Fiel al espíritu de esta playlist, la nueva remesa de canciones que se reúnen en Flores en el Estiércol repasa principalmente numerosos álbumes, EPs y canciones publicadas en los últimos meses de 2022 y que posiblemente no gozaron de la atención que merecían: discos como los de Caitlin Rose, The Soft Pink Truth, Rae Morris (por partida doble), Vendredi sur Mer, Muni Long (reciente ganadora del Grammy a la Mejor Interpretación R&B), Desert, Day Wave, Verona, Billy Nomates, Stephen Sanchez, Momma, Sandré, Sofie Royer, Leia Destruye (Mourn) o Yudi Saint X. Y con ell@s, fantásticos temas que adelantaban trabajos publicados ya en 2023, como los de The Arcs (la otra banda de Dan Auerbach), Micah P. Hinson, Agar Agar, Refree, Taken By Trees, Andy Shauf, Puzzles y Dragones, Havalina, King Tuff, Marta Movidas y Juan Azul (estos últimos, dos de los artistas nacionales más personales surgidos en las últimas temporadas), además de avances de próximos largos de The Wedding Present, Lorena Álvarez, Alex Anwandter, Cigarettes After Sex, Anna Colom (mucho ojo a esta artista barcelonesa, corista en la gira de ‘El mal querer’ de Rosalía), Temples o Miss España (ex-Juanita y Los Feos, Rata Negra).
Entre las 55 canciones que incluimos en la actualización de esta playlist vamos a destacar hoy un tema que, lo mismo que le pasa a la protagonista de su letra sobre una relación turbulenta, es tremendamente adictivo. ‘YO SI ERA DROGA’, nuestra Canción del Día hoy, es el título de este tema que publicaba la joven donostiarra Miren Agote Dalmas a finales del año pasado, un auténtico sopapo que aúna en poco más de 2 minutos y medio trazas de rockazo, reggae, hip hop y pop, con cierta reminiscencia a Luna Ki en su mezcla de contemporaneidad y arrebato punkarra.
Una mezcla que no necesita ser especialmente original para fascinar, ya que le sobra con un gancho que, valiendo el símil pugilístico, noquea, a la vez que empuja irremediablemente a clicar play en bucle, porque ese «Yo sí era droga, y no coca, la vida loca-ca» es ya uno de los himnos más coreables de los últimos tiempos en el pop español.
Curiosamente, este último single de Miren es una rara avis en su aún corta pero ya prolífica carrera: si bien todas sus canciones quedan hilvanadas por cierto carácter orgánico, casi siempre con protagonismo de guitarras o pianos, suelen tener un espíritu eminentemente contemporáneo, con producciones electrónicas a cargo de Lupita’s Friends (Hard GZ, Sofia Gabanna), Dualy o Fulston, y estar llenas de sombras y melancolía al más puro estilo de coetáneas como Babi o Rorro, aunque con un flow que, salvando las distancias, es más próximo al de Iseo, Anier o incluso Gata Cattana -aunque con un imaginario lírico es más personal que político-.
Con el auspicio de Warner desde sus inicios (curiosamente su mayor éxito en streaming sigue siendo su primer single ‘Oh Keira’, un tema acústico que ya se antoja una rareza en su cancionero), en 2022 se estrenaba en el largo con ‘a partes’, una extensa y cohesionada colección de canciones que, con sus highlights, suenan más modestos ante esta nueva etapa más ambiciosa, en la que ‘YO SI ERA DROGA’ está llamado a cerrar sus bolos a lo grande, y a ser un hit en las fiestas de la GenZ, la Ya o la que toque.
Resulta reconfortante que de vez en cuando aparezcan discos definibles como “pop atemporal” y que eso no nos remita automáticamente a los 60 o o los 70. Porque el pop melódico indie de finales de los 90 produjo cosas maravillosas en sellos como Labrador, Él Records, Siesta o Slumberland, en los que el pop se practicaba con fervor y sin demasiada obsesión por réplicas nostálgicas. Daba igual no grabar en cinta magnética, o reproducir sonidos de batería setenteros y sintes analógicos o mimetizar el estilo de artistas clásicos. Como resultado, las canciones sonaban a una refrescante mezcla de elementos temporal y estilísticamente transversales, y es a ese “pop clásico” al que suena este ‘Norm’ del canadiense Andy Shauf, alejándose de esas referencias quizá más obvias de sus discos anteriores y abandonando bastante la guitarra como instrumento principal.
Ese hecho, o el añadido de que estemos ante 12 canciones melódicamente muy redondas, ya sería suficiente motivo para recomendarlo, pero como siempre con Shauf hay una dimensión extra bastante apasionante, que es cómo unifica sus discos en obras conceptuales. Curiosamente para esta nueva entrega el músico se había propuesto hacer un álbum “normal”, con canciones sin relación mutua, y estilísticamente centradas en la música disco (!). Pero conforme las componía empezó a surgir la figura de ese Norm del título, un personaje que acabó apoderándose del disco (el título pasó de ‘Normal’ a ‘Norm’) y las intenciones bailables quedaron aparcadas.
Todo esto crea un contraste verdaderamente rico: las canciones se despliegan desde el inicio con dulces melodías, riffs o motivos de pianos y sintetizadores realmente evocadores (‘Wasted on You’), pero para la segunda canción se empieza a apreciar una interesante disonancia con las letras: en ‘Catch Your Eye’ esos “I need to meet you / I need to catch your eye” parecen insinuar que el narrador en primera persona podría ser un acosador (“creo que te he visto en el supermercado”). En ‘Telephone’ ya va quedando mucho más claro: “Solía llamarte por teléfono / Me costaba aguantar la respiración y no decir nada / Entonces colgabas, siempre parecías confundida / y te girabas y cerrabas las persianas”. En paralelo a este factor de inquietante voyeurismo (pero también deliciosamente novelesco), la canción desarrolla -en lo musical- una preciosa producción espaciosa que predominará en todo el álbum, y de la que es responsable Neal Pogue (Doja Cat, Tyler The Creator), autor de la mezcla del disco.
En ‘You Didn’t See’ y ‘Paradise Cinema’ predominan hermosos arreglos de piano, incluyendo esos gloriosos acordes de séptima mayor tan Burt Bacharach, pero combinados con sintetizadores y sonidos orgánicos de flautas o vientos, que traen ecos de aquellos héroes de culto de la sofisticación 90s llamados The High Llamas. Elementos que arropan un sorprendente cambio de narrador en las letras: El “yo” que canta estas canciones representa -según ha explicado Shauf- a Dios. Un Dios que observa a Norm enredarse en su obsesión persecutoria y se pone de su parte (“la noche que él empezó a mirarte desde detrás de los árboles (…) su hombro asomaba y yo lo cubrí de hojas / lo cual puede parecer extraño, pero es que este hombre conoce Mi amor / Y por eso no viste a Norm”). ¿Un Dios creepy que asiste a los acosadores? Shauf parece tenerlo claro: “Se está enamorando (…) Te observa cruzando la calle / hacia el cine Paradise para la sesión de tarde / Y, estés lista o no, eres su número uno / Diez minutos después, un billete tres filas detrás de ti”.
Pero resulta que no es tan sencillo: el propio Shauf explica en los textos promocionales de ‘Norm’ que el relato está inmerso en la técnica del “narrador no fiable”. Esto implica que las voces que narran pueden no estar contando la verdad, o incluso ser imaginarias. ¿Es ese Dios en realidad una voz en la cabeza de Norm para autojustificar sus acciones?
‘Norm’ supone la cúspide musical del disco: una exquisita melodía al piano que es ya una de las mejores canciones de lo que va de año. También marca el punto en el que Dios parece empezar a inquietarse por las intenciones del protagonista. Le sigue ‘Halloween Store’, que supone el momento más uptempo de todo el álbum, quizá por ser la única superviviente del proyecto de música disco. También contiene un importante bloque narrativo de la historia, para lo cual se beneficia de ese estilo de cantar-medio-hablando tan Paul Simon que permite incluir más texto. En ella Norm se prepara para seguir a su acosada a la tienda de Halloween, con inesperado desenlace.
No más spoilers en un disco en el que la historia es esencial… tanto que Shauf utilizó al escritor Nicholas Olson como editor de los textos de las canciones, para asegurar la consistencia narrativa. Y que te hace hasta dudar de qué le importa más al autor. Porque a pesar de la brillantez musical y todo el cuidado que Shauf ha puesto en grabar algo bonito, parece que agradar melódicamente no sea su prioridad. En realidad es algo fascinante de encontrarse en estos tiempos de hiperconfesionalidad pop. Reajustarse a la idea de que la voz del cantante no le representa sino que encarna a varios personajes -incluso uno odioso- puede costar un poco, pero cuando lo consigues la experiencia es disfrutabilísima, y recupera la tradición de ficción pop propia de artistas como Randy Newman y sus microrretratos cínicos de personajes repulsivos.
El desenlace en el plano musical está resuelto con la misma erudición pop que en el planteamiento y nudo: melodías con más acordes bacharachianos y elementos sonoros muy inspirados: ¿cuántos riffs o motivos bonitos e imaginativos hay en el disco? Se pierde la cuenta. Por momentos recuerda a Louis Philippe, Keren Ann o hasta al olvidado Mr. Wright, pero con suficientes elementos propios que aportan singularidad y que convierten a este álbum en un evidente paso adelante en la obra de Shauf.
En cuanto al desenlace narrativo, a pesar de que canta las canciones con sentida emoción, no busca en absoluto la redención. El propio autor lo deja clarísimo en su entrevista con Stereogum en la que hace un detallado repaso de lo que significa cada canción: “si alguien piensa que ‘Telephone’ es una bonita canción de amor creo que tienen derecho a hacerlo, pero también creo que deberían escuchar con más atención (risas)… la historia del disco es muy oscura”. Por mi parte, ha sido un gran placer escuchar este disco y encontrarme con la sorpresa doble de pop excelente y una micro-novela negra.
Karol G ha entrado en el número 1 de la lista de álbumes estadounidense, la de Billboard 200, con su nuevo disco ‘Mañana será bonito‘. La colombiana tenía difícil desbancar a SZA y su disco ‘SOS‘, que llevaba 10 semanas no consecutivas en primera posición, pero lo ha conseguido llegando a las 94.000 unidades equivalentes, una cifra muy superior a la estimada hace unos días.
Evidentemente, el éxito de ‘Mañana será bonito’ viene amparado por sus potentes reproducciones en streaming, de las cuales Billboard suma 83.000 unidades. El resto proceden de las descargas de discos o de canciones individuales. Del disco físico -de tirada limitada- se han vendido 1.500 copias.
Con el número de ‘Mañana será bonito’ en Estados Unidos, Karol G ha hecho historia en varios frentes. Hasta ella, solo Bad Bunny había conseguido colocar sus discos cantados enteramente en español en el número 1 del Billboard: lo consiguió con ‘Un verano sin ti‘ (2022) y ‘EL ÚLTIMO TOUR DEL MUNDO‘ (2020). Así, Karol G es la primera mujer que logra este hito.
Rizando el rizo, ‘Mañana será bonito’ es el primer álbum cantado por una mujer latina que llega al número 1 de Estados Unidos desde 1995, cuando lo logró Selena con ‘Dreaming of You’, un disco que mezclaba canciones cantadas tanto en inglés como en español. Mucho antes, en 1963, Billboard recuerda que la malograda monja belga Sœur Sourire llegó a colocar su disco debut en el primer puesto de la lista de álbumes americana. Era el disco que traía ‘Dominique’ y estaba interpretado completamente en francés.
Además, ‘TQG’ llega al top 7 del Billboard Hot 100, representando el primer top 10 en Estados Unidos para Karol G y el 6º para Shakira. El éxito de ‘Mañana será bonito’ también se ha confirmado en España, donde el disco es número 1.
La gira ‘MOTOMAMI‘ de Rosalía continúa y este mes de marzo termina su recorrido en Bogotá, después de pasar por Buenos Aires, Santiago y Asunción. Uno de los países «olvidados» ha sido Perú, por lo que un youtuber peruano ha decidido recrear la gira al dedillo. Y no lo ha hecho en su casa.
El creador de contenido Ioanis Patsias Morales, conocido por el alias iOA, ha llevado una imitación exacta de la gira de Rosalía al Parque de la Exposición, que, situado en el centro de Lima, es uno de los recintos culturales más importantes de Perú. Cuenta con capacidad para cobijar a unas 4.000 personas: según Sopitas, iOA vendió 3.000 entradas.
El público del ‘Miji Show’ pudo asistir a una recreación exacta del ‘MOTOMAMI Tour’ en montaje, outfits, cuerpo de bailarines, coreografías, setlist… No faltaron ni la «Moto» ni el casco lumínico ni las pantallas tiktokteras ni tampoco la voz de Rosalía, pues iOA se apoyó en el playback.
Durante el show, iOA agradeció a los fans el apoyo: “Yo cuando era chico replicaba conciertos encerrado en mi cuarto para que nadie me vea, y no puedo creer que muchos años después esté haciendo esto frente a más de 3000 mijirritos». Morales, que cuenta con 300.000 seguidores en Instagram, ya había imitado a Rosalía, en concreto el vídeo de ‘Con altura’, recreado “con bajo presupuesto”.
En cuanto a la Rosalía auténtica, la artista tiene varios conciertos programados en festivales este verano, en Primavera Sound o Coachella. El próximo 18 de marzo se cumple el primer aniversario del lanzamiento de ‘MOTOMAMI’, pero ella ya piensa en lo siguiente: ha dicho que está a punto de lanzar una colaboración «muy esperada».
Slowthai lanzaba recientemente su tercer disco, ‘UGLY’ (U Gotta Love Yourself), como un ejercicio de introspección que ha resultado ser su álbum más orgánico y natural hasta la fecha, tanto en lo lírico como en lo musical. Tras el lanzamiento de ‘Selfish’, el abrasivo single en el que el Thai habla sobre la necesidad de amarse a uno mismo, el rapero de Northampton sacó ‘Feel Good’. Esta se erige como su segunda colaboración con Shygirl, presente en los coros, y como la Canción del Día.
En contraste al tono oscuro y reflexivo de ‘Selfish’, ‘Feel Good’ propone ser un mantra para esos momentos en los que uno se siente «como una mierda» y la única manera de animarse es repetir decenas de veces lo contrario: «Me siento bien». En ‘UGLY’, Slowthai se adentra musicalmente en los sonidos duros del punk y del rock más violento, y ‘Feel Good’ sigue esa línea, aun teniendo la estructura de «una canción repetitiva de pop», sin ser una canción de pop.
Slowthai cuenta que cuando grabó este tema su estado de ánimo no tenía nada que ver con lo que canta y que creó ‘Feel Good’ para forzarse a sí mismo a sentirse bien, tal y como expresa en el refrán de la canción («Estoy tan feliz que me duele profundamente en las entrañas»). En el único verso que hay, el rapero convertido en cantante de punk habla sobre vivir eternamente «como si alguien hubiera muerto» y sobre «encontrar una luz» en la oscuridad. Al final, llega a la conclusión de que, pese a que todo no sea tan agradable como «cerezas y tarta», hay que intentar mirar el lado positivo.
Para variar, el vídeo musical de ‘Feel Good’ sí que es bastante agradable. Este muestra a Slowthai sorprendiendo a 35 de sus fans mientras escuchan el nuevo tema por primera vez. El videoclip ya merece la pena solo por la cara que se les queda al ver al británico entrar en su habitación sin avisar, y sin parar de bailar en ningún momento. Hay de todo, desde reacciones divertidas hasta momentos ‘cute’.
Si todavía hay dudas con el último disco de Slowthai, este contó en el podcast de The Fader que ‘UGLY’ tiene la bendición de Frank Ocean: «Él es de las pocas personas a las que les puse el disco y me hizo sentir que estaba emocionado. Y es alguien cuya opinión respeto al máximo».
No habrá manera de dejar atrás la pandemia mientras sigan saliendo discos compuestos durante el confinamiento. Es el caso de ‘7s’ de Avey Tare. El vocalista y compositor principal de Animal Collective, cuyo nombre real es David Portner, lleva ya cuatro discos publicados en solitario, y todos han valido la pena más o menos. No ha habido ninguno que considerar un clásico, pero las melodías de Portner, así como sus paisajes oníricos y surrealistas, siguen siendo muy particulares.
En cuatro obras, Avey Tare puede decir que ha creado un mundo sonoro muy personal. Sus melodías llenas de melancolía, sus pantanosos sonidos electrónicos, sus drones guitarreros que te envuelven en una especie de líquido amniótico aural, por supuesto su voz (y ocasionalmente sus gritos tipo screamo)… no suenan a nada que hayas escuchado. Especialmente inspirado estuvo en su disco anterior, ‘Cows on Hourglass Pond‘, un cruce de country surrealista y electrónica, en el que nos regaló su mejor canción, ‘Saturdays (Again)‘, una joya del pop americano que el público seguirá descubriendo.
‘7s’ es otro trabajo introspectivo de Avey Tare, pero el espíritu es alegre y colorido, en contraste con el disco anterior. La pista inicial ‘Invisible Darlings’ es juguetona e infantil (ese acorde de piano), pero la letra se puede interpretar como un homenaje a los médicos que salvaron tantas vidas en la pandemia. En ‘The Musical’ Portner mira hacia adentro y analiza su propia carrera, preguntándose cómo alguien puede dedicar su vida a «crear sonidos y juntarlos», como él en esta simpática canción que nos llega sujeta en un atípico tempo, otra marca de Avey Tare evidente en el trabajo de su grupo principal.
En el centro de gravedad del disco encontramos ‘Hey Bog’, una odisea de nueve minutos que parecen «un siglo», el mismo que ha pasado Portner «soñando». Como Rip Van Winkle, la canción empieza adormecida con una intro ambient… y poco a poco va despertando, sumergiéndonos en su misterioso universo. Las canciones largas de Avey Tare son un regalo, y lo mismo se puede decir de ‘Sweeper’s Grin’, en la que el drone de guitarras y sonidos psicodélicos nos abre la puerta a un recuerdo de la infancia de Portner, cuando pescaba de su padre de niño, un tiempo más sencillo en el que no tenía que preocuparse por tragarse una pastilla recetada por su médico: de eso nos habla ‘Neurons’.
Compuesto durante las mismas sesiones de ‘Time Skiffs‘, el último disco de Animal Collective, ‘7s’ es un trabajo anclado en dos mundos, la realidad y los sueños. La sensibilidad de Portner, su firma llena de nostalgia e inocencia, sigue presente en las canciones, que aún buscan extenderse hasta los 7, 8 o 9 minutos libremente, sin prisas. Las melodías pueden ser chicle, pero la instrumentación se mira en las guitarras flotantes de J.J. Cale o en las estructuras del drone. Las canciones de ‘7s’ son nubes de azúcar que, a poco que te acerques a ellas, descubren un mundo contenido en su interior.
Como cada mes de febrero, Berlín se llenó de cinéfilos ansiosos por sus nuevas dosis del cine de autor. Tras dos ediciones complicadas por culpa de la pandemia, este año la Berlinale regresó en su máximo esplendor, plenamente presencial y rebosante de gente.
La relevancia del certamen alemán cada vez queda, desgraciadamente, más eclipsada por gigantes como Cannes y Venecia, quienes roban todo el foco en cuanto a nombres y alfombras rojas, pero el prestigioso Oso de Oro sigue siendo uno de los máximos reconocimientos del séptimo arte. La identidad del festival siempre se ha basado en un importante compromiso sociopolítico. Este año estuvo quizá algo más camuflado que en otras ocasiones, pero, aun así, no ha impedido que ‘Sur L’Adamant’, de Nicolas Philibert, un documental sobre un centro de día que utiliza el arte como terapia para enfermos mentales, se haya alzado con el máximo galardón.
Algo que deja un amargo sabor de boca, ya que estaba lejos de ser la mejor de las opciones, y su triunfo parece deberse más a su temática que a motivos cinematográficos. La mirada de Philibert es empática y aboga por la importancia de la sanidad pública, pero la película se torna repetitiva y sin demasiado que aportar demasiado pronto. En cualquier caso y premios aparte, la sección oficial ofreció un buen nivel medio, donde prácticamente todas las películas justificaban su presencia. Como siempre, en otras secciones paralelas también se descubrieron joyas que merece la pena comentar. A continuación, en orden alfabético, comentamos las 10 películas que merece la pena ver de esta edición.
‘20.000 especies de Abejas’, de Estibaliz Urresola Solaguren – Sección Oficial
La única película española que compitió por el Oso de Oro fue el prometedor debut de la cineasta vasca Estibaliz Urresola Solaguren. En ella se retrata el verano de autodescubrimiento de una niña trans de 8 años, pero también cómo este proceso de aceptación afecta a todo su entorno familiar. La directora imprime una notoria sensibilidad a la hora de abordar el tema y conseguir que el espectador comprenda una situación como esta. A veces peca de ser de abrir demasiados frentes narrativos, pero es precisamente en esa ambición donde se encuentra lo más interesante de una película que se esfuerza con empeño por retratar el conflicto personal de la protagonista con empatía y ternura. Como sociedad, aún nos queda mucho para estar a la altura de las circunstancias, incluso en ambientes progresistas, como queda reflejado en la cinta. Urresola Solaguren extrae lo mejor de las interpretaciones de su reparto a través de un naturalismo expresivo que otorga un gran realismo al relato. Sofía Otero -flamante ganadora del premio a la mejor interpretación, la más joven de la historia del festival-, realiza un trabajo sutil pero extraordinariamente preciso, en el que su poderosa mirada carga con todos los sentimientos de su personaje. También destaca el matizado retrato de una espléndida Patricia López Arnaiz como su madre, una escultora con problemas monetarios y en trámites de separación. ’20.000 especies de abejas’ es otro añadido de calidad a la nueva hornada de películas de directoras españolas.
‘Arturo a los 30’, de Martín Shanly – Forum
La maravillosa segunda película del argentino Martin Shanly sigue a Arturo -excelentemente interpretado por él mismo-, un treintañero en un momento vital en el que se encuentra estancado. En su entorno todo el mundo comienza a comportarse como un adulto: sus amigas se casan, tienen buenos trabajos, hacen proyectos artísticos… mientras que él, simplemente, no está preparado para asumir esas responsabilidades. La película, que se compone a partir de distintos episodios en la vida del protagonista a lo largo de varios años, termina en la pandemia. Un aspecto que no puede entenderse como casual, ya que para muchos, cuando el mundo se paró fue una oportunidad para reflexionar e intentar encauzar nuestros objetivos vitales. ‘Arturo a los 30’ cumple con la complicada labor de ser una comedia divertidísima, un preciso retrato generacional y un estudio profundo sobre cómo las heridas del pasado nos impiden avanzar. Todo esto desde una total falta de pretensiones y con un reparto en estado de gracia. Una auténtica revelación, humilde, entrañable y valiosa.
‘Disco Boy’, de Giacomo Abbruzzese – Sección Oficial
Giacomo Abbruzzese, con su primera película, ofreció algunos de los momentos más fascinantes de la Berlinale. Centrándose en Aleksei (siempre espléndido Franz Rogowski), un inmigrante bielorruso que se alista en la Legión Extranjera en Francia para conseguir el pasaporte francés. En una narración paralela, viajamos al delta del Níger, donde Jomo lucha por impedir que las compañías petroleras destrocen su aldea. El director conecta estos dos mundos tan opuestos, trazando una dura crítica a la actitud europea frente al continente africano. En el tratado antibelicista de Abbruzzese, la seductora fotografía de Hélène Louvart -premio a la mejor contribución artística- sume al espectador en un estado de trance. Puede que las dos narrativas con las que juga ‘Disco Boy’ a veces generen dudas, pero la película sabe cerrar con unos quince minutos finales que elevan la experiencia hacia algo realmente especial.
‘Drifter’, de Hannes Hirsch – Panorama
Moritz, un joven estudiante de música, se muda a Berlín para vivir con su novio, pero pronto este le deja sin dar demasiadas explicaciones. Solo en Berlín y con el corazón roto, no le queda más remedio que continuar con su aventura berlinesa por su cuenta. Explorando la gran escena gay de la capital alemana, se conocerá a sí mismo, e intentará buscar lo que quiere y lo que no. La película transita por lugares comunes (chico inocente que se mete en un mundo de sexo y desenfreno), pero hay algo muy sincero en el acercamiento de Hirsch a su personaje principal. A través de él y sus particularidades, define muy bien los aspectos colectivos de la experiencia gay. La soledad y las inseguridades que los personajes de ‘Drifter’ arrastran, las camuflan con sexo, drogas y una superficial confianza de puertas para fuera.
Está lejos de ser una película perfecta, pero se vislumbra el talento de un autor que sabe capturar con precisión toda la libertad y belleza de lo queer sin olvidarse de plasmar también la toxicidad que puede llegar a haber en ese ambiente.
‘Music’, de Angela Schanelec – Sección Oficial
La directora alemana adapta el mito de Edipo bajo su habitual hermetismo. La película narra la tragedia de Sófocles, llevándola al mundo contemporáneo, donde un niño vive con sus padres adoptados en una isla griega. Veinte años más tarde, comete un homicidio y es encarcelado. En la prisión, se enamora de una trabajadora y comenzarán una relación. Schanelec emplea las elipsis de una forma llamativa y brusca, creando una continua sensación de intriga, pero también de absoluto desconcierto. ‘Music’, a menudo es indescifrable, pero atrapa por su rigurosa puesta en escena y la indudable belleza simbólica de sus composiciones. La cineasta alemana tiene un control total sobre su obra, y aunque no siempre sea fácil verla, hay una rotunda lógica interna en cada decisión narrativa. Su nueva obra es el ejercicio de cine más radical y exigente que se vio en la Berlinale, una película que requiere un gran esfuerzo del espectador para comprenderla. Pero hay algo fascinante, casi inexplicable, en su obstinada opacidad.
‘Passages’, de Ira Sachs – Panorama
La última película de Ira Sachs gira alrededor de un triángulo amoroso. Dos hombres (Franz Rogowski y Ben Whishaw) llevan juntos quince años, pero su estabilidad entra en crisis cuando uno de ellos se acuesta con una mujer (Adèle Exarchopoulos). El cineasta americano disecciona las dinámicas de pareja y las relaciones interpersonales de sus imperfectos personajes con mayor precisión que nunca. Si toda su filmografía se ha centrado en retratar las complejidades de las relaciones humanas, ‘Passages’ puede verse como su tesis. En lo visual, tampoco había estado nunca tan afinado como aquí, componiendo planos que en su aparente sencillez esconden multitud de detalles importantes. El humor y el drama convergen con fluidez en su mejor película, un trabajo que saca lo peor de sus personajes, pero cuyo retrato siempre está trazado sin ningún tipo de juicio moral.
‘Past Lives’, de Celine Song – Sección Oficial
La ópera prima de Celine Song, destinada a ser una de las películas más comentadas del año, inexplicablemente se fue de vacío en esta edición de la Berlinale. Una decisión absolutamente incomprensible, pero los jurados son los jurados y los premios no dejan de ser otra cosa que premios, por lo que no conviene darle más relevancia que la que tienen.
Song, dramaturga coreano-canadiense, debuta en el cine con una historia autobiográfica sobre un amor imposible. La película comienza con uno de los planos finales, donde una voz en off pregunta “¿Quiénes son estas tres personas y qué relación tienen entre ellas?, a lo que otra contesta “No lo sé”. Inmediatamente después, viajamos veinticuatro años antes, donde dos niños, Nora y Hae-jung, en Corea del Sur vuelven a casa del colegio. Son inseparables y su conexión entre ellos va más allá de la simple amistad, pero ella pronto emigra con su familia a Toronto, por lo que pierden el contacto. Doce años más tarde se encuentran por Facebook y vuelven a entablar su relación, Nora desde Nueva York, Hae-jung desde Seúl.
La distancia y las circunstancias complican todo, y su romance platónico se va perdiendo en la inmensidad del tiempo y las posibilidades. Song plasma con madurez, sensibilidad y, sobre todo, con tremenda sabiduría, el inevitable trascurrir del tiempo, en su crueldad y en su belleza. No somos las mismas personas a lo largo de nuestra vida, y nunca volveremos a ser quien ya fuimos. ‘Past Lives’ orbita sobre la idea de “In-Yeon”, un concepto coreano asociado a la reencarnación, que cree que la razón por la que hay personas que forman parte de tu vida es porque os conocisteis en una vida pasada.
Los paisajes urbanos de Nueva York y Seúl, las expresivas miradas de Greta Lee y Teo Yoo y la delicadeza de la puesta en escena de Song consiguen crear uno de los romances más memorables de los últimos tiempos. Una obra mayor: íntima y, a su vez, inmensa.
Samsara, de Lois Patiño – Encounters
‘Samsara’ es una de esas películas que destrozan la barrera que separa el documental y la ficción, también una de esas que nos hace cuestionarnos lo que es el propio cine. Con esa voluntad de expandir el séptimo arte a nuevos territorios, Lois Patiño confecciona un cuento budista que comienza en los templos de Laos, donde estudian unos monjes tibetanos, a la recogida de algas de las mujeres de una comunidad de Zanzíbar. La conexión entre ambas historias está contada con uno de los recursos formales más brillantes, arrebatadores y radicales imaginables. Son aproximadamente quince minutos de un sensorial viaje transitorio, donde el espectador debe cerrar los ojos para ver. Tal cual. Patiño consigue convertir esta arriesgadísima transición en mucho más que una curiosidad. Su meticulosa y calmada observación de modelos de vidas alejados de las convenciones occidentales es igualmente valioso.
‘Samsara’ es una película que se ve con los ojos cerrados y se siente con todo el cuerpo, cuya experiencia no tiene sentido fuera de una sala de cine.
The Shadowless Tower, de Zhang Lu – Sección Oficial
La nueva película del chino Zhang Lu es una ambiciosa reflexión sobre la vida y las relaciones familiares contada a través de un crítico culinario. Está atravesando una crisis de mediana edad, recién divorciado y con una hija pequeña que vive con su hermana y el marido de esta ya que él no puede hacerse cargo de ella, aunque va a visitarla casi diariamente. Un día se entera de que su padre, al que hace años que no ve debido a un incidente que destrozó su familia, va a verle secretamente a Pekín desde el pueblo costero donde reside, a 300 kilómetros. Esto hace que se replantee su relación con él, ahora bajo la perspectiva de la paternidad, y si debe perdonar y sanar heridas del pasado para afrontar mejor su presente. A su vez, comienza una relación platónica con su nueva compañera de trabajo, una fotógrafa más joven que él, también con problemas familiares.
La ambición temática de la película de Zhang no le impide tener claro su foco. La sensibilidad y humanidad con la que se trazan los grandes temas que trata la película son siempre conmovedores sin epatar. Los pequeños detalles como las sombras o caminar hacia atrás adquieren un significado poderoso en esta reflexiva y emotiva cinta.
Tótem, de Lila Avilés – Sección Oficial
La mexicana Lila Avilés presenta con su segunda película un drama familiar donde el dolor siempre se muestra desde dentro. Los preparativos de una fiesta de cumpleaños y la perspectiva de una niña son el punto de partida de un filme que sorprende por su habilidad para tratar un tema muy doloroso sin caer en representaciones lastimosas.
Su elegancia formal es equiparable a la narrativa, que siempre encuentra equilibrio entre la soterrada tragedia y ciertas dosis de humor negro. Avilés refleja con mucho realismo la cotidianidad y la profundidad de lo mundano. Poco a poco, ‘Tótem’ va mostrando sus cartas hasta llegar a un final que remueve por dentro. Sin aspavientos, sin grandes gestos, casi sin quererlo, compone uno de los retratos más impactantes y originales sobre la pérdida que se han visto en los últimos años.
Circula por TikTok un vídeo que comenta satíricamente el parecido entre todos o casi todos los grupos de post-punk españoles. Los británicos shame han sido uno de esos grupos que se han diferenciado de la masa gracias a sus diversas influencias, y tanto ‘Songs of Praise‘ como ‘Drunk Tank Pink‘ convencían por sus propios méritos.
No es exactamente el caso de ‘Food for Worms’. A los chicos de shame les costó componerlo: empezaron a escribir canciones, pero no les salía ninguna que les gustase. Dicen que se exigían demasiado a sí mismos, que intentaban hacer canciones «demasiado complicadas» e «inteligentes». Cuando su mánager les retó a escribir el disco en menos de tres semanas para poder tocar nuevas canciones en directo, decidieron comerse menos la cabeza y apostar por la espontaneidad.
El resultado seduce a medias. A las nuevas composiciones de shame, la producción de Flood (Depeche Mode, U2) les sienta de lujo, y su interés por alejarse de la etiqueta «post-punk» (que nunca les ha gustado) sigue patente en algunas canciones. ‘Adderall’, que habla sobre la adicción a este medicamento, tiene un punto de Americana, y es otra colaboración de la todoterreno Phoebe Bridgers, que hace coros aunque no se le oye. Por su parte, ‘Six-Pack’ hace buen uso de influencias psicodélicas y prog-rock, y ‘Fingers of Steel’ abre el álbum sin miedo a apostar por un estribillo melódico. De hecho, a Eddie Green esta vez le ha dado por cantar en vez de recitar, y hasta se ha metido en clases de canto.
Un disco dedicado a la amistad entre sus integrantes, ‘Food for Worms’ sí se habría beneficiado de haberse compuesto con más tiempo. La improvisación suele funcionar en el pop porque puede ser sinónimo de frescura, pero varias de estas canciones presentan poco a lo que agarrarse, más allá de lo estético. ¿Hasta qué punto los punteos tipo The Cure pueden ser algo a reseñar a estas alturas de la vida, en pistas como ‘Yankees’? Y es verdad que el huracán guitarrero de ‘Alibis’ está muy bien construido en sus dos minutos y medio, y que la distorsión de ‘The Fall of Paul’ hasta puede recordar a Girl Band… pero en su tercer álbum de estudio, shame deberían estar consagrándose con mejores canciones, y no es el caso.
Hay momentos que prometen, como ‘Orchid’, que pasa del vals a la furia, pero a veces las duraciones de las pistas se extienden demasiado para lo que luego ofrecen las canciones, como los cinco minutos de ‘Different Person’, que nos hablan de un amigo que ha cambiado, al que shame ya no reconocen. A shame les habría sentado bien un cambio radical en su tercer disco, pero ‘Food for Worms’ simplemente les sirve como excusa para contarnos que han madurado. Cuando cuentan que este es el «Lamborghini» de su discografía te preguntas si no estarán sonando en realidad, de repente, como todos esos grupos de post-punk que parecen el mismo.
shame estarán presentando ‘Food for Worms’ en España este mes de marzo: el 19 actúan en la sala Nazca Live de Madrid, y el 20 en la Apolo de Barcelona.
Como ya ocurrió con la anterior ‘Demasiado viejo para morir joven’ (Amazon Prime), la nueva serie de Nicolas Winding Refn se ha estrenado de tapadillo. Cero promoción en Netflix y mucho me temo que, según están las cosas en la compañía californiana, cancelación antes de tiempo. ¿Quién aprueba estos proyectos para luego pasar de ellos? ¿Demasiado radical para Netflix? ¿Qué esperaban que hiciera NWR? ¿‘Stranger Things’? Ojalá me equivoque y haya segunda temporada. De momento, te damos cinco razones para que no te pierdas esta maravilla.
1. Su hipnótica puesta en escena. A la vez que Ryan Gosling pisaba el acelerador en ‘Drive’, Winding Refn echaba el freno de mano en su cine. A partir de esa película, su forma de mover la cámara se fue ralentizando, las secuencias alargando y los movimientos se volvieron más ceremoniosos y elegantes. En ‘Cowboy de Copenhague’ ha llegado a un punto de extrema depuración. Gran parte de su caligrafía visual está elaborada por medio de lentas panorámicas de 360 grados. Una estrategia formal que resulta muy expresiva, de un fascinante magnetismo, y a la vez enormemente inquietante por el contraste que se genera con los ambientes, situaciones y personajes tan sórdidos y perversos que está retratando.
2. Su fascinante envoltorio visual. A NWR se le puede acusar de manierista, de postureo, de formalista chic. En definitiva, de gustarse. Pero no de falta de talento estético ni de inventiva estilística ni de capacidad para componer imágenes de una potencia visual arrolladora. ‘Cowboy de Copenhague’ es un festín de secuencias de una fuerza iconográfica extraordinarias. La secuencia inicial del quinto capítulo con la pantalla partida en horizontal, la fuga narrativa donde se narra el origen de Miu, la lynchiana huida final por carretera (perdida) del primer episodio, la llegada al restaurante chino… La serie está llena de momentos memorables con lo mejor, lo más estimulante, de la imaginería del director danés.
3. La llamativa mezcla de géneros y personajes. Sobre la base de un sustrato de cine negro posmoderno, con proxenetas, traficantes y todo tipo de matones y mafiosos, Winding Refn abre su relato a territorios temáticos sorprendentes. Hay peleas de artes marciales, asesinos en serie (edípicos, como en ‘Solo dios perdona’), fantasmas, “vampiros”, canibalismo, esoterismo… Dramas familiares, rape & revenge, humor esquinado, cine de acción, fantástico… En este sentido, ‘Cowboy de Copenhague’ es el trabajo más lúdico y con vocación comercial de Winding Refn, muy lejos de la extrema radicalidad y violencia de ‘Demasiado viejo para morir joven’.
4. Su perturbadora y estilizada atmósfera de cuento de hadas. ‘Cowboy de Copenhague’ se puede leer así, como un relato fantástico sobre el bien y el mal. La serie está llena de ambientes sórdidos, personajes desagradables y situaciones llenas de crueldad y miseria moral. Un submundo contra el que lucha -a su particular manera- la protagonista, Miu, un personaje tan enigmático como fascinante, mitad santa mística mitad superheroína. A diferencia de otras películas de NWR, aquí la violencia es más psicológica que gráfica, más elíptica que directa, dejando al espectador espacio para completar en su imaginación las escenas más brutales (atención a esa piara de cerdos). En ese sentido, la serie es más inquietante que impactante.
5. La increíble banda sonora de Cliff Martinez. Se encontraron en ‘Drive’ y ya no se han separado nunca más. La música de sintetizador del compositor neoyorquino se ha convertido en parte fundamental del cine de Winding Refn. Es tan característica de sus películas como sus célebres luces de neón. En ‘Cowboy de Copenhague’ comparte créditos con otros viejos conocidos del cine de NWR como Peter Peter y Peter Kyed, y con Julian Winding, el sobrino del director e hijo de la sex symbol ochentera Brigitte Nielsen. La combinación de la electrónica oscura de Cliff Martinez con temas pop estratégicamente situados en la narración para realzar su carácter irónico funciona tan bien como siempre, ayudando a crear atmósferas, potenciando los significados de la narración e inyectando una hipnótica poesía a las imágenes.
Aiko el grupo realizan en semanas venideras una gira por toda la geografía española, gracias a la iniciativa Girando Por Salas. La enérgica banda de pop-rock distorsionado, caracterizada por sus letras sin prejuicios (como aquellas sobre no tener «riñón» o cagarse «viva») y su caña en el escenario, ha anunciado 10 conciertos dispersados por toda España que comienzan ya mismo.
En estos shows, el grupo madrileño formado por Tere, Lara, Bárbara y Jaime presentarán los temas que les puso en el mapa, como ‘A mí ya me iba mal de antes’ o ‘Amigos para nunca (confía y te la lían)’. Además, también sonarán nuevos lanzamientos, como ‘Peñacastillo’, inspirada en una rotonda de Cantabria, o ‘Sexo Fender (Cenicero)’, y hasta adelantos de su segundo disco, que verá la luz próximamente y sucederá al mini LP ‘Va totalmente en serio…’, su debut de 2020.
Precisamente ‘Peñacastillo’ es nuestra «Canción del Día», un tema que pasa de lo acústico al pogo, enrabietado por un cúmulo de despecho. La narradora es abandonada en la mencionada rotonda de Cantabria, de muy mala manera. «Cuando me enfadé, pegándole patadas a tu coche / Arrancaste y te fuiste con la puerta abierta». Resume al final de estos 2 minutos de pildorazo punk pop¨: «yo te quería, y ahora me he vuelto una tía fría». Lo que rima con lo de «cagarse viva».
Pese a ser un grupo joven, Aiko El Grupo ya ha conseguido tocar en festivales como el Primavera Sound o el Tomavistas de Madrid y ha podido acompañar a bandas consagradas como Mujeres o Carolina Durante en el escenario. Durante los meses de marzo, abril y mayo, de momento, Aiko el grupo tocarán en Mallorca, Jaén, Murcia, El Prat de Llobregat, Algeciras, Navarra, Valladolid, Cambados y Navalmoral de la Mata. Las entradas están disponibles en la web de Elefant Records.
Lista de conciertos:
4 de marzo: Es Gremi, Mallorca (GPS)
10 de marzo: La Mecánica, Jaén (GPS)
11 de marzo: Sala REM, Murcia (GPS)
24 de marzo: La Capsa, El Prat de Llobregat
1 de abril: Sala Farándula, Algeciras (GPS)
6 de mayo: Sala Totem, Navarra (GPS)
12 de mayo: Porta Caeli, Valladolid (GPS)
14 de mayo: Krazzy Kray, Cambados (GPS)
27 de mayo: Sound Club, Navalmoral de la Mata (GPS)
Icon publica hoy una entrevista con Björk en promoción de su nuevo disco ‘Fossora’. La cantante habla de ecología, su reencuentro con Islandia -donde reside y tiene lugar la entrevista- o la muerte de su madre, a la que define como «hippy»: «De joven sentía que la familia de mi padre era mucho más organizada y responsable. Me sentía atraída por ese lado, porque el de mi madre era más esotérico y bohemio. Era demasiado new age para mí. Pero ahora entiendo que ella nos sacó a mí y a mi hermano del patriarcado. En cierto modo, ella era más organizada. Sí, tenía el pelo largo y llevaba ropa hippy. Sí, vivíamos en una casa con goteras y éramos muy pobres, pero ella era su propia jefa».
Como en muchas otras ocasiones, hablando de la escasa contribución de Matmos a su discografía, Björk denuncia el machismo que ha sufrido en la industria musical, en la que la gente asume que es compositora, pero no productora: “La prensa entiende lo que hago como cantante, como compositora, y hasta como persona, pero no como productora. Toda mi vida he ido a cada mezcla, a cada sesión de mastering. Nada se ha hecho en mis discos sin que yo estuviera presente. Pero parece que la gente piensa: «Es imposible que eso no lo haya hecho un tío» (…) No sé, tal vez necesito filmarme haciendo un beat, y así la gente dirá: «Ah, ella hace ritmos»”.
En otro punto de la entrevista, la artista habla de Rosalía, negando haber sido una influencia determinante en la catalana: “Yo no lo veo así. Creo que el apetito por la música en español estaba ahí antes, como esperando a la persona adecuada para activarlo, y vino Rosalía y lo activó”. Y también es dura con Spotify, hablando de cuando intentó que su disco ‘Vulnicura’ no se subiera a la plataforma: “Tienes que escoger las batallas que luchas. ¿Has visto sus cifras? Creo que la gente debería pagar más por Spotify, que Spotify debería pagar más a los artistas y que las discográficas deberían aumentar los porcentajes de los artistas”.
Aitana está soltando teasers de un nuevo proyecto que va a ser un álbum, «pero no solo un álbum», según ha dejado caer en las últimas horas en Twitter. Se podría llamar ‘alpha’, ya que ha compartido la frase «αlpha community unlocked» y también hay una referencia a la cuenta @alpha09 que de momento solo está autorizada a seguir la propia Aitana.
En un vídeo compartido en Instagram vemos a la cantante caminando junto a un tren de mercancías, en una escena como de otra época, pero finalmente se acerca a la ciudad. En la segunda parte del teaser, escuchamos la palabra «dance» sobre unos ritmos house en la estela del último disco de Beyoncé, antes ‘Sour Candy’ de Lady Gaga, antes ‘Swish Swish’ de Katy Perry, y antes todos los años 90.
Aitana, que recientemente ha protagonizado la serie ‘La última‘, tiene aún 4 canciones en el top 100 oficial español: su colaboración con Sangiovanni ‘Mariposas’ en el 39 (3 platinos), ‘Mon Amour’ con Zzoilo en el 71 (8 platinos), ‘Formentera’ con Nicki Nicole en el 88 (4 platinos) y ‘Quieres’ con Emilia y Ptazeta en el 90 (platino). Acaba de cerrar gira en el WiZink Center, pero realmente es normal que tenga un nuevo proyecto entre manos, pues en verdad su último disco ’11 razones’ data de 2020. A día de hoy, tal disco permanece en el puesto 51 de Promusicae 115 semanas después, certificado como doble platino.
Lana del Rey logra su 15º top 1 en JENESAISPOP con ‘Aw‘, tema que de manera dramática ha quedado en el top 41 de UK y en el top 5 del «Bubbling Under» del Billboard Hot 100. Entre nuestros votantes ha gustado más y es el nuevo número 1 de nuestra lista, puesto que ya consiguió con ‘Born to Die’, ‘Blue Jeans’, ‘National Anthem’, ‘West Coast’, ‘Shades of Cool’, ‘Ultraviolence’, ‘High by the Beach’, ‘Music to Watch Boys to’, ‘Love’, ‘Lust for Life’, ‘Mariners Apartment Complex’, ’The Greatest’, ‘Chemtrails Over the Country Club’ y ‘White Dress’. Lana es la artista con más números 1 en los 17 años de historia de la web, seguida por La Casa Azul, con 10.
Entran en el top 10 Mena con Lacunza, Surfin’ Bichos y CHVRCHES. Algo más abajo encontramos a Paola & Chiara, Fino Oyonarte y Janelle Monáe. Kelela y Jimena Amarillo llegan a la segunda mitad de la tabla.
Todo comenzó cuando el presentador del segmento le dio las felicidades a la cantante por ser incluida en el puesto 29 de la lista: «Ni siquiera sabía a qué te estabas refiriendo, así que obviamente esto no significa mucho para mí… Esa gente no me cuantifica ni me valida de ninguna forma», respondía la Reina del Funk. Esta estaba muy de acuerdo con el número 1 del ranking, en el que estaba Aretha Franklin, pero sería lo único en lo que coincidiría con Rolling Stone.
Al contarle que Adele había recibido el puesto 22 en la lista, Khan simplemente soltó un «vale, lo dejo», pero en cuanto se enteró de que Mary J. Blige (#25) había alcanzado una mejor posición que ella, se cabreó del todo: «¡Están tan ciegos como un puto murciélago! Necesitan audífonos… Deben de ser los hijos de Helen Keller», contestaba Khan a los editores de la revista.
Esta reacción llega a tener más sentido al enterarse del tenso historial entre Blige y Khan, ya que esta criticó abiertamente una cover de ‘Sweet Thing’ que Mary J. Blige cantó en un concierto de 1992. Chaka Khan y Rufus lanzaron ‘Sweet Thing’ en 1975, pero desde 1992 Khan se refiere a ese tema como «la canción que jodió Mary J. Blige».
En 2007, las dos grabaron una canción juntas llamada ‘Disrespectful’, en lo que parecía una reconciliación. Sin embargo, en el podcast Khan volvió a afirmar que Blige «jodió» ‘Sweet Thing’ y que además se lo dijo directamente a ella: «Su voz estaba plana», concluyó la cantante de 69 años.
El festival de Glastonbury ha anunciado hoy su primera tanda de artistas, que ha confirmado a Arctic Monkeys y Guns N’ Roses como los dos últimos headliners del evento, que se unirán al previamente anunciado Elton John.
Arctic Monkeys visitarán el Pyramid Stage por tercera vez, mientras que el grupo de Axl Rose realizará su debut en Worthy Farm. Por otro lado, esta edición de Glasto hará historia, presentando el último show en Reino Unido de Elton John, en la última gira de su larga y prolífica carrera. Otros nombres incluyen Lil Nas X, Lana Del Rey, Wizkid, Lizzo, Lewis Capaldi, The War On Drugs, Chvrches, Christine And The Queens, Thundercat, Carly Rae Jepsen y Måneskin.
Entre los 54 nombres del line up están presentes actos de todos los géneros, desde el hip hop (Joey Bada$$, Slowthai) y el rock (Blondie, Manic Street Preachers) hasta la electrónica (Fatboy Slim, Fred again..). En cuanto al artista que cubrirá el puesto de Leyenda del festival, ocupado por Diana Ross el año pasado, en esta edición será Yusuf (Cat Stevens) quien se encargue de cantar sus clásicos, tales como ‘Wild World’ o ‘Peace Train’.
La coorganizadora del festival, Emily Eavis, ha contado en una entrevista con The Guardian que en un principio los tres headliners no iban a ser todos hombres. Explicó que Guns N’ Roses fueron contratados tras la cancelación de una artista femenina que había «cambiado sus planes de gira», aunque no reveló su nombre. Sin embargo, es posible que se refiriese a Taylor Swift, que se rumoreaba que estaría presente en la edición de este año.
Puro Latino Madrid Fest anunciaba hace tan solo unos días los artistas confirmados para su primera edición. Entre estos, nombres tan importantes como J Balvin, Dellafuente o Eladio Carrión. Ahora, Karol G se ha unido al cartel como uno de los actos más esperados por los asistentes del festival, que se celebrará los próximos 30 de junio y 1 de julio en la Ciudad del Rock de Arganda del Rey.
La Bichota viene del lanzamiento de su último disco, ‘Mañana será bonito’, y de petarlo con ‘TQG’, su esperadísima colaboración con Shakira. De esta forma, la edición debut de Puro Latino en Madrid estará formada por Karol G, J Balvin, Dellafuente, Eladio Carrión, Gente de Zona, Juan Magán, Morad, Ñengo Flow, Omar Montes y Rvfv. Además, incluirá las sesiones de Álex Martini DJ, Alvama Ice, Ballesteros DJ y José de las Heras.
Por otro lado, Puro Latino ya tiene recorrido en otras ciudades de España y en 2023 no iba a ser diferente. Puro Latino llevará su música una vez más a Cádiz (El Puerto de Santa María), Sevilla y Torremolinos, con alguna variación en los artistas presentes. Por ejemplo, Quevedo solo estará presente en las ediciones de Cádiz y Torremolinos, mientras que otros como Maluma y Nicky Jam serán exclusivos de la edición sevillana. Las entradas para Puro Latino Madrid Fest ya están disponibles aquí.
Con ‘La Bachata‘ aún agarrada a los puestos más altos de las listas internacionales (en Spotify Global sigue en el número 12), Manuel Turizo repite fórmula con su nuevo single. No es una bachata, sino un merengue, y lo ha llamado ‘El Merengue’. Más llamativo es el artista con el que colabora.
Marshmello es archiconocido por su casco «happy», y también por éxitos como ‘Happier’ con Bastille, ‘FRIENDS’ con Anne-Marie, ‘Wolves’ con Selena Gomez o ‘Silence’ con Khalid. Hoy podemos decir que existe un punto de unión entre Manuel Turizo y CHVRCHES, a los que Christopher Comstock «dio» (el mérito no es solo suyo) el mayor éxito de su carrera.
Con ‘El Merengue’ ni Turizo ni Comstock se complican la vida y entregan una canción clásica en su género, bailable y divertida y, a la vez, modernizada bajo producción de Marshmello, que aporta unas percusiones propias de su repertorio. El ritmo de merengue electrónico sienta bien a Turizo, que nos canta sobre un amor que le atormenta y que no ha «podido olvidar».
Evidentemente, ‘El Merengue’ continúa la historia de ‘La Bachata’: Turizo sigue sin pasar página de esa chica que le ha engañado, y acude a la discoteca para ahogar las penas en alcohol. Sumido en un laberinto de verbos pretéritos simples y compuestos («yo pensé que te olvidé, pero no te había olvidao»), Turizo solo puede clamar al cielo «ay ay ay», en otro de esos momentos mágicos que solo el pop nos puede dar.
Escrita principalmente por Carolina Isabel Colón Juarbe, conocida por el alias de GALO y por el éxito ‘Levántate’, ‘El Merengue’ nos llega con un videoclip nocturno y discotequero, en el que Turizo termina sumergiéndose en su propio vómito. Cosas del corazón.
Un algodón de azúcar (rosa, por supuesto), una caipiroska con pajita (de cualquier color) en una tumbona al atardecer, una siesta en la playa que te hace pensar que estás dando un paseo por las nubes, un beso largo y húmedo con esa persona que tanto deseabas… Kali Uchis ha creado su propio paraíso, envuelta en unas atmósferas muy particulares que la han ido distanciando de aquellas primigenias comparaciones con Lana del Rey. Kaytranada, Gorillaz, SZA, Tyler the Creator, Jorja Smith… Ese es el tipo de artistas con que se ha codeado desde que la conocimos, en general gente vinculada al R&B y al hip hop más melódico.
Sus raíces latinas cuentan y sus canciones en Spanglish la dotan de personalidad. En este tercer álbum hay unos cuantos textos en castellano y además la artista prepara un disco completamente en español que será más bailable y saldrá este mismo año, pero considerar determinante su infancia en Colombia o sus raíces para hablar de su música sería reduccionista. Sus producciones tropicales se pasean por Jamaica o África indistintamente, rara vez entregándose a los beats del reggaeton: recordemos una vez más que Karly Marina Loaiza nació en Virginia.
‘Red Moon In Venus’ es el gran regreso de Kali Uchis tras el macroviral en TikTok ‘telepatía‘, tema incluido en su segundo disco «Sin miedo«, que al fin ha podido darle el éxito en solitario que merecía, sin necesidad de artistas invitados; y sucede al mutante tema dance que editaba el año pasado, ‘NO HAY LEY‘, un «grower» que por supuesto terminaba bien instalado en las listas de las Mejores Canciones de 2022. Este tercer trabajo no sigue especialmente esa línea, que consideramos reservada para el otro álbum que saldrá en 2023, sino que se regodea en un remanso de paz y aceptación, que casi nunca pierde los nervios.
El disco comienza y se presenta con un single llamado ‘I Wish You Roses‘ en el que le desea lo mejor a un ex que ya no forma parte de su vida. Las canciones se recrean en el amor como queda claro en ‘Worth the Wait’ y ‘Love Between’, en las que se nos dicen cosas como «te quiero a mi lado todo el rato» y «el amor entre dos seres humanos puede ser maravilloso». La segunda está salpicada de golpes de guitarra de corte clásico e incorpora una referencia a ‘Love Can Be So Wonderful‘, un tema de The Temprees publicado como cara B en 1972 y a la postre su mayor éxito; y si nos dijeran que hay un sample de otra banda de soul del mismo año en la primera también lo creeríamos. Sin embargo, es Omar Apollo el amigo al que ha pedido esas armonías.
Mejor aún: es el propio novio de Kali Uchis, Don Toliver, quien hace un dúo con ella en ‘Fantasy’, un tema más afrobeat que Mariah Carey, en el que los escuchamos recorrer espalda y cuello, entre besos y arrumacos. ‘Como te quiero yo’ termina entre gemidos, por si estabas falto de pistas. «Ya no quiero más problemas / Te quiero en la cama y sin más complicación» es parte de su explícita letra.
Aunque para explícito lo que nos da la segunda mitad del disco. Ya advertimos en su debut oficial ‘Isolation’ lo importante que es un interludio para Kali Uchis, y lo de ‘Not Too Late’ no es precisamente para saltárselo. «Tu mami dijo que yo me parezco a una puta / Dile que este cuerpo es arte, me parezco a una pintura (…) Me quieres comer el pussy, se nota», reta.
Kali Uchis está apelando en primer lugar a su icónica imagen con una gracia que ni Bad Gyal, y en segundo, a su legión de fans, pues solo alguien muy confiado en su ejército, podría meter algo así en un disco tan delicado. No en vano, lo mejor de su reportaje para Pitchfork es que han tenido a bien situarlo en parte en medio de un encuentro con sus fans para dejar claro a todo el mundo las pasiones locas que despierta, y de las que damos fe en esta casa.
También habla en esta entrevista de la mala relación con sus padres y ese es un problema que también ataca en este disco, en concreto en ‘Moral Conscience’: «supongo que he estado buscando el amor que nadie me demostró en mi infancia / bueno, espero que lo sientas y espero que encuentres lo que estás buscando». En esta segunda parte del álbum, se esconden algunos de los highlights. Al margen del registro vocal tan agudo en un punto concreto de este tema, es donde aparece el medio tiempo ‘Endlessly’, algo así como el reverso dulce de ‘Diamonds Are Forever’ (esos «Forever-ever, Forever-ever»); la muy Sade ‘Blue’, una cadencia que le sienta estupendamente; el segundo single ‘Moonlight’ (otro «grower» y van…); y la sorpresa final ‘Happy Now’.
Y es que tras algún paso en falso como la vengativa y llena de odio ‘Hasta cuando’ (sic), que no encaja mucho ni en este álbum cargado de lunas, feminidad y buenas intenciones, ni en una base tan amable, es un gustazo reencontrarse con esa Kali Uchis capaz de convertir una canción de género «x» en otra cosa completamente diferente. ‘Happy Now’ es una propuesta de final feliz que parece la canción más bailable de todo el álbum, pero que al final no se resiste a convertirse en una grabación con guiños al jazz de Laura Mvula, entre sonidos de olas de mar, referencias expresas al cosmos y cierta sensación post-orgásmica. Música para follar… anyone?
El rock con influencia de la Americana goza de una considerable representación en nuestro país, y una de sus caras conocidas es Nat Simons. La madrileña ha llegado a aparecer en una «playlist Nashville» de Apple Music, ha compartido cartel con Emmylou Harris y ha teloneado a Loquillo. Además, ha grabado discos en Estados Unidos con la participación de la banda Hiss Golden Messenger, nominada a los Grammy anglosajones.
Muchos conoceréis a Simons por su estupenda canción ‘Another Coffee and Cigarette Day’, que suma más de 3 millones de escuchas en Spotify. Otros probablemente la descubrierais por sus discos ‘Home on High’ (2013) o ‘Lights‘ (2018). Este último, grabado bajo la producción de Gary Louris, líder de los Jayhawks, incluye otro de sus mayores éxitos, ‘Happiness’.
En 2021, Simons sorprendía con el lanzamiento de su nuevo disco, ‘Felina’, enfocado en el glam-rock e inspirado en el trabajo de David Bowie o T. Rex. ‘Macabro plan’ y ‘Bing Bang’ con Anni B Sweet se contaban entre sus momentos clave. Este año, Simons reeditará ‘Felinas’ con la colaboración de otras artistas femeninas, como la propia artista confirma a JENESAISPOP, y el primer adelanto será ‘Ley Animal’ con Miss Raisa, que podrá escucharse a partir del 10 de marzo.
Por otro lado, ‘Felina’ es el disco que Simons seguirá presentando este 2023 en nuestro país, de la mano de Girando por Salas. La artista presentará un formato acústico en Cabanillas del Campo (Guadalajara, 24 de febrero), León (24 de marzo), L’Hospitalet de Llobregat (29 de abril), Palencia (12 de mayo), Baeza (18 de mayo), Málaga (20 de mayo). Además, estará presente en formato eléctrico en festivales como el Montgorock de Xàbea (Alicante, 2-3 de junio) y el Azkena Rock Festival de Vitoria-Gasteiz (17 de junio).
A todas ellas hay que sumar más que aún quedan por anunciar, así como otras 8 nuevas fechas de la mano de Girando Por Salas, tras haber sido seleccionada para su nueva temporada. Con #GPS13 pasará por Toledo (4 de marzo), Navalmoral de la Mata (11 de marzo), Sevilla (16 de marzo), Almería (17 de marzo), Logroño (15 de abril), Ponferrada (22 de abril) y Valladolid (6 de mayo).
En el primer viernes de marzo son varios los lanzamientos destacados a comentar, como el disco de Kali Uchis (el primero de dos que publicará este año), que está siendo el Disco de la Semana en estas páginas; o el de la rusa Kate NV. También slowthai, Mimi Webb y hasta Xiu Xiu publican disco hoy. Marta Movidas saca EP.
‘Prometo no olvidar‘ de La Casa Azul abre la playlist de novedades, siendo otro de esos chutes de euforia que le conocemos; y otro lanzamiento suelto importante es el de Nicki Minaj: su nuevo tema ‘Red Ruby Da Sleeze’ se basa en un sample de ‘Never Leave You(Uh Oooh, Uh Oooh)’ de Lumidee.
Estos días han vuelto Portugal .The Man con otro de sus temas marca de la casa, ‘DUMMY’, y Sparks con el tema que da título a su nuevo disco, ‘The Girl is Crying in her Latte’. Youth Lagoon también han salido de su «hibernación», y Ashnikko ha detallado al fin su debut largo. Pero para «comeback» el de Manuel Turizo: de ‘La Bachata’ pasamos a ‘El Merengue’.
En portada no hemos dejado de comentar el estupendo nuevo single de boygenius ni el sorprendente cambio de rumbo de La Plata, una de las novedades que puedes escuchar en Sesión de control. En el plano nacional hoy hay temas frescos de Kora, Marc Seguí (en plan Avril Lavigne), Califato 3/4 con sample de ‘I Feel Love’, Colectivo da Silva con La Plazuela…
Y en el internacional son tantas las novedades que casi, casi nos podría pasar desapercibida la maqueta de ‘Flowers’ de Miley Cyrus, que es casi tan buena como la original. Más música de Milky Chance, Fontaines D.C., Jana Horn, Gus Dapperton, Sidibe, Marina Reche, Suki Waterhouse, Maren, Shygirl con Tinashe… en el «Ready for the Weekend» de hoy.
Muyaio es un artista canario afincado en Barcelona que, en los últimos tiempos, ha aparecido en nuestra playlist Sesión de control. Con la cumbia de ‘El algoritmo’ has podido descubrir a un artista dedicado a los ritmos latinos, pero también interesado en las guitarras, pues su tema ‘Playa de Benidorm’ remite al pop weirdo de Connan Mockasin… hasta que suelta una referencia al ‘Adelante Bonaparte’ de Standstill, en medio de una tormenta de guitarras distorsionadas. Este sábado, 4 de marzo, Muyaio actúa en el espacio RAI de Barcelona, en la segunda edición de Nit Chicha.
Detrás de Muyaio se encuentra Sergio Oramas, al que quizá recuerdes por su labor como cantante, compositor y productor en el grupo canario Supertrópica, que publicó varios discos. Muyaio es su proyecto en solitario y ‘7 pecados tropicales’ el primer disco que editó en 2021. El tema estrella era ‘La Dieta Sana’, que daba tan ‘Buen rollito’ como uno de Amparanoia o La Pegatina, si bien despuntaban también la pegajosa ‘Especular es espectacular’ con Arístides Moreno y Fran Baraja o el reggae-dub de ‘Procrastinación is the enemy’.
Como nacido de un cruce entre el mencionado Mockasin y Carlos Sadness, excelentemente representado en el tema ‘NQSF’ («no quiero ser famoso»), bajo cuya apariencia cute parece esconderse un fondo turbio, Muyaio sigue interesado en explorar los sonidos latinos, y ‘El algoritmo’, el primer adelanto de su segundo disco, trae ritmo de cumbia. Pero sobre todo trae una interesante historia.
‘El algoritmo’ nos habla de una relación tóxica a través de la metáfora del algoritmo de recomendación musical. Muyaio quiere «salir» porque «no puede desconectar» y está «harto de escucharte». El canario, en realidad, también nos está hablando de los algoritmos que recomiendan siempre lo mismo, y él de algoritmos sabe mucho, pues ha desarrollado uno propio.
Con el objetivo de retar al algoritmo de sitios tipo Spotify, que solo recomiendan música de artistas populares basándose en lo que escucha en común la gente, el «algo de ritmo» de Muyaio busca beneficiar a los artistas independientes y emergentes, pues este segundo filtro se basa en el contenido mismo, en el audio. Oramas, que, además de artista, trabaja en Pandora (gracias, LinkedIn), ha llegado a presentar su web en una conferencia internacional. La puedes ver aquí.
Mad Cool cierra programación confirmando -por fin- los cabezas de cartel que quedaban por descubrir, escondidos tras un interrogante. Mumford & Sons por un lado, y Janelle Monáe por el otro, completan la letra grande del cartel. También The Offspring y Primal Scream se suman a la parte alta.
Por otro lado, la tanda final de confirmaciones de Mad Cool supera los cuarenta nombres, entre los cuales destacamos un par. Ava Max nos dio un susto anunciando gira europea sin parada en España: quedaba por confirmar su aparición en Mad Cool. Además, RAYE acaba de sacar uno de los mejores discos de pop del año.
Se suman también Kurt Vile & The Violators, King Princess, Kaleo, Spoon, Purple Disco Machine, revelaciones como Sila Lua o Ralpie Choo, Kevin Morby, Christian Löffler, Mimi Webb, Emotional Oranges, Maika Makovski o el interesante Ghouljaboy.
Morgan, Dora, Walls, Night Club, Zetak, PETTI o Polo & Pan DJ Set completan cartel, junto a DJ Gigola, Boy Bleach, Stacey Ryan, STONE, Picture This, Choclock, Girli, Cold Years, Denis Sulta, Gerd Janson, AR/CO, ELYELLA, Peje, Himalayas, Víctor Carré b2b Body-O, Loopi.ta, Armis, Mobox, Álvaro Valero, Miss Deep’in, Chalkyninenine, DJ Trapella y L.A.S DJs.
El festival se celebra los días 6, 7 y 8 de julio y las entradas están disponibles a los siguientes precios:
Abono normal – 189€ + gastos de distribución.
Abono VIP – 480€ + gastos de distribución.
Entrada de día normal – 79€ + gastos de distribución.
Entrada de día VIP – 185€ + gastos de distribución.
El año pasado la artista de bedroom pop laura katze publicaba su primera canción, ‘un ritual‘. Nos recordaba sobre todo a Cecilia, pero curiosamente también cabía por ahí una pequeña comparación con Adiós Amores. Y ahora tanto una como otras actuarán de manera conjunta como parte del ciclo Escenarios Madrid de Vibra Mahou. Será el 18 de marzo en el Café La Palma de la capital y las entradas tienen pinta de volar.
Adiós Amores estuvieron en muchas de las listas de los Mejores Discos de 2022 gracias a la calidad de sus primeras grabaciones, recogidas en un recopilatorio titulado ‘Sus Mejores Canciones‘. Respecto a laura katze, acaba de publicar su segunda composición. Y ‘Regular’ es bastante diferente a la primera.
En este caso se trata de una canción a la guitarra, más emparentada con Christina Rosenvinge o, como indica la nota de prensa, con Elliott Smith, Nick Drake y Sufjan Stevens. El tema habla de «una historia de amor que no salió bien, pero que tampoco salió lo suficientemente mal como para sufrir un desengaño amoroso como Dios manda, de esos que te permiten llevar a cabo acciones como abandonar el país o cortarte el pelo o llorar mucho por la calle y sentir que en cualquier momento alguien gritará «¡corten!»».
De ahí frases como «fue regular, y eso es lo peor que puede ser / Me duele pero no lo suficiente para fingir que estoy en una peli». El carácter lo-fi apunta efectivamente al bedroom pop, pues el corte ha sido grabado en su dormitorio, si bien también caben comparaciones con artistas tan dispares como Tronco (por la cercanía y el humor) y Russian Red (por el sentimiento).
Escenarios Madrid de Vibra Mahou también acogerá a otras propuestas de rock, urbano, R&B, pop… durante este mes que podéis consultar en su página web.
La Casa Azul ha publicado esta noche ‘Prometo No Olvidar’, el regreso al electropop de Guille Milkyway tras el lanzamiento rumbero de ‘Vamos A Olvidar’ el pasado octubre, con Soleá Morente y Las Negris. Esta se trataba de la segunda colaboración entre La Casa Azul y Soleá Morente, tras su revival del ‘No pensar en ti’ de Raffaella Carrà.
Y de ‘Vamos a olvidar’ pasamos a lo contrario: ‘Prometo no olvidar’ es la afirmación con la que Milkyway busca rescatar su relación de la rutina. El estribillo está lleno de hipérboles tipo «aunque se expanda el universo y nos proyecte a un gris y efímero final, no volveré a olvidar», superadas claramente por «aunque disparen veinte balas sobre mí, y me revienten la cabeza», a la que Milkyway añade un efecto de disparos. Drama elevado al cubo, y más que eso.
Porque, musicalmente, ‘Prometo no olvidar’ vuelve a ser la típica odisea emocional (esta no es una frase suya) de La Casa Azul, una sobredosis de euforia pop por la que caben influencias de The Weeknd (ese saxofón tan años 80) o de los vocoders tipo Cerrone o Daft Punk. El sonido es claramente continuista del de ‘La gran esfera‘, lo cual sorprende teniendo en cuenta que era un «disco de transición» en palabras de su autor. ¿Puede una canción que busca superar la rutina… sonar rutinaria? Es el caso.
Tan matemático en su abordaje de la canción pop, como lo es Max Martin, Milkyway vuelve a entregar una canción a la que no se le puede poner ningún pero a nivel melódico. Pero sí se echa en falta un punto de frescura y evolución en el sonido: en ‘Prometo no olvidar’ Milkyway precisamente ha olvidado darnos algo que no vuelva a sonar exactamente como lo de antes. Como ‘Entra en mi vida’ y ‘No hay futuro’, otro single que no decepcionará a los seguidores de La Casa Azul más acérrimos.