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Anuel AA y Ozuna, número 1 de álbumes en España; Rhye y Bicep entran en la lista de vinilos

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Auspiciados sobre todo por el éxito de ‘Antes’, Anuel AA y Ozuna firman el nuevo número 1 de álbumes en España con su disco conjunto ‘Los Dioses‘, como hemos contado en nuestro repaso a la lista oficial de singles, en la que el dúo ha colocado el álbum entero, compuesto por 12 pistas, todas las cuales aparecen repartidas a lo largo de todo el top 100. ‘Emmanuel‘ y ‘ENOC‘ también fueron número 1 en España muy por delante de sus competidores, por lo que esta noticia sorprenderá a un total de cero personas.

Más allá del nuevo número uno obtenido por «Los Dioses» del reggaetón, el resto del top 10 de álbumes más exitosos de España sigue compuesto, en el siguiente orden, por ‘11 razones‘ de Aitana, ‘EL ÚLTIMO TOUR DEL MUNDO‘ de Bad Bunny, ‘Afrodisiaco’ de Rauw Alejandro, el mencionado ‘ENOC’ de Ozuna, ‘Future Nostalgia‘ de Dua Lipa, ‘Vértigo‘ de Pablo Alborán, ‘YHLQMDLG‘ de Bad Bunny y ‘Avionica’ de Antonio Orozco, con la entrada en el número 9 de la reedición en formato vinilo de ‘El espíritu del vino’ de Héroes del Silencio, álbum que ya fue número 1 de ventas en España en el año 1993, y que de hecho entra en el número 1 de la lista de vinilos más vendidos que ha estrenado Promusicae de manera deficitaria.

Sin olvidar que la subida más fuerte de la semana en la lista de álbumes la protagoniza Beret con su disco ‘PRISMA’, que sube vertiginosamente una posición, del 14 al 13, la otra entrada realmente significativa en la lista es la de ‘Live in Germany’ de Héroes del Silencio, que aparece en el número 15. Más adelante, ‘Morir y renacer’ de Adventus lo hace en el 74; ‘Holy Ground’ de The Dead Daisies en el 82; y ‘Plaza’ de Capo Plaza en el 86.

En cuanto a la lista de vinilos, cabe mencionar en ella las entradas de ‘Isles‘ de Bicep en el número 17, disco que se ha quedado a las puertas de alcanzar el número 1 de álbumes en Reino Unido; y de ‘Home‘ de Rhye en el 37, trabajo sobre el que hemos tenido oportunidad de hablar recientemente con su autor. Dicha lista, de no ser por Héroes del Silencio, seguiría liderada por ‘El mal querer‘ de Rosalía.

‘Zorra’ de Bad Gyal pierde sentido con Rauw Alejandro, pero arrasa

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El número 1 de singles en España continúa siendo ‘Bandido’ de Myke Towers y Juhn, por lo que el titular hoy nos lo da más bien la entrada más fuerte, que en realidad es una re-entrada. ‘Zorra’ de Bad Gyal, que ya había sido número 2 en España y doble platino, reentra al puesto 5 oficial tras incorporar en un nuevo remix a Rauw Alejandro.

La canción original, en la que Bad Gyal se apropiaba del insulto misógino “zorra” para llamárselo a un hombre infiel, pierde algo de sentido con la participación de Rauw Alejandro. Aquí él aparece presumiendo: «La baby nueva cómo chinga me encanta / Y yo pensando que tú eras única entre tantas». Por suerte es Bad Gyal quien parece tener la última palabra al quedarse los últimos versos del tema, pero en cualquier caso no tiene ningún sentido que lleguemos a oír a Rauw Alejandro decir la frase estrella de la canción: «Tú eres una mierda, no vales na’ y eso todos lo saben / Tengo una gatita nueva que rico me lo hace».

Pero la mayoría del público no opina lo mismo y ‘Zorra’ ha sido una constante entre lo más oído de los últimos 10 días. Si contara Youtube en Promusicae, seguramente incluso estaría más arriba de ese top 5. Incluso a día de hoy continúa fuerte en Spotify España (número 12), casi 2 semanas después de su lanzamiento.

Bad Gyal dice sobre la remezcla en nota de prensa: “me he sentido muy bien con la nueva grabación, muy contenta y agradecida por la oportunidad. Yo escucho la música de Rauw y me apasiona su talento para crear. Este remix encaja a la perfección con nuestros estilos”.

Más modesta es la entrada en España del dueto entre Billie Eilish y Rosalía, ‘Lo vas a olvidar’, para la banda sonora de uno de los capítulos especiales de ‘Euphoria’. El tema llega al número 15 en España, bastante bajo para los estándares de Vila, que ha sido top 1 varias veces. La canción, eso sí, es el primer top 40 para Rosalía en Reino Unido, y además ha llegado al puesto 62 en Estados Unidos.

Anuel AA y Ozuna sitúan varias canciones de su disco ‘Los dioses’ en el top 100: por eso este álbum es el nuevo número 1 en el país. Hallamos ‘Antes’ en el número 6 de singles, ‘Los dioses’ en el número 10, ’100’ en el número 23, ‘Nena Buena’ en el número 28, ‘RD’ en el número 31, ‘Perreo’ en el número 37, ‘Municiones’ en el número 40, ‘Nunca’ en el número 46, ‘Dime tú’ en el número 50, ‘La maría’ en el número 65, ‘Contra el mundo’ en el número 76 y ‘Perfecto’ en el número 77.

Toda esta retahíla de entradas deslucen otras como las de Camilo en el puesto 26 con ‘Ropa cara’, para quien esperábamos algo más por la pegada de la canción; y la de Nathy Peluso con ‘Delito’ en el número 49, realmente excepcional. Veremos qué pasa con ellas en los próximos días. El listado de entradas se completa con ‘The Business’ de Tiësto en el puesto 96 y ‘Primera carta’ de Cali y El Dandee y Beret en el número 97.

Silentó, autor del macrohit ‘Watch Me (Whip / Nae Nae)’, detenido por asesinar a su primo

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Silentó, el joven rapero estadounidense conocido por su éxito ‘Watch Me (Whip / Nae Nae)’, ha sido detenido por asesinar a su primo en Florida. El cuerpo del hombre fallecido, de 34 años, fue encontrado por la policía el pasado 21 de enero en la calle con múltiples heridas de bala. Silentó se enfrenta actualmente a una condena por asesinato.

El joven rapero de 23 años, cuyo nombre real es Ricky Lamar Hawk, ya había tenido problemas con la justicia previamente a ser detenido por asesinato. Como recuerda Billboard, el pasado mes de agosto fue detenido por allanar un domicilio y amenazar a sus dos inquilinos con un hacha para después ser desarmado por uno de ellos; y antes de todo esto ya había sido privado de su libertad por ser acusado de delitos de violencia doméstica y conducción temeraria.

Aunque en España no nos suene demasiado su nombre, pues su único éxito, el mencionado ‘Watch Me (Whip / Nae Nae)’, jamás llegó a las listas oficiales de nuestro país, como sí alcanzó las listas estadounidense (donde fue top 3), británica, francesa o alemana, Silentó protagonizó una verdadera revolución en internet en el año 2015 gracias al baile viral de este single, originado en la extinta plataforma Vine. Un tema que, a día de hoy, suma la impronunciable cifra de 1.790.333.930 de visualizaciones en Youtube, además de 318 millones de reproducciones en Spotify.

A pesar de su clara condición de «one-hit-wonder», pues la repercusión de ‘Watch Me (Whip / Nae Nae)’ ya era absolutamente inalcanzable para él, Silentó había publicado varios álbumes largos, el último de ellos el año pasado, y apenas unos días, el pasado 28 de enero, el artista editó un nuevo single llamado ‘Swish’.

Desde Gran Canaria, Ant Cosmos «tal vez» podrían llevar su amalgama de trap e indie al mundo

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Entre las canciones que hemos destacado en la playlist de novedades de la Semana «Ready for the Weekend» está la del proyecto del canario Javier Auserón, Ant Cosmos. Su último single, ‘Tal vez’, es hoy nuestra «Canción del Día».

Desde Gran Canaria, Ant Cosmos lleva años conjugando el indie pop con las sonoridades trap, el dream pop con la «estética kitsch/naive», en sus propias palabras. Podría ser algo próximo a los territorios de Solo Astra, antes y después de unirse a Cupido, si bien ya hace 2 años que presentaban su pequeño himno ‘Quédate a bailar’ (no me resisto a recuperar su portadón, en la imagen), en verdad puro jangle pop a medio camino entre los Smiths y Hombres G. Nada que ver con el rollo sintético de ‘Luna de colores’. Y a su vez, ‘Tal vez’ es otra cosa.

Si ‘Reloz’, su EP de 2017, hacía gala de un romanticismo exacerbado hasta cierto punto acústico, Ant Cosmos han sabido canalizarlo hacia lugares más interesantes y oscuros. El texto de ‘Tal vez’ nos habla de «una noche en el mar» y de una «playa para nosotros», pero la producción de la grabación une varias cosas. No prescinde de la caja de ritmos más sobada del reggaetón, pero le añade una guitarra evocadora como aportada por The xx y la sensación de asfixia de lo antiguamente conocido como trap. Mientras el mundo se pregunta si Drake ha sabido pasar página de todo esto, aún se puede disfrutar de este tema en castellano con madera para llegar a las masas en nuestro país.

Playlist «Revelación o Timo»

‘Perra’ de Rigoberta Bandini, top 10 directo en JENESAISPOP; entran Bicep y Rhye

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Lana del Rey se mantiene en el número 1 de lo más votado de JNSP con ‘Chemtrails Over the Country Club’ mientras la entrada más fuerte es ‘Perra’ de Rigoberta Bandini. También entran Bicep y Rhye, que sacaban disco la semana pasada, en un top que es más bien de despedidas. Superan las 10 semanas en lista en la mitad baja de la tabla ’Tú me dejaste de querer’, ‘Man’s World’, ‘In Your Eyes’ tras casi un año, ‘Sweet Melody’ y ‘Entre las dos’, por lo que quedan eliminadas. Podéis escuchar nuestra última lista de novedades y votar por vuestras canciones favoritas, aquí.

Top Ant. Peak Sem. Canción Artista
1 1 1 3 Chemtrails Over the Country Club Lana del Rey Vota
2 3 2 2 MERICHANE Zahara Vota
3 5 1 19 911 Lady Gaga Vota
4 2 1 4 Real Groove Kylie Minogue Vota
5 6 1 17 Levitating Dua Lipa Vota
6 8 1 30 What’s Your Pleasure? Jessie Ware Vota
7 9 6 2 Save Your Tears The Weeknd Vota
8 4 1 18 Magic Kylie Minogue Vota
9 13 1 52 Physical Dua Lipa Vota
10 10 1 Perra Rigoberta Bandini Vota
11 7 1 14 El encuentro Alizzz, Amaia Vota
12 11 1 24 Midnight Sky Miley Cyrus Vota
13 16 10 20 In Spain We Call It Soledad Rigoberta Bandini Vota
14 10 1 63 Blinding Lights The Weeknd Vota
15 14 1 66 Don’t Start Now Dua Lipa Vota
16 17 9 7 willow Taylor Swift Vota
17 12 1 27 Say Something Kylie Minogue Vota
18 15 15 2 Comerte entera C. Tangana Vota
19 18 7 15 Demasiadas mujeres C. Tangana Vota
20 21 9 5 Prisoner Miley Cyrus, Dua Lipa Vota
21 20 3 12 Tú me dejaste de querer C. Tangana, Niño de Elche, La Húngara Vota
22 28 22 2 drivers license Olivia Rodrigo Vota
23 29 23 3 Too Many Drugs Rigoberta Bandini Vota
24 22 22 4 Good Days SZA Vota
25 24 24 2 Lose Your Head London Grammar Vota
26 23 23 7 The Divine Chord The Avalanches, MGMT, Johnny Marr Vota
27 26 12 10 Man’s World Marina Vota
28 28 1 Apricots Bicep Vota
29 25 25 2 Your Body Changes Everything (Boy Harsher Remix) Perfume Genius Vota
30 19 5 45 In Your Eyes The Weeknd Vota
31 32 12 4 El negacionista Los Planetas Vota
32 35 24 9 Autorretrato Tulsa Vota
33 33 33 2 Tumbado en el jardín viendo atardecer Sen Senra Vota
34 27 20 10 Sweet Melody Little Mix Vota
35 37 11 9 Lo que te falta Soleá Morente Vota
36 38 32 8 Free SAULT Vota
37 30 9 10 Entre las dos Miranda!, Javiera Mena Vota
38 40 19 7 Nuestro nombre Natalia Lacunza Vota
39 38 1 Come In Closer Rhye Vota
40 36 22 3 Treat People with Kindness Harry Styles Vota
Candidatos Canción Artista
Murcia Delenda Est Alexanderplatz Vota
Bailo x fuera, lloro x dentro Blackpanda Vota
Amén Babi Vota
Baila conmigo Selena Gomez, Rauw Alejandro Vota
Teletecho Cala Vento, Amaral Vota
Hope Arlo Parks Vota
El Mundo Love of Lesbian Vota
Hold Yourself tune-yards Vota
Deal With It Ashnikko Vota
Don’t Judge Me FKA twigs, Headie One, Fred again Vota
Nudge It Sleaford Mods Vota

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‘It’s a Sin’ es un acercamiento al sida en los 80 entretenido pero superficial

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Russell T. Davies, creador de ‘Queer as Folk’, el revival de ‘Doctor Who’ o la reciente ‘Years and Years’, siempre comprometido con representar al colectivo LGBT en sus obras, regresa con ‘It’s A Sin’, una miniserie de 5 capítulos que narra la vida de varios jóvenes homosexuales durante los años 80 en Londres en plena crisis del sida. La serie aborda tanto la ignorancia absoluta del tema por parte del colectivo como la toma de conciencia y el surgimiento de grupos activistas que luchaban por la investigación de una cura.

Olly Alexander, líder de Years & Years –curiosa coincidencia- interpreta a un joven de 18 años que sale de su pequeño pueblo de provincias para estudiar en Londres. En la universidad conoce a Jill, que se convertirá en su mejor amiga y a Ash, el primer chico en el que se fija. Más tarde acabarán viviendo juntos con Roscoe, un chico repudiado por su familia que trabaja en un club nocturno, y Colin, un joven galés muy tímido que se gana la vida como sastre. Suena estereotipado y, en efecto, lo es. Pero el principal problema con sus personajes no es solamente que sean clichés andantes sino que no están desarrollados: realmente nunca conocemos nada de ellos. Davies da pinceladas por aquí y por allá pero no indaga en sus personalidades, en su manera de ver el mundo o en sus objetivos vitales, y cuando lo hace es de forma tan breve y superficial que no logra que los comprendamos. Especialmente llama la atención el personaje de Jill, interpretado por Lydia West, cuya única función en la serie parece ser la de cuidar a todos los gays que le rodean. No hay mucho más donde rascar del que probablemente sea el personaje que más tiempo tiene en pantalla.

Desgraciadamente la serie no es solo esquemática en ese aspecto, también lo es en el terreno narrativo, resolviendo tramas a través de flashbacks explicativos que sacan a relucir unas habilidades narrativas un tanto deficientes. Sin duda, se hubiera beneficiado de una mayor duración, cuidando más el desarrollo de sus tramas y profundizando más en detalle en el contexto político y en el auge del activismo (especialmente porque hay una escena sobre ello que no va a ningún sitio y solo sirve como recurso para revelar información importante de un personaje).

Parte del problema reside en esa obsesión habitual de las series de televisión con que haya giros de guion cada dos minutos: pasan demasiadas cosas todo el rato y no hay espacio para la reflexión ni para conseguir calar verdaderamente hondo en el espectador. Cierto es, que esta es un arma de doble filo, ya que también ‘It’s a Sin’ consigue que gracias a su ritmo frenético se devoren los capítulos casi sin darse uno cuenta. Si las intenciones de Davies eran las de hacer una obra que acercara el tema del sida al gran público de forma accesible y entretenida, se puede considerar a ‘It’s A Sin’ como un éxito. Y dentro de sus virtudes también está la de añadir cierta luz a esos años desde la nostalgia, pese al horror que vendría posteriormente. Lo que vino antes fueron momentos felices y libres para un colectivo que siempre había estado reprimido y por primera vez comenzaba a mostrarse visible. Peter Hoar, director de los cinco capítulos, en esos instantes logra crear una alegría contagiosa, una sensación de júbilo en el espectador al ver a jóvenes liberados, descubriéndose, yéndose de fiesta, ligando, etc. haciendo que durante esas secuencias se nos olvide la nube negra que irremediablemente se aproxima sobre ellos.

Finalmente ‘It’s A Sin’ deja la sensación de que podría haber llegado mucho más lejos si se hubiera centrado más en el tema que está tratando en lugar de preocuparse tanto por complacer al espectador. Davies, quien a buen seguro conoce las circunstancias y las situaciones que se retratan, ofrece una visión más bien periférica de un asunto que requería de mayor valentía a la hora de lidiar con él, pues parece venir de alguien que solo ha oído hablar del sida alguna vez en las noticias. Y aunque las comparaciones sean injustas, por similitud temática, resulta inevitable no pensar en el impresionante, poderoso y enfurecido retrato del asunto que ofrecía Robin Campillo en 2017 con ‘120 pulsaciones por minuto’ y en lo convencional y blanda que resulta ‘It’s A Sin’ en comparación, por muy entretenida que sea. 6.

Marilyn Manson, expulsado de su sello, pese a negar las acusaciones de abusos

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Marilyn Manson ha sido acusado de abusos sexuales y psicológicos por varias mujeres que han compartido relaciones románticas con él. Entre ellas se encuentra la actriz Evan Rachel Wood, que empezó a salir con Brian Warner cuando tenía 20 años y apareció en el videoclip de ‘Heart-Shaped Glasses’. Al lanzamiento de ‘WE ARE CHAOS‘ no fueron pocas las voces que insinuaron que Warner merecía ser desenmascarado por su comportamiento tóxico hacia las mujeres, sin que nadie diera el paso de nombrarlo explícitamente.

Es lo que han hecho ahora Wood y otras mujeres. La primera ha compartido en Instagram el siguiente comunicado: «El nombre de mi abusador es Brian Warner, más conocido por el mundo por el alias de Marilyn Manson. Él empezó a seducirme cuando era una adolescente y durante años abusó de mí de manera horripilante. Me lavó el cerebro y manipuló para ser sumisa hacia él. Estoy harta de vivir con miedo a recibir represalias, calumnias o chantajes. Estoy aquí para desenmascarar a este peligroso hombre y para poner en su sitio a las industrias que han permitido su comportamiento antes de que arruine más vidas. Expreso mi apoyo a todas las víctimas que ya no van a permanecer calladas».

También en Instagram, Wood ha reproducido a través de los stories varias acusaciones vertidas hacia Manson por mujeres que aseguran haber sido también víctimas de sus abusos, los cuales incluyen graves actos de amenazas, coerción y violencia física y sexual. Una de las mujeres, Gabriella, acusa a Manson de haberla atado y violado en la habitación de un hotel. Otras mujeres explican que Manson les impedía acercarse a otras personas contándoles que estas padecían sida y que eran «asquerosas», subrayan su adicción a las drogas o señalan que el músico es aficionado a utilizar «tácticas de control de la mente y de tortura» para controlar a sus parejas.

Hace unos meses, el locutor de radio Dan Cleary, quien fue asistente personal de Manson entre los años 2014 y 2015, daba credibilidad a todas las acusaciones dirigidas abiertamente a Warner: «Vi de primera mano lo violento y abusivo que era con su novia de entonces, Lindsay. La amenazaba con matarla, rajarla, enterrarla y humillarla delante de todo el mundo. Él disfrutaba haciéndola llorar y hacerle sentir miedo hacia él». Cleary, que ha asegurado no haber dicho nada antes por miedo a perder su trabajo por lo difícil que es encontrar oficio en la industria de la música, agradece a Manson por haberle dado trabajo pero indica que, a pesar de ser un «músico brillante», también es un «drogadicto que abusa psicológicamente de las personas».

La imagen pública de Manson, un artista detestado sobre todo por el sector más conservador y religioso, se ha ido enturbiando en los últimos años de manera irreparable. Ya en 2018, una actriz le acusó de acosar sexualmente a varias mujeres durante un rodaje. Quien tuviera a Manson en un pedestal por sus brillantes letras en las que criticaba la hipocresía de la sociedad americana o por sus esclarecedoras declaraciones sobre los asesinos de Columbine, ahora probablemente ve derrumbarse a un mito que parece haber asumido su papel de «anticristo» también detrás de los focos.

El artista, no obstante, ha negado las acusaciones a través de un comunicado en Instagram que dice así: “Obviamente, mi arte y mi vida han sido siempre imanes para la controversia, pero las recientes acusaciones sobre mí son horribles distorsiones de la realidad. Mis relaciones íntimas han sido siempre consensuadas por completo. Independientemente de cómo y por qué se esté elegiendo malinterpretar el pasado, esa es la verdad”.

Sin embargo, este comunicado no ha sido suficiente para que Loma Vista Recordings, que había editado los últimos trabajos de Marilyn Manson, se mantenga al margen. Desde el sello han decidido dejar de trabajar con él, como han expresado en este texto: “Debido a las acusaciones desagradables realizadas hoy por Evan Rachel Wood y otras mujeres nombrando a Marilyn Manson como abusador, Loma Vista va a dejar de promocionar su último álbum de manera inmediata. Debido a esto, también hemos decidido no trabajar con Marilyn Manson en ningún proyecto en el futuro”.

‘Dirrty’ de Christina Aguilera: la guarrada sideral que cambió el pop femenino

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Cuando Christina Aguilera lanzó ‘Dirrty’, la opinión pública definió su nueva imagen como “la mujer reptil más repulsiva del mundo” (Entertainment Weekly), “parece que viene directa de una convención de furcias intergalácticas” (Time), “me ha dado una enfermedad venérea solo de verla” (Tina Fey). Algunos canales de música se negaron a emitirlo describiéndolo como “una violación en grupo”. Y compañeras como Kelly Osbourne, Jessica Simpson o Shakira aseguraron que Christina había ido demasiado lejos. Pero casi 20 años después de su estreno, ‘Dirrty’ pervive como la aportación más importante de Christina Aguilera a la cultura popular. Un antes y un después en el tratamiento de la sexualidad femenina en el pop. Y una guarrada alucinante.

En dos años, Christina Aguilera vendió 17 millones de discos sin tener identidad como artista. Su discográfica, RCA, la promocionó como una “Britney que sabe cantar”, pero Britney parecía tener un don sobrenatural para generar momentos icónicos: el vídeo de ‘…Baby One More Time’, la portada de la Rolling Stone con el Teletubbie, la actuación con la serpiente en los premios MTV. Esta dicotomía culminó en los Grammy de 2000: Christina Aguilera ganó el premio a artista revelación, pero no fue invitada a actuar en la ceremonia. Britney sí. Christina era una buena cantante, Britney era un espectáculo.

Había detalles que sugerían que Aguilera tenía más experiencia de la vida que Spears. Sus amigas en el vídeo de ‘Genie in a Bottle’ eran de razas diversas (aunque, eso sí, todas tenían una estética clónica) y todos sus bailarines eran chicos: se trataba de una fiesta nocturna en la playa, con todo lo que eso sugiere, en la que Christina bailaba rodeada de ocho hombres, cantaba para su novio subida al capó de un coche y acababa tumbada en la arena al amanecer. En ‘What a Girl Wants’ bailaba para su novio en agradecimiento por… tratarla como a un ser humano. La diferencia implícita entre Britney y Christina era que Christina, aunque fuese una muchacha decente, sí sabía lo que era el sexo.

Porque la clave del producto Britney era que su erotismo siempre pareciese accidental: convirtió su virginidad en un asunto de Estado, iba por ahí diciendo que lo de salir vestida de colegiala y anudarse la camisa había sido idea suya y que no entendía tanto revuelo porque, al fin y al cabo, ella era una colegiala; literalmente cantó una canción (‘Oops… I Did It Again’) sobre provocar a un chico sin darse cuenta; y cuando sexualizó su sonido y su imagen con ‘I’m A Slave 4 U’ insistió en que la letra se refería a ser esclava de la música. El mensaje de Britney era “cualquier calor que sientas al verme es cosa tuya”. Y ahí fue donde Christina Aguilera encontró un hueco para adelantar a su rival por la izquierda: controlar su erotismo, ser consciente de su imagen y manejar su propia carrera. Lo primero que hizo fue despedir a su manager.

“En aquel momento las estrellas del pop teníamos que representar una inocencia ciega”, recordaría Aguilera años después. “Y yo no quería jugar a ese juego. Yo no era esa chica. Debería haberme sentido en la cima del mundo, pero no tenía un buen manager y se tomaron decisiones equivocadas. Me hacían trabajar sin parar y no había nadie que estuviese de mi parte”. Tras una gira que ella describiría como “infernal”, su equipo anunció que la cantante había sufrido el clásico “mental breakdown”.

Mientras Spears repetía la hazaña con dos álbumes evento (‘Oops… I Did It Again’ y ‘Britney’), Aguilera lanzó un disco en castellano y otro navideño. Su primera discográfica publicó un álbum de maquetas sin su consentimiento. Hizo un dúo con Ricky Martin. Estos tumbos quizá devaluasen su impacto cultural, al no quedar claro quién era Christina Aguilera como artista, pero en 2001 ‘Lady Marmalade’ la convertiría por primera vez en un icono.

Tanto la canción como el vídeo trataban a Christina Aguilera como a una superestrella: era mejor cantante y más famosa que las demás (Mya, Pink y Lil’ Kim), la estructura de la canción generaba una anticipación épica según se iba acercando su estrofa y MTV emitía el vídeo acreditando como artista a “Christina Aguilera Et Al.”. En ‘Lady Marmalade’ ella jugó todas las cartas que Britney no podía jugar. Adoptaba una identidad nueva (mediante una peluca inmensa, un corsé minúsculo y un maquillaje del que todos los foros de la época hicieron el chiste con la escopeta de Homer) mientras Britney no podía permitirse ser otra cosa que Britney. ‘Lady Marmalade’ apelaba al público queer, a la estética drag y a la cultura negra mientras Britney jamás se distanciaría de su centro de gravedad blanco normativo. ‘Lady Marmalade’ convirtió a Christina Aguilera, por fin, en una estrella de verdad.

Una noche estaba en una discoteca y se encerró en el baño. Tenía un ataque de ira. Normalmente conseguía aliviarse tirando bolsas de té contra la pared o simulando ser la protagonista de una película de terror, pero esta vez no era capaz de calmarse. Christina acababa de romper con su primer amor, su bailarín Jorge Santos, porque él era incapaz de asumir que su novia fuese también su jefa. Entonces un amigo entró en el baño con una copa de champán y la animó a tirarla contra la pared. Christina lo hizo y se sintió “la hostia de bien”. Rompió una docena de copas más. Al día siguiente, encargó que trajeran a su casa varias cajas de copas, vasos y platos. Había encontrado su nuevo método para desestresarse.

El álbum ‘Stripped’ canalizaría toda esta ansiedad y, a la vez, representaría un ritual de madurez para la imagen de Christina Aguilera. Para ello contó con Scott Storch (productor de Snoop Dog, Busta Rhymes o Dr. Dre), Glenn Ballard (Michael Jackson, Alanis Morissette, Aerosmith) y Linda Perry (líder de 4 Non Blondes que había guiado la transición de Pink entre su primer disco urbano y el sonido pop-rock de ‘Get This Party Started’). También aparecían por ahí Alicia Keys, Dave Navarro o Lil’ Kim, en una canción (‘Can’t Hold Us Down’) en la que Aguilera respondía a los insultos de Eminem. (En aquella época Eminem, de 30 años, mencionaba obsesivamente a las cantantes adolescentes en sus raps, llegando a insinuar que Christina le había pegado una infección venérea). En las 20 canciones de ‘Stripped’ la voz de Aguilera volaba desde el hip hop hasta el rock de estadios, el soul, el gospel, las bases latinas, el dancehall, el jazz, el funk, el garage o el drum and bass. Esta diversidad sónica iba acorde con la diversidad de temas que abordaba: la ansiedad, la opresión de su discográfica, la inseguridad física, la traición de sus allegados, el machismo, la autoestima, la emancipación, el placer sexual, su primer desamor o los malos tratos que sufrieron ella y su madre durante sus primeros cinco años de vida.

Fue entonces cuando Aguilera empezó a contar la versión completa de su historia de vocación infantil (“Me pasaba las tardes cantándoles a mis peluches”) y desveló que si pasaba tantas horas cantando en su habitación era para no escuchar los gritos de su madre. En una ocasión su padre, un militar ecuatoriano, estranguló a su madre con una chaqueta del ejército.

El primer single debía proclamar esta nueva identidad. Debía romper copas contra la pared. Aguilera le pidió a Rockwilder que le hiciese algo en la línea de su producción para el rapero Redman, ‘Let’s Get Dirty’. Lo que él le propuso era prácticamente un remake pop de ‘Let’s Get Dirty’ titulado ‘Dirty’. Después se duplicó la R para sugerir Rated R: no apto para menores. Las similitudes eran tan obvias que Aguilera propuso invitar al propio Redman a rapear en su canción. Para el videoclip la cantante quería una orgía postapocalítica que “oliese fuerte” ambientada en un tugurio ilegal, así que eligió al fotógrafo David LaChapelle. Su estética era plástica, su imaginario apelaba a los fetiches sexuales y estaba obsesionado con la cultura de la celebridad.

En ‘Dirrty’ Christina aparecía con un pelo rubio sucio invadido por unas rastas negras y vestida con un bikini como parte de arriba y unas chaparreras de cuero sin pantalones (dejando a la vista unas bragas con una X impresa en el trasero) como parte de abajo. Apenas tenía cejas, llevaba rodilleras y más que delgada parecía anémica. Un erotismo hiperbólico que parecía parodiar a la Britney de ‘I’m A Slave 4 U’: Aguilera salía tan sexual que casi provocaba rechazo.

«Slut drop, turismo sexual, sexo con menores, lluvia dorada y más: así fue el vídeo de ‘Dirrty'»

Primero la bajaban a un ring de boxeo metida en una jaula (símbolo de su primera etapa en la industria musical) y en cuanto salía de ella se liaba a puñetazos con una mujer que llevaba una máscara de luchador mexicano. Después bailaba encima de una mesa haciendo twerking (con una negra que se ponía de rodillas ante ella), simulaba una masturbación y se encaramaba a un bailarín para restregarse contra él. Aquel vídeo introdujo el movimiento “slut drop” en el mainstream, que consiste en ponerse de cuclillas y (esto es opcional) abrir y cerrar las rodillas o incorporarse con el culo en pompa. Al final Christina bailaba en un baño masculino encharcado.

Que salgan gallos de pelea en un momento dado confirma que esa fiesta está ocurriendo al margen de la legalidad. O, dicho de otro modo, fuera del sistema. A lo largo del videoclip aparecen varios kinks sexuales: su atuendo de colegiala porno, la gente disfrazada de peluches gigantes (erotismo “furry”), el lavabo de hombres cuyo suelo está encharcado y salpica a Aguilera y sus bailarinas (lluvia dorada) o los azotes, las máscaras y las jaulas que sugieren prácticas sadomasoquistas. En un momento dado se puede ver a una mujer tumbada dentro de un agujero de manera que sus piernas están al otro lado de la pared (y cada uno que se imagine lo que está ocurriendo a ese otro lado). Hay dos pósters en tailandés, uno dice “Turismo sexual en Tailandia” y otro “Chicas menores de edad”. Mientras descansaba en su esquina del ring, Christina abre la boca para que le echen agua como si estuviese en un gang bang.

“En aquella época no había iPhones y la gente no hacía fotos”, recuerda el coreógrafo Jeri Slaughter: “En las discotecas bailábamos sobre las mesas y nos restregábamos con chicos y con chicas. Christina sacó en un videoclip las cosas que la gente hacía solo a puerta cerrada”. La falda de colegiala era tan corta que cuando la cantante se agachaba se le veían las bragas rojas, así que LaChapelle eliminó esos planos. Aguilera insistió en mantenerlos en el vídeo.

Britney y Christina suponían la primera consecuencia integral del impacto de Madonna. Pertenecían a la primera generación de artistas que había crecido con Madonna y no conocía el mundo sin ella, de modo que la tenían completamente asimilada. Que un artista pop experimentase con su identidad ya no era una extravagancia sino una obligación. Si Madonna había explotado la sexualidad en sus videoclips, Aguilera apostaba directamente por el sexo. Pero la diferencia es que Madonna, a diferencia de Aguilera y sobre todo Spears, siempre estuvo en control de su carrera.

Es importante destacar que en ‘Dirrty’ ella no se declaraba sucia, sino que quería ensuciarse (“Wanna get dirty”) más como un juego, lo cual sugiere que su suciedad es un estado transitorio: puede comportarse como una golfa durante una noche, pero eso no significa que sea una golfa en general. Aquella identidad se trataba de un alter ego temporal con el que Aguilera quería experimentar, del mismo modo que en ‘Can’t Hold Us Down’ adoptaría una estética y actitud de gueto sin ser ella nada de eso. Por supuesto, ‘Dirrty’ era un safari por la marginalidad: si Christina cantaba que “seguro que alguien llama a la policía” era porque una chica blanca y rubia como ella, a diferencia de sus bailarinas negras, no le tenía ningún miedo a vivir un encontronazo con un policía.

Otro mensaje implícito, con el conflicto de autoestima que conlleva, es el hecho de que Aguilera recurriese a Redman para conseguir credibilidad callejera. Se trata del enésimo cliché de la niña buena y el chico malo pero con el añadido de que Redman había colaborado con Eminem en ‘Off The Wall’. En aquella canción, Eminem rapeaba: “Hombres gordos y calvos decidieron escribir canciones y enseñar a cantar a las Mosqueteras. Aterrorizaré a Christina Aguilera arrastrándola del pelo por todo el Sáhara. Puta”. Que ella luego invitase a Redman para restregarse contra él en el vídeo de ‘Dirrty’ es una recreación de la dinámica de instituto en la que un tío le ríe las gracias a su colega el que te llama puta y al día siguiente te pide salir.

Aunque muchos consideraron ‘Dirrty’ un intento “desesperado y estridente” por llamar la atención, Aguilera insistía en que solo estaba expresando su verdadera personalidad. “Tengo mucha agresividad dentro que necesito sacar de una manera no demasiado precisa o articulada”, explicaba Aguilera. “Para mantener mi propia cordura, independientemente de hacia dónde fuese la industria de la música, necesitaba ser yo misma. La imagen de mis inicios me parecía falsa, superficial e impostada. Era muy difícil para mí seguir manteniéndola. Yo odiaba ser esa chica. La gente quiere ver a las chicas rubias como niñas buenas y no es que yo esté intentando ser mala, solo ser yo misma. La gente sigue sin saber quién soy. Mira a van Gogh. No vendió ni un cuadro en vida. El pobre tuvo que regalarlos. Como Basquiat. Pero si eso es lo que hace falta para ser un artista estoy dispuesta a sufrir”. Aguilera también cuestionaba la estrategia moralista de compañeras como Britney o Beyoncé, otra que proclamaba su virginidad. “Están desesperadas por parecer dulces niñas buenas, pero luego las ves en las sesiones de fotos y salen extremadamente sexuales posando con unos minishorts y poco más. ¿Entonces por qué intentan ser virginales en las entrevistas?”, criticaba. “Christina tiene mucho talento, no sé por qué se esconde detrás de todo ese sexo. Cuando vi el videoclip le pregunté si estaba drogada”, declaró Linda Perry. “Pero es que ella es así. Se viste así en el estudio. A la chica no le gusta llevar ropa”. La emblemática columnista de sociedad Liz Smith definió el look de Aguilera en los premios MTV como “uniforme de furcia”.

Su primer gesto de rebeldía contra su discográfica había sido hacerse un piercing en la nariz sin su permiso. A partir de entonces, cada vez que tenía un mal día se hacía otro. Para cuando lanzó ‘Dirrty’ tenía cinco: en la nariz, en el labio, en los pezones y en la vagina. “Ese está hecho de diamantes. No sé ni cuántos. Porque está en un lugar especial de mi cuerpo, es hermoso y caro. Mi ginecólogo y mi depiladora me han felicitado por él”, confesaba Aguilera en una entrevista para Rolling Stone cuya portada sacaba a la cantante desnuda abrazando una guitarra eléctrica.

«En cualquier caso se iban a reír de las estrellas del pop por mojigatas y se iban a reír de ellas por guarras»

“Cuando eres atrevida y abierta, mucha gente se siente amenazada. Especialmente en la América profunda”, lamentaba la cantante. “Vale, salgo medio desnuda en un vídeo. Pero si prestas atención verás que también estoy en el centro. No soy una piva patética en un vídeo de rap, estoy en la posición de poder. Estoy completamente al mano de todo y de todos a mi alrededor”. Pero la liberación sexual de Christina Aguilera era en realidad una trampa perversa. Primero la explotaron sexualmente como Lolita inocente y luego dejaron que ella se rebelase utilizando lo que ella consideraba sus únicas armas: su cuerpo y el sexo. La conclusión era que todas las estrellas del pop, de un modo u otro, debían tener una imagen erótica. Y en cualquier caso se iban a reír de ellas por mojigatas y se iban a reír de ellas por guarras.

El videoclip de ‘Dirtty’ fue parodiado en Saturday Night Live con Sarah Michelle Gellar interpretando a Aguilera y Jimmy Fallon haciendo de LaChapelle. Gellar pedía que cuando ella se agachase un bailarín se tirase un pedo en su cara, bailaba con un culo de babuino postizo y explicaba: “Cuando la gente vea este vídeo dejará de verme como una golfa rubia que hace chicle pop para la industria y empezará a verme como una golfa a secas”.

Mad TV también satirizó a Aguilera con ‘Virginal‘, una versión humorística de ‘Beautiful’ en la que cantaba “como os dio igual verme el vello púbico, he cerrado las piernas; a menos que esta canción tampoco tenga éxito, entonces volveré a ser una puta”. ‘Dirrty’ alcanzó el número 1 en MTV pero se quedó en el 48 de las listas estadounidenses, así que la discográfica se apresuró a lanzar la balada de empoderamiento ‘Beautiful’ para rehabilitar la imagen de Aguilera. ‘Beautiful’ acabaría convirtiéndose en su canción más emblemática, pero su mensaje (“Las palabras no pueden derribarme”) no habría calado tanto si antes Christina no hubiera sufrido todo tipo de escrutinios, humillaciones e insultos por ‘Dirrty’.

«‘Beautiful’ no habría calado tanto si antes Christina no hubiera sufrido todo tipo de escrutinios, humillaciones e insultos por ‘Dirrty'»

‘Stripped’ ha sido definido como “el patrón según el cual se construyen las transiciones de las divas adolescentes a estrellas del pop adultas”, “la introducción a la retórica feminista en el pop para toda una generación” y “la referencia para el pop femenino sincero y crudo posterior”. Otras chicas Disney como Selena Gómez o Demi Lovato han citado aquel álbum como inspiración en sus metamorfosis hacia la madurez musical. Hoy el «slut drop» es tan ubicuo que hasta Lana del Rey se anima a menearse para abajo cuando se siente viva.

En 2008, Lady Gaga demostraría que las mujeres del pop tenían más opciones aparte del sexo para escandalizar, para impactar y para proclamar su identidad. Beyoncé, por ejemplo, nunca ha sido tan relevante culturalmente como cuando renunció a los hits para apostar por proyectos confesionales (‘Lemonade’) y políticos (‘Homecoming’). Para cuando una Miley Cyrus semidesnuda le hizo twerking en la entrepierna a Robin Thicke en 2010, la sexualización de las chicas Disney ya era un cliché en la cultura popular: Cyrus sabía que todo el mundo esperaba que se volviera “una golfa” así que optó por satirizarlo. Su constante desnudez en la etapa ‘Bangerz’ era deliberadamente feísta, grotesca y cero erótica. Taylor Swift es la mayor estrella del pop del planeta y su rebelión ha sido intelectual, económica y profesional. Nunca sexual. “Lo que me venía bien a mí no tiene por qué ser lo que le viene bien a las que vengan después”, aclaraba Aguilera hace un par de años. “Pero aquella fue la manera en que yo me pude sentir poderosa en mi propio cuerpo y mostrar mi fortaleza. Así fue como necesitaba ser cuando tenía 21 años”.

«Cyrus sabía que todo el mundo esperaba que se volviera “una golfa” así que optó por satirizarlo

‘Dirrty’ y ‘Stripped’ supusieron un paso firme en la evolución de la estrella del pop femenina. Britney Spears se convirtió en una fábula de todo lo que está mal en la cultura popular y en un referente a evitar para sus compañeras de profesión. Las popstars actuales son autoconscientes, experimentales y confesionales. Están en control de su carrera musical y de su imagen pública. Y no intentan gustarle a todo el mundo. ‘Stripped’ vendió 10 millones de copias y estuvo dos años generando singles. Y así, Christina Aguilera demostró que era posible ser una estrella del pop comercial y no ser un objeto sino un sujeto. Nada mal para una furcia intergaláctica.

Alexanderplatz / Parques nacionales españoles

Parece mentira que con todos los palos que tocaron Klaus&Kinski, de la música disco al country pasando por la habanera y el kraut, pero había algo en las melodías o en su sucesión de acordes que es tremendamente identificativo. Esa esencia se mantiene viva en el segundo disco del proyecto en solitario de Alejandro Martínez, Alexanderplatz, más conciso que el primero, ‘Muera usted mañana’ (2018). Las canciones siguen jugando con los diferentes géneros que en su caso podemos considerar «habituales», como la bossa de ‘Cinismo para las masas’ o el kraut pop de ‘Un tal vez rotundo’; o incluso pueden irse a sitios donde no tuvieron tiempo de llegar Klaus&Kinski, como el inicio tan Ramones de ‘Isabel como Fernando’. Y aun así continúan sonando a Klaus&Kinski, solo que ahora entonadas por Alejandro.

Salvo por lo que se sigue echando de menos la voz de Marina Gómez-Carruthers, que tanta personalidad aportó al proyecto, pese a las críticas, esto no es malo: por muchos herederos que hayamos querido buscar, lo cierto es que ningún grupo ha terminado de coger el testigo de la genialidad del dúo murciano. Lo más parecido que nos podía venir a la mente fueron Hazte Lapón y también se separaron. Quizá sus posibilidades se fueron por el desagüe en un tsunami de trap, reggaetón y sucedáneos de Vetusta Morla y/o Los Planetas. El caso es que aquí ya casi ni nos acordamos de lo que a Martínez y Gómez-Carruthers les gustaba la banda de J, pues la base de Alexanderplatz se ampara por un lado más bien en el kraut pop y las cajas de ritmo y por otro más bien en la balada y la guitarra clásicas.

Se presentaba ‘Parques nacionales españoles’ con el vídeo de ‘Murcia Delenda Est’, el cual lo define muy bien. Se trata de una canción de despedida, ilustrada con un clip en el que vemos a un «Sócrates murciano» hablando de la belleza, la verdad y el bien, apelando a las ideas sublimes, hasta que la realidad se impone, siendo la realidad un policía municipal que disuelve su clase. Las composiciones de Alejandro continúan tan preocupadas por la cuestión filosófica como siempre, pero con la cotidianidad irrumpiendo a través del humor o la tragedia.

Así, concretamente nos habla de cuestiones como la fe y la confianza (‘Cinismo para las masas’), la duda (‘Un tal vez rotundo’), lo único que perdura a través del paso del tiempo (‘La cosa’), la incertidumbre y la muerte (‘Sindicato vertical de enterradores’), la ausencia (‘Mausoleo’) y la ausencia con imaginería alemana como a él le gusta (‘Spanien’). En ocasiones, es el título del tema lo que da la nota de humor o el sentido último, a menudo entremezclándose el desamor con el desencanto social. «Todo es absolutamente falso salvo alguna cosa» es una de las frases más recordadas del ex presidente del gobierno Mariano Rajoy, y aquí parece dar lugar a un tema que, llamado ‘Todo es verdad salvo alguna cosa’, habla sobre las necesidades más básicas, el contrapunto del ego y «lo que viene con la edad».

Musicalmente, pese a que el lado más folclórico fue mi favorito de Klaus&Kinski, muy especialmente en el bolero ‘Mengèle y el amor’ y el pasodoble ‘El rey del mambo y la reina de Saba’, en este caso ‘Mausoleo’ y ‘Cinismo para las masas’ cuentan con desarrollos más modestos. Es en el maravilloso puente instrumental de ‘Un tal vez rotundo’, en el guiño a OMD -más que a ‘Drive’- de ‘La cosa’, en el aparente recuerdo a Mazzy Star de ‘Sindicato vertical para enterradores’ o el cierre casi swing de ‘Paseo por el río’ donde volvemos a encontrar a uno de los autores más inquietos y versátiles del pop en castellano.

Tony Bennett, que publicará un segundo disco con Lady Gaga, padece Alzhéimer

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Tony Bennett padece Alzhéimer, según ha hecho público hoy lunes su familia en una revista y reproducen medios como CBS News. El cantante, de 94 años, fue diagnosticado de su enfermedad en el año 2016, tras sufrir un episodio después de un concierto en el que reconoció a su mujer, Susan Benedetto, haber olvidado los nombres de sus músicos.

La revista citada explica que cantar «ha salvado» a Bennett y desvela que, una vez diagnosticado, el intérprete de ‘The Way You Look Tonight’ ha llegado a grabar un segundo álbum de estándares del jazz con Lady Gaga, junto a la que, en 2014, editó el álbum ‘Cheek to Cheek‘. Bennett y Gaga presentaron este disco juntos de gira en el año 2015, cuando se les pudo ver actuar en Gerona. La grabación de la segunda parte de ‘Cheek to Cheek’ ha quedado documentada en vídeo, lo que incluye un episodio narrado por la revista en el que Gaga recuerda a Bennett aquella gira y él, que luce «perdido» y «desconcertado», parece no recordarla. En otro episodio, Gaga observa a Bennett cantar una canción de amor antes de romper a llorar.

Tony Bennett, que ha publicado 60 álbumes de estudio desde que lanzó su primer disco en el año 1952, y ha ganado 18 premios Grammy, es conocido por sus interpretaciones de estándares del cancionero popular americano, pero también por su compromiso político en defensa de los derechos sociales: el artista llegó a participar en la manifestación de Selma de 1965 junto a Martin Luther King y no ha escatimado en críticas hacia la política estadounidense. En Instagram, Bennett ha dedicado unas palabras de agradecimiento a su mujer y a su familia por el apoyo: «la vida es un regalo, también con Alzhéimer».

Blackpanda apelan a la generación que «baila x fuera» y «llora x dentro»

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Muchos ya conoceréis al dúo madrileño Blackpanda, formado por Marta Marlo y Andrés Lim gracias a su pepinazo ‘Aunque me duela‘ y también a ‘Antes de que acabe el verano’, que acababa en nuestra lista de mejores canciones de 2020. Terminaban el año compartiendo una versión de ‘Te estoy amando locamente‘, el clásico de Las Grecas, y 2021 lo han comenzado compartiendo un nuevo tema llamado ‘Bailo x Fuera Lloro x Dentro’ que es hoy nuestra «Canción del Día». Foto: Claudia Maturana.

Blackpanda dedican esta canción a una generación que brilla a pesar de las muchas dificultades: «Como jóvenes de esta sociedad, queríamos reflejar las luces y las sombras de una generación llena de sueños y frustraciones, con un irrefrenable deseo de bailar, de prosperar, de transgredir… en contraste con un profundo dolor y una pena que en ocasiones nos inunda fuertemente (…) Esta canción es un dibujo del potencial individual, de la chispa que nos hace movernos y bailar hasta que no podemos más, de la luz que desprendemos, pero también es una puerta abierta que muestra la ansiedad, la depresión y la soledad que sentimos al mismo tiempo. Un fuerte contraste de emociones con las que lidiamos día a día. Un grito a la evasión a través de estados alterados de conciencia, para poder afrontar la realidad».

Es por eso que en la letra se apela a un «corazón roto», a cuerpos «enganchados a la química», y una vida hecha «pedazos», si bien la música, luminosa, bailable, e influida por el synthwave, la música disco y en menor medida el rap y el góspel, funcionan a modo de contraste. Una canción muy breve, de estribillo in crescendo, que empieza con un teclado épico y termina tras el segundo grupo de «Naaa naranana naranaranana», casi dejando con ganas de un mayor desarrollo, aunque atrapando a su vez, por eso.

Lo mejor del mes:

Flores en el estiércol: 40 gemas musicales rescatadas de 2020

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A estas alturas es ya una obviedad recurrente apuntar que 2020 ha sido El Año de Mierda (AKA annus horribilis) para toda una generación y a nivel global –aunque incluso en esto habremos sido de nuevo unos privilegiados–. Pero es que encima 2021 ha empezado tan jevimetal que refuerza el leitmotiv que da origen a esta nueva sección: rescatar “Flores en el estiércol” –un guiño al genio de uno de nuestros/mis referentes, Fernando Alfaro–, apartar la mierda con la que tenemos que lidiar cada día dentro y fuera de nuestros refugios físicos y metafóricos para encontrar algo de luz, perlas coloreadas que hacen que, pese a todo, vivir valga la pena. [Fotos: Jane Birkin, por Nathaniel Goldberg; Orquesta.]

En “Flores en el estiércol” reuniré periódicamente algunas de mis canciones favoritas de las semanas previas. Tan simple como eso. No serán canciones que ya hayan aparecido en el site ya –aunque podrían volver a aparecer como Canción del Día, por ejemplo–, porque la idea es dar foco a canciones y discos para las que apenas queda espacio en la ya recurrente avalancha de novedades del pop, imposible de abarcar. Y no es que se trate de canciones ni mejores ni peores (ni más indies ni menos mainstream, ni más elitistas ni menos guays, etcétera) que las que podemos encontrar en otros artículos del site. Simplemente es música que podría pasar inadvertida y no lo merece.

Así que para este primer “episodio” de “Flores en el estiércol” he pensado que no había mejor manera de comenzar que seleccionando algunas (no todas, porque sería insufrible) de las gemas del año pasado editadas en su mayoría (aunque no todas) durante el tiempo que he permanecido al margen del site. Joyas que, ante el riesgo de quedar sepultadas en el olvido a poco que las novedades de estas primeras semanas de 2021 comiencen a abrumarnos, he rescatado en una playlist que condensa singles, EPs y álbumes publicados en 2020 que bien merecen una escucha, si no se la habías dado ya. Dado que es una selección muy personal, será inevitable que tengan un nexo común pese a la diversidad estética y generacional de los artistas seleccionados. Serán canciones que destaquen por su melodía, su gancho, sus arreglos… o por todo ello a un tiempo. Pero, sobre todo, serán canciones que respiren cierta atemporalidad, ajena al ruido y la urgencia (aunque a menudo pecarán de ambas, de forma más literal) inherentes al mundo contemporáneo.

No quiero confundir: todo esto no quiere decir que nos olvidemos de nombres y sonidos de presente y futuro. De hecho, en la selección de este primer “volumen” tenemos, por ejemplo, a promesas del ámbito internacional como KennyHoopla ­–que no te engañen su nombre ni su estética: aunque pueda pasar por una nueva estrella del trap, su pop es tan abierto y heterogéneo que en su último single colabora el mismísimo Travis Baker de blink 182­–, Haley Heynderickx –puede parecer una cantautora a lo Joanna Newsom más, pero canciones como ‘The Bug Collector’ de su primer disco ‘I Need to Start a Garden’ muestran que tiene algo especial, diferente–, Biig Piig –la medio española Jess Smyth, que ha ganado recientemente el JNSP Song Contest de nuestros foros, avanza con paso firme y grandes canciones como ‘Feels Right’ hacia su álbum debut– o Matt Maeson –si bien debutó a lo grande en 2019, el pasado año daba la campanada con ‘Hallucinogenics’, número 1 de Billboard que cautivó a Lana Del Rey hasta el punto de grabar con él una nueva versión–.

Y por supuesto también nuevos nombres del panorama español. Promesas como SIMONA –esta jovencísima artista argentina afincada en Barcelona destaca entre la masa de hip pop contemporáneo por su fantástico equilibrio entre modernidad, emoción, empoderamiento femenino y ecos tradicionalistas, ejemplificada en la delicada y envolvente ‘Clean Baby’–, Orquesta –la cautivadora y emocionante ‘La profe de lengua’ ha sido una de las grandes sorpresas del otoño, que han refrendado después con ‘Inmensa flor’ y ‘Agosto’–, Las Dianas –este joven cuarteto femenino de Granada hace honor a su nombre con cada single–, Margarita Quebrada –el antes dúo (ya trío) prueba con ‘Luces’, tema estrella de su EP debut con Jabalina, que los ecos post-punk están lejos de agotarse 40 años después–, Monte Ventura –el grupo malagueño mostraba en un segundo EP su tino para conjugar folclore patrio y pop de guitarras en tiros tan certeros como ‘Rumbita de los suicidas’– y mirror –si bien el proyecto musical de la cordobesa Irene Espejo parte de la baja fidelidad en ‘Este va a ser el año’, sus resultados llegan a ser tan deslumbrantes como ‘Lo que siempre pasa’, que (quizá involuntariamente) describe tan bien la desazón pandémica–.

Tampoco rehúye esta sección de estilos contemporáneos como los de Anderson .Paak –el carismático artista de Oxnard lanzaba medio de puntillas una deslumbrante ‘JEWELZ’, nueva muestra de que la vigencia del funk y el R&B es total–, Jim E-Stack –el autor en la sombra para artistas del renombre de HAIM, Diplo, Charli XCX o Dominic Fike retomaba su carrera en solitario con un ‘EPHEMERA’ repleto de nombres ilustres como Empress Of, Kacy Hill o Bon Iver, con el que entona la gran ‘Jeanie’–, el shoegaze acerado de Nothing –la tan preciosa como rocosa ‘Say Yes’ es la puerta de entrada perfecta para su nuevo disco, ‘The Great Dismal’, que incluye un tema llamado como el hombre-meme del momento, ‘Bernie Sanders’–, Rostam –el ex-Vampire Weekend ha mostrado con la esquiva pero cálida ‘Unfold You’ que su segundo disco solo, cuando llegue, será de los que valen la pena degustar–, Cleo Sol –tras este nombre no hay otra que la voz femenina de SAULT, la revelación de la temporada, y su debut ‘Rose In the Dark’ es imperdible para los fans del dúo, puesto que aquí también se sitúa a la producción Inflo– o The Japanese House –curiosamente, Justin Vernon hace doblete en la playlist con ‘Dionne’, tema estrella de un reciente EP de la británica Amber Bain–.

E incluso acoge a nombres que, tras etapas de sonidos más tradicionales, han dado un giro a sus propuestas, como Temples –un tema que quedó fuera de las sesiones de ‘Hot Motion’ y que, con la producción de Sean Ono Lennon, muestra un deslumbrante nuevo camino para el trío–, James Vincent McMorrow –la fantástica ‘I Should Go’, producida por Kenny Beats (IDLES, JPEGMAFIA, Denzel Curry)–, Goat Girl –el cuarteto femenino adereza su rock afilado con espíritu bailable en ‘Sad Cowboy’, seductor avance del disco publicado este mismo viernes–, Nilüfer Yanya –la imaginación con las seis cuerdas de la joven británica se envuelve de modernidad en los tres temas de su último EP ‘Feeling Lucky?’, con la magnética y extraña ‘Crash’ a la cabeza–, Sunflower Beam –un hipotético tercer álbum del trío neoyorquino difícilmente podría venir mejor antecedido que por la deslumbrante ‘Moment In the Sun’– o Julia Stone –alejada esta vez de su hermano Angus, la australiana seduce con la pátina audaz de temas como ‘Dance’ (que tiene versión en español y cuyo vídeo han protagonizado nadie menos que Susan Sarandon y Danny Glover), adelanto de un inminente álbum producido por nada menos que Annie Clark, St Vincent–.

Y, por supuesto, no faltan artistas que se mantienen fieles a sus sonidos, pero que no por ello dejan de resultar menos cautivadores. Al frente de ese grupo destacan la reverenciada Jane Birkin –en plena campaña navideña lanzaba ‘Oh! Pardon, tu dormais…’, su primer disco en 12 años con canciones inéditas, en muchos casos compuestas mano a mano con el igualmente venerable Etienne Daho–, Laura Veirs –su divorcio de Tucker Martine no ha impedido que este vuelva a producir su nuevo disco, un ‘My Echo’ que recupera su vertiente de folk imaginativo más reconocible–, Ane Brun –no contenta con deslumbrar con el sinuoso ‘After the Great Storm’, semanas después la sueca lanzaba su reverso más reposado y clásico, ‘How Beauty Holds the Hand of Sorrow’, con singles mágicos como ‘Trust’–, HAERTS –el proyecto comandado por Nini Fabi ha entregado varios adelantos de su próximo álbum, del que destacamos una fleetwoodmac-ista ‘For the Sky’ que devuelve a la actualidad a Ed Droste, vocalista principal de Grizzly Bear–, Birdy –tras hacerse popular por sus versiones, la joven Jasmine van den Boegarde revela su madurez con el precioso EP ‘Piano Sketches’, culminado por una maravillosa ‘Just Like a River Does’ que bien podría haber llevado la firma de Joni Mitchell o Carole King– y Ryan Adams –el ahora denostado músico lanzaba en diciembre, medio de tapadillo, ‘Wednesdays’, un “neilyoungesco” disco cuyo precioso tema principal es toda una declaración de intenciones hacia las víctimas de sus supuestos abusos: ‘I’m Sorry and I Love You’–.

Junto a ellos, cabe también rescatar muy destacables trabajos publicados la pasada temporada por algunos viejos conocidos de nuestra web como Nicole Atkins –la artista que debutara en 2007 con ‘Neptune City’, ha ido haciendo su camino de forma independiente con discos tan soberbios como ‘Goodnight Rondha Lee’ (2017) o el recién publicado ‘Domino’–, Lavender Domino –otro nombre que brilló en los años dorados de Napster y Emule, que han regresado inesperadamente ocho años después con ‘Now Is the Time’–, Emmy The Great –la ex-estrella de semanarios musicales británicos sigue a la suya con trabajos tan bonitos como ‘April / 月音’, que reivindica sus raíces hongkonesas tras la represión en el país por parte del gobierno chino– o Sean Nicholas Savage –el prolífico crooner “sui generis” de Montreal ha sumado un nuevo capítulo a su trayectoria con un ‘Life Is Crazy’ repleto de baladas más-grandes-que-la-vida como ‘Nothing As It Seems’, con coda operística incluida–.

Y, por último, tienen cabida artistas tan interesantes como LÉON –tras aquellos inicios con un pop próximo a la radiofórmula, en su segundo disco ‘Apart’ la joven sueca ha acentuado el carácter orgánico de su música, con torch songs tan magníficas como ‘And It Breaks My Heart‘ o ‘Head and Heart on Fire’–, Tim Heidecker –el conocido cómico es también un prolífico cantautor, publicando meses atrás en el sello de Matthew E. White el magnífico ‘Fear of Death’, con featuring de Weyes Blood incluido–, Chencho Fernández –el veterano músico de la escena alternativa sevillana ha deslumbrado a propios y extraños con unas ‘Baladas de plata’ que se miran en el clasicismo de Gainsbourg o Van Zandt–, Dehd –este trío de indie rock de Chicago ha sido una de las grandes sorpresas del año con su tercer disco ‘Flower of Devotion’, destacado en varias listas anuales gracias a temas tan vibrantes como el irresistible ‘Loner’–, Helena Deland –el debut de la joven cantautora canadiense incluía algo más que simple folk bonito, como muestra el propio corte titular ‘Someone New’–, Katy J Pearson –la de Bristol, una de las revelaciones de 2020 para nosotros, no decepcionaba con un ‘Return’ que encandilará a fans de las sagas de Belle & Sebastian y Camera Obscura–, Nadia Reid –el tercer disco de la neozelandesa engrosa el exquisito catálogo del sello Spacebomb (Natalie Prass, Bedouine…)– o los barceloneses Kiwis –su debut ‘Vida exterior’ tiene en la única canción cantada en castellano, la preciosa ‘Un salto en el corazón’, la mejor presentación para su candoroso pop de guitarras–. 40 joyas musicales, en suma, que prueban que el pasado año también podrá ser recordado por mucho más que tragedias y catástrofes y, de paso, que conforman el tono de esta nueva serie de playlists que espero acojáis con tanto cariño como el que uno ha puesto en ella.

SOPHIE trajo la luz y el color a un mundo material y horrible

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Vivimos en un siglo en el que, obsesionados hasta el sonrojo con nuestra apariencia en las redes sociales, parecemos en permanente búsqueda de nuestra identidad. Parece una de las razones por las que todos los que conocimos su obra, estamos en absoluto shock por la repentina muerte de SOPHIE. En ese contexto, la artista ha cumplido una labor primordial, como si en su propia búsqueda de sí misma nos hubiéramos visto reflejados. Es difícil de olvidar el día que pudimos verla por primera vez en el vídeo de ‘It’s Okay to Cry’ (2017), después de varios años de misterio y fotos extraídas de sesiones, sin la mínima luz, en las que su rostro se hacía sencillamente irreconocible. Muchos lo asociaron a una estrategia de márketing emparentada con los cascos de Daft Punk, el mítico selfie de Burial o la cabeza de ratón de Deadmau5. Pero aquí había algo más. Un mensaje.

En aquel clip SOPHIE se llevaba las manos a la cara, se tocaba sus propios labios pintados y se abrazaba a sí misma como en busca de su propio reconocimiento. Algo que ocuparía parte de las letras de su disco ‘Oil of Every Pearl’s Insides‘, donde ‘Pretending’ hablaba simplemente sobre haber «fingido» toda la vida, y ‘Faceshopping’ realizaba un gran juego de palabras entre Facebook, Photoshop y consumismo. Explicaba el año pasado en un amplio reportaje para la revista que justo responde al nombre de «The Face»: «Este tema es sobre cómo te presentas a ti misma. ¿Eres tú lo que ves en el espejo? ¿Eres la persona que miras en el espejo? ¿Estás realmente en algún punto detrás de todo eso, observando toda la situación? Es sobre intentar averiguar dónde reside tu yo genuino. Es una especie de captura de cómo me sentía dentro de mi cuerpo en un momento particular, con todas las presiones que tiene todo el mundo, simplemente existiendo o desarrollando una especie de personaje público. Es un debate que tiene lugar en mi cabeza, con las mismas preguntas todo el rato, que consideras y sigues considerando». La parte de Cecile Believe en este tema dice así:
«My face is the front of shop
My face is the real shop front
My shop is the face I front
I’m real when I shop my face».

A su muerte, SOPHIE deja exactamente 1 publicación en su Instagram, dedicada a las trans negras. Seguía a 20 personas, casi todas artistas amigas o próximas como Charli XCX y Arca. Es claro que Instagram le importaba muy poquito, pues para ella fue una decepción que el componente visual tuviera una importancia tan suprema en nuestros tiempos. En la primera entrevista televisiva que concedió a este programa alemán que podéis ver bajo estas líneas, recostada sobre una cama, hablaba con frustración del recibimiento que había tenido el vídeo de ‘It’s Okay to Cry’, debido a «la necesidad del público de asociar una imagen a la música». Ella lo que quería era usar su cuerpo «como medio de expresión, no como algo contra lo que luchar».

SOPHIE solía reconocer que se pasaba la mayoría de la vida en frente de un ordenador o unos teclados y que por eso «no le salía de forma natural hablar o relacionarse con otras personas». Su relación con la prensa se la tomaba «poco a poco». Nuestro colaborador Sergio del Amo tuvo la suerte de entrevistarla para Mondosonoro en Barcelona, horas antes del Sónar de 2018, describiéndola como algo esquiva en unos primeros instantes: «su tono de voz es bajísimo y al principio se muestra algo esquiva a contestar, pero a medida que pasan los minutos se relaja». Le confesaba que nunca había querido ser una estrella del pop. «Ponerme debajo el foco no es algo que de siempre quisiera, pero ahora quería hacerlo porque sí sentía la necesidad de poder comunicarme y conectar con el público a través de mi música. Nunca he querido ser una estrella del pop. La gente que realmente me inspira son productores».

Y lo cierto es que conectó enseguida. Hay quien no conocía su trabajo, pues no llegó a trascender del underground. Pero aquellos que lo conocíamos llegamos a estar obsesionados: por eso los mensajes de condolencia sobre su fatídico accidente al resbalar desde una gran altura son tan devastadores. Han escrito sobre ella en las últimas horas Sam Smith, Christine and the Queens, Kelly Lee Owens, Zola Jesus y Delaporte, entre varias decenas. Muchos de ellos la llaman «ángel» y reivindican su carácter «pionero». Uno de los mensajes más emocionantes lo deja BloodPop, quien había colaborado con ella varias veces. Además de elogiar su carácter vanguardista, recuerda lo bien que trababa a sus amigos, «como familia» y cómo siempre «comprobaba que no te encontraras mal aunque ella misma se encontrara mal». Era, además, divertida, y solían reírse, por ejemplo, del «garbo» con el que a BloodPop le gusta aporrear su teclado, para lo cual tuvo a bien utilizar una palabra tan remota como «panache».

Y es que paradójicamente, aunque las producciones de SOPHIE sonasen robóticas y nos hablasen de cosas dolorosas, para el público eran la representación viva de la luz y el color, hasta el punto de que era una pena que justo ella no disfrutase su exposición pública. Chal Ravens en el citado reportaje para The Face del año pasado, realizado a través de Zoom, describía su imagen en la pantalla como “un cuadro de Matisse”. La cantante había encontrado su casa en PC Music, un sello obsesionado con el consumismo en la sociedad capitalista. Conoció a A.G. Cook a través de un par de maquetas colgadas en Soundcloud y enseguida hicieron buenas migas. Una de sus primeras obras maestras fue ‘Hey QT’, una parodia de una bebida ficticia, decorada con toda la luminosidad del arte pop. «Nunca había conocido a alguien como él en mi vida. Es algo muy propio de la comunidad LGTBI el hecho de conectar con otras personas, de crear tu propia comunidad. En su caso podría decir que es la persona con la que más he conectado a nivel musical», decía sobre él.

Charli XCX: «Esto es lo que más mola de todo lo que he oído en mi vida»

Ambos redefinieron lo que en la prensa musical habíamos tildado torpemente de «burbujeante» o «chispeante». Fan de Aphex Twin y de Autechre, se había criado también escuchando la música de Depeche Mode, Timbaland y hip hop, creando una gran confluencia al respecto en canciones de sonido tan reconocible como ‘Lemonade’ o ‘BIPP’, de nuevo, puro color, muy visible incluso en las portadas de los singles. El sello de SOPHIE es tan característico y personal que en ‘Bitch I’m Madonna’, su grabación más popular y en la que colaboró a través de Diplo, es perfectamente identificable cuál es su aportación musical en los minutos 1.21 y 2.02. Es muy evidente de qué canción de Vince Staples se encargó o de qué manera ha impregnado toda la última discografía de Charli XCX. Es claro por qué Charli aún no ha sido capaz de escribir nada sobre SOPHIE en las redes sociales. En 2019 contaba en Vogue cómo SOPHIE le había cambiado la vida: «Sacar ‘Vroom Vroom’ fue un momento clave en mi vida como música, porque sentía que había encontrado a alguien con quien articular mis ideas sonoramente. Sentí que había intentado hacer algo así toda mi vida, pero no había podido encontrar a alguien con la habilidad. Cuando conocí a SOPHIE, le dije: «me entiendes, te entiendo, y me haces sentir algo». Hay muy pocos artistas que me hagan llorar, me pasó con Justice y Uffie a los 14 años, y no me había pasado de nuevo hasta que conocí a SOPHIE. Fue como una avalancha, «joder, esto es lo que más mola de todo lo que he oído en mi vida»».

SOPHIE deja un verdadero arsenal de música por editar, incluyendo un tema muy reciente al que ha hecho referencia BloodPop, y unos temas para ‘Chromatica’ de Lady Gaga que el productor no descartaba hace unos meses que vieran la luz de alguna forma, quizá en algún tipo de edición especial o remezcla. Se llegaron a samplear tubos de escape de un coche para ese disco, si bien al final parece que no encajó en el concepto «vintage» y noventero del álbum.

SOPHIE ha dejado un verdadero arsenal de música inédita

A Del Amo SOPHIE le contó en 2018 que tenía hasta 4 discos ideados. «No todos los temas salen de inmediato. A veces es mejor dejarlos reposar un tiempo para volver a trabajar en ellos cuando te surge una buena idea», decía en aquel entonces. Preguntada si serían EP’s o discos largos, respondía: «Una mezcla. ¡No sé qué es un maldito álbum! La barrera entre el EP y el LP cada vez es más difusa, por eso no puedo definirla. No es algo que me importe. Serán cuatro lanzamientos. Esto es lo que quiero hacer ahora mismo». 2 años más tarde, lo último que supimos vía The Face es que estaba haciendo su segundo disco cuando el confinamiento empezó, por lo que decía que iba a «pensarse dos veces qué dirección tomar.» «Lo que se saque ahora al mundo necesita ser una reacción (a la pandemia) y aprender de esta situación. Tengo la sensación de que se está produciendo algún tipo de cambio de conciencia, quizá porque estoy en un lugar más reflexivo o lo que sea, y tengo curiosidad por saber cómo podría manifestarse musicalmente».

La pandemia ha pillado a SOPHIE en Grecia quizá huyendo del foco todo lo posible. Ya en 2018, cuando vivía en Los Ángeles y no en Londres o Glasgow, donde nació, afirmando que L.A. era una ciudad “que le había ayudado a ser quién era”, pero de la que no le gustaba la dependencia del carnet de conducir; avanzaba que pasaría una temporada en las Islas Griegas para “vivir de una forma más simple”. “A mi pareja también le apetece mucho esa simpleza en estos momentos, así que tenemos muchas ganas de hacerlo”, añadía. Intentando disfrutar de la «simpleza de esos momentos» ha sido que SOPHIE perdía la vida en la madrugada de este sábado en Atenas.

SOPHIE cambió las normas del juego en muy poco tiempo, convirtiéndose con muy pocas canciones en una productora electrónica respetada en todo el mundo, con todo lo que eso representa para la mujer en una industria musical donde las mujeres productoras de primer nivel parecen contarse con los dedos de las manos, y para la visibilidad de las personas trans. Me duele recordar que el viernes por la noche, justo antes del toque de queda, me detuve unos segundos a contemplar la luna llena: la verdad es que en medio de estos 2 años de mierda, estaba excepcionalmente preciosa. Ojalá SOPHIE no hubiera pensado algo parecido. Es muy difícil que muchos volvamos a contemplar una luna llena sin pensar en el himno a lo «inmaterial» que la artista nos dejó. «Sin piernas, ni pelo, sin genes, ni sangre». Una «niña solitaria» que logrará que mucha gente «sea lo que quiera, no importa dónde», jamás «reprimida».

Especiales ‘Euphoria’: las rayadas navideñas de Zendaya y Hunter Schaffer

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‘Euphoria’ (HBO) fue una de las series revelación de 2019, un crudo retrato de la generación post-millennial lleno de inventiva estilística e incisivo discurso social. Una ficción que confirmó a Sam Levinson (‘Nación salvaje’) como uno de los creadores más interesantes de la actualidad. Aun así, ‘Euphoria’ tenía un problema. A partir del “eufórico” cuarto episodio, sin duda la cima expresiva y narrativa de la serie, la historia decaía como un largo domingo de resaca. El comportamiento de algunos personajes resultaba muy poco verosímil y su deriva hacia el thriller bastante forzada.

Estos dos capítulos especiales funcionan como aperitivo de la segunda temporada (aún sin fecha de estreno), y como epílogo de la primera. Dos interludios navideños que ayudan a aclarar las dudas que había dejado el final de la serie y preparan al espectador para continuar la historia.

‘Euphoria: Las rayadas no son eternas’

Rue prepara una raya, se la mete y… Sorpresa: nada de Zendaya subiéndose por las paredes, con luces parpadeantes y música narcótica. Todo lo contario: una hora de conversación entre Rue y Alí, su tutor en las reuniones de rehabilitación, sentados frente a frente en una cafetería; una larga charla en plano-contraplano, solo interrumpida para “echar un cigarrito”, mirar los mensajes del móvil y hacer una llamada mientras suena ‘Me in 20 Years’ de Moses Sumney; un sorprendente cambio de ritmo, que demuestra el talento de Levinson para adaptar la puesta en escena a las exigencias de la narración y para hacer trizas las expectativas del espectador.

Con un ojo puesto en la célebre secuencia del diner de ‘Moonlight’ (2016) y otro en ‘Nighthawks’, la conocidísima pintura de Edward Hopper, el director recrea el ambiente perfecto -triste y sosegado- para narrar un emocionante relato acerca de la adicción, la culpa y el vacío existencial. Un subidón dramático lleno de sinceridad emocional (quizás tenga que ver el pasado como adicto del director), que funciona extraordinariamente bien gracias a la fabulosa planificación del montaje (en la segunda parte los personajes están encuadrados prácticamente en primerísimos primeros planos, incrementando así el impacto dramático de sus palabras), y a la interpretación de los actores: una fabulosa Zendaya y un inconmensurable Colman Domingo. ‘Las rayadas no son eternas’ es un melancólico cuento de navidad, y uno de los mejores episodios de la serie. 9.

‘Euphoria: Los perfectos a m*marla’

Es el capítulo necesario de esta serie. Jules ha estado a la sombra de Rue durante ocho episodios. Casi todo lo que sabemos de ella ha sido a través del punto de vista del personaje interpretado por Zendaya. Por eso, algunas de sus decisiones y comportamientos no se entendían bien o resultaban poco verosímiles. En este segundo episodio especial el director sienta a Jules en el diván de la psicóloga para que se explique a gusto, para que (nos) abra su corazón. Otra charla, otra larga conversación llena de reveladoras confesiones, aunque sin la brillantez formal y narrativa de la primera.

Y eso que empieza muy bien, con un plano del ojo de Jules donde vemos resumidos los momentos vividos por el personaje mientras suena el ‘Liability’ de Lorde. A partir de ahí, Jules verbaliza sus miedos más profundos. La psicóloga toma nota de cuestiones tan interesantes –y suponemos que desarrolladas en la siguiente temporada- como la construcción de la feminidad trans, las consecuencias de la vulnerabilidad afectiva o la compleja naturaleza de las relaciones sociales a través de internet.

Sin embargo, comparándola con la anterior, su tratamiento visual y narrativo resulta algo decepcionante. La conversación no tiene la suficiente fuerza dramática como para mantenerse por sí sola, por lo que el director opta por “agujerearla” a través de varios flashbacks. Algunos son interesantes, como los que describen el estado mental de Jules o la relación con sus padres. Pero otros, como en el que suena ‘Lo vas a olvidar’ de Rosalía y Billie Eilish, resultan excesivamente relamidos e insustanciales. Da la impresión de sobrecarga estilística, de que el director se ha quedado sin mucho más que decir y necesita alargar el capitulo a través de un poco de purpurina visual y sonora.

‘Los perfectos a m*marla’ funciona mejor como adelanto, como enunciación de lo que parece estar por venir (un mayor protagonismo de un personaje tan interesante como Jules y un mayor desarrollo de los temas asociados a ella), que como capítulo independiente con entidad propia. 6,5.

Babi habla del odio hacia uno mismo sobre un precioso riff en ‘Amén’

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Babi es uno de los jóvenes talentos del pop nacional que incluimos entre las mejores canciones de 2020. ‘NASA’ continúa siendo una canción impactante y sobrecogedora desde su modesto minimalismo.

Ya sin aparente vinculación con Sony, pues el sello ha dejado de aparecer como discográfica en sus últimos créditos y hemos dejado de recibir notas de prensa sobre ella, la madrileña de 20 años ha publicado dos canciones que merecen la pena. La última es una canción de autoafirmación dedicada al mundo del negocio y el arte llamada ‘Nací pa’ esto’ («ni me siento poeta ni mierdas de esas»), pero también merece la pena rescatar la que salía el mes pasado. ‘Amén’ es nuestra «Canción del Día».

‘Amén’ se construye sobre un evocador riff de guitarra de corte latino -quizá Brasil, quizá Cuba- que más que tocado parece sampleado, retorcido y customizado. En ocasiones hace pupa y otras veces no llega a desembocar, en sintonía con la torpeza -el mensaje autocrítico- que encontramos en esta letra, que es puro nervio. «No me sé calmar ni con petas, ni con chicles», dice en un momento Babi, que llega a repetirse a sí misma:
«cuanto más te quieren
Cuanto más se adhieren
Cuanto más les entretienes
Cuanto más adquieres, parece que más te odias».

Con un flow un tanto Mala Rodríguez por lo que tiene de expresivo, Babi estructura de manera magistral la grabación, comenzando directamente con ese estribillo en el que afirma que «no se le ha ido la olla», guardándose en la manga, aparte de dos grandes versos, un pre-estribillo con una melodía diferente que también se pega como un «chicle».

Lo mejor del mes:

Anabel Lee / Anabel Lee

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Anabel Lee es un jovencísimo cuarteto de Terrassa de punk-rock. Han sido banda emergente de Vodafone Yu Music Talent y se dieron a conocer con dos versiones, una de Marisol y otra de Don Patricio. Entre sus referentes ellos nombran a Buzzcocks, IDLES o Los Punsetes, aunque no cuesta nada emparentarlos con Mujeres, Airbag o Carolina Durante. No sólo por similitud sónica, sino también patronímica (nombre de chica + chiste), ya que su nombre es realmente Anabel «lee» (de leer), no «Lí» como el poema de Poe y la canción de Radio Futura.

Con todas estas credenciales, su propuesta parece imbatible. Juventud, look, influencias… Incluso el diseño de sus portadas mola. «Escupitajo y codazos», reza su FB. Pero, dentro de la oreja, la cosa se desinfla un poco. En este debut está todo muy bien puesto: los Anabel Lee son potentes, tocan bien, la voz de Víctor Mejías se sitúa entre la de Diego Ibáñez y Pucho de Vetusta Morla… Pero todo suena demasiado pulcro; las canciones están cortadas con el mismo patrón, el del manual de indie/punk pop, con algo de algo de postpunk de los 80: introducciones potentes, batería contundente, guitarras cabalgantes, estructuras muy clásicas, estribillos más gritados que cantados… Tampoco es algo malo si los temas tienen gancho y rezuman entusiasmo. El problema es que estos son incapaces de emerger, presos de un esquema demasiado milimétrico.

El comienzo del disco es muy prometedor, por eso. El inicio tan Triángulo de Amor Bizarro/Pixies de ‘Deberías estar conmigo’ estimula los sentidos y el estribillo es bastante efectivo, aunque el puente está algo por debajo. También resulta efectivo el «¿Qué quieres de mí?» vociferado de la canción homónima. De hecho, los arranques son lo mejor de las canciones, pero el resto no está a la altura. Aun así, hay buenos momentos, como los «ohhh» de ‘Plaza Mayor’, el surf y los coros de Sandra García de Juniper Moon de ‘Sobran defectos‘, el toque Kinks de ‘La mejor canción del año’…

Pero, a esa altura, el disco ya se hace bola. El piñón está fijo; el ritmo se mantiene invariable. Hay demasiada autoconciencia y poco desparpajo. Las letras tampoco ayudan, encalladas en tierra de nadie. Anabel Lee no se acaban de decidir por la vena gamberra que parecen proclamar; tampoco por el ingenio o por la vena crítica, aunque lo aparenten. Sus dardos realmente no acaban de lanzarse a nadie. Tampoco se podrían calificar de «generacionales», sus momentos supuestamente costumbristas a la sazón resultan vagos.

Anabel Lee mejoran cuando aparcan la fórmula, ya hacia el final. El psychobilly de ‘Terrores Nocturnos’ sí que consigue animar al pogo. O la (ligeramente) más reposada ‘Cuando despiertas’, incluye un homenaje al ‘Allí donde solíamos gritar’ de Love of Lesbian y es un agradable pildorazo de pop. Sin embargo, el buen cierre del disco no elimina la sensación de que le falta garra. Este debut, que debiera ser un dechado de frescura, se antoja excesivamente formulario.

Calificación: 6,3/10
Lo mejor: ‘Deberías estar conmigo’, ‘Qué quieres de mí’, ‘Sobran defectos’, ‘Terrores Nocturnos’
Te gustará si te gustan: Carolina Durante, Mujeres, Airbag
Escúchalo: Youtube.

Hilton Valentine, el hombre que hizo ese arpegio en ‘House of the Rising Sun’

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En este fin de semana nefasto para la música pop, también hay que lamentar la pérdida de Hilton Valentine, miembro fundador de The Animals y guitarrista del grupo, que nos ha dejado este viernes 29 de enero a los 77 años, según ha informado su sello ABKCO. El artista estuvo en The Animals desde sus inicios hasta 1966 y volvió de manera circunstancial en 1975 y 1983, antes de fundar The Animals II en 1993 junto a algunos miembros.

Hilton Valentine, que fundó The Animals a principios de los años 60 en compañía de Eric Burdon, Chas Chandler, Alan Price y John Steel, no fue el compositor de los éxitos de una banda entregada a las versiones (Burdon y Price sí escribieron alguna cosa, por ejemplo ‘I’m Crying’); pero ha pasado a la historia por ser la persona que tocó el icónico arpegio de guitarra en ‘House of the Rising Sun’. En el «videoclip» hasta parece mostrar cómo interpretarlo comenzando en La menor, a una generación de principiantes dispuesta a imitarlo hasta la saciedad, pues no puede ser más sencillo.

Compuesta en verdad hace más de un siglo, pues se sabe que los mineros ya la cantaban en 1905 y sus orígenes se investigan en torno a los siglos XVI y XVII, ‘House of the Rising Sun’ es por tanto una canción popular tradicional, que encontró en manos de The Animals una de sus mejores expresiones. Existe un libro escrito por Ted Anthony dedicado a la composición, y en él se explica que The Animals no tuvieron que pagar por grabarla porque estaba libre de derechos. Hilton Valentine aseguró que simplemente convirtió en arpegios los acordes con que Bob Dylan la había grabado en 1961, pues adoraban el primer disco del artista, donde figuraba como 3ª pista de la cara B. A su vez se dice que para Dylan quien la arregló fue su entonces colega Dave Van Ronk, que también tenía la intención de grabarla.

En el sello Columbia tenían serias dudas sobre hacia dónde iba a ir esto durando 4 minutos y medio, el doble que otros hits de la época, pero al final la grabación fue un éxito. Es una de las mejores grabaciones de la historia, piedra fundamental en la existencia del folk rock, y así lo ha reconocido incluso la generación streaming: tras haber sido top 1 tanto en Reino Unido como en Estados Unidos a su edición en 1964, hoy suma casi 500 millones de escuchas solo en Spotify, por encima de todos los grandes éxitos de los Beatles a excepción de ‘Here Comes the Sun’. En España fue número 3 a finales de diciembre de 1964, en plena Navidad, tras editarse en un single en cuya contraportada se traducía el título como «La Casa del Sol Naciente». Así se trasladaba al público esa sensación de evocación y misterio que siempre tuvo este tema también gracias al órgano de Alan Price.

Muere SOPHIE, una de las productoras fundamentales del siglo XXI

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SOPHIE ha fallecido según han informado esta mañana algunas personas de su entorno en redes sociales. Christine and the Queens está entre las personas que ha confirmado y lamentado su muerte, aunque luego ha borrado el tuit. La artista es amiga de Charli XCX, quien había trabajado varias veces con SOPHIE. Según un comunicado del equipo de la artista, reproducido por MixMag.net, SOPHIE ha muerto en Atenas, donde vivía, a consecuencia de un accidente repentino a las 4 de la madrugada. Después se ha sabido que se ha resbalado y caído al subir a un edificio para ver la luna llena.

La productora de 34 años hacía historia al ofrecer uno de los discos de electrónica avanzada más interesantes de los últimos tiempos, ‘Oil of Every Pearl’s Un-Insides’. Su sonido ha impregnado a una generación profundamente influida por el sello de PC Music, muy especialmente a la mencionada Charli XCX o en España PUTOCHINOMARICÓN y RRUCCULLA, que nos concedía una entrevista entera sobre su obsesión con SOPHIE; muestra de lo que su sonido ha marcado el rumbo de nuestro siglo.

Entre las colaboraciones de SOPHIE, cabe destacar la producción de ‘Bitch I’m Madonna’ (su gran hit ‘Immaterial’ también parecía una canción respuesta a ‘Material Girl’), el EP junto a Charli XCX ‘Vroom Vroom’, la canción estrella de Let’s Eat Grandma, ‘Hot Pink’, o el vídeo de ‘This Life’ para Vampire Weekend.

Antes de ‘Oil of Every Pearl’s Un-Insides‘, SOPHIE nos había conquistado con ‘Product’ y aquella maravilla de canción parodia de ‘Hey QT’ que no firmó con su nombre. En aquellos tiempos, nos referíamos erróneamente a SOPHIE como «productor» pero precisamente una de las cumbres de su carrera era el vídeo de ‘It’s Okay to Cry’, en el que revelaba su transición. SOPHIE se convertía también entonces en un referente para la comunidad LGTB+ por la visibilidad que daba a las personas transgénero.

Esquiva y poco dada a conceder entrevistas, la artista acababa de publicar ayer un nuevo tema llamado ‘UNISIL’, la cara B de un remix de ‘BIPP’, uno de los temas más emblemáticos de sus inicios en 2013. ‘UNISIL’ había sido grabada en 2015.




Bicep pierden el top 1 británico en el último minuto, pero no nos importa

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Bicep

Bicep han sido número 1 en Reino Unido en la lista provisional durante toda esta semana, en las midweeks. El pasado lunes, cuando se conocieron las ventas del fin de semana, la diferencia respecto al número 2 era de 103 copias: ‘Isles‘ había vendido 8.546 unidades y ‘POST HUMAN: SURVIVAL HORROR’ de Bring Me the Horizon, 8.443. Cada día que avanzaba la semana, Bicep ampliaban su ventaja respecto a Bring Me the Horizon, llegando a superarles por 1.000 copias el jueves: ‘Isles’ se estaba vendiendo mejor y estaba teniendo más streamings. Y de repente, ¡zasca! Bicep son número 2 en la lista final, y Bring Me the Horizon, número 1. WTF?

Según los usuarios de BuzzJack, fuente de todos estos datos, lo que ha debido de suceder es que Bring Me the Horizon han incorporado en el último minuto unas ventas de cassette procedentes de su web. Y aunque nos alegramos de que la industria se reinvente y esperemos que Promusicae tome nota pronto, hay que reírse de la ocurrencia de un comentarista de dicho foro: «¡son número 1 gracias a unas cintas que ni siquiera existen!», bromea en referencia a la polémica de los países que permiten computar cassettes, vinilos o CD’s que ni siquiera están fabricados. El Billboard americano ha tomado medidas contra ello recientemente.

Peor aún, ‘Apricots‘ se ha quedado a las puertas de ser top 40 en singles: en el número 42 de esta semana. En cualquier caso, da igual. Teniendo en cuenta la música de Bicep, es un milagro que este tema esté en la playlist oficial de Radio One (BBC), y ‘Isles’ seguirá siendo nuestro «Disco de la Semana».

El álbum viene presentado por 4 grandes singles como han sido ‘Atlas’, ‘Apricots’, ‘Saku’ (de excelente vídeo) y ‘Sundial’. Pero es que podría haber un 5º. ‘Fir’, una de las canciones con menos streamings del álbum, puede competir con ‘Cazenova’ por tal mérito por derecho propio. Nuestra «Canción del Día» de hoy nos remite a los Fuck Buttons que, pese a sonar apocalípticos, fueron capaces de llevar su música a la ceremonia de apertura de las Olimpiadas de Londres de 2012.

Tan desasosegante que al final hasta reconforta cual «torch song», ‘Fir’ es una de las grabaciones controladamente intensas de Bicep, que recogen los frutos de su maravillosa cultura musical. En su playlist de 67 horas de música favorita (que actualizan constantemente), entre decenas de nombres de los que jamás escuchaste hablar, y en la que por cierto no están Orbital, son recurrentes los nombres de Aphex Twin, Burial, Thom Yorke y Jóhann Jóhansson. Ha llovido mucho desde que los primeros discos que compraron fueron los de Robert Miles y Fatboy Slim en los años 90, pero ‘Fir’ recuerda que no tienen ningún miedo a la accesibilidad.

Lo mejor del mes:

Anuel AA & Ozuna / Los Dioses

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“Los reyes del trap”, “los intocables” y “los dioses” se llaman a sí mismos Ozuna y Anuel AA en el tema que abre ‘Los Dioses’, y que se titula igual. Es cierto que tanto uno como otro están en su mejor momento comercial y arrastran unos números tremendos, y este disco colaborativo no sorprende teniendo en cuenta además la buena relación que tienen entre ellos. Ozuna no ha querido dejar pasar mucho tiempo desde que ‘ENOC‘ se publicara hace apenas unos meses, y Anuel AA se ha marcado un Nicki Minaj porque finalmente no se retira de la música (él mismo hace mención a eso en este nuevo trabajo). Así, ambos se han unido para conseguir unos cuantos hits más, y probablemente lo consigan con este ‘Los Dioses’.

Para asegurarse el éxito, en la producción encontramos reyes Midas como Tainy (‘I Like It’, ‘Callaita’, ‘China’, ‘TKN’), Ovy On The Drums (‘Tusa’ anyone?) o DJ Luian (también detrás de megahits de Bad Bunny como ‘Chambea’ o ‘Tú no mete cabra’), todos presentes en anteriores trabajos de Ozuna y Anuel, junto a otros sospechosos habituales suyos como Mambo Kingz, Gotay, Carlos Mercader, el dúo Súbelo NEO, Hi Music Hi Flow, Hydro de Floor 6, Mvsis, Jowny Boom Boom, Legazzy, Lil Genius, M. de la Cruz o Yazid El Metálico. A todos estos se les suman fichajes potentes como Pitt Tha Kid (le conocerás por su trabajo con Travis Scott o 2 Chainz), FortyOneSix (DaBaby y Tory Lanez), Foreign Teck (colaborador de Chris Brown, Meek Mill o G-Eazy) o Yo Poppy (habitual de Eladio Carrión). Ante tal avalancha de nombres, podríamos estar ante un discazo de reggaeton… pero no es el caso. Y, aunque es verdad que la producción no deslumbra especialmente, el motivo está más en ellos dos.

Seamos sinceros: Ozuna no es Daddy Yankee, ni Bad Bunny, ni Balvin. Y Anuel, menos. La combinación de ambos es más eficaz en cortes como ‘100’ o sobre todo ese ‘Antes’ que tiene un doble sentido (no sabemos si voluntario o involuntario) en estos tiempos de pandemia: “no sabes cuánto quiero que vuelva / otra noche de discoteca / bailando hasta que amanezca / aunque la noche sea pasajera”. Same here, Ozuna. Pero, nostalgia aparte, el tema funcionaría igual de bien en época pre-covid, porque se luce especialmente el mayor talento de Ozuna: su habilidad para los estribillos, también visible en ‘Dime tú’ (“dime tú, dime tú / si el pasado no cuenta / he soñao con tus gemidos / sigo perreando en la lenta”), ‘Nunca’ (“yo miento y tú me mientes / culpable pero inocente”) o ‘Nena Buena’ (“le dicen la nena buena / pero conmigo es lo contrario / y to lo hace callao / pa evitar comentario”).

Esa habilidad no compensa, en cualquier caso, lo genéricos que suenan la mayoría de los temas, tanto los que son 100% bailables (‘Perreo’ parece autoparódico) como las baladas (‘Contra el mundo’ recuerda a la estupenda ‘Que me quedes tú’ de Shakira… y las comparaciones son odiosas), y los acercamientos al trap, que, salvo ‘La maría’ (con mención a Rosalía incluida), resultan bastante aburridos. Como aburrida es también ‘Municiones’, que destaca por ser la más distinta… y por nada más. Habla muy mal del álbum que el único punto “experimental” de una colección de canciones tremendamente genéricas (¡cuando incluso Maluma se está atreviendo a hacer cosas distintas!) sea de un nivel tan bajo.

En definitiva, estamos ante una colección de canciones de la que seguramente salga algún que otro hit, pero de un nivel muy limitadito, y que desde luego no hace honor al título del disco, salvo que lo miremos con un punto irónico. Porque, aunque lo estén petando, dudo que cuando pasen unos años y pensemos en grandes nombres del reggaeton, o en “los dioses”, sean Anuel y Ozuna los nombres que se nos vengan a la cabeza.

Calificación: 4,4/10
Lo mejor: ‘Antes’, ‘100’, ‘La María’
Te gustará si te gusta: Danny Ocean, Lunay, Jhay Cortez, Mau y Ricky
Escúchalo: Spotify

Rosalía logra su primer top 40 en Reino Unido con ‘Lo vas a olvidar’

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Rosalía ha aparecido en la prensa inglesa regularmente desde algo antes de que se editara ‘El mal querer’, pero nunca llegó a conquistar las listas de éxitos, al menos hasta ahora. Su canción junto a Travis Scott, ‘TKN’, quedó el año pasado a las puertas de ser un top 40, pues entró al número 41, manteniéndose, eso sí, después, en el top 100 durante un par de meses.

Es ahora cuando, al fin, la catalana logra irrumpir en el top 40 británico por primera vez. Y lo hace de mano de ‘Lo vas a olvidar’ junto a Billie Eilish, que llega al número 35 en la lista que se revela esta tarde en BBC Radio One. A juzgar por el funcionamiento del tema durante los últimos días en Spotify (ligero descenso), este puede ser su máximo, pero es claro que el corte que aparece en la banda sonora de ‘Euphoria’ ha sumado para Rosalía como lo hicieron muchas otras de sus colaboraciones, de J Balvin a Bad Bunny pasando por Ozuna.

Además, todo esto también implica para Billie Eilish su 9º top 40 en las listas británicas, las cuales sólo ha coronado en una ocasión con el single ‘No Time to Die’ de la no estrenada película de James Bond. Quedaban en el puesto 2 en las islas ‘bad guy’ por mucho que luego vendiera 1 millón de copias -siempre dentro de las islas- y también recientemente ‘Therefore I Am’. ‘Everything I Wanted’ fue top 3.

A principios de semana averiguaremos si ‘Lo vas a olvidar’, que recordemos que está cantada sobre todo en castellano, logra ser la 4ª entrada de Vila en el Billboard Hot 100. Todo apunta a que sí.

Miley Cyrus no se cansa de molar y ahora se atreve con Mazzy Star

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Lo de las versiones de Miley Cyrus no ha quedado en un viral de Blondie que no deja de sumar millones de streamings, una versión de Cranberries que también ha incluido en su último disco ‘Plastic Hearts’ o ese álbum completo de versiones de Metallica que prepara. Esto no ha hecho más que empezar. Ahora, a un repertorio que ya incluía temas de Cardigans o Pink Floyd se suma nada menos que Mazzy Star.

El proyecto de Hope Sandoval es uno de los más queridos del indie medio, y en este caso Miley no ha rebuscado entre curiosidades como hizo con ‘Communication’ de los de Nina Persson, sino que se ha decantado por su gran éxito ‘Fade Into You’.

Esta vez ha sido en un programa de NPR, donde la vemos cantar el tema en una pequeña habitación sin músicos visibles salvo en algún plano aislado. En el mismo vídeo puedes ver sus interpretaciones de ‘Golden G-String’ -la canción de cierre de su último álbum- y ‘Prisoner’. Y esto último permite comprobar cómo defiende la canción sin Dua Lipa: bien.

‘Fade Into You’ abría ‘So Tonight That I Might See’, el álbum de 1993 de Mazzy Star. El tema llegó a ser top 50 en Reino Unido y Estados Unidos en 1994 pese a sus peculiares características tan alejadas de la moda grunge y el Brit Pop: ritmo 3×4, guitarra acústica, pandereta, «steel guitar» y un modo de cantar deliciosamente lánguido del que seguro que ha tomado nota Lana del Rey. Por cierto… ¿habrá descubierto Hope Sandoval quién es en los últimos 4 años?

«Revelación» de Selena Gómez… o «Timo»: a favor y en contra de ‘Baila conmigo’

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La redacción de JENESAISPOP os ofrece una opinión a favor y otra en contra de ‘Baila conmigo’, el segundo single del EP en castellano que Selena Gomez saca el 12 de marzo, y que se llama ‘Revelación’.

“’REVELACIÓN’, mi primero EP en español, está disponible ya para pre-ordenar” tuiteaba Selena Gomez hace unas horas. Como preparándose para las posibles coñas con su chapurreo del español, este ‘Baila Conmigo’ incluye a Rauw Alejandro diciendo “bebé, no sé si hablas mucho español” y un “no entiendo mucho, pero vente” de ella, que apunta a meme. Gracietas aparte, esto tiene más relación de la que parece con la (poca) calidad de ‘Baila Conmigo’: no dudamos de que Selena esté “orgullosa de sus raíces” como dice, pero esta canción a lo que apunta es a una maniobra desesperada por explotar el mercado latino. Y, al igual que alguien podría haberle avisado sobre ese tuit para que no quedase tan cutre, también da aquí la sensación de que esto es un descarte de un descarte de Natti Natasha, como si Selena hubiese dicho “necesito un hit latino, mmm, póngame éste mismo”. ¿Pero le servirá como hit? Esperemos que tenga suerte comercial, pero suena tan básico y tan blanco que tampoco parece muy probable por mucho que estén Rauw Alejandro y el omnipresente Tainy». Pablo Tocino.

«Empiezo a sospechar que a Selena Gomez se le da mejor colaborar que sacar singles por su cuenta. Con el baladón ‘Lose You to Love Me’ como excepción, sus mejores canciones son «featurings»: muy especialmente ‘It Ain’t Me’, la ultrapop ‘Ice Cream’ con Blackpink y hasta aquello del ‘Taki Taki’. ‘De una vez‘, la presentación de ‘Revelación’, no me pudo parecer más inocua. Sin embargo, ‘Baila conmigo’ junto a Rauw Alejandro, y también con la producción de Tainy (J Balvin, Bad Bunny), me ha conquistado. Uno de los grandes peros de ‘De una vez’ es que a duras penas se entendía lo que Selena nos cantaba en castellano. «¿Esta chica no sabe hablar español, no?», preguntaba el usuario Oscar en nuestro foro de Selena Gomez. Ahora hace de su muy obvio desconocimiento de nuestra lengua una virtud cuando se planta delante de Rauw Alejandro para decir: «Ese acento que tienes, no entiendo mucho, pero vente». Esta tontería permite que la canción fluya con la lozanía con que una guiri despistada busca perreo en cualquier sitio con olor a mar, da igual una cala virgen que una playa infesta. Se acerca al gracejo con el que Geri Halliwell atrapaba una guitarra al vuelo en el minuto 2.10 del vídeo de ‘Mi chico latino’«. Sebas E. Alonso.

¿Qué opinas, de momento, de 'Revelación' de Selena Gómez?

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Grimes ultima nuevo disco, trabaja con Caroline Polachek, elogia a Doja Cat, Kali Uchis…

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Cuando todavía no nos hemos recuperado del buen disco de remezclas que sacó en Nochevieja, «Rave Edition«, revisitando casi todas las canciones de ‘Miss Anthropocene‘, y del que sus seguidores están reproduciendo sobre todo el remix de ‘Violence’; Grimes está pensando en algo más.

La cantante acaba de realizar un Q&A con sus fans, y en él ha revelado que está terminando un disco nuevo, pues simplemente está ya «retocando voces y las mezclas» y quizá haga «un tema más». Añade que le gustaría sacar nueva música, por lo tanto, en un plazo de 2 meses, pero reconoce que debido a la pandemia de covid-19 quizá no sea posible. «La música está lista, pero el negocio no. Tampoco sé si se pueden rodar vídeos con covid, así que ya veremos», han sido sus palabras.

Además, la cantante revela que está colaborando con Caroline Polachek en un proyecto sobre el que no ha dicho nada más, y también dice haber grabado bastante material con Illangelo, mano derecha de The Weeknd, desconocemos si para su propio disco.

En Stereogum hacen un amplio resumen de esta charla en la que ha tenido palabras de halago para Doja Cat, que es su «favorita» ahora mismo, si bien su disco del año 2020 fue el de Kali Uchis, ‘Sin miedo’. También ha tenido tiempo de hablar de política y de inteligencia artificial a raíz de su matrimonio con Elon Musk.