Daddy Yankee comenzó el año arrasando con su versión de ‘Informer’ de Snow, el pinchado hasta la saciedad ‘Con calma‘ (que incluso tuvo remix con Katy Perry). Y pretende terminarlo de la misma manera con un nuevo single –obviamente me refiero a uno firmado en primera persona, no como featuring: de esos ha habido a puñados, de ‘Soltera‘ a ‘China‘– llamado ‘Que tire pa’lante’. Estrenado hace menos de 48 horas, este nuevo tema del pionero del reggaeton –inspirado claramente en el dancehall jamaicano–muestra que su tirón comercial parece incombustible: con más de 5 millones de visitas, se ha instalado inmediatamente en lo más alto de la lista de tendencias de Youtube España. Y eso que no cuenta con los típicos featurings estelares… ¿o sí?
De forma inusual, en ‘QTP’ (como resume el título en su portada) aparecen algunas de las mayores estrellas del reggaeton y el baile latino actual, pero no están acreditados: suenan en ella (algunas solo brevemente, a modo de guiño) Natti Natasha, Bad Bunny, Anuel AA, Wisin, Lennox (el compañero de Zion) y Darell. Pero ninguno de ellos aparece en los créditos ni como co-intérprete en plataformas de streaming. Tampoco en su vídeo oficial, en el que el cantante puertorriqueño encabeza a diversos cuerpos de baile en paisajes apocalípticos o rings de boxeo. Como anécdota, hacer notar que su letra no dice «aviso de tsunami independiente», sino «aviso de tsunami, esté pendiente». Cosas de la sugestión.
El lanzamiento de ‘Que tire pa’lante’ se ha potenciado con la presentación oficial del tema en la gala de los Latin American Musica Awards 2019, celebrada anoche, en la que el gran premiado de la noche, al margen de un Marc Anthony que recibió un premio honorífico por su carrera, fue Anuel AA, con cinco premios.
A juzgar por lo tardío de su repercusión, creo que no soy el único que ha llegado tarde a ‘Succession’. El estreno de su primera temporada el verano de 2018 quedó un poco oscurecido por el brillo de tres de las series más emblemáticas emitidas por HBO ese año, ‘El cuento de la criada’, ‘Pose’ y ‘Westworld’, y por dos éxitos sorpresa, ‘Heridas abiertas’ y ‘Killing Eve’. El boca-oreja, la brillante trayectoria de su creador, Jesse Armstrong, y el reconocimiento de la serie en los Bafta (Mejor drama internacional), me animó a empezarla. Y ya no pude dejarla. El pasado mes de agosto se estrenó la segunda temporada. Y ahí estaba yo, expectante en el sofá como un perro mirando una pelota de tenis.
Unas semanas antes, la primera temporada había recibido cinco nominaciones en los Emmy: Mejor drama, director (Adam McKay, autor de ‘El vicio del poder’ o ‘La gran apuesta’, y también productor de la serie junto a Will Ferrell), mejor casting, tema musical principal y guión. Ganaron los dos últimos: el compositor Nicholas Britell (nominado al Oscar por ‘Moonlight’ y ‘El blues de Beale Street’), por su hipnótica música de la fabulosa cabecera; y Jesse Armstrong, escritor de la también nominada al Oscar ‘In the Loop’, de la estupenda ‘Four Lions’, y de otras series como ‘Peep Show’, ‘Fresh Meat’ o ‘Black Mirror’ (es el autor de ‘Toda tu historia’, uno de los mejores capítulos de la serie).
‘Succession’ es una tragicomedia sobre una familia de ricachones: los Roy. Pero no al estilo ‘Dinastía’ o ‘Falcon Crest’ (aunque el patriarca Logan Roy no esté muy lejos de Angela Channing en cuanto a grado de maldad), sino más bien como una mezcla entre ‘El rey Lear’, ‘Ciudadano Kane’ y las sátiras políticas que han realizado los propios Armstrong y Adam McKay a lo largo de su carrera. La premisa argumental es la lucha por la sucesión del anciano Roy, el dueño de la compañía de entretenimiento y comunicación Waystar Royco. Este hecho pone en marcha un salvaje juego de tronos protagonizado por los hijos del patriarca y varios altos directivos, que está inspirado en varias familias reales: los Murdoch (dueños del imperio Fox), los Redstone (CBS, Viacom) y, claro, los Trump.
A partir de esta premisa, Armstrong desarrolla un absorbente relato en el que los conflictos personales y familiares se mezclan con los políticos y empresariales. ‘Succession’ funciona extraordinariamente bien en dos niveles. Primero, como mordaz retrato de una familia adinerada y disfuncional, una prole compuesta por personas crueles y cínicas que, sin embargo –y este es uno de los grandes méritos de la serie- son retratadas con suficientes pinceladas de humanidad como para que no nos resulten completamente despreciables. Los odias y disfrutas de sus penalidades como un jacobino en la plaza de la Concordia, pero también los amas un poquito.
En segundo lugar, la serie funciona muy bien como lúcido y corrosivo comentario sobre la realidad sociopolítica actual: el comportamiento de las élites económicas que dominan el mundo (el poder que les otorgan sus privilegios de clase y las consecuencias que sus actos egoístas e inmorales tienen sobre el resto de la población), el juego de intereses entre la política y el capital, las transformaciones estructurales que se están produciendo en los medios de comunicación, las fake news, el acoso sexual…
Por medio de unos abrasivos diálogos y unas brillantes interpretaciones, Armstrong consigue que las relaciones entre los personajes ardan como un coche en Barcelona. O, más bien, como en Gotham City, porque el creador mira a los personajes casi con una sonrisa de Joker. El único pero que se le puede poner a ‘Succession’ es que su caligrafía visual parece más anticuada que la última película de Garci. ¿No está un poco pasado de moda el estilo de falso documental que popularizó ‘The Office’? Y, es más, ¿tiene alguna justificación esa opción estilística desde un punto de vista narrativo o dramático? Yo no la encuentro. Quizá habrá que esperar a la tercera temporada, ya confirmada, para verla (o para que opten por otro estilo visual). 8’5.
Thom Yorke ha publicado este año un álbum llamado ‘ANIMA’, una de esas obras ariscas que contrastan con la accesibilidad de los inicios de Radiohead o incluso algunos de sus últimos pasos: sin ir más lejos ‘A Moon Shaped Pool’ fue uno de los 20 discos más vendidos de 2016. Por otro lado, la excelente composición principal para piano de la banda sonora de ‘Suspirium’ se ha convertido, por conquistar desde la primera escucha, en el mayor éxito de Thom Yorke en solitario.
Lo de ‘ANIMA’ es otra cosa, pero sí hay un par de canciones que se pueden compartir con viejos fans del grupo que no atienden tanto al trabajo del artista por su cuenta. Un par de temas dignos de aparecer entre lo mejor de toda su discografía. Y son principalmente los que vemos en el excelente corto de 15 minutos que acompaña al álbum en Netflix y que uno de nuestros críticos de cine, Joric, ya analizó en la sección “Estética de videoclip”.
‘Dawn Chorus’ era la canción que cerraba dicho corto, situada en un amanecer en Praga y no en vano ha terminado por ser la canción favorita del público de todo el álbum. Thom Yorke ya citó esta composición en 2009 durante una entrevista, diciendo que era su favorita del grupo, se llegó a barajar para la secuencia de ‘A Moon Shaped Pool’, pero finalmente encuentra su lugar en ‘ANIMA’.
Se trata de una bella pero angustiosa grabación en la que Thom Yorke recita la letra sobre una base de repetitivas notas reproducidas por un sintetizador, bajo la supervisión de Nigel Godrich. La letra habla sobre la (im)posibilidad de volver al pasado para recuperar una oportunidad perdida: “si pudieras hacerlo todo otra vez / sí, sin pensarlo dos veces / no me gusta dejar la puerta cerrada / creo que me perdí algo / pero no estoy seguro de qué”. La canción presenta un sutil crescendo marca de la casa que culmina con el texto: “si pudieras hacerlo todo otra vez / esta vez con estilo”. Os dejamos con la estupenda actuación que Thom Yorke ha realizado de ella esta semana en la tele, a piano.
Escucha todas las Canciones del Día en la playlist «Las mejores canciones del momento»:
Hay que amar a los artistas que van a su puta bola, y si algo no se le puede echar en cara a Mónica Naranjo es que siga los dictados del mercado. Su nuevo proyecto, dividido en 3 lanzamientos, se llama ‘Mes Excentricités’ pero la verdad es que cualquiera de sus largos podría haberse llamado así, sobre todo ‘Lubna‘, pero también ‘Tarántula’ o ‘Minage’, y hasta ‘Palabra de mujer’ si nos apuráis. Es normal que después de ‘Europa‘ ya no nos acordemos de la cara que se nos quedó a todos la primera vez que oímos ‘Desátame’, pero eso no significa que reflejara menos incredulidad.
Si estas «excentricidades» lo son «más» todavía es por razones estructurales, porque musicalmente tras ‘Europa’ y ‘Lubna’ estamos curados de todo espanto. La primera impresión cuando escuchas esta nueva amalgama de rock, techno, ópera, etcétera, es que estás oyendo un 12″ con remezclas de dos canciones, todo el rato repetidas hasta la saciedad durante media hora; pero no es así en absoluto. Lo que encontramos aquí es primero una «suite» con 3 o 4 temas -según se mire- de Mónica Naranjo contando una historia, todos ellos unidos en una única pista de 13 minutos que por alguna razón recibe un nombre en francés, como de misteriosa temporada de ‘American Horror Story’: ‘Le Psychiatrique’. Y después escuchamos las 3 pistas principales por separado junto a una remezcla que aparece en la mencionada «suite» inicial, y finalmente el «radio edit» de ‘Doble Corazón‘. A estas alturas, quizá estés sacando la cabeza por la ventana para tomar un poco de aire fresco, pero todo tiene su sentido. O casi todo.
La estructura condiciona la experiencia: esto no es exactamente el EP de más de 30 minutos que muchos esperaban de Mónica Naranjo. Pero hay un porqué: si con ‘Doble corazón’ se ponía sobre la mesa que la cantante nos quería contar la historia de su bisabuela Robledo en la Guerra Civil, ‘Nana’ oculta un amor secreto por una mujer, ‘Libre amar’ es una reivindicación de la libertad sexual, bien feminista, bien LGTB+ o ambas, y al final, la coda de ‘Doble corazón’ nos muestra a la cantante en soledad, pero sin miedo. Un poco atontado/a por las guitarras jevi metal de ‘Libre amar’, entre Metallica, My Bloody Valentine y Alf Poier, quizá no comprendas por qué Mónica termina «sola para siempre», si su hombre habrá muerto en la guerra y su chica la habrá abandonado a la vez, pero la historia nos ha puesto los dientes largos en torno a ‘Mes Excentricités, Vol. 2’, ‘Mes Excentricités, Vol. 3’ y lo que quiera Dios que venga. Y eso es más de lo que esperas cuando las voces de la niña del Exorcista con el pitch equivocado emergen en ‘Doble corazón’ o cuando el remix glam de ‘Libre amar’ se acerca peligrosamente, medio en inglés, más a McNamara que a ‘Rocky Horror Picture Show’. Y no parecía haber aquí lugar para el humor involuntario. En serio va y en serio hemos de tomárnosla. Respeto.
Calificación: 6,2/10 Lo mejor: ‘Doble corazón (radio edit)’, ‘Nana’ Te gustará si te gusta: … no comment. Escúchalo:Spotify
Amaia vuelve a ser, una semana más, lo más votado del top 40 de JENESAISPOP, esta vez con la vigorosa ‘Quiero que vengas’. Si eres de aquellos enganchados a ‘Pero no pasa nada‘, he aquí 10 discos que quizá deberías repasar o conocer.
Marisol / De Marisol a Pepa Flores (1999)
Una de las críticas más recurrentes que está recibiendo el disco de Amaia es que sus textos son algo infantiles. Un verdadero hito de la astucia humana si tenemos en cuenta que la influencia declarada más reconocida en torno a este álbum fue una estrella infantil, Marisol. A la espera de que Romero se atreva a versionar ‘Corre, corre, caballito’, no podemos dejar de reivindicar el recopilatorio que se editó de Marisol en 1999. ‘De Marisol a Pepa Flores’ contenía un sinfín de composiciones capaces de poner los pelos como escarpias a cualquiera, como ‘Estando contigo’, ‘Corazón contento’ o ‘Me conformo’. Quienes escuchen el recopilatorio completo descubrirán que Marisol fue evolucionando hacia terrenos más adultos como la ranchera de ‘Paloma negra’ (para fans de ‘Porque apareciste’), hacia la liberación sexual (‘Ayúdame a pasar la noche’) o el discurso feminista (‘Comprada’, de su disco de «canciones para mujeres» ‘Galería De Perpetuas’), con el que también comulga Amaia.
Cecilia / 2 (1973)
Cecilia es una de las artistas que Amaia está versionando en directo, en concreto su tema perdido ‘Desde que tú te has ido’. El segundo álbum de la cantante, que falleció a los 27 años en un accidente de coche volviendo a Madrid de un concierto en Vigo, dejó atrás el inglés que aparecía en algunas canciones de su debut, comenzando por sus éxitos ‘Andar’ y ‘Me quedaré soltera’, ambos excelentes. No sé si veo a Amaia cantando por el “millón de muertos” y el “millón de espectros” de ‘Un millón de sueños’, inspirada en la Guerra Civil, pero sí perfectamente en la acústica ‘Con los ojos en paz’, la muy Brill Building ‘Canción de amor’ o incluso en la ecologista ‘Mi ciudad’. Pero sobre todo hay un tema en este disco que pega todo con Amaia, y ese es ‘Cuando era pequeña’, pues ella misma reconoce que le encanta hablar de la nostalgia y de su niñez. «Cuando yo era pequeña era feliz / ahora qué será de mí» parece básicamente un estribillo escrito por Romero. Este álbum no está en Spotify pero desde laFonoteca pudieron fingir que sí tirando de recopilatorio:
Pic-Nic / Pic-Nic (1968)
Hay muchas similitudes entre Jeanette y Amaia. Ambas empezaron muy jóvenes, Jeanette apenas tenía 17 años cuando salió el primer disco de su banda Pic-Nic, las dos cuentan con una voz aniñada pero muy expresiva y a su vez con unas letras que hablan del despertar del amor y de la vida, la infancia o la familia. A Pic-Nic también le inspiraba el folk americano, de la misma manera que Amaia ha citado siempre a los noventeros Neutral Milk Hotel y además solo hay un grado de separación entre las dos artistas. Se llama Miqui Puig. Encontramos en el único disco de Pic-Nic, producido por el gran Rafael Trabucchelli, alguna versión (‘San Francisco Bay Blues’), tarareos tan pop como el del final de ‘Amanecer’ y composiciones más amargas como ‘Cállate Niña’, que habla de la muerte de una madre sobre unos acordes navideños; o ‘No volverá’, sobre la pérdida del primer amor, en todo caso imaginables en la voz de Amaia.
La Buena Vida / Los mejores momentos (1994)
Amaia está contando en las entrevistas que descubrió a La Buena Vida a raíz de ser comparada con ellos después de sus primeras actuaciones en directo, en las que iba presentando nuevas canciones. Antes, apenas conocía una o dos de sus composiciones, y dudando de su autoría. Sin embargo, Amaia ha terminado escuchando al grupo «todos los días» y versionando en vivo ‘Qué nos va a pasar’. ¿Cuál es el disco de La Buena Vida que más se puede parecer al debut de Amaia? ‘Soidemersol’ es demasiado solemne, ‘Hallelujah‘ demasiado orquestado y ‘Panorama’ demasiado electrónico, por lo que optamos por uno de los dos primeros. ‘Los mejores momentos’ era menos popi que ‘La Buena Vida’ y contenía un buen equilibrio entre canciones de amor adolescente y momentos más complejos. De ‘Los mejores momentos’ a ‘Un vestido de tul’ pasando por la triste ‘Noviembre’ o el pop orquestado de ‘Cinco días en invierno’.
La Oreja de Van Gogh / El viaje de Copperpot (2000)
Las nuevas generaciones no tienen tiempo ni necesidad de pensar en prejuicios: Amaia es muy fan de La Oreja de Van Gogh, le pese lo que le pese a su oficina de management, El Segell del Primavera Sound, festival que el grupo donostiarra solo pisará comprándose el abono en Ticketmaster.es. Es, pues, el momento de recordar que el grupo de Donosti, con otra Amaia al frente, Amaia Montero, fue uno de los grupos más vendedores en el cambio de siglo. ‘El viaje de Copperpot’ superó el millón de copias vendidas en España, siendo 11 veces platino, y conteniendo hasta 8 singles encabezados por ‘Cuídate’, aquella canción que citaba a La Buena Vida (“sin ti ya no podré escuchar a La Buena Vida más”), la preciosa ‘París’ o ‘La playa’, que puede ser la mejor canción que compusieron LOVG jamás. Lo que más recuerda de Amaia a La Oreja de Van Gogh no son solo las canciones de amor directas y claras, sino el uso de los teclados y la electrónica: este álbum contenía la sintética ‘Pop’, y Amaia ha incluido en su disco unos sintes muy parecidos a los que se asoman en esta canción o ‘Los amantes del círculo polar’. Como curiosidad, Amaia Romero y Amaia Montero llegaron a posar juntas hace unos meses.
Corazón / Melodrama (2005)
Amaia se ha inspirado en el pop de los 60 y los 70 en España, como pocos artistas en nuestro país, pues para el indie la canción melódica fue durante años una cosa de la que huir. ¿A quién se le habría ocurrido citar a Marisol como referencia? Una de las pocas bandas en reivindicar el sonido de aquellos años fue el dúo asentado en Madrid Corazón, que publicó dos álbumes en Elefant. ‘María del Mar’, sobre el bullying, sigue siendo un tema precioso que recordar y es fácil imaginar a Amaia versionando cosas como ‘Electrocardiograma’, ‘Padova’ o ‘Te buscaré’.
Él mató a un policía motorizado / La síntesis O’Konor (2017)
Santiago «Motorizado» ha producido el álbum de Amaia, por lo que la inclusión de este álbum era obligada. La propia cantante ha afirmado que escuchó ‘La síntesis O’Konor‘ para inspirarse y que ha querido llevar un sonido concreto de ‘El tesoro’ a ‘Quedará en nuestra mente’. La parte más kraut del álbum no pegaba en el álbum que nos ocupa, pero atentos a la letra de la balada de un minuto ‘Excálibur’: lo único que dice es «¿por qué tuviste que decirme eso?» sin que nadie acusara a Él Mató de ser naíf.
Carole King / Thoroughbred (1976)
Aunque Carole King no es una referencia para Amaia Romero, recuerda mucho a ella cuando se sienta al piano. Por no volver a hablar otra vez de ‘Tapestry’ (1971), uno de los discos más vendidos de los años 70 y una influencia en gente tan relevante de nuestro siglo como Amy Winehouse o Adele; revisitemos el que fuera su último álbum en Ode Records en 1976. ¿No están cerca la Amaia de ‘Nadie podría hacerlo’ y temas olvidados como ‘So Many Ways’ o ‘I’d Like to Know You Better’?
Nosoträsh / Popemas (2002)
Una de las primeras impresiones que dejó ‘Un nuevo lugar’, al margen de su inspiración en Sufjan Stevens o Portishead, es que parecía un «popema». El precioso disco de Nosoträsh se componía de una veintena de canciones, en general cortísimas, en el que a pesar de su brevedad, los textos y la producción calaban. En el álbum de Amaia finalmente hay un «popema» más, la canción de inicio, esa ‘Última vez’ que nos habla sobre el miedo a volar. ¿Puede haber algo más Nosoträsh? La idea nos deja la sensación de que Ibon Errazkin habría sido un gran productor para el disco de Amaia.
Prin’ La Lá / Esto es Prin’ La La (2007)
Algunos recordaréis el proyecto que Fernando Vacas (Russian Red, Flow) formó con 3 niñas. Prin’ La La (¿qué sería de ellas?) debutaron con un disco con ínfulas de pop de cámara, inspirado en Vainica Doble, que llegó a entrar en nuestra lista de los mejores discos de 2007. Allí -y no a través de Parade y La Prohibida- descubrimos aquella maravilla llamada ‘La tristeza de ser electrón’, una obra maestra perdida en un disco de los hijos de Rocío Durcal en los 70, y también notables temas propios como los conducidos por el piano ‘Naves que dan vueltas a un balón’ y ‘Con gotas de limón’, ambos con sus bonitos arreglos de cuerda. El tema más Amaia quizá pueda ser ‘Verano fatal’ (sí, como el disco de Nacho Vegas y Christina Rosenvinge que data exactamente del mismo año).
‘Mientras dure la guerra’ afronta su cuarto fin de semana en taquilla con cifras totalmente espectaculares, casi insólitas. Con más de 5 millones de euros recaudados y casi 1 millón de espectadores, sabemos que será una de las cintas más exitosas de todo el año. Un dato muy significativo: el segundo fin de semana la última de Alejandro Amenábar recaudaba más que el primero, algo nada habitual y reservado a los más excepcionales «sleepers».
A toro ya pasado, puedo entender de dónde puede venir su éxito: para quien desconociera la relación entre Unamuno y los Franco, el origen del famoso «venceréis, pero no convenceréis», la trama es de cortar el hipo. Además, la cinta llega en un momento histórico totalmente pertinente, con la extrema derecha volviendo a subir en las encuestas y los restos de Franco a punto de ser exhumados del Valle de los Caídos. ‘Mientras dure la guerra’ se está beneficiando de la idea de que en 2019 dos Españas siguen conviviendo un poco de aquella manera. Y como comentaba mi compañero Pablo N. Tocino en su crítica, bastante generosa en mi opinión personal, al menos un intento de neutralidad asoma a debate, para lo que han sido siempre las películas sobre la Guerra Civil en España.
No creo que esté muy logrado, y pese a lo bien parada que sale Carmen Polo, la cinta por supuesto no ha emocionado nada a VOX; y el ABC se ha entretenido apuntando los «18 errores históricos» de esta película, casi todos con matices ideológicos. Unamuno fue un personaje poliédrico, repudiado por la derecha y por la izquierda, y ese es uno de los atractivos de ‘Mientras dure la guerra’, pero teniendo en cuenta cuál es el clímax de la misma y su modo de exponerlo, diría que básicamente su espectador tipo es el ciudadano que se ha interesado a lo largo de su vida por ver cine español, no el que solo lo ha menospreciado desde su casa, por un lado, y desde las instituciones y el gobierno, por otro.
Pero ese no es el problema de ‘Mientras dure la guerra’, sino su extremo academicismo, lo que incluye una puesta en escena impersonal que deja tan indiferente como un capítulo de ‘Amar en tiempos revueltos’; una muy mejorable dirección de actores (Karra Elejalde se llevará todos los reconocimientos pero lo de «Franco» es grotesco, sobre todo porque Amenábar comete la torpeza de mostrarnos al verdadero en un documental y no se parecen en nada); y una música a cargo del propio director que no puede ser más relamida. Hay una escena en la que Unamuno discute con su colega Salvador y Amenábar busca sin duda retratar cómo los españoles de izquierdas y derechas no hacemos más que tirarnos los trastos a la cabeza, siempre con los mismos argumentos. Sin embargo, en lugar de noquearnos con frases imaginativas, vibrantes y actuales, lo intenta con un exceso de música bastante inane. Gabriel Rufián atribuyó en un discurso la frase «me parece inútil pediros que penséis en España» a Unamuno cuando no le pertenecía, pero al menos nos movió un pelo mediante la palabra, cosa que este guión no consigue.
Al margen del punto lacrimógeno aportado por el nada manido recurso del personaje infantil, son varias las reiteraciones en la película, entre los papelillos de figuritas y la recreación onírica de la juventud de Unamuno. Para cuando al final Amenábar nos explica lo que pasó con Franco, uno no sabe dónde meterse: ¿de verdad alguien que vaya a ver esta película no lo sabía? ¿Podemos acusarle de «spoiler» ante una hipotética segunda parte? Y es lo de menos. Lo de más es dónde se ha metido aquel director que debutó con películas underground, prometedoras e imperfectas pero diferentes, y ha terminado sucumbiendo a los imperativos estéticos más aburridos. ¿Es Amenábar el nuevo Garci? 4.
Lady Gaga, que continúa arrasando con ‘Shallow‘ camino a los 1.000 millones de reproducciones en Spotify, ofreció anoche uno de los conciertos de su residencia, ‘Enigma’. Antes de ‘Million Reasons’, un fan subió al escenario y Lady Gaga decidió que era buena idea subirse sobre él, como simulando un acto de placer.
No lo fue. Quizá por la torpeza de este «little monster», quizá por los nervios, ambos no tardaron más que dos segundos en caer al suelo tras un traspiés de él, ante la mirada aterrada de los «little monsters», cuyos gritos se oyeron en todo Las Vegas.
Lady Gaga pudo terminar el concierto, para el que quedaban unas pocas canciones. De hecho, en la versión más larga de los muchos vídeos que circulan, Lady Gaga dice que no ha pasado nada y que se encuentra bien, y que todo lo que necesita son unas escaleras para volver al escenario. Al final vuelve a subir al escenario junto al fan, al que dedica unas pocas palabras: “no te preocupes, todo está bien. Prométeme algo. Perdónate por lo que acaba de pasar”. A continuación, cuenta otras caídas sufridas por ella en el escenario. De momento, se sigue desconociendo cuándo saldrá el próximo disco de Lady Gaga, que se presupone más orientado al techno.
"I think that's amazing! 11 years and we fucking love each other so much that we fell off the damn stage … we're like Rose and Jack from Titanic" – Lady Gaga ❤️ #ENIGMApic.twitter.com/gc3X1d4I4X
Estrella Fugaz es el proyecto con el que Lucas Bolaño –acompañado de manera regular por el batería Ricardo Ramos– se ha destapado como una de las voces más interesantes y personales del actual panorama independiente de nuestro país. Su primer disco, ‘Un sendero fluorescente‘, es un trabajo soberbio que viene a recordarnos la importancia del underground como caldo de cultivo de propuestas verdaderamente excitantes y emocionantes, cuando el mainstream y el supuesto indie han borrado sus límites. Lo hace con canciones fantásticas que proyectan algo de nosotros aún partiendo de situaciones personales muy íntimas.
Tal es el caso de ‘Max y Ellen’, uno de los temas destacados del álbum –como también lo son ‘Fin de año’, ‘Alegría’ o ‘El verano español‘, del que ya os hablamos tiempo atrás– que hoy recuperamos como Canción del Día, coincidiendo con la actuación que Estrella Fugaz harán esta noche en Ídolo Club (Sala Alevosía) de Madrid –y preámbulo a la fiesta de su sello, Caballito Records, que se celebra el 25 de octubre en Espai Zowie de L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona–.
‘Max y Ellen’ brilla rápidamente más allá de su contexto lírico: parte de un arpeggio de guitarra acústica envuelto en un sintetizador agudo y machacón, sobre el que irrumpe la voz de Lucas junto a unas percusiones electrónicas sutiles, que apenas interrumpe su letanía en versos que se funden con su estribillo. Pero, en medio de la canción, irrumpe un bajo atronador y una suntuosa batería real que propulsa el tema a una órbita musical que ocasionalmente comparten La Estrella de David y Animal Collective.
Y también Gúdar, Pavement, ‘Mad Max‘ y ‘Alien‘ –los nombres de su título no son otros que los de Max Rockatansky y Ellen Ripley, protagonistas de esas míticas películas de ci-fi de los 80–, el consumo de hachís, las cassettes, los lapiceros Noris, el walkman, ‘Doctor en Alaska’ y los primeros escarceos sexuales. Todas esas imágenes tan entrañables para los que las vivimos como parte de nuestra infancia/adolescencia/juventud, conectan con la historia que Lucas nos cuenta aquí, la de una relación que quedó atrás en nuestra vida y que se reaviva inevitablemente con el paso (y peso) inexorable del tiempo y sus consecuencias: la muerte de un padre, por ejemplo, ejerce de resorte para el reencuentro con esa persona, con prácticamente el mismo efecto que un viaje en Delorean.
Tal y como anunció sorpresivamente la pasada semana, Becky G publica hoy su demoradísimo álbum debut, ‘Mala santa’. Otra sorpresa que viene aparejada a este lanzamiento es que, inesperadamente, da del todo la espalda a su público anglosajón y no incluye en él ninguno de los varios singles en inglés que ha publicado no ya en su carrera sino incluso en los últimos meses: ni ‘Secrets‘ –lanzado hace apenas semanas–, ni ‘Green Light Go‘, ni ‘LBD’ tienen cabida en este trabajo.
Y es que, aunque ella sea estadounidense e iniciara su carrera cantando en inglés como una suerte de JLo adolescente –’Becky From The Block’ fue uno de sus primeros temas–, el tiempo le ha ido revelando las bonanzas comerciales de cantar en español y, sobre todo, de los ritmos latinos y reggaetoneros. Así ha sido como ha logrado sus mayores éxitos hasta la fecha: ‘Mayores‘, con Bad Bunny, fue el primero, al que luego superó ‘Sin pijama‘, con Natti Natasha, alcanzando luego a otro sector del público con la estupenda ‘Cuando te besé’, con el argentino Paulo Londra. Todos ellos se incluyen en ‘Mala Santa’ a modo de bonus tracks al final del disco, donde se echan de menos tanto ‘La respuesta‘, con Maluma, como ‘Booty‘, su hit con C. Tangana.
Por eso parece razonable, desde un punto de vista comercial, que se haya pasado por el forro el que en algún momento parecía su público principal y haya apostado por la parroquia hispanohablante, con letras sobre momentos sexys y despechos («He visto condones en tus pantalones / En la maleta de lato he encontrado tacones / Luego vienen llora ruegan que te perdone / Pero llega borracho a la casa / Oliendo a puta barata», de ‘Peleas’, es uno de los versos «estelares»), sobre ritmos urbanos contemporáneos típicamente latinos: en línea con ‘Dollar‘, su tema con Myke Towers presentado el pasado verano, todo ‘Mala santa’ está protagonizado por colaboraciones similares, como las de Mau & Ricky, Zion & Lennox, Sech, Farruko, y producciones en su mayoría creadas por el tándem Mambo Kingz, artífices del sonido de nombres como Anuel AA o De La Ghetto. ¿Es una apuesta segura? Juzgad vosotros mismos: os dejamos con el «álbum visual» de ‘Mala santa’ que ha subido a Youtube.
Nick Cave & The Bad Seeds sorprenden con el anuncio de la gira de presentación de su nuevo disco ‘Ghostseen’, que ha conquistado a la crítica, y también en cierta medida al público, apareciendo en la competitiva lista de los discos más escuchados en un país tan complicado para la música anglosajona como España.
El grupo se atreverá a actuar en grandes recintos como son el WiZink Center en Madrid y el Palau Sant Jordi de Barcelona a finales del próximo mes de abril, después de haberlo hecho para grandes multitudes en diversos festivales del país como el FIB o el Primavera Sound. Sin los Bad Seeds, la gira de 2015 de Nick Cave había pasado por el Auditori en Barna y el Palacio de Congresos en Madrid, mucho más reducidos. En cualquier caso, las entradas se ponen a la venta el viernes que viene a través de Doctor Music. Bajo estas líneas podéis encontrar todas las fechas de la amplísima gira europea, con un par de docenas de shows.
Miércoles 22 Abril Campo Pequeno, Lisboa, Portugal
Jueves 23 Abril Campo Pequeno, Lisboa, Portugal
Sábado 25 Abril WiZink Center, Madrid, España
Domingo 26 Abril Palau Sant Jordi, Barcelona, España
Miércoles 29 Abril Ziggo Dome, Ámsterdam, Holanda
Jueves 30 Abril Sportpaleis, Antwerp, Bélgica
Sábado 2 Mayo Arena Birmingham, Birmingham, UK
Domingo 3 Mayo Motorpoint Arena, Cardiff, UK
Martes 5 Mayo The SSE Hydro, Glasgow, UK
Miércoles 6 Mayo Manchester Arena, Mánchester, UK
Viernes 8 Mayo 3Arena, Dublín, Irlanda
Martes 12 Mayo First Direct Arena, Leeds, UK
Jueves 14 Mayo The O2, Londres, UK
Viernes 15 Mayo The O2, Londres, UK
Domingo 17 Mayo Lanxess Arena, Colonia, Alemania
Lunes 18 Mayo Barclaycard Arena, Hamburgo, Alemania
Miércoles 20 Mayo Royal Arena, Copenhague, Dinamarca
Jueves 21 Mayo Royal Arena, Copenhague, Dinamarca
Sábado 23 Mayo Ericsson Globe, Estocolmo, Suecia
Lunes 25 Mayo Spektrum, Oslo, Noruega
Miércoles 27 Mayo Mercedes-Benz Arena, Berlín, Alemania
Jueves 28 Mayo Arena Gliwice, Gliwice, Polonia
Sábado 30 Mayo O2 Arena, Praga, República Checa
Lunes 1 Junio Stadthalle, Viena, Austria
Martes 2 Junio Budapest Sportaréna, Budapest, Hungría
Jueves 4 Junio Stark Arena, Belgrado, Serbia
Sábado 6 Junio Olympiahalle, Múnich, Alemania
Lunes 8 Junio Hallenstadion, Zúrich, Suiza
Martes 9 Junio Mediolanum Forum, Milán, Italia
Jueves 11 Junio Cavea Auditorium Parco della Musica, Roma, Italia
Domingo 14 Junio AccorHotels Arena, París, Francia
Miércoles 17 Junio Bloomfield Stadium, Tel Aviv, Israel
Un viernes más, traemos las principales novedades discográficas de la semana en nuestra playlist Ready for the Weekend. Hoy, con absoluto protagonismo de dos álbumes de pop urbano-rap latino o como queramos llamarlo: el álbum debut de Becky G, del todo para nada orientado a su público anglosajón, y el debut multinacional del rapero mallorquín Rels B, que publica ‘Happy Birthday Flakko’ en Sony Music tras varios discos autoeditados. Pero hay muchos muchísimos más álbumes de los que podemos disfrutar a partir de esta jornada: Caroline Polachek, Foals –la segunda parte de su disco dividido en dos–, Floating Points, Ferran Palau, 091 –su primer álbum en ¡24 años!–, Mando Diao, Vincent Delerm, Battles, Quique González, Depedro, Mark Lanegan, The Muffs (el disco póstumo de Kim Shattuck), Refused, Jimmy Eat World, Estopa, James Arthur, Acid Arab, Jim James (de My Morning Jacket), White Reaper, Vagabon, Julia Medina (de Operación Triunfo 2018), Declan Welsh and The Decadent West, Måns Zelmerlöw y Third Eye Blind publican sus respectivos nuevos discos hoy. Además, también publican sendos EPs dos promesas femeninas muy distintas: beabadoobee y Sasha Sloan.
En el apartado de singles, la semana había sido relativamente tranquila, con temas publicados por Katy Perry, Shakira, Beck, Jack Peñate o Single (una ‘El roce’ que hoy se pone a la venta incluyendo como cara B una colaboración de ¡Family!). Desde hoy se suman al chorro de novedades Perfume Genius, Marilyn Manson (con una sorprendente versión de un clásico del blues), Gang Starr (el mítico dúo de hip hop anuncia su primer álbum en más de 15 años), Mueveloreina, Amatria, Whyte Horses feat. John Grant, Peter Bjorn and John, Black Lips, Wolf Parade, Lina & Raül Refree (el barcelonés se lanza a la aventura del fado electrónico con esta joven portuguesa), Porches, Nasty Cherry, Allie X, Yana Zafiro, Spector, Cass McCombs, Los Estanques, Omar Souleyman, Daddy Yankee, Tiziano Ferro & Ana Guerra y un largo etcétera. También incluimos los primeros singles de tres interesantes nuevos proyectos de la escena del país: Myōboku –nuevo dúo de pop experimental presentado por Foehn, en el que se integra la pianista y cantante Marina Herlop–; PLEENS, que debutan en Subterfuge con una versión de ‘Solán de Cabras’ de Marcelo Criminal; y Pixel De Stael –interesante proyecto de kraut pop editado por El Genio Equivocado–.
Además, Sufjan Stevens lanza hoy ‘The Decalogue’, álbum de música instrumental al piano escrito junto a Timo Andres para una obra de danza, y PJ Harvey entrega algunos temas extra de su BSO para la representación teatral de ‘Eva al desnudo’ que Gillian Anderson ha estado interpretando en Londres durante los últimos meses. También tenemos lanzamientos de Nils Frahm, y sí, en plural: por un lado, el recopilatorio de EPs ‘The Encore’; y por otro, la BSO de la película ‘Ad Astra’, firmada junto a Max Richter y Lorne Balfe. Y, por último, destacamos el álbum en directo –con invitados como Leonor Watling, Niño de Elche o Jairo Zavala– que publica hoy Josele Santiago como una retrospectiva de su carrera en solitario, al margen de Los Enemigos.
Alba Reche, segunda finalista de Operación Triunfo 2018, la última edición hasta el momento, ha anunciado en sus redes que su disco de debut se llama ‘Quimera’ y sale a la venta tan pronto como la semana que viene, el viernes 25 de octubre. Tras el sencillo de UK Garage ‘medusa’, que ha sido top 71 en España pero ya no se encuentra en el top 200 de Spotify en nuestro país, Reche cambia radicalmente de tercio para ofrecer una baladita.
Se llama ‘Caronte’, la ha escrito junto a Álvaro Gandul García y la ha producido Ismael Guijarro, quien ha trabajado con Rozalén. Su vídeo hace honor al nombre de la canción inspirándose en el mito de Caronte, el barquero encargado de conducir a los muertos a través del río Aqueronte hasta el reino de Hades. Los cadáveres en la Antigua Grecia se enterraban con una moneda bajo la lengua precisamente para que pagaran a Caronte y pudieran pasar al otro lado. Los que no la tenían, habían de esperar la friolera de 100 años.
Por este motivo, Alba Reche aparece con una monedilla al comienzo de este, en cualquier caso, afectadísimo vídeo de tránsito metafóricamente accidentado, sobre todo cuando empieza a llover algo hacia el final. Desde su edición esta medianoche, el vídeo ocupa uno de los 10 primeros lugares entre los más visto de Youtube España.
Los Fujiya & Miyagi de 2019 cierran su disco de este año con un tema llamado ‘Gammon’. Se trata de un neologismo creado en 2012 que sirve para designar al tipo de hombre de mediana edad o mayor y de derechas que votó a favor del Brexit. La canción es una clara parodia de estas personas, que incluye frases tan divertidas como «buscas Google en Google», «gritas en inglés a los españoles en España», «te peleas con la tecnología y culpas al libro de instrucciones» o «eres de los que aplaude cuando tu avión aterriza». Una letanía con un fondo similar a LCD Soundsystem que sirve para cerrar ‘Flashback’, su disco de este año.
A lo largo de estas 7 canciones, en cambio, hay otras referencias sonoras. El corte titular huye del popular ‘Flashback’ de Calvin Harris para decantarse por el electro susurrado que caracterizaba a Fisherspooner. Hay reminiscencias de la electrónica nórdica de GusGus en ‘For Promotional Use Only’, cuya letra prácticamente su ciñe al nombre de la canción; y después el álbum se entrega al disco-funk, como prueban las guitarras tan Chic de ‘Dying Swan Act’ o los ritmos de ‘Subliminal’.
Hablando de funk, una de las pistas más interesantes es ‘Personal Space’, un corte que proclama «I’m claustrophobic / I’m in a funk», y en el que brilla un ritmo diferente que podría haber sido aportado por Timbaland o Mirwais. Todas estas referencias a los 2000 en que ellos debutaron sirven de fondo para un álbum en el que huyen del materialismo y se reafirman a sí mismos («disfrutemos de lo que somos y no de lo que no somos», se indica en ‘Personal Space’), el miedo a la soledad y a la infravaloración (‘Fear of Missing Out’) o la industria musical. Dejada atrás la inspiración kraut de ‘Ankle Injuries’, pero no su gusto por repetir su propio nombre (‘Dying Swan Act’), los Fujiya & Miyagi de hoy son el equilibrio entre la inmediatez de los Scissor Sisters de ‘Let’s Have a Kiki’ pero con los mensajes inquietos y la sofisticación de Field Music. Fujiya & Miyagi actúan este sábado 19 de octubre en Razzmatazz.
Clasificación: 7/10 Lo mejor: ‘Personal Space’, ‘Gammon’, ‘Fear of Missing Out’ Te gustará si te gustan: Fischerspooner, Tiga, GusGus, Field Music Escúchalo:Bandcamp
Una de las mayores sensaciones de la sección oficial de Cannes de este año fue la última película de la interesante directora francesa Céline Sciamma, quien acabó llevándose el premio al mejor guion. Con ella, aporta un nuevo capítulo en su ecléctica obra siempre interesada en explorar la feminidad desde distintos puntos de vista. En esta ocasión, y por primera vez, presenta un drama de época ambientado en el siglo XVIII en el que Marianne, una pintora, debe realizar el retrato de bodas de Heloïse, una joven noble. Aunque esta no debe enterarse, por lo que Marianne deberá vigilarla a diario y hacer de su acompañante en sus largos paseos.
Llama la atención el salto a niveles estéticos que supone ‘Retrato de una mujer en llamas’ respecto a otros trabajos de la directora, como la excelente ‘Bande de filles’. Aquí ofrece un estilo visual pictórico, rodado con una elegancia y un virtuosismo hasta ahora desconocido en su carrera, con el que crea imágenes bellísimas con la ayuda de la directora de fotografía Claire Mathon. La película es una sutil historia de amor prohibido en la que las miradas y los gestos cuentan mucho más (y de mejor manera) que los diálogos. Sciamma siempre ha hecho un cine puramente femenino, alejando a los hombres de los papeles protagonistas y centrándose exclusivamente en las mujeres. Por ello, su visión de un gran romance lésbico en nada tiene que ver con las de ‘Carol’ –dirigida por un hombre homosexual- o ‘La vida de Adèle’ –dirigida por un hombre heterosexual-, aunque ella, según indicó en una entrevista con la revista francesa So Film, reivindica todas las miradas.
‘Retrato de una mujer en llamas’ propone una experiencia más gratificante en términos visuales que en términos narrativos. Y no porque la narración de Sciamma sea deficiente, pues nada más lejos de la realidad, pero en conjunto queda algo descompensada respecto a sus demás virtudes. De hecho, el premio al guion en Cannes es, probablemente, el galardón menos justificable de aquellos a los que podría optar la cinta. Su buscadísima (y conseguida) belleza no siempre acompaña a ciertos detalles un tanto cuestionables, como el primer acercamiento amoroso de las protagonistas, que se espera con impaciencia y, cuando llega, lo hace de una manera algo anticlimática. Sin embargo, y pese a que la pasión esté representada desde una perspectiva algo fría, la directora de ‘Tomboy’ hace un trabajo precioso con sus actrices, ambas pletóricas y con una química muy particular. Tanto Noémi Merlant como Adèle Haenel (actual pareja de la directora), comedidas e implicadas en sus personajes, brillan con luz propia y son, sin duda, una de las mayores cualidades del filme.
El agradable viaje amoroso y el juego de espejos y miradas que propone Sciamma con su visionado, compensa las deficiencias que pueda tener. Por aquí preferimos los diamantes en bruto y con todas sus asperezas como lo era ‘Bande de filles’ a la búsqueda de la perfección académica, pero ‘Retrato de una mujer en llamas’ es otra obra interesante de una cineasta que se niega a encasillarse y cuya sensibilidad está siempre impresa en cada plano de cada una de sus películas, por diferentes que sean entre sí. 7.
La penúltima trifulca de la historia del Brit Pop sirve para echarse unas risas, para aprender inglés, y también para reflexionar sobre lo que fueron los años 90 en el indie para las mujeres y la comunidad LGTB+.
Durante la promoción de su nuevo libro, ‘Tardes de persianas bajadas’, del que puedes leer el primer capítulo aquí, Brett Anderson de Suede ha descrito el indie de los 90 en una entrevista como una «caricatura misógina, nacionalista y desagradable». También ha usado la palabra «laddish», que según los foreros de WordReference se refiere al comportamiento de «hombres jóvenes, llenos de testosterona y energía» especialmente «cuando no están rodeados de mujeres». Una traducción libre podría ser «cosa de machos» o «de niñatos», pues «lad» significa «chaval».
Brett se refiere sin duda a la casi total ausencia de grupos femeninos en la era Brit Pop, sobre la que se ha hablado mucho, pues a duras penas puede hablarse de un par de excepciones como Elastica y Echobelly en medio de un inmenso campo de nabos. Y sus palabras no han sentado nada bien a Liam Gallagher que se ha apresurado a responder, a su manera, a través de Twitter.
Y lo ha hecho de una manera bastante difícil de traducir, pero a la vez ocurrente. Para empezar llama a Brett «Burt» y añade que está en desacuerdo con que el Brit Pop fuera algo «laddish». Dice: «al contrario, pienso que fue muy BLOUSEY, que es por lo que me distancié de él». ¿Qué significa «blousey» y por qué es tan importante que Liam lo ha escrito en mayúsculas? Con esta palabra, los ingleses designan, según Urban Dictionary a un «attention whore de aspecto barato y vulgar nada sofisticado» (ponen como ejemplo la imagen de Dolly Parton), pero por el contexto Liam podría estar tirando más bien a la expresión «big girl’s blouse», que viene a ser un «hombre que no se despega de las faldas de mamá», alguien «que no le echa un par». A una «nenaza».
Rizando el rizo, «blouse» también sirve para designar a un «gay afeminado que presume de ejercer el rol sexual de activo», por lo que quizá involuntariamente se abre un frente más en estos pocos caracteres de tuit. Liam Gallagher no solo está llamando «nenaza» a Brett Anderson, sino que podría estar diciéndole (quizá sin saberlo) que encima iba de lo que no era.
Demasiado inspirados por la imaginería de los Smiths los unos, y David Bowie los otros, grupos de Brit Pop como Suede o Placebo jugaron con la androginia, mostrando modelos de comportamiento diferentes para los hombres como hoy lo son para otros adolescentes gente como Sam Smith o PUTOCHINOMARICÓN. Liam Gallagher podría referirse a que Brett Anderson jugó con esa dualidad siendo heterosexual, pues el comentario popularizado en la época fue que era «un bisexual que nunca había tenido una relación homosexual», y a la postre escogió una vida heteronormativa, como Brian Molko. Desconozco si Liam hilará tan fino, pero lo cierto es que el Brit Pop no fue el movimiento que mejor integró a la comunidad LGTB+, como tampoco a las mujeres, dando una visibilidad que puede considerarse «de palo». Los grupos con chica de Reino Unido nunca despegaron en América como Oasis y Blur, Elastica enseguida se separaron, lo mismo que Catatonia, y Echobelly nunca pasaron a la primera fila. Miembros de Suede y Placebo sí salieron abiertamente del armario en distintos momentos, pero es curioso que el reconocimiento del cantante de Ocean Colour Scene de que era gay, no se recuerde precisamente como el hito que mereció, además viniendo de la tradición mod. No sé qué opinará Liam de Simon Fowler, si le verá más «laddish» o «blousey», pero lo seguro es que nuevos mundos se abrieron con el pop británico de nuestro siglo, con grupos más inclusivos como Years & Years, Chvrches o Bloc Party.
Ginebras es una banda que han formado entre este año y el pasado Magüi (gallega) a la guitarra rítmica y voz principal, Sandra (alicantina) a la guitarra solista y coros, Raquel (madrileña) al bajo, y Yavanna (canaria) a la batería. Entre sus logros está haber llamado la atención del Proyecto Demo del FIB, donde fueron cuartas, y también haber llegado a la semifinal del Mad Cool Talent.
A la espera de que llegue su primer EP de «pop con rollito», como ellas mismas dicen, de momento han publicado dos temas oficialmente, con los cuales han caído en gracia en el «Radar Indie» de Spotify, lo cual se ha traducido en un montón de visitas. Ginebras debutaban con ‘Todas mis ex tienen novio’, un corte en el que las referencias a ‘La casa de papel’ y a sus «dramas de mujer» eran puro costumbrismo, a medio camino entre bandas en serio, como Ella Baila Sola, y el giro posmoderno que han dado a las mismas Las Chillers.
En sintonía con esa dualidad, encontramos la canción que está llamada a ser su gran himno, ‘La típica canción’. Se trata de un recorrido por diversos personajes con gustos musicales diversos. Está la que «no tenía claro a quién idolatrar», la que se debate entre «Anteros y Amaral», la que «lo que quiere es perrear», el que se debate entre «Pixies y Elton John» y quien quiere ska. El estribillo aúna todo para defender «la típica canción que ayer no te gustaba» y de la que «ahora presumes», concluyendo que «es lícito sentir placer por cosas que odias y reconoces que están bien». Si la canción es como meter en una batidora a The Refrescos, Objetivo Birmania y Cariño, con una coda añadida de la banda sonora de ‘Jurassic Park’; el divertido videoclip contiene guiños a Abba, María Isabel, Miss Caffeina, Amaral, Pitbull o Parchís, entre muchos otros.
Un temazo que, en definitiva, tumba para siempre la tontería de los guilty pleasures y que se podrá oír este sábado 19 de octubre en directo en el Reload Festival del Café La Palma (Madrid), un festival benéfico a favor de los adolescentes LGTB+ que sufren bullying, donde también actúan Nosoträsh y Tronco.
Hoy abre sus puertas un nuevo club queer en Nueva York y detrás de él está nada menos que Frank Ocean. El autor del estupendo ‘channel: ORANGE’, que usa la marca Blonded para su web, Instagram, sus podcasts o ahora esta fiesta, ha escogido el nombre de PrEP+, como la «profilaxis preexposición al VIH» que previene el contagio de VIH y que ya está instaurada en diversos países como Canadá, Francia, Australia o Brasil. El nombre de la fiesta quiere ser «un homenaje a lo que podría haber sido la escena de club en Nueva York en los años 80» si el PrEP+ hubiera sido «inventado en esa era».
El club llega cargado de peculiaridades, pues se desconoce, pese a que la fiesta arranca hoy, dónde es y dónde pueden comprarse las entradas. Como informa Pitchfork, no se sabrá dónde es la fiesta hasta que caiga la noche. Entre las normas del club, figura que «no se pueden hacer fotos ni vídeos», el «consentimiento es obligatorio» y habrá «cero tolerancia con el racismo, la homofobia, la transfobia, el sexismo y la discriminación para los personas con discapacidad». La pista es «para bailar», se concluye.
La noticia del club PreEP+ llega apenas unos días después de que en España se haya puesto en funcionamiento su aprobación. Hasta ahora, podía comprarse por internet, pero a menudo los laboratorios internacionales se desbordaban por exceso de demanda. Tan sólo la semana pasada Sanidad aprobaba la inclusión de esta pastilla en la cartera de los servicios básicos de la Seguridad Social, como informa El Diario. «Todavía quedan una serie de trámites, pero ya está rodando», se informaba.
Javier Pérez Grueso, más conocido como Javier Furia, ha muerto este miércoles. El artista estuvo vinculado a la Movida Madrileña pues estuvo en la formación original de Radio Futura, siendo parte del grupo entre los años 1979 y 1981. Además, apareció en un par de películas de Pedro Almodóvar: ‘Pepi, Luci, Bom y otras Chicas del Montón’ y ‘Laberinto de pasiones’.
Aunque su paso como corista y a la percusión electrónica en Radio Futura solo durara 2 años, lógicamente participó del debut del grupo, ‘Música moderna’, y le encontramos como co-autor en nada menos que ‘Enamorado de la moda juvenil’ y la totalidad de los temas de aquel disco (excepto la versión de Marc Bolan) junto a sus compañeros Santiago y Luis Auserón, Herminio Molero o el ya desaparecido Enrique Sierra. Un artículo publicado casualmente hoy por El País adjudica la autoría del álbum, «en un 80%», a Herminio Molero, según palabras de Santiago Auserón hace unos años («Las firmamos todos porque en el trabajo del local esas canciones de Molero se transformaron mucho. Y Herminio, muy noblemente, dijo que había que firmarlas entre todos. Y nos hizo ilusión»).
Entre los artistas que han lamentado la muerte de Javier Furia, quien también fuera pintor y pareja del fotógrafo Pablo Pérez-Mínguez, están Nacho Canut, Alaska (que le considera un miembro no oficial de Kaka de Luxe), Manolo Campoamor o Paco Clavel. Santiago Auserón ha escrito este texto en Facebook: «Esta mañana me he levantado con la malísima noticia de la muerte de Javier Pérez Grueso, que fue compañero de local de ensayo, estudio, viajes y tablas durante un tiempo. Le conocí en un club nocturno madrileño disfrazado de Mariposa Atómica, ataviado con mallas y alas de cartón plateadas, cubierto de purpurina».
Auserón termina lamentando no haberse visto más tras una disputa por el nombre de la banda: «Siempre se mostró alegre, provocador y cercano. Dejó la primera formación de Radio Futura sin guardar rencor, que yo sepa. No nos volvimos a ver hasta el juicio por la demanda en torno al nombre del grupo. Era el Javier de siempre, de humor picante, cortés y afectuoso. Ya no le vi más, hoy lo lamento. Descansa en paz, Javi. Condolencias a sus familiares y amigos».
Shangay publica un obituario en el que han participado la periodista Patricia Godes elogiando sus cualidades de bailarín o su musicalidad, y también Luis Miguélez, que ha escrito un largo mensaje para la revista. En él recuerda que Javier fue su “madrina” en los primeros ensayos de Dinarama, o que fue quien bautizó a Juan Tormento (músico en Dinarama, miembro de Glamour to Kill).
En las próximas semanas la gira europea que ha emprendido Neil Hannon para presentar el nuevo álbum de The Divine Comedy, un muy notable ‘Office Politics‘ que gira en torno a la deriva laboral de nuestros días, recalará en España. En primer lugar el día 2 de noviembre, como parte del cartel del festival vizcaíno BIME 2019 –donde compartirá cartel con Kraftwerk, Foals, Róisín Murphy, Floating Points o Amaia, entre otros–, pero también en salas de otras capitales: el 3 de noviembre de 2019 en Valencia, La Rambleta; el 5 de noviembre de 2019 en Barcelona, Sala Apolo; y el 6 de noviembre de 2019 en Madrid, La Riviera. [Fotografía: Raphael Neal.]
Con ese motivo y la publicación de este 13º trabajo en su carrera, hemos charlado telefónicamente con Hannon. Quizá por las circunstancias –me explica, como veréis, que el primer concierto del tour fue la noche anterior y tuvieron varios problemas–, suena menos dicharachero y jocoso que la anterior ocasión en que hablé con él. Pero aun así, se muestra intachablemente amable y bromista (se carcajea con frecuencia) al responder mis preguntas sobre el cariz socio-político de este trabajo, la diversidad de estilos en el álbum o el carácter singular de su nuevo espectáculo, entre otras cuestiones.
Hola, Neil. ¿Cómo estás?
Estoy bien. Mi voz suena algo profunda, porque di un concierto anoche. Lo siento. (Sueno) gruñón. (Risas)
Sí, lo sé. De hecho, (Nde: la entrevista se hizo el día 7 de octubre) fue el primer concierto de la gira de presentación de ‘Office Politics’, ¿verdad? En Dublín, cerca de tu casa. ¿Cómo fue?
¡Fue espantoso! (Risas)
¿En serio? ¿Por qué?
Bueno, para empezar es un show muy complicado, con muchos accesorios y teclados, y muchas cosas extrañas sucediendo. Y… muchas de esas cosas salieron mal. (Risas)
Vaya, lo siento.
Pero no importó, lo pasamos bien y al público le gustó. Las primeras noches siempre son complicadas.
«No creo que la gente se imaginara cuánto adoro la new wave y el synth pop de los últimos 70 y primeros 80»
Da la sensación de que los muchos estilos que atacáis en el disco harán que vuestros nuevos conciertos sean más divertidos de tocar para el grupo. ¿Es así?
No, quiero decir, estamos desplegando otra faceta de mis intereses musicales. Porque todo el mundo sabe ya que me encanta el pop orquestal de los 60, la música clásica y un poco de jazz… (Risas) Pero no creo que la gente se imaginara cuánto adoro la new wave y el synth pop de los últimos 70 y primeros 80. Y eso es más lo que estamos haciendo en este momento, aunque también integrado con el viejo material. Y ya es cuestión de la audiencia decir si lo estamos haciendo bien o no.
Sí, de hecho, en una de las canciones –‘Psychological Evaluation’– mencionas lo que son claramente algunas de las influencias de este álbum, como Human League, Soft Cell, OMD, etcétera. ¿Tu intención fue que este disco fuera incluso más electrónico que como finalmente es?
Nunca parto de una meta específica, a decir verdad. Cuando escribo canciones sólo las escribo, y no puedo ver dónde me están llevando. De hecho, la mayor parte de estas canciones fueron escritas a la vez que las del último disco, ‘Foreverland‘. Fue en un par de años raros, en torno a 2012 y 2013, o quizá también 2014, no me acuerdo bien. Estaba aburrido, había terminado unas cosas (Nde: probablemente se refiera a su recopilación de letras, la ópera que escribió, una representación teatral, etc., de las que ya nos habló tiempo atrás), y no tenía nada que hacer. Así que dije «voy a desempolvar toooodos mis viejos sintetizadores y, simplemente, pasármelo bien». (Risas) Muchas canciones empezaron con sintes, pero luego las cambié de instrumento y se convirtieron en… el pop-orquestal-de-los-60 que hay en ‘Foreverland’, ya sabes. (Risas) Las canciones se fueron dividiendo de forma natural en dos terrenos diferentes: uno, las cosas habituales de Divine Comedy sobre relaciones; y otro, la extraña música de sintetizadores con tono sociológico. Así que dije «voy a dejarlo a un lado y ya veré más adelante qué hago con eso». Y ‘Office Politics’ es lo que hice con aquello. De todas maneras, todo el mundo que sabe lo que me gusta, mis intereses, no se habrán sorprendido con este disco. (Risas)
¿Podríamos decir que este disco es fácilmente tu trabajo más diverso y menos predecible?
Diría que también ‘Liberation’, ¿no? (Nde: un vacile, porque ese fue su primer disco, del año 1993) (Risas) Por favor, sigue.
«Cuando vi que todas (las canciones de ‘Office Politics’) encajaban y funcionaban juntas, pensé «¡qué suerte!»»
Entonces, si lo entiendo bien, nunca hubo un gran concepto detrás del disco. Simplemente fue sucediéndose así…
Verás, diría que ni este ni ningún otro de mis discos son conceptuales, en realidad. Sencillamente desarrollan ciertas cosas. Y este grupo de canciones están obsesionadas en trabajo, trabajadores, oficinistas, tecnología, cómo las máquinas tienen cada vez más impacto en nuestras vidas. Y si eso es bueno, en algún caso. Pero nunca fue una decisión hacer este álbum, simplemente salió así. Cuando vi que todas encajaban y funcionaban juntas, pensé «¡qué suerte!». Y entonces le di el nombre de ‘Office Politics’ como una manera ordenada que las recorriera de un extremo a otro, como si reflejara un día de trabajo, desde que te levantas por la mañana hasta que terminas y vuelves a casa. Hay una pequeña historia en él, sobre Billy Bird y Opportunity Knox, que mata a Billy Bird… (Risas) Y en medio está esa fiesta con los de la oficina, la vida y esas cosas… Pero en todo caso tampoco tiene un sentido global, y ni siquiera me importa.
Pero el álbum, como dices, tiene una narrativa que va conduciendo a un final bastante triste. ¿Cuál es la idea principal que te gustaría que la gente extrajera de estas canciones?
Lo heróicos que son, yendo a trabajar cada día. Y lo único que les diría es «intentad que no os atropellen, ni los compañeros ni la tecnología».
No es en todo caso un tema muy frecuente en la música pop…
No sé, tienes ‘Crushed By The Wheels of Industry’ de Heaven 17, para empezar. Hay elementos de este tipo de cosas en la música pop, pero quizá no recientemente.
A eso me refería. ¿Echas de menos que haya más grupos o artistas actuales que se dediquen a hablar de cuestiones sociales y políticas?
Sí, claro. Porque eso les haría mucho más interesantes. Todo el mundo parece hablar sólo de sí mismos, y yo no encuentro eso especialmente interesante. (Risas)
De hecho, es curioso que este tipo de cuestiones apenas estén siendo puestas sobre la mesa, en el pop de hoy, por parte de artistas con largas trayectorias, como por ejemplo Pet Shop Boys, Saint Etienne o tú mismo, en lugar de músicos más jóvenes. ¿Te has parado a pensar en ello? ¿Por qué crees que sucede?
Es un poco deprimente. (Nde: se para a pensar) Verdaderamente echo de menos adolescentes valientes que digan a los demás lo que piensan. Y en cambio se inclinan por esa, no sé cómo decirlo… Esa auto… (Nde: empieza a decir «self») Sí, podríamos llamarla «música-selfie», en nuestros días. (Risas) En plan «oh, dios mío, mi vida es muy excitante, qué sexual que soy». Simplemente… ¡Me da igual! (Risas) Pero no es su culpa. Tiene mucho que ver con la sociedad en la que están creciendo, dominada por las redes sociales. Y eso no es saludable para ellos.
«Odio en lo que se está convirtiendo el capitalismo. (…) Hay una parte muy ruidosa y pequeña del sistema que está arrebatándonos toda nuestra energía y nuestro dinero»
¿Dirías que este álbum es más una crítica al capitalismo o, al contrario, al propio proletariado que permite que sus puestos de trabajo desaparezcan sin protestar?
Bueno, yo mismo no soy anti-capitalista. Vivo y trabajo en el mismo sistema que todos los demás, y es bueno tener la libertad de ganarse la vida de la manera que elijas. Pero odio en lo que se está convirtiendo el capitalismo, esta economía de mercado. Siento que hay una parte muy ruidosa y pequeña del sistema que está arrebatándonos toda nuestra energía y nuestro dinero, ¿sabes? La idea de que la riqueza genera riqueza es una mentira. Sencillamente no es verdad. Y se ha demostrado que no lo es muchas veces, una y otra vez, y simplemente nos conformamos con ello. Y además es imposible que este sistema de crecimiento constante sea compatible con la sostenibilidad del planeta. Las dos cosas no pueden suceder a la vez. Así que es importante que nos inclinemos por la opción correcta.
En él hay algo de synth-pop, latin jazz, música lounge, techno-rock al estilo Gary Numan… ¿Hubo alguna línea roja que estuviste tentado de rebasar en cuanto a estilos?
(Risas) Bueno, hay 16 canciones en el disco, pero podían haber sido 24 canciones. Tenía tantas putas canciones… Ha sido muy diferente a mi método de trabajo habitual, que era escribir 13 canciones y meter 12 en el álbum, ¿sabes? Pero las canciones que no están en el disco… No sé cómo describirlas, pero también eran diferentes, de nuevo, a lo que hay en él. Y pensé que prefería concentrarme en las que conectaban con este material electrónico nuevaolero.
¿Cuál fue el arreglo de más difícil encaje en el álbum? Ese que no llegaste a ver del todo claro hasta el último momento…
Pues sorprendentemente fue ‘Norman and Norma’, fue la canción más difícil. Y es la canción pop más directa, pero a veces esas son las más difíciles de rematar, porque tienen que sonar como fáciles… y yo tendía a hacer demasiado complicada. (Risas) Pero estoy encantado con cómo ha quedado la grabación. ¡Sólo me ha llevado siete años! (Risas)
«La única regla que sigo es «no tengas en mente al público»»
Después de dos álbumes (junto al citado ‘Foreverland’, ‘Bang Goes The Knighthood‘ –2010–) de, digamos, el sonido clásico de The Divine Comedy, ¿necesitabas hacer un disco diferente, como este?
No sé porqué lo hice, pero lo hice. (Risas) No pienso demasiado en ello, simplemente hago lo que creo que es correcto en ese momento. La única regla que sigo es «no tengas en mente al público». Sé que suena feo, y duro, pero es importante no mortificarse con «¿Gustará este sonido?» o «¿Llegará a las radios?» No puedes hacer buenos discos pensando así. A lo largo de los años, alguna vez he caído en esa trampa, y acabó en música-no-tan-buena. Es algo en lo que me esfuerzo, sacar eso del todo de mi mente y hacer la música que quiero hacer. Y ese es el tipo de disco que quería hacer. No sé porqué. Quizá tenía una crisis de mediana edad. (Risas) En muchos sentidos, es mi disco más nostálgico, en varios sentidos. Porque retrocede a la música pop de mi infancia, de cuando tenía entre 8 y 13 años, más o menos. Fue una especie de edad de oro de la música pop británica, al menos así lo recuerdo yo.
Estoy bastante seguro de que, afortunadamente para ti, no has trabajado en una oficina en, como poco, mucho tiempo…
Sí, hace 48 años que no trabajo en una. (Risas)
Sí, lo suponía. ¿Cómo has documentado, por ejemplo, canciones como ‘Absolutely Obsolete’, en la que describes con gran fidelidad el despido de un empleado?
Es algo muy extraño: se llama «imaginación». (Risas) No hay mucha gente que la use ya, pero a mí me gusta. Bueno, soy una persona real, vivo en el mundo, conozco mucha gente que trabaja en oficinas o lo ha hecho, veo televisión, leo la prensa, libros… Quiero decir, la gente que trabaja en oficinas también puede saber cómo funciona el pop. (Risas) Y probablemente podrían escribir una buena representación de ello en un libro. No es tan difícil como puede imaginar. En ‘Office Politics’, la canción, uso la expresión «presentación en Powepoint». ¡Y jamás he visto una! Pero aún así funciona. No se trata de exactitud, no se trata de un documental, solo es un disco de pop y quería crear la atmósfera, más que nada.
«No he hecho un setlist satisfactorio desde hace unos 15 años»
¿Cómo te las apañas, después de treces discos llenos de canciones que los fans quieren escuchar, para armar un setlist?
(Bufa) Es imposible. No he hecho un setlist satisfactorio desde hace unos 15 años, porque son demasiados discos y no puedes tocar todo, es imposible. Así que simplemente hago lo que siento. Hay muchas canciones del nuevo disco, porque creo que es lo que hay que hacer, y luego intento incluir… Hay un puñado de canciones de las que simplemente no puedes prescindir en cada noche porque la gente se va a enfadar mucho. (Risas) Pero luego intento incluir otras del catálogo que funcionen en el mismo estilo que las nuevas canciones o que tengan un contenido lírico parecido, y lo integro todo así. Es terriblemente difícil, es posiblemente la parte más difícil de mi trabajo.
En unas semanas te esperamos por aquí…
Yo también, siempre son conciertos fantásticos en España.
Bueno, aquí estáis muy bien considerados también por el público, son definitivamente algo que la gente sabe que hay que ver.
Eso es muy amable, gracias.
Lo que quería preguntar es, ¿de alguna manera adaptas esos setlists a cada país, según como hayan funcionado tus singles o discos históricamente en ellos? ¿O es demasiado difícil?
A veces puedes hacerlo, pero de la forma en que está organizada este nuevo show, no podemos decidir en último momento. Porque hay muchos equipos, artilugios, iluminación… Así que es muy importante no incluir demasiadas variables en la noche. (Risas) Así que pido disculpas por adelantado, pero, bueno, para cuando lleguemos a España, vamos a ser muy muy buenos tocando las mismas canciones. (Risas)
Por lo que dices, es un espectáculo muy visual, entonces.
Sí, mucho. No hago mucho este tipo de cosas, pero para este disco quería tener a esta especie de… esclavista en el escenario, que… Bueno, ya veréis de lo que hablo.
Se trata de ‘Memories’, una balada minimalista, sin ornamentación casi, que han estrenado sin destino fijo, acompañada de un vídeo en el que Adam Levine aparece en primer plano y aparentemente desnudo, interpretando el sentido tema a lo Sinéad O’Connor en ’Nothing Compares 2-U’. El “Jordi” al que aparece dedicado el corte es su mánager Jordan Feldstein, que falleció en diciembre de 2017. El grupo ha explicado que es, por tanto, una canción muy especial para ellos.
Maroon 5 han interpretado el tema, que ha sido comparado con el ‘Canon’ de Pachelbel, en el programa de Ellen DeGeneres y en el show de Howard Stern, y sin duda ha calado. Lanzado al mercado hace un mes, continúa encaramado en el top 5 del global de Spotify, sumando cerca de 4 millones de reproducciones al día (!), y por tanto subiendo en las listas de éxitos. Ya es top 20 en Estados Unidos, mañana pegará un subidón en las listas británicas (ascenderá también al top 20, desde el puesto 48, según las midweeks) y hasta acaba de aparecer por el top 100 español. Adam Levine cumplió 40 años el pasado mes de marzo, pero parece que, al menos de momento, no hay «ageism» para ellos (Robbie Williamos tenía 38 años la primera vez que se quejó del mismo).
Finneas O’Connell es uno de los compositores y productores jóvenes más importantes del momento gracias a su trabajo con su hermana Billie Eilish, de cuyo debut es responsable O’Connell en un 50% pues las producciones son suyas; pero el artista californiano, otrora actor en ‘Glee’, también tiene cosas que ofrecer en solitario. La preciosa balada ‘Angel’ es la mejor que ha firmado, y aunque esta no está presente en su EP de debut, ‘Blood Harmony’, y de hecho se echa en falta, esta nueva colección de 7 canciones de Finneas vale la pena.
Sin misterios ni coartadas intelectuales, Finneas se reconoce a sí mismo como un compositor de música pop ante todo y a través de esta perspectiva compone unas melodías bastante clásicas, que por otro lado ornamenta con producciones electrónicas muy distintivas y contemporáneas. Se nota en ‘Blood Harmony’ el trabajo realizado en el debut de Eilish, pero en el EP de O’Connell las canciones son más luminosas y las producciones mucho más sutiles. Un ejemplo claro es la inicial ‘I Lost a Friend’, una canción construida al piano en la que solo al final emerge un vocoder y una serie de percusiones electrónicas que sí podríamos asociar a temas como ‘bury a friend‘. Aún más clásica es la melodía de ‘Partners in Crime’, casi de película de los años 50, mientras en ella Finneas vuelve a hacer uso de esas percusiones bombásticas e inmensas que tanto le gustan.
El single de éxito de ‘Blood Harmony’ ha sido ‘Let’s Fall in Love for Tonight’, probablemente gracias a su animado ritmo próximo al hip-hop, pero el EP deja un par de sorpresas más interesantes. En primer lugar, la compleja mezcla de palmas, percusiones electrónicas y guitarras acústicas de ‘Shelter’ da lugar a una especie de versión «bedroom pop» del ‘Shape of You’ de Ed Sheeran, mientras se da la circunstancia de que Finneas la compuso en 2016 para Avicii (Finneas desconoce si el productor la llegó a escuchar). Y después cabe destacar ‘I Don’t Miss You At All’, una verdadera cucada (esa melodía de sintetizador como de carrusel) a través de la que Finneas intenta engañarse a sí mismo con que ha superado una ruptura. Compuesta en un triste hotel con una guitarra de juguete, es una canción que se sale del estilo de su hermana y del suyo propio, y además para bien.
Clasificación: 7/10 Lo mejor: ‘I Lost a Friend’, ‘I Don’t Miss You At All’ Te gustará si te gusta: Khalid, Alessia Cara, Alec Benjamin… no necesariamente Billie Escúchalo:Spotify
La cola de invitados para el primer concierto de Fuerza nueva supera los 20 minutos de espera. Las entradas están agotadas desde hace semanas, pero se ha reservado un cupo para prensa, VIP y amigos: Paco León hace un par de Stories desde la primera planta y justo delante de mí entra Andrea Levy del Partido Popular, ahora en calidad de concejala de cultura, entre otras cosas, del ayuntamiento de Madrid. Dos filas detrás de la política barcelonesa, de hecho dos chicas hablan en catalán. Me pregunto qué pensarán las tres de la adaptación de ‘Els Segadors’ que está a punto de sonar. La Puerta del Sol está a unos 200 metros de Joy Eslava y a lo lejos se oyen perfectamente gritos de «¡¡no pasarán, no pasarán!!». Tras la sonora manifestación de los pensionistas de la mañana, ahora hay una concentración en contra de la sentencia del «procés» a la que acuden independentistas catalanes y -supongo- simplemente algunos contrarios al fallo del Tribunal Supremo. La ultraderecha se acerca cantando ‘Cara al sol’ y portando banderas de España, y se producen algunos altercados, como informa El Diario.
Un paseo por las nubes comparado con lo que a la misma hora se está viviendo en Barcelona y otros lugares de Cataluña: más de 30 personas son detenidas por quemar coches, lanzar objetos contundentes a la policía y ácido a los Mossos, y más de 100 han de ser asistidas, alguna de gravedad. En Tarragona, un menor es atropellado por una furgoneta de los Mossos. laSexta, que ha improvisado un especial en prime-time, que no superará en audiencia a Gran Hermano VIP, reproduce el vídeo en bucle mientras insiste en usar la palabra «guerrilla». Comparece el presidente del Gobierno exigiendo que Torra condene la violencia, el presidente de la Generalitat lo hace pasada la medianoche. ‘Masterchef’ -VIP también- interrumpe al fin su emisión en la televisión pública para informar de los hechos. Twitter da ganas de llorar.
Este es el panorama que se vive en España en la semana de salida del disco de Fuerza nueva. El grupo formado por Los Planetas y Niño de Elche, que cuenta con la colaboración de Pedro G. Romero y Javier Aramburu en los diseños (la portada del álbum es un mapa de España pasada por un filtro Joy Division) ha llegado cargado de intencionalidad política y declaraciones polémicas. Hasta ahora habían hecho coincidir sus lanzamientos con fechas señaladas: la Diada, el Día del Alzamiento, el Día de la Hispanidad… Como si de verdad fuera su intención presentarse a las elecciones, su debut en vivo no puede llegar en día más convulso.
Lo que está sucediendo en menor medida fuera de Joy Eslava y sobre todo en Cataluña parece un fondo teatral, irreal, sobre lo que encontraremos dentro. Hace sólo un mes que Fuerza nueva han querido reconvertir el himno de la Diada en un himno obrero, llamando la atención al independentismo sobre cuál es la verdadera lucha social. El grupo opta en cambio por ceñirse al guión del álbum y hablar lo justo entre canción y canción: todavía ha faltado tiempo para comprender qué son Fuerza nueva y hay gente que te pregunta por qué hacen el Himno de la Legión. Lo que vemos, tras una intro con imágenes políticas del cineasta Andrés Duque, suena como un concierto de Los Planetas, pero en el que la voz principal, con algunas excepciones como ‘Una, glande y libre‘, liderada por Jota, o el dúo de ‘El novio de la muerte’ (el tema más celebrado a fin de cuentas, junto a la adaptación de ‘Tendrá que haber un camino’), la pone Niño de Elche.
La solemnidad, la atención del público es máxima durante el inicio con ‘Santo Dios’, que culmina catárquica con las improvisaciones de Paco. Su voz se oye bien, expresiva como siempre y en plena forma, mucho más versátil que la de Jota. Sin embargo, no siempre se entiende lo que dice, más que por dicción, porque la base musical es excelente y el grupo está acostumbrado a usarla en primer plano. Los punteos de las guitarras son una delicia en ‘La canción de los gitanos’ y la batería de Éric, siempre tan visual en sus movimientos, nos hacen ir los pies en más de una ocasión pese a que el llenazo no te permite moverte ni un milímetro. Sin embargo, el mensaje, los textos, no llegan a nuestros oídos con la claridad requerida por la canción política. Por extensión, el público se muestra tímido, como tratando de adivinar hasta dónde llega la ironía de todo esto, y no hay vítores de ningún tipo ni cuando suenan cosas como «Barcelona, gran ciudad» ni el guiño a Luis Aragonés. Quizá no hay ganas, quizá no ha habido tiempo de digerir esto, quizá no es el día. El concierto termina pasados los 70 minutos sin bis y, además de las sensaciones habituales en los conciertos de Los Planetas, es difícil dilucidar si Fuerza nueva ha llegado en el mejor momento imaginable o justo todo lo contrario. 7.
En 1981, cuando estaban en la cúspide de su popularidad, Andy McCluskey ofreció una sentencia a Mike West, autor de la primera biografía de Orchestral Manoeuvres In The Dark, una sentencia que sería profética para el grupo: «pronto nos olvidarán», dijo. En 2010, en una columna escrita por él mismo para el diario Athens Voice, confirmó que, efectivamente, tal y como predijo la gente se olvida a menudo de citar a OMD cuando echan la vista atrás a la música de los 80. Pero ellos se rebelaron contra eso cuando en 2006 se reunió la formación original, con Paul Humphreys de nuevo formando tándem junto a Andy, para recuperar la importancia que siempre tuvieron.
En este 2019 se han cumplido 40 años de la publicación de su single debut, ‘Electricity’, con el que OMD iniciaron una carrera que, si bien les ha llevado a saborear de manera un tanto caprichosa tanto la gloria como el semi-olvido, es claramente fundamental para entender la música pop (así, en términos absolutos) de nuestra era. Hay incluso quien aseveró que, si Kraftwerk eran una suerte de Elvis Presley de la electrónica, Orchestral Manoeuvres In The Dark eran algo así como The Beatles, con Humphreys y McCluskey como sus Lennon y McCartney.
Tras una pseudo-disolución, la formación original se reunió en 2006 con la intención de reivindicarse y no volver a ser «olvidados» nunca más. De hecho, su nombre se ha visto revitalizado gracias a nuevas obras que han ido de lo digno a lo notable en esta segunda década del siglo XXI. Y hace unos días publicaban una antología para celebrar estas 4 décadas bajo el nombre de ‘Souvenir‘: en ella que recopilan singles, inéditos (incluido uno reciente, ‘Don’t Go‘, lanzado como single), directos y vídeos. Y que, además, presentan en una gira que esta semana recala en Madrid (sábado 19 de octubre, La Riviera, ya agotado) y Barcelona (lunes 21 de octubre, Sala Apolo) –con los interesantes K!ngdom como teloneros–. Por todo ello dedicamos este especial a repasar los avatares de su carrera a través de 5 discos-hito, imprescindibles para entender lo que significan.
‘Organisation’ (1980)
Originarios de un pueblo de Wirran, la península próxima a Liverpool, Paul y Andy son amigos desde el colegio. En su adolescencia compartieron su interés por la música y, tras militar juntos en diferentes proyectos de rock, formaron The Id hacia 1977. Este grupo de new wave ya presentaba en sus canciones trazas de synth-pop, si bien diferencias entre sus siete (!) miembros, acabaron con el grupo y decidieron a Humphreys y McCluskey a indagar en su fascinación por la entonces primitiva música electrónica, con Kraftwerk como máximos exponentes. Primero como VCL XI –nombre tomado de una portada de los alemanes, que luego daría lugar a una canción con ese nombre– y luego como Orchestral Manoeuvres In The Dark, el dúo llamó la atención del mítico sello Factory Records, que publicó en 1979 su primera canción, ‘Electricity’, y les llevó a abrir conciertos para Joy Division. Aquel single, con su furioso y memorable riff de sintetizador combinado con ambientes post-punk, es epítome del camino del synth-pop que comenzarían a labrar a partir de entonces. Y sigue sonando irresistible a día de hoy.
Poco después llegaba su primer álbum, homónimo, que básicamente recogía las interpretaciones que hacían de sus canciones en directo, en formato de dúo –con McCluskey al bajo y Humphreys a los teclados– con una serie de pregrabados. En la grabación producida por Mike Howlett (bajista de los héroes del rock progresivo Gong), sin embargo, introdujeron algunas baterías reales que tocaba Malcolm Holmes de The Id, que pasó a convertirse en miembro regular del grupo. A ellos también se sumó Dave Hughes, miembro de otro emergente grupo de synthpop de Wirran, Dalek I Love You. Y así, en formato de cuarteto, grabaron la primera gran obra importante de OMD, ‘Organisation‘. Un disco que quizá no está entre sus obras más celebradas, por momentos algo árida, pero que daba cuenta de que OMD no eran solo un grupo de singles. Gélido y sofocante por momentos, este disco también contenía alma, como mostraba la versión de un viejo éxito de Chris Montez, ‘The More I See You’. En todo caso, este álbum ya forma parte de la historia del pop por la sencilla razón de abrirse con ‘Enola Gay’, uno de los mayores himnos de la música contemporánea.
‘Architecture & Morality’ (1981)
Tan solo unos meses después de aquel segundo disco, llegaba la que para muchos es la obra cumbre no ya de OMD sino también –junto a ‘Dare’ de Human League y ‘Upstairs at Eric’s’ de Yazoo– del pop sintético: ‘Architecture & Morality‘ –título al parecer sugerido por la propia Martha de Martha and the Muffins–. En este álbum, OMD equilibraban pasajes experimentales –como los de ‘The New Stone Age’ o ‘Sealand’– con la comercialidad de singles como ‘Souvenir‘, ‘Joan of Arc’ y su secuela ‘Maid of Orleans’, que les llevaron tanto a vender millones de copias como a obtener el beneplácito de la crítica. Y no solo eso, sino que su fusión de la electrónica y la emoción comenzó a mostrar que aquella no era una moda estética pasajera, como ahora sabemos. Mención especial para la maravillosa e icónica portada que, como en la mayor parte de sus trabajos, les brindó el célebre Peter Saville.
‘Dazzle Ships’ (1983)
Tras situarse en la cúspide del nuevo pop británico, OMD decidieron poco menos que pegarse un tiro en el pie –perfectamente novelado en esta imperdible columna de Bob Stanley de Saint Etienne al respecto– con ‘Dazzle Ships‘. El cuarto álbum del grupo en 3 años era un disco más abstracto y oscuro que sus precedentes, inspirado en buena medida en la música concreta de Pierre Schaeffer (una suerte de precedente al sampling, por así decirlo) y con letras políticas que no parecieron interesar demasiado al público. Para este no fueron suficientes canciones luminosas como ‘Genetic Engineering’ o ‘Telegraph’ y sus ventas cayeron en picado en Reino Unido, y se cumplió en parte aquel temprano vaticinio de McCluskey. Sin embargo, está ampliamente consensuado entre la crítica como uno de sus mejores álbumes, un referente para artistas tan dispares como los propios Saint Etienne, Death Cab For Cutie o Mark Ronson. La demoledora vigencia que conserva aún hoy en día no engaña: es una obra maestra, pese a su carácter poco complaciente.
‘Sugar Tax’ (1991)
Sin embargo, el deterioro de su popularidad no fue tan voluntario como cabía suponer por sus declaraciones. Y, al año siguiente, ‘Junk Culture‘ no escondía una voluntad de regresar con singles como ‘Locomotion‘ o ‘Tesla Girls‘ al synth-pop más clásico y reconocible. Para su sorpresa, la acogida no fue demasiado buena en su país… pero sí recibió una mejor acogida en Norteamérica. Así que con ‘Crush‘ (1985) se lanzaron de cabeza a por aquel mercado. Y en buena medida lo lograron, ya que ‘So In Love’ –aun hoy en día protagonista en sus conciertos– supuso su primera entrada en el top 40 de Billboard, posiblemente gracias a una producción más dócil, con la inclusión de saxos y estructuras que hasta podrían compararse con el Springsteen de la época.
Pero a la vez su popularidad continuaba en declive en Reino Unido y, tras un poco valorado ‘The Pacific Age‘ (1986), comenzaron a surgir tensiones en el grupo que culminaron en 1988 con la marcha de Humphreys a su propio proyecto, The Listening Pool, atrayendo a él a la mitad del grupo. Así, McCluskey se quedó solo y, lejos de abandonar, continuó enarbolando el nombre de Orchestral Manoeuvres In The Dark. Reclutó para el grupo a los miembros de Raw Unlimited (un grupo de Liverpool entre los que se contaba Stuart Kershaw, aun hoy miembro de la banda) y con ellos compuso y publicó en 1991 ‘Sugar Tax‘ que, lejos de derivar en la decadencia del proyecto, supuso una inusitada resurrección. Gracias, sobre todo, a un buen equilibrio entre la fidelidad a su espíritu clásico –’Pandora’s Box‘, ‘Speed of Light’– y una hábil relectura de sus códigos al sonido de la época en temas como el hit ‘Sailing On The Seven Seas’, ‘Call My Name’ o ‘Then You Turn Away’, no muy alejadas de Pet Shop Boys. Un disco muy completo y ameno, que ni mucho menos terminó con OMD… en aquel momento. En cambio, tras los sucesivos fracasos de ‘Liberator‘ (1993) y ‘Universal‘ (1996) –de esos discos que te hartabas de ver, una y otra vez, en las cubetas de las tiendas de segunda mano–, McCluskey decidió que era momento de dar por cerrado el proyecto.
‘English Electric’ (2013)
La verdad es que, de no haber sido por el azar –y porque ni a McCluskey le fue especialmente bien como a productor, ni a Humphreys, que llegó a actuar usando el nombre de su antiguo grupo–, lo cierto es que a día de hoy quizá podríamos aun decir que aquel fue el fin del grupo. Sin embargo, la casualidad quiso que una televisión alemana contactara en 2005 con Andy para intentar que el grupo actuara de nuevo para un programa nostálgico, justo cuando este acababa de divorciarse. Era el momento propicio para pedirle aquello, y este decidió que también lo era para hablar de nuevo con Humphreys y reactivar a OMD. Así, recuperaron la formación clásica del grupo para embarcarse en una gira que celebraba ‘Architecture & Morality’ –fue la que les trajo por el Summercase 2007, festival hoy tristemente recordado por su implicación en la trama Gürtel– junto con los temas más conocidos de su primera época.
Pero aquello no resultaba suficiente para Humphreys y McCluskey, que se pusieron a escribir canciones con el reto de tratar de lanzar un disco a la altura de su leyenda. Y lo lograron en buena medida con ‘History of Modern‘ (2010), y aún más con ‘English Electric‘, su segundo trabajo en esta década. Un disco notable que no solo muestra la atemporalidad de su sonido sino que además está coronado por canciones memorables como ‘Metroland’, Dresden’ o ‘Night Café’, que no desmerecen al lado de sus viejos temas. Aunque más discreto, ‘The Punishment of Luxury‘ (2017) confirmaba que su reunión no ha sido solo pecuniaria, sino también uno de los episodios musicales más felices de esta década. Sobre todo porque OMD nunca más serán «el grupo olvidado».
Este fin de semana se ha abierto el período de votación popular de Girando por Salas, la iniciativa del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) que apoya a varios artistas subvencionando giras por comunidades autónomas ajenas a la propia.
El público puede votar por sus artistas favoritos a través de la web oficial de Girando por Salas, hasta el próximo martes 22 de octubre a las 18.00. Para ejercer el voto hay que logarse o registrarse. Entre los 564 artistas cuya candidatura se ha aprobado encontramos a artistas noveles y algunos veteranos que cumplen las normas por no llevar un gran número de discos en solitario a sus espaldas. Algunos de los nombres que encontramos aprobados y por los que se puede votar son Alexanderplatz, All La Glory, Baiuca, Baywaves, Berlina, Brigitte Laverne, Desert, Exnovios, Fino Oyonarte, Garbayo, Las Odio, Marem Ladson, Monterrosa, Mourn, Nacho Casado, Novio Caballo, Playback Maracas o Uniforms, entre otros cientos de artistas por explorar. Merece la pena echarles un ojo aquí.
¿De qué manera influye el voto popular? Los 20 grupos o solistas más votados por el público tendrán un voto extra además de los 8 que puede darle el jurado. Los grupos seleccionados se harán públicos el 29 de octubre. Serán 26 artistas que realizarán sus giras entre los meses de noviembre de 2019 y abril de 2020 siempre fuera de la comunidad autónoma de residencia del artista o a un mínimo de 300 km de la población de residencia dentro de la misma comunidad.