Esta noche de domingo, 20 de enero, La 1 de Televisión Española emite esta noche la gala en la que una selección de concursantes de Operación Triunfo 2018 pugnarán por ser el artista representante de España en Eurovisión 2019, que el próximo mes de mayo se celebrará en Tel Aviv. Como sabréis, había sido noticia que este año algunos de los participantes de Operación Triunfo, como Natalia o María –cuya canción ‘Muérdeme’ es, paradójicamente, una de las favoritas de las encuestas–, ponían peros a su posible participación en el certamen de la canción por motivos artísticos y, también, por cuestiones políticas. Sin embargo, en las últimas horas una representante de RTVE, responsable de Eurovisión en el ente público, ha hecho unas declaraciones que pueden cambiar esas impresiones.
La cuenta de Twitter del medio especializado español Eurovisión Spain reproducía un supuesto mensaje privado remitido hacia ellos de Ana Bordas, jefa de delegación de TVE en Eurovisión, que, en contra de lo que se venía afirmando, dejaría claro que todos los participantes en la gala de esta noche han tenido oportunidad de rechazar su candidatura y ninguno lo ha hecho: «Para vuestra información. Los artistas finalistas de Eurovision han firmado, como condicion imprescindible para ir a la Gala, un acuerdo con TVE de aceptacion de normas y acuerdos para ir a Eurovisión. El que no hubiera querido habria renunciado antes de la Gala» (todo sic). Refrendando la veracidad del mensaje, la cuenta en Twitter de RTVE para Eurovisión, reproducía más tarde el mismo texto.
Esto, sin duda, cambia la percepción de que los participantes no se sentían identificados con sus canciones y no querían o no les interesaba acudir, con la manifiesta excepción del ganador, Famous, y de algún otro concursante como Miki. Así, el «Eurodrama 2019» que vaticinábamos hace unas horas podría no ser tal, sabiendo todos los eurofans que, voten la canción que voten, el intérprete está implicado en representar a España en Eurovisión. En las últimas horas se han podido ver también vídeos del ensayo general de cada una de las canciones que participan en el programa de esta noche, incluida una versión coral de ‘I’m Not Your Toy’, la canción de Netta ganadora de Eurovisión 2018.
La jefa de delegación de TVE en Eurovisión, Ana María Bordas, nos ha hecho llegar esta información a través de su cuenta personal de Twitter, que compartimos con todos vosotros #EurovisionSpain19ENEpic.twitter.com/DukGteSv5g
.@anabordas , jefa de delegación: "Los artistas finalistas de Eurovision han firmado, como condicion imprescindible para ir a la Gala, un acuerdo con TVE de aceptacion de normas y acuerdos para ir a ESC. El q no hubiera querido habria renunciado antes de la Gala" #palabradebordaspic.twitter.com/EFuC55I9sB
Anoche se celebraba en Bilbao la gala de los Premios Feroz 2019, galardones del cine y la televisión que entrega la Asociación de Informadores Cinematográficos. Una gala que fue emitida en directo en Youtube y que en los últimos años se ha destacado por su irreverencia y por los discursos encendidos y sin complejos, y que en esta ocasión ha seguido un camino similar. Si el año pasado Julián López arrasaba con su ácido discurso inicial, la actriz Ingrid García-Jonsson redundaba en esa línea: en su caso, atizó a Leticia Dolera (por la polémica con una actriz descartada de un papel al estar embarazada –»Leti, tengo ahí atrás el predictor por si quieres hacerme un casting», dijo–) y a ‘Quién te cantará’ de Carlos Vermut («es casi más lenta que un tren a Extremadura»).
Y también hubo algún discurso emocionado, como el del año pasado de Los Javis (que no pudieron acudir por enfermedad). El más destacado fue sin duda el de José Luis Cuerda al recibir el Premio de Honor. Aunque para «emocionado» el de Paco León al recoger el premio a Mejor Comedia por ‘Arde Madrid‘. Si bien en su caso las dosis de emoción venían directamente del vino que, servido a espuertas por el patrocinador de la gala, hizo estragos. La comedia inspirada en la estancia de Ava Gardner en el Madrid de los 50 fue una de las grandes triunfadoras de la noche, al ver también cómo dos de sus actrices, Inma Cuesta –mejor actriz principal de serie– y Anna Castillo –mejor actriz de reparto de serie, y que hizo doblete al ganar también el de actriz de reparto por la película ‘Viaje al cuarto de una madre’–, se llevaban el gato al agua. En el apartado de series dramáticas, la gran destacada fue ‘Fariña‘, con tres premios.
En cuanto a películas, ‘El reino‘ fue la mayor triunfadora: hasta 5 premios Feroz –mejor serie dramática, mejor dirección (Rodrigo Sorogoyen), mejor guión, mejor actor de reparto (Luis Zahera) y mejor actor principal (Antonio de la Torre)– fueron para ella. Como comedia, ganó ‘Campeones‘ de Javier Fesser. ‘Quién te cantará‘, de Carlos Vermut, obtuvo cuatro máscaras de zorro, con dos premios menores (mejor tráiler y mejor cartel) y dos más relevantes (para Eva Llorach, mejor actriz; y Alberto Iglesias, mejor música original). Najwa Nimri, co-protagonista de esta película e intérprete en ella de una impresionante versión de ‘Procuro olvidarte’, se fue de vacío en cuanto a premios (sólo estaba nominada como mejor actriz de serie dramática por ‘Vis a vis’). Sin embargo, si hoy se habla de uno de los asistentes a esa gala es de ella, erigiéndose en gran estrella por su irreverencia: no sólo en su entrada, haciéndose fotos con los fans bajo la lluvia (y haciendo a alguien que la llamó «najua» un gesto de «te corto el cuello», a lo Zulema), sino también porque no dudó en posar en la alfombra roja peloti de whisky en mano, o porque la pillaron fumando durante la gala. Genia y figura.
Y premio Goncourt de 2017 es mi novela preferida de 2018. El relato de la implicación de los grandes industriales alemanes en la subida de Hitler al poder resuena en el presente con el acenso de la ultraderecha en Europa. El título del libro se refiere a la reunión que se celebró a principios de 1933 entre el canciller alemán y veinticuatro empresarios. Los que hacen “nuestros coches, nuestras lavadoras, nuestros artículos de limpieza, nuestras radios despertadores, el seguro de nuestra casa…”. Bayer, Agfa, Opel, Siemens, Allianz, Telefunken… aceptarán encantados financiar al partido nazi y, más adelante, utilizar mano de obra esclava. Vuillard narra esta reunión en la cumbre y sus posteriores repercusiones oscilando constantemente entre lo irónico (“es que en Alemania estaban muy apretados”, comenta acerca de la doctrina del espacio vital) y lo poético (compara a los industriales con “veinticuatro calculadoras en las puertas del Infierno”); entre la Historia con mayúsculas, y las pequeñas historias -vulgares, patéticas y hasta cómicas- que se ocultan bajo las alfombras de los grandes despachos. Una reveladora obra maestra. Disponible en Amazon.
Es la primera vez que incluimos una novela gráfica en la lista. Pero no es para menos. El debut de Emil Ferris es uno de los mejores libros publicados este año; una historia de sustrato autobiográfico que, por medio de una eficaz trama criminal (un macguffin como la misma autora señala en el cómic), se va expandiendo hacia territorios visuales y narrativos insospechados: del convulso Chicago de finales de los sesenta, marcado por la eclosión de los movimientos civiles, al tumultuoso Berlín de los años treinta, con el ascenso de los nazis; de los cuadros del Instituto de Arte de Chicago, reinterpretados brillantemente por Ferris, a las portadas pulp de las revistas de terror; del acoso escolar, a los abusos infantiles; del magnicidio, el asesinato de Martin Luther King, al Holocausto judío. ‘Lo que más me gusta son los monstruos’ es un emotivo relato de iniciación y superación. Un diario poblado de monstruos reales e imaginarios, ilustrado con una potencia expresiva, una riqueza estilística y una fuerza lírica apabullantes. Disponible en Amazon.
Con la trilogía ‘Vernon Subutex’, la “Despentes” (como la conocen en Barcelona, donde vive por temporadas con su novia maña), ha escrito su obra más ambiciosa. Un retrato demoledor, a lo Houellebecq, de la sociedad francesa contemporánea. Protagonizada por un antiguo vendedor de discos y DJ que a sus cincuenta años se encuentra en una situación que nunca hubiera esperado, sin trabajo, sin dinero y sin un techo, ‘Vernon Subutex’ comienza con la crisis de la industria del disco (“el tsunami Napster que hundió el barco de golpe”) y termina con los atentados de Bataclan y la muerte de David Bowie. Dos sucesos que sirven como metáfora del fin de un mundo y el comienzo de otro. “¿Te imaginas que matan a Madonna?”, dice uno de los personajes antes de ir al concierto que ofreció la cantante tras los atentados en Bercy. Estrellas de rock muertas, tiendas de discos desaparecidas, raves terapéuticas, “chamanes de los platos” y un sin fin de referencias musicales. Como dice al principio del segundo libro: “Se trata de bailar hasta el amanecer. Nada más”. Disponible en Amazon.
La mejor novela de Santiago Lorenzo desde su deslumbrante debut con ‘Los millones’. La premisa argumental es igual de irresistible. Si en la primera, a uno del GRAPO le tocaba la primitiva pero no podía cobrarla porque no tenía DNI, en esta, un joven teleoperador huye a la “España vacía” después de tener que defenderse de un antidisturbios cuando salía de su casa para comprar una “churrera clásica”. A partir de este suceso tan “lorenzoniano”, ‘Los asquerosos’ se transforma en una gozosa mezcla de sátira política, thriller de supervivencia, manifiesto okupa, esquinada nature writing, tierno relato de amor fraternal (la novela está narrada por el tío del protagonista) y furioso libelo cómico contra los domingueros. La historia de un ermitaño que no sabía que lo era, y su ingeniosa lucha por salvaguardar su Walden particular (mucho más prosaico y divertido que el de Thoreau) del ataque de “los asquerosos”, de aquellos que comparten con todo el mundo fotos campestres tituladas “desconectando del mundo”. Novelón. Disponible en Amazon.
5.- La mujer singular y la ciudad (Vivian Gornick)
El año pasado Vivian Gornick encabezó nuestra lista de lo mejor del año con ‘Apegos feroces’. Y este también lo podría haber hecho. Su continuación, ‘La mujer singular y la ciudad’, es tan bueno como el anterior. A lo largo de sus paseos por Manhattan, esta vez acompañada de su amigo Leonard (el libro está situado en el Nueva York actual, treinta años después que en ‘Apegos feroces’), Gornick conversa y reflexiona sobre sus relaciones sentimentales con los hombres (The Odd Woman también se puede traducir como “mujer sin pareja”), el feminismo (Gornick surfeó por la “segunda ola feminista” desde las páginas de The Village Voice), el trabajo intelectual, la literatura, Nueva York (Vivian es más neoyorquina que Woody Allen) y, en especial, la amistad, sobre la que nos regala un buen puñado de reflexiones de esas de subrayar con boli rojo. Gracias a su privilegiada capacidad narrativa y su admirable lucidez, Gornick consigue que el lector se sienta precisamente como un amigo, como si caminara junto a ella conversando y escuchando los pensamientos de esta sabia e inigualable “mujer singular”. Disponible en Amazon.
Con la premiada novela ‘Días sin final’ (ganadora del Costa Book en 2016) se ha producido un hecho curioso en España: ha encabezado listas de lo mejor de 2018 tanto en el género de ficción histórica como en libros de temática LGTB. Y es que, aparte de su calidad literaria, no es nada habitual que un relato ambientado en Estados Unidos durante las guerras indias y la Guerra de Secesión, con mucha acción, aventuras y épica de western, esté protagonizado por una pareja gay e incluya apuntes sobre travestismo, transexualidad, matrimonio homosexual y adopción homoparental. Barry mezcla la belleza y la crudeza de las ficciones de Cormac McCarthy, con la lírica y el sentido de la camaradería y lealtad de los personajes de los western de John Ford. El resultado es una novela que te atrapa con la fuerza de un indio agarrando una cabellera blanca, te salpica (sangre) como un neo-western cinematográfico, te abre los ojos como el más lúcido ensayo histórico o estudio de género, y te hace temblar de emoción “como la última hoja marchita de una rama en invierno”. Disponible en Amazon.
En la Nochebuena de 1995, el mejor amigo de la infancia del escritor Miguel Ángel Hernández asesinó a su hermana y se suicidó saltando por un barranco. Veinte años después, el novelista murciano, quien debutó con la estupenda ‘Intento de escapada’, se pone el traje de detective (y las gafas de Truman Capote) e intenta averiguar qué ocurrió aquella fatídica noche en el pueblo donde creció. El resultado de esta dolorosa indagación, auspiciada por Sergio del Molino (quien convenció al autor de que en esa vivencia adolescente había un libro), es una apasionante mezcla entre investigación criminal, exploración autobiográfica, retrato costumbrista de la huerta murciana, reflexión sobre la violencia de género (en una época en que lo llamaban “crimen pasional”), y meditación acerca del proceso de escritura y la ética de la literatura. Subido a la espalda de Emmanuel Carrère, el autor viaja al pasado para verse a sí mismo e interrogarse: “¿Podemos recordar con cariño a quién ha cometido el peor de los crímenes?” “¿Es posible llevar flores a la tumba de un asesino?”. Disponible en Amazon.
La última novela negra de Fred Vargas es una de las mejores de su autora, un título perfecto para iniciarse en la saga del comisario Adamsberg. En un género donde todos los meses se publica “el mejor thriller de la década”, Vargas es una excepción. Sus libros son un chaleco salvavidas contra la novela negra piscinera. ‘Cuando sale la reclusa’ no intenta engancharte con un cliffhanger cada dos páginas como si tuviéramos un trastorno por déficit de atención. Al contrario, hasta la doscientos, no sabemos ni siquiera cuál es el caso principal. Como una araña reclusa, la autora te va atrapando en su tela a través de una trama compleja y burbujeante (que se remonta hasta la Edad Media y las reclusas, las mujeres que se emparedaban en vida), un desarrollo muy verosímil de la investigación (lleno de pistas falsas e intuiciones que no van a ningún sitio), unos diálogos llenos de ingenio e ironía, y una fabulosa caracterización de personajes que permite al lector no iniciado familiarizarse con ellos como si hubieras leído todos los libros de la saga. Disponible en Amazon.
La enigmática muerte de Sandra Mozarowsky es la base argumental de ‘El asesino tímido’. La trágica biografía de la actriz le sirve a Clara Usón para narrar en paralelo su propia vida, también llena de episodios dramáticos, junto a la de otro inesperado personaje: el filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein. Estas tres biografías, a las que se suman retazos de otras tres -la de los escritores Albert Camus y Cesare Pavese, y la del propio monarca español-, se entrelazan de forma extraordinaria en la novela. El resultado de esta combinación de semblanzas es una absorbente mezcla de autoficción, investigación criminal, retrato generacional (la Transición y los ochenta, “una década de fiestas y de entierros”), reflexión sobre el suicidio (ese “homicidio tímido”, que decía Pavese), discurso antimonárquico, confesión catártica (una bajada a los infiernos personales) y homenaje póstumo (a la madre de la escritora). Disponible en Amazon.
Paolo Cognetti escribió ‘Las ocho montañas’ como Thoreau, desde su cabaña. Y desde allí, en los Alpes italianos, donde vive seis meses al año y pasó sus veranos, parte esta sencilla historia de amistad, relaciones paternofiliales y montañismo. El autor juega muy hábilmente con los opuestos: arriba, la montaña, donde te dejan en paz, y abajo, la ciudad, donde no te dejan; el padre severo que ataca la montaña para conquistarla, y el hijo a quien no le importa abrazarla, recorrerla sin llegar a la cima; el joven de ciudad que tiene la montaña como refugio, y el montañés, que nunca saldrá de ella. A través de estas contraposiciones, el escritor nos guía como un sherpa por unos parajes llenos de enorme belleza pero despojados de todo trascendentalismo, una montaña hecha de emociones donde no se habla de esa abstracción llamada naturaleza, sino, como dice el chico montañés, de bosques, prados, torrentes, rocas, “cosas que uno puede señalar con el dedo”. Disponible en Amazon.
Según informa RTVE, la pasada madrugada ha muerto María Dolores Rico Oliver, más conocida como Lolo Rico. Tenía 83 años y, según la misma fuente, ha sufrido un paro cardíaco en la ciudad en la que residía, San Sebastián. Tenía 84 años. Aunque desarrolló su faceta como escritora y directora de distintos relatos y programas infantiles en radio y televisión durante las décadas de los 70 y 80, Rico será siempre recordada como creadora y directora de uno de los espacios de televisión dirigidos al público infantil y juvenil que más ha marcado a una generación, ‘La bola de cristal’. [Fotografía: Fernando Villar para RTVE]
Lolo Rico nació en Madrid en 1935 y comenzó su trayectoria profesional en Radio Nacional de España, escribiendo y dirigiendo el espacio ‘Dola, Dola, tira la bola’, que la llevó a ganar un Premio Ondas en 1977. De ahí saltó a la televisión estatal, donde ejerció de guionista de programas como ‘La casa del reloj’, el popularísimo ‘Un globo, dos globos, tres globos’, que surgió como una colaboración entre ella y Gloria Fuertes, y ‘La cometa blanca’ –su primera experiencia en la dirección–.
Su gran oportunidad llegó cuando el ente público le propuso cubrir la franja matinal de los sábados con un programa que debía abarcar el interés de niños y hasta adolescentes, con una duración de una hora y media a tres. Así, al frente de un equipo de colaboradores –algo que ella siempre destacó–, nació ‘La Bola de Cristal’, un programa de televisión que –quizá espoleados por ser una de las franjas de más baja audiencia– se distinguió por su valentía y transgresión a la hora de confrontar a ese público. Con cinco temporadas emitidas entre los años 1984 y 1988, ‘La Bola de Cristal‘ se convirtió en todo un éxito de público y crítica –ganó dos Premios TP al mejor programa infantil– que introducía a los niños y adolescentes a cuestiones como la filosofía, la historia y la literatura desde una perspectiva desacralizadora y provocativa.
Dividido en distintas secciones, destacó siempre por su estética insólita en la encorsetada televisión postfranquista: desde la estética oscura y punk de Los Electroduendes –unas marionetas perversas y cómicas, con La Bruja Avería como uno de los iconos de los 80– y una joven Alaska que ejercía de maestra de ceremonias (y que dio un paso decisivo para ser una de las figuras más importantes de la cultura española), a la emisión de capítulos de viejas series norteamericanas en blanco y negro que el franquismo había impedido ver aquí, como ‘La Familia Monster’ o ‘La pequeña pandilla’, pasando por los gags protagonizados por cómicos prometedores y rompedores como Pablo Carbonell, Pedro Reyes, Anabel Alonso o Javier Gurruchaga.
Pero, sobre todo, destacó por canalizar la efervescencia de la escena musical underground hacia los niños. Así, además de emitirse videoclips de Franco Battiato, Radio Futura, Mecano, Los Nikis, Eskorbuto, Javier Gurruchaga, La Unión, Los Toreros Muertos, Golpes Bajos o Glutamato Ye-ye, artistas como Kiko Veneno, Santiago Auserón, Loquillo o la propia Alaska (con canciones originales de Nacho Canut y Carlos Berlanga, por supuesto) participaban directamente en el programa con actuaciones musicales grabadas ex-profeso. Todo ello conformaba una amalgama que, sin duda, marcó a toda una generación de niños y pre-adolescentes que se sintieron comprendidos y respetados, que aprendieron a apreciar la cultura pop como alto arte.
La canadiense Alessia Caracciolo (ese es su verdadero apellido; así que no, de manera decepcionante no es pariente de Irene Cara –que, por otro lado, se apellida Escalera, real–) se convirtió en la gran esperanza del pop pese (o gracias a, no está claro) a su halo de chica corriente que no encajaba en los arquetipos adolescentes más “guays” –en eso, grosso modo, se basaban sus primeros hits, ‘Here’ y ‘Scars to Your Beautiful’–. Ese valor, el de una estrella del pop sin la fantasía inherente, se tradujo en un debut, ‘Know-It-All’ que no respondía a las expectativas por resultar, paradójicamente, demasiado genérico y convencional: sus canciones carecían de un carisma que la representara especialmente, y podrían ser cantadas por prácticamente cualquier artista pop medio.
En su segundo largo, ‘The Pains of Growing’, Alessia Cara da muestras de haberse esforzado por sonar más personal y auténtica, como una salida a la tristeza en la que se vio inmersa pese a haber cumplido su sueño de dedicarse a la música y ser reconocida por ello. El éxito no la satisfizo, explica, puesto que hacía las cosas de una manera mecánica, como si estuviera fuera de su propio cuerpo. Esa alienación la producía una aflicción que ella compara en el single ‘Growing Pains’ con los “dolores de crecimiento” propios de la adolescencia, retorciendo ese nombre en su título hasta convertirse en ese “dolor de la madurez” –el traje masculino tres tallas más grandes en la imagen de portada es otra evidente metáfora de lo que ha inspirado el álbum–, que “la mantiene despierta toda la noche”. Junto con males de amores varios, la expresión de esa tristeza y sus inseguridades son un tema recurrente en el todo el álbum, inspirando algunas letras bien escritas y maduras, destacando como uno de sus mayores talentos.
“– Estás sola, chica.” “– Sí que lo estás.” Eso dicen, entre la advertencia y la mofa, dos voces que suenan cuando comienza esa primera canción del disco, una buena pieza de pop que, producida por el tándem Pop & Oak –Demi Lovato, Britney Spears–, es de las pocas canciones que recuerdan que Alessia es la misma que interpretaba aquel tema basado en un sample de Portishead. Porque, salvo alguna excepción más (‘Nintendo Game’) o menos (‘7 Days’, ’All We Know’) olvidable, ‘The Pains of Growing’ parece rebuscar en el pasado para encontrarse con lo que realmente inspiró a Caracciolo a hacer música: como una especie de Meghan Trainor que pinta en colores beige donde aquella ve rosa chicle y turquesa o se viste de calle donde aquella se enfunda un brillo, Alessia Cara apuesta por melodías de R&B y soul clásicas, actualizadas con una producción contemporánea, que no moderna. La bonita ‘Not Today’, una ‘Trust My Lonely’ que evoca el dancehall más clásico o una ‘Comfortable’ que es un eco dulzón de la alianza Amy Winehouse/Mark Ronson, redundan en esa línea.
Así, es innegable que todo el álbum está impregnado de una pátina de elegancia, con Alessia afianzando su bonita –pero no especialmente reconocible– voz a lo largo del mismo remitiendo a clásicos de la Motown de Stevie Wonder o el Michael Jackson adolescente. Sin embargo, eso no evita que, globalmente, ‘The Pains of Growing’ sufra del mismo mal que ‘Know-It-All’: sus canciones podrían estar cantadas por cualquiera.
Y, lo que es peor, no nos quitaría el sueño –porque es, justamente, lo que producen estos 45 minutos que se hacen eternos– no haber escuchado nunca naderías como ‘Out Of Love’, ‘Girl Next Door’ o ‘Wherever I Live’ –realmente, ‘I Don’t Want To’ es el único de los numerosos cortes acústicos/baladescos que se salvan de la quema–. Tanto técnica como artísticamente, este segundo largo de Alessia Cara es mejor y más pulido que su debut, pero no por ello es menos aburrido y predecible.
Calificación: 5,8/10 Lo mejor: ‘Growing Pains’, ‘All We Know’, ‘Not Today’, ‘Trust My Lonely’ Te gustará si te gustan: Meghan Trainor, Ed Sheeran, Halsey Escúchalo:Spotify
Uno de los acontecimientos más especiales de 2018 fue el inesperado regreso de Mike Skinner a su proyecto The Streets, con el que provocó una explosión para el rap británico en la primera década de los 2000, gracias a discos soberbios como ‘Original Pirate Material’ y ‘A Grand Don’t Come for Free‘. Tras dar por cerrado ese alias y emplearse en otro, The D.O.T., con mucha menos repercusión, el pasado otoño anunciaba una gira de regreso por Reino Unido, cuyas entradas volaron.
En uno de esos conciertos, el celebrado anoche en la ciudad ingles de Birmingham, ha sufrido un doloroso percance: según vemos en un vídeo subido a su propio perfil de Instagram, al abalanzarse sobre la muchedumbre mientras interpretaba ‘Fit But You Know It’, alguien le agarra de un brazo y cae mal, haciendo que el hombro se le salga de su sitio, algo en principio no muy grave pero sí terriblemente doloroso. En la misma serie de vídeos, Skinner muestra cómo es atendido en el Hospital de Birmingham (dando las gracias a su personal por la atención) y cómo los médicos le devuelven el hombro a su lugar correcto. Por el momento no ha cancelado el concierto que ha de ofrecer esta misma noche en el mismo recinto de Birmingham.
En este regreso, The Streets no se han limitado a actuar sino que también han lanzado nueva música. Tras el anuncio de la gira, a finales de 2017 lanzaban dos temas inéditos, pero no se detuvieron ahí: a lo largo del último año han lanzado hasta 5 canciones nuevas más, varias de ellas con algunos de los artistas más relevantes del grime y la música urbana británica, como Chip (‘Call Me In The Morning’) o Not3s (‘Love The Game’). Hace un par de semanas, además, lanzaban un disco en directo en Nottingham, registrando el repertorio de este tour.
Uno de los mercados musicales más vastos y jugosos de Sudamérica es, sin duda, el brasileño –aunque sólo sea por su población, cercana a los 210 millones de personas–. Y, aunque no sea fácil llegar a él, parece que C. Tangana se va a lanzar a su conquista, dentro de sus posibilidades. Eso deducimos del nuevo single que acaba de anunciar en redes sociales mostrando su portada y dando una fecha: el próximo jueves 24 de enero lanza ‘Pa llamar tu atención’, una canción producida por Alizzz –junto al que acaba de dar un nuevo pelotazo con ‘Booty‘– y en la que destaca la presencia de uno de los raperos más populares de São Paulo, MC Bin Laden.
Pero ¿quién es MC Bin Laden? Jefferson Cristian do Santos es, junto a MC Fioti (el de ‘Bum bum tam tam‘), uno de los intérpretes del llamado «funk no brasil» o «funk de favela», estilo que se sitúa a medio camino del rap, el reggaeton y la samba –destaca sobre todo por su minimalismo– y que mueve masas en su país, también polémico por sus letras sexistas y violentas. Cantante desde los 14 años (ahora tiene 24), MC Bin Laden dio un importante pelotazo en 2016 con el tema ‘Tá tranquilo, tá favoravel’, uno de esos virales –su vídeo oficial acumula más de 100 millones de visitas– gracias a un bailecito que, para más inri, se popularizó aún más cuando el futbolista Neymar Jr. lo imitó tras marcar un gol con el FC Barcelona.
Desde entonces MC Bin Laden se ha convertido en una estrella en su país, y C. Tangana, que días atrás ha subido una foto con él en las calles de Lisboa, no ha perdido la oportunidad de captar la atención de la suculenta industria musical del Brasil a la que también se ha acercado J Balvin. Pronto sabremos lo que da de sí este intento, pero de momento os dejamos con algunos de los últimos temas del brasileño, para imaginar por dónde podrían ir los tiros.
Ayer Ariana Grande publicaba ‘7 Rings‘, mostrando un perfil suyo diferente al que suele atribuírsele, el de buena chica empoderada, etcétera. En esta nueva canción, Grande jugueteaba con la melodía de ‘My Favorite Things’ de ‘Sonrisas y lágrimas’, pervirtiéndola en un número trap en el que cantaba a consolarse de sus penas gastando dinero a espuertas. Todo bien, salvo que, según Princess Nokia, no es del todo genuino.
Según la polifacética artista Destiny Frasqueri –nombre real de Princess Nokia–, Ariana copia una idea suya de la canción ‘Mine’, una de las más destacadas de su mixtape –luego lanzada como álbum– ‘1992‘. En esa canción, Nokia comienza aludiendo al supuesto intento de una chica blanca de tocar el pelo a una mujer de distinta etnia; Grande hace algo similar, diciendo “¿Te gusta mi pelo? Pues gracias, acabo de comprarlo”. Para más inri, Frasqueri repite varias veces, en un puente de ‘Mine’, «es mío, lo compré», entonándolo de una manera muy similar al estribillo de este tema de Grande que repite “lo quiero, lo tengo”.
En tono burlón, Nokia lo compara cómicamente («¿os suena familiar?» dice reproduciendo ambas canciones, «porque a mí sí me suena familiar») en un clip subido a Twitter que, aunque ella ya ha borrado, hay quien lo ha recuperado en Youtube. Más tarde, según Pitchfork, Nokia retuiteó –aunque, de nuevo, luego deshizo el retuit– el mensaje de un fan que acusaba de manera directa a Ariana de «plagiar» a su ídolo. Ariana no se ha manifestado al respecto, pero sí su legión de fans, que se han propuesto chinchar a Princess Nokia llenando sus hilos de en Twitter con mensajes que dicen «#7Rings ya disponible» o «compra y escucha #7Rings».
Pese a debutar en 2014 con un heterogéneo ‘Metallic Butterfly’ –reeditado a finales del pasado año–, Princess Nokia comenzó a hacerse popular en el plano alternativo un par de años después con singles como ‘Tomboy‘, más claramente orientados al rap. Recientemente aparecía como invitada en un remix para un single de Fall Out Boy, claramente un sueño cumplido para ella ya que, como mostró en el miniálbum ‘A Girl Cried Red‘, tiene una faceta emo muy potente.
Tirzah ha sido uno de los nombres más comentados en el indie anglosajón en 2018 gracias a su debut, ‘Devotion’, publicado el pasado 10 de agosto. La londinense había conseguido años atrás éxito underground y buenas críticas con sus singles de dance-pop raruno y lo-fi ‘I’m Not Dancing’, ‘No Romance’ y ‘Make it Up’, producidos por una Mica Levi que volvía a encargarse de la música de este proyecto, cambiando la pista de baile por un sonido más romántico e hipnótico e influido por el R&B que ha escuchado Tirzah toda su vida pese a haber estudiado música clásica, aunque también por el hecho que la cantante no es precisamente una niña, sino que tiene 31 años, está casada (con Kwake, colaborador de Sampha) y es madre. La madurez de Tirzah se percibe en unas letras que hablan de un amor maduro y entregado a los “tesoros de la vida” y en unas canciones intimistas (en especial la bonita ‘Affection’) que sin duda evocan los placeres de la vida doméstica más que los de la noche londinense. En ‘Devotion’, solo ‘Holding On’ puede parecer bailable… y sería en el sentido de Arthur Russell.
La música de ‘Devotion’ está creada con sumo mimo e hipnotiza en ‘Fine Again’, con sus notas de clavecín que parecen flotar en agua; la mencionada ‘Affection’ o ‘Reach Hi’, tan delicada como una miniatura de glitch-pop de Tujiko Noriko. Con sus ambientaciones deformes, sonoridad orgánicas y loops fragmentados, también están bien ‘Do You Know’ y ‘Gladly’, recordando en el primer caso a James Blake y en el segundo a Oneohtrix Point Never. Se echa en falta en cualquier caso que las composiciones de ‘Devotion’ funcionen tanto como su imaginativa producción, pues en ningún caso están a la altura y de hecho algunos temas como ‘Basic Need’, ‘Go Now’ o ‘Say When’ no se sostienen del todo por sí solos.
Tirzah dice que no tiene planes de fondo en la música y de hecho ella trabaja felizmente en el mundo del diseño, por lo que puede considerarse ‘Devotion’ una labor de amor más que de recorrido: que nadie se sorprenda si Tirzah no vuelve a sacar disco. Sin embargo, ¿merecían estas modestas canciones tanto “hype”? ¿Tan atractiva resulta a la gente la voz desganada y congestionada de Tirzah? En ‘Devotion’ ella canta “solo quiero tu atención, solo quiero que escuches”, y aunque algunos momentos su intimidad es acogedora e incluso fascinante, en otros se hace bastante cuesta arriba. Un trabajo interesante.
Calificación: 6,5/10 Lo mejor: ‘Fine Again’, ‘Affection’, ‘Gladly’, ‘Reach Hi’ Te gustará si te gusta: Micachu & the Shapes, Perfume Genius, Tujiko Noriko, James Blake Escúchalo:Spotify
Esta semana Rihanna confirmaba a un fan en redes sociales que “su disco” –¿se refería a aquel de sonidos jamaicanos o a un disco pop?– saldrá en 2019 y que será “grande, maravilloso, increíble”. Se refiere a él como “R9”, es decir, su noveno álbum, por lo que lo seguro es que no lo considera una anécdota sino un paso más en su discografía. Sin duda, y como ya ocurriera con ‘ANTI’, no se puede decir que no se esté tomando su tiempo: los 4 años transcurridos desde ‘Unapologetic’ hasta aquel notable regreso estaban del todo fuera de lo habitual para la que en un momento se apodó en Internet como La Churrera por la facilidad y rapidez con la que lanzaba discos.
Pero eso es cosa del pasado, y ahora Rihanna no parece tener ningún tipo de prisa por lanzar nueva música. Si nos atenemos a su último trabajo de estudio, podríamos suponer que esto sucede porque mima mucho más la dirección artística, la cohesión y calidad del proyecto o porque sus colaboradores tienen una agenda tan apretada que no ha querido forzar los tiempos para tenerles/as en su obra. Pero son sólo suposiciones y, en realidad, esta demora podría estar forzada porque la de Barbados es hoy, por encima de todo, una lucrativa mujer de negocios.
En las últimas horas, The New York Times aseguraba que Rihanna ha firmado un acuerdo para lanzar una firma de moda con LVMH, el conglomerado de marcas de lujo más poderoso del mundo, del que forman parte Luis Vuitton, Dior, Givenchy, Celine y Fendi. Según esta información, que no ha sido confirmada por ninguna de las partes (aunque no estamos ante un tabloide, precisamente), el acuerdo consistiría en que la cantante desarrollaría como diseñadora o directora creativa una línea de prendas de vestir de lujo, presumiblemente bajo la etiqueta Fenty, propiedad de la artista. The New York Times habla de un «acuerdo histórico», suponemos que por el volumen económico que plantea, pero también porque, dice, será la primera mujer de color con un papel creativo tan importante en el grupo empresarial de moda.
Fenty, de hecho, ya forma parte de un acuerdo de Rihanna (Fenty es su apellido, en realidad) con LMVH, en concreto con la marca Kendo. Inicialmente nació como una línea de cosméticos y belleza llamada Fenty Beauty que, como han hecho otras celebrities, aprovechan su imagen pública para promocionarse –su última visita a Madrid no fue por un concierto precisamente–. Sin embargo, esa línea fundada en 2017 creció exponencialmente gracias a un marketing que huía de los arquetipos de belleza y destacaba como la primera en ser inclusiva con etnias no-caucásicas, con coloridos especiales para mujeres negras, asiáticas, latinas, etc., erigiéndose, a su manera, como un icono de mujer liberada.
La estrategia funcionó magníficamente, y pronto se lanzó a por su propia marca de lencería, Savage X Fenty, en el que seguían idénticos patrones: aunque el principal imán de sus campañas como modelo era la propia Rihanna, estas también incluían una amplia variedad de morfotipos femeninos, incluyendo tallas grandes. Otro tanto a favor que se tradujo en ventas millonarias: a mediados del pasado año, Forbes valoraba la marca “Rihanna” con todas sus extensiones en nada menos que 210 millones de dólares. Y, como buena empresaria, no está dispuesta a que le meta la mano en el bolsillo ni su padre, literalmente.
¿En qué se traduce esto? En que, en un 2018 en el que no ha publicado ni un sólo segundo de música nueva –su última aparición en un single como colaboradora fue ‘Lemon’, el single principal del último álbum de N*E*R*D–, no la hemos perdido de vista ni un segundo, básicamente debido a sus constantes campañas publicitarias –tras la navideña, ya está a tope con la de San Valentín– y su ocasional trabajo como actriz –tras su participación en ‘Ocean’s 8’, está pendiente de estreno la película que filmó en Cuba junto a Donald Glover–. Es decir, tiene muchas otras cosas en la cabeza distintas al pop. Y, de confirmarse este nuevo acuerdo comercial, tendrá muchas más.
Así las cosas, ¿de verdad le compensa ponerse a promocionar un álbum y hacer una gira, con el riesgo de flop del que no escapan ni compañeras en apariencia invencibles como Taylor Swift, Beyoncé o Katy Perry? Estaría, literalmente, perdiendo dinero. Aunque confieso que escribo este artículo con los dedos (de los pies) cruzados, confiando en que, como una Ley de Murphy, sirva para que me lleve un zasca y Rihanna nos sorprenda con un nuevo single más pronto que tarde.
Carolina Durante, Kokoshca, La Plata o grupos consolidados como Airbag y Los Nikis no han sido el único acierto que ha tenido el sello madrileño Sonido Muchacho. También han tenido la ocurrencia de editar un 7″ de Petróleo, el grupo que Ignatius Farray ha querido montar con los músicos de Tigres Leones (también en sus filas) influido «por Pere Ubu, PIL o Derribos Arias». Este sábado 19 de enero se presentan en directo en la sala grande de Razzmatazz en horario de club. Foto: Antonio Alay.
Curtido en la escuela de La Hora Chanante y Muchachada Nuí, Ignatius Farray se ha hecho un nombre en el humor español en La Vida Moderna, La Resistencia y muy especialmente ‘El Fin de la Comedia’, la serie de Movistar+ que recientemente veíamos situarse hasta nominada a los Emmys Internacionales. Es verdad que la serie no ganó al final y que de hecho a la organización se le olvidó ponerles una mesa a sus creadores durante la gala, pero al menos esto último quedó en anécdota.
Petróleo de momento solo han editado un par de canciones oficialmente, aunque en La Resistencia se han dejado caer un par más, ‘Universo en carne y hueso’, con una interpolación de ‘Lady Marmalade’, y una adaptación de ‘Monkey Man’ que ni Amy Winehouse llamada ‘Todos somos susios simios de sirco’. ‘Miedo a la música’ es el típico medio tiempo rock, como a medio camino entre León Benavente y Los Toreros Muertos, costumbrista e histriónico como Farray, que entona las frases como si de un guión se tratara: «Anoche me dio por buscar en Google la palabra «Pentecostés» / Y hoy le he dicho a mi novia que ella para mí ya no es la única», dice en un momento. «Se sienta delante de mí y le da para atrás al respaldo de su asiento / Me agarra por las solapas y me dice «Mira, te comento»», indica en otro de puro costumbrismo ante el que solo cabe la desgracia. Y luego está ‘Hagas lo que hagas’ («te arrepentirás de todo»), un tema desvelado esta semana con una cadencia de blues andaluz a lo Guadalupe Plata, una letra que da nombre a la banda («levántate pronto y encuentra petróleo») y una referencia a la libertad.
Sobre libertad hablaba con Farray y los creadores de la serie en abril de 2017, cuando se estrenaba la segunda y última temporada de ‘El fin de la comedia’, nuestra colaboradora Elena Rosillo en una entrevista que recuperamos hoy. Decía Ignatius: «Es muy serio que gente que intenta hacer comedia por Twitter tenga que acabar yendo a la cárcel. Pero que eso se convierta en algo que la gente ya no proteste contra ello o en algo normalizado, me parece… de locos. Que llegue a consolidarse esa línea de pensamiento. Igual yo me siento respaldado por eso, y por eso no tengo miedo. Es más, yo creo que un cómico vive un poco de estos momentos. Un cómico siempre está buscando la oportunidad de que pase algo fuera de lo normal para luego poder contarlo. Entonces, que a mí ahora mismo me puedan llevar a la cárcel sería perfecto para la tercera temporada. No sé si debería forzarlo un poco más para tener buen material ahí para continuar con la serie».
Aunque la tercera temporada no se materializará, también hablaba sobre la libertad que le daba Comedy Central en cuanto al guión, más que a bromas macabras: «Nosotros siempre hemos dicho que Comedy Central nos ha dado la libertad para hacer lo que nos diera la gana, y una cosa que nos apetecía era contar historias que no se cerrarán. En una narración convencional, si empiezas una historia, tienes que saber cómo se desarrolla y cómo termina, y a nosotros nos hacía gracia que hubiera historias que se abren en un episodio, pero que quedan ahí sin un desenlace. Y nos parecía una sensación de libertad poder colar algo que se te ocurre sobre la marcha en un episodio sin tener que llegar a desarrollarse del todo… una libertad guay. Sí que, en ese sentido, es una serie rebelde, no por los temas en sí que trata la serie, que no son realmente transgresores, pero la manera de hacer la serie sí que pienso que es una manera poco común de hacer series, sobre todo aquí en España».
Tigres Leones ya eran parte de ‘El fin de la comedia’ si bien en aquel momento se desconocía que formarían un grupo junto a Farray. Raúl Navarro explicaba cómo habían llegado a hacer la música de la serie: «Luismi, uno de los miembros de Tigres Leones, es el que compone toda la música de la serie. Los riffs de guitarra, los momentos así más bonitos musicales… él hace toda la banda sonora. Y nos gusta mucho tanto Tigres Leones como Anntona», indicaba, mientras Farray, preguntado sobre si escuchaba trap como el que aparece en la serie, respondía: «Yo no controlaba mucho de trap, pero por ejemplo Bejo me parece que hace un trap increíble».
«Si sacas la cuenta matemática de quince años que llevo dedicándome a esto, uno me ha ido bien. O sea, matemáticamente sigo siendo un puto loser»
Qué pasará con Petróleo en la industria musical, no lo sabemos, pero sí qué piensa Farray al respecto del mainstream: «Mis fans de siempre reniegan de mí porque me he pasado al mainstream y en el mainstream me tratan como a un puto payaso. Eso es guay en el sentido de que acabas en una soledad absoluta. Hombre, es verdad que salir en programas como Late Motiv o el éxito que tiene La Vida Moderna en La Ser son cosas muy guays y las estamos disfrutando. Y se nota que la cosa ha crecido bastante. Pero no tengo remordimientos porque, si sacas la cuenta matemática de quince años que llevo dedicándome a esto, uno me ha ido bien. O sea, matemáticamente sigo siendo un puto loser. Nunca me había esforzado tanto, en el sentido de que, de repente, sale mucho trabajo, y este año ha sido muy a tope. Pero la verdad es que lo estamos haciendo muy contentos, porque la serie, el programa de radio… todo eso son cosas muy guays. Entonces ha salido todo de golpe, a la vez».
Si no se le da bien, siempre puede ser jardinero, como ha dicho alguna vez: «Pues sí. Sí que lo del tema de la jardinería me gusta. No sé, yo creo que me vino porque una vez vi ‘El último emperador’, y al final, el protagonista acaba dedicándose, de una manera muy modesta, a cuidar de un jardín. Y yo empecé a fantasear con eso, y siempre he pensado que, si yo algún día no me puedo dedicar a esto, me dedicaría a la jardinería. Hay otra película que me gusta mucho que es ‘Bienvenido Mr. Chance’, de Peter Sellers, y que también él es jardinero. Y es verdad que siempre lo consideré un tema guay».
O quizá no, porque como le dice Navarro, no es tan fácil: «Una cosa es que quiera ser jardinero y otra cosa que vaya a ser buen jardinero». Así lo reconoce Ignatius: «Es verdad que no tengo buenos precedentes. Tenía un conflicto con mi planta yuca. Claro, yo fantaseo con eso, pero luego se me morirían todas las plantas».
Este domingo 20 de enero se conocerá finalmente qué canción representará a España en Eurovisión, que se celebra en Tel Aviv el 18 de mayo. ¡Qué ilusión!… ¿O no? Como el año pasado, la canción en cuestión saldrá de las filas de Operación Triunfo, siendo 10 las candidatas que podrán escucharse en la gala de selección, interpretadas tanto por finalistas de la edición como por otros de sus concursantes. Esto ha sido un error por varios motivos.
En primer lugar, el desinterés general de algunos concursantes de Operación Triunfo hacia Eurovisión no es solo palpable, es demostrable con declaraciones que ellos mismos han realizado en los medios o desde la propia Academia. María, intérprete de ‘Muérdeme’, la canción que más probabilidades tiene de ir a Eurovisión, pues fue la más votada por el público en la pre-selección con bastante margen, ha reconocido abiertamente su desacuerdo con que el festival se celebre en Israel… pero no solo eso: en una entrevista ha declarado que “si hay que ir, se va” pero que ella no se considera la candidata más óptima. Natalia, intérprete de la tercera canción más votada en la pre-selección con ‘La clave’, tampoco está cómoda con la sede y ha dicho que, si va a Eurovisión, prefiere hacerlo con Miki para “dividir la responsabilidad”. Además, también ha expresado poquitas ganas por ir: “A mí me parece una oportunidad supergrande y me parece una experiencia brutal. Vivirlo sería muy chulo como experiencia en general y estaría superguay, pero sí es verdad que hay gente a la que le hace más ilusión. Entonces, si me toca ir, yo lo aceptaré e intentaré hacerlo lo mejor posible y si no, pues a seguir trabajando”. O lo que es lo mismo: si hay que ir, se va.
Cabe mencionar que Alba Reche, segunda finalista de Operación Triunfo por detrás de Famous, ha realizado declaraciones parecidas sobre Israel en la Academia, pero ella finalmente no se encuentra entre los candidatos para ir a Eurovisión… ¡siendo casi la ganadora de OT2018! ¿Ha abandonado Alba el barco? ¿Ha hecho OT la vista gorda con ella? No se sabe (¿quizá ha dicho algo en algún stories?), pero lo seguro es que no se va a tener que comer todo este marrón, así que mejor para ella pero peor para nosotros. ¿Al final no va a terminar dando igual en qué posición quede España en el festival si el “hype” es tan bajo que ni los propios artistas están a gusto con su canción? ¿Cuánta gente va a dejar de ver Eurovisión por culpa de esta situación absurda?
Por supuesto, esto no significa que a todos los concursantes de OT2018 pasen de Eurovisión: Miki ha mostrado interés por ir y ha dicho que, si su canción en solitario, ‘La venda’, sale vencedora, montará una fiesta en el escenario de Tel Aviv. El problema surge cuando los artistas que más posibilidades tienen de acudir al festival realmente no quieren hacerlo, algo que ha pasado con María y Natalia. Esto mata claramente la ilusión eurofán: ¿a quién debemos votar ahora? ¿A María, que tiene la mejor canción pero no quiere ir a Israel, o a Famous, que no tiene la mejor canción pero sí quiere ir? Es una decisión desmoralizante para el eurofán, y es culpa del sistema de RTVE, pero también los triunfitos tienen algo de responsabilidad: si en la pasada edición de OT, los concursantes aspiraron a ir Eurovisión, los de la siguiente no intuyeron que esto podía volver a suceder?
Tampoco está funcionando el sistema de RTVE de componer las canciones por un lado y escoger a sus intérpretes por el otro. Desde luego esto no pasa en la mayoría de países que participan en Eurovisión. Lo normal es que sea el artista el que decida ir al festival y que lo haga con su propia canción, y luego la democracia hace el resto. A ningún eurofán le gustó ver el desinterés con el que Ana Guerra y Aitana se enfrentaron a ‘Lo malo’, aunque luego fuera un exitazo. Lo mismo pasó con Amaia y Alfred y ahora con María y Natalia. Los alumnos se ven en la tesitura de cantar canciones que otros componen y escogen por ellos y que no les han de gustar necesariamente. En la entrevista citada, Natalia vuelve a mostrar incomodidad por la sede y afirma que “al ser una exposición tan grande, en mi caso, me gustaría poder hacerlo con algo que fuese mío”. Podemos echar en cara a Natalia que podía imaginarse dónde se metía cuando se presentó a OT, pero su reacción y la de otros concursantes a la posibilidad de ir al festival es sintomática de que el sistema de RTVE está fallando. No tiene sentido proponer a un artista -o a un triunfito en este caso- ir a Eurovisión con una canción que no ha escogido y que puede no gustarle nada, ni mucho menos dejar en manos del público votar por un intérprete que no es fan de Eurovisión ni tiene por qué serlo. ¿Con qué cara puede Natalia presentar ‘La clave’ en Tel Aviv si ella misma dice que no es el estilo que le gustaría hacer?
Evidentemente, el problema principal de todo esto vuelven a ser las canciones, ninguna de las cuales parece ni un poquito digna de representar nada en ningún sitio. Cuando RTVE solicita canciones a autores deprisa y corriendo para después asignárselas a los concursantes de OT, ¿qué música de calidad puede salir de ahí? ¿A quién le interesa más ir a Eurovisión, a María o a Álex Ubago? Solo puedo acordarme de aquellas declaraciones de Vega en las que decía que hasta que España no se tome en serio Eurovisión, como cuando mandábamos a Raphael, ella no irá al festival. Y para tomarse en serio Eurovisión hay que tomarse en serio el arte de hacer canciones aunque sea un poco… algo que la mayoría de estos temas candidatos no reflejan, ni mucho menos algunos de sus intérpretes.
En los últimos tiempos, The Japanese House se ha ido haciendo un nombre en el pop alternativo anglosajón con canciones como ‘Saw You in a Dream‘, ‘Leon’, ‘Face Like Thunder’, ‘Lilo’ o ‘Cool Blue’, que en la mayoría de casos aunaban la sensibilidad pop apegada al vocoder de Imogen Heap con las sonoridades del synth-pop guitarrero de los 80, dejando melodías bonitas y unas letras llenas de la angustia existencial que suele acarrear tener 23 años.
Este 1 de marzo verá finalmente la luz el álbum debut de The Japanese House, ‘Good at Falling’, y tras publicarse el avance synth-popero ‘Follow My Girl’, Main ha lanzado en los últimos días probablemente su canción más inmediata y pop hasta la fecha. ‘Maybe You’re the Reason’ es tan “radio-friendly” que sus estrofas recuerdan vagamente al ‘Somethin’ Stupid’ de Robbie Williams y Nicole Kidman, pero el poder de la canción reside en lo anhelante de su estribillo “sigo buscando algo, aunque sea que ahí fuera no hay nada”, al que responden las voces apitufadas que repiten el título de la canción, tan tímidas que parecen proceder de la propia cabeza de Main en un momento de inseguridad.
De hecho, por eufórica que suene ‘Maybe You’re the Reason’ de primeras, por pegadizos que sean sus punteos de guitarra, la canción es bastante clara en su reflexión sobre la depresión, dejando en sus estrofas frases como “creo que estoy muriendo, porque esto no es vivir, ¿debería estar buscando algún tipo de significado?”, con lo que Main concluye que la “apatía es un sentimiento divertido”. En ella, The Japanese House retrata sus días de insomnio, en los que mira a “la gente pasar” buscando una respuesta. “Siempre que intento resolverlo, es en ti en quien pienso”, declara, como si la respuesta estuviera efectivamente en la punta de sus dedos.
El Mundo ha publicado este viernes una información según la cual la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) habría denunciado a varios artistas socios de la entidad, entre ellos Alejandro Sanz, Joaquín Sabina y Pau Donés de Jarabe de Palo, por presunta infracción fiscal. El periódico afirma haber tenido acceso a un documento según el cual “los músicos habrían utilizado sociedades pantalla para, en connivencia con varias multinacionales discográficas, eludir el pago de impuestos en sus cobros de derechos de autor”. El supuesto fraude sumaría 70 millones de euros.
La propia SGAE ha negado la información de El Mundo en un comunicado, en el que asegura que “en ningún caso, SGAE ha denunciado a sus socios Alejandro Sanz, Joaquín Sabina y Pau Donés, ni al resto de los autores que figuran en la información” y que “la denuncia remitida esta semana a las autoridades se refiere a personas jurídicas socias de la entidad”.
Antes de la refutación de SGAE, Pau Donés había expresado su sorpresa ante las supuestas acusaciones de la sociedad publicadas por El Mundo, atacando la “corrupción” de la entidad y afirmando que el “sistema de gestión y cobro de derechos” supuestamente denunciado por SGAE había sido “instrumentado y consensuado” por ella misma y que en ningún caso este es ilegal. Donés anunciaba su propósito de “resolver la patraña que [el director de SGAE, José Ángel Hevia] y secuaces inventan para desviar la atención de otros asuntos internos de SGAE con consecuencias para la entidad mucho más graves”.
Este ha sido el comunicado completo de Donés:
“Leo la prensa esta mañana y me quedo estupefacto.
La junta directiva de SGAE vuelve a meter la pata, y esta vez atacando a sus propios socios.
En los últimos años los socios de SGAE no hemos tenido suerte. Dos juntas corruptas en manos de las televisiones privadas expoliando la Sociedad a merced de los intereses de dichas televisiones (La Rueda).
Recuerdo que la actual junta directiva fue elegida tan sólo por el 0’7% de los socios, lo que significa que la inmensa mayoría no fueron a votar por no estar de acuerdo con el sistema de votación, a todas luces irregular, impuesto por la anterior junta, que por aquel entonces dirigía otro títere de las televisiones privadas llamado José Miguel Fernández Sastrón.
Respecto a la denuncia de la actual junta, dirigida por José Ángel Hevia, junta que vuelvo a recordar fue elegida por el 0’7% de los socios de SGAE, acusa a un gran número de sus propios socios de defraudar a Hacienda con lo que se ha dado en llamar “el asunto de las cesionarias o sociedades pantalla”. Pues bien, este es un sistema de gestión y cobro de derechos de autor instrumentado y consensuado por la propia SGAE, editoriales y artistas, en total conformidad con los reglamentos que regían y rigen la entidad y en ningún caso fuera de la más absoluta legalidad fiscal. Y cuando hablo de artistas hablo de la gran mayoría y no sólo de los que aparecerán estos días en los titulares de los medios de comunicación como reclamo, entre otros yo mismo.
En todo caso, ya que la junta presidida por Jose Ángel Hevia ha decidido denunciarnos por las supuestas prácticas defraudatorias en los cobros de derechos de autor que la propia SGAE sugirió, aprobó, consensuó y practica desde hace más de 20 años, yo como compositor, artista y contribuyente me pongo a disposición de la ley para aclarar y resolver esta patraña que el Sr. Hevia y secuaces inventan para desviar la atención de otros asuntos internos de SGAE con consecuencias para la entidad mucho más graves.
Veremos ahora, con la intervención del Gobierno sobre SGAE, quiénes son los que realmente están defraudando a quién”.
La SGAE no ha denunciado a Alejandro Sanz, Joaquín Sabina, Pau Donés ni al resto de autores citados por el diario El Mundo. La denuncia remitida esta semana a las autoridades se refiere a personas jurídicas socias de la entidad.https://t.co/COLdUQahh4pic.twitter.com/iHdSqbmLoO
Con su profusa actividad del pasado año aún reciente, sabemos bien que Kanye West no puede parar de crear. Pero ahora parece que tampoco puede parar de (y perdón por el mal chiste) procrear. Y es que esta semana él y su mujer, la celebrity Kim Kardashian, han confirmado que “muy pronto” van a ser padres de una cuarta criatura. De nuevo, como ocurriera justo hace un año con su hija Chicago, nacerá por gestación subrogada y será un chico –algo que KimKar asegura que ya circulaba por ahí porque, dice, se emborrachó en Navidad y se lo contó a norecuerdaquién–.
De manera casual –o quizá no, porque a más churumbeles, más facturas que pagar–, un par de días después West retoma la frenética actividad musical que desarrolló a lo largo de todo 2018, que no sólo abarcó aquellos 5 álbumes cortos que produjo e interpretó, sino también en numerosas colaboraciones para XXXTentacion, 6ix9ine o Lil Pump. Hoy, nos le encontramos en ‘We All Shine’, el álbum que el rapero de Florida YNW Melly ha lanzado al mercado. Concretamente en un tema bastante atractivo –tiene hechuras de hit, al menos para USA– titulado ‘Mixed Personalities’, que es lanzado como single con un vídeo co-protagonizado por el autor de ‘Yeezus’, junto a una serie de robots humanoides y el propio Melly.
Por otra parte, tras meses de demora y sin una explicación clara de ese retraso, seguimos sin noticias de ‘Yandhi’, el álbum en solitario que Kanye llegó a anunciarse hasta en dos fechas distintas. Y nada. Lo único seguro es que, se publique antes o no, el festival Coachella NO será una de las plazas donde lo presente.
Ocupadisimo siendo padre, escribiendo y produciendo su serie de anime ‘Neo Yokio‘ (disponible en Netflix) y, sobre todo, ultimando lo nuevo de su grupo Vampire Weekend, Ezra Koenig ha acudido a su red social favorita, Instagram, para detallar por fin el esperadísimo álbum que dará continuidad a ‘Modern Vampires of the City‘, publicado en un ya lejano 2013.
Bajo una imagen de la carpeta de su sistema operativo que contiene todo lo relativo a este nuevo trabajo –que no llevará finalmente por título ‘Mitsubishi Macchiatto‘, como dijo tiempo atrás, sino algo bajo las siglas ‘FOTB’–Koenig ha escrito un largo texto explicando que, para él, este plazo de 5-6 años entre su tercer y cuarto álbum ha sido necesario, y que los 3-4 años entre ‘Contra‘ y ‘MVOTC’ se hicieron para él mucho más largos que este periodo previo. Confirma que tendrá 18 canciones y, aunque será doble en su edición de vinilo, dura 59 minutos, por lo que no lo será necesariamente en su edición CD. Asegura que, para él, no sobra ni uno de esos 18 cortes, y que, de hecho, en algún momento ‘FOTB’ fue un doble álbum con 23 canciones cada volumen (!).
Tras anunciar su acuerdo con Sony el pasado verano, asegurando que habría nueva música pronto, parece que ahora sí es cierto que el primer avance de este disco es inminente: Koenig asegura que la próxima semana lanzarán un doble adelanto, y que habrá otros dos adelantos dobles –uno por mes– antes de la salida del álbum. Lo cual nos lleva al mes de abril. Por tanto, para cuando actúen en la próxima edición de Mad Cool –junto a The Cure, The 1975, Smashing Pumpkins…–, ‘FOTB’ habrá sonado sobradamente en nuestros reproductores. Confiamos en saber más, dentro de apenas unos días.
Desde que en 1959 se estrenará en Broadway el musical ‘The Sound of Music’, escrito por Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II, ‘My Favorite Things’ se ha convertido en un clásico de la música. La versión de Julie Andrews en la adaptación fílmica del musical, que aquí conocemos como ‘Sonrisas y lágrimas’, la hizo universal, pero también las versiones del tema que han hecho a lo largo de las décadas eminencias como John Coltrane, David Brubeck, Barbara Streisand o Tony Bennett, además de The Supremes, Rod Stewart, Laibach o Kelly Clarkson. Y ahora se les ha unido Ariana Grande… más o menos.
El anunciado nuevo single de la estrella del pop, ‘7 Rings‘, está profundamente inspirado en aquella canción que este 2019 cumplirá 60 años, nada menos. Y su grandeza está, precisamente, en lo absolutamente irresistible que continúa resultando como gancho. Así, Grande no se anda con rodeos y se apropia de la melodía principal de la canción de Rodgers y Hammerstein II –por supuesto, están acreditados como autores– a la primera de cambio… pero sólo de ese gancho. Porque la letra de ‘7 Rings’, aunque mantiene la esencia de la original –olvidar las penas pensando en las pequeñas cosas que a una le gustan–, es mucho más perversa que aquellas «gotas en las rosas y los bigotes de los gatos». Ariana ideó esta canción tras un día en Nueva York. Para quitarle las penas, sus amigas la llevaron a Tiffany’s, la popular joyería de la 5ª Avenida, y ella decidió comprar un anillo para cada una de ellas, siete en total, para luego correrse una farra. Enseguida decidió que eso debía ser una canción, y… ¡bingo!
Así, ‘7 Rings’ desgrana las cosas favoritas de la cantante, que incluyen joyas, coches, casas, champán carísimo y toda una cohorte de fruslerías con las que dejar atrás la mala racha personal que se le ha ido acumulando. Curiosamente, las amigas de los 7 anillos –en realidad, no todas, sólo 4 de ellas más Ariana– aportaron su granito de arena a los versos y aparecen acreditadas como autoras: Victoria Monét, Tayla Parx, Njomza y Kaydence Krysiuk –las otras dos son Courtney Chipolone y Alexa Luria–. Esos créditos sí que son un auténtico regalo, si esto se convierte en un hit, como podría ocurrir.
Y es que, producida por TBHits y Social House –el mismo tándem que hizo ‘thank u, next‘, el mayor éxito de su carrrera–, ‘7 Rings’ resulta ser toda una chuchería irresistible, por boba que parezca la idea. Con una base de trap apesadumbrado –pero no sucio–, Grande acaba por pervertir la melancólica melodía original y, con mucho sentido del humor, follársela con su adicción a las compras y mucho sentido del humor. Como el que le lleva a bromear con las extensiones de pelo de su famosa cola de caballo: «¿Te gusta mi pelo? Pues gracias, acabo de comprarlo», canta en su cortante estribillo antes de esa sucesión de «lo quiero, lo tengo» con la que es imposible no bailar.
Por supuesto, todo esto se reviste de aún más humor y perversión ultracapitalista en un magnético vídeo, no tan delirante como el de ‘God Is a Woman‘, pero casi. Dirigido por Hanna Lux Davis (autora del clip de ‘thank u, next’ que batió records), Ariana se envuelve en colores rosa chicle, acabados metalizados, diamantes y humo en una mansión (aunque el exterior aparenta ser humilde) en la que monta un pari con sus amigas. De todos sus planos, sin duda el de la autora de ‘Sweetener’ rompiendo los muros de papel de una reproducción a pequeña escala de la mansión, con su cara apareciendo detrás, es el más icónico.
Los foros de Madonna están revolucionados porque la artista ha empezado a seguir esta semana en Instagram a Halsey, recientemente número 1 en Estados Unidos con ‘Without Me’, y ahora a Rae Sremmurd y a Rosalía, autora de ‘El mal querer’, y a la productora catalana Canada, que tanto ha trabajado recientemente con la propia Rosalía, antes con su productor El Guincho o artistas internacionales como Beck o Tame Impala. «¿Y qué?», se preguntará el mundo con mucha razón.
Madonna tan sólo sigue a 200 personas en su Instagram, y cada vez que empieza a seguir a un artista, sus seguidores deducen que se avecina una colaboración. Así reveló al mundo que Mirwais era co-productor de su último disco meses antes de que se decidiera a posar con él. Así se supone que ha revelado que su próximo videoclip lo ha dirigido Emmanuel Adjei, o que se avecinan colaboraciones con Maluma y Mykki Ekko, si bien todo esto no ha sido confirmado. ¿Podemos dar por hecho que habrá colaboración entre Madonna y Rosalía y/o videoclip producido por Canada? No necesariamente.
Es verdad que Madonna sigue mayoritariamente a gente con la que ha colaborado. Entre las escasas personas que sigue está sobre todo gente con la que ha colaborado de una manera o de otra: Björk, Britney Spears, Taylor Swift, Chance the Rapper, Alicia Keys, Katy Perry, Miley Cyrus, Ariana Grande, Diplo, Lenny Kravitz, Rita Ora, Sean Penn, Nicki Minaj (que ha dejado de seguirla tras colaborar con Cardi B)… Su escasa lista de seguidos (por poner un ejemplo Katy sigue al doble de personas, Miley a más del triple, y Rosalía casi al quíntuple) es una compilación clara de su vida pasada. Una especie de diario: una se pasó a tocar el piano, otra se grabó haciendo cucamonas para un vídeo, con otro montó un matrimonio y una película, otra le tocó una guitarra en directo, otro le dejó un rap, para otra grabó un «speech» feminista…
Sin embargo, también hay excepciones. Madonna no ha trabajado con Patti Smith ni parece que vaya a hacerlo a estas alturas, porque las dos están en galaxias distintas artísticamente; y también sigue a celebridades como Obama o Cristiano Ronaldo. Por otro lado, si tenemos que deducir que está trabajando con todo el mundo que está siguiendo últimamente, lo cierto es que no cabe en un disco: Frank Ocean, Post Malone, Yves Tumour… ¿de verdad todo este montón de gente va a trabajar con ella en esta era además de Anitta, Nakhane, Starrah…? Es verdad que algunos artistas simplemente pueden haber sido sampleados como Madonna hizo con Abba o Public Enemy, nuestro forero Tuki cree que puede estar preparando una mixtape colaborativa además de un disco debido a una imagen que subió a su Stories… pero también puede que simplemente esté… ya sabéis… utilizando su Instagram a secas.
Monarchy siempre han tenido una sólida base de fans en España, y siempre han sido muy voluntariosos para respondernos dudas y entrevistas. Pero es la primera vez que tengo ocasión de hablar a la vez con el vocalista y letrista Ra Black y el productor Andrew Armstrong, con quien sí charlé una vez en solitario. En las oficinas de Warner de Madrid me encuentro a Ra ya a cara descubierta tras haberse camuflado detrás de una máscara durante sus inicios, y a Andrew, que vive en la ciudad porque «hace buen tiempo». Ra habla bajísimo y como si la vieja máscara le impidiera articular más de tres frases consecutivas, pero no es parco en ironías ni titulares; mientras Andrew, pese a (o gracias a) no ser el vocalista, habla más alto, decidido y es más divertido. El grupo se embarca ahora en una gira europea sin paradas en nuestro país, pero no os preocupéis, que a menos que vuelvan a separarse de nuevo (por lo que les pregunto también), las habrá seguro. Este mismo viernes 18 de enero actúan a las 18.00 en Fnac Callao, donde firmarán discos.
¿Cómo definiríais este disco? ¿Es un EP largo o un disco corto? ¿Y cómo lo definiríais por sonido?
Andrew: «Un disco corto, definitivamente. Un EP para mí son 4 canciones. Este disco tiene un principio y un final, además de dos caras, como un viejo vinilo, con sus temas hacia la mitad como más lentos».
Ra: «Es más positivo, más luminoso, más divertido. Refleja en qué momento estamos».
El disco empieza con ‘Back to the Start’ (que en el momento de esta entrevista aún no se sabe que es el single). ¿Es un tema clave para vosotros? Y contadme si habéis contado con cuerdas reales.
A: «No, no son reales. Nada lo es. ¡Todo es una ilusión! (risas) En la música dance de los 90 nunca se usaban cuerdas reales, así que no procedería nada que nosotros utilizáramos cuerdas reales, como Eurythmics o algo así».
Ra: «Nunca he pensado si es un «tema clave» para nosotros».
A: «Para mí sí lo es».
Ra: «Sí que que captura ese carácter más positivo del disco».
¿Habéis usado diferentes sintetizadores esta vez?
A: «He usado mucho el Jupiter-6, un sintetizador viejo analógico de Roland que siempre he tenido, pero esta vez he vuelto a recuperarlo y le ha dado al disco un sonido más rico y orgánico, me ha gustado mucho meterlo».
¿Cuánto tiempo habéis trabajado en este disco?
(Ambos se ríen)
A: «Mucho».
Ra: «Desde el último. Sé que el disco es corto, pero hemos escrito muchos temas y trabajado mucho en él».
«Hacer un disco positivo fue un reto personal. Estaba cansado de escribir desde un punto de vista desesperado»
¿Por qué es tan positivo?
Ra: «Fue un reto personal. Estaba cansado de escribir desde un punto de vista desesperado. Quería hacer canciones que me pusieran de buen humor. No escribí los temas necesariamente desde un punto de vista positivo, sino que intenté escribir así para sentirme positivo. Era un intento de cambiar de humor. Algunas canciones las hicimos en España y España siempre tiene un efecto positivo en nosotros».
A: «Y siempre escribimos al volver de gira y, cuando vuelves de gira, piensas en canciones que vayan a funcionar bien en directo. Por ejemplo, ‘Back to the Start’ creo que funcionará muy bien en directo».
¿Cuán importantes son las letras para vosotros, dado el sonido tan claro que tenéis?
Ra: «A veces son importantes, a veces no. Lo más importante es que el sonido esté bien. Claro que son importantes, antes buscaba sobre todo lo poético, pero cada vez es más importante para mí escribir sobre cierta perspectiva de verdad en lugar de sobre algo adornado. Hay que buscar un equilibrio. Si algo es demasiado real, es demasiado duro. Hay que buscar un término medio».
¿Alguna letra favorita en este álbum?
Ra: «‘Deep Cut’. No es que sea muy profunda, pero tiene muchas frases que me gustan».
A: «‘Racie’s Cousin’. Tiene una perspectiva diferente, no es una canción sobre relaciones como las demás, tiene un punto de vista social, sobre provenir de un entorno de necesidad, es más interesante».
«Queríamos darle una sensación de orgía a ‘Deadset Lust’, pensamos que le iría bien»
¿Ha podido ser Gainsbourg una inspiración en ‘Deadset Lust’?
A: (risas) «No realmente».
Ra: «¡Un poco!».
A: «Queríamos darle a la canción una sensación de orgía, como hacer un ‘Kiss’ de Prince a la francesa. Al ir trabajando en ella pensamos que le iría bien el sonido de una orgía».
El sexo es el tema de esta canción y de otra pista…
A: (sonríe) «‘Cumming Coma'».
¿Cuál es el mensaje detrás de esto?
A: «El sexo es bueno» (risas).
Ra: «No creo que haya un mensaje. Solo es una expresión».
Lo digo porque desde que gobierna Donald Trump, han surgido muchas canciones con mensaje de libertad.
Ra: «Las canciones sexuales no están escritas a causa de Trump» (sonríe).
¿Cuál es el tema más reciente del disco?
A: «‘Back to the Start’. La hicimos en España, hace un par de meses».
Porque vives aquí, se te ve de vez en cuando por aquí y por allá… ¿qué te trae por aquí?
A: «Sí. Me gusta España, me gusta mucho Madrid. Quería dejar Londres, aunque voy mucho. En realidad vivo entre los dos sitios».
Andrew: «Siempre he estado integrado en la gentrificación siendo parte del problema. Pero me encanta Lavapiés».
¿Cuál es tu barrio favorito?
A: «Lavapiés. Me encanta, cada día hay un nuevo bar o lo que sea. Sé que es víctima de la gentrificación y yo soy parte de la gentrificación (risas) Pero en Londres, me pasó igual: vivía en East London, cuando el barrio pasó de ser almacenes sucios a un cúmulo de coctelerías. Siempre he estado integrado en la gentrificación siendo parte del problema. Pero me encanta Lavapiés».
Pues mira que hay cuestas.
A: «Pero eso es bueno para tu cuerpo».
«El synth-pop nunca se pasa de moda, pero tampoco pasa a la primera línea. Siempre está por ahí, influyendo»
¿Qué opináis de la supervivencia del synth-pop? Se habla de tantas tendencias… pero de repente sale un grupo como Monarchy y sigue teniendo su público.
A: «Creo que siempre ha estado ahí. Cada año alguien proclama que «ha vuelto la música disco» porque Nile Rodgers ha sacado un single o algo. Y con el synth-pop es igual. Nunca se va, pero tampoco pasa a la primera línea. Siempre está por ahí, influyendo diferentes cosas. Yo creo que es lo mismo que pasa con el punk, que «vuelve cada año». O el indie o lo que sea».
¿Escucháis diferentes cosas o estáis tan apegados a un estilo como parece?
Ra: «Yo oigo mucho jazz. Quiero decir, sobre todo escucho música pop, pero escucho jazz porque el pop está evolucionando más rápido que ninguna otra cosa, y eso es lo que amo y odio del jazz, que se mantiene, no progresa. Es como ponerte música clásica. Así que escuchando jazz me relajo».
A: «Yo escucho todo tipo de música. Mucha música francesa, como Yusek, French touch… Música para ir de fiesta, pop también. También pop alternativo como Parcels. Hay muchas bandas australianas en el underground que están muy bien».
«Colaborar con una orquesta es como el final para un músico, sobre todo si viene de la cultura de clubs. ¿Jeff Mills con orquesta? ¡Coge el 909, abajo la orquesta!»
Si hicierais algo que no fuera synth-pop, ¿lo firmaríais como Monarchy?
Ra: «Interesante pregunta. Monarchy es un sonido. Y el sonido de Monarchy es la suma de Andrew y yo. Así que si no estamos de acuerdo en cómo sonar, no sé qué pasaría».
A: «Por eso yo nunca haría una colaboración con una orquesta (risas) Es como el final para un músico. Sobre todo si eres un músico que viene de la cultura de clubs. ¿Jeff Mills con orquesta? ¡Coge el 909, abajo la orquesta!».
Pet Shop Boys siguen haciendo música de baile con Stuart Price a los 60 años, aunque les cuesta llegar a gente joven. ¿Cómo os veis vosotros a su edad?
A: «Seremos un combo de jazz y haremos bodas» (sonríe)
Ra: «Hay veces en que hacer lo mismo se convierte en aburrido. Rod Stewart dejó de hacer lo que quiera que hiciese y empezó a hacer lounge. Eso es regresivo. Nosotros preferimos ser más avant garde en el futuro que regresivos».
Algo como Grace Jones. Aunque es complicado cuando no saca disco hace 10 años.
A: «Depende del grupo. El último disco de Blondie fue un comeback total. De David Byrnes fue increíble el último. Por supuesto los últimos de Bowie. Si tienes algo relevante que decir…»
Ra: «Yo de Depeche Mode prefiero sus últimos álbumes».
¿En serio? ¿Por qué?
Ra: «Porque sus primeros discos me parecen demasiado simples. Son pegajosos pero no tienen un significado. En cambio los últimos tienen algo que decir. No es que los escuche mucho (Andrew se ríe), pero los prefiero».
¿Qué grupo de los 80 creéis que ha evolucionado mejor?
(piensan) A: «New Order, el último es muy bueno. Tienen una gran carrera. The Cure hacen grandes conciertos».
Sobre todo muy largos.
Ra: «Pero han escrito tantas buenas canciones que pueden hacerlo. A la gente le encanta».
¿A vosotros como «performers» os gusta hacer shows largos?
Ra: «No particularmente».
A: «El más largo fue aquí en Madrid, y duró como hora y media».
Vuestro disco es corto. Hay cierta tendencia a hacer disco corto, como ha hecho varias veces hace poco Kanye West…
Ra: «Mucha gente hace largos, con 15 pistas aunque solo 10 son canciones de verdad».
A: «Por Spotify, canciones de unos pocos segundos».
Ra: «No lo estoy criticando pero es lo que está pasando».
Vosotros sois de disco corto…
A: «Me gustan cortos».
Ra: «No me gustan los discos en absoluto» (risas)
¿Por qué?
Ra: «Ya no se oye música así. Yo nunca escucho un disco completo».
¿Ni siquiera de jazz?
Ra: «No».
Y no escuchas vinilo…
Ra: «No».
Pero tú sí editas tu disco pensado para vinilo…
Ra: «Sí».
«Si te gusta algo y quieres mantenerlo para siempre por razones sentimentales y quieres recordarlo, hazle una foto»
¿Y eso?
Ra: «No es por mí que lo vamos a sacar. Tengo vinilos, me gusta mirarlos, pero me gustan más como objetos».
A: «A mí me gustan los vinilos, puedo entender por qué la gente los compra, pero no soy muy sentimental en ningún sentido. Cuando era más joven tenía muchas rarezas que valían fortunas, el «vinilo transparente de Aphex Twin que salió el día de salida»… Después he pensado que si alguien puede quitármelo, ya no me interesa. No he coleccionado nada desde entonces. «¿Qué hago con este disco que no he usado últimamente?» «¡Pues dáselo a alguien!».
Ra: «Intento vivir de otra manera. Si te gusta algo y quieres mantenerlo para siempre por razones sentimentales y quieres recordarlo, hazle una foto. Puedes mantener una foto para siempre».
Esto es porque os habéis mudado mucho, ¿verdad?
Ra: «Empezó así porque ahora vivo en Australia».
Lejos…
Ra: «Está muy lejos, aunque pasamos mucho tiempo en Europa».
Este disco entonces lo habéis trabajado por e-mail.
Ra: «Paso mucho tiempo en España también».
Andrew: «Y también lo hemos trabajado en Londres».
Esta asociación a España es por la base de fans que tenéis aquí…
A: «Sí, es un poco de todo. Para mí fue una decisión improvisada. El tiempo es bueno, y todo se inclinaba hacia Madrid».
¿Dónde hay que ir en Madrid o en Londres si quieres escuchar música de Monarchy?
A: «Me ha pasado estar en un bar y que pongan Monarchy. Recuerdo que pasó en el Café Berlín, en algunos bares. A veces me cuesta darme cuenta de lo que es. Es divertido. Me da vergüenza si conozco al DJ».
«Estar en un grupo es como un matrimonio, un acuerdo. Hay altibajos y siempre ha habido, ha habido otros menos públicos que el que tuvimos (…) Ahora estamos en terapia matrimonial»
¿Cómo habéis trabajado las fotos de este disco? Porque la imagen ha sido un tema importante en vuestro recorrido…
A: «Es una continuación de ideas del mundo que quisimos crear, jugar con la imagen y con el anonimato. No tanto como al principio obviamente, pero metiendo emoción y algo de historia en las fotos, que es importante».
Ra: «Nos hemos mudado del anonimato al personaje. El problema del anonimato es que su naturaleza está desprovista de carácter, así que es una lucha. Nosotros dos en concreto no tenemos mucha imagen, así que…»
A: «Quedaríamos como dos tíos contra un muro».
Por cierto, ¿qué pasó con aquello de que os separasteis por un momento? (NdE: una responsable de Warner abre la puerta en este momento para indicar que se acaba el tiempo de la entrevista y ambos se parten de risa)
A: «¡¡¡Salvados por la campana!!!».
No, en serio, vais a contestar a esto…
A: «Estar en un grupo, cuando está la creatividad de por medio… es como un matrimonio, un acuerdo. Hay altibajos y siempre ha habido, ha habido otros menos públicos».
Ra: «Es la dificultad de estar en un grupo: te presentas como banda, pero también tienes tu individualidad».
A: «Las personas cambian todo el tiempo y las relaciones también».
¿Cuán sólidos sois ahora como dúo?
Ra: «Estamos en terapia matrimonial. Eso es una buena «no respuesta», ¿verdad? ¡Tenemos que meternos en política!» (risas).
Nadie puede echar en cara a James Blake hacer álbumes continuistas cuando su sonido ha sido (y es) lo suficientemente original e influyente como para prácticamente constituir un genero en sí mismo. De hecho, si acaso a cada disco que publica el británico vuelve a resultar fascinante descubrir hacia qué direcciones nuevas ha decidido llevar su personal e intimista fusión de electrónica espectral con soul, pop clásico y otros sonidos como el hip-hop o el extrañamente llamado post-dubstep. Y si en su última obra hasta la fecha, ‘The Colour of Anything’, Blake decidía compartir labores de composición y producción con varios colaboradores por primera vez en su carrera, entre ellos Frank Ocean, Bon Iver y Rick Rubin, ‘Assume Form’ se ha revelado desde aquella filtración ¿accidental? de Amazon Francia como su disco con más colaboraciones tanto a nivel de “featuring” como de créditos. Están Travis Scott, André 3000 de Outkast, Moses Sumney, Metro Boomin y Rosalía, la mayoría de los cuales ya habían trabajado con Blake en el pasado.
Así, entre tanta colaboración y visto que su particular sonido no se va a ir a ninguna parte al menos de momento, lo mejor que ha podido hacer James Blake esta vez es un disco más corto que el anterior, que aun conteniendo algunas de las mejores canciones de su carrera, también incluía otras insustanciales y no justificaba su larga duración. 49 minutos bastan ahora a Blake para contarnos todo lo que nos tiene que contar en un nuevo disco lleno de amor y de serenidad por el hallazgo de una vida plena al lado de su novia, la actriz británica Jameela Jamil, a quien has visto en ‘The Good Place’ y a quien gustará esa ‘Lullaby for My Insomniac’ de cierre -efectivamente una “nana” para dormir- mucho más que seguramente a los fans del músico de Enfield a quienes no va directamente dedicada.
Efectivamente, muchas de las letras de ’Assume Form’ hablan de amor y dejan momentos realmente románticos y pasionales como ‘Into the Red’, en la que Blake detalla cómo se deshace de muebles que no necesita en su casa para tener a su chica más “a la vista”, o la preciosa y tierna ‘Are You in Love?’, que Blake utiliza para expresar su vulnerabilidad ante un amor quizá demasiado ideal para creérselo. “¿Estás enamorada? Haz como que sí, yo lo hago por ti”, proclama Blake sin miedo alguno a mostrar sus inseguridades. En los últimos tiempos, Blake ha sido muy claro en su defensa de una masculinidad mas abierta a los sentimientos, declarando en un comunicado el año pasado que la vida de las giras y el bloqueo emocional lo sumieron en una depresión que conllevó mala salud y pensamientos suicidas; y la canción que titula el disco es muy clara al respecto. Acompañado de un típico loop de piano y al final de una emotiva melodía de voces apitufadas, Blake habla de entregarse sin límites al amor. “Seré tocable para ella, seré accesible” canta antes de concluir: “¿No se hace más claro, no parece que conectamos, no se parece esto a un comienzo, no te hace más feliz?”.
‘Assume Form’ no es un “comienzo” radical al menos a nivel sonoro para Blake, pero si en él desarrolla ideas que nos pueden resultar más o menos familiares en su repertorio, como sus coqueteos nada sutiles con el r&b, el hip-hop y el soul, hay que celebrar que esta vez lo haga de manera más profunda y dejando canciones muy especiales, aunque lejos de conformar nuevos clásicos en su discografía a la altura de ‘The Wilhelm Scream’, ‘Retrograde’ o ‘I Need a Forest Fire’. El hipnótico single de trap-de-las-5-am ‘Mile High’ con Travis Scott y Metro Boomin es más adictivo de lo que parece (por cierto, su título se refiere a la práctica de follar en un avión), mientras la honestamente titulada ‘Can’t Believe the Way We Flow’ directamente samplea -según The New York Times– los suculentos coros del grupo vocal de los 60 The Manhattans, dando lugar a una canción celestial en el sentido más literal del término; y el doo-wop fantasmagórico de ‘I’ll Come Too’ eleva el alma a los cielos mediante unas melodías orquestales preciosas que son puro pop de los años 50. En este tema, Blake vuelve a la importancia de expresar los sentimientos en una relación de pareja, ya sean buenos o malos, declarando “esta vez expresaré lo que necesito, aunque sea lo último que haga”.
Si parece que ‘Assume Form’ es el disco “singer-songwriter” de Blake, otros temas recorren senderos más inhóspitos en su catálogo. En la veraniega ‘Barefoot in the Park’, Blake eleva a Rosalía en una nube burbujeante de cazuelas y ritmillos orgánicos, mientras la autora de ‘El mal querer’ se dirige a Dios para mostrarle su gratitud por todo aquello que tiene en la vida (“ya tengo to’ lo que quiero, ya no puedo pedir más”). Algo más parecido a un ritmo de baile propone la delirada ‘Where’s the Catch?’ junto a André 3000. En ningún caso Blake da con esa gran canción que defina esta nueva etapa de su carrera y no, en todos los meses que lleva fuera ‘Don’t Miss It’ nos nos ha convencido de serlo, pese a sus reflexiones medio irónicas sobre la fama y las redes sociales en frases como “todo es sobre mí, yo soy lo más importante”. Era un single mono, pero modesto y aunque ‘Assume Form’ presenta momentos brillantes, algo de esa placidez hallada por Blake en su vida parece filtrarse en las canciones de su nuevo disco en forma de cierto… ¿conformismo es la palabra? ‘Assume Form’ vuelve a ser otro disco estupendo de James Blake, pero para bien y para mal suena al cierre de una etapa, y creo que cobrará mucho más sentido cuando salga el siguiente. No es sólo «un disco de transición», pero tampoco es otra obra definitiva de Blake.
Calificación: 7,9/10 Lo mejor: ‘Assume Form’, ‘Mile High’, ‘Into the Red’, ‘Can’t Believe the Way We Flow’, ‘I’ll Come Too’ Te gustará si te gusta: Sampha, The xx, Sufjan Stevens, Bon Iver Escúchalo:Spotify
La irrupción de ‘Canino’ en el festival de Cannes de 2009 y su posterior nominación al Oscar produjo una burbuja más grande que la de Pokémon GO. De la noche a la mañana, distribuidores y programadores de medio mundo se fueron a Grecia para pescar la última rareza del bautizado por la crítica anglosajona apresuradamente como “Greek Weird Wave”. Aunque se trajeron alguna que otra obra reseñable –‘Boy Eating the Bird’s Food’, ‘Attenberg’-, la mayoría no fueron más que títulos mediocres destinados a engordar la moda festivalera del momento. Al final, como ha ocurrido en otros casos (con Kiarostami y el cine iraní en los noventa, por ejemplo), más que una tendencia cinematográfica nacional lo que ha surgido en Grecia ha sido la figura de un director de enorme talento y personalidad.
Yorgos Lanthimos no tardó en rodar fuera de Grecia, en inglés y con estrellas de Hollywood (además de con su mujer, Ariane Labed, el otro talento surgido de este “movimiento”). A pesar de ello, el director ha mantenido su independencia creativa. ‘Langosta’ (2015) y ‘El sacrificio de un ciervo sagrado’ (2017) eran tan singulares como sus homólogas griegas, y siguieron acumulando premios en Cannes y nominaciones a los Oscar. Por eso, cuando se anunció que Lanthimos iba a rodar un drama de época, con guión ajeno y con una de las actrices mejor pagadas de Hollywood (Emma Stone), muchos nos echamos las manos a la cabeza como Marie Kondo entrando en la casa de alguien con “síndrome de Diógenes”.
‘La favorita’ es el filme más accesible de la filmografía de Lanthimos, pero ni mucho menos el más convencional o impersonal. Situada a principios del siglo XVIII en la corte de Ana Estuardo, la película es una divertida, grotesca y muy sórdida mezcla entre las intrigas palaciegas de ‘Las amistades peligrosas’ (1988), la rivalidad femenina de ‘Eva al desnudo’ (1950), el barroquismo del cine de Peter Greenaway y la exquisita reconstrucción histórica de ‘Barry Lyndon’ (1975). Con esta última, ‘La favorita’ comparte una fotografía (Robbie Ryan, el fotógrafo de los filmes de Andrea Arnold), diseño de producción (Fiona Crombie, conocida por su trabajo en ‘Macbeth’), vestuario (la gran Sandy Powell, que acumula Oscars, tres, y nominaciones, doce) y uso de la música (desde piezas del barroco a Luc Ferrari o el ‘Skyline Pigeon’ de Elton John) absolutamente excepcionales.
Entre la masturbación que abre la película y la que la cierra, Lanthimos narra la historia de un triángulo sentimental formado por dos consejeras reales, las “favoritas” de la reina (estupendas Rachel Weisz y Emma Stone), que se disputan con uñas y dientes el favor de la monarca británica (fabulosa Olivia Colman). El resultado de esta pelea es una irresistible tragicomedia sobre los rituales de sumisión y dominación, filmada por medio de recursos estilísticos sorprendentes -lentes deformadas, grandes angulares-, la inclusión de música y bailes anacrónicos, y la utilización de (viperinos) diálogos llenos de modismos actuales (“fuck, fuck, fuck”). A través de esta mirada contemporánea, el director retuerce los rígidos códigos genéricos del cine histórico para crear una obra que deforma el pasado para dialogar con el presente. Después de arrasar en las nominaciones a los Bafta, ¿reinará ‘La favorita’ en la corte de Hollywood? 9.
Este viernes 18 de enero se publican los nuevos discos de James Blake (un ‘Assume Form‘ que incluye, entre otras de colaboraciones, una con Rosalía), Sharon Van Etten, Deerhunter, Maggie Rogers, Toro y Moi, Mabel (una mixtape de la hija de Neneh Cherry, en realidad), Steve Mason, Future, Monarchy, Rayden, The Twilight Sad, Mike Posner, The Delines (nuevo grupo de Willy Vlautin, de Richmond Fontaine), Joe Jackson, Pedro the Lion o las debutantes Alice Merton y Pi Ja Ma, entre otros.
Canciones de todos ellos tienen cabida en Ready for the Weekend, y a ellas se suman flamantes nuevos singles como los de Ariana Grande, Sigrid, Miss Caffeina, Loyle Carner, Dawn Richard, Bejo, Ms Nina & Tomasa del Real, el regreso de Kanye West (en un single del rapero YNW Melly), Cristina Quesada (un EP producido por John Moore), Glen Hansard, Tyga, Maren Morris, Robbie Williams (por partida doble, puesto que también lanza un tema con Bob Sinclair), Bryan Adams, Ximena Sariñana o J Balvin con su fiel productor Sky. No faltan los lanzamientos sorprendentes y curiosos, como un remix del último single de Grimes a cargo de su amigo (y ahora productor estrella en el pop) BloddPop®, la versión en inglés del tema que la japonesa Hutada Hikaru & Skrillex prestaron a la BSO de un videojuego, o el nuevo álbum de los canarios Birkins, que es una reinterpretación de canciones de la era «Ziggy Stardust» de Bowie con colaboraciones estelares como las de Jonathan Donahue (Mercury Rev) o Mikel Erentxun, entre otros.
También hemos conocido en los últimos días los primeros singles de los nuevos discos de The Drums, El Grajo, The Cinematic Orchestra y Los Bonsáis, además de nuevos avances de álbumes ya anunciados de Panda Bear, Rustin Man, The Japanese House, Matmos o Hozier. Obviamente hay espacio para las sorpresas que The Killers, con su single político sorpresa ‘Land of the Free’, y The Cranberries, con ese ‘All Over Now‘ que incluirá el disco final de la banda irlandesa tras la muerte de Dolores O’Riordan. Novedades de Wild Nothing, Karen O y Danger Mouse, Townes van Zandt, Airbag, Sigrid, Pau Vallvé, Little Simz o The Dandy Warhols, completan nuestra playlist.
Si alguna vez pensaste que ‘Mala mujer’, triple platino en España, sería para siempre la canción más famosa de C. Tangana te equivocabas. La jugada de colaborar con Becky G, que ya había sido número 1 en España con ‘Mayores’ y ‘Sin pijama’, y obviamente es una cantante de enorme éxito en Latinoamérica, parecía maestra y así ha sido.
Aunque el tema no era el mejor que ninguno de los dos editaba en 2018 el público ha respondido y C. Tangana ha celebrado en su Stories que el vídeo de ‘Booty’ con Becky G ha superado los 100 millones de visualizaciones a nivel mundial. En Spotify lleva unos 42 millones de escuchas, con Puchito ya con cientos de miles de oyentes en lugares como Santiago de Chile, México y Buenos Aires. Aunque el dato que él da sobre ser platino en Estados Unidos está maquillado (será platino a lo sumo en el mercado del Billboard latino, unas 10 veces menor que el general), no se puede negar que 2018 ha sido un suma y sigue para él.
Sumando reproducciones de Spotify y Youtube (los datos del resto de plataformas no son públicos), también estos días ‘Mala mujer’ rebasa los 100 millones de reproducciones a nivel global, pero además ‘Bien duro’, ‘Guerrera’ y ‘Llorando en la limo’ han llegado a los 50 millones. Mención especial merece el tema con Rosalía ‘Antes de morirme’ que, editado hace 2 años y medio, vive su momento mayor de popularidad ahora gracias al pelotazo de ‘El mal querer’, disco del que C. Tangana es co-autor de 8 temas (‘Malamente’, donde se le oye perfectamente sampleado, suma 110 millones de reproducciones en ambas plataformas a día de hoy). Así queda el top 10 de canciones más populares de C. Tangana, de momento.
1.-Booty, con Becky G 143 millones
2.-Mala mujer 100 millones
3.-Antes de morirme, con Rosalía 83 millones
4.-Bien duro 59 millones
5.-Guerrera, con Dellafuente 57 millones
6.-Llorando en la limo 56 millones
7.-Persiguiéndonos 22 millones
8.-Mala Mujer remix con French Montana y Farruko 21 millones
9.-De pie 21 millones
10.-Un veneno, con Niño de Elche 17 millones
Esta misma semana Sharon Van Etten publicará ‘Remind Me Tomorrow’, álbum que da continuidad al notable ‘Are We There’. Han pasado 5 años desde aquel trabajo y la vida de la artista de Nueva Jersey ha cambiado mucho, tanto en lo personal como en lo profesional: en el primer aspecto, fue madre de su primer hijo; en el segundo, su carrera como actriz vivió un espaldarazo al ser seleccionada en el casting de la serie de Netflix ‘The OA‘, además de ser seleccionada por David Lynch para aparecer en la música del regreso de ‘Twin Peaks‘.
Todo ello parece haber influido considerablemente en sus nuevas canciones, como explicó cuando lanzaba un par de meses atrás el primer adelanto de este trabajo, ‘Comeback Kid‘. Una vida tremendamente agitada por no querer renunciar a ninguna de las oportunidades profesionales que se le presentaban, la empujó a componer sus nuevas canciones con un teclado casero. De ahí que, aún producidas por John Congleton, se presenten con un aspecto mucho más sintético de lo que venía acostumbrando su rock de autor. Lo cual no relega la emoción ni la intensidad lo más mínimo, como demuestra el tercer adelanto del disco mostrado días atrás, ‘Seventeen‘.
La canción, que en su origen Van Etten confiesa que poseía una pátina cercana a la música de Lucinda Williams, adquiere cierto toque próximo al Bruce Springsteen más épico (de ahí la comparación con The War on Drugs que esbozaba mi compañero Jordi Bardají) merced a su contundente batería y al piano que marca los acordes. Lo cual es bastante atinado si consideramos que su letra parte como una oda de amor a la ciudad de Nueva York –que tanto ha inspirado también al Boss–, a los lugares que la enamoraron cuando llegó a ella 15 años atrás… y que ya no existen.
Así, enarbolando un discurso contra la gentrificación que termina con el alma de las ciudades, Sharon se conecta con aquella chica de 17 años que era cuando llegó a la Gran Manzana, y escuchaba a los mayores decir cuándo estaba cambiando para mal la ciudad. Ahora se dirige con ternura a aquella chica que se liberó al trasladarse a la urbe y que no quería escuchar aquel discurso que ella consideraba retrógrado, empatizando con sus emociones pero advirtiéndole de lo errada que estaba («Te veo tan incómodamente sola / Ojalá pudiera contarte cuánto has madurado», canta). De manera arrebatadora, en su tercer verso Van Etten abandona el tono cariñoso del resto de la canción para gritarle a aquel yo: «sé en lo que te vas a convertir / Te estás descomponiendo sólo para ver / Que vas a tener tanto miedo como yo». De manera muy potente, el clip filmado por Maureen Towey para la canción, presenta de hecho a la Sharon de entonces junto a la de ahora en sus rincones favoritos de Brooklyn. Muchos ya son solares vacíos.
Sharon Van Etten es uno de los nombres más atractivos presentados en el cartel de Vida Festival 2019, y por tanto actuará en Vilanova i la Geltrú (Tarragona), entre los días 4 y 6 de julio.