La nueva novela de Miqui Otero (‘Hilo musical’, ‘La cápsula del tiempo’) tiene más ingredientes, texturas y temperaturas que un plato de un restaurante pijo como en el que se forma Simón, su protagonista. Es una novela de iniciación, de realismo decimonónico, de Barcelona, generacional, social, pop, posmoderna… Utiliza diversas técnicas, de la novela epistolar (hay un capitulo narrado por medio de correos electrónicos) a la autorreferencial (aparece el propio autor firmando libros). Y está llena de referentes, del Castroforte del Baralla de Torrente Ballester o las historias de Susan Eloise Hinton (‘Rebeldes’, ‘La ley de la calle’), al sacacorchos de ‘Amor a quemarropa’ o el vídeo de los farloperos de las hipotecas de Periodista Digital. Pero no es ningún mejunje. Es alta cocina. Todos los ingredientes están perfectamente elaborados y emplatados para lograr su objetivo: ofrecer una ambiciosa, brillante y emotiva crónica social de la Barcelona de los últimos 25 años, un viaje desde el optimismo olímpico de 1992 al desesperanzado 2017 del procés, los atentados yihadistas y la precariedad sistémica. 8.
El infinito en un junco (Irene Vallejo)
Que un ensayo sobre la invención de los libros en el mundo antiguo, escrito por una autora poco conocida, se haya convertido en un éxito editorial era más improbable que ver a Trump reconociendo su derrota electoral. Pero ha ocurrido. El sorprendente éxito de ‘El infinito en un junco’, que ganó en noviembre el Premio Nacional de Ensayo, es un ejemplo de la vigencia del boca-oreja en tiempos de recomendaciones algorítmicas. También es la constatación de que muchas veces no es tan importante el tema de un ensayo (o el argumento de una novela) como la forma en la que está escrito y expuesto ese tema. ¿A cuántos lectores de ‘La España vacía’ les interesaba especialmente la geografía humana antes de leer el superventas de Sergio del Molino? ¿Y a cuántos de ‘Sapiens’ la paleontología o la antropología? La filóloga Irene Vallejo ha escrito un ensayo que se lee como una novela de aventuras. O una novela (es muy significativo que ganara el premio Ojo Crítico de narrativa) con el peso intelectual y divulgativo de un ensayo. Un entretenidísimo viaje por la historia del libro, lleno de insólitos desvíos, instructivas escalas, reflexivas paradas y reveladoras conexiones con el presente. 8.
Exhalación (Ted Chiang)
Hace cuatro años, a Ted Chiang solo lo conocían los más friquis de la ciencia ficción. En España, sus premiadísimos relatos habían sido publicados por la editorial especializada Alamut con el título ‘La historia de tu vida’. Pero en 2016 todo cambió. Denis Villeneuve realizó ‘La llegada’, basada en un cuento de Chiang (el guión fue nominado al Oscar), y Barak Obama eligió ‘Exhalación’, el segundo volumen de relatos (publicado este año en castellano por una editorial tan alejada del género como Sexto Piso), como una de sus lecturas preferidas. De la noche a la mañana, este semidesconocido informático neoyorquino se convirtió en uno de los autores de referencia de la literatura contemporánea. Y no es para menos. Las narraciones de Chiang son sorprendentes y cautivadoras. Se alejan del enfoque distópico dominante, y proponen reflexiones enormemente lúcidas y edificantes sobre conceptos como el libre albedrío (el primer relato es una obra maestra), la ética de la inteligencia artificial o la fragilidad de nuestros recuerdos. Los temas de la ciencia ficción de siempre vistos desde una óptica diferente. 8,5.
Berlín (Jason Lutes)
En 2018, el guionista y dibujante Jason Lutes publicó la última parte de ‘Berlín’, su ambiciosa trilogía sobre la caída de la república de Weimar y el ascenso del nazismo. Completada la monumental obra, en la que trabajó a lo largo de 22 años, se publica ahora su edición integral. Un excelente volumen que incluye los tres libros, más contenido adicional como bocetos y estudios, una entrevista al autor y una muy útil guía de referencias y fuentes de inspiración de una novela gráfica que destaca por su exhaustiva documentación. ‘Berlín’, dibujada en blanco y negro y con un estilo muy claro, recrea el clima político, social y cultural de la república de Weimar a través de las historias cruzadas de varios personajes. Por medio de esta multiplicidad de voces, Lutes consigue reflejar este periodo clave de la historia de la capital alemana desde muchos ángulos: del activismo político en las calles a la vida nocturna en cafés y cabarets, de los barrios obreros a las mansiones aristocráticas, de la tolerancia y libertad sexual al antisemitismo y el ultranacionalismo. De la democracia a la dictadura. 9.
¡PAM! (Miguel Noguera)
Así, como dando un golpe en la mesa -¡pam!- llega el nuevo libro de Miguel Noguera. El séptimo en solitario desde su ya clásico ‘Ultraviolencia’ (2011). Un libro grande y gordo, que sigue la línea –mismo formato y estructura- del anterior ‘Clon de Kant’ (2018): guardas con imágenes explicadas en notas, un prólogo muy loco y divertido protagonizado por un tal Damián, un cuerpo central con ideas ilustradas y textos ad hoc, y un montón de notas (y notas de notas) casi a lo Foster Wallace. La única novedad es que esta vez salen muchas mujeres… No, es broma. Solo salen las viejas de siempre. La única novedad, digo, es que muchos de los dibujos están coloreados. Un cambio que, en algunas de las ideas, sobre todo las que tienen que ver con cuestiones anatómicas o fisiológicas, aporta un grado de realismo casi escatológico. Por lo demás, ‘¡PAM!’ es, afortunadamente, lo mismo de siempre: un conjunto de ocurrencias chorras, ideas divertidas, ideas aún más divertidas y auténticos golpes -¡pam!- de genialidad. 8.
Dafne Castañeda es una joven peruana que se dio a conocer en un grupo de punk llamado Fábula y ha publicado un EP llamado ‘Una banda que no se formó’ y más recientemente ‘Posguerra’, disponible en las plataformas de streaming, de Spotify a Bandcamp. Abriendo este lanzamiento, encontramos ‘Si alguien pregunta’, la última ganadora del JNSP Song Contest de nuestros foros, presentada por el usuario Neoxma. Es nuestra “Canción del Día” hoy.
‘Si alguien pregunta’ encierra la magia de los Goldfrapp más folkies: en lugar de invitar a la paz, da un poco de miedo, a lo que contribuyen esos sintetizadores gélidos que se van incorporando a la grabación, la seca percusión, los metales y ciertos efectos de tipo «fantasmagórico».
La canción habla de un retiro, una huida “de Lima” donde una de las cosas principales de las que escapar es la red, entendemos que las redes sociales, pues se llega a hablar de “suicidio virtual”. Eso sí, “ocasional”. La canción plantea quién nos echará de menos mientras desaparecemos en ese retiro en el que superar el “dolor” y plantear “el perdón”.
Si en esta canción emerge algún modulador vocal, eso mismo encontrarás en otras pistas de ‘Posguerra’, como ‘Antes de nacer’, a medio camino entre la moda tropical, las sonoridades trap y el bedroom pop; o en ‘Lo digo de verdad’.
Hoy ha sido la segunda parte de la presentación del libro ‘Un viaje por 200 discos clave del siglo XXI‘, autoeditado desde JENESAISPOP y disponible en nuestra tienda, en ‘Hoy empieza todo’ de Radio 3. Tras el repaso a los años 2000-2010 de la pasada semana, ha sido el turno de pinchar algunas canciones entre 2010 y 2019, y charlamos sobre Lorde, Lana del Rey, Adele, Fiona, Kanye… Puede escucharse a través del podcast de Radio 3. En estos momentos estamos trabajando en los pedidos realizados en los últimos días y os informamos de que el lunes 28 anunciaremos medidas para que todos tengáis vuestro pedido antes de Reyes. Permaneced atentos y para cualquier duda, recordad que estamos disponibles en tienda@jenesaispop.com.
«Mi problema es que me gusta una buena rallada mental» es una de las frases que pueden escucharse en el nuevo disco de Junglepussy, la rapera de 27 años de Brooklyn que se daba a conocer hace un lustro con la locura de campanillas de ‘Bling Bling‘ para después postularse como heredera de Tyler, the Creator en la adictiva ‘Trader Joe‘, su mayor éxito hasta la fecha. La frase pertenece a ‘Telepathy’, un tema de ritmos tribales e industriales próximos al trabajo de Death Grips o al de Kanye West en ‘Yeezus’ y producido por Dave Sitek de TV On the Radio en el que Shayna McHayle vuelve a dejar claro su discurso: a ella no se la puede comprar.
La inconformidad de Junglepussy con la industria a la que pertenece se hace patente en otra de las producciones que Dave Sitek firma en ‘JP4’, el cuarto trabajo discográfico de la artista. En el entramado de percusiones metálicas y guitarras eléctricas de ‘What You Want’, la rapera sentencia: «no me puedo permitir socializar, me costará mi salud mental, prefiero estar al margen de la industria como si fuera Kelis». Las letras de Junglepussy reivindican el amor propio frente a los sistemas de opresión que afectan particularmente a las mujeres negras en el sector de la música como el machismo, el racismo o el colorismo, y su lugar en los márgenes de este mundo le permiten habitar una serie de producciones harto creativas que dan la espalda a las modas.
En ‘JP4’, Junglepussy deja atrás los sonidos más amables inspirados en el soul, el easy-listening y el hip-hop de la vieja escuela que mandaban en su disco anterior para sumergirse en un universo contaminado y perturbador que puede dar tanto yuyu como su portada. Las ralladas mentales de Junglepussy no se limitan a la corpulenta ‘Telepathy’: el disco se abre con una composición totalmente alucinada y pesadillesca en la que Shayla clama que «hay sitios en los que simplemente no pertenece» para después lanzar una crítica hacia quienes valoran el trabajo de las mujeres negras una vez estas han muerto; y en en el trip-hop infecto de ‘Spiders’ vuelve a mostrar su versatilidad musical y su personalidad como rapera poseedora de un «flow» incisivo y autoritario al que es imposible no prestar atención.
Como tampoco es posible ignorar las letras de Junglepussy por su dimensión política pero también por su sentido del humor. En ‘Morning Rock’, que aúna un ritmo trap con pianos y soniditos de videojuego, la rapera se graba cepillándose los dientes para prácticamente escupirle la pasta en la cara a ese hombre que no se hará los deberes de revisar su propias conductas tóxicas: «qué desperdicio de pasta dental, me cepillo lo dientes solo para sonreírte en la cara, ¿por qué tengo que sonreír para que tú estés cómodo? ¿Por qué tengo que enseñarte cómo me debes tratar?» ¿Puede ser más básico este hombre? Sí, parece que es fan de los Beatles. El trapero single ‘Main Attraction’ es un desafío constante: «te debió doler cuando te pasé la cara por el fango».
Pero si hay algo que Junglepussy goce más que sacarle los colores a ciertas personas, es tirarse flores a sí misma. El amor propio es un tema integrado en su discurso desde que publicara un disco llamado ‘Pregnant with Success’ y, en el júbilo enturbiado de ‘Out My Window’, que cuenta con una producción exquisita en la que asoman ecos al pop de los años 60, la artista reflexiona: «me acabo de acordar de cuanto me di cuenta de que soy la puta ama, era un día bonito, los pájaros piaban y esas mierdas». Una propuesta, la de esta rapera de genial nombre artístico, que antepone la autoestima, la justicia y la creatividad por delante de lo que sea cómodo o comercial, y que sigue evolucionando en este estupendo largo.
Calificación: 7,4/10 Lo mejor: ‘Telepathy’, ‘Main Attraction’, ‘Morning Rock’, ‘What You Want’ Te gustará si te gusta: Lil’ Kim, Missy Elliott, Azealia Banks Youtube:vídeo de ‘Main Attraction’
‘Nodisco’ es el título de una de las canciones de ‘Speak and Spell’, el primer disco de Depeche Mode. También es el nombre artístico (aunque escrito en minúscula y con punto final) del cantante y compositor canadiense Chris Toufexis, quien, en el último año, ha dado el paso de publicar sus primeras canciones a las plataformas de streaming.
Cuenta Toufexis que decidió lanzar su primer single ‘Thoughts from Your Car’ después de sufrir un ataque de ansiedad que coincidió con un periodo de su vida en que sentía que debía tirar la toalla con la música porque «no veía oportunidades para mí ni conocía a nadie en la industria». La primera versión de la canción sonaba a un cruce entre New Order, Joy Division y Morrissey, a quien Toufexis cita entre sus principales influencias; pero la grabación final gustará a seguidores de los Bleachers más enamorados de Bruce Springsteen. Un tema eufórico de cabo a rabo, de esos hechos para cantar a pleno pulmón desde un descapotable en marcha, que aboga por «ignorar las noticias» pero que sobre todo habla sobre «sentirse perdido y sobre no saber qué hacer con tu vida, pero eso está bien porque al final encontrarás tu camino: yo lo hice».
El camino de nodisco. está más claro en su cabeza de lo que parece: sus temas están hechos para triunfar en las playlists poperas de Spotify porque él se inspira abiertamente en la metodología de Max Martin, una persona a la que admira por «romper varias barreras sónicas incluso dentro de una misma canción», a pesar de que sus letras estén enfocadas en temas como el amor, la soledad o la salud mental. Se nota que el canadiense busca hacer canciones que puedas recordar por encima de todo y no solo por el tontorrón gancho «I’m f-f-f-fond of you» de ‘Fond’; sino porque sus mejores composiciones suenan bien asentadas en los sonidos del momento: con su mezcla de guitarras acústicas y ritmos R&B, Toufexis parece quere decir que es posible sonar a Bruno Mars y a FINNEAS al mismo tiempo, y ‘Moonlight In My Bedroom’ lleva en su ADN los códigos de ese synth-pop comercialote por el que son conocidos Carly Rae Jepsen, Lauv, joan o Troye Sivan.
Miley Cyrus sigue promocionando su estupendo nuevo disco ‘Plastic Hearts‘ y este lunes ha estrenado un curioso «lyric video» para el tema titular en el que sus fans aparecen haciendo un «challenge» de la canción en TikTok. Sin embargo, si un tema de ‘Plastic Hearts’ viene mereciendo la atención recibida por ‘Midnight Sky’ es ‘Gimme What I Want’, hoy la «Canción Del Día».
En ‘Plastic Hearts’, Miley no ha tenido miedo de dejar bien claras sus influencias, hasta el punto de que, en el disco, aparecen dos de sus mayores ídolos, Joan Jett y Billy Idol. ‘Midnight Sky’ se nutría tanto de Stevie Nicks que la propia vocalista de Fleetwood Mac aparecía más adelante en un remix de la canción con la que Miley buscaba alcanzar el número 1 de singles en Reino Unido (sin conseguirlo). ‘Prisoner‘ con Dua Lipa sonaba a un cruce improbable entre Kiss y Olivia Newton-John. Y ‘Gimme What I Want’ fusiona directamente el sonido de otros dos artistas que han marcado profundamente a Miley: por un lado, Nine Inch Nails y, por el otro, Britney Spears. Dos mundos aparentemente opuestos que en ‘Gimme What I Want’ colisionan sin que nadie salga herido. Al contrario: el pepinazo es evidente desde el segundo cero.
En las entrevistas promocionales, Miley no se ha cansado de repetir el mismo discurso sobre este cruce de inspiraciones que tanto la representa como artista pop del siglo XXI: «‘Gimme What I Want’ suena como si Nine Inch Nails y Britney hubieran tenido un bebé. La canción, de alguna manera, resume quién soy como artista. En ‘Plastic Hearts’ he creado un cóctel caótico de todas mis influencias sin tener miedo a la posibilidad de que no tengan sentido juntas unas con otras. Pienso que, si el sonido es auténtico, entonces va a funcionar».
La influencia más evidente de ‘Gimme What I Want’ es la de las bases electrónicas industriales de Trent Reznor, especialmente las más sintetizadas y abrasivas, las de ‘The Downward Spiral‘ o las de la última etapa. En cuanto a Britney, existen conexiones con las melodías pop azucaradas en las que hemos solido escuchar su voz, pero también con el universo decadente y alucinado de ‘Blackout‘ en cuanto a producción. Este contraste sirve a Miley para dedicarse, en la letra, a hablarnos de un deseo urgente, irrefrenable, en el que cierta violencia está presente: «ten cuidado, el placer da lugar al dolor, para mí son lo mismo», canta Miley antes de sentenciar en el estribillo: «no necesito un futuro, no necesito tu pasado, solo necesito an un amante, así que dame lo que quiero o me entregaré a la tortura auto-inflingida». Probablemente la canción más agresiva jamás firmada por Miley.
Por supuesto, es imposible obviar que el trabajo de Miley ya estaba vinculado a estos dos artistas previamente al lanzamiento de esta canción: Britney apareció como artista invitada en ‘Bangerz‘ y, el año pasado, la autora de ‘Malibu’ interpretaba varios temas de Nine Inch Nails adaptados en el capítulo de ‘Black Mirror‘ que protagonizaba, ese que hemos preferido olvidar.
Anne Lukin, una de las concursantes de Operación Triunfo que más ha terminado dando que hablar, está haciendo de la calma una de sus señas de identidad. ‘Lento‘ ha sido un punto de inflexión en su carrera, y recientemente ha publicado un single llamado ‘En el chino de la esquina’ más orientado hacia el pop, en cuyo vídeo rinde homenaje a los años 80. Lo que aquí encontramos es la unión de dos conversaciones, una mantenida después de ‘Lento’ y otra después de su último sencillo; una en persona, y otra telefónica. En ambas nos habla sobre su trabajo con Ricky Falkner y Martí Perarnau IV, presentes en el álbum que saldrá en las primeras semanas de 2021.
¿Qué significado tiene ‘Lento’ para ti? No sé si más bien es un tercer single después de ‘Volver a mí’ o el principio de una etapa…
Una declaración de intenciones de lo que va a ser mi disco, y de lo que quiero que sea mi música. Me quedan muchos años para experimentar, porque no tengo ni idea, pero significa mucho para mí porque es muy yo y a mí no me sale otra cosa al escribir que hablar de lo que me está pasando. Esa canción es lo que estaba viviendo en la cuarentena. ‘Volver a mí’ es el principio de querer ir hacia algo, pero obviamente me queda mucho por recorrer. No he llegado a mi destino.
¿Qué estilos podremos encontrar en tu disco?
Voy a tocar diferentes palos, no me atrevo a encasillarme en un camino, va a haber diferentes estilos: un bolero, temas un poco más electrónicos, un poco más folkies o festivaleros… Es una mezcla extraña, me apetecía experimentar. Va a ser mi primer proyecto pero a lo largo de mi carrera supongo que evolucionaré más.
‘Lento’ me recuerda un poco a cuando Amaia sacó ‘Un nuevo lugar’, una canción corta, de estructura atípica, que terminó fuera del disco, como de transición. Pero tú tienes claro que esta sí estará en el disco…
Quería que fuera diferente, que fuera rara. Estoy contenta de haberme podido juntar con Ricky (Falkner) y que le diera justo la sonoridad que quería. Quería que no tuviera percusión, que tuviera un toque oscuro con los sintetizadores, que fuera como un viaje que se hiciera cada vez más profundo. Puede parecer un poco arriesgado, no es algo de transición, es algo por lo que yo apuesto y sí va a estar dentro del disco.
¿Cómo fue el proceso compositivo?
La trabajamos juntos, le mandé una maqueta y luego fuimos a la Casamurada a grabar. Es un estudio gigante y en el suelo se ve el pozo. La torre tiene mil años, y luego se fue construyendo una casa. Para mí fue una experiencia, porque nunca había estado en un estudio de grabación. ‘Volver a mí’ la tuve que grabar a distancia, por la pandemia. Y esto fue diferente: todo el día hablar de música, conocernos, descubrirnos… Fue un proceso de descubrirnos, ellos a mí y yo a ellos. Ricky y yo somos muy parecidos. Martí (Perarnau IV) nos decía que parecíamos hermanos. Somos muy parecidos en gustos, coros… Nos poníamos a hacer armonías y las hacíamos a la vez. Tanto Martí como Ricky entendieron lo que quería.
¿Qué gustos teníais en común?
Sobre todo de los 80, ponía su playlist y me sabía todas las canciones. Le encanta ‘Dancing Queen’ de Abba (risas), no me esperaba que fuera de sus canciones favoritas y también es la mía.
Se dice a veces que escribiste en la Academia el disco, pero eso no es del todo cierto…
En la Academia compuse 3 o 4 canciones, pero la mayoría lo hice en la cuarentena. Aproveché para eso. He ido componiendo y eligiendo.
¿Cuál es tu proceso de composición normalmente?
A veces con el ukelele, me pongo música y con el teclado… No he seguido una metodología. Compongo cuando tengo la necesidad de contar algo, es un proceso ligero y rápido. En una mañana me sale la canción. Con los años supongo que cambiará porque hasta después del programa no componía, no me había propuesto que fuera capaz.
Ahora que hemos escuchado un nuevo sencillo, ¿sí podemos afirmar que tu disco está terminado?
Me falta una canción por grabar después de Navidad. No nos dio tiempo en los 10 días que estuvimos en la Casamurada, pero tenemos en mente lo que queremos hacer exactamente, y lo demás está terminado. Como queda un mes para el disco pues no habrá problema. Estoy súper contenta, ha quedado mejor de lo que esperaba.
Háblanos sobre tu nuevo sencillo.
Es totalmente diferente a ‘Lento’. Cada canción en el disco es de una madre. Hay un estilo en común que se nota que es del mismo disco y del mismo productor, la misma voz… pero cada canción es diferente. Esta la grabé junto con ‘Lento’ en agosto y la escribí estando enamorada. Habla de las cosas del día a día. Quería hablar del enamoramiento de manera trivial y dando importancia a las cosas pequeñas que nos hacen felices a diario. Pasó mucho tiempo entre canción y videoclip, y mi forma de ver la canción cambió: eso quería reflejarlo también en el videoclip. En el vídeo hablo de varias cosas: me apetecía hablar sobre los medios que solo se centran en el morbo y no en lo que importa, que es la música.
«Quería recalcar la importancia del amor propio porque yo siempre he estado falta de ello»
Y ahí es donde aparece Ruth Lorenzo…
¡La suerte que tuvimos de poder contar con ella! Se le da bien actuar y es muy graciosa. Me apetecía reírme de mí misma, parodiar el enamoramiento. Y para terminar, después de todo lo que ha pasado este año he aprendido que para querer a otra persona hay que amarse a uno mismo. Quería recalcar la importancia del amor propio porque yo siempre he estado falta de ello. Y con eso termina la canción.
El vídeo es muy años 80, pero el ritmo de la canción me ha llevado más bien a los 60…
De hecho lo comentábamos Ricky (Falker) y yo, que queríamos rollo Beach Boys y para grabar las percusiones lo tuvimos muy en cuenta.
En el disco hay una colaboración con Zahara, ¿verdad?
Me hace tanta ilusión… porque la seguía, es un referente musical, me encanta como persona y como música. Es tan especial, me sorprendió tanto como persona… Fui a su casa a componer, antes me dijo: «escribe lo primero que te pase por la cabeza, no lo mires, vienes y lo leemos juntas». Y me dijo: «¡esto me está pasando a mí!». Ella con más años, pero nos estaba pasando a las dos lo mismo. Por eso salió una canción tan de verdad y surgió naturalmente.
¿Es una canción triste o de las divertidas? Porque ella tiene las dos facetas…
No es triste, es de amor pero de autodescubrirte a ti misma: tiene un toque irónico, divertido. Me gusta mucho, la verdad.
Y luego en el disco hay más colaboraciones: ¿son co-autorías o más bien voces?
Hay co-autorías y también voces, pero quiero que sea sorpresa.
«Al hacer colaboraciones, lo único que quiero es nutrirme y aprender. No lo hago por visualizaciones»
¿Pero nombres grandes o chiquititos? No es lo mismo un Ricky Falkner, que tus padres no sabrán quién es, que alguien muy famoso…
Al hacer colaboraciones, lo único que quiero es nutrirme y aprender. No lo hago por visualizaciones o que se escuche más. Estoy buscando personas afines a mí y a mi música. Que las dos personas estemos implicadas. Alguien con quien tenga conexión.
¿Has tenido ofertas de sellos grandes? Antes, todos los concursantes de OT iban directamente a Universal.
Este año era diferente, se ha cambiado el método. Recibíamos las diferentes ofertas de gente a la que realmente le interesábamos. Me decidí con el corazón frente a las diferentes ofertas. Podría haber elegido otra con más músculo pero me decanté por un proceso de aprendizaje, por no tener prisa y por primar mi identidad. Quería ser yo sin tener en cuenta nada más.
«Me decanté por un proceso de aprendizaje, por no tener prisa y por primar mi identidad»
¿Dónde crees que reside tu identidad respecto a la de otros cantantes?
En que lo que canto es verdad, no me sale hacerlo de otra manera. No puedo componer sin implicarme a tope, sin enseñar un trocito de mí. Quiero ser fiel a mi estilo, sin guiarme por visualizaciones, números o lo prestablecido. Quiero seguir mi camino sin prisa porque hoy en día hay mucha prisa. Quiero ir lento, tengo mucho que aprender. Poco a poco, no quiero que sea un boom y que no me dé tiempo a asimilarlo.
Me recuerda tu discurso a Adele, que saca disco cada 200 años, y eres fan.
Igual hay algo inconsciente que me ha influido, no sé. Estoy deseando que saque más música, me sé todas las canciones de Adele. Soy muy de épocas, me da por un cantante o grupo y lo escucho a todas horas.
¿Y qué más te ha dado por oír, aparte de Adele?
Soy friqui fan de la música de los 80. Me dio por Zahara, La Casa Azul, Elton John, Queen… Tengo referencias que no son los típicas, pero a la hora de escribir no tengo por qué seguir ese patrón. Me nutro e igual alguna cosilla de cada campo la adapto.
«Soy bastante viejoven en eso: las redes no las uso casi nada»
He mirado a quién sigues en IG, pero me ha dado la sensación de que no eres fan de nadie, de que sigues a gente que conoces.
Soy bastante viejoven en eso, las redes no las uso casi nada, sigo a gente que conozco. Nunca he sido friqui fan de seguir a tope en redes, siempre estoy un poco bastante out.
¿De qué va el disco?
Habla de temas mundanos, corrientes… a veces se ve mal hablar de temas corrientes. Parece que tiene que ser profundo. Me gusta hablar de cosas del día a día, como haber discutido con tu madre, con que la gente se puede identificar.
Lo más oído de Spotify no es muy profundo… ¿a qué te refieres?
Más que nada me refiero a la forma de escribir. Mis letras pueden parecer un poco simples, sin mucha floritura. Me sale hablar directa y sin grandes espejismos, pero bueno, que todas las formas son válidas…
«Me parece ridícula la comparación entre artistas»
¿Te han servido las críticas que han recibido otros artistas? Por ejemplo, por esto que dices, las críticas que ha recibido el disco de Amaia por ser muy naíf. ¿Te ha podido influir? ¿Toda esta guerra de streamings de los fans de Alfred, Aitana…?
Me parece ridícula la comparación entre artistas. La forma de dirigir tu carrera es única para cada artista. La verdad es que no me han influido las críticas. Éramos conscientes de la exposición que podíamos tener, de lo altas que podían ser las críticas y lo que podían llegar a afectar. Sales y todo el mundo opina de lo que has hecho. Es difícil de asimilar y sobrellevar. Pero al final dejarse llevar por las críticas o el miedo a qué dirán es un error. Era lo que querías hacer. Y críticas constructivas, sí.
«Dejarse llevar por las críticas o el miedo a qué dirán es un error»
Tampoco me refería a hacer tu carrera en base a las críticas, pero algo se aprenderá de ver a Aitana diciendo que no le gusta ‘Lo malo’ y luego seguir por ese camino…
Mantener la coherencia sí, y si digo algo, hacerlo. Igual veo algo en la industria musical que no te gusta y dices: «esto no lo voy a hacer». Pero no te sé decir ejemplos concretos.
Qué cantidad de cantantes en Pamplona…
Siempre nos preguntan: «¿qué os dan de comer?». Pamplona y Navarra tienen una gran cultura musical. Desde pequeña he mamado otro tipo de música e igual es por eso. Sí que es verdad que están saliendo muchos artistas del norte.
¿A nivel local, algún sitio favorito de conciertos?
El Teatro Gayarre, de pequeña actuaba ahí cuando hacía ballet o algún teatro.
¿Y bares de música underground? ¿Cuál era este bar donde actúan más tipo Melenas?
¿Indara? ¿Central? (NdE: una persona de su equipo me dice que estoy preguntando más bien por locales de treintañeros).
¿Hasta dónde llegaste en Comunicación Audiovisual?
Estuve 4 meses. No me dio tiempo a hacer mucho. No hice ni los primeros exámenes porque me presenté al cásting. Los primeros meses siempre se dice que es un poco mierda, y sí, tenía Economía, Estadística… Pensaba «yo no he venido a esto».
O sea que no volverás.
De momento no, pero no lo descarto porque me encanta, no es excluyente con la música. El audiovisual me encanta.
«Elegir tu futuro sin saber quién eres me parece absurdo»
Supongo que cuando das un salto a la fama, a los 18 y 19 años, es un sinsentido y una pereza volver a estudiar una carrera.
Y aunque no me hubiera pasado nada. Nos hacen decidir nuestro futuro cuando no te conoces. ¿Sabes cuántos amigos se han metido en una carrera por descarte porque no sabían que hacer? Elegir tu futuro sin saber quién eres me parece absurdo. Y yo menos. Pero ahora meterte en una carrera… Tengo 19 años y quiero seguir aprendiendo.
La verdad que la Facultad de Comunicación de Navarra es muy conocida…
Pero yo estudié en la UPV de Bilbao porque quería hacerla en euskera, por eso me fui a Bilbo. Es que si te digo el resumen de mi año: me mudo a Bilbao, gente nueva, vida nueva… Entro en el cásting, una locura. Y salgo: pandemia mundial. Se acaba al programa pero tengo promo, viajo, ahora esto. Es un subeybaja emocional total.
Es como «es mi año». «Ah, no, no es mi año»…
(risas) Yo todavía no soy consciente de lo que me ha pasado. Sigo sin asimilarlo, me queda mucha tralla emocional. El otro día estaba en la cama y pensaba: «¡qué fuerte que me cogieran en el cásting!». Considero que me queda mucho hasta estabilizarme emocionalmente, pero bueno… estoy bien.
¿Qué nos puedes contar del rodaje del vídeo de ‘Lento’?
Era un plano secuencia al atardecer, por lo que oportunidades teníamos las justas antes de que se fuera la luz. Ensayamos el movimiento de cámara y la boca tenía que coincidir con la letra. Como es a cámara lenta teníamos que reproducir la canción al doble de tiempo para que cuadrara. Tenía miedo de que no coincidiese la boca o los dedos del ukelele. Estaba cagada con que no casase. Hicimos 9 tomas o así, 9 planos secuencia y luego hicimos la criba. Me lo pasé muy bien, para mí es una fantasía.
¿’Salté’ con Manu Guix nunca ha estado dentro del disco?
No, ni ‘Salté’ ni ‘Volver a mí’: son de la etapa OT. El disco será un poco mi música. ‘Salté’ fue la primera canción que compuse, no sabía ni lo que estaba haciendo. No tiene estructura, es rara, pero lo tengo cariño. Hay cosas que considero que no tengo ni idea, pero otras que tengo muy claras…
¿Escuchas discos enteros?
Muy pocas veces he escuchado un disco entero con el mismo nivel de implicación. Cuando un artista me gusta mucho. Pero muy pocas veces lo hago. Igual porque soy joven…
Pero luego quieres que la gente oiga el tuyo…
Sí, un poco de hipocresía, ¿no? (risas) Me gusta la unión, el concepto, la historia… pero yo tengo una playlist con cosas rarísimas y de todo tipo y de normal no suelo escuchar discos enteros.
Kate NV es una de las artistas que nos habéis mencionado en los comentarios de la web debido a su ausencia en nuestras listas de lo mejor del año (discos y canciones). ¿Mejor tarde que nunca? ‘Room for the Moon’ es a partir de hoy lunes el «Disco de la Semana» en nuestras páginas.
Detrás del nombre artístico de Kate NV se esconde la cantante, compositora y productora rusa Ekaterina Shilonosova, conocida por ser integrante de la banda de post-punk rusa ГШ Glintshake y últimamente por haber publicado una serie de interesantes álbumes de art-pop inspirados en el pop japonés y la música ambient analógica de los 70 y 80. El nombre de Kate NV les será familiar a cualquiera que, este año, se haya acercado a ‘Concrete and Glass‘, el disco que Nicolas Godin de Air publicaba el pasado mes de enero, pues la artista aparecía en una de sus mejores pistas, la preciosa ‘Back to Your Heart’. El propio Godin nos recomendaba una canción de la artista en la entrevista que mantuvimos con él por esas fechas, ‘Kata‘, incluida en su álbum de 2016 ‘Binasu’.
‘Room for the Moon’ es el tercer trabajo discográfico de Kate NV y puede ser el más accesible de todos, como el single ‘Plans’ demuestra a pesar de acercarse a los 6 minutos de duración. Con un sonido a medio camino entre los Japan de ‘The Art of Parties’ y la Kate Bush más ida de la olla, ‘Plans’ engancha a pesar de estar interpretado íntegramente en ruso y de presentar una fachada de lo más vintage: ¿seguro que esas guitarras, baterías, sintetizadores y ese saxofón no han salido directamente de los 80?
Un delirio de art-pop el de ‘Plans’ que se muestra inconforme con el mundo actual, pues su letra presenta reflexiones como: «en algún lugar del mundo existen planes donde todo está claro, ¿quién nos puede decir cómo era el mundo antes de que se convirtiera en esto?» o «todo lo que sabíamos tan bien ya no nos interesa, y las mejores intenciones constantemente dan pie a cosas inapropiadas». Quitando hierro al asunto, el vídeo de ‘Plans’ es mucho menos serio y opta por divertir desde lo extravagante y absurdo, acercándose a la estética «anuncio japonés de los 80».
Darkside, el dúo de música electrónica que une a Nicolas Jaar y al guitarrista Dave Harrington, publica su segundo disco largo la próxima primavera bajo el título de ‘Spiral’. El primero, lanzado en octubre de 2013, recibió críticas espectaculares (incluido un 9 de Pitchfork) y allanó el terreno para que Darkside fuera considerado uno de los proyectos de electrónica más interesantes del momento por su enigmática mezcla de electrónica marciana (literalmente, como surgida de ese planeta) y guitarras acústicas. El grupo era capaz entonces de atraer a audiencias realmente masivas en todos los festivales por los que pasaba gracias al poder de temas como ‘Paper Trails’ o ‘Heart’, en los que futuro y pasado se daban de la mano para crear una música electrónica tan extraterrestre como conmovedora.
El single que presenta ‘Spiral’ es un tema que sigue la línea estilística de ‘Paper Trails’, un tema que, al fin y al cabo, acumula 23 millones de reproducciones solo en Spotify. En ‘Liberty Bell’, Darkside llevan más allá la influencia de la música country que presentaba aquel corte para optar por un sonido más limado y orgánico, en el que la simbiosis entre el tecno cósmico de Nicolas Jaar y las guitarras acústicas de Dave Harrington parece más equilibrada. El álbum fue grabado el año pasado, y lo editará el sello Matador.
Ya sabíamos que ‘Not the End of the World’ de Katy Perry era mucho peor que ‘The End of the World’ de Skeeter Davis, pero al menos Katy se ha dignado a hacerle un videoclip a su canción inspirado en las películas de ciencia ficción de bajo presupuesto y en el que aparece Zooey Deschanel en lugar de la propia Katy, algo que a Skeeter Davis nunca se le ha ocurrido.
El vídeo de ‘Not the End of the World’ es uno de los temas más comentados de la tarde por razones evidentes. Desde que Katy Perry le daba al «lesbian chic» lleva hablándose sobre el parecido físico entre ella y la co-protagonista de ‘(500) Days of Summer‘, hasta el punto de que muchos las confundían. La publicidad que iba a dar esta unión estaba servida a pesar de que la etapa de ‘Smile‘ está siendo un fracaso de los grandes y de que la participación de Katy en el vídeo se limita a realizar una breve aparición paseando a su criatura. Al menos el single está bien escogido porque ‘Not the End of the World’ es uno de los temas destacados del álbum: el tema cruza la épica de ‘Rise’ con los sonidos robóticos del pop sueco, y de hecho Oscar Görres, que ha trabajado para Tove Styrke y Troye Sivan, está involucrado en la producción.
El vídeo de ‘Not the End of the World’ sigue la línea humorística habitual de Katy para presentarnos a una Zooey que es abducida por unos extraterrestres y termina «salvando el mundo» dejándolo sin internet. Esperemos que no sea premonitorio. Desde luego poca visión ha tenido el equipo de dirección del vídeo porque en el minuto 3.32 se puede apreciar perfectamente a un operador de cámara trabajando con la mascarilla puesta. ¿Tan lejos tenía que llegar la estética de peli de serie Z? ¿Ha sido a propósito?
57 semanas después de su lanzamiento, ‘Blinding Lights’ de The Weeknd logra al fin ser top 1 en JENESAISPOP. Hasta ahora, no había pasado del número 2. El funcionamiento de la canción en España ha sido propio de sleeper y es ahora -gracias al remix con Rosalía- cuando asciende al top 5 en la lista oficial española, donde hasta ahora no había llegado al top 10. Esta semana, por otro lado, Taylor Swift, The Avalanches, Dorian y King Gizzard llegan al top 40 de JNSP. ¿Quizá alguna de ellas logre llegar a la cima dentro de un año? Podéis escuchar nuestra última lista de novedades y votar por vuestras canciones favoritas, aquí.
My Expansive Awareness preparan el lanzamiento de su nuevo álbum, ‘Taste of Blood’, para el mes de febrero. El primer adelanto ya puede escucharse y es un tema llamado ‘Flow’ que recuerda al pop-rock grande y lisérgico de bandas como The Stones Roses. Haciendo honor a su propio nombre, el grupo de Zaragoza protagoniza una nueva edición de nuestra sección «Meister of the Week» -en la que artistas hablan sobre sus aficiones no relacionadas con la música- para sumergirnos en su afición por el mundo de los sueños, las pesadillas y esas experiencias de «expansión de la conciencia» que pueden darse cuando estamos bien despiertos. José Briceño (cantante y guitarrista) y Jota García (bajista) nos invitan a su subconsciente.
¿Por qué habéis escogido el tema de los sueños para hablar en esta sección?
“…el vivir sólo es soñar; y la experiencia me enseña que el hombre que vive, sueña lo que es, hasta despertar”. La vida es sueño.
¿Eres de recordar lo que sueñas o en absoluto? ¿Recuerdas el último sueño que has tenido?
No suelo recordar los sueños y cuando los recuerdo se me olvidan al poco rato de despertar. Por lo que he leído esto es algo bastante frecuente. A veces pienso en tener a mano una libreta para apuntarlos nada más abrir el ojo, pero luego nunca lo hago. Qué típico… Dicen que si fumas porros no recuerdas los sueños, pero yo dejé de fumar y sigo igual, aunque creo que ronco menos.
«Hay otras formas de alcanzar esos estados alterados de conciencia y conectar con la substancia cósmica y las energías extracorporales. Es algo revelador, se pasa de la fascinación al miedo en cuestión de segundos y se aprende mucho»
¿Cuál es el sueño más extraño que has tenido?
Tener una banda de música.
En cuanto a pesadillas, ¿recuerdas alguna especialmente terrorífica o extraña?
Tener una banda de música.
Esta experiencia de la parálisis del sueño no puede ser más terrorífica. ¿Cuándo te suelen ocurrir?
Sobre todo en momentos de cambios y cuando duermes en una habitación que no es la tuya o con más gente, pero también en tu propia habitación solo. Puedes estar gritando a tu hermano durmiendo al lado y él nunca te escuchará gritar.
¿Qué has «visto» en alguna de esas parálisis? ¿Qué ha sucedido?
En la primera casa en la que viví al irme de casa de mis padres, un extraña sombra de una persona delgada, alta y con el pelo largo y liso, me visitaba apareciendo siempre desde la esquina de la habitación. Empezaba como una esfera oscura y se transformaba en esa sombra, parecía reclamar su lugar, así que cambié el dormitorio a otra habitación y más tarde me cambié de casa.
¿Recuerdas la primera vez que te sucedió?
Si, era muy pequeño, dormía con mis tres hermanos. Me desperté pero no estaba despierto porque no me podía mover y nadie me podía oír.
¿Has tenido alguna experiencia extracorporal, o de viaje astral? ¿Cómo la describirías?
La verdad es que sí, aunque no precisamente soñando… Hay otras formas de alcanzar esos estados alterados de conciencia y conectar con la substancia cósmica y las energías extracorporales. Es algo revelador, se pasa de la fascinación al miedo en cuestión de segundos y se aprende mucho… Hasta que no sales y te alejas, no tienes perspectiva para ver el conjunto y entender dónde estás realmente. Desconectarse de vez en cuando del ego y del yo es un ejercicio fantástico para aumentar la libertad y la consciencia.
¿Conoces datos psicológicos y/o neurológicos que expliquen estos fenómenos?
Datos pocos, pero si que hay teorías que intentan explicar estos cambios. Hay quienes piensan que la mente y la percepción humana son como válvulas que solo dejan pasar una parte de la realidad y de una forma determinada. Es como si fueran filtros y moldes que transforman la información y le dan un aspecto determinado. Ocurre lo mismo con los pedales: tienen un input de señal y según como es cada uno y como lo configuras, el output es diferente; y si combinas varios pedales, empieza la fantasía. Realmente la señal del input también puede ser de características muy diferentes, así que las posibilidades son infinitas.
En los sueños, la configuración de pedales es más estrambótica de lo habitual y suelen ser efectos con ruletas que no entendemos ni sabemos manejar… Además, el input bebe del subconsciente y lo mezcla todo con la experiencia, creando realidades sin lógica ni sentido aparente… Moraleja: toma conciencia de tus pedales mentales y de cómo están configurados y juega con ellos para abrir tu mente.
¿Te interesan las explicaciones más esotéricas? ¿Alguna que puedas compartir?
¡Me interesan mucho! Hay tantas explicaciones como experiencias, pero todas vienen a decir que son momentos en los que nuestra mente se encuentra en un nivel de intelecto superior y conecta con la conciencia única universal de la que proviene, Brahma, Dios, como lo queráis llamar. Correteando por un plano en el que existen todos los espacios y todos los tiempos a la vez. Pero como hemos apuntado, esta experiencia no tiene por qué darse exclusivamente mientras dormimos. Es igual de satisfactoria en un momento cualquiera de un día cualquiera.
«El dream pop suele estar inspirado en sueños agradables y blanditos. A nosotros nos gusta el dream pop y el helado de vainilla»
El disco de Billie Eilish, el más vendido del año pasado, precisamente habla de estos temas. ¿Lo habéis escuchado?
No.
¿Te interesa especialmente la música que habla de sueños o que es «ensoñadora»?
Claro, los sueños siempre han sido combustible para toda forma de arte. Hay multitud de música genial relacionada con los sueños: ‘9th Dream’ de John Lennon, ‘One Rainy Wish’ y ‘Purple Haze’ de Jimmi Hendrix, ‘In Another Land’ de los Rolling Stones, luego la etapa surrealista de Dylan, Debussy, el ‘Daydream Nation’ de Sonic Youth, Dream Baby Dream de Suicide, ‘Phosphene Dream’ de Black Angels…
¿Ves una relación entre esto y el «dream pop» más terrorífico o confortante?
El dream pop suele ser bonito, ¿no? Está más ambientado e inspirado en la parte luminosa y dulce de los sueños… En sueños agradables y blanditos, podríamos decir. Nos gusta el dream pop y el helado de vainilla.
¿Hasta qué punto los sueños inspiran la música de My Expansive Awareness? Vuestra canción más escuchada se llama ‘Wake Me Up’…
La verdad es que no consideramos que los sueños inspiren directamente nuestra música, aunque quizá si lo hagan indirectamente a través de subconsciente… En los sueños este queda libre y su influjo nos salpica al despertar, de manera sutil y a veces imperceptible. ‘Wake Me Up’ habla de otra cosa, es una metáfora de la vida y de las resacas, de las proyecciones que lanzamos al presente y al futuro, que un día desaparecen y se sustituyen por otras…
¿Conoces algún libro o documental que hable sobre el tema de los sueños que te guste?
Recuerdo un libro y un documental interesantes: ‘Fantastic Fungi’ (documental) y ‘El lobo estepario’ de Herman Hesse (libro).
Bunbury ha sido uno de los nombres más mediáticos este año, no siempre por las razones que él esperaba. Publicó un disco nuevo, ‘Posible’, que se ha negado a presentar en vivo porque no quiere hacer directos de aquella manera; y durante su promoción se pilló los dedos vinculando a Bill Gates con el coronavirus y apoyando a Trump en la salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud. Además, un libro ha desgranado su método de composición, documentando decenas de inspiraciones en otros autores.
El artista no ha debido de pasarlo nada bien, pero en lugar de ahogarse en un vaso de agua por un mal «trending topic», ha elaborado un álbum que solo puede entenderse como una respuesta a todas estas polémicas. Ya en los últimos tiempos le habíamos adivinado preocupado por el «qué dirán», por el reconocimiento. Ahora, en la primera canción de este otro álbum, le oímos hasta ladrar.
Una de las composiciones nuevas es la lynchiana ‘Malditos charlatanes’ y es tan explícita en su crítica a las redes sociales como sigue: «Demasiadas bocas que cerrar / Ahora se les olvidó leer más allá de un titular / Y comprender de verdad, sin agarrarse al clavo que arde más / Criticar por criticar / Y opinar de cualquier cosa». Después, continúa: «Escribiré contra el olvido / Porque mientras yo escribo / Otro habla de lo que hago o digo con aires de superioridad moral, y una incapacidad total para crear algo de belleza / Si sólo puede desarrollar destreza para destrozar». En la línea, ‘El precio que hay que pagar’ reconoce: «Sé que digo tonterías / Y a veces me río de la moral». Y plantea: «Preferiría no tener que explicarme delante de una audiencia hostil». Por su parte, ‘El día de mañana’ advierte: «cuida el carácter que gastas, que lo mucho cansa, y solo te vas a quedar».
‘Curso de levitación intensivo’ termina con una canción sobre los errores y el agradecimiento, ‘Tenías razón en todo’, pero en general la temática sociopolítica manda en unos temas que cuestionan las mentiras del «nuevo orden mundial» (‘N.M.O.’) y lo políticamente incorrecto. Dice ‘El momento de aprovechar el momento’: «Vamos a hacer lo incorrecto o lo más indicado para una generación / Por no reconocer nuestra vulnerabilidad en un acto de vanidad común». ‘El pálido punto azul’ parece arremeter contra el egocentrismo, y es significativo que lo primero que oigamos en el disco sea un sample de la frase «artículo de opinión: comenzamos».
El fondo musical es decidido y monocorde: la inspiración, como en ‘Posible’, continúa siendo ‘Blackstar’ de David Bowie y el último Nick Cave, quizá también los últimos Depeche Mode -los más sobrios y austeros, los más «cantautores»-. Los saxos de los músicos Santi del Campo y Pau Vidal marcan unas grabaciones de cierta querencia jazz, con la salvedad de algún número aislado un poco más pop, como el mencionado ‘El precio que hay que pagar’.
Es de agradecer que Bunbury haya hecho y sacado un disco en tan pocos meses, en lugar de pillarse un cabreo y encerrarse en sí mismo. El gran problema de ‘Curso de levitación intensivo’ es que a veces parece más bien una sesión en el psicólogo o un artículo de opinión en su defensa que un álbum, pues las melodías, a veces incluso un tanto feístas, quedan en un plano muy secundario respecto al mensaje. Apenas esa guitarra eléctrica que aparece hacia el minuto final de ‘El día de mañana’, el guiño al bajo de New Order de ‘El momento de aprovechar el momento’, los vientos en ‘La gran estafa’ o el cambio de melodía en el estribillo de la dream pop ‘Ezequiel y todo el asunto del Big-Bang’ nos recuerdan que estamos escuchando un álbum y no un discurso, porque aquí lo que importa es ante todo lo que se dice, no cómo se dice. Un álbum para quien tuviera unas cuantas preguntas sobre los controvertidos pensamientos del Enrique Bunbury de 2020.
Calificación: 6/10 Lo mejor: ‘El precio que hay que pagar’, ‘El día de mañana’, ‘Ezequiel y todo el asunto del Big-Bang’ Te gustará si te gusta: Depeche Mode, Nick Cave, el último Bowie y él mismo Youtube:vídeo de ‘El precio que hay que pagar’
José Cadahía, uno de los nombres clave de la escena indie española de la década pasada, ha muerto este mes de diciembre en su apartamento del barrio del Eixample, en Barcelona, a los 49 años de edad. El Periódico informa de que la muerte de Cadahía se produjo en realidad el pasado 10 de diciembre, sin que haya trascendido la causa.
Como recuerda el periodista Nando Cruz en su obituario para el mencionado medio, Cadahía pasó de ser un joven asiduo de la noche indie barcelonesa a abrir su primer negocio en la Plaça del Sol del barrio de Gràcia, el Mond Bar, y después el Mond Club en la extinta Sala Cibeles. Más adelante compró la sala Zeleste para reconvertirla en Razzmatazz, una de las macro-discotecas y salas de conciertos más importantes de Barcelona aún a día de hoy, 20 años después de su apertura. Cadahía, que rebautizó la sala con el título de una de sus canciones favoritas de Pulp, compartía la propiedad de dicho espacio con su amigo de la infancia, Daniel Fadiella, quien es su propietario actual.
Más turbulenta fue la relación de Cadahía con el negocio de los festivales de música de nuestro país. Seducido por la idea de que España debía ser el centro de los festivales de música, Cadahía adquirió la licencia de Creamfields en 2004, en 2006 fundó Summercase y en 2008, el año de la crisis económica, llegó a organizar hasta nueve festivales, conociendo un descalabro económico que por poco termina con Razzmatazz, motivo por el cual esta pasó a manos de Fadiella. Cadahía terminó en la ruina y huyó a San Paulo, Brasil, donde vivió varios años antes de aterrizar en Florencia, Madrid y Barcelona, donde vivió sus últimos días.
Se trata de una bonita canción acústica, sencilla, en la que manda el sonido de la guitarra y el de la voz de Sheeran, la cual ha sido pasada por el filtro del Prismizer (o un sintetizador de voz parecido), lo que hace que la canción remita de inmediato a la obra de Bon Iver. La letra es romántica, habla de estar «borracho de amor» con la persona amada e incluye una referencia a Iron & Wine «sonando en la radio». Por otro lado, el vídeo de ‘Afterglow’ simplemente muestra a Sheeran tocándola frente un paisaje rural, por lo que el artista podría estar anticipando esa era folki y lo-fi de la que hablaba hace unos años. De momento, el artista ha confirmado que ‘Afterglow’ no es el primer single de su próximo trabajo.
A pesar de que esto pueda parecer el «comeback» de Sheeran, lo cierto es que el artista no se ha ido jamás a ninguna parte: en 2019 publicaba un exitoso álbum de colaboraciones, por si le echábamos de menos después de firmar uno de los discos más exitosos de la pasada década, ‘Divide’, que vio la luz en 2017 pero siguió promocionando incansablemente hasta bien entrado el año pasado, a través de una gira mastodóntica que no nos perdimos. Luego anunciaba su retirada de los escenarios para descansar… pero de eso solo ha pasado un año.
Sheeran ha sido noticia en los últimos tiempos por estrenarse como padre, de lo que es fácil deducir que su nuevo material abordará la paternidad de alguna manera. El nombre de la criatura, Lyra Antarctica Seaborn Sheeran, daba que hablar por lo curioso del mismo.
Como si haber nacido en Suiza, pero haberse criado entre Reino Unido y Alemania, y vivir ahora en Berlín -dónde si no- le hubiera hecho ser un culo de mal asiento desde pequeña, Sophie Hunger no se casa con ningún estilo, ni con ningún idioma. En su séptimo álbum de estudio publicado este año -ahora acaba de sacar otro junto a Dino Brandao y Faber-, encontrarás canciones de todos los estilos, desde el rock teñido de electrónica de los Radiohead de los últimos años 90 y los primeros 2000, hasta la balada transcendental a piano de un Nick Cave.
La artista, que ha sido número 1 o número 2 en Suiza con todos sus discos desde 2008 y ha tenido una buena repercusión en Alemania sobre todo desde que ‘Supermoon’ (2015) fuera top 6, abre ‘Halluzinationen’ con un tema intimista dominado por un piano wurlitzer en el que se va introduciendo la electrónica. ‘Liquid Air’ nos habla de adicción al dolor y al alcohol, con multitud de inquietudes («puedo vivir en cualquier lado pero justo aquí no»). Tras un principio así de torturado, sorprende que encontremos en el álbum canciones próximas al pop o incluso bailables.
El tema titular, ‘Halluzinationen’, una canción de contradicciones («os odio, os amo y ya no me puedo defender a mí misma», entona en este caso en alemán), parece influido por Kraftwerk en el uso de sintetizadores. ‘Everything Is Good’ tiene el color en los teclados, la melodía saltarina y los beats suficientes como para haber transcendido a nivel internacional. Y ‘Alpha Venom’ es posiblemente la canción más relevante del álbum al hablarnos del machismo en la industria musical.
Escrita para una serie de la televisión alemana, sobre una actriz que lucha por sobrevivir en un mundo dominado por hombres, tiene algo de «teoría marxista y verdadero feminismo», como ha explicado en una entrevista reciente. «No olvides quién hace la música: soy yo quien hace la música», ha de reivindicar una y otra vez por razones por casi todos conocidas.
También hablan sobre la mujer con perspectivas diferentes ‘Maria Magdalena’ y ‘Rote Beeten aus Arsen’, esta última dedicada a una «mujer alemana» que nos hace daño, a la que se apela constantemente, mientras ‘Security Check’, «llorando en un taxi», parece aludir a una separación. Son todas canciones de espíritu libre en las que o bien un piano o bien un sintetizador pueden conseguir que entres definitivamente en el mundo de Sophie Hunger, en un trabajo rematado con la producción de Dan Carey (Fontaines DC, Kae Tempest). Hay un atractivo añadido: fue grabado todo en directo en una toma continua, en Abbey Road.
Calificación: 7,8/10 Lo mejor: ‘Everything Is Good’, ‘Hallutinationen’, ‘Alpha Venom’, ‘Liquid Air’ Te gustará si te gusta: Regina Spektor, Radiohead, PJ Harvey, Nick Cave Youtube:vídeo de ‘Everything Is Good’
Dua Lipa ha sido la última invitada musical de 2020 en Saturday Night Live. Normalmente, un artista acude a este programa para presentar un trabajo que está a punto de salir o, en el caso de Adele, porque sí, pero Dua lo ha hecho para poner el broche de oro al que, sin duda, ha sido su año por varias razones.
Las canciones que ha cantado Dua Lipa en Saturday Night Live han sido ‘Don’t Start Now’, el primer single de ‘Future Nostalgia‘, y el gran bombazo de esta era, y ‘Levitating’, el último single extraído del disco que, después de un inicio titubeante en las listas de éxitos, ha remontado a lo grande gracias a un remix que incorpora la participación de DaBaby, uno de los raperos de moda. Es el éxito actual de ‘Future Nostalgia’ y permanece entre los temas más escuchados a nivel global.
Dua no ha dejado de participar en el típico «sketch» de Saturday Night Live y, junto a la presentadora Kristen Wiig, ha viajado hasta los años 40 para hacer una extraña versión de ‘It’s Not Right, But It’s Ok’ de Whitney Houston, incluyendo un típico bailecito de salón con los brazos cruzados.
Estos días, la cantante británica ha sido noticia por realizar otra aparición televisiva, en este caso para cantar ‘Christmas Is All Around’ con Jimmy Fallon. La canción es conocida por aparecer en varios sitios, sobre todo en la película ‘Love Actually’ cuando es interpretada por el actor Bill Nighy. Sin embargo, es una versión de una canción mucho más antigua, firmada por la banda de pop The Troggs y publicada en el año 1967.
BENEE ha arrasado con la simpática ‘Supalonely’ con Gus Dapperton pero su primer disco ofrece sonidos bastante dispares en los que la joven neozelandesa plasma todas sus influencias. Una de ellas es el sonido de Lily Allen y Gorillaz, reflejado en el tema que más ha funcionado de manera espontánea al margen de los singles.
Y la referencia a Lily Allen tiene bastante más sentido de lo que parece, y no solo porque esta aparezca de hecho en el disco de la joven cantante: si ‘Kool’ habla de una persona a la que BENEE admira hasta el punto de querer ser ella, la letra puede interpretarse desde el punto de vista de un fan que se dirige a su artista favorito y, por culpa de los nervios, de su boca solo salen bobadas sin sentido. Le pasó a Stella Rose Bennett cuando conoció a la autora de ‘No Shame’ después de ejercerle de telonera en Nueva Zelanda: «cuando conocí a Lily Allen, nunca antes había conocido a ningún artista antes, y lo que le dije fue en plan… ¿tienes cinco años? Fue súper incómodo.»
‘Kool’ es una canción de pop de ecos funky que recuerda a la Lily Allen de ‘Alright, Still‘ y a los también mencionados Gorillaz… o a los Ting Tings más «groovy», los de ‘Soul Killing’. BENEE la escribe en su pequeño estudio casero y su letra no puede reflejar más esa ansiedad adolescente de querer convertirte en ese alguien al que idolatras por un día. «Hablas tan bien, tienes tanto control cuando caminas, estás afuera fumando, tu piel luce increíble, eres como un ángel, me encanta tu confianza, quiero sumergirme en tu vida». La cantante aclara que ‘Kool’ no versa tanto sobre «querer ser otra persona» literalmente sino sobre el deseo de vivir una vida «sin ansiedad» a través de los ojos de esta.
Otra de las lecturas que realiza BENEE de ‘Kool’ es que la persona a la que va dirigida es muy social, cuando ella no lo es tanto. Es más casera. No sorprende, por tanto, que el vídeo de ‘Kool’ muestre a la cantante viviendo la vida de otra joven como ella… a través del videojuego ‘Los Sims’. Por supuesto desde casa, en el recogimiento del hogar, que hay una pandemia ahí afuera.
Barack Obama, el Pedro Sánchez estadounidense, ha vuelto a publicar sus listas de los libros, discos y películas que más le han gustado este año. En el apartado musical, su resumen vuelve a dejar nombres de lo más interesantes que no imaginaríamos en la playlists de Donald Trump, Pablo Iglesias o Isabel Díaz Ayuso ni en un millón de años. Una lista de lo más «cool» que Obama ha elaborado, eso sí, con la inestimable ayuda de su hija Sasha, la «gurú de la música de la familia». ¡Así cualquiera!
En primer lugar de la lista de Obama aparece nada menos que el ‘Savage Remix’ de Megan Thee Stallion y Beyoncé. ¿Alguien puede visualizar a Obama cantando eso de «I’m a savage / classy, bougie, ratchet / sassy, moody, nasty»? Es uno de varios temas de la lista en los que se percibe a Obama muy atento a la música que ha triunfado en las listas de éxitos en los últimos 365 días: también están ‘La difícil’ de Bad Bunny, el remix de ‘Levitating’ de Dua Lipa con DaBaby o ‘Franchise’, ese tema de Travis Scott que, este año, ha llevado a M.I.A. a alcanzar el número del Billboard para sorpresa de todos. No, él tampoco es fan de The Weeknd.
Como suele ser habitual en las listas de Obama, vuelve a haber en ella bastante que rascar en cuanto a su reivindicación de canciones que han gustado más a un público «alternativo»: Jessie Ware ha tenido que «acostarse» un momento para asimilar que ‘Rememeber Where You Are’, la pista que cierra su último disco, el segundo mejor de 2020 para nuestra redacción, aparece por aquí. ¿Nadie en la familia de Obama es más de ‘What’s Your Pleasure?’ También Waxahatchee asoma en la lista con ‘Can’t Do Much’ y Phoebe Bridgers lo hace con ‘Kyoto’. De Bob Dylan a Little Simz pasando por Faye Webster, así le ha quedado la lista al ex-presidente.
En una escena de ‘El desorden que dejas’, el personaje de Bárbara Lennie explica a sus alumnos que tiene “una naturaleza muy adictiva”. Está hablando de sí misma, pero bien podría ser un guiño meta, porque a la nueva miniserie de Carlos Montero (cocreador de ‘Élite‘ junto a Darío Madrona) para Netflix le pasa como a las Pringles: te costará horrores limitarte a un solo capítulo y no devorar los ocho en estos primeros días. Su punto de partida es la llegada de una profesora coruñense a un pueblo para sustituir a la antigua encargada de Literatura, que se suicidó semanas atrás. “La nueva” empezará a obsesionarse con su predecesora, y con la posibilidad de que no se suicidase, sino de que fuese asesinada… y de que las mismas personas que acabaron con su vida la tengan a ella misma como nuevo objetivo. El arranque puede ser interesante, pero lo es más si os digo que las dos profes están interpretadas por Bárbara Lennie e Inma Cuesta, que el denostado Aron Piper os va a sorprender, y que, la verdad, resulta bastante refrescante que cada vez más los thrillers aprovechen las infinitas posibilidades que ofrece nuestro país, sin limitarse a Madrid y Barcelona. El siguiente paso es no tener que recurrir al “motivo de peso” de los thrillers, pero supongo que poco a poco.
‘El desorden que dejas’, que adapta un libro del propio Montero, engancha tanto como ‘Élite’, pero está orientada a un público más adulto. Es muy simbólico el uso de ‘Turnedo’ en una de las últimas escenas, y de una banda sonora que responde bastante a este target, empezando por supuesto por el tema de cabecera de Xoel López. La principal diferencia de la serie con respecto al libro es lo que para muchos ha sido el mayor atractivo de cara a plantearse verla: la presencia de Bárbara Lennie. En el libro, su personaje ni mucho menos comparte protagonismo con Raquel: solo sabemos de Viruca a partir de otros personajes. Pero comenta Montero en una entrevista reciente que precisamente fue el mundo de Viruca el que se quedó con ganas de explorar cuando la escribió, “porque era la parte que tenía que ver más con el deseo y el sexo, y cuando tuve la oportunidad de hacerlo serie dije “ésta es la mía””. Desde luego no se puede decir que no se haya quedado a gusto: además de la controvertida escena de la pintura, se retratan multitud de encuentros sexuales del personaje de Viruca, pero también del de Raquel, por no hablar del erotismo presente en las escenas que comparten Iago y Roi. Pero, más allá de los emoticonos de fueguitos y de alegrarnos la vista, Montero usa el sexo como vehículo para hablar de uno de los temas principales de la historia: la autodestrucción que comparten las dos protagonistas, una autodestrucción que se llevó (ya sea directa o indirectamente, que no queremos hacer spoiler) por delante la vida de una de ellas, y que amenaza con hacer lo mismo con la otra.
Es ahí donde reside una de las fortalezas de la serie, en ese juego narrativo entre Raquel y Viruca, y en el buen hacer de sus dos actrices. Aunque tenga debilidad por Lennie, reconozco que Inma Cuesta también se sale en una tesitura muy complicada: es la protagonista principal (al fin y al cabo, es la que está viva), pero para el espectador es más fácil empatizar e interesarse por el personaje de Viruca, que empieza mucho más carismático frente a lo paraíta que es Raquel. Esto, por supuesto, no se mantendrá así, y os sorprenderéis a vosotros mismos diciendo “qué heavy eres, Juana” a Viruca más adelante. Hay que destacar además el trabajo de Aron Piper, mil veces mejor como Iago que como Ander; el de su padre Alfonso Agra, y también el de Tamar Novas, Roque Ruiz e Isabel Garrido, aunque estos tres están lastrados por el comportamiento incomprensible de sus personajes, un problema que afecta a casi todos en mayor o menor medida, pero especialmente a sus Germán, Roi y Nerea. Muchos de los personajes parecen actuar de una u otra manera en función de lo que haga falta para la trama, y no tanto de sus propias motivaciones, que en ocasiones acaban siendo un poco anodinas para lo grave de ciertas acciones.
De hecho, se ha comentado mucho el tema de coger a actores no-gallegos para hacer de gallegos, y del acento más o menos acertado que resulta de ello -a los andaluces nos pasó hace poco con ‘Brigada Costa del Sol’ -, pero yo diría que los momentos en que tenemos que recurrir muy fuerte a la suspensión de incredulidad no son tanto por el acento como por lo que comento del comportamiento de los personajes, o del propio contexto de éstos. Por ejemplo, nadie se cree a cierto personaje hablando de cómo vive “en la miseria” y de que tiene los calzoncillos roídos (!!!), y las alusiones a la clase social flojean teniendo en cuenta que casi ningún personaje tiene una “humilde morada” precisamente. Lo mismo podría decirse de ese IES Novariz, del que al menos un personaje verbaliza que “es un colegio público pero no lo parece” (ya te digo yo a ti que no lo parece).
En definitiva, ‘El desorden que dejas’ no parece tener una intención realista ni destaca por el retrato de sus personajes (más allá del interesante juego de espejos entre Viruca y Raquel), pero sí funciona como un entretenidísimo thriller -esto no es fácil- al que os volveréis adictos durante sus ocho episodios, y con el que decir “OYOYOY” con cada giro de guión, o con cada vez que intuimos que el personaje de Bárbara Lennie va a liarla. En estas (atípicas) navidades que parece que vamos a pasar más que nunca en casa y sin mucha compañía, podemos distraernos escandalizándonos con la realidad que presenta ‘El desorden que dejas’ en vez de con la nuestra. 6,2.
Raphael ha ofrecido este sábado un concierto ante 5.000 personas (según las cifras que están siendo reproducidas por los medios generalistas) en el WiZink Center de Madrid que se repetirá hoy domingo. El concierto está siendo muy comentado por lo que implica que un evento de esta envergadura tenga lugar en mitad de la pandemia. De hecho, desde que Camela actuaran frente a 10.000 personas en el mismo recinto el pasado mes de marzo, antes de que se decretara el estado de alarma, no se había producido en España un concierto de esta magnitud. Marc Dorian reflexiona: «¿ya se pueden hacer conciertos de 5000 personas o solo Raphael?»
Las medidas sanitarias activadas por el WiZink Center han incluido «test de antígenos a todo el personal, renovación completa del aire del recinto cada 12 minutos o doble separación entre butacas», según un comunicado publicado en su página web. El aforo ha sido reducido al 30% (un 10% menos del habitual) y separado en cuatro sectores de 1.200 personas cada uno. Manuel Saucedo, CEO de Impulsa Eventos e Instalaciones, sociedad que gestiona el recinto, ha explicado a El Confidencial que estos sectores «son espacios totalmente independientes, como si fueran cuatro recintos diferentes con 1.200 personas cada uno», y que también «hemos abierto casi todas nuestros puntos de entrada al recinto, y eso son casi 90 puertas para que los asistentes no se crucen al entrar». Ha indicado que «no solamente cumplimos las normas de seguridad de la Comunidad de Madrid, sino que las multiplicamos».
Por otro lado, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha defendido la realización del evento, explicando: «El concierto de Raphael cumple escrupulosamente las medidas. Las imágenes confunden: solo hay 30% de aforo. Si el contagio subiera en Madrid se suspenderían estos espectáculos. Pero es en el ámbito privado donde se registran más casos.
El concierto de Raphael ha provocado naturalmente un «escándalo» en las redes sociales, donde los usuarios comparten vídeos de dicho evento con indignación y estremecimiento a partes iguales. Hay quien anticipa que muchos de los asistentes acabarán en urgencias dentro de 14 días, quien critica que se puedan realizar este tipo de conciertos pero no viajar para reunirse con familiares por Navidad, y quien se toma la polémica a broma, como un usuario que señala: «Si lo llego a saber les compro una entrada para el concierto de Raphael a toda mi familia para reunirnos allí todos por Navidad».
Os dejamos con el comunicado oficial de WiZink Center sobre el concierto de Raphael:
El concierto recordó a las grandes noches de Raphael en el Wizink Center, aunque la situación provocada por el Covid-19 hizo que, salvo su música, todo fuese muy distinto a otras citas del artista de Linares en la capital. Raphael hubiese llenado el aforo del Wizink Center, y sin embargo, por protocolo sanitario sólo se le permitió un 25% de la capacidad total del recinto, y fueron 4.368 personas las que llenaron los asientos habilitados, cuando por normativa se hubiese podido activar hasta el 40% del aforo. Artista y recinto habían acordaron a la hora de programar el conciertos aplicar esta limitación.
La capacidad total del Wizink Center, que puede alcanzar un aforo de 17.400 personas, permitió además duplicar el distanciamiento entre los asistentes. La norma establece un asiento de distancia entre el público, mientras que en esta ocasión la distancia se duplicó hasta dos asientos, lo que representa más de un metro de distancia, e incluso no se usaron las filas de delante y detrás del público asistente lo que aislaba totalmente a los grupos de asistentes.
Como es habitual en los grandes conciertos, y más en estas circunstancias, días antes del concierto se celebró la reunión de Seguridad en la delegación de Gobierno de Madrid, en la que la Dirección de Seguridad del Wizink Center planteó el Plan de Seguridad del concierto, que recibió el visto bueno tanto de la delegación de gobierno, como de Bomberos, protección Civil y Policia Municipal.
Este Plan de Seguridad establecía, y así se hizo, que el recinto se iba a sectorizar, estableciendo módulos diferenciados de gradas: Goya, Felipe II, Fuente del Berro y pista, para limitar la movilidad de las personas. A cada uno de estos sectores se entraba por puertas diferencias, de las más de 50 que se abrieron para la ocasión, son sistemas de toma de temperatura, dispensadores del geles desinfectantes y control de entradas sin contacto físico. Lógicamente, era obligatoria en todo momento el uso de mascarilla y el público dispuso de un sistema informático para solicitar bebida y comida a sus asientos para evitar la circulación por los pasillos.
El protocolo de Seguridad también incluía un número adicional de informadores y acomodadores, tanto en el exterior como en el exterior, del recinto, para evitar concentración de personas, lo que hizo que la entrada, como la acomodación fuese muy fluida. Los cerca de 300 profesionales que trabajaron en la organización, horas antes de comenzar el concierto se sometieron a un test de antígenos para garantizar su estado. Los datos fueron incorporados al fichero de los test que está realizando la Comunidad de Madrid.
Atendiendo a informes sobre la propagación del virus en recintos cerrados, el Wizink Center modificó su sistema de ventilación, anulando la recirculación del aire y forzando la renovación completa del aire cada 12 minutos, lo que logra una calidad del aire IDA 2, cercana a IDA 1 (cuando por reglamentación bastaría con un IDA 3), es decir, muy similar al que podemos encontrar al aire libre. Para controlar la concentración de CO2, se realizaron también mediciones cada hora, con resultados en torno a las 600 ppm, muy próximos a los datos del exterior, también controlados, y que midieron sobre las 400 partículas por millón.
Al finalizar el evento, el acta del servicio de inspección de espectáculos, de la Policía Municipal, reflejó que el concierto se había desarrollado dentro de la más absoluta normalidad. El protocolo de Seguridad Sanitaria, en su momento, recogió las observaciones transmitidas por la dirección de Salud Pública de la Comunidad de Madrid y el Plan de Seguridad aplicado en para este concierto cumplió toda la normativa aplicable.
El concierto de Raphael en Madrid parece un acto destinado a reducir el gasto en pensiones de la Seguridad Social. Lo de España es increíble.pic.twitter.com/0YGZJgphl9
Mientras unos hablan a los ciudadanos de vacunas, pandemias y estar en casa, Raphael congrega en el WiZinkCenter a 5000 personas en un concierto. En fin… #L6Nnavidudaspic.twitter.com/0uBYmyVBWk
Recapitulemos: Las Ruinas, el trío formado por Edu Chirinos, Toni López y Jaime Beltrán, anunciaron en su momento, a forma de chanza, que sacarían diez discos en diez años y después se separarían. Promesa cumplida. Y, para cerrar el círculo, decidieron que su décimo disco sería un directo, como toda buena banda de rock que se precie. Y, claro está, publicado por su sello de siempre, El Genio Equivocado. Este directo, ‘Arruinaos’, fue grabado los días 15 y 16 de marzo en la sala Vol del Poble Nou. Recoge de manera fidedigna el buen hacer de la banda en directo, pero también la complicidad de un público que los había visto cientos de veces (yo entre ellos). De hecho, Las Ruinas eran, más allá de su prolífica producción, su aún más prolífica presencia en los escenarios de Barcelona: Hi Jauh Usb?, Heliogàbal, Almo2bar, la propia Vol, etc.
El sonido de ‘Arruinaos’ tiene un puntito infame, pero eso también forma parte de su encanto: que suene como si realmente estuvieras en la sala Vol. Todo se escucha con un punto de baja fidelidad; las voces están demasiado altas respecto a los instrumentos y tienen cero tratamiento de posproducción. Edu, por ejemplo, suena a garganta desgañitada, a voz en cuello. Pero también llega toda la vibración, fuerza y alegría que desprendía su clásica formación de guitarra, bajo, batería, con su característico punk-rock que bebía del alternativo americano de los 80-90. Y sin respiro: las canciones aparecen encadenadas, sin freno, hasta encajar 23 temas en 54 minutos. Y resulta el recopilatorio perfecto de sus nueve discos anteriores. Aquí todo son hits «ruinosos», si se me permite el chiste: el punk-funk seco de ‘Piensa por ti mismo’, los quiebros Pixies/Breeders de ‘Lo que siento por ti’, los aires a Kiko Veneno de ‘Viva la Resolución’, Lou Reed paseándose por ‘Ramón y Cajal’ (la calle del Heliogàbal), la cumbre pop de Jaime, la estupendísima ‘Gabriel y Vencerás’… E ironía a patadas: la coña a costa de los músicos de rock plastas, cuadriculados y fans de Satriani en ‘Jam Session Man’, espantados ante cualquier cosa que suene a distorsión, el himno ‘Cerveza Beer’, en el cual, sí, consiguen que te veas en Joaquim Costa rodeada de lateros. Sus canciones atrapaban la realidad de su momento, de unas salidas nocturnas tan, pero tan concretas, que les podemos poner nombres y apellidos.
La pandemia puede hacer cambiar enormemente la percepción de un disco. Este directo de Las Ruinas se ha convertido, en mi caso, en el ejemplo más claro; de cómo un disco en directo divertido, fresco, pensado para celebrar la carrera de los barceloneses se convierte, por (mala) arte del virus, en un artefacto cargado de nostalgia y sentimentalismo. Porque todo aquello a lo que cantan, que vivimos con ellos, se ha esfumado. Queremos creer que no para siempre, que volverá. Pero vivimos inmersos en un impasse de duración incierta. Y ‘Arruinaos’ es una estupenda manera de recordar los no viejos tiempos que ahora parecen tan lejanos.
Calificación: 7,3/10 Lo mejor: ‘Lo que siento por ti’, ‘Piensa por ti mismo’, ‘Viva la resolución’, ‘Gabriel y Vencerás’, ‘Cerveza Beer’ Te gustará si: no sólo echas de menos el Hi Jauh Usb?, sino que echas de menos todos esos conciertos en salas pequeñas de grupos de tu ciudad a los que has visto cien veces y matarías por volver a ver cien veces más. Youtube:el disco entero
The Avalanches han publicado un disco tan bueno que cuatro de sus pistas han pasado por nuestra sección «Canción Del Día» y ahora se suma a ella una quinta. ‘The Divine Chord’ se ha posicionado enseguida en el número 1 de canciones más escuchadas de The Avalanches en Spotify y no solo porque reúna en una misma producción a dos artistas tan queridos por el público como MGMT y Johnny Marr, conocido por ser el guitarrista de los Smiths.
‘The Divine Chord’ era el gran single de ‘We Will Always Love You‘ que The Avalanches se reservaban para el lanzamiento del álbum. Como ‘Music Makes Me High‘ es una producción de disco cósmico y psicodélico que nos lleva a las pistas de baile de los años 70, pero ahora para exudar un espíritu más inocente y celestial, tan religioso como puede indicar ese título que alude a un «acorde divino». La canción se basa en un sample de ‘It’s Love that Really Counts’, una canción de pop de 1962 grabada por las Shirelles y compuesta por Burt Bacharach y Hal David, y su maravilloso estribillo se basa en el de unos coros infantiles que han sido grabados para la ocasión. Pertenecen a The Yarra Voices, un coro infantil de Melbourne que, ya a finales del año pasado, declaraba encontrarse «grabando samples» para el nuevo álbum de la banda australiana.
También suena inocente la voz de Andrew VanWyngarden, y ‘The Divine Chord’ se queda a poquito de parecer una canción que podría haber aparecido en el álbum debut de MGMT, dada la presencia de sonidos lisérgicos en su producción. De hecho, es Andrew quien lleva esta producción a otro lugar gracias a su registro inconfundible, el cual también emite cierto aire de inocencia. Es imposible no creérselo cuando aborda esta letra en la que reconoce haber decepcionado a la persona amada hasta el punto de llegar a una ruptura. «Aún me acuerdo de ti, del modo en que soñaba contigo» canta antes de agarrarse a la esperanza: «puede que me convierta en la persona que creías que era, antes de conocerme». Es sublime cuando el estribillo apunta a unas «estrellas que se están reorganizando», como si el dolor de Andrew afectara al mismísimo cosmos.
Ryan Murphy está liadísimo. Crear tres series -‘Hollywood’, ‘Ratched’, la segunda temporada de ‘The Politician’- y dos películas -‘Los chicos de la banda’, ‘The Prom’- en solo un año no lo aguanta ni Jess Franco en sus mejores tiempos. Los 300 millones que le dio Netflix para-lo-que-te-de-la-gana se han traducido en un puñado de obras menores que parecen salidas de una cinta transportadora de una fábrica californiana. Productos bien confeccionados y envasados, pero convencionales, repetitivos y desechables. Murphy convertido en marca comercial.
Estética (neo)camp, discurso LGTB+, manierismo metanarrativo, reivindicación de las actrices mayores… Todos estos elementos que hicieron de Murphy un creador a contracorriente en la ficción televisiva del siglo XXI, en el director que logró introducir con éxito un poco de colorida pluma en un universo audiovisual bastante grisáceo y recio, se ha transformado en una simple fórmula en 2020. ‘Hollywood’, ‘Ratched’ o ‘Los chicos de la banda’ tenían un pase (sobre todo la primera, que con sus fallos, me pareció muy disfrutable), pero ‘The Prom’ es pura decadencia.
Y eso que no empieza mal. La premisa argumental, adaptada del musical homónimo de 2016, tiene bastante gracia y resulta muy prometedora como sátira: cuatro actrices y actores de Broadway, en pleno declive profesional, deciden dar un impulso a sus carreras a través del activismo social. Para ello eligen apoyar el caso de una adolescente lesbiana de un “trumpista” pueblo de Indiana (el estado natal de Murphy), a la que han prohibido ir al baile de graduación acompañada de su novia.
Meryl Streep, sin duda lo mejor del filme, se hace enseguida con las riendas de la película y la sostiene ella solita durante la primera media hora. Los mejores números musicales y diálogos -sobre el fracaso, la hipocresía, el narcisismo de las celebrities- son suyos. Sin embargo, cuando se echa a un lado y emerge el protagonismo de una sosa Nicole Kidman (qué manera de fastidiar el número homenaje a Bob Fosse, también por culpa de una fallida puesta en escena llena de innecesarios cortes), una esforzada Jo Ellen Pellman (pero tan ñoña como abrazar un árbol) y un insufrible James Corden (su interpretación parece un cruce paródico-mariquita entre el televisivo Ross Mathews y el Eric Stonestreet de ‘Modern Family’), la película se viene abajo como un bizcocho sin levadura.
La dirección de Murphy tampoco ayuda. ‘The Prom’ parece rodada con prisas y siguiendo un rígido manual de instrucciones: números musicales colocados estratégicamente para el lucimiento de cada estrella, la mayoría bastante pobres, rodados sin imaginación y sin demasiado peso en la narración; interludios dramáticos con discurso inclusivo tan bienintencionado como poco sutil y elaborado (la excepción sería el número protagonizado por Andrew Rannells en el centro comercial); movimientos de cámara constantes y porque sí, con una lógica narrativa que recuerda al dinamismo postizo y atolondrado de ‘El Hormiguero’; y una duración, más de dos horas, que juega en su contra.
‘The Prom’ no es el peor musical de los últimos años. Ese “honor” sigue siendo para ‘Cats’. Pero sí el más anticuado, desganado y autocomplaciente. Más cerca de la fallida ‘Hairspray’ (2007) que de la estupenda ‘Glee’ (2009), del propio Murray. 4.