La Generación Z pide paso en el pop, como ya nos ha dejado bien claro a todos Billie Eilish. Pues bien, una de sus próximas estrellas, si no lo es ya, es Stella Bennet, una joven neozelandesa nacida en 2000 que se hace llamar BENEE en el mundo de la música. Y lo cierto es que, tras probar varios artes, la música ha sido su última opción y, cuenta, no empezó a interesarse en serio por ella hasta su último año en el instituto, cuando subió un par de demos a Soundcloud –una de ellas era la estupenda ‘Tough Guys‘, un medio tiempo de pop R&B con arreglos espacials, dedicada a la actitud absurda de sus compañeros masculinos en el instituto– que obtuvieron una buenísima respuesta. Entre otras, la del productor Josh Fountain, que la propuso ponerse a trabajar juntos de inmediato.
Su primera canción conjunta fue ‘Soaked’, lanzada como single a finales de 2018, continuaba la línea de su single debut, con elegantes arreglos jazzy en bajos y guitarras –James Blake, King Krule, Connan Mockasin o Vampire Weekend se encuentran entre sus referentes predilectos–, y una interesante capacidad melódica. Sorpresivamente, se hizo viral especialmente en Australia y Nueva Zelanda, logrando superar en pocos meses unos 14 millones de streaming en Spotify –ahora suma 24– y logrando ser certificado como disco de oro. Republic Records, sello de Universal a caballo de lo mainstream y lo alternativo, se apresuró a echarle el lazo a BENEE, lanzando en la pasada primavera su EP debut, ‘Fire On Marzz‘.
Un disco que no solo llama la atención por la reconocible portada de Ricardo Cavolo, en la que Stella convive con demonios, monstruos y fantasmas en ese planeta rojo en llamas. Sino también porque parece mostrar que su pop, a medio camino del de la norteamericana Clairo –por su aire íntimo y sus elegantes guitarras– y su compatriota Lorde –por su espíritu bailable–, no es cosa de una sola canción. De hecho, cortes como ‘Want Me Back’, la luminosa –aunque esconde un fondo siniestro– ‘Evil Spider’ o ‘Glitter’ –que acaba de ser objeto de un fantástico vídeo, medio animado-medio real, que nos recuerda un poco al de ‘Human Behavior’ de Björk– incluso superan el potencial mostrado en sus primeros singles. Ardemos, como ella misma en la portada de su EP, en deseos de ver hacia dónde conduce ese visible talento.
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Vuelve a la Sala Apolo de Barcelona el ciclo de conciertos Be My Guest, dedicado a descubrir y acercar interesantes propuestas musicales de artistas, bandas o sellos emergentes de la escena musical nacional e internacional, invitándoles a tocar en la sala. El próximo 28 de septiembre, dentro de dos domingos, La (2) acogerá una nueva edición de este evento y el protagonista es el sello underground danés Janushoved. Foto:Bandcamp.
Con el motivo del quinto aniversario del sello, que procede de Copenhague y es, en palabras de Apolo, «uno de los secretos mejor guardados de la música experimental underground danesa», cuatro de sus principales artistas se subirán al escenario de La (2) para presentar sus propuestas, que abarcan desde la electrónica preciosista al ambient melódico, pasando el drone más denso y asfixiante. Los artistas que actuarán en Apolo dentro del ciclo Be My Guest son Internazionale, Rosen & Spyddet, Yuri y Raquin y además lo harán de la mano del sello barcelonés Cønjuntø Vacíø, que ejercerá de anfitrión. Bajo estas líneas podréis escuchar algunos de sus trabajos.
Las entradas anticipadas para el evento de Be My Guest se pueden adquirir a través de la página web de Sala Apolo por un precio de 10 euros + gastos de gestión.
CupcakKe ha anunciado que deja la música en un preocupante stories realizado en directo durante la noche del domingo, y que recoge Stereogum. En el vídeo, la rapera aparece sentada en la cama de una habitación de hotel y tapada únicamente con una sábana, y rompe a llorar varias veces para explicar que abandona la música porque cree que con ella está «corrompiendo a la juventud». La autora de ‘Ephorize‘ anuncia que su gira ‘The 10k Tour’ queda cancelada y que toda su música desaparecerá de las plataformas de streaming.
En el vídeo, la autora de ‘Crayons‘ explica entre lágrimas: «Creo que estoy corrompiendo a la juventud. Quiero ir al cielo después de esto, no al infierno. Ver a chavales de todas las edades cantar cosas como «restriégate conmigo» o «fóllame» y toda esa mierda me ha dejado destrozada. No estoy contenta con ello. No está bien y aunque vosotros lo veáis bien, yo no. Quiero ser normal otra vez». La artista lamenta además que sus canciones sexuales hayan obtenido más atención que otras en las que muestra su «verdadero talento». Por otro lado, la rapera cuenta que durante su carrera ha desarrollado una severa adicción al juego, y que en septiembre de 2018 perdió 700.000 dólares en un casino. Y añade: «He descubierto que sin dinero me siento tranquila. Cuando he tenido pasta lo único que he ganado ha sido a gente que se ha aprovechado de mí y a la que no le importo realmente».
El pasado mes de enero, cupcakKe era hospitalizada tras dejar una nota de suicidio en redes. Desde el hospital, la rapera mandaba poco después un mensaje tranquilizante a sus fans. ‘Grilling Niggas’, el último single de la artista, veía la luz el pasado viernes 20 de septiembre, y su última mixtape ‘Eden’ a finales de 2018. De momento toda esta música sigue disponible en Spotify, pero sus videoclips más recientes ya han desaparecido de Youtube y la primera fecha de la gira, que iba a tener lugar esta noche en Atlanta, ha sido oficialmente cancelada. La autora de ‘Deepthroat’ ha desactivado también su cuenta de Twitter y borrado todo el contenido de su perfil de Instagram, aunque su perfil de Facebook sigue activado.
Nick Cave & the Bad Seeds han anunciado nuevo disco. Se llama ‘Ghosteen’, es doble y sale «la semana que viene». El propio Cave ha confirmado toda esta información en una carta publicada en su página, y aunque en el texto no da fecha exacta, presumiblemente el álbum saldría a la venta el próximo viernes 4 de octubre, pues el viernes es día oficial de lanzamientos.
‘Ghosteen’ se compondrá de ocho canciones en su primera parte a las que Cave llama «los niños», y de dos canciones largas en la segunda enlazadas por un interludio. Estas serían «los padres». ‘Ghosteen’ será el primer álbum de Cave desde ‘Skeleton Tree‘, uno de los mejores discos de 2016. No hay single por el momento, aunque Cave sí ha compartido la portada del álbum, que retrata una especie de mundo paradisiaco. Os dejamos con la carta íntegra del australiano:
Dear Joe,
You can expect a new album next week.
It is called Ghosteen.
It is a double album.
Part 1 comprises of eight songs.
The Spinning Song
Bright Horses
Waiting For You
Night Raid
Sun Forest
Galleon Ship
Ghosteen Speaks
Leviathan
Part 2 consists of two long songs, linked by a spoken word piece.
Lana Del Rey ha comenzado este sábado 21 de septiembre en Nueva York la gira de ‘Norman Fucking Rockwell!‘, que pasará por Norteamérica durante el otoño y transcurrirá por varios países europeos como Reino Unido o Francia de febrero a marzo de 2020, pero que de momento no cuenta con parada española.
El setlist de este primer concierto de ‘Norman Fucking Rockwell!’, que ha tenido lugar en el teatro Northwell Health de Jones Beach, en Wantagh, Nueva York para más señas, ha contado con 18 canciones, solo cinco de las cuales pertenecen sorprendentemente a ‘Norman Fucking Rockwell!’. Algunas de ellas, como ‘Venice Bitch’, Lana ya las había cantado en un evento pro-LGBT a principios de septiembre, pero otras ha sido la primera vez, como el tema titular o ‘Bartender’. No, Lana no ha incluido ‘The greatest’ en la gira, al menos de momento, ni ‘Love song’… Curioso pues el disco ha sido un éxito de crítica y público y la gira de hecho lleva su nombre. ¿Será que alguna de ellas no ha sido ensayada lo suficiente?
En realidad, el primer concierto de la gira de Lana ha sido generoso en temas antiguos y el setlist ha estado repartido sobre todo entre temas de ‘Born to Die’, como el tema titular o ‘Video Games’, y ‘Lust for Life’, como ‘Cherry’ o ‘Tomorrow Never Came’, que Lana cantó junto a Sean Ono Lennon de cuerpo presente. Llama la atención la ausencia total de temas de ‘Honeymoon’ y sobre todo la inclusión de ‘Young and Beautiful’ en un «medley» con otros temas, cuando este es de lejos el más popular de Lana. También Adam Cohen (hijo de Leonard) apareció en el escenario para cantar con Lana ‘Chelsea Hotel #2’.
NORMAN FUCKING ROCKWELL LIVE , Lana Del Rey live at Jones Beach in New York! She was AMAZING!! pic.twitter.com/aKQUPowTEF
¿Qué separa a Tove Lo del éxito masivo? ¿Qué tiene que hacer, si tres discos de pop bailable y ecléctico tan notables como ‘Queen Of The Clouds’, ‘Lady Wood’ y ‘Blue Lips’ no la han convertido ya en una superestrella? Hay quien la acusa de ausencia de carisma, de ese halo estelar que sí tienen, por citar ejemplos generacionales y no lejanos en estilo, Ariana Grande, Charli XCX o Carly Rae Jepsen. Yo lo llamaría «marketing», pero entiendo lo que quieren decir. De hecho, yo creo que precisamente su gran encanto está en esa naturalidad de la que carecen esas otras compañeras de la sueca, que le permite decir y hacer las cosas como ella quiere sin importar lo controvertido que pueda ser. La honestidad no vende discos, pero sí construye carreras.
Y ‘Sunshine Kitty’, en su modestia, es otro capítulo más de esa línea de discos que hacen de la sueca casi una cantautora que hace pop –no precisamente al estilo de Taylor Swift–. Otra colección de canciones personales que sí, presumen de una producción sumamente elegante y atrevida, rabiosamente contemporánea pero que no trata de marcar el futuro, sino asentarse en el presente –en esta ocasión con especial protagonismo de guitarras–: el dúo The Struts, con aportaciones puntuales de Shellback, Jack & Coke, Mattman & Robin e Ian Fitzpatrick, sigue siendo fundamental en ese plano, y de hecho recuerda más a su debut que a su doble trabajo posterior. Pero al fin y al cabo, decía, son canciones personales e íntimas, como páginas de un diario.
De hecho, Ebba Tove Nilsson ha revelado que gran parte de ‘Sunshine Kitty’ –sin ser un disco conceptual, como sus anteriores trabajos– está basado en las historias sentimentales, propias o ajenas –de amigas y amigos reales de la artista–, que escribe en diarios desde que era una niña. Así, por ejemplo, ‘Glad He’s Gone’ es la historia real de su amiga Uma –presentada en la intro ‘Gritty Pretty’ por Mateo, otro protagonista de una canción posterior– cuando tenía un novio que no la trataba con la debida atención y cariño, y a la que invita a asumir que es mejor que la haya dejado –recordándole, por ejemplo, las veces en que él la “invitaba” a hacerle una mamada que terminaba con “un collar de perlas”–. La historia de ‘Bad as the Boys’, aunque invita a ALMA, también retrata su primera experiencia con una pareja mujer, desencantándose al ver que su amor podía ser igual de cruel que el de los tíos. Tan creíble como suena la de ‘Really don’t like u’, ese dueto con Kylie Minogue que remite en su estribillo al Michael Jackson de finales de los 70 o a unos Miami Sound Machine hasta las cejas de ansiolíticos: llegas a una fiesta sabiendo que te encontrarás a tu ex con alguien, pero no sospechas que será con ella.
Esos tres singles, junto con esa esperanza depositada sin control ni razón sobre la primera pareja que surge tras una ruptura relatada en ‘Sweettalk My Heart’, supone una colección deslumbrante de singles que ya por sí mismos dan vida a todo ‘Sunshine Kitty’. Pero, además, el álbum esconde nuevas gemas que aciertan redundando en el electropop que ya domina –como ‘Mateo’, una historia adolescente sobre pillarte por un chico al que persiguen chicas más aparentes y llamativas que tú/ella, ‘Shifted’, con sus arreglos sutiles, o la preciosa balada ‘Mistaken’, con esos sintes que podría firmar Johnny Jewel–. Y, sin perder de vista la coherencia del disco, –una vez más, se disfruta con gusto de principio a fin–, números que ofrecen otras perspectivas: por ejemplo, la sugerente colisión con el funk brasileño de ‘Are U gonna tell her?’, con MC Zaac, que nos abre la puerta del club en el que suena el tiro trance ‘Jacques’, producido por el hit-maker británico Jax Jones. O la perreante frescura protocaribeña a lo Rihanna de ‘Equally Lost’, interpretada con Doja Cat.
Incluso cortes que de primeras parecen menores, como ‘Stay Over’, ‘Come Undone’ o la final ‘Anywhere u go’ –un lamento de morriña de los días en los que se mudó de Estocolmo a Los Angeles–, terminan por ganarse su propio espacio en el pequeño y cotidiano universo de ‘Sunshine Kitty’. Un trabajo que, con menos aspiraciones narrativas que sus primeros discos y una especial luminosidad, parece más discreto. Pero, a la postre, nos reafirma en considerar a Tove Lo una rara avis en el pop. Porque hacer, uno tras otro, cuatro discos notables de pop honesto, bailable y emocionante es toda una rareza.
Calificación: 8/10 Lo mejor: ‘Really don’t like u’, ‘Bad as the Boys’, ‘Sweettalk My Heart’, ‘Glad He’s Gone’, ‘Mateo’, ‘Mistaken’, ‘Are U gonna tell her?’ Te gustará si te gusta: Charli XCX, Kim Petras, Carly Rae Jepsen Escúchalo:Spotify
Miley Cyrus es una de esas artistas raras capaces de haber construido un repertorio de versiones estelar, tan bueno como el propio o incluso mejor. La cantante ha actuado este fin de semana en el festival Open iHeart Radio Festival de Las Vegas y su setlist ha vuelto a incluir un par de interesantes versiones que sumar a su nutrido repertorio de «covers».
En primer lugar, Cyrus ha cantado ‘Black Dog’ de Led Zeppelin, dejándose los pulmones como se puede ver en el vídeo, aunque en realidad la noticia no es tal en este caso, pues se trata de una «cover» que la artista ya había hecho. Ha sido hacia el final de su concierto cuando Cyrus ha versionado por primera vez en vivo otro tema emblemático del rock clásico, ‘Comfortably Numb’ de Pink Floyd. Y en este caso ha aprovechado para enlazarla con ‘Wrecking Ball’, terminando así el show.
Además de estas dos versiones, el concierto de Cyrus en Las Vegas ha dejado otra noticia. Se trata del estreno en vivo de ‘Don’t Call Me Angel’, su single conjunto con Ariana Grande y Lana Del Rey, en este caso en una versión reducida. ¿Veremos alguna vez en directo a las tres cantando su single?
Desde que comenzáramos, hace unos años, a publicar la sección La Canción del Día, diría que no ha habido ningún artista que haya conseguido que cada uno de sus singles de adelanto de un disco obtuviera por parte de la redacción esa etiqueta. Si es así, la primera en conseguirlo es Tove Lo. Porque, tras ‘Glad He’s Gone‘, ‘Bad as the Boys‘ –junto a ALMA– y ‘Really don’t like u‘ –con Kylie Minogue–, hoy incluimos en esa categoría la cuarta canción extraída de ‘Sunshine Kitty‘, publicado el viernes.
Se trata de ‘Sweettalk My Heart’, una canción que, como en el caso de sus compañeras de disco, no presume de un impacto inmediato. Más bien, apuesta por un encanto fraguado a fuego lento, con una producción bailable pero no explosiva, sutil –como (casi) siempre, a cargo de los también suecos The Struts, sus más fieles aliados musicales–, en la que lo emotivo tiene una importancia crucial. Una emoción que, una vez más, trasluce en la entregada interpretación vocal de la sueca, que transmite honestidad.
Y más si lo hace con una melodía bastante elaborada y emotiva, especialmente en el pre-coro que antecede y se mezcla con el gancho principal. En él, además, Tove da la clave del trasfondo del tema: con el corazón aún roto, se encomienda a una nueva relación con voracidad, exigiéndole que le ofrezca todas esas promesas que muy probablemente no se cumplirán pero que parecen ser lo único que la salvarán. «Más dulce que el amor / es el sabor de todas esas promesas / que te ponen a salvo / No tengo bastante / Enfúndate tu mejor versión y lúcela / Endúlzame esa mierda así de bien», dice en otra gran canción de Tove Nilsson.
‘Sunshine Kitty’ es el cuarto álbum de Tove Lo: tras ‘Queen Of The Clouds‘ (2014), que la situaba como una de las grandes promesas del pop mundial, publicaba un proyecto unificado en lo estético y dividido en dos partes, ‘Lady Wood‘ (2017) y ‘Blue Lips‘ (2018). La artista sueca acaba de anunciar las fechas de un tour mundial que comienza a principios de octubre y se prolonga, de momento, hasta marzo de 2020. No hay prevista ninguna parada en España, al menos de momento.
Amaia atendía a la prensa el pasado viernes, día de salida de ‘Pero no pasa nada‘. Como nos avanzaba hace unos meses el álbum está influido por el pop español más clásico, y gente como La Oreja de Van Gogh y Marisol, si bien por el camino ha ido conociendo a otros artistas que han terminado siendo relevantes para ella como La Buena Vida. Santi de Él Mató a un Policía Motorizado ha ejercido de productor de estas 10 canciones que no pueden ser más Amaia. Mientras la gente está entendiendo el álbum como una celebración de la inocencia adolescente y de lo naíf, y se está tratando a la artista con cierto paternalismo, veo más bien en Romero a alguien de quien aprender mucho: la cantante no puede irradiar más luz, siempre sonriente y de buen humor. Es, además, un hacha como entrevistada: responde todo de manera concisa, clara y ágil, sin divagación alguna.
¿Cómo estás viviendo el día del lanzamiento del disco?
He sentido una sensación parecida a cuando es tu cumpleaños, que todo el mundo te habla y te felicita, y estás contento porque eres el centro de atención en ese momento. Pero tampoco me ha dado tiempo a ver muchas cosas o a hablar con mucha gente, así que tampoco he podido asimilar la situación de que ya tengo un disco. Es bastante raro pero me hace mucha ilusión. Hace dos días sabía que faltaban dos días para el lanzamiento del disco, pero me parecía superlejano, sentía que faltaban dos meses.
¿A medianoche comprobaste que ya había salido?
Estaba pendiente a las 23.59, a las doce vi ya la portada en Spotify y todo era como que me sorprendía a mí misma. Es como una sorpresa para mí, aunque yo lo supiera.
¿Y escuchaste el disco a las doce como tus fans, para comprobar que estaba todo bien?
No he podido aún. Hoy que voy a ir Barcelona en tren voy a escucharlo entero como si fuera la primera vez.
«Lo he hecho lo mejor que he podido, estoy muy orgullosa y siento que el disco me representa un montón»
Hace bastante tiempo que acabaste el disco. ¿Hay algo que cambiarías?
Yo creo que nunca he estado segura del todo. Hay maneras infinitas de hacer las cosas, quieres bajar el volumen, poner algo… nunca se está seguro del todo de si algo está bien o mal. Que no hay nada bien o mal. Es algo muy subjetivo y tienes alguna duda, pero lo he hecho lo mejor que he podido y estoy muy orgullosa porque siento que el disco me representa un montón.
¿Hay algo que crees que pueda ser más indicativo de tu futuro?
No sé, yo quiero dejarme llevar. Tampoco tengo muy claro cuál va a ser mi futuro. Cuando empecé este disco, no tenía una meta de cómo quería que sonase. Ha ido tomando caminos diferentes. Como este ha ido bien, quiero seguir así, quiero seguir conociendo a gente, pero tampoco tengo un objetivo de «quiero que suene así».
Refree aparece finalmente en un par de temas en los créditos, pero no se nota, no lo he identificado al oírlo. Por ejemplo está en ‘Nuevo verano’.
Sí, esa canción básicamente la compuse yo y él me ayudó a estructurarla, igual a cambiar alguna palabra o algún acorde. Es de las primeras que empecé a componer el verano pasado. Es de las primeras que hice.
El disco es muy Amaia, muy personal, y yo pensé que lo habías escrito tú sola al completo, pero aparece otra persona en los créditos, Diego Cendra.
Ha habido un error y ha salido como autor de todas las canciones. En realidad, él es el compositor del solo de guitarra de «Relámpago». Es un músico, hace cortos, es el director del vídeo ‘Nadie podría hacerlo’. Es un artista. Él es de Perú. Cuando empecé a hacer las canciones, a quedar con Santi, es uno de los músicos que venía, él y su hermano, para la instrumentación.
«No conocía a La Buena Vida pero ahora es un grupo que escucho cada día»
Recuerdo que en ‘Nadie podría hacerlo’ referenciamos a Carole King, y resulta que no la conocías. ¿Te está pasando mucho esto de que te comparen con cosas que no conoces?
Sí me está pasando pero la mayoría de las cosas que me están diciendo sí que son… (acertadas). Me pasó con los conciertos, que me decían: «se nota muchísimo que te está influyendo La Buena Vida». Y no los conocía, creo que solo una canción, los empecé a escuchar cuando ya había cantado las canciones. El disco se parece al pop clásico español de toda la vida, La Oreja de Van Gogh… cosas así que me encantan y me han influido muchísimo. A La Bien Querida también la estoy escuchando mucho últimamente.
Háblame de cómo conociste a La Buena Vida. Muchos de sus discos ni siquiera están en Spotify…
Mis canciones favoritas son ‘Un actor mejicano’ y ‘Qué nos va a pasar’. ‘Qué nos va a pasar’ no está en Spotify, pero hay una versión de Reina Republicana, que son de Pamplona. Y también está en Youtube.
También es normal que no haya sido una influencia La Buena Vida, creo que podías tener como 7 años cuando se separaron.
No lo ha sido, los descubrí hace poco. Solo conocía una canción y creo que no sabía que era de ellos. Los descubrí luego, este verano, pero ahora es un grupo que escucho cada día.
¿Los has podido conocer?
No…
¿Y a La Bien Querida?
Sí, la conocí un día por casualidad y supermaja. También hemos hablado por Instagram.
No me está gustando mucho personalmente la cantidad de veces que la gente está diciendo que tu disco es «inocente» como tú, ¿te ves tan inocente?
Me gusta mucho que me lo digas. Sí que soy inocente, pero como cualquier otra persona. Parezco más inocente de lo que soy. Soy una persona normal. Este año he madurado bastante, he aprendido un montón, que todavía me queda un montón… Pero soy menos inocente de lo que parece.
Hay gente por la calle que de repente te dice: «¡sigue siendo tú misma!». Y es como que ni yo misma sé cómo soy. Todavía tengo que encontrarme como persona.
Buenafuente estuvo diciéndote todo el rato esto de «no cambies nunca», «mantén tu naturalidad»… Hay un montón de paternalismo, ¿no?
La gente me lo dice un montón. Buenafuente me gustó la manera en que me lo dijo, pero hay gente por la calle que de repente te dice: «¡sigue siendo tú misma!». Y es como que ni yo misma sé cómo soy. Todavía tengo que encontrarme como persona. No puedes saber cómo soy porque yo misma no lo sé, así que no me digas cómo soy. Pero bueno a la vez lo agradezco. Digo: «Sí, gracias» (risas).
El disco me parece un poco divertido también…
No he buscado mucho el humor, ¿eh? Me lo estás diciendo y no sé a qué te refieres.
El rollo «no te asustes» metido en una canción de amor, «hablo solo con gente que se parece a ti»… me parece gracioso.
¿Te parece gracioso?
Sí, como un punto «psycho».
Sí, que busca ese punto un poco loco, de persona un poco enferma (risas) No ha sido voluntario intentar ser divertido.
En ‘Quiero que vengas’, «ya voy yo» es como una amenaza…
Puede ser gracioso pero más que una amenaza es «si no vienes, yo también puedo ir».
Háblame de los dos últimos singles, ‘Quedará en nuestra mente’ y ‘Quiero que vengas’.
‘Quedará en nuestra mente’ fue la última que hice y es de las que más rápido me salió, la compuse como en un día. Es una de mis favoritas. Es de las que más me emociona, la más sincera, la más clara, la más literal. Me gusta muchísimo porque fue la más fácil de hacer. Ha quedado de las más bonitas. ‘Quedará en nuestra mente’ salió del tirón y ‘Quiero que vengas’ costó un poco más. No es porque me hayas preguntado por ellas, pero te juro que son las dos que más me gustan. En cuanto a estructura son superpop, como muy sencillas. ‘Quiero que vengas’ me gusta un montón.
Suena grande, inmensa… Te conocimos como pianista, en ‘Un nuevo lugar’ te vimos a la guitarra… ¿Con estas canciones buscabas algo más explosivo y menos baladil?
Tampoco fue planeado. Estaba con Santi de Él Mató, y ‘Quiero que vengas’ es de las que más se parecen al sonido de Él Mató porque al final Santi es el productor. Y esta es en la que más se nota la influencia del grupo. La empezamos en Barcelona, yo la tocaba con el piano y no sé por qué, inconscientemente, siempre tocaba el estribillo como más fuerte. Lo pedía un poco el cuerpo. A la hora de producirla, la hicimos así porque era eso lo que pedía.
El vídeo es como tu debut como actriz…
Un poco sí (risas) El vídeo es un poco de broma. Tiene bastantes puntos de humor. Va de una princesa que tiene a su caballero, es todo superfloral, superbonito, y dices “¿qué está pasando, qué es esto?”. Hasta que de repente aparece un caballero oscuro que también le atrae. Se enfrentan ellos y el caballero bueno es un poco pringadete, no le vence, no sabe hacer muchas cosas, no es muy fuerte… El final es que ella medio engaña al malo para que no mate al otro. Le seduce y al final le acaba matando ella. No es algo muy literal pero me encanta que no fuera literal pero que tampoco no tenga nada que ver. Encaja muy bien, pero no es algo muy obvio.
¿La historia es tuya o de la dirección?
De la dirección.
El disco realmente no es muy Él Mató…
No…
Me imagino que los sintetizadores y ciertos soniditos del disco son más cosa de Santi porque son más ajeno a lo que conocíamos de ti, pero no sé si es el caso…
Escuchaba el último disco de Él Mató, ‘La Síntesis O’konor’ y había muchos de esos sonidos. Yo soy una persona que no tiene mucha paciencia, y quiero tenerlo ya todo terminado. Era la primera vez que hacía un disco y pensé que el proceso iba a ser menos largo. Le decía a Santi: «quiero que suene así, estos sintetizadores, quiero que esto esté en el disco». Y me decía: «tranquila, que va a estar». No tenía paciencia. Al final sí que los utilizó. Creo que es ‘Quedará en nuestra mente’ donde hay un sonido «crrrrr» que no sé hacer con la boca, que está sacado de ‘El tesoro’ de Él Mató.
En ‘Nuevo verano’ hay un momento de «¿qué hace con la voz, tan agudo?», pero es un theremin, creo.
Es un sintetizador que imita el theremin, en ‘Quedará en nuestra mente’ también sale. Ese sonido me flipa.
¿Quién es la destinataria de ‘Cuando estés triste’? Porque este es un disco de amor y desamor supongo que sobre varias personas, pero este tema no…
Lo es, lo es, es un disco de amor, básicamente, pero me da cosa desvelar el significado. Cuando una canción te gusta mucho y significa algo para ti y el compositor la explica te quedas como «jo, no es lo que yo pensaba» y ya no me emociona tanto. Si quieres saberlo, te lo digo, pero no lo pongas (risas). Prefiero no desvelarlo para hacerme la interesante (risas).
‘Porque apareciste’ tiene una estructura diferente, toca muchos palos.
Es la única canción en que no he participado como compositora, es de Núria Graham. Cuando empecé a quedar con gente antes de hacer el disco, ella fue una de las personas y nos hicimos amigas. Me enseñó canciones que tenía y yo le enseñaba las mías. Un día me enseñó esa canción, le pregunté qué iba a hacer con ella y me dijo: «Si quieres cántala tú». Y yo pues «me encantaría». La guitarra la toca ella porque ella toca increíble la guitarra.
Hay un «nunca amaré tanto a un hombre» que me ha recordado a Lorca. Hay alguna frase en ‘Bodas de sangre’ o ‘Yerma’ parecida, una visión casi erótica de los hombres. No la escribiste tú, pero te ha encajado…
Me ha encajado y yo tengo mi historia en la cabeza para ella… Después de todo el disco me parecía un poco medio en broma. La primera vez que escuché esa frase me impactó, me gustó mucho…
Me muero por saber a qué estás enganchada de Bad Bunny, que lo has dicho en la tele.
El disco de ‘Oasis’ de Bad Bunny y J Balvin. Mi favorita es ‘La canción’, es increíble, estoy enganchadísima.
Tú que eres una vocalista espectacular… ¿qué te parece su voz? Es muy peculiar.
Te prometo que es una de las voces que más me gusta, me encanta cómo canta, le estuve viendo en el Sónar, y flipé de cómo cantaba en directo, la manera de cantar me transmite muchísimo, me parece que expresa un montón, como si se estuviera esforzando en cantar todo el rato, como si estuviera medio cansado.
Yo he llegado a la conclusión de que me pone un poco su voz.
Sí, verdad, es que te pone total… (risas)
¿Qué más viste en el Sónar?
Estuve solo un día y solo llegué a su concierto. Y luego estuve en los autos de choque.
¿Algún concierto que hayas visto últimamente?
Pues a ver, que me acuerde… Estuve viendo a The Parrots en Barcelona, nunca les había visto y me gustaron mucho.
Halsey acaba de dar a conocer las fechas de ‘Manic Tour 2020’, la gira en la que presentará su nuevo disco ‘Manic‘ que es ya uno de los primeros lanzamientos importantes en el mundo del pop en 2020. Una gira que, además, volverá a tener parada en Madrid –ya presentó ‘hopeless fountain kingdom‘ hace ahora un año– y en Barcelona, donde la artista presentó su debut.
Los conciertos serán los días 6 –WiZink Center de Madrid– y 7 de febrero –Sant Jordi Club de Barcelona–. Tendrán un precio único de 50€ (más gastos de distribución) y se ponen a la venta este viernes 27 de septiembre a las 10h en www.livenation.es y Ticketmaster.es (+red ticketmaster). Antes habrá varias preventas: una, el día 24 de septiembre a las 10h y hasta el 26 de septiembre a las 10 horas, para titulares de American Express; otra, el 26 de septiembre a las 10h registrándote en www.livenation.es/login; y una más el día 25 de septiembre a las 10h reservando el álbum a través de la web de la artista. Ambos shows tendrán como telonero al grupo británico Pale Waves.
Halsey ofrecía los detalles de este nuevo trabajo, ‘Manic’, hace unos días, mostrando el que es su segundo single, ‘Graveyard’, tras el que fue su primer número 1 en EEUU, ‘Without Me’. Finalmente el electro-rockero ‘Nightmare‘ parece haberse quedado fuera del tracklist. Es el tercer álbum de Ashley Frangipane –ese es su nombre real– tras el mencionado ‘hopeless fountain kingdom’ (2017) y ‘Badlands‘ (2015), habiéndose consolidado con ellos en este lustro como una de las mayores estrellas del pop para la Generación Z.
Recién publicado su nuevo disco, un ‘Western Stars’ en el que da rienda suelta a su vena más romántica, Bruce Springsteen cumple hoy 70 años. 7 décadas de las cuales ha pasado las cuatro últimas como el gran héroe del rock clásico norteamericano en todo el mundo, gracias a una colección de álbumes memorables –también con sus tachas, eso es inevitable– que le mantienen como una de las figuras indiscutibles y más influyentes de la música popular actual.
A la espera de que se anuncien las fechas del tour mundial para presentar ‘Western Stars‘, que se anunciará en tanto culmine la grabación, atención, de otro nuevo álbum –esta vez junto a su mítico grupo de acompañamiento The E Street Band–, hemos querido celebrar su cumpleaños repasando su carrera con paradas en sus 10 trabajos más emblemáticos y significativos de su discografía, imprescindibles para comprender el pop rock contemporáneo.
‘The Wild, The Innocent & The E Street Shuffle’ (1973)
Nacido en plena eclosión del rock and roll en Nueva Jersey, en el seno de una familia trabajadora de ascendencia irlandesa –por parte de padre– e italiana –por parte de madre–, Springsteen consiguió su primera guitarra eléctrica con 15 años, sacándole del ensimismamiento que, cuenta él mismo, vivió en sus primeros años de vida. Pronto dejó claro que quería hacer música y ser famoso por ello. Tras montar varios grupos con algunos de los músicos que le acompañaron en sus éxitos (y algunos aún lo hacen, como el carismático Steve Van Zandt o Danny Federici), Bruce consiguió que John Hammond, el mismo A&R que llevó a Bob Dylan a Columbia, le ofreciera un contrato. Así nació ‘Greetings from Astbury Park, N.J.’, su icónico debut. Un gran disco, aunque quizá demasiado marcado por sus referentes fundamentales, Roy Orbison, Van Morrison y el propio Dylan. Por eso me quedo con su continuación del año siguiente, ‘The Wild, The Innocent & The E Street Shuffle’, un disco en el que se afianza como retratista de la «América» proletaria y marginada. Solo que esta vez su grupo The E Street Band cobra protagonismo con suntuosos arreglos de funk, soul y R&B que daban una nueva dimensión a las letanías folk-rock de Springsteen. ‘Rosalita (Come Out Tonight)’ sigue teniendo, a día de hoy, un papel importante en sus directos.
‘Born To Run’ (1975)
Pese a su ímpetu, sus dos primeros discos fueron un sonoro fracaso de ventas que llevó a Columbia a plantearse dar la patada a Bruce. Él seguía actuando y escribiendo canciones incansablemente, mientras tenía que parchear las deserciones de la E Street Band con nuevas incorporaciones –Van Zandt y el pianista Roy Bittan se incorporan en la época–. Todo cambió cuando su avispado mánager, Mike Appel –con el que mantendría un duro conflicto legal poco después, cuando descubrió que en sus contratos se atribuía el 75% de los royalties y el control de todas sus grabaciones–, tuvo la ocurrencia de enviar una grabación primigenia de ‘Born To Run’ a las radios sin permiso de la discográfica. La gente enloqueció con aquella demo y llamaba preguntando cómo comprar aquel disco… que aún no existía. Columbia mantuvo así la fe en Springsteen, que grabó el álbum completo en semanas. Fue todo un éxito al vender millones de copias en pocos meses y, quizá por ello, el disco más importante de su carrera. No solo porque le salvó de la posibilidad real de abandonar la música, sino también porque sentó las bases de lo que simbolizaba «El Jefe»: jóvenes desencantados con el Sueño Americano que, pese a todo, mantenían la esperanza de vivir, salir del agujero rural o urbano en el que habían crecido y ser realmente libres. Ese ímpetu con un punto de desesperación –el que marca su particular desgarro vocal, del que parece que en cualquier momento pueden emerger sus entrañas– se traduce en un muro de sonido al estilo del de Phil Spector que vertebra todo el disco, desde ‘Thunder Road’ hasta la preciosa ‘Jungleland’, en la que el desaparecido Clarence Clemons ofrecía uno de sus solos de saxofón más memorables.
‘Darkness On the Edge of Town’ (1978)
La ruptura con Appel fue traumática –le sustituyó su también productor John Landau, con el que sigue trabajando a día de hoy–, y a Springsteen le costó encontrar el enfoque de su siguiente álbum: hay fuentes que estiman en unas 70 las canciones que compuso y grabó con la E Street Band en ese periodo, algunas de las cuales fueron luego recuperadas en ‘The River’ y, más tarde, en ‘Tracks’ –1998– y ‘The Promise’ –2010–. Pero lo que se impuso fue, quizá tratando un paralelismo con su propia carrera, un conjunto que retrataba el forzoso regreso a sus orígenes de aquellos soñadores de ‘Born To Run’, volviendo a su lugar de origen con el rabo entre las piernas. Más allá del enorme magnetismo comercial de canciones como ‘Candy’s Room’ –Arcade Fire quizá deban media carrera suya a esta canción–, ‘Prove It All Night’ o el corte titular, brilla una mezcla de amargura y orgullo que cristaliza en canciones como ‘Badlands’, ‘The Promised Land’, ‘Racing in the Street’ o ‘Adam Raised a Cain’, que abanderan una inédita épica proletaria del currela que asume que su condición está inherente en su sangre. En su fiereza se percibe, incluso, cierta reminiscencia del punk de The Clash, que por entonces se erigían en héroes de la clase trabajadora en Reino Unido. Fue el primer esbozo de conciencia social y política que, desde entonces, tantas veces ha nutrido la carrera de The Boss. Y, sobre todo, es (al menos en mi opinión) un trabajo aún más redondo que su antecesor, perdurando aún mejor con el paso de los años.
‘The River’ (1980)
‘Darkness On the Edge of Town’ suponía un nuevo empujón de popularidad para Bruce Springsteen en Estados Unidos, donde a estas alturas ya era enorme. Pero él quería más, y se volvió a enfrascar en meses de escritura y ensayo frenético con una ya consolidada y rodadísima E Street Band, reuniendo montones de canciones. Tantas que ‘The River’, su siguiente álbum, terminó por convertirse en un álbum doble cuando, tras haberlo dado por terminado –10 canciones reunidas bajo el título de ‘The Ties That Bind’, en una versión que se editó tal cual en la caja celebratoria del 35º aniversario del disco–, decidió seguir componiendo y cambiando frenéticamente el tracklist. Y es que Bruce quería que su concepto tuviera enjundia, y fue ‘The River’, la canción, la que le dio la clave: dedicada a la crisis de la construcción de finales de los 70 que le tocó de cerca –arruinó por completo al marido de su hermana–, se convirtió en otro retrato de esa América deprimida y en recesión económica, que ya aparecía en su disco previo. Así, la tristeza de esa situación invadía temas como ‘Point Blank’, ‘Independence Day’ o ‘Stolen Car’. Pero The Boss no quería reflejar solo una cara amarga de la vida en los barrios humildes de su país. También quería contener la esperanza y la alegría que, pese a todo, ayudaba a seguir adelante. Y eso lo hace en canciones absolutamente festivas como ‘Sherry Darling’, ‘Out In The Street’, ‘Cadillac Ranch’ o ‘Ramrod’, en las que recoge esa esencia del rock, el rythm and blues y el soul de los 50 y 60 que siempre nutrió su música. The Boss se abría claramente al pop, especialmente en ‘Hungry Heart’, su primer gran hit a nivel global –también en España, lo que sirvió para que por primera vez incluyera Barcelona en su gira europea–, llevándole a ser superventas. Springsteen, ahora sí, era ya grande de verdad. Pero no había tocado techo.
‘Nebraska’ (1982)
Pero tampoco había tocado fondo. Al volver a su casa en Nueva Jersey tras un año de gira, a Springsteen le afectó enormemente comprobar la deriva en la que la administración Reagan, con la que siempre fue muy crítico, estaba conduciendo al país. Esto se correspondía con su cada vez mayor interés por la historia apócrifa de Estados Unidos, la de los perdedores, a la que había accedido a través de los libros de Flannery O’Connor y las películas de John Ford y Terrence Malick. De hecho, le obsesionó hasta tal punto la historia del asesino Charles Starkweather que este realizador plasmó en ‘Badlands’ (1973), que escribió una canción basada en ella. Se llamó ‘Nebraska’, y la había registrado en su casa en una grabadora de cuatro pistas muy básica, con una guitarra acústica y una armónica. Con ese método grabó una veintena de canciones, embrujado por el ambiente fantasmal que esa baja fidelidad ofrecía. En cambio, la traslación a un sonido grande que intentaron en los ensayos con la E Street Band, no funcionaban. Bruce quería que sonara como en su cinta. Así que, tras un arduo trabajo de ingeniería para limpiar ruidos y añadir algunos detalles, ‘Nebraska’ se convirtió en un disco eminentemente acústico, austero y árido como el paisaje nevado que evocan ‘Atlantic City’, ‘Mansion on the Hill’ o ‘State Trooper’. Y como los personajes que en ellas se retrataban, desesperanzados y solitarios, abocados a un final fatal. La respuesta comercial a su mutación en cantautor country-folk –fue el primer amago de seguir las enseñanzas de Pete Seeger, a cuyo cancionero dedicó un álbum 25 años después– quedó muy lejos de la de sus obras previas, pero tampoco fue el batacazo que cabía esperar, llegando a vender un millón de discos en la época. En cambio, la crítica se deshizo masivamente en elogios, convirtiéndose en uno de sus discos más influyentes. De hecho, se dice que U2 nunca hubieran grabado ‘The Joshue Tree’ tal y como fue –y por tanto, quizá no se hubieran hecho gigantes en los EEUU– de no ser por ‘Nebraska’.
‘Born In The U.S.A.’ (1984)
Puede que ‘Nebraska’ resultara un tanto bajonero, pero durante ese periodo The Boss escribió también canciones que no encajaban en el contexto intimista y austero que ofreció en ese disco. Pero, tras probarlas en los ensayos con la E Street Band, Springsteen tenía muy claro que ahí tenía el germen de un disco muy distinto… aunque quizá aún no sospechaba que sería el que llevaría, de manera definitiva, al estrellato mundial. Y es que en aquellas sesiones que se produjeron en 1982 –conocidas como las «Electric Nebraska Sessions», puesto que se produjeron de manera paralela a las grabaciones caseras de aquel trabajo–, ya trabajaron en hasta ocho canciones de ‘Born In The U.S.A.’, incluido el icónico tema titular que, de hecho, había sido escrita en 1981 para una película de Paul Schrader que no llegó a fructificar… en aquel momento: en 1987 se estrenó ‘Light of Day’ (‘Rock Star’ en España), con un Michael J. Fox que hacía el papel de rockero que cantaba la canción que daba nombre al film. ¿Su compositor? Springsteen, claro. Volviendo a ‘Born In The U.S.A.’, en aquel grupo de temas previos no estaba en cambio ‘Dancing In The Dark’, el que fue lanzado como primer single y que catalizó el impulso comercial del álbum, puesto que se compuso y grabó pocas semanas antes de su publicación. Una canción que, como buena parte del disco, supo adaptar a la idiosincrasia rockera de Bruce y su troupe el sonido de sintetizadores que hacía furor en todo el mundo por entonces, conjugando tradición y sofisticación. Esa canción –y su mítico videoclip en el que una aún niña llamada Courteney Cox bailaba junto a él sobre las tablas– y otras como ‘Downbound Train’, ‘Cover Me’ –que había sido escrita para Donna Summer–, ‘Bobby Jean’ o ‘Glory Days’ –hasta siete singles se extrajeron– propiciaron que ‘Born In The U.S.A.’ vendiera en todo el mundo más de 27 millones de copias –es uno de los álbumes más vendidos de la historia–. Y así, Springsteen ascendió a ser una estrella del pop global. Una que, eso sí, tenía más que ver con Elvis Presley que con Michael Jackson. Y una que, pese a la parafernalia de apariencia nacionalista, en realidad se posicionaba políticamente en contra del gobierno de Ronald Reagan. De hecho, el supuesto patriotismo de la canción titular contenía en realidad grandes dosis de ironía, reivindicando el desprecio que las instituciones gubernamentales hacia los veteranos del Vietnam, un colectivo con el que Bruce se comprometió desde sus inicios.
‘Tunnel Of Love’ (1987)
Por supuesto, el éxito descomunal de ‘Born In The U.S.A.’ se coronó con una monstruosa gira de más de 150 conciertos que supondría otro éxito –también discográfico: ‘Live 1975/1985’ despachó unos 6 millones de copias, siendo uno de los álbumes en directo más vendidos jamás–. En aquel año precisamente, 1985, fue cuando Springsteen conoció a la actriz Julianne Phillips y contrajo matrimonio con ella. Un casamiento muy mediático y bastante fugaz, puesto que se divorciaron en 1988. Este detalle rosa podría parecer insignificante, pero cobra importancia puesto que poco antes de esta ruptura Bruce había publicado ‘Tunnel of Love’, quizá el disco más melancólico que había creado nunca a excepción de ‘Nebraska’. Pese a que retomaba ocasionalmente y de forma impetuosa el rock con raíces folk –’Ain’t Got You’, ‘Spare Parts’– y hasta se acercaba al sonido de Prefab Sprout –’Tunnel of Love’–, este disco está repleto de medios tiempos y baladas tristes. Si bien en este caso, no hablaban de conflictos sociales ni personajes abandonados por la suerte, sino que se centraban en el romance desde una perspectiva triste, anticipándose a su propio desencanto con las relaciones personales, perfectamente recogidas en una ‘Brilliant Disguise’ maravillosa y amarga, en su combinación de arreglos dulces y una letra durísima con su pareja, hacia la que muestra una notable desconfianza. Pero ese desencanto no solo atañía a su pareja, sino también a la E Street Band que, aunque sus músicos aparecen acreditados en el disco, dejó de existir por entonces –no fue hasta 25 años después, en ‘The Rising’ (2002), que Bruce reunió a la banda–. Springsteen quería probar cosas nuevas también en directo, y formó un nuevo grupo –solo recuperó al pianista Roy Bittan– en el que contaba con más protagonismo y, también, con unas coristas femeninas. Se dice que poco antes de su divorcio se enamoró de una de ellas: Patti Scialfa, con la que se casó un par de años después, tuvo a sus dos hijos y que, a día de hoy, sigue a su lado hoy dentro y fuera de los escenarios. El Bruce Springsteen romántico, en todo caso, fue igualmente exitoso, siendo uno de sus discos más vendidos y cerrando la década de los 80 en lo más alto.
‘The Ghost of Tom Joad’ (1995)
Los 90, en cambio, no fueron unos años especialmente inspirados para El Jefe. Tras cinco años de silencio –un periodo en el que nacieron su hijo Evan y su hija Jessica–, en 1992 lanzó, en una maniobra bastante insólita por entonces, dos álbumes simultáneos: ‘Human Touch’ y ‘Lucky Town’. Tuvieron buena respuesta comercial, pero no gustaron nada a la crítica –hay bastante consenso en cuanto a calificarlos como sus peores trabajos– e, inesperadamente, a sus fans, que incluso le dieron la espalda cuando en 1993 grabó y editó un ‘MTV Unplugged’ muy denostado. Hasta el punto que, cuando fue incluido en el Rock and Roll Hall of Fame en 1999, Bruce lo reconoció en su discurso, dando irónicamente las gracias a su padre: «Porque, ¿de qué habría escrito sin él? Quiero decir, imaginad si todo hubiera ido bien entre nosotros, sería un desastre. Solo habría escrito canciones felices –y lo intenté en los primeros 90 y no funcionó. Al público no le gustó». Una posible salida habría estado en acercarse a sonidos contemporáneos, como tan acertadamente hicieron U2. De hecho, su gran éxito de esta década iba por ahí: ‘Streets of Philadelphia’, la canción que coronaba la BSO de la exitosa película de Jonathan Demme ‘Philadelphia’ (1994), coqueteaba con un ritmo y un estilo de fraseo próximos al hip hop. Sin embargo no quiso abundar por ahí y, a cambio, acudió a la tradición. En 1995 publicaba ‘The Ghost of Tom Joad’, que recuperaba el personaje que John Steinbeck creó en ‘Las uvas de la ira’, un libro –y también la adaptación fílmica de su admirado John Ford, por supuesto– que retrataba la Gran Depresión norteamericana de los años 30. Siguiendo los pasos del venerable Woodie Guthrie, que años antes escribió ‘The Ballad of Tom Joad’, Springsteen volvió a hacer un disco de raíces country y folk, austero y desnudo, apenas adornado ocasionalmente con algún sintetizador y percusiones muy sutiles –casualmente o no, otro de sus héroes, acababa de emerger del olvido con el primer volumen de ‘American Recordings’, muy cercano en sonido a este disco–. El resultado, sí, fue un nuevo ‘Nebraska’, un álbum profundo y emocionante que volvía a retratar la América profunda y resquebrajada por las inclemencias de la naturaleza, el trabajo duro… y las políticas capitalistas.
‘Magic’ (2007)
Springsteen cerraba su no-tan-gloriosa década de los 90 con el sumario ‘Tracks’ –un recopilatorio de viejas canciones no editadas de todas sus épocas, muy recomendable incluso para los no talifanes– y la vuelta al redil con la E Street Band, con los que se reunía para un tour descomunal con el que salía de un siglo y entraba en otro. Tras el previsible disco en directo de esa gira, en 2002 llegaba el primer disco con su grupo de siempre desde ‘Born In The U.S.A.’, ‘The Rising’, que se convirtió pronto en uno de los discos más vendidos de su carrera. Un álbum marcado por el 11S con el que cosechaba un nuevo éxito y actualizaba su sonido de la mano de Brendan O’Brien, uno de los técnicos más cruciales de los 90 por sus trabajos para The Black Crowes, Red Hot Chili Peppers, Pearl Jam y un largo etcétera. Tras la publicación de un nuevo –y estupendo– álbum en la línea de ‘Nebraska’/’The Ghost of Tom Joad’ en 2005, ‘Devils & Dust’, y de ‘We Shall Overcome: The Pete Seeger Sessions’, en 2007 llegaba el que para mí es el disco más brillante de Bruce en esta década, ‘Magic’. En él O’Brien saca una aspereza y una garra que parecía ya cosa del pasado en los trabajos de El Jefe. Una energía fulgurante –alineada, sin ambages, con la de Neil Young y sus Crazy Horse– que desprenden canciones como ‘Radio Nowhere’, ‘Gypsy Biker’ o ‘Last to Die’, con una rabia que parecía venir alimentada por su disconformidad con la Guerra de Irak –un precedente a su apoyo explícito a la campaña de Barack Obama: ‘The Rising’, de su anterior disco, fue la canción que precedió al discurso de la victoria del demócrata en 2008–. Pero también, al estilo ‘The River’, esa decepción y malestar van de la mano de un perfil más ligero y romántico, al más puro estilo de su admirado Roy Orbison o incluso Brian Wilson, en temas fantásticos como ‘Your Own Worst Enemy’ o ‘Girls In The Summer Clothes’ –que bien podrían venir firmados por Ron Sexsmith–. Pero sobre todo ‘Magic’ es, muy posiblemente, su mejor colección de canciones desde ‘Tunnel of Love’. Y que además se correspondió con un considerable éxito comercial, sobre todo, curiosamente, fuera de EEUU.
Desgraciadamente, esas buenas nuevas iban acompañadas de una triste noticia: uno de los más veteranos y carismáticos miembros de la E Street Band, el organista Danny Federici, dejaba el grupo para tratarse un cáncer. Un año después, fallecía. La primera década del siglo XXI se cerraba para Springsteen con la publicación de una suerte de extensión optimista de ‘Magic’, ‘Working On a Dream’ (2009), que contenía la canción del mismo nombre para la película ‘The Wrestler’ de Darren aronofsky, que le valió para ganar un Globo de Oro a la mejor canción. Ese mismo año, actuó por primera y última vez en el intermedio de la Super Bowl.
‘Wrecking Ball’ (2012)
Tras lanzar ‘The Promise’ (2010) –un nuevo aprovechamiento de su generoso catálogo inédito–, los ’10 comenzaban con el mismo sabor agridulce que terminaba la anterior década: el histórico saxofonista de la E Street Band, Clarence Clemons, fallecía a causa de un ataque al corazón. Su última grabación con él fue ‘Land of Hope and Dreams’, pieza crucial de su siguiente trabajo, ‘Wrecking Ball’, disco marcado a fuego por la crisis económica de aquellos años. Su desencanto –“Necesito vuestro amor en esta depresión”, canta en ‘This Depression’– con la situación que su país –y, por extensión, todo el mundo– padecía por la extrema codicia de las grandes oligarquías, se canalizaba a través de canciones que buscaban conectar con un espíritu popular. Un espíritu popular reflejado en la tradición irlandesa y celta –herencia de su familia paterna, recordemos– que nutre temas como ‘Death To My Hometown’, ‘Easy Money’ o ‘Shackled and Drawn’, que llaman a la clase trabajadora a recuperar la soberanía –¿os suena algo llamado 15M, verdad?–. ‘Wrecking Ball’, producido por el imprevisible Ron Aniello esta vez, presumía de una gran fuerza sonora insuflada a la tradición folclórica de aquel disco de versiones de Pete Seeger. Nuevamente, alcanzó el número 1 en su país, igualando a Elvis Presley como el tercero con más discos en lo alto de la lista, tras The Beatles y Jay Z.
Como sucediera con ‘Magic’ y ‘Working On a Dream’, ‘Wrecking Ball’ también tuvo una suerte de segunda parte descafeinada un par de años después, ‘High Hopes’ (2014). Tras publicar su libro de memorias ‘Born to Run’ en 2016, Bruce Springsteen se embarcaba en uno de sus proyectos más ambiciosos: ‘Springsteen on Broadway’, una suerte de obra de teatro musical que escenificaba precisamente esa autobiografía combinada con canciones propias y ajenas. The Boss interpretó este espectáculo durante 8 semanas a finales de 2017, en la conocida calle de los teatros neoyorquinas, quedando registrado en una película que puede verse en Netflix. Tras ese proyecto, hace unos meses lanzaba ‘Western Stars’, un disco en el que ha tratado de reencontrarse con el romanticismo de la América profunda, las carreteras polvorientas y las orquestaciones maximalistas, al estilo Nilsson. Sonaba bien sobre el papel, pero el resultado es más tibio e irregular de lo que nos gustaría. Ponemos, pues, todas nuestras esperanzas en que su próximo disco con la E Street Band nos traerá al mejor Springsteen. Como hemos visto, no sería la primera vez…
La gala de los Emmy 2019 había de convertirse en una fiesta en honor a ‘Juego de Tronos’, la serie de HBO que ha batido récords de premios y audiencias en la televisión norteamericana –y también mundial– a lo largo de esta década. Se celebraba, claro, su despedida, tras haberse cerrado en su octava temporada. La serie basada en las novelas de George R.R. Martin cosechó, como se esperaba, un buen montón de premios –sus 32 nominaciones suponían otra marca inédita–: 12 en total. Y, aunque 10 de ellos fueron en categorías técnicas, el premio a Mejor drama y, sobre todo, el de Mejor secundario para Peter Dinklage –ya un icono de la historia de la televisión en su papel de Tyrion Lannister– sirvieron para que la gala de anoche en Los Ángeles se convirtieran en un homenaje a este histórico –en varios sentidos– serial.
Una fiesta, como decía, en la que hubo dos invitados destacados. Uno previsible y otro no tanto: ‘Chernobyl‘, otra co-producción de HBO, arrasó en el apartado de miniseries, haciéndose con 10 premios entre los que se contaron, además de algunos técnicos, los de Mejor dirección, Mejor guion y Mejor miniserie. Así, dejaba con las manos (casi) vacías de Emmys a Netflix, que tenía depositadas sus mayores esperanzas en otra serie de formato corto, ‘Así nos ven’. Sólo el jovencísimo Jharrel Jerome –uno de los protagonistas de esta serie centrada en la historia real sobre la condena a cinco niños y adolescentes afroamericanos por una violación que no cometieron– dio una alegría a esa plataforma de streaming, cada vez más de capa caída respecto a la crítica.
Y la invitada-sorpresa que mencionábamos antes es ‘Fleabag‘. La segunda temporada de la comedia británica de Prime Video, creada, escrita y protagonizada por la ahora cotizada Phoebe Waller-Bridge, se hizo con los seis premios principales de su apartado, de manera bastante insospechada. Esto incluyó el premio a Mejor actriz de comedia para la propia Phoebe, dejando con un palmo de narices a Julia Louis-Dreyfus, como protagonista de ‘Veep’, la comedia que venía copando esta categoría en los últimos años y que tocaba a su fin por la enfermedad de su actriz principal. En ‘La maravillosa Sra. Maisel’, la sorpresa de la pasada edición, recayeron los premios a los actores secundarios.
Otros premios destacados, al margen de los que se fallaron la semana pasada y que dejaron de vacío a Beyoncé y su ‘Homecoming’, fueron para Jason Bateman, pero no como actor sino en su faceta de director, por ‘Ozark’ (Netflix), Patricia Arquette por su papel en ‘The Act’ (Hulu) –su discurso en favor de las personas trans, recordando a su fallecida hermana Alexis, fue de lo más emocionante de la gala– y Billie Porter como protagonista de ‘Pose‘ (Netflix) y ‘Bandersatch: Black Mirror‘ como mejor telefilm. Este es el palmarés completo:
Palmarés EMMYS 2019
Serie de drama
GANADOR: Juego de tronos
Better Call Saul
Bodyguard
Killing Eve
Ozark
Pose
Succession
This Is Us
Actor principal de drama
GANADOR: Billy Porter, ‘Pose’
Jason Bateman, ‘Ozark’
Sterling K. Brown, ‘This Is Us’
Kit Harington, ‘Juego de tronos’
Bob Odenkirk, ‘Better Call Saul’
Milo Ventimiglia, ‘This Is Us’
Actriz principal de drama
GANADORA: Jodie Comer, ‘Killing Eve’
Emilia Clarke, ‘Juego de tronos’
Viola Davis, ‘How to Get Away With Murder’
Laura Linney, ‘Ozark’
Mandy Moore, ‘This Is Us’
Sandra Oh, ‘Killing Eve’
Robin Wright, ‘House of Cards’
Actor secundario de drama
GANADOR: Peter Dinklage, ‘Juego de tronos’
Alfie Allen, ‘Juego de tronos’
Jonathan Banks, ‘Better Call Saul’
Nikolaj Coster-Waldau, ‘Juego de tronos’
Giancarlo Esposito, ‘Better Call Saul’
Michael Kelly, ‘House of Cards’
Chris Sullivan, ‘This Is Us’
Actriz secundaria de drama
GANADORA: Julia Garner, ‘Ozark’
Gwendoline Christie, ‘Juego de tronos’
Lena Headey, ‘Juego de tronos’
Fiona Shaw, ‘Killing Eve’
Sophie Turner, ‘Juego de tronos’
Maisie Williams, ‘Juego de tronos’
Actor invitado de drama
GANADOR: Bradley Whitford, ‘El cuento de la criada’
Michael Angarana, ‘This Is Us’
Ron Cephas Jones, ‘This Is Us’
Michael McKean, ‘Better Call Saul’
Kumail Nanjiani, ‘The Twilight Zone’
Glynn Turman, ‘How to Get Away With Murder’
Actriz invitada de drama
GANADORA: Cherry Jones, ‘El cuento de la criada’
Laverne Cox, ‘Orange Is the New Black’
Jessica Lange, ‘AHS: Apocalypse’
Phylicia Rashad, ‘This Is Us’
Cicely Tyson, ‘How to Get Away With Murder’
Carice van Houten, ‘Juego de tronos’
Mejor dirección de drama
GANADOR: Jason Bateman por Reparations (Ozark)
David Benioff y D.B.Weiss por The Iron Throne (Juego de tronos)
David Nutter por The Last of The Starks (Juego de tronos)
Miguel Sapochnik por The Long Night (Juego de tronos)
Daina Reid por Holly (El cuento de la criada)
Lisa Brühlmann por Desperate Times (Killing Eve)
Adam McKay por Celebration (Succession)
Mejor guion de drama
GANADOR: Jesse Armstrong por Nobody is Ever Missing (Succession)
Peter Gould y Thomas Schnauz por Winner (Better Call Saul)
Jed Mercurio por Episode 1 (Bodyguard)
David Benioff y D.B.Weiss por The Iron Throne (Juego de tronos)
Bruce Miller y Kira Snyder por Holly (El cuento de la criada)
Emerald Fennell por Nice and Neat (Killing Eve)
Serie de comedia
GANADORA: Fleabag
Barry
The Good Place
La maravillosa Sra. Maisel
Muñeca rusa
Schitt’s Creek
Veep
Actor principal de comedia
GANADOR: Bill Hader, ‘Barry’
Anthony Anderson, ‘Black-ish’
Don Cheadle, ‘Black Monday’
Ted Danson, ‘The Good Place’
Michael Douglas, ‘The Kominsky Method’
Eugene Levy, ‘Schitt’s Creek’
Actriz principal de comedia
GANADORA: Phoebe Waller-Bridge, ‘Fleabag’
Christina Applegate, ‘Dead to Me’
Rachel Brosnahan, ‘La maravillosa Sra. Maisel’
Julia Louis-Dreyfus, ‘Veep’
Natasha Lyonne, ‘Muñeca rusa’
Catherine O’Hara, ‘Schitt’s Creek’
Actor secundario de comedia
GANADOR: Tony Shalhoub, ‘La maravillosa Sra. Maisel’
Alan Arkin, ‘The Kominsky Method’
Anthony Carrigan, ‘Barry’
Tony Hale, ‘Veep’
Stephen Root, ‘Barry’
Henry Winkler, ‘Barry’
Actriz secundaria de comedia
GANADORA: Alex Borstein, ‘La maravillosa Sra. Maisel’
Anna Chlumsky, ‘Veep’
Sian Clifford, ‘Fleabag’
Olivia Colman, ‘Fleabag’
Betty Gilpin, ‘GLOW’
Sarah Goldberg, ‘Barry’
Marin Hinkle, ‘La maravillosa Sra. Maisel’
Kate McKinnon, ‘Saturday Night Live’
Mejor dirección de comedia:
GANADOR: Harry Bradbeer por Episode 1 (Fleabag)
Alec Berg por The Audition (Barry)
Bill Hader por ronny/lily (Barry)
Mark Cendrowski por The Stockholm Syndrome (The Big Bang Theory)
Amy Sherman-Palladino por All Alone (The Marvelous Mrs. Maisel)
Daniel Palladino por We’re Going to The Catskills (The Marvelous Mrs. Maisel)
Mejor guion de comedia
GANADORA: Phoebe Waller-Bridge por Episode 1 (Fleabag)
Alec Berg y Bill Hader por ronny/lily (Barry)
Josh Siegal y Dylan Morgan por Janet(s) (The Good Place)
Maya Erskine y Anna Kondle por Anna Ishii-Peters (PEN15)
Lesly Headland, Natasha Lyonne y Amy Poehler por Nothing in This World is Easy (Muñeca rusa)
Allison Silverman por A Warm Body (Muñeca rusa)
David Mandel por Veep (Veep)
Miniserie
GANADORA: ‘Chernobyl’
‘Escape at Dannemora’
‘Fosse/Verdon’
‘Sharp Objects’
‘When They See Us’
Mejor telefilme
GANADOR: ‘Bandersnatch: Black Mirror’
‘Brexit’
‘Deadwood: The Movie’
‘King Lear’
‘My Dinner With Hervé’
Actor principal de miniserie o tv-movie
GANADOR: Jharrel Jerome, ‘When They See Us’
Sam Rockwell, ‘Fosse/Verdon’
Mahershala Ali, ‘True Detective’
Benecio del Toro, ‘Escape at Dannemora’
Hugh Grant, ‘A Very English Scandal’
Jared Harris, ‘Chernobyl’
Actriz principal de miniserie o tv-movie
GANADORA: Michelle Williams, ‘Fosse/Verdon’
Amy Adams, ‘Sharp Objects’
Patricia Arquette, ‘Escape at Dannemora’
Aunjanue Ellis, ‘When They See Us’
Joey King, ‘The Act’
Niecy Nash, ‘When They See Us’
Actor secundario de miniserie o tv-movie
GANADOR: Ben Whishaw, ‘A Very English Scandal’
Michael K Williams, ‘When They See Us’
Asante Blackk, ‘When They See Us’
Paul Dano, ‘Escape at Dannemora’
John Leguizamo, ‘When They See Us’
Stellan Skarsgard, ‘Chernobyl’
Actriz secundaria de miniserie o tv-movie
GANADORA: Patricia Arquette, ‘The Act’
Marsha Stephanie Blake, ‘When They See Us’
Patricia Clarkson, ‘Sharp Objects’
Vera Farmiga, ‘When They See Us’
Margaret Qualley, ‘Fosse/Verdon’
Emily Watson, ‘Chernobyl’
Mejor dirección de miniserie o telefilme
GANADOR: Johan Renck (Chernobyl)
Ben Stiller (Fuga en Dannemora)
Jessica Yu (Fosse/Verdon)
Stephen Frears (A Very English Scandal)
Ava DuVernay (Así nos ven)
Mejor guion en miniserie o telefilme
GANADOR: Craig Mazin (Chernobyl)
Brett Johnson, Michael Tolkin y Jerry Stahl por Episode 6 (Escape en Dannemora)
Brett Johnson y Michael Tolkin por Episode 7 (Escape en Dannemora)
Steven Levenson y Joel Fields por Providence (Fosse/Verdon)
Russell T. Davies (A Very English Scandal)
Ava DuVernay y Michael Starrbury por Part Four (Así nos ven)
Serie de sketches
GANADOR: ‘Saturday Night Live’
‘At Home With Amy Sedaris’
‘Documentary Now!’
‘Drunk History’
‘I Love You, America With Sarah Silverman’
‘Who Is America?’
Vicente Navarro ha publicado un estupendo debut este verano, ‘Casi tierra‘, presentado por el single ‘Esternón’. El tema de apertura ‘En el río’, pasaba ya por nuestra sección «Canción del Día» y ha caído también muy simpático al algoritmo de Spotify, apareciendo en sendas playlists de éxito del gigante sueco: una de cantautores y otra llamada «Desconecta y descansa».
Como resultado, ‘En el río’ suma ya 40.000 streamings. Es una noticia excelente, pero Vicente Navarro no es un cantautor al uso y eso queda demostrado en otras pistas de su álbum como es el caso de ‘Toro’. Tanto el flamenco como la electrónica han sumado a su desarrollo como artista y esta es una de las pistas en las que más patente queda. Tras un inicio más intimista dominado por la guitarra o directamente el silencio, estalla un estribillo apasionado, vehemente («Voy a drogarme de ti, voy a drogarme de ti, de ti / Voy a drogarme de ti, y a beberme la luna»); pero lo mejor viene después cuando emerge la cacharrería electrónica para dotar a la producción de interesantes matices.
No en vano, según el propio Vicente Navarro, esta es la canción que «mejor representa» tanto al disco como a él mismo. Así lo explicaba en Mondosonoro en una entrevista reciente: «Soy muy perfeccionista y trabajé mucho con Eduardo, el productor, con César, el guitarrista y con Carlos, en la mezcla, para conseguir el equilibrio entre los dos mundos (NdE: el de guitarra y el electrónico). Es cierto que puede parecer que tira más hacia el folclore, pero creo que es porque las letras pesan mucho, y a mí me parece bien. Fue una decisión consciente. Para mí la canción que más representa al disco y a mí es ‘Toro’ porque creo que tiene el equilibrio justo entre los dos mundos.
Hace hoy dos semanas exactas que perdíamos a uno de los mayores fenómenos musicales españoles de todos los tiempos, Camilo Sesto. Una figura de la canción melódica que tuvo un éxito descomunal en los países hispanohablantes: en vídeos virales televisivos y en los propios comentarios de nuestras web y redes sociales, hemos podido comprobar cómo, mientras en España muchos le consideraban poco menos que un freak con un solo hit –insisto: estoy convencido que, si preguntamos a gente random por la calle, muchos le recordarán solo por ‘Vivir así es morir de amor’ o ‘Mola mazo’, como mucho–, en Latinoamérica seguía y sigue siendo idolatrado como una figura eterna.
También nos ha resultado llamativo que muchos músicos del entorno independiente y alternativo lamentaban su desaparición, destacando sus cualidades no sólo como intérprete sino también como compositor y productor. No en vano hay algunos en los que su huella melódica es patente (Amaral), otros que le han versionado apasionadamente (Javier Corcobado), varios que le han hecho guiños en sus canciones (Miqui Puig y Guille Mostaza en Ellos). Y hasta alguno que ha tenido el privilegio de acceder a sus másters y remezclarle (como Guille Milkyway de La Casa Azul). Así que nos hemos dirigido a ellos (y también a Francisco Nixon, cuyo último disco ‘Lo malo que nos pasa‘ era en parte un homenaje al sonido de los 70 que Sesto representaba) para que nos digan con detalle qué admiraban de Camilo, rindiéndole entre todos un homenaje final que hemos querido aglutinar en JENESAISPOP.
Comenzamos con Amaral, habida cuenta de que en muchas de sus canciones hay un poso –quizá no demasiado evidente, pero palpable– de esa tradición melódica de los 60 y 70, incluso en su último disco, ‘Salto al color‘. Eva Amaral y Juan Aguirre nos envían estas palabras:
«En memoria de Camilo Sesto para JeNeSaisPop:
Escuchar la contención y el hilo de voz al cantar las primeras estrofas de “El amor de mi vida”, para estallar mas adelante, es sentir que estás ante una figura de calado enorme.
No solo fue un cantante impresionante, también un gran escritor de canciones maravillosas. Con giros melódicos sorprendentes y una gran dosis de misterio debajo de sus historias.
Todo nuestro respeto a su figura y legado, y nuestras condolencias para sus amigos, familiares y seguidores.
Eva y Juan»
Acudimos también a La Casa Azul, claro, siendo a priori el que más contacto tuvo con su música después de que reconstruyera de tres formas distintas en un reciente maxi el eterno ‘Vivir así es morir de amor’. Elefant Records nos explica que Guille Milkyway está a tope de trabajo tanto en estudio como en sus directos y no puede atender a nuestra petición, pero se remite a la extensa carta que escribió cuando se publicó el citado EP, de la que rescatamos su primer párrafo. Es suficientemente aclaratorio de lo que ha supuesto Camilo Sesto para la música española a juicio del barcelonés:
«Camilo Sesto es una pieza clave en la historia de la música pop en español, un músico excepcional que definió el sonido de la canción romántica, sentó las bases de la música melódica española y la proyectó internacionalmente con una potencia nunca antes vista. Es junto a Julio Iglesias, Raphael y Nino Bravo la voz de una generación que ha trascendido a su época y ha influido a muchísimos artistas más allá incluso de su género. Su talento vocal pero sobretodo su pericia interpretativa son únicos. Su dimensión tanto de compositor como de productor ha estado muchas veces eclipsada por su faceta interpretativa, pero es lo que le conforma como un artista total y le hace tener un status especial en la música en español.
Guille Milkyway»
El día de la muerte de Camilo Blanes, Miqui Puighacía notar que en la letra de ‘Drama‘, gran single incluido en el disco de Los Sencillos ‘Colección de favoritas’ (1999), él cantaba “Un dia lluvioso en la ciudad de Barcelona, Camilo canta «melancolía»…” No podíamos perder la ocasión de pedirle una nota a un artista que ya le reivindicó a contracorriente. Nótese el nuevo guiño en el texto a esa misma fantástica canción que co-escribió con Marc Botey.
«¿Te acuerdas de sus caras al decir que te gustaba su música?. Eran los noventas, llevábamos las bolsas en bandolera. Y de la misma manera que Gabinete Caligari cargaba con la imitación de Martes y Trece, Camilo cargaba con sus declaraciones en televisión frente a un indocumentado periodista que le tomaba por un freak. Camilo ya entonces era una leyenda, su canciones eran parte de la vida de muchísima gente, mayoritariamente aquella que no tiene prejuicios por que no debe aparentar. La magia del pop, de popular, de llegar a tantísimos rincones del planeta. Y descubrimos su voz, el elemento más destacable, el poder de ella. Seductora a veces, potente y desbocada en pasajes cercanos al soul, pero siempre única. Reconocer una voz es marca, es de lo que se trata esto, la impronta que dejaremos. Y a mi me ha dejado momentos, noches inolvidables y lagrimas. Camilo siempre fue banda sonora de momentos crudos. Me cantaron una vez desde un balcón una canción suya, que luego yo retrate en una mía. Le rescatamos en sesiones, lo grabamos en cintas de regalo o de daño, y esos mismos que nos miraban con cara de oler basura antes, ayer le cantaron a pleno pulmón. Ese es el poder de los cantantes, y las canciones populares.
Miqui Puig»
También ha accedido Javier Corcobado –a punto de relanzar su carrera musical desde el sello Intromúsica, por cierto– a dedicar parte de su tiempo a escribir sobre Camilo Sesto. Para algunos ‘Getsemaní’ se convirtió en un símbolo gracias a aquella versión desgarrada que el icono del underground madrileño hizo junto a Manta Ray en su disco conjunto ‘Diminuto cielo‘. Y él, como descubrimos aquí, no hizo aquella reinterpretación de manera precisamente casual ni caprichosa:
«A mí a Camilo Sesto me lo descubrió mi melómana abuela Aurelia, a los diez años de edad. Por aquel entonces yo ya amaba a Frank Sinatra, Serge Gainsbourg, Raphael, Julio Iglesias, Nino Bravo, etcétera. Aurelia fue quien me llevó un par de años después al estreno de Jesucristo Superstar, allá por 1975 en el teatro Alcalá Palace, y me dejó impresionado. Camilo Sesto, haciendo ‘Getsemaní’, me tatuó el alma con su extraordinaria voz, como unos años más tarde lo haría Alan Vega con Suicide. Teddy Bautista, aparte de haber sido el productor del álbum doble homónimo, también cantaba con su voz soul haciendo de Judas. Inefable aquel espectáculo. Sin duda, Camilo Sesto ha sido (y será, porque gracias a las grabaciones los artistas perduran en la memoria humana y animal) uno de los mejores crooners que ha dado la música pop en el mundo. Lástima que no supiera asumir con bien su alopecia. Que Dios lo acoja en su seno como un arcángel.
Javier»
Como decíamos también al principio, si ha habido un artista del ámbito independiente que ha rendido homenaje de manera explícita y dedicada a aquel cuidado y espectacular sonido orquestal de los cantantes melódicos de los 70, ese es Francisco Nixon. El miembro de Australian Blonde y La Costa Brava destaca, además, cómo Camilo y otros artistas de la época sufrieron los prejuicios de posteriores generaciones, que por suerte hemos sabido derribar:
«La música de Camilo Sesto, y la de tanta gente de su generación, es una música que me enseñaron a despreciar. Para la generación de ‘La Edad de Oro’, la España de Pepe Domingo Castaño y sus ‘300 millones’, era la España a superar. Salir de tu pueblo para vivir la fantasía warholiana de reinvención, huyendo de sitios como Gijón, en mi caso. Todo moderno es un moderno de pueblo. Despreciábamos la pata de elefante por la misma razón por la que los adolescentes desprecian a los niños: nos pilla demasiado cerca.
Solemos dar a los grandes artistas por sentado, pero no hay nada más difícil que hacer un hit. Camilo Sesto fue un gran intérprete y un gran compositor. No conozco mayor elogio.
Fran»
Otro que destaca la figura de Camilo Blanes como autor es Guille Mostaza. El que fuera mitad de Ellos no tiene el más mínimo reparo en reconocer que, pese a los recuerdos infantiles que muchos compartimos, le dejó noqueado ‘Mola mazo’, que afirma es «una obra maestra». Pero además nos revela no solo que tomó una de sus frases para una de sus canciones, sino que, en buena medida, el mayor éxito de su grupo con Santi Capote, ‘Lo dejas o lo tomas’, está inspirado por el mensaje de aquel tema «tecnochochi», el último éxito escrito por Camilo Sesto.
«Camilo Sesto siempre se ha diferenciado del resto de sus colegas, y mucho, principalmente porque componía las canciones que cantaba, con lo que todo lo que salía de su boca lo hacía también de su imaginario propio. Escuchando su obra te das cuenta del sinvivir en el que se mantenía para alimentar a ese dragón compositivo que llevaba dentro. Vivir para la causa deja heridas a muchos niveles, hay quien decide si lo deja o no, y en ambos casos cuándo será eso pero Camilo se mantuvo preso de sí mismo hasta el último momento. Preso y liberado a la vez.
Contaría lo típico, eso de que mi madre me lo ponía, o que recuerdo sus actuaciones en programas familiares y galas después de la cena, que mi canción favorita era ‘Amor, amar’ y que en un karaoke canté borracho ‘Vivir así es morir de amor’, pero a mí lo que me pegó fuerte fue ver a Camilo cantar ‘Mola mazo’ en un programa en el que yo mismo actué, en la televisión nacional. Fue sobrecogedor verle ahí, con esa base tecnochochi, recitando su propia vida a los cuatro vientos, resurgiendo de sus propias cenizas y esgrimiendo su leit motiv al grito de ‘Mola mazo’. Recuerdo que en su día causó muchas risas entre mis contemporáneos, los ejercicios de sinceridad absoluta siempre parecen ridículos, pero a mí me pareció una obra maestra de manera inmediata.
Si la despojas de ese formato discotequero y eliminas ese caduco ‘Mola mazo’ del texto te queda una muy buena canción. Si cambias la producción por una más anacrónica, con cuerdas, coros y estas cosas que hicieron a Camilo ser lo que fue, nos encontraríamos con un temón a todas luces emocionante. Es más, me gustó tanto que de esa canción robé una frase que metí en ‘Nuevo Imperio‘, canción que compuse para el último disco de Ellos. Y confieso, ahora que nadie me ve, que su temática reafirmativa y autoindulgente me llevó a escribir ‘Lo dejas o lo tomas’, a día de hoy la canción más escuchada en Spotify del que fue mi grupo durante casi dos décadas.
La frase que le tomé prestada dice “nadie se aplica los consejos que da”, que me parece rotunda por lo certero y humano de su afirmación, precisamente que salga de él le humaniza, pone un pie en lo mundano pero a la vez sabiéndose conocedor de nuestras miserias de una manera casi esotérica. O de deidad que todo lo saber sin necesidad de comprobarlo. Camilo estaba por encima.
Siempre que me da por probar un micrófono canto “hola, qué tal, cómo te va”, como hizo él en su cacareada y delirante -aunque como era habitual en él, de una autenticidad imparable- aparición en el ya lejano ‘Crónicas marcianas’, costumbre que sigo manteniendo hoy en día. Nunca canté tan bien como Camilo, ni de lejos, pese a intentarlo, pero para mí su presencia escénica me marcó profundamente. Le veías en escena, con la mirada perdida haciendo su clásico falsete y en seguida escuchabas voces diciendo “está loco”, “va pedo” o cosas así, incluso algunas risas, pocos veían a un hombre en su más puro estado de honestidad. En su propia realidad, inventada por él mismo y de nadie más, ni siquiera de su propia familia. Camilo era así por dentro y por fuera, de día y de noche.
A principios de año le vi ensayar con su orquesta al completo en unos locales que hay cerca de mi estudio, estaba en plena forma y no desafinaba ni media nota. Quise acercarme a saludarle en un pequeño descanso pero le vi tan metido en lo suyo que pensé que molestaría más que otra cosa, así que perdí mi oportunidad para siempre. Le echaremos de menos.
Guille Mostaza»
Por último, hemos querido recabar la opinión de un músico tan ajeno, a priori, al universo de Camilo Sesto. Se trata de David García, nombre real de uno de los más prestigiosos e internacionales productores españoles de hip hop, más conocido como Cookin Soul. Él fue el que nos sorprendió al señalar las numerosas ocasiones en las que raperos y productores norteamericanos de la fama de Jay-Z, Rick Ross, Mike WiLL Made-It o Cam’ron habían empleado samples de canciones suyas. También nos dedica un texto en el que revela cómo el musical ‘Jesucristo Superstar’ sigue siendo, aún a día de hoy, un tema de conversación familiar:
«Mi hermano mayor siempre me recuerda “no te imaginas las colas que habian para ver la obra de ‘Jesucristo Superstar’”, ya que las vivió en persona. Camilo fue un pionero y uno de los primeros en alcanzar el éxito internacional y fue por puro talento. Quizá no tenía el sex appeal y el carisma de Julio Iglesias, pero sin duda tenía una mejor voz, una voz espectacular. Su paso por la música no solo tuvo impacto en el mundo pop o mainstream, ya que también, a través del arte del sampling, productores como yo lo han tenido presente en sus tracks y se ha creado su propio legado en el mundo del Hip-Hop, con grandes aportaciones como las que tenéis aquí.
Cuando alguien sitúa su 8º disco en el número de 1 de ventas no puede hablarse de casualidad. La suerte no es una cosa que «volverá a nuestro lado» sino que no existe cuando hablamos de los Amaral de 2019. Se nota en cada palabra de Eva Amaral y Juan Aguirre el grado de meditación y trabajo en todo lo que han hecho durante los últimos años. Tras ‘Hacia lo salvaje’ y ‘Nocturnal’, los dos discos más interesantes de su carrera, vuelven a distribuir en una major, Sony, aunque lo importante es que han decidido dar un giro más patente que nunca en su nuevo disco, ‘Salto al color‘. Foto: Javier Soto Azpitarte.
Cuenta Eva que otras veces han hecho lo que para ellos eran cosas nuevas, pero que esta es la ocasión en que más gente les está comentando lo que han cambiado en este disco. Hay ritmos dancehall, folk, ecos de new age, guitarra portuguesa y flamenca… y algún tema cercano al electropop como en otros de sus álbumes. Amaral dejan como siempre una buena conversación sobre temas estrictamente musicales y también relativos a la sociedad o a la industria musical. La gira de Amaral, tras estrenarse en Dcode, tiene grandes fechas ya confirmadas. Detalles, en su web.
El disco es bastante diferente a lo que soléis hacer. ¿Lo habéis buscado o ha surgido de manera natural?
Eva: Ha surgido de manera natural, no forzada, pero porque nosotros nos sentíamos diferentes. No habría sido natural volver a transitar por el mismo camino que discos anteriores. Me alegra que digas esto porque sentimos por primera vez que la evolución es más patente. Otras veces sentíamos que habíamos hecho una vuelta de tuerca y la gente nos decía: «¡es el disco más Amaral de todos!». Esta vez ha sido más evidente.
Juan: El público y los medios veis la cronología de disco a disco. Es la manera de evaluar la evolución de una banda. Pero nosotros todos los días abrimos una nota de voz, apuntamos algo o descubrimos una canción que nos gusta. Llama un amigo y te dice: «tienes que escuchar esto». Y de gira las posibilidades de descubrir música se multiplican.
¿Qué sentís que es lo más diferente?
Eva: Hemos hecho el disco que nos hubiera gustado oír y bailar. Este disco tiene mucha relación con el movimiento y con el hecho de que sentimos ganas de hacer algo más colectivo, a nivel movimiento, baile… La parte rítmica es más patente. Pero hay cosas que estaban en discos anteriores, todos los teclados con que hemos jugueteado estaban en canciones de discos anteriores. Lo que pasa es que en este disco todo eso está más concentrado.
La parte synth-pop estaba, pero otra no. Habéis jugado con la world music, el single es tropical, ‘Bien alta la mirada’ me parecía un poco reggaetón, vosotros lo llamasteis dancehall más bien…
Juan: Eso concretamente no, el dancehall, las cosas más jamaicanas.. no estaban.
Eva: Pero sí era algo que ya escuchábamos.
Juan: Sobre la parte world music, siempre ha habido una parte de folk en nuestras canciones. Como guitarrista sí he jugado con instrumentos de doble cuerda, mi primer sitar me lo regaló Eva y ella se compró otro. Eso sí que estaba. Pero más que justificar que si estaba o no, que da igual, lo importante ha sido el salto que se deriva de la revolución digital. Los sistemas de producción han cambiado a merced a la revolución digital. Puedes coger un instrumento antiguo y tratarlo con procesos nuevos. Estamos en un momento en que esa manera de componer o procesar el sonido se ha hecho patente, y hay gente que lo ve chocante y hay gente que lo abraza con entusiasmo. No es tanto una diferencia entre géneros como que hay a quien le gusta el sonido clásico y a quien le gusta la revolución digital. Nosotros vamos a ir a la radio a hacer en acústico ‘Ruido’, ‘Mares’ y ‘Bien alta la mirada’ y honestamente creo que son grandes canciones.
Eva: «Hay algo que ha cambiado en el ADN. ‘Señales’, más que como una canción, yo la veía como pasar de una habitación a otra, como si fuera un musical»
¿Qué producción refleja mejor la adaptación de la revolución digital?
Juan: ‘Bien alta la mirada’ tiene un montón de cosas que si las escucharas por separado sin la voz, verías que vienen de sitios distintos. Yo crecí con música inglesa, con las superbandas, la tradición… y ahora lo único que puedes hacer es abrirte. Te puedes quedar ahí, tengo amigos que lo han hecho y me encanta, yo sigo siendo fan de los grupos con los que crecí, pero (como músico) solo puedes abrirte. ‘Entre la multitud’ también me encanta. Tiene algo de pop sueco que me flipa por las melodías, tiene algo de clásicos de electro-rock, una Rick de 12 cuerdas de las bandas con las que crecí y una melodía de voz que cuando Eva me enseñó me encantó. La parte de «nunca volveremos a encontrarnos».
Eva: Para mí ‘Señales’ sería un buen ejemplo de evolución en manera de componer, que no es de guitarra acústica. Son ideas que se ponen en común desde una base de ordenador. Hay melodías que van a sitios, diversas partes en la canción, la estructura es diferente… Hay muchas melodías que surgen por algo que está sonando: un bombo a negras que entra, la batería… no solo es componer con la guitarra. Hay algo que ha cambiado en el ADN. Más que como una canción, yo la veía como pasar de una habitación a otra, como si fuera un musical, más bien una cosa teatral. No voy a decir ópera, porque nos queda muy grande, pero… Y otro ejemplo es ‘Halconera’, que es de música tradicional, folk, con las flautas de Carlos Núñez, pero vestida con capas de sintetizadores haciendo un movimiento, con un teclado que grabó Tomás Virgós como un aleteo. Hay percusiones generadas con ordenador en mi casa… Cosas que generan que parezca que estás viendo el halcón volar.
Las guitarras de ‘Señales’ son un poco como U2, pero es verdad que hay muchas otras cosas.
Juan: Abraham de León Benavente vino porque Eva iba a hacer una colaboración con él (NdE: ‘Amo’), fui al estudio para echarles un cable y que ellos se concentraran solo en lo artístico. Y escuchó esta canción y dijo que la guitarra le sonaba africana. Luego lo escuché y dije: «igual sí que tiene ese carácter», pero fue casual.
Eva: «Al disco le vemos una unidad, más que nada por temática: la reivindicación de la identidad de las personas»
El disco empieza y termina con las canciones un poco más new age, world music… ¿Fue una opción centrarnos en eso o queríais hacer un disco variado?
Eva: Le vemos una unidad, más que nada por temática, porque creemos que casi todas las canciones hablan de la reivindicación de la identidad de las personas. Luego, esos sonidos que para nosotros dan la unidad no siempre están en la parte más alta de la mezcla.
Hay un momento que es particularmente un susto: un tema de electropop como ‘Juguetes rotos’ saliendo después de ‘Soledad’, que tiene una guitarra flamenca.
Juan: Nuestros discos siempre han sido variados.
Eva: Igual nos pasamos de dinámica (risas)
Juan: Una vez cuando estábamos grabando un disco en Inglaterra, llegó el propietario del estudio y le dijo a Eva: «you’re riding too many horses». Quizá porque escuchó alguna canción más electrónica. Pero le dijimos que cabía porque nosotros le vemos la unidad.
¿Sois conceptualistas para redondear discos u os dejáis llevar?
Juan: Yo soy superimpulsivo y visceral y poco racional buscando ideas. Pero una vez que la hemos encontrado, quieres que algo suene muy bien. Es como si las canciones mandaran, como si lo esencial fuera la canción y estuvieras al servicio de llevarla tan lejos como creas tú que la canción tiene que ir. También, hay una voz muy identificativa, que es la de Eva, y cierta manera de hacer pequeños riffs y enlazarlos: nuestra identidad está ahí.
Cuando hay una voz tan reconocible como la de Eva se dice que es lo que da la unidad a un disco…
Eva: Pero las guitarras de Juan también y yo creo que tiene más mérito, porque una voz es la que tienes. Pero que con un instrumento digas «esto suena muy Aguirre», por su manera de entender la melodía…. Y eso de «montar muchos caballos» nos ha pasado siempre. Hay muchas cosas que nos gustan y eso termina revirtiendo.
Tu preocupación, Juan, decías que era ir a la radio y poder hacer un acústico con tu experimento…
Juan: Es más importante para nosotros, porque hacemos canciones.
Pero queréis experimentar… Poder ir a una radio con una acústica de lo que tengas sería el límite…
Juan: Igual somos muy osados porque pensamos que todo se puede llevar… No tengo claro si ese es el límite. Si me pongo humilde y pienso que hacemos canciones pop, te diría que el límite es ese, pero hay cosas del disco que son esenciales y ya no están circunscritas al pop, solamente. Soy muy fan de Boards of Canada y salvo alguna canción… no se podría hacer con guitarra. ¡Quizá con dos! (risas)
Eva: Pero Moderat se podría hacer con guitarra…
Las letras del disco son bastante claras, pero tengo alguna pregunta. En ‘Tambores de la rebelión’ hay un «mi vida no es fácil» y una respuesta: «no lo es la de nadie».
Eva: Es una conversación real, es la típica persona a la que le estás diciendo «yo tengo esta problemática» y responde «y yo la mía». La canción habla de alguien que es tóxico, que va a intentar que vayas para abajo y absorberte la energía.
Yo pensé que hablabas de la fama.
Eva: No tanto de la fama como del hecho que si alguien quiere llegar a tu vida o ser tu pareja, tiene que saber que estás todo el día viajando, tienes peculiaridades. Pero la respuesta era buena: todos tenemos peculiaridades.
Juan: «Una persona adolescente no es idiota, es adolescente (…) Una persona adolescente puede ser más ingenua y haber escuchado menos cosas, pero la manera en que vive la música es muy poderosa»
En ‘Peces de colores’ creía que hablabais de la discriminación por edad por la frase «no marcarán más mis horas tu reloj», pero luego me di cuenta de que no.
Eva: O sí, cada uno interpreta lo que quiere. Estábamos empezando a escribir y queríamos hablar de una persona que se siente de otra manera a cómo las personas la ven desde fuera. En ese dilema vimos a Gabriel, un adolescente transexual aragonés, en las noticias, contando su historia. Quería cambiar su nombre en el DNI para que todo en su vida fuera acorde. Y hablaba con una serenidad…
Juan: Con un peso…
Eva: Con un aplomo de «no van a impedir que sea quien soy». No es ningún error su existencia ni su manera de sentir.
Vosotros ahora estáis sonando mucho en radio, además, no sé si habéis sentido la discriminación por edad, aunque en España yo creo que no hay tanta como en Reino Unido. Shakira suena en radio a machete con más de 40.
Eva: Se nos discrimina toda la vida. De joven eres muy joven para nosequé. En toda tu existencia hay trabas.
Juan: Pasa con la adolescencia. La gente adulta tiende a pensar que los adolescentes son idiotas, que tiene gustos musicales horribles, que no son clásicos obviamente. Yo soy mayor pero recuerdo muy bien que el mundo adulto lo veía de una forma banal y me da rabia. Pero soy capaz de conservar esa percepción de intentar pensar como una persona adolescente, que no es idiota: es adolescente. Puede ser más ingenua y haber escuchado menos cosas, pero la manera en que vive la música es muy poderosa. Hay una cosa que no quiero perder, que es escuchar música con absoluto entusiasmo. Con algunas cosas actuales he sentido lo mismo que cuando escuché por primera vez a los Smiths.
Juan: «La música significa no pensar mucho y modificar tu estado de ánimo de manera irracional (…) La música para mí es llegar a un sitio por primera vez»
¿Con cuáles?
Juan: Boards of Canada me dejaron loquísimo. De ‘Swamp Song’ de Dua Lipa, de una banda sonora, escuché una remezcla cuando estaba corriendo, y fue increíble: la estrofa es maravillosa y el estribillo igual; el ritmo sobre el que caminaba la voz, igual. La música te brinda algo nuevo todos los días, incluso de otras épocas porque antes eras occidental-centrista. Luego descubres calipso, reggae, cosas de música negra cuando grabamos en Brixton, cosas que no habían llegado a tu vida en Zaragoza. La música significa no pensar mucho y modificar tu estado de ánimo de manera irracional. Siempre lo he vivido. Cuando cuelgo la guitarra no quiero saber ni el tono en el que estamos, como cuando no sabía hacer nada. Cuando tocas un instrumento nuevo, como en «Mares», en la que hay una guitarra portuguesa, todo suena mal al principio porque no conozco el camino, pero cuando das con algo que suena bien, tienes la sensación de llegar a un sitio por primera vez. La música para mí es llegar a un sitio por primera vez.
Juan: «Cuando estamos haciendo un disco estamos en una burbuja, nos olvidamos de los discos anteriores, de las ventas y de todo porque empezamos así y nos fue bien»
¿Conectáis con nuevo público adolescente? Parece que la gente joven solo escucha urban, pero de repente salen Carolina Durante o Amaia y lo petan. Hay adolescentes de todo tipo…
Eva: Tenemos un público muy variado, de todas las edades, desde el primer disco, es realmente sorprendente.
Juan: No es algo que nos preocupe cuando estamos haciendo un disco. Estamos en una burbuja, nos olvidamos de los discos anteriores, de las ventas y de todo porque empezamos así y nos fue bien. Es un ideal olvidarte de todo eso, quizá. Si no hiciera discos con Eva, tendría más difícil abstraerme. Pero al encontrarnos los dos con la sesión de Logic, el programa que usamos, en blanco, todo lo que vendimos no cuenta, todo lo que hay en el mundo exterior no cuenta.
Lo decía también porque habéis estado un tiempo sin sonar en radio, aunque ahora habéis vuelto.
Eva: Nunca dejó de sonar en radio, creo. Yo no tuve esa percepción de que desapareciera.
En la lista de «lo más radiado» estáis ahora, pero no sé si con los dos últimos discos. Como tampoco suenan en radiofórmula Vetusta Morla y actúan para 40.000 personas en Madrid.
Juan: «En ‘Nocturnal’ la canción que sonó fue ‘Lo que nos mantiene unidos’ y en ‘Hacia lo salvaje’, ‘Cuando suba la marea’.
Eva: Y ‘Hacia lo salvaje’.
Juan: Hay canciones de anteriores discos que suenan de manera recurrente. Es cierto que «Mares» ha entrado en casi todas las radios, estamos encantados, es maravilloso.
Juan: «Sería una idiotez decir «no me influye lo que está de moda». O sea, ¿por qué no?»
Habrá quien diga que habéis hecho un dancehall porque es lo que se lleva, o algo tropical porque es lo que se lleva.
Juan: Nos influye todo lo que se lleva, otra cosa es que seamos miméticos. En el primer disco éramos muy fans de Portishead, Massive Attack, de todo post-Bristol, cuando Tricky tocaba en Aqualung… pero al hacer el disco no teníamos ni la tecnología, ni los medios. Como adorábamos lo clásico, hicimos lo que pudimos con las canciones. Cuando hemos tenido un acercamiento a lo que estaba de moda de cada disco, hemos intentado no ser miméticos… Me encanta el sonido de la 808, pero una cosa nos interesa cuando conseguimos hacerla nuestra. Una cosa es la 808 de los 80 y otra lo que se hace con ella en 2020. Nos influye todo: la música de las series… Sería una idiotez decir «no me influye lo que está de moda». O sea, ¿por qué no?
Eva: El ritmo de reggaetón, dancehall, trap o como lo quieras llamar, está inventado ahí desde hace muchos más años que esas etiquetas. Está en canciones de antes que me gustaban y de ahora que me gustan.
Eva: «Para mí es igual de emocionante Pixies que Azealia Banks»
¿Estás pensando en una canción concreta?
Eva: Últimamente, desde ‘Nocturnal’, un amigo Xabi B y yo hemos estado pinchando, como dj’s entre comillas, y hemos evolucionado de canciones pop-rock a ir evolucionando a cosas más basadas en lo rítmico, en poner a gente a bailar en un bar, en un festival… En esa evolución han entrado un montón de cosas. Xabi es muy del trap, del hip-hop…
Juan: Para mí fue muy importante ir a las sesiones de Eva y Xabi, disfrutar de la música en un contexto colectivo, en sesiones del 8yMedio.
Eva: Para mí es igual de emocionante Pixies que Azealia Banks.
Justo cuando salgamos de esta entrevista saldrán las listas de ventas, ¿lo sabíais? ¿Estáis pendientes de si entráis al número 1?
Juan: No, ni idea
Eva: ¡Chan, chan! (risas)
Os da igual…
Juan: Ahora que lo dices me da curiosidad…
Juan: «Yo ya he vivido tener el disco más vendido del año. No fue la época más feliz de mi vida. Quizá habría tenido que ir al psicólogo»
Sony no ha influido a nivel artístico, imagino, ¿pero a nivel estructural…?
Juan: Sí que se nota. Mira, la verdad es que cuando hicimos Antártida, fue porque en el cono sur llegamos a vender mucho. En Chile, Argentina… Y EMI, que había absorbido Virgin, desapareció. Temíamos un efecto dominó. Aquí desapareció unos años más tarde. Hicimos el sello y el estudio como un método de volcar nuestras inquietudes musicales. Cuando conocimos a la gente de Sony nos pareció interesante completar el equipo para dedicarnos más a la música. Con el sello nos ocupábamos de cosas que no eran musicales y para las que no tenemos ninguna vocación. Sony ha influido positivamente, y aunque conservamos Antártida, consideramos a Sony nuestra discográfica.
Eva: Por otro lado, teníamos una oficina con gente con mucha afinidad trabajando, una manera de apoyarlos era tener a Sony.
Juan: A mí ahora mismo que lo has dicho, me importa muchísimo la lista y deseo que el disco vaya bien por todo nuestro equipo. Tenemos una banda maravillosa, una gente en comunicación maravillosa. Yo ya he vivido tener el disco más vendido del año. No fue la época más feliz de mi vida. Quizá habría tenido que ir al psicólogo (risas) Y sé a qué sabe eso, pero es para compartirlo. ‘Nocturnal’ fue bien, ‘Hacia lo salvaje’ superbién, y es para la gente que ha intentado entender lo que tenemos sónicamente en la cabeza. Luego están los técnicos de sonido, el resto del equipo… ojalá vaya bien por compartirlo con ellos.
La gente que también ha tenido en España «el disco más vendido del año» que he entrevistado, también tuvo una relación peculiar con la fama: a Cranberries se los llevó por delante, Bebe contaba que lo pasaba fatal porque se le tiraban al coche… Vosotros no tenéis ese recuerdo fatal, por lo que veo…
Eva: No es que tenga mal recuerdo. Fue bonito, pero tardamos un poco en darnos cuenta que había que celebrarlo más. El siguiente disco también fue el más vendido. Tuvimos varias oportunidades de aprender a disfrutarlo.
Juan: Nadie está preparado para que te vaya rematadamente bien ni rematadamente mal.
EVA: Una explosión con ‘Estrella de mar’, no es que no la disfrutes, es que todo el mundo quiere que estés en varios sitios a la vez. Y yo tengo algunas lagunas tremendas, es una vida tan loca… de estar por la mañana en un sitio y por la tarde en otra… Fueron un par de años muy intensos. Cuando lo asimilas, empiezas a disfrutarlo.
«Nadie está preparado para que te vaya rematadamente bien ni rematadamente mal»
Aunque no fueras al psicólogo, Juan, parece que sí lo has hecho. Se te ve muy calmado. No sé si porque sois tímidos o porque nunca contáis ciertas cosas.
(risas) Eva: Nos ha pasado de todo… También digo que aunque diéramos esa sensación de estallido, llevábamos muchos años con maquetitas, en Zaragoza, viniendo a Madrid donde no había nadie escuchándonos literalmente, solo los camaremos…. Fue gradual, no salimos de la nada.
Juan: Nos ayudábamos mutuamente. Siempre nos entendimos mutuamente y hacíamos los dos las dos cosas. La gente asumió que «Eva canta muy bien y yo era el cerebro», pero no. Eva toca la guitarra, yo hago un trocito de letra. Somos como una banda de más personas, pero en lugar de ser 5 chicos éramos un chico y una chica, que eso resultaba chocante. Eva hace bases, arreglos, y yo puedo hacer letras.
Esto se vio con la polémica de ‘Sin ti no soy nada’, que sigue en esa lista negra… (y es una canción de Juan, no una de Eva mostrando su dependencia hacia un hombre, como el dúo ha explicado varias veces).
Juan: Pero está bien que se propicie el debate, porque si llegamos a algún punto sobre algo… Obviamente la gente que nos conoce sabe cómo somos, pero si una canción sirve para debatir cosas…. Tienen otras canciones sobre las que también se puede debatir. Yo creo que siempre nos hemos cuidado el uno al otro, por encima del proyecto musical, y eso nos ha dado aire.
Un día eres la persona que más discos vende al año en Reino Unido de un debut y poco después apenas haces ruido con tu nuevo lanzamiento. Así es el mundo del pop en concreto y «la vida real» en general, pese a que con el título de su tercer largo, Emeli Sandé no se esté refiriendo a esto. Tras una mala etapa en lo personal, dedica ‘Real Life’ a las personas «marginadas, olvidadas o machacadas», para las que espera que este álbum lleno de optimismo y mensajes revitalizantes, sirva de «batería, como una recarga» que nos haga «sentir restaurados”.
Su vía para lograrlo es un conjunto de 11 canciones que se amparan en el soul pop más amable, en el lado más blando del góspel y en el R&B para dejar mensajes de positividad en un mundo en el que el racismo continúa siendo un debate. «No importa el color de tu piel / sienta igual que te claven un cuchillo», indica ‘Human’, mientras ‘You Are Not Alone’, como otras canciones con el mismo mensaje de ánimo, dice cosas como «¿no te harta que te mientan? / ¿no te aburre que te ignoren? (…) / ¿te cansa trabajar por lo mínimo?». El fondo musical es un tanto Whitney Houston en la era ‘Exhale’ o un tanto Beatles, y también genera muchas ganas de reencontrarte con ‘Eres tú’ de Mocedades.
Salaam Remi, co-autor y co-productor de los dos primeros álbumes de Amy Winehouse, se ha involucrado en esta canción, pero no se nota. La producción ha corrido en general a cargo de Troy Miller, quien pese a algún intento cinético (‘Honest’), disco (‘Extraordinary Being’) o de dar algo de brío (‘Survivor’), no logra salir del mismo discurso edulcorado. Y ya sabéis lo que dijo Amy sobre una posible colaboración con Katie Melua: que prefería «contraer sida de gato». Desde luego no se hizo el góspel para que todo el mundo le diera un giro a lo Primal Scream, pero lo peor es que conocimos a Emeli Sandé con algo tan robusto y ambicioso como ‘Heaven’ e incluso con una balada que podía levantarte de la silla como ‘Next to Me’. No sé si con la que está cayendo en Reino Unido con el Brexit, Estados Unidos con Trump o España con el despropósito político de la izquierda, precisamente a los «marginados, olvidados y machacados» les pueda apetecer oír en este momento un disco tan desprovisto de nervio y rabia como este.
Calificación: 4,5/10 Lo mejor: ‘Human’ Te gustará si te gusta: Alicia Keys, Katie Melua Escúchalo:Spotify
Anoche Cuatro emitía a las 00:00h –un poco decepcionante el horario, porque el programa tampoco es TAN explícito– el primer episodio de ‘Mónica y el sexo‘, la serie en formato de docu-reality centrada en Mónica Naranjo y su sexualidad. Sí, sí, leéis bien: aquí se habla de sexo de una manera general –con la intervención de la experta Eva Moreno, una suerte de «voz de la conciencia sexual» en el programa–, pero el leit motiv de la serie es que la Pantera de Figueres recupere su libido tras su separación de su pareja durante 14 años, Óscar Tarruella. «De cintura para abajo, estás muerta» es como define su situación sexual en aquellos momentos, tras una intro en la que, mirando a cámara, relata sus sentimientos tras esa dolorosa ruptura para ella.
Esto ya da una pista de lo que encontramos, sobre todo, en ‘Mónica y el sexo’: una sinceridad y una valentía para mostrar sus emociones y sensaciones más íntimas que desarman. La culpa es de Miguel Bosch y Anita Joven, dos amigos barceloneses conocidos por las webseries autobiográficas y autogestionadas ‘Te quiero, yo tampoco‘ y ‘Me han dejao‘. Su elección es una auténtica audacia, pues, aunque están formados en el mundo audiovisual –Anita explica que llegó a coincidir con Mónica en algún programa de televisión que guionizaba–, su currículum es exiguo. Pero la osadía sale bien, porque pronto descubrimos que Miguel y Ana son, en realidad, tan protagonistas de ‘Mónica y el sexo’ como la propia cantante, tal y como se percibe en un interesante giro de guión y montaje a mitad del piloto. Especialmente enternecedor es el momento en que Miguel reconoce que ni él sabe por qué le han dejado hacer la voz en off, en lugar de escoger a alguien más experimentado o con un tono más televisivo.
Y no sólo porque sirvan de catalizadores de la acción –uno, cámara en mano, con una ágil realización y con honesta narración en off; la otra, como conductora que, en realidad, con su ingenio y su desparpajo verbal, acaba robando foco sin pretenderlo–. Sino porque, al final, ellos también terminan desnudándose emocionalmente en el programa, narrando sus miedos por lo grande que, sentían, les podía ir este proyecto. O incluso revelando, en el caso de Anita, que uno de sus mitos sexuales fue la propia Mónica Naranjo. Es especialmente memorable el momento en el que, con todo su morro, se ofrece a cogerle los pechos.
‘Mónica y el sexo’ es un programa que desprende verdad, libertad y naturalidad que, a diferencia de otros realities de famosos, no es esclavo de su guión –y no solo pienso en los de ‘Las Campos‘ o Ana Obregón, sino también en la última etapa de ‘Alaska y Mario’–. Como si la combinación de la cámara de Miguel y la personalidad de Anita se mezclaran en un suero de la verdad etéreo, hacen «cantar» lo más grande a todo aquel que se les pone delante. Así, no sólo Mónica revela intimidades que serían impensables conocer de otra forma –desde sus peores temores tras su separación y su total negativa a volver con su ex, a explicar las posibilidades satisfaccionales que ofrece un bidé o su intolerancia a los penes grandes–, sino que dos buenas amigas de la cantante como Carmen Lomana y Ana Milán –no revelaremos lo que pensaron una de otra al conocerse, hay que verlo– muestran perfiles humanos que raramente han mostrado antes en público. Hasta las invitadas anónimas a un tuppersex terminan totalmente desinhibidas.
Quizá todo lo que he escrito suena demasiado solemne y estoy dando una sensación errónea: ‘Mónica y el sexo’ no es serio –o no solamente– sino que es también divertidísimo. Por supuesto gracias a la complicidad entre los dos directores-guionistas-realizadores. Pero, sobre todo, gracias a la Naranjo, que está espléndida haciendo de sí misma. No poniéndose «una máscara», como admite que ha hecho muchos años en televisión, esclava de su papel como estrella del pop, sino siendo una mujer de 44 años extraordinariamente natural, divertida y cercana, a la que no te importaría –es más, lo deseas– poder llamar amiga. Una mujer llamada Mónica Naranjo Carrasco es la gran sorpresa y la gran baza de ‘Mónica y el sexo’. ¿Quién lo iba a adivinar? Como se dice en una hilarante escena –espontáneamente, como muchas otras cosas que aquí se dicen–, «¡’Mónica y el sexo’ es la polla!» Es totalmente cierto y es un placer decirlo. Y eso que estamos nada más que ante un piloto que nos pone en situación: el avance del siguiente capítulo, donde el trío se desplaza a Tokio y suma a su aventura a José Corbacho, es tremendamente prometedor.8,5.
Puedes ver ya el primer programa completo de ‘Mónica y el sexo’ en la web de Cuatro.
Prince “escribió, arregló, compuso, produjo e interpretó” incontables canciones a largo de su carrera, tanto para sí mismo como para otras personas. Muchas de esas canciones vieron la luz, otras muchas no. ‘Originals’, el disco póstumo de Prince que llegaba este verano, reúne las versiones “originales” de 15 canciones que el autor de ‘Purple Rain’ grabó y después cedió a otros artistas, ya fuera porque las había compuesto con otra persona en mente, o porque simplemente no encajaban en su visión artística de ese momento.
Quizá el gran divertimento que ofrece ‘Originals’ es descubrir qué composiciones que Prince cedió a otros artistas eran en realidad mejores en su voz o en las maquetas, cuáles peores o cuáles no ofrecen demasiada diferencia respecto a la grabación lanzada primero porque Prince pedía a sus artistas “protegidos” (normalmente mujeres) que imitaran exactamente la pista vocal que él había grabado. Así lo explica la ingeniera Peggy McCreary, que trabajó con Prince durante años, en uno de los textos incluidos en el libreto del vinilo. McCreary habla de un artista adicto al trabajo, para el que alimentarse era perder el tiempo y que rara vez permitía contribuciones ajenas en el estudio. Dicho de otra manera, todo artista con el que Prince trabajaba estaba subordinado a sus órdenes y deseos, pero también a su estilo. En este sentido los tres textos presentes en el libreto pueden parecer algo contradictorios. La cantante Susannah Melvoin, que grabó coros en la primera versión oficial de ‘Nothing Compares 2 U’ de The Family (previa a la de Sinéad O’Connor), escribe que Prince era capaz de ponerse en la piel de cualquier artista, pero el periodista Nelson George afirma que grupos como The Time o Vanity 6 -que no obstante Prince creó- no eran más que extensiones de sí mismo. Y eso es obvio al comparar estas grabaciones con las conocidas: por muchas veces que hayamos escuchado ‘Jungle Love‘ en boca de Morris Day & The Time o ‘100 MPH‘ en voz de Mazarati, es siempre a Prince a quien escuchamos. Por algo este disco se llama «originals»: los artistas que popularizaron estas canciones no hacían otra cosa que versionar a Prince.
Grabadas entre el verano de 1981 y la primavera de 1985, con un Prince en estado de gracia total que publicaría, durante este periodo, ‘1999’ y ‘Purple Rain’, y además protagonizaría la misma película de ‘Purple Rain’ y su exitosa gira, las canciones de ‘Originals’ muestran el gusto y cuidado con el que el artista abordaba incluso sus maquetas. Aunque a veces su versión pierde, como es el caso de ‘Nothing Compares 2 U‘. Sinéad hizo maravillas con ella hasta el punto de convertirla en un éxito mundial cuando la versión de The Family no había sido más que un tema escondido en su disco; y aunque la interpretación de Prince es mucho mejor que la de St. Paul Peterson simplemente porque Prince era mucho mejor cantante, su grabación es incomparable a la de Sinéad: tanto vocalmente como en cuanto a arreglos, la cantante irlandesa convirtió una simple balada romántica en una obra maestra histórica. Algo parecido hicieron The Bangles con ‘Manic Monday’, un tema mucho más sintonizado a su estilo por mucho que Prince la escribiera. Por otro lado, el buen gusto de Prince para las vocalistas femeninas es obvio al escuchar la interpretación de la balada ‘Love…Thy Will Be Done‘ por Martika: su voz y coros simplemente llevan el tema a un lugar que Prince por sí solo no logra. Mención especial merece ‘Make-Up‘ de Vanity 6, una canción que básicamente predijo el electro-clash (es fascinante) no solo por su producción, sino también por la gélida actuación vocal de la chicas.
Vocalmente, Prince sí mejora ‘Jungle Love’ y la balada ‘Gigolos Get Lonely Too‘ de The Time, pues Morris Day no era muy buen imitador del de Minneapolis, pero la gran sorpresa del disco es ‘Sex Shooter‘. Originalmente grabada por Apollonia 6, las integrantes del grupo no pueden sonar más blancas y anónimas al lado de Prince. Quizá el artista no consideró esta canción suficientemente viril para su repertorio y está claro que no iba a cantar una frase como «seré tu esclavo, haré todo lo que me pidas» para que luego Warner Bros. se la restregara en la cara, pero si la versión original de ‘Sex Shooter’ ya era un pepinazo de Minneapolis Sound, en boca de Prince lo es todavía más. También sorprende la maqueta original de ‘You’re My Love‘, una balada R&B que Prince cedió a Kenny Rogers, y que este convirtió en una cosa francamente hortera cuando la lectura tanto vocal como instrumental de Prince es mucho más elegante. El propio Nelson George escribe que Rogers la terminó grabando «por desgracia». Si, esto aparece escrito en el libreto del disco.
Quizá con quien más química tuvo Prince fue con Sheila E. El artista compuso temas para esta que después ambos llevaron al terreno de ella sin que se perdiese la firma del autor de ‘Sign O’ the Times’, logrando una estupenda simbiosis entre ambas sensibilidades. Sheila, mucho mejor batería que cantante, junto a Prince transformó ‘The Glamorous Life‘ en una bestia funk-rock de 9 minutos donde en manos de Prince solo era una canción bailable más. Sin embargo, la maqueta a piano de Prince de ‘Noon Rendezvous’ puede llegar a empalagar debido a su exceso de gorgoritos: la versión final interpretada por Sheila y producida por el príncipe púrpura es mucho mejor, si bien quizá menos atemporal. Y ‘Dear Michaelangelo‘, con esos sintetizadores propios de Halloween que emergen hacia el final, es tan buena que casi da pena que Prince no se la quedara. Ambas versiones son excelentes, aunque la de Sheila por supuesto suena mejor al ser la definitiva.
Algunas de las mejores canciones de Prince las cantó Sheila E., mientras con otros artistas sucede lo opuesto. ‘100 MPH’, el único éxito de Mazarati, la banda de Brownmark de The Revolution a la que Prince llegó a ceder ‘Kiss’ antes de agenciársela de nuevo al escuchar las mejorías que Mazarati había hecho (como todo el mundo sabe, fue Prince quien publicó la canción, convirtiéndola en una de las más icónicas de su carrera), no ha podido envejecer peor, y ninguna versión de ‘Wouldn’t You Love to Love Me?’, ni siquiera la de su autor, mucho más bailable que la de Taja Sevelle, habría hecho gran cosa con ella. Esto significa que, como era de esperar, pues estamos ni más ni menos que ante un disco de maquetas, ‘Originals’ es una obra irregular… pero aún capaz de sorprender, emocionar o incluso fascinar en varios puntos. Sobre todo si no habías escuchado estas canciones por otras vías poco éticas, pues algunas de ellas ya circulaban por ahí a través de «bootlegs», esta colección póstuma de Prince puede ser un estupendo entretenimiento.
Calificación: 7,4/10 Lo mejor: ‘Sex Shooter’, ‘Jungle Love’, ‘Dear Michaelangelo’, ‘Make-Up’, ‘Nothing Compares 2 U’ Te gustará si te gusta: muchísimo Prince y la música que hizo para otros artistas, pero también el pop de los 80 en general y los discos de rarezas Escúchalo:Spotify
“Me pilla mayor” responde Candela, la jueza interpretada por (surprise) Candela Peña, a un personaje que le recomienda que cambie su actitud. Y la actitud de Candela, que no tiene necesidad alguna de encandilar al personal y sí de hacer bien su trabajo importándole tres mierdas lo que piensen, es un poco la “actitud” que podríamos adjudicarle a ‘Hierro’. Porque desde luego la serie no es la más novedosa; quizás, su mayor “novedad” es la que decía Peña en una entrevista, tener como prota a “una jueza con vestido estrecho, teta marcona y barriga”. “Si yo tuviera otro canon, siendo la primera mujer protagonista de una serie de Movistar, sería portada en muchas revistas femeninas. Y las dirigen mujeres”, se quejaba Peña. “Pues que no hablen de las mujeres del futuro porque no se responsabilizan por ellas. Las niñas que compran esa revista tienen que saber que son la hostia, estén en el canon que estén”. Pero, más allá de lo referente a su protagonista, es cierto que ‘Hierro’ no es especialmente novedosa, ni ambiciosa, ni pretende impactar de forma inmediata… y, sin embargo, recuerda a lo que nos pasó con ‘El Día de Mañana‘: ha sabido ganarse nuestro cariño más que muchas otras ambiciosas y (a priori) novedosas.
¿Pero de dónde sale ‘Hierro’? Para ello tenemos que retrotraernos a 2015, cuando Atresmedia se interesó en la idea que luego daría pie a esta producción, con vistas a incorporarla a la producción propia de laSexta. “Es un halago, me encantaría… problemas” fue un poco la respuesta un año después: laSexta canceló su línea de ficción tras el fracaso de ‘Refugiados’ y Antena 3 ya tenía suficientes thrillers (‘Mar de Plástico’, ‘Vis a Vis’, ‘Bajo Sospecha’), así que se canceló el proyecto. Pero los hermanos Coria (Pepe como creador de la serie, Jorge como director) no se dieron por vencidos y siguieron intentando sacar adelante esta historia sobre una jueza enviada a El Hierro y que nada más llegar se encuentra con el asesinato de un chico en el día de su boda, siendo su suegro el principal sospechoso… y también un poderoso empresario. Así las cosas, obtuvieron la colaboración de Portocabo (junto a ARTE France y Atlantique Productions) y, finalmente, el sí de Movistar a mediados de 2017. La serie recibía luz verde y se enfrentaba ahora a otro reto: demostrar que no era una whodunit más. Finalizada su primera temporada, podemos decir que lo ha conseguido.
Hay muchas cosas que funcionan en ‘Hierro’, empezando por su “nombre”: el uso que se hace de la isla es un ejemplo de cómo hacer las cosas cuando la localización de tu serie es “exótica” – es decir, cuando no es Madrid ni Barcelona. La dirección de fotografía a cargo de José Luis Bernal es estupenda tanto cuando seguimos el mundo interior de Candela y Díaz como cuando se trata de mostrarnos los espectulares paisajes del lugar, pero la isla no está ahí solo para situarnos: la cultura y costumbres de El Hierro, su ambiente y, OJO, su acento, están presentes en los distintos episodios, siendo el tema de La Bajada el ejemplo más claro. Aplausos también para su reparto: de Candela Peña poco hace falta decir, pues sigue siendo una de las mejores actrices de su generación, merendándose aquí su personaje y por poco el de Darío Grandinetti (magnífico como el ambivalente Díaz), pero una de las razones por las que ‘Hierro’ funciona tan bien es por sus secundarios.
Desde la familia de Díaz a los policías o los jóvenes, los secundarios cumplen un rol concreto de forma eficaz, y aportan una naturalidad que beneficia enormemente a la producción, destacando por supuesto la entrañable Reyes. Dos aspectos que podrían ser bastante caricaturescos (el amargo giro de guión y el loquísimo personaje de Antonia San Juan) acaban siendo en cambio dos puntos (muy) positivos de la serie, y de hecho San Juan está simplemente diosa con su pérfida narco. Sí que podemos cuestionarnos otros aspectos, como la necesidad de la subtrama con el hijo de la jueza (hay formas de mostrar vulnerable a una mujer sin que tenga que ser como madre, y de hecho las charlas con el encargado del restaurante funcionan mejor y son más sutiles, por no hablar del suceso que ocurre en el tramo final), pero son asuntos menores dentro del estupendo contenido de una ‘Hierro’ a la que no le hace falta un continente llamativo. Y la prueba está en que, aunque el público ha tardado más en descubrirla, se ha acabado enamorando de la serie igualmente… hasta el punto de provocar su renovación por una segunda temporada, anunciada hace un par de semanas. Esperaremos con ganas el nuevo caso de la Jueza Candela. 7,5.
‘Quiero que vengas’ es exactamente el hit popero que deseábamos de Amaia: ajeno a las modas, pero no por ello menos grande, contagioso e inmenso. Si fuera una canción de La Buena Vida, sería ‘hh:mm:ss’, la canción más comercial que editaron después de varias etapas inmersos en el lado más indie del Donosti Sound (primeros dos discos) o en otro más clásico (‘Soidemersol’, ‘Hallelujah’) y esquivo (‘Panorama’). Su estribillo «quiero que vengas o voy yo» es grandioso y el cambio de acordes del puente, tan intenso como adecuado para su contenido: “Por las noches en el sitio de siempre / hablo solo con los que se parecen a ti”.
El vídeo grabado en Olite que se ha estrenado ad hoc es estupendo también, pues como nos cuenta Amaia, no es literal ni obvio, pero se ajusta a la canción. Esto nos ha indicado durante una entrevista que publicaremos al completo la semana que viene hablando de todo el álbum ‘Pero no pasa nada‘: «El vídeo es un poco de broma. Tiene bastantes puntos de humor. Va de una princesa que tiene a su caballero, es todo superfloral, superbonito, y dices «¿qué está pasando, qué es esto?». Hasta que de repente aparece un caballero oscuro que también le atrae. Se enfrentan ellos y el caballero bueno como no le vence, no sabe hacer muchas cosas, no es muy fuerte… El final es que ella medio engaña al malo para que no mate al otro. Le seduce… hasta que al final le acaba matando». Sobre su relación con la letra, indica: «No es algo muy literal y me encanta que no fuera literal porque encaja muy bien, no es muy obvio». Pero tampoco lo contrario: justo cuando aparece el caballero oscuro suena la frase “un día oscuro comienza pero voy a vencerlo”.
Amaia nos indica también que ‘Quiero que vengas’ y ‘Quedará en nuestra mente’ son sus dos canciones favoritas del disco. «‘Quedará en nuestra mente’ salió del tirón y ‘Quiero que vengas’ costó un poco más (…) En cuanto a estructura son superpop, muy sencillas». Sobre su composición, concretamente indica: «Estaba con Santi de Él Mató, y esta es de las que se parecen al sonido de Él Mató porque al final Santi es el productor, y esta es en la que más se nota la influencia del grupo. La empezamos en Barcelona, yo la tocaba con el piano y no sé por qué, inconscientemente, siempre tocaba el estribillo como más fuerte. A la hora de producirla, era eso lo que pedía». Amaia está a punto de salir de gira y las entradas de su gira se ya están a la venta.
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Como ya anunciaban las «midweeks», el joven cantante británico Sam Fender firma esta semana el número 1 de ventas en Reino Unido con su álbum debut, ‘Hypersonic Missiles’. Fender, que fue nominado al BBC Sound of 2018 junto a los exitosos Lewis Capaldi y Khalid, pero que como ellos, tampoco ganó (la victoria se la llevó Sigrid), ha vendido 41.000 unidades equivalentes del disco en Reino Unido en su primera semana, de las cuales 8.200 han sido vinilos.
Criado en North Shields, en el noroeste de Inglatera, Fender, que ya no será una nueva promesa adolescente tipo Billie Eilish o Khalid, pues tiene 25 años, se dio a conocer en 2017 con singles como ‘Play God’, ‘Millennial’ o ‘Dead Boys’, lanzó el EP ‘Dead Boys’ en 2018 y este año ha ganado el premio de la crítica de los BRIT. El artista forma parte de una familia musical (tanto su padre como su hermano son cantautores) y también ha hecho sus pinitos en televisión (por ejemplo, ha aparecido en la serie británico-germana ‘Wolfblood’). Aunque para colgarle una medalla de méritos es el hecho que Fender llegara a ser uno de los artistas teloneros de Bob Dylan y Neil Young en su gira conjunta de este verano, junto a Laura Marling o Cat Power, entre otros nombres menos conocidos, y sin disco en el mercado.
El éxito de Fender puede deberse a su carismática voz, muy expresiva y dramática, o al hecho que sus canciones recuerdan tanto a The Killers (‘Hypersonic Missiles’) como a Arcade Fire (‘Will We Talk?’) como en ocasiones puntuales a otras cosas tipo White Lies o al brit-pop. Son en cualquier caso canciones hechas para llenar estadios, y de sonido muy familiar. ¿Y a qué artista más o menos veterano se ha impuesto esta joven promesa? En primer lugar a Emeli Sandé, cuyo nuevo álbum ‘Real Life’ debuta en el top 6 de Reino Unido, y en segundo a Charli XCX, que coloca ‘Charli‘ al menos dentro del top 20, en concreto en el número 14. Fender no solo es top 1 en UK sino que lo es de manera holgada. ¿Ha nacido una estrella?
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Mabel, que este año ha arrasado con ‘Don’t Call Me Up’, publica nuevo single poco más de un mes después del lanzamiento de su álbum debut, ‘High Expectations‘. Se trata de una colaboración con el DJ y productor neerlandés Tiësto que ya hemos incluido en nuestra «playlist» de novedades semanal ‘Ready for the Weekend’, y cuyo vídeo industrial acaba de estrenarse.
‘God is a Dancer’ sorprenderá a cualquiera que haya estado atento a los pasos artísticos de Mabel desde los tiempos de ‘Thinking About You’, pues lejos de los ritmos R&B de aquel o de los ritmos dancehall de ‘Don’t Call Me Up’, es 100% un pepinazo house diseñado para romper la pista de baile. Claro, es Tiësto el artista principal de la canción como prueba la disposición de sus nombres en Youtube y Spotify, pero esto no ha impedido a Mabel incluir ‘God is a Woman’ en la secuencia de su disco y además en primer lugar.
¿Hit al canto? Todo puede pasar con Mabel, cuyo disco se mantiene dignamente en la lista de ventas británica (top 22), aunque la cantante va a tener difícil repetir el milagro que ha sido el éxito de ‘Don’t Call Me Up’. ‘Mad Love’ ha funcionado bien en listas, pero no tanto y pese a que ‘Bad Behavior’ se publicó antes, el tema que más ha despuntado del álbum al margen de sus primeros singles ha sido la balada ‘OK (Anxiety Anthem)’. Os recordamos que Mabel actúa en Madrid y Barcelona el próximo mes de febrero.
Leonard Cohen dejó varias canciones por terminar, algunas de ellas compuestas junto a su hijo Adam Cohen, antes de fallecer en 2016 poco menos de un mes después de la salida de su último disco, ‘You Want it Darker‘. A finales de 2018, el propio Adam Cohen reveló en una entrevista que se encontraba preparando un disco con estas pistas, el cual, en sus palabras, recordaría al trabajo antiguo de Cohen más que al nuevo, al ser «más romántico».
Pues bien, el disco es ya una realidad. Tras lanzarse este viernes a las plataformas de streaming el breve tema ‘The Goal’, en el que Cohen simplemente recita un poema acompañado por piano, guitarra española y un arreglo de cuerda, ya se conocen todos los detalles del primer álbum póstumo del cantautor. Llevará título propio de una despedida, ‘Thanks for the Dance’, y se compondrá de 9 canciones. Cohen hijo, que ha producido el disco, explica que «al componer y arreglar la música para sus palabras, escogimos sus manerismos musicales más característicos», lo cual parece querer decir que el largo estará compuesto, al menos en parte, por poemas recitados por Cohen y musicalizados después. De hecho, el poema ‘Listen to the Humminbird’ ya estaba disponible en Youtube sin música.
Para ‘Thanks for the Dance’, Cohen ha contado con la participación de varios músicos estelares. Damien Rice está en el ajo, así como Feist; Richard Reed Parry, bajista de Arcade Fire y Bryce Dessner de The National. También Beck y el pianista Dustin O’Halloran han colaborado en el proyecto, así como la orquesta s t a r g a z e, Daniel Lanois, Jennifer Warnes o Javier Mas, quien fuera miembro de la banda de Leonard. ‘Thanks for the Dance’ sale el 22 de noviembre.
‘Thanks for the Dance’:
01 Happens to the Heart
02 Moving On
03 The Night of Santiago
04 Thanks for the Dance
05 It’s Torn
06 The Goal
07 Puppets
08 The Hills
09 Listen to the Hummingbird
Georgia tiene listo un nuevo disco que publicará a través de Domino el próximo 10 de enero de 2020 (saldrá antes incluso que el de Halsey). ‘Seeking Thrills’ será el segundo álbum de la cantante londinense tras la llegada de su debut homónimo en 2015, e incluirá el single destacado ‘About Work the Dancefloor‘ y también ‘Started Out’, ambos de clara inspiración en el synth-pop de los años 80.
Y es que si ‘Georgia‘ mostraba a una artista interesada en los sonidos del R&B contemporáneo o el grime (con concesiones guitarreras como la de ‘Kombine’) o incluso en el sonido M.I.A. en algunos casos, parece que ‘Seeking Thrills’ mirará bastante más al pasado. Los dos primeros singles así lo sugerían y, de hecho, la portada del álbum no es una foto personal de Georgia sino una instantánea de 1988 firmada por Nancy Honey. Se llama “St Stephens School Disco, Bath.”
El tercer sencillo oficial extraído de ‘Seeking Thrills’ termina por confirmar este viraje de Georgia hacia los 80. Mucho más rockero pero sin abandonar los sintetizadores (de hecho muy prominentes), ‘Never Let You Go’ también suena inspirado en los 80, pero en este caso en los de Bruce Springsteen, Pretenders… y por tanto podría ser una canción de Bleachers o de la última Zahara.
Este es el tracklist de ‘Seeking Thrills’:
01 Started Out
02 About Work the Dancefloor
03 Never Let You Go
04 24 Hours
05 Mellow [ft. Shygirl]
06 Till I Own It
07 I Can’t Wait
08 Feel It
09 Ultimate Sailor
10 Ray Guns
11 The Thrill [ft. Maurice]
12 Honey Dripping Sky