‘PA’ ROMPERLA’ de Bad Bunny sigue una semana más en el número 1 la lista de singles española, seguido por ‘Nunca estoy’ de C. Tangana en el número 2.
La entrada más importante de esta semana en la lista de singles es la de ‘Enemigos‘ de Aitana y Reik, que se queda a las puertas de entrar en el top 10 y debuta en el número 11. Habrá que esperar para comprobar si esta canción iguala el éxito de la anterior colaboración de Aitana con Cali y El Dandee, ‘+’, que acumula más de 51 millones de reproducciones en Spotify a día de hoy.
Otras entradas destacable en la clasificación son las de ‘Bien:(‘ y ‘adelante_ruffdemo2016’, las dos canciones del nuevo EP de C. Tangana que faltaban por entrar en lista, y que debutan en el número 47 y 96, respectivamente; y la de ‘La Bebé (Remix)’, el explícito tema sobre lluvia blanca de Secreto y Black Jonas Point que ha sumado en su remix a Anuel AA y Cardi B para mayor efecto «shock». ¿Hit a la vuelta de la esquina?
Finalmente, entran en lista Ñengo Flow y Anuel AA con ‘Sur y norte’ en el 41, DaBaby y Roddy Ricch con ‘Rockstar’ en el 84; Reik, Farruko y Camilo con ‘Si me dices que sí’ en el 97, y Surf Mesa y Emilee con ‘ILY (I Love You Baby)’ en el 100.
Pocas canciones pueden presumir de algo así: apenas un mes después de publicarse, ‘Increíble amor’ cuenta ya con decenas (dos, concretamente) de versiones. Apenino, Xisco Rojo, Los Jaguares de la Bahía (proyecto de Paco Loco), Mursego, La Villana (Natalia de Nosoträsh), Fee Reega, Tripulante y Crucero o San Jerónimo, entre otros artistas próximos a Elle Belga, han hecho sus personales versiones de este single del dúo asturiano en una suerte de disco-homenaje que, por tener, tiene hasta adaptaciones al francés y al japonés. Lo cual, sin duda, da una clara idea de lo enorme que es esta composición de Fany Álvarez y José Luis García (ex-Manta Ray) que no es sino el primer adelanto de su nuevo disco, ‘Simetría’.
Por mucho que suene a boutade, lo cierto es que no sorprende en absoluto que tantos artistas se hayan rendido a ‘Increíble amor’. Porque basta una escucha para darse cuenta de que es una de esas canciones más grandes que la vida. Pues, de hecho, habla de la supremacía del amor como un ente inconmensurable que todo lo puede («derriba mitos, declara patrias») y para el que el tiempo puede incluso ser un aliado («este amor, este increíble amor, / se hace viejo, / y sus arrugas son victorias»). Una composición que bien podría haber firmado un Lee Hazlewood o un Burt Bacharach con las miras puestas en una película de tintes épicos –quizá un western–, que parte de un suave pero decidido rasgueo de guitarra, enfatizado por las percusiones de Fany, y que se dispara en todas direcciones con el giro melódico y de intensidad del estribillo, con esos coros crepusculares y esas castañuelas tan apropiadas. Así, les bastan dos minutos para evocar una emoción inconmensurable, para contar una vida.
‘Increíble amor’ es, decíamos, el primer single del cuarto disco de Elle Belga, que sucede a ‘Euforia’, disco que en 2016 sucedía a ‘Refugio‘ (2013) y ‘1971‘ (2009). Este ‘Simetría’, producido por Paco Loco en su estudio de El Puerto de Santa María, ve la luz el próximo 25 de junio y, a tenor del recién presentado segundo avance ‘Carmencita Roiz‘, parece que la brevedad y las melodías inmediatas –apuntando casi al folclore– podrían ser la tónica de un álbum que ya se ha ganado toda nuestra atención.
The 1975 han desesperado a sus seguidores con los diversos retrasos de ‘Notes on a Conditional Form’, la enésima entrega de su serie de álbumes ‘Music for Cars’. El disco iba a salir pocos meses después del excelente ‘A Brief Inquiry into Online Relationships‘, pero se fue posponiendo varias veces, y al final ha salido en el contexto de una pandemia global, sin que esto le aporte realmente un nuevo significado (ni tenga por qué hacerlo). Porque ‘Notes on a Conditional Form’, como ya sugiere su título, es una especie de blog de «notas» personal en el que Matt Healy se dedica a explorar, en 22 canciones que marcan 1 hora y media de duración, el caos tremendo que habita dentro de su cabeza, un caos que se refleja en el disco de varias maneras.
Son muchos los temas que llevan tiempo preocupando a Matt Healy y que el artista vuelve a explorar en este nuevo largo: la alienación provocada por las redes sociales, el cambio climático, los amores no correspondidos o el abuso de las drogas son algunos de ellos. Extrañamente, uno de los datos por lo que ‘Notes on a Conditional Form’ será recordado es por abrir con un interludio recitado por la activista sueca Greta Thunberg, una persona que, a sus 17 años, ha sido nombrada «persona más influyente del año» por la revista TIME y se ha convertido en uno de los mayores iconos de lo que llevamos de siglo. Pero este interludio de 5 minutos llamado otra vez ‘The 1975’ es un «skip» inmediato porque realmente nadie necesita escuchar a Greta en un álbum de The 1975, cuando esta ya es una de las personas más mediáticas del mundo. La idea apesta a oportunismo, algo de lo que, por suerte, no peca el resto del disco.
Y es que ‘Notes an a Conditional Form’ peca de otras cosas: es un cajón de sastre de estilos en el que Healy vuelve a hacer lo que mejor se le da, imitar a otros artistas, pero lo peor es que su secuencia es un despropósito, pues incluye una serie de interludios instrumentales (a veces separados de las canciones en sí, otras no) que no aportan nada al conjunto. Así, la secuencia no fluye como debería en un disco largo de sus características. No es que ‘Notes on a Conditional Form’ sea una escucha densa por su extensión, pero sí habría agradecido un acabado más cuidado, menos deslavazado.
Más allá de este caos, las canciones vuelven a ser buenas o muy buenas dentro de que no pueden abordar más estilos. ‘People‘, el furioso single punk que ha presentado oficialmente el disco, sigue incomodando por culpa de su juvenil letra política, pero es un tiro clarísimo que lo petará en los futuros conciertos del grupo; ‘Frail State of Mind’ es una bonita relectura de ‘TOOTIMETOOTIMETOOTIME‘ desde el punto de vista de un autor abatido por sus propias inseguridades, y ‘Jesus Christ 2005 God Bless America’ es un precioso dueto a lo Bon Iver con Phoebe Bridgers que reflexiona sobre los conflictos que surgen entre las religiones y las identidades «queer». La frase sobre «buscar aviones en el mar» puede ser una de las más hermosas que Matt ha escrito. Y la joya de la corona es ‘Nothing Revelead / Everything Denied’, una canción que resume todo el disco por su mezcla de estilos, entre el pop-rock, el hip-hop y un estribillo góspel escalofriante; y una letra que habla sobre sentirse desconectado de la realidad, y que Matt transmite no sin su buena dosis de humor: «nunca he follado en un coche, estaba mintiendo, lo suelo hacer en mi cama, tumbado y sin esforzarme, porque tengo un problema con la apatía».
El humor sí es un hilo conductor dentro de este trabajo que parece haber evitado voluntariamente la coherencia de un álbum pop al uso para desprender cierto halo de improvisación, de despreocupación, de esbozo. La intención de Matt ha sido expresar sus problemas sin glamurizarlos, tomarse a sí mismo menos en serio, derribar los «mitos» que puedan existir en torno a su música y a él mismo como estrella del pop, y su lírica ha salido fortalecida por ello. Solo él podría cantar en una balada de ecos brit-pop tan bonita como ‘The Birthday Party‘ sobre su dificultad para defecar en sitios públicos, y terminarla con una reflexión tan tierna por su honestidad como: «dependo de mis amigos para mantenerme sobrio». En la country ‘Roadkill’, Matt habla de «esconder una erección» para referirse a su pobre vida sexual, recuerda un episodio en que un «hombre me llamó maricón en una tienda de regalos», y reflexiona sobre las críticas por su silencio político durante las pasadas elecciones británicas, sin tomarse nada de esto demasiado en serio.
Cuando las letras de ‘Notes an a Conditional Form’ no son cómicas, sí son brutalmente honestas. No puede ser más desesperado el amor descrito en ‘Then Because She Goes’, la canción más shoegaze-pop del álbum, y el noventero single ‘Me & You Together Song‘, uno de los mayores aciertos de esta nueva etapa en la carrera de The 1975, habla abiertamente sobre las fantasías que Matt imagina al estar enamorado de una chica que no le corresponde. Y otro de los singles, en una onda muy Bryan Adams, ‘If You’re Too Shy (Let Me Know)’, trata sobre «buscar conexión» humana y a la vez «sobre desnudarse» en una red social.
Si algo hay que valorar de The 1975 es que se entreguen totalmente a su pasión por la música sin prejuicios, no solo porque esta da lugar a canciones muy honestas, pues si algo quiere Matt es expresar sentimientos con los que todo el mundo pueda sentirse identificado, sino porque su exploración de los géneros que le interesan no tiene freno. A veces sale muy bien, como en ‘Yeah I Know’, otra exquisita producción electrónica de ritmos rotos en la onda de Radiohead o del trabajo de Thom Yorke en solitario; o en la bailable ‘Shiny Collarbone’, pero otras no tanto, como en el tecno de ‘Having No Head’. Y aunque no todas las 22 canciones de ‘Notes an a Conditional Form’ valen la pena, el nuevo disco de The 1975 vuelve a contener de todo para todo el mundo y a cerrarse con otra de sus mejores canciones, como ya sucedía en el disco anterior. ‘Guys‘, la brit-popera oda del grupo a la amistad, es un broche de oro perfecto para un trabajo que no será definitivo en la carrera de The 1975, pero que vuelve a dar un buen puñado de razones para amarlos y odiarlos a partes iguales.
Calificación: 7,5/10 Lo mejor: ‘Me & You Together Song’, ‘Yeah I Know’, ‘Nothing Revealed / Everything Denied’, ‘The Birthday Party’, ‘Guys’ Te gustará si te gusta: los grupos sin una personalidad propia, pero que escriben temazos Youtube:vídeo de ‘Me & You Together Song’
Imagínate que eres una joven muchacha californiana que graba canciones con un ukelele en su cuarto de baño (literalmente) y un día, estando en el cine, te llega un mensaje de tu hermana que dice que Billie Eilishestá diciendo en la tele que le gustaría haber escrito uno de esos temas.
Le ha pasado a Lav, cuyo ‘From Me, the Moon’ encandilaba a la autora de ‘When the Party’s Over‘ hasta el punto de querer haberla compuesto por razones evidentes: la extrema delicadeza de la voz de Lav, el minimalismo de una instrumentación en la que apenas es posible contar la presencia de una guitarra acústica, una melodía melancólica, clásica y atemporal que podría haber cantado tanto Tim Buckley como Scout Niblett como la última Jessica Pratt… son los ingredientes de una composición preciosa que habla sobre la redención desde un punto de vista poético que ya está marcando el carácter de su autora, quien dice escribir poemas ante todo, los cuales después convierte en canciones. «Dime si los años ya han pasado, ¿sigue la luna enamorada del sol? ¿Sigues contando todos mis pecados? ¿Perdonará tu corazón alguna vez mi piel?»
‘From Me, the Moon’ es la temprana sublimación de un estilo acústico, lo-fi y profundamente nocturno que Lav ya había explorado en sus dos primeros singles, ‘Tell Me’ y ‘Love Me, Sweet’. El espíritu de Sibylle Baier parece reconfortar a la artista, fan declarada de Molly Burch, en la soledad de su voz y su guitarra acústica… por eso sorprende que su single más reciente, ‘Wavvy’, dé tal paso adelante en cuanto a producción, al adentrarse en los caminos del lo-fi hip-hop de moda. La artista afirma que la canción, de melodía igualmente familiar en el buen sentido, es un «himno para las zorras», pero la producción remarca la textura del siseo del vinilo y no puede ser más delicada.
Rihanna sigue sin sacar disco y tiene por ello enfadado a Perfume Genius, y a otras cientos de millones de personas, pero mientras el esperadísimo sucesor de ‘Anti‘, publicado hace ya cuatro años, llega a nuestras miserables vidas, se filtra en la red una canción que Rihanna grabó pero descartó y que terminó publicando Selena Gomez, convirtiéndola en uno de sus mayores éxitos.
Lanzada en 2015, en el álbum de Selena Gomez ‘Revival‘, ‘Same Old Love’ fue top 5 en Estados Unidos y acumula más de 400 millones de streamings en Spotify, pero la mayor curiosidad que dejaba esta canción ya en su estreno es que es una composición de Charli XCX, lo cual queda plasmado al 100% en una melodía de pop vintage apasionada e irresistible que no puede llevar más su firma: claramente la canción remitía ya desde el principio al repertorio de ‘Sucker‘, el disco de Charli XCX de 2014.
Como es de esperar, Rihanna vierte toda su personalidad en la canción gracias a su carismática voz, que a estas alturas ya podemos considerar tesoro de la humanidad, y su versión resulta también una pequeña curiosidad para los fans de canciones de la barbadense como ‘Love on the Brain‘, pues no son tantas las veces que la hemos escuchado en este estilo.
Cigarettes After Sex son dados a publicar singles sueltos sin intención de que formen parte de ningún proyecto mayor: entre su exitoso debut y su segundo álbum, ‘Cry‘, publicado el año pasado, lanzaron varios «loosies», algunos de los cuales pueden contarse entre lo mejor que han firmado, como ‘Crush’.
Los de Texas sorprenden hoy con el lanzamiento de un nuevo single de destino desconocido, un ‘You’re All I Want’ en el que siguen 100% fieles a su sonido de dream-pop atmosférico y grisáceo sin que esto signifique que su fórmula muestre, al menos de momento, signos de agotarse. Nada más lejos de la realidad: ‘You’re All I Want’ vuelve a ser una canción preciosa de Cigarettes After Sex gracias a su desolada atmósfera, que remite a la primera Lene Marlin, y a sus reminiscencias a Beach House en las guitarras y a ‘Twin Peaks’ en los teclados.
Ante un nuevo single de Cigarettes After Sex que suena a lo que el grupo ha hecho siempre, cabe preguntarse si este no corre el riesgo de estancarse como, de hecho, ya mostraba su segundo disco, en el que sobre todo las letras flojeaban dentro del conjunto por su componente sexualmente explícito que a Greg Gonzalez tanto le gusta disfrazar de romanticismo. La de ‘You’re All I Want’ no se queda atrás al describir: «tú eres todo lo que quiero, follamos tan fuerte que me dejaste mareado, por todo lo que eres, no existe otro amor, es solo tuyo». Lo dicho: fieles a su estilo…
Boy George es probablemente uno de los artistas de pop que más interactúa con sus seguidores en Twitter, pero eso no es lo único que el cantante británico ha estado haciendo durante la cuarentena. De hecho, el autor de ‘The Crying Game’ ha revelado, en un podcast de la BBC, que ha sido capaz de escribir música para llenar «6 o 7 discos» durante el confinamiento.
El músico ha explicado que su productividad responde a un motivo concreto. «No digo que todo sea bueno, pero antes de Navidad firmé un contracto con una empresa llamada Primary Wave, cuyo trabajo es colocar tu música en películas. Yo mismo poseo los derechos de autor con esta empresa. Es una nueva experiencia para mí que me permite ser dueño de mi propia música». El cantante indica que, debido a que no posee los derechos de autor de la música que publicó en los años 80, por ejemplo, los del gran hit de Culture Club ‘Karma Chameleon’, los editores «pueden hacer lo que quieran con ella, y de hecho hacen lo que quieren con ella». Un asunto que, en los últimos tiempos, ha preocupado especialmente a Taylor Swift.
Antes de las declaraciones de Boy George, que habríamos esperado más bien de Charli XCX, artista adicta al trabajo donde las haya, y quien acaba de publicar su disco compuesto durante el confinamiento, el recomendado ‘how i’m feeling now‘, el músico ya había anunciado la llegada de su nuevo álbum de estudio, ‘Geminis Don’t Read The Manual’, para algún momento de este año. El primer single ha sido un baladón al piano llamado ‘Clouds’.
Brian May de Queen ha revelado que ha sobrevivido a un ataque de corazón, días después de anunciar que ha sufrido el desgarre de un glúteo haciendo jardinería.
En un vídeo de Instagram, el músico explica que, tras su lesión muscular, pidió una segunda resonancia magnética más al sufrir, durante la semana siguiente, una «agonía» parecida a «colocar un destornillador en mi espalda» y cuyo origen desconocía. La prueba reveló que su dolor muscular procedía de un «nervio ciático comprimido», pero también que el músico, que había sufrido un «dolor de pecho» durante 40 minutos, tenía «tres arterias congestionadas y en peligro de bloquear la sangre a mi corazón». El artista hubo de pasar por quirófano y recibir tres stents, y asegura haber estado «cerca de la muerte».
En el mismo vídeo, May bromea con las noticias sobre su salud, aludiendo a la canción de Queen de 1977 ‘Sheer Heart Attack»: «siempre me preocupó que ese título molestara a personas que realmente han sufrido un ataque al corazón, pero me alivia saber, ahora que yo formo parte de este club, que no lo encuentro molesto en absoluto». Y en este tono jocoso, añade que sus problemas de salud puedan deberse a haberse pasado «50 años corriendo con una correa de guitarra sobre mi hombro izquierdo sosteniendo una guitarra pesada», indicando que, en cualquier caso, «todo ha valido la pena».
Lana Del Rey ha vuelto a defender su posición ante las críticas por sus palabras sobre feminismo en un vídeo de Instagram. En el vídeo, de 6 minutos de duración, la cantante expresa que su única intención en esta situación ha sido defender un feminismo que acepte a mujeres como ella «frágiles» y de las que se suele decir que «se lo han buscado», aunque sin concretar en qué posible situación. La artista sigue lamentando que los periodistas la hayan criticado por sexualizarse en su trabajo, y se ha comparado con FKA twigs para explicarse: «cuando yo he bailado en una barra de baile, me han llamado puta, pero cuando FKA twigs lo ha hecho, lo han llamado arte». Y ha añadido: «mis amigos me recuerdan constantemente que, en mis canciones, hay factores psicológicos complicados que tener en cuenta, pero solo quiero decir que la cultura ahora mismo está enferma, y el hecho de que hayan convertido mis reflexiones, mi defensa de la fragilidad, en una guerra de razas es terrible».
En los comentarios de Instagram, Cat Power ha defendido la postura de su amiga y colaboradora, al escribir que «toda esta conversación sobre la barra de striptease es muy importante», aludiendo al modo en que las mujeres son «vistas y definidas», pero sin entrar en más debate.
En el mismo vídeo, Lana no aclara su extraña declaración sobre la llegada de una tercera ola de feminismo que apoye a la mujer «frágil» y «delicada», llegada que ella anticipa a pesar de que esta tercera ola ya ha ocurrido, pero sí aprovecha para anunciar que su nuevo álbum de estudio lleva el título de ‘Chemtrails Over the Country Club’, quizá porque el viejo de ‘White Hot Forever’ no parece muy pertinente en estos momentos. La artista añade que hablará sobre estos temas también en sus próximos discos de «spoken word», uno de los cuales acaba de avanzar con un primer single.
El vídeo de Instagram de Lana ha vuelto a ser recibido con apoyos y críticas por partes iguales. En el primer grupo se encuentran mayormente seguidores de Lana que defienden que la artista ha sido malinterpretada, y en el segundo otros usuarios que critican el aparente desinterés de la cantante por comprender los motivos del «backlash», que van de las implicaciones racistas de algunas de sus declaraciones a su dificultad para encajar las críticas. FKA twigs, bailarina de barra profesional, no se ha pronunciado al respecto.
Taylor Swift está muy contenta porque, en el último episodio de ‘Killing Eve’, ha sonado una versión de su éxito de 2017 ‘Look What You Made Me Do’ interpretada por una banda llamada Jack Leopards & The Dolphin Club. La versión, acústica, no tendría más interés si no fuera porque todas las pistas apuntan a que su intérprete es Austin Swift, hermano de la cantante.
Para empezar, los créditos de la canción en las plataformas de streaming descubren los nombres de Jack Antonoff (productor de ‘reputation‘) y Nils Sjöberg, el mismo pseudónimo que Taylor utilizó para firmar su contribución a ‘This is What You Came For’ de Calvin Harris y Rihanna. La supuesta banda no existe. Pero los fans de la cantante han ido más allá y descubierto que su hermano utilizó hace tiempo el mote «The Dolphin Club» en Twitter, e incluso existe una noticia del tabloide The Daily Mail según la cual Taylor «rogó» a ‘Killing Eve’ que Austin cantara una canción para la banda sonora de la serie.
No solo eso, pues la portada de esta versión de ‘Look What You Made Me Do’ se compone de una foto antigua de Austin manipulada, foto que es posible ver en la red en su versión original. ¿Será esta la manera de Taylor Swift de empezar a regrabar sus viejos éxitos a partir de ahora, para saldar su «deuda» con Scooter Braun tras la polémica de los masters de su antiguo sello?
El panorama que se cierne para los músicos y otros trabajadores culturales de nuestro país (también de muchos otros, obviamente) es del todo incierto, y aquellos que viven fundamentalmente de actuar en directo están viendo amenazado su modus vivendi. Por eso se impone también una reinvención que, sin saber bien en qué quedará, está comenzando a dar lugar a algunas iniciativas. Después de hacernos ecos de los primeros conciertos programados tras la oleada de cancelaciones, hoy sabemos que Pablo Und Destruktion se ha planteado de una manera seria otra alternativa: las giras a domicilios. Foto: Samuel Fonseca.
Así, ante la situación actual, el asturiano anuncia una «gira por casas» para presentar su último disco, ‘Futuros valores‘, publicado en las primeras semanas del año y que, tras estallar la pandemia de Covid-19, dejaba su promoción en suspenso cuando apenas había podido presentarlo en Barcelona. «Él se acercará con su guitarra y sus canciones», explica el comunicado del sello HUMO Internacional, «a casas de seguidores de todo el país que deciden contratarlo para ofrecer conciertos domésticos cuyos aforos los marcará el número de personas que tengan permitido estar en el mismo espacio, de acuerdo con la fase de la desescalada en la que se encuentre cada provincia». «Girando Por Casas», aseguran, «ya tiene más de veinte actuaciones confirmadas en ciudades como Gijón, Oviedo, Vilagarcía de Arousa, Santander, Madrid, Toledo, Sevilla, Málaga, Barcelona, Castellón o Alicante, entre otras», anunciando que sigue abierto a más contrataciones –vía mail–, pero solo hasta el 10 de julio.
A partir de entonces, toda vez que se da por hecho que habrá concluido el estado de alarma en todo el país, «el gijonés iniciará una nueva gira en bares, para apoyar el circuito de salas, tan golpeado tras meses cerrados y con una serie de restricciones abusivas; y, así, regresar poco a poco al hábitat en el que ha ido creciendo su proyecto estos años», dice el mismo comunicado. Con motivo de estos anuncios, Pablo libera también el clip oficial de ‘Problemas’, una de las canciones de ‘Futuros valores’. Una interesante aproximación dramatizada, con un punto cómico, que ha sido dirigido por Miguel Ángel Blanca, realizador al que algunos recordaréis como la polémica voz del grupo Manos de Topo.
La etapa ‘Sunshine Kitty‘ está suponiendo una curiosa mezcla de éxitos y catástrofes para Tove Lo: después de haber tenido que terminar su tour norteamericano, a finales del pasado año, con una férula debido a una rotura en su pie, la expansión del coronavirus y la subsiguiente cancelación de conciertos y festivales han dado al traste con lo que debería haber sido un 2020 perfecto para celebrar el estupendo cuarto disco de la artista sueca en festivales y conciertos de este verano (las paradas en Madrid y Barcelona, Mad Cool 2020 y Sala Apolo respectivamente, han quedado también canceladas). Sin embargo, ha sido un disco con buen recibimiento crítico –en Metacritic es su trabajo mejor valorado, por encima incluso de su debut ‘Queen of the Clouds’– y popular, y también una etapa de lo más fructífera en lo artístico.
De hecho, es noticia estos días por el lanzamiento de una especia de versión ampliada de este último disco subtitulada «Paw Prints Edition» en la que, a los sempiternos remixes y tomas en directo de algunas de sus canciones, añade cuatro temas nuevos que ha ido desgranando a lo largo del año. Me refiero, claro, a ‘Bikini Porn‘ y ‘Passion and Pain Taste the Same When I’m Weak‘, las dos cancioones co-escritas y producidas por FINNEAS, hermano y artífice del sonido de Billie Eilish. A ellas se suma ‘I’m Coming’, adaptación al inglés de un hit de su compatriota Veronica Maggio, y una nueva canción titulada ‘sadder badder cooler’ que ha sido lanzada con un imperdible vídeo.
El tema, compuesto con la participación de nada menos que Max Martin, es una creación de Tove con ELVIRA, productora también sueca que, además de algún que otro remix, firma también la versión de Maggio incluida aquí. Es un tema minimalista y poderoso, con una base que solo explota del todo en el último minuto, que encaja a la perfección en la estética de esta era. También la letra, en la que Tove habla de cómo los desengaños amorosos la hacen más fuerte en tanto que la inspiran a escribir canciones: «El corazón roto paga las facturas / Tú pierdes, yo gano», canta en un definitorio verso. Y en esa línea abunda el clip animado que ha creado Venturia Studios para ella: tras despedir a su corazón maltrecho, la aparentemente cuqui mascota Sunshine Kitty instiga a una animada Tove para que, katana en mano, se cobre la venganza contra sus ex. El resultado es una divertida ( y sanguinaria) secuencia con reminiscencias de ‘Kill Bill’ y ‘La Sirenita’ –por el perfil de dibujo escogido–, que sitúa a Tove como una femme fatale a lo Jessica Rabbit pero 3.0.
El próximo viernes 29 de mayo, tras haberse demorado su fecha inicial de salida a causa de la incertidumbre generada por la pandemia, se publica al fin el quinto disco de estudio de Mujeres, ‘Siento muerte’. Un disco que está llamada a afianzar al ahora trío barcelonés que redefinió su música en el notable ‘Un sentimiento importante‘. En él Arnau Sanz, Pol Rodellar y Yago Alcover se la jugaron a todo o nada abrazando decididamente la lengua castellana como idioma de expresión y, sobre todo, enfatizando su parte melódica por encima de su parte más punk y garajera, aunque sin abandonarla del todo. Es decir, apostar por su parte más apasionada, plasmada en el lema «rock y amistad» que podemos leer en sus grafismos. [Foto exterior: Álex Sardá.]
Así, Mujeres pasaron, como explica su sello, Sonido Muchacho, a prácticamente triplicar sus ventas y los aforos de sus conciertos, auténticas catarsis rockeras. De hecho, en una entrevista que manteníamos días atrás con Yago Alcover, nos contaba que una de las razones para, tras el retraso en la salida del disco, lanzarlo ahora, a pesar de la incertidumbre y del extraño panorama que se presenta para la música en vivo en los próximo meses, era la increíble aceptación que había tenido el disco en pre-venta. Porque, tras el fabuloso aperitivo que supuso ‘Romance romántico‘ el año pasado, y adelantos impresionante como ‘Tú y yo‘, la frase que reza en la portada de ‘Siento muerte’ –»10 canciones como 10 golpes de afecto»– se antoja certera.
Y si posteriores avances del disco como ‘Cae la noche‘ y ‘Algo memorable‘ –en este caso dando un contrapunto reposado– ya sonaban a nuevos aciertos, su más reciente single reafirma el estado de gracia de Yago, Pol y Arnau: ‘Besos’ es un nuevo himno emocional para cantar a voz en grito y poguear desaforadamente –tristemente, prohibido hasta nueva orden–. Tras una introducción equívocamente pausada regalando el (gran) gancho melódico de la canción (un poco a la antigua usanza), el ritmo de la canción se desata para desgranar –con ese peculiar, desconcertante y divertido uso del lenguaje que les caracteriza– una historia de un deseo no correspondido, al que no le falta ni un solo de guitarra ni otro vocal. Otro inapelable «golpe de afecto», como ellos dicen, que nos lleva a etiquetar ‘Siento muerte’ como nuestro Disco de la Semana.
Tracklist de ‘Siento muerte’:
01. Tú y Yo
02. Besos
03. Cae La Noche
04. A Veces Golpes
05. Un Gesto Brillante
06. Auténtico Colapso
07. El Momento Exacto
08. Todo Bien
09. Siento Muerte
10. Algo Memorable
“Un constante goteo, goteo, goteo” es, además del título del nuevo álbum de los inclasificables, inigualables y adorables Sparks, una buena metáfora de cómo se ha desarrollado su carrera: 24 álbumes publicados a lo largo de casi 50 años de carrera (!) sin desfallecimiento alguno, incluso aunque la respuesta del público general no siempre (casi nunca, en realidad) fuera la mejor. No así la de sus fans, que, por cierto, han ido aglutinando generación a generación. Incluso diría que, gracias al carácter dadaísta de muchas de sus composiciones, hasta podrían hacer tilín a algún infante avispado (no absorbido aún por las tendencias, quicir) y de mente abierta. Quizá la clave esté en que, dicen, se plantean cada disco como si fuese el primero. Y esa frescura y la diversidad de sus sonidos, entre el rock setentero, la ópera (rock o no), la psicodelia, la electrónica primigenia, las torch-songs… –todo sumado, y a veces sonando al mismo tiempo– propician que cada disco sea perfecto para introducirse en su peculiar mundo.
Así sucedía con ‘Hippopotamus‘, su estupendo álbum del año 2017, y así pretenden que sea con este ‘A Steady Drip, Drip, Drip’. Y quizá lo sea, si bien, al contrario, es bastante posible que los convencidos de que los hermanos Russell y Ron Mael son unos genios de la música no valorados como tales (algo que no necesitan y con lo que bromean con frecuencia en estas canciones) no quedemos demasiado impresionados por su vigésimo cuarto trabajo de estudio. La recurrencia de sus recursos creativos más habituales –el desconcierto, la parodia– no se ve en varias ocasiones correspondida con el ingenio necesario para que no tengamos la sensación de haber escuchado tal o cual canción en otra ocasión.
Quizá sea que, instigados por su ingenio lírico, a veces dilaten de más ganchos que en realidad no daban para tanto, como los de la tontuela ‘Lawnmower’, ‘Sainthood Is Not Your Future’ o ‘Pacific Standard Time’. O incluso, en sus reconocibles delirios, se les vaya la mano con las fracturas de estructuras y tempos –cercanos a los de la música clásica–, como sucede en ‘The Existential Threat’ o una ‘Nothing Travels Faster Than the Speed of Light’ que es prácticamente heavy metal tocado exclusivamente con teclados. En el otro lado de la balanza, extravaganzas como ‘Stravinsky’s Only Hit’ u ‘Onomato Pia’ rezuman chispa, gracias también a su desopilante imaginación para las letras: la primera, imagina a Igor Stravinsky como una estrella del pop entregado al desenfreno, hasta que gana su primer Grammy; la segunda, dibuja a una absurda diva que no habla ni gota de inglés o italiano, pero tiene un gran «don comunicativo» («¿lo pilláis?», bromeaba Russell en la imperdible «fiesta de escucha» del disco que organizó Tim Burgess en Twitter).
Y otra vez, los textos de Sparks realmente marcan la diferencia. Los Mael se distinguen por una pulcritud y cuidado exquisitos del lenguaje, sirviendo sin duda como referente a discípulos como Stephin Merritt, The Divine Comedy, Hidrogenesse, Pulp o The Lemon Twigs. Es parte de su esencia, de su propuesta artística y en ningún modo lo hacen de manera elitista ni esnob. Más bien al contrario, sus versos rezuman imaginación y sobre todo sentido del humor, que hacen que la idea más peregrina resulte divertida de leer: da igual si nos hablan sobre la madurez personal y artística (tierna y divertida a un tiempo ‘All That’) o una relación quemada (‘I’m Toast’), o dedican una oda a un cortacésped (‘Lawnmower‘) o a un probador de ropa invernal de Uniqlo (tal cual, palabra por palabra, es lo que cuenta ‘Left Out In the Cold’). Incluso, de forma totalmente atípica en ellos, se permiten soltar unos cuantos «fucks»: por una parte, en una ‘iPhone’ que invita a «dejar el puto iPhone y escúchame», pero no espetado por ellos en sus conciertos (que también) sino imaginado en personajes histórico-bíblicos como Adán y Eva o Abraham Lincoln; y por otra, ‘Please Don’t Fuck Up My World’, un himno cantado (literalmente) por niños que reclaman un futuro viable en lo medioambiental.
Es lo que tienen los genios: que incluso sin que estemos ante su mejor disco, logran que valga la pena prestarles atención. Sobre todo porque además en muchas ocasiones, como en ‘All That’, ‘I’m Toast‘, ‘Self-Effacing‘, ‘iPhone’, ‘Left Out In the Cold’ –diría que es su canción menos críptica en mucho tiempo, fácilmente radiable–, ‘Pacific Standard Time’ (una oda de amor a Los Ángeles, su ciudad, a pesar de sus múltiples defectos) o ‘One for the Ages’, están especialmente inspirados con las melodías y la manera (a veces endiablada, casi siempre sorprendente) de desarrollarlas. ‘A Steady Drip, Drip, Drip’ no es la única novedad de Sparks prevista para este año: presumiblemente, verá por fin la luz la película dirigida por Leos Carax y protagonizada por Adam Driver y Marion Cotillard de su musical, aún inédito, ‘Annette’; y también el documental sobre el dúo filmado por un fan fatal como Edgar Wright (‘Bienvenidos al fin del mundo’, ‘Scott Pilgrim contra el mundo’, ‘Turistas’). Pero de lo que no hay duda es de que, sean mejores o peores trabajos, son de obligatoria revisión y disfrute. Porque serán siempre únicos, alejados de la vulgaridad y, además, muy divertidos.
Calificación: 7,5/10 Lo mejor: ‘All That’, ‘Self-Effacing’, ‘Please Don’t Fuck Up My World’, ‘Left Out In the Cold’, ‘I’m Toast’, ‘iPhone’ Te gustará si te gusta: The Magnetic Fields, The Divine Comedy, Hidrogenesse, Pulp, Pet Shop Boys. Escúchalo: ‘One for the Ages’ en Youtube.
Lady Gaga y Ariana Grande bailando bajo la lluvia, Tulsa conviviendo con imágenes del cine clásico, el sabor de la sandía de Harry Styles, la lucha contra Goliat de Woodkid, y el emotivo cuento sobre la pérdida de Khruangbin. Desconfinamos las imágenes de los videoclips más destacados de las últimas semanas y sacamos al sol sus referentes estéticos y narrativos.
Rain On Me (Lady Gaga, Ariana Grande)
Lady Gaga abandona el desierto “chromatico” de ‘Stupid Love’ y aparece en el suelo de una gran urbe que podría estar inspirada en cualquier ciudad cyberpunk donde llueva mucho: del Los Angeles de ‘Blade Runner’ al Nueva York de ‘Black Rain’. La diferencia es que en esta ciudad, además de gotas de agua, llueven puñales como para convertir a Gaga en Nuestra Señora de los Dolores. Al igual que el anterior vídeo, ‘Rain On Me’ está articulado por medio de varias coreografías. El director Robert Rodríguez, con quien Gaga había trabajado en ‘Sin City: Una dama por la que matar’ (2014) y ‘Machete Kills’ (2013), desaparece como lágrimas en la lluvia y deja puesto el piloto automático: bailes tan sofisticados como el de un grupo de adolescentes en el parque, insertos con primeros planos también de estética cyberpunk (con mucho cable a lo ‘Ghost in the Shell’), y un abrazo final donde las dos divas parecen celebrar que por fin ha escampado.
Yo no nací así (Tulsa)
En el recomendable documental ‘Malpartida Fluxus Village’ (2015), la cineasta María Pérez Sanz establece un estimulante diálogo entre tradición y vanguardia, entre los habitantes del pueblo extremeño de Malpartida y los herederos del movimiento fluxus que se instalaron allí a mediados de los setenta. En el clip ‘Yo no nací así’ recurre a una estrategia narrativa similar. La directora entrelaza realidad y ficción en un juego dialéctico que remite -aunque sea involuntariamente- a nuestra nueva realidad postcovid-19. Para ello utiliza varios fragmentos de películas emblemáticas: Tulsa lee en la cama junto a Dan Duryea en ‘Perversidad’ (1945), duerme -¿sueña?- con las pesadillescas imágenes de ‘Häxan: La brujería a través de los tiempos’ (1922), reza en el altar de ‘La pasión de Juana de Arco’ (1928) con Maria Falconetti, y desayuna con Laurence Olivier en ‘El divorcio de la señorita X’ (1938). Al final, en una pirueta metalingüística, la cantante ve su propio videoclip sentada en el sofá con el uniforme oficial del confinamiento.
Watermelon Sugar (Harry Styles)
En ‘El sabor de la sandía’ (2005), el director Tsai Ming-liang exprimió las posibilidades metafóricas del melón de agua: de alegoría sexual a símbolo de las barreras físicas y emocionales del mundo contemporáneo. El nuevo videoclip de Harry Styles continua sacando tajadas metafóricas al melón abierto por el director malayo (el plano de las piernas abiertas es muy parecido a la famosa secuencia de la película). Como la magdalena de Proust, la sandía de Styles funciona como catalizador de evocaciones, como lubricante para la memoria. El cantante muerde el watermelon provocando una catarata de sensaciones dionisiacas enmarcadas en una luminosa fantasía veraniega. Un sueño estival en tiempos de confinamiento (de ahí la dedicatoria al “sobeteo”), filmado con reminiscencias estilísticas de los 70: pantallas partidas, planos imitando el formato súper 8, estética hippie…
Goliath (Woodkid)
La pesadilla de Greta Thunberg. El último videoclip de Woodkid, dirigido como es habitual por el propio Yoann Lemoine, es una relectura en clave distópica y ecológica de la fábula de David y Goliath. David es el obrero que, apesadumbrado y algo confuso, llega a una gigantesca mina a cielo abierto. Goliat es ese monstruo que se alimenta de combustibles fósiles, un leviatán del efecto invernadero que abre sus fauces como una metáfora de la voracidad de la maquinaria industrial. Sin embargo, en esta reinterpretación no hay enfrentamiento a pedradas con hondas. Solo queda la constatación por parte de David de su impotencia y menudencia ante el gigantesco abismo abierto en el mundo por Goliat. Para subrayar esta insignificancia, Yoann Lemoine utiliza muchos planos aéreos de la explotación minera, y un estilo visual que recuerda al cine de ciencia ficción posapocalíptico.
So We Won’t Forget (Khruangbin)
La primera secuencia de ‘So We Won’t Forget’ parece mezclar dos referentes del cine japonés: Hayao Miyazaki, con ese gran peluche que recuerda al personaje fantástico de ‘Mi vecino Totoro’ (1988), y el humor tierno y excéntrico, con toques de violencia seca, del Takeshi Kitano de ‘El verano de Kikujiro’ (1999). El realizador de publicidad Scott Dungate combina esos dos universos creativos para dar forma a una emotiva historia sobre la pérdida y el recuerdo. Y lo hace con mucha habilidad: pedaleando sutilmente por la comedia, frenando en seco en el drama, y lanzándose cuesta abajo hacia un lirismo mágico de lo más conmovedor. Todo ello en un entorno bucólico, con unos cerezos en flor que recuerdan a los de su anuncio para Honda, ‘Feeling’, que contrasta con el fondo enormemente trágico de la historia.
‘Rain on Me’, el dúo de Lady Gaga y Ariana Grande, está siendo un pelotazo comercial y ha permanecido todo el fin de semana en el número 1 de las tendencias de Youtube, sumando más de 20 millones de reproducciones durante sus primeras 24 horas.
La canción suma también 18 millones de reproducciones en Spotify en sus primeras 48 horas, tras ser número 1 directo en el global de Spotify, algo a lo que Ariana Grande está muy acostumbrada, pero no tanto Lady Gaga, que se quedó en el puesto 2 de esta lista incluso con ‘Shallow‘ y no pasó del número 6 con su single anterior, ‘Stupid Love’. La canción ha sido top 1 directo en el Spotify de Estados Unidos, Brasil y Filipinas, además de top 2 directo en Reino Unido y Canadá.
En este exitazo, como curiosidad, nuestro país es uno de los menos entusiastas con ‘Rain on Me’. Entregadísimo a la música latina y en castellano, España es uno de los países que menos ha sucumbido a los últimos lanzamientos de The Weeknd o Dua Lipa, y lo mismo está sucediendo con esta canción. De los mercados importantes, España es la que peor entrada ofrece en Spotify (#32), junto con Alemania (#38), para ‘Rain on Me’.
En todo caso, la canción está peleando por ser número 1 directo tanto en Estados Unidos como en Reino Unido, algo que según las primeras previsiones, tiene opción de conseguir. Aunque en este último país no ha llegado al top 1 en Spotify, jugarán a su favor su alto número de descargas y las reproducciones de Youtube, que en UK cuenta a diferencia de lo que sucede en España.
Como para desviar la atención del «backlash» que ha sufrido esta semana a raíz de sus declaraciones sobre feminismo, sobre las que ha tenido que aclarar que no ha citado a artistas negras exitosas por racismo sino porque son sus favoritas, Lana del Rey ha subido a Instagram una nueva composición.
Se trata de ‘Patent leather do – over’ y es un adelanto de ‘behind the iron gates – insights from an institution’, un álbum de «spoken word» que se espera para marzo de 2021, diferente al álbum que saldrá el 5 de septiembre. Como era de esperar, en ‘Patent leather do – over’ Lana recita por encima de una suave música «como siempre escrita por Jack Antonoff» (?), dirigiéndose desde el primer verso a su admirada Sylvia Plath: «Sylvia, supe lo que quisiste decir cuando hablabas sobre nadar en el océano dejando tus zapatos negros de charol apuntando hacia él mientras nadabas», comienza diciendo. Después, volverá a nombrarla: «Sylvia, Marilyn, Violeta, Diana… Todas las mujeres como yo que llegaron antes que yo eran rubias. Me teñí de negro por vosotras. Di la espalda a ese estanque negro. Juro que no pararé hasta que me muera. Así que aquí estoy a los 34 años, ¿y para qué?».
En otro momento del tema, y como en referencia a la polémica de esta semana, invita a ser «exigente» en el amor, «separando el grano de la paja» cuando dice que «no puedes enamorarte de un hombre como Ted, o de un músico que canta sobre ser libre». Las interpretaciones de todo esto en Genius, de momento se están haciendo esperar. Podéis escuchar el tema en su Instagram.
Publicado hace ya más de un año, ‘Sombrero roto‘ de Kiko Veneno fue uno de los mejores discos de 2019 para nuestra redacción y el último disco nacional del año elegido por la redacción de Rockdelux (en su edición de papel, al menos). Fue una de esas decisiones valientes, a contracorriente, que marcaron la trayectoria de la cabecera dirigida por Juan Cervera y Santi Carrillo durante décadas. Y, también, un acto de justicia: el catalán, andaluz de adopción, merecía tal reconocimiento por la nueva y acertada reinvención sonora que llevaba a cabo en ese soberbio disco. Pero, curiosamente, la mejor canción de ese álbum difícilmente podía ser más clásica en fondo y forma.
Hablo de ‘Obvio’, una gran balada que se sitúa no por casualidad como eje entre la primera y la segunda parte del disco. Es una suerte de remanso de paz que nos lleva a un espacio sonoro y emocional muy distinto al del resto de ‘Sombrero roto’, de la que es muy difícil no enamorarse. “Le gusta a todo el mundo: a los niños, a las niñas, a los viejos, a las viejas, a los LGTB, a los Ñ, a los V, a los marcianos… A todos”, nos decía con su guasa característica el propio Kiko cuando le entrevistábamos ante la salida del álbum. “Es una canción sentimental, romántica, que te hace saltar las lágrimas”, añadía… casi como a él cuando le comenté que veía en ella la influencia de su admirado Nat King Cole. “No me digas eso, que es uno de mis grandes ídolos”.
Pero es cierto. La delicadeza y candor de la melodía la haría perfecta para un intérprete de jazz o swing. Además, aunque esté guiada por una sencilla guitarra acústica, los ampulosos arreglos de cuerdas recalcan su apabullante clasicismo. Arreglos que han sido compuestos y dirigidos por Michael Thomas, compositor británico que ha trabajado con Paul McCartney, Elvis Costello o Björk, y que actualmente dirige varias orquestas de cámara en Andalucía (de ahí la conexión). En todo caso, la belleza de esa combinación no escapa al carácter de búsqueda del disco, remarcado aquí por los teclados casi saturados que aporta el productor Bronquio hacia el final.
Pero además de la música, ‘Obvio’ es un triunfo lírico. Una letra que fácilmente hará que florezca un buen nudo en tu garganta o un vello erizado en tu brazo por la honestidad desarmante de su letra de amor, un amor de esos que dan ganas de vivir y que, por eso, resulta especialmente emocionante en un momento en el que es obligado dar las gracias a la providencia (o lo que sea) por poder escribir, leer y escuchar esto y sobre esto. Aunque en principio su lectura podría no ligarse necesariamente a una relación romántica sino extenderse a un amor fraternal o incluso una amistad, la lectura que hace Akimoski –responsable del arte del disco– en su vídeo oficial recién estrenado tiene una vis sensual muy directa, con planos de caras y cuerpos que denotan deseo y que, extraordinariamente, hasta se tocan. Todos ellos superpuestos sobre paisajes naturales o urbanos, dejando planos realmente poéticos. “Estaría encantado de que fuera la canción triunfadora de este disco”, nos decía el sin par Veneno en la citada entrevista. No cabe duda de que así puede ser.
Doja Cat va en camino de convertirse en el «success story» definitivo de este año marcado por la pandemia gracias al éxito de ‘Say So’, su ‘New Rules’ particular. Esta producción disco-pop de TYLOR TRAX, es decir, Dr. Luke con otro alias, ha ejercido no de primero ni de segundo, sino de quinto single de ‘Hot Pink’, el segundo álbum largo de Amalaratna Zandile Dlamini publicado el pasado mes de noviembre, y que, tras arrasar en TikTok, se ha convertido más allá de esta plataforma en un éxito gigantesco que a la propia Doja Cat le costará igualar: lleva 400 millones de streamings solo en Spotify y ha dado a la artista su primer número 1 en el Billboard Hot 100 gracias al «remix» de Nicki Minaj, cuyo rap metido completamente con calzador no se sabe cómo alguien puede haber aprobado.
La joven cantante de Los Ángeles, sudafricana por parte de padre (a quien nunca ha conocido), vivió cuatro años en un ashram y creció escuchando la música de D’Angelo, Jamiroquai, Tupac, Earth, Wind & Fire y Erykah Badu antes de volverse viral en internet con el cómico single ‘Mooo!’ allá por 2018 y publicar después su álbum debut, pero es precisamente Nicki Minaj quien asoma por aquí a menudo por su manera de rapear: como la autora de ‘Queen‘, Doja Cat posee un «flow» rápido y delirado, buena maña para los juegos de palabras y un registro agudo que sabe moldear a la necesidad del beat o de su estado de ánimo. Su rasposa voz aporta una personalidad arrolladora a sus canciones, las cuales tampoco aportarían grandes novedades a las fórmulas del hip-hop actual de ser interpretadas por otra persona. Y aunque ‘Say So’ no es nada representativa de su sonido, al menos sí contiene un rap feroz y adictivo de esos que solo Doja sabe hacer, por lo que sirve para demostrar que, en realidad, la artista puede adaptarse a cualquier estilo.
Con la colaboración de varios compositores y productores, entre los que repite un malogrado Lukas Gottzwald sobre el que Doja Cat se niega a realizar declaración alguna (la artista firmó un contrato con su sello Kemosabe a finales de 2013, a los 17 años), Amala entrega en ‘Hot Pink’ un álbum de hip-pop irresistible dentro de los diversos estilos que explora canción a canción.
Los pulsos telefónicos de ‘Cyber Sex’, que habla sobre lo obvio, abren el álbum con la intención de «romper internet», el tremendo flow de Doja sobresale en los dinámicos versos de ‘Rules’ entre menciones a Bob Dylan, las hermanas Olsen y un fondo de guitarras eléctricas, y si bien otros temas del largo redundan en este estilo sin ofrecer nada mejor, como ‘Better than Me’, de extraños ecos «bedroom-pop», Doja sí consigue sorprender a lo largo de este trabajo llamado como una de las mejores canciones de Let’s Eat Grandma de otras maneras.
En ‘Hot Pink’, el origen sudafricano de Doja queda plasmado en el ulular de ‘Won’t Bite’ con Smino, una composición más pizpireta imposible que samplea ‘My Angel’ de Harry Belafonte y Miriam Makeba; mientras ‘Like That’ seduce en un estilo que remite al R&B-hip-hop de los 2000 sampleando ‘Between the Sheets’ de los Isley Brothers, y ‘Addiction’ incorpora una base synth-pop y una genial referencia de Doja a su padre ausente: «I got such a pretty body / feels prettier when I’m a mess / and I just like to call him daddy, ‘cause the first one had up and left». Y aunque ‘Shine’ suena a una versión veraniega de lo ofrecido ya por Kim Petras en ‘Clarity‘, sus pegadizos «dun dun dun» remiten a la mejor M.I.A. a la vez que en la arrogancia de la canción subyace una palpable tristeza. Si ‘Streets’ incluso podría ser de la última Tinashe, está claro Doja Cat no va a ser, de momento, la nueva visionaria del hip-hop, pero que no quepa duda: como producto pop hecho para las masas, ‘Hot Pink’ es estupendo.
Perfume Genius ha vuelto con uno de sus mejores discos hasta la fecha, un ‘Set My Heart On Fire Immediately‘ que promete aparecer en multitud de listas de lo mejor del año dentro de unos meses. Es nuestro «Disco de la Semana», y sobre él hablamos con su autor hace unas semanas, en plenísima cuarentena. Por teléfono, el siempre amable Mike Hadreas nos habla sobre la influencia que su actuación en la obra de teatro ‘The Sun Still Burns Here’ ha ejercido en su nuevo trabajo, su amor por Cyndi Lauper o sobre masculinidad, uno de los temas más recurrentes en su trabajo.
¿Era imprescindible para ti mantener el adverbio en el título de tu disco? ‘Set My Heart on Fire’ tiene una sonoridad muy potente, pero luego “immediately” parece que lo frena un poco.
El adverbio lo convierte en una orden. No estoy hablando de la idea de que incendies mi corazón, ¡te estoy ordenando a que lo hagas ahora mismo! (ríe) Y en general el disco es así, habla sobre sentimientos que estoy afrontando ahora mismo, en este momento. He buscado hacer un disco inmediato, que sonara cercano, quería que voz sonara cercana al oyente. Porque me siento preparado para ello.
¿Cómo comparas la grabación de ‘Set My Heart On Fire Immediately? con la de ‘No Shape’?
Blake Mills y yo hemos vuelto a trabajar juntos en este disco con la intención de abordarlo con el mismo amor y la misma energía con los que hicimos ‘No Shape’, pero desde otra perspectiva. Este disco es mucho más orgánico que el anterior y queríamos que la grabación capturara esta cualidad, que se escuchara el estudio y a los músicos tocar juntos. Yo mismo he cantado y tocado instrumentos al mismo tiempo en este disco. Al fin y al cabo, el álbum trata sobre estar presente en el momento. Y las canciones están preparadas para comunicar esta sensación a nivel musical, no solo lírico. Mis ideas suelen ser impresionistas y abstractas en un primer momento, pero quería que el disco sonara a algo que puedes coger con tus propias manos, a algo real.
Efectivamente el disco suena muy físico. La instrumentación parece que la puedas tocar con las manos, suena muy robusta, muy presente, pero a la vez las melodías vuelven a ser tiernas.
Estas ideas estaban presentes en las primeras conversaciones sobre el álbum. Al mismo tiempo, en el estudio se dio una conexión entre los músicos casi psíquica… Simplemente nos dejamos llevar… Realmente, toda grabación es un momento capturado en el tiempo, pero el disco está hecho para sonar como un documento de precisamente ese momento.
La nota de prensa decía que tu disco subvierte “conceptos de masculinidad y roles tradicionales”. La última vez que te entrevistamos nos diste este titular: “me avergüenza sentirme atraído por la masculinidad tóxica”. Es un tema que te sigue preocupando.
(ríe) Lo que me atrae de este tipo de masculinidad es el modo en que ciertos hombres heterosexuales sienten que el mundo es suyo, cómo son capaces de navegarlo sin cuestionarse a sí mismos ni su lugar en el mundo. Casi como si fueran intocables. A las personas «queer» se nos ha enseñado que lo que somos, el modo en que caminamos o nos expresamos está mal, y solemos ser conscientes a un nivel muy extremo de la manera en que nos movemos por el mundo, de las cosas que decimos y cómo las decimos. Ver a alguien que no pasa por este proceso mental para mí es muy atractivo.
En todo este tiempo, ¿de qué manera ha evolucionado tu perspectiva de la masculinidad?
Para este disco pensé en los hombres que crecí escuchando durante mi infancia, en esos caballeros de la canción que cantaban con tanta confianza, como Elvis. No te pedían que les escucharas, te lo ordenaban. Quería ponerme en la piel de esos cantantes sin dejar de contar mi propia historia. Explorar la idea de que en las interpretaciones de esos cantantes había seriedad, pero también humor. Eran actuaciones muy dramáticas, muy exageradas… cualidades que normalmente asociamos con lo femenino. Para mí es muy satisfactorio presentarme a mí mismo tal como soy de esta manera a la vez que dejo claro que es una «performance». Es lo que hacían aquellos cantantes de la época. La masculinidad puede ser dramática… pero también «campy» y boba.
«Lo que me atrae de la masculinidad tóxica es el modo en que ciertos hombres heterosexuales sienten que el mundo es suyo, cómo son capaces de navegarlo sin cuestionarse a sí mismos»
Hablas de «crooners», y en especial la música americana presenta un peso importante en el disco. ¿Tiene que ver con algún tipo de reencuentro contigo mismo?
Las canciones que me han inspirado durante la composición de este disco son las mismas que escuchaba de pequeño, y que luego me acompañaban en mi adolescencia. Mi intención ha sido escribir canciones clásicas y atemporales que puedas escuchar durante mucho tiempo. A su vez quería que la grabación capturara esa energía de algo atemporal que puede acompañarte toda la vida.
Tu actuación en ‘The Sun Still Burns Here‘ ha sido fundamental en el modo en que has afrontado este disco.
Crear esa obra con el equipo fue una experiencia muy diferente a lo que yo suelo hacer. Normalmente, cuando escribo trabajo solo, y después presento mis ideas a las personas que estén colaborando conmigo. En general he solido componer a solas, en una habitación con las luces apagadas… Realmente podía estar en cualquier parte. La performance me fijaba en el presente, y a la vez me sentía tan inspirado como cuando compongo, pero acompañado de gente y a la vez siendo muy consciente de mi propio cuerpo. El hecho de bailar, estar en una habitación con gente… es una idea muy física, tiene mucho que ver con el mundo real en sí mismo. Tocaba a gente y hablábamos de este mundo que estábamos creando y que en algún momento íbamos a compartir. Fue una experiencia totalmente fijada en la vida real. A veces cuando trabajas te atascas en la rutina y está muy bien romper eso, encontrar nuevas formas de trabajar. Definitivamente, ‘The Sun Still Burns Here’ me ha cambiado como artista.
«Las actuaciones de los crooners clásicos eran muy dramáticas, muy exageradas… cualidades que normalmente asociamos con lo femenino»
¿De qué canción del disco estás especialmente orgulloso?
‘On the Floor’. Estoy muy satisfecho con esta canción porque mi intención con ella fue muy clara: quería hacer una canción que expresara un sentimiento muy específico, de una manera que solo la música pop puede conseguir. Es un sentimiento de desesperación y confusión pero también de euforia. Es una canción pop que escribí para que la gente la escuchara. Muchas veces escribo canciones para mí mismo porque sé que, cuando estas son personales, también pueden llegar a conectar con la gente. Pero ‘On the Floor’ la escribí partiendo desde esa voluntad de conectar con la gente, sin que eso comprometiera nada de lo que soy como artista.
Está inspirada en Cyndi Lauper…
La música de Cyndi Lauper posee ese elemento de desesperación y anhelo. Es una música dulce e inocente pero también triste. Todas sus canciones tienen ese poso de esperanza, pero precisamente la esperanza es un sentimiento agridulce, porque si la sientes es que en tu vida está ocurriendo algo que quieres que sea mejor. Ella quiere «sobrevivir la noche»…
«Estoy muy enfadado con Rihanna por no sacar nueva música»
Supongo que escuchas más música pop.
¡Claro que sí! Me encanta Rihanna. Estoy muy enfadado con ella por no sacar nueva música.
‘Describe’ presenta el contraste típico en tu sonido entre la pesadez de la música y la ternura de la melodía. Entiendo que era un primer single claro…
‘Describe’ debía ser el primer single por varias razones. La canción suena como si saliera al mundo a través de un portal y además a lo grande. Es un anuncio en sí mismo. ‘On the Floor’ es una canción muy pop, pero representa solo un ingrediente del álbum. No quería volver con esa canción y que la gente pensara que este es el tipo de música que he hecho en este disco. Que solo he hecho este tipo de temazo… porque lo voy a llamar temazo, ¿por qué no? ‘Describe’ define el mundo que he creado en este nuevo trabajo. Es fuerte y dura pero también dulce y tierna. El final es cálido y a la vez desolador. Y la primera parte es claustrofóbica, plena y expansiva. Está todo ahí.
‘Leave’ es muy especial. ¿Qué me puedes contar de ella?
Esa canción suena lo más parecido a como suena mi cerebro. Es muy personal y muy abstracta. A veces cuando escribo me posee una sensación sobrenatural que me transporta a otro lugar. Después vuelvo a la vida real para comer o lo que sea. La canción explora la idea de quizá permanecer para siempre en ese ensueño y no abandonarlo jamás. Temáticamente, muchas veces ni siquiera yo sé de qué van mis canciones, pero en este caso es el «vibe» lo que más satisfecho me ha dejado. Aunque la gente no sepa sobre qué estoy cantando, al menos sí podrán sentirla y sentirse transportados por ella.
«No diría que Breeders están infravaloradas, pero sus últimos álbumes son muy buenos»
‘Jason’ es muy bonita. Cuenta un romance pasado. ¿Que disco de Breeders sonaba en tu encuentro con aquel Jason al que le dedicas la canción?
Sonaba ‘Title TK’. ¡Qué disco tan infravalorado! No diría que Breeders lo son porque todo el mundo sabe que son brillantes pero sus álbumes tardíos son muy buenos. Asegúrate de que esto se sepa. (Nota del Editor: Hadreas ha confirmado que el disco que sonaba en realidad en el encuentro descrito en ‘Jason’ era de Carpenters).
La redacción evalúa el nuevo single de Bad Bunny junto a Don Omar, esta semana número 1 en España.
«Lo que distingue a Bad Bunny del resto de sus competidores/colegas es que sus producciones saben desencajar el marco de lo previsible en el reggaetón. Creo que es su gran baza, además de un flow que ha evolucionado a ojos vista y que le acerca a grandes maestros del género como Don Omar… que precisamente le acompaña en su actual número 1 en España, ‘Pa´ romperla’. Un tema que es prácticamente lo contrario a lo que he dicho antes: es una producción prototípica del perreo en 2020, con ese riff de ¿trompetas? distorsionadas que se incrusta en la cabeza del más reticente. Pero es que esto también lo hace bien el Conejo Malo: sabe ir a degüello cuando hay que pegar duro y no desmerece ni un ápice ante el intérprete de ‘Dile’. Como él mismo Bad Bunny dice, «se juntó (sic) el Rey con el Rey». ¿Quién puede negarlo, ante un pelotazo como ‘Pa´ romperla’?». Raúl Guillén.
«Después de superarse con las ambiciosas producciones de «Yo Hago Lo Que Me Da La Gana», Bad Bunny ha publicado un nuevo disco que suena a «mixtape», en concreto a las que se movían en el underground de Puerto Rico a principios de siglo cuando el reggaetón aún no había explotado internacionalmente. El bombo de ‘PA’ ROMPERLA’ tiene una suciedad típica de esas cintas grabadas de mala manera en los estudios rudimentarios de la época, pero la canción sobresale por su inmediatez y grita «hit» por todas partes. Esta colaboración con Don Omar que nos anima a «mover el culo como en el 2006″ es el nuevo número 1 en España con razón, pero aunque como homenaje a los que vinieron antes que él funciona, a su vez desprende cierto agotamiento de la fórmula: Benito va en camino de sobresaturarse a sí mismo, y ‘PA’ ROMPERLA’ no es exactamente una canción hecha para perdurar». Jordi Bardají
«En medio de la cuarentena por la pandemia de coronavirus, muchos artistas lidian con el bloqueo creativo, con frustración y con incertidumbre ante las dificultades económicas que se avecinan en el sector cultural, pero otros han entrado en una fase “no puedo parar de crear”. Eso le ha sentado genial a gente como Charli XCX, pero la decisión de Bad Bunny de lanzar este disco de descartes prácticamente dos meses después de ‘YHLQMDLG‘ no ha sido tan buena. ‘LAS QUE NO IBAN A SALIR‘ no iban a salir por una razón: Benito estaba especialmente inspirado en el disco anterior, con temazos como ‘La difícil’, ‘Safaera’ o ‘Yo perreo sola’, pero se nota que éste es un disco de descartes, y se nota más cuando dejas tan poco tiempo entre ambos. Este ‘Pa romperla’ no es una excepción y, a pesar de que un featuring con Don Omar parece sinónimo de acierto, se queda muy lejos de otras colaboraciones del puertorriqueño. Lo más destacable (y tampoco es gran cosa) es el estribillo, siendo los versos especialmente pobres para lo que nos tienen acostumbrados ambos. Si “se juntó el Rey con el Rey” y esperábamos un equivalente en reggaeton a ‘Telephone’, ‘Pa romperla’ es más bien un ‘Videophone'». Pablo N. Tocino.
Después de dar pistas sonoras el pasado fin de semana y revelar la portada, Rosalía ha subido a sus redes un avance del vídeo oficial de ‘TKN’, su nuevo single, que supone una colaboración con uno de los MCs más influyentes y exitosos del momento, Travis Scott. En él, Rosalía y Travis aparecen rodeados de niños de diferentes edades interactuando y bailando con ellos en ambientes domésticos e industriales. Incluso, en un plano, la catalana sostiene a lo que parece un bebé en sus brazos. Además, el sonido nos adelanta lo que parece el gancho de la canción, que no es otra cosa que su título repetido rítmicamente por ambos artistas, sobre un fondo que se antoja más bien minimalista.
Días atrás, la barcelonesa subía a su Stories el fragmento de una canción, que según Shazam se llama ‘TKN’, y es su esperada colaboración con el gigante Travis Scott. Algo llamado a ser bastante más grande que la anecdótica colaboración previa entre ambos que terminaba en el disco de JACKBOYS. En el mencionado fragmento escuchábamos lo que parece un tema de reggaetón psicodélico, con Travis cantando en español sobre… ¿leche con azúcar?, y luego en inglés. Está claro que el lanzamiento es inminente y, conociendo a Rosalía, esto podría ser el miércoles o el jueves que viene a eso de las 18.00. Ha sido el modus operandi de muchos de sus singles sueltos tras ‘El mal querer‘.
En diversas entrevistas con la televisión española, Rosalía ha venido dando pistas sobre este tema. Lo tenía ya preparado, con el vídeo rodado, cuando surgió la crisis del coronavirus. Pero en ese momento no le pareció lo correcto publicar un tema que consideraba discotequero, por lo que optó en su lugar por lanzar la balada inofensiva ‘Dolerme’, que no obstante ha sumado 11 millones de reproducciones en Spotify nada desdeñables.
¿Queda algún festival o artista por «posponer» su edición o su concierto a 2021? Sí, la verdad es que quedan unos cuantos aún, más que nada porque se desconoce por completo en qué va a consistir la «nueva normalidad» y lo que sucederá cuando, tras ella, previsiblemente tengamos pequeños rebrotes de la pandemia de la covid-19. ¿Alguien piensa que puede haber Dcode en septiembre, Monkey Week y BIME en otoño? Lo que sí se puede hacer desde la mismísima fase 2 que este lunes empieza en media España son conciertos para menos de 50 personas con los aforos reducidos o hasta para 400 en espacios abiertos y con asiento asignado.
Ante este panorama algunos han comenzado a darle a las neuronas para ver qué se puede organizar. Desde Cooltural Fest, que se celebra en agosto en Almería, han indicado que el festival no se va a celebrar como se pensaba (Amaral, Leiva y otras decenas de artistas), como es lógico, pero que «promotores y Ayuntamiento están trabajando ya en otros formatos para que la marca de Cooltural Fest siga firme en el panorama festivalero pese a las circunstancias». Dicen que «salvaguardando la seguridad y la salud», trabajan con el Ayuntamiento para que el público «no se quede sin música este verano». En la misma línea, el barcelonés Cruïlla ha ido más allá, anunciando, además de la primera parte para su cartel de 2021, conciertos para este verano cuando otros están cancelando.
Nos quedamos sin ver a Gwen Stefani, pero al menos verás a alguien. Han llamado al proyecto Cruïlla XXS, y serán conciertos «adaptados a las nuevas circunstancias, 400 personas de aforo y con distancia de seguridad, que se alargará durante todo el mes de julio de 2020». Se han programado 30 espectáculos que incluirán actuaciones de gente como Ms Nina y Kaydy Cain, Joan Colomo, Ladilla Rusa, Iseo, Muchachito (Hombre Orquesta Show), Roger Mas, Ramon Mirabet o Rayden, en lugares de Barcelona como el Poble Espanyol, el Disseny Hub Barcelona, els Jardins del Teatre Nacional de Catalunya, el Recinte Modernista de Sant Pau o la Anella Olímpica.
La noticia sucede a la de la celebración de una pequeña gira por autocines de Belako, que ya sabemos que será los días 25, 26 y 27 de junio en Madrid, Denia y Getxo, respectivamente. Sin duda, la recaudación no tendrá nada que ver con la de un concierto de la vieja normalidad, pero menos da una piedra y son muchos los artistas que están deseando tocar y reinventarse de la manera que sea.
En el lado contrario encontramos a Bunbury, que ha sido bastante crítico en su comunicado de aplazamiento de su gira desde 2020 a 2021, con todo lo mal que le puede venir esto ahora que está promocionando un nuevo álbum que sale la semana que viene. Estas son sus palabras en nota de prensa: «Las medidas que se van anunciando en los diferentes países en cuanto a aforos, protecciones sanitarias, distancias de seguridad, butacas vacías, etc… no nos parecen ni viables, ni realistas. Los conciertos en directo son un intercambio de energía, entre público y artistas. Eliminar gran parte de la emoción, imposibilitando la capacidad de compartir el momento y hacer de algo mágico, algo estático y distante, no tiene ningún sentido para nosotros. Así, Enrique Bunbury y su equipo, no van a efectuar ningún show, dentro de la llamada “nueva normalidad”. Término que nos parece inaceptable».
Continúa, sin desperdicio: «Esperamos que, como todo parece indicar, el 2021 sea el año en el que nos podamos reencontrar con total normalidad, para cantar, abrazarnos, saltar, bailar y gritar, sin que nos fumiguen a la entrada, ni nos separen de nuestros compañeros o de nuestros artistas favoritos. Para volver a disfrutar de un show tal y como lo conocemos y sin ningún tipo de restricción». Esperamos en los próximos días publicar una entrevista con el artista en el que nos dé más detalle sobre su visión.
Casi la mitad de nuestro país entrará el lunes en fase 2. La otra mitad, en fase 1. En ninguna de las fases de desescalada en la crisis del coronavirus el cruising ha sido una opción precisamente recomendable. El sexo ha sido el gran desconocido de esta pandemia para casi todo el mundo: el único cruising posible de la primavera ha sido el que nos ofrece Alex Espinoza, un libro sobre la historia del mismo que ha sido publicado por la editorial Dos Bigotes, la misma que hace un par de temporadas editaba ‘Bitch, She’s Madonna‘.
El mayor exponente de esta práctica sexual de cara al público generalista, con permiso de la homofóbica película de Al Pacino ‘A la caza’ (1980), fue la detención de George Michael en unos baños de Los Ángeles en 1998, de la que el cantante logró milagrosamente salir airoso gracias a un videoclip. Aquella noticia tan relevante para el conjunto de la sociedad se las arregló para llegar hasta el último rincón del mundo sin que el uso de internet fuera generalizado, si bien ‘Outside’ terminaría convertido en una hábil sublimación de la conocida «técnica del guante vuelto». El autor Alex Espinoza recuerda aquel episodio en un pequeño capítulo de este libro, dedicando el grueso a su historia, remontándose a las primeras civilizaciones, a las primeras obras de arte que muestran esta práctica en el mundo antiguo, y llegando a la realidad actual en países como Uganda.
‘Cruising’ no es un libro que nos hable sobre la proliferación de parejas abiertas, la normalización de los clubs de sexo para heterosexuales -tratada en el taquillazo ‘Kiki, el amor se hace’ de Paco León- o el dogging. Este es un libro abiertamente queer, sobre un autor homosexual latino que además sufre una discapacidad, que busca ahondar en las razones de esta práctica a través de su historia. Citando fuentes en una amplísima bibliografía, Espinoza reflexiona sobre este lugar al que empujan la represión, la culpa religiosa y el remordimiento; pero también sobre cómo el sexo esporádico representa un alivio y una manera de contribuir a la formación de una comunidad como forma de supervivencia, sin necesidad de hablar. El autor profundiza en la relación entre «la vergüenza y la culpa» con el «cruising», y concluye que es «nuestra postura desafiante ante un ideal patriarcal y machista que ha conformado gran parte de nuestra existencia».
Pese a que el ensayo se permite algunas licencias, como esa ligereza con la que se concluye que «ya nadie oculta su estado serológico, lo cual es bueno» (no hay más que ver la idea que tienen periodistas de primera línea de nuestro país sobre la diferencia entre sida, VIH y cuánto tiempo llevan con nosotros); y pese a que se echa en falta un poco más de desarrollo sobre la era de las apps de ligoteo y lo que pueden representar; ‘Cruising’ es un fascinante recorrido por una realidad que ha permanecido oculta en la sociedad, por mucho que esta se empeñara en vetarla y/o mirar hacia otro lado. De las prácticas greco-romanas a las libretas de direcciones de Estados Unidos en los años 60 (aquellos carteles «pasar dos veces por el mismo punto en 6 horas es cruising»), sin olvidar el código Hankie y las «molly houses» del siglo XVIII. 7. Disponible en Amazon y en tu librería de barrio favorita.