Goat Girl han generado titulares en medios generalistas anglosajones por la sinceridad con la que tratan el asunto de la política británica, pero ellas no buscan ser encasilladas en la categoría de «banda política». Su nuevo disco ‘On All Fours’ musicalmente tiene demasiado que ofrecer como para reducir a la formación londinense a una sola cosa.
Si el debut de Goat Girl mostraba a una banda aficionada a absorber sonidos como el post-punk, el blues-rock o el rock de querencia western, ‘On All Fours’ se abre a otros universos. Las canciones son menos crudas y directas pero también más expansivas, ricas y satisfactorias gracias a la rica paleta de instrumentos que ha manejado la banda esta vez, lo que incluye sintetizadores analógicos y percusiones diversas. Dan Carey, que recientemente ha trabajado con Fontaines D.C. o La Roux, ha producido hábilmente este trabajo de rock contemporáneo en el que Clottie Cream, L.E.D., Rosy Bones y Holly Hole, quien ha sustituido a Naima Jelly (sí, estos son los nombres artísticos de las chicas), se toman su tiempo para investigar hacia dónde les llevan sus nuevas canciones, amasándolas con verdadero mimo y amor por la música. Así, 13 canciones suman casi 1 hora de duración, cuando el disco anterior contenía 19 y duraba bastante menos.
A veces los lugares a los que llegan Goat Girl son poco predecibles. El disco arranca ahuyentando a la «plaga del oeste» (es decir, a Occidente) en una ‘Pest’ que parece que va a ser un homenaje a PJ Harvey pero termina por un sendero más popero, onda The Coral. La música electrónica es especialmente prominente en ‘On All Fours’ y no solo porque el grupo incorpore episodios circenses como salidos de un mal sueño en la animada ‘Badibaba’ o envuelva todo el disco en ambientaciones tan pesadillescas como la portada del disco, las cuales parecen inspiradas en el repertorio de la BBC Radiophonic Workshop; sino también porque el disco-rock decadente de ‘Sad Cowboy’ te introduce un arpegio de música house cuando menos lo esperas y más lo necesitas.
Un trabajo más «reflexivo» que el anterior pues intenta observar el mundo desde cierta distancia, en lugar de obcecarse en incidentes concretos, ‘On All Fours’ entretiene más por la densidad de sonidos que explora que por la potencia de las melodías. Aquí, el fuerte de Goat Girl es su química a la hora de enriquecer las composiciones con episodios instrumentales y efectos diversos y, por ejemplo, son capaces tanto de recordar a los Deerhunter más «arty» en ‘P.T.S. Tea’, que habla sobre la identidad no binaria de Rose; como a Stereolab (que acaban de lanzar tema nuevo) en la apesadumbrada ‘Anxiety Feels’, cuyo título no hace falta explicar. La riqueza instrumental de ‘On All Fours’ significa que a veces el grupo no necesita letras para contar una historia, como sucede en la deliciosa improvisación de ‘Jazz (In the Supermarket)’.
Volviendo a la portada de ‘On All Fours’, es curioso lo bien que representa la música que aquí se halla. Los instrumentos suenan coloridos pero apagados, algunas atmósferas buscan lo fantasmal, y sobre todo no parece haber un solo segundo de silencio en este enorme tapiz de ritmos, texturas y efectos que van de la música disco más exquisita y orgánica de ‘Closing In’ al art-punk de ‘Once Again’, donde Goat Girl cantan que la gente efectivamente «cambia y nunca es la de siempre». Declaración aplicable a las chicas pues ‘On All Fours’ representa un gran paso adelante en su carrera.
Este medio día se han dado a conocer las nominaciones de los Globos de Oro, que se celebran el 28 de febrero y reconocen las mejores películas y series del año. Las mejores amigas Amy Poehler y Tina Fey presentarán la ceremonia con un pie en Los Ángeles y el otro en Nueva York.
En la categoría de Mejor canción original, que es la que más nos interesa a nosotros, hay que hablar de las nominaciones de la debutante Celeste, que hace prácticamente dos días competía en el ‘BBC Sound Of’ y ya se «codea» con la clase alta de Hollywood; de H.E.R., una de las cantantes de R&B más prestigiosas de Estados Unidos actualmente; y de Laura Pausini, quien en España no necesita ningún tipo de presentación. Ellas tres compiten con Leslie Odom Jr. y Andra Day.
En la edición número 78 de los Globos de Oro, ‘Mank‘ es la película más nominada con un total de seis candidaturas en su haber, seguida por las cinco de ‘El juicio de los 7 de Chicago‘. En cuanto a series, ‘The Crown‘ y ‘Schitt’s Creek’ son las que más nominaciones han recibido, seis y cinco, respectivamente. Netflix es la plataforma más nominada con 42 nominaciones (22 de cine y 20 de televisión), adelantando holgadamente a Amazon y HBO, que suman siete candidaturas cada una.
Mejor canción original
‘Fight for You’ – Judas and the Black Messiah, por H.E.R.
‘Hear My Voice’ – El juicio de los 7 de Chicago, por Celeste
‘Io Si (Seen)’ – La vida por delante, por Laura Pausini
‘Speak Now’ – One Night in Miami, por Leslie Odom Jr.
‘Tigress & Tweed’ – The United States vs. Billie Holiday, por Andra Day
Mejor banda sonora
Alexandre Desplat – Cielo de Medianoche
Ludwig Göransson – Tenet
James Newton Howard – Noticias del gran mundo
Trent Reznor, Atticus Ross – Mank
Trent Reznor, Atticus Ross, Jon Batiste – Soul
Mejor película de drama
El padre
Mank
Nomadland
Una joven prometedora
El juicio de los 7 de Chicago
Mejor película de comedia o musical
Borat, película film secuela
Hamilton
Music
Palm Springs
The Prom
Mejor director
Chloé Zhao – Nomadland
David Fincher – Mank
Aaron Sorkin – El juicio de los 7 de Chicago
Emerald Fennell – Una joven prometedora
Regina King – One Night in Miami
Mejor actriz de drama
Viola Davis – La madre del blues
Andra Day – The United States vs. Billie Holiday
Vanessa Kirby – Fragmentos de una mujer
Frances McDormand – Nomadland
Carey Mulligan – Una joven prometedora
Mejor actor de drama
Riz Ahmed – Sound of Metal
Chadwick Boseman – La madre del blues
Gary Oldman – Mank
Anthony Hopkins – El padre
Tahar Rahim – The Mauritanian
Mejor actriz de comedia o musical
Maria Bakalova – Borat, película film secuela
Kate Hudson – Music
Meryl Streep – The Prom
Michelle Pfeiffer – French Exit
Anya Taylor-Joy – Emma.
Mejor actor de comedia o musical
Sacha Baron Cohen – Borat, película film secuela
Lin-Manuel Miranda – Hamilton
Dev Patel – La increíble historia de David Copperfield
Andy Samberg – Palm Springs
James Corden – The Prom
Mejor actriz de reparto
Glenn Close – Hillbilly, una elegía rural
Olivia Colman – El padre
Jodie Foster – The Mauritanian
Amanda Seyfried – Mank
Helena Zengel – Noticias del gran mundo
Mejor actor de reparto
Sacha Baron Cohen – El juicio de los 7 de Chicago
Daniel Kaluuya – Judas and the Black Messiah
Jared Leto – Pequeños detalles
Bill Murray – On the Rocks
Leslie Odom Jr. – One Night in Miami
Mejor guion
Una joven prometedora
Mank
El juicio de los 7 de Chicago
El padre
Nomadland
Mejor película de animación
Soul
Más allá de la luna
Los Croods: Una nueva era
Onward
Wolfwalkers
Mejor película en lengua extranjera
Otra ronda
La llorona
La vida por delante
Minari. Historia de mi familia
Two of Us
Jason Bateman por ‘Ozark’ (Netflix)
Josh O’Connor por ‘The Crown’ (Netflix)
Bob Odenkirk por ‘Better Call Saul’ (Movistar+)
Al Pacino por ‘Hunters’ (Amazon Prime Video)
Matthew Rhys por ‘Perry Mason’ (HBO)
Mejor actriz de serie de drama
Olivia Colman por ‘The Crown’ (Netflix)
Jodie Comer por ‘Killing Eve’ (HBO)
Emma Corrin por ‘The Crown’ (Netflix)
Laura Linney por ‘Ozark’ (Netflix)
Sarah Paulson por ‘Ratched’ (Netflix)
Don Cheadle, por ‘Black Monday’ (Movistar+)
Nicholas Hoult, por ‘The Great’ (Starzplay)
Eugene Levy, por ‘Schitt’s Creek’ (Movistar+)
Jason Sudeikis, por ‘Ted Lasso’ (Apple TV+)
Ramy Youseff, por ‘Ramy’ (Starzplay)
Mejor actriz de serie de comedia o musical
Lily Collins, por ‘Emily in Paris’ (Netflix)
Kaley Cuoco, por ‘The Flight Attendant’ (HBO)
Elle Fanning, por ‘The Great’ (Starzplay)
Jane Levy, por ‘La extraordinaria playlist de Zoey’ (HBO)
Catherine O’Hara, por ‘Schitt’s Creek’ (Movistar+)
Bryan Cranston, por ‘Your Honor’ (Movistar+)
Jeff Daniels, por ‘La ley de Comey’ (Movistar+)
Hugh Grant, por ‘The Undoing'(HBO)
Ethan Hawke, por ‘The Good Lord Bird’ (Movistar+)
Mark Ruffalo, por ‘La innegable verdad'(HBO)
Mejor actriz de serie limitada o TV Movie
Cate Blanchett, por ‘Mrs. America’ (HBO)
Daisy Edgar Jones, por ‘Normal people’ (Starzplay)
Shira Haas, por ‘Unorthodox’ (Netflix)
Nicole Kidman, por ‘The Undoing’ (HBO)
Anya Taylor-Joy, por ‘Gambito de dama’ (Netflix)
Mejor actor secundario de Televisión
John Boyega, por ‘Small Axe’ (Movistar+)
Brendan Gleeson, por ‘La ley de Comey’ (Movistar+)
Daniel Levy, por ‘Schitt’s Creek'(Movistar+)
Jim Parsons, por ‘Hollywood (Netflix)
Donald Sutherland, por ‘The Undoing’ (HBO)
Mejor actriz secundaria de Televisión
Gillian Anderson, por ‘The Crown’ (Netflix)
Helena Bonham Carter, por ‘The Crown’ (Netflix)
Julia Garner, por ‘Ozark’ (Netflix)
Annie Murphy, por ‘Schitt’s Creek’ (Movistar+)
Cynthia Nixon, por ‘Ratched’ (Netflix)
Este domingo es la Super Bowl, con el esperado intermedio de The Weeknd y, como si no hubiera pandemia y es habitual en estos casos, va a aprovechar para sacar las entradas de su gira a la venta. Eso sí, la gira será en 2022. Quedan casi 2 años para que ocurra esto, pero The Weeknd actuará el 24 de octubre de 2022 en el Wizink Center de Madrid y el 28 de octubre de Palau Sant Jordi de Barcelona.
Como habréis adivinado los más avispados, las entradas no salen inmediatamente antes de los conciertos en sí, sino ya, inmediatamente después de la Super Bowl. Sin duda una manera de revitalizar la industria parece ser anunciar conciertos para el futuro y de hecho vender las entradas, y los tickets se venderán de la siguiente manera: a partir del 8 de febrero a las 10:00h en livenation.es, Ticketmaster y El Corte Inglés. La preventa exclusiva de entradas en livenation.es empieza el 5 de febrero a las 10:00h.
La gira mundial de 104 fechas comenzará el 14 de enero en Vancouver e incluirá paradas en Chicago, Dallas, Los Ángeles, Miami, París, Berlín, España y muchas más, antes de finalizar en Londres, en el O2. Las fechas del tour están disponibles en este link. ‘After Hours‘ ha sido uno de los discos de 2020 muy obviamente y os recordamos que el artista va a sacar recopilatorio esta semana. Consulta el tracklist de ‘The Hightlights’, aquí.
serpentwithfeet, el artista de soul, R&B y gospel alternativo que maravillara al mundo en el año 2018 con el escalofriante single ‘bless ur heart‘, incluido en su primer álbum ‘soil‘, el cual llevaba a Josiah Wise a telonear a Rosalía en su gira por Estados Unidos después de colaborar con Björk en un remix de ‘blissing me’, vuelve este año con un nuevo trabajo llamado ‘DEACON’ que verá la luz el 26 de marzo a través de Secretly Canadian y que viene presentado por ‘Fellowship’, hoy la «Canción Del Día» en nuestro site.
En nota de prensa, serpentwithfeet explica que ‘DEACON’ es un disco «sensual», más «suave y gentil» que su trabajo previo, con el que ha buscado «replicar la calma y la contención que poseen muchos sacerdotes». ‘Fellowship’ no engaña en este sentido: el tema presenta un rico entramado de percusiones dulces y amables, entre las cuales es identificable el sonido de lo que parecen unos cuencos tibetanos, que también encandilaron a Björk, para rendir homenaje al concepto de amistad, de «compañerismo». No desde el dramatismo, sino desde la serenidad y la alegría, buscando el efecto hipnótico de un mantra, el estribillo de ‘Fellowship’ sentencia: «estoy agradecido por la amistad que comparto con mis amigos».
«Creo que es la bendición de haber cumplido los 30» es el gran mensaje que deja ‘Fellowship’. La letra añade: «paso menos tiempo preocupado y más haciendo recuento del amor (que hay a mi alrededor)». Muchas personas de veintipocos viven incomprensiblemente atormentadas por la llegada de la nueva década, de los 30, como si fuera la llegada de la vejez misma. Sin embargo, cuando has dedicado la década de los 20 a derribar las barreras y traumas que has acumulado durante la infancia y la adolescencia, cuando por esa misma razón cada día es un poco mejor que el anterior, la llegada de los 30 no parece una condena en absoluto, sino una bendición. Y Josiah Wise parece querernos decir lo mismo con esta preciosa canción.
Renovamos nuestra playlist dedicada al pop nacional y en castellano Sesión de Control con algunas de las novedades más suculentas editadas durante las últimas semanas. Muchas de ellas ya las habéis escuchado en nuestra playlist semanal de novedades, como la colaboración de Cala Vento y Amaral por un lado, y la de _juno y Russian Red por otro, o los destacados nuevos singles de Love of Lesbian, L E O y Dorian, Maika Makovski (puedes ver la portada de su nuevo disco en nuestro Instagram) o la revelación Ant Cosmos. Fotos: Las Dianas, Algora
En los últimos días no solo ha sorprendido el viraje al pop clásico de los de Santi Balmes: el nuevo single de Betacam, ‘Lo único que tengo’, no solo es romántico a rabiar («quiero estar ahí, quiero oírte dormir aunque estés constipada»), sino que suena como venido de los años 70, o como inspirado en el trabajo de los cantautores españoles de la época.
Justo cuando Triángulo de Amor Bizarro anuncian disco de remixes, reinterpretaciones y colaboraciones de su último trabajo, incluimos en la playlist una canción llamada exactamente ‘Triángulo de Amor Bizarro’ por Bawrut y Chico Blanco, que tiene más en común que su título con el sonido de New Order. En este plano de ritmos sintéticos cabe destacar también el electro-pop festivalero de ‘Ninguna canción habla de mí’ de Algora, el electro-rock de ‘Marte’ de K!ngdom con Varry Brava, el pop con ecos future bass y PC Music de ‘6º’ de Ganges o el synth-pop veraniego de ‘Gloss’ de Bonitx.
Otra canción casualmente llamada ‘Marte’ aparece en la playlist de Sesión de control, en este caso firmada por Kora, que sigue explorando los caminos del bedroom-pop en castellano, mientras Galgo Lento lo hace en catalán. Más animadillos son el indie-pop agridulce de ‘Eso nunca ha pasado’ de Manuel Leunam o el más ufano de ‘La chica del jardín’ de Choley, mientras Zoé se atreven a recordar abiertamente a los primeros The Cure en ‘Velur’. Cierto sabor brit-pop, pero asimilado en su propio estilo, mediante ritmos programados lo-fi, presenta ‘Getting Better’ de Alien Tango.
Mucho más macarra que todas estas canciones es ‘Todo el mundo miente’ de Las Dianas, cuya letra se compone de una sarta de mentiras que dice, pues todo el mundo, tipo «mañana empiezo a estudiar», «luego te pago sin falta», «estoy saliendo ya» «te juro que voy al gym». Les supera en cualquier caso el garage punk diabólico de ‘Perrito’ de Exfan (gran nombre) y, por sonido, también la cumbia psicotrópica de ‘El antídoto’ de Mexican Institue of Sound y La Perla, tema que nos encantaría poder bailar en una discoteca junto al hitazo de reggaetón que presentan Flor de Rap y Denise Rosenthal en ‘Báilalo mujer’.
En cuanto al resto de canciones que puedes degustar en nuestra playlist, cabe mencionar también el trap tristón de Albany, el lo-fi rock de Megane Mercury, la colaboración vocal (no de producción) de La Casa Azul en ‘Tot’ de Lildami, el R&B-soul dramático pero contenido de ‘Así lo hago yo’ de Mafalda, el folk de Bianca Steck o el suculento remix de ‘Temporal’ de LaTorre por MIEL.
The Avalanches son uno de los grupos más queridos por la crítica especializada desde que maravillaran al mundo en el año 2000 con su debut ‘Since I Left You‘, un universo caleidoscópico de pop basado en samples (en miles y miles de ellos) cuyo estatus de clásico solo ha crecido con el paso de los años. Y pasaron muchos, 16 exactamente, hasta que Robbie Chatter y Tony DiBlasi publicaran su continuación, un ‘Wildflower‘ que volvía a postularse como uno de los mejores álbumes de su año. ‘We Will Always Love You‘, el tercer álbum de The Avalanches, ha tardado menos en llegar, pero es claramente otra obra capital en su carrera. En una entrevista realizada -ojo, sorpresa- vía Zoom, Tony nos habla sobre el concepto cósmico del largo, la importancia de sus interludios o sobre su aversión a la web whosampled.com, el archivo de samples más exhaustivo y visitado.
¿Como llegáis a la idea de hacer un disco sobre el amor inspirado en la relación entre Ann Druyan y Carl Sagan?
Empezamos el disco a partir de un viaje de exploración personal que pronto escaló a un nivel más universal, de preguntarnos quiénes somos y cuál es nuestro lugar en el cosmos. Jonathan, nuestro director de arte, compartió con nosotros la historia de amor de Carl Sagan y Anne Druyan, y nos fascinó que Anne grabara el latido de su corazón y el movimiento de sus ondas cerebrales dos días después de que Carl le pidiera matrimonio, para luego mandar estos datos al espacio a a través del disco dorado. Nos pareció una buena representación de la humanidad. Después de un año con tantas malas noticias, este disco representa muchas cosas buenas.
¿Qué porcentaje del álbum es grabado antes de la pandemia y cuál después?
La mayoría de canciones, entre un 95 y un 99 por ciento, estaban hechas antes de la pandemia, lo cual fue bueno para nosotros porque el confinamiento no nos hizo mantenernos creativos en absoluto. En Melbourne hubo dos confinamientos seguidos y fueron muy duros. Por suerte, el disco recupera esa energía vital que había antes de la pandemia, no es un disco depresivo de confinamiento.
Ann Druyan iba a aparecer en el disco pero al final no fue posible. ¿Qué pasó?
Fue muy raro, nunca obtuvimos una explicación por su parte. Literalmente la noche anterior canceló su entrevista con nosotros. Teníamos preguntas preparadas y Robbie se iba a levantar a las tres de la madrugada para hablar con ella debido a la diferencia horaria. Quizá canceló por un asunto personal, quizá la muerte de Carl le sigue afectando… pero al menos nos permitió usar su imagen para la portada del disco, la cual termina de dejar bien atado su concepto.
«Johnny Marr nos ha mandado una nota en la que nos cuenta que ha escuchado ‘The Divine Chord’ en la radio y ha flipado. Dice: «¡vuelvo a molarles a los chavales!»»
¿Cuál iba a ser su contribución?
Nuestra intención era hacerle unas preguntas relacionadas con su historia con Carl Sagan y sus declaraciones las íbamos a samplear. La idea era que su voz apareciera a lo largo del disco a través de varios interludios, a modo de comentario, para unir unas canciones con otras. Como al final no pudo ser, tuvimos que pensar otra cosa.
Al final habéis incluido una serie de interludios con mucho significado…
Para nosotros son igual de importantes que las canciones. Son una especie de puzzle: toma mucho tiempo unirlos unos con otros pero cuando consigues que todos juntos tengan sentido, el resultado puede ser hermoso. Nos hemos esforzado mucho para que sea así.
¿Sabes si Ann Druyan ha escuchado el disco?
Uno de nuestros mánagers se ha puesto con contacto con ella para averiguar qué opina del disco pero no ha recibido respuesta. Estamos intentando no presionarla demasiado (ríe) pero nos encantaría recibir «feedback» de ella porque la historia de su romance con Carl Sagan es muy importante en el disco.
Hablemos de ‘The Divine Chord‘. ¿Estáis contentos con el recibimiento?
La recepción hacia ‘The Divine Chord’ ha sido excelente. Es una de mis canciones favoritas del disco, es tan feliz y popera… Nos encantó trabajar con Andrew (VanWyngarden) y Johnny (Marr) es una leyenda, siempre hemos querido trabajar con él. Le vimos en el «backstage» del festival Fuji Rock hace dos años y no nos atrevimos a hablar con él y proponerle colaborar porque nos pudo la timidez. Cuando finalmente pudimos trabajar con él fue encantador y complaciente. Hace poco hemos recibido una nota de él en la que nos cuenta que ha escuchado ‘The Divine Chord’ en la radio y ha alucinado. Dice: «¡vuelvo a molarles a los chavales!»
‘Music Makes Me High‘ es otra gran canción del álbum. Es vuestra canción más «disco». El sample de Salty Miller realmente es muy desconocido.
Nos encanta el repertorio de Numero Records, un sello especializado en publicar discos antiguos bastante desconocidos. Exploramos bastante el catálogo de este sello y nos topamos con esa canción. Curiosamente, el dueño de Numero nos ha comunicado que la canción original nunca le ha entusiasmado, pero que nosotros la hemos convertido en algo totalmente diferente. Estamos muy contentos con esta canción, tiene un rollo de french house y disc house que nos encanta. Es un homenaje a ese tipo de sonidos.
«Youtube es nuestra herramienta número uno a la hora de buscar contenido que samplear»
Me ha sorprendido mucho lo que habéis hecho con Carpenters en ‘We Go On’. ¿Cómo se desarrolla esta canción?
Nos encantan los Carpenters y hemos estado enganchados a su grabación de ‘Calling Occupants of Interplanetary Craft’, la cual temáticamente encaja con nuestro disco. En nuestra música buscamos constantemente ese punto intermedio entre la felicidad y la tristeza y ese punto lo encontramos en la música de Carpenters, así como en la de los Beatles o los Beach Boys. La voz de Karen es tan pura, tan hermosa, que contrapuesta con las de Cola Boy y Mick Jones, nos da ese equilibrio que buscamos.
¿Cómo es vuestro proceso de composición a día de hoy?
Antaño íbamos a tiendas de segunda mano y comprábamos todo lo que podíamos. A la hora de samplear dependíamos de lo que habíamos comprado ese día. Ahora, con Youtube y Spotify, es diferente, casi toda la música que necesitas la tienes en la palma de la mano. Youtube es nuestra herramienta número uno a la hora de buscar contenido que samplear. Cuando encuentras música de valor en Youtube, el algoritmo automáticamente recomienda música que muy seguramente también te va a molar.
¿Autorizar samples es tan difícil como parece? ¿Habéis tenido algún problema con este disco en concreto?
El sample de las Shirelles en ‘The Divine Chord’ fue difícil de autorizar porque es una composición de Burt Bacharach y Hal David. La canción la teníamos escrita desde hacía tiempo pero no pudimos autorizar el sample hasta el último minuto. Hay dos canciones que no hemos podido meter en el disco por culpa de no haber conseguido autorizar los correspondientes samples, una sampleaba una canción de Jim Clarke y otra una toma vocal que tampoco hemos podido licenciar. La autorización de samples es un proceso administrativo muy arduo, involucra muchos abogados y un montón de papeleo… A todas las personas que se han ocupado de este asunto las encomiamos porque para ellas ha sido un trabajo muy difícil de realizar.
«No entramos en whosampled.com porque no queremos saber qué samples que no hemos podido autorizar encuentra la gente en nuestras canciones»
Uno de los interludios más curiosos del disco es el de ‘Solitary Ceremonies’. En él escuchamos que la vidente Rosemary Brown intenta hablar con el espíritu de Franz Liszt. Os interesa especialmente la idea de recuperar voces «fantasma»…
Nosotros hemos sampleado canciones de los años 30 y 40 y somos conscientes de que las personas que las cantan llevan muertas desde hace décadas. La idea de que estas voces pululan por el cosmos por toda la eternidad nos fascina. Por otro lado, en internet encuentras de todo: gente que imita a Karen Carpenter, que intenta comunicarse con los muertos a través de «cajas de espíritus»… Rosemary Brown decía que había aprendido a tocar el piano gracias a las instrucciones que Franz Lizst le dictaba desde el más allá. En una canción que no hemos podido incluir en el disco, utilizamos el sample de un tipo que dice haber conocido a Mozart y a John Lennon.
En Youtube es posible consumir vídeos de transmisiones radiofónicas de los años 20 y 30, o incluso más antiguas, que acumulan decenas de miles de visitas. A la gente le fascina este contenido porque permite viajar al pasado.
A nosotros también nos fascina este tipo de contenido. Encontramos cosas de lo más bizarras: en ‘Take Care In Your Dreaming’ suenan unos aullidos fantasmales sacadas de las transmisiones de radio que los americanos usaban para asustar a los soldados vietnamitas por la noche durante la guerra de Vietnam, pues los vietnamitas son muy supersticiosos. También emitían mensajes intentándoles convencer de que tiraran la toalla… ¡Menudas guerras psicológicas! Hay cosas muy extrañas por ahí…
¿Os metéis en whosampled.com de vez en cuando para ver qué samples utilizados por vosotros ha pillado la gente?
No miramos esa web, no… (ríe incómodamente). No queremos saber qué samples que no hemos podido autorizar encuentra la gente en nuestras canciones. Si es un pequeño beat, pues lo dejamos pasar… Samplear es un asunto muy complicado. Puede pasar que busques autorizar un sample y, en el proceso, descubras que cierto sello discográfico ha cerrado y que los derechos de cierta canción los posee una familia que ni siquiera sabe que posee dichos derechos. Es un lío…
«En abril sacaremos una reedición de ‘Since I Left You’ por su 20 aniversario con remixes nuevos»
¿Habéis superado haber vendido todos vuestros viejos vinilos?
Entre ‘Since I Left You’ y ‘Wildflower’ pasaron 16 años. Entre Robbie y yo teníamos miles y miles de discos, habías archivado miles y miles de samples diferentes divididos en distintas categorías, muchos de los cuales después ni usábamos. Antes solíamos reunir samples a tutiplén y después decidíamos si lo usábamos para una canción o no. Era un proceso de archivo muy arduo, muy largo. Ahora decidimos trabajar de manera más espontánea: si guardamos un sample que nos gusta vamos a escribir una canción a partir de él.
¿A día de hoy cómo veis ‘Since I Left You’? Salió en el año 2000, han pasado 21 años, no sé hasta qué punto la enorme aceptación de este disco os ha perseguido a lo largo de los años…
Con los años el estatus de ‘Since I Left You’ creció y publicar un segundo disco tanto tiempo después para nosotros fue un proceso estresante porque somos perfeccionistas y queríamos cumplir expectativas. Fue difícil y dejamos que la presión nos influyera demasiado… ‘Since I Left You’ lo escucho de vez en cuando, para mí suena muy joven, despreocupado y lleno de vida y alegría. En abril lo reeditaremos con una serie de remezclas nuevas por su 20 aniversario. Originalmente, el disco salió en noviembre en Australia, y en el abril siguiente fue editado en Estados Unidos y en Europa.
¿Qué artistas han participado en las remezclas?
No te puedo decir de momento porque queremos que sea una sorpresa pero te puedo adelantar que en el disco habrá un remix de MF Doom, quien acaba de fallecer.
Hace unos días la hija mayor de Madonna, Lourdes León, la lió en Instagram respondiendo a fans de su madre, de los que debe de estar hasta el higo con muchísimo motivo, mandándolos a la mierda de muy mala manera desde su perfil verificado. «¿Sabe tu madre que no te lavas el culo?», fue una de las respuestas de Lourdes que todavía pueden degustarse. También intentando respirar al margen de su legado, encontramos a la hija de Michael Jackson, promocionando estos días un primer disco que salía en las últimas semanas de un 2020 agonizante, que ha pasado desapercibido, quizá con cierta intencionalidad.
Paris Jackson, aquella niña que vimos llorando en un pequeño discurso en el funeral de su padre en 2009 y ante a la que todos se nos encogió el corazón, se ha dado a conocer como modelo y actriz (la serie ‘Star’, la comedia ‘Gringo’). Ahora ha publicado un disco modesto pero seguro, que no ha logrado dar el salto a las listas de éxito, pero que seguramente tampoco lo pretendía. ‘wilted’ huye del pop, muchísimo más todavía del soul, el sonido Motown, el new-jack swing, el hip-hop y más aún del trap y de la música latina. Más bien recuerda al fenómeno Carla Bruni: el disco está bien, sin inventar nada, destacando por presentar un estilo que no era el que esperaba todo el mundo.
Rolling Stone y NME le dieron su aprobación (3 estrellas) y más allá fue aún AllMusic otorgándole 4. En dicha reseña, las referencias eran el Beck de ‘Sea Change’, Bright Eyes o incluso Mazzy Star. ‘wilted’ ha sido comparado con ‘folklore’ de Taylor Swift porque se parece en algo más que en los títulos en minúscula y salió después, aunque en verdad empezó a fraguarse antes de la pandemia; y los referentes de Paris Jackson son los primeros Radiohead. Su segundo grupo favorito parece Manchester Orchestra, por lo que ha conseguido los servicios de Andy Hull para producir el álbum y co-escribirlo, si bien es ella quien ha escrito completamente en solitario el single principal del álbum, ‘let down’.
Paris Jackson ha sido muy clara respecto al proceso de composición, como ha explicado a Variety. Le ha dado libertad a Andy Hull para hacer modificaciones en sus temas, pero en ocasiones él ha decidido no tocar nada. «Y en otras ocasiones sí me ha dicho que: «bueno, vamos a trabajar más esta letra, o vamos a mejorar esto de alguna manera». O ha hecho totalmente el papel de productor. Y por ejemplo en ‘eyelids’ escribió por completo su propia estrofa, y trabajamos en las armonías juntos».
Aunque el mayor éxito de momento de Paris Jackson es el tema colaborativo de americana ‘Running for So Long (House a Home)’ que no pertenece a este álbum, son muchas las canciones del largo que encierran ciertas posibilidades, porque los singles no son especialmente lo mejor. ‘undone’ es la que tiene el poso más pop, ‘cosmic (wait for me)’ destaca por su virguería electrónica, ‘wilted’ por su agitación y sus matices ligeramente malignos e infernales, y ‘another spring’ es el cierre épico y contemplativo en un largo que sigue un orden narrativo cronológico. Una de sus favoritas es ‘scorpio rising’ porque han creado un pequeño complemento de percusión con sus propios suspiros. Al final uno entiende ese mejunje intergeneracional de gente que la sigue en redes: Madonna, Kurt Vile, Rita Ora, Alfred García.
Es llamativo que el disco de Paris Jackson esté pasando desapercibido, pero tengo la ligera sensación de que su subsello dentro de Universal quiere trabajarla a la larga en lugar de llamar a los medios para hypearlos y decirles que tiene algo gordo y mega sorprendente entre manos. En Variety explican que las preguntas sobre su padre estaban prohibidas en la entrevista que hicieron a Paris, y más con la que ha caído, pero es que además la palabra «Michael» ni siquiera aparece en las notas de prensa internacionales que recibimos sobre ella. Ah, sí, sale mencionada Julia «Michaels». Enumerada como compañera de sello en Republic.
Honesta hablando de salud mental, reconociendo que la terapia ha sido muy importante para ella; atreviéndose a hacer algún pequeño show televisivo; o con alguna ráfaga lejanísima de la vida con su padre como «he crecido en una casa donde escuchábamos de todo, así que tengo la mente muy abierta», Paris parece estar ganándose el corazón de cierta gente a fuego lento. Hay un momento en esta entrevista con MTV muy destacable. Bueno, dos si sumamos ese en el que cuenta que se sabe todas las canciones de los Beatles de memoria. ¡Claro, es que su padre se compró los derechos dando con un canto en los dientes al mismísimo Paul McCartney! Me refería a cuando empieza a explicar sus tatuajes y son todos sobre Bowie, Prince, Led Zeppelin, Neutral Milk Hotel, Explosions in the Sky, siete sobre «su padre»… ¿Es Amaia hablando o la sobrina de Janet?
Bomba Estéreo lo petaron hace un lustro con un disco llamado ‘Amanecer‘ que produjo éxitos multimillonarios en las plataformas de streaming como ‘Soy yo’, ‘Somos dos’ o ‘Fiesta’, el último de los cuales fue reeditado después mediante un remix con la surrealista participación de Will Smith. Los colombianos publicaron después un nuevo álbum, ‘Ayo‘, pero comprobarían que el público a lo que seguía dando era a sus temas viejos. En 2018, el remix de Tainy de ‘To My Love’, hasta entonces un corte medio escondido de ‘Amanecer’, arrasaría en listas para terminar convirtiéndose en el mayor éxito de toda su carrera, con tres años de retraso.
4 años después de ‘Ayo’, Bomba Estéreo vuelven con un nuevo trabajo bajo el brazo que llegará la próxima primavera y de que pueden escucharse ya tres avances. ‘Agua’, ‘Deja’ y ‘Soledad’ avanzan un álbum que, sin abandonar completamente la pista de baile, sí se adentra en la naturaleza. ‘Deja’ versa sobre «la conexión y la desconexión de los humanos con el planeta, con uno mismo», según Li Saumet. «Versa sobre lo conectados que estamos los seres humanos a los aparatos tecnológicos y a las cosas virtuales y lo mucho que ignoramos las cosas reales. Hemos decidido utilizar los cuatro elementos porque forman parte del equilibrio de los seres humanos».
Efectivamente, ‘Deja’ será un trabajo dividido en cuatro secciones, las que marcan los cuatro elementos de la naturaleza: el agua, el aire, la tierra y el fuego. Con estas cuatro palabras, Bomba Estéreo introducen el single oficial de ‘Deja’, un místico corte, adornado con sonidos de la naturaleza, llamado ‘Agua’ que cuenta con la colaboración de Lido Pimienta -recientemente nominada a los Grammy internacionales- y adopta sonidos propios de ese bullerengue explorado también en ‘Miss Colombia‘.
Más próximos a la pista de baile suenan los otros dos avances de ‘Deja’: el tema titular, de mensaje motivador («deja de decir que no eres na’, que no puedes más, que no eres nada»), empieza con baterías de disco-rock para zambullirse en el deep-house y en los vocoders, y ‘Soledad’ es un medio tiempo electrónico, de ciertos ecos dancehall y house, que «habla de ese amor que sólo dura un momento y se va y no vuelve más». Como véis, ‘Agua’ puede ser el single conceptualmente más importante de ‘Deja’, pero no es el que más repercusión puede alcanzar. ¿O sí?
Maluma se ha ido a Jamaica de vacaciones. Calma: lo hizo antes de la pandemia, hace algo más de un año, para preparar este disco que tenía que haber visto la luz antes de su álbum del verano pasado, ‘Papi Juancho‘, pero que se ha venido retrasando por la imposibilidad de rodar los videoclips. Son, en cualquier caso, unas vacaciones muy diferentes a las de Bad Gyal en la misma isla. Mientras la preocupación de Alba Farelo era empaparse de calle y «sound system», pegarle al porro y filmar a bailarinas tocándose el toto, la de Maluma ha sido retozar en la playa y ligar, que es lo mismo que hace cuando está en casa. «No he fumado y ya me tiene «high»», dice en una de estas canciones, la llamada simplemente ‘Love’.
Maluma no ha buscado tanto la conexión entre reggae y reggaetón a través de samples perdidos de joyas ocultas, ni se ha dedicado a reivindicar tesoros del primer reggae en español. «Pon reggaetón, no pongas otra cosa», propone sin cortarse en la pista final, ‘Peligrosa’. Lo que sí ha conseguido es tirar de talonario para contar con dos nombres tan grandes como Ziggy Marley, el nietísimo, siempre tan dispuesto a colaborar como ya demostró con Sheryl Crow, Alanis Morissette o Carlos Vives; y Charly Black, autor del macrohit ‘Gyal You a Party Animal‘ hace 5 años. Con ellos dos abre este mini álbum, colorido y simpático, aunque nadie sepa con certeza si ‘Tonika’ es un «branded content» de Nike y Red Bull.
Las producciones de los habituales Rude Boyz, Edgar Barrera y Johany Alejandro Correa «Nyal», todos los cuales ya han trabajado con Maluma en menor o máxima medida, llenan de luz unas composiciones hechas para pasarla bien. El single ‘Agua de Jamaica’, que comienza con una guitarrita de R&B, se entrega también a las bondades del reggae, como siempre para desarrollar una letra de bellaqueo, con Maluma acercándose varias veces a la palabra «dentro, dentro». Se huye así del lado más envolvente y oscuro, de estos ritmos, y cada vez que Maluma se arranca con un «oh-ya-ya» o un «wayio-yo», se echa mucho de menos a la Rihanna más jamaicana. Su tono de voz siempre estará más cerca de un Bisbal en España o en Luis Fonsi en México, por mucho que sea más guapo.
A 5 días de su edición, ya está a la vista de todos que ‘#7DJ (7 días en Jamaica)’ no va a dar al artista muy buenos números: el éxito masivo de la también viajera ‘Hawái’ va a comerse todo eso. Lo que sí nos ofrece este disco es un intento de mejorar la propuesta de Maluma en el formato «álbum». Es un disco muy corto, con tan sólo 7 canciones, a menudo fundidas entre sí y con principios y finales perdidos entre diversos cambios de ritmo, para bien. Aunque sólo sea por lo que ‘Safaera’ se viralizó en TikTok y lo arriba que está Bad Bunny, había que intentar algo diferente y no se puede negar que ha dado un paso para cuando menos buscarlo.
La canción más ambiciosa en ese sentido es ‘Chocolate’, que empieza con unos coros como de banda sonora sesentera, luego incorpora un ritmo un poco trap, unos acordes de bedroom pop, y finalmente el beat para concordar con el resto del álbum. También funciona el drop final de ‘Tonika’, o el modo en que ‘Peligrosa’ pasa de ser un tremendo dramón al ritmo reggae. Maluma no solo ha llamado a un trompetista y a dos saxofonistas reales y acreditados para dar cuerpo a ‘Desayun-arte’, sino que esta aparece perfectamente integrada tras el single ‘Agua de Jamaica’ y antes de ‘La burbuja’. En el single, hasta funciona ese «speech» en el que parece como embriagado, diciendo: «siento como que me enamoré». Son ese tipo de detalles los que dan al disco esa sensación de conjunto, como antes a duras penas había intentado.
Auspiciados sobre todo por el éxito de ‘Antes’, Anuel AA y Ozuna firman el nuevo número 1 de álbumes en España con su disco conjunto ‘Los Dioses‘, como hemos contado en nuestro repaso a la lista oficial de singles, en la que el dúo ha colocado el álbum entero, compuesto por 12 pistas, todas las cuales aparecen repartidas a lo largo de todo el top 100. ‘Emmanuel‘ y ‘ENOC‘ también fueron número 1 en España muy por delante de sus competidores, por lo que esta noticia sorprenderá a un total de cero personas.
Más allá del nuevo número uno obtenido por «Los Dioses» del reggaetón, el resto del top 10 de álbumes más exitosos de España sigue compuesto, en el siguiente orden, por ‘11 razones‘ de Aitana, ‘EL ÚLTIMO TOUR DEL MUNDO‘ de Bad Bunny, ‘Afrodisiaco’ de Rauw Alejandro, el mencionado ‘ENOC’ de Ozuna, ‘Future Nostalgia‘ de Dua Lipa, ‘Vértigo‘ de Pablo Alborán, ‘YHLQMDLG‘ de Bad Bunny y ‘Avionica’ de Antonio Orozco, con la entrada en el número 9 de la reedición en formato vinilo de ‘El espíritu del vino’ de Héroes del Silencio, álbum que ya fue número 1 de ventas en España en el año 1993, y que de hecho entra en el número 1 de la lista de vinilos más vendidos que ha estrenado Promusicae de manera deficitaria.
Sin olvidar que la subida más fuerte de la semana en la lista de álbumes la protagoniza Beret con su disco ‘PRISMA’, que sube vertiginosamente una posición, del 14 al 13, la otra entrada realmente significativa en la lista es la de ‘Live in Germany’ de Héroes del Silencio, que aparece en el número 15. Más adelante, ‘Morir y renacer’ de Adventus lo hace en el 74; ‘Holy Ground’ de The Dead Daisies en el 82; y ‘Plaza’ de Capo Plaza en el 86.
En cuanto a la lista de vinilos, cabe mencionar en ella las entradas de ‘Isles‘ de Bicep en el número 17, disco que se ha quedado a las puertas de alcanzar el número 1 de álbumes en Reino Unido; y de ‘Home‘ de Rhye en el 37, trabajo sobre el que hemos tenido oportunidad de hablar recientemente con su autor. Dicha lista, de no ser por Héroes del Silencio, seguiría liderada por ‘El mal querer‘ de Rosalía.
El número 1 de singles en España continúa siendo ‘Bandido’ de Myke Towers y Juhn, por lo que el titular hoy nos lo da más bien la entrada más fuerte, que en realidad es una re-entrada. ‘Zorra’ de Bad Gyal, que ya había sido número 2 en España y doble platino, reentra al puesto 5 oficial tras incorporar en un nuevo remix a Rauw Alejandro.
La canción original, en la que Bad Gyal se apropiaba del insulto misógino “zorra” para llamárselo a un hombre infiel, pierde algo de sentido con la participación de Rauw Alejandro. Aquí él aparece presumiendo: «La baby nueva cómo chinga me encanta / Y yo pensando que tú eras única entre tantas». Por suerte es Bad Gyal quien parece tener la última palabra al quedarse los últimos versos del tema, pero en cualquier caso no tiene ningún sentido que lleguemos a oír a Rauw Alejandro decir la frase estrella de la canción: «Tú eres una mierda, no vales na’ y eso todos lo saben / Tengo una gatita nueva que rico me lo hace».
Pero la mayoría del público no opina lo mismo y ‘Zorra’ ha sido una constante entre lo más oído de los últimos 10 días. Si contara Youtube en Promusicae, seguramente incluso estaría más arriba de ese top 5. Incluso a día de hoy continúa fuerte en Spotify España (número 12), casi 2 semanas después de su lanzamiento.
Bad Gyal dice sobre la remezcla en nota de prensa: “me he sentido muy bien con la nueva grabación, muy contenta y agradecida por la oportunidad. Yo escucho la música de Rauw y me apasiona su talento para crear. Este remix encaja a la perfección con nuestros estilos”.
Anuel AA y Ozuna sitúan varias canciones de su disco ‘Los dioses’ en el top 100: por eso este álbum es el nuevo número 1 en el país. Hallamos ‘Antes’ en el número 6 de singles, ‘Los dioses’ en el número 10, ’100’ en el número 23, ‘Nena Buena’ en el número 28, ‘RD’ en el número 31, ‘Perreo’ en el número 37, ‘Municiones’ en el número 40, ‘Nunca’ en el número 46, ‘Dime tú’ en el número 50, ‘La maría’ en el número 65, ‘Contra el mundo’ en el número 76 y ‘Perfecto’ en el número 77.
Toda esta retahíla de entradas deslucen otras como las de Camilo en el puesto 26 con ‘Ropa cara’, para quien esperábamos algo más por la pegada de la canción; y la de Nathy Peluso con ‘Delito’ en el número 49, realmente excepcional. Veremos qué pasa con ellas en los próximos días. El listado de entradas se completa con ‘The Business’ de Tiësto en el puesto 96 y ‘Primera carta’ de Cali y El Dandee y Beret en el número 97.
Silentó, el joven rapero estadounidense conocido por su éxito ‘Watch Me (Whip / Nae Nae)’, ha sido detenido por asesinar a su primo en Florida. El cuerpo del hombre fallecido, de 34 años, fue encontrado por la policía el pasado 21 de enero en la calle con múltiples heridas de bala. Silentó se enfrenta actualmente a una condena por asesinato.
El joven rapero de 23 años, cuyo nombre real es Ricky Lamar Hawk, ya había tenido problemas con la justicia previamente a ser detenido por asesinato. Como recuerda Billboard, el pasado mes de agosto fue detenido por allanar un domicilio y amenazar a sus dos inquilinos con un hacha para después ser desarmado por uno de ellos; y antes de todo esto ya había sido privado de su libertad por ser acusado de delitos de violencia doméstica y conducción temeraria.
Aunque en España no nos suene demasiado su nombre, pues su único éxito, el mencionado ‘Watch Me (Whip / Nae Nae)’, jamás llegó a las listas oficiales de nuestro país, como sí alcanzó las listas estadounidense (donde fue top 3), británica, francesa o alemana, Silentó protagonizó una verdadera revolución en internet en el año 2015 gracias al baile viral de este single, originado en la extinta plataforma Vine. Un tema que, a día de hoy, suma la impronunciable cifra de 1.790.333.930 de visualizaciones en Youtube, además de 318 millones de reproducciones en Spotify.
A pesar de su clara condición de «one-hit-wonder», pues la repercusión de ‘Watch Me (Whip / Nae Nae)’ ya era absolutamente inalcanzable para él, Silentó había publicado varios álbumes largos, el último de ellos el año pasado, y apenas unos días, el pasado 28 de enero, el artista editó un nuevo single llamado ‘Swish’.
Desde Gran Canaria, Ant Cosmos lleva años conjugando el indie pop con las sonoridades trap, el dream pop con la «estética kitsch/naive», en sus propias palabras. Podría ser algo próximo a los territorios de Solo Astra, antes y después de unirse a Cupido, si bien ya hace 2 años que presentaban su pequeño himno ‘Quédate a bailar’ (no me resisto a recuperar su portadón, en la imagen), en verdad puro jangle pop a medio camino entre los Smiths y Hombres G. Nada que ver con el rollo sintético de ‘Luna de colores’. Y a su vez, ‘Tal vez’ es otra cosa.
Si ‘Reloz’, su EP de 2017, hacía gala de un romanticismo exacerbado hasta cierto punto acústico, Ant Cosmos han sabido canalizarlo hacia lugares más interesantes y oscuros. El texto de ‘Tal vez’ nos habla de «una noche en el mar» y de una «playa para nosotros», pero la producción de la grabación une varias cosas. No prescinde de la caja de ritmos más sobada del reggaetón, pero le añade una guitarra evocadora como aportada por The xx y la sensación de asfixia de lo antiguamente conocido como trap. Mientras el mundo se pregunta si Drake ha sabido pasar página de todo esto, aún se puede disfrutar de este tema en castellano con madera para llegar a las masas en nuestro país.
Lana del Rey se mantiene en el número 1 de lo más votado de JNSP con ‘Chemtrails Over the Country Club’ mientras la entrada más fuerte es ‘Perra’ de Rigoberta Bandini. También entran Bicep y Rhye, que sacaban disco la semana pasada, en un top que es más bien de despedidas. Superan las 10 semanas en lista en la mitad baja de la tabla ’Tú me dejaste de querer’, ‘Man’s World’, ‘In Your Eyes’ tras casi un año, ‘Sweet Melody’ y ‘Entre las dos’, por lo que quedan eliminadas. Podéis escuchar nuestra última lista de novedades y votar por vuestras canciones favoritas, aquí.
Russell T. Davies, creador de ‘Queer as Folk’, el revival de ‘Doctor Who’ o la reciente ‘Years and Years’, siempre comprometido con representar al colectivo LGBT en sus obras, regresa con ‘It’s A Sin’, una miniserie de 5 capítulos que narra la vida de varios jóvenes homosexuales durante los años 80 en Londres en plena crisis del sida. La serie aborda tanto la ignorancia absoluta del tema por parte del colectivo como la toma de conciencia y el surgimiento de grupos activistas que luchaban por la investigación de una cura.
Olly Alexander, líder de Years & Years –curiosa coincidencia- interpreta a un joven de 18 años que sale de su pequeño pueblo de provincias para estudiar en Londres. En la universidad conoce a Jill, que se convertirá en su mejor amiga y a Ash, el primer chico en el que se fija. Más tarde acabarán viviendo juntos con Roscoe, un chico repudiado por su familia que trabaja en un club nocturno, y Colin, un joven galés muy tímido que se gana la vida como sastre. Suena estereotipado y, en efecto, lo es. Pero el principal problema con sus personajes no es solamente que sean clichés andantes sino que no están desarrollados: realmente nunca conocemos nada de ellos. Davies da pinceladas por aquí y por allá pero no indaga en sus personalidades, en su manera de ver el mundo o en sus objetivos vitales, y cuando lo hace es de forma tan breve y superficial que no logra que los comprendamos. Especialmente llama la atención el personaje de Jill, interpretado por Lydia West, cuya única función en la serie parece ser la de cuidar a todos los gays que le rodean. No hay mucho más donde rascar del que probablemente sea el personaje que más tiempo tiene en pantalla.
Desgraciadamente la serie no es solo esquemática en ese aspecto, también lo es en el terreno narrativo, resolviendo tramas a través de flashbacks explicativos que sacan a relucir unas habilidades narrativas un tanto deficientes. Sin duda, se hubiera beneficiado de una mayor duración, cuidando más el desarrollo de sus tramas y profundizando más en detalle en el contexto político y en el auge del activismo (especialmente porque hay una escena sobre ello que no va a ningún sitio y solo sirve como recurso para revelar información importante de un personaje).
Parte del problema reside en esa obsesión habitual de las series de televisión con que haya giros de guion cada dos minutos: pasan demasiadas cosas todo el rato y no hay espacio para la reflexión ni para conseguir calar verdaderamente hondo en el espectador. Cierto es, que esta es un arma de doble filo, ya que también ‘It’s a Sin’ consigue que gracias a su ritmo frenético se devoren los capítulos casi sin darse uno cuenta. Si las intenciones de Davies eran las de hacer una obra que acercara el tema del sida al gran público de forma accesible y entretenida, se puede considerar a ‘It’s A Sin’ como un éxito. Y dentro de sus virtudes también está la de añadir cierta luz a esos años desde la nostalgia, pese al horror que vendría posteriormente. Lo que vino antes fueron momentos felices y libres para un colectivo que siempre había estado reprimido y por primera vez comenzaba a mostrarse visible. Peter Hoar, director de los cinco capítulos, en esos instantes logra crear una alegría contagiosa, una sensación de júbilo en el espectador al ver a jóvenes liberados, descubriéndose, yéndose de fiesta, ligando, etc. haciendo que durante esas secuencias se nos olvide la nube negra que irremediablemente se aproxima sobre ellos.
Finalmente ‘It’s A Sin’ deja la sensación de que podría haber llegado mucho más lejos si se hubiera centrado más en el tema que está tratando en lugar de preocuparse tanto por complacer al espectador. Davies, quien a buen seguro conoce las circunstancias y las situaciones que se retratan, ofrece una visión más bien periférica de un asunto que requería de mayor valentía a la hora de lidiar con él, pues parece venir de alguien que solo ha oído hablar del sida alguna vez en las noticias. Y aunque las comparaciones sean injustas, por similitud temática, resulta inevitable no pensar en el impresionante, poderoso y enfurecido retrato del asunto que ofrecía Robin Campillo en 2017 con ‘120 pulsaciones por minuto’ y en lo convencional y blanda que resulta ‘It’s A Sin’ en comparación, por muy entretenida que sea. 6.
Marilyn Manson ha sido acusado de abusos sexuales y psicológicos por varias mujeres que han compartido relaciones románticas con él. Entre ellas se encuentra la actriz Evan Rachel Wood, que empezó a salir con Brian Warner cuando tenía 20 años y apareció en el videoclip de ‘Heart-Shaped Glasses’. Al lanzamiento de ‘WE ARE CHAOS‘ no fueron pocas las voces que insinuaron que Warner merecía ser desenmascarado por su comportamiento tóxico hacia las mujeres, sin que nadie diera el paso de nombrarlo explícitamente.
Es lo que han hecho ahora Wood y otras mujeres. La primera ha compartido en Instagram el siguiente comunicado: «El nombre de mi abusador es Brian Warner, más conocido por el mundo por el alias de Marilyn Manson. Él empezó a seducirme cuando era una adolescente y durante años abusó de mí de manera horripilante. Me lavó el cerebro y manipuló para ser sumisa hacia él. Estoy harta de vivir con miedo a recibir represalias, calumnias o chantajes. Estoy aquí para desenmascarar a este peligroso hombre y para poner en su sitio a las industrias que han permitido su comportamiento antes de que arruine más vidas. Expreso mi apoyo a todas las víctimas que ya no van a permanecer calladas».
También en Instagram, Wood ha reproducido a través de los stories varias acusaciones vertidas hacia Manson por mujeres que aseguran haber sido también víctimas de sus abusos, los cuales incluyen graves actos de amenazas, coerción y violencia física y sexual. Una de las mujeres, Gabriella, acusa a Manson de haberla atado y violado en la habitación de un hotel. Otras mujeres explican que Manson les impedía acercarse a otras personas contándoles que estas padecían sida y que eran «asquerosas», subrayan su adicción a las drogas o señalan que el músico es aficionado a utilizar «tácticas de control de la mente y de tortura» para controlar a sus parejas.
Hace unos meses, el locutor de radio Dan Cleary, quien fue asistente personal de Manson entre los años 2014 y 2015, daba credibilidad a todas las acusaciones dirigidas abiertamente a Warner: «Vi de primera mano lo violento y abusivo que era con su novia de entonces, Lindsay. La amenazaba con matarla, rajarla, enterrarla y humillarla delante de todo el mundo. Él disfrutaba haciéndola llorar y hacerle sentir miedo hacia él». Cleary, que ha asegurado no haber dicho nada antes por miedo a perder su trabajo por lo difícil que es encontrar oficio en la industria de la música, agradece a Manson por haberle dado trabajo pero indica que, a pesar de ser un «músico brillante», también es un «drogadicto que abusa psicológicamente de las personas».
La imagen pública de Manson, un artista detestado sobre todo por el sector más conservador y religioso, se ha ido enturbiando en los últimos años de manera irreparable. Ya en 2018, una actriz le acusó de acosar sexualmente a varias mujeres durante un rodaje. Quien tuviera a Manson en un pedestal por sus brillantes letras en las que criticaba la hipocresía de la sociedad americana o por sus esclarecedoras declaraciones sobre los asesinos de Columbine, ahora probablemente ve derrumbarse a un mito que parece haber asumido su papel de «anticristo» también detrás de los focos.
El artista, no obstante, ha negado las acusaciones a través de un comunicado en Instagram que dice así: “Obviamente, mi arte y mi vida han sido siempre imanes para la controversia, pero las recientes acusaciones sobre mí son horribles distorsiones de la realidad. Mis relaciones íntimas han sido siempre consensuadas por completo. Independientemente de cómo y por qué se esté elegiendo malinterpretar el pasado, esa es la verdad”.
Sin embargo, este comunicado no ha sido suficiente para que Loma Vista Recordings, que había editado los últimos trabajos de Marilyn Manson, se mantenga al margen. Desde el sello han decidido dejar de trabajar con él, como han expresado en este texto: “Debido a las acusaciones desagradables realizadas hoy por Evan Rachel Wood y otras mujeres nombrando a Marilyn Manson como abusador, Loma Vista va a dejar de promocionar su último álbum de manera inmediata. Debido a esto, también hemos decidido no trabajar con Marilyn Manson en ningún proyecto en el futuro”.
Cuando Christina Aguilera lanzó ‘Dirrty’, la opinión pública definió su nueva imagen como “la mujer reptil más repulsiva del mundo” (Entertainment Weekly), “parece que viene directa de una convención de furcias intergalácticas” (Time), “me ha dado una enfermedad venérea solo de verla” (Tina Fey). Algunos canales de música se negaron a emitirlo describiéndolo como “una violación en grupo”. Y compañeras como Kelly Osbourne, Jessica Simpson o Shakira aseguraron que Christina había ido demasiado lejos. Pero casi 20 años después de su estreno, ‘Dirrty’ pervive como la aportación más importante de Christina Aguilera a la cultura popular. Un antes y un después en el tratamiento de la sexualidad femenina en el pop. Y una guarrada alucinante.
En dos años, Christina Aguilera vendió 17 millones de discos sin tener identidad como artista. Su discográfica, RCA, la promocionó como una “Britney que sabe cantar”, pero Britney parecía tener un don sobrenatural para generar momentos icónicos: el vídeo de ‘…Baby One More Time’, la portada de la Rolling Stone con el Teletubbie, la actuación con la serpiente en los premios MTV. Esta dicotomía culminó en los Grammy de 2000: Christina Aguilera ganó el premio a artista revelación, pero no fue invitada a actuar en la ceremonia. Britney sí. Christina era una buena cantante, Britney era un espectáculo.
Había detalles que sugerían que Aguilera tenía más experiencia de la vida que Spears. Sus amigas en el vídeo de ‘Genie in a Bottle’ eran de razas diversas (aunque, eso sí, todas tenían una estética clónica) y todos sus bailarines eran chicos: se trataba de una fiesta nocturna en la playa, con todo lo que eso sugiere, en la que Christina bailaba rodeada de ocho hombres, cantaba para su novio subida al capó de un coche y acababa tumbada en la arena al amanecer. En ‘What a Girl Wants’ bailaba para su novio en agradecimiento por… tratarla como a un ser humano. La diferencia implícita entre Britney y Christina era que Christina, aunque fuese una muchacha decente, sí sabía lo que era el sexo.
Porque la clave del producto Britney era que su erotismo siempre pareciese accidental: convirtió su virginidad en un asunto de Estado, iba por ahí diciendo que lo de salir vestida de colegiala y anudarse la camisa había sido idea suya y que no entendía tanto revuelo porque, al fin y al cabo, ella era una colegiala; literalmente cantó una canción (‘Oops… I Did It Again’) sobre provocar a un chico sin darse cuenta; y cuando sexualizó su sonido y su imagen con ‘I’m A Slave 4 U’ insistió en que la letra se refería a ser esclava de la música. El mensaje de Britney era “cualquier calor que sientas al verme es cosa tuya”. Y ahí fue donde Christina Aguilera encontró un hueco para adelantar a su rival por la izquierda: controlar su erotismo, ser consciente de su imagen y manejar su propia carrera. Lo primero que hizo fue despedir a su manager.
“En aquel momento las estrellas del pop teníamos que representar una inocencia ciega”, recordaría Aguilera años después. “Y yo no quería jugar a ese juego. Yo no era esa chica. Debería haberme sentido en la cima del mundo, pero no tenía un buen manager y se tomaron decisiones equivocadas. Me hacían trabajar sin parar y no había nadie que estuviese de mi parte”. Tras una gira que ella describiría como “infernal”, su equipo anunció que la cantante había sufrido el clásico “mental breakdown”.
Mientras Spears repetía la hazaña con dos álbumes evento (‘Oops… I Did It Again’ y ‘Britney’), Aguilera lanzó un disco en castellano y otro navideño. Su primera discográfica publicó un álbum de maquetas sin su consentimiento. Hizo un dúo con Ricky Martin. Estos tumbos quizá devaluasen su impacto cultural, al no quedar claro quién era Christina Aguilera como artista, pero en 2001 ‘Lady Marmalade’ la convertiría por primera vez en un icono.
Tanto la canción como el vídeo trataban a Christina Aguilera como a una superestrella: era mejor cantante y más famosa que las demás (Mya, Pink y Lil’ Kim), la estructura de la canción generaba una anticipación épica según se iba acercando su estrofa y MTV emitía el vídeo acreditando como artista a “Christina Aguilera Et Al.”. En ‘Lady Marmalade’ ella jugó todas las cartas que Britney no podía jugar. Adoptaba una identidad nueva (mediante una peluca inmensa, un corsé minúsculo y un maquillaje del que todos los foros de la época hicieron el chiste con la escopeta de Homer) mientras Britney no podía permitirse ser otra cosa que Britney. ‘Lady Marmalade’ apelaba al público queer, a la estética drag y a la cultura negra mientras Britney jamás se distanciaría de su centro de gravedad blanco normativo. ‘Lady Marmalade’ convirtió a Christina Aguilera, por fin, en una estrella de verdad.
Una noche estaba en una discoteca y se encerró en el baño. Tenía un ataque de ira. Normalmente conseguía aliviarse tirando bolsas de té contra la pared o simulando ser la protagonista de una película de terror, pero esta vez no era capaz de calmarse. Christina acababa de romper con su primer amor, su bailarín Jorge Santos, porque él era incapaz de asumir que su novia fuese también su jefa. Entonces un amigo entró en el baño con una copa de champán y la animó a tirarla contra la pared. Christina lo hizo y se sintió “la hostia de bien”. Rompió una docena de copas más. Al día siguiente, encargó que trajeran a su casa varias cajas de copas, vasos y platos. Había encontrado su nuevo método para desestresarse.
El álbum ‘Stripped’ canalizaría toda esta ansiedad y, a la vez, representaría un ritual de madurez para la imagen de Christina Aguilera. Para ello contó con Scott Storch (productor de Snoop Dog, Busta Rhymes o Dr. Dre), Glenn Ballard (Michael Jackson, Alanis Morissette, Aerosmith) y Linda Perry (líder de 4 Non Blondes que había guiado la transición de Pink entre su primer disco urbano y el sonido pop-rock de ‘Get This Party Started’). También aparecían por ahí Alicia Keys, Dave Navarro o Lil’ Kim, en una canción (‘Can’t Hold Us Down’) en la que Aguilera respondía a los insultos de Eminem. (En aquella época Eminem, de 30 años, mencionaba obsesivamente a las cantantes adolescentes en sus raps, llegando a insinuar que Christina le había pegado una infección venérea). En las 20 canciones de ‘Stripped’ la voz de Aguilera volaba desde el hip hop hasta el rock de estadios, el soul, el gospel, las bases latinas, el dancehall, el jazz, el funk, el garage o el drum and bass. Esta diversidad sónica iba acorde con la diversidad de temas que abordaba: la ansiedad, la opresión de su discográfica, la inseguridad física, la traición de sus allegados, el machismo, la autoestima, la emancipación, el placer sexual, su primer desamor o los malos tratos que sufrieron ella y su madre durante sus primeros cinco años de vida.
Fue entonces cuando Aguilera empezó a contar la versión completa de su historia de vocación infantil (“Me pasaba las tardes cantándoles a mis peluches”) y desveló que si pasaba tantas horas cantando en su habitación era para no escuchar los gritos de su madre. En una ocasión su padre, un militar ecuatoriano, estranguló a su madre con una chaqueta del ejército.
El primer single debía proclamar esta nueva identidad. Debía romper copas contra la pared. Aguilera le pidió a Rockwilder que le hiciese algo en la línea de su producción para el rapero Redman, ‘Let’s Get Dirty’. Lo que él le propuso era prácticamente un remake pop de ‘Let’s Get Dirty’ titulado ‘Dirty’. Después se duplicó la R para sugerir Rated R: no apto para menores. Las similitudes eran tan obvias que Aguilera propuso invitar al propio Redman a rapear en su canción. Para el videoclip la cantante quería una orgía postapocalítica que “oliese fuerte” ambientada en un tugurio ilegal, así que eligió al fotógrafo David LaChapelle. Su estética era plástica, su imaginario apelaba a los fetiches sexuales y estaba obsesionado con la cultura de la celebridad.
En ‘Dirrty’ Christina aparecía con un pelo rubio sucio invadido por unas rastas negras y vestida con un bikini como parte de arriba y unas chaparreras de cuero sin pantalones (dejando a la vista unas bragas con una X impresa en el trasero) como parte de abajo. Apenas tenía cejas, llevaba rodilleras y más que delgada parecía anémica. Un erotismo hiperbólico que parecía parodiar a la Britney de ‘I’m A Slave 4 U’: Aguilera salía tan sexual que casi provocaba rechazo.
«Slut drop, turismo sexual, sexo con menores, lluvia dorada y más: así fue el vídeo de ‘Dirrty'»
Primero la bajaban a un ring de boxeo metida en una jaula (símbolo de su primera etapa en la industria musical) y en cuanto salía de ella se liaba a puñetazos con una mujer que llevaba una máscara de luchador mexicano. Después bailaba encima de una mesa haciendo twerking (con una negra que se ponía de rodillas ante ella), simulaba una masturbación y se encaramaba a un bailarín para restregarse contra él. Aquel vídeo introdujo el movimiento “slut drop” en el mainstream, que consiste en ponerse de cuclillas y (esto es opcional) abrir y cerrar las rodillas o incorporarse con el culo en pompa. Al final Christina bailaba en un baño masculino encharcado.
Que salgan gallos de pelea en un momento dado confirma que esa fiesta está ocurriendo al margen de la legalidad. O, dicho de otro modo, fuera del sistema. A lo largo del videoclip aparecen varios kinks sexuales: su atuendo de colegiala porno, la gente disfrazada de peluches gigantes (erotismo “furry”), el lavabo de hombres cuyo suelo está encharcado y salpica a Aguilera y sus bailarinas (lluvia dorada) o los azotes, las máscaras y las jaulas que sugieren prácticas sadomasoquistas. En un momento dado se puede ver a una mujer tumbada dentro de un agujero de manera que sus piernas están al otro lado de la pared (y cada uno que se imagine lo que está ocurriendo a ese otro lado). Hay dos pósters en tailandés, uno dice “Turismo sexual en Tailandia” y otro “Chicas menores de edad”. Mientras descansaba en su esquina del ring, Christina abre la boca para que le echen agua como si estuviese en un gang bang.
“En aquella época no había iPhones y la gente no hacía fotos”, recuerda el coreógrafo Jeri Slaughter: “En las discotecas bailábamos sobre las mesas y nos restregábamos con chicos y con chicas. Christina sacó en un videoclip las cosas que la gente hacía solo a puerta cerrada”. La falda de colegiala era tan corta que cuando la cantante se agachaba se le veían las bragas rojas, así que LaChapelle eliminó esos planos. Aguilera insistió en mantenerlos en el vídeo.
Britney y Christina suponían la primera consecuencia integral del impacto de Madonna. Pertenecían a la primera generación de artistas que había crecido con Madonna y no conocía el mundo sin ella, de modo que la tenían completamente asimilada. Que un artista pop experimentase con su identidad ya no era una extravagancia sino una obligación. Si Madonna había explotado la sexualidad en sus videoclips, Aguilera apostaba directamente por el sexo. Pero la diferencia es que Madonna, a diferencia de Aguilera y sobre todo Spears, siempre estuvo en control de su carrera.
Es importante destacar que en ‘Dirrty’ ella no se declaraba sucia, sino que quería ensuciarse (“Wanna get dirty”) más como un juego, lo cual sugiere que su suciedad es un estado transitorio: puede comportarse como una golfa durante una noche, pero eso no significa que sea una golfa en general. Aquella identidad se trataba de un alter ego temporal con el que Aguilera quería experimentar, del mismo modo que en ‘Can’t Hold Us Down’ adoptaría una estética y actitud de gueto sin ser ella nada de eso. Por supuesto, ‘Dirrty’ era un safari por la marginalidad: si Christina cantaba que “seguro que alguien llama a la policía” era porque una chica blanca y rubia como ella, a diferencia de sus bailarinas negras, no le tenía ningún miedo a vivir un encontronazo con un policía.
Otro mensaje implícito, con el conflicto de autoestima que conlleva, es el hecho de que Aguilera recurriese a Redman para conseguir credibilidad callejera. Se trata del enésimo cliché de la niña buena y el chico malo pero con el añadido de que Redman había colaborado con Eminem en ‘Off The Wall’. En aquella canción, Eminem rapeaba: “Hombres gordos y calvos decidieron escribir canciones y enseñar a cantar a las Mosqueteras. Aterrorizaré a Christina Aguilera arrastrándola del pelo por todo el Sáhara. Puta”. Que ella luego invitase a Redman para restregarse contra él en el vídeo de ‘Dirrty’ es una recreación de la dinámica de instituto en la que un tío le ríe las gracias a su colega el que te llama puta y al día siguiente te pide salir.
Aunque muchos consideraron ‘Dirrty’ un intento “desesperado y estridente” por llamar la atención, Aguilera insistía en que solo estaba expresando su verdadera personalidad. “Tengo mucha agresividad dentro que necesito sacar de una manera no demasiado precisa o articulada”, explicaba Aguilera. “Para mantener mi propia cordura, independientemente de hacia dónde fuese la industria de la música, necesitaba ser yo misma. La imagen de mis inicios me parecía falsa, superficial e impostada. Era muy difícil para mí seguir manteniéndola. Yo odiaba ser esa chica. La gente quiere ver a las chicas rubias como niñas buenas y no es que yo esté intentando ser mala, solo ser yo misma. La gente sigue sin saber quién soy. Mira a van Gogh. No vendió ni un cuadro en vida. El pobre tuvo que regalarlos. Como Basquiat. Pero si eso es lo que hace falta para ser un artista estoy dispuesta a sufrir”. Aguilera también cuestionaba la estrategia moralista de compañeras como Britney o Beyoncé, otra que proclamaba su virginidad. “Están desesperadas por parecer dulces niñas buenas, pero luego las ves en las sesiones de fotos y salen extremadamente sexuales posando con unos minishorts y poco más. ¿Entonces por qué intentan ser virginales en las entrevistas?”, criticaba. “Christina tiene mucho talento, no sé por qué se esconde detrás de todo ese sexo. Cuando vi el videoclip le pregunté si estaba drogada”, declaró Linda Perry. “Pero es que ella es así. Se viste así en el estudio. A la chica no le gusta llevar ropa”. La emblemática columnista de sociedad Liz Smith definió el look de Aguilera en los premios MTV como “uniforme de furcia”.
Su primer gesto de rebeldía contra su discográfica había sido hacerse un piercing en la nariz sin su permiso. A partir de entonces, cada vez que tenía un mal día se hacía otro. Para cuando lanzó ‘Dirrty’ tenía cinco: en la nariz, en el labio, en los pezones y en la vagina. “Ese está hecho de diamantes. No sé ni cuántos. Porque está en un lugar especial de mi cuerpo, es hermoso y caro. Mi ginecólogo y mi depiladora me han felicitado por él”, confesaba Aguilera en una entrevista para Rolling Stone cuya portada sacaba a la cantante desnuda abrazando una guitarra eléctrica.
«En cualquier caso se iban a reír de las estrellas del pop por mojigatas y se iban a reír de ellas por guarras»
“Cuando eres atrevida y abierta, mucha gente se siente amenazada. Especialmente en la América profunda”, lamentaba la cantante. “Vale, salgo medio desnuda en un vídeo. Pero si prestas atención verás que también estoy en el centro. No soy una piva patética en un vídeo de rap, estoy en la posición de poder. Estoy completamente al mano de todo y de todos a mi alrededor”. Pero la liberación sexual de Christina Aguilera era en realidad una trampa perversa. Primero la explotaron sexualmente como Lolita inocente y luego dejaron que ella se rebelase utilizando lo que ella consideraba sus únicas armas: su cuerpo y el sexo. La conclusión era que todas las estrellas del pop, de un modo u otro, debían tener una imagen erótica. Y en cualquier caso se iban a reír de ellas por mojigatas y se iban a reír de ellas por guarras.
El videoclip de ‘Dirtty’ fue parodiado en Saturday Night Live con Sarah Michelle Gellar interpretando a Aguilera y Jimmy Fallon haciendo de LaChapelle. Gellar pedía que cuando ella se agachase un bailarín se tirase un pedo en su cara, bailaba con un culo de babuino postizo y explicaba: “Cuando la gente vea este vídeo dejará de verme como una golfa rubia que hace chicle pop para la industria y empezará a verme como una golfa a secas”.
Mad TV también satirizó a Aguilera con ‘Virginal‘, una versión humorística de ‘Beautiful’ en la que cantaba “como os dio igual verme el vello púbico, he cerrado las piernas; a menos que esta canción tampoco tenga éxito, entonces volveré a ser una puta”. ‘Dirrty’ alcanzó el número 1 en MTV pero se quedó en el 48 de las listas estadounidenses, así que la discográfica se apresuró a lanzar la balada de empoderamiento ‘Beautiful’ para rehabilitar la imagen de Aguilera. ‘Beautiful’ acabaría convirtiéndose en su canción más emblemática, pero su mensaje (“Las palabras no pueden derribarme”) no habría calado tanto si antes Christina no hubiera sufrido todo tipo de escrutinios, humillaciones e insultos por ‘Dirrty’.
«‘Beautiful’ no habría calado tanto si antes Christina no hubiera sufrido todo tipo de escrutinios, humillaciones e insultos por ‘Dirrty'»
‘Stripped’ ha sido definido como “el patrón según el cual se construyen las transiciones de las divas adolescentes a estrellas del pop adultas”, “la introducción a la retórica feminista en el pop para toda una generación” y “la referencia para el pop femenino sincero y crudo posterior”. Otras chicas Disney como Selena Gómez o Demi Lovato han citado aquel álbum como inspiración en sus metamorfosis hacia la madurez musical. Hoy el «slut drop» es tan ubicuo que hasta Lana del Rey se anima a menearse para abajo cuando se siente viva.
En 2008, Lady Gaga demostraría que las mujeres del pop tenían más opciones aparte del sexo para escandalizar, para impactar y para proclamar su identidad. Beyoncé, por ejemplo, nunca ha sido tan relevante culturalmente como cuando renunció a los hits para apostar por proyectos confesionales (‘Lemonade’) y políticos (‘Homecoming’). Para cuando una Miley Cyrus semidesnuda le hizo twerking en la entrepierna a Robin Thicke en 2010, la sexualización de las chicas Disney ya era un cliché en la cultura popular: Cyrus sabía que todo el mundo esperaba que se volviera “una golfa” así que optó por satirizarlo. Su constante desnudez en la etapa ‘Bangerz’ era deliberadamente feísta, grotesca y cero erótica. Taylor Swift es la mayor estrella del pop del planeta y su rebelión ha sido intelectual, económica y profesional. Nunca sexual. “Lo que me venía bien a mí no tiene por qué ser lo que le viene bien a las que vengan después”, aclaraba Aguilera hace un par de años. “Pero aquella fue la manera en que yo me pude sentir poderosa en mi propio cuerpo y mostrar mi fortaleza. Así fue como necesitaba ser cuando tenía 21 años”.
«Cyrus sabía que todo el mundo esperaba que se volviera “una golfa” así que optó por satirizarlo
‘Dirrty’ y ‘Stripped’ supusieron un paso firme en la evolución de la estrella del pop femenina. Britney Spears se convirtió en una fábula de todo lo que está mal en la cultura popular y en un referente a evitar para sus compañeras de profesión. Las popstars actuales son autoconscientes, experimentales y confesionales. Están en control de su carrera musical y de su imagen pública. Y no intentan gustarle a todo el mundo. ‘Stripped’ vendió 10 millones de copias y estuvo dos años generando singles. Y así, Christina Aguilera demostró que era posible ser una estrella del pop comercial y no ser un objeto sino un sujeto. Nada mal para una furcia intergaláctica.
Parece mentira que con todos los palos que tocaron Klaus&Kinski, de la música disco al country pasando por la habanera y el kraut, pero había algo en las melodías o en su sucesión de acordes que es tremendamente identificativo. Esa esencia se mantiene viva en el segundo disco del proyecto en solitario de Alejandro Martínez, Alexanderplatz, más conciso que el primero, ‘Muera usted mañana’ (2018). Las canciones siguen jugando con los diferentes géneros que en su caso podemos considerar «habituales», como la bossa de ‘Cinismo para las masas’ o el kraut pop de ‘Un tal vez rotundo’; o incluso pueden irse a sitios donde no tuvieron tiempo de llegar Klaus&Kinski, como el inicio tan Ramones de ‘Isabel como Fernando’. Y aun así continúan sonando a Klaus&Kinski, solo que ahora entonadas por Alejandro.
Salvo por lo que se sigue echando de menos la voz de Marina Gómez-Carruthers, que tanta personalidad aportó al proyecto, pese a las críticas, esto no es malo: por muchos herederos que hayamos querido buscar, lo cierto es que ningún grupo ha terminado de coger el testigo de la genialidad del dúo murciano. Lo más parecido que nos podía venir a la mente fueron Hazte Lapón y también se separaron. Quizá sus posibilidades se fueron por el desagüe en un tsunami de trap, reggaetón y sucedáneos de Vetusta Morla y/o Los Planetas. El caso es que aquí ya casi ni nos acordamos de lo que a Martínez y Gómez-Carruthers les gustaba la banda de J, pues la base de Alexanderplatz se ampara por un lado más bien en el kraut pop y las cajas de ritmo y por otro más bien en la balada y la guitarra clásicas.
Se presentaba ‘Parques nacionales españoles’ con el vídeo de ‘Murcia Delenda Est’, el cual lo define muy bien. Se trata de una canción de despedida, ilustrada con un clip en el que vemos a un «Sócrates murciano» hablando de la belleza, la verdad y el bien, apelando a las ideas sublimes, hasta que la realidad se impone, siendo la realidad un policía municipal que disuelve su clase. Las composiciones de Alejandro continúan tan preocupadas por la cuestión filosófica como siempre, pero con la cotidianidad irrumpiendo a través del humor o la tragedia.
Así, concretamente nos habla de cuestiones como la fe y la confianza (‘Cinismo para las masas’), la duda (‘Un tal vez rotundo’), lo único que perdura a través del paso del tiempo (‘La cosa’), la incertidumbre y la muerte (‘Sindicato vertical de enterradores’), la ausencia (‘Mausoleo’) y la ausencia con imaginería alemana como a él le gusta (‘Spanien’). En ocasiones, es el título del tema lo que da la nota de humor o el sentido último, a menudo entremezclándose el desamor con el desencanto social. «Todo es absolutamente falso salvo alguna cosa» es una de las frases más recordadas del ex presidente del gobierno Mariano Rajoy, y aquí parece dar lugar a un tema que, llamado ‘Todo es verdad salvo alguna cosa’, habla sobre las necesidades más básicas, el contrapunto del ego y «lo que viene con la edad».
Musicalmente, pese a que el lado más folclórico fue mi favorito de Klaus&Kinski, muy especialmente en el bolero ‘Mengèle y el amor’ y el pasodoble ‘El rey del mambo y la reina de Saba’, en este caso ‘Mausoleo’ y ‘Cinismo para las masas’ cuentan con desarrollos más modestos. Es en el maravilloso puente instrumental de ‘Un tal vez rotundo’, en el guiño a OMD -más que a ‘Drive’- de ‘La cosa’, en el aparente recuerdo a Mazzy Star de ‘Sindicato vertical para enterradores’ o el cierre casi swing de ‘Paseo por el río’ donde volvemos a encontrar a uno de los autores más inquietos y versátiles del pop en castellano.
Tony Bennett padece Alzhéimer, según ha hecho público hoy lunes su familia en una revista y reproducen medios como CBS News. El cantante, de 94 años, fue diagnosticado de su enfermedad en el año 2016, tras sufrir un episodio después de un concierto en el que reconoció a su mujer, Susan Benedetto, haber olvidado los nombres de sus músicos.
La revista citada explica que cantar «ha salvado» a Bennett y desvela que, una vez diagnosticado, el intérprete de ‘The Way You Look Tonight’ ha llegado a grabar un segundo álbum de estándares del jazz con Lady Gaga, junto a la que, en 2014, editó el álbum ‘Cheek to Cheek‘. Bennett y Gaga presentaron este disco juntos de gira en el año 2015, cuando se les pudo ver actuar en Gerona. La grabación de la segunda parte de ‘Cheek to Cheek’ ha quedado documentada en vídeo, lo que incluye un episodio narrado por la revista en el que Gaga recuerda a Bennett aquella gira y él, que luce «perdido» y «desconcertado», parece no recordarla. En otro episodio, Gaga observa a Bennett cantar una canción de amor antes de romper a llorar.
Tony Bennett, que ha publicado 60 álbumes de estudio desde que lanzó su primer disco en el año 1952, y ha ganado 18 premios Grammy, es conocido por sus interpretaciones de estándares del cancionero popular americano, pero también por su compromiso político en defensa de los derechos sociales: el artista llegó a participar en la manifestación de Selma de 1965 junto a Martin Luther King y no ha escatimado en críticas hacia la política estadounidense. En Instagram, Bennett ha dedicado unas palabras de agradecimiento a su mujer y a su familia por el apoyo: «la vida es un regalo, también con Alzhéimer».
Muchos ya conoceréis al dúo madrileño Blackpanda, formado por Marta Marlo y Andrés Lim gracias a su pepinazo ‘Aunque me duela‘ y también a ‘Antes de que acabe el verano’, que acababa en nuestra lista de mejores canciones de 2020. Terminaban el año compartiendo una versión de ‘Te estoy amando locamente‘, el clásico de Las Grecas, y 2021 lo han comenzado compartiendo un nuevo tema llamado ‘Bailo x Fuera Lloro x Dentro’ que es hoy nuestra «Canción del Día». Foto: Claudia Maturana.
Blackpanda dedican esta canción a una generación que brilla a pesar de las muchas dificultades: «Como jóvenes de esta sociedad, queríamos reflejar las luces y las sombras de una generación llena de sueños y frustraciones, con un irrefrenable deseo de bailar, de prosperar, de transgredir… en contraste con un profundo dolor y una pena que en ocasiones nos inunda fuertemente (…) Esta canción es un dibujo del potencial individual, de la chispa que nos hace movernos y bailar hasta que no podemos más, de la luz que desprendemos, pero también es una puerta abierta que muestra la ansiedad, la depresión y la soledad que sentimos al mismo tiempo. Un fuerte contraste de emociones con las que lidiamos día a día. Un grito a la evasión a través de estados alterados de conciencia, para poder afrontar la realidad».
Es por eso que en la letra se apela a un «corazón roto», a cuerpos «enganchados a la química», y una vida hecha «pedazos», si bien la música, luminosa, bailable, e influida por el synthwave, la música disco y en menor medida el rap y el góspel, funcionan a modo de contraste. Una canción muy breve, de estribillo in crescendo, que empieza con un teclado épico y termina tras el segundo grupo de «Naaa naranana naranaranana», casi dejando con ganas de un mayor desarrollo, aunque atrapando a su vez, por eso.
A estas alturas es ya una obviedad recurrente apuntar que 2020 ha sido El Año de Mierda (AKA annus horribilis) para toda una generación y a nivel global –aunque incluso en esto habremos sido de nuevo unos privilegiados–. Pero es que encima 2021 ha empezado tan jevimetal que refuerza el leitmotiv que da origen a esta nueva sección: rescatar “Flores en el estiércol” –un guiño al genio de uno de nuestros/mis referentes, Fernando Alfaro–, apartar la mierda con la que tenemos que lidiar cada día dentro y fuera de nuestros refugios físicos y metafóricos para encontrar algo de luz, perlas coloreadas que hacen que, pese a todo, vivir valga la pena. [Fotos: Jane Birkin, por Nathaniel Goldberg; Orquesta.]
En “Flores en el estiércol” reuniré periódicamente algunas de mis canciones favoritas de las semanas previas. Tan simple como eso. No serán canciones que ya hayan aparecido en el site ya –aunque podrían volver a aparecer como Canción del Día, por ejemplo–, porque la idea es dar foco a canciones y discos para las que apenas queda espacio en la ya recurrente avalancha de novedades del pop, imposible de abarcar. Y no es que se trate de canciones ni mejores ni peores (ni más indies ni menos mainstream, ni más elitistas ni menos guays, etcétera) que las que podemos encontrar en otros artículos del site. Simplemente es música que podría pasar inadvertida y no lo merece.
Así que para este primer “episodio” de “Flores en el estiércol” he pensado que no había mejor manera de comenzar que seleccionando algunas (no todas, porque sería insufrible) de las gemas del año pasado editadas en su mayoría (aunque no todas) durante el tiempo que he permanecido al margen del site. Joyas que, ante el riesgo de quedar sepultadas en el olvido a poco que las novedades de estas primeras semanas de 2021 comiencen a abrumarnos, he rescatado en una playlist que condensa singles, EPs y álbumes publicados en 2020 que bien merecen una escucha, si no se la habías dado ya. Dado que es una selección muy personal, será inevitable que tengan un nexo común pese a la diversidad estética y generacional de los artistas seleccionados. Serán canciones que destaquen por su melodía, su gancho, sus arreglos… o por todo ello a un tiempo. Pero, sobre todo, serán canciones que respiren cierta atemporalidad, ajena al ruido y la urgencia (aunque a menudo pecarán de ambas, de forma más literal) inherentes al mundo contemporáneo.
No quiero confundir: todo esto no quiere decir que nos olvidemos de nombres y sonidos de presente y futuro. De hecho, en la selección de este primer “volumen” tenemos, por ejemplo, a promesas del ámbito internacional como KennyHoopla –que no te engañen su nombre ni su estética: aunque pueda pasar por una nueva estrella del trap, su pop es tan abierto y heterogéneo que en su último single colabora el mismísimo Travis Baker de blink 182–, Haley Heynderickx –puede parecer una cantautora a lo Joanna Newsom más, pero canciones como ‘The Bug Collector’ de su primer disco ‘I Need to Start a Garden’ muestran que tiene algo especial, diferente–, Biig Piig –la medio española Jess Smyth, que ha ganado recientemente el JNSP Song Contest de nuestros foros, avanza con paso firme y grandes canciones como ‘Feels Right’ hacia su álbum debut– o Matt Maeson –si bien debutó a lo grande en 2019, el pasado año daba la campanada con ‘Hallucinogenics’, número 1 de Billboard que cautivó a Lana Del Rey hasta el punto de grabar con él una nueva versión–.
Y por supuesto también nuevos nombres del panorama español. Promesas como SIMONA –esta jovencísima artista argentina afincada en Barcelona destaca entre la masa de hip pop contemporáneo por su fantástico equilibrio entre modernidad, emoción, empoderamiento femenino y ecos tradicionalistas, ejemplificada en la delicada y envolvente ‘Clean Baby’–, Orquesta –la cautivadora y emocionante ‘La profe de lengua’ ha sido una de las grandes sorpresas del otoño, que han refrendado después con ‘Inmensa flor’ y ‘Agosto’–, Las Dianas –este joven cuarteto femenino de Granada hace honor a su nombre con cada single–, Margarita Quebrada –el antes dúo (ya trío) prueba con ‘Luces’, tema estrella de su EP debut con Jabalina, que los ecos post-punk están lejos de agotarse 40 años después–, Monte Ventura –el grupo malagueño mostraba en un segundo EP su tino para conjugar folclore patrio y pop de guitarras en tiros tan certeros como ‘Rumbita de los suicidas’– y mirror –si bien el proyecto musical de la cordobesa Irene Espejo parte de la baja fidelidad en ‘Este va a ser el año’, sus resultados llegan a ser tan deslumbrantes como ‘Lo que siempre pasa’, que (quizá involuntariamente) describe tan bien la desazón pandémica–.
Tampoco rehúye esta sección de estilos contemporáneos como los de Anderson .Paak –el carismático artista de Oxnard lanzaba medio de puntillas una deslumbrante ‘JEWELZ’, nueva muestra de que la vigencia del funk y el R&B es total–, Jim E-Stack –el autor en la sombra para artistas del renombre de HAIM, Diplo, Charli XCX o Dominic Fike retomaba su carrera en solitario con un ‘EPHEMERA’ repleto de nombres ilustres como Empress Of, Kacy Hill o Bon Iver, con el que entona la gran ‘Jeanie’–, el shoegaze acerado de Nothing –la tan preciosa como rocosa ‘Say Yes’ es la puerta de entrada perfecta para su nuevo disco, ‘The Great Dismal’, que incluye un tema llamado como el hombre-meme del momento, ‘Bernie Sanders’–, Rostam –el ex-Vampire Weekend ha mostrado con la esquiva pero cálida ‘Unfold You’ que su segundo disco solo, cuando llegue, será de los que valen la pena degustar–, Cleo Sol –tras este nombre no hay otra que la voz femenina de SAULT, la revelación de la temporada, y su debut ‘Rose In the Dark’ es imperdible para los fans del dúo, puesto que aquí también se sitúa a la producción Inflo– o The Japanese House –curiosamente, Justin Vernon hace doblete en la playlist con ‘Dionne’, tema estrella de un reciente EP de la británica Amber Bain–.
E incluso acoge a nombres que, tras etapas de sonidos más tradicionales, han dado un giro a sus propuestas, como Temples –un tema que quedó fuera de las sesiones de ‘Hot Motion’ y que, con la producción de Sean Ono Lennon, muestra un deslumbrante nuevo camino para el trío–, James Vincent McMorrow –la fantástica ‘I Should Go’, producida por Kenny Beats (IDLES, JPEGMAFIA, Denzel Curry)–, Goat Girl –el cuarteto femenino adereza su rock afilado con espíritu bailable en ‘Sad Cowboy’, seductor avance del disco publicado este mismo viernes–, Nilüfer Yanya –la imaginación con las seis cuerdas de la joven británica se envuelve de modernidad en los tres temas de su último EP ‘Feeling Lucky?’, con la magnética y extraña ‘Crash’ a la cabeza–, Sunflower Beam –un hipotético tercer álbum del trío neoyorquino difícilmente podría venir mejor antecedido que por la deslumbrante ‘Moment In the Sun’– o Julia Stone –alejada esta vez de su hermano Angus, la australiana seduce con la pátina audaz de temas como ‘Dance’ (que tiene versión en español y cuyo vídeo han protagonizado nadie menos que Susan Sarandon y Danny Glover), adelanto de un inminente álbum producido por nada menos que Annie Clark, St Vincent–.
Y, por supuesto, no faltan artistas que se mantienen fieles a sus sonidos, pero que no por ello dejan de resultar menos cautivadores. Al frente de ese grupo destacan la reverenciada Jane Birkin –en plena campaña navideña lanzaba ‘Oh! Pardon, tu dormais…’, su primer disco en 12 años con canciones inéditas, en muchos casos compuestas mano a mano con el igualmente venerable Etienne Daho–, Laura Veirs –su divorcio de Tucker Martine no ha impedido que este vuelva a producir su nuevo disco, un ‘My Echo’ que recupera su vertiente de folk imaginativo más reconocible–, Ane Brun –no contenta con deslumbrar con el sinuoso ‘After the Great Storm’, semanas después la sueca lanzaba su reverso más reposado y clásico, ‘How Beauty Holds the Hand of Sorrow’, con singles mágicos como ‘Trust’–, HAERTS –el proyecto comandado por Nini Fabi ha entregado varios adelantos de su próximo álbum, del que destacamos una fleetwoodmac-ista ‘For the Sky’ que devuelve a la actualidad a Ed Droste, vocalista principal de Grizzly Bear–, Birdy –tras hacerse popular por sus versiones, la joven Jasmine van den Boegarde revela su madurez con el precioso EP ‘Piano Sketches’, culminado por una maravillosa ‘Just Like a River Does’ que bien podría haber llevado la firma de Joni Mitchell o Carole King– y Ryan Adams –el ahora denostado músico lanzaba en diciembre, medio de tapadillo, ‘Wednesdays’, un “neilyoungesco” disco cuyo precioso tema principal es toda una declaración de intenciones hacia las víctimas de sus supuestos abusos: ‘I’m Sorry and I Love You’–.
Junto a ellos, cabe también rescatar muy destacables trabajos publicados la pasada temporada por algunos viejos conocidos de nuestra web como Nicole Atkins –la artista que debutara en 2007 con ‘Neptune City’, ha ido haciendo su camino de forma independiente con discos tan soberbios como ‘Goodnight Rondha Lee’ (2017) o el recién publicado ‘Domino’–, Lavender Domino –otro nombre que brilló en los años dorados de Napster y Emule, que han regresado inesperadamente ocho años después con ‘Now Is the Time’–, Emmy The Great –la ex-estrella de semanarios musicales británicos sigue a la suya con trabajos tan bonitos como ‘April / 月音’, que reivindica sus raíces hongkonesas tras la represión en el país por parte del gobierno chino– o Sean Nicholas Savage –el prolífico crooner “sui generis” de Montreal ha sumado un nuevo capítulo a su trayectoria con un ‘Life Is Crazy’ repleto de baladas más-grandes-que-la-vida como ‘Nothing As It Seems’, con coda operística incluida–.
Y, por último, tienen cabida artistas tan interesantes como LÉON –tras aquellos inicios con un pop próximo a la radiofórmula, en su segundo disco ‘Apart’ la joven sueca ha acentuado el carácter orgánico de su música, con torch songs tan magníficas como ‘And It Breaks My Heart‘ o ‘Head and Heart on Fire’–, Tim Heidecker –el conocido cómico es también un prolífico cantautor, publicando meses atrás en el sello de Matthew E. White el magnífico ‘Fear of Death’, con featuring de Weyes Blood incluido–, Chencho Fernández –el veterano músico de la escena alternativa sevillana ha deslumbrado a propios y extraños con unas ‘Baladas de plata’ que se miran en el clasicismo de Gainsbourg o Van Zandt–, Dehd –este trío de indie rock de Chicago ha sido una de las grandes sorpresas del año con su tercer disco ‘Flower of Devotion’, destacado en varias listas anuales gracias a temas tan vibrantes como el irresistible ‘Loner’–, Helena Deland –el debut de la joven cantautora canadiense incluía algo más que simple folk bonito, como muestra el propio corte titular ‘Someone New’–, Katy J Pearson –la de Bristol, una de las revelaciones de 2020 para nosotros, no decepcionaba con un ‘Return’ que encandilará a fans de las sagas de Belle & Sebastian y Camera Obscura–, Nadia Reid –el tercer disco de la neozelandesa engrosa el exquisito catálogo del sello Spacebomb (Natalie Prass, Bedouine…)– o los barceloneses Kiwis –su debut ‘Vida exterior’ tiene en la única canción cantada en castellano, la preciosa ‘Un salto en el corazón’, la mejor presentación para su candoroso pop de guitarras–. 40 joyas musicales, en suma, que prueban que el pasado año también podrá ser recordado por mucho más que tragedias y catástrofes y, de paso, que conforman el tono de esta nueva serie de playlists que espero acojáis con tanto cariño como el que uno ha puesto en ella.
Vivimos en un siglo en el que, obsesionados hasta el sonrojo con nuestra apariencia en las redes sociales, parecemos en permanente búsqueda de nuestra identidad. Parece una de las razones por las que todos los que conocimos su obra, estamos en absoluto shock por la repentina muerte de SOPHIE. En ese contexto, la artista ha cumplido una labor primordial, como si en su propia búsqueda de sí misma nos hubiéramos visto reflejados. Es difícil de olvidar el día que pudimos verla por primera vez en el vídeo de ‘It’s Okay to Cry’ (2017), después de varios años de misterio y fotos extraídas de sesiones, sin la mínima luz, en las que su rostro se hacía sencillamente irreconocible. Muchos lo asociaron a una estrategia de márketing emparentada con los cascos de Daft Punk, el mítico selfie de Burial o la cabeza de ratón de Deadmau5. Pero aquí había algo más. Un mensaje.
En aquel clip SOPHIE se llevaba las manos a la cara, se tocaba sus propios labios pintados y se abrazaba a sí misma como en busca de su propio reconocimiento. Algo que ocuparía parte de las letras de su disco ‘Oil of Every Pearl’s Insides‘, donde ‘Pretending’ hablaba simplemente sobre haber «fingido» toda la vida, y ‘Faceshopping’ realizaba un gran juego de palabras entre Facebook, Photoshop y consumismo. Explicaba el año pasado en un amplio reportaje para la revista que justo responde al nombre de «The Face»: «Este tema es sobre cómo te presentas a ti misma. ¿Eres tú lo que ves en el espejo? ¿Eres la persona que miras en el espejo? ¿Estás realmente en algún punto detrás de todo eso, observando toda la situación? Es sobre intentar averiguar dónde reside tu yo genuino. Es una especie de captura de cómo me sentía dentro de mi cuerpo en un momento particular, con todas las presiones que tiene todo el mundo, simplemente existiendo o desarrollando una especie de personaje público. Es un debate que tiene lugar en mi cabeza, con las mismas preguntas todo el rato, que consideras y sigues considerando». La parte de Cecile Believe en este tema dice así:
«My face is the front of shop
My face is the real shop front
My shop is the face I front
I’m real when I shop my face».
A su muerte, SOPHIE deja exactamente 1 publicación en su Instagram, dedicada a las trans negras. Seguía a 20 personas, casi todas artistas amigas o próximas como Charli XCX y Arca. Es claro que Instagram le importaba muy poquito, pues para ella fue una decepción que el componente visual tuviera una importancia tan suprema en nuestros tiempos. En la primera entrevista televisiva que concedió a este programa alemán que podéis ver bajo estas líneas, recostada sobre una cama, hablaba con frustración del recibimiento que había tenido el vídeo de ‘It’s Okay to Cry’, debido a «la necesidad del público de asociar una imagen a la música». Ella lo que quería era usar su cuerpo «como medio de expresión, no como algo contra lo que luchar».
SOPHIE solía reconocer que se pasaba la mayoría de la vida en frente de un ordenador o unos teclados y que por eso «no le salía de forma natural hablar o relacionarse con otras personas». Su relación con la prensa se la tomaba «poco a poco». Nuestro colaborador Sergio del Amo tuvo la suerte de entrevistarla para Mondosonoro en Barcelona, horas antes del Sónar de 2018, describiéndola como algo esquiva en unos primeros instantes: «su tono de voz es bajísimo y al principio se muestra algo esquiva a contestar, pero a medida que pasan los minutos se relaja». Le confesaba que nunca había querido ser una estrella del pop. «Ponerme debajo el foco no es algo que de siempre quisiera, pero ahora quería hacerlo porque sí sentía la necesidad de poder comunicarme y conectar con el público a través de mi música. Nunca he querido ser una estrella del pop. La gente que realmente me inspira son productores».
Y lo cierto es que conectó enseguida. Hay quien no conocía su trabajo, pues no llegó a trascender del underground. Pero aquellos que lo conocíamos llegamos a estar obsesionados: por eso los mensajes de condolencia sobre su fatídico accidente al resbalar desde una gran altura son tan devastadores. Han escrito sobre ella en las últimas horas Sam Smith, Christine and the Queens, Kelly Lee Owens, Zola Jesus y Delaporte, entre varias decenas. Muchos de ellos la llaman «ángel» y reivindican su carácter «pionero». Uno de los mensajes más emocionantes lo deja BloodPop, quien había colaborado con ella varias veces. Además de elogiar su carácter vanguardista, recuerda lo bien que trababa a sus amigos, «como familia» y cómo siempre «comprobaba que no te encontraras mal aunque ella misma se encontrara mal». Era, además, divertida, y solían reírse, por ejemplo, del «garbo» con el que a BloodPop le gusta aporrear su teclado, para lo cual tuvo a bien utilizar una palabra tan remota como «panache».
Y es que paradójicamente, aunque las producciones de SOPHIE sonasen robóticas y nos hablasen de cosas dolorosas, para el público eran la representación viva de la luz y el color, hasta el punto de que era una pena que justo ella no disfrutase su exposición pública. Chal Ravens en el citado reportaje para The Face del año pasado, realizado a través de Zoom, describía su imagen en la pantalla como “un cuadro de Matisse”. La cantante había encontrado su casa en PC Music, un sello obsesionado con el consumismo en la sociedad capitalista. Conoció a A.G. Cook a través de un par de maquetas colgadas en Soundcloud y enseguida hicieron buenas migas. Una de sus primeras obras maestras fue ‘Hey QT’, una parodia de una bebida ficticia, decorada con toda la luminosidad del arte pop. «Nunca había conocido a alguien como él en mi vida. Es algo muy propio de la comunidad LGTBI el hecho de conectar con otras personas, de crear tu propia comunidad. En su caso podría decir que es la persona con la que más he conectado a nivel musical», decía sobre él.
Charli XCX: «Esto es lo que más mola de todo lo que he oído en mi vida»
Ambos redefinieron lo que en la prensa musical habíamos tildado torpemente de «burbujeante» o «chispeante». Fan de Aphex Twin y de Autechre, se había criado también escuchando la música de Depeche Mode, Timbaland y hip hop, creando una gran confluencia al respecto en canciones de sonido tan reconocible como ‘Lemonade’ o ‘BIPP’, de nuevo, puro color, muy visible incluso en las portadas de los singles. El sello de SOPHIE es tan característico y personal que en ‘Bitch I’m Madonna’, su grabación más popular y en la que colaboró a través de Diplo, es perfectamente identificable cuál es su aportación musical en los minutos 1.21 y 2.02. Es muy evidente de qué canción de Vince Staples se encargó o de qué manera ha impregnado toda la última discografía de Charli XCX. Es claro por qué Charli aún no ha sido capaz de escribir nada sobre SOPHIE en las redes sociales. En 2019 contaba en Vogue cómo SOPHIE le había cambiado la vida: «Sacar ‘Vroom Vroom’ fue un momento clave en mi vida como música, porque sentía que había encontrado a alguien con quien articular mis ideas sonoramente. Sentí que había intentado hacer algo así toda mi vida, pero no había podido encontrar a alguien con la habilidad. Cuando conocí a SOPHIE, le dije: «me entiendes, te entiendo, y me haces sentir algo». Hay muy pocos artistas que me hagan llorar, me pasó con Justice y Uffie a los 14 años, y no me había pasado de nuevo hasta que conocí a SOPHIE. Fue como una avalancha, «joder, esto es lo que más mola de todo lo que he oído en mi vida»».
SOPHIE deja un verdadero arsenal de música por editar, incluyendo un tema muy reciente al que ha hecho referencia BloodPop, y unos temas para ‘Chromatica’ de Lady Gaga que el productor no descartaba hace unos meses que vieran la luz de alguna forma, quizá en algún tipo de edición especial o remezcla. Se llegaron a samplear tubos de escape de un coche para ese disco, si bien al final parece que no encajó en el concepto «vintage» y noventero del álbum.
SOPHIE ha dejado un verdadero arsenal de música inédita
A Del Amo SOPHIE le contó en 2018 que tenía hasta 4 discos ideados. «No todos los temas salen de inmediato. A veces es mejor dejarlos reposar un tiempo para volver a trabajar en ellos cuando te surge una buena idea», decía en aquel entonces. Preguntada si serían EP’s o discos largos, respondía: «Una mezcla. ¡No sé qué es un maldito álbum! La barrera entre el EP y el LP cada vez es más difusa, por eso no puedo definirla. No es algo que me importe. Serán cuatro lanzamientos. Esto es lo que quiero hacer ahora mismo». 2 años más tarde, lo último que supimos vía The Face es que estaba haciendo su segundo disco cuando el confinamiento empezó, por lo que decía que iba a «pensarse dos veces qué dirección tomar.» «Lo que se saque ahora al mundo necesita ser una reacción (a la pandemia) y aprender de esta situación. Tengo la sensación de que se está produciendo algún tipo de cambio de conciencia, quizá porque estoy en un lugar más reflexivo o lo que sea, y tengo curiosidad por saber cómo podría manifestarse musicalmente».
La pandemia ha pillado a SOPHIE en Grecia quizá huyendo del foco todo lo posible. Ya en 2018, cuando vivía en Los Ángeles y no en Londres o Glasgow, donde nació, afirmando que L.A. era una ciudad “que le había ayudado a ser quién era”, pero de la que no le gustaba la dependencia del carnet de conducir; avanzaba que pasaría una temporada en las Islas Griegas para “vivir de una forma más simple”. “A mi pareja también le apetece mucho esa simpleza en estos momentos, así que tenemos muchas ganas de hacerlo”, añadía. Intentando disfrutar de la «simpleza de esos momentos» ha sido que SOPHIE perdía la vida en la madrugada de este sábado en Atenas.
SOPHIE cambió las normas del juego en muy poco tiempo, convirtiéndose con muy pocas canciones en una productora electrónica respetada en todo el mundo, con todo lo que eso representa para la mujer en una industria musical donde las mujeres productoras de primer nivel parecen contarse con los dedos de las manos, y para la visibilidad de las personas trans. Me duele recordar que el viernes por la noche, justo antes del toque de queda, me detuve unos segundos a contemplar la luna llena: la verdad es que en medio de estos 2 años de mierda, estaba excepcionalmente preciosa. Ojalá SOPHIE no hubiera pensado algo parecido. Es muy difícil que muchos volvamos a contemplar una luna llena sin pensar en el himno a lo «inmaterial» que la artista nos dejó. «Sin piernas, ni pelo, sin genes, ni sangre». Una «niña solitaria» que logrará que mucha gente «sea lo que quiera, no importa dónde», jamás «reprimida».
‘Euphoria’ (HBO) fue una de las series revelación de 2019, un crudo retrato de la generación post-millennial lleno de inventiva estilística e incisivo discurso social. Una ficción que confirmó a Sam Levinson (‘Nación salvaje’) como uno de los creadores más interesantes de la actualidad. Aun así, ‘Euphoria’ tenía un problema. A partir del “eufórico” cuarto episodio, sin duda la cima expresiva y narrativa de la serie, la historia decaía como un largo domingo de resaca. El comportamiento de algunos personajes resultaba muy poco verosímil y su deriva hacia el thriller bastante forzada.
Estos dos capítulos especiales funcionan como aperitivo de la segunda temporada (aún sin fecha de estreno), y como epílogo de la primera. Dos interludios navideños que ayudan a aclarar las dudas que había dejado el final de la serie y preparan al espectador para continuar la historia.
‘Euphoria: Las rayadas no son eternas’
Rue prepara una raya, se la mete y… Sorpresa: nada de Zendaya subiéndose por las paredes, con luces parpadeantes y música narcótica. Todo lo contario: una hora de conversación entre Rue y Alí, su tutor en las reuniones de rehabilitación, sentados frente a frente en una cafetería; una larga charla en plano-contraplano, solo interrumpida para “echar un cigarrito”, mirar los mensajes del móvil y hacer una llamada mientras suena ‘Me in 20 Years’ de Moses Sumney; un sorprendente cambio de ritmo, que demuestra el talento de Levinson para adaptar la puesta en escena a las exigencias de la narración y para hacer trizas las expectativas del espectador.
Con un ojo puesto en la célebre secuencia del diner de ‘Moonlight’ (2016) y otro en ‘Nighthawks’, la conocidísima pintura de Edward Hopper, el director recrea el ambiente perfecto -triste y sosegado- para narrar un emocionante relato acerca de la adicción, la culpa y el vacío existencial. Un subidón dramático lleno de sinceridad emocional (quizás tenga que ver el pasado como adicto del director), que funciona extraordinariamente bien gracias a la fabulosa planificación del montaje (en la segunda parte los personajes están encuadrados prácticamente en primerísimos primeros planos, incrementando así el impacto dramático de sus palabras), y a la interpretación de los actores: una fabulosa Zendaya y un inconmensurable Colman Domingo. ‘Las rayadas no son eternas’ es un melancólico cuento de navidad, y uno de los mejores episodios de la serie. 9.
‘Euphoria: Los perfectos a m*marla’
Es el capítulo necesario de esta serie. Jules ha estado a la sombra de Rue durante ocho episodios. Casi todo lo que sabemos de ella ha sido a través del punto de vista del personaje interpretado por Zendaya. Por eso, algunas de sus decisiones y comportamientos no se entendían bien o resultaban poco verosímiles. En este segundo episodio especial el director sienta a Jules en el diván de la psicóloga para que se explique a gusto, para que (nos) abra su corazón. Otra charla, otra larga conversación llena de reveladoras confesiones, aunque sin la brillantez formal y narrativa de la primera.
Y eso que empieza muy bien, con un plano del ojo de Jules donde vemos resumidos los momentos vividos por el personaje mientras suena el ‘Liability’ de Lorde. A partir de ahí, Jules verbaliza sus miedos más profundos. La psicóloga toma nota de cuestiones tan interesantes –y suponemos que desarrolladas en la siguiente temporada- como la construcción de la feminidad trans, las consecuencias de la vulnerabilidad afectiva o la compleja naturaleza de las relaciones sociales a través de internet.
Sin embargo, comparándola con la anterior, su tratamiento visual y narrativo resulta algo decepcionante. La conversación no tiene la suficiente fuerza dramática como para mantenerse por sí sola, por lo que el director opta por “agujerearla” a través de varios flashbacks. Algunos son interesantes, como los que describen el estado mental de Jules o la relación con sus padres. Pero otros, como en el que suena ‘Lo vas a olvidar’ de Rosalía y Billie Eilish, resultan excesivamente relamidos e insustanciales. Da la impresión de sobrecarga estilística, de que el director se ha quedado sin mucho más que decir y necesita alargar el capitulo a través de un poco de purpurina visual y sonora.
‘Los perfectos a m*marla’ funciona mejor como adelanto, como enunciación de lo que parece estar por venir (un mayor protagonismo de un personaje tan interesante como Jules y un mayor desarrollo de los temas asociados a ella), que como capítulo independiente con entidad propia. 6,5.
Ya sin aparente vinculación con Sony, pues el sello ha dejado de aparecer como discográfica en sus últimos créditos y hemos dejado de recibir notas de prensa sobre ella, la madrileña de 20 años ha publicado dos canciones que merecen la pena. La última es una canción de autoafirmación dedicada al mundo del negocio y el arte llamada ‘Nací pa’ esto’ («ni me siento poeta ni mierdas de esas»), pero también merece la pena rescatar la que salía el mes pasado. ‘Amén’ es nuestra «Canción del Día».
‘Amén’ se construye sobre un evocador riff de guitarra de corte latino -quizá Brasil, quizá Cuba- que más que tocado parece sampleado, retorcido y customizado. En ocasiones hace pupa y otras veces no llega a desembocar, en sintonía con la torpeza -el mensaje autocrítico- que encontramos en esta letra, que es puro nervio. «No me sé calmar ni con petas, ni con chicles», dice en un momento Babi, que llega a repetirse a sí misma:
«cuanto más te quieren
Cuanto más se adhieren
Cuanto más les entretienes
Cuanto más adquieres, parece que más te odias».
Con un flow un tanto Mala Rodríguez por lo que tiene de expresivo, Babi estructura de manera magistral la grabación, comenzando directamente con ese estribillo en el que afirma que «no se le ha ido la olla», guardándose en la manga, aparte de dos grandes versos, un pre-estribillo con una melodía diferente que también se pega como un «chicle».