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Por qué Cupido deberían descansar… pero solo para volver

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Pimp Flaco ha anunciado que se toma un descanso justo cuando parecía que Cupido estaban a punto de consolidarse -aún más- con dos conciertos «sold-out» en Madrid y Barcelona, una gira por Latinoamérica y el éxito del remix de ‘Autoestima’ con Lola Indigo y Alizzz. La razón es tan importante como que el rapero necesita parar y cuidar de su salud mental y de los suyos y, aunque los integrantes de Solo Astra –que forman la banda de Cupido donde Pimp Flaco es el cantante– no han realizado declaraciones al respecto de este descanso, todo el mundo sabe que un parón es necesario para recargar pilas. En el caso de Cupido, los chicos han llegado a realizar un centenar de conciertos en el año que ha pasado desde el lanzamiento de su debut, ‘Préstame un sentimiento‘. Acabaríamos antes recordando en qué festival no han tocado. Y Flaco ha sido claro al respecto: “Desgraciadamente en la vida de un artista solo se ven las canciones, los discos, los videoclips y las redes sociales, pero detrás de eso hay situaciones complicadas sin hablar de la vida personal da cada uno, que parece que un artista no tiene”.

Podemos conjeturar a qué se debe exactamente el parón, si las declaraciones de Pimp Flaco esconden algo detrás o son sinceras, o por qué no han decidido mantener al menos los conciertos de final de gira que iban a tener lugar en Madrid y Barcelona tras su paso por Latinoamérica, pues España es su país de residencia. De las palabras de Flaco se desprende que simplemente no podía más y su decision es totalmente respetable, pero por eso cabe esperar que el parón vaya a a ser simplemente eso y Cupido planeen volver tarde o temprano a la música, pues lo que han contribuido a ella en el último año no es poco.

La noticia de la unión entre el popular rapero Pimp Flaco y los canarios Solo Astra, que venían mucho más del underground con un sonido muy psicodélico y experimental, en un grupo llamado Cupido, parecía en principio una broma tramada por Hermanx –subsello de Primavera Labels, que ha editado su disco con la complicidad de Universal Music–. La sombra del término «industry plant» planeaba sobre sus cabezas desde el principio como si fuera algo malo per se, ‘Préstame un sentimiento’ veía la luz en un día tan poco estratégico como San Valentín y los chicos no dudaban en llamarse a sí mismos «boyband» en las entrevistas como para alimentar la idea de que son un grupo prefabricado. Sin embargo, cualquiera que siguiera hasta ese momento la carrera de Pimp Flaco, que había titulado su mayor éxito con la forma de un corazón y además tenía otro hit llamado ‘Laberinto de amor’, comprendía que Cupido no era más que la evolución lógica de su estilo llevada a un terreno más comercial y popero. En ese momento, ‘No sabes mentir’ llegaba a finales de 2018 sin que hubiera demasiadas dudas de que era una de las canciones del año. Las referencias de Cupido parecían entonces Mac DeMarco y el bedroom pop en general, pero ‘Préstame un sentimiento’ se desmarcaba de toda moda mimando más que muchos las melodías. Y con 8 pistas en total había poco lugar para el relleno.

En la entrevista que realizábamos a Cupido el año pasado entre hamburguesas, Toni de Solo Astra aseguraba: “Yo no sé mucho de trap pero sé que no hay ningún trapero que haga melodías como Pimp Flaco. Y a su vez, hay pocos cantantes melódicos en España que hagan melodías como Pimp Flaco”. Puede que Cupido no hayan inventado la panacea, pero la melodía de ‘No sabes mentir’ era espectacular desde la primera escucha, la de ‘5 Senti 2’ denotaba un control de la intriga y el drama brutal, otras como las de ‘Milhouse’ o ‘Telepatía’ eran igualmente memorables y distintivas y el grupo se reservaba la mayor sorpresa para el final con ‘Autoestima‘, una canción principalmente acústica que tardaba cero segundos en convertirse en uno de sus mayores éxitos gracias a su enorme y carismático estribillo: «mi papá y mi mamá me hicieron la cara demasiado bien (…) ser tan guapo no es tan guay como los feos creen». Lola Indigo se grababa por entonces en los stories escuchándola, después aparecía en el videoclip de la canción junto a otra estrellas, y era cuestión de tiempo que Cupido le intentara dar el empujón definitivo publicando junto a la autora de ‘Akelarre‘ un remix de la canción producido por Alizzz. La remezcla, que infería a la composición original un sabor marcadamente caribeño, daba a Cupido su primer hit en la lista de singles española, y su genial vídeo inspirado en ‘Mad Max’ acumula 4 millones de visualizaciones en Youtube.

Al margen del elemento popero, muy italiano en algunos casos, de sus canciones, Cupido han sabido ser un grupo transversal ya desde su misma formación, que integra a un trapero y a un grupo de pop psicodélico. Pero además toda su estética ha funcionado para acercar a sus cinco integrantes a un público más amplio, empezando por supuesto por su fascinación por Los Simpson, reflejada en el título del disco y en el del single ‘Milhouse‘. ¿Qué trapero si no Pimp Flaco se habría atrevido a reconciliar la imagen ostentosa del trap (pienso en C. Tangana o en La Zowi) con la inocencia del mejor amigo de Bart? Que Pimp Flaco se viera reflejado en la ternura de este personaje y en el de su padre (el título de su álbum alude al de la cinta de casete de Dirk van Houten) solo podía dar lugar a un proyecto como Cupido, pero el grupo también ha sabido crear una iconografía memorable en torno a su proyecto más allá de la famosa serie de animación, entre imágenes promocionales y vistosos y coloridos videoclips que han aludido a la nostalgia de los años 90 tanto como a improbablemente Man Ray o a una estética más urbana y propia de Hinds (‘U Know’).

Pero si Cupido se han crecido como grupo transversal ha sido sobre todo gracias a sus directos. Como ya se pudo ver en el FIB, a pesar de que Pimp Flaco es un artista de trap a un aparato de autotune pegado, detrás de él se encuentra una banda que toca en directo en todo momento, al contrario de lo que sucede con artistas mucho más reconocidos como C. Tangana, a su vez mucho más aficionado a los pre-grabados. El elemento orgánico de los conciertos de Cupido sirve para que el público se implique mucho más en lo que sucede encima del escenario, pero también para que el grupo mejore el sonido del álbum (que ya adolecía de una producción algo baratilla). Así describíamos lo visto en el FIB este verano: «el carisma de Pimp Flaco, actuando sin camiseta, descalzo y portando únicamente unos pantaloncitos de boxeador, está fuera de toda duda; pero la noticia es que el concierto se diferencia de manera muy evidente de la propuesta en vivo de otros artistas de música urbana por el componente orgánico. La voz de Pimp Flaco no puede estar más pasada por el Autotune y los filtros, pero no hay más pregrabados. Todo lo demás es en vivo, y no hay que ser un lince para comprender que eso repercute en la energía y las vibraciones que creas entre el público. La comunión es colectiva por supuesto durante los dos hitazos del grupo, ‘Autoestima’ y ‘No sabes mentir’. Ha aparecido el colega Kinder Malo pero incluso era innecesario: Cupido suenan en vivo incluso mejor que en disco».

Las buenas canciones de Cupido, su cuidado concepto y popera estética, la popularidad previa de Pimp Flaco, su aparición en programas tipo La Resistencia y sus directos han contribuido a que la banda haya llegado bastante más lejos de lo que muchos presagiaron, sin jamás consolidarse en el mainstream como han merecido. Quizás se hayan aburrido del mercado y de promocionar teléfonos móviles en las redes sociales, quizás estén encantados con ello por contra, pero en cualquier caso los números tampoco han estado nada mal: al margen del éxito (moderado) del remix de ‘Autoestima’, ‘Préstame un sentimiento’ debutaba en el top 6 de álbumes en streaming y a base de conciertos y más conciertos, y de entrevistas y más entrevistas, y por supuesto del boca a boca, ha conseguido mantenerse 38 semanas consecutivas dentro del top 100. A punto de abandonar la tabla ahora que ocupa el numero 99, es buen momento para recuperarlo y recordar el buen disco que se han sacado de la manga Cupido sin que nadie realmente lo esperara. El grupo debe descansar si lo considera oportuno, pero cruzamos los dedos para que este parón sea simplemente un paréntesis en su carrera, uno que abrir en el futuro con más buenas canciones.

Doja Cat: de fallida broma viral con ‘Mooo!’ a estrella del rap en ciernes en tan solo un año

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Si frecuentaste la Internet durante el verano de 2018 es bastante probable que de alguna manera toparas con la viral ‘Mooo!’, un tema de pop ensoñador y dulzón en el que una chica vestida de vaca, con patatas fritas metidas en sus orificios nasales y mordiendo una hamburguesa cantaba «Bitch, I’m a cow, bitch, I’m a cow / I’m not a cat, I don’t say meow», para añadir «¡y hago muuuuuuu! ¡Muuuuuu!», etcétera. Podría tratarse del ‘Baby Shark‘ de la época, pero su contenido sexual, con referencias a ‘Milkshake’ de Kelis y otras metáforas que implicaban leche y tetas indicaban que no.

Detrás estaba Doja Cat, una joven rapera de Los Angeles que había debutado en la música cuando apenas tenía 17 años: RCA publicó su EP debut ‘Purrr!’ en 2014, con el single ‘So High‘ como gran apuesta, pasando bastante desapercibido. A principios del año pasado lanzó ‘Amala‘ –su nombre real es Amala Zandile Dlamini–, un álbum de debut que tampoco había llamado demasiado la atención… hasta que llegó su gran oportunidad con esta tontada viral que, como explicó, hizo en apenas un día. Hoy ‘Mooo!’ cuenta con más de 58 millones de reproducciones en Youtube, pero la efervescencia que vivió a mediados de agosto del año pasado se disipó en tan solo un par de semanas: unos tuits del año 2015 en los que llamaba «maricones» a Earl Sweatshirt y Tyler, the Creator vieron la luz. Sus torpes disculpas iniciales (luego trató de enmendarse) le valieron la reprimenda de, entre otros, la actriz Debra Messing y se la dio por cancelada: «RIP Doja Cat: 2018 / 2018», rezaba un tuit que circuló en aquellos días.

Pero no fue así. La viralidad y posterior polémica atrajeron la atención hacia ‘Amala’, que a principios de este año era reeditado con tres temas nuevos: ‘Juicy’, que se convirtió en todo un éxito, ‘Tia Tamera‘, un dueto con otra pujante estrella del rap, Rico Nasty, y por supuesto ‘Mooo!’. La popularidad de Doja Cat ha continuado en aumento en meses sucesivos, ya fuera por su colaboración en ‘Sunshine Kitty‘ de Tove Lo y un remix de ‘Juicy’ junto a Tyga. Este se ha convertido en su tema más escuchado y, por tanto, en el single estrella de ‘Hot Pink‘, un nuevo álbum que ha publicado este pasado viernes. En él se incluyen singles/vídeos bastante atractivos, como ‘Rules’, ‘Bottom Bitch‘ o el recién estrenado ‘Cyber Sex’, que la están situando como una alternativa fresca a Cardi B, Nicki Minaj e Iggy Azalea.



¿Estás preparado para una reivindicación rapera de ‘La Macarena’? Tyga cree que sí

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¿Estás preparado para una reivindicación rapera de ‘La Macarena‘? Tyga cree que sí: el artista de Compton considera que los más de once años transcurridos desde aquel remix reggaeton con el que Los Del Río pretendieron devolver a la actualidad su monster hit mundial son suficientes. Así lo indica su nuevo single, ‘Ayy Macarena’, que acaba de lanzar vía Youtube (de momento no está en Spotify) y es una especie de traslación a ritmos trap de esta canción.

Y no lo hace vía sampler, sino que una voz no acreditada aún –en Genius se indica que es J Balvin, pero parece evidente que no se trata del colombiano– arranca cantando el estribillo del tema de los sevillanos. Sin embargo, en el resto del corte es Tyga repite el gancho original, con bien de ayys, transformando ocasionalmente el «Macarena» por «Macaría» (sic) en una letra que, para no faltar a la costumbre, habla de su polla, de sexo con chicas, dinero, etc. Comprobando lo pegadizo que, a pesar de todo, sigue resultando, no nos cabe duda de que será un éxito viral en 3, 2… Y quién sabe si algún día veremos la fantasía «Los Del Río a Coachella».

‘Ayy Macarena’ es el segundo acercamiento consecutivo a los ritmos latinos que lanza el rapero californiano: hace un par de semanas lanzaba ‘Mamacita’, un single junto a YG y nada menos que el maestro de la guitarra Santana. Recordemos que este verano, después de haber publicado el álbum ‘Legacy’, participaba también en uno de los hist del verano, ‘Loco contigo‘ de Dj Snake, junto a (esta vez sí) J Balvin.

Michael Kiwanuka / KIWANUKA

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Cual rey de Uganda aparece Michael Kiwanuka retratado en la portada de su nuevo álbum, ‘KIWANUKA’. La pintura es obra de Markeidric Walker y es significativa de lo que supone este tercer trabajo en la carrera del artista, tanto como que su apellido lo titule y además lo haga en mayúsculas. Porque Kiwanuka puede seguir siendo un hombre tímido y a veces inseguro, pero ya no va a dejar que esos sentimientos le guíen. Ese «hombre negro en un mundo de blancos» que repudiaba su apellido y se odiaba a sí mismo se ha transformado.

No es que ese odio fuese infundado. El racismo sigue desgraciadamente a la orden del día y Kiwanuka cuenta en las entrevistas que sus profesores solían pronunciar mal su apellido en clase y que las discográficas le pedían que lo cambiase por razones comerciales. No sé qué pensarán esas personas ahora al atender a la popularidad de ‘Cold Little Heart’, lograda años después de su publicación tras aparecer en la serie de HBO ‘Big Little Lies’, o ante el hecho que ‘Love & Hate‘ alcanzara el número 1 de ventas en Reino Unido avalado por la mismísima Adele, pero seguro que no habían visto venir nada de esto. Tampoco el propio Kiwanuka: aunque el artista ganó el BBC Sound of 2012 y publicó un estupendo debut aquel año, su verdadero «breakthrough» llegaría cuatro años después. Publicado en 2016, ‘Love & Hate’ fue uno de los mejores discos de aquella temporada.

Que Kiwanuka se haya reconciliado con su apellido es una buenísima noticia, pues este no puede molar más, pero sobre todo hay que celebrar que el británico no haya terminado de perder la ilusión por hacer música por culpa de la inseguridad pese a haber estado cerca muchas veces, lo que incluye el proceso de composición de este ‘KIWANUKA’ que, sin embargo, puede ser su trabajo más personal y vibrante. Vuelven a estar involucrados en él los productores Danger Mouse e Inflo y su toque mágico se nota en el elemento retro pero contemporáneo de la producción, así como en el hecho que ‘KIWANUKA’ suene bastante sucio a propósito; pero el tercer álbum del británico es más especial desde que su misma secuencia, que incluye interludios y apenas ningún corte entre pistas, ha sido pensada para ser escuchada como un todo. Kiwanuka dice que esta decisión es una «reacción» a la «mecánica» industria actual, pero el disco fluye sin que en ningún momento parezca que su autor esté intentando emitir declaración alguna más que las que presentan sus textos preocupados por la identidad (‘You Ain’t the Problem‘), el racismo (‘Hero’), la depresión (‘Final Days’) o el hallazgo de un amor capaz de salvarte la vida (‘Hard to Say Goodbye’).

Con estos ingredientes es imposible no pensar en ‘What’s Going On’ de Marvin Gaye, pero las influencias de Kiwanuka en este caso han sido gente como Sly & the Family Stone y Jimi Hendrix, lo cual se nota en el uso de guitarras distorsionadas y en el elemento psicodélico y casi lisérgico de la instrumentación. Pero no han podido ser las únicas. El eufórico sencillo principal, ‘You Ain’t the Problem’, en el que Kiwanuka canta sobre la liberación de aceptarse a uno mismo, utiliza ritmos de guitarra y percusiones muy propias del pop africano, mientras la presencia de interludios parece inspirada en los álbumes de hip-hop y una buena parte de los coros femeninos evocan los de los grupos vocales armónicos de los años 40 para fantasmagórico efecto (‘Hard to Say Goodbye’). Incluso la sombra de Radiohead asoma en el breakbeat de ‘Final Days’ y en el tierna nube de sintetizador con la que empieza ‘Solid Ground’. Y de manera más importante, el góspel da lugar a la primera cumbre emotiva del disco, en ‘I’ve Been Dazed’. Ese coro cantando que el «tiempo lo cura todo» es desgarrador, pero el tema es interesante también por su riqueza instrumental, y es por tanto muy representativo de ‘KIWANUKA’. Sus guitarras sucias son una constante en el álbum, así como sus cinematográficas cuerdas (el arreglo de ‘Piano Joint (This Kind of Love)‘ es espectacular), y la presencia de un instrumento tipo marimba en el tema confirma que la magia de ‘KIWANUKA’ se encuentra en los detalles.

Esa atención en el detalle explica que incluso las ambientaciones de un interludio como el de ‘Piano Joint’ sean escalofriantes, o que Kiwanuka decida distorsionar su voz para hacerla sonar más grave en este corte y otro cual Frank Ocean, produciendo un efecto plúmbeo y apesadumbrado. Nada en ‘KIWANUKA’ suena hecho al azar, mucho menos su perfecta secuencia. Pero el álbum fluye orgánicamente de hecho como una película, y no extraña que Kiwanuka haya asegurado que le gustaría componer bandas sonoras. La instrumentación del disco puede ser muy visual y su autor hace uso en él de algún que otro sample para enriquecer lo que nos quiere contar, como el de la voz del activista por los derechos civiles John Lewis, o el sonido de un disparo en ‘Another Human Being’, una de las pistas del álbum que reflexionan sobre el racismo. Al final, el detalle sirve para engrandecer unas canciones excelentes gracias a los contrastes: el estribillo de «la la las» de ‘Living in Denial’ es casi «easy-listening», los coros y cuerdas celestiales de ‘Hard to Say Goodbye’ dan paso después a unos coros más soul hacia el final poco menos que sobrecogedores; y tanto el interludio de ‘Hero‘ como la canción homónima, que promete convertirse en un himno de Kiwanuka, evocan un sentimiento de abatimiento ante el que el artista se levanta heroico y triunfal, y que solo puede considerarse un emblema absoluto de este escultural y magnífico disco.

Calificación: 8,9/10
Lo mejor: ‘You Ain’t the Problem’, ‘I’ve Been Dazed’, ‘Piano Joint (This Kind of Love)’, ‘Hard to Say Goodbye’
Te gustará si te gusta: el soul clásico llevado al siglo XXI… y sobre todo si te sigue gustando escuchar los discos de principio a fin
Escúchalo: Spotify

La Canción del Domingo: primero vota y luego ‘Bota bota’ con MC Buzzz

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Este domingo, 10 de noviembre, se celebran las cuartas elecciones generales en nuestro país en los últimos cuatro años, siendo esta convocatoria la segunda en unos seis meses. Así que, aunque sea comprensible que haya un hartazgo generalizado con la situación política, te animamos a salir a la calle: primero a ejercer tu derecho democrático, y luego a botar con ‘Bota bota’ de MC Buzzz, uno de los pelotazos más evidentes del año en el territorio del trap-rap-urban de nuestro país.

Se trata de uno de los temas incluidos en ‘Baile da Rua‘, primer larga duración que lanza MC Buzzz y que, pese a su juventud, tampoco es un novato en la música. Joao, brasileño residente desde niño en Barcelona, dio sus primeros pasos en el negocio como integrante de aquella boy-band trap llamada Los Sugus que surgió en la plaza del Macba en torno a la gang de Pxxr Gvng. Estos aún adolescentes apadrinados por Yung Beef y compañía, publicaron en torno a 2015 y 2016 varios singles y el EP ‘Como un pez fuera del agua’ en La Vendición. El pasado año, ya mayor de edad y bajo el alias de MC Buseta, compaginó algunos trabajos como modelo con sus primeros singles en solitario, que se desmarcaban del trap para apostar por un género poco transitado en España, el funk do Brasil.

Llegó a engrosar el cartel del Sónar 2018 gracias a su EP-mixtape «romántico» ‘Heart Breaker‘ –con featurings de Yung Beef y Kaydy Cain– y temas como ‘Garotinha‘, ‘Tremendo bum bum’, ‘Somos de calle‘, ‘El trato’ o ‘Na fuga’ –con producciones de King Doudou (Bad Gyal), Mygal X y Florentino–, que le situaron como pionero en España del funk carioca de ese territorio refrescante que, de manera más amable, han transitado también artistas mainstream como Lola Indigo y C. Tangana –ambos han colaborado con la estrella del género MC Bin Laden, de hecho–. Este verano, como decíamos, lanzaba esa mixtape-debut en el que cuenta con MCs y productores tan reconocidos como Paul Marmota, Pablo Chill-E y Limabeatz (también brasileño, habitual en los últimos trabajos de Cecilio G.).

Pero sobre todos destaca claramente esta ‘Bota bota’ que hoy nos ocupa y obliga a bailar sin freno. Con producción del reconocido Fakeguido (Bad Gyal, de nuevo), la fórmula es tan simple como irresistible: una percusión mínima (al principio apenas esbozada), un bajo raquítico y una flauta dulce que lanza un gancho de completa locura, del que uno no puede despegarse ni aunque quiera. Todo ello aderezado con sonidos de cargas y disparos de revólver y los versos de Buzzz –casi a capella– que invitan a la chica a sentarse sobre su polla… hasta que lanza ese «No estoy de moda, soy la moda y cuando digo ela botabotabota» y la base rítmica estalla, y el oyente con ella. No nos extraña lo más mínimo que sus escuchas en Spotify dupliquen ampliamente las del single principal del disco, ‘Maluco‘, y que su vídeo oficial –tan barato como cachondo, con ese «Mozart» de extrarradio dándole a la flauta– se aproxime en unas semanas al millón de visualizaciones. Porque estamos, claramente, ante uno de los temas del año en la escena.

Todos los «Revelación o Timo»

Josele Santiago: «Pertenecemos a la clase obrera del rock. Yo estoy ya literalmente deslomao»

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Si le llamo “leyenda” a Josele Santiago imagino que le daría la risa, porque dudo que se tome a sí mismo con tanta trascendencia. Pero es que después de más de tres décadas al pie del cañón del rock español, el apelativo sí que lo merece. Lidera Los Enemigos desde 1986 y tiene una ya extensa carretera en solitario. La primera obra a su nombre, ‘Las golondrinas, etcétera’, cumple ya quince años. El ‘Conde Duque (en directo)’ que recién presenta es un cd-libro-DVD que repasa, de manera bastante exhaustiva, su trayectoria fuera del grupo. Recoge los dos conciertos que ofreció en octubre de 2018 en el centro cultural del mismo nombre, dentro del ciclo ‘Sonido Malasaña’. Para la ocasión, Josele estuvo arropado por una banda de campanillas e invitados especiales, amigos y camarada. El libro que lo acompaña recoge sus letras con bellas ilustraciones de Santiago Bueno. Además, incluye un hermoso panegírico-entrevista en que César Luquero desgrana las diferentes etapas de la carrera de Josele, así como un pequeño epílogo a cargo del cantante.

La primera cita telefónica con Josele se frustra porque se queda sin batería. A la segunda va la vencida, aunque por los pelos. “Me han encargado a las criaturas y he estado medio de chófer, medio de clown y los acabo de soltar a todos”, ríe. Lo primero que hago es preguntarle por la rabiosa actualidad; es jueves 24 de octubre, el día en que se ha sacado el cadáver de Franco del Valle de los Caídos. “He estado en otro entierro más importante. No me he enterado de nada”. Pero, añade: “No le tendrían que haber dado nada de bombo ni de platillo”. Su hablar pausado, arrastrado e irónico dibuja el discurso de un humanista aparentemente desencantado. Pero no, no lo está.

Sobre ‘Conde Duque (en directo)’, mi primera pregunta es sobre el formato, ya que se trata de un disco-libro. ¿Por qué este formato? ¿Era tu idea crear algo físico, un objeto tangible y bonito?
En realidad, no. La cosa fue yendo a más. De hecho, yo ni pensaba en lo de grabar un directo. Lo tenía descartado. Hombre, fantaseaba con ello, porque las canciones han evolucionado mucho estos años según han ido pisando escenarios, pero no pasaba de ahí. Y, de repente, me vinieron con la idea de aprovechar los bolos en el Conde Duque. Un recinto, que por otro lado, tampoco es que sea dado a grandes fastos. Es un sitio pequeñito, con acústica limitada, aforo limitado… Me pareció buena idea y dije “vamos p’alante”. No sé quién de la casa de discos apareció diciendo que había que ofrecer algo más “artístico”. Me acordé de mi amigo Santiago Bueno y de Eduardo [Jiwnani], el diseñador. Pero, si te soy sincero, no me lo esperaba. Yo estaba trabajando en las canciones que, probablemente, formarían parte de mi sexto disco en solitario o del décimo de los Enemigos. A mí las canciones no me gusta reproducirlas tal cual fueron grabadas. Me gusta que cambien, que crezcan en el escenario, que los músicos aporten. En definitiva, que no se me mueran, que me da cosa (risas). Me pareció bien que quedara constancia de esto. Y si podía ser con las ilustraciones de Santiago, con un diseño majo, pues mejor. Total, que me pareció buena idea, nos lanzamos a la piscina, y aquí estamos. Hemos tardado una miaja de más, pero ha quedado bien, bastante apañao. Pero en ningún caso he sido yo dando la lata en la casa de discos. ¡Más bien al contrario!

Yo me imaginaba un directo al uso. Luego apareció alguien que dijo que, ya puestos, hiciéramos un libro-disco. Me dije: “joder ¡esto sí que está creciendo!” Y no seré yo quien diga que no. Y según me llegaban propuestas, me hacía más ilusión. Ha sido una cosa muy inesperada y… muy bienvenida. ¡Pero muy poco planeada! Porque es más complicado de lo que parece en un principio, hay que ponerse de acuerdo mucha gente, es un trabajo en equipo. Porque luego está el DVD, que esa es otra. Un follón importante. Pero ha merecido la pena. Ahí está, y tan majo.

Leí que cambiaste la banda que te tenía que acompañar dos semanas antes de los conciertos. ¿Qué ocurrió? ¿No te acojonaste (con perdón)?
Por suerte, uno tiene una agenda bastante abultada ya. Y había aún relativamente tiempo de salvar la nave. Había un par de semanas, de trabajo intensivo, eso sí, más de lo que se pensaba. El suficiente para salvar los bártulos con holgura y dignidad.

En el concierto desfilan una gran cantidad de invitados: Leonor Watling, el Niño de Elche, Jairo Zavala (Depedro), Johnny Burning… ¿Tuviste problemas para cuadrar fechas? ¿Algún invitado que fallara? ¿O alguien con quién no contaras inicialmente y que al final te sorprendiera para bien?
Ahí hubo una mezcla de suerte y de que estas cosas se dejan para el final. Hubo suerte en el sentido de que estaban libres. El hecho de que fueran dos fechas en vez de una también ayudó bastante. Yo era bastante reticente. No quería invitados. A mí no me gusta esto de los duetos, nunca me ha gustado. Al final, me dejé convencer un poco por manágers, etcétera. E hicimos al final los duetos. El Johnny era obligado; yo venía de colaborar con Burning hacía nada, haciendo ‘Esto es un atraco’. Era la manera perfecta de devolver la jugada. Y con Nico [Alvárez] y con Johnny las cosas siempre vienen rodadas.

En el caso de Leonor, yo también la conocía de hacía muchos años. Fuimos vecinos durante mucho tiempo, hemos coincidido mucho por ahí, hemos compartido músicos. Yo la admiro; yo sé lo curranta que es y que no me iba a fallar, como así fue. Es una jabata. Que esto nunca se le dice; se dice “qué mona”, no sé qué y no sé cuántos. Pero es una jabata; es realmente una curranta nata y una garantía. Si Leonor te dice que va a tener para tal fecha y tal hora un trabajo preparado, es que va a estar. Lo de Jairo, también. Y en el caso de El Niño de Elche, es que la canción [‘Un Guardia civil’ ] la veía tan en sus manos… Me pasaron varios por la cabeza, pero… Es una canción que a mí me remite mucho al sur, a Andalucía, que para mí es una tierra mítica, de la que oía contar historias a mis abuelos, a mis padres, a mis tíos de pequeño (que son todos de allí). En mi imaginario infantil, o no tan infantil, es una tierra mítica. Cada vez que bajo, se me despierta algo. De eso, de las historias que te cuentan de pequeño. Este [el Niño] se lo ha llevado aún más al sur. Me cuadraba por todas partes. Lo que pasa es que es una canción que es muy especial, es muy cinematográfica, muy visual… Y ahí sí que no veía yo lo del dueto.

«Leonor Watling es una jabata»

¿Tan clarísimo lo tenías?
Sí. Se lo lleva ya a las almadrabas (risas), más allá de la costa. Es una canción que yo le dije: “Mira, Paco, hazla tuya y vente a la prueba de sonido con lo que traigas, que vamos p’alante con ello”. Y así fue. Se la lleva muy lejos, muy al sur. Muy a dónde yo quería llevarla. Mi escuela es otra y quizás por eso no llegué hasta ahí. Y, por otro lado, me da a mí la oportunidad de tocar para un cantante, que no la suelo tener muy a menudo, y me encanta. Me gusta mucho ejercer de guitarrista para otros.

Escuchando y leyendo ‘Conde Duque’, me daba la sensación de que querías reivindicar tu carrera en solitario. Pero, por lo que me comentas, la construcción del disco es algo que más bien te has encontrado, con lo que mi percepción se da un poco de bofetadas con la realidad, ¿no?
No iban por ahí los tiros. Porque yo tampoco hago tantos distingos. Visto desde dentro, son pasos de lo mismo: Los Enemigos, mi carrera en solitario, otra vez Los Enemigos… Para mí es un todo lineal. Tradicionalmente, estos discos en directo suelen obedecer a criterios de tipo logístico; a cambios de formación, a inminentes cambios de estilo, incluso a despedidas. No es el caso. Yo estaba tan tranquilo en mi casa escribiendo canciones cuando me vinieron con este follón (risas). Entonces no tiene nada que ver con esto, no reivindica nada. Lo que sí me apetecía mucho era plasmar estos cambios y esta evolución de las canciones durante todos estos años. Hay muchas que están no ya irreconocibles, pero sí muy cambiadas. ‘Ole papa’, sin ir más lejos. En el disco de las golondrinas y en este directo, pues tienen bastante poco que ver. Sobre todo en espíritu. La melodía y la letra no, claro. Pero el tratamiento aquí es otra cosa; más alegre, menos solemne, más seguro, más rockero, más vivo (para mí). Quería plasmar un poco esa evolución. Da mucha lástima que todas estas ideas que se te ocurren una vez grabado y editado el disco se queden por ahí dando vueltas.

En ‘Transilvania’, tu anterior álbum, que apareció en 2017, y con el que contaste con Raül Fernández (Refree) y Xarim Aresté, es un disco muy fresco. Tú lo calificas de soul, ¿querías trasladar ese tipo de sonido a todo tu repertorio?
‘Transilvania’ tiene sus particularidades. Es un trabajo de estudio, claramente y, además, bastante más contemporáneo. Y juntar a esos músicos con los que tocan conmigo en directo, que son de otra escuela, más clasicota y, entre nosotros solemos decir, más grasienta, pues la cosa gana en eso, en grasa, en guarrería y en negritud. Sin llegar a intentar imitar las cosas de los negros, que son de los negros y son intocables. Eso no hay quién lo mejore y… además, ¿pá qué? No hay más que mirarse al espejo. Yo no soy capaz de hacer eso (risas). Esa calidad, esa grasa, ese rockerío, pues que quizás no esté en ‘Transilvania’, que es un sonido más contemporáneo, más frío… Que, por otro lado, me apetecía, a la hora de grabarlo, usar sintetizadores, etcétera. Pues se ha transmutado en lo que nos viene a nosotros más de escuela. Es menos experimental y más echao p’alante, por decirlo de alguna manera.

Más clásico (si la palabra no te chirría).
Sí. Más clásico.

«Esperábamos todos un poquito más de ‘Transilvania'»

‘Transilvania’ tuvo poca repercusión. No sé si es algo con lo que contabas o te apena.
No, no la tuvo. Esperábamos todos un poquito más. No mucho, pero bueno. De esto ya hay costumbre. Y andamos siempre un poquito al filo. Al final hicimos una girilla, estuvimos a punto de suspenderla pero al final el boca a boca funcionó, porque en el escenario pasaban cosas muy interesantes y… bueno, ¡sacamos el año! (risas) Así estamos. Viviendo de lo que nos gusta. A veces nos tropezamos y, ¿qué vamos a hacer? Pues levantarnos.

Además fue una grabación la hostia de agradable, en la que aprendí mucho, muy divertida. Muy casera, muy cómoda. Lo pasamos muy bien Raül y yo grabando. Fue una experiencia. Una de las grabaciones más agradables que yo recuerde.

¿Repetirías con él o eso ya depende de cómo te pille el cuerpo en el momento de preparar el próximo disco?
¡Sin duda! Por mi parte sí. Por la suya, también. Luego ya es cuestión de agenda. Ahora que él anda experimentando con fado y viajando mucho a Nueva York y estas cosas, pues no sé yo. Pero por mí, encantado. Lo pasamos muy bien. Trabajamos duro pero fue divertido y muy edificante. Es un tipo que comprende el lenguaje musical como muy poca gente en este país.

La única canción de Los Enemigos que hay en el disco es ‘Desde el jergón’ (al menos en el CD y DVD. En streaming no está disponible). Probablemente, es la canción más famosa y reconocible del grupo. ¿Es también tu preferida o la incluyes porque es tu canción-emblema?
Es un emblema y luego, aparte, hay otra razón, más prosaica, y es que es una canción que aguanta perfectamente con una guitarra acústica y voz. Aguantan casi todas, pero esta es que incluso a veces hasta gana. He tocado muchas de Los Enemigos en este formato, cuando salgo a tocar por ahí en modo “folk”, primero con Pablo Novoa, cuando empecé a hacerlo, y ahora estoy con David Krahe, y pueden caer ‘La otra orilla’, ‘Quillo’, ‘La carta que no’… Pueden caer muchas de Los Enemigos, pero la realmente mejor percibida por el personal es esta. Y, como bis, en aquel momento me apeteció.

Esto de ir tocando solo con un guitarra, en el formato “folk” que comentas, no sé si es tu formato habitual ya y te gusta. O has de ceñirte a él por el signo de los tiempos.
Todo empezó, como es de suponer, con la crisis. Así de sencillo. Empezamos a experimentar con formatos reducidos, sencillamente porque no nos podíamos permitir una banda p’arriba y p’abajo, con todas las habitaciones de hotel, la furgoneta, etc. A mí me empezó a hacer tilín a la de tres y a la de cuatro, porque la primera lo pasas fatal. Y cada vez me siento más a gusto. Es un formato más, un frente más ahí abierto, pero que no quita que también me mueva por ahí con la banda, si las circunstancias lo permiten. Luego está el frente de Los Enemigos también. Y bueno, como cualquier españolote, aquí, con todos los frentes abiertos y buscándonos las lentejas por todas las partes. Pero intentando disfrutar y que sea divertido, porque si no, no tiene sentido esto.

«¡Nosotros nunca hemos vivido de vender discos! Jamás, en la vida. Ni por asomo»

El patio está difícil para cualquier gremio, y eso incluye a los músicos. De todos modos, a mí me hace mucha gracia, esto de cuando empezó la crisis: “pues ahora tienen que vivir los músicos realmente de tocar en directo y no de vender discos”. ¡Y nosotros nunca hemos vivido de vender discos! Jamás, en la vida. Ni por asomo. Se cobraba un poquito, de vez en cuando, de royalties. Pero nuestra fuente principal de ingresos siempre han sido los directos. Si sacamos eso, ya sí que la hubiéramos espichao (risas). Pero eso ha sido así toda la vida. Ahora sí, con el streaming, vale. Pero es que antes era el no sé qué, el no sé cuántos, los piratas… Nosotros, Los Enemigos, y yo en concreto, nunca hemos vivido de las ventas. Hemos tenido buenas críticas, no hemos parado de trabajar en todo el año. No hemos sido un grupo que venda discos en invierno y actúe en verano. Eso nunca nos ha pasado, por suerte o por desgracia. Pertenecemos a la clase obrera del rock. Estamos currando todo el año. Yo estoy ya literalmente deslomao. Tengo dos o tres hernias discales, pero bueno. ¡Ahí seguimos! Hasta que el cuerpo aguante.

Me ha sorprendido, en el texto de César, leer que durante una época habías “vuelto a trabajar en clínicas veterinarias”. Ignoraba que fueras veterinario.
No, soy auxiliar. Fue la época más dura de la crisis, en que no es que no hubiera pocos bolos; es que no había ninguno. Entonces me planteé seriamente volver a las clínicas y trabajar en este mundillo (que, por otro lado, también me gusta). Y, justo entonces, aparece no sé quién con la idea de que nos juntemos Los Enemigos. Debió ser cosa del destino. Y bueno, pues aquí estamos… todavía.

«Los Enemigos estábamos ya bastante aburridos, las canciones nuevas que iban saliendo no funcionaban en el local. Y hubo un momento de hartazgo personal»

Sobre Los Enemigos; en 2002 lo dejasteis, pero volvisteis para realizar conciertos (en 2006 y 2012), sacasteis disco en 2014… ¿Hubo algún motivo para dejarlo, en 2002? Explicabais que ya no os motivaba seguir haciendo música, ¿no? Pero no hubo ningún tipo de mal rollo.
No. Nos iba bastante bien. Pero las cosas van por dentro. Estábamos ya bastante aburridos, las canciones nuevas que iban saliendo no funcionaban en el local. Y hubo un momento de hartazgo personal. Eso, a un mínimo de olfato que tengas, sabes que lo mejor es dejarlo. ¿Hasta cuándo? ¡Yo que sé! Ya veremos. En aquellos días nos parecía que sería definitivo. Luego resultó que no era así. En 2012, a los diez años justos, a alguien se le ocurrió juntarnos y pagarnos un pastizal por aquello, nunca lo ocultamos. Entonces dijimos que sí. Salió un segundo bolo, la gente respondió muy bien. Y todo ese feedback.. Ya en la furgoneta había buen ambiente, en el escenario sonaba bien… Y nos hemos plantado en 2019 en que tenemos un segundo disco grabado que verá la luz en marzo de 2020, lo terminamos hará un par de semanas. Ya está grabado. Falta mezclarlo, esperar un poco de tiempo para que esté libre Carlos Hernández, que ha sido el productor y que probablemente nos haga el sonido y también para darle un poco de cuartelillo a mi disco, que casi se nos han juntado los dos.

¿Fino [Oyonarte] iba a sacar disco nuevo también o lo he soñado?
El año pasado.

Sí, ‘Sueños y tormentas’. Os vi tocar juntos en el Jamboree en diciembre del año pasado.
Sí, coincidimos ahí. No coincidimos más. No sé por qué. Hubiera estado bien. No descartábamos haber hecho más. Seguimos sin descartarlo. Es probable que hagamos algo juntos por ahí. Pero interactuando más, que tocamos una canción solamente y deberíamos hacer algo más curradete.

Pues pensé que era algo más habitual.
No, fue una casualidad. Nos salió el bolo este en el Jamboree a los dos y si no hacemos algo juntos, es para matarnos. Deberíamos hacer algo más currao e interactuar más entre los dos.

«Lo que me pone, que es que ya me corro, es que las letras tengan dos lecturas contrarias»

Aparte de tu voz, lo que más destaca en tu música son las letras. Pero hay una en particular que me gusta mucho, que es ‘Pensando no se llega a ná’, que tiene esa ambigüedad que no sabes si es una invitación a la acción o a la pasividad.
A mí me encanta que las cosas sean así, que tengan varias lecturas. Y lo que me pone, que es que ya me corro, es que sean dos lecturas contrarias. Lo que me encanta de la canción es eso, que tiene dos lecturas que no sólo es que sean distintas, es que son completamente contrarias. Y no depende de que las leas de arriba a abajo, sino de cómo te pille. Para mí fue un logro tremendo como letrista. Era un reto que me había planteado: “si yo consiguiera un día que hubiera dos lecturas que, además, fueran contrarias, absolutamente divergentes, pues me voy a quedar muy a gusto”. Y al final lo conseguí. Y si te digo que, además, está casi copiada literalmente de un discurso de, en su día, nuestro presidente Jose María Aznar, ya es que te meas. “No piensen, que para eso ya estamos nosotros”. La jugada fue redonda.

Sí, está logradísimo.
¡Es casi literal! Me encantaría tener guardado el discurso, porque hay frases literales.

Pensaba que el de las frases memorables era Rajoy…
Sí, también. Pero las de este [Aznar] eran más punkies. Rajoy todavía tiene un punto así que es hasta de risión. Pero este no. Es punk del duro.

Y sobre la portada. Esa imagen de ti, con los ojos vendados, las manos no las llevas atadas, pero el gesto es como si lo estuvieran. Pareces un reo de muerte. ¿Buscabas esa imagen en concreto? ¿Partías de alguna idea?
De las fotos se encargó Óscar Carriquí. La idea de la venda y todo eso la quería yo. En el patio del Conde Duque, porque es una reminiscencia también, muy castiza y muy madrileña, a las revueltas, al Dos de mayo y todo eso. Una de las lecturas que puede tener la foto es que me van a fusilar. A veces esa es la sensación que puede tener uno antes de actuar en directo. Y más si va a ser grabado. Se me ocurrió que en el patio, además, el ambiente, el marco, era bastante idóneo para esto. Por otro lado, también se puede ver como un tío que no quiere ver nada; otra es un tío al que no le dejan ver nada… Cada uno que lo vea como quiera, porque hay un poco de todo. Pero, sobre todo, lo que a mí me interesa es que cree cierta inquietud. Y a esa foto, desde luego, le quitas la venda y lo pierde todo. Me gustan ese tipo de cosas: ambiguas, con muchas lecturas, que no estén claras. Es que si no, no me dedicaría a esto, me dedicaría a escribir ensayos. O a cultivar ajos.

Al hilo de lo que has comentado de las revueltas… como madrileño que vive en Montcada i Reixac (Barcelona), estas últimas dos semanas que hemos tenido tanto follón por aquí…
¡Fíjate qué papeleta! (risas).

«La realidad (en Cataluña) se presenta un tanto inhabitable»

Es un tema delicado, pero como has hablado de las revueltas, he pensado que ya mejor preguntar. Si no te molesta, claro.
No, no… Además, aquí en Montcada, si te quieres acercar a Barcelona, sí que lo vives más de cerca. Pero si no… Yo ni me he enterado. Además, me ha pillado en Madrid grabando lo de Los Enemigos. He visto lo mismo que cualquiera y no me he enterado de gran cosa. Pero me parece muy triste que hayamos llegado a esto. Además por una pura incompetencia, sospecho que intencionada. Como si hubiera un guión, estuviera todo escrito, dramatizado, y ahora tú y ahora yo… ¡Mejor no hubiera salido! No sé. Por otra parte, me siento completamente incapaz de ponerme en la piel de un patriota. Del tipo que sea. Me estoy leyendo ahora un libro sobre las cruzadas y veo lo poco que hemos avanzado. Me parece… fundamentalmente triste. Pero oye, no por esto nos vamos a amargar la existencia. Vamos a intentar divertirnos y pasarlo bien. A hacer películas, a hacer cuadros, a hacer canciones. A la ficción, ya que la realidad se presenta un tanto inhabitable.

The Beatles se despiden de Robert Freeman, fotógrafo de las portadas de ‘Help!’ y ‘Rubber Soul’

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En las últimas horas se ha conocido el fallecimiento del fotógrafo Robert Freeman a los 82 años. En su carrera, el artista británico había fotografiado a músicos como John Coltrane, Led Zeppelin y Bob Marley, además de personajes de la cultura popular como, Mohammed Ali, Andy Warhol, Charlton Heston. Pero sobre todo es conocido por haber sido el fotógrafo principal de The Beatles en sus primeros años. De hecho, suyas son las imágenes que se emplearon en las portadas de discos como ‘Help!’, ‘Rubber Soul’, ‘With the Beatles’, ‘A Hard Day’s Night’, ‘Beatles for Sale’ o ‘Meet The Beatles’ entre otras. La noticia, por cierto, fue dada a conocer desde la cuenta oficial del grupo de Liverpool en Twitter.

También se ha despedido de él Paul McCartney en un emotivo texto publicado en su página oficial, en el que recuerda algunas anécdotas sobre el trabajo de «Bob» y le define, entre frases cariñosas, como «uno de los fotógrafos favoritos» de los Fab Four. Como curiosidad, Freeman vivía en Puerto Real, Cádiz, desde el año 1992. Allí había seguido desempeñando su trabajo en las últimas décadas, también con portadas de discos para Joan Manuel Serrat (‘Utopía‘, 1992) y Andrés Calamaro (‘El palacio de las flores‘, 2010).

En 2013, El Diario le entrevistaba cerca de su casa gaditana, aseverando que ya se encontraba delicado de salud. Entonces Freeman, además de recordar cómo era el grupo más exitoso de todos los tiempos, decía «Cuando me muera dirán que murió el fotógrafo de los Beatles, no Robert Freeman, y no quiero eso. Quiero que me recuerden a mí por mi trabajo». Quizá era mucho pedir.

Rockdelux celebra 35 años con sus listas de la década: Kanye West y Rosalía reinan en los 10s

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Casualmente (o no, quién sabe), este mes tres publicaciones españolas dedicadas a la cultura popular celebran importantes cumpleaños: tanto Mondo Sonoro –que lo conmemoraban con una fiesta-concierto hace un par de días en La Riviera de Madrid– como Neo2 –que edita un número especial– cumplen 25 años, mientras que la cabecera Rockdelux, maestros y compañeros, alcanzan los 35 años sirviendo de guía para los seguidores de la música pop. La revista dirigida por Santi Carrillo y Juan Cervera conmemora esta onomástica en su número 388 con un volumen especial de 200 páginas –con icónica portada de Gemma Alberich– que aprovechan para glosar la década que cerramos en menos de dos meses, los 10. Y lo hacen, como cabía esperar, con unas listas en las que eligen lo mejor de estos últimos diez años para su redacción. Por supuesto, lo que más llama la atención de este resumen son sus listados de los mejores discos que, como sucede regularmente, discrimina entre discos nacionales e internacionales.

Entre los primeros, que incluye 50, sorprenderá a algunos encontrar encabezando ese top a ‘El mal querer‘ de Rosalía, el disco que comenzó a encumbrar a la artista barcelonesa el pasado año como la gran estrella internacional que es hoy. Curiosamente, su socio musical más cercano en ese viaje, El Guincho, ocupa el top 3 de la lista con su disco de 2010 ‘Pop negro‘ –que fue número 1 de su lista en el primer año de la década–, situándose entre ellos en el podio el gran ‘45 cerebros y 1 corazón‘ de Maria Arnal i Marcel Bagés.

Fiel a la diversidad de la que ha hecho gala en su dilatada historia la revista, ‘Animalia lotsasuen putzua’ (2011) de Lisabö y ‘Malalts del cel’ (2016) de Sisa completan el top 5 de una lista en la que no faltan Hidrogenesse (‘Un dígito binario dudoso’ –2012–), Los Planetas (‘Una ópera egipcia’ –2010–), Delorean (‘Subiza’ –2010–), Triángulo de Amor Bizarro (‘Año santo’ –2010–) o Nacho Vegas (‘Violética’ –2018–) y la última oleada de rap y trap: no solo figuran los seminales ‘Los pobres’ (2014) de Pxxr Gvng y ‘Siempre’ (2016) de Agorazein, sino también ‘ADROMICFMS 4’ (2018) e ‘Ídolo’ (2017) de sus respectivos «líderes» Yung Beef y C. Tangana. Cabe echar de menos algunos nombres (Klaus & Kinski, Los Evangelistas, Soleá Morente) y llama la atención el predominio de hombres en una selección –excluyendo dúos como Espanto, Hazte Lapón, Single y Sílvia Pérez Cruz & Refree, contamos cinco solistas femeninas: Christina Rosenvinge, La Bien Querida, Anari, Lidia Damunt y Rocío Márquez– que cuenta con tres discos de este mismo año: ‘Fuerza nueva‘, ‘La gran esfera‘ de La Casa Azul y ‘Sombrero roto‘ de Kiko Veneno.

En cuanto a álbumes internacionales, la lista –en este caso de 100 discos y sin evitar que algunos de sus autores puedan repetir en ella con más de un disco– deja una sensación inequívoca: el rap, el soul y el R&B han catalizado buena parte de lo mejor de esta década: ‘My Beautiful Dark Twisted Fantasy‘ (2010) de Kanye West es el disco de la década, por delante de ‘To Pimp a Butterfly’ de Kendrick Lamar y ‘Let England Shake‘ de PJ Harvey.

Pero es que además ambos raperos repiten –’Yeezus’ es top 8, mientras que ‘Damn.’ y ‘Good Kid, m.a.a.d. City’ son top 11 y top 19–, al igual que Frank Ocean con ‘channel: Orange’ (top 7) y ‘Blond’ (top 22). Y no faltan Beyoncé (‘Lemonade’, top 24), Drake, Cardi B, Solange (‘When I Get Home’, único álbum de 2019 en el listado: ¿disco internacional del año?), Vince Staples, Janelle Monáe, Skepta, FKA twigs, A Tribe Called Quest, Run The Jewels, Tyler, the Creator, Anderson .Paak, Pusha T, Kate Tempest, Death Grips… pero sí Rihanna: ‘Anti’ tampoco tiene cabida en este resumen en el que el pop, a secas, cuenta más bien poco. No faltan en él, eso sí, trabajos de David Bowie, Radiohead, Björk, My Bloody Valentine, Daft Punk, Nick Cave & The Bad Seeds, Beach House, Arcade Fire, Fiona Apple, Lorde, The xx, Arctic Monkeys, Tame Impala, Swans (por partida doble), The Magnetic Fields, LCD Soundsystem, Stromae… y J Balvin.

Y es que, de acuerdo con su línea editorial reciente, el reggaeton está bastante presente en la lista de 50 mejores canciones de la década: ‘Despacito’ de Luis Fonsi & Daddy Yankee, ‘La gozadera’ de Gente de Zona & Marc Anthony, ‘Felices los cuatro’ de Maluma & (de nuevo) Marc Anthony y ‘Mi gente’ de J Balvin & Willy William –el colombiano también repite con ‘I Like It’ de Cardi B– se cuelan en esta exclusiva lista que copa Beyoncé con ‘Drunk In Love’, secundada en el podio por ‘Work’ de Rihanna & Drake y ‘King Kunta’ de Kendrick Lamar. Puedes escuchar la lista completa en la playlist de Spotify que ha creado la revista. De manera llamativa, no hay una lista de canciones nacionales. Aparte de discos y canciones, en este recomendabilísimo número no faltan los libros, libros pop, cómics, conciertos, películas y series favoritos de la redacción de Rockdelux en estos diez años. Como siempre, que cumplan muchos más.

Alba Reche / Quimera

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Parecía que Alba Reche, finalista de Operación Triunfo 2018, se había esforzado por mostrarse como una de las intérpretes más personales emergidas no solo de esta edición, sino también de toda la historia del talent-show. Eso invitaba a pensar ‘Medusa’, un corte próximo al UK-garage producido por LOWLIGHT, tándem conocido por su trabajo con Yung Beef y Bad Gyal. Sin ser la caraba, al menos sí parecía mostrar una faceta ambiciosa y poco transitada no sólo por otros concursantes del programa sino, en general, por ningún artista nacional. Pues bien: no solo era un espejismo, sino un poco trampantojo, porque ‘Quimera’, su álbum debut, es en realidad un disco de baladas casi en su totalidad.

Si entendemos bien la pretensión de la ilicitana y su equipo, ‘Quimera’ arranca con una primera mitad más ortodoxa en cuanto a producción, a cargo de Ismael Guijarro (habitual colaborador de Rozalén) y representada por el que fue segunda avance, la soporífera ‘Caronte’; y una segunda en la que participan artistas con una visión más contemporánea. Es ahí donde cabe ‘Medusa’, claro. Y también algunos de los momentos más interesantes del disco: sobre todo ‘Inanna’, un sensual número de soul moderno á là Rihanna, co-escrito y producido por InnerCut y Vic Mirallas; pero también la popera ‘Eco’ (produce Mon Dvy, proyecto en solitario del batería de Yawners).

Que esto no se entienda como que lo teóricamente moderno mola y lo a priori menos audaz no. Hay auténticos tostones que no transmiten nada en ambas caras: ‘Hestia’ y ‘Ares’ –dueto con Pol Granch que cierra el disco– lo son, por más que aludan a un gastado trip-hop; y al contrario, en la primera parte hay números como ‘Asteria’ y ‘Aura’ que despiertan (es un decir) tantos bostezos como ‘Caronte’. Pero también hay cosas interesantes en su equilibrio de sonidos acústicos y producciones más elaboradas y arriesgadas que la media: por ejemplo la propia ‘Quimera’, que abre el disco, con una electrónica cuca combinada con percusiones y coros sutiles, el buen ejercicio de blues contemporáneo que supone ‘Niña’ o el interesante post-bolero ‘Lux’, que por momentos recuerda al enfoque artístico de la belga Angèle. Se ve beneficiada, además, por cierta sobriedad interpretativa, tras haber aprendido a controlar los gorgoritos de su voz mucho mejor que en el concurso.

Y si en lo musical ‘Quimera’ se sostiene razonablemente bien con ese equilibrio, peor parado sale en el aspecto lírico. Reche –se percibe y agradece que haya hecho un esfuerzo por contener esa vocalización que en TV resultaba muchas veces ininteligible– emplea una curiosa mezcla de lugares comunes (‘Hestia’; el sampler de ‘Desayuno con diamantes’ de ‘Quimera’ es de eye-rolling) con frases tan pomposas y delirantes (“pensaba levantarme, hacerte un trono y quemarlo como a todos”) que acaban siendo tan divertidas como el empleo de lenguaje popular (esos “pa”, esos “ojicos”, decir «äffäïres» –!–). Mejor cuanto más honesta y directa (“a mí lo romántico me hace sufrir”), la mascarada de disfrazar cada tema con una referencia a la mitología griega (quizá buscando resaltar, de manera algo innecesaria, su formación en Bellas Artes) termina pareciendo caprichosa y hueca. Aunque las comparaciones sean odiosas, hay que decir que por el momento queda a la sombra de su compañera y amiga Natalia Lacunza como la artista a seguir del último OT.

Calificación: 5,7/10
Lo mejor: ‘Medusa’, ‘Inanna’, ‘Lux’, ‘Quimera’, ‘Niña’
Te gustará si te gustan: Natalia Lacunza, Jessie Reyez, Sabrina Claudio, India Martínez
Escúchalo: Spotify

Se viraliza la deconstrucción pop del «himno de la legión» de Los Planetas y Niño de Elche

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La canción que más ha gustado de Fuerza nueva, el grupo de Los Planetas y Niño de Elche, es su reinterpretación del himno de la legión. Es el tema de su disco conjunto que más reproducciones suma en Spotify y además ha estado entre los virales de dicha red, aportándole miles de escuchas.

Lo tenía todo: la voz de Jota en las estrofas, y la de Niño de Elche en el estribillo, satisfaciendo a los seguidores de ambos, y luego esa melodía que ha pervivido décadas… cuyo uso ha levantado ampollas. ¿Aunque qué cabía esperar de un grupo que toma su nombre, irónicamente, de un partido de ultraderecha que existió entre 1976 y 1982? Por cierto, casi los mismos años que vivieron Joy Division, referenciados en la portada del álbum realizada por Javier Aramburu, y quienes tuvieron que aclarar su desvinculación del nazismo tras escoger un nombre que venía de la II Guerra Mundial.

ABC -el periódico, no la cadena- repasaba hace un par de años la historia original de ‘El novio de la muerte’. El diario explicaba que era una canción de cabaret en los años 20 y que fue José Millán-Astray quien, empeñado en «convertir a los legionarios en unos aguerridos soldados que carecieran de miedo a la muerte», topó un día con el tema en un café. «Al líder de la Legión le pareció una canción preciosa con una letra maravillosa», indica el texto, antes de incluir una entrevista a un comandante.

Fuerza nueva estrenaban su versión el Día de la Legión, el 20 de septiembre, y después en una entrevista telefónica, nos la explicaban, incluso revelando de dónde venía la mención a Luis Aragonés (se refiere a otra versión de Glutamato Yeyé con una letra del Atlético de Madrid, «Soy un socio del Atleti»). Decía Niño de Elche: «Nadie piensa ya que sea una canción de amor, de amor fanático. La relacionamos con algo muy casposo, pero cuando leemos la letra en un sentido superliteral, te das cuenta de que la connotación ideológica está más en el contexto que en el texto en sí. Pasa con la mayoría de himnos, porque todos tienen una retórica muy parecida, tanto los himnos fascistas como los comunistas». Jota añadía: «De ‘El novio de la muerte’ es curioso observar cómo es una estructura de pop superclásica: estrofa-puente-estribillo, con una letra que cuenta una historia, un estribillo arriba… Es superclásica. De hecho, nosotros la hemos sintetizado más todavía, tiene tres acordes y le hemos quitado uno. Y con esos dos acordes está perfectamente identificada la canción pop (que hay detrás). Es perfectamente actual, como muchas que suenan hoy en la radiofórmula».

Sobre cómo se lo tomaría su público, Floren decía: «Estamos expuestos a todo. A lo bueno y a lo malo. Ante eso no podemos hacer nada. A mí no me intoxica tanto ese tipo de feedback, me interesa más la creación, el propio arte en sí. No buscamos la provocación sencillamente por provocar. Pero es un poco como cuando Billy Bragg salía a tocar con una guitarra donde ponía “esta guitarra mata fascistas”. Al final esto nos puede llevar a los 360º absolutos: caemos mal en todos lados». Jota reconocía: «Sí buscamos cierta provocación en el sentido de que la gente reaccione antes de escuchar, desenmascarar esas actitudes conservadoras, que las hay en todos los ámbitos, incluidos a nosotros mismos».

Además, en su web puede encontrarse un largo texto de Pedro G. Romero, que tanto se ha implicado en el disco, y del que destacamos algunas frases en negrita:

«En la película ‘La bandera’ (1935) de Julen Duvivier, basada en la novela del mismo título de Pierre Marc-Orlan, vemos a Jean Gabin, que interpreta un prófugo de la justicia, como entra en un cabaret del chino barcelonés, La criolla o similar, y en imágenes documentales, la actuación de travestis y flamencas semi-desnudas en un ambiente de delincuencia y lumpen-proletariado. Son los años 30 y este romanticismo lumpen es el que impulsa la publicidad alrededor del cuerpo mercenario de La legión española, cuerpo expedicionario de castigo creado para las guerras coloniales, en este caso norteafricanas, donde eran bienvenida la falta de escrúpulos pues allí se iba a sembrar el terror. Recordemos que el film esta dedicado a Francisco Franco, todavía un militar desplazado a las colonias. Sin ese sentido del terror colonial es imposible entender lo que vino después, la sangrienta guerra civil y la dictadura.

Sin esa perspectiva colonial tampoco podremos entender como una cancioncilla de cabaret, un charlestón compuesto por Juan Costa para Lola Montes –no la famosa Lola Montes, la falsaria irlandesa que se hizo pasa por sevillana en el París y la Viena decimonónicas, sino otra que tomaba de ella nombre artístico- con letra de Fidel Prado. El tema fue primero una tonadilla erótica y picante, pero la nueva letra, que tomaba su anécdota de un melodramático episodio novelesco de la cruenta Guerra del Rif en el que un soldado se entregaba con valor a la muerte para reunirse con su novia recientemente fallecida, la nueva letra, digo, le dio carácter trágico, además de cursi y sensiblero, con lo que eso gusta a aquellos que hacen de la violencia su única jerarquía. Obviamente, el tema tenía connotaciones religiosas islamistas –algo frecuente en este tipo de cuerpos mercenarios, la identificación con el enemigo- y ese “más allá” no era otra cosa que el paraíso de los musulmanes, sólo que ahora te esperaba la casta amada y no una corte de huríes complacientes. El tema fue escuchado por Millán Astray, seguramente en el teatro Kursaal de Melilla en 1921 y se tomó la decisión de adaptarlo al orden militar. Primero fue música del tercio, después marcha de Semana Santa en 1952, con adaptación de Emilio Ángel García, es decir, se fue dramatizando, tragedia en vez de comedia, tragi-comedia, sardónicamente, no podemos verlo de otra manera. Mercedes Fernández González, la Lola Montes mencionada, hablaba con deleite de lo que había gustado su interpretación al general Silvestre, pero la historia, que también es un cronicón rosa, le asignó toda la guía del asunto al cariacontecido Millán Astray. Ya sabemos, manco, tuerto, mellado, su hermana Pilar le dedicó la popular comedia ‘La tonta del bote’ y tuvo como amante, entre otras, a Celia Gámez. ¿No era el vehículo ideal para pasar de un charlestón a una marcha de semana santa? ¿No es este grotesco Barrabás el ideal para acompañar al Cristo de la Buena Muerte? ¿Acaso, el esperpento valleinclanesco no nos dice como conviven el amor por la ética del samurai con la pasión por las muchachas bonitas? Sus frases, más o menos apócrifas, ¡Viva la muerte! ¡Abajo la inteligencia!, van, desde luego con el personaje. Su enfrentamiento con Unamuno y su casamiento con la prima de Ortega y Gasset –huyó a Lisboa con ella por temor a la reprimenda de Franco- dice mucho del estado real de la filosofía española.

Y ahora viene lo peor, además, la canción es bonita. Javier Álvarez hizo una versión casi en clave de bolero, especié de trágico son para los tiempos del SIDA. Y hay algo en el tema, algo aguerrido, entre la bella y la bestia, el monstruo y la persona. ¿Por qué gusta tanto la pintura de bucólicos paisajes a los cruentos dictadores? ¿por qué las canciones de amor, las más tiernas baladas reblandecen el corazón de los capo mafiosos, de los asesinos en serie, de los terroristas? ¿por qué el autotune y sus cursis melodías tocan la fibra sensible de las bandas de la periferia, de los pequeños traficantes, malos y malondros del trap y otras culturas de la violencia lumpen? Así, el novio de la muerte.

Escucha las «canciones del día» en nuestra playlist Lo mejor del mes:

¿Pero por qué es un hit ‘Follow God’ de Kanye West? ¿Y lo merece?

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Parte de la redacción valora la canción más exitosa de ‘Jesus Is King‘.

«Me gusta bastante ‘Jesus Is King’. Quizás porque entra facilito, quizás porque soy rara y casi que disfruto más sus discos “fallidos” que sus grandes obras. Así que, si a alguien interesa la opinión de una no-muy-fan de Kanye West, diré que ‘Follow God’ es agradabilísima, gracias al sample de ‘Can You Lose By Following God’ de Whole Truth (además del talento, también hay que reconocerle a Kanye su enorme cultura musical y el buen gusto; el tema original es estupendísimo), a cómo fluye su rima, a qué bien encaja su recitado y los “yeahs!” y una letra que expresa frustración. Que sé que es a lo que West nos tiene acostumbrados, que no debemos pedirle menos, pero siempre es gozoso ver cómo lo consigue. Pena del extraño grito final que fulmina la canción de manera tan abrupta. ¿Soy la única que desearía que la canción durara más?». Mireia Pería.

«Respondiendo a la pregunta del titular… es un misterio. Que ‘Follow God’ sea un éxito es inconcebible: es una canción semi-acabada, sin gancho real más que el buen «flow» de Kanye y las pegadizas rimas, pues el sample de Whole Truth ni destaca demasiado ni es una elección particularmente interesante, y que suena más que nada a la típica maqueta que un joven productor cuelga en Soundcloud para lograr algo de «feedback». ‘JESUS IS KING’ es el peor disco de Kanye West, un despropósito solo comparable a su megalomanía, y este single es un ejemplo. Que esté triunfando solo puede achacarse al «hype», a su duración o a que, dentro de su concepto religioso, es de los temas del álbum menos incómodo de oír». Jordi Bardají

«‘Follow God’ debe de estar triunfando porque ha sido acogida por la playlist de Spotify «Today’s Top Hits» que siguen 24 millones de seguidores. Pero además es una de esas canciones que suelta Kanye West de vez en cuando en la que recuerda el encanto de las producciones de sus inicios. Recordando a aquel día que fue número 1 con ‘Gold Digger’ hace muchos, muchos años, tirando de un sample de Ray Charles; esta producción alterna un sample clásico, como es la maraviollosa ‘Can You Lose By Following God’ de los desconocidos Whole Truth, con el mejor «flow» de Kanye. Se agradece que no se haya quedado colgado en esto, pero de vez en cuando se agradece que haga temas así. Mención aparte merece la duración del tema: por debajo de los 2 minutos parece establecerse un nuevo canon de la canción pop, como ya se vio en los discos producidos por Kanye el año pasado, en la mixtape de C. Tangana del año pasado o en el nuevo single de Rosalía«. Sebas E. Alonso.

‘Los testamentos’: la secuela de ‘El cuento de la criada’ es más thriller que distopía

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“¿Alguna pregunta?”. Así terminaba ‘El cuento de la criada’, la distopía escrita por Margaret Atwood en 1985. Y, sí, parece que hay muchas preguntas. O eso es lo que declaró la novelista en la presentación del libro para justificar la escritura de esta secuela situada quince años después del final de la primera. De entre todas las cuestiones que a lo largo de los años le han planteado los fans de la novela, Atwood destacó una: ¿cómo cayó el régimen teocrático de Gilead? En ‘Los testamentos’ (Salamandra), recientemente galardonada con el premio Booker (el segundo en la carrera de Atwood), está la respuesta.

Pero hay un segundo motivo, aun más interesante, que parece haber animado a la escritora a retomar esta historia (podría haber incluso un tercero, que sería enmendar la plana a la cada vez más intrascendente serie de televisión, pero estaría feo porque ella es una de las productoras). Atwood ha explicado que, según su opinión, la sociedad actual está más cerca de Gilead de lo que estaba años atrás, que “los ciudadanos de muchos países, incluido Estados Unidos, están sometidos a más tensiones ahora que hace tres décadas”.

Esta afirmación se ve reflejada en la novela. ‘Los testamentos’ tiene claras resonancias con el presente. Cuestiones como la crisis de los refugiados, el cambio climático, la posverdad o el descrédito de las humanidades resuenan en el libro junto a referencias históricas como el ferrocarril subterráneo, el centro de detención del estadio nacional de Chile durante la dictadura de Pinochet o el caso de Elián González, el “niño balsero” cubano. Recordemos que una de las limitaciones que se impuso Atwood al escribir ‘El cuento de la criada’ -y que extendió luego a los guionistas de la serie- es que no apareciera ningún suceso que no tuviera un paralelismo histórico. Como se dice al final de ‘Los testamentos’: “La historia no se repite, pero rima”.

A diferencia de ‘El cuento de la criada’, que estaba narrada por una única voz, la de Defred, ‘Los testamentos’ lo hace por medio de tres: la hija adolescente de un importante comandante de Gilead, que ha nacido bajo ese régimen y no conoce nada más; una joven que vive en Canadá, y se muestra cada vez más implicada en las manifestaciones contra el país vecino; y la conocida Tía Lydia, sin duda el gran personaje de esta secuela. Un trío de voces femeninas, todas muy bien diferenciadas (Atwood exhibe su enorme talento para la expresión de la voz interior), cuyos testimonios en primera persona proporcionan una visión más amplia y detallada –desde dentro, desde fuera y desde el mismísimo centro- de ese país antes conocido como Estados Unidos.

Intrigas, corrupción, espionaje… ‘Los testamentos’ carece de la hondura filosófica, la fascinación estilística, el carácter intimista y la fuerza alegórica de ‘El cuento de la criada’. Es una continuación, quizá influida por la serie, que no esconde su condición de bestseller. Hay suspense, giros dramáticos y un ritmo propio de un thriller. Es más ligera, pero no por ello menos afilada, lúcida y absorbente. Atwood consigue lo que ha afirmado que pretendía: no repetirse y no aburrir. Y, además, ha preparado el terreno para la adaptación televisiva que ya está en marcha. 7’5.

Billie Eilish publica este miércoles ‘Everything I Wanted’, nuevo single

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Billie Eilish sigue triunfando con su debut ‘WHEN WE ALL FALL ASLEEP, WHERE DO WE GO?‘, pero después de la edición del disco, las novedades musicales de la artista han sido escasas, por no decir inexistentes. Apenas un innecesario remix de ‘bad guy’ con Justin Bieber que a nadie le ha importado ha sucedido este verano a la edición de este trabajo que, por contra, Eilish no ha dejado de presentar en escenarios de todo el mundo durante 2019. De hecho, la cantante se enfrentará a otra gira mundial en 2020 y esta empieza en Mad Cool, por lo que cabe preguntarse si para entonces conoceremos nueva música de Eilish.

Y la respuesta es sí. La autora de ‘bellyache’ publicará una canción nueva tan pronto como la semana que viene, tal y como revelaba hace unos días a través de sus stories. De hecho, la artista ha confirmado que son dos las canciones nuevas que planea publicar próximamente: la primera de ellas, según anunciaba el domingo 10 en sus redes sociales, se titula ‘Everything I Wanted’ y se publicará el próximo miércoles 13 de noviembre (en Estados Unidos; en España será ya a la 1:00h del jueves 14).

Además de todo esto, Eilish también tiene listo para estrenar el vídeo de ‘xanny’, otra de las pistas incluidas en su debut, y acaba de grabar un álbum en directo en el espacio Blue Room de Third Man Records -el sello de Jack White- en Nashville, acompañada a la guitarra acústica por su hermano y productor FINNEAS. Según SPIN, el vinilo verá la luz en alguna fecha por determinar pero solo en tiendas de Detroit y Nashville. Algunos de los temas grabados son ‘bury a friend’, ‘bad guy’, ‘wish you were gay’ y ‘all the good girls go to hell’.

Lizzo sigue sin acreditar debidamente ‘Truth Hurts’… ¿pero cuándo acabará el oportunismo?

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Es ley de vida que, cuando te haces famoso, otros buscarán aprovecharse de tu éxito. El caso de Lizzo ha sido diferente. Este año, la cantante ha arrasado con ‘Truth Hurts’, una canción de 2017 que solo ahora acaba de completar 7 semanas (!) en el número 1 del Billboard Hot 100, igualando el récord de ‘Fancy’ de Iggy Azalea y Charli XCX. Es una de las canciones del año, y como tal, cuenta con su propia polémica, en este caso respecto a su autoría. En 2017, Justin y Jeremiah Raisen, dos hermanos compositores, escribieron junto a Lizzo una canción llamada ‘Healthy’ que después resultaría ser el germen de ‘Truth Hurts’. Ambos han demostrado su defensa con un audio comparativo en Instagram que no solo revela que la melodía del principio de ambas canciones es prácticamente la misma, sino que ‘Healthy’ ya contenía la frase por la que todos conocemos a Lizzo, su grito de guerra: «I just took a DNA test, turns out I’m 100% that bitch».

El golpe de realidad para muchos ha sido claro: Lizzo no es autora, al menos ella sola, de su frase más conocida. Pero ella nunca ha asegurado serlo. Ya en 2017 agradecía a uno de los autores de ‘Truth Hurts’, Jesse Saint John, haberle «regalado» esa frase, en realidad sacada de un meme que ambos vieron en Instagram. La frase, original de un tuit publicado en 2017 que Lizzo ya aseguró en su momento no conocer, por lo que no pudo ser inspiración directa en ‘Truth Hurts’, es en realidad autoría de la rapera Mina Lioness, que ha acabado siendo acreditada en la canción, mientras los hermanos Raisen seguirán sin recibir los «royalties» que dicen merecer. Como explica Rolling Stone, su caso es complicado, pues aunque ellos ya intentaron agenciarse legalmente, durante dos años y siempre sin éxito, con un mísero 5% de la propiedad intelectual de la canción cuando esta fue publicada, por otro lado renunciaron a esos créditos a través de su editorial Kobalt. Así, los autores de ‘Truth Hurts’ son oficialmente Lizzo y sus «lágrimas», su productor Ricky Reed, el productor Tele, el compositor Jesse Saint John y, desde hace solo unas semanas, la rapera Mina Lioness.

¿Quién tiene la razón? Lizzo defiende que la contribución de los hermanos Raisen a ‘Truth Hurts’ fue de cero y es verdad, en parte. ‘Healthy’ es una canción y ‘Truth Hurts’, otra. Lizzo escribió la primera con ellos y la segunda no. La cantante ha defendido en sus redes sociales que los Raisen no participaron en la letra de ‘Truth Hurts’ ni en cómo decidió ella interpretarla… ¿pero no es el parecido entre ambas demasiado clave, pues implica nada menos que la frase más icónica de ‘Truth Hurts’, como para que ellos no merezcan ser acreditados? ¿Es un 5% de «royalties» tanto pedir? Me da en la nariz que Lizzo busca proteger su imagen a costa de no acreditar debidamente a unos compositores que han demostrado con pruebas que ‘Truth Hurts’ nació de una canción anterior. Nadie está diciendo que los hermanos Raisen escribieran ‘Truth Hurts’, sino que su trabajo previo con Lizzo fue literalmente fundamental para que esta canción existiera en primer lugar. En la era de los «songwriting credits» más abultados de la historia, con 15 compositores por pista en algún caso (la lectura de los créditos de ‘SICKO MODE’ marea), los hermanos Raisen merecen aparecer acreditados en ‘Truth Hurts’ más que muchos. Esta es la diferencia entre ellos y los verdaderos oportunistas de los que hablaba al principio de este artículo. Lo que nos lleva a Ce Ce Peniston.

Poco después de surgir la polémica por ‘Truth Hurts’, la intérprete de la archiconocida ‘Finally’ acusaba en Instagram a Lizzo de haber plagiado esta canción en ‘Juice’. Lo hacía en base a los «ya ya ya» que suenan en ambas canciones y que supuestamente se parecen en un 100%, lo cual solo lo hacen en su cabeza, pues toda persona con oídos comprobará que no es verdad. Y aunque ‘Juice’ se inspirara realmente en ‘Finally’, la idea de que Ce Ce Peniston merece ser la única poseedora en el mundo de unos «ya ya ya» da risa. Y peor aún, la idea de que una canción no puede inspirarse en otra sin que sea acusada de, y condenada por, plagio da más miedo que Albert Rivera sujetando un perro. ¿Es este el legado que nos ha dejado ‘Blurred Lines’? ¿De verdad TLC merecían ser acreditadas en ‘Shape of You’, Tom Petty en ‘Stay with Me’ y The White Stripes en ‘Toy’? ¿A nadie le dio verdadera pena todo el asunto de Lana Del Rey vs. Radiohead? ¿Alguien considera el caso ‘Dark Horse’ algo más que una completa estupidez? Puedo entender que, como artista, mole ser reconocido por tu trabajo, pero de ahí a exigir compensación económica por parecidos peregrinos me hace pensar en que la época de la música como producto empieza a agrietarse. El futuro del pop da ahora mismo un poco de miedo y Lizzo es el menor de sus problemas, pero dada la probada relación profesional entre ella y los hermanos Raisen, creo que se apuntaría un tanto acreditándolos honradamente en su mayor éxito. Así iluminaría el sinsentido de todas estas acusaciones de plagio oportunistas.

Iggy Azalea y Alice Chater buscan su propio ‘I Like It’ sampleando el ‘Mambo Italiano’

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Iggy Azalea ha vuelto con un nuevo single en principio mucho más apto para las masas que cualquier tema incluido en su segundo disco, que publicado este mismo año, ha pasado bastante desapercibido. Y la razón no es que sea un dueto con la cantante británica Alice Chater, en realidad poco conocida más allá de un hit en Spotify con más de 2 millones de escuchas, sino el sample que el single utiliza.

Se trata del famosísimo ‘Mambo Italiano’ popularizado por gente como Dean Martin o Rosemary Clooney (su intérprete original), pero en este caso la referencia más cercana es también obvia, quizá demasiado: ‘I Like It’ de Cardi B, Bad Bunny y J Balvin aunaba un ritmo trap a la moda con los sonidos cubanos de ‘I Like It Like That (A Mi Me Gusta Asi)’ de Pete Rodriguez, y si algo parece claro en ‘Lola’ tras una primera escucha, es que busca ser el nuevo ‘I Like It’.

‘Lola’ y ‘I Like It’ comparten concepto (la fusión de trap y música latina, cabe recordar que el bugalú de ‘I Like It Like That’ contenía referencias a la música afrocubana y ‘Mambo Italiano’ era un parodia de este estilo cubano, el mambo) y sonando parecidas, logran diferenciarse la una de la otra. Tampoco puede decirse que ‘Lola’ no tenga madera de hit: su estribillo es tan pegadizo como suele serlo cualquier canción con la palabra «lola» en su letra. Además, su vistoso vídeo con glamurización de las instituciones mentales y cambios de «look» varios tampoco está mal. ¿Puede dar un sample latino a Iggy su mayor hit en mucho tiempo? El tiempo lo dirá, pero después de tantos altibajos en su carrera, ‘Lola’ no es precisamente lo peor que ha hecho, al menos a nivel comercial.

El improbable llenapistas de Crab Apples de mano de Ley DJ

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La valenciana Ley DJ, a la que quizá conozcas de sus sesiones en Low Festival, Mallorca Live o Dcode, es noticia hoy por la publicación de su nuevo EP, ‘Periscope pt. 2’, donde aparece su colaboración con Soledad Vélez. Pero también ha sido noticia este año la excelente remezcla que ha realizado para las catalanas The Crab Apples.

El grupo de Carla Gimeno, Laia Alsina, Laia Martí y Mauro Cavallaro (su misma nota de prensa las llama en femenino aunque hay un chico) lleva un lustro publicando discos, como fue el caso de ‘Right Here’ en 2014, donde se incluía la folkie ‘Three I’ y la indie pop ‘Never Look Back’, y ‘A Drastic Mistake’ en 2018. En este último había incluida una canción llamada ‘Open Your Mind’. Y si el grupo suele oscilar entre el sonido noventero de 4 Non Blondes y bandas revival de aquella época como Wolf Alice (atentos a ‘The Beginning’), lo que encontramos en esta revisión no tiene absolutamente nada que ver.

En sus manos ‘Open Your Mind’ es todo un pelotazo de electropop con retazos de italo disco, como elaborado por una banda con tantas ganas de llenar la pista como The Sounds o The Ting Tings, ahora con un subidón que siempre pareció estar ahí. El tema ha aparecido en el EP de Crab Apples llamado ‘More Mistakes’ junto a otras revisiones de su álbum y es ahora mismo el tema más oído de la banda catalana en las plataformas de streaming. The Crab Apples actúan este sábado 9 de noviembre en Madrid, Día de la Almudena, como parte de la gira Escenarios Mahou. Será en la Sala Siroco.


FKA twigs / MAGDALENE

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¿Alguien sabe por qué las listas de lo mejor de la década salen antes de que de hecho la década termine? ‘MAGDALENE’ es la primera prueba, puede que no la última -pues los sellos guardan muchas de sus mejores bazas para antes de Black Friday y Navidad-, de que algunos medios se han precipitado. Desde luego es pronto para decidir el alcance que tendrá este segundo disco de FKA twigs, pero a nadie le sobrarán un par de meses para sopesarlo. Lo seguro es que enfrentarse a él desde la primera escucha es tan arrebatador, una experiencia tan gratificante, como lo fue en su momento el debut de The xx o ‘Dummy’ de Portishead. Incluso para aquellos que en su momento desconfiamos de la calidad de las composiciones de la artista británica. ‘LP1‘ siempre fue un producto sofisticado y mimado, exuberante, pero a veces parecía perderse en lo formal. Una obra que admirar durante un ratito en un museo, pero de la que luego te olvidas en tu vida mundana.

‘MAGDALENE’ no es esa obra en absoluto. La propia artista ha dicho que esta vez ha querido trabajar más las melodías y se nota. Aparte de lo que ella es capaz por sí misma, entre los créditos encontramos nombres tan familiares para el mainstream como Jack Antonoff (‘holy terrain’, con Future), Benny Blanco (la casi pop ‘sad day’) o Skrillex. Y eso que no fue exactamente lo que ella nos transmitió en ‘cellophane’: la producción era excelente, y la «canción» aparecía incluso expresada en la pose adoptada por FKA twigs para interpretarla en su vídeo. Pero de nuevo, el hecho de que la conociéramos al mismo tiempo que ese videoclip, la hacía indisociable del mismo, para bien y para mal. De manera significativa, es la última canción de la secuencia en esta ocasión y las cosas que ocurren en el álbum antes de que escuchemos ‘cellophane’ son mil.

En los 5 años que han pasado desde ‘LP1’, FKA twigs ha salido y después roto con el actor Robert Pattinson, y también se ha enfrentado a un problema de salud, unos fibromas en el útero. Ella misma ha sido muy explícita hablando de cómo ambas cosas y «cada relación que ha tenido en su vida» (no solo «esa») le han afectado. FKA twigs se pone en la piel del personaje bíblico para hablar, más que de religión, de cómo se ha sentido juzgada por la prensa y el público, y de las diferentes caras de la feminidad, incluida la sexualidad. Hay un tema llamado propiamente ‘mary magdalene’ lleno de sensualidad («lo hago como María Magdalena / soy lo que deseas / acércate más / hasta que colapsemos»); hay más menciones al personaje como en ‘home with you’ («María Magdalena nunca decepcionaría a sus seres queridos»); y ‘daybed’ habla sin tapujos sobre la «masturbación depresiva» («activos son mis dedos / falso, mi cunnilingus»).

El significado del disco es interesante, pero secundario, pues FKA twigs como letrista es algo limitada. Pero la imaginación de la que pueda carecer en los textos la suple con creces con su voz y con ideas de producción. Los juegos vocales son absolutamente espectaculares desde que el disco se abre con ‘thousand eyes’, un tema que habría pegado en ‘Medúlla’ de Björk, uno de los mejores estudios sobre voces en un álbum que se hayan hecho jamás. Pero es que además la canción tiene la calidez de la new-age: también puede interesar a los seguidores de Enya. Los coros casi religiosos de la segunda parte de ‘sad day’ generan la inquietud que buscan. Y el momento de los falsos niños cantando unos segundos de ‘fallen alien’ es una pequeña maravilla. En ocasiones, FKA twigs repite frases, pero es que el giro melódico que aporta en ellas no puede ser más expresivo. La artista sabe bordar un R&B clásico, como sucede en partes de ‘holy terrain’ (el tema que ha querido contar con el innecesario contrapunto masculino de Future), transformarse en Beth Gibbons en ‘fallen alien’; y a la vez tener su propia personalidad.

La cual viene arropada por una ambiciosa producción. Sobre un tipo de melodías que a veces resultarán familiares a los seguidores de Kate Bush, FKA twigs se ha acompañado de gente como Oneohtrix Point Never y Nicolas Jaar, si bien este ha declarado que ha estado a punto de renunciar a sus créditos para que el mundo no asuma que ha sido él y no ella quien ha hecho todo el trabajo. Y es que el disco cuenta con un hilo conductor que sin duda supera a su lista de colaboradores, todos los cuales matarían por contar con un trabajo tan cohesionado, contundente, pasional y disfrutable por el público.

Porque las canciones ocultas aquí son recalcables. ‘sad day’, una de las más definitivas de FKA twigs, cuenta con unas notas de piano que generan tanto pesar como el final de ‘Someone Like You’. Por marciano que parezca, una canción completamente clásica emerge en medio de la producción embarrada de ‘home with you’. Esa parte la podría haber escrito Lana del Rey. ‘mirrored heart’ es igualmente una canción turbia y sufrida, pero su final es beatliano. El modo en que FKA twigs nos repite «they just remind me I’m without you / They just remind me I’m without you / They just remind me I’m without you» es espeluznante. Es como si Adele, Arca -que tiene una pequeña colaboración en otro tema- y Xiu Xiu pudieran convivir en una sola producción.

En ese sentido, son varios los momentos completamente mágicos que encontramos en ‘MAGDALENE’. El despegue de ‘sad day’ hace la canción hasta bailable por mucho que luego caiga, haciéndonos suplicar por un remix de las manos adecuadas (la canción «corre» de hecho con esos «running»); el desenlace de ‘home with you’, incorporando una tímida sección orquestal, nos hace pensar en el último David Bowie, más jazz; y el comienzo de ‘daybed’ nos remite a alguna banda sonora de misterio, por ejemplo de Peter Strickland. Desesperado como el corazón, pero pensado con el cerebro, ‘MAGDALENE’ sí es la entregada obra humana que desde lo estético, en ocasiones y quizá abrumada, FKA twigs había querido evitar.

Calificación: 9/10
Lo mejor: ‘sad day’, ‘home with you’, ‘thousand eyes’, ‘fallen alien’, ‘cellophane’
Te gustará si te gustan: Björk, Kate Bush, Portishead, Radiohead y sueñas con un disco de Adele producido por Arca

Ni Jennifer Lopez ni su pole dance salvan ‘Estafadoras de Wall Street’ de la mediocridad

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‘Estafadoras de Wall Street’ (o simplemente ‘Hustlers’), la tercera película de Lorene Scafaria, se inspira en un artículo escrito para la New York Magazine que se hizo viral sobre un grupo de ex strippers que decidieron montar un negocio timando a los peces gordos de Wall Street. El punto de vista de la cinta reside en Destiny (Constance Wu), una mujer chinoamericana que lucha por sacar adelante a su abuela ayudándola con el alquiler, y sueña con una vida mejor trabajando por las noches en un club de striptease. Allí conoce a Ramona, interpretada por Jennifer Lopez, que se convertirá en una especie de mentora para ella y con la que iniciará el mencionado negocio.

Mucho se ha hablado de la interpretación de Jennifer Lopez –y de la para muchos ya icónica escena de pole dance que puede verse en el tráiler-, incluso parece bien posicionada para optar a un premio de la Academia. Sin desmerecer en absoluto su trabajo, en el que está solvente, realmente da la impresión de que todo la aclamación crítica que está recibiendo viene de que es la primera vez que hace un papel serio y deja a un lado las mamarrachadas que ha ido haciendo a lo largo de toda su filmografía. No es ningún secreto que J Lo sabe bailar, y que está en forma, pero podría decirse que ahí reside toda la complejidad de su actuación. Su personaje no requiere demasiado esfuerzo dramáticamente, y tampoco nos desvela a la supuesta gran actriz que nos hemos estado perdiendo todo este tiempo. Para entendernos, su actuación no es como un Jim Carrey en ‘Olvídate de mí’ o un Adam Sandler en ‘Embriagado de amor’. Sin embargo, sí queda claro que tiene carisma, y probablemente sea todo lo que se necesite para realizar este rol de manera convincente.

En cambio, quien realmente merece muchos más elogios en ‘Estafadoras de Wall Street’ y está siendo eclipsada por la superestrella es Constance Wu, en una interpretación muchísimo más completa y difícil, en la que aprovecha para mostrar tanto su vis cómica como sus cualidades dramáticas. Por desgracia Wu está muy por encima de la escritura de su personaje, cuyas motivaciones siempre resultan planas, impostadas. Sabremos a lo largo de la película que tiene gente de la que hacerse cargo y que, en teoría, son una prioridad máxima para ella. Sin embargo el guion a menudo parece olvidarse de estos detalles, que van y vienen en la trama cuando a Scafaria le apetece sin ningún tipo de lógica interna. Así como el fuerte vínculo de amistad que se establece entre Destiny y Ramona parece solamente una imposición de guion en vez de quedar reflejado en la pantalla a través de la –poca- química entre ambas.

No se puede decir que la cineasta fracase a la hora de dirigir, pues si hay algo que su película tiene es estilo. Lo malo es que de poco sirve cuando este no va al servicio de un guion bien elaborado. Scafaria quiere que ‘Estafadoras de Wall Street’ sea siempre muy guay, con personajes de mujeres empoderadas que luchan contra el sexismo con bolsazos de Gucci y una tarjeta de crédito, pero se olvida de construir una estructura narrativa igual de potente que su mensaje. Tras un comienzo entretenido y con cierta fuerza, en el que además aparecen unas divertidas Lizzo y Cardi B, pronto descarrila en una amalgama de repeticiones, clichés y situaciones muy mal escritas (acompañadas por un montaje bastante deficiente).

El éxito crítico de la cinta solo puede tener explicación en la diversidad de su casting –sus protagonistas son de origen asiático, latino o africano, desgraciadamente algo inusual en la industria- y su equipo técnico está dominado por mujeres. Pero no deberíamos conformarnos con esto; por supuesto que es necesario que Hollywood dé visibilidad a las minorías, y que haya una paridad de géneros en oportunidades, pero que una cinta tan fallida tenga la repercusión que está teniendo solo por esto, no parece el camino más idóneo. ‘Estafadoras de Wall Street’ no es, ni de lejos, la vertiente feminista de ‘El lobo de Wall Street’ como se ha podido leer en algunos sitios: dista mucho en calidad cinematográfica la una de la otra. Simplemente es una película que puede resultar más o menos entretenida pero que nunca logra un alcance mayor que el placer de ver a Jennifer Lopez tan diva como delincuente caminando por Nueva York con ‘Royals’ de Lorde sonando de fondo. 4,5.

Torneo de productores y teatro con tecno alemán, dos interesantes propuestas de Apolo para este finde

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Sala Apolo celebra dos interesantes eventos en su sala La (3) este fin de semana. En primer lugar, hoy viernes 8 de noviembre tendrá lugar en la mencionada sala la segunda edición de su torneo en vivo de productores musicales, Sampler Chef Club, el quinto en total celebrado en Barcelona.

Sampler Chef Club es «una fiesta por y para productores», no una competición como pudiera parecer, y los participantes en esta ocasión serán SHB, que ha trabajado con Kidd Keo (‘Trap Life’); Sandro Jeewock, que ha hecho lo propio con Bejo (‘Toma & Daca’) y Jordan Ivey (conocido por su trabajo con Dellafuente). Los tres ofrecerán DJ sets, mientras el cuarto participante, Swallow X (‘Whiplash’), ofrecerá un showcase.

En segundo lugar, el sábado 9 de noviembre mandará el tecno alemán con la celebración en la (3) de Apolo del espectáculo ‘Metalhammer‘, una obra de teatro sobre los «últimos días del Berlín occidental a escasos días de la caída del muro», justo cuando se cumplen 30 años de dicho evento. La obra, con texto y dirección de Xavier Quero, conjugará tecno alemán con la historia de unos «jóvenes socialmente excluídos (que) consagran su vida al crímen y a los clubes nocturnos, en una desesperada búsqueda de su identidad». La función será de 20.00 a 21.00 y previamente habrá un «warm up» con una sesión exclusiva de EBM, Industrial, Post-Punk y Synthpop, así como después de la función, de 22.30 a cierre.

La Canción del Día: Roísín Murphy brilla como diva disco en la épica y elegante ‘Narcissus’

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El pasado mes de julio Róisín Murphy reaparecía tras la serie de cuatro maxi-singles publicada el año pasado. Lo hacía con ‘Incapable‘, un tema que de nuevo se movía en la órbita del funk, el house y el disco, pero quizá de una forma más directa que singles como ‘The Rumble o ‘Jacuzzi Rollercoaster‘.

Este single suponía su reencuentro con Richard Barratt, experimentado productor también conocido como Crooked Man y Dj Parrot. Como explica Murphy en la nota de prensa de ‘Narcissus’, su nueva colaboración con él estrenada hoy, fue uno de los primeros artistas con los que colaboró cuando se mudó de Manchester a Sheffield con apenas 19 años. De hecho, explica, sus primeras grabaciones serias fueron versiones de ‘Feel Up’ de Grace Jones y ‘Sorted Out for E’s and Wizz’ de Pulp realizadas con él. Luego, revela, contribuyó a su fantástico disco de 2007 ‘Overpowered‘ (aunque en los créditos no figura en nombre de Barratt, que sepamos), y también creó con ella dos singles como ‘Simulation‘ (2012) y ‘Jealousy‘ (2015).

Pero Róisín siente que tenía pendiente ahondar más en su trabajo junto a él, y parece que ha llegado el momento. Dejando ver que ambos trabajan «en algo más grande» (aunque sin mencionar un álbum), para la ex-Moloko tanto ‘Incapable’ como ‘Narcissus’ –una canción que ya presentó en otra versión en ‘Lives Through Magic‘, una cassette que se publicó para recaudar fondos para las víctimas del terrible incendio en 2016 del club Ghost Ship, en Oakland– forman parte de una misma idea. En ella, Murphy y Crooked Man pretenden revisitar la grandeza, la elegancia y la épica de la música disco, investigar el porqué de esa euforia que nos invade con el simple sonido de un plato que sisea al ritmo.

De eso va esta ‘Narcissus’, cuya versión original –aunque existe un edit de poco más de tres minutos– se alarga hasta más de 7 minutos y medio, en una construcción realmente fascinante, arrancando a piñón con el bajo, la guitarra y la batería, mientras se desarrollan maravillosos arreglos de cuerda –a cargo de Eddie Stevens, otro colaborador frecuente de Murphy– que se solapan al final tras un brutal puente. Mientras, la voz de Róisín nos embauca lentamente con unos «quédate conmigo» («be left with me») que aluden al ensimismamiento de ese Narciso, mientras en los versos Eco, la ninfa que feneció de amor por él, advierte al bello humano de los peligros de amarse sólo a sí mismo.

Escucha las «canciones del día» en nuestra playlist Lo mejor del mes:

El apocalipsis de Blanck Mass llega a La Boite en el momento más asfixiante de la campaña

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Blanck Mass, el proyecto de Benjamin John Power de Fuck Buttons, ha publicado este año un álbum asfixiante que nos habla sobre lo lejos que está llegando el consumismo, sobre nuestra implicación en él, sobre cómo hemos «traicionado nuestros propios instintos jugando con nuestro propio futuro» y de cómo la tristeza que ha sentido el artista durante el último año se corresponde con el mundo global. Por alguna razón pensé en Rocío Monasterio cuando escuchaba una voz femenina que suena en el álbum ‘Animated Violence Mild‘ y Rocío Monasterio -cuyo partido está disparado en las encuestas- hablando de capitalismo salvaje en la tele fue lo último que escuché en la tele antes de bajarme al concierto que Blanck Mass ofrecía anoche en La Boite de Madrid.

Este club, acostumbrado a minishows de La Prohibida en bucle y a fiestas tipo Sassy, se transformó en una explosión de decibelios que superaba por mucho el momento más brutal de My Bloody Valentine. El público era también 90% masculino, como en el Ultra Pop, pero no para bailar ‘Mayores’ y ‘No me acuerdo’, sino para entregarse a la mezcla de electrónica experimental, metal y distorsión que Blanck Mass desplegó en solitario, dañando tanto nuestros oídos como la maldad del mundo lo ha hecho con los suyos.

Benjamin John Power parecía un personaje muy querido entre el respetable, pues Fuck Buttons fueron uno de los grupos más importantes de la década pasada, y su música actual funciona igualmente gracias a los guiños melódicos que se asoman en canciones como ‘House vs. House’, ‘Death Drop’ o ‘Love Is a Parasite‘, todas las cuales agilizaron su repertorio durante su extensísima duración. ‘Dead Format’, por su parte, fue capaz de poner al público a bailar en la pista por lo que tiene de ritmos techno. Aupado tras su portátil y cogiendo el micrófono puntualmente para gritar cosas ininteligibles, Blanck Mass se sirvió de proyecciones también distorsionadas, indescifrables, abstractas, para complementar. El público conectó hasta el punto de que incluso 10 minutos después de terminar el concierto, siguió esperando un bis que no llegó, más que nada porque las extrañas proyecciones continuaron cuando ya no quedaba música. Pero Benjamin John ya sólo salió a saludar. En cualquier caso, un arsenal de música angustiosa, existencialista, como la semana que nos está tocando vivir. 8.

Nicki Minaj rapea en español en ‘Tusa’, lo nuevo de Karol G, fraguado en Instagram

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Karol G, que este año ha publicado su segundo disco llamado ‘Ocean’, presenta nuevo single. Se trata de un tema llamado ‘Tusa’ en el que aparece nada menos que Nicki Minaj que no, definitivamente no está retirada pese a la tentativa de hace unos meses.

‘Tusa’ es una canción bastante bailable pero a la vez relajada, muy marcada por el uso de cuerdas sintéticas, y en la que escuchamos a ambas artistas cantando tanto en castellano como en inglés. “Ahora soy una chica mala” es una de las frases, así tal cual, del verso de Nicki. Por su parte, el vídeo es una fantasía de tonos pastel, casi próxima a la estética de la recientemente estrenada ‘Paradise Hills’, en la que aparecen un caballo y por supuesto Karol G y Nicki Minaj retozando.

Billboard ha realizado un pequeño artículo sobre cómo se fraguó la canción, detallando también que «tusa» es una palabra que se utiliza en Colombia para designar el dolor y el rencor que sentimos cuando nos dejan. Todo lo contrario a lo que sintió Karol G cuando se vio colaborando con Nicki Minaj, a la que contactó por Instagram el pasado verano: «estaba tan contenta… le mandé música a la 1 de la tarde y a la 1.07 ya se había descargado el archivo. A las 8 de la tarde, ya tenía la canción de vuelta». Claro que, ¿a alguien le sorprenden estos ritmos en la vida de perpetuo featuring de Nicki Minaj?

Escucha lo nuevo de FKA twigs, Rosalía, Fangoria, Beck, Róisín Murphy, Tennis, Carmen Boza, Frank Ocean…

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Entre las canciones que han decidido adelantarse esta semana a los “New Music Fridays” de todo el mundo hemos ido destacando esta semana temas de George Michael, FKA twigs, Best Coast o el dúo formado entre Pablo Alborán y Ava Max. Pero también hay nuevo adelanto del disco de Beck, que sale a finales de este mes, otra sugerente producción de Jessie Ware para su nuevo proyecto, los avances de los próximos discos de Nos Miran, Capitán Sunrise y The Homesick o nuevos sencillos de Omar Souleyman y Kokoshca. Además, Drake se ha sumado a un remix de MC Kevin o Chris, mientras Sen Senra ha revelado con ‘RRIINNGG’ los detalles de su esperado nuevo disco.

Pero sin duda este viernes está marcado por el lanzamiento del esperado nuevo álbum de FKA twigs, ‘MAGDALENE’, y también por ‘A Palé‘, el single con el que Rosalía se ha desmarcado de la línea comercial que venía manteniendo en sus últimos lanzamientos. Además, hoy se lanza el nuevo álbum de versiones de Fangoria junto al regreso del francés SebastiAn y trabajos de Kele (Okereke), Mueveloreina, Mount Eerie & Julie Doiron, Die Katapult, Fario, Bishop Briggs, Clams Casino y la rapera Doja Cat. Además, destacamos el debut largo en Mushroom Pillow del dúo galego de trap-folk Boyanka Kostova, el primer trabajo de Julian Lamadrid, la segunda mixtape de los interesantísimos Emotional Oranges y un nuevo EP de Villagers.

Junto a estos, también se han publicado hoy singles de Roísín Murphy, Ozzy Osbourne, Iggy Azalea, Poppy, Carmen Boza, Tennis, Black Lips, Mura Masa & Slowthai, Javier Corcobado, Noah Cyrus & Leon Bridges, Tinashe, Juanes, The Chainsmokers, Ozuna, Meghan Trainor, Pablo López, Jonathan Wilson, Dawn Richard & Brooke Candy, Allie X, Ballena, Hnos Munoz, Best Coast, Siloé, Edurne, Labrinth, Jason Derulo o A Girl Called Eddy, que hace una semana anunciaba su regreso tras 15 años, y además en el sello madrileño Elefant Records. También incluimos el single que sus compañeros de sello L Kan lanzan como guiño electoral, y que estrenábamos ayer.

Aparte de todos estos lanzamientos, este viernes es también profuso en lanzamientos de rarezas y mandangas así: además de un disco navideño de John Legend y otro de remezclas íntegramente realizadas por Walshy Fire (Major Lazer) para temas de , encontramos un insólito remix de ¡9 minutos! de ‘Soy Bichote’ de Yung Beef, acompañado de numerosos invitados (entre ellos Omar Montes, actualmente arrasando junto a Bad Gyal con ‘Alocao’), otro bailable del último single de Grimes, un tema de Jehnny Beth de Savages para ‘Peaky Blinders’, un inédito de Prince de la era ‘1999’, sendas versiones (muy distintas) de ‘Last Christmas’ de WHAM! a cargo de Lucy Dacus y Molly Burch, a los sevillanos Vera Fauna transformando a su antojo ‘Colorada’ de Papá Levante, un villancico rockero de Robbie Williams & Bryan Adams, un tema que Zara Larsson ha hecho para la enésima película de animación dedicada a Papá Noel y las versiones en inglés y castellano del tema principal de ‘Frozen 2’: la primera, interpretada por Panic! At The Disco; la segunda, por David Bisbal. Además, la belga Angèle lanza una versión extendida, con 8 inéditos, de su gran debut ‘Brol’.

«No es una crisis, es una estafa», L KAN hablan a la vez de amor y del 10-N

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L KAN continúan con el lanzamiento de singles sueltos, a la moda. Tras el éxito de ‘Ay Marie Kondo’, llegaban ‘Animal en Extinción’, dedicado a Correos; la canción-gag ‘Yo quiero follar‘ y ‘Para con el pan’. Hoy estrenan otro corte que va sobre la crisis. ¿Pero de qué crisis trata «No es una crisis, es una estafa»?

Oficialmente, según la nota de prensa, nos habla de la «enésima repetición de las elecciones» de este domingo, tirando de una «frase sacada de las reivindicaciones del 15M». Dice el texto oficial: «no puede parecer más apropiada para una canción que sale dos días antes de la enésima repetición de elecciones. Pero la cosa no es del todo así… L KAN siempre dan una vuelta más a las cosas, y ahora aprovechan esta frase para hablarnos del final de una relación, de ese momento en el que haces click y ves que esto no es una crisis pasajera, sino que tu pareja es gilipollas».

Efectivamente el texto no puede ser más ambiguo, pues menciona el fin del «amor eterno». Sin embargo, en el contexto de esta semana frases como «Nada se ha estropeado / más bien tú me has engañado», «Tú no eras tan bueno» o “Tú eras una burbuja / no es que yo ahora sea una bruja” se amparan en el doble juego. JENESAISPOP estrena el vídeo de esta producción de synth-pop en la estela de Trans-X, antes de que el audio aparezca en las plataformas online esta noche. Se trata de un clip grabado por ellos mismos «en dos horas y media con fondos del nuevo iPhone 11».