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Yeasayer anuncian su separación

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Yeasayer han anunciado su disolución en un escueto comunicado publicado en sus redes sociales. El texto dice: «Hemos decidido que Yeasayer ha llegado a su final. No es una decisión que hayamos tomado rápidamente o a la ligera, pero los tres estamos de acuerdo en que es la correcta en este momento. Nos consideramos muy afortunados de haber compartido como banda 15 años con tanta gente alrededor del mundo. A todos los que nos habéis apoyado y os habéis involucrado en nuestro universo musical a lo largo de los años, os damos las gracias».

Este mismo año, el trío de Brooklyn formado por Chris Keating, Joe Louis y Mark Schmeling ha editado su quinto y ya último álbum de estudio, ‘Erotic Reruns‘, posiblemente su trabajo más abiertamente pop sin que esto quiera decir que el grupo no contara ya con hits a sus espaldas. ‘Ambling Alp’ y ‘O.N.E.’ -una de las mejores canciones de 2010– eran dos joyas de electropop psicodélico y artesano, y el grupo era capaz en 2016 de entregar, mediante su disco ‘Amen & Goodbye’, un tema tan bueno como ‘I Am Chemistry’.

El grupo se daba a conocer en realidad mucho tiempo antes, en 2007, con la edición de su debut ‘All Hour Cymbals’, que entre ecos a MGMT, otros a Dirty Projectors y otros africanistas (a todo eso sonaba, no tanto al año indicado en su título, ‘2080’), puede considerarse un artefacto muy propio del indie-rock de la época. En 2009, Chris Keating interpretaba ‘Audacity of Huge’, uno de los mayores éxitos a la postre de Simian Mobile Disco, pero era con su álbum de 2010, ‘Odd Blood‘, con el que el grupo lograba despuntar gracias a su sonido de electropop orgánico y delirado.







El físico importa: The Divine Comedy mima los detalles de su «musical de oficina»

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Durante los próximos días, comentaremos algunas de las ediciones físicas de los mejores discos de 2019 en esta sección llamada «El físico importa», por la que ya han pasado algunos lanzamientos de este año como el de Billie Eilish. Comenzamos el repaso navideño con la recomendable edición en vinilo del último disco de The Divine Comedy. El álbum se inspira en la vida cotidiana de oficina, cuestionando cómo las nuevas formas de capitalismo y las nuevas tecnologías están destruyendo empleos, todo ello a través de personajes como el trepa, el jefe chapado a la antigua, y el patetismo de la «fiesta navideña», entre otros en los que ya ahondó mi compañero Raúl Guillén en la crítica del álbum ‘Office Politics’.

Como ya contaba él, el disco funciona como un musical, por lo que en este caso es imprescindible que incluya las letras, cosa que por supuesto sucede, añadiendo además detalles que no encontraréis en Genius: todo el diseño está supeditado al concepto del álbum, y si la portada y la contraportada se unen para dar una visión panorámica de estos personajes, la tipografía de letras y créditos es de máquina de escribir. Además, las fundas interiores aparecen convenientemente salpicadas de manchas de té o café, con subrayados en rotulador fluorescente e incluso alguna corrección en boli rojo.

Aparece en los créditos el nombre de una cantidad considerable de músicos, aunque no el ansiado distintivo «masterizado para vinilo» que tanto se echa de menos en la era digital. Pese a ello, el sonido no parece excesivamente comprimido, dejando respirar un mínimo los múltiples arreglos del álbum, y la estructura en doble disco realza algunos de los hightlights del álbum: ‘Infernal Machines’ parece una canción de Depeche Mode o Marilyn Manson abriendo la cara B, haciéndote pensar que esto en los 80 habría sido un hit; mientras que ‘The Life and Soul of the Party’ es un poquito más «hit disco» abriendo la cara C… ¿que puede cerrarse con una canción más adecuada que ‘Dark Days Are Here Again’? El doble vinilo está disponible en Amazon a unos 28 euros (no confundir con la carísima edición deluxe de vinilo azul, en esta que comentamos ambos son negros), y en tu tienda de barrio favorita.

Los Premios Odeón quieren ser como los Grammy y los Goya… pero serán como Los 40 Music Awards

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La industria musical ha anunciado la creación de los Premios Odeón, que pretenden ser «los primeros premios oficiales» de la música en España desde que en 2007 se celebrase la última edición de los premios Amigo. En nota de prensa, los premios Odeón explican que su intención es «recuperar para la música española la tradición de los premios anuales, en un formato innovador en su formulación para llegar a un mayor número de profesionales y, sobre todo, de público en general». Son, a su vez, «unos premios que aspiran a recuperar esa audiencia perdida, relanzando la importancia de la música en la sociedad y consolidándose como referente anual de nuestro panorama musical». La razón del nombre es doble: este «nos refiere al origen de la música, pues Odeón era el nombre que los griegos daban al templo en el que se representaban los espectáculos musicales», pero además Odeón «fue también el nombre de la mítica compañía discográfica que lanzó los primeros discos de pizarra de doble cara».

La primera gala de los Premios Odeón se celebrará el próximo 20 de enero en el Teatro Real de Madrid presentada por Javier Reboredo, «con grandes actuaciones y la presencia de numerosos artistas». Las nominaciones se reparten en un total de 11 categorías divididas en «premios objetivos» y en «artistas Odeón», teniendo en cuenta la existencia de un Premio de Honor que reconocerá la trayectoria de un artista veterano aún por desvelar. Los primeros se basan en datos objetivos de ventas de discos o de entradas, y también de escuchas y visualizaciones para determinar a los artistas más exitosos del año y así ofrecer un «reflejo absoluto de los gustos del público»; y los segundos en un cruce de votos sometidos entre el Comité Organizador -que nominará a los artistas en base a los parámetros objetivos ya enumerados- y el público, que votará a sus artistas favoritos a través de la página web. No esperéis por tanto nada ni remotamente parecido al Premio Ruido, que otorgan los periodistas musicales españoles, ni a los Premios MIN, dedicados a la música independiente.

Los premios explican así su premisa: “El éxito en la música de hoy es distinto al de hace unas décadas: la objetividad impera y cualquier artista puede percibir con todo lujo de detalles la proyección e impacto que su propuesta musical tiene en la gente. Ya no importan tanto las opiniones subjetivas, ahora importa la opinión colectiva. Por ello, en los Premios Odeón, importa la voz del público”.

Quizá el dato más esclarecedor en cuanto al concepto de los Premios Odeón es que no incluyen ninguna categoría alternativa en sus nominaciones, ni siquiera para disimular un poco su fijación con el éxito comercial a pesar de que por ejemplo Viva Suecia o Bad Gyal también agotan entradas u obtienen buenas posiciones en las listas de ventas y streaming sin necesariamente sonar en radio. A partir de ahí es fácil comprender dichas nominaciones, pues son muy próximas a lo que suelen resaltar Los 40 Music Awards en sus categorías principales. Por ejemplo, Ana Guerra está nominada en la categoría de Artista Revelación a pesar de que su disco y sus singles posteriores a ‘Ni la hora’ se han quedado lejos de representar una «revelación» en términos comerciales. Claro que lo que para Ana Guerra puede ser un fracaso para Cupido puede ser un éxito, con la diferencia que Cupido no puede ser un grupo reconocido por los premios porque sus vídeos no petan tanto en el contador de Youtube. «Solo» tienen algunos millones de visitas, no decenas.

Quizá más inexplicable es que haya una categoría separada para reconocer el mejor disco de flamenco del año (?), el único género musical que cuenta con categoría propia en las nominaciones como si el trap jamás hubiera llegado a España; y sobre todo no haya habido espacio en la categoría que reconoce a Mejor artista femenina para Mala Rodríguez, que no solo se encuentra en un momento comercial muy bueno, sino que este mismo año ha recibido el Premio Nacional de Músicas Actuales por parte del mismísimo Gobierno de España. La rapera solo aparece nominada por su colaboración con Lola Indigo en ‘Mujer bruja’, en la categoría de mejor canción.

Ya el concepto de unos premios basados exclusivamente en el éxito comercial da un poco de repelús: ¿de verdad Alejandro Sanz necesita ganar más premios haciendo los peores discos de su carrera cuando Rocío Márquez existe? La premisa de los premios es tan «objetiva» estadísticamente que Rosalía aparece CUATRO veces nominada en la categoría de Mejor canción y otras varias en la de Mejor vídeo, un absoluto despropósito impensable por unos Grammy. Y no es la única que repite, también lo hace Don Patricio, por ejemplo. La organización de Odeón insiste en que la naturaleza fluctuante de las listas de éxitos, sobre todo en Navidad, y la participación del público en las votaciones garantizan la «emoción» a la hora de su entrega durante la ceremonia, pero cabe preguntarse cuán emocionante puede ser la existencia de unos premios que buscan ser un «reflejo absoluto de los gustos del público»… cuando esa es literalmente la función de las listas de éxitos y de los contadores de reproducciones. ¿Cuál es exactamente el valor del voto popular en todo esto?

De hecho, los Premios Odeón aseguran que la industria hoy es diferente a la de hace unas décadas porque hoy «la objetividad impera»… dando a entender que antes no lo hacía. Seguramente, La Oreja de Van Gogh fueron número 1 de ventas en los 2000 porque una mano negra así lo decidió, no porque fueran grandes vendedores de discos ni porque antes no existiera un sistema objetivo que determinara las canciones o los discos más vendidos del año. O como si antes no fuera el público quien decidía qué disco vendía o no pasando por caja. Por alguna razón, los premios Odeón han entendido que la democratización de los datos comerciales son suficiente motivo para premiar lo que ya goza de éxito en este sentido, y hacer como si lo demás no existiera.

Peor aún es la declaración posterior: «Ya no importan tanto las opiniones subjetivas, ahora importa la opinión colectiva». Como si la opinión colectiva fuera un ente homogéneo y no la suma de millones de opiniones subjetivas que van construyendo el éxito de una obra de arte de manera independiente. Mientras, el valor de la crítica -cuya función es demostrar el valor de una obra musical más allá de sus posibilidades comerciales- y el de la música alternativa no es reconocido ni simbólicamente. ¿De verdad unos premios que buscan ser los «Goya» de la música pueden permitirse hacer como si Niño de Elche, La Bien Querida, Carolina Durante o Playback Maracas y sus respectivas audiencias no existieran? ¿De verdad La Casa Azul, que sí tiene un Goya, no puede aspirar a estos premios? Así es imposible entender que los Premios Odeón pretendan ser un reflejo de nada, mucho menos de la variedad y calidad musical que España tiene que ofrecer más allá de los números.

Mejor canción
CON ALTURA ROSALÍA / J BALVIN / EL GUINCHO
CONTANDO LUNARES DON PATRICIO / CRUZ CAFUNÉ
ENCHOCHADO DE TI DON PATRICIO
LA RUBIA (REMIX 2) LA NUEVA ESCUELA / OMAR MONTES
LO SIENTO BERET
MALAMENTE ROSALÍA
MILIONÀRIA ROSALÍA
MUJER BRUJA LOLA ÍNDIGO / MALA RODRÍGUEZ
PRESIENTO MORAT / AITANA
YO X TI, TU X MI ROSALÍA / OZUNA

Mejor álbum
#ELDISCO ALEJANDRO SANZ
EL AZOGUE MAREA
EL DANZAR DE LAS MARIPOSAS EL BARRIO
EL MAL QUERER ROSALIA
LA CRUZ DEL MAPA MANUEL CARRASCO
OTRAS ALAS NATALIA LACUNZA
NUCLEAR LEIVA
REBOBINANDO CAMELA
SPOILER AITANA
TODAS LAS MUJERES QUE HABITAN EN MI VANESA MARTIN

Mejor vídeo
BOOTY C. TANGANA / BECKY G / ALIZZZ
CON ALTURA ROSALÍA / J BALVIN / EL GUINCHO
CONTANDO LUNARES DON PATRICIO / CRUZ CAFUNÉ
MI PERSONA FAVORITA ALEJANDRO SANZ / CAMILA CABELLO
MALAMENTE ROSALÍA
PERDÓN DAVID BISBAL / GREEICY
PRESIENTO MORAT / AITANA
TELÉFONO AITANA
YA NO QUIERO NÁ LOLA ÍNDIGO
YO X TI, TU X MI ROSALÍA / OZUNA

Artista Odeón Femenino
Aitana
Alba Reche
Amaia
Ana Guerra
Lola Índigo
Mónica Naranjo
Natalia Lacunza
Rosalía
Rozalén
Vanesa Martín

Artista Odeón Masculino
Alejandro Sanz
Antonio José
Beret
C. Tangana
Don Patricio
El Barrio
Joaquín Sabina
Leiva
Manuel Carrasco
Sergio Dalma

Grupo Odeón
Adexe & Nau
Amaral
Camela
DVicio
Estopa
Fangoria
Izal
Mago de Oz
Marea
Oques Grasses

Artista Odeón Latino
Anuel AA
Bad Bunny
Daddy Yankee
Danny Ocean
J Balvin
Lunay
Maluma
Morat
Ozuna
Paulo Londra

Artista Odeón Revelación
Aitana
Alba Reche
Alfred García
Ana Guerra
Beret
C. Tangana
Cepeda
Don Patricio
Lola Índigo
Natalia Lacunza

Los Mejores Discos de 2019

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En un año en el que vimos a artistas como J Balvin y Rosalía cantar en español en los festivales más importantes del mundo, quedaba claro que Estados Unidos y Reino Unido ya no podían ser el epicentro de todo. Mientras Maluma y Becky G simplemente cumplían en el formato largo, Bad Bunny se desmarcaba hace casi un año con un álbum que revolucionaría el reggaetón para siempre. En España más que en los países anglosajones, los grupos se esforzaban por derribar barreras y géneros, como mostraban los lanzamientos de Cupido y Novedades Carminha, en menor medida La Casa Azul, y en otro sentido Fuerza nueva. En el plano internacional, mientras definían 2019 las producciones de FKA twigs, Billie Eilish, Charli XCX y Ariana Grande, llamaba también la atención que artistas como Angel Olsen y Sharon Van Etten dejaran de ser simplemente «cantantes de folk» para pasar a ser otra cosa.


Una de las críticas más recurrentes que recibía el disco de Amaia es que sus textos eran algo infantiles. Un verdadero hito de la astucia humana si tenemos en cuenta que la influencia más citada por la artista fue una estrella infantil, Marisol. ‘Pero no pasa nada’ (su título es un anticipo a su posible fracaso) es un buen compendio de melodías que brillan ciertamente como en una canción de Pepa Flores o Carole King (‘Nadie podría hacerlo’), pero el detalle es ligeramente underground, como el final mínimamente ruidoso de ‘Un día perdido’. De alguna manera aquí se confirma que la trágica brecha abierta en los 90 entre indie y mainstream en España era una cuestión de producción: las canciones de Amaia pueden ser tan bonitas como las de Nosoträsh o de Ella Baila Sola, como las de La Buena Vida o La Oreja de Van Gogh. Amaia no es la compositora más compleja, pero su falta de práctica en torno a las estructuras pop convencionales ha dado lugar a un álbum personal en el que oímos sus posibles referentes pero también a ella misma, uno de los talentos más encantadores que recordamos.

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Kim Petras

Un día estás en Telecinco hablando sobre tu transición y el otro eres una estrella del pop. La alemana Kim Petras lo ha conseguido ocupando un nicho de mercado actualmente no tan concurrido como el del bubblegum pop de la era MTV, plasmando en sus canciones, con personalidad y descaro, su pasión por los 80 de Madonna y Cyndi Lauper así como por el pop dosmilero de Britney Spears, Paris Hilton (que sale en uno de sus vídeos) y el ‘Love.Angel.Music.Baby’ de Gwen Stefani, que Petras solía escuchar de adolescente “para olvidar mi mierda de vida”. Todo gracias a la incómoda asociación de Petras con Lukasz Gottwald (antes Dr. Luke, ahora MADE IN CHINA), productor principal de casi todas sus canciones, lo que nos lleva necesariamente a los tiempos en que el nombre del músico plagaba los créditos de producción de los discos de Katy Perry, Kesha o Kelly Clarkson, con producciones en los tres casos bastante más blandas que lo que está haciendo con Petras.

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Marika Hackman

Si en su disco anterior la cantante británica Marika Hackman celebraba ser más queer que nunca, hablando abierta y orgullosamente sobre sus relaciones sentimentales y sexuales, eso de “lo personal es político” está bastante presente en este álbum, y no perjudica su calidad, sino todo lo contrario: Marika alcanza nuevas cotas en ‘Any Human Friend’, de forma más explícita, tanto a la hora de hablar sobre hacerse un dedo sin muchas metáforas (‘hand solo’), como a la hora de expresar lo difícil que le resulta conectar con otras personas a nivel íntimo (‘i’m not where you are‘), aunque esta confesión le lleve a comportarse de forma confusa y tóxica (‘send my love’). Con la ayuda de David Wrench, ‘Any Human Friend’ es un estupendo y honesto trabajo donde su talento como compositora sigue creciendo y donde el pop se cuela cada vez más. Un álbum por el que mucha gente se está acercando a su interesante figura.

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León Benavente

Si tuviéramos que elegir a la banda española que mejor ha asimilado la música alternativa de los años 70, 80 y 90 seguro que elegiríamos a León Benavente. Les gusta el kraut, les gusta el synth-pop, les gusta el indie español, seguramente el grunge aunque no procede que se note mucho ahora mismo y también un poquito el hip-hop, como se percibe en algún fraseo o ritmo. Aseguran que no han sampleado a Beastie Boys en ‘Volando alto’ aunque lo parezca, y entre los referentes del disco conviven lo mismo Gil Scott-Heron que Peret. Con canciones tan asequibles como las de La Habitación Roja, pero desarrolladas con más ambición; cantando sobre la vida, el amor o la música con variados matices musicales, estos “cuatro monos” se aseguran con su tercer álbum una plaza entre las mejores bandas del país, una temporada más.

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Kim Gordon

‘No Home Record’ no es un disco de pop, ni mucho menos, y de hecho resulta en general tan abstracto e incómodo (pero incómodo-bien) como cabría esperar de una artista con el currículum de Kim Gordon. Lo es también en el aspecto lírico, donde se dejan caer temáticas como las nuevas formas del capitalismo, la gentrificación o el acoso sexual que, de no ser porque lo aclara en las entrevistas que ofrece, serían bastante complicadas de captar. Pero eso también forma parte del posicionamiento estético de Gordon, esa “chica del grupo” que prueba ser más inteligente y atractiva (en términos musicales, entiéndase) de lo que mostró –por timidez, sobre todo– al ponerse de perfil en Sonic Youth. Con lo que demuestra como “la jefa del grupo”, es inevitable pensar en lo que nos hemos estado perdiendo.

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Estrella fugaz

El indie, el auténtico indie, parece en recesión. Pero no lo está del todo mientras existan proyectos como Estrella Fugaz. El proyecto de Lucas Bolaño destaca sobre todo gracias a una letras que, con aparente ligereza y un tono casi constante de humor y autoparodia, desnudan la vida adulta, al estilo Hazte Lapón, y nos hacen pensar mucho. Por ejemplo, nos hacen preguntarnos por qué y para qué nos vemos inmersos en un capitalismo que nos deshumaniza (‘La revolución será de pago’), expone cómo la corrupción está normalizada de una manera terrible (‘De las mafias, fundaciones’ o la maravillosa/terrible ‘El verano español’), o pone en cuestión un sistema laboral que se limpia el culo con la conciliación (‘La parte oscura de la crianza’). A muchos les dará pereza, ante el tono bombástico y de espectacular hacia arriba que está tomando el pop español, enfrentarse a un disco modesto y personal. Pero estamos convencidos de que les merecerá la pena abrirse a ‘Un sendero fluorescente’ y Estrella Fugaz.

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Cala Vento

Los grupos de rock sobreviven en medio del huracán latino y urbano, pero ya no pueden ser los mismos de antes. Evolucionan, cambian, y no les interesan solo las guitarras eléctricas y los estereotipos de «sexo, drogas y rock’n’roll» casi siempre afrontados desde un punto de vista masculino. Los catalanes Cala Vento han hecho un esfuerzo por no repetirse y por huir de lo que se esperaba de ellos en su tercer disco. Huyendo de los plazos y las presiones de la industria, se han lanzado a los caminos de la autoedición, quizá oliéndose que, en este momento histórico y por el tipo de música que hacen, les va a ir más o menos igual. Con todo, en ‘Balanceo’ citan como referencia el perfeccionismo pop de Prefab Sprout, y aunque la impronta de los autores de la paródica ‘Cars & Girls’, que precisamente se reía de los estándares del rock, no se note tanto, sí que percibimos perfectamente a unos Cala Vento más abiertos a la melodía perfecta, al uso de bajos (no solo guitarra y batería), incluso instrumentos de metal y hasta al rap como se veía perfectamente en el single ‘Todo’, en el que invitaban a participar a Candido Gálvez de Viva Belgrado.

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The Divine Comedy

La fortaleza de ‘Office Politics’ va más allá de sus singles, puesto que su valor está en el conjunto. De hecho, es tan diverso en estilos y sonidos que, si observamos sus canciones aisladas, pierden sentido y fuerza. Pero unidas y en el cuidado orden que se presentan, son mucho. Sobre todo porque se acerca a ser, más que un álbum conceptual, la banda sonora de un musical que no se ha escrito aún. Un musical repleto de humor (un factor fundamental y que se acentúa no solo en los textos sino también en los sonidos) ambientado en el mundo laboral de una oficina un tanto carpetovetónica que seguro os suena: al estilo de ‘The Office’, prueba que la caspa en el ámbito del trabajo no es patrimonio único de nuestra querida España. Como siempre, esto sirve a Neil para hablar de decadencia y fracaso, de sueños rotos y del amor como salvavidas. Pero, en este caso, esos conceptos adquieren una proyección social: entre jijís y jajás, el artista irlandés nos presenta su inquietud –que debería ser la nuestra– por la deriva socio-laboral en el mundo contemporáneo, donde la tecnología está eliminando el factor humano, truncando profesionales (y profesiones) de manera drástica y prematura. Y, lo que es peor, generando una precariedad que nos conduce a un abismo insondable.

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Miss Caffeina

Miss Caffeina han dejado atrás todo tipo de prejuicios en ‘Oh Long Johnson’, haciendo el disco de pop electrónico que antes no se hubieran atrevido según sus propias palabras. ‘Detroit‘ fue un avance en ese sentido, pues fue un álbum en el que cabían como referencia tanto los Killers más poperos como los años 80 de Tino Casal; y el nuevo es un paso más en esa misma dirección. Además, el grupo ha dado con nuevas canciones con las que conectar con la nueva generación millennial a la que se dirigen con vídeos como el de ‘Merlí’, inspirado en los Stories de Instagram, letras anti-bullying como la de ‘Reina’ y odas al sexo como ‘Prende; e ilusionar a otra más talluda que no ha perdido la ilusión por la música nueva, a la que textos y teclados removerán ciertas cosas. “Esto va de cometer los mismos errores de siempre, los mismos putos errores, los mismos errores”, se jacta ‘Bitácora’. Y la verdad, “menos mal que aún podemos cantar a voz en grito. Menos mal que aún nos queda este punto de conexión”.

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Stella Donelly

‘Boys Will Be Boys’ se ha convertido en un símbolo de esta era de #MeToo y sororidad: una canción que, con tanta crudeza como delicadeza, se dirige a un violador que destrozó la vida de una chica, contando con la connivencia de la familia de él y, en general, de toda la sociedad. Pero del mismo modo que el perfil lírico de ‘Boys Will Be Boys’ no es el único que muestra Donnelly en ‘Beware of the Dogs’, tampoco lo es el de su sonido espartano combinado con tenues arreglos y su voz dulce pero poderosa. Es un recurso precioso, que ella domina (su vibrato impresiona) y emplea con cierta frecuencia (‘Mosquito’, ‘Allergies’, ‘U Owe Me’, ‘Face It’), pero este es un disco mucho más rico de lo que parece, como ya demostraba ‘Lunch’, fabuloso adelanto sobre la nostalgia de estar de gira, repleto de bonitos arreglos. Un camino similar, más rockero con un espíritu tradicionalista, que sigue también en ‘Tricks’ o ‘Season’s Greetings’, cuya tesitura vocal se asemeja sorprendentemente a la de Lily Allen, una artista que parece en sus antípodas artísticas pero quizá no lo esté tanto ni lírica ni musicalmente.

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Fontaines DC

Este jovencísimo quinteto comandado por la voz de Grian Chatten, un vocalista-poeta de la más genuina escuela Mark E. Smith, ha pasado en dos años de ensayar como amateurs al salir del instituto a dar más de 200 conciertos en Irlanda, Reino Unido y Europa, amplificando su fama de gran banda en directo. Y todo gracias a unos singles autoeditados que, si en un momento podían rememorar el encanto socarrón y macarra de The Vaccines (‘Liberty Belle’), pronto se fueron agriando como la mezcla de olor a sudor, sidra, serrín empapado y líquenes en la puerta de un pub de su barrio en temas de ascendente post-punk como ‘Chequeless Reckless’ y ‘Too Real’ –que no han olvidado incluir–, rabiosas y malencaradas, pero magnéticas. Fontaines D.C. utilizan una poesía que, con su costumbrismo crudo, reivindica la realidad desenmascarada como fuente de romanticismo, en contra del perverso maquillaje sofisticado al que los codiciosos someten a nuestras calles, menoscabando el tejido humano de las grandes urbes. Como repiten en su mayor éxito hasta la fecha, “¿es demasiado real para ti?”.

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Los Estanques

‘Los Estanques’ es una colección abiertamente retro, con el cuidado por los detalles que caracterizaba gran parte de la música de los 60 y 70 que tiene un eco en este disco a través de sus arreglos y una producción exquisita. Pero ojo, también hay un punto de audacia y contemporaneidad que difícilmente podría haber tenido lugar en aquellos días: su visión libre y desprejuiciada de palos y estilos solo puede ser consecuencia de una mentalidad moderna. Además, cabe destacar también que el Regel letrista es tan esmerado con la música como con sus textos, con un léxico más propio de un ensayo literario que del rock, desafiándonos con juegos de lógica que hacen pensar en Lewis Carroll y Gómez de la Serna. Desde luego, nada que denote un mínimo de vulgaridad. Su tercer disco es la consolidación de Los Estanques como una formidable rara avis en el pop contemporáneo español.

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Nilüfer Yanya

‘Miss Universe’ es una expansión del sonido fundamentalmente guitarrero que conocíamos de Yanya por singles como ‘The Florist’ o ‘Keep on Calling’, en el que además termina de brillar su singular voz. ‘In Your Head‘, con toda la paranoia expresada en su letra, es uno de los mejores singles de rock de 2019, pero el primer avance que habíamos conocido del álbum en realidad, ‘Heavyweight Champion of the Year’, bien puede ser la mejor canción de Yanya hasta la fecha, pues no puede estar mejor construida en esa absoluta contención que termina de explotar solo al final, cuando menos te lo esperas. Aunque ser “Miss Universo” es imposible; porque es una palabra sin sentido”, el disco sí es una victoria para Yanya, pues logra alejarla de las influencias con las que la asociábamos -King Krule o The xx, a los que ha teloneado- para construir un pilar muy sólido sobre el que empezar su carrera.

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Novedades Carminha

El grupo de Carlangas, Xavi, Jarri y Anxo se ha metido los prejuicios del underground que les pudieran quedar de los tiempos de sus inicios por el arco de triunfo y se entrega aquí a diferentes géneros como la música disco, la “verbena” (playlist con el ‘Tiburón’ incluido) o la moda jamaicana (‘Joven con la edad’). Lo hacen encima con coartada intelectual o como mínimo conceptual: rendir con cada uno de los temas un homenaje a la música de baile de un tipo. Puede que no haya guiños al techno, pero sí los hay al funk (‘Yo te quiero igual’), al underground neoyorquino de finales de los años 70 que unía rock con electrónica (‘Volverte a ver’), a la cumbia (‘A Santiago voy’) o incluso al rap (‘Atlántico’). Parodias u homenajes contribuyen a la solidez de un disco divertidísimo y también con cierto trasfondo, del que ‘El vivo al baile (y el muerto al hoyo)’ es otro gran exponente. Todos al baile, ¿no?

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Kiko Veneno

‘Sombrero roto’ es un disco de electrónica y no lo es por casualidad, sino por un esfuerzo explícito de Veneno en 3 años de trabajo y un largo proceso de creación: primero solo en su estudio, luego con la aportación del uruguayo Martín Buscaglia (con el que firmó a medias ‘El pimiento indomable’ –2014–) y finalmente con la aportación del talentoso Bronquio, que dio la última capa al conjunto. Con ello Kiko busca orientarse hacia un público más amplio y ecléctico, que no le identifique únicamente como el de su etapa más comercial –la de la primera mitad de los 90– y que comprenda su visión transversal del pop. Una en la que junto a su reconocible deje aflamencado caben tecno, soul, funk, kraut, psicodelia y, en fin, prácticamente de todo, con una perspectiva fresca en la que las guitarras son casi anecdóticas, dejando que el peso recaiga en cajas de ritmo y sintetizadores. Sin perder, eso sí, el punto orgánico, materializado sobre todo en el tratamiento de las voces –tanto la propia como las ajenas, en coros y jaleos a veces multitudinarios– y la profundidad sonora, riquísima.

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Delaporte

‘Como anoche’ narra en sus 8 episodios una historia sentimental que, dicen, puede extenderse a una relación fugaz o a una unión estable durante años: “conocer a una persona, dejarse llevar por la atracción mutua, disfrutar con el cortejo, alcanzar el objetivo, la gran discusión, la ruptura, el luto por la pérdida y la superación de la relación”. Los explícitos y directos textos de Sandra vienen acompañados de unas bases poderosas, intrincadas y poco acomodaticias, pero con aspiraciones de sonar en clubs casi de principio a fin. Tras la directa insinuación de ‘Vamos a la cama’, que escoge no explotar para detenerse en un sofocante ritmo a lo Dâm-Funk, se sucede un “banger” tras otro, desde esa ‘Algo baila en mí’ que plasma la dulce y dolorosa caída en el enamoramiento hasta el empoderamiento y la superación de ‘Ni un beso’, con esa mezcla tan especial de house y merengue, salpicada con cumbia y palmas digitales arrebatadas. Una mezcla no tan fácil de encontrar en el pop contemporáneo, nacional o internacional, y que tenemos la suerte de degustar de primera mano. Somos unos privilegiados.

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Clairo

“¿Por qué me siento mayor de lo que pedí ser?”, se pregunta Clairo, de tan solo 20 años, en ‘Sinking’, una de las canciones más tristes de su álbum debut, en la que también parece afrontar una depresión. Una depresión que la llevó al extremo de pensar en acabar con su vida, tal y como plasma con espeluznante honestidad en la inicial (y emocionante) ’Alewife’, nombre de la ciudad dormitorio junto a Boston donde vivía con sus padres cuando una noche solo las insistentes llamadas de “una amiga”, que avisó a la policía, evitaron que acabara con su vida. Todo esto contrasta profundamente con la imagen que hasta hace no tanto nos había dado Claire Cottrill, la post-adolescente que se hizo mundialmente conocida con las canciones naif y juguetonas que subía a Youtube desde su habitación. Y es que puede que escuchado a la ligera, ‘Immunity’ parezca un disco pequeño, e incluso algo timorato por momentos. Pero escuchado con reposo y leído en su globalidad, lo que queda es su mensaje, emocionante, poderoso, divertido e inspirador a un tiempo, que, como dice su título, puede servir de protección para los que se sienten frágiles e incomprendidos. Así, Clairo se confirma como una artista incluso más importante de lo que nunca pudo parecer antes.

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Tinashe

El sonido de R&B alternativo por el que conocimos a Tinashe sigue presente en el hipnótico single ‘Touch & Go’ con 6LACK o en la producción de Kingdom, quien ha trabajado para Kelela o SZA, en ‘Life’s Too Short’, e invita a reflexionar en la deriva de la carrera de esta gran artista. No es solo que ‘Story of Us’ suene a la mejor Mariah Carey, es que el “braggadocio” de ‘Link Up’ sería un hit en el Billboard de haberlo interpretado cualquier “mumble rapper”. Si a Tinashe le falta algo, desde luego no es habilidad para componer las canciones más sexys (‘So Much Better‘ pese al soez verso de su invitado, G-Eazy) o las más susceptibles de hacerte llorar a mares con su mezcla de serenidad y melancolía (la acústica ‘Rememeber When’). Al margen de todas las preguntas que podamos hacernos sobre el éxito de Tinashe, ella sigue prosperando y ‘Songs for You’ quedará como una gran obra de R&B contemporáneo hecha por una artista completa y poseedora de un talento arrollador, demasiado para ser oprimido por las duras cadenas de la industria.

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Carly Rae Jepsen

Al margen sobre de dónde vienen estas reacciones tan radicales para bien (y a veces para mal) ante la obra de Carly (especialmente sus canciones más eufóricas suelen apasionar a sus fans), lo cierto es que ella parece ajena a todo ello y eso se nota en un disco de pop escapista, elegante y “dedicado” absolutamente al amor que no puede estar más contento de conocerse en muchos sentidos. Y es que si se llama ‘Dedicated’ en base a una canción compuesta para el disco que finalmente se ha descartado; no tardamos en descubrir que es a sí misma a quien Carly dedica muchas de estas canciones. Una de ellas dice “no hay una droga como yo”, otra “yo seré tu chica” y la mejor repite en su estribillo “él me necesita, él me necesita, él me necesita” mientras en otro pasaje declara: “él nunca tendrá suficiente de mi amor”. ‘Dedicated’ vuelve a dignificar la carrera de una artista entregada al pop más “emocional” sin prejuicio alguno y que ha sabido encontrar la fórmula perfecta para que el elemento “cheesy” de sus canciones conviva en perfecta armonía con gustos un poco más alternativos.

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Bad Bunny

De “la música electrónica no es música” y “el rap no es cantar” hemos llegado a “el reggaeton es basura”. Permanecer ajeno a la realidad de la música popular es abiertamente reaccionario y categorizar que un estilo es enteramente despreciable partiendo de preconcepciones es claramente obtuso. Pero es que además ‘X 100PRE’ se aleja del típico disco de nuestra era construido en un campamento de composición y es –salvo contadas y puntuales excepciones– el propio Benito Antonio Martínez Ocasio el único y principal compositor del álbum. El primer trabajo largo del Conejo Malo pretende ser un abanico de estilos que le alejan de ser otro-tipo-más-haciendo-reggaeton, aunque no renuncie a él, siendo ‘Cuando perriabas’ la muestra más fiel. Pero también tenemos el trip-funk-pop de The Weeknd meets Daft Punk que es ‘Otra noche en Miami’, amagos acústicos (‘Ni bien ni mal’), trap (‘Ser bichote’, ‘¿Quién tu eres?’, ‘Caro’ –con esa insólita outro baladesca en la que cuenta con ¡Ricky Martin!–), interesantes baladas estilo Drake (‘Si estuviésemos juntos’, ‘Como antes’ –“nada de reggaetón, ponme otra canción”, dice en ella–), electro-hop con guitarras a lo Lil Peep (‘Tenemos que hablar’) y hasta experimentación. No puede calificarse de otra manera esa amalgama mutante de bachata, dembow y afrotrap llamada ‘La romana’, en la que, con el dominicano El Alfa como aliado, Bad Bunny se muestra de lo más audaz.

30
Rocío Márquez

No lo tenía nada fácil Rocío Márquez para avanzar y sorprender tras un disco tan cromático, profundo y lleno de emoción como ‘Firmamento’. Y sin embargo, aquí estamos, ante un ‘Visto en El Jueves’ que es, si cabe, más revolucionario que su antecesor… aunque no lo parezca. Y es que el planteamiento instrumental, voz, guitarra española y percusión –ya sean palmas, cajón u otro instrumental–, no podía ser más recurrente en el mundo del flamenco del que proceden y se nutren tanto la cantaora de Huelva, como sus imprescindibles aliados de este trabajo, el tocaor Canito (nombre artístico del catalán José Manuel Suárez) y el percusionista Agustín Diassera. Ahí está la clave: los tres consiguen que un repertorio nutrido de cantes y canciones provenientes de otro tiempo suenen nuevos y libres de atavismos no ya dentro del flamenco sino de cualquier estilo. Coplas, boleros, rumbas y tangos (argentinos) se entreveran con palos históricos en desuso, como marianas, serranas, romances o vidalitas, a las que Rocío y sus colegas quitan el polvo creativo –una imagen que a ella le gusta evocar– del mismo modo que uno limpia y pule un objeto precioso rescatado de un desván o un desgüace, encontrándole aún un uso. Porque, ¿quién iba a decirle a Miguel Hernández sobre ‘Aceituneros’, el poema que inspiró ‘Andaluces de Jaén’, y a Paco Cepero y Fosforito sobre su ‘Andalucía’ que iban a tener un simbolismo político tan potente a punto de entrar en la tercera década del siglo XXI?

29
Caroline Polachek

“Va a ser una tortura / antes de que sea sublime”. Con esta frase se abre una de las canciones fundamentales del primer disco que la cantante de los desaparecidos Chairlift ha querido firmar con su nombre real, tras haber trabajado con el de Ramona Lisa. Si los autores de canciones tan importantes para el pop de nuestro siglo como ‘Bruises’, ‘Moth to the Flame’, ‘Crying In Public’ o ‘Met Before’ se reconocían por algo era por su pop desenfadado, sintético y de voces moduladas. En su colaboración con los también desaparecidos Delorean, ‘Unhold’, Polachek se puso las botas respecto a esto último, como ahora en su single ‘Ocean of Tears’ y en otros maravillosos puntos del disco. De alguna manera, ‘Pang’ parece la continuación natural de ‘Path’. Seguimos asistiendo a una aproximación muy siglo XXI al synth-pop, con varias pistas sonando como Haim producidas por Charli XCX (de hecho Danny L Harle y A.G. Cook son co-autores y co-productores de algunas de las pistas), pero dejando espacio abierto para otros ritmos. El R&B continúa en la lista de géneros favoritos de Polachek tras haberse colado en los créditos de ‘Beyoncé’, e incluso la new age es una referencia en el cierre de cada cara. “De vuelta en la ciudad, solo soy otra chica con jersey”, dice en un momento. Y ahí, tras sus agridulces rifirrafes con Nueva York a causa de una ruptura, es imposible no imaginarla como una Audrey Hepburn del siglo XXI.

28
Jessica Pratt

En un mundo sobrecargado de información, en el que cada semana salen decenas de discos interesantes muchos de los cuales jamás llegaremos a escuchar, se agradece que artistas como Jessica Pratt busquen ir despacio. En su tercer álbum, de revelador título, ‘Quiet Signs’, la cantautora de San Francisco se mantiene fiel a su estilo en el que voz y guitarra acústica son los principales protagonistas, pero esta vez redondeando sus composiciones más que nunca y grabándolas por primera vez en un estudio profesional, aunque sin abandonar su característico elemento lo-fi. Por suerte, le ha sentado de lujo pasar de su casa al estudio y si por momentos las composiciones resultan demasiado opacas, la cantante lo compensa nutriendo sus temas con otras sonoridades. Por ejemplo, el cruce de guitarras de ‘Here My Love’ crea un precioso tapiz de sonido, mientras algunos temas, como el hipnótico ‘Aeroplane’, efectivamente escrito desde el cielo, incluye un seductor organillo. No es ninguna sorpresa que Pratt componga canciones tan bonitas, y en ‘Quiet Signs’ ha dado con su colección más sólida: su sello dice que estas canciones “parecen la culminación de su estilo”, y no lo parecen: claramente lo son.

27
Fuerza nueva

La selección de canciones en el disco de Fuerza nueva y su peculiar manera de lanzarlo (desgranando determinadas canciones en fechas de singular significado, con su imaginería estética y con los interesantes puntos de vista sobre cada tema ofrecidos por Pedro G. Romero) tiene la voluntad de hacernos reflexionar, y no se trata de un ardid para captar atención mediática (que también). Porque si alguien ve una provocación en versionar el himno de la patria catalana, ‘Els segadors’, transformándolo (devolviéndolo a su origen, en realidad) en un auténtico canto de orgullo de la clase trabajadora (dejando caer, de paso, que el actual movimiento independentista tiene más de artimaña de las oligarquías que un verdadero sentido popular), o por destacar el enorme gancho pop del himno de la controvertida Legión española, el problema está sobre todo en la mente del oyente y sus prejuicios. Al fin y al cabo, son nada más (y nada menos) que canciones. Y como tal debería uno aproximarse a ellas. Por todo eso, ‘Fuerza nueva’ no es sólo un disco conjunto de Los Planetas y Niño de Elche, sino un pequeño gran hito en la cultura popular de España –esa idea/palabra que podría ser de un uso frecuente de todos, no sólo de unos pocos–.

26
Tyler, the Creator

Kanye West aparece de varias maneras en ‘IGOR’, pero no es suficiente para reflejar el sonido multidireccional del disco. El espíritu fuera de los cánones de los últimos trabajos de Solange –presente en varios de los cortes como corista–, o el rap-rock de Childish Gambino –en buena medida, ‘WHAT’S GOOD’ recuerda a ‘This Is America’, sobre todo en la segunda parte, en la que colabora el británico slowthai– sirven como referentes del nuevo Tyler, the Creator. En todo caso, como coetáneo de todos ellos, esa conexión es recíproca: a nadie se le escapa a estas alturas que el que fuera cabeza visible de Odd Future ha influenciado muchísimo también a todos ellos, lírica, musical y estéticamente. Y eso tiene que ver también con la vocación universal, sumaria, que presenta este trabajo de Okonma, con unos samples que albergan homenajes claros (Erykah Badu, RUN-D.M.C., la figura del city pop Tatsuro Yamashita, el ex Smith Westerns Cullen Omori o el citado Al Green) y una cohorte de colaboradores que, de manera nada aleatoria, alterna eclécticos como Santigold y Jack White con raperos como Lil Uzi Vert y Playboi Carti y soul men como Cee Lo Green y el veterano Jessy Wilson. No hay duda de que Tyler, The Creator está ya a la altura creativa (y también comercial, tras lograr su primer número 1 en EEUU) de los grandes referentes contemporáneos mencionados.

25
Purple Mountains

Antes de morir, David Berman volvía con un disco en el que recupera su carrera justo cuando la dejó, solo que sin miedo –o esa impresión da– a que se le reconozca como un gran cantautor. ‘Purple Mountains’ expone sin ambages los graves episodios de una depresión crónica (y “sin tratamiento posible”, asegura) que le llevan a afirmar que, en estos 10 años, ha tenido al menos 100 noches de las que estaba convencido no despertaría. Pero Berman no es un “plañideras” cualquiera, y en su discurso es primordial un sentido del humor negro y lo suficientemente autoparódico como para que gocemos de su propio patetismo. Para no dejar dudas, ahí está la introductoria ‘That’s Just the Way That I Feel’, un animoso número de country rock en el que nos hace un resumen de sus penurias personales en esta década de ausencia (incluido “casi perder los genitales por culpa de un hormiguero”, literalmente), con la frase-estrella “cuando intento ahogar mis pensamientos en ginebra / descubro que los peores han aprendido a nadar”.

24
La Bien Querida

El mundo musical nacional –la escena– es muy diferente a aquel 2009 en que La Bien Querida debutaba con ‘Romancero‘. En aquellos tiempos en que perdíamos el tiempo decidiendo si la versión final de ‘9.6’ era mejor que la maqueta o “demasiado electrónica” (esto existió, lo juramos), habríamos flipado si supiéramos que Ana Fernández-Villaverde iba a hacer un disco en el que cabría como influencia lo mismo Manuel Alejandro que My Bloody Valentine, lo mismo Shakira que Broadcast, lo mismo Lana del Rey que Miguel Bosé, lo mismo unos Cigarettes After Sex que un grupo de Eurovisión que nadie recordaría, The Common Linnets. Con lo fácil que hubiera sido citar en su lugar a alguien anterior a estos últimos, como Nancy & Lee o She & Him, habrá alguien lo suficientemente retorcido como para pensar que La Bien Querida está pasando el rato de boutade en boutade. Pero lo cierto es que en 2019 hay artistas haciendo carrera de su transversalidad, y aquí los diversos estilos se unen para reincidir en su fórmula melódica, ahora con la producción de René de Axolotes Mexicanos, con un trasfondo conceptual. En concreto, un disco-hechizo en el que cada canción se corresponde con un hechizo, influido por las prácticas ocultistas que realizaba su padre cuando era pequeña.

23
Jamila Woods

Cada corte de este trabajo lleva el nombre de una figura más o menos popular y más o menos erudita, según el caso. Héroes literarios –James Baldwin, Zora Neale Hurston, Nikki Giovanni–, musicales –Eartha Kitt, Miles Davis, Muddy Waters, Sun Ra, Betty Davis– o artísticos –Basquiat, Frida Kahlo– que no solo son referentes para Jamila por sus obras sino por sus respectivos ideales o actitudes ante la vida, como desgrana en esta entrevista imprescindible para ahondar en el disco. A través de esos nombres Woods construye un tejido de textos dedicados a empoderar sobre todo a las mujeres negras, que no solo han de vencer el racismo sino además el machismo imperante en todas las esferas sociales. Por eso ha elegido sobre todo a mujeres fuertes que vivieron contra las convenciones sociales y políticas –un linaje, palabra que emplea reiteradamente, del que se siente continuadora–. Y ha traducido sus posturas a un lenguaje contemporáneo –en buena medida, su trabajo como profesora en una escuela sin ánimo de lucro de Chicago para jóvenes autores se traslada a muchas de estas piezas–.

22
Los Punsetes

Se diluyen para siempre las fronteras entre indie y mainstream. Qué bien, nuestra cuadriculez mental ha debido de evolucionar algo. Pero esto no nos ha eximido de toda nuestra gilipollez, así que larga vida a Los Punsetes. El grupo madrileño llega a su sexto disco con el mismo espíritu crítico del primero, si bien cada vez más interesado en la sátira social y en la autocrítica que en la reivindicación de ‘Dos policías’. El éxito espontáneo de canciones como ‘Tu puto grupo’ y muy especialmente ‘Opinión de mierda‘ parece haber influido consciente e inconscientemente en Los Punsetes y los mejores momentos de este ‘Aniquilación’ son aquellos en los que se ríen de la sociedad y también de sí mismos. Y al margen de los singles encontramos la sonora conclusión nihilista de ‘Miguel de Molinos’ («nada hay más hermoso que la nada»); esa ‘Gran Bestia’ que recuerda que, como La Bien Querida, vieron ‘La Bola de Cristal’ («no tengo trabajo pero hago mis hechizos») o la final ‘Estela plateada’, de final trotón. ¿Alguna vez piensan sacar un mal disco? ¿Y regulero?

21
Vicente Navarro

‘Casi tierra’ es el disco de un cantautor influido por el folclore patrio, que parece haber disfrutado tanto de Pablo Alborán y Miguel Poveda, como de cantautores alternativos como Javier Álvarez y Espaldamaceta. La influencia del flamenco es un poso, nada más, si bien evidente en momentos puntuales del álbum, y obras como ‘Lágrimas negras’ o ‘La leyenda del tiempo’ flotan tan sólo en espíritu, más por la calidad de las melodías que por desgarro. Vicente Navarro no ha querido apuntar tan alto y en principio este es un disco sutil, contenido y deliberadamente austero, en el que ha querido dejar el protagonismo a las letras, a su bonita voz en primer plano y a algún arreglo de guitarra. El inicio de álbum con ‘En el río’ nos hace pensar en un disco centrado en el mundo del amor, con letras como “Qué bonito que vinieras / qué bonito que ya estés aquí / Qué bonito que cuando hables de amor te refieras a mí” o “Cómo brillas cuando dices mi nombre”; pero después aparecen varios matices, ya no tan cercanos a un cantante melódico superventas de nuestro país. La homosexualidad y la Guerra Civil son otros temas destacados en un álbum que tampoco teme a los guiños urban o electrónicos, aplicados con excelente gusto.

20
Nick Cave & The Bad Seeds

Quizá arrastrados por la emoción –no necesariamente de alegría–, alguno quiso ver en ‘Skeleton Tree’ un álbum de duelo de Nick Cave por la muerte de su hijo adolescente Arthur, cuando aquellas letras estaban escritas –de forma terriblemente profética, eso sí– antes de la tragedia. Había en él dolor y hasta rabia –musicalmente era uno de sus discos más hoscos–, pero sus letras no hablaban de Arthur ni de su muerte todavía. En cambio, todos los textos de su sorpresivo nuevo álbum ‘Ghosteen’ –un fantasma adolescente que, esta vez sí, no alude a otro que al chico–, fueron escritos por Cave a partir de 2017 en su casa familiar de Brighton –normalmente lo hacía en una oficina alquilada a la que acudía diariamente de manera rigurosa–. Y, ahora sí, expía en ellos la profunda pena de su pérdida, a la vez que celebra su recuerdo. Aunque más amable que ‘Skeleton Tree’, ‘Ghosteen’ es un disco arduo, casi tanto por su vasto contenido –casi 70 minutos– como por una construcción musical que, pese a contar con momentos vagamente melódicos y hasta cantables, requiere de ser atendida con el mismo cariño y cuidado por los detalles que, a todas luces, han empleado Nick Cave y sus Bad Seeds para crearla. No es un disco para escuchar a la ligera, por toda la espiritualidad y trascendencia vital que contiene. Porque, de hecho, es una certeza que en algún momento de nuestras vidas podrá servirnos de asidero y consuelo.

19
Solange

Solange ha dicho que si en ‘A Seat at the Table’ tenía “mucho que contar”, en ‘When I Get Home’ tenía “mucho que sentir”, por lo que esta vez es la música y no las letras las que cobran mayor importancia en el álbum. Sin un single al que agarrarse, es difícil valorar ‘When I Get Home’ en un principio, pues con él Solange ha transgredido todas las expectativas que el público pudiera haberse formado sobre la continuación de ‘A Seat at the Table’. El álbum choca porque opera dentro de sus propias reglas de lo que puede ser un álbum pop en general y un álbum de R&B en particular, y porque busca la escucha completa hasta un punto que parece evitar los singles de manera intencionada. En el transcurso del álbum, Solange demuestra que no es una experta en la técnica de la repetición como lo pudo haber sido Alice Coltrane, pero también que puede llegar a resultar interesante y emocionante sin acomodarse a lo que se espera de ella. Mientras la artista busca su próximo Grammy, está bien que nos quiera entretener con otras cosas, ahora poniéndonoslo un poco -solo un poco- más difícil.

18
Tove Lo

¿Qué separa a Tove Lo del éxito masivo? ¿Qué tiene que hacer, si tres discos de pop bailable y ecléctico tan notables como ‘Queen Of The Clouds’, ‘Lady Wood’ y ‘Blue Lips’ no la han convertido ya en una superestrella? Hay quien la acusa de ausencia de carisma, de ese halo estelar que sí tienen, por citar ejemplos generacionales y no lejanos en estilo, Ariana Grande, Charli XCX o Carly Rae Jepsen. Yo lo llamaría “marketing”, pero entiendo lo que quieren decir. De hecho, precisamente su gran encanto está en esa naturalidad de la que carecen esas otras compañeras de la sueca, que le permite decir y hacer las cosas como ella quiere sin importar lo controvertido que pueda ser. La honestidad no vende discos, pero sí construye carreras. Y‘Sunshine Kitty’, en su modestia, es otro capítulo más de esa línea de discos que hacen de la sueca casi una cantautora que hace pop. Otra colección de canciones personales que sí, presumen de una producción sumamente elegante y atrevida, rabiosamente contemporánea pero que no trata de marcar el futuro, sino asentarse en el presente –en esta ocasión con especial protagonismo de guitarras–: el dúo The Struts, con aportaciones puntuales de Shellback, Jack & Coke, Mattman & Robin e Ian Fitzpatrick, sigue siendo fundamental en ese plano, y de hecho recuerda más a su debut que a su doble trabajo posterior. Pero al fin y al cabo, decía, son canciones personales e íntimas, como páginas de un diario.

17
Madonna

Pasar dos años en Lisboa empapándose de su cultura musical es lo mejor que le ha pasado a Madonna en esta década, dando lugar a otra de sus conocidas «reinvenciones»: un 14º álbum muy diferente a casi todo lo que había editado hasta la fecha, en el que en lugar de sumarse a las modas, se ha llevado a su terreno los múltiples estilos que aparecen. Portugal fue fundamental en la ruta del comercio de esclavos y así Cabo Verde o Brasil son también una influencia en este álbum, de marcado carácter político. La cantante nos explicaba durante una entrevista cómo había conseguido que el álbum sonara cohesionado pese a contener estilos tan inconexos como el reggae, el fado, el funk brasileño, el disco o la batuka, todos ellos por cierto vinculados de una manera o de otra a la reivindicación social. Su solución ha sido unir unas canciones a otras a través de un beat, un instrumento, un idioma, una palabra o un ritmo. Es un divertimento averiguar qué va conectando tan variadas y aventureras canciones entre sí, en el que resulta uno de los discos más orgánicos de la artista, con el que además ha querido dejar un mensaje de esperanza con la final ‘I Rise’. ¿Cuántas veces en 35 años de carrera habrá de probar que es capaz de levantarse?

16
Big Thief

Tras tres álbumes caracterizados por un folk íntimo –si bien el celebrado ‘U.F.O.F.’ tenía un punto más cósmico–, este álbum hermano del que está siendo destacado en varias listas que resumen lo mejor del año supone una palpable –que no radical– variación de su discurso artístico. Un rock más afilado y eléctrico invade buena parte de sus canciones. Y no ocurre solo en temas más acerados, sino que ese carácter crudo y físico también emerge en composiciones más tranquilas rítmicamente, como el encantador vals ‘Rock and Sing’ que abre el disco. En este ‘Two Hands’ el grupo de Adrienne Lenker toma una dirección nueva, excitante, que está un peldaño por encima de sus anteriores obras. Y que, de ser perseguida, puede propulsarles a nuevos espacios creativos. Y de paso, a nuevos públicos. Cabe celebrarlo, aunque quizá lo mejor de Big Thief esté aún por llegar.

15
Carolina Durante

La crítica evidente a ‘Carolina Durante’ es que, al prescindir de ‘Cayetano’ o ‘Perdona (ahora sí que sí)’, que ojo, sí venía incluida como flexidisc en la primera edición del vinilo, tenía que ofrecer canciones igual de buenas o mejores. No está tan claro que sea el caso, pero por otro lado el disco contiene muestras de la habilidad de la banda para dar con la tecla musicalmente y la de Diego Ibáñez en cuanto a la creación de las letras. Si ‘Cuando niño’ sonaba como una canción de ‘Barrio Sésamo’, puede que por temática fuera aposta, pero en cualquier caso la coda final que grita “lo lamento” ha sido otro “highlight” de sus conciertos. En general, el grupo maneja como quiere tanto el humor como el drama, desde la cita al hombre del tiempo Martín Barreiro de ‘El año’ (“se viene la hostia del año como no nos estemos quietos”, bromean, jugando con fuego) al lirismo contenido en ‘El perro de tu señorío’, en la que Ibáñez suplica: “quiero que me mires como miras los desastres que se emiten por la tele y que finges que te importan”. No cabe más ternura y retrato de la modernidad en una frase.

14
The Chemical Brothers

Los prejuicios contra la música electrónica pueden llegar tan lejos como para considerar a Tom Rowlands y Ed Simons simplemente productores o DJ’s antes que autores de canciones. Los discos de Chemical Brothers arrasaron y básicamente el dúo le gustaba a todo el mundo, pero pocos podrían haber adivinado que se desarrollarían como artistas mucho más que toda la generación Brit-pop o casi, entregando discazo tras discazo con muy pocas manchas a lo largo de toda su carrera. El último recibe el nombre de ‘No Geography’, y su portada inspirada en Godley & Creme parece mandarnos un mensaje de evasión ante los males del mundo de los últimos años, que han sido muchos y variados. En ese contexto el tema titular, excelente en su búsqueda de la comunión colectiva, es totalmente escapista, eufórico; y la final ‘Catch Me I’m Falling’, por la que Moby mataría ahora mismo, deja un sabor agridulce en su texto aterrorizado ante la idea de perder a alguien, pero cuyo tono parece esperanzado. Con un buen balance entre los primeros minutos del álbum, que se suceden sin tregua para el oyente, y esa otra parte más espiritual (esta es su entrega más “soul”), The Chemical Brothers logran mantenerse en su noveno álbum como otros artistas solo pueden soñar.


Tiene mérito que viniendo sus integrantes de mundos en principio tan diferentes como el trap (el barcelonés Pimp Flaco) y el pop más experimental y delirado (los canarios Solo Astra), Cupido hayan logrado dar forma a un proyecto que posea personalidad propia, aún sin apartarse radicalmente de todos esos ámbitos. Precisamente son todas esas influencias las que dan personalidad a Cupido y ‘Préstame un sentimiento’ no deja de beber de otros estilos como el vaporwave o el R&B, e incluso da pie a referencias tan improbables en principio, pero reconocidas por el propio grupo, como Bad Bunny, cuyas letras llenas de verborrea parecen una influencia clara en los textos de este disco, por otro lado tan románticos y cursis como a Cupido le ha dado buenamente la gana que sean. Cuesta imaginar que a quien le guste este disco, no se lo vaya a poner siempre entero: el grupo ha hecho 8 buenas canciones que pueden llegar a crear adicción. Y sobre todo se han impuesto a sus influencias, demostrando que, de entre todos los artistas lo-fi pop que se te puedan ocurrir, ellos están haciendo las canciones más emocionantes.


‘The Book of Traps and Lessons’ nos habla de cómo 7.000 millones de personas en el mundo caemos una y otra vez en los mismos errores, así como del racismo y otros males de la sociedad actual, la cual Kate Tempest afirma que no es que haya “progresado” demasiado en los “últimos 500 años”. La monarquía parlamentaria de Reino Unido está en el punto de mira en la portada del disco, pero podría ser cualquier sitio. ¿Acaso hemos evolucionado algo si un hombre ha de correr (huir) sin haber hecho nada como sucede en ‘Brown Eyed Man’? ¿Si se sigue “matando por dinero” y encima se hace “tras una bandera en la que aparece la palabra “LIBERTAD”? Las producciones de Kate Tempest son austeras y la labor de acercarse a su música puede ser a veces demasiado ardua. Sin embargo, como artista de “spoken word” que “no rapea ni canta”, sí es lo suficientemente expresiva para impactar al oyente con su voz. El modo en como pronuncia lo sumamente “desesperados por ternura” que estamos en el tema inicial ‘Thristy’, frases con tanta fuerza dramática como “me ofreció una paz que mi guerra no quiso” o ese desenlace en “anduvimos hacia casa y no nos besamos” no pueden dejar indiferente.

11
Sharon van Etten

‘Remind Me Tomorrow’ es un disco valiente, que suena grande y poderoso, en su mayoría. Y que, cuando no es así, resulta emocionante. En sus mejores momentos, suceden ambas cosas simultáneamente, como en ‘Seventeen’, el gran clásico que nos deja este disco. En una línea similar se sitúa ‘No One’s Easy to Love’ que, con la Sharon de siempre envuelta en sonidos sintéticos, parece dar cuenta del final de aquella relación de la que nos hablaba en una entrevista, truncada por su decisión de no abandonar la música. ‘Comeback Kid’ y ‘Jupiter 4’, los dos primeros adelantos del 5º disco oficial de la artista de Nueva Jersey, son polos opuestos de ese mismo espíritu: la primera, iracunda y bailable (!), retrata la mezcla de cariño y rabia de volver al hogar familiar de la infancia y sentirse como un niño de nuevo; la segunda suena como un salvavidas en una tormenta desoladora. Se agradece además la sabia mano de Congleton (productor entre otros de St Vincent, cuya figura emerge a veces como referente aquí), contribuyendo a un gran trabajo de una artista más poliédrica de lo que jamás imaginamos. Hemos perdido a una cantautora; no pasa nada, tenemos más. Pero hemos ganado a una artista más completa y audaz; y de esto no vamos tan sobrados.

10
Vampire Weekend

El africanismo de Vampire Weekend no ha desaparecido del todo, aunque sea en espíritu: su ya decano debut subyace de manera más serena y pulcra en ’This Life’, ‘Bambina’ o ‘Stranger’. Pero, en una evolución directa del camino emprendido en su anterior trabajo, ‘Father of the Bride’ es un tapiz tan diverso y rico como la nómina de colaboraciones de lujo que esconden sus créditos: Mark Ronson, Jenny Lewis, Dave Longstreth (Dirty Projectors), BloodPop®, Dave1 (Chromeo), Lüdwig Goransson, DJ Dahi, Buddy Ross (Frank Ocean) o Hans Zimmer (a través del sampler del coro malasio de la BSO de ‘La delgada línea roja’ que suena en ‘Hold You Now’) pululan por ahí como si nada. Unas colaboraciones que no aportan el relumbrón de sus nombres sino que reman junto a Koenig en aras de una idea musical ecléctica, en la que tradición y futuro van de la mano en el presente. El grupo enarbola la bandera de la libertad y el amor con este disco que, en su efervescencia disparada en múltiples direcciones, esconde una riqueza duradera que va más allá de lo meramente estético.

9
Ariana Grande

Como si los seis meses transcurridos desde que se publicara ‘Sweetener’ y la aparición de su inmediato sucesor hubieran sido un aprendizaje a contrarreloj, ‘thank u, next’ es todo aquello que en buena medida era aquel pero mejorado. Completamente cohesionado de principio a fin en lo musical y lo lírico, profundamente personal –tanto en la lectura emocional de la palabra como en la acepción “singular”–, ‘thank u, next’ es lo que queríamos que fuera aquel disco tras dos singles descomunales como ‘No Tears Left To Cry’ y ‘God Is A Woman’. Tienen sentido las comparaciones con ‘Beyoncé’ de Beyoncé y ‘ANTI’ de Rihanna que ya se leen por ahí, porque Ariana se posiciona estilísticamente más próxima que nunca al hip hop –¿será una suerte de homenaje a Miller?–. Pero en su caso Grande no parece demasiado preocupada por ser especialmente original, transgredir ni sonar avanzada, sino por ser honestamente contemporánea y, sobre todo, más auténtica y personal de lo que nunca fue. En el primer aspecto, lo logra: si hay un disco publicado en las primeras semanas de 2019 que defina en sí el sonido del pop de hoy, ese es ‘thank u, next’. Y en el segundo, también: con esta pirueta mercadotécnica aparentemente imposible, escondida tras esa apariencia frágil y vulnerable –o gracias a ella–, Ari Chan se consolida como una de las artistas pop con más magnetismo y fuerza de estos tiempos.

8
Michael Kiwanuka

Cual rey de Uganda aparece Michael Kiwanuka retratado en la portada de su nuevo álbum, ‘KIWANUKA’. La pintura es obra de Markeidric Walker y es significativa de lo que supone este tercer trabajo en la carrera del artista, tanto como que su apellido lo titule y además lo haga en mayúsculas. Porque Kiwanuka puede seguir siendo un hombre tímido y a veces inseguro, pero ya no va a dejar que esos sentimientos le guíen. Ese “hombre negro en un mundo de blancos” que repudiaba su apellido y se odiaba a sí mismo se ha transformado. Este álbum fluye orgánicamente de hecho como una película, y no extraña que el artista haya asegurado que le gustaría componer bandas sonoras. La instrumentación del disco puede ser muy visual y su autor hace uso en él de algún que otro sample para enriquecer lo que nos quiere contar, como el de la voz del activista por los derechos civiles John Lewis, o el sonido de un disparo en ‘Another Human Being’, una de las pistas del álbum que reflexionan sobre el racismo. Al final, el detalle sirve para engrandecer unas canciones excelentes gracias a los contrastes. Tanto el interludio de ‘Hero‘ como la canción homónima, que promete convertirse en un himno de Kiwanuka, evocan un sentimiento de abatimiento ante el que el artista se levanta heroico y triunfal, y que solo puede considerarse un emblema absoluto de este escultural y magnífico disco.

7
Weyes Blood

‘Titanic Rising’ establece un paralelismo entre el hundimiento del famoso barco y el hundimiento de la sociedad actual (sobre todo de los países del tercer mundo) por medio del cambio climático y el capitalismo, entre otros temas como la tecnología. En el alegre single ‘Everyday’, que suena como una colaboración no-tan-imposible entre The Beach Boys y Karen Carpenter, y cuyo vídeo inspirado en el cine “slasher” no tenéis que dejar de ver, Blood parece hablar sobre la necesidad del contacto real frente a las aplicaciones tipo Tinder y se atreve a declarar: “el amor de verdad está volviendo”. ‘Titanic Rising’ no es del todo un álbum triste pese a su temática, sino que siempre parece buscar el pequeño rayo de luz en un abismo de oscuridad, aunque sea en forma de humor. La cantautora quiere que sonrías en el apocalipsis y no deja de tener cierta gracia que el álbum termine con una revisión de 1 minuto de ‘Nearer, My God, to Thee’, supuestamente la última canción que tocó la banda del Titanic antes de que el barco se hundiera por completo, una historia que, pese a su absoluto desamparo, evoca una sensación de absurdo tal que solo puede hacerte sonreír.

6
La Casa Azul

Las nuevas canciones de Milkyway hablan del “fin del amor”, lo que en el universo de La Casa Azul equivale al fin del mundo. Así, la euforia y subidón de serotonina que siempre ha caracterizado al proyecto se contamina con unas letras llenas de angustia por el final de ese amor idealizado, propio del “Shangri-La”, que ahora da paso a la “rutina”, a “semanas y semanas de letargo feroz” y al descubrimiento de cierta “ineptitud” ante los problemas o de una tendencia a huir de ellos a través de la música o el trabajo. El caos vital descrito en ‘La Gran Esfera’ llega a una conclusión feliz por suerte, cuando en el tema titular Milkyway describe que por fin ha visto “la luz del alba”, dejando en esta por otro lado conmovedora canción cierto poso de tranquilidad que hace sonar menos irónica una de las primerísimas frases que escuchamos en el disco, cerrando así círculo: “qué bonita es la felicidad”. Coqueteando con el trap, el electro robotizado, el j-pop y la rumba, el álbum suena bien acabado pese a surgir de varios proyectos distintos y cierra esa trilogía de álbumes de la que ha hablado Milkyway en las entrevistas con firmeza. No es redondo como esa “esfera” representada en la portada del disco, pero se le acerca mucho.

5

Incluyendo la versión de ‘Doin’ Time’, además por mucho el tema más popular de este álbum, y alguna canción de relleno hacia la mitad, Lana del Rey ha renunciado a ofrecer una obra tan sólida y atemporal en su visión retro como un ‘Back to Black‘. Sin embargo, nunca había estado tan claro que Lana tenía un clásico dentro de ella como en este trabajo que ha sido capaz de darnos composiciones tan sobresalientes como ‘Venice Bitch’ o ‘Mariners Apartment Complex’. Ambas arman la base del sonido de ‘Norman Fucking Rockwell!’. Hay un poco de Brill Building, un poco de surf-rock, un poco de balada clásica tipo Neil Young, Carpenters… y otras cosas en este trabajo producido por un Antonoff que ha conseguido que Del Rey suene especialmente cercana y honesta a pesar -o gracias a- sus personales trucos de producción. Antonoff dobla la voz de Del Rey varias veces a lo largo del disco, de manera especialmente brillante en la outro de ‘The greatest’, mientras la presencia en el largo de arreglos orquestales, que se imponen desde el principio con el maravilloso tema de apertura, que titula el álbum; guitarras, pianos y una especie de teremín sintetizado; y, por el contrario, la casi total ausencia en el disco de beats electrónicos propios del trap o el hip-hop (tampoco hay “featurings”) aportan unidad a un conjunto que se acerca a ser su gran clásico. Otro importante capítulo en la carrera de uno de los mayores iconos pop del siglo, con algunas cumbres brillantes, cuando no simplemente insuperables.

4
Charli XCX

¿A qué suena el siglo XXI? ¿Y el pop de nuestra década? Hay quien hablará de la explosión latina y urban, otros de la mezcla definitiva de infinitos géneros musicales, habrá quien argumente que lo retro y lo clásico siempre prevalecerá con las cifras de Adele sobre la mesa, y hay quien entiende que el sonido del presente y el futuro es el mismo que se entendía a finales de los años 70 y principios de los 80, los tiempos de Kraftwerk y ‘Blade Runner’. Los del synth-pop, de la máquina, también del pop deliberadamente prefabricado y bien manufacturado. Charli XCX, como “90’s girl”, se crió entre hitazos de Spice Girls, luego Britney Spears y luego t.A.T.u., pero siempre ha tenido en consideración a los artistas de décadas remotas. En los inicios de su carrera dijo que quería ser tan camaleónica como David Bowie y Madonna, no hay playlist de canciones favoritas suyas en la que no haya incluido a The Cure (que seguramente influyeron en su oscuro y misteriosamente olvidado debut), e incluso se ha interesado por las diversas etapas, clásicas y experimentales, de Serge Gainsbourg. Con un buen equilibrio de autenticidad y artificio, Charli no se ha quedado en la mímesis o en el revival de los 80 como antes La Roux o Frankmusik, sino que se ha ido dejando seducir por toda la maquinaria del sello PC Music y el sonido de SOPHIE para hacer suyo su discurso. ‘Charli’ se llama así porque es la culminación de su sonido.


El primer disco de Billie Eilish está inspirado en las pesadillas, en la parálisis del sueño y en los sueños lúcidos, en ese mundo de nuestro subconsciente que existe entre el sueño y la vigilia, y si algo consigue la producción del álbum es evocar una sensación de ansiedad y desorientación absolutas que podríamos asociar a esos estados, en particular por el modo en que las canciones emplean la distorsión como parte de su tejido sonoro (‘all the good girls go to hell’), para transgredir expectativas (en ‘listen before i go’ el efecto es realmente extraño, intrusivo, pues suena como si no debiera estar ahí) o manipulan la voz de Eilish de manera que la hace sonar como una especie de espectro digital (‘xanny’). La producción, haciendo uso de estas ideas, es absolutamente exquisita en todas las canciones, aunque lo es especialmente en una ‘ilomilo’ en la que Eilish habla sobre esos “amigos a los que he tenido enterrar” que la mantienen “despierta por la noche”, y que no puede sonar más llena de desasosiego, como si fuera a estallar en lágrimas en cualquier momento. ‘WHEN WE ALL FALL ASLEEP, WHERE DO WE GO?’ es reflejo de una compositora completa, capaz tanto de volarte los sesos como de encogerte el corazón, y que por suerte tiene margen de sobra para seguir refinándose. Su debut no puede ser un mejor inicio para ello.

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Angel Olsen

‘All Mirrors’ es brillante, apasionado e irónico. Pleno de referencias y, a la vez, terriblemente personal. Porque Angel Olsen juega con nuestras percepciones y prejuicios. Usa su voz, su aspecto aparentemente desamparado y el formato de torch song, para crear una obra de absoluta reafirmación. No es un lamento por el amor perdido; es un grito de júbilo por la individualidad recuperada. Aquí, Olsen ha primado la atmósfera por encima de las canciones individuales: estamos ante un disco que requiere complicidad, no ante una playlist de lujo. Como Lana del Rey, Olsen necesita, quiere, que la escuchemos de cabo a rabo. Que nos sentemos y que degustemos su gran álbum de música atemporal. Con Ben Babbitt (que co-escribe la música de algunas piezas), Olsen recoge toda la tradición de la gran canción americana de los años 20-40: Cole Porter, George Gershwin, Irving Berlin. Como ellos, logra compaginar el glamour y el sentimentalismo con bastante ironía. Estas composiciones próximas al musical clásico contienen también mucho regusto del trip hop de los 90’s, en esa cualidad cinematográfica, envolvente, y melodramática que recuperaban Portishead o los Massive Attack de ‘Blue Lines’. Todo al servicio de unas canciones sobre el desamor, su padecimiento… Pero también sobre la liberación que este desamor supone.

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FKA twigs

El significado de ‘MAGDALENE’, que habla de alienación, rupturas, feminidad y sexo, es interesante, pero secundario, porque la imaginación de la que pueda carecer en los textos FKA twigs la suple con creces con su voz y con ideas de producción. Los juegos vocales son absolutamente espectaculares desde que el disco se abre con ‘thousand eyes’, un tema que habría pegado en ‘Medúlla’ de Björk, uno de los mejores estudios sobre voces en un álbum que se hayan hecho jamás. Pero es que además la canción tiene la calidez de la new-age: también puede interesar a los seguidores de Enya. Los coros casi religiosos de la segunda parte de ‘sad day’ generan la inquietud que buscan. Y el momento de los falsos niños cantando unos segundos de ‘fallen alien’ es una pequeña maravilla. En ocasiones, FKA twigs repite frases, pero es que el giro melódico que aporta en ellas no puede ser más expresivo. La artista sabe bordar un R&B clásico, como sucede en partes de ‘holy terrain’ (el tema que ha querido contar con el contrapunto masculino de Future), transformarse en Beth Gibbons en ‘fallen alien’; y a la vez tener su propia personalidad. Desesperado como el corazón, pero pensado con el cerebro, ‘MAGDALENE’ sí es la entregada obra humana que desde lo estético, en ocasiones y quizá abrumada, FKA twigs había querido evitar.

‘Tú y yo’ confirma que la fuente de Mujeres para crear pelotazos punk pop está lejos de secarse

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Ayer publicábamos nuestra lista con las Mejores Canciones de 2019 para la redacción de JENESAISPOP y en ella, entre todas las múltiples cosas que nos dicen que faltan (no digamos ya las que sobran), no se podían incluir a Mujeres. El trío barcelonés se posicionaba en un meritorio puesto 52 de 100 con ‘Romance romántico‘, tema que daba título a su fantástico último EP. Cuatro canciones con fulgurantes melodías ejecutadas en su estilo de punk pop garajero ejecutado a toda pastilla. ¿Pero alguna vez se les va a secar la fuente de la inspiración? A tenor de su nuevo single ‘Tú y yo’, no hay más vueltas: de momento, NO.

Y es que esta canción publicada hace unas horas, adelanto del álbum que sucederá al notable ‘Un sentimiento importante‘, es una nueva llamada de arrebato por parte de Yago Alcover, Arnau Sanz y Pol Rodellar. Si acaso, diría que su sonido es incluso más poderoso que de costumbre, con batería, guitarra y bajo tronando al unísono desde su arranque, solo dando un breve respiro cuando se entona su estribillo. Un estribillo que supone un leve giro melódico que evoca los 60 –los de Los Saicos o The Sonics, no los de Fórmula V o Los Sírex– y que ahonda en esa lírica sentimental que tan bien maneja el grupo barcelonés: en este caso, un canto de amor exacerbado e idealizado hasta extremos casi enfermizos («en tu puerta escribiré 100 veces que te quiero… y luego lo limpiaré para que no me odies»). Mención aparte para su sencillo pero curioso vídeo: alejado del sentido de la letra (o eso me parece), el power trío muestra la vida en la carretera, comiendo comida basura y viajando en furgoneta, con destino a dar un concierto en… tenéis que verlo.

Mujeres, cuyo debut homónimo ha cumplido 10 años hace unos meses, publicarán pues su quinto álbum de estudio de nuevo en Sonido Muchacho en algún momento de la primera mitad de 2020, puesto que han prometido presentarlo durante su actuación en el festival madrileño Tomavistas, donde compartirán cartel con Jarvis Cocker, León Benavente, Austra, Boy Pablo, Novedades Carminha, Maika Makovski y un largo etcétera.

Lo Mejor del Mes:

Pet Shop Boys, nuevos cabezas de cartel del Mallorca Live Festival 2020

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Mallorca Festival sigue desvelando los nombres que conforman el cartel de su próxima edición, y hoy anuncia su gran cabeza de cartel: Pet Shop Boys. El dúo formado por Neil Tennant y Chris Lowe actuará en el festival el día 16 de mayo dentro de su gira ‘Dreamworld: the Greatest Hits Live’ pese a que de hecho publica nuevo disco, ‘Hotspot‘, el próximo 24 de enero. Ya estaban presentes en la programación Crystal Fighters, Leiva, Michael Kiwanuka, Miles Kane, Kate Tempest, Temples, Kase.O, León Benavente o Carolina Durante.

Entre las nuevas confirmaciones de Mallorca Live Festival se encuentran también Monarchy, Shinova y Ginebras para el jueves 14 y a Miss Caffeina y Peligro para el viernes 15 de mayo. Además anuncia el rebautizo de su escenario electrónico con el nombre Tròpic Stage y la incorporación a su cartel de &ME, Mano Le Tough, Cooper Saver y Frink, para el sábado. Todos ellos se suman a los ya anunciados Marcel Dettmann, Red Axes o Ángeles Marqueño, entre otros.

Las entradas para el Mallorca Live Festival se pueden comprar por 75 euros + gastos de gestión para el abono de 2 días (viernes y sábado) y por 90 euros + gastos de gestión el abono de 3 días (jueves, viernes y sábado) en la web del festival www.mallorcalivefestival.com.

PP y Ciudadanos estudian cancelar el próximo concierto de Los Chikos del Maíz en Salamanca

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Los Chikos del Maíz actúan en Salamanca el próximo 10 de enero. Las entradas para el concierto ya están agotadas, pero el Ayuntamiento de Salamanca, gobernado por Partido Popular en coalición con Ciudadanos, se encuentra estudiando su cancelación por considerar que va en contra de sus «valores de concordia».

Según informan varios medios que han contactado al Ayuntamiento, este ha explicado que algunas letras de Los Chikos del Maíz -el grupo de rap liderado por Nega y Toni Mejías- son «violentas» y que «atacan a las víctimas de terrorismo», del que hacen «apología». Por esta razón, el Gobierno de Salamanca cree oportuno que el concierto finalmente no tenga lugar pese a haberse agotado ya todos los accesos. En manos de los servicios jurídicos municipales se encuentra ahora la rescisión del contrato del grupo, que de efectuarse, probablemente obligaría al Ayuntamiento a pagar a los raperos una indemnización.

Noticias de este tipo no han sido raras en 2019: los cambios de gobierno autonómicos han afectado este año a conciertos de Luis Pastor, Def Con Dos o Rayden. En el caso de los segundos también se hablaba de «enaltecimiento del terrorismo». Especialmente sonada fue la cancelación de un concierto de C. Tangana en Bilbao por sus letras «machistas» aunque en este caso las denuncias venían de Podemos, y el rapero respondió realizando dos conciertos gratuitos en la ciudad para protestar contra la «censura institucional».

Hits & Flops: Harry Styles arrasa en Estados Unidos, Coldplay se pegan un buen hostión

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Hits


Harry Styles ha de renunciar definitivamente al número 1 en su propio país, Reino Unido, en favor de Rod Stewart. Según las últimas «midweeks» es este quien está al mando de las ventas físicas prenavideñas por mucha diferencia y ‘Fine Line‘ debutará este viernes tan sólo en el número 2 o quizá incluso en el número 3 por detrás de Stormzy en las islas. En cualquier caso, el buen funcionamiento de ‘Adore You’, rozando el top 10 de singles en plena Navidad, garantiza el curso futuro del segundo disco del ex One Direction mejor avenido. Pero hay mejores noticias para Harry Styles: le está yendo mucho mejor incluso en un país que no es el suyo, y es importante: Estados Unidos.

‘Fine Line’ será muy holgadamente número 1 en Estados Unidos en su primera semana con lo equivalente a 450.000 o incluso 475.000 unidades, es decir, en estos tiempos que corren, podría ser disco de oro en tan sólo una semana. Es verdad que sus cifras están infladas por un «ticket bundle» (de esos con los días contados), pero también lo es que otros artistas no las han alcanzado con acuerdos similares. Además, lo más importante en este caso es que sin el «ticket bundle», tan sólo con los puntos de streaming, Harry Styles sería igualmente número 1 del Billboard 200 la semana que viene, pues sumaría hasta 110.000 puntos por las canciones «digitales» sueltas.

Eso garantiza que este no será un disco de número 1 fugaz, sino de enorme longevidad: las 12 canciones del disco permanecen en el top 100 de Spotify USA incluso cinco días después. Sin duda, el disco está calando y promete tener vida en 2020 cuando el artista realice una gira mundial. En España y en otros países aún no se conocen ni midweeks ni datos oficiales (la semana acaba hoy), pero al menos esta vez sabemos que nos visitará de gira: será el 18 de mayo en Madrid y solo quedan entradas de grada.

Flops


Pese a haber aparecido en el mercado muy oportunamente para el Black Friday y cosechar algunas de las mejores críticas de su carrera, ‘Everyday Life’ va a ser uno de los discos peor vendidos de Coldplay, si no el peor. El disco ha logrado buenos datos en Europa, incluidos los números 1 de Reino Unido (donde se mantiene fuerte en el top 5), Noruega, Francia u Holanda, aunque con peores cifras que en otras ocasiones. El top 3 de Italia y España y el top 4 de Alemania no están mal, pero donde de verdad han sonado las alarmas ha sido en Estados Unidos.

Pese a ser británicos, Coldplay nunca han tenido precisamente los problemas de Blur para conquistar América. Todos sus discos han sido platino o multiplatino hasta ahora, alcanzando el número 1 del Billboard 200 hasta en cuatro ocasiones. ‘Viva la Vida’ vendía más de 720.000 unidades en su primera semana tan sólo dentro de Estados Unidos, reafirmando su posición de “nuevos U2”.

Pero ya ‘A Head Full of Dreams’ se quedó en el puesto 2 en este lugar y ‘Everyday Life’ ha tenido que conformarse con un humillante puesto 7. ¿Se debe a que estamos en fechas muy competitivas? Puede, pero nadie veía venir lo que ha sucedido después: el disco bajaba al puesto 52 en su segunda semana, y después al puesto 121 en la tercera. El disco está siendo por supuesto víctima de las penúltimas normas del Billboard, que favorecen el streaming… pero es que Coldplay no habían tenido hasta ahora ningún problema con el streaming: de hecho, las reproducciones de sus canciones en Spotify son monstruosas. Las de otros discos, eso sí.

A falta de averiguar si la cosa puede resucitar de alguna manera en 2020, estamos ante el mayor batacazo sufrido por un disco de Coldplay en el plano comercial. ¿A qué se debe? Algunos expertos en UKMix apuntan al carácter «experimental» del disco, ¿pero de verdad es tan experimental? A toro pasado su estrategia de lanzamiento «sorpresa sí pero no» no ha parecido la más acertada, e igualmente la deriva EDM de los últimos años del grupo, jugando a los chupetes con The Chainsmokers, puede haberles hecho perder algo de credibilidad. La falta de plan de gira por razones ecológicas no suma, ni tampoco el perfil bajo que han mostrado vídeos como ‘Daddy’. Una pena, pues definitivamente estamos ante uno de los mejores álbumes de su carrera.

KAYTRANADA / BUBBA

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KAYTRANADA no se ha metido prisa en dar continuación a su debut de 2016, ‘99,9%‘, un disco tan bien valorado por la crítica en su momento que incluso lograba hacerse con el prestigioso premio Polaris, el Mercury canadiense. Por contra, Louis Kevin Celestin ha trabajado en su segundo disco a su ritmo, sin las presiones de una industria que ha solicitado constantemente sus servicios, ya fuera como productor o como remixer. Y de la noche a la mañana, con unos pocos días de aviso, ha llegado su segundo largo, ‘BUBBA’.

Si KAYTRANADA ha querido hacer un álbum diferente al anterior -y de hecho ha llegado a desechar un álbum entero porque se parecía demasiado al primero- sin duda lo ha conseguido. ‘BUBBA’, que recibe su título del nombre de un tipo de cannabis, es más relajado que ‘99,9%’, e incluso podría decirse que algo más discreto en cuanto a sus posibles hits, pero el enfoque de KAYTRANADA como productor sigue siendo el mismo para muy bien. El artista rescata samples con el esmero de un arqueólogo, construye beats con la maestría de un artesano y logra sonar tan analógico, orgánico y humano como contemporáneo. Su visión del funk, el R&B, la música disco y otros sonidos se sustenta en la fusión, pero a la vez el artista es capaz de reducir géneros hasta dejarlos prácticamente irreconocibles. En ‘BUBBA’ las producciones están hechas con supremo gusto y sus 51 minutos están muy bien medidos, pues incluso las mismas canciones incluyen cambios internos. El disco rara vez cae en el tedio, y al no contener silencios entre sus pistas, está hecho para sonar como una sesión, arrastrando al oyente en el océano de «grooves» que contiene.

Dice mucho de ‘BUBBA’ que ‘Midsection’, la colaboración del álbum con Pharrell Williams, no sea de lo mejor que este ofrece (de hecho es el tema final). En realidad, el uso de KAYTRANADA de sus artistas invitados, a los que rara vez llega a ver en persona porque él trabaja de manera remota y en solitario, es meramente funcional a lo largo de todo el álbum, que es un trabajo exquisito de producción ante todo. Por ejemplo, no se puede decir que el trabajo vocal de Estelle en la africanista ‘Oh No’ sea esencial, como tampoco que los cantantes de R&B Teedra Moses y Durand Bernarr, que cantan en ‘XO’ y en ‘Freefall’, respectivamente, posean el timbre ultra reconocible de una SZA o un Leon Bridges. Todos ellos son instrumentos al servicio de la visión de KAYTRANADA, y están presentes para llevar estas canciones a nuevos y más interesantes lugares a los que de otra forma no habrían llegado, pero nunca para hacerlas sonar como propias.

Esto no significa que el trabajo de, por ejemplo, el rapero GoldLink en el dancehall de ‘Vex Oh’ no sea estupendo, o que Tinashe no logre elevar la disco ‘The Worst in Me’ a un nivel espectacular como solo ella sabe, pero KAYTRANADA no se ha rodeado de intérpretes que fueran a comerle la merienda en su propio disco. En ‘BUBBA’, la sofisticación de sus beats sigue mandando por encima de todo. El «groove» de ‘Gray Area’, por ejemplo, tiene una presencia brutal pero también un elemento extraño, y el punto justo de distorsión de ‘Puff Lah’ da lugar a una pequeña maravilla. ‘Do It’, la canción que abre el disco, samplea un viejo tema de funk psicodélico brasileño (su inestable percusión procede de ahí) para hacerlo sonar envolvente, subacuático y cálido, mientras el 90s house de ‘Taste’ con VanJess está abordado con una clase absoluta. El canadiense incluso parece dar con un pequeño clásico en la disco-funk ‘2 the Music’ con Iman Omari, que concluye con un fragmento más sintético… sin prepararte para el aparente sample de ‘Smalltown Boy‘ de Bronski Beat que aparece en ‘Need It’, el pegadizo dancehall con Mesego que capta toda tu atención hacia la mitad del disco.

Si los «grooves» de ‘BUBBA’ son en todos los casos fantásticos ejercicios de estilo, una lección tras otra de producción sonora «DIY» al servicio de los sonidos que todos conocemos, el disco incluye temas con potencial para convertirse en hits verdaderos de KAYTRANADA: está el pegadizo número disco de ‘10%‘ con Kali Uchis, que samplea las cuerdas del ‘Love Thang‘ de First Choice; la también bailable ‘The Worst in Me’ con Tinashe o el cálido dancehall de ‘Vex Oh’ con GoldLink, Eight9fly y Ari Pensmith. Con homenajes al house latino (‘What You Need’) o incluso al future funk (‘Scared to Death’), BUBBA es una banquete continuo para los oídos, tanto que al final lo que digan las letras es lo de menos: entre ánimos a ser uno mismo y entregarse a la música, todo lo que cuentan estas canciones con palabras lo desprende ya la música sin necesidad de ellas. Que no haya malentendidos: ‘BUBBA’ no sería mejor sin sus colaboradores, pero como manifesto del sonido de KAYTRANADA, es un triunfo.

Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘2 the Music’, ‘10%’, ‘Vex Oh’, ‘Puff Lah’, ‘Taste’, ‘The Worst in Me’
Te gustará si te gusta: Caribou, Hot Chip, Thundercat, The Avalanches
Escúchalo: Spotify

Camila Cabello se disculpa por el uso de lenguaje racista en su Tumblr antiguo

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Camila Cabello es noticia después que una antigua cuenta de Tumblr que utilizaba cuando era adolescente -previamente a su participación en X Factor y al debut de Fifth Harmony- haya salido a relucir. En ella, la cantante utilizaba lenguaje racista y reproducía GIFs u otras publicaciones de esta misma naturaleza. Un hilo de Twitter que recogía varios de estos posts ha propiciado el cierre de la cuenta en cuestión, que permanecía abierta hasta ahora.

En sus redes, Camila ha confirmado la veracidad de estas acusaciones y ha pedido perdón por el lenguaje usado en aquellos mensajes: «Cuando era más joven utilicé un lenguaje del que me siento profundamente avergonzada y del que me arrepentiré por siempre. Era una persona ignorante, sin educación, y cuando me informé sobre la historia, el peso y el verdadero significado que se encontraba detrás de este lenguaje tan horrible y dañino, me sentí profundamente abochornada de haberlo utilizado en primer lugar». La cantante añade: «Me disculpé en su momento y lo vuelvo a hacer ahora. Jamás haría daño a nadie de manera intencionada y me arrepiento desde lo más profundo de mi corazón. Por mucho que desearía poder hacerlo, no puedo regresar atrás en el tiempo y cambiar las cosas que dije en el pasado. Pero cuando aprendes a hacer mejor las cosas, simplemente las haces mejor».

En un segundo texto publicado a la vez, Camila escribe: «Ahora tengo 22 años, soy una persona adulta, he madurado y aprendido y soy consciente de la historia y el dolor que este lenguaje conlleva de un modo que antes no lo era. Aquellos errores no representan a la persona que soy ni a la que siempre he sido. Yo siempre he defendido y siempre defenderé el amor y la inclusividad, y mi corazón nunca, ni siquiera entonces, ha poseído una pizca de odio o de ánimo discriminatorio. Lo cierto es que fui profundamente ignorante e inconsciente. Utilizo mi plataforma para denunciar la injusticia y la desigualdad y lo seguiré haciendo. Las palabras no son suficientes para expresar la vergüenza profunda que siento y lo mucho que lo siento, y vuelvo a disculparme desde lo más profundo de mi corazón».

Cher, Lizzo, Lily Allen, Brandon Maclean… reaccionan al «impeachment» contra Donald Trump

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La Cámara de Representantes de Estados Unidos ha aprobado esta noche (madrugada en España) el «impeachment» contra Donald Trump, que será juzgado en el Senado por abuso de poder y obstrucción al Congreso tras revelarse que presuntamente presionó a Ucrania -mediante una conversación telefónica con su presidente, Volodimir Zelenski- para investigar los negocios de su rival Joe Biden y de su hijo en el país europeo y así beneficiarse electoralmente.

Trump es solo el tercer presidente de la historia de Estados Unidos que debe ser juzgado en el senado por los cargos mencionados: el primero fue Andrew Johnson en el año 1868 y el segundo Bill Clinton en 1998. Como explica El País, el debate ha consistido en 11 horas muy duras de enfrentamiento «tribal» entre demócratas y republicanos, y en los que la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, ha calificado a Trump de «amenaza continua a seguridad nacional», apuntando que “estamos aquí para defender la democracia del pueblo”.

A espera de la resolución del juicio, que tendrá lugar ya en noviembre de 2020, son varias las celebridades que han acudido a las redes sociales a expresar su parecer por el cacareado «impeachment» (el equivalente a la moción de censura en España, por así decirlo). Lizzo ha respondido a una presentadora de Fox que defendía a Trump haciendo referencia a su canción ‘Truth Hurts’: «lo único que duele aquí es que este país esté dividido por el odio que gente como tú provoca. ¿Por qué no te espabilas y das a tu chico algún consejo sobre decir la verdad? Lo va a necesitar». También Cher y Janelle Monáe han celebrado la noticia en Twitter, mientras Lily Allen se ha limitado a colgar un montaje de la cara de Trump insertada dentro de un melocotón («peach» en inglés). Trump ha negado las acusaciones y respondido a la resolución del «impeachment» con un meme.

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‘Watchmen’: pros y contras del último gran éxito de HBO

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La gran apuesta de HBO para 2019 ha terminado. Y lo ha hecho con nota, satisfaciendo las expectativas que se habían generado. Y eso que ver a Damon Lindelof adaptando a Alan Moore a mí me daba más repeluco que leer un poema de Alfred García en voz alta. Pero al final no ha sido para tanto. El gusto por la trascendencia, muchas veces vacua, del creador de ‘Perdidos’ y ‘The Leftovers’ no llega a empañar sus evidentes méritos como narrador habilidoso e imaginativo.

Lo mejor de ‘Watchmen’

1. Que no sea una adaptación, sino una secuela.
Adaptar a Moore no es fácil. Si te pasas de literal, no funciona narrativamente: ‘Watchmen’ (2009). Si te quedas corto de densidad dramática, te sale una estilosa carcasa con muy poco dentro: ‘Desde el infierno’ (2001). Quizás hayan sido las Wachowski las que mejor le pillaron el punto al bardo de Northampton en su personal pero a la vez fiel ‘V de Vendetta’ (2006). La serie ‘Watchmen’ va un poco en esa línea: masajea al fan con los dedos manchados de tinta a la vez que vuela con la cámara a territorios narrativos y estéticos que nada tienen que ver con el cómic. Lindelof ha elaborado una muy eficaz relectura del original literario. Lo ha llevado a su terreno actualizando temas, reinterpretando mitologías y añadiendo nuevas tramas y personajes.

2. Su constante inventiva estilística y narrativa.
Desde el propio grafismo del título, que aparece de formas distintas en cada inicio de capítulo, hasta la apoteosis del capítulo seis, ‘Watchmen’ está llena de ingeniosos hallazgos visuales y narrativos. La serie es un puzle que comienza con las piezas muy desperdigadas: a lo largo del tiempo, del espacio, de la memoria, del cómic… Lindelof las va uniendo capítulo a capítulo, muchas veces colocándolas de formas tan sorprendentes que hace que salten chispas llenas de suspense y emoción. El mejor ejemplo es el mencionado capítulo seis, ‘This Extraordinary Being’. Una maravilla plagada de sugerentes giros metalingüísticos (el comienzo del episodio), expresividad visual (el juego cromático de la fotografía) y densidad dramática.

3. Su inesperado sentido del humor.
‘Watchmen’ es una serie más divertida de lo que pudiera parecer en un principio, sobre todo teniendo en cuenta su poco gracioso origen literario y los anteriores trabajos de Lindelof. El personaje de Laurie Blake, por ejemplo, tiene la lengua más afilada que Sarah Silverman en ‘A Speck of Dust’. Algunas de sus réplicas pondrían colorado hasta al propio Doctor Manhattan. Y todo lo que tiene que ver con Adrian Veidt/Ozymandias, ya bastante loco de por sí, está tratado en clave de comedia fantástica con pincelas de humor negro.

4. La música de Trent Reznor y Atticus Ross.
Solo por la delicada versión del ‘Life On Mars?’ de David Bowie que suena al final del séptimo capítulo -que además añade capas de significado a la impactante secuencia que acompaña-, merecería destacarse la banda sonora de ‘Watchmen’. Lindelof ya demostró su buen gusto y la importancia que le otorga a la música en ‘The Leftovers’, donde sobresalía la impresionante banda sonora de Max Richter. Aquí lo vuelve a hacer eligiendo a los dos componentes de Nine Inch Nails, cada vez más solicitados en el cine y la televisión tras sus premiados trabajos con David Fincher (‘La red social’, ‘Perdida’, ‘Millennium’). Sus atmosféricas composiciones, que combinan delicadeza y aridez electrónica, se integran perfectamente con temas muy conocidos de música clásica y una selección de canciones que aparecen en los títulos de créditos finales.

Lo peor de ‘Watchmen’

1. Su falta de ambición conceptual.
Lindelof obviamente no es Moore (que, como es habitual, ha renegado de la serie y ha pedido no aparecer en los créditos por nada del mundo). Si eres fan del cómic, seguro que echas en falta la complejidad psicológica de sus personajes (aquí algo esquemáticos), y la sutileza de su discurso. La serie se centra más en los aspectos sentimentales y policiacos de la trama, dejando a un lado los políticos (apenas esbozados en esa guerra racial que sustituye a la nuclear), morales y metalingüísticos del original. No llega a ser un rapado argumental como ocurrió con ‘From Hell’, pero sí le han cortado un poco las puntas.

2. El final.
Esto podría ser un spoiler si no fuera porque ocurre en casi todas las series actuales: el maldito final abierto. ¿Cuándo nos van a dejar disfrutar con una conclusión redonda, catártica, perfecta, un broche de oro que te deje en el sofá noqueado, sin pensar en el f***ing cliffhanger, en cómo va a seguir la historia en la segunda temporada, sino en lo que acabas de ver, en comprobar hasta qué punto te ha gustado, interesado, afectado, incluso transformado, esas nueve o diez horas de ficción que has estado viendo durante dos meses? 8’5.

Los Del Río y Tyga, gángsters de poca monta en el vídeo de la nueva «Macarena»

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El rapero Tyga, que este año ha triunfado a lo grande gracias a ‘Loco contigo’, su colaboración con DJ Snake y J Balvin, ha tenido la ocurrencia de samplear ‘La Macarena’ de Los Del Río en su single ‘Ayy Macarena’, como ya os hemos contado. Si pensabas que el sample de ‘RITMO’ de Black Eyed Peas era burro, este le supera con creces.

El videoclip de ‘Ayy Macarena’ se acaba de estrenar y, como no podía ser de otra manera, incluye un cameo estelar de Antonio Romero Monge y Rafael Ruiz Perdigones. Ambos aparecen vestidos de gángsteres, mientras el vídeo también hace uso una referencia muy explícita a la película ‘La máscara’ y de otro cameo estrella, el del cómico Terry Crews (‘Dos rubias de pelo en pecho’). En otras escenas, Tyga parece buscar los bailes imposibles de Missy Elliott o los escenarios coloridos de Nicki Minaj.

La canción en cuestión ha alcanzado los 38 millones de reproducciones en Spotify, por lo que ha sido un éxito para Tyga, si bien no al nivel de ‘Loco contigo’. El rapero ha publicado este año su disco ‘Legendary’, que incluye colaboraciones un poco más esperadas como las de Chris Brown, Offset, el propio J Balvin o Lil Wayne.

Las Mejores Canciones de 2019

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Un año más, JENESAISPOP resume lo que para sus redactores y colaboradores ha sido lo mejor de los últimos 12 meses en el ámbito de la cultura pop. Comenzamos con las que para nosotros son las mejores 100 canciones de 2019, un año algo extraño, quizá de transición, que ha destacado por la transversalidad de estilos. En total hemos ponderado casi 600 canciones, la mayor parte de las cuales han pasado por nuestra sección “Canción del Día“ o han sido lo más destacado de nuestros «Discos Recomendados». Quizá de manera un tanto sorprendente, el folk ha vivido este año cierto resurgir gracias a mujeres como Angel Olsen, Weyes Blood, Aldous Harding y, claro, Lana Del Rey. Pero el pop, como decíamos, ha vuelto a ser esta temporada una amalgama de géneros en la que los artistas han manejado con total fluidez rock, rap, funk y soul. Nombres como Tyler, the Creator, James Blake, Vampire Weekend o Cupido, así lo han demostrado, pero sobre todo mujeres, muchas mujeres, como FKA twigs, Charli XCX, Solange, Madonna, Sharon Van Etten, Nilüfer Yanya o Jenny Hval. En cuanto al panorama nacional, el nuevo rap ha vivido una insospechada consolidación comercial con el pelotazo de un artista inpedendiente como Don Patricio o la presencia ya afianzada de Cecilio G. Sin olvidar, claro, los buenos momentos que ha dado el pop rock alternativo de La Bien Querida, León Benavente, Anni B Sweet o Carolina Durante, con la estupenda irrupción de nombres como Monterrosa o Vicente Navarro. Os invitamos a suscribiros a la playlist con las mejores canciones de 2019.

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Lola Índigo, Lalo Ebratt

Con ‘Akelarre’, Lola Indigo se consolidaba como la triunfita triunfadora más inesperada. Un debut sólido y lleno de urban pop de gran nivel, capaz de conectar con todo tipo de públicos y que, además, contiene mensajes de empoderamiento femenino. Y, al margen de ‘Mujer bruja’ y ‘Yo ya no quier ná’, en él brillaba ‘Maldición’, otra creación de Yera (también productor del hit de Mimi Doblas con Mala Rodríguez). El miembro del colectivo colombiano Trapical Minds invitaba a otro miembro de su crew, Lalo Ebratt, a poner sandunga a este pelotazo de base contundente y sinuosa melodía, en el que la andaluza enarbola esa figura esquema de mujer orgullosa de sus actos, por reprobables que puedan parecer a los más pacatos, que no se deja mangonear por ningún tipo, muchacho o señoro.

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Estrella fugaz

El proyecto de Lucas Bolaño llamaba nuestra atención gracias a canciones como ‘Max y Ellen’, que brillaba rápidamente más allá de su contexto lírico: parte de un arpeggio de guitarra acústica envuelto en un sintetizador agudo y machacón, sobre el que irrumpe la voz de Lucas junto a unas percusiones electrónicas sutiles, que apenas interrumpe su letanía en versos que se funden con su estribillo. Pero, en medio de la canción, irrumpe un bajo atronador y una suntuosa batería real que propulsa el tema a una órbita musical que ocasionalmente comparten La Estrella de David y Animal Collective. El texto se llena de imágenes entrañables como las de ‘Mad Max‘ y ‘Alien‘, conectando con la historia que Lucas nos cuenta aquí, la de una relación que quedó atrás en nuestra vida y que se reaviva inevitablemente con el paso (y peso) inexorable del tiempo y sus consecuencias: la muerte de un padre, por ejemplo, ejerce de resorte para el reencuentro con esa persona, con prácticamente el mismo efecto que un viaje en Delorean.

98
The Cranberries

Pese a que evidentemente la voz de Dolores O’Riordan era lo más característico de Cranberries, también lo fueron sus largas intros instrumentales, como se podía ver perfectamente en ‘Zombie’ y ‘Empty’. El grupo se recrea aquí en esa vertiente del grupo, pues se abre y se cierra con un riff con el sello de Noel Hogan, y esto es así porque era un sello de la banda, no porque O’Riordan no estuviera allí para añadir algo. Hogan reconocía muchas dificultades para terminar algunas demos de este disco póstumo; pero asegura que ‘All Over Now’ es de las que han quedado igual que la maqueta. De esta manera, Hogan y O’Riordan se equilibran como autores: ella tenía un buen pre-estribillo y un estribillo bastante contagiosos, mientras la guitarra ejecuta un punteo que se clava en el cerebro de manera instantánea, en este caso representando lo mejor de la canción. La letra, pese a su mención a un “hotel de Londres”, tan común a la vida y muerte de Dolores, habla sobre violencia doméstica.

97
Grimes, i_o

Grimes no tiene tan clara su intención de matar a Misery. ‘Violence’ se aproxima al sonido de su anterior disco, incluso al de ‘Visions’, mientras nos presenta por fin el personaje de Miss Anthropocene y su concepto (el próximo álbum va a ser una fumada importante, y por supuesto estaremos aquí para verlo). Y lo hace contando la historia de una relación abusiva que nos recuerda, por poner un ejemplo reciente, al ‘Crying On The Bathroom Floor’ de MUNA. Solo con esto ya nos parece otra gran canción de la canadiense, pero es que además Grimes pretende que esto sea una metáfora en la que la persona maltratada de esa relación es La Tierra, y la persona maltratadora, la raza humana, a la que el personaje de Grimes se encargará de extinguir durante el tracklist. Y lo peor es que funciona. Como pa’ no quererla.

96
El Palacio de Linares

La militancia indie de El Palacio de Linares volvía a reunir otra maravillosa colección de canciones en ‘Largos agotadores’. Un título que provenía, precisamente, de su canción más deslumbrante, una ‘El estilo’ que, inspirada en parte por The Smiths, está coronada por un estribillo imborrable y directo, en el que Raúl Bernarte canta a coro con Anita Steinberg de Mittens esa letra sobre las cosas tan pequeñas como valiosas, esos «momentos en los que no pasa nada». Pero, como suele ocurrir en las canciones de Gonzalo Marcos, el puente, con cierta querencia a los primeros R.E.M., aporta una sombra de melancolía por el inquietante recuerdo de lo que se pierde.

95
El Columpio Asesino

‘Preparada’ puede ser la canción más disco y pop jamás publicada por El Columpio Asesino, lo que puede emparentar su evolución artística a la de grupos coétaneos como Arcade Fire, pero lo cual tampoco significa que abandone la perversión tan habitual en sus letras. La protagonista de esta canción es una mujer “disociada en dos personalidades opuestas” e “incapaz de encontrar el equilibrio y la armonía” entre ambas, que se siente atrapada en un “juego de espejos”. Desde un ánimo de autosuperación, la mujer decide aniquilar una de esas dos personalidades -el “cisne negro y el blanco”- que no pueden convivir para encontrar la paz. Así, la canción habla de una necesidad de morir para “empezar de nuevo”, pero también utiliza ese tipo de imágenes incómodas (“y lanzaré cerillas al sofá, regándolo bien antes con alcohol, una nube negra enmarcará, una nueva mentira en tu funeral”) que sí asociaríamos directamente a los autores de ‘De mi sangre a tus cuchillas’.

94
Lidia Damunt

‘Tu presencia’ es una canción que habla “sobre la sociedad, en la que estamos cada vez más ausentes y en la que cuando la persona deseada no está junto a ti, todo te da igual, no nos fijamos en nadie, no nos queremos a nosotros mismos”. Y nos lo explica en un medio tiempo que, tras unos pausados versos semiacústicos, avanza con un ritmo marcial en el estribillo marcado por el bombo y sumándose una preciosa guitarra voladora de fondo y coros que cantan un emocionante “tu presencia hace que todo sea diferente / eso no me pasa con el resto de la gente”. Y así progresa ya hasta su final, sumando nuevas guitarras distorsionadas que erigen un auténtico muro.

93
The Divine Comedy

En el estupendo ‘Office Politics’ Neil Hannon presenta su disco más comprometido políticamente, envuelto en una gran variedad de estilos, con especial presencia de sonidos sintéticos de los primeros 80. Pero sin perder de vista ese elegante clasicismo pop del que siempre hizo gala The Divine Comedy, como muy bien atestigua el medio tiempo ‘Norman and Norma’: la historia de la bonachona pareja de la oficina, una pareja aburridamente estándar, un matrimonio en coma sentimental, que encuentra en las ferias medievales (!?!?) la chispa adecuada para reavivar su pasión.

92

Este gran tema de Coldplay contiene un estupendo riff que ejerce de leitmotiv clavándose en la memoria desde el primer instante… pese a que justo lo que parece el estribillo prescinde de él. Un viejo truco que nos lleva al culmen de la composición: una outro escalofriante por melodía, en la que Chris Martin y Will Champion logran hacernos “volar en bicicleta”, entre referencias a ET, como sugiere exactamente el texto. Una preciosidad dedicada a Scott Hutchison de Frightened Rabbit, que se suicidó en mayo de 2018 tras ser derrotado por la depresión. De hecho, el tema se inspira abiertamente en una canción escrita por él, ‘Los Angeles, Be Kind’ de su otro proyecto Owl John. De ahí es de donde había salido el mencionado riff.

91
Blanck Mass

‘Love Is a Parasite’ es una amalgama de teclados synth-pop (como la de los Depeche Mode más inmensos, los de ‘Pimpf’), crescendos épicos (Jean Michel Jarre) y trucos extraídos del mundo del metal (ese atronador desenlace) que resulta en una locura total de producción, como tan a menudo pasaba con la discografía de Fuck Buttons, de los que Blanck Mass fue miembro. Para ella se presentaba un videoclip sencillo pero lleno de simbología, que recrea una suerte de Teletienda de manzanas, sí, esa fruta que aparecía devorada de muy mala manera en la portada de este disco. Todo es estupendo en el primer minuto: la manzana nos hace “felices”, “jóvenes” y “guapos” en lo que podría ser una recreación del refrán “an apple a day, keeps the doctor away” (“una manzana al día mantiene al doctor en la lejanía”). Pero luego… todo se complica, ofreciendo un espectáculo dantesco y autodestructivo.

90

‘Nuevo brutalismo’ de el ex Migala comienza con la aridez de algunos pasajes de la obra de Arca, mientras Abel Hernández marca el tono –Autotune mediante– de su línea melódica. Hay un primer giro, sin embargo, cuando irrumpe la voz de la joven promesa gallega Laura LaMontagne en su estribillo, a la vez que un bombo marca un compás contundente, con trazos de –como él señalaba– dub. Y no es la única vuelta de tuerca que tiene esta canción puesto que, de repente, lo que parece un puente se convierte en el gran gancho de la canción, cantado a coro con Laura –que introduce unas inflexiones vocales medio arábigas medio folclóricas– y David T. Ginzo y que, lejanamente y de forma involuntaria, adquiere un ritmo de rumba pausada, como unas Grecas remezcladas. El tema recupera además parte de la letra de una de sus canciones más memorables, ’Quebradizo y transparente’ de ‘Madrileña’.

89
Selena Gomez

‘Lose You To Love Me’ es un baladón al piano, en el mejor sentido del término, aunque va mutando hacia algo más a lo largo de sus tres minutos y medio. Curiosamente, tiene algo de todos sus autores: su melodía tiene algo reconocible que la une con los temas que el dúo sueco Mattman & Robin han podido escribir o producir para Tove Lo, Dua Lipa, la propia Selena (‘Hands To Myself’) o Julia Michaels; de hecho, la autora de ‘Issues’ también participa en la composición y arreglos, como venía sucediendo en los últimos trabajos de Gomez –esas cuerdas en pizzicato que irrumpen tras el primer estribillo son casi su sello–; y también encontramos la mano de FINNEAS –socio de su hermana Billie Eilish en su éxito–, que adivinamos en la contención del tema y, sobre todo, en la construcción obsesiva y liberadora de los coros superpuestos con un leve delay en su tramo final. Selena se apoya en ellos para presentar una de sus canciones más poderosas y emocionantes, escribiendo unos versos profundamente personales con los que parece querer ajustar cuentas a alguien que, sin miedo a equivocarnos demasiado, apunta a ser Justin Bieber.

88
Monterrosa

‘Fauna’ es un rompepistas de sintes ochenteros y beats noventeros pero a la vez una canción contra todo tipo de manadas, con la letra hablando sobre el miedo de volver “a tierra” (a la realidad tras tu club favorito) “a las 6 de la mañana”. El pre-estribillo va en pos de la dignidad en contraposición al miedo (“coloca bien los hombros, levanta la cabeza / ensaya las palabras, la lengua te quema / no mires a los ojos a las otras fieras / mantén el aire dentro”) mientras el estribillo explota contra el posible agresor (“Quédatelo, quédate este minuto de mi miedo / Quédate este minuto de mi rabia”). Se trata de una canción sobre «el miedo que puedes sentir cuando vuelves de fiesta porque eres mujer, maricón, racializado o no binario, porque no eres un hombres cis hetero blanco» y es por tanto el gran himno del dúo español Monterrosa, en la estela de Joe Crepúsculo y Las Bistecs.

87
One Path

‘Rompe’ se definía a su salida exactamente así: “es un tema de reggaetón pop sobre la tensión y el vínculo que se genera entre dos personas en una fiesta mientras bailan una canción y, aunque efímeros, esos minutos significan un mundo”. Estos 3 minutos de música pop también significan un mundo pues conforman un todo un hit a ritmo de reggaeton, con beats más propios del urban estadounidense o Mad Decent e incluso con un piano salsero; destacando frases sensuales como “quiero sentirte hasta el hueso”. Aunque si algo destaca es, claro, ese estribillo en el que Bilbao repite insaciable “rompe, rompe, rómpeme” antes de que la canción termine de manera abrupta solo para pedir más. ¿Es ‘Rompe’ su ‘Muérdeme’ particular?


El que era uno de los singles de presentación del último disco de Metronomy se recostaba sobre un ritmo totalmente hipnótico, como pocos han grabado los autores de ‘The Bay’, situándose cerca de los territorios bailables de Hot Chip, pero fieles a su gusto por el minimalismo y los sonidos lo-fi. Como resultado, ‘Salted Caramel Ice Cream’ es una de las canciones más contagiosas de Metronomy, hablando en este caso de una chica que es “como un sueño” hasta el punto de frustrarnos y dejarnos casi tartamudeando (“Oh, good, she’s coming / Don’t look up / I’ve got to do this / I’ve got to do it / I, I’ve got to do it, I / I, I’ve got to do it, I / I, I’ve got to do it, I”). Joseph Mount decía que quería “escribir una pista que tuviera un arreglo de blues de 12 compases y se pudiera tocar en bodas» e irónicamente lo ha conseguido.

85
Taylor Swift

‘Lover’ se definía como un «vals romántico y hechizante» y la verdad es que esa es una buena descripción: efectivamente, Taylor y Antonoff envuelven la canción con un ritmo de vals con una instrumentación mínima, apenas guitarra, bajo, batería y un piano que se incorpora después, con una buena reverb que le da un aire cautivador. Una producción clásica, pero que no deja de sonar fresca y palpitante. Y que le sienta como un guante a una melodía realmente bonita. El romanticismo también está, sobre todo en una letra que exalta la relación de “tres veranos” con el actor británico Joe Alwyn, ese “amante” al que Taylor se rinde completamente, revelando con llamativos detalles íntimos lo perfecto que es para ella esta persona, con la que, dice, desea pasar el resto de su vida.

84
Ms Nina, Tomasa del Real

A principios de año, Ms Nina anunciaba un regreso al “perreo romántico” con lo que ella misma había promocionado en las redes como un “reggaeton para llorar y mover tu cucu” y eso es precisamente lo que nos daba. Ms Nina venía de perrear hasta que “le doliera el culo” de tanto reggaetón en ‘Los Ángeles’. ‘Y dime’ no renuncia al ritmo clásico de este género, del que la cantante se ha alejado en algunos momentos de su discografía, pero mantiene un tono totalmente melancólico, muy perceptible en ese puente tristón que repite de manera obsesiva “pero yo sé que tú me quieres”. Por su parte, Tomasa del Real, muy querida por estos lares gracias a temas como ‘Barre con el pelo‘, aporta un verso lleno de gracia y humor con recuerdo a unos personajes muy anclados en la imaginería popular: “Me visto de Jane y tú de Tarzán / Azota este booty que aún es natural / Me gasto la plata / Me gasto el dinero / Porque si me lo gano / Me compro lo que quiero”.

83
Los Estanques

En el abierto y fresco tratado de rock setentero que es ‘Los Estanques’ brilla sobremanera ‘Clamando al error’, el single más claro del disco. De melodía sencilla pero todo eficacia, sus armonías vocales hacen pensar, además de en revivalistas como The Lemon Twigs o Foxygen, en Steely Dan o, dado su empleo del castellano, en C.R.A.G. Y es que hay que destacar las letras de Íñigo Regel, tan esmerado con la música como con sus textos, con un léxico más propio de un ensayo literario que del rock, desafiándonos con juegos de lógica que hacen pensar en Lewis Carroll y Gómez de la Serna.

82
Dorian Electra

‘Flamboyant’ ejemplifica perfectamente el canon estético de un disco capaz de mantenerte con la boca abierta de principio a fin: tras esa intro de piano a lo Richard Clayderman, la producción del neoyorquino ABSRDST (Robokid y Dylan Brady son otros de los implicados) irrumpe en forma de fascinante medio tiempo que de tanto en cuando explota con un torrente de arreglos barrocos. Su traslación a imágenes es igualmente alucinante, con evidentes referencias a una versión 70s de ‘El fantasma de la ópera’. Una maravilla que esperamos sirva a muchos para descubrir a nuevxs artistxs como Dorian Electra.

81
Brigitte Laverne

Cambio en la vida de Brigitte Laverne, no sólo por el paso al castellano sino por el uso de baterías reales, bajo y guitarras bien ruidosas. Pero además, ‘Culpable y feliz’ destaca sobre todo por ser un torrente de ganchos melódicos: no sabemos si nos quedamos con las bonitas estrofas, el pre-coro en el que voz y un riff de sinte se dan el contrapunto, o ese estribillo tan potente que culmina con esos “¡Joder! ¡No sé por qué / estuviste esperándome!” que auguramos van a ser muy coreados en directo. Todo un pelotazo que abre una nueva perspectiva artística y comercial a Brigitte Laverne. Y para colmo, un gatete siempre es una victoria como portada de single.

80
Cala Vento

Cala Vento certificaban en nota de prensa esa palpable reminiscencia a Red Hot Chili Peppers en la intro, con Aleix haciendo una suerte de slap-guitar que efectivamente suena como un homenaje a Flea. Pero a partir de ahí tocan a arrebato (nunca mejor dicho) con su vena más punk. Las grandes sorpresas son el trasfondo político-social que toma la letra (“Detrás de ti amanece la emoción, la poca que queda en el barrio / Detrás de ti viene una maratón con todo aquel que has embaucado” o “Este país no ha aprendido la lección, persigue en vez de ser atrapado”, canta Joan), que también podía entreverse en ‘Gente como tú’. Aunque quizá lo más chocante de todo sean esos versos tirando a raperos que se marca como invitado Cándido Gálvez del grupo Viva Belgrado en su puente, que confirman el espíritu inquieto y atrevido de Cala Vento.

79
Dave

‘Black’ puede no ser una de las canciones más populares del último ganador del Mercury Prize, pero sin duda es la canción más importante que ha firmado de momento. Es su expresión sin tabúes ni autocensuras de lo que para él representa tener la piel “negra”, y generó toda una ola de protestas al ser incorporada a las playlists de Radio One (BBC) por su carácter explícito (y no por las palabrotas). Su letra se mueve entre lo poético (“el negro es bonito, el negro es excelente, el negro es dolor, el negro es alegría, el negro es evidente”) y la realidad social (“si muere un chico, cuanto más negro sea el asesino, más dulce será la noticia / si es blanco, dale una oportunidad, estará enfermo y confundido / si es negro, estará armado, apunta y dispara”). Esta letra tan cruda no es el típico escupitajo que nos habría cantado Stormzy, sino una escalofriante balada a piano cuya instrumentación subraya su clasicismo, como sucede con otros momentos muy emotivos del álbum que la contiene.

78
Friendly Fires

Toda una orgía pop en la que cabe de todo, y no es un decir: tras una intro con una energía que podemos situar sin rubor como cercana a la rumba catalana, los versos evocan la elegancia de unos Prefab Sprout a pesar de su ritmo disco con reminiscencias latinas. Y, entre la sucesión de ganchos, destacan unos papapá-parapás que nos llevan a pensar en los Miami Sound Machine de Gloria Stefan, nada menos. Toda una sorpresa… relativa, porque ellos ya habían demostrado qué eran capaces de hacer en singles tan certeros como ‘Paris’, ‘Jump In The Pool’ o ‘Hawaiian Air’.

77
C. Tangana, Alizzz, MC Bin Laden

La colaboración de Puchito con MC Bin Laden no se adapta exactamente al funk brasileño: apenas hace algunos guiños a ese particular estilo, sobre todo en la manera de tratar las percusiones, como una batucada minimalista, y los compases de piano, igualmente secos. También en esos retazos de flauta travesera, que se convierten en uno de los mayores ganchos de la canción. Pero sobre todo, este tema se adapta a ese estilo que han perpetuado con su alianza Puchito y Alizzz en éxitos como ‘Mala mujer’, ‘Llorando en la limo’ o ‘Booty‘: pop con un pie en la electrónica más audaz y otro en los ritmos urbanos latinos. C. Tangana se encuentra ahí perfectamente cómodo, dominando la situación, disponiendo diversos ganchos y puentes que son memorables (o sea, que no se pueden olvidar). De manera curiosa, la composición del tema está acreditada también a Mau y Ricky –un dúo interesante, dentro del superpoblado pop latinoamericano– y su colaborador habitual Armando Lozano –que ha escrito gran parte del último disco de Abraham Mateo–.

76
Carly Rae Jepsen

En una letra nada compleja (“Me conoces demasiado bien como para complicar las cosas”, canta en el segundo verso), Carly recurre a imágenes físicas para definir ese sentimiento incontenible. “No digas que duele”, porque “no puedo negar ese instante en que lo saboreo”. Pero lo más destacado de este tema es la energía que desprende. La hábil producción de Captain Cuts (trío que, curiosamente, participaba a la vez en ‘Superstar’ de MARINA) actualiza con gran tino los sonidos ochenteros que poblaban el fantástico anterior trabajo de la canadiense, pero a la vez resultando plenamente frescos. Un gran avance del notable nuevo álbum de Carly Rae Jepsen tras la decepción que suponía ‘Party for One’.

75
Caribou

‘You and I’ comienza como una preciosa canción de amor, como lo eran las más sentidas de ‘Our Love’, incluida la estupenda ‘Can’t Do Without You’. Sin embargo, el estribillo pervierte esas intenciones, optando por un gancho de esos instrumentales que han llenado la música de esta década, pero que aquí va mutando cada vez que le toca aparecer, imprevisible como una producción de Todd Terje. Entre cuerdas sintetizadas, guitarras sintetizadas y samples de voces y otros elementos adulterados, la nueva producción de Dan Snaith busca y encuentra su dramático clímax, como metáfora de lo que encontraremos en un álbum que se llama ‘Suddenly’ precisamente porque habla de los sucesos impredecibles que nos asaltan “de repente” a lo largo de nuestra vida.

74
Bon Iver

Co-escrita junto a sus fieles colaboradores Brad Cook y BJ Burton, marca la estética musical del disco, con numerosas capas sonoras que se superponen formando un poderoso todo, pero cuyos inicio y desenlace nos presentan la canción en su forma más desnuda, con un sintetizador, la voz de Vernon, el bajo y un redoble de caja. A partir de ahí la canción se presenta en permanente transición de distintas fases, pero sin perder en ningún momento la esencia melódica de la composición, quizá una de las más fácilmente memorables de la carrera de Bon Iver y que nos traslada a los tiempos de ‘For Emma, Forever Ago‘. Además, ‘Hey, Ma’ tiene un marcado componente íntimo, a pesar de que su letra es generalmente difusa e inconcreta (esos “Full time, you talk your money up / While it’s living in a coal mine” con los que arranca su estribillo). Sin embargo, el lyric-video de la canción parece más clarificador: comienza con la imagen de una ecografía de la madre del artista (que para colmo se llama Justine), seguida de diversas filmaciones domésticas de una familia que a todas luces parecen los Vernon, incluido el propio Justin. Leer de manera literal ese “gran momento para llamar a mamá / “Hola, Mamá”, “Hola, Mamá”” no solo se convierte en el gran mantra de la canción sino también en una invitación para tener siempre muy presentes a nuestras propias progenitoras.

73

‘Used To Be Lonely’ comienza con una guitarra clásica en arpegio y la voz de Ehrlich doblada (con un tenue teclado de fondo), que hacen pensar en ellos (también por sus pintas de nerdazos) como una suerte de Simon & Garfunkel de nuestros días. A esa base mínima se van incorporando piano, bajo y batería, aportando músculo a una pieza que termina de deslumbrar cuando llega el coro principal –maravilloso ese breve silencio que se hace justo cuando Julien lo entona–, y que se queda ya con nosotros para la eternidad. Más aún cuando, tras el estribillo, un arreglo de metales aporta lustre y emoción y abre paso a un final más explosivo. Una maravilla que, dicen, “ataja la jubilosa confusión que viene cuando ves la forma en que las cosas cambian inesperadamente con el paso del tiempo”. No seré yo quien lo discuta.

72
La Bien Querida

‘Me envenenas’ es una canción que engancha de inmediato puesto que, aunque alberga la esencia melódica tan reconocible de las canciones de Ana Fernández-Villaverde, es más sencilla, directa y contundente que nunca. Su gancho es exiguo –aunque va mutando en el desarrollo del tema–, y se repite una y otra vez a lo largo de la canción, con una letra que relata estados físicos y mentales o acciones (“Me encuentras, me desarmas, me asaltas / Me levantas la falda y me enciendes / Me apagas, me acompañas”, comienza) que uno es capaz de sentir cuando se enamora, transformándonos, convirtiéndonos en personas diferentes y no necesariamente mejores, enfermándonos, envenándonos. Todo eso se completa con una inusitada potencia rítmica que dispone Carlos René (de Axolotes Mexicanos, su nuevo productor) y que va generando un vendaval a base de guitarras furiosas que ascienden en espiral, como sus versos.

71
Cariño

‘:(‘ –”carita triste” en lenguaje abreviado de teclado, obviamente–, era un tema llamado a convertirse en otro nuevo minihit de Alicia, Paola y María. Producida por Hartosopash de ANTIFAN, suena más angulosa en esas guitarras y cajas de ritmos que las hacen sonar incisivas y más bailables que nunca, aunque permanece ese synthpop encantador de fondo. Algo así como si se sumaran Los Punsetes y Au Revoir Simone. Y, de nuevo, nos ganan con una letra expuesta con una melodía eufórica que, en cambio, tiene un trasfondo bastante triste. Ellas mismas explican que habla “sobre el miedo que da darse cuenta de que una persona con la que te lo pasas bien va cogiendo fuerza en tu corazoncito. Lo grave de esta situación, es que la otra persona lleva un +1 consigo. Lo cual nunca será bien visto por tus amigos, que te desearán una hostia monumental de realidad. Por tu bien, claro”.

70
Novedades Carminha

En ‘Obsesionada’, el hit de producción disco-funky de Novedades Carminha, el grupo apela a una chica “obsesionada con la unidad de España”. Aunque lo parezca, la destinataria no es Inés Arrimadas, sino una persona de Madrid mucho más cercana al grupo, como implica ese “últimamente estás extraña / ya no me miras a los ojos / creo que estás obsesionada”. Así lo explicaba Carlangas en una entrevista: “Nosotros intentamos hacer un retrato social de lo bueno y de lo malo. Vamos a tomar unas copas y nos encontramos con peña que no sabemos a qué se dedica, y cuando se toma dos copitas, les sale la verdad entera. Cuando estás serena, todo es guay, de puta madre, Malasaña… y con dos copitas les sale lo rancio, “Me cago en Dios, nos están destruyendo España”. Es un retrato social de peña con que nos cruzamos que por el día son de una manera y con dos copitas les empieza a salir el facha que lleva dentro”.

69
Luna Ki

Este tema estrenado poco antes del verano fagocita y deglute todo tipo de influencias –de la cultura otaku y el J-Pop a PC Music, pasando por el Autotune desorbitado a lo Zowi– en algo irresistible, mostrando una visión interesante de future pop, que hará las delicias de los fans de Putochinomaricón o Charli XCX –referencias ineludibles de su divertido e ingenioso, pese a su bajo presupuesto, clip–. Y no solo resulta irresistible para los muchos adolescentes que muestran en Twitter cuánto les ha marcado esa letra que, además de a un sexo estupendo que implica apagar cigarros sobre la piel y encontrar cómics manga bajo una falda, alude al fin del verano y a un ‘Septiembre’ del que se esperan cambios positivos en una relación muy precoz. “Si voy al cole, te podré ver / Estaré a la salida, yo seré tu bebé / Cántame y dime que me quieres, please (…) Dime que me quieres, te hago los deberes” es una de estas barras que animan a vivir con mejor disposición esta vuelta al cole. Sí, incluso aunque seas el director del centro escolar en cuestión.

68
Marika Hackman

‘hand solo’ comienza con unos bellísimos autocoros que recuerdan a Stereolab, si bien la canción se desarrolla después por ámbitos algo más rockeros, con un puente incluso un poquito Red Hot Chili Peppers. Según la propia Marika Hackman estamos ante un disco “divertido” y de hecho lo es cuando en esta canción emergen unas bonitas cuerdas… cuando la letra menciona cosas tan explícitas como “me estoy pajeando”, “dedos” y los coros dicen cosas como “¡onanismo!”. ¿Acaso no es todo esto bien hermoso? En la nota de prensa publicada en Bandcamp se asegura que la frase favorita de Marika de todo su propio disco es “bajo las leyes del patriarcado, voy a morir virgen” en referencia a la creencia popular de que no has perdido la virginidad hasta que no aparece la penetración. Una tontería que, como artista queer, se ha querido quitar de encima con este himno.

67
Katy Perry, Zedd

‘365’ contaba un estribillo como el de ‘Chained to the Rhythm’, largo y casi difícil de aprender de memoria, pero fácil de tararear con esa caída melódica al final; aunque lo mejor era su producción. Es lo suficientemente electrónica como para vincularla con ‘Witness’, pero lo suficientemente diferente como para pasar página. Zedd, que nunca ha sido precisamente un productor de música avanzada, es el otro artista que co-lidera, si bien esa base tan chula que recuerda un poquito a ‘Slow’ de Kylie -aquí sustentada en un ritmo un tanto reggaetón- bien podría ser obra de otro de los co-productores. Cutfather, por ejemplo, ya estuvo detrás de los créditos de ‘Like a Drug’ o ‘Get Outta My Way’ de la australiana. Al margen de su recepción comercial, un paso en la dirección correcta para ambos.

66
Rex Orange County

’10/10′ es una canción perfecta aunque el tema en sí no hable de eso. Alex O’Conor logra equilibrar ambas facetas, clasicismo y contemporaneidad, en una construcción musical tan imponente como adictiva, vibrante y enardecedora como lo puede ser una canción de La Casa Azul. Acompaña su fondo lírico, en el que, de manera emotiva, vuelve a abundar en el bajón anímico que atravesó meses atrás y que mermó su producción musical, como narró en la preciosa ‘New House‘. Y lo hace desde un prisma vitalista que se contagia, apelando a sus raíces y sus amigos (“the people you choose and where you’re from”) como el remedio para recuperarse, tomar el control de sus emociones y vencer sus miedos: “aunque aún es difícil encontrar las palabras / voy a terminar esta puta canción”).

65
Solange

El álbum de Solange era suficientemente radical en su aproximación al R&B como para dividir a sus oyentes en amantes y detractores, pero al principio de su secuencia aparecía la pegadiza ‘Stay Flo’, que sí era esa canción con la que poder tirar del hilo. Dominada por apenas un par de notas de teclado que se repiten de manera magnética, evocando texturas florales, esta composición de Solange bajo el paraguas de Metro Boomin es la perfecta canción de R&B que puede sonar en bucle durante una hora sin que te hartes, y por tanto la verdadera puerta para adentrarse en esa misteriosa “casa” a la que apela el nombre de este disco. Una producción rica que aporta un tono metálico y terrenal a un disco ensoñador, de excelentes armonías.

64
Bat for Lashes

‘Kids In The Dark’ no es un single inmediato de Bat For Lashes y, si bien no está en las antípodas de hits como ‘Daniel‘, su melodía triste va haciéndose hueco en nuestra cabeza muy poco a poco. Pero lo logra, envuelta en “líneas de bajo duras, arpegios de sintetizador, ritmos de pop iraní y coros en cascada” que, en sus propias palabras, reinan en ‘Lost Girls’, elevándose como la banda sonora perfecta para una película de John Hughes o John Carpenter que nunca existió y que Khan pretende ahora construir. Concretamente, ‘Kids In The Dark’ sonaría en la escena de sexo inocente entre los dos protagonistas, como claramente apunta ese estribillo que habla de un espacio entre los pinos apenas iluminado por las luces rojas de posición de un coche, donde “todo está en llamas” y se impone “ir hasta el corazón, donde empieza el amor, donde somos solo chavales en la oscuridad”.

63

‘No te vas a olvidar’ es un atractivo compendio de influencias tropicales, R&B, hip-hop y el sello Mad Decent, que conquistaba al presentador David Broncano. En concreto este apelaba cuando la escuchaba a lo que sucede en el minuto 2.10 de la canción, un subidón sutil a la moda en el que parece que Sandra canta en su tono más agudo, aunque indicara que es un efecto en verdad. Nada como una guía segundo a segundo para comprender el magnetismo de una composición, pero esta no necesitaba precisamente un libro de instrucciones. Es una de las producciones más avanzadas de Delaporte y refleja probablemente como sonarían los Moloko de 2019.

62
Kim Petras

La alemana Kim Petras no ha dejado precisamente de lado a sus seguidores durante los últimos tiempos, en un momento dado llegando a lanzar un single por semana o completando por Halloween su disco inspirado en esta fecha. Entre los múltiples sencillos de este año, son ‘Icy’ y ‘Do Me’ los que mejor acogida han tenido, pero también destacaban ‘Broken’ o este ‘Sweet Spot’ un tanto cósmico que recuerda al nu-disco de principios de siglo practicado por los primeros Daft Punk, por Kylie en ‘Fever‘ o por Mojo en ‘Lady’. ¿Cuánto se pueden grabar en el cerebro esos «I wanna with you» que surgen después del estribillo en sí, dejándote levitar en el aire?

61
Hidrogenesse

Los versos de ‘Se malogró’ evocan a esas cosas estropeadas que llenan nuestros hogares, siempre con ese punto insólito que pocos como Hidrogenesse saben dar: “el fuego no calienta, el agua está fría, y la patata no está cocida / No hay fuego, no hay leña, nos quedamos dormidos, nos dio pereza”. Pero las relaciones, como la mecánica, también pueden malograrse por un uso escaso o inapropiado, como en esa retahíla final: “El fuego no calienta / Las puertas no cierran / Las escaleras no suben ni bajan / Hace meses que nadie nos llama / El vocoder no canta / La caja de ritmos se malogró / Se acabó el baile, no ha venido nadie… y lo que acabamos de decirnos es irreparable”. Todo ello esbozado con una melodía cargada de nostalgia bonita, con esa tesitura que abarca tiempos pasados tan propia de Stephin Merritt y sus Magnetic Fields, en una combinación –la de baile latino y melodías clásicas– que sólo otro dúo amigo de este, Single, podrían ser capaces de combinar con un éxito similar.

60
The Weeknd

‘Blinding Lights’ apuesta por el estilo retro ochentero a lo Kavinsky e Italians Do It Better. Este tema, a pesar de remitir a elementos harto sobados, resulta ser vibrante (casi euforizante), un buen número de pop bailable y atemporal que ya triunfa hoy pero también lo podría haber hecho en 1983, cuando se editaban tantas canciones a las que recuerda, como ‘Burning Up’, ‘I’m So Excited’ o la banda sonora de ’Flashdance’ a cargo de Giorgio Moroder. No es de extrañar que aunque haya sido ‘Heartless’ la canción de The Weeknd que le haya dado otro número 1 en Estados Unidos, sea este el tema que en los últimos días está tomando la delantera.

59
Thom Yorke

‘Dawn Chorus’, el claro caballo ganador que encontramos en ‘ANIMA’, es una angustiosa grabación en la que Thom Yorke recita la letra sobre una base de repetitivas notas reproducidas por un sintetizador, por supuesto bajo la supervisión de Nigel Godrich. La letra habla sobre la (im)posibilidad de volver al pasado para recuperar una oportunidad perdida: “si pudieras hacerlo todo otra vez / sí, sin pensarlo dos veces / no me gusta dejar la puerta cerrada / creo que me perdí algo / pero no estoy seguro de qué”. Una producción hipnótica que culmina con un sutil crescendo marca de la casa y el texto: “si pudieras hacerlo todo otra vez / esta vez con estilo”.

58
Rafael Berrio

Una canción que canta a la bohemia y al crapulismo, llena de melancolía y hasta cierto rencor contra quien le niega esa vía vital –que no es otra que la convención social, las mal entendidas buenas costumbres– a la voz que la entona. Teníamos el privilegio de estrenar el videoclip junto a una explicación muy ilustrativa de la canción a cargo de un Rafael Berrio aún en estado de gracia: «Técnicamente hablando la constituyen 40 versos para una secuencia de tres acordes a los que se añade una introducción y una coda final. La letra no esconde nada y es clara como el agua: Trata el tema stevensoniano del vagabundo. Del vagar errante evocado quizá desde el claustro de un asilo o un sanatorio, en una tarde silenciosa muy cerca ya del fin. El canto a una vida amoral y clandestina nunca en realidad vivida sino en sueños».

57
The Chemical Brothers

‘No Geography’, lo nuevo de Chemical Brothers, estaba tan lleno de buenos singles como ‘MAH’ («Mad As Hell») y tracks tan alucinantes como el corte titular. Al final, el que más ha calado y muy merecidamente era ‘Got to Keep On‘, una producción a la que daban una pátina disco-soul a lo Chic gracias a las voces corales y a un videoclip que parece una adaptación al siglo XXI de Soul Train. Su sample se corresponde en este caso a ‘Dance With Me’ de Peter Brown (1977), quien a la postre terminaría siendo co-autor nada menos que de ‘Material Girl’. Un nuevo acierto de Tom Rowlands y Ed Simons que pese a no haber tenido la suerte de ‘Galvanize’ o ‘Hey Boy, Hey Girl’, tiene poca cosa que envidiarles.

56
James Blake, Rosalía

Niña Pastori y James Blake juntos en una canción. ¿Esto ha pasado? Real. Práctica habitual en el flamenco, Rosalía toma unos versos que le gustan y se los lleva a su terreno, aportando además nuevos matices a esa figura («Agujeritos del cielo / Cuelan el brillo de Dios / Un rayo cayó en tus ojos / Y me partió el corazón»), creando una segunda parte del verso nueva: “Agujerito del cielo / Díctame por dónde ir / Para yo no equivocarme / Y así ver mi porvenir”. Además, Vila llevaba al autor de ‘Overgrown’ a cantar en su segunda mitad en español y a coro con la autora de ‘El mal querer‘: “Si te apartan de mi vera / Y te tuviera que encontrar / Hasta allá te encontraría / Como el río va a la mar”. Y así, con esa naturalidad, fluía esta estupenda colaboración entre ambos, como si estuviese destinada a suceder en todo caso.

55
Zara Larsson

Zara Larsson ofrece un tema de synth-pop con guitarras disco, muy en la onda del último The Weeknd, aunque desde un prisma más radiante y eufórico. El resultado es una canción formulaica y por tanto algo impersonal, que podrían haber cantado lo mismo Ariana Grande que Carly Rae Jepsen o Kim Petras, pero también ultra adictiva, que desde luego merece mucha más repercusión de la lograda. Una absoluta chuchería pop, tan adictiva como claramente busca su composición en la que el estribillo solo se resuelve en su primera aparición y luego en la última. Entremedio, el estribillo “from the breaking of the day ‘til the middle of the night” suena hasta tres veces sin resolver dejando con ganas de más… hasta que Larsson lo concluye volviendo a cantar el título de la canción como ya había hecho al principio, incitando así a un “replay” continuo.

54
Rels B, Don Patricio

Con una fresquísima base del tándem Itchy & Buco Sounds –a Heredia le honra que siga colaborando fielmente con la pareja de Mcs y productores con los que empezó, siendo un crío–, Rels B y Donpa, con flows increíbles, se dirigen a una ex a la que restriegan por las narices su actual éxito… no sin cierta nostalgia y ganitas de un comeback. El clip de Sergio Jiménez y Guillermo Centenera para la productora CraneoMedia le va a medida, partiendo del simbólico primero plano con Rels B subido a la barandilla de la Torre de Madrid hasta una carrera de boogies con un animadísimo público (entre el que aparece Bejo a modo de cameo), pasando por una surrealista escena playera de Patri.

53
Four Tet

Este “trino adolescente” se sitúa en el perfecto punto medio entre el espíritu epidérmico y hedonista que desprendía ‘Only Human’, su canción inspirada en un tema perdido de Nelly Furtado, y el paisajismo melancólico de su último álbum. Ese rápidamente reconocible (e irresistible) gancho aflautado con el que se inaugura la canción, contiene un punto de nostalgia –quizá a esa adolescencia a la que alude su nombre–, pero el desarrollo de la canción va mostrando un perfil que puede conducir a cierto trance (léase en español, por favor) bailable, a través de distintos arreglos percusivos y sintetizadores varios.

52

‘Romance romántico’, perteneciendo al último y muy notable EP de Mujeres es un irresistible himno de melodía cristalina y base musical contundente, cuya letra parece la canción de amor que nunca querrías que te dedicaran. Porque tras su título cursilón hay una canción de ruptura que pretende ser cariñosa y amable aunque sólo esconda desamor. La típica canción de Mujeres que atrapa desde el arranque (“Creo que se ha roto algo, siento que es algo dentro de mí / Sentémonos un rato hasta que estemos calmados”) hasta la justificación final repetida hasta la saciedad pero no por ello más convincente (“Fue una suerte tenerte, no creo que vuelva a suceder nunca más / No es nada, nada…”), pasando por otros momentos con tanto gancho como “tengo la foto en mi cartera / no es que estemos nada guapos / por lo menos sí que estamos”.

51
Sam Smith, Normani

Sam Smith le ha cogido este año el gusto a los medios tiempos bailables como con la ex-Fifth Harmony Normani que ha surgido de manera casual: ambos estaban trabajando con el mismo productor en Los Ángeles y surgió de manera natural que ella cantara un verso y ‘Dancing With a Stranger’ se convirtiera en un dueto. Lo cual resulta de lo más sugerente al trasladarlo a su letra (y su vídeo), en la que sendos amantes despechados culpan al otro de “empujarse” mutuamente a conocer a alguien nuevo, a bailar con un extraño. Lo cierto es que, aunque al principio pueda no parecer gran cosa –es curioso como lo que parece un pre-estribillo termina siendo el gran gancho de la canción–, ‘Dancing With a Stranger’ termina seduciendo irremisiblemente.

50
Paloma Mami

Aunque su cadencia, lenta pero bailable, está marcada por el típico compás del dembow, ‘Fingías’ es más una balada que, con sus delicados arreglos de guitarra y sus ambientaciones oscuras, está más cercana a aquellos lovers rock jamaicanos que se convirtieron en un gran éxito en Reino Unido en los 70. La letra entonada por Paloma Castillo con una bonita tesitura sensual, encaja en esos cánones, una historia de desengaño amoroso (“todavía me acuerdo cuando me fallaste / ¿cómo iba a olvidarme de ese día?”). Y, sobre todo, destaca el auténtico tour de force entre la melodía del estribillo y la de los versos, pugnando por ver cuál se nos adhiere más.

49
Normani

‘Motivation’ es un “banger” que recuerda al R&B/hip-hop de mediados de la pasada década. Hay en ella ecos a Destiny’s Child, la propia Beyoncé, Ashanti, Ciara, Usher, la Mariah Carey post-‘Emancipation of Mimi’… y por tanto parece hecha a medida para una Normani que además de cantante es una experta bailarina. Co-escrita no obstante por Max Martin y su pandilla (Savan Kotecha, Ilya… y producida por este último), la canción incluye a una co-autora especial, Ariana Grande, y puede que eso te lleve a pensar que podría haberla cantado la autora de ‘thank u, next‘. En parte sí, pero el elemento ultra rítmico de ‘Motivation’, sumado a los ritmos de marcha y vientos metales de la canción, están mucho más cerca de ‘Lose My Breath’ que de cualquier tema de Grande.

48
Tyler, the Creator

‘EARFQUAKE’ es una bonita canción introducida por un piano y unos coros masculinos que se convierten en un recurso constante en sus poco más de 3 minutos. Coros de raíz soul que, según el momento (porque el tema tiene una estructura algo perversa, con partes que no se repiten o que cambian de tono inesperadamente si lo hacen), son interpretados por el propio Tyler con la asistencia de Dev Hynes (Blood Orange), el veterano Charlie Wilson y el rapero Playboi Carti. Este, al que Tyler ha mostrado su admiración repetidamente, tiene un protagonismo doble en ‘EARFQUAKE’, puesto que además de rapear en solitario un verso y cantar en la intro, es homenajeado en el título de la canción: al parecer, es un guiño a una barra de su canción de 2015 ‘Fetti‘, donde decía “I just left Houston, I just left Earf”. Por lo tanto, no, no es una errata sino que ese “ferremoto” tiene toda la intención del mundo. Un temblor de tierra que, a tenor de la canción, es causado por una persona que le ha roto el corazón y de la que, a pesar de todo, Tyler sigue irremediablemente colgado. Desesperado, en el post-estribillo canta “no te vayas, es culpa mía / no te vayas, porque cuando todo se derrumbe te necesitaré”.

47
Jenny Lewis

Tras este espíritu de Gran Canción Americana que sobrevuela esta grabación, como si la hubieran secuestrado en un Delorean, la letra de ‘Red Bull & Hennessy’ va a lo suyo. ¿Qué esconde la californiana detrás de esa combinación de bebida energética y coñac que propone el título? En realidad, Jenny advierte que no se trata de un cóctel y que no lo recomienda en absoluto. Más bien pensaba en dos bebidas que evocaran un estado de tensión y de nervios… de cierta ansiedad. “Estoy colgada de Red Bull y Hennessy / Más pedo que tú”, comienza el estribillo. Pero, ¿ansiedad por qué? Pues por el sexo, queridos niños, por el sexo, como bien muestra el remate a esas líneas: “Estoy en llamas, vamos y ponte cerca de mí / Quiero cabalgar contigo”.

46
Miss Caffeina

‘Reina’ se clava como un puñal y corta la respiración con su preciosa y personal letra: en ella Alberto Jiménez, con un increíble equilibrio de concreción y poesía, hace las paces con su pasado, sin olvidarlo pero renunciando al rencor y la rabia hacia aquellos que se esforzaban por destruirle física y/o emocionalmente cuando solo era un niño que soñaba con ser cantante. Incluso me aventuro a pensar que el título de la canción podría ser el supuesto insulto que tantas veces le dedicaron de chiquillo y que, como tantas veces ha hecho la comunidad LGTB+ a lo largo de la historia, lo ha revertido en un símbolo de orgullo. En ese sentido, reconforta ver que ahora él les mira de tú a tú, con suficiencia, y les perdona con un ademán magnánimo.

45

Lo más inspirado y vibrante de este retrato de la depresión es cómo su ritmo acelerado y a veces caótico –plasmado con unos fraseos pronunciados a toda pastilla (recordando un poco a los de Katy Perry en ‘Never Really Over’)– nos hace bailar. La canción –compuesta, por cierto, junto a Rostam y un talento injustamente olvidado de su misma generación, Ramesh Srivastava de Voxtrot– se construye con una suma de elementos discretos, apenas esbozados –con excepción de las exuberantes percusiones–, que al sonar superpuestos transforman en sonido el río de pensamientos que Danielle padece cuando está en esos momentos bajos, siendo ese puente al piano que detiene todo el momento de liberación, la ansiada bocanada de aire que permite recuperar el aliento. Dada la cada vez mayor visibilidad de las enfermedades mentales, parecía cuestión de tiempo que un día bailáramos al son de una depresión.

44
Ferran Palau

‘Univers’ es una canción de ritmo reposado que presume de un sonido realmente espectacular en su minimalismo, logrando que cada uno de sus elementos brillen sobremanera. Como ese bajo soul-funk ultramusculoso que transforma el tema por completo, tanto como los medidos arreglos de sintetizadores que vienen y van, meciéndonos. Pero no tanto como la voz de Ferran que, desde un primer plano, desgrana una melodía preciosa, a la altura de la letra de amor desorbitado –nunca mejor dicho– que nos narra en versos tan apasionados como esos “Te quiero como quieren los adolescentes / Despiertas algo en mí que no conozco” con los que se abre el tema, tornándose luego oníricos. Así, el barcelonés lleva su música a un espacio reconocible y nuevo a un tiempo, sin renunciar a sus referentes habituales pero situándose sin rubor a la altura de las producciones retro de Homeshake o Tame Impala.

43
Jenny Hval

‘Ashes to Ashes’ es una especie de metacanción que nos habla literalmente de un sueño sobre una canción cuya letra hablaba de un entierro y cuyo ritmo se colaba por “dos agujeros cavados en el suelo”, en los que se debía depositar las cenizas de alguien. “Tocaba un instrumento que era una forma en la tierra / como si tocara a la vez que cavaba mi propia tumba”, expone Hval más adelante, tras hablar de “esta canción que no había escrito aún” como “cuando soñaba con follar cuando aún no sabía cómo”. El sexo parece nutrir también ‘Ashes to Ashes’, cuando al final habla de “dos dedos” que marcan “dos líneas eróticas en la tierra, en el bote de miel, en revistas de chicos desnudos”. “Como cenizas a las cenizas, polvo al polvo”. Musicalmente, esto se traduce a una canción fascinante, con diversas etapas, que van de la ensoñación de su introducción con teclados etéreos a la irrupción de una seductora base electrónica (vuelve a colaborar, como en ‘Blood Bitch’, con Lasse Marhaug) que se va volviendo más envolvente y espacial, casi trance. A partir de ahí resulta imposible escapar de la belleza de la canción, en continua mutación, con la irrupción de nuevas percusiones y líneas melódicas diferentes. Una verdadera maravilla que sin duda llamaba a mantener la atención sobre el nuevo trabajo de Jenny Hval.


En ‘Quedará en nuestra mente’ Amaia remite al pop español de los años 60 y 70, también al indie de los 90, pero siempre desde una perspectiva bastante sui generis. No, Amaia no está haciendo música experimental. No, Amaia no está revolucionando la industria con un género nuevo. Pero sí, lo que está haciendo es lo suficientemente personal como para que, al oírlo, no puedas sino exclamar: “¡Esto es TAN Amaia…!”. Entre referencias conscientes a Marisol e inconscientes a La Buena Vida, Romero ha construido una canción preciosa en la que lo mejor es la coda final, cuando de lo particular (la referencia a los «Motorizados») lleguemos a lo general, añadiendo una nota de humor, para evitar que esta canción de amor quede demasiado “stalker”: “No te asustes, por favor, porque sé que al final todo pasa y morirá, quedará en nuestra mente y ya está”. Pura resignación a lo ‘Qué nos va a pasar’.

41
Omar Montes, Bad Gyal

‘Alocao’ es el gran single multiplatino de Omar Montes y Bad Gyal gracias al gran número de aciertos que se apunta esta producción 100% reggaetón. En primer lugar, el estribillo tarda únicamente 22 segundos en llegar; en segundo la idea que tuvo ella de que dicho estribillo fuera chico/chica; en tercero, ese verso de Bad Gyal repetido pero subiendo medio tono; en cuarto, el verso cerdo de Omar (“tú ya sabes que te lo voy a comer”); en quinto, otro verso cerdo de Omar al que se suma el verso cerdo de Alba (“Mi bicho en su totito pierde cobertura”); y como cierre, una outro 100% Bad Gyal que, como sucedía en ‘La bicicleta’, incita a escuchar el tema en bucle.

40
León Benavente

El tercer disco de León Benavente se presentaba por una especie de medio tiempo existencialista, que presenta un buen equilibrio de ideas en diversos planos. Hay un pequeño resquicio de canción melódica española, pues no cuesta nada imaginar a Raphael cantando hasta la saciedad “soy una piedra que flota” o “bailo con todas mis fuerzas”. Sin embargo, la producción parece más bien inspirada en el indie americano. Nombres como R.E.M. o The National pueden venir a la mente en ese eficiente crescendo que sin darnos cuenta emerge en la composición, y a la vez aparecen unos sintetizadores similares a los habituales del kraut, que nos dicen que si este fuera un álbum de los de Michael Stipe, sería uno de los más avanzados, ‘Up’ o ‘Reveal’.

39
Carolina Durante

Carolina Durante tendrán que luchar probablemente de por vida para conseguir una canción propia tan icónica y generacional como ‘Cayetano’, pero de momento están saliendo del paso con temas casi, casi a la altura, como acaba de suceder más recientemente con ‘No tan jóvenes’. Antes, la desazón se apoderaba de la banda en un ‘Joder, no sé’ en el que Diego expresaba sus frustraciones por ser incapaz de “sentir algo” pese a su juventud. “No tengo 30 años y ya estoy casi roto”, “me importan pocas cosas, ya no sé qué hacer”, “estoy perdiendo brillo” son algunas de las frases de esta canción de guitarras un poco más shoegaze de lo habitual que puede decirnos algo (o no) sobre las preocupaciones y el estado de ánimo de la juventud actual.


‘So Hot You’re Hurting My Feelings’ habla sobre una ruptura con la que Caroline Polachek intenta lidiar yéndose de fiesta. En el estilo del nuevo single de Tove Lo con Kylie Minogue, la letra sitúa a la artista en una fiesta y “llorando en la pista de baile, avergonzada”, mientras su chico “lo peta” allá por donde va. Claramente alguien en la relación ha superado esta ruptura y no es Polachek. El acertado videoclip se ambientaba en una oscura mazmorra, donde la artista espera y espera a su amado con la única compañía de la luz de unas velas. La escenografía es una pequeña maravilla y la coreografía, ideada por la propia Polachek, una bobada que ella interpreta de manera absolutamente encantadora desde el principio hasta el final. El momento “me clavo la espada” ha de ser el mejor de todos, pero entre los saltitos tipo “honky tonk”, el aleteo de las manos, el momento “qué sola estoy” y ese trepidante “ataco, me lamo el dedo y me doy un golpe en el pie”, le queda una coreografía icónica.

37
Vicente Navarro

Vicente Navarro se basa en la tradición española para contar historias y aquí algún arreglo un tanto americano y también un tanto Sting (pienso exactamente en ‘Fragile’) sirve para hablar de una relación de amor (“qué bonito que cuando digas amor te refieras a mí”). Entre posibles guiños a Violeta Parra (“gracias a la vida que me ha dado tanto”), emergen ciertas frases cuasi rapeadas (“viviré de mi trabajo y moriré de amor”), quizá consecuencia de su afición por la música urbana. Pero es el puente final (“cómo duelen los que ya no están / te espero en el río a que vengas”) el que termina de elevar el tema. Puro costumbrismo bucólico en sintonía con los primeros segundos de la pista, en los que escuchamos el sonido del campo.

36
Anni B Sweet

La estética espacial de esta era de Anni B Sweet va que ni pintada para el trallazo de pop psicodélico propulsado por sintetizadores de sonido retro que es este single. Y es que, aunque pervive en su melodía esa herencia de los 60s y 70s que ha nutrido sus canciones desde el principio, Bradshaw y Anni B Sweet derivan ‘Buen viaje’ a territorios que remiten al psicorock de los primeros Tame Impala –ese puente previo al final– y, también, al viraje electrónico que supuso el espaldarazo comercial de Lori Meyers, especialmente en su impetuoso arranque. Sin embargo, pese a la euforia que transmite ‘Buen viaje’, hay también cierto poso amargo en su subtexto: aunque supone una esperanzada mirada al futuro, emprender ese camino supone dejar atrás algo o alguien que, por más cariño que le tengamos, no nos permitía avanzar. Es un canto a la libertad, sí, pero a la vez conserva (ese “me hubiera gustado haber estado contigo”) un punto de dolor por lo que se pierde. Es, en todo caso, una inmejorable forma de reenfocar la carrera de Anni B Sweet.

35
Big Thief

Not’ es una canción monumental. Un número de rock tenso y deslavazado que late y vibra con cierta contención durante buena parte de sus hipnóticos 6 minutos, que bien podrían dilatarse hasta los 10. Solo hacia el final, justo cuando se apagan su guitarra y la de Buck Meek, la tan tímida como carismática Adrienne Lenker libera un punto más de energía y rabia en su letanía de “cosas que no” –una negación que en realidad no hace sino afirmar–. Cuando termina el recitado, un torrente de electricidad al más puro estilo del Caballo Loco de Neil Young posee la canción hasta su final que incluso antes de editarse se había hecho memorable en sus directos.


La hija de Neneh Cherry y Cameron McVey a estas alturas es evidente que no está donde está por sus apellidos. Mabel tiene un innegable olfato para los ganchos, un buen gusto para involucrarse en producciones con aspiraciones comerciales pero no cutres ni facilonas y una estética muy particular, de chica de barrio con altas miras y mucha confianza en sí misma, un híbrido entre Dua Lipa y Bad Gyal. Después de un 2018 en el que ha recibido un fuerte espaldarazo profesional, al ser elegida para abrir los conciertos de Harry Styles en su gira británica –lo cual la ha expuesto a audiencias masivas, probablemente nunca soñadas por ella–, este año se apuntaba este monstruoso hit.

33
Hot Chip

‘Melody of Love’ es una celestial producción en la que la voz de Alexis Taylor, la melodía y los arreglos se concentran en tratar de hacerte levantar los pies del suelo, haciendo un claro paralelismo entre éxtasis, espiritualidad y esos momentos en que sientes que estás enamorado: “cuando estaba a tu lado, no escuchaba cosas malas” porque lo único que “resonaba” era la “melodía del amor” a la que alude el estribillo. Interludio y crescendo contribuyen a esa sensación generalizada, así como ese góspel sampleado de The Mighty Clouds of Joy que recuerda a los samples de Moby para ‘Play’.

32
Parade

Una preciosa canción que celebra, precisamente, otras canciones. Esas que en algún momento de nuestra vida nos hicieron sentir algo distinto a las demás y nos cambiaron para siempre. Galvañ lo describe a la perfección en ese estribillo que dice “esa música tiene ya más de mil años / pero siento que bailando / soy un niño otra vez”. Todo ello en una gema que, apartado de su perfil más electrónico, remite al elegante pop de guitarras de unos Prefab Sprout o un Lloyd Cole. Grabada en los estudios de Guille Mostaza con él a los mandos, participan en ella los habituales Eduardo Piqueras a la guitarra acústica y Eva Plaza y Jesús Galvañ a los coros, además de nuestro estimado colaborador Jaime Cristóbal a la guitarra eléctrica.

31
Weyes Blood

Entre las canciones sobresalientes del disco de Weyes Blood de este año destacaba ‘Andromeda’, que como ‘Space Cowboy’ de Kacey Musgraves, conjuga elementos del country-pop con sintetizadores cósmicos, sonando como si flotara en el espacio, precisamente donde Blood tiene pegada su vista, mirando las estrellas desde la Tierra. El mejor momento de la canción y de todo el disco se produce en esta canción: el modo en que Blood se deshace de la melodía de “I dare to try” en el estribillo, como dejándola ir en la inmensidad del espacio mientras le envuelven los sintetizadores, puede ser lo más elegante oído en mucho tiempo.

30
Aldous Harding

‘The Barrel’ es el single perfecto, un tema realmente adictivo gracias a su estribillo con coros femeninos y masculinos, que deja frases marca de la casa como “mira todos los melocotones, quiero celebrar, que puedo aparecer dentro de la nada” o “parece que hay una fecha fija, enséñale el hurón al huevo, yo no me voy a dejar arrastrar”, que pueden significar algo o ser simplemente absurdas. Pero lo que realmente marcaba el tema era el imperdible videoclip, con Harding bailando de manera extraña tras unas cortinas, vestida como de bruja colonial y mirando a cámara con toda la intención de que te mees de miedo en los pantalones. Los comentarios de Youtube eran imperdibles. Una persona dice que es “sublime” y otra que es “como si Feist fuera un demonio de la parálisis del sueño”. Para otra, el vídeo es “un cruce entre Vashti Bunyan y Alejandro Jodorowsky”.


“religion” no ha dejado de ganar enteros desde que se presentara al público a principios de verano. Su sección de cuerdas es absolutamente exquisita, y una de las mejores muestras de esa inspiración en el sonido de los años 70 que ha inundado este nuevo álbum de la cantante. Es además la canción que mejor recoge las inquietudes religiosas de Shura, como ha indicado en las entrevistas promocionales, donde está explicando cómo ha querido hacer una analogía entre la devoción religiosa y el amor, el que siente por su chica, a la que ha conocido a través de la red y por la que ha decidido mudarse a Estados Unidos, como narra en las letras de todo el álbum.

28
Nilüfer Yanya

Esta pegadiza composición que presentaba el debut de Nilüfer Yanya alterna una letra paranoica con las típicas guitarras sucias y robustas de John Congleton, que ha producido parte del álbum y está en racha, pues también se ha encargado del recomendable nuevo álbum de Sharon van Etten. Claramente ‘In Your Head’ es una de las canciones más inmediatas que ha compuesto Yanya hasta la fecha, si no la que más, y se ha convertido en uno de sus grandes himnos junto a ‘Keep on Calling’. Según ella misma hace referencia a las «trampas» que le hace su propia mente y sobre quedarse «atrapada en ellas».

27
Sen Senra

‘RRIINNGG’ es un tema elegante y adictivo, que bien podríamos atribuir a algún artista anglosajón, si su letra –en la que se ofrece a ser el salvavidas de alguien con problemas, insistiendo con su “llámame”– no estuviera cantada en español. Guitarras cristalinas y un grueso bajo funk nos conducen por este nuevo numerazo de ambientación que por momentos recuerda a Moroder. Esto la hace nocturna, incluso de cierta sordidez, pero Senra ofrece un halo de luz –ejemplificada con ese solo de vocoder del final, a lo Chromeo– como esperanzadora salida. Lo cual encaja con sus declaraciones: “Puedes escuchar una balada y empaparte de melancolía, pero a la vez saber disfrutar de esa melancolía. Ahí hay luz: en esquivar lo chungo y potenciar lo bueno, aún sacando a veces eso malo”. El vídeo de ‘RRIINNGG’, nuevamente dirigido por Jean LaFleur, muestra al propio Christian cayendo –literalmente– ante las dificultades, pero luego levantándose y escapando, regresando para bailar en medio de la noche.

26
girl in red

‘dead girl in the pool’ arranca con un espíritu acústico, aunque ya adivinándose su ritmo saltarín, que explota del todo cuando alcanzamos su irresistible estribillo, en el que irrumpe toda la instrumentación, mientras Marie repite obsesivamente que “hay una chica muerta en la piscina y no sabe qué hacer”. Su letra es tan divertida como la propia canción, puesto que, como su encantador vídeo retrata, habla desde la perspectiva de una resaca durísima. En esa mañana después, la mente de girl in red es “un desastre”, pero hay algo que capta su atención fuera. Efectivamente, se trata de un cuerpo flotando en la piscina de la casa. Aunque lo mejor llega con un giro inesperado que retrata lo chungo del pedo que cogió la noche anterior: ¡esa chica muerta no es otra que ELLA MISMA! Un auténtico pelotazo de indie pop irresistible que, sumada a la colección de buenas canciones que ya posee, ya le daría para armar un álbum debut notable en algún avezado sello.

25
Fontaines DC

La frase de arranque de ‘Big’ no puede ser más icónica (“Dublín bajo la lluvia es mía / una ciudad preñada de creencias católicas”) para después pasar a hablar, en contraste, de violencia (“A loose ambassador for all that crime”) y adicciones (“Slick little boy with a mind of Ritz). En ese entorno hostil, el repetitivo estribillo parece dejar un mensaje de esperanza: “Mi infancia fue pequeña, pero yo voy a ser grande”. En total sintonía con ese texto, el sencillo vídeo de ‘Big’ muestra a un niño de 11 años recitando la letra de la canción por la calle Moore de Dublín. El grupo cree que “la ambición es una enfermedad” y aunque siempre hay algo de ambición en un plano secuencia, el muchacho es simplemente un vecino del cantante Grian Chatten que según ellos “tiene la presencia escénica de cien líderes de grupo”. Un vídeo lleno de simbología que desde luego ha contribuido a que la canción, de tan sólo 1 minuto y 45 segundos, se haya hecho “más y más grande”.

24
Mark Ronson, Lykke Li

‘Late Night Feelings’ comienza con una seductora línea de bajo sobre unas percusiones apagadas que dejan brillar la melodía introductoria de la canción, que se retuerce con varios giros (la marimba o similar que acompaña al pre-coro dan algo de mala espina tropical) hasta culminar en un estribillo en el que la batería brilla, marcando su inequívoco espíritu bailable, no muy alejado del de proyectos jóvenes como Jungle o Parcels. La canción prosigue con esa dinámica de subidas y bajadas de excitación, hasta culminar bien arriba tras un puente a cámara lenta. Siempre haciendo gala, claro, de esa elegancia particular que caracteriza a Ronson y que Lykke también maneja a la perfección en una interpretación que suena anhelante, apoderándose de esa letra que no habla de otra cosa que de no resistir la tentación de llamar a tu ex cuando, a última hora del día, te invaden “sentimientos de madrugada”, esa necesidad incontenible de tenerle/a cerca.

23
Madonna, Maluma

‘Medellín’ huía de los estándares del reggaetón, sustituyendo la sobada caja de ritmos de este estilo por beats más bien noventeros y teclados atmosféricos, casi jamaicanos, en una estructura in crescendo, muy meticulosamente trabajada por Madonna y Mirwais. En ‘Medellín’, la melodía perfecta de la autora de ‘Like a Prayer’ se encontraba también, si bien escondida tras un arisco estribillo. Pero hay elementos que eran oro: “si te enamoro / si me enamoras” es el diálogo chico/chica que no sabíamos que necesitábamos oír en ‘La Isla Bonita’; los “1, 2, chachachá” y los “slow down, papi”, los ganchos extra propios de 2019; y tanto Maluma como Madonna se mostraban en sus partes vocales integrados en el mejor dueto posible. Ella dice una intensidad y él se ríe, dejando una sensación de complicidad máxima.

22
Clairo

Además de un himno LGTB+, ‘Bags’ es una muestra del crecimiento de Clairo como compositora e intérprete. La canción discurre en dos planos: uno, el de tenue frialdad que mantiene su voz –quizá representando esa mascarada para contener sus verdaderos sentimientos–; y otro, el de la música, más agitado gracias a esa siseante caja de ritmos y que se tensa aún más cuando, en el estribillo, la joven artista norteamericana eleva el tono al cantar los repetidos “walking out the door with your bags” y una guitarra ofrece un contrapunto que se vuelve casi tan reconocible como gancho. La producción de Rostam, más compleja de lo que aparenta, está llena de detalles adorables, como ese piano distorsionado que nos recibe a la salida del coro y el puente. Una auténtica delicia.

21

‘Million Dollar Baby’ es una suerte de autobiografía cantada en la que, lejos de la frecuente ostentación de dinero y fama, El Ceci entona sus debilidades y explica algunas pistas del porqué de su comportamiento errático, no buscando perdón pero sí comprensión. En su vídeo, además de hacer un guiño a aquella confusa charla con Carlotta Cosials y recoger imágenes de su reciente paso por el BIS Festival, llama la atención la presencia de la propia Alba Farelo, pese a que en la letra no sale muy bien parada para los códigos de autenticidad del rap. Es, muy probablemente, la mejor canción que haya lanzado jamás Cecilio.

20
Los Punsetes

Los Punsetes, expertos en hacer sonar sus textos como himnos generacionales cargados de sorna y acidez, repiten con un tema dedicado a los mentirosos, a los hipócritas y a los que se engañan a sí mismos. La letra entonada por Ariadna Paniagua se dirige aquí a los que aseguran que “nunca han copiado”, nunca han “engañado a su pareja” o nunca han “robado en un supermercado”. ¿La parte más divertida? “Dime que no has dicho nunca, estando borracha, que tú controlas”. El estribillo es un llamamiento a la humanidad con sus propias conclusiones: “no eres de fiar, si no haces algo mal / No eres de los míos si no la puedes cagar”. No fallan los autores de ‘Dos policías’, ‘Me gusta que me pegues’, ‘Tu puto grupo’ y ‘Opinión de mierda’, cuyos talento e inspiración para el retrato social no conoce desgaste.

19
Don Patricio

Parecía que el talento de Uge y Don Patricio, sus compañeros de la crew Locoplaya, podrían quedar siempre a la sombra del carisma del flow de Bejo. Sin embargo, sorpresa, para nada. ‘Contando lunares’ es un auténtico bopazo de rap latino basado en un sencillo piano, típico del tumbao cubano, montado sobre un ritmo hip hop reposado que aumenta de BPMs en los versos, obra de Choclock, del gang Broke Niños Make Pesos. Y ahí brillan tanto el estilo natural de Cruz Cafuné, cantante y MC que también formó parte de BNMP, como la verborrea de “DonPa”.

18
Bad Bunny, J Balvin

Entre referencias a ‘My Beautiful Dark Twisted Fantasy’ de Kanye West y “polvos encima ‘e la mesa” (no es lo que parece… ¿o sí), esta fantástica producción de Nicael es el fondo perfecto para una letra que habla de anhelos sentimentales, con un estribillo con el que es insultantemente fácil identificarse: “Pensaba que te había olvidao / pero pusieron la canción / que cantamos bien borrachos, que bailamos bien borrachos, que cantamos bien borrachos los dos”. El clip de Colin Tilley, realizador habitual de Bad Bunny y J Balvin, que les sitúa como dos crooners en un club, con guiños a Halloween en los maquillajes que lucen ambos, emulando los del Día de Muertos mexicano, no puede ser otra cosa que una referencia a esa relación que vuelve, como un fantasma.

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Al margen de esos apitufados “he’s gone, he’s gone” que sirven de motivo principal para toda la canción, el tema contiene un mensaje de ánimo para una amiga que suele llamar a Tove Lo “llorando” porque no le va nada bien en su relación con su novio, al que define como un “cabrón” o un “capullo”. “Te quiero, y él nunca te quiso”, propone de manera muy ilustrativa la cantante sueca. El tema combina así perfectamente la triste melodía de la guitarrita a la moda de la radiofórmula de esta década, con un punto de superación casi humorístico, retratado en ese estribillo que dice: “Never got tears for that sucker / only one dick that’s a bummer”. El crescendo final termina por hacer despegar esta producción de Shellback y The Struts que además se crecía gracias a su estupendo vídeo.

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‘El final del amor eterno’ es, esta vez sí, desde la primera escucha, una de las canciones más sólidas y hermosas de La Casa Azul. Guille Milkyway ya había hablado en ‘Podría ser peor’ del final del amor. Esta composición reincide en esa misma temática -no en vano, sucede a aquella en la secuencia del disco como pista 2- a través de un estribillo bellísimo en el que recuerda los momentos de mayor gloria de ese entusiasmo que ahora se nos ha ido de las manos. Los “tú y yo” son los verdaderos ganchos, pero son las acciones pasadas las que nos llenan de tristeza: “¿Recuerdas cómo rodábamos por las laderas? ¿Cómo volábamos libres por la estratosfera? Ni siquiera intuíamos la posibilidad / De que aquella luz, aquella claridad / Fuera efímera y pasajera”. A destacar el poso de rumbita del pre-estribillo de “dudas”. ¿De verdad es este el mismo grupo que merendaba “galletas”?

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Purple Mountains

‘All My Happiness Is Gone’ es una canción cuyo arranque, de coloridos sintetizadores y melodías memorables, parece en las antípodas del mensaje que sí aclara su título y extiende su letra. “Los amigos son más cálidos que el oro cuando te haces mayor / Y mantenerlos es más difícil de lo que supones / Últimamente tiendo a hacer extraños allá donde voy / Algunos de ellos fueron una vez gente que me alegraba conocer”, comenzaba Berman en una reflexión sobre cómo la vida nos va dejando cada vez más solos, derivando luego en escenas de ansiedad y depresión. Una canción que ya nos llenaba de pavor desde antes de que conociéramos la triste desaparición este año de David Berman.

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Bad Gyal

Junto a Supa Dups, productor de confianza de Drake (aunque también ha trabajado con Eminem o Tyga); Sky, el colaborador más habitual de J Balvin, y DVLP que, a su extenso currículum con grandes estrellas del rap como Eminem o Lil Wayne, sumaba recientemente colaboraciones con Juanes o C. Tangana (‘Bien duro’, nada menos); Bad Gyal publicaba un tema de marcada y dura base dembow, con una sutil flauta que se incrusta en el cerebelo, sobre la que Bad Gyal despliega una fantástica consecución de ganchos melódicos, desde ese pre-coro que comienza con “en Barcelona nos vamos al strip club”, al propio estribillo que habla de bailar una canción de la propia artista envueltos en el humo de la hookah y poniendo el culo en la posición “pon di bike back” –espíritu perfectamente recreado en su clip, con esa escena en la que los figurantes cantan el coro a grito pelao–. Una auténtica borrachera de perreo caliente que invita a pensar que el acuerdo multinacional con Interscope en el que ahora desarrolla su carrera no ha sido sino un acierto. ‘Hookah’ y ‘Santa Maria’ forman parte del que sería su primer disco oficial dentro de ese contrato, tras las fantásticas mixtapes ‘Worldwide Angel‘ (2018) y ‘Slow Wine‘ (2016).

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Vampire Weekend

Es una canción de espíritu alegre, con palmas que marcan su ritmo uptempo y unas guitarras luminosas, salpicada de detalles jugosos: esos “hu-hú”s que se repiten ocasionalmente, la perfecta réplica vocal de Danielle Haim, el pre-coro que está tomado de ‘Tonight‘ del heterodoxo rapero iLoveMakonnen, el parón instrumental en el tercer estribillo, dejando entrever una bonita línea de piano, un órgano primoroso y detalles de las seis cuerdas… Y en contra de lo que pueda sugerir musicalmente, ‘This Life’ es una canción bastante amarga en lo lírico, pues se centra en los múltiples obstáculos con los que una relación de pareja debe lidiar para sobrevivir. Por ejemplo, esos “cheating on you, cheating on me” tomados del tema de iLoveMakonnen, no hablan necesariamente de una infidelidad mutua, sino de cómo, por atavismos sociales, a menudo nos forzamos a aparentar que todo va bien cuando no es así (“he estado engañando a toda esta vida y su sufrimiento”, dice en el mismo puente).

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Michael Kiwanuka

‘You Ain’t the Problem’ es un tema de soul y R&B clásico rítmico y alegre, pero al contrario que en ‘Black Man in a White World’, no pesa sobre él un espíritu de tristeza y desolación pese a su acelerado tempo capaz de hacerte bailar, sino uno de júbilo y euforia. Acompañándose de congas, palmas, unas risas de ambiente y de pequeños destellos electrónicos, así como de las guitarras eléctricas sordas propias de Danger Mouse, Kiwanuka crea en ella una composición ligera pese a la densidad de su producción, que recuerda a grandes del soul como Marvin Gaye, Danne Hathaway o Sam Cooke, pero a la vez posee el sello de su autor.

11
Angel Olsen

‘All Mirrors’, la canción y el disco, aluden a cómo cada uno de nosotros es una especie de multitud de espejos, que reflejan algo diferente para cada persona distinta que nos mira. En ese sentido, y ya el propio vídeo de la canción, oscuro y onírico, plasmaba esa idea. También habla de decepciones amorosas, recurrentes en su vida pese a ser conocedora de su propio autoengaño y proyectar hacia los demás lo que esperan de ella, no lo que es en realidad. Esa lectura cobra sentido en este espectacular single, también en lo musical: como si las dos Angels que se acaban enfrentando en el vídeo fueran sonidos, sintetizadores plúmbeos y de otra época (un poco John Carpenter) chocan con esos arreglos de cuerda espectaculares, que al final terminan entrelazándose.


Georgia parte en ‘About Work the Dancefloor’ de un espíritu de disco music a la antigua usanza, pero consigue sonar palpitante y vivo, rememorando la alianza de Röyksopp con Robyn o incluso a los primeros Chvrches. Resulta apasionante desde el principio, gracias a un riff de teclado que se convierte en el gran gancho de la canción, repitiéndose de fondo en el estribillo, mientras que su voz repite con cadencia robótica ese “estaba pensando en trabajar la pista de baile”. Pero en el crescendo de la producción –firmada por Georgia junto a Mark Ralph (Years & Years, Clean Bandit)– van surgiendo nuevos matices que la van haciendo crecer con nuevas líneas melódicas que se entrelazan con los preciosos versos, hasta terminar bien arriba.

9
Rosalía, J Balvin, El Guincho

Pese a que parte de la redacción sostiene que ‘Miliònaria’ es lo mejor que ha hecho Rosalía en 2019… la mayoría difiere premiando en cambio a ‘Con altura’, la colaboración con J Balvin (y como siempre últimamente, con El Guincho, aquí también a las voces) que puede ser el mayor éxito de su vida (¡¡van más de 1.000 millones de streamings!!). Cansinos debates sobre reggaetón aparte, lo que importa aquí es que este single de Rosalía es un auténtico pelotazo que, en su apariencia simple (a veces lo que parece más fácil de hacer es lo más complejo), contiene un atractivo festival de capas y adlibs que engalanan unos ganchos que cortan, golpean y no hay quien se saque de encima o quiera dejar de bailar. Además despliega cierto espíritu paródico, no sólo apelando a su humildad (“dicen una estrella, una figura”) sino también en las citas como referentes a Camarón de la Isla y Héctor Lavoe que, como el tono humorístico de su vídeo, se contraponen al tono oscuro de la base.

8
Ariana Grande

‘7 Rings’ desgrana las cosas favoritas de Ariana Grande, que incluyen joyas, coches, casas, champán carísimo y toda una cohorte de fruslerías con las que dejar atrás la mala racha personal que se le ha ido acumulando. Curiosamente, las amigas de los 7 anillos –en realidad, no todas, sólo 4 de ellas más Ariana– aportaron su granito de arena a los versos y aparecen acreditadas como autoras: Victoria Monét, Tayla Parx, Njomza y Kaydence Krysiuk –las otras dos son Courtney Chipolone y Alexa Luria–. Y es que, producida por TBHits y Social House –el mismo tándem que hizo ‘thank u, next‘–, ‘7 Rings’ resulta ser toda una chuchería irresistible, por fácil que parezca la idea de haber recurrido a ‘The Sound of Music’.

7

‘Don’t Start Now’ reúne elementos musicales que recuerdan a varias décadas de música pop como son las cuerdas de la música disco de los años 70, los sintetizadores y ritmos electropop de los 80 y los pianos del dance-pop de los 90, todo al servicio de una canción eufórica que recuerda inevitablemente al trabajo de iconos del nu disco como Kylie Minogue o Róisín Murphy. Aunque se haya quedado sin número 1 en Reino Unido, la supervivencia de este tema durante 2020 y quizá más allá, quién sabe, está garantizada.

6
Cupido

‘Autoestima’ es una canción de amor, pero de amor propio: ya lo dice su título, pero además su letra desde el principio: “Mi papá y mi mamá me hicieron la cara demasiado bien”. Este es el espíritu entre tierno y gamberro que reina en la canción, también en frases como “la gente linda como yo no suele caer bien, ser tan guapo no es tan guay como los feos creen” o “yo en la foto nunca necesito efectos, salgo guapo hasta cuando me despierto”, que puede considerarse el “I woke up like this” de Cupido. 2 minutos bastan al grupo de Pimp Flaco con Solo Astra para armar una canción tan sencilla -es sobre todo acústica- como memorable.

5
FKA twigs

‘sad day’ comienza como una bonita canción de Kate Bush que después va incorporando una tormenta de electrónica al modo de la Björk de mediados de los años 90. Por su parte, la letra plantea una interesante combinación entre tristeza (ese título) y sexualidad (“prueba mi fruta / haz el amor a todo lo que ves”). Sin embargo, su destinatario parece haberse ido, huyendo del pequeño paréntesis de optimismo que supone el cambio de “sad day” por “fine day” de la parte central del texto. “You’re running and I tried to make it work before”, dice en su puente más turbio, que incorpora unos estupendos coros casi religiosos. Otra sofisticadísima producción que añadir a la discografía de FKA twigs, y al tiempo una de sus composiciones más humildes.

4
Charli XCX, Christine and the Queens

‘Gone’ es muchísimo más que morbo. No solo porque sea el perfecto dueto –la autoría de ambas es perfectamente identificable y encaja en sus respectivos repertorios– sino porque es el epítome de lo que esperamos de ellas: emoción, baile y audacia musical. Todo eso confluye en una melodía riquísima, realzada por la épica producción –merece mención aparte el puente convertido en outro, en la que el clímax se autodestruye entre percusiones locas y clicks ‘n cuts vocales–, y una letra que tiene también su enjundia. Según Charli, habla del desamparo que siente a veces cuando se siente sola entre un montón de gente. Pero, en lugar de dejarse llevar por la ansiedad, en ese momento su respuesta es bailar a muerte, liberando toda la rabia a través de la danza y la música. Lo literal de versos como el primero –”Me tengo que ir, lo siento, pero hace frío aquí / Ahora me doy cuenta de que no les importa / Me esfuerzo, pero estoy atrapada por mis inseguridades / Ponme otra, veo cómo el hielo se derrite en mi puño”– se convierte en una profunda reflexión humana en su estribillo: “¿Por qué nos contenemos cuando el agua corre? / ¿Por qué amamos si estamos tan equivocados? / ¿Por qué nos marchamos cuando ha culminado la búsqueda? / No me busques aquí, ya me he ido, cariño”.

3
Sharon Van Etten

Con referentes como Lucinda Williams o Bruce Springsteen, Sharon Van Etten enarbola un discurso contra la gentrificación que termina con el alma de las ciudades. La artista conecta con aquella chica de 17 años que era cuando llegó a la Gran Manzana, y escuchaba a los mayores decir cuánto estaba cambiando para mal la ciudad. Ahora se dirige con ternura a aquella chica que se liberó al trasladarse a la urbe y que no quería escuchar aquel discurso que ella consideraba retrógrado, empatizando con sus emociones pero advirtiéndole de lo errada que estaba (“Te veo tan incómodamente sola / Ojalá pudiera contarte cuánto has madurado”, canta). De manera arrebatadora, en su tercer verso Van Etten abandona el tono cariñoso del resto de la canción para gritarle a aquel yo: “sé en lo que te vas a convertir / Te estás descomponiendo sólo para ver / Que vas a tener tanto miedo como yo”. De manera muy potente, el clip filmado por Maureen Towey para la canción, presenta de hecho a la Sharon de entonces junto a la de ahora en sus rincones favoritos de Brooklyn. Muchos ya son solares vacíos.

2
Billie Eilish

‘bad guy‘, que da inicio hábilmente al álbum de Billie Eilish tras el vacile juguetón del invisalign de su intro, da el banderazo de salida del disco por todo lo alto, con un bombo y un bajo gordísimos y cierta urgencia por dar salida. Por contra, esa base rítmica impetuosa se contrapone a unas percusiones pequeñas –unos chasquidos de dedos en bucle– y al canto casi susurrado de Billie, que adorna el tema con ayuda de su hermano Finneas con esos “duh” y ese tecladillo obsesivo que tienen tanto gancho como los propios “i’m the baaaaaad guy” con voz filtrada que rematan cada estribillo. Como nos contaba durante una entrevista, Billie O’Connell gusta de emplear la comicidad ocasionalmente para restar peso a sus mensajes, en plan “¡Cállate, no es tan profundo!” (así nos lo dijo, literalmente). Y ‘bad guy’ es el perfecto ejemplo de ese sentido del humor, no tan reñido con la oscuridad que venía desprendiendo en los primeros adelantos de este disco, como muestra su estupendo clip oficial.

1
Lana del Rey

‘The Greatest’ es una balada co-escrita y co-producida por Lana del Rey junto al omnipresente Jack Antonoff que, sin renunciar al sonido identificativo de la artista, presenta suculentas novedades. En cuanto a su idiosincrasia están Nueva York y Los Ángeles, la nostalgia (“echo de menos el rock’n’roll”) y la referencia a las drogas (“Aquellas noches a tope / no podíamos estar más colocados”); expuesto con un lenguaje coloquial extraído de diferentes épocas, tipo precisamente “a tope” (“I had a ball” es algo así como “me lo pasaba bomba”) y esa sensación continua de derrota y pérdida inherente a su discografía (“estoy afrontando la mayor… la mayor pérdida de todas”). Lana del Rey no ha ocultado nunca quiénes son sus referentes o cuánto debe a sus ídolos, mitos para ella. En esta canción no solo hay una referencia muy clara a Beach Boys (“echo de menos el bar al que Beach Boys iban”) sino también a su hit ochentoso ‘Kokomo’ y de manera significativa a su batería fallecido en 1983, ahogado en alcohol, Dennis Wilson.

La mitomanía no se acaba ahí, pues hay más referencias explícitas. Si bien el estribillo sigue sin ser tan inmediato como los de ‘Born to Die’, Lana del Rey nos ofrece algo mejor: una outro preciosa en la que nos habla de Kanye West y David Bowie. Lo hace con amor y maldad, afirmando con rotundidad que “Kanye es rubio y le hemos perdido”, en clara referencia a la simpatía de West por Trump, contra la que Lana ha protestado; y después pone los pelos como escarpias sentenciando que “‘Life on Mars’ no solo es una canción”. La composición de Bowie hablaba de una chica que quiere ir al cine haciendo una reflexión sobre la función del arte en nuestras vidas y la percepción de la realidad que tenemos. Son cuestiones el cine y la duda de la realidad que no pueden representar mejor a Lana del Rey, y por algo la última frase de la canción va por ahí, pero adaptada a la actualidad: “Oh, the live stream’s almost on”…


Mulatu Astatke, Omar Souleyman, Holy Fuck y Fasenuova, entre los confirmados en Sound Isidro 2020

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El ciclo de conciertos / festival Sound Isidro ha anunciado los primeros diez nombres de su edición de 2020, que lógicamente y como siempre, tendrá lugar en Madrid durante la próxima primavera de cara a las fiestas patronales. Y también como de costumbre, Sound Isidro no ha programado en su séptima edición a los nombres de siempre, sino una serie de figuras muy interesantes que, en algunos casos, no suelen prodigarse tantísimo por nuestro país.

Es el caso por ejemplo del icono del jazz etíope Mulatu Astatke, uno de los músicos más influyentes de la historia si se considera el impacto que su estilo ha ejercido en el desarrollo del reggae o más tarde del hip-hop. También el renovador del dabke sirio Omar Souleyman, que acaba de publicar el álbum ‘Shlon’ y es muy conocido en esta parte del hemisferio por su trabajo con Four Tet o Björk, es uno de los nombres confirmados en Sound Isidro, así como el colectivo de flamencos Califato 3/4, también renovadores dentro de su estilo y de los que os acabamos de hablar con motivo de su single ‘Buleríâ del aire acondiçionao’, o la banda de hardcore punk estadounidense Show Me the Body.

A todos estos estilos se suman a Sound Isidro el indie ácido de los canadienses Holy Fuck; la americana del californiano Grant-Lee Phillips; la música industrial de los asturianos Fasenuova, muy queridos por discos como ‘Aullidos metálicos‘; el rock oscuro de los madrileños Somos La Herencia, el post-punk ochentero de los valencianos Mauseleo y el Madchester valenciano de Fantastic Explosion. Son, repetimos, los primeros 10 nombres de un festival que tendrá lugar entre los meses de abril y mayo en varias salas madrileñas. Debajo de estas líneas encontraréis fechas y ubicaciones exactas por cada uno de los artistas confirmados.

Jueves 23 de abril en Shoko:
OMAR SOULEYMAN (Siria)

Viernes 24 de abril en Sala El Sol:
FASENUOVA + SOMOS LA HERENCIA (España)

Sábado 25 de abril en El Juglar:
GRANT-LEE PHILLIPS (Estados Unidos)

Miércoles 6 de mayo en Wurlitzer Ballroom:
SHOW ME THE BODY (Estados Unidos)

Jueves 7 de mayo en Sala El Sol:
CALIFATO 3/4 (España)

Jueves 7 de mayo en Tempo Club:
MAUSOLEO + FANTASTIC EXPLOSION (España)

Viernes 8 de mayo en Caracol:
HOLY FUCK (Canadá)

Jueves 14 de mayo en Teatro Kapital:
MULATU ASTATKE (Etiopía)

Muere el cantautor Patxi Andión a los 72 años, víctima de un accidente de tráfico

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Según reportan diversos medios, el cantautor Patxi Andión ha fallecido esta mañana a la edad de 72 años. Desgraciadamente, Andión ha sufrido un accidente de tráfico, saliéndose de la carretera el coche que conducía cerca de la localidad Cubas de la Solana, Soria. Pese a la intervención de las Emergencias Sanitarias y Bomberos, según ABC, no su ha podido hacer nada por salvar su vida.

Patxi Andión mantenía la carrera como compositor e intérprete hacía justo 50 años: hace apenas unas semanas publicaba un nuevo trabajo en Warner, ‘El año del lobicán‘, con el que conmemoraba ese aniversario en la canción. Nacido en Madrid en 1947, enseguida comenzó a vivir en Euskadi, de donde era originaria su familia, perseguida por el franquismo por la militancia republicana de su padre. Así que volvió a Madrid para educarse. Allí se interesó pronto por la música, formando parte de grupos de versiones que no llegaron muy lejos. Y, también, por diversas organizaciones antifranquistas, viéndose obligado a refugiarse en París –unos años que precisamente revisita en la canción ‘Buenos días joven’ de su último álbum–. Allí, fugaz y casualmente, conoció a Jacques Brel, uno de los artistas que más le influyeron a la hora de componer sus propias canciones.

En 1969 debutaba en solitario con ‘Retratos’, con gran influencia de la chanson y que, como otros coetáneos como Serrat, Lluis Llach o Raimon, lanzaban mensajes revolucionarios envueltos en la tradición del folclore. Por supuesto, muchas de sus canciones fueron censuradas en los 70, pero aun así logró popularizar canciones como ‘Una, dos y tres’, ‘La Jacinta’ o ‘Padre’ –dedicada obviamente a su progenitor encarcelado tras la Guerra Civil–, además de su colaboración con Mocedades ‘Amor primero’. Curiosamente, mostró también interés por la interpretación y, tras protagonizar la adaptación de la obra del Arcipreste de Hita ‘El libro del buen amor’ en 1975, se consolidó como actor en películas muy conocidas en la época como ‘La otra alcoba’ (1976) de Eloy de la Iglesia –que protagonizó con la ex-miss Amparo Muñoz, con la que se casó de manera muy sonada, para divorciarse poco después–.

Lejos de suponer una actividad puntual para él, en los 80 su carrera musical comenzó a ser más intermitente y fue casi más conocido por su trabajo interpretativo, gracias a películas como ‘Asesinato en el Comité Central’ (1982) de Vicente Aranda, ‘La rosa de los vientos’ (1983) de Patricio Guzmán y ‘La estanquera de Vallecas’ (1987) de Eloy de la Iglesia, donde no actuaba pero sí intervenía con la canción principal de la película. Y, muy especialmente, por sus papeles en series televisivas como ‘Página de sucesos’ y ‘Brigada central’. En el año 1997, él mismo formaba parte del elenco de la serie ‘La virtud del asesino’, que adaptaba precisamente una novela negra que había escrito un par de años antes y que obtuvo cierto éxito de ventas.

Al margen de su carrera artística, Andión completó estudios universitarios de sociología y periodismo, y fue profesor de comunicación y producción audiovisual en la Escuela Universitaria Politécnica de Cuenca, adscrita a la Universidad de Castilla-La Mancha.




Bravo Fisher! y La BienQue combaten la ansiedad juntos en ‘Yayito’

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Conocimos a Bravo Fisher! con canciones de synth-pop luminosas como ‘Miradas’ y ’39’, y después se pasó al lado oscuro con ‘Solos’, un álbum mucho más electrónico y sombrío, pese a algún retazo bailable como ‘Soñamos’ (en la estela de Jamie xx). Últimamente ha publicado un EP que mostraba que ambos mundos eran compatibles, de la popera ‘Vale’ a la más turbia ‘No me arrepiento’, y ahora está avanzando un nuevo álbum, que saldrá a principios de 2020, con varias colaboraciones femeninas. Foto: Instagram.

El primer single era ‘Huracán Carla’, una canción que combinaba guitarras con sintes y Autotune y que hablaba de una pareja en la que ella escucha a Cecilio G, Rosalía y Nathy Peluso, y él a Triángulo de Amor Bizarro, Los Planetas y la «La BienQue». Así que está gracioso que el segundo sencillo sea precisamente un featuring con «La BienQue». Tiene también un nombre muy particular, ‘Yayito’.

En ‘Yayito’ volvemos a encontrar esa particular mezcla de elementos orgánicos y sintéticos, como si M83 hubiera producido un single de Plastic d’Amour. En la segunda estrofa, en cambio, desaparecen las guitarras eléctricas que imperaban hasta entonces para dejar brillar una austera base muy italo, contribuyendo al dinamismo de la canción y a la importancia de su letra. La canción habla de esos momentos de depresión frente a los que tenemos que levantarnos, aunque sea con ayuda. El estribillo es uno de los más certeros de la carrera de Bravo Fisher!: «He perdido la cuenta / De todas las veces que me he caído / Si me fallan las fuerzas / Ayúdame a llorar contigo», mientras que los campos semánticos de la letra no pueden ser más reveladores: «psiquiatra», «blister», «ansiedad», «Orfidal»… hablando de alguien «que no ha aprendido todavía a aceptar / que las personas vienen y van». Una preciosidad que figura desde su lanzamiento hace unos días entre lo mejor que ha hecho Bravo Fisher. Bravo Fisher actúa el 6 de marzo en la Sala Rockville de Madrid.

Lo Mejor del Mes:

La gira por el 50º aniversario de Aerosmith recalará en el Wanda Metropolitano de Madrid

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¿Recordáis aquella gira de despedida de Aerosmith de hace sólo dos años? Pues bien, donde dije «Aero-vederci» –sí, así se llamaba aquel tour–, digo… Bueno, que de despedida, nada. El grupo de rock de Boston ha aprovechado que cumplen 50 años de carrera el año que viene para celebrarlo con una gira, cómo no. Una gira que tendrá rama europea y, también, una parada en España: será el día 3 de julio de 2020 en el estadio Wanda Metropolitano de Madrid, nada menos.

Tras unas preventas previas –incluida una hoy en Live Nation–, la venta general de entradas comienza mañana a través de la promotora y Ticketmaster, con una amplísima variedad de precios que oscilan entre los 50 euros y los 1500 euros –más gastos, en ambos casos– de las entradas VIP a pie de pista.

Aunque Steven Tyler había amagado con una carrera en solitario el año pasado, actuando incluso en el Teatro Real de Madrid, «la mayor banda de rock de América de todos los tiempos» –sí, así se promocionan– había reaparecido hace un par de meses con una residencia en Las Vegas, que ahora se extiende con esta gira. En ella, superados sus problemas de salud, estará por supuesto su célebre guitarrista Joe Perry.

Burial / Tunes 2011-2019

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Ahora que uno de los entretenimientos favoritos de parte del público es escuchar música que produce una sensación de falsa nostalgia, o que suena como si procediera del hilo musical de un centro comercial abandonado o del interior de un club de striptease visto desde fuera, es difícil no pensar que Burial ha sido un pionero dentro de su estilo. En sus dos álbumes de estudio y decenas de singles publicados posteriormente, el británico William Bevan ha convertido los ritmos de la música de baile británica (UK garage, 2 step, dubstep) en un residuo inservible para cualquier pista de baile, pero ideal para escuchar de noche, una vez la fiesta ha terminado, o en la soledad de tu propio cuarto.

El universo urbano, intoxicado, oscuro y lluvioso de Burial ha sido especialmente influyente en la última década, y aunque el productor no lo ha seguido explorando en álbumes largos como ‘Untrue‘, sí lo ha hecho después en una serie de ambiciosos singles que, en algunos casos, han superado los 13 minutos de duración. En muchos de estos temas publicados entre 2011 y 2019, que el sello Hyperdub recopila ahora en un disco doble que no incluye las bailables ‘Temple Sleeper‘ y ‘Rodent‘ por alguna razón, Burial ha abierto su sonido a otras influencias y también ha expandido su minutaje, convirtiendo lo que antes eran canciones de 3, 4 o 5 minutos en espectaculares panorámicas de su particular y distópica visión de la música de baile, que lo han consagrado no solo como uno de los productores más importantes de lo que llevamos de siglo XXI, sino también un gran narrador de historias contadas a través de la música.

‘Tunes 2011-2019’ arranca perjudicado por una secuencia centrada en las producciones ambient que Burial ha entregado en los últimos años, y a la que desde luego tampoco favorece ser tan larguísima (¿por qué no se ha separado en streaming la secuencia en dos CDs como en su edición física?). La negritud absoluta de ‘State Forest’ o los sonidos de espadas, cadenas y el siseo del vinilo (la marca del británico por excelencia) de ‘Beachfires’ producen atmósferas muy intrigantes y evocadoras (con sus sonidos acuáticos, pasos y voces, ‘Subtemple’ evoca la actividad dentro de unas cloacas llegado el fin del mundo) pero efímeras en última instancia. Por un lado, ‘Young Death‘ emociona gracias a su preciosa melodía y reconfortantes samples vocales que rezan «te prometo que estaré a tu lado», pero por el otro ‘Hiders’, movida por una solemne melodía de piano que podría ser de Coldplay (en serio), realmente nunca llega a ninguna parte.

A partir de ‘Come Down to Us’, el recopilatorio es una sobrada tras otra de estilo. Esta canción de 13 minutos ya era una de las mejores del repertorio de Burial por la inteligencia con la que integraba un ritmo que se arrastra plúmbeo con la balada «cheesy» de los 80 y el discurso pro-LGBT. Cambiando el tempo y añadiendo efectos varios, Bevan construía una pequeña obra maestra de la narrativa musical, aunque si con alguna de esas composiciones largas se superaba el músico era con ‘Rival Dealer‘. En 11 minutos, Burial pasaba por su filtro un ritmo big beat para hacerlo sonar como la cosa más amenazante y desamparada del mundo, y con el uso de samples como el de ‘More than Anyone’ de Gavin DeGraw, y de interrupciones y de sonidos que iban del piano al new age, creaba una composición llena de episodios inesperados, a cada cual más interesante y conmovedor.

Incluso dentro de los parámetros en los que siempre ha operado, raramente Burial peca de redundante en estas dos horas de música. Cuando crees que ha alcanzado su cumbre creativa con la épica ‘Kindred’ (probablemente la canción de Bevan que más se ajusta a esta descripción, en sonido y envergadura), te sorprende con una ‘Loner’ de ritmo urgente y ravero irónicamente a pesar de su título. Si Burial quiso ser alguna vez compositor de bandas sonoras para videojuegos, ‘Rough Sleeper’ satisface ese deseo en 14 minutos fascinantes que incluyen la melodía de un órgano, el sonido de unas uñas percutiendo en un vaso de cristal y las texturas de vinilo y humeantes esperadas, para concluir con un outro que suena realmente como el final de un videojuego tras la catástrofe. Es entonces cuando el ritmo se levanta a duras penas, apesadumbrado, sonando al fin de los tiempos. A nadie debería extrañar por tanto que Terrence Malick utilizara la densa ‘Ashtray Wasp’ en una de sus películas, pero si todo esto te parece un muermo y lo que quieres es un hit, ahí está el homenaje de Burial al eurodance de ‘Claustro’, editada este mismo año. Definitivamente, esta ha sido la década en que Burial ha sonado a cosas que jamás habríamos esperado, pero con dos discos en el mercado, quizá siempre fue demasiado pronto para encasillarle. ¿Qué deparará el futuro?

Clasificación: 8,2/10
Lo mejor: ‘Rival Dealer’, ‘Kindred’, ‘Claustro’, ‘Come Down to Us’, ‘Rough Sleeper’
Te gustará si: eres fan de Burial y querías estas canciones más allá de haberlas recopilado en una playlist.
Escúchalo: Spotify

John Fogerty, Brian Wilson y Suzi Quatro, trío de «oldies but goldies» en el cartel de Azkena Rock 2020

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Tras la confirmación estelar de Patti Smith –entre otros– semanas atrás, Azkena Rock Festival presenta hoy una interesantísima nueva tanda de nombres que se incorporan a su cartel. Entre ellos, destaca la presencia de tres artistas/grupos legendarios que resultan de lo más estimulante: John Fogerty, Brian Wilson y Suzi Quatro.

Tras su presencia en el festival en 2016, Azkena Rock volverá a acoger una actuación como cabeza de cartel de John Fogerty, el líder de Creedence Clearwater Revival, que coincidirá en tiempo y espacio con otro hombre mítico del pop rock norteamericano, Brian Wilson. Acompañado de otros dos Beach Boys, Blondie Chaplin y Al Jardine, repasarán su icónico cancionero dentro de una gira llamada Good Vibrations. Además, etiquetada por el festival vitoriano como «la primera rockstar femenina de la historia», Suzi Quatro repasará su carrera en la única fecha que tendrá en España el próximo año, coincidiendo con la actual reivindicación de su figura a través del reciente documental ‘Suzi Q‘.

Y eso no es todo: entre los catorce nombres anunciados, también destaca la presencia de Incubus –de nuevo, única fecha en España en 2020– y Drive-By Truckers –que hace 10 años que no vienen a nuestro país–. Además, el festival anuncia el regreso de Tahúres Zurdos, el grupo liderado por Aurora Beltrán, que tendrá invitados especiales para la ocasión. Además, el post-metal de Baroness, los británicos The Adicts, Shooter Jennings, Robyn Hitchcock, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, The Wildhearts… están entre los nuevos nombres anunciados. Azkena Rock se celebrará un año más en Mendizabala, concretamente los días 19 y 20 de junio de 2020. Los abonos normales (105€) y con camping incluido (120€) ya están a la venta en la web del festival, con posibilidad de pago a plazos.

‘+’ de Aitana con Cali y El Dandee no tiene nada de reggaeton y sí mucho de balada rock «over the top»

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Como había anunciado en sus redes sociales, Aitana ha publicado hoy un nuevo single ajeno a su álbum debut ‘Spoiler‘. Se trata de ‘+’, una colaboración con el dúo colombiano Cali y El Dandee, famoso por singles y colaboraciones del ámbito del pop reggatonero/rapero sentimental, como ‘Yo te esperaré’, ‘La estrategia’, ‘Por fin te encontré’ –con Juan Magán y Sebastián Yatra– o ‘Loca’ –con Maite Perroni–. Pero, curiosamente, la canción con Aitana no tiene –a pesar de no menospreciar el género– nada de reggaeton y sí mucho de balada rock «over the top».

Como si quisiera facturar su propio ‘Love The Way You Lie’, la composición de los propios hermanos Alejandro y Mauricio Rengifo con la barcelonesa ofrece, partiendo de una tesitura acústica, una lectura totalmente adolescente y blandita del rock emo con versos de rap. Y es que su melodía –eficaz, de eso no hay duda– va cobrando fuerza en un crescendo que hacia su minuto tres es impulsada por guitarrazos y redobles de batería muy pirotécnicos.

Con la canción se ha estrenado un vídeo tan dramático como exige la historia que cuenta la letra –un primer amor que se rompe inevitablemente por la distancia; «por tu culpa febrero me duele de más» es una de sus frases estrellas–. Hay tanto drama, con tormenta y lluvia incluida, que todo se vuelve casi cómico: la serenata emo bajo la lluvia de unos blink-182 wannabe; la irrupción de Cali y El Dandee just because, el padre –¡increíblemente parecido a Russell Mae de Sparks!— tratando de echarles del jardín, el terror de la mamá (¿por?), Aitana intentando desesperadamente soltar alguna lágrima, la policía llevándose al muchacho esposado… Fascinante.

Extremoduro anuncian su separación: “la compenetración ya no es la misma”

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Extremoduro han anunciado su disolución en un breve mensaje publicado en sus redes sociales, en el que aluden a una pérdida de “compenetración” entre sus integrantes como el motivo de su decisión. Foto: Facebook. En el texto, Extremoduro indican que sus miembros seguirán siendo “compañeros de viaje”, pero “de otra manera”.
Este es el comunicado íntegro de Extremoduro:

“¡Hola a todos!

Después de tanto tiempo sin dar señales de vida, nos ponemos en contacto con vosotros para anunciaros la separación del grupo.

Queremos que sepáis los motivos de primera mano y esperamos que nos comprendáis.

Para trabajar de la manera en que nosotros hemos trabajado tanto tiempo, es imprescindible tener una compenetración muy muy especial. Ahora, esa compenetración tan difícil de conseguir y mantener, aunque existe, no es la misma. Por eso hemos preferido dejarlo aquí: para quedarnos siempre con el recuerdo de tantos años felices, y porque nos parece lo más honesto. Seguimos y seguiremos siendo compañeros de viaje, aunque de otra manera, pero siempre compañeros.

Besos y abrazos“

La noticia ha sorprendido a los seguidores de Extremoduro pues, de un tiempo a esta parte, se venía rumoreando una gira de reunión para 2020. En cualquier caso, el grupo no publica disco desde 2013, año en que se editó ‘Para todos los públicos’, y en los últimos años sus integrantes han sido noticia por sus proyectos en solitario. Su líder Robe Iniesta firmaba ‘Lo que aletea en nuestras cabezas’ en 2015 y ‘Destrozares, canciones para el final de los tiempos’ en 2016.

Grupo icónico del rock español donde los haya, y parte por tanto de la imaginería popular y de la conciencia musical de cientos de miles de personas en todo el país gracias a sus arrebatadoras canciones de «rock transgresivo» y a sus ácidas letras llenas de amor pero también de soledad, sexo, drogas y de una sensación de marginalidad y de alienación ante la sociedad (Robe Iniesta siempre se ha considerado más poeta que músico), Extremoduro se ha labrado una de las carreras más influyentes del rock español a lo largo de 11 discos de estudio. ‘Somos unos animales’, ‘Agila’, ‘Iros todos a tomar por culo’ o ‘La ley innata’ son algunos de los más queridos, mientras entre sus mayores éxitos hay que mencionar ‘So payaso’, ‘La vereda de la puerta de atrás’, ‘Si te vas…’, ‘Stand By’ o ‘Dulce introducción al caos’.

Campaña para que ‘Running the World’ de Jarvis Cocker sea número 1 navideño en UK en protesta a Boris Johnson

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¿Recordáis cuando Reino Unido se movilizó para que Rage Against the Machine fueran el número 1 de la Navidad en el país en protesta por el éxito de X Factor? ¿Y consiguió su objetivo? 10 años más tarde, los británicos se enfrentan a una nueva victoria del conservador Boris Johnson en las elecciones generales y por tanto a la efectuación del Brexit. Y también quieren que el número 1 de la Navidad en el país refleje su desacuerdo.

En este caso, un grupo de Facebook está haciendo campaña para que ‘Running the World’ de Jarvis Cocker sea el próximo número 1 navideño e Reino Unido. La canción se titulaba originalmente ‘Cunts Are Running the World’ y salió en 2006, en plena era Bush / guerra de Irak. Parte de la letra decía: «Si creías que las cosas habían cambiado, amigo, es mejor que te lo pienses otra vez, porque dicho más claramente, con el mínimo de palabras posible, los capullos aún están al frente del mundo».

El grupo en cuestión cuenta ahora mismo con 21.684 miembros y la campaña de hecho ha obtenido la aprobación de Jarvis Cocker, quien ha anunciado que todos los beneficios generados por la compra de la canción irán dirigidos a la organización Shelter, que ayuda a personas sin hogar. El grupo anima a sus miembros a comprar la canción varias veces antes de reproducirla sin parar en streaming y detalla las diversas relaciones en cuanto a escuchas y unidades equivalentes que aplica la lista de éxitos actual. El sello Rough Trade también se ha sumado a la campaña, que, en cualquier caso, lo tiene un poco crudo compitiendo contra LadBaby, Stormzy y Wham!, que se disputan el número 1 navideño esta semana y van con bastante ventaja.


James Blake habla de su nueva música entre «experimental» y de «cantautor» y versiona a Billie Eilish

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James Blake se encuentra realizando una gira a piano por Estados Unidos, durante la cual ha tenido la ocurrencia de versionar ‘when the party’s over’ de Billie Eilish. Y como ya ha dado a conocer, el músico británico se encuentra trabajando en nuevas canciones cuando aún no ha pasado un año desde el lanzamiento de su último disco, ‘Assume Form‘, que acaba de ser nominado a un Grammy.

¿Cómo sonarán las nuevas canciones de Blake? El autor de ‘Overgrownha concedido una entrevista a Variety en la que ha dado algunos detalles. No se moja demasiado en cuanto al sonido de sus nuevas canciones, pero sí en cuanto a la perspectiva con la que las está abordando: «estoy intentando sumergirme en mi lado más libre y menos auto-consciente, lo cual es más fácil cuando ya has pasado por la dura veintena». El músico asegura que se encuentra «experimentando» con diferentes tiempos rítmicos y siendo más «fluido» al tiempo que evita pensar en componer otro clásico como ‘Retrograde’, porque dice que esa perspectiva perjudica el proceso de composición de otras canciones, al añadirles presión.

Lo que sí dice Blake es que sus nuevas canciones son «un poco semi-experimentales» y también «un poco de cantautor tradicional», y que sobre todo está intentando mantener «puras» sus motivaciones al vivir en una ciudad tan obsesionada con el éxito como Los Ángeles. La evolución de Blake de productor a cantautor ha sido obvia a lo largo de su carrera, culminando en sus dos últimos trabajos o en su versión de ‘Vincent’ de Don MacLean. Y ahora en la gira que se encuentra realizando. ‘You’re Too Precious’, el single que Blake pensaba publicar próximamente, permanece inédito.