fue muy rápido! En una hora o así abrí la puerta del comedor y se la canté a Esteban, mi pareja. Le encantó y se puso a trabajar en la base. Nuestro referente era Franco Battiato, que para mí es Dios. Lo recuerdo todo en un marco espacio-tiempo rarísimo: sin poder salir de casa, yo embarazada de 7 meses… No sé, sentí como que se paró el tiempo para hacer este tema. En una semana estaba listo y ya lo subí.
¿Qué significa para ti ‘In Spain We Call It Soledad’ desde el punto de vista artístico? ¿Está siendo un punto de inflexión o es una canción más? ¿Crees que será una canción emblemática para ti, tu himno… o lo es otro tema por llegar?
Pues no lo sé. Al final eso lo decide el público. «In Spain» fue una de las primeras canciones que compuse como Rigoberta Bandini y le tengo un cariño especial. Sí que he notado un punto de inflexión desde que la lancé. Las otras canciones ya estaban funcionando, pero con esta he notado una subida de escuchas importante y muchos más mensajes de gente que no conozco. Me hace muy feliz que haya calado tan bien porque la siento muy fiel a mí misma, pero es curioso porque yo aún siento más himno ‘Too Many Drugs’. Igual es porque es la primera que saqué y me emociona de una manera especial.
¿Realmente nadie pensó en presentar la canción a Mónica Naranjo, ahora que todo está tan accesible en las redes sociales? ¿Imaginas un remix de esos que se hacen ahora, con ella?
¡Pues la verdad es que no! (risas) Es que a ver… eso salió en el estudio como una idea que decidimos dejar, pero no estaba planificado. Y la verdad es que no me imaginaba que le llegaría a Mónica Naranjo tan pronto. Pero oye quién sabe…¿igual en un tiempo un remix cantando con ella? ¡¡Me muero!!
La canción está co-producida por Stefano Macarrone de Mendetz, ¿pero qué nos puedes contar sobre otros productores con los que has trabajado? ¿Esteban Navarro y Santos & Fluren estarán en las canciones nuevas?
¡Todos ellos son un pilar importantísimo porque sin ellos no habría podido levantar estas canciones! Fluren me ayudó mucho a encontrar mi identidad musical con ‘Too Many Drugs’, Esteban Navarro está conmigo en el proceso de pre-producción de todos los temas, es mi mano derecha. Me ayuda en la estructura, a enriquecer melódicamente las transiciones, a la coherencia del tema, etcétera. ¡Y Stefano Macarrone es un crack! Propone cosas bastante visionarias como esos dibujos rítmicos del estribillo de ‘In Spain We Call It Soledad’ que al principio me costaron muchísimo de ver, pero ahora no me imagino el tema sin ellos.
¿Qué será lo siguiente que sabremos de Rigoberta Bandini? ¿Eres de EP/mini LP o más bien de canción suelta? Si es esto último, ¿será de la facción balada tipo ‘Que Cristo baje’ o algo bailable?
Pues ahora mismo hay dos singles en camino. Uno es un cover de Beethoven y el otro es un tema mío. Creo que en las dos canciones podréis mover un poco el esqueleto, pero el cover será más bailable. ¡Tengo muchísimas ganas de que salgan!
En JNSP tu canción ‘Too Many Drugs’ ganó un concurso que tenemos en los foros para descubrir canciones noveles, el JNSP Song Contest. ¿En algún momento te llegó la información o ni idea de lo que hablamos?
Ostras, ¡no me enteré! ¡Pues qué ilusión! ¡Muchas gracias!
Fue el fenómeno cinematográfico mexicano del año pasado. ‘Ya no estoy aquí’ arrasó en los premios Ariel, los más importantes de México, y la compró Netflix para distribuirla en el resto del mundo. La película, dirigida por Fernando Frías –autor de la serie ‘Los Espookys’ (HBO)-, es un relato de iniciación y desarraigo adolescente narrado en un contexto social muy singular: el de la subcultura urbana “kolombia”, un movimiento sincrético surgido a principios de siglo en los barrios pobres de Monterrey, caracterizado por su orgullo indígena, su estética híbrida entre el hip hop y la tradición azteca, y su gusto por la cumbia “rebajada”, ralentizada, que da lugar a una forma de baile muy peculiar, con reminiscencias de las danzas tribales. El director documenta este movimiento (la mayoría de los actores no son profesionales) a la vez que construye un potente discurso sobre la violencia narco, el desamparo del inmigrante forzoso y el poder de la música como tabla de salvación existencial. 8’5
The Vast of Night (Amazon Prime Video)
Una pequeña joya del fantástico que ha alumbrado a un nuevo talento (con seguidores ilustres como Guillermo del Toro, J.A. Bayona o Nacho Vigalondo). El debut de Andrew Patterson (director, escritor, productor y montador de la película) es una evocadora historia de ciencia ficción que rinde homenaje a los clásicos del género (hay muchas citas para iniciados) pero sin caer en la simple imitación nostálgica. De hecho, hay más ideas, mirada y personalidad en los largos planos secuencia que componen ‘The Vast of Night’ que en la mayoría de filmes y series recientes que intentan emular este tipo de relatos fantásticos del pasado. La película es algo así como un capítulo muy estilizado y parlanchín de ‘La dimensión desconocida’ (hay un juego intertextual con la televisión de los 50, época en la que está ambientada la historia). Un atmosférico cuento de misterio, que utiliza el fetichismo tecnológico y la capacidad de sugerencia de la palabra y el sonido (los protagonistas son dos friquis de la radio) para crear desasosiego, lirismo retro y reivindicar el placer de la narración oral. 8
La estafa (Bad Education) (HBO)
El spoiler ya viene con el título en español, así que no vamos a andarnos con muchos rodeos: ‘La estafa (Bad Education)’ cuenta la historia del mayor desfalco educativo -11 millones de dólares- ocurrido en Estados Unidos. El joven director Cory Finley, conocido por la comedia negra ‘Purasangre’ (2017), narra este caso centrándose en la figura del gerente escolar Frank Tassone, un hombre de una personalidad fascinante, lleno de contradicciones y secretos, que interpreta un sensacional Hugh Jackman, nominado con todo merecimiento en los recientes Emmy. El estupendo guión de Mike Makowsky, un antiguo alumno de Tassone, pone en paralelo el gradual descubrimiento de la estafa con el progresivo descubrimiento de la verdadera personalidad del estafador. El resultado de esta habilidosa estrategia narrativa es un telefilme que trasciende su poco prometedora premisa de “historia basada en hechos reales” para transformarse en una película visualmente muy ligera pero de gran peso dramático y psicológico. 7’5
Crímenes de familia (Netflix)
Tras una década dedicado al documental (es el autor de ‘¡Que sea rock!’, sobre la escena musical argentina), Sebastián Schindel irrumpió en el cine de ficción con la galardonada ‘El patrón, radiografía de un crimen’ (2014). La repercusión del filme hizo que sus siguientes películas, ‘El hijo’ (2019) y la reciente ‘Crímenes de familia’, hayan sido distribuidas por Netflix. Su último trabajo es un estupendo drama judicial con toques de thriller y denuncia social. El director pone sobre el estrado varios temas –la corrupción judicial, los conflictos familiares, las diferencias de clase, la violencia de género- y los va combinando con mucha sutileza y habilidad, desafiando las expectativas del espectador y añadiendo cada vez más capas de espesura dramática a la historia. Mención aparte merece la interpretación de Cecilia Roth, fabulosa en su papel de señorona y madre coraje, que recorrerá un doloroso pero necesario camino hacia la sororidad y la toma de conciencia moral. ‘Crímenes de familia’ será la representante argentina en los Goya. 8’5
Asako I & II (Filmin)
Ryûsuke Hamaguchi es uno de los grandes talentos emergentes del cine japonés (Bong Joon-ho lo incluyó en su lista de los “20 directores del futuro”). Tras la monumental ‘Happy Hour’ (2015), con la que se dio a conocer internacionalmente, el director saltó directamente a la sección oficial de Cannes con ‘Asako I & II’. La película es una adaptación de la novela ‘Netemo Sametemo’ de Tomoka Shibasaki, conocida en España por la reciente ‘El jardín de primavera’ (Quaterni, 2019). La película empieza como un anime romántico adolescente, con la visión de un flechazo a cámara lenta mientras estallan petardos alrededor de la pareja, y avanza como un doloroso melodrama que reflexiona sobre el peso psicológico que tienen las heridas amorosas no cicatrizadas en la construcción de una futura vida sentimental. ‘Asako I & II’ es como una versión femenina y teen de ‘Vértigo’, un melodrama que bajo su apariencia cursilona y liviana esconde un poderoso discurso sobre los misterios de la pasión amorosa. 7’5
FKA twigs ha informado durante una entrevista por videollamada que ha compuesto un disco entero en cuarentena y que su productor principal es El Guincho, conocido por todos por ser productor de ‘El mal querer‘ y otras canciones de Rosalía, desde ‘Aute Cuture’ hasta ‘Dolerme’. Apenas hace un par de meses, la autora de ‘MAGDALENE‘ aparecía como artista invitada en el extraño single ‘Sum Bout You’ del rapero 654AR, en el que Pablo Díaz-Reixa es listado como co-productor.
Sin entrar en demasiados detalles, FKA twigs ha dicho: «He terminado haciendo un disco entero en cuarentena. Un día decidí que iba a hacerlo y lo hice. He trabajado principalmente con un talentoso artista y productor llamado El Guincho, y en general he trabajado con personas a las que no he visto en mi vida, todo a través de FaceTime. Durante el día escribía melodías con Pablo y por la noche llamaba a mis amigos músicos que viven en Estados Unidos, me sentaba a beberme una copa de vino y escribíamos letras y hablábamos sobre de qué iba cierta canción, así que he podido trabajar durante el día y también durante la noche, todo a través del teléfono».
Confluyen así en lo profesional la autora del mejor disco de 2019 y el productor principal del mejor disco de 2018, de lo que suponemos que solo puede haber salido algo bueno. ¿Más coincidencias? Arca aparecía en los créditos de ‘MAGDALENE’ (en concreto en el single ‘holy terrain’ con Future) y este año Rosalía lo ha hecho como artista invitada en el disco de la cantante y productora venezolana. Y puestos a rizar el rizo, es sabido que El Guincho ha trabajado con Björk, cuyos dos últimos discos están co-producidos por Arca.
Parte de la redacción evalúa ‘Mood’ de 24kGldn e iann dior, en estos momentos la canción más escuchada en el mundo:
«‘Mood’ es fresquita, blandita, justibieberea un poco, y resulta inofensiva… musicalmente. Porque a pesar de su juventud (24kGoldn aún no ha cumplido 20 años, Iann Dior tiene 21), el mensaje de la canción no puede ser más rancio; chica-siempre-estás-de mala-leche, estoy harto de tus vaivenes y bla bla bla. Ya sabéis; mujeres: ¡todas locas! 24kGoldn y Iann Dior son muy jóvenes, sí. Pero siguen emanando el mismo viejo aroma anticuado (y machista). Por agradable que pueda parecer la tonada, su contenido sí que me pone realmente “in a mood” (y me echa de la canción)». Mireia Pería
«Tiene cierta gracia que 24kGoldn y iann dior, dos jovencitos estadounidenses que han triunfado con sus canciones de trap con guitarrita eléctrica, triunfen ahora juntos con una canción de trap con guitarrita eléctrica. ¿Son el mismo artista y no lo saben? ¿Se estarán planteando unirse en un dúo? En cualquier caso, ‘Mood’ es la canción más escuchada en el mundo porque no puede estar más desprovista de expectativas y prejuicios. Como todo buen hit que se precie, el trap-pop a lo Post Malone-pero-bien-escrito de ‘Mood’ suena fresco y desenfadado y se pega sin que puedas hacer nada para remediarlo. Sin ser su producción precisamente una alegría para los oídos, el estribillo «why you always in a mood» está hecho para clavarse en el cerebro y los dos artistas se complementan bien. La típica letra ultra-adolescente sobre un muchacho que no puede comprometerse con su chica por inmadurez pero hace ver que la mala es ella, pura misoginia disfrazada de despreocupación «teenager») incluso deja una frase lapidaria que no ves venir: «jugamos a juegos del amor para esquivar la depresión». ¡Bum! Himno millennial al canto». Jordi Bardají
En ‘Blue Hearts’ Bob Mould pone las cosas claras. Trece temas, 35 minutos, directos al hipotálamo (y a la yugular de Trump y su podredumbre política y moral). Si en el anterior álbum ‘Sunshine Rock’ ya asomaba el punk, aunque la sombra de Sugar era más alargada, aquí Mould recupera, del todo y sin ambages, a los Hüsker Dü de ‘New Day Rising’. Pero no sólo hay ira y energía; también euforia. ‘Blue Hearts’ emana una rara alegría que sobrevuela el conjunto, a pesar de su condición de puñetazo-en-la-mesa; parece haber poca premeditación y mucha necesidad de sacar mierda fuera. Bob se encarga de la producción, como viene siendo habitual, y se enfrenta al mundo solo con su guitarra, un bajo y una batería. Quizás esa urgencia redunda en una calidad de sonido no muy buena, pero precisamente esto, el aire a pieza urgente grabada casi de una tacada, subraya su frescura. ‘Blue Hearts’ es un disco que se enfrenta a tiempos duros, pero sin asomo de pena o depresión.
Que no engañe el inicio, breve, y solo con guitarra acústica, de ‘Heart on My Sleeve’, aunque Bob ya deja asomar cierta rabia: “The Left Coast is covered in ash and flames/Keep denying the winds of climate change”. A partir de aquí, todo son pepinazos acelerados de puro hardcore punk. En ‘Next Generation’ reinan las inflexiones melódicas marca de la casa, feroces y pegadizas a la vez, mientras Bob grita fiero: “No celebration!”. Y resopla, brama, en ‘American Crisis’, que contiene unas filigranas a la guitarra que quitan el sentido: aceleran, frenan en seco y se enlazan con las de la espídica (¡1:40 minutos!) ‘Fireball’. Mould encadena temas sin respiro, aunque levanta el pie del acelerador en ‘Forecast of Rain’, un hermoso estribillo mecido por el ruido noventero, en que Bob denuncia la hipocresía de la religión institucionalizada. Estos tres temas forman algo así como el meollo del disco.
Luego el conjunto se desinfla un poquito, en comparación a su fulgurante arranque, pero sigue repleto de destellos memorables. Los riffs que dibuja en ‘When You Left’ vuelan la cabeza; también lo hace el embrujo a base de guitarrazos con el que abre ‘Little Pieces’. En el tramo final, algo más virado al pop, Bob baja un poco la velocidad. No mucho, lo suficiente para que recuperemos el aliento, aunque aún guarda petardazos como ‘Password of My Soul’. Pero nos aterriza suave en ‘The Ocean’, donde brilla el Bob más tierno (aunque sin pasarse).
‘Blue Hearts’ está repleto de canciones y sonidos aparentemente trillados de punk-rock alternativo de los 80 y 90, muy fácilmente reconocibles por cualquier conocedor de la obra de Bob Mould. Pero, ay, qué bien los hace y cómo sigue tocando la fibra. Ahora que IDLES están recuperando el punk para las nuevas generaciones, ahora que demuestran que lucha y música están indisolublemente unidos, qué mejor que acudir a una de de las figuras más emblemáticas del género en su disco más político y fiero.
Calificación: 7,5/10 Lo mejor: ‘American Crisis’, ‘Fireball, ‘Forecast of Rain’, ‘When You Left’ Te gustará si te gusta: Hüsker Dü, el hardcore-punk, el rock alternativo americano de los 80-90, IDLE Youtube:vídeo de ‘Siberian Butterfly’
Annie publica el próximo viernes su nuevo disco, ‘Dark Hearts’, el primero en 11 años. La autora de ‘Anniemal’ ha ido presentando el álbum con singles de lo más variopintos, desde el synth-pop escuela ‘Drive’ de ‘American Cars’ hasta el trance de ‘The Bomb’ pasando por el posible homenaje a Julee Cruise de ‘Corridors of Time’. Pero el mejor single de todos puede ser ‘The Streets Where I Belong’ . Al menos, es el que más pinta tiene de terminar convertido en un clásico del repertorio de la artista noruega, debido a su melodía atemporal.
‘The Streets Where I Belong’ es una balada inspirada en el pop-rock de radiofórmula de los 80, un poco ‘Every Breath You Take’ but make it ‘Twin Peaks’, que Annie dedica al «amor de su vida», Erot, el muchacho con quien la cantante escribió aquel temazo de su primer disco que sampleaba ‘Everybody’ de Madonna, ‘Greatest Hit’. Erot falleció muy joven, a los 23 años, cuando Annie y él salían juntos, debido a un problema cardiovascular congénito que padecía, y la cantante recuerda su relación y los buenos momentos de su juventud en Bergen en una canción que, por su componente nostálgico, llega a poner los pelos de punta.
La canción no puede conmover más desde su inicio, en que Annie cita al propio Erot («Annie, están pinchando nuestra canción») para empezar a relatar el origen de su relación: «por un momento viajo al lugar de donde soy, amantes adolescentes, cuando éramos jóvenes, íbamos a todas las fiestas bajo el sol de medianoche, ahi es donde conocí al amor de mi vida, él era DJ y bailamos toda la noche», canta la noruega, antes de reflexionar: «dime, ¿adónde has ido? Todavía puedo escuchar nuestras canciones en la radio». Para cuando llega el estribillo es posible que ya estés llorando a mares. «¿Qué nos ha pasado?» se pregunta Annie, que recuerda con suma nostalgia las noches de verano de su juventud. A continuación aparece en la historia un tal Johnny que «viajaba por todo el mundo, se enamoraba de las chicas de pelo corto y se fue de la ciudad siendo un tipo solitario para volver convertido en una estrella». Este Johnny no puede ser otro que Jonas Pettersson, quien aparece listado en los créditos de ‘The Streets Where I Belong’ y a quien la misma Annie reclama en la canción para tocar un solo de guitarra eléctrica. Más adelante en el tema llega el relato de «una reina de la belleza» que «murió en el suelo de un motel» y que fue muy importante en la vida de Annie. «Ella me solía decir: Annie, no te quedes aquí, vete a cantar tus canciones o sino desaparecerás».
En un medio noruego, Annie ha profundizado en la historia de su relación con Erot. Su debut iba a ser un trabajo enteramente producido por él, pero consciente de su situación, el productor recomendó a Annie que empezara a trabajar con otras personas. Era la primavera del año 2000: «Teníamos un contrato con Loaded Records y el plan era hacer un álbum juntos, y justo después de asentar el acuerdo, Erot se puso muy enfermo y tuvo que ir al hospital, lugar del que no dejó de entrar y salir en el último año de su vida». La artista detalla: «Al final me dijo: «Anne, ahora tienes que empezar a trabajar con otros productores, para que puedas llegar un poco más lejos». Entonces preferiremos retomarlo cuando mejorase, pero fui muy terca con esto, no quería trabajar con nadie más que con él. Fue duro cuando me di cuenta de que probablemente no sucedería».
Para Annie, ‘The Streets Where I Belong’ es una de sus canciones más personales, y también la que de manera más directa habla sobre su relación con Erot y también sobre «la alegría y la tristeza de volver a Bergen». La artista indica: «Estuvimos juntos mucho tiempo, teniendo en cuenta lo jóvenes que éramos. Estábamos muy unidos y compartimos mucho debido a nuestros intereses en común y a nuestro amor por la música. Pienso en él más o menos todos los días. El siempre está conmigo. Era una persona absolutamente hermosa». En 1999, Erot publicó un doble single con dos canciones instrumentales dedicadas a Annie por su cumpleaños, y la noruega dice que ‘The Streets Where I Belong’ es su regalo de cumpleaños a él, 21 años después.
Róisín Murphy ha firmado esta semana nuestro «Disco de la Semana»: ‘Róisín Machine‘ es una gran obra de pop bailable e inmersivo que además acaba de dar a su autora la mejor posición comercial de su carrera en Reino Unido: un top 14. La propia Róisín nos ha detallado en una entrevista cómo sonará su siguiente trabajo con DJ Koze, pero aprovechamos el buen momento actual en su carrera para hacer un listado a las que consideramos sus mejores canciones en solitario, cuya discografía abarca algunas de las producciones más aventuradas, modernas y exquisitas que se han oído en la música pop.
La discografía de Róisín en solitario puede dividirse en un repertorio bailable y en otro más «arty». ‘Overpowered‘, su segundo disco, es además su gran obra comercial, un trabajo hecho mano a mano con decenas de compositores y productores, y es por tanto la excepción de la regla, pues como nos ha contado también Róisín en dicha entrevista, ella «ama a los hombres» y durante su carrera se ha caracterizado por trabajar codo con codo con un solo productor: Mark Brydon en Moloko y después Matthew Herbert en ‘Ruby Blue‘, Eddie Stevens en ‘Hairless Toys‘ y ‘Take Her Up to Monto‘, DJ Parrot en ‘Róisín Machine’ y ahora DJ Koze en el siguiente son los hombres que han marcado su trayectoria profesional.
Muy lejos en el tiempo queda especialmente ‘Ruby Blue’, el álbum más «orgánico» de la discografía de Róisín a pesar de ser una verdadera obra de artesanía sonora en su mezcla de pop, funk, free jazz, ritmos tribales, viento metales, guitarras eléctricas más secas que un desierto y los cachivaches de Matthew Herbert (relojes, cadenas de bicicleta, etc.) que sigue sonando tan fascinante como hace 15 años. Incluimos ‘Ramalama (Bang Bang)’, que no fue uno de los dos singles extraídos del disco, pero alcanzó mayor popularidad que ‘Sow into You’ y ‘If We’re in Love’ debido a su aparición en un episodio de ‘Anatomía de Grey’; la hipnótica ‘Through Time’, el single ‘Sow into You’ y cerrando, cómo no, la preciosa ‘The Closing of the Doors’, probablemente su mejor balada.
Como habéis visto, no nos hemos quedado con las ganas de preguntarle a Róisín si es «consciente de que ‘Let Me Know’ es una de las mejores canciones de pop de todos los tiempos», a lo que he ella ha asentido. ‘Overpowered’ es la gran superproducción de la discografía de Róisín con la que EMI intentó llevarla a la liga de las Madonnas y las Kylies, y aunque funcionó mucho peor de lo esperado, sí funcionó a modo de «sleeper» vendiendo unas 60.000 copias y ha envejecido estupendamente: sigue sonando moderno. ‘Let Me Know’ es la gran canción disco de Róisín, pero no por nada la muy Daft Punk ‘Overpowered’ es la más escuchada en Spotify, mientras el épico dance-pop de ‘You Know Me Better‘ dejaba un estupendo videoclip.
8 años después de ‘Overpowered’ llegó ‘Hairless Toys’, a todas luces el verdadero sucesor de ‘Ruby Blue’ dada la obvia influencia del jazz y la música de cabaret en muchas de sus canciones. El disco, nominado a un Mercury Prize, se caracteriza por su sonido elegante y refinado, también oscuro y melancólico, quedándose cerca de crear un género nuevo por momentos, como en el single ‘Gone Fishing’, que suena como un tema de lounge-pop hecho por alienígenas (preciosa su letra inspirada en ‘Paris is Burning’); o la épica ‘Exploitation’, una obra maestra de electro-jazz moderno, ultra sintético, aparentemente improvisado en su hipnótico tramo final, que solo vale la pena degustar en sus 9 minutos de duración originales. El último single del álbum fue ‘House of Glass’, aunque Róisín decidió usar para el vídeo un remix de Maurice Faulton en lugar de la maravillosa versión original, la cual retuerce sonidos de deep-house y jazz para llevarlos a una especie de guerra interestelar.
‘Take Her Up to Monto’, publicado un año después de ‘Hairless Toys’ y de nuevo producido por Eddie Stevens, aunque aquí dejando un sonido electrónico más bruto y sucio inspirado por el brutalismo, técnica arquitectónica de la que Róisín es una gran aficionada, es posiblemente el disco de la irlandesa peor valorado por el público, pero aún así tiene temas tan reivindicables como el estupendo single synth-pop ‘Mastermind’, el electro-pop deslizado de ‘Romantic Comedy’, de alucinante final; o el piano-pop electrónico y abstracto de ‘Thoughts Wasted’, que sería una gran canción de Jenny Hval y se cierra con un spoken word de Róisín recitando un poema de la poetisa inglesa Zadie Smith que pone los pelos de punta.
Finalmente de ‘Róisín Machine’ incluimos en la playlist la «monstruosidad» de ‘Kingdom of Ends’, una ‘Shellfish Mademoiselle‘ que acerca a Róisín a los terrenos de Janet Jackson y Gwen Guthrie, los singles ‘Murphy’s Law’, ‘Incapable’ y ‘Narcissus’ en sus versiones extendidas, y ‘Simulation’ en su versión original de 11 minutazos, para que no se pierda esa bonita melodía de guitarra eléctrica que irrumpe hacia la mitad, y que ha sido omitida en la nueva mezcla. De los singles con Maurice Faulton suena ‘Plaything’. ¿Cuál es tu favorita? ¿Falta alguna? ¡Cuéntanos en lo comments!
El Meister puede ser el hombre en España que lo hace todo. No contento con su labor en Arizona Baby y también en Corizonas -aquel proyecto paralelo junto a Los Coronas cuyo éxito a punto estuvo de salirse de madre-, ni con ejercer de productor de gente como Ángel Stanich o The Levitants; desarrolla sin prisa pero sin pausa una carrera en solitario. En 2014 publicó en Subterfuge su disco ‘Bestiario’, un álbum de fábulas sobre el ser humano «en clave zoológica» (sic), y en 2018 ‘Fantasmagoría’, un EP que incluía el que era su mayor éxito hasta ahora, un ‘Autómata’ que sonaba en la estela de Aviador Dro. ‘Fuego en Castilla’ no sigue esa línea particularmente sino la máxima de la actualidad de que ya no tiene por qué haber un solo género en un disco. El álbum es una locura en la que caben ritmos tradicionales españoles, referencias líricas a Valle-Inclán y sonoras a Gary Numan. Ora te toco una jota, ora me acerco al kraut.
‘Fuego en Castilla’ se abre y se cierra con sendos instrumentales -uno se llama ‘Castilla Medieval’, el otro ‘Viernes Santo’-, que van del ambient a la marcha de dichos fastos, y se presentaba con un single llamado ‘Max Estrella’ en referencia al personaje principal de esa obra creada hace 100 años pero que parece actual llamada ‘Luces de bohemia’. En ella el proyecto de Javier Vielba proclama que no quiere terminar «como un Max Estrella más, tirado en un portal» en referencia al -SPOILER- final del libro -FIN DEL SPOILER-, todo ello sobre un fondo folkie, el violonchelo invitado de Rocío Navarro y una melodía que podía haber escrito Nino Bravo.
El modo de ser de los españoles es un tema también en el corte que precede en la secuencia, ‘Estafas tradicionales’, en el que se habla de la «picaresca» para concluir irónicamente: «es todo tan nuestro que se hace sin querer». Es como si El Meister hubiera tomado la tradición y a autores como Cervantes, Zorrilla y Manuel Machado, para construir un relato sobre la vida, la muerte y la libertad (‘El curioso impertinente’) y los males de la política (‘En la chopera negra’ nos habla de «cráneos de hombres fusilados» y de un «alcalde que se ha ahorcado»).
El artista podía haber ofrecido su discurso sobre melodías setenteras de cantautor y ese ritmo de jotas que tanto engancha en pistas como ‘Loco mundo’, sobre «tontos que se hacen los listos y listos que se hacen los tontos», o ‘La copla’, una canción sobre el poder de la música popular: «hasta que el pueblo las canta / las coplas, coplas no son / y cuando las canta el pueblo / ya nadie sabe el autor». Sin embargo, las referencias en producción han sido más bien Brian Eno y Kraftwerk, y también el indie pop. Si ‘Estafas tradicionales’ es como un imposible encuentro entre The Doors y B-52’s, la excelente ‘Doce de cada diez’ tiene un riff de guitarra tan cristalino que ni The La’s.
El Meister hace honor a su nombre alemán haciendo funcionar esta amalgama de cosas que hasta incluye el electro-rock de ‘En la chopera negra’ y a Vicente Castro realizando un speech en la mitad del disco, un corte muy apropiadamente llamado ‘Discurso histérico’. Por poner una pega, cuando llega algo como ‘Convidado de piedra’ no es que añada mucho a lo que ya hemos oído: por algo los discos de los también versátiles León Benavente tienen solo 9 o 10 canciones. Por lo demás, podemos estar fácilmente ante su proyecto más interesante y atrevido.
Calificación: 7,5/10 Lo mejor: ‘Doce de cada diez’, ‘Estafas tradicionales’, ‘Max Estrella’, ‘El curioso impertinente’ Te gustará si te gustan: Eric Montefusco, León Benavente, Lorena Álvarez Youtube:Doce de cada diez
Fleet Foxes están volviendo a cosechar grandes críticas con ‘Shore‘, su nuevo disco anunciado por sorpresa y publicado durante el equinoccio de otoño. ‘Shore’ no ha pasado por nuestra sección de «Discos Recomendados» debido a cierta falta de canciones históricas -de las que el grupo de Robin Pecknold ha escrito varias- pero eso no significa que no cuente con composiciones tan estupendas y dignas de mención como ‘Can I Believe You’, hoy nuestra «Canción Del Día».
Una de las canciones más accesibles del disco más accesible de Fleet Foxes, se da la circunstancia que ‘Can I Believe You’ es también la primera canción del disco que Robin compuso, en concreto durante un descanso de su gira anterior. La melodía es luminosa y clara como el sol y en cuanto a la instrumentación, manda un diálogo de guitarras acústicas y eléctricas además de un ritmo de batería intenso pero tocado a medio tiempo. Aunque el dato más curioso de ‘Can I Believe You’ es que contiene coros proporcionados por los propios fans de Fleet Foxes, que el año pasado enviaron sus pistas a Robin a través de Instagram. Son «unas 400» personas escondidas las que cantan en esta grabación de folk-pop que, por cierto, cuenta con su propio videoclip desde hace solo unos días, como es lógico pues es la que mejor ha funcionado de todo el disco con diferencia en Spotify, sumando ya cerca de 3 millones de reproducciones.
En un análisis del disco canción-por-canción, Robin ha contado que la estructura de ‘Can I Believe You’ refleja su temática -problemas de confianza en la pareja- de manera involuntaria: «lo primero que escribí fue la frase de «can I believe you» con la melodía y la progresión de acordes, sin saber si eso era el verso o el estribillo o cuál sería la función de esa parte en la canción. A medida que la canción se fue desarrollando se volvió en un temazo sobre problemas de confianza, lo cual me hacía gracia pues es una canción muy divertida. Tenía sentido que una canción que habla sobre problemas de confianza tuviera un verso que funciona como un estribillo y un estribillo que funciona como un puente. La canción entera está un poco del revés».
El caos mental de Robin está plasmado también en la letra de ‘Can I Believe You’, en la que el artista parece señalar las dificultades que sufre para confiar… en que su persona amada confía en él. «¿Puedo creerte cuando me dices que estás bien? No necesitaba hacerlo cuando esperaba que lo hicieras» es una de varias cuestiones que se hace a sí mismo Robin en la canción, antes de que unos espeluznantes coros como venidos de los años 40 -un saludo a la ingeniera de Robin que produjo los coros de la canción, y la a que el artista traía «la comida y chocolates para agradecerle tal ardua labor»- le acompañan en la parte de la composición que correspondería al puente: «últimamente me estoy preguntando qué tipo de deseo puedo romper, cuando estoy con ellos por un lado y por otro contigo, ¿cuál es la mitad de mí que he remediado?»
Si ‘Colapso’, una de las grandes series de este verano, se adelantó al apocalíptico 2020 al haberse rodado el año pasado; ‘Vernon Subutex’ suena ahora como una señora precedente de lo que ha pasado, está pasando y puede pasar definitivamente con el «colapso» de la industria musical. La serie que puede verse en Filmin, un éxito en Francia inspirada en el «best-seller» de Virginie Despentes, uno de los mejores libros de 2018, comienza con una fantasía de felicidad en torno a una tienda de discos de París, llamada como la barcelonesa Revólver: clientes a mansalva, fiestas a cascoporro, alcohol, drogas, sexo, un propietario que es una eminencia… y de repente, unos años después, la hecatombe. La falta de ventas, los impagos en el alquiler y la decadencia del indie, en definitiva, llevan al prota a los umbrales de la pobreza y más allá.
A su propio ritmo, sin las prisas de las series que se devoran a día de hoy, solo para después olvidarse demasiado rápido, ‘Vernon Subutex’ funciona en varios sentidos. El primero es su retrato de la desolada Generación X, que si en los 90 parecía algo deprimida y desubicada entre pantalones rasgados, camisetas anchas y discos de indie-rock (suenan en la serie Sonic Youth o The Jesus and Mary Chain, entre muchísimos otros), ahora luce peor aún ahogada en deudas e hipotecas y, cuando no, aún ahogando penas en el alcohol, entre muestras evidentes de odio por uno mismo.
En segundo lugar, su elenco es espectacular. La directora Cathy Verney ha optado por no hacer un relato tan coral como el de la trilogía de libros de Despentes, se ha centrado en dos de los tomos y ha dado un protagonismo descomunal al propio Vernon Subutex. Romain Duris (‘Una casa de locos’) está absolutamente fantástico interpretando al otrora guay de la clase, ahora adulto «enrollado», de sonrisa irresistible, barba larga tipo Band of Horses y graves dificultades para autogestionarse. La gracia de haber seleccionado al actor es que lleva 25 años siendo conocido en Francia, siendo nominado a los Premios César hasta en 6 ocasiones, por lo que una generación entera ha crecido y evolucionado con él, y para muestra, el enfoque de la trama «transgénero». Pero aunque no conozcas al actor o al personaje, el efecto está la mar de conseguido: en uno de estos 9 capítulos de 30 minutos quieres darle una hostia, y al siguiente abrazarle muy fuerte.
Después están las excelentes secundarias. Hay un par de cantantes con un considerable papel, Fischbach y Calypso Valois, pero aquí quien corta el pescado son Céline Sallette, la pesadilla de cualquier persona con miedo a ser «cancelada» en Twitter; Florence Thomassin, en el papel de Sylvie, el sueño húmedo de cualquier terapeuta; y hacia el final de la serie Gaëlle Jantet, en el papel de la mendiga Olga, dejando un par de escenas delirantes. De manera significativa, personajes de tan diverso pelaje confluyen en un desenlace musicado por Moderat, que parece uno de los mejores vídeos de Caribou.
Lo fácil es concluir que ‘Vernon Subutex’ es una serie nicho para melómanos como en otros momentos lo fue ‘Alta fidelidad’, tanto el libro de Nick Hornby como película de Stephen Frears. A este tipo de espectador no se le va a escapar el valor de esa edición coleccionista de The Thugs en vinilo que aparece un par de veces, ni ese momento en el que se recomienda a The Cure por encima de Adam & The Ants. Pero lo importante es que logra trascender lo musical para llegar al retrato social hasta rozar lo espeluznante: esta serie no es sino un retrato de la fragilidad (la inexistencia, quizá) de la clase media en ciudades como París, Madrid o Nueva York. Un día pagas 1.500 euros por un alquiler, el siguiente no tienes donde caerte muerto, y lo mejor que se le ocurre decir a alguien al respecto es algo tan esnob como probablemente cierto: «La gente adora a los vagabundos que leen». 7,5.
Bebe Rexha ha tenido un año tranquilo de cara al público… porque ha estado ocupada terminando su segundo disco, que la artista tiene listo pero publicará, dice, cuando «el mundo se vuelva un lugar mejor».
De momento, la autora de ‘Meant to Be’ estrena el primer adelanto de este nuevo largo, por lo que quizá el sucesor de ‘Expectations‘ no ande demasiado lejos después de todo. Se trata de un single con Doja Cat llamado ‘Baby, I’m Jealous’, en cuyo videoclip las protagonistas huyen a otras épocas donde no había redes sociales, comenzando por los años 60, pero después yéndose cada vez más atrás, hasta llegar a los tiempos de Adán y Eva.
‘Baby, I’m Jealous’ vuelve a ser una producción de pop que no alcanza los tres minutos de duración, y en la que se intercalan guitarras funky, muy Chic, con otras sonoridades y ritmos más propios del hip-hop, recordando por momentos tanto a ‘Fancy’ como al trabajo de DNCE.
En la letra, Bebe expone su «inseguridad» por que la chica que le gusta aprecie a otras en las redes sociales: «esto ha pasado de bonito a feo, porque la inseguridad me ha dicho que no me quieres, y solo hace falta que aparezca una chica por delante de mí en tu «timeline» para convertirme en nada», canta la artista antes de sentenciar: «esta soy yo, una mujer en una dicotomía, me quiero hasta que no lo hago». En el estribillo, Bebe enumera las cosas de las que está celosa, en concreto de «las fotos a las que das ‘me gusta'» y de «las chicas con ojos más claros».
La parte de Doja tiene más mala baba, como cabía esperar de la autora de ‘Hot Pink‘: «te he robado a tu hombre» es una de las frases que salen de su boca, antes de expresar: «él tiene la libertad de perseguir lo que le gusta, sé que estás enfadada, pero él no vale la pena, no quiero ser mala pero él es basura, y no será el último que te lo haga saber tarde o temprano».
Melanie C ha sabido a todas luces ejecutar un «comeback» que pocos han visto venir: inspirada por el exitoso regreso de Spice Girls a los escenarios del año pasado, y probablemente también por lo chulo que era su single ‘Anymore‘, Mel se ha entregado al electropop, aliándose con el colectivo queer Sink the Pink para publicar el single bailable ‘High Heels’ y después exponiendo su afición por Robyn y el synth-pop en ‘Who I Am’ y en la contundente ‘Blame It On Me‘. Además, la británica ha abrazado como nunca antes su estatus de icono gay a la vez que no ha dejado de mimar unos videoclips estupendos no exentos de guiños a su pasado en la banda autora de ‘Wannabe’. En el tercer single, ‘In and Out of Love’, la artista hasta ha buscado sin descaro hacer su propio ‘Don’t Start Now‘. Y animada porque al fin se siente bien consigo misma y ha aceptado quién es, ha llamado el disco -el octavo de su carrera en solitario, nada menos- con su nombre.
‘Melanie C’ no será un «comeback» en términos comerciales a la altura de otros, pero por algo seguimos hablando de esta artista y no de otros ni otras y el disco es un compendio de buenas canciones de pop comercialote que nos llevan tanto a la pista de baile como a reflexionar sobre nuestro propio ser. «La temática del álbum es la aceptación de una misma», nos contaba Melanie C recientemente en una entrevista, por lo que el sentimiento de empoderamiento es el motor que mueve todas estas canciones. ‘Who I Am’, en el que Mel se presenta tal y como es después de un tiempo en que ha «callado para evitar el drama» y se ha encontrado a sí misma «en las ruinas de quien pensaba que debería ser», es un estupendo single de pop con dos estribillos que merecía más éxito del obtenido, y ‘Blame it On Me’, sobre una amistad truncada por la traición, incide de manera más contundente en el electropop a la vez que presenta un fondo ultra-noventero. Más contundente en su aproximación a la pista de baile es ‘Good Enough’, que directamente nos lleva a esos tiempos que no queríamos de vuelta de David Guetta, Afrojack… o a los temas más discotequeros de Mónica Naranjo.
Finalmente, Little Boots no aparece en ‘Melanie C’ para posiblemente aportar un punto de vista más alternativo al conjunto y Shura solo lo hace como co-autora en ‘Good Enough’, pero el disco se reserva curiosamente sus dos mejores bazas para el tramo medio. ‘Overload’ no es el nuevo ‘Overload‘… pero esta producción de maduro disco-pop de George Raid (sí, el de AlunaGeorge) es la mejor del álbum a pesar de empezar como la típica canción de tropi-pop ya hecha mil veces (el tema se permite hasta una referencia al disco anterior). Y ‘Fearless’ con Nadia Rose, que, como su propio título indica, es una composición que anima a ser valiente y a creer en una misma, el cual ha sido el gran viaje hacia la aceptación propia de Melanie C en los últimos años, sí se atreve a salirse de la tangente para presentar un ritmo próximo al trip-hop de los años 90 y un extraño estribillo ingrávido y envolvente que esta vez sí recuerda a las Sugababes y que, dependiendo de a quién preguntes, puede ser lo más parecido a un nuevo single de las Spice que escucharemos jamás.
A partir de la segunda mitad, el nuevo álbum de Melanie C pierde fuelle, y nada demuestra esto más que el hecho de que el single sea ‘In and Out of Love’, básicamente una variación de ‘Don’t Start Now’ sin su chispa ni espectacularidad (no tiene nada de malo «copiar» fórmulas de canciones de éxito, se ha hecho toda la vida, pero el resultado se queda a medio gas en este caso). Por otro lado, las baladas no están especialmente inspiradas: la bélica ‘Here I Am’ transmite irónicamente poca fuerza a pesar de su mensaje sobre la importancia de la asertividad, y el trap-pop siniestro de ‘Nowhere to Run’, en el que Mel canta sobre un ataque de pánico que ha sufrido recientemente, no hace un uso especialmente interesante del sonido Billie Eilish, una influencia reconocida por la artista.
Uno de los temas tratados en el nuevo trabajo de Mel C es el «ageism»: «decían que era demasiado mayor, pero estoy que me salgo», canta la artista en ‘Here I Am’. Estos días, Mel ha tenido una de las respuestas más divertidas hacia el «ageism» que he visto recientemente. Y no sé decir si más por el hecho de que el entrevistador no se atreviera a usar esta palabra en ningún momento, provocando en la artista una mueca no sé si de incredulidad o de aprobación; o por la respuesta siguiente de Mel: «mi cara de vieja no ofende a nadie en la radio». Ciertamente ‘Melanie C’ merecería más aprobación por parte de la radio, pues como intento por llegar a nuevos públicos y generaciones, es más que digno y nunca suena demasiado desesperado.
Calificación: 7/10 Lo mejor: ‘Who I Am’, ‘Blame it On Me’, ‘Overload’ Te gustará si te gusta: Dua Lipa, Robyn, Selena Gomez, Jonas Brothers Youtube:vídeo de ‘Who I Am’
Hace un par de temporadas una canción del dúo francés Videoclub enamoró a todo aquel que se molestara en escucharla: ‘Amour Plastique’, nuestra «Canción del Día» el 2 de enero de 2019, empezó siendo un éxito «tapado» pero con 62 millones de reproducciones en Spotify ya no es que pueda considerarse un éxito underground, pues ha sido escuchada masivamente en países como por supuesto Francia, pero también México, Chile o Turquía.
Es verdad que en España la canción no es tan conocida, pero ahí estaba Natalia Lacunza para resolverlo, y la cantante ha decidido sumarse a otra composición de Videoclub llamada ‘Enfance 80’ que ya había sido editada este año sin su participación. La autora de ‘otras alas‘ indicaba en redes: «Me MORÍA de ganas de postear esto 😭😭😭😭😭😭😭 Sale por fin la versión en español/frances de ENFANCE 80 y ¡estoy que exploto de emoción! Muchísimas gracias Videoclub por contar conmigo, esta ha sido una de mis canciones favoritas de este año y me muero de ganas de que la escuchéis y lloréis cantándola con vuestros amigxs».
Natalia Lacunza aparece cantando en castellano nada más arrancar esta producción de la escuela ‘Drive’, pero también después en francés en el estribillo, dejando parte de la segunda estrofa para su intérprete original, Adèle Castillon, y después a Matthieu Reynaud el «rap» a modo de puente. El tema ha sido acortado más de 1 minuto aunque no se note, lo cual a simple vista parece un acierto. Una producción modesta pero llena de encanto que afianza la posición de Natalia Lacunza lejos de la desesperación por el éxito comercial, como se ha visto en la indie pop ‘Modo avión’ junto a Cariño.
Todos los días son buenos para reivindicar a Fleetwood Mac, aunque sea por un viral de TikTok, pero lo cierto es que Stevie Nicks está de actualidad por otras razones también. Por un lado, hoy publica una canción nueva llamada ‘Show Them The Way’, inspirada en un sueño que tuvo en 2008 en el cual coincidía en un acto político benéfico con -agárrense- Martin Luther King Jr, John Lennon y JFK, entre otros.
El tema ha contado con colaboradores de lujo, como Greg Kurstin (Adele, Lily Allen) y Dave Grohl de Foo Fighters a la batería, y se mueve cómodamente entre el sonido clásico de su música tanto en banda como en solitario y cierto toque sintético, que parece corresponderse más con la actualidad que con sus trabajos de los años 80. En otras palabras, va a encantar a su discípula, Miley Cyrus, y a sus seguidores de generaciones anteriores. Además, hay una versión reducida a piano, evidenciando que el co-autor de ‘Hello’ no anda demasiado lejos, sobre todo al inicio.
Por otro lado, Stevie Nicks es noticia porque el 21 de octubre se va a exhibir en cines de todo el mundo su concierto ’24 Karat Gold’, grabado durante la gira de 2016 que recorrió 67 ciudades. Milagrosamente en España también habrá proyecciones, las cuales puedes consultar en la página creada ad hoc. Ojo porque no solo Madrid y Barcelona están entre las ciudades agraciadas. Es el preludio de la edición física en doble LP, doble CD y digital a partir del 30 de octubre del propio concierto, y del que se han adelantado tráiler y singles como ‘Rhiannon’ y ‘Gypsy’.
C. Tangana ha publicado su nuevo single ‘Demasiadas mujeres’. Se trata de un nuevo avance de ‘El madrileño’, el nuevo disco que Antón publicará próximamente y en el que ofrecerá su propia visión de la música tradicional que le ha inspirado en los últimos tiempos, tanto española como latina. Sin ir más lejos, ‘Demasiadas mujeres’ samplea prominentemente ‘Campanera’, el famoso pasodoble que Joselito interpretaba en ‘El pequeño ruiseñor’ (1957), pasándola por un filtro de electrónica ravera que no anda especialmente lejos de lo escuchado en ‘Nunca estoy’.
El tema, hoy nuestra «Canción Del Día», arranca con unas percusiones de marcha, como de procesión, para dar paso a unas trompetas de sonido festivo. Pronto la voz de Antón y los sintetizadores de Alizzz, que emulan el sonido de unos violines tocados en staccato, irrumpen para exponer la temática de la canción, una especie de respuesta a ‘Nunca estoy’ desde el punto de vista de él. Antón enumera a varias mujeres que han pasado por su vida, desde la que se «folló en el baño de un garito, borracho en Berlín» hasta la que se fue «con (sus) ganas de amar, (sus) ganas de vivir» para plasmar un sentimiento parecido al hallado en el mencionado single, el de cierta inevitabilidad por cagarla, hacer daño a los demás e huir de los problemas: «La miro pensando cuánto faltará para que empiece a odiar, la forma que tengo de amarla tan mal, mi manera de huir, que no puedo parar», canta Antón, llorando las penas. El tema evoluciona hacia ritmos medio raveros para hacer progresivamente más evidente el sample de Joselito. El videoclip de ‘Demasiadas mujeres’, rodado en un pueblo de Segovia, presenta la imaginería castiza que cabía esperar desde este nuevo proyecto, en concreto para narrar un funeral.
En redes, el autor de ‘Mala mujer’ había compartido una playlist de Spotify con canciones que han inspirado este nuevo single, y el tema que lo abre es precisamente ‘Campanera’, una de las canciones más conocidas de Joselito por su aparición en la película de 1957 ‘El pequeño ruiseñor’. En la lista aparece también Kanye West y la producción de ‘Demasiadas mujeres’ ha recibido alguna comparación con el trabajo del rapero, dado su gusto por modernizar el viejo soul. También pueden escucharse temas tanto de Antonio Molina como de Crystal Castles, además del mencionado ‘Nunca estoy’ y el gran tema con el que estos días hemos descubierto a Rigoberta Bandini, ‘In Spain We Call it Soledad‘. Por cierto, recientemente Rigoberta protagonizaba nuestra «canción del día» con otra de sus composiciones destacadas.
Volviendo a C. Tangana, el autor de ‘Yelo‘ ha sido noticia estos días por sus diversos problemas de salud: en primer lugar, el artista ha sufrido una fisura y esguince en un pie después de practicar deporte (incluso compartía un vídeo-diario de su experiencia hospitalaria a través de sus stories, aquí una foto de su pobre pie para valientes), y además acaba de contraer el coronavirus, como ha informado a través de la misma red social, «por si no era suficiente con la pata chula». Pucho se enfrenta a un «mes y medio» de recuperación de su esguince, y ahora también al covid, al tiempo que se encuentra en el proceso de «terminar el proyecto de (su) vida». ¿No hay mal que por bien no venga?
Lykke Li ha sorprendido hoy con una canción que no, no está ideada para conquistar las playlists internacionales de Spotify. Se trata de una canción pequeña llamada ‘BRON’, cantada íntegramente en sueco y escrita junto a Little Jinder y Ludwig Göransson. De momento, se desconoce si hay un álbum en sueco en camino, al modo de esa carrera paralela que algunos artistas de este país tienen en su lugar de origen, como algunos miembros de The Cardigans y Roxette.
Se trata de la primera canción de Lykke Li en solitario desde su álbum de 2018 ‘so sad so sexy’. En este tiempo, sí ha publicado algunas curiosidades y colaboraciones, algunas realmente muy visibles como aquel día que cantó para el último disco de Mark Ronson y otras menos visibles como la versión triste de ‘I Will Survive’ de Gloria Gaynor, el remix con Lil Baby de ‘sex money feelings die’ o el de ‘two nights’ con Skrillex y Ty Dolla Sign. Como apunta el NME, Lykke Li llegó a declarar que el sucesor de ‘so sad so sexy’ sería un álbum pequeño. «Creo que quizá para decepción de todo el mundo, voy a reducir de escala y bajar el ritmo en el siguiente disco. Será más bien como soul, será aún triste, y aún sexy». Llegó a decir: «El pop es horrible, me da dolor de cabeza», por lo que cabía esperar una reacción.
Más que «decepcionar» con esta producción onírica y esta melodía marca de la casa, con el cambio idiomático, Lykke Li más bien se expone a la indiferencia de sus fans internacionales. En todo caso, y como decía, basta echar un ojo a las estadísticas en Spotify de Per Gessle o Nina Persson para comprobar que, para ellos, dedicarse al público local de vez en cuando es un camino.
Esta semana han llegado a las plataformas de streaming nuevos adelantos de los discos que van a salir próximamente de C. Tangana, que firma la «Canción Del Día»; Roosevelt, AC/DC, Kevin Morby, The War on Drugs (álbum en directo), Mourn, The Antlers, HAERTS con Ed Droste, Bleached, Wild Pink, Bicep, Helena Deland, Smerz, Meghan Trainor, quien como Dolly se ha adelantado a la Navidad; o el de una cuca banda sueca llamada I Love Your Lifestyle que gustará a los amantes del indie-pop de toda la vida. Mario del Valle de Carolina Durante presenta proyecto en solitario con ‘Quiero besar’ -firma como Temerario Mario- y S. Carey la reedición de su debut con una versión de Tom Waits.
Por otro lado, CocoRosie han editado un single suelto instando a la salida de Trump de la Casa Blanca junto ANOHNI, Big Freedia, Brooke Candy y Cakes da Killa, llamado muy gráficamente ‘End of the Freak Show’. Además editan single conjunto Bebe Rexha y Doja Cat por un lado, y Natalia Lacunza y la banda francesa Videoclub por otro. Najwa le da al reggaetón en ‘Mira como van’ y Stevie Nicks tema nuevo justo cuando Fleetwood Mac no pueden estar más de actualidad y Lykke Li estrena un tema en sueco. Atentos también al nuevo single de la banda gallega NÉBOA, entre Radiohead, Vainica Doble, Nadadora y la música tradicional gallega; y al del dúo argentino Borneo, que presenta la agradable ‘Limoneros’ y cuenta a España entre el país que más escucha su música. Entre los lanzamientos nacionales, a destacar también lo nuevo de DELLAFUENTE ft. Maka y Morad, Bejo ft. Alejo o La Claridad.
Entre los discos destacados que se publican el viernes, los nuevos lanzamientos de Future Islands, Carla Bruni, Travis, Yo La Tengo (en este caso un EP), METZ, Touché Amoré o Machinedrum. También salen los nuevos trabajos del querido compositor de ambient Laraaji, la arpista Mary Lattimore (que este año ha aparecido en el último trabajo de Julianna Barwick), Raffaella Carrà, Miguel Campello o Cepeda.
Seguramente hayáis leído en la prensa estos días que un vídeo con música de Fleetwood Mac se ha viralizado en TikTok, que ‘Dreams’ ha subido un montón en streamings y que el grupo vuelve a estar actualidad. El vídeo viral, que podéis ver al término de este artículo, es una cucada; y la respuesta del batería y fundador Mick Fleetwood imitándolo mola todavía más. Pero no os dejéis engañar: que Fleetwood Mac suban 20 puestos en una lista de éxitos no es ninguna noticia: aquí la única noticia es que a diferencia de lo que sucede con muchos de sus contemporáneos, los discos de Fleetwood Mac llevan años enganchados a las listas de éxitos como si al grupo le hubiera pasado algo. Y no entendamos por «algo» algo «malo». También podía haber existido una película como la de Elton John o la de Queen. El caso es que aquí no ha pasado nada más que su música se sigue consumiendo y viralizando, constantemente, no solo ahora, como si fuera el primer día. La noticia de la semana no es que ‘Rumours’, su gran número 1 de 1977, suba unos peldaños por TikTok. La noticia es que tal disco lleva 856 semanas en el top 100 británico y 392 semanas en el Billboard 200. Y dediquemos un momento a pensar cuántas semanas son 850 semanas porque estamos hablando de 16 años dentro de las listas. Ahí van algunos datos solo de los últimos años:
‘Rumours’ (1977) fue el 30º álbum más vendido en UK durante 2019
‘Rumours’ (1977) fue el 48º álbum más vendido en UK durante 2018
‘Rumours’ (1977) fue el 90º álbum más vendido en EE UU durante 2019
‘Rumours’ (1977) fue el 91º álbum más vendido en EE UU durante 2018
‘Rumours’ (1977) fue el 155º álbum más vendido en EE UU durante 2017, etc.
En resumen, ha sido un señor en patinete cantando ‘Dreams’ como antes fueron otros memes del tema o en el futuro podrán serlo una actuación en un Factor X de una Amaia cantando ‘You Make Loving Fun’, un gato maullando ‘Go Your Own Way’, un perrete con el lema ‘The Chain’ o una banda sonora empoderada diciendo a tu ex que pasa a ser ‘Second Hand News’. Las canciones que hicieron de ‘Rumours’ un álbum multiplatino a finales de los 70, capaz de vender 10 millones de copias en un mes, y una obra capital de aquella década, están hechas para volver a nuestra vida una y otra vez. No sorprende nada que conquisten ahora, desde su atemporalidad, a una nueva generación, como en los 90 nos conquistaron a quienes las descubrimos a través de una banda sonora, un disco de versiones o la radio, donde Fleetwood Mac siempre fueron «recurrentes».
España nunca fue uno de sus grandes apoyos, pero si leías entrevistas de Courtney Love, si te gustaban The Corrs o The Cranberries, o si te interesaba VH1 y no solo ver al artista de moda en MTV, todos los caminos conducían a Fleetwood Mac. Amparado en el soft-rock de la época, con algún momento bluesy como ‘Oh Daddy’, pero también en el pop-rock de cualquier tiempo (guitarra, bajo, batería, teclados), el ganador del Grammy a Álbum del Año de 1978 tiene varios protagonistas al mando. Cada miembro tiende a componer y cantar sus canciones, con la excepción de ‘The Chain’, que es una colaboración de todos, pero hay momentos de verdadera comunión y sinergia, gracias a lo que unifican la guitarra de Lindsey Buckingham y el Hammond y el piano Rhodes de Christine McVie. ‘You Make Loving Fun’ es una canción de Christine pero el momento del final en el que entra la guitarra de Lindsey es extático: ahí es cuando el «amar» del que habla la canción es realmente electrizante, «divertido». Y lo mismo puede decirse de las aportaciones de Christine al teclado, de las que no se libra ni la mismísima ‘Go Your Own Way’.
Lindsey Buckingham y Stevie Nicks se habían incorporado a Fleetwood Mac, que funcionaban desde finales de los 60, en el disco anterior, ‘Fleetwood Mac’. El éxito del largo de 1975 a partir de singles como ‘Rhiannon’ (tema referenciado en la portada de ‘Rumours’, pues Stevie Nicks aparece vestida de este personaje, una bruja galesa), inspiró a la banda a seguir adelante pese a las múltiples tensiones, las habituales cuando pones a componer a 3 personas con tantísimo carisma como Buckingham, Nicks y McVie, y cuando a eso sumas dobles parejas a la ecuación. Christine McVie y el bajista John McVie se habían divorciado tras 8 años de matrimonio en 1976, mientras Stevie y Lindsey, que ya habían funcionado como dúo por su cuenta, tenían un penoso currículum de idas y venidas, y de amor y odio que se extiende hasta nuestros días: Buckingham fue, de manera insólita, expulsado recientemente de la banda tras 40 años de actividad, oficialmente, porque a Stevie Nicks no le gustó una «mirada de superioridad» de Lindsey. ¡Con las cosas tan bonitas que se habían dicho el uno al otro en este siglo!
En verdad, una de las razones por las que el disco parece tan bien amalgamado es porque confluyeron los astros para que a todos les pillase en medio de una crisis sentimental, en un verdadero culebrón narrado en directo, como es el caso de la letra de ‘Go Your Own Way’. Si Stevie y Lindsey estaban que si sí que si no, Christine empezó a salir con el ingeniero de luces tras su separación de John, y a Mick Fleetwood, batería y fundador de la banda, su mujer empezó a ponerle los cuernos con su mejor amigo. Aunque hay momentos de luz, como ‘Dreams’, y ‘You Make Loving Fun’ es una canción para el mencionado chico de las luces, la desazón embadurna otras como ‘Songbird’, que fue escrita también por McVie a medianoche, en media hora, decidiendo la artista quedarse despierta toda la noche para que no se le olvidara la melodía ante la imposibilidad de poder grabarla. Dejando a un lado las bromas sobre la vida antes de las Notas de Voz del móvil, ¿no se para el mundo cada vez que McVie canta aquello de «por ti, no habrá ni una lágrima más»?
Tampoco es que la noche fuera ajena para la banda. El grupo, debido a las tensiones, no alternaba demasiado fuera del estudio, pero Chris Stone, uno de los propietarios de Record Plant, el estudio de Los Ángeles donde se grabó gran parte del disco, contó en 1997 que la dinámica de grabación de ‘Rumours’ era la siguiente: «El grupo llegaba a las 7 de la tarde, se pegaba un banquete, un fiestón hasta la 1 o 2 de la madrugada, y cuando estaban tan desfasados que no podían hacer nada más, entonces se ponían a grabar». Conocido por el modo en que la cocaína circuló durante la grabación, el proceso propició quizá momentos tan fieros como el final de ‘The Chain’ y consintió que la nocturna ‘Gold Dust Woman’, la pista final, terminara registrándose a las 4 de la mañana. Después de todo, Stevie Nicks llegó a decir que Fleetwood Mac hacían «la mejor música en la peor forma».
Por supuesto, ‘Rumours’ no fue lo último que nos daría la formación clásica de Fleetwood Mac. En 1979 publicarían algo mucho más arriesgado, el álbum doble ‘Tusk’, y con sus más y sus menos volverían a triunfar en los años 80 con una espectacular retahíla de singles, los extraídos de ‘Mirage’ (1982) -allí estaba ‘Gypsy’- y el infravalorado ‘Tango in the Night’ (1987). Esperad a que alguien en TikTok sepa mostrar cuánto molan ‘Big Love’, ‘Seven Wonders’, ‘Little Lies’ y ‘Everywhere’.