‘Rainbow‘ fue el álbum en el que Kesha alzó la voz y dio un paso al frente como autora, tras su denuncia a Dr Luke por abusos. ‘Praying’, a la postre interpretada en los Grammy junto a Cyndi Lauper, Julia Michaels, Bebe Rexha, Camila Cabello y Andra Day, es uno de los mayores himnos del #MeToo. ‘High Road’ va a tener difícil quitarse el sambenito de ser simplemente el disco que ha llegado después de ‘Rainbow’, reuniendo a la vieja y la nueva Kesha. Cuenta la propia artista que hay una parte de sí misma que quiso dejar fuera de su disco anterior, la más hedonista, pero que ahora ha querido recuperarla en agradecimiento a sus seguidores, que siempre han estado ahí apoyándola.
Por eso el largo comienza con un tema que habla de pasar «la mejor noche de nuestras vidas» al margen de novios y distracciones. Ese «me siento bien / no he visto a mi novio desde hace días / pero no me importa una mierda porque estoy colocada» recupera ciertamente el espíritu de ‘Tik Tok’; y el álbum se presentaba con un corte de temática similar, el estrafalario ‘Raising Hell’ que ha perpetrado junto a Big Freedia. Eso sí, que baile no quiere decir que deje de lado la reivindicación y el feminismo está muy presente en ‘My Own Dance’, en la que dice eso, que bailará, pero a su manera.
En esta pista encontramos un par de frases que resumen perfectamente ‘High Road’: en una se muestra «agradecida por los que la aman e incluso por los que la odian», y en otra reivindica poder ser a la vez una «party girl» y «la tragedia». Y eso es lo que encontramos en un álbum que va combinando de manera constante la fiesta con canciones más sentidas. En el primer grupo podríamos situar ‘Kinky’, que con elementos de pop ochentero habla sobre el poliamor; o la divertidilla ‘Birthday Suit’, con elementos de rap y sonido de videojuegos. En el segundo, el baladón con Autotune ‘Father Daughter Dance’, sobre la congoja que le produce haberse criado sin padre; o ‘Cowboy Blues’, una canción de amor con ukelele.
Ambas Keshas son perfectamente compatibles y dejan sus puntos reivindicables. El corte titular va por el «buen camino» en su mezcla de pop a lo Klaxons y «big beat» a lo ‘Let Forever Be’, con una letra que habla sobre la cultura de la cancelación. Y como es de esperar, la cantante es capaz de hacer baladas muy bonitas, no especialmente edulcoradas. ‘Resentment’ con Sturgill Simpson y coros de Brian Wilson es una doliente balada sobre una dependencia tóxica («no te odio, es peor que eso / porque me haces daño y no soy capaz de reaccionar») y ‘BFF’ es un medio tiempo absolutamente cuco junto a Wrabel en el que se dedica a exaltar la amistad. Ella está histérica porque tiene que actuar en los Grammy; él le hace llegar unos caramelos con forma de polla para que se anime.
¿Qué falla por tanto en el cuarto disco de Kesha? La ausencia de un tema con la pegada de ‘Die Young’ es muy evidente en un álbum que ha optado por incluir hasta 15 pistas, muchas de las cuales empiezan a sonar demasiado a «bonus tracks» sobre todo hacia el final. ‘The Potato Song’, sobre literalmente plantar patatas si te da la gana, tiene cierta gracia en su homenaje a los Beatles o a Fools Garden, pero tiene cierto aura de «canción solo apta para fans», sobre todo después de toda una retahíla de canciones sobre «haters» y autoestima como ‘Shadow’ («If you don’t like me you can suck my ****») y ‘Honey’. En esta habla de su estatus de «leyenda cuando la buscas en Google», pero para serlo hay que ponerse siempre por debajo de la canción, y cuidar un poco más la universalidad de tu mensaje.
Clasificación: 6,3/10 Lo mejor: ‘Resentment’, ‘BFF’, ‘Cowboy Blues’, ‘Kinky’, ‘High Road’ Te gustará si te gustan: lo mismo Taylor Swift, Lady Gaga y Katy Perry Escúchalo: ‘Resentment’ en Youtube
Si no os suena el nombre de Meg Myers no será porque no hayamos insistido por aquí desde que hace unos 6 años apostáramos por ella como una artista de futuro. Por entonces se disponía a publicar ‘Make A Shadow’, su segundo EP en Atlantic Recordings (subsidiaria de Warner), con temas de un personal rock a medio camino de Tori Amos y Garbage. Poco después la misma multinacional lanzaría ‘Sorry‘, su álbum debut, en el que brillaban también singles como ‘Desire’, ‘Lemon Eyes’ o el corte titular. Sin embargo, la compañía perdió la confianza en ella, rompiendo su contrato y abocándola al mundillo independiente, en el sello 300 Entertainment, especializado en nuevo rap, principalmente. Tres años después publicaba en este ‘Take Me to the Disco‘, un trabajo notable con ecos de Smashing Pumpkins, Depeche Mode o Florence + The Machine presidido por la gran ‘Numb‘.
No tuvo, en todo caso, demasiada repercusión en medios especializados. Desde entonces, Myers venía haciendo incansable giras autogestionadas por pequeños clubs de EEUU, manteniendo un perfil más bien bajo y dejando serias dudas de que pudiera remontar. Hasta que en marzo del año pasado tomó una decisión que ha cambiado su suerte. Reticente desde siempre a grabar versiones –»Siempre quise escribir mis propias canciones porque sabía que sólo podía interpretar música y letras que fueran verdaderamente auténticas, desde mi corazón (y que cobraran sentido con mi voz profunda)», decía en un post de su web–, decidió publicar una versión de ‘Running Up That Hill (Deal with God)‘, el mítico tema que Kate Bush publicó en 1985, con nuevos arreglos de sintetizadores creados junto a su productor de confianza, Chris «Leggy» Langdon. Pero, ¿por qué lo hizo en este caso? «Durante años esta canción resonaba en mí como nada lo había hecho antes», explicaba. «¿Y si pudiéramos experimentar una inversión de roles? ¿Cómo sería vivir en los apatos del otro? (…) Esta canción representa para mí abrir nuestros corazones y una posibilidad de aceptación para todos. Para mí, este es un importante mensaje para el mundo en el que vivimos ahora», concluía.
Y lo cierto es que, muy poco a poco, el mensaje ha calado. Su versión –para la que se lanzó un vídeo oficial de animación coloreado por, literalmente, miles de niños– ha ido ganando aceptación paulatinamente gracias al boca-oreja, y no precisamente gracias a las playlists de Spotify, puesto que la canción no ha entrado en las más importantes. De hecho, si miramos su perfil, ‘Running Up That Hill’ dista muchísimo de los 18 y 16 millones de reproducciones de ‘Desire’ y ‘Lemon Eyes’, y sigue por debajo de ‘Numb’ o ‘Sorry’. Pero, por segunda semana consecutiva, la canción está en el número 1 de la lista de Billboard de canciones alternativas. Un auténtico triunfo para una artista autogestionada y que ha tenido su mejor aliado en las emisoras de radio independientes. El espaldarazo definitivo fue su aparición en televisión hace un par de semanas, en el programa de Jimmy Kimmel.
Dua Lipa continúa siendo lo más votado de JENESAISPOP con ‘Don’t Start Now’ mientras además ahora es candidata con su nuevo sencillo ‘Physical’. No hay entradas en el top 20, pero sí en la mitad baja da la tabla, donde encontramos a PUTOCHINOMARICÓN tras su paso por la tele con ‘Ojalá te murieras’, Vicente Navarro, el dúo de Tangana con Nattasha y Mucho. Toca despedirse de ‘Die a Little Bit’ y ‘Champion of the World’, ambas con 10 semanas y en esa mitad baja. Podéis escuchar nuestra última lista de novedades y votar por vuestras canciones favoritas, aquí.
Rosalía ha sido en las últimas horas protagonista (colateral) de una pequeña polémica que ha tenido lugar tras la celebración de los premios Grammy. El origen de la polémica es un breve vídeo en que Dua Lipa y la autora de ‘Juro que‘ aparecen, junto a otras personas, en un club de striptease de Los Ángeles festejando frente a un grupo de bailarinas que hacen twerking. En el vídeo, Dua Lipa es vista tirando billetes sobre las espaldas de las bailarinas, gesto que ha sido criticado en las redes sociales por supuestamente ir en contra de los ideales feministas que Dua proclama. Por contra, numerosos fans de la británica se han volcado con ella para argumentar que el feminismo no prohíbe necesariamente a las mujeres explotar su propio cuerpo por decisión propia.
La controversia es hoy motivo de un artículo de El Español centrado en las connotaciones clasistas del vídeo en cuestión, que ha sido apoyado por artistas como Guille Galván de Vetusta Morla o NEGA de Los Chikos del Maíz. El artículo de Lorena G. Maldonado compara a Rosalía con Jesús Gil y examina el «garrulismo (y machismo) de los fiestones con strippers» aunque sin mencionar que la fiesta había sido organizada por Lizzo (icono del movimiento body positive) o que Rosalía, al contrario que Dua Lipa, ni siquiera es vista en el vídeo lanzando billetes, pues en él se limita a bailar con el móvil en la mano. En cualquier caso, el mensaje último que parece expresar el artículo de El Español es que la misma presencia de Rosalía en la fiesta es suficiente motivo para poner en duda el feminismo de ‘El mal querer‘ (algo que el mencionado medio ya ha hecho en otro texto) al entenderse que con ella está participando en y apoyando la cosificación de la mujer, en lugar de la emancipación de la opresión machista que defiende su segundo disco ganador de un gramófono.
En Twitter, Galván ha defendido el artículo de El Español y ha subrayado que sus valores éticos siempre estarán por encima de cualquier manifestación estética de la riqueza que pueda darse en el pop: «Hacer ostentación permanente de pasta, éxito, joyas y strippers siempre ha sido una paletada, venga de la cuenta de IG que venga. Lo haga Rosalía o Don Johnson». Y ha añadido: «Más allá de Rosalia, quizás tengamos que preguntarnos por qué lo “urban” entendido en un sentido amplio está más cerca de Gucci y sus ostentaciones que de ninguno de los barrios trabajadores que salen en sus vídeos». Por su parte, NEGA ha celebrado el texto de El Español escribiendo que «por fin el periodismo cultural se atreve a decir que tirar billetes, derramar champán y las limusinas extravagantes es una paletada propia de Jesús Gil y no algo moderno. Que tomen nota en Vice». Entre las respuestas al hilo de Twitter en cuestión, una usuaria indica que los billetes «eran falsos» y llevaban «la cara de Lizzo» impresa y que las bailarinas eran de hecho amigas de la autora de ‘Cuz I Love You‘.
El debate despertado por el vídeo ha puesto sobre la mesa también cuestiones de «postureo». Por ejemplo, Pepo Márquez no ha dejado de recordar amablemente a Galván que «la pose y la ostentación forman parte de la cultura hip hop (cultura urbana, para otros) desde su génesis», a lo que Galván ha respondido «que a veces da la sensación de que es más fácil quedarse con el envoltorio que con el contenido». De esta idea de la pose nos hablaba recientemente Pablo und Destruktion en su análisis sobre el trap: “El trap es interesante porque juega mucho con la mentira, el “fake it until you make it”, por eso representa tanto el momento presente, de apariencias, de mentiras y de ficciones». Realidad o ficción, el vídeo muestra a dos jóvenes estrellas del pop participando en un «juego» de clases -o más bien de roles- en el «place to be» tras los Grammys… ¿da el vídeo para semejante drama o estamos volviendo a atizar demasiado fuerte el martillo de la cancelación?
i just woke up to #dualipaisoverparty and im laughing y’all are really some dumb hypocritical shits. since when are women not allowed to go to strip clubs? women supporting women is all i see here. pic.twitter.com/vZE4tpXBeS
Operación Triunfo no está registrando su mejor momento en audiencia y anoche bajaba a un 12,3% de share. No es la edición que más está enganchando pero al menos hay que elogiar la variedad en el repertorio del programa. Si en su edición exitosa de 2017-2018 y con Guille Milkyway como profesor, ‘La revolución sexual’ fue una de las canciones corales y a la postre de las más importantes del repertorio en directo de la gira de aquel año, ahora otro tema de La Casa Azul ha vuelto a ser interpretado en el programa.
Se trata de ‘Podría ser peor’, uno de los singles de ‘La gran esfera’. A la espera de si da una nueva vida a la canción, como sucedía con ‘La revolución sexual’, que ya suma 23 millones de streamings en Spotify (!!); fueron los concursantes Anne y Bruno quienes la defendieron en vivo. Él realizaba una interpretación correcta, quizá demasiado achispada para una canción que habla sobre el fin del amor, pero ella pinchaba en su actuación, con menos gas que una cerveza abierta hace una semana. Fue nominada, aunque la salvaron los compañeros.
A destacar, eso sí, la simpática coreografía y sobre todo la puesta en escena, entre el chillwave, ‘La polinesia meridional’ y las formas geométricas vistas en el diseño de ‘La revolución sexual’ (el disco). Los detalles consiguieron que la presentación fuera mucho menos hortera que la de ‘La revolución sexual’ (la canción) en su momento.
Por otro lado, no será de manera totalmente improbable la única canción del sello Elefant que veremos esta edición, pues ‘Dinamita’ está en el listado de la gala de la semana que viene, como ha filtrado su misma autora, La Bien Querida, a través de Instagram. La interpretará Maialen y seguro que es el espaldarazo definitivo para que haya «sorpasso» respecto a ‘7 días juntos’, el que fue el single principal del disco que lo contenía, ‘Fuego‘.
Hoy Promusicae publica al fin la lista anual de lo más vendido y escuchado en España, semanas después de que hayamos conocido las tablas similares de otros países. En cualquier caso la lista viene acompañada de buenas noticias, pues aunque habrá informe aparte y más completo, se avanza que la industria musical española ha crecido un 20% durante 2019 gracias al auge del streaming sobre todo, pero también gracias a un leve repunte del soporte físico (!).
Efectivamente, por primera vez en 5 años, el mercado físico sube, si bien lo más significativo en cuanto a números es que cada vez más gente se ha suscrito a Amazon Music, Apple Music, Deezer, Google Play, Napster, Spotify, Tidal o YouTube Music. De los 10 millones de españoles que los utilizan, 3 millones de usuarios son Premium, un 30% más que en 2018, lo cual sirve para sanear un poco los números de nuestra tristona industria. En cuanto a los 100 discos más vendidos y los 100 más escuchados, las listas nos dejan estas noticias:
Alejandro Sanz sigue siendo el más vendedor
Como si siguiéramos en 1998, Alejandro Sanz fue el artista que más discos vendió en España en 2019, gracias a la buena acogida de ‘#ElDisco‘. El álbum está certificado como doble platino por la distribución de más de 80.000 unidades, pero es que además el largo logra ascender hasta el puesto 33 en el anual de «streaming álbumes». No es el artista que mejor aúna ventas y streaming, pero se queda cerca, especialmente gracias a su dúo con Camila Cabello, que aparece en el número 91 del anual de singles. Así ha quedado el top 10 de ventas del año pasado en nuestro país:
1.-Alejandro Sanz / #ElDisco
2.-Manuel Carrasco / La Cruz del Mapa
3.-El Barrio / El Danzar de las Mariposas
4.-Rosalía / El mal querer
5.-Aitana / Spoiler
6.-BSO Bohemian Rhapsody
7.-Vanesa Martín / Todas las mujeres que habitan en mí
8.-Leiva / Nuclear
9.-Marea / El azogue
10.-Pablo Alborán / Prometo
‘X 100 pre fue el disco más escuchado
‘X 100pre‘, el disco que salía en la Nochebuena de 2018, ha terminado siendo el disco más oído de 2019 beneficiándose de que estuvo durante todo el año disponible, pero también de su solidez, por supuesto. Además, hasta 6 canciones de Bad Bunny aparecen entre las 100 más exitosas del año en España, encabezadas por ‘Callaíta’, que no está en este disco. Así ha quedado el top 10 de discos más escuchados en nuestro país en 2019:
1.-Bad Bunny / X 100pre
2.-Leiva / Nuclear
3.-Billie Eilish / When We All Fall Asleep, Where Do We Go?
4.-Rosalía / El mal querer
5.-J Balvin, Bad Bunny / Oasis
6.-Ozuna / Aura
7.-Morat / Balas perdidas
8.-Manuel Carrasco / La cruz del mapa
9.-Anuel AA / Real hasta la muerte
10.-Aitana / Spoiler
Rosalía, Leiva, Carrasco y Aitana venden y son oídos
Hay un tipo de artista que vende y además es escuchado al mismo tiempo. Pese a su edición en 2018, han continuado vendiendo cantidades ingentes de copias ‘El mal querer’ de Rosalía y ‘La cruz del mapa’ de Manuel Carrasco, si bien es cierto que este ha recurrido a una reedición. Más curioso es el caso de Aitana: la joven cantante que no ganó OT es por supuesto una máquina de generar streamings, pero en ventas incluso aparece más alto. Leiva también tiene un público variado y de diversas generaciones que lo mismo compra ‘Nuclear’ que escucha su música.
El público español no compra discos internacionales
Es la misma Promusicae quien habla del «escaso margen para la música internacional» que deja el éxito de los artistas nacionales en cuanto a ventas. En el top 10 de 2019 aparece la banda sonora de ‘Bohemian Rhapsody’ pero hay que irse hasta el puesto 19 para encontrar en el anual un disco de estudio de un artista internacional. Se trata de ‘Western Stars’ de Bruce Springsteen. Más abajo encontramos a Billie Eilish, en el 23 de ventas pero ojo en el puesto 3 de streaming; BTS (24 en ventas), Coldplay (37), Ariana Grande (44), Taylor Swift (50), Madonna en uno de sus mejores datos internacionales (54) o Rammstein (63). Ariana Grande brilla en “streaming albumes” (14) más que Taylor Swift (57), mientras el resto de artistas mencionados en este punto no aparece entre lo más oído, ni siquiera los jóvenes BTS.
El éxito en ventas de Amaral, Fangoria y Manel
¿No hay grupos españoles que vendan discos? Sí, algunos. Estopa aparecen un poco mejor situados de lo que esperábamos al llegar al puesto 11 anual con ‘Fuego’, Camela son top 13 con ‘Rebobinando’ y Amaral top 17 con ‘Salto al color’. Parecen más que nada la excepción que confirma la regla, si bien también hay que destacar la resistencia de Fangoria (puestos 31 y 75 con las dos partes de su recopilatorio de versiones), Manel (top 76 con el complicadete ‘Per la bona gent’) y muy especialmente Izal y Vetusta Morla. Pese a que no han sacado disco en 2019, ambas bandas siguen entre lo más vendido y además entre lo más escuchado con ‘Mismo sitio, distinto lugar’ y ‘Autoterapia’.
El éxito en streaming de Cupido, Miss Caffeina, Sadness
En general, y como era de esperar después de nuestro repaso semanal a listas de discos y streaming, los discos más escuchados no se suelen corresponder exactamente con lo más vendido. En la lista de discos más oídos sí encontramos a Cupido (59), Carlos Sadness (68), XXXTentacion (66), Miss Caffeina (83) o Avicii (98), además de a varios artistas de reggaetón y urban como Maluma, que aparece en los puestos 18 y 62 con sus dos últimos álbumes.
Amaia y Lola Indigo no son lo más querido de OT
Hemos visto a Aitana a la cabeza de ventas y streaming, ¿pero qué más artistas de Operación Triunfo han convencido al público? Natalia Lacunza aparece en el puesto 25 de ventas y en el 54 de streaming con ‘Otras alas’, Cepeda en el 26 de ventas y en el 52 de streaming con ‘Principios’ pese a datar de 2018, Alfred García en el 29 de ventas y en el 45 de streaming pese a que ’1016’ salió también en 2018, Alba Reche llega al puesto 32 con ‘Sus canciones’ y al 47 con ‘Quimera’, Lola Indigo al puesto 33 y al 46 de streaming con ‘Akelarre’, Ana Guerra al 35 con ‘Reflexión’ y Amaia está en el 42 de ventas y en el 95 de streaming con ‘Pero no pasa nada’, entre otros. ‘Amuza’ de Miki Núñez aparece entre lo más oído pero no entre lo más vendido.
‘Contando lunares’, canción más exitosa de 2019
Si lo raro es ver un artista internacional en la lista de los discos más vendidos del año, lo raro es ver un artista español en la lista de las canciones más exitosas del año. Don Patricio sí está en la canción más exitosa del año, que es ‘Contando lunares’, pero la mayoría de los artistas en el top 10 son hombres latinoamericanos. Don Patricio no es ningún “one hit wonder” porque está en el puesto 15 anual con ‘Enchochado de ti’ y también aparece en la parte baja de la tabla con ‘Lola Bunny’. Así queda el top 10 de canciones más exitosas del año.
1.-Don Patricio, Cruz Cafuné / Contando lunares
2.-Daddy Yankee, Snow / Con calma
3.-Pedro Capó, Farruko / Calma (remix)
4.-Anuel AA, Daddy Yankee, Karol G, J Balvin, Ozuna / China
5.-Ozuna / Baila baila baila
6.-Rosalía, J Balvin, El Guincho / Con altura
7.-Bad Bunny, Tainy / Callaíta
8.-Lunay, Daddy Yankee, Bad Bunny / Soltera (remix)
9.-Jhay Cortez / No me conoce
10.-Anuel AA, Karol G / Secreto
Rosalía, única española en el top 10 de canciones
Solo 2 mujeres aparecen en el top 10 de canciones más exitosas de 2019. Karol G aparece en ‘China’ pero es tan solo 1 de sus 5 artistas principales. Rosalía llega al puesto 6 pero en este caso asistida por J Balvin en ‘Con altura’. Rosalía también es número 12 de la lista anual con ‘Yo x ti, tú x mí’, número 50 con ‘Malamente’ (2018), número 54 con Milionària’, número 90 con ‘Antes de morirme’ junto a C. Tangana (2016) y tan sólo número 94 con ‘Aute cuture’. En cuanto a Puchito, su mayor éxito este año ha sido ‘Pa’llamar tu atención (55), quedando en el 58 con ‘Booty’ (2018).
‘Señorita’, Sheeran y Eilish, entre los éxitos anglosajones
La canción en la que el idioma principal es el inglés más exitosa del año es ‘Señorita’ de Shawn Mendes y Camila Cabello, puesto 16, y quizá gracias a su corte latino. Hay que ir más allá del top 20 para encontrar ‘I Don’t Care’ de Ed Sheeran y Justin Bieber (22) y ’bad guy’ de Billie Eilish (23). Mención especial merece la canción en italiano de Mahmood, ‘Soldi’, que pese a no haber ganado Eurovisión, llega al top 38 de la lista anual.
Este viernes se lanzaba oficialmente ‘Universo’ de Blas Cantó, la canción que representará a España en Eurovisión y además de su cuestionable calidad -ojo, hay quien la defiende– sus resultados comerciales están siendo más que modestos. Quizá en parte porque se estrenaba en la web de RTVE y en Youtube, Spotify España no la ha acogido en su playlist de novedades precisamente con los brazos abiertos, situándola en el lugar número 24 de 50. En consecuencia, ‘Universo’ entraba a un humillante puesto 189 en Spotify España el pasado viernes, desapareciendo del top 200 en las listas de sábado y domingo, pese a su buena acogida en Youtube, donde continúa «trending». Con estos números es imposible que llegue al top 100 oficial de Promusicae, donde no cuenta el visor de Google, al menos hasta que se produzca alguna promo televisiva o ya el festival en sí.
La canción ha sido acogida con tibieza en nuestro foro de Eurovisión, donde por ejemplo Anwi opinaba que «esta canción no tiene sentido fuera de Eurovisión (dentro tampoco aunque esta gente piense que sí). En ese sentido es muy ‘Amanecer’. Y en Eurovisión esas cosas tan forzadamente hechas para el festival como que se despeñan normalmente. Llevamos unos años que lo que triunfa en términos generales son canciones que se desempeñan muy bien en ese escenario pero que podrías oírla fuera de él». Más o menos el mismo «vibe» que ha dejado el tema en Wiwibloggs, algo así como la Biblia internacional de Eurovisión ahora mismo.
En esta web, la canción era presentada la pasada semana y los comentarios más populares son todos negativos. “De verdad me gusta, pero siento que el estribillo no es tan sólido como debería”, dice uno. “El principio me recuerda a ‘Perfect Life’, esto no va a ningún lugar cercano a la cima. ¿Dónde está el final épico del que habían hablado?”, dice otro. ”Todavía estoy esperando que España mande una canción de reggaetón. Supongo que lo harán cuando la tendencia del reggaetón ya esté muerta y enterrada”, indica una tercera persona. “Es simplemente tan… blanda. ¿Cómo puede ser que manden una canción perfecta a Eurovisión Junior, y esto sea una balada pop totalmente del montón? Tiene potencial en cuanto a puesta en escena pero creo que no llegarán al top 15. Qué decepción”. Aunque es pronto para valorarlo, porque la mayoría de países no ha revelado su canción representante, España está ahora mismo en el puesto 19 en las casas de apuestas.
Shakira y Jennifer Lopez han sido las encargadas esta noche de ofrecer el espectáculo musical televisado más visto de Estados Unidos, el que tiene lugar durante el intermedio de la Super Bowl. Y aunque ha tenido cosas mejorables (el playback de Shakira era demasiado obvio), sí puede contarse entre los mejores de la historia del evento.
Obviamente, la actuación -que ha tenido lugar en Miami, unas de las ciudades americanas con mayor población hispanohablante- ha sido una celebración a escala masiva, de hecho global, pues el intermedio es seguido en todo el mundo, de la cultura latina, y esta ha sido el eje central del show tanto en lo musical (el repertorio, las músicas utilizadas) como en lo simbólico (ciertas puestas en escena). A grandes rasgos, estas han sido las 5 claves en que Shakira y Jennifer Lopez han proclamado su orgullo latino en la Super Bowl:
El lengüetazo de Shakira
El rápido gesto de lengua de Shakira mirando intensamente a cámara se ha convertido en el meme oficial del intermedio. ¿Pero es solo un meme? ¿Era de hecho intencionado? Parece que no: se trata de un gesto típico de los carnavales de Barranquilla, la localidad colombiana de la que Shakira Isabel Mebarak Ripoll es oriunda. En concreto, es una referencia a La Danza Son de Negros, y Shakira la ha integrado lógicamente durante su interpretación de ‘Hips Don’t Lie’: sí, la canción del «mira, en Barranquilla se baila así». Por supuesto, internet ha hecho el resto.
Algunos no entendieron porque Shakira hizo gestos con su lengua. Les presento la Danza: Son de Negros. Vengan al carnaval de Barranquilla y aprendan algo de nuestra danzas. pic.twitter.com/thIgzBLPlP
La lengua española no ha tenido demasiada cabida nunca en la Super Bowl. En 1992, Gloria Estefan se convirtió en la primera artista latina (ella es cubana) en actuar en el intermedio, pero cantó dos canciones en inglés, ‘Get on Your Feet’ y ‘Live for Loving You’. Volvió en 1999 para actuar junto a Stevie Wonder, pero la única frase en español que salió de su boca fue la del estribillo de ‘Oye’, de estrofas también en inglés. Y en 2000, la Super Bowl invitó a Christina Aguilera (que es de origen ecuatoriano) y a Enrique Iglesias a cantar una canción precisamente en este idioma, ‘Celebrate the Future Hand in Hand’. Ha tenido que llegar 2020 para que el español tenga un poco más de protagonismo en el «halftime show» gracias al mash-up en clave de salsa de ‘Chantaje’ y ‘Callaíta’ o a la presencia de temas como ‘Rabiosa’ o ‘Mi gente’.
La bandera de Puerto Rico
También ha habido lugar en el intermedio de Shakira y Jennifer Lopez para la política. Jennifer, que se crió en el Bronx pero es de descendencia portorriqueña, durante su actuación ha llevado sobre la espalda una enorme capa/bandera de Puerto Rico que en su dorso lucía la bandera americana. Esto mientras su hija de 11 años Emma cantaba ‘Born in the USA’ de Bruce Springsteen alto y claro seguramente para que Donald Trump la escuchara. Además, el gesto es de apoyo máximo a este país después de los terribles huracanes que lo han sacudido en los últimos años y también a la controvertida dimisión de su anterior presidente, Ricardo Rosselló, acusado de corrupción. Dimisión que era muy celebrada precisamente por el también portorriqueño Bad Bunny, entre otros.
Mientras el homenaje del intermedio a Kobe Bryant ha pasado más desapercibido, el coro de niños encerrados en jaulas cantando durante la actuación de Jennifer Lopez ha sido muy importante y no ha podido estar más cargado de simbolismo. La política migratoria de Trump, que ha llevado a miles de niños inmigrantes procedentes de Centroamérica y de México a ser separados de sus familias y posteriormente encerrados en cubículos popularmente conocidos como «jaulas», por su uso último que es el de privar a estas personas de libertad; ha sido duramente criticada incluso por Naciones Unidas, que en 2018 advertía a Trump de la ilegalidad de esta práctica.
Shakira y Jennifer Lopez tienen suficiente recorrido y suficientes hits como para haber actuado solas en el intermedio como hizo Lady Gaga, pero en su celebración de la cultura latina no han dejado de invitar a los artistas latinoamericanos más populares del momento: J Balvin, que es colombiano como Shakira, y Bad Bunny, que es portorriqueño como J Lo. Y ninguno de ellos debería ser desconocido para Estados Unidos: tanto J Balvin como Bad Bunny han sido número 1 en el país gracias a ‘I Like It’ de Cardi B, y mientras ‘Mi gente’ alcanzaba el top 3 gracias a un remix con Beyoncé pero con el español como idioma principal, ‘MIA’ de Bad Bunny con Drake lograba el top 5.
A su pesar, María José Llergo tendrá que lidiar durante la promoción de su primer EP, casi inevitablemente, con las comparaciones con Rosalía como voz llamada a cambiar el patrón del flamenco tradicional y trasladarlo a un lenguaje contemporáneo. Pero hace tiempo que esa idea, tan abierta y ambigua, quedaba desterrada: el enfoque que la cordobesa ha ido mostrando en los distintos avances a este debut oficial es lo bastante distinto como para que no quepa duda. Llergo, si acaso, tendría más que ver con la renovación iconoclasta que, desde la jondura, hace Rocío Márquez. Incluso diría que, de algún modo, si hay una artista próxima a su sensibilidad esa sería Sílvia Pérez Cruz, aunque su mundo tenga más que ver con el folclore en general que con el flamenco en particular.
En todo caso, liberadas estas referencias que ayudan a enmarcar su arte, lo que la artista de Pozoblanco condensa en ‘Sanación’ es lo suficientemente personal como para eludir ya cualquier semejanza. Se trata de un disco que, pese a su considerable brevedad –7 cortes en unos 27 minutos de duración–, es enormemente denso en muchos aspectos. Lo es en lo simbólico de esa portada que presenta “un entorno natural encerrado en uno artificial, como se ha sentido ella a menudo en la ciudad, y un código de barras, símbolo reapropiado del capitalismo. Como también le decía su abuelo: “Canta, cobra, pero no te vendas””. Y el disco comienza con un diálogo precisamente con ese hombre que la ilustró en los cantes antiguos, dándole la bienvenida a su casa. Así arranca una ‘¿De qué me sirve llorar?’ en la que el sonido de la azada y la tierra removiéndose marcan el compás. Pese a su juventud y su apertura, Llergo ama su origen rural y respeta profundamente su tradición cultural.
De manera análoga, ’Sanación’ es un título que marca el carácter auto-terapéutico de este trabajo para María José: “Es un álbum conceptual: tema por tema voy abordando cuestiones que me preocupan o que me han hecho daño, intentando canalizarlas en forma de belleza, para que el dolor no me destruya ni me haga peor persona. (…) necesitaba sanarme antes de entregarme”, dice en voz propia en su nota de prensa. Esto se traslada a una cuidada poesía de ecos populares, de inspiración lorquiana (aunque ella es letrista de cada tema, con excepción de las tonás adaptadas en ‘Soy como el oro’). Así, acomete con gran lirismo la autoestima, la soledad de estar alejada de los suyos, el abandono traumático de la niñez y la empatía con el sufrimiento ajeno.
Esa transición personal se plasma también como un viaje en el aspecto musical. Una travesía que se divide en dos partes: una primera más espiritual, etérea y densa, protagonizada por ambientes de sintetizadores y ayeos, con la archiconocida ‘Niña de las dunas’ como pináculo y acertado contrapunto de sencillez; y una segunda en la que la producción de Lost Twin –el trabajo de Carlos Rivera Pinto es tan crucial como la orgánica guitarra flamenca de Marc López– va virando hacia espacios más modernos en lo estético, con sintes y cajas de ritmo vistiendo los compases 3/4. Y así, tras la sobrecogedora ‘Nana del Mediterráneo’, la sobresaliente ‘El péndulo’ y ‘Me miras pero no me ves’ nos llevan a un espacio único en el que FKA twigs y Arca pueden convivir con Lole y Manuel o La Paquera de Jerez con todo el sentido.
Esa veta hallada por Llergo es, quizá, el punto de partida de una carrera que se promete larga y aventurada, en la que este ‘Sanación’ ejerce de paso iniciático. Quizá es demasiado hermético –la ejecución es perfecta, pero quizá no transmite tanta emoción como cabría desear–, y cierto es que se habría agradecido algo más novedad contrapuesta a temas que tenemos ya tan interiorizados como ‘Niña de las dunas’ –se lanzó a finales del verano de 2017– y ‘Nana del Mediterráneo’. Pero no cabe duda de que ‘Sanación’ es sobre todo una base firme, asentada y prometedora, en la que el arte está por encima de lo comercial. Su abuelo puede estar tranquilo: la Llergo no se ha vendido a nada ni nadie. Antes de presentarse en festivales como Vida Festival o Bilbao BBK Live, María José Llergo presentará ‘Sanación’ en una gira que comienza el próximo 14 de febrero en L’Auditori de Barcelona.
Clasificación: 7,7/10 Lo mejor: ‘Niña de las dunas’, ‘Nana del Mediterráneo’, ‘El péndulo’, ‘Me miras pero no me ves’ Te gustará si: en tu discografía conviven Rocío Márquez y FKA twigs. Escúchalo:Spotify
El cartel de Sound Isidro va tomando forma y, después de confirmarse en él la presencia de artistas internacionales como Mulatu Astatke, Omar Souleyman o Holy Fuck y de otros nacionales como la revelación Califato 3/4 o Fasenuova, el festival anuncia hoy una gran tanda de 18 nombres entre los que destaca Bill Callahan, uno de los compositores de folk americano más queridos de las últimas décadas, y que en 2019 entregara el Disco Recomendado ‘Shepherd in a Sheepskin Vest‘.
Entre los confirmados se encuentra también la orquesta multicultural neoyorquino Antibalas, la cubana-española Luna Ki, que actuará junto a Samantha Hudson; la mexicana-salvadoreña establecida en Los Ángeles Angélica García, el taiwanés Alex Zhang Hungtai (antes conocido como Dirty Beaches), los brasileños Boogarins, que estarán acompañados por los gallegos Moura; o los madrileños Rata Negra, que compartirán escenario con Lisasinson, el nuevo fenómeno punk-pop estatal.
Además, Sound Isidro contará con los regresos de los andaluces Trepàt y el de los madrileños Sou Edipo, pero también con despedidas como las de los cántabros Templeton. Además, Pablo Und Destruktion, que recientemente nos concedía una interesantísima entrevista, presentará su nuevo trabajo; y actuarán juntos por un lado El Petit de Cal Eril y Ferran Palau; y por el otro Futuro Terror y Wild Animals. Las entradas están a la venta en WeGow.
La semana pasada Demi Lovato volvía a la actualidad tras estar a punto de morir a consecuencia de una sobredosis, con una actuación en los Grammy en la que se derrumbaba, actuando con los ojos llenos de lágrimas y tras haber tenido que recomenzar la canción. No era para menos, pues la desgarrada balada que presentaba, co-escrita por la artista junto a otras 5 personas, hablaba de su adicción y de su propia composición. Comienza con Lovato tratando de «hablar con su piano» y «con su guitarra», dolida por «haber confiado en el alcohol», y contiene frases tan duras como «por qué coño estoy rezando», «me siento estúpida cantando, nadie escucha» o «me siento estúpida rezando / así que para qué rezo si nadie escucha». «Necesito a alguien, por favor envíame a alguien, Señor, ¿no hay nadie? Necesito a alguien» conforma el estribillo de esta canción de auxilio.
Pese a que el tema tuvo muy buena acogida en iTunes, siendo la canción más descargada el día después de los Grammys, la plataforma de Apple ya no es lo que era, y la canción no ha logrado conectar con el público generalista, al menos a nivel mundial. No ha logrado siquiera aparecer en el top 100 británico y se espera una tímida entrada en torno al puesto 55 en el Billboard Hot 100 que está a punto de salir. Quizá por evitar el sonido amable de otras baladas y ser tan dura y explícita; quizá por estar más en sintonía melódicamente con una balada que podrían haber firmado Linda Perry o Lady Gaga, cuyo sonido no es el más adecuado a los tiempos que vivimos; quizá porque toda balada necesita su tiempo para despegar… el «nadie escucha» de la letra de la canción ha parecido premonitorio.
Con todo, Demi Lovato ha podido desquitarse, encargándose de cantar el Himno Nacional americano en la Super Bowl de este domingo, obteniendo buenas críticas con su entregada actuación vocal, en la que la referencia a los «valientes» del final de ‘Star-Spangled Banner’ parece dedicada a sí misma.
Rakky Ripper llamó mi atención por primera vez en 2017 cuando vi el videoclip de ‘Chandaleo’: tenía que seguirle la pista sí o sí a alguien que había mezclado a Martirio y la Christina Aguilera de ‘Can’t Hold Us Down’ en un tema de reggaeton. De sacar canciones más cercanas al trap y al reggaeton como ‘Todos los cobardes’ o ‘Subida de tensión’, y alguna más melódica como ‘RIP Plantitas’, Rakky pasó a publicar algo tan distinto como ‘Glossy Club’, adelanto de un cambio radical en su sonido.
Se juntó con el productor Eurosanto y juntos parieron ‘Neptune Diamond’, un debut largo donde el hyperpop de PC Music y Charli XCX se encuentran con el pop dosmilero de Britney, Gaga o Kesha, a quien recuerda en sus fraseos. De todo esto encontramos guiños en las canciones: el mashup de 2010 en ‘Thai Food’, el estribillo de ‘If U Seek Amy’ en ‘Mírame Brillar’, el “está bien llorar, it’s okay to cry” (hola, SOPHIE) en la más personal ‘Bye’, etc.
Esta nueva era ha disparado la base de fans y las escuchas de Rakky: sin apenas promo y sin estar en ninguna playlist oficial de Spotify, los streamings son tremendos para un álbum publicado hace dos meses. En nuestra escena tenemos mil bandas que dicen estar influenciadas por Tame Impala, pero no tantos artistas que lo están por Charli, así que no es de extrañar que la inglesa subiese al escenario de su concierto en Madrid a Putochinomaricón y a Rakky, entre otros. Os dejamos con ‘Fresa, chocolate y crema’, que hoy seleccionamos como «Canción del Día».
Más o menos por sorpresa, Lil Wayne ha publicado un nuevo álbum llamado ‘Funeral’ que no pertenece a su serie ‘Tha Carter’. Son otras 24 canciones que suman más de 1 hora de música en la que caben decenas y decenas y decenas de co-autores, productores e invitados. Están por ahí Big Sean, Adam Levine, Jay Rock, el fallecido XXXTentacion y The-Dream, entre muchísimos otros.
Prácticamente la totalidad del álbum se ha colado en el top 200 de Spotify Estados Unidos, destacando el alcance de ‘I Do It’, que podéis escuchar en nuestra playlist de novedades «Ready for the Weekend». El disco se asegura así el número 1 en álbumes en este país, pues a pesar de que sus ventas son exiguas -serán unas 10.000 o 15.000 unidades a finales de semana-, se sumarán puntos de streamings hasta lo equivalente a 110.000 o 125.000 copias, como informa Hits Daily Double. Muy por detrás quedarán el rapero de Atlanta Russ y Kesha.
La gran curiosidad que deja todo esto es la aparición pública que ha escogido Lil Wayne en la semana de salida del que es su primer disco fuera de la serie ‘Tha Carter’ en cinco años. En la noche de la Super Bowl y una vez terminado el juego, ha decidido pasarse por el programa «The Masked Singer» disfrazado de robot. Allí ha hecho el canelo haciendo una interpretación de ‘Are You Gonna Go My Way’ de Lenny Kravitz, con los jueces del programa apostando a que quien estaba entonándola era Shaun White o Floyd Mayweather. Como informa Pitchfork, Lil Wayne ha dicho que esperaba que a sus hijos sí les gustara este “personaje”.
Ivan Král, conocido por haber sido miembro de Patti Smith Group, ha fallecido a los 71 años como consecuencia de un cáncer en su casa de Michigan, según informa su esposa. De origen checo, Ivan era conocido por haber tocado con Blondie a mediados de los 70 y después pasó a formar parte de la banda de Patti Smith como bajista y guitarrista.
Se encargó de ayudar en la composición, y en la producción, y fue co-autor de hecho de una de las canciones más icónicas de finales de los 70 de Patti Smith, la tantas veces versionada ‘Dancing Barefoot’ del disco ‘Wave’ (1979). U2, Pearl Jam, First Aid Kit y Simple Minds están entre los artistas que la incorporaron a su repertorio. Sin embargo, Král había estado presente ya en ‘Horses’ (1975) y en ‘Radio Ethiopia’ (1976). El siguiente disco de Patti Smith no saldría hasta 1988 y ya sería con su nombre en solitario.
Otros artistas con los que Ivan Král trabajó fueron Iggy Pop (en su disco ‘Soldier’ y en ‘Party’) o David Bowie, quien incorporaría a ‘Never Let Me Down’ (1987) el tema ‘Bang Bang’ de ‘Party’. También es conocido su documental ‘The Blank Generation’, que rodado en 1976 hablaba de la escena en Nueva York en aquellos años, filmando a Blondie, Talking Heads o los Ramones. El 28 de febrero se publicará, como estaba previsto, el último disco de Ivan, llamado ‘Smile’.
Esta noche se ha celebrado la Super Bowl con el clásico intermedio musical, este año a cargo de Shakira y Jennifer Lopez. Ambas han dividido sus 14 minutos totales de tiempo en 2 sets diferentes, culminando juntas en un popurrí entre ‘Let’s Get Loud’ y ‘Waka Waka’.
Popurrí es una buena palabra para definir lo que hemos visto en este tiempo, pues cada una de ellas ha referenciado más canciones de su repertorio que minutos tenían disponibles. Comenzaba Shakira con el movimiento de caderas de ‘She Wolf’ y una corte de bailarinas en un número muy Beyoncé. El cambio a la balada que se transforma en número de rock ‘Empire’ era demasiado brusco, incluyendo músicos de cuerda y una guitarra eléctrica. Pero aún quedaban guiños orientales, el tema en castellano ‘Ojos así’ de ‘Dónde están los ladrones’ (¡1998!), ‘I Like It’ con Bad Bunny entrando por sorpresa mientras Shakira permanecía tirada en el suelo, y trozos y más trozos de ‘Callaíta’ de él, o de ‘Chantaje’ de ella con bailarines-trompetistas, dejando ‘Hips Don’t Lie’ como el «highlight» de su parte, con Shakira tirándose al público.
Jennifer Lopez optaba a continuación por un entorno más urbano: su comienzo recordaba a Madonna en «Confessions» a la salida pero solo para transformarse en un videoclip de Janet Jackson después. ‘Jenny from the Block’, ‘Get Right’, ‘Love Don’t Cost a Thing’ fusionada con ‘Mi gente’ junto a J Balvin, ‘On the Floor’ y la mencionada ‘Let’s Get Loud’ se daban cita en una parte más espectacular con barras de “pole dance” y ese fondo de suelo con cascada, cabiendo hasta un guiño al ‘Born in the USA’ de Bruce Springsteen y a una bandera de Puerto Rico.
Un show entretenido pero que por su condición no genera muchas ganas de reencontrarte con ninguna canción en particular como sí sucedía en la Super Bowl de Lady Gaga, que convertía en hit ‘Million Reasons’. De momento, eso sí, ya encontramos un par de pistas de Shakira resurgiendo en el top 10 de iTunes USA: ‘Whenever Wherever’ y ‘Hips Don’t Lie’.
Este jueves 30 de enero se han cumplido 30 años desde que ‘Nothing Compares 2 U’ de Sinéad O’Connor alcanzara el número 1 en Reino Unido. La canción más emblemática de la carrera de Sinéad fue número 1 en otros 12 países, incluido Estados Unidos, y si no fue el mayor éxito de todo el año 1990 a nivel global, se quedó cerca. Como es sabido, era una canción compuesta por Prince, pero como el experto en Prince Michael Howe declaró en su momento: «ninguna canción compuesta por Prince ha alcanzado tanto éxito y ha tenido un impacto cultural tan grande como la grabación de 1990 de Sinead O’Connor».
Aunque pueden ponerse en duda las declaraciones de Howe pues ‘Purple Rain’ es una canción igual de famosa que ‘Nothing Compares 2 U’, la trascendencia de la segunda es innegable tres décadas después, cuando sus escuchas en las plataformas de streaming se cuentan por cientos de millones y cuando la canción sigue siendo radiada incansablemente y versionada por artistas de toda índole: Aretha Franklin cerró con una versión de ‘Nothing Compares 2 U’ su último trabajo de estudio publicado antes de morir, y también Stereophonics, Chris Cornell, Hot Chip o, más recientemente, Anna of the North la han adaptado a su repertorio.
La historia de ‘Nothing Compares 2 U’ es de sobra conocida: Prince la compuso para el debut de 1985 de The Family, una banda de funk creada por él mismo e integrada por St. Paul y Susannah Melvoin, entre otros, que no logró ninguna repercusión. La balada ocupó entonces una modesta pista 6 en aquel disco y fue ignorada por el mundo hasta que, cinco años después, llegó a manos de una joven cantante irlandesa con el pelo rapado que respondía al nombre de Sinéad O’Connor. Ella, gracias a una interpretación vocal leonina y capaz de poner los pelos como escarpias a cualquiera -y todo frente a una letra de desamor clásica que recuerda a un amante que la ha abandonado-, la convirtió en un éxito mundial capaz de merendarse el propio repertorio de la cantante, que nunca ha sido igual de reconocido por el público generalista como esta canción.
Si ‘Nothing Compares 2 U’ era y sigue siendo indisociable de Sinéad O’Connor, el tema era a su vez indisociable de su videoclip. Pocos videoclips tan sumamente simples han sido a su vez tan sumamente memorables, y el de ‘Nothing Compares 2 U’, dirigido por el director de cine británico John Maybury, lo ha sido sin ninguna duda: gracias a él, para siempre un primer plano de un rostro llorando en un videoclip será siempre comparado con el de Sinéad. La cantante declaró en su momento que no pensaba llorar en el vídeo, pero que terminó explotando tras recordar a su madre, fallecida en 1985. En este sentido, seguro que Sinéad no está muy contenta con los homenajes hechos al vídeo por Miley Cyrus (con quien ha tenido sus encuentros) o Natti Natasha.
Pocas cosas pueden decirse ya sobre ‘Nothing Compares 2 U’, pero en 2018 se publicaba oficialmente la versión original de Prince, un documento incalculable para los fans del genio de Minneapolis, que había permanecido inédito durante tres décadas. La canción, publicada después en el recopilatorio ‘Originals‘, no decepcionaba en voz de Prince, pero no nos hacía olvidar la de Sinéad… aunque quizá ya nadie lo esperaba. Tampoco Sinéad la ha olvidado y la ha seguido interpretando en actuaciones tan recientes como la que realizaba en la televisión irlandesa, ya con prenda musulmana tras su conversión al islam. Eso sí, Prince la cantó en directo muchas más veces, con todo el derecho al ser su creación.
Lejos de ‘All About that Bass’, pero con el alivio de haber esquivado la bala de convertirse en una «one-hit-wonder» gracias al éxito del baladón ‘Like I’m Not Gonna Lose You’ con John Legend o del pepinazo ‘Me Too’, Meghan Trainor publica su tercer disco, ‘Treat Myself’, cuyo lanzamiento suspendió en 2018 por razones comerciales aunque ella hiciera como que no.
A lo largo del último par de años hemos asistido al lanzamiento de varios singles de Meghan Trainor que no han conseguido impactar en las listas de éxitos. Algunos eran difíciles de escuchar, como ‘No Excuses’, pero otros estaban muy bien, como ‘Let You Be Right’. Entre disco y disco, a principios del año pasado, Trainor lanzaba un EP llamado ‘The Love Train‘ que contenía más moñerías marca de la casa pero también un tema muy apañado, ‘All the Ways’, y este tira y afloja entre temazos y cancioncillas azucaradas está muy presente en ‘Treat Myself’ aunque al principio no lo parezca.
Y desde luego no lo parece: el álbum empieza con ‘Wave’, un dulce medio tiempo electropop producido por Mike Sabath, conocido por haber producido ‘Familiar’ de Liam Payne y J Balvin; al que siguen, ojo, el pepinazo de R&B-pop contemporáneo ‘Nice to Meet Ya’, mejorado -como siempre- gracias a la presencia de Nicki Minaj, y ‘Funk’, un corte dance-funk muy bailable y festivo que Bruno Mars habría podido convertir en hit. Sin embargo, el disco enseguida se pierde en cursilerías tipo ‘Babygirl’ («no te rindas todavía, practica la paciencia, este no es tu final, un día lo tendrás todo»), la semi acústica ‘Here to Stay’ o ‘Lie to Me’, que debe haber venido desde 2014, convirtiéndose en otro completamente distinto del que parecía en sus primeros 15 minutos.
‘Treat Myself’ no es un disco cohesionado en este sentido. Más a la manera de «colección de canciones» de un Liam Payne pero con menos hits (al menos en este momento) que de la obra total que de hecho era ‘Title’, el tercer largo de Trainor convence a medias. De la parte cursi hay que destacar la bonita melodía y las armonías de la balada country ‘Workin’ on It’, que habla sobre aprender a aceptar los elogios cuando se es una persona insegura; pero en general donde Trainor despunta es en los «bops». La enérgica ‘Genetics’ con Pussycat Dolls es un adictivo regreso de las segundas mientras ‘React’ permanece inédita, y ‘Evil Twin’ es una graciosa actualización de la música disco más clásica que personaliza las inseguridades de Trainor a través de una «gemela mala» que dice a la «buena» cosas como: «So dehydrated, that crazy bitch / I’ve had enough, so over it». ¿Lo mejor de ‘Treat Myself’? Que contiene un puñadito de temas pop bastante chulos. ¿Lo peor? Que no es tan divertido como aquella nota de prensa de ‘The Love Train’ que nadie sabe cómo pudo ser real.
Clasificación: 5,9/10 Lo mejor: ‘Nice to Meet Ya’, ‘Funk’, ‘Genetics’, ‘Evil Twin’ Te gustará si te gusta: Liam Payne, Rita Ora, Charlie Puth, Aitana Escúchalo:Spotify
Andy Gill, guitarrista, fundador y productor de Gang of Four, ha muerto como consecuencia de una enfermedad respiratoria. El grupo formado por él, Jon King, Dave Allen y Hugo Burnham fue uno de los más relevantes del post-punk en la segunda mitad de los 70, publicando discos como el seminal ‘Entertainment!’, que incluía su temazo ‘Damaged Goods’, y tan importantes fueron para el revival post-punk de principios de siglo, con bandas como Franz Ferdinand y Radio 4 a la cabeza: una nueva generación los descubría entonces sin que fueran enormes superventas en su momento. Entre quienes trabajaron con él hay que destacar a Red Hot Chili Peppers (produciendo su debut), The Stranglers, Killing Joke, Therapy? y The Futureheads.
De hecho, entre los artistas que han lamentado su pérdida están Flea de los Red Hot, Mike Mills de R.E.M., Gary Numan, Tom Morello, El-P, Graham Coxon y Primal Scream. Flea ha dicho que es uno de sus guitarristas favoritos de todos los tiempos y ha pedido que recuperemos “’Entertainment’ ahora mismo”, pues es un disco que “cambió su vida para siempre”, siendo decisivo para él como músico.
El comunicado publicado en Twitter por sus compañeros actuales John, Thomas y Tobias dice: “Es muy duro para nosotros escribir esto, pero nuestro gran amigo y líder supremo ha muerto esta noche. La gira final de Andy en noviembre ha sido la única manera de la que podía retirarse, con una Stratocaster alrededor de su cuello, haciéndola gritar con feedback y dejando sorda a la primera fila. Su visión artística intransigente y compromiso con la causa significaron que todavía estaba escuchando mezclas para el próximo disco, mientras planeaba la próxima gira desde la cama del hospital”.
Continúan: “Pero para nosotros, fue nuestro amigo, y le recordaremos con amabilidad y generosidad, así como su inteligencia aterradora, malas bromas, locas historias y tazas de té Darjeeling sin fin. Resultó que también fue un poco genio. Uno de los mejores. Su influencia en la música de guitarras y en el proceso creativo nos ha inspirado, tanto como a cualquiera que trabajara y escuchara su música. Y sus discos y trabajo de producción hablan por sí mismos. Dadles una escucha por él. Te queremos, tío”.
Gang of Four siguieron en activo tras la edición de sus 4 primeros discos a finales de los 70 y principios de los 80, de manera intermitente, sacando álbumes en 1991, 1995, 2011 (‘Content‘), 2015 y finalmente el año pasado, ‘Happy Now’. Desde 2012 y tras la marcha del cantante Jon King, era el único miembro original.
Culminamos esta semana dedicada a ‘Manic‘ de Halsey como «Disco de la Semana» destacando como Canción del Día uno de sus cortes más poderosos que, quizá inesperadamente, es el que lo abre. Hablo de ‘Ashley’, una canción que, ejemplificando la tónica general de este álbum, va acrecentando su capacidad para cautivar a medida que se escucha. Es una de esas canciones que podría asemejarse a esa tendencia de pop minimalista que Billie Eilish y su hermano FINNEAS han convertido en canon con el debut de esta el pasado año.
Sin embargo, su producción corresponde al íntimo amigo de Ashley Frangipane, benny blanco, y su colaborador frecuente Cashmere Cat (también figura en los créditos Brenton Duvall, que trabajó profusamente con Lil Peep). Lo escueto de sus arreglos es, sea como sea, fascinante. Cómo juega con los silencios y doblando la voz de Halsey, partiendo de una línea de bajo casi inapreciable bajo una preciosista caja de ritmos siseante, que apenas se crece cuando Halsey libera ese precioso gancho enrabietado que alude a su pasado como chica emo, que ya desgranábamos en este artículo sobre discos que han influido sobre este trabajo.
‘Manic’ es un disco profundamente íntimo y personal de Halsey, y como tal no elude el trastorno bipolar que padece. De hecho, el punto de partida lírico del disco es transformar esa enfermedad en arte, como la expresión de un tercer ente que existe entre Halsey, la artista, y Ashley Frangipane, la persona. «A veces estoy en la cima del mundo y nunca me he sentido mejor en mi vida. Otros días estoy en plan «si sigo haciendo esto, voy a morir»», decía la artista a Zane Lowe días atrás en una extensa entrevista sobre el álbum, particularmente hablando sobre ‘Ashley’. Algo que la hace, explicaba, ser más consciente de su propia muerte. «(‘Ashley’) es una introducción, pero también un «adiós» encubierto», añadía. «Explora cómo mi música afectaría a mis fans si hubiera «desaparecido»».
Como prácticamente todo en ‘Manic’, esto se acomete de manera muy directa en una de las letras más bonitas y claras del disco. Curiosamente, el estribillo repite su melodía, pero no su letra, que forma parte de una narración que se enlaza de manera fascinante. Mientras en el primero dice «Algún día, cuando estalle en llamas, te dejaré las cenizas, mi amor / Espero que un poco de eso sea suficiente para recordar los / días en los que llegamos hasta aquí / Te avisé de que escupiría mis entrañas, te dejo limpiándolo / Voy a explotar…»; en el segundo canta «Vale, interpreto esto al margen de mi corazón que late / Es sólo un músculo, pero no lo bastante fuerte para soportar el / peso de las decisiones que he tomado / Te dije que podría manejarlo / pero cada día es más difícil / Estoy explotando hacia mi interior».
La canción termina con una outro en la que escuchamos una voz femenina que dice algo así como «demasiados tíos piensan que soy un concepto, o que les completo, o que les voy a mantener con vida. Sólo soy una chica jodida que busca mi propia paz mental, no me atribuyas la tuya». Quizá os suene, porque es un fragmento de diálogo de Kate Winslett en ‘Olvídate de mí’ de Michel Gondry. No es aleatorio: en una entrevista a Rolling Stone Halsey reveló que es una de las películas que más la han marcado en su vida. Y, de hecho, el personaje de Winslet, Clementine, da nombre a la canción que sucede a ‘Ashley’ en la secuencia de ‘Manic’.
Parte de la redacción evalúa ‘Universo’, la canción con la que Blas Cantó representará a España en Eurovisión:
«En su caza de algo pegadizo y que se recuerde de manera instantánea, como ha de ser en Eurovisión, los diversos autores de ‘Universo’ se han olvidado de hacer una buena canción. Todo suena forzado y obligado en este tema que Blas Cantó -siempre tan majete por otro lado- escribió «en un momento de [su] vida en el que probablemente, en un acto de cobardía, no [alzó su] voz». Le acompañan en las tareas de co-autoría y producción nombres como Dan Hammond (Carlos Sadness), su colaborador habitual Dangelo Ortega, Maciej Mikolaj Trybulec (canción checa de Eurovisión 2019) y Ashley Hicklin (canción lituana de Eurovisión 2019). Todo ello para sonar a una mezcla de ‘Lo malo’ y cualquier canción en la playlist de tu emisora favorita… en 2017, y además cursi. Voy a ponerme ‘Soldi'». Sebas E. Alonso.
«2020 tampoco será el año en que España gane Eurovisión. No con este hit de laboratorio armado a lo Frankenstein con cuerdas ufanas, ritmos tropicales y un estribillo a coro tipo Coldplay que no puede sonar más desesperado… y aún apegado al mito de la supuesta «canción eurovisiva». Lo único bueno en todo esto es la interpretación vocal de Blas Cantó, que canta maravillosamente, y él mismo se encarga de estropearla cuando lleva el tema a su clímax con un falsete rompecristales que nadie necesitaba. Y si «perdóname, perdóname, uni-universo» no es uno de los peores ganchos melódicos que se han hecho en los últimos tiempos, no sé qué puede ser». Jordi Bardají
«La década de los 2010 no fue especialmente buena en cuanto a la calidad de las canciones representantes de España en Eurovisión (exceptuando ‘Quédate conmigo’, ‘Dancing in the Rain’ y, pese a su posición, ‘Say Yay!’). Así que me ha extrañado que las reacciones ante ‘Universo’, la primera de esta nueva década, hayan sido tan negativas: vale que no es ninguna de las tres mencionadas, pero tampoco es un ‘Do It for Your Lover’, ‘Contigo hasta el final’ o ni siquiera ‘Amanecer’. Me parece que el tema es correcto para lo que se pretende, que no es ganar, sino quedar en una posición medio-decente. ‘Universo’ tiene los ingredientes adecuados para ello: en el año en que el lema es «Open Up», Blas Cantó lamenta haber estado escondido y no haber alzado la voz ante ciertos asuntos (el trasfondo parece obvio), pero también tiene un toque autoafirmativo al alegrarse de que ya sí es capaz de hacerlo. Todo esto con su tropical pop, que no falte, y su punto épico, aprovechando la habilidad de Cantó para los agudos. No es maravillosa, pero venimos de una diabetes y de «lo que ereh»: esto puede, al menos, salvar los muebles». Pablo N. Tocino.
Siempre es interesante escuchar hablar a Matthew Healy de The 1975 pues suele ser bastante deslenguado y crítico con el indie y los prejuicios de la prensa musical. Ligeramente traumatizado, incluye frases de «haters» como fondo en sus conciertos. Sin embargo, esta vez parece haber metido la pata.
En entrevista con Beat Magazine se ha venido arriba y hablando, con mucha razón por otro lado, de que la gente «ya no compra discos» y de que el éxito es «salir en una playlist de pop», ha tenido la mala idea de poner como ejemplo a Ellie Goulding, indicando que hoy en día se habla más de «estilos de vida» que de álbumes. «La gente escucha a Ellie Goulding en el gimnasio o se la pone en playlists», ha dicho aparentemente con cierto desprecio (¿o será envidia?).
Como recoge el NME, Ellie Goulding ha contestado a través de su Stories recordando a Matthew que tiene «3 discos multiplatino», diciendo algo así como: «Tengo 3 discos multiplatino, así que creo que la gente ha invertido bastante en mí, pero venga, vale». Ellie se refiere al gran éxito de sus dos primeros álbumes, ‘Lights’ y ‘Halcyon’, que fueron ciertamente multiplatino en Reino Unido, despachando más de un millón de copias en todo el mundo. En cuanto al multiplatino de ‘Delirium’, es cierto que hay que irse a Polonia y Noruega para buscarlo, puesto que “solo” fue platino en Reino Unido; pero en cualquier caso, está claro que Ellie es más una artista de álbumes de lo que Matthew (y mucha gente) cree.
En cuanto a The 1975, su primer disco fue doble platino en Reino Unido, el segundo platino y el tercero disco de oro. El cuarto de ambos artistas, está en camino.
El «no poder parar de crear» de J Balvin no se ciñe a singles propios y colaboraciones con gente como Black Eyed Peas, con quien ahora arrasa merecidamente o no con el tema ‘Ritmo’. El artista colombiano sigue enganchado al estudio de grabación y estos días culmina el que será su tercer disco en menos de 2 años: ‘Vibras‘ salía a mediados de 2018 y ‘Oasis’ con Bad Bunny a mediados del año pasado.
Rolling Stone informa de que el nuevo disco de J Balvin recibe el nombre de ‘Colores’ y estará disponible en el mercado tan pronto como el próximo mes, en marzo. A nadie va a terminar de sorprender la noticia, pues estaba bastante claro que J Balvin manejaba un disco conceptual sobre colores tras haber lanzado los sencillos ‘Blanco’ y ‘Morado’, que no han repetido el éxito de ‘Mi gente’ pero no están funcionando nada mal: ambos siguen estables en el top 100 del global de Spotify y en el top 10 oficial en España: en nuestro país ‘Morado’ sube estos días al puesto 4 y ‘Blanco’ baja al puesto 8 en su décima semana.
La revista americana informa de que del artwork de colores se encargará Takashi Murakami y que a los mandos de la producción estará tan solo un productor, Sky. Parece, por tanto, que J Balvin busca claramente un sentido unitario, quizá inspirado por ‘El mal querer’ de su amiga Rosalía, que acaba de dejarle sin Grammy al mejor disco de urban latino, al que aspiraba con el notable ‘Oasis’.
Este sábado 1 de febrero en la Sala Apolo será la segunda vez en un año que 070 Shake actúe en Barcelona, después de que formara parte del cartel del Primavera Sound 2019, dejando una magnífica impresión. Ahora lo hace con su debut bajo el brazo, un ‘Modus Vivendi‘ producido y publicado después de su aventura en el equipo de Kanye West para aquellos discos que publicó en 2018 y que muestra a una artista mucho más ambiciosa y abierta a otros géneros de lo que apuntaban sus primeros singles y EP.
Una de las mejores muestras de esa apertura de miras y voluntad de acaparar nuevos públicos es ‘Guilty Conscience’, último de los avances presentados antes de la publicación del disco y, para mí, su mejor canción hasta la fecha. Musicalmente, contrapone unos sintetizadores retro –casi parece una BSO de John Hughes– con una base de hip hop bastante potente, al más puro estilo del The Weeknd de ‘Starboy’. A diferencia de la mayoría del disco, en el que han intervenido Mike Dean y Dave Hamelin (The Stills), está producida por Myles William, reconocido beatmaker del mundo del rap en cuyo currículo destaca su participación en ‘Freedom’ de Beyoncé y ‘Like Home’ de Eminem.
Sin embargo, lo más destacado de ‘Guilty Conscience’ es la preciosa línea vocal de Danielle Balbuena –como siempre, envuelta en filtros–, especialmente su brillante estribillo. De manera curiosa, los créditos de la canción ceden parte de la autoría a Ben E. King, Jerry Leiber y Mike Stoler, intérprete y productores respectivamente del clásico por antonomasia ‘Stand By Me‘. La razón no es en realidad ningún sampler, sino la similitud/homenaje de la primera frase del segundo verso –ese «No, I won’t let you stay»–. Quizá no es demasiado evidente ni, al no superar apenas 2 segundos, hubiera sido constitutivo de falta. Pero 070 Shake y su equipo parecen haber preferido curarse en salud.
Una de las cosas más chocantes de ‘Guilty Conscience’ es que su precioso envoltorio musical contrasta con una letra en la que el narrador confirma las sospechas de infidelidad expuestas en ‘The Pines’. «Eran las 5AM cuando entré, no podía creer lo que vi: tú sobre el cuerpo de otro. / Fantasmas del pasado vinieron a acecharme / te pillé pero tú a mí no / Estaba sentado aquí esperando al karma /por ahí va mi conciencia culpable», dice su estribillo explícitamente. Ese texto podría narrar una experiencia personal de Balbuena, pero no necesariamente. Porque, según señala su vídeo oficial, en este tema 070 Shake pretende denunciar cómo la masculinidad más tóxica terminan pesando sobre toda la sociedad.
Así lo expone Dani Moon (otro alias) en un texto que puede leerse al comienzo del violento clip dirigido por Lauren Dunn y protagonizado por ella misma: «Aunque no soy un chico, quería interpretar a un chico roto, cómo maneja la tristeza cuando no se le permite llorar. Desde pequeño, un chico debe crear una coraza que le proteja de sus propias emociones. Pero cuando ese caparazón se resquebraja, crea una intensa (sic) cantidad de vulnerabilidad. Cuando el chico debe reponer la coraza con acciones que hagan parecer que nunca se rompió, él repone esa protección con ego, deseo y orgullo».
Han pasado nueve meses desde que Fat White Family publicaran su tercer disco ‘Serfs Up’, pero el desarrollo de su gira hispano-francesa en los próximos días –2 de febrero, Sala Atabal de Biarritz; 6 de febrero, Sala But de Madrid; 7 de febrero, La Rambleta de Valencia; y 8 de febrero, Sala Apolo de Barcelona– es una excusa tan buena como cualquier otra para recuperarlo. Sobre todo porque, más allá de que Sleaford Mods definan al septeto como «un grupo de versiones de Moby», es un gran disco, el mejor de los tres que han publicado hasta la fecha.
Y es que el kraut rock abrasivo de ‘Songs of Our Mother’ y el ruidismo destartalado de ‘Champagne Holocaust’, como un reflejo de sus caóticos directos, dieron lugar a discos excesivamente irregulares. Algo que no sucede –o no tanto– con este ‘Serfs Up’, que ha supuesto el enésimo cambio de formación del grupo de los hermanos Saoudi y Saul Adamczewski y, sobre todo, su alejamiento de las drogas duras y su espiral autodestructiva –básicamente, mudándose de Londres a Sheffield–. Esto parece haber supuesto que el grupo haya ampliado su paleta sonora a estilos antes insospechados o que, si emergían, lo hacían tan emponzoñados que resultaban irreconocibles y no demasiado atractivos.
Así, por ejemplo, el corte que abre el álbum, ‘Feet‘, lo hace con los ecos de kraut y after-punk que siempre estaban presentes en su anterior entrega, pero a la vez con una insospechada introducción de arreglos y patrones de música disco que resultan realmente frescos. El bajo funk que preside ‘Fringe Runner’, las guitarras glam de ‘Tastes Good With the Money‘, el boogie electrónico de ‘When I Leave‘ o los suntuosos coros y arreglos de cuerda en la casi reggae ‘Rock Fishes’ son otros de esos singulares aditivos.
En ese tránsito hay momentos de embeleso alucinógeno, como ‘Oh Sebastian’ o ‘Vagina Dentata’, si bien cuando se pasan de narcotizados resultan casi desasosegantes –’Kim’s Sunsets’, ‘Bobby’s Boyfriend’. Aunque eso no resulta tan incómodo como unas letras algo vacuas que, con sus citas a Woody Allen, Gigi Hadid o versos como «Bobby’s boyfriend is a prostitute», parecen buscar la misma provocación gratuita y supuestamente cómica de ese título-homenaje a los Beach Boys. Pero lo importante de ‘Serfs Up’ es que, aludiendo de una forma muy libre a iconos como Leonard Cohen, Marc Bolan, Lee Hazlewood, Bryan Ferry o Alan Vega, la singularidad de Fat White Family se aleja de ser una moda y se alinea con la necesaria saga de bichos raros británicos en la que se incluyen The Beta Band, Baxter Dury o Super Furry Animals.
Calificación: 7,4/10 Lo mejor: ‘Feet’, ‘Tastes Good With the Money’, ‘I Believe In Something Better’, ‘Fringe Runner’, ‘Rock Fishes’ Te gustará si te gustan: The Beta Band, Baxter Dury, Super Furry Animals Escúchalo:Spotify.