Un año más BIME, celebrado los días 1 y 2 de noviembre a cubierto –en el Bilbao Exhibition Centre (BEC!)–, se antoja como una de las citas musicales indispensables del otoño en nuestro país. Y es que el hermano pequeño de Bilbao BBK Live cierra hoy su cartel anunciando nombres bien atractivos, que se suman a un cartel que ya era interesante de por sí.
Entre las nuevas incorporaciones están Foals: el grupo británico está a punto de publicar la segunda parte de ‘Everything Not Saved Will Be Lost’, cuya primera mitad lanzaron en marzo, y que han avanzado ya con ‘Black Bull‘ y la recentísima ‘The Runner‘. También figura Floating Points: el británico Sam Shepherd está llevando su electrónica a un lugar distinto al de ‘Elaenia‘, como mostraba hace poco en la fascinante ‘Last Bloom‘, y será un deleite poder presenciar esa mutación de primera mano.
También destaca la presencia del dúo noruego Röyksopp, que aunque vienen en su faceta de DJs, seguro dejarán caer los temas que, como parte del proyecto ‘(Lost Tapes)’, han estado desgranando todo el año. Además, el dúo de post-punk First Girl On The Moon presentará en el BEC! las canciones de su inminente debut en el sello Oso Polita, ‘Scars’. Además, BIME anuncia también la programación de Goxo, «un pequeño club de R&B, trap, dancehall y reggaeton» situado dentro del mismo festival. Nombres como Kaydy Cain (Pxxr Gvng) o King Doudou (Bad Gyal, Ms Nina) estarán en él.
Se completa así una programación de BIME Live 2019 que ya contaba con nombres como los de Kraftwerk (en su espectáculo 3D), Jamiroquai, Mark Lanegan Band, Amaia y Carolina Durante, a los que luego se sumaron Michael Kiwanuka, Róisín Murphy, Glen Hansard, Phantogram o Daphni (Dan Snaith de Caribou) entre otros. También hay actividades paralelas en BIME Pro que incluyen, entre otras, charlas de personalidades de la industria como Mathew Knowles, padre de Beyoncé y Solange. Las entradas de día –50€ + gastos– y bonos de 2 días –85€ + gastos– están a la venta en la web del festival. Os dejamos con la distribución final por jornada:
BIME LIVE
Viernes 1 noviembre
FOALS
KRAFTWERK 3D
FLOATING POINTS Live
RÖYKSOPP dj set
AMAIA
MORGAN
PHANTOGRAM
AITOR ETXEBARRIA
DO NOTHING
FIRST GIRL ON THE MOON
Gaua: DAPHNI / PIONAL / COOPER SAVER
Goxo: KAYDY CAIN live/ COUCOU CHLOE Live/ KING DOUDOU/ KAMIXLO dj set
Sábado 2 noviembre
JAMIROQUAI
BRITTANY HOWARD of Alabama Shakes
MICHAEL KIWANUKA
RÓISÍN MURPHY
CAROLINA DURANTE
THE DIVINE COMEDY
GLEN HANSARD
MARK LANEGAN BAND
BANPIRO MAITALEAK (Mursego + Amorante)
LOS ESTANQUES
OMAGO
Gaua: HELENA HAUFF / PEARSON SOUND / PARK HYE JIN
Goxo: BRANKO Live/ BRAT STAR/ TOPANGA KIDDO/ ATODAMADRE
Como seguro gustará saber a sus fans, España no va a quedarse sin presentaciones oficiales de ‘i,i‘, el nuevo álbum de Bon Iver. Y no serán precisamente en pequeñas/medianas salas, sino en recintos de tamaño medio/grande, al más puro estilo Arcade Fire, Katy Perry, Billie Eilish o Lana Del Rey: la promotora Live Nation acaba de anunciar que el grupo de Justin Vernon estará los días 16 y 17 de abril en el WiZink Center de Madrid y el Palau Sant Jordi de Barcelona, respectivamente. Una variante de Big Red Machine, banda paralela que el propio Vernon mantiene con Aaron Dessner de The National, se encargará de abrir ambos conciertos.
Las entradas para sus conciertos se podrán adquirir en la preventa de Live Nation el jueves 12 de septiembre a las 10h –registrándote en www.livenation.es/login– o en la venta general el viernes 13 de septiembre a las 10h, de nuevo en la web de Live Nation o en Ticketmaster. Su precio único serán 51€ más gastos.
Al margen de que pudiera presenciarse su concierto en Mad Cool el pasado julio, parece que todo fan del proyecto de Vernon tendrá en estos conciertos un entorno más propicio para disfrutar del notable –aunque menos brillante que en otras ocasiones–, ‘i,i’. Además, claro está, de su alabada discografía previa.
Esta es la semana que muchos han estado esperando durante años: el viernes se edita el tercer álbum de Charli XCX, llamado escuetamente ‘Charli‘. Puede no parecer tanta la espera si tenemos en cuenta que comenzó en la música hace solo 10 años y que en este camino se han sucedido dos mixtapes –’Number 1 Angel‘ y ‘POP 2‘– y numerosas colaboraciones. Pero la realidad es que se trata de su primer disco oficial desde que en 2014 publicara ‘Sucker‘, y 5 años son muchos para una artista pop.
Este ‘Charli’, más próximo en sonido a esas dos mixtapes intermedias que a su guitarrero álbum precedente, es una sucesión de colaboraciones estelares que hemos ido conociendo en las pasadas semanas y que seguimos conociendo. Tras sus singles con Lizzo, Christine and the Queens, Sky Ferreira, Haim y, hace apenas unos días, otro con Clairo y Yaeji, hoy llega el turno de conocer la nueva colaboración con el sudafricano Troye Sivan, tras el pelotazo que el año pasado supuso para ambos ‘1999‘.
Pero el tema simpática y nada casualmente titulado ‘2099’ no es exactamente una secuela o una reedición de aquella canción. Y si con aquel conseguían una buena posición en las listas británicas, parece descabellado que repitan con este: se trata de un tema mucho menos amable, en el que ni Noonie Bao ni Oscar Holter –co-autora y co-productor de ‘1999’– tienen nada que ver. En cambio son A.G. Cook (PC Music) y el francés Ö (AKA Nömak) los que se encargan de dar la pátina futurista a la que señala su título en este medio tiempo con estructura esquiva y una melodía algo arisca. Lo de Troye, además, es más bien testimonial, haciendo coros sobre la voz de Charli.
En todo caso, la excitación de los fans de Charlotte Aitchison hacia este lanzamiento es enorme, máxime cuando además se acompaña de una gira de presentación que ya está en marcha y que además tiene dos paradas en España: serán el día 20 de noviembre en La Riviera de Madrid y el 22 del mismo mes en la sala Razzmatazz de Barcelona. Las entradas están ya a la venta, aquí.
Después de ‘rockstar‘, después de ‘Better Now’, después de ‘Sunflower’, Post Malone puede hacer lo que quiera, que igualmente lo colocará en las listas de éxitos. En el nuevo álbum que publica esta semana, ‘Hollywood’s Bleeding’, continúa apareciendo alguna canción que le mantiene como uno de los traperos blancos más exitosos de Norteamérica, como es el caso de ‘On the Road’. Sonando hacia la mitad de la secuencia es una de esas canciones en las que el chico de moda se jacta de su fama («tengo tantos éxitos que ni me acuerdo / mientras cago, miro los certificados en la pared»).
Esa imagen de Post Malone en el WC mirando sus discos de oro y platino puede que no sea lo que más te apetezca ahora mismo, pero ‘Hollywood’s Bleeding’ al menos se cuida de ofrecer cosas un poco más bonitas y diversas. El single actual ‘Circles’, ya un hit monstruoso tan sólo unos días después de su salida, se sirve de una guitarra acústica para ofrecer un himno de final de verano aparentemente modesto y sin pretensiones, pero mucho más imperecedero de lo que parece. Una pequeña rareza entre los éxitos actuales emparentada con la calma y la nostalgia que durante un tiempo logró identificar el sonido de Empire of the Sun.
También recuerda un poquito a ‘Staring at the Sun’ de U2, un single olvidado de su repertorio pero que no puede dejar de ser citado aunque sólo sea porque aquí hay una canción llamada exactamente igual. El ‘Staring at the Sun’ de Post Malone es en cambio un dúo con SZA de tintes synth-pop deliberadamente inspirado en los años 80. Y lo cierto es que la incursión de una voz -de una contrapartida- femenina se agradece entre toda la testosterona de los muchos «featurings» masculinos del disco, como también sucede en ‘Die for Me’, en la que aparece Halsey presumiendo de los «15 millones de copias que vendió de una nota de ruptura» (se refiere a los streamings de ‘Without Me’), poco después de que intervenga Future.
Pero las verdaderas curiosidades de ‘Hollywood’s Bleeding’ son sus cortes más retro. ‘Allergic’ es una canción un tanto doo-wop, con cierta inspiración en ‘My Sharona’ o ‘Stand By Me’; e igualmente ‘Myself’ contiene una inesperada referencia a décadas pasadas, sonando beatliana con sus créditos de Father John Misty. Se agradece que alguien quiera mirar a ese tipo de clásicos en un momento en el que todo el mundo busca el nuevo ‘Havana’ o el nuevo ‘I Like It’. E incluso saca una sonrisa la intervención de Ozzy Osbourne -y las guitarras eléctricas- en la misma canción en la que sale Travis Scott. En realidad, no hay más que ver una foto de Ozzy Osbourne y otra de Post Malone para comprobar que una colaboración entre ambos era cuestión de tiempo.
Los textos del disco son el esperable ejercicio de autoficción, con reflexiones poco profundas sobre la fama. «Parece que morir joven es un honor / ¿quién vendría a mi funeral?», se pregunta la primera canción y titular, otra de sus deudas con sus colegas Red Hot Chili Peppers; mientras ‘Die for Me’ habla de pasar por la cárcel («al menos mientras estuve en prisión, estaba en paz»). ‘Internet’, co-producida por Kanye West, es una pomposa reivindicación anti-internet sin ningún tipo de sustancia, mientras la cuasi ambient ‘Saint-Tropez’ ofrece una elegancia en la producción de la que carece su letra, en la que ha rimado “polla” con el “pis” que provoca su cerveza, tal cual («Versace boxers on my dick / Bud Light runnin’ through my piss”). La define como “introspectiva” y sí, la verdad es que de dentro le ha salido, sí. A fin de cuentas, lo que Post Malone tiene que ofrecernos, más que un disco realmente profundo es un álbum de producción variada sorteado de hits (‘Sunflower’ de la banda sonora de ‘Spider-Man’ y los singles ‘Goodbyes‘ y ‘Wow‘ incluso se han reservado para la recta final), en el que refulgen estribillos pop tan certeros como los de ‘Enemies’, ultra amable pese a su título, o ‘A Thousand Bad Times’.
Calificación: 6,5/10 Lo mejor: ‘Circles’, ‘Goodbyes’, ‘Sunflower’, ’Allergic’, ‘Die for Me’, ’Staring at the Sun’ Te gustará si te gustan: Future, Eminem, Red Hot Chili Peppers, Empire of the Sun… pero sobre todo él Escúchalo:Spotify
Los homenajes y palabras de cariño hacia Camilo Sesto, fallecido ayer domingo a los 72 años a causa de un fallo renal, se suceden en los medios de comunicación y redes sociales, que lo califican como uno de los más grandes artistas españoles de la canción. Pero también muchos se regocijarán al decir, secreta o públicamente, que era poco menos que un “one-hit wonder”, que apenas destacó por el himno de karaokes ‘Vivir así es morir de amor’, y se quedarán con la imagen de freak que se proyectó de él en la televisión española a través de ‘¡Al ataque!’ de Alfonso Arús y la malévola incursión en su famosa casa de Torrelodones de Javier Cárdenas. No podrían estar más desacertados.
Cierto es que Camilo Blanes, nacido en el seno de una familia humilde de Alcoy (Alicante) en 1946, contribuyó a esa idea con sus excentricidades, propias de una estrella de otra era. Por ejemplo, en el retrato que ofrece de él el compañero David Saavedra, que le entrevistó para El Mundo en 2010, habla de él como un niño grande enclaustrado en una mansión llena de espejos, “recordando sus glorias pasadas con una modestia quizá no tan falsa”. “Un poco Michael Jackson, un poco Fantasma de la Ópera, pero con un punto al tiempo muy cañí”. Pero no deja de ser una pena que esa decadencia exhibida a la vista de todos empañe el recuerdo de una carrera artística que no solo cosechó un éxito descomunal –las ventas globales de sus álbumes se estima que superan los 120 millones de unidades– sino que sirvió para mostrarle como un superdotado compositor, intérprete y productor, sin igual entre los cantantes melódicos de su época.
Blanes comenzó prestando su voz y sus canciones al furor del rock and roll y lo yeyé, primero en un grupo de su Alcoy natal, Los Dayson –con los que hacía versiones de las canciones de moda en bodas, bautizos y comuniones–. Pero ni el apoyo de una pandilla de delincuentes juveniles del distrito de Usera llamada Los Ojos Negros –por “bizarro” que suene, esta es una historia real– logró que triunfaran en Madrid. Cuando sus compañeros regresaron a Alicante, Blanes optó por sumarse a Los Botines, un grupo beat ya de capa caída. En todo caso, su paso por este grupo contribuyó a su aparición en la película juvenil de Pedro Lazaga ‘Los chicos del Preu’, en 1967, donde compartió cartel con la entonces estelar Karina.
Tras hacer la mili en Almería, Sesto volvió a Madrid y logró que Juan Pardo impulsara su carrera como cantante al componer para él las canciones de su primer single como Camilo Sexto. ‘Llegará el verano’ se publica en 1970 y supone un estrepitoso fracaso, para enfado del sello Movieplay, con el que no llega a un acuerdo ni para acudir a Eurovisión ni para conservar su “apellido” tras su marcha. Él, como explicó después, decidió que Sesto era perfecto, dado que el de la x era un sonido del todo exótico para el español medio de la época. Con ese nuevo nombre debutó en Ariola con ‘Buenas noches’, una adaptación de Pardo de la popular ‘Canción de cuna’ de Brahms, que por fin logró cierto éxito.
Enseguida, en 1972, llegó su debut ‘Algo de mí’, producido por el miembro de Los Brincos y Juan y Junior y el cual alternaba composiciones ajenas con otras propias que daban la medida de su talento, entre ellos el inmortal tema que abría y daba nombre al álbum, con ciertos ecos de la grandiosidad de Brel. ‘Solo un hombre’, editado el mismo año y de nuevo con producción de Pardo, redobló su popularidad: no solo con la increíble ‘Amor… amar’ –co-escrita con Lucía Bosé–, sino también con producciones y arreglos alucinantes como los de ‘Fuego’ o ‘Fresa salvaje’, en las que Camilo ya mostraba del todo el increíble poder de su voz, con una tesitura interpretativa –tendente a lo excesivo, con esa gestualidad incontenible, casi cómica– que le distinguía de una pléyade de cantantes melódicos que solo podían admirarle desde abajo.
La década de los 70 fue un auténtico desenfreno creativo y comercial para Sesto, quien publicaría como mínimo un disco cada año, convirtiéndolos todos en éxitos –también en Latinoamérica–, de ‘Algo más’ a ‘Horas de amor’ pasando por el muy reivindicado ‘Sentimientos’. Discos repletos de canciones que se debaten entre el histrión (‘Solo tú’, ‘Y… no’) y lo sublime (las más: ’Melina’, ‘Con el viento a tu favor’, ‘Piel de ángel’, ‘¿Quieres ser mi amante?’, ‘La culpa ha sido mía’) pero que hoy siguen sonando increíbles en las producciones y arreglos de Juan Carlos Calderón, Teddy Bautista y, ojo, el propio Blanes, una faceta poco mencionada en él. Producciones, en definitiva, que no tienen nada que envidiar a Burt Bacharach. En medio de ese huracán, en el año 1975 se empleó en uno de los episodios artísticos más memorables de su carrera: la adaptación y representación del musical de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice ‘Jesucristo Superstar’.
Y es que, en los albores de la muerte de Franco, Sesto arriesgó su imagen y su dinero (él financió la superproducción) al estrenar en un teatro de la Gran Vía esta ópera-rock que rechazaban los sectores de la sociedad más desesperadamente reaccionarios y anclados en el franquismo. Con Teddy Bautista como Judas, Ángela Carrasco como María Magdalena y él mismo en el papel de Jesús de Nazaret, la representación y el álbum que lo acompañó fueron un triunfo incontestable pese a la polémica alrededor, que además apuntaló el aura de Camilo como un artista arriesgado. Un icono del underground español como Javier Corcobado reivindicó en los 90 su monumental ‘Getsemaní’ junto a Manta Ray, poniendo en valor su figura ante un par de generaciones posteriores como algo más que un hortera romántico.
Y es que esa etiqueta fue la que, con la llegada de la nueva ola posterior al punk que vivió nuestro país en los 80, se le atribuyó a Camilo Sesto en adelante. Y, en buena medida, justamente, porque aunque aún lanzó fabulosos melodramas románticos como ‘Perdóname’, ‘Quererte a ti’, ‘Vivir sin ti’, ‘Te amo’ o ‘Ven o voy’, no supo adaptarse a los tiempos ni renovarse lo más mínimo, al contrario de lo que sí han sabido hacer con mejor tino Raphael o Julio Iglesias, los dos grandes nombres de la canción melódica española con los que hay que equipararle. Pese a eso, su capacidad de atracción permanecía intacta fuera de nuestro país, llegando a ser número 1 de la lista Billboard Latin en 1991 con ‘A voluntad del cielo’ –algunas fuentes le atribuyen 22 millones de copias vendidas y estuvo nominado a un Grammy–, y una delirante y barroca ‘Amor mío, ¿qué me has hecho?’ que permaneció 9 semanas en el número 1 de Hot Latin Songs pese a pasar inadvertidos, disco y single, por aquí. Tres años después anunciaba su retiro de la música –no duraría mucho: tres años después volvía a actuar– para recluirse en su casa de Miami y cuidar de su hijo Camilín.
En algún momento de esa etapa llegó una aparente desconexión de la realidad, quizá enfatizada por esa voluntad de mostrar su decadencia, cayendo en el despiadado e insaciable circo de la prensa del corazón, convirtiéndose (o viéndose forzado a convertirse) en una caricatura de lo que fue. Él siguió intentando mantener su relevancia: en 1999 se embarcaba en otro musical de Lloyd Webber, ‘El fantasma de la ópera’, en principio menos exitoso que ‘Jesucristo Superstar’. En Wikipedia se dice que ‘Alma’, el disco que en 2002 recogía algunas de sus canciones –por problemas legales no pudo editarse oficialmente el álbum de la obra teatral– aderezadas con un remix de ‘Fresa salvaje’ y el ínclito ‘Mola mazo’ –hoy reivindicado como un guilty pleasure, que bien podría encajar en un repertorio de Fangoria–, vendió 12 millones de copias en todo el mundo por sus dos ediciones, si bien no hay datos fiables que sustenten esa afirmación.
Fue su último disco de estudio oficial. Desde entonces, se han publicado diversos recopilatorios –el último, ‘Camilo Sinfónico’, el año pasado, con duetos junto a Marta Sánchez, Mónica Naranjo, Pastora Soler y Ruth Lorenzo– y directos, como el que registraba su supuesta última actuación (hubo más en años posteriores) en el Palacio de Congresos de Madrid, en 2010. Entre otros lanzamientos curiosos, el año pasado Guille Milkyway (La Casa Azul) tenía la oportunidad de acceder a los másters originales de ‘Vivir así es morir de amor’ para remezclar la canción, detallando con profusión la grandeza de su creador. Una grandeza que posiblemente no se le reconoció suficientemente en vida, como tantas veces nos sucede, empeñados como estamos en destronar a cualquiera que alcance la cumbre tan rápidamente como le elevamos allí. Al menos Camilo ofreció resistencia y, en su palacete de Torrelodones y en las mentes de sus innumerables fans, ha estado siempre en lo más alto.
Camilo Sesto ha fallecido este fin de semana a los 72 años. Y como recuerda Billboard en su obituario sobre el cantante, este no fue conocido solo en España, sino que también fue una gran estrella en América Latina. Escribe el portal: «Ningún latinoamericano que creciera en los 70 y 80 desconocía la música de Camilo Sesto».
El autor de ‘Algo de mí’ también tenía fans nacidos en los 90, claro… entre ellos la mismísima Cardi B, nacida en 1992. La autora de ‘Invasion of Privacy‘ ha colgado varios stories en Instagram cantándose por Camilo -en concreto los temas ‘Jamás’ y ‘Algo de mí’- y la estampa es tan surrealista para algunos como adorable y no tan sorprendente para otros. Hay quien habla de posible grieta en la «simulación», pero también quien cariñosamente opina que, debido a su gusto por Camilo Sesto, Cardi B es una «mamá latina más».
En cualquier caso, no es tan descabellado que Cardi, una de las raperas más populares del momento, sea fan de Camilo y no por que sea latina. Como recuerda el equipo de productores de hip-hop valenciano Cookin Soul en Instagram, la música de Camilo ha sido sampleada varias veces en el hip-hop a lo largo de la historia. Jay-Z y Rick Ross emplearon la melodía de ‘Agua de dos ríos’ en ‘Where Have You Been’ y ‘Idols Become Rivals’, respectivamente (Mike Will Made It también la sampleó en ‘Drinks on Us’ con Future y Swae Lee); mientras ‘Vivir así es morir de amor’ fue sampleada por Cam’ron en ‘Oh Yeah’.
Los aliens que nos manejen se aburrían hoy y han puesto a Cardi B a cantar canciones de Camilo Sesto. pic.twitter.com/jXtv6VS32a
Esta semana, por supuesto el viernes, día 13, llega al mercado el nuevo álbum de Metronomy, ‘Metronomy Forever’. La banda autora de discos tan exitosos como ‘The English Riviera’ y ‘Nights Out’ ha ido presentando la continuación de ‘Summer 08‘ con una serie de adelantos. Sin embargo, temas como el destacado ‘Salted Caramel Ice Cream’ no dejan entrever todo lo que encontraremos en un disco complejo de hasta 17 pistas que ha cambiado mucho de concepto durante su desarrollo.
Joseph Mount, único autor y productor de la banda, nos habló durante la celebración de Mad Cool sobre el proceso de composición, influido por la música de MTV, su vivencia pasada en Francia o cierta crisis de la mediana edad; y también tuvo tiempo para contarnos cómo ha sido trabajar junto a Robyn en sus últimos pasos artísticos. Con motivo de la llegada del álbum, finalmente compartimos aquella conversación que mantuvimos en un hotel de Madrid a principios del mes de julio. Foto: Gregoire Alexandre.
¿Cuándo evolucionó el disco de las 10 pistas que tenía en principio a las 17 que son finalmente?
A finales del año pasado. El verano pasado tenía lo que pensaba que era el disco, un disco de 10 pistas. Pero lo escuché y no me sentí particularmente contento (risas). Tener diferentes sensaciones cuando terminas un álbum es algo normal, pero este no me representaba como yo quería. Hacia finales de año acabé de construir mi estudio y decidí seguir trabajando en el álbum. Suena extraño pero necesitaba hacer lo que quería exactamente, porque cuando tienes una carrera, empiezas a ser un poco «institucionalista», ves la música de otra manera. Me di cuenta de que necesitaba hacer algo muy simple, por lo que continué trabajando hasta estar cómodo y el álbum empezó a ser más y más largo.
¿Qué tenías a finales del año pasado? ¿Los singles que conocemos estaban ahí?
‘Lately’ es una canción bastante antigua. Y ‘Salted Caramel Ice Cream’ también estaba, pero en otra versión. Trabajé, trabajé y trabajé en ella, pero al final volví a una versión primigenia, que es la que oís en el álbum. En algunas ocasiones volví a las versiones primigenias.
«A veces te das cuenta de que la maqueta es lo bueno, de que es la mejor versión»
¿Los instrumentales estaban ahí?
No, no, ninguno de los instrumentales estaba. Son todos de este año. Hay 7 canciones en las que al final he mantenido las versiones viejas. Hay una canción llamada ‘Insecurity’ y la versión del disco es la primera que hice. Trabajé en ella, la fui cambiando y luego volví al principio. Creo que había perdido espontaneidad y diversión, y por eso he vuelto a las versiones simples y frescas. He aprendido a no tocar las canciones si suenan bien tal y como están.
¿Es algo que haya pasado con los discos anteriores?
La verdad es que no. Eso es lo que quería decir con que me había vuelto «institucionalista». Parece que hay un sistema de trabajar, que es hacer una maqueta y después trabajar sobre ella. Pero a veces te das cuenta de que la maqueta es lo bueno, de que es la mejor versión. Puede ser una grabación muy cruda pero estar bien.
En Metronomy compones solo tú, ¿qué ha opinado el resto de la banda de este ir y venir de las diferentes versiones? ¿O ni siquiera llegaron a oírlas?
Sí, sí las oyeron. Me dicen lo que piensan, son honestos. ‘Lately’ al principio era solo con guitarra y las baterías llegaban solo al final. Hicimos una versión con más baterías, yo quería volver a la versión solo con guitarra y me dijeron que la versión de las baterías era mejor. Como no participan en la composición, es divertido y fácil para ellos opinar, sin que les preocupe si me ofenden (risas). Valoro realmente su opinión, creo que es superimportante.
Ahora que hablas de baterías, en ‘Upset my Girlfriend’ hay una frase triste sobre un batería, pero que resulta divertida a su vez («solía tocar la batería en el grupo, pero me echaron»). No sé si era el objetivo…
(risas) Se supone que es divertida, pero creo que las cosas pueden ser tristes y divertidas a la vez. Es una broma sobre un batería que se lo pasa muy bien él solo tocando en su banda, pero la imagen también es triste, puedes interpretarlo de manera más filosófica si quieres. Buscaba de alguna manera que fuera emocionante y divertido.
Estás retratando a un «loser».
Sí, es como un tema de meta-grunge. En todo lo que me gustaba de adolescente, Nirvana sobre todo, las letras son muy ambiguas. Podía parecer que iban sobre comer pescado (NdE: se refiere a ‘Something In the Way’), pero eran muy emocionantes. Lo que buscaba en este caso era la visión de una persona de mi edad, 37 años, escribiendo una canción grunge sobre cosas mundanas. Una canción sobre un batería, dando lugar a este meta-grunge.
Hay vibraciones de boda en varias canciones del disco, no sólo en ‘Wedding’ y ‘Wedding Bells’. ¿A qué se debe?
Son cosas de la edad. No es que sea viejo, pero soy consciente de la cantidad de bodas que me rodea. Es una observación. Tengo amigos que han estado en 5 bodas en 2 años y yo solo he tenido 2 bodas en 5 años. Las bodas son emocionantes porque hay alcohol, música, quizá discusiones, surgen nuevas relaciones… Son una locura de actividad.
Leí que te preguntabas cuántos amigos tenías a raíz de tener tan poquitas bodas.
Es una manera de juzgar una buena amistad, si alguien te invita a su boda o no. Es una manera divertida de valorarlo, todo el mundo lo piensa. Es como si hay una fiesta y no te invitan.
Creo que ya no vives en París, ¿por qué te has ido?
Porque tuve dos hijos, son dos niños muy enérgicos, y no podía seguir viviendo como un parisino en París, era un sitio muy pequeño. Mi novia es de París, así que decidimos emprender una nueva aventura. Ella nunca había vivido en Inglaterra, y nos hemos mudado a una parte de Inglaterra en la que yo tampoco había vivido nunca, así que es una aventura para los dos.
Hay algo en tu música que me hace pensar que es más francesa que británica, ¿por qué crees que es?
(risas) Somos bastante populares en Francia, lo que me pilló por sorpresa con el segundo disco. Me hizo preguntarme por qué podía ser. Me gustaban mucho Daft Punk, Air, Phoenix… los grupos de esa generación, pero yo no había pensado que pudiera sonar francés. Pero eso les gustó, y al vivir allí y ser como adoptado por Francia, quizá influyó. Sé que no sonamos tan ingleses como por ejemplo Blur. Hay algo más europeo.
Yo no pensaba tanto en Daft Punk como en M83, algo más cinético, además M83 se ha inspirado últimamente en la música de shows televisivos de los 80 y tú en este disco te has inspirado en shows de MTV.
Sí, sí, absolutamente.
‘Forever Is a Long Time’ parece una pista clave en este disco, ¿tú la ves así?
Creo que fue como la primera pista que hice sin pensar en lo que estaba haciendo, sin preocuparme por las palabras. Esta pista es muy importante, fue la canción que hizo este disco posible, es más ambient, más un sentimiento que algo que puedas cantar. No puedes cantarla, no… (risas).
La última pista se llama ‘Ur Mixtape’, y estás jugando claramente con la idea de que este disco sea una mixtape, pero no lo es…
No, no, no… Hubo un momento en que pensé «¿por qué no hacer un disco de 30 o 40 pistas?». Si a la gente le entregas 7 pistas, se quedan como «¿le ha costado llegar a 7 y no tenía más que ofrecer o es que ha querido hacer algo redondo y perfecto?». Si les das 15, 17, 20 o 25, dicen: «¿por qué hay tanta música?». En este momento, la sensación que deja un disco que es largo es que es una mixtape, no tienes que pensar más, es música de fondo y de él puedes oír lo que quieras. Es como para ir descubriendo lo que te gusta. Pero bueno, esto no es una mixtape. Intenté hacer una versión más larga, pero siempre surge un sello o un mánager que te dice: «esta canción no debería estar en el disco». Pero aun así me gusta la idea de hacer algo largo con 40 pistas, con algunas canciones de verdad. Es divertido. Porque la gente oye playlists que duran horas, así que puedes jugar con eso.
Hay algo de dancehall en ‘Walking in the Dark’ y algo de balearic en ‘Miracle Rooftop’, pero no son exactamente dancehall ni balearic…
¿¿¿Ah, no??? ¡¡Vaya!! (risas)
Parece que lo has evitado…
Sí, supongo que es algo así. Intento mantener mi propia identidad. En cuanto a dancehall, eso es todo lo lejos que puedo llegar sintiéndome realmente cómodo. Para mí la clave es que haya una personalidad, que consigas hacerlo sonar a ti. Nunca haría un dancehall como… (NdE: hace el ruido de un bocinazo), sería un pastiche.
Ha sido el 40 cumpleaños de Robyn. ¿La felicitaste?
Le mandé un mensaje pero creo que no contestó (risas).
Hemos hecho un top 40 de su carrera y había contribuciones tuyas. ¿Cuál es tu favorita de todas las que has hecho?
Uf… (piensa) Dependería. ‘Human Being’ fue la primera que hicimos y creo que era algo nuevo para ella, creo que conectamos. ‘Ever Again’ es su single actual, y para entonces habíamos trabajado muchísimo en su disco, por lo que dije: «vamos a hacer algo que no sea escuchar ‘Honey’ o trabajar en ella una vez más». Y la hicimos en 2 horas. Su voz es la de la primera toma. Fue un momento muy guay. Estoy muy orgulloso de todo el disco y de haber participado en él.
Robyn es como una diva pop…
(risas)
«Robyn sabe exactamente lo que quiere. No va a aceptar ningún tipo de mierda de nadie, pero a su vez es muy divertida»
… pero a la vez parece muy seria y disciplinada.
Es muy excitante como persona para la música pop. Katy Perry, Taylor Swift, Lorde, Beyoncé… todas las artistas femeninas tienen su canción a lo Robyn, o lo han intentado. No lo digo en plan mal. Ha inspirado a un montón de artistas femeninas para ser poderosas, para tomar sus decisiones, en cuanto a los procesos… Sabe exactamente lo que quiere. No va a aceptar ningún tipo de mierda de nadie, pero a su vez es muy divertida. Tiene el perfecto equilibrio entre controlarlo todo, pero a su vez saber que tampoco puede hacerlo. Es una gran persona con la que trabajar.
Con el disco anterior, me encantó que dijeras que no ibas a hacer gira. Me gusta que los grupos graben por grabar, pero supongo que ahora tienes que alimentar a tus hijos, como sueles decir, y la única manera de hacerlo en la música es con los conciertos. ¿Pero en un mundo perfecto, pasarías de hacer conciertos?
No, no… (risas) Es difícil cuando tienes hijos. Lo que dices es verdad, la única manera de garantizar dinero es mediante los conciertos. Hubo un momento en que se vendían discos, pero ahora no puedes no hacer giras a menos que seas Adele. Con el último disco es justo lo que has dicho, sacamos el disco solo por el placer de hacerlo. Pero sabía que con el siguiente sería apropiado hacer gira, porque si no, al sello le da como miedo. Tomamos una especie de descanso, y ahora teníamos que trabajar duro para ellos y para nosotros mismos. En un mundo perfecto… es distinto, cuando eres joven hacer giras es alucinante, descubres el mundo, te hace aprender mucho de la vida… Pero cuando tienes hijos, si te vas dos años, te pierdes cosas muy importantes si no estás, porque de los 6 a los 8 años, por ejemplo, pasan muchísimas cosas. No es que el dinero sea una razón cutre por la que irte de gira, también es una realidad.
«Ahora no puedes no hacer giras a menos que seas Adele»
‘Love Letters’ no está en vuestro top 10 de lo más oído de Spotify, aunque es mi canción favorita. ¿Alguna que eches de menos tú?
Es el algoritmo. El robot decide. La única canción de Metronomy que he oído en Discover Weekly fue ‘Summer Jam’. Me dije: «ah, entiendo por qué esta canción ha encajado en el mundo del algoritmo». Hay un par de canciones de ‘English Riviera’ que me gustaría que salieran más, un par de canciones bailables viejas que tenemos… Bueno, todo está ahí. Si alguien oye ‘The Look’, puede ir al catálogo antiguo. Tampoco sé cuáles son nuestras canciones más escuchadas. Supongo que ‘The Look’, ‘The Bay’…
También salen las nuevas, lo cual es buena señal.
(risas) ¡Sí, es bueno para nosotros!
Lana Del Rey se encuentra en Reino Unido para la promoción de ‘Norman Fucking Rockwell!‘, su nuevo álbum, que acaba de debutar en el top 1 precisamente de este país y en el top 3 de Estados Unidos (el dato español se conocerá este martes) y además está recibiendo unas críticas excelentes.
La autora de ‘Venice Bitch’ ha visitado esta mañana los estudios de BBC Live Lounge para interpretar en directo ‘Doin’ Time’, su versión de Sublime incluida en el disco, y, como suele ser costumbre en el programa, también una canción ajena. Y su elección ha sido curiosa, pues se trata de uno de los últimos singles de Ariana Grande, ‘break up with your girlfriend, i’m bored’. La versión de Lana es mucho más sensual y también mucho más soul… ¿y no ese exactamente el ritmo de ‘You Know I’m No Good’ de Amy Winehouse? En cualquier caso, Grande ha contestado encantada a la versión: «oh Dios mío, te quiero».
En su entrevista con BBC, Lana, que se ha declarado «megafan» de Ariana Grande, ha dicho que había llegado a hacer una lista de canciones que le gustaría versionar para el programa, y que unas 7 eran de la autora de ‘thank u, next‘. Precisamente Lana y Ariana Grande, junto a una tercera, Miley Cyrus, están a punto de lanzar un single conjunto para la nueva película de ‘Los ángeles de Charlie’. Como ha confirmado la propia Cyrus en Instagram, este se titula ‘Don’t Call Me Angel’ y sale este viernes, 13 de septiembre.
Joanna Newsom ha vuelto a los escenarios. El pasado viernes arrancaba en Estados Unidos su mini gira de conciertos íntimos ‘The Strings/Keys Incident’, anunciada el pasado mes de abril y que de momento solo pasará por este país. Esta es la primera vez que Newsom actúa en vivo desde 2016 y la primera desde que diera a luz a una niña en 2017.
Un vistazo a los setlists colgados en internet revela que Newsom no está aprovechando su nueva gira para presentar canciones nuevas, al menos de momento. Sí le han bastado dos conciertos para interpretar su épico ‘Ys’ (2006) al completo y por supuesto también está cantando temas de sus otros tres álbumes de estudio, los igualmente aclamados ‘The Milk-Eyed Mender’ (2004), ‘Have One on Me‘ (2010) y ‘Divers‘ (2015).
¿Significa el regreso de Newsom a los escenarios que un nuevo álbum es inminente? La cantautora y arpista californiana suele llevar la composición de sus álbumes en absoluto secreto, y además estos suelen llegar al mercado con bastantes años de margen: de hecho ya ha pasado un lustro entre el anterior y la actualidad. ¿Habrá inspirado la maternidad las nuevas canciones de Newsom al menos en parte? ¿Existen estas acaso? Os dejamos con algunos vídeos de la gira.
En una entrevista de inminente publicación, Natasha Khan nos decía, mientras reflexionaba sobre la película ‘Midsommar‘, que la sociedad actual vive un poco en una burbuja en la que no quiere ver “la violencia que puede haber tanto en un ritual paranormal como en una ruptura o en el duelo de un ser querido; no quiere que exista el ciclo de vida-muerte, ni la oscuridad”. Pero existe, claro. Y Khan abraza la oscuridad, la une con la nostalgia y con toques sobrenaturales y nos da su primer álbum tras el paréntesis que hubo con ‘The Bride‘, tras cuya publicación pensó que iba a dejar la música, al menos como Bat For Lashes. Este ‘Lost Girls‘ surge, de hecho, cuando Natasha estaba componiendo para la banda sonora de una serie, ajena a publicaciones de discos… pero empezó a ver que en sus últimas ideas había algo que daba para bastante más que un par de canciones de una banda sonora. Y no se equivocó.
“Éste es un álbum para conducir en la oscuridad, cogerse las manos al atardecer, saltar de puentes con vampiros o montar en bici atravesando la Luna”, dice en la descripción oficial, y sí, evidentemente las referencias a ‘E.T.’ y ‘The Lost Boys’ (no se llama ‘Lost Girls’ por casualidad) están ahí por algo: hay una atmósfera ochentera tanto en las letras y el concepto como en la música. Khan cita a Bananarama y Cyndi Lauper como algunas de sus influencias, y esto se nota en cortes como ‘Desert Man’, aunque también tenemos un toque Kate Bush en canciones como ‘The Hunger‘ (puede recordar también a Susanne Sundfør o la primera Ellie Goulding) y hasta a la Madonna darks de ‘Erotica’ (‘Jasmine’). Por tener, tenemos hasta el típico saxo de los 80 en ese formidable interludio instrumental que es ‘Vampires’ (junto a unas percusiones que recuerdan a las de ‘It Must Have Been Love’ de Roxette).
El deseo (o “el ansia”, que iría mejor teniendo en cuenta la temática vampírica) y sus consecuencias son una de las grandes constantes de este disco, y podemos verlo en canciones como ‘Peach Sky’ (“am I coming on too strong? / oh, you and I know / I know it ain’t right / I, I ant a long goodnight”), ‘Desert Man’ (“it’s hard to get high with you / and not go low / I’ve waited so long / to take it slow” o, por supuesto, ‘The Hunger’ (“I want to bleed / and feed us forever / but I want to feed / the hunger inside”). Destacan también la balada final ‘Mountains’ y la deliciosa oscuridad de ‘Jasmine’, con ese outro que es una maravilla: “a body bag on eucalyptus hills / and the Hollywood forever, and the endless sleeping pills / no girl will ever cure your nigh time ills / like Jasmine does / cause when she blooms, she kills”.
Aunque flojea un poco al final (‘So Good’, ‘Safe Tonight’) y tiene el peligro de hacerse repetitivo, esto no llega a ocurrir del todo. Influyen aquí sus menos de 40 minutos de duración, y que los temas por lo general sean bastante concisos y con una producción de calidad que aúna el buen sonido ochentero con toques actuales. Ayudan en este aspecto los nombres de MNEK (que como comenté al hablar de su último disco, parece tener más suerte con sus producciones para otros artistas), Charles Scott (CHVRCHES) y Jennifer Decilveo (Machine Gun Kelly, Madison Beer), además de la propia Khan. ‘Lost Girls’ es, pues, una grandísima noticia, porque supone la vuelta de Bat For Lashes cuando parecía que habíamos tenido punto y final, y porque esta vuelta es con una atmósfera tan conseguida como la de este disco, que contiene algunas de las mejores canciones de la carrera de Natasha. “Ahora tengo más claro que nunca que no voy a dejar la música”, nos dijo también en la entrevista. Lógico.
Calificación: 7,5/10 Lo mejor: ‘Kids in the Dark’, ‘Mountains’, ‘Desert Man’, ‘Jasmine’, ‘The Hunger’, ‘Vampires’ Te gustará si te gustan: Zola Jesus, Bananarama, Susanne Sundfør, Crystal Castles, Cyndi Lauper, Fever Ray. En definitiva, si te va tanto la nostalgia ochentera como el synth emo-edgy actual. Escúchalo:Spotify
Shura ha publicado este verano uno de los álbumes más románticos de 2019. ‘forevher‘ (el título lo dice todo) habla sobre la relación de tres años de Alexandra Lilah Denton con su novia, a la que conoció a través de una aplicación para citas. Sin embargo, no todas las canciones de ‘forevher’ hablan sobre Shura. Una en concreto narra la historia de otra persona.
‘tommy’ es una de las canciones que aparecen en el tramo medio de ‘forevher’, el favorito de Shura como ella misma nos ha contado. ‘tommy’ habla sobre un anciano de 89 años al que Shura conoció en una cadena de helados durante su estancia en Marfa, Texas. Un encuentro totalmente fortuito y que perfectamente podría no haber sucedido, en palabras de Shura, «de haber entrado en esta tienda media hora antes o media hora después». El hombre contó a Shura que su mujer había muerto hacía «8 o 9» años y que recientemente se le había aparecido en sueños para expresarle que estaba bien que se volviera a enamorar. Así que Tommy descolgó el teléfono y llamó a su novia del instituto, que desgraciadamente también se había quedado viuda. Ambos empezaron a salir.
En ‘tommy’ escuchamos a su mismísimo protagonista hablar al principio, pues la novia de Shura, que se encontraba a su lado en aquel momento, grabó toda la conversación en secreto. Es una pequeña cápsula en el tiempo, que la cantante reinterpreta después de manera majestuosa a lo largo de la canción. A través de una composición a piano tan emotiva como atmosférica, la artista explica la historia y después asume las voces de Tommy y de su mujer fallecida. Con ambas establece un precioso diálogo. «¿Sabe ella que estoy conduciendo a través de América, comiendo con una persona nueva, alguien a quien conocí antes de casarme con ella?» Desde el cielo, la mujer contesta: «estoy en el cielo sin ti, tómate tu tiempo, todo estará bien». Con estos elementos y también gracias a la suerte, Shura crea en ‘tommy’ una humilde obra maestra sobre el amor incondicional, aquel que pervive incluso más allá de la muerte.
Ms Nina está en las últimas semanas en Norteamérica, presentando su primera mixtape ‘Perreando por fuera, llorando por dentro‘. Tras varias fechas en Estados Unidos, estos días se encuentra en México, donde el público la está recibiendo con fervor. Todo parecía irle estupendamente hasta que en las últimas horas ha vivido un episodio muy desagradable que ha denunciado en sus redes sociales.
Según cuenta desde Tijuana, un hombre la grabó con su móvil y se masturbó desde otra de las habitaciones del hotel en el que se alojaba, mientras ella estaba desnuda en su propio dormitorio. Aunque para ella lo peor fue que, cuando acudió a quejarse y denunciarlo a la recepción del hotel, estos no hicieron nada por ayudarla, según sus palabras, haciéndola sentir como «una mierda».
«Hay que dejar de ser así de acosar a las mujeres», reflexiona a continuación. «Estoy bien pero situaciones así te dejan mal y te dan ganas de llorar y de matar a alguien. Es mi privacidad,
mi cuerpo y yo, y sin mi PERMISO tú no eres nadie para faltarme el respeto, ubíquense!!!!!!», continúa, denunciando finalmente que «no soy la única que le pasan este tipo de situaciones, así que RESPETO y NO AL ACOSO!!!!!!!!!!» «Nos pasa todos los días a todas, no estamos locas», decía en otro comentario.
Parte de la redacción evalúa ‘Liar’ y ‘Shameless’, los dos primeros singles que Camila Cabello ha avanzado de su nuevo álbum, ‘Romance’.
«Al principio me pareció evidente que, de esta reaparición doble de Camila Cabello, llevaba las de ganar ‘Liar’. Es evidente que tiene hechuras de hit veraniego aunque parezca ir tarde –ojo, que en el hemisferio sur están a punto de entrar en la primavera–: ya desde ese estupendo sonido de trompeta que lo abre, cautiva, y sigue adelante repleta de misterio y seducción, incitando a bailar con elegancia, como en la irrupción del estribillo jamaicano prestado de ‘All That She Wants’ –esto sí es una «versión» con enjundia, y no ‘Con calma’–. No cabe duda de que con un buen vídeo, puede ser un buen pelotazo comercial. Sin embargo ‘Shameless’, que en un principio parecía más discreta, gana con las escuchas, con una construcción igualmente fascinante: parte de un bajo apenas esbozado, sobre el que Camila engatusa con su voz, a la vez que irrumpe una guitarra limpia, con el punto justo de reverb. Hasta que Cabello tira de garra para engancharnos, ya sin remisión, con su buen pre-coro y estrellarnos contra el muro de palmas digitales aflamencadas que bien podría haber ideado El Guincho para Rosalía que se instalan como audaz base. Su buen vídeo, próximo a la lectura de la cultura hispana que ha hecho Madonna en algunos vídeos suyos, contribuye al misterio y seducción de este medio tiempo. En fin: Camila, si todo ‘Romance’ es así –y por la estupenda estética que presenta quiero creer que sí–, toma mi dinero». Raúl Guillén.
«Es difícil disfrutar de una canción cuando la voz de su intérprete no te convence, y por mucho que sea una «unpopular opinion», reconozco que la voz de Camila Cabello no me motiva nada. Me suena aniñada, quejumbrosa, demasiado Disney. Así, una canción melódicamente tan emo como ‘Shameless’, que alguien como Halsey o Zayn Malik habrían vendido convincentemente, suena en manos de la persona equivocada. Aunque lo peor es que la canción, en la que conviven guitarras muy The xx con una base de palmas que parecen inspiradas en el trabajo de Rosalía, antes de que el «drop» del estribillo haga temblar las paredes de tu habitación, ni siquiera es tan memorable como sugieren todos estos elementos. Por su parte, ‘Liar’ es más divertida, pero es el colmo de la no originalidad que sus estrofas se basen en una canción de Lionel Richie (y Marina ya había usado esta melodía mejor en ‘Karma’) y su estribillo en una canción de Ace of Base. El reciclaje es inevitable en el pop, pero ‘Liar’ es demasiado obvia… aunque de nuevo, si la hubiera intrepretado otra persona, seguramente me gustaría más. Al menos su outro instrumental es un buen toque, sobre todo en la era de las playlists». Jordi Bardají
«Qué acertados estuvieron Ace of Base con su reivindicación jamaicana dentro de la música dance, que no en vano les llevó a vender millones de copias y a conquistar el siempre complicado mercado americano pese a ser suecos. Camila Cabello se aprovecha de ello 25 años después, en un número pop de tintes reggae como es ‘Liar’, que podrían haber firmado también por supuesto No Doubt. ¿Y quién adivinó que Ace of Base o No Doubt iban a ser «trendsetters»? Una agradable canción, si acaso algo sosilla, sobre todo para contener créditos de hasta 11 personas. Lo mejor viene al final con ese set de vientos, lo más cuco de estas dos canciones pese a que la oscurilla ‘Shameless’, a su manera, también sabe crecerse en su recta final». Sebas E. Alonso.
Con la publicación de ‘The Glowing Man’, Michael Gira anunciaba un nuevo giro (¡je!) en la carrera del grupo Swans, que se aproxima ya a su cuarta década. Ponía así punto final a la formación con la que ha llegado a sus más altas cotas de popularidad, desarrollando su rock experimental en discos como ‘My Father Will Guide Me up a Rope to the Sky’ (2010), ‘The Seer‘ (2012) o ‘To Be Kind‘ (2014), obras extensas (con numerosos cortes que se desarrollaban entre los 10 y los 30 minutos de duración) e intensas que cobraron una dimensión aún mayor en sus atronadores y ya legendarios directos. [Foto exterior: Nriko.]
Ahora Swans vuelven con ‘Leaving Meaning‘, un nuevo álbum –el número 15 de su discografía– grabado con una formación cambiante y renovada en la que se incluyen la artista sueca Anna Von Hausswolf (y su hermana Maria), al grupo australiano The Necks y la singular artista neoyorquina Baby Dee, además del artista de música electrónica Ben Frost o la propia esposa de Gira, Jennifer, ya presentes en algunos de sus últimos trabajos. El artista de Los Ángeles dice que ha elegido a los músicos no solo por sus habilidades creativas sino también por su carácter, «de acuerdo a lo que intuyo que se adapta mejor a la atmósfera en la que quería ver presentadas» las canciones. «Los músicos, a través de su personalidad, habilidad y gusto, contribuyen enormemente a arreglar el material. Son todos gente cuyo trabajo admiro y cuya compañía disfruto personalmente», dice Gira.
Esto se refleja en canciones como ‘It’s Coming It’s Real’, single de presentación del disco de poco más de siete minutos de duración que sorprende por su desarrollo blues tenue y cálido, poniendo el acento en el contraste vocal de un comedido Gira con los coros de las hermanas Von Hausswolf. ‘Leaving Meaning’ que se publica el próximo 25 de octubre y en el que parece aspirar a hacer una música más concreta, no tanto en duración –se publica en doble vinilo y doble CD, por lo que parece seguro que supera los 74 minutos de duración– como en intenciones.
Tracklist de ‘Leaving Meaning’:
Hums
Annaline
The Hanging Man
Amnesia
Leaving Meaning
Sunfucker
Cathedrals of Heaven
The Nub
It’s Coming It’s Real
Some New Things
What is This?
My Phantom Limb
Esto ya va en serio: por fin, 5 años después de su alabado ‘LP1’, el regreso de FKA Twigs es una realidad. Después de adelantar el pasado mes de abril la preciosa ‘Cellophane‘, hace apenas una semana Tahliah Barnett ofrecía más detalles de su segundo trabajo: se titula ‘Magdalene’, ha trabajado en él con el productor y músico de origen chileno Nicolas Jaar e incluye un featuring de Future.
Pues bien, hoy lunes finalmente se conocen portada de ‘Magdalene’, tracklist (son 9 pistas en total) y fecha de publicación, el 25 de octubre. Además, ya puede escucharse precisamente esa canción: se titula ‘holy terrain’ y no solo cuenta con el célebre rapero, sino que también supone una colaboración con el productor y remixer Skrillex, además de Jack Antonoff, compositor y productor que últimamente hemos encontrado en los nuevos trabajos de Taylor Swift y Lana Del Rey.
‘holy terrain’ es un tema de hip hop de ambientación oscura, como ya podía verse en el teaser del vídeo que había mostrado la artista en sus redes sociales, y en el que podemos verla con esa pose excéntrica tan suya, aunque sea haciendo algo tan terrenal como fumarse un cigarro con misterio. La excitación antes este estreno ha alcanzado a artistas del tamaño de Katy Perry, que ha dejado en su muro de Instagram un «ready spaghetti» a la altura de las circunstancias.
‘Magdalene’:
01 thousand eyes
02 home with you
03 sad day
04 holy terrain (feat. Future)
05 mary magdalene
06 fallen alien
07 mirrored heart
08 daybed
09 cellophane
De manera oficiosa, puesto que ha sido el guitarrista y alma máter del grupo Xabier Setién en su perfil personal de Instagram y no en el del grupo el que lo ha comunicado, Tom Boyle se despiden. Y lo hacen sin alharacas pero con integridad, un poco como se desarrolló su carrera: «Pasando de despedidas y palabras tristes. Simplemente: Hasta aquí hemos llegado…. eternamente agradecidos a todos los que habéis hecho de esta experiencia algo tan increíble…os queremos. agur», dice el texto que acompaña una «T» blanca en forma de cruz sobre fondo rojo, señalando sus años de creación y fin.
Desde que el grupo se formó en 2006 al calor de Myspace, Setién y la cantante y bajista Gloria Para han permanecido como miembros de Tom Boyle –durante un tiempo, allá por 2013, incluso se erigieron en dúo–, partiendo de aquel candor noise pop de sus inicios, que ponía en común el Getxo Sound con el punto cándido de grupos como La Buena Vida o Nosoträsh, y derivando luego a un sonido más maduro, más cercano a Teenage Fanclub, por ejemplo.
Tras un par de iniciáticos EPs, Tom Boyle publicaban su álbum debut ‘Maniobra de aproximación’ en 2008 vía Starsky Records, con canciones icónicas como ‘Desdobladas’, al que siguió en 2011 el EP ‘Biografía de mi espejo‘. Pero luego les llevó 4 años más dar señales de vida, con un EP –’Agur’– editado por Discos de Kirlian que supuestamente anticipaba un segundo álbum… que no llegó a ver la luz. Aquello no sucedió hasta tres años después, en 2018, cuando por fin vio la luz un notable ‘Vuelve a empezar‘, disco autoeditado encabezado con una canción majestuosa como ‘Hojas amarillas‘.
Ese nuevo ímpetu se vio apagado por la indiferencia de la mayor parte de público, prensa y promotores, que nunca han acompañado demasiado a la banda vizcaína, con poca justicia. Pese al desánimo que mostraban en redes sociales viendo ningún promotor o festival contaba con ellos, aún reunían energía para lanzar hace unos meses y solo vía Bandcamp el primero de una trilogía de EPs conceptuales, ‘Mar de fondo‘. Parece que ese será su epílogo, y no está claro si verán la luz los otros dos EPs. En cualquier caso, pueden presumir de una colección de canciones intensas y poderosas, bien escritas y grabadas, en las que la integridad son su mayor valor. Fans de la escena como Waldorf Histeria o David Rodríguez (Beef, La Estrella de David) también lamentan su desaparición.
Dcode ha celebrado este sábado 7 de septiembre su novena edición, convocando a 20.000 personas sin un cabeza de cartel tan claro como hace unos años The Killers, y mostrando que su estrategia de consolidarse como fiesta de fin de verano, modesta y por encima de los grandes nombres ha surtido su efecto. Casi demasiado a tenor de la saturación de los baños a última hora, único nubarrón en una organización excelente en la que destaca la amplia y digna oferta gastronómica. El público se ha habituado también a que abran en horario de mañana, al modo de los festivales europeos, y un par de miles de personas acudieron desde mediodía, muchas acompañadas de sus hijos para las actividades de Dcode Kids o para los mismos conciertos de Carolina Durante y La Casa Azul. Fotos Amaral y The Cardigans: Christian Bertrand. Foto La Casa Azul: Xavi Torrent.
The Cardigans, una rareza que… ¿volveremos a ver?
El nombre más excepcional que encontrábamos en el cartel era The Cardigans, que hacía hasta 13 años que no actuaban en España, en concreto desde que lo hicieron en el tan turbio como añorado Summercase. La banda visitaba Madrid con motivo del 20º aniversario de ‘Gran Turismo’, que interpretan al completo y en orden, y su presentación en vivo fue un reencuentro con la lucha interior, la autoafirmación y la autoparodia del sufrir adolescente que planteaban sus letras. Son muchas las canciones del álbum que hablan una y otra vez de volver a empezar cuando nos atascamos (‘Starter’), y del derecho y la necesidad de partir de cero (‘Erase/Rewind’), sin renunciar al sentido del humor que siempre han tenido las letras de Nina. «Estás perdiendo a una salvadora y a una santa», concluía desafiante ‘My Favourite Game’. «No voy a sentirme así para siempre», se autoanimaba por otro lado la triste ‘Higher’.
Entre las filas de Cardigans ya no está su carismático guitarrista Peter Svensson, muy liado escribiendo hits para Ariana Grande, Meghan Trainor o The Weeknd, pero el sonido logró ser más alto y sólido de lo esperado, al menos desde la torre de sonido hacia delante, lo suficiente como para que incluso escucháramos a Nina carraspear en ‘Starter’. ‘Gran Turismo’ llegó a ser disco de oro en España gracias a lo que sonaron sus dos singles principales, ‘My Favourite Game’ y ‘Erase/Rewind’, pero es un álbum en cierta medida intimista e introspectivo, más apto para una sala pequeña que para un festival enorme en momentos como ‘Explode’, ‘Higher’ o ‘Junk of the Hearts’. La banda persiste en interpretarlo al detalle, incluso recreándose en el instrumental experimental ‘Nils’ y eso produjo que el concierto no fuera el más celebrado de la masa festivalera. Sin embargo, Nina salvó los muebles como vocalista y frontwoman, sorprendiéndose de la enorme cantidad de gente que había allí congregada, y las primeras filas fueron pura devoción hacia la banda. Más cuando, como bis, sonaron canciones de sus últimos álbumes, en especial de su clásico perdido ‘Long Gone Before Daylight’. ‘For What It’s Worth’, ‘You’re the Storm’ y ‘Communication’ emocionaron a todos aquellos que alguna vez quisieron reparar en sus textos, ‘Lovefool’ se coló como fiesta disco popular («llevo una hora esperando para esto», decía una despistada a mi lado) y el concierto se cerró con la agresiva, genial, divertida, rabiosa ‘I Need Some Fine Wine And You, You Need to Be Nicer’. Una «Guerra de los Rose» de manual que cualquier grupo americano de medio pelo habría convertido en clásico. Yo sí que llevaba una hora ahí esperando para ello.
Amaral: hasta los camareros cantaron
A continuación era el turno de Amaral, que lograban la sensación de fiesta popular masiva en el primer cuarto de hora de su concierto con ‘El universo sobre mí’ y ‘Marta, Sebas, Guille y los demás’: todo Dios las coreó de pe a pa, lo que incluyó a los camareros desde las barras. Eso es lo que es ser un cabeza de cartel, señores programadores de festivales, y no lo que dictamine un medio extranjero. El dúo presentaba en exclusiva las canciones que habían publicado el día anterior en su nuevo disco ‘Salto al color’, y excepto ‘Juguetes rotos’, que con su vibración electropop es el previsible shock dentro de su repertorio, todas funcionaron mucho mejor de lo que lo hacen en estudio. Eva introduce ‘Bien alta la mirada’ como una deconstrucción de un dicho que «no les cuadra» nada, «quien bien te quiere te hará llorar»; ‘Lluvia’ es una canción ultra Amaral que parece haber estado siempre ahí; ‘Nuestro tiempo’ se integra a la perfección con la estupenda ‘Revolución’; y ‘Soledad’ pega totalmente en el set con su punto ligeramente flamenco más o menos a la altura de su clásico ‘Moriría por vos’. El álbum ha dejado algunas dudas sobre su dirección artística, pero durante los 2 años que posiblemente dure esta gira, muchas de las canciones continuarán creciendo. Eva además dejó un gran momento, reconociendo que estaba nerviosa por interpretar por primera vez algunas de las canciones nuevas, confesando: «No debería decir esto, pero hace un rato me estaba preguntando: «¿pero por qué me dedico a esto?»». Concluyó que al final el público era lo que le daba fuerzas, las mismas que ella nos aportó terminando con la que puede ser su mejor canción aunque casi nadie lo sepa, ‘Hacia lo salvaje’.
Las 12 del mediodía había sido la hora del accidentado show de Carolina Durante. “Te veía en todos los putos lados” es uno de los estribillos de la banda madrileña y es lo que podríamos aplicar a lo que ha pasado con ellos este verano en los festivales. Eso sí, nunca les habíamos visto en plan “buenos días”, lo que no fue problema para que los primeros minis de cerveza y calimocho rularan entre el público. “Yo no hubiese venido”, llegó a bromear Diego Ibáñez en un momento entre canción y canción. Carolina Durante ofrecieron su repertorio habitual, encabezado por ‘Las canciones de Juanita’, y con temas como ‘Necromantico’ o ‘Nuevas formas de hacer el ridículo’ despuntando hacia la mitad. La pena es que en los últimos segundos de ‘El himno titular’, el sonido se apagó, y aunque el público acompañó cantando el final de la canción, el grupo hubo de abandonar el escenario un par de minutos, pidiendo a su vuelta “perdón”. El problema persistió unos 20 minutos después y aunque la interpretación de “Perdona” fue impecable, la PA se volvió a apagar nada menos que al final de ‘Cayetano’. El público siguió cantando, el sonido volvió, pero se fue a ir durante el último tema. Miembros de la banda desistieron y tras una breve interpretación de la primera mitad de ‘La noche de los muertos vivientes’ medio “on” medio “off” a cargo de Diego y el público, el concierto se acabó con la mítica frase “ya va siendo hora de volver a casa”. Quizá lo fuera para quien viniera de empalmada. Mención aparte para la actitud de Ibáñez frente a la adversidad: persisten esos bailes con los que parece que se va a descoyuntar. Gracias a Dios estudiaba en el INEF justo antes de dedicarse a esto y suponemos que sabrá lo que se hace con su cuerpo.
A la una de la tarde Picture This ofrecieron un agradable concierto a medio camino entre Bruce Springsteen y The 1975. Desgraciadamente, nada que ver con el clásico homónimo de Blondie. No sé cuántas veces pudo decir su cantante que eran de Irlanda, y la probabilidad de que emerjan banderas irlandesas cuando un grupo irlandés actúa en España es de 1, pero la banda uniformada con monos negros y azul marino supo orquestar un repertorio efectista con temas como ‘If You Wanna Be Loved’ o el final ‘Take My Hand’ como «highlights».
La Casa Azul, gran reclamo de la mañana
La Casa Azul actuaban después en la misma carpa, en la cual ni remotamente cupieron los miles de fans congregados a las 3 de la tarde con 30 grados a la sombra. Pero se hizo lo que se pudo para disfrutar de su setlist de «greatest hits», en el cual los más recientes ‘El momento’, ‘Podría ser peor’ o ‘El final del amor eterno’ están perfectamente acomodados. Guille Milkyway explotó su vena sexy durante la sexualizada ‘Ataraxia’ arrimándose cuasi demasiado a uno de sus músicos, dedicó ‘Esta noche solo cantan para mí’ a Juan de Pablos y prescindió por completo de los sets de piano (y de su primer disco) para concentrarse en temas bailables como ‘Superguay’, ‘Todas tus amigas’, ‘La revolución sexual’ y, como cierre, ‘Nunca nadie pudo volar’. No sonó ‘El sol no brillará nunca más’, la canción más anhelada en ese momento por todos los que estábamos sudando como auténticos cerdos, pero la buena noticia de que La Casa Azul fuera en una carpa fue que al menos algo pudieron verse las proyecciones que decoran su show actual, más ideado para miles de personas que el austero set de los Cardigans, programados en un escenario más grande.
Viva Suecia vivieron el honor (o la tortura) de abrir ese escenario grande. Y digo la tortura porque el sol les dio bien de frente a las cuatro de la tarde. Aun así, fueron miles las personas que ya reunieron para disfrutar de éxitos de su carrera como ‘A dónde ir’ o ‘Los años’. Haciendo un sándwich entre ambos, escuchamos la primera interpretación en vivo de la historia de su nuevo single ‘Algunos tenemos fe’. Con la de brazos que se vieron al alza durante la misma, seguro que un futuro clásico de sus conciertos. El cantante Rafa Val tuvo a bien ofrecer el parte médico de la banda, que si él se había roto un dedo y no podía tocar la guitarra; que si otro estaba con fiebre tirado en un sofá hacía tan sólo una hora y media; pero nada impidió que llegaran al final de su concierto con ‘Hemos ganado tiempo’ con el susodicho vocalista mezclado entre el público; ‘Permiso o perdón’, ‘Bien por ti’ y, si la memoria no me falla, ‘Amar el conflicto’. «¡Qué heterosexual es todo en este grupo!», me dijo un amigo, y, como si le hubieran oído, volvieron a hacer sonar la canción más marica de Abba al término de su concierto. No fue casualidad, sino que es un ritual. Pues viva Suecia, claro que sí.
También por la tarde actuaron St Woods en formato quinteto sin contar el Autotune que domina la preciosa ‘On Me’, más influida por Bon Iver que por Damien Rice; Gabriela Richardson, que alternó lo bailable con lo acústico como hace en estudio, destacando una inesperada versión de ‘Mariners Apartment Complex’ de Lana del Rey; y Tom Odell, que hizo de todo para tratar de captar nuestra atención. Se subió al piano, se acercó al público, versionó ‘Imagine’, se entregó a los ritmos pop-rock dejando en ocasiones el protagonismo justo a su instrumento principal, y lo que es más, resistió con un traje verde que asfixiaba ver a esas horas (aunque más de uno se acordaría de él cuando empezó a correr el aire pasada la medianoche, como advertimos).
Miss Caffeina, el primer baño de masas
El primer concierto realmente masivo del escenario grande del día fue el de Miss Caffeina, y aunque su juego de luces no pudo brillar tanto como lo hace de noche a las siete de la tarde, sí lo hizo su gran repertorio de canciones que incluye más o menos seguidas composiciones con la hondura de ‘Reina‘ y ‘Merlín’, y la sexualidad de ‘Prende’ o ‘Ácido’. Alberto Jiménez comenta que esperaba que ‘Oh sana’ hubiera perdido sentido en los 5 años que han pasado desde su composición, pero no (se refería a las listas de los que dan charlas LGTB+ en los institutos, contra el bullying, que ha pedido VOX); se agarra el paquete en ‘Gladiador’ sumando puntos a la faceta de sex symbol que gusta exhibir en el Instagram, y no se aburre de integrar hacia el final de su set adaptaciones de Gala y Madonna. «Mira cómo avanzo, valiente, dejándolo todo atrás» de ‘Mira cómo vuelo’ continúa siendo su estribillo más coreado, pero si te vas impregnando de su repertorio, hasta el gancho de «los mismos errores, los mismos errores, los mismos putos errores» de la desconocida ‘Bitácora’ produce una satisfacción similar.
Eels dieron el concierto a su puta bola que quiso dar Mark «E» Everett. El autor de ‘Cosas que los nietos deberían saber‘ tiene discos como para actuar una tarde entera, pero en lugar de eso prefiere encabezar su concierto con unas versiones de The Who y de Prince que nadie pidió, pero que quizá integren a un par de despistados. Eels ofrecieron un concierto en cierto sentido de puro rock’n roll, aunque incluso con eso el cantante se atrevió a bromear, pues justo cuando se puso a animar a la gente preguntando a gritos que si quería rock, va y se arranca con una canción tranquila, cuca más bien, como ‘That Look You Give That Guy’. ‘Souljacker, Part I’, ‘Mr. E’s Beautiful Blues’, ‘Novocaine For The Soul’ y hacia el final ‘Blinking Lights’ estuvieron entre los mejores momentos de un concierto totalmente sui generis tampoco demasiado apto para los escenarios enormes.
Two Door Cinema Club, el mejor montaje
Two Door Cinema Club eran el nombre más grande en el cartel oficial, si bien de manera llamativa, en algunas de sus promociones Dcode promueve su propia marca sin nombre de artista alguno. Aun así el grupo cumplió como reclamo colectivo, conquistando a las dos decenas de miles de personas congregadas con hits antiguos como ‘I Can Talk’ en el primer cuarto de hora de set, la melancólica ‘What You Know’ hacia la mitad y la bailable ‘Something Good Can Work’ en penúltimo lugar. El grupo logró hacer de aquellos punteos su seña de identidad, pero en los últimos tiempos se ha mostrado más escurridizo en una nueva faceta electrónica representada por singles como ‘Talk’ o ‘Satellite’. Esa otra vena casa perfectamente con un sencillo pero efectivo set de luces de neón y proyecciones de colores, tan vivos como sus últimas imágenes gráficas, y divertido como sus recientes videoclips.
Caravan Palace eran un grupo adecuado para actuar a la una de la madrugada dada su mezcla de ritmos electrónicos con clásicos como el swing y el jazz, y su cantante no dejó de usar su dominio absoluto del castellano para animar a la gente pese a que la banda es francesa; y como cierre antes de los dj’s fue el turno de Kaiser Chiefs, que casi, casi nada más salir se arriesgaban a soltar uno de sus grandes temas, ‘Everyday I Love You Less and Less’. Después sonaron cortes con algo menos de lustre como ‘Golden Oldies’ y ‘Wait’, y ahí, de madrugada, es cuando se echó de menos un concierto con algo más de electrónica (La Casa Azul, Miss Caffeina o un Joe Crepúsculo) que les hubiera servido de contrapunto.
A principios de año señalábamos a la cordobesa María José Llergo como uno de los nombres que podría dar mucho que hablar en esta temporada musical, habida cuenta de la preciosa puesta de largo que supuso el año pasado ‘Niña de las dunas’. Una canción enraizada en el flamenco, música que ha alimentado su crecimiento artístico y personal y en el que se ha estado formando, pero abierta a otras sonoridades, contemporáneas o no. Así lo mostraba, por ejemplo, ‘Me miras pero no me ves‘, tema que presentó días antes de su actuación en Primavera Sound 2019 y que suponía el primer adelanto de su disco debut -largamente demorado– que parece publicará la multinacional Sony. Pero no solo esta: sus colaboraciones en los últimos largos del rapero Juancho Marqués o de Ricardo Vicente, además de en el álbum repleto de nombres conocidos del productor $kyhook, dan cuenta de su apertura de miras.
Esta semana Llergo ha vuelto a publicar una canción propia. Una ‘Nana del mediterráneo’ que seguro ha dejado una huella imborrable en todo aquel que la haya escuchado cantarla en directo, donde no solo es capaz de tocarte sino también de romperte con su voz y su mensaje. “Hace ya cuatro años que escribí ‘Nana del Mediterráneo’” explica la artista en la nota de prensa: “en aquel momento fue para mí una catarsis, un desahogo, ante la rabia que sentí al bañarme en sus aguas y ser consciente de que las mismas que a mí me mecían eran las que enterraban a tanta gente. De la impotencia que sentí y siento nace este canto, que pertenece a las personas que perecen cada día víctimas de una Europa injusta, y a todo el que hace lo que puede y lucha a medida de sus posibilidades para que esta pesadilla acabe”.
Este potente mensaje se redobla con su preciosa interpretación en esta nana que desborda emociones, tanto en su versión de estudio –que, como su anterior single, cuenta con producción del artista sevillano Lost Twin, habitual de círculos hip hop– como en la versión a capela que se ha presentado en un acertado vídeo: Llergo despliega su embrujo vocal subida en una pequeña barca de madera sin más acompañamiento que el sonido de las olas del mar, tan lleno de vida como verdugo, que da nombre a su cante. El vídeo sirve, además, como spot oficial del BAM 2019, el festival celebrado en Barcelona durante las fiestas de La Mercè, donde ella actúa el 22 de septiembre.
Marika Hackman estaba viendo un documental sobre las actividades que niños pequeños hacían con pacientes de demencia en residencias de ancianos, y se le quedó grabada la frase que dijo una niña de cuatro años: le encantaba hacer “cualquier amigo humano”, fuese éste mayor o pequeño. Ese punto de pureza y de aceptación de los demás sin importar las diferencias le hizo querer hacer eso con ella misma, y de ahí salió este disco en el que se ha ido “zambullendo” dentro de su personalidad, y sacando poco a poco, como con las muñecas rusas, todo lo que hay dentro. Lo cierto es que ya comenzó a hacerlo en su trabajo anterior; así, en su reseña de ‘I’m Not Your Man‘, mi compañero Raúl celebraba que Marika fuese más queer que nunca, hablando abierta y orgullosamente sobre sus relaciones sentimentales y sexuales.
Eso de “lo personal es político” está bastante presente en este álbum, y no perjudica su calidad, sino todo lo contrario: Marika alcanza nuevas cotas en ‘Any Human Friend’, de forma más explícita, tanto a la hora de hablar sobre hacerse un dedo sin muchas metáforas (‘hand solo’), como a la hora de expresar lo difícil que le resulta conectar con otras personas a nivel íntimo (‘i’m not where you are‘), aunque esta confesión le lleve a comportarse de forma confusa y tóxica (‘send my love’).
“You didn’t speak, you just took my hand / and held it between your thighs / cause our mouths are just for eating / and our mouths are just for moaning / kissing and fucking / eating, moaning”, canta Marika en ‘all night‘. La inglesa quería “escribir una canción supersexual sobre una mujer desde la perspectiva de una mujer, porque no escuchas muchas así, y si la escuchas suele ser más desde una perspectiva masculina, como fetiche”. Del mismo modo, en ‘hand solo‘ quería hablar de que “como mujer queer, la idea de que el sexo significa penetración, de que no pierdes tu virginidad salvo que lo hagas con un chico… es como si la gente no se tomase mis experiencias sexuales en serio”. Y así lo expresa: “under patriarchal law, I’m gonna die a virgin”. El estupendo solo (#jeje) instrumental que cierra la canción pone la guinda a uno de sus mejores y más divertidos temas, en el que ella lo mismo te ofrece una posición poética para hablar de hacerse un dedo (“I dig for life in the eye of my thighs / I can’t believe, petite mort, I’m a slave at your door”) que te suelta sin más “it’s alright, I’m jerking”.
Marika llega a ese nivel de crudeza y visceralidad que en el pop hemos visto recientemente a Tove Lo, y no solo por el tema sexual: no tiene reparo alguno en flagelarse todo y más en ‘send my love’. Aquí decide tomar el rol de su ex novia, Amber de The Japanese House (cuya canción ‘Marika is Sleeping’ puede ser un antecedente), para echarse en cara todo lo que hizo mal, con sentencias tan poco complacientes como “you’re selfish and you’re sore, are you coming home to play the whore?”. Tampoco es muy amable ‘the one’, donde se enfrenta totalmente desnuda a sus sentimientos sobre la fama (“rub me til my ego is raw”) y sobre su propio talento (“I’m not the one you want, I fucked it up with the saddest songs”) o ‘hold on’, en la que aborda un episodio depresivo con texturas electrónicas donde ella misma reconoce como influencias a Radiohead y Massive Attack. Y es que ‘Any Human Friend’ es también su disco más heterogéneo: cabe todo lo que hemos dicho, pero es que lo mismo te mete la rockera ‘conventional ride’ (que comparte temática con ‘boyfriend’, single de su disco anterior), el punto funky de ‘come undone’ o la inicial ‘wanderlust’, todo un guiño al rollo más Laura Marling de sus anteriores trabajos.
Para ello se ha acompañado de todo un gigante en la producción, David Wrench, con un currículum que asusta: ha trabajado con FKA Twigs, Frank Ocean, Goldfrapp, Let’s Eat Grandma, The XX, Bloc Party, Caribou o Bat For Lashes. Y la más afortunada en ese aspecto es la muy Mitski ‘blow’, donde los guitarreos, los sintetizadores, las percusiones y las atmósferas electrónicas se combinan para acabar dando una de sus mejores canciones. Como curiosidad, el estribillo nos sonará al de ‘I Want Your Love’, pero a priori es por casualidad y no por guiño: ‘Amén’ de Flos Mariae se puede cantar encima del comienzo de ‘the one’ y creo que todos tenemos claro que no hay un guiño a Flos Mariae (ojalá). ‘the one‘ es, de hecho, otro de los temas donde brilla especialmente la producción y uno de los más inmediatos del álbum, con esa intención de ser a ratos un hijo perdido de los últimos Arcade Fire con Tegan & Sara. En definitiva, Marika Hackman consigue con este tercer disco su mejor trabajo: ‘Any Human Friend’ es estupendo y honesto donde su talento como compositora sigue creciendo y donde el pop se cuela cada vez más. Y es un álbum por el que mucha gente se está acercando (si aún no lo has hecho, go ahead) a su interesante figura.
Calificación: 8,1/10 Lo mejor: ‘all night’, ‘blow’, ‘hand solo’, ‘i’m not where you are’, ‘the one’ Te gustará si te gustan: Sky Ferreira, Mitski, Tove Lo, Lucy Dacus, Jesca Hoop Escúchalo: Spotify
Parte de la redacción evalúa ‘Violence‘, el primer single del nuevo trabajo de la artista canadiense Grimes, Claire Boucher (ahora simplemente «c»), ‘Miss Anthropocene’.
«Que se haya demorado de una manera pesadísima no quita que ‘Violence’ tenga todos los ingredientes que hubiera deseado a priori para el regreso de Grimes: un trasfondo musical cyber-tecno bastante chulo (buen descubrimiento el de este i_o), cierta sobriedad que remite a sus inicios pero sin caer en el lo-fi, una estética potente (aunque el clip sea bastante amateur para el aura estelar que ostenta c –recordemos que quiere que la llamemos así ahora– en este momento), un perfil perfectamente reconocible… Y sin embargo, hay algo que no termina de encajar. Como resultaba con algunas partes de ‘Visions’, ‘Violence’ parece a «medio cocinar», falta de algo de sazón. Su melodía es bonita, sí, pero tiene tantos giros que a veces pierde la contundencia que se puede exigir a un primer single. El gancho termina por ser ese «You wanna, make me bad, make me bad / And I like it like that, and I like it like that», quizá por insistencia, porque ni siquiera es el estribillo, pero parece en general no pega lo suficiente. En ese sentido, aunque ahora mole decir que no molaba, ‘We Appreciate Power‘ ganaba de largo». Raúl Guillén.
«Después de la industrial ‘We Appreciate Power’ no esperaba un single tan synth-pop y darkwave por parte de Grimes como ‘Violence’. Pero el cambio de registro sienta bien a Claire Boucher. En este caso, la canadiense ha dado con una canción hipnótica, intoxicante incluso, de gancho irresistible en esos «and I like it that, and I like it like that», que sobre todo suena llena de desasosiego e incertidumbre por el futuro del planeta en el que vivimos. No, esta letra a la que se podría extraer un sentido sexual («you make me bad, and I like it like that») no va dirigida a Elon Musk sino que está interpretada desde la perspectiva de la Tierra, que se dirige a los humanos para darnos un golpe de realidad: «os alimentáis a base de hacerme daño», canta Boucher. Como canción, ‘We Appreciate Power’ era superior, y aunque no veo a Greta Thunberg guardando ‘Violence’ en su lista de canciones favoritas de Spotify, este nuevo adelanto de ‘Miss Anthropocene’ muestra una buena evolución en el sonido de Grimes». Jordi Bardají
«Siempre me ha parecido un poco Annie Wilkes eso de que los fans vayan a decirle a una artista lo que tiene que hacer y lo equivocada que está con su propio trabajo, a decirle que lo que ella considera que es bueno realmente es horrible o viceversa. Pero, querida Claire, me lo pones muy difícil defendiendo la repetitiva ‘We Appreciate Power’ y soltando que el magnífico ‘Art Angels’ fue «un pedazo de mierda». Así que no he podido evitar identificarme con Annie Wilkes al escuchar ‘Violence’ y soltar un suspiro de alivio: parece que Grimes no tiene tan clara su intención de matar a Misery. ‘Violence’ se aproxima al sonido de su anterior disco, incluso al de ‘Visions’, mientras nos presenta por fin el personaje de Miss Anthropocene y su concepto (el próximo álbum va a ser una fumada importante, y por supuesto estaremos aquí para verlo). Y lo hace contando la historia de una relación abusiva que nos recuerda, por poner un ejemplo reciente, al ‘Crying On The Bathroom Floor’ de MUNA. Solo con esto ya nos parece otra gran canción de la canadiense, pero es que además Grimes pretende que esto sea una metáfora en la que la persona maltratada de esa relación es La Tierra, y la persona maltratadora, la raza humana, a la que el personaje de Grimes se encargará de extinguir durante el tracklist. Y lo peor es que funciona. Como pa’ no quererla». Pablo N. Tocino.
Camilo Sesto ha muerto en la madrugada de este sábado. Así se ha informado a través de su cuenta de Twitter y ha confirmado al diario El País su representante Eduardo Guervos. El texto de la mencionada red social simplemente indica: «Lamentamos mucho comunicaros que nuestro gran y querido artista Camilo Sesto nos acaba de dejar. Descanse en paz». No se especifica la causa del fallecimiento.
El artista había nacido en Alcoy en 1946, mudándose a Madrid a los 18 años, y comenzando su carrera discográfica a principios de la década de los 70, ya con uno de los temas que serían insignia de su carrera, ‘Algo de mí’, escrito por él mismo y producido por Juan Pardo. Entre los grandes hitos de su discografía encontramos su trabajo como protagonista del arriesgadísimo musical ‘Jesucristo Superstar’ y la que ha sido una de las canciones más pinchadas y más cantadas en los karaokes en España de la historia, ‘Vivir así es morir de amor’, también de su propia autoría.
El resultado ha sido una carrera con más de 40 discos a la venta y 70 millones de copias vendidas, de los que se ha jactado en su cuenta de Twitter hasta los tiempos más recientes. Entre los muchísimos artistas con los que ha trabajado están Alaska, una de sus mayores defensoras, la ya desaparecida Rocío Dúrcal, Marta Sánchez, Mónica Naranjo, Pastora Soler o La Casa Azul, quien presentaba un maxi con una remezcla suya recientemente. Como se puede observar, se trata de artistas de lo más dispar entre sí. Su 70º cumpleaños se celebró por todo lo alto frente a la prensa, y su último trabajo ‘Camilo Sinfónico’, databa tan sólo del año pasado.
Queridos amigos & amigas Lamentamos mucho comunicaros que nuestro gran y querido artista Camilo Sesto nos acaba de dejar. Descanse en paz
Hace un par de años expuse cinco razones por las que ‘Mindhunter’ me pareció una de las mejores series de 2017. La propuesta argumental (basada en el recomendable libro ‘Mindhunter: Cazador de mentes’), su tono sobrio y su narrativa a contracorriente (un thriller de oficina y cafés de máquina), los intérpretes (todos fabulosos), los extraordinarios diálogos (con especial atención a las entrevistas con los psicópatas)… La segunda temporada mantiene intactas las virtudes de la primera –incluyendo algunas que no comenté en su momento, como su excelente ambientación (por fin unos setenta que no parecen recreados por Los Manolos) y su sensacional diseño de sonido (enormemente inquietante y lleno de matices)–, además de añadir alguna más.
Lo primero que destaca en esta nueva temporada es un cambio de protagonista. Si la anterior estaba más enfocada en el personaje del agente Holden, en esta segunda cobra mayor protagonismo su compañero, Bill Tench. Los problemas con su hijo, que aportan un sugerente componente psicológico a la historia (¿un asesino en serie nace o se hace?), y sus dificultades para compaginar la vida laboral con la familiar, articulan la trama y le dan espesor dramático. También tiene más incidencia la figura de la doctora Wendy Carr, a quien vemos protagonizar una subtrama amorosa que añade un interesante matiz sentimental y social –por las características del romance– al relato principal.
La estructura narrativa de la serie sigue siendo tan heterodoxa y apasionante como siempre. Diferentes líneas argumentales que se desarrollan en paralelo, se cruzan o avanzan agazapadas como un asesino en serie. Por un lado está el crecimiento de la Unidad de Ciencias del Comportamiento, impulsado por un nuevo director. Esto tendrá dos consecuencias: más entrevistas a asesinos psicópatas, entre ellos a David Berkowitz, “El hijo de Sam”, y la estrella de la temporada, Charles Manson; y más obligaciones políticas, lo que le sirve a los creadores, David Fincher y Joe Penhall, para ahondar en el funcionamiento interno del FBI durante el inicio de la era Reagan.
Por otra parte está el caso de los asesinatos de niños de Atlanta, cuya incidencia en la trama aumenta conforme se acrecentó su interés mediático y humano en la vida real (el caso se alargó desde 1979 a 1981). Los últimos episodios, dirigidos quizás no por casualidad por el afroamericano Carl Franklin, profundizan de forma extraordinaria en la dimensión social del conflicto, plagado de tensiones políticas y raciales. Entre estas dos líneas narrativas serpentean las otras subtramas mencionadas, muy bien integradas, más una última, la del “misterioso” hombre de Whichita (por si queda alguien que aun no sabe quién es), que sigue poniendo los pelos de punta y alimentando las expectativas de una tercera temporada. Temporada que, por cierto, aun no está confirmada. ¿Le dejarán a Fincher completar las cinco que pretende o acabará ‘Mindhunter’ como ‘The OA’? 9.
Lo mágico de la música pop es que, aunque no lo parezca, no todo está bajo un determinado control o es predecible por parte de los artistas, los sellos o la prensa. Sirva de ejemplo ‘Reina’ de Miss Caffeina: una balada que fue lanzada sin demasiada convicción, como buzz-single, entre los dos pelotazos del disco, ‘Merlí‘ y ‘Prende‘, resultó ser la mejor canción de ‘Oh Long Johnson‘, el álbum en el que se incluían todas ellas. Y no sólo eso, sino que a día de hoy es la segunda canción más escuchada del disco en Spotify y, más importante aún, todo un himno para todo aquel con un mínimo de sensibilidad a cuyos oídos alcanza.
Aunque no ha contado con un vídeo oficial de acuerdo con su estatus de no-single –sí hay, en todo caso, un clip de una gran toma de directo en estudio–, ‘Reina’ tiene hechuras de clásico casi de forma instantánea, con una melodía preciosa envuelta en una instrumentación de pop electrónico sutil y elegante, al estilo de las baladas cantadas por Martin L. Gore en Depeche Mode. Pero es que su estribillo redobla la apuesta con un giro prodigioso, con la irrupción de una batería épica y un bajo sintético que elevan aún más la canción y hacen que se clave más profunda.
Y es que ‘Reina’ se clava como un puñal y corta la respiración con su preciosa y personal letra: en ella Alberto Jiménez, con un increíble equilibrio de concreción y poesía, hace las paces con su pasado, sin olvidarlo pero renunciando al rencor y la rabia hacia aquellos que se esforzaban por destruirle física y/o emocionalmente cuando solo era un niño que soñaba con ser cantante. Incluso me aventuro a pensar que el título de la canción podría ser el supuesto insulto que tantas veces le dedicaron de chiquillo y que, como tantas veces ha hecho la comunidad LGTB+ a lo largo de la historia, lo ha revertido en un símbolo de orgullo. En ese sentido, reconforta ver que ahora él les mira de tú a tú, con suficiencia, y les perdona con un ademán magnánimo. Como apuntaba mi compañero Sebas E. Alonso en su crítica del álbum, desde ese punto de vista profundamente íntimo, Jiménez y Miss Caffeina han construido un himno anti-bullying con el que se identificará y que hará suyo todo aquel que sintió (o sentirá) ese dolor, ese miedo. Y, también, que quiera dejarlo atrás de una vez por todas.
Miss Caffeina son uno de los grandes atractivos del cartel de Dcode Festival 2019, que se celebra hoy en el Paraninfo de la Universidad Complutense de Madrid.
Rombo son uno de los grupos que conforman el maravilloso territorio pop de El Baix Llobregat. En 2015, el (entonces) cuarteto sacó un álbum homónimo bastante notable. Pero tras la repercusión suscitada, parecía que el proyecto no iba a ir a más… hasta el pasado mes de mayo, en que editaron este nuevo disco. Cuatro años podrían parecer mucho para una propuesta tan inmediata; además, perdieron a su batería, Anna Bosch. Pero en ‘Clara Montse Núria’ exhiben un entusiasmo adolescente. Que hayan decidido titular al disco con sus nombres es una muestra de reafirmación, un acto de orgullo y de reivindicación, cristalizado en una obra mínima en tiempo; 18 minutos y 8 temas, pero persistente en sabor.
Si el debut homónimo era más sosegado, con un aire más doméstico, este álbum tiene una pegada mucho más amateur, al menos en aspecto, y está más cerca del noise ochentero, con arrebatos punk. Y si ya habían enseñado un gran dominio de las melodías, aquí se superan producidas de nuevo por David Rodríguez, quien, además, se ha encargado de las percusiones, sustituyendo la batería “analógica” por ritmos midi. Esto se nota en el sonido, más lo-fi aunque, lejos de perder empaque, han ganado en aura. Las letras tienen menos peso, la voz de Clara Molins a veces está más pasada por filtros, lo que la vuelve más ininteligible. Y que sean menos explícitas las hace más sugestivas. Así, con tan poca infraestructura, construyen unas canciones aparentemente ligeras y naïves, pero con ese punto de malicia que las hace irresistibles.
El primer tema, ‘Aràcnids’, rezuma riffs sucios pero encantadores, y unos teclados juguetones para una historia de terror sobre arañas devorándote hasta los huesos. ‘Millor’, con su letra que es una fina ironía sobre esa dicotomía entre declararte “muy normal” y el creerte mejor que los demás, es otro tiro fresco a voces dobladas, y extrañamente melancólico, a pesar de su aceleración. ‘Joies’, con su pequeño crescendo emocionante, es otra melodía perfecta en la que la voz de David Rodríguez asoma, tímidamente. ‘Claror’ arranca a lo Jesus and Mary Chain, y las falsas baterías suenan a chatarra, pero eso le da un encanto especial, al jugar con las guitarras distorsionadas y los teclados (también oxidados). Los primeros Planetas asoman en el estribillo de ‘No hi és’. Y el disco tiene el cierre en la hipnótica y algo críptica ‘Torreblanca’, el tema más largo (¡y a penas supera los tres minutos!) y en el que casi se percibe la calima emanada por una tarde de verano especialmente calurosa y sosegada. Rombo siguen obstinadas en dejar huella a base de ser aparentemente livianas. Pero solo aparentemente.
Calificación: 7,5/10 Lo mejor: ‘Aràcnids’, ‘Millor’ Te gustará si te gustan: La Estrella de David, Les Sueques, Melenas Escúchalo:Spotify, Bandcamp