Como ya hemos contado, Maroon 5 han «animado» (es un decir) el intermedio de uno de los espectáculos deportivos más seguidos del mundo, la Super Bowl. Y la teórica decepción (para decepcionar, primero hay que ilusionar) por la actuación de Adam Levine y sus compañeros, sazonada con apariciones de Travis Scott y Big Boi, es generalizada. Muchas de las críticas llegan por el anunciado protagonismo que tendrían en el show los personajes de la serie animada ‘Bob Esponja’, a modo de homenaje al reciente fallecimiento de su creador Stephen Hillenburg.
En las semanas previas a la Super Bowl, una petición en change.org (reuniendo más de 1 millón de firmas) solicitaba que sonara durante el evento ‘Sweet Victory‘, un baladón AOR que aparecía en un célebre episodio dedicado precisamente al fútbol americano, en recuerdo a Hillenburg. Después de que la NFL insinuara que cumplirían con esa petición, en efecto se emitió parte de ese vídeo, pero la brevísima aparición de Bob Esponja y Calamardo dio paso, sin que sonara la canción solicitada, a ‘Sicko Mode’ de Travis Scott. Aunque desde la cuenta de Twitter de la serie de Nickelodeon agradecieran el breve cameo, ha sabido a poco y se ha desatado un aluvión de memes empleando vídeos y gifs de los personajes de Hillenburg. En un acto de justicia poética, después de todo puede que la Super Bowl de Maroon 5 sea recordada como la Super Bowl de Bob Esponja.
Uno de los memes más recurrentes y divertidos que nos ha dejado la noche ha sido el relacionado con la camiseta sin mangas que exhibió Adam Levine durante la actuación. Y no exactamente porque se la quitara, sino porque su estampado resultó familiar a muchos televidentes: Twitter se llenó de imágenes de cortinas y cojines con una tela muy similar a la de la prenda del cantante. Otra de las críticas relacionadas con el show ha llegado, precisamente, por el hecho de que Adam Levine se quitara la camiseta durante la última canción: como señalan algunos tuits, a nadie le resultó chocante y, sin embargo, en el mismo escenario Janet Jackson enseñó un pezón y causó un seísmo de indignación.
La camisa que Adam Levine uso durante su presentación en el #SuperBowl era igual que muchísimos cojines y cortinas en Estados Unidos y pasó esto. jajaja que no se convierta en otro challege xD pic.twitter.com/ie1UE8d1jR
This country should have a serious chat about why Adam Levine’s nipples are, uh, apparently “acceptable” on TV but Janet Jackson was shamed and blacklisted for something she didn’t even do.#SuperBowl
La semana pasada nos sorprendía encontrar a Blood Orange colaborando activamente en ‘Jade’, el single de una artista (aún) no demasiado conocida como Lolo Zouaï. Producida como muchas otras canciones de Lolo por su colaborador frecuente Stelios, se trata de un tema pop con una gran base R&B –que, tras una introducción reposada, se acelera notablemente, justo cuando empieza a cantar Dev Hynes– que a la vez conjuga un halo de tristeza. Es lo que esta joven llama “bittersweet bangers” (algo así como “temazos agridulces”) y que define bastante bien lo que encontramos en su música. ¿Pero quién es Lolo Zouaï?
Nacida hace 23 años en París en una familia franco-argelina, con tan sólo tres años se trasladaba con sus padres a San Francisco, donde creció y se educó. Desde niña se interesó por la música y se formó durante años. Su gran espaldarazo llegó en 2017 tras ganar una especie de beca del prestigioso Songwriters Hall of Fame. Como si se alinearan los astros, su single ‘High Highs to Low Lows’ –un juego de palabras con su nombre de pila, claro– triunfó sin promoción: la viralidad hizo que este medio tiempo de bajos profundos se propagara por todas partes, hasta superar los 6 millones de reproducciones en Spotify.
A partir de ahí, siguió mostrando sus credenciales en singles como ‘Brooklyn Love’, ‘Blue’ o ‘Challenge’, en los que ocasionalmente deja retazos de “charme” francés –recordando, curiosamente, a Lana del Rey–, cantando en su lengua materna o con giros vocales que muestran que creció escuchando tanto a Jacques Brel o Edith Piaf como a Aaliyah o Brandy. Ahora, con este ‘Jade’ incluido en un doble single titulado ‘Ocean Beach’ y una gira que emprende por toda Norteamérica, su carrera podría dar un vuelco. Y aun más si, en una carambola improbable, gana un Grammy por su trabajo en el debut de H.E.R., nominado a Álbum del Año–.
Esta madrugada, en el intermedio de la Super Bowl –ganaron los Patriots de Tom Brady a los Rams, por si te interesa–, Maroon 5, Travis Scott y Big Boi ofrecían una anunciada actuación que, tras bastante controversia, no se puede decir que fuera decepcionante. Más que nada, porque nadie esperaba gran cosa de ella. Globalmente y pese a la pirotecnia empleada, supuso un espectáculo bastante normalucho de pop rock en el que algo tan sencillo como un breve interludio de los personajes de ‘Bob Esponja‘ ha capitalizado los memes. Ni siquiera los pezones de Adam Levine, que empezó 14 minutos antes enfundado en un abrigo, lograron calentar la noche en Atlanta.
Maroon 5 aparecían en un escenario en forma de la «M» de su logo, interpretando un medley que comenzó con ‘Harder to Love’ y ‘This Love’. A continuación, con la brevísima y anunciada introducción de Bob Esponja y Calamardo, Travis Scott aterrizó sobre el escenario en un meteorito para hacer una parte de ‘Sicko Mode’, bastante tibia, con Drake sonando pregrabado. Después de que el rapero se dejara caer sobre el público que rodeaba el escenario, un coro de gospel se sumaba al grupo californiano para interpretar su último gran hit, ‘Girls Like You‘. La negativa de Cardi B a sumarse a ellos (aunque sí actuaba en la ciudad en otro evento) la hizo ser sustituida por un coro de gospel bastante predecible.
Tras un fragmento de ‘She Will Be Loved’ en el que se vio uno de los momentos espectaculares del concierto, cuando unos drones imitando lámparas de papel dibujaron en el cielo las palabras «ONE LOVE», Big Boi irrumpía en el escenario en un coche clásico para interpretar con Levine un pequeño fragmento de ‘The Way You Move’ de OutKast. Y, sin más, Maroon 5 encararon el final de su set con ‘Sugar’ y la infalible ‘Moves Like Jagger, en la que Adam Levine dio el golpe de efecto final, despojándose de la camiseta que llevaba y mostrando su torso. Ni así (a no ser que fueras una de las chicas de las primeras filas ante el escenario) llegó a calentarse un «half-time show» bastante tibio.
James Blake ha escogido un domingo para publicar el anunciado videoclip de ‘Mile High’, el primer sencillo de su nuevo disco, ‘Assume Form‘. Dirigido por Nabil, el vídeo muestra el encuentro de Blake y Travis Scott en un café, que pronto se convierte en una especie de alucinación galáctica, con Blake y Scott interpretando sus versos en medio del espacio.
Aunque parezca que Blake no quiera que el público vea su vídeo publicándolo en fin de semana, lo cierto es que ‘Mile High’, con su punto marcadamente hip-hop, es una de las mejores canciones de este ‘Assume Form’ que tan poco ha gustado a Pitchfork… pero tanto ha gustado al resto de la crítica (su media actual en Metacritic es de 82 sobre 100). El vídeo no es la octava maravilla, pero consigue realzar el elemento hipnótico de esta canción.
Otro de los temas destacados de ‘Assume Form’ es ‘I’ll Come Too’, en la que ahondábamos recientemente gracias a su emocionante aproximación a la música pop de los años 40 y 50. En el disco, como ya todo el mundo sabe, aparece Rosalía, en ‘Barefoot in the Park’, que también hemos analizado, así como André 3000, además de los mencionados Travis Scott y Metro Boomin.
En una gala de los Goya repleta de bromas (malas) sobre la torpeza de los propios premios, Amaia -una de las artistas confirmadas- protagonizó uno de los momentos más incómodos de la noche al tener que interrumpir su actuación incluso antes de comenzar a cantar para anunciar a la organización del evento que había un problema técnico. La navarra no había escuchado la claqueta.
Ante esta situación, algunos medios corrieron veloces a titular que Amaia se había vuelto a despistar (“Amaia siendo Amaia”, se podía leer en Twitter), pero Universal ha querido aclarar en un comunicado que el despiste fue de los Goya. “Desde Universal Music Spain queremos aclarar que en la gala de los Premios Goya, Amaia no sufrió un “despiste” sino todo lo contrario, fue un aviso claro y alto a la organización de que en esos momentos había un problema de sonido”, dice el texto. “El ánimo de Amaia no fue más que avisar y pedir que alguien solucionara el problema, y así poder ofrecer al público allí presente y a los espectadores en TV, la canción en perfectas condiciones”.
El propio Manu Guix, al piano durante la actuación de Amaia junto a Rozalén y Judit Neddermann, quiso aclarar la situación en Twitter al terminar la actuación. Contestando al supuesto despiste de Amaia, escribía “No ha sido así!!!!! El fallo no ha sido de Amaia, ha sido de sonido que no me han abierto monitores y no oía la claqueta ni nada y era imposible empezar el tema. Amaia lo que ha hecho ha sido salvar el número!”
El problema técnico fue un verdadero jarro de agua fría para la actuación de Amaia, que al menos de cara al público, mató todo el “hype” que podía haber en torno a su aparición en el escenario. De hecho, no estuvo muy claro durante la intervención de la cantante si esta era una broma preparada por los Goya o no. Parece que lo segundo y hay que encomendar a la navarra que diera la cara ante todo el mundo para pedir que se solucionara el problema. El cuento de la “despistada Amaia” ya nos lo sabemos… ¿no se ha asumido demasiado rápido que este volvía a ser el caso?
No ha sido así!!!!! El fallo no ha sido de @amaiaromero, ha sido de sonido que no me han abierto monitores y no oía la claqueta ni nada y era imposible empezar el tema. Amaia lo que ha hecho ha sido salvar el número! #Goya2019https://t.co/tylB4PEvpu
“Siento un ritmo todo el tiempo, es una canción lejana que retumba en todas las cosas. Quiero cantarla. Pero no puedo; solo la siento. ¿Puedes tú? Porque a mí me va a reventar por dentro”. Esta frase, uno de los grandes momentos de Najwa en ‘Quién te cantará‘ (mi ganadora moral como Mejor Película, sin desmerecer al resto), tiene un significado muy potente en cuanto a las entrañas de su personaje y del de Eva Llorach. Pero también es una buena descripción de lo que siente alguien que quiere dar vida a una historia que tiene en su cabeza. Quien quiere contar esa historia en una pantalla (sea de cine, de tele o de ordenador, como ha recordado el Presidente de la Academia en su discurso). Quien quiere, en definitiva, compartir una historia que no solo conoce, no solo piensa, no solo ve, sino que siente; la siente ya parte de él/ella. Y, por tanto, más que un deseo, contarla es una necesidad.
Esto puede parecer exagerado, pero quienes lo hayan sentido lo entenderán, y también sabrán que, en la práctica, todos esos sentimientos se mezclan con dosis de postureo, lujo, peloteo, hipocresía, bienquedismo y, en resumen, lo que parece ser vivir en una burbuja. A algunos les mola esta parte del asunto y otros le dedicaríamos ‘La pereza que me da‘ de Los Punsetes, pero igualmente ahí está, y se ve especialmente en las galas de premios, siendo los Goya el mejor ejemplo en nuestro país. Al fin y al cabo, es nuestra mayor fiesta del cine. Para lo bueno, y para lo malo, y de ambos aspectos queremos hablar.
En esta 33ª edición de los Premios Goya, JENESAISPOP fue uno de los medios acreditados para, desde dentro, ir narrando tanto la alfombra roja como la gala. Por la alfombra iban llegando los invitados a la ceremonia (nominados, personas ligadas al cine y la televisión, políticos, Dulceida, etc.), algunos de los cuales se pararon a mandarnos un saludito, como María Adánez, Rozalén, C. Tangana y Pol Monen. Prensa y espectadores estuvieron pendientes de la alfombra roja, analizando el vestuario y maquillaje de las mujeres asistentes, y la gran diversidad de vestuario entre los hombres asistentes (Pablo Amores, Eduardo Casanova o Aldo Comas fueron algunas excepciones a esta ironía), y fibrilaron especialmente al ver pasar a tres de las figuras más buscadas: Amaia, Rosalía y Almodóvar. Y, ya con todos dentro, dio comienzo la gala con un trailer donde se hizo protagonista a un tema que sería recurrente durante las tres horas siguientes: los límites del humor, el humor “políticamente incorrecto”, y toda esa narrativa que vimos recientemente en el anuncio de Campofrío. De nuevo, Los Punsetes: ‘La pereza que me da’… porque Andreu, Silvia y otros cómicos hicieron varios de esos chistes “incorrectos” y nadie vino a arrestarles, pero no hicieron ninguno de los que recoge este tuit que se hizo viral anoche. Burbujas, supongo.
Independientemente de eso, lo cierto es que la gala se hizo más corta que en ediciones anteriores, aunque no estuvo exenta de algún que otro gag al que habría que haberle dado una vuelta (el de Broncano y Berto extendido hasta el punto de quitar el protagonismo a la ganadora Laura Pedro, o el bonito pero fallido homenaje a ‘La lengua de las mariposas’). Y es que no es tanto la duración sino el hecho de que funcione: nadie notó largos los discursos de Javier Vidal y Eva Llorach porque, por distintos motivos, conseguían emocionar, ni a nadie se le hizo larga la actuación de Rosalía aunque su versión de Los Chunguitos no fuese precisamente uptempo.
Otro de los grandes momentos de la gala fue el homenaje a nuestro cine fantástico (con escenas de ‘Tesis’, ‘Magical Girl‘, ‘El Laberinto del Fauno‘, ‘REC 3’, ‘El día de la bestia’, ‘Los Otros’ o ‘El Orfanato‘) y, por ende, a Chicho Ibáñez Serrador, al que solo le hicieron falta dos películas -y qué películas- como son ‘Quién puede matar a un niño’ y ‘La Residencia’ para, sumadas a su gran labor en televisión, convertirse en todo un referente -desde luego tienes que ser un referente para que tu Goya de Honor lo recojan Amenábar, Bayona, de la Iglesia, Vigalondo, Plaza, Fresnadillo, Cortés y Balagueró-. Fue especialmente importante que ese lado más tradicional (y a la vez valiente y rompedor) de nuestro cine estuviese separado solo por minutos del discurso en que el Presidente de la Academia hizo guiños a Netflix, Filmin y las plataformas en sí, defendiendo que la ficción audiovisual no tiene un único modelo anquilosado. Mariano Barroso, que de hecho dirigió para Movistar la estupenda ‘El día de mañana’, estuvo acertado al insistir en considerar las distintas opciones de exhibición como aliadas, no como enemigas, sintetizando en un breve discurso tanto esa cuestión como la referente a la mujer detrás de las cámaras o incluso el recuerdo a Yvonne Blake.
En conclusión, y por lo que se vio en varios momentos de la gala, en varios discursos de ganadores, y en muchas de las películas nominadas, es cierto que el cine tiene en la burbuja comentada antes esa “enfermedad”, parafraseando el film por el que se llevó el premio Susi Sánchez. Y es cierto que esa “enfermedad” se agrava en eventos como el de anoche. Pero en una noche que es puro cine, al igual que aumenta lo malo que éste pueda tener, aumenta lo bueno. Y ves que lo malo merece la pena. Merece la pena porque, como dijo su directora Arantxa Echevarría, una película como ‘Carmen y Lola‘ puede quitarle los prejuicios (Rosy Rodríguez admite que a ella misma se le quitaron) a todos los que, queriendo o sin quererlo, en mayor o menor grado, hacen daño a los que son diferentes a ellos. Merece la pena porque una película como ‘Entre dos aguas‘ muestra esa realidad que prácticamente nunca sale en la televisión, muestra a quienes prácticamente nunca consiguen salir de ella; a quienes, en la era de las frases paulocoelhescas y del vocabulario entrepreneur, tienen un destino establecido al nacer que les cuesta la misma vida cambiar, gracias a un sistema que parece diseñado para impedírselo (y luego culpabilizarles). Merece la pena porque una película como ‘Tu hijo’ -y una interpretación como la de Coronado- te lleva al límite como espectador y, sin pretender pensar por ti o darte una moral concreta, hace que tú mismo te cuestiones esa moral. Todo esto es el poder del cine, sea en la plataforma que sea… y estos son solo tres ejemplos de ese poder en este año. Por tanto, sí: merece la pena, en definitiva, sentir esa necesidad de contar una historia, sentir esa canción que te va a reventar por dentro, como decía Lila Cassen.
Hubo un tiempo en que el dúo Broods parecía que se iba a comer el mundo como «los nuevos Lorde» –la de veces que habrán que tenido que lidiar con esa etiqueta–. Sin embargo, el debut de los hermanos neozelandeses Georgia y Caleb Nott, ‘Evergreen‘, fue algo decepcionante. Y los resultados comerciales de su segundo trabajo, el más turbio ‘Conscious’, tampoco fueron los esperados pese a contar con singles tan destacados como ‘Free’ o ‘Freak of Nature’ –con la colaboración de Tove Lo–, lo cual desembocó en su salida del sello multinacional Capitol Records.
A los Nott, sin embargo, no se les pasaba por la cabeza renunciar a seguir apostando por el pop. Por eso ahora, tras haber colaborado en el último disco de Troye Sivan y con el apoyo del sello independiente Neon Gold (Marina and The Diamonds, Ellie Goulding, St Lucia), acaban de publicar un tercer trabajo, ‘Don’t Feed the Pop Monster’. Su título parece aludir, de manera bastante curiosa, a cómo la industria discográfica les quería engullir: «queríamos ser algo distinto a lo que ellos querían que fuéramos», recuerda Georgia de su paso por Capitol. Por eso este disco habla en realidad de lo contrario, de alimentar «al ángel del pop». «Es sobre tratar de hacer música por las razones por las que empezaste a hacerla», decía Georgia cuando presentaban su primer single, ‘Peach‘.
Esa canción ya mostraba los derroteros que podían tomar Broods en este nuevo álbum: melodías más coloridas y optimistas, abiertamente pop y efervescentes. Y su siguiente single, ‘Everything Goes (Wow)‘ incidía en lo mismo, coronados ambos por sendos vídeos divertidos y magnéticos. ‘Hospitalized’, otra de las canciones avanzadas de ‘Don’t Feed the Pop Monster’ y que hoy destacamos como la Canción del Día, es la total confirmación del nuevo camino emprendido por los Notts. Tras un arranque que recuerda a los primeros Chairlift –sin duda, el vacío de pop con un punto retorcido puede ser perfectamente ocupado por Georgia y Caleb–, el estribillo de esta canción producida por Big Taste (Justin Bieber, Dua Lipa, INNA) supone una explosión de euforia electropop.
Paradójicamente, su letra habla de la depresión que les sobrevoló tras los problemas económicos que sobrevinieron a su expulsión de Capitol. Pero no lo hace de una forma sombría, sino desafiándola con su espíritu bailable y su energía: «porque me siento rota, pero no tengo motivo / Así que voy a saltar, voy a esforzarme hasta que me tengan que hospitalizar» dice su frenético coro. Sin duda, parece una buena filosofía para afrontar la aflicción.
Talk Talk han confirmado año a año su estatus de grupo de culto, situándose muy por encima de esa halo sintético medio peyorativo que tienen muchas bandas de los 80, para ascender a los territorios del «art pop». Discos como ‘The Colour of Spring’ y ‘Spirit of Eden’ los avalan, sonando como todo un precedente para bandas tan importantes como Radiohead, Sigur Rós, Mogwai o Low. Es verdad que Paul Webb, ahora Rustin Man, no fue co-autor de estos discos en concreto, mérito que recayó en el líder de la banda Mark Hollis y el productor Tim Friese-Greene, pero sí estuvo allí como bajista, sin duda ayudándole a su desarrollo como músico. En este ‘Drift Code’ que ahora edita él solito se ha encargado de tocar más de una docena de instrumentos, apenas dejando para los demás vientos y cuerdas: es él quien se ha encargado de guitarras, pianos, hammonds, sintetizadores, acordeones, armónicas y efectos, entre otros.
Recordarás a Rustin Man por haber editado un disco junto a Beth Gibbons en 2002, un ‘Out of Season’ algo irregular pero que se abría con cuatro joyas como cuatro soles y se cerraba precisamente con un tema llamado ‘Rustin Man’ (también otro premonitorio llamado ‘Drake’). Es de celebrar que ambos hayan decidido volver el mismo año y casi a la vez, aunque sea por separado, pues los dos demostraron tener mucho que decir. Además, los seguidores de Portishead van a disfrutar mucho de las guitarras de ‘Martian Garden’, un tema que podría haber estado incluido en ‘Dummy’. Aunque es una excepción.
Predominan en verdad los ecos del primer Scott Walker pero pasado por el filtro del último David Bowie. Son varios los momentos de este ‘Drift Code’ en que el álbum parece la puta continuación de ‘Blackstar‘, lo que en parte se debe a cierta querencia por el jazz pero siempre sin abandonar un trasfondo folkie o blues, aunque también al tono de Webb, e incluso a alguna letra: ‘The World’s In Town’ está escrita «desde el espacio». «Soy parte de la Vía Láctea», indica Rustin Man.
Pese a las muchas referencias al paso del tiempo, a la vejez o al devenir de la vida («llámame antiguo» es una de las frases del corte final ‘All Summer’), ‘Drift Code’ parece escrito desde la paz y de la asunción de que la vida es lo que es. Rustin Man ha dedicado el álbum a su esposa, por ser capaz de «contagiarle su entusiasmo por la música y la vida», y eso empapa el desenlace de algunas canciones, pese a contener previamente mensajes turbios. «Estoy bien, abandonado, así», termina ‘The World’s In Town’. «Sienta tan bien sentirse vivo», culmina ‘Vanishing Heart‘. «Me trae felicidad», titula y acaba ‘Brings Me Joy’, un tema sobre angelitos en el que la voz de Stephanie Hedges, muy Alison Goldfrapp, hace precisamente de «ángel».
Ruiseñores, trenes hacia el juicio final, «jardines de la vida» y personajes de nombre y apellido como los de ‘Light the Light’ inundan estas canciones que beben de la imaginería habitual de Nick Cave o el desaparecido Leonard Cohen, si bien en esta composición el riff de piano inicial y motivo principal no conlleva un desarrollo tan sublime como lo son los arreglos del álbum. Algo que se repite en el resto de la secuencia, con los guiños a la banda sonora (‘Euphonium Dream’) o al musical apocalíptico (‘Martian Garden’) teniendo demasiado protagonismo entre lo que deberían haber sido las nuevas ‘Mysteries’ y ‘Tom the Model’.
Calificación: 6,7/10 Lo mejor: ‘Vanishing Heart’, ‘All Summer’ Te gustará si te gustan: todos y cada uno de los discos de Leonard Cohen y Nick Cave, la voz de Mark Lanegan y oyes mucho el último de David Bowie Escúchalo: Spotify
Coque Malla ha ganado el Goya a Mejor canción original por ‘Este es el momento’, su canción para ‘Campeones’ de Javier Fesser. El cantante madrileño competía contra ‘Una de esas noches sin final’ de Javier Limón para ‘Todos lo saben’, ‘Me vas a extrañar’ de Paco de la Rosa para ‘Carmen y Lola’ y ‘Tarde azul de abril’ de Roque Baños y Tessy Díez Martín para ‘El hombre que mató a Don Quijote’.
En su discurso de agradecimiento, Malla ha mostrado su sorpresa por que esta sea la primera vez en 30 años de carrera que gana un premio “de esta envergadura”. Además, el ex integrante de Los Ronaldos ha mencionado que le hace especial ilusión que su primer premio así de importante se lo haya dado una comedia como ‘Campeones’, pues él mismo procede de una “familia de cómicos”.
Por su parte, el compositor francés Olivier Arson, conocido por otro lado por su proyecto de pop electrónico Territoire, con el que Abel Hernández de El Hijo tanto ha colaborado, se ha hecho con el Goya a Mejor banda sonora por su trabajo en ‘El reino’, una de las películas más galardonadas. Amaia ha sido la encargada de revelar este premio.
Esta noche se han entregado los Goya, de los que partían como favoritas ‘El reino’ y ‘Campeones’ con 13 y 12 nominaciones, respectivamente, frente a las 8 logradas por ‘Carmen y Lola’ y ‘Todos lo saben’. Finalmente, ‘Campeones’ se ha hecho con el Goya a Mejor película, como por otro lado era de esperar tras su pre-selección en los Oscar, si bien no era de las mejores candidatas. Por su parte, Antonio de la Torre ha ganado el Goya a Mejor actor protagonista por su papel en ‘El reino’ y Susi Sánchez ha recogido su análogo femenino por su interpretación en ‘La enfermedad del domingo’.
Presentada por Andreu Buenafuente y Silvia Abril, que han hecho lo que han podido, la gala ha estado llena de las típicas bromas malillas que suelen sucederse en los premios, con la salvedad de alguna mención graciosa a Harvey Weinstein o a la “breve” aparición de Màxim Huerta. Colgados de los huevos, casi literalmente, David Broncano y Berto Romero han protagonizado un episodio realmente esperpéntico que ha superado cualquier expectativa, cuando el arnés que los colgaba del techo ha resultado mucho más incómodo de lo esperado, en especial para Berto. Entre los mejores momentos de la gala, sin duda el discurso feminista de Eva Llorach y los emotivos agradecimientos de Jesús Vidal.
Rosalía ha protagonizado la primera actuación musical de la noche realizando una versión preciosa a la par que intrigante de ‘Me quedo contigo’ de Los Chunguitos. Lo ha hecho acompañada por el Cor de L’Orfeó Catalá (presente en su éxito ‘Bagdad’) y El Guincho. Por su parte, James Rhodes ha tocado el piano para recordar a las personas asociadas al mundo del cine que han fallecido en el último año.
Amaia, Rozalén y Judit Neddermann han actuado juntas tal y como se había anunciado, haciendo un popurrí de los temas nominados a Mejor canción original (el Goya ha ido para Coque Malla). Acompañadas por Manu Guix al piano, la actuación ha empezado con un pequeño problema técnico. La propia Amaia ha salido al escenario incluso antes de empezar a cantar para pedir el reinicio de la música ya que no se había escuchado la claqueta. Puede haber sido una broma… o no.
Este es el palmarés con los ganadores:
MEJOR PELÍCULA Campeones
Carmen y Lola
El reino
Entre dos aguas
Todos lo saben
MEJOR DIRECCIÓN
Javier Fesser, por Campeones Rodrigo Sorogoyen, por El reino
Isaki Lacuesta, por Entre dos aguas
Asghar Farhadi, por Todos lo saben
MEJOR ACTRIZ PROTAGONISTA Susi Sánchez, por La enfermedad del domingo
Najwa Nimri, por Quién te cantará
Penélope Cruz, por Todos lo saben
Lola Dueñas, por Viaje al cuarto de una madre
MEJOR ACTOR PROTAGONISTA
Javier Gutiérrez, por Campeones Antonio de la Torre, por El reino
Javier Bardem, por Todos lo saben
José Coronado, por Tu hijo
MEJOR DIRECCIÓN NOVEL
Andrea Jaurrieta, por Ana de día Arantxa Echevarría, por Carmen y Lola
César Esteban Alenda y José Esteban Alenda, por Sin fin
Celia Rico, por Viaje al cuarto de una madre
MEJOR ACTRIZ REVELACIÓN
Gloria Ramos, por Campeones
Rosy Rodríguez, por Carmen y Lola
Zaira Romero, por Carmen y Lola Eva Llorach, por Quién te cantará
MEJOR ACTOR REVELACIÓN Jesús Vidal, por Campeones
Moreno Borja, por Carmen y Lola
Francisco Reyes, por El reino
Carlos Acosta, por Yuli
MEJOR ACTRIZ DE REPARTO Carolina Yuste, por Carmen y Lola
Ana Wagener, por El reino
Natalia de Molina, por Quién te cantará
Anna Castillo, por Viaje al cuarto de una madre
MEJOR ACTOR DE REPARTO
Juan Margallo, por Campeones Luis Zahera, por El reino
Antonio de la Torre, por La noche de 12 años
Eduard Fernández, por Todos lo saben
MEJOR GUIÓN ORIGINAL
David Marqués y Javier Fesser, por Campeones
Arantxa Echevarría, por Carmen y Lola Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen, por El reino
Asghar Farhadi, por Todos lo saben
MEJOR GUIÓN ADAPTADO
Nacho López, por Jefe Álvaro Brechner, por La noche de 12 años
Borja Cobeaga y Diego San José, por Superlópez
Paul Laverty, por Yuli
MEJOR PELÍCULA DOCUMENTAL
Apuntes para una película de atracos
Camarón: Flamenco y revolución
Desenterrando Sad Hill El silencio de los otros
MEJOR CORTOMETRAJE DOCUMENTAL
El tesoro Gaza
Kyoko y Wan Xia
La última luz del atardecer
MEJOR PELÍCULA DE ANIMACIÓN
Azahar
Bikes the Movie
Memorias de un hombre en pijama Un día más con vida
MEJOR CORTOMETRAJE DE ANIMACIÓN Cazatalentos
El olvido
I wish…
Soy una tumba
MEJOR PELÍCULA EUROPEA Cold War
El hilo invisible
Girl
The Party
MEJOR PELÍCULA IBEROAMERICANA
El ángel
La noche de 12 años
Los perros Roma
MEJOR CORTOMETRAJE DE FICCIÓN
Bailaora Cerdita
El niño que quería volar
Matria
MEJOR DIRECCIÓN DE PRODUCCIÓN
Campeones
El fotógrafo de Mauthausen El hombre que mató a Don Quijote
El reino
MEJOR SONIDO
Campeones El reino
Quién te cantará
Yuli
MEJOR DIRECCIÓN ARTÍSTICA
El fotógrafo de Mauthausen
El hombre que mató a Don Quijote La sombra de la ley
Superlópez
MEJOR DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA
El reino La sombra de la ley
Quién te cantará
Yuli
MEJORES EFECTOS ESPECIALES
El reino
Errementari
La sombra de la ley Superlópez
MEJOR MONTAJE
Campeones El reino
Todos lo saben
Viaje al cuarto de una madre
MEJOR DISEÑO DE VESTUARIO
El fotógrafo de Mauthausen
El hombre que mató a Don Quijote La sombra de la ley
Quién te cantará
MEJOR MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA
El fotógrafo de Mauthausen El hombre que mató a Don Quijote
La sombra de la ley
Quién te cantará
GOYA DE HONOR
Chicho Ibáñez Serrador
Increíble lo que ha hecho @rosaliavt en los #Goya2019. Junto al Cor Jove del Orfeó Catalá y El Guincho ha hecho suya Me quedo contigo de Los Chunguitos, una canción ligada a la película Deprisa, deprisa de Carlos Saura. Irrepetible. pic.twitter.com/vSPkll6S1n
He aquí un encontronazo inesperado, el de Geoff Barrow, líder de Portishead, BEAK> y compositor de bandas sonoras, y Lil Pump, el rapero de Miami que ha triunfado últimamente con singles como ‘Gucci Gang’ y que acaba de lanzar uno nuevo llamado ‘Racks on Racks’, cuyo videoclip continúa entre los vídeos más vistos en Youtube España.
Precisamente, ‘Racks on Racks’ es el motivo de la polémica, pues Barrow asegura que la canción samplea un tema de la banda sonora de ‘Annhiliation’, compuesta por él y por Ben Salisbury, sin permiso. En Twitter, Barrow se ha mostrado muy enfadado no solo porque el sample no esté autorizado, sino porque aparece en una canción que él considera “machista de cojones”. Tal es el disgusto de Barrow con Lil Pump que ha escrito que le “llamaría rapero, pero Dios sabe que no es otra cosa que un misógino”.
En un comunicado a Pitchfork, Barrow ha apuntado que la canción de la banda sonora de ‘Annihilation’ sampleada es ‘The Alien’ y ha aclarado que su problema y el de Salisbury con el sample no es el tema de los royalties y los derechos de autor, sino el machismo. “Queremos que la gente sepa que en absoluto hemos autorizado el uso de nuestra música en una canción que degrada de manera tan terrible a una mujer joven. Como padres y firmes defensores del movimiento #MeToo, estamos asombrados con que los medios no pongan en su sitio canciones como esta. Sé que la gente dirá que somos unos viejos y que la música no es para nosotros y tendrá razón, pero la misoginia sigue siendo una mierda, da igual la edad que tengas”.
Who is lill Pump ? He’s used Mine and @Benjaminsal Annihilation score in his deeply fucking sexist song https://t.co/TlUSHJSVMz Just so you know we didn’t give clearance.. As 2 fathers of daughters this shit needs to seriously fuck off
Los zaragozanos Tachenko son perfectamente conscientes de sus virtudes y méritos, también de sus carencias, y no temen sincerarse. Saben que nunca estuvieron a la cabeza de aquello conocido como “el indie nacional” –y ya no lo estarán, considerando que está abocado a esfumarse, si es que no lo ha hecho ya–. Pero también saben que su fuerte no es estar a la cabeza de nada sino hacer buenas canciones, de esas que perduran, y, yendo del todo a lo suyo, a eso se han aplicado durante más de 16 años ya. Y lo siguen haciendo, y muy bien, a tenor de su última colección, el reciente ‘El don del vuelo sin el arte hermano del aterrizaje’ (título imposible que, si os lo preguntáis, nace de la novela ‘En Nadar-dos-pájaros’ de Flann O’Brien).
‘El don del vuelo…’, como cada disco del grupo fundado por Sergio Vinadé (miembro de El Niño Gusano) y Sebas Puente (letrista de todas y compositor de algunas de las canciones), parece consecuencia de aquel “auto-homenaje” que se dieron a sí mismos en ‘Misterios de la canción ligera’, en el que hacían versiones acústicas y a dúo de todo su cancionero. Así, con una premisa menos enérgica que la de ‘El comportamiento privado’ (aunque sí eléctrica, con la potente ‘Justo y necesario’ como gran trallazo del conjunto), el cuarteto completado por Alfonso Luna y David García “Libi” consigue que el octavo largo de su carrera brille más que nunca por sus cuidados arreglos, no demasiado ambiciosos pero sí exquisitos, especialmente en voces y teclados (Edu Baos de León Benavente, que formó parte del grupo en, produce).
Aunque nada brilla tanto en ‘El don del vuelo…’ como las canciones. Esa es la máxima del grupo, “buscar la canción perfecta”, y no sólo se emplean en ello con decisión y autoridad sino que se acercan muchísimo. Especialmente en la cara A del vinilo, donde ‘Gafas de sol’, ‘Domingo de resurrección’, ‘Rápido’ o ‘Suave conmigo’ remiten a autores cercanos (Francisco Nixon, Pablo Maronda, Ricardo Vicente) y lejanos (Robert Forster, Ken Stringfellow, Gram Parsons) que comparten/compartían su misma búsqueda.
Con algún arrebato experimental/progresivo (la envolvente segunda mitad de ‘Los estilos’), ‘El don de vuelo…’ persigue siempre lo redondo tanto en lo melódico como lo lírico (donde abunda la autoafirmación ante un mundo en el que no cabe lo amable). También se acercan a ello ‘Dos extraños’ (con un punto Belle and Sebastian) y el aspirante a himno ‘Los libros’, aunque ninguna como el que fuera el primer adelanto del disco: la reposada, con cierta querencia country en sus guitarras, ‘La pena capital’ se ha revelado con el paso de los meses no sólo como la gran canción de este álbum sino también como, posiblemente, una de las mejores composiciones de la historia de Tachenko. Que ya es decir.
Tachenko estarán presentando ‘El don del vuelo sin el arte hermano del aterrizaje’ a partir del próximo 8 de febrero, en la Sala Zero de Tarragona. Más fechas en su perfil de Facebook.
Calificación: 7,4/10 Lo mejor: ‘La pena capital’, ‘Gafas de sol’, ‘Rápido’, ‘Domingo de resurrección’ Te gustará si te gusta: Francisco Nixon, Maronda, The Go-Betweens Escúchalo:Spotify
Cuando todavía no nos hemos recuperado de ‘when i was older’, de momento mi canción favorita del año, Billie Eilish nos da otra alegría. El primer single de su debut oficial, que se publica el 29 de marzo, es un verdadero trallazo, combinando lo bailable con esa oscuridad que tanto le gusta.
Por un lado, este ‘bury a friend’ cuenta con un título que no puede ser más tenebroso. Su vídeo, con varios guiños al cine de terror y que está arrasando en Youtube, sigue la línea estética establecida por algo que se llama “enterrar a un amigo” o “entierra a un amigo”. De hecho, la producción da tanto miedo como la de ‘Yeezus’ de Kanye West, una referencia muy evidente en un par de momentos del tema. Por otro, el ritmo de la canción no puede ser más bailable. Es un tanto jazzy, en el sentido popi de la palabra, el de la primera Lily Allen o el de Lena cuando ganó Eurovisión para Alemania.
La mezcla es bastante explosiva, muy adictiva al abrirse el tema con el mismísimo estribillo, y lo que es más importante, es acorde a la letra de la canción. Billie Eilish cuenta que esta es la canción que le dio la clave para el nuevo álbum, pues en el momento en que la compuso “vio el disco” incluso a nivel visual. Y es que en el texto Billie Eilish se enfrenta al monstruo bajo su cama… pero solo para descubrir que ella misma es su “peor enemigo” y que ella es el verdadero monstruo bajo la cama. Así pues, todos esos “¿qué quieres de mí?” y los “entierra a un amigo” se dirigen a sí misma, como certifica la frase “quiero acabar conmigo”. El tema cuenta con la colaboración de Crooks, a quien descubrió a través de Instagram.
‘Campeones’ llega a los Goya como una de las favoritas tras recibir 11 nominaciones, y además como una de las 5 películas más taquilleras de todo 2018 en España, tras acercarse a los 20 millones de euros cuando partía de un presupuesto de 4. Javier Fesser, conocido por su trabajo en ‘El milagro de P. Tinto’ o la premiada ‘Camino’, se ha inspirado aquí en un humilde club de baloncesto valenciano que ganó 12 campeonatos nacionales para personas con discapacidad intelectual nada más crearse el equipo.
Javier Gutiérrez, fortalecido por su papel totalmente delirante -y lo peor, tan creíble- visto en
la serie ‘Vergüenza’, es el entrenador profesional que ha de guiar al desastroso equipo de baloncesto tras haber sido pillado conduciendo borracho. Fesser despunta en cuanto a dirección de actores tras haber seleccionado a 9 personas que tenían una discapacidad intelectual real y a un 10º casi 100% invidente, y haber entrevistado a otros 600 de los que ha tomado frases, gestos, detalles y reacciones. Los ha enmarcado en una fotografía muy de dibujo animado, como se aprecia claramente en cartel y en la composición de los planos en la pista de juego, y ha conseguido el buscado equilibrio entre ternura y humor, por ejemplo a través de la primera aparición de Collantes o en los delirantes y penosos viajes en transporte público.
Por el contrario, la cinta no puede ser más predecible en su cura de humildad y lección de vida para el personaje de Javier Gutiérrez, que pronto tendrá que aprender que él es también un discapacitado aunque no se aprecie a simple vista. Siempre es de agradecer la visibilidad a una minoría como esta, como ya se hizo en ‘Yo, también’, pero no tanto que el set de rodaje prefiera viajar a Tenerife que a lo realmente atrevido o irreverente, pues en 2019 y con el tipo de humor que vemos cada día en prime-time, estamos preparados para mucho más. Asimismo, la relación entre el protagonista principal y su novia, lanzada a lo largo de la película casi a modo de teasers por alguna razón, es completamente inverosímil y absurda, haciendo definitivamente palidecer a ‘Campeones’ frente a otras ganadoras del Premio Feroz a la mejor comedia, como ‘3 bodas de más’, ‘Carmina y Amén’, ‘Kiki, el amor se hace’ o ‘La llamada’. Genial por el taquillazo: no es tan fácil como parece hacer una película entretenida y con mensaje que se pasa en un suspiro, ¿pero de verdad alguien creyó que tenía alguna posibilidad en los Oscars? 6.
“¿Tú piensas que yo voy a vivir mucho tiempo?”, pregunta el hermano recién salido de la cárcel al hermano que trabaja en las Fuerzas Armadas en un momento de la película ‘Entre dos aguas’. La respuesta o el simple planteamiento de la cuestión lo dicen todo: no parece haber mucha esperanza en este mundo para Isra, el protagonista desarraigado de esta nueva cinta de Isaki Lacuesta que se hacía con la Concha de Oro del Festival de Cine de San Sebastián. Saltando desde un puente para pegarse un chapuzón, abriéndose un pie en canal mientras se busca la vida, subido en una escalera de 4 metros de altura para cambiar las flores a su padre muerto o reconociendo sus pensamientos suicidas en un momento de debilidad; su vida parece estar pendiendo de un hilo a todas horas del día.
‘Entre dos aguas’ -como el disco de Paco de Lucía– es la segunda parte de ‘La leyenda del tiempo’ -como el disco de Camarón-, una película documental que Lacuesta presentó en 2006, acercándonos al mundo de estos dos hermanos de San Fernando (Cádiz) y también al de una enfermera japonesa que visita el sur de España obsesionada con la música de Camarón y con hacerse cantaora. Lacuesta ha prescindido aquí de aquella suerte de Rosalía wannabe nipona (aunque la música de la nueva es de sus colegas Refree, Kiko Veneno y Niño de Elche), centrándose ahora en la vida cotidiana de los hermanos, mucho más relevante a nivel social, y añadiendo un punto de ficción más marcado que en la primera película. Aunque hay un par de escenas fundamentales que subrayan su hiperrealismo: la del parto y una escena de sexo entre Cheíto y su mujer.
Lo normal es menos impresionante, pero solo a primera vista: Isra y a Cheíto peinándose la barba, calentando agua o haciéndose un tatuaje, junto a planos llenos de simbología como ese pilotar de un helicóptero o ese triste arrastrar de la chatarra encima de una carretilla al salir de un almacén. El detalle en ellos provoca que días después de su visionado continúes pensando en los protagonistas o que ansíes esa tercera parte de una trilogía, ese deseado «final feliz» que alguna vez ha mencionado el director. Pero también ha provocado que la cinta sea la que menos ha recaudado y va a recaudar entre las 5 principales nominadas a los Goya. Puede que el público hubiera agradecido algo menos de metraje, puede que siempre venda más un retrato bien descarnado y dramatizado a lo ‘Rosetta’; pero puede también que la popularidad de proyectos similares en la ficción, como el Globo de Oro a Mejor Película de ‘Boyhood‘, le haya quitado algo de factor sorpresa. 7.
A veces parece que algunas canciones son más populares hoy que en el momento en que salieron. ‘No Scrubs’ de TLC fue uno de los mayores éxitos de 1999, de hecho el segundo de aquel año en Estados Unidos solo por detrás de ‘Believe’ de Cher, y en España llegó a ser top 7 pese a lo poquito que nos gusta por aquí el R&B. El tema nunca llegó al número 1 en Los 40 Principales, algo que seguro preocupa mucho a TLC.
En los años posteriores a su lanzamiento un 2 de febrero de 1999, ‘No Scrubs’ sigue triunfando en toda fiesta millennial que se precie, pero no en plan irónico como ‘Wannabe’, sino en serio, y además sigue siendo versionada, más recientemente por Jorja Smith, Kacey Musgraves o Weezer. ‘No Scrubs’ incluso llegó a infiltrarse en la popularidad de uno de los mayores hits de los últimos tiempos, ‘Shape of You’ de Ed Sheeran, cuando el músico inglés se vio obligado aquel año a incluir a los autores de ‘No Scrubs’ en su canción para evitar una demanda por plagio. En una entrevista a JENESAISPOP, Chilli reconocía no ver el parecido entre ambas canciones, lo cual solo añade más guasa al asunto.
Tampoco puede pasarse por alto el éxito de ‘No Scrubs’ en las plataformas de streaming. ¿Cuántos artistas de los 90 pueden decir que son autores o intérpretes de una canción vieja que suma más de 300 millones de reproducciones en Spotify? Quizá solo Spice Girls y Backstreet Boys, porque Destiny’s Child no pueden, ni Jennifer Lopez, ni Ricky Martin, ni Britney, ni… no hace falta seguir. Además, sus cifras en Youtube tampoco están nada mal, pero es que el videoclip futurista que se hizo para la canción era una pasada. En definitiva, ‘No Scrubs’ es una de esas canciones míticas de una época que han sobrevivido con fuerza al cambio tan importante que ha sufrido la industria en la última década, por lo que su lugar en la historia está más que sellado.
La razón principal es que era y sigue siendo una canción de 10 sobre 10. Producida no por Darkchild aunque lo parezca (ese clavecín sintetizado a lo ‘Bills Bills Bills’), sino por Kevin «She’kspere» Briggs y compuesta por este y por Kandi Burruss y Tameka Cottle, ambas integrantes de Xscape, ‘No Scrubs’ aunaba una melodía reconocible al 100% con los ritmos R&B-pop del momento para disparar un mensaje feminista que sigue resonando hoy en día. En ella, TLC cantan que no piensan perder el tiempo con chicos sin ambición que siguen dependiendo de sus mamás, anteponiendo ante todo su independencia. “I’m looking like class and he’s looking like trash, can’t get with a deadbeat ass”.
Hay un hilo invisible que conecta ‘Carmen y Lola’ con ‘Moonlight’. Las dos son películas pequeñas, de temática similar (drama familiar, adolescencia, homosexualidad, racismo), con un estilo parecido (una mezcla de realismo documental e intimismo poético), rodadas por dos reputados cortometrajistas a quienes les ha costado abrirse un hueco en el largometraje (Arantxa Echevarría fue nominada al Goya en 2012 por el corto ‘De noche y de pronto’), y han conseguido el mismo número de nominaciones en los premios más importantes de sus países: ocho, incluyendo mejor película y dirección.
¿Son estos paralelismos suficientes para creer que la estupenda ‘Carmen y Lola’ (disponible en BD y Movistar+) puede dar la campanada y ganar en los Goya de 2019 como ocurrió con ‘Moonlight’ en los accidentados Oscar de 2017? Seguramente no, pero sobre todo por un importante matiz. ‘Carmen y Lola’ no compite contra una gran favorita, como hizo ‘Moonlight’ con ‘La La Land’, sino con dos: la notable ‘El reino’ (trece nominaciones) y la flojísima ‘Campeones’ (once). ¿Demasiado para una debutante? ¿Se tendrá que conformar Arantxa Echevarría con el más que seguro Goya a dirección novel (con el permiso del otro gran debut de este año, ‘Viaje al cuarto de una madre’)?
Aparte de esta desventaja cuantitativa, si solo fuera por su calidad, ‘Carmen y Lola’ podría llevarse el “cabezón” a casa sin ningún problema. La película no está al nivel del oscarizado filme de Barry Jenkins, está claro, pero no es ni mucho menos peor que las otras cuatro películas nominadas en los Goya de este año (en el caso de ‘Campeones’, es muchísimo mejor).
Y es que Echevarría ha conseguido algo muy complicado cuando se trata de tocar temas socialmente comprometidos: hallar el tono justo. ‘Carmen y Lola’ mantiene un equilibrio admirable entre los tres ejes dramáticos en los que se mueve la película. Primero, el retrato naturalista, casi documental, de una comunidad socialmente desfavorecida como es la población gitana (o por lo menos una parte de ella). Segundo, la denuncia de unas tradiciones y una cultura profundamente sexistas que no parecen propias de un país occidental del siglo veintiuno. La directora rompe el tabú de la homosexualidad femenina en el mundo gitano. Pero no lo hace a través de una posición progresista-sensacionalista, como si fuera un reportaje de laSexta, sino, por así decirlo, roneando y bailando bulerías, poniéndose en los taconazos de sus protagonistas para acercarse lo más posible a su realidad.
Y, tercero, la historia de amor entre las dos chicas. Quizá esta sea su parte más débil. Aunque las actrices -no profesionales- derrochan en general mucha frescura y naturalidad, se nota cierto artificio en la manera que tienen de expresarse entre ellas, sobre todo en comparación con el enorme realismo que transmiten las secuencias más costumbristas: el mercadillo, la fiesta de la pedida, el culto en la iglesia evangélica… Aun así, la directora consigue trascender esas limitaciones inyectando un inesperado lirismo a muchas de sus imágenes. Y aquí volvemos a ‘Moonlight’. ¿No es la hermosa escena de la piscina un eco lejano, casi una reinterpretación en clave poética, de la célebre secuencia en el mar entre Mahershala Ali y el niño protagonista? 7,5.
Chenoa, actual jurado en ‘Tu cara me suena’, no logró buenas ventas en 2017 con su último disco, ‘#SoyHumana’, pero la cantante no se rinde y este jueves ha lanzado un nuevo single cuyo videoclip se ha colocado en pocas horas entre los más vistos de Youtube España, saludando ahora desde el número 30.
‘A mi manera’ mezcla en una licuadora sonidos de tropical house a la moda, lo que parecen palmas flamencas y sonidos arábigos, en una canción que si destaca por algo es por su letra, como suele ocurrir con Chenoa. En este caso, son varias las referencias al pasado de la cantante presentes en ella: la más clara alude a ‘Cuando tú vas’ y la más sutil al episodio chándal del que Chenoa habló en detalle en su última visita a El Hormiguero.
Aunque la frase estrella de ‘A mi manera’, por cierto una composición, entre otras personas, de Barei, ha de ser la que le da inicio. Más claro no puede ser ese “qué me pasa, no soy la única mujer que no se casa” que resume la temática de esta composición sobre quererse a una misma ante todo, y que compite ya contra “me levanto muy temprano con mi café en mi mano” como su mejor rima ever. Solo Chenoa.
Desde 2010, cuando la categoría de Mejor película en los Oscar dejó de estar limitada a cinco títulos, casi todos los años ha habido -ya sea por su calidad o por una cierta presión social (el famoso #OscarsSoWhite)- una o dos películas cuya temática ha girado alrededor de la discriminación racial de los afroamericanos en Estados Unidos. Relatos históricos como ‘12 años de esclavitud’ y ‘Selma’, comedias dramáticas como ‘Criadas y señoras’ y ‘Figuras ocultas’, melodramas teatrales como ‘Fences’, películas de género como ‘Django desencadenado’ y ‘Déjame salir’, o emotivas rarezas indies como ‘Moonlight’.
Siguiendo esta tendencia, ‘Green Book’ sería el ‘Criadas y señoras’ o ‘Figuras ocultas’ de este año. El debut en solitario de Peter Farrelly, el mayor de los hermanos que triunfaron en los noventa con taquillazos como ‘Dos tontos muy tontos’ y ‘Algo pasa con Mary’, es una amable comedia dramática tan convencional como efectiva. Haciendo un paralelismo con una de las secuencias de la película, la receta de ‘Green Book’ sería como la del pollo del KFC: simplona y tosca pero bastante sabrosa.
La mezcla de ingredientes “de toda la vida” funciona bastante bien. Cien gramos de drama inspirado en hechos reales (la relación entre el pianista Don Shirley y el chófer y futuro actor Tony Lip), otros cien de discurso racial (el título del filme hace referencia a una guía de alojamientos para huéspedes de raza negra), y un buen chorrazo de comedia basado en el choque sociocultural de sus antagónicos protagonistas (un exitoso y refinado músico afroamericano, y un rudo proletario italoamericano). Si lo cocinas todo a la vieja usanza mientras suena una playlist con clásicos del rhythm and blues, el resultado es un plato tan convencional como apetitoso.
A diferencia de la enérgica y combativa, pero también panfletaria y poco sutil ‘Infiltrado en el KKKlan’ (también nominada a los Oscar), la película de Farrelly apuesta por la concordia y el entendimiento a través de un discurso plagado de buenas intenciones. En ese sentido, ‘Green Book’ se acerca más a la retórica sentimental de la película navideña que a la del drama social comprometido, al ligero cine familiar que al áspero filme de denuncia. Como si de un nuevo ‘Paseando a Miss Daisy’ se tratara, Peter Farrelly nos propone un viaje por el profundo (profundísimo) sur de los años sesenta, cuyo mayor aliciente son sus dos viajantes: Mahershala Ali está fantástico; Viggo Mortensen, inmenso. ¿Logrará dar la sorpresa y “birlarle” el Oscar a Rami Malek, el gran favorito? 7.
De manera inesperada, hoy vuelven Los Nikis, 20 años después de su último álbum, ‘Más de lo mismo’. Lo hacen con un EP que, como todo lo que hacen, tiene retranca: se titula ‘Menos de lo mismo’ y, a tenor de ‘Me confunden con un hipster‘ y ‘La madre de Jimena‘, es justo eso. Sólo cuatro canciones, pero con el mismo espíritu punk pop de siempre y las letras ácidas que tanto han marcado a varias generaciones posteriores a la suya, en grupos como Airbag, Los Punsetes o, más recientemente, Carolina Durante.
Así que no podíamos perder la oportunidad de charlar un rato con Joaquín Rodríguez, bajista y compositor principal del grupo. Charlamos con él sobre el objeto y la motivación de sacar ahora este disco corto, de por qué hacerlo en Sonido Muchacho, de su aparición por sorpresa en un concierto de sus compañeros de sello Carolina Durante en el que también estuvo Amaia Romero (obviamente, también le preguntamos por la triunfita), de la herencia que han dejado en el indie, del punto final en lo más álgido de su carrera, la polémica alrededor de ‘El imperio contraataca’, que aún colea, de futuro y, en fin, de todo (o eso esperamos) lo que querías saber sobre Los Nikis.
Estáis a punto de publicar un nuevo EP, 20 años después de vuestro último disco. ¿Cómo surge la idea de volver a grabar y publicar nuevas canciones?
Yo llevaba muchos años sin componer canciones. Había escrito muchas letras para Los Acusicas, pero era Mauro Canut el que se encargaba de escribir la música, porque a mí me costaba mucho trabajo hacer canciones nuevas sin repetirme. Pero el año pasado recibí unas clases de piano, y eso me sirvió para aprender otra manera de componer, que me desbloqueó. Eso me llevó a componer como un animal, y de ahí sacamos 4 canciones para hacer el EP. Pero vamos, aunque la manera de componer cambie, al final el resultado es el mismo de todas las canciones de Los Nikis: canciones tontas y de tres acordes.
¿Y por qué un EP? ¿Ha quedado más material de ese furor compositivo?
Sí, pero a estas alturas ya… Cuando aún tocábamos ya estábamos bastante pasados de rosca, que nos daba todo igual, tener éxito o no. El objetivo final era pasárnoslo bien y ya está. Así que si eso nos pasaba hace 35 años, imagínate ahora. Así que queríamos hacer un EP pero eliminar las partes del proceso que no nos apetecían. Por ejemplo, “¿es divertido grabar un disco?” Pues sí. “¿Grabamos un disco de 12 canciones?” Pues no, porque es un coñazo. “¿Grabamos 2 canciones?” Pues no, porque no sabe a nada. “Pues venga, cuatro”. Ese ha sido el motivo de hacer un EP. Y lo mismo: “¿es un coñazo hacer promo después de sacar el disco?” Pues sí, pero venga, vamos a hacer 3 o 4 cosas, vosotros entre ellas, y algún programa de Radio 3, poco más. Más que nada por quedar bien con Luis [Nde: Fernández, del sello Sonido Muchacho], que se lo ha currado. Porque claro, que te graben un disco y negarte a hacer promo, es hasta de mala educación. (risas) También es un poco cerrar el círculo, porque nosotros empezamos haciendo EPs, y bueno, ahora volvemos a hacer EPs.
¿Y por qué Sonido Muchacho? ¿Cómo empieza vuestra relación con Luis?
Pues a Luis le conocíamos hace mucho por Los Punsetes [Nde: Luis ha tocado el bajo en numerosos grupos del underground madrileño, como Juventud Juché, Cosmen Adelaida o Los Punsetes], por su admiración hacia Ataque de Caspa, que son muy amigos nuestros. A partir de ahí conocimos a todo el grupo, tocamos juntos en Vigo hará 4 años. Y lo de Sonido Muchacho, pues porque todo el mundo nos lo aconsejaba, “tenéis que publicar en el sello de moda”. Y nosotros, como no tenemos personalidad, pues venga, vale… (risas)
Entonces, como me decías, estas canciones son muy nuevas, ¿no? Porque los temas que tratan las letras son bastante vigentes…
Sí, sí, la más antigua tiene un año. Son de hace muy poco. Como te decía, para mí ha sido fundamental descubrir esta forma de componer, que tampoco es que haya descubierto la pólvora: básicamente, me grabo tarareando las melodías que me surgen, a veces lo hago hasta en el coche, con el sonido de fondo de la M-30. (risas) Y cuando llego a casa, ahora me resulta fácil sacar los acordes que van detrás de esa melodía. Antes tenía que hacerlo con la guitarra y ahí me bloqueaba.
¿Y te costó mucho “reunir a la banda”, como se suele decir?
No, no, qué va. Como te digo, mientras sea algo apetecible, ellos encantados. Meterte dos días en un estudio a grabar, es apetecible, pero meterte una semana… me hubieran dicho que no.
«Las poquísimas veces que hemos tocado en estos años ha sido por sorpresa, como teloneros y sin cobrar. (…) A mí esto de Tequila me parece un atraco a mano armada»
Y entiendo que por eso habéis planteado no presentar el disco en directo, porque no es muy apetecible.
Exacto. Para tocar en directo hay que ensayar mucho, y ensayar por obligación, deja de ser apetecible. Además, mi miedo (y hablo en primera persona) es que alguien del público pueda pensar “ya está aquí el enésimo grupo de los 80 que se vuelve a juntar”. Nosotros estamos en las antípodas de eso. Por eso las poquísimas veces que hemos tocado en estos años ha sido por sorpresa, como teloneros y sin cobrar. Por ejemplo, a mí esto último de Tequila [Nde: se refiere a la gira de despedida del grupo] me parece un atraco a mano armada. Nuestra idea es la contraria a eso.
Entiendo que eso engloba a todos esos grupos que siguen tirando de lo que hicieron en los 80.
Sí. A mí, grupos de aquella época que siguen tocando a pesar de ser unos abuelos como nosotros, pero que siguen sacando canciones nuevas, pues ole, me parece muy respetable. Como Fangoria, gente que nunca se ha retirado y que no viven exclusivamente de sus éxitos de 1982. Pero se me vienen a la cabeza como 200 o 300 casos de grupos de aquella época que piensan “estamos aquí aburridos, si nos juntamos, volvemos a tocar las mismas canciones y llenamos el Palacio de los Deportes, pues nos forramos. Y si además grabamos un disco en directo, nos forramos al cuadrado”. Entiendo que es muy tentador, pero… volver a tocar las mismas canciones con 200 años más en el cuerpo y pedir 30 o 40 euros por la entrada, como se ha visto, me huele un poco a estafa. No me parece digno. Por eso nosotros, las veces que hemos tocado, hemos querido dejar muy claro que lo hacíamos gratis. Este EP, por ejemplo, cuesta 6€, de los cuales 3 se los lleva la distribución. Es un precio para no perder dinero, y nos da absolutamente igual vender 1.000 copias que 2.000. Nosotros hacemos este disco por lo mismo que lo hemos hecho siempre: para guardar una copia para nuestros nietos.
«Emilio, el cantante, el otro día me decía que la música no ocupa ni un 1% de su cerebro. Él está a otras cosas»
En este gusanillo de volver a hacer canciones, ¿ha influido un poco el hecho de que grupos de distintas generaciones posteriores a la vuestra os hayan reivindicado como influencia y os hayan puesto en valor?
En mi caso yo creo que sí. En el caso de los demás yo creo que no, porque están bastante desconectados y ni los conocen. El caso más extremo es el de Emilio, el cantante, que el otro día me decía que la música no ocupa ni un 1% de su cerebro. (risas) Él está a otras cosas, no escucha música, que tampoco es obligatorio, no va a conciertos, hace otras que no tienen nada que ver y todo esto le resbala. Sólo conoce a Airbag porque tocamos una vez de teloneros de ellos, na d más. (risas) Pero sí, yo soy consciente de que hay grupos a los que hemos influido, lo tengo presente porque me he metido en “fregaos” de homenajes, hacer fotos en conciertos, producir grupos en el estudio que tengo en casa… Yo sí estoy muy al día de todo.
Pero tú escuchas a grupos de ahora y reconoces “esto tiene una querencia con lo que hacíamos”…
Bueno, sí, pero vamos, tampoco hemos inventado la pólvora. Nosotros hicimos canciones de tres acordes con distorsión de 2 minutos y con letras no muy serias en castellano. Ya está. Era un poco lo que hacían los grupos de entonces, los Ramones o los Undertones. Nuestra única aportación, quizá, fue hacerlo en castellano. Quizá en lo que sí veo que hayamos podido ejercer más influencia a gente de aquí es con las letras, letras que huyen de las canciones de amor y desamor, que es nuestra consigna al escribirlas. Y sí, hay una pequeña escena de grupos así, y yo soy amigo de todos ellos. Y sí, eso te da ganas de componer canciones.
Aparte de ese mundillo de grupos underground, ¿te interesan otros tipos de música que se alejen de eso?
La verdad es que en eso no hemos evolucionado mucho en gustos, y nos sigue gustando lo mismo, sigo yendo al mismo tipo de conciertos. Bueno, a mí siempre me ha gustado el country y el bluegrass, y ahora estoy más metido en eso, pero apenas hay escena en España.
¿Y cómo contactas con Carolina Durante y surge esa idea de subir a ir a tocar un tema con ellos en el club Ochoymedio?
Pues la lianta fue mi hija Patricia, que es muy amiga de Martín, el bajista de Carolina Durante y en un par de telefonazos lo apañó todo. Realmente fue porque ella vio en Instagram que en un concierto en Málaga se había subido Adolfo, el cantante de Airbag, a cantar ‘Diez años en Sing-Sing’. Cuando vio que sabían tocar la canción, enseguida se le ocurrió liarla. (risas)
¿Y cómo fue la experiencia? ¿Qué tal?
Pues muy divertida, porque yo hice mucho el payaso disfrazándome de preso para cantar la canción. Que bueno, no deja de ser un poco patético ver a un burgués de 55 años haciendo eso. (risas) Pero la gracia es que lo hice en secreto, llevé el disfraz en una mochila y cuando salí al escenario, nadie sabía que iba a hacerlo. Por eso ellos casi se equivocaban tocándola, estaban un poco bloqueados, pensando “¿¿qué hace este tío??” Quería darles una sorpresa y que mi hija pasara vergüenza ajena, sobre todo.
«[Sobre Carolina Durante] Está muy bien que sean muy jóvenes, porque ya empezaba a oler la cosa»
Carolina Durante son uno de esos grupos que quizá sí sean herederos de vuestro espíritu, aunque ellos sí canten sobre amor. ¿Congratula ver que hay chicos tan jóvenes que siguen manteniendo en marcha el punk rock?
Sí, claro. Está muy bien que sean muy jóvenes, porque ya empezaba a oler la cosa. Los grupos que yo conozco, como Sugus, Airbag, F.A.N.T.A., llevan a lo tonto 20 años tocando. (risas) No es que quiera exterminarles, que son todavía más jóvenes que nosotros, pero sí, hace falta reforzar la escena con sangre joven. Respecto a posibles similitudes con Carolina Durante, sigo insistiendo en que, a pesar de que el grupo me gusta mucho, sus canciones no se parecen mucho a las nuestras. Quizá si sólo te quedas con ‘Cayetano’, que en su letra no se puede negar que sí tiene un aire a Los Nikis, pues sí. Pero el resto de canciones no me lo parecen, yo creo que tienen otro tipo de influencia de grupos más ruidosos, como Los Punsetes.
Pero quizá sí mantienen un poco el mismo espíritu, algo despreocupado.
Sí, en eso sí. De hecho, el otro día Martín me decía que lo mejor que les estaba dando el éxito repentino del grupo es que les ha abierto las puertas para conocer a gente de todo tipo, desde Amaia hasta a un señor mayor como yo. (risas) Para ellos eso es con lo que se quedan de este éxito algo desproporcionado, que ni ellos mismos se explican y que bienvenido sea.
Mencionabas a Amaia, y de hecho la impresión es que su aparición en ese concierto minimizó tu aparición…
¡Hombre, por supuesto! ¡Es que Amaia es una estrella! Y me pareció encantadora, coincidimos en el backstage, yo ahí disfrazado y tal. (risas) Lo bueno del “amaiazo”, como lo llaman ellos, es que sí, sacaron un vídeo con ella y enseguida tenían un millón o dos de visitas, pero es que el de ‘Cayetano’ ya tenían 800.000. O sea iban en quinta y el “amaiazo” fue como meter sexta… pero ojo, ya iban en quinta.
«Me dan mucha pereza esos artistas que dicen que la música se va a la mierda por culpa de OT»
¿Tienes alguna opinión sobre el fenómeno de Amaia y Operación Triunfo?
La verdad es que ese tipo de programas no las veo, y apenas me entero. De hecho, supe quién era Amaia por el single con Carolina Durante. Pero lo respeto totalmente. Me dan mucha pereza esos artistas que dicen que la música se va a la mierda por culpa de OT. Ese llanto ese, me parece un poco… Es decir, si tú no tienes éxito, no es por culpa de OT, preocúpate por hacer canciones mejores y a lo mejor tienes más éxitos. Porque yo creo que además ese es otro mercado, de abuelas que compran discos para sus nietos, que me parece fenomenal y que, gracias a eso, se ha puesto todo el mundo a cantar. Bienvenido sea.
Antes hablabas de ‘Cayetano’ de Carolina Durante, y parece que se ha malinterpretado el tono irónico que tiene la canción y los “cayetanos” del mundo la han abrazado como himno, incluso. Y en cierto modo, eso recuerda a lo que os pasó a vosotros con ‘El imperio contraataca’, ¿no?
Sí, pero para nosotros tuvo un sentido más negativo hacia nosotros, porque a partir de ahí nos pusieron la etiqueta de fachas y no nos la han quitado. En cambio, la gente no piensa que Carolina Durante sean “cayetanos” por cantar la canción. De todas formas, como eso pasó muy tarde, creo que en los 90, cuando ya no estábamos en activo, pues es otra cosa más de la música que nos resbala. Las etiquetas y todo esto nos dan exactamente igual. Y diría que a ellos les pasa igual, todo les resbala bastante.
Es que el tema vuestro es bastante fuerte. Ayer, preparando esta entrevista, escribí en Google “Los Nikis” y la primera palabra que salía en la búsqueda predictiva era “fachas”…
(risas) ¡Qué bueno!
«[Sobre su mito de ser un «grupo facha»] ¿Y qué más da? Nuestra vida va a seguir exactamente igual salga lo que salga en Google»
Es alucinante que años después no se haya conseguido deshacer ese mito…
¡Bueh! ¿Y qué más da? Quiero decir, nuestra vida va a seguir exactamente igual salga lo que salga en Google. De hecho, es fruto casi de la casualidad, porque esa es sólo 1 de 50 letras que tengamos sobre 50 tonterías como esa. Es sólo una letra un poco chauvinista, sobre esos mapas del siglo XV en los que todo el globo era España y luego se fue encogiendo. Pero hay otras canciones, como ‘La chica indigerible’, que hoy en día nos dirían que somos misóginos o yo qué sé. Lo que pasa es que “El imperio” tenía ese rollo chauvinista y, como fue nuestra canción más famosa, acabó malinterpretándose, sobre todo a partir de los 90, ya digo.
Te quería preguntar por eso, precisamente, porque hoy las obras de los artistas están muy mirados con lupa y se generan grandes polémicas. Aunque no sé cuál será la reacción ante este EP, ¿piensas que hubiera sido posible cantar hoy esas canciones sin que la gente se hubiera rasgado las vestiduras?
No lo sé. Siempre hay gente que, como dices, lo mira todo con lupa y le saca tres pies al gato. Pero luego hay excepciones: por ejemplo, el Pingüino [Nde: José Luis Moro, Un Pingüino En Mi Ascensor] hace una versión de ‘I Wanna Be Sedated’, que yo he cantado alguna vez en directo con él, que se llama ‘Yo secuestré a Natacha’. Se refiere a Natascha Kampusch, aquella niña austríaca que estuvo secuestrada, y canta 4 o 5 barbaridades que yo le decía “pero tío, ¿cómo puedes cantar esto y que nadie te diga nada?” (risas) Y nosotros cantamos que “la moda es en rojo y amarillo” y ya nos han puesto el sambenito para toda la vida. Así que hay maneras de escaparse, habrá que preguntarle al Pingüino cómo hace él para escapar de esta censura virtual que hay ahora.
Antes me has dado un poco esa sensación, y también ocurría en la autobiografía del grupo que escribiste…
Bueno, más que autobiografía era un manual para montar un grupo sin tener ni puta idea de música. Es verdad que había mucha anécdota y parece un poco una autobiografía. Pero es que me parece un poco prepotente llamarlo así.
«La gente se da golpes en el pecho, entorna los ojos y dice “yo soy músico, tengo que formar un grupo”. Lo nuestro era al revés, cero intensidad»
El caso es que hablabas del grupo como que todo vuestro éxito fue casual, fruto de la suerte. Sin embargo hoy, como decíamos, habéis sido muy influyentes y no parece lógico pensar que es sólo por azar.
Bueno, es que es la verdad. La manera de formar el grupo fue un poco así, no éramos músicos ni nada. Ahora la gente se da golpes en el pecho, entorna los ojos y dice “yo soy músico, tengo que formar un grupo”. Lo nuestro era al revés, cero intensidad. (risas) Hicimos un grupo como el que queda por la tarde para ir al cine. Si luego ha sido muy influyente pues, como te puedes imaginar, nosotros estamos orgullosos de eso. Quizá lo original de Los Nikis es esa falta absoluta de pretensiones, y eso acaba notándose en la música, en las letras. Hicimos una versión de ’Love Me Do’ que decía “soy un zulú y no somos como tú”. A lo mejor un grupo en el que sus habichuelas dependan de la música no se atreve a hacer esas cosas, que le pueda dar vergüenza ajena. (risas) A nosotros nos daba todo igual. No pensábamos jamás al escribir o grabar una canción si iba a ser comercial o no, y esa libertad se acaba notando.
Mención aparte para la actitud de Emilio en el escenario, que era como uno más del público que pasa por allí, se sube al escenario y se pone a cantar y decir chorradas. Bueno, chorradas que a veces son genialidades: en una entrega de premios a la que fuimos en Trujillo, hace un par de años, nos invitaron muy amablemente y cuando nos pidieron que tocáramos algo no tuvimos más remedio que decir que sí. Y la frase que dijo Emilio al subir al escenario, que yo creo que se le ocurrió en ese momento, fue “¿la vida es o no es un descojone?” y empezamos a tocar. Igual otro grupo hubiera preparado lo que decir, pero nosotros no. Emilio dice lo que le sale del moño. Otra: en una fiesta de Juan de Pablos, en Siroco, hacia un calor horrible. Emilio salió a cantar con un pantalón corto y unas crocs. ¿Por qué? Pues porque hacía calor, porque se iba a poner otra ropa pero se negó. Y de esa guisa se lanzó al público, perdió una sandalia que luego nos lanzaron… (risas) Eso podría parecer premeditado, pero no, nos desconcierta él a nosotros constantemente, y al público más.
¿Entonces dirías que eso define un poco la carrera de Los Nikis?
Sí, sí, es un poco eso. Sales ahí, haces lo que te da la gana, dices las tonterías que quieras decir, te lo pasas bien… Y lo que quiera decir la gente, nos la barniza totalmente.
¿Y nunca, ni siquiera en los momentos de más éxito, se os pasó por la cabeza seguir con el grupo?
No, no. Ahí tuvimos la cabeza muy fría, estábamos estudiando y pensar en vivir de eso… Es justo lo contrario a lo que queríamos hacer. En el momento en que dejaba de ser un hobby, pasa a ser algo que ya no es tan divertido, y eso les pasa a muchos grupos. Y nada, estuvimos tocando hasta los 27 años, que ya nos parecía que éramos muy mayores y lo dejamos. (risas)
¿Y tan claro teníais que eso no era lo que queríais hacer? ¿No veías que pudiera prolongarse más?
Quizá influyó mucho también que cada vez me costaba más escribir canciones. El único que hacía alguna era Arturo, que le costaba incluso más que a mí, y empezaban a ser copias de nosotros mismos. Hasta el año pasado, como te decía, ni me apetecía hacer canciones porque me salían cosas iguales o peores. Letras no, me das un tema y te hago una letra sin problema. Pero bueno, luego estuve 10 años con Los Acusicas. La música es una parte importante de mi vida, no es el 1% de mi cerebro, como para Emilio. Es más. (risas)
«Admiro mogollón a Gabi, Fofó y Miliki porque tenían un montón de canciones pegadizas»
¿Y cuál es vuestro disco del que estás más orgulloso o que mejor os representa?
Hombre, ‘Marines a pleno sol’ es el más conocido y también es el que más me gusta porque es el que tiene más “hits”. Quiero decir, a mí me gustan los hits, las canciones más pegadizas. De Gabi, Fofó y Miliki la que más me gusta es ‘Susanita tiene un ratón’. Les admiro mogollón porque tenían un montón de canciones pegadizas, una detrás de otra. (risas) Pero bueno, de los otros discos siempre tienen cosas que me gustan. Quizá el menos favorito es ‘Más de lo mismo’, el que hicimos hace 20 años. Hay letras que no me gustan, y son mías, pero no me acaba de convencer mucho. Tampoco resisto escuchar las primeras canciones. Por ejemplo ‘Ernesto’, que repite la palabra “ernesto” cincuenta y tantas veces. Multiplícalo por las veces que hemos tocado… Entenderás que le tenga un poco de fobia. (risas)
Y ahora que te has desatado con esta manera de componer, ¿te ves escribiendo y publicando más canciones? Ya sea para Los Nikis o…
Sí, sí, sí, sí que me veo haciendo más canciones. Y de hecho sigo haciéndolas. Pero no sé qué haré con ellas. Ellos [Nde: el resto del grupo] son un poco reacios a seguir sacando discos, así que no sé muy bien… No sé responderte a esa pregunta, no tengo una bola de cristal.
¿Habrá llegado el momento de que empieces tu carrera como solista?
(risas) ¡No, no, no! ¡Eso jamás! A mí me divierte tocar con Los Nikis.
Tsunami Xixón ha desvelado el cartel de su edición de 2019 prácticamente al completo. Encabezan la programación de este festival dedicado al punk y al rock tres las bandas más populares en sus respectivos estilos que han conocido las últimas décadas, estas son The Offspring, Kaiser Chiefs y NOFX, según el festival “la banda más pedida para esta actuación desde que acabó la última edición”.
Otras bandas confirmadas en Tsunami Xixón son La M.O.D.A. y Carolina Durante, además de Pulley, No Fun at All, The Baboon Show, Danko Jones y Berri Txarrak, que como es sabido se encuentran realizando su gira de despedida.
Completan las confirmaciones de Tsunami Xixón Los Bengala, Adrenalized, Agoraphobia, Willis Drummond, Bastards On Parade, Sugus, Peralta, The Lizards, El Altar del Holocausto, Atomic Zeros, Side Chick y Amplify. El resto de bandas serán confirmadas en los próximos días.
También en los próximos días saldrán a la venta las entradas para Tsunami Xixón, en concreto el próximo jueves 7 de febrero a las 11.00 a un precio de 39 euros + gastos.
Netta, ganadora de Eurovisión 2018 por Israel, país cuya victoria por supuesto ha traído polémicas a mansalva, aunque la propia cantante se desentendía de ellas en una entrevista con JENESAISPOP, declarando que posicionarse políticamente sería “arruinar algo puro que está libre de propaganda”, vuelve con un nuevo single, el segundo de su carrera tras ‘Toy’.
Y no es una cancioncilla cualquiera sino un nuevo pepinazo de Netta con el que la cantante israelí podría haber vuelto a ganar Eurovisión de haberse presentado este año. ‘Bassa Sababa’, que en realidad se parece bastante a ‘Toy’, conjuga los ritmos EDM explosivos y brutos de unos Major Lazer con guitarras acústicas, cuerdas orientales y los rugidos de Nétta, pero en lugar de cacareos ahora hay onomatopeyas glotonas y su letra parece tanto decir no a la violencia (“para, no dispares, mira, mi cuerno es más grande”) como sí a lo body-positive (“yo gano, amo mi figura, me hecho más fuerte, y voy a comerte”).
El tema se ha presentado con un videoclip medio futurista y con mucha presencia del color rosa, por lo que no puede si no recordar y mucho al trabajo de Nicki Minaj. Aunque quizá el momento cumbre del vídeo es el final, cuando aparece ante nosotros el rinoceronte del principio haciendo twerking en el lodo (también de color rosa). Tan friki como suena.
En este caso, los hermanos César y Jorge Cadaval no han querido dejar de comentar la nueva situación política en Andalucía y se han apropiado de ‘Ya no quiero ná’, el éxito de Lola Indigo, para desairar la pérdida de poder en la Junta de Susana Díaz y comentar el nuevo Gobierno de PP y Ciudadanos y la entrada en la institución de VOX, que en el vídeo representa uno de los humoristas vestido de jinete, subido a un caballo y haciendo el gesto que estás pensando.
Pero la protagonista de la parodia es por supuesto Susana Díaz, que lamenta su caída en desgracia en Andalucía recordando “yo estaba acomodá, en la junta bien colocá, con mi sueldo fijo, y en el cortijo yo era la mandamás” para después apuntar: “pero yo estaba notando, que alguien estaba pactando, PP y Ciudadanos querían gobernar, solo les faltaba el Abascal: yo ya no pinto ná”. Por cierto, Lola Indigo está encantada de la vida con la parodia y dice que, con ella, Los Morancos le han “alegrao la infancia y la edad adulta”.
mis morancos de mi corazón me habeis alegrao la infancia y la edad adulta https://t.co/YarJvmOq8R
A finales del pasado año, Ketama volvían a reunirse tras 14 años de haber separado sus caminos, gracias en parte al grave problema de salud que sufrió Antonio Carmona tiempo atrás. El trío formado por este con su hermano Juan y su primo Josemi –miembros de la histórica familia flamenca de los «Habichuela»– acaba de publicar una reedición especial de uno de sus discos más exitosos, ‘De akí a Ketama’ (1996), remasterizado en los estudios Abbey Road y con 4 nuevas grabaciones, entre ellas colaboraciones con Jorge Drexler y Pablo Alborán. Además, emprenden su primera gira en muchos años.
Para dar bola precisamente a disco y gira (que comienza el 23 de febrero en Granada), el trío acudía ayer a La Resistencia de Movistar +, y se sometían a una de las entrevistas sin (demasiado) sentido de David Broncano. Allí, más que sortear el caos que habitualmente propone el cómico, contribuyeron a él poniéndose a tocar el cajón flamenco o enseñando a Broncano el arte de doblar palmas.
Una de las partes más divertidas de la entrevista fue cuando recordaron sus años mozos, cuando empezaban a actuar en tablaos flamencos y llegaban a casa perjudicados a las 7 de la mañana –a Juan le llamaban en su barrio «El Marmita», recuerda Antonio, porque se cayó en ella–. Broncano les recordaba el origen de su nombre, el valle de Marruecos famoso por sus cultivos de hachís «alcachofas» y les invitaba, si volvían, a escalar el Atlas en lugar de «estar agustísimo». «Nosotros hemos disfrutado mucho allí», aseguraba Juan, para risión del público. Para terminar, y de manera random, les pusieron a hacer un placaje de fútbol americano para promocionar la emisión de la final de la Super Bowl 2019 en su canal.