Ayer jueves 12 de junio arrancó la edición del Sònar más polémica y complicada. El pasado 15 de mayo, El Salto Diario publicó que Superstruct Entertainment, propietaria del Sònar y varios festivales españoles más (el FIB, Viña Rock, Resurrection Fest, entre otros), había sido adquirido en 2024 por KKR, un fondo buitre de origen estadounidense que opera en los territorios ocupados ilegalmente por Israel en Palestina y tiene participación en empresas de inteligencia militar israelí. En cuanto se pidió explicaciones al festival, este contestó con un comunicado genérico y decepcionante, que aún empeoró la situación.
Luego ha habido nuevos comunicados en que el Sònar ha acabado condenando el genocidio en Palestina. Incluso ha acatado una serie de propuestas por BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) y la Campaña Palestina por el Boicot Académico y Cultural a Israel (PACBI), como renunciar a algunos patrocinadores. Pero eso no impidió que bastantes artistas, entre elles Arca, cancelaran en el festival, aparte de numerosos llamados al boicot.
A pesar de que los rumores sugerían que el festival se podría llegar a cancelar, ha seguido adelante. Sin rastro publicitario de los patrocinadores polémicos y con menos actuaciones. Pero aparentemente, sin merma de público. A título personal, yo no quería acudir de entrada. Pero después de todos los movimientos, a título informativo sí que me interesaba ver qué sucedía en el festival: si iba a haber un claro posicionamiento del festival, artistas y público. Justo ayer además fue un día de actualidad bastante infausta, a nivel nacional e internacional.
¿El balance? Entre el público había una presencia sutil y constante de elementos reivindicativos: camisetas pro-Palestina, pañuelos, insignias, pegatinas condenando el genocidio… Aunque también mucho del público habitual que viene a lucirse o a pasarlo bien, lo cual tampoco implica no posicionamiento: las proclamas pro-palestinas y condenando el genocidio israelí fueron muy jaleadas. Con respecto a les artistes, hubo mucha reivindicación en los escenarios medianos, pero no vi entre los que pincharon en el Sònar Village. Al menos, durante los momentos que estuve allí. Obviamente, no pude estar en todas las actuaciones, así que algo se me escaparía. Y tampoco conviene convertir esto en un señalamiento de “este sí, este no”.
Llego a las 14.30, para ver ambiente. Está todo muy tranquilo. A esta hora hay poquita gente. Se atisban camisetas de Unsilence Gaza en la zona de prensa y algún pañuelo palestino en el Sònar Village. La primera reivindicación llega tan temprano como a las 15.30. En el Sònar Hall, Niña Emocional proyecta durante cinco minutos antes de su actuación un cartel firmado por le artista en catalán, castellano e inglés que reza “este es un señalamiento directo a la ocupación, el apartheid y la violencia ejercida por el estado genocida de Israel contra el Pueblo Palestino. (…) Tanto les artistas que se han sumado al boicot como les que hemos decidido mantenernos en el line-up nos hemos reunido con PACBI, BDS y la organización de este evento para conseguir que se cumplan las demandas (…). No hay una única vía, todes luchamos desde lo que nos permite nuestra capacidad de acción y de impacto. Esta lucha no comienza ni acaba aquí. EXIGIMOS UN ALTO AL FUEGO INMEDIATO Y DEFINITIVO. Exigimos justicia reparativa para el territorio de Palestina y todos sus habitantes. Animamos a la audiencia a que haga lo mismo desde toda su capacidad de acción”.
Un mensaje claro, que a esas horas no llega todavía a mucho público. El espectáculo “Niña Emocional presenta FDM” es más una performance que un concierto al uso. Acompañade de tres bailarines de ocre, vestide dieciochesca futurista, despliega su pop sintético acolchado, dramático, entre flashes de luz blanca. Un homenaje a Arca y Sophie, pero con bastante de Judeline y Rosalía también. Un espectáculo interesante y trabajado.
Las dos actuaciones que más me interesan se solapan. En el Hall, Chano Domínguez + Bronquio, arrancan en modo progresivo-jazz-flamenco sin más dilaciones ni carteles, ni anuncios en el Hall. Llevan una buena banda que incluye trompeta y una cantaora. Pero solo estoy diez minutos, porque quiero ver cómo arranca Alizzz en el Park, presentando ‘Conducción temeraria’. El espacio luce bastante holgado, claro que apenas son las 17:15. Su show es muy básico: él, la banda y pocas proyecciones, que tardarán en aparecer. Arranca con ‘Carretera perdida’. Cristian y el ambiente están algo sosos, lo que no quita que haya un núcleo duro en el público coreándose todas, especialmente ‘Ya no vales’ o ‘Amanecer’. A mitad de la actuación, por eso, para y habla en catalán: “aunque ya me he expresado en redes sociales (…) ya sabemos lo del fondo de inversión. Sólo quiero decir que: libertad para Palestina’. Y luce una proyección que reza “Aturem el genocidi” (paremos el genocidio). Y a continuación nos dice: “el Sònar también es nuestro. Viva el Sònar, viva el Baix Llobregat”. Y arranca, claro, con su himno al Baix, ‘Que pasa nen’. A partir de este momento, como si se hubiera quitado un peso de encima, a Christian se le nota más animado, más suelto, y caen su versión synth-pop de ‘Antes de morirme’ o ‘El encuentro’. Y el público responde con más calor.
A continuación, NOIA, DJ portuguesa, no está para sutilezas. Luce una bandera Palestina en la mesa y viste una camiseta de la selección palestina. Pincha duro y a velocidad endiablada. Entre el ya nutrido público se ven camisetas de fútbol palestinas o atuendos más sutiles: camiseta roja, combinada con falda verde, botas negras, sandías… La abandono un rato porque ha aparecido sorpresivamente Todd Terry en la programación y pincha en el Village. Pero la suya es una sesión funcionarial: pincha sus propios remixes, hay varios hits… Todo es clásico, confortable. Y entre el público el ambiente es totalmente relajado. Vuelvo a NOIA para comprobar que tiene aún más público. Cierra con locuciones de “free, free, Palestine!” entre los aplausos de la gente.
MCR-T en el Park, es el primero en que veo más foráneos que autóctonos. No se lo ha currado mucho con los audiovisuales, ya que aparece el anuncio genérico del Sònar con las excavadoras. Se le ve simpático y sus ritmos ghetto son bastante duros, pero lo dejo para volver a Todd Terry y ver que no hay novedad en el frente. A continuación, Fafi Abdel Nour pincha house más atmosférico, menos cortado, fluye mejor. A estas horas, la cantidad de público es ingente para ser jueves. No parece que el llamado al boicot haya calado mucho entre los asistentes. Me da la sensación que, cuanto más tarde, más grande y más gente, menos reivindicación.
Pero Sarra Wild desde Glasgow viene a decirme que no en el Park. Grita “Free Palestine!” nada más empezar. Su camiseta luce “free Congo”. Su sesión es fresca, queer y vigorizante: hay ritmos árabes, hip-hop, africanos. Va dejando pequeños discursos. De repente, en la pantalla empiezan a aparecer carteles en que sucede el siguiente mensaje en inglés: “Sònar es propiedad de Superstruct. Superstruct es propiedad de KKR (…) KKR financia el genocidio israelí en Gaza. (…) KKR se basa en la destrucción. Todos somos cómplices. Pero no somos impotentes. Nuestro dinero no es neutral. Elegimos quién se beneficia. Elegimos quién sobrevive. Solidaridad con los trabajadores de Sònar. Solidaridad con quienes boicotearon. Financia artistas de clase trabajadora. Financia espacios DIY. Mantén viva la cultura underground. ¡Alza la voz! Palestina libre, Congo libre, Sudán libre”.
Sarra Wild muestra la alegría de la lucha. La abandono un momento para poder ver el final de Blawan, pero me encuentro un buen tapón en el Hall, así que vuelvo con Sarra, que está con graves gordísimos, que cambia a ritmos de Bollywood. Wild transmite una alegría contagiosa, a pesar de todo. Pincha ‘Born Slippy’ de Underworld, como diciendo “de aquí vengo” y el Park se viene un poco abajo. Acaba con locuciones de “Free free Palestine!” a ritmo de metralleta y música árabe. “Independence one day”, nos dice. El numeroso público congregado está bastante entregado, aparecen algunas banderas y bufandas palestinas. Hoy en el Sònar les artistes que se han expresado no han sido tibies en absoluto.