Durante las últimas semanas del año pasado llegaba al mercado ‘El Olimpo’, el 2º disco del sevillano Riverboy (The Milkyway Express) que os hemos venido presentando a través de diversas playlists. La banda alterna la psicodelia sesentera anglosajona con el pop de aquellos tiempos en España, como Los Brincos y Los Ángeles, albergando en su paleta de influencias a gente como The Zombies y también más reciente como Jacco Gardner y Weyes Blood.
Ahora JENESAISPOP te invita a ver un concierto de Riverboy este martes 28 de junio en la Sala Koko de Sevilla. Se trata de uno de los últimos conciertos del ciclo #KeepWalking con el que la marca Johnnie Walker apoya al talento emergente. Conseguirán una entrada doble los primeros en escribir a jenesaispop@gmail.com hasta fin de existencias.
Es ‘El Olimpo’ un disco inmerso en la recreación de texturas y ambientes sesenteros, para lo cual Riverboy se toma su tiempo: casi 40 minutos suman las 8 pistas. ‘La fuente’ y ‘Delirio’ estaban entre los singles promocionales aunque llama la atención cómo el álbum se entrega al pop después de producciones tan viajeras y experimentales como ‘Venus’, parecida a aquellas canciones con que solían cerrar sus álbumes Oasis, a su vez inspirados en los Beatles.
Tras ella, como decimos, la segunda mitad del álbum ofrece canciones tan pop e inmediatas como ‘La juventud’ y ‘Fénix’, al margen del cierre con ‘Nunca fuiste’ y una exquisita sección de vientos que despide en fade-out. Prueba de lo bien que ha sentado el castellano a Riverboy, en un camino que no parece tener vuelta atrás.
‘Honestly, Nevermind’ de Drake es el nuevo número 1 del Billboard 200, tras haber conseguido lo equivalente a 204.000 copias vendidas durante su primera semana. El 94% de sus puntos vienen del streaming masivo de sus 14 pistas.
Se trata del 11º número 1 en álbumes para Drake en Estados Unidos, pues cuentan varias de sus muchas mixtapes. Esto significa que se transforma en el 5º artista en superar los 10 álbumes número 1 en Estados Unidos. A la cabeza de todos están los Beatles con 19 álbumes número 1, Jay-Z lleva 14 y tanto Bruce Springsteen como Barbara Streisand llevan 11.
En Europa el disco de Drake ha seguido una suerte más desigual, quedando en el puesto 6 en Francia e Italia, en el número 3 en Alemania y en el número 2 en Irlanda, Noruega y Suecia. Sí ha sido número 1 en Holanda. La posición española se conocerá este martes, pero no parece tener ninguna opción de ser número 1 debido al huracán Bad Bunny.
En Reino Unido, otro de sus bastiones como país angloparlante, ‘Honestly, Nevermind’ ha quedado en el puesto 2 por detrás de ‘Harry’s House’ de Harry Styles. Tras lo que parecía una dura batalla entre Foals -apoyados en el físico- y Drake -apoyados en el streaming-, Styles adelantaba por la izquierda en las islas británicas.
En cuanto a singles, finalmente está siendo la pista final del álbum de Drake, ‘Jimmy Cooks’ con 21 Savage, la que se está llevando el gato al agua, ya con 39 millones de reproducciones en Spotify frente a los 27 millones del single ‘Falling Back’, la del vídeo de la boda con 23 modelos.
Ahora se entiende todo. Después de ver el vídeo del tour por el set de filmación de ‘Te felicito’, ya sabemos por qué el videoclip parece idea de un niño de siete años. ¡Porque es idea de un niño de siete años! Concretamente de Sasha, el hijo pequeño de Shakira y Piqué. “Mami, un robot”, cuenta la cantante que le sugirió su hijo para el vídeo. “Y fuego verde”, añadió Milan, su hermano mayor. ¿Y qué hizo mami? Llamar al director del clip, Jaume de Laiguana, y decirle que quería un robot y fuego verde. Apáñatelas.
El resultado está a la vista. Hay un robot, tipo cíborg, con un diseño a medio camino entre Pixar, Star Wars y el ASIMO de Honda. Y hay fuego verde, como si fuera una lata de Burn de manzana. También hay mucho colorinchi de neón, sobre todo lila, “porque el lila es un color que no se ha usado mucho en los vídeos”, según Shakira. Y mucha coreografía robótica, mucho baile tiktokero con ansias de viralización.
Y luego está la historia. ‘Te felicito’ narra un romance robótico más trillado que la aventura espacial de ‘Lightyear’. Un relato en tono de comedia del tipo me-construyo-un-hombre-perfecto-para-olvidar-al-embustero-de-mi-pareja, aderezado con muchas referencias pop: Shakira vestida como Starfire de los Teen Titans, llevando una máscara de soldar como la de ‘Flashdance’, enviando una tarjeta que parece evocar al personaje de Harley Quinn…
Y luego está Ibai Llanos, que parece que nunca dice que no a nada. Shakira le pidió un cameo y ahí está: la voz que se escucha al principio, diciendo no sé qué sobre El diario de Patricia, es suya. ¿Se lo habrán pedido también Sasha y Milan?
A Steve Lacy le encanta vivir su vida tranquilamente. Al igual que artistas como Frank Ocean, Lacy no disfruta mucho del spotlight. Por esto es que cada lanzamiento suyo es una ocasión especial, y siendo una especie de mezcla entre Tyler, The Creator y Frank Ocean, no da la impresión de que sea tan conocido como estos en nuestro país.
Se dio a conocer en 2015 como guitarrista y productor del grupo The Internet, con el álbum ‘Ego Death’, nominado al Grammy a Mejor Álbum de R&B Progresivo. Con tan solo 24 años, Steve Lacy ha trabajado y producido para artistas como J. Cole, Blood Orange, Vampire Weekend, Solange, Kali Uchis, Mac Miller y Kendrick Lamar, además de ocuparse de su carrera en solitario. Lanzó su primer EP, ‘Steve Lacy’s Demo’, en 2017, elaborado de forma íntegra en su iPhone, y en 2019 lanzó su álbum debut, ‘Apollo XXI’. Ahora, ha lanzado su primer single desde 2019, ‘Mercury’, y nosotros la hemos elegido como canción del día.
Compuesta, escrita y producida por él mismo, ‘Mercury’ es un soplo de aire fresco, y una canción verdaderamente inusual. Una mezcla de influencias entre las que se encuentran la bossa nova, el funk, el R&B contemporáneo y el horóscopo. El concepto del que parte el tema es que Lacy es un géminis buscando el amor, y eso le trae problemas, tal y como expresa en el puente de la canción («My layers / All these sides / Could you stick by for the ride?»).
De ahí salen las letras contradictorias, como en el estribillo («Little of heaven / Little unpleasant / I don’t know»), y las referencias a todas las caras que su personalidad esconde («You say I’m two-faced / I can name twenty-three»). Los que saben del horóscopo estarán al tanto de que estas son las características que se dice que tienen los géminis, al ser el signo de los gemelos. Las dos caras. Esto también enlaza directamente con el nombre del álbum al que pertenece este single, ‘Gemini Rights’, del cual solo se sabe que saldrá este verano.
En el estribillo podemos escuchar vocals adicionales por parte de Fousheé, autora del éxito viral en Tik Tok ‘Deep End’. Además, la outro está reservada totalmente para ella y su singular voz.
Lidia Damunt continúa buscando nuevos caminos dentro de su universo. ‘EX’, su nuevo trabajo, es otro de esos discos hijos de la pandemia. La murciana lo empezó a componer en un periodo de crisis que vivió a causa del aislamiento social, momento en el cual llegó a llamarse a sí misma «ex-artista», de ahí el título.
En el confinamiento, Damunt se planteó «cómo enfocar la creación» y, por ello, quizá, el ‘Nacer en Marte’ es un trabajo especialmente luminoso dentro de su discografía. Como Tori Amos, ella también ha buscado la luz dentro de la oscuridad. El single ‘Olvídate de mí’ es surfero e incluye referencias a palmeras y a un «lago salado». ‘EX’, por otro lado, remite a los R.E.M. de los 80, mientras Damunt canta sobre un amor que le deja sin palabras.
A lo largo del viaje que propone ‘EX’ las baterías adoptan más ritmillos surferos (‘Malestar’), latinos (‘Cuenta los latidos’) o hawaianos (‘La pregunta’), y las guitarras proyectan una luz cegadora sobre las canciones. Damunt las dota de una personalidad inconfundible gracias a su voz de hipo pero, sobre todo, trae a la mente influencias tan insospechadas como Radio Futura, Danza Invisible, Aztec Camera o XTC. Con la producción de Sergio Pérez, la autora de ‘Telepatía’ asimila los códigos del guitar pop de los 80 y 90 y los hace sonar a ella.
Así, ‘El amor es’ compara el amor con una «llama encendida en tu cabeza» que «al despertar se acaba», y termina a golpe de martillo (los cambios de ritmo con constantes en el álbum). ‘Tres’ es otro tema de Damunt en el que confluyen cambios de ritmo y un solo de guitarra que desaparece con un «fade out» (sí, todavía se siguen haciendo). Y ‘La pregunta’ empieza con el citado ritmo hawaiano para desviarse hacia el indie-rock de los 90, desde el cual despega hacia uno de los crescendos más logrados del disco.
En un trabajo que versa sobre el amor, pero también sobre necesitar apoyo emocional (‘Malestar’) o sobre el arte o la vida en general (‘En silencio’), Damunt entrega su faceta más luminosa, más «British», menos americana y menos enrevesada. Ni siquiera cuando los temas incorporan sintetizadores, como es el caso de ‘El silencio’ y del final ‘Todo el oro’, una balada muy Talking Heads, Damunt difumina el sonido general del álbum. Se centra en ofrecer su versión más liviana, quizá la que más apetecía tras la pandemia, y le sale estupendamente bien.
Dedicamos el nuevo episodio de Revelación o Timo, el podcast de JENESAISPOP, a hablar de la discografía de Alaska. En la primera parte de un especial que tendrá dos partes, nos concentramos en la primera parte de su carrera: Kaka de Luxe, Alaska y los Pegamoides y Alaska y Dinarama. Nos esforzamos particularmente en hablar de las canciones y los álbumes, y no tanto de la Movida, dada la saturación mediática de la misma durante las últimas décadas. Orden del día:
-Los inicios en el Rastro. La música anecdótica de Kaka de Luxe, grupo seminal, pese a todo.
-Las citas más divertidas de la Alaska más deslenguada.
-Los primeros singles de Pegamoides: ‘Horror en el hipermercado’, la peculiaridad de sus letras, su influencia en gente como Los Punsetes.
-La ruptura que supusieron los arreglos de ‘Bailando’ y el disco de estudio ‘Grandes Éxitos’.
-El paso a Dinarama. Por qué Alaska dudó de entrar en la banda.
-El amor/odio hacia la fama de Carlos Berlanga. La co-autoría de Nacho Canut.
-La variedad siniestra/disco/»world music» de ‘Canciones profanas’.
-‘Deseo carnal’: su otra maestra, la crítica de Rockdelux.
-El flop comercial de ‘No es pecado’: por qué Fangoria odian un disco tan bueno.
-La desintegración con ‘Fan Fatal’, el primer disco de Fangoria.
Aunque Christina Aguilera era el plato fuerte de la jornada del sábado en Mallorca Live, aunque fuera por lo que tenía de raro verla tocar en España, o en cualquier lado que no sea Estados Unidos, realmente no representó lo mejor del día por las razones expuestas. Fueron Franz Ferdinand, por contra y pese a las veces que los hemos podido ver en directo, quienes se llevaron el gato al agua.
El sábado mejoró la organización de Mallorca Live, pero también asistió menos gente, y además se instalaron más puestos de comida y otros puestos de ropa, complementos, tatuajes… incluso la tienda de discos Runaway volvió al recinto con cajas de CD’s y camisetas colgadas. Parecía una feria. Irónicamente, es la primera vez que me topo con una tienda de discos dentro de un festival.
El escenario «GNV» de Mallorca Live acoge propuestas especialmente interesantes, como la de Paco Moreno, rumbero «outsider» (aunque seguramente no se identifique con esta etiqueta) que se ha hecho un nombre gracias a sus lanzamientos limitados en formato casete, y que está empezando a dar sus primeros conciertos. Sus canciones enrarecen la rumba clásica con voces autotuneadas y apitufadas, y eso es lo que encontramos en su concierto, para alegría de un público encantado con la actitud «canalla» que pasea sobre el escenario. Moreno actúa con guitarra eléctrica y un ordenador portátil, y en absoluto ofrece uno de los «peores conciertos que verás en tu vida», como expresa irónicamente.
Andrés IglesiasSi por algo se caracteriza el cartel de Mallorca Live, también, es por dar plataforma a artistas o grupos que ya no gozan necesariamente de un gran «hype», pero que siguen al pie del cañón. Temples hace rato que dejaron de ser uno de los nuevos grupos favoritos de las revistas especializadas, pero siguen teniendo su público precisamente porque sus canciones, basadas en el sonido del rock psicodélico de los 70, suenan totalmente atemporales, como ‘The Golden Truth’, ‘Hot Motion’ o incluso esa cara b llamada ‘Ankh’ que los ingleses decidieron recuperar como regalo a sus seguidores. El falsete de ‘You’re Either on Something’ habría funcionado hace 40 años y lo hace ahora. Eso sí, los integrantes de Temples tampoco renuncian a cierto componente anacrónico en sus looks que apela claramente a la nostalgia.
Quienes están realmente en su «prime» son Rufus T. Firefly. Victor Cabezuelo dice que está «flipando» por compartir cartel con artistas tan importantes, pero para la multitud de gente congregada en su concierto está claro que el concierto importante de Mallorca Live es el de ellos. Los de Aranjuez ofrecen un emocionante set pese a los problemas previos que viven con el equipo de Supergrass, que se apodera de la batería que estaban usando para ensayar e incluso llega a colocar a cuatro personas para custodiarla, cuando ambos grupos habían acordado previamente compartir el «backline» (baterías, teclados, amplificadores, etc.) de la organización. Rufus T. Firefly tocaron finalmente con otra batería, sonaron diferente a lo que esperaban, pero lo pasaron «muy bien» y Julia -batería de la banda- «les dijo todo lo que les tenia que decir con las baquetas».
Xavi Torrent
Y también, claro, con sus emotivas canciones. El show arrancó con ‘Sé dónde van los patos cuando se congela el lago’ y siguió sin silencios con la disco ‘Un breve e insignificante momento en la breve e insignificante historia de la humanidad’. Victor sonó pletórico al micrófono y demostró una pasión desbordante sobre el escenario y gratitud por los vitoreos de la audiencia. Evidentemente, ‘El largo mañana‘ fue el protagonista de un show en el que el público celebró especialmente ‘Polvo de diamantes’ y ‘Lafayette’. El grupo presentó una versión actualizada (a su nuevo sonido, más funky) de ‘Nebulosa Jade’ antes de finalizar el concierto con ‘Río Wolf’, aparentemente antes de lo previsto.
Es redundante decirlo pero sí, Franz Ferdinand dieron un concierto lleno de hits, todos lo que les cupieron en una hora y media de show que no dio tregua. Obviamente presentaron su nuevo recopilatorio ‘Hits to the Head’ y fueron capaces de hacer saltar a cuantiosas filas de gente con los divertidísimos estribillos de ‘No You Girls’, ‘Do You Wanna’ o, por supuesto, ‘Take Me Out’. Esta, por cierto, ni siquiera la tocaron en un bis: aún quedaba la apoteosis de ‘This Fire’. Alex Kapranos, que no paraba de saltar como poseído por el espíritu de Chuck Berry, agradeció la energía del público y felicitó a España por haber «ganado nuevos derechos» seguramente en alusión a la nueva ley del «solo sí es sí».
Mallorca Live se ha apuntado uno de los tantazos festivaleros del verano al confirmar en su cartel de este año a Christina Aguilera. Hacía casi 2 décadas que la intérprete de ‘Beautiful’ no aterrizaba en España para actuar, y la sensación de encontrarse en una situación privilegiada por verla prácticamente antes que nadie se palpaba en el ambiente. Ya desde el jueves pululaban por el recinto fans de Christina que vestían la camiseta de ‘Stripped’. Otros optaban por la de ‘The X Tour’. Desde primera hora del viernes los seguidores más fieles de Christina aguardaban su llegada en las primeras filas del escenario. Había que asegurarse verla en condiciones por si tardaba otros 20 años en volver (aunque en España aún quedan dos oportunidades).
También se palpaba en el ambiente cierta inquietud durante los primeros 15 minutos… o 20 o 30 en los que Aguilera no salió al escenario. A la cantante le dio tiempo de ganarse tanto los vitoreos como los abucheos del público. Finalmente el show empezó con visuales que advertían de la llegada de Christina y de su canción más guarra: «are you ready to get dirrty?» Christina emergió en las tablas con un body rojo con transparencias, un abrigo y gafas de sol. ‘Can’t Hold Us Down’ llegó después, y nada preparaba a la audiencia para el extraño concierto que se avecinaba. Divertido, sí, pero extraño.
El show de Christina fueron varios en uno. En ningún momento pareció un concierto dedicado a sus epés en español, lo cual, quizá, tampoco nadie esperaba; sino que la cantante optó por realizar un repaso exhaustivo y atropellado de toda su carrera sin comerse demasiado la cabeza para dar algún tipo de unidad a las canciones. En algunos casos ni siquiera se encontraba en el escenario para interpretarlas, y en otros las acortaba sin ton ni son.
Tras los dos primeros singles de ‘Stripped’ sonaron ‘Bionic’ y ‘Vanity’, llevándonos de repente a 2010… o a las fiestas el Pride. A continuación pareció que el show volvía a empezar con una versión en reggaetón de ‘Genie in a Bottle‘ que sí nos llevó al breve acto latino… solo para dar paso a más decisiones erráticas que generaban desconcierto.
Andrés Iglesias
Una de ellas fue la introducción de Christina de ‘Pa Mis Muchachas‘. Parecía que iba a cantar una balada cuando, acompañada por unos acordes de guitarra, empezó a hablar sobre la ilusión que le hacía recibir el amor del público en un momento en que están sucediendo cosas especialmente negativas en el mundo (aludió indirectamente a la derogación de la ley del aborto). Pero no. Era el turno del single principal de ‘La Fuerza’, el cual a Aguilera le gustó grabar porque lo hizo con Nathy Peluso, Nicki Nicole y Becky G y ella «siempre había querido sentirse parte de un grupo». Irónicamente, Christina solo se acordó de nombrar a Nathy y, además, la parte de ellas ni siquiera sonó. La canción se acortó de mala manera, robándole su clímax.
En un show en que no sabías dónde empezaban o acababan los diferentes actos, si es que los había, y en el que el cultivo de una atmósfera, de un ambiente cohesivo, era inexistente, Christina nos llevó de vuelta al Pride con ‘Feel this Moment’ y el primer tsunami de confeti salió disparado desde el escenario amenazando con sepultar a toda Mallorca. Pareció el final del show, que dio paso a un interludio en el que sonaron ‘Titi me preguntó’ de Bad Bunny y ‘Pepas’ de Farruko. Si ya nada parecía tener sentido, Aguilera volvió al escenario para cantar ‘Ain’t No Other Man’… y lo volvió a abandonar mientras los bailarines danzaban al ritmo de las canciones de ‘Burlesque’. ¿Bionic? Más bien chaotic.
Dentro de este caos hay que decir que hubo mucho hit, por lo que cualquiera que estuviera familiarizado con el repertorio de Christina se lo iba a pasar bien. ‘Lady Marmalade’ se hizo esperar y enloqueció al público con más toneladas de confeti disparados de la nada, y la interpretación de Christina de ‘Beautiful’, con variaciones de ritmo en la melodía, fue preciosa. ‘Fighter’ protagonizó el momento de euforia de la noche, y ‘Let There Be Love’ concluyó el espectáculo con un mensaje dedicado al amor y a la unión, en el que Christina sí hizo referencia explícita a la «libertad de decidir».
No me interesa lo más mínimo el debate sobre el playback en los conciertos de pop. Sí, Christina recurrió a él en varios puntos del espectáculo, hasta el punto que ni siquiera le preocupaba que fuera evidente, como cuando en ‘Santo‘ se ponía a hacer «adlibs» encima de su propio «lead vocal» pregrabado. Probablemente, hacer playback le permite preservar su voz para que pueda seguir con la gira. Especialmente en ‘Beautiful’ quedó claro que Christina sigue siendo una vocalista impresionante. Por desgracia no pareció demasiado interesada en ofrecer un espectáculo que tuviera sentido, que contara una historia o, simplemente, que tuviera un mínimo de unión.
Ayer por la tarde en la primera jornada de Mallorca Live acudí a un «food truck» de comida tailandesa a pedir una oferta de pad thai con un plato aparte de patatas bravas por 10 euros. La empleada, entonces, me comunicó que la aplicación de la oferta no era posible por un «fallo en el sistema» y empecé a disociar. En mi cabeza, la frase sonó ralentizada y expresada con voz diabólica, como si se refiriera a un «glitch» que ha tenido lugar en el espacio tiempo. Después de leer las duras noticias que está dejando el mundo últimamente… la frase cuadraba totalmente en mi cabeza. Tiene que haber habido un fallo en el sistema.
Por un lado, agradecí el contratiempo porque creo que esquivé una combinación explosiva… y no en el buen sentido. Por otro, la historia me sirve para abordar los problemas acontecidos ayer en la organización de Mallorca Live. El festival acaba de anunciar mejoras en su logística tras enfrentarse a numerosas críticas por falta de personal, largas colas en puestos de bebida y de recarga de pulseras, dificultades para la recogida de dichas pulseras, servicio precario de lanzaderas hasta el punto que la gente cuenta haber esperado dos horas por un bus y solo haber visto el sol… Problemas que pueden explicarse en el aumento de las asistencias al festival: este año, doblan las de 2019, la última vez que el festival se celebró. Mallorca Live promete mejoras para su segunda jornada.
Al margen de incidencias, Mallorca Live es uno de esos festivales a los que da gusto ir por varias razones. El recinto es el antiguo Aquapark de Calvià, por lo que asistir a Mallorca Live significa pasear por un antiguo parque de atracciones. No, el tobogán acuático no está a pie de festival, pero se ve de lejos. Eso sí, las dimensiones del recinto no pueden ser más cómodas, el parque es bonito, tiene sus parcelas con árboles y arbustos, un mural para pintar y dibujar, un área de descanso compuesta por puffs de color blanco, sombrillas gigantes para quien desee resguardarse del sol, variedad gastronómica que va de churros a comida asiática… A mí me recuerda a una versión «pocket» del Parc del Fòrum, lo cual solo puede ser bueno.
Entre los primeros conciertos de la jornada se encuentra el de unos Go Cactus que actúan demasiado sobrados de volumen. Tanto que su sonido se solapa con el del concierto que Shinova están ofreciendo en el escenario de al lado. Es un problema que se repetirá a lo largo de la jornada pero que dependerá de la ubicación de cada uno. Eso sí, Gabriel de la Rosa mantiene en todo momento la «sonrisa intacta»… y su carisma. Mientras, en el escenario de música electrónica, VIK.T pincha elegantes temas de house que hacen anhelar un Brunch in the Park mallorquín.
Andrés IglesiasQuien derrochó carisma sobre el escenario también fue Queralt Lahoz, que presentó las canciones de su disco ‘Pureza‘. La catalana interpretó temas como ‘Ya no’ o ‘De la cueva a los olivos’, también su éxito ‘Dame doblones’, y demostró que le da lo mismo sonar a Bebe que a Gata Cattana, a flamenco que a afrobeat. El momento más emotivo llegó después. Queralt salió al escenario vestida con camiseta y tejanos pero, durante el solo de teclado de su tecladista, se ausentó para cambiarse de vestuario, y regresó con un vestido plateado de brillantes. Queralt expresó que es importante para ella recordar sus orígenes humildes y se remontó a la época en que los «caciques» se lo quitaron todo a su familia. De ahí que dedicara un tema a la memoria histórica con el que se ganó los aplausos del publico.
Uno de los solapes más dolorosos de la jornada fue el de Rigoberta Bandini y Alizzz. Ella empezó un poco antes y tuvo oportunidad de probar la pasarela de C. Tangana, ya instalada, pues El Madrileño actuaba un par de horas después. «¡Qué maravilla la pasarela de Pucho, la voy a usar mucho!», rimó probablemente sin querer, y antes de desgañitarse con la parte «Mónica Naranjo» de ‘In Spain We Call It Soledad’.
En otro de los escenarios el público aguardaba la aparición de Cristian Quirante, que tardó 10 minutos en salir quizá a espera de que llegase más gente… ya que todo el mundo estaba viendo a Rigoberta. Era un poco desolador el panorama al principio, pero la gente efectivamente fue llegando, y Alizzz emergió en las tablas con sus habituales gafas de sol y cerveza en mano. «Nos han hecho coincidir con Rigoberta, que somos colegas, eso no se hace», expresó el barcelonés, que no ofreció el mismo show de siempre… básicamente porque después de preguntar a la gente si pensaba quedarse hasta el «amanecer«, tropezó y cayó de culo antes de cantar la citada canción. «Estoy bien», comunicó, y el concierto siguió sin incidencias, con la hermosa ‘Luces de emergencia’ poniendo una inmejorable banda sonora al atardecer.
El grupo revelación granadino Niños Luchando actuó en la hora rara de Mallorca Live, después de Rigoberta y Alizzz y justo antes de C. Tangana, esto es, a la hora de cenar, por lo que el público estaba muy disperso delante de su escenario. Lo que no significa que no hubiera fans en primeras filas y curiosos dispersos en varios puntos de la pista. Con todos ellos, Javier Bolívar se mostró agradecido y, a medida que llegaba más público, el cantante volvía a presentar a su grupo, con toda la humildad del mundo. Entró muy bien su mezcla de guitarras eléctricas y acústicas y sus canciones, como ‘Segunda lengua’ o ‘La tormenta’, que suenan a los primeros Radiohead recubiertos con una capa de post-punk, o algo así, son cautivadoras.
Andrés IglesiasA un lado la actuación de Niños Luchando y, al otro, el «making of» de El Madrileño. Era casi igual de entretenido presenciar un concierto que atender a la preparación del show de C. Tangana, ver cómo se iban instalando mesas, botellas, vasos, atestiguar el levantamiento de las cortinas que después volverán a precipitarse… Ver los preparativos de la fantasía cinematográfica que se avecina resulta fascinante.
Pucho ofreció otro buen show de El Madrileño, pero menos satisfactorio que los vistos en Madrid o en el Sónar básicamente porque no estaban ni La Húngara ni Antonio Carmona, pero sí Niño de Elche, Yeray Cortés y, por supuesto, Javier Dichas, quien interpreta al personaje del camarero que va y viene del escenario, y que es la verdadera estrella de la gira, sobre todo cuando suena ‘Llorando en la limo’ y el barista se vuelve completamente loco y empieza a saltar, a brincar y a bailar de manera sabrosona o como un descosido en la pasarela o en el escenario principal, a veces con una silla cogida en la mano, y siempre dándolo todo.
Sigo pensando que el arranque de ‘Sin cantar ni afinar’ con ‘Still Rapping’ decepciona por mucho que Antón lo considere algún tipo de «statement». Por suerte, en esta ocasión sí le cupieron canciones que no cantó en el Sónar como ‘Párteme la cara‘ o ‘CAMBIA!’. Sin embargo, lo mejor del concierto de El Madrileño es el calor y la intensidad que va cogiendo a medida que avanza, hasta llegar a un claro punto de apoteosis no en ‘Demasiadas mujeres’ a pesar del subidón final, no en ‘Tú me cambiaste de querer’ a pesar de su popularidad, sino en ‘Los tontos’ y en las diversas participaciones de cantantes y músicos que tienen lugar a lo largo de la canción. Otro de los momentos álgidos llega en la presentación de ‘Muriendo de envidia’, cuando los numerosos integrantes de la orquesta de vientos empiezan a desfilar la pasarela, y cuando el músico a las percusiones vive su momento de gloria.
El acto dedicado a la nostalgia españoleta de ‘Sin cantar ni afinar’, cuando se escuchan versiones de ‘Corazón partío’ o una ‘Noches de bohemia’ genialmente vocoderizada, también destaca en el show de C. Tangana, pero yo tiro una lanza a favor por su interpretación de ‘Tranquilísimo’ subido a la mesa. No vi venir este hit, pero tiene las mismas escuchas que ‘Los tontos’, y en el concierto aporta un punto de oscuridad muy agradecido, en el que Antón nos recuerda, sí, que él «sigue rapeando»…
Después de C. Tangana es turno de dejarse caer por el concierto de The Parrots, durante el cual vivo un momento surrealista cuando literalmente aparece delante de mí el barista de C. Tangana corriendo como un loco hacia el backstage. Actúa junto al grupo madrileño Ade Martín de Hinds, a la que se percibe algo desubicada pues, de hecho, parece no saberse algunas canciones. El rock garajero de The Parrots funciona, sobre todo, gracias a Diego García, un frontman de lo más carismático y entregado. Me llama la atención la posición en segundo plano que adopta Álex de Lucas, quien, de los tres (o cuatro), es el más famoso de todos, pero sus momentos de protagonismo son escasos.
Medio festival, o todo el festival entero, se plantó en el concierto de Kase.O. Se nota que el rapero sigue teniendo tirón entre los fans de Violadores del Verso, grupo del que rescató canciones, además de las de Jazz Magnetism y ‘El círculo‘. El zaragozano salió vestido de chándal y volvió a encandilar al público con sus bailecitos libres y fluidos, pelambre de pecho al aire, y con sus ágiles raps, que tocan asuntos como el arte o el amor. El artista estaba «concentrado en rapear mejor que nunca» y agradeció especialmente los aplausos del público porque no se encuentra en su mejor momento a nivel personal, en sus propias palabras. A continuación cantó aquello de «cuanto más amor dar mejor estás» y aludió a lo difícil que es salir de una relación larga porque después «no quieres estar con nadie», aunque sabes que al amor de tu vida puede esconderse en cualquier parte. Quizás, en este mismo festival…
Puede que ya no lo recuerdes, pero hubo un momento en que el Paraíso Festival dejó de ser una realidad: un año llovió (llovió mucho), y cuando parecía que se iban a asentar como cita imprescindible de Madrid, contrataron nada menos que a FKA twigs… dos meses antes de que el mundo se fuera a la mierda. En 2021 tampoco pudo celebrarse y Paraíso volvió a ser sólo una sauna de esta ciudad, aunque el festi había anunciado una asociación con el Sónar que parece haber caído definitivamente en saco roto.
Pero es 2022 y no hay nada que el público celebre más que un buen comeback: todos hemos aprendido no se puede dar nada por garantizado en esta vida. Paraíso Festival ha vuelto anunciando una versión «reducida», y tampoco es que pueda decirse exactamente que fuera tal, salvo por la falta de algún cabeza de cartel. Miles de personas han acudido fieles a esta nueva edición, en absoluto desangelada, por momentos abarrotada (16.200 asistencias sumando los 2 días), pero siempre sin colas en ninguna barra ni (casi) en el baño, salvo en hora punta. El público ha respondido en su matrimonio con Paraíso Festival, dando a entender cuánto necesitaba un evento de música electrónica finolis en Madrid, en sintonía con esa performance de La Juan Gallery con Silvia Mannequeen que se dejó ver en el recinto. En ella una serie de novixs se «casaban con el techno».
Por la tarde, predominaron los «lives», sobre todo de artistas femeninas. A Charlotte Adigéry y «su hermano» Bolis Pupul les tocó con el sol de cara en el escenario principal, coronado para todos con tremenda bola de espejos y varias pantallas con proyecciones. En estricto formato dúo -Bolis a las bases y ella en directo- repasaron un repertorio con momentos más pop y momentos más arduos en su aproximación electro, en el que destacó el hit ‘Blenda’ y sobre todo la interpretación de ‘HAHA‘. Es ese tema en el que Charlotte, que portaba un glamouroso vestido-delantal plateado a juego con el escenario, pasa en varias ocasiones de la risa al llanto. El público dio su visto bueno pese al calor a las 19 horas.
De Bélgica a Francia. Muy diferente fue el concierto en formato cuarteto de la banda de Crystal Murray. La cantante recordó las canciones de R&B que escribió con 15 años, como ‘Princess’, en varias ocasiones recordando los tiempos en que se hablaba del neo-soul de Lily Allen y Amy Winehouse, cuando Crystal era tan sólo una niña. Un set variado, quizá algo indeciso, con los ramalazos de pop-rock ahogando el lado más dance de la sobresaliente ‘Too Much to Taste’ y la adaptación de ‘Strict Machine’ de Goldfrapp.
Shygirl no ha podido actuar en el Orgullo junto a Madonna porque, como nos contaba ella misma, ya había firmado con otros eventos. En concreto con Paraíso y Glastonbury. Mientras nos preguntamos, visto lo visto, si también nos aguarda un remix suyo para la Reina del Pop, no hay persona en Madrid que no te cuente cuánto rencor encierra su corazón para Shygirl por una accidentada performance en la ciudad en la que tardó muchísimo en subirse al escenario, y muy poco en marcharse a su casa.
Shygirl actúa ya anocheciendo, se beneficia de ser la primera en contar con un público masivo, pero su set es demasiado austero y estático. Aparece sola, con un exceso de pregrabados y sin alentar a la gente lo suficiente. Lo mejor son realmente sus producciones, que pasan de los beats 90’s (‘Cleo’) a la experimentación (‘FREAK’) sin olvidar ese arranque más espiritual en el que presenta a la «Ninfa» del disco que saca en otoño. ‘Firefly’ todavía no ha sido «Canción del Día» en JENESAISPOP: una vergüenza, ciertamente.
Ante la falta de un cabeza de cartel determinado, tan pronto como a las 23 horas, Paraíso Festival parece el Sónar a las 4 de la madrugada. Por el Escenario Club desfila el B2B de Danilo Plessow y Marcellus Pitman, con una paleta de ‘Chicago’ de East Coast Love Affair a James Brown; Roman Flügel y al final Ivan Smagghe. Por el recogido Escenario Nido lo hacen David Ponziano y Javi Redondo y Álvaro Cabana…
… pero la gran revelación es el Escenario Jardín. La autora peruana Sofia Kourtesis no había logrado de día diferenciarse de la amalgama de techno, house y «retazos de acid» imperante toda la noche, por todas partes -a cierta hora habría matado por un poco de hyperpop, drum&bass, latineo, drill, trap o cualquier otra cosa-, pero las sesiones de CC: Disco -rescatando clásicos perdidos de la ídem-, Jeremy Underground -algo parecido- y HUNEE -ligeramente más orientado hacia los beats africanos- llenaron este espacio tan cuco situado en el bosque de la Universidad Complutense. La noche se cerró, pues, escuchando clásicos de The Blaze y Laurent Garnier. Hoy actúan Rusowsky con Ralphie Choo, Chico Blanco, John Talabot B2B con Pional, Baiuca, etcétera. No se lo pierdan.
Como consecuencia de la revocación de la protección constitucional al derecho al aborto en Estados Unidos, tras casi 50 años estando en vigor, Lizzo y Live Nation han comenzado una colaboración con la que han prometido donar 1 millón de dólares a organizaciones que ofrecen acceso seguro al aborto, como Planned Parenthood y la Red Nacional de Fondos para el Aborto. El dinero saldrá directamente de las ganancias del próximo tour de Lizzo, el llamado ‘Special’ tour.
Este viernes, la Corte Suprema de Estados Unidos anuló la histórica sentencia de 1973, conocida como «Roe vs. Wade», que hacía el aborto legal a nivel federal. Ahora que esta ley ha sido revocada, los estados tendrán total libertad para ilegalizar el aborto si así lo desean, forzando a las mujeres que deseen este servicio a emigrar entre estados o a someterse a este procedimiento bajo condiciones no seguras. En estos momentos, 11 estados están en proceso de establecer leyes anti-abortistas y en 5 estados el aborto ya es ilegal.
Lizzo anunció en Twitter que iba a donar 500.000 dólares a la causa y que Live Nation donaría los 500.000 restantes. La autora de ‘About Damn Time’ ha sido la última en una larga lista de artistas que se han pronunciado en contra de la derogación de la ley de 1973, entre las que se encuentran Taylor Swift, Halsey, Billie Eilish y Mariah Carey.
I’m pledging $500k from my upcoming tour to Planned Parenthood and Abortion Rights. Live Nation agreed to match— to make it 1 MILLION dollars
The most important thing is action & loud voices. @PPFA@AbortionFunds & organizations like them— will need funding to continue offering services to people who are most harmed by this ban
Tres temas de ‘Un verano sin ti’ van a dejar atrás el éxito del primer single propuesto del disco, ‘Moscow Mule’. ‘Me porto bonito’ es el nuevo tema de Bad Bunny más escuchado en el mundo, ‘Tití me preguntó’ lo es en España y ‘Ojitos lindos’ es el mejor. Es nuestra “Canción del Día” hoy y una de las mejores canciones de 2022.
Bomba Estéreo, autores del enorme ‘Amanecer’ y más recientemente del notable ‘Deja’, ya habían tenido un hit a nivel mundial con el remix de ‘To My Love’ de Tainy, pero ahora ‘Ojitos lindos’ acaba de superar sus 250 millones de streamings. Parece claro que la creación de Bomba Estéreo con Bad Bunny duplicará tal cifra, pues va por 254 millones en menos de 2 meses.
Al margen de los números, ‘Ojitos lindos’ contiene la melodía y la elegancia de esos Bomba Estéreo que se resisten a caer en la vulgaridad de las letras del reggaetón, como nos contaban el año pasado en una entrevista. Es esta una canción romántica en la que han conseguido enredar a Bad Bunny, que prácticamente a capella recita en un momento dado: “hace tiempo que no agarro a nadie de la mano / hace tiempo que no escribo “buen día, te amo”, pero tú me tienes enredao».
Mientras Bomba Estéreo se quedan el precioso estribillo, leit motiv de la canción, lo más recordable, Bad Bunny reaparece en todo su esplendor más veces de las que esperas, con ganchos marca de la casa y frases tan constructivas como “aquí no existe el pecado y equivocarse es bonito, los errores son placeres, igual que todos tus besitos”. Por no hablar de ese final en el que se entretiene entre girasoles y caracoles, o finalmente -él no lo puede evitar- bellaqueando.
Bomba Estéreo actúan el 1 de diciembre en el WiZink Center de Madrid y el 3 de diciembre en el Sant Jordi Club de Barcelona. JENESAISPOP es medio oficial de la gira española. Las entradas están disponibles en Seetickets.
Cupido logran su primer número 1 en JENESAISPOP con uno de los temas incluidos en su último disco ‘Sobredosis de amor’, que recientemente fue nuestro Álbum de la Semana. Se trata de ‘Un cabrón por suerte’. Hasta ahora, el mayor hit de Cupido entre nuestros lectores era ‘Autoestima’, que no pasó del número 21, aunque es verdad que aguantó en la parte baja de la tabla durante meses. Curiosamente, ‘No sabes mentir’, fue propuesta como candidata por la redacción en 2018, pero el público no la llevó a ningún lugar del top 40.
Nada desdeñable es la subida al número 2 de ‘Mistakes’ de Sharon Van Etten, mientras la entrada más fuerte es la de Hercules & Love Affair con ANOHNI. Joji, Ethel Cain, yeule, Confidence Man y TSHA completan esta tanda de entradas.
En 1991, Michael Jackson dejó boquiabierto a medio mundo con el videoclip de ‘Black or White’. Era la primera vez que se utilizaba la técnica del morphing en un producto audiovisual de masas.
30 años después, Kendrick Lamar utiliza en ‘The Heart Part 5’, el tema que no pertenece a su álbum ‘Mr Morale and the Big Steppers’ y samplea a Marvin Gaye, una estrategia conceptual muy similar. Aunque eso sí, usando una tecnología mucho más sofisticada (obviamente) y articulando un discurso muchísimo menos optimista que el de Jackson.
‘The Heart Part 5’ es una colaboración entre Dave Free (realizador habitual de los clips de Lamar o Jay Rock) y la empresa Deep Voodoo, perteneciente a Trey Parker y Matt Stone, los creadores de ‘South Park’. El estudio es especialista en deepfake, la manipulación de imágenes reales a través de técnicas de inteligencia artificial capaces de alcanzar un grado de realismo asombroso (y peligroso, ya que promete elevar la desinformación, las fake news, a otro nivel).
El vídeo comienza con el mensaje “Yo soy. Todos nosotros”. Una frase que adquiere todo su significado a partir del minuto 1:44, cuando el rostro del cantante se transforma, tras un simple gesto de estremecimiento, en el de un joven O. J. Simpson (en la actualidad tiene 74 años). A partir de esa impresionante y muy inquietante transformación, se suceden otras: Kanye West, Jussie Smollett, Will Smith, Kobe Bryant y Nipsey Hussle.
Todas son celebridades afroamericanas, y todas han ocupado la crónica de sucesos en los últimos años (Kobe Bryant y Nipsey Hussle de forma trágica). Además, cada aparición, cada transformación, parece tener relación con la letra de la canción. Esto es muy evidente en el caso de Hussle. El rapero, gran amigo de Lamar, murió asesinado a tiros en 2019. Y la letra de la canción, cuando aparece su rostro, habla directamente de su asesinato.
Después de experimentar con dos EPs, Natalia Lacunza presenta su debut oficial con ‘Tiene que ser para mí’, su primer disco largo, nuestro «Disco de la Semana». Ya nadie se acuerda de su paso por la Academia de OT: la artista navarra ha logrado consolidar en estos tres años una carrera muy digna que tan solo acaba de empezar.
Con muchas influencias en su cabeza que van desde el pop alternativo a la electrónica más ambiental, el sonido de Lacunza la ha llevado a ser considerada la madre del bedroom pop nacional. Tan pronto te hace un hit ochentero radiofriendly (‘Cuestión de Suerte’), como un drum’n’bass más experimental (‘Todo va a cambiar’) o un bolero (‘Tiempo atrás’). Hablamos con ella largo y tendido sobre este disco, su larga búsqueda hasta encontrar su sonido y la sensación de autocuidado que desprenden las nuevas canciones. Esta noche de viernes 24 de junio, podéis verla en Tomavistas Extra.
Cuando salió tu primer EP, ‘Otras Alas’ (2019), mucha gente te observó con lupa y decía que te parecías a Billie Eilish. Incluso me lo parecía a mí en temas como ‘tarántula’. Pero después, entre ‘ep2’ (2020) y ahora con ‘Tiene que ser para mí’, por fin digo: “Esto ya suena a Natalia”. ¿Es difícil encontrar el sonido propio de una misma y quedarse satisfecha?
Claro, es que eso es normal. Yo venía de solo hacer canciones en mi casa y nunca había trabajado con productores ni había tenido la oportunidad de hacer algo más profesional. Entonces, es lo que tú dices: sales de OT, todo el mundo te tiene el ojo puesto y tú acabas de nacer y no tienes ni idea de nada. Aunque yo sí tenía muchas referencias y una idea de por dónde quería ir. Estoy muy contenta de mis trabajos previos: ‘Otras alas’ y ‘ep2’. Pero ‘Tiene que ser para mí’ es el padre de estos dos, es la edad adulta.
Tiene todo el sentido porque en estos tres años yo también he cambiado mucho a nivel personal y he vivido muchas cosas. Básicamente ha sido hacerme mayor, tener una responsabilidad gigante en todos los sentidos y adaptarme un poco a todo esto. Han sido tres años de búsqueda constante, de tener miedo a hacer ciertas cosas y romper con eso para estar más contenta. Además, lo que dije después de hacer los dos primeros EPs fue: “Quiero dejar de trabajar con ochenta productores para un solo proyecto”. En esos trabajos sí hay cierto hilo conductor en cuanto a melodías o letras, pero en este disco dije: “Voy a formar un equipo sólido de gente con el que voy a hacerlo entero”. Al final, hacer un disco es una cosa muy seria y yo siempre he tenido claro que no es una tontería. No estaba nada preparada para hacerlo desde el principio.
Y por eso tomaste la decisión de trabajar codo con codo con Pau Riutort para producir ‘Tiene que ser para mí’.
Sí, hemos estado trabajando todo el rato con Pau, el productor, que ahora es uno de mis mejores amigos también. El hacer todo el proyecto con él ha sido mucho tiempo juntos. Yo escribo mucho desde la emoción de las cosas reales, y él ha estado ahí poco a poco conociéndome y aguantándome en mis días malos. Sobre todo, escuchándome un montón. Este disco lo hemos co-producido totalmente y estoy muy contenta con ello; no siempre te sientes 100% libre, escuchada o reflejada con los productores. Yo le explicaba todo, he trabajado mucho la comunicación y ha sido muy divertido porque he podido hacer lo que me ha dado la gana. Él sabía de todas mis referencias y hemos llevado todas mis ideas a cabo, las ha hecho brillar.
Se nota que es un disco muy compacto y orgánico. ¿Era vuestra intención?
Ha sido muy guay porque yo tenía en mente la idea de hacer un disco que fuera muy llevable al directo. Después de empezar la gira con los dos EPs anteriores, me di cuenta de que había estado componiendo pensando en la escucha con cascos, más íntima. Y no sabía cómo iba a llevar eso al directo, así que tuvimos que hacer un remake de todas las canciones para llevarlas al mood orgánico. Fue un curro.
Venía de haber hecho mucha música intimista, atmosférica y de viaje sonoro. Pero luego, yendo a conciertos y tocando yo misma, me di cuenta de que no solo quería transmitir esa profundidad; quería llevármela a otro mood y partir de un punto más orgánico, a pesar de que tenga cosas programadas. Quería que esta vez la gente moviera la cabeza y saltara. Pau venía mucho del directo y ha tocado un montón, así que me ha ayudado en eso para esta gira. De hecho a veces toca también en la banda. Al final, el proyecto también es suyo.
«Había sacado tantas colaboraciones el año anterior que tenía ganas de pegar un puñetazo en la mesa»
Viniendo de colaborar con gente que le está yendo bastante bien a nivel mediático o streams como Leiva, Guitarrica, Cariño, Aitana, los franceses Videoclub… has preferido hacer un disco largo casi todo sola. ¿Intencionado o salió así?
Todas las colaboraciones las hago de manera intuitiva. La más mainstream que he hecho ha sido con Aitana, que me vino una propuesta desde fuera. Dije que sí porque me pareció muy guay que diera ese giro con ‘11 Razones’ y al final es una artista con la que comparto A&R y me hizo ilusión que me dijera de colaborar con ella. Lo mismo con Leiva, me preguntaron ellos. Pero las que yo decido voluntariamente en mis proyectos las hago porque hay conexión genuina y porque tenemos mucho en común. También me baso mucho en la amistad, sinceramente.
Con este disco mandé bastantes propuestas pero eran todo artistas de fuera. Creo que ‘Tiene que ser para mí’ tiene un punto bastante europeo. Pero al final no surgió ninguna y dije: “Mira, mejor”. Había sacado tantas colaboraciones el año anterior que tenía ganas de pegar un puñetazo en la mesa y decir: “Este es mi repertorio, estas son mis canciones y no necesito que nadie se suba en ellas porque están genial”.
Tal es la rareza en el plano de las colaboraciones que, en el último tema titulado ‘Cartas de Amor’, cantas junto a RUPTURA, el proyecto de una amiga tuya que justo está despegando. Tuve que hacer un buen research para saber sobre ella…
Normal, porque no tiene nada más aún (risas). Es su primera canción, está empezando. De hecho, ella fue la que tuvo la idea de esta versión de Los Moles, la tenía guardada. Ella tenía una demo con la que yo estaba obsesionada. No la quería sacar porque estaba insegura, pero llegó un día, después de muchos meses, que le dije: “Tía, me gusta tanto que te diría de sacarla en mi disco en plan colaboración”. Lo dije un poco de coña porque no quería acaparar su canción, pero al final ha quedado súper bonito y es una de mis favoritas del disco. Somos muy amigas, surgió súper natural.
«El mood ochentas está súper trillado. Todos los artistas de pop latino lo hacen»
En cuanto a la otra colaboración, con Karma C interpretas quizá la canción que más se sale del sonido habitual de este disco: “Todo va a cambiar”, un drum&bass peculiar. ¿Tuvo otro proceso de composición distinto?
Creo que es porque no tiene ninguna intención pop. Algo puede tener porque la base al principio era mucho más ochentera. Entonces yo puse encima la melodía y la letra, pero me rayé un montón porque no me quería repetir: ya tenía ‘Cuestión de suerte’, que es muy evidentemente ochentera. Me parecía un poco redundante y además ya no me interesa tanto porque el mood ochentas está súper trillado. Todos los artistas de pop latino lo hacen. Estaba un poco aburrida con eso. Así que estuvimos dándole muchas vueltas.
He estado escuchando muchísimo drum&bass últimamente y me flipan los artistas que lo incluyen pero que no es evidente. Tenía la espinita del drum&bass, y un día, en Mallorca, estábamos Pau, Tere de Ganges y yo buscando loops por probar y dijimos: “¡Dios! Ya está”. Es la más hyperpop. Me gusta porque le da un punto más arriesgado al disco y le da un final bastante apoteósico.
Esa canción me ha llevado a tu etapa más anterior, cuando colaborabas con artistas más experimentales como mori o Bronquio. ¿Cuáles son tus influencias más underground de ese rollo ahora mismo?
Mis artistas favoritos de España son los del sello Rusia IDK: mori, rusowsky, Ralphie Choo, DRUMMIE… Tienen una propuesta súper interesante. De hecho, vamos a currar juntos y me apetece un montón. Es divertido y arriesgado. Están haciéndose su hueco, siento que las propuestas alternativas están haciendo todo con fuerza. Ya llevan haciéndolo desde hace unos años pero ahora se está llevando a la realidad. El concierto de rusowsky en la Shoko estaba petado, todo el mundo bailando muchísimo. Fue como: “Aquí está pasando algo”.
Sí, yo también noto que antes era la ola del trap o lo urbano, y ahora hay una nueva en torno a todo eso. ¿Cómo la llamarías?
Ya. Yo creo que todavía no tiene una definición, tiene que pasar un poco más de tiempo. Es toda esta influencia que viene del garage, la evolución de la electrónica… Creo que hemos pasado a que nos guste algo más sugerente, en vez de un trap evidente. Queda mucho por explorar todavía en ese sentido, sobre todo en España. Por eso me parece muy interesante que esté pasando esto. Creo que empezó en 2019 o algo así, pero un montón de artistas alternativos sin sello ni nada fueron creciendo en streamings y gracias a las redes sociales. Es súper guay.
Antes solo podías crecer en la música gracias a las playlists de Spoti o la radio, y ahora hay más cabida para mucha más gente. Que eso también lo hace más complicado al mismo tiempo, pero bueno. Producirte a ti sigue siendo caro, pero puedes hacer cosas humildes. Y aunque sea humilde, puedes plasmar tu idea aunque no sea 100% el sonido que necesitas o el master y la mezcla súper pro. Da igual. mori, por ejemplo, empezó así; o Guitarricadelafuente, se grababa a sí mismo. Tenía canciones súper virales y era un master pochísimo, ¿sabes? Te das cuenta de que da un poco igual, a la gente le llega. Da igual que la mezcla sea la polla y te haya costado cinco mil pavos o que no te hayas gastado nada.
«Mis artistas favoritos de España son los del sello Rusia IDK: mori, rusowsky, Ralphie Choo, DRUMMIE…»
Pero volviendo a tu disco, ¿qué influencias sonoras has tenido en mente para ‘TQSPM’?
He escuchado mucho de este tipo de pop alternativo en plan ambiental que juega con ritmillos de trap. Joji es como una referencia que tengo desde hace mil años y que me ha seguido influyendo a día de hoy. BENEE también me petó la cabeza cuando la conocí. De repente ha pegado un boom, me ha inspirado muchísimo. Ella también hace estas mezclas de dreampop, metiéndole de todo, y es una genia mezclando conceptos y melodías. The Neighbourhood también, PinkPantheress…
Qué pena que cancelara en el Primavera a última hora…
¡Ya! Qué rabia. Estaba ahí casi solamente por ella (risas). También me dio rabia que cancelaran Holly Humberstone, Clairo… A mí porque me invitaron, pero no hubiera pagado dinero por ir. Aunque me lo pasé muy bien igualmente. Vi a Fred Again, que es uno de mis artistas favoritos también. Ahí tienes otra influencia en el disco (risas).
Hay que hablar también de la aportación de Silvana Estrada en el bolero ‘Tiempo atrás’. ¿Qué tal componer con ella en México?
Fue súper, súper bien. Ella es una tía increíble, conectamos un montón muy rápido. Estuvimos toda una tarde hablando de nuestras mierdas (risas), contándonos nuestras penas. Componiendo también fue súper rápido. Fue un gusto. De hecho, iba a ser una colaboración al principio, pero ella estaba muy liada por la gira y no le dio tiempo a grabar las voces definitivas. Yo tengo en mi móvil una demo con la voz de Silvana.
«Quise hacer el disco divertido y ameno, a pesar de que el contenido pueda ser intenso»
En cuanto a las letras, me gusta ponerme especialmente este disco porque me da paz escucharlo. Es como ponerse música de autocuidado o sentir un pequeño abrazo. Y puedes disfrutarlo estando en dos moods: o de subidón o de bajón. Cosa que no es fácil.
Sí, literal. Pero porque está jugando todo el rato con esa ambigüedad. Una canción puede estar contando algo que te pone muy triste o muy contento, y, aparte de eso, la música lo hace muy entretenido. Así yo tampoco renuncio a mi intensidad como artista (risas). Dije: “Quiero compensar esto con la instrumentación, con los BPMs de la canción, con el tipo de producción”…. Hacerlo divertido y ameno, a pesar de que el contenido pueda ser intenso.
Me da la sensación de que ahora hay muchas canciones dedicadas al empoderamiento extremo, que está genial, pero no todos somos Beyoncé 24/7. Aquí veo fuerza desde la honestidad y la vulnerabilidad.
¡Exacto, yo también lo pienso! Es que ‘MOTOMAMI’ es un sueño. Lo he hablado un montón de veces. Creo que, para llegar a ese estado de gracia, tienes que no ser humano. Hay un mood en la música mainstream en España que, en vez de abrazar la vulnerabilidad, es todo lo contrario: ser el más chulo, la más chula, no hay nada por encima de mí… Y, en realidad, eso es falso: nadie somos así. Es una expectativa falsa sobre la vida. Para ser la puta ama también hay que saber abrazar las cosas malas y curar heridas. A mí la música me ha servido siempre para sentirme acompañada y comprendida, para sanar X cosas… Entonces creo que yo estoy intentando hacer lo mismo con mi música, inconscientemente. Hacer canciones-tirita.
De hecho, ‘No me querías tanto’ apunta a ser el hit escondido del disco. ¿Por qué crees que está conectando tanto con la gente?
‘No me querías tanto’ está hecha desde el sentimiento colectivo. Precisamente, el estribillo dice: “Como tú, hay tantos, tantos, tantos”. Después de tres años viviendo en Madrid y conociendo la realidad de la industria, y todo lo que pasa por dentro, que nadie sabe… Es una canción que obviamente he escrito desde mi experiencia, pero a la vez pensando en esa sensación global. Es una cosa que pasa todo el rato. Si puedo ayudar a alguien a darse cuenta de que está metida en una mierda que no se la merece, pues genial. Ni siquiera lo he hecho egoístamente ni nada, sino desde el pensamiento de: “Si yo hubiera escuchado esta canción hace dos años, igual me habría planteado cosas”.
De hecho, la canción puede hablar no solo a nivel sentimental sino también laboral, por ejemplo.
Claro. Sobre cualquier abuso de poder. Al final, siempre se blanquean todos los comportamientos de este tipo. En todas las empresas hay esta gente y nunca nadie dice nada porque da miedo. Creo que está guay que la haya escrito porque es una realidad que nadie puede negar. No estoy diciendo nada explícito, habla de una dinámica.
«Cuando tú te sales de tu círculo de diez personas de confianza, te das cuenta de que la homofobia existe en cada familia, en cada espacio de trabajo, en la calle y en todo»
Estamos en pleno mes del Orgullo y hace justo un año del asesinato de Samuel, un hecho que está claro que no es aislado y que desafortunadamente es la punta del iceberg de mil agresiones que sufrimos desde el colectivo a diario. Mientras tanto, ves cómo las empresas ponen su bandera en el escaparate y después la quitan. ¿Qué opinas de todo este sinsentido cruel y absurdo?
Para empezar, creo que necesitamos una renovación generacional de la hostia. Porque cuando tú te sales de tu círculo de diez personas de confianza, te das cuenta de que la homofobia existe en cada familia, en cada espacio de trabajo, en la calle y en todo. Y eso es algo que es así. Yo tampoco estoy de acuerdo con el hecho de que ahora las empresas digan: “¡Mes del Orgullo!”. Es como, vale, pero lo que realmente deberías hacer es mirar si en tu plantilla hay algún homófobo que está tratando mal a alguien. Está bien visibilizar y está bien que esté todo lleno de gays por todos lados, pero no hay que perder el foco. No es una cosa de decoración, es una lucha constante y algo serio. No creo que se debiera comercializar tanto la causa. Y si la quieres comercializar, asegúrate de que tu empresa representa 100% los valores de lo que estás defendiendo.
Tienes una agenda llena de festivales para el verano. ¿Qué podemos esperar de este nuevo directo? ¿Seguirás con tu banda?
Voy a seguir con mi banda porque ahora mismo son lo mejor que tengo en mi vida. Somos unas amigas que flipas, somos como familia. Tocamos súper a gusto juntas y tenemos ya un montón de dinámica entre nosotras, es nuestro tercer año tocando juntas. Nos lo pasamos genial. Al final, lo más importante es estar rodeada de gente que aprecies y con la que estés a gusto. No me plantearía cambiar la banda porque estamos genial y mientras ellas puedan seguir tocando conmigo por disponibilidad… El día que se tenga que cambiar no pasará nada pero me dará mucha pena.
Tengo muchas ganas de los conciertos. Se agradece cambiar de repertorio, es muy agradecido el directo. Mucho más dinámico, yo me lo paso genial. Solamente he cantado las canciones nuevas en tres conciertos y ha sido como un soplo de aire fresco. Además, veo a la gente en los conciertos y veo que les gusta, ¿sabes? Y luego te vienen, incluso padres y madres, gente mucho más mayor que yo, que te dicen: “¡Me encanta!”. Recibo mensajes de madres diciéndome: “¿Cómo puede ser que estés escribiendo sobre algo que yo estoy sintiendo si tengo muchos más años que tú?”. Es súper fuerte.
«Tengo la música de club muy dentro en la cabeza, la electrónica pero sensible y emocional tipo Fred Again o The Blaze»
Y ahora que ya has dado a luz a tu hijo, ¿qué es lo próximo que te gustaría alcanzar en tu carrera? Dicen que el segundo álbum es incluso más difícil que el primero…
¿Sabes qué pasa? Que ahora tengo tantos frentes abiertos… Creo que el siguiente álbum va a ser un poco el mismo concepto a nivel pluralidad de géneros. Nunca me voy a poder ceñir a una sola cosa. Ahora tengo la música de club muy dentro en la cabeza, la electrónica pero sensible y emocional tipo Fred Again o The Blaze. Mira, se me ponen los pelos de punta (risas). Es música que a mí me ha encantado siempre, siempre he tenido muchas ganas de explorar y tengo ahí la espinita súper clavada. No sé si hacer un EP de ese tipo de música. Porque, por otro lado, también tengo una idea de hacer algo bastante más clásico en plan bossanovero o antiguo. Tengo muchas referencias de música francesa. Me apetece hacer mucho un disco de Navidad, también (risas). En plan Frank Sinatra, de los años 50.
Te quieres marcar un Lady Gaga, vamos.
¡Literal! Ella hace country, hace popazo, hace electrónica, hace jazz… Tiene mil caras. Esa tía es un referente desde que soy enana, precisamente por eso. Creo que yo tampoco me ciño a una sola cosa porque me parece que un artista que es capaz de renovarse y de cambiar a lo largo del tiempo es más interesante. Cuando vas pudiendo adoptar diferentes pieles y aun así todo el mundo te reconoce por lo que eres es muy guay. Así no vas a parar nunca de sorprender y te hace súper digno como artista. Está muy bien hacer siempre lo mismo pero a mí, poder ir cambiando de forma, me atrae mucho más.
Seguimos sin saber nada sobre la reubicación de la residencia de Adele en Las Vegas, ni tampoco sobre nuevo single alguno de ’30’.
Pero al menos Adele ha dado señales de vida para darnos buenas noticias sobre los dos conciertos que aguardan en Hyde Park, Londres, la semana que viene. Adele ha anunciado una serie de artistas invitadas que van desde sus favoritas de siempre como Gabrielle a artistas recientes como Kacey Musgraves.
El cartel, compuesto solo por mujeres, se completa con talentos tan interesantes como Self Esteem, Nilüfer Yanya, Mahalia, Chrissi, Bonnie Kemplay, Ruti, Tamzene y Tiana Major9. Se desconoce si cada cual hará su set, con lo cual el público se enfrentará a 10 conciertos, algunas solo actuarán solo un día o algunas realizarán tan sólo un dúo con la cantante durante su set.
Entre las novedades de este viernes que os presentamos en «Ready for the Weekend», destaca ‘Carolina’, lo nuevo de Taylor Swift. Se trata de su aportación a la banda sonora de ‘Where The Crawdads Sing’, la película inspirada en la novela del mismo nombre, en España conocida como ‘La chica salvaje’.
‘Carolina’ es abiertamente un descarte de ‘folklore‘, como muestra incluso la holgazana portada del single (¿no había retales de otra cosa?). Sin embargo, lo parece más por el tono de la canción que por su calidad; de hecho, es nuestra «Canción del Día» hoy.
Estamos ante una de las composiciones más sombrías de Taylor Swift, pues muestra una gravedad que asociamos más a cantautoras como Marianne Faithfull. Y más a la Marianne Faithfull de los últimos años, que hemos escuchado en álbumes como ‘Before the Poison’ que a la de su clásico ‘Broken English’.
Novela y película tratan la historia de una niña de 6 años abandonada que ha de sobrevivir por su cuenta y ‘Carolina’ -que se refiere a North Carolina- aprovecha esa leyenda para plantear con gran extrañeza «perdida nací, sola llegué y sola siempre estaré». Después, refiriéndose al estado, indica: «Carolina sabe por qué durante años he vagado / libre como los pájaros, ligera como un susurro / Carolina lo sabe».
Aunque los seguidores de Taylor comparan este tema con ‘Safe & Sound’ de ‘Los juegos del hambre’, lo cierto es que ni en aquella había sonado tan intrigante. ‘Carolina’ es una de esas bandas sonoras capaces de llevarte a las salas de cine a ver una película, de tanto que llaman la atención sobre el argumento; y seguramente una de las que crecen también al salir de ellas.
Taylor Swift describe la composición así, como nos comunica Universal España: «Hace aproximadamente un año y medio escribí una canción sobre una historia increíble, la historia de una chica que siempre vivió fuera, mirando hacia dentro. En sentido figurado y literal. La yuxtaposición de su soledad e independencia. Su anhelo y su quietud. Su curiosidad y su miedo, todo enredado. Su persistente dulzura… y la traición del mundo hacia ella. Lo escribí sola en medio de la noche y luego Aaron Dessner y yo trabajamos meticulosamente en un sonido que sentimos que sería auténtico para el momento en que esta historia tiene lugar. Pedí el deseo de que algún día lo escucharan 🥺».
Añade: «‘Where The Crawdads Sing’ es un libro en el que me perdí por completo cuando lo leí hace años. En cuanto me enteré de que se estaba preparando una película protagonizada por la increíble @daisyedgarjones y producida por @reesewitherspoon, supe que quería formar parte de ella desde el punto de vista musical. Escribí la canción en solitario y le pedí a mi amigo Aaron Dessner que la produjera. Quería crear algo inquietante y etéreo que estuviera a la altura de esta hipnótica historia».
Ionna Lee ha acudido esta semana a Twitter para notificar que revistas musicales como Rolling Stone o Loud and Quiet ya no cubren su trabajo. No les culpo: cada semana salen tantos discos nuevos que es imposible abarcarlos todos. Tampoco la culpo a ella: iamamiwhoami -su proyecto audiovisual junto a Claes Björklund- ha sido uno de los grupos de synth-pop nórdico más queridos de la última década. Hoy, ya solo sus fans parecen acordarse de él.
Pero Lee tampoco lo ha puesto fácil: el primer single de ‘Be Here Soon’, el primer álbum de iamamiwhoami en ocho años, era ‘don’t wait for me’, una balada bonita, pero no histórica, más bien modesta, que no saca demasiado provecho de su (posible) inspiración en ‘The World Spins’ de Julee Cruise. No deja demasiada huella, y lo mismo se puede decir de todo el álbum.
‘Be Here Soon’ representa el regreso de iamamiwhoami en un contexto vital muy diferente al de antaño. Él ha sido padre, ella esperaba un bebé cuando el dúo se reunió, y las canciones de ‘Be Here Soon’ hablan de los cambios psicológicos y físicos a los que se ha enfrentado Lee durante la composición del álbum. Cambios que también se reflejan musicalmente en un trabajo que ya no se centra en el sonido de los sintetizadores. Aquí no hay ni remotamente nada parecido a ‘play’ o ‘Fountain’. Más bien, ‘Be Here Soon’ rebaja intensidad y apuesta por un estilo próximo al soft-rock por el que asoman pinceladas de jazz, folk o ambient. Suena tan orgánico que a duras penas parece del mismo grupo.
El «cambio» es patente no solo en un tema que directamente se titula ‘Changes’ y que es el mejor single de todos, con sus referencias a «avanzar cada vez más lejos» y a «permanecer unidos con los nuestros como miel en la piel desnuda». Otro de los temas lleva el nombre de ‘canyon’, contiene coros bucólicos que remiten a Fleetwood Mac y cuenta con la colaboración del cantautor Lars Winnerbäck. De la parte instrumental de ‘Be Here Soon’ emergen paisajes tan bellos como los de ‘flying or falling’, que aúna guitarras acústicas, coros celestiales y percusiones tipo tabla; o ‘zeven’, en el que la música precisamente parece avanzar libre.
‘Bere Here Soon’ es un álbum de folk-pop que presenta instrumentales muy cuidados y bonitos. Lamentablemente, las canciones no resultan tan cautivadoras. Y no solo porque ‘thunder lightning’, escuchada hoy, solo pueda recordar a… ‘Solar Power’. Ionna Lee sigue siendo una vocalista con mucho enigma pero, salvo unas pocas excepciones, como ‘changes’, las melodías de ‘Be Here Soon’ no están especialmente inspiradas. Canciones como ‘i tenacious’ o la pianística ‘a thousand years’ se hacen especialmente pesadas. Es una pena porque el cambio a un sonido más orgánico sienta bien a iamamiwhoami, pero ‘Be Here Soon’ no ese gran disco de «comeback» que podría haber sido.
«Ay, la nostalgia. Otra vez la nostalgia», decía ‘Mixtape‘, aquella improbable canción de Delafé con La Bien Querida. En el primer concierto del ciclo Tomavistas Extra, que ofrecerá un programa doble cada noche en Madrid de aquí y hasta el 1 de julio, Delafé y Las Flores Azules celebraban -sin «Facto»- el 20º aniversario de su formación, con Delaporte como algo más que «teloneros».
Lo de «Las Flores Azules», sobre todo, era un llamamiento a la nostalgia pura y dura, aprovechando la circunstancia de que las canciones de la banda ya eran nostálgicas desde antes incluso de salir al mercado. Cosas como ‘Mar el poder del mar’ -con su fraseo «Siento lo mismo por ti»- y ‘Enero en la playa’ -con su referencia a la costa catalana y al Tour de Francia- funcionaron en su momento por su carácter contemplativo. Por lo bien que nos venían para mirar el paisaje tras la ventanilla de un viaje decisivo. Ahora las llamaríamos intensas con cierto tono condescendiente, pero lo cierto es que se viralizaron en los 2000 a modo de sleeper y conservan su encanto también hoy revisitadas, quizá porque una nueva generación ha alertado de la necesidad de exteriorizar emociones y sentimientos, por cursis que suenen.
Delafé y las Flores Azules las presentan con un grupo de 7 personas, a destacar 3 músicos a los metales («Las Trompetas de la Muerte»), con un sonido perfecto y la entrega del público incluso a composiciones que parecían olvidadas como ‘1984’ o ‘Lo más bonito del mundo’, de diferentes etapas y formaciones de la banda.
Los bailes tipo moonwalk de Oscar D’aniello y su entrega constante siguen ahí, toda la banda se conserva de muy buen ver, manteniendo la energía de antaño y transmitiéndosela por tanto al público. A ello se suma la reincorporación de Helena Miquel, aportando todo su encanto con brilli-brilli y tutú al que era el primer concierto de Delafé en Madrid en 7 años. Su voz es aguda y aparentemente débil, pero suena alta y clara, clave en muchos puntos del show, como se ve en los primeros minutos en ‘Como loco’ y ‘La Juani’.
Una voz que estuvo a punto de jugarle una mala pasada, pues al final de ‘Intento’ tuvo a bien ahogarse en un ataque de tos, que la banda decidió no ocultar sino narrar en un agónico «minuto a minuto» que el público animó con generosidad. «¿Cómo te encuentras, de 0 a 10?», le preguntó Óscar a micro abierto. «Un 5», respondió Helena honestamente hacia mitad del concierto.
Al final, Helena remontó sobre todo después del obligado corte para los bises. Volvieron a interpretar ‘Intento’ para desquitarse, aunque el daño ya estaba hecho: Delafé y Las Flores Azules habían ofrecido un concierto precioso y tierno, que recordó que la banda nunca enfrentó términos como buenrollista, reconfortante, bonito o ñoño. Y es que hay tantos momentos tan infantiles en el repertorio de Delafé, como ‘La primavera’, como producciones que suenan ahora mejor en su adaptación al directo que en su momento en estudio. Algo que seguro que tiene algo que ver con el hecho de que ‘AQUÍ AHORA‘, su nueva canción de este año, pueda situarse ya entre lo mejor de su setlist. 8,5.
Delaporte inauguraron el ciclo Tomavistas Extra junto a Delafé y las Flores Azules, como teloneros o parte del programa doble que se extenderá hasta finales de la semana que viene con nombres como Los Planetas con El Último Vecino (1 de julio) o Él mató a un policía motorizado con Cala Vento (30 de junio).
Sea como sea, lo de Delaporte tuvo entidad propia: este no fue el clásico teloneo al que nadie atiende. En sus primeros momentos pareció una sesión de DJ en la que el grupo iba a pinchar éxitos propios y ajenos a modo de calentamiento para la reunión de Delafé, pero no fue eso exactamente.
Sandra y Sergio aparecieron sobre el escenario pinchando un liviano popurrí de temas propios durante un par de minutos hasta que ella agarró el micro para interpretar unas líneas de ‘Toro’ de El Columpio Asesino, canción que han versionado recientemente. Con ella y una serie de beats salvajes, bastante más duros de lo que ofrecen en el estudio, el público se vino arriba tan pronto como a las ocho de la tarde y pese a que Sandra comentó que era una pena que no se vieran las luces que tenían preparadas porque todavía era de día.
Cuando precisamente pensabas que ibas a presenciar una sesión de DJ con algún fraseado por encima, un batería y una corista frente a un teclado se sumaron para interpretar algunas canciones de Delaporte en modo «live» propiamente dicho. Prescindiendo de voces pregrabadas o sampleándose en vivo, Sandra dio empaque con su preciosa voz a temazos como ‘Clap Clap’, ‘Droga Dura’, ‘Ni un beso’ o ‘Un jardín’, sin por ello dejar de intercalarlas con clásicos populares.
Por allí sonaron ‘La gasolina’, mezclada con su versión de ‘Cariñito’, de lo más coreado de la noche; y también The Prodigy, destacando especialmente el mash-up entre ‘Sorry’ y ‘Hung Up’ de Madonna con la excelente ‘Narciso’ de su propio repertorio. Un fiestón aupado por la versión bakala de ‘El volcán’ o la furia contenida en ‘Bang Bang’ que esperamos ver de madrugada en todo festival de este verano, la hora a la que pertenece. Hay un macarreo muy Madrid en este live/sesión que igual aparta a Delaporte de escenarios finos tipo Sónar («¡sois la pollaaaa!», «¡quedan 3 canciones y nos vamos!», «¡quedan 2 canciones y nos vamos!»), pero en el 99% de eventos restantes son más que necesarios. 8,5.
Hoy 24 de junio salen los nuevos discos de Soccer Mommy, MUNA, Damien Jurado, Zola Jesus, Regina Spektor, GiveOn, Lupe Fiasco, pablopablo, Weezer (un EP), Madonna (remezclas)… e incluimos muestras de todos ellos en Ready for the Weekend, nuestra playlist de novedades semanales, que cuenta con 5.700 suscritos.
Una playlist encabezada por singles tan destacados como lo nuevo de Beyoncé, ‘BREAK MY SOUL’, ya un éxito; lo nuevo de Taylor Swift para una banda sonora y lo nuevo de Christine and the Queens.
Estos últimos días han presentado nuevos singles Gorillaz, Mura Masa, Paolo Nutini, The Mars Volta y Alex G, y a todos ellos se han sumado esta medianoche Meghan Trainor, Self Esteem, The Kooks, Willow, Ms Nina, Eminem, Imagine Dragons y un larguísimo y cada vez más inabarcable etcétera. Entre las curiosidades del día, Avril Lavigne ha versionado ‘Hello’ de Adele.
En España hay temas de Sen Senra, Valverdina, ODDLIQUOR, lusillón con Ganges, dani, Menta, Lori Meyers, K!ngdom, Hnos Munoz y Las Dianas, con su versión de ’No controles’ lanzada con motivo del Orgullo. Por su parte, Eterna Juventut han versionado ‘Mejor’ de Los Brincos. Ralphie Choo, rusowsky, PEDRAXE, mori y Clutchill se unen en ‘VALENTINO’.
Son solo algunas de las 100 novedades que os seleccionamos hoy y que puedes oír en Spotify.
Madonna publica hoy la versión “reductive” de su recopilatorio ‘Finally Enough Love’, que se completa con un triple CD y séxtuple vinilo con 50 números 1 en las listas dance en agosto, en torno a su cumpleaños.
Para terminar de desconcertar al mundo con su máxima “nunca haré lo que la sociedad espera que haga”, Madonna ha actuado esta noche en el Orgullo neoyorquino para presentar unos remixes que NO vienen en este disco.
Se trata de los remixes de viejos éxitos que se rumoreaba que estaba grabando con gente tipo Katy Perry, quizá cara a sus reediciones en Warner. Madonna ha presentado en este evento ‘Hung Up’ en una nueva versión con Tokischa (esto era, pues lo que tramaban), al tiempo que se ha morreado con ella un largo rato -nada que ver con el piquito a Britney y Aguilera-, porque «las amigas que se besan son la mejor compañía».
También se ha presentado una nueva versión de ‘Material Girl’ con Saucy Santana tras la viralización de la original en TikTok. En este caso se trata de una producción totalmente diferente a la original, con un par de elementos de aquella, adaptados en plan hyperpop. Se desconoce cuándo tales canciones aparecerán en las plataformas de streaming, si de manera inminente, dentro de meses o nunca.
Según Setlist.fm, han sonado también ‘Music’, ‘Holiday’, ‘Ray of Light’, ‘Frozen (Remix)’ y ‘Vogue’, aunque más a modo de performance de los bailarines. En esta última ha aparecido el icónico Jose Xtravaganza del vídeo de ‘Vogue’ original. Madonna se ha unido al final para ‘Celebration’ en un evento que según los primeros vídeos parece tan marcado por el playback como por el hedonismo propio de un Orgullo.
María del Monte ha ofrecido un pregón en el Orgullo Gay de Sevilla, que muchos medios están interpretando como su salida del armario, pues allí se ha identificado como «una más de los congregados». Décadas después de aquellas icónicas fotos en que se la vio paseando de la mano con Isabel Pantoja («nada tienen de especial…»), María del Monte ha dado la sorpresa a los 60 años, revelando que lleva 23 de ellos con pareja.
En un momento del discurso, ha indicado: «Por mí me da igual, lo que no quiero es que la gente a la que quiero sufra. Quiero que sepáis antes de bajarme de aquí que soy una persona más de todos los que estamos aquí y… de todos los que forman parte del mundo y que por supuesto, mi pareja esta tarde, esta noche está aquí. Hoy empecé hablando de libertad y voy a respetar su libertad. Sé que está aquí, si quiere subir que suba y si no, que no».
La cantante ha explicado, como recoge la Cadena SER, que si no ha dado antes este paso es para «proteger a su familia»: «¿Qué pensáis, que soy un robot, como he dicho en alguna ocasión, que yo no he formado mi familia? Por supuesto que tengo al amor de mi vida, he tenido la suerte de dar con el amor de mi vida. Tengo familia y llevo 23 años protegiéndola. He empezado hablando de libertad y voy a respetar su libertad».
Shygirl ha sido uno de los nombres destacados de la electrónica internacional, en un espacio inclasificable entre el R&B, el hip hop, el electro, el hyperpop, etcétera. Reluciente en canciones de su EP ‘Alias’ de 2020 como ‘Freak’ o ‘Tasty’, la artista publica un debut llamado ‘Nymph’ presentado por multitud de singles. Está ‘Firefly’ y está ‘Come for Me‘ que ha sido su colaboración con Arca, no tan identificativa de una amalgama de producciones diversas, justo con la variedad y la impredictibilidad como verdadero nexo común.
Me reúno con Shygirl dos meses antes de salir el disco en un hotel cerca de Atocha en Madrid, en una sala de calor sofocante en la que ella, como británica, dice estar encantada. La artista está de un humor excelente, es una locomotora a todo trapo en el sentido de que no para de hablar, hasta el punto de que en un momento tengo que hacer una broma sobre su hiperactividad. Su verborrea imparable denota un torrente de ideas muy perceptible en los giros de su música («me aburro, si no»), pero también lo que se come la cabeza a cada paso que da, y lo determinada que es en cuanto a las ideas que quiere ejecutar.
Lo que más me gusta de Shygirl es que cualquier cosa puede pasar al escuchar tu música. ¿Es el disco así?
Este álbum es una presentación de Shygirl, es inesperado, no es un disco tan ansioso. Tengo esa seguridad, me gusta todo lo que he hecho hasta ahora, pero hay cosas que necesitaban su espacio. Me gusta mezclar cosas, me gustan las canciones más bailables, pero a veces necesitas parar el ritmo para echar eso de menos, y hay cosas más melódicas. Quiero ser capaz de que la gente se ponga mi discografía y nunca quiten la música: que hagan el viaje conmigo. Hay vibraciones de música de club, me encanta que ahora mismo hay muchas artistas femeninas en ese rollo.
¿El disco es fiel a un solo estilo?
Cada canción tiene su propia vibración, y existe por su propia cuenta, pero luego se complementan. Son canciones sobre mi presente. Mi tono de voz ha cambiado a lo largo del proceso de grabación, pero mantienes la sensación de seguir conmigo, de estar conociendo mi perspectiva, cómo me introduzco en diferentes tipos de sonido. Trabajar con gente tan buena ha ayudado. Sega (Bodega) ha producido conmigo, y hemos dado muchas vueltas al tracklist. Me decía cosas como: «libérate de esta canción, ¿la necesitas?». Me ha ayudado a ser más sólida con mis decisiones. La calidad de control es buena, y eso es lo que hace al disco tan sólido. Cuando haces una canción, te encanta y eres indulgente contigo misma. A veces necesitas que alguien te diga que esa magia no va a durar para siempre. En la mezcla te preguntas «¿esto es bueno? ¿esto es bueno?». Soy muy perfeccionista, pero tener un buen álbum no es que todo sea perfecto en él, es más importante tener algo que decir, estar pensando en la perfección no es siempre lo mejor.
¿Tienes confianza en ti misma?
Tengo confianza en la autoría de canciones, pero la presión de la gente está ahí, lo cual es bueno porque me hace buscar en mi interior qué es lo que quiero. Me da energía para buscarlo, quiero estar segura de lo que hago para poder estar orgullosa delante de la gente. La autoría de canciones es lo más importante, en cuanto a lo que quiero decir. A veces me dicen: «¿de qué mensaje hablas? ¡esta canción se llama ‘Nike’!» (risas) Pero incluso ahí quiero decir algo, o ser divertida. Es como un diario. Quiero estar orgullosa, incluso cuando estoy haciendo una canción súper accesible, quiero tener algo inteligente que decir. La música es sobre una experiencia, tiene que tener un gusto, es una forma de arte, así que tiene que tener una calidad técnica. Ya hice ‘Alias’ y al volver a trabajar en el estudio intentas no cometer los mismos errores, voy a decir lo que quiero porque sé lo que quiero. Por eso la mezcla ha sido un proceso tan largo.
Hablando de ser accesible, ¿crees que ‘Firefly’ lo es?
Creo que sí. Depende del contexto. Si no sabías que soy una artista queer, si simplemente estás escuchando la radio, te parecerá una cosa. Y si la comparas con ‘Slime’ del disco anterior, esto no es demasiado loco. ‘Firefly’ viene de un lugar experimental, estoy cogiendo cosas de ciertos sitios, pero aun así suena familiar. Hay una familiaridad en ciertos aspectos, pero es diferente. Intento no ser pretenciosa. Me encantan las listas de éxitos pero cuando hago música, intento hacer algo que no sea demasiado fácil.
¿Qué tipo de música pop escuchas?
Me encanta Mabel, la oigo todo el rato. Nos hemos conocido hace poco, es encantadora. Me encanta la música. No soy pretenciosa, cuando algo me hace sentir algo me gusta y ya está. Lo que odio de la música experimental es el esnobismo. Hay fans que han estado conmigo desde el principio y hay cierto tipo de comentarios sobre cosas que echan de menos de ‘Alias’ o ‘Cruel Practice’. Hay cosas melódicas de cuando empecé con ‘Cruel Practice’ que aún están ahí. Hay cosas que dejé abiertas en el primer EP, ‘Cruel Practice’, por las que no quise seguir cuando hice ‘Alias’. El primer EP era más emocional, y luego me preocupé más de la parte sónica. Ahora vuelvo con el disco, he madurado, y es una reflexión sobre quién soy. Es una cápsula de tiempo de la industria, de lo que hago, de la audiencia. Todavía me gusta ‘Cruel Practice’, pero el formato álbum es diferente, nunca lo había trabajado. Había hecho un EP. Aquí tenía un concepto, quería que fuera como un viaje. Me siento muy orgullosa.
«Lo que odio de la música experimental es el esnobismo»
Has mencionado ‘Nike’, que contiene techno, hip hop, electro. También hay un tema llamado ‘Coochie (Bedtime Story)’, muy onírico. ¿Te parece el sonido de 2022, este en el que parece que todo cabe dentro de una canción?
Hay muchas cosas, si no, me aburro. Es como cuando escuchabas a Missy Elliott, no sabías adónde iba a ir con su canción. Me gusta el hip hop con elementos de club dentro, la música jamaicana… hay muchos sitios de donde la gente coge la inspiración, hablo de mis influencias todo el rato, son parte de una conversación. Has escuchado mucha música pop y coges cosas de diferentes lados.
Has hablado de colaboraciones, pero no hay featurings en el disco, propiamente dichos, ¿no?
No hay featurings. Ha sido muy natural, cuando pienso en colaboraciones vocales, suelen traer su propia vibración. Pero quería que este disco fuera mi voz. Las colaboraciones que hay están intentando encajar en mi mensaje. Es todo sobre mí. El modo en que me aproximo a un featuring es diferente. Hay colaboraciones en ‘Wildfire’ o ‘Coochie’. En ‘Schlut’ hay alguien cantando el «hook». Pero yo ya he construido el tono de la canción antes al hacer el primer verso. Todo es sobre esa sensación. No necesito que aparezcan nombres.
¿’Schlut’ es sobre feminismo?
No, la verdad es que no. La gente ve el feminismo y la ideología en las cosas que hago. Pero yo simplemente existo. Si cuento algo que me ha pasado en mi canción, es porque lo necesito, es algo que me ha pasado, en esta canción por ejemplo, tener un pensamiento despreocupado. Tengo un pensamiento, me siento mal y escribo la canción para mí misma, para obtener una pieza que hable de mí. Mi mirada está puesta en buscar lo que quiero. Mis sesiones se desarrollan muy conscientes de que en el fondo soy una rapera, pero no quiero ser solo una rapera.
«Es importante mostrar de dónde vienes y tener una visibilidad, porque puedes inspirar a alguien»
¿Y la parte queer que has mencionado?
En ‘Coochie’ hablo sobre feminidad, creo que es importante tener visibilidad, es importante que haya diversidad. Hay más de una manera de ser queer o de ser un ser humano. No veo la relevancia de mostrar la formación de mi identidad en particular, pero sí me he dado cuenta de que es importante mostrar de dónde vienes y tener una visibilidad, porque puedes inspirar a alguien. La gente se inspira al ver a alguien con quien tienes una afinidad. Creo que es importante tener esa libertad.
¿Vamos a voguear con tu disco, como con el de Jessie Ware, por ejemplo?
Es un disco de poner en el coche y que te lleva a sitios. Hay momentos… puedes voguear, puedes tener esa energía, pero también hay canciones más tristes. Quería que fuera la banda sonora de mi vida. Es como mi ‘Ray of Light’, me encantaba ‘Nothing Really Matters’. Madonna es una inspiración brutal para mí. Puedes hacer música dance y experimental, me gusta la música de los primeros 90, pero también hacer algo más profundo. Quiero una carrera larga, elegir con quién hacerla. Necesito esta parte de la historia.
«Este disco es como mi ‘Ray of Light'»
Creo que he visto a Madonna bailando una canción tuya en Instagram. La que tienes con FKA twigs.
Sí, sí, es que soy muy amiga de su hija. Iba a tocar en el Orgullo de Nueva York, en su parte, pero es que ya estaba contratada para tocar en otro lado. Ha sido tan raro… Nunca he idolatrado a nadie, así que es raro tener a su vez a gente que me idolatra porque soy una persona normal. No soy una persona buena todo el rato y eso está bien. No he conocido a Madonna todavía, pero sí por ejemplo a Róisín Murphy. Es interesante, no sé, quizá es diferente entre los actores que entre los músicos. No tenemos ese tipo de relación. La única persona que creo que me impondría sería Kanye, sería muy interesante. Me gustaría saber qué pasa dentro de esa cabeza.
Hay una temática en el disco, ¿es más triste de lo que esperamos?
Es muy emocional, el modo en que me aproximo a mis emociones es bastante complejo. Es muy honesto. No soy una persona triste, no diría que es triste. Es como ‘Firefly’, que hay tristeza pero no es en absoluto una canción triste. Hay luminosidad y esperanza, entre elementos oscuros. Es sobre mi realidad, con elementos como la mitología en torno a la existencia. Como la idea de sentirse atraído por algo, lo divino, sobre qué es ser femenina, qué es ser vulnerable, qué es moderno en ese sentido. Qué ha cambiado en mi existencia.
«Me ofrecieron otra canción de Lady Gaga, pero yo pedí remezclar ‘Sour Candy'»
Remezclaste a Lady Gaga, ¿cómo fue el proceso?
No la conocí personalmente. Se hizo a través de BloodPop. Me ofrecieron otra canción pero yo pedí ‘Sour Candy’. ¡’Sour Candy’ era la mejor canción para mí! (risas) Me encantaba, pero pensé que no terminaba de ir del todo donde tenía que ir. Parecía como un aperitivo. Nunca había hecho un remix y decidí trabajarla con Mura Masa porque hemos hecho muchísima mucha música juntos, me entiende muy bien y tiene un enorme control de calidad en cuanto a sonido. Hay gente que piensa que Sour Candy era un poco «cheesy», pero a mí es que me encanta esa música, es el tipo de música que pongo cuando pincho. Es muy yo (risas).