Netflix ha anunciado la cancelación de su serie de ciencia ficción ‘The OA’ tras dos temporadas, como informa Variety. La serie de Brit Marling y Zal Batmanglij, protagonizada por la propia Marling, termina así tras dos temporadas estrenadas entre 2016 y 2019 y un total de 16 capítulos que han dividido al público radicalmente entre fans y detractores. Sin duda, ‘The OA’ ha sido uno de los mayores «revelación o timo» de la televisión reciente.
Cindy Holland, vicepresidenta de contenido de Netflix, ha dicho: «Estamos increíblemente orgullosos de los hipnóticos 16 capítulos de ‘The OA’ y agradecidos a Brit y a Zal por compartir su audaz visión y por darle salida a través de su increíble talento. Esperamos volver a trabajar con ellos en el futuro, en esta y quizás otras dimensiones».
‘The OA’ contaba la historia de una mujer ciega que, siete años después de desaparecer, reaparece con su visión en plenas funciones y recluta a un grupo de gente con la intención de ayudar a otras personas desaparecidas abriendo un portal hacia otra dimensión. La serie, que contaba entre sus productores ejecutivos a Brad Pitt y en su reparto a la española Paz Vega, gustó a muchos, pero para otros su guion se aproximaba demasiado a lo absurdo. En cualquier caso, ya nunca sabremos cómo acaba realmente la historia del «ángel original».
En un intercambio de cartas con fans, Nick Cave ha dejado entrever que el regreso de Grinderman, su grupo paralelo de rock más salvaje junto a miembros de los Bad Seeds como Warren Ellis, Jim Sclavunos y Martin P. Casey podría estar cerca. En su respuesta a dos preguntas –su guitarrista favorito y de qué se ha sentido orgulloso–Cave habla de ‘Super Heathen Child’, incluida en el segundo álbum de este proyecto, grabado con Robert Fripp de King Crimson a la guitarra. Se siente orgulloso de esta versión alternativa hasta el punto de hacer algo que no suele hacer con su música: ponérsela a sus hijos –que, según explica, son admiradores de Fripp–. En medio de esa respuesta, desliza («Os alegrará saber», dice) que está pendiente de publicarse un tercer disco que conformaría una trilogía con ‘Grinderman’ y ‘Grinderman 2’ –¿apostamos a que se llamará ‘Grinderman 3’–.
En 2007 Cave y sus colegas sorprendieron con el primer disco de este proyecto, recuperando el toque más punk y sucio –y también más travieso, principalmente en su estética– que había aminorado en The Bad Seeds –curiosamente, nutría en buena parte el sonido de su siguiente disco ‘Dig, Lazarus, Dig!’–, presentándolo profusamente con un directo realmente salvaje. Tras publicar ‘Grinderman 2‘ en 2010, en el que el sonido incluso se suavizó más, el cuarteto anunció el final del proyecto en 2012 –no sin antes publicar un disco de remezclas– sin descartar el posible regreso que, en torno a una década después, podría producirse. Sin duda su vuelta supondría una gran noticia, que nos ha hecho rememorar algunos de sus mejores momentos como antesala.
Get It On
El tema que abría ‘Grinderman’ era ese sopapo necesario para introducir al grupo, con esa diatriba inolvidable de Cave: «Debo levantarme para caer y empezar de nuevo / Me dirijo al sótano y grito / Pateo fuera esos ratones blancos y perros negros / Pateo fuera esos ratones blancos y babuinos / Pateo fuera esos babuinos y otros cabrones / Y me pongo con ello / Me pongo con ello hasta el día que naciste». El piano violento, las guitarras que zumban como reactores sobre percusiones primitivas, a lo Mo Tucker en la Velvet Underground, y los coros desaforados conforman el sonido esencial del proyecto.
Heathen Child
No podía faltar esa canción de la que habla Cave en su carta como acicate de ese regreso, al parecer regrabada con Robert Fripp. Ya el corte original destacaba como uno de los mejores de la segunda entrega del grupo, y en su vídeo daban más que nunca rienda suelta a ese punto delirante que posee la estética del proyecto. En su clip oficial, el cuarteto se mostraba como una suerte de legionarios romanos con superpoderes.
Honey Bee (Let’s Fly to Mars)
Uno de los temas más salvajes del debut de Grinderman era esta canción en la que el sonido del órgano flotaba voraz. Aunque no tanto como esos zumbidos de abeja imitados a coro por Nick y compañía, de nuevo lanzando metáforas sobre sexo y drogas. De manera llamativa, esta canción sonaba en una de las escenas más memorables de la también memorable primera temporada de ‘True Detective’.
No Pussy Blues
El gran pelotazo del debut de Grinderman, y que supuso su carta de presentación, era este ‘No Pussy Blues’ que daba cuenta de esa insaciable sed sexual como una de las constantes líricas del proyecto y esas guitarras volcánicas –por primera vez en muchos años, Cave volvía a colgarse de una en público–. Su vídeo, con el simio que ocupa la portada del álbum, no podía ser más icónico dentro de la imaginería de esta aventura.
Palaces of Montezuma
Curiosamente (o no), una de las canciones más convencionales del grupo ha acabado siendo el gran éxito de cifras en streaming de Grinderman, al menos en Spotify –sus más de 5 millones y medio casi triplican a la siguiente más popular–. La culpa puede estar en que es una de las primeras canciones en la lista temática ‘This Is Nick Cave’ del gigante sueco. Pero la clave puede estar en sus aires tan Lou Reed, casi insólitos en la carrera del australiano. De forma llamativa, ‘Palaces of Montezuma’ (sí, aunque esté mal escrito, está inspirada en la figura de Moctezuma) acarreó al grupo una acusación de plagio por parte de un grupo escocés, Rising Sings, que Cave siempre negó y que, que sepamos, nunca fue confirmada por una sentencia judicial, si es que se llegó a denunciar.
Star Charmer
El perfil más aguerrido no era el único que ofrecían Grinderman en sus dos primeros discos. Uno de los mejores ejemplos es ‘Star Charmer’, una auténtica preciosidad que ocupaba la cara B del single ‘Heathen Child’ y que, aunque no llegó a encontrar acomodo en ‘Grinderman 2’, se ha convertido por méritos propios en una de sus canciones más celebradas. En ella, Warren Ellis saca a pasear su genuino violín eléctrico para volver a establecer una conexión maravillosa con el Cave más delicado.
Bon Iver publica nuevo álbum el 30 de agosto, un ‘i,i’ del que ya se conocen los singles ‘Hey, Ma’, ‘U (Man Like)’, ‘Jelmore’ y ‘Faith’. ‘i,i’ será el cuarto trabajo discográfico de la banda comandada por Justin Vernon, el primero desde que en 2016 lanzara ’22, A Million’, el 4º mejor disco de aquel año para JENESAISPOP.
Pero antes de que ‘i,i’ llegue a las plataformas de streaming y su edición física a las tiendas de discos, lo que llegará precisamente a estas tiendas será el audio del álbum, que los fans podrán escuchar con antelación en un evento especial.
El 7 de agosto, tiendas de discos de todo el mundo acogerán «listening parties» de ‘i,i’, y España forma parte de la ruta, que incluye más de 60 países. En concreto, las tiendas de discos españolas en las que podrás escuchar el nuevo álbum de Bon Iver antes de su lanzamiento oficial son Discos Revolver en Barcelona y Bajoelvolcán en Madrid. En ambos locales, la escucha del álbum tendrá lugar a partir de las 12.00. El acceso para este evento en todos los lugares confirmados, incluyendo los dos locales españoles, será gratuito. Por otro lado, Vernon acaba de aparecer como colaborador en varios temas de ‘The Big Day’, el nuevo álbum de Chance the Rapper.
El pasado 29 de julio fallecía en Los Ángeles el rapero y productor Ras G, muy conocido en la escela angelina por sus atmosféricas producciones en las que mezclaba hip-hop, jazz, soul y banda sonora, inspirado en su admirado Sun Ra. Asociado a Brainfeeder, el sello de Flying Lotus, Ras G desaparecía a los 40 años sin que trascendiera una causa concreta, si bien su hermano Bryan Shorter informaba que el rapero llevaba un tiempo enfermo y visitando hospitales.
Precisamente Flying Lotus ha querido rendir homenaje a su amigo y colaborador Ras G en una nueva canción que ha compartido en BBC Radio 6 y que está disponible en Soundcloud. Se trata de una ambiental ‘Black Heaven’ que Steven Ellison y el autor de ‘Juju’ produjeron poco tiempo antes de que el segundo muriese. Aquella fue la última vez que Flying Lotus vio a su amigo, y en el podcast Ellison no deja de mencionar el curioso «timing» que ha permitido que una de las últimas producciones que acabó Ras G aluda precisamente a un «cielo negro».
En el podcast, Flying Lotus -que acaba de publicar un nuevo álbum casi inabarcable- presenta así la canción: «Estoy aquí para rendir tributo a un querido amigo, a un aliado, a un guerrero del sonido, a mi colega Ras G. Descansa en paz. Es una locura decir estas palabras. Eras unas de personas que pensé que vivirían para siempre. Al menos su música vivirá para siempre con nosotros». Ya en Twitter, Flying Lotus escribió: «Ras G ha abandonado el planeta, más allá de la galaxia. Enséñanos el cosmos, amigo mío. Siempre te querré. Gracias por tu tiempo en la Tierra».
Cupido han logrado el mayor éxito de su carrera al margen de ‘No sabes mentir’ con ‘Autoestima’, la canción que cierra su debut ‘Préstame un sentimiento‘. Desde el segundo cero, el estribillo «mi papá y mi mamá me hicieron la cara demasiado bien» se ha convertido en uno de los más emblemáticos del grupo y el tema ya está muy cerca, en Spotify, de alcanzar la escuchas de ‘No sabes mentir’ aún habiéndose publicado mucho tiempo después.
Por eso, Pimp Flaco y Solo Astra no van a dejar de aprovechar al máximo el tirón de ‘Autoestima’ y publicarán la canción oficialmente a través de un remix que incluirá a dos de los nombres más importantes del momento en el pop nacional. Hablamos de Lola Indigo (que ya había aparecido en el videoclip de ‘Autoestima’) y Alizzz. Ambos acaban de colaborar en ‘Me quedo’ de Aitana y ahora volverán a verse las caras en una nueva versión de ‘Autoestima’ cuyo sonido será un misterio hasta su lanzamiento este viernes 9 de agosto: ¿mantendrá el remix el elemento acústico de la canción original? ¿Le habrán dado Lola Indigo y Alizzz completamente la vuelta?
En cualquier caso, el remix de ‘Autoestima’ parece crucial en la carrera de Cupido, pues aunque ‘Préstame un sentimiento’ sigue presente en la lista de discos más escuchados por streaming en España (ahora mismo es top 58), de momento el grupo no ha logrado colocar ningún tema en la lista de singles. Si el remix de ‘Autoestima’ mejora la versión original es muy posible que la participación de Lola Indigo y Alizzz de a Cupido su primer hit mainstream. Que llegue a sonar en radio ya es otro tema…
Santander Music celebraba su tercera y última jornada el sábado 3 de agosto, la más concurrida del festival con 6.500 asistentes frente a los 4.500 del viernes y los 3.500 del sábado: un total aproximado de 14.500 asistentes en cualquier caso, que corrobora la buena salud de la que goza este festival celebrado en la Campa de la Magdalena de Santander, frente al mar y que, con tan solo un escenario además de una carpa de DJ y un line-up breve pero sin nombres de letra pequeña (además de la programación paralela que tiene lugar en la ciudad), resulta una alternativa estupenda para los festivales ultra-masificados que se celebran cada año.
ToteKing hizo los honores en esta tercera jornada con un directo de rap que probablemente no fuera del gusto de todos. No cabe duda de que el rapero sevillano ha sido uno de los más influyentes que ha producido España en el ámbito del rap nacional, pero personalmente encuentro sus letras demasiado amargas y listas para el ataque. Durante el concierto, Manuel González Rodríguez lanza juicios contra la cultura del “mindfulness” y los libros de Pablo Coelho (en ‘Gente tóxica’) e invita a la audiencia a pensar en “aquella persona que odiáis a muerte y os roba energía” para dedicarle otra de sus canciones. Hay muchas formas de hacer crítica en el rap y el discurso de ToteKing me resulta, en base solo a este concierto, algo cargado de odio gratuito.
Por contrario, Zahara es todo paz y amor. Es broma. También hay dolor en las letras de Zahara, muchísimo por ejemplo en ‘El fango’, pero en su caso no es lo único que en ellas encontramos y de hecho su concierto mantiene al público enganchado gracias a la variedad de emociones que alberga incluso dentro de una misma canción. La emotividad de ‘Multiverso’ contrasta con la intensidad de ‘Crash’ o la nostalgia retro-pop de ‘Caída libre’, mientras la cantante ubetense demuestra a lo largo del show una forma y control vocales asombrosos. De hecho, no hay mejor ejemplo de este contraste de emociones que caracteriza el concierto de Zahara que la canción final, ‘Hoy la bestia cena en casa’. Tan divertida de bailar como importante es su mensaje contra la violencia de género, Zahara la interpreta con toda la euforia del mundo mientras tras ella una pantalla proyecta imágenes de personajes públicos divididos entre “humanos” (los músicos de Zahara, Manuela Carmena, “Yola mola 1000”) y “reptiles” (Trump, Abascal, Rivera, Sánchez…). Al final, la cantante pasa completamente del micrófono y se dedica a bailar el estribillo de ‘Hoy la bestia cena en casa’ cual adolescente en su habitación. Un paso que ya conocíamos, pero que no ha dejado de molar. Así, Zahara cruza mensajes políticos sin olvidarse de divertirnos y sobre todo de divertirse ella misma sobre el escenario.
Tras la emoción desbordada de Zahara, Carlos Sadness ofreció un concierto en el que primó el buen rollo de sus melodías y ritmos de indie-pop tropical. Ganges apareció en el escenario para cantar con él ‘Miss Honolulu’ y el cantante y compositor barcelonés, vestido con un traje blanco de estampados florales, animó el cotarro con su nuevo single ‘Ahorita’ así como otros de sus temas más conocidos, como ‘Amor papaya’, ‘Isla morenita’ o ‘Longitud de onda’. Y lo hizo desde un escenario que, en la onda tropical de su música, incluía luces en forma de palmeras. Hacia el final, Sadness se marcó una versión de ‘To My Love’ de Bomba Estéreo, que no sé hasta qué punto era necesaria, pues desfavoreció un poco el repertorio original del artista… y además no es que le quedara muy bien.
Puede que ELYELLA hicieran brincar al público con su sesión final en Santander Music, pero no se puede decir que este no viniera entrenado con antelación gracias al directo inmediatamente anterior de Fuel Fandango. Los ritmos medio house de ‘Trece rosas’, ‘La primavera’ o ‘Salvaje’ se sucedieron casi sin descanso ni variación en un concierto en el que por supuesto Cristina Manjón arrasó con su carisma, su corona de flores y sus bailables flamencos, momento de taconeo incluido. El grupo agradeció al público su apoyo durante los 10 años que lleva de carrera, y que han culminado en la gran popularidad de que la goza actualmente, evidente en un concierto que estaba a rebosar. Claramente Fuel Fandango salieron al escenario con el objetivo de montar una fiesta total y cumplieron su propósito.
Vicente Navarro, estudiante de Arte Dramático pero antes músico de Conservatorio, lleva cuatro años planificando este álbum de debut que ha producido Eduardo Figueroa y ha mezclado Carlos Hernández (Shakira, Malú). Pero lo que encontramos en ‘Casi Tierra’ es completamente diferente: estamos ante el disco de un cantautor influido por el folclore patrio, que parece haber disfrutado tanto de Pablo Alborán y Miguel Poveda, como de cantautores alternativos como Javier Álvarez y Espaldamaceta.
La influencia del flamenco es un poso, nada más, si bien evidente en momentos puntuales del álbum, y obras como ‘Lágrimas negras’ o ‘La leyenda del tiempo’ flotan tan sólo en espíritu, más por la calidad de las melodías que por desgarro. Vicente Navarro no ha querido apuntar tan alto y en principio ‘Casi Tierra’ es un disco sutil, contenido y deliberadamente austero, en el que ha querido dejar el protagonismo a las letras, a su bonita voz en primer plano y a algún arreglo de guitarra. El inicio de álbum con ‘En el río’ nos hace pensar en un disco centrado en el mundo del amor, con letras como «Qué bonito que vinieras / qué bonito que ya estés aquí / Qué bonito que cuando hables de amor te refieras a mí» o «Cómo brillas cuando dices mi nombre»; pero después hay aparecen varios matices, ya no tan cercanos a un cantante melódico superventas de nuestro país.
Las relaciones frustradas vuelven a aparecer en ‘Un llanto’ («Si yo pudiera convertirme en quien quisiera y elevarme sobre ti y escapar de tu mirada») o en ‘El puente’ («Yo conocí a alguien, pero no funcionó»); pero lo bueno es que las cosas a veces se tornan algo más abstractas o surrealistas. «Voy a drogarme de ti y a beberme la luna» es el estribillo de ‘Toro’, mientras la final ‘Las montañas’ es una canción mucho más misteriosa, hablándonos de manera inquietante de «máquinas de luz» en medio de un entorno bucólico.
Mientras ‘Esternón’ retrata a una pareja gay, inspirada en la represión que sufre la comunidad LGTB+ chechena («cómo no va a ser hermoso lo que nos hacemos», se pregunta); mención especial merece ‘Los dientes’, una canción que primero apunta al bullying pero luego resulta hablarnos sobre un fusilamiento en el campo que bien podría ser el de Lorca o, en general, cualquiera en la Guerra Civil. Vicente Navarro es muy seguidor de Maria Arnal, que ha hecho un disco al respecto, y ahí apunta ese inicio («Me rompieron los dientes con los puños cerrados / me sacaron de mi casa, me enterraron bien lejos / Me llevaron al campo, me taparon los ojos / yo quería ir al cielo, pero estaba lleno») y ese estribillo («Y entre los árboles, los compañeros sacaron las armas y abrieron fuego»), que finalmente sentencia: «pero perdieron».
Tras esta canción tan intensa, ‘El luto’ resulta la secuela perfecta con ese título y su estribillo «no estés triste» que aporta la colaboración de Karmento, nada menos que bajo el efecto del AutoTune o similar. Y es que Vicente Navarro, fiel seguidor de la música urbana aunque no lo parezca, se declara fan de Rosalía y ha querido añadir por aquí y por allá sonidos de caballos relinchando (‘Las montañas’), unos efectos asfixiantes en ‘La orquesta’ mientras suenan palmeros y cantaoras, o beats tan oscuros que podrían haber pertenecido a Billie Eilish (‘La orquesta’). Apenas la broma de ‘El afilador’, con menos gracia desde que nos la gastaran SVPER, baja el listón: Vicente Navarro ha sabido condensar en media hora y con aparentemente muy pocos elementos todo lo bueno que ha aprendido de la tradición, valiéndose de lo moderno lo justito. En todos los casos, es la canción lo que prevalece.
Calificación: 8/10 Lo mejor: ‘Toro’, ‘En el río’, ‘Los dientes’, ‘El luto’, ‘Las montañas’ Te gustará si te gustan: Javier Álvarez, Espaldamaceta, Maria Arnal Escúchalo:Spotify
Hace algo más de un año hablábamos en nuestra sección Revelación o Timo por primera vez de Freya Ridings, una joven inglesa con una impresionante potencia vocal –con un timbre muy característico, algo engolado– que recordaba un poco a Florence + The Machine, si bien esta promesa apoyaba gran parte de su sonido y su puesta en escena en el piano. La mejor muestra es ‘Lost Without You‘, el baladón que la ha encumbrado, con cifras de monster-hit.
Hace un par de semanas Ridings –que es hija de un actor de cierta popularidad en UK, sobre todo por ser la voz del padre de Peppa Pig, el personaje animado y nueva estrella del pop– publicaba al fin su álbum de debut a través de Capitol Records, un disco homónimo repleto de baladas como ‘You Mean The World to Me‘ (producida por Greg Kurstin) o ‘Unconditional’, centradas sobre todo en la soledad y el aislamiento que, dice, sintió creciendo. Pero ninguno de esos singles está funcionando tan bien como ‘Castles’, el tema uptempo por antonomasia de ‘Freya Ridings‘.
«Escribir una canción uptempo estaba fuera de mi zona de confort pero (era) definitivamente algo sobre lo que sentía pasión. Porque después de una ruptura hay que encontrar a ese fuego interior, como el de un fénix, para regresar de las cenizas de ese momento difícil y hacer tu vida mejor. Es definitivamente una gran motivación en mi vida. Si puedes convertir los momentos más oscuros de tu vida en los más grandes, es (como) un superpoder», explica Freya. Es un buen resumen de lo que cuenta esta canción sobre «construir castillos de las ruinas de tu amor, ser más de lo que nunca creíste que era» que dirige a ese ex-amor.
Escrita y co-producida por Daniel Nigro –que ha trabajado con Sky Ferreira, Empress Of y, recientemente, Lewis Capaldi) cumple perfectamente ese papel de punto culminante en el disco, gracias a unas baterías poderosas que acompañan en todo momento la canción y que nos hacen pensar en la Florence + The Machine de ‘Lungs’, en ese punto pop al que Welch parece haber renunciado un poco en sus últimos trabajos. Como ella, remite también a la Kate Bush más amable, con una melodía irresistible que está haciéndola escalar, tímida pero constantemente en las listas británicas –esta semana, 7 después de su lanzamiento, ha alcanzado ya el top 18 del chart de singles–. ‘Castles’ prueba además que la voz de Ridings se adapta perfectamente a un estilo más bailable (¿hola, Sophie Ellis-Bextor?). Lo acabamos de comprobar también en ‘Waking Up‘, un fantástico single firmado al alimón por MJ Cole y Cedric Gervais en el que Freya canta. Ojalá en el futuro se deje de tanta balada y nos regale más temas así.
Si sigues a Rosalía en Instagram –también ha posado con Bella Hadid o Steve Aoki y Millie Bobby Brown y hasta ha entrevistado a J Balvin– es muy posible que sepas de quién te hablamos hoy: es Miquela, una especie de «robot influencer» que, con rasgos exageradamente artificiales, se ha convertido en toda una codiciada imagen para marcas de moda gracias a sus más de 1,6 millones de seguidores en Instagram. Aunque no está claro quién o qué es Lil Miquela, parece descartado que sea, como se dijo en algún momento, una inteligencia artificial o incluso que sea del todo virtual. Más bien al contrario, parece que detrás podría estar una agencia de marketing que usa una modelo real –es incluso posible que su nombre sea Miquela Souza, brasileña de 19 años afincada en Los Ángeles– cuyas facciones son luego alteradas digitalmente. [Foto: Brud Inc.]
Nadie parece querer desvelar por el momento ese misterio, mientras Miquela está decidida a no ser solo una cara bonita (e irreal), sino también a ganarse una reputación como cantante y compositora. Porque esta misma semana ha publicado ‘Money/Sleeping In’, un nuevo single doble que da cuenta de su talento. Ambas se enmarcan en ese pop contemporáneo que se nutre del R&B (sobre todo la primera) pero también de la electrónica más juguetona y el bubble bass de PC Music (sobre todo la segunda) y, lo que realmente importa, no están nada mal como artefactos pop –ambas las produce Chris Wallace, que tiene créditos en trabajos de CNCO, The Vamps o Dillon Francis).
No es, ni mucho menos, la primer ni la única incursión en la música de Miquela y su equipo. De hecho, este año ya había publicado ‘Right Back’, y el pasado su gran éxito hasta el momento, ‘Hate Me’, producida por Baauer –el de ‘Harlem Shake’–. En 2017 ya había autoeditado singles como ‘Not Mine’, ‘You Should Be Alone’, ‘On My Own’ y ‘Over You’. Es decir, esto va en serio. En cierto modo puede recordarnos a la freakez de Poppy pero, teniendo en cuenta su proyección, quizá podamos hablar de ella más como una especie de Gorillaz de la Generación Z. ¿Prosperará?
Suscríbete y escucha la playlist «Revelación o Timo»
El pasado sábado tuvo lugar un ataque con armas automáticas a un centro comercial en El Paso, Texas, perpetrado por un hombre blanco de 21 años, Patrick Crusius. Murieron 20 personas y 26 más resultaron heridas. Según las investigaciones, este hombre condujo desde Dallas a esta ciudad fronteriza para, según explicaba en un manifiesto publicado en Internet, frenar la «invasión hispana» de su país. Una retórica que ha sido empleada en multitud de ocasiones por el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Por eso, pese a que obviamente envió su condena por este ataque, ha sido apuntado por muchos como responsable de algún modo de que esto suceda. Principalmente, por su política migratoria, con la que pretende construir un muro en la frontera de México para evitar el acceso a los migrantes de Centroamérica, a los que considera causantes de los males de su país y contra los que ha azuzado el odio tanto en su campaña electoral como en su mandato. Por eso, aunque han habido artistas que han mostrado su dolor por esta tragedia –entre ellos destaca Cedric Bixler-Zavala, miembro de At The Drive-In y The Mars Volta, dos de las bandas más importantes de El Paso–, otros han apuntado directamente a Trump en sus mensajes.
Destaca sobre todo Rihanna, que con sorna le dice, reproduciendo el tuit publicado por el magnate, que ha «deletreado mal «terrorismo»» –palabra que ha evitado emplear en este caso, como es feaciente–. Luego recuerda también el ataque que, tan solo horas después, tuvo lugar en Dayton, Ohio, dejando otros 10 fallecidos; y el de California, justo una semana atrás, donde murieron otras 6 personas –en total son ya 250 los tiroteos sucedidos en EEUU solo este año–, apuntando a la facilidad para conseguir armas en el país como el gran problema. «Imaginad un mundo donde construyen un muro para mantener a los terroristas DENTRO DE AMÉRICA!!!», dice en su texto. En términos similares se ha manifestado Cardi B, que en su caso ha reproducido una imagen viralizada en Internet donde se apunta a la idolatría de Crusius al propio Trump, además de a otros terroristas y al líder del KKK, y que culimna con un mensaje contundente que de nuevo, señala al «muro»: «América, tenemos un gran problema que un muro no va a solucionar».
De Mónica Naranjo continúa siendo la canción más votada de JNSP, seguida por otras pistas de Madonna y Rosalía, como es habitual. Las únicas tres entradas se producen en posiciones modestas y corresponden a Zara Larsson, Angel Olsen y Clairo. Es momento de despedirse de ‘Glad He’s Gone’ de Tove Lo (aunque ya tiene nuevo single) y ‘Julien’ de Carly Rae Jepsen, ya con 10 semanas en lista y en la mitad baja de la tabla. Podéis escuchar nuestra última lista de novedades y votar por vuestras canciones favoritas, aquí.
Parte de la redacción evalúa el nuevo single conjunto de Lola Indigo y Don Patricio, ‘Lola Bunny‘.
«La gran decepción de ‘Lola Bunny’ es que no sea un dúo entre Lola Indigo y Bad Bunny, pero Don Patricio ha sido un fenómeno tan transversal durante los últimos meses que da igual: es todo un divertimento asistir a este dúo tan poquitos meses después de ‘Akelarre’ y ‘La dura vida del joven rapero‘. ‘Lola Bunny’ no es un gran dechado de imaginación ni en cuanto a producción ni en cuanto a estructura pero sí hace buen uso de sus tretas: el flow ostentoso de ambos, el juguetón beat principal, ese lanzamiento regular de bocinazo que me da muchas ganas de recuperar ‘Scandalous’ de Mis-Teeq y el tímido set de trompetas del final. Otra canción digna y muy pinchable de Lola Indigo. Y van…» Sebas E. Alonso.
«Aún quedan temas de ‘Akelarre‘ que podrían aparecer con videoclip y ser perfectamente otro éxito para Lola Índigo, pero de momento eso queda en standby con esta megacolaboración. Si Mimi lo ha petado con ‘Ya No Quiero Na’, ‘Mujer Bruja’ y ‘Maldición’, Don Patricio lo ha petado con los singles de su ‘La Dura Vida del Joven Rapero’, especialmente con ‘Contando Lunares’. Es bastante previsible, por tanto, que este ‘Lola Bunny’ también lo pete, pero es una pena que, musicalmente, se quede lejos de la bomba que podría ser, dominado por una base demasiado machacona, para mal. El estribillo es sin duda lo mejor y los guiños a ‘Space Jam’ son simpáticos, pero, de los ganchos repartidos por el tema, algunos son más afortunados… y otros bastante menos. Y esto hablando de la parte de ella, porque resulta más floja aún la parte de Don Patricio, que parece sacada de una canción distinta (y no por el estilo: los versos de La Mala entraban muy bien en ‘Mujer Bruja‘), hasta el punto de que no sabes exactamente lo que quieren contar». Pablo N. Tocino.
«Si ‘Fuerte‘ ya era una aproximación al funk carioca por parte de Lola Indigo, este ‘Lola Bunny’ lo es de manera mucho más directa y desenfadada. La clave está en que en ambas están implicados Stego, tándem portugués de compositores y productores co-responsable de ‘Faz Gostoso’ de Blaya, ahora popularizado por Madonna. El resultado es una auténtica orgía rítmica y melódica en el que, como en la letra de la canción, Mimi Doblas se muestra como una auténtica leona ante un Don Patricio que se defiende con salero pero como un inocente gatito. Gancho va y gancho viene –como ‘Con altura’, la conjunción de elementos es mucho más compleja de lo que parece, ejemplificado en ese órgano que da chispeantes contrapuntos por lo bajini, ‘Lola Bunny’ es otro adictivo pepinazo marca de la casa L.I.» Raúl Guillén.
Egosex han querido reunir en un EP las cuatro canciones que habían publicado oficialmente hasta la fecha con el añadido de una canción nueva. ‘Spirit Disco’ es precisamente la pista que da título a este mini trabajo del trío ganador de la última edición del concurso Bala Perduda de Barcelona, compuesto por el diseñador nigeriano Wekaforé Jibril (cantante) y los barceloneses Hug Bonet (guitarra) y Lluís Campo (percusiones).
En ‘Spirit Disco’, Egosex ponen sobre la mesa una ruta muy clara del grupo que aspiran ser, y si algo quedaba claro ya durante su participación en Bala Perduda es que su currada estética afrofuturista -desarrollada en sus atractivos estilismos y puestas en escena y en las portadas de sus singles- está hecha para llegar a un público mucho mayor del que cabe en la sala Apolo. No tantos grupos emergentes poseen un concepto estético tan desarrollado con apenas cinco canciones en las plataformas de streaming y sin una discográfica detrás, pero Egosex saben desde el principio lo que quieren hacer. De hecho, Wekaforé no ha hecho sino trasladar a su banda la misma filosofía que aplica a sus diseños, en los que busca defender la estética africana como una «estética válida del futuro». En su propuesta musical, Egosex buscan conjugar los «matices» de la «espiritualidad africana» con las «herramientas contemporáneas» del dance y el indie-rock, y aunque sus canciones pueden recordar a veces tanto a la fusión de tecno y guitarras de Darkside como la voz de Wekaforé a la de vocalistas actuales como Moses Sumney, los chicos parecen haber dado con la tecla de un sonido cercano a lo propio. De hecho, ellos mismos lo han bautizado como «jungle trance blues».
Es una etiqueta apropiada: el dance-rock oscuro y atmosférico de ‘Spirit Disco’, con sus coros místicos y sus llamadas a «hacer un viaje al lugar más profundo» y a ser «quien eres de verdad», hace honor a su nombre… al menos en papel. Hay algo de trance sobre todo en la pista final ‘Big Fish’, que, como otras canciones del EP, incluye varias frases en yoruba y una fusión de guitarras y ritmos electrónicos; y mucho de blues en ‘Chamaleon’, que empieza con un cántico en igbo (un idioma nigeriano) para irse por las ramas de un soul-rock que podría haber interpretado Michael Kiwanuka de haberle interesado el afrofuturismo. Hay lugar por supuesto para la sensualidad en una canción que nos habla de cumplir «fantasías»: «seré la única magia alrededor, yo soy un millonario y tú una famosa actriz, tú me mientes a mí, y yo te miento a ti», canta Wekaforé antes de concluir: «aquí nadie juzga, solo hay lugar para la lujuria y la locura».
Sin embargo, ‘Spirit Disco’ vuelve a subrayar un problema que necesariamente sufren muchas bandas emergentes: la estética está muy clara, las canciones no tanto. En el EP, el grupo busca constantemente la atmósfera de lo místico, una magia que hipnotice a sus oyentes, pero aunque logra ambientes muy cuidados, sus composiciones raramente dejan huella. No, no es tal el «trance» al que nos somete ‘Big Fish’ y a la bailable ‘Fever (Last Night in Paris)’ le queda elevar mucho su temperatura para llegar a ser «febril». En este sentido, ‘Congo’ es claramente la mejor canción de Egosex hasta la fecha, una producción que, aunando frases yorubas y guitarras afro con un ritmo próximo al deep house y un mensaje de amenaza («no hay paz en el Congo, no hay compasión en la jungla»), da espacio a su estribillo más memorable y evocador. Es su canción mejor definida. Aunque las otras pistas de ‘Spirit Disco’ saben hacia dónde ir, lo cierto es que van perdiéndose un poco por el camino.
Calificación: 5,6/10 Lo mejor: ‘Congo’ Te gustará si te gusta: Darkside, Jungle, Moses Sumney, Kelela Escúchalo:Spotify
Vicente Navarro es un cantautor madrileño, también actor, formado en el Conservatorio Rodolfo Halffter, que comenzaba su carrera en 2007 quedando finalista del Certamen de Jóvenes Creadores de la Comunidad de Madrid. Tras formar el dúo Pájaro con su amigo Xoel Yáñez, con el que lanzó el EP ’Tiempo versus Dinero’, ahora entrega al fin su primer disco en solitario, que ha gestado durante 4 años y ha terminado mezclando de manera magistral Carlos Hernández (el de Shakira y Miguel Bosé, no el de Triángulo de Amor Bizarro, Carolina Durante y Los Planetas).
Os hablamos del artista hace unas semanas, cuando pasaba por una de nuestras Sesiones de Control con ‘Esternón’, un tema dedicado a la comunidad gay chechena, oprimida por el gobierno ruso; pero hay mejores canciones en ese ‘Casi tierra’ que ha empezado a comentar en las redes sociales gente como Zahara. La que lo abre es una de esas canciones tranquilas, llevadas tan solo por una guitarra, de las que cortan el hipo, ‘En el río’.
Vicente Navarro se basa en la tradición española para contar historias y aquí algún arreglo un tanto americano y también un tanto Sting (pienso exactamente en ‘Fragile’) sirve para hablar de una relación de amor («qué bonito que cuando digas amor te refieras a mí»). Entre posibles guiños a Violeta Parra («gracias a la vida que me ha dado tanto»), emergen ciertas frases cuasi rapeadas («viviré de mi trabajo y moriré de amor»), quizá consecuencia de su afición por la música urbana. Pero es el puente final («cómo duelen los que ya no están / te espero en el río a que vengas») el que termina de elevar el tema. Puro costumbrismo bucólico en sintonía con los primeros segundos de la pista, en los que escuchamos el sonido del campo.
Miqui Puig ha publicado este año ‘15 canciones de amor, de barro y motocicletas‘, un disco quizá largo de más pero en el que mantienen el brío de Los Sencillos o de su gran álbum en solitario, ‘Casualidades‘, temas como ‘Doulton’, ‘Montjuic’ o ‘Hunos’. Son temas costumbristas y nostálgicos sobre Barcelona, nuestros tiempos y la vida en general, de los que hablamos paradójicamente en Madrid.
Conocí a Miqui en el FIB de 2004 aproximadamente, cuando trabajaba para otro medio. Le di las gracias por firmar 50 CD singles para nuestros usuarios (¿dónde estarán estas reliquias?), pero él no me recuerda. Aun así, me habla como si me conociera de toda la vida. El artista aparece eufórico porque acaba de ofrecer un gran concierto en las fiestas populares de San Isidro y con muchas ganas de hablar. Lamentándolo mucho, me ha llevado mi par de meses transcribir estos 55 minutos de conversación aceleradísima, teniendo que rebobinar varias veces cada palabra pronunciada en catalán, y alguna que otra en castellano, pero la espera merece la pena, pues deja un titular cada dos declaraciones. Miqui sigue siendo Miqui cuando habla de música, fiel a Berlanga o Saint Etienne pero interesado en las nuevas tendencias; o política.
¿Por qué has articulado este disco como una mixtape?
Es una frikada que viene del curro. Me paso la vida haciendo el programa de Pista de Fusta de iCat. Me levanto los lunes, escucho las novedades, selecciono vinilos y hago el programa como una mixtape. Empiezo con las lentas y acabo con las más «dancey». Siempre hago el programa en directo y, como soy fanático del hip hop, pensé en hacer una mixtape. En la gira anterior hacíamos interludios y con Marc (Botey), mi guitarra, teníamos claro hacer un concepto pop que no parara nunca. Aunque también pensamos que estaría bien que parara alguna vez…
Pero en los tiempos de hoy, si dejas lo mejor para el final, la gente no va a llegar a oírlo. Las últimas canciones de los discos tienden a tener menos escuchas…
Miqui Otero, el escritor joven de Barcelona, me dice cuando saco ‘Raros’: «¿qué? sigues con tu autoboicot, ¿no? Sales en OT y vuelves con el single más radical». Tengo 50 años, Sebas, y para mí hacer música es un regalo. Desde que empecé a hacer música en solitario, cada día es un regalo. Con los músicos nos pasamos la vida para ver de dónde sacamos dinero, los he engañado para que vengan a Radio 3, están militando… Donde tengo más ansiedad es en que la banda esté a gusto para seguir adelante. Sí que es verdad que ahora me planteo que a lo mejor en vez de haber sido 15 canciones, podrían haber sido 13 o 10. Pero mañana te diré otra cosa: tengo declaraciones en las que digo que nunca volveré a cantar. Estas canciones me gustaban, las veía bien. Suelo hacer muchos tests con los amigos. Cuando vosotros pusisteis ‘Doulton’ como canción destacada fue bonito, porque es la canción que cierra. Y es una canción con historia porque estaba guardada en un cajón. Además, no era sobre un lunes, era otro día de la semana, pero por mi edad y por como planteé el disco, como empezando en sábado y terminando en lunes, era el día que tenía que ser. Porque además un periodista ha dicho que hago discos como de resaca, como de lunes. Son las frikadas que hacemos los artistas, y luego cada uno percibe de una manera.
¿’Doulton’ es un recuerdo, una canción costumbrista…?
Es costumbrista. Me gusta mucho. Está escrita en una época en que ni tenía pareja ni se la esperaba. Es muy Saint Etienne. Se llama ‘Doulton’ porque cuando decidí que todos los títulos serían cortos, busqué vajillas inglesas y este nombre era muy sonoro. Le pregunté a un amigo inglés, Andrew, y me dijo que (la vajilla Doulton) fue lo único que se quedó de la lista de bodas. Pensé: «Entonces he dado en el clavo». Es muy Berlanga, no te voy a engañar.
«Tengo 50 años, y para mí hacer música es un regalo. Desde que empecé a hacer música en solitario, cada día es un regalo»
Por lo que dices, hay canciones bastante antiguas en el disco, incluso anteriores al disco anterior.
Tres o cuatro. Siempre guardo maquetas. Joan, el batería, es nuevo; Toni estaba colaborando… Trabajo con músicos nuevos y hago pruebas. Alguna es del noventa y pico, por ejemplo ‘Ola’, que funcionó muy bien en la Pradera (de San Isidro), es una maqueta que es del ‘Colección de favoritas’ (1999). ‘Comic’s’ es un título que tengo hace 4 años, porque era una discoteca-rave, un after al que íbamos a bailar acid a escondidas de los mods. Estaba en un pueblo perdido, en Sant Martí de Centelles. Y ‘Comic’s’ tenía que ser un retrato de alguien que opina que el pasado es siempre mejor. Que a mí me pasa con Los Sencillos. Me dicen: «es que Los Sencillos…» Y yo: «ya, pero era el año 92».
Pero esas canciones guardadas en un cajón tampoco las vas tocando en vivo, a lo Radiohead, que de repente te editan una canción que tocaron por primera vez hace 15 años.
Eso también es bonito. Como este disco ha salido tarde y vamos mal para el ciclo de conciertos, quiero empezar a hacerlo. A lo mejor hacemos nuevas en directo.
¿Por qué te empeñas en firmar el disco con banda, cuando básicamente son tus canciones en solitario?
Porque son mis escuderos. Es mi gran caballo de batalla. Soy un tío muy cagao, aunque parezca echao pa’lante. Y siempre necesito un apoyo, y ellos son mi apoyo. Pero este disco lo he parido yo. Me pasé todo julio y agosto con libretas, desde las 8 de la mañana. Mi chica flipando. Empezaba a oír melodías, ahora con el ordenador, grabo la melodía, se lo mando a los chicos… Ha entrado Toni, que compone conmigo, porque toco la guitarra muy mal, y prefiero colaborar con músicos. De hecho, acabamos de volver a cambiar, porque Toni ha tenido un problema y ahora hemos metido a un cubano impresionante cantando y tocando la guitarra que da otra vida. Te inventas las cosas para subsistir, porque somos «do it yourselfs» del rock. David Beef y yo siempre nos decimos lo mismo: «¿Cómo va el rock?».
«Este año estuvimos muy cerca de reunirnos Los Sencillos, tuvimos una oferta de un festival que nos pareció interesante»
¿Y tú qué le dices?
Yo muy bien, genial, con muchas ganas, pero siendo realista. Muchas veces en el indie vendemos: «este disco es genial». ¿Pero cuántas copias vendemos? ¿Cuántas entradas vendemos? Yo sé los fans que tengo. Me ve gente y me dicen «podías reuniros Los Sencillos». Este año estuvimos muy cerca de reunirnos, tuvimos una oferta de un festival que nos pareció interesante, el Blues & Ritmes de Badalona. Y yo dije: «¿por qué no?». Pero uno dijo que no y eso fue todo. O estábamos los originales o no tiene sentido.
¿Quién dijo que no?
(pone cara de que no lo va a decir)
¿Pero por razones artísticas o personales?
No se sabe. Es muy relativo. Ya sabes cómo terminan las bandas de rock. Yo he tenido tres formaciones porque he sido muy cabezón. Rockdelux en uno de sus grandes editoriales puso que nos separamos tarde. Pero yo era muy cabezón, y seguí adelante. Tú tienes un impulso vital que no tiene el resto de gente. Unos van a un paso y otros van a otro paso. Yo estoy en un momento guay. En la Pradera vinieron muchos fans, y otros fue como «qué hacen estos freaks aquí», pero estos también bailaban. Y la propuesta que buscamos es esa.
«La música nos la cargamos en la democracia: no tenemos cultura pop»
Yo no soy muy partidario de los concierto gratis. Al final la gente habla. Por lo menos que cobren 1 euro.
Este discurso es el que llevo haciendo años, aunque he visto a Chuck Berry o a Radio Futura en La Mercè. La música nos la cargamos en la democracia. Pero no tenemos cultura pop. Si San Isidro cobrara 1 euro y se lo diera a los refugiados yo los daría, pero no tenemos esta cultura. Con Carles Baena (El Segell) siempre hacemos la misma broma, y lo conozco con 14 años cuando su padre organizaba las fiestas del PSUC, donde han tocado hasta los Ramones… Salió bien y eso que la propuesta no era fácil. Lo primero que hicimos en la Pradera fue tocar el single, que es como «¿y ahora qué?».
‘Raros’ al final no ha sido tan polémica…
No, para nada. Estoy súper contento.
«En la Pradera oí un mensaje de un tipo llamándome «gordo». Un marica llamándome «gordooooo». ¡Pero si estamos en el mismo barco, tío!»
A mí me rechinaba el paralelismo entre nazi y bollera, pero ya nos lo aclaraste…
La canción estuvo 10 años en un cajón. En el estudio hubo días de discusiones de gente entrando, saliendo, rascándose la cabeza. En la Pradera oí un mensaje de un tipo llamándome «gordo». Un marica llamándome «gordooooo». ¡Pero si estamos en el mismo barco, tío! Muchas veces me han dicho: «Si Miqui fuera más guapo…» ¿Pero como un Adonis? En la época Ariola luchábamos con productos prefabricados. Después de nosotros entró Chafino, un castrati, ¿te acuerdas? ‘Raros’ no ha sido polémica, la gente se lo ha tomado como algo suyo. Me planteé buscar más palabras, pero no, son los colectivos con los que me sintiera identificado. Tengo un primo de 60 años que militó en el Front D’Alliberament Gay de Barcelona y estos señores se iban al calabozo de la Generalitat. Y no eran bromas. De todos los héroes que citamos, la primera es la transexual que mataron en la Ciutadella los Boixos Nois. Es algo que no es frívolo. Pero tampoco es la punta del disco. Es más bien algo que podría estar en un single aparte.
No sé si puede quitar un poco de protagonismo al resto.
También nos ha pasado que íbamos a hacer un plan de trabajo y al aparecer El Segell todo ha cambiado. Ha quedado el single un poco deslavazado pero el vídeo le vuelve a dar sentido. Salen todos los Miquis, desde que era pequeño, tocando la guitarra, haciendo el freak…
También nos han puesto un comentario diciendo que esto de ‘Raros’ ya lo cantó Javier Álvarez en ‘Padre’.
Pues mira, podría habérseme quedado. Hicimos una gira juntos, fue una cosa curiosa para el Barna Sants, el concierto de cantautores de Barcelona, y fue una cosa muy freak. Era Javier, por el que tuve muy buena relación porque su hermano que me hizo un vídeo para el último disco de Los Sencillos; yo y Joan Isaac, el cantautor. Aquel disco de versiones de Javier Álvarez vino de aquel espectáculo.
Tengo la impresión de que tú podrías haber aprovechado tu tirón mediático mejor. Hay gente que utiliza su momento de fama para sumarse a mil festivales por imagen, por morro, por buen mánager, porque tiene un viral… y tú no aprovechaste tanto tu aparición en ‘Factor X’.
Siempre me tiro para atrás. Tengo un pudor muy grande, tío. No sé cómo explicarlo. Me gustaría tener más conciertos o una solvencia económica para los músicos, y me lo planteo. Pero no me siento cómodo. Con ‘Bonito es’ vendemos casi 50.000 copias, y para el siguiente disco nos volvemos locos y empezamos a meter «wah-wahs». Nos decían: «Es que sois avanzados», «es que si vivierais en Londres». Yo digo: «si viviera en Londres, probablemente trabajaría en una ferretería. Y probablemente sería muy feliz». No lo paso bien. Me gusta ser anónimo. No tengo este ego que veo en otras personas, y podemos sacar nombres que todos conocemos.
¿De ahora o de antes?
De todas las épocas. El otro día estaba con Carolina Durante, que los vi actuar con Amaia en el WARM UP, y yo soy megafán de Juan, el batería que toca con Axolotes Mexicanos. Y le digo: «ole tus huevos». Ahora veremos… Si ‘Bonito es’ hubiera entrado en la rueda, yo sería como El Canto del Loco, pero empiezo a meter frikadas en mis canciones y nos dicen cosas como «es que vais por delante». También pasó lo de Naive, cuando sacamos el primer disco. Sacamos el disco y Naive quiebra. El último disco de Los Sencillos iba a ser un disco en directo con la editorial Clippers, lo firmamos el 22 de diciembre y el padre muere el día de Navidad. Y en Factor X, el personaje que tenía no era amable como para ser contratado. De ‘Impar’ dijo Kiko Amat que era su favorito, que es un disco de nuevo rico, teníamos presupuesto… pero para mí es un disco fallido porque es un disco de «a ver qué pasa». Lo decía Alfonso Pérez de Warner: «no puedes tener un año de tele y de música y que todo funcione». Es un país en el que tiene que ir separado. También hay mucha endogamia.
A nivel contratación, ¿te apetece hacer todos los festivales que puedas y todo eso, o vas a seleccionar?
Yo ahora quiero tocar en todos los lados donde pueda ser, pero tiene que haber un boca oreja. Con ‘Escuela de capataces’ (2017) lo hubo, la gente decía: «qué pasa aquí». Y yo lo entendía, después de estar 9 años en mi mundo, que eso sí que fue deliberado, quería volver pero no a cualquier precio. Y es lo que contaba en una canción que saqué como single en catalán una Navidad, ‘Vos trobava a faltar’. Quería saber dónde quería estar. No quiero ser cantautor porque a mí me gusta bailar y tengo muchos referentes. Tuve un encuentro con Edwyn Collins cuando ya había tenido el ictus. Ha sido un enfadado como yo, pero él tuvo la suerte de escribir ‘A Girl Like You’, y él vive de eso, de cuando ponen en las teles las películas donde sale ‘A Girl Like You’.
¿Y ahora de qué vives?
Yo ahora vivo de la radio.
También he visto en Twitter que celebrabas un éxito de audiencia en una intervención televisiva.
En el APM. Me decían cómo veía la tele y solté unas cuantas «miquis». Pero la tele me dejó de interesar, me han robado programas, me han dicho: «Haz esto gratis que luego en septiembre lo harás tú» y en septiembre metían a otro tío. Con Paco Loco lo hablaba el otro día, y me decía lo mismo: «Si estuviéramos en Inglaterra»…
Cómo te toca los huevos lo de Inglaterra, ¿no?
Si soy súper anglófilo, ya lo sabes. Pero es que el «si fuera» no me sirve. Yo vivo de la radio. Y de hacer de disc jockey.
Estos 9 años que referenciabas, ¿en qué andabas metido?
Seguí haciendo el concierto de Navidad y monté el proyecto de la big band, que solo hicimos dos conciertos, hicimos el SOS y luego el de la Mercè. Hubo enfermedades, que todos tenemos en nuestro entorno. Hice mucha radio, tuve un juicio por un despido improcedente. Mi mánager me decía: «vamos a comer. ¿Qué, piensas sacar otro disco?». Y al final me metí con el ‘Escuela de Capataces’.
«Un mánager es necesario: el artista necesita saber que solo tiene que hacer dos cosas: canciones y comunicarse con la prensa sin cagarla»
¿Mantienes un/a mánager todo este tiempo?
Es necesario. El otro día bajé del escenario, y había habido problemas de monitores y mi mánager me dijo: «antes de que digas nada, es el mejor concierto que te he visto en muchos años. La gente ha flipado. Lo hemos conseguido». Somos frágiles y necesitamos oír estas cosas.
¿Pero cómo le pagas si no estás trabajando?
Bueno… invertimos los dos juntos en un proyecto a largo plazo (risas). Es una de las claves de por qué ahora el negocio es tan frágil. El artista necesita saber que solo tiene que hacer dos cosas: canciones y comunicarse con la prensa y no cagarla. Por declaraciones que tú has publicado de mucha gente. Hay mucha gente que tiene la boca muy fácil. En Instagram y en las redes sociales, yo flipo. Luego algunos saben hacer muy buena autopromoción.
«Si yo te digo todo lo opino de la industria, en tus comentarios me llamarían resentido y amargado»
Nosotros no cogemos el titular más sensacionalista como la gente se cree, porque da miedo cuánto se pueden sacar hoy en día ciertas cosas de quicio. Pero también da pena que haya tanta autocensura, y que la gente deje de decir lo que piensa.
Si yo te digo todo lo opino de la industria, en tus comentarios me llamarían resentido y amargado. Los que pueden rajar son los que tienen background, los que se compraron un piso en los 80.
¿Te refieres a Fangoria, hablando de las hipotecas o del VIH?
Ellos tienen un colchón muy grande. Pero yo me mojo mucho en política, en temas sociales, creo que es donde me puedo mojar, porque soy hijo de un campesino del Vallés que toca música rock. Morrissey tiene el legado de los Smiths. O Prince cuando estaba en contra de nosequé.
¿Qué opinas de las últimas de Morrissey?
Se le está yendo del todo.
Hice una columna defendiéndole, pero cada vez lo está poniendo más difícil.
Cada vez más, lo del pin (de un partido de ultraderecha) es meterse en un jardín. Se lo está ganando a pulso.
¿En tu nuevo disco, hay algún resquicio de canción social?
En ‘Tinta’ siempre llama mucho la atención la palabra fascista. Me gusta. Leo mucho para escribir y me parece sonoro.
“Para mí la palabra “fascista” era sonora, sobre todo viviendo en Cataluña, donde la palabra “nazi”, “fascista” se lanza hacia un lado y hacia otro. Y yo pienso: “¿pero os estáis oyendo?”
A mí me parece algo un poco obvio, gratuito, facilongo…
¿Sí? Es una de las dudas que tengo. Es una de esas palabras que cuando la escribes, sabes que va a tener este momento. De hecho, una canción de LAV Records, que llevamos con mi hermano, habla de los fascistas, y un periodista de Barcelona se centró en esta frase a muerte. Para mí era sonora, sobre todo viviendo en Cataluña, donde la palabra «nazi», «fascista» se lanza hacia un lado y hacia otro. Y yo pienso: «¿pero os estáis oyendo?». Yo quería hablar del miedo: «quiero vivir mi miedo, no acapares mi miedo». Viene de un colega que le dijo a un colega: «es que Miqui no se ha posicionado». Y yo, ¿cómo que no me he posicionado? Soy anti-convergent total, estoy en contra del poder, y ahora el poder está diciendo que qué mal estamos con una ley mordaza que votaron ellos. Y van con el rollo «qué oprimidos somos» cuando tú has sido el primer opresor. Los Mossos han pegado hostias hace muy poco a gente que estaban sacando de sus casas. Para mí eso es lo principal y no está solucionado. Soy un tío muy comprometido. Una vez acusé a un político y al cabo de 2 horas tenía un tuit de otro político diciendo: «cuidado». Orwell estaría contento.
Y borraste el tuit.
No, pero me di cuenta de que cierto tipo de opiniones… Era contra Felip Puig, cuando el 15-M, cuando entraron los Mossos en la Plaça repartiendo todo. Estaba con unos amigos de Madrid que habían venido al Primavera y no dimos crédito.
No hay tantos famosos catalanes que se posicionen, por eso quizá lo de Isabel Coixet siempre ha sido tan sonado.
Lo de Pujol todo el mundo lo sabía o no queríamos verlo. Mi padre venía del socialismo católico, y el PSOE le engañó. Y mi padre se preguntaba dónde estaba el socialismo por el que él luchó. En mi casa se vivió como «son todos iguales» y nos centramos en vivir. Yo soy una persona que interpelo a mi alcalde cuando algo no me gusta. «Tío, eres mi alcalde».
¿Qué pueblo es?
Soy de un pueblo pequeño de 9.000 habitantes, La Ametlla del Vallés, mi padre estaba metido en política.
¿No has pensado en meterte en política?
No, porque no tengo carácter.
¿Perdona? Hay gente con menos carácter metida en política…
Pero yo soy visceral, ante una injusticia, o ante un político que me está diciendo una barbaridad…
¿Tú crees que Trump se planteó si era demasiado visceral para ser político?
(risas) En casa somos muy fans de ‘Good Fight’, somos anti Trump.
¿Qué canciones del disco son más autobiográficas?
‘Comic’s’, ‘Montjuic’, que no lo parece y es la Barna de los 90 de garaje, de una rave, con un tío que ha desmantelado una discoteca y vende vinilos… Es la Barna sin GPS, Sebas, de «esto estaba entre el Sidecar y aquel sitio donde tenían popper de Gràcia». Aquel sitio que se llamaba Sant Miquel donde vendían popper.
“El disco es la Barna sin GPS, de «esto estaba entre el Sidecar y aquel sitio donde tenían popper de Gràcia»
En la canción de ‘Chill Out’ hablas de dejar la música. No sé si es de las antiguas o de las nuevas….
¡Esta es antigua!
Aunque valdría para todas las épocas…
(risas) ¡Qué cabrón! Tengo días mejores, tengo días peores… «Podría haber contraído el sida / mentiras más grandes me creo» es una frase escrita hace años. Guardiola estaría enterrado de las veces que le han dicho que tenía sida. Cuando me adelgacé mucho porque me dio un jamacuco, me decían que tenía el sida. Y eso es una mentira…
La gente ni siquiera diferencia sida de VIH…
En el año 92 cuando la gente venía a ver a Los Sencillos a Revólver o donde fuera, el merchandising era de uno de los colectivos que luchaban contra el sida en Barcelona, porque empezó a caer gente del entorno. El otro día vi ‘Pride’ y me gustó mucho, como todo este cine británico. Hubo gente que duró dos años.
“Ver a alguien con un talento desmesurado e incluso desbocado a veces como el de Amaia, es muy, muy divertido”
¿Cuál ha sido tu función exactamente con Amaia de OT?
Hice toda la gira. El año pasado estaba trabajando en casa y me llama Carles Baena: «tenemos que hacer un proyecto para que Amaia empiece a tocar». Yo soy el sexto Free Fall Band, mentor y productor e hice la dirección artística de la primera gira. Las versiones, los arreglos, eran míos. Y ahora me ha pedido que haga lo mismo en esta gira. Son trabajos conjuntamente hechos con ella. Ella se siente cómoda y yo la asesoro. Ver a alguien con un talento desmesurado e incluso desbocado a veces, es muy, muy divertido.
He oído en Universal un par de canciones de su disco, una muy Marisol, otra muy La Buena Vida… de los que soy superfán.
Yo también, pero Irantzu nunca quiso cantar conmigo, no se atrevió a cantar con Los Sencillos. Nos reímos mucho de aquello. Yo creo que le parecíamos un grupo demasiado grande, demasiado mainstream para lo que estaba haciendo. Yo les quiero un montón, estuve en el bar de Javi en Donosti hace poco y creo que voy a ir a pinchar en el aniversario. Amaia me gusta mucho cuando se pone setentas con el piano. Yo creo que es cuando brilla más, cuando es la artista que va a ser. Aunque cuidado con la presión. Cuando trabajamos juntos, al momento ya tenemos niñas allí metidas, que si el ex novio hace un vídeo, una canción exprés, gente que te interpola…
Los cantantes de OT están sometidos a un ambiente ultra tóxico brutal…
Yo recibo a diario a mensajes. «Oye, Miqui, dile a Amaia que cambie esta canción de orden y que no toque la guitarra que no la toca bien» (risas).
¿Caes en paternalismos al asesorar a alguien tan joven o lo evitas?
Yo soy muy punky, pero con Amaia echo un paso atrás porque no es un proyecto mío. Es un encargo.
¿Qué quieres decir?
Que a The Free Fall Band les digo: «¡¡esto es una puta mierda!!». Se van a casa con la cabeza baja, pero al cabo de una hora me dicen «gracias». Soy un punky, muy expeditivo.
Hay gente que dice que es un error ser tan paternalista, que hay que dejar que la gente cometa sus propios errores.
Sí, pero cuando ves el mismo error 15 veces, le dices: «bueno, vale ya». Adrián, el mánager de Carolina Durante, me decía: «yo les dejo hacer pero a veces es como «eh, enough!». Hay una frase bonita: «¿Por qué haces de mánager? Para evitar que comentan los mismos errores. Para que cometan otros». Creo que los artistas jóvenes a veces no tienen huevos suficientes. Les dices: «¿Por qué no haces esto? No lo está haciendo nadie». O te dicen: «Esto es Tame Impala». «Ya, pero tú no eres Tame Impala, ni estás en su entorno ni eres de su país». Ahora yo estoy emocionado con Cecilio, más que con grupos indies. Chico Blanco me gusta, que hace trap con UK Garage. Lo que han hecho Antifán, que podían hacer trap pero hacen algo más oscuro…
En el disco has metido Autotune.
Claro, hombre, me apetecía.
¡Haber metido mucho más, tipo disco de Cher!
(risas) Hubiera sido gratuito, lo he metido en ‘Graduado’, y en algunos coros.
No he entendido muy bien lo de los interludios en italiano…
Son bromas. Teníamos un amigo que se pasó todo el Sónar diciéndole a las guiris «I’m not interested in electronic music», y nos partíamos de risa. Me encanta Italia, me flipó el rapero que vino al Sónar, me encanta el sonido italiano, me apetecía.
«Creo que los artistas jóvenes a veces no tienen huevos suficientes»
Mi compañera Mireia Pería criticó, de tu disco anterior, precisamente, las bromas internas. Si la gente no lo entiende, se sale de la canción.
Y eso le enfadó muchísimo (risas) Pero es mi manera de escribir. Me encanta que mis amigos se vean reflejados. Cuando hice ‘Los Módena’, eran unas comidas mensuales que hacía con dos amigos poniendo a parir escritores. Y lo del vinagre es una cosa que hacen en Vilanova i la Geltrú. «Mal pero acostumbrado» es una frase de uno de mis mejores amigos. Las bromas internas me puedo sentar con Mireia y decirle cuál es cada una…
«Mal pero acostumbrado» es algo que se entiende. Pero otras cosas no las va a entender el fan de Huelva o de León…
El fan se termina cogiendo las letras como él las quiere, que me encanta. Tú haces canciones como estas que saca Jaime (Cristóbal) que son una oda a una motocicleta que acaba siendo un himno popular en Canadá. Hacemos las canciones y las soltamos. Todo el mundo tiene un amigo que ha bailado como un robot. Tengo amigos de estos del 85, cuando voy a pinchar a provincias, que me dicen: «Yo estaba en la sala Mond, eso sí que era indie».
Ya queda menos de esto, ¿no?
Hostia, todavía hay gente, yo me muevo en un entorno… Y Los Planetas siguen siendo un referente, como un tótem. Y mira que he sido planetista, que he llegado a versionarlos.
¿Te influye mucho ese entorno concreto o piensas en grande?
Siempre pensamos que el estribillo tiene que ser el más grande del mundo, pero luego todo tiene que estar trufado. Me gusta la literatura. Aplico la técnica de los editores a las canciones. Me encanta de los libros lo que cortas, y lo que metes de personal en una frase. Una referencia personal en una frase te la crees más y es como más emocionante. He intentado en este disco que no salgan cosas conocidas. Ahora estoy viviendo más alejado de Barcelona. El otro día me dijeron de una revista: «¿Nos puedes mandar una lista de 10 restaurantes de Barcelona?». «No salgo, gracias». Sería engañar. Qué coño te voy a contar. Si ya no salgo…
¿Entonces el indie no es una presión para ti? Si miras cifras de trap y de indie, ¿a quién le interesa el indie?
A nadie, a nadie. A mí me da igual, yo voy a grabar con Tribade, y me la pone más dura que otras cosas. En ‘Cómic’s’ que está David Lyme, la lista de gente para colaborar era amplia pero era inviable. Si quiero colaborar con un señor de Bélgica me va a decir: «vale, ¿cuántos discos vende usted?» (…) Pues son 1.500. Lo de Jeanette estuvo muy bien, pero la pillé en el momento justo.
¿Y cómo ha llegado Carlotta Cossials a cerrar el disco?
Me interpela en Twitter después de un Benicàssim cuando todavía no tenía Hinds. Veo que es como famosa. Veo que es actriz. Luego coincidimos y le dije que me gustaban las Hinds y que me apetecía que en el contestador hablara una chica. Le pregunto a Joan (Vich, su mánager), y dice que sí.
Pero la frase es tuya, no es la que quiso decir ella.
Sí… Es otra broma interna de llamarte con amigos «Brian Jones era el mejor Rolling Stone» y pum, colgar.
Lejos de apaciguarse, la polémica cancelación por parte del Ayuntamiento de Madrid de un concierto del cantautor Luis Pastor, su hijo Pedro y su banda Los Locos Descalzos continúa. Horas después de que Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, anunciara la contratación de los artistas rechazados por la Presidenta de la Junta Municipal de Aravaca-Moncloa para sus fiestas, parece que estas vuelven a tener una vacante.
Los Fesser, el grupo madrileño que se anunció como sustitutos de Pastor y compañía en la programación, ha manifestado que rechaza sustituirles porque fueron «cancelados injustamente». Así lo han expresado en un comunicado publicado en sus redes sociales: «No vamos a tocar en Aravaca sustituyendo a Pedro Pastor el 8 de septiembre. Cuando confirmamos la fecha no sabíamos que era para reemplazar a otro artista al que habían cancelado injustamente. Nos hubiera encantado tocar, con la oportunidad que supone para una banda pequeña como la nuestra, no solo de darnos a conocer allí sino también para conseguir financiación para la salida de nuestro nuevo disco. Pero en estas circunstancias no nos parece correcto y preferimos renunciar a ello», dicen.
Añaden que cuando se enteraron, hablaron con Pedro Pastor para conocer lo sucedido de primera mano y que, en solidaridad con él, decidieron no tocar. «Si alguna vez hemos protestado por algo ha sido precisamente para apoyar la expresión musical y artística en todas sus formas», concluyen remitiendo a su canción ‘Si la música es ruido’ que, ciertamente, parece escrita para este tipo de situaciones. Los Fesser nacieron a principios de esta década en Madrid como La Banda de Fesser, llamada así por el guitarrista y cantante Carlos «Billi» Fesser. Tras publicar ‘Japón’ (2012) y ‘365’ (2015), dos álbumes de rock en la onda de Quique González, Andrés Calamaro o Coque Malla con los que llegan a llenar la sala Joy Eslava de Madrid (concierto que editaron en doble CD), Billi y Alberto Peto se quedaban solos en la banda bajo su nombre actual. Como Los Fesser han autoeditado este año los singles ‘Adictos a los dos‘ y ‘Volveremos‘.
Por su parte, el mismo Luis Pastor se rebela contra la decisión del consistorio gobernado por el PP con el apoyo de Ciudadanos y Vox. En una extensa entrevista con El Diario, no deja títere con cabeza, acusando de su caso a las altas esferas de «el Trifachito» y no «al chaval del PP de Aravaca» –la concejal de cultura, Andrea Levy, rechazó la medida señalando la responsabilidad de Loreto Sordo, nueva presidenta de la junta de este distrito–. También asegura que tocarán allí el 8 de septiembre, aunque «aún no sabemos cómo». Al parecer, la asociación cultural del barrio que propuso su nombre para esta actuación tratará de organizar su concierto por sus propios medios. De manera llamativa, la entrevista con Pastor se producía al día siguiente de que Pastor y su pareja, Lourdes Guerra, tuvieran un accidente de tráfico camino a Tarifa. Salieron bien parados de él pese a su gravedad, puesto que el coche quedó destrozado. «Con la publicidad que nos están haciendo con la prohibición, voy a comprarme un coche que sustituya al que se me rompió ayer», bromea.
Con el público listo para disfrutar del fin de semana, Morgan ofrecieron el concierto inaugural en la jornada del viernes en Santander Music, metiéndose a la audiencia en el bolsillo con su elegante propuesta de soul y blues-rock, que tantas alegrías les ha dado últimamente. A veces de pie y otras (la mayoría) frente a su teclado, Nina robó completamente el protagonismo de sus compañeros gracias a su preciosa voz, capaz de emitir unos suaves aterciopelados tanto como de lograr el drama de una Amy Winehouse o una Joss Stone. Canción a canción, Morgan demostraron que su conocimiento de la canción soul es profunda y a menudo incluso podrías confundirles con una banda americana. Con un buen balance de dosis de emoción y baladas serenas con el único acompañamiento de voz y guitarra eléctrica, incluso buscando el baile en algún momento, los madrileños ofrecieron un show que dejó al público con ganas de más. Una sorprendente versión de ‘Lose Yourself to Dance’ de Daft Punk llevó el concierto a su cumbre, aunque Morgan aún tenían algún cartucho que gastar y sobre todo Nina muchas gracias que dar: no se dejó a nadie al que agradecer el apoyo. [Fotos: Enrique Santiago para Santander Music Festival.]
En un estilo opuesto, Second supieron imponerse en el festival gracias a un sonido compacto y contundente con el que quedó claro que, si algo les diferencia de grupos similares como Izal, es su búsqueda de un sonido más potente y duro, pues en su show sonaron en algún momento incluso guitarrazos cercanos al hard rock. Presentes en el festival para desgranar los cortes de su último disco, ‘Anillos y raíces’, aunque sin olvidar hits como ‘Invierno dulce’ o ‘2502’, Second probablemente no convirtieron en fan a ningún escéptico, pero nadie puede negar que lo que hacen lo hacen bien, y la concurrencia de público en su concierto así lo atestiguó.
Y si el grupo de Sean Frutos está más que consolidado 20 años después de su formación, Mastodonte va sin duda camino a ello. La banda de Asier Etxeandia y Enrico Barbaro es algo especial, pues claramente busca ser mucho más que una simple banda de rock: Etxeandia es un conocido actor y la teatralidad es uno de los elementos característicos del sonido de Mastodonte y por supuesto también de su directo. Pero lo que se ve en el escenario supera cualquier expectativa: como Queen pero más bailables y electrónicos, Mastodonte y sobre todo su carismático vocalista se aseguran de que no despegues la mirada del escenario en ningún momento gracias a su pensada puesta en escena -todos o casi todos los miembros de la banda llevan la frente pinta de blanco- y a un Etxeandia que canta y baila como poseído por una energía sobrenatural. Sus cambios de vestuario -en un momento lleva una falda encima de unos pantalones, en otro el impresionante outfit del video de ‘Anatomía de un éxodo’- entretienen, pero son su vozarrón a lo Freddy Mercury, impresionante en temas como ‘Glaciar’, ‘Bilbao’ o la final ‘Redención’, y su pasión desbordante encima del escenario los que te hacen admirarle y flipar al mismo tiempo. Asier lame el mástil de una guitarra, la cara de uno de sus músicos, hace como que se folla el micrófono, gatea, se revuelve por el suelo, y sobre todo baila y sacude las caderas hasta que parece que no le va a quedar más cuerpo por usar. En un momento dice “el que mejor baile es el que mejor se celebra a sí mismo”, una verdad tan grande como que el show de Mastodonte, que incluyó una acertada y divertida versión de ‘Let’s Dance’ de David Bowie, fue de los que se recuerdan.
Tras el espectáculo de Mastodonte, cualquier cosa que viniera después iba a parecer poca cosa, incluso el concierto de los cabezas de cartel Kaiser Chiefs, que presentaron en Santander Music su nuevo álbum ‘Duck’ así como otros hits de su discografía. Vestido de chaqueta, con camisa blanca y pajarita, Ricky Wilson parecía salido de la oficina directo al karaoke y empezó el concierto tocando encima de un altavoz, luego siguió encima de la batería… y de brinco en brinco lo raro es que no se quedara sin aire a tres canciones de empezar. Sin embargo, los británicos dieron buena cuenta de su energía, hasta el punto que en algún momento parecían una banda novel, siempre en el buen sentido. Después de Mastodonte insisto, se agradeció un concierto tan divertido y desenfadado en el que las coreables canciones de los de Leeds parecían hechas a medida para el «formato festival», y que incluso dio lugar a un pequeño pogo en el tramo final, durante el hitazo de ‘I Predict a Riot’. Antes, Kaiser Chiefs ya habían tocado seguidas ‘Everyday I Love You Less and Less’ y ‘Ruby’: enlazando las tres canciones seguidas, sin duda lograron el clímax buscado.
Aunque para «clímax» el del concierto de Cupido, que haciendo honor a su nombre, invitaron al escenario a un fan que procedió a pedirle matrimonio a su chica delante de todo el mundo. Lo peor de este pequeño episodio no fue la cursilada de pedir matrimonio a alguien en el concierto de un grupo llamado Cupido, sino que el momento pareció fingido y sobre todo a nadie pareció importarle lo más mínimo. Ni siquiera a Pimp Flaco, al que se le veía la cara de «over it» incluso a través de sus gafas de sol. Por suerte la música lo compensó con creces: con solo un disco de ocho canciones en el mercado, el concierto de Cupido iba a ser necesariamente de los amenos. Lo mejor es que, a estas alturas, temas como ‘Milhouse’ o ‘Telepatía’ se están consolidando en su repertorio de manera muy contundente: la gente las canta como si fueran clásicos. Pero nada que ver con la coreadísima ‘Autoestima’, que Cupido alargan en vivo para aprovecharla al máximo, y ‘No sabes mentir’, su gran clásico. A veces me asaltan dudas sobre el futuro de Cupido: ¿cuánto más les queda por contarnos? ¿Están interesados Pimp Flaco y Solo Astra en hacer carrera juntos? ¿No tiene pinta de que sacarán un segundo disco y adiós? Preguntas que solo el tiempo resolverá, pero mientras también tengo muy claro que, gracias a ‘Préstame un sentimiento’, Cupido tienen un pequeño hueco asegurado en la historia de pop español, algo que nadie les podrá quitar nunca.
Parece puramente cuestión de azar que Jose Domingo no haya dado el paso “más allá” que su carrera está pidiendo a gritos desde que en 2014 nos sorprendiera tan gratamente con ‘Almería’. Un disco en el que, a lomos del rock psicodélico, establecía una comunicación transversal con las músicas del mediterráneo ibérico que van de su Gerona natal hasta Cádiz. Tras un ‘Vertical’ en el que, con colaboraciones estelares de Niño de Elche y Soleá Morente, acentuaba los tonos aflamencados y rumberos de su música, Jose Domingo se resitúa a sí mismo y sus canciones desde una nueva posición creativa y física: ahora vive en Santa Eugenia, Mallorca, cerca de sus compañeros habituales de banda (Púter, Jordi Herrera y Gonzalo A. Cuentas) y el estudio La Puerta Cósmica de Palam, donde graba todos sus discos.
No parece casual que esa mudanza fructifique en un ‘Mientras Dios no mira’ que parece apartarse un poco del flamenco-rock de su anterior trabajo. Que no desaparece, claro, pero sí se diluye en una nueva composición en la que la psicodelia y la electrónica cobran un nuevo protagonismo, además de nuevos efluvios de folclore. Como los norteafricanos que emergen en la introductoria ‘No saldrá en la fotografía’ (con coros de Zahara Muñoz-Vicens) o los italianos en la elegíaca outro instrumental ‘Conversación de un padre y un hijo’. Pero si por algo destaca enseguida este séptimo trabajo del gerundense –cuatro álbumes publicados desde 2008, al margen de su papel en el grupo Psychoine, precedían a ‘Almería’–, es por ser, con bastante seguridad, su disco más incisivo y directo.
Y es que singles como ‘Un segundo más así’, con su bajo gordo y trotón, ‘Sueño con fiestas’, en el que destacan tanto los coros de su amiga Maria Rodés como su agridulce letra sobre oníricos parties entre “gente elegante / muy puestos de cocaína”, y ‘Mañana’, una irresistible oda al (solo teórico) dolce far niente, difícilmente podrían ser más claros en su intención de engancharnos de primeras. Y lo consiguen con todas las de la ley, además. Pero no se trata del contrapunto amable del disco: la seductora ‘No hay nadie’, que alterna ecos orientales con guitarras de la mejor tradición rock británica, o una glam-rockera ‘Huyes’ que el mismo Bunbury gustaría de tener en su repertorio, siguen esa misma senda. ‘Mientras Dios no mira’ brilla sobre todo en su sencillez y en la muy justa medida de sus arreglos, que tiene en la preciosa ‘Desaparecer’ su mejor y más exquisita expresión, con justos contrapuntos vocales de Rodés, de nuevo.
Esa canción también condensa la esencia lírica de un álbum que, pese a ese carácter efusivo que señalaba antes, está embriagado por más melancolía que alegría. El fantasma de una relación fallida flota en su letra (“se te veía tan bien, nada podía fallar / (…) Pero tú soñabas con desaparecer / Dejarlo todo, ir a otro lugar”), como lo hace en la amargura que subyace en el baile de ‘Un segundo más así’ (“Tus mentiras suenan vacías, una línea fría donde dormir”) y la añoranza de ‘No hay nadie’ (“Paso el tiempo en este infierno alfombrado / al que mucha gente llama ayer”).
Aunque ya no nos sorprenda tanto, Jose Domingo sí nos convence en ‘Mientras Dios no mira’ de que es una de las voces más personales del rock español actual, y con un repertorio cada vez más sólido. ¿Le llegará al fin el golpe de suerte que haga que más público sea consciente de ello?
Calificación: 7,5/10 Lo mejor: ‘Mañana’, ‘Sueño con fiestas’, ‘Un segundo más así’, ‘Desaparecer’, ‘No hay nadie’ Te gustará si te gustan: Grupo de Expertos Solynieve, Quentin Gas & Los Zíngaros, Los Estanques, Bunbury. Escúchalo:Spotify
Al fin parece que la detención de A$AP Rocky en Estocolmo tras casi un mes ha tocado a su fin. A última hora de este viernes se anunciaba su libertad después de que haya tenido lugar el juicio por la supuesta agresión de Rakim Mayers y algunos de sus acompañantes a dos ciudadanos suecos. Según algunos medios, al parecer podría haber sido determinantes las dudas de una testigo que había asegurado haber visto a Rocky golpear a uno de los hombres con una botella, diciendo ahora que no estaba segura de haberlo visto. Al inicio del juicio, Mayers se declaró inocente y esgrimió que había actuado en legítima defensa.
Tanto él como sus dos compañeros enjuiciados, no solo han quedado en libertad en tanto que se dicta sentencia sobre los 6 meses de prisión que reclama el fiscal (el fallo será el 14 de agosto) sino que además han sido autorizados a regresar a Estados Unidos, lo cual parece que hicieron de inmediato. A$AP Rocky publicó una imagen en su cuenta de Instagram con un breve comunicado público: «Gracias desde el fondo de mi corazón a todos mis fans, amigos y a todo aquel alrededor del globo que me ha apoyado durantes estas últimas semanas. Apenas puedo describir lo agradecido que estoy, ha sido una experiencia muy difícil y humillante», dice.
Tras conocerse esta noticia, varios compañeros de profesión han celebrado la noticia. Como Drake, su amigo y colega de crew A$AP Ferg o Tyler, the Creator, el más efusivo, que ha colgado una captura de una videollamada con él ya en libertad. También se ha manifestado al respecto Donald Trump, que tras la mediación de Kanye West se interesó por el caso y contactó con el primer ministro sueco para pedir explicaciones por su detención. Su tuit es un absoluto cuadro de comedor: «A$AP Rocky liberado de prisión y camino de casa a Estados Unidos desde Suecia. Ha sido una semana «rocosa» («Rocky», en el original), ¡vuelve ASAP («as soon as possible») A$AP!» Aunque suponemos que por estas cosas también le ha votado mucha gente, claro.
Kieran Hebden es, sin duda, uno de los músicos más audaces e influyentes de lo que llevamos de siglo. Bajo su alias Four Tet, ha publicado álbumes cruciales como ‘Rounds’ (2003), ‘There Is Love In You’ (2010) o ‘New Energy’ (2017), su último trabajo de estudio oficial. Además ha destacado como remixer (Radiohead, Aphex Twin, Sia, Manic Street Preachers, The xx) y productor (Katy B, Neneh Cherry), y por proyectos colaborativos con Thom Yorke y Burial, Floating Points o Laurie Anderson. Pero, sobre todo, su electrónica, a medio camino de la experimentación, la pista de baile y lo orgánico, son un referente ineludible para cualquier amante de la música en los últimos lustros.
Tras reaparecer meses atrás con la sorprendente ‘Only Human‘, un single firmado con sus iniciales KH y basado en un viejo y nada obvio tema de Nelly Furtado, Hebden anunciaba esta primavera que ya trabaja en un nuevo álbum. Lo hacía a la vez que lanzaba un nuevo single como Four Tet, la canción que hoy nos ocupa, ‘Teenage Birdsong’. Este «trino adolescente» se sitúa en el perfecto punto medio entre el espíritu epidérmico y hedonista que desprendía el single citado al principio de este párrafo, y el paisajismo melancólico de su último álbum. Ese rápidamente reconocible (e irresistible) gancho aflautado con el que se inaugura la canción, contiene un punto de nostalgia –quizá a esa adolescencia a la que alude su nombre–, pero el desarrollo de la canción va mostrando un perfil que puede conducir a cierto trance (léase en español, por favor) bailable, a través de distintos arreglos percusivos y sintetizadores varios.
Capturando a la perfección ese espíritu en la canción, su vídeo oficial mostrado hace unos días resulta ser una especie de falso documental de dos chicas adolescentes que se disponen a acudir a un show del artista. Pero no uno cualquiera, sino al espectacular show que Hebden ofrecía el pasado mes de mayo en dos jornadas consecutivas ante más de 10.000 personas en el suntuoso Alexandra Palace londinense. En él, el músico situaba su set en el centro de una gigantesca nave repleta de cortinas luminosas que alteraban su colorido y que podían ser tocadas y movidas por el público que bailaba. Toda una experiencia que vemos a través de la mirada de estas dos jóvenes que terminan por colarse en el backstage, claro. Este concierto ha sido tan importante en la carrera de Four Tet que ha sido publicado como un directo oficial en streaming (puede encontrarse en su Bandcamp y también, por ejemplo, en Spotify).
‘Teenage Birdsong’ se convierte así en un nuevo clásico en la carrera de Four Tet, sin duda inmediatamente reconocible por este «trino». Pero no ha sido el único single nuevo lanzado por el británico: hace un par de semanas mostraba ‘Dreamer‘, otro corte aún más claramente bailable pero igual de breve que su predecesor. ¿Estaremos ante el disco más abiertamente pop de Four Tet en mucho tiempo? Ojalá lo descubramos muy pronto.
Después de haber publicado un ‘1980‘ que le ha consolidado como cantautor pop post-El Canto del Loco y post-El Pescao, David Otero publicaba esta primavera su primer libro. Un ‘Precipicio al mar’ que se sitúa a medio camino de ser una autobiografía, una novela (sobre su vida), un ensayo sobre la paternidad (desde su perspectiva personal) y una reflexión sobre el arte y la creatividad, siempre desde su propia experiencia.
Tomando su punto de partida (y de paso su título) de una canción de su último disco dedicada a sus hijos, ‘Precipicio al mar‘ es una lectura ligera y amena, no demasiado exigente pero que se antoja imprescindible para aquellos fans de sus distintas etapas musicales que tengan curiosidad por conocerle un poco más a fondo. Hablamos con él del cómo y el porqué de esta aventura literaria a la que, atención, le ha cogido el gustillo. David Otero actúa el próximo 9 de agosto en Torrelavega y el 10 en EWAN Festival, en Salinas (Asturias).
¿Cómo y cuándo surge la idea de hacer todo un libro a partir de una canción, ‘Precipicio al mar’?
La verdad es que me encanta escribir, no solo canciones sino también relatos, vivencias, experiencias… pero nunca me había planteado la idea de escribir un libro. Surgió cuando, la gente que conocía la historia de la canción, sobre mi relación con mis hijos, me sugirió «¿por qué no extiendes esto tan bonito un poquito más?» Pensamos en un vídeo animado, un cuento… Y de ahí salió la idea de escribir sobre mis hijos. Ahí fue cuando nos pusimos en contacto con Gonzalo Albert, el editor del libro, que es un ser maravilloso, y lo primero que dije fue «no sé si estoy preparado, tendría que probar». Estuve un mes escribiendo y la verdad es que mis sensaciones fueron increíbles, así que cuando les llevé dos o tres capítulos y me preguntaron si quería seguir, les dije que sí. Cinco meses después estábamos hablando de qué me quedaba por contar, ya lo tenía prácticamente terminado. Y me ha encantado la experiencia.
«Es una autobiografía pero desde un enfoque que igual no se esperaba de mí»
Aunque el punto de partida es ahondar en el personal significado de esa canción, dedicada a tus hijos y a la paternidad, el libro termina siendo casi más una autobiografía. ¿Fue esa la intención siempre?
Bueno, sí, es una autobiografía pero desde un enfoque que igual no se esperaba de mí. Lo típico hubiera sido escribir un libro desde un punto de vista más musical, o referenciada a mi experiencia con la música. Pero creo que precisamente lo interesante era contar algo que la gente no conoce de mí, expresar algo que es mucho más desde dentro, desde casa, al que muy pocas personas tienen acceso. Contar mi intimidad sin caer en lo «amarillo», sin hacer tu vida carne de la prensa rosa, sino de emociones, sentimientos, experiencias… y que el lector pueda conocerla e incluso juzgarla.
Sí, de hecho, creo que lo que consigue el libro precisamente es mostrar un poco cómo es David Otero en su vida real, fuera de la imagen pública.
Sí, porque somos muy frívolos hoy en día, y nos atrevemos a juzgar a cualquiera sin tener ni puta idea de quién y cómo es en realidad. Y yo el primero, ojo. Nos permitimos opinar de quien tenemos delante como si fuera fácil o natural, y yo creo que no (lo es).
¿Pero tú consideras que has salido retratado fielmente como tú eres en el libro?
Yo creo que sí, que el que lo lea me ha podido conocer un poco mejor, desde otra perspectiva. Es muy distinta la imagen que uno da en una televisión o en la radio a la que das en el tú a tú, y la idea era que la gente quiera pueda conocer un poquito cómo soy.
«Mi carrera profesional hay que tenerla ahí, sí, pero no era la protagonista. Los protagonistas eran mis hijos»
Aunque hablas en él del ejercicio creativo de escribir canciones o del directo, mi impresión es que has evitado un poco profundizar demasiado en tu parte profesional, que podría haber sido bastante jugosa, y has optado por hablar desde un punto de vista más personal e íntimo. ¿Era un poco meterse en un jardín hablar de tus experiencias con El Canto del Loco y tu carrera posterior? ¿O es que prefieres reservártelo para el futuro?
(Risas) Pueden ser las dos cosas. Yo creo que mi carrera profesional, a nivel musical-industria-discos-gira, etcétera, hay que tenerla ahí, sí, pero no era la protagonista. Los protagonistas eran mis hijos. Ellos han vivido esa parte de mi vida, pero como cualquier niño vive el trabajo de sus padres, sea el que sea, ellos no tienen protagonismo ahí. Aquí se trataba de hablar de mi vida, mis hijos y mi relación con ellos. Hubiera sido absurdo poner energía en esa parte porque no hubiera sido real. Aún así, cuento algún episodio de giras y demás, pero tiene el mismo grado de importancia que tiene para ellos en su día a día.
Cada vez más cantantes y compositores han escrito sus autobiografías. ¿Tienes algunos favoritos personales de ese subgénero? ¿Hay alguno que te haya inspirado en cierta manera?
Me encantó ‘Diarios de bicicleta’ de David Byrne, por ejemplo, que está mucho más centrado en la música. Pero autobiografías como tal no he leído, ni es ese el enfoque de lo que he escrito yo. No he tomado ninguna referencia de libros de artistas, como tampoco he tomado referencias de padres que hayan querido contar su experiencia, creo que se pierde mucha naturalidad. Además, cuando leo, me gusta leer otro tipo de cosas que no tienen que ver con lo musical. Más bien huyo de lo que tengo todo el día alrededor, me gusta leer aventuras, cosas alejadas de todo eso.
¿Cuál es el libro que tienes ahora mismo en la mochila o junto a la cama, por ejemplo?
Me apasiona la psicología, como cuento en el libro, y ahora estoy leyendo uno que se llama ‘Atrévete a no gustar’ (de Ichiro Kishimi y Fumitake Koga). Es de un psicoanalista que se pone en la piel de un filósofo y tiene conversaciones con un post-adolescente que está desencantado de la vida, y pone en contraste a dos personas que incluso podrían ser la misma pero en dos situaciones vitales diferentes. También acabo de leer un cómic que me ha gustado mucho, sobre historia de la filosofía pero desde un punto de vista didáctico y divertido. No recuerdo ahora el título… (Nde: concluyo que se trata de ‘Filosofía en viñetas’, de Michael F. Patton y Kevin Cannon.)
«(El libro) es un caos absoluto, pero mucha gente que lo ha leído me dice «qué fácil es de leer»»
La estructura del libro es algo caótica y libre, yendo del presente al pasado, con partes más anecdóticas, partes casi psicoanalíticas, episodios muy íntimos… Da la sensación que es una especie de puzzle. ¿Fue especialmente difícil organizar todo eso?
(Se parte de risa) Pues es que está estructurado en el orden exacto en el cual lo escribí.
¿En serio?
Es un caos absoluto, pero mucha gente que lo ha leído me dice «qué fácil es de leer». Y me sorprende, porque yo soy consciente de que es así. Pero cuando planteamos darle un orden, que yo no tenía ni puta idea ni cómo hacer, Gonzalo y su equipo de edición, que se dedican a eso, dijeron «dejémoslo así, está bien tal cual».
Bueno, el hecho de que parezca que está re-ordenado y no lo esté lo hace incluso más interesante, ¿no?
Sí, sí, pero de verdad que es así.
«La educación parental en general tiene mucho de feeling y de intuición»
Ahora hay cierta corriente no sólo literaria sino también en redes sociales y en general en los medios de comunicación sobre la educación infantil. ¿Era un temor llegar a parecer que estabas adoctrinando u orientando hacia un tipo concreto de educación?
Sí, sí, totalmente. De hecho, no hay entrevista que haga donde no me lo mencionen, como si fuera un libro de consejos. Me parece horrible, además, decir a la gente lo que tiene que hacer… salvo que vaya a darle lavavajillas a su hijo (Risas). La experiencia de la educación parental en general tiene mucho de feeling y de intuición, de ir manejando los tiempos como vayas creyendo. Y cada familia es un universo. Lo último que quiero es dar ningún consejo a nadie, sino mostrar mi experiencia por si a alguien le sirve como referencia, no como lo-que-hay-que-hacer.
¿Y tienes algún tipo de opinión sobre esa tendencia a juzgar a los demás por su manera de educar a los niños?
Bueno, yo hay cosas que veo y digo «madre mía». Pero igual hay gente que lee el libro y piensa lo mismo. Lo que no hago nunca es ir a alguien y decirle «oye, ¿qué haces con tu hijo?» A menos que me pregunten o me pidan opinión. Más que nada porque no sabes lo que hay detrás. Es inevitable tener juicios sobre lo que ves, es algo natural, pero no verbalizarlos y ponerlos en el centro de la mesa.
«He pedido permiso (a mi familia) pero no les he dejado leer hasta que ha estado acabado»
En el libro dices que quizá has traspasado algunas barreras al relatar situaciones muy íntimas no solo tuyas sino también de tus familias. ¿Ya te ha caído alguna bronca? ¿Cómo lo han recibido?
No, no. Han sido muy comprensivos y han entendido perfectamente que para contar esta historia había que profundizar, hablar del amor, que es de donde vienen los hijos. Y también de donde vienes tú mismo, de tu relación con tus padres. Y si no la cuentas, pues falta algo. Al final he pedido permiso pero no les he dejado leer hasta que ha estado acabado, así que no he sabido hasta qué punto estaba sobrepasando algunos márgenes.
¿Y tus hijos Luna y Gael, especialmente, qué te han dicho? ¿Han leído al menos alguna parte? ¿Qué opinan ellos?
Sí, mi hija lo ha leído entero. Le hizo mucha gracia, pero yo creo que lo va a disfrutar realmente cuando sea mayor. Es como cuando ves una foto tuya en el momento y cuando la ves veinte años después. Esto va a ser parecido. Lo que me apetece es que pasen veinte años y me diga «he encontrado tu libro y se lo he estado leyendo a tu nieto y ha flipado». (Risas) Me imagino ese tipo de situaciones.
¿Le has cogido el tranquillo a esto de escribir libros? ¿Te ves repitiendo la experiencia pronto?
Pues la verdad es que sí que me apetece, porque me ha gustado mucho la experiencia, ha ido bien, a la gente le ha llegado… No es un best-seller ni es lo que pretendo, pero sí me parece una buena vía de seguir expresando cosas, que es lo que más me gusta, ya sea con canciones o con historias. La gente de Penguin Random House está muy contenta y yo también, así que, ¿por qué no?
Antes me decías que estabas trabajando en el estudio, en nuevas canciones. ¿Cuáles son tus próximos planes? ¿Tienes ya en mente la continuación de ‘1980’?
Bueno, es algo en lo que aún estoy trabajando. No he contado qué va a ser ni cuándo ni porqué, pero ya estoy manos a la obra y dentro de unos meses podré contarlo. De momento, me lo guardo.
En las últimas horas Lykke Li ha puesto a algunos de sus fans al borde del colapso, después de que el pasado miércoles el diario británico The Telegraph publicara una entrevista con ella. La entrevista tenía lugar en Londres el pasado 13 de julio –días después de su actuación en Mad Cool 2019–, poco antes (y poco después) de que la artista sueca se subiera al escenario de Hyde Park para telonear a Florence + The Machine ante 60.000 personas. De manera curiosa, el periodista Neill McCormick detalla cómo su hijo de tres años, Dion, pulula nerviosamente por el camerino, y cómo Li le explica que el día antes en Barcelona presenciaron el asesinato a sangre fría de un hombre en el Poblenou barcelonés.
Ya después de la actuación, más relajada, la autora de ‘so sad so sexy‘ ofrece a McCormick una charla sobre el punto de su carrera en el que se encuentra. Lykke parece asumir que, pese a haber cosechado grandes críticas, nunca va a lograr lo que se entiende por éxito. «Nadie sabe quién soy, pero me parece bien», dice. Y es que, con «indiferencia» (en palabras del periodista), Li parece asumir que el pop no es lo suyo. “El pop es horrible. Me da dolor de cabeza» suelta, regalando al plumilla el titular de su reportaje. «Si no tiene buenas letras, ni siquiera puedo escucharlo», prosigue. «Me gusta el oficio de componer canciones, Bob Dylan, The Beatles. Siempre parte de un piano o guitarra. Pero estoy en la era de los ordenadores y estoy haciendo algo de mi tiempo. Me emociona crear un paisaje sonoro, algo que no es la realidad. Yo escucho 400 capas y, en mi mente, me imagino ser Angelo Badalamenti. Pero soy sueca y adoro a ABBA, así que como por accidente se convierte en música pop», concluye con sorna.
Su diatriba prosigue, poniendo el acento en que ella ni siquiera es buena cantante –»apenas puedo hacerlo», dice antes de recordar el embarazoso momento en que no casi no es capaz de afinar mientras grababa ‘Songs of Innocence’ con U2– y que para ella su gran talento es que sabe transmitir emociones, aunque ni siquiera las sienta en sus propias carnes –asegura ser muy feliz ahora, pese a que desliza que su relación de pareja con el también músico y productor Jeff Bhasker, padre de Dion, ha terminado–. Pero de todo esto lo que más está dando que hablar es el final de su entrevista, cuando habla de su recién estrenado EP ‘still sad still sexy‘, apéndice a su último trabajo de estudio con remezclas, un par de inéditos y dos versiones desnudas de ‘deep end’ y el tema titular. Lykke se muestra especialmente orgullosa de las dos últimas y dice “eso es lo que prefiero hacer, (enfocarme) más en el sentimiento (…). Ese tipo de música me rompe el corazón y lo cura al mismo tiempo. Estoy segura que es el fin de mi carrera, pero no pasa nada. Voy a tener (cada vez) menos y menos fans. (Pero) si tengo 10 personas que aún creen en mí, estaré bien», remata con un tono que McCormick no sabe interpretar si es broma o no, ya que antes decía que le preferiría escribir para otros, pasar a otro plano. Luego añade «es un gran privilegio y un accidente hacer dinero de la música. Esa nunca debería ser la razón por la que la haces. Ya tengo mi pequeña casa. Recortaré mis gastos. Mientras pueda pagar las facturas, estaré bien».
Quizá esto no hubiera dado tanto que hablar si no hubiera sido porque la propia artista subió a su perfil de Instagram la entrevista a doble página del diario británico y destacó precisamente esos titulares que ni siquiera aparecían destacados por el periódico. La alarma cundió en algunos fans, que interpretaron que Lykke dejaría la música. Al día siguiente –ayer jueves– Li subía una foto con un revelador texto en el que aclaraba que no va a dejar la música porque es imposible para ella, pero sí que su enfoque va a cambiar radicalmente. Dice así: «Quería decir algo porque ha habido algunos malentendidos. No abandono la música, es decir, la abandono cada día pero es imposible. La música es la única razón por la que aún soy capaz de reír, correr, llorar, bailar, entender qué coño es la vida y porqué el amor en particular es tan difícil. Nada me llega más, me sana más, me mata más que la música. La necesito y necesito seguir haciéndola. Pero sí, dejo (LOL lo intentaré, ¡intentaré!) de intentar ser alguien o algo o conseguir un tipo de éxito que con toda honestidad no me importa nada en realidad. (…) Todo lo que digo es que quiero volver a mi cueva y únicamente hacer cosas que quiera o realmente me emocionen. Pero, por supuesto, probablemente volveré a hacer alguna movida que en realidad no me guste o importe porque también es importante intentar, equivocarse, colorear fuera de los márgenes, como recordatorio de dónde están tus límites. Porque es un proceso y así es como es la vida. ¿No es como eso que dijo Bob Dylan: «la vida no trata de encontrarse a uno mismo, sino de crearse a uno mismo»? No lo sé, ¿qué pensáis? Discutamos. Quiero decir, por supuesto que no «abandono». Solo intento librarme de la vieja ambición/expectación».
De todo esto se puede asumir que, en cierto, modo, no está especialmente orgullosa con el enfoque estético que ha tenido ‘so sad so sexy’, más orientado al hip hop y el R&B, a mostrarla como una diva pop. Y que, quizá, ella estaba más satisfecha con el enfoque hippie de aquel proyecto colaborativo, LIV, cuyo álbum quedó en un limbo. O incluso con el melodrama exacerbado de ‘I Never Learn‘. En todo caso, parece que los desencantados con esta última etapa –que los hay, pese a que nos ha dejado maravillas inapelables como ‘hard rain’, ‘deep end‘, utopia‘ o ‘two nights’– estarán de enhorabuena cuando regrese Lykke Li. Sea cuando sea.
Desde que publicara el pasado año ‘Scorpion‘ y llevara a cabo su gira mundial de presentación, Drake ha venido manteniendo un perfil más o menos bajo en lo artístico, aunque no ha dejado de colaborar con diversos artistas: además de Quavo, Bad Bunny o Meek Mill, en las últimas semanas había lanzado temas con Chris Brown o Rick Ross. Precisamente con este último lanzaba también ‘Money In The Grave’, uno de los dos temas inéditos con los que celebraba la victoria de su equipo favorito de la NBA, los Toronto Raptors.
Ahora, apenas sin previo aviso –lo comunicó hace unas horas a través de Instagram–, el canadiense ha lanzado ‘Care Package‘. Se trata de un recopilatorio de 17 cortes que reúne rarezas desde la época de ‘Thank Me Later’ hasta la actualidad, que habían visto la luz de alguna manera (filtradas o mostradas por él mismo) pero no habían sido finalmente incluidas en sus discos o sido publicadas de manera oficial.
Entre ellas llaman la atención temas con J. Cole (‘Jodeci Freestyle’), de nuevo Rick Ross (‘Free Spirit’) o ‘Draft Day’, en la que, curiosamente, empleaba ya ‘Doo Wop (That Thing)’ de Lauryn Hill, a la que el año pasado volvía a recurrir en la estupenda ‘Nice For What‘ de ‘Scorpion’. Aunque quizá lo más destacable es la inclusión de dos viejos temas relacionados con Beyoncé, bastante populares pese a no haber sido publicados hasta la fecha: ‘Girls Love Beyoncé’, con James Fauntleroy, en el que ambos cantan ‘Say My Name’ de Destiny’s Child en su estribillo; y ‘Can I’, una colaboración con Knowles que iba destinada a incluirse en su álbum ‘Views From The 6’ pero que, tras la filtración de su demo, fue finalmente descartada. Esto, claramente, puede significar que los desencuentros entre Drizzy y Jay Z, marido de Beyoncé, parecen definitivamente enterrados desde que el verano pasado se fotografiaran juntos por primera vez en años. Aunque, eso sí, el featuring de la diva no aparece correspondientemente acreditado, como sí sucede con los antes citados.
Santander Music ha vuelto una edición más a celebrarse en la explanada de la Campa de la Magdalena, un recinto que, frente al mar y con su componente natural, proporciona un antídoto de comodidad frente a los ajetreadísimos macrofestivales que hemos atendido durante el verano. En su lugar, Santander Music es un festival pequeño, familiar incluso, sin demasiada concurrencia de público al menos en jueves, lo cual se termina notando para bien y para mal. [Fotos: Enrique Santiago para Santander Music Festival.]
No hay un gran peregrinaje de asistentes a La Magdalena en la tarde del jueves. Aunque el público va aumentando lógicamente durante la noche, desde el principio queda claro que viernes y sábado serán los días importantes del festival. Esto significa que no hay demasiada gente en el concierto inaugural de La Plata, aunque sí la suficiente para advertir al menos una fila de fans emocionados con las vibrantes canciones punk de ‘Desorden’. Gracias a sus desesperanzadas letras y grandes estribillos, hemos escuchado ya tantas veces en directo canciones como ‘Miedo’, ‘Un atasco’ y ‘Tu cama’ que estas ya han empezado a adquirir un elemento atemporal. ¿O debería decir clásico? Aunque suene a cliché decirlo, incluso el grisáceo día que hace en Santander aporta un fondo visual estupendo para los temas que Diego Escriche y compañía se encuentran presentando.
Cuando ya ha oscurecido casi del todo, es turno en Santander Music de que Derby Motoreta’s Burrito Kachimba -otra vez he tenido que mirar el nombre para escribirlo correctamente- monten el verdadero primer “show” del festival. Su aflamencado rock psicodélico tiene potencial masivo como demuestra la cantidad de gente que se acerca a su concierto, y además el grupo trae un sonido tan alto que, por mucho que te escondieras bajo la tierra cual topo, este terminaría arrasando contigo. Los seis integrantes del grupo, incluido un Piranha que, al frente del micrófono, parece salido de los años 70, ocupan el espacio del escenario de manera imponente, pero lo que se ve en su show son muchas ganas de diversión y macarrismo, máscara blanca del teclista incluida. Las canciones de su debut se suceden casi una tras otra con el añadido de una versión de ‘Nana del caballo grande’ de Camarón de la Isla, y muy especialmente los guitarrazos de la final ‘El salto del gitano’ consiguen elevar el show a su punto culminante.
Al contrario que los anteriores, el espectáculo de Bad Gyal se resiente claramente de la falta de gente. O más bien se resiente la propia artista. Como se vio hace poco en el Sónar, Alba Farelo trae un show vibrante, coreografiado casi de principio a fin, lleno de temazos, y que por tanto no deja de depender aunque sea un poco de la energía de los presentes. Alba no obtiene esa energía ante una audiencia que mira su espectáculo con cierto recelo, muy poco dispuesta -a excepción de unas pocas personas- a mover el culo y básicamente a unirse a la fiesta incluso ante ritmos como los de ‘Jacaranda’ o ‘Candela’. Por momentos parece que la sexualizada actuación de Farelo, sobre todo durante algún interludio de baile, llega a incomodar a algunas personas. La cantante sortea con profesionalidad la aparente falta de interés del público, y aunque es verdad que este se anima a lo largo del show, sigue faltando energía. Mientras, Farelo alude a otro problema: el sonido. Parece que falla, y no son pocas las veces que la artista parece ni siquiera cantar por encima de los pre-grabados. Farelo así se lo comunica a los asistentes: “no os voy a mentir, estoy teniendo problemas con el sonido pero me da igual que digan que canto mal, yo lo doy todo”. Agradecida en todo momento por el apoyo del público que le ha permitido alcanzar el éxito, Farelo presenta ‘Hookah’ y otros de sus temas inéditos con soltura, mientras las bailarinas y sus pasos imposibles provocan alaridos sobretodo en las primeras filas, pero el “feedback” nunca es el esperado. Solo en ‘Santa María’ –que se confirma como todo un hit– y ‘Fiebre’ se anima realmente la cosa, pero llegan un pelín tarde.
Después de quemar un poco de zapatilla en la carpa de DJ’s, donde se pinchan hits de los 90 remezclados con ritmos EDM, salen al escenario Carolina Durante. La primera vez que vi en directo a Diego Ibáñez y compañía fue en el festival Cara B de Barcelona y su concierto fue imponente y espectacular, pero esta vez la sensación es de cierta decepción. ¿Será el sonido? Desde luego la banda no puede entregarse más en el escenario, pero me parece que el problema reside en un repertorio demasiado homogéneo. Con su álbum ya en el mercado, está muy claro exactamente cuáles de sus canciones funcionan y cuáles no. Las que podemos considerar clásicos, como ‘El año’, destacan en el concierto muy por encima del resto, mientras las más celebradas con mucha diferencia siguen siendo las que, de hecho, no están incluidas en el disco: ‘Perdona (ahora sí que sí)’ es coreada a pleno pulmón aunque parece que el grupo la acorta demasiado pronto, ‘El himno titular’ sigue arrasando incluso entre la afluencia de cayetanos presentes y ‘En verano’ sigue emocionando como el primer día. Cuando Diego anuncia que al grupo le queda por tocar una canción, está claro que ‘Cayetano’ va a acabar con todo, pero aunque obtiene una respuesta buena, también es más moderada de lo habitual. ¿Será que la gente se reserva los ánimos para el fin de semana? Por otro lado y justo antes de terminar, el grupo no deja de destacar la variedad del cartel de Santander Music, evidente en el hecho que ellos mismos actúan justo después de Bad Gyal, y antes del nombre más popero de todo el cartel del jueves.
Ya de madrugada, Amatria aparece en el escenario para seguir presentando las pegadizas canciones de ‘Algarabía’, su álbum de 2017, y otros de sus éxitos. El cantante hace bailar a la masa congregada con los ritmos electropop de ‘Discordia’ o ska de ‘Encaja’, y a su guitarra acústica pegado presenta temas más tranquilos como ‘Un poco de fe’ y nunca parece que son las 2 de la mañana: el artista anima totalmente el «mood» del público gracias al buen rollo que desprenden sus canciones y él encima del escenario. ‘Chinches’ es especialmente celebrada para sorpresa de absolutamente nadie y el artista se reserva para el final una ‘El golpe’ para la que invita a amigos a subir al escenario, montando casi literalmente una fiesta.