Como no hace ni una semana que conocimos el remix de ‘Blinding Lights’ de The Weeknd con Rosalía y la industria de la música no puede parar de sacar remixes últimamente y de juntar a los artistas de las maneras más improbables (¿alguien recuerda el remix de ‘Hawái’ de Maluma con el mismo The Weeknd o el de Katy Perry con Aitana?), hoy sale otro firmado por Troye Sivan, Kacey Musgraves y Mark Ronson. El australiano presenta una versión nueva de ‘Easy’, una de las pistas destacadas de su último EP, ‘In a Dream‘, con la voz de la autora de ‘Golden Hour‘ y la producción del autor de ‘Late Night Feelings‘.
Fiel a la composición original, que andaba a medio camino entre el synth-pop y el pop de radiofórmula de los años 80, como otra producción de Oscar Görres para el australiano, ‘My My My!’, la versión actualizada de ‘Easy’ apenas presenta un bombo más contundente y la voz de Kacey, que aporta una nueva dimensión a esta grabación nostálgica y desesperada sobre un amor que llega de manera trágica a su fin, como expresan frases como: «ya no te puedo ni mirar, la madera se está doblando, las líneas se distorsionan, la casa arde y quema las lágrimas, ¿qué demonios hemos hecho? Dime que lo superaremos».
A pesar de que ‘Easy’ ya contaba con su propio videoclip, mientras ‘IN A DREAM‘, la canción, sigue sin recibir la atención, los streamings multimillonarios, los números 1 y los Grammys que merece, nadie iba a a dejar pasar la oportunidad de juntar a Troye Sivan y a Kacey Musgraves en un mismo escenario, aunque este fuera imaginario. En el nuevo vídeo de ‘Easy’, ambos artistas interpretan a dos almas perdidas en un pueblo de mala muerte, entre los que por suerte existe una química especial. Si te recuerda al mismo vídeo de Troye con Ariana Grande, dirige la misma persona, Bardia Zeinali.
Ariana Grande terminará el año volviendo al pasado. Este 2020, la cantante ha triunfado con su single ‘positions’ y su disco igual titulado también ha sido un éxito comercial, aunque sin alcanzar la repercusión de los anteriores. Hoy, Ari anuncia que una película de la gira de ‘Sweetener‘, su álbum de 2018, verá la luz en Netflix el próximo 21 de diciembre.
Como cualquier fan de Ariana sabrá, la gira de ‘Sweetener’ arrancó en marzo de 2019, cuando el disco siguiente, ‘thank u, next‘, ya había llegado a las tiendas, por lo que el repertorio de la gira abarcó ambos trabajos a pesar de titularse como el primero. De hecho, la película de la gira de ‘Sweetener’ llega un año después de que Ariana lanzara en las plataformas de streaming ‘k bye for now’, álbum doble que documentaba dicha gira, solo en formato audio.
En su línea de títulos cuquis, Ariana ha llamado la grabación de la gira ‘excuse me, i love you’, y sobre ella ha escrito lo siguiente: «sé que este proyecto solo captura algunos momentos de una única gira (de tantos cientos de conciertos y momentos que hemos compartido a lo largo de los últimos seis o siete años), pero solo quería agradeceros a todos por darme tanto en esta vida, más incluso de lo que podía haber imaginado».
Ari ha sido noticia estos días por aparecer en la nueva película navideña de Mariah Carey, donde canta una versión nueva de ‘Oh Santa!’ acompañada también de Jennifer Hudson. Por si alguien lo había olvidado, ‘positions’ canción siendo una de las canciones más escuchadas en todo el mundo, seguida de cerca por ‘34’+35‘.
Os dejamos con el poster oficial de ‘excuse me, i love you’. La gira, por cierto, tuvo varias paradas en Europa, por ejemplo en Londres, Berlín, Amsterdam, Manchester, Hamburgo, Praga o Estocolmo, pero ninguna específicamente en España.
‘Magic’ de Kylie Minogue sigue siendo la canción favorita del público de JNSP, mientras entre las entradas de la semana topamos con lo nuevo de Texas, Soleá Morente, Love of Lesbian, Tulsa y Pablo Prisma y las Pirámides. A su vez, es momento de despedirnos de los temas que llegan o superan las 10 semanas y están en la mitad baja de la tabla: es el caso de ‘Can I Believe You’, y muy especialmente de ‘The Greatest’ de Lana del Rey, que abandona la lista tras 68 semanas. Podéis escuchar nuestra última lista de novedades y votar por vuestras canciones favoritas, aquí.
Harold Budd ha fallecido a los 84 años a causa de complicaciones derivadas de la covid, ha informado su familia en redes. El compositor estadounidense, asociado al minimalismo y, sobre todo, a la música ambient a pesar de que él siempre se desligó de esta categoría, pues incluso llegó a declarar que había sido «secuestrado» en ella por los medios, era conocido por su estilo particular de tocar el piano, lento y aletargado, llamado «soft pedal», y este era de hecho su instrumento insignia, como demuestra por ejemplo su disco ‘The Pearl’.
Budd también era conocido por su trabajo junto a Brian Eno, materializado en su disco largo más reconocido, ‘The Pavilion of Dreams’, publicado en 1978. En él, Budd exploraba sonidos como el free-jazz, las voces líricas o la música religiosa tibetana, dando lugar a una serie de composiciones maravillosas como ‘Juno’. Budd y Eno también firmaron juntos ‘Ambient 2: The Plateaux of Mirror’, la segunda parte del mítico ‘Ambient 1: Music for Airports’ de Eno, lanzado en 1980; y el mencionado ‘The Pearl’, de 1984.
Las primeras grabaciones de Harold Budd, como ‘The Oak of the Golden Dreams’, y caracterizadas por su minimalismo extremo, vieron la luz en 1970, año en que el artista decidió abandonar temporalmente la música para dedicarse a la enseñanza. Retomó la música solo unos años más tarde y no la volvió a dejar, pues el artista siguió publicando obras a lo largo de las décadas siguientes, algunas de las cuales son escuchadas con frecuencia a día de hoy, como ‘Lovely Thunder’ o ‘The Moon and the Melodies’ con Cocteau Twins, ambas editadas en 1986. La última salió la semana pasada y volvía a ser una colaboración con Robin Guthrie de Cocteau Twins, con quien Budd trabajó también en un disco de 2011 firmado a tres manos (también está presente Eraldo Bernocchi) y el cual contiene su composición más popular en Spotify, ‘Don’t Go Where I Can’t Find You’.
Van una veintena de ediciones de ‘Masterchef España’ entre el Celebrity, el Junior y la edición original y no contentos con ellas, los de RTVE ya tienen más madera para quemar esta inminente Navidad: una nueva edición infantil a tiempo para Reyes como está mandado e incluso una Senior para mayores de 60 años. Juegos de mesa, decenas de libros… la gallina de los huevos de oro no se agota, pese a los numerosos tiros en el pie que cadena y productora se tiran año tras año.
Hay que frotarse los ojos para creerse los datos de audiencia de anoche una vez más: 3 millones de espectadores de media pendientes de la gran final, que culminó exactamente a la 1.34 de la madrugada como si media España no hubiera de levantarse poco después para trabajar, estudiar o ambas. De nada sirven las peticiones en Change.org por que ver Masterchef y conciliar (sic) sea posible. Ni tampoco las quejas al Defensor del Espectador: con los datos en la mano la televisión pública puede argüir que el público responde. ¿En qué cabeza cabe cambiar algo que te está haciendo un 25% de share cuando la media de la cadena es de un 9%?
Mientras uno se pregunta si los audímetros del siglo XXI contabilizarán hasta a la gente sobada dentro de una batamanta frente a la pantalla, el programa continúa arrasando como si nada. Como si no durara 3 horas o 3 horas y media, el doble y el triple que otras ediciones internacionales. Como si esta edición hubiera sido la más divertida como se nos prometió en rueda de prensa, en concreto «la más imprevisible y disparatada«. Como si ese maravilloso cásting compuesto supuestamente por algunos de los mejores cómicos del país nos hubiera hecho reír realmente como lo consiguieron Las Retales. Como si el programa no hubiera tenido que editar penosamente final y semifinal porque los chistes de mariquitas de Flo se pasaron de moda en algún momento del siglo pasado, y vamos por el año 20. Rumbo al 21, que diría aquel.
‘Masterchef Celebrity 5’ ha decepcionado en casi todos los terrenos: ni hemos visto a Celia Villalobos terminar de desplegar toda esa ira contenida que se le adivina cuando se calla y hasta le tiemblan los labios, ni un Boris Izaguirre o una Anabel Alonso nos ha hecho reír como en otras ediciones, ni ha cambiado nuestra visión sobre una revelación tan completa como sucedió con Cayetana Guillén Cuervo, Miguel Ángel Muñoz o Tamara Falcó. Justo cuando Gonzalo Miró, Nicolás Coronado y Josie parecía que iban a alzarse como ganadores tras habernos ido ganando con su personalidad y dotes gastronómicas se fueron desmoronando uno a uno, dejando paso a una exultante Raquel Meroño. La de ‘Al salir de clase’ lo ha hecho estupendamente, ¿pero por qué no se editó el programa de otra manera para darle más protagonismo cuando ya sabían que era la ganadora?
La Terremoto de Alcorcón, con más vestuario y peluquería que guión, y las malas pulgas permanentes por razones desconocidas de Jesús Castro pusieron un poco de sal a una edición por lo demás insípida que deja muy pocos momentos televisivos que mencionar. Solo el carácter edificante del programa, su capacidad para motivarnos a mejorar sin aplastar al prójimo, ha de seguir siendo la clave de su éxito. En un momento histórico en el que tantísimos cientos de miles de personas habrán de cambiar de trabajo o sector tras verse tocado el suyo por la pandemia, desde luego es un consuelo ver en prime-time que reciclarse es posible incluso cuando se han superado los 40. Queremos ser ese diseñador que casi nadie conocía, al principio parecía un poco arrogante, pero ahora todo el mundo adora; esa actriz que se adivinaba acabada y ahora no va a parar de sonarle el teléfono; ese modelo que ya nunca más será «hijo de»… y que Pepe llore atendiendo nuestra historia de superación. ¿Cómo si no explicar que nadie se canse (nos cansemos) de todo esto?
Selecta, esto es, el productor avilés Pablo Jiménez, ha triunfado a través de su asociación con el rapero madrileño Recycled J. Su tema conjunto ‘Bambino’ suma 13 millones de reproducciones en Spotify; ‘Superpoderes’ se acerca a los 4 millones, y juntos lanzaban el año pasado también un disco tan notable como ‘City Pop‘. Ahora, Selecta publica su primer disco en solitario, el cual ha titulado con su alias.
‘El Niño’ es un trabajo en el que confluyen muchos de los intereses musicales de Selecta, la mayoría de los cuales están vinculados a la música electrónica de baile, pues el artista se encontraba «totalmente metido en la electrónica y escuchaba bakalao» antes de empezar a trabajar con raperos. Curiosamente, él dice que la canción del disco que más le representa es la intro, la única que no contiene ninguna colaboración, pero su entramado de palmas sintetizadas, percusiones bombásticas y sintetizadores radioactivos, el cual nos sitúa dentro de ese tenso escenario automovilístico que define la estética del disco, realmente no tiene demasiado protagonismo en un largo bastante contenido en su aproximación a la pista de baile, por momentos incluso elegante, que busca realzar la presencia de sus colaboradores.
Es especialmente carismática la aparición de Pepe:Vizio en ‘Pa poder’ a pesar de que el tema queda algo desinflado al sonar inmediatamente después de la intro. En cualquier caso, estamos ante un buen corte de funky house en el que el dúo de Granada vuelca su sensibilidad flamenca en una letra que habla sobre querer «volar y vivir sin mirar atrás». El tema incorpora un sonido de vocoder tipo «talk box» (muy habitual en el hip-hop de los 90), el cual parece uno de los instrumentos favoritos de Selecta, como demuestra también el éxito ‘Tu nombre’, un tema más clubero en el que participan C.R.O. y Recycled J, pero que habría necesitado un poco más de «punch» en su base para realmente darnos ganas de quemar la pista.
Hay mejores ejercicios de estilo en ‘El Niño’, y bastante dispares entre sí. Bejo se merienda una base de UK Garage en ‘Poco a poco’ con Geni Colegui para divertirnos con sus típicas rimas ágiles y medio bobas («ni tú lo entiendes ni yo repito, yo ya no te lo derrito, pito pito gorgorito, tu tetita, tu totito»), mientras su colega Don Patricio babea por una chica en el gracioso número de surf-rock de ‘Tan rica’ y ‘Malaje’ reúne a Chocklock y Abhir Hathi por la vía de un bonito R&B noventero y vocoderizado. En un plano más electrónico, la base dura, oscura, a medio tiempo, de ‘Oscuridad’ sirve a Easy-S para ir a por todas una vez entra en la discoteca, rapeando con su flow arrastrado cosas como «solo me gusta lo duro / llego al club, y tiro los dados a ver si acabo con mi cara en tu culo». Más interesante es la producción de ‘Pagani’, en el que se percibe un poso industrial muy bien traído, que Selecta haría a bien de seguir explorando en el futuro.
Menos inspirado suena en ‘El Niño’ su coqueteo con el EDM y el trance (‘Cantadita’ me ha hecho recordar lo mucho que odio ‘Where Have You Been? de Rihanna) y todo lo que involucra a Recycled J. El autor de ‘Oro rosa‘, rapero y cantante melódico, las dos cosas a la vez, flaquea especialmente en ‘Bora Bora’ quedándose muy cerca de sonar como un discípulo de David Civera con pasajes como «aunque no es Bora Bora, ella me devora». Especial delito tiene ‘Otras dos’, título que, en la letra, es rimado con la frase «otra dosis de eso que lleva tu sabor»… ¿Es el año 2002 y no me he enterado? Jorge Escorial Moreno es carismático y pronuncia la jota como un madrileño de medalla, pero no, tampoco sale ganando de su acoplo a las bases «future bass» de Flume en ‘Tu Match’ a pesar de su graciosa temática sobre un enamoramiento online. ‘El Niño’ no presenta, por tanto, su mejor trabajo juntos, pero sí otras cosas.
Calificación: 6,3/10 Lo mejor: ‘Pa poder’, ‘Oscuridad’, ‘Tan rica’, ‘Poco a poco’ Te gustará si: ves a Selecta en la liga de Alizzz, Bronquio, Oddliquor… Youtube:audio de ‘Poco a poco’
En un año normal, ‘Mank’ sería una de las candidatas mejor colocadas en “la carrera de los Oscar”. En 2020, donde muchos títulos oscarizables no han comparecido en la línea de salida -‘West Side Story’, ‘Dune’, ‘The French Dispatch’, ‘The Last Duel’-, la película de David Fincher es, junto a ‘Nomadland’, la gran favorita para llegar a la línea de meta. De hecho, es muy posible que las plataformas acaben copando las nominaciones. Están muy bien colocadas ‘El juicio de los 7 de Chicago’, ‘La madre del blues’, ‘Cielo de medianoche’, ‘Noticias del gran mundo’ (las cuatro de Netflix, la última comprada a Universal para su distribución internacional), y ‘One Night in Miami…’, de Amazon.
Lo mejor de ‘Mank’
‘Mank’ es algo así como el ‘Érase una vez en Hollywood’ de Fincher, una mirada fascinada –que no reverencial- al Hollywood de los años 30. En concreto, a uno de sus artífices más prolíficos pero menos conocidos: Herman Mankiewicz, uno de esos brillantes intelectuales neoyorquinos que cambiaron los estrenos de Broadway y las redacciones del New York Times o Vanity Fair, por los contratos millonarios en los estudios de cine hollywoodienses (trabajó en más de 90 películas en 25 años de carrera) y las fiestas en San Simeón, el castillo del magnate de la prensa William Randolph Hearst.
Esa idea del artista comprometido –con su arte, con su tiempo- que vende su alma por un casoplón con piscina (trabajó a sueldo para los estudios, muchas veces sin acreditar) es uno de los temas principales que articulan ‘Mank’. De hecho, el proceso de escritura de ‘Ciudadano Kane’ se presenta en la película como un acto de venganza (contra Hearst y los magnates de la Metro), de redención artística (escribió su mejor guión, apareció en los créditos y consiguió un Oscar) y de autodestrucción (se ganó muchos enemigos y murió alcoholizado).
El otro gran tema de la película (el guión del difunto padre del director, Jack Fincher, es de una enorme riqueza, por lo que no sería raro que ganara el Oscar póstumamente) es el de las relaciones entre los medios y el poder. Fincher escenifica la campaña electoral de 1934 en California con la mirada puesta en la actualidad. Las manipulaciones orquestadas por Hearst y los productores de la MGM para descalificar al candidato demócrata a través de noticiarios falsos, resuenan con fuerza en nuestro presente enfangado de fake news.
Estas rimas intertextuales se producen también a un nivel visual y narrativo. ‘Mank’ recrea el Hollywood dorado y la escritura de ‘Ciudadano Kane’ reproduciendo la caligrafía audiovisual y la estructura narrativa de las películas de esa época. En particular de la propia ‘Ciudadano Kane’, con la que dialoga constantemente: fotografía en blanco y negro, sonido mono, música sinfónica (a cargo de los habituales Trent Reznor y Atticus Ross), interpretaciones pre-método (Gary Oldman y Amanda Seyfried están fantásticos), saltos temporales, encuadres y recursos narrativos que recuerdan al filme de Orson Welles… Una puesta en escena llena de estilo y sentido poético como se puede ver en la fabulosa secuencia entre Mankiewicz y Marion Davies paseando por los jardines de San Simeón.
Lo peor de ‘Mank’
El problema de ‘Mank’ es que la mencionada secuencia es casi una excepción en toda la película. No hay muchas más escenas de ese tipo, donde el virtuosismo estilístico y la exuberancia narrativa produzcan un efecto realmente emotivo. Fincher ha hecho un filme casi exclusivamente para cinéfilos. Más que para conocer, para reconocer: nombres, situaciones, planos… Quien no haya visto (recientemente) ‘Ciudadano Kane’ y no conozca demasiado el cine y la historia de esa época, le será difícil conectar emocionalmente con esta película. Le falta tensión dramática. Fincher nos deslumbra estéticamente y nos masajea intelectualmente, que no es poco. Pero no nos toca el corazón. 7,5.
SAULT es un misterioso colectivo británico que se resiste a interactuar con la prensa o a través de las redes sociales, lo que no les ha impedido publicar 4 álbumes en el último año y medio, como son ‘5’, ‘7’, ‘Untitled (Black Is)’ y ‘Untitled (Rise)’. Con este último han vuelto a conseguir críticas excelentes, Alexis Petridis en The Guardian les dio las 5 estrellas, y ya han copado la lista de lo mejor del año para Rough Trade, además de aparecer en las tablas de lo mejor del año de Stereogum y Mojo.
Una de las mejores vías para adentrarnos en el mundo de SAULT es la hermosísima ‘Free’, un tema en el que vuelven a hablar de la libertad, de la misma manera que muchas de sus otras canciones apelan a la discriminación racial. Los créditos nos muestran acreditados en esta pista a Dean Josiah Cover y Cleopatra Nikolic, mientras en otras aparecen nombres como Melisa Young y Kadeem Clarke; y la producción se atribuye a Inflo, a quien conocemos por su trabajo para gente tan distinguida en el pop británico más sibarita como Little Simz y Michael Kiwanuka.
‘Free’ muestra una de las caras más amables de SAULT, con un punteo clásico que emparenta al colectivo con el funk de los 70. Chic, James Brown y Marvin Gaye pueden venir a la mente, pero a la vez sin descuidar una melodía pop que habrían podido presentarnos por ejemplo Saint Etienne en los tiempos de ‘Finisterre’. La letra, repetitiva, clara y decidida, apela a la independencia y al empoderamiento, a la autosuficiencia, por encima de héroes que salven a la vocalista: «no necesito ningún héroe / aunque me guste tu estilo (…) porque te necesité ayer / pero no estuviste ahí». Un pequeño clásico de estos tiempos que tanto huyen de la toxicidad, y que no pierde valor por el hecho de que posiblemente jamás vayamos a presenciarlo en directo.
La revista Rockdelux ha anunciado su regreso durante este puente a través de redes sociales, bajo el eslogan «Igual pero diferente». El próximo lunes 14 de diciembre arrancará la nueva etapa de la revista, que ahora será 100% digital y cuyo contenido, que será diario y abarcará de música a gastronomía pasando por moda o videojuegos, podrá leerse bajo suscripción de pago. Las suscripciones están abiertas al precio de 3,99 euros al mes o de 40 euros al año, con una oferta inicial del primer mes a solo 1 euros.
La nota de prensa indica: «Rockdelux anuncia hoy su retorno para el próximo lunes 14 de diciembre como medio 100% online en rockdelux.com, con nuevos contenidos a diario, una imagen completamente actualizada y un enfoque que aunará la experiencia de la cabecera con la visión renovadora de la nueva generación digital. “Igual pero diferente” es el lema de la campaña para un retorno que pretende acompañar a los lectores históricos de la revista y sumar a la causa a todos aquellos que, por los motivos que fueran, no se sentían representados hasta ahora. Siempre bajo un tratamiento riguroso y atractivo del periodismo cultural, vibrante y revelador, huyendo del sensacionalismo y el amateurismo».
Y continúa: «Si por fuera el cambio será notorio, por dentro la renovación también será profunda. El equipo de colaboradores se ampliará para abarcar nuevas voces y latitudes, con un énfasis renovado en el continente latinoamericano y un elenco de firmas invitadas que sin duda enriquecerá la pluralidad y diversidad de la cabecera. Asimismo, a los pilares que forman la música, las series, el cine, la literatura y los cómics como focos de interés principal se le sumarán otras expresiones culturales como los videojuegos, la moda, la gastronomía o el deporte, abordadas siempre con el rigor característico de la publicación. Rockdelux pasará de ser mensual en papel a ser diaria en formato digital: el signo de los tiempos».
La publicación dirigida por Santi Carrillo sucumbió a la crisis publicitaria hace unos meses tras más de 35 años de historia. De momento se desconocen las circunstancias de su regreso, pero se rumorea -aunque no ha sido confirmado- que la revista podría haber afianzado su alianza con el Primavera Sound, que tiene todas las localidades agotadas para la edición 2021.
En una entrevista con La Vanguardia, era el propio director de la revista quien decía hace unos meses, cuando corría el mes de mayo: «había una empresa que tenía previsto invertir en la revista, en el nuevo proyecto que queríamos hacer, pero que al final se ha retirado por el impacto del coronavirus. Entre esto, el acumulado de pérdidas que tenemos y finalmente el panorama que se avecina, que no es precisamente halagüeño, hemos decidido poner punto final. El coronavirus nos ha dado la última cornada». El próximo lunes se conocerá en qué consistirá esta nueva era.
Amistades Peligrosas vuelven a ser pareja artística después de una serie de idas y venidas que han implicado problemas bastante chungos, uso de nombres paralelos como Nuevas Amistades y una formación de Amistades Peligrosas alternativa con Cristina del Valle y otros muchachos. Pero ella y Alberto Comesaña vuelven a unirse con el nombre original de la banda a través de un nuevo single llamado muy apropiadamente ‘Alto el Fuego’. Un título 100% Amistades Peligrosas al tratarse de una expresión (como ‘Estoy por ti’), pero con su referencia sociopolítica (como ‘Africanos en Madrid’) y también erótico-festiva (atención a la nueva foto promocional tipo pareja de piratas).
La magia volvió en un concierto de Mastodonte en el Ifema de Madrid, en el que Alberto y Cristina se encontraron y decidieron enterrar el hacha de guerra, tras arrimarse y charlar por los viejos tiempos entre las 22.00 horas y las 3 de la madrugada. Eso se desprende de un reportaje realizado por Lorena Maldonado para El Español y en el que no se menciona a los otros «Amistades Peligrosas» que existieron: Manu Garzón, con el que ella hizo el infame álbum ‘El arte de amar’, y Marcos Rodríguez, con quien presentó otro disco recientemente, ‘El regreso’. En un ejercicio de transparencia máximo, ni uno ni otro aparecen mencionados en Wikipedia: han sido eliminados por una mano negra.
Cristina del Valle es en cambio un derroche de amor y amistad en el citado reportaje, hablando de la nueva etapa: «Teníamos esta asignatura pendiente: reencontrarnos bien. La pandemia nos ha hecho reflexionar sobre la gente que ha sido importante en nuestras vidas. Nos planteamos, todos, recomponer afectos y amistades, y nuestra amistad había sido tan peligrosa que teníamos que colocarla en un camino nuevo y recordar con cariño lo felices que fuimos como pareja y compañeros de trabajo».
Por su parte, Alberto Comesaña, aparte de hablar de cuán adelantado fue el grupo a su tiempo, indica: «Me encantó reencontrarme con Cristina en esa noche tan bonita. Hablamos de dónde había estado cada uno, recordamos los buenos tiempos, comentamos cómo había cambiado la música, el show business de los noventa hasta ahora… al principio yo estaba receloso ante la idea de volver a hacer algo porque quería aportar cosas nuevas, no quedarnos en la celebración de un aniversario, no sólo en una recopilación. Tenía una canción… se la di a Cristina y le encantó. Cuenta un poco nuestras desavenencias, nuestros errores y nuestros aciertos. Y a partir de ahí me animé a dar los siguientes pasos».
El grupo planea un recopilatorio, pero el plato fuerte será la gira que realizarán el año que viene por salas y festivales, tanto por España como por Latinoamérica. Ni un documental descartan: «Yo quiero un disco, un documental que podría ser para Netflix, para HBO o Amazon Prime… hay material con mucha chicha y mucho interés», indica él.
Sin sorpresas ni sobresaltos en su primera posición, Pitchfork ha coronado ‘Fetch the Bolt Cutters’ de Fiona Apple como álbum del año, tras haberlo puntuado con un 10 el día de salida. El disco también ha sido número 1 de 2020 para Stereogum, Paste o Forbes, además de número 2 para Mojo, NPR o The New York Times.
Así, es muy llamativo que Dua Lipa aparezca en el puesto 21 con ‘Future Nostalgia’ y Róisín Murphy en el puesto 17 con ‘Róisín Machine’, cuando ninguna recibió el distintivo de «best new music». En realidad, la lista incluye toda una retahíla de álbumes cercanos al pop que no fueron “best new music” (8,3 sobre 10 o más), sino que fueron puntuados estrictamente con un 7,7, como el de Chloe x Halle, Kelly Lee Owens, Rina Sawayama o Charli XCX; y con un poquito más de nota, como Taylor Swift o Megan Thee Stallion, que tampoco fueron «best new music» pero ahora sí aparecen en el top 50. Además, Bad Bunny es top 10, aunque en su caso sí fue puntuado con un 8,5.
En esta rendición a la música pop que no esperábamos pero que no podemos sino celebrar, en este año en el que tantísimas falta nos ha hecho evadirnos, hay dos excepciones: no ha habido suerte para Lady Gaga ni para The Weeknd. Tras toda la polémica por la ausencia de este entre los nominados a los Grammy, resulta que no ha habido lugar para él entre todos estos 50 puestos, pese a haber sido puntuado ‘After Hours’ con un 7,9. ¿Tan mal se lo ha montado este 2020 Abel Tesfaye?
Los primeros temas de Yana Zafiro se editaron en 2019, en el EP ‘Mi perro se va a morir’, editado por Mont Ventoux. Después aparecieron singles como ‘Crepúsculo’ o la estupenda ‘Qué bien me siento’ a principios de este año. La ucraniano-murciana se daba a conocer con estos cortes de pop de habitación de baja fidelidad, muy seductores, pero también más convencionales que el despliegue que ofrece en este ‘Lucero del Alba’, su primer largo (aunque dure sólo 25 minutos), producido junto a Celia Spellman de Las Martirio.
Yana se ha desatado aquí; ha abandonado el inglés de su primer EP y se dedica a lanzar puñales extraños. Quizás ha perdido parte de esa candidez de pop lo-fi, pero a cambio ha ganado en cromatismo: en este álbum hay K-Pop, autotune, techno-pop de dormitorio, música urbana, mákina, happycore y distorsión. Todo unido en un compendio de furor y hastío adolescentes, en que caben el romanticismo averiado, el humor, los ansiolíticos y la melancolía como estilo de vida.
Yana no lo pone fácil, por eso. La producción busca que las canciones resulten deliberadamente irritantes; una no sabe si eso es baza o lastre, porque la escucha de este disco puede poner la cabeza como un bombo pero, a la vez, le otorga un marchamo de estilo propio. El inicio, por eso, es de los fulgurantes, primero con la breve ‘Lolita’ y su pegadizo mantra: “trastornos, pastillas, enferma, Lolita”, breve y machacona. Y segundo con ‘Cáliz de sangre’, debidamente enervante y seductora, con su certera melodía envuelta en distorsión electrónica, autotune y arreglos casi barrocos; toda una declaración de principios repleta de imaginería de terror, que consigue una pieza próxima al death metal, aviesa pero encantadora a la vez: “Aquí están todos muertos menos tú y yo”.
La humorada ‘Hola tío!’ es una descacharrante historia de acoso machista y venganza que puede horrorizar, descolocar y finalmente triunfar por su pitufismo, sus ritmos quebrados, la violencia y su final machacón. En ‘Xti’ colabora Valverdina (alias de María Talaverano de Cariño), y es una declaración de amor y romanticismo muy 2020, lo más urban de todo el álbum, entre lo siniestro (“Por ti dejaría de tomar pastillas, por ti que he dejado de hacerme daño”) y lo naïve (“no he pillado tabaco por invitarte a un postre”).
Hay un cierto retorno a sus primeros temas en ‘Quiero un castillo’, dream pop ensimismado, hermoso pero amargo. O en el desamor resentido hasta el paroxismo de ‘Otra vez’: “No quiero verte jamás, prométeme que morirás”, con un pie en la extrañeza electrónica a lo BSO de Angelo Badalamenti. Pero también hay concesiones, como una carta de amor al… Lorazepam (‘Lorazepam 5mg’), en que perversamente Yana entona: “Tú, solo tú, me haces sonreír”.
A pesar de todo lo exasperante que puede resultar la escucha; de que quizás, puestas en una balanza, me gustan más sus temas anteriores que los este LP en concreto; ‘Lucero del Alba’ es un disco que tiene la virtud de clavarse en el cerebro. Extraño, con un poso insano y perverso, pero también ingenuo e infeccioso, personalísimo.
Calificación: 7/10 Lo mejor: ‘Lolita’, ‘Cáliz de sangre’, ‘Xti’, ‘Quiero un castillo’ Te gustará si te gusta: Rebe, Cariño, PC Music Escúchalo: Youtube
La última canción ganadora del JNSP Song Contest de nuestros foros, que por cierto hoy cumplen 10 años, presentada por el usuario Johnny_Utah (aka La Cerdita Peggy), es ‘You Don’t Know’. Un trallazo de electropop a lo Robyn que afianzaba hace unos meses la carrera del dúo francés Edgär.
Edgär son dos muchachos inspirados por gente tan dispar como Air, alt-J y las melodías de Simon & Garfunkel, que pegaron un pequeño pelotazo hace unos años con un tema onírico llamado ‘Two Trees’, con millones de streamings. Después han continuado publicando canciones, entre ellas esta ‘You Don’t Know’ que encontramos incluida en su EP de este año ‘Walking Into Heaven’, donde de hecho hay una versión de ‘Sound of Silence’.
‘You Don’t Know’ es en cambio una composición de Ronan Méziére inspirada en los sintetizadores ochenteros, pero sin renunciar a un melancólico solo de guitarra eléctrica, tan cerca del italo como del trabajo de sus paisanos Phoenix. Para su vídeo, han solicitado la ayuda de sus seguidores, y han reunido a 80 fans que han mandado sus pasos confinados en un nuevo intento de “la unión hace la fuerza”. ¿Puede ser este temazo indicativo de los caminos que aguardan a Edgär o más bien esa épica navideña a lo Coldplay o Mumford & Sons que rezuma su último tema ‘The Lights (Nos Rêves)‘?
Hoy 8 de diciembre se cumplen 40 años del que puede ser el suceso más desconcertante e inverosímil de la historia del pop: el asesinato de John Lennon a las puertas del Edificio Dakota próximo a Central Park en Nueva York, donde vivía, y al que volvía junto a su esposa cerca de las once de la noche tras una sesión en los estudios Record Plant. Allí le aguardaba un «fanático» armado, Mark David Chapman, aún a día de hoy en prisión, al que había firmado un disco hacia las 5 de la tarde, momento inmortalizado para más inri para aquellos de estómago fuerte.
El disco que firmó John Lennon a su asesino, valorado en algún momento en los 2 millones de dólares y ahora mismo en una subasta por 400.000, era el que acababa de salir al mercado tres semanas antes, el 17 de noviembre, ‘Double Fantasy’. Firmado a medias con Yoko Ono, pues en general va presentando un tema de un artista y otro del otro de manera alternativa, suponía el regreso de John Lennon tras 5 años de silencio en los que se había concentrado en su familia, después de que en 1975 hubiera nacido su hijo Sean. Aun así, no fue el regreso más laureado, el álbum no entró directo al número 1 en las listas, algo que solo sucedería tras el asesinato, y algunas críticas fueron incluso negativas. Y lo continuaron siendo en cierta medida décadas después.
En su momento, un crítico de The Voice, hablaba de la «infantilización de John Lennon» y consideraba el concepto del álbum «misógino», pues estaríamos ante un concepto tal que «mujer-vampira-chupa-la-vida-de-un-hombre-que-disfruta-de-cada-minuto-de-su-destrucción». La función de Yoko Ono en la vida de John había recibido a su vez las críticas más descaradamente misóginas que se recuerdan, como reflejaba aquella canción titulada ‘La culpa de todo la tiene Yoko Ono’, que la gente canturreaba en los conciertos de Def Con Dos sin atender a su fondo. El mismo Paul McCartney tuvo que salir varias veces a defenderla en las entrevistas, como recoge The Guardian: «Ella ciertamente no rompió el grupo. No creo que puedas culparla de nada».
En cualquier caso, ‘Double Fantasy’, sin estar tan bien considerado como ‘Plastic Ono Band’ (1970), el álbum realmente frecuente en la lista de lo mejor del siglo XX, y sin ser tan recordado como ‘Imagine’ (1971) por razones evidentes, sí terminó siendo un superventas y un álbum variado, moderno, digno, que merece la pena revisitar. Sin ser su obra más rupturista ni «avant pop», pues de hecho a menudo recurre al rock clásico, a las sonoridades soul o incluso «girl group» como sucede en los coros del single principal ‘(Just Like) Starting Over’, presenta una amalgama de sonidos bastante dispar que debió de extrañar en su momento, pero que hoy nos suena perfectamente lógica.
Por improbable que pueda parecer, la escucha del hitazo de B-52’s ‘Rock Lubster’ inspiró a Lennon y a Ono a componer este álbum, pues John exclamó «¡Esto es Yoko Ono!» en cuanto la oyó en un club de las Bahamas, donde fue escrito parte del largo. Al margen de que Yoko terminara subiendo a un escenario con los de Kate Pierson para interpretar este tema ya durante nuestro siglo, como consecuencia de esta señal, hay un poso de new-wave en el álbum que lleva a Yoko a interpretar temas más sintéticos, como ‘Give Me Something’, incluso jamaicanos como ‘Every Man Has a Woman Who Loves Him’ o ese ‘Kiss Kiss Kiss’ con gemidos a lo Gainsbourg y sonido Talking Heads, que ha sido reivindicado años después. En 2007 se publicaba un disco homenaje para la artista en el que participaba gente como Flaming Lips, Craig Armstrong, Spiritualized, DJ Spooky o Peaches, esta última a cargo de la versión de ‘Kiss Kiss Kiss’.
Lo cual no está reñido con el lado más clásico de ‘Double Fantasy’. ‘Woman’ es una de esas composiciones que cortan el hipo desde el primer acorde, pues a duras penas se puede respirar mientras John Lennon trata de reunir las palabras para «expresar» el amor que siente, retratado en un precioso tarareo también: ¿puede haber algo más celestial que su pronunciación de las palabras «well, well»? En la icónica entrevista final del compositor para Rolling Stone que duró 9 horas -qué tiempos aquellos de la prensa escrita-, explicaría que esta no era solo una canción para su pareja, sino para lo que todas las mujeres significan para él, entre citas a un proverbio chino, «For the other half of the sky».
El álbum producido por Jack Douglas, el último hombre de confianza del artista, incluye canciones tan esenciales para comprender la carrera de John Lennon como el tercer y último single ‘Watching the Wheels’, en el que Lennon habla de su retiro y de su relación con la fama («la gente dice que estoy loco por hacer lo que hago»). Y también iba a ser un single pero se abortó por lo desafortunado de su título ‘I’m Losing You’, otro tema de guitarras rock y cierto espíritu soul que se funde magistralmente con ‘I’m Moving On’ de Yoko Ono, y en el que se habla sobre la ruptura de 18 meses que afrontó la pareja entre 1973 y 1975 (lo solían llamar «el fin de semana perdido»), pero también la muerte de la madre de Lennon, que había fallecido en 1958, atropellada por un coche, desconociendo por completo el reconocimiento -y el destino- que aguardaba a su hijo.
Entre divertimentos como ‘Dear Yoko’ y la cabaretera ‘Yes, I’m Your Angel’, hay que destacar el tema que cierra la cara A. Favorita de Paul McCartney, ‘Beautiful Boy (Darling Boy)’ es una nana dedicada explícitamente a Sean (se cierra con un «buenas noches, te veo por la mañana»), en la que se juega con los moduladores vocales, el sonido ambiente y se incorpora una concertina inglesa, resultando una grabación aparentemente sencilla pero llena de detalle. Su reverso en la cara B puede considerarse ‘Beautiful Boys’, que parece la versión tenebrosa del mismo cuento, sobre todo porque en el álbum de hecho hay una nana adaptada, en concreto en ‘Cleanup Time’.
El single ‘(Just Like) Starting Over’, que había sido número 6 en las listas a su lanzamiento, terminó ascendiendo al puesto 1 del Billboard Hot 100 a la muerte del artista, manteniéndose en dicho lugar durante 5 semanas. En España en cambio, hubo que esperar hasta febrero de 1981 para que el single y el álbum alcanzaran el número 1, pues a su edición en 1980 en sí solo habían alcanzado los números 20 y 19, respectivamente. ‘Double Fantasy’ terminaría alzándose con el premio Grammy a Álbum del Año. Yoko Ono recogería el galardón junto a su hijo visiblemente emocionada: “Creo que John está aquí ahora. John y yo siempre estuvimos muy orgullosos y felices de ser parte de la raza humana que hace buena música para la Tierra y para el universo”. Pudo parecer una tontería, una simpleza entre todo lo que la artista habría podido decir. Pero eso es aún ‘Double Fantasy’, uno de esos discos hechos desde el amor que te congratulan con el mundo, pese a haber vivido su desarrollo en la más horrible de las situaciones.
Gwen Stefani ha publicado su anunciado nuevo single ‘Let Me Reintroduce Myself’. Un título intrigante que sugería una vuelta a los orígenes. Los primeros rumores disponibles en redes apuntaban a que el single presentará sonidos del ska, el reggae y el rock, de la misma manera que las dos Gwens que aparecen en la portada del single evocan la etapa de la artista en No Doubt y también su primer disco en solitario.
‘Let Me Reintroduce Myself’ es un tema de reggae-pop cuyo gancho melódico es definido por lo que suena como una guitarra española. En el tema, Gwen insiste en que su «vieja yo» no se ha ido a ninguna parte, que ella ya te ha dado «bananas» y que este tema «no es un comeback»… ni parece que lo pretenda demasiado, pues no parece que esté hecho para abrir demasiadas bocas, sino simplemente para contentar a los fans más acérrimos de la artista, para confirmarles que sigue aquí. Además de Gwen, los músicos involucrados en la composición de ‘Let Me Reintroduce Myself’ son, por un lado, Ross Golan, quien ha trabajado con Selena Gomez, Charlie Puth, Lauv o Meghan Trainor y, por el otro, Luke Niccoli, productor único de la grabación, y quien también está presente en el trabajo de gente como Yves Tumor, Miya Folick, mxmtoon o Joji.
Gwen, que estaba confirmada en el festival Cruïlla de Barcelona, lamentablemente pospuesto por las razones que todos conocemos, ha sido noticia este año por aparecer en el disco de remixes de Dua Lipa, en una nueva versión de ‘Physical’ producida por Mark Ronson, la cual ha recibido reacciones encontradas. También este año ha lanzado el single ‘Happy Anywhere’ junto a Blake Shelton, su marido. Su último álbum de estudio, el navideño ‘You Make it Feel Like Christmas’, salió en 2017, y su último trabajo de material inédito, ‘This is What the Truth Feels Like‘, vio la luz el año anterior.
Es la noticia musical del día: Bob Dylan ha vendido todo su catálogo de canciones a Universal, que lo ha comprado por una cifra que ronda los 200 y los 300 millones de dólares según el medio. El acuerdo es histórico, pues supera por mucho la famosa adquisición de las canciones de los Beatles por Michael Jackson en 1985, que fue de 47 millones y medio de dólares, aunque es similar a la de la compra de las grabaciones de Taylor Swift por la sociedad Shamrock, vía Big Machine, estimada en 300 millones. Aunque, en el segundo caso, Taylor no ha tenido ni voz ni voto, al contrario que Dylan, quien ha controlado su catálogo desde el lanzamiento de su primer disco en el año 1962.
Como decimos, un dato que diferencia el caso de Bob Dylan del de Taylor, y como señalan medios como Bloomberg o El País, es que la compra del catálogo del primero por Universal no incluye las grabaciones de las canciones adquiridas, solo letras y melodías, ya que las grabaciones son consideradas un activo aparte. En el caso de Taylor, son las grabaciones o «masters» las que han pasado a manos de la mencionada sociedad, a espaldas de su propia autora. Es el sello de Dylan, Columbia, el que posee las grabaciones originales de las canciones del músico.
El catálogo de Dylan abarca 600 composiciones nada menos, entre las cuales se incluyen algunas tan míticas como ‘Blowin’ in the Wind’, ‘The Times They Are a-Changin’ o ‘Knockin’ On Heaven’s Door’, y las que conforman discos históricos como ‘Blonde on Blonde‘ o ‘Blood on the Tracks‘ o el más desconocido ‘Oh Mercy‘. De hecho, el repertorio de Dylan, que por algo ha sido galardonado con el Nobel de Literatura, es uno de los más versionados de la historia, al haber pasado por manos tan dispares como las de Adele, Guns N’ Roses, Eddie Vedder, Bob Marley, Avril Lavigne, U2, Calexico y Jim James, The Band, Stevie Wonder, Robert Plant o Jimi Hendrix. La curiosidad de este repertorio es que incluye una canción no escrita por Dylan cuyos derechos de autor el artista posee. Se trata de ‘The Weight’, el éxito de The Band de 1968.
El último trabajo largo de Dylan, ‘Rough and Rawdy Ways‘, ha visto la luz este año y ha vuelto a ser un absoluto éxito de crítica. Otro trabajo con el que Universal no tendrá que comerse demasiado la cabeza a la hora de pagar a los autores llegada la ocasión de que sus canciones sean usadas en anuncios o películas, ya que Dylan es el único autor de la mayoría de ellas y los «royalties» no deberán ser repartidos entre multitud de nombres distintos.
En un comunicado, Universal ha celebrado la compra del repertorio de Dylan a través de dos de sus representantes. Lucian Grainge ha dicho: «no es ningún secreto que el arte de escribir canciones es clave para la buena música, y tampoco lo es que Bob es uno de los mejores practicantes de dicho arte». Por su parte, Jody Gerson ha indicado que «representar el trabajo de uno de los mayores compositores de todos los tiempos, cuya importancia cultural no puede ser pasada por alto, es un privilegio y también una responsabilidad».
Pitchfork y Rolling Stone se han puesto de acuerdo para publicar sus respectivos repasos a las mejores canciones de 2020 desde su criterio. Ambas están encabezadas por la misma canción, ‘WAP‘ de Cardi B y Megan Thee Stallion, que en Estados Unidos ha sido un fenómeno cultural pero en España no la hemos escuchado tantísimo. Y lógico porque buena parte de la gracia de ‘WAP’ se encuentra en su soez letra.
Otra similitud entre ambas listas, de hecho incluso dentro del top 10, se encuentra en su reivindicación de ‘People, I’ve been sad‘ de Christine and the Queens, nada menos que top 2 en la de Pitchfork y top 3 en la de Rolling Stone. Otras coincidencias son la aparición en ambas listas de varias canciones de Fiona Apple y también de ‘Savage Remix‘ de Megan Thee Stallion y Beyoncé (4 en la de Pitchfork y 12 en la de Rolling), ‘Safaera‘ de Bad Bunny (5 en la de Pitchfork y 15 en la de Rolling), ‘Murphy’s Law‘ de Róisín Murphy (43 en la de Pitchfork y 32 en la de Rolling), ‘If You’re Too Shy (Let Me Know)‘ de The 1975 (28 en la de Pitchfork y 38 en la de Rolling Stone) o ‘The Box’ de Roddy Ricch (69 en la de Pitchfork y 34 en la de Rolling). Por otro lado, ambas publicaciones no dejan de incluir ‘Blinding Lights‘ de The Weeknd (23 en Pitchfork y 4 en Rolling) en sus respectivas listas pues ha sido el bombazo de 2020… a pesar de que la canción vio la luz finales de 2019.
Luego hay curiosas diferencias entre ambas clasificaciones. Rolling Stone recuerda varios virales de TikTok, incluido ‘Dreams’ de Fleetwood Mac, una canción de 1977; y Pitchfork, como siempre, potencia el rap y el R&B, recordando temas de Noname (‘Song 33’) o SZA (‘Hit Different‘). Por otro lado, ¿qué canciones de ‘folklore‘ de Taylor Swift son reivindicadas en ambas listas? El medio de Chicago apuesta por una de las más dream-pop, ‘mirrorball’, colocándola en el número 71; y luego también por la más narrativa, ‘the last great american dynasty’, que ocupa el puesto 32. Sin embargo, Rolling Stone escoge ‘august‘ y la incluye en el puesto 5 nada menos, a pesar de que ni siquiera ha sido un single (sí es uno de los temas destacados del largo). De Lady Gaga, Rolling prefiere ‘Stupid Love’ (16) y Pitchfork ‘Rain on Me’ (11), y de Bob Dylan, el primero opta por ‘Murder Most Foul‘ (6) y Rolling por ‘Key West (Philosopher Pirate)’ (2).
Aunque quizás el dato más gracioso que deja la comparativa de ambas listas es que sea Pitchfork y no Rolling Stone, de los dos, el medio que seleccione entre las mejores canciones de 2020 una de los Killers: ‘Caution‘ es top 94 en la lista hecha por el primer medio.
A pesar de ser el peor de los tres discos publicados por Bad Bunny este año, ‘EL ÚLTIMO TOUR DEL MUNDO‘ ha entrado en el número 1 de la lista de álbumes de Estados Unidos, adelantándose -como ya se anticipaba- al nuevo trabajo de Miley Cyrus. La broma se hace sola: ¡ya podemos decir que Rosalía es número 1 en el Billboard!
La noticia solo sirve para confirmar que la barrera del idioma ya no es un impedimento para que un artista que no canta en inglés alcance el número 1 en el mercado musical más importante del mundo. Si bien es cierto que los surcoreanos BTS han sido número 1 de álbumes varias veces, también lo es que ellos alternan el coreano con el inglés, un caso que no se da o no se da tanto en el trabajo de Bad Bunny. De hecho, Billboard informa de que ‘EL ÚLTIMO TOUR DEL MUNDO’ es el primer álbum cantado enteramente en español que alcanza el número 1 de Estados Unidos, un hito que jamás lograron artistas de pop latinos que hoy consideramos legendarios, de Gloria Estefan a Ricky Martin pasando por Jennifer Lopez. Benito ya era un grande del pop por su colosal éxito en los países hispanohablantes, pero ahora da un paso más allá en su carrera hacia el éxito global, y sin dejar de echar un cable a quienes ocupan dignamente el underground.
En el pasado, sí ha habido antecedentes de discos hechos por artistas latinos, mayoritariamente cantados en español, pero no al 100%, que han sido número en Estados Unidos. Como recuerda Billboard, ‘Ancora’ de Il Divo, que incluye 7 de 10 canciones interpretados en el idioma de Borges, alcanzó la posición de honor en febrero de 2006 y ‘Dreaming of You’ de Selena, compuesto por 6 canciones cantadas en español de un total de 13, lo hizo mucho antes, en agosto de 1995, por lo que fue absolutamente pionero en este sentido. Además, cinco álbumes cantados enteramente en español han conseguido entrar dentro del top 5 del Billboard, sin nunca llegar al número 1. Uno de ellos es por supuesto ‘YHLQMDLG‘ de Bad Bunny, que fue top 2; y el resto son ‘Amar es combatir’ de Maná y ‘Fijación oral: Vol 1’ de Shakira (‘LAS QUE NO IBAN A SALIR‘ se quedó en el 7).
Con ‘DÁKITI’ instaladísimo en el número 1 del chart global de Spotify incluso por delante de las canciones navideñas de turno, incluida la de Mariah Carey, queda por saber en qué posición entra ‘LA NOCHE DE ANOCHE’ con Rosalía en la lista de singles estadounidense, pero un debut mejor que el logrado por ‘TKN’ con Travis Scott parece asegurado. Por otro lado, ‘EL ÚLTIMO TOUR DEL MUNDO’ será más que holgadamente también número 1 en España cuando se actualicen las listas esta semana.
Oklou es la cantante, compositora y productora francesa Marylou Mayniel. La artista lleva ya un lustro dando que hablar en los sectores de la música electrónica gracias a sus delicadas y abstractas producciones, que la han llevado a festivales como el Sónar. Entre sus seguidores se encuentran Caroline Polachek, Arca o Rosalía, y su primera «mixtape» ‘Galore’ veía la luz el pasado mes de septiembre.
Con un pie en la vanguardia y el otro en el conservatorio, donde empezó a estudiar música, Oklou lleva tocando toda la vida. Empezó con el piano, pero después cambió al violoncello, instrumento que le ofreció una experiencia vital cuando, en clase, un profesor le dijo que tenía buena técnica pero que no conseguía transmitir emoción. «Si no permito que la emoción alcance mi música, ¿qué sentido tiene hacer arte?», se preguntó entonces. Una habilidad, la de expresar emoción, que desde luego queda plasmada en las bonitas producciones de esta artista aficionada a ‘Bambi’ porque admira la gracilidad de los ciervos (ha sampleado la película en alguna ocasión), una gracilidad que es posible escuchar tanto en los temas más crudos que conforman su EP ‘The Rite of May‘ como los más elegantes que aparecen en su «mixtape» de debut.
‘Galore’ es un trabajo de ambient-pop dulce, suave, intimista, «de habitación», pero mimado al detalle, en el que los sintetizadores relucientes de Caterina Barbieri se encuentran con el R&B-pop futurista de Jessy Lanza o los vocoders de PC Music, sin dejar de lado cierto poso clasicista en composiciones como el corte titular, por no hablar de las cuerdecitas de ‘nighttime’, que suena influenciada por el sonido de ‘Pang‘. De hecho, A.G. Cook y EASYFUN aparecen en ‘girl on my throne’, el tema más pop del disco, que no el mejor. Este dueto con el canadiense Casey HQ no suena demasiado desubicado en este trabajo pero decepciona si se tiene en cuenta la presencia de los músicos involucrados.
Oklou parece más relajada cuando menos atada suena a las ideas de otras personas, y así, en ‘god’s chariots’ le sale un estupendo dancehall-pop de tintes futuristas, todo un himno y probablemente su mejor composición hasta la fecha, y en ‘another night’ un pegadizo tema de R&B-pop con punteos de guitarra muy 80s, en el que su voz distorsionada la hace sonar como dos alienígenas a la vez. Su aproximación al pop queda definitivamente reflejada en varios puntos: ‘fall’ pasaría por un éxito de Rina Sawayama si no fuera por su base extremadamente minimalista, interrumpida al final por una capa de sintetizador de lo más intrigante; y el trap no deja de asomar entre los plácidos sintes de ‘unearth me’, otro de los cortes destacados por su pegadizo estribillo.
Si Oklou ya había demostrado ser capaz incluso de aproximarse a los sonidos del synth-pop de los 80 en ‘forever’, también ha conseguido brillar entre los códigos más abstractos de la música electrónica. Las misteriosas y contemplativas producciones de ‘Galore’ están inspiradas en parte en las escapadas que Marylou ha realizado a España (en el disco hay un breve tema llamado ‘asturias’) para embriagarse de sus hermosos paisajes. En el disco puede escucharse el sonido de grillos y de árboles mecidos por el viento y el tema final no puede ser más visual: ‘i didn’t give up on you’ abandona completamente las formas del pop para regocijarse en una pureza casi medieval, llegando a poner los pelos de punta en su uso del silencio, a la manera de Oneohtrix Point Never.
Clasificación: 7,6/10 Lo mejor: ‘fall’, ‘unearth me’, ‘god’s chariot’, ‘another night’ Te gustará si te gusta: Jessy Lanza, Oneohtrix Point Never, Caroline Polachek, Smerz Youtube:Vídeo de ‘god’s chariot’
Yelle han publicado este año uno de esos discos capaces de derribar prejuicios a lo bestia. Si pensabas que el dúo francés formado por Julie Budet y Jean-François Perrier (GrandManier) no superaría el desafío de la madurez, ‘L’Ère du Verseau‘ compite con su debut por ser el mejor disco de toda su carrera.
Sin abandonar la diversión que caracteriza al grupo en cortes como ‘Karaté’, ‘L’Ère du Verseau’ es principalmente un trabajo de pop electrónico elegante, reposado y oscuro (que no tenebroso), y el primer single ha sido una balada. Hoy la «Canción Del Día» a pesar de que ya hablamos de ella en su momento, cuando fue publicada, ‘Je t’aime encore’ ha revelado con los meses ser un verdadero clásico en potencia, y sus 3 millones de reproducciones en Spotify lo corroboran. Si alguien me hubiera dicho hace 10 años que la canción más escuchada de Yelle en 2020 sería una balada, no me lo habría creído. Así de buena es ‘Je t’aime encore’.
Y también es bastante clásica, aunque no tenga nada que ver con la balada titulada casi igual de Céline Dion. Como nos ha contado Julie en una entrevista que publicaremos próximamente, ‘Je t’aime encore’ nace de unos primeros acordes que Vaughn Oliver, del exitinto dúo de French Touch Oliver, les muestra. De estos acordes, Yelle desarrollan una balada que se vale del piano y de unas sutiles percusiones, a los que luego se incorporan unas auroras sintetizadas que suenan líquidas como el mercurio, para sumergirse de manera esporádica pero fundamental en el futuro. En ‘Je t’aime encore’, la voz de Julie es distorsionada en tres puntos clave y el efecto es capaz tanto de imprimir a la canción una emoción inmensa como de prácticamente plegar, estirar y ensanchar el espacio-tiempo, haciéndola sonar como un cruce entre el pop clásico y el futuro. La balada del siglo XXI sonaba a esto.
Las manipulaciones vocales de ‘Je t’aime encore’ sirven para trasladar en sonido el sentimiento de confusión, dolor e incertidumbre del que habla la letra, dedicada a una relación amorosa… la que Yelle mantienen con Francia, su país. Casi dos décadas después de publicar sus primeras canciones, Yelle no es un grupo súper exitoso en Francia a pesar de haber logrado una gran repercusión en otros países, y de eso habla esta balada llamada «todavía te amo»… a pesar de todo. «Llevo haciéndote el amor 15 años, pero todavía no me miras», canta Julie en la primera estrofa para después clamar: «me doy la vuelta pero no me ves, y eso que hablo el mismo idioma que tú, y lo defiendo en abundancia, de Tokio a Portland pasando por Barcelona».
Cuenta Julie en nuestra entrevista con ella que su «complicada relación» con Francia puede deberse a que la música de Yelle siempre ha ocupado un camino a medias entre el mainstream y el indie, y en ‘Je t’aime encore’ canta que Francia y el grupo «se conocieron por un malentendido» y que ahora el país puede haberle dado la espalda por «haber cambiado» porque «ya no tiene 20 años». Julie incluso clama que ella es «probablemente una inadaptada», pero defiende que, a pesar de no ser la mujer más hermosa, lleva la «sinceridad» por bandera. Desde luego, sin honestidad es imposible escribir canciones tan bonitas como esta.
Aitana estrena single de cara al lanzamiento de su nuevo disco, ’11 razones’, que sale este viernes 11 de diciembre. Después de la incómoda revisión de ‘Corazón partío’ de Alejandro Sanz en ‘Corazón sin vida’ con Sebastián Yatra llega la primera muestra de ese disco rockero que la cantante catalana aseguraba encontrarse preparando, después de coquetear con estos sonidos en la pop-punk de ‘Tu Foto del DNI‘ con Marmi.
’11 razones’ alterna el sonido de ‘I’m Just a Kid’ de Simple Plan con una letra que habla sobre una ruptura, enumerando los motivos de esta como ya hacía Miley Cyrus en su single de 2008, ‘7 Things’. Mucha menos garra desprende la empagalosa letra de esta canción que podría haber salido de la pluma de Pastora Soler o Pablo Alborán: «Porque para ti vale más ganar que perder a una mujer» es una de las frases que escuchamos en esta composición que también deja una referencia al single anterior: «Y que la estupidez más grande fue nunca aprender a olvidarte / Por tu culpa se ha quedado un corazón sin vida / Un recuerdo y una herida, que me quema nuestras vidas». ¿Seguro que Vanesa Martín no ha escrito esto?
El pop-rock prefabricado de ’11 razones’ da para un videoclip en su estilo. La artista interpreta a la líder de una banda de pop-punk por un lado, y aparece frente a una pared llena de grafitis de color negro y rosa en otro, pareciendo una discípula de la Avril Lavigne de ‘Girlfriend’. Sus amigos llevan el pelo rojo o un gorrito de NFOX, pero ella prefiere una camiseta de «J’ADORE DIOR». Aunque el mejor momento del vídeo llega cuando Aitana aparece escuchando su propia canción en un discman como si fuera 2004, año al que tanto recuerda el clip.
Aitana, la artista española más escuchada de 2020 en Spotify, ha sido noticia estos días después de desvelar que ha dado positivo en coronavirus, motivo por el cual no ha podido acudir a la ceremonia de Los40 Music Awards celebrada el pasado fin de semana. Sin embargo, la artista sí pudo grabar con antelación un directo acústico en el que versiona ‘Golden Slumbers’ de los Beatles.
El coronavirus ha privado al mundo de poder escuchar en directo las nuevas canciones de Disclosure. ‘ENERGY‘ es un estupendo disco de electrónica que solo cobrará sentido al 100% una vez pueda ser trasladado al directo, y los Grammys lo han reconocido como tal, otorgándole una nominación en esta categoría.
Del house-pop macarra de ‘My High’ al R&B de ‘Birthday’ llevado a otro lugar maravilloso por la vía del dance, pasando por el trance tribal del tema titular, las influencias africanas de ‘Mali Mali’ o la más atmosférica ‘Who Knew?’, ‘ENERGY’ es una colección de singles potenciales con la que los hermanos Guy y Howard Lawrence se han quitado la espinita de las malas críticas recibidas por el disco anterior. Otra de sus pistas destacadas es ‘Watch Your Step’ con Kelis, cantante ya más que acostumbrada a registrar su voz en bases discotequeras. Es la «Canción Del Día».
‘Watch Your Step’, como su título indica, es una canción dedicada al placer de bailar, un placer con el que Kelis consigue «aliviar su mente» y «sentir que vuela». Ella es una de esas personas que acuden a la discoteca para sumergirse en la vorágine de música y baile que esta ofrece. «Ni siquiera miro a la gente», canta la autora de ‘Milkshake’. «Incluso cuando se apagan las luces, me gusta bailar como si estuviera sola en mi habitación». Kelis sí buscará fusionarse con otra persona en ‘Watch Your Step’, pero esta fusión solo tendrá lugar a través del baile: «esta noche soy libre, no quiero que esto acabe, estoy sola y tú puedes dejar a tus amigos, me rompo a bailar, nuestras cadenas están unidas, ahora nuestros ritmos se fusionan».
Musicalmente, ‘Watch Your Step’ es un divertido homenaje a la cultura breakbeat de los 90. Howard ha dicho que, con ella, ha querido capturar «ese momento en que estás en la discoteca y te dejas llevar por el momento, pero entonces ves a alguien que también se está dejando llevar, y ambos tenéis esa interacción». Es la magia de estar en uno de esos lugares». Por su parte, Kelis ha señalado: «quería traer de vuelta esos elementos de los 90, lo divertida que fue la era del breakbeat. Es música que quieres volver a escuchar, y que no te haga pensar. Debería ser fácil y debería fluir».
Jeremih ha sido dado de alta después de haber sido ingresado en la UCI de un hospital de Chicago con coronavirus. Si las primeras informaciones eran desalentadoras, pues se apuntaba que el pronóstico del cantante era “lúgubre”, este se encuentra ya en casa recuperándose de la enfermedad. En sus redes, ha dado las gracias a Dios y a todos quienes le han apoyado durante estos duros momentos.
En cambio, 50 Cent, uno de los raperos que había pedido que se rezara por él porque “esta mierda de la covid-19 va en serio”, indicaba Instagram que su estado “había mejorado un poquito”. Se desconoce cuándo Jeremih contrajo el virus o cuánto tiempo ha estado ingresado. Chance the Rapper ha estado entre quienes mandaban un mensaje de ánimo, amparándose en su fe: “por favor seguid rezando por mi amigo Jeremih, es como un hermano para mí. Creo en el poder sanador de Jesús así que por favor si podéis, por favor, por favor, rezad por él”.
A sus 33 años, Jeremih es autor de cuatro discos de estudio, el primero de los cuales logró situar en el top 10 estadounidense. Popular sobre todo a principios de la década pasada, despuntó con hits de R&B como ‘Oui’ o por colaboraciones con 50 Cent (‘Down on Me’) y con YG, una ‘Don’t Tell Me’ que en 2014 se inspiraba en el hit 90’s ‘Rhythm Is a Dancer’.
Miley Cyrus ya había publicado varios discos como Hannah Montana, entre ellos uno titulado «conoce a Miley Cyrus», antes de lanzar el primero al margen del personaje que la hace famosa con solo 14 años. En ‘Breakout’, publicado en el verano de 2008, cuando Miley ya es una superestrella adolescente conocida en todo el globo, la cantante busca «romper» definitivamente con Hannah Montana y exponer «todo lo que Miley es capaz de ofrecer». El mundo todavía no ha conocido ‘Party in the US.A.’ ni la etapa de ‘Bangerz‘ ni los nuevos niveles de vergüenza ajena que provocará el vídeo de ‘We Can’t Stop’. El de ‘Wrecking Ball’, que se convertirá en el más icónico de su carrera, aún no está en el horizonte, y tampoco se ha enfrentado la audiencia aún a todas las polémicas de Miley con el «twerking», la apropiación cultural, el uso de drogas, blandas y duras, reflejado en un disco psicodélico creado junto a Wayne Coyne de The Flaming Lips; su sexualización extrema y la crisis de identidad que marcará recurrentemente su carrera.
Lo fascinante de escuchar ‘Breakout’ a día de hoy es descubrir lo próximo que suena en partes a ‘Plastic Hearts‘, el nuevo trabajo de Miley editado hace una semana y, por lo tanto, a esa Miley que por fin parece haberse encontrado a sí misma después de años de reinvenciones no demasiado convincentes. Si el tema titular, por su urgencia pop-rock, podría haber aparecido en ‘Plastic Hearts’ sin problema, únicamente con una letra más adulta que no hable de estar «aburrida del instituto» y de que tus padres te digan «lo que tienes que hacer», pues incluso incorpora sintetizadores muy «new wave» en el puente; el single ‘Fly On the Wall’ resulta que parece inspirado en el electro-rock de grupos como Yeah Yeah Yeahs, rematado por un gancho en el estribillo de lo más «trippy». Y si ‘Bottom of the Ocean’ remite a las baladas synth-pop de los años 80, hay que mencionar que la canción está inspirada por la muerte de un pez de Miley, exactamente como una de las pistas de su disco psicodélico titulado «mascotas muertas». Por no hablar de que el álbum incluye ya una versión de ‘Girls Just Wanna Have Fun’ de Cyndi Lauper, una de tantas canciones de aquella década a las que Miley hincará el diente en años venideros.
Cuando aún no todo el mundo es consciente de que Miley Cyrus es hija de Billy Ray Cyrus, el autor de ‘Achy Breaky Heart’, en España conocida como «no rompas más mi pobre corazón» en la versión de Coyote Dax, la cantante decide presentar su debut oficial con un single que suena inspirado en la Shania Twain más rockera, y un poco también en Natalie Imbruglia. ‘7 Things’ alterna estrofas bastante contenidas con un estribillo histérico que explota enumerando las cosas que Miley odia de su chico, para concluir con un «plot twist» de esos que tanto se dan en el country. Las guitarras acústicas vuelven a aparecer más adelante en la balada ‘These Four Walls’, pero el sonido de ‘Breakout’ está dominado por un pop-rock que no suena tan enlatado como cabría esperar, pero tampoco nada próximo a los sonidos más adultos que interesarán a Miley solo un año después, cuando se declarará seguidora de Radiohead y de Nirvana y se propondrá «arruinar» a los primeros después de que estos se nieguen a conocerla en una gala de premios. Un ejemplo claro de este pop-rock desfasadete es ‘The Driveaway’, guitarrera balada que graba primero Katy Perry y que podría haber aparecido en su paupérrimo primer disco, editado en el mismo año.
En un disco que habla sobre todo de desamores, rupturas (la de Miley con Nick Jonas aunque esta nunca ni desmienta ni confirme esta información) y de lo duro que es ser adolescente, Miley encuentra un hueco en él para abordar intereses más personales. ‘Wake Up America’ se dirige a la población estadounidense para instarla a luchar contra el cambio climático («sé que no queréis oírlo, sobre todo viniendo de alguien tan joven como yo», canta Miley, cual Greta Thunberg) y tanto ‘Fly On the Wall’ como ‘Simple Song’ tratan el tema de la fama, el primero desde el punto de vista de una estrella que huye de los paparazzi, y el segundo, un corte que hoy grabaría gente como Halsey, desde la perspectiva de una joven adolescente que llega a sufrir ataques de ansiedad antes de subirse a un escenario, debido a la presión que ejerce en ella su popularidad.
Con todo, habla bien de Miley que lo peor de ‘Breakout’ sea la versión de ‘Girls Just Wanna Have Fun’, que además de quedar desprovista de toda la euforia y emoción que caracterizaba a la grabación original, incorpora unas espantosas cuerdecitas sintetizadas que ríete tú de ‘Call Me Maybe’ de Carly Rae Jepsen. De hecho, si hay un tema que vale la pena rescatar de ‘Breakout’ es ‘Full Circle’, en el que el sonido del álbum queda cristalizado en un estribillazo pop-rock de los buenos. Casi tan bueno como el de ‘WTF Do I Know‘… pero solo casi.
Calificación: 5,6/10 Lo mejor: ‘Breakout’, ‘7 Things’, ‘Full Circle’, ‘Fly On the Wall’ Te gustará si te gusta: Avril Lavigne, Natalie Imbruglia, ‘Camp Rock’ Youtube:vídeo de ‘7 Things’